La Septima Morada SANTA TERESA DE ÁVILA
La Septima Morada SANTA TERESA DE ÁVILA
La Septima Morada SANTA TERESA DE ÁVILA
------
En homenaje al V c e n t e n a r i o d e l a m u e rt e
de Sa nta Teresa de v i la
LA Sptima
Con los ocho estudios convocados en la presente coleccin se
pretende ofrecer un manojo de acercamientos novedosos a una
morada
LA Sptim a morada
de las figuras colosales de las letras hispnicas, las semillas de
cuya concepcin literaria no solo dieron una cosecha copiosa en
la Pennsula Ibrica, sino que tambin se transportaron al Nuevo
Mundo para impulsar el surgimiento de un corpus sumamen-
te rico cuya ampliacin y diversificacin sigue en marcha hasta
nuestros das, y cuyas brisas tambin han llegado hasta Hungra.
Equipo de redaccin:
------
------
Budapest, 2016
Equipo de redaccin
Zoltn Kristf Gal, Benigna Dorka Horvth,
Katalin Zomboryn Jndy, Mercdesz Kutasy
ISBN: 978-963-284-774-0
www.eotvoskiado.hu
Responsable de la edicin: el decano de la Facultad de Filosofa
y Letras de la Universidad Etvs Lornd
Direccin del proyecto editorial: Jlia Sndor
Diseo de cubierta: Ildik Csele Kmotrik
Tipografa: Manzana Bt.
Edicin: ELTE Etvs Kiad Kft.
Impresin y encuadernacin: Komromi Nyomda s Kiad Kft.
Gbor Boros
Santa Teresa de vila . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Mria Bartal
La potica de las experiencias corporales msticas
en la poesa de Zsuzsa Takcs . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Mria Gerse
Dos discursos de una pasin mstica:
Po Baroja y Santa Teresa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Anna Jani
El camino de la mstica en el pensamiento de Edith Stein.
Influencias de Santa Teresa de vila . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
Gabriella Menczel
Poesa mstica en Mxico: Sor Juana Ins de la Cruz,
Jos Gorostiza y Octavio Paz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
bel Stamler
Las metforas de El castillo interior y el lenguaje
de imgenes en la mstica sufista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
Dra Zsom
La asimilacin y la segregacin de los judos ibricos
en los siglos XVXVI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
Gbor Boros
Mria Bartal
Universidad Etvs Lornd de Budapest
bartalmaria@gmail.com
10
11
12
13
14
con los escritos msticos, sino tambin el uso del concepto de criatura,
inspirado por Pilinszky, que reemplaza a la identidad narrativa de
Ricur, al yo contemplado en su propia autobiografa, que apunta
a la exhibicin de la santidad substancial del individuo desligado de
la fijacin espaciotemporal. El enmudecimiento, el vaciamiento y
la aspiracin son los que establecen la alienacin necesaria para la
creacin, para la autocontemplacin sin temor (Takcs, 2008: 165).
A mi parecer, esta es la direccin y programa que realiza Zsuzsa
Takcs aos despus, en su antologa A test imdsa India [La
adoracin del cuerpo India].
Los poemas del segundo ciclo de dicho tomo presentan una
monotona formal inusual en la poesa de Zsuzsa Takcs: se alinean
en sonetos errneos y sin rimas. Estos textos poticos no solo se
vinculan con la tradicin petrarquista desde el punto de vista de la
forma, sino tambin en sus relaciones trascendentales con la temtica
amorosa, que es el hilo pico que une toda la antologa; al mismo
tiempo, tambin apuntan al distanciamiento mtricamente, con la
ausencia de rimas y con el nmero elevado de los encabalgamientos.
De los catorce versos del poema Hazafel tart a testem [Mi cuerpo
est yendo a casa] incluido en el ciclo India, diez encabalgan al
siguiente y, si entendemos cada verso como una unidad de significado
independizante, esta ruptura causa una reinterpretacin notable y la
ambigedad radical del texto (particularmente en caso de los versos
3, 5, 6 y 7):
15
5 Mi cuerpo est yendo a casa. Escribo en un tren en movimiento. / Budapest o Bombay,
al fin y al cabo da igual. / El nio maltratado, el no deseado / viejo, su gemido est
golpeando en mi odo. // Estimo la salud de mi alma? No / creo que yo tenga
alma. La condenacin, / su fuente es: tengo odo, tengo ojos. Fracaso / y xito no me
interesan. Rescato // a los que apasiono. Las reuniones / me enferman. Siempre me
apuro. Pobre / quiero ser? De todo corazn. El tentador // no puede conmigo,
pero su sombra / se me ha pegado para siempre. Con fe y amor / he acogido hoy
la ostia? No.
16
17
7 [ ...] Lloraba de gozo, de su cuerpo, / por la salida como suspiro del amor, / lloraba
porque crea que responde el que entonces / estaban castigando, por sentir hace
meses / el dolor insidiosamente extendido, el alma.
