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Ensayo Lazarillo

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La pobreza como elemento transversal que determina la condición de

vulnerabilidad y dependencia en el Lazarillo de Tormes

En la obra Lazarillo de Tormes la pobreza posee especial notabilidad y resulta una


pieza altamente interesante ya que se presenta, desde mi perspectiva, como el
cohesionador del texto en sí. La vida de Lázaro, sometida al infortunio y a las
adversidades, obtiene de la pobreza un ingrediente catalizador y básico para el
desarrollo de la trama, pues, como se intentará explicar a lo largo de este trabajo, ella
funge como el factor decisivo que rige el destino del personaje.

Dicho esto, en el presente texto se pretende analizar y mostrar como la pobreza es


el elemento transversal que determina la condición de vulnerabilidad y dependencia del
Lazarillo a lo largo de su historia. Para esto se hablará de tres ejes de la obra: 1) el
Lazarillo de Tormes como crítica social y moral; 2) la violencia; 3) el tema “arrimarse a
los buenos”.

Un breve acercamiento a la obra

Según los estudiosos las fechas de las primeras ediciones de la obra datan del
año 1554 y fueron publicadas simultáneamente en las ciudades de Burgos, Amberes,
Alcalá de Henares y Medina del Campo. Es catalogada una novela picaresca en la que
se realizan diversos juegos lingüísticos1 que demuestran una estructura compleja que
dan cuenta de la condición letrada de su autor.

El autor coloca al pícaro y al mundo que lo rodea dentro de una verosimilitud narrativa,
en consonancia con su personalidad y el medio ambiente en el que vive, esto se
consigue intentando que la lengua sea un reflejo de este telón de fondo social; de ahí
que abunden los vulgarismos y un estilo coloquial, con el que se intenta un
acercamiento a la situación existencial del protagonista y de su medio ambiente.
(Rahmoune, 2015/2016, p.69)

Como menciona Rehmoune, el uso concienzudo del lenguaje sugiere que el


autor del texto poseía un amplio dominio de la lengua. Lo que no solo convierte al
Lazarillo de Tormes en una crítica social, como la han visto muchos y se trabajará mas

1 Con estos juegos lingüísticos me refiero a la unidad temática de la obra. Unidad que se consigue
a través de la organización de los tratados (los tres primeros pueden pertenecer a un grupo, los 4
siguientes a otro), la temporalidad discursiva y la efectividad con la que se organiza su trama para
demostrar lo que lleva a Lázaro ser como es.
adelante, sino una obra de arte por su estructura interna. Sobre este respecto menciona
Jaen que la obra Lazarillo de Tormes puede entenderse desde un posible carácter
binario; una “tremenda sátira a la sociedad (...) [y] una compleja obra de arte” (1968, p.
130).

La historia responde a una orden hecha por un amigo del Arcipreste San
Salvador para conocer “el caso muy por extenso”, lo que queda claro en el prólogo,
pues te funge como una introducción al porqué de la obra. Lázaro, como narrador y
personaje principal de la obra, recorre a través de los diferentes tratados un camino en el
que “la afirmación del ser lleva implícita la conciencia de un progreso activo, de una
larga batalla librada contra el mundo, de un "haber llegado a ser," es decir, la conciencia
del tiempo.” (Guillen, 1957, p. 272). Lázaro reflexiona sobre su vida para explicar a
Vuestra Merced, desde el prólogo, aquello que le lleva a su posición y situación actual.

En este proceso de reflexión o autoproyección, como menciona Guillen, la


estructura y el tiempo narrativo se modifican según la relevancia de las circunstancias y
según su uso estético, “la disposición temporal (…) es continuo, de andadura y
velocidad cambiantes. (1957, p. 278). Por ejemplo, los primeros tratados en los que
Lázaro pasa grandes desventuras con sus amos, situaciones de hambre y pobreza, la
extensión resulta mayor en comparación con los siguientes, en los que la situación del
personaje comienza a mejorar.

Ahora bien, esta disposición en específico permite obtener un punto de partida


para el análisis aquí propuesto, dado que son precisamente en estos primeros tratados en
los que el Lazarillo adquiere sus mayores transformaciones como personaje y donde
más claramente se observa la incidencia de la pobreza en el desarrollo de su ser.

La obra como crítica social a la situación de pobreza

Como ya se mencionó en el apartado anterior, la obra, Lazarillo de Tormes,


posee un carácter binario como objeto estético y crítica social. Es crítica social porque
en ella se puede observar diferentes problemas de la España de la época, como es el
caso de la mendicidad o la situación de la iglesia.

