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Casación Denis

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Casación Denis Ávila

Sindicato
RECURSO DE CASACIÓN, INTERPUESTO POR EL LICENCIADO ROLANDO MURGAS TORRAZA, EN
REPRESENTACIÓN DE LOS SEÑORES ELVIS ACZEL ORTEGA, EDWIN KAM Y CAMPO ELÍAS
MIRANDA, CONTRA LA SENTENCIA DE 8 DE ENERO DE 2007, EMITIDA POR EL TRIBUNAL SUPERIOR
DE TRABAJO DEL PRIMER DISTRITO JUDICIAL, DENTRO DEL PROCESO LABORAL: SINDICATO DE
TRABAJADORES DE SERVICIOS MARÍTIMOS DE REMOLCADORES, BARCAZAS Y AFINES DE
PANAMÁ (SITRASERMAP) VS SMIT INTERNATIONAL HARBOUR TOWAGE (PANAMÁ), INC. Y SMIT
INTERNATIONAL HAVENSLEEP-DIENSTEN, B.V. PONENTE: ADAN ARNULFO ARJONA L. PANAMÁ,
VEINTIDÓS (22) DE ENERO DE DOS MIL OCHO (2008).
Tribunal: Corte Suprema de Justicia, Panamá
Sala: Tercera de lo Contencioso Administrativo
Ponente: Adán Arnulfo Arjona L.
Fecha: 22 de Enero de 2008
Materia: Casación laboral
Casación laboral
Expediente: 61-07
VISTOS:
La firma Ledezma & Asociados, en representación del SINDICATO DE TRABAJADORES
DE SERVICIOS MARÍTIMOS DE REMOLCADORES DE PANAMÁ (SITRASERPA) ahora
SINDICATO DE TRABAJADORES DE SERVICIOS MARÍTIMOS DE REMOLCADORES,
BARCAZAS Y AFINES DE PANAMÁ (SITRASERMAP) y el
licenciado Rolando Murgas Torraza, en representación de los señores ELVIS ACZEL ORTEGA,
EDWIN KAM y CAMPO ELÍAS MIRANDA, miembros de sindicato que constituyeron apoderado
especial en el transcurso del proceso, presentaron recurso de casación contra la Sentencia de 8
de enero de 2007, emitida por el Tribunal Superior de Trabajo del Primer Distrito Judicial, dentro
del proceso laboral instaurado por el Sindicato de Trabajadores de Servicios Marítimos de
Remolcadores de Panamá (SITRASERPA) contra las empresas SMITH INTERNATIONAL
HARDBOUR TOWAGE (PANAMÁ), INC. Y SMITH INTERNATIONAL HAVENSLEEP-DIENSTEN,
B.V.
I.-ANTESCEDENTES DEL CASO
Sindicato de Trabajadores de Servicios Marítimos de Remolcadores de Panamá
(SITRASERPA) ahora Sindicato de Trabajadores de Servicios Marítimos de Remolcadores,
Barcazas y Afines de Panamá (SITRASERMAP),, en representación de los miembros del sindicato
interpuso demanda laboral contra las empresas Smith International Hardbour Towage (Panamá),
Inc. y Smith International Havensleep-Diensten, B.V., a fin que, previo a los trámites legales
pertinentes, sea condenada al pago de tres millones ochocientos setenta y ocho mil ochocientos
diez balboas con ochenta centésimos (B/.3,868,810.80), en concepto de horas extraordinarias
laboradas y no pagadas, vacaciones proporcionales y décimo tercer mes proporcional no pagado
oportunamente dentro del periodo comprendido entre el 15 de septiembre de 1993 hasta el 30 de
junio de 1997, a los miembros del sindicato, debidamente afiliados y registrados en el Ministerio
de Trabajo y Desarrollo laboral.
Como pretensión de la demanda también se solicitó que se declarar que la empresa Smith
International Hardbour Towage (Panamá), Inc. es subsidiaria de la empresa Smith International
Havensleep-Diensten, B.V., y que constituyen una unidad económica conforme a los artículos 90,
96 y 481 del Código de Trabajo, por lo que son solidariamente responsables y adeudan a los
trabajadores las prestaciones demandadas.
En primera instancia, el Juzgado Tercero de Trabajo de la Primera Sección absolvió a las empresas de las
reclamaciones impetradas, mediante Sentencia de 16 de abril de 2006.Esta sentencia fue impugnada por medio
del recurso de apelación, teniendo conocimiento el Tribunal Superior de Trabajo del Primer Distrito Judicial que
promulgó la Sentencia de 8 de enero de 2007, objeto del recurso extraordinario que nos ocupa.

II.-CARGOS DEL CASACIONISTA


El apoderado legal del sindicato manifiesta que la sentencia recurrida viola los artículos 732, 33, 34, 54 y 525 del
Código de Trabajo y el artículo 27 de la Ley 34 de 26 de septiembre de 1979. Por su parte el apoderado judicial
de los señores Elvis Aczel Ortega, Edwin Kam y Campo Elías Miranda, alega como violado los artículos 8, 33, 34,
36, 39, 48, 49, 54 y 70 del Código de Trabajo y el artículo segundo del Decreto de Gabinete Nº221 de 18 de
noviembre de 1971. Pasamos a exponer el sustento de las violaciones alegadas.
El artículo 8 del Código de Trabajo contempla la nulidad de las estipulaciones, actos o
declaraciones que impliquen disminución, adulteración o renuncia de derechos reconocidos a los
trabajadores. Se sostiene que el Tribunal Superior de Trabajo vulneró esta norma porque en su
decisión dejó de lado el principio de irrenunciabilidad de derechos que la norma consagra, ya que
en caso que se discute el pacto de los trabajadores con la empresa es violatorio de los derechos
reconocidos por la ley a los trabajadores.
En el artículo 33 del Código de Trabajo se enmarca el concepto de jornada de trabajo y
de jornada extraordinaria de trabajo, así como la forma de remuneración del trabajo extraordinario.
En general, ambos casacionistas centralizan la violación de este artículo en el tribunal realiza un
análisis equivocado de la legislación positiva, utilizando el concepto de trabajo efectivo
sustituyéndolo por el de disponibilidad.
Se explica que el tribunal olvidó el principio de disponibilidad en lo que se refiere al
cumplimiento de la jornada de trabajo y en el expediente se encuentra contundentemente
acreditado en el proceso que debido a los contratos de concesiones otorgado s las empresas
demandadas por las correspondientes autoridades portuarias panameñas, el servicio de
transporte de remolcadores es el de asistencia a las naves que llegan a los puertos, el cual es un
servicio especializado y cuyas operaciones de asistencia están circunscritas dentro de los
respectivos recintos portuarios, salvo las operaciones de salvamento que se suscitan en casos
aislados, en donde los remolcadores tenían que salir fuera de dicho recinto para socorrer a naves.
Sostienen que lo fundamental es que la labor no se cumple en alta mar, sino que se
circunscribe a periodos largos de atraque en muelles y a maniobras exclusiva en aguas
estrictamente portuarias. Ante lo que expone, considera que es obvio que al tipo de relación en
estudio no son aplicables los criterios de trabajo en alta mar para los cuales se desprende de la
naturaleza de trabajo en las naves que navegan fuera de puerto, la necesaria permanencia de los
trabajadores en sus periodos de descanso dentro de la jornada e inclusive en los días de fiesta o
duelo nacional.
Por tanto, en el presente caso, la consecuencia del exceso en la situación de disponibilidad
es por tanto la obligación de pago adicional con el importe de salario y el correspondiente recargo.
Distinto al precedente citado por el tribunal, los trabajadores no estaban en sus casas sino en un
remolcador atracado en el muelle bajo la autoridad del empleador y en constante espera de las
órdenes de trabajo para hacer maniobras durante las 24 horas del día.