18
19
20
OBRAS CITADAS
21
22
23
Mria Gerse
Universidad Etvs Lornd de Budapest
gersem@t-online.hu
25
26
27
Hacia la mstica
Como acabamos de ver, los recursos importantes para Baroja son
la filosofa, el arte y la accin, mas el bro de Loyola nos remite
a la vida religiosa y a la mstica espaola. San Ignacio de Loyola,
fundador de la compaa de Jess, aunque toma sus ideales de la
mstica alemana, quiere algo nuevo: lo que l quiere no es mstica,
sino ms bien una espiritualidad racional, humana de cada da.
28
29
30
El camino de perfeccin
En las obras, en Camino de perfeccin tanto de Santa Teresa como de
Po Baroja, el hablante es un sujeto autobiogrfico, con la diferencia
de que la obra de Santa Teresa no es ficcin, sino un tratado destinado
a las monjas del monasterio de San Jos de las descalzas, fundado por
ella en vila. Las hermanas pidieron que les hablara sobre la oracin:
Pedsteisme os dijese el principio de oracin, yo, hijas, aunque no
me llev Dios por este principio, porque aun no le debo tener de estas
virtudes (amor, desprendimiento, humildad), no s otro (Santa Teresa
de Jess, l984: 623). Los escritos de Santa Teresa nos informan de que
escribe no solo por el deseo de las monjas, sino tambin por orden de
sus superiores y su confesor para aclarar aspectos esenciales de las
virtudes, base de la perfeccin y algunas cosas de oracin. O como
ella misma declara: ir fundando por aqu unos principios medios y
fines de oracin, No digo que dir declaracin de estas oraciones
divinas (se trata del Paternster y Avemara) que no me atrevera,
y hartas hay escritas y sera disparate, sino consideracin sobre
31
32
33
34
OBRAS CITADAS
35
36
Anna Jani
Grupo de Investigacin de Hermenutica de la Academia
deCiencias de Hungra y de la Universidad Etvs Lornd
deBudapest
janianna@caesar.elte.hu
37
38
1 Las citas originarias de otro idioma han sido traducidas al castellano por el traductor
de este artculo.
39
40
41
42
43
Pienso que se puede y hace falta hablar de las vivencias religiosas. Pero aqu
no se trata de la visin directa de Dios. Esto es posible solo en ocasiones
totalmente excepcionales (por ejemplo en el xtasis y en casos semejantes),
en los que jams se puede legitimar la autenticidad de la revelacin. La ruta
conduce a travs de impresiones que la persona observa en s misma, en los
dems y en las circunstancias que lo rodean, por ejemplo en la naturaleza y
en la vida misma. Estas percepciones no sugieren necesariamente un origen
divino, se abre la posibilidad de encontrar otra explicacin; sin embargo,
conllevan la sensacin de lo divino, de tal forma que metodolgicamente se
pueda dudar, pero no verdaderamente. [...] No hace falta dedicar nuestra vida
a la autentificacin de la experiencia religiosa. Pero s es importante decidir
si estamos con Dios o nos enfrentamos con l. Es lo que se nos exige, que
tomemos la decisin sin ninguna garanta. Esta es la gran osada de la fe: el
camino lleva de la fe a la contemplacin, y no al revs. (ESGA 4, 117.)
44
45
6 Edith Stein, Die Erkenntnislehre Thomas von Aquino nach den Quaestiones de
Veritate, In: ESGA 23, 3.:
Cuando uno se acerca a Santo Toms desde la moderna teora del conocimiento,
su comprensin, incluso, es muy difcil, sin hablar ya del apreciamiento crtico
de la teora del conocimiento tomista. Las preguntas centrales de la teora del
conocimiento modernas, como la cuestin fenomenolgica de Cul es la esencia del
conocimiento? o la problemtica kantiana de Cmo es posible el conocimiento?,
no han sido formuladas. Uno tiene que recopilar la respuesta con esfuerzo, a travs
de observaciones sueltas si es posible encontrar una respuesta. Por otro lado, se
trata de temas totalmente extraos a la filosofa moderna y que parecieran ser, en un
primer momento, totalmente insignificantes en cuanto a la cuestin central, como,
por ejemplo, los ngeles, determinadas personas, el conocimiento del alma despus
de la muerte, etc.
7 Ibdem.
46
47
48
49
50
51
8 Ver ESGA 1, 258: Quizs deje esta casa poco despus de Navidad. Las circunstancias
que me obligaron a pedir mi traslado a Echt (Holanda) me recuerdan vivamente la
poca de mi ingreso. Hay una relacin interna entre ambas.
9 Edith Stein, Selbstbildnis in Briefen II (1933-1942), in: ESGA 3, Br. 614. 16.4.1939.:
Desde que estoy aqu, mi estado de nimo bsico es el del agradecimiento. Doy
gracias, por poder estar aqu, y porque la casa es como es. Al mismo tiempo, presiento
vivamente que no nos quedaremos aqu por largo tiempo. No tengo ms deseo de que
se cumpla en m y a travs mo la voluntad de Dios. Depende de l, por cunto tiempo
me permitir quedarme aqu, y lo que vendr despus. In manibus tuis sortes meaes.