En la sociedad cristiana medieval el pobre tiene necesidad del rico para sobrevivir, pero el
rico tiene necesidad del pobre para comprar su salvaci6n; en esta sociedad en donde los
campos de lo sagrado y de lo profano se intrincan estrechamente y en donde se supone que
la organización de las estratificaciones sociales procede de la voluntad divina, la caridad
ejecuta la función de una fuerza reguladora de las impulsiones sociales. (Cros, 1996/1997,
p. 83)

Sin embargo, para la época en la que se especula fue escrito el Lazarillo se


presenta una inversión de los valores cristianos que se mencionan en la cita anterior. El
mismo autor nos indica que “la pobreza deja de ser una virtud y se convierte en una
enfermedad social. (1996/97, p. 83). No es de extrañar, por tanto, la situación que vive
el Lazarillo, puesto que desde su ‘vil’ linaje (padre ladrón) su condición de pobre
determina sus pasos y sus infortunios. Desde la acción de obediencia que se muestra en
el prólogo, el maltrato al que es sometido por el ciego siendo un niño aún muy pequeño
o su incapacidad de independencia pues siempre requiere de un amo; todos son
muestras de la enfermedad que padece: la pobreza.

Durante toda la obra la condición de vulnerabilidad se asocia directamente a la


pobreza. Una pobreza que se da, no solo por la escases de diversos recursos, sino
también por la ignorancia, el desentendimiento social, la violencia y las condiciones de
vida precarias. La pobreza según Jojima (1997) se presenta como una metonimia de
una crisis de valores en la cual “la laboriosidad y la caridad en el Lazarillo corren a
cargo de los pobres, los cuales nos son presentados no como el grupo amenazante, sino
como el grupo amenazado” (p.334). La pobreza es una enfermedad que no atañe a las
clases sociales más privilegiadas, relegándola, dentro de la estructura satírica del
Lazarillo, a un problema de pobres para pobres.

La pobreza, entendida como un estado económico y mental, le convierte en un


marginado social, dentro de un círculo vicioso del cual ni el Lazarillo ni Lázaro pueden
salir. Pasa su vida de mano en mano; primero con el ciego, seguido por el clérigo, un
escudero, el fraile, un buldero, un capellán y finalmente el alguacil; sin poder modificar
esa existencia que busca simplemente sobrevivir.

Paralelamente, en esta exclusión de los pobres es en donde se hace la crítica a la


iglesia y el clero. “Los clérigos, en vez de moralizar cristianamente, como es su deber,
inmoralizan al joven.” (Pavon, 2001, p. 290). El Lazarillo – niño, adolescente y adulto –
sufre a manos de sus amos quienes están relacionados de alguna u otra forma con la
iglesia, salvo el escudero y el alguacil. Empero, todos ellos poseen una moralidad
cristalizada, deformada o carente; el ciego y el clérigo son avariciosos, además el ciego
es pícaro y le maltrata; el escudero es mentiroso, el fraile resulta mundano, el buldero
un tramposo. Sólo de dos amos no se puede decir mucho dado que el texto no habla a
profundidad de ellos, el capellán y el alguacil. Sin embargo, el arcipreste de San
Salvador que no es presentado como amo, pero podría tomarse por tal resulta ser un
libidinoso y sacrílego al dormir con la esposa de Lázaro.

La crítica más dura del relato se proyecta asimismo sobre los religiosos, y no tanto por las
acres censuras que se realizan sobre cada uno de ellos, sino, sobre todo, porque el ascenso
material y social del protagonista lleva anejo un simultáneo y marcado descenso moral
(Pavon, 2001, p. 288)

Con esto la pobreza muta de forma, ya no es sólo una alusión a la economía


precaria del personaje, pues a partir del Tratado V su situación empieza a mejorar, sino
que se transforma en una pobreza moral “su experiencia de la vida le ha creado una
visión errónea de la moral, según la cual, como demostró Wardropper, «lo bueno» y «la
bondad» se identifican con «lo conveniente» y «lo provechoso».” (Pavon, 2011, p. 296).
Lázaro aprende a sobrevivir con lo que tiene a su alcance; desde lo que vive con el
ciego, el clérigo y el escudero, hasta lo que sucede con el “caso muy por extenso” se
reitera esto. Él, como pidió su madre “es bueno”, pero dentro de una perspectiva de
conveniencia, aun cuando esta conveniencia resulte siempre en un nivel de violencia y
vulnerabilidad de su ser.

La violencia

Como se ha dicho, en múltiples situaciones Lázaro es la víctima y el hombre al


que sigue, su amo, el victimario. Él vive dentro de una condición de desgracia
permanente con diferentes matices.

