Libro Psicología y Cultura Del Sujeto Que Aprende (Aique 2001)
Libro Psicología y Cultura Del Sujeto Que Aprende (Aique 2001)
Libro Psicología y Cultura Del Sujeto Que Aprende (Aique 2001)
Introducción
1
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
2
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Cap. 7. La discriminación
Una problemática actual y acuciante
Conceptos básicos
Tipos de discriminación
Prejuicios más comunes
La sociedad y sus grupos
La escuela y la diversidad
Los alumnos y sus diferencias
El contexto posmoderno
Las bases psicológicas de los prejuicios
Las víctimas y las secuelas de los prejuicios
Bibliografía
3
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I
Más allá del principio de acuerdo sobre la pertinencia y la importancia del cono-
cimiento psicológico para la educación y la enseñanza, es innegable que el proceso
educativo supone reconocer el complejo fenómeno interaccional entre un docente y
un alumno, en función del aprendizaje de un contenido.
5
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
6
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
En la vida diaria no basta con tener conocimientos sobre alguna forma de com-
portamiento para asegurar la realización de dicho comportamiento. Del mismo modo,
la instrucción o la información teórica resulta insuficiente para conseguir resultados
positivos en algunas de las áreas de la formación, como en los casos de formación
estética, ética, religiosa, cívica u otras (6).
Esto nos lleva a plantear, junto con el aprendizaje, la importancia de la com-
prensión (7), que consiste en una diversidad de acciones o desempeños, demostrati-
vos de que la persona entiende un concepto, lo amplia, es capaz de asimilar un co-
nocimiento y utilizarlo de forma innovadora en otras situaciones y de manera efectiva
y pertinente.
Así, cada sujeto construye un sistema de interpretación de la realidad, a la que
pueda transformar, y también inventar y crear, y desarrolla sistemas de los fenóme-
nos cada vez más adecuados a la realidad en la que vive.
Podemos decir que la idea de educación nos hace pensar en un encuentro entre
personas, un encuentro humano, inmerso en un entorno, un tiempo y un es pacio, en
el cual todos somos, cada uno a su manera educadores y educandos, reconociendo
en todo contacto humano un matiz educativo.
Este encuentro peculiar de los humanos entre sí y de éstos con su circunstan-
cia es por excelencia un fenómeno relacional y relacionante y, por consiguiente, un
proceso bipolar, movilizado tanto horizontal (influencia mutua entre individuos, grupo,
institución y sociedad) como verticalmente (influencia entre generaciones). En
términos generales, la educación abarca fenómenos que exceden la escolarización y
se cumplen mediante experiencias vitales, formación familiar, medios de comunica-
ción, grupo de pares, relaciones laborales, tradiciones sociales, etc. (8).
En este trabajo no analizaremos cualquier relación educativa, sino solamente
la que se entabla entre los protagonistas de la educación escolar: el sujeto de la
educación (educando) y el educador. En ella se produce una intervención intencional
y sistemática como proceso de enseñanza y aprendizaje, en función de un objeto
de conocimiento, propio de la relación didáctica y en un entorno particular, la
institución escolar.
Hemos planteado el hecho educativo como un ser y un acontecer, en los cuales
se produce una comunión, un encuentro donde las partes interdependientes se
transforman, cambian y se desarrollan.
Hablamos entonces de interacción, sustentada en los vínculos que caracterizan
la particularidad humana de la relación. Aunque el aprendizaje resulte mutuo, la
posición del educador no es la misma que la del educando, ya que existe una asi -
metría en los roles del proceso. En el acto de enseñar, el educador organiza tanto
los contenidos como un plan de acción intencional, secuencia y selecciona, asu-
miendo también, un compromiso personal con la tarea que realiza, ya que es el en-
cargado de implementar estrategias de enseñanza para motivar y acompañar la
acción de aprender propia del alumno; es la cara visible de un curriculum que re-
presenta mucho más que los contenidos que enseña (9).
Los contenidos son saberes valorados y consensuados socialmente, represen-
taciones de la realidad, pensados didácticamente para el desarrollo integral del
alumno como meta. Afirmamos la importancia de los contenidos como expresión de
la realidad a través del pensamiento y por lo tanto, dichos contenidos se
reconstruyen y reelaboran permanentemente (10).
7
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Concebir las propuestas didácticas desde una base vincular supone pensar en
un ser social con una historia previa, particular y propia y no en un ser aislado, in-
dividual y descontextualizado. El conocimiento se produce socialmente y los vínculos
intervienen de manera preponderante en esta producción. Vínculo significa lazo o
unión que se produce como experiencia intelectual y emocional entre dos o más
personas relacionadas íntimamente. Comprende una estructura compleja que in-
cluye un sujeto para sí y a los otros significativos para él. En la base de esta unión
confluyen dos factores: uno es la comunicación y otro el aprendizaje.
La comunicación tiene una dimensión objetiva (intercambio) y otra subjetiva
(significación). El vínculo se establece siempre en un contexto entendido como un
tiempo y un espacio determinados y en donde nacen relaciones afectivas tanto po-
sitivas como negativas, las cuales se internalizan y pasan a formar parte de la per-
sonalidad de los interlocutores.
Estos vínculos, al hacerse propios e internos, marcan la diferencia entre la re-
lación vincular y la mera relación superficial. El otro no es cualquiera, es un otro
significativo con el que se construyen experiencias de valor.
En la relación educativa se recrea el conocimiento como un pensar y un actuar
con el otro en una relación dinámica y dialéctica donde los sujetos del proceso son
seres comprometidos con el valor del objeto de conocimiento (11).
Por último, los vínculos, al internalizarse, forman redes vinculares característi-
cas de cada persona y, en esas redes, encuentran significado sus experiencias par-
ticulares.
LA COMUNICACIÓN HUMANA
8
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
LA COMUNICACION DIDÁCTICA
9
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Hay algunas reglas específicas que dominan la vida en el aula, reglas propias
de cómo y cuándo actuar. Esta interacción está formada por mensajes directos e
implícitos sobre tareas académicas y reglas de participación. Normalmente, el pro -
fesor establece esas reglas de interacción mediante la presentación de tareas de
diversos tipos:
• grupales en las que el alumno interactúa con sus pares para un logro
en común.
10
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
11
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
La forma puede hacer que los contenidos alteren su significación posible y ten-
gan consecuencias en el grado de apropiación por parte del alumno.
El docente produce así la reelaboración de los contenidos en el hecho de en-
señarlos; lo hace según sus gustos, ideologías, su propia historia, valores, creen-
cias, es decir aporta su propia y particular manera de entender ese mundo que en
ellos se representa.
Los alumnos por su parte intentan articular los contenidos (y en algunos casos
lo logran y en otros no), con sus propios modos de ver la realidad. Como vemos, en
el ámbito escolar se producen muchos tipos de conocimientos.
Entendido de esta manera, el conocimiento y los contenidos están ligados a su
existencia social y material en el aula y presentan múltiples dimensiones que resul -
tan de sus maneras de conformarse por la repetición, la oralidad, la textualidad, la
interrogación, la dinámica de los grupos y los problemas que surgen de la interac-
ción entre sus miembros.
12
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
ESTILOS Y FORMAS
13
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
14
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Otras materias (las que el alumnado llama las de “verdad”), suelen seguir li-
neamientos distintos, usualmente centrados en la autoridad del profesor y los con-
tenidos. Las ciencias sociales o humanas, más participativas rigen para la vida fuera
del trabajo. En la enseñanza de las ciencias experimentales y exactas y los talleres,
asociados a lo laboral se emplea un estilo más autoritario. El mensaje de esta
alternancia entre democracia y autoritarismo suele ser bien simple: la vida política en
concepto se basa en la democracia, pero en la división del trabajo y en la vida real
predominan el autoritarismo y la desigualdad. De la misma manera que la división
ideológica del aula, se vislumbra la sociedad. Así el voto (democracia representativa)
permite la expresión político ideológica y la crítica abstracta, pero en el terreno de la
vida práctica y la economía hay una oposición entre democracia representativa y
participativa. Los ciudadanos aceptan la autoridad natural del mercado y delegan el
poder en el representante como salvador sin acción personal. En este ejemplo se
descubre un doble discurso social acerca de los sujetos y su valor, que se manifiesta
en la selección de los contenidos, las formas y los estilos de enseñanza. El ejemplo
muestra también la necesidad de reflexionar acerca de cuál es el verdadero mensaje
que como comunidad educativa queremos brindar.
15
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
NOTAS
3) López Gil, M. y Delgado, L., (1996) -La tecnociencia y nuestro tiempo- Biblos,
Buenos Aires. En este libro se desarrollan nociones epistemológicas, que analizan
desde un punto de vista filosófico conceptos como “ciencia”, “conocimiento”,
“tecnología” y “poder”, los cuales se relacionan en una trama compleja con concep-
ciones políticas y económicas.
6) Onetto, F., (1994) -Con los valores ¿quién se anima?- Bonum. Excelente libro,
donde se plantea críticamente la relación entre los valores y la educación.
7) Gore, E., (1996) -La educación en las empresas- Gránica, Buenos Aires. Uno de
los libros más claros y completos para comprender la compleja temática de los re-
cursos humanos y la educación de adultos para el trabajo (ver “Enseñanza para la
comprensión”, página 21).
16
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
12) González Pineda, J.A.; Escoriza Nieto, J.; González Cabanach, R.; Barca Lo-
zano, A.; (1996) -Psicología de la instrucción- Eub, Barcelona. Este libro pertenece a
una completa colección de cinco volúmenes, que desarrolla conceptos claves de la
Psicología Educativa. La obra agrupa trabajos de veintiocho profesores de casi to-
das las universidades españolas en las que se imparten estudios de Psicología y/o
Psicopedagogía.
13) Chavallard, Y., (1997) -La transposición didáctica- Aique, Buenos Aires. Este
autor es profesor de los institutos universitarios de Formación de Profesores y de
Investigación Matemática de la Universidad de Aix, Marsella, en Francia.
Su concepto de “transposición didáctica”, es central para comprender la relación
entre contenido y didáctica.
14) Doyle, W.; (1986) -Trabajo Académico- McCutchan, Berkley. Este autor sostiene
que los mecanismos de socialización en la escuela se encuentran relacionados con
el tipo de estructuras de tareas académicas que se trabaje en el aula y en la forma
que adquiera la estructura de relaciones sociales de la institución y del aula misma.
Propone entender los procesos de enseñanza y aprendizaje dentro de un modelo de
diseño curricular al que denomina “ecológico”, ya que integra componentes sociales
y de contexto, junto con aspectos vivenciales que dan a la práctica educativa un tinte
artístico, es decir difícil de tipificar o maquinalmente planificar.
17
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
15) Edwards, V., (1998) -El conocimiento escolar como lógica particular de apropia-
ción y alienación- Cátedra M. Souto de Asch, Carrera de Ciencias de la Educación,
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires. Para
este autor el aprendizaje es un proceso guiado y en colaboración, basado más en la
interacción simbólica con personas que en la interacción prioritaria con el medio fí-
sico. El lenguaje adquiere un papel fundamental por ser el instrumento básico del
intercambio simbólico entre las personas que hace posible el aprendizaje en colabo-
ración.
CAPÍTULO II
18
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Definiremos primero qué se entiende por cognición, para tratar luego el desa-
rrollo de las características del pensamiento.
Cognición (2) es un término genérico que se usa para designar todos los pro-
cesos mentales por medio de los cuales un individuo aprende y otorga significado a
un objeto o idea, o bien a un conjunto de objetos o ideas.
Se entiende como la base de procesos mentales que transforman los flujos senso-
riales - los codifican, almacenan y restituyen cuando corresponde- confiriéndoles
algún significado.
Mediante los procesos cognitivos la persona adquiere conciencia y conoci-
mientos acerca de un objeto. Entre estos procesos se cuentan los de percepción,
sensación, identificación, asociación, condicionamiento, pensamiento, concepción de
ideas, juicio, raciocinio, solución de problemas y memoria. La explicación de estos
procesos, proviene de supuestos básicos subyacentes, tales como concepciones
básicas sobre el ser humano, el mundo, la educación y las relaciones sociales. Son
supuestos porque, en general, no pueden ser demostrados o no hay preocupación
porque así lo sean. Son básicos porque están en el origen más profundo y a veces
oculto de las teorías y las prácticas cotidianas. Son subyacentes porque no se hacen
explícitos, a veces ni para el que los sostiene.
19
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
20
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
21
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
22
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
- funcional,
- integrable,
- potencialmente significativo,
- internamente coherente.
23
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
24
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
25
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
26
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
1) Temas generadores:
No todos los temas son generadores de comprensión; un tema generador tiene
tres características:
- Centralidad para la disciplina a aprender y para alguna práctica concreta.
27
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
2) Objetivos de comprensión:
El problema de los temas generadores es que suelen ser muy amplios, cada
uno puede tener distintas “comprensiones”. El docente debe focalizar el alcance del
tema, saber definir aquello importante a aprender.
Esto permite definir objetivos de comprensión, donde los alumnos planteen
intereses para explorar el contenido, pero en un tiempo limitado enmarcando áreas
críticas de exploración.
Los objetivos establecen explícitamente los conceptos, procesos y habilidades
que más nos interesa que comprendan los alumnos, muestran hacia donde se va.
Se explicita, por ejemplo si se espera que analicen semejanzas o diferencias,
que identifiquen desarrollos cronológicos en procesos, que reconozcan causas y
efectos, que informen, es decir explicitamos operaciones mentales.
También se discriminan objetivos de ejecución, estos apuntan a conductas ob-
servables que queremos que el alumno exhiba (en por ejemplo role -playing, ex-
posición oral, que genere acciones participativas, que arme presupuestos, que pla-
nifique, que cree problemas nuevos, etc.).
Los objetivos de ejecución son un paso posterior al logro de los objetivos de
comprensión: permiten que los alumnos desempeñen la comprensión.
3) Desempeños de la comprensión:
Se deben diseñar actividades que apoyen los objetivos de comprensión y
permitan ejecutar/mostrar lo comprendido, por ejemplo:
- Juegos disparadores
- construcción de explicaciones
- Filmación y proyección de un video
- Teatralizar
- Hacer una canción o poner letra a una base musical
- Elaborar un stand expositivo
- Elaborar modelos materiales y maquetas
- Confeccionar afiches
- Elaborar un collage
Una actividad de aprendizaje se orienta al desempeño de la comprensión
cuando:
- El alumno muestra la comprensión de uno o más objetivos a través de accio -
nes propias, reflexiones, preguntas.
- Incita a los alumnos a pensar de modos que extiendan o reencuadren su vi-
sión sobre los contenidos.
- Desafía concepciones erróneas o estereotipos.
28
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
5) Facilitación de la transferencia:
En didáctica transferir es trasladar un concepto aprendido en una situación a
otra que, de algún modo, se le asemeja.
La transferencia puede ser por búsqueda retrospectiva, o por búsqueda pros-
pectiva.
En la primera, el alumno ante algún problema nuevo, busca en su memoria lo
qué alguna vez aprendió para manejar o solucionar dicha situación.
En la segunda, el alumno intenta encontrar para cada tema aprendido,
situaciones futuras en las cuales en las que lo pueda aplicar.
La transferencia nunca es automática. Saber algo no implica relacionarlo y
aplicarlo, es necesario que la nueva situación dispare los esquemas cognitivos del
alumno y permita la evocación de lo aprendido, por lo que la acción del docente es
clave para lograr la toma de conciencia por parte del alumno de dicho objetivo.
29
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Para que se formen los grupos debe haber posibilidades de cohesión entre los
miembros. Cada integrante reemplaza entonces su ideal del yo (imagen ideal de
uno mismo) (12) por un mismo objeto (imagen de valoración que aporta la institu-
ción). Como consecuencia de esto se establece entre los integrantes una mutua
identificación (13).
De esta manera, los intereses de los individuos convergen en la cultura insti-
tucional, es decir, en códigos e imágenes, discursos y mitos de origen (14), que
dan significado a los roles y valor a las tareas.
La organización, a través de los discursos institucionales, influye en la autoes-
tima de sus integrantes, y pasa a formar parte de la imagen que tienen de sí los su -
jetos que la integran.
Alumnos, docentes, directivos, así como cualquier otro integrante, se ven refle-
jados en su institución. Esta devuelve, a cada uno de ellos, una imagen de sí misma,
desde la cual valorizan sus roles y tareas. Esta imagen determina los intercambios,
la comunicación e incluso aspectos personales como el grado de satisfacción y rea-
lización de los miembros.
A su vez, todo sujeto decodifica y comprende su ambiente de trabajo como un
conjunto de signos compartidos, que percibe de acuerdo con la propia experiencia,
una escala de valores y expectativas de satisfacción.
Cada integrante realiza una “lectura” de su ambiente, adaptando dicha realidad
mediante un proceso semántico, de comunicación y por lo tanto proyectual de su sí
mismo, desde el que toma decisiones acordes con el entorno de trabajo.
Cada integrante vivirá “su” escuela aunque la comparta con otros, habiendo
distintos mapas individuales de conducta y deseos que se superponen en la institu-
ción y su contexto. Esto produce formas particulares de percibir, como proyección de
la personalidad individual.
El entorno es asimilado e interpretado por los miembros de la institución, como
sistema de signos, según pautas antropólogico - culturales que generan la identifi -
cación común con el contexto de trabajo, pero con matices diferentes según cada
integrante de la institución.
Cada persona construye su “modelo subjetivo”, crea sus categorías de com-
prensión, asume o niega características, algunas de las cuales son comunes y otras
particulares.
Todo lo dicho anteriormente muestra la necesidad de crear espacios de diálogo
institucional para llegar a acuerdos consensuados entre los integrantes de las
instituciones; acuerdos que permitan plantear objetivos comunes, reflexionando
constantemente sobre los problemas, las prácticas y los discursos que conforman
las conductas cotidianas y los roles personales.
Con respecto al contexto macrosocial, la escuela representa tanto los intereses
como las ideologías y los conflictos imperantes en dicho contexto. Toda sociedad
define ciertas normas y significados a partir de una idea de bien común e ideales, en
los cuales convergen consensos y conflictos propios de los grupos que la integran;
estos ideales atravesarán la vida institucional y, por lo tanto, el trabajo en el aula.
30
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Cada alumno interpreta lo que el profesor dice mediante lo que ya sabe. Sobre
la base de una significación común y compartida, los nuevos saberes serán deco-
dificados, en primera instancia, desde los saberes significativos previos con los que
él cuenta.
Los contenidos, por su parte, tienen una carga de significación propia y po seen
una estructura lógica que regula la acción del docente.
El alumno, por lo tanto, construye el significado sobre la base de ideas inclu-
soras que le permiten incorporar ideas nuevas. La acción facilitadora del docente,
mediante la transposición didáctica, ayuda al alumno para que se apropie y recons-
truya los nuevos saberes. En este proceso de interacción entre profesor y alumnos,
se negocia, se consensúa y se acuerdan las pautas de intercambio y el significado
de los mensajes simultáneamente.
Aunque en general, todos los alumnos desempeñan un mismo papel al ocupar
una misma posición en la estructura de relaciones y las expectativas institucionales
establecidas, en realidad, cada uno vive su situación según su propia historia per-
sonal. Se desprende de esto la importancia de atender a la diversidad de los alum-
nos entre sí, intentando superar el egocentrismo mediante la reflexión y tendiendo,
en lo posible, a ofrecer una educación que valorice e incluya lo particular.
31
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Cada alumno cuenta con una estructura cognitiva configurada por una red de
esquemas de conocimiento (17). Dichos esquemas se definen como las represen-
taciones que una persona posee en un momento dado de su existencia, sobre algún
objeto de conocimiento. A lo largo de la vida, estos esquemas se modifican,
volviéndose más ricos en relaciones. La naturaleza de los esquemas de co-
nocimiento de una persona depende del nivel de desarrollo psicoevolutivo y de los
conocimientos previos que ha podido construir, tanto en su experiencia personal
como en la acción con contenidos escolares. Ante estos contenidos, se producen
procesos internos de adaptación (desequilibrio ante lo nuevo, asimilación a estruc-
turas anteriores, adaptación ante características nuevas y reequilibrio) e influencias
sociales, ya que el alumno actúa sobre los contenidos transformándolos en saberes
propios.
Habría, además, una zona de desarrollo próximo (18). Los contenidos que se
proponen al alumno no deben ser ni muy desconocidos (ya que no habría posibi lidad
de significarlos) ni muy conocidos para que puedan ser un desafío que deba
superarse.
Estas características del aprendizaje plantean entonces el valor de la resolu-
ción de problemas como actividad que lo favorece y como procedimiento para in-
ternalizar contenidos. La solución de problemas estaría relacionada con la adquisi-
ción de procedimientos eficaces para aprender contenidos.
Entendemos como procedimiento un conjunto de acciones ordenadas hacia
la consecución de una meta. El alumno debería elaborar y desarrollar estrategias
personales de identificación y resolución de problemas en los principales campos del
conocimiento, mediante la utilización de hábitos de razonamiento objetivos, sis-
temáticos, rigurosos, y aplicarlos espontáneamente en su vida cotidiana.
La función del docente es entonces elaborar y diseñar situaciones de apren -
dizaje lo suficientemente abiertas como para inducir en los alumnos una búsqueda y
apropiación de las estrategias adecuadas para responder a preguntas no sólo es-
colares sino también de su realidad vital. La resolución de problemas necesita pro-
cedimientos y actitudes adecuadas por parte del que aprende, pero además requiere
de contenidos, es decir, hechos y conceptos. Problema será entonces una situación
que un individuo o un grupo quiera o necesite resolver y para lo cual no dispone de
un camino rápido y directo que lleve a su resolución. Esta definición muestra la
diferencia entre problema y ejercicio, ya que no hay procedimientos previstos para
resolver el problema, debiendo emplear el razonamiento y la creatividad.
Hemos analizado la relación docente - alumno - contenido en su sentido pe-
dagógico, basado en la comunicación y lo hemos relacionado también con el con-
cepto de aprendizaje.
A continuación, analizaremos los vínculos desde un punto de vista psicoanalí-
tico, ya que la pedagogía valora la impronta vincular pero no logra explicar su origen
y profundidad.
NOTAS
32
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
2) Cognición: Término genérico para designar a todos los procesos por medio de los
cuales un individuo aprende e imparte significado a un objeto o idea, o bien a un
conjunto de objetos o ideas.
4) Pozo, J.I., (1989) -Teorías cognitivas del aprendizaje- Morata, Madrid. Este autor
considera que en todo aprendizaje intervienen, de forma más o menos decisiva, las
peculiaridades de la estructura interna de los alumnos. El aprendizaje es un proceso
de conocimiento, de comprensión de relaciones, donde las condiciones externas
actúan mediadas por las condiciones internas. La explicación de cómo se constru-
yen, condicionados por el medio, los esquemas internos que intervienen en las res -
puestas conductuales es el problema principal de investigación de la Psicología
Educacional.
6) Piaget, J. e Inhelder, B., (1980) -Psicología del niño- Morata, Madrid. Sabio suizo
(1896 - 1980), desarrollo una teoría del desarrollo cognitivo del niño con un método
de análisis básicamente clínico (observación del niño y su contorno, formulación de
una hipótesis explicativa, y verificación de la hipótesis por medio de leves introduc-
ciones del entorno). La obra de Piaget, que ha tenido de colaboradora a B. Inhelder
en varios de sus trabajos, ha hecho importantes aportaciones al estudio de la inteli-
gencia y del lenguaje, así como a la epistemología.
33
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
9) Berger, P.L. y Luckmann, T., (1980) -La construcción social de la realidad- Amo-
rrortu, Buenos Aires. Peter L. Berger, nacido en Viena, es director del Institute for the
Study of Economic Culture y profesor de la Universidad de Boston, siendo reco-
nocido como un experto en Sociología contemporánea. Thomas Luckmann, nacido
en Eslovenia, es profesor en la Universidad de Constanza (Suiza), socíologo reco-
nocido internacionalmente, es experto en Sociología de las religiones.
10) Ausubel, D., (1976) -Psicología educativa. Un punto de vista cognoscitivo- Trillas,
México. (obra citada).