A juicio de los casacionistas, con respecto a la decisión del tribunal de no reconocer el
pago de las horas extraordinarias, las pruebas del trabajo extraordinario se encuentra de forma
precisa e impecable en el informe pericial presentado por el perito, producto de la diligencia de
aseguramiento de pruebas- acción exhibitoria, en el que se señala con exactitud la cantidad de
horas trabajadas por sus representados, el tiempo ordinario pagado y el tiempo extraordinario no
pagado en el periodo comprendido del 15 de septiembre de 1993 al 30 de junio de 1997.
Otro de artículo del Código de Trabajo que se considera como infringido es el 34, que
dispone cual es el tiempo que se computa como tiempo de trabajo sujeto a salario, desarrollando
el principio de disponibilidad. Se sustenta la violación de este artículo en que no había un horario
de trabajo específico por cada maniobra y los trabajadores no podían salir de esa área de trabajo,
salvo permiso, por lo que en este caso es obvia la disponibilidad durante 24 horas de los periodos
respectivos que el trabajador permanecía en la barcaza.
El artículo 36 del Código de Trabajo, que enuncia las limitaciones al trabajo en jornadas
en jornadas extraordinarias, se argumenta fue violado por omisión, al no considerar la sentencia
como trabajo extraordinario el tiempo excedente de las jornadas ordinarias y no condenar al pago
delos recargos establecidos.
Señala que la decisión proferida por el tribunal no aplica los preceptos contenidos en artículo 39
del Código de Trabajo, que establece las reglas de los periodos de descanso normal que debe
concedérsele al trabajador. Los artículos 48, 49 y 54 del mismo cuerpo legal, referentes al
porcentaje de recargo del trabajo en el día domingo o de descanso semanal obligatorio, al
porcentaje de recargo del trabajo en día de fiesta o duelo nacional, a la duración y forma de
remuneración de las vacaciones, respectivamente, se señalan como infringidos por la sentencia
al no considerar la disponibilidad del trabajador lo que trajo como consecuencia el
desconocimiento de estos derechos. Bajo este mismo criterio y sustentación se considera
infringido el artículo segundo del Decreto de Gabinete Nº221 de 18 de noviembre de 1970, relativo
a la forma de cálculo de la partida del décimo tercer mes.
En cuanto a la alegada violación por indebida aplicación del artículo 70 del Código de
Trabajo, mismo que trata de las obligaciones que emanan del contrato de trabajo, se sostiene que
los juzgadores incurrieron en un gravísimo error al pretender que las exigencias de la buena fe
que tiene esta norma llevan a darle validez a todos los pactos que impliquen renuncia de
derechos, con lo cual dejaría de surtir efectos el principio de irrenunciabilidad
El artículo 525 del Código de Trabajo, que dispone que el juzgador al momento de proferir
sus decisiones deben tener en cuenta el objeto del proceso, se sostiene que fue vulnerado porque
el objeto del proceso fue quebrantado, ya que los hechos fueron acreditados.
Manifiesta el casacionista que las reglas de la sala crítica fueron violentadas al no
examinar en su conjunto las pruebas que acreditan los hechos alegados, situación esta constituye
una violación al artículo 732 del Código de Trabajo.
Por último, el apoderado judicial del sindicato considera que se vulneró el artículo 27 de la
Ley 34 de 26 de septiembre de 1979, por la cual se reglamenta el trabajo portuario de los puertos
de Cristóbal y Balboa, que establece un recargo de 10% cuando se exceda de la jornada máxima
diaria y un recargo del 40% cuando se excedan del máximo de 40 horas semanales.
III.-OPOSICIÓN AL RECURSO
Los apoderados judiciales de las empresas por su parte, se oponen al recurso que nos
ocupa, manifestando primariamente que no debía ser admitido, ya que los trabajadores que
recurrieron de manera individual no tenían la calidad de partes del proceso, porque el demandante
era el sindicato, en virtud de las facultades de representación que la ley le confiere (artículo 357,
numeral 3, Código de Trabajo), y ellos están representados por el sindicato. Por otro lado,
consideran que el recuso presentado por el sindicato en cuanto a las normas sustantivas que alega
como violada no explican en que consistió la infracción y en cuanto al artículo 732, norma de
carácter adjetivo, no señalan cómo conduce la violación de esta norma a la violación de las normas
sustantivas.
No obstante, sustentan su oposición en que el trabajo de mar constituye una especialidad
que recibe tratamiento diferenciado en la legislación panameña, que regulaba el trabajo de mar y
las vías navegables en el Capítulo VIII, Libro I del Código de Trabajo, hasta que fue sustituido por
el Decreto Ley Nº8 de febrero de 1998.
En la regulación se fija un modo especial para tratar los descansos con motivo del trabajo
abordo. Dada las regulaciones especiales, el sindicato y la empresa convinieron para la prestación
del servicio a bordo de los remolcadores un sistema más favorable que el mínimo establecido para
las naves de cabotaje. Este sistema fue modificado mediante laudo arbitral de 18 de abril de 1995.
Tanto el acuerdo como el laudo arbitral garantizan el pago de 4 horas extraordinarias
diarias y de probarse que el trabajador laborara efectivamente más de doce diarias, las adicionales
serían pagadas con el recargo correspondiente.
Por la misma especialidad del trabajo, consideran que es imposible sostener que hay
renuncia de derechos, ya que por su especialidad fue creado un sistema diferente al fijado en el
Código de Trabajo para los trabajadores en tierra.
IV.-EXAMEN DE LA SALA
Transcurridos los términos procesales pertinentes, la Sala procede a examinar los cargos
de violación que se le imputan a la Sentencia de 26 de septiembre de 2006 emitida por el Tribunal
Superior de Trabajo del Segundo Distrito Judicial.
Las normas que se alegan infringidas son los artículos 8, 33, 34, 36, 39, 48, 49, 54 y 70,
525 y 732 del Código de Trabajo y el artículo 27 de la Ley 34 de 26 de septiembre de 1979 el
artículo segundo del Decreto de Gabinete Nº221 de 18 de noviembre de 1971.
Las argumentaciones de violación esbozadas por los casacionistas se pueden centralizar
en los siguientes aspectos: se desconoció el principio de disponibilidad establecido en el Código
de Trabajo, para computar el tiempo de trabajo, desconociéndose que se encontraban los
trabajadores 24 horas disponibles durante los días de embarque y no 8 horas como se pretende
computar el tiempo para el pago del salario; las cláusulas de los pactos suscritos con los
trabajadores contienen renuncia de derechos por lo que son nulas; y fue desconocido el materia
probatorio ya que quedaron acreditados en el expediente las horas ordinarias y extraordinarias
que los trabajadores laboraron y no fueron pagadas, sin embargo no fueron reconocidas, por lo
que consecuentemente no se reconocieron los demás derechos adquiridos derivados de estas
prestaciones (vacaciones, décimo tercer mes) del periodo laborado del 15 de septiembre de 1993
al 30 de junio de 1997.
En el caso que nos ocupa, los trabajadores laboran en los remolcadores de los puertos
cuya concesión fue otorgada a la empresa que los contrató, centrándose el conflicto en cuáles son
las normas aplicables a los trabajadores, en razón de la labor que realizan, y si los convenios
colectivos y demás acuerdos desconocen los derechos de los trabajadores. Esto enmarcado en la
correcta aplicación o no de los principios de disponibilidad y trabajo efectivo, para el cálculo de
horas extraordinarias y demás derechos derivados del reconocimiento del trabajo en horas
extraordinarias.
Adicional a lo anterior, la reclamación planteada comprende desde 15 de septiembre de
1993 al 30 de junio de 1997, existiendo durante este periodo: un acuerdo de fecha 13 de
septiembre de 1993, que implementó el sistema de 10 días a bordo con 5 días de descanso en
tierra remunerados, pagando la empresa además del salario ordinario un mínimo de 4 horas
extraordinarias, trabajo en días domingo, con sus respectivos recargos y excedentes, días de fiesta
nacional, incluyéndose en el salario mensual; un Laudo Arbitral de fecha 18 de abril de 1995, que
fue incluido en la Convención Colectiva que rigió de 1995 a 1998, que establece el pago de las
horas extraordinarias adicionales al mínimo de 4 que ya se pagaban, si se demostraba la
prestación del servicio.