= Mi destino est en tus manos. Salmo 31, 16.
52
53
10 Comparar Edith Stein, Geistliche Texte, in: ESGA 19. Liebe um Liebe. Leben und
Werke der hl. Theresia von Jesus, y Eine Meisterin der Erziehungs- und Bildungs
arbeit. Theresia von Jesus, de 1935.
54
55
Tengo que decirle que he elegido mi nombre religioso desde que era
candidata. Lo he recibido como lo ped. La cruz significa para m el destino
del pueblo de Dios, que ya se avecinaba por esos tiempos. Pensaba que
entenda que se trataba de la cruz de Cristo, que el que todo nombre debe
identificarse. Estoy segura de que hoy s mucho ms sobre el significado
de unirse con Cristo en la Cruz. Pero nunca lo vamos a entender, porque se
trata de un misterio. (ESGA 3, 580)
56
11 Comparar Edith Stein, Kreuzeswissenschaft. Studie ber Johannes vom Kreuz, in:
ESGA 18, 3: No se trata, por lo tanto, de una biografa y tampoco de una descripcin
de todos los aspectos de sus enseanzas. Pero debemos incluir los hechos de su vida
y el contenido de los escritos para llegar a travs de ellos a algn tipo de unidad.
Analizamos a fondo las pruebas pero despus de hacerlo les buscamos un significado,
que necesariamente estar en relacin con lo que la autora tuvo la esperanza de
comprender a travs de su investigacin, a la que dedic su vida, sobre la existencia
espiritual.
57
OBRAS CITADAS
STEIN Edith, Aus dem Leben einer jdischen Familie und weitere
autobiographische Beitrge, in: Hrsg. v. Hanna-Barbara Gerl-
Falkovitz, ESGA 1, Freiburg: Herder 2010.
--- Selbstbildnis in Briefen I. (1916-1933), in: Hrsg. v. Hanna-Barbara
Gerl-Falkovitz, ESGA 2, Freiburg: Herder 2010.
--- Selbstbildnis in Briefen II (1933-1942), Hrsg. v. Hanna-Barbara
Gerl-Falkovitz, in: ESGA 3, Freiburg: Herder 2006.
--- Briefe an Roman Ingarden, in: Hrsg. v. Hanna-Barbara Gerl-
Falkovitz, ESGA 4, Freiburg: Herder 2005.
--- Freiheit und Gnade und weitere Beitrge zu Phnomenologie
und Ontologie, in: Hrsg. v. Beate Beckmann-Zller u. Hans Reiner
Sepp, ESGA 9, Freiburg: Herder 2014.
--- Potenz und Akt. Studien zu einer Philosophie des Seins, in: Hrsg. v.
Hans Reiner Sepp, ESGA 10, Freiburg: Herder 2005.
--- Endliches und ewiges Sein. Versuch eines Aufstiegs zum Sinn des
Seins, in: Hrsg. v. Andreas Uwe Mller, ESGA 11/12, Freiburg:
Herder 2010.
--- Der Aufbau der menschlichen Person. Vorlesungen zur philosophi
schen Anthropologie, in: Hrsg. v. Beate Beckmann-Zller, ESGA
14, Freiburg: Herder 2010.
--- Kreuzeswissenschaft. Studie ber Johannes vom Kreuz, in: Hrsg. v.
Ulrich Dobhan, ESGA 18, Freiburg: Herder 2007.
--- Geistliche Texte, in: Hrsg. v. Sophie Bingelli, ESGA 19, Freiburg:
Herder 2009.
Carta de Johannes Hirschmann a Teresia Renata Posselt, 1950.05.13.
ESAK: G I/Hi
BETSCHART Christof, Continuit et nuveaut dans la vie spirituelle.
Quand Edith Stein interprte Thrse dAvila = Carmel revue
trimestrielle de spiritualit chrtienne, Mars 2013, 79-95.
58
59
61
1 De los que se puede leer una amplia seleccin en el libro El fruto de la nada, en la
editorial Siruela.
2 Recomiendo la lectura de su libro Estudios de mstica medieval, en la editorial
Siruela y con magnfica traduccin de Jacobo Muoz.
3 Se atisba muy bien en su libro La religin y la Nada, tambin en Siruela.
62
4 Vaseel desarrollo del mito que aparece en el Himno homrico a Demter: (1978):
Himnos homricos. La Batracomiomaquia, Madrid, Gredos, pp. 227-229.
63
64
65
66
67
5 Ensu Dialctica negativa escribe: quiz haya sido falso decir que despus de
Auschwitz ya no se puede escribir poemas. (1975: 363)
68
6 Recomiendo la lectura del libro: CATE-ARRIES, Francie (2012), Culturas del exilio
espaol entre las alambradas: literatura y memoria de los campos de concentracin
en Francia, 1939-1945, Barcelona, Anthropos.