11) Heidegger, M., (1964) -¿Qué significa pensar?- Nova, Argentina. Martin Heide-
gger, nacido en Alemania (1889 - 1976) es tal vez junto con Edmundo Husserl (1859
- 1938, creador de la corriente filosófica llamada “Fenomenología”) y con Ludwig
Wittgenstein (1889 -195, cuyos aportes e investigaciones sobre el lenguaje han en-
riquecido a la filosofía), uno de los más destacados pensadores del S. XX.
Con su obra “Ser y tiempo” marcó el rumbo de la Filosofía contemporánea, dejando
una vasta obra que aún no ha sido editada por completo.
12) Ideal del Yo: Frase o expresión que usa Freud para designar un aspecto de la
estructura psíquica, que constituye al Super - yo; junto con la conciencia moral, con-
forman la instancia que coordina la autovaloración positiva o negativa.
34
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Otras identificaciones son las de los sujetos en las masas sociales, donde el
conjunto se identifica en el líder como ideal, en la medida en que se posee un de seo
en común. También hay identificaciones en grupo; suelen ser anímicas y se produ-
cen en la vivencia de una situación en la que lo individual de uno ocupa el lugar de
ideal del grupo. Por ejemplo, un jugador de fútbol puede dar ánimo a sus compañe-
ros cuando va perdiendo el equipo, o en un grupo de amigas el llanto y dolor de una
produce el llanto y el mismo estado emotivo en las demás. Este concepto 8el de
identificación en grupos) es interesante al estudiar la motivación.
14) Mitos de origen: Los mitos son historias o relatos, que conllevan una creencia en
su lógica, sobre características de la naturaleza, seres dotados de cualidades
sobrehumanas, relaciones de los dioses con los hombres y destino de los dioses.
En este capítulo aplicaremos el término mítico, a las propias historias de origen y a
cómo explicamos, entendemos o valoramos, de acuerdo a dichas historias de larga
data, nuestra relación con las experiencias educativas actuales.
15) Rogoff, B., (1993) -Aprendices del Pensamiento- Paidós, España. Este autor de-
sarrolla en este interesante libro, la posibilidad, alcances y ventajas del aprendizaje
cooperativo.
16) Aebli, H., (1991) -Doce formas básicas de enseñar- Narcea, Madrid. Este autor
comparte el concepto de la enseñanza centrada en las propias capacidades del
alumno, toma para esto los presupuestos de la Escuela Piagetiana de Ginebra. La
educación debe ser práctica, ya que el niño descubre el mundo a través de su ac -
tuación directa sobre él, debiéndose orientar la misma a los procesos autónomos y
espontáneos de desarrollo y aprendizaje. No se debe forzar al alumno, ya que los
estadios de desarrollo cognitivo tienen sus propios tiempos madurativos. La educa-
ción debe centrarse en el desarrollo de capacidades formales, operativas y no en la
transmisión de contenidos (aprender a aprender, aprender a pensar). El egocen-
trismo infantil natural, se corrige progresivamente mediante el contraste con la reali-
dad cada vez más amplia. Este principio implica fomentar el conflicto cognitivo y el
contraste de pareceres como la elaboración compartida, el trabajo en grupo y la
cooperación entre iguales.
Estos presupuestos, aunque siguen teniéndose en cuenta, se ven enriquecidos por
las posturas que plantean que el aprendizaje está siempre mediatizado por impor-
tantes determinaciones sociales y culturales. Por lo tanto el desarrollo de aprendiza-
jes y estructuras cognitivas no es un proceso puramente endógeno, sino que precisa
de la estimulación e interacción social.
35
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
36
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
CAPÍTULO III
EL SUJETO DEL CONOCIMIENTO
Pensar al ser humano como sujeto del conocimiento nos lleva a sus orígenes.
Al nacer, todo niño se encuentra en un mundo desconocido desde donde le llegan
estímulos que le producen sensaciones caóticas. No tiene un conocimiento de sí ni
del mundo; le es imposible diferenciar la actividad materna, los cuidados y el cuerpo
materno de sus propios movimientos, destinados a reducir la tensión, producto de la
pérdida del estado de equilibrio intrauterino. La noción de adentro - afuera se
construirá paulatinamente en una secuencia de experiencias.
37
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
EL SUJETO PULSIONAL
38
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Esta variabilidad del objeto hace que entre el objeto buscado y el encontrado haya
siempre un hiato imposible de salvar, de modo tal que el objeto alcanzado nunca
permite la satisfacción plena. Entonces, entre la tendencia a la satisfacción de la
pulsión y el objeto deseado (que no es fijo sino variable), media un resto de satis-
facción que da lugar al factor pulsionante; es decir a la permanencia de la tendencia
misma. El objeto de deseo hacia el cual tiende la pulsión esta relacionado con la
primera experiencia de satisfacción, estado primitivo y mítico en el que la necesidad
habría sido satisfecha, y sobre el que se apuntalarán los objetos posteriores.
Entre los destinos que puede alcanzar la pulsión, hay uno que interesa espe-
cialmente en el campo educacional: ese destino es la sublimación.
Entre los mecanismos defensivos del yo para mantener su cohesión, está la
sublimación, como una actividad creativa que permite las descargas pulsionales in-
conscientes. A través de la sublimación, la pulsión se satisface en un objeto no se-
xual sino cultural, es decir, que el fin de la pulsión (que es su satisfacción) no se
alcanza con un objeto erótico sino con una meta cultural. Todas las producciones
intelectuales, artísticas y científicas, resultan de la posibilidad de sublimar la pulsión.
La teoría psicoanalítica explica la actividad intelectual y el aprendizaje humanos
como una capacidad de desear y realizarnos y por eso resulta muy útil para
entender las relaciones entre el sujeto y el objeto del aprendizaje escolar.
El Yo, como instancia psíquica, cuenta con mecanismos de defensa para hacer
inconsciente aquello que podría desestructurarlo y mantener así su cohesión. Según
S. Freud, los mecanismos de defensa más comunes son la defensa (formación de
síntomas) y la represión (lo displacentero se hace inconciente).
El Yo se defiende contra los aspectos inconscientes del Ello (8) que considera
peligrosos mediante los siguientes mecanismos:
• La negación: se niegan elementos displacenteros de la realidad, que pasan a ser
desapercibidos por el sujeto. Por ejemplo, una docente no percibía el consumo
de marihuana por parte de un grupo de sus alumnos, aunque este era recu rrente.
Sólo tomó conciencia del fenómeno cuando otro grupo de alumnos le hizo un
llamado de atención formal.
• La proyección: se deposita fuera del sujeto lo displacentero. Tendemos a
“culpabilizar” a otros o al contexto de lo que, en realidad, pueden ser fallos pro -
pios. Por ejemplo solemos buscar las causas del bajo rendimiento de nuestros
alumnos en sus problemáticas de base (insuficientes conocimientos previos, es-
casa comprensión lectora, limitaciones de expresión, conducta inadecuada, si-
tuación económica difícil, etcétera.), pero no solemos cuestionarnos, en la misma
medida, nuestras estrategias didácticas o nuestros diagnósticos.
• La introyección: se toma lo bueno del exterior y se internaliza como propio. Este
proceso es común a la identificación. Por ejemplo si una institución o un equipo
de trabajo son considerados de satisfactorio nivel académico o de logro, es usual
que sus integrantes incorporen la característica positiva en su ideal de
autoestima (si se pertenece a dicha institución o equipo es el integrante quien
tiene un satisfactorio nivel académico o de logro).
• El aislamiento: se pierde contacto con la realidad o con ciertos elementos de ella
a fin de no tomar conciencia de lo displacentero.
• La anulación o reparación: se produce una acción que simbólicamente repara a
otra. Por ejemplo: se miente y luego se compra un regalo a la persona engañada.
39
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
EL DESEO DE APRENDER
40
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
41
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Mediante las identificaciones todo sujeto conforma una autoimagen. Esta au-
toimagen surge de la relación entre un ideal del yo (lo que uno cree ser) y un yo
ideal (lo que se aspira a ser). Constantemente nos comparamos con otros y esta
comparación es autoevaluatoria de nuestros méritos. Esta valoración se denomina:
autoestima (13).
La autoestima queda entonces ligada a este fenómeno imaginario (soy como el
otro me ve) y empático (veo al otro desde mi subjetividad); corresponde a la medida
en que una persona se aprueba y se acepta a sí misma y se considera como digna
de elogio, ya sea de una manera absoluta, o en comparación con otros.
En este modo de conocimiento interpersonal, la empatía se dirige hacia otro
individuo desde un marco de referencia interno. Hacemos hipótesis y analogías so-
bre los otros intentando conectarnos internamente y encontrar significados en el
marco de dicha referencia interna de los demás; buscamos entrar en consonancia
con el otro, con lo que le pasa o siente. Se produce así una experiencia, una co-
rriente parcialmente informe de sensación, ya que no es enteramente racional, que
tenemos en todo momento al estar con otros. Se da de manera preconceptual con
un contenido de significados implícitos, de modo que nuestros significados persona-
les se forman en esa interacción (14).
Las identificaciones secundarias comienzan a producirse cuando el niño se ha
diferenciado de la madre e incluso registra la presencia de otros seres significativos,
descubriendo así que también existen límites para la relación con su primer objeto
afectivo. El yo se ha conformado, en este contexto, en una estructura compleja.
Debe mediar entre la propia satisfacción y la realidad, adquiere defensas y reprime
las representaciones (15) altamente displacenteras o desestructurantes, las cuales
pasan, junto con las tendencias a la satisfacción, a conformar una estructura in-
consciente de la cual surgen motivaciones que el yo no siempre controla.
La internalización de modelos paternos creará otra instancia con la que el yo
negocia. Esta estructura consiste en la internalización de las exigencias y las
prohibiciones parentales, que conforman una conciencia moral y el ideal del yo.
Generalmente tratamos de satisfacer nuestros deseos. Estos pueden ser so-
cialmente aceptados o reprimidos. El yo no sólo tiene en cuenta el factor social, sino
también los aspectos punitorios de la propia personalidad. La conciencia moral, la
angustia y la culpa son sensaciones que dirigen también la vida anímica y que dan
cuenta de estos aspectos estructurales.
Hasta aquí hemos explicado los aspectos intrasubjetivos del sujeto de cono-
cimiento. A continuación analizaremos dicho sujeto desde una mirada psicosocial
(16).
42
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
43
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Las instituciones escolares son las encargadas (junto con otras instancias:
clubes, sociedades de fomento, iglesias) de socializar y hacerse cargo de la tarea de
conformar no sólo un sujeto individual sino también solidario.
Todos estos vínculos se internalizan y posibilitan el proyecto identificatorio como
autoconstrucción del yo por el yo. Es un proceso continuo desde el cual un sujeto
elige un camino propio de realización personal en la acción social, ya de lleno en el
proceso de socialización secundaria (20). El sujeto decide y actúa, ya no sólo
aprende sino que de ser necesario modifica la realidad. Puede transformar su
mundo, participar en cambios y hacer así un aporte a su propia cultura, creativa -
mente.
Los seres humanos asumimos roles sociales situados en una red de vínculos y
de relaciones sociales y de producción. Este orden simbólico de significación a partir
del cual y en el que se inserta el sujeto, le brinda un sentido, al que generalmente
llamamos “sentido común” (21) que es una lógica cotidiana de uno, de los otros y de
las cosas. El sujeto se vuelve particular con sus ideas, formas de psi quismo, hábitos,
costumbres y experiencias, pero convive con otros dentro de lo que se percibe como
la realidad común y compartida.
Esta relación no siempre es armónica; el ser humano con su psiquismo interac-
túa con los demás, produciéndose aprendizajes y muchas veces conflictos. Las
relaciones sociales son por lo tanto determinantes de estas matrices o modelos
internos. Son las relaciones de producción, aquellas relaciones necesarias que los
hombres establecen con la naturaleza y los otros hombres para producir material-
mente su existencia (desarrollar tecnologías, formas de trabajo, leyes, modos de
convivencia, repartos de la riqueza, etc.),es decir, para satisfacer socialmente sus
necesidades.
A la vez se crean pactos que regulan la convivencia con la idea de un bien
común (deberes y derechos), como la solidaridad yla protección social, aparecen las
leyes, las formas de gobierno, las burocracias administrativas, los servicios, etcétera.
Estas relaciones de producción, material y simbólica constituyen la estructura
fundante de todo orden social.
A partir de esas relaciones, surge el orden específicamente humano caracteri-
zado por los sistemas sociales de representación, el lenguaje, el orden jurídico y
toda otra forma normativa. Usualmente llamamos a esto contexto histórico - social.
Un sujeto se gesta en tres campos: intrasubjetivo, intersubjetivo y social. El sujeto
por lo tanto, estará determinado por estas formas culturales y simbólicas, no sólo por
su propia historia, sino también por las características que tenga la sociedad en su
tiempo.
44
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
NOTAS
2) Narcisismo: Freud toma el mito griego de Narciso, para dar nombre al proceso de
aplicación de la libido al propio Yo. Este proceso es la base de la autovaloración. En
el caso del denominado Narcisismo primario, Freud da cuenta de una etapa de
constitución correspondiente a la temprana infancia, cuando el niño se asume com-
pleto y perfecto, en un estado de equilibrio personal. En esta etapa no hay registro
de una realidad distinta de sí, incluso el vínculo con su madre es tan estrecho que
conforman una díada.
45
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
4) Libido: Dentro de la teoría freudiana, se la define como una energía psí quica, de
carácter sexual. Motor de los deseos humanos, se diferencia su función de la del
impulso instintual.
5) Investir: Conceder un cargo, dar potestad. Freud usa este término para explicar
cómo la libido recubre y da estatuto a los objetos, a través del recorrido pulsional.
Los objetos son contingentes y mediante ellos sólo se logra una satisfacción parcial,
por lo que la pulsión siempre pugna por satisfacerse; de ahí que se la asemeja a un
“pulso”, ritmo constante, metáfora de lo vital.
6) Zonas erógenas: Noción topográfica (topos: lugar), usada en psicología para es-
pecificar anatómicamente las regiones del cuerpo más sensibles.Deseche de toda
aquella región del revestimiento cutáneo o mucoso susceptible de ser asiento de una
excitación de tipo sexualFreud menciona de manera específica de ciertas regiones,
como la anal, la oral, la uretrogenital o los pezones, que son el asiento de la
excitación erógena. Cada una de estas zonas corresponde a una etapa del desarro-
llo evolutivo del psiquismo y a distintos grados de sexuación. En la adultez, estas
zonas logran integrarse, para hallar su expresión en la actividad sexual adulta de
carácter genital.
46
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
7) Freud, A., (1974) -El yo y los mecanismos de defensa- Paidós, Buenos Aires. Ana
Freud (Viena 1895 - 1982), hija menor de Sigmund Freud, siguió los pasos de su
padre y se dedicó al estudio y desarrollo del Psicoanálisis, dedicándose al análisis
de niños.
10) Identidad: Sentido que cada persona tiene de su lugar en el mundo y significado
que asigna a los demás, dentro del contexto más amplio de la vida humana. Suele
ser dinámica y modificarse permanentemente. Supone una conciencia de la alteri-
dad, implica la afirmación de uno o nosotros frente a otro u otros.
12) Rasgos: Modos relativamente duraderos que diferencian a los individuos entre
sí; características descriptivas de las personas, y sus comportamientos más comu-
nes.
14) Rogers, C., (1964) -Hacia una ciencia de la persona- Chicago Press. Carl Ro-
gers, psiquiatra estadounidense (1902 - 1987), concibió la psicoterapia centrada en
el paciente. Esta terapia se centraba en el mundo fenomenológico y en las vivencias
de los sujetos tratados.
15) Representación: Suele definirse como imagen o recuerdo. Para Freud, el con-
cepto de representación se relaciona con la imagen investida por el deseo. Freud
diferencia entre representaciones conscientes e inconscientes. Las primeras son de
carácter concreto o representaciones “cosa”, las segundas son de carácter simbólico
o representaciones “palabra”.
Las representaciones inconscientes tienen un carácter distinto (como imagen) y se
expresan como escenarios en los cuales se fija la pulsión. En estos escenarios se
realizan de forma imaginada los deseos y sobre ellos actúan procesos defensivos
del Yo. Un ejemplo son los sueños. En ellos, el deseo se realiza pero queda vedado
a la conciencia a través de un mecanismo que Freud llama “censura”; el sueño pre-
senta un escenario donde se despliega la pulsión y su posible satisfacción; de esta
manera la conciencia no accede a su contenido.
47
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
16) Bleger, J., (1984) -Psicohigiene y Psicología Institucional- Paidós, Buenos Aires y
Bleger, J., (1977) -Psicología de la conducta- Paidós, Buenos Aires. Renombrado
autor y estudioso argentino que ha hecho aportes sustanciales a la Psicología.
19) Kaes, R., (1985) -”El Apoyo Grupal del Psiquismo Individual, Algunas Conse-
cuencias Teóricas en relación a los conceptos de Individuo y grupo”- Revista Temas
de Psicología Social N° 7, Buenos Aires y Quiroga, A.P., (1985) -Matrices de
Aprendizaje. Constitución del Sujeto en el Proceso de Conocimiento- Cinco, Buenos
Aires. Este autor plantea el concepto de “matriz de aprendizaje”, desde el cual se
hace una relación entre psiquismo interno y grupos sociales, incluso plantea una
grupalidad psíquica inconsciente, ya que en todo sujeto conviven en su psiquismo
las imágenes de los seres afectivamente importantes, imagos parentales y familia-
res, con los que se ha identificado.
20) Berger, P.L. y Luckmann, T., (1980) -La construcción social de la realidad- Amo-
rrortu, Buenos Aires. (obra citada).
21) Berger, P.L. y Luckmann, T., (1997) -Modernidad, pluralismo y crisis de sentido-
Paidós. Aquí los autores plantean, desde el concepto de pluralidad social, las crisis
de sentido concomitantes y la problematización en los estados modernos del con-
cepto aglutinador de democracia.
48
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
CAPÍTULO IV
LA EDUCACIÓN Y EL CONTEXTO
49
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Según este paradigma, las teorías deben ser universales, no vinculadas con
contextos ni con circunstancias. Sus principios axiomáticos tampoco deben remitir a
un contexto y su influencia.
Entiende que la actividad científica e investigadora es desinteresada. Los
enunciados científicos son independientes de los fines y los valores de los individuos
que los formulan. La función de la ciencia es describir las relaciones entre “hechos”.
Resume al mundo en un sistema de variables. Esas variables son elementos
distintos y analíticamente separables de un sistema de interacciones. Las variables
se estudian independientemente unas de otras. Identificando las variables interre-
lacionadas de un fenómeno, podrán conocerse las causas del comportamiento tipifi-
cado dentro de un sistema.
Cree firmemente en el conocimiento formalizado, que exige aclarar y precisar
las variables antes de iniciar la investigación. Se deben operacionalizar los concep-
tos y otorgarles una definición invariante para poder verificar y comparar los datos.
Por último, enaltece el uso de la Matemática, como forma de garantizar el
desinterés y la escala valorativa neutra del investigador. También se destaca su alto
grado de formalización. Los modelos matemáticos se vuelven una herramienta fun-
damental para sistematizar la educación según fórmulas teóricas, comparar fórmulas
rivales, o aplicarlas.
Este marco teórico predominó en las investigaciones conexionistas, cuya teoría
psicológica principal fue el conductismo. Promueve una pedagogía que se basa en
la explicación, centra el control de los procesos en el docente, que articula las
“fórmulas y las variables”, evaluando resultados; predomina la reproducción de los
contenidos (conducta esperable del alumno) y apela a la memorización como prin-
cipal proceso de aprendizaje. En la tríada didáctica predomina el valor del contenido.
Otro paradigma fue el de las ciencias simbólicas: este paradigma asume, en
cierto modo, una posición contraria a la anterior.
En primer lugar entiende la vida social (en la que incluye a la educación), como
creadora de normas y regida por normas.
La realidad se crea y se mantiene a través de interacciones simbólicas y pautas
de comportamiento. La interacción de los individuos es el origen de la elaboración y
el mantenimiento de las normas que rigen la vida social.
La acción de los sujetos intervinientes genera normas y negociaciones. Se
destaca la intencionalidad y la comunicación de los sujetos.
Se distingue entre vida social y mundo físico y aparece así el concepto de
símbolo como construcción que permite comunicar significados e interpretar la vida
cotidiana.
Se destacan conceptos como intersubjetividad, motivo y razón y se entienden
las normas como hechos sociales objetivos, en relación con la interacción entre pro-
fesores, alumnos y directivos.
La norma no es algo natural, real y observable, sino el resultado de un con-
senso intersubjetivo logrado a través de la interacción social. El conocimiento es
científico y válido, si surge y refleja el consenso de los sujetos que lo conforman.
Este marco teórico predominó en un enfoque de la educación como hecho
normativo. Su ejemplo más conocido ha sido el enfoque de la Escuela Nueva
(teoría que abreva en el psicogenetismo Piagetiano y plantea la educación centrada
en el alumno y en sus procesos de simbolización), de neto cuño constructivista y
cognitivo. La teoría psicológica más aplicada fue la psicología evolutiva piagetiana,
con sus conceptos de asimilación, acomodación, adaptación y estructura de la inte -
ligencia.
50
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
51
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Este paradigma contiene los aportes del marxismo y del materialismo dialéc-
tico; es muy usado por corrientes pedagógicas “sociales”, como por ejemplo las teo-
rizaciones sobre educación de P. Freire (4), concepciones como educación por la
práctica, o investigación - acción e incluso la educación para la “liberación”. Se re-
salta el valor de la educación como posibilidad de cambio, formación de la concien-
cia social y la autoconciencia. Podemos decir que este marco teórico aporta a la
educación un horizonte utópico, como ideales y valores reflexivos tendientes a valo-
rar la educación como una herramienta para el mejoramiento social y humano.
Aunque tiene valor el alumno, el papel preponderante es del contexto y en el
aula, el del docente como movilizador, motivador y animador socio - práctico.
En la actualidad, estos tres paradigmas interactúan y convergen en distintos
momentos de los procesos de enseñanza y aprendizaje. Aunque en su posición ex-
trema son opuestos, hoy se plantea una educación que contemple, tanto explica cio-
nes, normas cómo utopías (que, a pesar de las crisis sociales y económicas, no ha-
bría que olvidar).
52
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Por último define variables dependientes o de resultado (en relación con las
anteriores):
-Socio - afectivas (comportamiento social y dinámico de los alumnos). -
Actitudinales (con respecto al acercamiento y comportamiento ante la situación de
aprendizaje).
-Curriculares (determinan las prácticas y las acciones).
53
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
EL MUNDO GLOBAL
54
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
55
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Resulta importante pensar la cultura como un todo donde los dos niveles están
entrelazados (siendo la división un criterio artificial), que es de todos sin divisiones,
para vivir en un Estado - Nación donde el acceso a los bienes culturales sea equita-
tivo junto con la educación que permita disfrutarlos y valorarlos.
Ya no se trata de la enajenación producida por la vida material y el trabajo,
ahora también está la enajenación motivada por la superestructura ideológica y
cultural.
Las propuestas críticas son de gran valor, pero no nos dan tampoco, hasta hoy,
una solución posible para desarrollar estados que contemplen la libertad y el reparto
equitativo e igualitario de las riquezas. Los nuevos socialismos se debaten entre los
intereses de una clase (la obrera), y la generación de propuestas en sistemas
democráticos que nucléen a todos los sectores sociales.
En occidente, la producción de bienes, las leyes del mercado (oferta y de-
manda) y el resultante fetichismo de una posible vida cómoda y sin conflictos, redu-
jeron el problema social al poder de compra: “cuanto tienes, cuanto vales”, dejando
el conflicto ético y moral de lado, sin contar aspectos religiosos, ideológicos o cultu-
rales.
En el bloque socialista, la centralización del poder político llevó a la represión
política en vez de a la libertad política y económica, como parecía prometerse. Tanto
en un modelo como en otro la conciencia de las masas no logró mantener la paz, ni
tampoco salir de una posible enajenación.
