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Edicion 25

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REVISTA

JURDICA

Facultad de
Jurisprudencia y
Ciencias Sociales y
Polticas de la
Universidad Catlica
de Santiago de
Guayaquil

2008/25

Director
Dr. Armando Serrano Carrin
Revista # 25
Carrera de Derecho
Universidad Catlica de Santiago de Guayaquil
www.ucsg.edu.ec
www.revistajuridicaonlime.com

Colaboracin: Revista Jurdica


Apartado Postal 090111526
0904671
Guayaquil Ecuador
La responsabilidad por los hechos, ideas y doctrinas
expuestos en esta publicacin,
es exclusiva de los respectivos autores.
UNIVERSIDAD CATLICA
DE SANTIAGO DE GUAYAQUIL

FACULTAD DE JURISPRUDENCIA Y
CIENCIAS SOCIALES Y POLTICAS

MIEMBROS DE CONSEJO DIRECTIVO

Dr. Ivn Castro Patio


Decano

Ab. Jos Miguel Garca Baquerizo


Director Carrera de Derecho

Lcda. Sandra Mendoza


Directora de Carrera de Trabajo Social

Dr. Ernesto Salcedo Verduga


Profesor Representante Principal ante Consejo Directivo

Ec. Mercedes Arellano de Duque


Profesora Representante Suplente ante Consejo Directivo

Ab. Ma. Mercedes Ceprin Haz


Coordinadora Administrativa

Ab. Taryn Almeida Delgado


Coordinadora Acadmica

Sr. Juan Carlos Len Cercado


Presidente Asociacin de Estudiantes Derecho
UNIVERSIDAD CATLICA
DE SANTIAGO DE GUAYAQUIL

CONSEJO EDITORIAL

- DR. IVN CASTRO PATIO PRESIDENTE

- DR. JOS OSWALDO CASAS ARGENTINO

- DR. RICARDO ARTEQUERA PARILLI VENEZOLANO

- DR. PEDRO CARRASCO PARRILLA ESPAOL

- DR. JAIME RODRGUEZ ARANA ESPAOL

- DR. GUSTAVO ORTEGA TRUJILLO ECUATORIANO

- AB. JOS MIGUEL GARCA BAQUERIZO ECUATORIANO

- DR. CSAR CORONEL JONES ECUATORIANO

- DR. CARLOS SALMON ALVEAR ECUATORIANO

- DR. MIGUEL HERNNDEZ TERN ECUATORIANO

- DR. XAVIER ZAVALA EGAS ECUATORIANO

- DR. ROBERTO GMEZ-LINCE ORDEANA ECUATORIANO


NOTA DEL DECANO

Sale nuevamente a la luz pblica nuestra Revista Jurdica y


cumpliendo con nuestro compromiso, aparece la segunda edicin del
ao 2008.

Esta edicin, ya la nmero 25, al igual que las anteriores, se carac-


teriza por proporcionar artculos de calidad acadmica y de actualidad.

Lo peculiar de ella es la considerable presencia de profesores


extranjeros; no es para menos, la globalizacin de las comunicaciones y
la fama alcanzada a travs de nuestra pgina web
www.revistajuridicaonline.com es impresionante, y para muestra un
botn: a la fecha ms de dos millones doscientos cincuenta mil visitas ha
recibido nuestro sitio, principalmente de toda Iberoamrica y parte de
Europa.

Les ofrecemos esta vez trabajos sobre Derecho Procesal Consti-


tucional, Sucesiones, Derecho Penal, Criminologa, Derecho Tributario,
Derecho Laboral, Propiedad Intelectual y otras reas del saber jurdico,
los mismos que son analizados por profesores extranjeros y nacionales
con la profundidad propia de los expertos, lo cual nos permite cumplir
con nuestro eterno compromiso: repensar y recrear el derecho, suscitar
inquietudes y crticas a las instituciones jurdicas, adaptndonos a los
cambios sociales pero respetando siempre los valores sociales.

Cumplido aquel norte editorial, la Revista Jurdica sigue siendo un


instrumento de consulta obligatoria para estudiantes, profesionales y
profesores, ya no solo de Guayaquil ni del Ecuador, sino de todo el
mundo.

DR. IVAN CASTRO PATIO


Decano
NOTA DEL DIRECTOR
La Revista Jurdica No. 24, nmero anterior, tuvo la maravillosa
oportunidad de haberse publicado antes de la aprobacin de la Consti-
tucin Poltica vigente, que permiti un enorme abanico de opiniones y
una inagotable avalancha de estudios y anlisis, muchos de los cuales
fueron recogidos en la referida edicin. Nuestro profundo agradeci-
miento a quienes participaron en dicho proceso.

Con posterioridad, al entrar en vigencia de la Constitucin, la


Repblica se ha agitado con una inusitada actividad legislativa, por la
que se ha efectuado una enorme cantidad de reformas de ordenamientos
con jerarqua de Ley y que han despertado, igualmente, una ola de
opiniones y criterios a favor y en contra de cada uno de estos, algunos de
los cuales igualmente, sern recogidos en esta nueva edicin No. 25. A
pesar de que el ordenamiento constitucional invita a un anlisis ms
detenido y profundo, los comentarios que en sta ocasin se formulan
sobre los ordenamientos legales, no dejan de tener el suficiente anlisis y
profundidad, como para concitar la atencin del estudioso de temas
jurdicos.

El ambiente que hemos vivido en los ltimos aos, ha sido de una


abierta invitacin hacia el anlisis jurdico, que en su oferta ha sido
enormemente generoso, puesto que, se han tratado normas adems de
las ya mencionadas, de una gama que va desde temas laborales, penales,
tributarios y hasta petroleros, con lo cual los distintos profesionales de
las diversas reas de Derecho, han tenido la oportunidad de encontrar
las reas propias de personal experticia, para elaborar los criterios
indispensables para la profundizacin de las figuras jurdicas nacientes.

Esta Revista Jurdica, al igual que las anteriores, pretende conver-


tirse en el espacio para recoger estas valiosas opiniones jurdicas respec-
to de los ordenamientos jurdicos venideros, e inclusive de los pasados, a
efectos de orientar su aplicacin, interpretacin, y adecuado alcance; y,
por supuesto, en el instrumento de consultas de los estudiantes y
estudiosos vidos del conocimiento jurdico y de su adecuado manejo.
Esperamos que esta nueva edicin se acerque a la pretensin de nuestra
querida Revista Jurdica.

Saludos cordiales,

Dr. Armando Serrano Carrin


NDICE GENERAL
Nota del DECANO .... 11
Nota del Director .. 13

DERECHO ARBITRAL

Accin de Nulidad de Laudos Arbitrales en el Derecho


Procesal Ecuatoriano.
Dr. Andrs ORTIZ HERBENER .. 19

DERECHO CONSTITUCIONAL

Reflexiones sobre la Imprevisin Constitucional


Nstor Pedro SAGS ... 41

Gobierno Electrnico: Una Poltica de Estado necesaria.


Deyanira CAMACHO TORAL ..... 57

Ficcin Democrtica y Real Corrupcin.


Dr. Luis A. HERRERA BONNET ... 85

DERECHO EMPRESARIAL

Aspectos Jurdicos de la Sucesin en la Empresa


Familiar
Dr. Javier NANCLARES VALLE .... 107

DERECHO LABORAL

Alegato
Ab. Fabrizio PERALTA DAZ . 131

DERECHO PENAL

Evolucin Dogmtica de las Teoras del Concepto


Jurdico Penal de Accin.
Karl Andrei BORJAS CALDERN . 149

Sobre la Pretendida Realidad del Derecho Penal del


Enemigo, como Medio de Aseguramiento de Espacios
de Verdadera Libertad
Dr. Juan Carlos MANRIQUEZ R. . 193
El Impulso Delictivo u Homicida en la Epilepsia
Dra. Ma. Laura QUIONES URQUIZA . 205

A Economa Globalizada e a Criminalidade


Dr. Renato RIBEIRO VELLOSO . 211

Lesiones y Violencia Intrafamiliar


Alex VAN WEEZEL . 219

DERECHO PENAL MILITAR

La Argentina avanza en Materia de Justicia Militar


Matas BAILONE .. 271

DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL

El Conflicto entre rganos Jurisdiccionales Referencia


al caso colombiano-
Hernn Alejandro OLANO GARCA ..... 281

La Determinacin de los Efectos Temporales en la


Sentencia de Inconstitucionalidad: Un Problema de
Razonabilidad Jurdica.
Jorge BAQUERIZO MINUCHE ... 319

El Control Constitucional de las Leyes Tributarias.


Dr. Jos OSVALDO CASS ... 355

Accin Extraordinaria de Proteccin.


Dr. Ciro Camilo MORN MARIDUEA ... 423

DERECHO TRIBUTARIO

Tratados Internacionales para evitar la Doble


Imposicin Internacional.
Rodney MACIEL GUERRERO . 443

DERECHO DE PROPIEDAD INTELECTUAL

Valoracin de las Marcas Farmacuticas.


Bioq. Ketty VLIZ .. 513

Instrucciones para la presentacin de los artculos 533


Derecho Arbitral
ACCIN DE NULIDAD DE LAUDOS ARBITRALES EN
EL DERECHO PROCESAL ECUATORIANO

Dr. Andrs Ortiz Herbener

RESUMEN:

Entre los pilares fundamentales sobre los cuales se asienta el Estado


de Derecho1, se encuentran -entre otros derechos civiles garantizados por
la Constitucin- el de seguridad jurdica y el del debido proceso y a una
justicia sin dilaciones.

No es materia de este ensayo entrar a estudiar exhaustivamente el


alcance de ambos derechos, no obstante, para el caso que nos vamos
permitir desarrollar posteriormente, s ser necesario repasar cuando
menos sus definiciones brevemente, a efectos de dimensionar las conse-
cuencias que acarrean en un sistema jurdico que los derechos civiles de
los administrados, puedan ser obviados o en su caso, conculcados, por
funcionarios pblicos y lo que sera ms grave an, por quienes estn
encargados de administrar justicia en el pas.

El presente ensayo jurdico busca demostrar que la resolucin de


mayora dictada el 20 de agosto de 2007, por la Primera Sala de lo Civil y
Mercantil de la Corte Suprema de Justicia, contrari el ordenamiento
jurdico ecuatoriano y la Jurisprudencia nacional, habida cuenta que a la
Corte Suprema de Justicia -como Corte de Casacin- no le est permitido
entrar a conocer y resolver sobre recursos de casacin o de hecho que se
hayan presentado dentro de las acciones de nulidad de laudo arbitral
iniciadas ante uno cualquiera de los Presidentes de las Cortes Superiores
de Justicia del Ecuador.

1
El presente artculo fue elaborado estando vigente la Constitucin de 1998 y en tal virtud,
no es nuestra intencin alterar su contenido con vista a la nueva Constitucin. Sin
embargo, salvo en casos estrictamente necesarios, haremos referencia a la Constitucin
del 2008. En este sentido conviene precisar que el actual Art. 1, establece que: El Ecuador
es un Estado constitucional de derechos y justicia.

19
DR. ANDRS ORTIZ HERBENER

PALABRAS CLAVE:

DEBIDO PROCESO- SEGURIDAD TUTELA JUDICIAL-


CASACIN- ARBITRAJE- LAUDO- NULIDAD-

I.- INTRODUCCIN.-

Tenemos que dejar en claro algo. Es posible que el fallo de mayora


dictado por la Primera Sala de lo Civil y Mercantil de la Corte Suprema
de Justicia dentro del caso: NEDETEL, haya servido para poner en el
debate jurdico nacional y por ende para comenzar a discutir seriamente,
el procedimiento que debe tener la accin de nulidad de un laudo
arbitral en el Derecho ecuatoriano, discusin que en el caso de Espaa
por ejemplo ha sido recientemente superado con la expedicin de la Ley
de Arbitraje 60/2003: Con el nuevo marco legal, contra un laudo definitivo
se puede ejercitar la accin de anulacin (artculo 40 de la Ley de Arbitraje), que
debe interponerse ante la Audiencia Provincial del lugar donde aqul se hubiere
dictado (Art. 8 L.A.), dentro del plazo de dos meses siguientes a su notificacin,
aclaracin o complemento (Art. 41 L.A.) y que deber sustanciarse, ante la Sala
de la Audiencia, por cauces del juicio verbal con las salvedades previstas en el
artculo 42 L.A. 2

En este sentido, hemos considerado importante entrar a estudiar si


la actuacin de la Primera Sala de lo Civil y Mercantil de la Corte Su-
prema, fue ajustada a Derecho. Al efecto, tendremos que necesariamente
indagar lo que al respecto establecen, en su orden: la Constitucin de la
Poltica, la Ley de Casacin, y el resto de la normativa jurdica aplicable,
y adems repasar, aunque sea brevemente, la Jurisprudencia y la
doctrina.

Con estos antecedentes, trataremos de demostrar que pese a lo


loable del fallo, lamentablemente no le estaba permitido a la Corte
Suprema de Justicia 3 entrar a conocer el recurso de hecho interpuesto por

2
Vademcum de principios inspiradores del Arbitraje y de prctica arbitral de Tribunales
Arbitrales segn la nueva Ley de Arbitraje 60/2003, Instituto Vasco de Derecho Procesal,
2005, p.198.
3
Al tenor del Art. 178 de la Constitucin vigente: Los rganos jurisdiccionales, sin
perjuicio de otros rganos con iguales potestades reconocidos en al Constitucin, son los

20
ACCIN DE NULIDAD DE LAUDOS ARBITRALES EN EL DERECHO PROCESAL ECUATORIANO

Pacifictel y menos an, dictar la nulidad de lo actuado por el Presidente


de la Corte Superior de Justicia de Guayaquil dentro de la accin de
nulidad de laudo arbitral presentada, ya que insisto, no tena facultad
para ello4.

Sin embargo, y antes de entrar al anlisis correspondiente, no


quisiera dejar de manifestar mi absoluta coincidencia con el profesor
titular de Derecho Procesal de la Universidad de Sevilla, D. Juan Burgos
Ladrn de Guevara cuando en su artculo: La intervencin jurisdiccional
en el arbitraje, nos resea que la accin de nulidad del laudo arbitral, no
es otra cosa que el: desembarco jurisdiccional en el arbitraje, de la garanta
irrenunciable de la tutela judicial efectiva, garanta jurisdiccional de que el
Estado no puede desatenderse totalmente del arbitraje, ya que debe ejercer un
cierto control del laudo arbitral, funcionando as, como termmetro necesario en
la bsqueda de un equilibrio entre la flexibilidad que rige en el arbitraje y las
garantas exigibles en el proceso civil 5.

II.- LA ACCIN DE NULIDAD DE LAUDO ARBITRAL EN EL


DERECHO ECUATORIANO.-

Segn lo que dispone el Art. 31 de la Ley de Arbitraje y Mediacin


(en adelante LAM):

encargados de administrar justicia, y sern los siguientes: 1.- La Corte Nacional de


Justicia
4
En un interesante artculo publicado por la Corporacin Latinoamericana para el
Desarrollo CLD en septiembre de 1997 denominada: Resolucin alternativa de
conflictos, Eduardo Carmigniani Valencia manifiesta lo siguiente: he sostenido y
sostengo que es inconveniente que el laudo arbitral pueda ser impugnado -a travs de cualquier
tipo de recurso- ante rganos de la funcin judicial, pues en esa forma se distorsionara su
verdadera naturaleza jurdica y se desestimulara su acceso a l, pues es conocido que la gran
mayora de quienes pactan arbitrajes lo hacen para no tener que acudir a la Funcin Judicial,
incentivo que ser vera inmensamente diezmado si fuera posible impugnar la decisin de los
rbitros ante cualquier rgano de dicha Funcin del Estado. No obstante, este mismo autor
parecera haber dejado esta posicin, ya que ha manifestado en un artculo periodstico
publicado en el Diario Expreso titulado: Nulidad de laudos, lo siguiente: Pues bien, la
Primer Sala de lo Civil de la Corte Suprema, en el caso del muy publicitado laudo por el conflicto
entre Nedetel y Pacifictel, puso las cosas en orden: cuando se pide la nulidad de un laudo debe
tramitarse un proceso (demanda, contestacin, prueba, alegatos) y solo despus de ello el Presidente
de la Corte Superior puede resolver si declara o no la nulidad. Es de aclarar que ninguna de
estas posiciones son compartidas por el autor de este ensayo, conforme se dejar
precisado posteriormente.
5
Vademcum de principios inspiradores del arbitraje y de prctica arbitral, p. 72.

21
DR. ANDRS ORTIZ HERBENER

Art. 31.- Cualquiera de las partes podr intentar la accin de nulidad de un


laudo arbitral, cuando:

a) No se haya citado legalmente con la demanda y el juicio se ha seguido y


terminado en rebelda. Ser preciso que la falta de citacin haya impedido
que el demandado deduzca sus excepciones o haga valer sus derechos y,
adems, que el demandado reclame por tal omisin al tiempo de intervenir
en la controversia;

b) No se haya notificado a una de las partes con las providencias del tribunal y
este hecho impida o limite el derecho de defensa de la parte;

c) Cuando no se hubiere convocado, no se hubiere notificado la convocatoria, o


luego de convocada no se hubiere practicado las pruebas, a pesar de la
existencia de hechos que deban justificarse;

d) El laudo se refiera a cuestiones no sometidas al arbitraje o conceda ms all


de lo reclamado; o,

e) Cuando se hayan violado los procedimientos previstos por esta Ley o por las
partes para designar rbitros o constituir el tribunal arbitral.

Del laudo arbitral podr interponerse ante el rbitro o tribunal


arbitral, accin de nulidad para ante el respectivo presidente de la corte
superior de justicia, en el trmino de diez das contado desde la fecha que
ste se ejecutori. Presentada la accin de nulidad, el rbitro o tribunal
arbitral dentro del trmino de tres das, remitirn el proceso al presidente
de la corte superior de justicia, quien resolver la accin de nulidad
dentro del trmino de treinta das contados desde la fecha que avoc
conocimiento de la causa. La accin de nulidad presentada fuera del trmino
sealado, se tendr por no interpuesta y no se la aceptar a trmite. (Las
cursivas y el resaltado son mos).

Como se puede apreciar la simple lectura de este artculo, existen


varios hechos que en principio aparecen como indubitados, a saber:

a) Que estamos en presencia no de un recurso sino de una accin de


nulidad;

22
ACCIN DE NULIDAD DE LAUDOS ARBITRALES EN EL DERECHO PROCESAL ECUATORIANO

b) Que la accin se presenta para ante el Presidente de la respectiva


Corte Superior; y,

c) Que el Presidente tiene el trmino de treinta das desde la fecha que


avoc conocimiento para resolver la accin, esto es, que s seala
un procedimiento, por lo menos en cunto a la persona que debe
resolver y al trmino que tiene esta para su resolucin, lo que sin
lugar a dudas es incompatible, por una parte, con los trminos que
se establecen en una accin ordinaria en el Ecuador; y, por otra, con
la prctica forense, en dnde como todos conocemos esta clase
de juicios pueden demorarse hasta su resolucin, entre uno y tres
aos.

Ahora bien, frente a la aparente contundencia en la redaccin del


Art. 31 de la Ley de Arbitraje, debemos sostener en cambio que existen
hechos que no estn lo suficientemente aclarados y que son los que segn
mi criterio, han permitido equivocadamente- a la Corte Suprema de
Justicia dictar el fallo materia de estudio en el presente ensayo. Lo
primero que debemos destacar es que si bien se precisa en la LAM que
estamos en presencia de una accin, la redaccin del artculo se ajusta
ms a la sustanciacin de un recurso, ya que por ejemplo se le impone
un trmino de 30 das para resolver al Presidente de la Corte Superior. Al
efecto, y como lo sabemos todos, en el juicio ordinario el Cdigo de
Procedimiento Civil en particular- no le seala plazos o trminos a los
jueces para que resuelven, sino que establece los trminos que las partes
tienen para hace valer sus derechos en cada una de las etapas del juicio,
como por ejemplo 15 das para contestar la demanda; 15 das para
contestar la reconvencin si la hubiera, 10 das de prueba, etc.

Es extrao en consecuencia que el legislador no haya dispuesto que


esta accin se tramite como un juicio contencioso, ya que de haberlo
querido, as lo hubiera establecido expresamente. Es bastante forzado,
por decir lo menos, que toda vez que no est supuestamente determinado
un procedimiento en el Art. 31 de la Ley de Arbitraje para sustanciar la
accin de nulidad, se tenga que acudir cual cajn de sastre, al Art. 59
del Cdigo de Procedimiento Civil que dice: Toda controversia judicial
que, segn la ley, no tiene un procedimiento especial se ventilar en
juicio ordinario.

23
DR. ANDRS ORTIZ HERBENER

A lo dicho se suma que en este artculo 31 se establece la posibilidad


de caucionar el laudo arbitral: Quien interponga la accin de nulidad podr
solicitar al rbitro o tribunal arbitral que se suspenda la ejecucin del laudo,
rindiendo caucin suficiente sobre los perjuicios estimados que la demora en la
ejecucin del laudo pueda causar a la otra parte. El rbitro o tribunal arbitral, en
el trmino de tres das, debern fijar el monto de la caucin, disponiendo la
suspensin de la ejecucin del laudo. Dicha posibilidad de solicitar la sus-
pensin de la ejecucin de un fallo, en este caso, de un laudo, rindiendo
caucin suficiente, es tambin ms propia de la sustanciacin de un
recurso que de una accin, sino resta mirar la redaccin del Art. 11 de la
Ley de Casacin que seala: Art. 11.- Caucin.- Salvo las excepciones conte-
nidas en el artculo anterior, quien haya interpuesto recurso de casacin podr
solicitar que se suspenda la ejecucin de la sentencia o auto recurrido rindiendo
caucin suficiente sobre los perjuicios estimados que la demora en la ejecucin de
la sentencia o auto pueda causar a la contraparte. (Nota el lector algn
parecido en estas dos redacciones?)

Creemos en consecuencia que la redaccin de este artculo es poco


feliz, porque no establece suficientemente la forma de sustanciar la accin
de nulidad, y digo no suficientemente, porque s se establece en este
artculo que la accin se tramitar por el Presidente la Corte Superior
(no dice que sea una de las Salas las que deben resolver previo sorteo) y
que adems, tiene 30 das para hacerlo. Sostener en consecuencia que no
existe un trmite establecido para la tramitacin de la accin de
nulidad es contrario a derecho, ya que repito, s existe el mismo, si bien,
deficientemente redactado. De ah que en mi concepto, mal hizo la Corte
Suprema en acudir al auxilio del Art. 59 del CPC.

III.- DEL PRINCIPIO DE LEGALIDAD, DE LA SEGURIDAD


JURDICA, DE LA TUTELA JUDICIAL EFECTIVA Y DEL
DEBIDO PROCESO.-

3.1- DEL PRINCIPIO DE LEGALIDAD.-

El Art. 119 de la Constitucin Poltica anterior preceptuaba que:


Las instituciones del Estado, sus organismos y dependencias y los
funcionarios pblicos no podrn ejercer otras atribuciones que las
consignadas en la Constitucin y en la ley, y tendrn el deber de coor-
dinar sus acciones para la consecucin del bien comn. Como nos dice

24
ACCIN DE NULIDAD DE LAUDOS ARBITRALES EN EL DERECHO PROCESAL ECUATORIANO

Zavala Egas, este principio es el que: fundamenta el Estado de Derecho y es


de mayscula trascendencia para el Derecho pblicopues se traduce en el
sometimiento de los poderes pblicos al ordenamiento jurdico. Esto es, toda
actuacin de la Administracin pblica debe estar justificada por norma jurdica
previa.6

Al efecto se torna necesario buscar en nuestra ordenamiento


jurdico, si existe alguna norma que permite o faculte a la Corte Suprema
de Justicia Corte casacional- entrar a conocer y mucho ms, sustanciar
recursos de casacin y/o recurso de hecho interpuestos en acciones de
nulidad de laudos arbitrales conocidos y tramitados por Presidente de
Cortes Superiores.

En primer lugar debemos sealar que el Art. 200 de la Constitucin


anterior estableca que la Corte Suprema de Justicia: tendr juris-
diccin en todo el territorio nacional y su sede en Quito. Actuar como
corte de casacin, a travs de salas especializadas, y ejercer, adems,
todas las atribuciones que le sealen la Constitucin y las leyes 7. Es evi-
dente entonces que en la anterior Constitucin no se estableca la
posibilidad que la Corte Suprema acte, conozca y resuelva recursos de
casacin o de hecho interpuestos dentro de acciones de nulidad de laudo
arbitrales.

En segundo trmino debemos indicar que nuestra Ley de Arbitraje


y Mediacin no establece la posibilidad que la Corte Suprema conozca de
recursos de casacin o de hecho. Las nicas vas o remedios de impug-
nacin vertical que establece esta ley son la accin de nulidad y el
recurso de aclaracin o ampliacin, ningn otro.

A su vez, la Ley de Casacin establece en su artculo segundo que


procede interponer el recurso de casacin contra las sentencias y autos que
pongan fin a los procesos de conocimiento, dictados por las cortes superiores, por
los tribunales distritales de lo fiscal y de lo contencioso administrativo. Es la
accin de nulidad establecida en el Art. 31 de la LAM, un proceso de

6
Jorge Zavala Egas, Introduccin al Derecho Administrativo, Editorial Edino, 2003, p.271.
7
El Art. 177 de la actual Constitucin mantiene un texto parecido cuando precepta: Las
juezas y jueces administrarn justicia con sujecin a la Constitucin, a los instrumentos
internacionales de derechos humanos y a la ley.

25
DR. ANDRS ORTIZ HERBENER

conocimiento? De la lectura de dicho artculo hemos concluido que no.


Se trata ciertamente ms que de una accin de un verdadero recurso de
tramitacin sumaria, en el que sin entrar a la contradiccin entre las
partes, el Presidente de la correspondiente Corte Superior tiene el
trmino de 30 das para resolver en mrito de los autos. En consecuencia,
al no haberse establecido la contradiccin, esto es, el hecho que esta
accin se tramite sin oposicin de las partes, el legislador lo que
realmente estableci fue un recurso y por lo tanto, la resolucin que dicte
el Presidente en el mismo, no es de aquellas sentencias y autos que pongan a
fin a los procesos de conocimiento. A mayor abundamiento y para que no
quede dudas al respecto, reproduzco la introduccin incluida en la
Codificacin en la Ley de Arbitraje y Mediacin publicada en el R.O. No.
417 del 14 de diciembre de 2006, en la parte que hace referencia a la
reforma justamente del Art. 31: se sustituyen los incisos segundo y
sptimo por un solo inciso relacionado a la interposicin del recuro de
nulidad respecto del laudo arbitral y su procedimiento. Huelgan ms
comentarios.

No obstante, este razonamiento es desestimado por la Corte Supre-


ma bajo el argumento que se ha producido una grave indefensin al no
haberse dado trmino para contestar la demanda, ni para que las partes
puedan actuar prueba, etc. Es decir, la Primera Sala de lo Civil y Mercan-
til, desconoci lo que precepta la regla primera del Art. 18 del Cdigo
Civil cuando no ensea: Cuando el sentido de la ley es claro, no se desaten-
der su tenor literal, a pretexto de consultar su espritu. No est claro en
la LAM que la accin de nulidad se tramitar ante el Presidente de la
Corte Superior y que este tiene el trmino de 30 das para resolverla?
No es forzado el razonamiento de la Corte Suprema cuando dice: En
consecuencia, al no establecerse en la ley el procedimiento a seguirse frente a
tales acciones, lo que corresponde por el mismo mandato de la ley, es su
sustanciacin en juicio ordinaria, sin que pueda considerarse acertada, la
interpretacin aquella por la cual, al sealarse un trmino de 30 das para que el
Presidente de la Corte Superior de Justicia dicte la resolucin correspondiente
dicha accin de nulidad merezca un trmite especial o sumarsimo como podra
pensarse, pues si esa hubiera sido la intencin del legislador, expresamente lo
habra hecho constar en la disposicin legal comentada de la Ley de Arbitraje y
Mediacin?

26
ACCIN DE NULIDAD DE LAUDOS ARBITRALES EN EL DERECHO PROCESAL ECUATORIANO

En mi criterio, es mucho ms forzado entender que el legislador


quiso darle a esta accin la calidad de una accin ordinaria, con dos
instancias, contestacin a la demanda, reconvencin, pruebas, alegatos y
sentencias, que interpretar que estamos en presencia de un claro recurso,
en el que no debe haber una contradiccin y que debe resolverse en mri-
to de los autos. No es ms genuina, ms autntica, ms razonable como
nos ensea Recasens Siches, esta ltima interpretacin? Para muestra de
lo dicho, queda clara la intencin del codificador cuando seala clara-
mente que estamos en presencia de un recurso y que adems, existe un
procedimiento para tramitar el recurso mal llamado accin.

Para finalizar este anlisis, es la resolucin que dict el Presidente


de la Corte Superior de Justicia de Guayaquil el 15 de enero de 2007, una
sentencia o auto que pongan fin a un proceso de conocimiento, dictado por una
Corte Superior como lo exige el Art. 2 de la Ley de Casacin? Respecto de
esta inquietud, el voto salvado dictado en este importante caso expresa al
final del considerando primero, que en los casos de acciones de nulidad
de laudo arbitrales, el Presidente de la Corte Superior acta como Juez de
primera instancia, siendo sus autos susceptibles de apelacin. En tal
virtud, no se est en presencia de un auto o sentencia que ponga fin a un
proceso de conocimiento, como s lo sera el caso de una sentencia o auto
dictado por una de las Salas de la correspondiente Corte Superior.

La parte pertinente de dicho voto salvado expresa lo siguiente:

Es necesario hace relacin a la frase cortes superiores utilizada por la ley


al otorgarse competencia para conocer el recurso de casacin y entender el
sentido de la norma y para tal finalidad se debe recurrir a la Ley Orgnica de la
Funcin Judicial, la misma que en su artculo 24 expresa: En las Cortes
superiores integradas por dos o ms salas, cada una de ellas ejercer, en los
asuntos que les haya correspondido en suerte, las atribuciones expresadas en los
ordinales 2, 3 y 6 del artculo anterior, las atribuciones de los ordinales 1, 2, 4 y
7 de la misma disposicin y las dems corresponden a todo el tribunal.- Cuando
la primera instancia corresponda al Presidente de la Corte Superior, la segunda
instancia ser de competencia de la Sala a la que no pertenece el Presidente o a la
que corresponda por sorteo, si existieren ms de dos salas. De las expresiones de
la ley aparece con claridad que cuando la ley indica que el recurso de casacin
procede solamente de los autos o de la sentencia que pone fin a un proceso de
conocimiento se refiere a las decisiones de segunda y definitiva instancia dictadas

27
DR. ANDRS ORTIZ HERBENER

por la Salas de la Corte Superior que produzcan el efecto de cosa juzgada formal
y sustancial, es decir, final y definitiva de tal manera que no puede renovarse la
contienda con las mismas partes, sobre las mismas cosas, cantidad o hecho, ms
no de sentencias o autos dictados por el Presidente de la Corte Superior, como
juez de primera instancia, puesto que esta decisin es susceptible de apela-
cin. (Las cursivas son mas).

No obstante de estar de acuerdo con el fondo de este razonamiento,


debo dejar en claro que no es correcto manifestar que el Presidente de la
Corte Superior acta en las acciones de nulidad de laudo arbitral como
Juez de primera instancia. Segn el Art. 31 el Presidente de la Corte
Superior tramitar en una sola u nica instancia, en el trmino mximo
de 30 das, esta sui gneris accin. Entender que el Presidente estara
actuando como Juez de primera instancia, significara entonces que
tambin prosperara la apelacin de la decisin del Presidente de la Corte
Superior para ante una de las Salas, lo que no se puede compartir ya que
la Ley de Arbitraje y Mediacin ha sido muy clara al manifestar, por una
parte, que slo existen dos vas o recursos que pueden interponerse
contra el laudo arbitral: el recurso de aclaracin o ampliacin y la
accin (recurso) de nulidad; y, por otra, que no cabe presentar ms
recursos sobre el laudo que los contemplados en la LAM. Es ms, no est
contemplado bajo ningn aspecto que del auto resolutivo del Presidente
de la Corte, se puede apelar ante una de las Salas8.

8
En contra de este criterio, el Dr. Santiago Andrade cuando expresa en la Revista MASC-
Ecuador edicin No. 1, citada en el voto salvado del Dr. Viterbo Zevallos Alcvar, lo
siguiente: sin han pasado los 30 das pierde competencia el Presidente de la Corte
Superior? Deber pasar el proceso al subrogante? Una vez expedida la sentencia se
podr interponer el recurso de apelacin, ya que el mismo no est denegado y es
conocido que, cuando la ley no deniega expresamente un recurso se lo entiende
concedido (Art. 321 del CPC), el cual ser conocido y resuelto por una de las salas de lo
civil y mercantil de la misma Corte Superior (Art. 24 de la Ley Orgnica de la Funcin
Judicial) radicndose la competencia por sorteo. Una vez dictada la sentencia por la Sala
de la Corte Superior, cabe preguntar si procede o no el recurso de casacin. Este
mismo autor en su obra la: Casacin Civil en el Ecuador, Andrade & Asociados fondo
editorial, 2005, p. 106 cita una fallo dictado por la Primera Sala de lo Civil y Mercantil en
la que l era Ministro. En su explicacin deja entrever que s procedera apelar del fallo
que dicta el Presidente de la Corte Superior para ante una de las Salas, ya que en el caso
IMPAC Vs. GRUPOCON, juicio No. 78-2002, se resolvi que la Corte Suprema no era
competente para conocer de un recurso de apelacin interpuesto ante un fallo dictado por
el Presidente de una Corte Superior.

28
ACCIN DE NULIDAD DE LAUDOS ARBITRALES EN EL DERECHO PROCESAL ECUATORIANO

3.2. DEL DERECHO A LA TUTELA JUDICIA EFECTIVA.

Como nos dice Miguel Hernndez Tern: El derecho a la tutela


judicial efectiva consiste en la posibilidad jurdica que tiene un sujeto de Derecho
de acceder, en condiciones de igualdad con otro sujeto de similares caracteres-
ticas, a la administracin de justicia o a rganos relacionados en forma directa
con ella, y a conseguir de dicha administracin en tiempo razonable y en el marco
de un debido proceso, una resolucin motivada y justa que debe cumplirse en
forma integral y real en forma inmediata, salvo que por la materia de la decisin
o por otra circunstancia su ejecucin exija un tiempo posterior. Hecha esta
definicin cabe preguntarse si todas aquellas personas que han accedido
a la Corte Suprema a travs de recursos de casacin o de hecho,
presentados dentro de acciones de nulidad de laudo arbitrales, han
merecido una resolucin motivada 9, justa y bsicamente en condiciones
de igualdad.

Respecto de este fundamental tema, esto es, con relacin a actuario-


nes anteriores de la Corte Suprema respecto de recurso de casacin o de
hecho presentados en acciones de nulidad de laudos arbitrales, son
importantes destacar los siguientes tres fallos:

2-X-2003 (Res. 207-2003, R.O. 259, 26-I-2004)

"VISTOS (03-2003) Una vez tramitada la causa, el Tribunal de Arbitraje


dict el laudo el 12 de octubre del 2000 (fs. 2134 a 2138), con un voto salvado (fs.
2139 a 2143). El 14 de noviembre del 2000 (fs. 2144 a 2149), el seor Gerente y
representante legal de la Autoridad Portuaria de Guayaquil interpuso recurso de
nulidad contra el mencionado laudo. Correspondi conocer de ese recurso de
nulidad a la Sexta Sala de la H. Corte Superior de Justicia de Guayaquil, la cual
el 7 de junio del 2001 (fs. 18 del cuaderno de segunda instancia) resolvi
rechazar el recurso de nulidad interpuesto por el representante de Autoridad

9
Para Miguel Hernndez Tern, la motivacin jurdica es: la exposicin ordenada, razonada,
coherente e interrelacionada en sus elementos constitutivos fundamentales, por medio de la cual la
autoridad pblica justifica racional y jurdicamente la resolucin que toma en el caso especfico
sometido a su conocimiento y definicin, facilitando la defensa del administrado en caso de
inconformidad con su contenido de fondo y sus fiscalizacin. La Seguridad Jurdica. Anlisis,
doctrina y Jurisprudencia. Edino, 2004, p. 65.

29
DR. ANDRS ORTIZ HERBENER

Portuaria de Guayaquil. Contra esa resolucin, el seor Gerente de Autoridad


Portuaria de Guayaquil interpuso recurso de casacin (fs. 23 a 37), y denegado
ste, interpuso recurso de hecho el cual ha sido enviado a conocimiento de la
Corte Suprema de Justicia. Por el sorteo de ley (fs. 1 del cuaderno de casacin),
correspondi conocer este recurso a la Tercera Sala de lo Civil y Mercantil, la
cual con los antecedentes expuestos, considera: PRIMERO.- Esta Sala est de
acuerdo con el criterio emitido por la Sexta Sala de la Corte Superior de Justicia
de Guayaquil de 21 de enero del 2002, en el sentido de que la accin de nulidad
del laudo arbitral se constituye en un recurso incidental respecto del
arbitraje al que se sometieron las partes (conforme consta de la clusula
cuadragsima primera del contrato de concesin de ocupacin y uso de bienes
pblicos, del dominio pblico para la prestacin de servicios portuarios con
inversin en nuevas infraestructuras y equipamiento del terminal granelero y
multipropsito), razn por la cual rechaz el recurso de casacin por falta de
procedencia (fs. 38 del cuaderno de segunda instancia). SEGUNDO.- Respecto
de la procedencia del recurso de casacin propuesto sobre un auto que resuelve la
solicitud de nulidad de un laudo arbitral, la Segunda Sala de lo Civil y Mercantil
de la Corte Suprema de Justicia, dentro del expediente No. 217-2001 que sigui
La Ganga RCA Ca. Ltda., contra Colonial de Seguros y Reaseguros S.A., entre
otros criterios sostiene que: "...la Corte Suprema de Justicia como Tribunal
de Casacin, no tiene competencia para conocer va casacin la accin de
nulidad de un laudo arbitral, accin de nulidad que tiene como
antecedente la vigencia de un laudo arbitral acordado por las partes...".
"...En consecuencia, sera ilgico creer que las partes habindose sometido
voluntariamente a una decisin arbitral, excluyendo por s la va jurisdiccional,
ahora se quieran someter a esta va para anular precisamente una secuela de un
acto voluntario que no admite recurso alguno, cuya efectividad de dicho laudo
proviene del compromiso de las partes de acatarlo, que no es un proceso o juicio
al tenor del Art. 61 (57) del Cdigo de Procedimiento Civil, por tanto la decisin
carece de las caractersticas propias de una sentencia judicial, que es al que alude
el Art. 2 (r) de la Ley de Casacin (R.O. No. 192: 18.05.93 y No. 08.04.97)...".
En consecuencia de lo expuesto, la Tercera Sala de lo Civil y Mercantil,
declara inadmisible el recurso de hecho y por ende el de casacin
interpuesto por Autoridad Portuaria de Guayaquil." 10

10
FIEL MAGISTER, mayo de 2008.

30
ACCIN DE NULIDAD DE LAUDOS ARBITRALES EN EL DERECHO PROCESAL ECUATORIANO

II

Sentencia de la Segunda Sala de lo Civil y Mercantil de la Corte


Suprema de Justicia, Gaceta Judicial, Serie XVII, No. 7, pginas 1909 (La
Ganga-Colonial Seguros y Reaseguros) del 10 de octubre de 2001:

Sera ilgico creer que las partes, habindose sometido voluntariamente a


una decisin arbitral, ahora se quieran someter a esta va para anular preci-
samente una secuela de un acto voluntario que no admite recurso alguno, cuya
efectividad de dicho laudo proviene del compromiso de las partes de acatarlo, que
no es un proceso o juicio al tenor del Art. 61 del Cdigo de Procedimiento Civil,
por tanto la decisin carece de las caractersticas propias de una sentencia
judicial, que es al que alude el Artculo 2 de la Ley de Casacin Y siendo la
accin de nulidad de un laudo arbitral, un recurso incidente, respecto del
arbitraje al que se han sometido las partes y respecto del cual el Tribunal
inferior, no es admisible el recurso propuesto, tanto ms que la decisin
objetada no resuelve sobre lo principal de la materia del arbitraje en
derecho, sino que se pronuncia sobre nulidades del laudo arbitral, del que
la posterior Ley de Arbitraje y Mediacin, no contempla el recurso
extraordinario de casacin.

III

Sentencia de la Segunda Sala de lo Civil y Mercantil de la Corte


Suprema de Justicia, del 10 de febrero de 2005:

QUINTO: Por ello la casacin no tiene la competencia para


conocer la accin de nulidad de una Laudo ArbitralSe rechaza el
recurso de hecho por falta de requisito de procedencia para el Recurso
de Casacin, manteniendo el criterio expuesto en la providencia del 10
de octubre de 2001, en el expediente No. 401-2001, la Ganga RCA Ca.
Ltda., contra Colonial Seguros y Reaseguros.11

En definitiva, en lo que tiene relacin con el derecho a la tutela


judicial efectiva y una justicia sin dilaciones, podemos ver como el fallo

11
Esta Jurisprudencia consta reproducida en un escrito presentado por Nedetel, que fuera
facilitado por el Centro de Mediacin y Arbitraje de Guayaquil para la realizacin de
este ensayo.

31
DR. ANDRS ORTIZ HERBENER

materia de estudio en el presente ensayo no es acorde, por decir lo


menos, con lo que la Corte Suprema ha venido diciendo desde el ao
2001 por lo menos en 3 ocasiones. Esto no quiere decir que la Corte
Suprema de Justicia no pueda cambiar de criterio, ms an cuando no
quedara clara la triple reiteracin en el presente caso12. Soy un
convencido que s lo puede hacer, pero claro est, con el respectivo
razonamiento y con un ter argumentativo que nos lleve sin lugar a
dudas a una conclusin racional y lgica. No obstante, el fallo al que
hemos hecho referencia, si de algo adolece es de su indebida motivacin
frente a un tema tan importante y que ha despertado tanta polmica en el
Ecuador.13

3.3.- DE LA SEGURIDAD JURDICA.-

Para LINARES QUINTANA, en su Tratado de la Ciencias del


Derecho Constitucional: Llmase seguridad jurdica al conjunto de las
condiciones que posibilitan la inviolabilidad del ser humano y la que al decir de

12
Al tenor del Art. 185 de la Constitucin vigente: Las sentencias emitidas por las salas
especializadas de la Corte Nacional de Justicia que reiteren por tres ocasiones la misma opinin
sobre un mismo punto, obligarn a remitir el fallo al pleno de la Corte a fin de que sta delibere y
decida en el plazo de hasta sesenta das sobre su conformidad. Si en dicho plazo no se pronuncia, o
s ratifica el criterio, esta opinin constituir jurisprudencia obligatoria
13
Santiago Andrade, en la obra: La Casacin Civil en el Ecuador, llega a proponer una
reforma al Art. 2 de la Ley de Casacin y por ende al Art. 31 de la LAM en el sentido de
admitir la casacin contra laudo arbitrales fundados en derecho dictados por los
tribunales de arbitraje, en cuyo caso, dice l, por tratarse de medios de impugnacin
excluyentes, el recurrente no podr proponer la accin de nulidad prevista en el Art. 31
de la Ley de Arbitraje y Mediacin. Si bien me parece una propuesta interesante
considero que lo que debe prosperar y de manera urgente es una reforma al Art. 31 de la
LAM, en el sentido que se deje finalmente aclarado que lo establecido en el Art. 31 es
una accin que debe tramitarse por una de las salas de la Corte Superior previo sorteo,
que la misma de tramitarse por el cauce del juicio oral, y que no cabe interponer ningn
otro recurso luego de dictado el fallo por la Sala, esto es, excluir la casacin del arbitraje
comercial ecuatoriano, ya que en mi concepto el control de la legalidad s se cumple
cuando avoca conociendo de la nulidad del laudo una de las Salas de la Corte Superior
correspondiente. Quizs, en ltimo trmino y esto pudiera debatirse con mayor ampli-
tud por lo reciente de la cuestin, cabe preguntarse si sera factible presentar una accin
extraordinaria de proteccin al amparo del Art. 94 de la Constitucin vigente, contra un
laudo arbitral que haya violado por accin u omisin derechos reconocidos por la
Constitucin. Sin pronunciarme an sobre este tema de manera definitiva, considero a
priori que no sera necesario agotar la accin de nulidad como requisito previo para la
presentacin de este Recurso. Se torna en consecuencia y con vista a la nueva Consti-
tucin y al ltimo fallo de la Corte Suprema, una reforma urgente a la LAM, tanto para
definir la sustanciacin de la accin de nulidad y finalmente para determinar si procede
interponer recursos de casacin y extraordinario de proteccin respectivamente en el
arbitraje ecuatoriano.

32
ACCIN DE NULIDAD DE LAUDOS ARBITRALES EN EL DERECHO PROCESAL ECUATORIANO

SNCHEZ AGESTA presupone la eliminacin de toda arbitrariedad y


violacin en la realizacin y cumplimiento del derecho por la definicin y sancin
eficaz de sus determinaciones, creando un mbito de vida jurdica en la que el
hombre pueda desenvolver su existencia con pleno conocimiento de las cons-
ecuencias de sus actos, y por consiguiente, con verdadera libertad y respon-
sabilidad. La seguridad jurdica es, as, el ambiente sin cuya existencia resulta
imposible la manifestacin y el cabal desarrollo del individuo, a fin de que segn
la acertada expresin de JAURS ninguna persona humana, en ningn movi-
miento del tiempo, pueda ser apartada de la esfera del derecho'. Sin seguridad no
puede haber libertad, del mismo modo que sin oxgeno es imposible la vida.
Solamente la seguridad avienta del alma humana el temor, o sea, el recelo de un
dao futuro, provenga ste de otros individuos o del Estado. La seguridad
jurdica equivale as, a la libertad del hombre frente al temor.14

Como nos explica Linares Quintana, la Seguridad Jurdica comporta


o presupone la eliminacin de toda arbitrariedad en la realizacin y
cumplimiento del derecho. En mi concepto el fallo de mayora de la
Primera Sala de la Corte Suprema de Justicia, no slo violent el derecho
a la Seguridad Jurdica en los trminos expuestos, sino tambin al debido
proceso y al de la tutela judicial y efectiva, adems del principio de
legalidad. Se trat en definitiva de una actuacin inmotivada frente a la
trascendencia de lo que se estaba resolviendo y adems contrariando
importantes precedentes jurisprudenciales y normas legales.

IV.- CONCLUSIONES.-

Sin haber pretendido agotar el tema, considero haber expuesto mi


posicin jurdica frente al fallo de mayora dictado por la Primera Sala de
la Corte Suprema de Justicia. No cabe duda que el tema es ciertamente
polmico y sobre el cual an falta mucho por discutir y escribir. No
obstante, espero haber contribuido en algo a dilucidar este acuciante
problema en el arbitraje ecuatoriano, producido a raz de la poca o
ninguna habilidad del legislador al momento de redactar el Art. 31 de la
LAM.

Quisiera en consecuencia, al finalizar este ensayo, dejar establecidas


las siguientes conclusiones:

14
www.seguridadjurdica.com.ar.

33
DR. ANDRS ORTIZ HERBENER

1.- El Arbitraje como procedimiento alternativo de resolucin de con-


flictos reconocido por la Constitucin, debe en ltima instancia estar
sometido al control de legalidad, que se solo lo pueden ejercer las
Cortes de Justicia.
2.- En nuestro pas, a diferencia de otros como Espaa, la accin de
nulidad no es en realidad, sino un recurso incidental, que se tramita
a travs del Presidente de la Corte Superior que tiene un trmino de
30 das, en mrito a los autos y sin contradiccin, para resolverlo.
3.- El fallo de mayora dictado por la Primera Sala de lo Civil y
Mercantil de la Corte Suprema de Justicia, en mi concepto fracciona
los siguientes derechos civiles garantizados por la Constitucin: el
de Seguridad Jurdica, el del debido proceso y una justicia sin dila-
ciones y por supuesto al principio de legalidad.
4.- La interpretacin que hace esta Sala es bastante forzada y sui
gneris. Desconoce el principio establecido en la regla primera del
Art. 18 del Cdigo Civil. Si hay algo que queda clarsimo en el Art.
31 de la LAM es que la accin de nulidad se sustancia ante el
Presidente de la Corte Superior y que ste tiene a su vez 30 das para
resolver. Por lo tanto s hay un procedimiento aunque redactado en
forma diminuta y poco jurdica.
5.- Los fallos jurisprudenciales que se han venido dictando sobre este
tema- con la excepcin del caso IMPAC Vs. GRUPOCON que si
bien rechaza la casacin habilitara presentar apelacin ante una de
las salas del fallo que dictara el Presidente de una Corte Superior-
han venido rechazando los recursos de casacin o de hecho que se
haban venido presentando dentro de acciones de nulidad de laudo
arbitrales, por lo que el fallo materia de anlisis incluso desconoce
tambin importantes antecedentes jurisprudenciales.
6.- Como dice lvarez Alarcn: Mientrasel recurso a la va judicial no
sirve para entrar a conocer y resolver sobre el fondo del litigio, sino para
controlar la legalidad y licituddel convenio arbitral y del desarrollo del
arbitraje, no podr decirse que la intervencin jurisdiccional en el mismo
sea excesiva ni perjudicial.15

15
La Ley de Arbitraje de 1988: Intervencin y control Jurisdiccional, en Revista Universi-
taria de Derecho Procesal 1.991, No. 5. p. 215, citado en: Vademcum de principios
inspiradoresp.73.

34
ACCIN DE NULIDAD DE LAUDOS ARBITRALES EN EL DERECHO PROCESAL ECUATORIANO

7.- Debemos necesaria y urgentemente acudir a una reforma del Art. 31


de la Ley de Arbitraje y Mediacin. En dicha reforma debe quedar
plenamente aclarada que la accin de nulidad debe proponerse ante
una de las Salas de la Corte Superior no ante el Presidente. Que
dicha accin debe tener un trmite ms expedito que una simple
accin ordinaria, por lo tanto debe buscarse un mecanismo parecido
a los juicios laborales, que son orales; y, que de dicha sentencia no
cabe interponer recurso alguno y que por tanto no procede presentar
recurso de casacin.

Quizs dos propuestas a ser consideradas para esta futura reforma,


seran por un parte la normativa que se establece en la Ley espaola de
Arbitraje 60/2003; y, por otra, el Decreto Legislativo 1071 que norma el
Arbitraje en Per y que es encuentra en vigencia des del 1 de septiembre
del 2008, que en mi concepto recogen las dos posiciones que se han
discutido en el presente ensayo. En este sentido me permitira formular
las siguientes propuestas, con base a lo establecido en ambas legisla-
ciones:

PROPUESTA No. 1

Artculo La accin de anulacin del laudo habr de ejercitarse


dentro de los quince das siguientes a su notificacin o, en caso de que se
haya solicitado la aclaracin o ampliacin del laudo, desde la notificacin
de la resolucin sobre esta solicitud, o desde la expiracin del plazo para
adoptarla.

Artculo ...- Procedimiento.

1. La accin de nulidad se sustanciar por los cauces del juicio oral


ante una cualquiera de las Salas de la Corte Provincial de Justicia que
asumir la competencia previo sorteo. La demanda deber presentarse
conforme a lo establecido en el artculo 67 del Cdigo de Procedimiento
Civil, acompaada de los documentos justificativos del convenio arbitral
y del laudo, y, en su caso, contendr la proposicin de los medios de
prueba cuya prctica interese el actor que solo podr ser documental. La
sala tendr el plazo de 10 das para admitir a trmite la accin. De la
demanda se dar traslado al demandado, para que conteste en el plazo
de 15 das. En la contestacin deber el demandado proponer los medios

35
DR. ANDRS ORTIZ HERBENER

documentales de prueba de que intente valerse. No cabe la reconvencin.


Contestada la demanda o transcurrido el correspondiente plazo, se citar
a las partes a la vista, en la que el actor podr proponer la prctica de
prueba en relacin con lo alegado por el demandado en su contestacin.
La Sala tendr el plazo de 20 das luego de la vista para dictar la
sentencia correspondiente.

2. Frente a la sentencia que se dicte no se podr interponer recurso


de casacin ni de hecho, solo el de aclaracin o de ampliacin, dentro de
los tres das de notificado. El Tribunal tendr el plazo de 10 das para
resolver sobre la aclaracin o ampliacin solicitada.

3.- Podr proponerse la Accin Extraordinaria de Proteccin, contra


el laudo ejecutoriado, en el plazo de 15 das de notificado o resuelta la
respectiva aclaracin o ampliacin. La interposicin de esta accin extra-
ordinaria excluye la posibilidad de presentar la accin de nulidad. Sin
embargo, la presentacin de la accin de nulidad dentro de los plazos
establecidos en el artculo anterior no impide que posteriormente y de ser
el caso se presente la accin Extraordinaria de Proteccin ante la Corte
Constitucional en el plazo de 10 das luego de notificada sentencia de la
Sala que conoci de la accin de nulidad o de resuelta la respectiva
aclaracin o ampliacin.

5.- De considerarlo pertinente la Sala podr solicitar al Tribunal


Arbitral correspondiente, en cualquier momento, pero antes de dictar
sentencia, que presenten un informe en derecho sobre la peticin de nuli-
dad que estuviere en su conocimiento. Al efecto los notificar con una
copia de la demanda y el auto de calificacin en ella recado, concedin-
doles un plazo de 5 das para que lo presenten. Esta notificacin no
convierte Tribunal Arbitral en parte procesal ni confiere ningn derecho
procesal sobre esta causa.

PROPUESTA No. 2

Artculo- Recurso de anulacin.

1. Contra el laudo slo podr interponerse recurso de anulacin.


Este recurso constituye la nica va de impugnacin del laudo y tiene
por objeto la revisin de su validez por las causales taxativamente
establecidas en el artculo

36
ACCIN DE NULIDAD DE LAUDOS ARBITRALES EN EL DERECHO PROCESAL ECUATORIANO

2. El recurso se resuelve declarando la validez o la nulidad del


laudo. Est prohibido bajo responsabilidad, pronunciarse sobre el fondo
de la controversia o sobre el contenido de la decisin o calificar los crite-
rios, motivaciones o interpretaciones expuestas por el tribunal arbitral.

Artculo 64.- Trmite del recurso.

1. El recurso de anulacin se interpone ante la Corte Provincial


competente dentro de los veinte (15) das siguientes a la notificacin del
laudo. Cuando se hubiere solicitado la rectificacin, aclaracin o amplia-
cin, el recurso de anulacin deber interponerse dentro de los veinte
(15) das de notificada la ltima decisin sobre estas cuestiones o de
transcurrido el plazo para resolverlos, sin que el tribunal arbitral se haya
pronunciado.

2. El recurso de anulacin debe contener la indicacin precisa de la causal


o de las causales de anulacin debidamente fundamentadas y acreditadas
con los medios probatorios correspondientes. Slo pueden ofrecerse
pruebas documentales. Las partes podrn presentar las copias pretien-
tes de las actuaciones arbitrales que tengan en su poder.

Excepcionalmente y por motivos atendibles, las partes o la Corte


podrn solicitar que el tribunal arbitral remita las copias pertinentes de
dichas actuaciones, no siendo necesario el envo de la documentacin
original. Asimismo el recurso de anulacin debe contener cualquier otro
requisito que haya sido pactado por las partes para garantizar el cum-
plimiento del laudo.

3. La Corte Provincial competente resolver de plano sobre la


admisin a trmite del recurso dentro de los diez (10) das siguientes.
Una vez admitido a trmite el recurso de anulacin, se dar traslado a la
otra parte por el plazo de veinte (20) das para que exponga lo que estime
conveniente y ofrezca los medios probatorios correspondientes. Slo
pueden ofrecerse pruebas documentales.

4. Vencido el plazo para absolver el traslado, se sealar fecha para


la vista de la causa dentro de los veinte (20) das siguientes. En la vista de
la causa, la Corte Provincial competente podr suspender las actuaciones
judiciales por un plazo no mayor a seis (3) meses a fin de dar al tribunal

37
DR. ANDRS ORTIZ HERBENER

arbitral la oportunidad de reanudar las actuaciones arbitrales o de


adoptar cualquier otra medida que, a criterio de los rbitros elimine las
causales alegadas para el recurso de anulacin. En caso contrario,
resolver dentro de los veinte (20) das siguientes.

5. Contra lo resuelto por la Corte Provincial slo procede recurso de


casacin ante la Salas Civil de la Corte Nacional de Justicia, en el caso que
el laudo hubiera sido anulado en forma total o parcial.

38
Derecho
Constitucional
REFLEXIONES SOBRE LA
IMPREVISIN CONSTITUCIONAL

Nstor Pedro Sags (*)

RESUMEN:

La investigacin desarrolla la institucin de la imprevisin consti-


tucional, como vicio de la Constitucin y de su autor: el constituyente.
Analiza los tipos de impresin constitucional existentes y las con-
secuencias que se derivaran de la misma, indicndonos quien debe
enfrentarla y como solucionarla.

PALABRAS CLAVE:

IMPREVISIN
INTERPRETACIN
INTEGRACIN.

Sumario: 1. Introduccin. Pecados y virtudes de la imprevisin


constitucional. 2. Tipos de imprevisin constitucional. 3. Con-
secuencias de la imprevisin. 4. Cobertura de la imprevisin: el
quin. 5. Cobertura de la imprevisin: el cmo. 6.
Cobertura de la imprevisin: el qu. 7. Recapitulacin.

1. Introduccin. Pecados y virtudes de la imprevisin consti-


tucional.

La imprevisin del constituyente no es un asunto fcil de abordar


para los constitucionalistas. En una primera aproximacin, en efecto,
parecera que detrs de ella existe un vicio del constituyente y de su
obra, la Constitucin, un documento generalmente entrevisto como

*
El presente trabajo se inserta en el marco del programa de investigaciones del Centro
Interdisciplinario de Derecho Procesal Constitucional, de la Facultad de derecho y
Ciencias Sociales del Rosario, de la Pontificia Universidad Catlica Argentina.

41
NSTOR PEDRO SAGS

supremo y, por qu no, perfecto., que no tiene palabras superfluas o


carentes de sentido.(1)

Pese a ello, cabe reconocer que la Constitucin, como obra humana


que es, no resulta perfecta ni completa: Algunos sectores escribe
Konrad Hesse- incluso los de la vida estatal en sentido estricto, nica-
mente estn ordenados mediante disposiciones de mayor o menor
amplitud e indeterminacin, y algunos ni siquiera han sido ordenados.
La Constitucin no es un sistema cerrado ni omnicomprensivo.(2)

Ms todava: toda constitucin es, necesariamente, y de algn modo,


imprevisora. Si es un documento destinado a sobrevivir durante
generaciones y en ciertos casos, durante siglos- (alguna vez se sostuvo,
en palabras del Chief Justice John Marshall, que est encaminada a
alcanzar la inmortalidad tanto como las instituciones humanas pueden
alcanzarla),(3) parece natural concluir que las palabras de la Constitu-
cin... dieron vida a un ser cuyo destino no pudo ser previsto comple-
tamente ni aun por sus creadores mejor dotados.(4) En ese contexto, no es
anmalo que ciertas situaciones importantes no hayan sido compren-
didas y ni siquiera sospechadas cuando la Constitucin se dict.(5) En
Martin vs. Hunter, el recordado Justice Story vuelve a sealar que el
instrumento (constitucional) no fue destinado a responder meramente a
las exigencias de unos pocos aos, sino a perdurar a travs de un largo
perodo de aos, cuyos eventos estaban sujetos a los designios
inescrutables de la providencia. No podra prever qu nuevos cambios y

(1)
En tal sentido, Corte Suprema de los Estados Unidos, en Knowlton vs. Moore, Varios, La
Constitucin de los Estados Unidos de Amrica, trad. Por Segundo V. Linares Quintana y
Mario Amadeo (Buenos Aires, 1949), ed. Kraft, t. I pg. 69.
(2)
Hesse, Conrado, Constitucin y derecho constitucional, en Varios, Manual de Derecho
Constitucional, trad. Por Antonio Lpez Pina (Madrid, 1996) ed. Instituto Vasco de
Administracin Pblica y Marcial Pons, pg. 6.
(3)
Cohen vs. Virginia, cit. por Linares Quintana Segundo V., Tratado de interpretacin
constitucional (Buenos Aires, l996), ed. Abeledo-Perrot, pgs. 457/8.
(4)
Son palabras de la Corte Suprema de los Estados Unidos (252, U.S. 416, 433), en Missouri
vs. Holland, citados por lo dems por el juez Fayt, de la Corte Suprema Argentina, en el
caso Ins Repetto, Jurisprudencia Argentina, 1988-IV-646 y sigts.; y antes, por la Corte
Suprema argentina, en Merck Argentina, Fallos, 247:654. Cfr. Linares Quintana
Segundo V., Tratado de interpretacin constitucional, ob. cit., pg. 482.
(5)
Corte Suprema de Justicia de la Nacin Argentina, Merck Argentina, Fallos 247:654.

42
REFLEXIONES SOBRE LA IMPREVISIN C ONSTITUCIONAL

modificaciones de poderes podran ser indispensables para realizar los


objetos generales de la Carta...(6)

La inescindible conexin entre futuridad constitucional e imprevisin


constitucional es quiz un lugar comn en la praxis y en la literatura
constitucionalista. Ya en su discurso de asuncin presidencial Abraham
Lincoln advirti que ninguna ley orgnica puede jams idearse como
una disposicin aplicable especficamente a todas las situaciones que
pueden presentarse, mientras que el jurista argentino Juan B. Alberdi,
idelogo y autor intelectual de la constitucin de 1853, apuntaba por su
lado no se ha de aspirar a que las constituciones expresen las necesi-
dades de todos los tiempos.(7)

La idea de la imprevisin feliz, como secuela o corolario obligado de


la vocacin de futuridad de la Constitucin se refuerza, en algunos autores,
con la condena paralela a lo que podramos llamar mana de previsi-
bilidad que contaminara a otros textos constitucionales. Veamos la tesis en
Bernard Schwartz: Los hombres que escriben constituciones, todos ellos
demasiado a menudo, tratan de proporcionar disposiciones expresas para
todas las contingencias previsibles. Afortunadamente eso no ocurri con los
autores de la constitucin federal (norteamericana).(8)

Desde esta perspectiva, una constitucin demasiado previsora, y por


ende, detallista, minuciosa, casustica, puntillosa y con vocacin de ser
duea del azar, resultara a la postre una suerte de constitucin-crcel,
un instrumento nocivo que so pretexto de regular todo el porvenir, de
hecho lo reglamentara mal, ya que pretender disciplinar tilmente hoy a
la integralidad de los acontecimientos del futuro puede significar tanto
una misin utpica (frente a una realidad altamente cambiante y voltil,
en grandes tramos impredecible), como tambin axiolgicamente discuti-
ble, en cuanto que aherrojar aquel porvenir con las pautas culturales del
presente importa una empresa que puede contar con escasa legitimacin.
La actual generacin, en efecto, no parece contar con muchos ttulos para
obligar a las que vengan en las dcadas venideras acerca de cmo
enfrentar los nuevos desafos que ellas tendrn que resolver.

(6)
Cfr. Linares Quintana Segundo V., Tratado de interpretacin... ob. cit., pg. 479.
(7)
Ibdem, pgs. 459; Schwartz Bernard, Los poderes del Gobierno, trad. por Jos J. Olloque
Labastida (Mxico, 1966), ed. UNAM, , t. I pg. 10.
(8)
Schwartz Bernard, Los poderes del gobierno, ob. cit., t. I pg. 18.

43
NSTOR PEDRO SAGS

En sntesis: resulta curioso observar cmo un presunto dficit de


una Constitucin la imprevisin de ciertos acontecimientos- podra
eventualmente resultar, a la postre, algo positivo, al permitir un inte-
resante margen de maniobra de los operadores posteriores de la misma
Constitucin (vale decir, los poderes constituidos).

En rigor de verdad, puede quiz hablarse de dos tipos de imprevi-


sin constitucional: la buena y la mala. La imprevisin buena
parte del supuesto de asumir los lmites del constituyente: puede disci-
plinar el futuro, pero no todo el futuro. Tampoco est autorizado tica-
mente para reglamentar la totalidad de ese porvenir. Ni est obligado ni
tiene a derecho a conjeturar todos los acontecimientos que puedan
presentarse en el paisaje constitucional, para darle respuestas normativas
precisas. Cierta dosis de imprevisin es, igualmente, connatural a la
condicin humana: el constituyente no puede imaginar todo lo que pue-
da pasar en el escenario jurdico-poltico, ni en el econmico y social.

Pero tambin puede pensarse en una imprevisin mala. Ella


ocurre cuando por falta de pericia, o por cobarda, o por malicia, guarda
silencio sobre algo en lo que debi pronunciarse. Veremos poco despus
esas alternativas ilegtimas de imprevisin constitucional, que aluden a
situaciones que demandaban una respuesta constitucional (en puntos
concernientes a algo fundamental para el Estado), y esa respuesta no se
dio.

En definitiva, esta introduccin tiene por objeto demostrar que la


imprevisin constitucional tiene aristas muy diversas, segn como se la
quiera constatar y evaluar. Ninguna constitucin escapa a ella: es algo
que pasa en las mejores familias. An el venerable texto norteame-
ricano de 1787 (de quien se dijo en Elkinson vs. Deliesseline, ya en 1823, y
no sin cierta inmodestia, que era el instrumento ms maravilloso jams
creado por la mano del hombre),(9) incurri en imprevisiones impor-
tantes, algunas de ellas causa de tragedias nacionales. Por ejemplo, no
contempl un rgimen de control de constitucionalidad (vaco purgado
diecisis aos despus de la constitucin, por el caso Marbury vs.

(9)
Voto del Justice Johnson. Cfr. Corwin Edward S., La constitucin de los Estados Unidos y su
significado actual, edicin revisada por Harold W. Chase y Craig R. Ducat (Buenos Aires,
1987), trad. por Anbal Leal, ed. Fraterna, pg. 13.

44
REFLEXIONES SOBRE LA IMPREVISIN C ONSTITUCIONAL

Madison). No dispuso nada sobre la reeleccin presidencial, cosa que


oblig, casi doscientos aos despus, a establecer una enmienda permisi-
va de una sola posibilidad de repeticin en el mando; y no se refiri al
difcil problema del derecho de los Estados a separarse de la Unin,
silencio que justific en buena medida el apartamiento de varios de ellos
y la solucin del tema en las batallas finales de una guerra de secesin
que devor en el siglo XIX a centenares de miles de vctimas fatales.

2. Tipos de imprevisin constitucional.

Aparte de la ya esbozada distincin entre la imprevisin buena y


la mala, una tentativa de clasificacin de las clases de imprevisin
constitucional puede distinguir la voluntaria de la involuntaria, y dentro
de esta ltima, la culposa y la forzosa. Veamos estas alternativas.

a) imprevisin voluntaria. En tal supuesto, el constituyente asume que


hay un tema en el que debe pronunciarse, y no lo hace. La abstencin
puede motivarse por prudencia, si estima que es preferible el silencio a
un pronunciamiento constitucional conflictivo y quiz daoso, o todava
no madurado, en cuyo caso relega al legislador ordinario la solucin del
problema, con lo que ste viene a ejercer, en tal caso, una suerte de poder
constituyente delegado. Lo puede hacer por dolo, si al estilo de Poncio
Pilatos prefiere transferir la responsabilidad poltica de ciertas decisiones
por ejemplo- al poder legislativo comn, o a los tribunales.

b) imprevisin involuntaria. En esta alternativa, el constituyente ha


callado en resolver un tema de rango constitucional sin que exista en esa
actitud conciencia de la omisin.

- hechos nuevos. Una primera posibilidad se da cuando el constitu-


yente no ha previsto hechos materialmente imprevisibles, producto de
nuevas situaciones fcticas. Es el caso de las lagunas histricas de la
Constitucin(10). Por ejemplo, la de los Estados Unidos no contempla el
transporte areo ni la titularidad de las fuerzas areas (cosa que s hace
respecto de la marina y del Ejrcito de la Nacin, en el art. II seccin 2).
En l787, en efecto, no haba aviones.

(10)
La expresin es de Werner Goldschmidt (cfr. su Introduccin filosfica al derecho, 4. ed.,
Buenos Aires 1974, ed. Depalma, pg. 291)

45
NSTOR PEDRO SAGS

- falta de consenso. En esta variable el constituyente quiere, pero no


puede, resolver un problema de categora constitucional. As, v. gr., el
constituyente de Venezuela de 1961 no pudo decidir con precisin la
integracin del Consejo de la Magistratura. Lo mismo ocurri con el
constituyente argentino en 1994, quien tampoco logr acuerdo para
disponer la conformacin del mismo Consejo y para resolver el destino
final de los decretos de necesidad y urgencia (en ambos casos, transfiri
esa responsabilidad al Congreso, mediante el dictado de leyes especiales
por parte de ste).(11)

- impericia. Aqu el constituyente, por error o culpa, de vez en


cuando por olvido, omite un pronunciamiento sobre algo en lo que pudo
expedirse. Un caso paradigmtico es el del art. 98 de la constitucin de la
Provincia de Santa Fe (Argentina). Indica que estn sometidos al juicio
poltico (equivalente al impeachment norteamericano), el Gobernador y
sus substitutos legales en ejercicio del Poder Ejecutivo (art. 98), pero no
habla del Vicegobernador que no desempee el Poder Ejecutivo, y que
acte, por ejemplo, como presidente del Senado, tenor del art. 39 de la
misma Constitucin. Una inaceptable interpretacin restrictiva, de tipo
literal, podra llevar a sostener que ese Vicegobernador no puede ser
removido, concluyendo entonces irresponsable.

3. Consecuencias de la imprevisin.

Hay dos formas bsicas de entender a la imprevisin constitucional.

a) la imprevisin como prohibicin. En esta variable, el intrprete piensa


que si la Constitucin nada dice sobre un punto, ello significa, como re-
gla, que ello est prohibido. Por ejemplo, cuando el proceso de integra-
cin regional cobr auge en Latinoamrica y muchas de las constitu-
ciones del subcontinente no contemplaban la transferencia de compe-
tencias legislativas o judiciales hacia los rganos del sistema de integra-
cin, muchos juristas concluan que tal delegacin estaba consti-tucional-
mente interdicta, y que solamente era viable mediando una previa
reforma constitucional que explcitamente la autorizase.

b) la imprevisin como silencio. Desde este ngulo, se piensa que el no


tratamiento de un tema por el constituyente solamente significa eso, esto

(11)
As, los arts. 99 inc. 3 y 114 del texto constitucional argentino sancionado en 1994.

46
REFLEXIONES SOBRE LA IMPREVISIN C ONSTITUCIONAL

es, una laguna constitucional, que puede y debe ser rellenada por el
operador de la Constitucin (el Congreso, el Poder Ejecutivo, los jueces).
A ste le tocara, pues, cubrir el vaco lagunoso por alguno de los
mtodos de integracin constitucional (ms que de interpretacin cons-
titucional, puesto que poco habra que interpretar en un hueco normativo
de la Constitucin). De seguirse esta ruta, la respuesta jurdica ante la
imprevisin podra tranquilamente no ser prohibitiva o negativa,
sino francamente permisiva de una competencia o de un derecho.

De estas dos posturas, la segunda es mucho ms atractiva. Permite


construir respuestas jurdicas provechosas, positivas, funcionales para el
sistema constitucional, en vez de negaciones rgidamente bloqueadoras
para este rgimen. Volviendo al ejemplo de la integracin regional, una
visin integrativa de la norma constitucional faltante podra llevar a
decir, por ejemplo, que en aras del bien comn internacional y de un
despliegue actualizado del derecho de gentes., el operador de la constitu-
cin estara autorizado a realizar las transferencias de competencias
domsticas a rganos supranacionales, atendiendo as a ese hecho
histricamente no previsto por la Constitucin.

4. Cobertura de la imprevisin. El quin.

El primer punto a definir en este tema es el sujeto de la cobertura.


Obviamente, lo ideal sera que el propio constituyente rellenase la
laguna o imprevisin constitucional. Eso puede ser relativamente simple
en constituciones flexibles o semiflexibles, cuando el mismo poder
legislativo ordinario opera como poder constituyente, aunque con
algunos recaudos de mayor severidad para adoptar las decisiones de
orden constitucional.

Sin embargo, la actuacin del poder constituyente no siempre es


fcil de lograr, y menos con premura. En constituciones rgidas o semi-
ptreas la aparicin del poder constituyente en el escenario poltico y
jurdico no es muy frecuente. Por ende, la cobertura de la imprevisin
correr, a menudo, a cargo de los poderes constituidos, mxime ante
emergencias pblicas o cuando surja un impostergable estado de
necesidad que demande respuestas inmediatas. Por lo dems, si se trata
de una imprevisin sometida a la decisin de un Tribunal, ste no est
autorizado para omitir su pronunciamiento, y deber fallar, por ms que

47
NSTOR PEDRO SAGS

las normas constitucionales del caso sean insuficientes o simplemente no


contemplen el problema a resolver.

La imprevisin constitucional, resumiendo, muchas veces obliga a


los poderes constituidos a comportarse como poderes constituyentes. Es
un acto de transformismo jurdico-poltico para el que tal vez no estn
suficientemente entrenados, pero para el caso de los tribunales concluye
como un trabajo forzoso del que no pueden escapar.

5. Cobertura de la imprevisin. El cmo

Entramos aqu en el espinoso asunto del mtodo o tcnica de cegado


de la imprevisin constitucional.

a) la ruta de la interpretacin dinmica de la Constitucin. Esta ancha


avenida del derecho constitucional contiene muchos carriles para con-
templar y resolver la imprevisin del constituyente.

- Para muchos, ciertas imprevisiones constitucionales pueden resol-


verse mediante una exgesis evolutiva y progresista de la Constitucin,
dndole a sus vocablos, por ejemplo, no el sentido histrico que tuvieron
cuando se sancion la ley suprema, sino el que poseen hoy. Ello per-
mitira tanto aggiornar a la Constitucin, como expandir sus clusulas,
otorgndoles un radio de cobertura mucho ms amplio que el que ini-
cialmente tuvieron. Ese alongamiento o estiramiento de la Constitucin
autorizara entonces que ella capte muchos ms fenmenos que los
abarcados por la misma Constitucin al momento en que se dict.

- Se vincula con esto la conocida distincin de Ronald Dworkin entre


conceptos y concepciones, diferenciacin que pretende vencer la tesis
conservadora de entender las palabras de la Constitucin exclusivamente
segn el significado que tuvo de ellas el constituyente histrico.(12)
Conforme al autor que mencionamos, los primeros seran vocablos que la
constitucin utiliza como ideas jurdicas indeterminadas, cuyo relleno el

(12)
En el sentido que La Constitucin es un documento escrito. Como tal, su sentido no
cambia. Lo mismo que signific cuando fue adoptada, significa ahora, cfr. Corte
Suprema de Estados Unidos, North Carolina v. United States, en Varios, La Constitucin
de los Estados Unidos de Amrica, ob. cit., pg. 66.

48
REFLEXIONES SOBRE LA IMPREVISIN C ONSTITUCIONAL

mismo constituyente deja en manos de los futuros operadores de la


Constitucin (as, palabras como justicia, dignidad humana, igual-
dad, etc.). Las concepciones, en cambio, resultaran ideas concretadas
por el constituyente de modo ms preciso. Por ejemplo, el art. 18 de la
constitucin argentina prohibe toda clase de tormento y los azotes. La
expresin toda clase de tormento es vaga, y deja al operador un buen y
elstico margen para describir las distintas variables de tormento, e
incluso incluir en esa nocin, hoy, algo que no se visualizaba como
tormento hace un siglo y medio, cuando se jur la Constitucin. Sera
un tpico caso de concepto. En cambio, la prohibicin de azotes es
francamente precisa, y su determinacin ya la hizo el mismo consti-
tuyente.(13)

Transportando ese esquema a temas de actualidad, la cuestin de la


tutela de los embriones y vulos fecundados, por ejemplo, puede entre-
verse, en muchos textos constitucionales, como algo no previsto por el
constituyente. Sin embargo, si la Constitucin ampara a la vida, o al
nio, o al ser humano desde su concepcin o desde el embarazo, estas
palabras son perfectamente entendibles como tuitivas, tambin, de los
referidos embriones.

Yendo a una cuestin todava ms polmica, como es si una pareja


de homosexuales puede o no entenderse como familia, el asunto podra
adquirir distintas consecuencias segn si el texto constitucional ha
manejado un concepto o una concepcin en cuanto los trminos
familia o matrimonio. En el caso de Ecuador, v. gr., donde el consti-
tuyente entiende por unin de hecho protegible al igual que la familia
matrimonial, a la unin estable y monogmica de un hombre y una
mujer (art. 38), difcilmente aquella pareja gay o lsbica podra aspirar a
lograr un status matrimonial o similar al mismo. En un pas que manejase
solamente el concepto (y no una concepcin) de familia, la res-
puesta quiz podra ser diferente, en el sentido de que el constituyente
histrico habra dejado la precisin del concepto familia a los
operadores posteriores de la Constitucin.(14)

(13)
Dworkin Ronald, Los derechos en serio, trad. por Marta Guastavino (Barcelona, 1984), ed.
Ariel, pg. 213 y sigts.
(14)
En estos casos debe hacerse la salvedad de que, aunque el texto de la constitucin
emplee un concepto, si el constituyente histrico efectivamente manej una

49
NSTOR PEDRO SAGS

- Otro campo propicio para la interpretacin dinmica y evolutiva


de la Constitucin se da por medio de las clusulas abiertas de la
Constitucin. Un caso tpico son las reglas constitucionales de los
derechos no enumerados, o derechos implcitos, que afirman, por
ejemplo, que los derechos enumerados por la Constitucin no implican la
negacin de otros retenidos por el pueblo (enmienda IX, Constitucin de
EEUU), o que derivan de la dignidad humana, o que son inherentes a la
persona, o a la forma republicana de gobierno, etc. En tales supuestos, es
evidente que son los operadores posteriores de la Constitucin los que
darn rango constitucional a derechos no imaginados como constitu-
cionales por los constituyentes histricos, y ello implica un importante
conducto para resolver imprevisiones constitucionales, o atender temas
que el constituyente no abord incluso por razones cronolgicas. En tal
sentido, v. gr., puede reputarse que en las constituciones donde el honor
o la tutela de la propia imagen no tienen rango constitucional expreso, al
no mediar previsin constitucional sobre el punto, los operadores
judiciales de la Constitucin estn habilitados para conferirle esa protec-
cin constitucional si se deciden a hacerlo, merced a una exgesis elstica
de la clusula de los derechos no enumerados. As se hizo en Argentina,
por ejemplo, en materia de accin de amparo: algo no contemplado
inicialmente por el constituyente, pero declarado con rango e insercin
constitucional por la Corte Suprema, en el referido precepto de los
derechos implcitos (en el caso, art. 33 de la constitucin nacional).(15)

- La doctrina de la constitucin en el tiempo aporta otra visin


evolutiva de la constitucin. La misma, de buen predicamento en el
pensamiento alemn, alerta que el cambio histrico afecta a cualquier
constitucin: si cambia la realidad, cambia con ella el sentido de la
norma. En rigor de verdad, la persistencia de la constitucin correra
pareja con su aptitud para adaptarse a las nuevas circunstancias: su
continuidad puede llegar a depender de la forma en que se aborde el
cambio (Conrado Hesse). Practicando aqu una suerte de gatopardismo

concepcin (y ello surgiera claramente de los proyectos y debates de una convencin


constituyente, por ejemplo), habra en principio que respetarla. La concepcin
especfica puede surgir, tambin, de los principios y valoraciones sociales y morales
imperantes en una comunidad concreta, al momento en que se pretende interpretar a la
Constitucin.
(15)
Cfr. Sags Nstor Pedro, Los derechos no enumerados en la Constitucin Nacional, en
Enciclopedia Jurdica Omeba, Apndice V, pg. 33 y sigts.; Derecho Procesal
Constitucional. Accin de Amparo (Buenos Aires, 4. Ed., 1995), ed. Astrea, pg.. 9 y sigts.

50
REFLEXIONES SOBRE LA IMPREVISIN C ONSTITUCIONAL

sui generis, podra inferirse que el secreto de la supervivencia de la


Constitucin estriara en su habilidad para mutar, en consonancia con los
nuevos requerimientos socioeconmicos y culturales. La tesis recepciona
las ideas de Easton en torno a los sistemas polticos: el cambio no es
opuesto a la persistencia, sino todo lo contrario.(16)

- Finalmente, y sin pretender agotar el catlogo de las posiciones


reparadoras de la imprevisin dentro de una concepcin evolutiva de la
Constitucin, no puede ignorarse, desde luego, a la doctrina de la Cons-
titucin como un instrumento constante de gobierno, expuesta, entre otros
casos, por el Chief Justice Stone en United States v. Classic.(17). Tal postura
insiste en que una Constitucin no es una ley comn, ni debe leerse como
a sta. En definitiva, la Constitucin es, bsicamente, una suerte de
revelacin de los grandes propsitos. Esta concepcin de la Constitucin
como sistema de principios fue explicada por el Presidente Woodrow
Wilson en el sentido que de por s era un documento incompleto: si
hubiera ido ms all de las disposiciones elementales, habra perdido su
elasticidad y adaptabilidad. El desarrollo de la Nacin y el desenvol-
vimiento consiguiente del sistema gubernativo habra hecho pedazos a
una Constitucin que no tuviese en s cmo adaptarse a las nuevas
condiciones de una sociedad que progresa.(18)

Si se quiere una muestra simple y prctica en el derecho estado-


unidense acerca de cmo una interpretacin evolutiva de la Constitucin
puede resolver una imprevisin constitucional de tipo histrico, como
fue la obvia omisin, en la Constitucin de 1787, de la autoridad compe-
tente para regular el trfico areo. Para atender tal laguna, el Gobierno
federal hizo uso de la commerce clause de la Constitucin (art. II,
seccin 8), que permite al Capitolio reglar el comercio con las naciones

(16)
Hesse, Conrado, Constitucin y derecho constitucional, ob. cit., pg. 9. Sobre la tesis de
Easton, en el sentido que De un sistema puede afirmarse que subsiste aunque cambie.
El cambio es a todas luces compatible con la continuidad. Parece posible y necesario
decir que un sistema dura si, al mismo tiempo, sufre alteraciones sustanciales y
significativas, cfr. Easton, David, Esquema para el anlisis poltico, trad. por A. C. Leal
(Buenos Aires, 1973), ed. Amorrortu, pg. 120, y Sagus Nstor Pedro, Teora de la
Constitucin (Buenos Aires, 2001), ed. Astrea, pg. 104 y sigts.
(17)
Cfr. Corwin Edward S., ob. cit., pg. 14.
(18)
Wilson Woodrow, El gobierno del Congreso, trad. por Julio Carri (Buenos Aires, 1902),
pg. 8/9, cit. por Linares Quintana Segundo V., Tratado de interpretacin constitucional,
ob. cit., pg. 443.

51
NSTOR PEDRO SAGS

extranjeras y entre los Estados de la Unin. Pues bien: dado que la


actividad area era bsicamente un emprendimiento mercantil, se enten-
di que la vieja commerce clause resultaba idnea y suficiente para que
el Congreso dictara la Air Commerce Act de 1926.(19)

Otro caso de inters pudo ser el de Argentina, que en su texto de


1853/60 declar que todo habitante tiene el derecho ...de publicar sus
ideas por la prensa sin censura previa. Por supuesto, al redactarse la
clusula citada, no haba televisin, y mediaba entonces una laguna
histrica en el asunto. El debate acerca de si los canales de televisin
estaban o no incluidos en el concepto de prensa motiv una definicin
judicial de la Corte Suprema de tipo semielstica: consider, al atender la
imprevisin constitucional, que la palabra prensa involucraba a la
televisin , pero no de la misma manera que a la prensa escrita, sino en
un sentido ms restringido, motivo por el cual podra haber respecto de
la TV restricciones que no seran constitucionales en cuanto, por ejemplo,
los diarios.(20) La solucin es discutible, pero muestra un caso de des-
pliegue constitucional de un vocablo a situaciones inimaginadas por el
constituyente que lo emple.

b) las posiciones hiperevolutivas (interpretacin mutativa, no interpreta-


tivismo). Estas corrientes autorizan plenamente atender las imprevisiones
constitucionales, sea a travs del agregado de algo al texto constitucional
sobre lo que el mismo nada dice (interpretacin mutativa por adicin),
o rellenando la laguna segn las creencias y valoraciones inmersas en la
sociedad (no interpretativismo, y doctrina de la constitucin vivien-
te, o living constitution). En otros supuestos, el intrprete-operador estar
autorizado para quitarle algo a la Constitucin (interpretacin mutativa
por sustraccin) para tornarla todava til. En ambos casos la solucin
de la imprevisin es fcil, ya que se parte del supuesto de que el intr-
prete no va a encontrar soluciones en algo ya hecho por el constituyente,
sino que l mismo va a elaborar las respuestas constitucionales que la
sociedad necesita. En conclusin, estas doctrinas estn hechas a medida

(19)
Raitzin Mario, El derecho de la aeronavegacin. Teora y prctica en los EEUU (Buenos Aires,
1945), ed. Valeriano Abeledo, pg. 48.
(20)
Corte Suprema de Justicia de la Nacin Argentina, Fallos, 315:1943. Nos hemos referido
con mayor amplitud al tema en Sags Nstor Pedro, La censura judicial a la prensa en
Argentina, en Fundacin Konrad Adenauer, Anuario de derecho constitucional
latinoamericano (Buenos Aires, 1998), pg. 395.

52
REFLEXIONES SOBRE LA IMPREVISIN C ONSTITUCIONAL

para resolver las imprevisiones y vacos de la Constitucin.(21) Puesto que


justifican con amplitud que el intrprete-operador se separe de la
voluntad del constituyente histrico para elaborar sus recetas jurdicas,
con mayor razn admiten que aqul construya las mismas si el constitu-
yente no legisl sobre un determinado tema.

c) el recurso al derecho internacional. Otro dispositivo para atender


tilmente a la imprevisin constitucional es el llamado al derecho
internacional. Un punto no tratado por el constituyente, en efecto, puede
haber sido ya cubierto por documentos internacionales, vigentes en un
Estado

La cobertura de la previsin constitucional es sencilla si el docu-


mento internacional tiene para el pas del caso, rango constitucional, o si
la constitucin declara, como lo hace la de Guatemala (art. 46), que los
tratados en materia de derechos humanos prevalecen sobre el derecho
interno. De todos modos, aunque la regla internacional no cuente en un
determinado pas con categora constitucional, la actual fuerte presin del
derecho internacional sobre el local (incluso el constitucional), atento las
reglas de jus cogens del pacta sunt servanda y de la bona fide,
retratadas en la Convencin de Viena sobre el derecho de los tratados,
hacen que la norma internacional adquiera vigencia cada vez ms
consolidada en el interior de un pas.

El caso de Productos Avn S.A., sentenciado por la Corte Supre-


ma de la Repblica Dominicana, en el sentido de cubrir la imprevisin
constitucional de la accin de amparo, con reglas emergentes del Pacto de
San Jos de Costa Rica, es una significativa muestra de lo que estamos
comentando.(22)

d) el camino de la integracin. Para esta posicin, un asunto, situacin


o problema de naturaleza constitucional no previsto por el constituyente
es bsicamente una laguna constitucional, y como tal, no debe resolverse

(21)
Sobre la interpretacin constitucional mutativa y el no interpretativismo derivamos al
lector a nuestro libro La interpretacin judicial de la constitucin (Buenos Aires, 1998), ed.
Depalma, pgs. 51 y sigts., 100 y sigts.
(22)
Sobre el caso Productos Avn S.A., cfr. Instituto Interamericano de Derechos
Humanos, Iudicium et Vita, Diciembre 2000, n 7, pg. 329 y sigts., con nota de Allan
Brewer Carias.

53
NSTOR PEDRO SAGS

por va de interpretacin (ya que no habra dispositivo normativo que


interpretar), sino por integracin (o si se prefiere, construccin) de la
norma faltante.

Los mtodos de integracin son bsicamente dos: la autointegracin,


que recurre al mercado jurdico interno (analoga, principios generales
del derecho domstico, valores y creencias del medio local) y la
heterointegracin (valores, principios generales del derecho, derecho
extranjero valioso).(23)

A todas luces, en estos casos el integrador cuenta con un margen


de accin ms amplio que un intrprete, ya que ste se encuentra
ceido en su libertad de actuar por la presencia de una norma, mientras
que el integrador no tiene norma que lo enclaustre, sino norma ausente.
De todos modos, la integracin no significa que el operador pueda
integrar como le guste: deber respetar el techo ideolgico y el plexo
axiolgico de la constitucin, las dems clusulas de esta ltima (con la
excusa de integrar, no podr derogar otros preceptos constitucionales),
las reglas de derecho internacional que vinculan al Estado en cuestin,
los principios jurdicos vigentes, la conciencia constitucional imperante,
etc.

6. Cobertura de la imprevisin. El qu.


A menudo, la atencin y el despacho de la imprevisin constitu-
cional terminan en la elaboracin de una regla (consuetudinaria) de
derecho constitucional. Las sentencias de un tribunal constitucional
supremo que concentre el control de constitucionalidad configuran, con
frecuencia, directrices con efectos erga omnes que prcticamente valen
como el mismo texto constitucional.

En los pases con control difuso, con fallos que se cien a casos
concretos, la solucin de la imprevisin puede tener efectos ms tenues,
ya que all las sentencias del tribunal supremo pueden cambiar de caso a
caso. No obstante, y por diversas vas, los fallos de ese rgano mximo de
control de constitucionalidad adquieren a menudo vigor expansivo,
acercndose bastante (aunque no del todo) a las de una corte constitu-

(23)
Sobre la integracin constitucional, nos remitimos a Sags Nstor Pedro, La
interpretacin judicial de la constitucin, ob. cit., pg. 161 y sigts.

54
REFLEXIONES SOBRE LA IMPREVISIN C ONSTITUCIONAL

cional concentrada. La doctrina norteamericana del stare decisis y la


argentina de los efectos vinculantes, aunque condicionados, de los
veredictos de sus cortes supremas, es un indicador de ello.(24)

Desde luego, la solidez de una doctrina judicial que resuelva una


imprevisin constitucional no depende solamente de la categora del
tribunal que lo haga, sino del acierto intrnseco de la solucin adoptada.
A mayor dosis de prudencia, de tino y de justicia en la atencin de la
imprevisin, mayores posibilidades de supervivencia de lo decidido.
Naturalmente, juega aqu tambin la voluntad de los operadores
constitucionales posteriores al sujeto que cubri la imprevisin, en el
sentido de repetir o no la receta que el mismo elabor.

Es importante reiterar aqu que el qu diseado por el agente que


estudi y resolvi la imprevisin constitucional tiene materialmente
naturaleza constitucional (desde el momento en que ha construido una
respuesta constitucional no incluida en la Constitucin inicial impre-
visora), por ms que el referido sujeto sea un poder constituido.

7. Recapitulacin.

Generalmente se visualiza la imprevisin constitucional como un


fenmeno negativo. Y puede serlo as, cuando el constituyente ha guar-
dado silencio en temas que debi tratar. Las fuentes de esa omisin son
diversas: impericia, falta de consenso para expedirse, ausencia de coraje,
o tambin hedonismo constituyente.

A esa imprevisin mala cabe sumar otra buena: no es aconse-


jable que la Constitucin prevea todo. Su vocacin de futuridad hace que
ciertos temas sean enunciados nicamente de modo general, dejando a
los operadores futuros su despliegue y explicitacin posterior. Al respec-
to, la Constitucin no debe ser una crcel, sino una pista de despegue.
Del mismo modo, el transcurso del tiempo presentar problemas y
situaciones novedosas que los constituyentes, por ms que lo hubieran
querido, no habran podido prever.

(24)
Ibidem, pg. 222 y sigts.

55
NSTOR PEDRO SAGS

La imprevisin constitucional, por todo ello, es un fenmeno harto


importante y a la vez frecuente y casi connatural a la misma Constitu-
cin. Por ello, la empresa de cobertura de la imprevisin no debe llamar a
asombro, aunque pone a prueba la idoneidad de los operadores del
sistema constitucional, que van a trabajar como constituyentes subro-
gantes, y en particular, de los jueces de la Constitucin, que son quienes
tienen la ltima palabra en el problema, como intrpretes supremos de la
Constitucin.

La imprevisin constitucional presenta tres niveles de interrogacin:


quin debe atenderla, cmo tiene que operar, y qu debe hacerse, vale
decir, en qu consiste el producto final que cubre la imprevisin.

Normalmente la primera pregunta se responde recurriendo a los


poderes constituidos, que de alguna manera se convierten, ante la impre-
visin, en poderes constituyente suplentes. La segunda encuentra solu-
ciones en un conjunto de recetas que circulan en el derecho constitucional
comparado: doctrinas de la interpretacin evolutiva, del recurso al
derecho internacional, de la hper flexibilizacin constitucional (no
interpretativismo, mutativismo), o de la integracin de la norma constitu-
cional incompleta o faltante. El tercer interrogante conduce a observar
que a menudo, las soluciones integradoras o reparadoras de la impre-
visin generan reglas de derecho constitucional consuetudinario que se
adosan a la constitucin formal inicialmente imprevisora. Pero esto
depende de la sagacidad y del acierto con que ha operado el sujeto que
atendi y respondi a la imprevisin, as como de la aceptacin que su
frmula de cobertura tuvo en los operadores posteriores de la consti-
tucin.

56
GOBIERNO ELECTRNICO:
UNA POLTICA DE ESTADO NECESARIA

Deyanira Camacho Toral


Abogada dedicada a la Propiedad Intelectual y los Derechos del
Consumidor. Catedrtica de Derecho Constitucional y de Propiedad
Intelectual. Autora de algunas publicaciones.
deyanira.camacho@gmail.com

RESUMEN:
El gobierno electrnico es una herramienta de primer orden para el
mejoramiento de las empresas, de la calidad de vida de la gente, del
servicio pblico, del desarrollo cultural y, en general, del saneamiento de
las democracias. Pero existen diferencias significativas entre los bene-
ficios que los pases obtienen de ello, haciendo necesarias polticas pbli-
cas armnicas en las que participen el Estado y la sociedad para alcanzar
un equilibrio.

PALABRAS CLAVE:
internet, gobierno electrnico, sociedad de la informacin, brecha
digital, desarrollo tecnolgico.

INTRODUCCIN
En el ao 1996 la Unin Europea en su Libro Verde sobre la So-
ciedad de la Informacin ya se pronunciaba respecto de la necesidad de
implementar polticas que amplen los beneficios de la sociedad del cono-
cimiento.
Somos privilegiados de vivir en esta poca de cambios tecnolgicos
vertiginosos que brindan una gran oportunidad para crear riquezas,
mejorar los servicios y elevar el nivel de vida. Las Tecnologas de la
Informacin y Comunicacin (TICs) integran nuestra cotidianidad, pero
existe una diferencia muy grande entre pases, sectores, y empresas. El
acceso y los beneficios son desiguales, lo que produce una nueva forma
de desequilibrio en el mundo, conocido como la brecha digital.

57
DEYANIRA CAMACHO TORAL

Se constituye en tarea de todos los actores sociales y del Estado


trabajar coordinadamente para superar esta marginacin informtica.

Por lo expuesto, requerimos de polticas pblicas de largo plazo


diseadas para aprovechar el progreso tecnolgico y as garantizar una
equitativa y sustentable distribucin de la prosperidad. Le debemos a las
futuras generaciones reconocernos inmersos en este mundo globalizado,
y sentar las bases de una construccin social digna.

1. SOCIEDAD DE LA INFORMACIN

1.1. Aspectos generales

El mundo actual ha permitido que el ser humano ample su mirada


desde las compras en la tienda de la esquina hasta aquellas por internet
sin fronteras. Desde todos los rincones los medios de comunicacin nos
ofrecen tal cantidad de informacin que resulta imposible procesarla. Lo
cual nos lleva a cuestionarnos sobre los lmites de este nuevo orden y si
en efecto puede producir cambios en nuestra vida.

Se podra decir que la sociedad de la informacin, tambin conocida


como la sociedad del conocimiento, sociedad postindustrial, o sociedad
postmoderna, es aquella en la que la creacin, distribucin y manipu-
lacin de los datos es parte trascendental en la vida cotidiana y abarca
todas las esferas del quehacer social, cultural, poltico y econmico.

El primer esbozo del concepto lo hizo el economista viens nacido a


principios del siglo XX, Fritz Machlup, al sealar en su publicacin La
produccin y distribucin del conocimiento en los Estados Unidos (1962), que la
cantidad de espacios laborales basados en el manejo de informacin es
mayor que aquel producido con esfuerzo fsico1. Posteriormente, Yoneji
Masuda, socilogo japons en sus variadas investigaciones trat el
modelo de la sociedad tecnolgica y en 1984 edit su libro La sociedad
informatizada como una sociedad postindustrial, cuyo ttulo se explica por s
solo2.

1
http://www.infoamerica.org/teoria/machlup1.htm
2
http://www.infoamerica.org/teoria/masuda1.htm

58
GOBIERNO ELECTRNICO: UNA POLTICA DE ESTADO NECESARIA

El investigador mexicano de la UNAM, Ral Trejo3, seala diez


caractersticas de la sociedad de la informacin, a saber:

(i) Velocidad: De no existir fallas tcnicas, la comunicacin bidirec-


cional es inmediata.
(ii) Omnipresencia: Los datos pblicos y privados estn por todas
partes. Internet ha generado un lugar de encuentro social, que per-
mite entender mejor al mundo, y provocar procesos de acultu-
racin; pero tambin posibilita colocar informacin para manipular.
(iii) Exuberante: Por la cantidad inmensa y diversa de informacin.
(iv) Ciudadana pasiva: Desde el punto de vista que muchos de los
grandes intereses de los ofertantes en internet van exclusivamente al
consumo y no a construir un espacio de formacin, reflexin y crea-
tividad. Anotacin que no comparto del todo.
(v) Irradiacin: La distancia fsica es relativa por la dispersin de las
barreras geogrficas.
(vi) Interactividad / unilateralidad: Los medios de comunicacin han si-
do unidireccionales, con usuarios pasivos limitados a recibir datos;
mientras que en internet la comunicacin es multidireccional, sn-
crona y asncrona.
(vii) Multilateralidad / centralidad: Este paradigma se ha mantenido.
Los Estados Unidos han sido los mayores productores y exporta-
dores de la informacin introducida al mundo, en especial por la
cinematografa y la televisin. Actualmente son ellos mismos quie-
nes aportan la mayor cantidad de informacin, usuarios, y acceso.
(viii) Desorientacin: La gran cantidad de informacin puede ser una
oportunidad para el crecimiento personal y social, pero si no sabe-
mos discriminar podramos estar gastando el tiempo en datos inti-
les.
(ix) Desigualdad: Es potencialmente cierto que los medios de comuni-
cacin reducen las desigualdades sociales gracias a programas de
teleducacin, telemedicina, gobierno electrnico, etc.; pero tambin
se han repetido algunas diferencias, por ejemplo, los pases
industrializados tienen cada vez ms acceso a internet, mientras

3
TREJO, Ral. (2001). Vivir en la Sociedad de la informacin: Orden gloal y dimensiones
locales en el universo digital. Revista iberoamericana de ciencia, tecnologa, sociedad e
informacin. http://www.oei.es/revistactsi/numero1/trejo.htm

59
DEYANIRA CAMACHO TORAL

otros ni siquiera cuentan con la infraestructura necesaria para


implementar la red de redes. Ni qu decir de la capacitacin.
(x) Heterogeneidad: Internet tiene toda clase de informacin religiosa,
poltica, sexual, etc. siendo un espacio para conocer el mundo y,
cesar o respaldar discriminaciones.

Es indiscutible que cada vez tenemos mayor acceso a datos, y que no


necesariamente por eso nos entendemos mejor a nosotros mismos, a
nuestro entorno o a las realidades un poco ms distantes, esto se debe a la
cantidad de informacin poco clara y en muchos casos equivocada que
recibimos, influyendo en las opiniones y decisiones que podemos asumir
respecto de alguna situacin.

Todo lo antes expuesto nos evidencia que la manera en la que nos


comunicamos cambi. Los medios masivos de comunicacin como la
imprenta, la radio y la televisin permitieron comunicar los diferentes
eventos, generalmente de forma asncrona, a grandes grupos humanos.
Hoy, gracias a la red de redes, los procesos de comunicacin son rpidos,
interculturales, masivos, y sincrnicos. Entonces es responsabilidad de
todos, y en especial de los gobiernos, disear las polticas necesarias para
aprovechar esta herramienta como un factor de desarrollo para los
pueblos.

1.1. La brecha digital

Vivimos la era de la sociedad de la informacin, sin embargo existe


una diferencia sustancial en el acceso que las sociedades tienen a los
medios de comunicacin, en especial al internet, lo cual provoca un claro
distanciamiento del conocimiento -considerado hoy como el mayor
capital-, es la brecha digital.

Las comparaciones no siempre son cmodas, pero en esos trminos,


no es cierto que todos los pases tengamos el mismo nivel de incidencia
ni de recepcin ni de participacin en la sociedad de la informacin, de
hecho, cifras de las Naciones Unidas4 sealan que para el ao 1999 el

4
TREJO, Ral. (2001). Vivir en la Sociedad de la informacin: Orden gloal y dimensiones
locales en el universo digital. Revista iberoamericana de ciencia, tecnologa, sociedad e
informacin. http://www.oei.es/revistactsi/numero1/trejo.htm

60
GOBIERNO ELECTRNICO: UNA POLTICA DE ESTADO NECESARIA

promedio de llamadas telefnicas internacionales por persona era de 247


minutos en Suiza, 100 en Canad, 60 en los Estados Unidos, y 3 en
Colombia. Estas cifras guardan relacin con la cantidad de aparatos
telefnicos que existen por persona, as por ejemplo, el mismo estudio
revel que en Mnaco tenan 99 telfonos por cada 100 personas, en
Estados Unidos 70, en Argentina 18, en Uganda 0,2. Un estudio en el ao
2000 de World Resources Institute estima que casi el 80% de la poblacin
mundial para ese entonces nunca haba realizado una llamada telefnica.

Para el ao 2000 la NUA Internet5 estim que el nmero de millones


de usuarios de internet en Europa era de 113, en Estados Unidos y
Canad de 167 y en Amrica Latina de 16. Segn el Internet World Stats6,
las estadsticas de uso de internet respecto de la poblacin mundial en el
2007, es la siguiente:

Continente Poblacin Poblacin Uso de Penetracin uso Crecimiento


(2007) mundial internet (internet) internet 2000-2007
% % %
mundo
frica 933.448.292 14,2% 33.545.600 3,6% 2,9% 643,1%
Asia 3.712.527.624 56,5% 418.007.015 11,3% 36,2% 265,7%
Europa 809.624.686 12,3% 321.853.477 39,8% 27,9% 206,2%
Oriente 193.452.727 2,9% 19.539.300 10,1% 1,7% 494.8%
Medio
Norteamrica 334.538.018 5,1% 232.655.287 69,5% 20,2% 115%
Latinoamrica 556.606.627 8,5% 109.961.609 19,8% 9,5% 508,6%
Oceana 34.468.443 0,5% 18.796.490 54,5% 1,6% 146,7%
Total
Mundial 6.574.666.417 100% 1.154.358.778 17,6% 100% 219,8%

En Ecuador las cifras de la Superintendencia de Telecomuni-


caciones7 indican que de enero a septiembre del 2007 los usuarios totales
de internet promediaron 850.000 entre las cuentas y usuarios conmutados
y dedicados, esto representa alrededor de un 7% de la poblacin nacio-
nal.

5
http://www.nua.ie/surveys/how_many_online/index.html
6
http://www.tufuncion.com/internet-estadisticas
7
www.suptel.gov.ec

61
DEYANIRA CAMACHO TORAL

Lo anterior evidencia que mientras unos tienen acceso a la mejor


tecnologa e informacin, lo cual les da poder; otros an no gozan ni
siquiera de lneas telefnicas, carecen de tecnologa perdiendo las
oportunidades laborales, educativas, comerciales y de entretenimiento
que ofrece esta nueva economa basada en la informacin. Esta brecha
est acentuando las desigualdades en el mundo.

1.1. La aculturacin

La cantidad de informacin que los medios nos proporcionan es de


tal magnitud que se estn experimentando seales de aculturacin,
entendida sta como el resultado del proceso de un individuo o una
sociedad por el cual aprehenden algunos aspectos o asumen otra cultura,
incluso sacrificando la propia.

Hay pases que para contrarrestar la importacin masiva de culturas


y proteger la propia, han creado fondos de desarrollo cultural nacional,
por ejemplo, el caso de FONDART en Chile que lo otorga el Consejo
Nacional de Cultura y que persigue apoyar el desarrollo de las artes y la
difusin de la cultura, contribuir a conservar, incrementar y poner al
alcance de las personas el patrimonio cultural de la Nacin y promover la
participacin de stas en la vida cultural del pas. Otras naciones como
las europeas usan su solidez cultural histrica como barrera niveladora
de esta comunicacin intercultural. Cabe preguntarse qu est haciendo
Ecuador para salvaguardar su identidad frente a los procesos de inter-
cambio cultural, en especial de sociedades con las que no existe una
coherencia sustancial.

Segn cifras de la UNESCO8, para 1996 Ecuador importaba del cine


estadounidense el 94% de sus pelculas, mientras que en Mxico era de
un 59%, y en Francia del 57% la extranjera en general. Tres aos ms
tarde el porcentaje en nuestro pas creci al 99,5%9. Estas cifras ratifican
no solo que Estados Unidos es el principal exportador de cine, sino que
hay pases con mayor capacidad para diversificar el origen de los
insumos flmicos que importan.

8
http://stats.uis.unesco.org/unesco/TableViewer/tableView.aspx?ReportId=204
9
TREJO, Ral. (2001). Vivir en la Sociedad de la informacin: Orden gloal y dimensiones
locales en el universo digital. Revista iberoamericana de ciencia, tecnologa, sociedad e
informacin. http://www.oei.es/revistactsi/numero1/trejo.htm

62
GOBIERNO ELECTRNICO: UNA POLTICA DE ESTADO NECESARIA

Gracias a estos medios han surgido formas solidarias masivas como


la coordinacin de protestas o adhesin a variadas causas, recordemos el
caso venezolano en el ltimo referndum; pero las personas han encon-
trado tambin nuevas maneras de aislarse.

Debido a la insercin de los medios de comunicacin masivos,


hemos cambiado las formas en las que entendemos la realidad local y la
externa, sin que necesariamente esa realidad haya cambiado. La rapidez
e impacto que generan los procesos mediticos en las distintas socieda-
des, permiten romper las fronteras tradicionales y esquemas mentales
respecto de otras culturas; sin embargo, debemos procurarnos polticas
que velen por nuestra propia identidad, aun ms si consideramos que
estos mismos procesos integradores, sirven para remarcar ms la diferen-
cia econmica y de desarrollo de los pueblos.

2. GOBIERNO ELECTRNICO

2.1. Un primer acercamiento

Podramos definir al gobierno electrnico como una estrategia tecno-


lgica de desarrollo social que establece nuevas formas de relacin entre
los administrados y el Estado para mejorar la calidad de vida de la gente
mediante la participacin ciudadana, la transparencia y control en la
gestin pblica. En el egoverment se transfieren a redes telemticas la
informacin, los procesos, trmites, transacciones y servicios de la admi-
nistracin pblica que se han venido llevando en papel.

Segn las prioridades, recursos y capacidades de cada adminis-


tracin, tal proceso se lo puede dividir en cinco etapas simultneas o
sucesivas que deben procurar la mayor inclusin social posible en la
sociedad del conocimiento.

1. Etapa de informacin: De una forma no interactiva, el gobierno


ofrece informacin general por medio de pginas web.
2. Etapa de interaccin: Las webs gubernamentales permiten buscar
documentos, bajar formularios. El usuario aun debe acudir a las
dependencias de gobierno para terminar el trmite.
3. Etapa transaccional: Comienza la interactividad. Se pueden comple-
tar trmites en lnea, como por ejemplo, hacer pagos, renovar per-
misos

63
DEYANIRA CAMACHO TORAL

4. Etapa de transformacin: Se da un uso profundo y amplio de las


TICs. Se automatizan los recursos y clientes mejorando las relaciones
con ciudadanos, empresas y otros gobiernos.
5. Etapa de participacin ciudadana: las TICs posibilitan y promueven
la participacin ciudadana en la construccin de las polticas
pblicas nacionales, regionales y seccionales.

El gobierno electrnico se construye aplicando los mismos prin-


cipios rectores de la administracin pblica, sealados a continuacin:

Principio de legalidad: El uso de las TICs para impulsar una


estrategia de egobierno debe enmarcarse en las funciones, obligaciones y
responsabilidades que tienen las autoridades nacionales, municipales
definidas expresamente en la ley.

Principio de igualdad: El principio constitucional de igualdad en el


gobierno electrnico permite el acceso a la red pblica de internet desde
cualquier regin de un pas, en anlogas condiciones, inclusivas y no
discriminatorias del estado econmico-social de los ciudadanos. No se
requiere que el usuario tenga su propia computadora sino que el gobier-
no debera establecer sitios de acceso pblico situados en bibliotecas
pblicas, centros de comercio, adems de crear frmulas que permitan la
compra de aparatos a bajo costo. Este principio debe considerar que el
llegar a mltiples tipos de personas requiere de webs fciles y amigables.

Principio de transparencia: La credibilidad del gobierno se ve


fortalecida por el uso de las TICs, ya que al no limitar el acceso permiten
conocer y discutir las actuaciones pblicas disminuyendo las coimas y
otros actos de corrupcin.

Principio de economa: El gobierno electrnico ayuda a reducir el


tiempo y dinero destinados para cada transaccin. El Estado puede
minimizar los procesos internos de sus entidades, reduciendo burocracia,
gastando menos en papel, lo cual contribuye a la construccin de em-
presas Estatales Socialmente Responsables.

Principio de celeridad: El gobierno electrnico significa menos


trmites, procesos, burocracia, por ejemplo, los formularios en lnea,
buzones electrnicos de notificacin de decisiones judiciales y admi-
nistrativas, ventanillas nicas.

64
GOBIERNO ELECTRNICO: UNA POLTICA DE ESTADO NECESARIA

Principio de imparcialidad: Gracias al egobierno se impide que los


juegos de intereses particulares se superpongan a los verdaderos y
legtimos intereses del Estado o de otros particulares. Por ejemplo, con
las pginas de las compras pblicas.

Principio de publicidad: Es el principio rector del egoverment. A


travs del correo electrnico se pueden comunicar decisiones adminis-
trativas, notificarlas a travs de carteleras digitales ubicadas en sitios web
oficiales y publicar todo tipo de informacin de inters para los
ciudadanos.

Emprender en egoverment conlleva a: (i) La aportacin de canales


de comunicacin complementarios a los tradicionales entre la adminis-
tracin y el administrado; (ii) La optimizacin de recursos estatales; (iii)
El acceso de los ciudadanos a la informacin, pudiendo reclamar o tomar
mejores decisiones; (iv) El incremento del tiempo de atencin para
algunos trmites a las 24 horas los 365 das del ao.

Para que el egoverment perdure, una vez conocidas las TICs por las
autoridades, stas deben construir normas que soporten su gestin,
otorgando seguridad jurdica a la modalidad, para lo cual debern
estudiar el marco social en el cual se van a aplicar, con ello se medir la
preparacin de la ciudadana para requerir servicios tecnolgicos.

En cualquier caso, hay que disear e implementar las estrategias


considerando los objetivos que se deben cumplir y los que se quieren
cumplir, los mismos que requerirn de determinadas prcticas, algunas
de las cuales las podemos encontrar en la Gua para el desarrollo de sitios
web del gobierno de Chile 10, entre las que se encuentran:

- Liderazgo de la estrategia: el egoverment supone el cambio en la forma


de operar del Estado. No es algo coyuntural ni de ideologas,
debera ser una poltica de Estado. Se deben definir los aspectos
claves de la estrategia con sus indicadores de medicin, roles,
tiempos, etc. El equipo a cargo debe tener el apoyo de las instancias
polticas pertinentes.

10
Gobierno de Chile. (2004). Gua para el desarrollo de sitios web. www.guiaweb.gob.cl

65
DEYANIRA CAMACHO TORAL

- Direccin de la estrategia: la estrategia debe contar con un Director que


sea una persona tcnica ms que poltica, capaz de estimular el
trabajo interinstitucional.

- Recursos de la estrategia: debe concebirse como una poltica pblica de


largo plazo, que depende en gran medida del plan de gobierno, por
tanto, hay que pensar en los mecanismos para la obtencin de los
recursos, los mismos que deben ser estimados desde un inicio y estar
acordes con las necesidades ciudadanas y del Estado, adems de ser
flexibles por al avance tecnolgico. Y por supuesto prever que en los
primeros aos los resultados no sern tan evidentes porque se
requiere un cambio de mentalidad que es progresivo.

- Gerencia del recurso humano: el personal debe estar capacitado segn


las etapas de diseo, desarrollo, seguimiento y evaluacin. Se deben
definir perfiles y adems dotarlos de autoridad para que puedan
materializar los proyectos, caso contrario estarn sujetos siempre al
voluntarismo de unos y a las decisiones meramente polticas de
otros. Adicionalmente es importante capacitar a los funcionarios
pblicos, tambin ellos necesitan cambiar de mentalidad, y otorgar-
les las competencias para manejar las herramientas del egoverment,
e incluso compartir personal con otras instituciones con fines de ser
agentes de repeticin de la experiencia.

- Gestin de la tecnologa: hay que considerar que la adquisicin de la


misma sea ptima y pertinente con el fin de no comprar elementos
intiles. Debe ser tecnologa compatible entre las Instituciones
estatales. Por otro lado, los procesos a implementar deben surgir de
la casustica, acompaada con las posibles soluciones a darse por la
va del egoverment, y no solicitar a los usuarios requerimientos
complejos de software o hardware para el uso de los beneficios.

En cuanto a los organismos ms relevantes involucrados en materia


de gobierno electrnico est la entidad que regula los nombres de
dominio y su asignacin: ICANN, Corporacin de Internet para la
Asignacin de Nombres y nmeros; apropsito de lo cual existen
proyectos que buscan ampliar tanto la capacidad de equipos conectados a
la red, cuanto la capacidad de direcciones y nmeros de internet.

66
GOBIERNO ELECTRNICO: UNA POLTICA DE ESTADO NECESARIA

2.2. Gobernanza de internet en Ecuador

2.2.1. Perfil del pas

Como se anot en la parte inicial del presente trabajo, dentro de la


escala mundial, Latinoamrica apenas cuenta con el 9,5% de acceso a
internet, lo alentador es que se ubica en el segundo puesto de crecimiento
con 508,6%. En ese contexto est Ecuador con sus casi trece millones de
habitantes y que, segn la Superintendencia de Telecomunicaciones, en
cifras ya revisadas en pginas anteriores, en el 2007 apenas el 7% de la
poblacin nacional accedi a internet.

Pacifictel11 seala que el proyecto Anillos SDH de la ciudad de


Guayaquil por donde pasarn los cables de fibra ptica a cargo de la
compaa Huawei Technologies est adelantado en un 75%, y es posible
que para este ao est concluido. Respecto de los sistemas tradicionales,
los enlaces con fibra ptica brindan cerca de 1.000 veces ms capacidad
de ancho de banda sobre distancias aproximadamente 100 veces mayo-
res. Hay algunos proyectos ya en funcionamiento, por ejemplo el nodo de
Machala.

La historia del gobierno electrnico en Ecuador no es de mucha data,


se inicia en el 2002 con la aprobacin de la Agenda de conectividad de las
Amricas. Sin embargo, la inestabilidad poltica que hemos vivido du-
rante estos ltimos aos ha sido un elemento adverso y de gran inci-
dencia para el estancamiento de cualquier tipo de iniciativa a largo plazo
y con visin pas en la materia.

Este resultado negativo est en directa relacin con la falta de


tecnologa e infraestructura en el pas todo lo cual guarda relacin con la
carencia de polticas pblicas, y, adicionalmente, con el desconocimiento
de las autoridades que detentan el poder sobre la importancia del
egoverment en el desarrollo de la sociedad actual, en especial si consi-
deramos el importante nmero de emigrantes quienes podran ser
inmensamente beneficiados con una modalidad de gobierno digital.

11
www.pacifictel.net

67
DEYANIRA CAMACHO TORAL

Lo antes sealado se vuelve particularmente complejo si com-


paramos nuestra realidad con la de los pases de la regin, quienes estn
asumiendo el reto de la gobernanza en internet de forma sistmica y
sistemtica. Nosotros nos mantenemos con estrategias aisladas que no
coinciden ni hacen sinergia, no responden a polticas de Estado.

2.2.2. Estrategias del egoverment

No es fcil encontrar informacin de gobierno electrnico en Ecua-


dor, precisamente porque no es un tema socializado ni desarrollado. Jos
Pilleggi12, ex candidato a asamblesta seal que es necesaria la imple-
mentacin de un gobierno electrnico para destrabar y agilizar los pro-
cesos y trmites pblicos, creando un Estado ms eficiente y trans-
parente, lo que se constituye en el mejor tratamiento anticorrupcin.

Jos Luis Barzallo13 apunta, entre otros, a los siguientes proyectos


como los necesarios para impulsar el gobierno electrnico en el pas: (i)
Tarifa plana: Acuerdo con los operadores de telefona para beneficiar a
los usuarios brindndoles conexin ilimitada a internet en horarios
determinados con costos accesibles; (ii) Norma tcnica de internet:
Regula el acceso a internet fijando los parmetros del servicio de los
proveedores de internet; (iii) Acceso a Internet: Implementacin de
polticas que permitan la masificacin del servicio y acceso de los
usuarios, lo que involucra la regulacin de las nuevas tecnologas; (iv) V
o IP: Regula las comunicaciones de voz, es decir, la telefona que hoy se
da por internet; (v) Fondo de Desarrollo de las telecomunicaciones
FODETEL: Recaudar efectivamente el 1% de los operadores de telefona
convencional que le corresponde a esta Unidad para que los proyectos
destinados a las reas rurales y urbano marginales puedan ser
implementados. Es importante conseguir que las empresas de telefona
mvil tambin aporten, lo cual hoy no sucede por no estar consideradas
en la Ley de creacin de FODETEL; (vi) Ley de Comercio Electrnico y
Reglamento: se necesita mejorar la norma vigente, pero especialmente
difundirla; (vii) Comercio electrnico, telesalud, teleducacin: de las tres
reas el comercio electrnico es la que ms se ha desarrollado, sin

12
Entrevista en CRE satelital, septiembre 2007
13
Barzallo, Jos Luis. (2006). El gobierno electrnico en el Ecuador. Revista de Derecho
Informtico, No. 095. www.alfa-redi.org

68
GOBIERNO ELECTRNICO: UNA POLTICA DE ESTADO NECESARIA

embargo no supera el 1% de usuarios, esto por la desconfianza de las


transacciones en lnea. En teleducacin existen algunas iniciativas en las
Universidades an no totalmente explotadas. La telemedicina no ha
mostrado avances; (viii) Convergencia tecnolgica: implica la integracin
de los medios de telecomunicacin bajo parmetros de competencia leal e
igualdad de condiciones entre los operadores vigilados por el
CONATEL.

Si bien es cierto que las estrategias deben tomar en consideracin a


la sociedad en la cual se aplicarn, es importante dar una mirada
comparativa a otras realidades para una mejor aplicacin de las mismas,
y en tal sentido, quisiera comenzar invitando a que se visiten algunos
sitios web que corresponden a diversas ciudades del orbe y que son un
buen ejemplo de egoverment:
www.cityofdunedin.com, www.curitiba.pr.gov.br,
www.tameside.gov.uk, www.medellin.gov.co,
www.portoalegre.rs.gov.br

Centrar el objeto de mi comparacin en el caso chileno por algunas


razones, la primera por mi positiva y personal experiencia con el
gobierno electrnico en ese pas; y, porque es el primer pas de Amrica
Latina que mejor implementa las polticas de egoverment, logrando
alcanzar en su mejor momento el puesto 22 en el mundo; y para ello,
comienzo por presentar un extracto de la entrevista personal realizada al
Cnsul General de Chile en Guayaquil, Ministro Consejero, Rodrigo
Prez Manrquez, del 1 de octubre de 2008:

Construyendo el marco histrico referencial contemporneo, Chile inicia su


apertura al mundo durante el perodo militar. En l se sentaron las bases macro del
pas que hoy conocemos. Esta salida al mundo implic un cambio en el paradigma
de la forma en cmo los chilenos vean su propia vida como sociedad.

En la dcada de los ochenta el gobierno inici un gran movimiento de


privatizaciones, donde algunas empresas de pases desarrollados ingresaron al
mercado chileno obligndolo a insertarse internacionalmente, para lo cual Chile
debi introducir tecnologa y capacitarse. Los negocios ya no se daban necesa-
riamente puerta a puerta. El Estado y los empresarios salieron al mundo para
ofrecer su pas, sus servicios y sus productos.

69
DEYANIRA CAMACHO TORAL

En los noventa, el gobierno de Patricio Aylwin asumi la implementacin del


egoverment, lo cual involucr un cambio de mentalidad, el chileno comenz a
percibir que las instituciones funcionaban lo cual consigui dar un sentido de valor
y orgullo nacional, porque experimentaron ms seguridad, participacin, trans-
parencia, ahorro de tiempo y dinero, acceso a la informacin, cercana con la
administracin pblica, y en general, una mejora sustancial en la calidad y
cantidad de servicios prestados a la ciudadana por esta modalidad.

La gobernanza en internet empez en una primera instancia con instituciones


que llegaban transversalmente a los ciudadanos y generaban un gran impacto, por
ejemplo el Servicio de Impuestos Internos, Aduanas, Registro Civil; siempre
involucrando a los sectores privados.

El Estado tambin repar en que no se trata de un mero voluntarismo, sino de


hacer las cosas con seriedad y con conocimiento tcnico del tema; por ello,
elaboraron normativa coherente con la realidad nacional, invirtieron en infraes-
tructura tecnolgica, capacitaron a los funcionarios, socializaron los beneficios, e
implementaron mecanismos de control adecuados.

Las fronteras del Estado tienen mltiples alcances, y el gobierno chileno se ha


preocupado porque sus polticas lleguen a sus representaciones en otros pases, as,
el Consulado de Chile en Guayaquil tiene conexin directa con el Registro Civil de
su pas, gracias a la cual pueden hacer consultas. Prximamente se incluir una
mquina capturadora de datos que permitir emitir pasaportes electrnicos,
reduciendo su tiempo de entrega de tres meses a uno. Este servicio recin se va a
poder implementar porque antes no exista en Ecuador el ancho de banda necesario.

Otra de las experiencias que se est estudiando es la televisin digital. Hacia


all va el mundo. An no se decide si se aplicar la norma europea o japonesa; y
aunque la televisin digital ofrece mltiples ventajas, el gobierno de forma respon-
sable se est preparando porque eso afecta la vida de la gente.

La votacin electrnica ser un prximo paso. En una primera etapa an


existirn juntas receptoras del voto, para posteriormente llegar al sistema que
funciona en pases como Suiza, en el cual los ciudadanos votan desde su casa.

Los funcionarios pblicos deben convertirse en agentes de un cambio social y


cultural acorde a la globalizacin. La egovernanza solo rinde frutos si junto con la
inversin tecnolgica se dan cambios culturales, estructurales y de prcticas.

70
GOBIERNO ELECTRNICO: UNA POLTICA DE ESTADO NECESARIA

Una de las consecuencias positivas del egoverment es que la gente se vuelve


ms exigente, pidiendo mejores servicios y por tanto eleva la calidad de vida de
todos, permite a los usuarios el bienestar para gestionar sus propias necesidades con
seguridad.

Cuando en Chile se habla de gobierno electrnico, se hace referencia


a algo ms que la incorporacin de las TICs a la Administracin, es un
esfuerzo de gestin para aportar al desarrollo competitivo del pas y para
mejorar la calidad de vida de la sociedad. En el mandato de Ricardo
Lagos se fij como objetivo del Proyecto de Reforma y Modernizacin del
Estado, el crecimiento del gobierno electrnico, considerado hoy una
herramienta fundamental para la modernizacin del Estado y el desa-
rrollo de la democracia. Hoy cuentan con 300 sitios web y cerca de 400
trmites en lnea 14.

Puerto Montt, ubicada a 1.100 kilmetros al sur de la capital chilena,


pas a ser la primera ciudad digital de Latinoamrica 15 que ofrece acceso
gratuito a internet desde cualquier punto de la misma, beneficiando a
175.000 personas ms una poblacin flotante de 100.000. Esta iniciativa
social es posible gracias a un esfuerzo conjunto entre la Municipalidad y
el sector privado.

La egovernanza debe incluir a todas las reas del Estado: a la


Administracin Pblica nacional y local para ofrecer una mejor gestin;
al Poder Legislativo para volver ms transparentes los procesos de
discusin de las leyes; y al sector judicial para que comunique sus
resoluciones y estados de las causas. Todo lo cual llevar a conseguir el
llamado one-stop-goverment que es el gobierno que brinda sus
servicios unificadamente.

Chile cuenta con algunos portales emblemticos como lo son


chilecompra.cl, tramitefacil.cl, registrocivil.cl, tesorera.cl, inp.cl, sii.cl.
Este ltimo de gran ayuda para el comercio electrnico, corresponde al

14
Chiletech.com. Gigli Juan (2008). Estrategia Digital present La gua web 2.0 y el
indicador de trmites pblicos en lnea.
15
VILLARROEL Gilberto. (2005) Puerto Montt ciudad digital.
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/specials/2005/tunez/newsid_
4435000/4435398.stm

71
DEYANIRA CAMACHO TORAL

del Servicio de Impuestos Internos y ofrece mltiples beneficios, desde


declaraciones en lnea realizadas por el propio Estado (significa un
servicio fantstico, ya que exime al ciudadano de la contratacin de un
contador para el elaboracin de las declaraciones), se puede hacer inicio
de actividades, obtener boletas de honorarios electrnicas, facturas
electrnicas cuya misin es implementar un modelo que d validez legal
y tributaria a los documentos generados, soportados y transmitidos va
electrnica, avalando su uso en las operaciones comerciales entre con-
tribuyentes, y generando, por consiguiente, mayor presencia en el comer-
cio electrnico, adems de facilitar el cumplimiento tributario. Ayudara
mucho si el Estado ecuatoriano promoviera y usara los documentos y
firma electrnica.

En cuanto a la Agenda Nacional de Conectividad en Ecuador est


soportada en algunos pilares, entre ellos teleducacin, telemedicina,
comercio electrnico y gobierno en lnea. Sin embargo, no ha conseguido
desarrollarse, como las circunstancias globales lo ameritan, realidad que
es una tarea pendiente para el presente y futuros gobiernos que debieran
comenzar a establecer polticas pblicas claras, inversin en el sector y
diseo de procesos de capacitacin y socializacin a todos los actores
sociales.

Cuando se habla de estrategias stas deben ser coordinadas e inclu-


sivas de los sectores pblico y privado. En otros pases esto ha causado
grandes beneficios en materias aduaneras, tributarias y laborales como
por ejemplo, con el teletrabajo, a propsito de lo cual el da 3 de octubre
de 2008 el gobierno nacional present a la sociedad su iniciativa
camellotel que es un programa que vincula las vacantes de empleo con
buscadores de los mismos, otra versin del mismo servicio es camellonet
que utilizar a la internet como su herramienta de conexin. Un
programa recientemente presentado es el portal
www.compraspublicas.gov.ec, del Ministerio de Industrias y Compe-
titividad, sitio que pretende poner en conocimiento de la gente todas las
adquisiciones que realiza el sector pblico, fomentando la transparencia
en las transacciones y contrataciones, que al mismo tiempo brinda una
interesante oportunidad para las empresas nacionales por la univer-
salidad, igualdad, y gratuidad que rigen en el modelo.

72
GOBIERNO ELECTRNICO: UNA POLTICA DE ESTADO NECESARIA

Sin duda, uno de los mayores ejemplos nacionales de gobernanza en


internet es la Corporacin Registro Civil del Municipio de Guayaquil,
incluso, la misma actual Comisin de Trnsito del Guayas es una muestra
de lo que se puede hacer en favor del desarrollo de un pueblo utilizando
las TICs.

La teleducacin debera constituirse en una de las estrategias


prioritarias para el desarrollo del pas ya que las ventajas que ofrece
sobre la educacin tradicional son mltiples, especialmente en el mundo
de hoy. Entre ellas me permitir mencionar las siguientes:

(i) Trasciende las barreras geogrficas: lo que permite llegar con


educacin de calidad a la mayor cantidad de lugares del pas e inclu-
so fuera de l. Basta con imaginar proyectos que serviran para las
personas que estn en las crceles y que para su rehabilitacin y
reinsercin requieren de procesos formativos. O la capacitacin
tcnica y profesional que se podra dar a los migrantes ecuatorianos
en otros pases, en especial con aquellos suscriptores del Convenio
Andrs Bello que permite la convalidacin de ttulos Universitarios.

(ii) Reduccin de costos: la educacin a distancia por su propia natu-


raleza abarata los costos respecto de los requeridos en la formacin
presencial. Adems de la posibilidad de maximizar los recursos en
la misma modalidad a distancia, como por ejemplo con el uso de
software libres.

(iii) Democratiza la educacin: por las dos razones antes expuestas,


permite llegar a un amplio espectro de personas que, de otra forma,
no podran acceder a educarse, y por consiguiente, tener una mejor
calidad de vida.

Para la teleenseanza la Comisin Europea implement el programa


@lis16 el mismo que intenta demostrar cmo las TICs seran una gran
herramienta para mejorar la educacin en Amrica Latina, y poder
disminuir la brecha digital.

16
Chiletech.com. (2006). Gigli Juan. E-lane: La teleenseanza en Latinoamrica

73
DEYANIRA CAMACHO TORAL

Vale citar la experiencia que la Universidad Catlica de Santiago de


Guayaquil ha tenido al respecto. En el ao 2003 la institucin decidi
iniciar su modalidad de estudio a distancia para lo cual cre el SED
(Sistema de Educacin a distancia). Mientras la Carrera de Derecho en la
modalidad presencial cuenta con alrededor de 1.000 alumnos, en cuatro
aos la misma Carrera en su versin a distancia tiene cerca de 500
usuarios de muchos puntos del pas incluido Galpagos y el Oriente, e
incluso del exterior. En el 2008 la Universidad inaugur su propio canal
de televisin y estacin de radio. Todas estas herramientas en su conjunto
estn haciendo convergencia tecnolgica ya que existen programas
integrados entre la televisin y el SED. La oferta tiene costos signifi-
cativamente menores que los de la modalidad presencial, lo que es un
ejemplo de democratizacin de la educacin.

Con la teleducacin se persigue acercar la educacin a la sociedad.


Es una eficiente combinacin entre vinculacin con la colectividad e
innovacin tecnolgica.

En el caso de la telemedicina, nuestro pas no ha avanzado. Bien


podran implementarse, desde el Ministerio de Salud, y siempre de forma
coordinada, programas destinados a mejorar la administracin interna, y
por tanto, elevar la calidad de servicio a los usuarios. La experiencia en
otros pases los ha llevado a formar la Red Digital para el sector Salud,
creada para contratar los servicios de una red comunicacional para el
rea. Adems, de la Agenda Mdica Electrnica que permita recopilar y
enlistar los recursos mdicos, de laboratorios y radiolgicos. Se pueden
tambin hacer trmites por internet, por ejemplo, la solicitud y
otorgamiento de las licencias mdicas.

En cuanto al gobierno electrnico, propiamente tal, el Estado es el


encargado de disear las polticas pblicas y estrategias a corto, mediano
y largo plazo para implementarlo y que conduzcan al progreso. Me
permito indicar algunas:

Establecer polticas de reduccin de costos e impuestos para algunos


productos y servicios del sector.
Disear parmetros para uso de software propietario o software
libre. Siempre pensando en los intereses del Estado a largo plazo.
Ambos tienen potencialidades, el primero en cuanto a la seguridad,

74
GOBIERNO ELECTRNICO: UNA POLTICA DE ESTADO NECESARIA

garanta y permanencia; y el segundo especialmente sobre el costo,


aunque en algunos casos podra resultar contraproducente.
Potenciar el desarrollo del egoverment local ya que es precisamente
la administracin municipal ms cercana a la gente y la que ms usa
el ciudadano, y adems podran integrar nuestras propias particu-
laridades culturales.
Apoyar facilitar iniciativas que permitan la venta de computadoras a
precios mdicos. En Chile hubo una experiencia denominada mi
primer PC 17 surgida de una alianza tripartita entre Gobierno-Intel-
Microsoft.
Promover la integracin y sinergia de las iniciativas particulares,
para que todas vayan en un mismo sentido de desarrollo pas.
Crear organismos pertinentes y tcnicamente capacitados y con po-
der de decisin para que sirvan como diseadores, asesores, ejecu-
tores y observadores del proceso de insercin de Ecuador en la
Sociedad de la Informacin.
Apoyar al establecimiento de cibercafs en la medida que el fen-
meno de emigracin lo requiere. Actualmente existen 316 locales a
nivel nacional autorizados por la Superintendencia de Telecomuni-
caciones18.
Determinar instituciones que realicen actividades de alto impacto
social para que sean las iniciadoras de las polticas electrnicas, por
ejemplo, el SRI, Aduanas, Registro Civil.
Habilitar una comunidad informtica que rena a los centros
informticos de las diferentes entidades pblicas para que promue-
van intercambio de conocimientos y experiencias.
Tramitar recursos para la implementacin del egoverment. (En el
2004 el BID le prest a Chile casi 14 millones de dlares para la
primera etapa de una estrategia digital).
Construir normativa legal aplicable a nuestro pas que sirva como
marco regulatorio, lo que ser abordado en el tema siguiente.
Generar portales de servicios y trmites fciles, como por ejemplo un
sitio de pagos electrnicos al Estado en coordinacin con diversos
medios (tarjetas de crdito, banca, y otras formas posibles). A
manera de ilustracin, en el 2003 en Chile se recaudaron por esta va
MM$152.000, en el 2004 MM$298.000, y en el 2005 MM$450.000,

17
www.lanacion.cl/prontus_noticias/site/artic/20050808/pags/20050808215327.html
18
www.supertel.gov.ec. Cifras de julio de 2008.

75
DEYANIRA CAMACHO TORAL

demostrando ser todo un xito. Otros casos son las ventanillas ni-
cas empresariales diseadas para agilizar los procesos en las expor-
taciones, declaraciones juradas, certificaciones, etc.; y las venta-nillas
nicas para el consumidor, que podra estar a cargo de la Defensora
del Pueblo. El sistema de reclutamiento por internet bajo la
responsabilidad de la Direccin de Movilizacin; y el servicio para
consulta y registro de propiedad intelectual cuyo responsable
debera ser el IEPI.
Promover y usar el documento y firma electrnica

Adicionalmente es de gran valor contemplar tanto en las normas,


como en las polticas y en las estrategias la neutralidad tecnolgica. Esto
resulta obvio por la cambiante realidad tecnolgica, por tanto, mal
haramos si atamos un proyecto o poltica a una tecnologa determinada
que muy posiblemente en corto tiempo est obsoleta. Por tanto, en lo que
respecta a las tecnologas, el egoverment es flexible.

Aun cuando no es muy conocido, menos an en las sociedades


latinoamericanas, el teletrabajo es una de las ms dignas y positivas
formas de uso de las TIC. El mdico Vctor Pauchet en una de sus frases
ms conocidas citaba que El trabajo ms productivo es el que sale de las
manos de un hombre contento. Se imagina no tener que ir a la oficina
fsicamente, pero producir lo mismo desde su casa? No ms trfico en
horas pico. No ms gasto en combustible. No ms viajes poco dignos en
la locomocin colectiva. No ms preocupaciones ni cargos de conciencia
por los hijos enfermos y solos en casa. Ms tiempo para producir o
incluso descansar.

El teletrabajo se presenta con algunas variantes, puede ser totalmen-


te a distancia, eventualmente a distancia, o con intermedios presencia-
les. Est caracterizado por la flexibilidad tanto en el espacio como en el
tiempo, y en el fundamental uso de las TICs.

Mediante esta modalidad las empresas consiguen reducir los costos


incrementando la competitividad, generar ms empleo, tener un personal
ms cmodo y motivado. El trabajador mejora su calidad de vida,
disminuye sus gastos de movilizacin, alimentacin y vestuario, es ms
dueo y partcipe de su vida personal y familiar, disminuye su estrs
aumentando la concentracin. El Estado recibe un impacto positivo en la

76
GOBIERNO ELECTRNICO: UNA POLTICA DE ESTADO NECESARIA

disminucin de desempleo, del centralismo, de la migracin a las grandes


ciudades, de la diminucin del trnsito.

Entonces, ante este positivo panorama porqu no estamos todos


trabajando en casa. Esto se debe a que existen paradigmas culturales. Si
usted fuese el empresario, Estara confiado de que sus teletrabajadores
en realidad estn produciendo?, Se quedara tranquilo esperando a fin
de mes que lleguen los resultados? Adicionalmente la administracin y
mando de la empresa responden a otra visin y no estamos capacitados
para ello.

Una de las crticas mayores al teletrabajo es que se pierde el nivel de


socializacin con otras personas, pero la verdad es que con los avances
tecnolgicos eso es relativo. Pensemos un modelo de negocio electrnico
en donde el trabajador aporta con una computadora instalada desde su
casa y el empresario asume la mejor de las conexiones de internet, para
que permita mandar documentos pesados en poco tiempo, hacer video
conferencias; y finalmente se escoge un da a la semana para reuniones
personales que se desarrollan en variados lugares agradables.

Una de las aristas de alto impacto social es el teletrabajo dirigido


para los grupos vulnerables, entre ellos a las personas con capacidades
especiales, o para los privados de la libertad, esto como una de las
maneras para aportar a su inclusin social y vida digna.

En una noticia publicada a fines de septiembre de 2008 en el diario


La Tercera de Chile, se informa la primera jornada de teletrabajo y
discapacidad realizada por la Universidad Austral, en un esfuerzo
conjunto con el Ministerio de Trabajo y Previsin Social, con la Secretara
Regional Ministerial de Gobierno, y con la Inernational Development
Research Centre. Tema sobre el cual el profesor Cristian Salazar seal
que hay muchas personas impedidas de salir de su hogar pero que son
econmicamente activas destacando que El teletrabajo no asla a las
personas sino que el desempleo.19

19
Diario la Tercera, 29 de septiembre de 2008. U. Austral realiza primera jornada de teletrabajo
y discapacidad. http://www.latercera.cl/contenido/28_55294_9.shtml
Se recomienda visitar www.telecapacitados.tic.org.ar

77
DEYANIRA CAMACHO TORAL

2.2.3. Marco jurdico del egoverment

Como todas las reas del quehacer de un Estado, el gobierno


electrnico debe encontrar para su aplicacin una base jurdica, la misma
que surge de la Constitucin y de la Ley.