El Tribunal Superior de Trabajo al efectuar el análisis del caso planteado refiere “que el
debate se centra en la aplicación o no del concepto de disponibilidad en la actividad de
remolcadores cuya labor tiene relación con el mar y los muelles respectivos, que forman parte de
la industria marítima en su concepto integral, y en esa misma secuencia la validez o no de
acuerdos de naturaleza colectiva en que las partes han fijado sus pautas, provenientes tanto del
laudo arbitral como de convenciones colectivas pactadas, y en el final del análisis las
consecuencias del principios de buena fe entre otros, rige en el derechos del trabajo”.
En la sentencia impugnada se enmarca las labores realizadas por los trabajadores como
labores en el mar, dejando constancia de que las relaciones laborales en este tipo de prestación
de servicio se rige por una legislación especial propia de su naturaleza, precisando que el periodo
que se reclama era regulado por la Sección I del capítulo VIII del Libro I, que comprendía los
artículos 251 y siguientes del Código de Trabajo, distinto a lo que regula el artículo 33 y siguientes
que son relativos a la labor normal en tierra. Agrega que, el Decreto Ley Número 8 de 26 de febrero
de 1998, deroga expresamente la anterior regulación citada y sustituye la legislación aplicable.
La parte recurrente difiere con el criterio del Tribunal para determinar las normas aplicables
a los trabajadores, estableciendo que se aplica las normas de trabajadores portuarios y/o las
normas regulares de los trabajadores, con fundamento en que, por el trabajo que se realiza, los
las labores no se realizan en alta mar sino en aguas estrictamente portuarias y los remolcadores
pasan más tiempo en el muelle atracado, permaneciendo disponible 24 horas, el tiempo que se
encuentran a bordo.
Lo cierto es que, de las constancias que obran en el expediente, se desprende que la
naturaleza del servicio que presta la empresa demandada, y en ese mismo orden, de los
trabajadores que laboran para esa empresa, tienen una característica especial, por lo cual
coincidimos con el Tribunal Superior de Trabajo de que no son aplicables las normas regulares,
sino la legislación especial para los trabajadores de mar.
En ese orden de ideas, no es cierto que el Tribunal Superior de Trabajo pretenda
desconocer el principio de disponibilidad establecido en el Código de Trabajo, sino que alude a
que la jurisprudencia se ha mostrado cautelosa en la aplicación de este concepto.
Esto es así, porque hay ciertas industrias que serían imposible de ser explotadas si se
aplica este criterio con rigurosidad, tal como lo es el caso de los trabajadores que laboran a bordo
de naves de servicio internacional o de cabotaje o de pesca, en las que no puede entenderse que
el trabajador se encuentra disponible del empleador las 24 horas del día por el hecho de
permanecer en la nave, pues dentro de ese periodo, los trabajadores pueden dedicar tiempo para
propósitos personales.
Lo expuesto, desvirtúa los cargos de violación de los artículos 33, 34, 36, 39, 48, 49, 54 y
70 del Código de Trabajo y el artículo segundo del Decreto de Gabinete Nº 221 de 18 de noviembre
de 1971, así como el artículo 27 de la Ley 34 de 26 de septiembre de 1979.
Adicional a lo anterior, cabe señalar que la convención colectiva es un acuerdo suscrito
entre los representantes de los trabajadores y de los empresarios o de la empresa, que tiene como
objeto la regulación de las condiciones de trabajo o de empleo y de productividad en un ámbito
laboral determinado, que surge de la negociación de ofertas recíprocas y de la concurrencia de
voluntades en la aceptación de lo pactado.
Este pacto concertado es fuente de derechos y obligaciones recíprocas, y tiene fuerza
vinculante, ya que viene a reflejar los entendimientos pactados y acuerdos derivados de la libertad
ejercida por las partes que lo suscriben, y la función normativa de determinar las condiciones de
trabajo a las que se someterán las partes en la actividad que desarrollan, buscando la satisfacción
de un interés colectivo.
En el caso que nos ocupa, durante el periodo que se reclama, la empresa y los
trabajadores llegaron a acuerdos que planteaban soluciones más beneficiosas a las reguladas en
ese entonces por la ley especial, por o que no se ha acreditado que se haya dado alguna renuncia
de derechos reconocidos, máxime cuando las reclamaciones se trata de horas extraordinarias, las
cuales debes ser acreditadas de manera que no quede duda de ello, por lo que los cargos de
violación contra los artículos 8 del Código de Trabajo resultan insuficientes para considerar que la
sentencia se encuentra viciada de nulidad.
Por último, los argumentos de violación de los artículos 525 y 732 del Código de Trabajo,
no están llamados a prosperar, ya que no se advierte que el tribunal haya incurrido en un error de
derecho en la apreciación de la prueba o haya aplicado incorrectamente las normas o las reglas
de la sana crítica, basado en un equivocado razonamiento apreciativo de las pruebas que
conducen a dar por establecido un hecho sin estarlo o al contrario, por lo que no es dable revisar
el valor que el Tribunal Superior de Trabajo le ha dado a las pruebas.
Por consiguiente, la Sala Tercera de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia,
administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO CASA la Sentencia
de 8 de enero de 2007, emitida por el Tribunal Superior de Trabajo del Primer Distrito Judicial,
dentro del proceso laboral instaurado por el Sindicato de Trabajadores de Servicios Marítimos de
Remolcadores de Panamá (SITRASERPA) contra las empresas SMITH INTERNATIONAL
HARDBOUR TOWAGE (PANAMÁ), INC. Y SMITH INTERNATIONAL HAVENSLEEP-DIENSTEN,
B.V.
NOTIFÍQUESE.

ADÁN ARNULFO ARJONA L.


VICTOR L. BENAVIDES P. -- WINSTON SPADAFORA FRANCO
JANINA SMALL (Secretaria)
Sindicato
INCIDENTE DE NULIDAD INTERPUESTO POR EL PROCURADOR DE LA ADMINISTRACIÓN DENTRO
DE LA DEMANDA CONTENCIOSO ADMINISTRATIVA DE PLENA JURISDICCIÓN, PRESENTADA POR EL
LICENCIADO BENEDICTO DE LEÓN, EN REPRESENTACIÓN DEL SINDICATO DE TRABAJADORES DEL
TRANSPORTE DAVID-FRONTERA (SITRADAFRON), PARA QUE SE DECLARE NULA, POR ILEGAL, LA
RESOLUCIÓN N 26-2003-AMB DE 16 DE MAYO DE 2003, DICTADA POR LA ALCALDÍA MUNICIPAL DEL
DISTRITO DE BARÚ Y PARA QUE SE HAGAN OTRAS DECLARACIONES. PONENTE: WINSTON
SPADAFORA F. -PANAMÁ, NUEVE (9) DE ENERO DE DOS MIL OCHO (2008)
Tribunal: Corte Suprema de Justicia, Panamá
Sala: Tercera de lo Contencioso Administrativo
Ponente: Winston Spadafora Franco
Fecha: 9 de Enero de 2008
Materia: Acción contenciosa
administrativa Nulidad
Expediente: 579-03-A
VISTOS:
El Procurador de la Administración ha presentado incidente de nulidad dentro de la
demanda contencioso administrativa de plena jurisdicción interpuesta por el licenciado Benedicto
De León, en representación del SINDICATO DE TRABAJADORES DEL TRANSPORTE DAVID-
FRONTERA (SITRADAFRON), para que se declare
nula, por ilegal, la Resolución N° 26-2003-AMB de 16 de mayo de 2003 dictada por la Alcaldía
Municipal del Distrito del Barú.
El incidente presentado tiene sus orígenes en la emisión del Auto de 6 de julio de 2005 a
través del cual el Magistrado Sustanciador admitió las pruebas aducidas por las partes, entre ellas,
la práctica de la inspección judicial sobre el lote de terreno 84 de la manzana 5 de la finca 18267,
inscrita al tomo 16289, folio 454 de la Sección de la Propiedad, provincia de Chiriquí.