Para los países dependientes y económicamente pobres, la entrada en la glo-
balización parecería implicar una lenta pauperización de la mayoría de sus habitan-
tes sumada al desmembramiento de los lazos sociales más íntimos y a la pérdida
bipolar de referentes de poder, que implica una única vía posible: el capitalismo en
estado salvaje.
Otros rasgos dominantes son la flexibilización de las fronteras nacionales en vir-
tud de la integración de conglomerados comerciales en el nivel regional o subregio-
nal, el fin de los bloques ideológicos tradicionales, de la hegemonía cultural de Occi-
dente, la crisis de los sistemas tradicionales de representación política, y el
predominio de nuevos agentes de socialización: los medios de comunicación de ma-
sas.
Muchos países de América Latina, en particular los del cono Sur, transitan por
un período de consolidación del sistema democrático, recuperado hace más de una
década, luego de padecer severas dictaduras.
La globalización se presenta como un fenómeno social, que en la actualidad
muestra una mundialización de los procesos sociales como sistema. La multicultu-
ralidad, la integración y la diversidad son dimensiones relacionadas con esta nueva
forma que han adoptado los seres humanos de comunicarse, intercambiar e interac-
cionar.
Los medios de comunicación de masas, permiten que circule mucha informa-
ción dando una visión holística del mundo conocido, en el nivel planetario. Las polí-
ticas, las economías, las sociedades y las culturas se relacionan estrechamente.
En términos generales, puede decirse que la globalización es un fenómeno
pluridimensional, es decir que compromete una multitud de dimensiones de la vida
social, y que tiene por escenario el mundo.
56
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
57
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
LA POSMODERNIDAD
58
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
59
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
60
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
• Otorgan poca importancia a tener una base de cultura general que supere los
precientíficos saberes previos; el conocimiento es patrimonio de “otros” que deciden
por ellos.
• Tienen una visión pesimista de los cambios sociales y del futuro propio;
(pertenecen a las generaciones contemporáneas de la deuda externa e interna).
• Acusan inestabilidad de los lazos y los compromisos afectivos (pertenecen a
familias fragmentadas, con labilidad vincular y adultos que no asumen autoridad y
contención.
• Logran la integración de la sexualidad en todos sus aspectos pero con grandes
temores y restricciones.
• Integran y manejan grandes caudales de información pero con poca capacidad
de análisis.
• Son solidarios y se preocupan por causas nuevas, revalorizando otras
anteriores (Se interesan por la ecología, la discriminación a minorías, el desempleo,
etc.).
• Tienen una escala de valores juvenilistas, en una sociedad que enaltece esos
atributos y que margina muchas veces al adulto, como perimido, amortizado o inútil
en una negación del transcurso del tiempo y la vejez.
• Comprenden la globalidad, la interculturalidad y la diversidad, con predominio
de un pensamiento “holístico” (que muchas veces anula lo diverso) y que paradójica-
mente se manifiesta con un alto grado de aceptación de la pluralidad y valoración de
la individualidad por sobre lo social.
• Se adaptan mejor a una operatoria concreta por lo cual en muchos casos se
duda de su llegada a la abstracción y a la universalización del pensamiento formal.
• Crisis del pensamiento adulto, que hace que los jóvenes no piensen madurati-
vamente como tales, sino que se identifican con un mundo de adultos en crisis que
suelen razonar de manera poco madura y comprometida producto de conflictos ge-
neracionales sin resolver.
• No logran sistemas de pensamiento de “conjunto”, es decir que adquieren y de-
sarrollan los esquemas de pensamiento separadamente; por eso es necesario en-
señarles no sólo los contenidos sino también los procedimientos.
Es importante que los docentes conozcan estas características de los alumnos,
a fin de que propongan los cambios institucionales.
61
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
62
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Dice luego: “Tan pronto como los hombres hubieron comenzado a apreciarse
mutuamente, y tan pronto como la idea de la consideración se formó en su espíritu,
todos pretendieron tener derecho a ella, y ya no fue posible que impunemente le
faltara a nadie. De ahí los primeros deberes de la civilización y de ahí toda sinrazón
voluntaria se convirtió en ultraje, porque en el mal que resultaba de la injuria el
ofendido veía el desprecio de su persona más importante con frecuencia que el mal
mismo”.
Estos conceptos se translucen en su manera de entender la educación.
Ya en la antigüedad, para Platón educar estaba ligado a la búsqueda de la be-
lleza y la perfección propias o del “alma ideal”; para Aristóteles en cambio era una
manera de no caer en el mal, de encontrar el justo camino de la virtud. Todos estos
conceptos son contrarios a los de J.J Rousseau, quien entendía al hombre ligado a
la naturaleza como estado ideal; para él la cultura y la vida en sociedad eran los
factores que degeneraban la perfección constitutiva.
Otro pensador interesante es G. W. F. Hegel (15) que plantea la búsqueda de
reconocimiento en su Dialéctica del amo y del esclavo; lucha por puro prestigio y lu-
cha, diríamos, de deseos.
El esclavo clama por ser reconocido como libre, el amo por ser reconocido
como aquel que ostenta el poder. Ninguno de los dos es feliz, el amo es poderoso
pero teme al esclavo que lo envidia, el esclavo odia al amo pero desea su lugar, le
admira y le teme también.
Si corremos el velo que recubre lo real y creemos penetrar en el interior de las
cosas (acción negatríz del intelecto que vuelve concepto lo natural), no encontrare-
mos, según este autor, otra cosa que a nosotros mismos. Al descubrirse el ser a sí
mismo en la búsqueda fuera de sí, la conciencia deviene conciencia de sí.
La conciencia se manifiesta por el deseo que permite adquirir certidumbre de
uno mismo, al oponerse a su objeto, al otro, destruyéndolo si es necesario para sa-
ciarse. Un estadio más elevado se alcanza en la lucha por el reconocimiento y en la
dialéctica del amo y el esclavo.
En esta dialéctica, las conciencias de sí para afirmarse se oponen en una lucha
a muerte, que sólo se interrumpe cuando uno de los adversarios acepta reconocer al
otro sin ser reconocido por él. Dice R. Serreau (16): “Se somete, se convierte en
esclavo porque prefiere la vida a la libertad, mientras que el que deviene su amo no
teme a la muerte. Pero en tanto que el amo olvida el papel de hombre y se envilece
en el goce, el esclavo se libera por el trabajo, y al formar las cosas se forma a sí
mismo, se eleva por la disciplina a la autonomía”.
El aula es un lugar de conflictos, entre ese “amo”, el docente que todo lo sabe,
que ubica al alumno como “esclavo” de su saber. Dejar estas posiciones requiere
asumir la propia falta (asumir el deseo de ser docente y no el goce de un supuesto
saber “completo, incuestionable y terminado”, que deja al alumno en el lugar de ob-
jeto pasivo) y ver en el otro (alumno) la posibilidad de aprendizaje y superación. El
alumno entonces deviene libre por su propio trabajo y es capaz de asumir y recono-
cer al otro (solidaridad, colaboración) y a su propia libertad (palabra, pacificación).
Hegel vincula esto a la dialéctica de las tendencias y las necesidades. La ten-
dencia “...no es sino el hecho de que, desde un solo y mismo punto de vista, una
cosa sea en sí misma y sea la carencia, lo negativo de sí misma. Es decir que, por la
tendencia, el ser viviente se afirma al negar su estado presente en el cual carece de
algo; de aquí su esfuerzo por salir de esta penosa contradicción, sentida como
necesidad, al intentar procurarse lo que le falta (por ejemplo alimentos). La necesi-
dad es así la presencia de una ausencia” (R. Serreau).
63
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
64
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
65
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Foucault piensa que la escuela tiene una gran importancia en esta relación de
poder - saber. Es la institución encargada de homogeneizar las individualidades, en
un colectivo que acepte legítimamente este orden y control social (la mirada omni-
presente del sistema en y sobre el individuo; llama a esto modelo panóptico), junto
con el castigo a la transgresión. La escuela controla los cuerpos, los espacios y los
horarios; prepara para la aceptación pacífica de normas, legalidades y jerarquías
que se extenderán luego en la vida adulta (trabajo, consumo, sistema jurídico, etc.)
junto con los conocimientos que las hagan legítimas.
Como contrapartida, los sujetos se oponen, lo que implica que donde se ejerce
el poder hay resistencias. El poder determina nuestra identidad, desde marcos lega-
les, políticos, científicos y éticos; junto con esto regula nuestras vidas, nuestras
acciones y desde ellas nuestros cuerpos. Definir el poder de esta manera es ligarlo
al conocimiento, donde se descubre su genealogía: Polos de saber - poder que de-
terminan históricamente las concepciones sobre los humanos.
El sujeto se dabate entre sus limitaciones y su libertad; la transgresión y la re -
sistencia son posibles no como teoría, sino también como práctica; el poder es una
red abierta, más o menos indeterminada y coordinada. Se habla de un poder cons-
truido por múltiples subjetividades, una “microfísica del poder” donde cada sujeto
posee una porción del poder social que asume o delega.
Los sujetos se dabaten en el límite del poder, la concepción es de lucha con las
formas actuales, que devienen históricamente de dominación y construcción este-
reotipadas de identidades y subjetividades. Es decir, se destaca la individualidad y
su respeto, aunque quizás resaltar esto lleva a dejar de plantear una visión de con-
junto y totalidad, que también es necesaria.
Fuera de la vertiente crítica, encontramos posiciones que nos plantean al sujeto
como competitivo y agresivo -Hobbes- (24), de ahí la necesidad de su vida social
regida por un Estado, que objetivamente regule y organice.
Dicho Estado debe ser fuerte; la necesidad, según Hobbes, se deriva de la
propia naturaleza humana: “El hombre es el lobo del hombre”. El sujeto esta condi-
cionado de antemano por su egoísmo.
Los sujetos son productivos y compiten dentro de dicho Estado. La competencia
debe ser y es en condiciones de igualdad de derechos y garantías. Esto no implica
que de hecho no existan desigualdades, sino todo lo contrario. Dichas desi-
gualdades se plasman y materializan con la aplicación del derecho (ya que todos los
hombres son libres e iguales, su mejora depende de méritos propios, se reemplaza
el hecho por el derecho: escalas naturales de meritoriedad dentro de un marco de
competitividad).
El valor de las acciones y las producciones de los individuos se miden por su
utilidad. La pérdida o la ganancia la da el intercambio, el cual se rige por la oferta y
la demanda, que se regula en la libre competitividad del mercado.
Dentro de este esquema rige la racionalidad y la cientificidad; la misma socie-
dad llega a su equilibrio; el conflicto no es tenido en cuenta, surge sólo como ano -
malía o contingencia. El sujeto social es un “actor” racional (razón utilitaria en térmi-
nos de costo - beneficio), de acuerdo con sus propios intereses individuales y ten-
diente a la optimización de sus acciones en función de sus necesidades, posibilida-
des y criterios de satisfacción (idea de individualismo).
66
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Esta visión del mundo subsume al sujeto en las reglas del capitalismo econó-
mico, como el marco donde se define acríticamente el “bien común”. Punto máximo
de la historia humana, la sociedad tecnológico - capitalista se presenta como la
única posibilidad y la mejor de vida social. Esta pérdida de la conciencia histórica (o
“post - historia”) implica el reinado de la simultaneidad y el instante: no hay memo ria,
ni proyectos, ni utopías; el sujeto es un ser social pero solitario.
E. Hobsbawm (25) plantea: “Sabemos que, más allá de la opaca nube de nues-
tra ignorancia y de la incertidumbre de los resultados, las fuerzas históricas que han
configurado el siglo (este siglo corto, en oposición al siglo largo que fue el XIX)
siguen actuando.
Vivimos en un mundo cautivo, desarraigado y transformado por el colosal pro-
ceso económico técnico - científico del desarrollo del capitalismo que ha dominado
los dos o tres siglos precedentes. Sabemos, o cuando menos resulta razonable su-
poner, que este proceso no se prolongará ad infinitum. El futuro no sólo no puede
ser una prolongación del pasado, sino que hay síntomas externos e internos de que
hemos alcanzado un punto de crisis histórica. No sabemos a dónde vamos, sino tan
sólo que la historia nos ha llevado hasta este punto y por qué. Sin embargo, una
cosa está clara: si la humanidad ha de tener un futuro, no será prolongando el pa -
sado o el presente. Si intentamos construir el tercer milenio sobre estas bases, fra-
casamos. Y el precio del fracaso -eso es, la alternativa a una sociedad transfor-
mada-, es la oscuridad”.
M. Toer (26) comenta: “(Los jóvenes)... “no “creen” en la política como un re -
curso para salvaguardar su salud mental. Es una buena pauta -por supuesto con un
tono irónico de mi parte- que da cuenta de que lo que se les está proponiendo para
que se involucren, carece de la consistencia suficiente y no merece que los jóvenes
se sientan partícipes, de la misma manera en que sí se sintieron partícipes en algún
tiempo en el que se suponía -erróneamente o no-, que la sociedad tenía un grado de
maleabilidad y posibilidad de estructurarse, en función de ciertos objetivos y de-
seos... Paulatinamente podemos salir de esa lógica de la premura periodística que
dice: ¿Qué sucede con los jóvenes hoy?, para pasar a preguntarnos, ¿Qué está
ocurriendo con la sociedad y los adultos de hoy?, ¿Por qué ofrecemos algo tan es -
caso y fragmentario donde la palabra está sustraída y los jóvenes, por lo tanto, poco
pueden aportar en ese ámbito?”.
Las respuesta a estas preguntas y sus posibles soluciones (o algunas al me-
nos), tienen que ver con nuestra labor diaria con esos niños, jóvenes y adultos que
hoy están a la espera, desde la desesperanza o el silencio. En esta dialéctica se
juega el reconocimiento en el aula, un problema tan humano que no puede resol-
verse teóricamente sino en la puesta en acción, en el hecho mismo de educar y edu-
carse.
La gran pregunta, ante un mundo difícil de comprender y de prever, es
¿conseguirá el ser humano vivir y construir una forma de vida más satisfactoria, libre
e igualitaria? Los famosos postulados de la Revolución Francesa, ya en su momento
cuestionables, siguen hoy sin cumplirse (libertad, igualdad, fraternidad). Sin em-
bargo, como dice G. Steiner, debemos vislumbrar salidas: “No podemos volvernos
atrás. No podemos permitirnos los sueños de no saber. Abriremos, así lo espero, la
última puerta del castillo aun cuando ésta nos lleve (y quizás precisamente porque
nos lleva) a realidades que están más allá del alcance, la comprensión y el control
humanos. Lo haremos con esa desolada clarividencia tan maravillosamente
expresada en la música de Bartok; porque abrir puertas es el trágico mérito de
nuestra identidad”.
67
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
NOTAS
68
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
4) Freire, P., Illich, I., Furter, P., (1974) -Educación para el cambio social- Tierra
Nueva, Buenos Aires. Estos autores coinciden en que la educación, así como tam-
bién la sociedad, no son un campo neutral que se autorregula, sino un terreno de
desigualdades, donde prima la opresión de las clases altas sobre las bajas, meca-
nismos de coerción y exclusión desde el que se legitima un reparto desigual de la
riqueza y del capital cultural. Habría una cultura centrada en el mercado y sus valo-
res: producción, consumo y competencia. La estructura social con esta característica
habría esclavizado al hombre, y la educación institucionalizada se habría trans-
formado en un medio de opresión cultural que conlleva a la colonización mental y la
despersonalización, destruyendo la la natural apetencia de libertad de los sujetos.
En contraposición se propone una pedagogía de la liberación, con un rol docente
activo políticamente, sus características son:
- La formación no se centra en el área intelectual y racional de los alumnos,
sino en las características centrales de su personalidad global.
-Se propone una educación individualizada y personalizada del alumno.
- Los contenidos educativos son un medio para el logro de los objetivos co-
lectivos y personales que se aspira alcanzar y que tienen como meta la liberación.
- La memorización y repetición de conceptos se reemplaza por el aprendizaje
de lenguajes técnicos que permitan la lectura de los símbolos y de la imagen de la
cultura tecnológica.
- La escuela se integra al medio, participando de la problemática de la socie-
dad que la instituye, y funciona como comunidad educativa acogiendo a alumnos,
padres, docentes en una red de relaciones flexibles que los enriquezca.
- La experimentación frente a la realidad del presente y el descubrimiento del
porvenir se impone a afirmaciones teóricas y tradiciones heredadas (acento en uto-
pías transformadoras).
- La escuela es un lugar de educación permanente no privativo de la infancia,
sino propio de todas las personas (adolescentes, adultos y profesionales), cuya
formación continúa a lo largo de sus vidas.
- La escuela es una realidad abierta, que va más allá del espacio físico que
ocupa y de sus programas y se instala con libertad en la realidad de cada persona
que transita.
5) Tenti Fanfani, E., (1993) -La escuela vacía- UNICEF Losada, Buenos Aires. Este
autor hace presenta un estudio profundo acerca de las características de contexto a
tener en cuenta para comprender y revalorizar las instituciones educativas actuales.
69
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
6) Thurow, L., (1996) -El futuro del capitalismo- Vergara, Buenos Aires. Este autor
hace una crítica a las nuevas tendencias neoliberales que se imponen bajo la som-
bra de la globalización y que amplían cada vez más la brecha entre países ricos y
pobres.
7) Grüner, E., -”La cosa política. El retorno de lo trágico en las filosofías políticas
“malditas” del siglo XX, apuntes para un nuevo fundacionalismo”- en Borón, A.
(comp.), (1999) -Teoría y Filosofía Política- Clacso, Eudeba, Buenos Aires. Licen-
ciado en Sociología de la Universidad de Buenos Aires (U.B.A.). Profesor titular de
Teoría Política y Social de la Carrera de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias
Sociales, U.B.A.
9) Augé, M., (1992) -Los “no” lugares- Gedisa, Barcelona. Antropólogo de lo coti-
diano, este autor desarrolla el concepto de “no lugar”, para catalogar la pérdida de
significación de los espacios, como tendencia de la arquitectura global. Estos es-
pacios anónimos, de pasaje son producto de las nuevas maneras de circulación de
personas y bienes.
10) García Canclini, N., (2000) -La globalización imaginada- Paidós, Buenos Aires.
Investigador argentino radicado en México desde 1976, es especialista en proble-
mas culturales enfocados desde una perspectiva transdisciplinaria. Actualmente es
profesor en la Universidad Autónoma Metropolitana de México.
11) López, E., (1998) -Globalización y democracia- Página 12, Buenos Aires. Nació
en Corrientes en 1947. Sociólogo, ex profesor interventor de la Facultad Latinoa-
mericana de Ciencias Sociales (FLACSO), sedes México y Argentina. Actualmente
es Director del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Nacinal de
Quilmes.
14) Rousseau, J.J., (1998) -Del contrato social- Alianza, Madrid. Jean Jaques
Rousseau, filósosfo francés nacido en Ginebra (1712 - 1778). Sus ideas influyeron
de manera determinante en la Revolución Francesa. Pensador antimoderno enalte-
ció la vuelta a un naturalismo ingenuamente perfecto. Planteó el concepto de con-
trato social, en el cual los hombres libres renuncian a sus derechos naturales en
aras del interés común y de la conformación de la vida social en un Estado, repre-
sentante del pueblo que debe encargarse de conciliar igualdad con libertad.
70
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
15) Hegel, G.W.F., (1973) -Fenomenología del Espíritu- F.C.E., México. Georg
Wilhelm Friedrich Hegel, filósofo alemán (1770 - 1831). Con él el idealismo alcanzó
la sistematización más orgánica, al proponerse como categoría absoluta. Identifica al
pensamiento con el ser y unifica lógica con metafísica, filosofía e historia de la fi-
losofía. Las categorías, lejos de ser estructuras lógicas, formas del sujeto, serán
modos del ser y del pensamiento. Su sistema, rigurosamente inmanente, concibe
cada etapa de la historia como un puro momento dialéctico en el proceso de reali-
zación del espíritu: arte, religión, filosofía. Hegel propone una nueva lógica como
dialéctica de los opuestos: todo concepto o tesis, al desarrollarse da origen a su
opuesto o antítesis y ambos se resuelven en la síntesis que los contiene y supera.
16) Serreau, R., (1962) -Hegel y el hegelianismo- Eudeba, Buenos Aires. Autor ac-
tual, desarrolla las concepciones fundamentales de la filosofía hegeliana.
17) Sartre, J.P., (1969) -El existencialismo es un humanismo- Huascar, Lima. Jean
Paul Sartre, filósofo francés (1905 -1980), desarrollo la corriente del “existencialismo
humanista”. Radicalmente ateo, propone al hombre como autoconstruído y en
convivencia con otros hombres. Se separa del existencialismo cristiano y abreva en
Heidegger. Para él la existencia precede a la escencia y el hombre esta solo, no hay
creador y por lo tanto es libre. Como contrapartida la libertad así entendida debe
llevar al compromiso social y a la trascendencia de la existencia del hombre con
respecto al hombre mismo.
18) Dri, R., -”La filosofía del Estado Ético. La concepción hegeliana del Estado- en
Borón, A. (comp.) (2000) -La filosofía política moderna- Clacso, Eudeba, Buenos Ai-
res. Profesor de Filosofía, Sociología de la Religión y Teoría Política y Social I y II en
la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (U.B.A.). Autor
de numerosos artículos sobre Hegel.
19) Marx, K. y Engels, F., (1984) -El Capital- Siglo XXI, México. Karl Marx, filósofo,
economista y político alemán (1818 - 1883) y Friedrich Engels, socialista alemán,
han sido los principales del comunismo como tendencia política y del socialismo
como corriente filosófico - política. En el caso de Marx su impronta histórica y su in-
fluencia han sido mayores a lo largo del tiempo y de las sociedades. Sus ideas han
influido de manera determinante en las revoluciones modernas del S. XX.
20) Gramsci, A., (1987) -Escritos Políticos 1917/1933- en Pasado y Presente, Cua-
dernos. Pólitico y teórico marxista, nacido en Italia (1891 - 1937), fundador del Par-
tido Comunista Italiano. Fue detenido y escribió sus obras en la cárcel, las cuales
abordan elementos de filosofía, historia, arte y política. Según sus planteos, las
nuevas revoluciones en países capitalistas desarrollados precisan, de acuerdo a sus
condiciones específicas de mayor estratificación social, una clase obrera capaz de
crear un bloque histórico (alianza nacional de distinto tipo a la de los obreros y
campesinos rusos en la revolución de 1917), que dé a la clase obrera la hegemonía
en la lucha por la nueva sociedad y su construcción, no sólo en el terreno político,
sino también en el terreno cultural y moral.
71
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
21) Foucault, M., (1979) -Microfísica del poder- De la piqueta, Madrid. Michel Fou-
cault (1926 -1984), Nació en Poitiers, Francia. Su pensamiento influenciado por la
fenomenología, el existencialismo, el estructuralismo y el marxismo ha generado una
de las obras más originales, complejas y polémicas de los últimos tiempos.
22) Weber, M., (1964) -Economía y sociedad- F.C.E., México. Economista y soció-
logo alemán (1804 - 1920). Autor de ensayos de historia económica y sociología de
la historia. Su obra presenta variedad de temas, desarrollados de manera sistemati-
zada y organizada son la base de la Sociología moderna.
23) Nietzsche, F., (1998) -Así habló Zarathustra- Buró, Buenos Aires. Friedrich
Nietzche, filósofo alemán (1844 - 1900). Espíritu atormentado y propenso a la de-
presión mental, murió habiendo perdido la razón. Su obra muy valiosa desde el
punto de vista literario, se opone, tanto por su forma asistemática como por su con-
tenido a lo que se considera la tradición filosófica y cultural alemana. Interpretó la
historia como un eterno retorno y la cultura griega clásica (tema en el que se había
especializado), como la contraposición entre el espíritu apolíneo (razón, intelecto) y
el espíritu dionisíaco (vida). Exaltó la voluntad de poder del “superhombre”, ideal de
una condición humana heroica y aristocrática, proyectada hacia la propia expansión
vital y opuesta a los valores de la ética cristiana. Su filosofía (nihilismo, doctrina filo-
sófica que niega los valores de la realidad o de la posibilidad de conocerla), ha
tenido influencia sobre distintos movimientos culturales (irracionalismo, existencia-
lismo).
