REDON, Relatos
REDON, Relatos
REDON, Relatos
BAJOLALUNA
Redon, Odilon
Una historia incomprensible y otros relatos / Odilon Redon ; con prlogo
de Mercedes Roff. - 1a ed. - Buenos Aires : Bajo La Luna, 2010.
160 p. ; 21,5 x 13,5 cm.
BAJOLALUNA, 2010
Julin lvarez 534
C1414DRL Buenos Aires
Repblica Argentina
www.bajolaluna.com
ISBN 978-987-9108-90-1
1 Odilon Redon, soi-mme. Journal (1867-1915). Notes sur la vie, lart et les
artistes. Paris, Librairie Jose Corti, 1961, p. 11. De aqu en adelante, toda nota sin
otra referencia provendr de esta edicin. Las traducciones son mas. M.R.
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tes? Y me mostraba entonces, en el cielo mudable, la apari- que el artista fundar tanto su visin de la animalidad primi-
cin de unos seres extraos, quimricos, maravillosos.2 tiva como su fe en el progreso y la superacin constante de la
Pocas palabras llegaran a ser ms determinantes de una humanidad.
mirada, de una esttica, de una concepcin del arte y de una En 1863 conoce al ya por entonces legendario Rudolphe
manera de percibir el mundo que estara a la base de la obra Bresdin, conocido tanto por su talento como por su margina-
de Redon a lo largo de toda su vida. Peyrelebade ser asimis- lidad. Con Bresdin, a quien Redon reservar hasta sus lti-
mo el espacio al que volver todos los veranos hasta bien mos das el calificativo de visionario, aprender la tcnica
entrada su madurez, y en el que desarrollar la primera y ms del grabado al aguafuerte y una relacin con lo fantstico y lo
reconocida parte de su obra: les noirs. sugerente que llegara a ser la impronta ms caracterstica no
A los once aos de edad, Odilon vuelve a la casa paterna slo de Redon sino de todo el movimiento simbolista que dos
y asiste a la escuela como pupilo por primera vez. Despus de dcadas despus se expandira por Europa.
una infancia en el campo, la experiencia no puede resultarle Por estos aos, Redon realiza sus primeros viajes al casti-
ms dura. llo de Uhart, cerca de Roncesvalles, en los Pirineos, propie-
En 1855 empieza a estudiar dibujo con Stanislav Gorin, dad de su amigo Henri Berdoly. Quizs no sea casual que la
quien lo introduce en los principios del arte romntico y en primera obra que el artista firmara como discpulo de
la admiracin por Delacroix. En las muestras locales el joven Bresdin el aguafuerte El vado, d cuenta de una sensacin
tiene oportunidad de ver las telas de Corot y Millet, y las pri- ante lo sublime similar a la que referir en su diario al des-
meras obras de Gustave Moreau. cribir la regin. Son estos viajes a los bajos Pirineos que se
Dos aos despus, en un esfuerzo por satisfacer los deseos repetirn desde principios de los 60 hasta 1878, los que
de su padre, se prepara para ingresar a la Escuela de Bellas Redon reelabora en su relato Una estancia en el pas vasco,
Artes de Pars con el propsito de estudiar arquitectura; pero en el que se conjugan dos motivos que sern para el artista
fracasa en los exmenes orales y regresa a Burdeos, donde se materia de meditacin recurrente: el elogio de los pobres y el
dedicar por un ao a estudiar escultura. amor sensual ante la belleza de la mujer campesina, encarna-
Por esa poca traba amistad con el botanista Armand da aqu en la idealizada Thrse, la hija de la regin, la
Clavaud, quien lo inicia en las lecturas de Edgar Allan Poe, mujer vasca cuya alabanza rayana en el humor volver a
recientemente difundido en Francia en traduccin de Charles aparecer como excursus en Una historia incomprensible.
Baudelaire. Poe, Baudelaire y Flaubert sern autores claves Pero estamos recin en 1864 y Odilon parte a Pars,
para el desarrollo de la obra visual de Redon, especialmente donde ha sido aceptado en el taller de pintura de la Escuela
en su primera etapa de madurez, la de los dibujos al carbn y de Bellas Artes. Estudiar all con Jean-Lon Grme, un
su posterior reproduccin litogrfica. Tambin se familiariza artista en las antpodas de sus maestros anteriores, significa-
con el estudio microscpico de la clula de Louis Pasteur y r para el joven el primer enfrentamiento con la escuela ofi-
con las teoras evolucionistas de Lamarck y Darwin, sobre las cial y su anquilosada concepcin del arte. Odilon dejar el
estudio de Grme y tomar definitivamente por modelo al
2 Ibid. p. 10. iluminado Bresdin.
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El regreso a la casa familiar, sin embargo, acarrear otros sus sueos e ideales.4 De este modo, ya rozando la treintena,
problemas, de los cuales no es el menor verse constantemen- el artista de provincias empieza a poner en palabras su poti-
te comparado para su detrimento con su hermano mayor, ca, saldando as viejas cuentas con el arte acadmico de su
reconocido en los crculos artsticos de Burdeos como un pia- maestro Grme, elevando a toda su dignidad la tcnica que
nista excepcional y un promisorio compositor.3 aprendi de Bresdin, y forjndose para s mismo un espacio
Antes de finalizar esa dcada, tanto el Saln provincial de que pronto le valdr, en el exclusivo crculo parisino de Mme.
Burdeos como el de Pars empiezan a aceptar las primeras de Rayssac, el apelativo de Prncipe de los sueos, con que
obras de Redon, entre ellas su Roldn en Roncesvalles, un leo an hoy se lo nombra.
seguramente inspirado en sus viajes a Uhart. Sin embargo, en Pero no ser hasta 1872, al regresar de su misin como
un gesto por dems curioso, Redon decide limitarse a expo- soldado raso en la guerra franco-prusiana y radicarse en Pars,
ner un aguafuerte y algunos de sus carboncillos. Ms aun, el que Redon se sentir lo suficientemente firme en sus convic-
joven artista, cuya obra no ha recibido todava de la prensa ciones y en su tcnica para comenzar una nueva y pujante
ningn reconocimiento significativo, decide valerse de su actividad artstica. Es entonces que realiza los trabajos al car-
lugar como colaborador de La Gironde de Burdeos para bn que identificar como les noirs, y que ms tarde entre
difundir desde all su propia concepcin del arte y sus dife- 1879 y 1899 reelaborar en las carpetas de litografas que
rencias con algunas de las tendencias por entonces ms reco- basar en las obras de algunos de los escritores ms admira-
nocidas. dos de su poca: Poe, Baudelaire, Flaubert, y los simbolistas
Ante el dominio absoluto de la pintura frente a las otras Verhaeren y Mallarm, entre otros.
artes visuales, tanto entre el pblico llano como entre los cr- Redon se dedica as por varias dcadas ms a las artes gr-
ticos a los que Redon se refiere como los amateurs, el dis- ficas que a la pintura propiamente dicha. Es pues en sus tra-
cpulo de Bresdin enaltecer el lugar del dibujo, la estatuaria bajos en blanco y negro donde se siente capaz de dar mayor
y, principalmente, el aguafuerte, a la que llama hermana de cabida a su percepcin de lo misterioso y lo fantstico, lo
la pintura ya ennoblecida por Rembrandt. En cuanto a la hbrido y lo monstruoso desde lo infinitamente humano,
pintura misma, reconocer el aporte de Courbet y de la como el carboncillo La araa que re, hasta lo ms decidida-
escuela realista a la observacin de la naturaleza, pero lamen- mente rudimentario y bestial, como su Hombre primitivo, o
tar que tantos jvenes artistas, como Edouard Manet, se Despus del suplicio.
atengan a copiar el mundo fsico tan escrupulosamente que Cabra, pues, decir, que as como Redon insista en que
condenen su arte a la mera persecucin de una realidad infe- sus litografas no eran ilustraciones, sino interpretaciones de
rior. Frente a ellos sostiene, artistas como Corot han sabi- los textos de otros, en sus obras lo imaginario va penetrando
do ganarse el derecho soberano de poner el lenguaje de la como una interpretacin tambin de elementos por dems
naturaleza al servicio de su imaginacin, y de la expresin de reales, como lo fueron los globos aerostticos durante la gue-
3 Douglas W. Druick y otros, Odilon Redon, Prince of Dreams. The Art Institut of
rra franco-prusiana, o los espectculos de reos y las exposicio-
Chicago; Van Gogh Museum, Amsterdam; Royal Academy of Arts, London.
London, Thames & Hudson, 1994, p.57 y ss. 4 Druick y otros, p. 67.
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nes de indgenas en los jardines de Pars en la dcada de los to la mayor parte de su obra. Pero es tambin de algn modo
80. un corte con los miembros que aun vivan de su familia de
Aun as, su trabajo no recibir mayor consideracin hasta origen su madre y sus hermanos Ernest y Gaston con quie-
finales de 1880, con obras como El espritu guardin de las nes tan difciles relaciones haba mantenido toda su vida,
aguas y la publicacin de su primer lbum de litografas, En desde su primer alejamiento de la casa materna siendo un
el sueo (1879). Ms precisamente, su obra continuar sien- nio de das, alejamiento del cual probablemente nunca lle-
do relativamente desconocida hasta la publicacin, en 1884, gara a saber la verdadera razn.
de la novela de Joris-Karl Huysmans, Al revs ( Rebours), Es cierto tambin que en el curso de las dos ltimas dca-
cuyo protagonista, el excntrico aristcrata Jean Des das del siglo xix, quien tanto haba debido esperar y perseve-
Esseintes, modelo de sensibilidad decadente, dice coleccionar rar para ver su obra mnimamente aceptada y comprendida,
dibujos de Redon. empieza a verse reconocido como maestro por los distintos
En 1880, Redon se casa con Camille Falte, una joven cre- grupos de jvenes artistas que empiezan a despuntar en casi
ole que sola asistir a la tertulia parisina de Mme. de Rayssac, todas las grandes ciudades de Europa: los Nabis en Francia,
donde Redon habra conocido a tantos artistas, msicos e los XX en Blgica, los artistas de la secesin vienesa, las van-
intelectuales. A la muerte de un primer nio, a los seis meses guardias simbolistas de Pars a Mosc. El cambio de esttica
de edad, experiencia intenssima para Redon, quien tanto a su vez le abre un nuevo horizonte de oportunidades, tanto
haba celebrado y disfrutado esos primeros meses de paterni- artsticas como econmicas: Sus adinerados amigos y clientes
dad, sigue el nacimiento de su segundo hijo, Ari Redon, una del Medoc le solicitarn ahora que pinte los muros de sus
presencia tan plcida y alegre en vida de Odilon y Camille, mansiones. Jarrones de cristal con coloridas flores, ligersimas
como solcita y cuidadosa frente a la obra de su padre, una mariposas y seres marinos van a poblar muros, biombos,
vez muerto el artista. vitrales y gobelinos, donde ya no caben ni la pattica sonrisa
Algunos asocian la segunda gran etapa de la obra de de una pilosa araa, ni la cabeza cercenada de un reo sobre la
Redon, la de los coloridos pasteles y los cuadros al leo, con tapa de su atad.
la superacin de una crisis religiosa y una prolongada enfer- La mitologa ocupar ahora un lugar central: el carro de
medad que habra sufrido el artista. Otros aun la asocian a un Apolo y El nacimiento de Venus sern motivos frecuentes.
cambio en la mentalidad de la poca, que hacia 1890 volvi Un guio con la propia historia: la barca en la que corri peli-
la espalda a las artes grficas para privilegiar casi exclusiva- gro de naufragar antes de nacer, ahora se rodea de una msti-
mente la pintura, tanto de caballete como decorativa, tanto ca y benvola aureola: en ella viaja una familia de tres, y el
paisajstica como de interior. nio va aun en brazos quizs: una sagrada familia.
Es innegable, sin embargo, que otros grandes cambios se Pero la Historia sigue su curso, a veces pendular. En 1914
haban producido por entonces en la vida de Redon. La pues- es Ari el que debe alistarse en el ejrcito. La figura de
ta en venta de la propiedad de Peyrelebade, hacia 1897, es al Polifemo irrumpe en la obra de Redon. Algunos la asocian a
mismo tiempo un desarraigo del paisaje de la infancia como La Galatea de Gustave Moreau. Otros lo ven como un nuevo
del espacio en que Redon haba producido hasta el momen- motivo para trabajar en la tela el desnudo femenino. Pero en
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el centro de algo que ms que Galatea y paisaje, es color y publicar su primer trabajo sobre la obra de Redon: el cat-
materia, quin no recuerda ante el inmenso ojo fijo de un logo de sus grabados y litografas, publicado en Pars por la
Polifemo acechante tras las montaas, el ojo-globo de les Sociedad para el estudio del grabado francs.
noirs, en el que cuatro dcadas antes Redon haba sintetizado A continuacin, con el fin de reunir materiales para la
la guerra con Prusia? biografa de Redon, en la cual trabaja, Mellerio se aboca a
La bestialidad y el primitivismo que Redon habra desea- organizar todos los manuscritos del artista, parcialmente reu-
do no volver a ver desencadenando una nueva matanza, pare- nidos por la familia con miras a la publicacin, en 1922, de
ce vencer a la civilizacin que el artista, con su fe en el pro- A s mismo. Diario 1867-1915 ( soi-mme. Journal 1867-
greso, habra querido ver triunfar. Sobre esta pena le escribe 1915).
en sus ltimos das a su hijo quien, irnicamente, se desem- Mellerio procede pues a reunir, ordenar y transcribir
pea en el frente como piloto de un dirigible, esa mquina- todos los escritos de Odilon Redon, as como los artculos
smbolo que parece unir una guerra con otra. sobre su obra aparecidos en peridicos y diarios. Entre esos
A principios de julio de 1916, muere Odilon Redon. Ari manuscritos, no slo encontrar las crticas de arte publicadas
sigue en el frente y el aviso no llega a tiempo para que pueda por Redon a lo largo de toda su vida y las notas autobiogr-
volver a despedir a su padre. En el caballete lo espera una tela ficas aparecidas en La Vie en 1894 bajo el ttulo Confesiones
sin terminar: en un fondo impreciso, un rbol desnudo de artista (Confidences dartiste)5 es decir, no slo los
recuerda los campos inhspitos del Medoc. Hacia el centro, materiales que, junto a dos o tres volmenes de cartas, nos
la Virgen tal como aparece en una obra de Leonardo pero son hoy relativamente conocidos, al menos en el original
aislada del Nio y de su propia madre, Santa Ana, se incli- francs. El editor hallar asimismo un significativo corpus de
na sonriente sobre un motivo de flores en el que se distingue, poemas, prosas, cartas, esbozos de cuentos y relatos de viaje,
casi transparente, un pensamiento amarillo que expone su testimonios todos de que la relacin de Redon con la escritu-
corazn renegrido como el ojo de un cclope. ra fue siempre mucho ms all de la de un lector apasionado
con la literatura de su poca, y ms all incluso de la de un
artista con el texto a ilustrar.
ODILON REDON, ESCRITOR A los archivos provenientes de la familia Redon que desde
1920 se hallaban en el Instituto de Arte de Chicago, fueron
La obra de Redon, sin embargo, no estara destinada a termi- as a sumarse ya en 1991 y gracias a la insistencia de
nar en sus telas ni en su ingente produccin de dibujos al car- Douglas Druick, las cajas veintiuna en total que constitu-
bn, tiza, lpiz, ni en sus pasteles y acuarelas, ni en carpetas an el archivo Andr Mellerio. Este material slo disponible
de litografas como En el sueo, la primera de una numerosa desde entonces an espera ser sacado a la luz. Su publicacin
serie. iniciar sin duda una nueva etapa en la apreciacin tanto de
En 1889, Redon conoce a quien sera su primer bigra-
fo, el escritor, crtico e historiador del arte Andr Mellerio 5 A partir de 1961 esas notas, dedicadas al coleccionista Andr Bongier, se publi-
(1862-1943). En 1913, aun en vida del artista, Mellerio carn como texto inicial de la edicin de soi-meme de Jose Corti.
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la vida como de la obra de uno de los artistas europeos ms No creo en ninguno de esos dos extremos. No veo a
originales de los dos ltimos siglos. Redon encarnando ninguno de esos dos, esperpnticos, ava-
Un primer paso en esta direccin es la publicacin en tares.
2005, del volumen Odilon Redon: crits, en edicin crtica de Por eso pienso que el libro que Redon hubiese querido
Claire Moran, en el que se renen algunos de los textos hasta escribir no era uno sino varios libros. Uno, aquel en que
entonces desconocidos del archivo Mellerio.6 Es, pues, en esa pudiera meditar, legtimamente, como creador de sus obras.
edicin inicial publicada en francs en el Reino Unido en la Como aquel que se detiene ante lo andado lo hecho- y escri-
que se basa la presente seleccin de relatos de Odilon Redon, be su potica desde all, como antes la escribiera desde el
por primera vez accesibles en espaol. amor a sus maestros, desde la inteligencia de que aun habra
algo autntico por hacer, y que hacerlo sera al mismo tiem-
po- una iluminacin y una alegra donde legtimo y
EL DESEO DE ESCRIBIR autntico no significa sino aquello que ya existe y que recla-
ma su lugar en el orden de las cosas.
Cada uno de nosotros debera escribir un libro le confa Y otro, otros libros: aquellos que no plasmaran ya su
Odilon Redon a su amigo, el pintor mile Bernard, en una meditar sobre la obra producida a partir de mundos abiertos
carta de 1895. Es verdad. Pero qu libro? Tanto como por las letras Baudelaire, Poe, Flaubert, Picard sino que,
durante dcadas se ha defendido la supuesta ingenuidad del tomando esas letras por modelo, encarnaran, simplemente,
artista, su primordial incapacidad para pronunciarse acerca su deseo de escribir. El deseo de libro, de escritura, de ficcin,
de su obra, o siquiera para echar sobre ella la ms mnima luz, de otros mundos posibles, como en sus papeles y sus telas. Y
se ha insistido ltimamente en la agencialidad de cada crea- ms aun, el deseo, el ansia, la ansiedad, la urgencia, el ham-
dor a la hora de apuntalar su lugar en la historia, de asegurar bre, de prolongar el placer de una grafa les noirs, la tinta, o
a sus obras una comprensin al menos no del todo ajena, no lo que Poe llam la enfermedad feliz, si lo es alguna de la
en las antpodas, de lo que anim su origen. Redon no ha medianoche, una hipergrafia (de pluma o de pincel), una
quedado libre de tal vaivn epistemolgico, que ya confina al escritura obsesiva, no por nada asociada a cierto tipo de epi-
poeta al reino de los nios, ya lo instituye, a imagen y seme- lepsia. Aquella que llev al nio Redon a vivir once aos ale-
janza de su crtico actual, en una maquiavlica maquinita jado de la casa o de la falda materna?8
meditica, vida de manejar los controles de alguna reaccin Varios son los puntos que menciona Claire Moran a la
posible que pudiera, si acaso, producir la ms insignificante hora de sentar la relevancia de los textos de Odilon Redon
de sus obras.7 rescatados por primera vez en su edicin: por lo que puedan
decirnos acerca del artista; por lo que puedan decirnos sobre
6 Claire Moran, Odilon Redon: crits. London, Modern Humanities Research
Association, MHRA Critical Texts. Vol. 1, 2005. 8 Para la relacin entre hipergrafia y epilepsia ver Alice Weaver Flaherty, The
7 Ver, en esta lnea, el libro de Dario Gamboni, La Plume et le pinceau : Odilon Midnight Disease. The Drive to Write, Writers Block, and the Creative Brain.
Redon et la litterature. Paris, Les ditions de Minuit, 1989. Boston, Mariner Books, 2005.
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la vida literaria y artstica en la Francia de fines del siglo xix; Dejo constancia, en cambio, de aquellos casos en que el autor
por la luz que puedan arrojar sobre las preocupaciones de ha dejado la frase sin terminar, as como de aquellos otros en
Redon alrededor de los sucesos de 1870; por los paralelos que que no sera factible proporcionar la palabra o frase faltante
pudieran trazarse entre la obra literaria y la obra visual y pls- sin alejarnos caprichosamente del original. Se observar asi-
tica del artista; porque finalmente expresan una verdadera mismo que no faltan pasajes que habran requerido cierta
intencin literaria, capaz de ayudar a redefinir la relacin de revisin, de haber sido el texto preparado para publicacin
Odilon Redon con la literatura. por el autor mismo.
Poco ms podemos agregar, como no sea el placer de leer Ms all del cuidadoso trabajo exigido por una edicin
los textos mismos, y de seguir adentrndonos, a travs de crtica como la de Moran, me importa aclarar que mi inten-
ellos, en los recovecos de una mente representativa como cin ha sido priorizar la legibilidad de los textos en funcin
pocas de su poca y de una esttica cuyo primer postulado del placer que pudiera producir su lectura. Para ello, en casos
sera sugerirse sin develarse jams. Qu mayor desafo? como los de l suea o El grito en los que la edicin crtica
reproduce distintas versiones de un mismo prrafo o del texto
en su totalidad, he optado por editar el relato como lo
LA PRESENTE EDICIN habra hecho con un texto propio: considerando las distintas
opciones ofrecidas por Redon, sus indecisiones, sus variantes,
La presente seleccin de relatos de Odilon Redon en traduc- y tratando de llegar a una versin final que no traicione al
cin al espaol no aspira a ser una edicin crtica ni preten- autor ni desanime a los lectores adentrndolos en un ocioso
de ocultar los criterios que la apartan de la fuente que la hizo laberinto de versiones relativamente similares.
posible: la edicin de Claire Moran. Otro aspecto en el que he decidido apartarme de la edi-
Muy al contrario, de los diez textos escogidos por Moran cin inglesa es el orden de presentacin de los textos reuni-
para la edicin inglesa, he escogido los nueve que, segn su dos. En su prlogo a crits, Claire Moran explica que as
propia descripcin, aparecen en la correspondiente carpeta de como el ttulo que ha dado a su libro no responde a ningn
Andr Mellerio catalogados a continuacin de los textos que criterio relacionado con la voluntad de Redon ni de su editor,
constituiran soi-mme, es decir, prescindiendo de Perversit Mellerio, el orden en que presenta los mismos no solo coin-
que, dems de no condecir con el carcter narrativo auto- cide con el que siguen los textos en su correspondiente archi-
biogrfico o ficcional de los otros textos aqu incluidos, vo, sino que se justificaran por una cronologa ligada a las
parecera pertenecer por su lugar en los archivos ms a los experiencias vividas por Redon y reelaboradas ficcionalmen-
diarios de Redon que a sus relatos. te en los respectivos relatos. Baste para ello el ejemplo de Una
Tampoco ha sido mi intencin dejar constancia de las estancia en el pas vasco, el cual se basara en un viaje de Redon
palabras tachadas o corregidas por Redon antes de llegar a al castillo de su amigo Henri Berdoly en el ao 1861, por lo
aquellas que juzgara ms apropiadas a su propsito. Por regla cual ste sera, segn Moran, el primero en la serie de relatos
general, he traducido la palabra dada por definitiva, e ignora- reunidos en su volumen. La experiencia prueba, sin embargo,
do toda palabra o frase tachada en el original segn Mellerio. que un hecho vivido en determinado momento de la vida
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puede ser reelaborado por un escritor o artista en cualquier rozando ya la pubertad pero an baados en una luz de ino-
otra poca, y que no por ser aquel hecho el primero en vivir- cencia, Venus naciente
se, cronolgicamente, ha de ser el primero en reelaborarse a Con pareja recurrencia aparecen en los textos del artista
travs de la escritura o de cualquier otro medio. un conjunto de motivos que se van elaborando tanto en rela-
Me he tomado, pues, la libertad de reordenar estos textos tos de ficcin como en su diario, sus cartas, sus poemas y sus
segn el principio que me ha movido, inicialmente, a reunir- relatos de viajes. Como en su obra visual, tambin aqu
los, que no es otro que su valor o inters literario. De modo Redon crear a partir de un haz de motivos y un estilo con-
que en esta edicin se encontrarn primero los dos relatos vergente, pequeos mecanismos en los que la indetermina-
Noche de fiebre y Una historia incomprensible, que ms cer- cin, el miedo, la hibridez, la ambigedad, lo imposible de
canos se encuentran al relato fantstico al que seguramente discernir o interpretar, confluyen para producir un efecto afn
Redon habra querido asociarlos, dada su admiracin por Poe a la expresin simbolista.
y otros maestros del gnero. Siguen dos textos de corte auto- En cierto modo, Noche de fiebre quizs represente el
biogrfico Una estancia en el pas vasco y Diciembre de mayor logro, dentro de la presente seleccin, al producir
1870, basados ambos en experiencias referidas de forma desde la literatura el mismo tipo de incertidumbre, de inde-
ligeramente distinta en soi-mme. Se renen a continuacin terminacin, que el artista defendi siempre como parte fun-
los tres relatos de corte ms claramente lrico: l suea, El damental de su concepcin del arte. Es, se dira, un exquisi-
grito y Ronda de amor. Y cierran la serie dos textos narrativos to ejercicio de lo que ya entrado el siglo xx Tzvetan Todorov
en los que la ficcin apoyada en elementos claramente auto- definira como ese tipo de relato fantstico cuya resolucin
biogrficos logra llegar a una finsima stira sin abandonar lgica lo circunscribira a la categora de lo siniestro, lo
por ello su carcter ficcional. Son los titulados, respectiva- uncanny. Es el cuento heredero de Hoffmann y de Poe; el que
mente, El Fakir y Relato de Marta la loca. producir el temor ante lo incierto como lo haran
Maupassant y, ms cerca nuestro, Horacio Quiroga. Es aqu
la inofensiva realidad de una posada una puerta, un cerrojo,
LA PLUMA Y EL PINCEL un bal, una tormenta, una voz, una luz vacilante lo que,
para una imaginacin enfermiza y un fsico agotado, se con-
No es difcil encontrar en la obra grfica y pictrica de Redon fabular y construir un mundo sobrenatural que acechar al
ciertos motivos recurrentes. Se dira que tales motivos consti- viajero, quien en el lapso de una noche se transforma, como
tuyen un todo tan claramente distinguible como su tcnica y algunos personajes de les noirs, en un prisionero aterrado tras
su estilo. La araa, el globo, el ojo, el prisionero, la ventana, las rejas de su propia aprensin.