69
70
Fou la paradoxal solitud, amb tots els significatius objectes vivents dins
ella, que em submerg de ple dins el sentiment dexili. Hi vaig entrar com a
la mort; com a la mort, tal com per la figura de lexili justament jo aprenia
a conixer-la []. En lntima realitat, macarava a mi mateix, ple de mi
mateix no finit i del que de mi mateix hagus donat; macarava a mi mateix,
recollit en les meves prpies forces, per tal que per elles em conegus i
macabs i mexpands cap a lencontre duna idea divina. Aix era tornar,
s, a la meva patria com a una patria antiga.7 (2011: 18-19)
7 Fue la paradjica soledad, con todos los objetos significativos vivientes dentro de
ella, la que me sumergi de lleno dentro del sentimiento de exilio. Entr en l como
en la muerte; como en la muerte, tanto como por la figura del exilio yo aprenda a
conocerla []. En la ntima realidad, me enfrentaba a m mismo, lleno de m mismo
y no finito y del que de m mismo hubiera dado; me enfrentaba a m mismo, recogido
en mis propias fuerzas, por tal de que por ellas me conociera y me acabara y me
expandiera hacia el encuentro de una idea divina. Eso era volver, s hacia mi alma
como a una patria antigua.
71
amors del misteri / nit amb joia dels ulls, nit ms enll de la nit!8
(2011: 42-43). La voz potica busca a la Amada (cunto nos recuerda,
de nuevo a San Juan: Oh noche que guiaste / oh noche amable ms que
la alborada: / oh noche que juntaste / Amado con Amada / Amada en
el Amado transformada) (1991: 67) en un viaje porque Riba escriba
para regresar y salvarse. Es consciente, como se vio siglos antes en
Hlderlin, de la fractura creada del origen. El valor reintegrador de la
poesa responde a la necesidad de indemnizar la tragedia del ser y
unirse a todo aquello que se vive. Es su manera de reconstruir el
unidad primigenia, como ya mencionamos de los griegos.
La salvacin se halla tan solo en el regreso al interior. Por ello, hay
algo en su poesa que va ms all del testimonio emocional que puede
ser la poesa. La memoria de un exiliado, presentada bajo iconos de
ausencia, proyecta en cada gesto aquello a lo que desea volver para
salvarse. La nostalgia es nicamente til en la memoria de un exiliado
porque hay dolor. Sin embargo, vemos que el eje conductor de esa
nostalgia es el amor (recordemos lo que mencion al principio de esta
ponencia: el concepto del amor al nombre). Y el amor es el impulso
tambin de los msticos: lo vemos en Teresa de vila (Ya toda me
entregu y di / Y de tal suerte he trocado / que mi Amado para m / Y
yo soy para mi Amado) (1997: 1105), San Juan de la Cruz (los versos
anteriormente ledos) o Ramon Llull en su Llibre dAmic e Amat de
profunda tradicin suf (al igual que la obra potica de San Juan). Para
Riba, el encuentro entre los amantes es el que lleva al conocimiento
necesario. El encuentro con lo divino es el encuentro con la Palabra
potica, heredera de lo divino. El alma, aquello que se une a lo divino,
es en s Palabra potica. El encuentro entre los amantes se da en
72
9 Era tan triste el amor en la sombra orilla enlodada / de los recuerdos dormidos, tan
solitario en la noche / de los ruiseores
73
74
75
[]
dnde el aroma fiel de tu palabra?
76
77
Por otro lado, la lectura de los msticos (no olvidemos que Prados
haba cuidado en 1942 la edicin de las Obras Completas de San
Juan de la Cruz para la Editorial Sneca) marca en el poeta de manera
profunda su indagacin espiritual embargada de la oscuridad de
la noche (como en Riba). Dice su poema Bajo la alameda: La
noche, cerrada. / dnde est el jazmn? / dormido en el agua
(Prados, 2000: 155). La noche cerrada que impide ver, pero tambin
es el momento del encuentro, de lo que se encuentra lejos, del amor
necesario en medio de la naturaleza. En esto tambin coincide con
San Juan: ambos son poetas de lo natural (de lo sobrenatural), de
lo que germina desde dentro para florecer como una primavera,
como ocurre en su poema Temor de abril: Tanta luz y tan tierna
/ y tan dulce y constante en esta primavera? (158). Cunta luz de
Zambrano hay en estos versos, la misma luz que hace explotar lo
revelado inefable que sigue sin nombre, pero se padece. De esa
luz nace la primavera, que es renacimiento. Algo que tambin
encontramos como hilo conductor en Primavera en Eaton Hasting
(1939) de Pedro Garfias: Ya el Invierno dej su piel antigua / en las
ramas recientes de los rboles / y avanza a saltos cortos por el prado
/ la Primavera de delgado talle (1994: 47). Cunto recuerdan estos
versos a los de don Antonio Machado de su Campos de Castilla: Mi
corazn espera, otra vez hacia la luz y hacia la vida, otro milagro
de la primavera (Machado, 2006). Y ese renacimiento acontece
desde el agua que es lo que dota de vida a la tierra. La imagen de
lo acutico tiene una presencia determinante en la poesa de Prados
(tambin en Riba y Garfias). En el caso de Garfias escribe: En las
aguas inmviles del lago / anclan nubes y luces vesperales / y tiende
el bosque sus flexibles redes / al vuelo prodigioso de tu imagen
(Grafias, 1994: 47). Tambin en Temor de abril, de Jardn cerrado,
escribe Prados: Prudentemente el agua / se oculta en la alameda /
y corre y corre y corre, / desconfiada y tierna (2000: 157). El agua
78
En definitiva, como se ha podido ver con estos breves trazos (ya que
el tema dara perfectamente para un estudio amplio) las dimensiones
msticas son necesarias en la tragedia del exilio. Ante la soledad,
la nostalgia, el abandono y la desposesin el poeta tan solo puede
volver, iniciar un viaje que no acabar nunca, morir para regresar
a la vida. Y eso le ocurrir al exiliado, eterno errante que recuerda
Espaa desde su vaco, como quien llega a una casa abandonada hace
tiempo y tan slo puede consolarse con mirar estticas fotografas,
muebles polvorientos, los pasos de alguien que estuvo y ya no est
salvo en ausencia. El lenguaje de lo inefable es pobre, pero late, se
reconstruye a travs de la metfora (ese llevar hacia otra parte que
dice en s esa palabra meta-for). Y, mientras, a miles de kilmetros:
Espaa, lo que cada uno de los miles de exiliados fueron, lo que
dejaron y a lo que no pudieron volver, porque ya nada fue igual
aunque volvieran. Hombres y mujeres condenados a eterna memoria
de la melancola antes y despus de su regreso.