24) Hobbes, T., (1994) -Leviatán- F.C.E., México. Thomas Hobbes, filósofo inglés
(1588 - 1679), discípulo de Bacon. Elaboró uno de los primeros sistemas filosóficos
materialistas de la época moderna; concibió el mundo como un conjunto de cuerpos
(naturales y sociales), movidos mecánicamente. Su concepción epistemológica pre-
senta, a la vez, el carácter empirista de la tradición filosófica británica y el raciona -
lismo metodológico propio de las nuevas ciencias. La filosofía política en que cul-
mina su sistema, propugna la creación de una monarquía absoluta y totalitaria , ca-
paz de mantener un estado de convivencia entre los hombres, los cuales son defini-
dos de manera negativa como competitivos y egoístas (el hombre es el lobo del
hombre). El instinto dominante del hombre es el de la conservación individual origi-
nariamente puesto de manifiesto por la agresividad y que, en un estadio más elabo-
rado, lleva a que los hombres establezcan entre ellos un contrato que garantice un
grado de convivencia satisfactorio.
25) Hobsbawn, E., (1997) -Historia del siglo XX- Paradiso, Buenos Aires. Historiador
contemporáneo; ha desarrollado una recopilación histórica, que abarca tres tomos
en la cual hace un paneo por la historia universal, llegando hasta nuestros días.
72
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
26) Toer, M., Uribarri, R. y otros (1999) -”La institución universitaria y sus estudian -
tes”- Consejo de Planificación de la Universidad de Buenos Aires. Se toma de esta
charla, los aportes del sociólogo argentino Mario Toer, profesor Titular de Introduc-
ción a la Sociología, Ciclo Básico Común (C.B.C., U.B.A.), Profesor Asociado de
Política Latinoamericana, Carrera de Ciencia Política (U.B.A.), e investigador del
Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales (U.B.A.).
También se hace mención a una cita del filósofo, matemático, físico y ensayista
francoestadounidense George Steiner (París, 1929), de su libro “En el castillo de
Barba Azul”. Dicha cita fue leída por el filósofo argentino Carlos Cullen, Profesor de
Ética en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (U.B.A.),
Profesor de Problemas Filosóficos, Facultad de psicología de la misma Universidad
y Director de la Maestría en ética Aplicada.
Se menciona en la cita el nombre de Béla Bartók, compositor húngaro (1881 - 1945),
cuyo particular estilo melódico procede de la música popular de su país y de la
música francesa moderna, compuso óperas, cuartetos, conciertos y música para
ballet.
CAPÍTULO V
73
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
LA EXPERIENCIA INTERSUBJETIVA
74
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Lacan señala que Freud habría subvertido, con su teoría, al sujeto cartesiano
de la razón (el “pienso, luego existo” se transforma en “pienso donde no soy y soy
donde no me pienso”; el inconsciente determina en gran medida mi “razón”). Esto no
resulta nuevo si recordamos que ya existía también una crítica severa al “sujeto de
la certidumbre inmediata”, realizada por F. Nietzsche (3): “En lugar de esta se-
guridad... (pienso luego existo)... en la que el vulgo tal vez creerá, el filósofo por su
parte no recoge más que un puñado de problemas metafísicos, de verdaderos casos
de conciencia intelectuales que pueden plantearse así: ¿De donde extraigo mi
noción de “pensar”?, ¿Por qué debo creer en la causa y en el efecto? ¿Con qué de-
recho puedo hablar de un “yo” y de un “yo” como causa, y para colmo, causa del
pensamiento? El que se atreva a contestar inmediatamente estas cuestiones meta-
físicas alegando una especie de intuición del conocimiento, como se hace cuando se
dice: “Yo pienso y sé que esto al menos es verdad, que es real”, seguramente
provocará en el filósofo de hoy una sonrisa y una doble interrogación: “Señor -dirá el
filósofo-, parece increíble que usted no se equivoque nunca, mas ¿Por qué ansía
encontrar la verdad por sobre todas las cosas, sin limitación de esfuerzo?””. La pre-
gunta que se hace Nietzsche es ¿Por qué si existe la certidumbre el sujeto aún de-
sea la verdad?.
En este sentido, se plantea un salto cualitativo respecto de Rousseau (pensador
anti - moderno), quién sostenía que vivíamos en un estado de naturaleza y la razón
(que lleva a la perfectibilidad y por lo tanto al Estado, la cultura y la civilización)
perjudicó al hombre al ponerlo en el terreno de la necesidad. Para Lacan la cultura,
como orden simbólico, hace al sujeto falsamente racional, pero pacifica permitiendo
que aflore del deseo.
Si el deseo es deseo de otro, el reconocimiento se torna fundante y la palabra
permite la mediación, el acuerdo simbólico; es reconocimiento y como pacto pacifica
la lucha -imaginaria- del prestigio, que culmina necesariamente en la muerte real;
esta elimina la posibilidad de reconocimiento.
La experiencia intersubjetiva es “humanizante”, y el reconocimiento es el
“lenguaje primero” que capta el deseo (4).
Lacan transformará el modelo de la comunicación, en función del deseo de re-
conocimiento; cambia el valor de los lugares que ocupan los interlocutores, y re-
marca la importancia del receptor. El emisor recibe del receptor su propio mensaje
invertido como reconocimiento.
Si un docente le dice a un alumno: “Tú eres mi discípulo”, la aceptación del
alumno lleva implícito el “y tú eres mi maestro”. El reconocimiento es mutuo y el de-
seo se transforma no en una palabra sino en un don, un regalo, un símbolo que pa -
cifica.
Para Lacan el sentido del discurso depende de quién lo escucha, de su acogida
depende “quién” lo dice. El Otro tiene entonces un poder discrecional en la relación.
El Otro es otro sujeto y el sujeto depende entonces de la mediación de la palabra
que garantiza y encarna a ese Otro y su buena fe.
El sujeto humano se integra como simbólico y se estructura y satisface gracias
a la mediatización del lenguaje.
La palabra verdadera, aquella que cargada de sinsentido, de equívoco nos
plantea un sujeto escindido por su estructura inconciente hace que el sujeto sea re-
conocido como imperfecto e incompleto y deba reconocer al Otro como capaz de
reconocerlo. La palabra funda la posición de ambos sujetos, y lleva a la reciproci-
dad, a la mutualidad.
75
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
76
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
77
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
78
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
El conocimiento puede ser otra faceta de lo fálico, muy relacionada con el poder
social. Conocimiento para liberar o conocimiento para enajenar y sojuzgar,
autoritarismo en el aula o democracia participativa, control social o espacio de
creación, problemas que todo docente debe analizar y reflexionar en su práctica.
EL CONFLICTO EDÍPICO
79
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Tanto Julia Kristeva como Luce Irigaray (7), comentan que esta posición ubica a
la mujer como representante no de sí sino de otra cosa: la justicia, la libertad, la paz
o simplemente como objeto del deseo masculino. Esto la ha llevado a una exclusión
de la historia como sujeto. Si la psicología piensa a la mujer como imaginario
negativo, incompleto, o como significante vacío, la mujer sería aquella cuyo “sexo no
es”. El niño se identifica con lo fálico a través del pene como significante de tener; la
mujer en cambio carecería de significante y por eso se identifica con el útero vacío.
Para Kristeva la mujer no tiene un lugar vacío sino gestor; es espacio y po sibi-
lidad, procreación. Realza el valor de la sexualidad biológica en lo inconciente. La
mujer está en construcción de su identidad (esto permite entender su lucha política
actual) y lo masculino sólo puede existir en la oposición de su recorte. La mujer no
es sólo “envidia”, sino también conquista y creación.
Se asocia la posición masculina con la neurosis obsesiva, con sus rasgos de
cumplimiento, control obsesivo y ritualización y lo femenino con la histeria, cuadro
netamente afectivizado, demandante y seductor.
Lacan dirá entonces, que toda búsqueda del ser humano, no es sólo paliar
frustraciones, sino búsqueda de amor.
Es interesante, que ya Platón (8) en el “Banquete”, comenta la metáfora de la
completud y la mitad perdida. Allí reseña una postura de debate, que refiere a un
momento mítico en el cual el hombre habría sido un andrógino completo. Los dioses
para castigar su veleidad separaron su completud. El amor sería entonces esa bús-
queda incesante de la mitad perdida que nos devolvería la perfección.
Ligada a esta conceptualización del sujeto social, Freud propone un inicio mítico
de la socialización. Plantea una “horda primitiva”, regida por el macho más fuerte o
“protopadre”. Este posee todas las mujeres y el alimento; los otros machos son sus
súbditos (podríamos decir también esclavos), e hijos.
En un momento mítico, los machos más jóvenes, se confabulan para ser más
fuertes y matarlo (podría decirse un “primer contrato social”).
El parricidio original, trae aparejada la organización social y la división de bie-
nes. Junto a esto aparece la ley, como organización de la igualdad, el reparto y el
bien común. El imperativo categórico kantiano como (10) como ética toma forma:
“Obra de tal manera que quieras que la máxima de tu voluntad se convierta en ley
universal” (no haré lo que no quiero para mí), pero en el marco de la tragedia hu-
mana.
Según Kant se debe actuar de acuerdo con el deber y conforme a la buena
voluntad que implica la ley moral, la misma no implica el fin que se realice solamente
sino el haber actuado en consecuencia, de acuerdo y por respeto al precepto, es
decir que los propósitos sean buenos incluso si fueran en contra de las propias
inclinaciones egoístas.
Para I. Kant, educación significará el poder llegar a ser hombre cabalmente, ya
que el hombre sería lo que la educación pueda hacer de él, un sujeto capaz de ac-
tuar de acuerdo a la ley moral, acorde a su constitución humana.
A diferencia de Kant, para quién la conciencia moral es anterior a la experiencia,
Freud en su mito plantea un primer momento dentro de la génesis de lo humano.
80
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
81
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
CAMBIO Y CONFLICTO
82
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
83
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
84
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
85
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
86
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
87
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
ESCUELA Y ECONOMÍA
88
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
89
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
90
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
91
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
92
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
93
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
94
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
95
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
96
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Para que un Estado funcione así, debe surgir no de clases políticas encerra das
en sus pujas de poder, sino de una ciudadanía activa, que discuta (aparte de las
negociaciones económicas externas, pero teniéndolas en cuenta), proyectos de
crecimiento paralelo en el largo y el mediano plazos; no “un plan” sino muchos
“planes” con los que enfrentar los desafíos sociales y globales.
No se trata de sustituir la democracia representativa por otra forma de go-
bierno, sino alentar la actividad de los sujetos que la conforman, a modo de asegurar
la presencia “real” de los ciudadanos en las transformaciones nacionales y globales
en curso.
Todo esto lleva a replantearse una escala de valores, abandonando la acep-
tación pasiva de una visión de “catástrofe”, “horror” y “vacío”.
Como vemos, el cambio cultural es profundo, y es donde la educación puede
dar más batalla, colaborando la escuela en la generación de nuevos espacios de-
mocráticos y participativos, para que el alumno vivencie no sólo un aprendizaje dis-
tinto del tradicional sino otras concepciones de la vida y la sociedad contrarias al
autoritarismo o la enajenación.
La Ley General de Educación, resulta una herramienta legal básica para gene-
rar un “nuevo clima” educativo.
El rol del Estado es velar por su justa implementación, desde una gestión que
regule la administración de fondos y los brinde pensando no en el sistema educativo
tradicional, sino en un sistema complejo, con proliferación de sujetos, heterogéneo y
con proliferación de información y participación. No olvidemos que “aquel que paga a
los hombres con maníes, los piensa como monos”.
Además es necesario materializar el apoyo que provenga de todos los sectores
sociales posibles.
El financiamiento educativo debería contar no sólo con lo destinado por el Mi-
nisterio de Hacienda a través de una partida presupuestaria al Ministerio de Educa-
ción. Esta partida habría de ser cada vez mayor, pero también debería haber otras
contribuciones (que no son una especie de “marketing filantrópico”), de modo que el
proyecto educativo concite el compromiso de todos los ciudadanos y los sectores
sociales, en una perspectiva integrada.
Desde este marco teórico, proponemos reflexionar sobre la vida del aula y
cómo lograr que los sujetos intervinientes en ella participen, no sólo en una demo-
cracia de “derecho”, sino teniendo en cuenta el concepto de democracia
“participativa”.
Si pensamos la educación desde este complejo panorama no es posible re-
ducir la educación a las necesidades de la industria (viejo anhelo de J. B. Alberdi
(23), sino que es preciso formar sujetos cuyas capacidades flexibles de pensamiento
les permitan actuar en dicha complejidad. El término “competencias”, se carga
entonces de significado humano y social y pierde su componente competitivo y su
connotación económica.
Es necesario un equilibrio entre la formación cuantitativa (cantidad de cono-
cimientos y procedimientos necesarios) y cualitativa (valor, utilidad, interés del que
aprende), junto con la calidad y la igualdad en la cobertura de la oferta educativa.
97
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
98
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
NOTAS
1) Locke, J., (1991) -Dos ensayos sobre el gobierno civil- Espasa, Madrid. John
Locke, filósofo inglés (1695 - 1704), uno de los principales representantes del empi-
rismo ingles. Estudió medicina y se intereso por la economía y la política. Sus ideas
económicas son base del liberalismo. Según este autor la conciencia carece de todo
contenido (tabula rasa), sin el concurso de la experiencia, origen de todo conoci -
miento. La experiencia puede ser externa 8sensaciones) o internas (reflexión); lo
único que aporta el entendimiento es la disposición a conocer. En lo político plantea
la importancia de la división de poderes en el Estado 8ejecutivo, legislativo y judi-
cial), para la real soberanía del pueblo.
99
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
• Irigaray, L., (1992) -Yo, tú, nosotras- Cátedra, Madrid. Lingüísta y analista de
orientación lacaniana, se ha orientado del estudio del lenguaje en la esquizofrenia en
sus primeros estudios, al desarrollo y construcción de formas femeninas de
simbolización y lenguaje. Revisó las concepciones sobre la femineidad, dentro del
psicoanálisis ortodoxo, tomando los tres registros lacanianos (lo real como lugar del
madre y la muerte, lo simbólico como el ámbito de las leyes basadas en el “nombre
del padre” y la imposición del tabú del incesto, y lo imaginario como efecto de lo
simbólico en la conciencia y la imaginación. Criticó las teorías lacanianas, ya que en -
tiende que el orden simbólico, base del lenguaje, es fundamentalmente masculino y
patriarcal como concepto, no habría en este orden manera de simbolizar lo femenino
diferente (junto con la representación de muerte). La mujer esta en el lado perdedor
de la balanza, no tiene según esta psicoanalista entidad. Se las representa
incompletas, como faltante en lo sexual y social (sin pene, vacío de falo, envidia del
pene). Esto representa dos polos: masculino = plenitud y femenino = carencia. Para
ella el Psicoanálisis ha conceptualizado la sexualidad femenina desde parámetros
masculinos, lo que lleva a la paradoja de que para desarrollarse activamente, la
mujer debe asumir una posición masculina y para comprender su sexualidad deben
compararse con la masculinidad. Propone subvertir el orden simbólico masculino y
llevar a la mujer a dicho orden pero en sus propios términos, para salir de un estado
de “abandono”, donde las mujeres quedan excluídas hasta políticamente, del
contrato social básico de igualdad. Propone la búsqueda de la femineidad a través
de la maternidad, como experiencia propia y particular.
9) Freud, S., (1992) -Obras Completas- Amorrortu, Buenos Aires. Sigmund Freud,
neuropsiquiatra y psiquiatra austríaco (1856 - 1939). Estudió pacientes psiquiátricos
y desarrollo una revolucionaria teoría sobre la mente humana: el Psicoanálisis, ba-
sado en su teoría del inconciente. Esta teoría tuvo un profundo impacto tanto en el
campo de la salud como en la cultura moderna en general.
10) Kant, I., (1994) -Metafísica de las costumbres- Tecnos, Madrid. Immanuel Kant
(1724 - 1804), nacido en Königsberg este filósofo plantea el problema de la posibili-
dad, límites y valor del conocimiento. Para este libro tomamos sus fundamentos so-
bre ética.
11) Ribeiro, R.J. -”Thommas Hobbes o la paz contra el Clero”- en Borón, A. (comp.)
(2000) -La filosofía política moderna- Clacso, Eudeba, Buenos Aires. Renato Janine
Ribeiro es Profesor Titular de Ética y Filosofía Política en la Universidad de San
Pablo (U.S.P.), Brasil. Obtuvo el grado de Maestro por la Sorbonne y el de Doctor en
Filosofía por la U.S.P., es Profesor Libre Docente de Filosofía por la U.S.P.
12) Kitto, H.D.F., (1980) -Los Griegos- Eudeba, Buenos Aires. Historiador inglés y
profesor de griego, el autor es especialista en cultura griega antigua, se desempeño
como docente en la Universidad de Glasgow y Bristol.
100
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
13) Marcuse, H. -”La dimensión estética”- en Giroux, H. A., (1985) -Teorías de la re-
producción y la resistencia en la nueva sociología de la educación: un análisis crí-
tico- Cuadernos políticos N° 44, México. Herbert Marcuse, filósofo nortemericano de
origen alemán (1898 - 1979). Discípulo de Husserl y de Heidegger, realizó su tesis
doctoral sobre Hegel. Toma al Psicoanálisis y al marxismo, en especial el concepto
de represión. Considera que este concepto es clave para entender a los individuos y
a la civilización misma. Afirma que en los países capitalistas la técnica reprime al
individuo, mediante la manipulación de las conciencias al incitar a los hombres al
consumo y al condicionarlos mediante la educación; en los países socialistas, los
causantes de la represión son la burocracia y la tecnocracia.
15) Fetiche: K. Marx dice: “A primera vista, una mercancía parece un objeto trivial,
obvio. De su análisis resulta que es una cosa muy complicada, llena de sutilezas
metafísicas y de caprichos teológicos... Lo misterioso de la forma de mercancía
consiste, pues, sencillamente en el hecho de que refleja a los hombres los caracte-
res sociales de su propio trabajo, como propiedades naturales sociales de estas co-
sas, y , por lo tanto, también refleja la relación social de los productores con el tra -
bajo total como una relación social de objetos, existente fuera de ellos. Gracias a
este quid pro quo, los productos del trabajo se transforman en mercancías. La forma
de mercancía, y la relación de valor de los productos del trabajo en que se presenta,
no tiene nada que ver en absoluto con su naturaleza física y las relaciones entre
cosas emanadas de ella. No es más que la relación social determinada de los
mismos hombres, la cual adopta aquí la forma fantasmagórica de una relación entre
cosas. De ahí, que para hallar una analogía tengamos que trasladarnos a las re -
giones nebulosas del mundo religioso; los productos del cerebro humano parecen
dotados de vida propia, independientes, en su relación entre sí y con los hombres.
Lo mismo ocurre en el mundo de las mercancías con los productos de la mano hu-
mana. Esto es lo que llamo fetichismo, que se adhiere a los productos del trabajo
en cuanto se producen como mercancías y que, por consiguiente, es inseparable de
la producción de mercancías”.
Se desprende de lo anterior, una concepción desde la cual un objeto es despo -
jado y desconectado de los procesos y relaciones que le dan valor y origen,
transformándose en una “cosa”, natural y autolegitimada pero en sí carente de sen-
tido.
16) Chevallard, Y., (1997) -La transposición didáctica- Aique, Buenos Aires. (obra
citada).
17) García Canclini, N., (1997) -Imaginarios Urbanos- Eudeba, Buenos Aires.
101
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
18) “Asociación para una Tasa a las Transacciones financieras especulatiavas para
la Ayuda a los Ciudadanos”- Manifiesto (2000) Facultad de Ciencias Sociales, Ca-
rrera de Ciencia Política, U.B.A, Buenos Aires. Esta organización, nacida en Francia
nucléa a grupos progresistas (muchos de los cuales tienen su base en gremios eu-
ropeos), que abogan por una “globalización más justa y equitativa”.
23) Alberdi, J.B., (1980) -Bases y puntos de partida para la organización política de
la República Argentina- Plus Ultra, Buenos Aires. Juan Bautista Alberdi (1810 -
1884), escritor y político argentino. Elaboró la Constitución de 1853 durante el go-
bierno de Urquiza. Dentro de sus intereses, la educación como herramienta de trans-
formación social fue un tema fundamental.
102
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
CAPÍTULO VI
UN ENFOQUE PSICOPEDAGÓGICO DE LOS VÍNCULOS
103
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
104
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
105
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
106
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
LAS EMOCIONES
107
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Los estados afectivos actúan en lo más profundo de nuestro ser, allí donde lo
psicológico se confunde con lo biológico. Sabemos que hay identificaciones afecti-
vas cuando una persona está unida a otra, de tal modo que hace suyos los estados
de ánimo de otro.
Muchas veces queremos estimular adecuadamente a nuestros alumnos, utili-
zamos las estrategias adecuadas y sin embargo los resultados no son los espera-
dos. Esto se debe a que el obstáculo no es intelectual sino afectivo. No podemos
dejar de advertir el hecho indiscutible de que en nuestra época hay enormes tensio-
nes que hacen difícil la normal evolución de la afectividad.
Los desajustes que se originan en los niveles social, político, económico y
cultural y sus incidencias en la vida familiar y personal, generan perturbaciones
afectivas que inciden en el normal desarrollo de la personalidad.
La angustia deriva de la dificultad para comprender las crisis que se nos pre-
sentan constantes, estas crean un clima de incertidumbre frente al futuro, producto
del cambio posmoderno (o del fin de la modernidad), que incide negativamente en la
evolución de la afectividad. Todo esto genera dificultades para la comunicación, y
también promueve la desconfianza mutua, la agresividad y el surgimiento de otros
factores sumamente desfavorables para establecer vínculos afectivos que favorez-
can el aprendizaje.
Se neutralizan las relaciones y no hay intercambio ni comunicación: lo que se
hace es cohabitar. Es decir: se habla, sí, pero no se comprende o se piensa que no
se puede comprender al otro y que nada puede hacerse por los demás. No relacio-
narse con los demás puede entenderse como una manifestación del egoísmo y a su
vez una defensa ante un mundo agresivo; la falta de interés por comunicarse y
acercarse al otro implica la falta de confianza en la razón, en la capacidad intelectual
de comprender y sentir, en la posibilidad solidaria de encontrarse y colaborar.
Tenemos pocas posibilidades de influir directamente sobre la afectividad de
otro. Sólo podemos llegar a ella por la influencia directa de una afectividad sobre
otra, realizada a través de los estados afectivos.
El docente no es un técnico emocional, pero puede, desde su rol, implicarse y
comprometerse con ese otro ser que es el alumno. También hay contenidos curricu-
lares específicos que permiten el desarrollo de estas áreas de la personalidad, como
por ejemplo: la educación artística (música, literatura, pintura y dibujo) y la
educación física. Esto no excluye la influencia que también puedan tener otros
contenidos. Para que se produzcan aprendizajes de este tipo es necesario que se
creen situaciones de aprendizaje, experiencias concretas en las que los alumnos vi-
van y no simplemente conozcan la existencia de sentimientos de valor positivo.
108
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
109
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Este tipo de docente todo lo deja hacer con la condición de que los alum-
nos digan que él es una buena persona. Su necesidad de afecto es el resultado
de una derivación o de una compensación de otras decepciones sentimentales.
Busca en el aula un auditorio complaciente que reafirme su valoración.
Necesita ser admirado, pero desconoce al otro como un sujeto de valor.
Por último, están los maestros dominadores, autoritarios que no vacilan
en regular necesariamente por la fuerza toda la vida del aula.
Toman la iniciativa de todas las actividades, los ejercicios, las investiga-
ciones, etc., y no dejan elegir libremente algunas actividades a los alumnos. Su
autoridad radica en la función de orden que establecen en el aula. Son muy
organizados, evalúan con rigidez y no se orientan hacia un ideal elevado, sino
hacia su propio interés. La reacción de los alumnos con respecto a este modelo
es de tensión.