las rejas, el hombre primitivo, el reo, el rostro del Silencio con Desde el ttulo mismo, Una historia incomprensible le
los ojos cerrados, as como despus los vitrales, los jarrones promete al lector una experiencia ya sea de lo irracional, ya
con flores, las mariposas, un mundo submarino que se dilu- de lo absurdo. La mencin al sueo en la primera lnea no
ye en lo ms claro de los tonos pastel, el carro de Apolo, hace sino insistir en un efecto que el cuento no tardar en
Buda, Jesucristo, los rostros transparentes de nios y nias lograr: la creacin de un mundo inquietante aun cuando lo
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que sucede no es sino algo cotidiano: un viaje en tren, una brutalidad y el primitivismo que ve desatarse a su paso le per-
copa de oporto, la solicitud de una mujer que no duerme y mite contraponer, una vez ms, a la ternura y docilidad de
vela el sueo de un pasajero ms joven cubrindolo con su algunas bestias, el salvajismo de ciertos hombres.
chal. Temor, indeterminacin, recelo Ni el narrador ni el En los tres textos siguientes l suea, El grito y Ronda de
lector podran explicar lo que est sucediendo. El tema hace amor, Redon reescribe en un tono altamente lrico algunas
pensar que podra apelarse a argumentos cientficos alguien memorias de infancia y juventud que, en un registro mucho
que no duerme nunca? alguien que no cesa de dormir?, ms directo y neutro, tambin refiere en sus Confesiones de
pero aun as no se devela el misterio, que queda vibrando, artista. Las memorias de esas ilusiones y esos primeros fraca-
aun despus del final de un relato que no deja de estar reco- sos de amor, vistos ahora desde la edad adulta, permiten revi-
rrido por un tinte de humor. sitar las visiones de antao, no ya como fantasmagoras forja-
Aun dentro de un relato de este corte, Redon lograr das en la congoja, sino como prefiguraciones de la alegra y
insertar algunos de los temas que ms recurren en todos sus los logros que el artista conocer en su madurez.
escritos: las condiciones en que viven los menos favorecidos, Uno de esos recuerdos, brevemente esbozado en l suea
el carcter poco feliz de los ms aventajados, la autenticidad y transformado en la imagen central de Ronda de amor, no
de algunos animales frente a la perfidia de otros, y, una vez puede negar, como sealar Claire Moran, su filiacin litera-
ms, la indiscutible superioridad de la mujer vasca. ria con la Sylvie de Nerval, ni como pienso, su hermandad
En Una estancia en el pas vasco obviamente basado en la icnica con algunas de las telas ms sutiles de Burne-Jones,
experiencia de los viajes a Uhart que Redon describi tam- Alma Tadema o John William Waterhouse.
bin en sus diarios, la regin montaosa se presenta como Varias interpretaciones se han propuesto frente a un texto
un mundo extrao y ferico. El texto se inscribe as en la tra- tan atpico como El Fakir: que se tratara de una representa-
dicin del relato de viajes o de descubrimiento de lo desco- cin del propio Redon en tanto artista pobre en el seno de
nocido pero de lo desconocido dentro de lo nacional en el una ciudad como Pars; que revelara cierto sentimiento de
que una serie de comparaciones y contrastes permite acercar culpa o de incomodidad del joven artista por estar recibien-
al lector a un nuevo mundo a travs de lo que le es habi- do fondos de la casa paterna; que, en su renuncia y su
tual. Lo extico nacional encuentra sus antecedentes en supuesta sabidura, el Fakir representara la superacin
Chateaubriand, Fromentin, Flaubert y la Sylvie de Nerval. moral del individuo frente al materialismo circundante; y
En Diciembre de 1870 relato asimismo autobiogrfico aun, que tal vez podra pensarse como una emotiva stira no
cuyo tema el autor tratar tambin en su diario, Redon con- ya del propio autor sino de su maestro, Rodolphe Bresdin,
signa sus experiencias durante la guerra franco-prusiana, en la quien ya haba sido instituido en personaje de ficcin por
que particip como soldado. El tema le permite volver a con- Champfleury. Sea cual sea la interpretacin general que cada
siderar los estratos de menos recursos y contrastar el ser lector quiera darle, El Fakir vuelve a reelaborar una serie de
humano autntico aqu los aldeanos que reciban a las tro- elementos ya presentes en otros textos de Redon, tales como
pas en sus casas con aquel otro cmulo de seres, ridculos en la crtica humorstica a ciertos hbitos de las sociedades ms
sus pretensiones, tal como el pattico cabo en ascenso. La civilizadas como la importancia dada a unos sentidos sobre
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otros, y la crtica bastante ms cida y directa a aquellos cana hasta una provincia europea; sino que regresaba, des-
artistas e intelectuales que como el virtuoso en este relato pus de varios aos de estudio en Pars centro indiscutido de
practican un arte totalmente indiferente a todo, excepto a s la civilizacin a su tierra de origen, la colonia francesa de
mismos y al crculo de amateurs que los rodea. El caricatures- Pondichry, en el Ocano ndico. El naufragio, pues, trueca
co retrato del artista pobre en Pars encarnado aqu en el su destino para siempre, arrojndola a la precaria choza de un
Fakir y el virulento excursus sobre el msico ajeno a todo solcito orangutn.
fuera de su propia prctica en el que se hace imposible no Aqu la contraposicin ya no es entre el virtuoso y el ser
percibir la alusin a su hermano Ernest, permitiran ubicar espiritual, entre la burguesa complaciente y el artista aboca-
la composicin de este texto hacia fines de los 60, cuando do a mejorar con su arte a toda la humanidad, sino entre los
muy probablemente aun estuvieran abiertas ciertas heridas. dos extremos de la evolucin de las especies, de la animalidad
De todos modos, el tema subyacente es el mismo que segui- a la persona humana, del simio, hospitalario y monstruoso,
r preocupando a Redon toda su vida, es decir, la inautenti- hasta la muchacha educada en la capital del imperio, pasan-
cidad y las pretensiones de una burguesa culta y su reaccio- do y esto es, quizs, lo principal del relato aun cuando per-
nario egocentrismo; una burguesa que hallara un apoyo en manece tcito por todos los grados intermedios que toda
las teoras de Darwin, al sostener el triunfo, en el seno de la cultura implanta dentro de esa escala desde sus propios
sociedad, de los ms hbiles y no como Redon habra que- supuestos y prejuicios desde el pobre, el reo, el primitivo, el
rido de aquellos moral y espiritualmente ms nobles.9 campesino, el enfermo, el indgena, el creole, el negro,
He elegido cerrar el volumen con otro de los textos lite- hasta Asia, frica y Amrica.
rariamente ms logrados del conjunto, el Relato de Marta la A la joven del cuento, la desdicha le deparar aun un
loca. Los elementos autobiogrficos aqu vuelven a ser inne- nuevo golpe: reencontrarse con su espejo, resguardado por la
gables, si se recuerda la tempestad que debieron superar los arena de la costa. Y ms: descubrir que ese espejo no slo la
padres de Redon frente a las costas de Bretaa, semanas antes refleja a ella, sino tambin al otro que la mira, un orangutn
del nacimiento de Odilon. Curioso tambin que Camille divertido que se mira en su luna, y no se reconoce.
Falte, en la travesa a Francia desde Runion, su isla natal, Los temas que sondea Redon en sus escritos no distan
sobreviviera asimismo una tormenta que habra puesto en tanto de aquellos que hemos aprendido a reconocer en sus
peligro su vida. carboncillos y sus telas. Quizs la intensidad tampoco diste
Una tempestad similar es la que atraviesa Marta, la pro- mucho: entre el humor y el horror, all, una araa peluda nos
tagonista de este relato, nica sobreviviente de un naufragio sonre, inocente de su propia fealdad; aqu, ajeno a su salva-
en el que mueren todos los pasajeros, incluido su padre. A jismo, un enorme simio vela el sueo o quizs la pesadilla
diferencia de la familia Redon y de la joven Camille, sin de una joven educada en Pars. En ambos, la conciencia del
embargo, Marta no se diriga desde lo desconocido o incivi- artista que sabe que no importa si a travs de la pluma o del
lizado las selvas del Nuevo Mundo o las islas de la costa afri- pincel; no importa si a travs de un centauro o de un jarrn
de flores; no importa si desde el desgarro o desde el diverti-
9 Druick y otros, p. 70 y ss.. mento actuar sobre el espritu de otro ser humano, con-
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frontarlo con lo que hay en l de primitivo y de altsimo, es
como pensaba el artista que aun se debata consigo mismo
y con su vocacin en las primeras pginas de su diario el
trabajo ms noble, ms delicado, que puede realizar un hom-
bre; tarea titnica, o mesinica, en la que lo que est en juego
no es nada menos que la responsabilidad del creador ante la
verdad y ante s mismo!10 UNA HISTORIA INCOMPRENSIBLE
& OTROS RELATOS
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Noche de fiebre
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me invada a m mismo y llenaba mi espritu de pavor y tinie- Virginia en el momento en que los dos amantes se despiden;
blas.1 luego, del otro lado, un cuadro que representaba a Los cuatro
El huracn que me haba perseguido, me haba invadido hijos de Aymn, tiesos, casi sublimes, pintados paralelamente
el alma de temor; yo haba recorrido un largo camino, un de perfil, sobre un fondo verde. Sobre la chimenea haba una
camino sin fin, montono, aletargado; y senta el espritu Madona trivial, rodeada de flores y ramos resecos que parecan
oprimido. haber sido puestos all en distintos momentos, en pocas dife-
Sin embargo, durante todo el da haba visto cosas del rentes. Pero la cabeza, adems de un largo rosario de grandes
orden de lo eterno: haba visto picos sublimes, haba visto borlas negras, sin arte ninguno, sin gusto, y finalmente, ms
valles, haba recorrido ese pas desconocido hasta entonces; y abajo, un gran crucifijo de madera negra 2
durante todo el da de marcha obstinada, cansadora, insensa- De pronto, en medio del ruido que vena de afuera, o
ta, el sonido del huracn, la borrasca brutal con que me haba claramente un extrao taido, un taido lgubre que se oa
enfrentado, se haba posado sobre m como la fra piedra de como el redoble fnebre, el redoble fnebre de los que ago-
un sepulcro. nizan.
Senta, como se dice, la muerte en el alma. Y era por cier- Yo conoca bien ya por entonces ese golpeteo sonoro y
to una especie de muerte ese letargo moral que me mantena triste, regular, montono, cuyo ritmo fatal volva mi espritu
as, obsesionado por la angustia, bajo el peso agobiante, obs- hacia los pensamientos ms dolorosos: lo haba odo en casa
tinado, de una extraa melancola. de mi madre, cuando, por primera vez, la muerte vino a visi-
Recostado en la cama, miraba vagamente las cosas. El tarnos. El viejo to que yo haba querido tanto, cuya bondad
candil que alumbraba dbilmente la alcoba arrojaba una luz complaciente se haba cernido sobre mi infancia, acababa de
trmula, incierta y difusa; el viento que atravesaba las persia- morir, llevndose con l mis primeras penas, los primeros
nas mal cerradas pasaba por encima de la llama ligera, que se latidos de un corazn apenado. Era ese dolor extremo el que
alteraba, oscilaba, y no despeda ms que inquietos resplan- me invada ahora: ese mismo pueblo el que oa, el mismo
dores. Esta molestia, y el movimiento persistente de las som- campanario tan viva y fuerte era en m la intensidad de esos
bras que se agitaban y se alargaban, iban y venan, daban a la recuerdos. Y sin embargo, muy lejos estaba entonces de mi
habitacin en su conjunto un aspecto extrao y fantasmag- hogar, en esa noche horrorosa en que me persegua la idea de
rico. la muerte.
Haba en las paredes pintadas de amarillo imgenes gro- Pero el huracn, la tempestad y la austera potencia que
tescas cuyos tonos y colores estridentes, destemplados y cru- soplaba fuera, en el desfiladero de la montaa, eran aun ms
dos, aullaban tanto como el huracn. Todava veo ntidamen- fuertes que ese taido y esos pensamientos; ese gigantesco
te a mi izquierda, junto a la mesa polvorienta, un Pablo y conjunto de fuerzas sobrehumanas rayaba en la epopeya la
poesa salvaje y recia de los tiempos brbaros.
1 Se observa en este prrafo el tipo de descuidos (las repeticiones triste / triste,
noire / noir) que probablemente Redon hubiese evitado en una correccin final
del texto de haber tenido que prepararlo para publicacin. 2 Final ilegible en el original.
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* sa cuyos escalones vacilantes parecan develar la intencin de
los huspedes respecto del pasajero.
Cuando o golpear a mi puerta vivamente, me estremec: As enclaustrado, habra debido sentirme seguro ante mi
mi corazn empez a latir con violencia. En plena noche miedo y mi ansiedad repentina, pero el miedo no entiende
muda y solitaria, quin poda venir as, a hora tan avanzada? razones. Nace en nosotros sin motivo aparente, cuando le
Golpearon de nuevo de manera ms apremiante. Era un place acosarnos, y se va con la misma libertad; es propio de
ruido sordo y poderoso que pareca venir de todas partes, su naturaleza el ser incomprensible. Su origen est en la som-
tanto del delgado tabique que me separaba de una habitacin bra, dondequiera que nuestro espritu se enfrenta con el mis-
desconocida cuya negra puerta haba visto abierta de par en terio; y todo lo que ste tiene de vasto, de profundo, de vivo
par esa tarde, como del exterior, del techo y debajo mismo del incluso, despierta en nosotros con una fuerza enorme las
piso deteriorado y endeble que temblaba bajo mis pies, como potencias expresivas del mundo sobrenatural. La luz del da
estremecido por un desprendimiento de la tierra. propicia la claridad de ideas. Todo lo que corresponde a la
En la sombra y triste impresin que haba recibido esa inteligencia nace mayormente en las horas en que hay luz,
tarde del aspecto de esa triste y miserable madriguera a la que cuando todo nos es precisamente visible y no deja lugar a lo
me haba llevado el azar de una aventura imprevista, haba desconocido. La luz que me iluminaba entonces era dbil e
tomado precauciones contra el miedo ya que no conoca la incierta: una lmpara anticuada y morosa que penda de una
regin, ni a mis huspedes, cuyos rostros severos y silenciosos ligera cadena del oscuro cielorraso, atravesado por vigas
me haban helado desde que llegu. Me haba confinado y ennegrecidas. Yo observaba con preocupacin este interior
enclaustrado, como un soldado al que se asedia. Haba, en ruinoso, y decid quedarme as, velando, a pesar de m
medio de la habitacin, una trampilla que yo ya haba inspec- mismo.
cionado y cuya abertura daba a una pieza oscura debajo de No s si me qued dormido bajo esas cortinas tembloro-
aquella en la que yo estaba, y que pareca estar vaca. Aunque sas o eso me parecan al menos, de tan fuerte que eran las
firmemente cerrada, mi temor me haba hecho colocar sobre sacudidas a que las someta la tormenta. Era una visin? Era
ella algunos muebles, una mesa, sillas, e incluso un oscuro y un sueo? Me pareca que el enorme y pesado bal de made-
pesado bal cuidadosamente cerrado que haba arrastrado ra vieja que haba arrastrado dificultosamente, estaba siendo
hasta all desde un rincn. movido por un ser que se debata en su interior, e incluso,
La puerta tambin estaba asegurada con un slido cerro- que unos confusos gemidos salan de l y golpeaban mis
jo. Era una puerta como ya no se hacen ms en una ciudad odos como si vinieran de muy lejos. Entonces clavaba la vista
civilizada: dos pesadas barras de hierro la atravesaban en dia- aun ms vivamente en ese extrao arcn. Las largas barras de
gonal; una cerradura pesada y grande cuya llave oxidada hierro que unan de un lado a otro los enormes esquineros de
haba hecho girar, la fijaba a la pared, y en el centro una cuero que las fijaban a esa vieja madera carcomida, lanzaban
pequea mirilla, que se cerraba desde adentro, permita ver sus reflejos contra m, como ojos relumbrantes y furiosos.
fuera, antes de abrir, el rostro que sin duda sera inoportuno. No me equivocaba; haba sido arrojado por el destino a
Esa puerta daba a un pasillo miserable, a una escalera tortuo- un antro oscuro e infame donde algn crimen se haba come-
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tido. Los lamentos se oan cada vez ms cerca; mis dudas ya indescriptible sensacin de seguridad empezaba a invadirme
haban cesado. Slo necesitaba tomar alguna determinacin, con la consoladora luz que creca. O en la casa los ruidos
lo antes posible, sobre mi singular situacin, huyendo hacia matinales, pesados zuecos dejaban or sus3 y sus pasos.
el exterior, prudentemente; pero adnde ir en esos lugares Pronto se oy tambin el canto del gallo me pareca que
que me eran desconocidos, o protegerme en ese clima inhu- estaba volviendo a la vida. Alguien bajaba muy gilmente la
mano de las pesadas borrascas que caan sin cesar, sin compa- escalera que yo haba subido con dificultad. En el cuarto de
sin pedir socorro en esa extraa casa, cuyos huspedes abajo se charlaba en esa lengua armoniosa de nuestras regio-
haba visto un momento en la tarde, sin sentirme seguro nes meridionales. No tard en salir yo tambin de la habita-
siquiera entonces? cin, y el primer rostro que percib fue el de una joven de ojos
Un fornido montas, macizo y fortachn, velludo dulces y serenos, en el umbral de la puerta del modesto alber-
como un animal primitivo, estaba de cuclillas en un rincn gue del pueblo, en el que el resplandor de una hermosa
de la chimenea de la pieza baja donde me haba detenido un maana entraba libremente. Su padre pas delante de nos-
momento para comer. Una vieja temblorosa y plida me otros y la hija le pregunt:
haba atendido all, sin decir palabra, y como a disgusto. Y? Hablaste mucho anoche?
Me acerqu valientemente al mueble fantasmagrico que Todo me fue revelado! Mi husped ocupaba la habita-
me lanzaba su expresin extraa, y vi con claridad que todas cin contigua y el dilogo fantasmagrico que yo haba man-
las precauciones que hubiese podido tomar habran sido en tenido era con mi apacible y robusto vecino de cuarto, cuyo
vano, pues estaba sellado tan firmemente que no quedaba rostro feliz y tranquilo apareca iluminado frente a m.
ninguna esperanza de poder abrirlo, lo que suscit un senti- El campo estaba lmpido y sereno; ante mis ojos se eleva-
miento singular: me sent casi seguro. Me aventur entonces ba bien alto el pico sublime del valle de Ossau. Las nieves bri-
a golpear con la mano las paredes exteriores, como para llantes como el oro relumbraban all en las alturas. El mundo
enviar al interior del bal alguna seal de mi presencia, y me ferico que ellas me revelaban ahora, a la luz del sol de la
respondieron unos suspiros extraamente singulares. maana, colmaron mi espritu de una poesa bienhechora, y
Era una voz semivelada que pareca venir de lejos. Me mi noche esa noche de fiebre se desvaneca en mi memo-
sent reanimado. Acerqu el odo a la tapa y ya no tuve nin- ria, como un sueo.
guna duda de or claramente una respiracin lenta y regular,
y luego unos incomprensibles monoslabos y unas frases
intermitentes y entrecortadas como las del delirio.
Sufro... oh abrid.
Abrid me muero, el hacha.
En ese momento, la lluvia y la tormenta haban cesado,
la luz todava plida de la aurora entraba por los cristales del
postigo de la ventana, que se abran en lo alto. Me enjugu el
sudor de esa noche de fiebre que me baaba la frente; una 3 Palabra ilegible en el original.
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Una historia incomprensible
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alegres canciones: las tonadas libres y espontneas de unos siones. No les permitis creer ms que en la aristocracia y el
corazones sencillos, sin ms arte ni artificio que un cierto lujo de vuestras costumbres, y en el desdn por toda expre-
ritmo y el exceso de entusiasmo. Tambin a veces transmiten sin verdadera.
con justeza el carcter de sus condiciones y de sus sufrimien- Hay que cerrar la ventanilla para que no entre el aire de
tos. Qu grave y profundamente dolientes son esas canciones fuera e incomode al vecino, que seguramente es asmtico.
populares; tristes, como si vinieran de un alma oprimida. Hay que llevar en la cintura ese bolsito de viaje para cerrar en
Escuchad en las calles, las que canturrean los trabajadores al l los olores y los libros inexistentes, y las monedas signo
terminar su jornada. Esas canciones tienen alma, sentimien- evidente de su baja misin y de sus actividades en esta tierra,
to; nos comunican lo que esos hombres sufren; nos descu- que se resume en su amor por el oro. Es preciso alimentarse,
bren su corazn, revelando aqu y all aquello que aman, sin y sin embargo, cmo hacerlo, si te permites, viajero libre de
importarles el modo y sin banalidad. espritu y exento de prejuicios, un almuerzo frugal siguiendo
He viajado en primera y no visto sino un mundo cansa- las formas que autorizan el lugar y el viaje: uf! Qu hombre
do, fastidiado, enfermo o de mal humor; un ambiente de ms maleducado: come! Y sin embargo, ha llegado la hora; el
codicia y falsedad. El peso de una desazn irremediable pare- tren ha disminuido la marcha e insensiblemente se va dete-
ce oprimir la frente de esos seres graves. Observad sus rasgos, niendo; descendemos; una multitud se desplaza atnita y
no pareceran revelar sus costumbres? Esos ojos cuyos prpa- confundida; y ves precipitarse en el saln comedor, con los
dos pesados reflejan disgusto ante el esfuerzo y tibieza de ojos inertes y una idea fija, esa banda de aristcratas cuyas
carcter. Muchos entre ellos tienen distinciones que se consi- espaldas pronto resaltarn como graves siluetas alrededor de
deran honrosas; han sido condecorados. Las damas son frvo- una mesa de oscuros negocios.
las; sostienen un libro en la mano que es invariablemente una
novela de calidad dudosa, y se vuelven un instante para ob-
servaros a hurtadillas si la juventud os ha dotado de alguna II
belleza. Si se intercambia alguna palabra con ellas, no har
falta decir nada; la conversacin adquirir el tono banal de las Sobrio y estoico como ellos, mi amigo se haba provisto en
conversaciones falsas y mundanas. A pesar del lugar, a pesar abundancia de apetitosos fiambres, jamn y naranjas. Pero la
de lo imprevisto del encuentro y del viaje que hace suponer simplicidad de mis gustos y el deseo aun mayor de sentirme
que no se han de volver a encontrar, no se deja entrever ni un libre y sin las molestias de un gran equipaje no me haban
solo lado verdadero del alma que justifique la necesidad de dejado ms carga que unos pocos pancitos de filosfica fru-
esa charla. En vano la naturaleza ofrecer a los ojos del viaje- galidad. Como buen amigo, se apiad de mi mucha pruden-
ro la imagen fugaz y pintoresca de un paisaje grandioso: ellos cia y me ofreci compartir con l el suntuoso almuerzo que
permanecen mudos. No son sensibles ms que a mantener desplegaba ante m, y no por cierto por poner fin al entusias-
una apariencia de rigidez y frialdad: nada del orden del cora- mo y la alegra que motivaban el ayuno y el hambre, sino por
zn ni de un entusiasmo innato les parecer nunca apropia- ese cordial abandono que pronto une a dos hombres que
do. Nunca les dejis ver la espontaneidad de vuestras impre- comparten por un instante las molestias de un corto viaje.
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Sin embargo, frente a m, la desconocida segua en silen- da. Una dama que me prometa que nada le rechazara a la
cio, y todava no nos habamos ocupado mucho de ella. Ella maana siguiente, y nosotros dos rindonos, entendiendo
tambin se dispona a almorzar y desenvolva algunos paque- todo entre lneas. De pronto me fij detenidamente en la
tes dentro de una keupscak1 de estilo y forma extranjeros, y dama que nos acompaaba. Pareca extranjera, inglesa tal vez,
aunque todava no haba tomado ni preparado nada para ella alemana sin duda; pero por cierto era de una raza distinta de
misma, la vi sacar con toda elegancia una copita de cristal de la nuestra. No tena ese abandono que nos caracteriza, esa
Bohemia, destapar una botella negra y ofrecerme espontne- gracia, esa sonrisa, ese encanto; en una palabra, que caracte-
amente un oporto. riza a la mujer francesa, que es la reina, la soberana de su sexo
Acptelo usted me dijo; en un viaje se justifica la despus de la mujer vasca.
libertad que me tomo. Ah, lector, creme, sta se lleva el galardn verdadero, y
Le di las gracias en el mejor de los tonos, disimulando a riesgo de que me tomes por un estudiante sin principios ni
tanto como me fue posible aun cuando ignoro por qu sent orgullo nacional, s, segura y dolorosamente, lo afirmo: la
que deba disimular, disimulando, pues, el asombro que me mujer que nace y vive en Vizcaya es la ms verdaderamente
causaba un ofrecimiento que me pareca apartarse tanto de digna de nuestros homenajes.
nuestras costumbres.