OBRAS CITADAS
79
80
81
Gabriella Menczel
Universidad Etvs Lornd de Budapest
menczel.gabriella@btk.elte.hu
83
84
85
1 Szimblumtr: kehely
86
87
88
89
90
OBRAS CITADAS
91
92
93
bel Stamler
Universidad Etvs Lornd de Budapest
stamlerabel@gmail.com
95
1 Si no hay indicacin contraria en la bibliografa, los textos originarios de otro idioma
han sido traducidos al castellano por el traductor de este artculo.
96
97
98
99
entienden, aunque creo que en cada cosita que Dios cri hay ms de lo que
se entiende, aunque sea una hormiguita.
3. Estos dos pilones se hinchen de agua de diferentes maneras: el uno viene
de ms lejos por muchos arcaduces y artificio; el otro est hecho en el
mismo nacimiento del agua y vase hinchendo sin ningn ruido, y si es el
manantial caudaloso, como ste de que hablamos, despus de henchido
este piln procede un gran arroyo; ni es menester artificio, ni se acaba el
edificio de los arcaduces, sino siempre est procediendo agua de all.
4. Es la diferencia que la que viene por arcaduces es, a mi parecer, los
contentos que tengo dicho que se sacan con la meditacin; porque
los traemos con los pensamientos, ayudndonos de las criaturas en la
meditacin y cansando el entendimiento ... Estotra fuente, viene el agua de
su mismo nacimiento, que es Dios, y as como Su Majestad quiere, cuando
es servido hacer alguna merced sobrenatural, produce con grandsima paz
y quietud y suavidad de lo muy interior de nosotros mismos. (M 4, 2, 24)
100
porque as como de una fuente muy clara lo son todos los arroyicos que
salen de ella, como es un alma que est en gracia, que de aqu le viene
ser sus obras tan agradables a los ojos de Dios y de los hombres, porque
proceden de esta fuente de vida ... as el alma que por su culpa se aparta de
esta fuente y se planta en otra de muy negrsima agua y de muy mal olor,
todo lo que corre de ella es la misma desventura y suciedad. (M 1, 2, 2;
vase adems la parte ya citada: M 4, 2, 24)
101
102
***
OBRAS CITADAS
103
--- (2010): Teresa of Jesus and Islam: The simile of the seven
concentric castles of the Soul, A New Companion to Hispanic
Mysticism. Ed. Hilaire Kallendorf, LeidenBoston, Brill, 175199.
MEIER, Christel (1977): Gemma spiritalis. Methode und Gebrauch
der Edelsteinallegorese vom frhen Christentum bis ins 18. Jahr
hundert. Wilhelm Fink Verlag, Mnchen.
Rzbihn, Baqli irz (1966): Commentaire sur les paradoxes
des Soufis. Ed. Henry Corbin, Bibliothque Iranienne 12., Tehran,
Departement dIranologie de lInstitut Franco-Iranien.
SAN BUENAVENTURA (---): Itinerario del alma a Dios. Universidad
de Alicante, http://www.disc.ua.es/~gil/itinerarium-mentis-in-
deum-esp.pdf, ltima consulta: 19-XI-2015.
SANTA TERESA de vila (2015): A bels vrkastly. Trad. Tams
Saj - Kata Templom, Jel Knyvkiad, Budapest. Fuente del texto
en castellano: Universidad de Alicante, http://disc.ua.es/~gil/las-
moradas-del-castillo-interior.pdf, ltima consulta: 19-XI-2015.
SUHRAWARDI, Shihabuddin Yahya (1999): The Philosophical
Allegories and Mystical Treatises. Trad. y ed. Wheeler M.
Thackston, Jr., Costa Mesa, California, Mazda Publishers.