El docente que responde al primero de estos modelos de docente gana
fácilmente el afecto de los alumnos, pero carece de respeto y autoridad; quien
responde al segundo lo obtiene pero por temor y coerción. Ambos hacen que
el aula sea un lugar de tensión, produciéndose constantes conflictos y se
pierde el objetivo educativo en la confrontación.
Hemos explicado estos tres modelos, muy generales, los cuales son sólo re-
ducciones de una realidad compleja, cambiante y a la cual no podemos subsumir ni
estereotipar en ellos. Sirven para reflexionar sobre las prácticas docentes en el aula,
intentando que éstas sean más humanas, significativas y trascendentes, ya que, en
caso contrario, se produce una práctica enajenante y sin sentido.
110
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Sólo una formación continua que permita intercambiar con otros las preguntas
que surgen en la práctica cotidiana, explorar cada acción educativa y el deseo pe-
dagógico, integrando angustias, placeres y displaceres, permitirá romper los este-
reotipos educativos.
Cuando se admite que la práctica pedagógica es práctica de una relación hu-
mana, resulta imprescindible una formación personal, es decir, un cuestionamiento
sobre uno mismo, sobre los deseos de poder y control que necesariamente entran
en juego.
Es interesante analizar cómo, con los cambios sociales, ciertos modelos se ha-
cen positivos y otros negativos, lo que muestra no sólo la determinación individual de
cada docente cómo persona, sino un modelo socialmente determinado para
entender su figura. Por ejemplo, si analizáramos la figura típica de un docente en la
Argentina, las varias dictaduras militares sufridas, comprobaríamos que en muchos
casos su actitud convergería con las demandas represivas del sistema (el caso tí-
pico de imperialismo del docente). En sistemas democráticos y participativos, se
fomenta el rol docente.
Por último diremos que lo ideal sería que se complementaran la formación per-
sonal y la formación en grupo. Lo esencial es que los docentes puedan comunicarse,
reconozcan que cumplen la misma tarea, que comparten las mismas dificultades, y
que los fundamentos de su eficiencia profesional no deben buscarse úni camente en
saberes constituidos fuera de ellos; la Psicología es sólo una de las ciencias que
contribuyen a su formación.
En fin, la relación con los alumnos no debería estereotiparse, sino crearse cada
día.
Dijimos que antiguamente se entendida que alumno era aquel “carente de luz”,
es decir la luz del intelecto y la razón, por eso debía aprender e “iluminarse” con el
conocimiento del docente.
Revaloramos al alumno y al docente, como sujetos activos y partícipes del
proceso de enseñanza y aprendizaje. Su estructuración psicológica y social nos ha
llevado a definir el vínculo entre ambos como vital y trascendente.
Desde un planteo crítico, y teniendo en cuenta el diagnóstico actual de la edu-
cación y su contexto, habría varias posibilidades de pensar las prácticas escolares y
la experiencia educativa.
Libertad y circunstancias se anudan a deseos y postergaciones.
Hemos explicado cómo el sujeto de conocimiento se debate en coyunturas que
no obedecen a caprichos de los hechos, ni de los sujetos sociales individual mente.
Por lo tanto, no se trata de plantear un horizonte ilimitado de los deseos o las pul-
siones inconscientes, sino aunar a este análisis un profundo debate sobre la historia
en la que los sujetos viven y se forjan y que, por lo tanto, es dialéctica, cambiante e
impredecible.
Dichas condiciones históricas, estructurales, de tradiciones políticas y cultura-
les, que no siempre son elegidas por los sujetos, pueden ser cuestionadas como
dialéctica de lo humano. Reconocer este contexto lleva a buscar con el alumno esa
luz necesaria para superar obstáculos, desenmascarar y develar la realidad, decons-
truir y construir un camino hacia un futuro distinto del actual.
111
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
112
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
113
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
NOTAS
2) Grinberg, G.L.; Sor, D.; Tabak de Bianchedie, E., (1996) -Nueva Introducción a las
ideas de Bion- Tecnipublicaciones, Madrid y Lacan, J., (1996) -Escritos I y II- Siglo
XXI, Madrid. Se toman las ideas de Bion y Lacan, autores de teorizaciones dis-
címiles pero que plantean la temática de la transferencia. En el caso de Wilfred R.
Bion (Psicoanalista británico, seguidor de Melanie Klein), este autor toma la relación
docente - coordinador dentro de sus estudios de relaciones grupales y procesos de
pensamiento.
114
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
3) Goleman, D., (1996) -La inteligencia emocional- Javier Vergara, Buenos Aires.
Filósofo norteamericano, tiene a su cargo la sección científica del New York Times y
sus artículos aparecen en diversas publicaciones especializadas.
Ha sido profesor en Hardvard, donde obtuvo su doctorado. También ha incursionado
en la Psicología con reconocidos ensayos.
5) Le Guin, U.K., (1995) -Los que abandonan Omelas- Almagesto, Buenos Aires.
Famosa escritora de literatura fantástica. Sus textos abordan con un tinte humanista
los conflictos más hondos pero ubicados en mundos irreales. Sus relatos que, bor-
dean el realismo mágico, suelen ser poéticos y enriquecedores.
6) Savater, F., (1997) -El valor de educar- Instituto de Estudios Educativos y Sindi-
cales de América, México. Reconocido filósofo español, sus obras recrean la Filo-
sofía intentando hacerla accesible al lector lego. Son muy interesantes sus trabajos
sobre ética.
7) Mujica, H., (24/09/00) -”La esperanza, esa pasión por lo posible”- Diario Clarín,
Buenos Aires. Sacerdote argentino, poeta y filósofo contemporáneo de de profundo
sentir humanista.
CAPÍTULO VII
LA DISCRIMINACIÓN
del siglo XXI capaz de superar sus miserias y ambiciones más bajas e irracionales.
Mientras que se desarrollan tecnologías cada vez más avanzadas, las socie-
dades no enriquecen sus vínculos con la misma rapidez; mientras que nos llega la
idea de una globalización creciente y se nos propone asumir la unicidad del género
humano (llamada el “fin de la historia”), asistimos al resurgimiento de violencias que
se creían superadas.
La globalización unifica mercados, pero potencia crisis de estados y naciones,
conflictos no resueltos históricamente y arraigados en las respectivas culturas.
Así se confunden realidad con injusticia, libertad con corrupción, desigualdad
con destino natural, en el marco de una creciente pérdida de los lazos sociales, ca-
racterística negativa de lo que se ha llamado el “desencanto del hombre post-
moderno”(1).
“La guerra en la ex-Yugoeslavia, el resurgimiento del neonazismo, de ten-
dencias neofacistas y del chauvinismo en una Europa integrada que marcha a una
supranacionalidad; el rebrote de guerras civiles bajo formas étnicas en África, las
tendencias discriminatorias, como la iniciativa 187 en California, que buscan contro-
lar las migraciones poblacionales, en contradicción con los procesos de integración
nacional, son fenómenos que desafían a los estudiosos de ciencias sociales.
A estos fantasmas del pasado se agregan otros, viejos y nuevos, como la in-
certidumbre sobre el fin de la discriminación hacia la mitad del género humano, las
mujeres, y hacia las diversas minorías, étnicas, culturales y sexuales que integran
las sociedades nacionales” (2).
La discriminación de las personas nos lleva a pensar en un entrecruzamiento
interdisciplinar, acorde a la complejidad descripta.
Diversas disciplinas humanísticas han abordado esta temática de la discrimi-
nación: la sociología, la psicología, la antropología, la filosofía y la historia. En
efecto, surge como un nodo que requiere un pensamiento abierto y relacional, capaz
no sólo de explicar y comprender, sino también de implicarse y reflexionar, para
ceder en la justificación y la apatía.
A pesar de ser un problema universal, y en la actualidad de carácter plena-
mente mundial, debemos decir que también se produce como una realidad mol-
deada por la propia evolución socio-histórica de las naciones, y los continentes, lo
que explica las particularidades de cada caso, dentro de un problema común. Con-
vergen amplios procesos socio-históricos junto con la tendencia a conformar grupos
y desconfiar de lo “bárbaro” y lo “extranjero”, agudizados por los signos materiales o
simbólicos de la heterogeneidad (color de la piel, rasgos, lengua, creencias, sexo),
todas ellas realidades de muy larga duración y que históricamente aparecen con el
mismo inicio de la vida cultural.
Aceptar esto, no significa creer que los múltiples tipos de discriminación son
constantes eternas y suprahistóricas, ya que entonces estarían desligadas del com-
promiso valorativo del poder humano de decisión.
Entender esto, nos acerca a la idea de conflicto que encarna la propia exis-
tencia, pues también ha sido y es histórica, la tendencia a la cooperación, la solida-
ridad, la igualdad, el respeto de la persona humana y el reconocimiento del otro por
encima de la pluralidad de culturas y herencias, de la común pertenencia al género
humano.
Pensamos, por lo tanto, que la discriminación debe ser un contenido insosla-
yable de la Formación Docente de Grado, así como también de la formación de los
alumnos de todos los niveles del sistema educativo.
116
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
CONCEPTOS BÁSICOS
117
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
cuando una conducta nos los muestra porque el comportamiento de los individuos
no siempre es manifiesto; puede haber una persona prejuiciosa que mantenga para
sí íntimamente, sus pensamientos y sentimientos negativos hacia otros, pero su ac-
ción será socialmente significativa en el momento de manifestar sus prejuicios, por
ejemplo, a través de la discriminación.
Podemos decir entonces que la discriminación tiene consecuencias sociales
más serias e inmediatas que el prejuicio sobre el cual se asienta.
Algunas acciones negativas permiten conocer los prejuicios subyacentes. Por
ejemplo:
- Hablar: La mayoría de la gente con prejuicios habla explícita o implícita-
mente de ellos. Con amigos que piensan como ellos y algunas veces, también con
extraños. La gran mayoría de la gente no sobrepasa esta forma moderada de acción
hostil.
- Evitar el contacto: Si el prejuicio es más intenso, el individuo evita el con-
tacto con los miembros del grupo que le desagrada y carga con el peso de la aco-
modación y el apartamiento.
- Discriminación: La persona con prejuicios actúa en detrimento de algún
grupo. Emprende la tarea de excluir a todos los miembros del grupo, por ejemplo, de
ciertos tipos de empleo, de una zona de residencia, de iglesias u hospitales, o la ta -
rea de privarlos de sus derechos políticos o educacionales, o de algún otro derecho
social. Un tipo particular de discriminación es la segregación, como forma de dis-
criminación institucionalizada, impuesta por la ley o la costumbre. Ejemplo de se-
gregación social han sido tanto el aprtheid sudafricano como el racismo estadouni-
dense.
- Ataque físico: En condiciones de alta tensión emocional, el prejuicio puede
llevar a actos de violencia o semiviolencia. Puede haber expulsión de zonas, ame-
nazas, profanación de sepulcros, apropiación de bienes.
- Exterminio: Linchamientos, pogroms, matanzas, ejecutados por grupos de
acción con el fin de matar y destruir todo vestigio del grupo signado como negativo.
Estos grupos están organizados y tienen a veces el aval político de un Estado.
Como ejemplos más conocidos recordaremos el programa de exterminio hitlerista
religioso- étnico, y el programa de represión estatal de carácter ideológico en la dé-
cada de 1970 en la Argentina.
Esta escala de acciones no está matemáticamente construida, pero permite
identificar la variedad de acciones que surgen de actitudes y creencias prejuiciosas,
y aunque la mayor parte de la gente se limita a hablar y evitar el contacto cuando
existen ciertas condiciones histórico-sociales pueden producirse las acciones más
graves ya descriptas.
Debemos decir que todas las sociedades se separan en grupos. Las perso-
nas tienden a agruparse con los que sienten sus iguales o con aquellos de quienes
reciben algún beneficio, sea éste real o imaginario.
El ser humano tiende a relacionarse con los que siente como homogéneos.
Gran parte de la cohesión socialautomática está dictada por la conveniencia. Habría
entonces exogrupos (grupos diferentes), y endogrupos (grupos propios), caracteri-
zados por el empleo de códigos como la lengua, el culto, costumbres e intereses.
Los endogrupos comparten una visión de la realidad que han construido
desde universos simbólicos homogenizando las propias diferencias y dando la sen-
sación al individuo de pertenecer a un mundo total, ordenado y organizado, donde
todo es comprensible, explicable y razonable; es “lo conocido y confiable”.(3)
De esta manera, la interacción cotidiana tiende a realizarse con aquellos sig-
118
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
119
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
cado en esa clase, ya que por lo general también están aquellos que tienen poder
por ser especialistas, es decir por conocimiento o experiencia, habilidad o idoneidad,
o poder informativo como capacidad de transmisión de los conocimientos, o poder
legítimo cuando es cedido a un individuo o un grupo en función del bene ficio del
cuerpo social en su conjunto.
Los miembros que tienen menos poder y prestigio están ubicados dentro de la
denominada clase baja, siendo relativamente fácil establecer quién tiene el mayor
poder y prestigio y quién el menor, pero es más difícil clasificar al resto de la pobla-
ción.
A la clase intermedia en poder e influencia, se la denomina clase media. Las
sociedades, mediante la interacción determinarán las posibilidades de movilidad
social, de reparto justo o no del poder, y de progreso de sus individuos.
Debemos decir también que este interjuego presenta muchas veces conflictos
y enfrentamientos, entre individuos y grupos, así como también tiende a formar
individuos con orientaciones, intereses y demandas diferentes entre sí, lo que po-
tencia esta posibilidad de conflicto.
Todo individuo intenta establecer con otros armonía, coherencia o con-
gruencia entre sus opiniones, actitudes, conocimientos y valores, como elementos
cognoscitivos de cohesión personal.
Podemos encontrar con otros individuos o grupos, pares de elementos cogni-
tivos en relaciones impertinentes (los elementos de uno no tienen nada que ver con
los del otro, hay desconocimiento), consonantes (si un elemento deriva del de otro y
entonces hay relación), o disonantes (si lo contrario de uno deriva del otro, hay
oposición).
Las personas intentan también establecer un equilibrio entre sus percepcio-
nes y la realidad; dicho equilibrio implica un intento de simetría e incorporación de lo
diferente a lo conocido, en tanto el nivel de desequilibrio no impida totalmente dicho
ajuste, en función de la información que se recibe del medio. Lo que entendemos
como sociedad homogénea se nos presenta en realidad como un conjunto de
grupos e individuos que no siempre entienden la realidad de la misma manera y en
la misma forma.
De este modo, cada individuo tiende a interactuar dentro de su endogrupo,
aunque en la interacción social convive con los otros, con mayor o menor hipótesis
de conflicto.
En estas situaciones cobra importancia el prejuicio, ya que crece en los mo-
mentos en que una sociedad genera contextos de disociación de la comunidad y de
la identidad común como nación, tanto cultural, como política o religiosa.
El constante conflicto por la movilidad social, requiere ser acompañado por un
esfuerzo social que resista la disociación, intentando nuevas y constantes fórmulas
de integración social, en las que la referencia a un ser colectivo común no sea con-
tradictoria con los principios de progreso y de participación, necesarios para el de-
sarrollo pleno de todos los individuos.
Ciertas condiciones sociales contribuyen a la integración social:
- El contacto con otros de igual estatus.
- El contacto entre los miembros del grupo mayoritario y los miembros del
grupo minoritario de alto estatus.
- Un clima social y/o de “autoridad” que favorezca y promueva el contacto
intergrupal.
- Los contactos íntimos (por ejemplo, vivir juntos) más que los casuales (por
ejemplo, transacciones comerciales).
120
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
121
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Otra característica es que el poder debe contar siempre con algún consenso
por parte de los grupos sociales. Se unen así prejuicio e ideología. El dominio ideoló -
gico tiene dos aspectos:
- La racionalización global del poder.
- La instrumentación del poder.
Para ejercer poder, la autoridad necesita siempre formas de legitimación, ya
que el poder no se generea de manera meramente arbitraria, sino dentro de un or -
den simbólico de ideas, explicaciones, razones y justificaciones; el propósito de es-
tas racionalizaciones es múltiple.
En primer lugar, la racionalización tranquiliza la conciencia del grupo domi -
nante y lo convence de que está ejerciendo un mandato indeclinable y justo. En se-
gundo lugar -mucho más importante todavía- crea la convicción entre los dominados
de que la estructura de poder no es arbitraria, ni tampoco está impuesta por los
hombres, sino que está determinada por leyes superiores, naturales o supraterrenas,
y que por lo tanto es inmodificable.
El segundo aspecto del dominio ideológico es la instrumentación del poder, a
través de los esquemas ideológicos propiamente dichos. Su función es la de darle
coherencia al grupo dominante, proveyéndole un marco de referencia conceptual y
valorativo que le permita interpretar la realidad, y dándole un recetario unificado de
actitudes y de respuestas que le permitan actuar de manera consistente ante las di-
versas circunstancias que se puedan presentar.
Por último, la función de la ideología (o sistema de ideas y creencias), como
herramienta de poder es formar la segunda línea de defensa frente a los domina dos.
Aún cuando éstos pudieran llegar a rechazar el origen sobrenatural o aparentemente
científico del poder que los oprime, no les resulta fácil sacudir el yugo inte lectual
impuesto por la ideología como tal.
Gracias a una difusión constante, las conclusiones analíticas adquieren au-
tonomía, se transforman en sentido común, y quedan de tal modo incorporadas en la
cultura que siguen condicionando y limitando incluso a aquellos que se les oponen.
Los prejuicios funcionan también en este nivel, legitimando desigualdades y
desculpabilizando al grupo dominante, junto con la consiguiente dominación y cul-
pabilización del grupo dominado.
2) Visibilidad social: todo grupo minoritario se identifica por ciertos rasgos que
tienen notable visibilidad. En general los grupos humanos son realidades construidas
por los propios seres humanos, implican un modelo mental fabricado a través del
proceso de interacción social; no son entidades autónomas, constituidas
naturalmente.
Sean cuales fueren las razones históricas de ello, lo cierto es que a las per -
sonas se las agrupa según atributos físicos (tipo de cabello, estatura, ojos, etc.), o su
modalidad de vida (lenguaje, manera de vestir, hábitos alimentarios). Los grupos se
diferencian según sus rasgos físicos hereditarios, en cuyo caso se los llama grupos
raciales (por ejemplo blancos o negros), o sobre modalidades de vida socialmente
adquirida, en cuyo caso se los denomina grupos étnicos (por ejemplo, judíos,
árabes, italianos etc.).
La antropología, como ciencia que estudia al hombre y sus producciones
culturales (definición que no agota su campo y que resulta incompleta sin un mayor
desarrollo de las diferentes ramas de la antropología general, como por ejemplo la
antropología social, o la arqueología, etc.), importante, en función del aporte de dos
de sus ramas: la etnografía, con sus trabajos de campo y la etnología con sus aná-
122
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
lisis y teorizaciones.
La etnografía y la etnología están íntimamente relacionadas con el concepto
de cultura, que incluye todas las producciones del hombre en su conjunto, y de ma-
nera más específica un sistema compuesto por los siguientes elementos: es tructu-
ras, técnicas, instituciones, normas, valores, mitos e ideologías.
Los antropólogos, merced a sus trabajos de campo de plena interacción con
las sociedades en estudio, describen y explican escenarios y grupos culturales par-
ticulares, que poseen sus características y sus propios significados sociales del
mundo en que viven.
Muy tempranamente, nació el concepto de raza como principio explicativo de
la vida de los hombres en sociedad, y sus agrupamientos y diferencias.
El principal exponente de esta idea fue el escritor y diplomático francés Arturo
de Gobineau que en 1852 publicó su ensayo “Sobre la desigualdad de las razas
humanas”.
El autor comparaba los cráneos de los indios hurones con los de los euro-
peos, y llegaba a la conclusión de que los hurones eran inferiores al hombre europeo
y carentes de su espíritu.
Se pretendía sostener con bases físicas la superioridad de la raza nórdica,
germánica con la creencia incluso de que la mezcla de razas conlleva la degenera-
ción racial.
Esto favoreció el desarrollo de una corriente racista que puso de moda en el
sigloXIX, a la antropología física, con sus muestreos y mediciones de cráneos y
huesos, colores de piel, ojos cabellos etc.
Si aceptamos clasificaciones raciales, consideradas determinantes del desa-
rrollo social, cultural y hasta moral de los pueblos.
Ideológicamente estas teorías sirvieron de justificación para la expansión
colonialista europea de los espacios africanos, asiáticos y latinoamericanos, y para
ejercer sobre ellos un dominio económico y político que en general revistió carácter
militar.
Hacia fines del sigloXIX, se trató de establecer científicamente la inferioridad
de los negros y los amarillos con mediciones y correlaciones entre la masa cerebral
y los rasgos psicológicos y físicos; se intentaba demostrar el mayor primitivismo,
bestialidad, degeneración e infantilismo de esas razas.
Se los relacionaba con el llamado “hombre primitivo”, sanguinario y caníbal en
extremo.
Tanto China como India perdieron su autonomía y quedaron a merced de la
“supremacía del hombre blanco”. Éste concepto tuvo auge también en América y, en
los países colonialistas se hizo muy popular, sobre la base de creencias culturales y
religiosas provenientes de los procesos conquistadores anteriores.
A ese marco de explicación ideológica, se le dio el nombre de sociocentrismo,
el cual puede alcanzar distintos niveles, según la naturaleza del grupo que se tome
como referencia.
Cuando hablamos de su aplicación entre etnias (es decir, grupos definidos por
sus culturas), lo denominamos etnocentrismo, cuando se trata de naciones, da pie a
los nacionalismos, y cuando se trata de grupos dentro de una misma sociedad lo
denominamos sociocentrismo de clase.
Esta manera de entender la cultura de manera homogénea, implica una ex-
tensión del pensamiento egocéntrico infantil, y de alguna manera se relaciona con el
narcisismo primario del niño que no establece ninguna frontera entre el mundo
interior o vivido y el conjunto de las relaciones exteriores (4).
123
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
124
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
125
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
tesco, una solidaridad y una idea de origen común, real o mítico, de antigua data.
Los sentimientos de afinidad están muchas veces consolidados a través de
padecimientos compartidos.
126
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
TIPOS DE DISCRIMINACIÓN
Sabemos que son innumerables las causas que pueden motivar la discrimi-
nación de un grupo. Nos limitaremos, sin embargo a señalar aquellas que son so cio-
históricamente más frecuentes.
Dijimos además, que hay discriminación solamente cuando se niega a otros
individuos o grupos de personas, la igualdad de trato que ellos pueden desear.
Esta definición debe ser ampliada, ya que en una sociedad, un criminal o un
psicótico, pueden, individualmente pretender un trato igualitario, que en general les
es negado por su condición, y estar esto justificado. El tratamiento diferencial ba-
sado en cualidades individuales, probablemente, no debería ser considerado dis-
criminación; sí en cambio deberían serlo aquellas diferencias sostenidas desde un
punto de vista grupal o étnico.
La discriminación incluye toda conducta basada en distinciones que se hacen
sobre la base de categorías naturales o sociales, sin que ello tenga relación con las
capacidades o méritos individuales, ni con la conducta concreta de la persona indi-
vidual.
Entre las formas de discriminación practicadas oficialmente en diversas partes
del mundo, las Naciones Unidas citan las siguientes:
- Desigual reconocimiento por parte de la ley (negación de derechos).
- Desigualdad en cuanto a la seguridad personal (intromisión, arresto, veja-
ción, por el sólo hecho de pertenecer a un grupo determinado).
- Desigualdad en cuanto a la libertad de movimiento y residencia.
- Desigualdad con respecto a la libertad de pensamiento, conciencia o reli-
gión.
- Desigualdad en el goce de la libertad de expresión.
- Desigualdad en el derecho de asociación con fines lícitos.
- Desigualdad en el tratamiento de los hijos ilegítimos.
- Desigualdad en el goce del derecho al matrimonio y a la fundación de una
familia.
- Desigualdad en la libre elección de empleo.
- Desigualdad en la regulación y el tratamiento de la propiedad.
- Desigualdad en la protección de derechos de autor.
- Desigualdad en las oportunidades para la educación o para el desarrollo de
capacidades o talentos.
- Desigualdad en las oportunidades de compartir los beneficios de la cultura.