Hasta ahora el egobierno ha debido ajustarse a un sistema que rige


a la administracin pblica que es presencial, costosa, vertical, rgida y
formalista; siendo que la naturaleza de ste responde a parmetros de
administracin a que son distancia, horizontal, digital, flexible y menos
costosos. Por tanto, se debe construir un marco jurdico idneo que
incluya neutralidad tecnolgica para poder implementarlo.

Algunos pases apuntan a propuestas para establecer la conectividad


a las redes digitales como un derecho constitucional20. Esto con el fin que
el acceso a internet en un futuro sea un servicio tan comn como la luz
elctrica, lo que implicara que el Estado debera procurar y velar porque
en todo el territorio de su pas exista la posibilidad de conexin para de
esa manera superar la problemtica de la brecha digital.

Adems este derecho estara ntimamente vinculado con otros cons-


titucionales como los de igualdad de oportunidades, educacin, ciencia y
tecnologa, cultura, justicia, acceso a la informacin pblica, o libertad de
trabajo.

En la Constitucin aprobada por el referndum de septiembre recin


pasado, hay algunas disposiciones relativas a las TICs, que citar a
continuacin:

El primer gran sustento para el gobierno electrnico es el art. 1 que


describe a Ecuador como un Estado que se gobierna de forma descen-
tralizada. Qu mejor que el gobierno electrnico para llevarlo a cabo.
Est complementado por el art. 3 que seala entre los deberes primor-
diales del Estado el promover el desarrollo mediante el fortalecimiento
del proceso de autonomas y descentralizacin.

20
Doggenweiler Alejandro. (2008). Acceso a la conectividad digital: Un Derecho
Constitucional? www.bcn.cl/carpetas_temas_profundidad/legislacion-internet-
chile/acceso-conectividad-digital

78
GOBIERNO ELECTRNICO: UNA POLTICA DE ESTADO NECESARIA

A travs del art 147 reparamos en que sin duda la voluntad poltica
del Presidente de la Repblica es trascendental para la implementacin
efectiva del egoverment, cuando dispone que entre sus atribuciones y
deberes est el de definir y dirigir las polticas pblicas de la Funcin
Ejecutiva.

Por otra parte, los principios sobre los cuales se constituye la


administracin pblica estn plasmados en el art. 227, y son: eficacia,
eficiencia, calidad, jerarqua, desconcentracin, descentralizacin, coordi-
nacin, participacin, planificacin, transparencia y evaluacin. Todo lo
cual est ntimamente vinculado con la gobernanza en internet.

Por su parte el numeral 2 del artculo 16 dispone que todos tenemos


derecho al acceso universal a las tecnologas de informacin y comuni-
cacin. Esta disposicin resulta ser toda una novedad jurdica, pues
consigue constitucionalizar el derecho de acceder a las TICs, algo que
otros pases desde hace algn tiempo estn buscando. Y el numeral 3 del
mismo artculo indica que tenemos derecho a la creacin de medios de
comunicacin social, y al acceso en igualdad de condiciones al uso de las
frecuencias del espectro radioelctrico para la gestin de estaciones de
radio y televisin pblicas, privadas y comunitarias, y a bandas libres
para la explotacin de redes inalmbricas. Es necesario remarcar la
importancia de la reparticin equitativa del espectro radioelctrico, lo
cual permitira una forma de expresin democrtica.

Segn el numeral 2 del art. 18, Todas las personas, individual o


colectivamente, tenemos derecho de acceder libremente a la informacin
generada en entidades pblicas, o en las privadas que manejen fondos
del Estado o realicen funciones pblicas. Esta disposicin se encuentra
recogida y detallada en la Ley Orgnica de Acceso y Transparencia a la
Informacin Pblica, que no ha tenido mayor aplicacin real por falta de
voluntad poltica. Sobre esto mismo, la Constitucin del 2008 incluye
como una nueva garanta constitucional la Accin de Acceso a la Infor-
macin Pblica, materializando jurdicamente el inters por este derecho.

Ecuador debera procurar la consecucin de un conjunto de leyes,


reglamentos, decretos, e instructivos que regulen y promuevan el gobier-
no electrnico, como por ejemplo, normas para reglar: (i) Las bases de los

79
DEYANIRA CAMACHO TORAL

procedimientos administrativos, (ii) La vida privada; (iii) mbito de


aplicacin del egoverment, (iv) Sitios web pblicos y privados, (v)
Software; adems de mejorar la Ley de Comercio Electrnico y su Regla-
mento que ya velan por aspectos fundamentales como los Docu-mentos
Electrnicos, las firmas electrnicas y su certificacin, la segu-ridad
electrnica.

La Secretara Nacional de Planificacin y Desarrollo (SENPLADES),


en el ao 2007 contrat algunas consultoras, entre otras cosas, para (i) La
coordinacin de las actividades del Grupo de Gobierno Electrnico
integrado por la CONATEL, el Consejo Nacional para la reactivacin de
la Produccin y la Competitividad, el MEF, el MIC, la Presidencia de la
Repblica, COMEXI, y el SRI; (ii) La elaboracin de un documento
contentivo de las polticas, roles y funciones del Grupo de Gobierno Elec-
trnico; sin embargo no se han evidenciado mayores adelantos. Adems,
se requerir que se organicen grupos tcnicos que formulen proyectos de
cuerpos legales articulados para la promocin de la gobernanza en
internet.

Sera conveniente pensar en reformas laborales que permitan el


teletrabajo, para lo cual habra que modernizar la legislacin laboral
incluyendo esta modalidad contractual, y la de seguridad social para
incorporar la cobertura de los beneficios sociales al teletrabajador,
recordando incluir a los discapacitados, segn lo dispone la Constitucin
2008 en al art. 47 numeral 5, y a los privados de libertad de acuerdo al art.
51 numeral 5 de la misma norma en la cual el Estado reconoce la atencin
a sus necesidades laborales y productivas. Finalmente, no hay que
olvidar regular la privacidad del hogar que se constituira en su lugar de
trabajo.

Otras de las materias pendientes es la actualizacin y adaptacin de


la normativa tributaria, tanto para posibilitar el comercio electrnico y
facilitar el trabajo, por medio de la emisin de facturas y de boletas de
honorarios electrnicas; y de establecer reglamentacin para solucionar el
problema del domicilio empresarial en el teletrabajo.

80
GOBIERNO ELECTRNICO: UNA POLTICA DE ESTADO NECESARIA

2.2.4. Gobierno: inclusivo y para la gente

Considero necesario advertir que no debemos dejar a ninguna parte


de la poblacin marginada de los beneficios del desarrollo, y en este caso
del gobierno electrnico. Por ello es necesario crear un egoverment
donde nadie sea excluido, y generar medidas para entregar estos ser-
vicios a los grupos vulnerables. La primera y mejor forma es dotando de
infraestructura, capacitacin y construyendo pginas accesibles, amiga-
bles y actualizadas.

Es importante que intervengan en todo el proceso el gobierno


nacional, los locales, la sociedad civil, las Organizaciones no guberna-
mentales, la academia, las asociaciones de voluntarios y todos quienes
pueda ayudar a reducir la complejidad de la relacin entre la adminis-
tracin y el administrado, por ejemplo, introducir un sistema digital en
los hospitales para que desde ah se puedan remitir en lnea los datos del
registro del recin nacido y las declaraciones de los padres al organismo
pertinente.

Uno de los mayores desafos es regresarle a la gente la confianza en


la democracia y en sus procesos, para ello debemos acercar al ciudadano
comn a la poltica y brindarle espacios reales para que de forma fcil y
clara, participe en su construccin, por medio del uso de as TICs, esto
ayudar a generar un sentido de pertenencia poltica, que considero es
una forma de cohesin social.

Se debe buscar financiamiento para la ejecucin de proyectos de


investigacin en esta materia, siempre bajo un esfuerzo integral que halle
mecanismos y soluciones realizables. En este sentido, vale la pena pre-
cisar que existen varios organismos que soportan iniciativas de egober-
nanza, entre ellos, recuerdo el ya citado programa de la Comisin Euro-
pea @lis que es la Alianza para la Sociedad de la Informacin, que rela-
ciona a Europa con Amrica Latina estableciendo dilogos y cooperacin
en marcos de polticas pblicas, regulaciones, y determinacin de reas
claves para invertir en interconexiones.

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DEYANIRA CAMACHO TORAL

3. SUMARIO DE CONCLUSIONES

- El paso a la sociedad del conocimiento presenta cambios radicales


para el Estado y la sociedad. Esta situacin tiene una doble concep-
cin, la primera, ser asumida como una gran oportunidad para el
progreso y la Reforma y Modernizacin del Estado; y la segunda,
como un riesgo que afecta a la equidad y cohesin social
- Este nuevo modelo mundial requiere servidores pblicos capaces de
aceptar, entender y manejar esta innovadora visin de la admi-
nistracin pblica.
- Las normas legales, polticas y estrategias deben responder a la
neutralidad tecnolgica.
- Los esfuerzos deben ser mancomunados y deben traducirse en
normas, polticas y estrategias a corto, mediano y largo plazo,
siempre con visin de Estado.
- Caractersticas de la sociedad de la informacin: Velocidad, Omni-
presencia, Exuberante, Ciudadana pasiva, Irradiacin, Inter-acti-
vidad, Multilateralidad, Desorientacin, Desigualdad, Hetero-genei-
dad
- Brecha digital es la diferencia de acceso y uso de TICs que las
sociedades tienen.
- Se estn experimentando seales de aculturacin, entendida sta
como el resultado del proceso de un individuo o una sociedad por el
cual aprehenden algunos aspectos o asumen otra cultura, incluso
sacrificando la propia.
- El gobierno electrnico es una estrategia de desarrollo social que
establece nuevas formas de relacin entre los administrados y el
Estado, mejorando la calidad de vida, mediante el uso de las TIC.
- Egoverment aplicando los mismos principios rectores de la admi-
nistracin pblica: legalidad, igualdad, transparencia, econo-ma,
celeridad, imparcialidad, publicidad.
- El egobierno en Ecuador se inici en el 2002 con la aprobacin de la
Agenda de conectividad de las Amricas, la inestabilidad poltica ha
impedido su desarrollo.
- Otros pases estn asumiendo el reto de la gobernanza en internet de
forma sistmica y sistemtica. Nosotros nos mantenemos con estra-
tegias aisladas.
- Para impulsar el egobierno es necesario: Tarifa plana, Norma tcnica
de internet, Acceso a Internet, V o IP, Apoyo a FODETEL, mejorar

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GOBIERNO ELECTRNICO: UNA POLTICA DE ESTADO NECESARIA

Ley de Comercio Electrnico y Reglamento, impulsar Comercio


electrnico, telesalud, teleducacin, teletrabajo; Convergencia
tecnolgica.
- Chile es el segundo pas del continente que mejor implementa el
egoverment. Tiene 400 trmites en lnea y la primera ciudad digital
de Latinoamrica.
- La egobernanza debe incluir a todas las reas del Estado. Nadie
debe ser excluido.
- La nueva Constitucin el acceso a las TICs como derecho cons-
titucional
- Ecuador debe procurar normas jurdicas que regulen y promuevan
el egobierno.

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84
FICCIN DEMOCRTICA Y REAL CORRUPCIN

Dr. Luis Alberto Herrera Bonnet1


luisherreria@gye.satnet.net

RESUMEN:

En el presente ensayo, el autor sostiene que la demo-cracia,


entendida desde Abraham Lincoln como el gobierno del pueblo, por el
pueblo y para el pueblo, es en nuestro pas tan solo una simulacin
utilizada por los demagogos para conseguir objetivos personales o de
grupos egostas. En tanto que la corrupcin, y siempre tomando como
referencia nuestra realidad poltica e institucional, viene a consumarse
como una las peores lacras que pueden azotar una sociedad; una realidad
vergonzosa que se la practica a diario, tanto por parte de gobernantes,
como de un abigarrado grupo de esbirros de turno.

PALABRAS CLAVE:
Democracia, Corrupcin, Ecuador, crisis poltica, fenomenologa
poltica.

INTRODUCCIN

El trabajo Ficcin Democrtica y real corrupcin lo elabor por


un sentido de responsabilidad acadmica, aunado con un sentimiento
de coraje por la realidad social imperante en el Ecuador.

La democracia, que al decir de Abraham Lincoln es el gobierno del


pueblo, por el pueblo y para el pueblo, en nuestro pas es tan solo una
simulacin utilizada por los demagogos para conseguir objetivos

1
LUIS HERRERA BONNET. Doctor en Jurisprudencia. Postgrado en Derecho Adminis-
trativo de la Universidad de Salamanca (Espaa). Presidente Ejecutivo, Captulo
Ecuador, del Programa Dcada para la Enseanza de los Derechos Humanos, de las
Naciones Unidas. Coordinador del Programa Acadmico para Especialistas en Derechos
Humanos de la Universidad de Guayaquil. Asociado al Instituto Hispano-Luso-
Americano de Derecho Internacional, con sede en El Escorial, Espaa. Cursos y
Seminarios Internacionales. Expositor de trabajos de Derecho en centros de enseanza en
el Ecuador y en el exterior.

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DR. LUIS A LBERTO HERRERA BONNET

personales o de grupos egostas. Mientras que la corrupcin, una las


peores lacras que pueden azotar una sociedad, es una realidad
vergonzosa que se la practica a diario, tanto por parte de gobernantes,
como de un abigarrado grupo de los esbirros de turno.

El fin de la guerra fra permiti afianzar los privilegios insosla-


yables de libertad y democracia, porque se evidenci el colapso de los
regmenes totalitarios y el fin de la planificacin central de la economa.
Como nica alternativa vlida para el mundo se estableci el esquema
neo-liberal, el mismo que ha demostrado en exceso su ineficacia social,
con las terribles consecuencias de hambre y miseria en los pases de la
regin, originando la locura por el poder de agrupaciones partidistas que
se acostumbraron a seducir a las masas para luego repartirse las
exacciones en forma torpe porque se consideran los encomenderos del
nuevo siglo.

La actual crisis mundial debe hacernos comprender sobre la nece-


sidad de un capitalismo democrtico, en donde ya no cabe el estribillo
del desarrollo econmico per se, que contempla exclusivamente la opor-
tunidad de que los ricos acrecienten sus fortunas, sin importarles las
legiones de pobres que cada da son ms desdichados, por lo que ha
llegado la hora de que los gobernantes atiendan ms de cerca los pro-
blemas sociales. Por supuesto que no se trata de justificar un estado be-
nefactor, en donde se llegue a la insensatez de premiar la holganza y la
falta de creatividad, pero si es necesario que el Estado intervenga como
regulador, porque de esa manera, por ejemplo, se lograra preservar el
medio ambiente, la conservacin de los ecosistemas, la biodiversidad y la
integridad del patrimonio gentico del pas, en donde actualmente con la
falacia de una distorsionada libre empresa se ha procedido en forma
demencial a la sobreexplotacin de los recursos naturales, con lo que a
muy corto plazo conseguirn que la tierra se convierta en una geografa
lunar, donde ah si no habr diferencia entre acaudalados y menes-
terosos, porque quizs solo podrn sobrevivir las cucarachas.

Hay que hablar sin timidez, pero tambin sin soberbia, de la glo-
balizacin, de la modernizacin, de la macroeconoma, de las inversiones
extranjeras, etc. Plantear los mecanismos reales para combatir el desem-
pleo y la corrupcin. Formular el crecimiento con equidad. Analizar sin
ambages el fracaso del neoliberalismo.

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FICCIN DEMOCRTICA Y REAL CORRUPCIN

Luchar porque se cumplan con los derechos humanos, que de mane-


ra tan frvola se los pregona y en forma tan canallesca se los viola.

Cuando Francis Fukuyama escribi El fin de la historia y el ltimo


hombre, cuya primera traduccin al espaol corresponde a 1992, nunca
pudo imaginar que a la vuelta de muy pocos aos declarara ante el New
York Times que aceptaba la posibilidad de su equivocacin sobre la tesis
que produjo el alborozo de todos quienes compartieron la idea de que
la desintegracin de la Unin Sovitica significaba la consagracin
definitiva del capitalismo a ultranza, sin haber tenido la preocupacin
de espulgar las lacras que existen en todo sistema, tanto en el de los
zares del credo marxista que consideraban a la opresin como normal,
as como el libertinaje sin barreras que predicaban los profetas de la
religin neoliberal, en cuyo nombre se postraron ante el becerro de oro y
se olvidaron del hombre como criatura de Dios.

Fukuyama habl de los diferentes regmenes que han aparecido en


el curso de la historia2, resaltando que la nica forma de gobierno que
sobrevivi intacta hasta los ltimos aos del siglo XX era la democracia
liberal. Aunque con toda la exaltacin que lo embargaba, el autor de
ancestro nipn quizs vislumbr su actual frustracin, porque en el
mismo libro se interroga sobre si podr sostenerse a si mismo y en forma
indefinida el modelo liberal o algn da se derrumbar a causa de una
podredumbre interna, como le ocurri al comunismo.

Despus de tantos aos de haberle dado al Fondo Monetario Inter-


nacional la categora de orculo, al cual los tercermundistas solo podan
escuchar con respeto y veneracin por su publicitada sabidura y doc-
trina, resulta que no haba sido ms que un ttem parlanchn que se
dedicaba a aconsejar estupideces. Cuntas penurias fiscales, cuntas
crisis econmicas, cuntos pagos sin sentido, cuntos desgobiernos nos
hubiramos evitado si la verdad se hubiese comentado con anterioridad

2
La democracia no puede entrar nunca por la puerta trasera; llega un momento en que
debe surgir de una decisin deliberada de establecer la democracia. El reino de la poltica
es autnomo del de la cultura y tiene su propia dignidad especial como un punto de
interseccin del thymos (alma) y la razn). La democracia liberal estable no puede
aparecer sin la existencia de polticos prudentes y eficaces, que comprendan el arte de la
poltica y sepan convertir las inclinaciones subyacentes de la gente en instituciones
polticas duraderas. FRANCIS Fukuyama. El fin de la historia y el ltimo hombre.
Barcelona. Espaa. Editorial Planeta.. 1.992. Pag.300

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al estallido de los principales mercados subordinados al capitalismo!.


Esto hace necesario recordar que se trata de un organismo que empez a
funcionar desde 1945, a raz de los acuerdos tomados en la Conferencia
de Bretton Woods, en julio de 1944, en donde los miembros con cuotas
ms altas son los pases ms industrializados del planeta, quienes
nombran a los directores que son los encargados de aplicar polticas
monetarias, comerciales, cambiarias y todo el recetario, ms los intereses,
que han venido aplicando sin ton ni son a los pases que antes estaban
enfermos y que ahora agonizan, por efecto de un sistema que solo ha
servido para que la raza humana asista al Apocalipsis que el apstol San
Juan revel en su destierro de Patmos.

Amrica Latina no podr resistir ms los cilicios torturadores del


neoliberalismo, porque al grupo mayortario de desempleados y subem-
pleados se ha unido una clase media pauperizada, por lo que los
gobiernos tendrn que responder por la rebelin o por la represin, lo
que no permitir la reactivacin de las economas, porque, adems, el
cuento de la restriccin del gasto pblico no lo cree nadie, as como sera
de ilusos el suponer que desaparecer la corrupcin administrativa,
cuando los pandilleros de muchos gobiernos todava siguen asaltando
las dependencias oficiales, siendo as que nuestros pases sufrirn horri-
blemente por los efectos de la fractura neoliberal, no slo por la globa-
lizacin de la crisis, sino tambin porque nuestros gobernantes usual-
mente han sido dependientes de los criterios mezquinos y autoritarios
de una clase dirigente insaciable, a la cual es imposible solicitarles una
moratoria en sus iniquidades, porque durante decenas de aos se
acostumbraron a hacer lo que les da la regalada gana.

El mensaje es claro y preciso. Hay que olvidarse de vivir a base del


financiamiento o ayuda externa. Es la respuesta del sistema financiero
mundial ante la crisis econmica que azota especialmente a los pases
subdesarrollados. El grupo de los siete se pronunci rotundamente por la
dificultad de seguir entregando ms apoyo a las entidades crediticias
internacionales, ante lo cual el Fondo Monetario Internacional y el Banco
Mundial optaron por la propuesta an difusa de revisar el actual
ordenamiento econmico que afecta a la mayora de los pases del mundo
y que, inclusive, podra acarrear consecuencias en el corto plazo a los
Estados Unidos de Amrica y a Europa Occidental.

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FICCIN DEMOCRTICA Y REAL CORRUPCIN

La exposicin del ex-presidente Bill Clinton, representante de la


nacin ms poderosa que haya conocido la humanidad, fue concreta al
subrayar que las economas prcticas y slidas son necesarias para el
futuro, resaltando que las democracias y las polticas sociales no son
enemigas del mercado, aconsejando aumentar el comercio y abrirse ms
para ampliar el crecimiento. No se olvid en recordar que los prstamos
que se consigan o se hayan conseguido deben ser canalizados debida-
mente, en clara alusin a la irresponsabilidad de las instituciones de
crdito y a los gobiernos corruptos que receptan y malgastan dichos
fondos. Con una retrica al ms puro estilo norteamericano, no se olvid
de mencionar una frase de Franklin D. Roosevelt: El nico freno para las
realizaciones de maana, son las dudas de hoy.

En buen romance, a Latinoamrica, en general, y al Ecuador,


especficamente, solo les queda un camino y es el de la honradez, que no
es precisamente la virtud que se practica en nuestro pas que se encuentra
clasificado como uno de los ms corruptos del planeta. Claro que ser un
trabajo ciclpeo, porque las estructuras estn corrodas hasta los
cimientos, habindose generado una clase dirigente-en todos los campos-
que al hedonismo agreg la cleptomana como aberracin complemen-
taria para robarse todo con el mnimo de esfuerzo.

Sin embargo de las lejanas esperanzas de apoyo por parte de los


chulqueros internacionales y de los inversionistas extranjeros, como ayu-
da para la crisis de nuestros pueblos nicamente se ha logrado la posibi-
lidad de que el Ecuador firme con la Fundacin Carter un convenio para
la aplicacin de un plan piloto de prevencin en los actos de corrupcin,
que nunca fue implementado por el ex-presidente ecuatoriano que
mentaliz este proyecto y que debi aplicarse desde los das en que
manej los destinos del pas.

As como los genios del neoliberalismo impulsaron la globalizacin,


por la que se cre una urdimbre cuyos hilos ms delgados corresponden
a Amrica Latina, que inicia una etapa de mayor hambre y miseria,
tenemos la obligacin de recordarles que en 1986, la Asamblea General
de las Naciones Unidas aprob un texto sobre el derecho al desarrollo, en
que afirma que La persona humana es el sujeto central del proceso de
desarrollo y que toda poltica de desarrollo debe por ello considerar al ser
humano como participante y beneficiario principal del desarrollo. En el

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mismo texto, la Asamblea insiste en las obligaciones correlativas que ese


derecho conlleva para los estados: el deber de cooperar mutuamente para
lograr el desarrollo y promover polticas de desarrollo internacional y, en
el plano nacional, garantizar para todos el acceso a los recursos bsicos,
la educacin, los servicios de salud, los alimentos, la vivienda, el empleo
y la justa distribucin de los ingresos.

Ya la Declaracin y Programa de Accin de Viena, junio de 1993, se


situ bajo la gida de una triple exigencia: universalidad, garantas y
democratizacin3. El imperativo de democratizacin, sin duda la regla
ms importante, constituye la comprobacin de que la democracia es el
sistema poltico mediante el cual se afirman con mayor libertad los
derechos individuales y que, por ende, la accin que realizan las
Naciones Unidas a favor de los derechos humanos no se puede disociar
de la instauracin de sistemas democrticos en la sociedad internacional.

En la mencionada Declaracin de Viena, el entonces Secretario


General de la O.N.U, Boutros Boutros-Ghali, manifest: no puede haber
desarrollo duradero sin promocin de la democracia y, por ende, sin
respeto de los derechos humanos.

Todos sabemos que en algunos pases las prcticas no democrticas


y las polticas autoritarias a veces han corrido pareja con sus primeros
pasos hacia el desarrollo. Pero tambin sabemos que si esos estados, una
vez obtenidos los primeros resultados econmicos, no introducen refor-
mas democrticas, slo lograrn un crecimiento sin enjundia, fuente de
desigualdades crecientes y de futuros desrdenes sociales.

Este anlisis debe llevar a los pases desarrollados a adoptar una


actitud cada vez ms responsable respecto de los estados que empren-

3
La democracia, el desarrollo y el respeto de los derechos humanos y de las libertades
fundamentales son conceptos interdependientes que se refuerzan mutuamente. La
democracia se basa en la voluntad del pueblo, libremente expresada, para determinar su
propio rgimen poltico, econmico, social y cultural, y en su plena participacin en todos
los aspectos de la vida. En este contexto, la promocin y proteccin de los derechos
humanos y de las libertades fundamentales en los planos nacional e internacional deben
ser universales y llevarse a cabo de modo incondicional. La comunidad internacional
debe apoyar el fortalecimiento y la promocin de la democracia, el desarrollo y el respeto
de los derechos humanos y de las libertades fundamentales en el mundo entero. http: //
www.unhchr.ch/huridoca.nsf/ (symbol). Conferencia Mundial de Derechos Humanos.
5/11/08.Pg. 5

90
FICCIN DEMOCRTICA Y REAL CORRUPCIN

dieron el camino de la democratizacin. Ms que nunca, se impone que


cada cual determine su responsabilidad en lo que constituye una
aventura colectiva. Es menester que todos comprendan que la ayuda al
desarrollo favorecer la democracia y los derechos humanos. Por lo
dems, eso en nada atena la imperiosa responsabilidad que cabe a todos
los estados, incluidos los pases en desarrollo, de promover la democracia
y los derechos humanos en sus propios pases. Ello atae a toda la
comunidad internacional, porque nicamente el desarrollo de cada cual
garantizar la paz para todos.

El anlisis de la poltica democrtica debe comenzar con el pueblo.


Como quiera que se describa o defina la democracia, siempre ser un
sistema en el cual se considere al pueblo como el ltimo depositario del
Poder, y en el que se ha establecido y se ejerce precisamente el gobierno
para satisfacer las necesidades del pueblo.

La forma de gobierno habitual en el mundo no ha sido la demo-


cracia, sino la oligarqua. Tradicionalmente las muchedumbres humanas
estuvieron siempre sometidas al control, mayor o menor, de los
aristcratas, de los jefes religiosos, de las juntas militares, los terrate-
nientes, los comerciantes y los ricos en general. A las personas ordina-
rias, al comn de la raza humana, lo consideraban tales privilegiados
como simple rebao de ovejas, para ser esquilmadas y devoradas por sus
conductores y dueos. Todas las revoluciones democrticas triunfantes,
la norteamericana en 1776 y la francesa en 1789, se dirigieron siempre
contra tales oligarquas, contra el poder que ejercan y los privilegios que
se arrogaban, contra sus pretensiones de superioridad y dominio sobre el
hombre comn.

La democracia afirm su fe en el valor inherente a todos y cada uno


de los individuos y luch por un orden poltico en el cual todos pudiesen
vivir, trabajar y ser felices con un nivel mnimo, pero comn, de digni-
dad. La aspiracin fue noble, porque se extendi ilimitada, univer-
salmente. Llegados a la etapa actual de la evolucin democrtica, es justo
inquirir hasta que punto se ha logrado convertir el ideal en realidad, y
comprobar si las intenciones no han sido talvez desnaturalizadas y
pervertidas por los hechos, especialmente cuando encontramos en toda
Latinoamrica las diarias denuncias de los atropellos a los derechos
humanos que lesionan el convivir democrtico. Dentro de este marco

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DR. LUIS A LBERTO HERRERA BONNET

democrtico, debemos encuadrar la suprema ley de nuestras repblicas y


las disposiciones insertas que vertebran el desarrollo democrtico de
todas nuestras legislaciones, en especial las normas que garantizan la
proteccin de los derechos humanos.

El estudio de las Constituciones es uno de los temas ms antiguos de


la historia del pensamiento poltico. El tratamiento sistemtico de la
materia comienza inevitablemente con Aristteles y, aunque los datos
empricos que l compara se restringen a las experiencias de la polis,
plantea, sin embargo, problemas que an figuran entre los que merecen
principal consideracin. Polibio (200 a.C.- 118 a. C.) lleva la indagacin
ms lejos, aplicando la clasificacin griega al extrao conglomerado de
instituciones de la Repblica romana. En realidad, su hiptesis de la
Constitucin mixta fue adoptada luego por los escritores ingleses, en
condiciones similares, para explicar el nuevo poder adquirido por su
nacin y la libertad de sus ciudadanos. Como el perodo que corre desde
mediados del siglo XVII hasta fines del siglo XVIII fue de fermentacin
poltica, los pros y los contra de los principios constitucionales y de las
estructuras polticas fueron violentamente debatidos por el ingls John
Locke (1.632-1.704), el francs Montesquieu (1.689-1.755), el ginebrino
Juan Jacobo Rousseau (1.712-1.778), etc. En el siglo XIX y la primera
mitad del siglo XX, se pas de la especulacin sobre principios a la
construccin y el funcionamiento de los mecanismos operativos.

Como el advenimiento de la democracia signific siempre un acto


revolucionario contra los regmenes preexistentes, la literatura poltica se
ha ocupado mucho de cuestiones constitucionales. Cuando se rechazan
modos tradicionales de gobierno y los hombres aplican sus razona-
mientos a la deliberada creacin de algo nuevo, necesariamente se ven
impelidos a estudiar de nuevo los postulados fundamentales, la orga-
nizacin del Estado y las facultades de sus agentes, los deberes y
derechos de sus ciudadanos.

Una constitucin debe cumplir tres funciones principales y respon-


der a tres exigencias. En primer lugar, una constitucin es una forma de
organizar y otorgar reconocimiento formal a los intereses y grupos de
que se compone la sociedad.

92
FICCIN DEMOCRTICA Y REAL CORRUPCIN

Segundo, es para el estado lo que el esqueleto para el cuerpo huma-


no, ofreciendo una estructura slida en torno a la cual pueden operar los
procesos dinmicos de la poltica.

Desde el punto de vista estructural, la constitucin es varias cosas en


una. Es un complejo de poderes oficiales y de funciones, adems de la
consagracin de los derechos y las responsabilidades de los particulares.
Erige un marco de instituciones, ramas y organismos. Incorpora, ade-
ms, los principios filosficos latentes en la concepcin de una comu-
nidad sobre su forma de gobierno. En tercer lugar, la constitucin est
dotada de supremaca legal. Seala la cspide de la jerarqua de grada-
ciones legales. Es la ley suprema del Estado y la fuente de todas las
dems leyes.

La democracia limita el poder para que no se concentre en una sola


mano, por los evidentes peligros que ello entraa. El reparto de
competencia entre las distintas funciones y de las correspondientes par-
celas de influencias, se presenta as como la mejor garanta que tiene el
individuo ante un eventual poder arbitrario. Nuestros gobernantes
latinoamericanos deban entender que no es posible abusar del poder y
concentrar el mismo, irrespetando las ms elementales garantas de los
individuos, y tratando de desprestigiar las instituciones democrticas, ya
que se alzan voces muy autorizadas partidarias de la limitacin del
poder, como las de Erich Fromm ( Alemania: 1.900- Suiza, 1.980), con su
obra El miedo a la libertad 4 y Karl Loewenstein, con Teora de la
constitucin 5, ambas reconocedoras del peligro de aniquilacin que tal
nocin expansiva lleva consigo; de ah que es forzoso llegar a la con-
clusin de que el poder sin controlar es un mal en s mismo. Ya la vio

4
Los mtodos de propaganda poltica tienen sobre el votante el mismo efecto que los de la
propaganda comercial sobre el consumidor, ya que tienden a aumentar su sentimiento de
insignificancia. La repeticin de slogans y la exaltacin de factores que nada tienen que
ver con las cuestiones discutidas, inutilizan sus capacidades crticas. Obligado a
enfrentarse con el poder y la magnitud de los partidos, tal como se le aparecen a travs de
su propaganda, el votante no puede dejar de sentirse pequeo y poco importante. ERIK
Fromm. El miedo a la libertad. Barcelona. Espaa. Editorial Ariel. 1.976, pag.136.
5
La historia del constitucionalismo no es sino la bsqueda por el hombre poltico de las
limitaciones al poder absoluto ejercido por los detentadores del poder, as como el
esfuerzo de establecer una justificacin espiritual, moral o tica de la autoridad, en lugar
del sometimiento ciego a la facilidad de la autoridad existente. KARL Loewenstein. Teora
de la Constitucin. Barcelona. Espaa. Editorial Ariel. 1.976. Pag. 150.

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DR. LUIS A LBERTO HERRERA BONNET

Aristteles6 cuando traz el ineludible cielo de las formas rectas a las


formas corrompidas del poder, y posteriormente Maquiavelo7 al sentar
las bases en su famosa obra El Prncipe, de su teora de los cambios
cclicos de las formas de gobierno, subray cmo cada forma de
gobierno-de poder- lleva en s el propio germen de su autodestruccin.
La limitacin del poder aparece as como una tabla de salvacin del
mismo.

El peligro de la no limitacin del poder est en la posibilidad de


adentrarse en el terreno de la tirana y el arbitrismo. Cuando el poder se
extralimita en su ejercicio, se devara y procrea la opresin y la crueldad,
el gobernante suele actuar mediante instintos despticos, apoyndose no
pocas veces en la corrupcin y en la supresin de todas las virtudes
civiles y polticas.

El poder del gobernante no solo ha de suponer respeto, sino tambin


ha de respetar al pueblo en quin recae la soberana. Un poder que no
concite la credibilidad del colectivo de ciudadanos por su honesta y
responsable funcin, tendr enormes dificultades para articular su tarea
pblica. Un poder que no tenga en cuenta los deseos del pueblo, los
ignore, no merece la adhesin y confianza de ste. El poder necesita ser
poderoso, ms su fortaleza vendr dada tanto por el aparato de que se
rodee, como, sobretodo por el consenso nacional que logre despertar.

El poder del Estado se apoya en el conocimiento del ordenamiento


jurdico que l mismo ha engendrado, al propio tiempo que trata de
promocionar culturalmente al ciudadano potenciando indirectamente la
tecnologa y propiciando el imperio de la justicia social.

6
Las desviaciones de los gobiernos son: la tirana, que lo es del reinado; La oligarqua, que
lo es de la aristocracia; la demagogia, que lo es de la repblica. ARISTOTELES. Poltica .
Madrid. Editorial Espasa Calpe. 2.007. Pag. 114
7
El prncipe debe aparecer ante todos como alguien lleno de misericordia, fidelidad,
integridad y fe. Nada le ser ms necesario que el aparentar poseer esta ltima cualidad,
pues los hombres, en general, buscan ms por lo que ven que por cualquier otra cosa.
NICOLAS Maquiavelo. El Prncipe .Barcelona. Espaa. Grficas Manuel Pareja. L.979.
Pgs. 72-73.

94
FICCIN DEMOCRTICA Y REAL CORRUPCIN

La triloga de los poderes separados y distintos, explicados por


Montesquieu8 : el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial que se ejercen
dentro del marco de la sociedad estatal, fue un anhelo democrtico que
no se cumple en la mayora de los pases latinoamericanos, donde existe
el auspicio millonario para los candidatos y la influencia negativa cuando
llegan a gobernantes, por parte de mafias poltico-empresariales dotadas
de una especial idiosincrasia, en que se entremezclan la irrefrenable ansia
del saqueo con el cinismo y la jactancia, que las hace superar los niveles
de corrupcin practicados en ciudades pervertidas como Sodoma y
Gomorra, donde se desarrollaron los ms execrables comportamientos
humanos, sin un atisbo de autoridad que hiciera menguar la lujuria que
posea a los desorbitados pecadores.

Dentro del esquema correspondiente a la regin hemisfrica, un


Ejecutivo que en lugar de ser eficaz y transparente, desconoce o se hace el
engaado acerca de los asuntos que ataen a la administracin pblica,
no merece el respeto ciudadano; menos todava cuando hay ocasiones en
que semeja a los vampiros evitando la luz solar, porque los actos propios
y los de sus adlteres estn viciados por la penumbra en que se cometen
todo tipo de fechoras. Lo vertiginoso de la vida moderna exige al que se
encuentre frente a tan altas funciones, que sea mentalmente lcido como
para tomar decisiones sensatas y a tiempo, ya que de ello depende la
excelencia o la decadencia de los programas que estn bajo su frula, y,
adems, no puede ocurrir que se deslice ni una sombra de duda sobre las
prcticas administrativas, peor si tuvieren un tufo colusorio, porque si
logra eludir la accin penal, jams conseguir escaparse del juicio de la
historia, que por siempre lo recordara simplemente como un feln.

Al Legislativo acostumbran denominarlo el primer poder del


Estado. seguramente porque de l dimana todo un efluvio de normas que
sern en beneficio nico y exclusivo de los intereses populares, estando

8
Cuando en la misma persona o en el mismo cuerpo de magistrados se hayan reunidos el
poder ejecutivo y el poder legislativo, no hay libertad, porque se puede recelar que el
mismo monarca o el mismo Senado promulguen leyes tirnicas para aplicarlas
tirnicamente. Tampoco hay libertad si el poder judicial no se halla separado del poder
legislativo y del poder ejecutivo. Si se encuentra unido al legislativo, sera arbitraria la
potestad sobre la vida y la libertad de los ciudadanos, pues el juez sera legislador. Si se
presente unido al poder ejecutivo, el juez podra tener la fuerza de un tirano. CHARLES-
Louis de Secondat, seor de La Brede y barn de Montesquieu. El espritu de las
leyes.Madrid. Ediciones Istmo. 2002. Pag. 246.

95
DR. LUIS A LBERTO HERRERA BONNET

dentro de su competencia la serena reflexin para fiscalizar las gestiones


de los funcionarios que hayan violado principios ticos, en desmedro de
la integridad moral y financiera de cualquiera de estas repblicas.
Cuando tal funcin est integrada por ignaros, tarados, prontuariados,
esbirros, guardaespaldas, proxenetas, entonces podemos entender, con
inmensa pena, que los pueblos no han madurado para elegir a quienes
deben representarlos, o, acaso, el poder detentado por las elites econ-
micas es tan grande como para trastornar el claro discernimiento de los
votantes, hasta llegar a convertirlos en vctimas adocenadas de sus
despreciables verdugos.

Del Judicial se ha dicho ms de una ocasin que ha sido la ceni-


cienta del Estado, quizs porque en algunos pases ha sido la funcin
menos remunerada. Ms preocupante es cuando deviene en hetaira,
exigiendo dinero por sus favores y obedeciendo instrucciones de sus
padrinos, quienes le exigen que se quite la venda de los ojos para que
pueda contar los billetes a repartirse; que la balanza sirva para sopesar
entre lo dado en providencia y lo recibido en especie; que la espada, en la
otra mano, sea utilizada para amedrentar o utilizarla en contra de quie-
nes reclaman por sus derechos conculcados, y, por ltimo, como dej de
ser doncella, que se despoje de la tnica para demostrar su impudicia.

Cuando un Estado llega a esa condicin de postracin moral, est


en proceso de liquidacin, porque se ha perdido hasta el mnimo recato,
siendo de bobos o de alcahuetes que se hable irnicamente sobre demo-
cracia, en la que obligatoriamente deben prevalecer dos ideas indepen-
dientes entre si: 1) que existan diferentes clases de poderes, a efecto de
que obren los pesos y contrapesos que evitan la intromisin de una
funcin con la otra, y, 2) que para vivir en un sistema de libertad e
igualdad, el poder no puede estar dirigido por grupsculos voraces que
se dedican al robo y la rapia, explotando miserablemente a pueblos que
no encuentran su destino y no logran estructurarse definitivamente
como Nacin.

Quizs no existe en el Ecuador una palabra de la que se haga ms


uso y abuso que de la democracia. Se la suele utilizar como una obligada
muletilla de escritos y discursos: tanto por el que la conoce y la estudia
en cuanto rgimen poltico diferenciado, como por el que no la conoce ni
la estudi y simplemente la recita; por el que la practica y defiende,

96
FICCIN DEMOCRTICA Y REAL CORRUPCIN

como por el que la desconoce y desconfa; hasta por el que ntimamente


la repudia.

La democracia es la doctrina sociopoltica segn la cual el individuo,


por el hecho de ser persona, prescindiendo de las dems circunstancias,
debe participar del gobierno de la comunidad a la que pertenece.

En nuestro ultrajado pas no existen bases democrticas, por lo cual


el gobierno no se debe a la comunidad sino a intereses particulares; los
gobernantes abusan del respaldo popular y en lo que se refiere a la
oposicin, que en cualquier otro lugar del mundo civilizado es respetada
an cuando minoritaria, aqu es despreciada e ignorada por los gobier-
nistas. Muchos tratadistas han mencionado que democracia significa
gobierno del pueblo. En el Ecuador, los gobernantes se han llenado la
boca con dicho trmino; sin embargo, entregan los bienes estatales a
empresarios nacionales y extranjeros de dudosa reputacin. En nombre
de la democracia aumentan de un da para otro, los bienes materiales de
agnados y cognados de los gobernantes de turno, a costa de la miseria de
una poblacin que sigue disminuyendo, principalmente por el forzado
xodo de los desempleados; por los muertos de hambre que sucumben
en un vergel que no da frutos porque los mangoneadores del poder se
robaron los dineros de las instituciones financieras; por los miles de
candidatos al sepulcro que no tienen medios para adquirir medicinas,
ante lo cual los responsables de la salud pblica solapan la constante
elevacin de precios, sin ms justificacin que semejarse a un verdugo de
la tenebrosa Gestapo, que dista mucho de la conducta de galenos
humanitarios.

El tener una Constitucin no determina exactamente que se viva en


un rgimen democrtico. Hasta las dictaduras abiertas han dicho que
gobiernan basados en la ley de leyes, pero siempre que no se oponga a
los programas de gobierno.

En definitiva, el ruido de los sables y el taconear de las botas expli-


caba la ofensa a la lgica; ms en un gobierno civil que se jacta de
democrtico y, adems catlico practicante, no se puede admitir que
vilipendien un sistema que tuvo sus escarceos desde la polis ateniense
en el siglo IV A.C., y que en nuestra nsula barataria, lejos de per-
feccionarse, se ha estancado en un disfrazado esclavismo.

97
DR. LUIS A LBERTO HERRERA BONNET

No bastan los derechos y garantas establecidos en una Constitucin,


amaada por aventureros polticos y enloquecidos subastadores, porque
no solo hay que reconocer principios democrticos, sino que el pueblo
tiene que presionar a efecto de no sufrir tantas limitaciones, por parte de
gobiernos que se muestran incapaces de disimular el carcter antipopular
de su poltica, reduciendo la democracia a algo formal, en lugar de
hacerla participativa.

Los gases lacrimgenos y los discursos vacuos no son los mejores


antdotos contra el reclamo justo de un pueblo desesperado. Hay que
dejar la soberbia y la indolencia a un lado, para cederle paso a la atencin
de las necesidades de un pas que est a punto de reventar.

Solo los ms esbirros no llegan a entender que el modelo neoliberal,


impuesto por el Fondo Monetario Internacional, ha sido brbaro y cruel.
Quienes gobiernan a espaldas del pueblo y los que han traicionado los
intereses de sus patrias, demuestran insensibilidad y miran con desdn
las crisis econmicas que se vienen presentando en Amrica Latina,
cuyas agudezas sern cada vez mayores. Joseph Stiglitz, premio Nobel
de Economa 2001 critic severamente al monstruo que se divierte con el
agiotaje, creado supuestamente para que cumpla un rol diferente en la
conferencia monetaria y financiera celebrada en Bretton Woods, del 1 al
22 de Julio de 1944.

En su Enciclopedia de la Poltica, Rodrigo Borja, seala que: El


sistema neoliberal capitalista de nuestros das, en lugar de bregar por la
implantacin de la igualdad social, busca deliberada y conscientemente
acentuar las diferencias. Aqu podra registrarse una diferencia con el
liberalismo, que en sus albores postul la clebre triloga de libertad,
igualdad y fraternidad. El neoliberalismo cultiva las diferencias. Las
fomenta. Las profundiza. Saca provecho de ellas. Las incorpora a su
promocin publicitaria. Lo podemos ver en todo lo que nos rodea: en el
vestido de la gente, en su vivienda, en los medios de transportacin.
Todo est hbilmente montado, no slo para que las diferencias se
agudicen sino adems para que se las note, para que se pongan en
evidencia, para que los grupos humanos se distingan.

De ah podemos sacar un referente para el espejismo que muchos


quieren hacerlo realidad, con pases en donde solo un bajo porcentaje de

98
FICCIN DEMOCRTICA Y REAL CORRUPCIN

su poblacin est con pleno empleo, un 80% decepcionado con un


modelo econmico que los mata por hambre y enfermedades, y tan solo
un mnimo que gasta por lo que se han robado en cargos pblicos, como
los que se dedican a actividades no santas pero lucrativas, o que atrados
por el marketing endemoniado compran lo que pueden con los
dlares que reciben de sus parientes que trabajan en el extranjero.

Domingo Cavallo, enloquecido fondo monetarista, afiebrado neoli-


beral, vendedor de ilusiones, llev a la Argentina a la miseria y al caos.
Se postr ante los dictados de un organismo irresponsable y en desuso,
que entreg a su pas miles de millones de dlares que se diluyeron por
la gestin de polticos y economistas torpes y deshonestos, que mal-
barataron no solo los prstamos impagables, sino los dineros que se
haban recibido en un antipatritico remate de los bienes estatales, que
dio como resultado que actualmente no existan los fondos, un pueblo
que extravi su destino y la fuga de fortunas particulares que apare-
cieron de la noche a la maana por la gestin fraudulenta de un
milagrero como Menem.

Ni el estado de sitio dictado por un fantoche como De La Ra


logr contener la furia popular, que se hart de la farsa de gobernantes
corruptos e incapaces, a los que no import la desocupacin galopante,
la disminucin industrial y la informalidad creciente, y que, adems
tuvieron la osada de condicionar el retiro de depsitos, jugando en
forma suicida con una red bancaria que la convirtieron en la quinta
esencia de un sistema que se fragment vertiginosamente, y que solo
pudo encontrar alternativa en el replanteamiento de formas ms justas y
solidarias.

Desgraciadamente, la inopia humana que caracteriza a los gober-


nantes de la regin impide que el caso argentino sirva de ejemplo para
corregir rumbos, en donde el gastado discurso financiero ceda paso a la
efectiva produccin, que redunde en productividad y siente las bases
para una real competitividad, nico mecanismo honesto y eficaz para
reactivar la economa de pases subdesarrollados como los nuestros.
Ojala que no persistan en las desacreditadas privatizaciones. Ojala que
eludan los pagos de los empresarios morosos. Ojala que no sigan con la
impdica actitud de condecorar a los depredadores de la patria, como
retribucin por el reparto de comisiones pactadas con transnacionales.

99
DR. LUIS A LBERTO HERRERA BONNET

La crisis econmica es, en realidad, una crisis de valores intelec-


tuales y morales, que convierte a la corrupcin en moneda de uso
corriente, agigantando la brecha injusta y peligrosa entre un mnimo de
ricos y la inmensa mayora de pobres.

Est demostrado que solo el pueblo salva al pueblo, por lo que ha


llegado la hora de que los latinoamericanos no sigan equivocndose y
escojan como gobernantes a estadistas honrados y capaces.

As como expresamos nuestro repudio a las acciones cobardes y


fanticas de los talibanes, obreros de un criminal internacional como Bin
Laden, tambin rechazamos las actitudes estalinistas del presidente de
Venezuela, Hugo Chvez, quien prevalido de la fuerza bruta, imple-
mentada a travs de sayones respaldados por el poder gubernamental,
intent acallar las voces de denuncia que, a travs de los medios de
comunicacin, expresaron su descontento hacia un repetitivo accionar
demaggico, que no resuelve los problemas socioeconmicos que ofreci
en sus campaas electorales, invocando y hasta arrogndose el pensa-
miento noble, claro y libertario de Simn Bolvar.
Chvez fue elegido presidente no precisamente por una oratoria
articulada en que haya diseado un programa bien estructurado, sino por
el desencanto que experimentaron los votantes ante una clase poltica,
que imit los vicios y pecados ejecutados por Marcos Prez Jimnez, el
rapaz militar que termin sus das en el exilio dorado. El populismo de
Chvez, que lleva implcita la antidemocracia, est demostrando que
aquellos ranchos caraqueos, cinturones de vivienda precaria, no han
desaparecido ni sus moradores han adquirido mejores condiciones de
vida, al igual que millones de humildes venezolanos, por lo que cuando
la prensa comenta sobre la falsa del gobernante, sta se ve amedrentada
por quienes obedecen consignas repudiables, que surgen nicamente de
dirigentes con mentalidad fascista.
Aquel pretendiente a caudillo redentor que subyug a vastas
agrupaciones sociales especialmente al lumpen proletariado, todos ellos
asqueados de la corrupcin de las clases oligrquicas que dominaron el
escenario poltico venezolano durante 40 aos, ha perdido el piso que
levant la desesperanza del pueblo, ya que los discursos chillones no
producen los mismos efectos que consigui el teniente coronel hace diez
aos. Ahora es diferente, porque al no haber cumplido con las ofertas

100
FICCIN DEMOCRTICA Y REAL CORRUPCIN

exageradas, las masas que lo aplaudieron han decidido abuchearlo. Es la


secular historia de los pueblos frustrados ante el baratillo espectacular de
los falsos lderes.
La agresividad de Chvez se present falaz y torpe, porque la
prensa no solo tiene la obligacin de informar sino tambin de orientar.
Ningn medio de comunicacin tendra acceso al gran pblico con sus
crticas severas al rgimen de turno, si el gobernante tiene credibilidad
por las buenas acciones que realizare a favor de las mayoras. Cuando
un sereno gobernante deviene en grotesco mandn es la evidencia ms
clara que se ha iniciado el camino sin retorno que lo llevar directamente
al despeadero, ya que el pueblo no perdona la mentira, porque la
taumaturgia est reservada para seres excepcionales y no para simples
mortales que se endiosan ante el altar de la vanidad.
La paranoia de Chvez llega al extremo de justificar pblicamente
la agresin a la prensa por unos cuantos asalariados, manifestando que
los medios de comunicacin estn contra Venezuela. Si no fuera por su
evidente mezcla tnica, tal vez se le ocurriera repetir las aterradoras
frases atribuidas a Luis XIV: El Estado soy yo. Su obnubilacin produjo
la intervencin de los partidos polticos que estaban en temeroso receso
y que la megalomana chavista los pone nuevamente en escena,
agregando otro ingrediente a la candente situacin que un solo hombre
ha sido capaz de generar.
Ojal que una nueva argamasa poltica, no redunde en un nuevo
enfrentamiento fratricida de insospechadas consecuencias, por culpa de
un vanidoso que pudo estar preparado para la asonada que comand
antes, ms no para dirigir los destinos de una nacin que por su
ubicacin geogrfica y sus recursos naturales constituye punto vital en
los intereses de todo el continente.

Con fecha 14 de Enero de 1814, desde el cuartel general de Maracay,


Simn Bolvar envi una carta a Sir Richard Wellesley9, en la que pona
de relieve la subyugacin de Venezuela por sus antiguos tiranos, de
seguir los actos de barbarie, mencionando en uno de los prrafos que:
Las mazmorras encerraban, por decirlo as, pueblos enteros. All amon-
tonados unos sobre otros, los venezolanos estaban cargados de cadenas,

9
Cuartel General de Maracay, 14 de Enero de 1.814. SIMON Bolvar. Epistolario poltico .
Madrid. Espaa. Editora nacional. L.975. Pag. 84

101
DR. LUIS A LBERTO HERRERA BONNET

reducidos a un nocivo y escaso alimento, y perecan en aquellos sepul-


cros, donde un arte perverso no permita la entrada al aire ni a la luz. Las
ciudades estaban desiertas, no se vea ms que a los soldados del
brbaro, insultando las lgrimas de la esposa y de la madre, pues el resto
de los hombres viva en las selvas ms retiradas donde huan de los
satlites de la opresin.
Esa vergenza que estremeca el alma del Libertador, no se estara
incubando con la intimidacin de los esbirros de Chvez, para repetir
hechos que las luchas independentistas enterraron en la historia de los
desafueros?.
En el ao 2.002, el gobierno norteamericano hizo conocer al mundo
sobre un plan que servira para combatir la corrupcin en la regin,
destacando que se debe evitar que funcionarios extranjeros corruptos
entren en los EE.UU.
Nos llen de enorme satisfaccin al recibir una noticia de tan grande
importancia. Es que los participantes en los atracos a los fondos estatales,
ya sean empleados pblicos o empresarios privados, frente a la posibi-
lidad que los descubran, aseguran una lujosa vivienda en Miami, la que
servir como residencia por los aos que dure la fuga del lugar en que se
cometieron los delitos. Ninguna otra ciudad americana y ni una de
Europa los atrae. Tiene que ser Miami, porque en esa ciudad hay una
verdadera colonia de ladrones de los erarios latinoamericanos, unidos
por vnculos de parentescos o de ntima amistad, a ms de una escasa o
nula vocacin cultural que los hace proclive a magnificar los vicios que
practicaban en los sitios que dejaron asolados con sus fechoras.

El gobierno de los estados Unidos destac que las embajadas norte-


americanas en Latinoamrica elaboraran listas de funcionarios corrup-
tos, a efecto de que se les revoquen las visas de entrada a territorio esta-
dounidense. Qu golpe! Ya nos imaginamos la cara de turbacin que
pondrn los anteriores y los actuales rateros que se han enriquecido a
costillas de pueblos de muertos de hambre. Ya se escucharn voces alta-
neras de abogadiles que, por honorarios que tambin salen del asalto a
los pobres, acusarn a Reich de entrometerse en las soberanas nacio-
nales.

Cmo estarn con tembladeras y solicitando ayuda de sus padri-


nos los que se robaron los dineros ajenos y que estaran en la posibilidad

102
FICCIN DEMOCRTICA Y REAL CORRUPCIN

de ser extraditados, no por la intervencin de casquivanos cancilleres,


sino por expertos que conocen la psicologa de los gerifaltes que destru-
yeron las economas latinoamericanas y que sealaron a Miami como
refugio permanente que les evitara la ira popular, ya que los chequeos
mdicos en Houston y las compras en New York son eventuales.

La ayuda es invalorable en la lucha contra la corrupcin, porque es


una de las formas ms claras y directas para que los maleantes de cuello
blanco se atemoricen, morigeren su accionar y as intentar que Amrica
Latina se enrumbe hacia una autntica democracia; en donde todos los
individuos sean iguales ante la ley; en que no haya legislacin con dedi-
catoria; en que la administracin de justicia recobre la dignidad perdida;
en que el Ejecutivo no se haga sordo y ciego, reemplazando esas defi-
ciencias con discursos que solo revelan disimulo; en que no tengamos
que mendigar dlares a los pases del primer mundo, porque las riquezas
del nuestro se las vienen robando por dcadas los que se han sentido
propietarios de la Repblica; en que alguna vez sean sancionados los
sempiternos infractores de la moral y el derecho; en que se avizore una
ms justa redistribucin del ingreso fiscal; en que no existan los motivos
de hoy para que las gentes se insubordinen contra un sistema que agran-
da la brecha infame que separa a los pocos ricos de los millones de
pobres.

El plan norteamericano obedeca a un estudio largo y minucioso de


la principal razn de la crisis econmica por la que atraviesan los pases
latinoamericanos, cual es que la corrupcin siendo combatida por un sec-
tor importante de la prensa y por algunos redentores que ms de una vez
han terminado crucificados, sin embargo estn omnipresentes como
monstruos de mil cabezas y diez mil uas, los aspirantes a establecer nue-
vos grupos oligrquicos para que se mantenga el repugnante meca-nismo
que ha permitido manejar a los pases de la regin como haciendas
propias.

El doctor Ramiro Larrea Santos, ex Presidente de la Corte Suprema


de Justicia, Profesor por ms de 40 aos de las Universidades de Gua-
yaquil, infatigable luchador contra todas las formas de corrupcin, seala
que es imprescindible tener presente que la corrupcin implica una
respuesta poltica, antes que tcnica. Es decir, que se cambie la estructura
del Estado, que se abran los canales de participacin del pueblo, ya que

103
DR. LUIS A LBERTO HERRERA BONNET

de lo contrario, no habr solucin, porque en su mayora los estados


actuales, estn manejados y controlados por quienes forman parte de los
centros de poder econmico. En consecuencia, los mecanismos y actitu-
des de quienes gobiernan al Estado, no pueden ser diferentes a los
intereses de quienes lo integran. El destacado maestro insiste en que la
lucha contra la corrupcin debe ser permanente y dinmica, pero lo que
hay que mejorar son los mecanismos de control poltico, promoviendo
una autntica democracia participativa; los mecanismos de control social,
por medio de una operacin pblica que denuncie y oriente con valen-
ta; y, un control jurdico a travs de una administracin de justicia ms
gil y eficiente. En definitiva estamos frente a una alternativa: o hacemos
causa comn con la civilizacin del poder y de la muerte, o defendemos
la vida identificndonos con la solidaridad y la esperanza.

BIBLIOGRAFA
LIBROS
1. Francis Fukuyama El fin de la historia y el ltimo hombre
Barcelona Espaa Editorial Planeta l.992.
2. Erich Fromm El miedo a la libertad Barcelona. Espaa
Ediciones Paids Ibrica S.A. 2.005
3. Karl Loewenstein Teora de la Constitucin Barcelona. Espaa
Editorial Ariel 1.976.
4. Aristteles Poltica Madrid. Espaa Editorial Espasa Calpe S.A.
- l.976.
5. Nicols Maquiavelo El Prncipe Barcelona. Espaa Editorial
Ariel 1.973.
6. Montesquieu El espritu de las leyes Madrid. Espaa Ediciones
Istmo S.A. 2.002.
7. Rodrigo Borja Enciclopedia de la Poltica Mxico Fondo de
Cultura Econmica l.997.
8. Simn Bolvar Epistolario poltico. Edicin preparada por M.
Hernndez Snchez-Barba Madrid Impreso en J. Benita. L.975.

RECURSO ELECTRNICO

http: //www.unhchr.ch/huridoca.nsf/ (symbol): Conferencia Mundial de


Derechos Humanos, celebrada en Viena del 14 a 25 de Junio de l.993.
Fecha de consulta: 7 de Noviembre de 2.008.

104
Derecho Empresarial
ASPECTOS JURDICOS DE LA SUCESIN EN LA
EMPRESA FAMILIAR

Javier Nanclares Valle


Doctor en Derecho. Profesor de Derecho Civil
Universidad de Navarra

RESUMEN:
El presente artculo, de autora del profesor de la Universidad de
Navarra, Javier Nanclares Valle, aborda los mecanismos jurdicos que la
legislacin espaola ha instaurado en orden a promover una correcta
sucesin empresarial en las denominadas empresas familiares. Erigida
como autntico motor de las economas modernas, tanto a nivel nacional
como comunitario, la empresa familiar suscita hoy por hoy un compren-
sible inters pblico para su preservacin. Sobre la base de dicho inters,
y correlativamente a la identificacin de los principales problemas, se
han esbozado pertinentes soluciones: desde la implicacin del sucesor en
la cultura empresarial, su formacin tcnica, el favorecimiento de su
incorporacin progresiva a la direccin y control de la empresa, o el esta-
blecimiento de un protocolo familiar, tales directrices vienen a constituir-
se en recomendaciones cuya concrecin, potencialmente, lograra la
ansiada pervivencia de la empresa familiar.

PALABRAS CLAVE:
Empresa familiar, sucesin por causa de muerte, derecho empre-
sarial, legislacin codicial, derecho comparado, legislacin espaola.

1. Planteamiento del problema.


La importancia de las denominadas empresas familiares en las eco-
nomas modernas es hoy unnimemente admitida. Segn datos aporta-
dos por el Instituto espaol de la Empresa Familiar1, se estima que en

1
Los datos que a continuacin se aportan en el texto estn extrados de la pgina web del
citado Instituto: http://www.iefamiliar.com/empresafam/datos.asp (fecha 5 de junio de
2008).

107
DR. JAVIER NANCLARES VALLE

Espaa hay ms de 2,8 millones de empresas familiares, que representan


el 75% del empleo privado (lo que equivale a ms de 13,5 millones de
trabajadores) y cuya facturacin total representa el 70% del producto
interior bruto espaol.

La importancia de dicho tipo de empresas en el mbito comunitario


no es menor, estimndose que las mismas dan empleo a 100 millones de
personas y que suponen el 60% del tejido empresarial de la Unin
Europea. Datos que son an mayores en los Estados Unidos, donde las
empresas familiares suponen el 80 % del tejido empresarial y representan
el 50% del empleo.

Empresas que, adems, no son siempre de pequeo o mediano


tamao, pues de las 100 primeras empresas de la Unin Europea, el 25%
son empresas familiares.

Ante semejante realidad, resulta perfectamente comprensible que


exista un inters por parte de los poderes pblicos en preservar un
elemento tan importante para la economa nacional. Y se entiende que la
preocupacin sea notable cuando se constata que slo un tercio de las
empresas familiares llegan a la segunda generacin y, de ellas, slo la
mitad a la tercera generacin2.

El problema descrito est asimismo presente en la realidad econ-


mica ecuatoriana y fruto del deseo de conseguir la continuidad de las
empresas familiares a travs de las generaciones fue la creacin en
verano de 2007 del Instituto de Empresa Familiar en el Ecuador, en el
marco del Programa de Cooperacin Econmica de la Unin Europea
(Expoecuador).

La continuidad de la empresa familiar a travs de los cambios


generacionales ha sido objeto de un amplio tratamiento por parte de la
doctrina especializada. Economistas de prestigio han contribuido con sus
escritos a crear una extensa bibliografa en la que se aborda el tema de
qu mecanismos se deben promover para una correcta sucesin empre-

2
A ttulo de ejemplo, y admitiendo su carcter regional, el Informe La Empresa Familiar
en Guipzcoa elaborado en 2005 por la Cmara de Gipuzkoa en colaboracin con la
Universidad de Deusto y la Fundacin Antonio Aranzabal (autores: Aragn, Iturrioz,
Aranguren y Olarte) sealaba que menos del 35% pasan a segunda generacin y slo un
15 % llegan a la tercera.

108
ASPECTOS JURDICOS DE LA SUCESIN EN LA EMPRESA FAMILIAR

sarial. Merced a ella se han identificado los principales problemas y se


han aportado ideas que pueden erigirse en autnticas soluciones. Impli-
car al sucesor en la cultura empresarial, formarle tcnicamente, favorecer
su incorporacin progresiva a la direccin y control de la empresa,
establecer un protocolo familiar, etc, son recomendaciones que, junto a
otras muchas, pueden servir para lograr la ansiada pervivencia de la
empresa familiar.

A mi modo de ver, los estudios realizados inciden sobremanera en


el aspecto de la sucesin en la gestin de la empresa familiar, pero dejan
a un lado lo relativo a la sucesin en la titularidad, aspecto ste esencial
pues la conservacin de la empresa como empresa familiar resultar ms
compleja cuanto ms disgregada est la titularidad de la misma3. Si al
fallecimiento del titular de la explotacin agraria o del paquete accio-
narial de la sociedad mercantil existe una pluralidad de herederos, es
posible que se produzca una situacin de cotitularidad patrimonial que
dificulte la gestin de la explotacin o que se produzca una disgregacin
de la titularidad de las acciones que acabe afectando a la toma de
decisiones en la empresa y al propio carcter familiar de sta (v.gr.
porque los herederos enajenan libremente a terceros no familiares-
dichas acciones).

Por todo ello creo que es relevante analizar si los instrumentos


jurdicos que nos aporta el Derecho civil sucesorio resultan o no
adecuados para la consecucin de la finalidad pretendida, que no es otra
que la pervivencia de la empresa familiar tras el relevo generacional. A
tal fin, analizar la legislacin espaola, con la intencin de que el lector
pueda reflexionar acerca de si las posibles soluciones que se han plan-
teado en ella resultaran aplicables en un Derecho, como el ecuato-riano,
tan prximo desde el punto de vista sucesorio al espaol.

Para finalizar esta introduccin, y antes de adentrarme en la materia


propuesta, quiero mencionar la aparente paradoja que supone la protec-
cin de la empresa familiar. En cierto modo, proponer su conservacin
en manos de la familia titular implica el surgimiento de una suerte de

3
Como afirma VLAZ NEGUERUELA, J.L., Especial problemtica de la empresa familiar,
en Actualidad Jurdica Aranzadi, num. 678/2005, a veces, es necesario podar el rbol familiar
con el fin de no diluir en exceso la propiedad, o con el fin de evitar cierto descontrol.

109
DR. JAVIER NANCLARES VALLE

propiedad vinculada a inicios del siglo XXI. Es precisamente en el siglo


de la crisis de la familia (que se traduce en su indefinicin conceptual, en
las tendencias nuclearizantes de la familia, en la desconexin de familia y
matrimonio, en la radical inestabilidad del ncleo familiar por la facilita-
cin de la separacin y el divorcio) cuando aparentemente renacen ideas
precodiciales que ya se consideraban superadas: la adscripcin de un
patrimonio a un grupo familiar4. En concreto, la vinculacin de la
titularidad y de la gestin de la empresa a un dato biolgico como la
pertenencia a una familia.

Esta situacin era frecuente hasta el siglo XIX a travs de figuras


como los Mayorazgos y contra ella se luch a lo largo de todo ese siglo,
particularmente a raz de la Ley de 11 de octubre de 1820 que, derogada
con la llegada de Fernando VII al trono, ser restablecida por Decreto de
30 de agosto de 1836. Ley cuyo artculo 1 supuso la derogacin de los
Mayorazgos, fideicomisos, patronatos y cualesquiera otras vinculaciones
de bienes races. Lucha contra la vinculacin de la propiedad que tuvo
reflejo en el Cdigo civil espaol mediante la limitacin de las sustitucio-
nes fideicomisarias al segundo grado y mediante la circunscripcin de las
fundaciones a aquellas de inters general.

En cierto modo, esa intencin vinculadora reaparece al buscarse la


proteccin de las empresas que tienen un sustrato familiar. La normativa
codicial originaria se muestra ineficaz y se hace necesario introducir
modificaciones. Curiosamente, esas modificaciones no resultan tan esen-
ciales en aquellas legislaciones civiles espaolas que, como la de Navarra,
fueron poco receptivas a ese proceso decimonnico y mantuvieron en su
derecho familiar y sucesorio figuras jurdicas que facilitaban la perma-
nencia de la explotacin familiar5, pero en cambio s que son funda-

4
Cfr. GARCA CANTERO, G., Transmisin mortis causa de la empresa familiar, en La
empresa familiar ante el Derecho. El empresario individual y la sociedad de carcter familiar,
Madrid 1995, p. 99, quien seala que el dato reseable, y en cierto modo sorprendente, es
que medio siglo despus, en la era de la tecnologa generalizada y de la crisis de la familia
tradicional, la sociedad siente de nuevo la necesidad de crear vnculos jurdicamente
eficaces entre un patrimonio y un grupo familiar determinado
5
En el caso de Navarra, la Compilacin de Derecho civil de Navarra o Fuero Nuevo
dispone un sistema capitular en el que se entrelazan familia, patrimonio y sucesin
mediante pactos sucesorios, donaciones por razn de matrimonio y legtimas puramente
formales.

110
ASPECTOS JURDICOS DE LA SUCESIN EN LA EMPRESA FAMILIAR

mentales en el Derecho comn, lo que justific la reforma de algn


precepto del Cdigo civil espaol en el ao 2003.

Reforma codicial que, sin embargo, tiene sus propias notas distin-
tivas. Frente a las reglas decimonnicas que buscaban la perpetuacin
indivisa del patrimonio y de la empresa como forma de proteger y de
lograr el progreso econmico y social de la familia, en la actualidad la
atencin se centra ms bien en la conservacin de la empresa, hasta el
punto de que si la propiedad familiar supone un lastre para la empresa,
la conservacin de sta ha de prevalecer, aun cuando ello suponga la
prdida de su carcter familiar6. Idea que est presente en el renovado
art. 1056 prrafo 2 cuando se afirma que el testador que en atencin a la
conservacin de la empresa o al inters de la familia quiera preservar
indivisa una explotacin econmica o bien mantener el control de una
sociedad de capital o grupo de stas podr usar de la facultad concedida
en este artculo.

2. Los obstculos del rgimen sucesorio espaol a la continuidad de


la empresa familiar.

La transmisin mortis causa de la empresa familiar se topa con dos


problemas bsicos, a consecuencia de la regulacin del fenmeno suce-
sorio en el Cdigo civil.

2.1 La divisin de la propiedad de la empresa familiar a resultas


del sistema legitimario.

Si se considera que la unidad familiar en la titularidad y en el


control de la gestin son fortalezas de la empresa familiar, parece claro
que la existencia de una porcin de bienes de la herencia reservada por el
Cdigo civil a favor de determinadas personas constituye un serio
problema. Y ello desde un doble punto de vista: 1) cuantitativo: proble-
ma real aunque hasta cierto punto relativo, pues slo se dar cuando la
empresa (en el caso ms tpico de distribucin de la herencia del empre-

6
Como afirma GALLO, M.A., La empresa familiar: fortalezas y trampas, en La empresa
familiar ante el Derecho. El empresario individual y la sociedad de carcter familiar, Madrid 1995,
p. 57, la empresa no tiene la obligacin de continuar siendo empresa familiar, pues
incluso puede ser recomendable dejar de serlo cuando esta continuidad pone en peligro la
ventaja competitiva que toda empresa ha de tener para cumplir con su funcin social en el
mercado.

111
DR. JAVIER NANCLARES VALLE

sario fundador entre sus hijos) represente algo ms de 2/3 del haber
hereditario, en concreto, cuando su valor exceda de lo que por ley se
puede dejar a uno de los hijos, porcin que es el resultado de sumar el
tercio de libre disposicin, el tercio de mejora y la parte que corresponda
en el tercio de legtima estricta, en funcin del nmero de hijos7; 2)
cualitativo: la legtima es pars bonorum, es decir, se cobra con una parte de
los bienes de la herencia.

Uniendo ambos factores, la conclusin es meridiana: si los legitima-


rios han de cobrar su legtima en bienes de la herencia y si los bienes
distintos a la empresa familiar no sirven para cubrir esas legtimas,
habra que acudir a la empresa familiar y, o bien establecer una
cotitularidad sobre ella para a la postre venderla, o bien incluir acciones o
participaciones de la empresa bajo forma societaria dentro de esa
legtima de los herederos forzosos, con el subsiguiente posible riesgo de
prdida del control de la empresa o de dificultades en su gestin (en
especial si estatutariamente no se ha previsto este problema y no se han
introducido soluciones).

2.2. La librrima testamentifaccin.

La regla ambulatoria est volunctas defuncti y por tanto la posibilidad


que tiene en todo momento el testador de modificar sus disposiciones de
ltima voluntad supone una dificultad aadida a la hora de conservar las
empresas familiares, especialmente cuando se trata de explotaciones
familiares agrcolas o ganaderas y cuando el empresario lo es individual.

Resulta difcil, pero posible y ms o menos probable, convencer a un


hijo para que se quede en el pueblo y se encargue de los negocios
familiares si a cambio le ofrecemos garantas de que la titularidad de la
explotacin o empresa va a corresponderle en exclusiva a l. El sacrificio
de presente se compensa con la garanta de recompensa futura. Ahora

7
En Derecho civil espaol, el artculo 808 del Cdigo civil establece que Constituyen la
legtima de los hijos y descendientes las dos terceras partes del haber hereditario del
padre y de la madre. Sin embargo, podrn stos disponer de una parte de las dos que
forman la legtima, para aplicarla como mejora a sus hijos o descendientes. Cuando
alguno de los hijos o descendientes haya sido judicialmente incapacitado, el testador
podr establecer una sustitucin fideicomisaria sobre el tercio de legtima estricta, siendo
fiduciarios los hijos o descendientes judicialmente incapacitados y fideicomisarios los
coherederos forzosos.

112
ASPECTOS JURDICOS DE LA SUCESIN EN LA EMPRESA FAMILIAR

bien, si no le garantizamos esa recompensa futura, las posibilidades de


que ese hijo asuma el mantenimiento del negocio familiar son mucho
ms reducidas. Y esto es lo que sucede en el Cdigo civil, pues al no
admitirse los llamados contratos sucesorios, el hijo quedara siempre
expuesto a que un postrero testamento del padre asignase el negocio a
otra persona o lo distribuyese por partes iguales entre los hermanos.

Esta libertad dispositiva mortis causa condiciona la eficacia de los


protocolos familiares, frecuentemente recomendados en el mbito em-
presarial que ahora nos ocupa. Contra lo que se suele decir, el protocolo
no puede prever la sucesin de la empresa pues no es un instrumento
apto para obligar jurdicamente (s para crear obligaciones morales,
cdigos de conducta, cultura de empresa, declaraciones de intenciones) a
los socios de una empresa familiar a testar de una determinada manera,
disponiendo de las acciones o participaciones a favor de quien se seale
en el protocolo (v.gr. necesariamente a favor de personas pertenecientes a
la familia y con un determinado grado de parentesco) 8. Una clusula as
no es exigible ni entiendo que pueda fundar una exigencia de indem-
nizacin por incumplimiento, va clusulas penales.

La inadecuacin a tal efecto del protocolo9 se desprende con


claridad de la Exposicin de Motivos del Real Decreto 171/2007, de 9 de

8
Lo que s resulta posible es utilizar los Estatutos como medida de reaccin a posteriori
frente a la entrada en la sociedad de un tercero ajeno a la familia. Concretamente, el
artculo 32.2 de la Ley 2/1995, de 23 de marzo, de Sociedades de Responsabilidad
Limitada permite que en los estatutos sociales se prevea un derecho de adquisicin
preferente por el valor razonable a favor de los socios o de la sociedad, en caso de
transmisin mortis causa a un tercero de la participacin en la empresa familiar. Lo cual
exige una matizacin, pues si ese heredero es un miembro de la familia titular y gestora
de la empresa, el derecho de adquisicin preferente permitir una concentracin del
poder en alguna de la persona o ramas familiares, pero no evitar el inexistente riesgo de
prdida del carcter familiar de la sociedad. En cambio, si se tratase de un heredero o
legatario ajeno a la familia propietaria, el derecho de adquisicin s que servira para
preservar ese carcter. Asimismo, el artculo 64.1 del Real Decreto Legislativo 1564/1989,
de 22 de diciembre, que contiene el texto refundido de la Ley de Sociedades Annimas,
posibilita introducir restricciones estatutarias a la transmisibilidad mortis causa de
acciones.
9
Inadecuacin que quedaba perfectamente reflejada en la Comunicacin de la Comisin
Europea de 28 marzo 1998, sobre Transmisin de las pequeas y medianas empresas,
donde se proponan una serie de medidas jurdicas para la mejora en la continuidad de
las empresas, entre las cuales destacaba la prevista en la letra d) Pacto de
empresa/protocolos familiares, a cuyo tenor Otra forma de acrecentar la continuidad de
la empresa es la utilizacin de pactos de empresa o protocolos familiares. Sobre todo en el caso
de las empresas familiares, se pueden utilizar estos acuerdos para preservar determinado

113
DR. JAVIER NANCLARES VALLE

febrero, sobre publicidad de los protocolos familiares, en donde se seala


que la determinacin del contenido de los protocolos familiares no es
objeto de regulacin por esta norma, de modo que el mismo ser
configurado por la autonoma negocial, como pacto parasocial, en
hiptesis ms frecuente sin ms lmites que los establecidos, con carcter
general, en el ordenamiento civil y especfico, en el societario. Desde mi
punto de vista, la referencia al ordenamiento civil como lmite a la hora
de dar contenido al protocolo encuentra perfecta expresin en las normas
de derecho sucesorio relativas a la legtima.

Y es que en el Cdigo civil espaol la sucesin se defiere por


testamento o por ley (artculo 658), no por pacto. Los pactos slo pueden
afectar a las operaciones particionales10, no a los actos dispositivos, que
son libres (en cuanto que actos de ltima voluntad) y que no pueden ser
objeto de obligacin alguna, lo que se traduce en que esos contratos sobre
la herencia futura de contenido meramente particional estarn en todo
caso sujetos a lo que disponga el testador, cuyos actos dispositivos en
testamento posterior pueden libremente contradecir y prevalecer sobre lo
previamente pactado, poniendo fin a esos acuerdos particionales. As
pues, lo dispositivo prevalece sobre lo particional, lo cual no significa que
los contratos sobre la particin de la herencia no sean eficaces: son
eficaces entre los hijos si el testador falleci sin cambiar de voluntad, pero
no son eficaces frente a ste, quien puede revocarlos unilateralmente. En
definitiva, al igual que sucede en el Derecho ecuatoriano, la libertad
dispositiva mortis causa no puede ser objeto de un contrato.

La inexistencia de restricciones a la posibilidad de testar afecta


incluso al propio testador, como nos recuerda el artculo 737 prrafo

nmero de normas de gestin de una generacin a otra. Ya se emplean en alguna medida en


Francia y en Espaa, con el fin de paliar las consecuencias de la prohibicin de los pactos sobre la
futura sucesin. No obstante, est claro que estos acuerdos seguirn siendo una solucin
relativamente insatisfactoria en relacin con los pactos de sucesin admitidos en la mayora de
los Estados miembros. Los Estados miembros que prohben los pactos sobre la futura sucesin
(Italia, Francia, Blgica, Espaa y Luxemburgo) deberan pensar en la posibilidad de autorizarlos,
ya que esta prohibicin complica innecesariamente la correcta gestin del patrimonio.
10
Artculo 1271 prrafo segundo del Cdigo civil espaol: Sobre la herencia futura no se
podr, sin embargo, celebrar otros contratos que aquellos cuyo objeto sea practicar entre
vivos la divisin de un caudal y otras disposiciones particionales, conforme a lo
dispuesto en el artculo 1056, precepto este ltimo cuyo prrafo primero proclama que
cuando el testador hiciere, por acto entre vivos o por ltima voluntad, la particin de
sus bienes, se pasar por ella, en cuanto no perjudique a la legtima de los herederos
forzosos.

114
ASPECTOS JURDICOS DE LA SUCESIN EN LA EMPRESA FAMILIAR

primero del Cdigo civil al establecer la esencial revocabilidad de toda


disposicin testamentaria, incluso cuando el testador haya establecido en
el testamento su voluntad o resolucin de no revocarlas.

2.3. Las particularidades del Derecho civil foral de Navarra.

Tanto uno como otro de los problemas aqu reseados no existen en


el Derecho civil de Navarra, Comunidad Autnoma (Foral) que histri-
camente tuvo su propio derecho civil y que, al igual que otras
Comunidades Autnomas espaolas, lo conserv pese a la codificacin
espaola de finales del siglo XIX. Esta competencia legislativa infraestatal
en materia civil fue reconocida y amparada por el artculo 149.1 regla 8
de la Constitucin Espaola de 1978 y se concreta en materia sucesoria en
un rgimen jurdico antittico respecto del codicial.

El Derecho civil navarro carece de legtima sustantiva y en l slo


existe legtima formal, carente de contenido patrimonial y cuya
atribucin a uno de los legitimarios es un modo de evitar la pretericin,
que de otro modo determinara la nulidad de la institucin de heredero
(ley 271 del Fuero Nuevo). La admisin en Derecho navarro de los pactos
sucesorios con carcter irrevocable (leyes 172 y siguientes del Fuero
Nuevo) facilita la atribucin ntegra de la empresa familiar a la persona
que se considere ms idnea (sea un hijo, otro familiar o un extrao si
bien en este caso perdera el carcter familiar) y permiten garantizar a
quien se sacrifica en el presente la titularidad futura (o incluso presente,
si se trata de pacto sucesorio con transmisin actual de bienes).

No obstante, la libertad dispositiva del Derecho navarro encuentra


su lmite en el usufructo de fidelidad del cnyuge viudo (atributivo del
usufructo sobre la totalidad de la herencia ley 253 y siguientes), en la
proteccin de los hijos de anterior matrimonio en caso de segundas
nupcias del progenitor (ley 272, que obliga a no dejarles menos que al
ms favorecido de los hijos de segundo matrimonio o al nuevo cnyuge);
en la reserva del bnubo prevista en la ley 274, que obliga a reservar a
favor de los hijos de anterior matrimonio las liberalidades que el
suprstite ahora bnubo hubiera recibido de su cnyuge premuerto; y en
la reversin de los bienes donados en caso de muerte del donatario sin
dejar descendencia (leyes 279 y 280). Instituciones todas ellas que ponen
de manifiesto que la libertad civil en materia sucesoria no es absoluta ni

115
DR. JAVIER NANCLARES VALLE

tan siquiera en el ordenamiento navarro y que, por tanto, el destino de la


empresa familiar puede no ser en todo caso el querido por su titular.

3. Soluciones legales en aras de la continuidad de la empresa


familiar.

Veamos ahora qu vas de solucin a estos problemas y qu instru-


mentos para la conservacin de la empresa familiar nos ofrece el Cdigo
civil espaol.

Ante todo hay que sealar que es esencial que el empresario o el


titular de acciones o participaciones en una empresa familiar hagan
testamento pues de lo contrario se aplicarn las reglas de la sucesin
intestada, que pone en alto riesgo la continuidad y cohesin de la
empresa (pues las operaciones particionales que vamos a ver seguida-
mente no tienen lugar en ella). Testamento que obviamente habr de ser
abierto, por razones de seguridad jurdica y de establecimiento de un
contenido acorde a la legalidad y a los intereses del testador. Ni el
olgrafo ni el testamento cerrado notarial resultan, pues, recomendables
a tales efectos, por su excesivo riesgo de ineficacia o de inadecuacin a lo
realmente querido por el testador.

3.1. Actuaciones de carcter dispositivo.

Si el empresario desea postergar los riesgos de disolucin o prdida


de unidad de la empresa podra establecer un usufructo universal a favor
de su cnyuge, comprendiendo as en el mbito objetivo de tal derecho
real limitado a la empresa familiar integrante de la herencia. Para ello
debe recurrir a la denominada cautela sociniana 11, merced a la cual se
insta a los hijos a que admitan que el usufructo del cnyuge suprstite se
extienda incluso sobre la legtima estricta, so pena de no recibir la parte
correspondiente de la herencia sino slo lo que les toque por legtima
estricta.

11
Frecuente en la prctica notarial pero de ms discutible fundamentacin legal, pudiendo
derivarse del artculo 820 apartado 3 del Cdigo civil espaol, a cuyo tenor si la manda
consiste en un usufructo o renta vitalicia, cuyo valor se tenga por superior a la parte
disponible, los herederos forzosos podrn escoger entre cumplir la disposicin
testamentaria o entregar al legatario la parte de la herencia de que poda disponer
libremente el testador.

116
ASPECTOS JURDICOS DE LA SUCESIN EN LA EMPRESA FAMILIAR

De esta manera, aunque la propiedad de la empresa familiar


(principal activo hereditario) pueda corresponder a los hijos, el uso y
disfrute corresponder al suprstite, quien se erigir en empresario. Al
menos as suceder cuando se trate de un empresario individual. En las
empresas societarias, el usufructo recaer sobre el contenido econmico
de la condicin de socio pero la facultad decisoria del suprstite existir
slo si en los Estatutos se reconoce el derecho de voto del usufructuario12.

Con tal medida, ser al morir el suprstite cuando se plantee con


toda su crudeza el riesgo de divisin de la empresa familiar.

Otra forma de intentar mantener la cohesin de la empresa familiar


es el recurso al artculo 831 del Cdigo civil, en virtud del cual se delega
en el cnyuge suprstite la facultad de mejorar (con cargo al tercio de
mejora e incluso al de libre disposicin) entre hijos o descendientes
comunes y de asignar bienes concretos a los hijos, y ello con sujecin a un
plazo que puede ser muy amplio pues el artculo 831 apartado 1 prrafo
segundo seala que si no se le hubiere conferido la facultad de hacerlo
en su propio testamento o no se le hubiere sealado plazo, tendr el de
dos aos contados desde la apertura de la sucesin o, en su caso, desde la
emancipacin del ltimo de los hijos comunes.

Esta solucin es especialmente aconsejable cuando los hijos son


menores de edad y an no es posible saber quien va a ser el ms apto
para continuar la explotacin familiar, en cuyo caso se encomienda al
suprstite la tarea de realizar esa eleccin (e implcitamente, de formar a
los hijos para que prosigan en la empresa familiar).

Ahora bien, esa mejora habr de respetar las legtimas estrictas de


los descendientes comunes (artculo 831 apartado 3). Legtimas que se
podrn abonar ya sea con bienes de la herencia o ya sea en dinero
extrahereditario, como suceder si entendemos que el cnyuge suprstite
es un contador-partidor del artculo 1057.1 del Cdigo civil, al que el
artculo 1056 prrafo segundo le permite obrar de esta manera; o si

12
En este sentido, el artculo 36.1 de la Ley 2/1995, de 23 de marzo, de Sociedades de
Responsabilidad Limitada, seala que en caso de usufructo de participaciones la
cualidad de socio reside en el nudo propietario, pero el usufructuario tendr derecho en
todo caso a los dividendos acordados por la sociedad durante el usufructo. Salvo
disposicin contraria de los estatutos, el ejercicio de los dems derechos del socio
corresponde al nudo propietario.

117
DR. JAVIER NANCLARES VALLE

tenemos en cuenta que en todo caso el cnyuge podra hacer una mejora
en cosa determinada y, por aplicacin del artculo 829 del Cdigo civil,
ser necesario el pago en metlico a los herederos forzosos no mejorados,
pago que ser necesariamente en dinero extrahereditario. E incluso, a
tenor del artculo 831 apartado 3 prrafo 3, se podrn pagar con bienes
pertenecientes slo a dicho cnyuge suprstite, siempre y cuando con
ellos se cubran las legtimas de los herederos forzosos no mejorados (se
superara as la rigidez cualitativa de la legtima como pars bonorum
hereditatis, pues sera pars bonorum tambin de bienes propios del
cnyuge viudo).

3.2. Actuaciones de carcter dispositivo-particional.

En caso de que exista una empresa familiar y sta abarque buena


parte del valor del caudal hereditario, lo normal ser que el testador est
interesado en atribuir el bien ntegramente a alguno de sus familiares
(normalmente alguno de sus hijos) y, en el caso de existir legitimarios,
abonar a stos la legtima en metlico.

Esta posibilidad va a ser resaltada en Derecho espaol tras la Ley


7/2003, de 1 de abril, de la Sociedad Limitada de la Nueva Empresa, por
la que se reforma la ley reguladora de las sociedades de responsabilidad
limitada y mediante la cual se introducen asimismo ciertas modifica-
ciones en el Cdigo civil espaol (concretamente, a travs de la Dispo-
sicin final primera de la Ley 7/2003). Esa atribucin ntegra e indivisa
del bien a uno de los herederos no era sin embargo extraa al Cdigo
civil espaol. Es ms, una solucin similar se encontraba prevista en dos
preceptos distintos, ninguno de los cuales estaba pensado especfica-
mente para la empresa familiar pero cuyo contenido resultaba aplicable a
la misma:

A) el artculo 829 del Cdigo civil, relativo a la mejora en cosa


determinada, mejora llevada a cabo por el testador y que se traduca en
un legado de cosa determinada (en este caso, del negocio familiar) que si
tras ser imputada al tercio de libre disposicin, al de mejora y a la parte
correspondiente del tercio de legtima estricta, exceda de tales conceptos
(artculo 828 del Cdigo civil), deba ser compensada con un pago en
metlico, el cual necesariamente haba de hacerse con dinero extra-
hereditario.

118
ASPECTOS JURDICOS DE LA SUCESIN EN LA EMPRESA FAMILIAR

Solucin legal que no posibilitaba el aplazamiento del pago que hoy


se prev en el artculo 1056 del Cdigo civil y que por tanto, forzara a
realizar el pago de inmediato, con los consiguientes problemas finan-
cieros que esto podra acarrear para el sucesor en la empresa familiar.

B) el artculo 841 y siguientes del Cdigo civil, que prevn el pago


de la porcin hereditaria en hiptesis especiales, como perfectamente
podra ser el supuesto de la transmisin mortis causa de la empresa
familiar. En este caso, el testador quiere instituir herederos a sus hijos y
tal vez quiera dejarles ms que la legtima estricta, pero se encuentra con
que tambin quiere atribuir toda la herencia o determinados bienes
especialmente valiosos slo a alguno de esos hijos o descendientes y que
ello impide ese reparto de cuotas que tena inicialmente previsto. Se
permite entonces al testador (o al contador-partidor, incluso al dativo)
asignar a ese sucesor tales bienes hereditarios, con la obligacin a su
cargo de pagar la porcin hereditaria (ntese que no habla de legtima) a
los dems legitimarios. Cosa que obviamente har en dinero extrahe-
reditario.

Precepto que se asemeja al actual artculo 1056 pero que presenta


ciertas diferencias con respecto a ste que desaconsejan su empleo en la
sucesin de la empresa familiar:

a.-. en primer lugar, del artculo 842 del Cdigo civil se deduce que no
estamos ante un precepto automticamente ejecutivo como el
artculo 1056, que afirma que se pasar por la particin que haga el
testador. La debilidad del acto atributivo de bienes realizado por el
testador se refleja en el hecho de que el heredero que ha de pagar en
metlico a los otros puede exigir que stos cobren con bienes de la
herencia, solucin no prevista en el artculo 1056 del Cdigo civil,
por ser imperativa la particin impuesta por el testador.

b.- establece un aplazamiento del pago en metlico ms reducido


(artculo 844, que fija un plazo de 1 ao desde la aceptacin de la
conmutacin por el ltimo de los perceptores del metlico, o desde
la aprobacin judicial de la liquidacin practicada por el heredero
que conmuta), con los consiguientes problemas financieros que
pueden surgir por la brevedad del plazo concedido.

119
DR. JAVIER NANCLARES VALLE

Junto a estos mecanismos legales, aplicables a la empresa familiar


pero no pensados para ella, hay que resaltar la importancia presente del
tantas veces citado artculo 1056 prrafo segundo del Cdigo civil
espaol, a cuyo tenor el testador que en atencin a la conservacin de la
empresa o en inters de su familia quiera preservar indivisa una
explotacin econmica o bien mantener el control de una sociedad de
capital o grupo de stas podr usar de la facultad concedida en este
artculo, disponiendo que se pague en metlico su legtima a los dems
interesados. A tal efecto, no ser necesario que exista metlico suficiente
en la herencia para el pago, siendo posible realizar el abono con efectivo
extrahereditario y establecer por el testador o por el contador-partidor
por l designado aplazamiento, siempre que ste no supere cinco aos a
contar desde el fallecimiento del testador; podr ser tambin de
aplicacin cualquier otro medio de extincin de las obligaciones. Si no se
hubiere establecido la forma de pago, cualquier legitimario podr exigir
su legtima en bienes de la herencia. No ser de aplicacin a la particin
as realizada lo dispuesto en el artculo 843 y en el prrafo primero del
artculo 844.

En este caso, y a diferencia de lo que sucede en el artculo 841


precitado, la finalidad s que es especfica ( en atencin a ) y enlaza
con el inters general de mantener indivisas esas explotaciones13 o de
mantener el control de esas sociedades o grupos de ellas14. Todo lo cual

13
El texto nacido de la reforma legal es sin duda ms apropiado que el anterior a la hora
de referirse al objeto sobre el que recae el acto dispositivo, pues con anterioridad a 2003
se deca que el padre que en inters de su familia quiera conservar indivisa una
explotacin agrcola, industrial o fabril, podr usar de la facultad concedida en este artculo,
disponiendo que se satisfaga en metlico su legtima a los dems hijos. El texto vigente
se refiere a una explotacin econmica, expresin ms genrica con la que se buscaba
evitar interpretaciones restrictivas, y al control de sociedades de capital o de grupos de
stas.
14
Con anterioridad a la reforma de 2003, el artculo 1056 estableca dicha facultad de
atribucin ntegra como medida orientada a lograr la unidad de la empresa en inters de
la familia. Por el contrario, en la actualidad se otorga tal facultad al testador en atencin
a la conservacin de la empresa o en inters de su familia, de modo que lo que antes
eran fines conexos, se configuran ahora como independientes e igualmente
legitimadores de la solucin legal. Dicho de otro modo, no se exige que la empresa se
conserve en el mbito familiar, sino que basta con que se conserve, aun perdiendo su
carcter de empresa familiar (lo que pasa es que entonces perdera el rgimen propio de
la misma y las ventajas fiscales de esa sucesin).
Por otra parte, cabe sealar que la expresin mantener el control de la empresa puede
demandar un anlisis del caso concreto. Y es que dicho concepto no siempre coincide

120
ASPECTOS JURDICOS DE LA SUCESIN EN LA EMPRESA FAMILIAR

conecta precisamente con la problemtica de la empresa familiar y con la


bsqueda de soluciones para la misma.

A tal efecto, se permite al testador imponer el pago en metlico de la


legtima con dinero que puede ser extrahereditario; mediante un pago
que puede aplazarse hasta cinco aos; con un hijo beneficiado que no
podr hacer uso de la opcin del artculo 842; con unos hermanos que se
vern abocados a la va judicial si la determinacin del quantum al que
asciende su legtima les parece incorrecta, pues la inaplicacin en este
caso del artculo 843 del Cdigo civil significa que no es necesario que
todos los descendientes no adjudicatarios o que el Juez aprueben previa
y expresamente la liquidacin practicada; y con unos hermanos que no
gozarn de las garantas legales que les concede el artculo 844 prrafo
primero del Cdigo civil (las previstas por la legislacin hipotecaria para
el legatario de cantidad).

Con anterioridad a la reforma introducida por la ley 7/2003, el


precepto atribua esta posibilidad de particin al padre, con lo cual los
nicos destinatarios de la norma parecan ser los hijos. De la literalidad
de la norma se desprenda que quedaban fuera los abuelos que queran
dejar ntegramente la empresa familiar a sus nietos (aunque en este caso
la norma se interpretaba en sentido extensivo e inclusivo) y que queda-
ban tambin fuera los casos en que el empresario falleca sin hijos pero
con ascendientes, no pudiendo entonces discriminar entre uno y otro.

En la actualidad, el precepto habla simplemente del testador, lo que


permite incluir todos esos supuestos y permite incluso plantearse si el
beneficiario de la atribucin ntegra de la empresa ha de ser un
legitimario. En efecto, de los trminos empleados por el precepto parece
deducirse que el adjudicatario de la empresa familiar indivisa puede ser
cualquier persona, sea o no heredero forzoso, sea o no un pariente del
empresario.

Dos datos nos llevan a hacer esa afirmacin: 1) ya no se habla de


satisfacer en metlico la legtima a los dems hijos, lo que indicaba que
el precepto estaba antes pensado en beneficio de un hijo y frente a sus

con la mayora de acciones o de participaciones, pudiendo existir control de la sociedad


aunque se ostente la titularidad de un porcentaje muy inferior.

121
DR. JAVIER NANCLARES VALLE

hermanos; 2) la finalidad de conservar la empresa ms all de su


adscripcin a la familia puede ser determinante de que aqulla pase a un
tercero ajeno a la familia (aunque es verdad que esto se podra tal vez
evitar imponiendo en el protocolo familiar que las tareas de direccin no
las asuma el titular sino un profesional, en cuyo caso la desaparicin del
riesgo que supone esa gestin por el hijo inepto podra permitir eludir
esa asignacin a tercero).

Por su parte, quienes padecen esa alteracin de la legtima como pars


bonorum15 son obviamente los legitimarios, sean stos quienes sean.
Frente al precepto anterior a 2003, que hablaba del pago de legtima en
metlico a los dems hijos, en la actualidad se habla de los dems
interesados, lo que permite incluir en dicha expresin a los ascendientes
e incluso permite plantearse la inclusin en el precepto del cnyuge
viudo, aunque esto ltimo resulte discutible pues significara una
conmutacin del usufructo por parte del testador, sin cabida ni en el
artculo 839 del Cdigo civil conmutan los herederos- ni en el artculo
840 conmuta el viudo- 16.

Tales personas no son meros acreedores del adjudicatario de la


empresa familiar, sino que son tambin herederos forzosos y precisa-
mente por ello siguen estando llamados a los bienes de la herencia hasta
que se les satisfaga su legtima con dinero extrahereditario. Dicho de otro
modo, el llamamiento a los bienes de la herencia sigue estando vigente, a
modo de garanta (prevista frente a terceros adquirentes a travs de la
mencin legitimaria del artculo 15 de la Ley Hipotecaria), de modo
que en caso de impago por el adjudicatario de la empresa familiar, se
reactivara su derecho a la pars bonorum y podran exigir la entrega de
bienes de la herencia.

15
Como seala HUERTA TROLEZ, A., La empresa familiar ante el fenmeno sucesorio, en
Revista Jurdica del Notariado, abril - junio 2004, nmero 50, p. 96, la legtima espaola es
pars bonorum, no pars valoris bonorum, pese a lo cual, son muchas las excepciones que en
lo cualitativo (que no en lo cuantitativo) modalizan la afirmacin general.
16
En opinin de LLOPIS GINER, J. M., La libertad del testador, su facultad de partir,
comentario al nuevo artculo 1056.2 del Cdigo civil, en La empresa familiar: encrucijada
de intereses personales y empresariales, Cizur Menor 2004, p. 62, la reforma introdujo un
nuevo supuesto de conmutacin, a instancias del propio testador, que afectara al modo
de pagar la legtima del viudo.

122
ASPECTOS JURDICOS DE LA SUCESIN EN LA EMPRESA FAMILIAR

La posibilidad de pago con metlico extrahereditario, como ya


sabemos, no es novedosa. Lo peculiar del precepto es que:

1) establece una posibilidad de aplazamiento del pago hasta 5 aos


despus del fallecimiento del testador, lo cual es muy importante
para evitar endeudamientos (especialmente en las sociedades de
respon-sabilidad limitada, que no pueden autofinanciarse) que
pueden com-prometer el futuro de la empresa.

2) alude a la posibilidad de recurrir a otros medios de extincin de las


obligaciones, entre los que debemos incluir la confusin (para el
caso de que el heredero forzoso muera y su nico heredero sea el
adjudi-catario de la empresa familiar), la compensacin (de deudas
recprocas entre el legitimario y el adjudicatario) y la novacin
(porque se acuerda que el pago no se haga con dinero del adjudi-
catario sino con bienes de ste, lo que constituira una novacin
objetiva de la deuda).

En todo caso, debe quedar claro que esta posibilidad de pago slo
cabe si la legtima no se puede cubrir con los bienes de la herencia
distintos de la empresa familiar, pues si dichos bienes permiten pagar la
legtima a los herederos forzosos, el precepto devendr inaplicable.
Dicho de otro modo, no se puede utilizar el artculo 1056 prrafo segn-
do del Cdigo civil para, aun habiendo bienes distintos de la empresa
familiar con los que cubrir la legtima, lograr un aplazamiento en el pago
de sta o lograr el recurso a esos medios de extincin de las obligaciones.
Por otra parte, esta facultad de pago en dinero extrahereditario ha de
establecerse expresamente en el testamento, pues de lo contrario, como
dice el artculo 1056 prrafo segundo, si no se hubiere establecido la
forma de pago, cualquier legitimario podr exigir su legtima en bienes
de la herencia.

3.3. Los pactos o contratos sucesorios.

Al igual que sucede en Ecuador17, los contratos sobre la herencia


futura estn prohibidos en el Cdigo civil espaol (excepcin hecha de lo

17
Como seala LARREA HOLGUN, J., Derecho civil del Ecuador, Volumen IX, Guayaquil 1997,
p. 184, por ser el testamento un acto unilateral y personal, excluye la posibilidad de los

123
DR. JAVIER NANCLARES VALLE

previsto en el artculo 1271 prrafo segundo del Cdigo civil), lo cual se


fundamenta en el deseo de garantizar la libertad dispositiva mortis causa
y de posibilitar su ejercicio hasta el momento mismo de la muerte del
causante, para as poder adaptar la eleccin del destino final del
patrimonio a las posibles circunstancias que sobrevengan. Asimismo, se
sola argumentar contra los pactos sucesorios sealando su carcter de
pactum corvinum, pacto inmoral por favorecer en los contratantes
beneficiarios de la sucesin el deseo de que muera la otra parte
contratante.

Lo insostenible del ltimo argumento citado18, hace que el principal


motivo justificante de la prohibicin de contratos sucesorios sea la
preservacin de la libertad dispositiva mortis causa19. Ahora bien, a ello se
puede replicar que, hasta cierto punto, quien compromete su voluntad
mediante un pacto sucesorio est precisamente haciendo uso en libertad
de su facultad dispositiva mortis causa. Y no sirve decir que las circuns-
tancias podran cambiar y llevar al instituyente a arrepentirse de su
designacin, porque para eso se le permite ejercitar su autonoma de la
voluntad y dotar al pacto sucesorio de ciertas clusulas que puedan
prever esas contingencias, que pueden ir desde la ingratitud del institui-
do al incumplimiento de ciertas cargas o condiciones que le hayan sido
impuestas (como por ejemplo, obtener una determinada formacin
acadmica o dedicar un cierto tiempo al trabajo en la empresa familiar).

Lo ms prximo a la figura de los pactos sucesorios se encuentra en


el artculo 826 del Cdigo civil, que establece que la promesa de mejorar
o no mejorar, hecha por escritura pblica en capitulaciones matrimo-

contratos o pactos sucesorios, que s se admitan en el derecho germnico y se


conservaron por largo tiempo en Francia y Alemania.
18
Pues no es razonable mantener que quien suscribe un pacto sucesorio tenga ganas de
que se muera el otro contratante: al menos, no ms ganas que las que pueda tener el que
se sabe instituido heredero en testamento.
19
En este sentido se posiciona ESPEJO LERDO DE TEJADA, M., La sucesin contractual, Sevilla
1999, pginas 83 y siguientes, quien arguye que si bien es cierto que esa disposicin se
hace en ejercicio de la libertad dispositiva mortis causa (como afirman los defensores de
pactos sucesorios), no es menos cierto que no est tan claro que se deba admitir en la
Ley una forma de ordenacin sucesoria irrevocable que impide al causante reaccionar
ante las nuevas circunstancias. En opinin de D E LOS MOZOS, J.L., Propiedad, herencia y
divisin de la explotacin agraria. La sucesin en el Derecho agrario, Madrid 1977, p. 191, el
verdadero peligro del pacto de sucesin es que sta (la herencia) vaya donde no quiere el
causante, condenado de por vida a adquirir para favorecer a quien no quiere favorecer
porque su voluntad ha cambiado ....

124
ASPECTOS JURDICOS DE LA SUCESIN EN LA EMPRESA FAMILIAR

niales, ser vlida. La disposicin del testador contraria a la promesa no


producir efecto, a lo que el artculo 827 aade la irrevocabilidad de la
mejora realizada en dicho instrumento pblico. La pregunta que cabe
realizarse en este caso es la de porqu hacen falta capitulaciones
matrimoniales y por lo tanto la boda del hijo, sin que quepa el pacto
sucesorio directo entre empresario y sucesor 20;

Pacto sucesorio que, por otra parte, no es una institucin totalmente


extraa al Derecho civil espaol. En efecto, el deseo de proteccin de las
empresas agrarias, en muchas ocasiones familiares, dio lugar a la ley
49/1981, de 24 de diciembre, reguladora del Estatuto de la explotacin
familiar agraria y de los agricultores jvenes, norma que prevea una
regulacin de los pactos sucesorios (artculos 16 a 20), que adems se
erigan en opcin sucesoria aparentemente preferente (en defecto de
pacto sucesorio, la sucesin en la explotacin familiar se deferir a la
persona que el causante hubiere designado en testamento, deca el
artculo 21).

Sucesin contractual que permita el convenio con el legitimario o


con el no legitimario que tuviese la cualidad de colaborador de la
explotacin (artculo 16, cuyo apartado 2 exiga el consentimiento de los
legitimarios no colaboradores cuando el colaborador nombrado era un
tercero), cualidad que haba de mantener hasta el momento del falleci-
miento del instituyente, siendo en otro caso el pacto revocable a instancia
del instituyente o de cualquiera de sus legitimarios, salvo que se
apreciasen ponderadas razones de equidad para mantenerlo (artculo 18).

Pacto sucesorio que implicaba un lmite a la libertad dispositiva del


titular de la explotacin, pues vigente el mismo el instituyente no poda
disponer a ttulo gratuito de la explotacin, salvo a favor del instituido
(artculo 19 apartado 1). Y en caso de disposicin de la explotacin a
ttulo oneroso, el instituido sucesor, aparte de las facultades de
impugnacin que le correspondieran con arreglo a la legislacin civil,
tena derecho de adquisicin preferente en los trminos previstos en la
propia Ley, sin perjuicio de ser compensado econmicamente por su
dedicacin a la explotacin (artculo 19 apartado 2).

20
Cfr. BORRELL GARCA, J., Capitulaciones matrimoniales y empresa familiar, en La
empresa familiar: encrucijada de intereses personales y empresariales, Cizur Menor 2004, p. 31,
quien considera que es ciertamente difcil encontrar respuesta a tal pregunta.

125
DR. JAVIER NANCLARES VALLE

Pacto sucesorio que poda extinguirse, a tenor del artculo 20, por
acuerdo de los otorgantes, formalizado en escritura pblica; por incum-
plimiento de las cargas, condiciones u obligaciones impuestas al sucesor;
por aquella conducta del sucesor que impidiese la normal convivencia
familiar; o por las causas de indignidad o desheredacin, que afectaban
tambin al instituido aunque no se tratase de un legitimario.

Sin embargo, tal regulacin de las empresas familiares agrarias y la


correlativa excepcin al rgimen sucesorio codicial, pues no otra cosa
eran los pactos sucesorios, tendra una corta vida legal, ya que algunos
aos despus la ley 19/1995, de 4 de julio, de Modernizacin de las
explotaciones agrarias, derog la ley 49/1981 y con ella sus mecanismos
de transmisin mortis causa de la empresa familiar agraria21.

Derogacin que no deja de ser paradjica si tenemos en cuenta que


poco antes la Comisin Europea haba elaborado la Recomendacin
1994/1069/CE, de 7 de diciembre de 1994, sobre la Transmisin de las
pequeas y medianas empresas, en cuyo artculo 5 se sealaba que Es
conveniente garantizar la continuidad de las sociedades de personas y de
las empresas individuales en caso de fallecimiento de uno de los socios o
del empresario. Con este fin, se invita a los Estados miembros a: () c)
velar por que, en caso de fallecimiento de uno de los socios de una sociedad de
personas o de un empresario individual, el Derecho de familia, el Derecho de
sucesiones y, en particular, el principio de unanimidad para las decisiones
que se tomen en el marco de la indivisin no pongan en peligro la
continuidad de la empresa. Si bien en el texto de la Recomendacin no se
contena ninguna referencia expresa a la conveniencia de superar la
prohibicin de los contratos sucesorios, en la exposicin de motivos de
dicha Recomendacin22, s que se planteaba claramente dicha solucin23.

21
Vid GARCA CANTERO, op. cit., pginas 97 a 113.
22
Exposicin de Motivos que se public en forma de Comunicacin en el Diario Oficial de
las Comunidades Europeas de 31 de diciembre de 1994, n C 400, pginas 1 a 9.
23
En concreto, en la pgina 6 del n C 400, se sealaba como Problema el que otras
disposiciones del Derecho de sucesiones de algunos Estados miembros pueden constituir un freno
a la preparacin de la sucesin, entre las que cabe citar la prohibicin de la cesin entre
cnyuges, la prohibicin de los pactos sobre la sucesin futura o incluso la reserva en
especie. Tras ello, en el apartado Recomendacin se afirmaba que los Estados
miembros deberan procurar que se eliminaran los dems obstculos que puedan
derivarse de algunas disposiciones del Derecho de familia; as, por ejemplo, () se ha de
atenuar la prohibicin de los pactos sobre sucesin futura , si bien, como ya ha quedado
dicho, el texto final de la Recomendacin no fue tan explcito al respecto.

126
ASPECTOS JURDICOS DE LA SUCESIN EN LA EMPRESA FAMILIAR

En todo caso, los pactos sucesorios quedaron nuevamente fuera del


Derecho civil comn, que intentara proteger a ese tipo de explotaciones
familiares a travs de la ya citada ley 7/2003. Ahora bien, ntese que el
mecanismo tuitivo previsto por sta no consiste en un contrato sucesorio
sino en una particin hecha por el causante en su testamento. Particin
que, como el propio documento que la alberga, es siempre revocable
unilateralmente, a diferencia de lo que sucedera en un sistema de pactos
sucesorios. Lo cual pone de manifiesto que el objetivo del legislador no
era tanto aproximarse a la sucesin contractual como oponerse al rgido
desenvolvimiento de la sucesin forzosa, flexibilizando el pago de la
legtima.

Desde un punto de vista terico, existen sin duda argumentos a


favor y en contra de una y otra opcin legislativa. Ahora bien, la prctica
y el transcurso del tiempo han demostrado que una sociedad puede
funcionar perfectamente con unos u otros instrumentos de ordenacin
sucesoria. Buena prueba de ello es que, en Espaa, el Derecho navarro ha
pervivido con los pactos sucesorios (amn de las disposiciones testa-
mentarias, que obviamente son igualmente admitidas) tan bien como el
Cdigo civil sin ellos. Y si bien es cierto que se recurre a ellos con cada
vez menos frecuencia (bsicamente a causa de la homogeneizacin y
desruralizacin de la sociedad espaola), creo que pese a todo no
debemos caer en el error de infravalorar y relegar al bal de los
recuerdos una institucin jurdica que an podra resultar til.

En una realidad jurdica y econmica compleja, los intereses a


tutelar por el ordenamiento jurdico son de lo ms diverso y en ocasiones
las herramientas que nos proporciona nuestro ordenamiento jurdico
resultan insuficientes para satisfacerlos. Buen ejemplo de ello son las
empresas familiares y el inters general en su conservacin. Es por ello
que considero que el recurso en tal caso a los pactos sucesorios no
debera ser a priori rechazado. Ciertamente su admisin habra de
realizarse con cautelas y tal vez sectorialmente, pues parece claro que el
concepto de persona, de familia y de patrimonio que tradicionalmente ha
estado detrs de la admisin de los pactos sucesorios no es el mismo que
el que late en los testamentos24.

24
En opinin de ARECHEDERRA ARANZADI, L.I., Comentarios a las reformas del Cdigo civil,
Madrid 1993, p. 496, la Codificacin desplaz a la familia y entroniz a la propiedad.

127
DR. JAVIER NANCLARES VALLE

Existen igualmente profundas diferencias desde un punto de vista


teleolgico. Con el recurso a los pactos sucesorios se busca proteger a
quien va a ser instituido heredero o designado legatario en ellos, para lo
cual se procede a su irrevocable nombramiento como heredero ante
mortem, con o sin entrega de bienes, a cambio de algn tipo de contra-
partida que tpicamente consiste en asumir la direccin de los negocios
familiares. Esa asuncin de responsabilidades podra lograrse mediante
el recurso al testamento pero ello generara una incertidumbre en el
instituido heredero, pues como consecuencia de la regla ambulatoria est
volunctas defuncti aqul correra el riesgo de, tras haber asumido esas
cargas familiares, ver como en el ltimo momento el causante revocaba el
testamento, remitindose implcitamente a la sucesin legal, o realizaba
uno nuevo derogatorio del anterior y en el que instituyese herederas a
otras personas. Para evitar esos riesgos, la figura que le interesar al
instituido ser la del pacto sucesorio, que por tanto supone un arma
defensiva para ste, y no para el futuro causante. Causante que, pese a
todo, no se ve absolutamente desprotegido ya que el propio carcter
contractual de la sucesin hace que el poder autorregulador de las partes
pueda establecer las estipulaciones que el titular de la empresa considere
oportunas en aras a limitar, en beneficio de la empresa familiar, los
perjuicios que la natural (que no esencial) irrevocabilidad del pacto
sucesorio pudiera producir.

En conclusin, podemos afirmar que frente a una situacin proble-


mtica como es la relativa a la sucesin en la empresa familiar, el
ordenamiento civil aporta ciertos remedios y est en condiciones de
aportar nuevas soluciones. Soluciones que nunca sern perfectas pero
que combinadas con los Estatutos societarios, con los protocolos familia-
res y con una buena ordenacin del rgimen econmico matrimonial del
empresario, pueden llevar a que el futuro de las empresas familiares sea
menos incierto.

No extraa por ello que prohba el pacto sucesorio y perfile el testamento en su ms


genuina versin. Prohibiendo por tanto el mancomunado. As, frente al pacto sucesorio,
entendido como instrumento de organizacin familiar se alza el testamento, instrumento
puramente sucesorio en el que se conciben los elementos patrimoniales como simple
titularidades dominicales al servicio del trfico.

128
Derecho Laboral
ALEGATO LABORAL

Fabricio Peralta Daz**

RESUMEN:

Alegato presentado en un juicio de trabajo en el que se analiza la


valoracin de la prueba, la configuracin del despido, a la luz de la
doctrina extranjera y jurisprudencia nacional

PALABRAS CLAVE:

Visto Bueno
Despido
Prueba
Valoracin

Seora Jueza del Trabajo del Guayas:

Fabrizio Peralta Daz, en mi calidad de Procurador Judicial del


doctor LB y de ABC S.A., refirindome al improcedente juicio laboral
iniciado por virtud de la demanda incoada por CRBR contra mis
mandantes, atentamente le digo:

He credo conveniente presentar este memorial escrito para destacar


ciertos aspectos esenciales del litigio laboral que se ventila en su
Judicatura, toda vez que estimo necesario desbrozar y, a la vez,
desenredar el camino que debera conducirla a dictar una sentencia
ajustada a la realidad jurdica, fctica y procesal que reposa en el
expediente, pero que la parte actora ha enredado no s si deliberada o
torpemente con la aportacin de una serie de elementos extraos a esta
causa.

*
Abogado por la Universidad Catlica de Santiago de Guayaquil (2000). Master en
Informtica y Derecho por la Universidad Complutense de Madrid (2003). Socio de
Consulegis Abogados y Asesor Jurdico de la Cmara de Comercio de Guayaquil.

131
FABRIZIO PERALTA DAZ

LAS PRUEBAS DE LOS DEMANDADOS

Cuando un juzgador conoce una controversia que debe dirimir en


uso de las facultades jurisdiccionales de que se halla investido, sus
actuaciones estn circunscritas a las fronteras que las partes conten-
dientes delimitan o fijan en la demanda y su correspondiente contes-
tacin. As, todo aquello que sea ajeno a los hechos alegados o a las
excepciones deducidas, no puede ser materia de decisin judicial.

Este juicio, seora Jueza, est basado en un hecho nada ms: el


alegado despido intempestivo del que dice haber sido objeto CRBR, tal cual
lo ha consignado en su libelo. Frente a esa aseveracin, mis mandantes,
en la respectiva contestacin adujeron la inexistencia del despido y, por
ende, la improcedencia de la pretensin del actor, la cual consiste en el
pago de una indemnizacin y algunos otros haberes a los que dice tener
derecho.

As las cosas, y conforme lo seala el artculo 113 del Cdigo de


Procedimiento Civil, deba CRBR probar que tal despido s se haba
producido, mientras que mis poderdantes, amparados en idntica dispo-
sicin adjetiva, no estaban obligados a producir prueba alguna al haber
contestado de manera simplemente negativa.

Mas en la prctica se dio el caso curioso de que el actor no demostr


sus afirmaciones, mientras que mis representados, por el contrario,
hicieron uso de varios elementos probatorios que comprueban o permi-
ten colegir la inexistencia del hecho propuesto por el accionante en este
juicio.

a. El visto bueno.

Como consta del proceso, el inicio de esta accin judicial es el


corolario de una serie de maniobras fraudulentas y desleales empezadas
por el actor con el objeto de salirse con la suya y as cobrarse el premio
de una indemnizacin por despido intempestivo.

132
ALEGATO LABORAL

En efecto, en un principio afirm, y hoy lo reitero, que desde las


ltimas semanas en que CRBR trabaj para mis representados, empez a
crear un clima de malestar entre sus compaeros de labores que se pona
de manifiesto en una serie de cuestionamientos a las rdenes de sus
superiores, as como en el uso de expresiones que daban cuenta de su
inexplicable inconformismo con la empresa. Los testimonios rendidos
por los testigos que presentamos para abonar estas afirmaciones confir-
man la veracidad de ese estado de nimo incomprensible por aquel
entonces, pero cuyos verdaderos alcances el tiempo se encarg de
1
revelar .

Al verse CRBR frustrado en sus torcidos propsitos de hostigar a la


administracin de la compaa para forzar la tan anhelada ruptura
contractual de la cual l pudiera resultar beneficiario, tom el camino de
inventarse una causal de visto bueno para obtener su desvinculacin de
ABC S.A. El objetivo final era, pues, conseguir que un Inspector del
Trabajo declare procedente dicha solicitud y que esa resolucin conlleve
los mismos efectos de un despido.

Es por ello que mis poderdantes solicitaron, como prueba a su favor,


la incorporacin y reproduccin de la copia certificada del trmite de
visto bueno, indebidamente incoado por CRBR contra mis representados.
Si bien es verdad que aquel expediente se resolvi, rritamente, a favor
del nombrado peticionario, consider pertinente y oportuna la
presentacin de este instrumento por las siguientes razones:

1. Porque el actor, curiosamente, no lo utiliz como presupuesto


procesal de este juicio, sino que, por el contrario, prefiri fundar
su pretensin en el no justificado despido intempestivo que alega
en la demanda 2;
2. Porque, de conformidad con el ltimo inciso del artculo 183 del
Cdigo del Trabajo, las resoluciones dictadas en los trmites de
visto bueno slo tienen valor de informe para los jueces,

1
v. Testimonios de los seores LAM y JMA.
2
La seora Jueza comprobar, con la sola lectura de la demanda, que en parte alguna de
ella se menciona a la resolucin de visto bueno como basamento del actor para solicitar
el pago de una indemnizacin.

133
FABRIZIO PERALTA DAZ

quienes deben apreciarlas con criterio judicial en relacin a las


pruebas rendidas en el juicio3; y,
3. Fundamentalmente, porque la revisin de las piezas que
integran ese trmite le mostrarn a usted cul fue, desde un
principio, el comportamiento procesal de ABC S.A. y, por
supuesto, cules fueron las argucias que CRBR tram para la
consecucin de sus despropsitos.

En efecto, dicho trmite de visto bueno no se haba an resuelto


cuando CRBR, luego de recibir un correo electrnico el 26 de noviembre
del 2007, se sinti o concluy que estaba despedido y nunca ms se reintegr
a sus funciones. Vale la pena destacar que dicho correo electrnico es
uno de los pocos insumos que el actor ha usado en este juicio para alegar
su despido; instrumento que, por el contrario, no demuestra ni contiene
la existencia de despido alguno, sino el inofensivo pedido de que CRBR
se tome libre la tarde del da en que se iba festejar el cumpleaos del
seor LB, Gerente General de ABC S.A.4

Pero en ese mismo trmite usted encontrar todos los escritos que
presentamos a raz de la extraa desaparicin de CRBR, en los que
llevbamos la cuenta exacta de los das que haba dejado de trabajar. Es
ms, all reclambamos la inmediata reincorporacin a sus funciones,
adems de haber consignado y l, por supuesto, retirado y cobrado5
los valores correspondientes a sus remuneraciones.

Qu empleador que despide a su trabajador le sigue pagando los


haberes que le pertenecen por virtud de la ley y la contratacin? Si el
demandante tiene para esta pregunta una explicacin convincente, pues
que nos la d!

3
Oportuno es aclarar que la resolucin dictada en dicho visto bueno fue tambin
impugnada en la contestacin a la demanda, lo que podr confirmar en las pginas 2 y 3
mi escrito presentado luego de la audiencia preliminar.
4
Aun con el riesgo de ser cansino, por repetitivo, nuevamente debo decir que no es dable
ni lgico suponer que a un festejo sea tambin invitada la persona que ha importunado
al homenajeado. Era factible que el cumpleaos del seor LB sea celebrado con la
presencia de un colaborador que le ha fastidiado con acciones administrativo-laborales?
Sostener lo contrario hara suponer que CRBR fue despedido por no invitarlo a esa
reunin, cosa que es ridcula tan slo con mencionarla.
5
Con el oficio nmero BIDJ-47-2008, que consta agregado a los autos, el Banco ha
confirmado que los cheques nmeros 5597 y 5709 fueron debidamente cobrados por
CRBR. Para mayores seales, dichos cheques fueron girados contra la cuenta corriente
que ABC S.A. tiene en esa institucin bancaria.

134
ALEGATO LABORAL

b. El despido denunciado, pero jams investigado.

Estando en curso el trmite que mencion en el apartado anterior, y


basado en el inocuo correo electrnico del 26 de noviembre del 2007,
CRBR se apresur a presentar una denuncia por el supuesto despido
intempestivo del cual dice haber sido objeto. Y, como para que a nadie le
quede duda del particular, sostuvo el mismo falaz argumento ante el
Inspector a cargo del visto bueno que l promovi, aunque aadi una
mentira ms al mito que haba forjado.

Efectivamente, en el escrito presentado al Inspector a las 11h05 del 7


de diciembre del 2007 afirm que, pese a haber sido despedido el 26 de
noviembre del 2007, igual se present a laborar al siguiente da, slo que
esta vez alguien que no menciona ni identifica fue quien le impidi la
entrada a las oficinas.

Como la seora Jueza coincidir conmigo, una denuncia que no se


investiga para as establecer la veracidad de lo que el denunciante
asevera, queda en mero enunciado que no tiene valor alguno, a menos
que se quieran vulnerar los derechos fundamentales de la persona contra
quien se dirige la querella.

Que esa denuncia jams fue investigada, es un hecho que consta


probado en el proceso gracias al oficio del 20 de abril del 2008, suscrito
por el Jefe encargado de Registro de Archivo de la Subsecretara de
Trabajo y Empleo del Litoral, en el cual certifica que () no se notific ni
cit a la denunciada, ni se realizaron ningn tipo de actuaciones dentro de dicho
proceso 6.

c. El mediocre trabajo de CRBR.

Mis mandantes, por supuesto, han probado tambin que CRBR era
un trabajador mediocre, aunque el trmino se queda corto para
calificarlo. Los correos electrnicos internos que obran de la especie as
lo corroboran.

6
La abogada MVV era la Inspectora a quien le corresponda hacer las respectivas
investigaciones. Hasta la fecha desconocemos porqu nunca inici diligencia
investigativa alguna.

135
FABRIZIO PERALTA DAZ

Y es que fueron frecuentes los llamados de atencin por su pobre


desempeo laboral, caracterstica que de todas formas fue tolerada con la
expectativa de ver alguna mejora posterior. Visto est, hoy por hoy, que
la paciencia de mis mandantes fue premiada con el artero proceder de un
empleado que no tuvo la entereza de reconocer sus limitaciones, pero al
que s le sobr desvergenza para procesar indebidamente a sus
empleadores aun careciendo de razn.

II
LAS PRUEBAS DEL ACTOR

A la luz de las actuaciones procesales, queda clarsimo que CRBR no


ha reproducido ninguna prueba idnea que sirva para sustentar su
pretensin. Por el contrario, todos los documentos que present en las
audiencias preliminar y definitiva son absolutamente impertinentes, por-
que ninguno de ellos es propicio para demostrar que fue despedido por
mis mandantes7.

Si cabe el trmino, la nica prueba que posea el actor (hasta antes


de presentar como testigo al seor LAGR) era ese manoseado correo
electrnico del 26 de noviembre del 2007, en el cual no existe, ni directa ni
indirectamente, la intencionalidad manifiesta de romper el vnculo
contractual que lo ligaba laboralmente con ABC S.A.8 Y tanto es as que
no se alcanza a entender cmo es que CRBR, al da siguiente del supuesto
despido, se present nuevamente a trabajar, tal cual l mismo lo afirma en
su demanda...A lo mejor no se senta del todo despedido!

7
Para Eduardo J. Couture, () las pruebas deben ceirse al asunto sobre que se litiga, y las que
no le pertenezcan sern irremisiblemente desechadas de oficio, al dictarse la sentencia. () los
asuntos sobre que se litiga son, sin duda, aquellos que han sido objeto de proposiciones
contradictorias en los escritos de las partes. Para mayores detalles, v. Couture, Eduardo J.,
Fundamentos del Derecho Procesal Civil, 11. Reimpresin, p. 223, Ediciones
Depalma, Buenos Aires, 1981. El pensamiento de Couture est, tambin, reflejado en el
artculo 116 del Cdigo de Procedimiento Civil. Por ello, sostengo categricamente que
toda la documentacin que present CRBR en el curso de este proceso carece de mrito
probatorio, por ser manifiestamente impertinente. El despido que l demand dice
sustentarse en el correo electrnico del 26 de noviembre del 2007, aunque luego afirm
haberse presentado el 27 de noviembre para trabajar y que esta vez s fue despedido.
Con el nimo de querer probar esto ltimo, present un testigo, cuya deposicin ser
materia de un anlisis posterior en este mismo memorial.
8
Sobre este tema, ya anticip mi criterio en la nota a pie de pgina nmero 2.

136
ALEGATO LABORAL

Por ello ntese, adems, que el actor incurri en una abierta


contradiccin porque su propia conducta revela que ha sido impreciso en
determinar cul era la fecha efectiva en que se produjo el despido que mis
representados niegan: Fue el 26 de noviembre del 2007 o fue el 27 de
noviembre del 2007?

Si admitisemos que lo fue en el primero de los das sealados,


habra tambin que concluir que el contenido del correo electrnico que
l exhibe como prueba del despido no constituye, ni de lejos, la acre-
ditacin objetiva de un hecho. Al contrario, el demandante lleg a esa
conclusin de manera subjetiva; tan subjetiva que CRBR afirma en su
propia demanda lo que cito textualmente 9:

() despus de esto recibo un e-mail del Econ. JC, de fecha


lunes 26 de noviembre del 2007, a eso de las 11h59 ()
Cuando bien conocan ellos que tena que realizar muchas
actividades a mis funciones (), procedindose de una
manera sutil a despedirme intempestivamente del lugar de mi
trabajo (). (--las negrillas y subrayados son mos--).

Cuando de despido intempestivo se trata, no hay espacio para las


sutilezas, las suposiciones ni las interpretaciones. El despido intem-
pestivo es un hecho que debe probarse fehacientemente y que no se
presta para las someras matizaciones de quien lo alega, tal cual se
confirma en el siguiente fallo dictado por la Tercera Sala de lo Laboral y
Social de la Corte Suprema de Justicia 10:

() b) A travs de las distintas piezas procesales, se aprecia


que la accionante no concibe al despido como un hecho
sino como una conclusin. As, dice en la demanda:
adems no me daban trabajo alguno que desempear y esto
equivale a despido intempestivo tambin;; adems asevera
en la misma demanda que: el da 20 de enero de 1994, a las
09h00 aproximadamente en circunstancias que me aprestaba a
cumplir mis labores habituales, me encontr con la ingrata

9
v. p. 2 de la demanda.
10
v. Expediente No. 273-98, R.O. 90, 17-XII-98, recogido en la Coleccin de
Jurisprudencia, 1998-II, p. 340, Ediciones Legales.

137
FABRIZIO PERALTA DAZ

sorpresa que las compaas se haban cambiado de estable-


cimiento. Por ltimo, afirma en el nmero 1 del escrito de
fs. 32: por cuanto fui sustituida en mi puesto de trabajo
debido a que llevaron al seor Ing. E. E., para que desem-
peara mis funciones; es decir, que en ningn momento la
actora seala que en un da y en un sitio determinados ella
recibi por parte de su ex-empleador una orden o una
manifestacin de voluntad en el sentido de que la
relacin de trabajo deba concluir por decisin unilateral
del ex-empleador (). (--las negrillas y subrayados son
mos--).

Pero como las mentiras suelen cimentarse en ms mentiras, el actor


agreg a su demanda un elemento del todo nuevo, nunca antes
mencionado ni en la jams investigada denuncia por despido, ni en el
escrito que present durante el decurso del visto bueno para poner en
alerta al Inspector que lo tramitaba. Cul es este nuevo ingrediente?
Que sea CRBR el que lo diga con sus propias palabras11:

() sin embargo pese a esta situacin regres el da 27 de


Noviembre del 2007, a eso de las 09h00 fecha de ingreso de mi
trabajo, pero al tocar la puerta de ingreso, escucho de su
interior que preguntan Quin es? respondindole que se
trataba de mi persona, recibiendo una respuesta de que yo ya
no trabajaba ah ().

All tiene usted, seora Jueza, una nueva falsedad. El accionante, a


sabiendas de que el correo electrnico del 26 de noviembre del 2007 no
servira para probar sus asertos sobre el inexistente despido, urdi una
nueva quimera salida de su vastsima imaginacin: ya no haba sido
despedido el 26 sino el 27, cuando una voz misteriosa le abri los ojos al
decirle que l no trabajaba ms en ABC S.A.

Ms all de esta risible fantasa generada por mentalidad tan pueril,


digno es destacar que CRBR no mencion en su demanda que ese 27 de
noviembre del 2007 alguien lo haba acompaado a las oficinas de la
accionada. Por ende, aquella afirmacin de que no lo haban dejado

11
v. pg. 2 y 3 de la demanda.

138
ALEGATO LABORAL

ingresar nicamente poda ser probada con su sola palabraO, por


supuesto, con la de alguna persona convenientemente presente en el
lugar de los hechos. Es all cuando hace su espectacular, sorpresiva y
salvadora aparicin el seor LAGR, dizque testigo del instante preciso en
que CRBR, confundido y atribulado, se volva para su casa al haber
perdido el empleo.

El testimonio de LAGR es tan increble como mendaz y, por eso,


merece un captulo aparte.

III
EL TESTIMONIO DE LAGR

El testimonio de LAGR es la segunda y ms ridcula de las mal


llamadas pruebas que CRBR tiene.

Pero cul es el mrito probatorio del testimonio rendido por


LAGR? Sostengo que ninguno y lo he de fundamentar en las lneas que
prosiguen.

a. Coincidencias a la carta.

LAGR afirm en su deposicin que el 27 de noviembre del 2007


manej el vehculo en el cual se transportaban l y CRBR. Segn lo dio a
entender, habitualmente llevaba al actor hasta su sitio se trabajo, tal cual
lo hizo tambin ese da. No obstante, al ser repreguntado sobre el lugar
exacto donde laboraba el accionante, no pudo precisar que ste se
encontraba ubicado en el edificio Torres de la Merced, construccin que
es, por cierto, muy conocida y renombrada en Guayaquil y que l debera
conocer muy bien, si es que acaso fuese verdad que acostumbraba fungir
de chofer de quien impulsa esta causa.

Dijo tambin el testigo que el demandante, luego de haberse bajado


del auto, haba dejado en el interior un documento de carcter personal.
Por ello, decidi salir del carro para entregrselo al olvidadizo CRBR, a
quien encontr luego de haber sido despedido por la voz de ultratumba
que le habl tras la puerta.

139
FABRIZIO PERALTA DAZ

El testimonio de LAGR es tan confuso, contradictorio y oscuro, que


queda flotando en el aire la certeza de que el testigo no presenci el
hecho o no escuch la voz de forma directa, lo cual bastara para
desecharlo tanto ms si se toman en cuenta las circunstancias forzada y
extraamente coincidentes en que aparece el deponente como parte de la
escena: justo ese da a CRBR se le olvida algo en el auto y justo ese da a
LAGR se le ocurre ser comedido e rselo a entregar.

Ya en el pasado, a nuestros ms altos magistrados les han desper-


tado ms de una comprensible suspicacia este tipo de testimonios tan
acomodaticios y rodeados de supuestas casualidades, tal como se men-
ciona en el fallo que a continuacin reproduzco a manera de ejemplo12:

() Al respecto, conviene consignar que los testigos


constituyen los ojos y odos a travs de los cuales el juzgador
mira y conoce los hechos que han ocurrido en el pasado. De
all pues que el sano criterio judicial exija a quienes declaran
que proporcionen al juzgador una amplia informacin acerca
de los temas o cuestiones sobre las cuales son inquiridos ().
Abundando an ms en el asunto, la testigo G.V. manifiesta
que conoce que las puertas de la empresa Q. estaban cerradas,
porque pudo ver al seor O. que trataba de entrar a la empresa,
sin poderlo hacer y que esto ocurra a las 8 horas del da 13 de
diciembre, siendo increble que una persona pueda recordar
con tanta fidelidad un hecho que haba ocurrido cinco meses
atrs. Por otra parte, el otro testigo, esto es, V.C., expresa que
lo declarado lo sabe por cuanto fue a realizar una instalacin a
la Ca. Q., esperando aproximadamente dos horas a que abran
dichas puertas, por lo que el deponente se retir aprox.-
madamente a las diez de la maanaSobre esta atestacin es
igualmente increble que el citado testigo de manera
coincidencial haya estado dicho da en la citada empresa y lo
que es ms haya estado por tan dilatado lapso dos horas-
esperando para realizar una instalacin elctrica, descui-
dando el cumplimiento de otras actividades de tcnico elec-
trnico ().

12
v. Expediente No. 110-94, R.O. 542, 6-X-94, recogido en la Coleccin de Jurisprudencia,
1994, p. 104, Ediciones Legales.

140
ALEGATO LABORAL

Como si lo anterior no fuese suficiente, la presencia de LAGR


incluso contradice y desafa a las leyes de la fsica y, por eso, resulta
inverosmil. Un simple ejercicio mental, como el que voy a proponer en
las lneas siguientes, lo corrobora.

Supongamos que fuese cierto que el testigo sali a buscar a CRBR


para entregarle el documento que dej olvidado en el auto. Cuando
menos, el deponente tuvo que hallar un sitio para estacionar el vehculo,
cosa que en pleno centro de Guayaquil resulta complicado hoy en da,
ms an por haber llegado a la misma hora en que los oficinistas que
trabajan en el casco comercial se disputan y copan todo espacio pblico
en procura de un sitio para sus carros.

No obstante, pensemos que el testigo encontr parqueo. Para ese


momento, el demandado debi haber subido ya hasta el sexto piso del
edificio Torres de la Merced, que es donde estn ubicadas las oficinas de
mis representados13, mientras que LAGR, con notoria desventaja, se
aprestaba recin a tomar el ascensor para darle alcance.

Para Hugo Alsina 14, carece de verosimilitud un testigo que declara


sobre hechos que no estn conformes con las leyes de la naturaleza y el
orden normal de las cosas, razn suficiente para que su testimonio no sea
credo. En trminos ms amplios, pero siguiendo la lnea de Alsina,
Hernando Devis Echanda15 advierte:

() Hay razn del dicho si el testigo explica cundo, cmo


y dnde ocurri el hecho y tuvo conocimiento de l, pero estas
circunstancias pueden resultar en desacuerdo con la natu-
raleza, los efectos y las caractersticas del hecho afirmado, es
decir, puede que no exista concordancia desde el punto de
vista fsico y lgico entre aqullas y ste, en cuyo caso

13
Me permito recordar que est probado en los autos cul es la ubicacin de las oficinas de
ABC S.A., pues all fue donde el actor dijo en su demanda que deba ser citada la
compaa, acto procesal que efectivamente se dio. Por cierto, destaco que al testigo
pareciera que tambin le asiste el don de la adivinanza, porque no est explicado en el
proceso ni en su testimonio cmo supo en qu piso quedaban tales instalaciones de mis
mandantes.
14
v. Alsina, Hugo, Tratado Terico Prctico de Derecho Procesal Civil y Comercial,
Tomo III, p. 645, Segunda Edicin, Buenos Aires, 1961.
15
v. Echanda, Hernando Devis, Teora General de la Prueba Judicial, Tomo II, p. 125 y
126, Primera Edicin Colombiana, Biblioteca Jurdica Dike.

141
FABRIZIO PERALTA DAZ

resultar imposible o improbable que efectivamente


haya ocurrido. ().

Salta a la vista la enorme importancia de someter el


testimonio a una severa crtica de las circunstancias en
que el testigo dice que ocurri el hecho y desde los diversos
puntos de vista: la posibilidad fsica del hecho, sus
caractersticas, la probabilidad de que haya podido
ocurrir en el lugar, el tiempo y de la manera como el
testigo lo explica. Y luego, una crtica similar de las
circunstancias en que tuvo acceso a tal hecho o pudo
conocerlo. (--las negrillas y subrayados son mos--).

A menos que el actor se haya quedado discutiendo largo rato con la


voz no identificada que le impidi ingresar a su lugar de trabajo, luce
fsicamente imposible que el deponente hubiese estado justo en el
momento en que se produjo el hecho; claro est, a menos que ste ltimo
est dotado de extraos poderes sobrenaturales que le permitan o
retroceder el tiempo o correr a la velocidad de la luz.

b. El testigo de odas.

Incapaz de superar las leyes de la fsica y las normas de la lgica, es


indudable que LAGR no fue testigo presencial del hecho que el actor
pretende probar, sino que, por el contrario, recibi esta informacin por
la boca de CRBR. Se trata, a lo sumo, de un tpico testimonio de odas o ex
auditu.

Al respecto, la doctrina jurdico-procesal mira con malos ojos y le


resta credibilidad a esta clase de testificaciones. Nuevamente, las palabras
de Hernando Devis Echanda16 no pueden ser ms ilustrativas y
contundentes:

Sabemos que uno de los principios generales de la prueba


judicial es el de su originalidad, es decir, que en lo posible
debe referirse directamente al hecho por probar, porque si
apenas se refiere a hechos que a su vez sirven para establecer
aqul, se tratar de prueba de otra prueba, que no produce

16
v. ob. cit., p. 76.

142
ALEGATO LABORAL

la misma conviccin y encierra el riesgo de conducir a


conclusiones equivocadas. Desde este punto de vista, los
testimonios de odas son poco recomendables, porque no
cumplen aquel requisito fundamental de toda buena prueba; de
tal modo que si existen testigos presenciales o que de otra
manera hayan percibido directamente el hecho por probar, se
les debe or directamente, en vez de llamar a declarar a quienes
oyeron de ellos el relato de su experiencia.

Como muy bien lo dice Giovanni Brichetti, la prueba no


original, es decir, la prueba de otra prueba, presenta una doble
posibilidad de engao: la posibilidad inherente a s misma, y
aquella inherente a la prueba original que contiene; cuanto
ms se aleja de la fuente original, ms disminuye la
fuerza o eficacia de la prueba. (). (--las negrillas y
subrayados son mos--).

Pero ms all de lo doctrinario, la jurisprudencia nacional es


reiterativa en el rechazo a los testimonios de odas, tal como lo recogen
los siguientes dos fallos cuyas partes esenciales me permito transcribir y
destacar:
b.1. () es oportuno reiterar que el despido intempestivo es
un hecho que ocurre en un momento determinado y en un
lugar igualmente determinado y por tanto, la prueba de
su ocurrencia no debe dejar duda alguna al juzgador ().
En la especie, y examinadas las constancias pertinentes se
advierte sin esfuerzo que el mencionado despido intem-
pestivo no se encuentra debidamente justificado; pues, la
prueba testifical con la que pretendi acreditrselo
por ser rendida por auritis testis, esto es testigos de
odas o referenciales no presta mrito para sufragar
la afirmacin del actor contrada a que tal despido se
habra producido. (). 17

b.2. () No puede dejar de sealarse que los testigos son los


ojos y los odos con los que los justiciadores ven, escuchan

17
v. Proceso 51-98, Primera Sala de lo Laboral y Social, R.O. 309 del 4-V-98, recogido en el
Repertorio de Jurisprudencia, Tomo XLIV, Enero Junio 1998, p. 67, Corporacin de
Estudios y Publicaciones, Quito, 1999.

