Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

La Busqueda de La Identidad

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 23

Universidad Especializada de las Américas

Sede Azuero
Facultad de Educación Especial y Pedagogía
Profesorado de Segunda Enseñanza

Curso de verano

Asignatura:
Crecimiento y Desarrollo Humano

Desarrollo psicosocial en el adolescente

Elaborado por:

Lourdes Sáez 7-709-1186

Belén Castro 7-709-581

Meira Trejos 7-708-1956

Ariel Robles 7-707-2238

Marco Barría 6-717-1203

Profesora:
Verónica Hernández
24 de enero de 2018
INTRODUCCION

Una de las características sobresaliente de la etapa adolescente es la búsqueda


constante de su identidad, "¿Quién soy?".
Comienzan a distanciarse de la familia, a las que en las etapas anteriores estaban
íntimamente ligados, para refugiarse en el grupo de amigos, único lugar donde se
sienten seguros y plenamente a gusto.
La Sexualidad, un tema actual de hoy día, abarca sub-puntos muy importantes co
mo los son las actitudes y comportamiento que toma el adolescente en ese period
o de tiempo como también a los riesgos que se exponen como las enfermedades
de transmisión sexual y el embarazo. Además, el uso de anticonceptivos en los a
dolescentes como lo es el más común el uso del condón y la respuesta a la pregu
nta de dónde el adolescente escucha el tema acerca de la sexualidad. Como cons
ecuencias a los actos sexuales conlleva al embarazo y la crianza a esa corta edad
. Añadiendo las responsabilidades tanto de la madre como del padre y su paternid
ad. Y la ayuda que se le debe brindar a esa edad como la es el papel que juega la
madre de la adolescente en la vida del bebe. Estos son temas de actualidad que v
emos hoy día en nuestra sociedad.
Los años de adolescencia ya han sido llamados una época de rebeldía del adolesc
ente, que implica perturbación emocional, conflicto con la familia, aislamiento de la
sociedad de los adultos y hostilidad hacia los valores de éstos. Sin embargo, la inv
estigación sobre adolescentes en los Estados Unidos y otros países del mundo su
giere que menos de uno de cada cinco jóvenes por lo menos entre quienes siguen
estudiando se adaptan a este patrón de desorden, aislamiento y perturbación
Veremos estudios realizados de psicólogos buscando entender los
comportamientos de los jóvenes adolescentes y sus padres. Los riesgos que cada
niño adolecente puede tener.
LA BUSQUEDA DE LA IDENTIDAD
La búsqueda de la identidad comienza a concentrarse durante los años de
adolescencia. Como enfatizo Erikson (1950), el esfuerzo del adolescente para
tener sentido de sí mismo no es "una clase de indisposición de la madurez". Es
parte de un proceso saludable y vital que se construye con base a los logros de
las etapas anteriores-sobre confianza, autonomía, iniciativa y laboriosidad- y se
constituye en el terreno de base para afrontar las crisis de la vida adulta. A
continuación presentamos la visión de Erikson acerca de la formación de la
identidad y la investigación que se ha probado y ampliado.

IDENTIDAD VERSUS CONFUSION DE LA IDENTIDAD


El concepto de Erikson de la crisis de la identidad se basa en su propia vida y en
su investigación con adolescentes de diferentes sociedades. La principal tarea de
la adolescencia, dijo Erikson (1968), es afrontar la crisis de identidad versus la
confusión de la identidad (una confusión de rol), de manera que se convierte en un
adulto único con un sentido coherente de sí mismo u un papel valorado en la
sociedad. La crisis de la identidad rara vez se resuelve a plenitud en la
adolescencia; aspectos relacionados con la identidad puede presentarse una y
otra vez en la edad adulta.

De acuerdo con Erikson, los adolescentes no construyen su identidad


moldeándose así mismo conforme a las demás personas, como lo hacen los niños
pequeños, sino modificando sintetizando identificaciones tempranas dentro de
"una nueva estructura psicológica, mayor que la suma de sus partes". Para
construir una identidad, los adolescentes deben calcular y organizar sus
habilidades, necesidades, intereses y deseos, de modo que puedan expresarse en
un contexto social.

La identidad se forma cuando la gente joven resuelve tres problemas importantes:


la elección de una ocupación, la adopción de valores para creer en ellos y vivirlos,
y el desarrollo de una identidad sexual satisfactoria. Durante la crisis de la niñez
intermedia, de laboriosidad versus inferioridad, los niños adquieren las destrezas
necesarias para tener éxito en su cultura. Ahora, como adolescente, necesitan
encontrar caminos para usar estas destrezas. Cuando los jóvenes tienen
problemas para determinar su identidad profesional-o cuando sus oportunidades
están limitadas artificialmente, como puede ser el caso de los grupos de minorías
raciales-corren el riesgo de adoptar comportamientos con serias consecuencias
negativas, como actividad criminal o embarazos indeseados.

La autoidentificación surge cuando los jóvenes eligen valores y personas a las


cuales les tienen lealtad y no se limitan simplemente a aceptar las elecciones de
sus padres.

En la infancia, es importante confiar en los demás, especialmente en los padres;


en la adolescencia, se vuelve más importante confiar en sí mismo. Además, en
esta época los adolescentes extienden su confianza de los padres a los tutores o a
sus enamorados.
Según Erikson, un hombre no es capaz de una identidad estable, mientras que las
mujeres se definen a través del matrimonio y la maternidad (algo que era más
valido en la época en que Erikson plateo su teoría, que en la actualidad). Por
consiguiente, sostuvo Erikson, las mujeres (a diferencia de los hombres)
desarrollan la identidad a través de la intimidad, no antes de ella.

ESTADOS DE LA IDENTIDAD: CRISIS Y COMPROMISO

La definición de Marcia sobre identidad es similar a la de Erikson: "Una


organización interna, autoconstruida y dinámica de orientaciones, habilidades,
creencias e historias individual. Atreves de entrevistas Marcia encontró cuatro
tipos de estados de la identidad: logro de la identidad, exclusión, moratoria y
difusión de la identidad. Las cuatro categorías difieren según la presencia o
ausencia de crisis y compromiso, dos elementos que Erikson considero cruciales
para formar la identidad. Marcia define crisis como un periodo de toma de
decisiones conscientes, y compromiso como una dedicación personal a una
ocupación o sistema de creencias (ideología), y encontró las relaciones entre el
estado de la identidad y características como ansiedad, autoestima, razonamiento
moral y patrones de comportamiento. Con base en la teoría de Marcia, otros
investigadores han identificado otras variables de la personalidad y la familia
relacionadas con el estado de la identidad. Marcia y otros estudiosos también han
investigado sobre las diferencias en la formación de la identidad entre hombre y
mujeres, y entre grupos étnicos. A continuación se presenta una descripción breve
pero acertada de cada uno de los cuatro estados de la identidad: logro de la
identidad, exclusión, moratoria, difusión de la identidad.