No insisto entonces; pero as como me lo rechaza ahora, La mujer vasca no es de ningn pas.
lo aceptar, crame usted, maana por la maana La mujer vasca es de una raza desconocida.
Confieso que no comprend su profeca. No le dediqu La mujer vasca es graciosa.
mucho tiempo al sentido que la mujer le daba a su ofreci- La mujer vasca es hermosa.
miento, y sin duda me aprobars, lector, ya que no hay por La mujer vasca es noble.
qu investigar tanto la razn por la que un desconocido a La mujer vasca es libre.
quien no le aceptas un vasito de licor negro te anuncia con La mujer vasca es virgen.
un tono dogmtico y misterioso que no se lo rechazars la La mujer vasca es cariosa.
maana siguiente; estoy seguro de tu apoyo en esto y, orgu- La mujer vasca es cruel.
lloso de tu estima, retomo el hilo de mi relato. La mujer vasca es buena.
Mi amigo, sentado en diagonal a m, me lanzaba miradas La mujer vasca tiene sentido de curiosidad.
significativas. l, tan francs como yo, acababa de dejar en La mujer vasca puede ocultarnos todo.
Pars un vecindario en el que, cuando una dama nos ofrece La mujer vasca es poeta.
una copa de licor negro, est segura de que la aceptaremos. La mujer vasca ama el cambio.
Lo que quiere decir que los dos estbamos de vacaciones. La mujer vasca es fiel al amor a su pas natal.
Pero diablos! vaya comienzo en presencia de esta desconoci- La mujer vasca habla una lengua incomprensible.
La mujer vasca se enamora.
La mujer vasca no nos ama jams.
1 knapzak en holands, knapsack en ingls: alforja, mochila de soldado.
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No son stos, lector, ttulos que la ponen por encima de Cmo?
toda comparacin y todo anlisis? Qu piensas? Si hubieras No, yo no duermo jams; al menos no por la noche.
viajado, como yo, por esas hermosas y poticas tierras que Slo durante el da, siento que los prpados me pesan y el
limitan con nuestro hermoso Medioda francs, no lejos del universo entero no me impedira, en ese momento, dejarme
mar, en el umbral de sombras montaas, sabras que tengo vencer por un sueo pesado e imperioso. Entonces duermo
toda la razn. Vers que los ms experimentados no bastan todo el da, pero nunca durante la tarde ni la noche agreg,
para compararlas y proclamar el premio supremo, en esta con un tono de tristeza que me sorprendi y me result
especie tan rica en variedades y cuyo rasgo primordial es ser incomprensible.
incomprensible. Ah, creme! Nunca vayas al pas vasco o, en Me estir lo mejor que pude a lo largo del asiento de
un segundo, opinaras como yo, y tendras que reconocer, madera; y doy fe que me dorm. La naturaleza no me haba
desde lo ms profundo de tu conciencia, que existe realmen- hecho como a ella.
te una mujer notable, una mujer superior, una mujer nica, Decir que me dorm por completo, lector, no sera toda
y que esa mujer es la vasca. la verdad, y no es preciso mentir; la lealtad, el honor de una
La desconocida que tena frente a m no era por cierto de palabra verdadera es aun lo ms noble y lo ms respetable en
esas venturosas tierras. Su aspecto me lo deca; llevaba un ves- un hombre y podra decirse, sin temor a ser desmentido por
tido de seda, un chal de lana fina a cuadros negros y blancos nadie, que la buena fe es lo nico que nos distingue de las
cubrindole los hombros, puesto sin cuidado ni afectacin bestias. Los animales no tienen buena fe; algunos he visto
alguna. Brillaba en su cuello un medalln de oro que enmar- profundamente hipcritas, y si observas a tu gato tan hoga-
caba el retrato de un hombre, cuya fisonoma me disgustaba reo y aristocrtico como es pronto descubrirs a qu pro-
el personaje se vea burdo, y se apareca de frente, rgido, sin digios de astucia, de perfidia y falsedad se entrega para atra-
vida ni expresin alguna; se dira que durante el segundo par a un ratn, su presa, que inocentemente se acerca por la
requerido por la inspiracin del colodin, haba suprimido el noche a fisgonear por los costados de la habitacin, para satis-
motor y la ley de toda su persona. Dicho esto, quede claro, facer la dura necesidad cotidiana, de la que no est libre,
sin envidia alguna. como nadie lo est.
Eso es todo lo que recuerdo de la noble compaera de Le reconocera al perro una mayor lealtad; este valiente
viaje que observ rpidamente y como a hurtadillas, pues mis animal, lleno de virtud y de actividad, tiene un alma dema-
ojos que no parecan ser los de un verdadero observador se siado noble para entregarse a los clculos de la mentira. Va y
encontraron con los suyos, vivos, ardientes, perspicaces y viene, atendiendo slo a sus cosas. Nunca te har una tram-
escrutadores, que me confundieron y me inquietaron. pa para obtener un hueso. Bien s que muchos de entre nos-
Era tarde. Mi amigo se haba extendido negligentemente otros no alcanzan su fortuna y su bienestar sin emplear hacia
sobre el asiento, y me dispona a imitarlo puesto que esto, sus semejantes algo de esa perfidia que condeno, pero yo
claro, est permitido; y me atrev a preguntarle a mi descono- hablo del hombre realmente digno de ese nombre que no cae
cida si no pensaba ella hacer lo mismo. en tamaas miserias, del hombre cuya nica meta es defen-
No, no me respondi. Yo nunca duermo. der con orgullo la conciencia de su libertad y de su grandeza;
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se, ese hombre, digo, pondr todo su honor en no mentir. fro de la maana. No me atreva a abrir los ojos y perma-
Incluso dir que por alguna extraa y misteriosa ley de su nec sin moverme, sin decir una palabra, para explicarme qu
destino, se complacer alguna vez en dejar caer alguna men- era lo que encontraba de particular y agradable en esta singu-
tira, aun cuando al mismo tiempo est siendo absolutamente lar aventura.
veraz. Hay cierta voluptuosidad en sentirse desconocido y A partir de ah, me hund en un verdadero letargo. No
mal juzgado. Es as que nuestro fuero interno nos obliga a poda moverme. Tampoco encontraba las fuerzas para hablar,
representar la comedia. Hay tambin algo de consuelo en este ni para incorporarme, ni para deshacerme de ese extrao tor-
evidente error que nos concede el derecho de juzgarnos supe- por que me impeda hablar o moverme, como una parlisis.
riores a aquel que engaamos, por la sola razn de estar dis- Sin embargo, s fui capaz de hacer buen uso de mis faculta-
puesto a creerlo. des para reflexionar un poco en mi situacin presente. Era
Y bien, lector, yo no represento la comedia, te aseguro grave, verdad? Cubierto con un chal de lana a cuadros, y una
que no me dorm como duermen las aguas durmientes; esta- persona que te es extraa, sin ningn derecho sobre ti, ni
ba solamente en esa duermevela que nos deja una muy vaga siquiera mientras duermes, nos dirigamos a un pas donde
y confusa conciencia de las cosas. Eso es todo. El tren iba a los seres no duermen jams, como el propsito de esta mujer
toda marcha. Haca tiempo que haba dejado de detenerse en me lo haca suponer.
esas estaciones intermedias que jalonan los largos recorridos Me preguntaba asimismo si mi amigo no era capaz de
nocturnos. Nuestro compartimiento se sacuda dbilmente haberme jugado esta broma, pero seguramente no. Ese chal
alumbrado por una luz trmula y difusa, que arrojaba negras me cubra suave y plenamente, y slo una mano delicada, una
y confusas sombras como las de esos antiguos cuadros holan- mano de mujer, poda haber sido ser la artfice de ese cuidado.
deses en los que el tiempo y el betn han dejado algo como Seguramente esta interesante desconocida era muy ama-
un emblema de ese pas triste y sombro. ble. Si iba ms lejos, tambin poda llegar a pensar que tal
De cuando en cuando, la fuerza de mi voluntad triunfa- audacia bien exigira una reparacin, una reparacin inme-
ba por un instante. Yo echaba una mirada de reojo para vigi- diata; pero como estbamos en un tren, y como adems mi
lar al ser extrao que tena enfrente, pero slo encontraba una ofensor era de sexo femenino, no poda seguir prolongando
mirada penetrante clavada en m. esta lnea de pensamiento.
Qu pas entonces, lo ignoro, pues al fin perd por No. Lo que veo es solamente que esta persona es muy
completo la conciencia de m mismo, a pesar del bamboleo afectuosa, eso es todo. Pens que el fro de la maana tal vez
continuo del ferrocarril que segua siempre a una velocidad fuera peligroso para mi frgil constitucin, y dulce y delica-
excesiva. damente me prodig este cuidado.
Cuando despert en mitad de la noche, luego de un largo Por fin, por un efecto cuya causa aun no puedo explicar-
sueo, sent que un agradable calor envolva todo mi cuerpo. me, mi letargo ces y, con el tono ms natural que pude
Algo clido y ligero me cubra pero al entreabrir un poco pues a veces no dejo de ser un poco solapado dirig la vista
ms los ojos, vi el chal de la dama extendido precisa y cuida- hacia ella y distingu, bajo las primeras luces del alba, sus ojos
dosamente sobre mis hombros, protegindome sin duda del fijamente clavados en m.
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Entonces, echndome a rer, la hice partcipe de mi co cuya ciencia es profunda: l lo intent todo, sin xito. En
asombro. Le dije que ahora vea por qu la naturaleza la haba un momento confiamos en sumergirla en la vida y la activi-
privado del sueo; que no era ms que para que velara, como dad, pero no result sino en detrimento de una salud que nos
un hada, el descanso de los que dorman, por lo que me rego- es muy preciada. La nia se consuma, se consuma, y en
cijaba de haber sido puesto por la providencia bajo una mira- unos das se haba convertido en un verdadero esqueleto;
da tan protectora como la suya, tan viva, tan ardiente, tan cuando espontneamente volvi a dormirse, la angustia nos
perspicaz. hizo pensar que haba muerto; pero un da despus se desper-
No respondi. Me extendi un vaso de oporto y yo lo t pidiendo algo de comer; haba recuperado el curso de su
acept sin dudar, y casi sin sorpresa, cuando de pronto recor- disposicin natural.
d el vaticinio de la noche anterior. Desde entonces creci, se puso hermosa; pero duerme
Me asegur que no haba para ella nada que no fuera de sin cesar. Y yo, nunca s cmo encontrar reposo ella misma
lo ms natural en ese acto; que era algo perfectamente acep- me hace vivir: no sufro; solamente ignoro lo que pasa en vos-
table en su pas, e incluso agreg riendo: Si no hubiera otros cuando dorms. Me pregunto cmo una persona razo-
considerado su nacionalidad y la sorpresa que eso le produci- nable puede abdicar as de su voluntad, su temor, su concien-
ra, le habra tambin tapado la cabeza. cia, hasta dejarse ir de ese modo. Por qu duerme usted?
Entonces, riendo igual que ella, reconoc sinceramente No lo s. Confieso solamente que el sueo es la ms
puesto que soy sincero que ella no tena una gran aptitud pura de las voluptuosidades. Dormir no es vivir. Es olvidar a
para el sueo. hombres y mujeres, y si fuera posible negociar con el propio
As es dijo. Nunca duermo en los viajes y tampo- destino, si nos fuera posible cambiar de tal modo nuestro
co en casa. Esta condicin me domina desde el da mismo en organismo hasta poder escoger nuestro temperamento y
que, por un misterio del destino, la naturaleza me dio una carcter ya que nunca se me consult cuando recib el mo
hermana pequea que desde que naci es mi polo opuesto: en el seno de mi madre creo que con gusto cambiara mi
ella duerme durante el da, duerme durante la noche, duerme sino por el de su hermana. No vivir, no ver, no sentir, no
sin cesar. No se despierta ni un instante si no es para tomar escuchar nada fuera de mis sueos. Dios mo.
el alimento necesario para mantenerse viva; y ahora que tiene Este relato, la simplicidad del lugar y del viaje esa per-
15 aos, es hermosa, encantadora, pero siempre est en un sona extraa, sus aun ms extraas intenciones, me cautiva-
estado cercano a la muerte. Este capricho de la naturaleza, ron por mucho tiempo. Pienso que estaba loca, y sin embar-
como usted comprender, no llevar a mi hermana muy lejos go, nada en ella lo haca suponer. Despus de eso, nos habl
en el campo de la ciencia; su inteligencia permanece inculta; de todo, de arte y de viajes. Estaba casada; su marido iba a
pero adems de ser de buen corazn, es de un carcter afable, esperarla al llegar. Una persona casada que nunca duerme
y a no ser por esa misteriosa rareza que la aniquila, sera como me deca a m mismo, no la querra yo por esposa. Ni tam-
el comn de los mortales. poco a su hermana.
Mi familia ha hecho todo, desde que naci, por encon-
trarle una cura. Hemos ido a Alemania a consultar un mdi-
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Una estancia en el pas vasco
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T slo conoces esas pasiones tan verdaderas? zas? Hay algo ms cautivante que la aristocracia de los
Es que ya he visto bastante. Ya le he visto pasar muchas pobres, la dignidad y el coraje cuando son verdaderos, cuan-
pginas a la vida; y las he ledo como todo el mundo aqu do brillan as en este mundo humilde, ignorado? S, soy un
podra leerlas. O hay ms de una lengua para leer las cosas loco, un soador.
simples? Estos sentimientos fueron los primeros que me animaron
Hay tantas como cada uno de nosotros. Un mundo desde mi ms tierna infancia. Los he sentido vibrar a la hora
nos separa, a ti y a m. T no sabes nada de la belleza, y la de mis juegos, cuando hacia el final del da hacamos alegres
poesa ms simple, la del corazn humano, no te dice nada, rondas, en la plaza, frente a la casa de mi madre, uniendo el
no te merece nada ms que el desprecio de las jvenes a quie- son de nuestras canciones. Los senta entonces como los sien-
nes tu posicin, tu rango en estas tierras y tu fortuna, te han to en este mismo momento, en estos momentos dulces y me-
permitido conquistar con facilidad, a pesar del desdn que lanclicos. Desde los primeros amores, y los primeros besos,
me ha parecido notar en ellas por aquel que no es sincero. desde el dolor de una primera indiferencia, siempre es el nio
Hasta ese punto me han parecido encantadoras; todava pobre el que me cautiva. Lo amo porque despierta en m sen-
estoy deslumbrado por la impresin que me ha causado la timientos profundos de una dulzura infinita lgrimas cayen-
dulzura de la mirada de esa nia que he visto hace un rato do de mis prpados jvenes, lejanos sinsabores, divinos besos
bajando de la colina y cuyos ojos brillantes y profundos me perdidos, por qu volvis siempre a entristecer mi memoria?
han parecido ms distantes que las estrellas. El odio debe de Los nios han crecido: el mundo no ha cambiado. Desde
ser raro aqu. entonces, siempre he comprendido al pobre y sus tristezas: la
El odio se encarniza aqu como en todos lados en donde severidad del destino, la injusticia y la miseria. Por desgracia,
la pasin nos anima; pero mejor callemos. Te deseo para esta mi dolor no bast para subsanarlas.
visita que vienes a hacer al castillo, una buena intriga, bien Habamos dejado atrs Donapalena, all en el llano. A
completa, de la que puedas leer todos los captulos. Ya me veces, en el desvo de algn sendero, vea a la distancia esa
dars noticias. pequeo pueblo, dominando el valle. Largos caminos borde-
Qu escptico eres! ados de bellos lamos lo atraviesan en varias direcciones.
Y t no eres ms que un soador. Desde lejos, esas largas filas blancas parecan cintas serpente-
Ah! Djame soar, djame vivir; quiero creer en el ando y perdindose. All tambin se agitan y se animan algu-
Amor como creo en la amistad. Deja que mi alma se pierda, nos riachos; se los ve brillar aun de tan lejos, y luego perder-
alta y ligera, en la regin de los sueos, en ese mundo incom- se, desviados de su rutina por algn obstculo, alguna cuesta,
prensible donde reside la felicidad pura. Llmame mstico si y despus reaparecer para volver a perderse en la lejana infi-
quieres, o soador; hblame de la locura: t conoces mi incli- nita. Hay en este vasto campo muchas casas blancas, disper-
nacin, siempre elevar mi corazn hacia los misterios. Y sas, rara vez agrupadas, como si los hombres que las habitan
hay alguno acaso ms grande que el amor, la bondad, la cari- fueran amantes de la soledad. Cubiertas de piedras, siempre
dad divina, la gracia, cuando se pierden as en estos ltimos protegidas bajo hermosos robles, se ven as ntidas y libres
estratos, en estas dulces jvenes que el azar hace vivir en cho- con sus persianas rojizas.
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Estas alturas fueron las primeras que escal en mi infan- rato de nuestras fatigas. Haba divisado una de esas casas pin-
cia, las nicas que me daban una sensacin de espacio. En torescas donde el viajero se detiene, especie de posada 2 que
ellas experimentaba como un desdoblamiento de m mismo, sirve de punto de referencia en estos caminos desiertos, la
como un exceso de vida que me suba hasta el cerebro. Frente mayora de los cuales suelen acabar en los desfiladeros de
a m se elevaban, en el horizonte, las montaas ms altas. Las Espaa. Un pequeo patio, algunos rboles magnficos,
nieves se dibujaban ya en el azur, brillantes como el oro, y en olmos o robles, bajo los cuales se protegen los caballos, y
mi inexperiencia de estas tierras y de los falsos indicios de sus luego una construccin por dems extraa, con tejado a dos
perspectivas, me pareca que el mundo ferico que ellas me aguas cuyo pintoresquismo y originalidad nos sorprenden.
revelaban desde all arriba estaba muy cerca de m. Eran los Una portezuela dividida en el medio, y luego una abertura
montes ms bajos de los Pirineos, cuyos primeros estadios se ms grande arriba en la que poder apoyarse, sirve a la vez de
desvanecan bajo mis pasos. Mi amigo me seal el Pic vidriera, mostrador y mesa incluso a veces para el viajero que
dOssau, el Pic dAnie y las otras pequeas montaas que no permanece all de pie ms que un instante.
rodeaban este precioso valle. Se elevaban en el cielo, brillan- En el primer piso, una galera de madera, bastante
tes de luz, y las sombras confusas que comenzaban a acumu- amplia, cubierta por un gran tejado, comunica con los cuar-
larse en el fondo del valle les daban a estas cimas ardientes e tos, el tico y otras partes de la casa que por lo general que-
inmaculadas una luz ms intensa y ms pura. dan cerradas durante el da. En la planta baja, el espacio prin-
Continubamos aun por este bello paisaje. La ruta que cipal, que sirve a la vez de comedor, de cocina y de lugar de
seguamos estaba bordeada de casas escalonadas que se vean encuentro, es el recinto ms importante de estas pequeas
de tanto en tanto, especialmente en los recodos. Eran las viviendas donde todo forastero es acogido cordialmente y
viviendas de los agricultores de estos campos en bajada, en los encuentra all al amigo, al comerciante, al comprador.
que el trabajo es arduo, peligroso incluso, y slo le dejan Es por all que desfilan tambin esas multitudes pasajeras
migajas al hombre laborioso que los cultiva. Sin embargo, es que los das de mercado llegan a veces de muy lejos. Hombres
tal el rigor, la distincin y las maneras de los habitantes de y mujeres transitan asimismo por all y pasan ante uno con
esta regin, que la pobreza jams los priva de una casa orna- un donaire sin igual. Jams sent tanto el entusiasmo, el
da con algn cuidado, con buen gusto y aristocracia: de esto, mpetu, el placer y la poesa del viaje, de la marcha, como en
ni el ms humilde de sus habitantes se ha visto privado jams. aquellos caminos. Tambin vi pasar en carretas grupos de
Este amor por su casa, su entorno, sus rboles, su jardn, lo nias y de muchachas cuya naturalidad y esplendor me hicie-
hace retornar siempre a la regin. El vasco que emigra por su ron recordar los antiguos bajorrelieves. A menudo, tambin,
propia voluntad siempre regresa a su pas natal. Su ilusin es bajo los rayos de un sol abrasador, se las ve internarse en la
poseer alguna vez, en estos cerros que l ama, una parcela de luz hasta la lejana, vivaces, ligeras, la mirada fija y vaga como
tierra que cultivar para s, serenamente, en sus ratos libres, y en una ensoacin: nias poetas por excelencia, nadie cono-
acabar sus das en su hogar, en esa residencia que ha conquis- ce sus sueos. El viajero asombrado que transita por primera
tado libremente, con su trabajo y su empeo.
Mi amigo me propuso hacer un alto para descansar un 2 En espaol en el original.
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vez esos caminos queda deslumbrado por el misterio, por el da se desviaban lentamente, hastiadas, como con indiferen-
enigma del destino, y si permanece algo ms del tiempo nece- cia. Esa mirada de joven hecha para reinar sobre nosotros en
sario bajo el imperio de los melodiosos acentos de estas voces el amor y la felicidad en las pequeas alegras, en fin, de una
persuasivas y ardientes, padecer durante todo el da un vida previsible y dichosa, ese encanto particular que estalla
malestar singular, un persistente trastorno, una mezcla de en la belleza de los pobres, contrastaba vivamente con la rus-
amor, de deseo, de nostalgia y de asombro. ticidad e indigencia de esa madriguera.
Llamamos suavemente a la puerta de uno de estos peque- Todava recuerdo ese joven rostro severo y puro brillan-
os hospedajes, de apariencia humilde, cuando por una per- do en todo el esplendor de una raza extraa. Aun veo esos
siana alta apareci el rostro severo y firme de una anciana. En relmpagos fugaces de inteligencia y de altivez que con
la vivacidad de su mirada, en la fineza de su sonrisa, not que incomparable virtuosismo capt Velzquez cuando pint la
reconoca a mi amigo, a pesar de haber estado ste ausente de fineza y la aristocracia de Espaa. La hermana mayor, cuyos
su tierra desde haca mucho tiempo. Durante la conversacin cuidados reemplazan a los de la madre, iba y vena por la sala,
que l mantuvo con ella, en la primera oportunidad que tuve ligera y grcil, sin mirarnos siquiera. El contraste entre lo
ech un vistazo a escondidas al interior de la pieza que acaba- libre de su actitud y su humildad no tena nada del abando-
ban de abrir para nosotros. no y la naturalidad de los ms pequeos. Quizs algn senti-
Imaginad una pequea habitacin sombra, extraa, miento ms vivo haba dejado ya en las mejillas de la mucha-
oscurecida por el humo de una gran chimenea ubicada en el cha las primeras huellas de dolor. En el fondo de su alma esta-
rincn ms lejano, una luz que apenas entraba por una ven- llaba esa concentracin suprema, esa intensa ensoacin,
tana entreabierta, y bajo esta luz, triste y contenida, una nida- llena de inquietud, de malestar, de embriaguez.
da de niitos de una belleza y una luminosidad incompara- Permanecimos frente a la puerta, mi amigo y yo, senta-
bles. Estos pobres seres, sorprendidos por la presencia de esos dos en un banco de piedra contiguo a la pared de la casa. Nos
hombres de hbitos negros y sombros, cuyo aspecto no res- sirvieron un vino caliente y abrasador como el sol que duran-
ponda, sin duda, a nada de lo que esos pequeos habran te todo el da haba apuntado sobre nuestras cabezas. Era un
visto hasta entonces, se alejaron asustados hacia el rincn, licor espaol pleno de ardor y de savia que pronto reanim
lejos de nosotros, y comenzaron a observarnos abriendo aun nuestros debilitados miembros.
ms grandes sus ojos, hermosos y vivaces. Uno haba que se Es la primera vez que viene me dijo la anciana, clavn-
embadurnaba la cara con una rebanada de pan de maz tos- dome una mirada perspicaz, que pareca leer en m hasta el
tado en las brasas; otro, ms grande, coma afiebradamente fondo de mis das. Se aburrir usted aqu, en estas monta-
de un tazn y pareca no preocuparse por la simplicidad de su as, donde lo nico que encontrar ser aire puro; apenas si
cena. Una joven de unos catorce aos, sentada en un escabel se habla francs por estas tierras; felizmente estar en el casti-
de color marrn, me sorprendi por el carcter particular- llo de su amigo, donde se encontrar usted tan bien como en
mente orgulloso de su expresin. Tena, ya a esa edad, el aire la ciudad; sin embargo, el castillo ya no es lo que era dijo
fastidiado y altivo de una infanta. Sus ojos negros y desdeo- lanzando sobre mi amigo una vaga mirada con la que quizs
sos no fijaban en nosotros sino miradas furtivas, que ensegui- intentara interrogarlo.