143
FABRIZIO PERALTA DAZ

y reconstruyen el pasado, de all que cuando se ocurre a


la prueba testimonial, el testigo debe demostrar que
conoce a cabalidad los hechos preguntados y que su
pronunciamiento proviene de su calidad de tercero
presencial e imparcial. ()18

c. Cmo valorar el testimonio?

Hay que tener en cuenta, en todo caso, que el artculo 207 del
Cdigo de Procedimiento Civil le confiere a usted, seora Jueza, la
facultad de apreciar la fuerza probatoria de las declaraciones de los testigos
conforme a las reglas de la sana crtica, teniendo en cuenta la razn que stos
hayan dado de sus dichos y las circunstancias que en ellos concurran.

No obstante, y como bien conocemos, esa sana crtica que los juzga-
dores deben utilizar para valorar la prueba conlleva a ms del empleo
de las reglas de la lgica y la experiencia una visin del conjunto
probatorio incorporado al proceso19. No se pueden, por ende, apreciar
las pruebas ni su mrito de manera aislada, sino en el contexto del litigio
que est sometido a su conocimiento y resolucin.

Bajo las sealadas premisas, cmo debera apreciarse el testimonio


de LAGR? Los motivos que he expuesto a lo largo de este escrito podran
darle a usted la conviccin de que el deponente no presenci
directamente el despido y que, en ltimo trmino, bien podra ser
considerado como un testigo de odas.

La doctrina y la jurisprudencia emanada de nuestra Corte Suprema


de Justicia tienen, para ello, criterios uniformes que desacreditan a
quienes dan versiones testimoniales que no son de primera mano. Sin
embargo, le pido tener presente lo que la siguiente sentencia recomienda
para mejor apreciar la prueba de testigos20:

18
v. Expediente No. 305-98, Primera Sala de lo Laboral y Social, recogido en la Coleccin
de Jurisprudencia, 1999-I, p. 332 y 333, Ediciones Legales.
19
v. Art. 115 del Cdigo de Procedimiento Civil: La prueba deber ser apreciada en conjunto,
de acuerdo con las reglas de la sana crtica, sin perjuicio de las solemnidades prescritas en la ley
sustantiva para la existencia o validez de ciertos actos. (). Norma interpretativa de
contenido casi idntico la encontramos en el artculo 593 del Cdigo del Trabajo.
20
v. Expediente No. 45-98, Segunda Sala de lo Laboral y Social, recogida en la Coleccin
de Jurisprudencia, 1998-I, p. 405 y 406, Ediciones Legales.

144
ALEGATO LABORAL

() La prueba testimonial es muy comn pero tambin


muy endeble, pues, entran en juego los sentidos, lo cual
implica que una persona va a relatar lo que stos pudieron
captar sobre tal o cual hecho o acontecimiento; ms endeble
resulta todava cuando el testigo es de odos, o sea que repite lo
que otra persona le dijo, entonces sucede que la alteracin de
los hechos es mucho ms fcil. Por esta razn, el juzgador
est en la obligacin de aplicar las reglas de la sana
crtica consistente en una operacin intelectual
destinada a la correcta apreciacin de las pruebas
realizada despus de un anlisis en donde entran en
juego la lgica, la tica, la contradiccin y todos
aquellos valores subjetivos encaminados a obtener un
criterio vlido de los acontecimientos. (). (--las
negrillas y subrayados son mos--).

No es necesario ahondar en mayores razonamientos. Espero, seora


Jueza, que su sana crtica la conduzca hacia el encuentro con la verdad,
de tal forma que en este juicio no tenga cabida ni perdn la mala fe
procesal con la que ha obrado el actor desde un principio.

Resentira a la justicia y al sentido comn que en la causa se falle en


contra de quien ha probado, aun sin la carga legal de hacerlo, que nunca
tuvo intencin de despedir a un empleado; pero mayor dao habra de
causarse si la sentencia le diere la razn a quien se basa en subjetivas
deducciones o, peor an, en un testimonio meramente referencial carente
de fortaleza para probar el hecho que se alega.

Por todo lo dicho, le solicito se sirva declarar sin lugar la demanda.

Dgnese proveer en consecuencia.


Justicia,

p.p. LB y ABC S.A.

Ab. Fabrizio Peralta Daz, Procurador Judicial


Registro 10219 Guayas

145
FABRIZIO PERALTA DAZ

146
Derecho Penal
EVOLUCIN DOGMTICA DE LAS TEORAS DEL
CONCEPTO JURDICO PENAL DE ACCIN

( ) Karl Andrei Borjas Caldern


Universidad Nacional Federico Villarreal

RESUMEN:
La accin ha sido y es un concepto jurdico fundamental en la teora
del delito: su diseo en la estructura de la dogmtica, ha sido estudiada
en todas las escuelas de Derecho penal. Pero aun cuando tradicional-
mente la accin es considerada el primer elemento del delito, el Derecho
penal contemporneo est abandonando esta concepcin. Hoy se observa
una prescindencia de la elaboracin de un concepto previo de la accin,
para comenzar a estudiar el delito directamente por criterios normati-
vistas. La accin, dice el autor peruano de este ensayo, debe entenderse
como un concepto que se halla determinado por la imputacin, con-
virtindose en una toma de postura relevante en el plano de la comu-
nicacin.

PALABRAS CLAVE:
Accin, conceptos jurdico - penales, Derecho Penal, normativismo,
imputacin objetiva.

SUMARIO: I. Introduccin. II. Diferencias entre el hecho y


la accin como conceptos prejurdicos. III. Funciones del
concepto de accin en el Cdigo Penal peruano. IV.
Anlisis. V. Concepto preclsico de la accin. VI. Prin-
cipales formulaciones del concepto de accin. 1. Concepto
Causal-Naturalista. 2. Concepto Causal-Valorativo: Neo-
kantismo. 3. Teora finalista del concepto de accin. 4.

Universidad Nacional Federico Villarreal. Asistente del rea de Derecho penal de las
revistas Jus Doctrina & Prctica y Jus Jurisprudencia.
El presente trabajo est dedicado al Prof. Jos Antonio Caro John a quin no me cansar
de agradecerle por todo su apoyo incondicional y por el ejemplo de vida que debo seguir.
A mis grandes amigos Justo Nieves-Chero y a Lus Miguel Mayhua Quispe, dos
penalistas brillantes en ciernes.

149
KARL ANDREI BORJAS CALDERN

Teora social del concepto de accin. V. Principales formu-


laciones contemporneas del concepto de accin. 1. Con-
cepto adscriptivo de accin. 2. Concepto negativo de
accin. 3. El concepto funcional-social de accin. 4. El
funcionalismo y el concepto de accin. 4.1. Teora personal
de accin. 4.2. Teora de la evitabilidad individual. 5. Teora
cognitiva de la accin. 6. Conclusiones. 7. Bibliografa.

1. Introduccin

El concepto jurdico penal de accin ha sido la piedra angular del


sistema de la teora del delito y lo principal como diseo en la estructura
de la dogmtica penal en estudio de las distintas escuelas de Derecho
penal, anteriores al normativismo. Los esfuerzos efectuados para elaborar
la nocin de accin se han materializado en las denominadas teoras de la
accin y caracterizado, sobre todo, por el afn de determinar un factor
1
especifico .

Tradicionalmente la accin fue siempre considerada el primer ele-


mento del delito y, consiguientemente, el punto de partida de la doctrina
dedicada a su estudio. Los dems presupuestos de punibilidad fueron as
apreciados como caractersticas que necesariamente deban estar referi-
das al concepto de accin.

En el Derecho penal contemporneo, esta concepcin suele ser


abandonado por quienes prescinden de la elaboracin de un concepto
previo de la accin, para comenzar a estudiar el delito directamente por
criterios normativistas. La accin debe entenderse como un concepto que
se halla determinado por la imputacin, la accin as se convertir en lo
que debe ser: una toma de postura relevante en el plano de la comu-
2
nicacin, una expresin de sentido comunicativamente relevante , siendo
esta la posicin a la que nos vamos a ceir en este presente estudio, pero
ante todo, lo principal, es poder describir la evolucin del estudio del
concepto de accin en las distintas escuelas de pensamiento penal a lo
largo de la historia del Derecho penal global, para tener un mayor
enfoque sobre nuestra posicin.

1
VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe, Lecciones de Derecho penal. Parte general, Cultural Cuzco,
Lima, 1990, p. 118.
2
GNTHER JAKOBS, Estudios de Derecho penal, Civitas, Madrid, 1997, p. 114.

150
EVOLUCIN DOGMTICA DE LAS TEORAS DEL CONCEPTO JURDICO PENAL DE ACCIN

Compartimos la idea de que la discusin actualmente se est pro-


duciendo, bajo el nombre de la imputacin objetiva, acerca de la
relevancia jurdica de actos causales es la prolongacin o, mejor dicho, la
precisin de la controversia relativa al concepto de accin.

2. Diferencias entre el hecho y la accin como conceptos prejurdicos

Como paso previo al estudio del concepto jurdico penal de accin


en la teora del delito se hace necesario distinguir lo que es un hecho y
una accin como conceptos prejurdicos respecto al Derecho penal. Ya que
la ciencia y la semntica demuestran claramente las diferencias de estas
denominaciones. El hecho es un concepto estricto y se diferencia substan-
cialmente de la accin, empleado en su sentido amplio y extensivo puede
considerarse que abarca a la accin, entendida como una subcategora de
aqul, que en todo caso tiene un contenido propio y es substancialmente
distinta del mismo; los hechos no son mas que acontecimientos externos
cuya incidencia en el Derecho es inexistente. En orden a la determinacin
o concrecin de las acciones tpicas. Es decir que una conducta es un
hecho humano voluntario, la accin viene a ser una de las especies del
hecho, solo las acciones desde este plano son relevantes para el Derecho y
en especial para el Derecho penal como bien lo defini el finalismo.

Los eventos externos que contienen una manifestacin de voluntad de la


persona y que en el mbito de la relacin social aparecen dotadas de
relevancia siendo susceptibles de valoracin jurdica, dejan de ser hechos,
y pasan a ser acciones humanas.

La accin por tanto, integra una nocin distinta a la del hecho y por
ello no deben identificarse (primer punto establecido).

El concepto de comportamiento humano ha sido uno de los que ha


despertado mayores polmicas en la evolucin de la ciencia del Derecho
penal. De l dependen o han dependido, en mayor o menor medida, las
distintas construcciones dogmticas, esto es, las distintas teoras del
3
delito

3
BERDUGO DE LA TORRE, Ignacio, et. al., Lecciones de Derecho penal. Parte general, Praxis,
Espaa, 1996, p. 135.

151
KARL ANDREI BORJAS CALDERN

4
3. Funciones del concepto de accin en el Cdigo Penal peruano

Segn Cerezo Mir el concepto de accin ha de cumplir funciones,


como elemento bsico, unitario, de la teora del delito, al que se aadan,
como atributos o predicados valoraciones que derive la necesidad de que
el concepto de accin sea suficientemente amplio para que comprenda
todas las formas de conducta relevantes para el Derecho penal, adems
aade una segunda funcin que deriva la exigencia de su neutralidad
descriptiva y valorativa; es decir, el concepto de la accin ha de ser for-
mulado de tal modo que no prejuzgue alguno de los siguientes elementos
5
del concepto del delito .

Criticando la funcin de neutralidad de la accin, el ilustre maestro


espaol Polaino Navarrete manifiesta que no es posible la construccin
de un concepto de accin valorativamente neutral, que se conforme con
independencia de los estratos valorativos que definen el delito y sin los
cuales el concepto de accin es ficticio, irreal e incompleto, esto es, no es
un concepto jurdico-penal de accin, sino uno naturalistico o prejurdico
que nada aporta a la configuracin ni a la descripcin del sistema
jurdico-penal, en tanto que ni siquiera se tienen en cuenta para su
construccin los atributos bsicos del concepto de hecho punible.

Despus de comentar las funciones de la accin sealadas por


Cerezo Mir, dejamos en claro que este autor acoge la teora del concepto
de la accin dentro del finalismo, pero una cosa clara es que ya la accin
en nuestro sistema jurdico penal peruano, en estos das, pertenece dentro

4
Hacia 1930 Radbruch haba llegado a la conclusin de que el concepto de accin no
cumple ninguna funcin en la teora del delito sin embargo plante ideas como la de
analizar el hecho punible en la categora de la tipicidad la cual ha tenido mucha
influencia. En este sentido treinta aos despus Armin Kaufmann, por otras vas, llegaba
prcticamente a la misma conclusin despus de escribir su obra fundamental sobre la
omisin en 1959 al tomar como punto de partida de la teora del delito la nocin de
capacidad de accin, esbozo que no tuvo mayor influencia en la doctrina. En nuestra
doctrina peruana, Hurtado Pozo seala que la nocin de accin debe cumplir tres
funciones esenciales: el de constituir el fundamento de todas las formas en que puede
presentarse el obrar humano, segundo el de servir de elemento vinculante para los dems
aspectos del delito y por ltimo permitir excluir, sin considerar los lmites establecidos en
los tipos legales, los sentimientos o ideas, los sucesos provocados por animales, los
resultados causados por actos reflejos o automticos, etc. Estas funciones las recoge de
Zaffaroni.
5
CEREZO MIR, Jos, Curso de Derecho penal espaol. Parte general, 6 ed., Tecnos, Madrid,
2000, Vol. II, p. 148.

152
EVOLUCIN DOGMTICA DE LAS TEORAS DEL CONCEPTO JURDICO PENAL DE ACCIN

del tipo, es decir, que el legislador es l quien va a valorar que compor-


tamientos pueden ser imputados y que comportamientos son rechazados
por la sociedad.

Frecuentemente en nuestro pas distinguimos que siempre se busca


acusar o encontrar a un autor de un comportamiento despreciable, as no
lo hubiese se inventara, nuestro cdigo penal busca sancionar las
acciones cometidas por los sujetos y no las infracciones de alguna norma
que mantiene la evitabilidad del actuar de cada ciudadano dentro de los
parmetros sealados en sociedad. Recordaremos que desde el control
social informal de la sociedad, como es la familia, las interrogantes
quin lo hizo?, quin fue?, a quien acusamos? se han convertido en las
principales fuentes de acusacin para demostrar pedaggicamente la
manera de guiar un comportamiento adecuado. Ya es momento de pasar
a un aspecto ms racional de la sancin en el punto crtico de conocer la
evitabilidad del comportamiento del sujeto, preguntndonos ahora por
qu lo hizo?, por qu acusamos?, pudo evitar ese comportamiento?,
qu le motivo actuar de esa manera? Este anlisis de la accin tiene
como fuente la evitabilidad desde el aspecto normativo-funcional del la
sociedad en Derecho.

Dentro del estudio del Derecho penal peruano ya no podemos


seguir estudiando y analizando a la accin como un criterio prejurdico,
segn nuestra opinin deberamos trasladarnos al punto de anlisis
dominante cientfico basado en el normativismo del Derecho penal y as
poder responder a la mayora de nuestras interrogantes con un plano
metodolgico, racional y ms coherente, con normas y leyes penales
estableciendo sanciones responsables al entornarlas en la sociedad.

Es necesario sealar las funciones que cumple este concepto en


nuestro Cdigo penal, este se refiere a tres funciones principales no
descartando que existan ms funciones que a continuacin sealamos:

FUNCIN DEL CONCEPTO JURDICO-PENAL DE ACCIN EN


EL CDIGO PENAL PERUANO

a) Delimitacin: Los tipos penales en nuestro Cdigo contienen


todos los elementos necesarios para excluir de toda consideracin
aquellas conductas de los seres humanos que carecen de toda relevancia

153
KARL ANDREI BORJAS CALDERN

para el Derecho penal peruano. A consideracin de Silva Snchez existen


ciertos procesos que son desechados porque nunca llegarn a ser
relevantes penalmente. Se refiere a excluir de la consideracin penal
aquellos procesos que son meramente explicables en trminos causalistas
6
naturalisticos.

b) Referencia: Supone que debe ser suficiente como para permitir


que los dems elementos del tipo se le refieran, agregndoles una
caracterstica. Ello supone una exigencia al concepto de accin no debe
faltarle ningn elemento que impida adicionarle las categoras de
tipicidad, antijuricidad y culpabilidad.

El maestro Polaino Navarrete describe a esta funcin como definicin


siendo de este modo, el concepto de accin la base o fundamento objetivo
(material) del cual se predican varias cualidades adicionales o especficas:
tipicidad, antijuricidad, culpabilidad, punibilidad. Esta funcin de defini-
cin sera acorde a la mxima aristotlica confirme a la cual definitio fit per
7
genum proximum et differentias spezificas. .

Conforme a esta tarea, la accin habra de designar el comn deno-


minador a que cabe reducir todas las formas de delito o manifes-taciones
de la conducta punible: tanto los delitos de accin como de omi-sin, los
delitos dolosos como los imprudentes, los delitos consumados y los
tentados, etc.

c) Enlace: El concepto de accin en nuestra legislacin penal no


anticipa ningn elemento del delito, pues ello supondra confundirlos.
As, si le falta un elemento ese defecto le impide cumplir su funcin de
referencia. Precisamente en virtud de ese cometido de enlace, la accin se
constituira en la columna vertebral de todo el sistema jurdico penal,
pues constituye el fundamento sobre el que se asientan diversos pre-
dicados valorativos, y adems porque el concepto de accin ha de estar
presente en toda la construccin del sistema como elemento material
imprescindible.

6
SILVA SNCHEZ, Jess Mara, Consideraciones sobre la teora del delito, Ad-Hoc, Buenos
Aires, 1998, p. 31.
7
POLAINO NAVARRETE, Miguel y JAKOBS, Gnther, Las condiciones de juridicidad del
sistema penal. Derecho penal del enemigo y concepto jurdico penal de accin en una
perspectiva funcionalista, en Libro homenaje a la investidura de Doctores Honoris Causa por la
Universidad Nacional Federico Villarreal, Grijley, Lima, 2006, p. 88.

154
EVOLUCIN DOGMTICA DE LAS TEORAS DEL CONCEPTO JURDICO PENAL DE ACCIN

En el anlisis que la teora del Derecho hace de la construccin de


imputacin delito, se recurre al concepto de accin en tres funciones
claramente diferentes. En primer lugar, la imputacin de un delito tiene
como presupuesto una conducta que siquiera pueda ser el punto de
partida de un reproche. La moderna teora de la imputacin objetiva
intenta precisar en trminos especficamente penales la idea de la
relevancia social del comportamiento: por un lado, la conducta ha de
superar los lmites de lo socialmente adecuado y de los riesgos generales
de la vida; por otro lado, es necesario que en las consecuencias lesivas a
imputar se hayan realizado precisamente aquellas cualidades del com-
portamiento en cuestin que fundamentan los riesgos socialmente
inadecuados e intolerables. Pero sobre todo es necesario que las conse-
cuencias entren en el mbito de competencia respecto de riesgos. En
segundo lugar a travs de una consecuencia lesiva con una conducta
socialmente relevante, llevada a cabo por va de la imputacin objetiva,
sin embargo, tan solo se identifica el objeto de la responsabilidad, es
decir, la relevancia jurdica de la causacin de un suceso por un agente.
Dicho de otro modo, se trata del valor explicativo objetivo de la
contradiccin de la norma, del objeto del reproche jurdico penal. An
queda sin resolver la cuestin de si el causante dispona de alternativas
de conducta. La imputacin objetiva, es decir, la imputacin a un sujeto
que puede decidir l mismo acerca de su comportamiento y que por ello
puede ser hecho responsable por su decisin errnea, sin embargo, tiene
como presupuesto un concepto de accin que remita, ms all de la
relevancia social de un comportamiento, a la posibilidad de optar por
conductas alternativas. Y por ltimo la infraccin de la norma es algo
ms que un mero comportamiento no permitido evitable; tambin es una
contradiccin de la norma: la infraccin de la norma es una conducta
mediante la cual el agente expresa que la norma no rige para l, que no
quiere reconocerla, de modo efectivo en la configuracin de su actuar,
como mxima vlida para l. En este sentido, la accin es una conducta
comunicativamente significativa, es decir, una toma de postura expresiva
en relacin con la norma. Y a esta contradiccin el Derecho penal contesta
con la sancin, cuya imposicin, a su vez, expresa de modo comunica-
tivamente relevante que la declaracin del autor es irrelevante.

Adelantndonos a la idea principal, en la formulacin de Jakobs,


accin es adquirir culpablemente competencia por un dao en la
vigencia de la norma.

155
KARL ANDREI BORJAS CALDERN

4. Anlisis

Debemos recordar que la conducta humana en nuestro cdigo penal


tiene dos formas de manifestarse, las cuales son recogidas en forma
expresa en el artculo 11 del Cdigo Penal vigente que seala: son delitos
y faltas las acciones u omisiones dolosas o culposas penadas por la ley; de aqu
entonces que estas formas son: por accin y omisin. Es preciso
mencionar que el legislador peruano no tiene la idea clara de un concepto
de accin es por ello que la doctrina y la literatura penal, le da contenido.

Luis Miguel Bramont-Arias Torres, recordado maestro, en sus


inolvidables clases en las aulas villarrealinas nos sealaba que la accin
desde el punto de vista de nuestro Cdigo, es aquella que se manifiesta
por un actuar que produce un cambio o alteracin en la realidad, el que
est destinado a la afectacin de un bien jurdico penalmente protegido y
8
omisin es dejar de hacer algo que se deba hacer. Con esta postura del
finalismo en nuestras actividades acadmicas han servido de base para
ampliar una nueva visin del Derecho penal y dejar de lado el plano
prejurdico y neutral del concepto penal de accin.

La funcin que debemos aadir en nuestro sistema jurdico penal es


la funcin de la imputacin que aporta de por s una perspectiva
sugerente, no solo se trata de relacionar persona y mundo circundante
sino que, para ello, se requiere de un cdigo valorativo que ha elaborado
minuciosamente la llamada Teora de la imputacin objetiva.

No cabe duda que la evolucin de la teora del delito no ha sido


pacifica. Un somero anlisis nos demostrar que lo comentado es cierto.
Y las distintas escuelas han diseado conceptos diferentes como a la
perfeccin de las anteriores y el debate sigue en pie actualmente, pero
contemporneamente la accin queda desplazada como elemento prin-
cipal de la teora del delito y estas funciones se descartan de la nueva
dogmtica peruana que deseamos plantear ya que la accin no podra ser
ms la columna vertebral del sistema del delito, cuando lo que preci-
samente su construccin llevara en la practica a la defensa de un
concepto prejurdico-penal de accin, donde est fuera completamente
neutral e inmune a la tipicidad, a la antijuricidad y a la culpabilidad.

8
BRAMONT-ARIAS TORRES, Lus Miguel, Manual de Derecho penal. Parte general, 2 ed., Eddili,
Lima, 2002, p. 153.

156
EVOLUCIN DOGMTICA DE LAS TEORAS DEL CONCEPTO JURDICO PENAL DE ACCIN

Como manifiesta Polaino Navarrete difcilmente puede sostenerse


que la accin es la columna vertebral del sistema del delito, si el concepto
de accin se construye con anterioridad y con neutralidad absoluta de
conceptos fundantes del concepto de accin como la tipicidad.

Espero aportar en este trabajo la descripcin del desarrollo histrico-


critico de la evolucin del concepto jurdico penal de la accin en las
principales corrientes penales a travs de la historia y tomar mi posicin
acerca de la accin. Navegaremos desde la idea de Liszt- Beling hasta la
posicin principal del maestro de Bonn Gnther Jakobs.

5. Concepto preclsico de la accin

La concepcin de la accin tuvo sus races constructivas en la


antigua filosofa griega, apareciendo con mayor nfasis en la obra de von
Pufendorf en el siglo XVIII, aunque, quien introduce este elemento al
Derecho penal fue von Bhmer. La concepcin moderna de la accin se
origina con Hegel, en el siglo XIX, que incluye a la imprudencia dentro
del concepto de accin, sin lograr alcanzar la diferenciacin con el
concepto de imputacin.

La accin para Hegel es la exteriorizacin de la voluntad moral. Se


trata de un concepto valorizado que comprende prcticamente toda la
imputabilidad penal; solo si hay accin tambin hay imputacin, y si hay
imputacin hay accin, como puede comprenderse, este concepto plantea
dificultades para su aplicacin a la culpa, pues en esta no hay voluntad
9
ajena; el resultado no es querido en casos de culpa . Pero no solo se
presenta este inconveniente adems, las conductas de los inimputables
no se pueden considerar acciones, pues no cabe distinguir entre accin
culpable y accin no culpable; todas las acciones son culpables.

El concepto de accin de los hegelianos resultaba muy estrecho y


difcilmente poda permitir alcanzar aquellos supuestos. Hasta la dcada
del ochenta en el siglo XIX predomin el concepto hegeliano de accin,

9
ABEGG, KSTLIN, BERNER Y HLSCHENER, discpulos penalistas de Hegel, incluyen
prcticamente la imprudencia en el concepto de accin, pero la divisin entre la accin e
imputacin al hecho total (entre accin y accin punible) se va efectuando muy
lentamente y solo en sus primeros pasos.

157
KARL ANDREI BORJAS CALDERN

pero despus fue abandonado y reemplazado por el concepto causal,


pues no pudo adaptarse a las exigencias del desarrollo dogmtico, dada
la identidad que mantena entre la accin y la culpabilidad.

En realidad, el concepto de accin de los hegelianos lo ilcito y la


culpabilidad eran inseparables, pues la norma no poda dirigirse a los
10
incapaces de culpabilidad, ambas categoras constituan un todo.

Mencin aparte sucede con el trabajo realizado por el no hegeliano


Luden quien logr sorprendentemente una divisin del delito (1840) que
se aproxima a los proyectos sistemticos del siglo XX, al diferenciar un
fenmeno delictivo provocado por una accin humana, de la antiju-
ricidad de esa accin y de la cualidad dolosa o culposa de esa accin, si
bien es cierto no separa an la accin y el tipo, pero ya prefiguraba la
triparticin que caracteriza al sistema penal peruano actual,
apartndose posteriormente de esta va.

En los primeros tratados de Derecho penal entre los que destaca el


clsico von Feuerbach, a quien se debe precisamente el primer Cdigo
Penal liberal, esto es, el Cdigo bvaro de 1813, la accin no era consi-
derada objeto de especial anlisis, quizs porque se consideraba algo tan
obvio que no mereca la pena detenerse en su estudio. La teora del delito
no conoca sino la rudimentaria distincin entre imputacin objetiva y
subjetiva, dominante hasta mediados del siglo XIX. Haba que esperar al
siglo XX para hallar en la dogmtica (llamada clsica), y gracias a las
construcciones de Binding, Beling, Von Liszt y Radbruch, la concepcin
11
tripartita del delito, como accin tpica, antijurdica y culpable .

6. Principales formulaciones del concepto de accin

6.1. Concepto causal-naturalista

Para lograr proporcionar una concepcin prctica del delito ante las
dificultades de los autores hegelianos y de los tericos de los imperativos,
se dio lugar a que rpidamente se difundiera el pensamiento positivista

10
JAN V ALLEJO, Manuel, El concepto de accin en la dogmtica penal, Colex, Madrid, 1994, p.
20.
11
JAN VALLEJO, El concepto de accin en la dogmtica penal, cit., p. 19.

158
EVOLUCIN DOGMTICA DE LAS TEORAS DEL CONCEPTO JURDICO PENAL DE ACCIN

que domin Alemania desde el ltimo tercio del siglo XIX. El pensa-
miento filosfico del positivismo naturalista, es un pensamiento meca-
nicista y causalista.

Se elabor en los albores del siglo XIX y a principios del siglo XX con
un enfoque cientfico-naturalista de la metodologa jurdico-penal, cuyos
principios cientficos inspirados hundan sus races en la filosofa
positivista-naturalista kantiana. Debe precisarse, en fin, que este concepto
causal clsico de accin sustenta estrecha conexin con una doble corrien-
te ideolgica y cientfica delimitada con precisin: de una parte, con el
fundamento filosfico Kantiano, que aboca a un entendimiento deter-
minista de la conducta humana, y de otra con los postulados de la fsica
mecnica de Newton, que trata de explicar la dinmica del compor-
12
tamiento humano .

En este sistema se comienza a utilizar el mtodo analtico del positi-


vismo cientfico, donde se distingue y se identifica claramente los ele-
mentos generales del delito buscando en cada uno de ellos su base
emprico-descriptiva, diferenciando las caractersticas objetivas de las
13
subjetivas .

Este concepto de accin se denomina causal por que la voluntad


nicamente es concebida en su funcin determinante del resultado, pero
no como fuerza directora del curso del acontecimiento. Los dos princi-
pales autores que elaboraron esta teora fueron Franz von Liszt y Ernst
Beling, donde cada uno conceptualizo la accin de igual semejanza en su
contenido; pero a la vez Radbruch en sus monografas desarrolla amplia-
mente este concepto, siendo luego critico sobre las explicaciones del
causalismo naturalista.

Franz von Liszt pone como fundamentacin sistemtica la distincin


entre el aspecto objetivo y subjetivo: en el primero encontramos la accin,
14
al tipo y a la antijuricidad; y en el segundo, a la culpabilidad.

12
ZAFFARONI, Eugenio Ral, Manual de Derecho penal. Parte general, Ediciones Jurdicas,
Lima, 1998, Vol. I, p. 236.
13
LUZN P EA, Diego Manuel, Curso de Derecho penal. Parte general, Universitas, Espaa,
1999, T. I, p. 228.
14
Von Liszt no abandona la escuela clsica italiana donde el delito se enfoca como un
fenmeno matizado normativamente, donde el delito es, sobre todo, una conducta

159
KARL ANDREI BORJAS CALDERN

Von Liszt sostiene que la accin es la conducta voluntaria en el mundo


exterior; causa voluntaria o no impediente de un cambio en el mundo
15
externo. . Es decir la accin como un proceso causal que nace de la
voluntad humana y modifica el mundo exterior; para Liszt existen tres
bases necesarias para que se de la accin:

BASES DEL CONCEPTO JURDICO PENAL DE ACCIN


SEGN FRANZ VON LISZT

1) Manifestacin de voluntad: que a palabras de von Liszt, es el acto de


la voluntad objetivada y puede consistir en la realizacin o en la
omisin voluntaria de un movimiento del cuerpo. Al sealar von
Liszt, manifestacin de voluntad, esta se define fisiolgicamente
como enervacin y psicolgicamente como proceso de conciencia
por el que se ponen en accin causas por parte del sujeto.

2) Modificacin del mundo exterior, esto es, el resultado: La voluntad


debe manifestarse frente al mundo exterior. El concepto del acto
exige pues, la aparicin de un cambio en el mundo exterior. Lla-
mado por von Liszt resultado a este cambio, perceptible por los
sentidos.

3) Relacin de causalidad: que debe reunir las diferentes partes en un


todo. La relacin del resultado con la manifestacin de voluntad
puede existir una relacin objetiva (dolo) y subjetiva (culpa).

El concepto de accin en el casualismo natural, se trata de un con-


cepto unitario, comprendido tanto de la accin en sentido estricto como
de la omisin, pero en cualquier caso, que provenga de la voluntad.
Segn von Liszt la volicin que caracteriza la manifestacin de voluntad
y por consiguiente, el acto, significa simplemente, el impulso de la
voluntad. Basta el impulso voluntario, causante de una modificacin en
el mundo exterior, perceptible por los sentidos, luego no importa el
contenido de la voluntad; ya no interesa a la accin lo que el autor quera,
sino la mera causacin de unas consecuencias por un acto voluntario,
cuyo contenido no tienen importancia.

acompaada por tres atribuciones: tipicidad, antijuricidad y culpabilidad


(VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe, Derecho penal. Parte general, Grijley, 2005, p. 235).
15
VON LISZT, Franz, Derecho penal. Parte general, 2 ed., Reus, Madrid, 1927, T. II, p. 285.

160
EVOLUCIN DOGMTICA DE LAS TEORAS DEL CONCEPTO JURDICO PENAL DE ACCIN

La accin humana, como ataque de un bien jurdico, constitua la


piedra bsica sobre la que se edificaba el delito y por ello mismo deba
tener la suficiente amplitud, objetividad y neutralidad, a fin de abarcar
16
todos los posibles ataques humanos a un bien jurdico .

Ernst Beling entiende que accin es un comportamiento corporal


(fase externa) producido por el dominio sobre el cuerpo (libertad de
inervacin muscular), (fase interna); ello es, un comportamiento corporal
voluntario, consistente ya en un hacer ello es un movimiento corporal, y
a un no hacer (omisin), ello es, distensin de los msculos. En palabras
de Beling: la accin es una cadena causal, puesta en funcionamiento por
una manifestacin de voluntad, que es configurado como expresin de
un fenmeno de enervacin muscular.

Este concepto naturalista de accin pretenda ser un concepto


unitario aplicable tanto a la accin como a la omisin; ya como hemos
visto para von Liszt la omisin era una forma de accin, esta unin hace
difcil la comprensin; por esta razn Radbruch entendi que en el marco
del concepto causal, que l tambin defenda, no era posible la defensa de
un concepto unitario de accin, fundamentando entonces la dualidad de
la accin y la omisin.

Esta posicin de determinacin de relacin de causalidad deviene


justamente por la influencia de los avances que tena en su momento el
desarrollo de las ciencias naturales, es por ello que se adoptaban posturas
naturales a la determinacin de la responsabilidad penal.

Pero al concepto naturalistico de accin se puede objetrsele adems


que al apoyarse en unas leyes causales de ndole mecanicista, se muestra
incapaz de explicar la omisin en la que por definicin, falta la
17
causalidad entendida de manera fsica-mecnica . Es decir, que a este
planteamiento se conduca a una concepcin muy insatisfactoria de la
omisin, que no es movimiento corporal que cauce una modificacin en
el mundo exterior.

16
BUSTOS RAMREZ, Juan, Obras completas, ARA, Lima, 2005, T. I, p. 396.
17
COBO DEL ROSAL, Manuel y VIVES ANTN, Toms, Derecho penal. Parte general, 5 ed.,
Tirant lo blanch, Valencia, 1999, p. 370.

161
KARL ANDREI BORJAS CALDERN

Esta tesis no es completamente idnea como elemento bsico, toda


vez que su explicacin no convence en lo que respecta a la omisin e
incluso en la omisin por imprudencia inconsciente. La teora de la
accin causal desconoce la funcin constitutiva de la voluntad como actor
de direccin para la accin, convirtindola en un proceso causal liberado
por un acto voluntario cualquiera, desconocindose as que la accin es
obra de la voluntad humana que dirige el suceder causal.

Sus principales criticas de basan en que el concepto causal se mues-


tra inadecuado para delimitar correctamente las modalidades conduc-
tuales jurdico-penalmente relevantes.

La teora causal de la accin tambin traa ciertos problemas acerca


de la tentativa, por no llevar un contenido dentro de la voluntad de la
manifestacin de voluntad, es decir que no se podra saber si este impul-
so tena una finalidad a un resultado que se deseaba.

El Concepto causal de accin, con su distincin entre el proceso


causal externo, independiente de la voluntad, constituy la base del
sistema conocido hoy comnmente como sistema clsico del Delito.

Algunos autores denominan el concepto causal de la accin como


concepto clsico, entre los que destacan Miguel Polaino Navarrete y
Hans-Heinrich Jescheck.

6.2. Concepto causal-valorativo: Neokantismo

Surge en la dcada de los treinta del siglo pasado, cuando se renova-


ba el pensamiento de Kant dejando de lado la teora causal - natural de la
accin.

Ya en las postrimeras del siglo XIX, Dilthey seal, desde una


perspectiva historicista, el carcter autnomo de las ciencias del Espritu,
frente a las ciencias naturales. A principios del siglo XX el renacimiento
de Kant en Alemania, a travs de dos posiciones Neokantianas (la escuela
de Marburgo y la escuela sudoccidental alemana) plante la misma
problemtica, desde una perspectiva valorativa, de la ciencia de los
valores. Si bien los planteamientos de la escuela de Maburgo (tambin
llamada Logicista, representada en el mbito de la filosofa por Cohen,

162
EVOLUCIN DOGMTICA DE LAS TEORAS DEL CONCEPTO JURDICO PENAL DE ACCIN

Notarp y especialmente por Stammler) tuvieron una gran trascendencia


en el campo de la metodologa del Derecho, en el Derecho penal tuvieron
escasa repercusin. Diferente es en cambio la situacin respecto de la
escuela Sudoccidental Alemana (tambin llamada Baden o escuela de los
valores representada por Rickert, Windelbond y Lask), para la cual lo
distintivo de las ciencias de la cultura frente a los naturales es el concepto
de valor y en tal sentido, el Derecho como tal, aparece como una rama de
las ciencias naturales empricas y la jurisprudencia justamente como un
18
mtodo referido al valor . Esta direccin tuvo una gran influencia en
Edmund Mezger y Max Ernst Mayer, siendo Mezger el mximo
representante del Neokantismo o de la teora del concepto causal -
valorativa de la accin.

La consecuencia para el concepto de accin es que ya no poda


contentarse con ser un hecho naturalstico ajeno al valor, sino que deba
ser susceptible de soportar los juicios de valor (disvalor) representados
19
por las categoras de antijuricidad y culpabilidad .

Pues el Neokantismo sigue teniendo la idea de causalismo porque lo


esencial de la accin radica en la causacin procedente de la voluntad,
pero diferenciada de las ciencias naturales a poner de relieve la valora-
cin en la accin. Mezger asume los conceptos fundamentales que com-
ponen la nocin de acto en el Derecho penal: el comportamiento humano
que expresa el querer personal de un sujeto, aparecen unidos entre s
por una conexin de causalidad.

La valoracin que lleva a cabo la doctrina neoclsica en el seno del


concepto de accin puede calificarse como una valoracin provisional,
por cuanto denota una valoracin incipiente, tenue, que no prejuzga las
caractersticas de la antijuricidad del acto ni la culpabilidad del autor, y
que solo requiere la constatacin de la presencia de voluntariedad en la
conducta, pero sin entrar a valorar, en verdad el contenido de esa volun-
20
tad .

18
BUSTOS RAMREZ, Juan, Manual de Derecho penal. Parte general, 4 ed., PPU, Barcelona,
1994, p. 342.
19
MIR PUIG, Santiago, Derecho penal. Parte general, 6 ed., Reppertor, Barcelona, 2004, p. 180.
20
POLAINO NAVARRETE, Miguel, Derecho penal. Parte general, Bosch, Espaa, 2000, T. II, Vol.
I, p. 225.

163
KARL ANDREI BORJAS CALDERN

Para el concepto causal neoclsico, son elementos de la accin, de un


lado, la manifestacin exterior de la voluntad (expresiva de que un sujeto
acta voluntariamente), y de otro lado, todos los efectos derivados de la
misma (esto es el resultado, indicativo de todo lo producido como efecto
21
causal del querer humano) .

Para Mezger, la accin es la conducta corporal dominada por la


voluntad que pas a determinar a la accin como comportamiento huma-
no, von Hippel tambin denomin a la accin como comportamiento
voluntario y Mayer como realizacin de la voluntad de un ser humano.

Mezger seala que la accin no debe verse como un concepto pura-


mente causal, que pertenece al mundo del ser, sino que pertenece al mun-
do de los valores. Aade Mezger que el concepto de accin solo puede
presentar exclusivamente las posibilidades ontolgicas de valuacin a las
que es posible concertar una seleccin normativa ulterior, por ello afirma
Mezger que el concepto de accin es un concepto ontolgico, el ser
22
jurdico .

Para concluir en palabras de Mezger, l sostiene que el concepto de


accin seala en la conducta humana un acontecimiento natural-real en el
mundo de la experiencia, indicando lo que debe ser castigado con pena, y
sirviendo -afirma- para la apreciacin de determinadas finalidades huma-
nas. Pero es siempre -la accin- un concepto realista, y por consiguiente
ontolgico, el ser jurdico (esencial). La apreciacin normativa (el deber
ser jurdico) de sus distintos elementos, no tiene lugar en la accin, sino
en sus elementos atributivos de la antijuricidad y de la culpabilidad, de
ah que sea un elemental error metdico el querer deducir de los
elementos ontolgicos de la accin, orientaciones para la estructuracin
normativa de la antijuricidad y culpabilidad. De ah se deduce, que el
concepto de accin, al tener que proporcionar y contener una descripcin
"neutral" de todo acontecimiento que se tome en cuenta, no debe ser
recargado de antemano con valoraciones innecesarias.

21
Ibdem, p. 227.
22
MEZGER, Edmund, Tratado de Derecho penal. Parte general, Revista de Derecho privado,
Madrid, 1995, T. I, pp. 165 y ss.

164
EVOLUCIN DOGMTICA DE LAS TEORAS DEL CONCEPTO JURDICO PENAL DE ACCIN

6.3. Teora finalista del concepto de accin

Hans Welzel es el indiscutible jurista que da nacimiento a la llamada


teora finalista de la accin que plantea una sistematizacin de la
dogmtica jurdico penal que se aparta del causalismo; la formulacin de
dicha doctrina se remonta a un memorable trabajo de Welzel, titulado
Causalidad y accin, aparecido en el ao 1931. A partir de entonces, y a
travs de sucesivas formulaciones, el introductor del finalismo en el
Derecho penal, por medio de la formulacin de la teora finalista de la
accin, con transcendencia en todo el sistema jurdico-penal, eleva la
nocin de accin a concepto central de la teora del delito. Este autor
sostiene que la fusin entre elementos pticos y axiolgicos se encuentra
en las estructuras lgico objetivas del mundo (impregnado de por la vida
comunitaria), que no son otra cosa que constantes antropolgicas que
preceden al derecho y que el legislador no puede modificar; en el caso del
Derecho penal la accin humana constituye la estructura lgica objetiva
fundamental, la misma que esta orientada a un fin determinado, es as
que toda persona es capaz de prever los efectos posibles de sus
actividades, esto debido a su conciencia de la causalidad, a los efectos
posibles de su actividad, a que se propone logar diversos fines y es capaz
de dirigirla segn su plan hacia un objetivo previsto.

La teora finalista de la accin surgi para superar la teora causal de


la accin, dominante en la ciencia alemana del Derecho penal a principios
del siglo XX, en lo que consista otorgarle un contenido a la voluntad.
Pues esta teora plantea que la accin desde un plano ntico, la accin
vendra hacer una conducta dirigida hacia un fin, con una anterioridad
psquica.

As Welzel afirma que la accin humana es ejercicio de actividad


final. La accin es, por eso, acontecer final, no solamente causal. La
finalidad o el carcter final de la accin se basa en que el hombre, gracias
a su saber causal, puede prever, dentro de ciertos limites, las conse-
cuencias posibles de su actividad, ponerse por tanto, fines diversos y
23
dirigir su actividad conforme su plan, a la consecucin de estos fines .

23
WELZEL, Hans, Derecho penal alemn, Editorial Jurdica de Chile, Santiago, 1976, p. 53.

165
KARL ANDREI BORJAS CALDERN

Actividad final es una actividad dirigida conscientemente en


funcin del fin, mientras que el acontecer causal no est dirigido en
funcin del fin, sino que es resultante causal de la constelacin de causas
existentes en cada momento. La finalidad es, por ello vidente, la causa-
lidad ciega.

Gracias a su saber causal previo puede dirigir sus diversos actos de


modo que oriente el suceder causal externo a un fin y lo domine
finalmente.

La accin, para los finalistas tiene dos fases, a) La fase Interna, es la


que se realiza en el pensamiento del autor cuando se propone un fin
(lesionar, matar, etc.), empieza con la anticipacin del ponerse el fin que
el autor quiere realizar, luego selecciona los medios necesarios para su
realizacin. Ahora bien, los factores causales elegidos como medios van
siempre unidos a otros efectos adems del fin perseguido. Por ultimo se
tiene que considerar tambin los efectos concomitantes, que van unidos a
24
los factores causales elegidos, como la consecucin del fin ; b) la fase
externa consiste en la puesta en marcha de los medios seleccionados
conforme a la norma y usual capacidad humana de previsin, es decir
pone en movimiento, conforme a un plan, los medios de la accin
anteriormente elegidos (factores causales), cuyo resultado es el fin junto
con los efectos concomitantes que han sido incluidos en el complejo total
25
a realizar .

Este concepto de accin, es de naturaleza ntica, como ya lo haba-


mos manifestado antes, porque es el que se da en la realidad, es para el
finalismo el concepto que de la misma manera debe manejarse en
Derecho penal. Ello se debe a que el derecho regula conductas y por eso,
como cualquier tcnica que quiere dominar algo, no puede desconocer la
naturaleza de lo que pretende regular. De ah que el legislador se
encuentre vinculado necesariamente al concepto ntico de conducta (esto
26
es lo que Welzel llama estructuras lgicos-objetivas) .

24
WELZEL, Hans, El nuevo sistema del Derecho penal. Una introduccin a la doctrina de la accin
finalista, Universidad de Buenos Aires, Argentina, 2002, p. 42.
25
Ibdem, p. 43.
26
ZAFFARONI, Eugenio Ral, Acerca del concepto finalista de la conducta en la teora
general del delito, en Nuevo Foro Penal, N 16, 1982, pp. 983-984.

166
EVOLUCIN DOGMTICA DE LAS TEORAS DEL CONCEPTO JURDICO PENAL DE ACCIN

La finalidad no debe ser confundida con la voluntariedad a que se


refieren los causalistas. La voluntariedad significa un movimiento corpo-
ral y sus consecuencias pueden ser reconducidas a algn acto voluntario,
siendo indiferente qu consecuencias quera originar el autor. Para el
finalismo, no es suficiente la mera voluntariedad, sino que es necesario
determinar su contenido, y ello es posible solo en relacin a un
determinado resultado querido. A la finalidad le es esencial la referencia
a determinadas consecuencias queridas; sin ella queda solo la volunta-
riedad, que es incapaz de caracterizar una accin de un contenido
27
determinado .

Argumenta Welzel que con la explicacin de los causalistas el acto


aparece condicionado por la cadena infinita del acontecer; pero tal acon-
tecimiento no estaba dirigido finalmente a ese objetivo. Por el contrario,
la explicacin finalista de la accin descansa en la realidad, pues, lo cierto
es que el sujeto domina o intenta dominar los factores causales y hacerlos
concurrir en la forma apetecida para la obtencin de una meta. La
persona humana al querer algo dirige finalsticamente su accin hacia
dicha meta, con arreglo a un plan previamente realizado. El hombre
sobredetermina el proceso causal en funcin de sus conocimientos, con la
idea de llegar a un fin.

El concepto final de accin logr adeptos como por ejemplo: Armin


Kaufmann, Maurach, Niese, Schaffstein, Stratenwerth y von Weber, en
28
Alemania; y Cerezo Mir, Crdova y Beraistain, en Espaa .

Una de las principales crticas fue la de Engisch, pues l se refiri a


las dificultades de comprender dentro del concepto propuesto por Welzel
no solo a la culpa, sino tambin al dolo indirecto y al dolo eventual,
porque en ninguno de estos casos el autor dirige directamente su accin a
un fin determinado.

La teora finalista resolvi adecuadamente los problemas del delito


de accin, pero tuvo grandes problemas en el mbito de la imprudencia y
en el de omisin. En efecto, en la omisin no existe una direccin final de
un proceso causal, y en los delitos imprudentes la finalidad no es la
causacin del resultado producido.

27
WELZEL, HANS, El Nuevo Sistema del Derecho Penal, cit., p. 28.
28
JAN VALLEJO, El concepto de accin en la dogmtica penal, cit., p. 40.

167
KARL ANDREI BORJAS CALDERN

La tercera crtica principal fue la de Stratenwerth, respecto a su


reaccin automatizada.

Jakobs por su parte refiere como crtica a su maestro, que la


finalidad, como direccin consciente e intencional de las consecuencias
de la ejecucin de la accin, no se extienden a las consecuencias secun-
darias, realizadas dolosamente, ni mucho menos a las consecuencias
realizadas imprudentemente. A fin de cuentas, la finalidad es una
metfora que se refiere abrevindolas, a las condiciones del compor-
tamiento evitable, y nada ms.

Durante la vida de Welzel, su sistema fue objeto de importantes


crticas, bsicamente deben destacarse las realizadas por Engisch,
Bockelmann, Mezger, Stratenwerth y Maihofer. Estas crticas hicieron
reflexionar a Welzel y su pensamiento fue, en parte, modificndose en
algunos extremos. As pues, el concepto final de accin es un concepto
evolutivo en el que es observable que ha pasado por diversas for-
29 30
mulaciones / .

6.4. Teora social del concepto de accin

A esta Teora se le suele decir que es una sntesis entre el concepto


causal y el concepto final de accin porque su objetivo exclusivo es
ofrecer un concepto unitario de accin, en el que habran fracasado tanto
los causalistas como los finalistas, y no una estructura sistemtica del
delito.

29
LPEZ BARJA D E QUIROGA, Jacobo, Derecho penal. Parte general, Gaceta Jurdica, Lima,
2004, T. I, p. 99.
30
WELZEL en un primer momento acenta la importancia del sentido social del concepto
de accin como expresin de sentido; posteriormente sostiene que la accin humana es
ejercicio de la actividad final (naturaleza de las cosas), con esto intenta situar la
estructura ontolgica de la accin en el punto central del sistema del Derecho penal y
devolverle de este modo la base de las leyes del ser que haba sido demolida por el
concepto natural de accin. Indica que a la finalidad le es esencial la referencia a
determinadas consecuencias queridas, sin ella queda solo la voluntariedad que es
incapaz de caracterizar una accin de un contenido determinado; es por eso, que la
accin final se produce no solo en el caso de que el resultado fuera el fin de la conducta
voluntaria, sino tambin cuando era el medio para un fin ulterior, o si era un efecto
concomitante comprendido por la voluntad de la realizacin. Ante las dificultades que
presentaba esta teora en especial para referirse a la accin culposa, en la que la finalidad
no es un elemento especfico comn de los diferentes tipos de acciones; Welzel opt por
sustentar el concepto de accin ciberntica para la direccin y encauzamiento de la accin.

168
EVOLUCIN DOGMTICA DE LAS TEORAS DEL CONCEPTO JURDICO PENAL DE ACCIN

Esta teora procede de Eberhard Schmidt, quien hizo verdaderos


esfuerzos por superar el puro concepto naturalistico de la accin, primero
en la ultima edicin, pstuma, que realizo del tratado de su maestro
Franz von Liszt (1932), y despus, principalmente, en el Homenaje a
Engisch. Fue el primero en resaltar la importancia de lo social para
comprender el concepto de accin.

La accin, segn Schmidt, es un comportamiento proveniente de la


voluntad en relacin al mundo social exterior, luego, se trata de un
concepto valorativo, en el que el sentido social de la accin debe
determinarse de un modo objetivo, de acuerdo con las concepciones, las
31
experiencias y las costumbres de la propia vida social.

El concepto social de accin fue desarrollada por Engisch y


Maihofer. El primero trata de insertar la teora de la causalidad adecuada
en la teora de la accin, entendiendo que la accin, como concepto
natural-social, comprende todas aquellas, consecuencias que, segn la
experiencia, son adecuadas, es decir define el actuar como la produccin
voluntaria de consecuencias calculables socialmente relevantes, en dicha
definicin abarcaba tanto a las acciones dolosas finales como a las
imprudentes.

Segn Maihofer, la accin es todo comportamiento objetivamente


32
dominable dirigido a un resultado social objetivamente previsible . l
parte de la consideracin de la accin como fundamento del delito.

Jeschek en su tratado manifiesta que la accin es toda conducta


humana socialmente relevante, para lo cual sostiene que conducta es
toda respuesta del ser humano a una exigencia conocida o al menos
cognoscible a travs de una posibilidad de reaccin a su disposicin. Esta
conducta humana puede consistir en el ejercicio de la actividad final y
tambin puede asimismo limitarse a la causacin de consecuencias
intencionadas en la medida en que el acontecimiento puede ser dirigido
con la intervencin de la finalidad (imprudencia) y por ultimo presupone
la concurrencia con carcter general de la posibilidad de direccin
(omisin).

31
JAN VALLEJO, El concepto de accin en la dogmtica penal, cit., p. 57.
32
Loc cit.

169
KARL ANDREI BORJAS CALDERN

El contenido del trmino socialmente relevante significa que afecta


a la relacin del individuo con su mundo circundante que le manifiesta
como persona social.

La finalidad y la posibilidad de la finalidad sern los dos criterios


que, junto al de trascendencia exterior, concedern relevancia social a un
comportamiento humano: la finalidad en los hechos dolosos, y la posi-
bilidad de finalidad en la imprudencia, porque el hecho causado poda
haberse evitado mediante la conduccin final del proceso, y en la
omisin, porque tambin el no hacer lo esperado poda haberse evitado
finalmente.

A palabras de Hans-Heinrich Jescheck el hacer positivo y la omisin


pueden integrarse en un concepto accin unitario cuando se alcanza a
encontrar un punto de vista superior de carcter valorativo que ane en
el mbito normativo los elementos que, por su esencia material, resultan
incompatibles. Esta sntesis debe ser buscada en la relacin del compor-
tamiento humano con su entorno entonces con ello la accin es un
33
comportamiento humano con trascendencia social .

34
Respecto a esta teora, Muoz Conde dice: puede ser aceptada en
la medida en que solo atendiendo al contenido de la voluntad del autor
se puede determinar el sentido social de la accin. Pero a este concepto
de relevancia social es excesivamente ambiguo y, en ltima instancia, es
un dato prejurdico que no interesa directamente al jurista. Lo que a este
le interesa es, en definitiva, la relevancia tpica.

Segn Mir Puig la teora Social de la accin entiende que la nica


forma de encontrar un concepto comn a los delitos dolosos, culposos y
los de omisin, es remontarse a un denominador comn que pueda
aglutinar las distintas modalidades de comportamiento que dan lugar a
cada una de aquellas clases de delitos. Para reunir estas categoras en un
concepto unitario de accin hay que remontarse a un punto de vista
superior de naturaleza valorativa, que ane lo incompatible en la esfera

33
JESCHECK, Hans-Heinrich y W EIGEND, Thomas, Tratado de Derecho penal. Parte general,
Comares, 5 ed., Granada, 2002, p. 785.
34
MUOZ CONDE, Francisco. Teora general del delito, Temis, Bogota, 1989, p. 27.

170
EVOLUCIN DOGMTICA DE LAS TEORAS DEL CONCEPTO JURDICO PENAL DE ACCIN

del ser. Tal punto de vista ha de ser la perspectiva social: ser todo
35
comportamiento humano socialmente relevante .

El concepto social de accin engloba con ello todas las modalidades


de conducta que se tienen en cuenta para el enjuiciamiento penal.
Adems, encierra los contornos de una definicin que no solo describe
abstractamente la accin sino que tambin lo hace en su esencia material
de una forma concreta; de este modo, pueden ser mejor determinados,
sin necesidad de anticiparlos, los elementos generales del delito (tipici-
dad, antijuricidad y culpabilidad). Finalmente, excluye aquel tipo de
comportamientos que no pueden tener significado alguno desde una
36
perspectiva penal .

En conclusin nos referimos al gran precursor de esta teora, Hans


Heinrich Jescheck, gran defensor de esta teora; para este autor se debe
buscar una sntesis en la relacin del comportamiento humano con el
mundo circundante. Este es, el sentido del concepto social de la accin.
Accin es por ello, comportamiento socialmente relevante se entiende
reiteradamente que el comportamiento es toda respuesta del hombre a
una exigencia situacional reconocida o, al menos, reconocible, mediante
la realizacin de una posibilidad de reaccin de la que se dispone gracias
a su libertad. Un comportamiento humano es socialmente relevante, si
atae a la relacin del individuo con el mundo que le rodea y le afecta
por sus consecuencias. Para ello se requiere que el comportamiento se
haya proyectado hacia el exterior, siendo suficiente, en caso de omisin,
la ausencia de los efectos que hubiera tenido el hacer esperado y
37
dirigible.

35
MIR PUIG, Derecho penal. Parte general, cit., p. 187. El comportamiento de accin que
importa al Derecho penal no puede obtenerse de la sola contemplacin de la realidad de
los hechos humanos, sino que depende tambin de las exigencias del Derecho penal. Del
concepto de accin no puede, pues, seguirse ninguna consecuencia para el contenido del
injusto, sino que, al contrario, son las exigencias del injusto las que permiten delimitar el
concepto de comportamiento que importa al Derecho Penal (MIR PUIG, Santiago, Derecho
penal, Parte general, cit., p.189).
36
Ibdem, p. 186.
37
JESCHEK y WEIGEND, Derecho penal, cit., pp. 201-202. Para estos autores el concepto social
de la accin abarca as todas las formas de comportamiento humano que de alguna
manera son tomadas en cuenta para el juicio de imputacin. Encierra, adems, los
perfiles de una definicin que, siendo no solo abstracta, sino concretamente descriptiva
del modo de ser de la accin, puede determinarse con mayor precisin mediante los
elementos generales del delito, sin anticiparlos por ello. Se excluye, por ltimo, aquellas

171
KARL ANDREI BORJAS CALDERN

Se deduce del concepto social de accin, que no todos las conductas son
tenidas en cuenta para la imputacin penal.

No constituye accin los reflejos corporales, movimientos corporales


en situacin de inconsciencia y la fuerza irresistible.
Cuando alguien permanece frente a una expectativa de accin por
faltarle la capacidad de accin.
Las mltiples actividades que se desarrollan por parte de las agrupa-
ciones de personas.
Por ultimo todos aquellos sucesos que tienen lugar exclusivamente
38
en el interior de la persona.

Entre las principales criticas contra esta teora se sostiene que el


concepto de relevancia social no es conveniente como elemento siste-
mtico de unin, ya que en ella no se trata del sustantivo al que hay que
agregar los predicados jurdicos valorativos, sino que con la misma se
designa ya una cualidad de importancia solo en la valoracin del injusto
y que la relevancia social es una cualidad que la accin puede tener o no
tener, y si falta, no desaparece la accin, sino solo su importancia social.

Cerezo Mir manifiesta que se trata de una doctrina de la accin


valorativamente neutra, al ser criterio de peligro concreto, y para la
determinacin del cuidado objetivamente debido, elemento del tipo de lo
injusto de los delitos imprudentes. Alude, asimismo, a la escasa utilidad
39
del concepto debido a su carcter sumamente abstracto .

Silva Snchez crtica al concepto social, porque este toma como nica
perspectiva al Derecho penal y, a partir de ah, que ensamblara las
decisiones acerca de si un determinado hecho tiene algn sentido (es
interpretable) o no (es simplemente explicable) con la del sentido con-
40
creto del ilcito que habra que atribuirle eventualmente .

formas de comportamiento que carecen de importancia para una consideracin jurdico


penal.
38
Ibdem, pp. 240-241.
39
SUREZ-MIRA RODRGUEZ, Carlos, Manual de Derecho penal. Parte general, Civitas, Madrid,
2002, T. I, p. 125.
40
SILVA SNCHEZ, Jess Mara, Qu queda de la discusin tradicional sobre el concepto
de accin?, en Revista peruana de doctrina y jurisprudencia penales, N 4, Lima, 2003, p. 385.

172
EVOLUCIN DOGMTICA DE LAS TEORAS DEL CONCEPTO JURDICO PENAL DE ACCIN

7. Principales formulaciones contemporneas del concepto de accin

Fruto de la evolucin doctrinal han ido surgiendo alo largo del siglo
pasado diversas posturas en torno al concepto de accin que trataron de
completar a las anteriores corrigiendo con mayor o menor acierto los
defectos que se haban ido observando en ellas. De entre todas podemos
destacar, al menos, las siguientes

7.1. Concepto adscriptivo de accin

El profesor alemn Joachim Hruschka partiendo de planteamientos


semiticos de la filosofa del lenguaje sostiene un concepto adscriptivo de
accin, por cuanto la define como conducta reglamentada, es decir
regulada por la norma, que ha de ser determinada justamente por mor de
la aplicacin de la regla apreciada por un sujeto. Segn este concepto, la
accin no consiste en la verificacin de un hecho, sino en una interpre-
tacin normativa, esto es, fundamentadota de la aplicacin de una regla.

7.2. Concepto negativo de accin

Segn esta teora, la accin consiste en el hecho de no evitar lo que


puede ser evitado, cuando se est obligado a actuar y se tiene la
posibilidad de hacerlo. Dicha obligacin no concierne solo a los delitos de
omisin, sino tambin a los de comisin. En este ltimo caso, consiste en
evitar el peligro creado por la accin de comisin. Se considera el hecho
41
de no evitar como el rasgo comn de las dos formas de accin .

La bsqueda de un concepto que ubique un denominador comn


entre la accin y la omisin, ha originado al denominado modelo concep-
tual negativo de accin, que entiende no solo la omisin, sino tambin la
comisin como no evitacin de un resultado pudiendo hacerlo,
basndose por ello en el denominado principio de evitabilidad. Siguen
esta tendencia Kahrs (1968), Herzberg (1972), Behrendt (1979).

Una inicial definicin de este concepto se atribuye a Kahrs: Al autor


se le imputa un resultado si no lo ha evitado aunque poda evitarlo y el

41
HURTADO P OZO, Jos, Manual de Derecho penal. Parte general, 3 ed., Grijley, Lima, 2005, T.
I,, p. 392

173
KARL ANDREI BORJAS CALDERN

Derecho se lo exiga. Solo ve en la evitabilidad un principio de


42
imputacin propio al tipo .

Por su parte fue Herzberg quien utiliz por primera vez este
principio como fundamento del concepto de accin que denomina
negativo y que abarca por igual la comisin y la omisin al sostener la
accin del Derecho penal es el no evitar evitable en posicin de garante,
pues para l no solo el autor de un hecho omisivo poda haber evitado el
resultado tpico con su intervencin, sino que tambin poda haberlo
evitado el autor de un hecho comisivo desistiendo de hacerlo. La posicin
de garante, que se elabor para la omisin con el objeto de eludir la
enorme amplitud prohibitiva resultante de que cualquier no evitacin
pudiese ser tpica, se generaliza y extiende tambin a la actividad, enten-
diendo que cualquier persona actualiza su peligrosidad para bienes con
un movimiento fsico delictivo y, por ello, en funcin de una conducta
precedente, asumira la posicin de garante. No obstante, el concepto as
formulado deja fuera de su mbito los tipos que no exigen la posicin de
garante, como es claro en las llamadas omisiones propias, que se
43
reconocen como excluidas del concepto .

Behrendt, caracteriza a la accin desde una perspectiva psicoana-


ltica, como una contraconduccin omitida. Define a la accin y a la
omisin como el no evitar evitable de la adecuacin tpica o no
emprendimiento de una accin evitadora del peligro.

Estas posiciones son sujetas de cuestionamientos en el sentido de


que son rechazables al ser totalmente normativas y concretamente jur-
dicopenalmente normativas, por solo se centra en delitos (exclusiva-
mente en los de resultado) y en el significado de los delitos de comisin o
de omisin respecto de la produccin de un resultado tpico, y no en la
simple conducta como tal, con independencia de sus ulteriores carac-
tersticas relativas a la produccin de resultados tpicos; de otro lado, en
el concepto negativo de accin no se ha introducido la razn especfica de
la inevitabilidad que excluye no solo la imputacin jurdicopenal en
cualquier peldao de la valoracin, sino precisamente la imputacin a la
accin.

42
VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe, Derecho penal. Parte general, cit., p. 286.
43
ZAFFARONI, Eugenio Ral, ALAGIA, Alejandro y SLOKAR, Alejandro, Derecho penal. Parte
general, Ediar, Buenos Aires, 2002, p. 410.

174
EVOLUCIN DOGMTICA DE LAS TEORAS DEL CONCEPTO JURDICO PENAL DE ACCIN

7.3. El concepto funcionalsocial de accin

El profesor espaol Miguel Polaino Navarrete, en un da inolvidable


para la Universidad Nacional Federico Villarreal (09/06/2006), cuando
recibe el grado de Doctor Honoris Causa nos regala con su basto cono-
cimiento en las ciencias penales, su posicin respecto al concepto jurdico
penal de accin. El maestro espaol defiende un concepto funcional-
social de la accin, en el que la naturaleza ontolgica o normativa se halla
en su segundo plano, y en el que el aspecto de la Sociabilidad es plena-
mente constitutivo. Expone que si un sujeto viviera aislado de forma
absoluta del mundo social, y cometiera un delito, no sera necesario
recriminar dicha conducta, es decir si por ejemplo A cometiera un
delito de hurto o robo en estas circunstancias, se exigira primero la
existencia del derecho de propiedad, y este es un derecho social, o mejor
dicho personal social: esto es interpersonal. Ello quiere decir que ese
44
derecho lo disfruta una persona, pero existe pro convencin social .

8. El funcionalismo y el concepto de accin

El concepto de accin sigue siendo vlido en cualquiera discusin


cientfica, especialmente en el Derecho. Sin embargo, lo que debe orientar
la discusin no es si debe ser adoptado por este o aqul concepto de
accin, sino como un concepto de accin puede ser configurado en
funcin del sujeto como ser responsable, como etapa limite del proceso
45
de imputacin

Para enfocarnos a esta parte del trabajo, desarrollaremos el estudio


del funcionalismo jurdico-penal divido en el enfoque de los dos grandes
penalistas contemporneos del Derecho penal, Clas Roxin con la teora
del funcionalismo moderado y el maestro de la Universidad de Bonn,
Gnther Jakobs, con la doctrina del funcionalismo sistmico o radical.

44
POLAINO NAVARRETE, Miguel, Qu queda del concepto jurdico-penal de accin en la
dogmtica actual?, Grijley, Lima, 2007, p. 101.
45
TAVARES, Jurez, Algunas reflexiones sobre un concepto comunicativo de conducta en
sistemas penales iberoamericanos, en JAN VALLEJO, Manuel (dir.) y REYNA A LFARO,
Luis Miguel (coord.), Libro homenaje al profesor Enrique Bacigalupo en su 65 aniversario, Ara,
Lima, 2003, p. 123.

175
KARL ANDREI BORJAS CALDERN

Estas dos escuelas tienen diferentes posiciones de analizar el


concepto de accin, pero ante ello, analizaremos las bases sociolgicas y
el contexto histrico del funcionalismo, para dar mayor esbozo a estas
nuevas tendencias y as desarrollar las dos posiciones referidos a la
accin.

A partir de los aos 70 del siglo pasado comenzaron los ensayos de


una construccin sistemtica funcional, segn la cual los conceptos
jurdicos penales no pueden prescindir de sus fines penales (polticos-
criminales o polticos en general) ni tampoco estn dispuestos por la
naturaleza ni por datos nticos, sino que se construyen exclusivamente
en funcin de los objetos penales prefijados. Se trata de una corriente que
recibe fuerte influencia del funcionalismo sistmico sociolgico, y sus
autores reconocen haber tenido su punto de partida en Welzel, aunque
luego se apartan considerablemente de l. Roxin afirma que su teora es
un desarrollo del modelo sinttico neoclsico-finalista, mientras que
Jakobs dice partir del funcionalismo tico del finalismo.

Roxin denomina a su sistema funcional o racional conforme a


objetivos, siendo una de sus caractersticas particulares su teora de la
imputacin objetiva. Y sostiene que la dogmtica es una herramienta
para resolver problemas, resultando imprescindible acudir a la poltica
criminal, que debe impregnar todas las categoras del delito. Los fines del
Derecho penal son los de la poltica criminal y cada una de las categoras
del delito cumple funciones poltico-criminales.

Se trata entonces de orientar las categoras de la teora del delito a la


funcin del Derecho penal en la sociedad moderna, centrando la cuestin
en los fines que debe cumplir el sistema.

Roxin normativiza la concepcin de accin aduciendo que no puede


ser solamente un concepto ontolgico, pues en alguna medida depende
de valoraciones que la dotan de sentido. Va ms all de un proceso causal
y su sentido es determinado social y jurdicamente. Es la manifestacin
de la personalidad, entendiendo por ella (accin) todo lo que se puede
atribuir a un ser humano como centro anmico-espiritual.

Y luego revisa todo el sistema del delito, puntualizando el carcter


dinmico que adquieren cada uno de sus elementos a la luz de los

176
EVOLUCIN DOGMTICA DE LAS TEORAS DEL CONCEPTO JURDICO PENAL DE ACCIN

criterios poltico-criminales. Para la tipicidad, el criterio bsico es el de la


determinacin legal; para la antijuricidad, es el de la solucin social a los
conflictos; y para la culpabilidad, es el de los fines de la pena.

En funcin del criterio ut supra referido, el tipo consiste en la


plasmacin del principio de legalidad; con la nocin de antijuricidad
queda garantizada la unidad y no contradiccin del ordenamiento
jurdico; y en cuanto a la culpabilidad es condicin de cualquier pena, no
basta para su imposicin pues debe establecerse si el autor del injusto
merece una pena. La culpabilidad es necesaria pero no suficiente para
imponer la pena. Debe mediar para esto una necesidad preventiva
(general y especial) de punicin, en forma tal que, los requerimientos de
la culpabilidad y de la prevencin se limiten recprocamente, surgiendo
de su efecto conjunto la responsabilidad personal del autor.

Jakobs, a partir de su tratado emprende una tarea de refundacin


normativa de los conceptos sistemticos del Derecho penal, abarcando la
teora del delito y el mtodo dogmatico en general. Su posicin ha sido
considerada como una radicalizacin extrema del funcionalismo.

Niega las estructuras lgicas-objetivas de Welzel y dice que el


contenido de la totalidad de los conceptos dogmticos debe llenarse a
partir de las funciones del Derecho penal, que l las orienta hacia los fines
de la pena, que residen en la prevencin general positiva.

As sostiene que la pena tiene como objeto restablecer el equilibrio


normativo alterado por el delito, y que su funcin es tender a sustentar la
confianza de la sociedad en el cumplimiento de las expectativas creadas
por el ordenamiento jurdico, o sea las normas. Procura en sntesis,
reafirmar la vigencia de la norma.

El fin esencial del Derecho penal no es entonces la proteccin de los


bienes jurdicos sino la proteccin de la norma, que es el verdadero bien a
tutelar. El delito es disfuncional no porque lesione o ponga en peligro un
bien jurdico, sino porque significa una falta de fidelidad hacia el
derecho, lo que viene a ser reparado por la pena.

Para Jakobs, la accin no es un concepto ontolgico sino jurdico y


consiste en el reconocimiento de la vigencia de la norma, renorma-

177
KARL ANDREI BORJAS CALDERN

tivizando el concepto del tipo a travs de la teora de la imputacin


objetiva.

Concluimos esta parte sealando que para Jakobs la culpabilidad no


es ms el reproche por no haberse motivado en la norma: culpabilidad es
haberse comportado de un modo que no se puede tolerar si se quiere
mantener la vigencia de la norma.

8.1. Teora personal de accin

La concepcin personal reaccin est reflejada en la propuesta de


Kaufmann (1966) quien la define como la objetivizacin de la persona, y
en Rudolfhi con su teora de la atributabilidad personal (1987). Sin
embargo, ha sido Roxin, influido en parte por el psicoanalismo de
Sigmud Freud plantea un concepto de accin ajustada a sus funciones,
entendindola como una manifestacin de la personalidad46.Esto significa
que la accin es todo lo que se puede atribuir a un ser humano como
anmico-espiritual de accin, es decir que la conducta est sometida al
control del yo, a la instancia conductora anmico-espiritual del ser
humano, de la persona lo que no pasa en los efectos que parten ni-
camente de la esfera corporal(somtica) del hombre o del mbito ma-
terial, vital y animal del ser sin estar sometidos al control del yo, de la
instancia conductora anmico-espiritual del ser humano; y para que se
trate de una manifestacin de la personalidad requiere que el pensa-
miento o la voluntad salgan de lo interno y se pongan en relacin con el
mundo exterior47.

Este concepto esta basado en la afirmacin segn la cual el elemento


especifico de toda accin humana es el hecho de que esta siempre
constituye una expresin de personalidad.

Es, pues, accin todo suceso que pueda ser atribuido a una persona
en calidad de centro psquico y espiritual de actividad.

46
VILLAVICENCIO TERREROS, Derecho penal. Parte general, cit., p. 288, referido a la concepcin
de Roxin del concepto de accin.
47
GIMBERNAT influido por las concepciones psicoanalticas, al igual que Roxin, define a la
accin como la relacin del Yo consciente y fsicamente libre con el mundo exterior
manejando procesos causales (incidiendo en la alteracin los procesos causales, evitando
que estos sigan su curso o evitando que su inicio) contiene, asimismo, un concepto que le
viene dado desde fuera del Derecho penal.

178
EVOLUCIN DOGMTICA DE LAS TEORAS DEL CONCEPTO JURDICO PENAL DE ACCIN

No lo son, por el contrario, aquellos que escapan al control de la


instancia psquica y espiritual y que corresponden ms bien a la esfera
solo somtica, instintiva, material del individuo (actos reflejos, hechos
realizados en estado de delrium o inconsciencia, etc.). Tampoco consti-
tuyen acciones las ideas o los deseos, aunque pertenecen a la esfera psico-
espiritual de una persona, mientras no se concreten en el mundo exterior.

El concepto de accin como manifestacin de la personalidad es


idneo como elemento bsico, al abarcar todas las formas de manifes-
tacin de la conducta delictiva y, aparte de ello, todo lo que en el campo
prejurdico tiene sentido calificar como acciones. Las acciones dolosas e
imprudentes son manifestaciones de personalidad tanto como las
omisiones. E incluso la omisin por imprudencia inconsciente es una
manifestacin de la personalidad que se le puede imputar al sujeto como
infraccin de la norma y contraria a la prohibicin como obra suya; si no
se pudiera, no sera posible tampoco fundamentar la antijuricidad o
incluso la punibilidad de aqulla 48.

Es as como Roxin manifiesta este concepto como elemento bsico


dentro de la teora del delito en su totalidad, pero adems en el enjuicia-
miento del suceso como manifestacin de la personalidad penetran
finalidades subjetivas y consecuencias objetivas, as como valoraciones
personales, sociales, jurdicas y de otro tipo, y solo el conjunto de todas
ellas agota su contenido significativo.

El concepto de la manifestacin de la personalidad enlaza con la


forma prejuridica de entender la accin, sin distanciarse de la concepcin
ordinaria de la vida de un modo naturalista (como el movimiento
muscular) o normativista (como la no evitacin evitable), y que simult-
neamente abarca grficamente el fragmento de la realidad relevante para
una primera y previa valoracin jurdica.49

48
ROXIN, Claus, Derecho penal. Parte general. Fundamentos de la estructura de la teora del delito,
Civitas, Madrid, 1997, T. I, p. 252.
49
Ibdem, p. 256. El concepto de manifestacin de la personalidad no es completamente
neutral en todos los casos frente al elemento valorativo que supone el tipo, pues en el
mbito de la omisin dicho concepto tampoco puede prescindir sin excepciones de la
valoracin jurdica.

179
KARL ANDREI BORJAS CALDERN

EL CONCEPTO DE MANIFESTACIN DE PERSONALIDAD


DESCRIBE TAMBIN EL CRITERIO DECISIVO PARA LA
DELIMITACIN ENTRE ACCIN Y FALTA DE ACCIN.

No son acciones los efectos que proceden de animales.

No son acciones los actos de personas jurdicas, pues, dado que les
falta una sustancia psquica-espiritual, no pueden manifestarse a s
mismas.

No son acciones los meros pensamientos, actitudes internas,


disposiciones de nimo y todos los afectos que permanezcan en la
esfera interna.50

Tambin falta una manifestacin de la personalidad y por tanto una


accin all donde el cuerpo humano funciona solo como masa
mecnica, sin que el espritu y la psique hayan participado de algn
modo o hayan tenido oportunidad de intervenir en el suceso.

En una zona discutida a palabras de Roxin se penetra en el caso de


los movimientos reflejos, automatismos, hechos producidos bajo
impulsos afectivos de alta intensidad o en embriaguez sin sentido.

No obstante, hay que tener claro que accin y falta de accin no


estn separadas mediante una cesura precisa, sino que son fluidos los
casos de transicin, dado que los productos de la adaptacin del aparato
psquico pueden ser tan reducidos que ya no valgan como manifes-
taciones de la personalidad51.

En conclusin de Roxin el concepto personal desarrollado es un


concepto normativo. Es normativo porque el criterio de la manifestacin
de la personalidad designa de antemano el aspecto valorativo decisivo,
que es el que cuenta jurdicamente para el examen de la accin. Tambin
es normativo en la medida en que los terrenos fronterizos atienden a una
decisin jurdica correspondiente a esa perspectiva valorativa. Pero no es

50
En esta parte ROXIN seala diferente a la posicin de Jakobs. Tambin son acciones los
clculos mentales, reflexiones, etc. (Ibdem, p. 260).
51
ROXIN, Derecho penal. Parte general, cit., p. 264.

180
EVOLUCIN DOGMTICA DE LAS TEORAS DEL CONCEPTO JURDICO PENAL DE ACCIN

normativista, ya que acoge en su campo visual la realidad de la vida lo


ms exactamente posible y es capaz de considerar en todo momento los
ltimos conocimientos de la investigacin emprica.52

Como se ha visto, el concepto de accin defendido por Roxin pro-


porciona un concepto general para todas las formas de apariencia del
comportamiento delictivo, pero renuncia, como reconoce Roxin, a buscar
la unidad terminolgica en la unidad del substrato material; Roxin insiste
en que el concepto de accin que defiende es capaz de acoger todas las
anteriores formas de accin, sin necesidad de acudir al criterio de la
finalidad inconsciente, y ello es posible porque mientras que tengamos
que ver con actividades de adaptacin del aparato mental a circuns-
tancias y hechos del mundo exterior, existe una exteriorizacin de la
personalidad.

La principal crtica es que la omisin como actuacin objetivamente


imperativa, apenas puede ser entendida como expresin de personali-
dad en los casos de desconocimiento de la situacin de peligro, a pesar de
lo cual puede ser un comportamiento punible (como hecho omisivo
imprudente).53

8.2. Teora de la evitabilidad individual

Esta teora, por primera vez, es desarrollada por Gnther Jakobs, en


el homenaje a Hans Welzel con motivo de su 70 aniversario en 1974 en la
ciudad de Berln; donde sustituye la finalidad por el requisito de la
evitabilidad y la configura como la produccin de un resultado indivi-
dualmente evitable. Jakobs parte de la base de que la norma como pauta
de comportamiento para el autor potencial, solo le resulta alcanzable
aquel comportamiento que la persona desarrollara si estuviera motivada
para ello. Pero esta frase condicional no se dirige a la probabilidad
psicolgica o a la oportunidad de un comportamiento determinado, ni de
la rectitud normativa del comportamiento, sino que es puramente
hipottica 54. Como primer criterio establecido por Jakobs, un compor-
tamiento es evitable si el autor, de haber tenido un motivo para evitarlo,

52
ROXIN en la esencia del concepto personal de accin, (Ibdem, p. 265).
53
JESCHECK y WEIGEND, Tratado de Derecho penal. Parte general, cit., p. 238.
54
JAN VALLEJO, El concepto de accin en la dogmtica penal, cit., p. 73.

181
KARL ANDREI BORJAS CALDERN

hubiera podido realmente, en todo caso la posibilidad de una evitacin


sistemtica est al alcance de su motivacin.

Para Jakobs, existen comportamientos (el movimiento, el reposo)


que pueden influenciarse por motivacin; y los comportamientos que en
el caso de una motivacin dominante de evitacin se arreglaran en el
mbito de la motivacin son acciones, como por ej., la actividad incons-
ciente de frenar en una determinada medida ante la iluminacin repen-
tina de las luces de freno del coche precedente, mientras que los compor-
tamientos que no requieren nicamente una actividad motivadora son
omisiones, como los reflejos, cuya evitacin requiere -si es que es posible-
un esfuerzo del miembro del cuerpo que reacciona. En cambio, si la
reaccin se produce tan rpidamente que no queda tiempo para su
influencia mediante la motivacin, no procede la evitabilidad de la
reaccin, luego no habr ni accin ni omisin55.

En su manual, Jakobs, estudia a la accin como causacin del


resultado individualmente evitable.56 En el primer punto, Jakobs excluye
el control de los impulsos del concepto de accin y consiguientemente del
injusto, ya que no tiene lugar forzosamente desde el punto de vista
ontolgico o de lgica objetiva, sino que es el resultado del intento de
formular la clase de expectativas penalmente relevantes y de sus garan-
tas en el contacto social. La imputacin penal del injusto no puede per-
mitirse tener en cuenta hasta tal punto la constitucin de cada individuo,
pues el Derecho penal debe posibilitar tambin la seguridad de la
expectativa en contactos sociales poco asegurados y annimos, es decir,
en situaciones en que tener en cuenta el aspecto de los impulsos est
descartado ya por falta de previsibilidad57.

Respecto a la evitabilidad individual, Jakobs manifiesta que la


garanta individualizadora tiene por contenido que las normas jurdicas
siempre sean el motivo dominante. Lo que aparece en el individuo, sobre
la base del motivo dominante, en cuanto a ejecucin de acciones,
depende de la capacidad individual para dirigir la accin. Si ya no se
frustran las posibilidades de la direccin individual de la accin, como

55
Ibdem, p. 75.
56
JAKOBS, Gnther, Derecho penal. Parte general, 2 ed., Marcial pons, Madrid, 1997, p. 168.
57
Ibdem, p. 170.

182
EVOLUCIN DOGMTICA DE LAS TEORAS DEL CONCEPTO JURDICO PENAL DE ACCIN

ocurre cuando el individuo causa inevitablemente (ni siquiera impruden-


temente) un resultado, por ejemplo, una muerte, falta una expresin de
sentido individual de que algo es ms importante que respetar con
carcter dominante la vida humana; falta pues, un proyecto no conforme
a Derecho y la norma no resulta lesionada. Un acto no llega a ser
expresin de sentido individual mediante propiedades psquicas (o de
otro tipo) per se, sino mediante la inteleccin de qu es un sujeto y cundo
este es responsable de las consecuencias de su organizacin. No se trata,
por tanto, de un problema de Psicologa, sino de teora de la imputacin.
La interpretacin de la norma orientada subjetivamente en tan gran
medida no goza desde luego de validez general, sino que constituye el
intento de una descripcin de condiciones de interaccin practicadas
efectivamente en el mbito del Derecho penal. La posibilidad de atender
en la imputacin a lo pretendido individualmente (dolo) o a lo preten-
dible individualmente (imprudencia), y no a lo realizado, presu-pondra
que las interacciones no acaben en dao con alta probabilidad. All donde
existe fundamento para una gran desconfianza, el concepto de accin se
vuelve ms objetivista, as como tambin en las interacciones ritua-
lizadas58.

En definitiva, pues, el control de los impulsos ha de excluirse del


concepto de accin, pero la direccin de la accin ha de determinarse
siempre en funcin de las capacidades individuales del autor. Solo as se
puede garantizar que la expresin de sentido de la accin sea en todo
caso expresin de sentido de un sujeto.

En la evitabilidad no importa si el autor puede conocer que est


prohibida la ejecucin de la accin en s (delitos de mera actividad,
tentava) o por sus consecuencias (delitos de resultado). La evitabilidad
es, pues, independiente de la cognocibilidad de la regulacin jurdica y
tiene que ser as porque la cognocibilidad no aporta nada en absoluto al
poder del autor de realizar algo, sino que solo da un buen motivo al autor
leal al Derecho para utilizar su poder a fin de evitar lo prohibido59.

La evitabilidad se determina con ayuda de la hiptesis de que el


autor, si hubiese tenido el motivo dominante de evitar una determinada

58
Ibdem, p. 172.
59
Ibdem, p. 173.

183
KARL ANDREI BORJAS CALDERN

accin, la habra evitado. As pues, el motivo se da por supuesto


meramente; cmo se desenvuelve, no interesa en el mbito del injusto.

La causacin del resultado individualmente evitable el supra-


concepto que engloba el actuar doloso e imprudente. El conocimiento de
la ejecucin de la accin y en su caso de sus consecuencias (en el dolo), o
la cognocibilidad individual (en al imprudencia), como condiciones de la
evitabilidad, pertenecen a la accin y, por tanto, al injusto. En el mbito
del solo, pues, no existe en definitiva diferencia alguna con el concepto
final de accin; solo que el punto de vista se ha desplazado desde la
finalidad en relacin con el resultado a las condiciones de la evitabilidad
del resultado. Este cambio del punto de vista proporciona un concepto de
accin que incluye genuinamente acciones imprudentes, tambin como
reacciones imprudentes automatizadas, y ello a travs de las respectivas
condiciones de la evitabilidad60.

Jakobs sostiene que no solo hay responsabilidad por causaciones,


sino tambin por omitir evitar un suceso. Tambin el delito de omisin
presupone la evitabilidad, aunque frente a la comisin, en relacin inver-
sa con la motivacin y con el movimiento corporal. En la comisin, una
concurrencia de impulsos conscientes o inconscientes conduce a la forma-
cin de un motivo para el movimiento corporal y este causa un resultado;
en la omisin se produce un suceso que no se habra producido si el autor
se hubiera motivado a impedirlo y hubiese realizado los movimientos
corporales necesarios. As como en la comisin la evitabilidad es el dolo o
la imprudencia de la propia conducta, del mismo modo tambin en la
omisin la evitabilidad est vinculada a la propia conducta. Por eso no
solo contiene el conocimiento o la cognocibilidad de las condiciones de la
produccin de un resultado, sino adems que esas condiciones dependen
de la propia conducta, es decir, la posibilidad propia de influir en el
suceso.

La accin y omisin tiene en comn el ser formas de conducta de la


persona. En relacin con la conducta delictiva: En la accin hay un
motivo de ms, y como consecuencia de este un movimiento corporal de
ms: el motivo delictivo (el autor ha causado algo prohibido, que habra
debido omitir), en la omisin hay un motivo (etc.) de menos: el motivo de

60
Ibdem, p. 175.

184
EVOLUCIN DOGMTICA DE LAS TEORAS DEL CONCEPTO JURDICO PENAL DE ACCIN

evitar el resultado delictivo (el autor no ha causado algo prohibido, pero


habra debido actuar) 61.

El maestro alemn a partir del concepto de accin como causacin


evitable del resultado y del concepto de omisin correlativo como no
evitacin evitable de un resultado, se puede formar un supraconcepto de
comportamiento que en la respectiva diferencia de resultado, evitable,
abarque la comunidad entre actuar y omisin.

Jakobs seala los problemas en supuestos lmites que ocurren en su


concepto de accin concurriendo los siguientes casos de no accin:

SUPUESTOS LMITES DE NO CONCURRENCIA DE ACCIN

Falta accin si la realizacin del resultado ocurre inevitablemente, o


sea, ni siquiera imprudentemente.

Desarrolla el mbito del problema de los automatismos.

El hecho de que los movimientos corporales obtenidos mediante vis


absoluta no son acciones es propio de la opinin general: Las modi-
ficaciones de la situacin del cuerpo de un sujeto en que no cabe
intervencin susceptible de motivacin no son accin; en caso de
fuerza absoluta, no se pueden resolver mediante contraactividad, es
decir, no son tampoco omisin.

No constituyen acciones tambin las reacciones de sujetos en estados


de sueo profundo y de total inconsciencia.

La culpabilidad como presupuesto de accin, Jakobs concluye que la


accin en cuanto asuncin culpable de la competencia por una lesin de
la vigencia de la norma, es la accin en un Derecho penal de culpabi-
lidad. La versin ms ampliada, tambin abarca la accin en un Derecho
penal de responsabilidad pro resultado, y la versin an ms ampliada
adems abarca la responsabilidad por una situacin de hecho. Las
razones de la competencia en cada caso y el concepto de lesin de la
vigencia de la norma pueden ser muy diversos, pero la construccin

61
Ibdem, p. 176.

185
KARL ANDREI BORJAS CALDERN

normativa siempre es la misma: se vincula una lesin de la vigencia de la


norma con una persona y se compensa mediante una pena que se impone
a esta persona. De esta manera, el concepto de accin se convierte en la
llave maestra del Derecho penal de distintos sistemas sociales62.

Jakobs termina de sealar algo que nos debe dejar bien en claro
respecto a su posicin y no desvirtuar la idea con falsas hiptesis; el
concepto de accin que defiende Jakobs, es material en su relacin con
una determinada sociedad. Biene s cierto que fija de manera insuficiente
de qu sociedad se trata, y por ello, su carcter material es derivativo;
pero al menos deja en claro que se trata de la sociedad, y no de
peculiaridades individuales63.

9. Teora cognitiva de la accin

Dentro de las ltimas concepciones de la evolucin de las teoras


acerca de la accin, el profesor de la Universidad de Frankfurt Walter
Kargl plantea un nuevo criterio de accin denominndola Concepto
cognitivo de accin. Esta teora evita los dficits de las teoras de la
accin existentes hasta la actualidad y podra por ello tener la perspectiva
de volver a despertar el inters de Luhmann por el bajo vientre
(perteneciente a la teora de la accin) de la teora de los sistemas64.

Walter Kargl afirma que las teoras de la accin existentes han


fracasado por dos razones entrelazadas: Por un lado el voluntarismo de
toda variedad de la (hoy todava discutida) teora de la accin y, por otro
lado, su necesario anclaje en la ontologa en la que se debe suprimir los
valores y las valoraciones de la arbitrariedad humana.

Para bosquejar por lo menos los criterios centrales de la teora


cognitiva hay que volver a traer a colacin el atributo central de los
sistemas autorreferenciales, su determinabilidad de estado. Si se asume
como verdad que la conciencia se ve determinada decisivamente por sus
estados interiores, la voluntad no puede ser algo que exista fuera de la

62
JAKOBS, Estudios de Derecho penal, cit., p. 124.
63
Ibidem, p. 125.
64
KARGL, Walter, Sociedad sin sujetos o sujetos sin sociedad?, en GMEZ-JARA DEZ,
Carlos (coord.), Teora de los sistemas y Derecho penal, Comares, Granada, 2005, p. 49.

186
EVOLUCIN DOGMTICA DE LAS TEORAS DEL CONCEPTO JURDICO PENAL DE ACCIN

adecuacin a leyes del estado del sistema. La voluntad es ms bien dicho


estado mismo y precisamente como consecuencia de la historia conjunta
de interacciones del ser humano con el entorno. La psicologa evolutiva
de Piaget y la biologa del conocimiento de Maturana apoyan dichos
puntos de partida. De acuerdo con ello se forman en paralelo a lo largo
del desarrollo infantil tanto los esquemas cognitivos como los afectivos,
que se jerarquizan de forma totalmente idntica a las estructuras
intelectuales. De esa manera surgen las estructuras afectivas e intelectivas
de forma absolutamente conjunta, no pudiendo los sentimientos cursar
instruccin alguna al sistema mental que no se encuentre ya en las
cogniciones. Las referencias a la voluntad libre implican, sin embargo,
la superioridad y preferencia de la voluntad sobre el conocimiento,
poniendo a salvo la voluntad de las experiencias vitales y estilizndolas
en una entidad transemprica que la convierte en fungible para cualquier
fin que se quiera -para la libertad tanto como para el control-. En sentido
contrario el concepto del sistema afectivo de referencia acenta la
igualdad de rango entre el conocer y el querer. Tal y como se organiza el
conocimiento en jerarquas cognitivas de valores, el sentimiento
desarrolla una jerarqua afectiva en la que los sistemas de referencia
superiores dominan a los inferiores. La voluntad no es, por tanto, otra
cosa que la articulacin del tema de relacin cognitivo-afectivo tomado
como ms importante en la correspondiente situacin65.

El sistema se encuentra estructuralmente acoplado a su entorno,


aqul reacciona siempre adecundose, es decir la conducta del
organismo se ajusta a la conducta del medio. Si se quiere variar, la
transformacin del sistema tiene que concordar con la transformacin del
medio. Para aqul que se encuentra en el entorno del sistema ello tiene la
consecuencia de que l tiene que cambiarse a s mismo si quiere cambiar
la conducta del sistema 66.

10. Conclusiones

1. El concepto de accin no se busca antes que la sociedad, sino dentro


de ella. No es la naturaleza la que ensea que es accin. La accin
debe entenderse como un concepto que se halla determinado por la

65
Ibdem, p. 52.
66
Ibdem, p. 53.

187
KARL ANDREI BORJAS CALDERN

imputacin y no como un elemento natural como pretenda la


escuela de Von lizst con su separacin entre lo fsico y lo psquico.
Tampoco puede extraerse el concepto de accin de la ontologa,
como lo planteaba Welzel, desde la finalidad del actuar humano; el
concepto de accin ha de entenderse como una toma de postura
relevante frente a la validez de la norma en el plano de la comuni-
cacin, una expresin de sentido comunicativamente relevante. Una
accin jurdica penalmente relevante no reconoce ninguna norma
que le impida actuar, bien porque no la conoce o porque cono-
cindola la quiere vulnerar. El autor expresa con su comportamiento
que para l no rigen las expectativas generalizadas de conducta,
desautoriza la vigencia de la norma como modelo de contacto social.
Por eso, la accin es convertirse en culpable. Accin es la asuncin
culpable de la competencia por una lesin a la vigencia de la norma.

2. La evolucin del concepto de accin en el pensamiento penal, nos


demuestra que esta institucin ha ido mejorando en el recorrer del
tiempo superando y abarcando el estudio de todos los presupuestos
penales. Creemos que la accin, ya no puede seguir siendo la piedra
angular del delito, pues se ha demostrado que el carcter prejurdico
o natural nos lleva a contenidos irrelevantes para el Derecho penal.

3. Se debe incluir dentro de nuestro sistema penal peruano, la funcin


de imputacin que contiene la accin. Superando los criterios de
responsabilidad anticuados e ineficientes, mas si acercarnos y
establecer los fundamentos de la imputacin objetiva como medio
de solucin en los casos de relevancia penal.

4. En la actualidad la discusin sobre la accin se debe ceir en nuestro


Cdigo Penal, dentro de la imputacin de los comportamientos re-
prochables de nuestra sociedad. El problema recae en que los tipos
penales y su estudio en particular de cada uno, debe basarse en la
evitabilidad de los comportamientos de las personas en sociedad,
analizando los parmetros de la no evitacin de los diversos delitos
y no ms bien en seguir criminalizando problemas de poltica
legislativa.

5. La accin y la omisin compartiendo esta posicin del funcionalis-


mo sistmico tienen el mismo sentido de responsabilidad porque

188
EVOLUCIN DOGMTICA DE LAS TEORAS DEL CONCEPTO JURDICO PENAL DE ACCIN

en las dos, la motivacin de la evitabilidad del resultado delictivo es


evidente.

6. Se debe llegar a una conclusin respecto a la relacin de la


interpelacin de la accin y la omisin dentro del sistema normativo
funcional moderno.

7. El estudio del concepto de accin en la actualidad se debe expandir


al anlisis de la responsabilidad de la persona jurdica, un tema muy
importante de desarrollo dogmatico, y el estudio de las no acciones,
que excluiran de imputacin ciertos movimientos, para mejor
solucin en los operadores de justicia de nuestro pas.

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192
SOBRE LA PRETENDIDA REALIDAD Y EFICIENCIA
DEL DERECHO PENAL DEL ENEMIGO, COMO MEDIO
DE ASEGURAMIENTO DE ESPACIOS DE
VERDADERA LIBERTAD

APOSTILLAS A POLAINO ORTS Y A CARO JOHN

Juan Carlos Manrquez R.


Profesor de Derecho Penal
Universidad Andrs Bello, Via del Mar. Chile

RESUMEN:
El profesor chileno Juan Carlos Manrquez R. nos presenta a
continuacin valiosas apostillas respecto al debate, de plena actualidad,
acerca de denominado Derecho Penal del Enemigo. Partiendo del
contrapunto entre los profesores Miguel Polaino-Orts y Jos Antonio
Caro John, el autor resea las principales polmicas suscitadas en torno a
la interpretacin de uno de los aspectos centrales de la poltica criminal
actual. Las conclusiones apuntan al hallazgo de un acuerdo entre las dos
visiones aparentemente opuestas, en el que el Derecho Penal del (de)
Enemigo (s) es real y eficiente ex ante, y que su existencia y vigencia debe
ser una garanta estatal de una libertad real del ciudadano en el
moderno Estado de Derecho.

PALABRAS CLAVE:

Derecho Penal del Enemigo, poltica criminal, libertad real, garantas


penales.

I. INTRODUCCIN

Invitado a Per, una vez ms por la gentileza y bondad enorme de


su gente y del elevado grado de tolerancia y generosidad de sus pena-
listas, antes que por mritos, tuve la feliz oportunidad de reencontrarme
en la Universidad de Hunuco, entre los das 7 y 8 de junio del ao

193
JUAN CARLOS MANRQUEZ R.

pasado, con el apreciadsimo profesor Dr. Dr. H.C. Mult. Miguel Polaino
Navarrete, en el marco de su nombramiento como Doctor Honoris Causa
por dicha Casa de Estudios.

De igual forma compart el honor de la ocasin exponiendo un par


de trabajos recientes sobre cuestiones de la parte especial: Mquinas
Tragamonedas y Derecho Penal: Una problemtica actual y Trfico y
Trata ilegal de personas1, junto a los ms destacados y noveles colegas
de ese pas, entre otros: Jos Antonio Caro John, Walter Vilcapoma,
Fernando Corcino, Juan Carlos Villavicencio, Csar San Martn Castro; de
Argentina: Mara Elosa Quintero, y desde Bonn, Alemania, Miguel
Polaino - Orts.

El ttulo de la Convocatoria dedicada al Maestro de Sevilla fue El


Derecho Penal en el contexto del funcionalismo: Qu queda en el Siglo
XXI de la Dogmtica Tradicional.

Por tanto, la idea era ver qu ha quedado del Derecho Penal Clsico
o qu espacio puede quedarle, ante las nuevas realidades. De la misma
forma, se trataba de exponer con claridad y en perspectiva de compara-
cin y crtica cientfica, cmo se posiciona el funcionalismo jurdico
penal frente a iguales cuestiones.

La tarde del viernes 7 de julio nos sorprendieron, al final del Panel


de exposiciones, con un contrapunto entre Polaino - Orts y Caro John de
por s sugestivo. Adems, recibimos de manos de aquellos una novedad
igual o mejor, se trataba de un pequeo trabajo que reuna la polmica
entre ambos jvenes penalistas respecto de un punto que les ha sido
comn, pero esta vez desde pticas distintas: Sobre el Derecho Penal del
Enemigo, los citados confrontaban sus posturas desde veredas opuestas.

Se polemiza en el texto sobre uno de los aspectos centrales de la


poltica criminal actual, azuzado por el Maestro de ambos, Gnther
Jakobs. La invitacin doble prometa disensin de altura entre dos
comunes coincidentes.

1
La primera elaborada en honor del Prof. Polaino Navarrete para esta ocasin solemne, en
redaccin final y la segunda en prensa, para el Libro del Congreso Internacional Las
nuevas tendencias delictivas en el Siglo XXI, organizado por la Red de Capacitacin de los
Ministerios Pblicos de Iberoamrica (RECAMPI), y el Ministerio Pblico de Venezuela,
en Isla de Margarita, Venezuela, del 26 de mayo al 1 de junio de 2007.

194
SOBRE LA PRETENDIDA REALIDAD Y EFICIENCIA DEL DERECHO PENAL DEL ENEMIGO

Tom, por ende, palco y me di al solaz de escuchar y al mismo


tiempo de pensar lo que tan destacados juristas pasaban a exponer.

Fue un ejercicio profundo e interesante, tanto escuchar su panel,


como ms tarde leer con calma el texto recibido. Ambos trabajos en ver-
dad lograron la altura a la que nos tienen habituados estos autores.

Pero del escrito an guardo el dejo que la confrontacin y la


inconcordancia anunciadas entre Polaino Orts y Caro John fueron
menores, o quizs ms formales que materiales. Es ms, creo y adelanto
que en el fondo siguen estando de acuerdo en que el Derecho Penal del
(de) Enemigo (s) 2 es real y eficiente ex ante, y lo que es ms, creo que
ambos comparten la idea acerca de que su existencia y vigencia, esto es,
que el Derecho Penal de Enemigos es (debe y debiera ser) una garanta
estatal de una libertad real del ciudadano, como lo expres Caro John
al inici del debate, resulta un imperativo para los tiempos actuales. Ms
todava: quizs debiera ser una nota caracterstica del moderno Estado de
Derecho.

Confirme el lector esa impresin (o quizs quiero que lo haga)


cuando reciba el Volumen I, N 91, 2007, de los Cuadernos de Poltica
Criminal, Segunda poca 3, en que se contiene el grueso de esa polmica.

Caro John plantea que, en definitiva, lo que el Estado procura


garantizar mediante las normas propias del Derecho Penal de Enemigos,
no son ms que las condiciones de ejercicio de la libertad real del

2
Prefiero usar la expresin Derecho Penal de Enemigos, porque a pesar de su ya
discutible (y quizs inapropiada) nomenclatura universalmente difundida - Derecho
Penal del Enemigo - la que proponemos se ajustara ms al sentido y fundamento ltimo
de la tesis expuesta por Jakobs, la cual constata la existencia real de un Derecho Penal
necesariamente distinto y aplicable al individuo que no queda comprendido en la
categora de ciudadano y que por ende no puede ser sujeto del Derecho Penal
concebido para la persona que se desenvuelve dentro de la juridicidad y estatalidad
(kantiana) que conciben ese autor y su Escuela. As, la funcin primordial del Derecho
Penal (del Ciudadano y del Enemigo), sera asegurar la vigencia de la norma. Tomo en
esta parte algo de lo tratado con el Prof. Polaino Navarrete en Sevilla, en marzo de 2006,
en la generosidad de su hogar. Vid. fvr. Polaino Navarrete, Instituciones de Derecho
Penal, P. G.,Grijley 2005, pp.95 y ss. El mismo, Derecho Penal: Modernas bases
dogmticas, Grijley 2004, pp.24 46. Imprescindible, Jakobs/Cancio Meli, Derecho Penal
del Enemigo, 2 edicin, Thomson- Civitas, Madrid, 2006.
3
Centro de Estudios Superiores de Especialidades Jurdicas, CESEJ, 2007.

195
JUAN CARLOS MANRQUEZ R.

ciudadano (la libertad de convivir razonablemente en sociedad, dice),


en cumplimiento de su deber de garante del mantenimiento de la vigen-
cia del ordenamiento jurdico, y por ende, de la libertad misma del ciuda-
dano. Se trata de una libertad real, y no meramente deseada, la misma que
slo es posible cuando la seguridad del ciudadano es garantizada estatalmente
por medio de mecanismos legtimos y propios del Estado de Derecho agrega.4

Polaino-Orts en su rplica sostiene fundamentalmente que,


excluyendo la crtica recurrente sobre su ilegitimidad, hecha al Derecho
Penal de Enemigos por ser Derecho Penal de autor, lo cual niega y
controvierte estando por ello en lnea con Caro John5, y profundizando la
idea central de la obra suya que da origen a la polmica6, lo que ocurrira
hoy en verdad es que los modernos Estados de Derecho regulan dos
niveles de personalidad: una personalidad mnima, comn a todos los
sujetos personas, individuos, enemigos integrantes del grupo social; y
una personalidad completa, que nicamente es para quien se la gana.7

Explica que en su concepto el enemigo que se autoexcluye no gana,


sino que pierde esa personalidad completa: se le mantienen algunos derechos
(los que l no malogra), pero se le restringen aquellos que se refieren a un
mbito en el que l se autoexcluye.

As, para garantizar la personalidad completa de los que s se la


ganan, el Estado moderno habra decidido hetero-administrar un
sector de la personalidad del enemigo, mantenindole en todo caso la
personalidad mnima.8

Como vemos, mientras Caro John le atribuye al Estado la posicin y


funcin de garante de la vigencia de su propio orden jurdico enten-
demos, que en cuanto obra que le pertenece y a ese orden la eficacia de
permitir el ejercicio de la libertad real de los sujetos imperados por l, en

4
Cuadernos, p.272. Se explica recurriendo a la interrogante de SOFSKY (De qu me sirve
la libertad cundo ya est muerto?), diciendo adems que el Derecho Penal del Enemigo
no tiene otro sentido que el de servir al aseguramiento de las condiciones de vigencia de
la libertad real del ciudadano fiel al Derecho.
5
Cuadernos, pp.275 -277.
6
Derecho Penal del Enemigo. Desmitificacin de un concepto; Grijley, Lima, Per, 2006.
7
Cuadernos, p.280.
8
Cuadernos, p.280.

196
SOBRE LA PRETENDIDA REALIDAD Y EFICIENCIA DEL DERECHO PENAL DEL ENEMIGO

la medida que su convivencia resulte razonable, lo cual tendr lugar


caucionndose uno a los otros y viceversa espacios de seguridad
dentro de la estatalidad; Polaino-Orts concuerda con esa afirmacin, al
sostener que la hetero administracin que el Estado hace de parte de
la personalidad del enemigo (reconocindole despus de su autoexclu-
sin una personalidad mnima) tiene por fin garantizar la personalidad
completa de aquellos sujetos imperados que s se la ganan, asegurando a
los otros ( y al Estado mismo) los espacios de libertad real que ste ha
querido configurar para ellos, por medio del ordenamiento jurdico.

A mi modo de ver ambos coinciden en el postulado central: El


Derecho Penal de Enemigos es y se ve como un medio y un fin en s
mismo de una particular concepcin del Estado de Derecho, y en cuanto
tal se contradicen en la lnea central de su construccin.

A nuestro modo de ver no hay polmica en ellos, y s cabe disentir


de su conclusin comn.

II.- LA DPLICA, Y PORQU DEL TERCERO EXCLUYENTE.

El Derecho Penal de Enemigos, a nuestro juicio, de acuerdo al propio


planteamiento de los penalistas citados, termina no siendo (real), ni
eficiente, ni asegurador de espacios de libertad real en el concreto
mundo de los hechos.

Por eso, con gusto e intuicin ms que con saber, he recogido el


guante lanzado por Polaino - Orts al someter sus opiniones a una
Dplica 9, que por no provenir de Caro John, y por no estar en su lnea, es
la de un tercero independiente, planteada a riesgo de ser declarada
inadmisible de plano, ya por extempornea, ya por imprudente carencia
de fundamentos.

En efecto, se dice que mientras el Estado es garante de la vigencia


de su propia juridicidad, la cual debe mantener asegurando espacios de
libertad real a los sujetos fieles al Derecho que l dicta, los mismos sujetos
imperados demuestran esa fidelidad viviendo en sociedad razonable-

9
Cuadernos, p. 280 in fine.

197
JUAN CARLOS MANRQUEZ R.

mente, vale decir, sin configurar inseguridades ni para el Estado, ni para


ellos, ni para los dems, cerrando as el sinalagma.

Ello slo sera posible si se concibiera lgicamente que alguien


(incluido el Estado) puede auto avalarse, ya que eso es lo que se dice
en verdad cuando se postula que el Estado se compone de cuotas de
libertad cedidas por cada uno de sus integrantes, a cambio de seguridad,
para gozar de las otras cuotas de libertad que restan (las no cedidas).

Al final, cada individuo termina asegurndose y afianzndose a s


mismo, antes que a los dems.

Pero resulta que ambos polemistas aceptan contrario sensu que ese
Estado es al mismo tiempo garante y configurador de la negacin de
espacios de libertad para aquellos que no logran personalidad
completa y que no se la ganan.

O sea, sobre la pretendida realidad, fin y funcin del Derecho Penal


de Enemigos (que es la cuestin central del tema) Caro John y Polaino-
Orts no disienten, sino que nicamente lo hacen en apariencia sobre el
mtodo para afirmar tales cuestiones: constatacin o descripcin.

A nuestro juicio, al pretender los noveles juristas que el Derecho


Penal de Enemigos puede (debe) optimizar la prestacin de seguridad
frente a determinadas formas de criminalidad en que sus autores no
prestan al Estado mnimas garantas cognitivas de comportarse como
ciudadanos respetuosos con las normas penales (a los cuales se les
asegura realmente su no libertad plena o, positivamente, se les
reconoce slo una personalidad mnima, que es lo mismo), el
Derecho Penal de Enemigos no supera en los hechos el problema bsico
del Derecho Penal del Ciudadano:

Igualmente llega tarde y es ineficaz para lograr su pretendido


objeto.

Entonces, tampoco es un Derecho real, construido sobre una


realidad. Es claramente un postulado de lo que debiera ser la estatalidad
ideal.

198
SOBRE LA PRETENDIDA REALIDAD Y EFICIENCIA DEL DERECHO PENAL DEL ENEMIGO

El Derecho Penal de Enemigos no es eficiente ni existe, en cuanto


garanta de libertad real efectiva para el Ciudadano, ni asegura tales
espacios de libertad, ni an negndole la personalidad completa a los
que no se la ganan ni se pliegan al sinalagma.

En el mundo real siempre quedar lugar para configurar escenarios


de inseguridad, los que por estrechos que sean, supondrn espacios de
libertad para quienes as obren (los Enemigos), aunque sea ello injusto
formal y sustantivamente, y aunque se diga que se malogra la perso-
nalidad completa, o se auto excluye el individuo (por deficiencias
cognitivas no reforzables) a espacios en que se le reconocen algunos
derechos.

An cuando se pretenda la existencia misma de la libertad para


algunos, o se le llame con otro nombre, ni el mximo de seguridad la
negar realmente por entero.

Es ms, afirmar la posible existencia y concrecin de una seguridad


total para algunos miembros de la estatalidad (los sujetos fieles al
Derecho, que se han ganado la contraprestacin) no asegura para ellos
una libertad total dentro del anillo normativo que genera o define ese
anhelo de seguridad, sino ms bien produce lo contrario: seguridad total
es igual a negacin de toda libertad.

En la seguridad total no queda libertad, ni personalidad, hacia


adentro ni hacia fuera del permetro normativo.10

En los mismos trminos de los polemistas: la desestabilizacin de la


vigencia de la norma o la defraudacin de su imperativo o gua (y con

10
Ese parece el fin ltimo de las polticas y demandas por mayor seguridad ciudadana.
Por ejemplo, en estos momentos, la clase poltica chilena critica duramente por la prensa
a los jueces de garanta o de control de la instruccin penal por no decretar prisin
preventiva en casos preocupantes, lo que contribuira a acentuar los ndices de
percepcin de inseguridad de la poblacin. Debiera deducirse, entonces, que si los jueces
del sistema acusatorio decretan ms prisiones preventivas para los que debieron
merecerla desde el principio, los ciudadanos necesariamente estarn ms seguros, y el
Estado estar cumpliendo su deber. Vid. fvr. www.elmercurio.cl, A1 y C 1, 2 y 3, del 6 y
7 de julio de 2007 a la fecha. En especial, las modificaciones al Derecho Penal Sexual de
Menores desde 2004 en adelante, han introducido en el Cdigo Penal Chileno (arts. 361 y
ss.) y en el art. 1 de la Ley N 18.216, sobre medidas alternativas, una real categora de
enemigos sexuales a los que htero administra lo poco de personalidad que el Estado
les reconoce.

199
JUAN CARLOS MANRQUEZ R.

ello, la configuracin de espacios de inseguridad), no puede ser impedida


por el Derecho Penal de Enemigos ex ante y a todo evento, ni an
postulado o pensado ste para actuar nicamente en el mbito en que
es (sea) necesario anticiparse a las configuraciones de riesgo para la
libertad del Ciudadano, atribuibles a sujetos especialmente peligrosos.

Veamos porqu opinamos as.

1.- Sobre la funcin del DPE:

Parece sostenerse que el Derecho Penal de Enemigos coadyuva al


ciudadano fiel al Derecho, porque asegurara condiciones de vigencia de
la libertad real de ese sujeto fiel, asegurando al mismo tiempo como
efecto reflejo y lgico las condiciones de no vigencia (negacin) de la
libertad plena (personalidad completa) de otros sujetos in-fieles (los
Enemigos).

As, asegurando el DPE la contencin de los otros por medio de


htero administrar su libertad y reconocindole slo ciertos derechos
(la personalidad mnima), crea una diferencia binaria (a nuestro juicio
artificial) entre lo que podra llamarse una libertad buena / seguridad
buena para el hombre bueno (el ciudadano) versus una libertad
mala / seguridad mnima para el hombre malo (el enemigo).

Al hombre bueno se le reconoce personalidad y al hombre malo se


le niega.

Esta distincin la provoca al pretender impedir el ejercicio absoluto


de la libertad para algunos sujetos en ciertas reas de riesgo consideradas
en extremo indeseables por el propio Estado que se vale del Derecho
Penal de Enemigos. Queda entonces a medio camino entre el Derecho
Penal de Autor y las Medidas de Seguridad, y si exige al menos un acto
externo jurdico- penalmente relevante para entrar en accin (remo-
viendo la objecin ms comn) 11 y ese es anterior a la tentativa punible,
entonces queda ms cerca de las medidas profilcticas pre penales que
de la accin del Derecho, y no precisamente del Derecho Penal.

11
Vid, fvr al respecto, Cuadernos, pp.275 y ss; Cancio Meli, op. Cit, pp. 137 y ss, y Feijoo
Snchez, citado por Polaino Orts, en Cuadernos, p. 276, con Nota (3).

200
SOBRE LA PRETENDIDA REALIDAD Y EFICIENCIA DEL DERECHO PENAL DEL ENEMIGO

Ahora si se sostiene que el Derecho Penal de Enemigos es una


herramienta complementaria y excepcional para asegurar la plena
vigencia del Derecho Penal del Ciudadano o sea, que s es un Derecho
real no podra devenir en la regla primera de interpretacin de los
tipos penales vigentes del Derecho Penal del Ciudadano, ni ser la va
privilegiada para escudriar en ellos o en ese sistema punitivo o sus
categoras, supuesto que ellas existan, mxime si esos tipos pre existen
al Derecho Penal de Enemigos mismo. No admitira aplicacin extensiva,
ni analgica y su interpretacin y aplicacin debiera ser siempre
restrictiva.

En la afirmacin contraria, ms que una constatacin, el Derecho


Penal de Enemigos deja de ser un Derecho real y se convierte en un
mecanismo de justificacin anticipado de s, para fundar la decisin
poltica de hasta dnde se desea negar la libertad del otro (asegurar la no
libertad del individuo), por lo que entonces no estabiliza nada, ya que
la desestabilizacin real de la norma se habr producido de todas
maneras antes del momento de auto justificarse.

Su funcin y razn seran autopoyticas.12

2.- Sobre la capacidad de garanta efectiva y oportuna del DPE para


asegurar espacios de libertad real al ciudadano.

El Derecho Penal de Enemigos no deviene en Derecho real al


pretender negar todo espacio a la libertad posible que le resta al enemigo
de la estatalidad.

Al igual que la vida latente en el desierto ms agreste o el agua entre


el derrumbe del basalto ms compacto, la libertad confinada (para bien o
para mal) halla el espacio para manifestarse, an de las formas ms
sutiles e ingrvidas. Para evitar este hecho no hay herramienta posible ni
eficaz.

Entonces, el DPE se atribuye una capacidad irreal, que pretende


ejercer por medios tambin irreales: no puede asegurar espacios de
libertad real al Ciudadano por la va de negar ab initio las capacidades
de accin del otro, an en el caso de que goce de personalidad

12
Coincidimos en este punto con Polaino Navarrete.

201
JUAN CARLOS MANRQUEZ R.

mnima, salvo que se entienda por tal la batera bsica de facultades


procesales indispensables para enfrentar el poder persecutor del
Estado o del sistema penal, nacional o internacional,13 con un mnimo
de legitimidad o justicia, que no es lo que apreciamos afirmar ni en
Polaino - Orts, ni en Caro John.

De otro lado, resulta que incluso en el planteamiento de los penalis-


tas a quienes se duplica oficiosamente, no se salva el problema de la
oportunidad de accin del DPE, pues de una parte y en los hechos es el
mismo quien define ex post al acto realizado como peligroso, para luego
profesar la auto exclusin de su autor.

El Derecho Penal de Enemigos llega tarde al hecho, al igual que el


Derecho Penal del Ciudadano (y lo mismo le ocurre al Derecho Penal
Clsico).

No puede tampoco el Derecho Penal de Enemigos, ni el Estado que


se vale de l, htero administrar una libertad que en el fondo niega de
antemano para los enemigos, aunque la llame personalidad mnima.

No se puede administrar lo que se profesa inexistente.

III.- CONCLUSIONES.

Bajo estas postulaciones, el Derecho Penal de Enemigos no es, ni


puede ser, una garanta estatal de ejercicio de una libertad real para el
ciudadano.

No es concebible ser garante de uno mismo.

Adems, lo que se pretende caucionar para unos (espacios de


libertad real), por medio de seguridad total para otros, nos lleva al

13
Sobre las proyecciones del problema desde la ptica funcionalista, en el mbito
internacional y sobre el Tribunal Penal Internacional y el Tratado de Roma, Vid. fvr,
Perdomo, Justicia Penal Internacional, Grijley, 2006, pp 37 y ss. Tambin, en Chile la
polmica sobre la derogacin del DL de Amnista, en causas judiciales pendientes, sobre
violaciones de derechos humanos, a propsito del Fallo Almonacid c/ Estado chileno,
CIADH, y la opinin ma dada a la Comisin de Constitucin, Legislacin y Justicia del
Senado sobre este punto. Tambin, en Seminario Internacional de Derecho Penal, UNAB,
2006 y en Iquique, UNAP, con Polaino Navarrete, Orts Gonzlez y Abanto, Panel de
Cierre, Chile, octubre 2006.

202
SOBRE LA PRETENDIDA REALIDAD Y EFICIENCIA DEL DERECHO PENAL DEL ENEMIGO

contrasentido de verificar que la seguridad mxima aspirable, si se


logra, involucra por s la negacin de la libertad, inclusive la del
ciudadano:

Debiera el ciudadano confinarse a la seguridad de ciertas reas de


la ciudad, muy reducidas, o a su propio hogar?.

No se puede ofertar asegurar absolutamente a otros, lo que no se


puede asegurar para s.14

Tampoco sirve como un mecanismo por el cual el Estado administra


sectores de personalidad disminuida del enemigo.

La personalidad disminuida equivale a que la personalidad queda-


ra reducida a la capacidad mnima del imputable en juicio, o sea, a los
derechos procesales indispensables en una sociedad civilizada y humani-
zada. En este caso, no se administra la personalidad, se administra a
la persona como un sujeto no virtuoso, no reconducible, ni expiable.

La administracin conlleva las posibilidades y facultades de acrecen-


tar, aminorar o mantener la integridad de aquello que se maneja, pero en
este caso, slo se podra obtener de esa administracin una merma, y si
todo anda bien, que la situacin se mantenga. Aqu no hay adminis-
tracin entonces, slo perdida o status quo de la defendida personalidad
mnima. Para sta nunca habr ni siquiera posibilidad de ganancia.

Afirmar lo inverso sera otra vez una contradiccin en s misma.

Le devuelvo la pregunta a Caro John: De qu me sirve estar seguro


(muerto), sino tengo libertad (vida), an para enfrentar cmo supero los riesgos?

14
En todo caso, creemos que un tolerable aseguramiento parcial de seguridad (y por
ende, una oferta viable de afianzamiento de espacios de libertad para unos, y por tanto
de negacin de la misma para otros) puede (debiera?) darse en el mbito del Derecho
Penal de Segunda Velocidad en expresin de Silva Snchez - especialmente, en reas
del Derecho Penal Econmico (Droit Penal dles affaires).
Al respecto, Vid. fvr, en Chile, Van Weezel, Delitos Tributarios, Jurdica 2007, p.7 cuando
expresa que cree en un Derecho que asegura la realizacin de la libertad personal (en
este caso, de empresa); y Manrquez, Criminalizacin en el negocio naviero, Revista
Derecho de la Empresa, N 8, oct-dic.2006, p.47 68, y el mismo, en Blanqueo y Lavado
de activos, operaciones sospechosas, Revista de Derecho U.del Mar, N 2, Valparaso,
2005, pp.107 127, especialmente con Notas 1 y 2.

203
JUAN CARLOS MANRQUEZ R.

204
EL IMPULSO DELICTIVO U HOMICIDA
EN LA EPILEPSIA

Mara Laura Quiones Urquiza


Catedrtica argentina

RESUMEN:

Un breve pero muy interesante planteamiento es el que propone la


autora de este trabajo: la epilepsia como trastorno psicomotor que remite
al sujeto enfermo a un estado sin claridad de conciencia y, por ende, a un
status jurdico de inimputabilidad. Se repasan conceptos mdico-
pisiquitricos esclarecedores que asemejan a la epilepsia con una demen-
cia transitoria en sentido jurdico, en la que la falta de lucidez y la sus-
pensin de las facultades cognitivas, conativas y afectivas, durante los
trances, confirmaran la tesis sugerida.

PALABRAS CLAVE:

Epilepsia, inimputabilidad, impulsos delictivos, demencia transi-


toria, derecho penal.

El Impulso Delictivo u Homicida en la Epilepsia

Es posible robar, matar, violar, incendiar o fugarse durante una


crisis epilptica?, Es posible, pero no en todos los tipos de epilepsia.

Para Henry Ey, la epilepsia es susceptible de una definicin FISIO-


LGICA: se trata de una descarga en masa de un grupo de neuronas
cerebrales, o de su totalidad, momentneamente afectadas de una
sincrona excesiva. NEUROLGICAMENTE: consiste en las manifesta-
ciones convulsivas de esta hipersincrona, o sus equivalentes, PSIQUI-
TRICAMENTE: por partes comprende los aspectos de desestructuracin
de la conciencia, en relacin a las crisis y accidentes comiciales y por otra,
las modificaciones de la personalidad que eventualmente estn asociadas
a esos trastornos.

205
MARA LAURA QUIONES U RQUIZA

Los tambin llamados accidentes comiciales, pueden ser de origen


qumico, tumoral, traumtico, perinatal, por malformaciones congnitas o
derivada de otras enfermedades como por ejemplo la meningitis.

Existen dos grandes divisiones que a su vez agrupan subtipos. Las


formas ms conocidas son las CRISIS ICTOCOMICIALES con sus Gran
Mal y Pequeo Mal, acompaados de ausencias amnsicas, posibles
desajustes en las funciones vegetativas, estados convulsivos generaliza-
dos o espasmos recortados.

Las CRISIS GRADUOCOMICIALES, es decir, parciales con o sin


generalizacin, tienen su descarga neuronal en una zona determinada del
cerebro, es decir en un foco epileptgeno, son difciles de detectar a
simple vista y se presentan con conflictos intrapsiquicos. De stas, me
voy a referir a las que traen consigo automatismos psicomotores y
equivalentes (PENFIELD).

Observemos un automatismo: imaginemos que vamos a sacar una


fotocopia, slo una hoja, se la entregamos al joven de la fotocopiadora: l,
1 levanta la tapa de la fotocopiadora, 2 coloca el papel, 3 cierra la tapa
del aparato y 4 oprime el botn. De pronto, ya sin nada en la mano,
repite innecesaria y sucesivamente los pasos 1, 2, 3 y 4 por varios minu-
tos. Curiosamente para quien lo observa, tampoco responde a la pregn-
ta: qu esta Ud. haciendo?. A los pocos minutos, el epilptico sale de su
oscurecido estado de conciencia, entrega la hoja y se sorprende con las
ms de 30 de fotocopias en blanco que de pronto aparecieron en la
bandeja de salida de la mquina, no se explica cmo es que aparecieron
all, si l apret el botn solo una vez. Esos otros momentos quedaron
ajenos a su memoria, debido a que el proceso normal de captacin de los
hechos, se vi alterado durante su trance, es por ello que no se fijaron,
tampoco podrn ser evocados, ni recordados o reconocidos como
propios, porque no estn inscriptos, es decir, no forman parte de sus
registros mnsicos.

Estas conductas complejas, automticas y perseverantes, pueden


convivir en un individuo durante horas e incluso das, apareciendo
bruscamente, y desembocando en un estado sin claridad de conciencia,
refirindome con esto, a los diferentes grados de esta estructura, desde su

206
EL IMPULSO DELICTIVO U HOMICIDA EN LA EPILEPSIA

extremo mnimo: coma, pasando por los estados confusional, embota-


miento, crepuscular, onrico, oniride, llegando a los exacerbados como
la hipervigilia e hiperfrenia.

Para la comprensin del presente tema, es importante dejar en claro


de qu hablamos cuando lo hacemos refirindonos al oscurecimiento de
conciencia, aqu un sujeto no posee lucidez para el juicio crtico (Juicio
suspendido), ya que se encuentran disminuidas sus facultades cogni-
tivas, conativas y afectivas, haciendo de l un ser inimputable frente la
comisin de cualquier delito, en este caso, preso de una desestructuracin
de la conciencia, un quiebre que podra asemejarse a una demencia
transitoria en sentido jurdico.

Una de las formas de los estados psicomotores, es el estado


confusional psicomotor, que se presenta con alteraciones groseras de la
personalidad tales como, obnubilacin de la conciencia, desorientacin
tmporo espacial (sin conciencia de espacio, tiempo y situacin), es decir
no saber dnde se encuentra uno en ese momento, ni en qu da
calendario; desorientacin auto y alopsiquica: no responder al propio
nombre y al pas o ciudad en que se encuentra; la incoherencia en el
pensamiento se hace evidente cuando el individuo articula palabras
vagas, imprecisas y que no cumplen con las leyes asociativas lgicas, por
ende lo judicativo, es decir el conocimiento de la consecuencia de sus
actos, es nulo momentneamente.

Este estado tambin puede irrumpir en una forma agitada, donde el


epilptico se encuentra ansioso, hasta furioso y con alucinaciones impreg-
nadas de reproducciones onricas polimorfas, respondiendo claramente a
impulsos delirantes basados en su ensueo, actundolo. Estos signos
pueden definirse claramente como episodios psicticos agudos, es decir
de corta duracin. La amnesia luego de haber robado, violado, masacra-
do, incendiado, no obedece a un olvido simulado, si no ms bien a la
pobre captacin de engramas o recuerdos como consecuencia de la
instalacin de su perturbacin. El electroencefalograma positivo podr
ayudar al diagnstico de este cuadro, siendo adems de importancia
mdico-legal.

Los sntomas, en estos casos, se caracterizan por un proceso de


despersonalizacin, que por su localizacin cerebral, afecta no solo al

207
MARA LAURA QUIONES U RQUIZA

sensreo, si no tambin a la afectividad y psicomotricidad. La presencia


de Auras puede ser una seal de alarma frente a la precipitacin de una
de estos accidentes, este fenmeno podra manifestarse con la percepcin
por parte del enfermo de olores penetrantes y nauseabundos, sensacin
de sabores repulsivos (crisis uncinadas), ruidos ensordecedores, visuali-
zacin de luces cegadoras o de personas ausentes, dolores epicrticos sin
definicin (prdromos).

Si el foco alterado es en lo paramedial (rinencfalo) aparecen las


equivalencias del Mal Psicomotor, caracterizadas por trastornos antiso-
ciales de conducta, complejos, ordenados, forzados y automtico-ambu-
latorios de larga duracin.

La forma de estados crepusculares epilpticos, suele presentarse en


sujetos con otros antecedentes ms graves de epilepsia, el grado de
conciencia es ms claro que el anterior, es por ello que puede responder
lentamente en una conversacin y repentinamente enfurecerse violentn-
dose al hablar de temas de poca importancia. Aqu tambin se vivencian
imgenes onirides, que se intercalan con las de la vigilia generando un
conflicto, puesto que no pueden diferenciarlas entre s. Las sensaciones
de dej-vu o jamais-vu tambin se manifiestan y son signos que alertan a
quienes estn a su alrededor. La fluidz viscosa de su pensamiento, los
contenidos delirantes, a veces mstico placenteros, experimentados con
una hipersensibilidad exagerada, fugas (dromomana), conductas insli-
tas, incoercibles e involuntarias, ya que la facultad volitiva se encuentra
abolida, estos son actos en Cortocircuito (MARIETAN). A diferencia del
estado anterior, ac el epilptico se adapta parcialmente a la realidad.

Estos impulsos delictivos u homicidas se traduciran en escenas cri-


minales predominantemente desorganizadas, con victimas de oportuni-
dad, dejando testigos y vestigios de gran valor criminalstico. Por ejemplo
en el caso de violaciones llenas de ira, la firma se expresara en verba-
lizaciones extraas. Los homicidios iran desde lo simple y oportunista
hasta el homicidio en masa (Spree Killing) con muertes por estrangu-
lacin o golpes letales y rpidos o con armas de oportunidad.

Los estados maniaco depresivos epilpticos, tambin plantean seme-


janzas con los observados en las manas o depresiones mayores, donde se
va desde la excitacin, furor inmotivado hasta la melancola irracional,

208
EL IMPULSO DELICTIVO U HOMICIDA EN LA EPILEPSIA

siendo a veces dominando por delirios de persecucin, llegando incluso


al suicidio.

El diagnstico precoz, el monitoreo mdico y el cumplimiento de la


terapia medicamentosa, son tiles para prevenir estas crisis.

BIBLIOGRAFA:

TRATADO DE PSQUIATRA, H. Ey, P. Bernard, CH. Brisset Reed.


1996

CONCEPTOS FUNDAMENTALES DE PSICOPATOLOGA I,


Hector R. Fischer y Col. CEA 1996.

SEMIOLOGA PSIQUITRICA, Hugo Marietan. Anank

NEUROPSYCHOLOGIE DE LA MEMOIRE HUMAINE, Raymond


Bruyer, Martial Van Der Linden. Presses Universitaires de Grenoble
Edisem Inc. 1991.

209
MARA LAURA QUIONES U RQUIZA

210
A ECONOMIA GLOBALIZADA E A CRIMINALIDADE

Renato Ribeiro Velloso


MBA em Economia e Directo do Sistema Internacional,
pela Universidade de So Paulo-USP,
e co-autor do livro Crimes Tributrios e Econmicos,
pela Editora Quartier Latin do Brasil
renatov@ajato.com.br)

RESUMEN:
El autor desgrana un tema de actual relevancia para el Estado
Democrtico de Derecho: la relacin entre la economa globalizada y la
criminalidad, tpico de constante preocupacin para los legisladores.
Haciendo un preliminar recuento de la historia poltica del mundo occi-
dental a partir de la posguerra, el autor se acerca al tema central aseve-
rando que la criminalidad posee tentculos firmemente arraigados en
diversos sectores del Estado; lo cual no slo que posibilita un mayor cam-
po de actuacin de aquella, sino que tambin permite la constancia del
mercado consumidor y la mezcla de actividades lcitas e ilcitas, todo lo
cual dificulta el combate eficaz a dichas formas criminales a gran escala.

PALABRAS CLAVE:
Criminalidad, Globalizacin, Economa global, Corrupcin, Estado
de Derecho.

A Economia Globalizada e a Criminalidade

A partir de 1945, quando houve prolongada inimizade entre a


Amrica e a URSS; a sia e partes da frica foram libertadas do domnio
europeu, a economia internacional tomou ares de cooperao interna-
cional.
O mundo passou a ser dividido em dois blocos: o Ocidental
(capitalista) e o Oriental (socialista/comunista). O Ocidental ficou sendo
liderado pelos Estados Unidos e o bloco Oriental liderado pela Unio das
Repblicas Socialistas Soviticas (URSS).

211
RENATO RIBEIRO V ELLOSO

O ps-guerra tem uma caracterstica importante da ordem mundial,


o compromisso liberal, com a economia internacional permitindo a
liberalizao econmica multilateral, regulado pelo GATT1, que foi se
aperfeioando com sucessivas rodadas, eliminando barreiras tarifrias,
abrindo a economia dos pases, mas garantindo a estabilidade domstica.

O comrcio internacional se desenvolveu atravs de regras estabe-


lecidas pelo GATT, onde se aprofundaram as negociaes multilaterais, j
que inicialmente eram feitas entre dois pases, ou seja, bilateralmente.

A liberalizao econmica se fixou no rebaixamento de barreiras


alfandegrias, por meio de concesses tarifrias entre os pases membros
do GATT, regulados pelo princpio multilateral da no-discriminao,
representado pela clusula da nao mais favorecida, permitindo aos
pases subdesenvolvidos participar e auferir os benefcios da libera-
lizao econmica sem concesses equivalentes.

As premissas econmicas do GATT, primeira vista, possuem teor


mercantilista, entretanto, grupos domsticos, legitimam a troca de
favores no GATT, alem da vantagem de poder acomodar negociaes de
mais de dois parceiros, exigidas pelo critrio de equivalncia de
concesses.

Como a principal preocupao dos pases em desenvolvimento era a


falta de um rgo responsvel pela soluo de controvrsias e limitaes
ao seu controle de exportaes, e a incluso de novos temas mais
complexos, a Rodada Uruguai2 verificou que o GATT, estava defasado.
Os pases em desenvolvimento pouca voz tiveram em sua criao e
poucos benefcios tambm. A operao dos mecanismos criados
provocou o descompasso do crescimento econmico, criando instis-
faes, fato de esses temas possurem alto grau de complexidade, sua
regulamentao, s poderia se dar no mbito de uma Organizao
Internacional, prevista na Declarao de Marrakesh, foi criada assim a

1
CIESIN Thematic Guide on Political Institutions and Global Environmental Change
http://www.ciesin.columbia.edu/TG/PI/TRADE/gatt.html.
2
BATISTA, Paulo Nogueira. - Perspectivas da Rodada Uruguai: implicaes para o Brasil
- DOSSI AMRICA LATINA. Estud. av. vol.6 no.16 So Paulo Dec. 1992.
http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0103-40141992000300009

212
A ECONOMIA GLOBALIZADA E A C RIMINALIDADE

Organizao Mundial do Comrcio (OMC) 3, que entrou em vigor em 1


de janeiro de 1995.

A OMC uma organizao que tem por funes principais facilitar a


aplicao das normas do comrcio internacional j acordadas
internacionalmente e serve tambm como foro para negociaes de novas
regras, dotada tambm de um sistema de controvrsias em comrcio
internacional. Surgiu ao final da Rodada Uruguai. Engloba no s
acordos referentes ao comrcio de bens agrcolas e industriais, como
tambm servios, propriedade intelectual, soluo de controvrsias,
regras de origem e outros, buscando assim promover a efetiva
liberalizao do comrcio entre seus membros. A OMC tem sede em
Genebra, Sua.

Com o final da Guerra Fria, a bipolaridade entre os EUA e URSS,


que dividiu o mundo em capitalistas e socialistas, deu inicio
globalizao econmica mundial, que se deu na segunda metade do
sculo XX. A internacionalizao das economias levou a expanso do
comrcio, instalao de empresas transnacionais, livre circulao de
capitais e tecnologias, o aumento da circulao de capitais do sistema
financeiro internacional, a liberalizao do comrcio internacional de
bens e servios, etc.

A globalizao conduz a crescente integrao das economias das


sociedades dos vrios pases, especialmente no que toca produo de
mercadorias e servios, aos mercados financeiros, e difuso de
informaes, ou seja, corresponde a internacionalizao do setor
produtivo, possibilitando a comercializao (compra/venda) de merca-
dorias ou servios em qualquer parte do mundo; tudo objetivando uma
melhor competitividade mundial.

Assim economia internacional e a criminalidade se fizeram pre-


sentes em todas as atividades humanas, nos setores primrio, secundrio
e tercirio da economia. O crescimento do comrcio internacional, ajudou
com que alguns grupos que atuam universalmente, fossem favorecidos
pela globalizao da economia, comrcio livre, desenvolvimento das

3
World Trade Organization
http://www.wto.org/english/thewto_e/whatis_e/tif_e/fact1_e.htm

213
RENATO RIBEIRO V ELLOSO

telecomunicaes, universalizao financeira 4, colapso do sistema


comunista, processo de unificao das naes, totalmente adaptados ao
novo cenrio mundial, as organizaes criminosas h muito j
estabeleceram, um grande mercado comum, conectadas por meio da
chamada netwoork do crime organizado, que movimenta do dinheiro
em circulao do mundo, sem limitaes de fronteiras.5

Com a liberalizao econmica, os criminosos passaram de simples


apostadores, para estrategistas calculistas, buscando ainda o lucro, mas
com o menor risco possvel. O que restou por transformar esses
criminosos em uma nova criminalidade organizada, abandonando sua
estrutura medieval, tomando um carter empresarial.

Abandonando sua estrutura medieval, o crime organizado, tomou


um carter empresarial, ou seja, a caracterstica mais expressiva da
organizao criminosa a transnacionalizao, debilitando o Estado,
tendo em vista que sua atuao no s extrapola fronteiras nacionais,
como tambm se utiliza desta capacidade para atingir seus fins6,
utilizando a racionalizao empregada nas empresas lcitas como meio de
administrao de seus negcios criminosos.

Ento a lendria figura do criminoso mudou 7 com o passar dos anos,


antigamente eram apenas vistos como bandidos que impunham suas leis

4
CERQUEIRA, Atuo Antnio. Direito penal garantista & a nova criminalidade. Curitiba
Juru, 2002, p.53. A nova criminalidade tem por origem as transformaes tecnolgicas
e econmicas que a humanidade vem experimentando nas ltimas dcadas,
especialmente aps o encerramento da 2 Grande Guerra, alm do excepcional
incremento do comrcio entre os pases. De tal sorte, torna-se difcil precisar se tais
transformaes econmicas se devem ao progresso tecnolgico ou, ao contrrio, se so
os avanas cientficos que produzem o progresso econmico, mas incontestvel que, ao
longo do sculo XX, esses fatores produziram evolues comerciais, tanto, representados
por novos instrumentos quanta por novos caminhos para o comrcio internacional que,
utilizados indevidamente, produziram uma nova criminalidade. Tais so os casos da
revoluo informtica e da chamada globalizao da economia.
5
MAIEROVITCH, Walter Fanganiello. As organizaes internacionais criminosas e as drogas,
in justia penal 6 criticas e sugestes. So Paulo: Ed. Revista dos Tribunais, 1999, p.131.
6
QUEIROZ, Carlos Alberto Marchi de. Manual operacional do policial civil: doutrina,
legislao, modelos / coordenao Carlos Alberto Marchi de Queiroz So Paulo:
Delegacia Geral de Polcia, 2002. p.257
7
GOMES, Luiz Flvio, CERVINI, Ral. Crime organizado: enfoque criminolgico, jurdico (Lei
n 9.034/95) e poltico-criminal. 2. ed. rev. atual. amp. So Paulo: Revista dos Tribunais,
1997, p.77 "Uma nota mais recente da criminalidade organizada, pelo menos na Amrica

214
A ECONOMIA GLOBALIZADA E A C RIMINALIDADE

perversas s favelas, hodiernamente, o criminoso pertence a uma classe


social mais abastada para poderem entrar nesse comrcio, assim sendo,
membros das classes mdia e alta 8, pessoas com alto poder de influncia
na vida econmica, poltica e social das comunidades.

Todo lucro obtido pela criminalidade, deslocado para fundos sujos


de capitais, lavados de modo a esconder a origem ilcita. O mercado de
capitais, h tempos o meio mais preferido e utilizado pelos chamados
lavadores de dinheiro, criminosos com alto poder de influncia,
empresrios, polticos, entre outros.

As grandes somas de capital sem nacionalidade que circulam por


esse mercado, e a facilidade que o avano tecnolgico trouxe
movimentao desses valores pelo mundo9, so freqentemente

Latina e no que se relaciona especificamente ao narcotrfico, foi destacada por Jorge G.


