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Sarna Sarcóptica

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Sarna sarcóptica: un clásico de actualidad

Lunes 21 de enero de 2013, 13:08h

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Figura 1. Sarcoptes hembra,


400X.

La sarna sarcóptica es una enfermedad que se debe tener en cuenta en cualquier paciente
que muestre prurito intenso. Su presentación puede estar enmascarada por diferentes
tratamientos, por lo que hay que aplicar diversas técnicas diagnósticas.

César L. Yotti Álvarez


Centro dermatológico Skinpet, Madrid
www.skinpet.com
Imágenes cedidas por el autor

La sarna sarcóptica se ha asociado tradicionalmente a mascotas de ámbito rural o que se mantienen


en condiciones sanitarias deficientes. Por tanto, se sospechaba que padecían esta enfermedad
parasitaria principalmente perros de caza o cachorros procedentes de criaderos o tiendas donde la
salubridad era deficiente. En la actualidad este perfil de paciente tipo no se debería aplicar en todos
los casos, ya que la sarna sarcóptica se diagnostica a menudo en pacientes de entornos urbanos en
condiciones higiénico-sanitarias óptimas. Del mismo modo, el cuadro clínico a menudo no presenta
el aspecto clásico, ya que el diagnóstico precoz y/o el enmascaramiento ocasionado por terapias
concomitantes antipruriginosas, pueden distorsionar en gran medida el cuadro lesional.

En este artículo haremos un breve recorrido por la etiopatogenia, el cuadro clínico, el diagnóstico y
el tratamiento de la sarna sarcóptica canina y pondremos especial énfasis en la inclusión de esta
enfermedad en el diagnóstico diferencial de todo proceso cutáneo que curse con prurito intenso,
independientemente del origen o hábitat del animal afectado.

Etiopatogenia

La sarna sarcóptica es una dermatosis parasitaria contagiosa producida por el ácaro Sarcoptes
scabiei var. canis. Este ácaro tiene un tamaño de 200 a 400 micras, y presenta un marcado
dimorfismo sexual: las hembras son de tamaño sensiblemente mayor que los machos. En los dos
pares de patas anteriores tiene largos pedúnculos no articulados con ventosas terminales, mientras
que los dos pares de patas posteriores no se extienden fuera de los márgenes del cuerpo (figura 1).
La duración de su ciclo biológico es de 12 a 15 días, durante los cuales se alimenta de detritus
cutáneos en la superficie córnea de la epidermis. Las hembras grávidas excavan galerías en el
estrato córneo superficial, donde depositan los huevos. Tras eclosionar, las larvas se dirigirán de
nuevo a la superficie epidérmica
para realizar la muda. La vida media de Sarcoptes en el medio ambiente es muy reducida, y
depende de las condiciones climáticas, pero habitualmente es de 2 o 3 días. Por tanto la transmisión
suele ser directa, a partir del contacto estrecho con animales enfermos, aunque es posible también
la transmisión indirecta o por fómites, en ambientes donde la densidad del parasito sea muy
elevada.

La sarna sarcóptica es capaz de producir reacciones de hipersensibilidad de tipo I, III y IV en el


hospedador. Este mecanismo de hipersensibilidad parece ser la causa fundamental del prurito, lo
que explicaría que a menudo un número muy reducido de ácaros pueda ser responsable de un
cuadro con un prurito extremo (figura 2).

Figura 2. Un número muy reducido de ácaros puede ser responsable de un cuadro con un prurito extremo.
Figura 3. Margen auricular. Nótese la
presencia de costras adherentes.

Desde el punto de vista zoonótico la sarna sarcóptica es una enfermedad transmisible, si bien los
ácaros no pueden reproducirse sobre la piel humana, debido a su incapacidad para excavar galerías
sobre ésta. De este modo, las personas afectadas presentarán cuadros papulares pruriginosos en el
tronco y/o extremidades, que a menudo cursan de modo pasajero, y es un proceso presumiblemente
subdiagnosticado con frecuencia.

Cuadro clínico

El síntoma predominante en sarna sarcóptica canina es un prurito muy intenso. El animal afectado
se muerde, se lame y se rasca de modo insistente y, en muchos casos, no puede efectuar tareas
cotidianas como alimentarse, pasear o dormir, sin tener que realizar frecuentes interrupciones para
rascarse.

Las lesiones se localizan regularmente en zonas de poca densidad capilar o zonas glabras, como
los bordes de los pabellones auriculares, los codos, los tarsos, las ingles y la región esternal (figuras
3).

Las lesiones primarias son de tipo papular y van acompañadas de eritema difuso y costras
superficiales y adherentes. No obstante, debido al autotraumatismo severo, a menudo las lesiones
secundarias son predominantes, en forma de alopecia, erosiones, excoriaciones, liquenificación e
hiperpigmentación, estas últimas en los casos más crónicos, que a menudo se ven complicados con
pioderma superficial y/o sobrecrecimiento por Malassezia pachydermatis (figura 4).
Figura 4. Pioderma superficial que complica un cuadro de sarna sarcóptica.