• Logro de la identidad (crisis que lleva a un compromiso): Descrito por


Marcia que se caracteriza por el compromiso con opciones tomadas luego de una
crisis, un periodo dedicado a explorar alternativas. La investigación en varias
culturas ha encontrado que las personas de esta categoría son más maduras y
competentes en sus relaciones que quienes pertenecen a alguna de las otras tres.

• Exclusión (compromiso sin crisis): Descrito por Marcia, en donde una


persona que no ha dedicado tiempo a considerar alternativas (es decir, no ha
estado en crisis) está comprometida con los planes de otra persona para su propia
vida.

• Moratoria (crisis sin ningún compromiso todavía): Descrito por Marcia, en


donde una persona está considerando en el momento alternativas (crisis) y parece
dirigirse hacia un compromiso.

• Difusión de la identidad (sin compromiso, sin crisis): Descrito por Marcia,


que se caracteriza por la usencia de compromiso y por la falta de una
consideración seria de alternativas.
Diferencias de género en la formación de la identidad
El enunciado de Freud "La biología es el destino" sugiere que los distintos
patrones de desarrollo masculino y femenino en casi todas las culturas son un
resultado inevitable de las diferencias anatómicas. Hoy en día, muchas personas
creen que la mayor parte de las diferencias de género surgen de actitudes y
prácticas sociales. Cualquiera que sea la razón, los sexos (por lo menos en
Estados Unidos) parecen diferir en algún modo en sus índices de maduración
emocional y social, y quizá también en su camino hacia la identidad. Para explorar
la identidad femenina, Marcia (1979) preguntó acerca de actitudes con respecto a
las relaciones prematrimoniales, los puntos de vista de los roles de las mujeres y
los intereses relacionados con el estilo de Sus resultados fueron sorprendentes.
En las respuestas a sus preguntas, los hombres en moratoria (crisis) se
asemejaban más estrechamente a los hombres que habían alcanzado su
identidad. Sin embargo, las mujeres cuyas respuestas estuvieron más cerca de las
que correspondían a las de los hombres con identidad se encontraban en
exclusión: habían hecho compromisos sin superar una crisis. La explicación de
Marcia fue que la sociedad espera que las mujeres asuman valores sociales de
una generación a la siguiente y, por consiguiente, la estabilidad de la identidad es
en extremo importante para ellas. Marcia sugirió que la exclusión temprana de la
identidad puede ser tan adaptativa para las mujeres como una lucha para alcanzar
la identidad (esto puede no ser válido a la luz de los cambios que se han
presentado en los roles de las mujeres desde la década de 1970).
Gran parte de la investigación realizada respalda el punto de vista de Erikson de
que, para las mujeres, la identidad y la intimidad se desarrollan en conjunto. En
realidad, la intimidad es más importante para las niñas que para los muchachos
inclusive en las amistades en sus cursos (Blyth & Foster-Clark, 1987). No
obstante, en lugar de ver este patrón como una salida de la norma masculina,
algunos investigadores que han estudiado a niñas y mujeres la consideran como
un indicio de debilidad en la teoría de Erikson, la cual, señalan, se basa en
conceptos occidentalizados y centrados en lo masculino sobre individualidad,
autonomía y competitividad. De acuerdo con Carol Gilligan (1982, 1987a, 1987b;
L. M. Brown & Gilligan, 1990), el sentido femenino del yo no se desarrolla tanto a
través del logro de una identidad separada, como a través del establecimiento de
relaciones. Niñas y mujeres, afirma Gilligan, se juzgan a sí mismas por el manejo
de sus responsabilidades y su capacidad para cuidar de otros así corno de ellas
mismas. Inclusive las mujeres con logros más altos obtienen su identidad más a
través de la cooperación que de la competencia. Sin embargo, algunos estudiosos
de la teoría del desarrollo han comenzado a preguntarse qué tan diferentes son en
realidad los caminos masculino y femenino especialmente en la actualidad y si las
diferencias individuales pueden ser más importantes que las diferencias de género
(Archer, 1993; Marcia, 1993). En realidad, Marcia (1993) sostiene que las
relaciones y la tensión continua entre independencia y conectividad son el centro
de todas las etapas psicosociales de Erikson para hombres y mujeres. La
autoestima, durante la adolescencia, se desarrolla principalmente en el contexto
de las relaciones con los compañeros, en particular con los del mismo sexo. De
conformidad con la perspectiva de Gilligan, la autoestima masculina parece estar
relacionada con la búsqueda de logro individual, mientras que la autoestima
femenina depende más de las conexiones con los demás. En un estudio
longitudinal, 84 adultos jóvenes, blancos, con diverso origen socioeconómico, cuya
autoestima se había medido a las edades de 14 y 18 años, describieron sus
recuerdos acerca de experiencias importantes con otras personas. Los hombres
que habían tenido una alta autoestima durante la adolescencia tendieron a
recordar que les gustaba compartir con otros muchachos, mientras que las
mujeres con autoestima alta recordaron los esfuerzos para ayudar a sus amigas,
esfuerzos que implicaron relacionarse ellas mismas en una forma de cooperación
y no de competencia (Thorne & Michaelieu, 1996).
Las entrevistas con 99 niñas desde el jardín de infantes hasta el grado 12 de
secundaria sugieren que la confianza en sí mismas y su autoestima permanecen
bastante altas hasta la edad de 11 ó 12 años y luego tienden a debilitarse (L. M.
Brown & Gilligan, 1990). Entre 174 niñas y muchachos que diligenciaron
cuestionarios durante cada uno de sus cursos de secundaria, los chicos de
noveno tendieron a presentar una autoestima más alta que las chicas de su edad
y esta imagen cambió poco durante los siguientes cuatro años (Chubb, Fertman &
Ross, 1997).
Las niñas preadolescentes, según Gilligan, tienden a ser perceptivas con respecto
a las relaciones y asertivas en cuanto a la expresión de sus sentimientos. Sin
embargo, en su adolescencia, a menudo aceptan nociones de estereotipos sobre
la manera como deben actuar y reprimen sus sentimientos reales en aras de ser
"lindas". Solamente quienes siguen reconociendo sus verdaderos sentimientos y
expresándolos de manera apropiada, mantienen relaciones saludables consigo
mismas, con los demás y con la sociedad, y conservan una alta autoestima. Se
ven a sí mismas como competentes y más aptas que otras chicas para elegir
carreras que no sean tradicionales (L. M. Brown & Gilligan, 1990).