- Desigualdad en la prestación de servicios (protección de la salud, recrea-
ción, vivienda, etc.).
- Desigualdad en el derecho al goce de la nacionalidad.
- Desigualdad en cuanto al derecho a participar en el gobierno.
- Desigualdad en el acceso a empleos públicos.
- Trabajos forzados, esclavitud, impuestos especiales, uso forzoso de marcas
señalatorias, leyes suntuarias y difamación pública de grupos determinados.
Además de estos actos oficiales de oprobio, la lista de acciones que pueden
127
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
1) El racismo
Desde niños, poseemos el temor a lo desconocido, y en especial el temor a
las personas extrañas. Los niños pequeños, por su indefención miran con recelo y
hasta comienzan a llorar, si aquél que los toma en sus brazos es un extraño.
Esas reacciones, aunque generales, duran poco, en tanto el extraño se haga
conocido y se lo signifique como no agresivo. Es decir, que lo diferente se vuelva
familiar y se incorpore al bagaje propio de experiencias y conocimientos.
La experiencia humana, es en un primer momento visual y determina gran
parte de sus modelos cognoscitivos. Lleva a una ley de generalización, por la cual lo
que es diferente en su apariencia debe serlo en su totalidad.
De esta manera, los rasgos físicos visibles diferentes de los propios, o de los
característicos del endogrupo son vistos con expectación o curiosidad.
Algunas diferencias no son innatas, sino que se adquieren durante el proceso
de socialización (gestos, maneras de hablar o el acento lingüístico, amaneramientos,
nombres, alimentos, vestimentas, etc.), y otras son adoptadas (insignias, marcas,
adornos) porque sirven para hacer gala de pertenencia a un grupo.
El grado de “visibilidad” de lo diferente, resulta básico en el caso del prejuicio
racial. Anteriormente hemos explicado el concepto de raza. Analizaremos ahora el
tipo de discriminación que genera este concepto.
El temor potencial a los grupos minoritarios se basa en la posibilidad de que
destruyan la nación o el Estado. Los conflictos sociales se dan siempre dentro del
seno de una sociedad, y no llevan implícito el temor a la desetructuración del Estado
nacional. En el caso del racismo encontramos sí, el temor de que un grupo mi-
noritario desplace al grupo mayoritario, instaurando una nueva relación de poder,
donde el dominado sea dominador.
Los conflictos surgidos por el choque racial o cultural, llevan consigo la par-
tición o la fusión de las poblaciones humanas; tanto es así que se relacionan ínti-
mamente con el etnocentrismo y, por lo tanto, con las luchas por la independencia de
numerosos pueblos.
Cuando hablamos de lo observable, no nos referimos solamente a atributos fí-
sicos, sino también a todo aquello que pueda ser significativo (podría ser concurrir a
cierto tipo de templo, practicar la circuncisión, nombres o apellidos, lugares fre-
cuentados, etc.)
De esta manera, se tiende a amalgamar en uno o varios símbolos connota-
ciones de representación de un grupo. Esto se llama condensación. (Por ejemplo,
una cruz identifica a una comunidad).
De la misma manera, el aroma, o el color de pelo se asocian con la perte-
nencia a un grupo, por sí mismos o junto con otros atributos.
Lo que les da valor, no es su característica, sino el estatus del grupo al que re-
presentan, construido socialmente y por lo tanto paradójico muchas veces con el
verdadero valor del atributo. Por ejemplo, la pigmentación oscura, que les significó a
los negros ser segregados y subestimados, por muchas comunidades blancas, es
solamente producto de cierta cantidad de melanina, que al estar en contacto con el
128
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
sol da el color y permite mayor exposición a sus rayos, lo que es una ventaja en cli -
mas cálidos; a su vez los blancos, en ciertas ocasiones, tratan de capitalizar su
melanina y estar bronceados como sinónimo de belleza.
La aversión sensorial, está ligada a una relación irracional entre el grupo, su
estatus, algún atributo y el valor de los individuos. Por lo tanto debemos decir que no
necesariamente las diferencias visibles determinan prejuicios.
2) El sexismo:
Durante muchos años el sexismo permaneció oculto en nuestras sociedades.
Sólo hacia la mitad del siglo XX, y expresado específicamente por las mujeres, se
manifestó la insatisfacción social que su condición les proporcionaba.
Se generaron movimientos de liberación femenina y foros de discusión, junto
con protestas y manifestaciones, pidiendo igualdad de derechos y respeto social
para las mujeres.
La cuestión abarcaba todos los ordenamientos y las pautas sociales perdu-
rables por las cuales los miembros de uno de los sexos oprimen y explotan a los del
otro.
Más comúnmente, el sexismo institucional lleva a una o más instituciones de
una sociedad a imponer más cargas y otorgar menos beneficios a las mujeres que a
los hombres.
Suele utilizarse la expresión chauvinismo masculino, para referirse a las
pautas de conducta que el sexismo masculino impone a las mujeres.
En la actualidad, la mujer ya no lucha, por lo menos en el mundo occidental,
por igualdad de derechos ante la ley, pero sí por su respeto y por mayor autonomía y
participación social.
De esta manera se ha puesto de relieve la índole sexista de gran parte de la
vida contemporánea y su consecuencia para la identidad de las mujeres. En muchos
medios sociales, la mujer se ve reflejada no como una persona con sus méritos, ta-
lento y dignidad, sino como una mercancía.
La belleza sería la única prueba de su valor. En general, la mujer se ha visto
obligada a intercambiar su belleza por el amor de un hombre, que debía proporcio-
narle abrigo, alimento y protección; incluso los hombres son juzgados por la belleza
de su mujer.
Actualmente no sólo este modelo está en crisis, sino que también lo está el
modelo masculino, que tiene el estereotipo del hombre triunfador, conquistador, ac-
tivo, valiente, aventurero, ambicioso, competitivo, independiente, etc., difícil de
sostener y que a su vez debe ser frío, fuerte y controlado anímicamente.(6)
El sexismo se vuelve una trampa para el hombre y para la mujer, aunque para
algo más cómoda para el primero.
Gracias a la toma de conciencia social sobre el tema, han surgido los estudios
de género, que diferencian sexualidad, como aspecto biológico, de genero como
concepción construída socio - historicamente. Estos estudios intentan desde un
abordaje psicosocial, encontrar soluciones a los problemas que presenta esta
temática.
129
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
130
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
dotar jamás de la historia evolutiva que un hombre o una mujer precisan para llegar
a ser tales. Por ejemplo, a un hombre convertido en mujer no se le puede dar jamás
la singular identificación de una hija con su madre, las experiencias de participación
de una niña en su grupo social temprano, su reacción psicológica ante la primer
menarca o ante los diversos episodios fisiológicos de su desarrollo femenino, así
como tampoco permite la procreación, ya que no da capacidad de gestar.
131
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
La sexualidad en el aula
132
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
La Política en el aula
133
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
134
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
des, que parece faltarle el respeto a los miembros de más edad ligados a los grupos
de más poder. Lo ideal es una sana convivencia y valoración mutuos.
Otro foco de discriminación y prejuicio han sido los enfermos, en primer lugar
los enfermos mentales, tanto con predominio psicológico (psicosis o mal llamadas
“locuras”) como con predominio orgánico (síndrome de down o mal llamado
“mongolismo”). Junto con estos casos están los enfermos de las nuevas patologías
infectocontagiosas, como el síndrome de inmuno deficiencia adquirida ( S. I. D. A.)
que erróneamente se ha asociado con la comunidad homosexual, o el mal de cha-
gas que afecta a hombres y mujeres por igual.
Ésta visión de la enfermedad, desligada del concepto de salud, y el temor
fantaseado o real al contagio, llevan socialmente a ocultar y proyectar lo enfermo
propio en esos otros segregados, o internados.
Los prejuicios sociales, nacen de las propias diferencias socioeconómicas y
culturales, muchas veces flagrantes. Se crean así estereotipos sobre el rico y sobre
el pobre, el bello y el feo, el culto y el inculto. Los clasistas se vuelven recelosos y
temerosos, ante aquel que subvaloran, porque tiene o porque no tiene, porque co-
rresponde o no a un cierto canon de belleza física establecido como dominante, o
por la cantidad e idoneidad de información que se maneja.
En el caso de las sociedades actuales, cada vez son mayores las brechas
entre países “ricos” y países “pobres”, dentro del marco del econocentrísmo, enten-
dido como la dependencia de un sistema económico hegemónico, o de la globali-
zación, como participación igualitaria en una nueva economía común.
En tanto las grandes desigualdades sociales existan, persistirán los prejuicios
sobre ellas.
- La clase media
135
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Sin lugar a dudas es la que ejerce más influencia en cuanto a normas, valo-
res, actitudes y pautas de conducta.
Comprende a profesionales, empleados, comerciantes, etc., y se la contrasta
con la “clase trabajadora” u “obrera”, que comprende a los obreros especializados,
semiespecializados y sin especializar.
Lo que llamamos clase media se deriva directamente de la burguesía mo-
derna, producto de las revoluciones sociales del siglo XVIII.
Antiguamente los habitantes de “burgos” o ciudades se dedicaban a alguna
ocupación de “servicio” , además de la producción agrícola - ganadera y manual.
Entre los valores de la clase media destacan el aprecio de la educación, la
frugalidad, el progreso por el propio esfuerzo, la limpieza, los placeres y obligaciones
de la vida familiar, el valor por las propiedades (casa, auto, etc.), la responsabilidad
por los propios actos y la respetabilidad.
Esta clase suele tener una orientación hacia el futuro, relegando los placeres
y satisfacciones inmediatos o posponiéndolos por mayores recompensas. Esto
implica también componentes de insatisfacción y temor, ya que el futuro también es
visto como posibilidad de caída en estratos más bajos.
La frugalidad se practica al economizar en pequeñas cantidades, se valoriza
el tesón y el ahorro para proyectos a futuro.
Se suele progresar materialmente a través de créditos bancarios y se utilizan
tarjetas de crédito que permiten endeudarse de manera controlada.
Esta clase hace hincapié en el dominio e inhibición de los impulsos; desa-
lienta el ánimo pendenciero y destructivo y se esfuerza por encauzar la hostilidad
hacia formas de conducta más aceptables socialmente, como la competencia labo-
ral, los deportes, los juegos o las comparaciones de propiedades materiales.
Con respecto a la sexualidad, han cambiado las restricciones aunque sigue
siendo un tema en general poco integrado a la vida familiar y social.
Las relaciones formales se efectúan a edades más tempranas que en otras
épocas, surgen los “noviazgos” que dan estatuto de legitimidad a uniones tanto
permanentes como esporádicas. Hay más experiencias prematrimoniales y más infi-
delidad postmatrimonial, o por lo menos esto se hace más explícito y manifiesto.
Las separaciones matrimoniales y los nuevos vínculos y matrimonios suelen
ser numerosos estadísticamente y aceptados socialmente, esto vuelve complejo el
concepto de familia tradicional.
En contraste con la clase baja, el individuo de clase media todavía parece
más inhibido en materia sexual; se lo describe como más “íntegro” ya que las esta-
dísticas dan menores datos de madres solteras, prostitución, violación e incesto. Sin
embargo, esto suele ser producto de que las autoridades suelen fijarse más en la
clase baja, mientras que los datos de la clase media se ocultan o suprimen y no lla -
man la atención en la misma medida.
Es difícil determinar con certeza los cambios de moralidad, pues contamos
con poca o ninguna estadística para orientarnos al respecto.
Suele ser una clase conservadora, sus gustos y diversiones suelen ser fruga-
les; con respecto a la cultura se consume información a través de diarios y televisión
(en algunos casos Internet), el acceso a la música suele ser a través del mercado
radial y se compran cada vez menos libros.
El hombre de clase media suele ser el padre de familia, recae sobre él la ma -
nutención familiar y el sostén económico. Suele estar afectado por el temor al
desempleo y la competitividad cada vez mayor de la mujer.
La mujer suele ocuparse del hogar y la crianza, pero cada vez más asume
136
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
roles laborales y suele ser también sostén de familia. Cada vez más mujeres de
clase media se vuelven profesionales o acceden a educación universitaria.
La ansiedad de la clase media esta relacionada con la sociedad de consumo
y el afán de mejora socio - económica, relacionados éstos con la abundancia de
objetos, que funcionan como símbolos de posición, a pesar de ser producidos en
serie. El valor de la persona no se basa en lo que hace dentro de la sociedad, sino
en lo que tiene. Se suele caer en el consumismo.
El hombre de clase media busca permanentemente salir del anonimato, ser
reconocido y salir de la incertidumbre que lo ronda.
La clase media suele comprometerse con el ideal democrático cuando se
trata de hacer valer sus derechos, pero suelen ser reticentes al tener que compro-
meterse con intereses de clases ubicadas por debajo, lo que vuelve a este grupo ti-
morato y conformista; en general se critica pero no se suele tomar posición activa.
Los jóvenes de esta clase tienden a “estirar” su adolescencia, permaneciendo
en el seno familiar entrada su juventud. Los motivos son variados: imposibilidad de
autonomía económica fruto de la falta de empleo y de la merma de posibilidaes
sociales, familias aglutinantes, comodidad, etc.
Se suele contar con sistemas de salud, obras sociales o salud prepaga, así
como también derechos jubilatorios y asesoramiento jurídico y financiero.
Los delitos típicos de esta clase son los económicos, los cuales no presentan
la violencia del asalto o hurto, pero que van desde el evadir impuestos hasta la co-
rrupción institucional.
Dentro de los grupos propensos al cambio que la integran, tenemos a intelec-
tuales y artistas cuyo pensamiento puede ser más extremo y muchas veces
progresista.
- La clase alta
137
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
138
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
139
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
140
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Vemos como la clase media enaltece sus propios valores, aunque se fija
metas y desea los logros de los grupos más adinerados y de mayor éxito y prestigio
social. Se suele sentir admiración por aquellos que logran superarse, e incluso se
siente envidia de los que más tienen. Se aspira a la movilidad social ascendente.
La característica permanente de la clase baja es paradójicamente la inestabi-
lidad, siendo su situación y movilidad social casi nulas.
Mientras que la clase media y alta apuestan al futuro y desperdician mucho
tiempo planeando y organizando lo que se hará en años próximos, los individuos de
clase baja viven al día, ven el futuro con apatía y fatalismo y creen que la suerte es
el único factor determinante de sus vidas.
La religión suele ser un apoyo importante para los sectores con menores re-
cursos, ya que encuentran amparo y protección no sólo en la fe sino también en
múltiples creencias, suelen asumir una actitud de espera.
La clase media tiende a ser más racional y práctica, incluso la religión ha pa-
sado en muchos sectores a un segundo plano.
Encontramos en los grupos de menores recursos una baja autoestima, pre-
domina una actitud de cansancio mundano, no se cree en un éxito a futuro. Esta
clase se encuentra estigmatizada, excluida y raleada por los demás sectores los que
la asocian prejuiciosamente a delincuencia, suciedad, brutalidad, enfermedad y
amoralidad.
La vida de la clase media y de la clase trabajadora se centra en la casa y el
hogar, la de la clase baja en la calle y en la vida externa del propio espacio privado.
Los niños de clase media presentan niveles cognitivos más complejos e in-
tervienen más en el juego social. Los hogares de clase media presentan más estí-
mulos intelectuales y culturales, una mejor calidad de vida y contención, así como
también mayores necesidades satisfechas.
Los niños de clase baja presentan un menor desarrollo verbal y un mayor de-
sarrollo práctico y manual (producto quizás de que la mayoría colabora laboralmente
en sus hogares o fuera de ellos), su comunicación suele ser corporal y gestual, son
niños “físicos”.
A diferencia de los niños de clase media educados para la inhibición de la
violencia y de sus impulsos a través de explicaciones y límites simbólicos, los niños
de clase baja suelen ser propensos a explicitar su violencia ante frustraciones o
enojos. En muchos hogares los límites suelen ser puestos de manera corporal y
drástica (se recurre al castigo físico como disciplina familiar), y no simbólica o ver-
balmente.
En la clase baja predominan valores de orden y obediencia, en la clase media
predomina el consenso y una escala usualmente más democrática.
Esto no es producto del azar o de procesos sociales naturales, sino de los
procesos culturales y de socialización relacionados con entornos agresivos donde
prima la supervivencia, la exclusión y las necesidades básicas insatisfechas.
La clase baja se centra, ante el error, en el sentimiento de vergüenza (se han
dado cuenta de que “no podré”) y la clase media en el sentimiento de culpa (se han
dado cuenta de que “podría haberlo hecho mejor”).
- Nuevas categorías
141
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
- Nuevos pobres: Grupos sociales que pertenecían a al clase media, pero que
al mermar sus ingresos han quedado bajo la línea de pobreza, la cual surge de una
canasta básica de bienes y servicios, respetando las pautas culturales de consumo
de una sociedad en un momento determinado. Se consideran pobres aquellos
hogares con ingresos inferiores al valor de la canasta básica, por ejemplo: maestros,
empleados públicos, personal de seguridad, trabajadores de la salud, jubilados, que
generan movimientos de protesta formales contra los ajustes económicos.
Presentan un alto nivel de insatisfacción, ya que añoran una posibilidad de
consumo y calidad de vida que ven mermada por su “caída” económica.
- La escolaridad
142
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
suelen ser escasos o nulos, mientras que la clase trabajadora suele aspirar a for-
maciones paralelas al desarrollo laboral e incluso tecnicaturas terciarias.
Los contextos de carencia hacen a que se catalogue a las instituciones esco-
lares como de riesgo.
El docente debe sumar a sus competencias laborales una gran capacidad de
ejercer una función social. La misma incluye prevención en salud, mediar en conflic-
tos, asesorar a alumnos y familias, intervenir en situaciones de violencia y ca rencia
extrema (lo que a veces repercute en la propia salud: es decir un desgaste
biopsicológico mayor que en otros contextos), debiendo tenerse una alta tolerancia a
la frustración junto con una importante experiencia y formación.
Por otro lado, las escuelas son instituciones de clase media, y los docentes
en sus prácticas adhieren a los patrones de conducta, concepciones y valores de
dicho grupo social. Esto hace que el individuo, sea adulto o niño de clase baja, tenga
que vencer serias dificultades simbólicas para adaptar su conducta a los re-
querimientos escolares.
Las concepciones y actitudes no es posible desecharlas o cambiarlas volun-
tariamente. La persona de clase baja que logra adaptarse a la escolaridad promedio
es porque ha logrado introducir cambios importantes en su modo de verse y de ver
el mundo que le rodea, en muchos casos se le pide que se transforme arbitraria-
mente en alguien “por fuera” de su grupo de origen, es decir que se niegue a sí
mismo (de allí el componente de vergüenza).
Los docentes de clase media no se dan cuenta, muchas veces, de este “doble
esfuerzo” (aprender contenidos y también normas y símbolos), que el alumno tiene
que hacer para lograr adaptarse.
El aprendizaje de las convenciones también presenta diferencias. Mientras la
clase alta les da un valor de status protocolar y la clase media ve el aprendizaje de
normas como una vía de triunfar en el mundo social donde se hallará una potencial
seguridad, los miembros de la clase baja las ven como una fuente de molestias, fra-
casos y rechazos (secuela del prejuicio de incultura y “brutalidad”).
La clase media impone patrones de “buenos modales”, como normas de
convivencia y “buenas costumbres”, que se basan en una serie de convenciones
sociales que están relacionadas con la comunicación, la negociación, la argumen-
tación, el compromiso, la anticipación de la conducta y las actitudes de los demás,
es decir formas de cortesía que se vuelven implícitas. Para la persona de clase
media el enfrentarse al medio social presenta una serie de problemas, pero éstos
pueden ser comprendidos y resueltos si se emplea un mínimo esfuerzo, junto con
fórmulas de interacción adecuadas.
Las personas de clase baja sufre a la sociedad institucionalizada como
agente exclusor, en vez de procurar comprender las complicaciones se esfuerza en
aislarse y defenderse para no verse envuelta más que en lo mínimo necesario.
Los niños y jóvenes de clase media son educados en sus familias de origen
para entender la lógica de la escolaridad y el alto valor social que la educación con-
lleva, mientras que el niño o joven de clase baja ve a la escuela como un ámbito
potencialmente hostil y amenazador, donde deberá pasar mucho tiempo “portándose
bien”, ante la mirada de los “otros” y del maestro, logrando así pasar desapercibido.
Sin embargo la lógica escolar implica dar cuenta de aprendizajes y de normas
de cooperación, organización, conocimientos previos, prolijidad, facilidad de
comunicación, etc., que le son costosas y frustrantes.
Los alumnos de clase baja descreen en los mensajes potenciadores y de
clase media de sus maestros, ellos conocen en la práctica una vida dura llena de
143
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Otra división está dada por las poblaciones urbanas, suburbanas y las po-
blaciones rurales.
La vida en la ciudad implica ritmos y prácticas distintas a las que encontramos
en las poblaciones de suburbio y rurales.
En la ciudad y suburbios predominan procesos productivos fabriles, el co-
144
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
145
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
146
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
147
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
LA ESCUELA Y LA DIVERSIDAD
Cada sujeto interactuando con otros, forja redes sociales complejas que ha-
cen a sí mismo y a los modos de pensar y relacionarse con esos otros y con el
mundo.
Somos sujetos distintos, con identidades en construcción, con múltiples iden-
tificaciones, irreducibles a una “esencia” determinada o codificada, donde la convi-
vencia con lo diverso nutre y desarrolla, expande nuestras posibilidades revitali-
zando nuestro pensamiento.
Los sujetos, individuales o colectivos, tenemos vínculos que nos “sujetan”, o
que nos pueden potenciar junto con nuestras ideas. Somos sujetos de nuestra
cultura, de nuestro tiempo y de nuestra historia.
Esta característica humana de ser distintos en un mundo cada vez más in-
cierto, es un desafío para cada hombre en sí como también para la sociedad actual y
dentro de esta problemática, para las instituciones educativas.
De lo antedicho resulta importante tratar de definir qué lugar ocupa la edu-
cación ante la heterogeneidad de grupos que la sociedad actual presenta.
Vemos como los individuos tienen una filiación social, incluso como la misma
influye en la conformación de prejuicios y en la generación de conflictos.
La manera de apreciar la vida y la realidad pueden ser muy diferentes, aun-
que se tengan parámetros en común.
Hay autores que hablan de la conformación de imaginarios sociales (concepto
solidario con el de registro registro simbólico), éstos son la base de las
representaciones sociales acerca del mundo, que poseen los grupos e incluso de la
percepción y conceptualización individual (o sí mismo).
148
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
149
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Pero aún existe la posibilidad de que los individuos sean capaces incluso en estas
condiciones, de establecer una relación dotada de sentido entre sus propias expe-
riencias y las diversas posibilidades que se les presentan.
El pluralismo moderno que genera la crisis de sentido en las sociedades y en
la vida de los individuos, tiene su origen en los procesos de modernización que han
traído consigo un aumento cuantitativo y cualitativo de la pluralización.
El pluralismo se entiende como la aceptación de la relativización total de los
sistemas de valores y esquemas de interpretación.
Esta situación da lugar a conceptualizar un mismo objeto, acontecimiento,
institución, hecho, etc., de acuerdo a la subjetividad de cada sujeto social. Así una
misma cosa o suceso puede tener diferentes significados para cada individuo. In-
cluso la moral se vuelve relativista.
Esta desorientación del individuo y de grupos enteros produce gran dificultad
en el intento de los mismos de encontrar un camino común en el mundo actual.
Todo esto afecta los vínculos entre los sujetos y las instituciones, así como
también a las representaciones sociales que se tienen de ellas (instituciones como la
familia, la iglesia, la escuela, el Estado, el trabajo, etc.), lo que puede llevar a la
integración en nuevas escalas valorativas como también a la desintegración social.
A su vez encontramos efectos subjetivos, derivados de la existencia de desi-
gualdades socio - económicas materiales u objetivas (concretas).
Todo lo vivido por un sujeto influye en su forma de ser y de entender el
mundo, pudiendo haber desde concepciones cambiantes o modernas (las cuales
han entrado en crisis), hasta formas más estáticas o tradicionales, pudiendo interac-
tuar o chocar unas con otras.