Castaeda: o narcotraficante atual est cada vez mais diferente daqueles jovens com
pulseiras de ouro, cintos largos, anis brilhantes...tornou-se um executivo, um
empresrio moderno, que se dedica a um negcio altamente lucrativo. Esto
participando ativamente da vida econmica de vrios pases, assim como da vida
poltica. Marcam presena principalmente nos processos de privatizao, no s para
'lavar dinheiro', seno sobretudo para incorporar-se na vida econmica lcita. Esto
integrando o 'narcotrfico' na vida institucional de cada pas e desse modo buscam uma
convivncia pacfica, evitando-se a guerra fratricida e sangrenta".
8
THIELMANN, Beatriz. Jornada em direo ao perigo, Making of
http.//globoreporter.globo.com/globoreporter/0,19125,tok0-2706-6834-2-0.00.html.
Outra grande surpresa de nossa equipe foi encontrar uma ex-atleta olmpica que se
transformou numa traficante de cocana. E ainda: o motivo alegado por ela foi uma
grande paixo, um imenso fascnio por um traficante.
O novo perfil do criminoso, daquele que se envolve com o trfico de drogas, foi
apresentado, pela primeira vez, pelo Departamento de Narcticos de so Paulo e pela
Polcia Federal no final do ms de setembro. Como a droga da moda a droga sinttica,
como o extasy, feito com substncias qumicas que requerem alta tecnologia na
manipulao, ela muito cara. Assim, os traficantes tm de pertencer a uma classe social
mais abastada para poderem entrar nesse maldito comrcio. E ai aparecem os
universitrios das classes mdia e alta.
9
CERVINI, Ral, OLIVEIRA, William Terra de e GOMES, Luiz Flavio. Lei de Lavagem de
Capitais. So Paulo: Ed. Revista dos Tribunais, 1998, p.43. Para Ral Cervini,
encontramos, no sistema financeiro, um cenrio favorvel lavagem de dinheiro, em
trminos generales, puede decirse que las actividades bancarias internacionales y, ms
especificamente, el mercado de capitales, tienen contemporneamente, ciertas notas que operan
como teln de fondo de los processos de lavado de dinero, ya sea facilitndolos o creando uma
complejidad operativa que dificulta el esclarecimiento de dichas operaciones crticas. A modo de
sntesis, esas notas serian: globalizacin de las operaciones bancarias; dificultad de regular y
controlar esas operaciones globalizadas; crecimiento acelerado del comercio mundial; crecimiento
del intercambio entre euromonedas, advenimiento del Euro e generalizacin en el empleo de las
transferencias via electrnica.

215
RENATO RIBEIRO V ELLOSO

empregados em atividades legais empresariais, permitindo ao fabuloso


fluxo de capitais lavados, a conquista de espao e poder, que podem
gerar interferncia na vida econmica, poltica e social da populao
mundial. Formando um poderoso antiestado, isto , um estado dentro do
Estado, com uma pujana econmica incrvel, at porque existe muita
facilidade na lavagem de capitais e grande poder de influncia.

Economia globalizada e criminalidade tema de relevo mundial,


que preocupa e atenta contra O Estado Democrtico de Direito. Afora o
glamour emprestado pela fico, os criminosos e suas interferncias na
economia internacional, constante preocupao por parte dos
legisladores do mundo que sempre tentaram conter seu avano, nem
sempre com sucesso.

Como verificamos, a criminalidade possui tentculos, firmemente


arraigados nos diversos setores do Estado, quer na forma de um acordo
meramente financeiro, com o pagamento de propina aos membros dos
rgos repressivos, administrativos ou a alguns polticos profissionais,10
que como os antigos corsrios recebiam autorizao do governo fazendo
pilhagem por razes de estado, mas que na prtica, sempre buscavam a
vantagem pessoal.

A atuao desses criminosos em diversos setores do Estado,


possibilitou um maior campo de atuao, contando com a constncia do
mercado consumidor, o que acabou por mesclar atividades lcitas com
ilcitas, a ponto de Zaffaroni no encontrar um conceito que possa
abranger todo o conjunto de atividades ilcitas que podem aproveitar a
indisciplina do mercado e que, no geral, aparecem mescladas ou
confundidas de forma indissolvel com atividades lcitas.11

O Estado procura respostas para o triunfo da criminalidade na


economia globalizada, procurando formas para combater esses
criminosos, mas, infelizmente, notamos que suas aes no atingem seu
objetivo. Isso se deve a uma poltica criminal mal direcionada, sem efeitos
para a sociedade.

10
MINGARDI, Guaracy. O Estado e o Crime Organizado, IBCCRIM 5, Complexo Damsio
de Jesus, 1998.
11
ZAFFARONI, Eugenio Ral. Crime Organizado: uma categorizao frustrada. Discursos
Sediciosos; crime, direito e sociedade. Rio de Janeiro, Relume-Dumar, 1996.

216
A ECONOMIA GLOBALIZADA E A C RIMINALIDADE

Bibliografia:

BATISTA, Paulo Nogueira. - Perspectivas da Rodada Uruguai:


implicaes para o Brasil - DOSSI AMRICA LATINA. Estud. av.
vol.6 no.16 So Paulo Dec. 1992.
http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0103-
40141992000300009
CERQUEIRA, Atuo Antnio. Direito penal garantista & a nova
criminalidade. Curitiba Juru, 2002.
CERVINI, Ral, OLIVEIRA, William Terra de e GOMES, Luiz
Flavio. Lei de Lavagem de Capitais. So Paulo: Ed. Revista dos
Tribunais, 1998.
CIESIN Thematic Guide on Political Institutions and Global
Environmental Change
http://www.ciesin.columbia.edu/TG/PI/TRADE/gatt.html.
GOMES, Luiz Flvio, CERVINI, Ral. Crime organizado: enfoque
criminolgico, jurdico (Lei n 9.034/95) e poltico-criminal. 2. ed. rev.
atual. amp. So Paulo: Revista dos Tribunais, 1997.
MAIEROVITCH, Walter Fanganiello. As organizaes internacionais
criminosas e as drogas, in justia penal 6 criticas e sugestes. So Paulo:
Ed. Revista dos Tribunais, 1999.
MINGARDI, Guaracy. O Estado e o Crime Organizado, IBCCRIM 5,
Complexo Damsio de Jesus, 1998.
QUEIROZ, Carlos Alberto Marchi de. Manual operacional do policial
civil: doutrina, legislao, modelos / coordenao Carlos Alberto
Marchi de Queiroz So Paulo: Delegacia Geral de Polcia, 2002.
THIELMANN, Beatriz. Jornada em direo ao perigo, Making of
http.//globoreporter.globo.com/globoreporter/0,19125,tok0-2706-
6834-2-0.00.html.
World Trade Organization
http://www.wto.org/english/thewto_e/whatis_e/tif_e/fact1_e.htm.

217
RENATO RIBEIRO V ELLOSO

218
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR*

**
Alex van Weezel

RESUMEN:

El rgimen de la violencia intrafamiliar en la Ley N 20.066 expresa


una parte del despliegue del concepto de familia en la sociedad actual. El
trabajo examina la ley en su relacin con la sistemtica tradicional de los
delitos de lesiones, siguiendo la hiptesis de que el estudio de las
modificaciones sistemticas que de ella se derivan permitir ponderar
luego con mayor precisin la transformacin que la normativa ha
introducido o pretende introducir en la comprensin social de las relacio-
nes familiares. Se advertir que las modificaciones sistemticas en pri-
mer lugar, el alcance de los deberes cualificados de solidaridad que
emanan del contexto intrafamiliar definido en la ley tienen consecuen-
cias en materia de error y obligan a realizar precisiones importantes en el
mbito de la teora de la intervencin delictiva y de la punibilidad de las
lesiones culposas. Queda asimismo en evidencia el potencial expansivo
del derecho penal que encierra la estrategia legislativa frente a la
problemtica de la violencia intrafamiliar.

PALABRAS CLAVE:

LESIONES - VIOLENCIA INTRAFAMILIAR - MALTRATO -


PARRICIDIO

Lesiones y Violencia Intrafamiliar

Las relaciones entre el parentesco que liga a la vctima con el autor,


por un lado, y la culpabilidad delictual de este ltimo, por otro, son y han
sido tortuosas a lo largo de la historia. Ello nada tiene de extrao, pues

*
El presente estudio tuvo su origen en una consulta realizada al autor por el
Departamento de Estudios de la Defensora Penal Pblica.
**
Profesor de Derecho Penal en la Universidad de Chile y en la Pontificia Universidad
Catlica de Chile.

219
ALEX VAN WEEZEL

dependen de la comprensin de las relaciones de familia que predomina


en una sociedad, y esta comprensin ha evolucionado significativa y no
siempre pacficamente con el transcurso de los siglos.1 Para advertirlo ni
siquiera hace falta referirse a los ordenamientos jurdicos que reducen el
matrimonio a un supuesto de ndole tributaria, sino que basta considerar
que en la mayora de los pases occidentales, Chile incluido, el ordena-
miento ya no reconoce un matrimonio exclusivamente civil que sea
indisoluble. Esta imposibilidad de contraer el vnculo matrimonial indiso-
lublemente (otra cosa es que de hecho no se disuelva), sumada a la
equiparacin de las parejas y de los hijos matrimoniales con las parejas y
los hijos no matrimoniales, ha tenido como consecuencia que el matrimo-
nio y la filiacin matrimonial pasaran a ser algo irrelevante en lo que
respecta a cuestiones centrales del derecho civil.

En concordancia con este desarrollo en el mbito civil, algunos


pases han suprimido tambin del ordenamiento jurdico-penal las normas
que implicaban reconocer un estatus especial a las relaciones formales de
familia. El ejemplo ms claro de ello es la supresin del delito de
parricidio en muchos pases. En Alemania, por ejemplo, matar al padre
no es en principio ms grave que matar a otra persona cualquiera,
mientras que en Espaa slo lo es en los trminos de la circunstancia
mixta del art. 23 CP.2 No obstante, precisamente esta ltima norma da
cuenta de la paradoja que se encierra en el estado actual de la evolucin
de las relaciones entre el parentesco y la culpabilidad o el injusto penal: al
equiparar jurdicamente el matrimonio con las relaciones anlogas de
afectividad presentes o pasadas y la filiacin matrimonial con la calidad
de descendiente por naturaleza, el legislador penal termina por
ampliar significativamente la punibilidad en relacin con el rgimen
precedente. Mientras la equiparacin a efectos civiles parece traer slo
beneficios para el conviviente y el hijo extramatrimonial, su equiparacin
a efectos penales se devela como un arma de doble filo (precisamente
porque el parentesco es una relacin, es decir, opera en ambas direc-

1
Cfr. por ejemplo, respecto de la evolucin en Europa central entre fines del siglo 18 y
fines del siglo 20, SIEDER (1987), p. 282 ss. y passim.
2
Es circunstancia que puede atenuar o agravar la responsabilidad, segn la naturaleza,
los motivos y los efectos del delito, ser o haber sido el agraviado cnyuge o persona que
est o haya estado ligada de forma estable por anloga relacin de afectividad, o ser
ascendiente, descendiente o hermano por naturaleza o adopcin del ofensor o de su
cnyuge o conviviente.

220
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

ciones). En la actualidad no se trata realmente de suprimir del ordena-


miento jurdico los efectos de las relaciones tradicionales de familia, sino
de ampliar dichos efectos a otras situaciones, como las relaciones
pretritas de afectividad que puedan considerarse anlogas al matri-
monio.3 Dicho de otro modo: el desbaratamiento de las relaciones
tradicionales de familia no conduce a menos, sino por el contrario a
(mucho) 4 ms derecho penal.

Es un hecho que la violencia intrafamiliar an reviste en la gran


mayora de los casos la forma de un delito de lesiones,5 es decir, de una
figura delictiva que la jurisprudencia tradicionalmente ha considerado
ms grave cuando se verifica respecto de personas vinculadas por lazos
familiares.6 Lo interesante es que con esta interpretacin la jurisprudencia
se haba apartado y muy prontamente 7 de la concepcin diferenciadora
que haba estado en los orgenes de la normativa del Cdigo Penal. Pues
mientras el Cdigo Penal espaol de 1850 consideraba el parentesco
como circunstancia agravante en todo caso, Pacheco quera distinguir, en
lo que se refiere a los delitos contra las personas, entre delitos de mayor y
de menor entidad.8 Mientras que en los primeros el parentesco siempre
habra de surtir efecto agravante (y la ley as lo establece expresamente en
ciertas figuras de la parte especial), respecto de los segundos sera preciso
distinguir: si el ofendido es el superior, el parentesco agrava, mientras
que atena si el ofendido es el inferior. Los comisionados chilenos,
haciendo propia la crtica de Pacheco ms que su concepcin jerrquica
de la familia, decidieron entregar el asunto a la prudencia judicial (arts.

3
Ello es perfectamente posible desde que se concibe el matrimonio como vnculo
disoluble.
4
Segn la Divisin de Seguridad Pblica del Ministerio del Interior, entre el ao 2006 y el
ao 2007, por ejemplo, las detenciones por violencia intrafamiliar se incrementaron en
un 79,4 %; este aumento se produjo sobre uno del 205,7 % registrado en el periodo 2005-
2006.
5
Cfr. CASAS BECERRA et al. (2007), p. 150.
6
Vase la interpretacin habitual del art. 13 CP, KNSEMLLER (2002), p. 226.
7
Cfr. KNSEMLLER (2002), p. 226. Las razones: art. 400 CP (en la mayora de los delitos
de lesiones el parentesco agrava) y art. 489 CP (en ciertos delitos patrimoniales el
parentesco excluye la responsabilidad penal). Es cierto que las personas enumeradas en
estas normas no coinciden plenamente con las que menciona el art. 13 CP, pero reflejan,
en expresin de ETCHEBERRY (1987 a), p. 327, refirindose a la primera de estas normas,
una elocuente muestra del pensamiento legislativo.
8
PACHECO (1867), p. 214 ss. Entre los primeros PACHECO menciona slo el homicidio, pero
es razonable suponer que se refiere tambin a las lesiones severas.

221
ALEX VAN WEEZEL

13 y 494 N 5 CP), pero no deja de ser llamativo que el enfoque


tradicional y en parte, con razn, obsoleto que Pacheco tiene de la
familia sea precisamente el que conduzca a una solucin punitiva ms
liberal.

En cualquier caso, el rgimen de la violencia intrafamiliar en la Ley


N 20.066 expresa una parte del despliegue del concepto de familia en la
sociedad actual. En lo que sigue no se trata de enjuiciar poltica o
filosficamente el estado de esta evolucin, sino slo de examinar ms de
cerca una de sus manifestaciones, la regulacin penal de la as llamada
violencia intrafamiliar, como primer paso para establecer qu dice esta
regulacin acerca del concepto de familia, de la clase de vinculacin que
hace ms grave la violencia fsica. Este breve estudio pretende, por lo
tanto, contribuir a responder esta pregunta situando a la Ley N 20.066
en relacin con las instituciones dogmticas tradicionales en el mbito de
las lesiones, incluida su sistemtica, pues parece plausible que si se
analizan con cierto detalle las modificaciones que ha introducido esta ley
y los puntos de friccin con el rgimen previo a su vigencia, resulte luego
un poco ms sencillo ponderar la transformacin que ella ha introducido,
o al menos pretende introducir, en la comprensin social de las relaciones
familiares.9

I. La sistemtica de los delitos de lesiones en el Cdigo Penal

Los tres tipos fundamentales de lesiones que contiene el Cdigo


Penal son los siguientes:

a) Las lesiones del art. 397 CP, cuya tipicidad se encuentra co-
definida por la clase de resultados imputables a la conducta de herir,
golpear o maltratar de obra. Sobre esta misma base, el propio art. 397 CP

9
Por lo tanto, aqu no se discurre sobre el principal problema prctico de la regulacin
penal de la violencia intrafamiliar, que no radica en su articulacin dogmtica con el
derecho penal general, sino en la misma idoneidad del instrumento penal para hacer
frente a la dolorosa realidad de la violencia que tiene lugar en el seno de la familia (el
fenmeno habitual de la retractacin de las supuestas vctimas una vez iniciado el
procedimiento es slo una manifestacin de ello). Al respecto, sugiriendo una
aproximacin ms realista y menos ideolgica al problema a la luz de la experiencia
espaola, MAQUEDA ABREU (2007), p. 1 ss.

222
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

distingue dos supuestos de diferente gravedad. Las lesiones del art. 397
CP son denominadas en la ley como lesiones graves, y la doctrina
para diferenciar entre los dos supuestos de la norma habla adems de
lesiones gravsimas(N 1) y lesiones simplemente graves (N 2).

El art. 398 CP que para todos los efectos se considerar como parte
de la figura prevista en el art. 397 CP dispone que si se provoca alguno
de los resultados sealados en el art. 397 CP mediante la administracin a
la vctima de sustancias o bebidas nocivas, o bien abusando de su cre-
dulidad o flaqueza de espritu, se aplicarn las penas que correspondan
de acuerdo al art. 397 CP segn la intensidad de los resultados.10

b) Las lesiones del art. 399 CP, que se configuran cuando a la


conducta del autor no se le puede imputar alguno de los resultados que
seala el art. 397 CP. La doctrina y la jurisprudencia utilizan, con base en
la ley, la denominacin de lesiones menos graves para este delito.

c) Las lesiones del art. 494 N 5 CP, que el propio texto legal
denomina lesiones leves. Las lesiones son leves cuando no es posible
imputar alguno de los resultados tipificados en el art. 397 CP a la
conducta del autor, y cuando adems concurren en el hecho tales
circunstancias, y en las personas tales calidades, que en concepto del
tribunal fundamenten un injusto menor que el del simple delito
establecido en el art. 399 CP. En consecuencia, las lesiones leves se
distinguen, por una parte, de las lesiones del art. 397 CP en razn de los
resultados que en cada caso se pueden imputar a la conducta; y, por otra,
se distinguen de las lesiones del art. 399 CP en razn de la apreciacin
que el juez realice respecto de la calidad de las personas y las
circunstancias del hecho, en cuanto permitan fundamentar un injusto
menor.

10
La castracin (art. 395 CP) y las dems mutilaciones (art. 396 CP) tambin constituyen
formas especialmente graves del delito de lesiones, pero el legislador ha optado por
tipificarlas en forma separada. Existe acuerdo, sin embargo, en que este tratamiento
legislativo es superfluo, y en que en cuanto se trata de lesiones cuya tipicidad se halla
co-definida por la clase de resultados imputables a la conducta han de asimilarse
sistemticamente a las hiptesis de lesiones graves.

223
ALEX VAN WEEZEL

Si se atiende solamente a las normas contenidas en el Cdigo Penal,


la sistemtica utilizada por el legislador respecto de las lesiones
propiamente tales parece clara:11

(i) las lesiones graves del art. 397 CP responden a un modelo tpico
basado en la intensidad de los resultados imputables a la conducta;12

(ii) las lesiones del art. 399 CP y las lesiones del art. 494 N 5 CP
responden a un modelo tpico que slo negativamente tiene en
cuenta los resultados, pero que positivamente se basa en otros
criterios valorativos;

(iii) por lo tanto, los delitos de lesiones en el Cdigo Penal pueden


agruparse en dos clases fundamentales, al interior de las cuales se
contienen a la vez dos grados distintos de gravedad que responden al
mismo criterio que da origen a la clase correspondiente;

(iv) las dos clases son: la de aquellos delitos que se definen positiva-
mente en funcin de la magnitud de los resultados (art. 397 N 1 y
N 2 CP), y la de aquellos delitos que se definen negativamente en
funcin de los resultados y positivamente en funcin de otros
criterios (art. 399 y art. 494 N 5 CP);

(v) las subclases son: por una parte, las lesiones gravsimas y las
lesiones simplemente graves (art. 397 N 1 y N 2 CP, respectiva-
mente) y, por otra, las lesiones llamadas menos graves (art. 399
CP) y las lesiones leves (art. 494 N 5 CP).13

11
El detalle de nuestra propuesta al respecto puede consultarse en VAN WEEZEL (2001), p.
166 ss.
12
Ello es vlido tambin, como se ha indicado, respecto de las lesiones del art. 398 CP y de
las mutilaciones de los arts. 395 y 396 CP.
13
Esta opcin sistemtica fue adoptada conscientemente por la Comisin Redactora del
Cdigo Penal. En la Sesin 108 (de 13.VIII.1872), los comisionados decidieron apartarse
del modelo espaol de 1850, que basaba la sistemtica en la intensidad de los resultados,
para dejar la calificacin de ciertas lesiones como delitos o como faltas en manos de la
prudencia del juez. La Comisin tuvo en cuenta el criterio de que no siempre el
impedimento de cierto nmero de das es un motivo bastante para calificar la gravedad
de las lesiones (...) De este modo, las lesiones se clasificarn en tres especies distintas,
graves y menos graves, penada como delito, y leves que slo se reputan faltas. La
determinacin del lmite que separa a stas de aqullas corresponder hacerlo al juez en cada caso
especial (Cdigo Penal y Actas de la Comisin Redactora).

224
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

Lo anterior se puede expresar grficamente 14 de la siguiente forma:

cuadrante x

resultados
imputables
a la conducta
395
castracin

397 N 1
lesiones gravsimas

396 inciso 1
mutilacin de
miembro
importante
397 N 2
lesiones simplemente
graves
396 inciso 2
mutilacin de
miembro
menos importante
399 otros criterios
lesiones menos valorativos
graves

494 N 5
lesiones leves

cuadrante y

Respecto de las lesiones propiamente tales, esta sistemtica tiene


como consecuencia que entre las lesiones menos graves del art. 399 CP y
las lesiones leves del art. 494 N 5 CP no existe una relacin

14
Para que tenga utilidad didctica, el cuadro slo refleja en forma aproximada la relacin
entre las mutilaciones y las lesiones propiamente tales. Esto se debe a que aquellas,
aunque materialmente constituyen una forma grave de lesiones, son amenazadas por el
legislador con penas que en parte se superponen entre s y, en parte, con las asignadas a
las lesiones propiamente tales.

225
ALEX VAN WEEZEL

regla/excepcin. Por lo tanto, cuando un hecho no puede subsumirse en


el art. 397 CP, el juez tiene simultneamente a su disposicin dos tipos
alternativos, el de lesiones menos graves y el de lesiones leves. La
subsuncin del hecho en una u otra figura no depende de la magnitud de
los resultados imputables a la conducta, sino de otros criterios de ndole
valorativa que se establecen en el propio art. 494 N 5 CP y cuya
ponderacin en el caso concreto el juez siempre debiera fundamentar. En
efecto, si no existe una relacin de regla/excepcin entre ambas clases de
lesiones, los fundamentos de la calificacin nunca pueden darse por
supuestos.

A lo expresado se opone una interpretacin de la figura de lesiones


leves, basada en la letra de la ley, como un tipo penal de carcter
subsidiario. El art. 494 N 5 CP sanciona al que causare lesiones leves,
entendindose por tales las que, en concepto del tribunal, no se hallaren
comprendidas en el artculo 399, por lo que existira una figura
fundamental de lesiones, la del art. 399 CP, respecto de la cual todas las
dems constituiran excepciones, de manera que el tribunal no estara
obligado a fundamentar especialmente la calificacin del hecho como
lesiones menos graves, a no ser que los intervinientes en el proceso
hayan allegado pruebas en orden a justificar una calificacin diversa.15
Esta comprensin es posible conforme al tenor de la norma, pero no es
claro que resulte apropiada desde el punto de vista de su sentido (art. 19
CC), por las siguientes razones:

a) No tiene suficientemente en cuenta que, a partir del art. 399, el


Cdigo Penal adopta un paradigma de carcter valorativo para la
calificacin de las lesiones, distinto de la magnitud de los resultados,
y que este paradigma se aplica por igual a las lesiones menos graves
y a las lesiones leves. Por eso es que, en dos hechos paralelos, el
menoscabo del bien jurdico puede ser cuantitativamente idntico, y
no obstante uno de ellos calificarse como lesiones menos graves y el
otro, como lesiones leves.

b) Al parecer, el tipo de las lesiones leves se encuentra verbalmente


subordinado al de las lesiones menos graves, pero de esta

15
Cfr. SCS 6.XII.2004, cons. 10: La regla general es la de que todas las lesiones deben
calificarse de menos graves y sancionarse conforme al sealado artculo 399.

226
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

subordinacin formal no se desprende necesariamente una


subordinacin material como ocurre, en cambio, en el caso de los
delitos de injurias. La relacin entre los tipos de injurias graves (art.
417 CP), injurias leves (art. 419 CP) e injurias livianas (art. 496 N 11
CP) se encuentra claramente definida por la ley en trminos de
subordinacin material: si las obras o palabras no constituyen
injurias graves, sern leves cuando se hayan realizado por escrito y
con publicidad; si, no siendo graves, se han realizado sin
escrituracin y sin publicidad, se consideran livianas.

c) De las actas de la Comisin Redactora aparece que la ponderacin


judicial de la gravedad de las lesiones en el caso concreto, y
especficamente en lo que respecta al juego entre las lesiones menos
graves y las lesiones leves, fue reconocida e introducida de prop-
sito por los comisionados. Por el contrario, el criterio basado en la
relacin regla/excepcin implica sustraer la decisin de la valo-
racin judicial y reemplazarla por una valoracin legal general y
abstracta.

d) La penalidad de las lesiones menos graves es relativamente elevada.


Si se las considera adems como regla general, se fomenta aquello
que acertadamente denunciaba Politoff, a saber, que la polica
resulte obligada a conducir ante el juez cuanta equimosis, rasguo
o bofetn intrascendente recogen en su actividad cotidiana.16

e) El Cdigo Penal combina dos elementos en la incriminacin de las


lesiones: uno de carcter descriptivo-cognitivo (el menoscabo del
bien jurdico salud o integridad corporal), y otro de carcter
valorativo-normativo (las circunstancias del hecho y la calidad de
las personas). La presencia de este ltimo introduce una importante
cuota de flexibilidad al sistema, y permite una adecuacin del
alcance de los tipos conforme a un modelo social de interpretacin.
El primero, por su parte, establece una pauta necesaria y limitadora,
restringiendo teleolgicamente las posibilidades interpretativas del
tenor literal para todos los tipos penales de lesiones. Este equilibrio

16
Vase en POLITOFF/BUSTOS/GRISOLA (2001), p. 230.

227
ALEX VAN WEEZEL

parece deseable,17 aunque la plasmacin del mismo en las escalas


vigentes de penalidad no sea afortunada.

f) Por el contrario, el nico efecto prctico de la interpretacin de la


figura de lesiones menos graves como regla, y de las lesiones leves
como excepcin, consistira en eximir al juez de la exigencia de
fundamentar la calificacin. Este efecto no parece una razn
suficiente para prescindir del modelo sistemtico exigido por los
diferentes paradigmas de criminalizacin de las lesiones que utiliza
el Cdigo Penal.

II. La Ley de Trnsito

Tanto en la Ley N 18.290 como en la Ley N 20.066 se contienen


normas que parecen afectar la sistemtica de los delitos de lesiones
prevista en el Cdigo Penal. En primer trmino se har breve referencia a
la Ley de Trnsito.

En el inciso 1 del art. 196 E de la Ley de Trnsito, que tipifica el


delito de conduccin en estado de ebriedad o bajo la influencia de
sustancias estupefacientes o psicotrpicas, se contiene una definicin de
lo que, para los efectos de dicha norma, ha de entenderse como lesiones
leves. En efecto, la figura simple de conduccin en estado de ebriedad
contiene un elemento negativo del tipo, consistente en que a la
conduccin, operacin o desempeo en las condiciones sealadas no sea
posible imputar la produccin de lesiones menos graves, graves o la
muerte de una persona. Si, por lo tanto, a la conducta slo puede impu-
tarse la produccin de daos materiales o las lesiones que la norma
define como leves (o bien ninguna de las anteriores), tiene aplicacin la
figura simple contenida en el inciso primero del art. 196 E. Para definir el
tipo penal de la figura simple de conduccin en estado de ebriedad, el
legislador no ha querido remitirse a las valoraciones judiciales exigidas
por el art. 494 N 5 del Cdigo Penal, sino que ha preferido una solucin
cuantitativa: Se reputarn leves, para estos efectos [definir el alcance del
tipo de conduccin en estado de ebriedad en su forma simple], todas las

17
Y de paso evita que el componente de causacin, que de modo inevitable se halla
presente en una sistemtica que tenga en cuenta los resultados, llegue a interpretarse en
trminos de cualificacin por el resultado.

228
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

lesiones que produzcan al ofendido enfermedad o incapacidad por un


tiempo no mayor de siete das.

Una parte de la doctrina y, al parecer, tambin algunos tribunales,18


han entendido que esta norma viene a proporcionar un criterio
legislativo para la calificacin de todas las lesiones leves, de modo que
tendra aplicacin no slo ms all de la figura de conduccin en estado
de ebriedad, sino incluso de los delitos tipificados en la Ley N 18.290.
Esta verdadera integracin analgica sera necesaria tanto por razones
prcticas como dogmticas. En primer lugar, conforme al estado actual
de la medicina una incapacidad que tarda casi 30 das en recuperarse no
podra considerarse una lesin leve. En segundo lugar, la aplicacin de
la sistemtica del Cdigo Penal conducira a la impunidad de muchas
lesiones en el mbito de los delitos imprudentes. En efecto, se argumenta
que en el caso de los cuasidelitos lo involuntario del hecho podra
bastar para calificar el delito como lesiones leves, al mismo tiempo que
impedira tomar en cuenta elementos como la calidad de las personas.
Pero como los delitos-faltas imprudentes slo son punibles cuando la ley
lo seala expresamente lo que no hace respecto de las lesiones,
entonces una proporcin significativa de lesiones imprudentes resultara
impune.

Ambos argumentos tienen una misma raz y apuntan a aquellos


casos en que la calificacin del hecho como lesiones leves no resulta
objetivamente plausible. Pero enfrentan tambin al menos dos dificulta-
des importantes. Por una parte, es discutible que la forma de alcanzar
soluciones razonables pase necesariamente por limitar la apreciacin
judicial, como ocurre si se sustituyen los criterios valorativos del art. 494
N 5 CP por el criterio cuantitativo del inciso 1 del art. 196 E de la Ley
de Trnsito. Por otro lado, la aplicacin de esta ltima norma a situa-
ciones distintas de aquella para la que se estableci la definicin del
alcance del tipo de conduccin en estado de ebriedad en su forma
simple comporta una integracin analgica, que, al menos segn la
comprensin generalizada del principio de legalidad, slo es admisible
cuando se realiza in bonam partem. No obstante, en las hiptesis que
justificaran dicha integracin analgica se trata precisamente de
exasperar la penalidad.

18
En este sentido P OLITOFF/MATUS/RAMREZ (2004), p. 120.

229
ALEX VAN WEEZEL

Por eso, no es de extraar que la jurisprudencia haya sido reticente a


la hora de interpretar el art. 196 E de la Ley de Trnsito como una
modificacin de la sistemtica general de los delitos de lesiones. As, por
ejemplo, la sentencia del Juzgado de Garanta de Quillota, de 5.II.2005
(recurso de nulidad declarado inadmisible por la Corte Superma en
resolucin de 16.V.2005) seala:

Se debe decir primero que el artculo 399 no entrega ningn


parmetro que permita orientarnos en esta tarea. Sin embargo, tenemos
el artculo 494 N 5 del Cdigo Penal, que nos indica: constituyen lesio-
nes leves las que, en concepto del tribunal, no se hallaren comprendidas
en el artculo 399, atendidas la calidad de las personas y circunstancias
del hecho. Esta ltima norma deja entregada al tribunal la calificacin de
las lesiones, a diferencia de lo que ocurre con el artculo 397 (...) Las
lesiones leves se distinguen, por una parte, de las lesiones del artculo
397 del Cdigo Penal en razn de su resultado, que en cada caso se
pueden imputar a la conducta y por otra, se distinguen de las lesiones
del artculo 399 en razn de la apreciacin que el juez realice respecto de
la calidad de las personas y las circunstancias de hecho, en cuanto
permitan fundamentar un injusto menor.19

El fallo sigue la doctrina sustentada al respecto por el Supremo


Tribunal. En una sentencia de 2004, la Corte Suprema seal:

Tampoco se aceptar la calificacin de leves que de las lesiones


ocasionadas a N.N. hace la defensa, aparentemente fundada en la
circunstancia de haber la herida cicatrizado en una semana (...) La mera
circunstancia de durar una semana en cicatrizar no es suficiente para
configurar la falta de lesiones leves, como lo pretende la defensa, toda

19
El fallo contina: As, en la tarea el juez debe considerar el primer elemento
proporcionado por el artculo 494 N 5 del Cdigo Penal (la calidad de las personas). En
el caso de autos nos encontramos en presencia de una agresin fsica de un varn hacia
una mujer (el sexo es una de los parmetros que la doctrina entrega al respecto). En
relacin a las circunstancias de hecho, debe tenerse presente que la agresin ocurri al
interior de la propiedad del cnyuge de la ofendida, hasta donde lleg el requerido sin
motivo alguno y sin que haya sido invitado por sus moradores, agrediendo a la vctima
en presencia de un hombre desconocido para la ofendida, pero conocido para el agresor,
el cual conduca la camioneta en la que ste se movilizaba, aadiendo con ello ignominia
a la lesin. En estas circunstancias, corresponde calificar de menos graves las lesiones
sufrida por doa N.N.

230
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

vez que el N 5 del artculo 494 del Cdigo Penal, califica de tales a
aquellas que no se encuentran comprendidas en el artculo 399 del
mismo cdigo, atendida la calidad de las personas y la circunstancias del
hecho, las que no se dan en la especie.20

En ambos casos se trataba de lesiones cometidas en un contexto


diverso del que se encuentra regido por la Ley N 18.290, y en ambos se
prescindi, para la calificacin de las lesiones como menos graves o
leves, de cualquier parmetro de ndole exclusivamente cuantitativa. Por
lo tanto, si por razones sustantivas no sera apropiado estimar que la Ley
N 18.290 vino a alterar la sistemtica de los delitos de lesiones prevista
en el Cdigo Penal, tambin se puede sostener que as lo han entendido
por regla general los tribunales de justicia.

III. La Ley sobre Violencia Intrafamiliar

Ms complejo es el escenario que plantea la Ley N 20.066 sobre


Violencia Intrafamiliar.21

1. Las normas legales

La Ley N 19.325 haba introducido en el ordenamiento jurdico el


concepto de violencia intrafamiliar.22 La nueva ley, que derog a la
anterior, lo recoge en los siguientes trminos:

20
SCS 6.XII.2004, cons. 10. Cfr. tambin SCA Santiago 19.III.2004, cons 1: El sistema
ideado por el legislador para calificar el delito de lesiones mediante la clasificacin del
dao producido, atendiendo a su gravedad, duracin de la enfermedad o incapacidad
para el trabajo, llega slo hasta los lmites sealados en los artculos 397 y 398 del Cdigo
Penal, pues, ms all de estos extremos, el tribunal debe moverse entre las lesiones
menos graves que indica el artculo 399 y las lesiones leves que sanciona el artculo 494
N 5, siendo de advertir que, en ambos casos, la ley no atiende a la duracin de la
enfermedad o incapacidad para la calificacin, la que queda nicamente entregada a la
prudente apreciacin del tribunal.
21
Publicada en el Diario Oficial el 7.X.2005, comenz a regir con efecto retroactivo el
1.X.2005 por disposicin del art. 25 de la misma ley.
22
El art. 1 de la ley, publicada el 27.VIII.1994, la defina en trminos ms restrictivos que
los actuales como todo maltrato que afecte la salud fsica o psquica de quien, aun
siendo mayor de edad, tenga respecto del ofensor la calidad de ascendiente, cnyuge o
conviviente o, siendo menor de edad o discapacitado, tenga a su respecto la calidad de
descendiente, adoptado, pupilo, colateral consanguneo hasta el cuarto grado inclusive,
o est bajo el cuidado o dependencia de cualquiera de los integrantes del grupo familiar
que vive bajo un mismo techo.

231
ALEX VAN WEEZEL

Ser constitutivo de violencia intrafamiliar todo maltrato que


afecte la vida o la integridad fsica o psquica de quien tenga o haya
tenido la calidad de cnyuge del ofensor o una relacin de convivencia
con l; o sea pariente por consanguinidad o por afinidad en toda la lnea
recta o en la colateral hasta el tercer grado inclusive, del ofensor o de su
cnyuge o de su actual conviviente.

Tambin habr violencia intrafamiliar cuando la conducta referida


en el inciso precedente ocurra entre los padres de un hijo comn, o
recaiga sobre persona menor de edad o discapacitada que se encuentre
bajo el cuidado o dependencia de cualquiera de los integrantes del grupo
familiar (artculo 5).23

Por su parte, los artculos 6, 13 y 14 de la ley contienen las normas


relevantes para definir el alcance de las implicancias penales del
concepto de violencia intrafamiliar. El art. 6 dispone que los actos de
violencia intrafamiliar que no constituyan delito sern de conocimiento
de los juzgados de familia y se sujetarn al procedimiento establecido en
la ley N 19.968. El art. 13 establece que en las investigaciones y proce-
dimientos penales sobre violencia intrafamiliar se aplicarn, adems, las
disposiciones del presente Prrafo (se refiere al Prrafo Tercero, relativo
a la violencia intrafamiliar constitutiva de delito). El art. 14 tipifica una
nueva figura delictiva denominada maltrato habitual:

El ejercicio habitual de violencia fsica o psquica respecto de


alguna de las personas referidas en el artculo 5 de esta ley se sancionar
con la pena de presidio menor en su grado mnimo, salvo que el hecho
sea constitutivo de un delito de mayor gravedad, caso en el cual se
aplicar slo la pena asignada por la ley a ste.

Para apreciar la habitualidad, se atender al nmero de actos


ejecutados, as como a la proximidad temporal de los mismos, con
independencia de que dicha violencia se haya ejercido sobre la misma o
diferente vctima. Para estos efectos, no se considerarn los hechos

23
Esta norma es complementada por el art. 24 de la Ley N 20.066. Para los efectos de la
ley, quienes ostenten la calidad de adoptantes o adoptados conforme a los dispuesto en
las leyes N 7.713 y N 18.703, se considerarn ascendientes o descendientes, segn
corresponda.

232
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

anteriores respecto de los cuales haya recado sentencia penal absolutoria


o condenatoria.

El Ministerio Pblico slo podr dar inicio a la investigacin por el


delito tipificado en el inciso primero, si el respectivo Juzgado de Familia
le ha remitido los antecedentes, en conformidad con lo dispuesto en el
artculo 90 de la ley N 19.968.

En lo que sigue se procurar mostrar qu consecuencias tiene esta


normativa para la sistemtica de los delitos de lesiones conforme al
Cdigo Penal.

2. El carcter intrafamiliar de la violencia y sus consecuencias

La definicin de la violencia intrafamiliar en el art. 5 de la Ley N


20.066 se compone de un elemento objetivo y de uno subjetivo.24 Objeti-
vamente, debe tratarse de un maltrato que afecte la vida o la integridad
fsica o psquica de la vctima. Subjetivamente, debe existir entre el autor
y la vctima alguna de las relaciones que el mismo art. 5 establece.
Ambos elementos son constitutivos de la violencia intrafamiliar, pero,
como es natural, es el ltimo de ellos la relacin entre autor y vctima
lo que le da a la violencia su carcter especficamente intrafamiliar.

Desde el punto de vista objetivo, la definicin adoptada por el


legislador es tan amplia que comprende la prctica totalidad de las
posibles formas de maltrato a otra persona. Ello obliga al intrprete a
concluir que la violencia intrafamiliar con relevancia penal comprende
tanto el delito de maltrato habitual tipificado en la misma ley como
cualquier otro delito tipificado en el Cdigo Penal o en leyes especiales
que pueda considerarse como una forma de maltrato que afecta a la vida
o a la integridad fsica o psquica de alguna de las personas relacionadas
con el autor en los trminos del art. 5 de la Ley N 20.066.25 Existiendo
esta relacin, constituyen por lo tanto violencia intrafamiliar los delitos

24
Este ltimo, en el sentido de personal o relativo a el o los sujetos. Como se ver, esta
subjetividad tiene consecuencias tambin en el plano de la as llamada imputacin
subjetiva.
25
En este sentido, tambin, la Fiscala Nacional del Ministerio Pblico, en Oficio FN N 551
de 29.IX.2005, II, 2.2.

233
ALEX VAN WEEZEL

de injurias, de abandono de nios o personas desvalidas, de lesiones, de


violacin, de robo con violencia, etc.

La conjuncin entre el elemento objetivo y el subjetivo establecidos


en el art. 5 de la Ley N 20.066 hace que el contexto intrafamiliar
adquiera relevancia respecto de cualquier delito que implique ejercicio de
violencia sobre una persona. De all que no sea correcto lo sealado por
la Fiscala Nacional del Ministerio Pblico, en el sentido de que es
posible que algunos eventos delictivos se verifiquen entre personas
unidas por los vnculos (...) previstos en la ley, sin que importe, necesa-
riamente, el contexto de violencia intrafamiliar que se comenta, como
cuando con ocasin de una ria o pelea entre miembros de una misma
familia se causan lesiones perseguibles penalmente, sin que dicho evento
se encuentre precedido por un historial de violencia de este carcter o
existan elementos de juicio que hagan prever su repeticin. Podra darse
el caso, tambin, que, existiendo antecedentes de otros eventos similares,
no se acredite un contexto familiar de intimidacin en que se identifi-
quen situaciones de abuso o vulnerabilidad que hagan necesaria la
adopcin de resguardos especiales para alguna vctima.26

El Fiscal Nacional confunde, al igual que el Tercer Tribunal de Juicio


Oral en lo Penal de Santiago,27 lo que constituye violencia intrafamiliar
definido inequvocamente en los arts. 5 y 13 de la ley sin ninguna
referencia a la habitualidad, a un contexto de intimidacin, superioridad
o elementos semejantes con lo que es necesario para configurar el delito
de maltrato habitual o para que el juez adopte alguna de las medidas
establecidas en el Prrafo Tercero de la ley. Por estas mismas razones,
pero desde la perspectiva inversa, es errnea la sentencia del Tribunal de
Garanta de Copiap, que aprob un acuerdo reparatorio en contra-

26
Oficio FN N 551 de 29.IX.2005, II, 2.3.
27
Sentencia de 1.IX.2006, cons. 8: la existencia de una relacin matrimonial entre vctima y
victimario sera insuficiente por s sola para establecer la concurrencia del tipo, pues se
requerira adems aquel contexto situacional que exige [?] el artculo 5 de la Ley N
20.066, que importa el mayor plus de injusto de las lesiones provocadas en el contexto de
la violencia intrafamiliar; en el caso concreto, se habra asentado que la vctima y el
victimario vivan en un mismo domicilio en una estructura familiar biparental, con un
hijo de tres aos, en una situacin de permanente violencia que le atribuy al acusado
esa ventaja comparativa de reproche penal mayor (cursiva slo aqu). El fallo se remite a la
sentencia del Octavo Juzgado de Garanta de Santiago, RIT N 1044-2006, que habra
resuelto de igual forma.

234
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

vencin al art. 19 de la Ley N 20.066, en razn de que, a falta de


habitualidad, los hechos habran sido constitutivos de un delito de
lesiones menos graves y no de violencia intrafamiliar.28 La violencia
intrafamiliar no se limita al delito de maltrato habitual.

Por regla general, el carcter intrafamiliar de la violencia no tiene


consecuencias penales sustantivas, sino slo procesales. Esta consecuen-
cias se encuentran reguladas en el Prrafo Tercero de la Ley N 20.066.
En efecto, el art. 13 ya citado dispone que en las investigaciones y
procedimientos penales sobre violencia intrafamiliar se aplicarn, ade-
ms, las disposiciones del presente Prrafo. La regulacin contiene nor-
mas especiales sobre medidas cautelares (art. 15), establece expresamente
la procedencia de las denominadas medidas accesorias (art. 16 en
relacin con el art. 9), establece condiciones especiales para la suspensin
del procedimiento (art. 17), permite la imposicin de apremios y obliga al
tribunal a poner el eventual desacato en conocimiento del Ministerio
Pblico (art. 18), prohbe los acuerdos reparatorios (art. 19) y permite
bajo ciertas condiciones la intervencin del Servicio Nacional de la Mujer
como representante de la mujer vctima en el proceso (art. 20). La
naturaleza procesal de los efectos que surte el carcter intrafamiliar de
la violencia conforme a la ley, permite concluir que el contexto intrafa-
miliar no constituye salvo en el caso de de los delitos de lesiones, segn
se ver en el apartado siguiente un elemento del tipo de los delitos
correspondientes. Esto implica que ni el dolo ni la denominada cons-
ciencia de la antijuridicidad necesitan referirse a l, y que las variantes
procesales son pertinentes aunque el autor no tuviera ni pudiera haber
tenido conocimiento de su relacin con la vctima al ejecutar el hecho.

3. La Ley sobre Violencia Intrafamiliar y los delitos de lesiones

Cuando se trata de los delitos de lesiones, no obstante, el carcter


intrafamiliar de la violencia no slo determina un rgimen procesal
especial, sino que adems implica una autntica alteracin de la
sistemtica de los delitos de lesiones prevista en el Cdigo Penal. Esta
alteracin se produce en virtud de la oracin final agregada al art. 494 N
5 del Cdigo Penal por la Ley N 20.066 (art. 21 letra c]). En relacin con

28
Sentencia de 16.XI.2005.

235
ALEX VAN WEEZEL

ello, tambin surte efectos sustantivos relevantes la sustitucin del art.


400 del Cdigo Penal en los trminos que se explicarn a continuacin.

a) La modificacin del artculo 494 N 5 del Cdigo Penal

La Ley N 20.066 agreg la siguiente oracin final al art. 494 N 5


CP: En ningn caso el tribunal podr calificar como leves las lesiones
cometidas en contra de las personas mencionadas en el artculo 5 de la
Ley sobre Violencia Intrafamiliar.

Si se contrasta esta norma con la sistemtica de los delitos de


lesiones reseada ms arriba, se obtiene que aquella implica en parte la
centralizacin, en manos del legislador, de una valoracin que anterior-
mente tambin bajo la vigencia de la Ley N 19.325 se hallaba descen-
tralizada en manos de los jueces. El efecto consiste en que el contexto
intrafamiliar determinado por las relaciones expresadas en el art. 5 de
la Ley sobre Violencia Intrafamiliar es valorado directamente por el
legislador como elemento capaz de fundar por s solo un injusto mayor
que el de las lesiones leves. Esta definicin legislativa da origen a dos
clases fundamentales de lesiones menos graves:

(i) las lesiones menos graves que son calificadas como tales en razn de
una valoracin judicial, con independencia de que se verifiquen en un
contexto intrafamiliar, y

(ii) las lesiones menos graves que la ley define como tales nicamente en
razn del contexto intrafamiliar.

La distincin es importante pues tiene consecuencias sistemticas,


cuyo surgimiento est estrechamente ligado a la nueva redaccin del art.
400 CP. A continuacin se analizan y descartan diversas hiptesis
interpretativas de esta modificacin para finalmente afirmar la que se
considera correcta:

aa) No se ha creado un nuevo tipo penal. La modificacin del art. 494 N


5 CP no ha significado, en primer trmino, la creacin de un nuevo tipo
penal, el de lesiones que no son graves en el contexto intrafamiliar. Es
cierto que las definiciones legislativas que determinan la adscripcin de
un hecho a un tipo penal determinado con exclusin de otros constituyen

236
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

generalmente elementos del tipo penal correspondiente. Pero en este


caso ocurre que el juez no est obligado a tener en cuenta el contexto
intrafamiliar para calificar el hecho, sino que nicamente se excluye una
posibilidad de calificacin. Dicho con un ejemplo: si, atendidas las
diferencias de sexo y edad (un varn adulto golpea a una nia pequea
sobre la que no tiene derecho de correccin), el juez califica el hecho
como lesiones menos graves, da igual, para los efectos de la calificacin,
que la nia menor de edad se encuentre bajo el cuidado o dependencia
de algn integrante del grupo familiar. Se podra argumentar que, en un
caso as, el juez nunca tendr la alternativa de calificar el hecho como
lesiones leves,29 pero lo relevante es que el tribunal no est en absoluto
obligado a fundamentar su calificacin en el contexto intrafamiliar. ste
deber ser constatado para los efectos procesales arriba mencionados,
pero se puede prescindir por completo de l para la subsuncin del
hecho en el tipo penal del art. 399 CP.

bb) No hay tipicidad reforzada. La modificacin tampoco ha conver-


tido a las lesiones menos graves en un tipo penal de tipicidad reforzada.
Estas figuras se caracterizan por que el legislador formula la norma de
conducta utilizando una serie de supuestos anlogos, de tal manera que
es irrelevante si en el caso concreto se configura uno de ellos, varios o
todos. De cualquier forma la conducta ser tpica y el hecho, unitario.
Esta categora no se ajusta a la situacin en comentario. En primer
trmino porque, en caso de que la Ley sobre Violencia Intrafamiliar
hubiera creado un tipo penal especial de lesiones menos graves, ste
sera paralelo al del art. 399 CP y no estara incluido en l. Como se ha
visto, sin embargo, tal tipo penal no existe. En segundo lugar, cuando en
el hecho se configuran varios supuestos de los que componen la
tipicidad reforzada de una figura, esta situacin es irrelevante desde el
punto de vista del desvalor de la conducta. En cambio, si en el caso de las
lesiones concurren los requisitos valorativos para considerarlas como
menos graves y adems se verifica el contexto intrafamiliar, el art. 400 CP
obliga a incrementar las penas en la forma que se comentar.

cc) No cabe hablar de privilegio ni de calificacin. La modificacin no ha


supuesto una calificacin del delito de lesiones leves en razn del

29
Lo cual es efectivo (vid. SCA Arica de 24.08.2007, cons. 7) e incide ciertamente, por
ejemplo, en los plazos de prescripcin del delito: SCA Santiago de 16.XI.2006, cons. 3.

237
ALEX VAN WEEZEL

contexto intrafamiliar, pese a que su operacin implica una traslacin del


marco penal, fundamentalmente por dos razones. Lo que se califica son
las figuras denominadas bsicas, a partir de las cuales se construye
precisamente la figura calificada. En este caso, en cambio, las lesiones
leves bajo ningn respecto pueden considerarse como el tipo penal
bsico respecto de las lesiones menos graves, sino que ambas figuras se
sitan en un plano de igualdad hermenutica. Por el mismo motivo sera
errado sostener que las lesiones leves son una figura privilegiada
respecto de las lesiones menos graves y que, en la medida en que con la
modificacin el contexto intrafamiliar impedira apreciar la figura
privilegiada, ese mismo contexto importara una calificacin precisa-
mente en el sentido de hacer inoperante el privilegio. Aparte de que,
como se ha visto, resulta muy discutible que las lesiones leves sean una
figura privilegiada, tal argumentacin tiene el inconveniente de que las
calificaciones y los privilegios y sta es la segunda de las razones
anunciadas responden por completo a valoraciones a priori del legisla-
dor que resultan vinculantes para el juez, de manera que si ste no las
tiene en cuenta, concurriendo sus presupuestos fcticos, comete un error.
Como se ha sealado, no es ste el caso de la norma que se comenta, pues
el juez puede perfectamente subsumir el hecho en el art. 399 CP
prescindiendo por completo del contexto intrafamiliar.

dd) Contexto intrafamiliar como elemento del tipo. Para lograr su


objetivo impedir la calificacin de lesiones en contexto intrafamiliar
como lesiones leves, pero sin realizar un nuevo cambio de paradigma, el
legislador parece haber utilizado un mecanismo difcil de clasificar
dogmticamente, y que podra describirse como la introduccin de un
elemento emergente al tipo de las lesiones leves, con un contenido
negativo respecto de la aplicabilidad del tipo penal (similar, en este
ltimo aspecto, a la voluntad del morador en el art. 144 CP). Por lo
tanto, es necesario que dicho elemento, el contexto intrafamiliar, no
concurra en el caso concreto para poder subsumir el hecho en el tipo de
lesiones leves. Lo caracterstico de esta clase de elementos, que hemos
denominado emergentes, es que su concurrencia en el caso concreto
obliga a descartar la figura que los contiene,30 pero no determina

30
Por eso es que la norma no slo contiene una regla de determinacin de la pena el
hecho seguira constituyendo lesiones leves, pero habra que sancionarlo con la pena de
las lesiones menos graves, sino una regla de subsuncin.

238
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

necesariamente la aplicabilidad de una figura distinta. Esta no-determi-


nacin podra tericamente revestir dos formas: (i) para aplicar una
figura distinta es necesaria la concurrencia de requisitos adicionales a los
presupuestos fcticos del elemento emergente;31 (ii) la aplicacin de una
figura distinta no requiere elementos adicionales a los presupuestos
fcticos del elemento emergente, pero la subsuncin de los hechos bajo
ella puede ser realizada con independencia de la concurrencia de tales
presupuestos. Esta ltima es la situacin que se verifica en el caso del art.
494 N 5 CP respecto de las lesiones en contexto intrafamiliar. En efecto,
si bien el legislador ha establecido a priori y en forma abstracta una
determinada valoracin de ciertos presupuestos fcticos (la presencia de
un contexto intrafamiliar), de modo que cabra en teora considerar todo
hecho en el que ellos concurren como objeto de una determinada
valoracin legislativa, al mismo tiempo la ley no ha querido privar al
juez de la facultad de decidir en concreto si utilizar esa valoracin
legislativa en su calificacin o si, en cambio, se atendr a los criterios
generales para fundar su decisin. Dicho de otro modo: el juez no puede
llegar a un resultado de subsuncin que contradiga la valoracin
legislativa, pero s puede subsumir correctamente prescindiendo por
completo de ella. En este sentido, la concurrencia de los presupuestos
fcticos de un contexto intrafamiliar es un elemento emergente
introduce un dispositivo de correccin del resultado de la valoracin
judicial, que opera slo en caso de necesidad y negativo del tipo de
lesiones leves.

b) La sustitucin del artculo 400 del Cdigo Penal

El art. 400 CP se refiere slo a las lesiones graves y a las menos graves.
En su redaccin anterior a la Ley N 20.066, estableca un incremento de
penalidad en los siguientes casos: (i) si los hechos se ejecutan contra
alguna de las personas mencionadas en el art. 390 CP (objetos materiales
del delito de parricidio); (ii) si las lesiones graves o menos graves se
cometen por premio o promesa remuneratoria, por medio de veneno, o
con ensaamiento (las tres circunstancias, en el sentido que tienen para el
delito de homicidio calificado: art. 391 N 1 CP).

31
El Cdigo Penal contiene una norma que utiliza en forma genrica esta herramienta, el
art. 71 en relacin con el art. 10 N 8 y el art. 490: si el mal no se produce por mero
accidente, sino que es imputable a la conducta, tienen que concurrir adems los
requisitos del art. 490 para poder castigar por un delito culposo.

239
ALEX VAN WEEZEL

La nueva redaccin de la norma sustituy la referencia a los objetos


materiales del delito de parricidio por una referencia a las personas que
menciona el artculo 5 de la Ley sobre Violencia Intrafamiliar. De esta
manera, el aumento de las penas en un grado dispuesto en la norma se
producir en forma obligatoria cuando concurra en los hechos un
contexto intrafamiliar en los trminos del art. 5 de la Ley N 20.066.

Esta redaccin no presenta especiales problemas respecto de los


delitos de lesiones graves. Pero como la agravante especfica est llamada
a operar siempre que se verifique el contexto intrafamiliar, cabra pensar
que, a causa de la disposicin agregada al art. 494 N 5 CP, en realidad
no podra operar nunca respecto del delito de lesiones menos graves. En
efecto, cuando el contexto intrafamiliar es el fundamento de la califica-
cin del hecho como lesiones menos graves, entonces ese mismo contexto
intrafamiliar no puede fundamentar luego una agravacin de la pena.
Ello se debe a la prohibicin de doble valoracin, una consecuencia
directa del principio ne bis in idem, recogido expresamente en el artculo
63 CP respecto de las circunstancias modificatorias: No producen el
efecto de aumentar la pena las circunstancias agravantes que por s
mismas constituyen un delito especialmente penado por la ley, o que sta
haya expresado al describirlo y penarlo. Si el hecho es calificado como
lesiones menos graves en razn del contexto intrafamiliar al tenor de la
parte final del art. 494 N 5 CP, entonces se trata de un caso en el cual la
circunstancia agravante que se pretende aplicar (el contexto intrafamiliar
del art. 400 CP) ya ha sido expresada por la ley al describir y penar el
delito, pues su concurrencia ha desplazado la aplicacin de la figura ms
benigna de lesiones leves.

De manera que respecto de las lesiones menos graves en contexto


intrafamiliar se presentan dos alternativas. La agravante especfica del
art. 400 CP no se puede aplicar nunca, pues resulta violatoria del ne bis in
idem y, por tanto, del principio de culpabilidad, o bien existen situaciones
en las cuales las lesiones inferidas en un contexto intrafamiliar se
consideran como lesiones menos graves con total independencia de
dicho contexto. ste slo sera el caso si se interpreta el art. 494 N 5 CP
de tal manera que la frase final introducida por la Ley N 20.066 se
entienda como un elemento emergente y negativo del tipo en el
sentido explicado ms arriba, es decir, si se la interpreta como mera
garanta de un resultado final de la subsuncin judicial.

240
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

Concretamente, lo anterior significa que en un caso de violencia


intrafamiliar constitutiva de lesiones que no son graves, el juez deber
ponderar en primer lugar si las circunstancias del hecho y la calidad
de las personas con prescindencia de cualquier contexto intrafamiliar
permiten calificarlo como un delito de lesiones menos graves o, por el
contrario, si slo permiten apreciar un delito de lesiones leves. Cuando el
hecho es calificado como lesiones menos graves en razn de los criterios
anteriores, el juez estar obligado a aplicar la agravante del art. 400 CP, si
se acredita adems la existencia de un contexto intrafamiliar. Si, por el
contrario, el anlisis y ponderacin de las circunstancias del hecho y la
calidad de las personas conducen a apreciar un delito-falta de lesiones
leves, el juez estar obligado a calificar el hecho como lesiones menos
graves en razn del contexto familiar, por aplicacin de la frase final del
art. 494 N 5 CP, pero no ser posible agravar la pena en virtud de la
norma del art. 400 CP en comentario, pues ello implicara una violacin
del principio de culpabilidad y se encuentra prohibido por el art. 63 CP.32

4. El delito de maltrato habitual

La legislacin sobre Violencia Intrafamiliar no se ha limitado a alte-


rar la sistemtica general de los delitos de lesiones en los trminos
explicados. Adems, ha creado un tipo penal especial, el delito de maltra-
to habitual. La figura se encuentra establecida en el art. 14 de la ley, y

32
El Tercer Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago (S. de 1.IX.2006, cons. 11) no
realiz estas distinciones y procedi derechamente a desestimar la agravante del art. 400
CP en un caso calificado como lesiones menos graves, en razn de que el vnculo
matrimonial entre el autor y la vctima fue el fundamento por expreso mandato del
artculo 494 N 5 del Cdigo Penal para definir el delito, ya que por su entidad habra
sido imposible arribar a la conclusin de calificarlo como delito de lesiones menos
graves. Con este criterio, la agravante prevista en el art. 400 CP no podra aplicarse
nunca y la modificacin legislativa sera letra muerta. Un criterio similar se sigue en la
SCA Valparaso de 28.IX.2007. Los malentendidos derivan en parte de una comprensin
equivocada de la sistemtica general de los delitos de lesiones en el Cdigo Penal, que
considera la calificacin de las lesiones como una cuestin de medicina forense, en
circunstancias que se trata de una calificacin jurdica. Este error lleva a que en todos los
casos en que las lesiones resultan ser clnicamente leves, el tribunal se considere
obligado a calificar el hecho como lesiones menos graves slo en virtud del mandato
legal introducido por la Ley N 20.066. No obstante, la misma sentencia contiene en su
cons. 7 una reflexin de inters: la agravante del art. 400 CP slo puede aplicarse
respecto de los hechos descritos en los arts. 395 a 399 CP, esto es, respecto de aquellos
que conforme a la sistemtica base del Cdigo constituyen hasta lesiones menos graves,
y con independencia del contexto intrafamiliar aadido al art. 494 N 5 CP como
elemento emergente del tipo.

241
ALEX VAN WEEZEL

para una primera aproximacin a su anlisis desde el punto de vista


sistemtico, y particularmente en su relacin con los delitos de lesiones,
parece conveniente examinar los siguientes aspectos:

a) Subsidiariedad expresa del tipo y penalidad

El tipo de maltrato habitual es expresamente subsidiario, y su


aplicacin se excluye siempre que el ejercicio de violencia fsica o
psquica sobre la vctima con prescindencia de la habitualidad sea
constitutivo de un delito cuya pena es mayor que la de presidio menor en
su grado mnimo. Como en los dems casos en que la ley se refiere a un
delito ms grave o de mayor gravedad, debe establecerse la relacin
de acuerdo a la pena que la ley asigna in abstracto en las normas de
sancin correspondientes.33 Por eso, la agravante especfica establecida
en el art. 400 CP en razn del contexto intrafamiliar no tiene incidencia
para determinar la relacin de gravedad.34

En el caso de las lesiones propiamente tales, el presupuesto de la


subsidiariedad se verifica slo respecto de las lesiones graves. Las lesio-
nes menos graves, en efecto, estn amenazadas con penas alternativas de
relegacin o presidio menores en sus grados mnimos o multa. Respecto
de la pena nica de presidio prevista para el delito de maltrato habitual,
la pena de las lesiones menos graves es menor, y por lo tanto ellas no
constituyen un delito de mayor gravedad que active la subsidiariedad
del tipo de maltrato habitual. En consecuencia, cuando se trate de
violencia fsica constitutiva de lesiones que no sean graves, el contexto
intrafamiliar llevar a la aplicacin del delito de maltrato habitual en la
medida en que se verifiquen los dems presupuestos tpicos de esta
figura.

33
Cuando el legislador ha querido tener en cuenta adems las circunstancias del hecho,
lo ha sealado expresamente, como ocurre en el art. 351 CPP; al respecto, p. ej., MATUS
(2002), p. 402.
34
Se trata de otra consecuencia del planteamiento que considera el contexto intrafamiliar
como elemento emergente y negativo del tipo de lesiones leves. El marco penal del delito
de lesiones menos graves, aunque exista contexto intrafamiliar, no incluye
necesariamente el aumento de las penas en un grado previsto en el art. 400 CP. De lo
contrario, el legislador hubiera tenido que agregar directamente las lesiones en contexto
intrafamiliar a las hiptesis previstas en el art. 397 N 2 CP (lesiones simplemente
graves).

242
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

b) Requisito de procesabilidad

La ley ha previsto un requisito de procesabilidad, una condicin


para que el Ministerio Pblico pueda dar inicio a la investigacin de un
delito de maltrato habitual: el respectivo Juzgado de Familia debe
haberle remitido los antecedentes en conformidad con lo dispuesto en el
artculo 90 de la Ley N 19.968. Ms all de la discusin que se ha susci-
tado al respecto, la norma parece valiosa en la medida en que el sistema
de justicia familiar funcione en forma adecuada. En efecto, la naturaleza
de los conflictos familiares aconseja, al menos en principio, que una
primera apreciacin del contexto y, sobre todo, de la habitualidad, sea
realizada por el rgano especializado en justicia fa-miliar con el fin de
impedir una escalada del conflicto o que la inter-vencin de la justicia
penal termine por sepultar toda posibilidad de superarlo.

Esta institucin puede considerarse tambin una forma de enfrentar


procesalmente las consecuencias de una situacin que afecta a la
imputacin objetiva del hecho o de sus resultados, y que se presenta con
cierta frecuencia en los casos de violencia intrafamiliar: la actuacin a
riesgo propio de la vctima. El problema, como cuestin general de
imputacin, se produce en los casos en que el autor y la vctima
organizan conjuntamente la lesin de los bienes jurdicos de esta
ltima, por lo que es posible dudar si ello no hace desaparecer la calidad
de vctima del titular y, consiguientemente, la calidad de autor del otro
interviniente, sea porque en la gnesis del riesgo intervinieron el autor y
la vctima (entrega de objetos peligrosos mquinas, venenos, etc. con
los que el receptor luego se lesiona; contagio de enfermedades como el
sida; accidentes de trnsito con intervencin imprudente del lesionado;
etc.), sea porque, con posterioridad a la lesin o puesta en peligro por
parte del autor, la vctima adopta una conducta descuidada que agrava
su situacin. En general se acepta que la imputacin al mbito de
responsabilidad de la vctima se produce en la medida en que la
conducta tpica y sus resultados permanezcan en el mbito de lo que el
autor y la vctima han organizado conjuntamente, que la conducta de la
vctima no haya sido instrumentalizada por el autor (ausencia de
responsabilidad por error o coaccin), y que el autor no tenga un deber
de proteccin especfico respecto de los bienes de la vctima.35

35
Cfr. CANCIO MELI (2001), p. 349 ss.

243
ALEX VAN WEEZEL

En este sentido, es interesante que el legislador haya previsto una


forma de sustraer ya desde un comienzo ciertos conflictos del mbito
penal y que, por otra parte, slo lo haya hecho respecto del delito de
maltrato habitual y no de las conductas que constituyen lesiones
corporales. En efecto, el artculo 90 de la Ley N 19.968 establece que el
juez de familia debe enviar de inmediato los antecedentes al Ministerio
Pblico, cuando los hechos en que se fundamenta la denuncia o la
demanda revistan caracteres de delito. A este rgimen hace excepcin
precisamente la figura de maltrato habitual (artculo 14 de la Ley N
20.066), pues conforme al inciso 2 del artculo 90 de la Ley N 19.968 la
remisin de los antecedentes al Ministerio Pblico slo procede respecto
de este delito en un momento posterior, a saber, luego de que el tribunal
de familia ha examinado los antecedentes en la audiencia preparatoria o en
la del juicio propiamente tal. De esta manera, el legislador tiene en cuenta
tambin procesalmente la incidencia de elementos genuinamente
intrafamiliares en la configuracin de los delitos correspondientes y su
persecucin.36

c) Elementos centrales del tipo penal

aa) Verbo rector

El verbo rector es ejercer violencia fsica o psquica sobre una


persona. Como es sabido, no se cuenta con un estudio pormenorizado y
comprehensivo del concepto de violencia en el Cdigo Penal,37 y menos
aun en las leyes especiales, de modo que, al igual que en el caso de los
delitos de robo, amenazas, usurpacin, violacin de morada, poner
manos violentas sobre un ministro de culto, etc., ser preciso tambin
aqu desarrollar especialmente el alcance de la expresin violencia.
Conforme a la tradicin dogmtica continental (vase ms abajo cc]), slo
la dimensin fsica tiene relevancia en relacin con los delitos de lesiones
corporales.

36
Desde una perspectiva inversa, pero coincidente en el origen, se plantea la cuestin
acerca de si, por ejemplo, la mujer en cuyo beneficio se ha dictado una medida de
proteccin es responsable del delito de desacato que el hombre comete con su
intervencin al quebrantarla: en sentido afirmativo para el derecho espaol MONTANER
FERNNDEZ (2007), p. 1 ss.
37
Vase, con todo, las contribuciones de MERA (1995), p. 111 ss. y BASCUN R. (2002), p.
55 ss. en el contexto de los delitos de robo.

244
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

bb) Forma de ejecucin y resultado tpico

En lo que respecta a la relacin sistemtica de esta figura con los


delitos de lesiones, es importante constatar que el tipo del delito de
maltrato habitual no contempla una determinada forma de ejercicio de la
violencia ni exige la produccin de un determinado resultado. Ello tiene dos
consecuencias fundamentales. Por una parte, significa que toda forma de
lesin corporal que no sea grave queda comprendida en el maltrato
habitual (y realizar el tipo cuando se verifiquen los dems requisitos de
contexto y habitualidad). Por otra, y desde la perspectiva inversa, puede
significar que existen formas de ejercicio de violencia fsica que no
constituyen lesiones, pero s resultan tpicas bajo la forma de maltrato
habitual. En este sentido: (i) nada parece oponerse a la apreciacin de
maltrato habitual por omisin, una forma de conducta cuya aceptacin
como tpica ya era relativamente pacfica en la doctrina tratndose de las
lesiones menos graves;38 (ii) la figura de maltrato habitual equivale a la
penalizacin, bajo los presupuestos de habitualidad y contexto intra-
familiar, de las denominadas vas de hecho, que se comenta en el
apartado siguiente.

cc) Las vas de hecho

Es sabido que en la doctrina existi cierta discusin en torno a si es


posible subsumir en los arts. 399 y 494 N 5 CP hechos en los cuales el
maltrato infligido a la vctima no deja huellas fsicas, en el sentido de que
no provoca alteraciones orgnicas o fisiolgicas perceptibles. Esta clase
de afectaciones de la salud se conoce tradicionalmente en la doctrina
como vas de hecho. Sin embargo, entretanto el propio legislador ha ido
eliminando buena parte de los argumentos invocados por quienes eran
partidarios de considerar las vas de hecho como lesiones.39 As ocurre,
por ejemplo, con la creacin del delito de torturas por la introduccin al
Cdigo Penal de los arts. 150 A y 150 B. Si, por otra parte, se analiza con
cuidado el art. 140 CP, resulta sencillo concluir que cuando el autor pone
manos violentas sobre un ministro de culto, lo que est haciendo segn la
ley es injuriarlo de hecho. Por eso, la Corte de Apelaciones de San
Miguel poda constatar hace casi diez aos que la doctrina y

38
POLITOFF/MATUS/RAMREZ (2004), p. 117.
39
ETCHEBERRY (1998), p. 116; GARRIDO MONTT (1998), p. 159 s.

245
ALEX VAN WEEZEL

jurisprudencia mayoritarias se inclinan por rechazar el tratamiento de las


vas de hecho como delito de lesiones.40 Al parecer, el castigo de las
meras vas de hecho pasa, como ocurre en otras legislaciones (v.gr. la
alemana 41), por tipificarlas de un modo expreso, intentando en lo posible
poner lmites a la inagotable casustica que caracteriza a esos sistemas.

Una tipificacin expresa aunque compleja de las vas de hecho es la


que contiene el art. 14 de la Ley sobre Violencia Intrafamiliar. El tipo
puede realizarse, en lo que aqu interesa, cuando el autor ejerce violencia
fsica sobre la vctima o las vctimas. Si lo hace en forma habitual y en un
contexto intrafamiliar, es indiferente que la violencia fsica ejercida no
provoque ninguna alteracin fisiolgica u orgnica, siempre que impli-
que un sufrimiento fsico de cierta entidad.42 As, por ejemplo, probable-
mente no constituira maltrato habitual hacer cosquillas o lanzar bombas
de agua, pero s podra serlo cortar o arrancar los cabellos, retrasar por
lapsos prolongados de tiempo la entrega de alimentos, someter
forzadamente y por largo tiempo a ruidos ensordecedores o irritantes43 o
bien a olores nauseabundos, zamarrear enrgicamente, mantear, provo-
car la cada de la vctima, etc., siempre que concurra el requisito de
habitualidad respecto de estas conductas o de ellas y otras semejantes. El
desarrollo de una casustica acerca de lo que constituye ejercicio de
violencia en el sentido del delito de maltrato habitual ser inevitable.

dd) El contexto intrafamiliar

El contexto intrafamiliar es un elemento del tipo penal y se encuentra


definido en el art. 5 de la Ley sobre Violencia Intrafamiliar, fundamen-
talmente en trminos de relaciones particulares del delincuente con el
ofendido (para usar la expresin del art. 64 CP), lo que se extiende

40
SCA San Miguel, de 12.VII.1999.
41
El 223 StGB sanciona a quien maltrata corporalmente a otro o daa su salud. La
frmula acuada por la jurisprudencia para concretar el maltrato corporal exige que se
est frente a un tratamiento desagradable e inadecuado, mediante el cual se afecta el
bienestar corporal de la vctima de una manera que va ms all de lo meramente
irrelevante.
42
Acertadamente, el Tribunal de Garanta de Illapel, en sentencia de 26.I.2006, slo analiza
la posibilidad de que concurran lesiones en ausencia de alteraciones fsicas u orgnicas
una vez que ha descartado, por falta de habitualidad, el delito de maltrato habitual
(cons. 4, 5 y 6).
43
Ejemplo utilizado por POLITOFF/BUSTOS/GRISOLA (2001), p. 207.

246
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

tambin al supuesto contenido en la parte final del inciso 2 del art. 5:


tambin hay violencia intrafamiliar cuando la violencia recae en
persona menor de edad o discapacitada que se encuentre bajo el
cuidado o dependencia de cualquiera de los integrantes del grupo
familiar. En este caso, no obstante, el elemento tpico parece atender
ms bien a la discapacidad o minora de edad de la vctima que a sus
relaciones con el autor y, de hecho, la referencia a los integrantes de un
grupo familiar resulta bastante confusa. Esta distincin podra tener
alguna relevancia respecto de los problemas del error y de la comuni-
cabilidad que se analizarn luego. En cualquier caso, el contexto
intrafamiliar se encuentra delimitado con bastante claridad en la ley,
salvo en lo que se refiere al concepto de grupo familiar.

ee) Habitualidad

Finalmente, el tipo penal exige habitualidad y proporciona cuatro


criterios para enjuiciarla, los que deben utilizarse en forma simultnea: (i)
debe tenerse en cuenta el nmero de actos, as como (ii) la proximidad
temporal entre ellos; (iii) es indiferente que las vctimas de los actos de
violencia sean personas diversas; (iv) no inciden en el juicio de
habitualidad los actos anteriores sobre los que haya recado sentencia
penal condenatoria o absolutoria.

Esta norma presenta una serie de problemas tcnicos y dar origen


con seguridad a innumerables dificultades de interpretacin.

d) Consecuencias sistemticas y concursos

Desde el punto de vista sistemtico, la introduccin del delito de


maltrato habitual viene a confirmar que las vas de hecho en general no
son punibles como delito de lesiones. Por lo tanto, el delito de maltrato
habitual puede concurrir con las injurias livianas (496 N 11 CP), con las
amenazas del art. 494 N 4 CP, con las coacciones del art. 494 N 16 CP,
etc., y en todos estos casos, verificndose los dems requisitos, primar
por consuncin el delito de maltrato habitual.

Tratndose de figuras que constituyen crmenes o simples delitos


amenazados con una pena mayor que la de presidio menor en su grado
mnimo, la subsidiariedad expresa del tipo de maltrato habitual llevar

247
ALEX VAN WEEZEL

respecto de ese hecho y en relacin con el maltrato habitual a descartar


todo concurso aparente de leyes (por ejemplo, slo se aplicar el art. 367
inciso 2 CP) y tornar inaplicable la regla del art. 75 CP para los casos de
concurso ideal (slo se aplicar la pena del delito ms grave: por ejemplo,
la prevista en el art. 142 N 2 CP), pero no impedir la apreciacin de un
concurso real en los casos en que, aparte del crimen o simple delito, el
sujeto ha realizado otros actos que en su conjunto renen los requisitos
tpicos del art. 14 de la Ley N 20.066. Si, en cambio, algunos hechos
constituyen un crimen o un simple delito amenazados con una pena
igual o inferior que la de presidio menor en su grado mnimo, ser
preciso decidir entre la aplicacin de la figura del maltrato habitual y la
apreciacin de una reiteracin de delitos.

Esta situacin se presenta precisamente en los casos en que el


maltrato habitual est constituido por varios actos de violencia fsica,
cada uno de los cuales realiza el tipo penal de las lesiones menos graves.
Como el delito de lesiones menos graves no es un delito de mayor
gravedad que el maltrato habitual, no operar la subsidiariedad del tipo
penal de maltrato habitual. Por lo tanto, cabe la posibilidad de apreciar
un solo delito de maltrato habitual con una pena de presidio menor en
su grado mnimo, o bien, considerar que en los hechos concurre una
reiteracin del delito de lesiones menos graves. Para determinar la
penalidad en este ltimo caso habra que recurrir a las reglas del art. 351
CPP. Ya que varias lesiones corporales nunca pueden estimarse como un
solo delito (esto no es discutido, al menos en el mbito de los delitos
dolosos), corresponde aplicar la pena del delito que con sus
circunstancias la merezca ms grave, aumentndola en uno o dos grados
segn el nmero de delitos. Todo ello, siempre que la acumulacin
material reglada en el art. 74 CP no resulte ms favorable para el
condenado. Es decir, en cualquier caso resultara ms beneficioso para el
autor que se le condenara por el delito de maltrato habitual. Esto pone en
evidencia una vez ms que el delito parece estar diseado especialmente
para captar las hiptesis conocidas como vas de hecho en el contexto
intrafamiliar, exigiendo para su punibilidad el requisito adicional de la
habitualidad. Por el contrario, siempre que se producen fricciones con los
delitos de lesiones, el sistema elaborado por el legislador muestra sus
falencias.

248
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

5. La problemtica del error sobre el contexto intrafamiliar

Tanto el delito de maltrato habitual como las lesiones que no son


graves prevn como elemento del tipo lo que se ha llamado contexto
intrafamiliar, definido en los trminos del art. 5 de la Ley sobre
Violencia Intrafamiliar. Pero mientras que en el delito de maltrato
habitual se trata de un elemento del tipo que responde al modelo
tradicional, y en esta medida no presenta particularidades en materia de
error, en el caso de las lesiones que no son graves el contexto
intrafamiliar es slo un elemento emergente o eventual que define
negativamente, por exclusin, el delito-falta de lesiones leves. En efecto,
la constatacin del contexto intrafamiliar slo ser relevante para la
subsuncin del hecho cuando el tribunal, una vez que lo ha valorado
atendiendo a las circunstancias y a la calidad de las personas, ha llegado
a la conclusin de que se ha realizado el tipo de lesiones leves. En tal
caso, el juez debe preguntarse si no concurre adems el contexto
intrafamiliar. Si la respuesta es afirmativa, estar obligado a calificar el
hecho como lesiones menos graves, pero no podr aplicar la agravante
correlativa del art. 400 CP.

Desde el punto de vista de la imputacin subjetiva, por lo tanto, en


principio el conocimiento del hecho y sus circunstancias imputable al
autor debe incluir el contexto intrafamiliar para poder atribuirle
subjetivamente el hecho a ttulo de dolo. Si no es posible imputar al autor
el conocimiento del contexto intrafamiliar, ser preciso examinar la
evitabilidad de su desconocimiento o, lo que es lo mismo, su
excusabilidad. Si el desconocimiento es excusable, quedar excluida la
posibilidad de sancionar al autor considerando el contexto intrafamiliar,
de manera que el hecho constituir un delito-falta de lesiones leves o un
simple delito de lesiones menos graves segn los criterios generales (las
circunstancias del hecho, la calidad de las personas). Si el descono-
cimiento no es excusable, sino imputable al mismo autor, la solucin
depende de la posicin que se sustente sobre el tratamiento del error y,
cuando se adopta una perspectiva que distingue los errores segn su
objeto, del tipo de elemento que constituya el contexto intrafamiliar.

En Chile, la doctrina y la jurisprudencia distinguen entre error de


tipo y error de prohibicin es decir, definen y tratan los errores segn su
objeto, y por lo tanto resultan posibles dos escenarios. Si se considera

249
ALEX VAN WEEZEL

que el contexto intrafamiliar es un elemento normativo del tipo como


lo es, por ejemplo, la ajenidad de la cosa en el hurto, cualquier
desconocimiento del contexto intrafamiliar, aunque sea inexcusable,
excluira el dolo del delito en cuestin. Se trata de un rgimen beneficioso
para el autor, pues en las figuras que aqu interesan el contexto
intrafamiliar parece revestir un estatus semejante a aqul que ostentan
las relaciones descritas en el art. 390 CP para fundamentar el delito de
parricidio. Cuando el sujeto desconoce los presupuestos fcticos de la
relacin que lo liga a la vctima y le da muerte, comete el delito de
homicidio simple, aunque el desconocimiento sea inexcusable. Esto se
debe a que el desvalor de accin que explica la penalidad ms elevada
del parricidio slo concurre cuando al sujeto se le puede imputar el
conocimiento de las relaciones, y por eso es que la ley lo ha exigido
expresamente en el tipo.44 Algo anlogo podra sostenerse aqu respecto
del contexto intrafamiliar, aunque la ley no exprese el requisito de
conocimiento.45 En consecuencia, si el autor desconoce, aunque sea
inexcusablemente, la existencia de un contexto intrafamiliar en el sentido
de la ley (error de tipo evitable), su conducta slo puede subsumirse en el
tipo de lesiones leves o de lesiones menos graves en atencin a los
criterios generales del art. 494 N 5 CP.

La otra alternativa consiste en considerar los tipos penales de


lesiones y de maltrato habitual como leyes en blanco (al menos en
trminos concluyentes), de modo que el art. 5 de la Ley N 20.066 sera
su norma de complemento. Ello obligara a diferenciar entre el desco-
nocimiento de los presupuestos fcticos del contexto intrafamiliar (error

44
Ello es coherente con la regla del art. 1 inciso 3 CP, con independencia de la discusin
acerca de si la norma se refiere tambin a la aberratio ictus. Alguna doctrina suele explicar
esta situacin sealando que la expresin legal conociendo las relaciones que los ligan
tiene, entre otros, el sentido de excluir el parricidio culposo, que curiosamente pasara a
ser homicidio culposo. As, el sujeto que no saba, pero que deba saber, que la vctima
era su padre, comete homicidio culposo (POLITOFF/BUSTOS/GRISOLA [2001], p. 90 s.).
Pero no se entiende por qu un sujeto que dirige conscientemente su accin a matar a
otro va a ser responsable de homicidio culposo simplemente por no advertir que la
vctima era su padre.
45
La analoga estara justificada tanto por razones materiales como formales. Con respecto
a estas ltimas vase, por ejemplo, la nueva redaccin del art. 400 CP en relacin con la
antigua (se sustituyen como causa de agravacin las relaciones previstas en el art. 390
CP por las previstas en el art. 5 de la Ley sobre Violencia Intrafamiliar); asimismo, fue
esta misma ley la que modific el alcance de las relaciones exigidas por el tipo del
parricidio (el art. 21 letra a] Ley N 20.066 agrega al cnyuge el conviviente).

250
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

de tipo) y el desconocimiento de la valoracin jurdica del contexto (error


de prohibicin). Con respecto al error de tipo regira lo ya expresado en
la hiptesis anterior. En cambio, cuando el sujeto conoce los presupues-
tos fcticos del contexto intrafamiliar, pero desconoce inexcusablemente
su significado para el ordenamiento jurdico, en el sentido de que tal
contexto tiene la potencialidad de co-fundar un injusto mayor, se estara
frente a una hiptesis de error evitable de prohibicin, tratado por la
jurisprudencia ms reciente de la Corte Suprema segn los postulados de
la teora de la culpabilidad (es decir, el error deja subsistente el dolo pero
puede atenuar la culpabilidad).46

Por lo tanto, en esta ltima hiptesis el hecho podra calificarse


tomando en cuenta el contexto intrafamiliar. Si ello no es necesario,
porque para calificarlo como lesiones menos graves bastaban los criterios
generales, podra presentarse una discusin anloga a la del error sobre
el contexto como elemento del tipo respecto de la circunstancia agravante
del art. 400 CP. Es decir, acerca de si para aplicar la agravante basta con
que el sujeto tuviera conocimiento de los presupuestos fcticos del
contexto familiar, o si adems se ha de exigir cierto conocimiento de su
significacin jurdica. En estricto rigor, no existira ninguna razn para
conceder eficacia a un error de esta clase respecto de un elemento
fundante del injusto, y luego negarle dicha eficacia cuando el mismo
elemento aparece surtiendo un efecto meramente agravante. Por lo tanto,
el error inexcusable sobre los presupuestos de la agravante excluira su
aplicacin, pero no lo hara el error sobre su significacin jurdica.47

La situacin descrita en la parte final del art. 5 inciso 2 de la Ley


sobre Violencia Intrafamiliar tiene un carcter ms real que las dems
relaciones descritas en la norma, y en esta medida podra constituir una
excepcin en cuanto al tratamiento del error. En efecto, el precepto se
refiere a situaciones definidas por dos elementos diversos. Por una parte,
la vctima de la violencia debe ser menor de edad o discapacitada: se
trata de un elemento por completo ajeno a las relaciones entre la vctima
y el victimario. Por otro lado, la vctima debe encontrase bajo el cuidado
o dependencia de cualquiera de los integrantes del grupo familiar al que

46
Vanse especialmente SCS 4.VIII.1998 y SCS 23.III.1999.
47
Sobre el propio punto de vista, que relativiza la distincin de los errores segn su objeto,
vase VAN W EEZEL (2008), passim.

251
ALEX VAN WEEZEL

pertenece el victimario y, en esta medida, existira un vnculo indirecto


(mediado por el grupo familiar) entre los sujetos del delito. Sin
embargo, ambos elementos se encuentran en una relacin asimtrica,
pues la exigencia de que la violencia se ejerza sobre personas menores o
discapacitadas slo es un requisito adicional para incluir la mencionada
relacin indirecta entre las relaciones intrafamiliares identificadas en el
art. 5 de la Ley N 20.066. Para ampliar en estos trminos todava ms
comprehensivos que la ya amplsima formulacin del inciso primero el
mbito de aplicacin de la ley, el legislador exige adicionalmente una
situacin objetiva de desvalimiento en la vctima de la violencia. De all
que el error del sujeto activo acerca de su vnculo (indirecto) con la
vctima deba tratarse del modo sealado ms arriba en la variante que
se considere ms acertada tambin cuando dicho error recae sobre la
extensin de su grupo familiar. Lo propio vale respecto del error
acerca de la discapacidad o la menor edad de la vctima en lo que dice
relacin con la aplicacin de la Ley N 20.066, pues, segn se ha visto, la
exigencia de estas caractersticas personales es la contrapartida objetiva
de la ampliacin subjetiva del mbito de aplicacin de la ley. Por esta
razn, a nuestro juicio ambos elementos deben recibir un tratamiento
funcionalmente anlogo.

6. Maltrato fsico no constitutivo de delito?

De lo expuesto precedentemente se desprende que la nica forma de


maltrato fsico en contexto intrafamiliar que no es constitutiva de delito
son las vas de hecho que no tienen el carcter de habituales. En efecto, si
la conducta aislada excede de las vas de hecho, ser constitutiva de le-
siones menos graves. Si la conducta no es aislada y excede de las vas de
hecho, ser posible apreciar un delito de maltrato habitual o una reite-
racin de lesiones menos graves. Y, finalmente, si la conducta no es
aislada y se mantiene en el mbito de las vas de hecho, constituir el
delito de maltrato habitual.

Por esta razn, cuando el art. 8 en relacin con el art. 6 de la Ley


sobre Violencia Intrafamiliar se refiere al maltrato constitutivo de
violencia intrafamiliar que no constituya delito, y le asigna las sanciones
de multa que all se detallan, se refiere a actos de violencia psquica, a
vas de hecho, o a una combinacin de ambos, siempre que no exista
habitualidad.

252
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

7. La circunstancia mixta del artculo 13 del Cdigo Penal

Siempre que para subsumir un hecho en un tipo penal que implique


ejercicio de violencia fsica o psquica sobre la vctima, o para agravar la
responsabilidad por l, se tenga en cuenta el contexto intrafamiliar, la
circunstancia del art. 13 CP no podr surtir efecto agravante respecto de
las personas que seala: se trata de un crculo ms restringido que el del
art. 5 de la Ley N 20.066 en razn de la prohibicin de doble
valoracin (art. 63 CP).

A diferencia de lo que ocurre con las calificantes, las privilegiantes y


las circunstancias especficas de aplicacin obligatoria, en donde la
valoracin es adoptada in abstracto por el legislador, las circunstancias
modificatorias genricas pertenecen al mbito de la individualizacin
judicial de la pena. De all que en cuanto al efecto atenuante del art. 13
CP sea preciso distinguir dos situaciones diversas:

a) Si la relacin entre el sujeto activo y la vctima ya ha sido valorada


por el juez al subsumir el hecho en el tipo o al agravar la
responsabilidad del autor, en principio el tribunal no puede acto
seguido valorar dicha relacin en la direccin inversa, para atenuar
la responsabilidad.

b) Si, en cambio, la relacin entre los sujetos ha sido valorada in


abstracto por el legislador al momento de definir el tipo o de
establecer agravaciones obligatorias de la responsabilidad penal, el
tribunal bien puede considerar las relaciones enunciadas en el art. 13
CP como base para una atenuacin de la pena en el caso concreto. Por
ejemplo: el padre se excede moderadamente en el ejercicio del
derecho de correccin de su hijo menor, causndole lesiones de
escasa entidad, y el juez se ve obligado a calificarlas como menos
graves en razn de la clusula introducida por la Ley N 20.066 en el
art. 494 N 5 CP; en este caso, el tribunal podra considerar el
parentesco (y el derecho de correccin que emana de l) como
fundamento de una atenuacin conforme al art. 13 CP. Como se
puede advertir, se trata aqu de casos en los que tampoco ser
procedente la agravacin prevista en el art. 400 CP, por lo que la
atenuante del art. 13 CP ni siquiera debe concurrir con aquella
agravante de eficacia extraordinaria.

253
ALEX VAN WEEZEL

8. Intervencin delictiva en los delitos con contexto intrafamiliar

La nueva legislacin penal sobre violencia intrafamiliar persigue dos


objetivos:

(i) Ampliar la punibilidad de las formas de violencia que se presentan


en el mbito que la Ley N 20.066 define como intrafamiliar,
fundamentalmente a travs de la creacin del tipo de maltrato
habitual, que se extiende, como se ha visto, a las vas de hecho y a
formas de maltrato psquico que anteriormente eran atpicas.

(ii) Elevar la penalidad de conductas que ya eran tpicas. Esta exas-


peracin penal se produce en los casos en que el delito de maltrato
habitual se superpone a una reiteracin de faltas (por ejemplo:
injurias livianas o coacciones), y tambin en las hiptesis de lesiones
que, con anterioridad, habran sido consideradas como leves (ora-
cin final del art. 494 N 5 CP), o bien respecto de lesiones menos
graves que resultarn agravadas en razn del contexto intrafamiliar
(agravante del art. 400 CP).48

Tanto la ampliacin de punibilidad como la exasperacin de las


penas encuentran su fundamento en la existencia de un contexto
intrafamiliar, que el art. 5 de la Ley sobre Violencia Intrafamiliar define
tanto en trminos de determinadas relaciones entre el autor y la vctima
como en funcin de ciertas caractersticas que suponen una mayor
indefensin de esta ltima, en la medida en que la vctima adems se
encuentre vinculada a lo que la ley denomina grupo familiar del autor.
Es decir, tambin en esta ltima hiptesis prevista en la parte final del
inciso 2 del art. 5 de la Ley N 20.066 debe concurrir, adems de un
elemento objetivo de indefensin (minora de edad, discapacidad), una
especie de relacin personal (que puede ser indirecta) entre el autor y
la vctima.49

48
En cambio, no se produce posiblemente contra la previsin del legislador, por defectos
de tcnica legislativa en los casos de reiteracin de lesiones menos graves, donde la
aplicacin de la figura de maltrato habitual resulta ms benigna para el hechor.
49
Con todo, y tal como se anticip, sera posible sostener que en estos casos la ley atiende
ms bien al contexto objetivo de indefensin, lo que permitira afirmar a nivel de
intervencin delictiva que en estas hiptesis ni siquiera existe un deber cualificado de
solidaridad. Sobre ello vase a continuacin en el texto.

254
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

Las razones filosficas, sociolgicas y psicolgicas por las que el


legislador ha decidido convertir lo que entiende por contexto intra-
familiar en una razn para ampliar la punibilidad e incrementar las
penas en la forma indicada pueden ser ms o menos plausibles, y las
normas resultantes deben ser polticamente enjuiciadas desde el punto
de su idoneidad, necesidad y proporcionalidad. Desde una perspectiva
estrictamente dogmtica, se plantea la interrogante acerca de si segn la
estructura de la regulacin el desvalor de que es portador el contexto
intrafamiliar alcanza slo a quienes se encuentran personalmente
relacionados con la vctima en los trminos del art. 5 de la Ley sobre
Violencia Intrafamiliar, o si tambin se extiende a quienes intervienen de
alguna forma en el maltrato sin encontrarse en dicha relacin personal
con la vctima. Se trata, por tanto, de dilucidar si el contexto intrafamiliar
convierte a los delitos cometidos en tal contexto en delitos especiales y,
en su caso, de qu clase de especialidad se trata para los efectos de la
comunicabilidad.

a) La discusin en torno al delito de parricidio

Mientras que la interpretacin de la circunstancia mixta del art. 13


CP no ha suscitado mayor controversia (se ha entendido siempre que
slo se aplica a aquellos en quienes concurre personalmente, en los trmi-
nos del art. 64 CP), la cuestin estuvo lejos de ser pacfica respecto de la
relacin exigida por el art. 390 CP para calificar el delito de homicidio. De
hecho, es posible que la controversia en torno a la comunicabilidad en el
delito de parricidio en los aos 40 y 50 del siglo pasado sea uno de los
captulos ms interesantes de la historia dogmtica nacional. Como esta
discusin guarda una estrecha relacin tanto formal como material con la
problemtica que aqu interesa, resulta ilustrativo hacerse cargo de ella
en forma previa y sinttica.

La discusin se refiere, en primer trmino, a los casos en que el


ejecutor material ostenta la cualificacin (intraneus) que no se verifica en
el partcipe (extraneus). De las reglas sobre accesoriedad cuantitativa, es
decir, de las normas para la determinacin de las penas de los cmplices
y los encubridores (art. 51 y siguientes del Cdigo Penal), Schweitzer y
Schepeler concluyen que el sistema del Cdigo no podra sino basarse
tambin en una accesoriedad cualitativa (es decir, referida a la

255
ALEX VAN WEEZEL

cualificaciones personales).50 Por lo tanto, resultara inadmisible una


ruptura del ttulo de imputacin en el castigo de los partcipes, lo que
ocurrira si se castigara al autor cualificado como parricida y, en cambio,
al partcipe no cualificado como cmplice en un homicidio. En opinin
de Schepeler, sin embargo, este razonamiento basado en la accesoriedad
de la participacin no es aplicable a los coautores, cuya responsabilidad
no sera accesoria. Por lo tanto, el coautor extraneus responde a ttulo de
homicidio, mientras que el coautor intraneus lo hace a ttulo de parricidio.

Frente a esta posicin se encuentra la tesis de Politoff, Bustos y


Grisola,51 segn la cual el argumento de la accesoriedad bien puede ser
decisivo en aquellos delitos donde la cualificacin personal es un elemen-
to fundante del injusto, pero no lo es en aquellos donde dicha cualifi-
cacin no es ms que una circunstancia agravante incorporada por el
legislador al tipo penal, como las que menciona el art. 63 CP. Estos casos
se reconocen principalmente en que, si se prescinde de la circunstancia o
cualificacin, el hecho no pierde su carcter delictivo (como ocurre, por el
contrario, con los delitos que exigen nimos o tendencias sin las cuales el
hecho pasa a ser irrelevante penalmente). Por lo tanto, cuando la cualifi-
cacin no es ms que una circunstancia agravante inserta en el tipo penal,
nada impide aplicar la regla de incomunicabilidad de las circunstancias
personales establecida en el art. 64 CP. La relacin personal slo agrava
la responsabilidad de aqul en quien concurre, y en consecuencia slo
quienes personalmente ostentan las caractersticas exigidas por la figura
agravada responden en virtud de ese ttulo. Tal sera el caso del art. 390
CP: slo aquellos en quienes concurren las relaciones personales all
descritas responden a ttulo de parricidio. Este planteamiento puede
considerarse dominante en la doctrina y la jurisprudencia actuales.52

Con respecto a los casos en que el ejecutor material es el extraneus,


mientras que el intraneus interviene como partcipe, quienes basan su
planteamiento en el principio de accesoriedad resuelven coherentemente
el problema defendiendo la unidad del ttulo de imputacin.53 Por
consiguiente, tanto el extraneus como el intraneus respondern como

50
SCHWEITZER (1948), p. 198 s.; SCHEPELER (1953), p. 49 ss.
51
POLITOFF/BUSTOS/GRISOLA (2001), p. 97 ss.
52
Cfr. ETCHEBERRY (1987), p. 330 ss.
53
SCHWEITZER, D. (1948), p. 199; SCHEPELER (1953), p. 57.

256
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

intervinientes en un delito de homicidio. Politoff, Bustos y Grisola se


suman a este planteamiento pues, en su opinin, es preciso estar al tipo
legal que efectivamente se ha realizado.54 De lo contrario, el extraneus
sera partcipe en un delito que no se ha cometido. En este sentido se ha
pronunciado tambin la jurisprudencia.

Finalmente, Garrido Montt55 ha sostenido un planteamiento que


podra denominarse teora subjetiva extrema, y que hace responder a
cada interviniente segn el contenido de su propio dolo, con indepen-
dencia de su cualificacin personal, pero teniendo en cuenta su rol en la
realizacin del tipo. As, por ejemplo, si el ejecutor es un extraneus,
responder a ttulo de homicidio, mientras que el cmplice intraneus ser
castigado a ttulo de complicidad en un delito de parricidio.

Todas estas posiciones tienen ventajas y desventajas desde el punto


de vista prctico, que no es del caso analizar en este lugar. No obstante,
en general subyace a ellas una concepcin algo mecanicista de la inter-
vencin delictiva que atribuye una relevancia quiz excesiva a la
ejecucin material, de propia mano, del hecho.

b) La problemtica en los delitos con contexto intrafamiliar

Como se puede apreciar, la cuestin que es preciso resolver radica


en si el desvalor del que, segn la ley, es portadora la cualificacin de un
interviniente se extiende o no a los dems. Se trata por tanto de saber si el
injusto que contiene el tipo especial es plenamente accesible a terceros
en quienes la cualificacin o relacin no se verifica. A nuestro juicio, esta
pregunta debe responderse negativamente slo respecto de aquellos
delitos a los que subyace la infraccin de un deber que va ms all del
deber general de no daar a otro. Cuando la cualificacin o relacin
obliga al sujeto a resguardar un bien jurdico, incluso con independencia
de que este bien resulte afectado por la conducta de terceros o por el
acaso (hechos no imputables a persona alguna), entonces tal relacin (o
cualificacin) es el reflejo de una posicin jurdica que el ordenamiento
jurdico atribuye precisamente a ese sujeto y que no es comunicable a
terceros. Esta clase de posiciones jurdicas, que constituyen un estatus en

54
POLITOFF/BUSTOS/GRISOLA (2001), p. 100 ss.
55
GARRIDO MONTT (1998), p. 82.

257
ALEX VAN WEEZEL

la sociedad, se expresan en lo que un sector de la doctrina ha llamado


deberes positivos (pues no se limitan al neminem laede) o deberes
institucionales. Tal es el caso, por ejemplo, del deber del funcionario
pblico establecido en el art. 233 CP, respecto de los caudales o efectos
que tiene a su cargo. Lo mismo ocurre con el deber establecido en el art.
150 A inciso 2 CP y con los deberes de los padres respecto de la vida y la
integridad corporal de sus hijos. En todos estos casos, y en otros ms, el
sujeto del deber positivo est obligado en los lmites de su posicin de
garante y de los tipos penales correspondientes a resguardar el bien
jurdico que se le ha confiado incluso aunque el riesgo para dicho bien
proceda de terceros, de la naturaleza o, en ocasiones, de su propio titular.
La infraccin de esta clase de deberes no se comunica a terceros, de la
misma manera que no es comunicable el estatus de funcionario pblico,
padre o madre, etc.

La forma en que se articula esta distincin entre deberes positivos y


negativos depende del rgimen al que el derecho positivo somete los
llamados delitos especiales. As, en algunas legislaciones se regula
expresamente la comunicabilidad de las cualificaciones fundantes del
injusto y en otras no. Esta ltima situacin conduce, como ha ocurrido en
Chile, a tener que optar entre dejar impune al colaborador extraneus en
un delito de infraccin de un deber y castigarlo como si fuera el mismo
obligado institucional. Tratndose de aquellos delitos de infraccin de un
deber que segn la doctrina tradicional son delitos especiales impropios,
la ausencia de regulacin lleva a conceder al extraneus un rgimen ms
benigno que el que corresponde al desvalor de su conducta.56

56
La aceptacin de las categoras expuestas implica, en efecto, dividir el ttulo de
imputacin en los delitos de infraccin de un deber que tradicionalmente se consideran
como delitos especiales impropios. Por ejemplo, si un funcionario comete el delito de
malversacin de caudales pblicos con la ayuda de un particular, el primero ser
castigado a ttulo de malversacin, mientras que el segundo ser punible dependiendo
de la forma de comisin del hecho a ttulo de hurto, estafa o de alguna defraudacin.
Pero como el particular adems ha contribuido a la realizacin del tipo especial y no es
cuestin de prescindir simplemente de este mayor desvalor de su conducta, se presenta
el mismo problema que cuando el delito cometido por el funcionario es un delito
especial propio, es decir, donde no existe un delito comn base, como ocurre en el caso
de la prevaricacin. En tales casos se requiere una norma que extienda la punibilidad al
extraneus, reconocindole una atenuacin de la pena (adems de la que le corresponde
por no ser el autor del hecho, ya que un extraneus nunca puede infringir el deber
institucional). Esta misma norma es la que habra que aplicar para resolver el problema
del mayor desvalor de la conducta del extraneus en los delitos especiales impropios: en
estas situaciones se produce un concurso aparente de leyes penales, donde prima por

258
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

Desde esta perspectiva es preciso preguntarse si las relaciones que


configuran el contexto intrafamiliar en el sentido del art. 5 de la ley
sitan a quienes las ostentan en una posicin de garante de carcter
institucional. Una buena herramienta para responder a esta pregunta
consiste en preguntarse si las relaciones all enumeradas fundamentaran
una posicin de garante distinta de la injerencia o la asuncin, es decir, si
la sola existencia de la relacin obliga a una persona a proteger a la otra
de eventuales riesgos, al menos para su vida y su integridad fsica o
psquica, de tal manera que, si no lo hace, responde como autor del delito
de resultado (homicidio, lesiones, etc.) que corresponda. De acuerdo a los
criterios generalmente utilizados por la doctrina y la jurisprudencia
comparadas la respuesta es, en la gran mayora de los casos, negativa: tal
deber no existe entre personas que no estn casadas (en la doctrina se
discute incluso si existe entre marido y mujer, por el hecho de serlo), ni
para los abuelos en relacin con los nietos, ni respecto de los hijos que no
son propios ni adoptados, ni respecto de los parientes por afinidad, etc.57
Alguna discusin podra darse respecto de quienes son actualmente
convivientes, pero en este caso al igual que respecto de la relacin entre
un conviviente y los hijos menores del otro la jurisprudencia comparada
se inclina ms bien por una posicin de garante de carcter no
institucional, como la asuncin.58

especialidad el delito especial, cuya pena podra imponerse atenuada al particular. Pues
bien, en Chile no existe una norma semejante, y ello ha trado como consecuencia que la
jurisprudencia mayoritaria afirme sin ms la comunicabilidad de las cualificaciones
personales en toda clase de delitos (aunque preferentemente en los especiales propios,
para evitar lagunas de punibilidad), pero sin reconocer otra rebaja de la pena para el
extraneus que la que se derive de su grado de intervencin en el hecho. Esta situacin es
injusta y la doctrina, con razn pero no siempre con argumentos, se opone
mayoritariamente a ella. Cfr. SNCHEZ-VERA (2002), p. 37 ss.; para la recepcin en Chile
de la categora de los delitos de infraccin de un deber vase OSSANDN (2006) p. 1 ss.
57
En la doctrina chilena, y por razones poltico-criminales contrario al reconocimiento de
posiciones de garante basadas en deberes de solidaridad, CURY (2005), p. 683: Prodigar
[la reaccin penal] con el objeto de crear una sensibilidad social, adems de infructuoso,
puede prestarse a todo gnero de abusos.
58
Sobre la situacin en Alemania, aunque con una perspectiva personal que difiere del
criterio utilizado por la jurisprudencia mayoritaria, PERDOMO TORRES (2006), passim.;
cfr. tambin JAKOBS (1991), 29/70, quien pese a aceptar la confianza especial como
posicin de garante institucional, afirma que la convivencia per se no constituye una
institucin elemental jurdicamente garantizada y por eso tampoco es fundamento por s
misma de deberes de garante. Sobre la realidad espaola vanse BUSTOS (2004), p. 1003
ss. (el art. 11 CP espaol acogera la teora de las fuentes formales) y DOPICO GMEZ-
ALLER (2006), passim.

259
ALEX VAN WEEZEL

La pregunta que surge entonces es si, asumiendo el estado actual de


la discusin dogmtica, no ser apropiado distinguir en cada caso segn
el tipo de relacin que, de entre las enumeradas en el art. 5 de la ley,
concurre entre el autor y la vctima del delito a la hora de determinar la
comunicabilidad del contexto intrafamiliar a terceros intervinientes. A
una disyuntiva similar se llega si se aplica el criterio desarrollado por
Politoff, Bustos y Grisola para los casos en que el ejecutor material del
parricidio es el intraneus. Es decir, habra que distinguir las situaciones en
las que el intraneus es, por ejemplo, el padre de la vctima, de aquellas en
las que la vctima es un menor que se encuentra al cuidado de su
conviviente. En las primeras, el extraneus sera responsable segn el
delito comn que corresponda lesiones leves, lesiones menos graves,
coacciones o injurias livianas reiteradas, etc., mientras que en las lti-
mas respondera como interviniente en el delito de lesiones menos
graves en contexto intrafamiliar (es decir: leves pero re-calificadas como
menos graves, o menos graves pero agravadas) o bien en el delito de
maltrato habitual.

A nuestro juicio, lo anterior responde difcilmente al sentido de las


normas de la Ley sobre Violencia Intrafamiliar. En efecto, el sentido de la
normativa parece hacer sido, bien el establecimiento sociolgicamente
motivado de figuras tpicas y agravaciones de la pena con independencia
de eventuales posiciones de garante de ndole institucional, bien la
deliberada puesta en marcha de un proceso social destinado a ampliar
significativamente los deberes positivos hacia relaciones que hasta el
momento carecen de reconocimiento institucional o slo cuentan con uno
muy precario. En todos estos casos, por tanto, se parte de la base de que
actualmente no existen deberes institucionales que tengan su origen en el
contexto intrafamiliar definido en el art. 5 de la Ley N 20.066.59

Por eso es que, en nuestra opinin, la racionalidad de las normas


penales sobre violencia intrafamiliar no responde (o al menos no an) a
la de los deberes institucionales, sino a deberes de solidaridad
cualificados respecto de los que subyacen a la figura de la omisin de

59
Ilustrativa al respecto es la SCA La Serena de 8.I.2007, que tuvo por bien aplicado el
derecho en un caso en que el contexto intrafamiliar para el delito de maltrato habitual
fue establecido en virtud de una relacin de convivencia homosexual. El voto disidente
pone de relieve que, sin embargo, muy probablemente la misma Corte no estara
dispuesta a apreciar un delito de parricidio sobre la base de una relacin de esta
naturaleza.

260
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

socorro (art. 494 N 14 CP). Las relaciones enumeradas en el art. 5 de la


Ley sobre Violencia Intrafamiliar dan origen a deberes de solidaridad
ms intensos que los que existen entre personas completamente extraas
entre s, pero no fundamentan por s solas una posicin de garanta institu-
cional. Por esta razn, el sujeto activo responde slo por las consecuencias
de su organizacin y no como quien est especial y positivamente
obligado por su posicin jurdica a salvaguardar un bien determinado.
Ello no impide, por cierto, que en el contexto intrafamiliar se configuren
deberes institucionales, o bien responsabilidades penales en comisin por
omisin (por ejemplo, a ttulo de lesiones menos graves), pero para ello
siempre ser necesario que se verifique una posicin de garante cuyo
fundamento se sita ms all del contexto intrafamiliar definido en el art.
5 de la ley. Este fundamento injerencia, asuncin, paternidad o filia-
cin, confianza especial (para quienes la aceptan), etc. puede super-
ponerse a alguna de las relaciones sujetas al rgimen de la violencia
intrafamiliar, pero subsiste con independencia de ella.

Conforme a lo expuesto, los delitos con contexto intrafamiliar son delitos


comunes, de modo que el desvalor del que es portador dicho contexto se
comunica a los intervinientes y redunda en la calificacin del hecho,
desde luego, dentro de los lmites de la imputacin subjetiva, pues el
contexto intrafamiliar que es autntico elemento del tipo en el maltrato
habitual y elemento negativo emergente en las lesiones leves debe ser
abarcado por el dolo de cada interviniente.

Slo cabe preguntarse si la ley, con todo, no ha querido reservar la


pena de autor slo para aqul en quien la relacin cualificante concurre
personalmente. Pensamos que los delitos comunes en los cuales se
produce esta situacin constituyen casos excepcionales, en los cuales el
texto positivo subordina formalmente la imposicin de la pena de autor a
quien rene la cualidad indicada en el tipo. Tal ocurre, por ejemplo, en
algunos delitos tributarios y en el delito del deudor no comerciante que
se alza con sus bienes en perjuicio de los acreedores. Esta subordinacin
formal no parece concurrir en los tipos penales en comentario, en los que
la ley se refiere de un modo amplio a todo maltrato que afecte a la vida
o la integridad fsica o psquica de las personas que seala (art. 5 Ley
N 20.066), o bien simplemente a las lesiones cometidas en contra de las
personas mencionadas en la norma citada. En todo caso, se trata de una
cuestin discutible.

261
ALEX VAN WEEZEL

9. Delitos culposos con contexto intrafamiliar?

Al tratar la problemtica del error se sealaba que el desvalor de


accin propio de los delitos con contexto intrafamiliar desvalor que
ahora es posible identificar como la violacin de un deber cualificado de
solidaridad slo se configura cuando al autor se le puede imputar el
conocimiento de dicho contexto. Por lo tanto, cuando el sujeto yerra
acerca del contexto, aunque su error sea evitable, decae la punibilidad a
ttulo de la figura definida por l.

Ahora se analiza el problema que se produce si el autor, a quien le


es imputable el conocimiento del contexto intrafamiliar, lesiona impru-
dentemente a alguna de las personas relacionadas con l en los trminos
del art. 5 de la Ley sobre Violencia Intrafamiliar: el sujeto, que est
realizando trabajos en el techo de la vivienda comn, arroja en forma
imprudente un objeto macizo, el cual, antes de llegar al suelo, alcanza a
su conviviente causndole lesiones. En relacin con los delitos que aqu
interesan, la interrogante se refiere a dos problemas:

(i) Si las lesiones causadas no son graves, surge la dificultad de esta-


blecer si procede calificarlas como menos graves en razn del
contexto intrafamiliar.

(ii) Si las lesiones causadas son graves en los trminos del art. 397 CP, se
plantear si ellas resultan agravadas en virtud del art. 400 CP.

La respuesta a estas interrogantes se encuentra en reflexiones pre-


vias a las de ndole meramente sistemtica, pues tienen que ver con las
razones por las cuales el ordenamiento jurdico castiga en forma menos
intensa los hechos culposos. En efecto, las formas de evitabilidad
individual el dolo y la imprudencia son indicadores de la motivacin
de respeto al ordenamiento jurdico que ostenta el autor en el caso
concreto. Ambas tienen en comn la cognoscibilidad de la realizacin del
tipo como consecuencia evitable de la propia conducta, y se distinguen
por el grado de actualizacin de dicha cognoscibilidad que es posible
imputar al autor. Al autor doloso se le atribuye la actualizacin de la
cognoscibilidad, el conocimiento, pero tanto a l como al autor culposo se
les reprocha la no evitacin de una realizacin tpica que era indivi-
dualmente (y no para un hombre medio) evitable. Desde este punto de

262
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

vista, no existe una razn estrictamente dogmtica para sancionar en


forma ms benigna la culpa que el dolo. Ella ha de buscarse, por tanto, en
consideraciones previas a la dogmtica en sentido estricto.

A nuestro juicio, la razn por la que se castiga menos la culpa que el


dolo radica en que la sociedad puede permitirse hacerlo, pues el autor
imprudente expresa con su conducta un sentido que no contradice fron-
talmente las normas de convivencia social. En rigor, el autor imprudente
fracasa en su planificacin individual habitualmente, tambin en
perjuicio propio, y slo en forma secundaria declara con su conducta
que no reconoce la vigencia de las normas de convivencia social. Por esta
razn, la sociedad puede permitirse una reaccin ms moderada, pero
que es suficiente para restablecer la vigencia de las normas y evitar que el
delincuente aprenda selectivamente, es decir, que acte con prudencia
slo cuando las consecuencias de su descuido le podran afectar perso-
nalmente.60 Todo ello es, sin embargo, independiente de quines resulten
en definitiva afectados como consecuencia de la conducta imprudente,
pues lo propio de la imprudencia no es que el sujeto direcciona los
riesgos para evitar que le alcancen (pues entonces por lo general actuar
con dolo), sino que, o no los considera en absoluto, o bien se equivoca
evitablemente sobre su entidad.

Se podra sostener que un deber cualificado de solidaridad impone


tambin deberes cualificados de previsin, valoracin y control de los
riesgos, lo que permitira calificar o agravar los delitos de lesiones
imprudentes en razn del contexto intrafamiliar que fundamenta dichos
deberes: un delito imprudente que afecta a un familiar sera ms grave
que uno que afecta a un extrao. Consideraciones de esta especie no
estn exentas de plausibilidad, pero no encuentran respaldo suficiente en
la ley. Ello es particularmente evidente en el caso del delito de maltrato
habitual (ejercicio habitual de violencia), que por lo mismo no cuenta
con un correlato culposo, pero no lo es menos respecto de los delitos de
lesiones, pues la ley no castiga simplemente la infraccin de un deber de
cuidado, sino la realizacin de un riesgo, cuando ella se debe a
imprudencia.

60
Al respecto JAKOBS (2002), p. 584 ss.

263
ALEX VAN WEEZEL

Las nicas variaciones en la ponderacin de los deberes de diligen-


cia con validez general en el mbito de los delitos culposos se encuentran
ya en el Ttulo X del Libro II del Cdigo Penal, que se refiere a la
imprudencia temeraria, a la mera imprudencia con infraccin de regla-
mentos y a la negligencia de personas que desempean ciertos roles
taxativamente enumerados. As, la existencia de un deber cualificado de
solidaridad podra incidir en una rebaja del estndar para la apreciacin
de la temeridad exigida por el art. 490 CP. Las dems valoraciones slo
pueden encontrar acogida en el marco de la individualizacin judicial de
la pena, conforme a las reglas generales.

Por lo dems, desde el punto de vista de los fundamentos de la


excepcional y disminuida penalizacin de los delitos imprudentes, el
contexto intrafamiliar es ambivalente. Aunque pudiera fundar deberes
ms intensos de evitacin, el fracaso de la planificacin individual
comporta al mismo tiempo y por regla general una importante poena
naturalis (pinsese en el padre o la madre que, por descuido, lesiona a su
propio hijo), que reduce las necesidades de reaccin por parte de la
sociedad.

Por estas razones, en los delitos de lesiones imprudentes el contexto


intrafamiliar no juega un rol relevante desde el punto de vista del
desvalor de la accin (salvo respecto de la apreciacin de la temeridad)
y no puede servir como fundamento para calificar el hecho o agravar la
responsabilidad. Esto significa que la Ley N 20.066 no ha venido a
alterar la sistemtica de los delitos culposos de lesiones, sino que, como
mucho, introduce un elemento que puede incidir en el estndar para la
determinacin de si concurre o no imprudencia en los trminos exigidos
por las normas generales.

IV. Conclusiones

1. La Ley sobre Violencia Intrafamiliar ha modificado la sistemtica de


los delitos de lesiones contenida en el Cdigo Penal.

2. Estas modificaciones consisten en el establecimiento (respecto del


rgimen anterior: ampliacin) de una circunstancia agravante espe-
cfica para los delitos de lesiones graves y en ciertos casos, tambin
menos graves en el art. 400 CP, y en la introduccin de un elemento

264
LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

emergente y negativo del tipo de lesiones leves (art. 494 N 5 CP).


Adems, la ley establece la penalizacin bajo ciertas circunstancias
de las vas de hecho a travs del delito de maltrato habitual (art. 14
Ley N 20.066).

3. Las modificaciones sistemticas tienen consecuencias, sobre todo, en


materia de error, y obligan a realizar precisiones importantes en el
mbito de la teora de la intervencin delictiva y de la punibilidad
de las lesiones culposas.

4. Conforme a la doctrina predominante, el error sobre los presu-


puestos fcticos del contexto intrafamiliar, aunque sea evitable, tiene
el efecto de impedir la imputacin de dicho contexto para los efectos
de calificar el hecho o agravar la pena. En cambio, permanece
abierta la cuestin de si el error sobre la significacin jurdica de di-
chos presupuestos ha de tratarse conforme a la teora de la
culpabilidad, esto es, como error de prohibicin.

5. La consideracin del nuevo rgimen desde la perspectiva de la


teora de la intervencin delictiva pone en evidencia que el contexto
intrafamiliar da origen a deberes cualificados de solidaridad, pero
que ellos no fundamentan una responsabilidad institucional y por lo
tanto son comunicables a terceros extraos.

6. El anlisis de la responsabilidad por lesiones imprudentes conduce


a la conclusin de que el deber cualificado de solidaridad slo tiene
relevancia en la determinacin de la intensidad de la culpa, pero no
en la subsuncin del hecho en un determinado tipo penal de
lesiones.

OBRAS CITADAS

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Revista de Estudios de la Justicia N 1, pp. 55-125.
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1219 pp.
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objetiva (Barcelona, J.M. Bosch Editor, 2 ed.) 446 pp.

265
ALEX VAN WEEZEL

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LESIONES Y VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

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dos supuestos menos graves del delito de lesiones, Gaceta Jurdica 248,
p. 166-178.
WEEZEL, Alex van (2008): Error y mero desconocimiento en derecho
penal, Santiago de Chile, 2008.

267
ALEX VAN WEEZEL

JURUSPRUDENCIA CITADA

Las sentencias recadas en procesos penales sobre violencia


intrafamiliar se citan segn la recopilacin de fallos proporcionada al
autor por la Defensora Penal Pblica. Cuando la sentencia an no ha
sido publicada se indica el nmero de rol de la causa. La indivi-
dualizacin en orden cronolgico de dichos fallos, y de los dems
citados, ordenados por tribunal, es la siguiente:

Corte Suprema, Sentencia de 4.VIII.1998, en Gaceta Jurdica N 218


(1998), p. 96-118.
Corte Suprema, Sentencia de 23.III.1999, en Fallos del Mes 484 (1999),
p. 187-203.
Corte Suprema, Sentencia de 6.XII.2004, en LexisNexis N 31544.
Corte de Apelaciones de San Miguel, Sentencia de 12.VII.1999, en
causa Rol N 1265-96.
Corte de Apelaciones de Santiago, Sentencia de 19.III.2004, en Gaceta
Jurdica N 285 (2004), p. 259.
Corte de Apelaciones de Santiago, Sentencia de 16.XI.2006, en causa
Rol N 2141-2006.
Corte de Apelaciones de La Serena, Sentencia de 8.I.2007, en causa
Rol N 373-2006.
Corte de Apelaciones de Arica, Sentencia de 24.08.2007, en causa Rol
N 137-2007.
Corte de Apelaciones de Valparaso, Sentencia de 28.IX.2007, en
causa Rol N 922-2007.
Tribunal de Garanta de Quillota, Sentencia de 5.II.2005, en
LexisNexis N 31544.
Tribunal de Garanta de Copiap, Sentencia de 16.XI.2005, en causa
RIT N 2717-2005.
Tribunal de Garanta de Illapel, Sentencia de 26.I.2006, en causa RIT
N 1384-2005.
Tercer Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago, Sentencia de
1.IX.2006, en causa RIT N 218-2006.

268
Derecho
Penal Militar
LA ARGENTINA AVANZA EN MATERIA DE
JUSTICIA MILITAR

Matas Bailone 1

RESUMEN:
Con ocasin de la derogatoria, por parte del Senado de la Nacin
Argentina, del anacrnico Cdigo de Justicia Militar que rega los
destinos castrenses de dicho pas, el autor resea los destacados avances
logrados en materia de adecuacin legislativa a la Convencin Ameri-
cana de Derechos Humanos y a la Constitucin Nacional. La tipificacin,
en el Cdigo Penal ordinario, de algunos de los delitos tradicionalmente
considerados militares, as como la eliminacin de los fueros espe-
ciales, la derogacin del ltimo reducto donde tena consagracin norma-
tiva la pena de muerte, y la promulgacin de una reglamentacin espe-
cial disciplinar, son los principales logros que se evidencian en materia
de Justicia Militar argentina.

PALABRAS CLAVE:
Justicia militar, delitos castrenses, fueros especiales, Convencin
Americana de Derechos Humanos.

La Argentina Avanza en Materia de Justicia Militar

Hace unos das el Senado de la Nacin Argentina aprob por sesenta


votos a favor, y ninguno en contra, la derogacin del vetusto Cdigo de
Justicia Militar que rega los destinos castrenses del pas, y en su lugar se
tipifican algunos delitos tpicamente militares dentro del Cdigo Penal
ordinario, se eliminan los fueros especiales, se deroga el ltimo reducto
donde tena consagracin normativa la pena de muerte, y se sanciona
una reglamentacin especial disciplinar.

1
Instituto de Derecho Penal Europeo e Internacional, Universidad de Castilla La Mancha, Espaa.
Matias.Bailone@uclm.es

271
MATAS BAILONE

El Cdigo de Justicia Militar que estaba vigente en la Repblica


Argentina (Ley 14.029 del 9 de julio de 1951) es el resultado de la obra
encomendada al entonces auditor de las Fuerzas Armadas Oscar Ricardo
Sacheri, que es en realidad una copia del Cdigo Bustillo del siglo XIX,
cuya estructura fundamental se mantiene, y al que solo le efectuaron
retoques parciales. Segn Sacheri los retoques tenan como objeto la
actualizacin lgica que el Cdigo Bustillo necesitaba debido a la pos-
terior sancin del Cdigo Penal (1921) y la nueva Constitucin Nacional
(1949). Entonces, es importante remarcar que el cdigo que estaba vigente
nos viene del siglo XIX (1898) con toda la carga de anacronismo estril
que nada tiene que ver con la concepcin de la guerra moderna y de las
fuerzas armadas democrticas de un Estado de Derecho consolidado.

Es importante sealar, adems, que no se toc el Cdigo de Justicia


Militar (CJM) desde 1951, y que la dogmtica que se hizo sobre tal cdigo
fue escasa e insuficiente, en principio por motivos imputables al propio
CJM: en ocasiones una misma conducta poda ser falta o delito, porque
contiene tipos que convena ubicar en el derecho penal ordinario, y todas
las negaciones del debido proceso que contena el cdigo.

La Argentina ha finalizado en estos das el proceso parlamentario de


derogacin del Cdigo de Justicia Militar vigente, y la sancin de un
sistema integrado de justicia penal militar y rgimen disciplinar de las
Fuerzas Armadas

En la regin se ensayan dos tipos de reformas a la justicia militar: o


se la ordinariza, eliminando todo fuero especial y competencia exclusiva
(lo que se logr ahora en Argentina), o se perfecciona y se le otorgan
garantas a un proceso penal militar que sigue siendo de fuero exclusivo,
pero adecundolo a la Convencin Americana de Derechos Humanos y a
las normativas constitucionales. El Sistema Interamericano de Derechos
Humanos ha dejado bien claro que lo que se le obliga a los Estados
miembros es a otorgar un proceso (de fuero exclusivo o no) que respete
todas las garantas procesales de los estndares regionales, y que el fuero
militar nunca juzgue civiles. Si eso se cumple, podramos decir que se
est cumpliendo con la normativa regional y supranacional. Por qu en
la Argentina, entonces, se produjo lisa y llanamente la eliminacin del
CJM y se ordinarizaron los delitos militares? Porque se lleg a la conclu-

272
LA ARGENTINA AVANZA EN MATERIA DE JUSTICIA MILITAR

sin que el caudal de causas que llegan a la justicia militar por ao es tan
escaso que no justifica el mantenimiento de un fuero propio, simple-
mente por eso. Y adems hay una decisin de poltica criminal muy clara,
de comenzar a tratar a nuestros soldados, a nuestras fuerzas armadas,
como miembros plenos de la comunidad nacional. Nuestros soldados
como recientemente remarc Santiago Kovadloff- son ciudadanos unifor-
mados, y aunque parezca extrao tener que remarcarlo, en la Argentina
tenan ms derechos los prisioneros de guerra que los soldados argen-
tinos en tiempo de paz.

Creo que el momento de esta reforma no est determinado por cues-


tiones polticas, sino por urgencias institucionales. La Argentina suscribi
con la Comisin Interamericana de Derechos Humanos, como parte de
un proceso de solucin amistosa, en dos casos que llegaron a esa instan-
cia, el compromiso de reformar el sistema de justicia militar y adaptarlo a
los estndares internacionales y regionales de derechos humanos, a lo
cual estaba obligada la Argentina en virtud de los tratados de derechos
humanos que tienen jerarqua constitucional.

Era una deuda de la democracia. No podemos concebir cmo en el


mbito castrense siguen vigentes estructuras y normas jurdicas del siglo
XVIII y XIX, porque en el fondo segua vigente el Cdigo Bustillo, ya que
la reforma de 1951 mantena el espritu de aqul. No slo los estndares
jurdicos y procesales hoy son ms altos, hoy requieren pasar por un
examen de constitucionalidad y supralegalidad que el actual CJM no
supera, sino que la estructura militar ha cambiado profundamente: hoy
tenemos unas FFAA democrticas y comprometidas con el Estado de
Derecho, que debe ver en sus soldados sujetos de derecho plenos, pero
que adems debe adaptarse a las tcnicas de la guerra moderna y de las
tecnologas militares actuales, que distan en demasa de las que se
posean cuando se dict la legislacin militar que estaba vigente.

Creo que la urgencia de estos temas no permite el clculo de inte-


reses electorales, por eso el Gobierno Argentino ha cumplido con sus
compromisos cabalmente. Afirmar que el soldado argentino tiene los
mismo derechos que cualquier otro ser humano, y derogar el ltimo
bastin donde la pena de muerte tena consagracin normativa, es una
urgencia de la democracia y del Estado de Derecho.

273
MATAS BAILONE

Esta sancin hoy en da debe ser ledo a la luz del reciente fallo de la
CSJN en la causa Lpez Ramn, donde en virtud de un recurso extra-
ordinario, se declara la nulidad de una sentencia de la justicia militar por
no adecuarse dicho pronunciamiento judicial a los estndares de dere-
chos humanos vigentes en el pas (art. 75, inc. 22 de la Constitucin
Nacional). En dicha causa se cuestion la constitucionalidad del
juzgamiento de militares al menos en tiempos de paz- por tribunales
castrenses (artculo 18 del Cdigo de Justicia Militar) por considerar que
no se satisface la exigencia de un tribunal independiente (quien juzga es
una instancia administrativa designada por el Ejecutivo Nacional) ni las
garantas de defensa en juicio (art. 18 CN, 8.1 y 8.2 d CADH). Los
artculos 96 y 97 del CJM restringen la eleccin de un abogado defensor,
lo que constituye un agravio en s mismo, y una grave violacin de las
garantas personales. Los tribunales militares, por estar compuestos por
funcionarios en dependencia jerrquica del poder ejecutivo, son incons-
titucionales, pues violan abiertamente la norma que prohbe al ejecutivo
el ejercicio de funciones judiciales. Por consiguiente, los actuales tribu-
nales militares no pueden considerarse jurisdiccin en sentido constitu-
cional ni internacional, sino que constituyen tribunales administrativos
incompetentes para aplicar leyes penales.

Finalmente la Corte Suprema de Justicia de la Nacin, haciendo lu-


gar al recurso extraordinario, dijo: toda persona sometida a la juris-
diccin castrense goza de los derechos fundamentales reconocidos a
todos los habitantes de la Nacin, de los cuales no puede ser privado (Fa-
llos: 54:577; 310:1797), cabe entonces dotar de contenido a este principio
para que tenga efectiva vigencia y no sea una mera frmula verbal (Voto
Zaffaroni Lorenzetti).

Rodea a todo este proceso de reforma la idea de que se reconozca


jurdicamente que los integrantes de las Fuerzas Armadas de la Nacin
son ciudadanos con los mismos derechos que la Constitucin establece
para los dems ciudadanos. Reafirmacin de la condicin de ciudadanos
plenos de los integrantes de las Fuerzas Armadas, segn deca el
proyecto del Poder Ejecutivo. Las disposiciones del Convenio de Ginebra
y su comparacin con el cdigo de justicia militar demuestran que la
pretendida jurisdiccin militar no es ningn privilegio para los sometidos
a la misma, pues cae en el escndalo de que el militar argentino en tiem-

274
LA ARGENTINA AVANZA EN MATERIA DE JUSTICIA MILITAR

po de paz tiene menos garantas que el prisionero enemigo en tiempo de


guerra: el primero no tiene derecho a defensor letrado de confianza, que
tiene el prisionero enemigo. Se trata de una extrema violacin del
derecho de defensa en juicio, o sea que, adems de ser inconstitucionales
los tribunales o consejos del CJM por no estar integrados por jueces
independientes, lo son por desconocer el derecho de defensa.

Otro paso fundamental es la eliminacin de la pena de muerte del


ordenamiento jurdico militar. Tal permanencia, si bien derogada por
desuetudo, mantena latente el problema de que estando vigente dicha
pena en algn resquicio del sistema positivo, no pudiera seguirse
cabalmente la clusula de abolicin progresiva e irreversible que prev la
Convencin Americana de Derechos Humanos. Una vez derogada la
pena de muerte de TODO el ordenamiento jurdico, ya no podr volver a
implantarse en nuestro pas nunca ms. Este argumento que parece
menor, es de una importancia cada da ms creciente, ya que en este
mismo escenario el actual presidente peruano, dijo que implantar la pena
de muerte en el sistema penal ordinario peruano, no va en contra de la
CADH porque ellos la tienen vigente en la justicia militar. Argumento a
todas luces dbil, pero que le permita a Alan Garca acceder a los
pedidos de la extrema derecha de implantar esta pena cruel y brbara, sin
necesariamente- denunciar el sistema interamericano de derechos hu-
manos.

El nuevo sistema deroga el Cdigo de Justicia Militar y modifica el


Cdigo Penal y el Cdigo Procesal Penal a fin de que todos los delitos
militares sean juzgados por la Justicia federal, adems del rediseo com-
pleto del sistema disciplinario, asegurando su coherencia con las garan-
tas constitucionales y los tratados internacionales de derechos huma-
nos.

El proyecto aprobado en ambas cmaras comprende esencialmente


tres ejes: 1) Un proyecto de ley sobre disciplina militar, que tipifica las
faltas disciplinarias, las sanciones de aplicacin conforme la gravedad de
las faltas (leves, graves, gravsimas), que van del apercibimiento a la
prisin rigurosa de hasta 60 das, y el procedimiento por el que se regir
el rgimen disciplinario administrativo, as como los recursos contra las
sanciones. 2) Un proyecto de ley de modificaciones al Cdigo Penal de la
Nacin y del Cdigo de Procedimientos en lo Penal de la Nacin, donde

275
MATAS BAILONE

se tipifican los delitos esencialmente militares, fijndose la pena corres-


pondiente para el personal militar responsable, y la habilitacin de la
instancia cuando se trata de estos delitos, que se otorga al Jefe de Estado
Mayor de la respectiva fuerza. 3) Un proyecto de ley sobre Procedimiento
Penal Militar para Tiempo de Guerra y otros Conflictos Armados.

Es de gran acierto la regulacin sobre la materia disciplina militar


que se propone, con una clara normativa sobre cules son las faltas y las
sanciones aplicables conforme la gravedad de la falta, y el procedimiento
de aplicacin con garantas para el afectado. Y es de gran importancia
que en el fondo, este proyecto distinga lo que siempre distingui la
doctrina ms autorizada, que dentro de lo que genricamente suele
llamarse derecho militar debe diferenciarse el derecho disciplinario y el
derecho penal militar propiamente dicho.

Igual conformidad amerita la definicin de los delitos tpicamente


militares y su incorporacin al Cdigo Penal de la Nacin, como el
incremento de penas, para delitos comunes, cuando cometidos por perso-
nal militar. Esta incorporacin se perfecciona con las modificaciones al
Cdigo de Procedimientos en lo Penal de la Nacin donde se incorpora la
legitimacin activa para poner en marcha el proceso judicial cuando se
trata de delitos militares o que comprendan a personal militar. Debe
entenderse, que la habilitacin dependiente de autoridad militar no
excluye las facultades del Ministerio Pblico para excitar el procedi-
miento judicial, o de los habilitados para formular denuncia respecto de
todo delito cuando hayan tomado conocimiento de su comisin. Es que
los delitos militares son de accin pblica.

Con anterioridad al ingreso de este Proyecto al Congreso de la


Nacin, otro proyecto similar haba sido objeto de debate parlamentario.
El proyecto del Senador Giustiniani de derogacin del Cdigo de Justicia
Militar, sigue el mismo espritu del Proyecto de Ley del Ejecutivo: ordina-
rizar los delitos militares y dejar atrs un sistema de justicia vetusto y
antigarantista. Sin embargo, a mi entender, tiene una excesiva creacin de
tipos penales, con una tcnica legislativa perfectible, que necesitaba del
estudio de las ms altas autoridades en el tema. Tampoco coincidimos
con Giustiniani en crear una instancia de apelacin exclusiva para los
delitos militares (Cmara Nacional Militar), y la creacin de las secreta-

276
LA ARGENTINA AVANZA EN MATERIA DE JUSTICIA MILITAR

rias militares de juzgados federales, ya que no se justifica una erogacin


tan significativa de gastos para la creacin de instancias que no sern
utilizadas, debido a que son muy pocos los casos que llegarn all. El
estado en que se encuentra la justicia federal no permitira que se cree
toda una estructura que generar muchos gastos para poco uso.

Otro de los puntos que no me convencen de este proyecto del


Senador Giustiniani que est ingresado en el Senado es que no legisla
sobre el Rgimen disciplinario de las FFAA, sino que da lineamientos
para que se legisle separadamente. Lo importante del proyecto aprobado
es que tiene una coherente unidad que permite ver el conjunto del
sistema judicial militar. La transicin de un Cdigo autnomo a un
sistema bifurcado entre el Cdigo Penal y el nuevo Cdigo de Disciplina
de las FFAA, evidentemente no es simple, por lo cual se necesita que todo
se legisle conjuntamente, inspirados en los mismos principios y unidos
por el mismo debate.

Pero finalmente quiero sealar que frente a los compromisos que el


Estado Argentino haba asumido ante la Comisin Interamericana de
Derechos Humanos, en los casos Correa Belisle y Argelles, de impulsar
la reforma INTEGRAL del sistema de administracin de justicia penal en
el mbito castrense, no se poda hacer otra cosa que lo que se hizo: se cre
una Comisin de Trabajo donde los propios militares, junto a los expertos
en derecho militar y derecho penal militar, y los representantes de
organizaciones de derechos humanos y de universidades, pudieron con-
sensuar un texto de una perfeccionada tcnica legislativa que puede
decirse que es la expresin de todos los actores involucrados en el tema.

La presencia en esa Comisin de personalidades como el Prof. Dr.


Eugenio Ral Zaffaroni habla de la calidad de la misma. Zaffaroni es uno
de los expertos de habla hispana ms destacados no slo en derecho
penal sino en derecho militar, autor de una obra junto a Cavallero sobre
el tema que marc el desarrollo de la materia. El Coronel Manuel Lozano
es tambin uno de los expertos en derecho militar que ha prestigiado la
comisin. Tambin estuvieron en la misma, instituciones que bregan por
los DDHH como el CELS, la CIPPEC, la Asociacin de Mujeres Jueces de
la Argentina, el INECIP, la Cruz Roja, la UBA, etc.

277
MATAS BAILONE

El virtual vaco legislativo que se haba producido desde la decla-


racin de inconstitucionalidad del CJM por el fallo citado de la Corte
Suprema de Justicia de la Nacin, sumado a los compromisos suscriptos
por la Argentina ante instancias supranacionales de Derechos Humanos,
demandaban la urgencia de esta sancin.

Ciudad Real, Espaa, Agosto de 2008.

278
Derecho
Procesal Constitucional
EL CONFLICTO ENTRE RGANOS JURISDICCIONALES
-Referencia al caso colombiano-


Hernn Alejandro Olano Garca
Becario de la Fundacin Carolina y Director del Grupo de Investigacin
en Derecho Constitucional Diego de Torres y Moyachoque,
Cacique de Turmequ.
hernan.olano@unisabana.edu.co
Universidad de La Sabana, Cha, Colombia .

RESUMEN:

El presente caso refleja que el efecto del llamado choque de trenes


es el de generar y perpetuar una situacin de indefinicin de los derechos
ya sea reconocidos o negados por los tribunales de instancia superior: la
Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado y la Corte Constitu-
cional. El conflicto entre estas instancias judiciales superiores deja a los
usuarios del sistema judicial en la incertidumbre sobre el curso de accin
a seguir en los casos en los que las sentencias judiciales violan derechos
protegidos por la Convencin Americana De Derechos Humanos. En los
casos en los que acuden a la accin de tutela con xito, la materializacin
de sus derechos se ve sujeta a incumplimientos y trmites adicionales.

Santiago de Tunja, 1968. Abogado e Historiador, Especializado en Derecho Consti-


tucional, Derechos Humanos, Derecho Cannico, Biotica y Liderazgo Estratgico Mili-
tar. Magster en Relaciones Internacionales y en Derecho Cannico, Doctor Magna Cum
Laude en Derecho Cannico y PhD H.C. en Historia. Becario de la Fundacin Carolina
para estancia Postdoctoral en la Universidad de Navarra para desarrollar su investiga-
cin sobre Choque de Trenes. Fue Secretario General de la Corte Constitucional de
Colombia, Director Jefe de la Unidad de Control Interno del Concejo de Bogot, Director
Nacional para la Prevencin del Lavado de Activos en la Caja Agraria, Director General
Jurdico del Ministerio del Interior y Asesor del Despacho. Profesor Asociado y Director
de Proyeccin Social en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Sabana de Cha,
Colombia. Director del Grupo de Investigacin en Derecho Constitucional Diego de
Torres y Moyachoque, Cacique de Turmequ, categora A por Colciencias. Miembro
de la Academia Colombiana de Jurisprudencia y es el Vicecnsul Honorario de la
Repblica de Chipre en Colombia. http://hernanolano.googlepages.com Correo
electrnico hernan.olano@unisabana.edu.co Direccin: Universidad de La Sabana, Km.
21 Autopista Norte, Costado Occidental, Cha, Cundinamarca, Colombia.

281
HERNN ALEJANDRO OLANO GARCA

PALABRAS CLAVE:

Conflicto constitucional, Tutela contra sentencias, Amparo contra


providencias judiciales.

I. Introduccin.-

He trabajado una investigacin para estudiar la continua tensin


jurdica que se da con el conflicto abierto y la asimetra conceptual en ma-
teria de accin de tutela, particularmente, entre la jurisdiccin constitu-
cional colombiana, contra las jurisdicciones ordinaria, contencioso-
administrativa y disciplinaria, conocida esta lesin constitucional como
"choque de trenes"1, aunque a la luz de la experiencia colombiana, algu-
nos doctrinantes se han atrevido a denominarla guerra de poder y
vanidades 2 y, radicalmente, ha llegado a tomar para otros el nombre de
consolidacin de la tirana judicial 3.