Factores étnicos en la formación de la identidad


¿Qué sucede en la identidad de los jóvenes cuando los valores de su propia
comunidad étnica entran en conflicto con los de la sociedad a la que pertenecen;
por ejemplo, cuando los nativos estadounidenses esperan participar en una
ceremonia tribal un día en que se supone que deben estar en la escuela? ¿O
cuando los jóvenes se enfrentan y quizá interiorizan (aplican en su propio sistema
de valores) prejuicios contra su grupo? ¿O cuando la discriminación limita sus
posibilidades ocupacionales como ocurrió con Mack, el hermano de Jackie
Robinson, quien después de la gloria de los Juegos Olímpicos, regresó a casa
para desempeñar una serie de empleos humildes? Todas estas situaciones
pueden llevar a la confusión de la identidad. La formación de la identidad resulta
especialmente complicada para los jóvenes de grupos minoritarios que necesitan
integrar identidades múltiples. De hecho, para algunos adolescentes el aspecto
étnico puede ser esencial para la formación de su identidad (Phinney, 1993). El
color de la piel y otras características físicas, diferencias en el idioma y
condiciones sociales estereotipadas tienen una gran influencia en el moldeamiento
del auto concepto de los adolescentes de grupos minoritarios (Spencer
Markstrom-Adams, 1990). Algunas investigaciones basadas en las medidas del
estado de la identidad de Marcia (1966) han demostrado una cantidad
desproporcionada de adolescentes de minorías en el estado de exclusión
(Spencer & Markstrom Adams, 1990). No obstante, para ellos, este estado puede
ser de adaptación. Por ejemplo, los adolescentes de origen latinoamericano que
viven en comunidades donde predominan estos grupos pueden encontrar
reconocimiento social, fortaleza y un fuerte sentido de identidad siguiendo las
costumbres y los valores de su cultura. En un estudio auspiciado por la American
Association of University Women, muchas más niñas negras que blancas e
hispanas siguen confiando en sí mismas en la secundaria; las niñas blancas
pierden la seguridad en sí mismas más temprano. Las chicas afroamericanas
pueden confiar más en sí mismas debido a que, con frecuencia, ven mujeres
fuertes a su alrededor; parecen menos dependientes del logro escolar para su
autoestima, relacionando el sentido que tienen de ellas mismas más con la familia
y la comunidad (Daley, 1991).

Sexualidad
Cuando una persona se ve como un ser sexual, reconoce su orientación en este
sentido, piensa en relación con su despertar sexual y la formación de vínculos
románticos o sexuales, todo esto alude al logro de la identidad sexual. Esta
urgente conciencia de la sexualidad es un aspecto importante de la formación de
la identidad, que afecta profundamente la imagen que se tiene de sí mismo y las
relaciones. Este proceso está orientado desde el ámbito biológico pero su
expresión está definida, en parte, a nivel cultural.
¿Cómo han cambiado las actitudes y el comportamiento sexual en las últimas
décadas? ¿Qué factores afectan la probabilidad, los riesgos y las consecuencias
de la actividad sexual durante los años de adolescencia?

Las actitudes hacía la sexualidad se han vuelto más liberales en los últimos
cincuenta años. Esta "evolución sexual" incluye una aceptación más abierta de la
actividad sexual un descenso en la doble moral que permite que los hombres sean
más libres sexualmente que las mujeres.

Sexualidad

Cuando una persona se ve como un ser sexual reconoce su orientación en este


sentido, piensa en relación con su despertar sexual y la formación de vínculos
románticos o sexuales, todo esto alude al logro de la identidad sexual.

Actitudes y comportamiento sexual

Las personas dispuestas a responder preguntas acerca del sexo tienden a ser
sexualmente activas y liberales en sus actitudes hacia el sexo y por tanto no son
representativos de la población. Algunos pueden encubrir su actividad sexual,
otros pueden exagerar. A comienzos de la década de 1920 y hasta finales de 1970
se vivió una evolución en las actitudes y el comportamiento sexual. Esta evolución
sexual ha conllevado una aceptación y tolerancia mayores hacia las relaciones
patrimoniales. Según estudios las chicas de todos los grupos étnicos, por lo
general habían tenido su iniciación sexual alrededor de los 17 años. Los
muchachos negros comenzaban a edad más temprana de 14 años. Los chicos
blancos, mejicanos, y de origen mejicano comenzaban a los 15 años. La evolución
sexual también ha conducido a una mayor aceptación. En la secundaria suelen
mantener su actividad sexual en privado, no hablan sobre su sexualidad y pueden
presentar tendencias depresivas o suicidas.

Asumir los riesgos de la sexualidad

Algunos patrones del comportamiento sexual tienen bastante riesgo. El mayor


peligro lo tienen los jóvenes que inician su actividad sexual a una edad temprana,
que tienen múltiples parejas sexuales y que no usan anticonceptivos o no los usan
de manera adecuada. Dos aspectos importantes acerca de la actividad sexual
temprana son los riesgos de las enfermedades de transmisión sexual y del
embarazo. La delincuencia también puede ser un peligro.

Actividad sexual temprana

Con frecuencia, las adolescentes se encuentran bajo presión para vincularse a


actividades para las que no están preparadas. La presión social fue la principal
razón, también mencionaron la curiosidad, sentimientos y deseo sexuales. Y
pocos mencionaron el amor. Las niñas que comienzan a sostener relaciones a una
edad temprana son víctimas de la coerción de un hombre mayor. Varios factores
incluyendo edad de la pubertad, estilo de la personalidad, uso de drogas,
educación. Estructura de la familia, nivel socioeconómico, edad, grupo étnico y
género influyen en la probabilidad de una actividad sexual temprana. En general,
las niñas reciben más influencia de factores psicológicos como autoestima,
religiosidad, deseo de una carrera y el control que percibían en sus vidas, mientras
que los muchachos se ven afectados por factores como la familia, la comunidad, la
presencia de un papa en casa, el nivel educativo de este, la vida en un entorno
urbano o rural. Los adolescentes rurales tienen más probabilidad de sostener
relaciones sexuales, y entre los más jóvenes quienes presentan una autoestima
más baja y menos autonomía hay más probabilidad de que se presenten esta
condición. Las niñas que presentan más traslados de residencia tienen más
probabilidades de sostener relaciones prematrimoniales. Estas chicas usan la
sexualidad para superar el sentimiento de soledad. Sus vínculos familiares y con
la comunidad pueden debilitarse: pueden y tener menos supervisión de sus
padres, ser alejadas de una familia extendida y verse involucradas en la relación
de manera casual y temporal
Uso de anticonceptivos

La mejor medida de seguridad para los adolescentes sexualmente activos es el


uso regular de condones, que les dan alguna protección contra las enfermedades
de transmisión sexual lo mismo que contra el embarazo. La mayoría de
adolescentes sexuales activos toman precauciones. El uso del condón ha
aumentado en grandes proporciones en los últimos años, quizá debido a las
campañas educativas dirigidas a prevenir la transmisión del sida. Los
adolescentes que no usan anticonceptivos, que los utilizan con irregularidad o no
saben hacerlo, tienden a ser lo de menor edad y a presentar un nivel educativo y
de aspiraciones profesionales bajo, a no participar en deportes o en otras
actividades y a consumir alcohol o drogas. Son relativamente ignorantes en cuanto
al sexo sin experiencia y se sienten avergonzados de él, por lo general no tienen
relaciones de compromiso.

