El Caso Gaspar
El Caso Gaspar
El Caso Gaspar
Elsa Bornemann
Nunca lo hubiera hecho: ya era el mediodía... los autos circulaban casi pegados
unos contra otros. Cientos de personas transitaban apuradas de aquí para allá.
—¡Cuidado! ¡Un loco suelto! —gritaron a coro al ver a Gaspar. El muchacho las
escuchó divertido y siguió atravesando la avenida sobre sus manos, lo más
campante.
—Está detenido —aseguró uno de ellos, tomándolo de las rodillas, mientras los
otros dos se comunicaban por radioteléfono con el Departamento Central de
Policía. ¡Pobre Gaspar! Un camión celular lo condujo a la comisaría más
próxima, y allí fue interrogado por innumerables policías:
—¿Por qué camina con las manos? ¡Es muy sospechoso! ¿Qué oculta en esos
guantes? ¡Confiese! ¡Hable!
Ese día, los ladrones de la ciudad asaltaron los bancos con absoluta
tranquilidad: toda la policía estaba ocupadísima con el "Caso Gaspar—sujeto
sospechoso que marcha sobre las manos".
A pesar de que no sabía qué hacer para salir de esa difícil situación, el
muchacho mantenía la calma y —¡sorprendente!— continuaba haciendo
equilibrio sobre sus manos ante la furiosa mirada de tantos vigilantes.
Finalmente se le ocurrió preguntar:
Así fue como Gaspar recobró la libertad de hacer lo que se le antojara, siempre
que no molestara a los demás con su conducta. Radiante, volvió a salir a la
calle andando sobre las manos. Y por la calle debe encontrarse en este
momento, con sus guantes, su galera y su valija, ofreciendo manteles a
domicilio... ¡Y caminando sobre las manos!