En otros pases tambin recibe diversos nombres, por ejemplo en


Mxico, puede ser conocida por la expresin "guerra entre las cortes", o
como guerra de los altos Tribunales 4; en tierras espaolas como con-
flicto de competencias constitucionales y en Italia como Conflicto di
Attribuzioni 5.

Tambin se ha hablado sin uniformidad de conflicto entre poderes,


de conflicto entre rganos supremos del Estado y del denominado

1
Una lejana aproximacin al presente estudio sobre choque de trenes, fue publicada en:
OLANO GARCA, Hernn Alejandro. Interpretacin y Dogmtica Constitucional. Ediciones
Doctrina y Ley, Bogot, D.C., 2005, pginas 489 a 502.
2
HERNNDEZ-MORA, Salud. Una Injusticia: Guerra de poder y vanidades. En: El Tiempo,
agosto de 2007, pgina Editorial. Tambin sobre Guerra de Vanidades, se puede
estudiar el libro del mismo ttulo, publicado por el magistrado de la Sala Jurisdiccional
Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura Rubn Daro OROZCO HENAO,
3
ORDEZ MALDONADO, Alejandro. El libre desarrollo de nuestra animalidad. En: El
Nuevo derecho, el Nuevo orden Mundial y la Revolucin Cultural, Ediciones Doctrina y Ley,
Bogot, D.C., 2007.
4
GIMENO SENDRA, Vicente. De nuevo el conflicto entre el Tribunal Supremo y el Tribunal
Constitucional. En: Persona y Derecho, Revista de Fundamentacin de las Instituciones
Jurdicas y de Derechos Humanos # 44, Facultad de Derecho de la Universidad de
Navarra, Pamplona, 2001, pginas 103 a 111.
5
Ya desde medidos del siglo XX se reconoca esta expresin. Vid: LUCIFREDI, Voz:
Attribuzioni (conflitto di). En: Enciclopedia del Diritto, Giuffr, vol. X, Miln, 1959, pginas
284-304.

282
EL CONFLICTO ENTRE RGANOS JURISDICCIONALES

conflicto entre rganos constitucionales -Organstreitigkeiten- 6; sin


embargo, la idea de controversia constitucional, identificada en algunos
casos con los litigios, es una institucin del Derecho pblico alemn,
conocido como Verfassungstreitigkeit y que segn Carl SCHMITT7,
arranca de dos circunstancias especiales de la historia de Alemania: En
primer lugar, la estructura peculiar de una Constitucin federal o confederal
(trminos cuyo deslinde no resulta preciso hasta bien avanzado el siglo XIX) y,
en segundo lugar la concepcin de la Monarqua constitucional como un
camino intermedio entre los principios monrquico y democrtico, que permita
concebir al Gobierno del Prncipe y a los Estamentos como partes sitas una frente
a otra y cuyas relaciones ordenaba la Constitucin; norma que se consideraba un
pacto entre ambas partes y que se traducira en que con la Constitucin de
Weimar de 1919 se cre un Tribunal de Conflictos de los Estados
(Staatsgerichtshof), erigido por la Ley del Reich del 9 de julio de 1921,
cuando comienza a hablarse de la naturaleza jurdica del conflicto que va
ms all de la regulacin concreta acogida por el Derecho positivo dentro
del poder o blindaje competencial, que para el caso colombiano posee
la Corte Constitucional como mximo poder sobre las dems jurisdic-
ciones en materia de tutela.

Manuel ARAGN REYES 8 hace sin embargo claridad al decir que


en el siglo XIX los conflictos entre poderes se concibieron siempre como
conflictos puramente polticos y exclusivamente polticos fueron tambin los
medios que se establecieron para arbitrarlos. Y ya en el primer tercio del siglo
XX, el nico intento de judicializar los conflictos entre poderes, que fue el
representado por la Staatsgerichttsbarkeit alemana, exclua precisamente de
esa judicializacin a los conflictos entre rganos del Reich. Las relaciones entre
los supremos poderes del Estado eran una cuestin poltica en la que no se
aceptaba la juridificacin.

6
Pudiendo atribuirse la resolucin del conflicto al principal rgano de la jurisdiccin
constitucional, como es la Corte Constitucional, GMEZ MONTORO dice que la
terminologa no es uniforme y que sin desconocer las diferencias que existen entre las
varias categoras a lo que l busca llegar a una conclusin para un trmino y significado
nico-, lo que ms se ajusta a nuestra regulacin ser usarlos por ahora como sinnimos.
7
Citado por: GARCA ROCA, F. Javier. El Conflicto entre rganos Constitucionales.
Coleccin Temas Clave de la Constitucin Espaola. Tecnos, Madrid, 1987, pgina 19.
8
ARAGN REYES, Manuel. Prlogo. En: GMEZ MONTORO, ngel J. El conflicto entre
rganos constitucionales. Coleccin de Estudios Constitucionales. C.E.C., Madrid, 1992,
pgina 20.

283
HERNN ALEJANDRO OLANO GARCA

El problema que da origen al presente estudio, comenz a surgir,


particularmente cuando despus de expedida la Constitucin de 1991,
que dispuso la creacin de lo que se ha conocido como las cuatro
Cortes 9, a cada una de ellas la Carta le delimit sus competencias en los
artculos 235, 237, 256 y 257 y a la Corte Constitucional en el 241,
iniciando su labor exclusiva y a la vez excluyente, de seleccionar para
revisin, con base en el artculo 8610 de la Constitucin, acciones de tutela
instauradas en contra de providencias y decisiones judiciales, particular-
mente de los altos tribunales, con los cules comenz a enfrentarse, en
ocasiones con una fratricida lucha que ha sido apoyada con el despliegue
por parte de los medios de comunicacin.

Se adopt, segn Juan Manuel CHARRY un modelo hbrido, pues se


cre en 1991 la Corte Constitucional dentro de la misma Rama Judicial y
en igualdad de jerarqua con las dems Corporaciones de las otras
jurisdicciones con las que se ha generado el conflicto constitucional.

9
Son stas, la Corte Constitucional, la Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado y el
Consejo Superior de la Judicatura.
10
ARTCULO 86. Toda persona tendr accin de tutela para reclamar ante los jueces, en todo
momento y lugar, mediante un procedimiento preferente y sumario, por s misma o por quien
acte a su nombre, la proteccin inmediata de sus derechos constitucionales fundamentales,
cuando quiera que stos resulten vulnerados o amenazados por la accin o la omisin de cualquier
autoridad pblica.
La proteccin consistir en una orden para que aquel respecto de quien se solicita la tutela, acte o
se abstenga de hacerlo. El fallo, que ser de inmediato cumplimiento, podr impugnarse ante el
juez competente y, en todo caso, ste lo remitir a la Corte Constitucional para su eventual
revisin.
Esta accin solo proceder cuando el afectado no disponga de otro medio de defensa judicial, salvo
que aquella se utilice como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio irremediable.
En ningn caso podrn transcurrir ms de diez das entre la solicitud de tutela y su resolucin.
La ley establecer los casos en los que la accin de tutela procede contra particulares encargados
de la prestacin de un servicio pblico o cuya conducta afecte grave y directamente el inters
colectivo, o respecto de quienes el solicitante se halle en estado de subordinacin o indefensin.
Segn Rubn Daro HENAO OROZCO, de la lectura de este artculo, se desprende que la
accin de tutela va dirigida contra cualquier autoridad pblica y no hace ninguna excepcin la
Carta Poltica en este aspecto, y las Cortes son autoridades pblicas. En consecuencia, no estn
exceptuadas, lo reitero, por nuestra Constitucin, pero como la norma superior es el propio texto
de ella y la interpretacin que de la misma haga la Corte Constitucional, este alto Tribunal en la
revisin del decreto 2591 de 1991 en sus artculos 11, 12 y 40. Pero luego, en la sentencia de
tutela T-079 de 1993, empieza la Corte a elaborar la doctrina de las vas de hecho en las sentencias
judiciales.

284
EL CONFLICTO ENTRE RGANOS JURISDICCIONALES

El profesor Juan Gabriel ROJAS LPEZ11, Investigador en la


Universidad de Medelln, nos dice:

el conflicto constitucional es un fenmeno que slo puede darse a


partir de la existencia de una Constitucin Poltica, pero contrario a lo
que suele pensarse, no se limita al problema derivado de la oposicin
normativa formal al texto constitucional, sino que tiene profundas
implicaciones sociales, polticas y econmicas propias de cada modelo del
Estado,y en medio de su complejidad est la pugna por la interpre-
tacin y viabilidad de los postulados constitucionales, que no solo com-
pete a los jueces, aunque son ellos los llamados en ltimas a definirlo.
Segn lo anterior, podra afirmarse que el conflicto constitucional es
la colisin o confrontacin que se presenta entre los principios, derechos,
valores y disposiciones consagrados en la Constitucin Poltica, y las
medidas o instrumentos adoptados supuestamente para su desarrollo y
concrecin, o por el contrario, las omisiones que impiden su aplicacin y
que atentan contra ella.

En nuestro estudio, la elaboracin de una nocin o concepto sobre el


tema, es decir, sobre el conflicto constitucional era un imperativo, par-
ticularmente porque la expresin Choque de Trenes surgi inicial-
mente en el mbito periodstico. Sin embargo, fue la Comisin
Interamericana de Derechos Humanos, con sede en Washington, en el
Informe 044 de julio de 2008, la que defini el Choque de trenes a
travs del punto 53 del citado informe, as:

53. El presente caso refleja que el efecto del llamado choque de trenes
es el de generar y perpetuar una situacin de indefinicin de los
derechos ya sea reconocidos o negados por los tribunales de instancia
superior: la Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado y la Corte
Constitucional. El conflicto entre estas instancias judiciales superiores
deja a los usuarios del sistema judicial en la incertidumbre sobre el
curso de accin a seguir en los casos en los que las sentencias judiciales
violan derechos protegidos por la Convencin Americana. En los casos
en los que acuden a la accin de tutela con xito, la materializacin de
sus derechos se ve sujeta a incumplimientos y trmites adicionales.

11
ROJAS LPEZ, Juan Gabriel. Conflicto Constitucional y Derecho Procesal. Coleccin # 3 de
Investigacin Jurdica Procesal. Sello Editorial de la Universidad de Medelln, Medelln,
2008, pginas 14 y 17, adaptacin del suscrito al primer prrafo citado.

285
HERNN ALEJANDRO OLANO GARCA

Es decir que ese choque o conflicto, se puede estar produciendo,


porque con el propsito de garantizar las promesas constitucionales,
como dice ROJAS LPEZ12, cada vez ms tienen que ser los jueces los
llamados a asumir roles que en principio no les estaban asignados, para tratar de
remediar los efectos de las inexistentes o deficitarias polticas pblicas
gubernamentales.

En relacin con ste conflicto de atribuciones constitucionales, sue-


len presentarse situaciones antagnicas y equipos temporales: Unas veces
la Corte Suprema y el Consejo de Estado contra el Consejo Superior de la
Judicatura y la Corte Constitucional; otras veces cada una de stas contra
las otras, donde siempre, la Corte Constitucional est inmiscuida y ahora
tambin, la Rama Ejecutiva en algunos famosos casos de controversial
trascendencia.

Precisamente el profesor Manuel Fernando QUINCHE13, dice que


de un lado las salas Laboral y Penal de la Corte de Casacin y el Consejo de
Estado, para quienes sus sentencias son intangibles e inmodificables, as violen
los derechos fundamentales, pues en su sentir, tales corporaciones son rganos de
cierre en sus materias y por tal virtud, sus providencias han hecho trnsito a
cosa juzgada, por lo cual no podran ser modificadas por medio de fallos de tutela.
De acuerdo con lo anterior, bien puede proceder la accin de tutela en contra de
sentencias de cualquier despacho judicial, pero no en contra de las sentencias de
esas corporaciones, pues estas seran algo as como nichos de poder no atacables
por tutela, o sedes de lo infalible. Del otro lado se ubica la Corte Constitucional,
que entiende que la accin de tutela fue creada por el constituyente para la
proteccin de los derechos fundamentales, cuando estos resultaren violados o
amenazados <<por la accin o la omisin de cualquier autoridad pblica>>, de
acuerdo con los trminos del artculo 86 de la Constitucin, que establece un
enunciado normativo que contiene <<una proposicin dentica que, en un
sentido lgico, se refiere a un conjunto universal: el de todas las autoridades
pblicas, al cual pertenecen las autoridades judiciales>>. En ese sentido, no es
que la Corte Constitucional quiera o no a las otras cortes o a los otros despachos
judiciales. Ocurre simplemente que as lo manda la Constitucin.

12
ROJAS LPEZ, Juan Gabriel. Conflicto Constitucional y Derecho Procesal. Op. Cit., pgina
17.
13
QUINCHE RAMREZ, Manuel Fernando. Vas de Hecho. Accin de tutela contra
providencias. 2 edicin actualizada. Ediciones Doctrina y Ley, Bogot, D.C., 2005, pgina
300.

286
EL CONFLICTO ENTRE RGANOS JURISDICCIONALES

Teniendo en cuenta que el tema de la accin de tutela contra


sentencias judiciales proferidas por las Cortes y los Consejos con los
cuales se cierran las respectivas jurisdicciones ha sido uno de los ms
traumticos de la actividad judicial colombiana, el ex magistrado del
Consejo Superior de la Judicatura Rubn Daro HENAO OROZCO,
inicialmente en un artculo titulado Tutela contra sentencias de las Altas
Cortes o Choque de Vanidades14, que reproduce ampliado luego en un
libro bajo el ttulo Choque de Vanidades. Estudio de la Accin de Tutela en las
Altas Cortes Colombianas 15, (con prlogo de Juan Manuel CHARRY
URUEA) 16, dice que sta expresin, se limita al tema de la tutela contra
sentencias de las Altas Cortes, porque ya es claro y no suscita ninguna
controversia, el amparo contra sentencias emanadas por los Tribunales de

14
HENAO OROZCO, Rubn Daro. Tutela contra sentencias de las Altas Cortes o Choque de
Vanidades. En: Prolegmenos. Derechos y Valores. Universidad Militar Nueva Granada,
volumen IX, # 17, enero a junio de 2006, pgina 129.
15
HENAO OROZCO, Rubn Daro. Choque de Vanidades. Estudio de la Accin de Tutela en las
Altas Cortes Colombianas. Grupo Editorial Ibez, Bogot, D.C., 2007.
16
Para CHARRY, las diferentes posiciones oscilan desde aquellas que consideran que la
accin de tutela no procede contra sentencias judiciales, pues fue concebida en ausencia
de otras acciones judiciales mediante las cuales se tutelan los derechos en las respectivas
instancias jurisdiccionales, hasta aquellas que estiman que deben primar los derechos
fundamentales y que las sentencias de cierre no tienen recursos ni acciones que
permitan corregir los errores judiciales. Y aade:
Con la sentencia T-079 de 1993 se acogi la doctrina de las vas de hecho que prohijaba la Corte
Suprema de Justicia, sala Civil, en la cual sostena que la sentencia no es sentencia, es solo
apariencia, pues se trata de una decisin subjetiva y arbitraria del juez que vulnera los derechos
fundamentales. No obstante lo anterior, la Corte Suprema de Justicia, en particular las salas
Laboral y Penal, fueron reticentes a las rdenes de tutela que dejaban sin efectos sus decisiones,
este era el principio del llamado choque de trenes que se fue incrementando con los das para
transformarse en abierta rebelda. Durante el gobierno de Pastrana, se intent solucionar el
conflicto, se expidi el Decreto Reglamentario 1382 de 2000, que reglament las competencias de
manera que las tutelas contra sentencias fueron de conocimiento de los superiores de los jueces
que las expedan o en ltimas de las mismas corporaciones judiciales, as se lograba que la Corte
Suprema de Justicia y el Consejo de Estado no quedaran sometidos a las rdenes de jueces
inferiores o de igual jerarqua, sin embargo, no solucionaba la revisin de sus decisiones por la
Corte Constitucional.
A pesar de lo anterior, que pareca una solucin inmediata, las Altas Corporaciones se negaron a
tramitar acciones de tutela contra sus propias decisiones y a desacatar las rdenes de tutela
proferidas por la Corte Constitucional. El trmino choque de trenes persista y se proyecta hasta
el presente en centenares de casos.
Durante el primer gobierno de Uribe se intent en vano una reforma a la justicia, tan pronto se
haca referencia a la accin de tutela se levantaban voces de alarma. Lo cierto es, que ahora el
gobierno intenta mediar entre las Altas Corporaciones para zanjar el enfrentamiento, posicin a
mi juicio equivocada.
El asunto no se debe tratar como una mediacin entre poderes judiciales ni como la bsqueda de
frmulas transaccionales que terminen arrojando un engendro jurdico: La procedencia
excepcional de la tutela contra sentencias, rodeada de requisitos y formalismos.

287
HERNN ALEJANDRO OLANO GARCA

Distrito Judicial, Contencioso Administrativos y los dems Jueces de la Rep-


blica. En cambio, cuando se produce una accin de tutela que protege derechos
fundamentales vulnerados por una sentencia de una Alta Corte, la Corte
accionada se rasga las vestiduras y protagoniza el respectivo espectculo ante los
medios de comunicacin, y el argumento que inequvocamente trae a cuento en
este show publicitario, es que dicha Corporacin es un rgano lmite y sus
competencias emanan de la Constitucin Poltica, adems de ser exclusivas y
excluyentes.

Y agrega ms adelante,

(D)esde el 21 de abril del ao 2004, la Sala Jurisdiccional Disciplinaria


ha venido tutelando semanalmente entre cinco a diez sentencias contra
la Sala de Casacin Laboral de la Corte Suprema de justicia, por negarse
esta ltima corporacin a reconocer la indexacin de la primera mesada
pensional, desconociendo la sentencia SU-120 de 2003 de la Corte
Constitucional.

Como consecuencia de lo anterior, dicha Corporacin ha decidido


denunciar por prevaricato a los magistrados de nuestras Seccionales
(del Consejo Superior de la Judicatura) que en cumplimiento de
autos emanados de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria avocan el cono-
cimiento de acciones de tutela contra la Corte Suprema de Justicia, en
un intento desesperado por amedrentar a nuestros operadores jurdicos.
Parece ser que la vanidad de los integrantes de la Corte Suprema de
Justicia les haga desconocer los elementos integradores de tipo penal de
prevaricato por accin en nuestro sistema penal colombiano, y prefieren
pasar por ignorantes ante el pas que acatar la Constitucin y la ley.

Al final de su artculo, se expresa en estos trminos sobre la


deslegitimizacin del Poder Judicial:

Todo a cambio de la vanidad de una Corte (la Suprema) que se cree


infalible, y por ende sus providencias intangibles, inmutables e inmo-
dificables.

Pero no deja de ser preocupante que una Corte lmite le est dando por
denunciar magistrados de tribunales por el slo prurito de haber
incurrido esta alta corporacin en una va de hecho. No es sano para la

288
EL CONFLICTO ENTRE RGANOS JURISDICCIONALES

justicia colombiana que una alta Corte trate de amedrentar por todos los
medios a los operadores jurdicos y se le est volviendo tarde al pas
reaccionar por esta conducta de tan alto tribunal.

Olvdense pues los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia que nos


van a amilanar, y por el contrario, cuenta Colombia con una Cor-
poracin que administra justicia autnoma e independientemente, que
no acepta presiones de ninguna autoridad pblica y mucho menos de
una Corporacin que est en el mismo lmite del poder judicial que
nosotros, pero esto no quiere decir que no nos preocupe la conducta de
una Corte que est en abierta rebelda con el sistema judicial colombiano
y que primero trat de deslegitimar a la Sala Jurisdiccional Disci-
plinaria con el torpe argumento de su origen, en tanto orgullosamente,
somos elegidos por el Congreso Colombiano y por ello estamos ms cerca
del constituyente primario y es mucho ms legtima nuestra eleccin
que la de los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia.

Y cuando el argumento de nuestro origen no le dio resultado, trata de


recurrir al absurdo de denunciar a los magistrados que cumplimos con
nuestra Constitucin y la ley, por un presunto prevaricato por accin.

Que esta lucha incivilizada de la Corte Suprema, por no aceptar la


Constitucin, no nos lleve a recurrir a las Cortes internacionales.

Y, en la Introduccin al libro de Rubn Daro HENAO OROZCO17,


Juan Manuel CHARRY dice: el autor con un estilo directo y claro, muestra
la posicin adoptada por el Consejo Superior de la Judicatura, Sala Jurisdiccional
Disciplinaria que l ha contribuido a conformar como Magistrado de la misma
Corporacin. Acepta a la Corte Constitucional por encima de las dems
Corporaciones. Adems, se acoge al nuevo derecho y sostiene que la
interpretacin constitucional debe ir ms all del texto literal y los silogismos
para comprender valores y principios que se predican alrededor de la persona.
Atribuye las diferencias de posiciones de las Altas Cortes a consideraciones
relativas a poderes y jerarquas que posponen los derechos fundamentales, de ah
que califique el enfrentamiento con el ttulo de la obra: <Choque de Vanidades>.

17
En: HENAO OROZCO, Rubn Daro. Choque de Vanidades. Estudio de la Accin de Tutela
en las Altas Cortes Colombianas. Op. Cit., pginas 16 a 17.

289
HERNN ALEJANDRO OLANO GARCA

HENAO OROZCO, dice que de las cuatro Altas Corporaciones


colombianas, nicamente la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo
Superior de la Judicatura, ha aceptado y acatado la procedencia de la
tutela contra sentencias de las Cortes lmites, es decir del Consejo de
Estado y de la Corte Suprema de Justicia.

Y es que a la Corte Constitucional se le suele ver como una


institucin que a travs de algunas de sus decisiones dificulta el logro del Estado
social de derecho, o que de manera constante se extralimita en sus facultades por
cuanto stas, segn se afirma, slo deben estar orientadas a decidir por razones
jurdicas y no polticas o de oportunidad. 18

Como es bien sabido y, entre otras, se ha ratificado en la Sentencia T-


014 de 200819, que la procedencia de la accin de tutela contra
providencias judiciales ha sido objeto de anlisis en varias oportunidades
por parte de esa Corporacin20 y al respecto se ha dicho que por regla
general, la accin de tutela no procede contra providencias judiciales. No
obstante, la Corte en situaciones muy excepcionales ha manifestado que
este mecanismo ser procedente, siempre y cuando, esas providencias
amenacen o vulneren derechos fundamentales, de acuerdo con los
parmetros que se fijaron desde que fue expedida la Senctencia C-590 de
2005, que enumer los siguientes requisitos:

a. Que la cuestin que se discuta resulta de evidente relevancia


constitucional.

b. Que se hayan agotado todos los medios ordinarios y


extraordinarios- de defensa judicial al alcance de la persona
afectada, salvo que se trate de evitar la consumacin de un perjuicio
iusfundamental irremediable.

18
ROJAS LPEZ, Juan Gabriel. Conflicto Constitucional y Derecho Procesal. Op. Cit., pgina
33, citando conceptos de Antonio Jos NEZ en Manifiesto por una justicia constitucional
responsable. Legis, Bogot, 2005, pgina 29 y de Ivn VILA CASADO en Los Lmites de la
Corte Constitucional. Legis, Bogot, 2005, pgina 57.
19
COLOMBIA. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T-014 de 2008, M.P. Dr. Marco
Gerardo MONROY CABRA.
20
Examinar entre otras las Sentencias T-054 de 2007, T-683 de 2006, T-519 de 2006, T-332 de
2006, T-254 de 2004, T-212 de 2006, T-811 de 2005, T-1317 de 2005, T-1222 de 2005 y C-590
de 2005.

290
EL CONFLICTO ENTRE RGANOS JURISDICCIONALES

c. Que se cumpla el requisito de la inmediatez, es decir, que la tutela se


hubiere interpuesto en un trmino razonable y proporcionado a partir
del hecho que origin la vulneracin.

d. Cuando se trate de una irregularidad procesal, debe quedar claro que


la misma tiene un efecto decisivo o determinante en la sentencia que se
impugna y que afecta los derechos fundamentales de la parte actora.

e. Que la parte actora identifique de manera razonable tanto los hechos


que generaron la vulneracin como los derechos vulnerados y que
hubiere alegado tal vulneracin en el proceso judicial siempre que esto
hubiere sido posible.

f. Que no se trate de sentencias de tutela.

Adicionalmente, la misma providencia enumer algunas causales


especiales de procedencia de la accin de tutela contra providencias
judiciales y determin que al menos si una de ellas est presente en el
caso en examen, la solicitud de amparo debe considerarse procedente.
Dichas causales son:

"a. Defecto orgnico, que se presenta cuando el funcionario judicial que


profiri la providencia impugnada, carece, absolutamente, de
competencia para ello.

b. Defecto procedimental absoluto, que se origina cuando el juez actu


completamente al margen del procedimiento establecido.

c. Defecto fctico, que surge cuando el juez carece del apoyo probatorio
que permita la aplicacin del supuesto legal en el que se sustenta la
decisin.

d. Defecto material o sustantivo, como son los casos en que se decide con
base en normas inexistentes o inconstitucionales7o que presentan una
evidente y grosera contradiccin entre los fundamentos y la decisin.

e. Error inducido, que se presenta cuando el juez o tribunal fue vctima


de un engao por parte de terceros y se engao lo condujo a la toma de
una decisin que afecta derechos fundamentales.

291
HERNN ALEJANDRO OLANO GARCA

f. Decisin sin motivacin, que implica el incumplimiento de los


servidores judiciales de dar cuenta de los fundamentos fcticos y
jurdicos de sus decisiones en el entendido que precisamente en esa
motivacin reposa la legitimidad de su rbita funcional.

g. Desconocimiento del precedente, hiptesis que se presenta, por


ejemplo, cuando la Corte Constitucional establece el alcance de un
derecho fundamental y el juez ordinario aplica una ley limitando
sustancialmente dicho alcance. En estos casos la tutela procede como
mecanismo para garantizar la eficacia jurdica del contenido
constitucionalmente vinculante del derecho fundamental vulnerado.

h. Violacin directa de la Constitucin.

En consecuencia, la tutela puede resultar procedente frente a pro-


videncias judiciales en casos concretos en los que se demuestren, adems
de las condiciones sealadas por la Corte, la afectacin de un derecho
fundamental.

De esta forma, el concepto de va de hecho judicial comenz a ser


desplazado en la jurisprudencia de la Corte Constitucional, por el de
causales genricas de procedibilidad, bajo el cual quedan cobijados con
mayor claridad conceptual y jurdica, los eventos en los que la Corte
Constitucional ha determinado que es precisa la intervencin del juez
constitucional, para preservar los derechos fundamentales, frente a una
decisin judicial.

Qu solucin o remedio procesal sui gneris se plantea entonces al


choque de trenes desde las Altas Corporaciones Judiciales? El desacato,
la desobediencia civil, las diferencias entre pares? Resulta siempre
procedente la accin de tutela en contra de providencias judiciales,
independientemente de la jerarqua funcional del Despacho que profiri
la sentencia?

Y es que el asunto de la tutela contra sentencias, ha ocupado un


lugar central en la agenda de reformas de la administracin de justicia,
as como de los temas pendientes cada ao, en el inicio de su perodo por
cada magistrado que asume la Presidencia, tanto de la Corte Suprema de
Justicia, como del Consejo de Estado.

292
EL CONFLICTO ENTRE RGANOS JURISDICCIONALES

El profesor CHARRY21 sobre este punto expresa que cualquier


anlisis debe partir de las necesidades ciudadanas, de la facilidad, rapidez e
informalidad de la tutela y de la proteccin inmediata de los derechos funda-
mentales. As las cosas, se podra establecer un recurso de inconstitucionalidad
contra las sentencias que se tramiten ante las Altas Corporaciones en sus
respectivas jurisdicciones, o se puede aceptar la tutela contra sentencias judicia-
les y colocar a la Corte Constitucional por encima de las dems corporaciones. Se
trata de una genuina decisin poltica que debe adoptar el constituyente
consultando los intereses ciudadanos.

En igual sentido, como dicen los profesores Catalina BOTERO


MARINO y Juan Fernando JARAMILLO22, el conflicto tambin se ha
expresado a travs de la renuencia de la Corte Suprema de Justicia o del Consejo
de Estado para dictar una nueva sentencia, en aquellos casos en los que la Corte
Constitucional ha dejado sin efectos sentencias de esas corporaciones judiciales y
ha ordenado que se dicte otro fallo, de acuerdo con los lineamientos establecidos
en la sentencia de la Corte. Esta situacin ha conducido a la Corte Constitucional
a dictar ella misma la sentencia de reemplazo, impartiendo las rdenes
pertinentes23, o a adicionar sus sentencias en el sentido de declarar que una
sentencia de un tribunal inferior, que coincida con la decisin de la Corte
Constitucional pero que haba sido revocada por la Corte Suprema, recuperaba su
valor jurdico24.

Pero tambin, otro punto que no se ha estudiado en Colombia y que


por ejemplo en Espaa ha cobrado mucha importancia, es el de la
responsabilidad de los jueces y magistrados por los actos realizados en el
ejercicio de sus funciones. Prueba de ello, constituye el seguimiento
continuo por parte de los medios de comunicacin25 de algunos casos de

21
En: HENAO OROZCO, Rubn Daro. Choque de Vanidades. Estudio de la Accin de Tutela
en las Altas Cortes Colombianas. Op. Cit., pgina 16
22
BOTERO MARINO, Catalina y JARAMILLO, Juan Fernando. El Conflicto de las Altas
Cortes Colombianas en torno a la Tutela contra Sentencias. En: www.DJs.org, consultada el 8
de abril de 2008.
23
Nota de BOTERO y JARAMILLO: As lo hizo, por ejemplo, en la sentencia T-951 de 2003,
que trataba sobre una solicitud de tutela contra providencias judiciales que haban
negado el reconocimiento de una pensin de invalidez. En esta ocasin, la Corte declar
la nulidad de los fallos judiciales y le orden al Instituto de los Seguros Sociales que
adelantara los trmites para el reconocimiento de la pensin.
24
Se trata de la Sentencia SU-1185 del 17 de febrero de 2004, que researemos varias veces.
25
Por ejemplo, segn Luis E. DELGADO DEL RINCN, baste citar la sentencia dictada en
Espaa por la Sala Civil del Tribunal Supremo que condena a la cantidad de 500 euros a

293
HERNN ALEJANDRO OLANO GARCA

responsabilidad judicial, as como de otra de tipo jurdico-constitucional


como lo expresa el profesor Luis E. DELGADO DEL RINCN26, ya
que la responsabilidad de quienes juzgan se proyecta sobre uno de los dilemas
capitales del Estado de Derecho, la inmunidad o el control y eventual
responsabilidad de los poderes del Estado, singularmente del Poder Judicial, que
es, a su vez, un poder que est legitimado para controlar y exigir responsabilidad
jurdica a los ciudadanos y a otros rganos o autoridades del Estado.

Tanto internacionalmente, como a nivel nacional, el debate del


choque de trenes, es tan complejo, que por ejemplo en 2005 Carlos Isaac
NDER o en 2008, Francisco Javier RICAURTE, a travs de entrevistas al
diario El Tiempo en el momento de asumir la Presidencia de la Corte
Suprema de Justicia, se han expresado al respecto, y han tenido que ratifi-
car institucionalmente su defensa por los fallos de sus Corporaciones,
como recientemente lo ha hecho RICAURTE en el caso de la accin de
tutela resuelta por la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo
Superior de la Judicatura27 presentada por el Ministro de Proteccin
Social Diego PALACIOS BETANCOURT, para ser excluido del fallo en el
que la Sala de Casacin Penal de la Corte Suprema de Justicia conden a
la ex congresista Yidis MEDINA PADILLA.

A la luz del Derecho comparado, as como de las agudas discre-


pancias conocidas y existentes en Colombia, nos ocuparemos y analiza-
remos con detalle inicialmente la evolucin de la situacin jurdica que se
presenta cuando, frente al incumplimiento de los fallos de revisin en
materia de accin de tutela de la Corte Constitucional colombiana, sta,

cada uno de los magistrados del Tribunal Constitucional por responsabilidad civil por
culpa grave; o la sancin disciplinaria impuesta por el Consejo General del Poder
Judicial, anulada posteriormente por la Sala de lo Contencioso Administrativo del
Tribunal Supremo, a los magistrados de la Seccin Cuarta de la Sala de lo Penal de la
Audiencia Nacional en el asunto de la excarcelacin de un presunto narcotraficante; u
otros casos sobre responsabilidad disciplinaria o penal de los jueces, algunos de ellos con
titulares llamativos en peridicos de gran tirada nacional: <Un juez multado por llamar
terrorista a Aznar> (Diario El Pas, de 10 de abril de 2002); <El ex juez Estevill
condenado a 9 aos de crcel por cohecho> (Diario El Pas, de 4 de enero de 2005).
26
DELGADO DEL RINCN, Luis E. Las limitaciones material y procesal a la responsabilidad
civil del juez en el Derecho espaol: regulacin legal e interpretacin jurisprudencial. En: Revista
del Poder Judicial. # 81, Consejo General del Poder Judicial, primer trimestre de 2006,
pginas 11 a 49.
27
COLOMBIA. CONSEJO SUPERIOR DE LA JUDICATURA. Radicacin
110011102000200804537. Sentencia de Octubre 1 de 2008, M.P. Dr. Carlos Arturo RAMREZ
VSQUEZ.

294
EL CONFLICTO ENTRE RGANOS JURISDICCIONALES

segn la jurisprudencia y la doctrina constitucional vigente y segn los


parmetros de la Constitucin, se encuentra en capacidad de ejercer la
competencia para hacer cumplir sus decisiones, incluso a los ms altos
tribunales colombianos, como son la Corte Suprema de Justicia, el Con-
sejo de Estado y el Consejo Superior de la Judicatura, lo que motivados,
en varios casos, como en uno que researemos, a que los magistrados de
una Corporacin hayan iniciado en contra de otros, en ese caso de los
magistrados de la Sala de Casacin Laboral de la Corte Suprema de
Justicia, un proceso incidental por desacato, que ha determinado la
denuncia en contra de los integrantes de esa Sala y de los de la Sala de
Casacin Penal, ante la Comisin de Investigacin y Acusaciones de la
Cmara de Representantes, sin haberse resuelto desde agosto de 2004, ni
alcanzado an a vislumbrar la dimensin nacional internacional del
conflicto entre las distintas Ramas del Poder Pblico, ya que no han
parado ah las denuncias y contradenuncias entre investigadores e
investigados. Precisamente, la Sala de Casacin Laboral de la Corte
Suprema de Justicia ha sido la ms renuente para aceptar la accin de
tutela en contra de sentencias y su actuacin ha llevado incluso a que se
acudiera ante el sistema interamericano de derechos humanos en casos
resueltos y por resolver, entre ellos los casos ANTOLNEZ, BECERRA
BARNEY y PEREA.

Es ste, un acercamiento a un aspecto actual de la confrontacin


judicial entre la propia Constitucin, la Justicia Constitucional y el nuevo
Derecho Procesal Constitucional, a partir de la experiencia del ordena-
miento constitucional colombiano y su perspectiva comparada con expe-
riencias similares de otros sistemas como el espaol. Para esto, hemos
analizado varios centenares de fallos de la Corte Constitucional colom-
biana, relacionados con la accin de tutela contra sentencias, los que nos
permiten, de acuerdo con el Derecho comparado, proponer algunos
procedimientos que podran zanjar la disputa de las Cortes sobre el
choque de trenes.

Parafraseando a GARCA ROCA28, no es el afn de este trabajo


acometer ni mucho menos el anlisis de todos los conflictos consti-
tucionales, lo que en un sentido amplsimo podra hasta incluir cualquier
clase de litigio o controversia que por razn de un sujeto o simplemente del objeto

28
GARCA ROCA, F. Javier. El Conflicto entre rganos Constitucionales. Op. Cit., pgina 13.

295
HERNN ALEJANDRO OLANO GARCA

(la interpretacin de la Constitucin) se plantee ante la Jurisdiccin Cons-


titucional, puesto que sera una obra de magnitudes grandiosas cier-
tamente difcil cuando ya estamos pasando los dos millones de acciones
de tutela en Colombia en estos poco ms de tres lustros transcurridos
desde la instalacin de la Corte el 17 de febrero de 1992 y la expedicin
de su primera sentencia el 3 de abril de ese ao.

Lo que se pretende lograr, con el riesgo de que su resultado deba


someterse al trmite incierto de una reforma constitucional, por medio de
Acto Legislativo29, o tambin, a que por medio de Ley, Decreto o incluso,
de una reforma al Reglamento de la Corte Constitucional, es el de
proponer soluciones a la guerra entre cortes tanto desde una pers-
pectiva que defina el papel de la accin de tutela contra sentencias, como
desde un punto de vista acadmico que determine si las Altas Cortes
poseen ciertos privilegios diferenciadores entre s que les permita ser
infalibles, y as, el permanente conflicto entre los rganos constitu-
cionales encargados de administrar justicia, permitir que tambin se
pueda crear un balance entre rganos y limitar el poder a veces
omnmodo de la Corte Constitucional mediante mayoras calificadas para
la adopcin de sus decisiones para garantizar as la Cosa Juzgada en los
dems mbitos del derecho.

Nuestra propuesta radica en que la Corte Constitucional debe con-


tinuar conociendo de la tutela contra sentencias, siempre y cuando la
decisin sea tomada en la Sala Plena de la Corte, con mayora especial, lo
cual se solucionara inicialmente dndole a estos casos, que eventual-
mente sean seleccionados, el trmite que la misma Corte en su Regla-
mento dispuso para las denominadas Sentencias SU de Unificacin de
Jurisprudencia.

Precisamente sobre este punto, HENAO OROZCO,30 presenta


propuestas provocadoras acerca de resaltar el papel de la Corte

29
En Colombia, segn el artculo 374 Superior, la Constitucin Poltica podr ser
reformada por el Congreso, por una Asamblea Constituyente o por el pueblo mediante
referendo. El artculo 86 de la Constitucin, que incluye la funcin de revisin eventual
de las acciones de tutela por parte de la Corte Constitucional, requerira de un Acto
Legislativo, toda vez que de las 25 reformas constitucionales efectuadas, 24 han sido
aprobadas por medio de ese mecanismo y una mediante Referendo.
30
HENAO OROZCO, Rubn Daro. Choque de Vanidades. Estudio de la Accin de Tutela en las
Altas Cortes Colombianas. Op. Cit., pgina 17.

296
EL CONFLICTO ENTRE RGANOS JURISDICCIONALES

Constitucional y cuestionar la supremaca de la Corte Suprema de


Justicia, incluso llegando a proponer la supresin de dicha entidad,
diciendo que

Colombia solamente cuenta con Corte Suprema de Justicia <de


nombre>, debido a que el ordenamiento jurdico instituido a partir del 4
de julio de 1991, deja a dicha a Corporacin nica y exclusivamente
como una Corte de Casacin de la Jurisdiccin Ordinaria, adems con
funciones de juez de nica instancia de los altos funcionarios del Estado
por parte de la Sala de Casacin Penal de ese alto Tribunal.

No fue ajena la Asamblea Nacional Constituyente del debate sobre el


nombre de tan Alta Corporacin. Varios constituyentes fueron del
parecer que este Tribunal se denominara en la Constitucin Poltica
como <Corte de Casacin>. Pero triunf la otra tesis: la de seguir
denominndola <Corte Suprema de Justicia>, aunque de <Suprema> no
lleve sino el nombre, y esta afirmacin no la hago en forma peyorativa;
en sta se debe a un anlisis serio sobre las competencias de cada uno de
las cuatro Altas Cortes colombianas.

Vale advertir, sin embargo, que comentaristas como Juan Manual


CHARRY31, en otro de sus textos, dice con propiedad -y compartimos su
idea- que

(L)a Corte Constitucional ha venido ampliando su mbito de


competencias, en contra de la letra misma de la Constitucin, trans-
formndose ms en un rgano poltico que en rbitro de esa actividad.
Por ejemplo, con la tesis de la tutela contra sentencias revisa los fallos de
las otras corporaciones judiciales; con la conexidad de los derechos
econmicos y sociales con los fundamentales adopta decisiones de
contenido econmico; con la insustituibilidad de la Constitucin juzga
por razones de fondo las reformas constitucionales; con la naturaleza
intrnseca de las disposiciones controla actos y decretos de conocimiento
de otros jueces; con el bloque de constitucionalidad ampla el concepto de
Constitucin y su rbita de control; con la modulacin de sentencias

31
CHARRY, Juan Manuel. La eleccin del nuevo magistrado. Una oportunidad para solucionar
los choques de trenes. En: El Tiempo, mircoles 22 de agosto de 2007, Bogot, D.C.,
pgina 1/17.

297
HERNN ALEJANDRO OLANO GARCA

complementa o modifica la ley; con la inmediatez de la tutela limita el


ejercicio de la accin; con los efectos de sus fallos antes de su publicacin
genera ambigedades e incertidumbres. En otras ocasiones, sus
decisiones simplemente van en contrava de las frmulas adoptadas por
el legislador, como la despenalizacin del consumo de drogas, el aborto o
la eutanasia. De otro lado, la Corte invoca normas y decisiones
extranjeras e internacionales, que mereceran elaborar criterios de
incorporacin.

Incluso la infalibilidad de la Corte ha sido puesta de presente en


varios de sus fallos; bastara con citar la Sentencia que tuvo como
ponente a Ciro ANGARITA BARN en 199232 y con la cual Diego
LPEZ MEDINA comienza su libro El Derecho de los Jueces33,
diciendo que la Corte Constitucional colombiana, parafraseando al juez
Charles EVANS HUGHES de la Corte Suprema de los Estados Unidos,
ha afirmado que: (h)oy, con la nueva Constitucin, los derechos son aquello
que los jueces dicen a travs de las sentencias de tutela.

Y es que el mundo de las decisiones interpretativas representan el


activismo judicial de todo juez de constitucionalidad y por ello han generado
tensiones con el resto de corporaciones judiciales y legislativas, siendo ellas
resueltas con el paso del tiempo mediante la creacin de lmites al denominado
activismo judicial y con el cambio de mentalidad y operatividad de los diferentes
poderes estatales, ya que si el ejecutivo, el legislador y el juez ordinario satisfacen
las necesidades de la poblacin de los estados sociales de derecho, as como sus
principios y valores, el activismo judicial pierde su razn de ser. Esa es la
conclusin a la que llega la profesora Lina Mara ESCOBAR MAR-
TNEZ34, en el anlisis que efecta a las modulaciones de las sentencias

32
COLOMBIA. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T-406 de 1992, M.P. Dr. Ciro
ANGARITA BARN.
33
LPEZ MEDINA, Diego Eduardo. El Derecho de los Jueces. Obligatoriedad del precedente
constitucional, anlisis de sentencias y lneas jurisprudenciales y teora del derecho judicial. 2
edicin, 3 reimpresin, Universidad de los Andes y Editorial LEGIS, Bogot, D.C., 2007,
pgina 3.
34
ESCOBAR MARTNEZ, Lina Marcela. La modulacin de sentencias. Una antigua prctica
europea. En: UNIVRSITAS # 112, Pontificia Universidad Javeriana, Bogot, 2006,
pginas 91 a 110. Tambin all hace mencin al artculo de BON, P. titulado Francia, en
el libro de AJA, E. (ed.) Las tensiones entre el Tribunal Constitucional y el legislador en la
Europa actual, Ariel, Barcelona, 1998.

298
EL CONFLICTO ENTRE RGANOS JURISDICCIONALES

del Consejo de Estado colombiano, consideracin muy propia para


nuestra investigacin.

Gracias a esta investigacin, podemos decir que la justicia consti-


tucional est suponiendo un profundo cambio jurdico en nuestro orde-
namiento jurdico colombiano, y con el anlisis previsto, se comprender
que sta posee por estos das en Colombia un grave inconveniente, cual
es el que uno de los casos ms importantes del choque de trenes, ha
dado lugar a que en trascendental decisin, la Comisin Interamericana
de Derechos Humanos haya resuelto desde el ao 2004 la admisibilidad
del caso ANTOLNEZ sobre el cual, los medios de comunicacin
researon en su momento que el enfrentamiento entre cortes est
prolongando indefinidamente las decisiones judiciales que buscan proteger los
derechos fundamentales de las personas, lo que viola su derecho a una justicia
rpida y efectiva 35.

Los medios de comunicacin, como ya lo hemos comentado, han


sido determinantes en el tema del choque de trenes, incluso el balance
de ms de 165 fallos estudiados, nos permite ver la frecuente influencia
de los mismos en la publicidad que se les da con posterioridad a su
adopcin y a la agitacin que produce entre las Altas Cortes el que las
confronten a travs de pronunciamientos distintos a sus Autos y
Sentencias.

REFORMAS

En el Proyecto de Acto Legislativo # 10 de 2002-Senado, se busc


equiparar la jurisprudencia ordinaria y administrativa con la constitu-
cional. Sin embargo, la modificacin que ms se deseaba realizar era la de
la jurisdiccin constitucional, porque se buscaba quitarle eficiencia a ese
tribunal, entre otras, la posibilidad de conocer de la accin de tutela en
contra de providencia judicial y modular sus fallos.

Luego, en el ao 2004, aunque se anunci por el Ministro del Interior


y la Justicia, nunca se radic otro proyecto de reforma a la justicia, que

35
REDACCIN JUSTICIA. Comisin Interamericana urge medidas por colisin judicial. CIDH
regaa a Colombia por choque de trenes. En: El Tiempo, mircoles 3 de octubre de 2007,
pgina 1/3.

299
HERNN ALEJANDRO OLANO GARCA

buscaba neutralizar las competencias de la Corte Constitucional, negn-


dole fuerza vinculante a sus decisiones de tutela.

En abril de 2008, la Senadora Claudia RODRGUEZ DE CAS-


TELLANOS, radic un Proyecto de Ley y otro similar el Representante a
la Cmara por San Andrs y Providencia Alberto GORDN MAY. En el
primer caso, se realiz un Foro para sustentar la propuesta de la senadora
RODRGUEZ, en el cual se lleg a las siguientes conclusiones:

1. Se present una propuesta de ajuste del Reglamento de la Corte


Constitucional, para que en caso de ser seleccionadas para revisin
acciones de tutela en contra de decisiones de la Corte Suprema de
Justicia, del Consejo Superior de la Judicatura o del Consejo de
estado, se les d el trmite asignado a las sentencias de unificacin
de jurisprudencia, mientras se da trmite al ajuste, va reglamen-
tacin legal o acto legislativo, a la modificacin o desarrollo del
numeral 9 del artculo 241 de la Constitucin, que es la esencia del
proyecto de la H. senadora Claudia Rodrguez de Castellanos, el
cual establece que la ley determinar la forma en que la Corte
Constitucional debe revisar las decisiones judiciales relacionadas con
la accin de tutela de los derechos constitucionales fundamentales.
2. Para evitar que la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado
se aparten del contenido del artculo 241 Constitucional, el Proyecto
de Ley de la H. Senadora Claudia RODRGUEZ DE CASTELLA-
NOS, buscar ajustar los decretos 2591 de 1991 y 306 de 1992; yo
agregara el 1382 de 2000, no incluido en el borrador del proyecto,
toda vez que ste es el que regla las competencias en materia de
tutela y que igualmente solucionara parcialmente la saturacin de
procesos, as como verdaderamente el choque de trenes.
3. Al no acatar la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado la
jurisprudencia de la Corte Constitucional, la cual est ajustada en el
tema objeto del Proyecto de Ley propuesto, los perjudicados son los
ciudadanos, los cuales requieren hacer uso de la tutela contra
sentencias judiciales de las corporaciones citadas, al considerar que
el amparo solicitado no puede admitirse a trmite, toda vez, que de
acuerdo con las mismas pautas de la Carta Poltica, ello constituira a
la apertura de un nuevo escenario no contemplado normativamente,
e implicara cuestionar las decisiones que vlidamente fueron
adoptadas por el rgano lmite jurisdiccional, definido por el orde-

300
EL CONFLICTO ENTRE RGANOS JURISDICCIONALES

namiento jurisdiccional como el mximo tribunal de la jurisdiccin


ordinaria.
4. Del estudio de la profesora Natalia BERNAL, se encuentra que
cuando la Corte Constitucional colombiana es llamada a revisar la
interpretacin de otras jurisdicciones en los casos en que se trata de
examinar las tutelas interpuestas contra sentencias judiciales, la
interpretacin del intrprete autntico no es siempre acatada por las
Altas Cortes. Se genera entonces una inseguridad jurdica y el
precedente constitucional tiende a perder fuerza vinculante. Para
solucionar ste problema, el reconocimiento del efecto general de
interpretacin de la Corte Constitucional como parte integrante del
fallo de tutela, as como el control indirecto de los actos en los cuales
se funda la decisin judicial proferida, son las soluciones de Bernal
Cano para dar solucin al choque de trenes.
5. Para evitar el choque de trenes entre las Altas Cortes al revisar
sentencias judiciales, debe tenerse en cuenta una sola interpretacin
uniforme que se impone de manera obligatoria a los operadores
jurdicos: se trata de la interpretacin conforme a la Constitucin,
asegurada por la Corte Constitucional, segn Natalia BERNAL.
6. La creacin de derecho por parte del juzgador como complemento a
la funcin declarativa de reconocer se bajo los lmites de la cohe-
rencia jurdica. As, para que exista interpretacin uniforme y segui-
miento de los lineamientos expuestos por la Corte Constitucional
colombiana, debe garantizarse que la interpretacin del juez
ordinario se ajuste a la Constitucin. En caso de error manifiesto, la
Corte constitucional deber revisar la interpretacin de otros
tribunales como si fuese un tribunal de instancia.
7. El nico rgano lmite guardin de la Carta Poltica es la Corte
Constitucional y para poder retomar las causales genricas de
procedibilidad de que trata la jurisprudencia constitucional por las
cuales deben ser admitidas las acciones de tutela contra decisiones
judiciales, independientemente de la jurisdiccin de que trate.
8. De la propuesta de la Concejal de Bogot Clara Luca SANDOVAL,
debe haber entre otros, lmites del juez constitucional, aunque
reconoce la vital importancia de la tutela contra sentencias, con el fin
de proteger los derechos fundamentales en el ejercicio de la
administracin judicial, con el cuidadoso examen y reglamentacin
de la accin de tutela.

301
HERNN ALEJANDRO OLANO GARCA

9. Finalmente, el profesor Klaus KOCH, present su visin personal en


relacin con el tema y en el polo opuesto la visin de la Asociacin
Nacional de Industriales - ANDI.

Posteriormente, en julio de 2008, se radic y en octubre se retir un


proyecto de Acto Legislativo que pretenda hacer una reforma a la
justicia, pero que para nada toc el tema de la accin de tutela contra
sentencias.

Precisamente, estudiosos del tema de la accin de tutela contra


sentencias, como el magistrado Manuel Jos CEPEDA ESPINOSA, sos-
tienen el innegable valor de las sentencias de la Corte Constitucional no
lo dudamos-, sin embargo creemos que debe existir un grado de consulta
ante el Pleno, a lo decidido por las Salas de Revisin de la Corte en
materia de Tutela contra decisiones que afecten la estabilidad jurdica y la
cosa juzgada en las otras Altas Cortes, a travs de una sana auto-
restriccin, no para estar desconociendo derechos, sino para que la
creatividad judicial deje de ser fuente de intranquilidad institucional.

Si bien, el artculo 230 Superior36 busca reducir la jurisprudencia a


un plano secundario dentro del sistema de fuentes, CEPEDA
ESPINOSA37, dice que

En el seno mismo de la Asamblea Constituyente se libr una batalla en


torno a este punto. Hubo dos tendencias. La primera promova una
revalorizacin del papel del juez en una democracia, de su
responsabilidad en asegurar la efectividad de un Estado social de
derecho y de la necesidad de hacer de la jurisprudencia del mximo
intrprete de la Constitucin un punto obligado de referencia. Esta
tendencia logr varios resultados, de los cuales resalto tan solo dos. El
primero fue la creacin de una Corte Constitucional, lo cual reforz los
elementos de control concentrado de constitucionalidad que ya estaban

36
Artculo 230. Los jueces, en sus providencias, slo estn sometidos al imperio de la ley. La
equidad, la jurisprudencia, los principios generales del derecho y la doctrina son criterios
auxiliares de la actividad judicial. Cfr. En: OLANO GARCA, Hernn Alejandro.
Constitucin Poltica de Colombia. Edicin Brevis. Editorial Doctrina y Ley, Bogot, D.C.,
2006, pgina 141.
37
CEPEDA ESPINOSA, Manuel Jos. Presentacin de la primera edicin. En: LPEZ
MEDINA, Diego Eduardo. El Derecho de los Jueces. Op. Cit., pgina xv.

302
EL CONFLICTO ENTRE RGANOS JURISDICCIONALES

presentes en nuestra tradicin por la introduccin de la accin pblica


de inconstitucionalidad en 1910. El segundo fue el mecanismo de
revisin de todos los fallos de tutela por parte de la Corte
Constitucional lo cual, al margen de los debates entre las Cortes,
lleva a que esta institucin tenga la ltima palaba en cada
caso. (Subrayado y negrillas fuera del texto). Es decir: Roma
locuta: causa finita.

Realmente, con nuestra investigacin no pretendemos descubrir


nada nuevo, sino aclarar qu ha ocurrido y qu puede pasar con el
choque de trenes. Afirmar que lo solucionaremos este conflicto no es
del todo probable, debido a que nuestra propuesta ha de ser tramitada
como reforma constitucional y mientras tanto, seguirn presentndose
enfrentamientos entre las Cortes, pues como afirma ngel J. GMEZ
MONTORO38, (L)a existencia de conflictos es innata a todo sistema
organizativo que divida el poder entre diversos rganos y les dote de
competencias, pues resulta imposible evitar de forma absoluta las ambigedades
y lagunas, lo que, tarde o temprano, termina por dar lugar a conflictos (aparte de
que, por principio, nunca puede impedirse la comisin de infracciones, aun en el
supuesto de un sistema de distribucin de competencias lo ms perfecto posible.
Como es sabido, el grado de ambigedad e indeterminacin es mayor en el caso de
las normas constitucionales tanto por su origen (fruto muchas veces de un
consenso alcanzado precisamente por esa pluralidad de posibles interpretaciones),
como por su misma finalidad (el establecimiento de unas pautas generales en las
que quepan diversas opciones polticas), y mayores son, en consecuencia, las
posibilidades de que surjan controversias.

Y precisamente sobre el caso colombiano, Diego Eduardo LPEZ


MEDINA39, agrega: Frente a la lucha por superar las incomprensiones
jurisprudenciales que siguen existiendo entre las Altas Cortes colombianas
cabra explorar formas ms empticas de cooperacin y entendimiento mutuo.

38
GMEZ MONTORO, ngel J. El conflicto entre rganos constitucionales. Coleccin de
Estudios Constitucionales. Prlogo de Manuel Aragn Reyes. C.E.C., Madrid, 1992,
pgina 26. Afirmacin que se basa en la obra Teora General del Estado de G. JELLINEK, el
cual dice que ninguna divisin puede tener una perfeccin lgica, porque se trata de
comprender la vida y no una materia muerta, y todo lo vivo, an cuando se dirija a la prctica,
est a menudo privado de lgica.
39
LPEZ MEDINA, Diego Eduardo. El Derecho de los Jueces. Op. Cit., pgina 136.

303
HERNN ALEJANDRO OLANO GARCA

Creo respetuosamente que las tres Altas Cortes deberan ser ms conscientes de
ello y obrar en consonancia.

Aspiramos a que nuestros resultados sirvan como razonamiento


para explicar a la Corte Suprema de Justicia, al Consejo de Estado y al
Consejo Superior de la Judicatura lo mismo que la Corte Constitucional,
la que tambin integra la Rama Jurisdiccional del Poder Pblico en
Colombia, que es a sta a la que finalmente le corresponde decidir acerca
de la supremaca de la Constitucin. Sin embargo, los otros tribunales
mencionados, y particularmente la Corte Suprema de Justicia, ha tratado
de reivindicar su anterior facultad, para sealar que tambin puede
interpretar la Constitucin segn sus competencias, lo cual dej de ser as
desde cuando en 1991 la antigua Sala Constitucional se convirti en
Corte.

Lo que existe y buscamos aclarar, es que un enfrentamiento continuo


entre las Cortes es inconveniente dentro del modelo de Estado Social de
Derecho que ha seguido Colombia desde la expedicin de la Constitucin
Poltica de 1991. Aunque para muchos, el monopolio de la Corte
Constitucional40 en la revisin de sentencias en materia de tutela es el
mayor problema, nuestras conclusiones aportarn alguna solucin sobre
este tema, buscando que las posturas jurisprudenciales, a veces incen-
diarias, puedan ser apagadas, siguiendo un procedimiento que am-
pare la legitimidad democrtica y las funciones de cada uno de los
rganos del Estado.

Y es que segn Ignacio BORRAJO INIESTA41, los conflictos que


surgen entre las instituciones centrales y perifricas del Estado son slo un tipo
<<de los varios que pueden plantearse, y ni siquiera el ms usual e importante.

40
Sobre el monopolio de la Corte o Tribunal Constitucional, Francisco RUBIO LLORENTE,
ha puesto de relieve en diversas ocasiones esta afirmacin, como por ejemplo en su
artculo El bloque de constitucionalidad, publicado en: Revista Espaola de Derecho
Constitucional, # 27, CEC, Madrid, 1989, pginas 34 y siguientes.
41
GMEZ MONTORO, ngel J. Jurisdiccin Constitucional y Jurisdiccin Contencioso
Administrativa en la resolucin de conflictos positivos de competencia. En: Revista Espaola de
Derecho Constitucional. C.E.C. # 30, Madrid, septiembre a diciembre de 1990, pgina
118, haciendo relacin al artculo de Ignacio BORRAJO INIESTA, El Estado de las
Autonomas a la luz de la experiencia federal de los Estados Unidos, publicado en el # 1 de la
misma Revista, pginas 33 a 53. Tambin se recomienda de X. PIBERNAT, el artculo Los
conflictos constitucionales, en Revista Jurdica de Catalunya, # 4, pginas 197 a 209.

304
EL CONFLICTO ENTRE RGANOS JURISDICCIONALES

Dicha afirmacin encuentra mayor claridad en GMEZ


MONTORO42, cuando expresa que el conflicto entre rganos constitu-
cionales se configura como un proceso encaminado a garantizar las
normas constitucionales que organizan los poderes pblicos y, ms especfi-
camente, las que establecen las competencias de los denominados rganos
constitucionales del Estado. Se trata en estos casos de conflictos de naturaleza
jurdica, cuya resolucin debe llevarse a cabo por vas jurisdiccionales. Al
establecerse en la norma fundamental las competencias que corresponden a cada
uno de los rganos supremos del Estado, los conflictos que pueden surgir por un
diverso entendimiento de las mismas se resuelven, como acabamos de sealar,
mediante la interpretacin de la Constitucin y su aplicacin a un caso concreto,
resolucin que se configura, por tanto, como un verdadero proceso jurisdic-
cional, tal y como ocurre en el caso colombiano.

En Colombia, con anterioridad a la expedicin de la Carta, muy


pocos juristas, de la joven, pero ya madura generacin de la Constitucin
de 1991, se han adentrado en el estudio del control por va judicial,
comentando y comprendiendo lo que luego de expedido el Acto Legis-
lativo # 01 de 1945, vino a ser denominado el Ttulo XX de la Consti-
tucin de 1886, bajo la expresin jurisdiccin constitucional. Sin
embargo, ya antes se haba dado comienzo a la defensa de la Carta
Fundamental, con el establecimiento de un control de tipo poltico,
radicado en el Congreso, lo cual se introdujo en casi todas las constitu-
ciones que precedieron a la de 1886.

Antes de resaltar lo mucho que se ha construido en los ltimos ms


de tres lustros transcurridos desde 1991, quiero hacer un reconocimiento
a algo que estimo poco valorado en nuestro pas: Colombia tiene una
tradicin centenaria e interrumpida de defensa judicial de la
Constitucin.

Ms adelante se origin una nueva tesis dentro de las Constitu-


ciones, la cual se denomin judicialismo, segn la cual, se permita al
poder judicial ejercer junto con el legislativo, el control constitucional de
las leyes, aunque con un carcter no tan amplio como se consagra hoy
da, pues prevaleci la voluntad parlamentaria para decidir sobre la

42
GMEZ MONTORO, ngel J. El conflicto entre rganos constitucionales. Op. Cit., pgina 27.

305
HERNN ALEJANDRO OLANO GARCA

constitucionalidad de los actos de las legislaturas que hubiera suspen-


dido la Corte Suprema de Justicia u objetado el Ejecutivo. Fue as como
con la Constitucin de la Confederacin Granadina, promulgada el 22 de
mayo de 1858, se dio un primer paso para el desplazamiento de compe-
tencias del control constitucional al poder judicial. Luego vino la Consti-
tucin del 8 de mayo de 1863, que permita a la Corte suspender, por
unanimidad de votos, a pedido del Procurador General o de cualquier
ciudadano, la ejecucin de los actos administrativos de las Asambleas de
los Estados, cuando fueren contrarios a la Constitucin o a las leyes de la
Unin y se refiri tambin a la suspensin de los actos de las legislaturas
estatales; y aos ms tarde, la del 4 de agosto de 1886, que nos rigi hasta
el 4 de julio de 1991.

Con la Constitucin de 1886, se vino a admitir un primer y simple


mecanismo de control de constitucionalidad en cabeza del Presidente de
la Repblica, quien lo ejerca con respecto a los proyectos de ley que se
sometan a su sancin ejecutiva, lo cual se vena a concretar en un control
algo relativo sobre el contenido del texto legal, pero, como tal sistema no
estaba consagrado formalmente, slo hasta 1910 se vino a proyectar la
supremaca constitucional sobre las leyes y el consiguiente control
jurisdiccional de constitucionalidad a travs de una accin pblica que
poda ejercer cualquier ciudadano contra las leyes incluidas las
aprobatorias de tratados pblicos internacionales ante la Corte Suprema
de Justicia, a la cual se le asign en ese momento la funcin de ser
guardiana de la integridad y supremaca del Estatuto Superior, lo que
conserv hasta 1991, cuando naci la Corte Constitucional.

En la antigua Carta del siglo XIX, expedida en 1886, se adopt en


principio, un mecanismo previo de control constitucional preventivo en
cabeza del Ejecutivo respecto de los proyectos de ley, lo que desde
entonces se conoce como de objeciones presidenciales, cuando eran
enviadas las leyes aprobadas por el Congreso para sancin ejecutiva,
establecindose con ello, una especie de control poltico que en cierta
forma serva para vetar las futuras leyes, bien por razones de
inconstitucionalidad material o por vicios en los trmites para su
formacin, hasta tanto no se subsanasen las deficiencias que observara el
Presidente con respecto a la Constitucin.

306
EL CONFLICTO ENTRE RGANOS JURISDICCIONALES

En este caso, si las cmaras legislativas insistieren en su sancin, el


proyecto de ley, pasaba luego a consideracin de la Corte Suprema de
Justicia, para que la Sala Constitucional de ella, dentro del trmino de seis
das, decidiera sobre su exequibilidad y, en caso de que el fallo de la
Corte fuese afirmativo, el Presidente era obligado a sancionar la ley, pero
si era negativo, se archivaba el proyecto. Ese era el control de tipo
preventivo, porque la intervencin de la Corte ocurra antes de que ese
acto objetado hubiese pasado al mbito del derecho positivo.

Corresponde justamente a Colombia el honor de haber sido el


primer pas que le dio toda la importancia que merece el control
constitucional de las leyes, confirindole a la Corte Suprema de Justicia la
atribucin de decidir, en definitiva, sobre la exequibilidad de los actos
legislativos que hubieren sido objetados por el gobierno como
inconstitucionales (artculo 151 de la Constitucin de 1886); pero lo ms
digno de notar, es que no se limit a ese medio de control, de suyo tan
importante, sino que en la reforma de la Carta que se efectu en 1910, se
precis definitivamente el control constitucional de las leyes, al hacerlo
operante por va de accin como se aprecia con la sola lectura del artculo
41 de dicha reforma.

Fuera de las atribuciones precisas que la Carta colombiana le


confera sobre el particular a la Corte Suprema de Justicia, los jueces
podan declarar que determinada norma legal violaba la ley superior de
la Repblica, en procesos en que alguna de las partes as lo solicitare por
va de excepcin o aun de oficio por el juez cognoscente, como se colige
de lo preceptuado en el artculo 215 de la Carta anterior, cuando
dispona que en todo caso de incompatibilidad entre la Constitucin y la ley se
aplicarn de preferencia las disposiciones constitucionales, de all proviene el
choque de trenes actual y la identificacin del problema a solucionar
con nuestra investigacin.

En cumplimiento de ese objetivo de guarda de la integridad y


supremaca de la Constitucin, el artculo 241 Superior, le asign
competencia exclusiva y excluyente para ejercer el control abstracto de
constitucionalidad, de los actos reformatorios de la Constitucin y de las
leyes en sentido formal y material - entre otras competencias -, y para
ejercer un control concreto (denominacin germnica) mediante la

307
HERNN ALEJANDRO OLANO GARCA

revisin eventual de las decisiones judiciales relacionadas con la accin


de tutela de los derechos fundamentales y de los directamente conexos
con ellos, e incluso, de los llamados derechos fundamentales innomi-
nados 43, de creacin pretoriana, como el derecho a la subsistencia (sen-
tencia T-005 de 1995), el derecho al amor (sentencia T-416 de 1995), el
derecho al olvido (sentencia T-551 de 1994), el derecho a la maternidad
reforzada, el derecho al mnimo vital, etc., ltimo que se desprende de la
interpretacin sistemtica de la Constitucin y que utilizan esta nocin
como un conjunto de condiciones materiales garantizadas por un rango
ms o menos amplio de derechos prestacionales, en las que la dignidad
parecera ser el determinante ltimo de toda la argumentacin, llevaron a
que gracias al proceso constituyente, se creara una slida jurisdiccin
pblica constitucional, que requiere ya de una ajuste.

Qu ha cambiado en los casi 18 aos de construccin de una


jurisdiccin constitucional? Lo primero que hay que resaltar es que en
1991 los Delegatarios Constituyentes hicieron una apuesta audaz: deci-
dieron que el juez constitucional en Colombia no es solamente la Corte
Constitucional, lo es tambin todo juez de la repblica. Esa, sin duda, fue
una decisin crucial del Constituyente del 91 que confi entonces a los
jueces del pas la noble misin de ser garantes de los derechos constitu-
cionales fundamentales.

Lo otro que quiero resaltar es cmo a partir de esa decisin, los


jueces han jugado un papel trascendental en todo el pas y gradual-
mente se ha ido construyendo en Colombia una verdadera jurisdiccin
constitucional.

Los fallos de la Corte Constitucional colombiana, por regla general,


tienen efecto vinculante erga omnes cuando realiza control abstracto de
constitucionalidad y, en caso de control concreto de constitucionalidad o
accin de tutela, su efecto es Inter. Partes, que es o que en ltimas busc el
Constituyente.

43
Segn el Estudio Ocasional del CIJUS de la Universidad de los Andes, pgina 11, los
jueces constitucionales reconocen derechos fundamentales innominados a partir de una
concepcin holista de la Constitucin, citando a Ronald DWORKIN en Freedom s Law:
The Moral Reading of the American Constitution, y a Richard POSNER en Legal Reasoning
From the Top Down and From the Bottom Up: The Question of Unnumerated Constitutional
Rights.

308
EL CONFLICTO ENTRE RGANOS JURISDICCIONALES

Precisamente sobre el valor de los efectos de sus fallos, la Corte


Constitucional desde el ao 2000 insiste cada vez ms en sus decisiones,
que las sentencias de tutela no poseen ya valor Inter Partes, sino que como
doctrina vigente obligan por sus hechos o circunstancias para casos
anlogos en lo que constituye la era de la vigencia del precedente
constitucional y la introduccin de un Common Law dentro de nuestro
tradicional sistema romano-germnico o continental europeo.

Sobre ese particular asunto, la Corte Constitucional mediante


ponencia del magistrado Jos Gregorio HERNNDEZ GALINDO44 en la
Sentencia T-068 de 2000, quiere mostrar que no es indemne a la crtica de
sus pares por pensar como piensa y para tal circunstancia, reproduce all
un prrafo de una Sentencia de 199945, expedida por la Sala Jurisdic-
cional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, en la cual se
lee este argumento que motiva el choque de trenes:

(E)s suficientemente conocido que las sentencias de tutela slo


producen efectos inter partes. Cierto que la Corte Constitucional, para
evitar especialmente que se fallen hechos similares en distinta forma por
sus diversas salas de tutela, invent el instituto de las llamadas
sentencias de unificacin. Y cierto es, igualmente, que, segn parece,
la Corte considera que esas sentencias obligan no slo a sus miembros
sino a todas las autoridades del pas Otro aspecto de esta cuestin se
relaciona con la seguridad jurdica: el instituto de la tutela acab con esa
seguridad, que consiste en que los fallos definitivos de los jueces o las
corporaciones judiciales, ponen punto final a los pleitos. Ahora ese
punto final slo lo ponen las sentencias de tutela. Mientras tanto, todos
los fallos judiciales estn en interinidad, son cosa juzgada pero no
definitiva, sino interina. Qu tal que los jueces, so pretexto de que con
diversas tutelas se viol el derecho a la igualdad, se dediquen a tutelar
contra tutelas! Eso s sera el acabose!.. (Negrillas fuera del
texto).

44
COLOMBIA. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T-068 de 2000, M.P. Dr. Jos
Gregorio HERNNDEZ GALINDO.
45
COLOMBIA. CONSEJO SUPERIOR DE LA JUDICATURA. Sala Jurisdiccional
Disciplinaria, Sentencia del 2 de septiembre de 1999.

309
HERNN ALEJANDRO OLANO GARCA

Por esa razn, hoy en da, cada fallo, del tipo que sea, debe tener una
explicacin, persuasin y justificacin razonada con base en la misma
Constitucin y al sistema de fuentes del derecho vigentes, incluidas otras
sentencias debido al valor fundamental del precedente en Colombia.

Tanto en casos de constitucionalidad, como de tutela, tendrn fuerza


vinculante los conceptos consignados en los fundamentos jurdicos que
guardan relacin estrecha, directa e inescindible con la parte resolutiva
del fallo. (l)a doctrina constitucional enunciada en las sentencias de la Corte
Constitucional, mientras no sea modificada por sta, ser criterio auxiliar para
las autoridades y corrige la jurisprudencia.

El juez constitucional a travs de sus decisiones de tutela y senten-


cias de constitucionalidad aplica y concreta la Constitucin como norma
de textura abierta, es decir, expresiva de valores, principios y conceptos
susceptibles de interpretacin aplicativa innovadora. Por eso, la sentencia
de tutela proferida dentro del procedimiento de revisin ante la Corte
Constitucional, debe gozar de la intangibilidad que del principio de la
cosa juzgada deriva, sin que pueda ni siquiera la misma Corte Consti-
tucional reexaminar nuevamente sus fallos de revisin para modificar el
provedo inicial, pero s para hacer que stos se cumplan cuando se
configure desacato sobre los mismos, lo que ha dado lugar al frecuente
choque de trenes.

Esa resolucin de conflictos entre rganos constitucionales no


propiamente y de manera taxativa es una de las funciones de la Corte
Constitucional, aunque el numeral 9 del artculo 241 provea lo siguiente:

9. Revisar, en la forma que determine la ley, las decisiones judiciales


relacionadas con la accin de tutela de los derechos constitucionales.46

De ah que el incumplimiento de las decisiones de la Corte


Constitucional por parte de rganos de similar naturaleza, como son la
Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado y el Consejo Superior de
la Judicatura, hace que el ejercicio del poder de la Corte Constitucional le
permita intervenir cuando se produzca un desacato y le permita

46
OLANO GARCA, Hernn Alejandro. Constitucin Poltica de Colombia, edicin Brevis.
Ediciones Doctrina y Ley, Bogot, D.C., 2006, pgina 148.

310
EL CONFLICTO ENTRE RGANOS JURISDICCIONALES

imponerse ante los dems tribunales, dentro de lo que KELSEN, ha


considerado como el punto sustancial en la determinacin del mbito de
la justicia constitucional 47 y que para GMEZ MONTORO48, es parte
de la jurisdiccin de conflictos como jurisdiccin constitucional.

Ese desacato, est sancionado por el Decreto 2591 de 199149, que en


su artculo 52, prescribe lo siguiente:

ARTCULO 52. DESACATO. La persona que incumpliere una orden


de un juez proferida con base en el presente Decreto incurrir en
desacato sancionable con arresto hasta de seis meses y multa hasta de 20
salarios mnimos mensuales salvo que en este Decreto ya se hubiere
sealado una consecuencia jurdica distinta y sin perjuicio de las
sanciones penales a que hubiere lugar.

La sancin ser impuesta por el mismo juez mediante trmite incidental


y ser consultada al superior jerrquico quien decidir dentro de los tres
das siguientes si debe revocarse la sancin. (La consulta se har en el
efecto devolutivo). 50

Sin embargo, debe aclararse que en ms de dos millones de acciones


de tutela que han pasado desde 1992 por la Corte Constitucional, no en
todos se ha dado lo que corresponde a la denominada superposicin de
jurisdicciones, que en Colombia se desarrolla partir de la llamada
tutela contra sentencias.

La necesidad de que se cumplan los fallos en materia de tutela, es


una exigencia del juez constitucional, no solo con base en el artculo 52
citado, sino en el artculo 27 51, que dispone:

47
GMEZ MONTORO, ngel J. Jurisdiccin Constitucional Op. Cit., pgina 94.
48
Ibd. , pgina 94.
49
COLOMBIA. COMISIN ESPECIAL LEGISLATIVA. Decreto 2591 de 1991 (noviembre
19). Diario Oficial # 40165.
50
COLOMBIA. CORTE CONSTITUCIONAL, Sentencia C-092 de 1997, febrero 26, M.P. Dr.
Carlos GAVIRIA DAZ. En este fallo se declar Exequible el primer inciso de la norma,
reiterando la Sentencia C-243 de 1996, M.P. Dr. Vladimiro NARANJO MESA, quien por
su parte ya haba declarado Inexequible la expresin que dejamos dentro del parntesis.
51
Op. Cit., Decreto 2591 de 1991.

311
HERNN ALEJANDRO OLANO GARCA

ARTCULO 27. CUMPLIMIENTO DEL FALLO. Proferido el fallo


que conceda la tutela, la autoridad responsable del agravio deber
cumplirla sin demora.

Si no lo hiciere dentro de las cuarenta y ocho horas siguientes, el juez se


dirigir al superior del responsable y le requerir para que lo haga
cumplir y abra el correspondiente procedimiento disciplinario contra
aqul. Pasadas otras cuarenta y ocho horas, ordenar abrir proceso
contra el superior que no hubiere procedido conforme a lo ordenado y
adoptar directamente todas las medidas para el cabal cumplimiento del
mismo. El juez podr sancionar por desacato al responsable y al superior
hasta que cumplan su sentencia.

Lo anterior sin perjuicio de la responsabilidad del funcionario en su


caso.

En todo caso, el juez establecer los dems efectos del fallo para el caso
concreto y mantendr la competencia hasta que est completamente
restablecido el derecho o eliminadas las causas de la amenaza.

Para BOTERO y JARAMILLO52, el conflicto entre las altas cortes


colombianas alrededor de la tutela contra sentencias judiciales se ha agudizado
en los ltimos aos. Si bien este litigio tuvo desde un principio amplia
resonancia pblica, las caractersticas actuales del mismo lo hacen realmente
muy grave. Ya no se trata de una mera diferencia de opiniones, que incluso se
ventilaba por medio de la prensa, sino de enfrentamientos verdaderos entre las
altas cortes. De all que algunas se nieguen decididamente a conocer sobre
acciones de tutela contra sentencias judiciales o a cumplir las sentencias de
tutela, mientras que la Corte Constitucional intenta resolver sta situacin a
travs de distintas medidas de creacin jurisprudencial. Pero, adems, el
conflicto ya ha pasado a otras instancias, tales como la Comisin de Acusaciones
de la Cmara de representantes y la Comisin Interamericana de Derechos
Humanos.

La situacin planteada Agregan los autores- no es ciertamente favorable


a los intereses de los ciudadanos. El conflicto entre las altas cortes los deja en la
incertidumbre acerca de los procedimientos a seguir en el caso de que consideren

52
BOTERO MARIO, Catalina y JARAMILLO, Juan Fernando, artculo citado.

312
EL CONFLICTO ENTRE RGANOS JURISDICCIONALES

que una sentencia les ha vulnerado sus derechos fundamentales, y los somete a
trmites adicionales y prolongados en el caso de que decidan acudir a la accin de
tutela. Adems, incluso en el caso de que obtengan un fallo de tutela en su favor
se encuentran en muchas ocasiones con la renuencia de las altas cortes para
cumplirlo.

Pero la situacin planteada tambin genera un grave dao a la imagen de la


administracin de justicia, con consecuencias difciles de prever. A pesar de la
inestabilidad poltica que ha sufrido Colombia casi desde el principio de su
existencia, el pas ha podido consolidar una importante tradicin de indepen-
dencia judicial. Este legado ha sido fortalecido con la Constitucin de 1991 y la
jurisprudencia de la Corte Constitucional. De esta manera, la rama judicial se ha
perfilado como una verdadera instancia de control de las dems ramas del Poder
Pblico.

Sin embargo, Concluyen BOTERO y JARAMILLO-, las divisiones


entre las altas cortes allanan el camino para el recorte de la independencia de la
rama judicial. Hasta el momento se han presentado distintas propuestas de
reforma constitucional y legal dirigidas a restringir los alcances de la accin de
tutela, a limitar las posibilidades de revisin de la Corte Constitucional sobre la
declaracin de los estados de emergencia, a eliminar el Consejo Superior de la
Judicatura, a restringir la accin y los procedimientos de prdida de investidura,
etc. Esos intentos de reforma no han fructificado hasta el momento. No obstante,
la divisin existente entre las altas cortes alrededor del tema de la tutela contra
sentencias puede facilitar la aprobacin de una reforma constitucional que
cercene las facultades de los rganos de la rama judicial y, por consiguiente,
restrinja la independencia judicial.

Es decir, que aunque de manera taxativa se delimiten las compe-


tencias de cada uno de los rganos jurisdiccionales que participan del
proceso en materia de la accin de tutela, muchas veces la interpretacin
y aplicacin de tales normas suele dar lugar a conflictos y se hace
imprescindible la atribucin a un rgano jurisdiccional de competencia
para su resolucin 53; ese rgano es siempre el juez mismo del caso,
quien en un eventual incumplimiento, se dirigir al superior del respon-
sable y le requerir para que lo haga cumplir el fallo y abra el
correspondiente procedimiento disciplinario contra aqul.

53
GMEZ MONTORO, ngel J. Jurisdiccin Constitucional Op. Cit., pgina 106.

313
HERNN ALEJANDRO OLANO GARCA

En nuestro caso la Corte Constitucional, en el espaol su Tribunal


Constitucional, aparece al mismo tiempo como un instrumento idneo para
garantizar la divisin del poder tal y como sta viene formulada en las modernas
Constituciones, y sin que al resolver los conflictos venga a ocupar una posicin
de supremaca aadiendo un nuevo factor de complejidad a los ya de por s
complejos sistemas de articulacin de los poderes del Estado. Y al garantizar la
divisin del poder se garantiza en ltima instancia la libertad individual pues, a
pesar de los fuertes componentes de carcter funcional que inspiran la divisin de
poderes, sta sigue siendo en sus diversas formas- una de las principales
garantas de los ciudadanos frente al poder 54, al poder irreflexivo e irracional
que nace de la arbitrariedad y que en ocasiones hace dudar de la validez
y generalidad de algunas decisiones de la Corte.

En el choque de trenes colombiano, aunque puede surgir y en


ocasiones as ha ocurrido-, un conflicto de carcter poltico, o con tales
connotaciones, la decisin de la controversia por la aplicabilidad o no de
la decisin de la Corte Constitucional no depende de una decisin
poltica, sino de la obligacin de cumplir por parte del obligado, de una
decisin de cualquier juez de la repblica, encuntrese en el nivel que
sea, desde el promiscuo municipal hasta el ms connotado magistrado, lo
que justifica en ltimas la intervencin de la Corte Constitucional, al
tenor del artculo 86 Superior y dems normas concordantes, en las que
tendrn que presentarse enmiendas, para evitar un posible desborda-
miento y acaparamiento del poder en lo que se ha denominado el
gobierno de los jueces, aunque no obstante, podramos aplicar para
nuestra Corte Constitucional, la definicin de GMEZ MONTORO55, es
la piedra angular del orden constitucional de la libertad, o la que en su
momento S.M. don Juan Carlos de BORBN, Rey de Espaa, expres
acerca del Tribunal Constitucional de ese pas cuando cumpli
veinticinco aos de funcionamiento: Es vrtice insustituible de nuestro
Estado de Derecho56.

54
GMEZ MONTORO, ngel J. El conflicto entre rganos constitucionales. Op. Cit., pgina
30.
55
GMEZ MONTORO, ngel J. El conflicto entre rganos constitucionales. Op. Cit., pgina
30, haciendo mencin a la frase Er hat sich als ein Eckpfeiler der freiheitlichen
Verfassungsordnung erweisen, pronunciadas por SCHMIDT-BLEIBTREU, en: SCHMIDT-
BLEIBTREU/KLEIN, Comentar zum Grundgesetz fr die Bundesrepublik Deutscland,
Neuwied am Rheim, 1983, pgina 1003.
56
Palabras citadas en su intervencin verbal por la Presidenta del Tribunal Constitucional
Espaol Mara Emilia CASAS BAHAMONDE, el jueves 15 de noviembre de 2007 en las

314
EL CONFLICTO ENTRE RGANOS JURISDICCIONALES

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HERNN ALEJANDRO OLANO GARCA

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Universidad Militar Nueva Granada, volumen IX, # 17, enero a junio de
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HERNNDEZ-MORA, Salud. Una Injusticia: Guerra de poder y
vanidades. En: El Tiempo, agosto de 2007, pgina Editorial. Tambin
sobre Guerra de Vanidades, se puede estudiar el libro del mismo ttulo,
publicado por el magistrado de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del
Consejo Superior de la Judicatura Rubn Daro OROZCO HENAO,
LPEZ MEDINA, Diego Eduardo. El Derecho de los Jueces.
Obligatoriedad del precedente constitucional, anlisis de sentencias y lneas
jurisprudenciales y teora del derecho judicial. 2 edicin, 3 reimpresin,

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OLANO GARCA, Hernn Alejandro. Constitucin Poltica de
Colombia. Edicin Brevis. Editorial Doctrina y Ley, Bogot, D.C., 2006,
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OLANO GARCA, Hernn Alejandro. Interpretacin y Dogmtica
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317
HERNN ALEJANDRO OLANO GARCA

318
LA DETERMINACIN DE LOS EFECTOS
TEMPORALES EN LA SENTENCIA DE
INCONSTITUCIONALIDAD: UN PROBLEMA DE
RAZONABILIDAD JURDICA1.

Jorge Baquerizo Minuche


jorge.baquerizo02@ucsg.edu.ec

RESUMEN:
El presente trabajo se remite a una controversial decisin de la
justicia constitucional ecuatoriana en un caso paradigmtico de tensin o
concurrencia entre principios jurdicos. Partiendo del anlisis del punto
de vista estructural y de una visin de las normas como razones para la
accin, se identifica dentro de la Constitucin Ecuatoriana la existencia
del principio de irretroactividad de las sentencias de inconstitucionali-
dad como principio institucional dirigido a preservar la seguridad jurdica.
Pero debe siempre prevalecer dicho valor en todos los casos? La tesis
inserta en este ensayo intenta dar una respuesta a la cuestin planteada,
as como a la forma de resolver la mentada polmica judicial desde la
plataforma del Estado Constitucional.

PALABRAS CLAVE:

Inconstitucionalidad, efectos temporales, irretroactividad, princi-


pios, seguridad jurdica, argumentacin.

Introduccin.-
El inciso primero del Artculo 278 de la Constitucin Poltica de la
Repblica del Ecuador (CPR, en lo posterior) 2, establece:

1
El presente trabajo constituye una versin sinttica del originalmente presentado previo
a la obtencin del Ttulo de Especialista en Argumentacin Jurdica por la Universidad
de Alicante (Espaa), en Octubre de 2007.
2
No obstante la actual vigencia de una nueva Constitucin Poltica (2008), a lo largo de
este trabajo nos referiremos a la Constitucin de 1998, pues la controversia judicial sobre
la que se centran las argumentaciones, fue resuelta bajo la vigencia de sta. Importante

319
JORGE BAQUERIZO MINUCHE

La declaratoria de inconstitucionalidad causar ejecutoria y ser


promulgada en el Registro Oficial. Entrar en vigencia desde la fecha de su
promulgacin y dejar sin efecto la disposicin o el acto declarado incons-
titucional. La declaratoria no tendr efecto retroactivo, ni respecto de ella habr
recurso alguno. (El subrayado es mo)

Por su parte, la Ley Orgnica de Control Constitucional (LOCC), en


su artculo 22, dispone:

Las disposiciones de ley, decreto-ley, decreto, ordenanza o reglamento


materia de la demanda, que el Tribunal las declare inconstitucionales, cesarn en
su vigencia y desde que tal resolucin se publique en el Registro Oficial, no
podrn ser invocadas ni aplicadas por juez o autoridad alguna.

Dicha resolucin, no afectar las situaciones jurdicas surgidas al amparo


de tales normas y antes de la declaratoria de su inconstitucionalidad. (El subra-
yado es mo)

La cuestin que aqu pretendemos abordar es la siguiente: Tratn-


dose de la declaratoria de inconstitucionalidad de una ley, Es la irre-
troactividad un efecto jurdico siempre compatible con los principios de
un Estado Constitucional? O con palabras ms sencillas: Deben ser
irretroactivas las declaraciones de inconstitucionalidad para todos los
casos?

Hemos de cotejar el referido planteamiento con dos tpicos interre-


lacionados: a) la categora normativa de la disposicin constitucional que
impone la mentada irretroactividad, a fin de descifrar si un pretendido
carcter absoluto sera coherente con el funcionamiento de un sistema
jurdico contemporneo; y, b) la existencia de otros valores constitu-
cionales distintos a los que respaldaran tal disposicin de irretroacti-
vidad, en orden a construir sobre la base de un caso prctico tomado de
la jurisprudencia constitucional- un escenario de concurrencia de
principios y su correspondiente solucin por intermedio de la argumen-
tacin jurdica.

es destacar, por otra parte, que el actual artculo 436, numeral 2, de la Constitucin
vigente, sin decantarse expresamente por ningn efecto temporal de la inconstitu-
cionalidad, prescribe que su consecuencia ser la invalidez del acto normativo impugnado, lo
que sugiere en principio (y al igual que la anterior CPR) un efecto temporal no
retroactivo.

320
LA DETERMINACIN DE LOS EFECTOS TEMPORALES EN LA SENTENCIA

Con posterioridad a dicho ejercicio, intentaremos extraer breves


conclusiones referentes a la derrotabilidad del ordenamiento jurdico, as
como a la importancia de tomar en serio el paradigma del constitu-
cionalismo de nuestros tiempos.

I.- La irretroactividad de la declaratoria de inconstitucionalidad:


Qu tipo de enunciado jurdico dispone tal efecto?

Esbozada la cuestin central de este trabajo, se puede anticipar que


ste gira en torno a los alcances de la norma extrada del artculo 278.1 de
la CPR, antes transcrito, referente a los efectos temporales de las declara-
ciones de inconstitucionalidad. Por tanto, y en orden a ubicar su corres-
pondencia dentro de tipologa de los enunciados jurdicos, nos parece
adecuado comenzar con una breve sntesis de lo que Manuel ATIENZA y
Juan RUIZ MANERO apuntan sobre la dimensin regulativa del Derecho
y, mas concretamente, sobre su composicin entre principios y reglas3.

I.A) Principios y Reglas. Principios sustantivos y Principios institu-


cionales.-

Desde de la perspectiva de las normas como razones para la accin


que atiende al papel o funcin que cumplen stas en el razonamiento
jurdico justificativo- las reglas proveen razones operativas de carcter
perentorio o protegido, lo que significa que los rganos aplicadores del
Derecho -al constatar la configuracin de las condiciones de aplicacin de
la regla- deben limitarse a adoptar el contenido de sta como base de sus
resoluciones, sin poder incluir juicios de balance entre razones aplicables.
Por el contrario, los principios proveen razones operativas pero no
perentorias, esto es, que deben ser ponderadas o sopesadas deliberati-
vamente con otras razones para elaborar una regla de aplicacin
concreta.

Ahora bien -pasando de la dimensin directiva a la dimensin


regulativa o valorativa de este enfoque, y siguiendo siempre a los
referidos profesores- los principios pueden consistir en directrices o
principios en sentido estricto, dependiendo si tales pautas incorporan

3
Vid. Las piezas del Derecho. Teora de los enunciados jurdicos. Tercera Edicin, Editorial
Ariel, Barcelona, 2005, Captulo I.

321
JORGE BAQUERIZO MINUCHE

razones finalistas o razones de correccin, respectivamente 4; vale decir, si


tales razones aportan valores utilitarios (simplemente instrumentales) o
valores ltimos. As, los principios en sentido estricto califican denti-
camente una accin que se relaciona conceptualmente con valores lti-
mos del sistema, v.gr., la libertad de expresin o la no discriminacin; y
las directrices, por el contrario, ordenan la consecucin de objetivos
colectivos valiosos pero no con carcter ltimo, como -por ejemplo- el
pleno empleo (valor instrumental de un valor ltimo, cual sera, la
igualdad). Las reglas, por su parte, pueden incorporar cualquiera de
estos valores o incluso combinaciones entre ellos5.

Sin embargo, y como bien aaden los autores en cita, el Derecho as


visto como sistema justificativo estructurado en el plano regulativo- por
el nivel de las reglas (de accin y de fin6) y por el nivel de los principios
(en sentido estricto y directrices), no siempre resulta suficiente. Hace falta
integrar en este esquema las normas institucionales derivadas de conside-
rar el carcter institucional del Derecho7, es decir, aquella dimensin del
Derecho que -en cuanto Institucin- no slo tiene funciones externas
destinadas a la regulacin del mundo exterior, sino tambin funciones
internas o autorreferentes encaminadas a regular el andamiaje del propio
sistema jurdico8. Ejemplo de este tipo de normas seran las que esta-
blecen plazos o distribuciones de competencias procesales.

La peculiaridad de estas normas, segn ATIENZA y RUIZ MA-


NERO, radica en que: a) centralmente sus destinatarios son los rganos
aplicadores del Derecho y slo de manera muy derivada los ciuda-
danos 9; y, b) estn justificadas por razones que derivan asimismo
centralmente- de las exigencias del propio Derecho como aparato institu-
cional, y no por razones sustantivas (ni de correccin ni finalistas, como

4
Id., pg. 36 y ss. En la terminologa de los autores citados, estas razones seran razones
sustantivas.
5
Ibdem, pg. 195.
6
Sobre la distincin entre las reglas de accin y de fin, por desbordar el mbito de este
trabajo, nos remitimos a lo explicado en la obra de nuestra referencia, Ibdem, Captulo I.
7
Vid. ATIENZA y RUIZ MANERO, La dimensin institucional del Derecho y la justificacin
jurdica. En DOXA, Cuadernos de Filosofa del Derecho, No. 24 (2001), pg. 123
8
Vid. ATIENZA, Manuel, El Derecho como argumentacin. Concepciones de la argumentacin,
Primera Edicin. Editorial Ariel, Barcelona, 2006, p. 239 y 240.
9
La dimensin institucional del Derecho Op. cit., p. 125 y 126

322
LA DETERMINACIN DE LOS EFECTOS TEMPORALES EN LA SENTENCIA

ocurra con los principios en sentido estricto y directrices)10. En el ejemplo


dado, las normas que establecen plazos procesales y distribuyen com-
petencias a los jueces obedecen a la necesidad central de que el sistema
de administracin de justicia pueda operar adecuadamente (de lo
contrario, la lentitud de los procesos y la existencia de decisiones contra-
dictorias impedira la funcin institucional de resolucin de conflictos).
Naturalmente dicen los profesores de la referencia- que el sistema
procesal funcione adecuadamente es, a su vez, condicin necesaria para
que el Derecho pueda realizar satisfactoriamente sus funciones sustan-
tivas, esto es, externas11. Las razones de las normas institucionales, pues,
tienen la particularidad de hacer depender su fuerza a la funcin que
cumplen con el sistema jurdico, evitando su erosin y manteniendo la
autoridad del Derecho12, sin perjuicio del reflejo que ellas viertan sobre
otro tipo de razones ya de tipo sustantivo.

Consecuentes con esta apostilla, los autores de nuestra referencia


proponen incluir en el nivel de los principios una nueva articulacin, a
saber13:

Principios sustantivos Principios en sentido


-Dirigidos al exterior del Derecho estricto
(Institucin)
-Apuntan al modelo de convivencia social Directrices
Principios
Principios institucionales
en sentido estricto
No determinan condiciones
Principios institucionales de prevalencia frente a otras
-Dirigidos al interior del Derecho pautas; en caso de primar,
(Institucin) exigen cumplimiento pleno.
-Apuntan al modelo del sistema jurdico Directrices institucionales
Vinculadas con la idea de
eficacia del Derecho, operan
como mandatos de
optimizacin

10
Id. pg. 126
11
Ibdem.
12
Vid. ATIENZA, Manuel, El Derecho como argumentacin Op. cit., pg. 240. Ejemplos
de principios institucionales que encierran este tipo de razones referentes al propio
Derecho son: el principio de jerarqua normativa, el de cosa juzgada, el de deferencia al
legislador, etc.
13
La dimensin institucional del Derecho Op. cit., p. 126.

323
JORGE BAQUERIZO MINUCHE

Pero lo que ms se destaca, y lo que ms relevancia tiene a efectos de


nuestra tesis, es que las exigencias institucionales que adoptan la forma
de principios (principios institucionales) se encuentran manifiestamente,
y en no pocas ocasiones, en una situacin de tensin o conflicto con
determinadas exigencias sustantivas, a quienes incluso pueden llegar a
derrotar14, aunque ello no sea siempre as. Lejos de lo que una concepcin
formalista del Derecho pudiera sostener esto es, que los principios
institucionales que reflejan el elemento autoritativo del Derecho deben
prevalecer siempre sobre los valores sustantivos- el enfoque de
ATIENZA y RUIZ MANERO se circunscribe a dar cuenta de esta vertiente
institucional y su importancia como componente necesario en el
razonamiento jurdico. Luego, el papel de los principios institucionales
ser variado: en algunos casos ellos podrn tener el peso como para
desplazar la decisin tomada de acuerdo con los principios sustantivos;
en otras ocasiones slo suministrarn argumentos que refuercen tal
decisin; y en otros supuestos no tendrn suficiente peso como para
prevalecer frente a aquellos15.

I.B) El Art. 278.1 de la CPR: Un Principio institucional.-

Del artculo constitucional que hemos transcrito al inicio de este


trabajo se pueden desprender varios enunciados jurdicos; sin embargo,
el que nos atae por ahora es el que, en principio y muy resumidamente,
se podra expresar as: La declaratoria de inconstitucionalidad no tendr efecto
retroactivo.

Sin embargo, tal forma de reconstruccin resultara insuficiente para


dar cuenta del mbito regulativo del enunciado, dado que sus trminos
textualmente casi los mismos que constan en la CPR- no hacen referencia
a accin alguna, esto es, no califican denticamente ningn accionar.
Luego, al no aportar propiamente razones para la accin (desde el punto
de vista de la dimensin directiva) y al representar un estado de cosas

14
Atienza y Ruiz Manero han detallado, a modo ejemplificativo, cuatro supuestos en los
que los principios institucionales pueden triunfar sobre los sustantivos, entre ellos los
que suscitan que se decrete un estado de sitio o de excepcin (preservacin de la
estabilidad del sistema por sobre ciertos derechos y libertades), o que se dicte la prisin
provisional de un ciudadano (efectividad del proceso penal por sobre la libertad
individual). Id., p. 127.
15
Ibdem, p. 129

324
LA DETERMINACIN DE LOS EFECTOS TEMPORALES EN LA SENTENCIA

ms bien indiferente (desde la dimensin valorativa), el enunciado as


expresado podra ser catalogado como una regla puramente constitutiva,
fuera del plano regulativo16. El enunciado La declaratoria de inconstitu-
cionalidad no tendr efecto retroactivo, en consecuencia y desde el punto
de vista del ordenamiento jurdico- resultara tan indiferente como el
enunciado Los derechos sucesorios se transmiten desde el momento de la
muerte 17. Pero ello no se corresponde con el sentido de la disposicin
constitucional que nos interesa, que en efecto s que contiene un
importante valor al que pretende dar cobertura, tanto como las razones
para la accin que tambin aporta si nos situamos en el contexto de un
Estado Constitucional, como veremos.

Lo anterior nos lleva a realizar una segunda reconstruccin, algo


ms comprensiva del enunciado de nuestra referencia, en los siguientes
trminos:

Si el Tribunal Constitucional, en ejercicio de sus atribuciones, llegara a


constatar la incompatibilidad de una disposicin legal (sentido amplio) con la
Constitucin, deber declarar la consecuente inconstitucionalidad, sin efectos
retroactivos sobre el particular de que se trate

En esta versin, hemos reducido el enunciado a una forma


condicional en el que la condicin de aplicacin est constituida por un
determinado estado de cosas (la incompatibilidad constitucional), y el
consecuente lo integra una accin modalizada mediante un operador de
mandato (el deber de declarar la inconstitucionalidad, con efectos ex
nunc, para el futuro). Pero a qu se debe la inclusin de un sujeto a
quien hemos correlacionado una accin calificada denticamente? Pues
ello obedece a dos motivos: la imputacin que habra que realizar al
rgano que tenga atribuida la potestad de emitir tales declaratorias de
inconstitucionalidad, que en este caso es el Tribunal Constitucional (Art.
276.1 CPR); y, la necesidad de conectar la determinacin de los efectos
temporales de la declaracin en ella misma, es decir, en la propia accin
imputable al sujeto.

16
Vid. ATIENZA y RUIZ MANERO, Las piezas del Derecho Op.cit., p. 91
17
Id., p. 197. Ejemplo tomado de las Conclusiones.

325
JORGE BAQUERIZO MINUCHE

Con esta traduccin del significado de la norma, queremos negar


que el efecto irretroactivo de la declaratoria de inconstitucionalidad sea
un rasgo esencial e inmutable- a sta o un carcter que le viene dado por
su propia naturaleza, segn podra pensarse desde una interpretacin
literal de la disposicin constitucional; afirmamos, por el contrario, que
ese efecto en el tiempo es (o debera ser) declarado por los jueces
constitucionales accesoriamente a la inconstitucionalidad que dicta-
minan.

Esto se puede entender slo si comprendemos que la jerarquizacin


estricta de razones no es compatible con el funcionamiento de un sistema
jurdico evolucionado18, donde la compleja empresa de determinar los
efectos temporales que acompaan la expulsin de una norma incons-
titucional no puede depender de una respuesta unvoca (que atiende
siempre a una sola razn), peor de una respuesta predeterminada cuya
pretensin sea colmar todos los casos de la experiencia jurdica (sobre la
base del absolutismo de esa misma razn). La nutrida existencia de prin-
cipios sustantivos e institucionales en las Constituciones contemporneas
que frecuentemente se hayan en estados de concurrencia o tensin-
imponen, pues, respecto a esta materia, una actitud crtica prctica por
parte del Tribunal Constitucional, el que lejos de permanecer impasible
ante la literalidad, debe atender a las razones operativas que encierra la
norma constitucional de la cual es destinatario. Y es que dicha norma no
puede ser confundida con una regla, susceptible de aplicacin mecnica,
sino que debe ser dimensionada dentro de la plataforma de los prin-
cipios, a donde corresponde 19.

Si somos conscientes de tal realidad, podramos afirmar en conse-


cuencia que el enunciado jurdico analizado encuentra su identificacin
en un principio institucional en sentido estricto, dado que las especificidades
que antes expusimos sobre este tipo de normas se advierten plenamente
en aqul. Vamos a ver:

18
Vid. ATIENZA, Manuel, El Derecho como argumentacin, p. 241
19
El nuevo paradigma constitucionalista en el que estamos inmersos resulta incompatible
con una aplicacin mecnica de las normas, y obliga al intrprete a realizar constantes
ponderaciones para poder concretar tales valores de forma que afecten a las
circunstancia del caso. Cfr. RDENAS, ngeles, Qu queda del positivismo jurdico? en
DOXA, Cuadernos de Filosofa del Derecho N. 26 (2003), p.419

326
LA DETERMINACIN DE LOS EFECTOS TEMPORALES EN LA SENTENCIA

i) Su destinatario central es un rgano aplicador del Derecho: el


Tribunal Constitucional, quien tiene la potestad de declarar la
inconstitucionalidad de las normas con la determinacin de los
efectos del fallo en el tiempo;
ii) Estructuralmente, sus condiciones de aplicacin son abiertas (trata-
miento genrico de los casos de incompatibilidad constitucional), en
tanto que la calificacin dentica presupone, en principio, un grado
de cumplimiento pleno de las consecuencias normativas (al modo de
los principios en sentido estricto); y,
iii) La razn subyacente que justifica la prescripcin normativa, deriva
de las exigencias del propio Derecho visto como Institucin; es decir,
se trata de una razn institucional, que no es otra que la seguridad
jurdica, entendida como principio rector del funcionamiento interno
del Derecho.

Profundizando en esta ltima caracterstica, valdra revisar breves


fragmentos de lo que en torno a la fundamentacin de esta disposicin
constitucional de irretroactividad han dicho la doctrina y la juris-
prudencia ecuatorianas:

Ahora bien, el mismo artculo 278, considerando que dicha sentencia versa
sobre la validez o invalidez de una ley o norma jurdica, dice que no tendr efecto
retroactivo. En otros trminos, aplica el principio de seguridad jurdica () Por
ende, se evita que la resolucin o sentencia de inconstitucionalidad ocasione un
caos en todo el trfico jurdico, lo cual se producira si la anulacin de la ley
inconstitucional tambin llegara a provocar la nulidad de todos los actos u
operaciones jurdicas realizadas al amparo de la norma que posteriormente se
declara invlida por contradecir la Constitucin. Esta solucin es exigencia de la
certeza en el orden jurdico20. (El subrayado es mo)

Se debe aadir que, por disposicin de la misma Constitucin, la anulacin


de un precepto constitucional, previa la correspondiente declaratoria de este
Tribunal, no tiene efecto retroactivo, lo que se fundamenta en el principio de

20
SERRANO PUIG, Armando (ex magistrado del Tribunal Constitucional y de la Corte
Suprema de Justicia) en La irretroactividad de la declaratoria de inconstitucionalidad en el
Ecuador, ponencia presentada en las I Jornadas Internacionales de Derecho
Constitucional, Quito, 29 de noviembre de 2006, p. 51 y
52.http://www.tribunalconstitucional.gov.ec/documentos/JornadasDerechoConstituci
onal2006.pdf

327
JORGE BAQUERIZO MINUCHE

seguridad jurdica, pues, en caso contrario, correspondera la revisin de todos


los actos que emanaron de la aplicacin del precepto irregular21. (El subrayado
es mo)

El artculo 278 de la Carta Poltica seala que la declaratoria de inconstitu-


cionalidad no tiene efecto retroactivo() a su vez el inciso segundo del artculo
22 de la Ley Orgnica de Control Constitucional establece que la declaratoria de
inconstitucionalidad de la resolucin no afectar las situaciones jurdicas surgidas
al amparo de tales normas antes de la declaratoria de inconstitucionalidad,
precep-to que precautela la seguridad jurdica garantizada en el artculo 23
numeral 26 de la Constitucin22. (El subrayado es mo)

Como se puede advertir, el comn denominador de estas citas se


afinca en la necesidad de que el sistema jurdico no se vea alterado por
una declaracin de inconstitucionalidad, finalidad en la cual la seguridad
jurdica -en tanto constituye una suma equilibrada de certeza y
legalidad23- juega el papel estelar. Se apela, pues, a la seguridad jurdica
como razn nuclear del orden jurdico y presupuesto de su institucio-
nalidad, o ms brevemente, a la seguridad del Derecho mismo 24.

En este orden de ideas, es oportuno mencionar que Los principios


institucionales (para decirlo rpidamente) son todos aquellos que consi-
deramos vinculados a la seguridad jurdica, y que vienen a coincidir
bastante con lo que Fuller llamaba moralidad interna del Derecho 25; esto es,
aquella estructura edificada por ocho principios de legalidad cuya

21
MORALES TOBAR, Marco (ex Presidente del Tribunal Constitucional), Las relaciones
entre Poder Judicial y Tribunal Constitucional a propsito del control represivo de
inconstitucionalidad de preceptos legales en Ecuador y los efectos de las Sentencias en Estudios
Constitucionales, Revista del Centro de Estudios Constitucionales de la Universidad de
Talca, Chile. Ao 3, No.1 (2005), p. 189.
http://www.cecoch.cl/revista/docs/estudiosconst/1n_3_2005/10.pdf
22
Considerando Segundo de la Providencia del Tribunal Constitucional del 17 de octubre
del 2006, anexa a la Resolucin de inconstitucionalidad No. 002-2005-TC, publicada en
Suplemento del Registro Oficial No. 382 del 23 de octubre del 2006.
23
Es oportuno apuntar, desde ya, que la seguridad jurdica tambin se compone, adems
de certeza y legalidad, de otros elementos: jerarqua y publicidad normativa,
irretroactividad de lo no favorable e interdiccin de la arbitrariedad. Cfr. STC 27/1981 del
Tribunal Constitucional espaol.
24
RADBRUCH, Gustav, citado por Ricardo GARCA MANRIQUE en Radbruch y el valor
de la seguridad jurdica, Anuario de Filosofa del Derecho, Tomo XXI (2004), p. 267
25
Vid. ATIENZA, Manuel, El derecho como argumentacin, p. 240 y 241.

328
LA DETERMINACIN DE LOS EFECTOS TEMPORALES EN LA SENTENCIA

ausencia absoluta implicaba, para Fuller, no un mal sistema jurdico sino


algo que no podra calificarse como sistema jurdico26. En donde cabe destacar
que la no retroactividad jurdica es justamente, y en opinin del autor en
cita- uno de aquellos principios que componen el complejo institucional
del Derecho.

As, pues, es palmario que el enunciado constitucional de irretro-


actividad de las declaraciones de inconstitucionalidad, que encuentra su
razn de ser en la seguridad jurdica, es un principio institucional: apunta
al modelo de sistema jurdico, a quien intenta preservar en su correcto
funcionamiento. Encierra, por tanto, una razn centralmente institucional,
y dado que su estructura no se limita a las condiciones fcticas y jurdicas
existentes sino que pretende prevalecer plenamente, se trata claramente
de un principio institucional en sentido estricto.

II. Valores Institucionales vs. Valores Sustantivos. Un ejercicio de


argumentacin en un caso prctico.-

El valor institucional de la seguridad jurdica, en todo caso, no es ni


puede ser absoluto, ni tampoco pueden serlo -por tanto- los principios
que encuentren su fundamento en aqul. Esta afirmacin se deduce si
partimos del carcter derrotable de los principios en un contexto
general27, de donde se sigue que existen razones de correccin que en
determinados casos de concurrencia pueden prevalecer frente a razones
institucionales, logrando en ese caso la victoria de un valor sustantivo
(como podra ser, v. gr., la justicia material). Un claro ejemplo de ello es
lo que propugna la tesis de la clusula Radbruch: el Derecho
extremadamente injusto no es Derecho.

26
Vid. SILTALA, Raimo, Derecho, Moral y Leyes inmorales, en DOXA, Cuadernos de
Filosofa del Derecho, No.8 (1990), p.p. 159-161.
27
Para que la coexistencia de los principios y valores sea posible es necesario que pierdan
su carcter absoluto () Concebidos en trminos absolutos, los principios se
convertiran rpidamente en enemigos entre s. Al final, uno se erigira en soberano
sobre todos los dems y slo permitira desarrollos consecuentes con l. Pero en las
Constituciones pluralistas no cabe que esto sea as. Los principios y los valores deben ser
controlados para evitar que, adquiriendo carcter absoluto, se conviertan en tiranos
Vid. ZAGREBELSKY, Gustavo, El Derecho Dctil. Ley, derechos, justicia (traduccin de
Marina Gascn), Sexta Edicin. Editorial Trotta, Madrid, 2005, p. 125

329
JORGE BAQUERIZO MINUCHE

Segn sta, hay ocasiones en que la seguridad jurdica no puede


prevalecer, porque si las normas son extraordinariamente injustas
entonces el valor de aquella ya no significa prcticamente nada, su peso
ser mnimo. Manuel ATIENZA, quien cita este ejemplo28, explica que en
el contexto del Estado Constitucional la dialctica entre esas razones
(sustantivas e institucionales) se plantea en trminos internos, esto es,
entre dos tipos de valores igualmente reconocidos por el sistema jurdico,
lo cual deja en evidencia las naturales tensiones que se muestran por el
carcter no absoluto de los principios.

Robert ALEXY, por su parte, y comentando la doctrina del Tribunal


Constitucional Federal (TCF) alemn sobre los homicidios cometidos por
los centinelas del Muro de Berln, pone de relieve que el principio de
seguridad jurdica y el principio de justicia material ambos reconocidos
por la jurisprudencia constante del TCF como manifestaciones del Estado
de Derecho- son precisamente un ejemplo clsico de pareja de coli-
sin 29. En el anlisis de la respectiva sentencia, ALEXY critica fuerte-
mente que el TCF haya considerado que el principio de seguridad
jurdica pueda ser peor valorado que el de justicia material en caso de una
contradiccin insoportable entre el derecho positivo y la justicia; para el
profesor de Kiel, en tales casos, -y si se toma en serio la Frmula de
Radbruch que el propio Tribunal haba invocado en su resolucin- una
ley tiene que ceder ante la justicia 30.

Nuestra posicin, de cualquier modo, se centra en evitar la antes


comentada jerarqua estricta de valores, atendiendo a que en el contexto
de un Estado Constitucional stos no se compadecen de una ciencia en su
articulacin sino de una prudencia en su ponderacin31, donde la
concurrencia de principios se decante en favor de aqul cuyo peso se
considere ms decisivo a la vista de las propiedades de cada caso. En la
cuestin que de inicio plantebamos, es patente que si hemos concluido
que el enunciado de irretroactividad est formulado en un principio
institucional, ste no podr ser absoluto, ni en consecuencia ser

28
Op. cit., p. 241
29
Vid. Derecho injusto, retroactividad y principio de legalidad penal (traduccin de Daniel
Oliver-Lalana), en DOXA, Cuadernos de Filosofa del Derecho, No. 23 (2000), p. 216
30
Id. p. 219
31
Vid. ZAGREBELSKY, Op. cit., p. 125

330
LA DETERMINACIN DE LOS EFECTOS TEMPORALES EN LA SENTENCIA

jurdicamente admisible que la solucin ofrecida por la razn institu-


cional de tal principio sea aplicada a la totalidad de los casos. Habr
desde luego casos difciles donde otro tipo de razones puedan prevalecer,
y eso es exactamente lo que intentaremos demostrar en nuestro caso
prctico.

Pues volviendo al principio institucional que hemos extrado del


Art. 278.1 CPR, parece evidente que hara falta agregar, para una final y
completa reconstruccin, su carcter derrotable. Por tanto, lo expresamos
como sigue en su versin definitiva:

Si el Tribunal Constitucional, en ejercicio de sus atribuciones, llegara a


constatar la incompatibilidad de una disposicin legal (sentido amplio) con la
Constitucin, deber declarar la consecuente inconstitucionalidad, sin efectos
retroactivos sobre el particular de que se trate, salvo que en relacin con la
eficacia temporal del fallo concurra otro principio que ordene otra cosa y que,
segn las propiedades del caso, tenga un mayor peso.

Esta enunciacin de la disposicin constitucional estudiada, nos


permite ya dimensionar adecuadamente su estructura y su operatividad
en el razonamiento prctico, donde el valor institucional de la seguridad
jurdica aporta para el sujeto destinatario una razn categrica y
operativa no perentoria o no protegida. Con esta informacin podemos
ahora ejercitar un esquema de argumentacin sobre la base de un caso
real.

II.A.- Anlisis de la Resolucin del Tribunal Constitucional No. 002-


2005-TC.-

La Resolucin a la cual nos referiremos declar la inconstitucio-


nalidad de varios artculos de una ley reformatoria al Cdigo de
Procedimiento Penal ecuatoriano, contradictorios con algunas garantas
constitucionales del debido proceso. Sin embargo, lo llamativo de esta
sentencia no se encuentra en su parte resolutiva propiamente dicha -que
con un razonamiento aceptable declar la pertinente inconstitucio-
nalidad- sino en una posterior providencia publicada conjuntamente
con la Resolucin principal. Es en esta decisin ulterior donde el
Tribunal, con gran ambigedad, determin los efectos temporales de la

331
JORGE BAQUERIZO MINUCHE

declaratoria de inconstitucionalidad realizada, que es lo que nos interesa


a efectos de este trabajo. Pero veamos sucintamente algunos antece-
dentes.

II.A.1) Antecedentes.-

La ley declarada inconstitucional en varios de sus artculos (Ley No.


2003-101)32, introdujo en el Cdigo de Procedimiento Penal (CPP) una
figura jurdica denominada detencin en firme, llamada a ser una medida
cautelar de carcter personal que asegure la presencia del acusado en la
etapa del juicio. Su peculiaridad radicaba en dos rasgos: a) no obstaba, y
ms bien conflua simultneamente con la prisin preventiva, medida
cautelar personal por antonomasia en la legislacin procesal; y, b) al
contrario de sta, la detencin en firme no tena lmite de caducidad, pues
una vez que era impuesta slo poda revocarse con el dictado de la
sentencia.

A simple vista, la Ley reformatoria haba duplicado las medidas


cautelares de orden personal, asegurando que la nueva detencin en firme
se prolongara en el tiempo indefinidamente; esta fue la solucin ideada
por los legisladores para combatir el catalogado problema social de los
reos que legalmente recuperan su libertad al caducar la prisin preven-
tiva y no obtener una sentencia oportuna 33.

Pues bien, despus de casi cuatro aos de vigencia de las reformas


procesales y de la detencin en firme lapso en el que no faltaron las
crticas, las argumentaciones a favor, las recomendaciones de organismos
internacionales de derechos humanos, un precedente de inaplicacin en

32
Ley publicada en el Registro Oficial No. 743 del 13 de Enero de 2003. Disponible para
consulta en:
http://www.dlh.lahora.com.ec/paginas/judicial/PAGINAS/Ley.Ref.Cod.Proc.Penal.htm
33
Cfr. CPR, Art. 24: Para asegurar el debido proceso debern observarse las siguientes
garantas bsicas, sin menoscabo de otras que establezcan la Constitucin, los
instrumentos internacionales, las leyes o la jurisprudencia: () 8. La prisin preventiva
no podr exceder de seis meses, en las causas por delitos sancionados con prisin, ni de
un ao, en delitos sancionados con reclusin. Si se excedieren esos plazos, la orden de
prisin preventiva quedar sin efecto, bajo la responsabilidad del juez que conoce la
causa.

332
LA DETERMINACIN DE LOS EFECTOS TEMPORALES EN LA SENTENCIA

una causa concreta 34, el cambio de todos los vocales del TC en dos
ocasiones, e incluso la paralizacin de las actividades de ste durante 11
meses-, es que viene a resolverse la cuestionada legitimidad de aquellas
disposiciones, por va de un recurso de inconstitucionalidad que pro-
movi una colectividad de mil cuatrocientos ciudadanos.

En la Resolucin No. 002-2005-TC35, la fundamentacin medular del


fallo identific en la detencin en firme los mismos fines de la prisin
preventiva, por lo que se descarta su justificacin en el sistema procesal y
se subraya la no velada intencin del legislador en suprimir los lmites
temporales de la medida precautoria, soslayando una garanta del debido
proceso y provocando un fraude al espritu constitucional contenido en
el numeral 8 del Art. 24 de la CPR36. Asimismo el TC, luego de reproducir
fragmentos de un Informe de la Comisin Interamericana de Derechos
Humanos referente a Ecuador37, recalca que las disposiciones legales
impugnadas contravienen los artculos 9.3 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Polticos y 7.5 de la Convencin Americana sobre
Derechos Humanos, que establecen el derecho de todas las personas a ser
juzgadas dentro de un plazo razonable o a ser puestas en libertad, sin
perjuicio del decurso del proceso penal38.

Decidiendo en consecuencia, el TC declar la inconstitucionalidad


por razones de fondo y expuls del ordenamiento jurdico a las normas
de la Ley No. 101-2003 que introdujeron la detencin en firme en el CPP.

34
Un Juez de lo penal provincial, invocando el artculo 274 CPR, declar inaplicable en un
caso concreto la detencin en firme, por estimarla inconstitucional; surgida la cuestin de
inconstitucionalidad, el pleno del TC la desestim en una reida y escueta decisin: cuatro
de los nueve vocales (minora) haban votado para declarar la inconstitucionalidad. Cfr.
Resolucin 002-2003-DI, publicada en el Registro Oficial No. 230 del 11 de diciembre de
2003. Disponible para consulta en:
http://www.dlh.lahora.com.ec/paginas/judicial/PAGINAS/R.O.Diciembre.11.2003.htm
#anchor413534
35
Publicada en el Suplemento del Registro Oficial No. 382, del lunes 23 de octubre del
2006:
http://www.dlh.lahora.com.ec/paginas/judicial/PAGINAS/R.O.Octubre.23.2006.Sup.
htm#anchor83118
36
Cfr. Considerando Dcimo Sptimo de la Resolucin.
37
Cfr. Considerando Dcimo Cuarto, ibdem. En dicho informe se expresa que las
detenciones preventivas prolongadas de forma irrazonable incrementan el riesgo de
invertir la presuncin de inocencia, violando el derecho a la libertad.
38
Cfr. Considerando Dcimo Noveno, ibdem.

333
JORGE BAQUERIZO MINUCHE

Pero es de destacar que esta Resolucin, aprobada por mayora del pleno
del TC el 26 de septiembre de 2006, no fue publicada en el Registro
Oficial sino hasta casi un mes despus, el 23 de Octubre del mismo ao.

A qu se debi esta demora? Pues la respuesta podra hallarse en el


intenso debate pblico que produjo el conocimiento de la decisin,
apenas aprobada; lejos de imaginar que sta vendra a ser el remedio
contra una clara injusticia, las opiniones mayoritarias ms bien eran
crticas con el nuevo estado de cosas y con el supuesto revs que, en su
criterio, se haba dado a la seguridad ciudadana. Estas muestras lo dicen
todo:

No conozco tal resolucin, porque an no se publica en el Registro Oficial,


sin embargo la eliminacin de la detencin en firme implicara que queden en la
impunidad los delitos de narcotrfico, violacin, asesinato y robo. Sera un
atentado contra la seguridad de los ciuda-danos, pues miles de presos saldran en
libertad39

Lamentablemente, el primer sntoma que se va a dar es un problema


delincuencial, porque van a salir miles de presos que no van a conseguir trabajo
por sus antecedentes y volvern a delinquir 40.

Simplemente me parece terrible. Si todo el esfuerzo ciudadano y conjunto


hecho en beneficio de las vctimas de la inseguridad se tuerce y se nota en un
recrudecimiento de la delincuencia, ya sabemos a dnde ir a reclamar: al Tribunal
Constitucional41.

Creo que el Congreso debi preocuparse primero de hacer reformas en el


Cdigo Penal antes de que se suspenda la detencin en firme, para as agilizar el
trabajo de los juzgados que estn abarrotados de juicios. Ahora se puede producir
un caos social42.

39
Gustavo Von Buchwald, Ministro de lo Penal de la Corte Superior de Justicia de
Guayaquil, en TC derog figura de detencin en firme. Nota del Diario El Universo,
edicin del 28 de septiembre de 2006, Seccin Sucesos.
40
Carlos Achi, Subsecretario de Seguridad Ciudadana, en Fallo del TC genera dudas en su
aplicacin, nota publicada en Diario El Universo, edicin del 29 de septiembre de
2006, Seccin Sucesos.
41
Jaime Nebot, Alcalde de Guayaquil. dem.
42
Miguel Flix Lpez, Presidente (e) de la Corte Superior de Justicia de Guayaquil. Ibdem.

334
LA DETERMINACIN DE LOS EFECTOS TEMPORALES EN LA SENTENCIA

Con la decisin del TC nos cay una montaa encima. Cuntos detenidos
que no tienen sentencia irn a salir?43

Respuesta: 6.172 hombres y 630 mujeres que estn presos sin sen-
tencia en las crceles del pas, podran recuperar su libertad 44. As
informaba un medio de prensa local, con fuente en la estadstica oficial de
la Direccin Nacional de Rehabilitacin Social, el nmero de ciudadanos
detenidos y no sentenciados para ese entonces.

No obstante, la causa central del retardo del TC en publicar su


Resolucin obedeci a que, inmediatamente despus de aprobada la
declaratoria de inconstitucionalidad, tanto el Presidente del Congreso
Nacional como el Procurador General del Estado presentaron sendos
petitorios de aclaracin y ampliacin sobre aquella, que aun no haba
sido publicada. Solicitudes dirigidas a que el TC aclare, principalmente,
cules seran los efectos temporales de este fallo y cul deba ser la
posicin jurdica de los jueces ordinarios en torno al mismo.

No hizo falta esperar a que el TC se pronuncie oficialmente sobre


estos pedidos, pues sus presionados vocales tampoco tardaron en hacer
declaraciones a la prensa. As, se dijo que la derogatoria de la detencin
en firme no tiene efecto retroactivo pues as lo establece claramente la
Constitucin, agregando que no es una amnista ni una orden de
libertad para la mitad de la poblacin carcelaria45. El Presidente del TC,
por su parte, explicaba que esta declaratoria de inconstitucionalidad
solo se aplicar en beneficio de las personas que cometan delitos con
posterioridad a la publicacin [de la Resolucin] en el Registro Oficial 46;
Desde all dijo en otra ocasin a los medios- se contarn los plazos de
seis meses y el ao para que los internos se puedan acoger a la norma
constitucional que permite la libertad de los presos sin sentencia 47.

43
Jaime Velasco Dvila, Presidente de la Corte Suprema de Justicia, en Fallo del TC se
debatir hoy en Corte Superior. Nota del diario El Universo, edicin del 2 de Octubre de
2006, Seccin Sucesos.
44
TC derog figura de detencin en firme, nota periodstica antes citada.
45
Enrique Tamariz, vocal del TC, en Derogatoria de medida cautelar no es amnista, nota
publicada en Diario El Universo, edicin del 29 de septiembre de 2006, Seccin
Sucesos.
46
Santiago Velsquez, Presidente del TC, en Fallo del TC genera dudas en su aplicacin.
Nota periodstica antes citada.
47
No ser retroactiva eliminacin de la detencin en firme, nota publicada en Diario El
Universo, edicin del 11 de Octubre de 2006, Seccin Sucesos.

335
JORGE BAQUERIZO MINUCHE

Estos criterios anticipados, luego y como ya se tena previsto- son


los mismos que se expusieron el 17 de Octubre de 2006 cuando el pleno
del TC, con voto de mayora de 5 de los 9 vocales y con un voto
concurrente, aprob la providencia que, a guisa de resolver los
petitorios de aclaracin y ampliacin planteados por el Congreso y la
Procuradura, determin los efectos irretroactivos de la declaratoria de
inconstitucionalidad de la detencin en firme, as como la sujecin de los
jueces y tribunales penales a la disposicin constitucional de irretro-
actividad. La demora, pues, obedeca a que esta decisin accesoria sea
publicada conjuntamente con la principal.

II.A.2) Identificacin esquemtica de los argumentos empleados por


el TC.- 48

Consideracin central, sobre los efectos temporales de la Resolucin:

2.- El artculo 278 de la Carta Poltica seala que la declaratoria de


inconstitucionalidad no tiene efecto retroactivo y entrar en vigencia desde
la fecha de su promulgacin en el Registro Oficial; a su vez el inciso
segundo del artculo 22 de la Ley Orgnica de Control Constitucional
establece que la declaratoria de inconstitucionalidad de la resolucin no
afectar las situaciones jurdicas surgidas al amparo de tales normas antes
de la declaratoria de inconstitucionalidad, precepto que precautela la
seguridad jurdica garantizada en el artculo 23 numeral 26 de la
Constitucin; y por ende la declaratoria de inconstitucionalidad no modifica
las situaciones procesales surgidas durante la vigencia de la norma. En
consecuencia, vistas las normas citadas, tampoco procede ampliacin y
aclaracin, de textos constitucionales y legales

(El subrayado es mo).

Consideracin final, sobre la posicin jurdica de los jueces en torno


al fallo:

3.- El inciso segundo del artculo 199 de la Constitucin Poltica seala que:
Los Magistrados y Jueces sern independientes en el ejercicio de su
potestad jurisdiccional an frente a los dems rganos de la Funcin

48
Reproducimos slo los argumentos centrales del TC vertidos en la providencia
accesoria a la Resolucin 002-2005-TC, que es el objeto de nuestro estudio.

336
LA DETERMINACIN DE LOS EFECTOS TEMPORALES EN LA SENTENCIA

Judicial; slo estarn sometidos a la Constitucin y a la Ley,


consecuentemente estn obligados a cumplir con lo dispuesto en el artculo
278 de la Carta Fundamental, norma especial para el caso de declaratoria de
inconstitucionalidad de una norma. Se entiende as que cada juez es
responsable en el ejercicio de su jurisdiccin y competencia, respecto de las
materias sometidas a su juzgamiento, debiendo cumplir para el efecto con el
ordenamiento constitucional y legal vigente. En los trminos sealados
quedan atendidos los pedidos formulados.- NOTIFQUESE Y ARCH-
VESE (El subrayado es mo).

Extracto del voto concurrente en la Providencia:

[El] Tribunal Constitucional pues como rgano de control constitucional


debe garantizar los derechos fundamentales del ser humano y considerar
por tanto como excepcionales, a las medidas restrictivas del derecho que en
un proceso se dicten contra el ciudadano atacado por el Estado a travs de
una imputacin penal. Es dentro de este marco, que las decisiones del
Tribunal Constitucional deben considerarse equilibrando mediante la
aplicacin del principio de ponderacin la tensin producida entre los
derechos de la sociedad y del individuo

(El subrayado es mo).

II.A.3) Evaluacin y crtica de la decisin del TC.-

Para empezar, debemos coincidir en que esta singular providencia


del TC es preocupantemente escueta en sus razonamientos. No sin
mritos se dijo en su momento que Para vergenza de la razonabilidad
jurdica que debe acompaar a todas las decisiones que toman las
autoridades pblicas, el TC despach su decisin de irretroactividad en
un solo prrafo en el que a duras penas cita dos normas jurdicas y un
principio, los que son la base de una conclusin que no explica los
caminos argumentativos que se recorrieron para alcanzarla49. Y decimos
preocupante por cuanto la libertad de millares de ciudadanos -
conculcada ya nicamente en virtud de la inconstitucional detencin en

49
FLORES AGUIRRE, Xavier, La Detencin en Firme: Crtica de un Continuo Fraude a la
Constitucin y a la Ley en la Repblica del Ecuador, publicado en URVIO, Revista
Latinoamericana de Seguridad Ciudadana No. 1. Ediciones de la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Mayo de 2007, p. 8

337
JORGE BAQUERIZO MINUCHE

firme- impona al TC una actitud centralmente deliberativa en torno a los


derechos en juego, lo que le impeda manejar el asunto como si se
tratara de una cuestin de mero trmite cuando, en realidad, un anlisis
adecuado implicaba cuando menos una cuidadosa ponderacin 50.

Situndonos ya en la consideracin central de la providencia


(numeral 2), lo nico que atina a decir el TC aparte de reproducir los
artculos que nosotros tambin transcribimos al inicio de este trabajo- es
que la declaratoria de inconstitucionalidad no modifica las situaciones
procesales surgidas durante la vigencia de la norma; lo cual no deja de
ser una mera aseveracin, pues no encontramos ni un solo argumento
que encadenar a tal aserto. Simplemente el Tribunal se limit a para-
frasear las normas jurdicas invocadas para poder subsumirlas mecni-
camente en el caso, sin expresar de ninguna forma razones jurdicamente
vlidas, aptas para justificar la decisin51.

La total ausencia de motivacin jurdica 52 en la providencia de


marras es notoria; fruto de este vicio sern las serias dificultades en la
aprehensin de sus alcances, que han quedado desperdigados en un
oscuro panorama de arbitrariedad. Es de lamentar que siendo una deci-
sin privativa y restrictiva de derechos, el TC haya olvidado esta sustan-
cial exigencia que aqu adquiere una intensidad mxima 53, donde la sola
invocacin de las normas aplicables54 resulta jurdicamente insuficiente.

Esta pobreza de razones esgrimidas por el TC tampoco encuentra


una hipottica justificacin en las declaraciones (antes citadas) de sus
vocales. Decir que el fallo no tiene efecto retroactivo porque as lo
establece la CPR, no nos dice nada que no provenga de una interpre-
tacin o mejor dicho, de una lectura- literal de la norma constitucional; y
decir que tal decisin no es una amnista ni una orden de libertad, y que

50
dem.
51
Cfr. Art. 19 del Cdigo Modelo Iberoamericano de tica Judicial, sobre el concepto de
motivacin.
52
dem, Art. 20.
53
Ibdem, Art. 22
54
Ibdem, Art. 24. Cfr. Art. 24, nm. 13, CPR: Las resoluciones de los poderes pblicos
que afecten a las personas, debern ser motivadas. No habr tal motivacin si en la
resolucin no se enunciaren normas o principios jurdicos en que se haya fundado, y si
no se explicare la pertinencia de su aplicacin a los antecedentes de hecho

338
LA DETERMINACIN DE LOS EFECTOS TEMPORALES EN LA SENTENCIA

de sus efectos se beneficiarn solamente las personas que cometan delitos


con posterioridad a la publicacin de aquella, pues de ningn modo es
aportar argumentos que sustenten la decisin, sino limitarse a explicar
sus consecuencias.

El gran inconveniente de la primera declaracin radica en que una


lectura fra de la norma constitucional, al estilo de un jurista con
anteojeras, no puede dar cuenta del principio de unidad de la Constitu-
cin ni de su concordancia prctica, que obligan a considerarla como un
complejo normativo coherente y armnico55; la inutilidad de las otras
aserciones, en cambio, viene a ser el resultado de que aquellas no corres-
ponden a un contexto de justificacin: explican, pero no justifican nada.

Luego, y mediando la inexistencia de justificacin de la providen-


cia accesoria, el TC ha dado por sentada una interpretacin literal del
Art. 278.1 CPR segn la cual debe entenderse a la irretroactividad de las
declaratorias de inconstitucionalidad como un efecto de mximo grado
que no admite matices; de ah que textualmente haya consignado que las
situaciones procesales surgidas durante la vigencia de la norma incons-
titucional, no sern modificadas. Pues bien, valdra ahora preguntar si las
consecuencias derivadas de este automtico encuadramiento guardan
coherencia con los principios fundamentales sustentados por la propia
Constitucin.

Ante todo, stas son las consecuencias:

- Casi 7000 ciudadanos -entre hombres y mujeres- procesados pero no


sentenciados, seguiran siendo privados de su libertad individual en
virtud de una figura legal ya declarada inconstitucional (la deten-
cin en firme), lo cual supone la aplicacin de una norma jurdica
inexistente;

55
Resulta curioso que el TC, en la propia Resolucin principal, haya expresado en el
Considerando Octavo lo siguiente: OCTAVO.- El mtodo sistemtico de interpretacin
constitucional, gua al intrprete para entender a la Constitucin como un todo orgnico,
es decir, que no se puede analizar a la norma en su forma individual, sino que se la tiene
que comprender prestando atencin a la finalidad que persigue el conjunto normativo.
Al efecto, para nadie es ajeno que el Estado ecuatoriano se ha dado un ordenamiento
jurdico, cuya cspide es la Constitucin Poltica del Estado, que tiene como fin la
proteccin de los derechos, libertades y garantas del ser humano.

339
JORGE BAQUERIZO MINUCHE

- Contrastando ello con las garantas del Debido Proceso, se soslayara


la exigencia constitucional de limitar la privacin de libertad en los
casos y por el tiempo prescrito en la ley, segn el Art. 24, nm. 6, CPR;
- Asimismo, la continuada eficacia de la norma inexistente conllevara
un extrao caso de ultractividad de la ley penal en perjuicio del
imputado (ultractividad im pejus) 56, con lo cual se invierte el principio
de interpretacin ms favorable al reo, extrado del Art. 24, nm. 2,
CPR;
- Esta ultractividad desfavorable, por otro lado, impondra una
manifiesta desigualdad ante la ley entre los ciudadanos a quienes se
haya enjuiciado penalmente antes o despus de la publicacin del
fallo del TC: los primeros, sujetos a una inconstitucional detencin
en firme que no tiene lmites en el tiempo mientras no exista senten-
cia; los segundos, slo afectos a la prisin preventiva como medida
cautelar limitada constitucionalmente. O lo que es lo mismo: el
derecho a ser juzgado en un tiempo razonable sera reconocido en
partes desiguales por el sistema jurdico;
- Asimismo, continuara irrazonablemente invertida en el tiempo la
presuncin de inocencia de toda persona no condenada, acorde al Art.
24, N. 7, CPR; y,
- Se seguira consumando el fraude al espritu constitucional al
eludirse la limitacin temporal de las medidas cautelares personales,
dada por el Art. 24, nm. 8, CPR.

Estas abrumadoras consecuencias jurdicas responden claramente a


nuestra inquietud: la decisin del TC que ha otorgado efectos absoluta-
mente irretroactivos al fallo de inconstitucionalidad, no se compadece de
ninguna manera, ni remotamente, con el contexto de un Estado Consti-
tucional. La interpretacin y aplicacin literal de la norma constitucional
ha llevado a que el TC, paradjicamente, desbarate el sistema de
derechos fundamentales instaurado en la CPR: pues ni en su actividad
interpretativa ha tomado en cuenta el principio de mxima favorabilidad

56
La verdad es que no conocemos teora de la ley penal alguna que pueda amparar ello.
Cuando la ultractividad de una ley se admite, es excepcionalmente y ello ocurre () slo
cuando la norma derogada es ms favorable para el justiciable (ultractividad im melius),
pero no a la inversa. Vid. CABALLERO BRUN, Felipe, Derecho penal sustantivo y efectos
en el tiempo de la sentencia del Tribunal Constitucional que declara la inconstitucionalidad de un
precepto legal en Revista de Derecho (Valdivia), Vol. XIX N2, diciembre 2006, p. 170.
Web: http://www.scielo.cl/pdf/revider/v19n2/art08.pdf

340
LA DETERMINACIN DE LOS EFECTOS TEMPORALES EN LA SENTENCIA

para la efectividad de los derechos y garantas constitucionales57, ni con


su decisin ha permitido que el libre y eficaz goce y ejercicio de los
derechos humanos se encuentre ya garantizado a todas las personas sin
discriminacin alguna 58; as como tampoco quedan ya en pie para los
ciudadanos perjudicados por esta decisin- aquellas garantas mnimas
que respaldan el derecho al Debido Proceso y a una justicia sin
dilaciones59.

Lo anterior es desconcertante: en este particular, el TC no slo que


ha sido esquivo en mostrar razones para justificar su decisin, sino que
tambin ha olvidado el anlisis valorativo de las consecuencias que
aquella traera aparejadas60, difcilmente admisibles desde el propio
programa constitucional. Siendo ms grave por la importancia de los
derechos afectados, es notorio que esta falta de razonabilidad en las
consecuencias61 desemboca en otro desacierto del TC; tanto como la falta
de prudencia de quienes siendo jueces constitucionales no tuvieron
reparos en decidir sin justificar, sin meditar y sin valorar.

Y si lo anterior es desconcertante, lo que aqu hemos identificado


como consideracin final de la providencia (numeral 3), nos muestra
un prrafo ininteligible. Despus de sealar la disposicin de la CPR que
somete a los magistrados y jueces exclusivamente a la Constitucin y a
la Ley, el TC expresa que stos, consecuentemente, estn obligados a
cumplir con lo dispuesto en el artculo 278 CPR, por ser una norma
especial para el caso de declaratoria de inconstitucionalidad; finalizando
que cada juez es responsable en el ejercicio de su jurisdiccin y
competencia, respecto de las materias sometidas a su juzgamiento.

57
CPR, Art. 18.2
58
CPR, Art. 17. Cfr. Art. 23, nm. 3, dem.
59
CPR, Art. 23, nm. 27
60
Cfr. Art. 71 del Cdigo Modelo Iberoamericano de tica Judicial.
61
Parece sin duda esencial que la justificacin de cualquier decisin en un rea no
gobernada por una regla obligatoria concreta, o cuando dicha regla sea ambigua o
incompleta, deba proceder comparando y evaluando las decisiones propuestas a la luz
de las consecuencias. Neil MACCORMICK, citado por BENGOETXEA, Joxerramn, en
Una defensa del consecuencialismo en el derecho. Tlos, Revista Iberoamericana de
Estudios Utilitaristas, N II/2 (1993), pp. 31-68.

341
JORGE BAQUERIZO MINUCHE

De la lectura de este ambiguo considerando, saltan al menos dos


alternativas disyuntivas- para los tribunales penales: obrar vinculados
solamente a la Constitucin y a la Ley y, en consecuencia, decidir de
forma independiente segn su libre criterio judicial; o, acatar la disposi-
cin del TC y aplicar con carcter obligatorio la norma especial del Art.
278.1 CPR (con el sentido interpretativo dado por aqul). Como fuere, el
hecho es que segn el TC, cada rgano juzgador tiene la responsabilidad
de ejercer su potestad jurisdiccional segn su competencia (una autntica
verdad de Perogrullo).

Para concluir nuestro anlisis, diremos que esta enredada ambige-


dad viene a cerrar dificultosamente el texto de una providencia altamente
contradictoria con los fundamentos jurdicos en que descansaba la Reso-
lucin principal a la que accede, que en su diminuto contenido retuerce la
razn y los valores ltimos del sistema jurdico (Justicia, Igualdad,
Libertad); en fin: un vergonzoso precedente en la interpretacin consti-
tucional y en el entendimiento del Derecho.

II.B) Ejercicio argumentativo.-

Partiremos de una primera duda que se cierne sobre el anlisis


anterior, cual es, si el sacrificio de los derechos fundamentales de esos
miles de detenidos sin sentencia se encontrara justificado por el mayor
peso de algn otro valor constitucional. Sabemos que el TC carg todo el
peso de su decisin accesoria por precautelar la seguridad jurdica; pero
nos llama la atencin que la haya identificado dentro del catlogo de
derechos de la CPR (Art. 23, nm. 26) 62 sin especificar quines seran los
sujetos titulares de ese derecho que se veran afectados de no contem-
plarse la interpretacin literal de irretroactividad en grado mximo.