La educación y las vivencias que se posean, junto a las representaciones de
grupo o clase, moldean y en cierto grado condicionan a los sujetos en sus formas de
pensar, percibir, sentir, actuar e imaginar y, como consecuencia de ésto se pueden
ver claramente diferentes formas de subjetividad.
Dentro del pensar moderno o burgués, priman las categorías de clase media
como: libertad, igualdad, participación, solidaridad, cambio y progreso, valor de la
educación, consumo, etc.
Dentro del pensar tradiconal encontramos categorías de estatismo, fatalidad,
desigualdad asumida, pesimismo, supervivencia, resistencia, cooperación, inter-
cambio, tradición, etc.
La nomenclatura de estas dos categorías tipificadas no hace a un juicio de
valor de ellas (tradicional igual a perimido o “malo” y moderno igual a actual y
“bueno”), hacen a catalogar en líneas generales posibles esquemas de representa-
ciones e ideas, que incluso no suelen mostrársenos tan claramente, llegando un
mismo sujeto a tener ambivalencias entre ambas.
Tampoco son categorías “naturales” y estáticas, en el sentido de que no sur-
gen espontáneamente ni dejan de transformarse, sino que se construyen a modo de
modelo explicativo y deben repensarse constantemente.
Se intentará reseñar algunas de las características que las describen, lo cual
no las explica, ya que tampoco surgen ingenuamente del convivir neutral, influyen en
ellas variables históricas, relaciones estructurales (económicas) y superestructurales
(ideológicas, jurídicas, políticas), tramas sociales de poder, sujeción y explotación,
trayectos de educación y acceso a bienes culturales, pertenencia a subculturas o
subgrupos sociales, junto con el bagaje personal de cada individuo (subjetividad).
El pensar “tradiconal o premoderno” es estructurado, se basa en la “certeza”,
entiende a las relaciones sociales dentro de marcos jerárquicos estratificados
150
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
(siempre hay otros “arriba” y siempre hay otros “abajo”), lo que marca cierto pen -
samiento autoritario.
Las nociones ético - morales son tajantemente dualistas (“bueno” o “malo”), lo
que lleva a un marcado principismo (cumplir, deber ser y muchas veces “obedecer”),
con su basamento en la disciplina, el orden (y muchas veces la obstinación, la
intolerancia y la brusquedad); los procesos de simbolización (debate, discusión, de
ideas, consenso) dejan su lugar al uso rápido del “sentido común” práctico y la
experiencia personal.
Se entiende que hay causas para los sucesos que no dependen de la propia
voluntad: creencias, azar, suerte que pueden llevar a la indolencia, a una propensión
a lo fácil y a la falta de voluntad, basadas en un alto grado de frustraciones.
La vida se organiza desde un punto de vista eminentemente práctico y con-
creto; prima la noción de subsistencia en contraposición a carencia junto con la
valoración de insumos básicos para sobrevivir (alimento, ropa, techo).
El tiempo apreciado es el presente, el futuro no implica concreción de proyec-
tos.
Predominan las características y valoración del endogrupo (estima de los la-
zos familiares y de tradiciones, fuerte valoración de la cooperación y la solidaridad),
sus códigos, símbolos y jergas.
Los roles sociales en las parejas están bien demarcados: el hombre se liga al
trabajo y la manutención, la mujer al cuidado del hogar y la vida familiar; las posibi -
lidades de participación están también tipificadas, hombre: activo, mujer: pasiva. La
sexualidad es un tema tabú, sólo se la ejerce.
Las instituciones (de salud, seguridad o educación), son vistas con temor, y
se las entiende dentro de un marco de control subestimante.
El acceso a tecnologías y a educación es menor, predomina la confianza en el
trabajo manual y el oficio, que suele transmitirse de padres a hijos. Se da un gran
valor al mismo ya que permite la subsistencia.
El contexto social suele estar atado a una zona geográfica de origen, a la cual
se conoce y se tiene como contenedora; se dan fuertes arraigos y prima la
desconfianza ante traslados, migraciones y cambios zonales que suelen ser trau-
máticos.
A su vez, en momentos de crisis, los grupos suelen volverse más conserva-
dores y autoritarios en su pensar, descreen del sistema democrático y suelen no
sentirse verdaderamente representados, ante condiciones materiales desiguales, por
el marco de institucional y legal (ya que no se cumpliría para ellos con preceptos
básicos de la “justicia social (9)”).
Paradójicamente, las situaciones sociales de crisis y frustración generan
violencias simbólicas que hacen que los sujetos, en vez de tender al cambio, desa-
rrollen perspectivas conservadoras y competitivas, intentando mantener lo poco que
se tiene.
Si las situaciones son de extrema gravedad aparecen componentes que lle-
van a la acción directa, se descree del marco legal y el descontento se manifiesta de
forma activa, aparecen: susceptibilidad, impulsividad, irritabilidad, impaciencia,
hosquedad, rencor, terquedad, pudiendo llegar a la violencia verbal o física. Prima la
sensación de indefención lo que pone a los sujetos “a la defensiva”, la sociedad es
vista como represiva (pudiendo llegar a serlo).
La corrupción y la poca disposición para la vida en libertad suelen nacer de la
desigualdad. El pensar extremo y autoritario, aparte de ser una disposición ideo -
lógica interna, se ve acrecentado socialmente en momentos de ruptura, lo que lleva
151
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
152
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Se suele esperar del Estado racional y objetivado las soluciones, lo que lleva
al conformismo, la hibridez y la falta de compromiso.
Se “cree” en la acción propia pero en la esfera privada, prima el voluntarismo
y el desarrollo personal junto con la competitividad en la lucha por la vida.
Una cierta concepción e idiosincrasia particular (en la que mucho tiene que
ver el autoritarismo vivido en los años oscuros y dictatoriales de nuestra historia y
que se aúna a una tendencia mundial), lleva a definir el área pública de la vida como
algo impropio y ajeno (objetivación), de esta manera el Estado no son los ciu-
dadanos, sino un organismo e institución del que son “dueños” los políticos y las
clases dirigentes, lo que lleva al voto como práctica pasiva. De allí la revalorización
de las organizaciones intermedias, cooperativas, asociaciones de fomento, etc., a
las que se siente cercanas, propias y honestas.
Vemos como las concepciones pueden variar en los grupos, e incluso pueden
variar según cuales sean las condiciones socio - históricas imperantes y las ex-
periencias vividas.
De esta manera, se manifiestan diferentes concepciones que tienen los suje-
tos ante las instituciones que los nuclean. Por ejemplo, para unos la escuela puede
representar, como institución moderna, un factor de cambio social y desarrollo per-
sonal, para otros, desde un punto de vista arcaico y tradicional, es vista como una
pérdida de tiempo para los de su clase y un privilegio de sus patrones.
Vemos entonces las contraposiciones y contrapuntos (que en sus choques e
incomprensiones pueden llevar a la violencia en todas sus manifestaciones), de las
subjetividades y sus quiebres.
Encontramos también instituciones “transmodernizadas”, es decir, que com-
parten valores tanto modernos como tradiconales, ejemplo de esto es la iglesia en la
cual convergen tradiciones y cambios de concepción modernos.
En la actualidad el pluralismo da lugar, como vimos, a diversas interpretacio-
nes de la vida, ya no se aceptan visiones únicas.
De este hecho y de los explicados anteriormente se desprende el estado
actual de inseguridad, ante un mundo lleno de posibilidades de interpretación y de
modos alternativos de relación que lo vuelven confuso.
Las instituciones tienen como una de sus funciones, el proporcionan modelos
y discursos probados para que la gente pueda recurrir y orientar su conducta. Estos
modos de comportamiento establecidos le pautan al individuo el cumplimiento de
ciertos roles, pero incluso éstos están en revisión.
En muchos sectores la crisis de sentido se exacerba por el alto grado de de-
sigualdad social y exclusión que parece ser la tendencia de los nuevos sistemas
económicos globales para con los países de economías pobres.
Paradójicamente, ante problemas sociales en común (que pueden ser de dis-
tinto tenor o nivel: desde la pauperización creciente y el desempleo a, por ejemplo,
no tener seguridad en un barrio), las clases o grupos sociales tienden a culpabili -
zarse entre sí (es culpa de los pobres, es culpa de los ricos), sin tener en cuenta que
puede haber otras causas: estructurales, globales, acción de grupos minoritarios
ligados al delito, la corrupción, la especulación, etc., y que precisan de la unión de
todos los sectores sociales para combatirse.
Vemos entonces cómo lo que entendemos como sociedad homogénea está
compuesta por grupos que tienen distintas concepciones y por sujetos en los que lo
psíquico interior se entrelaza con lo social exterior vivenciado a lo largo de sus vidas
y experiencias.
Hoy estos esquemas de pensamiento hacen crisis, en una sociedad global
153
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Vemos como los alumnos nos presentan sus características sociales particu-
lares, sus biografías escolares diferenciadas, su “filiación social” y su referencia a
grupos propios con sus símbolos y conocimientos previos, y a su vez sus crisis de
sentido. Esto rompe con cuatro “ilusiones” (12) del sistema educativo:
154
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
común que recreen la solidaridad, la integración, la comprensión del otro y que lle-
ven verdaderamente a procesos democráticos de convivencia.
El sistema educativo debe brindar igualdad de oportunidades en el acceso,
permanencia y egreso, junto con calidad y respeto por las diferencias.
Sin embargo, no puede recaer toda la responsabilidad social en una sola
institución. Seríamos ingenuos y sacralizaríamos la escuela, si pensáramos en
cambiar la sociedad cambiando las escuelas o sus prácticas.
El sistema educativo suele reproducir las desigualdades sociales, por la dife-
rencia de calidad de servicios que se ofrecen a los distintos sectores de la sociedad:
relación entre nivel socio - económico y fracaso escolar, por ejemplo.
Se hace necesaria entonces una política educativa (13), que dentro de un
proyecto de Estado - Nación nos plantee una sociedad como un todo y asegure la
meta de vida que significa el “bien común”.
La regionalización, la transferencia de servicios, la descentralización, la au-
tonomía de gestión, la participación y corresponsabilidad de la comunidad social, la
acción docente, no deben degenerar en desintegración, en compartimentalización de
sistemas paralelos, en inorganicidad y fragmentación, en polarización social y en
marginación educativa, dejando a individuos y e instituciones, a jurisdicciones o a
regiones en el voluntarismo que lleva inexorablemente a escuelas pobres en comu-
nidades pobres y escuelas ricas en comunidades ricas.
Si el Estado no garantiza la igualdad de posibilidades como derecho y junto
con ello los niveles de calidad adecuados, la formación del “ciudadano” se limitará a
la formación del “usuario” del servicio educativo, esto implica un alumno “cliente”
donde prima el poder adquisitivo de compra - venta sujeta a las leyes del mercado, y
como sabemos, la educación no es una “mercancía”.
Si entendemos que la cultura implica a todos los hombres y lo que hacen, y
que la democracia implica el respeto e igualdad de derechos, vemos como es nece-
sario en cualquier proyecto de Estado - Nación (que intente aportar sentido a la vida
de sus ciudadanos), el debate de estas problemáticas.
La comunidad emerge del grupo donde los individuos tienen algo en común,
sus objetivos, ideales y utopías. Estos objetivos comunes y comunicables entre los
miembros de una generación lo son también intergenaracionalmente permitiendo el
desarrollo de un “futuro social” posible (14). En un mundo donde prima el descrédito
político, las crisis de sentido y la caída de los grandes relatos sociales e históricos,
donde la pauperización es creciente, donde aún hay grupos discriminados y exclui-
dos, donde el reparto de la riqueza es injusto, la institución escuela es una de las
pocas que aún trabajan para una cultura de la integración.
Dichas instituciones aunque deban resolver problemas pedagógicos e insti-
tucionales, se deben revalorarizar y jerarquizar, para que los docentes y alumnos no
sean presa de la masificación escolar y puedan constituirse como sujetos en socie-
dad y para la sociedad, docentes que sean cada vez menos asistentes sociales ante
la pobreza y alumnos que sean cada vez menos oprimidos y excluidos y más
ciudadanos.
Lo antedicho parece difícil, integrar poblaciones que viven en regiones y gru-
pos muy diferentes en lo económico, en lo social y en lo cultural. Pero esta función
del Sistema Educativo no es actual sino histórica, ya en otros momentos la escuela
debió integrar gran cantidad de inmigrantes e incluso sectores sociales contrapues-
tos; hoy no podemos hablar de transformaciones productivas sin tomar como factor
primordial el conocimiento y la equidad, ya que la estrategia fundamental de desa-
rrollo para países como el nuestro debe basarse en la educación y la capacitación
155
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
El CONTEXTO POSMODERNO
156
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
En primer lugar debemos decir que los prejuicios cobran características so-
ciales, pero surgen y los engendran individuos dentro de esas mismas sociedades.
Por otro lado los fenómenos prejuiciosos no se reducen a una patología indi-
vidual, sino que son procesos sociales complejos, en los que una comunidad busca
un chivo expiatorio para su frustración, es decir, algún grupo para culpabilizar.
En general, el prejuicio nace de un profundo temor a sentirse amenazado;
aunque toda persona normal puede ser prejuiciosa, no siempre actúa de ésta ma-
nera, algunos prejuicios son producto de la conformidad social con el propio endo-
grupo, tibiamente etnocéntricos y sin vinculación esencial con la personalidad total.
Otros, en cambio, son prejuicios surgidos del desconocimiento o de la información
errónea, pero sólo en ciertos casos encontramos intensos prejuicios caracterológi-
cos.
Además de las peculiaridades históricas y sociales, encontramos ciertos
factores típicos, que podrían señalarse como generales.
Ciertos autores mencionan un malestar de origen de los humanos ante las
ataduras de la cultura y de dos principios que rigen la vida anímica; un principio o
pulsión de vida, ligado a impulsos eróticos, amorosos, creativos y productivos y un
principio o pulsión de muerte, ligado a la violencia y la destrucción.
Esta posición, aunque pesimista, pretende mostrar el aspecto brutal que el
ser humano puede tener, y como toda pulsión necesita de un objeto, una de las for-
mas de objetivarse, de dirigirse y corporeizarse, es creando un enemigo, creando
aquello que hay que destruir, aunque luego se construyan ideologías o creencias
filosóficas para justificarse. Esto no legitima la violencia, que es evitable, pero el ser
humano debe tomar conciencia de todas sus capacidades, incluso la de destruir.
Podemos decir también que el prejuicio rara vez se genera en la adultez, sino
que muchas veces tiene su base en las tempranas experiencias dentro del propio
157
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
grupo.
Los prejuicios se generan al mismo tiempo que los valores, y están estre-
chamente ligados con la educación recibida.
En general, las investigaciones indican que en hogares donde la atmósfera
familiar es restrictiva y donde la educación es autoritaria y menos gratificadora, se
crea el terreno para que progresen los prejuicios.
A su vez, el modelo parental de realzar las características de un grupo como
bueno o malo genera las identificaciones positivas o negativas hacia él.
Si un niño aprende a crecer temeroso, a la defensiva, tiene que vigilar cuida-
dosamente sus impulsos. Cuando éstos aparecen y van contra las normas estable-
cidas se lo castiga. Entonces queda desolado y sin amor.
Por ello vigila atentamente los signos de aprobación o desaprobación que
parten de sus padres, son ellos los que tienen el poder de dar o suprimir su amor
incondicional.
El niño aprende que el poder y la autoridad dominan las relaciones humanas
y no la confianza y la tolerancia. Quedan asentadas las bases para desarrolar un
punto de vista jerárquico de la sociedad.
La igualdad no es lo que prevalece, y además teme a sus impulsos. Para
controlar la culpa que le traen los proyecta y teme esos malos impulsos de los de-
más.
El estilo opuesto de educación, que pone límites pero desde una postura gra-
tificadora y comprensiva, predispone, en cambio a la tolerancia.
El niño que se siente seguro y amado, al margen de retos o de lo que haga, y
al que no lo amenaza el poder paterno, desarrolla un sentido de confianza e igual -
dad al no verse obligado a negar y proyectar sus propios impulsos; no desarrolla
miedos o suspicacias ni un sentido de relaciones competitivas o jerárquicas.
En hogares donde predomina una educación rechazante (de tipo riguroso y
amedrentador, con padres dominadores y críticos, ambiciosos o insatisfechos con lo
que el niño es), negligente (excesivamente indulgentes o desaprensivos) o inconsis-
tente (a veces permisivo, a veces rechazante, a veces excesivamente
indulgente), se crea el clima en el cual el niño capta los prejuicios manifiestos o la-
tentes.
Ya a los dos años y medio, según investigaciones, los niños admiten las ca-
racterísticas físicas de otros niños, dando connotación de limpio o sucio a los tonos
de piel, por ejemplo, lo que provoca un primer indicio de conciencia racial que se
transforma en curiosidad.
Hacia los tres años y medio o cuatro, piensa que lo sucio y lo limpio se rela-
cionan con las tonalidades de piel que implican suciedad y desarrolla rechazo hacia
los colores de piel diferentes de la suya.
Ésta asociación toma fuerza al sumarse a tempranas identificaciones o juicios
de valor que conllevan el germen del prejuicio. Así, el niño pasa de la curiosidad al
temor y de éste a la vergüenza o separación, hasta llegar al rechazo.
Los niños aprenden tempranamente también, los términos despectivos que en
su grupo denotan insulto o pérdida de estatus. Con esos términos que se vuelven
emotivos designan de manera seria o jocosa a los grupos que de manera pre -
lingüística, aparecían como denigrados. Cuando aprende a reconocer a la minoría a
la que se refiere la denominación, ya hay en ellos un prejuicio de base.
Luego el prejuicio se termina de conformar en el seno mismo del hogar a tra-
vés de los mensajes familiares, que distinguen a los buenos de los malos, a los igua-
les y a los distintos, aquellos con los que se puede agrupar o interactuar y aquellos
158
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
159
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
160
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
161
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
162
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
NOTAS
2) Klich, I., Rapoport, M., (1997) -Discriminación y racismo en América Latina- Nue-
vohacer. Buenos Aires. Libro que recopila artículos de varios autores argentinos, re-
feridos al tema de prejuicios y discriminación.
3) Berger, P., Luckmann, T., (1980) -La construcción social de la realidad- Amorrortu.
Buenos Aires.
4) Perrot, D., Preiswerk, R., (1979) -Etnocentrismo e historia- Nueva Imagen. Mé-
xico. Se trata, en este libro la temática de los prejuicios producto del ideal de cultura
única y de la variable de desarrollo positivo.
5) Vander Zanden, J.W., (1984) -Manual de Psicología Social- Ed. Paidós. Buenos
Aires. Manual general y actual que aborda los conceptos básicos de la Psicología
Social y el estudio de los grupos humanos.
163
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Facilitadores:
- Existencia de redes naturales en la zona.
- Existencia de sectores con una historia político - social que tengan un alto
grado de organización, identidad y sentido de pertenencia.
- Existencia de organizaciones, instituciones y/o personas que tengan la dis-
posición solidaria de trabajar en red.
- La identificación y el reconocimiento de problemas comunes en un contexto
determinado. La necesidad de que se constituya en un problema sentido y viven-
ciado.
- El trabajo territorial, que permita generar prácticas comunes ligadas a una
historia y una identidad, no ligado simplemente a límites geográficos.
Obstáculos:
- Instituciones jerárquicas y rígidas que se sientan amenazadas ante los cam-
bios y estilos horizontales en el trabajo en red.
- Pensar el trabajo en red como simple coordinación de esfuerzos, lo cual lleva
a considerar a las redes como un cúmulo de tareas ligadas al asistencialismo activo.
- Falta de voluntad política para trabajar en redes.
- No tener en cuenta las particularidades y distintas realidades de cada con-
texto, pensando en fórmulas generales (desconociendo los procesos microcsociales)
164
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
9) Justicia social: Teoría ética que plantea una plataforma igualitaria, determinar las
condiciones sociales, económicas y políticas en las que todos los miembros de una
sociedad son tratados como iguales. El Estado tiene la obligación de tratar a todos
los ciudadanos con igual consideración y respeto. Esta idea es la traducción política
de uno de los ideales morales fundamentales de nuestra cultura, que encontró ex-
presión filosófica en la tradición kantiana: todas las personas tienen igual dignidad
moral, ninguna vale menos o más que las demás y, por esa razón, ninguna puede
ser usada meramente como medio o instrumento de la voluntad de los otros.
Implica ciertos principios fundamentales:
- Principio de libertad, (igualdad de derechos básicos).
- Principio de igualdad de oportunidades, (las desigualdades deben estar liga-
das a oficios y posiciones abiertas a todos bajo condiciones de una equitativa igual-
dad de oportunidades).
- Principio de diferencia, (El Estado debe asumir una función distributiva de los
recursos económicos que permita mejorar la situación de los que menos tienen, re-
distribuyendo recursos entre los más desventajados. Las desigualdades de recursos
económicos entre las personas se justifican cuando redundan en el mayor beneficio
de los menos aventajados).
Esta concepción ha sido criticada en función de que:
- Dificultad del Estado para ser “neutral”.
- Concepciones muy diversas entre las personas para definir la generalidad de
lo “bueno” para ellas (pluralismo).
- Las diferencias manifiestas entre contextos sociales. (diversidad).
- La burocratización de la política, que queda en manos de pequeños grupos de
profesionales.
10) Dice N. García Canclini, (1984) - Las culturas populares en el capitalismo- Se-
cretaría de Educación Pública, México,:“El relativismo cultural naufraga, finalmente,
por apoyarse en una concepción atomizada y cándida del poder: imagina a cada
cultura existiendo sin saber nada de las otras, como si el mundo fuera un vasto mu-
seo de economías de autosubsistencia, cada una en su vitrina, imperturbable ante la
proximidad de las demás, repitiendo invariablemente sus códigos, sus relaciones
internas. La escasa utilidad del relativismo cultural se evidencia en que suscitó una
nueva actitud hacia culturas remotas, pero no influye cuando los “primitivos” son los
sectores “atrasados” de la propia sociedad, las costumbres y creencias que sentimos
extrañas en los suburbios de nuestra sociedad”.
Esta concepción de que cada cultura y sociedad es un mundo propio, se ha transpo-
lado a los individuos. Cada persona es su propio mundo y parámetro, no ha bría
valores trascendentes, sino personales (siempre y cuando el otro no nos moleste o
incomode).
11) Malfé, R., (1999) -Los desafíos de la modernidad- Academia Nacional de Cien-
cias, Buenos Aires. Reconocido psicólogo argentino de vasta actuación académica,
especialista en temáticas interdisciplinarias e institucionales.
165
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
14) Dewey, J., (1967) -Democracia y educación- Losada, Buenos Aires. John Dewey,
filósofo y pedagogo norteamericano (1895 - 1952). Su filosofía, derivada del
pragmatismo, consiste en un “instrumentalismo”, porque concibe el pensamiento
como instrumento de la transformación social. Como pedagogo, debe su fama a las
propuestas de una “base científica de la educación” y en particular, de un sistema
educativo moderno en sus perspectivas y anti - dogmático en los métodos y en el
espíritu; rechaza cualquier tipo de enseñanza autoritaria y ha hecho críticas serias a
la educación religiosa. De gran influencia en la educación del S. XX, el actual interés
en la clase abierta o informal o activa, tiene sus bases en sus conceptos. Para él, el
alumno aprende al hacer y no al escuchar pasivamente, por lo que su obra sigue
siendo una profunda y útil guía de Psicología infantil y de la reforma de la enseñanza
en las escuelas.
15) René Descartes (1596 - 1650), filósofo y matemático francés que influyó pode-
rosamente en la Filosofía moderna. Se le ha considerado iniciador del idealismo
moderno. Su reflexión abarca muy diversos elementos: método, metafísica, antropo-
logía filosófica, matemáticas, física, etc.
Plantea como camino la duda metódica acerca de todo, para intentar llegar a una
verdad evidente de la que se puedan ir deduciendo las demás por una serie de in-
tuiciones, llegando a la conclusión de que dicha verdad radica en el propio pensa-
miento (“Yo pienso, luego yo existo”). Lo más moderno de Descartes es la vincula-
ción de la investigación filosófica al uso del método científico y el supuesto de una
ordenación de la Naturaleza, lo cual lleva en germen la exploración de las posibili-
dades de la razón. Se lo considera también descubridor de la geometría analítica.