Donde consiguen los adolescentes la información acerca del sexo?

Los adolescentes reconocen que tienen educación formal sobre el sexo,


usualmente con métodos de control de natalidad, enfermedades de transición
sexual, sexo seguro para prevenir la infección del VIH como decir no al sexo. Los
jóvenes que pueden contar con sus padres u otros adultos para resolver preguntas
acerca del sexo y quienes reciben educación sexual en la escuela o programas
comunitarios tienen una mejor oportunidad de evitar el embarazo y otros riesgos
relacionados con la actividad sexual.

Los medios de comunicación también ejercen una poderosa influencia en las


actitudes y el comportamiento sexual de los adolescentes. Infortunadamente, esa
influencia es negativa. Los medios de comunicación presentan una visión
distorsionada de la actividad sexual con frecuencia se le asocia con diversión,
emoción, peligro, o violencia, pero rara vez presentan los riesgos de las relaciones
sexuales sin protección. Además, la televisión tiende a reforzar el estereotipo de
la doble moral, en donde las mujeres, pero no los hombres, consideran el
matrimonio importante. Las películas y las canciones de rock se han vuelto cada
vez más explicitas en términos de sexualidad. Los videos musicales están llenos
de imágenes sexuales y de violencia en contra de las mujeres.

Embarazo y crianza en la adolescencia

Cuanto más joven es una niña al momento de iniciar su actividad sexual, menos
probabilidad hay de que utilice anticonceptivos en su primera experiencia mayor la
probabilidad de que espere para buscar ayuda sobre métodos anticonceptivos lo
mismo que mayor la de queda embarazada. Las niñas de bajos ingresos no
tienen en buenos resultados escolares tienen más posibilidad de quedar
embarazada puesto que quienes cuentan con más recursos económicos y
progresan académicamente.

La mayoría de los papas de bebes hijos de madres adolescentes no son


adolescentes, y cuanto menor sea la edad de la joven madre, mayor tiende a ser
la diferencia de edad. Alrededor de un tercio de los padres de los bebes cuya
madre tiene 15 años de edad son hombres de 21 años o más.

Casi la mitad de las adolescentes embarazadas tienen a sus bebes y criarlos por
sí mismas, muy pocas dan a sus hijos en adopción. Casi un tercio se provoca
abortos planea una séptima parte pierde a sus bebes durante el embarazo.

Ayudar a los adolescentes a prepararse para la maternidad

Una joven embarazada y soltera es especialmente vulnerable a las perturbaciones


emocionales. Sin embargo, en el manejo de su embarazo tiene la posibilidad de
experimentar sentimientos encontrados. En el momento en que necesita el mayor
apoyo emocional puede recibir menos de este, su novio puede aterrarse de la
responsabilidad y escapar, su familia puede ponerse furiosa a ella, puede verse
aislada sus compañeros de estudio. Si una joven madre y su bebe necesita un
apoyo adicional, puede resultar de gran ayuda contar con un consejero conocedor,
de confianza, e interesado en ayudar. El padre también necesita de alguien con
quien hablar que lo ayude a ordenar sus sentimientos de manera que él y la madre
puedan tomar las mejores decisiones para ellos mismos y su hijo.

La paternidad en la adolescencia problemas y soluciones

Algunos problemas suelen ser

 Síntomas de depresión

 Experiencias estresantes

 Probabilidades de retirarse de sus estudios

 Dificultades económicas

 Restricciones de otras oportunidades


 Partos prematuros

 Los hombres asumen poca responsabilidad o ninguna con sus hijos

Con respecto a los hijos

Los hijos pueden:

 Ser enfermizos

 Crecer sin padre

 Ser víctimas de abuso

 Tener problemas académicos

 Irse de la casa

 Ir a prisión

 Convertirse en padres adolescentes

Y algunas soluciones fueron

Apoyo emocional

 Sus amigos

 La familia

 Si Vivian con sus abuelas, quienes les habían dado más respaldo que sus
propias madres

Vivir con la abuela: aspectos a favor y en contra

Las abuelas son de impacto positivo como los son

- Las madres pueden seguir sus estudios

- Los infantes con bajo peso al nacer tienden a desempeñarse mejor

- Tienden a crear vínculos seguros

Y como negativos se puede mencionar

- Las madres adolescentes no desarrollan las destrezas de maternidad que les


corresponde

-Falta de independencia
-La responsabilidad económica puede aumentar la tensión y provocar conflictos.

Relaciones con la familia, los compañeros y la sociedad adulta

Los años de adolescencia ya han sido llamados una época de rebeldía del
adolescente, que implica perturbación emocional, conflicto con la familia,
aislamiento de la sociedad de los adultos y hostilidad hacia los valores de éstos.
Sin embargo, la investigación sobre adolescentes en los Estados Unidos y otros
países del mundo sugiere que menos de uno de cada cinco jóvenes por lo menos
entre quienes siguen estudiando se adaptan a este patrón de desorden,
aislamiento y perturbación (Brooks-Gunn, 1988; Offer, 1987; Offer, Ostrov &
Howard, 1989; Offer, Ostrov, Howard & Atkinson, 1988; Offer (Sir Schonert-Riechl,
1992).