En este sentido, si el TC sublim el desmedro o la negacin, con


ms propiedad- de los derechos de libertad individual, igualdad y
debido proceso de ley, por preferir el derecho a la seguridad jurdica (como
lo configura la disposicin constitucional invocada), su decisin no slo
sera injustificada o inconsecuente, sino tambin absurda; ello porque una
eventual decisin en contrario, que haya pesado mejor a esos derechos de

62
Cfr. Consideracin Central: Numeral 2 de la Providencia.

342
LA DETERMINACIN DE LOS EFECTOS TEMPORALES EN LA SENTENCIA

los ciudadanos detenidos, no afectaba el derecho a la seguridad jurdica de


nadie. stas son las razones:

- Si nos referimos a los propios 7000 detenidos, es paradjico afirmar


que su seguridad jurdica se estara afectando; conculcados en su
libertad por efectos de una norma inexistente que se aplica con
efectos perjudicialmente ultractivos, es justamente ese derecho el
que se vaca con esta decisin;
- Si nos referimos a las vctimas de los delitos por los que se acusa a
los detenidos sin sentencia, valdra decir que su seguridad jurdica -
entendida aqu dentro de la ramificacin con la tutela judicial
efectiva- tampoco se ve afectada, ya que no se trata de que el juicio
penal concluya ni de que la pretensin punitiva se interrumpa; se
trata de que debe existir un tiempo razonable de privacin cautelar,
en subsidio del cual existe el derecho a esperar el resultado final del
enjuiciamiento en libertad63;
- Y si nos referimos, agotando ya una ltima opcin, al derecho a la
seguridad jurdica de la sociedad, como parece indicar el vocal
que emiti el voto concurrente cuando consign que las decisiones
del TC deben considerarse equilibrando la tensin producida entre
los derechos de la sociedad y del individuo, diremos que ello a ms
de impreciso resulta falso: Para empezar, la seguridad jurdica no es

63
[E]l problema que se presenta, es que una vez que obtiene libertad el procesado, este
desaparece, fuga del pas y no se vuelve a saber de l, especialmente si el delito que se le
atribuye es grave y llegar el momento en que no comparezca al juzgamiento, ni mucho
menos a cumplir la pena (). Fragmento de la contestacin de la demanda de
inconstitucionalidad de la Ley 2003-101, por parte del Subsecretario Jurdico de la
Presidencia de la Repblica. Cfr. Resolucin 002-2005-TC, antes citada, acpite
Contestaciones a la Demanda. En esta crtica, cabe descubrir una clara falacia: de las
limitaciones temporales a una medida cautelar de orden personal no se sigue que
aquellas sean la causa de la frustracin del proceso penal, como parecera indicar el
interlocutor (si no hay justicia penal es porque los detenidos a quienes liberamos se
fugan; luego, no los liberemos); Esta argumentacin falaz no toma en cuenta que
existen otros factores que verdaderamente influyen en el mentado fracaso de la
jurisdiccin penal y en la ausencia de tutela judicial efectiva para las vctimas del delito,
entre ellos: el mal funcionamiento del sistema procesal penal, la ausencia de una
verdadera defensa pblica, el mal manejo del sistema acusatorio, el poco manejo de las
herramientas de la oralidad por parte de todos los actores del sistema, las formalidades
excesivas de los procesos, las prcticas abusivas de los abogados defensores, el abuso de
la prisin preventiva, la lentitud de fiscales, jueces y tribunales, etc. . Vid. SIMON,
Farith, Sobre el fallo del Tribunal Constitucional respecto a la detencin en firme, comentario
publicado en:
http://www.lexis.com.ec/lexis/archivosNoticiasHome/SOBRE%20EL%20FALLO%20
DEL%20TRIBUNAL%20CONSTITUCIONAL.htm

343
JORGE BAQUERIZO MINUCHE

un derecho de ejercicio colectivo sino individual; y en segundo


trmino, la seguridad jurdica de cada uno de los ciudadanos
ecuatorianos a menos que formen parte de los dos anteriores
grupos de quienes ya nos hemos referido- en nada se compromete
por una decisin judicial de la que no forman parte y respecto de la
cual no reciben sus efectos, que por cierto no modifican en lo
absoluto su situacin jurdica 64.

En consecuencia, es patente que la seguridad jurdica -vista desde la


dimensin de los derechos pblicos subjetivos- no constitua contrapeso
alguno para justificar los desequilibrios ocasionados por la decisin de
irretroactividad mxima del TC; sencillamente nadie se hubiera visto
afectado en ese derecho. Pero, recordemos, los jueces constitucionales no
siquiera sopesaron valores: ms bien tomaron el derecho a la seguridad
jurdica como razn operativa perentoria que no admita deliberaciones
en torno al Art. 278.1 CPR, al que dieron aplicacin absoluta.

Se tiene entonces que hasta interpretando literalmente la Consti-


tucin, el TC yerra en dar la respuesta propia del autmata; pues una
defensa de corte mecanicista no se fundamentara en la seguridad
jurdica como derecho, sino como valor institucional del Derecho y prin-
cipio informador supernormativo del ordenamiento jurdico 65, en virtud
del que no se podra permitir la revisin de los actos y relaciones
pretritas que componen la compleja fenomenologa jurdica, porque
pondra en entredicho el funcionamiento de las pautas razonables de
previsibilidad como presupuesto del Estado de Derecho. Aadiendo,
claro est, un carcter absoluto a ese valor institucional.

64
Otra interpretacin sobre la vaguedad del trmino derechos de la sociedad empleado
en el voto concurrente, consistira en la apelacin a un atpico derecho a la seguridad
ciudadana nocin reciente que expresa un inters colectivo a vivir con la mayor
proteccin del Estado ante los embates de la delincuencia-. Sin embargo, tampoco existe
una conexin directa entre la inseguridad ciudadana y la exigencia de limitar
razonablemente en el tiempo las medidas cautelares. Sostener esta conexin dentro de la
decisin accesoria del TC a efectos de poner en la balanza a la seguridad ciudadana-
implicara el grave error de abrir los parmetros deliberativos de un concreto conflicto
de derechos, a los intereses que cualquier persona o colectividad pueda creer
comprometidos por futuras y eventuales posibilidades (la posibilidad de que los
detenidos sin sentencia vuelvan a delinquir). Se tratara de una falsa ponderacin.
65
PREZ LUO, Antonio-Enrique, Seguridad jurdica y sistema cautelar, en DOXA,
Cuadernos de Filosofa del Derecho, No. 7 (1990), p. 331.

344
LA DETERMINACIN DE LOS EFECTOS TEMPORALES EN LA SENTENCIA

Lo anterior no es ya absurdo, pero en cambio s que nos plantea


serios inconvenientes si vemos tal argumento desde el paradigma de un
Estado Constitucional. En el presente ejercicio vamos a reproducir las
posiciones con las que se ha tratado de resolver este dilema, confron-
tando los argumentos vertidos, y -al final- intentando nosotros mismos
sustentar una propuesta de solucin.

II.B.1) Primera posicin: La irretroactividad es absoluta.-

Soy del criterio de que la norma que se debe aplicar es, en todo
caso, la del inciso primero del Art. 278 de la Carta Constitucional, por las
siguientes consideraciones: 1) Porque las providencias de detencin en
firme que hayan sido dictadas con anterioridad al 26 de Octubre en que
se public en el Registro Oficial la declaratoria de inconstitucionalidad
(), lo fueron con apego a la ley vigente al momento en que se las dict
y, por consiguiente, son absolutamente legales en su origen; 2) Porque la
irretroactividad prevista en el mencionado Art. 278, inciso primero, de la
Ley Fundamental ecuatoriana, es absoluta y no relativa () En efecto, la
norma invocada dispone con norma de imperio, que la declaratoria no
tendr efecto retroactivo, sin sujetarla a condicin o circunstancia alguna
que amenge la rigidez de tal norma mandatoria, como podra ser el que
se hubiera contemplado algn caso de excepcin para ella () Es, insisto,
una irretroactividad absoluta 66

No compartimos esta posicin en ninguna de sus partes, por cuanto


su visin coincide con la clsica identificacin del Derecho como un
sistema de reglas, cuyo carcter todo o nada es la materia propia del
razonamiento subsuntivo y del silogismo racionalista. No nos parece que
debamos extendernos, toda vez que a lo largo de este trabajo hemos
expuesto nuestra opinin en contrario. Sin embargo, y siendo justos, cabe
admitir que la solucin ofrecida por el autor en cita termina decan-
tndose por la libertad de los detenidos, aunque el recorrido argumen-
tativo es -cuando menos- contradictorio.

Dicha propuesta de solucin consiste en que cada detenido solicite al


juez competente que dictamine su libertad, al no existir ya ningn

66
SERRANO PUIG, Armando, cit., p. 66

345
JORGE BAQUERIZO MINUCHE

fundamento legal de su detencin; aclarando -el autor- que no se trata de


un pedido de revocatoria, pues en este caso s se generara el efecto
retroactivo que no permite el Artculo 278 Constitucional 67. Lo que no
queda claro es cmo se compagina el carcter absoluto de la irretro-
actividad con la procedencia de la libertad; pues el dictado de una
providencia que decrete la excarcelacin del reo (solucin) desde luego
que modifica la situacin procesal surgida durante la vigencia de la
norma inconstitucional (la detencin en firme), en tanto constituye un
nuevo estado de cosas que difiere del pasado (y la irretroactividad abso-
luta consiste precisamente en no tocar el pasado). No parece coherente,
luego, sostener ambas cosas a la vez.

II.B.2) Segunda posicin: La irretroactividad es excepcional.-

La irretroactividad se aplica solo en los casos de situaciones


jurdicas que surgieron al amparo de las normas cuya inconstitucio-
nalidad se declara, cuando tales situaciones han sucedido de manera
ntegra con anterioridad a la declaratoria de inconstitucionalidad, con lo
cual se excluye, por supuesto, todas las situaciones jurdicas que tengan
vigor al momento de la declaratoria, i.e., durante la entrada en vigor de la
misma.

Sobran las razones para no aceptar la interpretacin de irretro-


actividad que el TC hizo en la aclaracin de marras () Las detenciones
en firme que se mantienen actualmente en vigor () no se encuadran en
el presupuesto que establece el artculo 22 LOCC (y antes) porque se
mantienen vigentes durante la declaratoria de inconstitucionalidad del TC
y, entonces, al borrar ste la detencin en firme del ordenamiento jurdico
ecuatoriano, necesariamente debera dejar[las] insubsistentes68

Con esta posicin coincidimos plenamente en el resultado, ms no


tanto en el razonamiento empleado como medio. El autor sostiene en
una interpretacin que armoniza la CPR con la Ley Orgnica de Control
Constitucional (LOCC)- que la irretroactividad que tratamos slo es
predicable de las situaciones jurdicas consumadas, vale decir, las que se

67
d., p. 67.
68
FLORES AGUIRRE, Xavier, cit., p. 7 y 8

346
LA DETERMINACIN DE LOS EFECTOS TEMPORALES EN LA SENTENCIA

han suscitado y agotado antes de la declaratoria de inconstitucionalidad,


y no de las que se encuentran vigentes, como es el caso de las detenciones
en firme.

Sin embargo, cabe apostillar lo siguiente. Las relaciones jurdicas


difcilmente se agotan -sin ms- en un punto muerto en el tiempo; por el
contrario siempre es posible advertir efectos prospectivos69, lo que
dificulta -en la mayora de los casos- definir cundo una situacin se
encuentra consumada para el Derecho. Pero aun allanndonos a esta
tesis, encontramos que si as fuesen las cosas, la norma constitucional
quedara vaciada de contenido, dado que: a) una situacin jurdica que ya
no produzca ningn efecto en la actualidad y se haya consumado de
manera ntegra antes de la declaratoria de inconstitucionalidad, no
necesitara de regulacin especfica que prohba que ser alcanzada
posteriormente, porque simplemente ya no habra materia sobre la cual
retrotraerse 70; y, b) si todo lo dems puede ser objeto de retroactividad, ya
no cabra hablar en ningn sentido de irretroactividad de los fallos de
inconstitucionalidad (no siquiera como excepcin). La norma del Art.
278.1 CPR, as interpretada, contendra un enunciado tautolgico (no se
podr afectar retroactivamente las situaciones que no se pueden afectar)
y, adems, permitira en la prctica todo lo que sus trminos pres-
criptivos prohben. La disposicin constitucional, luego, carecera de
utilidad.

Lo que sostiene el autor en cita es que en tiempo actual ya no existe


impedimento legal para que los detenidos obtengan su libertad, porque
ste, bsicamente, no es un caso de irretroactividad.

69
Pinsese, por ejemplo, en una sentencia ejecutoriada que deba ser revisada por efectos
de la declaratoria de inconstitucionalidad de la ley penal en que se funda la condena.
70
En el ejemplo de situacin jurdica consumada dado por el mismo autor, la condena
ejecutoriada del otrora detenido en firme ocurrida antes de la declaratoria de
inconstitucionalidad no suscitara ninguna relevancia en la problemtica de la
irretroactividad de la detencin en firme; pero no porque as lo prescriba ninguna norma
sino porque sencillamente la condicin cautelar del procesado ha pasado a ser un
momento histrico sobre el que fcticamente ya no es posible volver. As, el condenado
no podra solicitar que se deje sin efecto la inconstitucional detencin en firme que
alguna vez se le aplic, porque sta ya no existe y ahora forma parte de la condena que
est cumpliendo.

347
JORGE BAQUERIZO MINUCHE

Nosotros dudamos de que no lo sea, aun cuando compartamos la


bsqueda de la libertad de los detenidos, pues al modificar la situacin
procesal de stos -aqu y ahora- necesariamente se afecta el estado de
cosas pretrito que encontraba su sustento en la norma inconstitucional.
Ello es as porque la actual privacin de libertad no obedece a ningn
fenmeno independiente sino que es un efecto derivado de un vicio del
pasado71, lo que impide considerar o calificar las circunstancias presentes
independientemente de su causa jurdica.

Ahora bien, si adems de ello consideramos que la existencia de los


actos procesales que impusieron las detenciones en firme en cada enjui-
ciamiento penal concreto, constituyen efectivamente un impedimento
legal que condiciona la libertad de los detenidos, la identificacin de un
problema de irretroactividad se advierte palmariamente. La nica forma
de destruir este obstculo es considerar que tales providencias judiciales,
dictadas con anterioridad al fallo del TC, son invlidas por haber
devenido su inconstitucionalidad; pero eso sera, justamente, apreciar los
efectos jurdicos retroactivos de la sentencia.

II.B.3) Nuestra posicin: La irretroactividad es un principio prima


facie.-

No es difcil advertir en las anteriores posiciones un esfuerzo por


evitar la contradiccin con el principio de irretroactividad inserto en el
Art. 278.1 CPR, sea buscando su armona, o sea escapando del sitio donde
ste dirige sus prescripciones. Nosotros no vamos a eludir la
concurrencia con aquel principio, porque simplemente ste, al no ser
absoluto, no est por encima de otros principios que en este particular
pueden presentar razones de mayor peso. El valor institucional de la
seguridad jurdica apunta a preservar la certeza del Derecho, pero en
ningn caso su interpretacin debiera ser tan exorbitante como para
enervar valores de correccin que fundamentan en ltimo trmino los
cimientos del Estado Constitucional.

71
De hecho este es el fundamento de la retroactividad penal favorable, que opera -por
ejemplo- cuando de la declaratoria de inconstitucionalidad de una ley se deriva una
reduccin o eliminacin de una pena o sancin, o la exclusin, exencin o limitacin de
responsabilidades.

348
LA DETERMINACIN DE LOS EFECTOS TEMPORALES EN LA SENTENCIA

Nuestra posicin consiste en sostener que la declaratoria de


inconstitucionalidad de la Ley reformatoria al CPP debi tener efectos
retroactivos, a pesar del Art. 278.1 CPR. Consecuentemente, los efectos ex
tunc de tal decisin hubieran dejado radicalmente invlidas todas las
providencias judiciales por las que se impuso la inconstitucional medida
cautelar de la detencin en firme, siendo el ltimo paso la revocatoria
de aquellas, de oficio o a peticin de parte, a partir de la vigencia del
fallo.

Significa ello que los vocales del TC deban obrar en contra de la


Constitucin, particularmente de la prohibicin constitucional de
retroactividad de los fallos de inconstitucionalidad? De ningn modo.
Dicho principio institucional, como antes analizamos, no puede operar
consistentemente en el razonamiento jurdico como una regla
atrincherada con perfecta autonoma semntica respecto de sus razones
subyacentes; stas deben ser sopesadas deliberativamente antes de
aplicar la norma, y es en este examen donde la necesaria remisin a
juicios de valor puede traer como resultado que una norma jurdica -no
obstante estar autoritativamente identificada como Derecho- sea excluida
en su aplicacin en orden a evitar insuficiencias o excesos72.

Tal como dejamos delineado en la reconstruccin final del


enunciado jurdico extrado del Art. 278.1 CPR, tal irretroactividad es en
nuestra opinin un principio prima facie, que debe ser aplicado con toda
plenitud salvo que en relacin con la eficacia temporal del fallo concurra
otro principio que ordene otra cosa y que, segn las propiedades del
caso, tenga un mayor peso. El principio de legalidad y, en ltimo
trmino, el principio de justicia material, exigan que el TC excluya la
aplicacin del Art. 278.1 CPR, evitando as las perniciosas consecuencias
para el mantenimiento de la unidad de la Constitucin y para la vigencia
del sistema de derechos fundamentales, que ya antes hemos detallado.
Pero cules eran los caminos que se deban haber recorrido?

En primer lugar, deban haberse tomado en serio las consecuencias.


Un mnimo de prudencia exiga que el TC valore los impactos de su
decisin en relacin con los derechos de las personas involucradas y con

72
RDENAS, ngeles, cit., p. 447 y 448.

349
JORGE BAQUERIZO MINUCHE

la coherencia del sistema jurdico; de lo cual a menos que se quiera


negar lo evidente- se hubiera identificado los principios en concurrencia
que juegan en sentido contrario a la alternativa adoptada.

En segundo trmino, se deba haber practicado el test de razonabilidad


en orden a determinar si efectivamente resultaba equilibrado aplicar en
grado mximo el principio de irretroactividad, frente al desmedro de los
derechos fundamentales de los ciudadanos detenidos sin sentencia. As,
no hubiese sido difcil encontrar que la exagerada intensidad de tal
medida no era necesaria para alcanzar la satisfaccin de un valor de
seguridad jurdica que en este caso no siquiera demandaba la adopcin
de ninguna medida limitativa o restrictiva de derechos; en consecuencia,
no se hubiera podido demostrar la urgente necesidad o importancia de
satisfacer tal principio, ni por ende se hubiera hallado justificacin alguna
para sostener el grado de insatisfaccin y detrimento de los derechos
fundamentales.

Dentro del mismo ejercicio de razonabilidad, y luego de descartar la


injustificada medida de irretroactividad mxima, corresponda al TC
encontrar dentro del Derecho una alternativa viable que -sin enervar la
seguridad jurdica como valor institucional- procurase la armonizacin
de los derechos fundamentales en concurrencia. Dicha medida tendra
que haber sido, bajo nuestro criterio, la determinacin de efectos
retroactivos para la sentencia de inconstitucionalidad de la detencin en
firme, con fundamento jurdico en:

A) El principio de legalidad: El Art. 24, nm. 6, CPR, dispone que


Nadie ser privado de su libertad sino por orden escrita de juez
competente, en los casos, por el tiempo y con las formalidades prescritas
por la ley. Al no existir ya la ley inconstitucional que determin el
sustento jurdico de las detenciones en firme, las personas detenidas
exclusivamente en tal virtud no podran haber seguido privadas de
su libertad: no hay ley que justifique su estado. Sin embargo, la sola
declaracin de inconstitucionalidad con efectos ex nunc o pro futuro,
no alcanza para que los detenidos puedan lograr su libertad: la
existencia de actos del poder judicial, no revocados, que en cada
proceso penal disponen la detencin en firme, viene a ser un obs-
tculo que sortear. Luego, para evitar una contradiccin indeseable

350
LA DETERMINACIN DE LOS EFECTOS TEMPORALES EN LA SENTENCIA

entre el mandato constitucional aqu transcrito y tales actos jurisdic-


cionales, es necesario que stos tambin sean afectados con la
invalidez radical dimanante del fallo de inconstitucionalidad; en
otras palabras, esta declaracin de inconstitucionalidad no slo debe
proyectarse al futuro, sino que debe tener efectos retroactivos.

Una decisin contraria (irretroactiva), por supuesto, dejara en


evidencia la ruptura de la unidad de la Constitucin: existira un
supuesto en el cual la libertad individual, a pesar de no existir
ninguna ley, pudiera mantenerse privada de su goce y sin lograr
nada a cambio: sera el caso de las leyes inconstitucionales en mate-
ria procesal penal, a las que se premiara con la aceptacin de su
continuada eficacia jurdica.

B) El principio de justicia material. Si la finalidad del sistema procesal


es la realizacin de la justicia (Art. 192 CPR), la decisin ms justa
que debi haber adoptado el TC era la determinacin de los efectos
retroactivos, lo cual tambin haya su fundamento jurdico en una
elemental herramienta hermenutica: el principio de interpretacin
ms favorable para la vigencia de los derechos y garantas consti-
tucionales (Art. 18.2 CPR). Solamente a travs de esta interpretacin
es que se puede ser coherente con la propia decisin central del fallo
de inconstitucionalidad, que ante todo debe perseguir la cesacin
eficaz de aquellas injusticias que motivaron el recurso (prolongacin
irrazonable del tiempo de juzgamiento, de privacin cautelar de la
libertad y de inversin de la presuncin de inocencia); consecuente-
mente, el fallo que declara la inconstitucionalidad de la detencin en
firme no puede ser indiferente con los efectos jurdicos que haya
acarreado la norma expugnada. Es un imperativo, pues, que la
exterminacin del vicio de inconstitucionalidad sea desde su germen
(efectos ex tunc), invalidando todos los actos de aplicacin de la ley
inconstitucional y negando a sta cualquier resquicio de eficacia y,
por ende, de injusticia.

Como tambin hemos visto, la decisin contraria (irretroactividad)


no slo que no pone remedio a las injusticias ocasionadas por la
inconstitucionalidad declarada, sino que las agrava: muestra de ello
es la desigualdad jurdica que causa una sentencia que olvida, con
seguridad, la dimensin de los derechos.

351
JORGE BAQUERIZO MINUCHE

La determinacin de los efectos retroactivos, por otra parte, no afecta


el valor institucional de la seguridad jurdica, que en este caso carece de
finalidad protectora. La disposicin constitucional de irretroactividad
busca la certeza del Derecho y la conservacin de los actos para no
perjudicar a quien actu de buena fe, pero este no es el caso: el sistema
jurdico no corre el riesgo de desestabilizarse por la anulacin de la ley
procesal penal y de todos sus efectos (lo que s podra ocurrir en otros
supuestos). Ms bien podra decirse que los principios sustantivos que
hemos cotejado, y particularmente los derechos fundamentales que
subyacen en aquellos, tienen la suficiente relevancia axiolgica como para
relegar a la seguridad jurdica a un segundo plano, donde su valor nsito
para el Derecho en nada se ve comprometido.

Finalmente, la retroaccin de los efectos jurdicos anulatorios tendra


que haber sido clara y expresamente determinada en el contenido de la
propia sentencia de inconstitucionalidad, otorgando de esta forma el
fundamento jurdico para que los tribunales de justicia ordinarios,
competentes en materia penal, puedan revocar legalmente sus propios
actos ahora tambin afectados con invalidez radical- y en consecuencia
otorgar la libertad a los ciudadanos detenidos nicamente por causa de la
inconstitucional medida cautelar de orden personal.

III. Conclusiones.-

La solucin dibujada en lneas anteriores es la que, en este particular


conflicto jurdico, y bajo nuestro criterio, resultara ms adecuada en
relacin al funcionamiento de un sistema jurdico evolucionado en el
interior de un Estado Constitucional. Sin embargo, y conscientes de que
la compleja fenomenologa jurdica no siempre encuentra puntos de
similitud, no hemos pretendido fundamentar una respuesta recurrente
para todos los casos de inconstitucionalidad de leyes procesales penales.

En la problemtica de la determinacin de los efectos jurdicos que


en el tiempo tendrn las sentencias de inconstitucionalidad, nuestra
observacin es que no se pueden construir taxonomas cerradas, ni
menos reconducir todos los casos posibles a una respuesta nica, aun
cuando se seale que esa respuesta est dada por el texto constitucional.
El ejercicio de la jurisdiccin constitucional no puede limitarse a la mera

352
LA DETERMINACIN DE LOS EFECTOS TEMPORALES EN LA SENTENCIA

funcin de legislador negativo: la valoracin y pacificacin del ordena-


miento jurdico, constituyen tambin funciones esenciales que el Tribunal
Constitucional debe asumir con conviccin y con actitud crtica.

Lo antes dicho es derivacin de una realidad latente, y es que las


razones que el Derecho proporciona a los operadores jurdicos no son
independientes del contenido de sus prescripciones; por el contrario, las
naturales tensiones internas que afronta el Derecho son justamente el
reflejo del carcter dual de las razones autoritativas y valores jurdicos
que ste incorpora.73 La deliberacin sobre las razones que juegan a favor
o en contra de realizar una determinada accin prescrita, pues, viene a
ser la nica va capaz de ofrecer una reconstruccin satisfactoria de los
casos difciles, y tambin una inmejorable opcin de evitar aquellos
desajustes llamados experiencias recalcitrantes74.

Es en esa argumentacin deliberativa donde la prctica constitucio-


nal debera dar cuenta del cambio de concepcin acerca de la dimensin
regulativa de la Constitucin y de la conexin interna entre los derechos
constitucionales y el orden jurdico; donde, a la par de utilizar la
exigencia de coherencia valorativa como test de correccin normativa, se
dimensione que el orden jurdico se edifica, centralmente, con la razo-
nable determinacin y concrecin de los derechos fundamentales.75

Qu hace falta para empezar dicho recorrido? Pues un buen


comienzo sera que los operadores jurdicos especialmente los jueces
constitucionales- estn al tanto del correcto funcionamiento de las piezas
del Derecho y del importante rol que juega la argumentacin jurdica
como instrumento para alcanzar la razonabilidad de sus decisiones,
conforme el contemporneo paradigma del Estado Constitucional lo
exige. Son estas prcticas las que podrn definir el cambio de cultura
jurdica dominante y, en ltimo trmino, el efectivo trnsito hacia la
constitucionalizacin del orden jurdico.

73
RDENAS, ngeles, cit., p. 420.
74
d., p. 432.
75
AGUIL REGLA, Josep, Sobre la Constitucin del Estado Constitucional, DOXA, Cuadernos
de Filosofa del Derecho, No. 24 (2001), p. 454 y 455.

353
JORGE BAQUERIZO MINUCHE

354
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS
LEYES TRIBUTARIAS (*)

(**)
Jos Osvaldo Cass

RESUMEN:

Interesante trabajo que, con leguaje sencillo pero con mucho rigor
acadmico, aborda el control constitucional de las leyes tributarias, desde
la perspectiva de la jurisprudencia argentina, desarrollando la dogmatica
de los principios universales que rigen la materia tributaria.

PALABRAS CLAVE:

Supremaca Constitucional - Control Constitucional - Interpretacin


Constitucional -
Principio de reserva de ley - Principio de no confiscatoriedad -
Principio de igualdad
Principio de proporcionalidad

1. La supremaca de la Constitucin en el ordenamiento poltico de la


Repblica Argentina

El principio de supremaca de la Constitucin deriva del sistema al que


adscribe la Carta Magna adoptada por la Repblica Argentina en el ao
1853 1. Ella es escrita y rgida; por tanto, nuestra Ley de las Leyes 2, segn la

(*)
Trabajo que sirvi de base a las disertaciones del autor en el Tercer Seminario de Derecho
Constitucional Tributario en Iberoamrica organizado por la Suprema Corte de Justicia de
Mxico y que tuvieran lugar el 5 de julio de 2007 en la sede del Tribunal de Justicia Fiscal
y Administrativa, sito en el Distrito Federal de Mxico y el 10 de julio de 2007, en la Casa
de la Cultura Jurdica Ministro Emetero de la Garza, en la ciudad de Monterrey,
estado de Nuevo Len.
(**)
Doctor en Derecho por la Universidad de Buenos Aires, con tesis galardonada con el
Premio Facultad; Profesor Emrito de la Universidad de Buenos Aires como
culminacin de su actuacin como Profesor Titular Regular de Finanzas Pblicas y

355
DR. J OS OSVALDO CASS

acertada expresin del gran jurista tucumano e inspirador de dicha Carta


Juan Bautista Alberdi para muchos padre ideolgico de la Constitucin
3
, est dotada de supralegalidad y slo puede ser reformada por el
procedimiento en ella previsto.

Derecho Tributario de la Facultad de Derecho de la misma Universidad; Juez del


Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires, desde su
instalacin en 1998 y Presidente de tal estrado por el bienio 2007-2008.
1
La Repblica Argentina concret su organizacin institucional con la sancin de la
Constitucin del ao 1853. A pesar de ello, el objetivo de constituir la unin nacional
expresado en el Prembulo, se vio transitoriamente postergado por la secesin de la
Provincia de Buenos Aires de la Confederacin Argentina la que en realidad
conformaba una Federacin, alejamiento que luego de distintas vicisitudes y
contingencias polticas y militares que atravesaron las partes en conflicto, culminara con
la incorporacin definitiva de esa provincia al Estado federal, previa revisin de la
Constitucin por una Convencin General Constituyente Reformadora celebrada en 1860.
La apuntada Constitucin de 1853-1860, con las enmiendas introducidas por las
convenciones celebradas en los aos 1866, 1898, 1957 y 1994, es la que a la fecha rige en la
Repblica Argentina y a cuyo articulado haremos referencia en las transcripciones y citas
de este trabajo. Cabe recordar aqu que en 1949 se modific sustancialmente la
Constitucin de 1853-1860, reformndose el Prembulo y 54 de sus artculos, supri-
mindose otros 11 y agregndose 5, a lo que se sumaron varias disposiciones transi-
torias. Ello dio lugar a que el nuevo texto, aprobado por tal Convencin, se lo conociera
de ordinario como Constitucin Nacional de 1949. Este ordenamiento fue posterior-
mente dejado sin efecto por la autodenominada Revolucin Libertadora mediante la
Proclama del 27 de abril de 1956 (Anales de Legislacin Argentina, tomo XVI-A, p. 1), por la
cual se reimplant la vigencia de la Constitucin anterior. Las impugnaciones que desde
su origen se le formularon a la Constitucin de 1949 fueron varias, resumindose en que
la ley que declar la necesidad de la reforma se dict sin el qurum de dos tercios sobre el
total completo de los miembros de cada Cmara del Congreso; omiti establecer los
contenidos o artculos que se consideraba necesitados de reforma; estuvo ausente la
representacin de la provincia de Corrientes en el Senado; no concurri el electorado
femenino al comicio en que se design a los convencionales, pese a estar otorgado ya el
voto a las mujeres, a lo que se sumaron otras tachas en razn de su contenido.
2
Expresin de la que se valiera Juan Bautista ALBERDI para referirse a la Constitucin Na-
cional (conf. Sistema Econmico y Rentstico de la Confederacin Argentina segn su Consti-
tucin de 1853, primera parte: Disposiciones y principios de la constitucin Argentina
referentes a la produccin de las riquezas, captulo III: Escollos y peligros a que estn
expuestas las libertades protectoras de la produccin, artculo primero: De cmo las
garantas econmicas de la constitucin pueden ser derogadas por las leyes que se diesen
para organizar su ejercicio, pargrafo IV: De que modo la seguridad personal,
garantizada por la Constitucin, puede ser derogada por la ley en dao de la riqueza,
Del Mercurio de Santos Tornero y Ca., Valparaso, Chile 1854, o cualquiera de sus
posteriores y mltiples ediciones).
3
El ilustre pensador y patriota se desempe, a poco de sancionada nuestra Constitucin
de 1853, como embajador plenipotenciario de la Confederacin Argentina en Europa y
decano de los ministros sudamericanos. En una recepcin efectuada por entonces en la
Corte de Francia fue llamado por el Emperador Napolen III, quien dirigindose a las
personalidades que lo rodeaban les dijo: Seores: os presento al doctor Alberdi, ministro
argentino y autor de la Constitucin de su patria. La referida distincin del Emperador,

356
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

Es as que la Constitucin es sancionada por el Poder constituyente, y


el Poder constituido, en las distintas ramas del gobierno (legislativa, ejecu-
tiva y judicial), tiene necesariamente que someterse a ella. Consecuen-
temente, el art. 31 de nuestra Ley Fundamental precepta: Esta Constitucin,
las leyes de la Nacin que en su consecuencia se dicten por el Congreso y los
tratados con las potencias extranjeras son la ley suprema de la Nacin; y las
autoridades de cada provincia estn obligadas a conformarse a ella, no obstante
cualquiera disposicin en contrario que contengan las leyes o constituciones
provinciales, salvo para la provincia de Buenos Aires, los tratados ratificados
despus del Pacto de 11 de noviembre de 1859 4.

De tal modo, toda norma o acto en pugna con la Constitucin implica


en los hechos, por esa sola circunstancia, una pretendida enmienda
irregular de la Ley Suprema, llevada a cabo fuera del procedimiento que ella
ha arbitrado para su reforma, el cual conforme al art. 30, requiere que por
iniciativa del Congreso y con una mayora de dos tercios de sus miembros
se declare la necesidad de la reforma, como paso previo a la reunin de un
rgano ad hoc o especial, que es la Convencin Constituyente Reformadora,
la cual en el derecho espontneo de nuestro pas se ha de integrar
convocando al cuerpo electoral para que elija a sus representantes 5.

Alberdi jams la olvidara (cfr. DE SANTILLN, Diego A.: Gran Enciclopedia Argentina, tomo
I: A-Byn, ps. 90 y ss., en particular p. 92, Ediar, Buenos Aires, 1956). La gravitacin de
Juan Bautista Alberdi en el Congreso Constituyente de 1853 se manifiest, expresa o
implcitamente, tanto en el Informe de la Comisin de Negocios Constitucionales del 18
de abril, como en las actas de las sesiones del Congreso de Santa Fe en que se debati y
sancion el texto de nuestra Carta Magna (cfr. RAVIGNANI, Emilio; director de la obra:
Asambleas Constituyentes Argentinas seguidas de los textos Constitucionales, Legislativos y
Pactos Interprovinciales que organizaron polticamente la Nacin, tomo IV: 1827-1862, Sesiones
del Soberano Congreso Constituyente a partir de la Sesin del 20 de abril de 1853, ps. 467
y ss., y tomo VI, segunda parte: Pactos, Constituciones, Leyes, etc., 1810-1898, ps. 779 y ss.,
edicin del Instituto de Investigaciones Histricas de la Facultad de Filosofa y Letras de
la Universidad de Buenos Aires, Jacobo Peuser, Buenos Aires, 1939).
4
El aludido Pacto es el de San Jos de Flores, al que se arribara despus de la batalla de
Cepeda (23 de octubre de 1859), y por el cual la Provincia de Buenos Aires convino con la
Confederacin Argentina el procedimiento para su incorporacin a esta ltima. El
agregado de reserva en el art. 31, es fruto de la Reforma de 1860, y slo quiso significar
que la Provincia de Buenos Aires no quedaba obligada por los tratados internacionales
que la Confederacin ratific despus del 11 de noviembre de 1859, fecha del Pacto, y
antes de la efectiva incorporacin de sta a la Unin.
5
El precepto literalmente consagra: Art. 30.- La Constitucin puede reformarse en el todo o
en cualquiera de sus partes. La necesidad de reforma debe ser declarada por el Congreso
con el voto de dos terceras partes, al menos, de sus miembros; pero no se efectuar sino
por una Convencin convocada al efecto.

357
DR. J OS OSVALDO CASS

Por su parte, el acadmico Segundo V. Linares Quintana seala que el


apuntado principio constituye la ms eficiente garanta de la libertad y la
dignidad del individuo, al imponer a los poderes constituidos la obligacin
de encuadrar sus actos en las reglas que prescribe la Ley Fundamental. Si lo
actos emanados de dichos poderes tuvieran la misma jerarqua jurdica que
las normas constitucionales, la Constitucin y, con ella, todo el sistema de
amparo de la libertad y la dignidad humanas que ella consagra podra ser
en cualquier momento dejada sin efecto por los rganos institucionales a los
cuales aqulla pretende limitar en su actuacin 6.

2. El Poder Judicial y el control de constitucionalidad de las leyes

Establecida, como vimos, la supremaca de la Constitucin federal por


sobre las leyes dictadas por el Congreso, constituciones y leyes de las
provincias: a qu poder que no fuese el judicial se le podra atribuir la
facultad de resolver los conflictos ocurrentes en su aplicacin?

Resulta por dems evidente que tal cometido no podra asignrsele al


propio Congreso, ya que difcilmente enmendara su obra en caso de que se
impugnara como contraria a la Ley Fundamental, ni tampoco al Ejecutivo, al
cual le basta el derecho de veto suspensivo de las leyes y que reviste en
nuestro ordenamiento constitucional el rol de colegislador, mediante la
iniciativa parlamentaria 7.

2.1. El principio en el derecho judicial de los Estados Unidos de


Amrica

La regla de la supremaca constitucional fue acogida en los Estados


Unidos de Amrica en el art. VI, segundo prrafo, de su Carta Magna de
Filadelfia, abriendo un cauce por el cual, ms de medio siglo despus,
transitara el art. 31 de nuestra Constitucin de 1853.

6
LINARES QUINTANA, Segundo V.: Tratado de la Ciencia del Derecho Constitucional Argentino y
Comparado, 2 edicin, tomo III, parte tercera: Teora de la Constitucin, captulo IV:
Supremaca de la Constitucin, pargrafo 139: La supremaca de la Constitucin como
garanta de la libertad, subpargrafo 2043, p. 309, Plus Ultra, Buenos Aires, 1978.
7
GONZLEZ CALDERN, Juan A.: Curso de Derecho Constitucional, captulo V: Doctrina de
la supremaca de la constitucin, pargrafo: Antecedentes y explicacin de la misma; el
caso Marbury v. Madison, p. 186, Guillermo Kraft, Buenos Aires, 1943.

358
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

De todos modos, la consagracin efectiva de la indicada preeminencia


recin se plasmara en el derecho judicial norteamericano en la clebre causa
Marbury vs. Madison 8 (1803), oportunidad en que el chief justice John
Marshall marc el camino al sostener que los tribunales de justicia son los
garantes de la supremaca constitucional, en una decisin universalmente
considerada como la piedra fundamental de todo el sistema constitucional
de ese pas. All se dej sealado: Es una proposicin demasiado clara para
ser controvertida que la Constitucin controla cualquier acto legislativo
repugnante a ella; de lo contrario, la legislatura podra alterar la Constitu-
cin por una ley ordinaria. // Entre esas alternativas, no hay trmino
medio. O bien la Constitucin es una ley suprema, que se encuentra por
encima de todo lo dems y no es modificable por medios ordinarios, o bien
se encuentra al mismo nivel de los actos legislativos ordinarios y, como los
dems actos, es alterable a gusto de la legislatura. Si la primera parte de la
alternativa es verdadera, entonces un acto legislativo contrario a la Consti-
tucin no es ley; si la ltima parte fuera exacta, entonces las Constituciones
escritas seran tentativas absurdas de parte del pueblo para limitar un poder
ilimitable por su propia naturaleza. // No es tampoco indigno de ser
observado que al establecer lo que debe ser ley suprema del pas, la misma
Constitucin es primeramente mencionada; y no las leyes de los Estados
Unidos en general, sino slo aquellas que han sido dictadas en consecuencia
de la Constitucin, tienen aquel rango. // Las leyes de los Estados Unidos
son supremas, dentro del significado de esta clusula, slo cuando son
hechas de conformidad con la Constitucin, y un acto del Congreso repug-
nante a la Constitucin es nulo. Mientras que la presuncin es siempre en
favor de la constitucionalidad del acto legislativo, y el poder de declarar
nula una ley nunca ser ejercido, salvo en casos muy claros, no constituye
solamente un derecho sino tambin un deber del Poder Judicial tomar en
consideracin la validez de las leyes, y declararlas nulas cuando su
repugnancia con la Constitucin sea evidente 9.

8
5 U. S. (1 Cranch), 137
9
LA CONSTITUCIN DE LOS ESTADOS UNIDOS DE A MRICA- NOTADA CON JURISPRUDENCIA,
versin en espaol de la edicin oficial de 1938, segn Resolucin Concurrente del
Senado n 35, del 14 de mayo de 1936, tomo I, ps. 628 y 629, Guillermo Kraft. Ltda.,
Buenos Aires, 1949.

359
DR. J OS OSVALDO CASS

2.2. El principio en el derecho judicial de la Repblica Argentina

Nuestra Corte Suprema de Justicia de la Nacin, en una de las prime-


ras causas en las que le toc intervenir la nmero L, in re: El Ministerio
Fiscal con Don Benjamn Calvete, por atentados contra la inmunidad de un
Senador 10, sentencia del 17 de octubre de 1864, estableci: este Tribunal es
el intrprete final de la Constitucin; por cuya razn, siempre que se haya
puesto en duda la inteligencia de alguna de sus clusulas, y la decisin sea
contra el derecho que en ella se funda, aunque el pleito haya sido resuelto
en un tribunal del fuero comn, la sentencia est sujeta a la revisin de la
Suprema Corte.

Los conceptos transcriptos en el prrafo anterior fueron ampliados en


la causa: La Municipalidad de la Capital contra doa Isabel A. de Elortondo, sobre
expropiacin; por inconstitucionalidad de la ley de 31 de Octubre de 1884 11,
sentencia del 14 de abril de 1888, donde se dej establecido: Que es ele-
mental en nuestra organizacin constitucional, la atribucin que tienen y el
deber en que se hallan los Tribunales de Justicia, de examinar las leyes en
los casos concretos que se traen a su decisin, comparndolas con el texto de
la Constitucin para averiguar si guardan o no conformidad con sta y
abstenerse de aplicarlas, si las encuentran en oposicin con ella, constitu-
yendo esta atribucin moderadora, uno de los fines supremos y fundamen-
tales del poder judicial nacional y una de las mayores garantas con que se
ha entendido asegurar los derechos consignados en la Constitucin, contra

10
Fallos: 1:340. La coleccin oficial de sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la
Argentina, se denomina: Fallos, y la cita de los pronunciamientos se realiza consignando
en primer trmino el nmero del tomo seguido, luego de dos puntos, por el nmero de
la pgina en que se incluye un sumario y actualmente un abstract de la causa conforme a
un tesauro de voces elaborado por el Tribunal, al que sucede el dictamen de la Procura-
cin General de la Nacin y, finalmente, la sentencia del Alto Estrado. Conforme al
Reglamento para la Justicia Nacional, sancionado por acordada del Tribunal Supremo el 17
de diciembre de 1952, los funcionarios y magistrados, al citar los precedentes de la
Corte, deben, obligatoriamente, hacer remisin a la coleccin aludida que, a la fecha,
cuenta con 329 tomos comprensivos, en algunos casos, de varios volmenes corres-
pondientes al mismo ao y que utilizan paginado correlativo, habindose publicado a
junio de 2007 el primer volumen del ltimo de sus tomos el 329 que comprende las
sentencias recadas en los acuerdos celebrados hasta el 25 de abril de 2006, varias de las
cuales, a travs de tal fuente, sern objeto de cita a lo largo del presente trabajo.
Asimismo, la coleccin se completa con los digestos que hacen las veces de repertorios,
conteniendo los abstracts, ndices de partes y de legislacin citada, encontrndose
publicados al presente hasta el tomo XX (volmenes I y II), que abarca los pro-
nunciamientos de los aos 1996 a 2000.
11
Fallos: 33:162

360
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

los abusos posibles e involuntarios de los poderes pblicos. // Que tal


atribucin, ... es por otra parte un derivado forzoso de la separacin de los
poderes constituyente y legislativo ordinario, que hace la Constitucin, y de
la naturaleza esencialmente subordinada y limitada de este ltimo....

As entonces, la intervencin de un tribunal en el derecho federal


argentino reclama la existencia de contienda judicial y, para ello, requiere
que se cumplan determinados recaudos, esto es: a) que la jurisdiccin sea
incitada; y b) que el planteo sea hbil para originar el proceso. A su vez, si la
articulacin consistiera en un pedido de declaracin de inconstitucionalidad de una
ley, de cualquier otra norma jurdica, o de un acto de la administracin,
podr conocer y resolver la misma cualquier juez sistema de control difuso que
conforme al ordenamiento jurdico adjetivo tenga habilitada su competencia
en razn de la materia, las personas, o el lugar de verificacin de los hechos.

Finalmente, la sentencia que se pronuncie por la inconstitucionalidad de


una norma jurdica slo importar desaplicar la disposicin al caso
concreto, con lo cual el efecto del pronunciamiento es limitado, restringido o
inter partes, dejando subsistente la vigencia del precepto fuera de la causa en
la cual se ha resuelto 12.

12
El derecho judicial adquiere superlativa relevancia en el sistema de control constitucional
europeo, en el cual sus rasgos salientes consisten en que es concentrado, constitutivo, y
con efectos derogatorios erga omnes, actuando, el tribunal, como legislador negativo al
invalidar una ley. En el diseo de este modelo tuvo una participacin activa el jurista
Hans Kelsen en su actuacin como asesor gubernamental de Austria en 1918. La
iniciativa fue incorporada en ley especial de enero de 1919, para posteriormente ser
receptada en la Constitucin sancionada en octubre de 1920. Checoslovaquia adopt un
modelo de igual naturaleza en febrero de 1920; y Espaa, durante la Segunda Repblica
cre el Tribunal de Garantas Constitucionales (Constitucin de 1931), que funcionara
slo un breve perodo entre 1933 y 1936. Despus de la Segunda Guerra Mundial el
control de constitucionalidad a travs de tribunales especiales fue recogido en Italia por
la Constitucin de 1947, Alemania Occidental por la Constitucin de Bonn de 1949,
Portugal por la Constitucin de 1976, y Espaa por la Constitucin de 1978. La nota
saliente de este modelo consiste en confiar el control constitucional a un rgano especial
que concentra el cometido, ubicado regularmente fuera de la trada clsica de poderes y
sin relacin de dependencia con el Poder Judicial. El carcter concentrado de dicho
control conlleva a que, de trabarse una contienda judicial cuya decisin dependa de la
validez constitucional de algn precepto involucrado en la litis, se remitan las
actuaciones al tribunal con jurisdiccin especial para que decida tal compatibilidad,
como artculo previo a la resolucin de la controversia concreta. As entonces, la
declaracin de inconstitucionalidad, por los efectos erga omnes de la sentencia que
segrega la norma declarada en pugna con la Constitucin del ordenamiento jurdico,
trasciende a las partes involucradas en la causa. Ello ha conducido a que alguna
decisin o decisiones de tribunales de este carcter, como la sentencia n 45/1989 del

361
DR. J OS OSVALDO CASS

De todos modos, de manera excepcional, en la causa: Anala M.


Monges v. Universidad de Buenos Aires 13, sentencia del 26 de diciembre de
1996, se dio un alcance al pronunciamiento que exceda el tradicional inter
partes y que ms se aproximara al alcance al que se arriba en las acciones
de clase desarrolladas en los ordenamientos procesales de los Estados
Unidos de Amrica 14 al establecerse, en el considerando 34: Que... dada
la naturaleza de la materia de que se trata, corresponde declarar que la
autoridad de esta sentencia deber comenzar a regir para el futuro, a fin de evitar
perjuicios a los aspirantes a ingresar a la Facultad de Medicina quienes, an
cuando se hallaban ajenos al conflicto suscitado, ante la razonable duda gene-
rada por ste, asistieron y eventualmente aprobaron el denominado Ciclo
Bsico Comn de la Universidad Nacional de Buenos Aires o, en su caso, el
Curso Preuniversitario de Ingreso creado por el Consejo Directivo de la
Facultad de Medicina. En tal sentido, cada estudiante podr proseguir hasta su

espaol, al decir del catedrtico Luis Manuel ALONSO GONZLEZ, se convirtiera en la


actuacin del Tribunal Constitucional ms conocida a nivel popular y de mayor
impacto en el plano jurdico al poner en crisis el sistema de tributacin de la unidad
familiar de acumulacin de rentas de los cnyuges por resultar discriminatoria para
la familia basada en un matrimonio regularmente constituido ante los efectos progre-
sivos de la tarifa que contempla el Impuesto a las Rentas de Personas Fsicas (cfr.
Jurisprudencia Constitucional Tributaria, captulo primero: Los principios constitu-
cionales de justicia tributaria, pargrafo 5: El rgimen fiscal de la unidad familiar ante
los principios constitucionales de igualdad, progresividad y capacidad econmica, p.
59, Instituto de Estudios Fiscales y Marcial Pons, Madrid, 1993). Este hecho se corrobora
si se tiene en cuenta la informacin suministrada por la profesora Concepcin PREZ DE
AYALA, al reflexionar en los siguientes trminos con respecto al aludido tributo espaol:
Desde la perspectiva de la aplicacin del impuesto, la trascendencia del concepto
unidad familiar queda suficientemente puesta de manifiesto al considerar el elevado
nmero de contribuyentes a los que afecta, agregando: segn datos del Ministerio de
Hacienda, respecto al perodo impositivo correspondiente al ao 1979, el 79,7 % de las
declaraciones procesadas corresponde a personas casadas, y por tanto, incluidas en una
unidad familiar; para concluir: Y an es superior a ese porcentaje la incidencia de la
unidad familiar en este sentido, ya que no slo el matrimonio constituye modalidad de
la misma, de manera que entre el 20,3 % correspondiente a declarantes solteros y viudos
sern muchas las personas que integran una de las modalidades de unidad familiar
previstas en nuestro ordena-miento (cfr. La unidad familiar en el impuesto sobre la Renta,
pargrafo: Introduccin, ps. 23 y ss., en particular p. 24, Tecnos, S. A., Madrid, 1986).
13
Fallos: 319:3148
14
Las class actions en Estados Unidos nacieron a partir de la inclusin por parte de la
Suprema Corte de dicho pas de la Regla 23 en las Federal Rules of Civil Procedure
(FRCP), a lo largo de los aos esta norma fue actualizndose resultando acogida con
diversas variantes por los Estados miembros de la Unin. En ellas una o dos personas
pueden demandar en representacin de un grupo (clase ) de individuos aunados bajo
una peticin comn. Se trata de un procedimiento donde se contemplan garantas ms
fuertes para el demandado y donde el Tribunal a cargo debe hacer mucho esfuerzo para
cumplir con la equidad, no slo frente al demandado sino tambin frente a todos los
miembros de la clase.

362
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

conclusin el rgimen por el que hubiere optado, con los efectos para cada uno
previstos (el nfasis en bastardilla ha sido aadido).

Como consecuencia de la Reforma Constitucional de 1994, dentro de


los nuevos derechos y garantas, la accin de amparo tuvo expresa
acogida en dicho texto y, a tenor del incorporado art. 43, segundo prra-
fo, se habilit la articulacin de los denominados amparos colectivos al
establecerse que: Podrn interponer esta accin contra cualquier forma de
discriminacin y en lo relativo a los derechos que protegen al ambiente, a la
competencia, al usuario y al consumidor, as como a los derechos de incidencia
colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo y las asociaciones que
propendan a esos fines, registradas conforme a la ley, la que determinar los
requisitos y formas de su organizacin.

A pesar de lo antes indicado, los amparos colectivos no tuvieron el


xito esperado en materia tributaria, a partir de una interpretacin
restrictiva del Alto Tribunal en virtud de la cual se descart que ella fuera
la va adecuada para dar andamiento a la defensa de derechos de carcter
patrimonial, puramente individuales, cuyo ejercicio o tutela corresponda
exclusivamente a cada uno de los posibles afectados por ubicarlos al
margen de la ampliacin del universo de legitimados establecida por el
art. 43 de la Constitucin Nacional. Tal lnea jurisprudencial se inici con
los pronunciamientos recados en las siguientes causas: Defensor del
Pueblo de la Nacin v. Ministerio de Economa y Obras y Servicios Pblicos
Monotributo Dto. n 885/98 15, sentencia del 21 de agosto de 2003; Colegio
de Fonoaudilogos de Entre Ros v. Nacin Argentina 16, sentencia del 26 de
agosto de 2003, y Cmara de Comercio, Industria y Produccin de Resistencia
v. AFIP 17, sentencia del 26 de agosto de 2003.

15
Fallos: 326:2777
16
Fallos: 326:2998
17
Fallos: 326:3007. Para precisar los alcances del decisorio, resulta bueno transcribir los
considerandos 5 a 8 de la sentencia. All se dijo: 5) Que corresponde en primer
trmino dilucidar la cuestin relativa a la legitimacin procesal de la actora pues ella
constituye un presupuesto necesario para que exista un caso, causa o controversia que
deba ser resuelto por el Poder Judicial (Fallos: 322:528). Tales casos son aquellos en los
que se persigue en forma concreta la determinacin del derecho debatido entre partes
adversas, motivo por el cual no se da una causa o caso contencioso que permita el
ejercicio del Poder Judicial conferido a los tribunales nacionales cuando se procura la
declaracin general y directa de inconstitucionalidad de las normas o actos de otros
poderes; ni por ende, existe facultad alguna en cabeza del Poder Judicial de la Nacin
que lo autorice, en tales circunstancias, a formular dichas declaraciones (Fallos: 307:2384

363
DR. J OS OSVALDO CASS

La precedente doctrina ha merecido una crtica severa del cate-


drtico Rodolfo R. Spisso, para quien constituye un sensible retroceso en
la defensa de los derechos humanos, agregando: No vemos por qu,
ante un decreto que crea o modifica un tributo 18, cada uno de los afecta-
dos deba promover una accin judicial tendiente a la declaracin de su
inconstitucionalidad, y el Poder Judicial deba tramitar numerosas causas
y dictar tantas sentencias como acciones judiciales se interpongan.

y sus citas, entre otros). //6) Que el fundamento ltimo de este criterio es el de
salvaguardar el principio constitucional de divisin de poderes, como fue ya sealado
en Fallos: 30:281 al afirmarse que el juez que declarase la inconstitucionalidad de una
ley, sin ocasin de un pleito, se saldra de su esfera de accin y penetrara en la del
poder legislativo. En concordancia con tales principios, el art. 2 de la ley n 27
prescribe que la justicia nacional nunca procede de oficio y slo ejerce jurisdiccin en
los casos contenciosos en que es requerida a instancia de parte. //7) Que, como se
record en el mencionado precedente de Fallos: 322:528 con cita de Fallos: 156:318, 227,
688; 245:552 tal ha sido la interpretacin acordada al punto por este Tribunal a travs
de una invariable jurisprudencia, segn la cual si para determinar la jurisdiccin de la
Corte y de los dems tribunales de la Nacin no existiese la limitacin derivada de la
necesidad de un juicio, de una contienda entre partes, entendida sta como un pleito o
demanda en derecho instituida con arreglo a un curso regular de procedimiento, segn
el concepto de Marshall, la Suprema Corte dispondra de una autoridad sin contralor
sobre el gobierno de la Repblica, y podra llegar el caso de que los dems poderes del
Estado le quedaran supeditados con mengua de la letra y del espritu de la Carta
Fundamental. //8) Que, con tal comprensin, se ha afirmado en el mencionado
precedente de Fallos: 322:528 que la existencia de caso, causa o asunto presupone la
de parte, esto es la de quien reclama o se defiende y, por ende, la de quien se beneficia
o perjudica con la resolucin adoptada al cabo del proceso. En este orden de ideas, la
parte debe demostrar la existencia de un inters jurdico suficiente o, como lo ha
expresado esta Corte (Fallos: 306:1125; 307:1379; 308:2147; 310:606, entre muchos otros),
que los agravios expresados la afecten de forma suficientemente directa, o
substancial, esto es, que posean suficiente concrecin e inmediatez para poder
procurar dicho proceso a la luz de las pautas establecidas por la reforma constitucional
de 1994 a los arts. 41 a 43 de la Constitucin Nacional... //10) Que..., si bien la Consti-
tucin Nacional, tras la Reforma de 1994, ha ampliado el universo de los sujetos
legitimados para accionar por la va del amparo, que tradicionalmente estaba limitado a
los que fueran titulares de un derecho subjetivo individual, esta amplitud no se ha dado
para la defensa de cualquier derecho sino como medio para evitar discriminaciones y
tutelar los derechos mencionados en el segundo prrafo del art. 43 del texto constitu-
cional, es decir los que protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al consu-
midor, as como los derechos de incidencia colectiva en general. //11) Que resulta claro
que la accin de amparo que ha dado origen a estos autos no ha sido promovida en
defensa de algn derecho de la naturaleza de los aludidos precedentemente, sino
respecto de derechos de carcter patrimonial, puramente individuales, cuyo ejercicio y
tutela... corresponde exclusivamente a cada uno de los potenciales afectados, ya que
segn se seal la proteccin de esta clase de derechos se encuentra al margen de la
ampliacin del universo de legitimados establecida por el art. 43 de la Constitucin
Nacional.
18
Dicho ello por cuanto por tal conducto se afecta el principio de reserva de ley tributaria,
enfticamente consagrado en la Constitucin Nacional para ejercitar la potestad
tributaria formativa.

364
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

Constituye un enorme contrasentido con la necesidad de evitar un intil


dispendio de la actividad jurisdiccional que agrava el estado de colapso
en alguno de sus fueros 19.

Valga advertir que el Alto Tribunal ha llegado a una solucin


distinta cuando el tributo que se impugna incide sobre consumidores o
usuarios, receptando las articulaciones efectuadas por las asociaciones que
los agrupan a pesar de no ser stas las que deban soportar el tributo y,
por tanto, carezcan de un perjuicio o lesin actual, pues su legitimacin
procesal debe admitirse en razn de las finalidades que stas persiguen.
Ello ocurri en la causa: Asociacin de Grandes Usuarios de Energa Elc-
trica de la Repblica Argentina (A.G.U.E.E.R.A. v. Provincia de Buenos Aires y
Otro 20, sentencia del 22 de abril de 1997.

Una referencia histrica de la cual merece que se d aqu noticia fue


la que se le plante a la Corte Suprema de Justicia de la Nacin al acoger,
mediante sentencias estimatorias, articulaciones de inconstitucionalidad
de tributos reputados confiscatorios en tanto absorban una parte
sustancial del capital 21 o de la renta al momento de fijar los alcances
del pronunciamiento.

As, el Alto Tribunal se hizo cargo en la causa: S.A. Mattaldi Simn


Ltda. Establecimientos Rurales y Destilera v. Provincia de Crdoba 22,
sentencia del 7 de abril de 1943: Que, reiteradamente, esta Corte Supre-
ma ha expresado ser su funcin, en casos semejantes, la de declarar la
constitucionalidad o inconstitucionalidad del gravamen discutido, y no el
de fijar, en el segundo supuesto, la tasa o el por ciento que subsidiaria-
mente puede cobrar el fisco, porque ello es atributivo del Congreso,
legislaturas o municipalidades, segn el caso (Fallos: 187:234; 190:233;
193:369; 194:428).

19
SPISSO, Rodolfo R.: Acciones y recursos en materia tributaria, captulo VI: Accin de
amparo, pargrafo 76: Derechos de incidencia colectiva, ps. 162 y ss., en particular p.
163, Lexis Nexis, Buenos Aires, 2005.
20
Fallos: 320:690
21
Sobre el sentido y alcance de la doctrina judicial referida a la interdiccin de la
confiscatoriedad tributaria, volveremos ms adelante al ocuparnos del inaugural
pronunciamiento en que se hizo lugar al planteo y que se recogiera en la causa: Doa
Rosa Melo de Can, su testamentara; sobre inconstitucionalidad de impuesto a las sucesiones en
la provincia de Buenos Aires, Fallos: 115:111, sentencia del 16 de diciembre de 1911.
22
Fallos: 195:250

365
DR. J OS OSVALDO CASS

El perfil de esta jurisprudencia mereci la atencin y el comentario


del profesor Dino Jarach quien apunt: Antiguamente la Corte,
aplicando la prohibicin de los impuestos confiscatorios en el caso del
impuesto inmobiliario, en una serie de fallos donde, vctima de la
limitacin consti-tucional, fue especialmente el Poder Legislativo de la
Provincia de Crdoba dijo que era tarea del Poder Judicial nicamente
enervar la aplicacin del impuesto en los casos en que exceda los lmites que la
Corte consideraba constitucionales, pero no era tarea de la Corte decidir hasta
qu lmite poda establecerse este impuesto. En otros trminos, la Corte
juzgaba que un determinado impuesto deba devolverse totalmente por
el hecho de ser inconstitucional. No limitaba la obligacin fiscal, sino que
declaraba inconstitucional el impuesto cobrado (el nfasis en bastardilla
no obra en el texto original); agregando: La consecuencia que se deriva-
ba era una laguna impositiva, porque ningn otro impuesto hubiera
podido legalmente ser aplicado en ese caso, por una razn obvia: el
legislador no poda dictar una ley para el caso concreto, ya que esto
hubiera violado el principio de igualdad 23; tal proceder importara, en
definitiva, establecer un impuesto para persona determinada, lo que no
es posible.

Tiempo despus, en los autos: Filomena Vzquez de Filipini v. S. A.


Wayss y Freytag 24, sentencia del 2 de octubre de 1946, la Corte dijo: No
es acertada la conclusin de que la inconstitucionalidad declarada de un
gravamen, imponga la anulacin total de la norma que lo crea. Ello no
sucede, sin duda, cuando la invalidez se origina... en los casos en que se
debe al monto del tributo (Fallos: 203:61). En este ltimo supuesto no cae
necesariamente sino la parte de los preceptos que establecen aquella
cuanta en caso de figurar en la ley y, por consiguiente, la
inconstitucionalidad puede ser slo parcial.

Finalmente, en este aspecto, debemos referirnos a la causa: Mara


Laura Prez Guzmn de Viaa y Emilia Olmos Arredondo de Prez Guzman v.
Provincia de Tucumn 25, sentencia del 2 de agosto de 1948, en cuyos

23
JARACH, Dino: Curso Superior de Derecho Tributario, 2 edicin, tomo I, captulo III:
Lmites constitucionales al ejercicio del poder fiscal, pargrafo 5: Prohibicin de los
impuestos confiscatorios, ps. 139 y ss., en particular p. 146, Liceo Profesional Cima,
Buenos Aires, 1969.
24
Fallos: 206:21
25
Fallos: 211:1033

366
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

considerandos se seal: Que la disposicin legal declarada inconsti-


tucional es, por lo mismo, inaplicable, Pero si es inaplicable en razn de
que viola derechos, principios o garantas consagrados por la Constitu-
cin, cuya primaca deben afianzar los jueces (arts. 31 y 100), ha de serlo
en tanto y cuanto los viola y nada ms. Los efectos de las sentencias no
han de trascender nunca la medida de su razn de ser. Si un impuesto es
inconstitucional en razn de su monto, la consecuencia de la declaracin judicial
pertinente slo debe alcanzar a la porcin del monto en que consiste el exceso.
Ms all de ese lmite no tiene razn de ser. De ah que cuando no es posible
practicar con rigor la delimitacin, esta Corte haya dejado a salvo el
derecho del fisco para practicar una reliquidacin ajustada al criterio que
la sentencia enuncia (Fallos: 208:296 y 414, y el dictado con fecha 21 de
mayo prximo pasado en la causa Banco Hipotecario Franco Argentino v.
Provincia de Crdoba). Y por lo mismo un nuevo estudio de la cuestin en
casos como el de este juicio, en que la determinacin del exceso puede hacerse con
precisin y objetividad conduce al Tribunal a esta variante de su jurisprudencia
sobre el particular. // Que al ejercitar la facultad de negar la asistencia de
su imperio para el cobro de un gravamen porque, no obstante haber sido
en principio legtimo el ejercicio de la potestad fiscal en la materia y la
jurisdiccin de que se trate, la aplicacin de l absorbe en el caso una
parte sustancial de los bienes gravados y viola con ello la propiedad que
stos constituyen, los jueces estn discerniendo el lmite de la atribucin
legislativa en este punto, es decir, en cuanto al monto de la contribucin.
Y si bien en numerosos casos anlogos esta Corte no ha enunciado explcitamente
el mximo de las contribuciones vlidas de esta especie, reducindose a decir en
unos que el monto no era confiscatorio y en otros que lo era, es obvio que una y
otra afirmacin se fundan en la referencia tcita a un determinado lmite. De
otro modo no era posible formular esos juicios. Luego, porque se haga
explcitamente la enunciacin del lmite no vara en lo ms mnimo el
carcter del pronunciamiento, comparando con los que se acaba de
recordar. Si lo cobrado por el fisco de la Provincia de Tucumn se
considera inequitativo y violatorio de la propiedad, por excesivo, es
porque traspasa el trmino hasta el cual hubiera podido llegar
vlidamente el monto del gravamen. En consecuencia, enunciada dicha
limitacin quedan fijados con ello los efectos de este pronunciamiento,
que al declarar invlido el impuesto en cuestin a causa de su monto, y
slo a causa de l, no debe tener ms alcance que el de invalidar lo
cobrado en exceso (el nfasis en bastardilla nos pertenece).

367
DR. J OS OSVALDO CASS

3. Algunas notas peculiares del control de constitucionalidad y del


valor de la jurisprudencia en el derecho judicial argentino

Desde su instalacin y a lo largo de ms de ciento cuarenta y cinco


aos, la Corte Suprema de Justicia de la Nacin fue perfilando las
modalidades del control constitucional en la Argentina as como los
alcances de sus pronunciamientos, de lo que daremos noticia en los
distintos puntos que a continuacin se desarrollan.

3.1. La importancia de los leading case

Si bien institucionalmente una declaracin judicial de inconstitucio-


nalidad decretada en la Repblica Argentina slo tiene efectos en la causa
en que ha sido dictada la sentencia quedando subsistente la vigencia del
precepto fuera de ella, suele ocurrir que los fallos del Mximo Tribunal se
consolidan como precedente por el seguimiento de que de stos se hace,
en cuyo caso la fuente judicial, sin derogar la norma, consigue que las
instancias inferiores acaten su doctrina, o que, voluntariamente, el rgano
que dict la norma, la deje sin efecto.

Siendo que el Alto Tribunal en el ejercicio de su jurisdiccin consti-


tucional y legal es supremo, lo cual lo convierte en el intrprete ltimo del
Estatuto Fundamental y de las normas federales, genera una actitud de
acatamiento de los jueces inferiores que normalmente conforman sus
decisiones a los fallos de aqul, deber que se funda, principalmente, en la
presuncin de verdad y justicia que a sus doctrinas deben dar la sabidura e
integridad de los magistrados que lo componen, evitando recursos intiles; sin
que ello sustraiga a los jueces la facultad de apreciar con criterio propio
esas resoluciones y apartarse de ellas cuando a su juicio no sean confor-
mes a los preceptos claros del derecho, porque ningn tribunal es infali-
ble y no faltan ejemplos de que aquellos hayan vuelto a pronunciarse
abandonando el temperamento asumido en sentencias anteriores, ms
all de estar referidas a casos anlogos 26.

26
C.S.J.N. in re: D. Bernardo Pastorino, capitn de la barca Nuovo Principio contra Ronillon,
Marini y C, sobre pago de sobreestadas, sentencia del 23 de junio de 1883, Fallos: 25:364.
En la causa el Tribunal Supremo confirm el pronunciamiento del Juez Federal doctor
Virgilio M. Tedin, por los propios fundamentos dados en aquella instancia de grado,
donde estn expresados los conceptos vertidos en el texto.

368
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

El Tribunal cimero in re: Cermica San Lorenzo 27, sentencia del 4 de


julio de 1985, segn se expresa en el extracto de la doctrina sentada en la
causa, dej sealado que: No obstante que la Corte Suprema slo decide
en los procesos concretos que le son sometidos, y su fallo no resulta
obligatorio para casos anlogos, los jueces inferiores tienen el deber de
conformar sus decisiones a aqullas. // Carecen de fundamento las
sentencias de los tribunales inferiores que se apartan de los precedentes
de la Corte sin aportar nuevos argumentos que justifiquen modificar la
posicin sentada por el Tribunal, en su carcter de intrprete supremo de
la Constitucin Nacional y de las leyes dictadas en su consecuencia, espe-
cialmente en supuestos en los que dicha posicin ha sido expresamente
invocada por el apelante.

Ante conceptos tan concluyentes como los transcriptos en el prrafo


anterior que cabe apuntar se cean a interpretaciones constitucionales
o derecho federal no est de ms recordar aqu algunas de las ideas
vertidas por el primer Secretario del Alto Tribunal, doctor Jos M.
Guastavino, al emprender la difcil tarea de dar a luz el primer tomo de la
Coleccin Oficial de Fallos en septiembre de 1864. En su prefacio, antici-
pando nuestras conclusiones de hoy, supo remarcar sobre el valor de sus
fallos: Las decisiones de la Suprema Corte que, tanto por los principios
primordiales de todo gobierno cuanto por los fundamentos propios del
sistema, tienen aunque no sin graves inconvenientes, el carcter y toda la
autoridad de ley obligatoria para todos los Estados [debe entenderse la Nacin
y las provincias] y todos los individuos, es preciso que sean conocidas del
pueblo. Al lado de la influencia y poder que ejercen sobre la garanta de
los derechos y sobre la suerte y organizacin del pas es necesario agregar
la publicidad, no slo porque todos los que habitan el suelo de la
Repblica pueden ser en ellas heridos o respetados en sus derechos, sino
tambin para levantar ante el tribunal de la Corte Suprema el poder de la
opinin del pueblo, quien, a la par que gana en inteligencia con el estudio
de las decisiones judiciales, con su censura hace prctica la responsa-
bilidad de los jueces, los cuales ganarn a su vez en respetabilidad y
prestigio ante sus conciudadanos, segn sean la ilustracin y la honradez
que muestren en sus decisiones. De esta manera logra tambin el pueblo,
por un medio indirecto, pero que obra poderosamente sobre el hombre,

27
Fallos: 307:1094

369
DR. J OS OSVALDO CASS

prevenir la corrupcin de conciencia de sus jueces. // Por estas razones


creo hacer un bien en publicar los Fallos de la Suprema Corte con la
relacin de las causas (el entre corchetes ha sido agregado y el nfasis en
bastardilla no obra en el texto original) 28.

En el contexto indicado se explica que con referencia a los Estados


Unidos de Amrica, en afirmacin tambin vlida para nuestro pas, se
ha sostenido que el Derecho Constitucional viene dado por la vasta glosa
que sobre el Estatuto Fundamental y sus enmiendas ha elaborado durante
ms de dos siglos la Corte Suprema y el cual tiene tan solo como punto
de partida el texto de unas pocas disposiciones siendo, por tanto, obra
conjunta de la Convencin de Filadelfia y de los ministros del Alto
Tribunal 29.

28
Fallos: 1:V, Prefacio de Jos M. Guastavino, primer Secretario de la Corte Suprema de
Justicia de la Nacin. El Alto Tribunal dict su primera sentencia el 15 de octubre de
1863 y lleva la firma de sus jueces doctores Francisco de las Carreras, Salvador Mara
del Carril y Francisco Delgado.
29
A este respecto es til transcribir los conceptos de importantes juristas del apuntado pas
que con respecto a su Constitucin y al rol que cumple la Corte Suprema de Justicia,
trasuntan apreciaciones dispares. As, de un lado, John DICKINSON pudo sostener: El
Derecho Constitucional es la vasta glosa que la Suprema Corte ha escrito alrededor de la
Constitucin, de la cual sta ha sido slo su punto de partida; concepto complementado
por un presidente del Alto Tribunal, Charles E. HUGHES, para quien: Vivimos bajo una
Constitucin, pero la Constitucin es lo que los jueces dicen que es. Desde otra perspectiva
Woodrow WILSON describi la realidad judicial sealando: La Corte Suprema es una
convencin constituyente en sesin continua, a lo que algn otro autor aadi respecto a la
Constitucin: se puede casi decir que es enmendada cada semana a la maana, cuando la
Corte da a conocer sus decisiones; apreciacin que, con un sentido crtico, se encuentra
presente en los conceptos de otro presidente del Alto Estrado, Morrison R. WAITE, cuando
en su clebre dictum in re: Munn v. Illinois, sostuviera:Para la proteccin contra los
abusos de la Legislatura, el pueblo debe recurrir a las urnas y no a los tribunales 94 U.S.,
113 (1877), ya que tal estrado no era un puerto donde se pudiera encontrar refugio contra
todo acto que emanara de una legislacin inoportuna u opresiva. En nuestro pas Felipe S.
PREZ pudo apuntar: La verdadera Constitucin de la Repblica es la que surge de la
interpretacin que le ha dado en mil fallos la Corte Suprema de Justicia (Tratado sobre la
Jurisprudencia de la Corte Suprema, tomo I, p. 24, tomo 2, p. 8, Buenos Aires, 1941 citado por
Carlos A. ADROGU: Poderes Impositivos Federal y Provincial sobre los Instrumentos de Gobierno,
captulo I: Constitucin Nacional, pargrafo 4: Jurisprudencia constitucional, nota 9,
Guillermo Kraft, Buenos Aires, 1943).

370
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

3.2. La interpretacin dinmica, funcional o progresista de la


Constitucin

El tratadista Segundo V. Linares Quintana aborda lo que la propia


Corte denomina interpretacin dinmica o funcional, caratulando tal proce-
dimiento como interpretacin progresista 30 de la Constitucin Nacional.

Para comprender el sentido de tal hermenutica, agrega el referido


acadmico, se debe tomar en cuenta que la Constitucin, en cuanto
instrumento de gobierno permanente, cuya flexibilidad y generalidad le
permite adaptarse a todos los tiempos y circunstancias, ha de ser inter-
pretada teniendo en cuenta, no solamente las condiciones y necesidades
existentes al momento de su sancin, sino tambin las condiciones
sociales, econmicas y polticas que existen al tiempo de su inter-
pretacin, a la luz de los grandes fines que informan a la ley suprema del
pas 31.

El chief justice Marshall seal en uno de sus memorables votos


emitidos en la Corte Suprema de los Estados Unidos, in re: Cohens v.
State of Virginia, 6 Wheat. 264: Una Constitucin es elaborada para las
pocas por venir, y est encaminada a alcanzar la inmortalidad tanto
como las instituciones humanas pueden alcanzarla 32.

Nuestra Corte Suprema, a su vez, siguiendo los pasos de la


jurisprudencia norteamericana, sostuvo en la causa: S.A. Merck Qumica
Argentina v. Nacin Argentina 33, sentencia del 9 de junio de 1948: Que...
es argumento incontrastable de rigurosa aplicacin en estos autos, que la
realidad viviente de cada poca perfecciona el espritu remanente de las
instituciones de cada pas o descubre nuevos aspectos no contemplados
con anterioridad, a cuya realidad no puede oponrsele, en un plano de

30
LINARES QUINTANA, Segundo V.: Reglas para la Interpretacin Constitucional segn la
Doctrina y la Jurisprudencia, captulo II: Reglas para la interpretacin constitucional,
pargrafo 12: Interpretacin progresista, ps. 95 y ss., en particular p. 95, Plus Ultra,
Buenos Aires, 1987.
31
LINARES QUINTANA, Segundo V.: Reglas para la Interpretacin Constitucional segn la
Doctrina y la Jurisprudencia, ob. cit., captulo II, pargrafo 12, p. 95.
32
LA CONSTITUCIN DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMRICA- NOTADA CON JURISPRUDENCIA,
ob. cit., t. I, p. 73.
33
Fallos: 211:162

371
DR. J OS OSVALDO CASS

abstraccin, el concepto medio de un perodo de tiempo en que la


sociedad actuaba de manera distinta o no se enfrentaba a peligros de
efectos catastrficos. La propia Constitucin argentina, que por algo se ha
conceptuado como un instrumento poltico previsto de extrema flexibi-
lidad para adaptarse a todos los tiempos y a todas las circunstancias
futuras, no escapa a esa regla de ineludible hermenutica constitucional,
regla que no implica destruir las bases del orden interno preestablecido,
sino, por el contrario, defender la Constitucin en el plano superior que
abarca su perdurabilidad y la propia perdurabilidad del Estado argentino
para cuyo pacfico gobierno ha sido instituida. // Que por iguales
razones, la Corte federal de los Estados Unidos tiene particularmente
dicho que no es admisible la rplica de que esta necesidad pblica no fue
comprendida o sospechada un siglo ha, ni insistir en que aquello que
signific el precepto constitucional segn el criterio de entonces, deba
significar hoy segn el criterio actual. Si se declarara que la Constitucin
significa hoy lo que signific al momento de su adopcin, ello importara
decir que las grandes clusulas de la Constitucin deben confiarse a la
interpretacin que sus autores les haban dado, en las circunstancias y
con las perspectivas de su tiempo, y ello expresara su propia refutacin.
Para prevenirse contra tal concepto estrecho, fue que el presidente de la
Corte, Mr. Marshall, expres la memorable leccin: No debemos olvidar
jams que es una Constitucin lo que estamos interpretando (Mac Culloch v.
Maryland, 4 Wheat 316, 407), una Constitucin destinada a resistir pocas
futuras y consiguientemente a ser adaptable a las varias crisis de los asuntos
humanos. Cuando consideramos las palabras de la Constitucin, dijo la
Corte en Missouri v. Holland, 252 U.S. 416-433, debemos darnos cuenta
que ellas dieron vida a un ser cuyo desarrollo no pudo ser previsto
completamente por sus creadores mejor dotados (citado en Fallos, t. 172,
ps. 54 y 55).

3.3. El self restraint judicial o la autolimitacin de los jueces

La obligacin de los tribunales de justicia de controlar la supremaca


de la Constitucin valindose de la utilizacin de mtodos interpretativos
que no constrien a los jueces a la letra de la ley en particular los
denominados lgicos: de la ratio legis, mens legis, teleolgico, dinmico,
progresista, etc. han movido a algunos autores a asegurar que se ha
producido un desequilibrio en la relacin entre los distintos poderes del
Estado, a favor del Judicial, permitiendo hablar en pases como los

372
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

34
Estados Unidos de Amrica, de la existencia de un gobierno de los jueces
y an de una oligarqua judicial.

Esta preponderancia judicial ha existido y tuvo su punto culminante


en el pas del Norte durante la presidencia de Franklin Delano Roosevelt,
evidenciada por las reiteradas sentencias de inconstitucionalidad de leyes
federales, dirigidas a conjurar la aguda crisis econmica conocida como
la Gran Depresin, invalidaciones decretadas en la mayora de los casos
con sustentos slo opinables.

Entendemos que en atencin al carcter contra democrtico en


cuanto al origen de sus designaciones de los magistrados del Poder
Judicial 35, se hace menester que eviten pronunciarse por la inconstitucio-
nalidad de las leyes con endebles sustentos que slo trasuntan juicios de
mrito, oportunidad o conveniencia, ya que, en toda Nacin en la cual las
autoridades ejercen sus mandatos a partir de la soberana del pueblo, las
decisiones polticas deben ser adoptadas en el seno de las ramas
legislativa y ejecutiva. Ello as, por cuanto, desde los momentos ms
tempranos del alumbramiento del constitucionalismo en Amrica y de la
adopcin de las formas republicanas, se sostuvo, a travs de la calificada
pluma de James Madison, que: Todo el mundo est de acuerdo en que
los poderes propios de uno de los departamentos no deben ser adminis-
trados completa ni directamente por cualquiera de los otros. Es tambin
evidente que ninguno de ellos debe poseer, directa o indirectamente, una
influencia preponderante sobre los otros en lo que se refiere a la
administracin de sus respectivos poderes. No puede negarse que el
poder tiende a extenderse y que se le debe refrenar eficazmente para que
no pase de los lmites que se le asignen. Por tanto, despus de diferenciar
en teoras las distintas clases de poderes, segn que sean de naturaleza
legislativa, ejecutiva o judicial, la prxima tarea, y la ms difcil, consiste

34
LAMBERT, Edouard: Le gouvernement des juges et la lutte contre la lgislation sociale aux
tats-Uns Lxperience amricaine du controle judiciaire du constitutionnalit des lois,
captulo I: Gouvernement par les juges et gouvernement parlamentaire. Les
fondements amricains du gouvernement judiciaire, ps. 8 y ss., y captulo VIII: La
consolidation du gouvernement des juges, ps. 109 y ss., Marcel Girad, Paris, 1921.
35
En tanto los jueces, segn se comprueba en forma casi uniforme en el derecho
comparado, son seleccionados por diversos medios, incluso algunos con gravitacin
poltica, pero no a travs del sufragio popular.

373
DR. J OS OSVALDO CASS

en establecer medidas prcticas para que cada uno pueda defenderse


contra las extralimitaciones de los otros 36.

Siguiendo a un lcido jurista argentino, en dos oportunidades


ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nacin, el doctor Julio
Oyhanarte, no est dems reproducir los siguientes conceptos que
compartimos: Desde fines del Siglo pasado (se refiere al siglo XIX),
hubo en muchos pases una audible incitacin a los jueces para que
utilizaran desviadamente el control de constitucionalidad, como si
implicase una verdadera facultad de impedir. Por qu? Creo que basta
averiguar de dnde vinieron las voces incitadoras. La real expansin del
sufragio y el acceso a posiciones gubernamentales de nuevas clases
polticas que traan o amenazaban traer reivindicaciones contrarias al
inters de las minoras hasta all dominantes: he aqu una de las princi-
pales causas. Si el Ejecutivo y la mayora del Legislativo iban a perderse,
desde dnde poda intentarse la defensa de las estructuras tradicio-
nales? La idea fue que deba confiarse en el supuesto conservatismo de
los jueces, a quienes deba presionarse ideolgicamente para que frustra-
ran a posteriori las decisiones lesivas (la aclaracin consignada entre
parntesis ha sido aadida), para aadir: Ante las voces que los instigan,
algunos jueces, animados por su propia ideologa, su vanidad o su
ignorancia, se dejan llevar y empiezan a comportarse como si estuvieran
convencidos de que el destino les ha adjudicado la misin de ser aban-
derados o mrtires del tradicionalismo jurdico. Felizmente son pocos y
las ms de las veces slo tienen oportunidad de votar en disidencia. La
mayora, en cambio, con sensibilidad poltica e institucional, toma una
deliberada posicin de self-restraint. El principio subyacente, insisto, es
que las normas legales ajustadas a la Constitucin que supongan errnea
estimacin de las demandas colectivas, tienen plena validez y su error no
es justiciable. Concluyendo: Los fundamentos del self-restraint se
remontan al principio de la divisin de poderes y a la forma republicana
de gobierno. Tambin podra decirse lo siguiente: el sealamiento de los
fines y de los medios propios del bien comn concreto e histrico
corresponde a los gobernantes, que, en el sistema de la Constitucin,
tienen el respaldo y el impulso que provienen del consenso popular

36
HAMILTON, Alexander; MADISON, James y JAY, John: El Federalista o la Nueva
Constitucin, ensayo XLVIII, atribuido al poltico y jurista apuntado en el texto, ps. 214 y
ss. en particular p. 214, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1943.

374
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

mayoritario: atribuir esa potestad a los jueces es una antihistrica


tentativa de hacer incrustaciones oligrquicas en la Constitucin, es un
retroceso al conservatismo jurdico y es una perspectiva de impotencia
estatal. Adems, trae consigo, como una fatalidad, la politizacin de la
justicia. Que es gravsima para todos, pero especialmente para la justicia.
Porque una justicia que se politiza pierde autoridad y, a poco andar,
merece ser destinataria de las solicitadas del sindicato o del comit, por
ejemplo 37.

Nuestra Corte Suprema, por lo dems, ha entendido que en materia


de interpretacin de las leyes debe preferirse la que mejor concuerde con
las garantas, principios y derechos consagrados en la Constitucin
Nacional, de manera que solamente se acepte la que es susceptible de
objecin constitucional cuando ella fuere palmaria y el texto discutido no
sea lealmente susceptible de otra, concordante con la Carta Fundamental.
Todo ello, en el entendimiento de que la declaracin de inconstituciona-
lidad de una ley es un acto de suma gravedad institucional que debe ser
considerado como la ltima ratio del ordenamiento jurdico. Consecuen-
temente, tambin ha sostenido que la cuestin de si una ley es nula por
ser repugnante a la Constitucin es, en todo tiempo, una cuestin muy
delicada, que debe ser raras veces, sino jams, decidida afirmativamente
en caso de duda (con cita del juez John Marshall), ya que es doctrina
admitida que en la duda, los tribunales deben pronunciarse a favor de la
validez de la ley. De ese principio se infiere que el Alto Tribunal ha
entendido que al ejercer el control de constitucionalidad de las leyes debe
imponerse la mayor mesura, mostrndose tan celoso en el uso de las
facultades que le son propias cuanto es el respeto de la esfera que la
Constitucin asigna, con carcter privativo, a los otros poderes

3.4. La necesaria existencia de un caso o causa

Como un resguardo para evitar la prevalencia del Poder Judicial


sobre los dos restantes poderes pblicos, en los Estados Unidos de
Amrica, como en la Repblica Argentina que ha adscrito en muchos
aspectos a las soluciones jurdicas adoptadas por el pas del Norte, se
ha exigido para que los jueces puedan ejercer su rol de control

37
OYHANARTE Julio: El caso Bonfante: la autolimitacin de los jueces, El Derecho, tomo
57, ps. 805 y ss., en particular ps. 812, 813 y 814.

375
DR. J OS OSVALDO CASS

constitucional, que el mismo se efecte en el marco de una causa o caso


sometido a su decisin (arts. 116 y 117 de la Constitucin Nacional),
quedndoles vedado hacer declaraciones generales o abstractas, ya que
es de la esencia de su misin decidir colisiones efectivas de derechos 38.

3.4.1. Primeros pronunciamientos sobre la accin declarativa de


certeza

El Cdigo Procesal Civil y Comercial de la Nacin, puesto en vigor


por la ley n 17.454 39 a partir del 1 de febrero de 1968, en su Parte
especial, libro II: Procesos de conocimiento, ttulo I: Disposiciones
generales, captulo I: Clases, por el art. 322, dispone: Podr deducirse la
accin que tienda a obtener una sentencia meramente declarativa, para hacer
cesar un estado de incertidumbre sobre la existencia, alcance o modalidades de
una relacin jurdica, siempre que esa falta de certeza pudiera producir un
perjuicio o lesin actual al actor y ste no dispusiere de otro medio legal para
ponerle trmino inmediatamente.// El Juez resolver de oficio y como primera
providencia, si corresponde el trmite pretendido por el actor, teniendo en cuenta
la naturaleza de la cuestin y la prueba ofrecida 40.

El artculo de mencin motiv en la doctrina nacional abundantes


reflexiones: unas, en el sentido de s el supuesto contemplado poda ser
considerado causa, caso o cuestin justiciable frente a los arts. 116 y 117 de
la Ley Fundamental; otras, sobre si el contenido de la pretensin poda
comprender un planteo de inconstitucionalidad, e, incluso, si tal planteo
poda ventilarse en la instancia originaria de la Corte Suprema de Justicia
de la Nacin.

Una jurisprudencia del Alto Tribunal, temprana e ininterrumpida


hasta hace dos dcadas, sostuvo que la accin declarativa en general, e

38
C.S.J.N. in re: Entre Pedro Carlos Raymond, apoderado de la testamentara de Francisco
Videla, y Nicols Garca, sobre mejor derecho al valor de una finca embargada, sentencia del
26 de octubre de 1865, Fallos: 2:220; e in re: Don Silverio Bejarano, pidiendo se declare
inconstitucional una ley de la Provincia de Entre Ros, sentencia del 31 de octubre de 1872,
Fallos: 12:372, doctrina que se ha mantenido ininterrumpidamente a lo largo de toda la
actuacin del Tribunal.
39
Anales de Legislacin Argentina, tomo XXVII-C, ps. 2649 y ss.
40
Texto sustitutivo del artculo contenido en la sancin original del Cdigo de rito,
incorporado por el art. 2 de la ley n 25.488 (Anales de Legislacin Argentina, tomo LVI-
E, ps. 5468 y ss.).

376
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

igualmente en particular cuando a travs de ella se articulaba una


impugnacin de orden constitucional, no conformaba una causa o caso
atendible por el Poder Judicial, fundndose tal criterio en precedentes de
la Corte Suprema de Justicia Norteamericana, ms all de que esta ltima
hubiera, posteriormente, abandonado tal postura como consecuencia de
la evolucin experimentada en la doctrina, la legislacin y la jurispru-
dencia, tanto en pases del common law, como en los de derecho romano.
Segn el inicial concepto, el cometido del Poder Judicial se reduca, en el
orden privado, a reparar, mediante sentencias de condena y su ejecucin
compulsiva, las lesiones materiales provocadas en los derechos del actor,
con lo cual las acciones en tratamiento, no podan tener cabida ni ser
ventiladas ante los estrados tribunalicios.

En este tema es de consulta obligada el enjundioso dictamen produ-


cido por el Procurador General de la Nacin, doctor Eduardo H. Mar-
quardt, el 17 de diciembre de 1971, en la causa: Hidronor S.A. c. Provincia
del Neuqun 41, en que se pas a revista a los requisitos que deba reunir
la accin declarativa de certeza para ser admitida en sede judicial, con
acopio de jurisprudencia nacional y extranjera, abriendo el camino para
que 15 aos despus tuviera acogida dicha va procesal, incluso en
materia tributaria. Corresponde agregar, asimismo, que en tal asesora-
miento, favorable a la admisin de las acciones declarativas, se volcaron
medulosas reflexiones referentes a la impugnacin de gravmenes y al
desplazamiento de la regla solve et repete.

Respecto a este dictamen, resulta particularmente til repasar las


reflexiones que suscitara en el acadmico Germn J. Bidart Campos, en
una breve y colateral nota segn as la titula que, en realidad,
constituye un preciso ensayo sobre la accin declarativa de certeza y el
control de constitucionalidad a travs de la jurisprudencia de la Corte y
en las diversas opiniones vertidas al respecto por la doctrina nacional 42.

41
Como consecuencia de que las actuaciones concluyeron al desistir la actora del proceso,
el dictamen emitido en dicho contencioso no fue publicado oportunamente en la
Coleccin Oficial de Fallos de la Corte Suprema de Justicia, habindose incorporado a
continuacin del pronunciamiento recado en la causa: Provincia de Santiago del Estero v.
Nacin Argentina (Fallos: 307:1379), sentencia del 20 de agosto de 1985, corriendo en las
ps. 1387 y ss. del apuntado tomo.
42
BIDART CAMPOS, Germn J.: La accin declarativa de certeza y el control de
constitucionalidad, La Ley, tomo 154, ps. 515 y ss.

377
DR. J OS OSVALDO CASS

Durante un largo perodo, el Tribunal cimero fue particularmente


reacio a admitir la accin declarativa de certeza, revistiendo inters en
materia tributaria el pronunciamiento recado en la causa: S.A. Safe
Agropecuaria v. Provincia de Santa Fe 43, sentencia del 18 de julio de 1973,
donde la actora recab la condena de la Provincia a expedir guas de
despacho de ganado y otros documentos relativos a tales semovientes,
con prescindencia de lo dispuesto en el Cdigo Fiscal, solicitando, a
dichos efectos, la declaracin de inconstitucionalidad de varias de sus
disposiciones. As entonces, en las partes pertinentes del fallo se precis:
3) Que la accionante no invoca haber pagado el gravamen ni reclama
por lo tanto su repeticin, ni el resarcimiento de perjuicios que le hubiera
irrogado la actitud de la demandada. Tampoco aduce que la Provincia
demandada haya realizado hecho alguno que consume lesin efectiva y
actual a los derechos que invoca. Por lo tanto la pretendida inconsti-
tucionalidad tendra carcter de meramente declarativa, ya que slo
sobre la base de tal declaracin, lgicamente previa, cabra considerar si
procede imponer a aqulla la realizacin de los actos administrativos que
se solicitan en la demanda. Ello impone a esta Corte abocarse al examen
de la procedencia de una declaracin de ese orden ... // 4) Que una
antigua y persistente jurisprudencia de esta Corte tiene establecido que
no cabe acoger en su competencia originaria demandas de tal naturaleza
(Fallos: 98:52; 101:8; 115:163; 130:157; 184:520; 191:259; 227:688; 238:494;
243:439; 260:54; 275:394, entre otros). // 5) Que la posterior sancin del
Cdigo Procesal de la Nacin parecera sin embargo presentar un
obstculo a la subsistencia de tal criterio, ya que en su art. 322 admite
expresamente que podr deducirse la accin que tienda a obtener una
sentencia meramente declarativa....// 6) Que sin abrir juicio acerca de lo
que corresponda decidir en los casos en que sentencias de ese orden
llegaren a conocimiento de esta Corte por va de recurso, cabe advertir
que la atribucin que este Tribunal tiene de declarar inaplicables al caso
leyes o actos emanados de otros poderes del Estado nacional o provincial
a ttulo de contrarios a la Constitucin o a las leyes nacionales, no se
concilia con la citada disposicin procesal en tanto se postula su
aplicacin con ese objeto y por va de competencia originaria.// 7) Que
tal facultad debe, en efecto ejercerse con suma prudencia, ya que asigna a
este Tribunal la potestad de apreciar los lmites de las atribuciones
propias de los otros Poderes del Estado (Fallos: 234:335; 242:353; 249:221;

43
Fallos: 286:76

378
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

y sus citas, entre otros). Y en tanto la Constitucin nacional no se la


atribuye sino implcitamente y en cuanto a los casos que caigan bajo su
jurisdiccin (art. 101, Constitucin Nacional texto histrico, hoy art.
117) no cabe extenderla de modo de validar declaraciones de inconsti-
tucionalidad abstracta o de mera certeza por va de una norma procesal
que tiene su mbito natural de aplicacin en orden a decisiones del
derecho comn.

El aspecto ms trascendente del pronunciamiento parcialmente


transcripto se encuentra en el considerando 6, en tanto all se postul
que era inconciliable con el ordenamiento jurdico de la Repblica el
ejercicio del control de constitucionalidad por va de accin declarativa,
al menos en el mbito de la competencia originaria del Alto Tribunal.

3.4.2. Estado actual de la cuestin sobre la accin declarativa de


certeza

De todos modos, gradualmente, se fue afirmando la idea de que la


esencia de la funcin judicial consiste en individualizar la voluntad de la ley
respecto de las relaciones concretas de derecho controvertidas o inciertas, con lo
cual la ejecucin compulsiva resultante era tan slo una consecuencia
posible e independiente, y no necesaria, de la sentencia.

En las condiciones expuestas, si bien el sistema constitucional


vigente en el orden nacional impide que se dicten fallos cuyo efecto prive
de valor erga omnes a las normas impugnadas y, asimismo, obsta a la
emisin de pronunciamientos sobre agravios meramente conjeturales o
hipotticos, para la Corte Suprema de Justicia de la Nacin la accin de
mera certeza, iniciada sobre la base de un inters sustancial, concreto y
definido, con arreglo a las pautas contempladas en el Cdigo Procesal
Civil y Comercial y con efecto limitado a una declaracin vlida
nicamente inter partes, pas, ms recientemente, a ser considerada una
causa o caso en los trminos de los arts. 116 y 117 de la Ley Fundamental.
Ello as, la accin regulada por el art. 322 del Cdigo de rito termin
siendo conceptualizada en la actualidad como un instituto procesal apto
para suscitar un pronunciamiento judicial, independientemente de que
las relaciones jurdicas sobre las que se proyecte sean de derecho privado
o de derecho pblico e, incluso, idneo para canalizar cuestionamientos
constitucionales.

379
DR. J OS OSVALDO CASS

Transitando esta nueva lnea jurisprudencial debemos referir, en


primer trmino, la resolucin recada in re: Provincia de Santiago del Estero
v. Nacin Argentina 44, sentencia del 20 de agosto de 1985. Los hechos
relevantes de la causa a tener en cuenta, pasaron por la sancin por la
Legislatura de Santiago del Estero, en ejercicio de facultades propias, de
una ley que creaba el Departamento de Control de Combustibles, que
tendra a su cargo la fiscalizacin cualitativa y cuantitativa de los combustibles
lquidos, fijndose una tasa como retribucin por esos servicios, segn se
tratara de naftas sper, comn o gasoil. Ante estas circunstancias, la
Divisional Salta de Yacimientos Petrolferos Fiscales curs a los expende-
dores de combustible un telegrama por el cual les comunicaba que
deban abstenerse de modificar los precios, a pesar de la eventual entrada
en vigencia de la tasa, bajo apercibimiento de aplicarles sanciones. En
tales condiciones, frente a la actitud exteriorizada a travs de las comu-
nicaciones emitidas por la entonces petrolera estatal, la Provincia de
Santiago del Estero procur tutela jurisdiccional mediante una accin de
amparo, por la que se persegua obtener una declaracin preventiva a fin
de impedir la concrecin de las medidas preanunciadas.

Dentro de tal marco fctico, el Alto Tribunal entendi que poda


prescindirse vlidamente del nomen juris de la va procesal (accin de
amparo) utilizado por la Provincia y atender a la real sustancia de la
solicitud (declaracin preventiva). En tal sentido, tom en cuenta las
exigencias fijadas por la Corte Suprema de los Estados Unidos, en algn
caso, para dar andamiento a acciones declarativas, esto es: a) actividad
administrativa que afecta un inters legtimo; b) que el grado de
afectacin sea suficientemente directo; y c) que aquella actividad tenga
concrecin bastante (in re: Aetna Life Insurance Co. c/ Havorth, 300 U.S.
227); luego de lo cual reput que pareca evidente que la accin
declarativa que, como el amparo, tiene una finalidad preventiva y no
requiere la existencia de dao consumado en resguardo de los
derechos era un medio plenamente eficaz y suficiente para satisfacer
los intereses de la actora que, en tales circunstancias, se agotaran en una
mera declaracin de certeza, dndole al planteo articulado ante su
estrado dicho encuadramiento en los trminos del art. 322 del Cdigo
Procesal, disponiendo, asimismo, su tramitacin segn las reglas del
proceso sumario.

44
Fallos: 307:1379

380
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

Con carcter meramente ilustrativo, corresponde consignar que en


dicha causa, registrada luego en la coleccin del Alto Tribunal como
Provincia de Santiago del Estero v. Nacin Argentina y/o Yacimientos
Petrolferos Fiscales 45, se dict sentencia sobre el fondo de la cuestin el 1
de marzo de 1988, decretndose que la tasa de inspeccin creada por la
ley de la Provincia de Santiago del Estero era incompatible con el
rgimen de coparticipacin del Fondo de Combustibles instituido por la
ley n 17.597 46, que contena la prohibicin de aplicar tributos anlogos a
los nacionales previstos en la apuntada ley.

En este perodo, se fueron emitiendo diversas resoluciones a partir


de las cuales se afirm la posibilidad de control de constitucionalidad en
el marco de la accin declarativa, siempre, claro est, que no se tratara de
peticiones abstractas y genricas, y ello condicionado, por tanto, a que se
verificara una verdadera causa o caso en justicia. Aqu resulta oportuno
citar in re: Constantino Lorenzo v. Nacin Argentina 47, sentencia del 12 de
diciembre de 1985, y la causa: Fbrica Argentina de Calderas S.R.L. v.
Provincia de Santa Fe 48, sentencia del 19 de diciembre de 1986.

En lo estrictamente tributario, tambin se inscribe en esta nueva


tnica, lo sealado obiter dictum 49 en la causa Gomer S.A. v. Provincia de
Crdoba 50, sentencia del 3 de febrero de 1987 y, de modo concreto, lo
dicho in re: Leonardo Antonio Newland v. Provincia de Santiago del Estero
51
, sentencia del 19 de marzo de 1987. En este ltimo pronunciamiento, en
el que se discuta la constitucionalidad de una ley provincial y su decreto
reglamentario en cuanto imponan la obligacin de realizar inversiones

45
Fallos: 311:193
46
Anales de Legislacin Argentina, tomo XXVIII-A, ps. 145 y ss.
47
Fallos: 307:2384
48
Fallos: 308:2569
49
Bajo la denominacin obiter dictum del latn ob, por; iter, camino; y dictum, sentencia o
dicho se comprende a todas aquellas afirmaciones contenidas en las sentencias
judiciales referidas a aspectos jurdicos, que sin ser imprescindiblemente necesarias
para resolver el caso que se falla, importan anticipar criterios del juzgador. Es as que
los obiter dictum de la Corte Suprema de Justicia de la Nacin, si bien no sientan
doctrina, permiten inferir cual puede ser el probable tratamiento que brindar a una
cuestin, cuando, articulada o mantenida ante sus estrados, est ineludiblemente
llamada a resolverla.
50
Fallos: 310:142
51
Fallos: 310:606

381
DR. J OS OSVALDO CASS

en predios rurales y sancionaba su incumplimiento con la aplicacin de


una multa, se dieron por satisfechos los requisitos para la procedencia
formal de la accin meramente declarativa al tenerse por configurada una
causa o caso en los trminos de la Ley Fundamental. All, para descartar las
defensas opuestas por la provincia, en los considerandos 5 y 6, se
desarrollaron los siguientes conceptos: 5) Que... en atencin a que la
excepcin de incompetencia y la de falta de legitimacin para obrar han
sido opuestas por el estado provincial en forma alternativa o conjunta
sobre la base de idnticos fundamentos, esto es, la gravitacin que la
aplicacin de la regla solve et repete podra tener respecto de la admi-
sibilidad de las acciones meramente declarativas, corresponde indagar
esta ltima materia. A ello no obsta la discusin acerca del carcter
tributario o reglamentario del dominio que revista la norma impugnada,
el que no podra determinarse a esta altura del proceso, puesto que lo que
persigue el estado provincial demandado mediante las defensas que
opone es, precisamente, evitar que en forma previa a la efectivizacin del
pago se trabe la discusin sobre la naturaleza de la ley cuestionada por la
actora. De modo tal que, de admitirse su posicin, cualquiera que fuese el
resultado del pleito en relacin a la mencionada clarificacin conceptual,
el tema no podra ser analizado sin que anteriormente los importes
hubiesen sido satisfechos. // Sin embargo, cabe advertir que la
admisin de que concurren en la especie los presupuestos de la accin
meramente declarativa, en especial el estado de incertidumbre respecto
de los alcances de la relacin jurdica concreta y del inters suficiente en
el accionante, constituye el primer obstculo a la viabilidad de la
argumentacin de la demandada. En efecto, dentro de ese marco, la
exigencia de cumplimiento previo de lo que constituye el objeto de la
discusin, implicara desconocer la necesidad de tutela judicial que, en
casos como el presente, tiende a dilucidar el estado de falta de certeza
entre el contribuyente que cuestiona la actitud del Estado y este ltimo.
// Consecuentemente, la cuestin se centra en determinar si la
pretensin de sentencia meramente declarativa de certeza podra afectar
la ejecutoriedad que revestira el ttulo al cual el estado provincial
atribuye naturaleza tributaria, producindose las consecuencias
desfavorables mencionadas...// En este sentido, no se advierte que la
sustanciacin del presente juicio, mientras no haya recado en l decisin
definitiva firme, pueda impedir la percepcin que pretende la provincia.
Ello es as, puesto que el procedimiento declarativo reglado por el art. 322
del Cdigo Procesal Civil y Comercial no excluye necesariamente el

382
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

cobro compulsivo que la demandada estara habilitada a intentar por las


vas procesales que considere pertinentes. A mayor abundamiento, cabe
sealar que no se desprende del texto de la ley cuestionada ni ha sido
alegado por la provincia que la demora en la percepcin de los
gravmenes o sanciones en su caso no merezca la imposicin de
recargos, multas, etc. Por ello, no se advierte que la discusin judicial en
los trminos planteados pueda colocar al contribuyente en situacin
privilegiada ni que se altere el derecho del Fisco a recaudar, derecho que
se sustenta en la definitiva configuracin del hecho imponible. // 6) Que
este criterio, que por lo dems ha sido expuesto por la Procuracin
General en el dictamen emitido en la causa Hidronor S.A. c/ Provincia del
Neuquen el 17 de diciembre de 1971, importa modificar el de Fallos:
305:1715 52 que esta Corte en su actual composicin no comparte, conduce
a la desestimacin de las defensas opuestas por la Provincia de Santiago
del Estero y a mantener la competencia de este Tribunal para entender en
el sub lite.

En materia tributaria, a la accin declarativa comprendiendo,


incluso, aportes y contribuciones al rgimen de la seguridad social se le
imprimi curso, entre muchas otras, en las siguientes causas: Asociacin
Civil Escuela Escocesa San Andrs y Otros v. Provincia de Buenos Aires y
Otra 53, sentencia del 21 de mayo de 1987; Colegio San Lucas S.R.L. v.
Nacin Argentina y Provincia de Buenos Aires 54, sentencia del 29 de marzo
de 1988; Domingo Martn Lpez Saavedra v. Provincia de Buenos Aires 55,

52
La causa de referencia es Bridas Sociedad Annima Petrolera, Industrial y Comercial v.
Provincia del Neuqun, con sentencia del 20 de octubre de 1983. Entre otras cosas, en ella
se dej dicho: No procede la accin declarativa, si la demandante no ha utilizado los
remedios administrativos previstos en el ordenamiento fiscal local a efectos de obtener
la revisin de la intimacin de regularizacin impositiva. Por otra parte, la misma pudo
provocar la actividad jurisdiccional a travs de un medio legal apto como la accin de
repeticin, para lo cual hubiera bastado cumplir con un requisito especfico del rgimen
tributario, como es la regla solve et repete y acatar la intimacin que se le formulara,
mxime que tal recaudo no ha sido cuestionado en su aplicacin al caso, ni se ha
alegado que su cumplimiento debiera ser dispensado.
53
Fallos: 310:977. En este caso no se hizo lugar a la medida de no innovar solicitada, toda
vez que no se tuvieron por reunidos para su procedencia los requisitos establecidos en
el art. 230 del Cdigo de rito.
54
Fallos: 311:421. Aqu tampoco se hizo lugar a la prohibicin de innovar, al sealarse que
el procedimiento previsto en el art. 322 del Cdigo Procesal no excluye necesariamente
el cobro compulsivo que la demandada estara habilitada a intentar por las vas
procesales pertinentes.
55
Fallos: 311:1459

383
DR. J OS OSVALDO CASS

sentencia del 16 de agosto de 1988; Cooperativa de Trabajo Transportes


Automotores de Cuyo T.A.C. Limitada v. Provincia de Mendoza 56, sentencia
del 8 de septiembre de 1998; El Cndor Empresa de Transportes S.A. v.
Provincia de Buenos Aires 57, sentencia del 7 de diciembre de 2001; Shell
Compaa Argentina de Petrleo S.A. v Provincia del Neuquen 58; Shell
Compaa Argentina de Petrleo S.A. v. Provincia del Neuquen 59;
Transportadora de Gas del Sur Sociedad Annima v. Provincia de Santa Cruz
60
; y Yacimientos Petrolferos Fiscales S.A. v. Provincia de Tierra del Fuego
61
, las cuatro consignadas en ltimo trmino con sentencia del 15 de abril
de 2004, Argencard S.A. v. Provincia de Salta 62, sentencia del 27 de mayo
de 2004; Transportes Automotores La Estrella S.A. v. Provincia de Ro Negro
63
, sentencia del 29 de noviembre de 2005; Yacimientos Petrolferos Fiscales
S.A. v. Municipalidad de C. del Uruguay 64, sentencia del 7 de febrero de
2006, y Massalin Particulares S.A. v. Provincia de Tierra del Fuego, Antrtida
e Islas del Atlntico Sur 65, sentencia del 21 de marzo de 2006.

Resumiendo, podemos acotar que el sistema instituido por el cdigo


de rito en su art. 322, exige tres requisitos para la procedencia de las
acciones meramente declarativas:

a) que concurra estado de incertidumbre sobre la existencia, alcance y


modalidad de una relacin jurdica, entendindose por tal a aquella que es
concreta, en el sentido de que al momento de dictarse el fallo, se hayan
producido la totalidad de los presupuestos de hecho en que se apoya la
declaracin acerca de la existencia o inexistencia del derecho discutido,
condicin bajo la cual slo se podr afirmar realmente que el fallo pone
fin a una controversia actual, diferencindose de una consulta en la cual
se responde acerca de la eventual solucin que se podra dar a un
supuesto de hecho hipottico; b) que haya inters jurdico suficiente en el

56
Fallos: 321:2501
57
Fallos: 324:4226
58
Fallos: 327:1034
59
Fallos: 327:1051
60
Fallos: 327:1083
61
Fallos: 327:1108
62
Fallos: 327: 1473
63
Fallos: 328:4198
64
Fallos: 329:5
65
Fallos: 329:792

384
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

accionante, en el sentido de que la falta de certeza pudiera producir un


perjuicio o lesin actual al actor, entendindose que la actualidad del
inters jurdico no depende, a su vez, de la actualidad o
eventualidad de la relacin jurdica; y c) que se verifique un inters
especfico en el uso de la va declarativa, lo que solamente ocurrir cuando el
actor no dispusiere de otro medio legal para ponerle trmino inmediatamente.

A su vez, de los pronunciamientos de la Corte Suprema de Justicia


de la Nacin resulta la siguiente doctrina: 1) La accin meramente
declarativa puede configurar un caso o causa judicial en los trminos de
los arts. 116 y 117 de la Constitucin Nacional, a pesar de no conducir a
una sentencia de condena; 2) la accin meramente declarativa, por regla
general, es improcedente en materia de tributos nacionales regidos por la
ley n 11.683 (t.o. 1998 y sus modificaciones) 66 Ley de Procedimientos
Tributarios, en cuanto esta norma ofrece vas alternativas para hacer
cesar el estado de falta de certeza 67, salvo planteos de inconstitucio-
nalidad; 3) tales acciones pueden ser intentadas en la competencia
originaria del Tribunal cimero, cumplidos los requisitos que fija el art.
117 de la Ley Suprema; 4) no existe impedimento para que la accin
declarativa se oriente a obtener una declaracin de inconstitucionalidad;
5) la regla solve et repete, mantenida en la mayora de los ordenamientos
tributarios provinciales y municipales, no es un valladar a la viabilidad
de la accin declarativa, si bien su interposicin, y hasta que haya recado

66
Cfr. decreto n 821/98 (Anales de Legislacin Argentina, tomo LVIII-C, ps. 2969 y ss.).
67
Cfr. causa: Equipos Hidrulicos S.R.L., Fallos: 308:2147, sentencia del 13 de noviembre
de 1986. La causa vers, frente a la consulta formulada por el sndico, sobre si
corresponda el pago del Impuesto al Valor Agregado en los remates judiciales por
quiebra o en la distribucin final. La Corte desech que la pretensin deducida pudiera
estar orientada a obtener una sentencia meramente declarativa, en los trminos del art.
322 del Cdigo Procesal, ya que, contrariamente a lo requerido por ese precepto en
orden al carcter subsidiario de dicha accin, el actor tuvo a su alcance otros medios
legales idneos para aventar la falta de certidumbre que le asista acerca de la
procedencia del gravamen. Pudo acudir as, sin desmedro de la consulta ante la
Administracin Fiscal que le hubiera otorgado el conocimiento cierto del criterio del
organismo de aplicacin, a la facultad acordada por la Ley de Procedimiento para
solicitar al Director General una resolucin general interpretativa. Ms an, el criterio
sustentado por la Direccin General Impositiva ante una eventual determinacin
tributaria pudo recurrirse por apelacin, con efecto suspensivo del pago del gravamen,
ante el Tribunal Fiscal de la Nacin, cuya sentencia podra declarar que la
interpretacin administrativa no se ajustaba a la norma interpretada, decisin, adems,
susceptible de revisin judicial en las instancias respectivas.

385
DR. J OS OSVALDO CASS

en la causa decisin firme, no impide que la Administracin Tributaria


promueva la pertinente ejecucin o apremio fiscal 68.

Como consecuencia del ltimo de los aspectos reseados en el


prrafo anterior, esto es, la falta de aptitud de la accin declarativa para
inhibir la iniciacin por el Fisco del cobro compulsivo del tributo, ser
menester que el contribuyente, para diferir el pago hasta el dictado de la
sentencia, obtenga tutela cautelar mediante el dictado de una medida de
no innovar.

En la Repblica Argentina, si bien el Cdigo Procesal Civil y


Comercial de la Nacin, por su art. 230, contempla como medida cautelar
la prohibicin de innovar, siendo sus requisitos: 1. el fumus boni iuris
(verosimilitud del derecho); 2. el periculum in mora (peligro en la demora);
y 3. que la cautela no pueda obtenerse por otra medida precautoria, la
doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Nacin es particularmente
restrictiva cuando de lo que se trata es de suspender la fuerza ejecutoria
de un acto administrativo que sirve de fundamento para el reclamo de
una obligacin tributaria.

Al respecto, integrando una familia numerosa de fallos en tal


sentido, se destacan los pronunciamientos del Alto Tribunal en las causas
Trebas S.A. 69, sentencia del 22 de junio de 1989; Firestone de la
Argentina S.A.I.C. 70, sentencia del 11 de diciembre de 1990; Daniel
Ernesto Grinbank incidente v. Fisco Nacional (Direccin General
Impositiva) 71, sentencia del 23 de noviembre de 1995; Yacimientos
Petrolferos Fiscales S. A. v. Provincia de Tierra del Fuego 72, sentencia del 30
de septiembre de 1999; ESSO SAPA v. Provincia del Chubut 73, sentencia
del 28 de diciembre de 1999; American Express Argentina S.A. v. Provincia

68
CASS, Jos Osvaldo: Presin Fiscal e Inconstitucionalidad (Las garantas constitucionales
ante la presin del conjunto de tributos que recaen sobre el sujeto contribuyente), captulo III:
De la supremaca de la Constitucin y del rol del Poder Judicial, pargrafo 15: La
denominada accin meramente declarativa o de certeza prevista por el art. 322 del
Cdigo Procesal Civil y Comercial de la Nacin, y el requisito de caso o causa judicial,
ps. 27 y ss., en particular ps. 31 y 32, Depalma, Buenos Aires, 1992.
69
Fallos: 312:1010
70
Fallos: 313:1420
71
Fallos: 318:2431
72
Fallos: 322:2275
73
Fallos: 322:3571

386
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

de Ro Negro 74, sentencia del 31 de octubre de 2000; Daniel Hctor


Magnelli v. Administracin Federal de Ingresos Pblicos Direccin General
Impositiva 75, sentencia del 19 de septiembre de 2002; y Plan valo S.A.
de Ahorro para Fines Determinados v. Provincia de Salta 76, sentencia del 24
de junio de 2003; en las cuales la Corte Suprema de Justicia de la Nacin ha
requerido de los magistrados judiciales la mayor prudencia y estrictez en la
apreciacin de los recaudos que hacen a la admisin de las medidas cautelares,
atento la afectacin que producen sobre el erario pblico, pues la percepcin de
las rentas del Tesoro en tiempo y modo, dispuestos legalmente es condicin
indispensable para el regular funcionamiento del Estado; agregando, en su
particular enfoque, que en la medida en que su competencia lo autorice,
los tribunales tienen el deber de contribuir a eliminar o, en todo caso, a
aminorar la ilegtima afectacin del rgimen de los ingresos pblicos que
provienen tanto de la evasin como de la demora excesiva e injustificada en
el cumplimiento de las obligaciones tributarias, sin que ello implique que no
sea posible suspender los efectos de los actos de la Administracin
tributaria en caso alguno, sino que tal postergacin ha de estar avalada
por un estudio serio, detallado y convincente de los defectos insalvables
que dicho acto tenga apreciables an desde la limitada perspectiva de
anlisis que brinda el proceso cautelar.

Rebatiendo tal lnea jurisprudencial, coincidimos con el pensamiento


del clebre jurista italiano Piero Calamandrei, para quien: La funcin de
las providencias cautelares nace de la relacin que se establece entre dos
trminos: la necesidad de que la providencia, para ser prcticamente
eficaz, se dicte sin retardo, y la falta de aptitud del proceso ordinario para
crear sin retardo una providencia definitiva. Es ste uno de aquellos
casos (la disciplina de los cuales constituye quiz el ms antiguo y el ms
difcil problema prctico de toda legislacin procesal) en que la necesidad
de hacer las cosas pronto choca con la necesidad de hacerlas bien: a fin de
que la providencia definitiva nazca con las mayores garantas de justicia,
debe estar precedida del regular y meditado desarrollo de toda una serie
de actividades, para el cumplimiento de las cuales es necesario un
perodo, frecuentemente no breve, de espera; pero esta mora indispen-
sable para el cumplimiento del ordinario iter procesal, ofrece el riesgo

74
Fallos: 323:3326
75
Fallos: 325:2347
76
Fallos: 326: 1999

387
DR. J OS OSVALDO CASS

de convertir en prcticamente ineficaz la providencia definitiva, que


parece destinada, por deseo de perfeccin, a llegar demasiado tarde,
como la medicina largamente elaborada para un enfermo ya muerto;
aadiendo seguidamente: Las providencias cautelares representan una
conciliacin entre las dos exigencias, frecuentemente opuestas, de la
justicia: la de la celeridad y la de la ponderacin; entre hacer las cosas
pronto pero mal y hacerlas bien pero tarde, las providencias cautelares
tienden, ante todo, a hacerlas pronto, dejando que el problema de bien y
mal, esto es, de la justicia intrnseca de la providencia, se resuelva ms
tarde, con la necesaria ponderacin, en las reposadas formas del proceso
ordinario. Permiten de este modo al proceso ordinario funcionar con
calma, en cuanto aseguran preventivamente los medios idneos para
hacer que la providencia pueda tener, al ser dictada, la misma eficacia y
el mismo rendimiento prctico que tendra si se hubiese dictado
inmediatamente; para rematar sus consideraciones reflexionando en los
siguientes trminos: En un ordenamiento procesal puramente ideal, en
el que la providencia definitiva pudiese ser siempre instantnea, de
modo que, en el mismo momento en que el titular del derecho presentase
la demanda se le pudiera inmediatamente otorgar justicia de modo pleno
y adecuado al caso, no habra lugar para las providencias cautelares 77.

3.5. La declaracin de inconstitucionalidad ex oficio


Debe agregarse que dentro del sistema de control constitucional
judicial americano, relativo o difuso, adoptado en nuestra Repblica en el
orden federal y asignado a todos los jueces, se descarta el control ex oficio,
en tanto el mismo slo puede ejercerse a pedido de parte, en una causa o
caso sometido a su resolucin, y con alcance ceido a los intervinientes en
la controversia.

Respecto a la exclusin del control de constitucionalidad ex oficio la


Corte Suprema de Justicia de la Nacin sostuvo el criterio tradicional a lo
largo de un dilatado perodo de tiempo, pudiendo citarse como
referencias en tal sentido los pronunciamientos recados en las causas: S.
A. Ganadera Los Lagos v. Nacin Argentina 78, sentencia del 30 de junio de

77
CALAMANDREI, Piero: Introduccin al estudio sistemtico de las providencias cautelares,
captulo I: Criterios para la definicin de las providencias cautelares, pargrafo 5:
Sentido en que se llama provisorias a las providencias cautelares, punto 8 c):
Periculum in mora, ps. 42 y ss., en particular ps. 43 y 44, El Foro, Buenos Aires, 1996.
78
Fallos: 190:142

388
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

1941; y Juzgado de Instruccin Militar n 50 de Rosario 79, sentencia del 24


de abril de 1984, si bien en este ltimo caso registrando una fundada
disidencia de los ministros doctores Carlos S. Fayt, Augusto C. J.
Belluscio.

Ms recientemente, el Alto Tribunal in re: Rita Aurora Mill de Pereyra


y Otros v. Provincia de Corrientes 80, sentencia del 27 de septiembre de
2001, admiti una declaracin de inconstitucionalidad ex oficio, si bien,
entre los votos que conformaran la mayora, sumndose a la postura
anticipada en un anterior pronunciamiento por los ministros doctores
Carlos S. Fayt y Augusto Csar Belluscio, los ministros doctores
Guillermo A. F. Lpez, Gustavo A. Bossert y Antonio Boggiano, hicieron
especial hincapi en que, en la causa sometida a decisin, tal proceder
por el inferior no traa como consecuencia afectacin del derecho de
defensa de los litigantes ante lo sorpresivo de la sentencia con tal alcance
puesto que la ley invalidada sancionada luego de haber sido trabada la
litis pudo ser, de todos modos, materia de consideracin por las partes,
ya en el recurso extraordinario federal, ya en el escrito de traslado
respectivo 81.

3.6. Las cuestiones no justiciables

Cabe sealar que determinadas materias han quedado fuera de


control del Poder Judicial. En tal sentido, se afirma que los tribunales de
justicia no pueden conocer en cuestiones polticas ni revisar el ejercicio de
facultades privativas de otros poderes, como tampoco las relaciones
internacionales o intraconstitucionales as, en Espaa del Jefe de
Estado o del Consejo de Ministros con las Cortes o con el Parlamento,
segn los regmenes: remisin de proyectos de ley, cuestiones de
confianza, fijacin del orden del da, disolucin de las Cmaras,
convocatoria a elecciones, etc. 82. De todos modos, tal enclave mnimo
tiende a reducirse, pues las inmunidades del poder se han ido

79
Fallos: 306:303
80
Fallos: 324:3219
81
Sobre el particular puede consultarse un completo ensayo de Luis F. LOZANO: La
declaracin de inconstitucionalidad de oficio, Ad-Hoc, Buenos Aires, 2004.
82
GARCA DE ENTERRA, Eduardo: La lucha contra las inmunidades del poder, 3 edicin,
reimpresin, captulo VI: La inmunidad de los llamados actos polticos o de gobierno,
ps. 50 y ss., en particular ps. 58 y 59, Cuadernos Civitas, Madrid, 1995.

389
DR. J OS OSVALDO CASS

restringiendo sensiblemente, por cuanto la lucha por el derecho tiende a


alcanzar la alta cota en la que se concibe al Estado de Derecho como un
Estado de Justicia, enderezado hacia una justiciabilidad cada vez ms
plena. Tal ampliacin, a pesar de ello, no habilita a los jueces a
pronunciarse sobre los criterios de mrito, oportunidad y conveniencia
con los cuales los respectivos rganos legislativos de los distintos planos
del Estado dictan las respectivas normas leyes u ordenanzas, en
nuestro caso las de contenido tributario.

Es as inveterada la doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la


Nacin conforme a la cual no es objetable la facultad de las provincias
para darse leyes y ordenanzas de los impuestos locales, y en general
todas las que juzguen conducentes a su bienestar y prosperidad sin ms
limitaciones que las emanadas del art. 108 texto histrico de la
Constitucin, hoy art. 126 (Fallos: 105:273) porque, entre los derechos
que constituyen la autonoma de las provincias, es primordial el de
imponer contribuciones y percibirlas sin intervencin alguna de
autoridad extraa (Fallos: 51:349; 114:282; 137:212, entre otros).

En la causa: Doa Graciana Etchessahar de Lastra, sobre protocolizacin


de testamento 83, sentencia del 26 de octubre de 1928, el Alto Tribunal
consign: Si la Constitucin Nacional en su art. 5 84, ha dicho esta Corte,
no ha hecho de la moderacin de los impuestos o de formas determi-
nadas de percepcin de los mismos una de las condiciones a la garanta al
goce y ejercicio de las instituciones provinciales y ha excluido, por lo
tanto, de los casos de intervencin de sus poderes polticos por la Nacin
(art. 6) el de los abusos posibles en esta materia, consumados por las
provincias en perjuicio del desarrollo de la riqueza pblica local y
nacional, no es admisible que se haya querido dejar a la discrecionalidad
del Poder Judicial de la Nacin la facultad de declarar sin valor, en casos
concretos, la legislacin provincial relativa a impuestos, fuera de la
hiptesis de confiscacin o de otra trasgresin de una garanta de la
Constitucin o de algn precepto de la misma, porque el Poder Judicial
es el menos adecuado por su naturaleza, funciones y reglas de
procedimiento para decidir sobre la necesidad y equidad de las

83
Fallos: 153:46
84
Referente a la garanta federal de autonoma conferida a las provincias.

390
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

contribuciones y para apreciar los resultados econmicos de ellas, segn


su monto o la manera de cobrarlas.

Los criterios reseados precedentemente, y que resumen la


jurisprudencia de la Corte en materia de gravmenes provinciales, tam-
bin se reflejan cuando le ha tocado resolver sobre tributos municipales o
nacionales, reiterando que no es del resorte del Poder Judicial juzgar o
decidir sobre la oportunidad o conveniencia de los instrumentos fiscales
elegidos por el legislador o sobre la eficacia de los medios arbitrados para
alcanzar los fines propuestos, y que su cometido se limita a decidir si en
los casos ocurrentes ha habido manifiesta incompatibilidad con las
garantas y derechos constitucionales.

4. Importancia del derecho judicial en el derecho constitucional


tributario

El profesor Vctor Uckmar en 1959, fecha de la primera edicin de su


clsica obra Principi Comuni di Diritto Costituzionale Tributario, seal que
dentro de la literatura jurdica comparada de ese tiempo los estudios
sobre el Derecho Constitucional Tributario slo haban alcanzado madu-
ro desarrollo en Amrica, atribuyendo tal produccin al inters
despertado por las sentencias judiciales que abordaron controversias
sobre la materia, en especial aquellas emanadas de la Corte Suprema de
los Estados Unidos y de Argentina, cosa que, en su concepto, no se
verificaba an en Europa, ni en Italia, ya que en lo que respecta a aquel
pas, era muy reciente la instalacin de la Corte Constitucional prevista
por el ordenamiento sancionado en 1947 85.

As, el derecho judicial constituye, junto con el derecho espontneo no


escrito, una de las principales fuentes del derecho constitucional material,
nocin que nos remite al concepto de Constitucin vigente y eficaz que
funciona efectivamente como derecho positivo y actual.

Es fcil comprobar cmo el derecho judicial enriquece hermanen-


temente a la Constitucin, dado que los Tribunales de Justicia para
aplicar sus normas

85
UCKMAR, Vctor: Principi Comuni di Diritto Costituzionale Tributario, Introduzione, ps. 1
y 2, Casa Editrice Dott. Antonio Milani (CEDAM), Padova, 1959.

391
DR. J OS OSVALDO CASS

principios y reglas deben interpretarlas junto con los restantes


preceptos del ordenamiento y, en muchos casos, a fin de llenar lagunas
tcnicas, encarar una tarea integrativa partiendo de las disposiciones
existentes.

Ahora bien, el Derecho Constitucional Tributario en la Repblica


Argentina se encuentra conformado por el conjunto de principios y reglas
que gobiernan desde el plano superior del ordenamiento jurdico dos
amplias secciones, una referida a los derechos y garantas individuales, esto es
de las personas en cuanto contribuyentes, y la otra atinente a la distribucin de
las potestades tributarias y recursos financieros en un Estado plural en el cual
coexisten, adems del Gobierno federal, veinticuatro estados subnacionales
veintitrs provincias y la Ciudad Autnoma de Buenos Aires, y a su
vez, dos mil doscientos diecisis entes municipales 86. En el caso de los sujetos
territoriales menores, la mayora posee y ejerce, dentro de los cauces
fijados por la Constitucin, la Ley de Coparticipacin y el derecho
pblico provincial, potestad tributaria normativa y aplicativa; esto es, la
necesaria para instituir impuestos, tasas y contribuciones especiales,
como tambin para fiscalizarlos y recaudarlos.

4.1. El derecho judicial en la distribucin de las potestades


tributarias en la Repblica Argentina

Con una finalidad puramente ejemplificativa para demostrar la


importancia de los pronunciamientos de la Corte Suprema de Justicia de
la Nacin, en esta seccin del Derecho Constitucional Tributario dis-
tribucin de potestades y recursos pondremos nfasis en dos aspectos

86
La cantidad consignada de municipios de provincia es la recogida al 30 de junio de 2007
en la pgina web del Instituto Federal de Asuntos Municipales, dependiente de la
Secretara de Asuntos Municipales del Ministerio del Interior:
http://www.mininterior.gov.ar/municipales/. Incluye a los de distinta categora, esto
es a los de Carta o de Ley Orgnica, como as tambin a las comunas, comisiones
vecinales, comisiones de fomento y comunas rurales (v. sobre el particular Esteban J.
URRESTI: Reflexiones acerca de la posibilidad de codificar de manera uniforme el
procedimiento tributario en las municipalidades argentinas, punto 2.3.: Organizacin
institucional de las municipalidades, subpuntos 2.3.1: Sistema de ley orgnica, 2.3.2:
Sistema de carta o convencin y 2.3.3: El rgimen institucional de los municipios en
las provincias argentinas, en: Los procedimientos tributarios provinciales, municipales y
ante las Comisiones Arbitral y Federal de Impuestos, obra colectiva coordinada por Gustavo
J. NAVEIRA DE CASANOVA, ps. 307 y ss., en particular ps. 313 y ss., Ad Hoc, Buenos
Aires, 2003).

392
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

dirimidos por el Alto Tribunal. Ellos son, respectivamente, el relativo a la


asignacin de la potestad tributaria normativa en materia de contribu-
ciones indirectas 87 que se disputaron, durante algo ms de cuatro dca-
das, la Nacin con las provincias y que, finalmente, pasaron a revistar
como recurso concurrente de ambos planos de gobierno sobre la base, en
un primer momento de una sentencia judicial y, finalmente, al esta-
blecerlo as a texto expreso en la Ley Suprema; y el concerniente a la
validez constitucional de la coparticipacin tributaria, instituida por leyes
convenio a partir del 1 de enero de 1935, en virtud de la cuales la Nacin
pas a legislar y recaudar unificadamente los ms importantes
gravmenes, distribuyendo su producido con las provincias por el largo
perodo que va desde el apuntado ao 1935 hasta la fecha, careciendo de
cobertura constitucional expresa tal modo de obrar hasta agosto de 1994,
con la entrada en vigencia de la ltima Reforma de nuestra Carta Magna.

4.1.1. La doctrina judicial de los poderes tributarios concurrentes


nacionales y provinciales en materia de imposicin indirecta

La distribucin de la renta pblica tributaria en la Constitucin


Argentina de 1853-1860, si bien acogi la nacionalizacin de los derechos
aduaneros, despejando uno de los conflictos hasta entonces existente,
posibilit, en los hechos, con la creacin en 1891 por el Congreso de la
Nacin de los Impuestos Internos 88, que se entronizara un sistema de
concurrencia provincial y nacional en materia de contribuciones indirectas
recin convalidado en su constitucionalidad por la Corte Suprema de

87
El trmino contribuciones utilizado en los artculos 4, 17, 20, 52 y 75 inc. 2, de la
Constitucin Nacional, texto vigente, comprende tanto a los impuestos como a las
tasas y a las contribuciones especiales. Por su parte, el rgimen rentstico, tal cual fue
difusamente bosquejado en la Constitucin de 1853-1860, contemplaba, por el art. 4
que: El Gobierno federal provee a los gastos de la Nacin con los fondos del Tesoro nacional,
formado del producto... de las dems contribuciones que equitativa y proporcionalmente a la
poblacin imponga el Congreso General...; mientras que por el art. 67, inc. 2 (texto
histrico) se dispona como competencia del Congreso: Imponer contribuciones directas,
por tiempo determinado, proporcionalmente iguales en todo el territorio de la Nacin, siempre
que la defensa, seguridad comn y bien general del Estado lo exijan. En tales condiciones, las
discusiones discurrieron, sancionada la Constitucin de 1853 y durante un largo
perodo de nuestra historia, en precisar a quien se haba asignado la potestad tributaria
normativa para sancionar contribuciones indirectas, ya fuera a las provincias, ya a la
Nacin, o a ambas concurrentemente.
88
Los referidos impuestos gravaban ciertos consumos especficos y debieron su
denominacin al hecho de que pasaron a coexistir, dentro del cuadro rentstico de la
Nacin, con los gravmenes aduaneros conceptuados como impuestos externos.

393
DR. J OS OSVALDO CASS

Justicia, in re: Sociedad Annima Mataldi Simn Limitada contra la Provincia


de Buenos Aires, por repeticin de pago de impuestos 89, sentencia del 28 de
septiembre de 1927, concurrencia que hoy se encuentra acogida, a texto
expreso, por la Reforma Constitucional de 1994, mediante el enunciado
incorporado en la introduccin misma del inc. 2 del art. 75 de la Ley
Fundamental 90, recibiendo, tal concurso, validacin explcita y carcter
ordinario y permanente.

El Alto Tribunal, dentro de los considerandos centrales de dicho


pronunciamiento, dej expresado: Que los antecedentes de doctrina y de
jurisprudencia sobre la cuestin propuesta deciden que, en general, los
tributos indirectos al consumo interno, o sea los impuestos aludidos,
pueden ser constitucionalmente establecidos por la Nacin y por las
Provincias, en ejercicio de las facultades concurrentes y sin bice alguno
determinado por incompatibilidades de orden institucional. El poder
impositivo del gobierno central a este respecto, as como la potestad
concurrente de los estados para establecer los mismos gravmenes sobre
la misma materia imponible, se ha derivado de la inteligencia atribuida a
la clusula del art. 4 de la Constitucin que dice: de las dems contri-
buciones que equitativa y proporcionalmente a la poblacin imponga el
Congreso general, interpretndose por consideraciones de orden jurdico
y fundamentos de carcter econmico, que si bien dicha clusula no
encierra una delegacin de poder expreso a favor de la Nacin, contiene la
facultad implcita de crear y percibir los referidos impuestos federales al consumo
(Fallos: 121:264), los que tienen ya, sobre la sancin legal, la consagracin de
los hechos en el largo perodo de su funcionamiento en el que se han seguido
como renta fiscal el constante progreso del pas en los diversos rdenes
de su actividad econmica y constituyen en la actualidad una fuente de
recursos de que a la Nacin acaso no le fuera dado prescindir sin afectar
fundamentalmente su situacin financiera. // Que la facultad constitucional de
la Nacin relativa a estos impuestos, sea cual fuere la amplitud que se le
asigne, no tiene sin embargo, los caracteres de exclusividad con que se le han
acordado otros, tales como los referentes a la organizacin tributaria
aduanera, derechos de importacin y de exportacin, rentas de Correos,
etc., con relacin a los cuales existe la delegacin expresa de poderes que

89
Fallos: 149:260
90
All se ha aadido en el prtico del inciso: Corresponde al Congreso: ... 2. Imponer
contribuciones indirectas como facultad concurrente con las provincias. ...

394
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

no comprende al gravamen de los consumos internos, debiendo dedu-


cirse, en consecuencia, que las provincias conservan al respecto virtuales
facultades impositivas y pueden ejercitarlas en concurrencia con las de la
Nacin, dentro del alcance y con las limitaciones determinadas por la Ley
Fundamental (el nfasis en bastardilla no obra en el texto original).

Los antecedentes doctrinales y jurdicos invocados por la sentencia a


tal punto no resultaban pacficos que se lleg a propiciar por calificados
autores una reforma constitucional para zanjar definitivamente la
cuestin, y fue ms bien la fuerza de los hechos aprovechamiento de
dichas fuentes tributarias concurrentemente por la Nacin y las
provincias la que impuls adoptar una solucin salomnica, recomen-
dada, tambin, por la circunstancia de que al gobierno central no le era
dable prescindir del apuntado financiamiento.

4.1.2. La doctrina judicial frente al rgimen de coordinacin


financiera de participacin o coparticipacin

Por otro lado, admitida la constitucionalidad de la potestad impo-


sitiva concurrente nacional y provincial en los apuntados gravmenes a
los consumos especficos, ello acrecent la doble imposicin, obligando a
pensar en soluciones para conjurarla.

Ante tal estado de cosas, se registraron en el Congreso diversas


iniciativas las que se veran plasmadas, finalmente, con la sancin de la
ley n 12.139 de Unificacin de Impuestos Internos 91.

La modalidad que se puso en funcionamiento parta de la sancin de


una ley federal de unificacin impositiva a la que deban adherir las
respectivas legislaturas provinciales asumiendo obligaciones y adqui-
riendo, correlativamente, los derechos preestablecidos, dando lugar as al
perfeccionamiento de una ley-contrato o ley-convenio, categora
indita hasta entonces en nuestras prcticas federales. Por dichas leyes las
jurisdicciones locales se comprometan a no establecer gravmenes
semejantes a los impuestos nacionales y, como contrapartida, obtenan el
derecho a recibir un porcentaje de lo recaudado por aquellos recursos.

91
Anales de Legislacin Argentina, tomo complemento 1920-1940, ps. 558 y ss., conocida
como Ley de Unificacin de Impuestos Internos, vigente a partir del 1 de enero de 1935.

395
DR. J OS OSVALDO CASS

Lo cierto es que los distintos sistemas instituidos no contaban con


adecuado respaldo constitucional, por lo cual se levantaron autorizadas
voces reputndolos violatorios de la Carta Magna al considerar que las
provincias slo podan desprenderse de sus competencias tributarias
normativas y aplicativas mediante su reforma. A pesar de ello, a partir
de un tratamiento incidental, la Corte Suprema de Justicia de la Nacin
convalid el rgimen obiter dictum en la causa: Carlos Juan Madariaga
Anchorena 92, sentencia del 21 de noviembre de 1958, donde precis que:
El ordenamiento vigente en el pas admite que las provincias puedan
restringir convencionalmente el ejercicio de sus poderes impositivos
mediante acuerdos entre s y con la Nacin; y la peculiaridad esencial de
esos acuerdos, en lo que al caso interesa, es que no afectan derechos
individuales. Poco tiempo despus, el Tribunal cimero acot la doctrina
del precedente in re: S. A. Compaa San Pablo de Fabricacin de Azcar v.
Provincia de Tucumn 93, sentencia del 6 de noviembre de 1961, al esta-
blecer: Toda vez que lo atinente a las atribuciones provinciales en
materia impositiva es de orden estrictamente constitucional, los plausi-
bles acuerdos que puedan alcanzarse por leyes del tipo de la invocada (se
refera a la ley-convenio de Unificacin de Impuestos Internos n 12.139)
deben interpretarse restrictivamente. Se trata de atribuciones propias de
la soberana conservada por los Estados provinciales, cuya limitacin no
puede ser sino estrictamente excepcional.

En las condiciones que hemos venido refiriendo, ha sido bienvenida


la incorporacin efectuada por la Reforma Constitucional de 1994, en el
art. 75 inc. 2, donde se cierra el primer prrafo relativo a contribuciones
indirectas y directas sealando que las mismas con excepcin de la parte o el
total de las que tengan asignacin especfica, son coparticipables, para agregar,
en los cinco prrafos siguientes del apuntado inciso, una regulacin de
marco minuciosa sobre el rgimen que en la materia deber instituir el
Congreso 94.

92
Fallos: 242:280
93
Fallos: 251:180
94
El art. 75, inc. 2 de la Constitucin reformada consagra en los prrafos siguientes: Una
ley convenio, sobre la base de acuerdos entre la Nacin y las provincias, instituir regmenes de
coparticipacin de estas contribuciones, garantizando la automaticidad en la remisin de los
fondos. // La distribucin entre la Nacin, las provincias y la ciudad de Buenos Aires y entre
stas, se efectuar en relacin directa a las competencias, servicios y funciones de cada una de
ellas contemplando criterios objetivos de reparto; ser equitativa, solidaria y dar prioridad al
logro de un grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo

396
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

4.2. El derecho judicial y el Estatuto Constitucional del


Contribuyente

Los derechos y garantas constitucionales que ofrece nuestra Ley


Fundamental a partir de sus enunciados explcitos y, sobre todo, como
consecuencia de haber incorporado en la Reforma de 1860 el art. 33 sobre
derechos implcitos 95, es una fecunda cantera de la cual puede extraerse un
conglomerado de reglas y principios que, en armnica amalgama, deben
ser sistematizados en un objeto unitario de tratamiento y estudio, ya que
todos propenden a la libertad fiscal, entendida sta como la facultad de
rechazar cualquier pretensin pecuniaria del Estado a ttulo de tributo
que no satisfaga los requisitos y exigencias que dimanan de la Carta
Magna y que convertiran al pago que se reclame, en tales circunstancias,
en exaccin y despojo. Ya en 1953 tal conglomerado jurdico constitu-
cional fue definido por el profesor Juan Carlos Luqui como el Estatuto del
Contribuyente 96.