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Qu es lo que pasa? dijo l, acercndose un poco ms haban construido los seores de Uhart. En esta regin, la
a nosotros, e interesndose en lo que sugera la anciana. huella de la sociedad feudal es compleja y velada: el pueblo
Pues eso! dijo ella. Que se ve muy triste aquello. Su vasco jams fue sometido. Sin embargo, quedan todava en
ta ya no tiene esa alegra que aqu le conocamos tan bien. Se diferentes puntos de estas tierras algunas marcas de una socie-
la ve triste, callada; cuando pasa por aqu por las tardes ya no dad particularmente confinada; pero cul es su historia? en
se para como antes a conversar con nosotros. Sigue y sigue en qu lugar se cruza con la nuestra? Poco importa. Se sabe por
su coche. Pareceran como orgullosos, distantes. Y sin embar- seguro que en todo momento este pequeo pueblo conserv
go, Dios me guarde de criticar: su familia sigue siendo la ms soberanamente su completa libertad.
generosa y caritativa de toda la regin. Pero algo pasa all Esto es lo que se sabe, en pocas palabras, del pequeo
que yo lo veo con toda claridad, ya lo ve usted; no se nece- pas y del gran pueblo que tena ante m; sa es la historia que
sita una gran educacin para ver lo que pasa. Es claro y paten- le y cuyos detalles me hacen estremecer mucho ms que la
te como la palma de esta mano que aqu ve usted y que mete- propia historia de mis hermanos.
ra en el fuego, sin sacarme esta idea de la cabeza. Yo entraba a este suelo como al de una patria; todo me
A ver, a ver, qu es lo que me quiere decir pregunt mi hablaba, reconoca todo; y cuando, junto a mi amigo, volv a
amigo, que pareca interesarse cada vez ms en lo que la mujer montar el manso y brioso animal que relinchaba bajo el roble,
nos parloteaba, con un tono medio intrigante, medio jocoso. cuyos vivos ojos traslucan tanto su fuerza como su impacien-
De verdad quiere que se lo diga? Es su prima la que cia, partimos atravesando el espacio, colmado yo de sueos, y
est muy triste, la que se ve desdichada, la que ya no re ni como en un vrtigo. Era el fin del da. El cielo se ensombreca
baila, y va siempre sola, los domingos, como si negros cuida- bajo resplandores violetas; la brisa era ms fresca, resonaban
dos hubiesen penetrado en su vida. Pero estoy segura de que los ruidos de estos campos profundos y slo las cimas de los
el regreso del gallardo parisin que veo aqu no es ajeno a lo bellos rboles que dominaban la ladera del monte guardaban
que le cuento concluy, mirando a mi amigo, con un tono en s algo de los ardores del da. Me abandon por completo
que intent que pareciera proftico. al imperio de un hechizo severo, transportado como estaba
l se sonri. por infinitas y confusas ilusiones, mensajeras del porvenir.
A ver, qu le falta a esta querida familia para vivir en la Ya recreaba en mi imaginacin la residencia cuyo miste-
ms perfecta felicidad? Tiene todo lo que puede desear: reco- rio todo me anunciaba, as como los anfitriones que me espe-
nocimiento, fortuna, un hermoso y soberbio castillo que es la raban en este extrao pas, cuando apareci el castillo ante
envidia de todos; maz, trigo, que se cosecha en abundancia. mis ojos, de pronto, en un recodo de la colina que descen-
La tierra est poblada de trabajadores que cada ao la prepa- damos. Su base sala de las aguas claras de un pequeo ro
ran para que produzca cada vez ms. ligero y calmo, cuyo montono murmullo ya se dejaba or. El
El alto y apacible castillo de Altabiscar 3 que mi amigo cielo se reflejaba en algunas partes y repercuta en sus aguas
posea, es una de esas residencias silenciosas que antao como chispas de oro. Los grandes muros del castillo se eleva-
ban grises y sombros en la penumbra del anochecer. Por el
3 Castillo cercano a Roncesvalles, donde muri Roland, el legendario hroe pico. camino por donde pasbamos se elevaban frondosos castaos
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cuya grandiosidad todava recuerdo. Los cascos de nuestros sis o diecisiete aos apenas. Lo pintoresco de su atuendo y la
caballos pisaban las hojas secas. Cuando llegamos ante las originalidad de sus maneras me llamaron la atencin. Era de
rejas del gran patio de entrada, emocionados por esos prime- mediana estatura, graciosa, esbelta; una gran vivacidad inte-
ros acentos, una voz ronca nos recibi: rior subrayaba y afirmaba la languidez de su actitud. Llevaba
Qu tal, mis muchachos? en la cabeza el pauelito tpico de la regin, de un gusto tan
Es mi to dijo mi amigo. extrao, que ocultaba sus cabellos negros y parte de la frente.
Cea su talle una blusa larga que caa sobre una saya azul
oscuro y que la haca lucir ligera, lnguida y flexible. Sus pies,
CAPTULO II pequeos y delgados, brillaban desnudos bajo unos tonos
castaos, en un contraste que atrajo mi mirada.
Unos das despus de mi llegada a la mansin de mi amigo, El azul, como todos los colores, tiene su significacin
yo ya haba trabado amistad con su madre y con un viejo to. moral. Ciertas almas ceden a ese instinto tan singular que
Esa intimidad simple y natural que caracteriza las relaciones despiertan en nosotros el rojo, el amarillo, o incluso sienten
que se entablan en el campo no haba tardado en establecer- su proximidad en sus fibras ms ntimas. Quin no ha senti-
se entre nosotros. do el efecto cortante y altivo del negro sobre el rojo, o la
Mi amigo no dejaba de hacerme practicar enrgicos ejer- melanclica severidad del blanco y el negro. Los pueblos sen-
cicios. Hacamos caminatas a orillas del ro, y excursiones sibles a estas armonas, como si encontraran en ellas sus mis-
ms extensas para las cuales contbamos con dos buenos mas cualidades, reconocen tambin el tono dominante de sus
caballos negros, con los que recorrimos muchos caminos gustos, sus pasiones y su vida interior.
entre esas montaas as como entre sus habitantes, cuya gran- En este pequeo rincn de Vizcaya, tan orgulloso y tan
deza de carcter se me revelaba. Esta raza extraa y singular dulce en el fondo de su alma, esa armona parecera traducir-
de la Vizcaya conserva las huellas de su antigua grandeza. No se en el azul oscuro mezclado con marrn.
s qu recuerdos bblicos se despiertan en uno cuando pien- Thrse, ms dulce y tierna, amaba sin duda el azul, y su
sa en ella. Las jvenes son all de una rara belleza. Tienen la pauelo tena rayas malva, ese color tan dulcemente alegre,
nobleza, la gracia, la valenta, el gesto libre y altivo de los seres que revela ternura, como develando un alma en la que la
dotados de pasin y voluntad. Sus negros ojos plenos de apa- amargura de algunas penas se uniera a la alegra. Era como
sionado ardor arrojan llamaradas slo templadas por una tier- una flor que naciera oscura y escondida, pero que conservara
na dulzura. Desde el primer da me sent dominado por el por su mismo aislamiento los rasgos ms profundos de su ori-
encanto penetrante de este pueblo sobrecogedor, cada uno de gen. Naturalmente inclinado hacia los pobres y los simples,
cuyos habitantes me pareca un hermano, y sin pensarlo, ins- Thophile4 no tard en sufrir el inmediato y poderoso hechi-
tintivamente, me senta nacido para amarlos. zo de esta joven alma. l tena gustos y cierta predisposicin
Un da, volviendo pensativo de un largo paseo, vi en una 4 La voluntad de ficcionalizar la experiencia vivida hace aqu al autor pasar de la
sala de la planta baja del castillo un joven rostro que me sor- primera persona, en la que vena narrando, a la tercera, adjudicndole incluso a
prendi como si ya lo conociera. Era una nia de unos dieci- su personaje un nombre ficticio.
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aristocrtica, y ahora se entusiasmaba con la joven del casti- Diciembre de 1870
llo. Por cierto que tal contraste nunca haba sido ms violen-
to y sensible.
Cuando le comuniqu a mi amigo el motivo de mi
impresin y de mi sorpresa, l me dijo que esa nia era de la
regin y que era hija de un trabajador pobre y honesto. La
choza ms humilde albergaba a su familia, una de esas fami-
lias apacibles y valerosas en las cuales la pobreza hace de sus
miembros, no campesinos sumisos y maliciosos, sino hom-
bres de bien. A ella en particular, mi amigo la haba visto cre-
cer; en otra poca vena a jugar con los nios que los das de Soldado llano, parto sin ninguna ambicin, no teniendo otro
fiesta alegraban el gran patio del castillo; pues siguiendo una deseo que ayudar a mi patria. En esta hora crucial, el deber
antigua costumbre, se era el lugar de encuentro del pueblo, me es ligero. Expondr mi vida en honor de la mayora, avan-
como antao, en la poca en que all viva el seor. Mi amigo zar con confianza, pero para m, que a menudo he visto a los
se senta muy apegado a esta nia, cuya dulzura y modestia muertos sin tristeza, est claro: pasa un cortejo fnebre, lo
despertaban su simpata. respeto; saludo incluso en l, en su ltimo adis, tanto al
Ah! Por qu no me ser dado volver a ver una vez ms hombre que ya no est como al supremo desconocido; pero
ese pequeo rincn del mundo hacia el cual se dirigen mis no siento pena alguna, ni compasin; me s egosta incluso
ms dulces pensamientos? Con qu alegra y qu amor, con ante el llanto de los ricos. Slo me siento lleno de amor hacia
qu juventud me lanzara a travs de los senderos tan familia- el pobre que pasa, sin pompa, olvidado; desconocido, segui-
res a mis pasos y tan cercanos a mi corazn! Jadeante y pleno do slo por el dolor; hoy parto con el corazn ligero y el alma
de emocin, animado por una inquietud de veinte aos, lle- llena de ternura.
gara calladamente y como por sorpresa, a una pequea choza Por qu? Lo ignoro. Jams abrigu un culto permanen-
donde aquella que no he olvidado oculta su vida. Recogida y te ni bien definido por mi patria. La verdad es que no tengo
solitaria como todo enamorado, ella ama ese desolado retiro. muy claro qu es lo que me ha hecho, qu me ha dado. Si me
En l se cobija; tal vez para soar, para recordar incluso, para exigiera renunciar por completo a las naciones vecinas, me
seguir viviendo un pasado que todava aora. Es tan grato costara, lo confieso, al menos en cuanto a las artes, los libros.
vivir de recuerdos. Todo problema o dolor se eclipsa para que Pero as es, o acaso no somos solidarios? Al menos en lo que
en el corazn hechizado no queden sino esos momentos vivi- toca a los intereses materiales. Partamos pues, algo me empu-
dos, tan bellos, tan puros, tan perfectos cuando la memoria ja; quizs no ms que la confusa curiosidad de ver la batalla;
los convoca. el peligro estimula el alma; vayamos. Ver la regin.
Atravesar poblados; vivir, en fin, la vida simple y libre esa
vida que he soado, amado, querido, buscado.
Tus desdichas, pobre Francia, como tus xitos, tienen
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algo de extraordinario. Europa est inquieta; parecera que los que no llevamos galones, ni charreteras; a nosotros que
todo se detuviera, como oscurecido por la penumbra por hasta ahora no hemos encontrado corazones compasivos sino
donde pasas. Ya que falta tu luz, consolmonos; a la luz no se entre los pobres aldeanos que entran en los pueblos para ser-
la mata. Sombra Alemania, triste y confusa raza teutona, vir a las nobles damas, por lo dems no tan nobles.
guerrera y cruel. La fuerza se impone al derecho, decs; nos- Sin embargo, eso no es todo lo que se proponen. Se dice
otros decimos que el derecho no es aniquilado por la violen- que los oficiales lo pasan mejor que nosotros en el frente
cia brbara. Si es preciso que muramos todos, los muertos no materialmente hablando. Pues para aquel tan dichoso que
son vencidos. La idea por la que mueren los sobrevive. encuentra el bienestar en s mismo, ese bienestar plcido y
En medio de todas estas inquietudes, confundido y per- siempre presente en nuestra alma, incluso en momentos de
turbado, no puedo entender el deseo que tienen mis amigos infortunios sociales, en la desdicha de condiciones infames, no
de servir a su pas desde la jerarqua militar. creo que ellos tengan el nico privilegio, pues hasta el ms
En primer lugar, esas jerarquas les son tcitamente usur- pobre de nosotros, el ms humilde, el ms apocado incluso,
padas a aquellos que ya las han conquistado en el campo de encontrar siempre en s mismo esta viva fuente del corazn y
batalla, por las pruebas que dieron all mismo, en presencia de la conciencia, en la que tan bien se revelan sus fuerzas y su vida
testigos oculares confiables. El valor que demuestren all les moral.
dar o no la autoridad necesaria para dirigir; ninguna otra En fin, acaso es momento para pensar en tales pequee-
cosa, que yo sepa. Y todos aquellos que se disputan en este ces? Ser posible ser fiel al mismo tiempo a dos intereses tan
momento el honor de dirigirnos, no tienen ms que una auto- contradictorios: el bien propio y el de la mayora? No, yo res-
ridad abstracta cuya base no es otra que su buena memoria pondo que todos estos valientes comandantes sin comando
para las palabras. Han aprendido en un librito titulado poseen un profundo genio militar; quieren imponrsenos
Manual algunas frases con un gran poder de autoridad, habra porque sienten la fuerza (tal vez no la autoridad) de dirigir-
que creer, puesto que todos aquellos que las pronuncian tan nos, y nada, pues, es ms sagrado que ese deseo; nada ms
voluptuosamente, estn seguros de obtener los ms grandes legtimo. El peligro se ver al final de todo esto; lo ver yo
xitos entre aquellos que miran hacia el porvenir. Qu queris, mismo. No se retractarn.
as es. A veces los hombres necesitan ser dirigidos de esta Sin embargo, despus de grandes reflexiones, o ms bien
manera. Yo no los dirigira as; especialmente en materia mili- sin ninguna reflexin, espontneamente, simplemente, fcil-
tar, en la que prefiero obedecer, tmida y pasivamente. mente, elijo el rango de soldado.
He visto a muchos de estos nuevos capitanes ser muy bri- Carezco de espritu militar. Tampoco creo que en el
llantes entre las damas, entre las que conquistan fcilmente campo de batalla vaya a estar a la altura que espero. Qu ver-
las ms graciosas sonrisas. Y no es que me sienta celoso en genza, qu decadencia, qu deshonra, si fuera a esconderme,
este aspecto. Por lo dems, creo que tambin nos es muy fcil a hundirme, a disolverme, como nuestro gobierno ms
a nosotros, pobres soldados, entrar en liza y que nuestras reciente, y qu ejemplo. No, no. Seguir siendo soldado
bellas damas francesas sean lo suficientemente patriticas llano. Parto como soldado llano. Volver, si Dios lo permite,
para prodigarnos tambin algunas tristes miradas; a nosotros, como un simple y humilde soldado.
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II III
4 de diciembre de 1870 Hete aqu que nuestra legin se dirige hacia la frontera. Vaya
frontera! En Tours, un comit de defensa emite el voto de que
Ayer nos presentaron a un joven verdaderamente encantador; nos acerquemos al enemigo es unnime. De modo que par-
ostenta ante nosotros el honorable rango de teniente. Es por timos. La orden no ha producido en m ni temor, ni debili-
ello que estaba en condiciones de darnos a conocer todo su dad. He reflexionado largamente acerca del poder otorgado a
saber, pues nuestros jefes deben pasar un concurso. ciertos hombres de enviarnos as a la muerte, sin que ellos nos
Era toda una teora la que expuso, evidentemente, con precedan, sin dar el ejemplo. El problema se me plantea de
toda claridad, y nos la ha espetado palabra por palabra, con este modo, pero no logro resolverlo. Tantas son las dudas y las
una diccin, una precisin y una seguridad admirables. Me indecisiones que perturban mi espritu.
hizo recordar esas largas pginas, tan tranquilamente ledas y Un hombre se pone delante y exige ciertos derechos para
comprendidas, cuya diaria memorizacin ensombreci nues- dirigirnos: nos equipa, y se dispone a acordar esto con sus
tra infancia. aclitos, que deciden por unanimidad siempre por unanimi-
No sabiendo a ciencia cierta si tanto palabrero revelaba a dad que seamos nosotros los primeros en entrar en batalla.
un valiente militar, evit darle mi voto; pero los candidatos Es muy noble de su parte, casi caballeresco. Pero todava
todava no eran muchos, o al menos no de tan buena presen- me confunde un poco otorgarle a otro hombre el poder de
cia; quin que lo hubiese visto tan amable, tan apuesto, tan forzarme a hacer algo que, si de m dependiera, probablemen-
seductor incluso, no habra votado por l. Y con tal ambicin te no hara. No estoy aqu como voluntario. Tampoco soy un
en la mirada, tal deseo de alcanzar ese grado celestial de alf- refractario. Soy solamente un hombre que adhiere a la causa.
rez, claro est, le doy mi voto y le juro obediencia militar. Oh, s, claro que me siento un poco humillado de obe-
Al terminar su exposicin, se acerc a nuestras filas para decer as a alguien que tiene mi consentimiento para hacer-
charlar informalmente con sus subordinados. Yo observ que me ir adonde no voy por propia voluntad. No deja de ser
se acercaba especialmente a aquellos soldados cuyo uniforme como un correctivo a mi espritu de resistencia, que es anlo-
se vea ms pulcro; hay algunos de ellos en mi compaa, e go al espritu de inmovilidad. Pero obedezco con conoci-
incluso en el ejrcito. miento de causa, y esta forma de actividad no excluye, claro
Mi vecino, un cabo totalmente hechizado por esa elo- est, la libertad.
cuente expresin del arte militar y por la sencillez de ese ser Pero entonces, si yo soy libre, aquel que me da rdenes
heroico, enseguida me hizo partcipe de su admiracin, com- no lo es. La orden dada en estas horas nefastas, implica el
pendiada as en su totalidad, palabra por palabra: poder de mandarnos a morir? S, por cierto, pero a morir por
Qu gran guerrero el que elabor esa teora, ese manual. unanimidad.
Por lo dems, no hay unanimidad alguna en todo esto.
Lo declaro en este momento en presencia de esta hoja en
blanco que se arruga sola en mis manos, algo burdas y un
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poco mancilladas tambin por la culata del fusil que descan- fusin, cuya mera intuicin hace que se me suba el rubor a
saba en el lodo: afirmo de buena fe que no hay unanimidad las mejillas. Si me identificara por demasiado tiempo con esa
en estos momentos, fatdicos y dolorosos. manera de ser y de pensar, creo que no me atrevera a salir a
Hay voluntarios. la calle sin sentirme oprimido por esa poderosa virtud, por
Tambin hay refractarios. esa manera tan generosa de actuar que no es por cierto la que
Hay incluso patriotas que no son ni lo uno ni lo otro; la naturaleza me ha dado.
que son simplemente padres de familia. Tienen la desdicha de Ah, qu bueno ser soltero y estar en las filas de los que
sentir cada tarde el suave calor del hogar; tienen una mujer luchan.
sensible, amable, dulce y buena, y sera un patriota muy irres- T, soldado, qu distinta es la disposicin de tu alma!
petuoso si no me apresurara a agregar que, en nuestra regin T no haces ms que obedecer. Qu hay ms puro que esta
meridional, esta mujer dulce, amable y sensible, es tambin pasiva sumisin, que conduce hacia el deber al corazn ligero
una mujer bonita. Estos ardientes patriotas que forman una y al alma irresponsable? No vale eso mucho ms que el esta-
clase aparte, estn naturalmente y sin sospecha alguna de do moral del inexplicable patriota del que hablaba antes, y
cobarda, exentos del servicio militar. Acerca de lo cual bien que constituye una clase aparte? Vas a luchar, y hete ah que
podra pensarse que los solteros querran protestar; ellos, que de pronto eres el acreedor de tus compatriotas; su deuda se
adems tienen la desdicha de no tener a nadie; de estar solos. estipula en esa moneda poco corriente y rara que se mide con
Es por esto que la opinin decreta que servirn mejor mili- las pesas de nuestra sangre. No se trata de ese pensamiento,
tarmente a su pas, lo ms pronto posible. Como para que banal como un vaso de agua clara, que cultivan las personas
sean tiles y aprovechar esta materia humana. Los otros per- de mundo o de la sociedad, para su uso diario. La creencia
manecern en sus casas. Ellos ocuparn todos los puestos, est expuesta en la hoja del sacrificio.
toda la escala de la administracin nacional, en la que desple- Soldados, conscriptos, voluntarios y solteros, consigna-
garn una actividad sin igual, urgente, imperativa; pasarn rn esta vez en la pgina ms rica, la del activo, altas y slidas
all todo el da y por la noche pensarn en esos pobres desgra- cifras. Tu condicin, humilde soldado, es como la de los
ciados acampados en la llanura, bajo el fro de la escarcha. pobres. Como ellos, realizas la verdadera tarea, la tarea sin
Sienten sus entraas estremecerse de felicidad al recordar a tacha, la que se lleva a cabo sin robar. Comparto tu ley, tus
sus hijos, que sern protegidos por ellos, como si debiramos principios y tu vida. Y parto, con el espritu feliz y lleno de
dar gracias de ser simples solteros, solteros movilizados, fren- esa curiosidad particular que se lanza a explorar nuevas regio-
te a los inmovilizados padres de familia. nes de la conciencia humana.
Cuando estos hroes inmviles meditan en sus gabinetes
sobre sus grandes responsabilidades y las graves decisiones
que deben tomar, qu se les cruzar por la cabeza? No puedo IV
meterme en la conciencia de un hombre que manda a otro
hombre a la muerte sin ir l mismo primero. Si me pongo en Partimos; por fin partimos, un da muy oscuro y triste y
el lugar de esa persona, experimento algo as como una con- hmedo, lleno de ruido y de movimiento; acompaados por
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una multitud de amigos y familiares. Cada hora que pasa, se atraen en grandes oleadas una multitud de personas del
ve disminuir el nmero de batallones que maniobran en la campo. Llegan all con su ropa de domingo, y especialmente
gran plaza de mi ciudad natal; una plaza muy poco heroica, ese da, para hacer compras de todo tipo, y tambin para dis-
pues jams fue teatro de un hecho de armas que se haya vuel- frutar de las distintas representaciones que ciertos actores
to legendario, ni siquiera humorstico, como no ser los ofrecen sobre unos tablados. Tambin hay rias, siempre.
hechos de armas serenamente consumados los domingos, Unos hombres robustos se traban cuerpo a cuerpo para
para demostrarles a los antiguos generales las valerosas haza- arrojarse a tierra: convocan al ms fuerte de los espectadores
as de un ejrcito fiel a la disciplina que obliga al soldado a para que se acerque a luchar con ellos. Se hacen apuestas;
comparecer ante sus jefes con un aspecto irreprochable, cuntos bravos, cuntas pasiones despierta todo esto. Los
donde todo brille, hasta el ltimo botn. grandes virtuosos de este arte no muy moderno y muscular
Esa plaza sirve tambin de paseo. Era all adonde iba tienen habilidades en las que se ejercitan y que han practica-
cuando era nio, a correr y a jugar con mis compaeros de do desde la infancia.
escuela, que tanto alboroto hacan all. Qu de hazaas no Tienen la cara aplanada, la cabeza pequea y parecen cui-
vivimos, tambin nosotros, cuando, divididos de pronto en darse poco de lo que puedan tener dentro o producir. En
dos grandes ejrcitos, nos lanzbamos con toda la fuerza de cambio, tienen una descomunal osamenta que da fe de sus
nuestras piernas a una guerra de escaramuzas y ardides, cuyo ejercicios cotidianos y dan una imagen fiel de las primeras
objetivo no era la conquista, sino la repentina toma de un poblaciones brbaras que nos precedieron.
enemigo! Un enemigo de infancia, un enemigo sin rencor; Hay tambin presentaciones de teatro que le ofrecen al
alguien que negociara lealmente con nosotros cuando nos espritu las recreaciones ms delicadas, como la representa-
llegara el turno, sin resentimientos, sin amargura, sin odio. cin de la leyenda de San Antonio u otras de temas fantsti-
Cmo han cambiado los tiempos! Los quince aos cos, as como prestidigitadores Pero sobretodo, hay mues-
transcurridos entre mi infancia y mi vida presente bastaron tras zoolgicas, con colecciones de animales considerados
para cambiar tanto las cosas? Lamentablemente, no: es nece- feroces, entre otras que he visto.
sario seguir combatiendo. Esto no es nuevo por cierto en la Es all donde me gusta pasar las horas, horas de ocio, de
historia de los hombres, ni en esta tierra de conquistas; pero reposo, en amistad. Al visitar esos lugares, siento como un
hoy es necesario combatir a riesgo de muerte, eso es todo, repentino sosiego de todo lo que germina en mi interior. Es
especialmente si se es soltero. No conocamos entonces nin- un reposo sbito, reparador, sutil, apacible, con algo de esa
guna particularidad que nos eximiera del servicio militar; ba- serenidad que uno encuentra en su propio hogar. Son tan
mos a nuestros juegos sin saber nada de rangos ni de estados, bellos, tan verdaderos, tan santos, tan extraos, esos buenos
a esos juegos que nos daban una imagen del hombre de todos animales. Y as es que nunca dejo de cumplir mis deberes
los tiempos. Recin ahora me doy cuenta. hacia estos buenos y francos amigos que tanto quiero.