La adolescencia no suele incluir amplias perturbaciones emocionales, aunque los


estados de ánimo negativos aumentan, entre varones y chicas durante estos años
(R. Larson & Lampman-Petraitis, 1989). Algunas investigaciones interculturales
sugieren que los adolescentes no presentan grandes cambios en su personalidad
y siguen siendo en gran medida las personas que siempre han sido. Además,
aunque los adolescentes reniegan de la autoridad paterna con la regularidad, las
emociones que corresponden a esta transición no llevan normalmente a conflictos
familiares de grandes proporciones hacia una "brecha generacional" agudo
rompimiento con los patrones paternos sociales (Offer & Church, 1991; Offer et al.,
1989). Inclusive, aunque los adolescentes acuden a sus amigos en busca de
compañía e intimidad, buscan a sus padres como una "base segura" desde la cual
ensayan sus alas (Laursen, 1996). La edad se convierte en un poderoso agente
de unión en la adolescencia, más poderoso que raza, religión, comunidad o
género. A veces, los adolescentes parecen creer que la mayoría de los demás
jóvenes comparten sus valores y que las personas mayor no. En realidad, la
mayor parte de los valores fundamentales de los jóvenes siguen estando más
cerca de los de sus padres de lo que suele creerse en general (Offer & Church,
1991). Con frecuencia, la "rebelión del adolescente" representa un poco más que
una serie de escaramuzas menores. Una razón para que los jóvenes se vean en
problemas es su falta de destrezas o conocimientos; pueden no saber cómo usar
un condón, cuándo dejar de beber o cuándo un amigo los está llevando hacia
actividades peligrosas. Además, se enfrentan ante situaciones nuevas, fuera de su
rutina, que son comunes para los adultos. Así, también, sus malos pasos pueden
ser más notorios; con frecuencia, los cometen en presencia de otras personas y a
menudo entran en conflicto con sus padres y maestros (Quadrel, Fischoff & Davis,
1993).
El mayor peligro de asumir que los conflictos de la adolescencia son normales y
necesarios es que padres, maestros, líderes comunitarios y legisladores de la
política social pueden considerar de manera errada que los adolescentes
"superarán" los problemas y puedan dejar de reconocer que un joven necesita
ayuda. Además, al precisar las características individuales de los adolescentes
conflictivos, es necesario prestar atención a la influencia del ambiente la familia, el
grupo de compañeros y la comunidad para encontrar los mecanismos que
reduzcan la exposición de los jóvenes a condiciones de alto riesgo.

Cómo y con quién pasan los adolescentes su tiempo

¿Cómo es el día típico de los adolescentes? ¿Con quién hacen lo que hacen y
cómo se sienten acerca de lo que están haciendo? Para responder estas
preguntas, el 75% de los estudiantes de secundaria en una zona residencial de
Chicago llevaron buscapersonas que timbraban en forma aleatoria una vez cada
dos horas mientras estaban despiertos, durante una semana. A cada estudiante
se le pidió que informara lo que estaba haciendo cuando el aparato sonaba, y en
dónde y con quién estaba. A partir de 4489 reportes, los investigadores
configuraron una imagen de la vida diaria de un adolescente (Csikszentmihalyi &
Larson, 1984).

Estos jóvenes pasaron más de la mitad de su tiempo con sus compañeros: el 29%
con amigos y el 23% con compañeros de curso. Sólo el 5% de su tiempo
permanecieron solos o con uno o ambos padres, y el 8% con padres y hermanos
juntos. Se sentían más felices con sus amigos: libres, abiertos, involucrados,
emocionados y motivados. Se divertían más con ellos; haciendo chistes, bromas y
molestando, mientras que en casa, la atmósfera tendía a ser más seria y
monótona. Estar con la familia ocupó el segundo lugar, luego siguió permanecer
solo y, al final, estar con los compañeros de curso.

De acuerdo con una investigación secuencial con 220 jóvenes blancos de una
zona suburbana, de clase media y trabajadora, que utilizaron el método de
buscapersonas n sus familias descendió de manera evidente entre las edades de
10 a 18 años, pasando del 35% al 14% del tiempo en que estaban despiertos (R.
W. Larson, Richards, Moneta, Holmbeck & Duckte 1996) Este desprendimiento de
la vida familiar no es un rechazo a la familia, sino una respuesta a la "presión" de
las necesidades del desarrollo. A comienzos de su adolescencia, los muchachos
suelen encerrarse en su habitación; parecen necesitar de momentos de soledad
para recuperarse de las exigencias de las relaciones sociales. Recuperar su
estabilidad emocional y reflexionar sobre aspectos de su identidad (R. W. Larson,
1997). Los estudiantes de secundaria pasan más tiempo libre con sus
compañeros, con quienes se identifican y se sienten a gusto (R. Larson &
Richards, 1991).

El carácter de las interacciones de la familia cambia durante estos años. El tiempo


de los adolescentes con sus familias tiende a ser "tiempo de calidad": pasan
menos tiempo que antes viendo televisión juntos sobre todo las niñas, como en
conversaciones personales con sus padres. A medida que los jóvenes crecen, se
ven cada vez más a sí mismos como los que llevan la directriz de estas charlas y
sus sentimientos acerca del contacto con los padres se vuelve más positivo (R. W.
Larson et al., 1996). En otro estudio con 121 estudiantes rurales de secundaria de
Nueva Inglaterra (edad promedio, 17 años) se consideró no sólo el tiempo que los
adolescentes pasaron con personas importantes en su vida, sino los tipos de
actividades que realizaban juntos y cuánta influencia ejercían sobre ellos estas
personas. A partir de estos criterios, los estudiantes eran más cercanos a las
parejas con quienes mantenían una relación romántica, seguido por amigos y la
madre, luego por el padre y finalmente por los hermanos. La influencia de padre y
madre siguió siendo elevada aunque el contacto descendió (Laursen, 1996). Los
adolescentes afroamericanos mantienen relaciones familiares más íntimas y
relaciones con sus compañeros menos intensas que los adolescentes blancos, de
acuerdo con entrevistas con una muestra transversal representativa de 942
adolescentes en Toledo, Ohio. Los jóvenes negros también tienden a ser más
flexibles en su elección de amigos y menos dependientes de la aprobación de sus
compañeros. Estos chicos pueden considerar a sus familias como puertos en un
mundo hostil y, por tanto, puede ser menos probable que se distancien de sus
padres (Giordano, Cernkovich. & DeMaris, 1993).

En un estudio intercultural, los investigadores le preguntaron a una muestra


representativa de estudiantes de grado once en Minneapolis cómo empleaban su
tiempo durante y después del horario de clases. Después, los investigadores
compararon los resultados con entrevistas similares de adolescentes de ciudades
taiwanesas y japonesas (Fuligni & Stevenson, 1995). Los estudiantes
estadounidenses pasan mucho más tiempo en actividades de socialización con
sus amigos, en tanto que los jóvenes chinos y japoneses pasan más tiempo en la
escuela, estudiando y leyendo como afición. No sorprende, entonces, que los
adolescentes asiáticos tengan mejores resultados académicos que los
estadounidenses, de acuerdo con los resultados con las pruebas de logros.
Además, los jóvenes en las tres culturas realizan actividades diferentes con los
amigos. En los Estados Unidos, los chicos tienden más a ir a fiestas, bailes, cine,
conciertos, eventos deportivos o a participar en actividades atléticas o a ver
televisión juntos; los estudiantes chinos y japoneses dedican más tiempo a
estudiar con sus amigos o sólo a "vagabundear". Manteniendo estas diferencias
culturales en mente.