Con el sustento dogmtico del Estatuto referido en el prrafo


precedente derechos y garantas constitucionales explcitos e
implcitos junto a las regulaciones contenidas en los diversos tratados
sobre derechos humanos elevados a rango constitucional por la Reforma
del ao 1994 97, se ha producido una elaboracin fecunda y sistemtica en

el territorio nacional. // La ley convenio tendr como Cmara de origen el Senado y deber ser
sancionada con la mayora absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cmara, no podr ser
modificada unilateralmente ni reglamentada y ser aprobada por las provincias. // No habr
transferencia de competencias, servicios o funciones sin la respectiva reasignacin de recursos,
aprobada por ley del Congreso cuando correspondiere y por la provincia interesada o la ciudad de
Buenos Aires en su caso. // Un organismo fiscal federal tendr a su cargo el control y
fiscalizacin de la ejecucin de lo establecido en este inciso, segn lo determine la ley, la que
deber asegurar la representacin de todas las provincias y la ciudad de Buenos Aires en su
composicin.
95
El art. 33 consagra: Las declaraciones, derechos y garantas que enumera la Constitucin, no
sern entendidos como negacin de otros derechos y garantas no enumerados; pero que nacen del
principio de la soberana del pueblo y de la forma republicana de gobierno.
96
LUQUI, Juan Carlos: La obligacin tributaria en el derecho argentino, en Revista de
Ciencias Econmicas y Centro de Estudiantes de Ciencias Econmicas, ao XLI, serie II, n
41, p. 16, Buenos Aires, 1953; tambin del mismo autor pueden consultarse: Las
garantas constitucionales de los derechos de los contribuyentes, La Ley, tomo 142, ps.
891 y ss.; y Las garantas constitucionales de los derechos de los contribuyentes, en
Derecho Constitucional Tributario, ps. 23 y ss., Depalma, Buenos Aires, 1993.
97
Como consecuencia de esta Reforma se ha venido a establecer en el art. 75, inc. 22, que
... La Declaracin Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Declaracin Universal de
Derechos Humanos; la Convencin Americana sobre Derechos Humanos; el Pacto Internacional

397
DR. J OS OSVALDO CASS

la materia, fruto de la labor incesante de la Corte Suprema de Justicia de


la Nacin esto es, del derecho judicial valindose de una
interpretacin sistmica y teleolgica de los principios y reglas
contenidas en el plexo supremo de nuestro ordenamiento jurdico.

As podemos hablar, entre otros, de los principios de: reserva de ley;


indelegabilidad legislativa; irretroactividad tributaria (si bien acotada a
determinados supuestos); no confiscatoriedad; igualdad ante la ley,
igualdad en la ley e igualdad por la ley; generalidad; proporcionalidad y
progresividad; capacidad contributiva; equidad; derecho a trabajar y
ejercer industria lcita; razonabilidad; derecho de defensa y tutela
jurisdiccional efectiva; seguridad jurdica, etc.

La vasta enumeracin antes formulada impide un tratamiento que


agote los tpicos propuestos, por lo que habremos de ceirnos tan slo a
pasar revista a algunos fallos en los cuales se ejerci el control de
constitucionalidad a partir de principios, derechos y garantas de tal
rango como son los de reserva de ley; no confiscatoriedad; igualdad;
proporcionalidad; y derecho a trabajar y ejercer industria lcita.

4.2.1. El derecho judicial y el principio de reserva de ley en


materia tributaria

Limitaremos el tratamiento de los muchos aspectos involucrados


con el principio de reserva de ley 98 slo a dos: el relativo a su aplicacin
en materia de

de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y


Polticos y su Protocolo Facultativo; la Convencin sobre la Prevencin y la Sancin del Delito
de Genocidio; la Convencin Internacional sobre la Eliminacin de todas las Formas de
Discriminacin Racial; la Convencin sobre la Eliminacin de todas las Formas de
Discriminacin contra la Mujer; la Convencin contra la Tortura y otros Tratos o Penas
Crueles, Inhumanos o Degradantes; la Convencin sobre los Derechos del Nio; en las
condiciones de su vigencia, tienen jerarqua constitucional, no derogan artculo alguno de la
primera parte de esta Constitucin y deben entenderse complementarios de los derechos y
garantas por ella reconocidos. Slo podrn ser denunciados, en su caso, por el Poder Ejecutivo
nacional, previa aprobacin de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada
Cmara. // Los dems tratados y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser aprobados
por el Congreso, requerirn del voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de
cada Cmara para gozar de la jerarqua constitucional.
98
CASS, Jos Osvaldo; Derechos y garantas constitucionales del contribuyente. A partir del
principio de reserva de ley tributaria, Ad-hoc, Buenos Aires, 2002.

398
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

tasas 99 y el concerniente a la institucin de tributos mediante la utili-


zacin de reglamentos de necesidad y urgencia.

En el primer aspecto cabe consignar que depender de que la tasa


sea reputada un tributo o un instituto regulado por el derecho admi-
nistrativo para que deba exigirse para su creacin, modificacin o
aumento de su cuanta, una ley en sentido formal o baste un simple
reglamento.

Sobre este punto, la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia


de la Nacin fue en algn momento vacilante, otorgando a la tasa,
aunque en pocos casos, naturaleza administrativa, sin perjuicio de que en
los ltimos tiempos ha enfatizado su carcter tributario y, por ende, la
necesidad de una ley formal para instituirla.

Un fallo aislado que adscribi a la categorizacin administrativa de


las tasas fue el dictado in re: S.A. Ducilo v. Obras Sanitarias de la Nacin
100
, sentencia del 28 de mayo de 1953, donde seal: Que, si bien es cierto
que el poder pblico es quien fija las tasas para determinados servicios
que presta, tambin es verdad que lo hace tratando siempre de recuperar
slo los fondos invertidos en los mismos, y no buscando beneficio fiscal.
Como lo seala la doctrina, la tasa no es una institucin fiscal, sino una
creacin administrativa para resarcirse directamente de los gastos en
determinado servicio prestado a los usuarios y, por eso, mientras el
impuesto generalmente tiene en cuenta el monto de la riqueza
poseda por una persona, la tasa slo est en relacin con la utilizacin de
los servicios pblicos. Por las mismas consideraciones el impuesto requiere
previamente la sancin legal, y para las tasas bastar una autorizacin de

99
Asumimos que tal especie no tiene carta de ciudadana ni es de uso corriente en el
derecho positivo mexicano. Para nosotros, en cambio, constituye una de las categoras
dentro de la clasificacin tripartita de los tributos. As el acadmico Horacio A. GARCA
BELSUNCE la define en los siguientes trminos: Tasa: Es la contraprestacin pecuniaria
que el particular debe al Estado, en virtud de ley, por la prestacin de un servicio
jurdico, administrativo o jurisdiccional, de uso obligatorio, divisible y determinado en
la persona o bienes del usuario, prestado por el Estado en ejercicio del poder tributario
(cfr. Revisin parcial del concepto de la tasa como especie tributaria, La Ley, tomo
2006-F, ps. 853 y ss., en particular p. 864; tambin puede consultarse el mismo ensayo en
Peridico Econmico Tributario, ao XIV, n 361, ps. 1 y ss., ejemplar del 29 de noviembre
de 2006).
100
Fallos: 225:688

399
DR. J OS OSVALDO CASS

carcter general frecuentemente otorgada a reparticiones autrquicas (el


destacado en bastardilla ha sido agregado).

Por la naturaleza tributaria, en cambio, se registran numerosos


precedentes anteriores y posteriores al pronunciamiento antes citado,
entre los que vale referir el recado en las causa: La Martona S. A. v.
Provincia de Buenos Aires sobre repeticin de una suma de dinero 101,
sentencia del 7 de diciembre de 1938, donde, frente a una tasa en concepto
de servicio de inspeccin veterinaria establecida mediante decreto del Poder
Ejecutivo de la Provincia de Buenos Aires, dej consignado: Que los
principios y preceptos constitucionales de la Nacin y de la
Provincia son categricos en cuanto prohiben a otro poder que el
legislativo el establecimiento de impuestos, contribuciones y tasas y as el
art. 17 de la Carta Fundamental de la Repblica dice que: Slo el
Congreso Nacional impone las contribuciones que se expresan en el art.
4; y el art. 67 en sus incs. 1 y 2 (texto 1853/1860), ratifica esa norma
que est expresada con igual precisin en el art. 90, inc. 1 de la
Constitucin de Buenos Aires.

Ms recientemente, el Alto Tribunal in re: Berkley International


A.R.T. S.A. v. Ministerio de Economa y Obras y Servicios Pblicos Dto.
863/98 102, sentencia del 21 de noviembre de 2000, hizo lugar a la impug-
nacin de una tasa recaudada y fiscalizada por la Administracin Federal
de Ingresos Pblicos sobre los recursos destinados a las Aseguradoras de
Riesgos del Trabajo (A.R.T.), fundada en la atencin del gasto que
demandaran las funciones encomendadas al organismo fiscal. La Corte
Suprema de Justicia en el voto mayoritario comparti e hizo suyos los
conceptos contenidos en el dictamen del Procurador General de la
Nacin, en tanto concluy que el decreto n 863/98 103 al que consider
inaplicable en la especie ni la ley n 24.557 104, ni otra norma legal,
haban establecido una contraprestacin por el servicio que la misma ley
reguladora de las A.R.T. puso en cabeza de la AFIP, en cuanto a la
verificacin y recaudacin de las sumas correspondientes a las citadas
empresas, fijadas conforme al art. 23 de la Ley de Riesgos del Trabajo.

101
Fallos: 182:411
102
Fallos: 323:3770
103
Anales de Legislacin Argentina, tomo LVIII-C, ps. 3023 y ss.
104
Anales de Legislacin Argentina, tomo LV-E, ps. 5865 y ss.

400
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

En cuanto al segundo tpico que nos hemos propuesto discurrir,


referido a la sancin de tributos por conducto de reglamentos de
necesidad y urgencia, decretos leyes o medidas provisorias con fuerza de
ley segn la denominacin en boga en cada ordenamiento jurdico, el
derecho judicial argentino se ha pronunciado en forma concluyente por
la invalidez de las obligaciones patrimoniales instituidas por dichos
medios.

El leading case ms importante del Alto Tribunal en materia de


reglamentos de necesidad y urgencia en el mbito tributario est constituido
por la resolucin recada en la causa: Video Club Dreams v. Instituto
Nacional de Cinematografa 105, sentencia del 6 de junio de 1995, donde, en
todos los votos emitidos, se postul la confirmacin de la sentencia
apelada que haba resuelto la inconstitucionalidad del tributo al video
creado por los decretos nos 2.736/91 106 y 949/92 107.

A su vez, en la causa Luisa Spak de Kupchik y Otro v. Banco Central de


la Repblica Argentina y Otro 108, sentencia del 17 de marzo de 1998, se
cuestion la validez constitucional del decreto n 560/89 109, por el que se
haba instituido un gravamen de emergencia que se aplicara por nica
vez a los activos financieros existentes al 9 de julio de 1989. Meses ms
tarde, la ley n 23.757 110 reprodujo el texto de la mencionada norma, con
adecuaciones en aspectos de forma, y lo ratific de modo expreso. A tal
respecto, luego de pronunciarse por la inconstitucionalidad del decreto,
la Corte Suprema de Justicia de la Nacin seal: 13) Que por su
parte la posterior entrada en vigencia de la ley n 23.757 tampoco es
hbil para justificar la aplicacin del impuesto sobre los activos
financieros con respecto a los hechos imponibles controvertidos en estas
actuaciones ... // 14) Que consecuentemente, y bajo el imperio de nuestra
Ley Fundamental texto 1853/1860 es inaceptable que un poder de
imposicin cuyo ejercicio se halla a extramuros de sta en los trminos
sealados, pueda ser concebido como un instrumento eficaz para sortear
los bices constitucionales de otra norma como el decreto n 560/89

105
Fallos: 318:1154
106
Anales de Legislacin Argentina, tomo LII-A, ps. 354 y ss.
107
Anales de Legislacin Argentina, tomo LII-C, ps. 2977 y ss.
108
Fallos: 321:366
109
Anales de Legislacin Argentina, tomo XLIX-C, ps. 2573 y ss.
110
Anales de Legislacin Argentina, tomo XLIX-D, ps. 3733 y ss.

401
DR. J OS OSVALDO CASS

intrnsecamente rrita. Merecen riguroso rechazo, pues, las argumentacio-


nes sustentadas en la conexin entre dos ordenamientos como los
examinados, por las que se pretende asignar efectos convalidantes con
carcter retroactivo a la ratificacin de uno de ellos por el posterior, y
se arriba a la absurda conclusin de que integrndose el uno con el otro,
la constitucionalidad de ambos textos queda salvaguardada. En efecto, si
como qued expresado el Congreso Nacional no poda disponer
hacia el pasado sobre esta materia, aceptar la postura del fisco implica
desvirtuar y tornar inoperante mediante una disposicin de igual
naturaleza infraconstitucional, la conclusin alcanzada ..., en torno a la
invalidez del decreto citado, establecida por esta Corte en su rol de
custodio e intrprete ltimo de la Ley Fundamental ....

Cabe acotar que, como consecuencia de la Reforma Constitucional


de 1994, por el art. 99 se precisan las atribuciones del Poder Ejecutivo y
en el inciso 3, tercer prrafo, se establece que: Solamente cuando
circunstancias excepcionales hicieran imposible seguir los trmites ordinarios
previstos por esta Constitucin para la sancin de las leyes, y no se trate de
normas que regulen materia penal, tributaria, electoral o el rgimen de los
partidos polticos, podr dictar decretos por razones de necesidad y urgencia, los
que sern decididos en acuerdo general de ministros que debern refrendarlos,
conjuntamente con el jefe de gabinete de ministros.

La Reforma Constitucional ha dejado expresamente al margen de los


reglamentos de necesidad y urgencia, como puede advertirse de la
transcripcin precedente, la materia tributaria, lo que constituye una
garanta sobre todo si se tiene en cuenta el desborde producido en la
utilizacin de tal herramienta durante la gestin del presidente Carlos
Sal Menem, quien incursion con tal instituto sobre todas las ramas
jurdicas y, con particular persistencia, en el mbito tributario y fiscal.

4.2.2. El derecho judicial y el principio de no confiscatoriedad en


materia tributaria

En un primer momento el Mximo Tribunal argentino, acot la


interdiccin constitucional de la confiscacin nicamente a la que
intentara aplicarse en materia penal 111. As in re: Manuel Faramian

111
Ello en consonancia estricta con lo prescripto en el penltimo de los enunciados del art.
17 de la Constitucin Nacional destinado a tutelar la inviolabilidad del derecho de

402
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

contra la Municipalidad de La Plata, sobre inconstitucionalidad de ordenanzas


municipales 112, sentencia del 23 de agosto de 1906, entendi que las
normas por las cuales se establecan impuestos y contribuciones no eran
inconstitucionales por confiscatorias en tanto: Las confiscaciones
prohibidas por la Constitucin, son medidas de carcter personal y de
fines penales, por las que se desapodera a un ciudadano en sus bienes, es
la confiscacin del Cdigo Penal, y en el sentido amplio del artculo 17 el
apoderamiento de los bienes de otro, sin sentencia fundada en ley o por
medio de requisiciones militares; pero de ninguna manera lo que en
forma de contribuciones para fines pblicos puede imponer el Congreso
o los gobiernos locales ....

En nuestra Repblica se marc luego un punto de inflexin doctri-


nal cuando el Tribunal cimero se detuvo a ponderar los efectos o alcances
confiscatorios de los tributos para, como corolario, tenerlos por contrarios
a la Constitucin. Dicho cambio qued plasmado en una familia de
fallos que, en puridad, se inaugura con motivo de la aplicacin del
impuesto a la herencia en la causa Doa Rosa Melo de Can, su testa-
mentara; sobre inconstitucionalidad de impuesto a las sucesiones en la Provincia
de Buenos Aires 113, sentencia del 16 de diciembre de 1911. En tales
actuaciones la Corte Suprema de Justicia de la Nacin, al considerar un
impuesto que gravaba los legados a extraos a una cuota del 50% de los
valores transmitidos, en este caso por disposicin testamentaria en favor
de la Iglesia Catlica, dej establecido en el considerando 9: Que ... es ...
oportuno recordar que la Suprema Corte de Estados Unidos, interpre-
tando y aplicando disposiciones constitucionales menos explcitas que las
nuestras, ha dicho en uno de sus recientes fallos: Si ocurriera alguna vez
un caso en que bajo el nombre de impuesto progresivo o en otra forma se
imponga una exaccin arbitraria y confiscatoria sera la oportunidad de
considerar si el Poder Judicial puede acordar amparo, aplicando los
principios inherentes y fundamentales para la proteccin del individuo,
an cuando no haya para ello autoridad expresa en la Constitucin
(Knowlton y Moore, 178, U.S. 45), decretando la invalidez de los tributos
considerados confiscatorios, que, desde otra perspectiva derecho a

propiedad, en tanto all especficamente se dispone: La confiscacin de bienes queda


borrada para siempre del Cdigo Penal argentino.
112
Fallos: 105:50
113
Fallos: 115:111

403
DR. J OS OSVALDO CASS

disponer de la propiedad por voluntad testamentaria se haba


insinuado tres dcadas antes, en voto dividido, in re: La sucesin de Doa
Tomasa Velez Sarsfield contra el Consejo de Educacin de la Provincia de
Buenos Aires, sobre inconstitucionalidad de un impuesto 114, sentencia del 19
de noviembre de 1882. En este anterior fallo el Alto Estrado entendi que
contrariaba a la Constitucin un impuesto creado por una Legislatura
provincial aplicable a los legados instituidos a favor de extraos, si bien
con el fundamento que admitirlos, importara tanto como establecer una
legtima forzosa a favor del Fisco local que el Cdigo Civil derecho
comn sancionado por el Congreso de la Nacin para toda la
Repblica no haba contemplado.

En diversos pronunciamientos el Tribunal cimero, con matizaciones


en el caso de contribuyentes no residentes en el pas 115, entendi que la
confiscacin se operaba cuando el tributo absorba ms del 33 % del
capital en el Impuesto Sucesorio calculado sobre el monto de la
hijuela o de la renta que producan los bienes gravados.

Ya consolidada la doctrina y a fin de llevar a cabo un escrutinio


sobre la confiscatoriedad en materia de Impuesto Inmobiliario sobre
bienes rurales, la Corte Suprema de Justicia tuvo en cuenta no ya el valor
del inmueble sino su renta y, en el caso de los bienes infrautilizados,
computando la que poda obtenerse por la explotacin de los campos en
forma racional y eficiente sin gastos desmedidos y de acuerdo a sus
condiciones y posibilidades 116. Tambin se agreg que... la proporcin
entre la renta y el impuesto, en los casos de gravmenes que inciden

114
Fallos: 23:647
115
Durante un perodo la Corte Suprema de Justicia de la Nacin acept que el Impuesto
Sucesorio pudiera llegar, de aplicarse el adicional o el recargo por ausentismo cuando
los beneficiarios de la transmisin eran no residentes en el pas, hasta el 50 % del monto
de la herencia. Tal temperamento se encuentra expresado en las causas: Segundo
Fernndez Aguilera (sucesin), Fallos: 211:34, sentencia del 4 de junio de 1948, o Eduardo
Shepherd, su sucesin, Fallos: 212:493, sentencia del 22 de diciembre de 1948. Luego del
cambio de composicin del Tribunal por la autodenominada Revolucin Libertadora
en la causa Carlos Vicente Ocampo, Fallos: 234:129, sentencia del 2 de marzo de 1956, si
bien se admiti el recargo impositivo al contribuyente con domicilio en el extranjero, se
sent el criterio de que la garanta constitucional del derecho de propiedad impona el
tope del 33 % en el Impuesto Sucesorio, tanto en el caso de contribuyentes residentes en
el pas, como en el de residentes en el extranjero.
116
C.S.J.N. causa: Dolores Cobo de Macchi di Cellere v. Provincia de Crdoba (Fallos: 190:231),
sentencia del 21 de julio de 1941.

404
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

sobre la produccin agrcola, debe establecerse computando el rendi-


miento normal medio de una correcta explotacin del fundo concreta-
mente afectado, aadindose: No cabe as tener en consideracin ni la
disminucin o supresin de las utilidades por circunstancias eventuales,
ni la que proviene de la inapropiada administracin del contribuyente
117
. Igualmente se dijo que el requisito para la procedencia de juicios
similares al de autos, de la comprobacin de una explotacin eficiente,
significa el debido aprovechamiento de todas las posibilidades al alcance
del comn de las gentes dedicadas a esta especie de trabajo, lo que
supone la incorporacin de los capitales necesarios para aquel fin 118;
agregndose, incluso, que en la organizacin social actual el propietario
de la tierra frtil no atiende al real destino de ella, hacindola mero
capital productivo de renta, para limitarse a disfrutar del precio que
obtiene por la cesin de su uso, pues: no obstante la libertad que el
ordenamiento legal asegura de poder ceder los campos en simple
locacin (Const. Nac., art. 14 y ley n 13.246 119) ello no resulta obstculo
para que, contemplado el problema desde el punto de vista econmico-
social con que debe juzgarse la eficacia y legitimidad de una ley
impositiva, se concluya que el precio del arrendamiento de bienes rurales
no es ndice de la explotacin normal eficiente que el legislador est
obligado a respetar cuando les impone tributos, a fin de no exceder la
medida en que los derechos reconocidos por la Constitucin Nacional se
encuentran protegidos 120.

4.2.3. El derecho judicial y el principio de igualdad en materia


tributaria

Ms all del nutrido nmero de pronunciamientos que registra


nuestro Mximo Tribunal en materia de igualdad tributaria de cuya
doctrina condensaremos algunos lineamientos generales, solamente
damos cuenta aqu de modo particularizado del contenido de dos de sus
sentencias, a las que aadimos una tercera, dictada en el estrado del

117
C.S.J.N. causa: Felicitas Guerrero de Mihanovich v. Provincia de Crdoba (Fallos: 200:128),
sentencia del 23 de octubre de 1944.
118
C.S.J.N. in re: Rosa Jardn Periss v. Provincia de Crdoba (Fallos: 209:200), sentencia del
31 de octubre de 1947.
119
Anales de Legislacin Argentina, tomo VIII, ps. 85 y ss.
120
C.S.J.N. causa: Ral Gimnez Fauvety y otros (Fallos: 239:157), sentencia del 30 de
octubre de 1957.

405
DR. J OS OSVALDO CASS

Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires


que hoy integramos.

La primera de la Corte Suprema de Justicia de la Nacin recay in re:


Don Ignacio Unanue y otros contra la Municipalidad de la Capital, sobre
devolucin de dinero proveniente del impuesto a los studs 121, sentencia del 21
de septiembre de 1922, donde se seal que: la igualdad preconizada por
el art. 16 de la Constitucin importa, en lo relativo a impuestos, estable-
cer, que en condiciones anlogas debern imponerse gravmenes idnticos a los
contribuyentes, por lo que el impuesto de inspeccin establecido por la
Municipalidad de la Capital sobre los locales para studs, no es violatorio
de esa garanta constitucional, desde que todas las caballerizas
comprendidas en la denominacin de studs son gravadas con una base
uniforme y dado que no es posible desconocer que existe algn motivo
razonable para hacer distincin entre los establecimientos que se ocupan de
cuidar caballos destinados al trfico comn de la ciudad y aquellos que albergan
y preparan caballos con el nico objeto de disputar carreras.

La segunda, tambin del Mximo Tribunal, que adquiere un valor


emblemtico al valerse de la nocin de capacidad contributiva como
principio constitucional implcito, es la dictada en la causa: Ana Masotti
de Busso y Otros v. Provincia de Buenos Aires 122, sentencia del 7 de abril de
1947, en la cual se declar inconstitucional la progresividad en el Impuesto
Inmobiliario Rural sobre bienes posedos en condominio por afectar el
principio de igualdad ante el impuesto y las cargas pblicas. Para ello se
razon sosteniendo, que si bien el impuesto territorial se mide por el
valor de la propiedad inmobiliaria, el objeto del gravamen no es el
inmueble considerado en s mismo sino la capacidad tributaria de su
dueo, que se pondera por la riqueza que su dominio representa. As
entonces, a fin de juzgar si el impuesto territorial es o no violatorio de la
igualdad, debe tomarse en cuenta la condicin de las personas que lo
soportan en orden al carcter y a la magnitud de la riqueza tenida en
vista por el gravamen. La relacin de ste con el inmueble queda, as,
subordinada a los principios que rigen su relacin con el contribuyente,
uno de los cuales es que a igual capacidad tributaria con respecto a una misma
especie de riqueza el impuesto debe ser, en las mismas circunstancias, igual para

121
Fallos: 138:313
122
Fallos: 207:270

406
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

todos los contribuyentes, cosa que no ocurre, segn el Tribunal, cuando


tales bienes son posedos en condominio pues, conforme a su apreciacin,
el inmueble en condominio tiene tantos dueos como condminos, cada
uno de los cuales goza, respecto de su parte indivisa, de los derechos
inherentes a la propiedad.

A modo de condensacin de algunos lineamientos generales


sentados por el Tribunal cimero, vale indicar que para ste: a) la garanta
del art. 16 de la Constitucin Nacional entrega a la prudencia y sabidura del
Poder Legislativo una amplia libertad para ordenar y agrupar, distinguiendo y
clasificando los objetos de la legislacin; empero, la validez constitucional de
esas catalogaciones se halla subordinada a que emanen de causas
objetivas o razones sustanciales, a efectos de que resulte excluida toda
disparidad o asimilacin injustas, a las que conduciran criterios arbitra-
rios, de indebido favor o disfavor, privilegio o inferioridad personal o de
clase, o de ilegtima persecucin; b) el sometimiento a una imposicin
diferencial por va de adicionales o recargos a los contribuyentes no residentes
en el pas, no es irrazonable ni contraviene el principio de igualdad
contenido en el art. 16 de la Constitucin Nacional; c) no es violatorio de
la garanta de igualdad la aplicacin a las sociedades annimas de un
impuesto que no se cobra a las personas fsicas; d) la diferencia entre las
situaciones anteriores o posteriores a un nuevo rgimen legal no configura un
agravio a la garanta de la igualdad, porque de lo contrario toda modi-
ficacin legislativa importara desconocerla; e) la garanta constitucional
de la igualdad no se puede considerar vulnerada porque en otras
jurisdicciones territoriales los contribuyentes no soporten imposicin
general o particular de intensidad igual o semejante. La diversidad de tribu-
tacin y sus cuantas son consecuencia de la pluralidad de poderes impositivos
conforme al rgimen federal de gobierno; y f) no sustenta el agravio a la regla
de la igualdad el impuesto que grava ms onerosamente a las sociedades
extranjeras o a las primas de seguros de compaas cuya direccin y
capital inscripto no estn radicados en el pas.

El Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad Autnoma de Buenos


Aires, tuvo que atender, en los autos Cmara Argentina de Supermercados
s/ queja por recurso de inconstitucionalidad denegado 123, sentencia del 27 de

123
CONSTITUCIN Y JUSTICIA (Fallos del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad
Autnoma de Buenos Aires), Ad-Hoc, Tomo V, pg. 324 y ss.

407
DR. J OS OSVALDO CASS

mayo de 2003, una articulacin por pugna constitucional, basada en la


desigualdad de trato por la aplicacin de una alcuota superior en el
Impuesto sobre los Ingresos Brutos con que se gravaba a aquellos
establecimientos de comercializacin minorista conocidos como supermer-
cados e hipermercados y/o la prestacin de obras y servicios llevadas a cabo
por dichas empresas, en cuanto contaran con una boca de expendio, cuya
superficie superara los mil quinientos metros cuadrados. En sntesis, el
pronunciamiento tuvo en cuenta que la mayor alcuota puede fundarse
en la intencin de equiparar a los distintos operadores econmicos frente al
mercado, evitando que los supermercados e hipermercados a travs de su
alto poder de compra, economa de escala y eliminacin de presin fiscal por
compra directa al fabricante y supresin de etapas gravadas por el Impuesto
sobre los Ingresos Brutos puedan verse favorecidos desplazando de la
competencia a otros sujetos minoristas y acentuando el proceso de
concentracin econmica, lo que obliga a no perder de vista lo sealado por
la Corte Suprema de Justicia respecto a la utilizacin extrafiscal de los
tributos en tanto afirmara in re: Lorenzo Larralde y otros, (Fallos: 243:98),
sentencia del 2 de marzo de 1959, que si bien el poder impositivo tiende
ante todo a proveer recursos al tesoro pblico, constituye, adems, un
valioso instrumento de regulacin econmica, como consecuencia de lo que
ha dado en llamarse funcin de fomento y de asistencia social del impuesto, lo
que permite afirmar que a veces linda con el poder de polica y sirve a la
poltica econmica del Estado, en la medida en que se responda a las exigencias
del bien general, cuya satisfaccin ha sido prevista por la Ley Fundamental
como uno de los objetivos del poder impositivo. Por lo tanto, las provincias,
porque conservan todas las facultades no delegadas en la Nacin, pueden
libremente establecer impuestos sobre las cosas que forman parte de su
riqueza general y determinar los medios de distribuirlos, sin otras
limitaciones que las que resulten de la Constitucin Nacional. Sus
facultades, dentro de estos lmites, son amplias y discrecionales y el
criterio de oportunidad o acierto con que las ejerzan es irrevisable por
cualquier otro poder.

Se aadi, que si bien el Impuesto sobre los Ingresos Brutos era un


tributo indirecto que, por regla general, se trasladaba al consumidor final
sujeto que se supona detentaba la capacidad contributiva que se vera
incidida, no poda descartarse que el obligado legal al pago poseyera,
en el supuesto en tratamiento, tambin una capacidad econmica
singular que justificara el fijar a su respecto alcuotas diferenciadas.

408
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

4.2.4. El derecho judicial y el principio de proporcionalidad en


materia tributaria

La nocin de proporcionalidad referida a los tributos la encontramos


en nuestra Carta Constitucional en los arts. 4 y 75, inc. 2. As es que en el
primer caso se la refiere, en materia de contribuciones, junto con la
equidad a la poblacin; y en el segundo, se la considera al prescribir que
las contribuciones directas debern ser proporcionalmente iguales en todo
el territorio de la Nacin.

Nos queda entonces por ver el significado de la proporcionalidad en


su dimensin, si es que la tiene, dentro del denominado Estatuto del
Contribuyente.

Desde esta perspectiva, en una interpretacin se lleg a sostener que


el requisito de proporcionalidad de los tributos importaba que las
alcuotas de los gravmenes deban reunir esa caracterstica, con lo cual
se vedaba todo tipo de progresividad impositiva.

Esta hermenutica de las clusulas constitucionales fue terminante-


mente descartada por la Corte Suprema de Justicia de la Nacin, en la
causa: Don Eugenio Daz Vlez c. la Provincia de Buenos Aires, s.
inconstitucionalidad de impuesto 124, sentencia del 20 de junio de 1928, en la
cual amerit: Que tampoco es inconstitucional el impuesto progresivo
de autos (impuesto inmobiliario), considerado segn la proporcionalidad
y equidad que consagra el art. 4 de la Constitucin... Dicho precepto no
debe considerarse aisladamente, sino en combinacin con las reglas
expresadas en los arts. 16 y 67 inc. 2 (texto histrico 1853-1860) y es por
esto que los sistemas rentsticos del pas han podido apartarse del propor-
cional a la poblacin, para seguir el principio de la proporcionalidad indeter-
minada que para las contribuciones directas ha adoptado la constitucin
en el art. 67, inc. 2, dentro del cual cabe el impuesto que toma por base la
proporcin relacionada con el valor de la tierra, pues tratndose de una
contribucin directa la exigencia de su proporcionalidad ha de ser mirada
solamente con arreglo a la riqueza que se grava (el nfasis en bastardilla
ha sido aadido).

124
Fallos: 151:359

409
DR. J OS OSVALDO CASS

La inexistencia de pugna entre el recaudo constitucional y la


progresividad de la tarifa en las contribuciones, tambin fue confirmada
por el Tribunal cimero in re: Don Gregorio Morn contra la Provincia de
Entre Ros, sobre inconstitucionalidad de impuesto territorial y devolucin de
pesos 125, sentencia del 30 de noviembre de 1934, donde brind respaldo
a un impuesto progresivo para los predios rurales con una alcuota
creciente que alcanzaba el mximo del 10 por mil para aquellos cuya
superficie excediera las 20.000 hectreas, sealando al respecto: Se ve
claro el propsito de la legislatura de Entre Ros al sancionar la ley n 2.581,
de combatir el latifundio, desde el momento que no slo se tiene en cuenta
el valor de la propiedad sino tambin de su superficie al fijar el monto del
impuesto. Pero siendo ste igual y uniforme para todos los propietarios
que tienen iguales superficies, la progresin establecida no es contraria al
principio de igualdad del precepto constitucional contenido en el artculo
16 (el nfasis en bastardilla no obra en el texto original).

La solucin a que se arrib fue anloga a la acogida en otros pases


como en Italia, frente al art. 25 del Estatuto Albertino de 1848 que tam-
bin aluda a la proporcionalidad, ya que, como lo indica el profesor
Victor Uckmar: La discusin, que inicialmente se suscit sobre la
legitimidad constitucional de los impuestos con alcuotas progresivas en
aquellos Estados cuyas Constituciones proclamaban la igualdad y unifor-
midad de la imposicin, aparece hoy fuera de contexto 126, polmica
conjurada tempranamente por la Corte Suprema Argentina, como se
viera, ya en el ao 1928.

125
Fallos: 171:390
126
UCKMAR, Victor: Principios Comunes del Derecho Constitucional Tributario, Principios
Comunes del Derecho Constitucional Tributario, captulo II: Principio de igualdad,
pargrafo 5: Constitucionalidad de los impuestos con alcuota progresiva, p. 69,
Temis, Bogot, 2002. Recuerda este autor que la Corte Suprema de Justicia de los
Estados Unidos de Amrica en dos sentencias Magoun c. Illinois Trust and Savings Bank
(1898), 170 U.S. 283, y Knowlton c. Moore (1900), 178 U.S. 41, se ha ocupado de la
cuestin, pronuncindose a favor de la constitucionalidad del impuesto progresivo. En
ambas la controversia se centraba en la ilegitimidad de la forma de imposicin por ser
contraria a la regla constitucional de la uniformity. La primera se ocupaba del impuesto
sucesorio. La Corte declar que el derecho a heredar en sustancia es un privilegio; el
Estado, confirindolo, tiene tambin el poder de someterlo a la imposicin que crea
oportuna. En el segundo pronunciamiento, tambin sobre el impuesto a la herencia, el
Alto Tribunal declar que la uniformity va entendida exclusivamente en sentido
geogrfico y la alcuota, adems, debe diversificarse segn la relacin de parentesco con
el causante, y puede ser graduada progresivamente (cfr. ob. cit., p. 93).

410
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

La progresividad del sistema tributario, tal cual lo propician algunas


de las modernas constituciones se adecua, en nuestro parecer, de forma
ms armnica con el principio de capacidad de pago de los
contribuyentes atendiendo, en la distribucin de las cargas, a la idea de
demandar las prestaciones pecuniarias conforme a la teora del sacrificio
igual, mnimo o marginal, desechando las crticas que a tal postura
se han levantado, por ciertos autores, fundamentalmente, desde el mbito
de la economa financiera 127.

As, un sistema basado en un adecuado rendimiento de los


impuestos directos a la renta global y progresiva de las personas
fsicas; a las herencias; al patrimonio neto; o a ciertos bienes singular-
mente considerados, tales como: inmuebles, automotores o embarcacio-
nes de recreo y deportivas, etc., atender a ndices efectivos de capaci-
dad contributiva, haciendo soportar los costes del Estado, en mayor
medida, a aquellos que cuentan con manifiesta potencialidad y aptitud
econmica para afrontar las obligaciones fiscales. A la inversa, un sistema
que concentre la recaudacin en impuestos indirectos al valor agrega-
do; a los consumos especficos; a los combustibles lquidos derivados del
petrleo y al gas natural comprimido; a los aportes sobre la retribucin
salarial; sobre los ingresos brutos, etc., tomar en consideracin,
simplemente, indicios mediatos a menudo no fidedignos de aptitud de
pago, castigando, a travs de la regresividad, a los sectores sociales de
bajos recursos, incluidos aquellos con necesidades bsicas insatisfechas
que, la ms de las veces, ni siquiera tienen conciencia por los efectos
analgsicos o anestsicos de este tipo de gabelas que se incorporan a los
precios de bienes y servicios, de revistar en el sistema como
contribuyentes incididos, acentuando las asimetras de un modelo fiscal
que, incluso muchas veces, se ve acompaado por irritativos privilegios
que favorecen a contribuyentes con elevada aptitud de pago en el
Impuesto a la Renta, mediante dispensas, exenciones, deducciones,
desgravaciones, amortizaciones aceleradas y prebendas de todo tipo, sin

127
NEWMARK, Fritz: Principios de la Imposicin, seccin: Los principios de una poltica
fiscal justa y econmicamente racional, captulo II: Principios de imposicin poltico-
sociales y ticos, ps. 101 y ss. pargrafo A: Postulados de justicia, subpargrafo 5: El
principio de proporcionalidad o principio de imposicin segn la capacidad de pago
personal e individual, punto 2: Recusacin del principio de equivalencia y renuncia a
los fundamentos tericos del sacrificio, ps. 161 y ss. , Instituto de Estudios Fiscales,
Madrid, 1974.

411
DR. J OS OSVALDO CASS

un adecuado clculo del costo fiscal que de ellos se deriva, ni de los


resultados efectivos que a travs de su uso concretamente se alcanzan.

El principio de progresividad tambin puede satisfacerse, en menor


medida, a partir de tarifas diferenciales en la imposicin indirecta, como lo
dispone la Constitucin de la Confederacin Suiza al fijar, por el art. 29,
las pautas a que debe ajustarse la legislacin en materia de derechos de
importacin segn los objetos sobre los cuales recaigan 128.

El jurista argentino Carlos S. Nino ha sealado, en conceptos que


compartimos plenamente, que: Una democracia de propietarios como
suele llamarse a un sistema de propiedad equitativamente distribuida
requiere generalizar las condiciones de acceso a esa propiedad y la mejor
forma de proveer tales condiciones de modo que sea compatible con la
libertad individual es a travs de un sistema de impuestos progresivos
129
.

4.2.5. El derecho judicial y el derecho a trabajar y ejercer industria


lcita

La proteccin del derecho a trabajar y ejercer actividades econmica


lcitas derecho reconocido en todas las constituciones contemporneas
y en los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos y sus
armonas y fricciones con los fines no recaudatorios o extrafiscales de los
tributos ha sido objeto de consideracin sistemtica y analtica en un
meduloso ensayo del profesor Gustavo J. Naveira de Casanova, al cual
remitimos 130.

128
CASCAJO CASTRO, Jos Luis y GARCA LVAREZ, Manuel B.: Constituciones Extranjeras
Contemporneas, 3 edicin, Tecnos, Madrid, 1994, Constitucin Federal de la
Confederacin Suiza, ps. 85 y ss., en particular ps. 97 y 98. El precepto consigna: Art.
29.1. La percepcin de las aduanas federales ser reglamentada conforme a los principios
siguientes: 1) Derechos sobre la importacin: a) Las materias necesarias para la industria y la
agricultura sern tasadas lo ms bajo posible; b) El mismo principio se aplicar a los objetos
necesarios para la vida; c) Los objetos de lujo sern sometidos a tasas ms elevadas. A menos que
se opongan a ello grandes obstculos, estos principios debern tambin ser observados en la
conclusin de tratados de comercio con el extranjero...
129
NINO, Carlos S.: La justificacin tica de la contribucin impositiva, trabajo presentado como
panelista a las XX Jornadas Tributarias, organizadas por el Colegio de Graduados en
Ciencias Econmicas, en Mar del Plata, noviembre de 1990.
130
NAVEIRA DE CASANOVA, Gustavo J.: Tributacin y derechos humanos: posibles
vinculaciones con los derechos de trabajar y ejercer industria lcita. Armonas y

412
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

Ocurre que en determinados supuestos cuando los tributos son


puestos al servicio de fines diversos al de proveer recursos al erario
estatal la potestad tributaria normativa se amalgama con el ejercicio del
poder de polica, estimulando, desincentivando, penalizando e, incluso,
prohibiendo sutilmente, ciertas actividades o comportamientos
econmicos.

A pesar de no ser los nicos, con una finalidad didctica, nos valdre-
mos de dos fallos sobre el tema, que consideramos claves en la jurispru-
dencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nacin.

El primero fue el recado en la causa Don Ral Rizzotti contra la


Provincia de San Juan, por repeticin de impuesto 131, sentencia del 30 de
marzo de 1928, donde prosper una articulacin de inconstitucionalidad
por afectacin del derecho de trabajar y ejercer industrias lcitas, ante una
abultada patente impuesta por la referida provincia a los profesionales
mdicos, a excepcin de los que prestaban servicios gratuitos en la admin.s-
tracin sanitaria y asistencia pblica del referido estado local. En ella se dijo:
Que las conclusiones de la extensa prueba producida acreditan que, en
general, la cuanta de la patente afecta de tal manera los emolumentos
anuales de los mdicos en aquella provincia, que en realidad constituye,
como se sostiene, una traba insalvable al ejercicio de sus actividades
profesionales... // Si no bastaran para demostrar estos asertos las
declaraciones prestadas sobre ese punto por la prueba de autos, estaran
suficientemente acreditados por el solo hecho de que agotadas las gestiones
conducentes a obtener la derogacin o modificacin del impuesto aludido, los
afectados por dicho gravamen se vieron en el caso de abstenerse de ejercer su
profesin, clausurando sus consultorios y emigrando muchos de ellos del
territorio de la provincia, en procura, sin duda, de las garantas y derechos que
all se les negaban con obstinado
designio. // Que una ley as restrictiva del ejercicio regular de una
profesin no slo lcita, sino estimulada en todas partes por las mayores
franquicias, en mrito de su estrecha vinculacin con los ms altos
intereses sociales, y que en el caso gravita con inflexible imposicin lo

fricciones producidas por los fines no recaudatorios de los tributos, en Derechos


Humanos y Tributacin, Revista Jurdica de Buenos Aires 2001, Facultad de Derecho
Universidad de Buenos Aires, Lexis Nexis, Buenos Aires, 2002, ps. 413 y ss.
131
Fallos: 150:419

413
DR. J OS OSVALDO CASS

mismo sobre el cincuenta que sobre el cien por ciento de la retribucin


que percibe el contribuyente; una sancin tributaria que persigue y
hostiliza a una institucin profesional hasta anular su funcionamiento
desalojando en masa la absoluta mayora de sus factores esenciales, es a
todas luces atentatoria de los derechos y garantas que la Constitucin
consagra en su estructura general y especialmente en sus arts. 14, 16 y 17,
en cuanto establecen el derecho de trabajar y ejercer toda industria lcita,
la igualdad como base del impuesto y de las cargas pblicas y la
inviolabilidad de la propiedad, principios, garantas y derechos que de
acuerdo con el art. 28 no pueden ser alterados por las leyes que
reglamenten su ejercicio (el nfasis en bastardilla nos pertenece).

Por ltimo, es del caso referir la causa Jos Manuel Irizar v. Provincia
de Misiones 132, sentencia del 12 de septiembre de 1996, en la cual, por
mayora, el Alto Tribunal se pronunci por la inconstitucionalidad de
una ley de la apuntada provincia que supeditaba el trmite y obtencin de
guas forestales para la circulacin de tales productos a que el peticionante
acreditara el haber satisfecho todos los impuestos y tasas provinciales que
afectaban las tierras donde se realizaba la explotacin. Ese dispositivo, segn
la sentencia, import un exceso en el ejercicio del poder de polica de
seguridad del trfico de bienes, ya que el procedimiento operaba, en s
mismo, como una causa de ingresos fiscales o modo de controlar el pago
de otros gravmenes, aparejando en el sub lite, al mismo tiempo para el
actor, la imposibilidad de ejercer la industria lcita que era su actividad al
dificultarla (art. 14 de la Constitucin Nacional), hecho que tambin
colisionaba con la finalidad perseguida por la legislacin especfica
promocional para este tipo de emprendimientos.

5. Conclusiones

A modo de apretada sntesis, corresponde sealar que en el orden


federal de la Repblica Argentina:

a) la supremaca de la Constitucin es una consecuencia de haberse


adoptado una Carta Magna escrita y rgida; esto es, dotada de supra-
legalidad, en tanto slo puede ser reformada por el procedimiento
en ella previsto, lo que importa distinguir claramente sobre los

132
Fallos: 319:1934

414
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

alcances en la actuacin del poder constituyente originario o


derivado y de los poderes constituidos;
b) el ejercicio de la funcin de control constitucional de las leyes dictadas
por el Congreso, de las constituciones y de las leyes locales, como de
todos los actos de los rganos ejecutivos, siguiendo la tradicin del
derecho judicial norteamericano, tambin en nuestra Repblica est a
cargo de los tribunales de justicia;
c) el Poder Judicial de la Nacin y las provincias para ejercer el control de
constitucionalidad deben hacerlo en el marco de un caso o causa,
sometido a su decisin, ya que no compete a los jueces hacer decla-
raciones generales o abstractas y es de la esencia de su misin
dirimir colisiones efectivas de derechos;
d) el actual Cdigo Procesal Civil y Comercial de la Nacin regula en
su art. 322 la accin meramente declarativa o de certeza, instituto que ha
permitido, en los ltimos tiempos, incitar la competencia judicial
abarcando planteos de inconstitucionalidad, incluso en la instancia
originaria de la Corte Suprema de Justicia de la Nacin;
e) si bien tradicionalmente se ha exigido como requisito habilitante
para que medie declaracin de inconstitucionalidad por los jueces,
concreta peticin en tal sentido de parte interesada, hoy se advierte
que, en circunstancias muy especiales, la Corte Suprema de Justicia de
la Nacin se ha considerado autorizada a pronunciarse sobre el punto
ex oficio;
f) dentro de nuestro sistema jurdico, la sentencia que invalida un
precepto legal slo implica, por regla general, la inaplicacin de la
disposicin en el caso concreto, con lo cual el efecto del pronuncia-
miento es restringido o inter partes;
g) el amparo colectivo acogido por la Reforma Constitucional de 1994 no
ha tenido andamiento favorable en materia tributaria al entenderse que
los planteos efectuados se orientaban a la defensa de derechos de
carcter patrimonial, puramente individuales, cuyo ejercicio o tutela
corresponda exclusivamente a cada uno de los posibles afectados al
encontrarse al margen del universo de legitimados contemplados en
el art. 43 de la Ley Suprema;
h) si bien institucionalmente una declaracin judicial de inconstitu-
cionalidad decretada en la Repblica Argentina slo tiene efectos en
la causa en que ha sido dictada la sentencia quedando subsistente la
vigencia del precepto fuera de ella, suele ocurrir que los fallos del
Mximo Tribunal se consolidan como precedente por el seguimiento de que

415
DR. J OS OSVALDO CASS

de stos se hace, en cuyo caso la fuente judicial, sin derogar la norma,


consigue que las instancias inferiores acaten su doctrina, o que,
voluntariamente, el rgano que dict la norma, la deje sin efecto.
i) determinadas materias han quedado fuera del control del Poder
Judicial, de forma tal de asegurar un armonioso equilibrio entre las
tres ramas del gobierno, si bien se advierte una marcada tendencia
hacia la justiciabilidad plena;
j) la interpretacin funcional, dinmica o progresista permite una herme-
nutica constitucional que supera el horizonte histrico del tiempo en que
el texto fue sancionado, permitiendo distinguir entre el significado
lineal que pudo asignarse a los preceptos al momento de su adop-
cin, de las ideas rectoras que los impregnan, las que tienen una
capacidad abarcadora relativamente desligada de las situaciones
particulares que les dieron origen;
k) rechazamos por inconveniente que los jueces excedan las facultades
que constitucionalmente tienen asignadas y que, mediante un
activismo irrestricto, produzcan un desequilibrio en la relacin que
deben guardar entre s los distintos poderes del Estado;
l) el derecho judicial, como fuente de Derecho Constitucional material
adquiere particular relevancia en tanto las sentencias de la Corte
Suprema de Justicia de la Nacin, en su carcter de intrprete final de la
Ley de las Leyes, al aplicar sus normas, debe precisar su alcance e,
incluso, llenar lagunas tcnicas, encarando una labor integrativa que
parte del conjunto de sus disposiciones para arribar a la solucin
adecuada en el caso concreto;
m) los pronunciamientos de la Corte Suprema de Justicia de la Nacin
han servido para consolidar una serie de principios y reglas que
desde el plano superior del ordenamiento jurdico conforman dos
amplias secciones, una referida a los derechos y garantas individuales,
esto es, de las personas en cuanto contribuyentes, y la otra atinente a la
distribucin de las potestades tributarias y recursos financieros en un
Estado plural en el cual coexisten, adems del Gobierno Federal,
veinticuatro estados subnacionales veintitrs provincias y la Ciudad
Autnoma de Buenos Aires y, a su vez, dos mil doscientos diecisis
entes municipales, la mayora de los cuales posee y ejerce, dentro de
los cauces fijados por la Constitucin, la Ley de Coparticipacin y el
derecho pblico provincial, potestad tributaria normativa y
aplicativa, y

416
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

n) a lo largo del trabajo se ha ejemplificado con unos pocos fallos la


impronta que a la Carta Magna argentina le ha asignado en ambos mbitos
fiscales derechos y garantas de los contribuyentes y distribucin
de las potestades tributarias y recursos financieros en un Estado
plural la Corte Suprema de Justicia de la Nacin.

FALLOS DE LA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
DE LA NACIN CITADOS

Fecha Autos FALLOS

7/10/1864 El Ministerio Fiscal con Don Benjamn Calvete por


atentados contra la inmunidad de un senador 1:340

26/10/1865 Entre Pedro Carlos Raymond, apoderado de la


testamentara de Francisco Videla, y Nicols Garca,
sobre mejor derecho al valor de una finca embargada 2:220

31/10/1872 Don Silverio Bejarano, pidiendo se declare inconstitu-


cional una ley de la Provincia de Entre Ros 12:372

19/11/1882 La sucesin de Doa Tomasa Velez Sarsfield contra


el Consejo de Educacin de la Provincia de Buenos
Aires, sobre inconstitucionalidad de un impuesto 23:647

23/6/1883 D. Bernardo Pastorino, capitn de la barca Nuovo


Principio contra Ronillon, Marini y C, sobre pago de
sobreestadas 25:364

14/4/1888 La Municipalidad de la Capital contra doa Isabel A.


de Elortondo, sobre expropiacin; por inconstituciona-
lidad de la ley de 31 de Octubre de 1884 33:162

23/8/1906 Manuel Faramian contra la Municipalidad de La


Plata, sobre inconstitucionalidad de ordenanzas
municipales 105:50

417
DR. J OS OSVALDO CASS

16/12/1911 Doa Rosa Melo de Can, su testamentara; sobre


inconstitucionalidad de impuesto a las sucesiones en la
provincia de Buenos Aires 115:111

21/9/1922 Don Ignacio Unanue y otros contra la Municipalidad


de la Capital, sobre devolucin de dinero proveniente
del impuesto a los studs 13

28/9/1927 Sociedad Annima Mataldi Simn Limitada contra la


Provincia de Buenos Aires, por repeticin de pago de
impuestos 149:260

30/3/1928 Don Ral Rizzotti contra la Provincia de San Juan,


por repeticin de impuesto 150:419

20/6/1928 Don Eugenio Daz Vlez c. la Provincia de Buenos


Aires, s. inconstitucionalidad de impuesto 151:359

26/10/1928 Doa Graciana Etchessahar de Lastra, sobre protocolo-


zacin de testamento 153:46

30/11/1934 Don Gregorio Morn contra la Provincia de Entre Ros,


sobre inconstitucionalidad de impuesto territorial y
devolucin de pesos 171:390

7/12/1938 La Martona S. A. v. Provincia de Buenos Aires sobre


repeticin de una suma de dinero 182:411

30/6/1941 S. A. Ganadera Los Lagos v. Nacin Argentina 190:142

21/7/1941 Dolores Cobo de Macchi di Cellere v. Provincia de


Crdoba 190:231

7/4/1943 S.A. Mattaldi Simn Ltda. Establecimientos Rurales


y Destilera v. Provincia de Crdoba 195:250

23/10/1944 Felicitas Guerrero de Mihanovich v. Provincia de


Crdoba 200:128

418
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

2/10/1946 Filomena Vzquez de Filipini v. S. A. Wayss y


Freytag 206:21

7/4/1947 Ana Masotti de Busso y Otros v. Provincia de Buenos


Aires 207:270

31/10/1947 Rosa Jardn Periss v. Provincia de Crdoba 209:200

4/6/1948 Segundo Fernndez Aguilera (sucesin) 211:34

9/6/1948 S.A. Merck Qumica Argentina v. Nacin


Argentina 211:162

2/8/1948 Mara Laura Prez Guzmn de Viaa y Emilia


Olmos Arredondo de Prez Guzman v. Provincia de
Tucumn 211:1033

22/12/1948 Eduardo Shepherd, su sucesin 212:493

28/5/1953 S.A. Ducilo v. Obras Sanitarias de la Nacin 225:688

2/3/1956 Carlos Vicente Ocampo 234:129

30/10/1957 Ral Gimnez Fauvety y otros 239:157

21/11/1958 Carlos Juan Madariaga Anchorena 242:280

2/3/1959 Lorenzo Larralde y otros 243:98

6/11/1961 S. A. Compaa San Pablo de Fabricacin de Azcar v.


Provincia de Tucumn 251:180

18/7/1973 S.A. Safe Agropecuaria v. Provincia de Santa Fe 286:76

20/10/1983 Bridas Sociedad Annima Petrolera, Industrial y


Comercial v. Provincia del Neuqun 305:1715

24/4/1984 Juzgado de Instruccin Militar N 50 de Rosario 306:303

419
DR. J OS OSVALDO CASS

4/7/1985 Cermica San Lorenz 307:1094

20/8/1985 Provincia de Santiago del Estero v. Nacin


Argentina 307:1379

12/12/1985 Constantino Lorenzo v. Nacin Argentina 307:2384

13/11/1986 Equipos Hidrulicos S.R.L. 308:2147

19/12/1986 Fbrica Argentina de Calderas S.R.L. v. Provincia de


Santa Fe 308:2569

3/2/1987 Gomer S.A. v. Provincia de Crdoba 310:142

19/3/1987 Leonardo Antonio Newland v. Provincia de Santiago


del Estero 310:606

21/5/1987 Asociacin Civil Escuela Escocesa San Andrs y Otros


v. Provincia de Buenos Aires y Otra 310:977

1/3/1988 Provincia de Santiago del Estero v. Nacin Argentina


y/o Yacimientos Petrolferos Fiscales 311:193

29/3/1988 Colegio San Lucas S.R.L. v. Nacin Argentina y


Provincia de Buenos Aires 311:421

16/8/1988 Domingo Martn Lpez Saavedra v. Provincia de


Buenos Aires 311:1459

22/6/1989 Trebas S.A. 312:1010

11/12/1990 Firestone de la Argentina S.A.I.C. 313:1420

6/6/1995 Video Club Dreams v. Instituto Nacional de


Cinematografa 318:1154

23/11/1995 Daniel Ernesto Grinbank incidente v. Fisco


Nacional (Direccin General Impositiva) 318:2431

420
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

12/9/1996 Jos Manuel Irizar v. Provincia de Misiones 319:1934

26/12/1996 Anala M. Monges v. Universidad de Buenos Aires 319:3148

22/4/1997 Asociacin de Grandes Usuarios de Energa Elctrica


de la Repblica Argentina (A.G.U.E.E.R.A.) v. Provincia
de Buenos Aires y Otro 320:690

17/3/1998 Luisa Spak de Kupchik y Otro v. Banco Central de la


Repblica Argentina y Otro 21:366

8/9/1998 Cooperativa de Trabajo Transportes Automotores de


Cuyo T.A.C. Limitada v. Provincia de Mendoza 321:2501

30/9/1999 Yacimientos Petrolferos Fiscales S. A. v. Provincia


de Tierra del Fuego 322:2275

28/12/1999 ESSO SAPA v. Provincia del Chubut 322:3571

31/10/2000 American Express Argentina S.A. v. Provincia de


Ro Negro 323:3326

21/11/2000 Berkley International A.R.T. S.A. v. Ministerio de


Economa y Obras y Servicios Pblicos
Dto. 863/98 323:3770

27/9/2001 Rita Aurora Mill de Pereyra y Otros v. Provincia de


Corrientes 324:3219

7/12/2001 El Cndor Empresa de Transportes S.A. v. Provincia


de Buenos Aires 324:4226

19/9/2002 Daniel Hctor Magnelli v. Administracin Federal de


Ingresos Pblicos Direccin General Impositiva 325:2347

24/6/2003 Plan valo S.A. de Ahorro para Fines Determinados v.


Provincia de Salta 326: 1999

21/8/2003 Defensor del Pueblo de la Nacin v. Ministerio de

421
DR. J OS OSVALDO CASS

Economa y Obras y Servicios Pblicos Monotributo


Dto. n 885/98 326:2777

26/8/2003 Colegio de Fonoaudilogos de Entre Ros v. Nacin


Argentina 326:2998

26/8/2003 Cmara de Comercio, Industria y Produccin de


Resistencia v. AFIP 326:3007

15/4/2004 Shell Compaa Argentina de Petrleo S.A. v Provincia


del Neuquen 327:1034

15/4/2004 Shell Compaa Argentina de Petrleo S.A. v. Provincia


del Neuquen 327:1051

15/4/2004 Transportadora de Gas del Sur Sociedad Annima v.


Provincia de Santa Cruz 327:1083

15/4/2004 Yacimientos Petrolferos Fiscales S.A. v. Provincia de


Tierra del Fuego 327:1108

27/5/2004 Argencard S. A. v. Provincia de Salta 327:1473

29/11/2005 Transportes Automotores La Estrella S.A. v. Provincia


de Ro Negro 328:4198

7/2/2006 Yacimientos Petrolferos Fiscales S.A. v. Municipalidad


de C. del Uruguay 329:5

21/3/2006 Massalin Particulares S.A. v. Provincia de Tierra


del Fuego, Antrtida e Islas del Atlntico Sur 329:792

422
EL CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS LEYES TRIBUTARIAS

423
ACCIN EXTRAORDINARIA DE PROTECCIN

Dr. Ciro Camilo Morn Mariduea *


cirocamilo@hotmail.com
moranc@fondodesolidaridad.gov.ec

RESUMEN:
Con la entrada en vigencia de la nueva Constitucin Poltica, el
campo de gestin de las acciones mediante las cuales se garantiza la
vigencia de los derechos, ha quedado sin duda modificado. Dentro de las
actuales garantas jurisdiccionales, la Accin Extraordinaria de Proteccin
cuya competencia es de la tambin naciente Corte Constitucional se
refiere a la posibilidad de revisar y revocar las sentencias, autos definiti-
vos y resoluciones con fuerza de sentencia, que se hayan dictado violan-
do el debido proceso o cualquier otro derecho consagrado en la Cons-
titucin. De ah que el presente artculo se dedique a profundizar lo que
establecen especficamente las normas de dicha accin extraordinaria,
con el afn de tener una mayor y mejor comprensin acerca de la
intencin de los asamblestas y del panorama de su aplicacin.

PALABRAS CLAVE:
Garantas jurisdiccionales, Accin Extraordinaria de Proteccin,
Corte Constitucional, Debido Proceso.

INTRODUCCIN

La Constitucin de la Repblica del Ecuador, publicada en el


Registro Oficial No. 449, del 20 de octubre del 2008, ha modificado el
campo de gestin de las acciones mediante las cuales se garantiza la
vigencia de los derechos consagrados en la Carta Magna, as como la
aplicacin jerrquicamente superior que se debe hacer de sus normas. As

*
Abogado y Licenciado en Ciencias Sociales y Polticas por la Universidad Catlica de
Santiago de Guayaquil; Profesor invitado de la materia Derecho Procesal Civil I de la
Universidad Catlica de Santiago de Guayaquil; Secretario General del Fondo de
Solidaridad; Miembro del Directorio de Transelectric S.A.; y, Asesor de varias
instituciones pblicas y empresas privadas.

423
DR. CIRO CAMILO M ORN MARIDUEA

pues, de lo que encontrbamos en la Constitucin de 1998, esto es, la


accin de habeas corpus, de amparo y de habeas data; se ha modificado y
dado paso a las denominadas garantas jurisdiccionales y que son la
accin de proteccin (art. 88), la accin de habeas corpus (arts. 89 y 90), la
accin de acceso a la informacin pblica (art. 91), la accin de habeas
data (art. 92), la accin por incumplimiento (art. 93) y la accin extra-
ordinaria de proteccin (art. 94). Dentro de las acciones mencionadas
lneas arriba, tenemos como debutante en nuestra legislacin, a la accin
extraordinaria de proteccin, la cual est bajo la competencia de la Corte
Constitucional y que se refiere a la posibilidad de revisar y revocar las
sentencias, autos definitivos y resoluciones con fuerza de sentencia, que
se hayan dictado violando el debido proceso y cualquier otro derecho
consagrado en la Constitucin de la Repblica del Ecuador vigente. De
ah que el presente artculo se dedique a profundizar lo que establecen
especficamente las normas de dicha accin extraordinaria en la Consti-
tucin vigente, con el afn de tener una mayor y mejor comprensin de lo
que quiso el asamblesta, a ms de tener de dicho modo un panorama de
lo que pueda llegar a ser su aplicacin. En el trabajo igualmente se
explica las consideraciones de la autoproclamada Corte Constitucional en
el Ecuador, as como una comparacin con las Constituciones de otros
pases.

Antecedentes.-

En la Constitucin Poltica de la Repblica del Ecuador, que deno-


minar como Constitucin de 1998 y que estuvo vigente desde el 11 de
agosto de 1998 hasta el 20 de octubre del 2008, se contemplaba en los
artculos 93, 94 y 95 las acciones mediante las cuales se podan garantizar
los derechos constitucionales de las personas y as tenemos, respectiva-
mente, la de habeas corpus, la de habeas data y la de amparo constitu-
cional.

Mediante Disposicin Derogatoria de la Constitucin de la Repbli-


ca del Ecuador (se elimin la palabra poltica en la denominacin), que
denominar como Constitucin vigente, se derog expresamente la
Constitucin de 1998 y se incluy dentro del Ttulo tercero (Garantas
Constitucionales), el captulo tercero denominado Garantas jurisdic-
cionales.

424
ACCIN EXTRAORDINARIA DE PROTECCIN

Las garantas jurisdiccionales como las define la Constitucin


Vigente son la accin de proteccin (art. 88), la accin de habeas corpus
(arts. 89 y 90), la accin de acceso a la informacin pblica (art. 91), la
accin de habeas data (art. 92), la accin por incumplimiento (art. 93) y la
accin extraordinaria de proteccin (art. 94).

En este anlisis nos centraremos exclusivamente a la accin


extraordinaria de proteccin, advirtiendo que las dems acciones mencio-
nadas, igualmente merecen una atencin jurdica inmediata, de tal forma
que a manera de ejemplo podemos mencionar que en la accin de
proteccin es de importante estudio y comprensin la interposicin de
dicha accin cuando la violacin proceda de una persona particular; que
en la accin de habeas corpus, sern las juezas o jueces quienes la
resolvern; que en la accin de acceso a la informacin pblica, la
declaracin de carcter reservado requiere de una ley que establezca su
pertinencia; que en la accin de habeas data, se faculta al titular de los
datos a solicitar el acceso sin costo al archivo, as como la actualizacin de
los datos, su rectificacin, eliminacin o anulacin; y, que en la accin por
incumplimiento, la norma o decisin cuyo cumplimiento se persigue
debe contener una obligacin de hacer o no hacer clara, expresa y
exigible.

Como antecedente y para efectos de tener una visin del porqu la


inclusin de la accin extraordinaria de proteccin en la Constitucin
vigente, cito al Dr. Csar Rodrguez ex asamblesta de la Asamblea
Constituyente que expidi la Constitucin vigente y quien es, adems,
actual Primer Vicepresidente de la Comisin Legislativa y de Fiscali-
zacin que cumple transitoriamente las funciones de la Asamblea Na-
cional (antes Congreso Nacional):

Por otro lado, es necesario destacar que el establecimiento de esta accin


implica por s mismo un poderoso mensaje de atencin para todos los operadores
de justicia: las normas, por su jerarqua se aplican en el orden establecido por el
Art. 425 de la Constitucin 2008. Es la Constitucin la que debe ser observada
en primer lugar, sus preceptos, sus garantas, y luego, las normas de las leyes
secundarias, cuestin que si bien se sealaba tambin en la Constitucin de 1998
jams se hizo efectiva en la prctica. Hoy estamos en un foro de abogados,
ustedes ms que nadie saben que los jueces jams observaron el orden jerrquico
de las normas y que en muy pocas y honrosas excepciones aplicaron a la

425
DR. CIRO CAMILO M ORN MARIDUEA

Constitucin por sobre normas inferiores. Para citar un caso, en materia procesal
penal, los jueces de instancia y los miembros de los tribunales penales no
excluyen de juicio o de los elementos de conviccin aportaciones obtenidas con
violacin a la Constitucin. Esto no puede seguir ocurriendo y en eso no
podemos intentar tapar el sol con un dedo.

Adems es necesario sealar que la violacin de las normas constitucionales


y de sus garantas, al da de hoy, se encuentran tambin sometidas a control a
travs de organismos de justicia supranacionales como, por ejemplo, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos que ya ha condenado varias veces al
Ecuador por la violacin de los derechos humanos y de las garantas
constitucionales que sus jueces y magistrados no observan, causando con ello la
obligacin del Estado de pagar millonarias indemnizaciones a los perjudicados.
Hoy, en un Estado Constitucional de Derechos, esa ser una de las tareas
fundamentales de la Corte Constitucional: evitar que el Ecuador siga siendo
humillado en cortes internacionales como uno de los ejemplos de lo que no hay
que hacer, de lo indebido. Este recurso permitir emerger un sistema de justicia
caracterizado por el respeto y la obediencia a la Constitucin Poltica del Estado,
lo cual, visto desde la perspectiva poltica y jurdica no solo es mantener la
institucin procesal de la cosa juzgada, sino dar un salto cualitativo a un Estado
nacional que respeta a los ciudadanos, a las leyes y a los derechos.

Dos cuestiones resalto de la cita anotada anteriormente, en primer


lugar el hecho de que se concluya que en el pas no se aplicaba la
Constitucin de 1998 como norma jerrquicamente superior, sino que
ms bien era violada por los jueces salvo honrosas excepciones y en
segundo lugar la conclusin de que el Ecuador ha venido siendo
humillado por Cortes Supranacionales, debido a que al violarse las
garantas constitucionales y no juzgarse como es debido, se ha provocado
que se sancione al Estado con indemnizaciones millonarias.

Por otro lado, las crticas ms comunes a la accin extraordinaria de


proteccin han sido aquellas que sealan como un error crear en un pas
con demasiados problemas de celeridad en los juicios, una accin que
puede conllevar a una instancia adicional; adems, se ha expresado
que la Funcin Judicial pierde su independencia, pues un rgano distinto
est facultado a revisar las sentencias que se emitan, provocando incluso
un descalabro del principio de la cosa juzgada.

426
ACCIN EXTRAORDINARIA DE PROTECCIN

Anlisis.-
Har el intento de profundizar lo que nos dicen las normas que
regulan la accin extraordinaria de proteccin, para lo cual inicio con el
artculo 94 cuyo tenor es el siguiente: La accin extraordinaria de proteccin
proceder contra sentencias o autos definitivos en los que se haya violado por
accin u omisin derechos reconocidos en la Constitucin, y se interpondr ante
la Corte Constitucional.

El recurso proceder cuando se hayan agotado los recursos ordinarios y


extraordinarios, dentro del trmino legal, a menos que la falta de interposicin de
estos recursos no fuera atribuible a la negligencia de la persona titular del
derecho constitucional vulnerado.

1.- Accin o recurso? Grave problema es el que trae de la mano este


smil entre accin y recurso, puesto que al ser dos instituciones
totalmente diferentes, salta la pregunta anterior y la decisin que se tome
considerar las normas concordantes a tomar en cuenta. Para dilucidar
un poco, cul puede ser la decisin, siguiendo a Alsina podemos decir
que la accin es un derecho pblico subjetivo mediante el cual se requiere la
intervencin del rgano jurisdiccional para la proteccin de una pretensin
jurdica y de acuerdo al artculo 66 del Cdigo de Procedimiento Civil,
sta se deduce en la demanda, la cual da inicio a todo juicio segn el
artculo 64 del mencionado cuerpo adjetivo civil. Una vez resuelta la
accin por la Corte Constitucional, esta decisin ser definitiva e
inapelable segn el artculo 440 de la Constitucin Vigente.

Ahora bien, pero decidirse por considerar esta garanta jurisdic-


cional como una accin, tampoco es del todo sano, puesto que la
Constitucin vigente no seala en qu tiempo sta prescribe, de tal forma
que todo caso que se considere cumplir con los requisitos exigidos para
ejercer la accin, la propondr y deber ser resuelta. Por lo tanto, cabe la
conclusin de que el efecto de cosa juzgada ha sido vulnerado, por
cuanto la sentencia ejecutoriada puede ser revocada, a pesar de que
segn mi criterio el juez no suspende su competencia por efectos del
planteamiento de esta accin y puede ejecutar la sentencia, lo malo est
en la inseguridad jurdica o al menos el temor que se provoca en la parte
ejecutante, puesto que el rgano de control constitucional puede
dictaminar en contra, lo cual trae consecuencias indefinidas y quiz ser
ms conveniente no ejecutarla.

427
DR. CIRO CAMILO M ORN MARIDUEA

Por otro lado, continuando con el mismo autor sealado anterior-


mente, tenemos que llmanse (sic) recursos, los medios que la ley concede a
las partes para obtener que una providencia judicial sea modificada o dejada sin
efecto. Su fundamento reside en una aspiracin de justicia, porque el principio de
inmutabilidad de la sentencia, que constituye a su vez el fundamento de la cosa
juzgada, derivado de la necesidad de certeza para la estabilidad de las relaciones
jurdicas, cede ante la posibilidad de una sentencia injusta, y los recursos no son
otra cosa, como dice Carnelutti, que el modo de fiscalizar la justicia de lo
resuelto. De tal forma, que al menos en el caso del recurso queda claro
que la cosa juzgada es superada por la aspiracin de encontrar un
resultado ms justo.

Y en este caso tenemos que analizar, entonces, qu ocurre con la


sentencia recurrida: a) Como se debe interponer contra decisiones que
estn firmes o ejecutoriadas, se entiende que la sentencia puede ejecutar-
se, es decir, no se suspende la competencia del juez, sin embargo la ley
puede establecer, al igual que sucede con la casacin, una caucin para
los casos que se pretende suspender la ejecucin; y, b) La ley deber
determinar el tiempo en el cual se puede plantear el recurso, igual que
sucede con la casacin, puesto que el que concede el artculo 306 del
Cdigo de Procedimiento Civil, esto es, tres das, no es tan exacto para
este caso, por cuanto aquellos se contaran desde la notificacin de la
sentencia por ejemplo, mientras que este recurso slo cabe si ya est
ejecutoriada, es decir, que hayan pasado los tres das.

En cuanto a quines podran presentar este recurso, debemos consi-


derar el hecho de que la ley rige para el futuro y que esta norma no ha
sido declarada con efectos retroactivos, por lo tanto deber regir slo
sobre aquellas decisiones que empiecen a notificarse y sobre las cuales ya
no exista la posibilidad de ningn recurso.

2.- La accin proceder contra sentencias o autos definitivos, a lo


cual se le debe sumar lo contemplado en el artculo 437 de la Consti-
tucin vigente, esto es, resoluciones con fuerza de sentencia. La norma no
distingue si las decisiones provienen de tal o cual juicio, por lo tanto ya
sea que se trate de una accin de condena, declarativa, constitutiva, ejecu-
tiva o precautoria, se puede plantear esta garanta jurisdiccional, lo cual
quiere decir, segn mi criterio, que por ejemplo, contra una sentencia
dictada dentro de un juicio ejecutivo por la segunda y ltima instancia,

428
ACCIN EXTRAORDINARIA DE PROTECCIN

puede recaer una accin extraordinaria de proteccin. Tampoco se


distingue sobre la materia en la cual se puede plantear la accin, de tal
forma que es indiferente si se trata de un juicio civil, penal, administra-
tivo, de trnsito, etc.; en toda sentencia o auto definitivo dentro de
aquellos, cabr procedentemente.

Y ms grave an, es el caso, de las resoluciones con fuerza de


sentencia, toda vez que se puede, entonces, considerar que esta accin se
puede plantear incluso contra decisiones de rganos no jurisdiccionales
sino simplemente administrativos, tal es el caso de por ejemplo las reso-
luciones que se emitan por el Servicio de Rentas Internas. Si bien en el
caso de resoluciones de carcter administrativo, existe la posibilidad de
plantear recursos y por lo tanto, no se cumplir por completo con los
requisitos de la norma constitucional, sin embargo dicho aspecto tiene
una excepcin que ms adelante paso a analizar y que como consecuencia
hace que esta posibilidad de atacar una resolucin administrativa si
quepa.

Si consideramos esta institucin como un recurso, debemos recordar


lo que se plantea en el artculo 321 del Cdigo de Procedimiento Civil,
esto es, mientras la ley no lo deniegue, se entender que lo concede.

3.- Que se haya violado por accin u omisin derechos reconocidos


en la Constitucin vigente y siendo el Ecuador, por definicin del inciso
primero del artculo 1 de dicha Carta Magna, un Estado constitucional de
derechos, tendremos por lo tanto una gama amplsima de posibilidades
para establecer alguna violacin. En el numeral 2 del artculo 437 de la
Constitucin vigente en algo se intenta enmarcar este requisito a dos
mbitos: a) Violacin del debido proceso; y, b) Otros derechos recono-
cidos en la Constitucin. Digo que en algo se intenta, por cuanto el literal
b) que apunt anteriormente, expresa otros derechos reconocidos, es
decir, volvemos al inicio, puesto que sigue estando abierta la posibilidad
a cualquier derecho que encontremos en esta Constitucin vigente y que
como qued dicho, son bastantes.

En cuanto al debido proceso, si podemos encontrar una mayor


claridad y encuadre, toda vez que encontramos en la misma Constitucin
vigente, el captulo octavo dentro del Ttulo II, esto es, desde el artculo

429
DR. CIRO CAMILO M ORN MARIDUEA

75 al 82, principalmente el artculo 76 que incluye garantas bsicas para


el debido proceso.

Debemos entender que la violacin por accin se presenta cuando la


decisin definitiva, se la toma con estipulaciones contrarias a las que
propugnan las normas constitucionales que reconocen derechos, lo cual a
mi modo de ver tambin puede generar en el delito de prevaricato, de ah
la advertencia que se realiza a nivel poltico a los jueces. Mientras tanto la
violacin por omisin, se la debe entender para los casos que, en la
decisin definitiva, no se tom en cuenta la norma constitucional y
simplemente se resolvi con otras de menor jerarqua.

Debe por tanto, en todo proceso, considerarse si ha existido o no una


violacin de derechos constitucionales y de existir, el juez puede, por
ejemplo, declarar la nulidad de lo actuado por dicha causa o declarar
improcedente determinada actuacin, ms an cuando la propia
Constitucin vigente en su artculo 426 seala en su segundo inciso que
se aplicarn directamente las normas constitucionales, aunque las partes
no las invoquen expresamente. Pero lo que no queda claro, es cul es el
siguiente efecto a continuacin de la declaracin a lugar de la demanda,
pues o bien la Corte Constitucional pasa a resolver sobre el asunto o
asuntos principales o bien devuelve el proceso a la jurisdiccin ordinaria
a fin de que resuelvan como corresponde, recordemos que en el caso de
la casacin la solucin la da el artculo 16 de la Codificacin de la Ley de
Casacin, esto es, si se casa la sentencia o auto se expide el que corres-
ponda, a menos que se trate de la causal relacionada con una nulidad, en
cuyo caso se devuelve el proceso a la instancia en la que se gener la
nulidad para que conozca la causa a partir de ah.

4.- Es necesario que se hayan agotado los recursos ordinarios y


extraordinarios, lo cual en concordancia con el nmero 1 del artculo 437
de la Constitucin vigente, implica que se trate de sentencias, autos y
resoluciones firmes o ejecutoriados (en este punto el asamblesta olvido
poner la palabra definitivo a continuacin de auto). Hasta esta parte, se
podra decir que es entendible la aplicacin de este segundo inciso, sin
embargo no termina ah, pues a continuacin expresa: a menos que la falta
de interposicin de estos recursos no fuera atribuible a la negligencia de la
persona titular del derecho constitucional vulnerado. Y en esta parte ya me
encuentro por dems complicado, puesto que la norma constitucional

430
ACCIN EXTRAORDINARIA DE PROTECCIN

est permitiendo que la accin se presente incluso en los casos que no se


hubiesen agotado los recursos, esto es, por ejemplo, si se trata de un
juicio de conocimiento, que no se haya presentado el recurso de casacin
que ataca precisamente a la sentencia. Y cmo es que se lo permite?
Siempre que no se haya interpuesto el recurso, en el caso del ejemplo, la
casacin, por algn motivo que no sea atribuible a la negligencia del
titular del derecho. El titular del derecho? Qu quiere decir la norma
con esto? Segn mi criterio, el titular del derecho puede ser cualquiera de
las partes, es decir, actor o demandado definidos en el artculo 32 del
Cdigo de Procedimiento Civil, pero qu pasa si el negligente fue su
abogado o su procurador, ste no es el titular del derecho constitucional
vulnerado, por lo que si su negligencia provoc la no interposicin de
algn recurso, el titular del derecho, es decir, el defendido o el
patrocinado, puede presentar la accin extraordinaria de proteccin
demostrando que su abogado fue el negligente y no l.

Y qu debemos entender por negligencia? De acuerdo al Diccio-


nario Enciclopdico Nuevo Espasa Ilustrado quiere decir: Descuido,
omisin. y segn Cabanellas: Omisin de la diligencia o cuidado que debe
ponerse en los negocios, en las relaciones con las personas y en el manejo o
custodia de las cosas., por lo tanto se trata de un aspecto que, al tener un
matiz subjetivo, quedar al criterio del juez determinar si hubo o no tal
descuido u omisin, lo cual puede dar lugar a alguna arbitrariedad o
ligereza. Olvid, adems, el asamblesta que nuestra legislacin ya
contempla la posibilidad de que la parte no pueda cumplir con algn
trmino determinado, por motivos ajenos a su propia negligencia y se
encuentra contemplado en el inciso quinto del artculo 310 del Cdigo de
Procedimiento Civil, donde se seala: Los jueces concedern, adems, la
suspensin de trminos, por enfermedad grave o impedimento fsico de alguna de
las partes o por calamidad domstica, siempre que al solicitar la suspensin se
acompaaren pruebas de dichas circunstancias, salvo en los casos en que fueren
de notoriedad pblica Al menos debemos entender que en caso de
tratarse de un motivo de fuerza mayor o caso fortuito, deber demos-
trrselo por quien lo alegue, pues sera demasiado exagerado que ni
siquiera se deba probar que no se debi a su negligencia.

Y me toca, en este punto, volver a la idea que haba sentado lneas


atrs, respecto de la posibilidad de presentar la accin contra resolu-
ciones administrativas, toda vez que dicho caso se presentara precisa-

431
DR. CIRO CAMILO M ORN MARIDUEA

mente en el momento que la persona afectada, no haya podido presentar


contra tal resolucin ningn recurso y que ello no se deba a su negli-
gencia. Suena extrao, pero creo que la norma deja abierta esta
posibilidad.

5.- Requisitos de admisibilidad.- El artculo 437 de la Constitucin


vigente establece los requisitos que debe constatar la Corte para la
admisin del recurso (nuevamente se trae el smil entre accin y recurso
en este artculo), sin embargo como ya lo he venido exponiendo,
considero que son totalmente insuficientes y demasiado generales, con el
agravante de que si la ley establece algn otro, es factible que dicha
disposicin sea declarada inconstitucional, por cuanto est creando otros
requisitos adicionales que no contempla la Constitucin vigente, con lo
cual estara de acuerdo.

Debi aprovechar el asamblesta la oportunidad de incluir otros


requisitos, o al menos dejar abierta la posibilidad para que la ley incluya
otros, pero al contrario cerr, a mi criterio, la posibilidad de aquello.

6.- La Corte Constitucional es el rgano competente para conocer la


accin extraordinaria de proteccin, por cuanto de conformidad con el
artculo 429 de la Constitucin vigente es el mximo rgano de control,
interpretacin constitucional y de administracin de justicia en esta
materia, con jurisdiccin nacional. Esto no se contrapone a la faculta
jurisdiccional de la funcin judicial, por cuanto el artculo 178 de la
Constitucin vigente en concordancia con el 167 de la misma Carta
Magna, establece que pueden existir otros rganos con iguales potes-
tades, esto es, jurisdiccionales, reconocidos en la Constitucin.

El trmite que se deber crear para el ejercicio de esta institucin


deber contemplar lo estipulado en el numeral 6 del artculo 168 de la
Constitucin vigente, as como los principios procesales consagrados en
el artculo 169 del mismo cuerpo legal, esto es, se debe aplicar el sistema
oral, de acuerdo con los principios de concentracin, contradiccin y
dispositivo, as como los de simplificacin, uniformidad, eficacia, inme-
diacin, celeridad y economa procesal.

El rgano competente para establecer cul es el procedimiento a


seguirse, es el legislativo, segn la disposicin transitoria primera de la

432
ACCIN EXTRAORDINARIA DE PROTECCIN

Constitucin vigente, ya que en el numero 1 se establece el plazo mximo


de 360 das para que dicho rgano legislativo apruebe la ley que regule el
funcionamiento de la Corte Constitucional y los procedimientos de
control de constitucionalidad, esto igualmente concuerda con el artculo
430 de la Carta Magna vigente. Sin embargo, el Tribunal Constitucional
en atencin al artculo 27 del Rgimen de Transicin de la Constitucin
vigente, han considerado y resuelto en sesin del 20 de octubre del 2008
que, adems de que tienen funciones prorrogadas, debido a que dicha
disposicin seala que terminarn sus funciones cuando se posesionen a
los miembros que se seleccionen para la Corte Constitucional; asumen,
tambin, las funciones propias de la Corte Constitucional en base al
artculo 426 de la Constitucin vigente y para una mayor comprensin de
lo resuelto por dicha rgano, transcribo parte de la mencionada
resolucin:

Que, sin embargo de lo manifestado, el Rgimen de Transicin no


establece cul ser el rgano de control y jurisdiccin constitucional; qu
atribuciones ejerce dicho rgano; cmo regula los procedimientos para aplicar las
nuevas garantas jurisdiccionales de los derechos y dems acciones de
constitucionalidad; y finalmente, cmo deben tramitarse los procesos que se
encuentran pendientes de resolucin, bajo el imperio de las normas de la
Constitucin de 1998, sin perjuicio de lo cual, atendiendo la regla de interpre-
tacin constitucional establecida en el artculo 427 de la Constitucin, no cabe
duda que la voluntad del Constituyente es que exista una etapa de transicin
armnica y coordinada entre el Tribunal Constitucional y la Corte Constitu-
cional, como mximo rgano de control, interpretacin y administracin de la
Justicia Constitucional; Que, los artculos 11 numerales 3 y 5; y, 426 de la
Constitucin de la Repblica del Ecuador vigente, establecen los principios de
eficacia normativa, aplicacin directa e inmediata y de favorabilidad de la efectiva
vigencia de los derechos y de las normas de la Constitucin, principalmente de
aquellas referidas a las garantas de los derechos, sin que pueda alegarse
inexistencia de normativa secundaria para inaplicar los derechos, justificar su
violacin o desconocimiento, negar su reconocimiento o desechar las acciones
provenientes de su ejercicio, por lo que se acoge su naturaleza de plenamente
justiciables

Por lo tanto y sin entrar a analizar la legalidad o no de lo resuelto, no


slo que el Tribunal Constitucional se transform en Corte Constitu-
cional, sino que adems resolvi lo siguiente: 2.- Regular el trmite de los

433
DR. CIRO CAMILO M ORN MARIDUEA

procesos constitucionales relacionados con las garantas de los derechos, as como


las dems atribuciones de la Corte Constitucional establecidas en la Constitucin
de la Repblica del Ecuador y las normas secundarias, hasta que se expida la ley
que regule el funcionamiento de la Corte Constitucional y los procedimientos de
control de constitucionalidad. Es decir, se adelanta a la ley que puede ser
creada por el rgano legislativo en el plazo de 360 das como haba
indicado y establecer directamente cul es el trmite a seguir de los
procesos constitucionales, entre los cuales se encuentra la accin extra-
ordinaria de proteccin.

Y es as que en el Suplemento del Registro Oficial No. 466 del 13 de


noviembre del 2008, constan publicadas las Reglas de procedimiento para
el ejercicio de las competencias de la Corte Constitucional para el perodo
de transicin, expedida por la autodenominada Corte Constitucional y
que consta de 84 artculos, una disposicin general, cuatro disposiciones
transitorias y una disposicin final.

6.1. Breve anlisis de las Reglas de procedimiento para el ejercicio de


las competencias de la Corte Constitucional para el perodo de transicin,
en lo que respecta a la accin extraordinaria de proteccin: Consta en la
seccin III del captulo VI (de las garantas jurisdiccionales de los
derechos), a partir del artculo 52 hasta el 57. El artculo 52 (requisitos de
procedibilidad), segn mi criterio, no contiene ningn requisito adicional
a los previstos por la Constitucin vigente. El artculo 53 en cuanto a la
competencia para resolver, si trae un elemento nuevo y es el de establecer
que la tendr el Pleno de la Corte Constitucional, de tal forma que esta
accin no puede ser resuelta por una de las Salas, las que tan solo
sustanciaran el trmite. En cuanto a la indeterminacin de si se trata de
una accin o un recurso, se resuelve por el artculo 55, en cuanto a que se
establece que iniciar por demanda con el contenido que en dicho
artculo igualmente se sealan. El artculo 57 establece qu tipo de
sentencia se debe emitir para estos casos y es del tenor siguiente: Art.
57.- Efectos de la sentencia.- De comprobarse que la sentencia, auto o resolucin
con fuerza de sentencia impugnado ha violado los derechos constitucionales del
accionante, as se lo declarar y se dispondr la correspondiente reparacin
integral. Es decir, una vez sentenciado no hace falta devolver el proceso,
lo cual suena obvio, pues como vemos no se trata, para criterio de la
actual Corte Constitucional, de un recurso sino de una accin, de tal
forma que nada tienen que ver los efectos devolutivos y suspensivos. La

434
ACCIN EXTRAORDINARIA DE PROTECCIN

norma es demasiado general en el segundo aspecto, esto es, en la


disposicin de la correspondiente reparacin integral, por cuanto queda a
libre criterio de la Corte Constitucional determinar cmo debe ser la
reparacin integral, que puede ser por ejemplo, establecer indemniza-
ciones; en todo caso, para que se les facilite un poco la gestin, pusieron
en el artculo 55 ya mencionado, en el literal e), el requisito de que el
demandante mencione la pretensin concreta respecto de la reparacin
de los derechos fundamentales vulnerados.

El anlisis respecto de la legalidad y constitucionalidad de lo


resuelto por la Corte Constitucional conlleva a un trabajo mucho ms
profundo y especfico, por lo que considero apresurado emitir un criterio
al respecto, ms all del de indicar que las regulaciones mencionadas se
encuentran en vigencia, mientras no se declare lo contrario y siendo un
aspecto de tipo constitucional, no hay rgano distinto a la propia
autoproclamada Corte Constitucional que lo pueda resolver, quedando a
salvo la posibilidad de revisar esta conducta en atencin al artculo 226
de la propia Constitucin vigente, sobre lo cual al menos el Ministerio
Pblico no ha emitido ningn criterio y por otro lado al momento no
contamos con una Corte Nacional de Justicia que lo juzgue.

Derecho Comparado.-

Armando Cruz Bahamonde en su obra Estudio Crtico del Cdigo


de Procedimiento Civil nos resea: Es lo cierto que el 11 de septiembre de
1830, en la Primera Constitucin del Estado del Ecuador en Colombia, Art. 45,
se establece que la justicia ser administrada por una Alta Corte de Justicia, por
Cortes de apelacin i por los dems tribunales que estableciere la ley.; y que en
el Art. 49, que En ningn juicio habr ms de tres instancias. Esto demuestra
que la ansiedad por una administracin de justicia directa e inmediata estuvo
entre las ms caras aspiraciones de los Fundadores de la Patria ecuatoriana. En
nuestro caso, corresponde tratar de establecer cules fueron las
aspiraciones de los refundadores de la Patria para la inclusin de las
garantas jurisdiccionales y entre ellas la de accin extraordinaria de
proteccin, pues si bien se ha mencionado mucho la Constitucin vigente
por aspectos como el de su cantidad de artculos o el de la defensa a la
naturaleza, al punto de considerrsela como una Constitucin Verde;
debemos tambin determinar si lo resuelto para la proteccin de los
derechos constitucionales de las personas, conllevan a una verdadera

435
DR. CIRO CAMILO M ORN MARIDUEA

proteccin eficiente y eficaz o por el contrario se tratar de una engorrosa


instancia ms que har morirse de las iras a los Fundadores de la Patria
mencionados por don Armando Cruz Bahamonde.

De ah que, en el intento de demostrar las intenciones de la


Asamblea Constituyente de Montecristi, realic un anlisis comparado
con algunas otras Constituciones, debiendo anticipar que en ninguna de
ellas encontr tantas variadas garantas jurisdiccionales; y, en lo que
respecta a la que estamos analizando, en ningn caso, sin embargo es
muy interesante las conclusiones a las que podemos llegar y que expongo
a continuacin.

Constitucin Poltica de Argentina.-

En el artculo 43 de esta Constitucin, podemos encontrar las


acciones de garanta de derechos constitucionales que son similares a las
que existan en la Constitucin de 1998 ecuatoriana, esto es, la accin de
amparo, la de habeas data y la de habeas corpus. Es interesante tomar en
cuenta que en el primer inciso de este artculo, abre la posibilidad para
que la accin de amparo se entablen contra particulares, lo cual, aunque
no corresponde a la accin extraordinaria de proteccin, es importante
destacar para conocimiento y comparacin con nuestra accin de
proteccin: Toda persona puede interponer accin expedita y rpida de
amparo, siempre que no exista otro medio judicial ms idneo, contra todo acto u
omisin de autoridades pblicas o de particulares, que en forma actual o
inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad
manifiesta, los derechos y garantas reconocidos por esta Constitucin, un
tratado o una ley.

Constitucin Poltica de Bolivia.-

En Bolivia sucede algo similar que en Argentina respecto de las


acciones de garantas constitucionales, correspondindole al artculo 19
de su Constitucin el establecimiento de la accin de amparo, la que
tambin se puede proponer contra particulares que restrinjan, supriman
o amenacen restringir o suprimir los derechos y garantas de la persona.

Se debe destacar el literal f) del artculo 120 de la Constitucin


boliviana, por cuanto le concede como atribucin del Tribunal Constitu-

436
ACCIN EXTRAORDINARIA DE PROTECCIN

cional, conocer y resolver los recursos directos de nulidad relacionados


con los casos del artculo 31 de la misma Constitucin. El artculo 31
indicado es del texto siguiente: Son nulos los actos de los que usurpen
funciones que no les competen, as como los actos de los que ejerzan jurisdiccin
o potestad que no emane de la ley. Tenemos, entonces, la posibilidad de
proponer esta accin, contra algn caso en el que haya resuelto una
autoridad a quien consideremos que no tiene jurisdiccin, de tal forma
que si lo comparamos con la accin extraordinaria de proteccin,
igualmente puede existir un caso en el que la violacin del derecho
constitucional sea precisamente la falta de jurisdiccin y que sirva como
argumento.

Constitucin Poltica de Chile.-

El artculo 20 de esta Constitucin denomina como recurso de


proteccin, a aquel que se puede proponer cuando por causa de actos u
omisiones arbitrarios o ilegales sufra privacin, perturbacin o amenaza
en el legtimo ejercicio de los derechos y garantas establecidas. Nuestra
Constitucin vigente lo define de manera similar, salvo que en nuestro
caso es accin de proteccin y no recurso, aunque en Chile igualmente se
trata de una accin.

Constitucin Poltica de Costa Rica.-

En Costa Rica encontramos una situacin totalmente distinta a la de


nuestra Constitucin vigente, debido a que en su artculo 10 se indica la
facultad que tiene una Sala especializada de la Corte Suprema para
declarar la inconstitucionalidad de las normas de cualquier naturaleza y
de los actos sujetos al Derecho Pblico, pero se excluye precisamente los
actos jurisdiccionales del Poder Judicial. Es decir, las sentencias de la
Funcin Judicial en Costa Rica, no pueden ser revisadas como en nuestro
caso, ni siquiera por alguna cuestin de inconstitucionalidad, lo cual est
excluido de forma expresa.

Constitucin Poltica de Espaa.-

Este pas europeo protege la cosa juzgada, incluso en los casos en


que el Tribunal Constitucional haya determinado alguna inconstitu-
cionalidad respecto de cmo haba resuelto la Funcin Judicial. Entonces,
algunos autores dirn, en Ecuador, al contrario, toda resolucin que tome

437
DR. CIRO CAMILO M ORN MARIDUEA

la Corte Constitucional, servir inmediatamente de precedente para que


cualquier otro caso similar, sea revisado y revocado. Leamos por tanto y
por su importancia la disposicin constitucional de Espaa: Art. 161.- 1.
El Tribunal Constitucional tiene jurisdiccin en todo el territorio espaol y es
competente para conocer: A) Del recurso de inconstitucionalidad contra leyes y
disposiciones normativas con fuerza de ley. La declaracin de inconstitucio-
nalidad de una norma jurdica con rango de ley, interpretada por la
jurisprudencia, afectar a esta, si bien la sentencia o sentencias recadas no
perdern el valor de cosa juzgada.

Constitucin Poltica de Per.-

En esta pas vecino se establece, como suele ser comn en las Cartas
Magnas que he revisado, las acciones de habeas data, habeas corpus y de
amparo, pero, adicionalmente, al igual que sucede con nuestra
Constitucin vigente, encontramos en el nmero 6 del artculo 200, la
accin de cumplimiento con el tenor siguiente: 6. La Accin de
Cumplimiento, que procede contra cualquier autoridad o funcionario renuente a
acatar una norma legal o un acto administrativo, sin perjuicio de las
responsabilidades de ley. Por lo que, por un lado vemos que se diferencia
en el nombre, debido a que nuestra accin se llama accin por
incumplimiento y por otro, no se exige que la norma, cuyo cumpli-
miento se pretende, contenga una obligacin de hacer o no hacer clara,
expresa y exigible.

Conclusin.-

Con esta propuesta, simplemente he pretendido aportar en el debate


sobre las acciones constitucionales que trae consigo la Constitucin
vigente, de tal forma que su aplicacin en la prctica se vuelva un poco
ms sencilla y entendible. Si bien la autodenominada Corte Constitucio-
nal ha establecido unas reglas para ir encuadrando estas acciones,
principalmente lo que se refiere al trmite; queda la enorme inquietud
respecto de la legalidad no slo de las facultades de dicha Corte para
crear normas transitorias de este tipo, sino inclusive desde la misma
proclamacin que se hicieron de Corte Constitucional.

Por ello, no est dems continuar en el anlisis de la accin


extraordinaria de proteccin y de las otras que han sido mencionadas,

438
ACCIN EXTRAORDINARIA DE PROTECCIN

ms an cuando la propia Constitucin vigente seala que es el rgano


legislativo el que deber determinar por ley cul es el procedimiento a
seguir para las acciones constitucionales, entonces es de esperar que el
asamblesta utilice las mejores armas de derecho para una correcta
administracin de justicia y en beneficio de la colectividad.

BIBLIOGRAFA:

1. Discurso del Dr. Csar Rodrguez, entregado en las instalaciones del


Auditorio del Palacio de Justicia, el lunes 25 de Agosto del 2008,
consultado en el sitio web http://asambleaconstituyente.gov.ec/
blogs/cesar_rodriguez el da 30 de octubre del 2008.

2. Hugo Alsina, Tratado Terico Prctico de Derecho Procesal Civil y


Comercial, segunda edicin, Tomo I, Parte General, Ediar Soc. Anon.
Editores, Buenos Aires, Argentina, 1956, pgina 333.

3. Hugo Alsina, Tratado Terico Prctico de Derecho Procesal Civil y


Comercial, segunda edicin, Tomo IV, Juicio Ordinario, Segunda
Parte, Ediar Soc. Anon. Editores, Buenos Aires, Argentina, 1961,
pginas 184 y 185.
4. Diccionario Enciclopdico Nuevo Espasa Ilustrado 2000, Espasa
Calpe S.A., Espaa, 1999, pgina 1207.

5. Guillermo Cabanellas de Torres, Diccionario Jurdico Elemental,


Editorial Heliasta, Argentina 1998, pgina 266.

6. Resolucin tomada en sesin del 20 de octubre del 2008 por el


Tribunal Constitucional del Ecuador, consultado en el sitio web
http://www.tribunalconstitucional.gov.ec el da 5 de noviembre del
2008.

7. Armando Cruz Bahamon, Estudio Crtico del Cdigo de


Procedimiento Civil, Volumen I, Edino, Guayaquil, Ecuador, 1995,
pgina 13.

8. Corporacin de Estudios y Publicaciones, Constituciones de otros


Pases, Tomo I, Corporacin de Estudios y Publicaciones, Quito,

439
DR. CIRO CAMILO M ORN MARIDUEA

Ecuador, 2007, Constitucin Poltica de Argentina, pgina 7;


Constitucin Poltica de Bolivia, pginas 4, 6 y 24; Constitucin
Poltica de Chile, pgina 14; Constitucin Poltica de Costa Rica,
pgina 10; Constitucin Poltica de Espaa, pgina 35.

9. Corporacin de Estudios y Publicaciones, Constituciones de otros


Pases, Tomo II, Corporacin de Estudios y Publicaciones, Quito,
Ecuador, 2007, Constitucin Poltica de Per, pgina 37.

440
Derecho Tributario
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA
DOBLE IMPOSICIN INTERNACIONAL

Conveniencias o sacrificios fiscales para el Paraguay?

Rodney Maciel Guerreo *

RESUMEN:

La investigacin aborda la temtica de los tratados tributarios, esto


es, aquellos instrumentos internacionales en el que dos o ms Estados
adoptan los criterios por los cuales canalizarn sus polticas tributarias
para la solucin de la doble imposicin internacional.

PALABRAS CLAVE:

DOBLE IMPOSICIN- RENTA- VINCULACIN

1. Introduccin.

El Paraguay, en el ao 2006, por ratificacin del Congreso Nacional,


ha incorporado a su legislacin tributaria, el primer Tratado amplio para
prevenir la doble imposicin internacional. El instrumento fue suscripto con
la Repblica de Chile un ao antes de su aprobacin. El hecho de que la
Repblica del Paraguay haya adoptado el primer instrumento de tal
envergadura, amerita un anlisis de los posibles beneficios o sacrificios
que el fisco de este pas pudiera soportar.

*
Abogado. Asesor Impositivo. Profesor encargado de ctedra de la materia Legislacin
Tributaria y de Derecho Tributario, Facultad de Ciencias y Letras la Universidad
Catlica Nuestra Seora de la Asuncin, Carrera de Ciencias Contables y Carrera de
Derecho, ciudad de Pedro Juan Caballero, Paraguay.

443
RODNEY M ACIEL GUERREO

Las sugerencias que realizo en esta obra, responde a criterios


doctrinales y modelos de tratados tributarios reconocidos a nivel mun-
dial y utilizados por pases europeos y sudamericanos que se encuentran,
a raz de sus legislaciones internas, ante posibles circunstancias en el que
un mismo hecho generador puede verse afectado por la sobreimposicin
de rentas en la relaciones comerciales realizadas con otros pases.

Para evidenciar los futuros beneficios o sacrificios fiscales que el


Paraguay pudiera tolerar a raz de la aplicacin del tratado, el trabajo
tiene como metodologa, explicar conceptos fundamentales para que el
lector comprenda y concluya qu finalidad, beneficios o sacrificios, persi-
gue la suscripcin de tales instrumentos. En este sentido, expongo en
forma sencilla el concepto del fenmeno de la doble imposicin, el
alcance del mismo, sea en la esfera interna de un Estado como, tambin,
en el mbito internacional. Asimismo, sealo que la doble imposicin
puede ser vista en su sentido jurdico y econmico, con lo cual se podr
apreciar que la garanta de prohibicin de la llamada doble imposicin
contemplada en la Constitucin Nacional paraguaya, recae nicamente
en su sentido jurdico.

La preocupacin que tienen los Estado ante el fenmeno de la doble


imposicin internacional, la posible solucin se canalizara en la bsque-
da de medios idneos para prevenirla, en particular, cuando el fenmeno
abarca a la esfera internacional. Para tal fin, en esta monografa expongo
las medidas preventivas del flagelo, las que son conocidas en doctrina
como medidas unilaterales o bilaterales. Por otro lado, menciono cules
son los modelos actuales imperantes de tratados tributarios para prevenir
o atenuar la doble imposicin internacional. As, cito dos de ellos, el
primero conocido como modelo europeo que lleva la sigla OCDE,
(Organisation for Economic Cooperation and Development), cuya traduccin
al espaol significa Organizacin para la Cooperacin y el Desarrollo
Econmico. El segundo modelo imperante, lleva la sigla ONU, dado que
su creacin fue impulsada por las Naciones Unidas, pero a diferencia del
europeo, se realiz con el propsito de que los pases en subdesarrollo se
encuentran ms beneficiados con dicho modelo.

Avocado al estudio del tema principal de la obra, presento los


criterios que el Paraguay debiera de conocer para la suscripcin de
tratados tributarios de naturaleza internacional. As, resalto la impor-

444
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

tancia e implicancia de los principios de vinculacin jurisdiccional a ser


adoptados al momento de la suscripcin de tratados. Tambin desarrollo
normas constitucionales paraguayas en la que se observan la posibilidad
de la suscripcin de tratados, incorporado como medida para evitar la
doble imposicin de carcter internacional.

Por ultimo, concluyo con varios anlisis de algunas normas del


tratado suscripto con la Repblica de Chile y la del Paraguay, a fin de
concretar, utilizando el mtodo comparativo con normas fiscales internas
del ltimo, cuales beneficios o sacrificios pudiera soportar el fisco
paraguayo. As se podr evidenciar las consecuencia de la aplicacin del
tratado tributario comentado, que lleva el nombre de Convenio entre la
Repblica del Paraguay y la Repblica de Chile para evitar la doble imposicin y
para prevenir la Evasin Fiscal en relacin al impuesto a la Renta y al
Patrimonio. Nombre que, conforme a la conclusin de este trabajo,
resultara falaz, pues en nada beneficia al Paraguay, y lo que busca es la
evasin fiscal hacia el fisco Chileno, bajo un ropaje de legalidad
supranacional.

2. Los tratados de prevencin de doble imposicin internacional.

2.1. La doble imposicin.

A fin de abordar el tema, creo conveniente explicar qu se entiende


por doble imposicin, pues la nocin sobre ella resultar necesaria para la
comprensin de la finalidad perseguida por los tratados internacionales
cuyo objetivo es la prevencin de aquel fenmeno, que con facilidad,
ocurre en el marco del Derecho Tributario, sea en el mbito nacional o
internacional.

La doble imposicin, en trminos generales, puede ser definida


como aquella circunstancia o acontecimiento en el que dos o ms normas
tributarias someten a imposicin la realizacin o descripcin de un
mismo hecho generador, sea por uno o por varios sujetos activos. La
doble imposicin es aquella circunstancia en que un contribuyente se ve
afectado por dos o ms normas jurdicas tributarias al pago de tributos,
dado que ha realizado un solo hecho generado. Con la doble imposicin,
el contribuyente se encuentra obligado a cumplir dos prestaciones al

445
RODNEY M ACIEL GUERREO

sujeto activo, a raz de la realizacin de un nico hecho generador, sea


que ello ocurra dentro la jurisdiccin de un pas o en otros pases.

Sabiamente Dino Jarach1 afirma que la doble imposicin se produce


cuando el mismo bien tributario sufre la imposicin de dos leyes, si bien
lo enfoca nicamente al mbito internacional, nada impide a que tal
fenmeno ocurra en una sola jurisdiccin. Con el mismo criterio, Gui-
llermo O. Teijeiro2, determina que la doble imposicin se produce cuando
dos o ms jurisdicciones tributarias imponen tributos compara-bles sobre
un mismo contribuyente, respecto al mismo concepto e idntico periodo.

Pues bien, el fenmeno de la doble imposicin resulta posible en


cualquier jurisdiccin tributaria, sea que ella sobrevenga dentro de un
solo Estado, o entre dos o ms sujetos activos. El hecho de que una
hiptesis fctica sea determinada ms de una vez por dos o mas leyes
tributarias distintas, sea a nivel nacional o internacional, y que recaiga
sobre el mismo sujeto pasivo, en idntico periodo, sobran razones para
afirmar que se produce la llamada doble imposicin. As, el fenmeno
estudiado puede ser entendido en dos aspectos. Por un lado, la doble
imposicin puede ser vista en un sentido netamente econmico, y por el
otro, en su sentido jurdico. As, en doctrina en la actual doctrina existe la
llamada doble imposicin jurdica y la doble imposicin econmica. Estas dos
posturas tienen relevancia fundamental al momento de identificar si la
doble imposicin afecta o no a los contribuyentes en sus derechos, quie-
nes en la mayora de los casos, se encuentran en desventajas ante el poder
soberano del Estado. Lo que se pretende prohibir, opinin mayoritaria en
doctrina, es la doble imposicin en su sentido exclusivamente jurdico y
no en l otro. Estas posturas se escriben a continuacin.

2.1.1. Doble imposicin jurdica.

La mayora de los pases latinoamericanos otorgan como garanta


para sus sbditos contribuyentes la prohibicin de la llamada doble

1
JARACH, Dino. EL HECHO IMPONIBLE Teora general del Derecho Tributario sustantivo.
Abeledo-Perrot. Tercera Edicin. Buenos Aires, 1996.
2
TEIJEIRO O., Guillermo. Aplicacin de las normas tributarias en el espacio. TRATADO DE
TRIBUTACIN. Tomo I. Volumen 1. Director Horacio A. Garcia Belsunce. Editorial
Astrea. Buenos Aires, 2003.

446
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

imposicin jurdica. Cuando un hecho generador ya descripto en una ley


tributaria, se encuentra afectado por otra norma que se refiere al mismo
bien tributario, a la misma persona, en el mismo espacio y tiempo, se esta
en presencia de la doble imposicin en su sentido jurdico. Este hecho no
es otra cosa que la existencia de dos leyes que graven el mismo hecho
generador, con lo cual el sujeto pasivo se encuentra obligado al pago de
dos tributos idnticos.

Cuando previamente una ley describe la hiptesis fctica cuya


realizacin por el contribuyente genera la obligacin del pago del tributo,
respetando el principio nullum tributum sine lege, prcticamente excluye la
posibilidad de que tal hiptesis sea objeto de alguna otra ley impositiva
dictada por el rgano facultado para ello. As, el hecho de que un
contribuyente se encuentre ante la existencia dos leyes impositivas que lo
obliguen al pago de dos tributos idnticos, en su objeto, sujeto y causa, se
encuentra ante la llamada doble imposicin jurdica, y por tanto, ante la
posibilidad del pago de dos obligaciones, en la que una de tales leyes es
la causante de la llamada doble imposicin jurdica.

El artculo 180 de la Constitucin Nacional del Paraguay, al abordar


el tema de la doble imposicin, lo entiende en su sentido jurdico, pues
establece que No podr ser objeto de doble imposicin el mismo hecho
generador de la obligacin tributaria. El hecho de que no puede ser objeto
de doble imposicin el mismo hecho generador, lo que pretende la norma
constitucional es evitar la concurrencia de dos leyes cuyas hiptesis fcti-
ca sean la misma. No queda dudas que se trata de la doble imposicin
jurdica.

Los tratados para prevenir la doble imposicin internacional, como


as tambin las constituciones que incorporan dicha garanta para los
contribuyentes, lo que pretenden es prohibir la doble imposicin en su
sentido jurdico, tal como se vio en el caso de la Constitucin Nacional de
la Repblica del Paraguay.

2.1.2. Doble imposicin econmica.

A la par de la llamada doble imposicin jurdica, se encuentra otro


supuesto en el que, en la mayora de los casos, tiende a confundirse con
esta ltima, que es la doble imposicin econmica. Esta clase de doble

447
RODNEY M ACIEL GUERREO

imposicin requiere, como en el caso de la doble imposicin jurdica, la


existencia de dos leyes que recaigan sobre un mismo bien, pero se
diferencia de aquella, en razn de que no recae sobre el mismo sujeto,
sino sobre varios.

Con la doble imposicin econmica, se pretende diferenciar la


capacidad contributiva de los sujetos, pilar bsico de la tributacin, en
aquellos supuestos en los que se debe abonar tributos derivados de una
sola fuente, pero que benefician a personas distintas. Esto ocurre en la
mayora de las legislaciones impositivas, en particular en los impuestos a
la renta o ganancias de las sociedades comerciales, en el que se graba el
rdito de la persona ideal, por un lado, y por el otro, la distribucin de
dividendos a sus socios, accionistas o dueos.

As, si una empresa o sociedad soportar el pago del impuesto a la


renta, y procede a la distribucin de los dividendos, lo que est realizan-
do es reconocer la existencia de personas distintas en dicho proceso, a la
sociedad por un lado y a los socios por el otro, principio de los entes
separados. Este fenmeno, si bien grava la misma renta dos veces, nada
impide a que la distribucin de los dividendos sea otro hecho generador.
En este caso, se trata de una doble imposicin econmica, por la sencilla
razn de que se gravan dos hiptesis fcticas distintas, pero que afecta a
una sola fuente econmica, a saber, la renta de la empresa o sociedad.

A modo de ejemplo, en el Paraguay, en la Ley N 125/91 y su


modificacin introducida por la Ley N 2421/04, se describir el hecho
generador del Impuesto a la Renta de actividades comerciales, indus-
triales y de servicios en su artculo 2, en el que se apreciar la descripcin
de dos hiptesis fcticas distintas. Al respecto se establece que:

Estarn gravadas las rentas de fuentes paraguayas que proven-


gan de la realizacin de actividades comerciales, industriales o
de servicios que no sean de carcter personal.

Se consideran comprendidas:

g) Los dividendos y las utilidades que se obtengan en carcter


de accionistas o de socios de entidades que realicen actividades
comprendidas en el Impuesto a las Rentas de Actividades

448
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

Comerciales, Industriales y de Servicios y Renta de las


Actividades Agropecuarias.

Con la descripcin de la presente norma se observa el fenmeno de


la doble imposicin en su sentido econmico, pues, por un lado grava la
renta de las sociedades comerciales, primera descripcin del hecho
generador. Por el otro, se grava la distribucin de los dividendos y utili-
dades a sus beneficiarios, segundo descripcin del hecho generador. Si
bien las rentas gravadas tiene un solo origen, se trata de dos hiptesis
fcticas con sujetos pasivos distintos; por lo tanto, una doble imposicin
econmica y no jurdica.

2.2. La doble imposicin jurdica en la esfera internacional.

Como expuse ms arriba, el fenmeno de la doble imposicin puede


ser vista en la esfera nacional o en la internacional. Aqu tratare su
incidencia en su fas extra nacional. Sabido es que la vinculacin del sujeto
pasivo en la relacin tributaria con el Estado responde a ciertos princi-
pios, conocidos en doctrina como principios jurisdiccionales. Uno de ellos
es el de territorialidad o fuente, llamado como principio objetivo, y, el otro
tomando en consideracin el domicilio, residencia, nacionalidad o ciuda-
dana del contribuyente, conocido como principio subjetivo o renta
mundial.

El principio jurisdiccional objetivo, cuya creacin se atribuye a


Schanz, conforme lo afirma el jurista Giuliani Fonrouge3, deja de conside-
rar la condicin personal del contribuyente para atribuirse la sujecin del
tributo al lugar, al pas o territorio en donde los diversos hechos impo-
nibles estn realmente integrados a su economa. As, este principio de
fuente o territorialidad de la fuente, implica que la potestad tributaria se
ejerce, de manera exclusiva, sobre las rentas originadas en la jurisdiccin
de un pas. Las originadas fuera de ellas, llamadas rentas exgenas o
extranjeras, quedan excluidas del objeto del tributo. En consecuencia,
aquellos que residen o son ciudadanos de ese Estado y obtienen rentas
externas no quedan sometidos la tributacin sobre las mismas escapa del
poder del Estado. Este se limita al mbito espacial de su territorio.

3
Explicacin realizada los das 17 y 18 por el Profesor Dr. Antonio Hugo Figueroa, en el
marco del curso Cuestiones Actuales de Derecho Tributario. VII Cursos Intensivos de
Posgrado, Facultad de Derecho, Universidad de Buenos Aires, ao 2007.

449
RODNEY M ACIEL GUERREO

Por el contrario, el principio jurisdiccional subjetivo, conocido como


criterio de renta mundial, adopta como nexo de sujecin impositiva al
Estado, ciertas caractersticas o condiciones atribuibles a la persona fsica
o jurdica, sin importar el lugar o pas donde la renta se genera. Las
caractersticas o condiciones referidas, son el domicilio, residencia, nacio-
nalidad o ciudadana de los contribuyentes. Se afirma que los dos prime-
ros derivan de un fundamento social, pues el simple hecho de formar
parte de una comunidad en razn del domicilio o residencia, stas
personas deben abonar aquellos impuestos necesarios para que el Estado
cumpla sus necesidades.

Por otro lado, el criterio de nacionalidad o ciudadana, se justifica en


la aplicacin de un criterio de orden poltico, siendo este el fundamento
al ejercicio de la potestad del Estado del cual se es nacional o ciudadano.
Ejemplo de esta es los Estados Unidos de Amrica, dado que el simple
hecho de tener la ciudadana estadounidense, el sujeto se encuentra
obligado al pago del impuesto a la totalidad de su renta en tal pas, sin
importar en qu Estado/s proviene/n tales beneficios.

La existencia actual del principio objetivo y del subjetivo, cuando son


adoptados indistintamente por los Estados, me atrevo a afirmar la
posibilidad de la aparicin de la llamada doble imposicin internacional.
Esto es as, pues si entre los Estados se confrontan principios jurisdic-
cionales distintos, atendiendo a que los contribuyentes mantengan rela-
ciones comerciales u obtengan rentas en uno y otro Estado, fcilmente
uno de ellos sufrir el fenmeno de la doble imposicin internacional.

El hecho de que un Estado adopte el principio objetivo y el otro, el


principio subjetivo, como lo afirma Adolfo Atchabahian4, se produce el
conflicto en el ejercicio de potestades impositivas. Por un lado el pas que
adopta el primero de los principios se cree con derecho, a raz del
domicilio, residencia, ciudadana o nacionalidad de su contribuyente, a
gravar la totalidad de los bienes que pertenecen a ste, dondequiera que
ellos se ubiquen, sean dentro o fuera del pas. El citado autor sigue
afirmando que, por otro lado el otro pas, tambin se cree con derecho a

4
ATCHABAHIAN, Adolfo. Derecho Tributario Internacional. TRATADO DE TRIBUTACIN.
Tomo I. Volumen 2. Director Horacio A. Garcia Belsunce. Editorial Astrea. Buenos Aires,
2003.

450
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

raz de la incorporacin del principio objetivo, a gravar los bienes o


rentas obtenidas en su jurisdiccin, sin importar la caracterstica subjetiva
del contribuyente. Estos extremos llevan a la aparicin de la doble
imposicin jurdica internacional. El hecho de que los pases adopten
principios jurisdiccionales diferentes, y mantengan relacionamiento
comercial, bienes o rentas en ambos, deviene indudablemente la apari-
cin del fenmeno de la sobreimposicin internacional.

Las llamadas doble o mltiple imposicin en la esfera internacional,


no debe ser calificado como un ejercicio ilegtimo o abusivo de la
potestad tributaria por parte de los Estados, pues ellos se encuentran en
el uso legtimo de sus facultades inherentes a su poder de imperio,
pudiendo hacerlo de conformidad con uno u otro principio jurisdiccional,
pues sabido es que cada pas es libre e independiente, principio de sobe-
rana, de adoptar el sistema que considera mejor a sus interese econ-
micos.

2.2.1. Medidas para prevenir o atenuarla.

A raz de la doble imposicin jurdica internacional, en razn de la


colisin de ambos principios jurisdiccionales adoptados por leyes inter-
nas de los Estados para establecer el punto de conexin con sus contri-
buyentes, surge la necesidad de encontrar los medios para prevenir o
atenuar la sobreimposicin. La doctrina ha diferenciado dos medidas
para afrontar tal situacin, las llamadas medidas unilaterales y bila-
terales.

2.2.1.1. Medidas unilaterales.

Las medidas unilaterales son para prevenir o disminuir la doble


imposicin internacional, son aquellas adoptadas de modo singular por
cada jurisdiccin nacional. Estas medidas son incorporadas en las respec-
tivas leyes internas de los pases. Aun en el supuesto de que un pas haya
incorporado el principio de fuente territorial en forma exclusiva, existen
casos marginales en que se puede incurrir en la doble imposicin inter-
nacional. El ejemplo de esta situacin es perfectamente posible en los
casos de transportes internacionales, como as tambin, en aquellos en los
que se presume rentas de fuente nacional para personas o entidades
radicadas en el exterior, pero que realicen actividades gravadas en el pas
de la fuente.

451
RODNEY M ACIEL GUERREO

Para el caso de las presunciones de rentas internacionales, creo


conveniente mencionar como ejemplo lo dispuesto por el artculo 10 de la
Ley 125/915 y su modificacin por la Ley 2421/04:

Art. N 10.- Rentas Internacionales. Las personas o entidades


radicadas en el exterior, con o sin sucursales, agencias o estable-
cimientos en el pas que realicen actividades gravadas, determinarn sus
rentas netas de fuente paraguaya, de acuerdo con los siguientes
criterios, sin admitir prueba en contrario:
a) El 10% (diez por ciento) sobre el monto de las primas y dems
ingresos provenientes de las operaciones de seguros o de reaseguros
que cubran riesgos en el pas en forma exclusiva o no, o se refieran a
bienes o personas que se encuentren ubicados o residan
respectivamente en el pas, en el momento de la celebracin del
contrato.
b) El 10% (diez por ciento) sobre el importe bruto proveniente de la
realizacin de operaciones de pasajes, radiogramas, llamadas
telefnicas, servicios de transmisin de audio y video, emisin y
recepcin de datos por Internet protocolo y otros servicios similares,
que se presten tanto desde el pas al exterior, as como aquellas
operaciones y servicios provedos desde el extranjero.
c) El 15% (quince por ciento) de las retribuciones brutas de las
agencias internacionales de noticias, por servicios prestados a
personas que utilicen los mismos en el pas.
d) El 40% (cuarenta por ciento) de los ingresos brutos de las empresas
productoras distribuidoras de pelculas cinematogrficas o para la
televisin, de cintas magnticas y cualquier otro medio similar de
proyeccin.
e) El 20% (veinte por ciento) de los importes brutos pagados,
acreditados o remesados a entidades bancarias o financieras u otras
instituciones de crditos de reconocida trayectoria en el mercado
financiero y organismos multilaterales de crdito, radicadas en el

5
Ley N 125, sancionada en el ao 1991, por el cual se establece el Nuevo Rgimen
Tributario del Paraguay, el que fue modificada por le Ley N 2421, sancionada en el ao
2004.

452
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

exterior, en concepto de intereses o comisiones por prstamos u


operaciones de crdito similares.
f) El 50% (cincuenta por ciento) de los importes brutos pagados,
acreditados o remesados, en cualquier otro concepto, no mencionado
precedentemente.
g) El 100% (cien por ciento) de los ingresos o importes brutos
acreditados, pagados o remesados provenientes de las sucursales,
agencias o subsidiarias de personas o entidades del exterior, situadas
en el pas, en todos y cualquiera de los casos y conceptos.

En base a los supuestos de rentas internacionales citadas, pero


reconocidas por la legislacin paraguaya como de fuente nacional o terri-
torial, en base al criterio presuntivo del principio Iure et de iure, las perso-
nas, agencias, sucursales o entidades constituidas en el exterior, ante tal
presuncin podrn en principio verse afectado en su pas de residencia
por el fenmeno de la doble imposicin. Por un lado, debern abonar el
impuesto sobre los porcentajes citados en el Paraguay, y por el otro,
pagarn en sus respectivos Estados sobre tales rentas, salvo que stos
ltimos adopten un sistema de prevencin o atenuacin de la doble
imposicin, conocidos como medidas unilaterales.

Si bien es cierto que el Paraguay adopta el principio jurisdiccional


objetivo o de la fuente territorial, existen casos marginales, como qued
demostrado, en que podra ser considerado como causa de doble impo-
sicin internacional. Asimismo, para el caso de fletes internacionales, la
legislacin interna del Paraguay determina que sern en un 50% (cin-
cuenta por ciento) de fuente nacional cuando los mismos sean utilizados
entre el Paraguay y Argentina, Bolivia, Brasil y Uruguay, y en un 30%
(treinta por ciento) cuando se realicen entre el Paraguay y cualquier otro
pas no mencionado. Resulta visible en este supuesto la posibilidad de la
doble imposicin, pues la empresa de transporte extranjera, domiciliada
en cualquier de los pases citados, tendr que soportar el pago del
impuesto, en las proporciones mencionadas segn el caso, por un lado en
el Paraguay, y por el otro, en su pas de residencia.

Ante tales hiptesis de doble imposicin, surge la necesidad de que


los Estados adopten medidas, en lo posible, para atenuar o prevenir la
sobreimposicin de carcter internacional. En efecto, ante tal necesidad,

453
RODNEY M ACIEL GUERREO

conforme lo afirma Adolfo Atchabahian6, las soluciones unilaterales


reconocen diferentes modalidades. Una de ellas es el tax credit, que
consiste en el crdito por el impuesto pagado en el extranjero, contra el
impuesto nacional, o bien, el mtodo de exencin de la renta obtenida en
el extranjero, o del capital all existente.

Histricamente, se admite en doctrina que el tax credit, fue aplicado


por primera vez en Holanda, cuando en el ao 1893, sta se vio en la
necesidad de conceder crdito por el impuesto pagado por sus colonias,
contra los tributos percibidos en la metrpoli. Asimismo, otro antece-
dente fue lo ocurrido con el Reino Unido, ya en el ao 1861 debi
enfrentar los efectos de la doble imposicin internacional, en razn de
haber aprobado la India un ao antes, su propio impuesto a la renta. Este
hecho deriv en que los contribuyentes britnicos que reintegraban las
rentas obtenidas en tal colonia, India, sentan la sobrecarga fiscal, pues
paralelamente deba abonar a su Estado los impuesto que ste exiga.

La aplicacin del tax credit, como medida unilateral para prevenir el


fenmeno de la doble imposicin internacional, requiere de ciertos requi-
sitos que su viabilidad. A saber, uno de ellos es la necesidad de analoga
conceptual del impuesto extranjero con el impuesto nacional, tal analoga
debe derivar de la letra de las legislaciones confrontadas, o sea, se re-
quiere de la existencia de la llamada doble imposicin jurdica, entendida
como la existencia de dos normas que describen un mismo hecho
generador. Otro requisito para la procedencia del crdito por impuesto,
es que el mismo sea efectivamente pagado en el pas extranjero, y por
ultimo, se requiere que el impuesto abonado sea individualizado en el
sujeto afectado por la doble imposicin.

Cumplidos estos requisitos, el tax credit, es concebido como un


mecanismo unilateral con gran efectividad para aliviar o prevenir la
doble imposicin en doctrina, pero solo para aquellos Estados que
utilizan el principio jurisdiccional subjetivo o renta mundial. Esta
afirmacin deviene lgicamente, pues con el criterio de renta mundial, se
grava la totalidad del rdito independiente del lugar donde se genere,
por tanto, susceptible de doble imposicin internacional.

6
ATCHABAHIAN, Adolfo. Derecho Tributario Internacional. TRATADO DE TRIBUTACIN.
Tomo I. Volumen 2. Director Horacio A. Garcia Belsunce. Editorial Astrea. Buenos Aires,
2003.

454
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

Como he adelantado, otro medio para reprimir la doble imposicin


internacional, es la exencin del impuesto respecto de la renta obtenida en
el extranjero. Esta modalidad puede darse en distintas formas. La
primera es la exencin integral o total, o bien la parcial. La integral o total,
implica que la exencin del impuesto abarca a toda la renta de fuente
extranjera, y la parcial se limita a una porcin de ella, sea sobre una parte
o porcentaje del total de la renta extranjera (criterio cuantitativo), sea
refirindose a determinadas clases de rentas (criterio cualitativo). La
segunda es la llamada exencin con o sin progresividad, que consiste, para
el primer caso tomar en consideracin, para los fines de calcular el
importe del impuesto nacional, el monto de la renta o ganancia obtenida
en el extranjero, al solo fin de identificar la alcuota del tributo, el que
debe ser progresivo, que se aplicara sobre ese total, para despus hacerla
recaer solamente sobre la parte de la renta nacional. En este sentido, bien
lo afirm el Dr. Antonio Hugo Figueroa 7, al explicar que la renta exenta
significa aumento de alcuota sobre la masa sujeta a impuesto (renta
gravada) implica, en los hechos, una exencin parcial. Por ende, la falta
de reserva de progresividad, implicara la solucin contraria, que es la
eximicin del impuesto, lisa y llanamente, de la renta obtenida en el
exterior.

En fin, las medidas unilaterales para prevenir o atenuar la doble


imposicin internacional, como ser el tax credit, la exencin total o parcial y
la exencin con o sin reserva de progresividad, deben ser adoptadas por
aquellos pases afectados por tal fenmeno, que en su mayora son
aquellos que adoptan el criterio de renta mundial. Las medidas citadas,
no dejan dudas de su necesidad, pues mientras no existan adecuados
convenios aplicables para prevenir o atenuar la doble imposicin jurdica
internacional por parte de los Estados, estos deben optar por algunas de
tales medidas.

2.2.1.2. Medidas bilaterales.

Las llamadas medidas bilaterales para prevenir la doble imposicin,


no son otra cosa que aquellos instrumentos o tratados en el que
participan ms de dos pases en su elaboracin, aprobacin, para su

7
Explicacin realizada los das 17 y 18 de agosto, por el Profesor Dr. Antonio Hugo
Figueroa, en el marco del curso Cuestiones Actuales de Derecho Tributario. VII Cursos
Intensivos de Posgrado, Facultad de Derecho, Universidad de Buenos Aires, ao 2007.

455
RODNEY M ACIEL GUERREO

posterior ratificacin. Conforme a la opinin mayoritaria, las soluciones


bilaterales ofrecen ms alto grado de seguridad jurdica para los Estados,
pues, generalmente, conforme a la prelacin jurdica de las normas, en la
mayora de los casos, los instrumentos, acuerdos o tratados internaciona-
les suscriptos tienen un prevalencia sobre las normas internas de los
pases.

Pues bien, el hecho de que se establezcan tratados bilaterales o


multilaterales para prevenir la doble imposicin internacional, resulta
convincente y eficaz para el problema. Tal afirmacin hago, porque los
mismos tienen como fuente la coordinacin de las potestades tributarias
y de principios jurdicos, realizada sobre la base de consensos, estudios
de casos y de reciprocidad. Esto contribuye a que sean ms eficaces que
las medidas unilaterales adoptadas por cada uno de los pases. Las
exigencias actuales del mercado, en el que cada vez existen ms flujos de
capitales de pas a otro, acenta la tendencia de la suscripcin de tratados
tributarios, pues las rentas obtenidas con motivo de las inversiones o de
las actividades empresariales en pases distintos de los de la residencia de
los inversionistas o de la cede central o casa matriz de grupos transna-
cionales, materializa cada vez la conclusin de tales acuerdos.

En realidad, los tratados tributarios para prevenir la doble impo-


sicin internacional, otorgan ventajas a aquellos pases considerados
exportadores de capital y, en la mayora de los casos, no siempre los
considerados importadores siguen la misma suerte, como sera el caso de
los pases sudamericanos. Actualmente, prevalecen dos modelos como
proyeccin para que los Estados adopten tratados tributarios. Se tratan
solamente de directrices a tomar, con la finalidad de unificar criterios
para que los interesados suscriban tratados tributarios para prevenir la
doble imposicin. Aclaro, son meras directrices y no convenciones
multilaterales vinculantes para las partes o Estados que desee realizar un
tratado tributario amplio. Los modelos imperantes de tratados tributarios
amplios lo expongo de la siguiente forma.

2.3. Modelos actuales de tratados ms utilizados.

2.3.1. Modelo OCDE.

La Organisation for Economic Cooperation and Development, cuya


traduccin al espaol significa Organizacin para la Cooperacin y el

456
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

Desarrollo Econmico, ms conocida con la sigla OCDE, es el modelo de


convenio elaborado por tal organizacin, compuesta por 30 pases, de
entre los cuales no se encuentra ningn sudamericano. Consta de VII
Captulos, con un total de 31 artculos, y hecho pblico en el ao 1963.
Este modelo, cuya finalidad era atenuar o prevenir la doble imposicin
internacional entre los Estado considerados desarrollado, sin lugar a
dudas se ha convertido, desde su publicidad, en el modelo base para
suscribir tratados entre los pases miembros de tal organizacin, y por
supuesto, utilizado con terceros pases no miembros de la OCDE.

El modelo de tratado OCDE, parte del carcter subjetivo, o sea,


primeramente determina quienes son las personas sometidas a las
normas del modelo, en este caso, los sujetos afectados por ella, los llama-
dos residentes de uno u otro de los Estados contratantes. Esta adhesin al
principio de la residencia, es la que determina la potestad tributaria para
que un pas sometido a un tratado, pueda imponer su potestad impo-
sitiva en las rentas generadas en ms de un Estado. Esta regla, en su
aplicacin no resulta absoluta, pues el modelo OCDE, incorpora la figura
del establecimiento permanente, el que se encuentra definido como tal y se
precisa el alcance para que tal circunstancia sea un establecimiento
permanente. Tales figuras se encuentran definidas en su Captulo II, de
las Definiciones, del modelo.

Haciendo un breve anlisis, el llamado establecimiento permanente,


limita la potestad tributaria del Estado de residencia. Esta afirmacin lo
hago, dado que el Estado del residente, quien en principio tiene la
potestad de gravar toda la renta generada en el otro pas suscriptor del
tratado, pierde tal jurisdiccin cuando dicha renta generada en el otro
estado contratante, deriva de un establecimiento permanente. As, los
rendimientos originados por medio de tal entidad, deber ser gravada
por el Estado en donde se encuentre tal permanencia, en su caso, en el
pas fuente de las ganancias.

Por otro lado, el modelo de tratado OCDE, sugiere a cuales tipos de


tributos deben ser aplicados, en su caso, hace mencin a los impuestos a
la renta y al capital, como tambin a los que gravan las ganancias de
capital. Esta directriz, no impide que los Estados suscriptores del tratado,
mencionen a cules impuestos vigentes en ellos sean alcanzados por tal

457
RODNEY M ACIEL GUERREO

acuerdo, inclusive, con la posibilidad de incorporar futuros tributos que


sean sancionados con posterioridad a la firma del tratado.

Por su parte, en el Captulo III, del modelo OCDE, determina el


meollo donde desemboca realmente el problema de la doble imposicin
internacional, como consecuencia de la aplicacin de los conceptos de
residencia y de establecimiento permanente. De este modo, el modelo con-
templa lo relativo a cul Estado contratante, a saber el que tiene residen-
cia o establecimiento permanente, corresponde aplicar el impuesto. A fin
de ilustrar estas explicaciones, a modo de ejemplo, el modelo OCDE, en
su artculo 6 8, determina que la renta proveniente de inmuebles ubicados
en un Estado contratante, cuya propiedad pertenece a un residente del
otro Estado contratante, puede ser gravado por el pas donde reside el
propietario del bien.

El ejemplo que menciono, en otras palabras, sugiere que si un


residente tiene una propiedad inmueble en el otro estado contratante, las
rentas que deriven de ella, podrn ser gravadas por el Estado en donde el
beneficiario resida, no as, en el lugar donde se genera el beneficio
derivado del inmueble, en este caso, el pas de la fuente de aquella.

En el Captulo V, es donde el modelo OCDE establece los mtodos


para evitar la doble imposicin. En este captulo, especficamente, en el
artculo 23, se determinan los siguientes mtodos. El primero de ellos, la
Exemption method, consiste en el sistema de la excepcin y, el segundo, el
Credit method, mtodo de crdito por impuestos. Estas medidas ya fueron
referidas anteriormente, por lo que me remito a las consideraciones ya
realizadas.

En el Captulo VI, del modelo referido, prev disposiciones sobre no


discriminacin entre los Estados partes. As tambin, determina el proce-
dimiento de la tramitacin a seguir para celebrar acuerdos, conocidos
como procedimientos amistosos. En el mismo captulo, adems se
precisan normas de intercambio de informacin entre los organismos de
los Estados partes, como tambin, normas en la se reglamente la inmu-
nidad de que deben gozar las autoridades diplomticas y consulares. Por

8
OECD: Model Tax Concenction on Income and on Capital, Condensed Version, 15 july 2005,
COMMITEE ON FISCAL AFFAIRS. p. 28

458
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

ultimo, trata sobre la extensin territorial atribuible a cada convenio. El


Captulo VII del modelo OCDE, establece acerca del procedimiento a
seguir para le entrada en vigor del propio convenio, y cmo los Estados
signatarios debern proceder para que denuncien la vigencia del tratado.

Dado que el presente trabajo no tiene por objeto hacer anlisis,


comentarios y crticas al modelo OCDE, someramente me atrevo a afir-
mar que este instrumento otorga ms beneficios impositivos para la parte
que invoque la residencia, o sea, para aquellos Estados que en cuya
jurisdiccin se encuentre los sujetos obligados al pago. El hecho de que
este modelo no sea equitativo entre las categoras mencionadas, actual
crtica de los tributaristas que se abocan al estudio del Derecho Tributario
Internacional, ha motivado a la elaboracin de otro modelo imperante de
tratado. El modelo elaborado por las Naciones Unidas, conocido con la
sigla ONU.

2.3.2. Modelo ONU.

El modelo de acuerdo de las Naciones Unidas, para evitar la doble


imposicin, conocido con la sigla ONU, reconoce su origen en la utiliza-
cin del modelo OCDE. En el ao 1967, por iniciativa del Consejo
Econmico y Social de las Naciones Unidas, la Secretara General de
aquel organismo, convoc a la conformacin de un grupo de expertos de
pases desarrollados y en desarrollo, con el objeto de elaborar un modelo
distinto que el de la OCDE.

El modelo de tratado para evitar y prevenir la doble imposicin de


la ONU, fue concluido en el ao 1979 y hecho pblico el ao siguiente. Si
bien es cierto, que el propsito de la E.C.O.S.O.C fue la de elaborar un
modelo de tratado mas benigno que el de la OCDE, dada la desventaja
para los pases en desarrollo. En fin, el modelo ONU, al final de cuentas,
result en una simple modificacin parcial del modelo europeo.

La Convencin Modelo de las Naciones Unidas sobre la doble


tributacin entre pases desarrollados y pases en desarrollo, consta de VI
Captulos, con 29 artculos. La metodologa del instrumento, parte con la
designacin de sus destinatarios, criterio que la OCDE ya impuso, pues
determina que el modelo ser aplicado a las personas que sean residentes
en los Estados partes. Sigue el modelo, con la designacin de cuales

459
RODNEY M ACIEL GUERREO

impuestos sern afectados al convenio, de entre los cuales, los Estados


partes deben acordar. Asimismo, determina algunas definiciones gene-
rales, como ser el significado de persona, sociedad, empresa de un Estado
Contratante, trfico internacional y autoridades competentes. Estas afir-
maciones se desprenden del contenido de los artculos 1 y 2 del modelo
ONU.

En su artculo 3, el modelo comentado, determina qu significa la


expresin residente. Al respecto establece que es aquella persona que en
virtud de la legislacin de ese Estado, est sujeta a impuestos en el pas
que lo considera como tal, por razn de su domicilio, residencia, lugar de
constitucin, sede de direccin o cualquier otro criterio anlogo. Sea que
tales hechos se observe solamente en el Estado o en cualquiera de sus
subdivisiones. Esta afirmacin no difiere en nada de la definicin de
residente contemplada por el modelo OCDE.

El concepto de establecimiento permanente, tampoco ha sufrido


modificacin en relacin a lo dispuesto por el modelo OCDE. Al respecto,
el modelo ONU en su artculo 5, inciso 1. define al establecimiento
permanente como cualquier lugar fijo de negocios en el que se desarrolle,
total o parcialmente, la actividad de la empresa. En los ejemplos citados
por este artculo, se observa que no hubo una considerable modificacin
con el modelo OCDE. As, las obras, construcciones, proyectos de insta-
lacin o montaje, actividades de inspeccin relacionadas a estos, siempre
que tales obras, proyectos o actividades continen durante un periodo
superior de seis meses en uno de los Estados contratante, ser conside-
rado un establecimiento permanente. Este ejemplo tambin es utilizado
en el modelo OCDE, pero en l se requiere de un periodo superior al de
la ONU, que es de doce meses de permanencia.

El modelo ONU, si bien puedo afirmar que se trata de una modi-


ficacin del modelo OCDE, introdujo pequeos cambios que favorecen a
los pases donde se observa el hecho generador, es decir, a los Estados
fuente de las rentas. Esta postura es visible en la normativa establecida en
el artculo 6 del modelo de la UNO, pues establece que los ingresos
percibidos por un residente de un Estado contratante por concepto de
bienes races, situados en el otro Estado contratante, este ultimo podrn
grabar tales rentas, pues en l se encuentra situado los bienes. El modelo
OCDE, con similar redaccin del ejemplo, determina que tales ingresos

460
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

podrn gravarse en el Estado de residencia del contribuyente, y no as, en


el lugar de ubicacin del bien.