Cuestiona el incidentista, la práctica de la mencionada inspección judicial sin su
participación, como consecuencia de la falta de notificación al Ministerio Público de la fecha
designada por el Juez Primero de Circuito Civil de la Provincia de Chiriquí para su realización ni la
presencia de su perito. En este sentido, advierte que la notificación de la providencia que fija la
fecha de práctica de la prueba debió hacerse personalmente a tenor de lo dispuesto en el numeral
2 del artículo 1002 del Código Judicial.
Esta falta de notificación en la forma legal establecida acarrea la nulidad de la diligencia
realizada de conformidad con el artículo 90 de la Ley 135 de 1943, por lo solicita a la Sala declare
nulo la diligencia de inspección y el respectivo informe pericial y, consecuentemente, se ordene
nuevamente su práctica (fs. 1-4).
OPOSICIÓN AL INCIDENTE.
El apoderado judicial del SITADAFRON se opone al incidente presentado arguyendo que la notificación
por edicto llevada a cabo por el Juez Comisionado se ajusta a derecho y fue presentada después de
transcurrir más de un año desde la fecha en que se practicó la prueba, razón por la cual la incidencia no
sólo carece de fundamento, sino que debe ser rechazada por extemporánea.
Adiciona que según el artículo 733 del Código Judicial la falta de notificación de la
providencia que fija la fecha de práctica de pruebas no acarrea su nulidad (fs. 11-12).
CONTESTACIÓN DEL INCIDENTE.
Por su parte, el apoderado judicial del señor VIDAL ARAÚZ manifiesta su conformidad con
el incidente propuesto afirmando que la fecha y la hora de la diligencia de inspección judicial no
fue notificada en debida forma.
Sobre el particular, acota que el numeral 4 del artículo 1002 del Código Judicial precisa
que “la resolución que deba notificarse a los agentes del Ministerio Público o cualquier otro
funcionario por razón de sus funciones”, se hará personalmente. Sin embargo, como en el presente
caso se notificó por edicto y no en dicha forma debe decretarse la nulidad de lo actuado desde la
práctica de la diligencia de inspección judicial (fs. 13-14).
DECISIÓN DE LA SALA.
Evacuados los trámites legales inherentes a este tipo de incidencias, corresponde a los
integrantes de la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia dirimir el conflicto planteado.
En primer lugar, se observa que el representante del Ministerio Público pide la nulidad de
lo actuado a partir de la foja 147 del proceso contencioso. Esta solicitud está fundada en la falta
de notificación personal de la resolución en que se fija la fecha y hora para la práctica de la
inspección judicial realizada en la provincia de Chiriquí por el Juzgado Segundo de Circuito de
Chiriquí, Ramo Civil.
Examinadas las constancias de autos, corrobora este Tribunal que la Resolución de 17 de
agosto de 2005, por medio de la cual se fijó para el día 2 de septiembre de 2006 –a las ocho de la
mañana- la práctica de la diligencia de inspección judicial y la entrega del informe pericial (fs. 147-
149) no le fue debidamente notificada al Procurador de la Administración. Esto trajo como
consecuencia que la práctica se llevara a cabo sin la presencia del representante del Ministerio
Público y que en la entrega del informe pericial no interviniera la Procuraduría de la Administración.
En torno a la forma en que debe notificarse a los agentes del Ministerio Público, nos dice
el numeral 4 del artículo 1002 del Código Judicial que la misma deberá hacerse “personalmente”,
por razón de sus funciones.
Una vez comprobado que el Procurador de la Administración no fue notificado de la
Resolución de 17 de agosto de 2005, a través de la cual se fijó como fecha para la práctica de la
inspección judicial sobre el lote de terreno 34 de la manzana 5 de la finca 18267, inscrita al tomo
16289, folio 454 de la Sección del a Propiedad, provincia de Chiriquí, el día 2 de septiembre de
2005, se procede a decretar la nulidad de todo lo actuado en este proceso a partir de la foja 147
en que consta la infracción procesal mencionada hasta la foja 164 del expediente contencioso, con
fundamento en el ordinal 3 del artículo 90 de la Ley 135 de 1943 que dispone la nulidad en los
procesos contenciosos administrativos por falta de notificación en forma legal a cualquiera de las
partes del proceso.
No obstante, previo a la declaratoria de nulidad, esta Superioridad estima procedente
señalar que no consta en autos que el presente incidente haya sido promovido en forma
extemporánea, toda vez que con posterioridad a la emisión de la Resolución a través de la cual el
Juzgado Segundo de Circuito de Chiriquí, Ramo Civil fija la fecha de la práctica de la respectiva
inspección judicial, la lleva a cabo e incorpora al proceso no hay actuación por parte del Ministerio
Público que demuestre su conocimiento del hecho que origina la incidencia sino hasta el día que
interpone el presente incidente (Cfr. Art. 701 del Código Judicial).
Por consiguiente, la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la Ley DECLARA PROBADO el Incidente de Nulidad
por falta de notificación interpuesto por el Procurador de la Administración y DECRETA la nulidad
de todo lo actuado a partir de la foja 147 hasta la 164 del proceso contencioso administrativo de
plena jurisdicción interpuesto por el licenciado Benedicto De León, en representación del
SINDICATO DE TRABAJADORES DEL TRANSPORTE DAVID-FRONTERA (SITRADAFRON),
para que se declare nula, por ilegal, la Resolución N° 26-2003-AMB de 16 de mayo de 2003,
dictada por la Alcaldía Municipal del Distrito de Barú y ORDENA se practique nuevamente la
referida inspección judicial.
Notifíquese,
WINSTON SPADAFORA FRANCO
ADÁN ARNULFO ARJONA L. -- VICTOR L. BENAVIDES P.
JANINA SMALL (Secretaria)
Sindicato
CONSULTA DE LEGALIDAD, INTERPUESTA POR RAUL ACEVEDO (ALCALDE DEL DISTRITO DE
CHEPO), PARA QUE LA SALA TERCERA SE PRONUNCIE SOBRE LA LEGALIDAD DE LA RESOLUCIÓN
NO.31 DE ENERO DE 2007, EMITIDA POR EL CONSEJO MUNICIPAL DE CHEPO. PONENTE: VICTOR L.
BENAVIDES P. PANAMÁ, OCHO (8) DE ENERO DE DOS MIL OCHO (2008).
Tribunal: Corte Suprema de Justicia, Panamá
Sala: Tercera de lo Contencioso Administrativo
Ponente: Victor L. Benavides P.
Fecha: 08 de Enero de 2008
Materia: Acción contenciosa
administrativa Advertencia o
consulta de ilegalidad
Expediente: 428-07
VISTOS:
El señor RAÚL ACEVEDO, Alcalde del Distrito de Chepo, ha interpuesto consulta de
legalidad a fin de que la Sala Tercera se pronuncie sobre la legalidad de la Resolución del 31 de
enero de 2007, emitida por el Consejo Municipal del Distrito de Chepo.
Por medio de escrito recibido en la Secretaría de la Sala Tercera el día 7 de diciembre de
2007 (f.17), el señor Raúl Acevedo presentó desistimiento de la presente consulta de ilegalidad.
Vencido el término de traslado del desistimiento al Procurador de la Administración (f.18),
procede este Tribunal a resolver dicho desistimiento.
El ordenamiento contencioso administrativo contempla la posibilidad de desistir de los
recursos que sean propuestos, tal como lo establece el artículo 66 de la Ley 135 de 1943
modificada por la Ley 33 de 1946 que dice:
“ARTICULO 66: En cualquier estado de juicio es admisible por declaración
expresa, el desistimiento del recurso contencioso-administrativo.
El desistimiento será siempre notificado a la parte contraria.”
La Sala observa que en el presente caso el desistimiento ha cumplido con todos los requisitos formales
establecidos por el artículo 66 de la Ley 135 de 1943, en concordancia con el artículo 1087 del Código Judicial,
que prevé que todo el que haya presentado una demanda, promovido un incidente o interpuesto un recurso,
puede desistir del mismo expresa o tácitamente.