166
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
GLOSARIO
Acomodación: Proceso de modificación de los esquemas cognitivos de un sujeto a
fin de adaptarse a los cambios del medio. Para J. Piaget es parte del funcionamiento
de la inteligencia evolutiva del niño, que permite superar los reflejos hereditarios y
crear estructuras de adaptación y conocimientos.
Adaptación: Cambio de estructura cognitiva, de percepción o de comportamiento,
mediante el cual un organismo aumenta su capacidad de respuesta válida a una si-
tuación o a condiciones ambientales.
Para J. Piaget, la adaptación implica una mutua interrelación entre sujeto y ob-
jeto. Para el psicoanálisis, la adaptación implica la construcción de un psiquismo
dentro de un proceso de socialización creciente donde intervienen el lenguaje y la
cultura. En este proceso son de vital importancia las primeras relaciones parentales.
Alienación: Estado de quien se encuentra exento de comunicación consigo mismo,
con el producto o resultado de sus acciones, con los demás o con el medio social en
que se desenvuelve.
Para J. Lacan la alienación es constitutiva e implica el reconocimiento de los
otros en la constitución del sujeto.
Aprendizaje: Modificación más o menos permanente de la conducta o las capaci-
dades de un organismo, como resultado de su experiencia en el entorno.
Asimilación: En la teoría de J. Piaget, incorporación de los datos de la experiencia a
cargo de la inteligencia, para modificarlos y acomodarlos a aquellos otros datos
proporcionados por nuevas situaciones y vivencias.
Campo: (Llamado también espacio vital). Designa la persona y el ambiente concebi-
dos como una constelación de fuerzas interdependientes.
Canal: Medio, portador de mensajes, conducto.
Capital especulativo: Capital ocioso e improductivo perteneciente a inversores que
especulan sobre los diferentes valores de las monedas nacionales y su influencia en
el alza y baja de las tasas de interés, sin ninguna relación con la pro ducción, ni el
comercio de bienes y servicios. Los especuladores financieros tienen la capacidad
de reducir los poderes de los bancos centrales atacando directamente las monedas
nacionales, lo que provoca un aumento de las tasas de interés, reducen la actividad
económica y provocan el aumento de la desocupación con los problemas sociales
que esto conlleva. Incluso aquellos países que tienen economías “sanas” se ven
afectados por los rumores especulativos que derivan en catástrofes cuando los
especuladores abandonan una moneda en particular.
Para atacar una moneda, los especuladores piden grandes préstamos en ella y
los convierten en dólares. Si varios especuladores realizan esta operación al mismo
tiempo, la venta masiva de dicha moneda (por ejemplo el peso argentino, o el austral
anterior) provoca la baja de la tasa de cambio de esa moneda con respecto al dólar;
el dólar se refuerza en proporción a esta baja.
167
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
168
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
169
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
170
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
171
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
172
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
No sólo los ambientes son fuentes de sentido; aunque cada persona significa
de acuerdo con sus propios saberes, experiencias e intercambios con otros, también
la cultura y la sociedad en que vive le brindan un reservóreo de sentidos histó rica-
mente acumulado.
En los tiempos que corren se ha vuelto común hablar de “decadencia de la
cultura”, “la pérdida de sentido en la modernidad”, “la alienación de la persona en el
capitalismo tardío”, “la inflación de sentido en la sociedad de masas”, “la desorien-
tación de la persona en el mundo posmoderno”, “crisis de sentido”, “vacío de la pa-
labra”, etcétera.
Múltiples soluciones se han planteado, pero la realidad es que todas ellas nos
remiten a una reivindicación ideológica de tiempos pasados y de valores en revisión.
En líneas generales, en todas las sociedades hay procesos de generación de
sentido, incluso si no se han desarrollado instituciones especializadas para la pro-
ducción del mismo, ya que el hombre necesita discursos desde los cuales compren-
der la totalidad de su realidad, tener una idea de cohesión sobre su existencia ante
un mundo cambiante y generador de múltiples inseguridades y angustias. Estos dis-
cursos y, en especial, los producidos por la modernidad, hoy están en cuestión y las
sociedades enfrentan el desafío de la pluralidad, es decir sociedades donde coe-
xisten personas que viven sus vidas de diferentes maneras pero sin que estas se
remitan a un sistema de valores común; cada persona tiene su visión del mundo
compartida o no con otros.
Esta temática típicamente europea - norteamericana es producto del replanteo
del proyecto de mundo moderno de los países centrales y converge con su produc-
ción teórica de los últimos dos siglos que han agotado culturalmente las vías de sus
discursos. En nuestro caso, globalización de por medio, los ecos del planteo nos
encuentran en una sociedad que comienza a asumir la democracia responsable-
mente y que se encuentra con la necesidad de producir un proyecto propio que nos
saque de un atraso histórico, proyecto que contemple el conjunto de objetivos, el
modelo de país al que aspiran los sectores sociales que tienen, directa o indirecta-
mente, el control económico y político de la comunidad, pero que represente las ne-
cesidades del conjunto de los ciudadanos, es decir el bien común. Lejos parece
estar la posibilidad de dicho planteo, la realidad socioeconómica nos muestra en
situación de crisis constante y es en esa crisis que el vacío se instala, pero de dife-
rente manera, como falta de expectativa, de libertad, de autonomía.
En este contexto es que se replantean no solo la escuela, sino todas las insti-
tuciones y sus integrantes. No se trata de ponerse en contra de la globalidad, sino el
plantear cual sería el perfil propio desde el que la integraríamos, cual sería nuestro
lugar: diversidad u homogeneidad. Como vemos esta temática tiene múltiples
dimensiones de abordaje y muchas de ellas problemáticas y difusas.
Gestalt: Palabra de origen alemán, significa: estructura, forma, configuración, figura.
Como teoría psicológica se inició hacia fines del s.XIX, principios del s. XX. Designa
una totalidad psíquica integrada por elementos o miembros solidarios entre sí,
interdependientes y cuyo sentido está dado por la totalidad que integran. Existe
entonces una superioridad de la forma total sobre sus partes. Se desarrolló con éxito
en el terreno de la Psicología, y luego se extendió a otros dominios de la reali dad y
las ciencias y el arte.
Globalizador, enfoque: Forma de captación de la realidad en la que se comprende
el todo, en la interacción de las partes que lo conforman. Apreciación holística.
173
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
174
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
175
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
176
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
177
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
178
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
179
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
180
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
181
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
Super - yo: Dentro de la teoría Freudiana, instancia del psiquismo restrictivo - moral,
producto de la internalización de modelos y normas, su emergente es la culpa moral
de carácter consciente o inconsciente (culpa como dolor anímico); otro aspecto que
conforma esta instancia es el Ideal del Yo (imagen con la cual el Yo se identifica
como ideal).
Tecnología: Es un ingrediente de producción de cuanta cosa hecha por el hombre
existe. Incluye esto. la manera misma de hacer las cosas. Incluye instrumentos y
métodos para alcanzar objetivos concretos de producción cuyo sentido es paliar ne-
cesidades. Sus características son: su racionalidad científica, lo deliberado, es decir,
que implica una cultura puesta en juego donde se eligen alternativas y su carácter
reproductivo, que implica desarrollos constantes. Hoy la tecnología, y la técnica
concomitate se han transformado en clave de la lucha por los mercados globales y
es un factor económico y político de poder que marca brechas entre países pobres y
ricos.
Transferencia: Puede ser positiva o negativa. Implica una relación afectiva, en este
caso entre docente y alumno. Es una depositación de sentimientos (confianza,
afecto, seguridad u odio, rencor, hostilidad, etc.).
Su origen data de las primeras relaciones parentales y reeditan núcleos con-
flictivos inconscientes del sujeto. Puede ser obstáculo para el buen desempeño de
los roles en el aula. También se dan depositaciones de éste tipo de carácter grupal.
Transposición didáctica: Procesos de selección, organización y adaptación de
contenidos disciplinares, para que estos lleguen a ser contenidos de enseñanza. Su
orientación es social y educativa.
Esta transformación (ya sea que implique deformaciones, creaciones o sustitu-
ciones de conocimientos), implican que el conocimiento erudito se constituya en co-
nocimiento u objeto a enseñar y éste en objeto de enseñanza o conocimiento ense-
ñado.
El conocimiento erudito, es aquel elaborado por los científicos de distintos
campos del saber, posee una lógica de producción específica y propia, tanto en un
sentido individual como social; se lo asocia a un productor, aunque paulatinamente
se despersonaliza del científico.
Pasa así a ser contenido o conocimiento a enseñar, se lo ubica en una pro -
puesta oficial, es decir en el curriculum prescripto por un estado. Se lo reelabora
dentro de normas, regulaciones y prescripciones, junto con orientaciones pedagógi-
cas generales. Todo esto dentro de un orden propuesto por un sistema educativo.
Este orden implica un control de la calidad de lo aprendido, la regulación de las
condiciones de obtención de título y acreditaciones, la clarificación y orientación so-
bre principios y contenidos básicos generales. Junto con esto se desarrollan otras
ofertas de aproximación al contenido, como la elaboración de manuales y libros de
texto; estos son medios diseñados fuera de la práctica de enseñanza pero también
la guían
Las disciplinas surgen de la sistematización de los conocimientos acerca de un
sector de la realidad, cada una tiene su objeto de estudio propio.
La transposición didáctica hace de la disciplina objeto de conocimiento, y en
esto opera de tal modo que los saberes disciplinares pueden convertirse en saberes
a ser enseñados y aprendidos.
Vemos que hay saberes de referencia que están constituidos por el cuerpo de
conocimientos producidos en ámbitos científicos y que no son idénticos a los cono-
cimientos que se enseñan.
182
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
183
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
184
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
BIBLIOGRAFIA
• Abraham A. y colaboradores, (1980) -El Enseñante también es una persona-
Gedisa, Barcelona.
• Adorno, T.W. y Horkheimer, M., (1994) -Dialéctica de la ilustración- Trotta, Ma-
drid.
• Artigué, M., Douaddý, R., Moreno, R., Gómez, P., (1995) -Ingeniería Didáctica
en Educación Matemática- Grupo Editorial Iberoamericana, Bogotá.
• Aebli, H., (1991) -Doce formas básicas de enseñar- Narcea, Madrid.
• Alberdi, J. B., (1980) -Bases y puntos de partida para la organización política de
la República Argentina- Plus Ultra, Buenos Aires.
• Allport, G.W., (1977) -La naturaleza del prejuicio- Buenos Aires, Eudeba.
• Anzieu, D., (1987) -El grupo y el inconsciente- Amorrortu, Buenos Aires.
• Anzieu, D. y otros, (1982) -La dinámica de los grupos pequeños- Kapeluz, Bue-
nos Aires.
• Archideo, L. B., (1996) -La Filosofía en la Transformación Curricular- Fuentes
para la Transformación Curricular “Formación Etica y Ciudadana”, Ministerio de
Cultura y Educación de la Nación.
• Argyle, M., (1981) -Autoimagen y Autoestima. Psicología del comportamiento in-
terpersonal- Alianza, Madrid.
• Aristóteles, (1998) -La política- Alianza, Madrid.
• Aristóteles, (1985) -Ética a Nicómaco- Centro de Estudios Constitucionales, Ma-
drid.
• Asociación por una Tasa a las Transacciones financieras especulativas para la
Ayuda a los Ciudadanos -Manifiesto- (2000) Facultad de Ciencias Sociales, Carrera
de Ciencia Política, U.B.A., Buenos Aires.
• Augé, M., (1992) -Los “no lugares”- Gedisa, Barcelona.
• Aulagnier, P., (1974) -La violencia de la interpretación- Amorrortu, Buenos Aires.
• Ausubel, D., (1976) -Psicología educativa. Un punto de vista cognositivo- Trillas,
México.
• Azcoaga, J. E., (1984) -Aprendizaje fisiológico y aprendizaje pedagógico- El
Ateneo, Buenos Aires.
• Barco de Surghi, S., (1989) -Estado actual de la pedagogía y la didáctica- Re-
vista Argentina de Educación, año VII n°12, A.G.C.E, Buenos Aires.
• Beatson, G., (1976) -Pasos hacia una ecología de la mente- Carlos Lonce, Bue-
nos Aires.
• Berger, P. L.; Luckmann, T., (1980) -La construcción social de la realidad- Amo-
rrortu, Buenos Aires.
• Berger, P. L.; Luckmann, T., (1997) -Modernidad, pluralismo y crisis de sentido-
Paidós, Barcelona.
• Bernstein, B., (1998) -Clases, códigos y control- Akal, Madrid.
• Bernstein, B., (1990) -Poder, educación y conciencia. Sociología de la transmi-
sión cultural- El Roure, Barcelona.
• Bettelheim, B., (1982) -Educación y vida moderna. Un enfoque psicoanalítico-
Crítica, Barcelona.
• Bleger, J., (1984) -Psicohigiene y Psicología Institucional- Paidós, Buenos Aires.
• Bleger, J., (1997) -Psicología de la conducta- Paidós, Buenos Aires.
• Bobbio, N., (1985) -Estudios de Filosofía de la Historia: de Hobbes a Gramsci-
Debate, México.
185
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
186
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
187
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
188
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
189
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
• Kaes, R., (1985) -”El Apoyo Grupal del Psiquismo Individual, Algunas Conse-
cuencias Teóricas en relación a los conceptos de Individuo y Grupo”- Revista Temas
de Psiclogía Social N° 7, Buenos Aires.
• Kaminsky, G. G., (1990) -Dispositivos institucionales democráticos y autoritarios
en los problemas institucionales- Lugar, Buenos Aires.
• Kant, I., (1994) -Metafísica de las costumbres- Tecnos, Madrid.
• Kemmis, S., (1998) -El curriculum más allá de la teoría de la reproducción- Mo-
rata, Madrid.
• Kierkegaard, S., (1982) -El concepto de la angustia- Espasa - Calpe S.A., Ma-
drid.
• Kitto, H. D. F. , (1980) -Los griegos- Eudeba, Buenos Aires.
• Klich, I.; Rapoport, M., (1997) -Discriminación y racismo en América Latina-
Nuevohacer, México.
• Klimovsky; Aguinis; Chiozza; Zac; Serroni - Copello, (1986) -Opiniones sobre la
Psicología- Adip, Buenos Aires.
• Kojéve, A., (1979) -La idea de muerte en la filosofía de Hegel- Gallimard, Paris.
• Kojéve, A., (1971) -La dialéctica del amo y el esclavo en Hegel- La pléyade,
Buenos Aires.
• Kristeva, J., (1981) -Semiótica- 2 vols. Fundamentos, Madrid.
• Kristeva, J., (1991) -Extranjeros de nosostros mismos- Plaza y Janés,
Barcelona.
• Kusch, R., (1977) -El pensamiento indígena y popular en América Latina-
Hachette, Buenos Aires.
• Lacan, J., (1996) -Escritos I y II- Siglo XXI, Madrid:
-El estadío del espejo como formador de la función del yo
-El seminario de la carta robada
-Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis
-La dirección de la cura y los principios de su poder
-La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud
-La relación de objeto
-La significación del falo
-Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano
• Laing, R.D., (1973) -Experiencia y Alineación en la Vida Contemporánea-
Paidós, Buenos Aires.
• Lajugie, J., (1983) -Los sistémas económicos- Eudeba, Buenos Aires.
• Laplanche, J.; Pontalis, J. B., (1981) -Diccionario del Psicoanálisis- Labor,
Barcelona.
• Le Guin, U. K., (1995) -Los que abandonan Omelas- Almagesto, Buenos Aires.
• Lechte, J., (1994) -50 pensadores contemporáneos esenciales- Cátedra - Teo-
rema, Madrid.
• Lindgren, H.C., (1991) -Introducción a la Psicología Social- Trillas, México.
• Lipovetsky, G., (1991) -El imperio de lo efímero- Anagrama, Barcelona.
• Lipovetsky, G., (1986) -La era del vacío- Anagrama, Barcelona.
• Lischetti, M., (comp.), (1997) -Manual de Antropología- Eudeba, Buenos Aires.
• Locke, J., (1991) -Dos ensayos sobre el gobierno civil- Espasa, Madrid.
• López, E., (1998) -Globalización y democracia- Página 12, Buenos Aires.
• López Gil, M. y Delgado, L., (1996) -La tecnociencia y nuestro tiempo- Biblos,
Buenos Aires.
• López Quintas, A., (1984) -Creatividad y educación- Docencia, Madrid.
• Loureau, L., (1994) -El análisis institucional- Amorrortu, Buenos Aires.
190
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
• Lo Vuolo, R., Barbeito, A., (1998) -La nueva oscuridad de la política social. Del
estado populista al neoconservador- Miño y Dávila, Buenos Aires.
• Lucarelli, E., (1986) -La regionalización del curriculum en el marco del planea-
miento de la educación- CFI, Buenos Aires.
• Lukács, G., (1971) -History and class conciousness- MIT Press, Cambridge.
• Luzuriaga, I., (1987) -La inteligencia contra sí misma- Psiqué, Buenos Aires.
• Lyotard J., (1987) -La condición posmoderna- REI, Buenos Aires.
• Maisonneuve, J., (1973) -Manual de Psicología Social- Paidós, Buenos Aires.
• Malfé, R., (1999) -Los desfios de la modernidad- Academia Nacional de Cien-
cias, Buenos Aires.
• Marchand, M., (1960) -La afectividad del educador- Biblioteca de Cultura Peda-
gógica, Kapeluz, Buenos Aires.
• Marcuse, H., (1970) -La sociedad carnívora- Galerna, Buenos Aires.
• Marcuse, H., (1968) -El hombre unidimensional- Seix Barral, Barcelona.
• Marcuse, H., (1986) -Ensayos sobre política y cultura- Planeta - Agostini,
Barcelona.
• Marx K. y Engels F., (1984) -El Capital- Siglo XXI, México.
• Masotta, O., (1990) -Introducción a la lectura de Jaques Lacan- Corregidor,
Buenos Aires.
• Mateo, F., (1977) -Teoría de la educación y sociedad- Centro Editor de América
Latina, Buenos Aires.
• Mazza, D., (1998) -Algunos conceptos sobre la Teoría Psicoanálítica- Texto dic-
tado en clase teórica. Cátedra de Didáctica II (Souto de Asch, M.). U.B.A., Buenos
Aires.
• Merton, R. K., (1992) -Teoría y estructura sociales- Fondo de Cultura
Económica, México.
• Messer, A., (1969) -Filosofía y educación- Losada, Buenos Aires.
• Ministerio de Cultura y Educación de la Nación -Cuadernos Nueva Escuela- Nú-
mero 7.
• Ministerio de Cultura y Educación de la Nación (1996) -Fuentes de Ciencias So-
ciales I y II, Formación Ética y Ciudadana- Buenos Aires.
• Ministerio de Cultura y Educación de la Nación. Consejo Federal de Cultura y
Educación (1997) -Contenidos Básicos Comunes para la Formación Docente de
Grado- Argentina.
• Morales, J., y Rebolloso, E. (Coord.), (1996) -Psicología Social- McGraw - Hill,
Madrid.
• Mouffe, C., -Descontrucción y pragmatismo- (1998) Paidós, México.
• Mujica, H., (24/09/00) -”La esperanza, esa pasión por lo posible”- Diario Clarín,
Revista “Viva”, Buenos Aires.
• Nassif, R., (1984) -Teoría de la Educación. Problemática pedagógica Contempo-
ránea- Cincel - Kapelusz, Madrid.
• Nassif, R., (1993) - Spranger, su pensamiento pedagógico- Centro Editor de
América Latina, Buenos Aires.
• Natanson, J., J., (1981) -El futuro de la Educación- Aguilar, Madrid.
• Nietzsche, F., (1998) -Así habló Zarathustra- Buró, Buenos Aires.
• Nietzsche, F., (1998) -Más allá del bien y del mal- Buró, Buenos Aires.
• Obiols, G. y Obiols, (1995) -Adolescencia, Posmodernidad y Escuela Secunda-
ria- Kapelusz, Buenos Aires.
• Onetto, F., (1994) -Con los valores ¿quién se anima?- Bonum, Buenos Aires.
• Paci, E., (1987) -La Filosofía Contemporánea- EUDEBA, Buenos Aires.
191
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
192
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
• Rubinelli l., y Vilca M., (1999) -”¿A quién educamos?”- Revista Kairos, N° 3. In-
ternet.
• Sacristán G. y Pérez Gómez A. I., (1992) -Comprender y Transformar la ense-
ñanza- Morata, Madrid.
• Sacristán G. y Pérez Gómez A. I., (1985) -La enseñanza y su práctica- Akal,
Madrid.
• Salvarezza, L., (1996) -Psicogeriatría- Paidós, Buenos Aires.
• Samaja, J., (1987) -Epistemología dialéctica- Lugar, Buenos Aires.
• Sanjurjo, L. O. y Vera, M. T., (1997) -Aprendizaje significativo y enseñanza en
los niveles medio y superior- HomoSapiens, Rosario.
• Sarlo, B., (1992) -Escenas de la vida posmoderna- Ariel, Buenos Aires.
• Sarmiento, D. F., (1950) -Obras completas- Luz del día, Buenos Aires.
• Sartre, J., P., (1969) -El existencialismo es un humanismo- Huascar, Lima.
• Saussure de, F., (1961) -Curso de lingüística general- Losada, Buenos Aires.
• Savater, F., (1997) -El Valor de educar- Instituto de Estudios Educativos y Sindi-
cales de América, México.
• Savoy Uriburu, V. F., (1984) -Educación y Formación Humana- Humanitas, Bue-
nos Aires.
• Schaffer, H., R., (1979) -El desarrollo de la sociabilidad- Pablo del Río Editor,
Madrid.
• Schön, D., (1992) -La formación de profesionales reflexivos- Paidós/MEC,
Barcelona.
• Shulman, J., (1999) -El trabajo en grupo y la diversidad en el aula- Amorrortu,
Buenos Aires.
• Segal, H., (1979) -Introducción a la obra de Melanie Klein- Paidós, Buenos
Aires.
• Serreau, R., (1962) -Hegel y el hegelianismo- Eudeba, Buenos Aires.
• Skinner, B. F., (1983) -Ciencia y conducta humana- Martínez Roca, Madrid.
• Solari, M. H., (1995) -Historia de la educación argentina- Paidós, Buenos Aires.
• Steiner, G., (1992) -En el castillo de Barba Azul- Gedisa, Barcelona.
• Stone y Church, (1970) -Psicología y Psicopatología del Desarrollo- Paidós,
Buenos Aires.
• Tedesco, J. C., (1995) -Un nuevo pacto educativo- Anaya, Madrid.
• Teylor, CH., (1993) -El multiculturalismo y la “política del reconocimiento”- Fondo
de Cultura Económica, México.
• Tenti Fanfani, E., (1993) -La escuela vacía- Unicef - Losada, Buenos Aires.
• Thurow, L., (1996) -El futuro del capitalismo- Vergara, Buenos Aires.
• Torres, J., (1994) -El curriculum oculto- Morata, Madrid.
• Torres, J., (1994) -Globalización y desarrollo curricular- Morata, Madrid.
• Touraine, A., (1982) -El regreso del actor- Buenos Aires. Eudeba. Sem,
Buenos Aires.
• Touraine, A., (1998) -Igualdad y diversidad. Las nuevas tareas de la demo-
cracia- F.C.E., Buenos Aires.
• Vander Zanden, J.W., (1984) -Manual de Psicología Social- Paidós, Buenos
Aires.
• Vigotsky, L. S. , (1964) -Pensamiento y lenguaje- Lautaro, Buenos Aires.
• Villareal, J., (1996) -La exclusión social- Norma -FLACSO, Buenos Aires.
• Villareal, J., (1996) - “Los de afuera”- Revista El Caminante, cuaderno dos,
junio, Buenos Aires.
• Weber, M., (1964) -Economía y sociedad- F.C.E., México.
193
Las relaciones vinculares en el aula Fernando Gasalla
194