En la bibliografía es frecuente encontrar casos muy avanzados donde la alopecia y la


hiperpigmentación son muy acusadas y extensas; este aspecto “típico” es hoy en día muy inusual en
la práctica clínica diaria, debido principalmente a la precocidad en el diagnóstico y a la aplicación de
productos con eficacia parcial como el fipronil. Por tanto, nunca deberíamos descartar una sarna
sarcóptica en nuestro diagnóstico diferencial porque no presente el aspecto clínico clásico.

Diagnóstico diferencial

Se deben incluir en el diagnóstico diferencial todos los procesos cutáneos que cursen prurito, como
síntoma principal:

 Dermatitis atópica canina (DAC).


 Reacción adversa a alimentos (RAA).
 Dermatitis alérgica a la picadura de pulgas (DAPP).
 Pioderma superficial.
 Dermatitis por Malassezia.

Pruebas diagnósticas

El diagnóstico se cimenta en cuatro pilares fundamentales.

Anamnesis y reflejo otopodal


En la anamnesis debemos recopilar todos los datos posibles sobre el hábitat del animal afectado,
así como visitas a lugares donde el contagio de esta enfermedad sea más habitual (como albergues,
peluquerías o exposiciones caninas), y la posible presencia de lesiones en los propietarios.

En los perros afectados de sarna sarcóptica se observa reflejo otopodal positivo: en el 80% de los
casos el perro intenta rascarse con la pata trasera cuando se frota el pabellón auricular ipsilateral.
Esta prueba es solo indicativa y nunca debe servir para confirmar el diagnóstico, ya que a menudo
otras entidades pruríticas como dermatitis atópica, pueden presentar también reflejo otopodal
positivo.

Raspados cutáneos múltiples

Se deben realizar un mínimo de cinco raspados cutáneos superficiales y extensos, en las zonas
donde es más probable localizar al parásito:

 Márgenes auriculares y zona del pliegue del bolsillo de Henry.


 Codos y tarsos.
 Lesiones papulares recientes no traumatizadas.

Aun en el caso de que la selección del lugar de raspado sea la idónea, hasta en el 50-75% de los
casos el resultado puede ser negativo en animales parasitados por Sarcoptes. Por tanto, la
visualización del parásito adulto, formas inmaduras, huevos o deyecciones en el raspado es un
hallazgo diagnóstico suficiente para la confirmación del diagnóstico presuntivo de sarna sarcóptica,
pero el hecho de que el resultado del raspado sea negativo, no descarta la enfermedad en ningún
caso.

Diagnóstico mediante ensayo terapéutico

A menudo, si la sospecha clínica lo demanda, es necesario realizar un ensayo terapéutico con un


acaricida de eficacia contrastada para descartar con absoluta certeza la posibilidad de que el
paciente padezca sarna sarcóptica (figura 5).
Figuras 5. Cachorro con un cuadro agudo muy pruriginoso. El patrón lesional muestra eritema marcado y discreta
reacción papular. Los raspados cutáneos fueron negativos, la respuesta al ensayo terapéutico confirmó que se
trataba de un cuadro de sarna sarcóptica.

Serología ELISA para IgG frente a Sarcoptes

Actualmente esta técnica presenta un elevado nivel de sensibilidad y especificidad para el


diagnóstico de sarna sarcóptica. Es importante considerar que para optimizar el resultado de la
serología, el animal debe padecer sarna sarcóptica desde hace 3 o 4 semanas como mínimo, ya
que de lo contrario el nivel de IgG puede no ser detectable y dar como resultado un falso negativo.
Su empleo también es interesante para realizar el seguimiento del tratamiento de la enfermedad, ya
que si éste es exitoso se producirá un descenso del título de anticuerpos en 1-3 meses.

Tratamiento

Siempre debemos aplicar el tratamiento a todos los animales que compartan hábitat,
independientemente de las manifestaciones clínicas de cada uno de ellos en el momento del
diagnóstico.

Tradicionalmente se han empleado lactonas macrocíclicas inyectables, como ivermectina o


moxidectina, destinadas a animales de abasto, a dosis de 300 µg/kg cada 15 días en tres
aplicaciones. Es importante destacar que esta presentación carece de registro para su empleo en
animales de compañía y por tanto, dado que existen alternativas de eficacia probada y registrada
para su empleo en pequeños animales, su administración es desaconsejable.

Hoy en día el tratamiento de elección es el empleo de productos spot-on:


 Selamectina, a dosis de 6 mg/kg en 3 aplicaciones cada 21 días.
 Moxidectina al 2,5% junto con imidacloprid al 10%, tres aplicaciones mensuales.

Ambas presentaciones tienen licencia e indicación para tratar la sarna sarcóptica canina y son, en
general, muy bien toleradas, incluso en animales jóvenes (a partir de 6 semanas) o razas sensibles
a las avermectinas como Collie, Pastor Inglés o sus cruces.

El tratamiento del ambiente sólo suele ser necesario en colectividades, para evitar la reinfestación, y
hay que poner el foco de nuestra actuación en la eliminación del material potencialmente
contaminado como camas, cepillos o alfombras.

Bibliografía disponible en www.argos.grupoasis.com/bibliografias/sarna138.doc

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