En razón de lo antes anotado, lo procedente entonces es admitir el desistimiento presentado en este
caso.
En consecuencia, la Sala Tercera (Contencioso-Administrativa) de la Corte Suprema de
Justicia, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, ADMITE el
desistimiento interpuesto por el señor RAÚL ACEVEDO, Alcalde del Distrito de Chepo, DECLARA
que ha terminado el proceso y ORDENA el archivo del expediente.
NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE,

VICTOR L. BENAVIDES P.
WINSTON SPADAFORA FRANCO -- ADÁN ARNULFO ARJONA L.
JANINA SMALL (Secretaria)
Apelación contra la Junta de Relaciones Laborales - ACP
RECURSO DE APELACIÓN INTERPUESTO POR EL LICENCIADO ROY AROSEMENA, QUIEN ACTÚA EN
REPRESENTACIÓN DE LA UNIÓN DE PRÁCTICOS DEL CANAL DE PANAMÁ Y POR LA LICENCIADA
HAYDÉE MÉNDEZ, EN REPRESENTACIÓN DE LA AUTORIDAD DEL CANAL DE PANAMÁ CONTRA LA
RESOLUCIÓN Nº 29/2006 DE 19 DE DICIEMBRE DE 2005, DICTADO DENTRO DE LA DENUNCIA POR
PRÁCTICA LABORAL DESLEAL Nº PLD-14/04. ADAN ARNULFO ARJONA L. PANAMÁ, DIECIOCHO (18)
DE ENERO DE DOS MIL OCHO (2008).
Tribunal: Corte Suprema de Justicia, Panamá
Sala: Tercera de lo Contencioso Administrativo
Ponente: Adán Arnulfo Arjona L.
Fecha: 18 de Enero de 2008
Materia: Acción contenciosa administrativa
Apelación contra la Junta de Relaciones Laborales - ACP
Expediente: 73-06 Y 75-06
VISTOS:
Los Licenciados Roy Arosemena, quien actúa en representación de la Unión de Prácticos
del Canal de Panamá, UPCP y Haydée Méndez, quien actúa en representación de la Autoridad
del Canal de Panamá, ACP, han promovido recurso de apelación en contra de la Resolución Nº
29/2006 de 19 de diciembre de 2005, proferida por la Junta de Relaciones Laborales de la ACP,
JRL, dentro de la Denuncia por Práctica Laboral Desleal Nº PLD-14/04.
I.-RESOLUCIÓN APELADA:
La resolución Nº 29/2006 dictada por la JRL dentro de la denuncia por práctica laboral
desleal Nº PLD-14/04 presentada por la UPCP en contra de la ACP resuelve la controversia
planteada por los trabajadores la cual se centra en el derecho que tiene un sindicato a ser
adecuadamente representado en un proceso jurisdiccional y, como consecuencia de dicho
derecho, la facultad de la JRL de ordenar a la administración de la ACP la concesión de tiempo
oficial a aquellos trabajadores que atiendan un llamado de la JRL para atender asuntos
jurisdiccionales que esta ventila.
La controversia inicial que originó que la JRL profiriera la resolución apelada consistía en
una denuncia interpuesta por el Capitán Rafael Méndez quien alegaba la violación de derechos
por parte de la UPCP.
Durante el proceso seguido ante la JRL y en virtud de las pruebas solicitadas por la parte
denunciante (Cap. Rafael Méndez), la JRL ordenó a la ACP conceder tiempo oficial a los
trabajadores del Canal que debían comparecer al proceso como testigos, solicitud que fue
rehusada por la ACP bajo el criterio de que “..la administración del Canal de Panamá no tiene que
otorgar tiempo oficial a los representantes que actúan ante la JRL o hacer disponible los testigos
ante esta instancia y agrega que de hacerlo, disminuye la eficiencia y eficacia del Canal y que,
además, incurre en un gasto adicional no contemplado...” (ver página 5 de la resolución apelada,
visible a foja 5 del expediente contentivo del presente proceso).
De conformidad con lo anterior, la ACP niega el tiempo oficial solicitado por la JRL para
los señores Roderick Lee, José Antonio Calvo y Augusto Gotti, alegando que las normas aplicables
prohiben expresamente a la ACP conceder tiempo de representación para los casos en que se
ventilan asuntos internos del sindicato.
Señala la JRL que “...la administración está abrogándose funciones propias de la Junta de
Relaciones Laborales pretendiendo ser quien interpreta la norma legal que rige la jurisdicción
decisoria en materia de relaciones laborales...” (ver foja 6 del expediente contentivo del presente
proceso).
Continúa señalando la JRL que “...las relaciones laborales en la jurisdicción laboral no se
restringen tan solo a la relación laboral que existe entre la administración y los sindicatos, sino que
se extiende a los asuntos intersindicales e intrasindicales. Es por ello que la ley le confiere a la
Junta de Relaciones Laborales, en su artículo 113, numeral 5, la facultad de certificar a los
sindicatos, por lo tanto, es su responsabilidad velar porque el orden jurídico en los sindicatos y
entre los sindicatos se mantenga...” (ver foja 6 del expediente contentivo del presente proceso).
La resolución recurrida hace referencia al derecho a representarse o a ser representado
ante la JRL y manifiesta que este “...es un derecho que la ley orgánica le concede a la
administración, a los sindicatos, a los trabajadores y al representante exclusivo...” (ver foja 6 del
expediente contentivo del presente proceso).
Considera la JRL que al restringirse el derecho del sindicato, alegando que la reclamación
interpuesta es un asunto interno de este organismo, se está desconociendo la autoridad que el
imperio de la ley concede a la JRL, adjudicándose “motu propio” una facultad que única y
exclusivamente corresponde a la JRL.
La decisión de la JRL se refiere al derecho que tenía el Capitán Roderick Lee a presentar
su defensa ante la JRL por razón de la denuncia interpuesta en contra del Sindicato por el Capitán
Rafael Méndez y señala que “...lo medular no es que la administración no ha cumplido la ley, sino
que ha violado el derecho que la misma ley le concede al trabajador y al sindicato...” (ver foja 7 del
expediente contentivo del presente proceso).
El artículo 55 del Reglamento de Relaciones Laborales de la ACP establece claramente
que le corresponde a la JRL determinar si la administración debe o no autorizar tiempo de
representación a un trabajador para tratar asuntos ante dicha Junta.
Manifiesta la JRL que “...las denuncias por prácticas laborales desleales se presentan
única y exclusivamente ante la Junta de Relaciones Laborales, por lo tanto, cuando la
administración le niega tiempo de representación al representante sindical para comparecer ante
esta corporación, o a los testigos para que puedan presentar sus pruebas testimoniales, la
administración le niega el derecho a la defensa al sindicato y actúa contrario a la propia norma que
pretende regular las relaciones laborales...” (ver foja 7 del expediente contentivo del presente
proceso).
La JRL hace referencia en la resolución recurrida a la errada aplicación del artículo 99 de
la Ley Orgánica por parte de la ACP a la situación específica (tramitación de una denuncia por
práctica laboral desleal) que se ventilaba ante la JRL.
Estima la JRL que “como la administración es la única que tiene competencia para
autorizar los tiempos oficiales una vez la Junta de Relaciones Laborales lo ordene, al no cumplir
la orden de este tribunal, la actuación de la administración se configura en desacato...” (ver foja 8
del expediente contentivo del presente proceso).
Continúa señalando el fallo de la JRL que “no conforme con incumplir una orden de este
tribunal, la administración se abroga la facultad de interpretar la norma cuando la ley le ha conferido
esta competencia a mismo tribunal conformado por la JRL y luego nos dice que su desobediencia
no afecta la autoridad de la Junta...” (ver foja 8 del expediente contentivo del presente proceso).
La JRL hace referencia a lo dispuesto en el artículo 111 de la Ley Orgánica de la ACP,
mismo que dispone la autonomía e independencia de la JRL y el obligatorio cumplimiento de sus
decisiones.