Esta plaza larga y grande sirve todava anualmente de He aqu el elemento espiritual que me observa con ojo
lugar de reunin de un diverso conjunto de comerciantes tan agudo, tan fino; hace sonar su claxn, se balancea un
cuyas mercaderas, ms variadas aun que su elocuencia, poco, y como me juzga sencillo de carcter, nada orgulloso ni
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aristocrtico, tiene la fantasa de meter su larga trompa en mi guerra, como nosotros ahora mejor que nosotros ahora.
bolsillo para tomar esa golosina que me ha visto esconder Fueron soldados durante el Imperio. Recorrieron toda
desde lejos. Se contenta con poco: una miguita le basta; la Europa. Hay que escuchar muchos relatos, mil ancdotas
lleva solemnemente a la boca, grande como una casa, y me algo siempre tan pasado de moda, siempre salido del molde
pide ms, con un taido aun ms bello. de una misma poca, de un mismo perodo. Y sin embargo,
Qu tranquilidad ir siempre as, con la bolsa al hombro, lo cuentan todo con tanta sencillez, tanta verdad.
por los caminos, en vez de en esos ruidosos vagones en los Hoy estoy en Normanda, en la regin rica y frtil que
que la soledad es imposible. Mis compaeros de armas son de nos da tantas cosas buenas y sanas. Fornidos animales atravie-
una vitalidad y una exuberancia de temperamento que no tie- san la nieve. Los veo en un corral triste y silencioso, cuya luz
nen lmite; cantan, ren, se entregan constantemente con sus opaca y espectacular, como toda luz tamizada por nubes car-
tonteras a unas conversaciones tan vivas, tan animadas. En gadas de escarcha, llena todo y pone de relieve los ms peque-
medio de todo este barullo, me siento aturdido, cansado. Lo os detalles.
que me molesta no es tanto la necedad ni la grosera de sus Una joven vivaz y encantadora me recibe con el rubor en
distracciones. Lo que me abruma y me abisma es no tener las mejillas. La cabeza inclinada en el umbral de la puerta
una hora, un momento, en que poder recogerme. semiabierta expresa una simpata repentina y sincera. Parece
Temprano, por la tarde, nos darn el cupn para que a la dulce, compasiva, humana; es fina, perspicaz; adivina mil
noche podamos hospedarnos. Quin me tocar hoy por cosas; y en la sencillez de su condicin, parece haber entendi-
anfitrin? Quin ser? Disfruto la incertidumbre de la espe- do ntimamente que yo me encuentro en la ma sin pesar.
ranza; lo imprevisto me gusta. Es eso lo que me sostiene en Me atrae esa actitud tan confiada.
esta campaa no prevista en mi destino. Qu de cosas extra-
as, qu variedad de impresiones nacen de la vida que se des-
pliega ante m desde el comienzo de esta triste campaa.
Ese rostro que interrogo, que nos recibe, que nos ve con
compasin o con indiferencia, esa mirada y esa actitud, y
hasta el tono de voz, acaso todo eso no revela qu acogida
me espera?
En verdad, siempre he sido bien tratado en los pueblos,
por esas personas simples que nos aceptan con tanta ingenui-
dad, tanta bondad. Qu impresiones produciremos en ellos,
en sus hijos, en sus mujeres; estas armas, estos colores tan
vivos; ese algo de particular que siempre acompaa a aquel
que viene de lejos Todo eso les fascina.
A veces, entre los bondadosos ancianos que nos acogen,
temblorosos y encorvados, hay alguno que ha servido en la
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l suea
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su ignoto nacimiento, indago y me abismo en mi temor. Oh, pobres tan queridos Vuestras son esas horas plci-
Vivo, transito, paso, y muchas veces, con la cabeza inclinada das y plenas que siguen al trabajo bienhechor. Vuestro es el
sobre el arduo camino, he hurgado en el secreto de mis das, sacrificio. Vuestra condicin es la verdadera nobleza y cual-
en el origen de mis penas: pero la duda ha destruido mis fuer- quiera que sonra ante las dolorosas humillaciones que sufre
zas y mi vida, dejndome solo con mis lgrimas, mis sollozos. vuestro desamparo no merece poseer ese encanto del que vos-
Tanto es lo que sufro. otros sois los merecidos y legtimos poseedores.
Una pesada angustia ensombrece mi vida. El tiempo para Oh pobres tan queridos, seres respetables, yo hablar por
m simplemente pasa; no transcurre en la alegra; y ninguna vosotros.
intimidad ni actividad me ilusiona. Nada me ata al mundo:
ni el deseo ni la plegaria, ni el espacio, ni la voluntad. Una II
memoria incomprensible y vaga de mis das despierta en mi
corazn vehementes recuerdos. Sufro, y nada humano, nada Un velo les oculta a mis ojos los primeros instantes de mi
de aqu abajo podra animar mi espritu, dar aliento a mi vida. Si me remonto hasta esa primera hora en la que nac a
pasin, a mis deseos. Oh tristeza, oh dulce y fiel compaera, la conciencia de las cosas, me veo tierno y dulce, sumido en
altivo y aristocrtico afn, slo t ennobleces mi pena; pues un supremo aislamiento. Me veo triste, calladamente triste,
muy noble es tu dolor, que es sin clera y dcil. absorto en mis propios sentimientos y en las primeras ansie-
Sin embargo, los das me son menos sombros, ms apa- dades de mi vida. Y en mi precoz abatimiento, de cara a la
cibles, cuando en medio del camino que inundo de lgrimas, luz, veo otros rostros en los que no se dibuja la ms leve son-
a solas con mi esperanza, encuentro un hermano, alguien a risa. Me vuelvo siempre sobre m mismo, y al final del da, al
quien hablar. Los tristes, los mansos, los humildes y los des- amparo del bosque y su silencio, me siento estremecer de
afortunados siempre encontrarn en m mi ms completa pronto al soplo de la noche. Las sombras vivas y misteriosas
confianza. Veo en sus ojos perturbados la misma turbacin presiden los primeros aos de mi vida. Yo erraba solo; solo
que revela mi ser. Siento en lo ms profundo de mi corazn me internaba en el seno de las noches profundas, para escu-
que ellos son nuestros hermanos, porque sufren, porque nos char y sentir los primeros hlitos de mi fe. Experimentaba en
soportan, porque poca cosa son al fin, y se los olvida. esos momentos como una exacerbacin de la vida; y a partir
Oh, pobres tan queridos, tan bondadosos, veo vuestras de entonces, solo como estaba conmigo mismo, no buscaba
dulces sonrisas y las alegras de vuestra suprema armona. ms que ese misterio.
Qu guardis en vuestra memoria? Quin podra conocer el Ms tarde, siendo todava una criatura muy dbil, veo a
fondo de vuestro corazn? Las almas de los que sufren no tie- mi alrededor unas jvenes delgadas, a quienes les ofrezco mi
nen una apariencia inteligible ms que para aquellos pocos casto y tierno amor. Las veo, sonrientes y vivaces por las tar-
que han sido tocados por la delicadeza infinita, y que les son des bailar frente a la casa de mi madre, y en sus juegos, en sus
ntimamente afines. Qu suean los pobres? El pasado no les rondas, les ofrezco mi ternura y lloro.
fue benvolo. Acaso el futuro les reserva menos recelos y ms Mi adolescencia alza su vuelo en aras de vagas aspiracio-
esperanza? nes y de la visin constante del ideal que deba guiarme. As
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iba siempre, bajo el cielo encapotado y los rboles vivamente ritmo soberano de esos llantos de la eternidad poblaban mis
agitados por el viento, con gran delicia, a perseguir y disfru- das y mis horas como la presencia de un amigo. De pronto
tar mi sueo. El cielo gris plagado de grandes nubes oscuras, me descubra la cara, y entre lgrimas me vea transportado
los rboles robustos de largas ramas agitadas por fuertes bri- en las alas de la poesa. Mi rostro, plido de amor, me pare-
sas, me atraan y me hechizaban especialmente. Iba bajo su ca embellecido por la esperanza; me pareca ver en el cami-
sombra densa, unas veces corriendo con todas mis fuerzas no bellas lejanas iluminadas por el sol; entonces, mi alegra y
como hechizado por esos balanceos que me rodeaban y me mi vida y todo mi ser me arrastraba hasta all. Cuntas horas,
transportaban como un oleaje invisible; otras veces, vuelto cuntos momentos no he pasado as sumido en la aspiracin
sobre m mismo, pensativo y callado, con los ojos fijos en la de una vida ms feliz, colmada de amor y de encanto, vivien-
tierra y el odo cautivado por el soberano arrebato de esos do as das que no tardaran en llegar.
misteriosos murmullos. Y he aqu que llega la hora, como os lo he dicho, en que
La fuerza de los sentimientos que me animaban por veo pasar por los verdes senderos unas jvenes dulces y frgi-
entonces era de una plenitud indescriptible y, como vagas les; van tomadas de la mano, lanzando a los vientos los acen-
promesas de felicidad o de amor, en el hlito de estas miste- tos puros y serenos de sus alegres canciones. Pero la suerte me
riosas inspiraciones, aparecan ante m unas bellas cabezas y es enemiga y ni una sola entre ellas me dedica una sonrisa.
unos rostros muy dulces que algn da llegara a conocer. Amo y quiero cantar. Amo a mis veinte aos, veinte veces
Todava hoy los veo, aun si semiocultos en una oscura el astro que nos cobija ha girado alrededor del eje del hogar
penumbra. Veo rostros de plidas mujeres bordeados de cabe- tutelar. Amo, y mi corazn se inclina por una hija de nuestra
llos negros; todo un cortejo de gracia y de dulzura que me tierra, una joven vivaz.
atrae y me cautiva como filtros invisibles, que me habla y me Am, sufr, di mi fuerza y mi vida. Abism el alma en un
seduce y me llena de ternura. supremo amor profundo, inmenso; la Belleza, el Ideal no me
Desde entonces, tres veces he encontrado en las mujeres han hablado sino a travs de ti, hija del pueblo, hija del campo.
que am no s qu recuerdo de esas encantadoras visiones. Sufr, am; me consum de amargura, pero mi corazn
Como un sueo que se realiza, vuelvo a verlas como a amigos permaneci puro a tu lado.
perdidos desde hace tiempo a quienes se reencuentra y se En fin, viv momentos muy tristes; venan y pasaban, y
reconoce para siempre. mi alma que era tuya, tan constante y tan viva, iba hacia
Yo estaba aun en mis primeros aos y en los comienzos tus dolores, los comparta, y se detena a pensar en los pro-
de mi vida. La naturaleza era mi nico apoyo. fundos males que te agobiaban.
Cuando oa soplar el viento tras los viejos muros de la Finalmente viva slo por ti, en ti, hasta agotar mi vo-
casa de mi madre, me gustaba dejarme mecer por ese rumor luntad.
triste y suave. Esos largos gemidos, esos sollozos sobrehuma- Sufre, sufre eternamente, en el abismo de tus sueos, oh
nos, esos cantos vastos y repentinos aferraban mi alma a la poeta, sufre hasta el fin, hasta el final, hasta agotar tu vida.
naturaleza y la transportaban a un mundo mgico. En mi Sufre sin cesar, soporta as hasta la muerte los deseos de tu
tristeza y mi dbil abandono, esos soplos, esos rumores, y el destino.
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Cuntas cosas, cunto mal en esta triste estancia que se El grito1
desvanece tan pronto, en el dolor de la nostalgia del infinito.
En los momentos de dolor supremo, en el abismo de tu
fin, quien ver brotar de tus ojos lgrimas solitarias no ser
un amigo; nadie ve nuestras penas.
Sal fuera, vete al campo a caminar sobre la hierba flore-
cida. Hay en el fondo del bosque, en la ms densa oscuridad,
la presencia eterna de tus fieles amigos: la Fe, la Verdad, el
Amor y el Silencio. Est tambin, en un claro puro y casto, la
recuperacin de tu fuerza celeste, el pensamiento verdadero,
la Conciencia, la consideracin ms segura de tu ley y tu fin. El cortejo pasaba lentamente entre la multitud conmovida.
Oh Soledad, gozo ineluctable, oh manes generosos para El pueblo estaba muy triste, sufra esta desdicha; aun obser-
con el corazn oprimido. vaba, con los ojos llenos de lgrimas, el negro fretro en todo
En los graves das del fin del invierno, la naturaleza se su misterio. Slo esos sollozos, en este mundo agobiado,
detiene, queda inmvil. En ese reposo transitorio, soplo de hablaban de orden, de amor y de una bienaventurada espe-
muerte y principio de vida, las horas cobran una grandeza ranza.
solemne. El silencio, un supremo abandono, preludio de un Cuando, en el umbral mismo del templo, templo de
dulce despertar que se prepara. La Primavera est por llegar. muertes y de solemnidades2, mi pobre perro, que se haba las-
Pero los das aun son grises; los espacios, silenciosos; y el futu- timado una pata, aullaba, gritaba, lanzando al aire calmo el
ro, velado. irreverente desorden de sus quejas.
Caed, caed sobre m, tristes y lnguidos das de mi vida, 1 Quizs sea este el texto de la presente seleccin que ms trabajo de edicin requi-
infeliz e inquieta. No ha llegado la hora; la pena me ator- ri para hacerlo accesible a los lectores. La siguiente nota al pie, en la que se pro-
menta, y el fin dbil y triste, sin un amigo, sin apoyo alguno, pone un final alternativo, proviene de la transcripcin que hiciera Andr Mellerio
de las notas de Redon al dorso de las pginas iniciales de este enigmtico relato.
comienza a helarme. La hora del amor no ha llegado y el 2 un nio inquieto le pregunta a su padre:
invierno se prepara, y los de maana sern das aun ms Quin va all, pap?
oscuros. El corazn pleno de amor y colmado de esperanza Una muerta, hijo mo.
todava deber escalar las laderas de esos soberbios montes, Qu es una muerta, padre?
Una muerta, mi nio, es una mujer como nosotros, a la que Dios se ha lle-
gigantes robustos, de cara al infinito de la vida, donde se est vado consigo.
tan solo y el alma es tan poca cosa. Y por qu, padre mo? No est bien que el buen Dios la guarde as en una
Oh poesa, oh Madre, fuente de energa soberana, vierte, caja tan negra. Adnde va? Adnde la llevan?
A la iglesia, mi nio, para rogar por ella.
vierte sobre m tus caudales de amor, de dicha y de fe. Padre, qu es rogar?
As mi alma, en el umbral del infinito, tiembla y se pre- Es hablarle a Dios para que nos conceda lo que deseamos.
para para comparecer ante el Eterno. Entonces le rogar a Dios dice el nio.
Y qu le pedirs, nio mo?
Le pedir que la saque de all, que saque de all a la muerta, y la devuelva
a la vida.
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La armona perturbada, llamado repentino a la realidad Ronda de amor
de la cercenada vida del animal, la bestia, la nada.
Y sin embargo, pobre animal, manso y confiado qu
humano es tu grito, qu doloroso y extremo! Pobre y cons-
tante amigo, mi nico amigo fiel, mi buen perro, con qu
temor me miran tus ojos, llenos de dolor e inquietud. Mudo,
me hablas. Con el amor en la mirada, sin arte, sin pompa
alguna; todo en ti clama que t tambin sufres, sin artificio,
sin convenciones, sin medida. Quin me develar tu miste-
rio? Quin me querr como t?
Ser dios, mesa o palangana?1 Quin sabe: nadie puede decir
lo que ser. Nadie es esa rgida esfinge que ve el porvenir y
descifra el enigma de sus misterios. Que su dura mirada fije
sin cesar el cambiante horizonte que despliega ante ella nge-
les o fantasmas; que mire siempre a lo lejos y alce el velo fatal
que oculta la desdicha o el xtasis. Se desconoce el fin; nada
se sabe.
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sueo. No s lo que el porvenir me reserva: veo el universo III
mudo, impulsado por un instinto divino que me eleva, siem-
pre hacia lo mejor, hacia el bien, en un vuelo incomprensible En la plaza hay mucha gente; nios turbulentos que pasan
y supremo. Se desconoce el fin; nada s. gritando, agitados; ancianos que, apartados, conversan sobre
As hablaba el artista en su marcha obstinada. Cuando los asuntos del pueblo, hablando por lo bajo, suave, senten-
hay salud, la belleza lo gua, en su temeraria labor. As habla- ciosamente; madres que, llenas de resquemores, miran con
ba l de su obra y de s mismo, cuando de pronto irrumpe el sano orgullo hacia el camino por el que aparecern sus nios;
escptico, en su morada silenciosa. y al final llegan ellas, tmidas y ruborosas. Entonces se unen
a la ronda; ya no cantan, giran, bailan, saltan, y los abrazos se
tornan ms vivos y las miradas ms apasionadas; exaltacin
II del placer y del amor; ellas estn entregadas al amor, al ideal
y la poesa.
Un da, un da muy triste, vi pasar ante m unas jvenes3 sa es la imagen de mi vida y mi corazn, de mi alma y
puras y vivaces. Alegres y ligeras, iban recogiendo las flores mi fin
que bordeaban el camino. Iban con la mirada fija justo delan- Una ronda de amor girando por toda la eternidad.
te de ellas, inquietas y contenidas, como si sus pensamientos
estuvieran ocupados en esa tarea. Sus voces, que colmaban el
aire, se mezclaban con los taidos de la campana del pueblo, agosto de 1877
que se repetan, montonos y ligeros4 Ellas seguan andan-
do, giles y vivaces, apresurando sus pasos hacia su destino, el
cual yo ignoraba.
Quin las animaba as en su rpida carrera? Nadie lo
sabe. Ellas seguan andando, y su paso, que se precipitaba ms
a cada instante5 daba a sus miradas un entusiasmo ms
extremo, un deseo; una ansiedad que tena algo de vrtigo.
Las segu, arrastrado como iba por una fuerza sobrena-
tural.
A medida que avanzaban, sus cantos se volvan ms tris-
tes; dan unos pasos ms, y ya no cantan. Ya estn muy cerca
de su destino. Van a bailar a la plaza, una ronda de amor con
sus bienamados.
3 Palabra ilegible en el original.
4 Palabra ilegible en el original.
5 Palabra ilegible en el original.
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El Fakir
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invencible estatismo de su excntrica personalidad, le haban Un Fakir, qu ms grato, ms inofensivo, ms amable?
procurado una situacin excepcionalmente solitaria en medio Se sabe que en la India hay unos religiosos dedicados a la
de la multitud. mendicidad y a la vida contemplativa que pasan sus das
Por lo dems, no hay acaso tambin algo de molesto y nmades rindindole culto al sueo. Carrera plena de amor,
penoso en vivir cerca de un hombre incomprensible? de un plena de altas ilusiones, de poesa, que los lleva a la muerte,
hombre que no dice nada, no hace nada, y que permanece en con el alma ligera, el alma viva y alta y tan espiritualizada que
lo desconocido, como un misterio? Los hombres de su vida presente no se distingue de la muerte misma.
mundo se conocen tan bien mutuamente! Desde el pri- Atraviesan la multitud como sonmbulos, con los ojos fijos
mer acercamiento, una mirada basta para unirlos para siem- en lo incomprensible, en las divinas escenas del misterio, en
pre y para procurarse, unos a otros, atenciones sin reservas. los caprichos y las maravillas de las nubes.
Apoyo moral, ayuda econmica, confianza, amor y generosi- Otros, ms humanos, tienen los ojos vueltos tambin
dad, no est todo esto siempre presente en el hombre que hacia la tierra. Un poeta sabe que es necesario tener las cuali-
sabe vivir; en aquel que sabe ser sociable y que nunca olvida dades propias de un perro para ser un verdadero fakir, un
el saludo, la visita, los buenos deseos y las mil obligaciones asceta divino; entre ellas:
devoradoras y ridculas que les prueban a todos aquellos que
no son mundanos y que las padecen, que esas personas cuen- tener siempre hambre,
tan en s mismas con inagotables fuentes de felicidad: bon- no tener techo seguro,
dad, justicia, y amor al prjimo antes que a s mismo? pasar las noches sin dormir,
Y sin embargo, en este pas feliz y civilizado por excelen- no tratar mal a su amo, aun cuando lo golpee,
cia, se tena una comprensin muy clara de todo; el fin supre- contentarse con el lugar ms bajo,
mo de los espritus de elite era llamar a las cosas por su ver- ceder su lugar a quien lo quiera,
dadero nombre, e incluso la abstraccin, incluso lo vago, la volver junto a quien le ha hecho dao,
belleza, el arte, la poesa, tarde o temprano se definan, se cla- mantenerse alejado de los que estn comiendo,
sificaban, se ponan al da, precisamente, sin que la confusin no abandonar el lugar donde est su amo,
fuera posible en esa sociedad cuya lengua era tan clara, tan etc.
clara, que se hablaba francs.
Cuando, un da un da tal vez afortunado, el hombre Hay tambin aquellos que viven en el ms total aisla-
atrajo la mirada de un observador perspicaz que lo estuvo miento; se acuestan en un duro camastro, andan desnudos, y
considerando por largo rato con esa voluntariosa persistencia si llega el caso, se quedan con la bolsa y con la vida del pr-
propia del proceso de abstraccin, se vio al filsofo detenerse jimo. Pero los verdaderos fakires, los ms honorables, son
en la causa y, dndose una palmada en la frente, exclamar: aquellos que se dedican en la mezquita al estudio del Corn
Suea! Y persiguiendo hasta las ltimas consecuencias el y a la plegaria: fanticos piadosos que se mortifican con estas
proceso de sus investigaciones deductivas, concluy: Suea. extravagantes prcticas:
Luego, es un Fakir.
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quedarse de pie por varios aos, sin sentarse nunca, EL ESPEJO
no acostarse,
mantener los brazos en alto hasta morir, Desde que supo su ttulo y el papel que al fin deba desem-
exponerse da y noche al calor y al fro, y a las picaduras pear ante los hombres entre los que el azar de su nacimien-
de insectos, to lo haba hecho vivir, el fakir, siempre sincero, se dedic a
enterrarse en una fosa por varios das, examinarse. Para lo cual, se desnud.
prenderse fuego en la cabeza y dejarse quemar la piel y la Se vio constituido exactamente igual que los otros hom-
carne hasta los huesos, bres; tena, en efecto, dos ojos para ver, para ver claro sin
condenarse por aos al silencio, duda, tanto como Al se lo permitiera. Tambin tena dos
cerrar los puos hasta que las uas penetren la carne, odos para or uno del lado derecho, otro del lado izquier-
lacerarse el cuerpo con instrumentos cortantes, do; no es or, acaso, bendecir al divino maestro que lo haba
etc., etc. puesto sobre la tierra? Or del exterior el sonido del rayo
cuando golpea, potente y misterioso, la llanura, el campo; o
Aquel al que nos referimos aqu no era de esta secta de el ulular triste del viento y de la tormenta; or tambin los
reglas inexorables. Su presencia en un pas civilizado haba sonidos de la voz humana, cuando en sus momentos de ocio
modificado en gran medida la naturaleza de su moral y, en el hombre busca su causa, su enigma, su finalidad; or, en una
consecuencia, de sus prcticas religiosas. No era, despus de palabra, su plegaria. Entonces se puso a meditar en estos dos
todo, sino un fakir degradado, un fakir en decadencia, que sentidos, sin duda los ms puros que Dios nos ha dado:
haba conservado de su origen primero slo aquello que con- He aqu que tengo dos ojos para ver, para ver bien; y en
cordaba con las exigencias de la vida moderna del mundo que el universo que se despliega en mi presencia, no veo nada.1
lo rodeaba y que, a pesar de todo, no dejaba de influir en l. A menudo, en el curso de mis vigilias, alzo la mirada a las
No se abandonaba a esas prcticas duras y sangrientas que alturas, hasta el fondo del firmamento, con el deseo que me
todava se mantienen en Oriente; l, por el contrario, viva anima de ver ms all de esa bveda sublime que me alum-
como se vive en Francia, y la magnitud de su dogma radica- bra, y quedo vencido por el impenetrable secreto que me
ba en sus divinas ensoaciones. l se inclinaba ante estas re- aflige.
velaciones con una humildad y una sumisin digna de los La vista es, sin embargo, el ms puro, el ms etreo de
tiempos de fe; se entregaba a s mismo slo para establecer nuestros sentidos. Por ella, la Naturaleza me devela su mag-
con su Dios otros lazos ms directos y continuos. nificencia aun ms que si la escuchara. El inters ms grande
Cunto se haba tardado en comprender esta naturaleza y ms verdadero est aun sobre la tierra, en el hombre mismo,
de fakir esencialmente religiosa, cuya apariencia deca tan a en su esencia extraa, divina y mortal, que nos descubre ver-
las claras y de inmediato su origen, sus gustos, su carcter? daderos abismos a medida que la observamos.
Eso se ignora. Acaso no son siempre las cosas ms simples las
ltimas que se descubren?
1 Como en otros casos, la narracin pasa aqu sin ms de la tercera a la primera
persona.