En fin, las dems circunstancias incorporadas por el modelo ONU,


como ser los beneficios de las empresas, de la navegacin martima y
area, mayormente no han sufrido modificacin alguna con el modelo de
la OCDE. Esta postura que sostengo, se comprueba con los beneficios
empresariales, en la se sigue la misma regla de oro. A saber, si una
empresa residente obtiene renta en el otro pas, sin que ella derive de un
establecimiento permanente, est sujeta a imposicin por el Estado en el
que tiene su residencia. Lo mismo acontece con las empresas martimas y
areas por sus servicios prestados, en el que sus ingresos deben ser
gravados por el Estado en el que se encuentre situada la sede de la
direccin efectiva, que generalmente es el pas de residencia.

La misma suerte ocurre con los dividendos, intereses, cnones y


regalas. Estos, conforme al modelo ONU, no se ha apartado de las
disposiciones que en tal sentido la OCDE ya haba establecido. En tales
supuestos, el modelo de la ONU determina que sea el Estado que se
beneficia de tales rentas el que debe someter a imposicin dichos bene-
ficios, y no el Estado de la fuente, cuando sean abonados a residentes del
otro Estado contratante. Esta regla no es absoluta, pues el Estado de la
fuente, tambin se encuentra facultada para someter a imposicin, pero
con limitacin de alcuotas a ser aplicada.

Si bien he afirmado que con el modelo ONU su propsito era la de


crear un modelo de tratado tributario que sea ms compatible con las
polticas tributarias de los pases subdesarrollado, ms bien consisti en
una modificacin del modelo OCDE. El modelo de tratado ONU, ltima-
mente, est sirviendo de base para las sucesivas negociaciones de trata-
dos tributarios amplios suscriptor por pases sudamericanos. El anlisis
realizado a los modelos citados, son meras aseveraciones con la finalidad
de servir de introduccin para el lector, pudiendo existir opiniones
encontradas, dado que la obra no tiene por finalidad el anlisis de tales
instrumentos.

Con las aclaraciones realizadas con anterioridad, pasar a exponer la


situacin del Paraguay en su poltica para la suscripcin de tratados
tributarios amplios, desde el principio jurisdiccional adoptado, la

461
RODNEY M ACIEL GUERREO

Constitucin Nacional, el actual e nico convenio vigente de tratado


tributario, para finalmente concluir con el tema principal de esta
monografa.

2.4. El Paraguay, polticas para la suscripcin de tratados de


prevencin de doble imposicin internacional.

Est visto que resulta condicin fundamental que dos o ms Estados


ejerzan principios jurisdiccionales distintos para que uno de sus contri-
buyentes se vea afectado por la doble imposicin internacional en su
relacin comercial extraterritorial. Ante esta afirmacin, en principio, el
Paraguay sentira la necesidad de la concurrencia con uno o ms Estado
que adopte un principio jurisdiccional distinto que l, de modo que se
justifique la necesidad de la suscripcin de un trato tributario. La colisin
de principios jurisdiccionales, territorialidad de la fuente versus renta
mundial, acarrea la aparicin del fenmeno de la doble imposicin.

Pues bien, la colisin de tales principios trae la necesidad de la


suscripcin de tratados tributarios para prevenir o aliviar la doble
imposicin. Tal necesidad recae en el Estado cuyo principio jurisdiccional
sea el subjetivo, o sea, el que adopte el criterio de renta mundial. Esto es
as, puesto que tributa por toda su renta, sea de origen nacional o
extranjera, poltica tributaria que lo deja expuesto al fenmeno de la
doble imposicin internacional, cuando obtenga renta proveniente de
inversiones, comercio o servicios, externos.

Por el contrario, si un Estado adopta el criterio jurisdiccional


objetivo, o principio de territorialidad de la fuente, en principio no se
vera afectado por el fenmeno de la doble imposicin de carcter inter-
nacional. La afirmacin lo justico, por la sencilla razn, de que el Estado,
tiene la obligacin de imponer tributo sobre aquellas rentas derivadas de
la realizacin de hechos generadores realizados dentro de la jurisdiccin
territorial de ste. Todo la renta producida dentro de su territorio tributa
y no las de origen extranjero.

No queda dudas, de que si el Estado implementa el principio juris-


diccional objetivo en su vinculacin con los contribuyentes, tributa
nicamente sobre los beneficios o ganancias de fuente nacional. Este
limitacin espacial otorga seguridad a los contribuyentes de no verse

462
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

afectados por el fenmeno de la doble imposicin internacional. Siempre


que el sujeto activo vincule a sus contribuyentes con el principio de
territorialidad de la fuente, la necesidad de un tratado para prevenir o
atenuar la doble imposicin, carecera de sentido para ese Estado, pues
grava nicamente los hechos generadores producidos en determinado
territorio. Ocurrido el hecho generador fuera de los lmites del Estado, se
pierde la potestad tributaria sobre tales hechos exgenos, sin posibilidad
de gravar la renta internacional. La Repblica del Paraguay, tiene
adoptado el principio jurisdiccional objetivo o territorialidad de la fuente,
por lo que en principio, no necesita de la suscripcin de tratados
tributarios para prevenir la doble imposicin internacional.

2.4.1. La Constitucin Nacional en materia de tratados para evitar


la doble imposicin.

Conforme a la prelacin de las normas, la Constitucin Nacional de


la Repblica del Paraguay, en su artculo 1379 otorga a los tratados,
convenios y acuerdos internacionales, superioridad sobre las leyes dicta-
das por el Congreso de la Nacin. Pero, tales instrumentos internacio-
nales se encuentran en un grado de inferioridad a la Constitucin. Se
encuentra por debajo de las C.N. y por encima de las Leyes del Congreso.

Para que la superioridad legal de los instrumentos jurdicos


internacionales tenga valides, la ley fundamental exige que sean apro-
bados y ratificados por el Congreso de la Nacin, por medio de una ley
que incorpora y obliga a los ciudadanos. Este requisito es meramente
formal, pero una vez aprobado el convenio, la superioridad a la Ley
subsiste.

En definitiva, si el Paraguay celebra un convenio internacional para


prevenir o atenuar la doble imposicin jurdica, tal instrumento no
resulta suficientemente vinculante, dado que requiere de la aprobacin
por el Congreso Nacional. Una vez ocurrido tal condicin, el convenio

9
Artculo 137.- De la supremaca de la Constitucin. Constitucin Nacional del
Paraguay. 1992.
La Ley suprema de la Repblica del Paraguay es la Constitucin. Est, los tratados,
convenios y acuerdos internacionales aprobados y ratificados, las leyes dictadas por el
Congreso y otras disposiciones jurdicas de inferior jerarqua, sancionadas en su
consecuencia, integran el derecho positivo nacional en el orden de prelacin enunciado.

463
RODNEY M ACIEL GUERREO

adquiere plena vigencia y exigibilidad dentro del territorio paraguayo,


ocupando un rango de superioridad sobre las normas internas del pas,
pero con sujecin a las prescripciones normativas de la Constitucin
Nacional.

Tambin, la Constitucin paraguaya entre sus normativas que regu-


lan la organizacin financiera del estado, en el artculo 18010 prohbe la
doble imposicin jurdica y, como medio para evitarla, habilita la cele-
bracin de convenios para prevenir o evitar la doble imposicin. En este
sentido, la normativa constitucional al establecer que no podr ser objeto
de doble imposicin el mismo hecho generador, en definitiva hace
referencia a la doble imposicin jurdica y no econmica, dado que el o
los hechos generadores solamente pueden ser creados por ley, principio de
reserva de ley.

En conclusin, la prohibicin constitucional de la doble imposicin


jurdica, establecida en el artculo 180, debe ser entendida en su fas
internar y externar. Debe abarcar tal prohibicin dentro del sistema
impositivo interno, como as tambin, en las relaciones internacionales en
que el Estado paraguayo se encuentre involucrado. Esta ltima postura
que sostengo deviene lgicamente, caso contrario el artculo comentado
de la Constitucional Nacional del Paraguay, omitira la habilitacin para
el Estado de celebrar convenios para prevenir o evitar la doble imposi-
cin jurdica. Cabe acotar, que la norma comentada hace una salvedad al
respecto, en el sentido de que la suscripcin de convenios para prevenir
la sobre imposicin, debe ser realizado sobre el principio de la
reciprocidad.

2.4.2. Sistema jurisdiccional de vinculacin de los contribuyentes


paraguayos. Sistema objetivo o Fuente territorial.

La Repblica del Paraguay, en el ao 1991, mediante Ley N 125,


unific el sistema impositivo, a fin de agrupar la diversidad de leyes
tributarias que con anterioridad existan en aquel. En definitiva, con la

10
Artculo 180.- De la doble imposicin. Constitucin Nacional del Paraguay. 1992.
No podr ser objeto de doble imposicin el mismo hecho generador de la obligacin
tributaria. En las relaciones internacionales, el Estado podr celebrar convenios que
eviten la doble imposicin, sobre la base de la reciprocidad.

464
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

sancin de la ley 125, los impuestos que gravan la renta, como ser el
Impuesto a la renta empresarial, agropecuaria y el tributo nico, adopt
el sistema jurisdiccional objetivo de vinculacin con los contribuyentes,
conocido tambin como de fuente territorial.

Por ende, aquella persona que obtena sus ganancias provenientes


de actividades comerciales, industriales o de servicios no personales,
deba de tributar por las rentas producidas dentro de los lmites terri-
toriales del Paraguay. Igual criterio era sostenido para aquellos sujetos
pasivos cuyos rditos provenan de la actividad agropecuaria y del
comercio a menor escala. Deba tambin tributar sobre las rentas origina-
das dentro del pas.

El criterio de vinculacin objetiva de los contribuyentes paraguayos,


no era absolutamente territorial, pues considerada de fuente nacional
algunos hechos generadores producidos fuera de su jurisdiccin. Ejemplo
de ello se da en los transportes internacionales, en el que se presuma de
fuente paraguaya algunas rentas de origen extranjera. En consecuencia, la
posibilidad de que los sistemas de vinculacin subjetiva y el de fuente
territorial, no sean absolutos en su aplicacin, siendo una brecha en las
que ciertos casos marginales, sera causal del fenmeno de la doble impo-
sicin internacional. Este parecer debe ser entendido como excepcional, y
no como regla.

En el ao 2004, con la sancin de la Ley 2421, la Repblica del


Paraguay sufri una modificacin en su anterior Ley 125. El cambio
consisti en modificaciones parciales de los impuestos ya vigentes y, en
la creacin de nuevos impuestos. Como ser el Impuesto a la Renta
Personal y a la Renta del Pequeo Contribuyente. La sancin de la nueva
ley impositiva, no modific el criterio de vinculacin ya existente, el
objetivo o fuente territorial, hacia los contribuyes paraguayos. En defi-
nitiva, el estado Paraguayo grava nicamente las rentas de fuentes para-
guayas para aquellas personas cuya fuente derive dentro de hechos
generados realizados dentro de los lmites territoriales del estado.

El hecho de que el Paraguay adopte el sistema de vinculacin


objetiva de los contribuyentes con el Estado, fuente territorial, en principio,
otorga potestad impositiva solo y exclusivamente sobre aquellas rentas
originadas dentro de su territorio. Si el contribuyente se encuentra

465
RODNEY M ACIEL GUERREO

domiciliado en el Paraguay, deber tributar en base a la renta obtenida en


este Estado, quedando excluidas todas aquellas que sean de fuente
exgena. El mismo criterio es aplicado a aquellas personas que no se
encuentren domiciliadas en l, pero que obtenga ganancias dentro de l,
deber tambin tributar por tales beneficios.

Fuera de los casos en que la Ley Paraguay considera de fuente


territorial algunas rentas obtenidas en el extranjero, que en definitiva
constituye la excepcin a la regla, en principio, no justifica la suscripcin
de tratados tributarios de prevencin o reduccin del fenmeno de la
doble imposicin internacional. La afirmacin que realizo deviene de por
s coherentemente, pues si el/os contribuyente/s debe/n tributar nica-
mente sobre aquellas rentas de fuente paraguaya, las obtenidas fuera de
ella, quedan excluidas del peso impositivo del Estado de la fuente. Si
obtienen rentas de origen extranjera, tributan en el pas donde se generan
tales rentas, sin que tal circunstancia, sea razn suficiente para que el
Estado Paraguayo invoque sobreimposicin de rentas, pues le importa
las ya tributadas por sus contribuyentes dentro de su territorio, y nada
mas.

2.4.3. Tratado para prevenir la doble imposicin internacional


suscripto por el Paraguay y la Repblica de Chile.

El nico tratado tributario para prevenir la doble imposicin inter-


nacional y que responde a los modelos ya comentado, en su caso al
modelo de la ONU, es el tratado suscripto entre la Repblica del Para-
guay y la Repblica de Chile, firmado en Santiago de Chile, el ao 2005.
Este instrumento internacional es el primero que fue ratificado por el
Paraguay, conforme a la Ley 2956/06, por lo que tal convenio se halla en
plena vigencia y forma parte del rgimen impositivo.

El convenio lleva el nombre de Convenio entre la Repblica del


Paraguay y la Repblica de Chile para Evitar la Doble imposicin y para
Prevenir la Evasin Fiscal, en Relacin al Impuesto a la Renta y al Patrimonio.
El referido convenio contiene 30 artculos con su Respectivo Protocolo
Adicional. Este convenio responde al modelo de las Naciones Unidas, y
como lo he afirmado, constituye el primer instrumento que el Paraguay
incorpora a su sistema impositivo.

466
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

El hecho de que sea el primer instrumento ratificado, amerita un


anlisis de cuales beneficios o sacrificios fiscales podra soportar el
Paraguay, pues el convenio recae sobre los siguientes Impuestos 1.
Impuesto a la Renta de las actividades Comerciales, Industriales y de Servicios,
2. Impuesto a la Renta de las Actividades Agropecuarias, 3. Renta del Pequeo
Contribuyente y, 4. Impuesto a la Renta Personal. As tambin, se aplicar a
aquellos impuestos de naturaleza idntica o sustancial anloga esta-
blecidos con posterioridad a la fecha de la firma, ora que aadan a los
actuales impuestos o los sustituyan.

Esta afirmacin lo hago pues tales impuestos fueron los que el


Paraguay, al momento de suscribir el convenio, introdujo para su
aplicacin en el convenio. Esto se observa con la redaccin dada al
artculo 2 del convenio, que expresa lo siguiente:

Impuestos Comprendidos:

1 Este Convenio se aplica a los impuestos sobre la renta y sobre el


patrimonio exigibles por cada uno de los Estados Contratantes,
cualquiera que sea el sistema de exaccin.
2 Se considera impuestos sobre la renta y sobre el patrimonio los que
gravan la totalidad de la renta o del patrimonio o cualquier parte de
los mismos, incluidos los impuestos sobre las ganancias derivadas de
la enajenacin de bienes muebles o inmuebles, as como los impuestos
sobre las plusvalas.
3 Los impuestos actuales a los que se aplica este Convenio son, en
particular:
3.1 en Chile, los impuestos establecidos en la Ley sobre Impuesto a
la Renta (en adelante denominado impuestos chilenos);
3.2 en Paraguay, los impuesto establecidos en la Ley sobre las rentas
de Actividades Comerciales, Industriales o de Servicios, de las
Actividades Agropecuarias, del Pequeo Contribuyente y del
Servicio de Carcter Personal (en adelante denominado
impuestos paraguayos)
4 El Convenio se aplicar igualmente a los impuestos de naturaleza
idntica o sustancialmente anloga e impuestos al patrimonio que se
establezcan con posterioridad a la fecha de firma del mismo, y que se
aadan a los actuales o les sustituyan. Las autoridades competentes de

467
RODNEY M ACIEL GUERREO

los Estados Contratantes se comunicarn mutuamente, a ms tardar


al final de cada ao, las modificaciones sustanciales que se hayan
introducido en sus respectivas legislaciones impositivas.

Pues bien, dada la importancia de los impuestos citados en la


normativa transcripta, el Paraguay se encuentra vinculado en casi la
totalidad de sus impuestos vigentes, pues cuenta tan solo 8 tipos de
ellos11, de entre los cuales el cincuenta por ciento es aplicado al convenio
para evitar la doble imposicin suscripto con la Repblica de Chile. En
definitiva, el alcance en su aplicacin para la Repblica del Paraguay es
de suma importancia dado la amplitud en su aplicacin, razn suficiente
para un anlisis en pro y en contra de sus implicancias en la aplicacin
del Tratado.

2.4.4. Beneficios impositivos.

Los beneficios impositivos que el Paraguay pudiera obtener con la


aplicacin del convenio para prevenir la doble imposicin internacional
suscripto con la Repblica de Chile, son visibles pero escasos. As, el
Paraguay, en principio se justificara, cuando existan empresas o perso-
nas residentes en l, que realicen transacciones comerciales en Chile,
siempre que no sea a travs de un establecimiento permanente, definido
por el artculo 5 del acuerdo suscripto. Si este fuera el caso, la empresa
paraguaya ser considera como una empresa situada en Chile, por tanto,
sujeto a impuestos de ese pas. En consecuencia, para que el Paraguay
pueda acreditar un beneficio impositivo en razn del convenio suscripto
con Chile, las transacciones comerciales realizadas en este ultimo Estado,
no debe desplegarse a travs de un establecimiento permanente. Caso
contrario, Chile ejerce la potestad tributaria sobre los beneficios de tal
establecimiento. Esta afirmacin lo hago conforme a lo estipulado en el
artculo 7, apartado 1, del convenio, en el que se establece claramente que
los beneficios empresariales de un Estado contratante solamente pueden
someterse a imposicin en ese Estado. La normativa expresa lo siguiente:

11
Los restantes impuesto vigentes en el Paraguay son: el Impuesto Inmobiliario, el
Impuesto selectivo al consumo, el Impuesto a los actos y documentos; y, el Impuesto al
Valor Agregado.

468
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

Beneficios Empresariales.

1. Los beneficios de una empresa de un Estado Contratante solamente


pueden someterse a imposicin en ese Estado, a no ser que la empresa
realice su actividad en el otro Estado Contratante por medio de un
establecimiento permanente situado en l. Si la empresa realiza o ha
realizado su actividad de dicha manera, los beneficios de la empresa
pueden someterse a imposicin en el otro Estado, pero slo en la
medida en que puedan atribuirse a ese establecimiento permanente.

En fin, el beneficio impositivo que pudiera el Paraguay invocar, se


encuentra sujeto al modo en que ejerciere la actividad empresarial en
Chile. Siempre que no incurra en la definicin de establecimiento
permanente la actividad que despliege un residente en Paraguay, los
beneficios o rditos obtenidos por el, solamente pueden ser gravados por
este pais. Esta afirmacin que realizo, deriva de la llamada regla de oro
ya mencionada.

Por otro lado, el Paraguay, tras la suscripcin del convenio con


Chile, podra en principio verse beneficiado con las rentas obtenidas por
empresas de Transportes Internacionales residentes en l. En efecto, las
ganancias obtenidas por la empresa de transporte proveniente del
extranjero, sea en la explotacin de buques, aeronaves o vehculos te-
rrestre, conforme al convenio suscripto, solamente deben someterse a
imposicin en Paraguay. Consecuentemente, si el convenio permite la
imposicin de rentas exgenas en el Estado donde la empresa se encuen-
tra, es incuestionable el beneficio impositivo, pues el transporte interna-
cional podra arrojar rentas de fuente chilena. Esta ventaja quebranta el
principio jurisdiccional adoptado por el Paraguay, territorialidad de la
fuente, pues conforme este, debera de gravar las rentas de fuentes
paraguayas, como as mismo, modifica la renta presuntiva para los
transporte internacionales. Estas reglas fueron expresamente modificadas
por el artculo 8, numera 1. del convenio, el que qued redactado de la
siguiente forma:

Transporte Internacional.

1. Los beneficios de una empresa de un Estado Contratante procedentes


de la explotacin de buques, aeronaves o vehculos de transporte

469
RODNEY M ACIEL GUERREO

terrestre en trfico internacional slo puede someterse a imposicin en


ese Estado.
Aclaro, el beneficio impositivo que he puntualizado, no debe ser
visto con tanta alegra, pues el Paraguay en razn de su legislacin
interna, y como consecuencia del convenio, podra a la vez sufrir sacrifi-
cios fiscales como consecuencia del transporte internacional, lo que ser
evidenciado ms adelante.

Por otro lado, para las ganancias de capital, entendidas como aque-
llas que derivan de la venta de inmuebles, muebles, buques, aeronaves o
vehculos terrestre, el Paraguay a raz del convenio, se encuentra prote-
gido en su potestad de imponer y cobrar tributos sobre las rentas deriva-
das de la ganancia de capital. Si bien la regla no es absoluta, el beneficio
recae sobre determinados hechos. Esto puede ocurrir, conforme se ver
con la redaccin dada al artculo 13, de la siguiente forma:

Ganancia de capital.

1. Las ganancias que un residente de un Estado Contratante obtenga de


la enajenacin de bienes inmuebles situados en el otro Estado
Contratante pueden someterse a imposicin en este ltimo Estado.
2. Las ganancias derivadas de la enajenacin de bienes muebles que
formen parte del activo de un establecimiento permanente que una
empresa de un Estado Contratante tenga en el otro Estado
Contratante, o de bienes muebles que pertenezcan a una base fija que
un residente de un Estado Contratante tenga en el otro Estado
Contratante para la prestacin de servicios personales independientes,
comprendidas las ganancias derivadas de la enajenacin de este
establecimiento permanente (slo o con el conjunto de la empresa de la
que forme parte) o de esta base fija, pueden someterse a imposicin en
ese otro Estado.
3. Las ganancias derivadas de la enajenacin de buques, aeronaves o de
vehculos de transporte terrestre explotados en trfico internacional, o
de bienes muebles afectos a la explotacin de dichos buques, aeronaves
o vehculos de transporte terrestre, slo pueden someterse a imposicin
en el Estado Contratante donde resida el enajenante.
4. Las ganancias que un residente de un Estado Contratante obtenga por
la enajenacin de ttulos u otros derechos representativos del capital de

470
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

una sociedad situados en el otro Estado Contratante pueden someterse


a imposicin en ese otro Estado.
5. Las ganancias derivadas de la enajenacin de cualquier otro bien
distinto de los mencionados en los prrafos precedentes de este ltimo
artculo slo pueden someterse a imposicin en el Estado Contratante
en que resida el enajenante.

El hecho de que el Estado paraguayo conserve su potestad tributaria


sobre las rentas derivadas de la enajenacin de bienes, reconoce el hecho
en su ubicacin y venta dentro de su territorio. Tal extremo responde al
principio de territorialidad de la fuente ya incorporado por el Paraguay
en su legislacin interna. As, se trata ms bien de una ratificacin de
supuestos ya contemplados, que beneficios impositivos. Por el contrario,
como se ver, el apartado 3. de la norma transcripta no resulta beneficio-
so al Paraguay, pues deriva la potestad de imponer tributo al Estado de
residencia de la empresa de transporte que realice enajenaciones de
bienes, supuesto que de no coincidir la residencia en el Paraguay, la im-
posicin se vera afectada por este.

Por ultimo, el artculo 17 otorga facultad de imponer tributo a las


rentas obtenidas por los Artistas y Deportistas dentro del Paraguay. As,
si un residente de Chile, siendo artista o deportista, obtenga renta deriva-
da del ejercicio de sus actividades en el Paraguay, este ltimo mantiene la
potestad tributaria sobre tales ganancias. En definitiva, esta norma no
resulta una novedad, pues la regla consagrada, se equipara al principio
de fuente territorial ya admitido en la legislacin paraguaya, lo que en
definitiva implica una mera ratificacin del principio paraguayo, que un
beneficio impositivo propiamente dicho.

Las dems disposiciones incorporadas en el convenio para evitar la


doble imposicin internacional, suscripta con la Repblica de Chile, no
resultan tan beneficiosas para el Paraguay, pues los casos en que ste
puede imponer su tributo sobre ganancias obtenidas en el extranjero
resultan limitados. Las dems normativas no citadas, en su mayora
otorgan mayores beneficios fiscales a la Repblica de Chile, quien adopta
el criterio de renta mundial como principio de vinculacin jurisdiccional
hacia sus contribuyentes. Esta postura ser desarrollada en el siguiente
punto.

471
RODNEY M ACIEL GUERREO

2.4.5. Sacrificios fiscales.

La suscripcin de tratados tributarios, tiene un fundamento de


poltica tributaria, de modo que cada Estado parte determine cuales bene-
ficios fiscales pudiera acceder el Estado a raz de los efectos de la suscrip-
cin de un tratado de tal envergadura. En el mbito financiero, subsiste el
principio de que la actividad econmica aspira a la obtencin de rentas.
Pensar en inversiones que se traduzcan en perdidas en la actualidad, es
inconcebible. Pues bien, con la suscripcin del tratado para prevenir la
doble imposicin internacional firmado con la Repblica de Chile, el
Paraguay no ha tenido tal aspiracin, pues fcilmente puede soportar
sacrificios fiscales en razn de las inversiones hechas en l. Esto se ver a
continuacin.

La llamada regla de oro para los beneficios empresariales, prevista


por el artculo 7 del convenio, determina que los rditos obtenidos por
una empresa de un Estado Contratante solamente pueden someterse a
imposicin en ese Estado, salvo que la actividad empresarial sea desple-
gada por medio de un Establecimiento Permanente. En consecuencia, una
empresa residente en Chile, puede obtener beneficios de fuente paragua-
ya, sin que la actividad empresarial sea desarrollada por un Esta-
blecimiento Permanente. Para que esta hiptesis sea demostrada, bastara
en realizar una actividad que no se encuadre dentro del concepto de
Establecimiento Permanente, establecido en el artculo 5 del mismo
convenio.

Para ilustrar esta postura, bastara que una Empresa chilena preste
servicios o asesoras en territorio paraguayo, por un lapso menor de 183
das en un ao. Este supuesto, conforme al norma 7 del convenio, no se
encuadrara como un Establecimiento Permanente. Por ende, los rditos
obtenidos por la empresa chilena, solamente pueden ser gravados en la
Repblica de Chile, conforme a la regla de oro. En definitiva, si bien los
servicios y/o asesoras chilenos realizados en el Paraguaya sera conside-
rados de fuente interna atendiendo al principio de vinculacin territorial
con los contribuyentes, a raz del tratado escapan de la potestad impositi-
va del pas de la fuente, lo que en definitiva, implica un sacrificio fiscal.

Para la actividad de explotacin de buques, aeronaves o vehculos


de transporte terrestre, el peligro de otro sacrificio fiscal para la

472
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

Repblica de Paraguay, es latente. Volviendo al convenio, en el artculo 8


se precisa que los beneficios de una empresa de un Estado Contratante,
que realice las actividades de transporte descriptas, solamente pueden
someterse a imposicin en ese Estado. Este criterio es similar a la regla de
oro para los beneficios empresariales. As, si Chile obtiene rditos en el
Paraguay, a raz del embarque de personas, mercaderas, fletes, etc., tales
beneficios solamente pueden ser gravados en aquel pas. El sacrificio
fiscal est en la no aplicacin de la legislacin tributaria interna del
Paraguay, pues caso contrario, se gravaran en forma presuntiva las
rentas derivadas de tales actividades. La norma tributaria interna
paraguaya, en su artculo 5 y artculo 10, inciso b), de la Ley 125/91 y su
correspondiente modificacin Ley 2421/94, determinan que:

Art. N 5.- Fuente Paraguaya. Ultimo prrafo.

Los fletes internacionales ser en un 50% (cincuenta por ciento) de fuente


paraguaya cuando los mismos sean utilizados entre el Paraguay y Argentina,
Bolivia, Brasil y Uruguay, y en un 30% (treinta por ciento), cuando se realicen
entre el Paraguay y cualquier otro pas no mencionado.

Art. N 10.- Rentas internacionales.

Las personas o entidades radicadas en el exterior, con o sin sucursales,


agencias o establecimiento en el pas que realicen actividades gravadas, determi-
narn sus rentas netas de fuente paraguaya, de acuerdo con los siguientes
criterios, sin admitir prueba en contrario:

b) El 10% (diez por ciento) sobre el importe bruto proveniente de la


realizacin de operaciones de pasajes, radiogramas, llamadas telefnicas, servicios
de transmisin de audio y video, emisin y recepcin de datos por Internet
protocolo y otros servicios similares, que se presten tanto desde el pas al exterior,
as como aquellas operaciones y servicios provedas desde el extranjero al
territorio nacional.

A simple vista se observa el sacrificio fiscal que el Paraguay puede


soportar si aplica el convenio, pues conforme a la prelacin de normas
contempladas por la Constitucin Nacional, el convenio suscripto con la
Repblica de Chile, tiene preferencia sobre las normas nacionales del
primero, por tanto, los rditos obtenidos debern tributar en Chile, lo que

473
RODNEY M ACIEL GUERREO

significa sustraccin de dividas del Paraguay, con directo perjuicio a su


caja fiscal.

Por otro lado, el peligro de perdida fiscal tambin puede ocurrir con
el pago de los dividendos. El artculo 10 del convenio determina que
cuando aquellos sean pagados por una sociedad residente de un Estado
contratante a un residente del otro Estado, la imposicin puede recaer en
este ltimo. Siendo as, el Estado en donde se generan los dividendos
para los accionistas, pierde potestad impositiva sobre ellos, debiendo
abonarse los impuestos sobre los dividendos, en el Estado de residencia
de los beneficiarios. El panorama no resulta tan perjudicial, pues el
propio artculo 10, determina una excepcin a la regla, admitiendo la
posibilidad de que los dividendos pueden ser gravados por el Estado de
la fuente. As, podr gravarlos, pero establece lmite al poder impositivo.
Determinara el mximo de la tasa a ser aplicado, que es del 10% (diez
por ciento) para el caso de que los dividendos sean gravados por el pas
de la fuente.

En definitiva, tanto la regla de imposicin de los dividendos, como


tambin la excepcin, implicaran perdida fiscal para el Paraguay. Esta
afirmacin lo sostengo por la sencilla razn de que este pas grava la
distribucin del dividendo para los accionistas. Por un lado impone una
tasa del 5% (cinco por ciento) para la distribucin a nivel local, y del 15%
para la distribucin fuera del pas, o sea, cuando fueran remesados a
beneficiarios domiciliados en el extranjero. En ambos supuestos, el
Paraguay soporta perdidas fiscales, pues conforme al convenio, si se
aplicara la primera parte del artculo 10, el Estado de la fuente no podra
imponer tributo. Por el contrario, si acudimos a la excepcin, por conside-
rarla ms ventajosa, el Paraguay no podr sobrepasar la tasa del 10%
(diez por ciento), al momento en que una empresa remese dividendos a
Chile. Las afirmaciones que realizo se justifican por s sola, pues la nor-
mativa impositiva paraguaya al regular estas circunstancias, trat de
otorgar ventajas impositivas al fisco, lo que fue alterado por la suscrip-
cin del tratado con la Repblica de Chile.

Para una apreciacin mas objetiva, transcribo las normas paraguayas


que gravan la distribucin de los dividendos. En este sentido de la Ley
dispuso que:

474
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

Art. N 20.- Tasas.

2) Cuando las utilidades fueren distribuidas, se aplicar adicionalmente la


tasa del 5% (cinco por ciento) a partir del segundo ao de vigencia de la presente
Ley, sobre los importes netos acreditados o pagados, el que fuere anterior, al os
dueos, socios o accionistas.

3) La casa matriz, sus socios o accionistas, domiciliados en el exterior


debern pagar el impuesto correspondiente a las utilidades o dividendos
acreditadas por las sucursales, agencias o establecimientos situados en el pas,
aplicando la tasa del 15% (quince por ciento) sobre los importes netos
acreditados, pagados o remesados, de ellos el que fuere anterior.

Con la mera lectura de las normas transcriptas, una vez ms se


evidencia la perdida fiscal que la Repblica del Paraguay puede soportar,
al momento de la distribucin de los dividendos orinados en su terri-
torio. Por un lado, si Chile decide gravarlos, yo no podr hacerlo, y si
decide gravar el Paraguay, no podr sobrepasar la tasa fijada en el
convenio. En ambos supuestos, incurre en prdida fiscal.

Cuando se trata de renta financiera, inters, no existe diferencia con


lo ya reglamentado por el convenio para los dividendos. Los intereses
procedentes de un Estado contratante y pagados a un residente del otro
Estado contratante pueden someterse a imposicin en este ltimo Estado,
respetando el mismo criterio ya explicado para los dividendos. Asimis-
mo, este criterio tambin admite excepciones, las que se encuentran
sujetas a tasas mximas que limitan el poder del Estado de donde proce-
den tales rentas financieras. El Paraguay considera de fuente territorial
los intereses, comisiones, rendimientos o ganancias de capitales coloca-
dos en el exterior, cuando la entidad inversora o beneficiaria est
constituida o radicada en su territorio.

Otra perdida fiscal deriva de la aplicacin del artculo 14 del


convenio suscripto para evitar la doble imposicin internacional. En este
se reglamenta a cual Estado suscriptor le corresponde la potestad
impositiva cuando se trata de servicios personales independientes. La
norma determina que las rentas que una persona fsica o natural resi-
dente de un Estado Contratante obtenga por la prestacin de servicios
profesionales u otras actividades de carcter independiente, slo pueden

475
RODNEY M ACIEL GUERREO

someterse a imposicin en ese Estado. Esta circunstancia admite excep-


ciones. As, cuando la persona que realiza el servicio o actividad tiene
una base fija de la que disponga regularmente para tales desempeos, el
Estado en donde se encuentra situada dicha base, ejerce la potestad
impositiva sobre las rentas obtenidas, pero limitado a la parte atribuible a
la base. Por otro lado, el Estado en el que se realiza el servicio o actividad,
tambin podr ejercer la potestad impositiva sobre las rentas derivadas
de tales servicios personales, cuando el sujeto permanezca un total 183
das dentro de un periodo de un ao, realizando dichos actos.

El sacrificio fiscal que el Paraguay pudiera sufrir en razn del


artculo 14 del convenio, explicado en el prrafo anterior, podra surgir
por el simple hecho de que en su territorio una persona fsica o natural
preste servicios en l, sin la existencia de una base o, lo ejerza por un
periodo inferior a los 183 das. En ambas conjetura, los rditos obtenidos
en territorio paraguayo, por los servicios establecidos en la norma 14 del
convenio, no podrn ser gravados por el Paraguaya. En este sentido, si
algunos mdicos, abogados, ingenieros, arquitectos, odontlogos o conta-
dores, residentes en Chile, decidieran prestar servicios en el Paraguay,
este quedar con las manos atadas sobre sus ganancias derivadas de los
servicios prestados. Si bien el Paraguay aplicando su normativa interna
gravara tales ingresos personales por haber sido desarrollados dentro de
su territorio nacional, por prelacin del convenio suscripto, no podr
imponer tributos. Este impedimento subsiste siempre y cuando no se den
las dos excepciones contemplada en el artculo 14, la existencia de una
base o el transcurso del plazo.

Por otro lado, los mtodos incorporados en el convenio para


eliminar la doble imposicin internacional, establecidos en el punto 2 del
artculo 23 del instrumento, que en principio suena atractivo, resultan
inaplicables para el Paraguay. As, si un residente obtiene renta, que de
acuerdo al convenio deba tributarse en Chile, podr acreditar contra el
impuesto paraguayo correspondiente a esas rentas los impuestos
pagados en Chile, de acuerdo con las disposiciones aplicables de la
legislacin impositiva del Paraguay. Esta norma incorporada en el
convenio, es un sinsentido para la poltica tributaria paraguaya, pues este
Estado adopta el principio objetivo o de fuente territorial para con sus
contribuyentes.

476
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

As, si una persona o empresa obtiene rentas provenientes de Chile,


que de acuerdo al convenio deba tributarse en Chile, en nada afecta al
Paraguay, dado el criterio de vinculacin de fuente territorial sustentado
en su legislacin interna. La circunstancia del crdito por impuesto como
mtodo para eliminar la doble imposicin responde al principio de
jurisdiccin subjetivo o renta mundial. La afirmacin que sostengo, deriva
de que el tax credit solamente puede ser utilizado por aquellos pases que
tributan por la totalidad de su renta, y no por aquellos que limitan su
potestad tributaria a los hechos generadores realizados en su territorio,
conocido como fuente territorial. Si el Paraguay adoptara el criterio de
renta mundial, podra invocar el crdito por el impuesto, lo que
indudablemente importa un beneficio. La Repblica del Paraguay en su
artculo 2 y 5 de la Ley 125/91 y su modificacin Ley 2421/04, ha
adoptado el otro principio, por lo que el crdito por impuesto resulta
falaz.

Otra falencia incorporada en el artculo 23 del convenio, es la


posibilidad de que los contribuyentes residentes en el Paraguay, obten-
gan crditos por impuestos sobre los tributos pagado en Chile en concep-
to de posesin del patrimonio. El sistema de crdito por impuesto para
los bienes races o sobre el patrimonio de contribuyentes paraguayos que
paguen impuestos en Chile, nuevamente resulta ineficaz para la Repbli-
ca del Paraguay. La razn de esta afirmacin, como lo expuse ms arriba,
es que el Paraguay adopta el principio jurisdiccional objetivo, o sea, el de
territorialidad de la fuente. As, si un contribuyente residente en Paraguay,
posee bienes en Chile y tributa en l, en nada afecta al primero, dado el
principio jurisdiccional adoptado. Si bien resultar atractivo para los
contribuyentes paraguayos el sistema de imputacin de impuestos
pagados en el extranjero, contra impuestos locales, resulta engaoso,
pues en realidad la potestad impositiva del Paraguay se encuentra limita-
do a su territorio, y a nada ms.

Si bien el presente trabajo no recae sobre un anlisis detallado del


convenio suscripto por el Paraguay y la Repblica de Chile, sino ms
bien resaltar aquellos beneficios o sacrificios que pudieran surgir de su
aplicacin futura, lo que trato de evidenciar es el desconocimiento de
criterios y principios bsicos por parte de las autoridades paraguayas, al
momento de suscribir el tratado con Chile. Las posibles prdidas fiscales
que pudiera soportar el fisco paraguayo, en las posibles hiptesis

477
RODNEY M ACIEL GUERREO

descriptas ms arriba, responde al desconocimiento de polticas


tributarias admitidas actualmente en doctrina aplicada a los tratados
tributarios amplios para prevenir la doble imposicin internacional.

3. Conclusin.

Los tratados tributarios son aquellos instrumentos internacionales


en el que dos o ms Estados adoptan los criterios por los cuales canali-
zarn sus polticas tributarias para la solucin del flagelo de la doble
imposicin internacional. Esta preocupacin, sostengo, lo tienen los
pases que adoptan el principio jurisdiccional subjetivo, en cualquiera de
sus especies, conocido con el nombre de renta mundial. El hecho de que el
Estado obligue a sus contribuyentes al pago del impuesto sobre la totali-
dad de su renta, independientemente del lugar donde lo obtenga, deja
latente el peligro de que algunas rentas de sus contribuyentes, sufra el
fenmeno de la doble imposicin.

El tratado tributario para prevenir la doble imposicin suscripto con


la Repblica de Chile, en definitiva, beneficia al fisco de este, pues el
principio de jurisdiccin implementado por la Ley de Impuesto a la
Renta de Chile, en su artculo 3, adopta el criterio de renta mundial, por lo
que grava la totalidad de la renta de sus contribuyentes, sean que la
fuente de ella este situada dentro del pas o fuera de el. El tratado tribu-
tario denominado Convenio entre la Repblica del Paraguay y la Repblica
de Chile para evitar la doble imposicin y para prevenir la Evasin Fiscal en
relacin al impuesto a la Renta y al Patrimonio, que sigue el modelo de la
ONU, otorgan ms beneficios impositivos al Fisco chileno, pues adopta el
principio jurisdiccional subjetivo.

La Repblica del Paraguay, adopta el criterio de Fuente Territorial


conforme a su legislacin impositiva interna, por lo que en principio no
se encontraran sus contribuyentes ante el riesgo de la doble imposicin
internacional. El hecho de que el Paraguay grave exclusivamente las
rentas producidas dentro del lmite de su jurisdiccin, no perjudica a
aquellos sujetos que obtengan rentas de fuente exgenas, debiendo en su
caso, pagar los tributos en el pas donde se genera. La circunstancia de
que el Paraguay haya incorporado el criterio de renta territorial, no
justicia la suscripcin de tratados tributarios para prevenir la doble
imposicin.

478
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

El tratado tributario comentado en esta obra, fue suscripto por el


Paraguay, atendiendo a su desconocimiento de los criterios para la
suscripcin de estos tipos de instrumentos internacionales. Pues en reali-
dad, no posee tal necesidad dado el criterio de fuente territorial admitido
en su legislacin tributaria. El sujeto activo, en esta caso el estado
Paraguayo, limita su potestad tributaria a su jurisdiccin, por lo que
resulta infundado suscribir tratados tributarios amplios. De ser as,
dejara libre la va para que los otros pases que poseen renta mundial, tal
como ocurri con la Repblica de Chile, vengan a realizan inversiones al
Paraguay, sin que los mismos sometan a tributo las rentas obtenidas en
este ultimo.

4. Bibliografa.

ATCHABAHIAN, Adolfo. Derecho Tributario Internacional. Tratado de


Tributacin. Tomo I. Volumen 2. Director Horacio A. Garcia
Belsunce. Editorial Astrea. Buenos Aires, 2003.
CONSTITUCIN NACIONAL DE LA REPBLICA DEL PARAGUAY. Ao
1992. Editorial Intercontinental. Asuncin, 2003.
CONVENCIN MODELO DE LA NACIONES UNIDAS SOBRE LA DOBLE
TRIBUTACIN ENTRE PASES DESARROLLADOS Y PASES EN DESARROLLO.
Departamento de Asuntos Econmicos y Sociales Internacionales.
Naciones Unidas. Nueva York, 2002. Cuadernillo de material
Bibliogrfico. VII Curso Intensivos de Posgrado. Cuestiones actuales
de Derecho Tributario. Facultad de Derecho UBA. Director Dr. Juan
Esteban Urresti, Buenos Aires, 2007.
Explicacin realizada los das 17 y 18 por el Profesor Dr. Antonio
Hugo Figueroa, en el marco del curso Cuestiones Actuales de Derecho
Tributario. VII Cursos Intensivos de Posgrado, Facultad de Derecho,
Universidad de Buenos Aires, ao 2007.
FIGUEROA, Antonio Hugo. Doble imposicin internacional.
Conferencia realizada en el IV Congreso Tributario. Mendoza, 1996.
FIGUEROA, Antonio Hugo. La doble imposicin internacional en los
inicios del Siglo XXI. Cuadernillo de material Bibliogrfico. VII
Curso Intensivos de Posgrado. Cuestiones actuales de Derecho
Tributario. Facultad de Derecho UBA. Director Dr. Juan Esteban
Urresti, Buenos Aires, 2007

479
RODNEY M ACIEL GUERREO

FIGUEROA, Antonio Hugo. Doble imposicin internacional. Reflexiones


generales sobre Principios Jurisdiccionales. Los modelos de Tratados y la
Experiencia Argentina. Cuadernillo de material Bibliogrfico. VII
Curso Intensivos de Posgrado. Cuestiones actuales de Derecho
Tributario. Facultad de Derecho UBA. Director Dr. Juan Esteban
Urresti, Buenos Aires, 2007
JARACH, Dino. EL HECHO IMPONIBLE Teora general del Derecho
Tributario sustantivo. Editorial Abeledo-Perrot. Tercera Edicin.
Buenos Aires, 1996.
JARACH, Dino. Finanzas Pblicas y Derecho Tributario. Editorial
Abeledo-Perrot. Tercera Edicin. Buenos Aires, 2003.
LEY N 125/91 Nuevo Rgimen Tributario.
LEY N 2421/04 De Reordenamiento Administrativo y de Adecuacin
Fiscal.
Ley N 2956. Que aprueba el convenio entre la Repblica del Paraguay y
al Repblica de Chile para evitar la doble imposicin y para prevenir la
evasin fiscal en relacin al impuesto a la renta y al patrimonio, y su
respectivo protocolo adicional.
MERSAN, Carlos A. Derecho Tributario. Octava edicin. Editora
Litocolor. Asuncin, 1997
OECD: Model Tax Concenction on Income and on Capital, Condensed
Version, 15 july 2005, Commitee on Fiscal Affairs. Cuadernillo de
material Bibliogrfico. VII Curso Intensivos de Posgrado. Cuestiones
actuales de Derecho Tributario. Facultad de Derecho UBA. Director
Dr. Juan Esteban Urresti, Buenos Aires, 2007.
PEA VILLAMIL, Manuel. Derecho Tributario. Tomo II. Editora
Litocolor. Asuncin, 1995
RUOTI COSP, Nora Luca. Lecciones para ctedra de Derecho
Tributario. Editorial Emprendimientos Nora Ruoti S.R.L. Asuncin,
2006
RUOTI COSP, Nora Luca. Ley N 125/91 Nuevo Rgimen Tributario
Ley N 2421/04 De Reordenamiento Administrativo y de Adecuacin
Fiscal. Editora Emprendimientos Nora Ruoti S.R.L. Asuncin, 2006.

480
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

5. Anexo.
Ley N 2956.-

EL CONGRESO DE LA NACIN PARAGUAYA SANCIONA


CON FUERZA DE LEY

Articulo 1: Aprubase el Convenio entre la Repblica del Paraguay


y la Repblica de Chile para evitar la Doble Imposicin y para prevenir la
Evasin Fiscal, en Relacin al Impuesto a la Renta y al Patrimonio, y su
respectivo Protocolo Adicional, firmado en la ciudad de Santiago,
Repblica de Chile, el 30 de agosto de 2005, cuyos textos son como sigue:

CONVENIO ENTRE LA REPBLICA DEL PARAGUAY Y LA


REPBLICA DE CHILE PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN Y
PARA PREVENIR LA EVASIN FISCAL EN RELACIN AL
IMPUESTO A LA RENTA Y AL PATRIMONIO

La Repblica del Paraguay y la Repblica de Chile, deseando


concluir un convenio para evitar la doble imposicin y para prevenir la
evasin fiscal en relacin a los impuestos a la renta y ala patrimonio;

A los efectos de estrechar sus relaciones por medio del estimulo a


inversiones, fomentar los flujos comerciales bilaterales de comercio,

Han convenido lo siguiente:

CAPTULO I
AMBITO DE APLICACIN DEL CONVENIO

Artculo 1
Personas Comprendidas

El presente Convenio se aplica a las personas residentes de uno o de


ambos Estados Contratantes.
Artculo 2
Impuestos Comprendidos

1- Este Convenio se aplica a los impuestos sobre la renta y sobre el


patrimonio exigible por cada uno de los Estados Contratantes.

481
RODNEY M ACIEL GUERREO

2- Se consideran impuestos sobre la renta y sobre el patrimonio los que


gravan la totalidad de la renta o del patrimonio o cualquier parte de
los mismos, incluidos los impuestos sobre las ganancias derivadas
de la enajenacin de bienes muebles o inmuebles, as como los
impuestos sobre las plusvalas.

3- Los impuestos actuales a los que se aplica este Convenio son, en


particular:

a. en Chile, los impuestos establecidos en la Ley sobre Impuesto a


la Renta (en adelante denominado impuestos chilenos);

b. en Paraguay, los impuestos establecidos en la Ley sobre las rentas


de Actividades Comerciales, Industriales o de Servicios, de las
Actividades Agropecuarias, del Pequeo Contribuyente y del
Servicio de Carcter Personal (en adelante denominados
impuestos paraguayos).

4- EL Convenio se aplicar igualmente a los impuestos de naturaleza


idntica o sustancialmente anloga e impuestos al patrimonio que se
establezcan con posterioridad a la fecha de la firma del mismo, y que
se aadan a los actuales o les sustituyan. Las autoridades compe-
tentes de los Estados Contratantes se comunicarn mutuamente, a
ms tardar al final de cada ao, las modificaciones sustanciales que
se hayan introducido en sus respectivas legislaciones impositivas.

CAPTULO II
DEFINICIONES

Artculo 3
Definiciones Generales

1- A los efectos de este Convenio, a menos que de su contexto se


interfiera una interpretacin diferente:

a. las expresiones un Estado Contratante y el otro Estado


Contratante significan segn lo requiera el contexto, la
Repblica del Paraguay o la Repblica de Chile; en adelante
Paraguay o Chile, respectivamente;

482
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

b. el trmino persona comprende las personas fsicas o naturales,


las sociedades y cualquier otra agrupacin de personas;

c. el trmino sociedad significa cualquier persona jurdica o cual-


quier entidad que se considere persona jurdica a efectos impo-
sitivos;

d. las expresiones empresa de un Estado Contratante y empresa


del otro Estado Contratante significan, respectivamente, una
empresa explotada por un residente de un Estado Contratante y
una empresa explotada por un residente del otro Estado Contra-
tante;

e. la expresin trafico internacional significa todo transporte


efectuado por un buque, aeronave o por un vehculo de trans-
porte terrestre explotado por una empresa de un Estado Contra-
tante, salvo cuando dicho transporte se realice exclusivamente
entre dos puntos situados en el otro Estado Contratante;

f. la expresin autoridad competente significa:

(i) en Chile, el Ministro de Hacienda o su representante auto-


rizado;
(i) en Paraguay, el Ministro de Hacienda o su representante
autorizado;

g. el termino nacional significa:

(i) cualquier persona fsica o natural que posea la nacionalidad


de un Estado Contratante; o
(ii) cualquier persona jurdica o asociacin constituida conforme a
la legislacin vigente de un Estado Contratante.

2- Para la aplicacin del Convenio por un Estado Contratante, en


cualquier momento, cualquier expresin no definida en el mismo ten-
dr, a menos que de su contexto se interfiera una interpretacin dife-
rente, el significado que, en ese momento, le atribuya la Legislacin
de ese Estado relativa a los Impuestos que son objetos del Convenio,

483
RODNEY M ACIEL GUERREO

prevaleciendo el significado atribuido por la Legislacin impositiva


sobre el que resultara de otras ramas del Derecho de ese Estado.

Artculo 4
Residente

1- A los efectos de este Convenio, la expresin residente de un Estado


Contratante significa toda persona que, en virtud de la legislacin
de ese Estado, est sujeta a imposicin en el mismo por razn de su
domicilio, residencia, sede de direccin, lugar de constitucin o cual-
quier otro criterio de naturaleza anloga e incluye tambin al propio
Estado y a cualquier subdivisin poltica o autoridad local. Sin
embargo, esta expresin no incluye a las personas que estn sujetas
a imposicin en ese Estado exclusivamente por la renta que obten-
gan de fuentes situadas en el citado Estado, o por el patrimonio
situado en el mismo.

2- Cuando, en virtud de las disposiciones del prrafo 1, una persona


natural sea residente de ambos Estados Contratantes, su situacin se
resolver de la siguiente manera:

a) dicha persona ser considerada residente solo del Estado donde


tenga una vivienda permanente a su disposicin; si tuviera
permanente a su disposicin en ambos Estados, se considerar
residente solo del Estado con el que mantenga relaciones perso-
nales y econmicas ms estrechas (centro de intereses vitales);

b) si no pudiera determinarse el Estado en el que dicha persona


tiene el centro de sus intereses vitales, o si ni tuviera una vivien-
da permanente a su disposicin en ninguno de los Estados, se
considerar residente solo del Estado donde viva habitualmente;

c) si viviera habitualmente en ambos estados, o no lo hiciera en


ninguno de ellos, se considerar residente slo del Estado del que
sea nacional;

d) si fuera nacional de ambos Estados, o no lo fuera de ninguno de


ellos, las autoridades competentes de los Estados Contratantes
resolvern el caso mediante un procedimiento de acuerdo mutuo.

484
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

3- Cuando en virtud de las disposiciones del prrafo 1 una persona que


no sea natural, sea residente de ambos Estados Contratantes, ser
considerada residente slo del Estado de la que sea nacional de
ambos Estados Contratantes, o no lo fuere de ninguno de ellos, los
Estados Contratantes harn posible, mediante un procedimiento de
acuerdo mutuo, por resolver el caso. En ausencia de acuerdo mutuo
entre las autoridades competentes de los estados Contratantes, dicha
persona no tendr derecho a ninguno de los beneficios o exenciones
impositivas contempladas por este Convenio.

Artculo 5
Establecimiento Permanente

1- A efectos de este Convenio, la expresin establecimiento perma-


nente significa un lugar fijo de negocios mediante el cual una
empresa realiza toda o parte de su actividad.

2- La expresin establecimiento permanente comprende, en especial:


a. las sedes de direccin;
b. las sucursales,
c. las oficinas;
d. las fbricas;
e. los talleres
f. las minas, los pozos de petrleo o de gas, las canteras o cualquier
otro lugar en relacin a la exploracin o explotacin de recursos
naturales.

3- La expresin establecimiento permanente tambin incluye:

a. una obra o proyecto de construccin, instalacin o montaje y las


actividades de supervisin relacionadas con ellos, pero solo
cuando dicha obra, proyecto de construccin o actividad tenga
una duracin superior a seis meses;

b. la prestacin de servicios por parte de una empresa, incluidos los


servicios de consultoras por intermedio de empleados u otras
personas naturales encomendados por la empresa asociada a otra
empresa para ese fin en el caso de que tales actividades prosigan
en el pas durante un periodo o periodos que en total sumen o

485
RODNEY M ACIEL GUERREO

excedan de 183 das, dentro de un periodo cualquiera de doce


meses.

A los efectos del calculo de los limites temporales a que se refiere


este prrafo, las actividades realizadas por una empresa asociada a otra
empresa en el sentido del Articulo 9, sern agregadas al periodo durante
el cual son realizadas las actividades por la empresa de la que es aso-
ciada, si las actividades de ambas empresas son idnticas o sustancial-
mente similares o conectadas entre s.

4- No obstante lo dispuesto anteriormente en este articulo, se considera


que la expresin establecimiento permanente no incluye:

a. la utilizacin de instalaciones con el nico fin de almacenar,


exponer o entregar bienes o mercancas pertenecientes a la
empresa;
b. el mantenimiento de un depsito de bienes o mercancas perte-
necientes a la empresa con el nico fin de almacenarlas,
exponerlas o entregarlas;
c. el mantenimiento de un deposito de bienes o mercancas perte-
necientes a la empresa con nico fin que sean transformadas por
otra empresa;
d. el mantenimiento de un lugar fijo de negocios con nico fin de
comprar bienes o mercancas, o de recoger informacin, para la
empresa;
e. el mantenimiento de un lugar fijo de negocios con el nico fin de
hacer publicidad, suministrar informacin o realizar investiga-
ciones cientficas, que tengan carcter preparatorio o auxiliar
para la empresa.

5- No obstante lo dispuesto en los prrafos 1 y 2, cuando una persona,


distinta de un agente independiente al que sea aplicable el prrafo 7,
actue por cuenta de una empresa y ostente y ejerza habitualmente en
un Estado Contratante poderes que le faculten para concluir
contratos en nombre de la empresa, se considerar que esa empresa
tiene un establecimiento permanente en ese Estado respecto de
cualquiera de las actividades que dicha persona realice para la

486
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

empresa, a menos que las actividades de esa persona se limiten a las


mencionadas en el prrafo 4 y que, de ser realizadas por medio de
un lugar fijo de negocios, dicho lugar fijo de negocios no fuere
considerado como un establecimiento permanente de acuerdo con
las disposiciones de ese prrafo.

6- No obstante las disposiciones de este articulo, se considera que una


empresa aseguradora residente de un Estado Contratante tiene, un
establecimiento permanente en el otro Estado Contratante si recauda
primas en el territorio de este otro Estado o si se asegura o reasegura
riesgos situados en l por medio de un representante al que se aplica
el prrafo 5 o por un agente independiente al que se aplique en el
prrafo 7. Sin perjuicio de lo anterior, Chile y Paraguay pueden
aplicar su impuesto sobre los pagos por concepto de plizas de
seguros emitidas por aseguradoras extranjeras.

Sin embargo, el impuesto no exceder de:

a. 3 por ciento del monto bruto de las primas en el caso de las


plizas de reaseguros;
b. 20 por ciento del monto bruto de las primas en el caso de todas
las otras plizas de seguro.

7- Salvo lo establecido en el prrafo 6, no se considera que una empresa


tiene un establecimiento permanente en un Estado Contratante por
el mero hecho de que realice sus actividades en ese Estado por me-
dio de un corredor, un comisionista general o cualquier otro agente
independiente, siempre que dichas personas acten dentro del mar-
co ordinario de su actividad, y que en sus relaciones comerciales o
financieras con dichas empresas no se pacten o impongan condicio-
nes aceptadas o impuestas que sean distintas de las generalmente
acordadas por agentes independientes.

8- El hecho de que una sociedad residente de un Estado Contratante


controle o sea controlada por una sociedad residente del otro Estado
Contratante, o que realice actividades empresariales en ese otro
Estado (ya sea por medio de una establecimiento permanente o de
otra manera), no conviene por s solo a cualquiera de estas socie-
dades en establecimiento permanente de la otra.

487
RODNEY M ACIEL GUERREO

CAPTULO III
IMPOSICIN DE LAS RENTAS

Artculo 6
Rentas de Bienes Inmuebles

1- Las rentas que un residente de un Estado Contratante obtenga de


bienes inmuebles (incluidas las rentas de explotaciones agrcolas o
forestales) situados en el otro Estado Contratante pueden someterse
a imposicin en ese otro Estado.

2- Para los efectos de este Convenio, la expresin bienes inmuebles


tendr el significado que le atribuya el derecho del Estado Contra-
tante en que los bienes estn situados. Dicha expresin incluye en
todo caso los bienes accesorios a los bienes inmuebles, el ganado y el
equipo utilizado en explotaciones agrcolas y forestales, los derechos
a los que sean aplicables las disposiciones de derecho general rela-
tivas a los bienes races, el usufructo de bienes inmuebles y el dere-
cho a percibir pagos variables o fijos por la explotacin o la conce-
sin de la explotacin de yacimiento minerales, fuentes y otros
recursos naturales. Los buques y aeronaves no se considerarn
bienes inmuebles.

3- Las disposiciones del prrafo 1 son aplicables a las rentas derivadas


de la utilizacin directa, el arrendamiento o aparcera, as como
cualquier otra forma de explotacin de los bienes inmuebles.

4- Las disposiciones de los prrafos 1 y 3 se aplican igualmente a las


rentas derivadas de los bienes inmuebles de una empresa y de los
bienes inmuebles utilizados para la prestacin de servicios perso-
nales independientes.

Artculo 7
Beneficios Empresariales

1- Los beneficios de una empresa de un Estado Contratante solamente


pueden someterse a imposicin de ese Estado, a no ser que la
empresa realice su actividad en el otro Estado Contratante por
medio de un establecimiento permanente situado en l. Si la

488
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

empresa realiza o ha realizado su actividad de dicha manera, los


beneficios de la empresa pueden someterse a imposicin en el otro
Estado, pero slo en la medida en que puedan atribuirse a ese
establecimiento permanente.

2- Sujeto a lo previsto en el prrafo 3, cuando una empresa de un


Estado Contratante realice su actividad en el otro Estado Contra-
tante por medio de un establecimiento permanente situado en l, en
cada Estado Contratante se atribuirn a dicho establecimiento los
beneficios que ste hubiera podido obtener de ser una empresa
distinta y separada que realizase las mismas o similares actividades,
en las mismas o similares condiciones y tratase con total indepen-
dencia con la empresa de la que es establecimiento permanente.

3- Para la determinacin de los beneficios del establecimiento perma-


nente se permitir la deduccin de los gastos necesarios en que se
haya incurrido para la realizacin de los fines del establecimiento
permanente, comprendidos los gastos de direccin y generales de
administracin para los mismos fines, tanto si se efectan en el
Estado en que se encuentre el establecimiento permanente como en
otra parte.

4- Mientras sea usual en un Estado Contratante determinar los


beneficios imputables a un establecimiento permanente sobre la base
de un reparto de los beneficios totales de la empresa entre sus
diversas partes, lo establecido en el prrafo 2 no impedir que ese
Estado Contratante determine de esta manera los beneficios
imponibles; sin embargo, el mtodo de reparto adoptado habr de
ser tal que el resultado sea conforme a los principios contenidos en
este artculo.

5- No se atribuir ningn beneficio a un establecimiento permanente


por el mero hecho de que este compre bienes o mercancas para la
empresa.

6- A efectos de los prrafos anteriores, los beneficios imputables al


establecimiento permanente se calcularn cada ao por el mismo
mtodo, a no ser que existan motivos vlidos y suficientes para
proceder de otra forma.

489
RODNEY M ACIEL GUERREO

7- Cuando los beneficios comprendan rentas reguladas separadamente


en otros artculos de este Convenio, las disposiciones de aquellos no
quedarn afectadas por las de este artculo.

Artculo 8
Transporte Internacional

1- Los beneficios de una empresa de un Estado Contratante proce-


dentes de la explotacin de buques, aeronaves o vehculos de
transporte terrestre en trfico internacional slo pueden someterse a
imposicin en ese Estado.

2- Para los fines de este artculo:

a. el termino beneficios comprende los ingresos brutos que se


deriven directamente de la explotacin de buques, aeronaves o
de vehculos de transporte terrestre en trafico internacional;

b. la expresin explotacin de buques, aeronaves o de vehculos de


transporte terrestre por una empresa, comprende tambin:

i) el fletamento o arrendamiento de buques, aeronaves o de


vehculos su transporte terrestre, a casco desnudo;

ii) el arrendamiento de contenedores y equipo relacionado.

Siempre que dicho fletamento o arrendamiento sea accesorio a la


explotacin, por esa empresa, de buques, aeronaves o de vehculos de
transporte terrestre en trfico internacional.

3- Las disposiciones del prrafo 1 son tambin aplicables a los bene-


ficios procedentes de la participacin de un pool, en una empresa
mixta o en una agencia de explotacin internacional.

Artculo 9
Empresas Asociadas

1- Cuando:
a. una empresa de un Estado Contratante participe directa o
indirectamente en la direccin , el control o el capital de una
empresa del otro Estado Contratante; o

490
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

b. unas mismas personas participen directa o indirectamente en la


direccin, el control o el capital de una empresa de un Estado
Contratante y de una empresa del otro Estado Contratante.

Y en uno y otro caso las dos empresas estn, en sus relaciones


comerciales o financieras, unidas por condiciones aceptadas o impuestas
que difieran de las que serian acordadas por empresas independientes,
las rentas que habran sido obtenidas por una de las empresas de no
existir dichas condiciones, y que de hecho no se han realizado a causa de
las mismas, podrn incluirse en la renta de esa empresa y sometidas a
imposicin en consecuencia.

2- Cuando un Estado Contratante incluya en la renta de una empresa


de ese Estado, y someta, en consecuencia, a imposicin, la renta
sobre la cual la empresa del otro Estado, y someta, en consecuencia,
a imposicin de ese otro Estado, y la renta as incluida es renta que
habra sido realizada por la empresa del Estado mencionado en
primer lugar si las condiciones convenidas entre las dos empresas
hubieran sido las que se hubieren convenido entre empresa inde-
pendientes, ese otro Estado, si est de acuerdo que el ajuste efectua-
do por el Estado mencionado en primer lugar se justifica tanto en s
mismo como con respecto al monto, practicar el ajuste correspon-
diente de la cuanta del impuesto que ha percibido sobre esa renta.
Para determinar dicho ajuste se tendrn en cuenta las dems
disposiciones de este Convenio y las autoridades competentes de los
Estados Contratantes se consultarn en caso necesario.

Artculo 10
Dividendos

1- Los dividendos pagados por una sociedad residente de un Estado


Contratante a un residente del otro Estado Contratante pueden
someterse a imposicin en ese otro Estado.

2- Dichos dividendos pueden tambin someterse a imposicin en el


Estado Contratante en que resida la sociedad que pague los divi-
dendos y segn la legislacin de este Estado. Sin embargo, si el
beneficiario efectivo de los dividendos es un residente del otro
Estado Contratante, el impuesto as exigido no podr exceder del 10
por cierto del importe bruto de los dividendos.

491
RODNEY M ACIEL GUERREO

Las disposiciones de este prrafo no afectan la imposicin de la


sociedad respecto de los beneficios con cargo a los que se paguen los
dividendos.

Las disposiciones de este prrafo no limitarn la aplicacin del


impuesto adicional a pagar en Chile en la medida que el impuesto de
primera categora sea deducible contra el impuesto adicional.

3- El termino dividendos en el sentido de este articulo significa las


rentas de las acciones u otros derechos, excepto los de crdito, que
permitan participar en los beneficios, as como las rentas de los otros
derechos sujetos al mismo rgimen tributario que las rentas de las
acciones por la legislacin del Estado del que hace la distribucin sea
residente.

4- Las disposiciones de los prrafos 1 y 2 no son aplicables si el


beneficio efectivo de los dividendos residente la sociedad que paga
los dividendos, una actividad empresarial a travs de un estableci-
miento permanente situado all, o presta en ese otro Estado unos
servicios personales independientes por medio de una base fija
situada all, y la participacin que genera los dividendos est vincu-
lada efectivamente a dicho establecimiento permanente o base fija.
En tal caso, son aplicables la disposiciones del Artculo 7 o del
Artculo 14, segn proceda.

5- Cuando una sociedad residente de un Estado Contratante obtenga


beneficios o rentas procedentes del otro Estado Contratante, ese otro
Estado no podr exigir ningn impuesto sobre los dividendos
pagados por la sociedad, salvo en la medida en que esos dividendos
se paguen a un residente de ese otro Estado o la participacin que
genera los dividendos este vinculada efectivamente a un estableci-
miento permanente o a una base fija situados en ese otro Estado, ni
someter los beneficios no distribuidos de la sociedad a un impuesto
sobre los mismos, aunque los dividendos pagados o de los benefi-
cios no distribuidos consistan, total o parcialmente, en beneficios o
rentas procedentes de ese otro Estado.

6- Las disposiciones de ese artculo no se aplicarn si el propsito o uno


de los principales propsitos de cualquier persona vinculada con la

492
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

creacin o atribucin de las acciones u otros derechos en relacin con


los cuales los dividendos se pagan, fuera el sacar ventajas de este
artculo mediante tal creacin o atribucin.

Artculo 11
Intereses

1- Los intereses procedentes de un Estado Contratante y pagados a un


residente del otro Estado Contratante pueden someterse a impo-
sicin en ese otro Estado.

2- Sin embargo, dichos intereses pueden tambin someterse a impo-


sicin en el otro Estado Contratante del que procedan y segn la
legislacin de ese Estado, pero si el beneficiario efectivo es residente
del otro Estado Contratante, el impuesto as exigido no podr
exceder:

a. 10 por ciento del importe bruto de los intereses derivados de


prstamos otorgados por bancos y compaas de seguros,
regulados por la legislacin respectiva de cada pas.

b. 15 por ciento del importe bruto de los intereses en todos los


dems casos.

3- El trmino intereses, en el sentido de este artculo significa las


rentas de crditos de cualquier naturaleza, con o sin garanta hipote-
caria, y en particular, las rentas de valores pblicos y las rentas de
bonos y obligaciones, as como cualquiera otra renta que la legis-
lacin del Estado de donde procedan los intereses asimile a las
rentas de las cantidades dadas en prstamo. Sin embargo, el trmino
inters no incluye las rentas comprendidas en el Artculo 10.

4- Las disposiciones de los prrafos 1 y 2 no son aplicables si el bene-


ficiario efectivo de los intereses, residente de un Estado Contratante,
realiza en el otro Estado Contratante, del que proceden los intereses,
una actividad empresarial por medio de un establecimiento perma-
nente situado all, o presta unos servicios personales independientes
por medio de una base fija situada all, y el crdito que genera los
intereses est vinculado efectivamente a dicho establecimiento

493
RODNEY M ACIEL GUERREO

permanente o base fija. En tal caso, son aplicables las disposiciones


del Artculo 7 o del Artculo 14, segn proceda.

5- Los intereses se consideran procedentes de un Estado Contratante


cuando el deudor sea residente del Estado Contratante, tenga en un
Estado Contratante un establecimiento permanente o una base fija
en relacin con los cuales se haya contrado la deuda por la que se
pagan los intereses se considerarn procedentes del Estado
Contratante donde estn situados el establecimiento permanente o la
base fija.

6- Cuando en razn de las relaciones especiales existentes entre el


deudor y el beneficiario efectivo, o de las que uno y otro mantengan
con terceros, el importe de los intereses que se paguen exceda, por
cualquier motivo, el importe que hubieran convenido el deudor y el
acreedor en ausencia de tales relaciones, las disposiciones de este
artculo no se aplicarn ms que a este ltimo importe. En tal caso, la
cuanta en exceso podr someterse a imposicin de acuerdo con la
legislacin de cada Estado Contratante, teniendo en cuenta las
dems disposiciones de este Convenio.

7- Las disposiciones de este artculo no se aplicarn si el propsito o


uno de los principales propsitos de cualquier persona vinculada
con la creacin o atribucin del crdito en relacin al cual los
intereses se pagan, fuera el sacar ventajas de este artculo mediante
tal creacin o atribucin.

Artculo 12
Regalas

1- Las regalas procedentes de un Estado Contratante y pagadas a un


residente del otro Estado Contratante pueden someterse a imposicin
en ese otro Estado.

2- Sin embargo, estas regalas pueden tambin someterse a imposicin


en el Estado Contratante del que procedan y de acuerdo con la
legislacin de este Estado, pero si el beneficiario efectivo es residente
del otro Estado Contratante, el impuesto as exigido no puede
exceder de 15 por ciento del importe bruto de las regalas.

494
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

3- El trmino regalas empleado en este artculo significa las cantida-


des de cualquier clase pagadas por el uso o el derechos de autor
sobre obras literarias, artsticas o cientficas, incluidas las pelculas
cinematogrficas o pelculas, cintas y otros medios de reproduccin
de imagen y el sonido, las patentes, marcas, diseos o modelos, pla-
nos, frmulas o procedimientos secretos u otra propiedad intangible,
o por el uso o derecho al uso de equipos industriales, comerciales o
cientficos, o por informaciones relativas a experiencias industriales,
comerciales o cientficas.

4- Las disposiciones de los prrafos 1 y 2, no son aplicables si el


beneficiario efectivo de las regalas, residente de un Estado Contra-
tante, realiza en el Estado Contratante del que proceden las regalas
una actividad empresarial por medio de un establecimiento perma-
nente situado all, o presta servicios personales independientes por
medio de una base fija situada all, y el bien o el derecho por el que se
pagan las regalas estn vinculados efectivamente a dicho estable-
cimiento permanente o base fija. En tal caso son aplicables las dispo-
siciones del Artculo 7 o del artculo 14, segn proceda.

5- Las regalas se consideran procedentes de un Estado Contratante


cuando el deudor es un residente de ese Estado. Sin embargo, cuando
quien paga las regalas, sea o no residente de un Estado Contratante,
tenga en uno de los Estados Contratantes un establecimiento perma-
nente o una base en uno de los Estados Contratantes.

6- Cuando en razn de las relaciones especiales existentes entre el


deudor y el beneficiario efectivo, o de las que uno y otro mantengan
con terceros, el importe de las regalas que se paguen, exceda por
cualquier motivo del que habran convenido el deudor y el bene-
ficiario efectivo en ausencia de tales relaciones, las disposiciones de
este artculo no se aplicarn ms que a este ltimo importe. En tal
caso, la cuanta en exceso podr someterse a imposicin de acuerdo
con la legislacin de cada Estado Contratante, teniendo en cuenta las
dems disposiciones de este Convenio.

7- Las disposiciones de este artculo no se aplicarn si el propsito


principal o uno de los principales propsitos de cualquier persona
relacionada con la creacin o atribucin de derechos en relacin a los

495
RODNEY M ACIEL GUERREO

cuales las regalas se paguen, fuera el de sacar ventajas de este


artculo mediante tal creacin o atribucin.

Artculo 13
Ganancias de Capital

1- Las ganancias que un residente de un Estado Contratante obtenga


de la enajenacin de bienes inmuebles situados en el otro Estado
Contratante pueden someterse a imposicin en este ltimo Estado.

2- Las ganancias derivadas de la enajenacin de bienes muebles que


formen parte del activo de un establecimiento permanente que una
empresa de un Estado Contratante tenga en el otro Estado Con-
tratante, o de bienes muebles que pertenezcan a una base fija que un
residente de un Estado Contratante tenga en el otro Estado Contra-
tante para la prestacin de servicios personales independientes,
comprendidas las ganancias de la enajenacin de este estableci-
miento permanente (slo o con el conjunto de la empresa de la que
forme parte) o de esta base fija, pueden someterse a imposicin en
ese otro Estado.

3- Las ganancias derivadas de la enajenacin de buques, aeronaves o


de vehculos de transporte terrestre explotados en trfico interna-
cional, o de bienes muebles afectados a la explotacin de dichos
buques, aeronaves o vehculos de transporte terrestre, slo pueden
someterse a imposicin en el Estado Contratante donde resida el
enajenante.

4- Las ganancias que un residente de un Estado Contratante obtenga


por la enajenacin de ttulos u otros derechos representativos del
capital de una sociedad situados en el otro Estado Contratante
pueden someterse a imposicin en ese otro Estado.

5- Las ganancias derivadas de la enajenacin de cualquier otro bien


distinto de los mencionados en los prrafos precedentes de este
artculo slo pueden someterse a imposicin en el Estado
Contratante en que resida el enajenante.

496
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

Artculo 14
Servicios Personales Independientes

1- Las rentas que una persona fsica o natural residente de un Estado


Contratante obtenga por la prestacin de servicios profesionales u
otras actividades de carcter independiente slo pueden someterse a
imposicin en este Estado Contratante. Sin embargo, esas rentas
pueden tambin ser sometidas a imposicin en el otro Estado
Contratante:

a. cuando dicha persona tenga en el otro Estado Contratante una


base fija de la que disponga regularmente para el desempeo de
sus actividades; en tal caso, slo puede someterse a imposicin
en este otro Estado la parte de las rentas que sean atribuibles a
dichas base fija;

b. cuando dicha persona permanezca en el otro Estado Contratante


por un periodo o periodos que en total suman o excedan 183
das, dentro de un periodo cualquiera de doce meses; en tal caso,
slo pueden someterse a imposicin en este otro Estado la parte
de la renta obtenida de las actividades desempeadas por l en
este otro Estado.

2- La expresin servicios profesionales comprende especialmente las


actividades independientes de carcter cientfico, literario, artstico,
educativo o pedaggico, as como las actividades independientes de
mdicos, abogados, ingenieros, arquitectos, odontlogos y conta-
dores.

Artculo 15
Servicios Personales Dependientes

1- Sin perjuicio de lo dispuesto en los Artculos 16, 18 y 19, los sueldos,


salario y otras remuneraciones obtenidas por un residente de un
Estado Contratante por razn de un empleo slo pueden someterse
a imposicin en ese Estado, a no ser que el empleo se realice en el
otro Estado Contratante.
Si el empleo se realiza de esa forma, las remuneraciones derivadas
del mismo pueden someterse a imposicin en ese otro Estado.

497
RODNEY M ACIEL GUERREO

2- No obstante las disposiciones del prrafo 1, las remuneraciones


obtenidas por un residente de un Estado Contratante en razn de un
empleo realizado en el otro Estado Contratante se gravan exclusi-
vamente en el primer Estado si:

a. el perceptor permanente en el otro Estado durante un periodo o


periodos cuya duracin no exceda en conjunto de 183 das en
cualquier periodo de doce meses que comience o termine en el
ao tributario considerado;

b. las remuneraciones se pagan por, o en nombre de una persona


empleadora que no sea residente del otro Estado;

c. las remuneraciones no se imputen a un establecimiento perma-


nente o una base fija que una persona empleadora tenga en el
otro Estado.

3- No obstante las disposiciones precedentes de este artculo, las remu-


neraciones obtenidas por un residente de un Estado Contratante por
razn de un empleo realizado a bordo de un buque, aeronave o
vehculo de transporte terrestre explotado en trfico internacional
slo podrn someterse a imposicin en ese Estado.

Artculo 16
Participacin de Directores

Los honorarios de directores y otros pagos similares que un resi-


dente de un Estado Contratante obtenga como miembro de un directorio
o de un rgano similar de una sociedad residente del otro Estado Con-
tratante pueden someterse a imposicin en ese otro Estado.

Artculo 17
Artistas y Deportistas

1- No obstante lo dispuesto en los Artculo 14 y 15, las rentas que un


residente de un Estado Contratante obtenga del ejercicio de sus
actividades personales en el otro Estado Contratante en calidad de
artista del espectculo, tal como de teatro, cine, radio, o televisin, o
msico, o como deportista, pueden someterse a imposicin en ese

498
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

otro Estado. Las rentas a que se refiere este prrafo incluyen las
rentas que dicho residente obtenga de cualquier actividad personal
ejercida en el otro Estado Contratante relacionada con su renombre
como artista del espectculo o deportista.

2- No obstante lo dispuesto en los Artculos 7, 14 y 15, cuando las


partes derivadas de las actividades personales de los artistas del
espectculo o de los deportistas, en ese calidad, se atribuyen no al
propio artista del espectculo o deportista sino a otra persona,
dichas rentas pueden someterse a imposicin en el Estado Con-
tratante en que se realicen las actividades del artista del espectculo
o el deportista.

Artculo 18
Pensiones

1- Las pensiones procedentes de un Estado Contratante y pagadas a un


residente del otro Estado Contratante pueden someterse a imposi-
cin en el Estado mencionado en primer lugar, pero el impuesto as
exigido no podr exceder del 15 por ciento del importe bruto de las
pensiones.

2- Los alimentos y otros pagos de manutencin efectuados a un resi-


dente de un Estado Contratante slo sern sometidos a imposicin
en ese Estado si fueren deducibles para el pagador.

Artculo 19
Funciones Pblicas

1- a. Los sueldos, salarios y otras remuneraciones, excluidas las


pensiones, pagados por un Estado Contratante o por una de sus
subdivisiones polticas o autoridades locales a una persona fsica o
natural por razn de servicios prestados a ese Estado o a esa
subdivisin o autoridad, slo pueden someterse a imposicin en ese
Estado;

b. Sin embargo, dicho sueldos, salarios y otras remuneraciones slo


pueden someterse a imposicin en el otro Estado Contratante si los
servicios se prestan en ese Estado y la persona fsica o natural es un
residente de ese Estado que:

499
RODNEY M ACIEL GUERREO

(i) es nacional de ese Estado; o


(ii) no ha adquirido la condicin de residente de ese Estado
solamente para prestar los servicios.

2- Lo dispuesto en los Artculo 15, 16 y 17 se aplica a los sueldos,


salarios y otras remuneraciones pagadas por razn de servicios
prestados en el marco de una actividad empresarial realizada por un
Estado Contratante o por una de sus subdivisiones polticas o
autoridades locales.

Artculo 20
Estudiantes

Las cantidades que reciba para cubrir sus gastos de manutencin,


estudios o formacin prcticas un estudiante, aprendiz o una persona en
prctica que sea, o haya sido inmediatamente antes de llegar a un Estado
Contratante, residente del otro Estado Contratante y que se encuentre en
el Estado Contratante mencionado en primer lugar con el nico fin de
proseguir sus estudios o formacin prctica, no pueden someterse a
imposicin en ese Estado siempre que procedan a fuentes situadas fuera
de ese Estado.

Artculo 21
Otras Rentas

Las rentas de un residente de un Estado Contratante no mencio-


nadas en los artculos anteriores de este Convenio y que provengan del
otro Estado Contratante, tambin pueden someterse a imposicin en ese
Estado Contratante.

CAPTULO IV
IMPOSICIN DEL PATRIMONIO

Artculo 22
Patrimonio

1- El patrimonio constituido por bienes inmuebles, que posee un resi-


dente de un Estado Contratante y que est situado en el otro Estado
Contratante, puede someterse a imposicin en ese otro Estado.

500
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

2- El patrimonio constituido por bienes muebles, que formen parte del


activo de un establecimiento permanente que una empresa de un
Estado Contratante tenga en el otro Estado Contratante, o por bienes
muebles que pertenezcan a una base fija que un residente de un
Estado Contratante disponga en el otro Estado Contratante para la
prestacin de servicios personales independientes, pueden someter-
se a imposicin en ese otro Estado.

3- El patrimonio constituido por buques, aeronaves o vehculos de


transporte terrestre explotados en el trfico internacional y por
bienes muebles afectados a la explotacin de tales buques, aeronaves
o vehculos de transporte terrestre, slo puede someterse a imposi-
cin en el Estado Contratante del cual la empresa que explota esos
buques, aeronaves o vehculos de transporte terrestre es residente.

4- Todos los dems elementos del patrimonio de un residente de un


Estado Contratante slo pueden someterse a imposicin en ese
Estado.

CAPTULO V
METODOS PARA ELIMINAR LA DOBLE IMPOSICIN

Artculo 23
Eliminacin de la Doble Imposicin

1. En Chile, la doble imposicin se evitar de la manera siguiente:

a. los residentes en Chile que obtengan rentas que, de acuerdo con


las disposiciones de este Convenio, puedan someterse a imposi-
cin en Paraguay, podrn acreditar contra los impuestos chilenos
correspondientes a esas rentas los impuestos pagados en Para-
guay, de acuerdo con las disposiciones aplicables de la legisla-
cin chileno. Este prrafo se aplicar a todas las rentas tratadas
en este Convenio.

b. los residentes en Chile que poseen patrimonio, que de acuerdo a


las disposiciones de este Convenio pueden someterse a imposi-
cin en Paraguay, podrn acreditar los impuestos pagados en
Paraguay contra el impuesto chileno (si fuere aplicable) corres-
pondiente a ese mismo patrimonio.

501
RODNEY M ACIEL GUERREO

2. En Paraguay, la doble imposicin se eliminar de la manera


siguiente:

a. los residentes en Paraguay que obtengan rentas que, de acuerdo


con las disposiciones de este Convenio, puedan someterse a
imposicin en Chile, podrn acreditar contra los impuestos para-
guayos correspondientes a esas rentas los impuestos pagados en
Chile, de acuerdo con las disposiciones aplicables de la legisla-
cin paraguaya. Este prrafo se aplicar a todas las rentas
tratadas en este Convenio;

b. los residentes en Paraguay que poseen patrimonio, que de


acuerdo a las disposiciones de este Convenio puede someterse a
imposicin en Chile, podrn acreditar los impuestos pagados en
Chile contra el impuesto paraguayo (si fuere aplicable) corres-
pondiente a ese mismo patrimonio.

3. Cuando de conformidad con cualquier disposicin de este Con-


venio, las rentas obtenidas por un residente de un Estado Con-
tratante o el patrimonio que ste posea estn exentos de imposicin
en ese Estado, ese Estado podr sin embargo, tener en cuenta las
rentas o el patrimonio exentos a efectos de calcular el importe del
impuesto sobre las dems rentas o el patrimonio de dicho residente.

CAPTULO VI
DISPOSICIONES ESPECIALES

Artculo 24
No discriminacin

1- Los nacionales de un Estado Contratante no sern sometidos en el


otro Estado Contratante a ninguna imposicin u obligacin relativa
a la misma que no se exija o que sea ms gravosa que aquellas a las
que estn o puedan estar sometidos los nacionales de ese otro Estado
que se encuentren en las mismas condiciones, en particular con
respecto a la residencia.

2- Los establecimientos permanentes que una empresa de un Estado


Contratante tenga en el otro Estado Contratante no sern sometidos

502
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

en ese Estado a un imposicin menos favorables que las empresas de


ese otro Estado que realicen las mismas actividades.

3- Nada de lo establecido en este artculo podr interpretarse en el


sentido de obligar a un Estado Contratante a conceder a los residen-
tes del otro Estado Contratante las deducciones personales, desgra-
vaciones y reducciones impositivas que otorgue a sus propios resi-
dentes en consideracin a su estado civil o cargas familiares.

4- Las sociedades que sean residentes de un Estado Contratante y cuyo


capital est, total o parcialmente, detentado o controlado, directa o
indirectamente, por uno o varios residentes del otro Estado Contra-
tante no estarn sometidas en el primer Estado a ninguna imposi-
cin obligacin relativa a la misma que no se exija o sea ms gravo-
sa que aqullas a las que estn o puedan estar sometidas las socie-
dades similares residentes del primer Estado cuyo capital est, total
o parcialmente, detentado o controlado, directa o indirectamente,
por uno o varios residentes de un tercer Estado.

5- En este artculo, el trmino imposicin se refiere a los impuestos


que son objeto de este Convenio.

Artculo 25
Procedimiento de Acuerdo Mutuo

1- Cuando una persona considere que las medidas adoptadas por uno
o por ambos Estado Contratantes implican o pueden implicar para
ella una, imposicin que no est conforme con las disposiciones de
este Convenio, con independencia de los recursos previstos por el
derecho interno de esos Estados, podrn someter su caso a la
autoridad competente del Estado Contratante del que sea residente
o, si fuera aplicable el prrafo 1 del Artculo 24, a la del Estado
Contratante del que sea nacional. El caso deber plantearse dentro
de los tres aos siguientes a la primera notificacin de la medida que
implique una imposicin no conforme a las disposiciones del
Convenio.

2- Las autoridad competente, si la reclamacin le parece fundada y si


puede por s misma encontrar una solucin satisfactoria, har lo

503
RODNEY M ACIEL GUERREO

posible por resolver la cuestin mediante un procedimiento de


acuerdo mutuo con la autoridad competente del otro Estado Con-
tratante, a fin de evitar una imposicin que no se ajuste a este
Convenio.

3- Las autoridades competentes de los Estado Contratantes harn lo


posible por resolver las dificultades o las dudas que plantee la
interpretacin o aplicacin del Convenio mediante un procedi-
miento de acuerdo mutuo.

4- Las autoridades competentes de los Estados Contratantes podrn


comunicarse directamente a fin de llegar a un acuerdo en el sentido
de los prrafos anteriores.

5- Si surge una dificultad o duda acerca de la interpretacin o


aplicacin de este Convenio, que no pueda ser resuelta por las auto-
ridades competentes de los estados Contratante, el caso podr, si las
autoridades competentes lo acuerdan, ser sometido a arbitraje. El
procedimiento ser acordado entre los Estado Contratantes por
medio de notas que sern intercambiadas a travs de los canales
diplomticos.

Artculo 26
Intercambio de Informacin.

1- Las autoridades competentes de los Estados Contratante intercam-


biarn las informaciones necesarias para aplicar lo dispuesto en este
Convenio, o en el derecho interno de los Estados Contratantes rela-
tivo a los impuestos comprendidos en el Convenio en la medida en
que la imposicin prevista en el mismo no sea contraria al Convenio,
la que podr ser utilizada para determinar el impuesto al valor
agregado. El intercambio de informacin no se ver limitado por
Artculo 1. Las informaciones recibidas por un Estado Contratante
sern mantenidas en secreto en igual forma que las informaciones
recibidas por un Estado Contratante sern mantenidas en secreto en
igual forma que las informaciones obtenidas sobre la base del
derecho interno de ese Estado y slo se comunicarn a las personas
o autoridades (incluidos los tribunales y rganos administrativos)
encargadas de la gestin o recaudacin de los impuestos

504
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

establecidos por ese Estado, de los procedimientos declarativos o


ejecutivos relativos a dichos impuestos, o de la resolucin de los
recursos relativos a los mismos. Dichas personas o autoridades slo
utilizarn estas informaciones para estos fines. Podrn revelar la
informacin en las audiencias pblicas de los tribunales o en las
sentenciad judiciales.

2- En ningn caso las disposiciones del prrafo 1 podrn interpretarse


en el sentido de obligar a un Estado Contratante a:

a. adoptar medidas administrativas, contrarias a su legislacin o


prctica administrativa, o a las del otro Estado Contratante;

b. suministrar informacin que no se pueda obtener sobre la base


de un propia legislacin o en el ejercicio de su prctica adminis-
trativa normal, o de las del otro Estado Contratante;

c. suministrar informacin que revele secretos comerciales, indus-


triales o profesionales, procedimientos comerciales o informa-
ciones cuya comunicacin sea contraria al orden pblico (ordre
public)

3- Cuando la informacin sea solicitada por un Estado Contratante de


conformidad con ese artculo, el otro Estado Contratante obtendr la
informacin a que se refiere la solicitud den la misma forma como si
se tratara de su propia imposicin, sin importar el hecho de que este
otro Estado, en ese momento, no requiera de tal informacin.

Artculo 27
Miembros de Misiones Diplomticas y
de Oficinas Consulares

Las disposiciones de este Convenio no afectarn a los privilegios


fiscales de que disfruten los miembros de las misiones diplomticas o de
las representaciones consulares de acuerdo con los privilegios generales
del derecho internacional o en virtud de las disposiciones de acuerdos
especiales.

505
RODNEY M ACIEL GUERREO

Artculos 28
Disposiciones Miscelneas

1- Nada en este Convenio podr evitar la aplicacin del derecho


interno de alguno de los Estados Contratantes en relacin a la
tributacin de rentas, beneficios, dividendos, ganancias o remesas de
instituciones de inversin, o de fondos de cualquier tipo incluyendo
los fondos de inversin y de pensiones o sus participantes, que sean
residentes del otro Estado Contratante, siempre que dicha renta no
someta a imposicin de conformidad con las disposiciones de este
Convenio.

2- Para los fines del prrafo 3 del Artculo XXII (Consulta) del Acuerdo
General sobre Comercio de Servicios, los Estados Contratantes
acuerdan que, sin perjuicio de ese prrafo, cualquier disputa entre
ellos respecto de s una medida del mbito de este Convenio, puede
ser llevada ante el Consejo de Comercio de Servicio conforme a lo
estipulado en dicho prrafo, pero slo con el consentimiento de
ambos Estados Contratantes. Cualquier duda sobre la interpretacin
de este prrafo ser resuelta conforme el prrafo 3 del Artculo 25 o,
en su caso de no llegar a acuerdo con arreglo a este procedimiento,
conforme a cualquier otro procedimiento acordado por ambos
Estados Contratantes.

3- Nada en este Convenio afectar la aplicacin de las actuales dispo-


siciones del D.L. 600 (Estatuto de la Inversin Extranjera) de la
legislacin chilena, conforme estn en vigor a la fecha de la firma de
este Convenio y an cuando fueren eventualmente modificadas sin
alterar su principio general.

4- Considerando que el objetivo principal de este Convenio es evitar la


doble imposicin internacional, los Estados Contratantes acuerdan
que en el evento de que:

a. las disposiciones del convenio sean usadas de forma tal que


otorguen beneficios no contemplado ni pretendidos por ; o

b. si algunos de los Estado Contratantes modifica sustancialmente


su sistema impositivo afectando significativamente las disposi-
ciones del convenio, las autoridades competentes de los Estado

506
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

Contratantes debern, en conformidad al procedimiento de


acuerdo mutuo del artculo 25, recomendar modificaciones espe-
cficas al convenio para restablecer el equilibrio de los beneficios
del mismo. Los Estados Contratantes adems acuerdan que cual-
quiera de dichas recomendaciones ser considera y discutida de
manera expedita con miras a modificar el convenio en la medida
en que sean necesario.

5- Nada en este convenio afectar la imposicin en Chile de un


residente en Paraguay, en relacin a los beneficios atribuibles a un
Establecimiento Permanente situado en Chile, tanto bajo el impuesto
de primera categora como el impuesto adicional, siempre que el
impuesto de primera categora sea deducible contra el impuesto
adicional.

CAPTULO VII
DISPOSICIONES FINALES

Artculo 29
Entrada en vigor

1- Cada uno de los Estado Contratante notificar al otro, a travs de los


canales diplomticos, el cumplimiento del procedimiento exigidos
por su legislacin para la entrada en vigor de este convenio. Este
convenio estar en rigor en la fecha de recepcin de la ltima
notificacin.

2- Las disposiciones del convenio se aplicarn:


a. en Chile, con respecto a los impuestos sobre las rentas que se
obtengan y a las cantidades que se paguen, abonen en cuenta, se
pongan a disposicin o se contabilicen como gastos, a partir del
primer da del mes de enero del ao calendario inmediatamente
siguiente a aquel en que el convenio entre en vigor;

b. en Paraguay, con respecto a los impuestos sobre las rentas que se


obtengan y a las cantidades que se paguen abonen en cuenta, se
pongan a disposicin o se contabilicen como gastos, a partir del
primer da del mes de enero del ao calendario inmediatamente
siguiente a aquel en que el convenio entre en vigor;

507
RODNEY M ACIEL GUERREO

3- El Convenio entre la Repblica del Paraguay y la Repblica de Chile


para evitar la doble tributacin en relacin con el transporte
internacional areo y terrestre, concluido en Santiago de Chile el 20
de octubre de 1992, dejar de surtir efecto a partir de la fecha de la
cual el presente Convenio entra en vigor respecto a los impuestos a
los que se aplican, de acuerdo con este artculo.

Artculo 30
Denuncia.

1- Esta Convenio permanecer en vigor indefinidamente, pero cual-


quier de los Estado Contratantes podr, a ms tardar el 30 de junio
de cada ao calendario posterior a aqul en que el Convenio entre en
vigor, dar al otro Estado Contratante un aviso de trmino por
escrito, a travs de la va diplomtica.

2- Las disposiciones del Convenio dejarn de surtir efecto:


a. en Chile, con respecto a los impuestos sobre las rentas que se
obtengan y a las cantidades que se paguen, abonen en cuenta, se
pongan a disposicin o se contabilicen como gastos, a partir del
primer da del mes de enero del ao calendario inmediatamente
siguiente a aquel en que el convenio entre en vigor;
b. en Paraguay, con respecto a los impuestos sobre las rentas que se
obtengan y a las cantidades que se paguen abonen en cuenta, se
pongan a disposicin o se contabilicen como gastos, a partir del
primer da del mes de enero del ao calendario inmediatamente
siguiente a aquel en que el convenio entre en vigor;

EN FE DE LO CUAL, los signatarios, debidamente autorizados al


efecto, han firmado este Convenio.

HECHO en Santiago de Chile, a los treinta das del mes de agosto


del ao dos mil cinco, en duplicado, siendo ambos textos igualmente
autnticos.

POR LA REPBLICA DEL PARAGUAY: Leila Rachid, Ministra de


Relaciones Exteriores.

POR LA REPBLICA DE CHILE: Ignacio Walker, Ministro de Rela-


ciones Exteriores.

508
TRATADOS INTERNACIONALES PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIN

PROTOCOLO DEL CONVENIO ENTRE LA REPBLICA DEL


PARAGUAY Y LA REPUBLICA DE CHILE PARA EVITAR LA DOBLE
IMPOSICIN Y PARA PREVENIR LA EVACIN FISCAL EN
RELACIN AL IMPUESTO A LA RENTA Y AL PATRIMONIO.

Al momento de la firma del Convenio entre la Repblica del


Paraguay y la Repblica de Chile para evitar la doble imposicin y para
prevenir la evasin fiscal en relacin a los impuestos a la renta y al
patrimonio, los Signatarios han Convenido las siguientes disposiciones
que forman parte integrante del presente Convenio.

Ad artculo 4

1- En el caso de Paraguay, el trmino residente incluye a cualquier


persona natural de Paraguay que esta efectivamente sujeta a
impuestos de acuerdo al sistema de imposicin vigente en este pas.
El trmino residente tambin incluye a cualquier sociedad cuya
actividad principalmente se desarrolla en Paraguay, que es residente
de Paraguay y que est efectivamente sujeta a impuestos de acuerdo
al sistema de imposicin vigente en este pas.

2- Un Estado Contratante conserva el derecho de someter a imposicin,


de conformidad con su legislacin, las rentas procedentes de este
Estado y obtenidas por un residente del otro Estado Contratante,
cuya imposicin se atribuye por el Convenio a este ltimo Estado,
pero que no estn efectivamente sometidas a imposicin por la
legislacin de este ltimo Estado.

Ad artculo 5, prrafo 2, literal a)

Se entiende que la expresin sedes de direccin incluye al lugar de


gestin prctica cotidiana, con independencia de donde se ejerza el
control superior.

Ad artculos 11 y 12

Si Paraguay o Chile, concluyen despus de la entrada de vigencia de


este Convenio, un acuerdo o convenio con un tercer Estado, por el que
acuerdan una tasa de impuesto sobre intereses o regalas que sea menor a

509
RODNEY M ACIEL GUERREO

la dispuesta en este Convenio, la menor tasa se aplicar para los


propsitos del prrafo 2 de los artculos 11 o 12 en forma automtica, a
los efectos de este Convenio y en los trminos sealados en el acuerdo o
convenio con ese tercer Estado. Esa menor tasa no podr, en ningn
caso ser inferior a la tasa mayor entre la tasa menor suscripta por Chile y
la tasa menor por el Paraguay con terceros Estados.

Para los efectos de esta disposicin, se entiende que Paraguay o


Chile concluye un acuerdo o convenio con un tercer Estado cuando dicho
acuerdo o convenio ha enterado den vigencia. La autoridad competente
respectiva comunicar, sin demora, a la otra autoridad competente de
cualquier tasa menor.

510
Derecho de
Propiedad Intelectual
AB. JUAN CARLOS LARREA VALENCIA

512
VALORACIN DE LAS MARCAS FARMACUTICAS

Bioq. Ketty Vliz

RESUMEN:
El trabajo aborda la importancia de los activos intangibles y
concretamente el de las marcas de fbrica y dentro de esta perspectiva
particular, analiza la problemtica de las marcas farmacuticas

PALABRAS CLAVE:
MARCA - VALORACIN, REA DEL DERECHO, PROPIEDAD
INTELECTUAL, DERECHO INDUSTRIAL

NDICE

1. Introduccin.- 2. Las Marcas Como Activos Intangibles.-


3. Capital Intelectual.- 4. Importancia de Valorar el Capital
Intelectual y sus Intangibles.- 5. Metodologa de Valoracin
del Capital Intelectual y sus Activos Intangibles.- 6. Marcas
Farmacuticas.- 7. Conclusiones Generales.- 8.Bibliografa.

1. Introduccin:
Si una empresa vale lo que es capaz de generar para sus
propietarios, un activo, sea tangible o intangible, vale lo que es capaz
de generar para la empresa.1

Cuando se necesita valorar una empresa, muchos empresarios


comienzan haciendo un inventario mental de los activos que tienen: una
planta de tantos metros cuadrados, la maquinaria, la tecnologa, unas
oficinas modernas y renovadas, las instalaciones que costaron tantoEn
un momento dado, sin embargo, llegan invariablemente a otro tipo de

1
http://www.popapps.net/noticias/texto_evalora.mv?newsletter16+formulario

513
BIOQ. KETTY VLIZ

activos, a los que en ocasiones no saben bien cmo clasificar: know-how,


reconocimiento de la marca farmacutica en el mercado, las formula-
ciones, la investigacin y desarrollo de sus principios activos, la relacin
personal con los clientes, etc. El concepto de valoracin de los activos
tangibles est claro, pero y los denominados intangibles?

Sin embargo, si bien hay algunos activos no fsicos de una empresa


que no se deben nunca valorar aparte, puesto que no se van a poder
transferir como tales (knowhow, calidad de la direccin de la empresa,
etc.), s existen otros que, en un momento dado, convendra valorar de
forma independiente. Nos referimos, en general, al producto de I&D
(Investigacin y Desarrollo) de la empresa, que puede ser desde un
proceso innovador y patentado hasta un software que puede aprovechar
otra empresa, pasando por la propia marca del producto.

Las razones de la valoracin pueden ir desde querer vender dicho


activo intangible a un tercero, hasta querer saber cmo se ha revalorizado
en el transcurso del tiempo aquella inversin que hizo el empresario en el
desarrollo de dicho activo. En cualquier caso, se vayan o no a valorar
aparte, en cualquier ejercicio de valoracin de la empresa ser importante
conocer que dichos activos existen y cules son sus perspectivas de
aportacin de valor aadido a la empresa.

2. Las Marcas Como Activos Intangibles

Las marcas tienen un valor econmico incuestionable por lo que


son factores que cada vez adquieren ms fuerza como elementos de nego-
ciacin. La controversia prevalece en cuanto a la manera de calcular el
valor y al mtodo de aplicacin en los sistemas contables de la organi-
zacin. Hemos visto en los ltimos aos que numerosas compaas de
Estados Unidos, Australia, y Gran Bretaa han optado por incluir en sus
balances la valoracin de marcas en calidad de activos intangibles. El
objeto ha sido fortalecer los estados financieros, primordialmente cuando
se presentan batallas por una adquisicin, lo cual refleja que para muchas
organizaciones las marcas representan los activos intangibles ms valio-
sos que adquieren relevancia ante la inminencia de traspaso de acciones.2

2
CSPEDES (Marcia) Cmo valorar las marcas de sus productos?
www.camarasantiago.com/infocamara/n35a6/como_valorar_las_marcas_de_sus. htm

514
VALORACIN DE LAS MARCAS FARMACUTICAS

Ahora bien, desde hace algunos aos, como consecuencia de la


mayor competitividad existente, producto de la globalizacin de las
transacciones comerciales, las marcas con las que las compaas designan
a sus productos o servicios han adquirido un papel protagnico en el
mercado, puesto que al haber aumentado considerablemente la compe-
tencia, hoy ms que nunca la marca se presenta ante los ojos de consu-
midores y usuarios, como el signo identificatorio, que lo diferencia de la
competencia. Ante esta nueva realidad, las distintas empresas comenza-
ron a ver a sus marcas como bienes muy preciados, lo que trajo aparejado
no slo que se las considerara contablemente, sino adems de que se
procediera a realizar grandes inversiones para que aqullas adquirieran
el mayor prestigio posible con el consiguiente aumento de su valor.3

No debemos dejar de lado que el proceso de crear y posesionar en el


mercado, hoy da cada vez ms globalizado, una marca, no es un trabajo
sencillo; implica una gran dedicacin unida a un trabajo continuo
dedicado y que depende de inversiones millonarias en publicidad que va
desde la escrita hasta la radial y televisiva, pasando por una gran
diversidad de tcnicas y estrategias para lograr posesionarla. Pero esta es
la diferencia marcada entre los dems productos y las marcas farma-
cuticas, las marcas farmacuticas no pueden tener este tipo de publi-
cidad, por varias razones:

La primera es por la parte Legal. Las diferentes Leyes Ecuatorianas


o extranjeras prohben la publicidad de las drogas en medios
publicitarios, como es la prensa escrita, radial o televisiva. Solo las
drogas consideras OTC, pueden tener este tipo de publicidad, debi-
do a que no necesitan la prescripcin mdica respectiva.
La segunda seguridad del paciente. La segunda razn es la ms
contundente, no se debe influenciar al paciente a automedicarse, los
riesgos son muy altos de alterar su cuadro patolgico que puede
terminar en su muerte

Este activo intangible que es la marca farmacutica, genera a su vez


otros activos intangibles de la propiedad intelectual como lo son las
licencias y las franquicias. Tanto las licencias como las franquicias,
generan otras alternativas de comercializacin que constituyen la razn

3
ETCHEVERRY (Marisa). El valor de las marcas. Etcheverry. com/value_esp.htm

515
BIOQ. KETTY VLIZ

fundamental de desarrollo econmico de la marca como activo intangible


que es, pues produce altos ingresos como consecuencia de las royalties
que hacen cada vez ms indispensable determinar el valor real de la
marca y en general de los activos intangibles de la propiedad intelectual.

En la actualidad ya nadie duda que la lucha en el campo del


marketing se centra en la competicin y la batalla por el dominio real del
mercado a travs del posicionamiento de las marcas en los primeros
puestos. En el futuro se augura una intensificacin de esta lucha por lo
que se espera que las compaas e inversiones reconocern a la marca
como el activo ms valioso de la empresa. Siendo ello as, ya no basta con
obtener una debida proteccin de las marcas, sino que adems se necesita
conocer su verdadero valor.

De este modo, las compaas farmacuticas podrn, conocer el valor


real de la empresa; establecer los niveles de licencias o franquicias;
utilizar sus marcas como garanta de financiamiento y para cualquier otra
operacin relacionada con su actividad comercial. Asimismo, estarn en
condiciones de conocer en forma acabada sobre la conveniencia o no de
realizar las inversiones que seran necesarias para incrementar el valor de
las marcas, puesto que del desarrollo que se logre de ellas depender que
sus propietarios consigan instalarse en el mercado con una presencia
privilegiada y, lo que es tal vez ms difcil, mantenerse en ese nivel.4

Las marcas farmacuticas dentro de los activos intangibles ha


generado la existencia de un sin nmero de registros marcarios a nivel
internacional. La razn consiste en la proteccin legal de esos activos co-
mo medio de evitar la piratera y establecer las acciones civiles y en algu-
nos pases tambin penales para aquellos que no observan el cumpli-
miento de la propiedad intelectual. En nuestro pas se ampara por la ley
de propiedad Intelectual, su reglamento y adems la decisin 486 de la
Comunidad Andina.

El comercio tiende a ser generalmente mucho ms dinmico y


expedito que las leyes y que los procesos legales. La franquicia ha sido en
la ltima dcada el modelo de crecimiento econmico por excelencia en
los pases latinoamericanos y, en especial en Venezuela, se han visto

4
ETCHEVERRY (Marisa), op. cit.

516
VALORACIN DE LAS MARCAS FARMACUTICAS

invadidos de un sinnmero de franquicias que en la mayora de los casos


no cuentan con la proteccin legal adecuada.

Valorar una marca farmacutica no es slo una necesidad de su


propietario, sino tambin de aquel que va a adquirirla de una u otra
forma, as como a analizar el negocio desde el punto de vista del consu-
midor; a respaldar los intereses de la empresa en activos intangibles,
alrededor del cual giran los mayores intereses de los accionistas, y a
cuantificar el valor del activo ms seguro que tenga la empresa.5

Las marcas farmacuticas no poseen una vida econmicamente esta-


ble, duradera y predecible por eternidad. Por el contrario encontramos
que las marcas varan en el tiempo y requieren ser mantenidas. Es claro
que hasta las mejores y ms reconocidas marcas comerciales deben estar
continuamente en mantenimiento, por ejemplo la ASPIRINA, necesita
seguir vigente por medio de publicidad. Esto requiere continuas inver-
siones de trabajo y capital.

Adems, las marcas farmacuticas, ocurre que, hoy puede que una
droga sea la primera vendida mundialmente, pero; en pocos das se
descubre otra droga, que no presenta efectos secundarios muy nocivos,
que es ms efectiva en el tratamiento. Y la primera cae, del mercado
porque la segunda le super totalmente.

Las marcas farmacuticas pueden morir con un producto si estn tan


identificadas con l, que no puedan ser desplegadas de nuevo. Es claro,
por ello, que no son, por su naturaleza, eternas. Las marcas farmacuticas
cambian. Nuestra percepcin es que muy pocas marcas farmacuticas
han existido sin cambios por mucho tiempo, aunque si existen.

Al invertir en publicidad en una marca, se est generando un nuevo


intangible de la propiedad intelectual que es la imagen de marca
farmacutica. Esta tendr ms valor en la medida en que est posesio-
nada en un mercado (mdico, farmacia, paciente), la marca farmacutica
debe mantener sus atributos positivos, estos lugares de expendios auto-
rizados nicamente son las Farmacias.

5
JONSON (John) y otros. Cunto vale el valor.
http//www.producto.com/ve/productos/obtencin.

517
BIOQ. KETTY VLIZ

La marca farmacutica como tal tendr larga vida como bien


intangible en la medida en la que sta mantenga sus cualidades que son
seguridad y eficacia y a los retos de la competencia. Cada valor de
imagen de marca farmacutica depender del presupuesto invertido en
mercadeo y publicidad para su nacimiento, y posicionamiento en la
mente del mdico prescritor y la aceptacin fisiolgica del paciente. Entre
mayor sea el grado de aceptacin de una marca farmacutica mayor
puede ser las ventas obtenidas y mayor ser el valor de imagen de marca
farmacutica como bien intangible, pero respaldado por buenas proyec-
ciones de ventas si se administra y usa esa marca farmacutica de la
forma ms conveniente en trminos de mercado.

Un nuevo concepto de publicidad de las Marcas Farmacuticas, es


presentar un cambio de paradigmas en la forma de publicitarse generan-
do nuevos activos intangibles en s mismos como lo es la publicidad,
calidad, la seguridad y eficacia, pero que constituyen adems un plus-
valor para otros activos intangibles de la propiedad intelectual como lo es
la marca propiamente dicha as como su utilizacin tanto dentro como
fuera del pas, por medio de franquicias y el pago de royalties.

Sin embargo crear una marca farmacutica y posicionarla en el


mercado no es tarea fcil. En efecto, ante la infinidad de variedad de
productos que se ofrecen en el mercado los que se incrementan da a da
en forma considerable, las inversiones que suponen la creacin y el
desarrollo de una marca farmacutica para designar un producto o
servicio que se quiera ofrecer, es cada da ms costosa. Si, adems, se
pretende un liderazgo de ese producto o servicio en el mercado las sumas
que las empresas deben desembolsar se multiplican varias veces, puesto
que la estrategias de marketing y publicidad idneas, para tal fin requie-
ren inversiones millonarias y un perodo que muchas veces es muy largo,
Y si a todo ello se le suma que alrededor del 20% de las marcas farmacu-
ticas nuevas en el mercado, muchas veces aparece como un hecho lgico
que las compaas prefieran comprar una marca o/y una empresa con
marcas farmacuticas establecidas. Pero, para ello, es indispensable
contar con mtodos que permitan establecer cul es el valor real de la
marca farmacutica, el que en la mayora de los casos supera con creces el
valor que representan los activos de la empresa en bienes tangibles.
Como ejemplo, se pueden dar entre muchos otros:

518
VALORACIN DE LAS MARCAS FARMACUTICAS

La compaa farmacutica Bristol Myers Squibb (BMS) adquiere


los laboratorios franceses DuPont Pharma por 7.800 millones de
dlares, DuPont Pharma factur en el 2000 una cifra de ventas que
alcanz los 1.500 millones de dlares. BMS recuerda que DuPont
Pharma posee una cartera de productos en los que se encuentra el
antirretroviral Sustiva (efavirenz), un inhibidor de la transcriptasa
inversa no nuclesido que se encuentra entre los ms avanzados de
esta familia de frmacos. Asimismo posee el Coumadin (warfarina)
y Carliotide, un radiofrmaco cardiovascular de referencia. Por otra
parte, DuPont Pharma est llevando a cabo ensayos clnicos de un
inhibidor oral de la coagulacin sangunea indicado para la
trombosis, as como un novedoso agente para el tratamiento de la
depresin y la ansiedad. Otros principios activos sobre el que esta
compaa farmacutica ha volcado sus inversiones son un estrgeno
selectivo receptor-modulador para el tratamiento del cncer de
mama, un agente celular asociado con enfermedades inflamatorias,
as como un receptor-modulador para el tratamiento de la obesidad.
Segn los trminos del acuerdo, BMS pagar 7.800 millones de
dlares en efectivo a DuPont. 6

3. CAPITAL INTELECTUAL

Cuando nos referimos al concepto de capital intelectual sentimos


que nos acercamos cada vez ms a una traduccin monetaria de la
propiedad intelectual, y efectivamente as es. En el Ejemplo anterior de
BMS, existen unos estudios clnicos en proceso se est tomando en
cuenta un nuevo medicamento que todava no se sabe si puede ser co-
mercializado, pero existen estudios que confirman que puede ser un gran
producto. Bajo este concepto se unen aquellos activos intangibles de la
empresa que no se encuentran reflejados en los estados financieros y
contables pero que conforman entre s, un todo que produce un plus
valor que conlleva a que ese activo intangible tenga un mayor valor que
si se encontrara por separado y valorado en forma individual e inde-
pendiente.

El conocimiento organizativo se mide a travs de capital intelectual


de la organizacin. Para la empresa sueca Skandia (pionera en el

6
Jano On-line y agencias. 22/06/2001 09:30

519
BIOQ. KETTY VLIZ

desarrollo de herramientas de medicin de activos intangibles) el capital


intelectual es la posesin de conocimientos, experiencia aplicada, tec-
nologa organizacional, relaciones con clientes y destrezas profesionales
que dan a Skandia una ventaja competitiva en el mercado.

El capital intelectual ayuda a explicar la diferencia entre el valor de


mercado y el valor en libros de la empresa porque el capital intelectual no
se incluye en las cuentas financieras.

El valor total del mercado de la empresa est formado por el patri-


monio visible tangible ms tres tipos de activos intangibles, la estructura
interna (la organizacin), la estructura externa (los clientes), y las capacidades
(las personas), de modo que el valor del mercado de la empresa se puede
interpretar como un reflejo directo del balance invisible.7

El capital intelectual no es nada nuevo, sino que ha estado presente


desde el momento en que el primer vendedor (visitador) estableci una
buena relacin con el cliente (mdico). Lo que ha sucedido en el
transcurso de las dos ltimas dcadas es una explosin en determinadas
reas tcnicas, incluyendo los medios de comunicacin, la tecnologa de
la informacin y las comunicaciones, que nos ha proporcionado nuevas
herramientas con las que hemos edificado una economa global. 8Con el
trmino capital intelectual se hace referencia a la activacin de activos
inmateriales que permite funcionar a la empresa.9

Y es ah precisamente donde encontramos lo fundamental del capital


intelectual toda vez que el concepto de capital intelectual es ms amplio
que el de activo intangible de propiedad intelectual. Es nuestro criterio
que el capital intelectual est compuesto por activos intangibles en donde
la suma de esos activos intangibles produce un mayor capital intelectual
que se traduce en mayor valor contable y econmico no slo de la
propiedad intelectual sino de la empresa como un todo duea del capital
intelectual y sus intangibles10.

7
ORDEZ DE PABLOS (Patricia), op. cit.
8
BROOKING (Anie). El capital intelectual. Ediciones Paids Ibrica. Espaa, 1997, pp. 25-
26.
9
BROOKING (Anie). El capital intelectual. Ediciones Paids Ibrica. Espaa, 1997, pp. 25-
26.
10
BROOKING (Anie). El capital intelectual. Ediciones Paids Ibrica. Espaa, 1997, pp. 25-26.

520
VALORACIN DE LAS MARCAS FARMACUTICAS

El capital intelectual est formado, por una parte, del saber y la


experiencia de los empleados y, por otra, de determinados hechos
cualitativos, siempre basados en la informacin y el conocimiento. Los
activos derivados de la informacin, entendidos como elementos capaces
de generar rentas, tienen carcter inmaterial o naturaleza intangible.
No se trata de objetos, como maquinaria e instalaciones, ni derechos,
como concesiones administrativas o los saldos de deudores, sino prome-
sas, expectativas o probabilidades de beneficios futuros. Tanto los intan-
gibles debidos a empleados como a directivos representan una parte de
su conocimiento que, por su carcter especfico en relacin con la em-
presa, les ha sido expropiado, por sta, quien se ver en disposicin de
activarlo, en alguno de los siguientes conceptos: recurso humano y
capital intelectual.11

En general podemos decir que el capital intelectual no es un


concepto estricto, cerrado, por el contrario es un concepto amplio, din-
mico, cambiante, innovador, selectivo que motiva el calificarlo de apertus
pues en el futuro podemos considerar como capital intelectual conceptos
e intangibles que hoy da no aceptamos o concebimos como tales.

Veamos un ejemplo para ilustrar lo apertus y cambiante del con-


cepto.

La informacin que hace no mucho se consider un factor produc-


tivo, determinante en procesos como la valoracin de carteras o de la
propia empresa, se convierte al amparo de un paradigma terico emer-
gente, en un recurso especfico susceptible de ser capitalizado y, por
tanto, digno de ser valorado como parte de la empresa. La solucin al
problema de valoracin del conocimiento se entiende necesariamente
aproximativa, debido a que este tipo de activos est basado, en muchas
ocasiones, en acuerdos informales. La informacin puede ser estudiada
como coste o como activo, o clasificarse, desde el primer punto de vista,
en funcin del origen, el grado de registro o el fenmeno a que se refiere;
como activo, puede dividirse en humano, organizativo, tecnolgico o
relacional.12

11
GALINDO. www.eumed.net/cursecon/colaboraciones/Galindo-empresa-A.htm
12
GALINDO. www.eumed.net/cursecon/colaboraciones/Galindo-empresa-A.htm

521
BIOQ. KETTY VLIZ

4. IMPORTANCIA DE VALORAR EL CAPITAL INTELECTUAL Y


SUS INTANGIBLES1

Aunque la valoracin del capital intelectual es una actividad que se


realiza durante muchos aos, lo cierto es que slo se utiliza cuando se
juzga necesariamente a efectos de venta o bien cuando es objeto de algn
tipo de garanta. El hecho de que una parte muy importante de los
activos sean inmateriales no significa que no haya que asignarles un
valor. Entre las diversas razones que justifican la valoracin del capital
intelectual figuran las siguientes:

Que los gestores sepan donde reside el valor de la empresa.


Disponer de una unidad de medida para calcular el xito y el
crecimiento.
Como fundamento para obtener financiacin o prstamos.

La pregunta fundamental que debemos hacernos es: Por qu es


importante valorar los intangibles?, cuya respuesta es: porque constitu-
yen una verdadera ventaja comparativa. Bill Gates, el magnate de
Microsoft dice: nuestros activos principales, que son nuestros software y
nuestras habilidades para desarrollar los mismos, no son en absoluto
mostrados por el balance general.13

Existen otros dos supuestos que toman de trascendental importan-


cia la correcta valoracin de marcas farmacuticas. En efecto, tal conoci-
miento suministra una seguridad a los futuros cash flows. Para poder
planificar adecuadamente, invertir y continuar el desarrollo de un nego-
cio, se necesita cierta seguridad. Siendo ello as, resulta claro que las
marcas juegan un rol estratgico en un gran nmero de empresas; ergo la
valoracin tambin se justifica, por el alto costo que requiere el desarrollo
de una marca y por ello el alto riesgo que se le asocia a dicho desarrollo,
tal como fue dicho supra.

Adems, establecer el valor es til en casos de absorcin de com-


paas o de constitucin de joint ventures.14

13
WONG CAM (Davis) www.docentes.uo. edu.pe/DWong/ La_ verdadera_
ventaja_competitiva_los_intangibles.htm
14
ETCHEVERRY (Marisa), op. cit.

522
VALORACIN DE LAS MARCAS FARMACUTICAS

Es precisamente en las fusiones de compaas farmacuticas en


donde nos damos cuenta de cun importante es la valoracin del capital
intelectual y de sus activos intangibles, pues ello permite poner a prueba
los distintos tipos de valoracin para justificar entre las partes contra-
tantes y tomando en cuenta el precio de mercado de sus acciones en
bolsa, cunta cantidad de dinero debe cancelar una a la otra para perfec-
cionar esa fusin. En ese momento cuando realmente vemos el valor
asignado a sus activos intangibles y en ese momento cuando aparecen
reflejados en sus balances con montos millonarios en especial las marcas
y las franquicias. Un ejemplo de este caso:

La compaa multinacional de Schering Plough que desarroll la


droga llamada EZETIMIBE, su teraputica es antihipercolesterolmica se
uni con la compaa multinacional de Merck Sharp & Dohme, que
descubri la droga SIMVASTATINA, ambas tienen un convenio en
vender en combinacin o en asociacin las drogas Ezetimibe +
Simvastatina, porque su efecto se potencializa y son ms efectivos que de
manera individual, su droga se vende con la marca VYTORIN

En Gran Bretaa y en Australia las reglas contables establecen que


las empresas incorporen en los libros el fondo del comercio por adqui-
sicin, lo que lleva a acelerar la controversia. Las cantidades pagadas por
sobre el valor de los activos identificables es considerada como prdida
sin que medie un activo compensatorio, esto ha generado grandes pr-
didas para las empresas. Las compaas britnicas han protestado capita-
lizando sus marcas farmacuticas adquiridas basndose en que no
representaban fondo de comercio sino activos identificables. El debate
iniciado en Gran Bretaa afecta a las compaas en el mundo entero, an
cuando los principios contables de muchos pases no permitan la
capitalizacin de las marcas farmacuticas.

Con respecto a la amortizacin, en febrero de 1990 el Comit Brit-


nico de Principios Contables (BASC), propuso amortizar las marcas
adquiridas en veinte aos, y cuarenta aos para casos especiales. Nada se
dijo con relacin a aquellas marcas desarrolladas internacionalmente. En
los Estados Unidos la amortizacin del fondo de comercio no puede
superar los cuarenta aos. Por el momento no existen principios para la
amortizacin de los valores de la marca, pero s existen precedentes para
aquellas marcas adquiridas de terceros que puedan contabilizarse como
activos.

523
BIOQ. KETTY VLIZ

No obstante lo dicho con relacin a este mtodo, la valorizacin de


las marcas farmacuticas y su incorporacin al balance continuar siendo
un tema de debate en los prximos aos. Es muy posible que los princi-
pios contables restrinjan su prctica slo a aquellas marcas farmacuticas
comparadas. A largo plazo seguramente se asistir a un replanteo
profundo de las prcticas contables con impacto internacional.15

La transferencia de tecnologa presenta un panorama ideal para


llevar a cabo la valoracin del capital intelectual como un todo pues
constituye el escenario idneo para registros contables, econmicos y de
forma legal en el pas receptor del capital intelectual dentro de los
balances financieros. El pas receptor con el afn de atraer esa transfe-
rencia de tecnologa promueve incentivos fiscales y tributarios muy
atractivos.

En ese sentido, uno de los aspectos a destacar, por la incidencia en


la determinacin de los rendimientos de la inversin, es la carga
tributaria al que estn sujetas las sociedades. Lgicamente que los inver-
sionistas buscan formas de asociacin y de materializar sus transacciones
cada vez ms audaces, con el propsito fundamental de reducir el impar-
to que en sus beneficios generan los esquemas de tributacin impuestos
por cada estado. As las empresas multinacionales, caracterizadas por
estar estructuradas por una pluralidad de empresas subsidiarias unas de
otras y ubicadas en dos o ms pases, frecuentemente utilizan la prctica
de traslado de beneficios de un estado a otro, en donde la tasa efectiva
del impuesto a los beneficios sea menor. No obstante, ese tipo de prc-
ticas pueden ir en franco detrimento del fisco de un determinado pas,
constituyndose en simples mecanismos de evasin fiscal. Tal es el caso
de la prctica denominada por la doctrina econmica y tributaria
internacional como fijacin de precios de transferencia.

Los precios de transferencia constituyen precios fijados por empre-


sas relacionadas en las transacciones efectuadas entre ellas, con el
propsito fundamental del traslado de beneficios de una empresa a otra
ubicada en un pas con menor presin tributaria de manera que permita
maximizar el rendimiento de la inversin del grupo. En tal definicin
coincide la doctrina: Precio de transferencia es la prctica de fijar el

15
ETCHEVERRY (Marisa), op. cit.

524
VALORACIN DE LAS MARCAS FARMACUTICAS

precio de los bienes y servicios que se transfieren entre varios pases para
los efectos de trasladar (junto con el bien o servicio) utilidades y prdidas
entre dos o ms sociedades 16

5. METODOLOGA DE VALORACIN DEL CAPITAL INTE-


LECTUAL Y SUS ACTIVOS INTANGIBLES 1

La valoracin del capital intelectual y sus intangibles es normal-


mente muy subjetivo an cuando se utilizan diversos mtodos que en
muchos casos son excluyentes entre s por cuanto dependiendo del
mtodo utilizado se poda llegar a valoraciones diferentes para un mismo
intangible.

En el proceso de valoracin de empresas se pueden utilizar muchos


modelos dependiendo del sujeto que valora y la finalidad con que lo
hace. Sin entrar en discernir cules son las virtudes e inconvenientes de
cada uno de ellos, se acepta como ms idneos los basados en descuentos
de flujos econmicos. Con independencia de modelo que se utilice, en
todo proceso de valoracin, se necesitan fuentes de informacin lo ms
objetivas posibles acerca de la empresa, a fin de comparar con un even-
tual precio de mercado el valor que sta pueda tener para cada sujeto
decidor, ya sea en mercados organizados o en la negociacin privada. No
es en la bsqueda y tratamiento de dicha informacin donde entra en
juego la situacin o inters de cada agente (comprador potencial o
vendedor), sino en la posterior formulacin de mtodos valorativos don-
de se utilizar de un modo u otro las cantidades objetivamente obtenidas.
As pues, antes de aplicar cualquier mtodo de valoracin har falta
cuantificar una serie de circunstancias referentes a la empresa, unas ms
cuantitativas que otras y muchas de ellas, adems, en forma prospectiva.
Si el trascendental proceso de cuantificacin, cualquiera de las preten-
ciosas frmulas de valoracin de empresas o de acciones no deja de ser
una entelequia. Es ms, los mtodos considerados tericamente ms
adecuados son los que ms padecen la dificultad de estimar las variables
de que constan. Para todos y cada uno de los modelos formulados, sus

16
SOTELDO SILVA (Carolina) Consideraciones acerca del precio de transferencia y sus
efectos en materia tributaria. http:// noticiasjurdicas .com/areas/35-
Derecho_20Fiscal,_20Financiero_20y_20tributario/10-
Art_EDeulos/199910-transferencia.htm

525
BIOQ. KETTY VLIZ

detractores han objetado como principal inconveniente la dificultad de


concretar las estimaciones o las mediciones de hechos cualitativos. La
escasez de informacin es la principal causa de la imperfeccin en los
mercados y la consecuencia, a su vez de imperfecciones en los mercados
en que se adquiere.17

La informacin es el elemento fundamental que debe existir en todo


proceso de valoracin de capital intelectual. Esos datos o informacin
facilitan el trabajo de valoracin por cuanto son indispensables para el
perito a la hora de materializar un monto econmico del intangible
concreto. La informacin la podemos clasificar en dos grandes grupos a
saber: Fuentes directas e indirectas.

a) Fuentes de informacin directas

Tenemos entonces que las fuentes de informacin directas son las


que se obtienen directamente de la empresa objeto de la valoracin:

El anlisis de las cuentas anuales es, de las fuentes internas, las que
ms se utilizan, tanto por compradores como vendedores, exceptuando
algunos casos de inversiones particulares en acciones, ante ofertas pbli-
cas de venta. En general el carcter reglamentado de dichos documentos
les confiere gran objetividad y, sobre todo una publicidad garantizada,
aunque no exenta de costes para interesados externos. Permiten entre
otras operaciones el anlisis de la cuenta de deudores (solventes, insol-
ventes, dudoso cobro, etc.), la consulta de los saldos y caractersticas de
los depsitos mantenidos en bancos y cajas de ahorro, para clasificarlos
en funcin de su disponibilidad inmediata.18

b) Fuentes de informacin indirectas

Las fuentes indirectas, son otorgadas por sujetos o elementos exter-


nos a la propia empresa objeto de la valoracin.

En la valoracin de activos y empresas, los modelos de clculo ms


sencillos, basados en masas patrimoniales, son considerados tambin los

17
GALINDO, op. cit.
18
IDEM

526
VALORACIN DE LAS MARCAS FARMACUTICAS

ms incorrectos, por no considerar como activos los intangibles. Los


modelos basados en el valor actual de los flujos futuros de renta son ms
idneos, desde el punto de vista terico, aunque son tambin los menos
exactos, pues dependen de la estimacin, en trminos probabilsticas de
dichas corrientes, as como de la tasa de descuento para cada perodo. 19

Valorar el conocimiento no es como valorar otros bienes. La reali-


zacin de contratos implcitos, el seguimiento de su grado de cumpli-
miento, el diagnstico de su xito, etc., implica necesariamente incurrir
en costes de informacin y en estudios o adquisiciones de experiencia
potencialmente activable. Por tanto, la valoracin del capital intelectual
padece el mismo problema que la de cualquier otro elemento y adems,
ahora la informacin utilizada no constituye netamente un coste que
deteriore el valor medido, sino que puede suponer una inversin que se
sume al importe de lo que se est valorando, en caso de que sea suscep-
tible de ser utilizada en posteriores procesos valorativos.

Por otra parte, la utilizacin de informacin tambin puede consistir


en el uso y consiguiente depreciacin de un activo intangible, distinto de
aquel que se est valorando. En definitiva, la variable medible, a efectos
de su valoracin, es funcin de la que se utiliza para medirla.20

Tambin existe complejidad al valorar dependiendo del tipo de


mtodo que utilicemos para efectuar la medicin y en especial hay quie-
nes sostienen que el mtodo contable es inapropiado para valorar los
intangibles.

El anlisis contable es inadecuado para valorar los intangibles, s-


tos les son incmodos a los contables. La contabilidad debido a su lgica
mercantil y tributaria, se gua por principios como el conservador, que
valoriza slo lo que razonablemente es medible. No obstante, esto
conlleva a la contabilidad a no registrar factores relevantes de una empre-
sa, como son los intangibles. La contabilidad mide con una perfecta
exactitud, pero equivoca el objeto a medir. En lugar de medir el ncleo de
la empresa, mide su sombra. Un ejemplo de este principio de prudencia

19
GALINDO, op. cit.
20
GALINDO, op. cit.

527
BIOQ. KETTY VLIZ

es el hecho que la marca Coca Cola, en agosto de 1994, fue valorada en


US$ 36.000 millones cuando la contabilidad slo le reconoca US$ 600
millones.21

6. Marcas Farmacuticas

En las marcas farmacuticas existen pequeas diferencias en la


metodologa para crear, darle a conocer y sembrar en el mercado una
marca.

1. Crear una marca Farmacutica.- El crear una marca farmacutica


antes se realizaba por el nombre genrico Tradicionalmente los
nombres de marcas farmacuticas eran derivados de los compuestos
genricos. Esto las identificaba como seguras, serias y efectivas, pero
llevaba a una sopa de letras o nombres de marcas que sonaban
similares. Reaccionando a esta situacin, Interbrand recomend que
el nuevo nombre se diferenciara de la masa de productos que
sonaban parecido, de una manera original y que se pudiera registrar,
de modo que debera ser corto, preciso, simple y distinto.
2. Publicitar las marcas.- Las marcas farmacuticas no pueden ser pu-
blicitadas por medios publicitarios, como por ejemplo la televisin,
la radio, Internet, propagandas, etc. Debido a que por seguridad del
paciente, el paciente no puedo automedicarse y poner en peligro su
vida. La excepcin son los medicamentos OTC (sin prescripcin
mdica), que son medicamentos que pueden ser publicitados con
ciertas exigencias de parte del Ministerio de Salud Pblica y las
respectivas Leyes Ecuatorianas.
3. Posesionar una marca.- Cmo se puede posesionar una marca far-
macutica en el mercado, la publicidad se realiza a los mdicos, con
lanzamientos, donde se da conferencias de mdicos que han realiza-
do estudios clnicos de la drogas, con informacin y los datos de
prueba, con el registro sanitario que emite el Inquieta Prez. Des-
pus de las diferentes prescripciones que realiza el mdico, l y sus
pacientes son los que determinan si la droga cumple o no cumple
con la teraputica, y se establece un balance se seguridad e ino-
cuidad y por ende esto conlleva a vender ms en el mercado.

21
WONG CAM (Davis), op. cit.

528
VALORACIN DE LAS MARCAS FARMACUTICAS

En el mercado farmacutico podemos realizar estudios a futuros de


ciertas drogas, que por su crecimiento en ventas se convierten en drogas
BLUCKBUSTER, como las siguientes:

Fuente: simple 2004.


En la grfica anterior, la droga que ocupa el primer lugar en ventas
mundiales es LIPITOR, con un porcentaje de cambio en el 2004 del 17.7%,
esta droga va seguir creciendo son los pronsticos de las diferentes
agencias de mercadeo.
Esta marca tiene un valor intangible, no solo por lo que vende, sino
tambin porque alrededor de ella se encuentra la seguridad de los
pacientes al consumirla, el valor intangible que ellos le dan y los mdicos
al prescribirla.

7. CONCLUSIONES GENERALES
1. Se puede concluir que la valoracin del capital intelectual y sus
activos intangibles obedece a mltiples razones. Entre ellas: valorar
la empresa; fortalecer los estados financieros para obtener finan-
ciamientos de pasivos o capital de trabajo; vender o comprar la
marca individualmente; cuantificar el valor de una licencia o fran-
quicia, en fin, conocer a ciencia cierta la situacin financiera de la
compaa. Las estrategias gerenciales establecen los objetivos a
seguir y determinar la razn principal para determinar el valor de
una marca farmacutica, sin despreciar los efectos colaterales de
dicha valoracin, los cuales pueden ser tanto o ms importantes que
la decisin de la gerencia.

529
BIOQ. KETTY VLIZ

2. Es por ello que la valoracin de cualquier empresa no puede estar


en funcin slo del beneficio y de un mercado sino que hay que
tener en cuenta otros factores sociales, tales como la riqueza
creadora y el valor aadido que aporta a la sociedad, siempre
desde una perspectiva temporal dilatada.

3. Los factores analizados normalmente son22:


La naturaleza del patrimonio
Antecedentes
Perspectivas de la economa general y del sector correspondiente
Oportunidades de crecimiento
La tendencia histrica de los beneficios y el potencial de
beneficios futuros
Nivel de explotacin actual existente, y su correspondencia con
las rentas obtenidas.
La historia financiera
El riesgo implicado en la inversin, relacionado con la estabilidad
de las ganancias
La estructura del capital
La competencia y el potencial de mercado
El nivel tecnolgico
La estructura humana
Puntos fuertes y dbiles 23

4. Para el tratadista Carlos Alberto Arroyo del Ro, la observancia


funcional es la determinante del valor de los activos intangibles,
pues constituye un concepto basado en el hecho de que un bien
intelectual alcanza si ntegro valor de mercado solamente cuando es
capaz de contribuir con las ganancias de dicho negocio, y cuando
dichas ganancias pueden proveer una tasa de retorno razonable.
Esta obsolescencia refleja el efecto de factores que se encuentran
fuera del bien en s mismo, esto quiere decir que el valor de mercado
de un activo puede ser significantemente degradado con base en la
economa del negocio sobre el cual existe, a su capacidad de generar
beneficios y al hecho de que estos activos intangibles tienen poca
funcionalidad en un mbito diferente al negocio en que se

22
www.servicom.es/valoracion_global/
23
www.servicom.es/valoracion_global/

530
VALORACIN DE LAS MARCAS FARMACUTICAS

desarrollan. Por ejemplo, el valor de un bien intelectual dentro de un


proceso de liquidacin (ya existe la necesidad de rematarlo) o venta
de un negocio que genera prdidas (en el cual importan ms los
bienes tangibles), necesariamente ser inferior a aquel obtenido para
celebrar contratos de licencia (ya que su xito garantiza beneficios
econmicos) o presentarlo como garanta para un prstamo,
precisamente por constituir un bien valioso.24

Los activos intangibles se han convertido rpidamente en el bien


ms importante de las empresas y corporaciones, pero a su vez
esto requiere de investigaciones e inversiones de cientos de miles
y a veces de millones de dlares estadounidenses para crearlos.
El capital intelectual es un concepto mucho ms amplio que el
concepto de activo intangible y eso se debe a que el capital
intelectual est compuesto por activos intangibles que unidos
entre s moldean el concepto de capital intelectual.
La valoracin del capital intelectual y sus intangibles es funda-
mental por lo que debe ser correcta, justa, ni sobrevalorarla ni
tampoco omitir su valor real, pues ello contribuira a no tener
diseccionado adecuadamente el mercado y negocio de los intan-
gibles dentro del capital intelectual, en especial en la propiedad
intelectual como un todo.
El valor intangible que una empresa farmacutica debe pesar y es
difcil de evaluar es los investigadores de nuevas drogas, este
personal es valioso para una empresa farmacutica, porque de-
pendiendo de la capacidad, conocimientos que ellos tengan para
crear una nueva droga, es la base para que la empresa surja y
crezcan sus inventarios en nuevos productos por ende nuevas
marcas farmacuticas.
Las marcas farmacuticas para posesionarse al mercado deben
ser seguras, ser eficaz, y sobre todo no deben tener segundos
usos nocivos. Porque este ltimo factor, por ms que la droga sea
efectiva y segura el paciente no la va a consumir y el mdico
tendr que buscar otra alternativa similar.

24
ARROYO DEL RO (Carlos Alberto). Valoracin de la propiedad industrial.
www.producto.com/ve/productos/valoracin.html

531
BIOQ. KETTY VLIZ

8. BIBLIOGRAFA

1. ARROYO DEL RO (Carlos Alberto). Valoracin de la propiedad


industrial. www.producto.com/ve/productos/valoracin.html
2. BROOKING (Anie). El capital intelectual. Ediciones Paids Ibrica.
Espaa. 1997.
3. CABANELLAS DE LAS CUEVAS, Guillermo. Derecho de Patentes de
Invencin.
4. Tomo I, Primera Edicin, Buenos Aires, Editorial Heliasta SRL, 2001.
5. CSPEDES (Marcia). Cmo valorar las marcas de sus productos?
www.camarasantiago.com/infocamara/n35a6/como_valorar_las_m
arcas_ de_sus. htm
6. GALINDO.www.eumed.net/cursecon/colaboraciones/Galindo-empresa-
A.htm JONSON (John) y otros. Cunto vale el valor. http// www.producto.
com/ve/productos/obtencin.
7. LIPSZYC, Delia. Derechos de autor y derechos conexos. Ediciones
8. OTAMENDI, Jorge. Derecho de Marcas. Tercera edicin, Buenos
AiresArgentina, Editorial Abeledo-Perrot S.A., 1999.
9. ORDEZ DE PABLOS (Patricia)
http://www.injef.com/revista/empresas/pop991217.htm
10. SANINT (Luis R.) http//www.flar.org/edit4.htm

532
Instrucciones para la
presentacin de los artculos
1. Los artculos sern enviados en formato electrnico (archivo de
Word o compatible) por correo electrnico a asose@gye.satnet.net o
bien en disquete a 9 de Octubre 2009 y Los Ros, Edif.. El Marqus,
piso 4, Ofic. 401, dirigidos al Dr. Armando Serrano Carrin.

2. La extensin de los trabajos, en principio, no superar los 70.000


caracteres (25 pginas mximo). La Redaccin considerar las
situaciones excepcionales.

3. La pgina 1 deber contener la siguiente informacin:

Nombre del autor.


Ttulo de artculo.
Un resumen del artculo (alrededor de 100 palabras).
Referencia curricular de hasta 30 palabras, que ser presentada
en nota a pie de pgina mediante un asterisco (*) junto al nombre
del autor.
Direccin electrnica del autor, que se publicar.
Los eventuales agradecimientos, aclaraciones o comentarios
sobre el origen del texto se incluirn en nota a pie de pgina
mediante dos asteriscos (**) junto al ttulo del artculo.

4. Las citas bibliogrficas podrn incluirse en notas al pie o bien


utilizar el sistema autor-ao con las referencias en una bibliografa al
final. Debern contener los siguientes elementos:

Libros: Nombre y apellido del autor; ttulo del libreo (en


cursiva); ciudad, editorial y ao de publicacin (si la edicin
consultada no es la primera, conviene indicarlo); pgina(s) de
donde se tom la cita.
EJEMPLO:
THOMAS Hobbes: Leviatn, Madrid: Alianza Universidad, 1993
(1651).

Artculos o captulos de libros: Nombre y apellido del autor;


ttulo del artculo o captulo (entre comillas); ciudad, editorial y
ao de publicacin.

533
Artculos de publicaciones peridicas: Nombre y apellido del
autor; ttulo del artculo; nombre de la revista o peridico;
nmero; institucin editora y/o ciudad (si resultan necesarios
para identificar la publicacin), fecha.

Recursos de Internet: Nombre y apellido del autor (si el texto est


firmado); si se trata de una parte de una obra mayor, nombre de
la parte (entre comillas); nombre del sitio web o de la obra (en
cursiva); direccin electrnica (entre comillas angulares o signos
de mayor y menor); fecha de consulta.

534

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