Así, expone que “...siendo la administración parte común en todas las acciones de esta
corporación, ya sea de forma activa o pasiva, como es el caso que nos compete, su deber es
cumplir las órdenes de esta corporación...” (ver foja 8 del expediente contentivo del presente
proceso).
Por último resalta que “...la paz en las relaciones laborales es lo que permite que la
operación del Canal sea eficaz y eficiente y que los derechos humanos de los trabajadores del
canal se consagran en la ley orgánica, por lo tanto, el acceso a la justicia no se le debe negar a
ningún canalero con argumentos que ni siquiera se sustentan en la ley...” (ver foja 8 del expediente
contentivo del presente proceso).
El fallo apelado concluye diciendo que la ACP cometió una práctica laboral desleal que se
fundamenta en la violación de los numerales 1 y 8 del artículo 108 de la Ley Orgánica de la ACP,
cuando negó el tiempo de representación oficial al Capitán Roderick Lee para representar al
sindicato, al igual que interfirió con el derecho de los señores José Antonio Calvo y Augusto Gotti
y desobedeció la orden del tribunal competente.
Dadas las anteriores consideraciones, ordenó a la ACP “restituir el tiempo de vacaciones
a los capitanes que se vieron obligados a tomar tiempo libre para comparecer ante este tribunal
de justicia laboral” y “desistir de esta práctica” (ver foja 9 del expediente contentivo del presente
proceso).
II.-RECURSO DE APELACIÓN DE LA UPCP:
A. ARGUMENTOS DEL APELANTE:
El Licenciado Roy Arosemena, apoderado especial de la UPCP presentó recurso de
apelación en contra de la Resolución 29/2006 dictada por la JRL el 19 de diciembre de 2005, el
cual se fundamenta básicamente en lo siguiente:
1.- La decisión de la JRL al “ordenar a la administración restituir el tiempo de vacaciones
a los capitanes que se vieron obligados a tomar tiempo libre para comparecer ante este tribunal
de justicia laboral” ha desconocido de manera ilegal que los prácticos Jorge Sanidas, Roderick
Lee, José Antonio Calvo y Augusto Gotti, quienes participaron como representante y/o testigos en
la audiencia del caso por práctica laboral desleal Nº PLD-04/04, tienen derecho a que se les
reconozca y se les pague como “salarios caídos” el tiempo utilizado para comparecer ante ese
tribunal de justicia laboral especial, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 16, sección 2
de la Convención Colectiva.
2.- El sindicato tiene derecho a que la administración le reembolse los honorarios
profesionales pagados al abogado en concepto de la elaboración y tramitación de la denuncia
interpuesta en contra de la ACP, de conformidad con lo estipulado en los artículos 96 del
Reglamento de Relaciones Laborales de la ACP y los artículos 124 y 125 del Reglamento de
Administración de Personal de la ACP.
3.- Ordenar a la ACP que cese de interferir en el ejercicio de los derechos de los miembros
de la UPCP a defender los casos que se presenten en su contra ante la JRL, de conformidad con
lo dispuesto en el artículo 109 de la Ley Orgánica de la ACP.
B.-OPOSICIÓN AL RECURSO DE APELACIÓN:
La ACP, representada en esta instancia por la Licenciada Tiany María López Armuelles,
presentó oposición al recurso de apelación promovido por la UPCP y solicitó se nieguen las
pretensiones del apelante, fundamentándose en lo siguiente:
1.- No procede el pago de salarios caídos. La decisión de la JRL está reemplazando
tiempo por tiempo y con ello no se crea ninguna pérdida, merma o disminución en los salarios de
los empleados en cuestión.
2.- En cuanto al pago de honorarios de abogado, la parte opositora señala que:
a.- La JRL desconoció la solicitud del denunciante y no mencionó dicho pago en la resolución
proferida.
Continúa manifestando que “los honorarios fueron solicitados dentro del proceso, pero en
ningún momento se presentó de manera expresa la suma a la que los mismos ascendían, por lo
que no fueron determinados durante ni dentro del proceso. Adicionalmente, cabe mencionar que,
como el caso está en etapa de apelación, la decisión de la Junta de Relaciones Laborales no está
en firme...” (ver foja 34 del expediente contentivo del presente proceso).
b.- Uno de los requerimientos que deben cumplirse para acceder a esta petición de pago
de abogados es que haya condena en un monto cuantificable en concepto de salarios caídos y en
este caso no existió monto alguno en este concepto.
c.- Otro de los requerimientos es que “en la acción o medida de la Administración debe
haberse dado una práctica de personal prohibida” y en este la caso la decisión de la Administración
de negar el tiempo de representación a los empleados fue acorde a derecho y fundamentada en
la ley.
d.- El supuesto de que la acción de la administración haya sido tomada sin mérito o
fundamento alguno y el empleado haya sido declarado sustancialmente inocente de los cargos
formulados por la administración sólo aplica a los casos disciplinarios, por lo que el presente
proceso carece de este requisito.
e.- En cuanto al requisito relacionado con el hecho de que “la acción tomada contra el
empleado haya sido de mala fe a fin de hostigarlo o ejercer sobre él o ella una presión indebida,
solo aplica a casos disciplinarios, por lo que este proceso carece de ese requisito.
f.- El presente proceso no se prolongó de manera alguna, ni se perjudicó severamente al
empleado, ya que sólo tuvieron que hacer uso de algunas horas de vacaciones en actividades de
estricto interés para ellos y sin vinculación alguna con la administración.
g.- No es aplicable el supuesto “cuando la administración conocía o debía haber conocido
que no tendría éxito en la defensa del caso”, dado que la Administración siempre ha considerado
que ha actuado de acuerdo a derecho sobre la base del principio de legalidad de sus actos.
h.- No es aplicable el requisito de “que el empleado o su representante haya incurrido o
deba incurrir en el pago de honorarios de abogado”, por cuanto la ACP actuó de conformidad con
las normas pertinentes y ha sido por la inadecuada insistencia del sindicato que incurrió en la
contratación de su abogado, por lo que esta impertinencia no puede patrocinada con fondos de la
ACP.
Por otra parte, hace mención a la facultad que tiene la ACP de conceder tiempo de
representación a un representante sindical, según el régimen laboral especial de la ACP y lo que
este derecho implica.
En este sentido, hace referencia a lo estipulado en los artículos 316 y 322 de la
Constitución Política Nacional que le exigen a la ACP eficiencia y rentabilidad en la operación del
Canal y establece un régimen laboral especial, respectivamente.
Continúa refiriéndose a lo que estipula el artículo 94 de la Ley Orgánica de la ACP, relativo
a la interpretación de las disposiciones del régimen laboral especial que debe hacer la ACP
tomando en cuenta la eficacia y eficiencia del servicio que presta.
Según la representación judicial de la ACP, el artículo 99 de la Ley Orgánica de la ACP es
claro “...al expresar la prohibición de no autorizar tiempo oficial para asuntos que tratan de la
elección de la directiva del Sindicato...” (ver foja 38 del expediente contentivo del presente
proceso).
La solicitud de la JRL de conceder tiempo de representación a los prácticos, es contraria
a derecho por lo que la ACP se vio obligada a denegar dichos requerimientos.
Solicita que se rechacen y se declaren no viables las peticiones presentadas por el
recurrente y se nieguen todos los remedios solicitados.
A su juicio, la posición de la ACP “...no afecta, mina o disminuye de manera alguna la
autoridad de la Junta de Relaciones Laborales, ya que en ningún momento se ha cuestionado su
competencia para resolver asuntos intersindicales ni denuncias por prácticas laborales desleales
entre sindicatos, ni celebrar audiencias para tales efectos...” (ver foja 43 del expediente contentivo
del presente proceso).
Señala que los trabajadores no tienen derecho a salarios caídos, ya que el “...tiempo
oficial, no es más que un permiso remunerado para actuar en nombre del sindicato y en
representación de otro empleado, durante las horas en que el empleado a quien se le concede
debe realizar sus funciones de trabajo regulares...” (ver foja 44 del expediente contentivo del
presente proceso).