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La juventud es aun ms bella de lo que asegura esta cien- aun me quedara para ver claro, muy claro, quizs ms claro
cia del hombre; al menos movida por el amor y la ilusin de que por estos claros rganos, y conducirme en el medio de la
sus primeros aos, se eleva sobre las alas de la poesa y del muchedumbre innumerable de los hombres, como un puro
Ideal, sin cuestionar jams la esfinge eterna cuyo silencio nos fakir noslogo pues no ignoras, lector, que el estudio de los
tortura. perfumes, al que en tan alta estima se tiene en la mezquita,
As segua examinndose el Fakir. ha sido ltimamente considerado tan alto, que las sociedades
de hombres serios lo han elevado al austero rango de la cien-
cia, de la ciencia profunda de la nosologa, de la nosologa
LOS SENTIDOS severa, suprema e impecable que es la ciencia de la nariz.3
En esta sntesis, que es una de las ms fecundas, se reco-
Tengo otros sentidos que me ayudan en la vida; y para com- rre en todos los sentidos el corazn humano y todo su cau-
batir un momento los elementos que me rodean y sobre los dal. Gracias a ella se puede escribir y poner al da la historia
que no triunfo sino para abandonar pronto a la muerte la contempornea y todos sus misterios; gracias a ella, no existe
pasiva libertad de la que se me ha dotado.2 el ms pequeo rincn de la conciencia humana que escape a
Tengo en el medio de la cara una singular prominencia un anlisis escrutador; gracias a ella, en fin, como en este
que sirve para oler. Por esta nariz vigilante y escrutadora que espejo en el que me reflejo, se ven a plena luz y a cielo abier-
me precede y me anuncia a la multitud de los hombres, to las lejanas e insondables perspectivas que son para la con-
puedo penetrar el sentido ms profundo de sus palabras y ciencia como esas brumas vagas y confusas que velan para
compararlas as con sus intenciones. Pues as como hay per- siempre tristes y lejanas [sic].
fumes suaves y embalsamadores que despiertan en mi espri-
tu mil recuerdos de mi patria, este sentido audaz y delicado
entre nosotros los orientales que somos los iniciados en estas LA BOCA
dulces voluptuosidades cuya duracin no tiene nada que
envidiar a otras voluptuosidades tan breves y a veces amar- As se examinaba el Fakir sin cesar. Cuanto ms profundiza-
gas, nos asegura tambin la posibilidad de ver lo ms pro- ba, ms escrutaba su ser en lo que tena de ms ntimo y ms
fundo de la conciencia humana, como si el cuerpo fuera de secreto, y ms se perda en conjeturas y en infructuosas espe-
cristal. Ms penetrante a veces que la vista, puede verlo todo, culaciones.4
comprenderlo todo, analizar y profundizar en todo. Tengo tambin un rgano extrao por el cual absorbo los
Bendito seas, divino Al! No hay acaso en el fondo de alimentos que me mantienen vivo. A decir de los ms sabios
tu obra perpetuamente original y novedosa una sabidura, investigadores de la vida, este rgano imperioso, que reclama
una clarividencia infinita? Podra, sin temor, perder la vista;
3 Confusin, probablemente con intencin irnica, entre nosologa la ciencia que
2 El lector notar en este texto algunos pasajes confusos, que seguramente hubie- estudia las enfermedades, del griego nozos: causa y loga: estudio o ciencia y la
ran requerido algunos cambios de haberse preparado para publicacin en vida del raz latina naso: nariz.
4 Nuevo cambio, aqu, de la tercera a la primera persona.
autor.
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pasto sin cesar, es el ms esencial de mi persona. Dejar de carne, no fue a travs de ella que balbuce sus verdades pri-
comer sera dejar de vivir, as como dejar de vivir sera dejar migenias, sus misteriosos mandamientos? Te dejo estas
de comer. Muchas veces he querido, por puro espritu de reflexiones sobre esta materia, sobre la materia.
libertad, resistir a los requerimientos de un apetito imperioso
y voraz que se repeta a ciertas horas, como los accesos de una
fiebre intermitente; vanamente he indagado el secreto de esta EL ODO
necesidad constante en la que el animal se me asemeja o al
revs, no s sin poder jams vencer estas exigencias cotidia- Tengo tambin a cada lado de la cabeza un orificio por el cual
nas de las que confieso ser esclavo. me llegan los sonidos del exterior. La oreja es un rgano que
Recorriendo el pas al tiempo que deca mis oraciones, vi adopta formas diversas segn la naturaleza y el fondo intelec-
provincias enteras en las que se le rinde gran honor a la boca. tual de cada individuo. El animal est ornado de ellas, al igual
Es por ella que una parte notable de la poblacin en espe- que yo: bien conoces, lector, aquel que las tiene largas, muy
cial las mujeres se ocupa todo el da de preparar alimentos. largas, y que las orienta en todos los sentidos, a derecha y a
Un buen nmero de hombres sobre todo en la regin meri- izquierda, hacia delante o atrs, para husmear delicadamente
dional tampoco desdea sacrificarse en el altar de la gastro- el ms leve canto lejano. En una palabra: el asno; el asno
noma en el que este sentido reina majestuosamente con bonachn, el asno tranquilo y testarudo, el asno grotesco,
todos sus ministros, llevando tras s una numerosa corte de filsofo de lo divino, tiene orejas tal como nosotros. Y no es
nuevas necesidades que son las hijas legtimas de esta reina. sino la inferioridad errneamente atribuida a su persona la
La Seora Especia es all la dama de honor. Ella ha hecho que ha hecho de l, como es sabido, el smbolo de la ignoran-
venir de muy lejos su cortejo. Hoy en da, el hombre ms cia. Oh lector, ten prudencia. No escuches, no me escuches
sobrio y circunspecto se hace traer de los cuatro costados del ya ms. Comprenda Gutenberg la verdadera magnitud, el
mundo cualquier ingrediente que necesita para sazonar los verdadero alcance de la palabra ignorar? Saba que la multi-
alimentos que le proporciona el suelo que habita. plicacin de las letras implicara tantos peligros? No encuen-
La boca, pues, ha hecho mucho por la felicidad de los tro en este pas ms de tres doctas personas inclinadas sobre
hombres. Ella ha hecho explorar los mares en pro de la pesca; unos libros polvorientos. Ansiosas y pensativas, absorben
ella ha impulsado el descubrimiento de nuevos continentes; silenciosamente su sustancia; en el recogimiento de sus hoga-
ha extendido su imperio por doquier; y ha visto una inclina- res reina tradicionalmente una atmsfera mortuoria. Se re-
cin tan unnime a favorecer la duracin eterna de su reina- nen para mantener conversaciones ininteligibles a los otros y
do, que desde entonces asentada sobre la tierra por derecho se alejan con desdn de todos los que no tienen sus lecturas;
divino, reina con poder absoluto, soberana, ms poderosa, se confinan en su bienaventurada erudicin. Ah Gutenberg,
sin duda, que los soberanos mismos, sus vasallos. Su poder es todava hay una numerosa multitud de seres humanos que no
universal. saben leer; y otros hay que leen constantemente, sin cesar
S, lector, la lengua es nuestra madre, nuestra amiga. No entre ellos:
sirve acaso tambin para hablar? Cuando el Verbo se hizo
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el pedante dicen amaos los unos a los otros. Sino que dicen (y qu de
el escoliasta bellas mximas salen de sus bocas):
el gramtico
el universitario Los primeros sern los ltimos.
el biblifilo Ha llegado la hora de adorar al Padre en Espritu y en
el hombre de letras Verdad.
el erudito Beati pauperes spiritu.
el coleccionista de grabados
el retrico Tena tambin l dos brazos para actuar;5 pero no com-
el legista prenda por qu la naturaleza haba hecho el miembro dere-
el abogado cho ms gil que el otro, que est del lado del corazn. Sin
el eclesistico duda, era la herencia. Dado que un gran filsofo de la regin
los bedeles y los sacristanes haba descubierto que todo individuo era el fruto de una
los obispos extensa cadena de esfuerzos destinados a encontrar alimento
los arzobispos a lo largo y a pesar de toda la duracin de la especie, a l
los diconos no le asombraba ese hecho, pero hubiera preferido recibir de
y hasta los archidiconos sus antepasados un instrumento ms directo y seguro del lado
del corazn: suceda lo contrario.
Deca, pues, que es por el Odo que se me hacen sensible Parece que, en el cerebro, el origen del habla no est del
una infinidad de sonidos y de ruidos diversos, e incluso la voz lado derecho. Entonces meditaba l en ese proverbio que dice
de los dems, el habla, ese vnculo supremo que me une a los la palabra le fue dada al hombre para disfrazar su pensa-
hombres, y que los une y los desune, segn las numerosas for- miento, y en el hecho de que tampoco all estaba cerca el
mas que adopta para manifestarse y que se ha extendido a tra- corazn.
vs de los siglos. Nadie puede prolongar la vida de las len- Dos piernas tambin tena para desplazarse horizontal-
guas, que nacen gracias a nosotros, se conservan gracias a nos- mente por la tierra. Imposible hacerlo de forma vertical.
otros, crecen, se desarrollan y envejecen gracias a nosotros, Destino fatal, l se arrastraba como un gusano. A su alrede-
pero que mueren para siempre sin que nadie pueda hacerlas dor, en cambio, las personas obesas desplegaban la opulencia
revivir. de sus carnes grasosas en unos carros tirados por nobles caba-
Subsisten entonces en el estado de lenguas muertas. Sin llos, pobres animales, animales sumisos, que llevan el
embargo, algunas personas extraas e incomprensibles insis- Domingo de Ramos una palma verde sobre sus crines.
ten en servirse de ellas con el fin de lanzar sobre el pueblo Inocente Jess. Las fiestas primordiales. Qu mejor. Pero en
llano los rayos de su elocuencia. Discursos llenos de una los carros, qu de cabezas rubicundas y sanguneas, qu de
oscura claridad resuenan desde lo alto de ciertas ctedras para
predicar la moral y el bien en una lengua de ultratumba. No 5 El relato vuelve ahora a la tercera persona.
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rostros speros, de otro mundo, asombrados de ver tan cerca LA CIUDAD
de las ruedas tantas sonrisas, tantos gritos de alegra, tantas
caras alegres, o de or las francas conversaciones de una plebe En la poca de su vida en la que tiene lugar esta parte de la
inocente. historia, viva el fakir en una gran ciudad, una ciudad inmen-
El Fakir, por su parte, caminaba, segua, no compren- sa a decir verdad, la primera seguramente del pas en el que
diendo que se sintiera tanto orgullo en hacerse llevar por unas se encontraba. Era una ciudad grande por el nmero de sus
bestias. Por qu? Para andar ms rpido? Por supuesto que habitantes, por la importancia de su industria y, sobre todo,
no, pues los altivos poseedores de esos vehculos no tienen por la infatigable actividad espiritual que ocupaba a sus habi-
nada que hacer. Para no cansar sus dos simples piernas por tantes. La idea, esa madre invisible de la vida, era tenida all
esas calles atestadas, y dejar que, con el tiempo, fueran presa en gran estima. Pasaba, e iba y vena como una verdadera
de la gota,6 esa inflexible justiciera sin remedio? Tal vez. diosa, a sus diversos ritmos, graves y vivaces, a menudo lige-
El Fakir pensaba que el nico ennoblecimiento de tales ros. Pero cualquiera que fuera el aspecto que adquira, la aus-
seres era deberles a los mensajeros que los llevaban toda la teridad o la fantasa de su vuelo, siempre la esperaban la
labor de su jornada. Valientes y mansos caballos, qu progre- misma diligencia y el mismo fervor. Ciudad verdaderamente
sos habis logrado? Se os retribuirn los intereses de tanto afortunada que veneraba as al verdadero Dios, el Dios de la
esfuerzo, de tanto trabajo, de tanta sumisin y servicio? vida, pues l nos lleva ms all sin cesar, hacia lo mejor, hacia
Jams. Os comern vivos. lo mejor de las cosas, en busca de lo desconocido.
Hay una sociedad de hombres que los protegen. Esta vez, Al fakir esta ciudad le gustaba por la libertad que encon-
una asamblea de personas bien intencionadas ha alzado el traba en ella por doquier. Poda vivir all as a su antojo,
grave estandarte del bien, y se ha declarado protectora de los haciendo lo que quera en cualquier lado, ya que las leyes del
animales. En fin, tanto da, pobre humanidad; habr pues, pueblo le daban a todo ciudadano el derecho a la ensoacin;
entonces, en ti, una buena predisposicin hacia los animales, de modo que l poda dar en ella libre curso a sus instintos.
una sociedad que terminar con todas las ortodoxias y que no El fakir viva en un barrio solitario cerca de un gran jar-
se ocupar sino del bienestar de esas olvidadas bestias. dn en el que los nios grandes y pequeos jugaban a
El fakir pensaba que bien se podra extender el mbito de menudo. La ventana de su vivienda daba a un vasto campo
esta sociedad bienhechora hasta l mismo, hasta nosotros, y sin casa alguna, una suerte de baldo sin utilidad definida, en
dotar, en fin, a la humanidad de una proteccin similar que el que la hierba creca al lado del mustio pavimento. A l le
incluyera asimismo, si fuera posible, la felicidad de los pobres gustaba pisar esa hierba fresca, ese tapiz verdaderamente lujo-
y de los cojos. As entrevea en sus sueos un porvenir dicho- so cuya suavidad le encantaba.
so, en el que los hombres abandonaran sus intereses de ultra- Quin no ha sentido como l el repentino y penetrante
tumba para ocuparse un poco ms de las realidades presentes, encanto de una simple flor en medio de la ciudad, lugar de
inmediatas y fortuitas. exilio para todo amigo de la verdad. Quin no ha disfrutado
de esa suprema calma que da una temporada en el campo,
6 Parece necesario restituir la gota, tachado en el original segn Mellerio. cuando despus de una estancia entre los hombres, con su
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hostilidad y sus penas, el ocio nos permite dejar fuera todos do, sobre el mismo suelo, cuya dureza y resistencia eran a
sus sinsabores. menudo objeto de sus meditaciones preferidas, pues las
Las ciudades como aquella en la que viva el fakir eran de encontraba da tras da en el mismo lugar cuando las fatigas
tales proporciones que la naturaleza exiliada no asomaba por de la jornada lo llamaban a reposo.
all. Apenas algunos jardines artificiales, creados en determi- Singular consistencia de carcter la de esta dura made-
nados recintos, para descanso y entretenimiento, lograban ra, tan constantemente expuesta a mis vrtebras dorsales se
engaar a quienes quisieran. De tanto en tanto, en todos los deca a menudo. He encontrado alguna vez hombres tan
barrios, grandes emplazamientos ornados de bellos rboles y poco flexibles como esta madera rgida y obstinada? He
hasta con cascadas artificiales, dejaban or sus ruidos mon- encontrado alguna vez en otro una manera de ser tan pura y
tonos y regulares. El Fakir se paseaba a menudo por all. tan pareja? El fakir haca no obstante muy buen uso de ellas,
Cerca mismo de su vivienda se le vea siempre solo, bajo los pues permaneca sobre esas tablas largas horas por la maana,
olmos, pasear sus ilusiones y sus sueos. Pasaba all largas mucho despus de la salida del sol.
horas, distrado y ausente, como si viviera en otro mundo. El resto de su departamento estaba dividido segn sus
Los nios que lo miraban se sorprendan al verlo pasar, y sus- trabajos y sus costumbres; segn la importancia y duracin
pendan por un instante sus juegos para observarlo con asom- de los actos que ocupaban su da, era el espacio que le corres-
bro, como si hubiera en l algo extraordinario. ponda. Es decir, que si necesitaba diez minutos para afeitar-
El fakir viva cerca de uno de estos paseos. Su ventana se pasndose una hoja de metal cortante por la mejilla abun-
daba a uno de esos terrenos que la gente de esta ciudad llama dantemente cubierta de blanca espuma, haba calculado que
baldos, tan baldos como el Fakir, tan baldos como su vida, siendo diez minutos la sexta parte de sesenta, y sesenta la
como su voluntad, sus esperanzas y sus metas. doceava parte de su da, diez minutos equivalan a la setenta
El interior acentuaba especialmente la originalidad de y dos ava parte del da, por lo que no le asignaba, pues, a su
este extrao espritu. En un espacio limitado, de apenas unos tocador ms que la parte correspondiente en el espacio de la
pocos metros cuadrados donde no habra podido hacer entrar vivienda que ocupaba, cuyas dimensiones, abstractamente
dos veces su camastro, l haba ordenado su vida. Cuatro representada en metros cbicos, l saba con toda exactitud.
paredes vacas, no muy alegres para l; pero qu pueden ser Comprendes, lector? Una as el espacio y el tiempo. No
la alegra y el bienestar para un pobre fakir de estos tiempos, representa esto una gran profundidad de pensamiento por
disciplinado en la pobreza y la plegaria? Sin embargo, haba completo digna de un fakir? Se quedaba sentado durante
que vivir igual, pues los recursos que reciba de Oriente para medio da ocupado en sus profundas ensoaciones? Entonces
que viviera en paz, inmerso en su ocio y sus sueos, no le per- su silln ocupaba la mitad exacta de su hogar, etc., etc. Poda
mitan sino vivir en la estrechez, en la ms completa austeri- multiplicar al infinito los ejemplos para precisar esta manera
dad, con sobriedad, y pasando infinitas privaciones prcti- de amoblar que practicaba cada vez que se mudaba, y que
cas, por lo dems, habituales para ganarse el cielo. daba al interior de su vivienda una significacin inmediata,
Dorma en un camastro. Unas tablas muy firmes sopor- nica, y la colocaba en un lugar incomparable al de ninguna
taban obstinadamente un colchn de esparto bien comprimi- otra.
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EL VIRTUOSO Hay, al parecer, un tipo de autores especialmente dedica-
dos a inventar esta suerte de discursos sonoros; pues es
Hay tambin un mueble muy particular y muy extrao que importante sealar que la impresin que stos producen no
goza actualmente de una gran aceptacin entre una parte de la est del todo librada al azar. Se necesita una gran ciencia en
sociedad llamada burguesa. Se encuentra uno en casi todas las estas cosas misteriosas, pues hay personas que pasan, se dice,
familias. Es de una forma rara y que choca en un principio a la la vida sin ocuparse de otra cosa. Aquellos que inventan estos
vista de quienes no estn habituados a utilizarlo; a veces es muy discursos se llaman compositores. Son como los grandes
largo, otras se alza hasta cierta altura, contra una pared, y suele sacerdotes de estos misterios; y nadie podra expresar cabal-
adornar el interior de un departamento tanto con el brillo del mente el sentimiento de superioridad que ellos manifiestan.
bano como por su uso. Tiene, a cierta altura, un abanico de Estn en un xtasis perpetuo. Cuando se hacen or, la gente
pequeas placas blancas y negras a las que se llama teclas, y que los escucha bate palmas en seal de aprobacin, como
sobre este abanico de placas mviles, los nios de la casa en para felicitarlos. Como es de imaginar, una vida que se pasa
particular las jvenes pasean los dedos con mucha aristocracia, de este modo, en pblico, para recibir la aprobacin de toda
a derecha y a izquierda, lo que permite or unos sonidos graves una multitud, debe inclinar particularmente el sentido moral
o agudos, dependiendo del lugar que toquen, a veces la mano hacia la vanidad.
entera aplicada a producir un conjunto de sonidos que parecen Tuve un da la oportunidad de acercarme al ms grande
tener un gran efecto en las personas nerviosas, que entonces se virtuoso de este pas y de interrogarlo acerca de lo que pasa-
ponen a escuchar con todos los signos de una meditacin ba por su conciencia en el momento en que toda una audien-
intensa, unos ruidos que parecen hechizarlas o hacerlas soar. cia de a veces unas 2000 personas o ms lo aprobaba de ese
Yo mismo he odo esta suerte de ruido que se escucha modo, y lo aplauda:
aqu como si fuera la lengua de los Dioses lo cual tal vez sea La desprecio me respondi.
y confieso haber sufrido, como los dems, la influencia de su Es todo lo que alcanc a saber de la persona moral. Por
ntima y misteriosa elocuencia. Es el sueo en toda su magia lo dems, su persona inmoral, era muy dcil en sus deberes
y su misterio, con su cortejo de fugaces ilusiones, suaves, gra- religiosos que cumpla, digamos, con todo rigor. Es cristiano.
tas o terribles, que pasa en nuestra alma en cuanto se percibe Lo que es incomprensible.
este conjunto de sonidos. Es esto de un atractivo irresistible; Nunca conoc un virtuoso verdaderamente modesto. No
uno se dejara mecer as toda una vida por estos sonidos supre- s si la prctica de este instrumento fortalece el corazn y el
mos que pronto nos arrebatan de este mundo, con una inten- espritu, pero rara vez encontr entre los msicos uno que
sidad sin igual en las artes. Solamente en exceso resulta dai- fuera viril, seguro de s mismo, ni que tuviera de la vida y las
no, pues debilita los nervios; se entra entonces en un estado de cosas terrenales una visin clara y precisa. Parecen alzarse de
sobreexcitacin muy particular, que nos hace ver todo como a la tierra y contemplar en sueos la imagen de una imagen, el
travs del velo de la desilusin; a lo que sigue un cansancio, sueo de un sueo, la sombra de una sombra, o el deseo de
una reaccin tan fuerte que nos da casi disgusto de la vida y un deseo. Jams hubo grandes hombres entre los virtuosos.
nostalgia del ms all. Nunca se ocupan de las cosas generales de la vida, que les son
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desconocidas. Viven notablemente mejor bajo un gobierno que la suprema particularidad que nos distingue es el derecho
monrquico, pues no pueden ser al mismo tiempo aristcra- adquirido de ponernos en el ojal de la chaqueta una cintita
tas y democrticos, lo que sera un contra-estado. Nunca se roja, color que simboliza la pasin. Derecho adquirido no es
han servido de su instrumento para mejorar al pueblo o for- el trmino correcto, ya que a veces se trata de un derecho vio-
talecerlo en sus deberes cvicos. lado. Un derecho que no conserva de la verdad ms que un
Me dicen estos virtuosos que se no es el objetivo que se medio tono, ya que el violeta no es sino un compuesto del
han propuesto. Ellos creen simplemente que su arte se limita rojo. Pero el hombre y la gloria no siempre se contentan con
a producir una impresin, un arte para hacer soar, para un color puro. As es en este extrao pas, en el que los hom-
arrancar de este mundo y hacer olvidar por un breve lapso las bres dan un valor tan grande a cosas muy pequeas y simbo-
desdichas y mezquindades de la vida actual. Si es as como lizan con cosas muy pequeas lo que debera ser grande, puro
por cierto lo creo sta es la definicin absoluta de la cosa cre- y verdadero.
ada, en una palabra, de la obra de arte. Para adquirir este favor supremo, se entregan a prcticas
Y si es as me pregunto inmediatamente si, junto a esto, extraas, continuas, que actan sobre el espritu de otros como
se encuentra inscrito el cdigo de sus modales y de su actitud una desesperante certidumbre para nosotros, seres dados al
entre nosotros. Para m est claro que no hay nada que nos sueo, gente del pueblo y de la multitud que no actuamos sino
permita ponernos por encima de nuestros semejantes ni por a plena luz, sin ocultas maniobras ni simulaciones.
debajo, ni al lado por la sola razn de haberlos hecho soar. Hay tambin quien busca a travs de combinaciones qu-
Si es as, no veo adnde puede conducir esto: el hachs, micas la frmula de la piedra filosofal y quien para eso ha
el opio, una mujer bella, tambin nos hacen soar. Habra, pasado cada da, desde hace cuarenta aos, muy regularmen-
entonces, que preconizar el uso de estos tres narcticos, para te, en la calle principal de la pequea ciudad que colma con
elevar nuestro carcter, fortalecer la voluntad, o hacer olvidar, su persona portando bajo el brazo una larga retorta.
en aras de los misterios del Ideal, las tristezas y las miserias de La cabeza gacha, el alma absorta, el gesto preocupado y
la realidad que nos abruma? Quin sabe? Yo no responder. meditabundo, llega as a su laboratorio. Las personas que lo
Dejo plena y total libertad al lector para usar, como le plaz- han visto as toda la vida habiendo crecido, sufrido y enveje-
ca, estas cosas adormecedoras. Tenemos, entonces: cido ellas mismas, y que lo han visto con la retorta esa
retorta extraa, grotesca, misteriosa y melanclica, se dicen
el tabaco, un da: debe de ser muy audaz, muy sabio, este qumico; es
el opio, muy audaz, muy sabio, este qumico; es muy sabio, es gran-
el hachs, dioso. Es una reputacin justamente ganada, una conquista
las mujeres bellas, sobre el espritu del prjimo. Los nios han crecido, las gene-
los virtuosos. raciones han pasado, todos han visto al viejo encanecer, encor-
varse, respetado, acompaado siempre de su retorta, y nadie
Me hablan de condecoraciones, de distinciones, de glorifi- ha comprobado si las frmulas del viejo sabio han servido
cacin, de honores, de recompensas, de apoteosis. Y agregan finalmente para algo; todos han tomado el proceso por el fin.
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As es que todos los que consienten en pasar cuarenta El relato de Marta la loca
aos de su vida en la misma calle, con la idea fija en una idea
falsa, estn igualmente seguros tambin de ser respetados,
honrados, glorificados, distinguidos, recompensados y con-
decorados.
Este alma doliente abandon al Fakir hacia 1873, en el
ms secreto incgnito. Jams se supo hacia dnde parti. La
bsqueda habra sido en vano.
Pero con favor se acoge a aquel que ya no goza de l.