104
Lszl Vasas
Universidad Etvs Lornd de Budapest
lvasas@caesar.elte.hu
1 Hay que sealar en este punto que no todos los santos eran msticos y tampoco fueron
canonizados todos los pensadores y telogos conocidos que la tradicin reconoce
como msticos. La religiosidad es una forma de vivir, el ascetismo es una prctica
elegida, mientras que el encuentro mstico es una vivencia para los elegidos.
105
106
Misticismo y quietismo
Es necesario pasar de la meditacin a la contemplacin
Miguel de Molinos
107
pblico docto, sino a todos, aspecto que se nota en el estilo claro, sin
afeites acadmicos. Camino de perfeccin, alegora que evoca
una concepcin tantas veces reescrita por los grandes maestros de
la teologa mstica. La mayor controversia se produce, tal vez, en
torno a la concepcin del interior camino, ya que en la doctrina del
autor se trata ms bien de un estado pasivo, contemplativo. En vez
de meditacin, la contemplacin,2 la suspensin de los medios y la
doctrina de pasar a ser nada, una nada sin conciencia del yo.
Segn la Iglesia Catlica el quietismo es una tendencia errnea
dentro de la teologa mstica.3 (Cabe mencionar que la Iglesia Catlica
observaba con cautela las doctrinas msticas, aparte de las conductas
que predicaban. La condenacin de las ideas herticas de Molinos
y de otros crculos quietistas aument el descrdito de la mstica
en la piedad catlica.) Es verdad que la Biblia ofrece argumentos a
favor y en contra del quietismo. Por ejemplo, frente a Estad quietos,
y conoced que yo soy Dios (Salmos 46, 10) y muchos otros que
invitan a la inactividad silenciosa, el Nuevo Testamento, en general
108
109
continua leccin de los libros, sino por la liberal infusin del divino
espritu, cuya gracia se comunica con regaladsima intimidad a los
sencillos y pequeos (32). Tambin cita e interpreta a San Bernardo:
La holgazanera es no vacar a Dios, porque ste es el negocio de los
negocios (Molinos, 56), es decir, estar seca y tenebrosa el alma en
la presencia de Dios no implica prdida de tiempo u holgazanera.
En otro pasaje advierte que el individuo no tiene que hacer nada sino
libremente dar el consentimiento por la resignacin, caminando por
estos desiertos y tenebrosos caminos. Lo que t has de hacer ser no
hacer nada por sola tu eleccin [] nicamente callar y sufrir (59).
Esta forma de renunciar al ego implica la sequedad un estado de
alma que tantas veces evoca el autor: Para dar un solo ejemplo:
110
La muerte mstica
Vivo sin vivir en m / y tan alta vida espero /
que muero porque no muero.
Santa Teresa de Jess
111
4 Idea que repite San Juan de la Cruz en un estribillo inicial: Vivo sin vivir en mi / y
de tal manera espero / que muero porque no muero (267). Viene a propsito tambin
la idea de Ortega y Gasset: Tolreseme, a beneficio de concisin, una frmula
paradjica: la muerte de lo muerto es la vida. (324)
5 Merece atencin la siguiente nota sobre la nulidad de la Nada: El vaco mstico no
es el de un espacio desierto, una habitacin desalhajada que d cobijo a Dios, sino el
de un espejo. En el espejo no permanece nada: todo es reflejado, todo rechazado, todo
devuelto. Qu mejor smbolo del puro desapego? [] Y nada ve en l porque nada
hay. La nada que all descubre es su propia Nada (Ezquerra Gmez, 170).
6 El que se humillare, ser ensalzado! (Mateo 23, 12; Lucas 14, 11); Si alguno
quiere ser el ms grande que se haga el ms humilde entre vosotros! (Marcos 9, 34).
112
113
Dios dentro de s, con que siempre estar sujeta a los accidentes y pasiones
del nimo, como son juzgar, murmurar, resentirse, excusarse, defenderse
por conservar su honra y estimacin propia, enemigos de la quietud, de la
perfeccin, de la paz y del espritu. (143)
114
sobre el camino hecho que una gua para el camino por hacer.8
No es fcil hallar el hilo conductor, ya que estamos ante una obra
enciclopdica, doctrinal, por esto una manera viable es buscar algunas
ideas recurrentes. Segn dice en el Captulo IV en los comienzos
de mi esttica slo tuve ojos para gozar y amar el divino cristal del
mundo (100).
Una palabra clave puede ser, tal vez, deduje. Las doctrinas de
Miguel de Molinos son fuentes inspiradoras para Valle-Incln, pero, a
pesar de la sincera religiosidad, se aprovecha tan solo de los elementos
inspiradores para su arte potica. No podemos ponerle el estigma
de mstico a Valle-Incln, tan solo resaltar un principio comn entre
ambos: la inefabilidad de un sentimiento exttico, por una parte, y la
misma inefabilidad de la sensacin que el artista quiere plasmar ante
una realidad cuya esencia se alcanza solo por intuicin, despojndola
de todas las coordenadas fsicas. El lenguaje no obedece, es el trauma
de siempre de los escritores. El verbo de los poetas, como el de los
santos, no requiere descifrarse por gramtica para mover las almas. Su
esencia es el milagro musical (36). Las palabras de Verlaine citadas
115
Aquella tarde tan llena de angustia aprend que los caminos de la belleza
son msticos caminos []. Esta emocin no puede ser cifrada en palabras.