En un primer momento, esta desgracia se da con el abandono maternal, ya que


este le crea el primer nivel de vulnerabilidad. La inexistencia del vínculo familiar que le
provea amor, formación, protección, así como el desdibuje y la ausencia de las dos
figuras paternas desde temprana edad, pues su padre es condenado a muerte, se
convierten en el principal problema tratado en la obra, que da pie al infortunio que
precede la vida de Lázaro. Él nunca consigue la gracia del bienestar y esto, sumado la
condición de pobreza permanente, lo somete a una vida de esclavitud y dependencia, de
la que le es imposible liberarse.

Carente de una familia normal según los parámetros de la época. Esta frustración se
extiende a toda su historia y aspectos de su vida, ya que no sólo fracasarán sus intentos de
construir una célula familiar compensatoria (con sus amos, con su mujer) sino también la de
satisfacer su hambre e incluso la de cambiar de status social. (Pavón,2016, p.7)

Por estas razones Lázaro siempre debe obediencia, siempre padece y debe aceptar
lo que puede. Su condición de vulnerabilidad no le permite aspirar a más de lo que se le
da. Por tanto, la violencia que genera esta situación de precariedad y pobreza se
transforma en “el elemento que echa a andar la maquinaria narrativa” (Pavon, 2016, p.
2). El Lazarillo lleva consigo la enfermedad de la pobreza que le da a otros poder sobre
su ser y su quehacer; es lo que permite que otros violenten sus derechos. Su moralidad
está trastocada, su estructura familiar desdibujado, su ser, por tanto, oscurecido y
deslegitimado.

No obstante, es a partir de la violencia, física o simbólica, de la que es víctima


Lázaro que aprende o sobrevive. "Tanto Lázaro como Lazarillo sufren las acciones de
los demás y sus acciones no son sino reacciones que se ve forzado a realizar para
sobrevivir." (Pavon 2016, p. 9). Con el ciego hace maldades como venganza de su
sufrir, ejemplo el caso del poste “¿Cómo y oliste la longaniza y no el poste? ¡Olé!
¡Olé!” (Anónimo, 1554, p. 130). A el clérigo le roba comida por su extrema hambruna.
Al escudero le ayuda y alimenta y así sucesivamente con cada uno de sus amos, incluso
con el Arcipreste a quién le omite el adulterio que comete al dormir con la esposa de
Lázaro solo para mantener su estilo de vida y “cumbre de toda buena fortuna”
(Anónimo, 1554, p. 205).

El tema ‘Arrimarse a los buenos’

Finalmente, a lo largo de la obra Lázaro sigue el consejo de su madre de “ser


bueno”. Esto se refiere a que Lázaro sigue el dicho que reza Arrímate a los buenos y
serás uno de ellos. Él se somete a los amos que resultan en una posición superior,
porque les considera ‘buenos’, pero en un sentido material. “Por un corrimiento de
significados lo “bueno” y moralmente correcto será aquello que le procure sustento y
bienestar económico.” (Pavon, 2016, p. 10). Dentro de la obra los buenos son los que en
apariencia pueden saciar el hambre física o afectiva del Lazarillo. Mas él realmente no
se arrima a los buenos, porque, como se ve en cada tratado, Lázaro termina siendo el
engañado, el que la pasa mal. Él busca servir a las personas que socialmente son
tildadas de buenas, bien vestidas o de acomodadas como el clérigo, el bulero, el
escudero, el Arcipreste, pero dentro de la construcción literaria no lo son, pues resultan
mezquinos, tramposos, mentirosos, deshonrados, libidinosos.

Así, buenos no son los que se pensarían ‘buenos cristianos’, sino que “son los
que le facilitan el dinero que le hace falta para comer, los que le aseguran la
supervivencia” (Wardropper, 1961, p. 442). Ejemplo de esto es “el caso muy
mencionado” (p. 96) que es muestra del interés de Lazaro por este “arrimarse a los
buenos” pues estos le dan cierto cobijo y noción de estabilidad, aunque realmente su
situación resulte precaria. Lázaro, ya no Lazarillo, se aferra a esto y lo transforma en “la
presunción de honra y ostentación de ascenso (...) a contrapelo de todo y de todos.”
(Wardropper, 1961, p. 443 ). Él no tiene nada a lo que apegarse, su pobreza y, por tanto,
hambre de afectiva, emocional y económica hacen que no acepte dicha situación, sino
que se convenza a sí mismo de su inexistencia.