El adolescente en la familia

La idea de que padres y adolescentes no se llevan bien surgió a partir de la


primera teoría formal de la adolescencia, del psicólogo G. Stanley Hall. Hall (1904
/ 1916) creyó que los esfuerzos de los jóvenes para adaptarse al cambio de su
cuerpo y ante las inminentes exigencias de la edad adulta se presentaban en un
periodo de "tormenta y estrés", el cual, inevitablemente, conduce a conflictos entre
las generaciones. Sigmund Freud (1935/1953) y su hija, Anna Freud (1946)
también describieron como inevitables las fricciones entre padre e hijo, ante la
creciente necesidad de los adolescentes de liberarse de la dependencia de sus
padres. No obstante, la antropóloga Margaret Mead (1928, 1935), quien estudió la
adolescencia en culturas que no eran occidentales, concluyó que cuando una
cultura brinda una transición gradual y serena de la niñez a la edad adulta, la
rebeldía del adolescente no es común. Ahora parece que toda la rebeldía no es
común ni siquiera en las sociedades occidentales, al menos entre los jóvenes de
clase media que están en la escuela, y que los chicos que son muy rebeldes bien
pueden necesitar ayuda especial. En sus estudios clásicos de muchachos de la
región del medio oeste de los Estados Unidos, Daniel Offer (1969) encontró un
alto nivel de riñas sobre temas sin importancia entre los chicos de 12 a 14 años y
sus padres, pero poca rebeldía. Un estudio de seguimiento (Offer & Offer, 1974)
encontró que la mayoría de los participantes en su adolescencia fueron felices,
tenían una imagen realista de sí mismos y estaban razonablemente bien
adaptados. Menos de una quinta parte había vivido una adolescencia tumultuosa.
En investigaciones más recientes se ha encontrado que la mayoría de los jóvenes
tienen sentimientos cercanos y positivos hacia sus padres, que comparten con
ellos opiniones similares en aspectos importantes y valoran la aprobación que
ellos les dan (J. P. Hill, 1987; Offer et al., 1988; Offer et al., 1989). Sólo entre el
15% y el 25% de las familias reportaron conflictos significativos y en ellas, a
menudo, se presentaron problemas antes de que los niños se convirtieran en
adolescentes (W. A. Collins, 1990; J. P. Hill 1987; Offer et al., 1989).

Algo de conflicto entre los adolescentes y sus padres es normal. A continuación


presentaremos niveles y fuentes de conflictos, cuáles son sus formas y la clase de
paternidad que resulta más efectiva. También estudiaremos el impacto que
produce el hecho de que la madre trabaje fuera del hogar, el divorcio y la
condición de madre soltera, así como la presión económica. Luego
consideraremos las relaciones de los adolescentes con sus hermanos.
Patrones de conflictos en la familia: influencias de la edad y el grupo étnico

Tal como los adolescentes sienten la tensión entre la dependencia de sus padres
y la necesidad de liberarse, con frecuencia los padres también tienen sentimientos
mixtos. Ellos quieren que sus hijos sean independientes pero consideran difícil
dejarlos ir. Los padres tienen que caminar sobre una línea muy delgada entre dar
a los adolescentes suficiente libertad y protegerlos de los lapsos de inmadurez de
su criterio. Muchas de las discusiones entre los jóvenes y sus padres se centran
en "cuánto" y "qué tan rápido": qué tanta libertad deben tener los adolescentes
para planear sus propias actividades y qué tan rápido pueden llevarse el automóvil
de la familia. Padres y adolescentes rara vez se enfrentan por valores
económicos, religiosos, sociales o políticos o inclusive sobre actividad sexual y el
abuso de drogas. La mayoría de los conflictos se refieren a ternas cotidianos:
labores domésticas, relaciones de la familia, trabajo escolar, vestido, dinero, hora
de llegada y amigos (B. K. Barber, 1994). Los temas de conflicto son similares en
familias con los padres casados o divorciados (Smetana, Yau, Restrepo &
Braeges, 1991) y entre los grupos étnicos. Los padres de raza blanca reportan
conflictos más frecuentes con los adolescentes que los padres negros o hispanos,
quienes tienden a reforzar expectativas de comportamiento más altas corno un
medio para sobrevivir dentro de la cultura de la mayoría (13. K. Barber, 1994). Los
adolescentes chinos de clase trabajadora en Hong Kong, cuya cultura enfatiza en
las obligaciones y la armonía familiares, reportan menos conflictos con los padres
que los adolescentes de origen europeo (Yau Smetana, 19%). Por lo general, el
conflicto en la familia surge al comienzo de la adolescencia, se estabiliza a la
mitad de este periodo y disminuye hacia el final. El aumento de las discrepancias
en la adolescencia temprana puede estar relacionado con las tensiones de la
pubertad y la necesidad de conseguir autonomía. El clima más tranquilo del final
de la adolescencia puede significar un ajuste a los cambios momentáneos de
estos años y una renegociación del equilibrio de poder entre padre e hijo (Fuligni &
eccles, 1993; Molina & Chassin, 1996; Steinberg, 1988).

Conflictos en la familia, atmósfera familiar y estilos de paternidad

A pesar del origen étnico, el nivel de discordia en la familia parece relacionarse en


primera instancia con la personalidad de los adolescentes y el tratamiento que les
dan sus padres. Estos factores pueden explicar por qué los desacuerdos en
algunas familias tienden a disiparse, mientras que en otras aumentan hasta
convertirse en verdaderas confrontaciones. Las discrepancias son más probables
con los padres que ven a su hijo adolescente con características negativas de su
personalidad (como un temperamento irritable, malhumorado o de ansiedad), un
historial de problemas de comportamiento y cuando utilizan una disciplina
coercitiva de la acción rural del medio oeste con ambos padres e hijos.

Efectos de la situación de la vida de los padres

En la actualidad, muchos adolescentes viven en familias que son muy diferentes


de las de hace unas décadas. La mayoría de las madres, corno la de Jackie
Robinson, trabajan fuera del hogar y, con frecuencia, los adolescentes cuidan de
sí mismos al salir de clases. Muchos jóvenes, como Robinson, viven con uno solo
de sus padres o con padrastros. Muchas familias, como la de Robinson, deben
afrontar difíciles situaciones económicas. ¿Cómo afectan estas situaciones
familiares a los adolescentes? Una combinación de factores pueden incidir en ello.
El impacto del empleo de la madre, por ejemplo, puede depender de si en casa
están los dos padres o solamente uno de ellos. Con frecuencia, una madre soltera
debe trabajar para evitar un desastre económico; la manera como su trabajo
afecte a sus hijos adolescentes puede depender de la cantidad de tiempo y
energía que dedique a los chicos y el tipo de modelo de rol que ella represente.
Estos factores, a su vez, pueden recibir la influencia de otros: la clase de trabajo
que desempeña, el número de horas que trabaja, el salario que gana y qué tanto
le agrada su trabajo.