Cuando nos asomamos ms all de los sentidos, experimentamos la
angustia de ser mudos [] esta es la ilusin fundamental del xtasis,
momento nico en que las horas no fluyen, y el antes y el despus se juntan
como las manos para rezar. (19-20)
116
9 Entre parntesis mencionar que en las Moradas de Santa Teresa tambin aparece
este smbolo: [] mas como faltamos en no disponernos y desviarnos de todo lo que
puede embarazar esta luz, no nos vemos en este espejo que contemplamos, adonde
nuestra imagen est esculpida (404). O podemos aludir al metaforismo del espejo en
relacin con el vaciamiento, segn leemos en la epstola paulina, [Jess] se despoj
a s mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres (Fil 2,7). En
este sentido el vaciamiento lo puede simbolizar el espejo que se identifica con la
imagen acogida (nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la
gloria del Seor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como
por el Espritu del Seor 2Cor, 3,18).
10 El misticismo esttico de la vieja es tambin un homenaje a la tierra natal del
escritor, elemento recurrente en sus obras.
117
11 Algunos poemas de La pipa de kif, aunque en clave ms bien irnica, con virtuosismo
conceptista, sugieren el camino que aleja del mundanal ruido.
118
119
120
OBRAS CITADAS
121
122
Dra Zsom
Universidad Etvs Lornd de Budapest
zsomdora@hotmail.com
123
124
125
126
2 La confiscacin de los bienes de los expulsados tambin se menciona en las fuentes
judas (ver: la decisin de derecho eclesistico de Isaac ben Seshet Perfet (1326-
1408) [Responsa, 2]; la decisin de derecho eclesistico de Simeon ben Cernah
Duran (1361-1444) [Responsa, 2:176]. Los textos de las responsa fueron consultados
en los repertorios de responsa disponibles en Responsa Project Version 15 CD-
ROM (Bar Ilan University), el cual es una versin digitalizada de las ediciones
que siguen: Jichak ben Seset Perfet: Responsa. Nueva York, 1954 (edicin facsmil
de Vilna 1879); Simeon ben Cemah Duran: Szefer ha-Tasbec. Jerusaln, 1960.
(edicin facsmil de Lemberg 1791). La discusin detallada de cada decisin de
derecho eclesistico citado en el presente artculo se puede encontrar en Zsom
(2014).
127
3 Ver, por ejemplo, Simeon ben Cemah Duran (Responsa Project Version, 1:66):
Vemos que muchos de los que vienen aqu [de Mallorca a frica del Norte] son
completamente cristianos [...] y ni hablar de los que han venido aqu y despus han
vuelto voluntariamente. Si no hay indicacin contraria en la bibliografa, los textos
originarios de otro idioma han sido traducidos al castellano por el traductor de este
artculo.
128
4 Maimnides [Mosh ben Maimn] (1135, Crdoba 1204, Fustat (El Cairo),
telogo y mdico. El texto en hebreo de su carta sobre las conversiones realizadas por
los almohades (Iggeret ha-Smad, Carta sobre las conversiones violentas) se puede
consultar en Ben Maimon (105-120).
129
130
131
132
La asimilacin
Como consecuencia de la conversin a la fe cristiana, los conversos
tendran que haber suspendido sus prcticas religiosas y su forma
de vida anteriores de un da al otro. Pero esto no sucedi sin
estorbos: por un lado, no se poda acabar en unos das con unos
reflejos condicionados de varias dcadas y, por otro, tampoco era
fcil asimilar las nuevas costumbres. Adems, la religin juda
regulatodoslosterrenos de la vida, por lo tanto asuntos tan cotidianos
como la manera de vestir o la comida pertenecen al dominio del
ejercicio de la religin. Es bien sabido que las prescripciones
alimenticias judas constituyen un sistema peculiar y complejo.
De acuerdo con la prohibicin ms conocida, los judos no pueden
consumir ciertos alimentos como, por ejemplo, carne de cerdo. Sin
embargo, despus de su conversin al cristianismo, se les exigi que
se alimentaran igual que los cristianos, porque en caso contrario se
les acusaba de cumplir las prescripciones de la religin juda. La
abstinencia de la carne de cerdo era una acusacin recurrente en
las actas de la Inquisicin. Sin embargo, como para una parte de
los judos la carne de cerdo era incluso repugnante, supuestamente
haba entre ellos quienes rehusaban consumirla porque les daba asco.
Los gustos y las costumbres alimenticias no se pueden modificar de
golpe.