Habiendo adoptado el Fakir en decadencia el aspecto de todo
el mundo, se dispuso a seguir al resto de los hombres. En 1842, la fragata Le Berceau parti de Francia hacia
Un da en que se estaba mudando, olvid este manuscri- Pondichry. Mi padre me llevaba con l para reencontrarnos
to que hoy publicamos, treinta o cuarenta aos despus de con mi madre y mi hermana, que todava vivan en ese pas
que estas lneas, inconclusas, hubieran salido de su incohe- clido y luminoso en el que yo haba nacido. Yo acababa de
rente y vago pensamiento. terminar los estudios y no deseaba ms que volver a ver a mis
padres y a mis amigos de infancia, de los que me haba sepa-
rado una estancia de seis aos en Francia. A veces me escriba
con mi hermana Aug, con mi hermana Hlna, y tambin
saba qu vivo deseo tena mi madre de volver a verme y de
retenerme ya para siempre a su lado. A mi padre, lo vea sin
duda, de vez en cuando, pero sus breves visitas al convento
donde me haba ubicado, no lograban ms que despertar en
mi espritu esa dura melancola que conocen, estoy segura,
todos aquellos que han sido separados de jvenes de las vas-
tas soledades de las tierras creoles, de sus costumbres por lo
dems harto simples y de esa vida libre y plena que se dis-
frutaba en la primera infancia y que tan notablemente con-
trastaba con la estancia que acababa de pasar entre los muros
tristes y silenciosos del convento. Yo recordaba a menudo mis
vagabundeos por los lindes del amplio bosque que limitaba
con la residencia de mis padres. El viejo negro Mouta me
vigilaba siempre con ternura; los negros, por lo dems, tan
calumniados por unos como defendidos por otros, nunca
eran lisa y llanamente comprendidos: tienen esa humildad
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discreta que atrae profundamente y hace vibrar sentimientos Densas borrascas, olas enormes y brutales caan sobre la
hondos y sinceros. Creo poder decir, sin turbar en este cubierta a la que todos, presas del pnico, nos aferrbamos.
momento la memoria de mis queridos padres ya desapareci- Sentimos una fuerte sacudida que no expresaba sino demasia-
dos, que sin la presencia de ese viejo guardin de mi infancia, do bien que habamos dado contra un esquife 1: estaba todo
ligado a nuestra casa por todas las fuerzas del instinto del perdido. Nos metimos como pudimos en un bote al que los
mejor instinto, no s adnde me habran llevado mis locas pasajeros descendieron con dificultad; luego vi otro. Mi
caminatas. As, ese desahogo propio de la vida creole, esa elo- padre, lo recuerdo bien, me tom entonces en sus brazos,
cuencia amplia y fuerte en el seno de una sociedad libre del atraves dificultosamente la cubierta agarrndose como
control de una tradicin anticuada; esa gran libertad, en una poda de los mstiles, de los cordajes, e intent descender
palabra, que respira el alma en medio de una naturaleza vir- conmigo. Las primeras luces del da se extendan con pena
gen y viva, todo eso me faltaba en Francia, y haca que mis sobre este horrible cuadro. Los rostros estaban plidos.
pensamientos ms queridos viajaran con frecuencia a ese pas Ocupamos con dificultad un lugar en la barca demasiado
que se alzaba bajo el lejano cielo de mis primeros aos. llena que les fue confiada a los marineros: a poca distancia se
Partimos una tarde serena y soleada. La brisa que llenaba distingua la punta aguda de una roca negra y algo de arena:
con fuerza las velas nos conduca sobre un calmo oleaje, y la no estbamos lejos de la costa. Lo que sucedi entonces ya
mar, pronto, la ancha mar nos apareci en toda su majestuo- no lo s. Aun siento un fro helado al recordar la ola que nos
sidad ideal y mstica. Una amplia extensin sin lmites, bajo arrastr, lejos Luego, perd el conocimiento.
el azur profundo e inmenso. Todava recuerdo con placer las
primeras sensaciones que experiment ante esta vista tempra-
na en mi vida, pues haba llegado a Francia siendo aun muy *
joven y en mi espritu no haba quedado nada o casi nada de
ese trayecto. En el momento del que les hablo, yo tena 20 Cuando volv en m, cuando recobr la conciencia se
aos. Tena prisa por conocerlo todo, y las ilusiones que se trataba de un sueo? de un delirio? me encontraba en un
cruzaban en mi corazn eran muchas y muy vivas. camastro de musgos y de hojas, de grandes helechos, bajo la
Nada os dir de ese trayecto que fue largo y sin ningn bveda de una cabaa rstica una especie de choza suma-
incidente. Bordeamos toda la costa de frica occidental, mente precaria, en la que las ramas de un rbol denso y tupi-
hasta el Cabo de Buena Esperanza, y todo nos haca esperar do constituan casi el principal elemento de su extraa arqui-
que nuestra travesa llegara a buen fin. Cuando, una determi- tectura. El triste recuerdo de esa noche siniestra volvi de
nada noche no estando ya lejos de Tuibalew, todava lo pronto a mi memoria, y me cre salvada. Un ligero ruido de
recuerdo nos despertaron bruscamente unas violentas sacu- pasos sobre las hojas me hizo creer en la presencia de mi
didas. El barco sufra la violencia de un mar agitado e incons- padre, pero oh dolor! me estremec al percibir junto a m, a
ciente: una tempestad negra y siniestra nos amenazaba: ante mis pies, un enorme simio cuyos ojos, hmedos y nerviosos,
las rdenes, apremiantes y ansiosas, que daba el capitn,
1 En itlicas en el original.
pronto comprend la dimensin del peligro que corramos.
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me miraban con una persistencia y una dulzura muy huma- das. Al menor movimiento que yo haca, l lanzaba un grito
na. Era grande, de enorme estatura, aun de cuclillas, y en ese ronco y extrao. En esa noche sofocante, o claramente los
momento me pareci en actitud de una atencin pasiva. aullidos de las bestias feroces que sin duda me olisqueaban;
Tena en la mano un coco del que beba, y se aproxim a m pero mi desdicha, mi desamparo, la debilidad que me provo-
como indicndome que lo tomara. Se podan or esos grititos caban esas sensaciones tan fuertes e imprevistas, no tardaron
secos y estridentes que hacen este tipo de bestias; y se puso a en vencerme. Y volv a dormirme como se dormira en la
saltar sobre las ramas, a descender, a acercarse otra vez a m ebriedad.
con otros frutos exticos. Muy pronto comprend la inmen- Con los primeros rayos del da, me despert una suerte
sidad de mi desdicha. de murmullo inmenso y confuso cuyos matices sera difcil
Recorriendo pocos das despus la tierra a la que me describir. La tupida selva que me acoga estaba llena de pja-
haba arrojado mi triste suerte, comprend lo que haba suce- ros que dejaban or un canto supremo. Esa armona celestial
dido durante las horas que haba estado inconsciente. Sin era como un llanto de amor infinito. Ninguna msica me ha
duda alguna, el gorila me haba encontrado en las arenas de parecido jams igual a este concierto sublime cuya grandeza,
la costa, y me haba alzado y puesto all, sobre esas hojas. cuya majestuosidad, cuya calma y expresin verdaderamente
No s por cunto tiempo descans extendida as como divina no tiene par fuera de la que nace de la naturaleza y la
muerta, sumida en el torpor de mi situacin y mi infortunio. vida inconsciente. Desde entonces, ha sido uno de mis ms
Pero debo decir que el extrao animal, a la vez sumiso e puros placeres y de mis ms caros consuelos escuchar este
inquieto, me colm de cuidados con tan clara comprensin canto cada maana, a la hora en que sola rezar.
de la debilidad de mi estado, que me sorprendi profunda- Por cierto, quienquiera que haya sufrido, quienquiera
mente, como os lo imaginaris. Sala y entraba a la pequea que tenga mucho que quejarse de la sociedad humana, no
choza de paja, sin perder de vista el menor movimiento que recibir mayor calma ni reposo que en su relacin con la
yo pudiera hacer. Traa consigo musgos extremadamente naturaleza inconsciente. Al rbol, a la flor, a la piedra, al arro-
sedosos, con los que cubra la tierra, y que pona bajo mi cabe- yo, tiernos confidentes del alma herida los amamos porque
za con solcita atencin y delicadeza. Esos musgos de tierras no nos hacen ningn dao. No son acaso el refugio lejano,
vrgenes me recordaban los ms ricos tapices tensados por el blsamo benfico y consolador de aquellos a los que la jus-
manos orientales. Tambin los frutos que me acercaba embal- ticia y el amor no han consolado? Al da siguiente ya me
samaban el aire y me embriagaban hasta el delirio. El coco, la encontraba repuesta de mi derrota y lo suficientemente fuer-
papaya, el mango, la guayaba, el anan volva finalmente a te para levantarme, caminar, y explorar los extraos parajes
probarlos y su gusto dulce, sabroso, me recordaba mi primera en los que haba encallado.
infancia, y no s qu alegra, qu savia de mis primeros aos. Cuando el enorme simio me vio dar los primeros pasos,
Yo estaba dbil; lleg la noche y con ella todos los temo- salt, camin, mostrando l mismo los signos de una profun-
res nocturnos. da alegra. No pens cuidarme de l, pues muy pronto vi que
El simio tom un bculo y se acuclill a la entrada de la este extrao compaero no tena ninguna intencin de aban-
choza, cubrindola casi por completo con sus anchas espal- donar su presa. Sal de la gruta y descend por un sendero
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angosto y bastante oscuro hasta la base de una pequea coli- en todos los sentidos, tratando de morder aquella que le pare-
na donde pude descubrir el variado y pintoresco lugar en el ca la ms inesperada, o la ms brillante. l tambin se mir
que haba sido abandonada. Pronto comprend que estaba en en el espejo, tratando en vano de comprender esa otra apari-
una isla desierta, desconocida, y entonces tuve conciencia de cin de s mismo.
la enormidad de mi desgracia. Yo llev piadosamente estos restos a la cabaa donde resi-
La isla era grande, densa y tupida. Un vasto arenal se do desde entonces, y coloqu cada cosa pendiendo del folla-
extenda hasta el infinito imagen misma y no menos grande je. Un pequeo crucifijo, unas cintas que me fueron muy ti-
que mi desesperacin. Estaba perdida. El mar inmenso y apa- les para protegerme en las noches ms duras; pues a pesar del
cible se encrespaba bajo un sol luminoso, cuyo calor y refle- admirable cielo azul que se desplegaba sobre m, mi estada
jos son tan propios del cielo de los trpicos, y esa gran exten- en el Norte me haba cambiado, y ya no me era posible vol-
sin de vida silenciosa bajo los sonidos del vasto ocano, me ver de pronto a la vida creole donde, como se sabe, se consi-
sumieron en una tristeza infinita y dieron sentido a mi deses- dera aceptable pasar noches enteras bajo techos entreabiertos.
peracin. Deshacindome en lgrimas y dejndome caer
sobre la arena, con la cabeza inclinada hacia el suelo, le
implor a Dios.
Un eterno murmullo respondi a mis quejas. Era slo el
inmenso mar victorioso que hablaba, ruga irnicamente y
responda a mis sollozos. Haba en la playa restos de la nave,
trozos de mstiles, tablas, algunos objetos que reconoc por
haber pertenecido, sin duda, a los pasajeros desaparecidos.
All encontr un pequeo bal de madera bien cerrado que
yo haba llenado de objetos destinados a mis hermanas, a mi
madre especialmente libros y alguna ropa blanca. Me fue
fcil desenterrarlo de la arena en la que estaba semihundido y
abrirlo con ayuda de un trozo de hierro cado con la dems
chatarra. Pronto, esos objetos me hicieron sentir con mayor
amargura y angustia la distancia que me separaba de todo ele-
mento humano. Qu irnico contraste producan las cosas:
especialmente un espejo en el que yo misma me reflejaba,
como si Dios, dejndome la conciencia en estas tierras de exi-
lio, hubiese tambin querido procurarme la imagen de mi
propio rostro, que ningn otro ser en el mundo volvera a ver.
El monstruo que me cuidaba fue sacndome una a una, todas
las cosas, con una vivacidad sorprendente, hacindolas girar
112 113
CRONOLOGA
1840 El 22 de abril semanas despus de llegar la fami-
lia a instalarse en Europa procedente de Nueva
Orleans, donde el padre haba hecho fortuna con
la explotacin de la madera, nace Bertrand-Jean
Redon, en la calle Neuve Saint-Seurin, nmero
24 (hoy nmero 31 de la calle Fernand-Marin),
en Burdeos, Aquitania. Segundo hijo de Bertrand
Redon (1798-1874) y Marie Guerin (1820-
1909), una mujer de origen francs nacida en
Luisiana a quien todos llamaran Odile, el peque-
o Bertrand pasar a ser llamado Odilon, sobre-
nombre formado a partir del de su madre. Su her-
mano mayor, Flix Ernest (1835-1907), haba
nacido en Amrica. Mostrando desde muy joven
un notable talento como pianista y compositor, el
primognito se convierte en el favorito de su
madre, junto a la que vivir toda su vida y quien
lo sobrevivir dos aos.
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de esta propiedad, lindantes con los del renom- siguientes realiza otros dos viajes a Verdelais, el
brado Chteau Clarke, producan un excelente ltimo de los cuales junto a su padre y su madre,
vino tinto. La casona, sin embargo, distaba para dar gracias a la Virgen por su total recupe-
mucho de las lujosas mansiones de las propieda- racin.
des vecinas. Ms bien parecera mantenerse
desde su adquisicin por Bertrand Redon hasta 1851 Se reencuentra con sus padres en Burdeos. En el
su puesta en venta hacia finales del siglo, en un lapso de esos aos haban nacido otros dos her-
estado de franca decadencia. Tambin las tierras manos, Marie (1845-1885) y Lo (1851-1884).
de la regin distan mucho de la clsica belleza Pronto nacera el ms pequeo, Gaston (1853-
buclica. Tierras inhspitas y salvajes, fueron 1921). La familia vive ahora en una casa alquila-
descriptas por Tophile Gautier como el verda- da en Alles dAmour, en las afueras de la ciudad.
dero Sahara francs. Sin embargo, Peyrelebade Odilon asiste por primera vez a la escuela como
llegar a cobrar una gran importancia en el des- interno, una experiencia para la que no estaba
arrollo de Odilon Redon como artista. Es all preparado. Sus nicos momentos de felicidad
donde nacern sus primeras obras al carbn y son los que pasa fuera de la escuela, dedicado a
adonde regresar a trabajar todos los veranos copiar viejas litografas.
hasta bien entrado en la madurez.
Al igual que en otras provincias, y con el fin de
1846-1850 Los archivos de la baslica de Verdelais, al sudes- promover la actividad artstica en la comunidad,
te de Burdeos, revelan que en mayo de este ao se funda en Burdeos la Sociedad de Amigos de
el pequeo Odilon, de seis aos de edad, asiste las Artes. Para contrarrestar la primaca de las
con sus padres a este centro, conocido por sus exposiciones anuales de los Salones de Pars, la
curas milagrosas, atribuidas a la intercesin de la Sociedad organiza cada ao su propia muestra de
Virgen Mara. Segn los archivos, el nio haba arte contemporneo.
mostrado a lo largo del ltimo ao y medio cri-
sis diarias y ocasionales prdidas del sentido que Con Campesina vasca, realizado en tiza negra y
hacan pensar que padeca de epilepsia. Un mes blanca, hoy en el Museo del Louvre, Odilon
despus del peregrinaje, Odilon muestra seales gana su primer premio de dibujo. El elogio de la
de haberse recuperado. Sin embargo, un ao des- campesina vasca ser luego un motivo particular-
pus, es llevado a Pars probablemente por el mente recurrente en sus escritos.
mismo motivo: encontrarle una cura. De su pri-
mera estada en la capital francesa, Odilon slo 1855 Toma clases de dibujo con su primer maestro,
recordar los paseos en compaa de una vieja Stanislas Gorin (1824-1874), especialista en
criada y las visitas a los museos. En los aos acuarela. Gorin anima a Odilon a copiar las apa-
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sionadas obras de Delacroix que se exponen en junto a Clavaud sus lecturas de pica hind y lee
el Museo de Burdeos. El joven asiste asimismo a por primera vez Las flores del mal, de Baudelaire.
las muestras de la Sociedad de Amigos de las
Artes, donde entra en contacto directo con las 1857 A partir de acuarelas de Gorin, realiza en grafito
obras de Millet, Corot, Courbet, Delacroix, un Paisaje de las landas, es decir, de las tierras que
Ingres y Gustave Moreau este ltimo aun en sus rodeaban Peyrelebade.
inicios. Como muchos jvenes de su clase,
Odilon estudia piano y violn, y participa de las 1858 Odilon realiza en grafito un retrato de su padre
veladas musicales de su casa en las que Ernest, su visto de espalda, expresando probablemente as
hermano mayor, empieza a despuntar como vir- hasta qu punto el respeto que le inspiraba ese
tuoso. hombre ante el cual siempre temblaba le impe-
da mirarlo de frente.
1857 Para complacer a su padre, Odilon realiza estu-
dios de arquitectura con el fin de ingresar a la 1859 Durante las vacaciones con su familia en la ciu-
Escuela de Bellas Artes. Pero al llegar el momen- dad costera de St.-Georges-de-Didonne frecuen-
to, fracasa en los exmenes orales. Ms tarde ta al escritor Jules Michelet (1789-1874), quien
recordar que estos estudios lo capacitaron para trabaja all en su estudio cientfico y filosfico
abordar en sus obras la representacin de figuras titulado La mujer, destinado a brindar a las muje-
imaginarias con una lgica realista. Tan impor- res de su poca una nueva educacin para reali-
tante ser esta formacin para el artista que en las zar su potencial como madres y esposas. Redon
pginas de Confesiones de artista, de 1886, reelaborar los planteos de Michelet, concentrn-
dedicadas al coleccionista Andr Bonger, Redon dose en la perspectiva del nio abandonado y, a
dir: Toda mi originalidad consiste pues en partir de l, en la situacin del ser humano en el
dotar de vida humana a criaturas inverosmiles mundo, en un dibujo al grafito titulado Nio
segn las leyes de lo verosmil; en poner, tanto desnudo corriendo en un paisaje (1864-65). El per-
como me sea posible, la lgica de lo visible al ser- sonaje central, el nio corriendo, est tomado de
vicio de lo invisible. una obra de Andrea del Sarto que probablemen-
te tambin viera durante sus visitas al Louvre.
Traba amistad con el botanista Armand Clavaud,
quien lo inicia en las ciencias y en la literatura. Se Estudia escultura en Burdeos.
apasiona por las teoras evolucionistas del natu-
ralista Lamarck, y de Darwin sobre el problema 1860 Participa por primera vez en las exposiciones de
de los orgenes, as como por las investigaciones la Sociedad de Amigos de las Artes de Burdeos,
de Pasteur sobre los microbios. Tambin inicia donde expone acuarelas paisajistas inspiradas en
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las obras de Gorin, lo que le deparar fuertes cr- Los Redon haban empezado asimismo a fre-
ticas. Algn reseista sugiere incluso que, si lo cuentar la tertulia de los hermanos Gibert, que
que le interesa al joven amateur es sugerir cier- en 1862 se transforma en un proyecto mucho
to estado de ensoacin melanclica, tome por ms ambicioso: el Crculo literario y artstico.
modelo las obras maestras que compone su Una de sus misiones era derribar las barreras que
hermano, quien pronto vera su primera compo- aislaban a las distintas ramas del arte unas de
sicin publicada en Pars. otras, as como aquellas que separaban a los afi-
cionados de los profesionales en otras disciplinas.
1861 Pasa una temporada en el castillo de Uhart, en A travs de sus encuentros y de la revista Le
los Pirineos, propiedad de la familia de su amigo Progrs, el Crculo se propona reencauzar a la
Henri Berdoly, vecino y dueo de la casa que sociedad contempornea, demasiado sumida en
habitaban los Redon en Burdeos. ste ser el pri- el materialismo y el egosmo individualista. En
mero de una serie de viajes a la regin que deja- los encuentros del Crculo, se leen obras tales
rn en el artista una impronta muy fuerte. como el poema pico Roland (1861), Salamb
(1862) de Flaubert, La bruja (1862) de Michelet
Odilon presenta tres acuarelas en la Sociedad de y Los miserables (1862) de Vctor Hugo.
Amigos de las Artes de Burdeos. Los comentarios
vuelven a ubicarlo como el hermano menor Realiza el Roland en Roncesvalles, una de sus pri-
del talentoso Ernest y condenan a la Sociedad meras pinturas.
por ser tan indulgente en la seleccin de artistas
locales. A Odilon mismo la resea le recomienda En agosto se instala en Pars. Al llegar cae en una
menos ardor y ms estudio. depresin. Vuelve a Burdeos antes de terminar el
ao.
Desde Espaa, el maestro Gorin lo insta a dejar
la provincia y radicarse en Pars tan pronto como 1863 En febrero parte con Henri Berdoly hacia los
pueda. Pirineos, con la idea de continuar por el camino
de Santiago. Al llegar a Pamplona abandonan el
Realiza, sin mucha maestra, la acuarela El puente. camino a Compostela y se dirigen hacia Navarra.
Ernest se propone que esta aventura resarza a su
1862 Octave Giraud (1826-1865), poeta nacido en hermano de la dura experiencia de Pars y, por
Guadalupe y que se identificaba como creole al correspondencia, lo ayuda a hacer de ste un
igual que Ernest, colabora en el peridico local, viaje de exploracin con todos los motivos que el
La Gironde, donde unos aos despus empezarn relato de viajes adoptara en su versin post-
a colaborar tanto Ernest como Odilon Redon. romntica.
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Otra vez en Burdeos, Odilon traba amistad con est muy presente en el estilo romntico y orien-
Rodolphe Bresdin (1822-1885), un personaje talista que Odilon adopta en esta serie. Tambin
tan talentoso como bohemio y falto de medios, adopta en sus grabados algunos otros elementos
ya inmortalizado en un cuento de Champfleury. de la tcnica de Bresdin: pequeo formato, inci-
Bresdin fascina a Odilon Redon y lo inicia en el siones pequeas, densidad de volmenes, compo-
grabado y la litografa. Se establece entre ellos siciones muy ricas y precisas. Introduce el famoso
una relacin maestro/discpulo. Redon descubre claroscuro de Rembrandt. Inspirndose en
la atmsfera desconcertante de las obras visiona- Delacroix y en sus intensas escenas de batallas,
rias de Bresdin y la milagrosa e instintiva capaci- Redon pinta Los Cruzados junto al mar, tema que
dad de su maestro para elevar el espritu al rea retomar en 1867 en una obra titulada Los Cru-
del misterio. zados, redescubierta despus de su muerte.
Muere Delacroix, cuya obra representaba para 1866 Odilon Redon presenta en Burdeos una serie de
Redon el ideal del arte que esperaba desarrollar siete grabados al aguafuerte, dibujos y carbonci-
algn da. llos. Curiosamente, en vez de presentarse como
discpulo de Bresdin, se presenta como alumno
Realiza en grafito Centauro observando una nube. de Grme, lo que seguir haciendo sistemtica-
mente en todas las muestras de la Sociedad de
1864 Redon se establece en Pars. Se inscribe en la Amigos de las Artes de Burdeos y en los tres
Escuela de Bellas Artes, en la que se incorpora al Salones de Pars en los que participa hasta 1879.
taller de Jean-Lon Grme (1824-1904), artista El nico testimonio pblico que deja Redon de
que gozaba del favor imperial y cuya esttica no su deuda con Bresdin es su bellsimo grabado El
iba ms all de un realismo a ultranza. Estando vado, que realiza ese mismo ao, en cuyo ngulo
el maestro en las antpodas de su propia concep- inferior izquierdo se lee la firma: O. Redon.
cin del arte, los meses en el atelier de Grme lve de R. Bresdin.
resultaron para Redon en un nuevo fracaso. Aos
despus, en su autobiografa, el artista recordar Reelabora un antiguo trabajo para realizar el gra-
la experiencia muy duramente. bado al aguafuerte titulado Miedo. Dibuja al gra-
fito Eva descubriendo el cuerpo de Abel. Tambin
Realiza en grafito Desnudos de mujeres: Cinco desarrolla en distintos medios el tema de Agar e
estudios y Nio corriendo en un paisaje. Ismael.
1865 Comienza una serie de once grabados al aguafuer- 1867 El Saln de Pars acepta su obra Roland en
te en colaboracin y bajo la direccin tcnica de Roncesvalles, lo cual despierta un repentino des-
Bresdin. La influencia de Delacroix y de Dauzat pliegue de apoyo familiar: su hermano Lo y su
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padre lo felicitan entusiastamente por carta. Por Realiza al leo Paisaje de Peyrelebade y el bellsi-
razones poco claras, pero quizs por las mismas mo grafito rbol sin hojas. Otros grafitos de esta
inseguridades que ya haba mostrado anterior- poca: Melancola, Mujer sentada con el brazo
mente, Redon decide no exhibir esa obra, sino extendido, Mujer de rodillas y Cabeza de San Juan
un aguafuerte titulado Paisaje. el Bautista.
Redon comienza a escribir su diario. La primera 1869 Contina como crtico de La Gironde, esta vez
entrada describe su pequeo estudio de Alles escribiendo una extensa defensa de la esttica y la
dAmour, recordando todas las faltas y los erro- tcnica de Bresdin.
res, las desilusiones y desfallecimientos que
encierran esas cuatro paredes. Pero termina en la Viaja a Pars. Deja constancia en su diario de su
rotunda afirmacin: Si por genio se entiende el admiracin por la tarea de escribir y publicar, a
deseo de crear, tan simple y abiertamente, que la la que considera el trabajo ms noble, ms deli-
naturaleza quede traducida a una medida impo- cado, que puede realizar un ser humano
sible pero grandiosa, entonces, yo lo tengo. actuar sobre el espritu de otro qu tarea, qu
responsabilidad ante la verdad y ante uno
Comienza tambin a escribir poemas y textos en mismo! Y en un acto de autoafirmacin conclu-
prosa en los que desarrollar temas muy cercanos ye: Escribir es la ms importante de las artes.
a los que trata por entonces en su obra visual. Es Obviamente, el dilogo no es slo consigo
el ao tambin en que fecha su Autorretrato al mismo, con su vocacin de artista visual, sino
leo, hoy en el Muse dOrsay. Otras incursiones tambin con y contra su hermano Ernest y el
en la pintura al leo: Flores: Amapolas y margaritas. crculo filarmnico de Burdeos.