A continuación señala los casos en los que la ley prevé la posibilidad de conceder tiempo
de representación: Negociar convenciones colectivas, presentar y tramitar quejas, participar en
reuniones formales entre la administración y los trabajadores, relacionadas con quejas o
condiciones de empleo, invocar arbitraje y participar en la elaboración y modificación de
reglamentos que afecten las condiciones de empleo.
Explica que las vacaciones en la ACP son remuneradas y que por ello la JRL determinó
que “...las vacaciones invertidas o utilizadas por los Capitanes para comparecer en la audiencia
del 20 de mayo de 2004, tenían que ser reemplazadas por tiempo de representación...” (ver foja
44 del expediente contentivo del presente proceso).
Señala que generalmente, es en casos donde ha mediado algún tipo de sanción
disciplinaria o una medida adversa, que se generan salarios caídos, por lo que no es viable que el
recurrente los solicite.
Con relación a la alegada violación de lo dispuesto en los artículos 94, 89, 111, 113 y 114
de la Ley 19 de 1997 y en el artículo 55 del Reglamento de Relaciones Laborales de la ACP, que
a juicio del recurrente se ha originado con la emisión de la resolución apelada, insiste el opositor
del recurso en manifestar que “...la ACP tiene la obligación de tomar decisiones y acciones
administrativas efectivas y eficientes, fundamentadas en Derecho, pues, por mandato
constitucional, la ACP, tiene la obligación de aportar riquezas a la Nación. Esta es la razón por la
que se denegó el tiempo de representación a los Capitanes que debían comparecer a la audiencia
del 20 de mayo de 2004...” (ver foja 48 del expediente contentivo del presente proceso).
En cuanto a la violación alegada por el apelante de los artículos 7, sección 1 (a), 8, sección
1 (a) (1), 9 y el artículo 16, sección 2 de la Convención Colectiva, señala la parte opositora que
ninguna de las normas citadas son aplicables a este caso por lo siguiente:
1.- El artículo 7, en sus secciones 1 (a) y 1 (c) tratan el tema del derecho que tiene el
representante exclusivo de representar los intereses de los empleados que conforman la unidad
negociadora. Con relación a este punto, la ACP siempre ha reconocido tales derechos.
Adicionalmente, señala que el derecho de representación está vinculado directamente
“...con una discusión formal entre uno o más representantes del Patrono o uno o más miembros
de la unidad negociadora o sus representantes, relativa a cualquier queja por agravio o por
cualquier política o prácticas de personal y otras condiciones generales de empleo.
A su juicio, “una discusión formal” dentro del régimen laboral especial de la ACP implica
que esta sólo puede darse cuando se está realizando una investigación que puede traer como
consecuencia que un empleado investigado, sea sancionado disciplinariamente.
En cuanto al tema de la “queja o agravio”, este implica cualquier reclamo por parte de un
trabajador de una unidad negociadora, o de un representante exclusivo sobre asuntos relativos al
empleo de aquél, o el reclamo que formula el trabajador, el representante exclusivo o la Autoridad,
por presunta violación, mala interpretación o aplicación de la Ley o de cualquier norma, práctica,
reglamento o convención colectiva, que afecte las condiciones de empleo.
Con relación a “las políticas o prácticas de personal y otras condiciones generales de
empleo”, esta guarda relación a las políticas, prácticas y asuntos de personal, establecidos en la
ley, los reglamentos, las convenciones colectivas o por cualquier otro instrumento idóneo que
afecten las condiciones de trabajo.
En conclusión, considera el opositor que mal podría aplicarse el artículo 7 y las secciones
citadas por el recurrente, ya que las mismas regulan y aplican en los casos de quejas y arbitrajes.
2.- El artículo 8, sección 1 (a) (1) “...establece el derecho del representante de una
organización sindical de participar y presentar sus puntos de vista ante Funcionarios del Poder
Ejecutivo y Legislativo del Gobierno o ante las demás autoridades y forum pertinentes...” (ver foja
53 del expediente contentivo del presente proceso). A juicio del opositor este artículo no aplica al
caso ya que “...no se ha negado a los empleados en cuestión expresar sus puntos de vista, lo
único que se indicó por parte de la Administración es que si iban a comparecer ante la Junta de
Relaciones Laborales tendrían que hacerlo en su propio tiempo (libre o en sus vacaciones)...” (ver
foja 53 del expediente contentivo del presente proceso).
3.- El artículo 9, sección 3 (a), (c), 4 (i), (ii) y (f) no son aplicables porque la ACP no puede
aprobar tiempo de representación para los representantes sindicales cuando lo que se va a ventilar
son asuntos internos del sindicato.
4.- El artículo 17, sección 15 (a), (c), (h) y (j), trata sobre el tema de “trabajo especial” o
“special duty”, el cual tiene esa denominación porque el práctico del canal está dedicado a realizar
otras labores asignadas por la Administración, en vez del practicaje, no figurando en la lista de
rotación, por lo que no se le asignan tránsitos de buques durante ese período.
La comparecencia ante la JRL no es “special duty”, toda vez que esta tarea no fue
asignada por la administración, sino por la JRL.
5.- El artículo 16, sección 2 (a), (b) y (d) tampoco aplica al caso por lo siguiente:
a).-En el caso del numeral (a) que establece que se le concederá tiempo
administrativo, sueldo base y bonificación anual al miembro que comparezca como
jurado o a quien se le cita ante un juzgado por un incidente relativo a su empleo, a
juicio de la ACP, esta norma no es aplicable, ya que los Capitanes comparecieron a
la audiencia del 20 de mayo de 2004 por razón de un tema de asunto interno del
Sindicato.
b).-El supuesto del literal “b” de la sección 2 del artículo 16, merece las mismas
consideraciones que el punto anterior.
c).-El supuesto del literal “d” no se cumple porque la comparecencia a una
audiencia de la JRL no es una actividad de gobierno “per se”, sino la presentación
ante una instancia jurisdiccional, laboral, administrativa.
d).-Tampoco aplica lo dispuesto en el ordinal “c” por referirse de igual forma a
asuntos que se originen de sus deberes oficiales, que no es el caso.
6.- Con relación a la alegada violación de lo dispuesto en el artículo 96 del Reglamento de
Relaciones Laborales y los artículos 124 y 125 del Reglamento de Administración de Personal de
la ACP que guardan relación con el pago de honorarios de abogado, efectúa los mismos
señalamientos expuestos al inicio de su escrito de oposición al recurso de apelación, los cuales
han sido debidamente plasmados en la presente resolución.
Finaliza el opositor su escrito de oposición requiriendo a esta Sala el rechazo de todas las
peticiones presentadas por el apelante y la negación de todos los remedios solicitados.
III.-RECURSO DE APELACIÓN DE LA ACP:

A.-ARGUMENTOS DEL APELANTE:


Procede la apoderada judicial de la ACP a enunciar los hechos que dieron origen a
resolución proferida por la JRL, resaltando el tema de la solicitud que hiciera la JRL para que se
le concediera tiempo de representación a los prácticos de la ACP.
Con relación a este punto, expuso el razonamiento planteado en su escrito de oposición
al recurso de apelación promovido por la UPCP e hizo nuevamente mención a las normas legales
en las que fundamentó su negativa a conceder el tiempo de representación.
Concluye el apelante señalando que “...los hechos planteados no sustentan la violación
de ninguno de los ocho numerales del Artículo 108 de la Ley Orgánica, que establecen
taxativamente las causales de práctica laboral desleal. Además, el Sindicato no señala ni sustenta
en ninguna forma, el concepto de la violación ni cuáles son las otras normas de la Ley Orgánica,
de los reglamentos y de la Convención Colectiva que han sido infringidas por la ACP...” (ver foja
93 del expediente contentivo del presente proceso).