Lázaro decide cegarse de la verdad y armar un imaginario de vida en donde “el


caso tan mencionado” no le afecta, no está presente, no existe; aun cuando las señales y
las personas le dicen lo contrario. “El provecho para él es el manantial la honra”
(Wardropper, 1961, p. 444); por tanto, para ascender y salir de su situación de pobreza
que ha regido toda su vida, se vale de quienes pueden serle de algún provecho, aunque
mínimo que le permita su existencia sin esta condición precaria que rigió su vida.

Conclusiones

Recogiendo lo anterior, en primera medida se puede decir que la dependencia del


Lazarillo no solo económica sino afectiva, en la que su punto de partida es la disolución
y transgresión de los lazos familiares en su niñez.

Los vínculos familiares, además de ser una condición sanguínea y genética, son
una experiencia de lazos emocionales que, aunque no se desprenden a lo largo de la vida
del ser humano, sí deben separarse física, mental y emocionalmente para encontrar el
equilibrio. No obstante, en aquella separación debe existir la entrega de una herencia
simbólica de los padres hacia sus hijos como fuerza e inspiración que los motiva a
tomar su propio camino y a encontrar en su ruta las condiciones necesarias para sentirse
plenos, autónomos, libres, felices, sólidos, sanos y satisfechos. Igualmente, esto
reproduce un legado que es entregado a sus hijos como una herramienta única, sutil y
completa, una condición que lleva al ser humano a ser consciente de su postura en el
mundo.

Al desdibujarse estos lazos familiares, Lázaro queda desprovisto de apoyo, de


algo que confirme ‘quién es’ y su función en el mundo. Cae en una pobreza afectiva y
moral que es llenada insatisfactoria y negativamente.

Esto lleva al Lazarillo a aceptar la inmoralidad de los personajes, debido a su


condición de enferma pobreza, que lo relaciona con el infortunio, la vulnerabilidad, la
dependencia y la violencia a la que es sometido el Lazarillo durante toda su ascensión y
transformación a Lázaro. Sin embargo, incluso en ese momento debe continuar
aceptando la inmoralidad, pues de esta depende directamente la cúspide que de
bienestar que a alcanzado.

La pobreza y la ausencia de la familia son dos elementos claves concebidos en la


obra. Están sujetos uno al otro como un callejón sin salida que somete al personaje a la
necesidad y aquella necesidad lo lleva a condiciones precarias, donde debe someterse a
tratos inhumanos con la intensión de calmar su hambre. Hambre que se convierte en una
necesidad desde los corporal y lo mental que lo encamina a aceptar las migajas que
recibe de los buenos bajo los que se acoge.

Así, Lázaro es excluido y esclavo de sus propias necesidades como de otros. Por
esa hambre que siente Lázaro sigue a múltiples hombres. Al final, inclusive, por hambre
se somete a un matrimonio donde la lealtad y la honra que ha querido alcanzar se ven
mezcladas y turbias. Se trata de una lealtad y una honra puestas en duda, que por
hambre decide aceptar y hasta autoconvencerse de la transparencia y ventura de estas.

Teniendo en cuenta todo esto, la pobreza es el elemento crucial de la obra porque


de allí parten todas las desventuras y acciones del personaje. Es por pobreza que su
linaje resulta vil, es por pobreza que es abandonado por su madre en manos del ciego, es
por pobreza que el Lazarillo soporta todas las desavenencias y violencias que cometen
sus dos primeros amos para con él, es por pobreza que cae en la mendicidad, así como
por pobreza que su hambre de ‘una vida mejor’ lo lleva a ir perdiendo su moralidad en
favor de una materialidad que le permita subsanar el hambre física que lo ha regido
durante toda su vida.

Presentado por: Eliana Rosero Castañeda

Referencias Bibliográficas

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Universidad de Pennsylvania, Revista Hispánica Moderna, Año 39, No. 3, pp.
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Da Silva, M. (2014). El hambre y el tema social en la obra “Lazarillo de Tormes”.


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Guillén, C. (1954). La disposición temporal del Lazarillo de Tormes. Pensilvania,
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Jojima, P. (1997). La pobreza en El Lazarillo de Tormes como metonimia de una crisis


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Pavón, M. (2016). Cuerpo e identidad en Lazarillo de Tormes. Buenos Aires, Argentina.


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Rahmoune, H. (2014-2015). Crítica social en el Lazarillo de Tormes, Autor Anónimo.


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Wardropper, B. W. (1961). El trastorno de la moral en el Lazarillo. México: Nueva


Revista de Filología Hispánica, Año 15, No. 3/4, pp. 441-447.

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