Artpedagogicanº2 3
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Resumen
La Pedagogía Social como un campo disciplinar que pretende abordar el estudio de la educación en
un sentido amplio, se encuentra inmersa en las características generales de nuestra modernidad,
siendo la incertidumbre una categoría de amplio consenso en su descripción. Educar en tiempos de
incertidumbre resulta ser una formulación recurrente en el actual discurso de la pedagogía, su
caracterización conlleva una tarea que debe ser potenciada y asumida por la Pedagogía Social. Este
articulo discurre en tal sentido y coloca la incertidumbre como un rasgo distintivo de la actuación
teórica y práctica de la educación social, poniendo énfasis en su carácter dinámico orientado hacia
el logro de la cohesión social y la integración social de los individuos.
Abstract
The social pedagogy as a disciplinary field that seeks to study education in the broadest sense, is
immersed in the general characteristics of our modernity, with uncertainty a broad consensus on
category description. Education in times of uncertainty is a recurrent formulation in the current
discourse of pedagogy, its characterization involves a task that should be promoted and adopted by
the Social Pedagogy. This article runs in this direction and put the uncertainty as a feature
performance and training of social education, emphasizing its dynamic character oriented towards
social cohesion and social integration of individuals.
...la contingencia, pues los grados de desconocimiento de lo complejo nos propician paralelos niveles de
inseguridad, enmarcado todo ello en el decorado de la globalidad. Así pues, por una parte, complejidad,
cambio y contingencia se nos aparentan como grandes retos sobre los cuales tendrán que desarrollar sus
acciones cualquier educador social, y la globalidad, por la otra, se nos presenta como la constante cultural
de nuestro tiempo. (Colom Cañellas 2003:13)
Se podría, de una manera un poco esquemática y extrema, formular la hipótesis de la existencia de una
especie de secundarización de la socialización primaria y de primarización de la socialización secundaria.
La secundarización de la socialización primaria se expresa a través del ingreso más temprano en
instituciones escolares, y del menor tiempo pasado con los adultos más significativos (padres y madres),
remplazados por otros adultos más distantes y neutrales afectivamente o por el contacto con los medios de
comunicación...la primarización de la socialización secundaria, en cambio, es un fenómeno que se
caracteriza por la incorporación de mayor carga afectiva en el desempeño de las instituciones secundarias.
Tedesco, 1995: 99)
A su vez, la definición de Educación Social como tercer espacio educativo2, se refiere a una
modelización contingente y dinámica de la acción educativa enclavada en lo social, en donde su
propia caracterización dependen de la auto-organización y auto-producción de los elementos que la
delimitan y la conforman. Es decir, nos parece poco acertado avanzar en una definición rígida del
objeto de la Educación Social ya que ella dependerá de su contingencia y situacionalidad.
Esto no diluye lo posibilidad de determinación del objeto de la Pedagogía Social, o mejor, de
la Pedagogía con énfasis en lo social, centrando en su carácter dinámico y cambiante su propia
demarcación distintiva.
El énfasis en lo social de la Pedagogía nos remite al papel de la Educación Social, en la
construcción de la realidad social y en ese sentido compartimos la afirmación de Violeta Nuñez,
para la cual:
...la educación habría de reintroducir el enigma en un mundo que aparenta y presume conocerlo todo.
Habría de interesarse por cada uno de los sujetos con los cuales trabaja, para tender puentes con el mundo,
su actualidad y sus exigencias culturales. Habría de convocarnos a trabajar para un mundo abierto, para las
incertidumbre, desde una ética nueva: el reconocimiento de los derechos sociales de inserción social y
económica. (Nuñez, 2002: 37).
Un “deber ser” inscripto en tiempos sociales donde prima la certeza de lo incierto, desde la
teoría social que da cuenta de los efectos de las nuevas tecnologías y la primacía de los enfoques de
género, su impacto en el organización del trabajo y principalmente la dilusión de los mandatos
instituyentes tradicionales de la familia y las instituciones educativas, conforman una escenario para
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“...configuración educativa dinámica, enmarcada y desarrollada en lo social, cuya delimitación y
alcance dependen de la relaciones que se establecen entre los elementos que la conforman”
(Miranda-Rodriguez 1997:5)
la actuación educativa desconcertante. (Giddens, 1995) (Beck, 2006) (Bauman, 2007, 2003)
(Sennett, 2006 )
La teoría pedagógica no escapa a tal caracterización de la época, en donde el “mayor aporte
de conocimiento del Siglo XX fue el conocimiento de los límites del conocimiento. La mayor
certidumbre que no ha dado es la imposibilidad de elimar lo incierto,no solo en la acción, sino en el
conocimiento” (Morin, 2001: 59). La incertidumbre se ha instalado como una categoría consolidada
y condicionante de la elaboración conceptual, para la Pedagogía como disciplina se produce una
tensión epistemológica que cuestiona su elementos constitutivos, en particular su carácter
normativo-prescriptivo.
Si el futuro se torna impreciso, indeterminado y difuso, la tarea de la pedagogia como un
discurso orientador de la práctica educativa, basado en la determinación histórica de un modelo de
hombre, sociedad y cultura, en donde los educadores y las instituciones educativas deberían actuar
en consonancia, agrieta la posibilidad de una modelización prospectiva de lo Humano.