Empleo de los padres. La mayor parte de las investigaciones acerca de la manera


como el trabajo de los padres afecta a los adolescentes se refiere al trabajo de la
mujer. Parte de las investigaciones han encontrado que los hijos adolescentes de
madres trabajadoras tienden a ajustarse bien socialmente con otros jóvenes; se
sienten mejor consigo mismos, tienen un mayor sentido de pertenencia y se llevan
mejor con sus familias y amigos. Por el lado negativo, dedican menos tiempo al
trabajo escolar y a la lectura como afición y más tiempo a ver televisión.

Estructura de la familia

La vida en grupo en un hogar con los dos padres es una ventaja durante la niñez
y continúa siéndolo durante la adolescencia, al menos en términos de evitar
comportamientos arriesgados. Un análisis de los datos de aproximadamente
22,000 jóvenes entre 12 y 17 años durante 1991, 1992 y 1993, en la National
Household Survey of Drug Abuse, encontró que los adolescentes que viven con
sus dos padres biológicos o adoptivos tienen menos probabilidad de consumir
alcohol, tabaco o drogas ilegales o de presentar problemas relacionados con el
consumo de estas sustancias que los jóvenes que viven con familias con
estructuras diferentes. Estos resultados siguen siendo válidos cuando los efectos
de género, edad, ingresos familiares y raza o etnia están controlados. Vivir sólo
con el papá o con el papá y la madrastra representa más riesgo que vivir sólo con
la mamá o con ésta y un padrastro. Sin embargo, los riesgos de vivir con la madre
son mayores para las niñas que para los muchachos. Los adolescentes que están
casados y viven con uno de los padres, al igual que quienes viven con la madre y
una persona que no es su pariente (quizá el novio de la madre) también tienen un
riesgo mayor.

Relaciones con los hermanos

Cuando los adolescentes comienzan a separarse de sus familias y a pasar más


tiempo con sus amigos, necesitan menos gratificación emocional de la que
acostumbraban a recibir del vínculo con sus hermanos. El descenso en el tiempo
que pasan con los hermanos es mayor que la disminución en el tiempo que pasan
con sus padres (R. W. Larson et al., 1996). Los adolescentes están menos cerca
de sus hermanos que de sus padres o amigos, reciben menos influencia de
aquéllos e inclusive se vuelven más distantes a medida que avanzan en esta
etapa de su vida (Laursen, 1996). Los cambios en las relaciones con los hermanos
pueden preceder a cambios similares en la relación entre el adolescente y sus
padres: más independencia por parte del joven y menos autoridad de la persona
mayor. A medida que los niños llegan a la secundaria, las relaciones con sus
hermanos progresivamente van siendo más equitativas y distantes (Barmester &
Furman, 1990)*. Los adolescentes aún manifiestan intimidad, afecto y admiración
por sus hermanos y hermanas, pero pasan menos tiempo con ellos y sus
relaciones son menos intensas. Los hermanos mayores ejercen menos poder
sobre los menores, pelean menos con ellos, no son tan cercanos y es menos
probable que los tengan en cuenta como compañía. Estos cambios parecen ser
bastante completos para la época en que el hermano menor tiene cerca de 12
años de edad. En ese momento, el chico menor ya no necesita tanta supervisión,
y las diferencias en competencia e independencia con el hermano mayor se
reducen (un niño de seis años es mucho más competente que uno de tres, pero
uno de 15 y otro de 12 son casi iguales). Hermanos mayores y menores tienden a
presentar sentimientos diferentes acerca del cambio en sus relaciones. A medida
que los hermanos menores crecen, el mayor pierde parte de su poder y estafas
acostumbrados y puede considerar a un hermano menor corno una verdadera
molestia. De otro lado, los hermanos menores tienden a buscar a los mayores -
como Jackie Robinson lo hizo con su hermano Mack— y tratan de sentirse "más
grandes" para identificarse con ellos y emularlo. Inclusive a la edad de 17 años,
los hermanos menores tienen más posibilidad de buscar consejo acerca de sus
planes y problemas con sus hermanos mayores, a recibir la influencia de éstos y a
sentirse satisfechos con el apoyo que reciben de ellos. Existe más consejo entre
hermanas que entre hermanos o entre un hermano y una hermana.

El adolecente en el grupo de los compañeros:

Jackie Robinson descubrió una fuente importante de apoyo emocional durante la


compleja transición de la adolescencia, lo mismo que una fuente de presión para
el comportamiento que los padres puedan deplorar, es la creciente vinculación en
los jóvenes con sus compañeros. Los adolescentes viven sus rápidos cambios
físicos compartiendo con otros que vivan en la misma situación. Los jóvenes que
desafían los patrones de los adultos y la autoridad paternal encuentran un nuevo
afianzamiento al buscar consejo de amigos que están en su misma situación. Los
adolescentes que cuestiona la valides de los modelos de comportamiento de sus
padres, pero no tienen bastante seguridad en sí mismo como para estar solos,
buscan a sus compañeros para demostrarles qué está “a la moda”. El grupo de
compañero es una fuente de afecto, simpatía, entendimiento y orientación moral,
un sitio para experimentar, un ambiente para lograr autonomía e independencia de
los padres. Es un sitio para establecer relaciones íntimas que sirven como
“ensayos” para familiarizarlos con relaciones románticas en la edad adulta.
(Buhrmeste, 1996; Coleman, 1980; Gecas & Seff, 1990; Laursen, 1996; P.R.
Newman, 1982).

El estatus dentro del grupo de compañeros:

En estudios sociométricos, a los niños se les pide, por lo general, nombrar a los
compañeros de clase que les agradan menos. Estos estudios han identificado
cinco tipos de grupos de estatus de compañeros:

1. Populares: los niños muchos calificativos positivos.

2. Rechazados: quienes reciben muchos calificativos negativos.

3. Ignorados: quienes reciben pocos calificativos de cada clase.

4. Controversiales: aquellos que reciben muchos calificativos positivos y


negativos.

5. Promedio: que no reciben una cantidad inusual de calificativos de cualquier


tipos.
En el norte de Grecia se utilizó esta misma técnica pero le adicionaron las
calificaciones de los maestros y de los mismos muchachos. A los jóvenes también
se les pidió que mencionaran a dos de sus compañeros que más se ajustara a
ciertas descripciones de comportamiento por ejemplo:

 Riñe a menudo con otros estudiantes.