Adems de lo arriba expuesto, los judos no estaban familiarizados
con las prescripciones de la religin cristiana, y la Iglesia tampoco
organiz cursos para darles una educacin religiosa. Las predicaciones
misioneras y las disputas religiosas tampoco transmitieron un saber
prctico. Despus de la conversin masiva de 1391, los concejos
133
[c]om experiencia maestra de les coses haja mostrat que los christians
novells, los quals ha prop de XXII. anys se convertiren en la ciutat de
Valencia e foren batejats sens gran informacio e instruccio de la sancta
fe catholica conversan, habitan e stan ensemps, han reebut fort poch
mellorament en la religio christiana e no son be informats en co que de
necessitat de salut deven creure ni menys en les devocions e actes de la dita
sancta ley (Hinojosa Montalvo, 1993: 487-488)
134
135
7 El texto del decreto de expulsin se puede leer en espaol en Beinart (1996: 41-44).
136
8 Ver, por ejemplo, a Isaac ben Seset Perfet (Responsa, 6): ...la mayora [de los
conversos mallorquines], prescindiendo de unas pocas excepciones, hasta en los aos
de la persecucin religiosa establecan relaciones sexuales con mujeres no judas...
aunque en este caso no se trata de matrimonio. Sin embargo, desde la perspectiva
de la jurisdiccin juda no se puede contraer matrimonio con una mujer no juda,
sino tan solo mantener relaciones sexuales o convivir con ella, por consiguiente el
rabino, queriendo ser preciso, no puede usar el trmino matrimonio. No obstante,
la mayora no es tan precisa, ver Simeon ben Slomo Duran: Yakhin u-Voaz, 2:3:
...aunque algunos [de los conversos] se casan con mujeres no judas y contraen
matrimonio con hijas de no judos, el nmero de estos casos es insignificante; una
persona de una ciudad, dos personas en una familia. Y se desprecia y se excluye
a los que lo hacen, nadie se casa con sus hijos porque no se les considera judos
algo que se corresponde con el derecho eclesistico, porque el hijo de una mujer
no juda tampoco es judo.; ibid. 2:31: despus los hijos [de los judos forzosamente
convertidos] de la tercera y cuarta generacin queran volver al Dios de Israel,
huyeron de la tierra de Edom [de los territorios cristianos] a la tierra de Ismael [a los
territorios musulmanes] y regresaron a la religin de sus antecesores. La mayora de
esta gente contrajo matrimonio con mujeres de destino similar, es decir con mujeres
cristianas de origen judo. Solo la minora se cas con mujeres cristianas de origen
cristiano.
137
138
139
140
9 Sobreel papel desempeado por los conversos en el Siglo de Oro espaol, ver
Domnguez Ortiz (1992: 209-220), Belmonte Daz (2010: 159-198).
141
142
Pero el abuelo dio un paso ms: para que nadie cuestionara su origen
puro, se compr un ttulo nobiliario falso, porque segn la opinin
pblica los nobles eran de sangre pura. Pese a esto, ms tarde se
puso en duda la condicin nobiliaria de la familia, y ya despus de la
muerte del abuelo, en 1519, se inici un proceso de hidalgua contra la
familia. Los testigos de la defensa afirmaron que se trataba de una familia
nobiliaria ancestral de vila, mientras que los de la acusacin constataron
haber visto en la procesin penitencial de Toledo no solo al abuelo
luciendo el sambenito, sino tambin al futuro padre de Santa Teresa que
solo tena cinco aos. (Belmonte Daz, 2010: 315) Santa Teresa tena
aproximadamente la misma edad en el momento del proceso.
Colofn
Santa Teresa, figura destacada de la mstica espaola, ejemplifica bien a
las personas de origen judo que, integrndose en la sociedad cristiana,
aceptaron los valores de la misma y se identificaron con ellos, pero que
en su propio mbito actuaron con un espritu innovador. Los grandes
de origen judo del Siglo de Oro formaron parte orgnica de la vida
cultural de la poca, incluso desempearon un papel protagnico.
Ellos mismos se identificaron con la cultura espaola cristiana,
pero, desgraciadamente, no todos los grupos sociales los aceptaron.
Laintegracin y la asimilacin de los conversos despertaron el recelo
de muchos y los llevaron a realizar actos y a tomar medidas que
impidieron el desarrollo de la propia cultura que procuraban proteger.
Los miedos de esta ndole condujeron a la situacin absurda de que
a finales del siglo XVI, 15 aos antes de su muerte, Santa Teresa no
solamente no podra haber fundado ninguna orden religiosa, sino que
nisiquiera podra haber entrado en la orden fundada previamente por
ella misma. Sin embargo, ya no lo lleg a vivir.
143
144
LA Sptima
Con los ocho estudios convocados en la presente coleccin se
pretende ofrecer un manojo de acercamientos novedosos a una
morada
LA Sptim a morada
de las figuras colosales de las letras hispnicas, las semillas de
cuya concepcin literaria no solo dieron una cosecha copiosa en
la Pennsula Ibrica, sino que tambin se transportaron al Nuevo
Mundo para impulsar el surgimiento de un corpus sumamen-
te rico cuya ampliacin y diversificacin sigue en marcha hasta
nuestros das, y cuyas brisas tambin han llegado hasta Hungra.
Equipo de redaccin:
------
------