La incertidumbre, se posiciona como una categoría propulsatoria en la elaboración de los
discursos pedagógicos, provocando al menos un disloque en cuanto a la aceptación del carácter
conservador de la educación expresado en el discurso pedagógico, declina en función de la
aparente pérdida de certezas y erosiona la pretensión de instalar un discurso pedagógico
hegemónico.
Por otro lado, la incertidumbre instala el reconocimiento del declive de la pretensión del
dominio prospectivo de la acción social humana y abre una perspectiva dinamizadora de la
investigación y el estudio del fenómeno educativo, en particular la Pedagogía Social, como
disciplina contribuiría a recuperar el carácter enigmático de la acción educativa con énfasis en lo
social.
Esta aproximación a la construcción del discurso pedagógico no inhabilita la planificación
educativa , ni la determinación de la intencionalidad del acto educativo, por el contrario otorga un
enfoque distinto a la determinación del acto de enseñanza y de aprendizaje, lo provee de la fortaleza
que encierra el reconocimiento de lo contingente como magma creador del desarrollo propio de la
relación educativa.
Asumir la incertidumbre en la relación educativa otorga la posibilidad de concebir, que el
acto educativo es esencialmente una mutua provocación creativa, en la medida en que lo que deberá
ser aprendido-educado opera como un guión a ser interpretado en la escena educativa, tornando
sustantivo el valor de la confianza que despierta la necesidad del contacto entre sujetos que se
complementan circunstancialmente.(Rodríguez, 2005)
Ello no diluye la importancia de los contenidos que median en el actuación educativa, ni su
disposición planificada, resignifica la voluntad de la acción educativa mutuamente intencionada y
sostenida en el anhelo de búsqueda y reconocimiento del valor de educar. La relevancia del papel
del educador en el acto de delimitación de los contenidos culturales se transforma en un acto de
conocimiento en sí, acompañado de su contraparte dada en los dispositivos metodológicos
utilizados para el trámite de esa parcela de cultura, otorga un rol central al educador como
investigador de su propia práctica educativa y lo libra por momentos a un desconcierto creador
sumergido en una masa de conocimiento acumulado, que para Zigmun Bauman:
En esa masa se han ido derrumbado y disolviendo progresivamente todos los mecanismos ortodoxos de
ordenamiento: temas relevantes, asignación de importancia, necesidad de determinar la utilidad y
autoridades que determinen el valor. La masa hace que sus contenidos parezcan uniformemente
descoloridos. Podíamos decir que esa masa cada pizca de información fluye con el mismo peso específico.
Y la gente, a la que se le niega el derecho a opinar por sí misma por falta de pericia pero que es
constantemente abofeteada por las corrientes cruzadas de las contradictorias declaraciones de los expertos,
no tiene manera de separara la paja del trigo” (Bauman, 2007: 37).
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En la Ley General de Educación Nº 18.437de 12/ 2008 se estable en su Cap. IV Art.37 “La educación no
formal, en el marco del aprendizaje a lo largo de la vida, comprenderá todas aquellas actividades, medios
y ámbitos de educación, que se desarrollan fuera de la eduación formal, dirigidos a personas, que tienen
valor educativo en sí mismos y han sido organizados expresamente para satisfacer determinados objetivos
educativos en diversos ámbitos de la vida social (capacitación laboral, promoción comunitaria, animación
sociocultural, mejoramiento de las condiciones de vida, eduación artística, tecnológica, lúdica o
deportiva, entre otros)
propiciar el desarrollo de las oportunidades educativas basadas en la articulación, la
complementariedad y la convergencia de los diferentes intereses de los sujetos en el quehacer
educativo de la tramitación de la herencia cultural.(Rodríguez, 2009)
No se trata de equiparar la educación social como educación no formal, tal como sostiene
Ortega Esteban (1997) , en su referencia a la propuesta de Jacques Delors (1996) de la educación a
lo largo de la vida, estamos frente a una “reconceptualización de la educación que revaloriza los
aspectos éticos y culturales de la educación, el conocimiento de sí mismo y del ambiente, la
capacitación del a persona para vivir en convivencia con los demás, para ser miembro de la familia”
(Ortega Esteban, 1997: 2).
Situar el énfasis en los movimientos de retorno y retención de los sujetos de la educación,
principalmente niños y adolescentes, en el marco de la instituciones educativas formales públicas y
privadas, estriba necesariamente, en la importancia que le otorgamos a la inserción e integración
social de los individuos.
Para el territorio latinoamericano los procesos de integración social adquieren fundamental
relevancia en el marco de nuestras sociedades fragmentadas y de riesgo, poniendo de manifiesto la
importancia de la cohesión social entendida como:
...la dialéctica entre los mecanismos instituidos de inclusión/exclusión sociales y las respuestas,
percepciones y disposiciones de la ciudadanía frente al modo en que ellas operan...Suponen, en mayor o
menor grado el impacto distributivo de la política social que reduce las dispares oportunidades y
capacidades, y la marcada vulnerabilidad ante diversos riesgos. (Hopenhayn y Sojo, 2011:14).
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