1868 El Saln de este ao significar un momento 1870-1871 Presenta Roland en Roncesvalles en la XIX Mues-
crucial para Redon, quien dar un paso que tra de la Sociedad de Amigos de las Artes. A
resultar decisivo para su carrera. En efecto, pedido del arquitecto Carr, pinta un gran mural
Redon publica en La Gironde una resea en cua- al fresco en una capilla de Arras.
tro partes del Saln de Pars en las que definir
su posicin acerca de las tendencias artsticas de Realiza varias obras en grafito bajo el ttulo de
la poca. Rocas y arbustos. Bajos Pirineos. Y con la misma
tcnica, La Sagrada Familia y Me aterra el eterno
Pasa el verano en Barbizon, donde conoce a silencio de estos espacios infinitos.
Camille Corot. Anima a la municipalidad de
Burdeos a comprar una serie representativa de la El 19 de julio Francia le declara la guerra a
obra de Bresdin.
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Prusia. En un mes el pas cae en lo inimaginable. Hombre primitivo, un ao despus de la publica-
En septiembre Napolen III se rinde. Dos das cin de El origen del hombre, en el que Darwin
ms tarde abdica y se declara la Tercera estableca la relacin entre el ser humano y el
Repblica. En octubre, la Repblica declara el orangutn, considerando ciertas razas ms cerca-
reclutamiento obligatorio de todos los hombres nas al estadio animal que otras.
solteros entre 21 y 40 aos de edad. Para sorpre-
sa de todos, Odilon pasa la revisacin fsica que 1873-1878 Instalado en su estudio del Boulevard Montpar-
excluye a sus tres hermanos y a su amigo Henri nasse, comienza un perodo de gran creatividad,
Berdoly. Odilon participa en las actividades bli- dedicado casi exclusivamente a trabajos al carbn
cas que tienen lugar cerca del Loire. La familia y a la litografa.
pasa a considerarlo un hroe. Ernest sugiere
publicar en La Gironde las cartas que Odilon 1874 Muere su padre. La familia queda sumida en
enva desde el frente. dificultades econmicas.
Despus de la guerra, Odilon se instala en 1875 Durante la primavera, Odilon Redon estudia los
Versailles. Durante el verano, vuelve con fre- rboles y matorrales de Barbizon. En julio va a
cuencia a la propiedad familiar de Peyrelebade. Bretaa. El perodo de 1875 a 1880 ser el ms
Comienza una serie de obras al carbn que intensamente dedicado a la creacin de sus obras
caracterizarn la primera etapa de su madurez al carbn, a las que Redon llamar les noirs. El
como artista; entre ellas, Pegaso y El ngel cado. tema del prisionero aparece ahora a menudo, ya
sea representado tras las barras de una ventana,
Realiza su primer viaje a Bretaa. ya aislado y sumido en una solitaria ensoacin.
.
1872 Se instala en Pars. All frecuenta el saln litera- Realiza al leo ngel cado y ngel encadenado.
rio y musical de Mme. de Rayssac, donde cono-
ce a Fantin-Latour, a Chevanard, al msico 1876 Redon se apasiona por la litografa y quiere
Ernest Chausson, al poeta Janmot y, unos aos emprender una serie de obras inspiradas en
despus, a la que ser su esposa, Camille Falte. Pascal. El proyecto no llega a trmino.
En la primavera solicita una financiacin estatal
para realizar copias de las obras de Leonardo y de Dibuja al carbn El ngel verdugo, Melancola y
Rembrandt en museos extranjeros. La solicitud Figura sosteniendo una cabeza alada.
le es denegada por falta de fondos.
1877 Continuando la serie al carbn, realiza ngel y
Vuelve todos los veranos a Peyrelebade. Termina
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demonio, ngel negro, Diablo, Mefistfeles, Stiro, exponiendo por primera vez sus dibujos al car-
Cabeza de mrtir, as como la perturbadora ima- bn en La Vie Moderne: la recepcin es muy
gen Despus del suplicio. cauta.
1878 Primer viaje a Blgica y Holanda, donde descu- Basndose en las obras de Gustave Moreau,
bre y admira la obra de Rembrandt y la escuela Redon comienza a trabajar en su ciclo sobre
flamenca. Al respecto, escribir en su diario: Orfeo.
Rembrandt siempre me ha dado sorpresas en
materia de arte l dot al color de vida moral. Realiza sus primeros noirs alrededor del motivo
l cre el claroscuro, como Fidias cre la lnea. de la araa, hbrido de insecto y ser humano,
tales como La araa que llora, La araa que son-
Nueva estancia en Uhart. Realiza algunas de las re. Tambin en el mismo ao: El hombre cactus,
obras claves de esta etapa: El globo-ojo, Espritu Figura imaginaria, Visin, Pesadilla y La condena.
guardin de las aguas y Genio sobre el agua.
1882 Expone por segunda vez en Pars sus dibujos al
1879 Publica su primer lbum de litografas, En el carbn, ahora en Le Gaulois. Se publica su segun-
sueo, el cual ser entusiastamente recibido por do lbum de litografas, A Edgar Poe, verdadero
el escritor y crtico de arte Joris-Karl Huysmans. homenaje al poeta en una serie de seis lminas.
Edgar Allan Poe haba sido traducido por
1880 Primero de mayo. Odilon Redon se casa con Mallarm y mile Hennequin, quien tradujo sus
Camille Falte mujer de origen creole, nacida en Cuentos grotescos. Redon traba amistad con
las Islas Bourbon (despus llamadas Runion), Huysmans y con Hennequin, quien al ao si-
a quien haba conocido en el saln de Madame guiente le presenta a Mallarm.
de Rayssac. Van de luna de miel a Bretaa,
donde Odilon hace sus primeros pasteles. La Flor de pantano, El hada (o Perfil de luz) y El
pareja ser feliz y Camille se ocupar del contac- repartidor de coronas, son carboncillos que realiza
to con los marchands y la prensa. Redon se rela- este ao.
ciona con algunos simbolistas belgas.
1883 Permanece en Bretaa. Publica en Pars el
Contina la serie al carbn con titulos como Flor lbum titulado Los orgenes, una serie de ocho
extraa, El espritu del bosque, Fausto y Mefistfeles, litografas. Comienza su amistad con Stphane
El secreto, Gloria (o Csar) y El mstico. Mallarm. Presenta en la Sociedad de Amigos de
las Artes de Burdeos su obra al carbn Beatrice.
1881 Redon emerge en la escena artstica de Pars
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Tambin termina los carboncillos Renacuajo, La Flores, un cuadro en el que representa cuatro
mscara de la muerte roja, El corazn revelador, geranios en un florero.
Los dientes, El globo, La aparicin y La Primavera.
Pinta al leo rbol con cielo azul y Playa. De este ao es tambin el aguafuerte Can contra
Abel, de inusitada violencia.
1884 Algunos jvenes artistas invitan a Redon a orga-
nizar junto a ellos el primer Saln de los Inde- El jurista, escritor, periodista y mecenas Edmond
pendientes, del que luego ser Presidente y pos- Picard, pide a Odilon Redon que realice seis
teriormente, Vicepresidente. Muere su hermano dibujos al carbn para su monlogo dramtico
Lo. Huysmans publica su novela Al revs, con El jurado. La obra, con fuerte influencia de Poe,
un pasaje dedicado a la obra de Redon. expone el caso de un hombre que, habiendo con-
denado a muerte a otro a quien saba inocente,
Un ahogado y El decapitado continan la serie de es carcomido por la culpa y se ve acosado por el
los noirs. esqueleto del condenado, hasta desembocar en la
locura y el suicidio. Redon responde a Picard
1885 Muere Bresdin. Redon publica en Pars una serie imponiendo ciertas condiciones, pero de todos
de seis litografas titulada Homenaje a Goya. modos, tal vez debido al dolor causado por la
Muere su hermana Marie. muerte de su hijo, no entregar los dibujos pro-
metidos hasta el ao siguiente.
Realiza al carbn Falsa gloria, Pequeo busto de
nia y Sugestin. Retoma el tema de Beatrice, esta 1887 En el contexto de Los XX, se presenta en Bru-
vez en una obra al pastel. selas la obra de Edmond Picard con los dibujos
de Redon. Los mismos se reproducirn primero
1886 Nace su primer hijo, Jean, el 11 de mayo, pero como un lbum de litografas y luego en un libro
morir el 27 de noviembre. que incluir el texto dramtico inicial, las seis
litografas, y un ensayo de Picard en el que pro-
Odilon Redon expone junto a Gauguin en el pone observar la presencia de lo fantstico en la
Saln de los XX, en Bruselas. Publica en una vida cotidiana.
tirada de 50 ejemplares el lbum de seis litogra-
fas La noche. Presenta la primera litografa del El poeta simbolista belga Emile Verhaeren, quien
lbum, titulada La vejez, en el Saln de Pars. haba estudiado leyes con Edmond Picard, le
Exhibe dieciocho dibujos al carbn en la Octava pide a Redon un frontispicio para su libro Las
Exposicin Impresionista. En el Saln de los noches.
Independientes, tambin en Pars, presenta
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Participa en otras muestras en Pars, Burdeos y del todo con su obra anterior. La frecuentacin
Bruselas. de grandes coloristas como Vuillard y Bonnard
contribuye a este cambio.
Realiza la litografa La araa, de la que se impri-
men 25 copias. El primero de diciembre se suicida Armand
Clavaud. Odilon Redon se conmueve ante lo
1888 Primera serie de diez litografas para La tentacin inexorable. Redon termina el leo Ojos cerra-
de San Antonio de Flaubert. El ciclo completo dos, la primera obra que adquirir un museo
constar de 42 litografas distribuidas en tres francs.
lbumes.
Realiza un frontispicio para Las antorchas negras
Se forma el grupo de los Nabis, inspirados en de su amigo Emile Verhaeven. Publica en Blgica
Gauguin y Redon. el lbum Las flores del mal, compuesto por 9
interpretaciones segn las llama Redon de la
1889 El 30 de abril nace su hijo Ari. obra de Baudelaire. En esta oportunidad, Redon
no recurrir a la litografa sino que utilizar una
Publica el segundo lbum de litografas de La tcnica de impresin inventada por Lon Evely,
tentacin de San Antonio: A Gustave Flaubert. que consista en una reproduccin por plancha
Esta serie incluye seis lminas. Redon participa de cobre. Evely era un renombrado impresor
en la Primera Muestra de Artistas Grabadores en belga muy reputado por su experimentacin con
Durand-Ruel. tintas y papeles exticos o antiguos, y por sus
novedosas tcnicas de reproduccin grfica.
Conoce a Andr Mellerio, su futuro bigrafo, Tanto Flicien Rops (1833-1898) como James
quien a su vez le presentar a Maurice Denis y a Ensor (1860-1949), dos de los ms celebrados
los Nabis. simbolistas belgas, le confiaran sus obras y cola-
boraran con l en su tarea de perfeccionamiento
Realiza el frontispicio para otro libro de de distintas tcnicas.
Verhaeren.
1891 Odilon Redon publica Sueos, un lbum dedica-
1890 Entra en mayor contacto con Gauguin. En do a Armand Clavaud, quien tanto haba contri-
febrero expone en el Saln de los XX de Bruselas. buido a formar su pensamiento. Aparece en
Se aleja poco a poco de los noirs y de sus otras Bruselas el primer catlogo de las litografas de
obras al carbn, para inclinarse ahora ms por la Redon.
claridad del pastel y la pintura, aun sin romper
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Tras la partida de Gauguin, Redon adquiere un Redon publica sus Confesiones de artista, casi
lugar dominante entre los Nabis. Maurice Denis al mimo tiempo en que aparecen las primeras
recuerda con estas palabras la ascendencia que notas autobiogrficas de su amigo Paul Gauguin.
Redon tendra sobre su grupo: Ms que la En ambos casos, a travs de sus reflexiones, los
influencia de Czanne, a travs de Gauguin y artistas pareceran intentar proponer una inter-
Bernard, es el recuerdo de Redon, con sus series pretacin y valoracin de sus obras, que no quer-
de litografas y sus admirables obras al carbn, lo an dejar totalmente librada a los crticos y al
que determin que en 1890 la evolucin del arte pblico de la poca.
tomara una direccin espiritualista.
Son de este ao El cliz del devenir, leo, y La
Redon realiza obras de tema mitolgico tales ventana, en pastel negro sobre carbn.
como Pegaso, Faetn y Parsifal.
Al terminar el ao, habr expuesto en Pars,
1892 Roger-Marx analiza el alcance del simbolismo de Bruselas, Ostende y La Haya.
Odilon Redon en el peridico Voltaire. Redon
participa en la IV Exposicin de Pintores 1895 Conoce personalmente a Bonnard. Vuelve a exhi-
Grabadores en la galera Durand-Ruel. bir en las capitales donde exhibi el ao anterior,
a las que se suma una muestra de litografas en la
Realiza al pastel San Juan y La celda de oro (o Rembrandt Head Gallery de Londres.
Perfil azul) y al carbn, Aparicin en la ventana.
En una carta a Emile Bernard, Redon le confa:
1893 Participa en Bruselas en la Exposicin de la Libre ... estoy abandonando cada vez ms el negro.
Esttica, que reemplazara a la Exposicin de los Sin embargo, realiza este mismo ao obras al car-
XX, y en la que seguir participando hasta 1914. bn tales como Perfil de mujer en la sombra, La
Gracias al coleccionista Andr Bonger, cuado bretona, Cristo y La aparicin.
de Theo van Gogh, el arte de Redon se difunde
en Holanda, donde el artista adquiere gran 1896 Se publica el tercer lbum de la serie La tentacin
renombre. de San Antonio.
1894 En abril, la galera Durand-Ruel organiza una Entre otras, realiza su obra al carbn Corona de
retrospectiva de su obra, donde se distinguir espinas, y el leo titulado Conversacin mstica.
especialmente la litografa Ojos cerrados.
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1897 De abril a noviembre, Odilon Redon reside en 1899 Ambroise Vollard le encarga la que ser su ltima
Peyrelebade, por tlima vez antes de que la pro- serie de litografas, El apocalipsis de San Juan. En
piedad sea puesta en venta. Muertos sus hermanos este lbum Redon dar cabida por ltima vez a
Lo y Marie, Gaston Redon haba convencido a sus noirs, a partir de lo cual continuar su traba-
su madre y a su hermano mayor, Flix Ernest, de jo hacia un mayor despliegue de luz y colores. La
la necesidad de vender la propiedad. Odilon galera Durand-Ruel organiza un Homenaje a
hubiese querido mantenerla, pero le resulta impo- Odilon Redon, en el que junto a las obras del
sible. As empieza un litigio familiar que durar maestro se presentan obras de los Nabis. De
casi una dcada. Para el artista, la puesta en venta hecho, todas las tendencias neoimpresionistas,
de la propiedad significa no slo la prdida del sintetistas e independientes quedan representa-
espacio en el que ms haba producido en su vida, das en esta muestra.
sino tambin la reedicin de un aislamiento del
resto de su familia que seguramente lo haba hos- Entre las obras realizadas por Redon este ao se
tigado desde su niez. De un modo u otro, encuentran Juana de Arco y Mujer de cuerpo ama-
Peyrelebade volva a ser el espacio de ese dolor. rillo.
En septiembre parte hacia Villa Goa, a la que lla- 1900 Maurice Denis pinta su Homenaje a Cezanne, en
mar Villa Goya, en St-Georges-de-Didonne, en el que Redon aparece rodeado por los jvenes
el estuario del Gironda, cerca de Royan. Realiza, Nabis. De hecho, Redon es el mayor de ellos, el
entre otras, las litografas La Sulamita, Beatriz y maestro. El intento de Vollard de publicar Un
Cabeza de nia con flores. Al pastel, realiza La golpe de dados nunca abolir el azar de Mallarm,
barca, un motivo con matices autobiogrficos ilustrado por Redon, no llega a trmino. Redon
muy recurrente en su obra. y Mallarm haban trabajado juntos todo el
invierno de 1897-1898 para dejar terminada esta
1898 Su exposicin en la galera Ambroise Vollard de serie de cuatro litografas, y Vollard las haba
Pars, donde exhibe trece pasteles y cinco carbo- publicado. Pero cuando muere Mallarm, en
cillos, resulta un xito. Pasa el verano en St- septiembre de 1898, Redon abandona el proyec-
Georges-de-Didonne, adonde volver todos los to. Las primeras tres lminas se vendieron indivi-
veranos por casi una dcada. El 9 de septiembre dualmente y la cuarta se perdi.
muere Mallarm en Valvins.
Para el centenario de Arte Francs se expone una
Se expone una litografa de Redon en Estocolmo. sanguina de Ojos cerrados. Redon vuelve a expo-
ner en la galera Durand-Ruel.
Realiza al pastel el bellsimo Retrato de Ari Redon.
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Los pasteles Joven con sombrero y Jarrn con flores, 1904 Inspirndose en la modelo Alphonsine Zab,
y los leos Orfeo, Flores, Las tres Parcas y Sol negro Redon empieza a abordar, desde enero, el tema
son algunas de las obras realizadas este ao. del desnudo femenino.
1901 Traba amistad con Gustave Fayet, perteneciente Se le dedica a Redon una sala entera del Saln de
a una adinerada familia de viticultores. Vuillard Otoo del Petit Palais de Pars, en la que presen-
pasa una temporada con Odilon Redon en St- ta 62 obras. El Museo de Luxemburgo, en Pars,
Georges-de-Didonne. Redon realiza obras deco- adquiere Ojos cerrados.
rativas para Ernest Chausson en Pars, y para el
castillo de su amigo Robert de Domecy en Realiza al leo Vitral.
Borgoa. Participa en distintas muestras, entre
ellas, la de la Compaa Nacional de la Escuela 1905 Odilon Redon alquila un departamento en el
de Bellas Artes de Pars. nmero 129 de la avenue de Wagram, en Pars, y
realiza all algunas obras para su amigo Robert de
De este ao son los leos Naturaleza muerta y Domecy.
Pimiento y limn sobre mantel blanco.
Entre las obras que realiza este ao, figuran
1902 Realiza varios pasteles sobre el motivo de la barca. Retrato de la Srta. Jeanne Roberte Domecy, Ofelia,
Buda y Pensamientos. Realiza al pastel nuevos
Se exponen obras suyas en Cracovia y Berln. motivos de flores.
1903 De enero a febrero se exhiben diez obras suyas en Participa en el Saln de Otoo del Grand Palais,
el marco de la XVI Muestra de la Secesin donde presenta un biombo decorativo, dos leos
Vienesa. En marzo, la galera Durand-Ruel de y nueve pasteles.
Pars inaugura una exposicin de pasteles y leos
de Redon. 1906 Participa en el Saln de Otoo de Pars.
Continuando su serie de barcas, realiza en leo
Se lo nombra miembro de la Legin de Honor. sobre tela Barca roja con vela azul. Tambin de
este ao es el pastel Perfil negro (o Gauguin).
Un amigo de la infancia, el pintor Charles
Lacoste, le presenta a Gabriel Frizeau. Nace una Obras suyas se exponen en Pars, Amsterdam y
sincera amistad entre el artista y el mecenas de
La Haya.
Burdeos, apasionado por el arte y la literatura.
1907 Muere Ernest, su hermano mayor.
Realiza el pastel Flores-Nubes y el leo Flores.
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Con la intencin de recuperar la propiedad de drn tanto en Europa como en Amrica los -ismos
Peyrelebade, Redon organiza una gran subasta de de principios del siglo XX.
sus obras en la mansin Drouot. Tambin reali-
za una muestra individual en la Kunstzaal 1909 Muere su madre. Redon pasa el verano en
Reckers de Rotterdam. Sus obras se muestran Bivres un suburbio al sudoeste de Pars. All
asimismo en La Haya, Ostende y, en otras dos alquila una hermosa villa en la que, a partir de
ocasiones, en Pars. De todos modos, no logra entonces, pasar los veranos. En Bivres, el pin-
recuperar la propiedad del Medoc. tor halla cierta calma y plenitud y vuelve a pin-
tar intensamente. Ahora el motivo central sern
Realiza Jacob y el ngel y una serie de Vitrales al los grandes rboles.
leo.
Gustave Fayet adquiere una de las ltimas versio-
1908 En abril viaja a Italia, acompaado por su espo- nes de El carro de Apolo, tema que retomar en el
sa, su hijo y Arthur Fontaine. A pedido de panel El da destinado a la Abada de Fontfroide.
Gustave Geffroy, realiza los primeros diseos en
papel para la fbrica de tapices Gobelinos. Bruselas, Amsterdam, Dusseldorf y Pars acogen
sus obras en distintas muestras.
Se le rinde homenaje a Bresdin en el Saln de
Otoo y Redon escribe el prlogo del catlogo. San Jorge y el dragn y nuevos motivos florales
recurren en las obras que Redon desarrollar este
Entre las obras que produce este ao se destacan ao.
Panel rojo y El carro de Apolo.
1910 Por encargo de Gustave Fayet, decora la bibliote-
Participa en el Primer Saln organizado por la ca de la abada cistercense de Fontfroide.
revista de vanguardia Toison dOr, en Mosc.
Ari Redon hace el servicio militar en Versailles.
Reconocido como maestro por los Nabis en Redon desarrolla una serie con motivo de mari-
Francia y por los XX de Bruselas, exponiendo posas, como las del panel La noche. Tambin dis-
junto a los artistas de la Secesin austraca y frutar cultivando sus propias flores las cuales,
ahora en la primera muestra de artistas rusos y una vez cortadas y unidas en ramos, le servirn
franceses organizada en Mosc alrededor de de modelos para pintar.
Toison dOr, la obra de Redon se ubica as junto
a las vanguardias artsticas de todo el continente Participa en diversas exposiciones en Pars y, en
en la aurora de la revolucin esttica que supon- Londres, en la muestra Manet y los Post-Impre-
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sionistas organizada por las Grafton Galleries, en presentan all cuarenta obras de Redon que luego
la que Redon expone una obra con motivo floral. se mostrarn en Chicago y en Boston.
Redon termina algunos diseos de muebles para la Se exponen obras suyas en Zurich y en la
fbrica de Gobelinos. De este ao son tambin sus Exposicin Universal e Internacional de Gante,
leos Pandora, Barca amarilla, Flores en un jarrn Blgica.
chino, Maceta con begonia y Visin submarina.
Andr Mellerio publica el catlogo de los graba-
1911 Comienzan a realizarse los primeros tapices con dos y litografas de Redon.
diseos de Odilon Redon.
Trabaja en nuevas versiones de Ojos cerrados y
Amsterdam y Pars vuelven a exponer sus obras. San Sebastin.
Redon muestra dos litografas en la Secesin de
Berln. 1914 ltimo viaje de Redon a Holanda. Ari Redon es
reclutado para la guerra. Odilon, que en 1870
Realiza al pastel Silencio, una de sus obras ms haba luchado como soldado raso en la guerra
celebradas. franco-prusiana, reacciona violentamente contra
Alemania.
1912 Realiza en pastel sobre papel Parsifal, Perfil y flo-
res y Caracola, y en leo sobre tela La esfinge roja. Con ttulos como Alsacia, Pandora y El cautivo, la
Tambin de este ao datan El nacimiento de obra de Redon se hace eco de la situacin blica.
Venus, Florero etrusco, La esfinge roja, Andrmeda
y nuevas versiones de El carro de Apolo. Participa en muestras en Berln, Dusseldorf,
Zurich, Haarlem, Pars y Groninga.
Nuevas muestras en Amsterdam, La Haya, Pars
y Leningrado. 1915 Se exponen obras de Redon en el Instituto de
Arte John Herron de Indianpolis, en la Segunda
1913 En el edificio del Regimiento de Infantera Exposicin de Arte Contemporneo Francs, en
69vo., ubicado en las calles Lexington y 25 de la la galera Caroll de Nueva York, as como en San
ciudad de Nueva York, se realiza la primera Francisco, Arnhem, Amsterdam y Rotterdam.
Exposicin Internacional de Arte Moderno,
conocida tambin como el Armory Show. Junto Con El cclope, Redon contina su manifiesto
a obras de Delacroix, Matisse, Degas, Czanne, contra la guerra, parafraseando en esta figura
Renoir, Gauguin y Van Gogh, entre otros, se monstruosa el antiguo motivo del globo-ojo con
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el que de algn modo haba sintetizado los
hechos blicos de 1871.
146
El jugador, litografa de la serie
En el sueo, de 1879 (ver p. 130).
149
La araa que sonre, 1881 (ver p. 131). Litografa del lbum A Edgar Poe, 1882 (ver p. 131).
150 151
Litografa de Homenaje a Goya, 1885 (ver p. 132).
152 153
Litografa perteneciente a la primera serie de La tentacin Una de las interpretaciones de Las flores del mal,
de San Antonio, de Flaubert, 1888 (ver p. 134). de Baudelaire, 1890 (ver p. 135).
154 155
ndice
Cronologa . . . . . . . . . . . . . . . . .115
Obras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .147
Esta primera edicin
de 1.000 ejemplares
de Una historia incomprensible
& otros relatos
de Odilon Redon
se termin de imprimir
el 27 de octubre de 2010
en Encuadernacin Latino Amrica SRL,
Zeballos 885, Avellaneda,
Provincia de Buenos Aires,
Argentina
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