 Le agrada a todos y ayuda a todos.

 Se meten en problemas con el profesor.

Al combinar y comparar las diferentes evaluaciones, los investigadores pudieron


elaborar un retrato de los adolescentes rechazados, ignorados y controversiales.
Estos estudios realizados en Estados Unidos, los jóvenes rechazados tuvieron los
mayores problemas de ajustes y también presentaron dificultades académicas en
la pruebas de logros.

Amistades:

Las amistades son muy diferentes de las relaciones familiares. Son más
igualitarias que las relaciones con los padres, quienes detentan un mayor poder, o
con los hermanos que suelen ser mayores o menores. Las amistades se basan en
la elección y el compromiso. Del mismo modo, son más inestables que las
relaciones familiares. La conciencia del carácter diferente de las amistades y de lo
que se requiere para mantenerlas, surge en la adolescencia. Los adolescentes
tienden a elegir amigos influyen entre sí hasta volverse más parecidos. Por lo
general, los amigos son de la misma raza y tiene un estatus similar dentro del
grupo.

Cómo interactúan las influencias de padres y compañeros:

A menudo, la delincuencia se atribuye a la influencia del grupo de compañeros; los


padres se preocupan parque su hijo “pueda caer en el grupo equivocado” y se
sientan importantes frentes a las influencias de los compañeros. Estas influencias
pueden ser más fuertes en algunos casos límite: un joven con tendencias
moderadamente desviadas puede ser impulsados en una dirección u otra por sus
amigos. La paternidad que no consigue buenos resultados continúa en la
adolescencia. El comportamiento antisocial a esta edad se relaciona
estrechamente con la tendencia de los padres a usar unas disciplinas indulgentes
y a ser incapaces de controlar de cerca las actividades de sus hijos. Los padres
también tienen una influencia directa considerable en la selección que sus hijos
hacen de los amigos. El etilo de paternidad democrático puede ayudar a los
jóvenes a interiorizar patrones que los protegen contra influencias de compañeros
negativos y los acercan a los positivos. El comportamiento de los adolescentes
también puede recibir la influencia directa de la manera como fueron educados
sus amigos.

Prospectos a largo plazo:

La mayoría de los delincuentes no crecen para convertirse en criminales; muchos


que no son infractores consuetudinarios simplemente crecen con sus
“inclinaciones salvajes” (L. W. Shannon, 1982). La delincuencia llega a su punto
máximo alrededor de los 15 años y después desciende, a diferencia del consumo
del alcohol y la actividad sexual que son más persistentes con la edad. Dado que
estas dos últimas situaciones son aceptadas como parte de la vida del adulto, no
sorprende que los adolescentes crezcan deseando vincularse a ella cada vez más
(Petersen, 1993). El comportamiento antisocial que no es aceptado en la edad
adulta puede disminuir cuando la mayoría de los adolescentes y sus familias se
ponen de acuerdo acerca la necesidad de los jóvenes de lograr algo de
independencia. Los adolescentes con ingresos medios y altos pueden verse en
problemas de comportamiento y luego dejarlos, pero los adolescentes de familias
con bajos ingresos que no vean otras alternativas positivas tienen más
probabilidad de adoptar un estilo de vida antisocial permanente (Elliott, 1993). La
delincuencia y el crimen tienden a concentrarse en vecindarios pobres y
superpoblados con escasez de vivienda, altos índice de desempleo y poblaciones
principalmente de grupos minoritarios. Un joven que se ve que la única gente rica
del vecindario es traficante de drogas puede ser seducido a una vida de crimen.

Como predecir y prevenir la delincuencia:

¿Se puede saber de antemano quienes se convertirán en delincuentes juveniles?.


Algunos estudios sugieren una influencia genética, pero esta es relativamente
pequeña en comparación con factores como el estilo de paternidad, atmosfera de
la familia y nivel socioeconómica. Sin embargo, el riesgo es mucho mayor cuando
estas condiciones se combinan.

La delincuencia crónica puede ser predecible a partir de una compleja red de


interacción temprana de factores de riesgo (Yoshikawa, 1994). Los niños con
riesgos genéticos cuyo padres biológicos son antisociales o alcohólicos, o ambos;
tienen más posibilidad de convertirse en delincuentes habituales si están
expuestos a los conflictos de la familia desde una edad temprana. Quienes
tuvieron complicaciones al nacer como como ser prematuros, con bajo peso con
anorexia u otro trauma están en mayor riesgo si al crecer pertenecen a familias de
escasos recursos económicos e inestables. Los infantes con vínculos de
inseguridad o cuyos padres discuten y pelean con demasiadas frecuencias, tienen
mas riesgos si los padres son hostiles, los rechazan, son insensibles o
negligentes. Las personas jóvenes en condiciones de pobrezas tienen más riesgos
si pertenecen a familias grandes y con conflictos, si tuvieron complicaciones al
nacer o si sus padres tiene poca educación o son enfermos mentales. De otro lado
los jóvenes con bajos ingresos tienen menos riesgos si han sido criados en un
ambiente con una mescla de disciplina y afecto y si su capacidad verbal es normal
para sus edad.

¿Existe un “adolecente universal”?

Algunos de los adolescentes crecen en medio de las tenciones internas y externa


de sus países. Sin embargo Daniel Offer y sus colegas encontraron similitudes
subyacentes en la autoimagen, entre adolescentes de diferentes países alrededor
del mundo.
CONCLUSION

Para construir una identidad, los adolescentes deben calcular y organizar sus
habilidades, necesidades, intereses y deseos, de modo que puedan expresarse en
un contexto social, en muchas ocasiones los adolescentes extienden su confianza
de los padres a los tutores o a sus enamorados.

Los jóvenes también pueden demostrar confusión asumiendo comportamientos


infantiles para evitar resolver conflictos o comprometiéndose de manera impulsiva
con cursos de acción poco analizadas.

Aunque las relaciones entre los adolescentes y sus padres no son siempre
agradables, la rebeldía del adolecente en su totalidad no parece común, y los
padres y sus hijos adolescentes a menudo comparten valores similares. Los
adolescentes pasan la mayor parte del tiempo con sus compañeros, pero las
relaciones con los padres siguen teniendo un rol importante en su desarrollo.

La sexualidad es un tema muy delicado que lastimosamente según estudios ya


realizados empieza desde la corta edad de la adolescencia en donde los
sentimientos están tan encontrados y confundidos y con poca orientación y
cuidado los adolescentes ganan consecuencias poco agradables con
enfermedades y embarazos a temprana edad. Es importante tomar en cuenta y
tener presente el cuidado que se debe tener a esta edad con los jóvenes para así
evitar casos peores.

También podría gustarte