Por tal motivo, solicita la revocación de la Resolución Nº 29/2006 emitida por la JRL,
mediante la cual se declaró que la ACP ha cometido una práctica laboral desleal al negarle tiempo
de representación a los prácticos; la declaración de que los hechos alegados en la denuncia no
constituyen una práctica laboral desleal de conformidad con el artículo 108 de la Ley Orgánica de
la ACP y la desestimación de la orden de la JRL de restituir el tiempo de vacaciones a los capitanes
y publicar la resolución impugnada en los tableros de anuncio de la ACP.
B.- ARGUMENTOS DE LA PARTE OPOSITORA:
La UPCP, representada por el Licenciado Roy Arosemena, se opuso al recurso de
apelación promovido por la ACP en escrito visible de fojas 95 a 102 del expediente contentivo del
presente proceso.
Luego de una exposición de los hechos que dieron origen al pronunciamiento por parte de
la JRL de la resolución apelada por ambas partes, discrepa con la posición de la empleadora, ya
que considera que:
1.- Le corresponde a la JRL determinar si la administración debe o no autorizar a un
trabajador tiempo de representación para atender asuntos en dicha junta, dentro de su ámbito de
competencia y de conformidad con lo dispuesto en los artículos 111, 113 y 114 de la Ley Orgánica
del Canal de Panamá y el artículo 55 del Reglamento de Relaciones Laborales de la ACP,
aprobado mediante Acuerdo Nº 18 de 1 de julio de 1999 por la Junta Directiva de la ACP.
2.- La ACP al negar el tiempo de representación oficial solicitado por la JRL incurrió en
una práctica laboral desleal al incumplir disposiciones contenidas en la Sección Segunda de la Ley
19 de 1997.
3.- La Convención Colectiva suscrita por la ACP y la unidad negociadora de los Prácticos
del Canal de Panamá, en su artículo 16, sección 2, especifica la situación en la cual procede
colocar al trabajador en una condición de trabajo especial y la forma como este deberá ser
remunerado, lo que aplica a la presente controversia.
4.- Los funcionarios deben cumplir y velar por el cumplimiento de la Constitución y las
leyes y no pretender estar por encima de ella con actuaciones como la desplegada por la ACP, al
denegar un tiempo de representación solicitado por la JRL.
Dadas las consideraciones expuestas, solicitan se desestime el recurso de apelación
interpuesto por la ACP en contra de la Resolución Nº 29/2006 proferida por la JRL.
IV.-DECISIÓN DE LA SALA:
Vistas y analizadas las argumentaciones de las partes, la documentación visible en autos
y las normas aplicables a la presente controversia, esta Sala pasa a resolver de conformidad,
previas las siguientes consideraciones:
La presente controversia se origina por razón de la denuncia por práctica laboral desleal
interpuesta por el Capitán Rafael Méndez en contra de la UPCP, por considerar que esta última
había vulnerado normas del Reglamento de Relaciones Laborales de la ACP y de la Ley Orgánica
de la ACP, solicitando la anulación de las elecciones celebradas en el sindicato y la restitución de
su derecho a votar en los comicios electorales para elegir la Junta Directiva que dirige el sindicato.
La precitada denuncia por práctica laboral desleal es de competencia de la JRL, de
conformidad con lo establecido en el artículo 113, numeral 4 de la Ley Orgánica de la ACP.
Siendo ello así, en el desarrollo del proceso ante la JRL, dicha autoridad requirió a la ACP
que concediera tiempo de representación oficial a los trabajadores del Canal que actuarían como
representantes y testigos en la audiencia que se celebraría en las oficinas de la JRL el día 20 de
mayo de 2004.
La solicitud efectuada por la JRL, fue negada por la ACP quien fundamentó dicha negativa
en que la controversia a dilucidar era un asunto ajeno a la empresa, que implicaría el pago de un
número plural de asignaciones y que afecta la prestación del servicio y el funcionamiento seguro,
continuo y eficaz.
La negativa por parte de la ACP en conceder tiempo de representación oficial a los
trabajadores que habían sido citados por la JRL para comparecer a la audiencia que se celebraría
dentro del PLD-04/04, originó la interposición de una denuncia por práctica laboral desleal de la
UPCP en contra de la ACP, identificada como PLD 14/04.
La denuncia por práctica laboral desleal PLD 14/04 culminó con un pronunciamiento de la
JRL, específicamente con la Resolución 29/2006, mediante la cual se declaró que la ACP cometió
una práctica laboral desleal en contra de la UPCP cuando negó el tiempo de representación oficial
al Capitán Roderick Lee para representar al sindicato porque violó los derechos consagrados en
los numerales 1 y 8 del artículo 108 de la Ley Orgánica de la ACP, al igual que interfirió con el
derecho de los señores José Antonio Calvo y Augusto Gotti y desobedeció la orden del tribunal
competente. Por tal motivo, ordenó a la administración: restituir el tiempo de vacaciones a los
capitanes que se vieron obligados a tomar tiempo libre para comparecer a la audiencia fijada por
la JRL, desistir de esta práctica y publicar la resolución en los tableros de anuncio de la ACP.
La anterior decisión de la JRL fue apelada por ambas partes, quienes han manifestado su
inconformidad, mediante las argumentaciones que hemos plasmado en la presente decisión.
Esta Superioridad coincide con el criterio sostenido por la JRL, relativo a que la ACP ha
cometido una práctica laboral desleal en contra de la UPCP al asumir la posición de “denegar
permiso de representación oficial” a los prácticos que habían sido citados por la JRL para
comparecer a la audiencia como representantes y/o testigos en el PLD 04/04.
Alegar, como lo hizo la empresa empleadora, que la tramitación del PLD-04/04 constituye
una disputa relacionada con un asunto interno y de interés exclusivo del sindicato, para negar la
autorización del tiempo oficial de representación requerida por una autoridad como lo es la JRL,
es improcedente, toda vez que la interpretación de las normas en las que fundamenta su negativa
(artículo 99 de la Ley Orgánica de la ACP, artículo 52 del Reglamento de Relaciones Laborales y
Artículo 9, Sección 4, literal (a) de la Convención Colectiva de la UPCP) es errónea.
De un análisis integral de las normas legales invocadas por la empresa empleadora para
negar la autorización del tiempo oficial de representación, podemos concluir que esta negativa
procede en los casos que se requiera de dicho tiempo para realizar actividades que se derivan del
giro normal o del funcionamiento interno de la organización sindical, como lo serían las situaciones
específicas señaladas en la normativa: actividades de proselitismo, elección de directiva, cobro de
cuotas, afiliación de miembros y otros asuntos internos de la organización.
Si bien es cierto la referencia que hace la normativa a “otros asuntos internos de la
organización” es bastante amplia, debemos entenderla y analizarla dentro del contexto en que ha
sido planteada.
Alegar que la participación de los trabajadores en una audiencia programada por la JRL,
para dilucidar una controversia promovida por un trabajador en contra del sindicato, constituye un
“asunto interno de la organización”, es un planteamiento incorrecto, ya que la JRL citó a los
trabajadores a la audiencia para “resolver un conflicto jurisdiccional”, que se originó en virtud de la
interposición de un proceso especial de denuncia por práctica laboral desleal.
Otra situación muy diferente, -en la que aplicaría la negativa de autorización de tiempo
oficial de representación que en el presente caso pretende hacer valer la empresa, en perjuicio de
los trabajadores-, sería por ejemplo, el solicitar tiempo oficial de remuneración para acudir al
sindicato a emitir un voto de elección de junta directiva, afiliarse al sindicato, pagar cuotas,
participar de las reuniones semanales de junta directiva, y/o participar en las reuniones de
asamblea general.
Por otra parte, cabe resaltar que a la JRL se le ha conferido la autoridad para tomar las
medidas que considere pertinentes para el correcto desenvolvimiento del procedimiento que deba
desarrollarse por razón de los procesos que sean de su competencia. Siendo ello así y toda vez
que la JRL consideró necesaria la comparecencia de las personas cuya autorización de tiempo
oficial de representación fue requerido, la ACP debió cumplir con el requerimiento que le hizo la
autoridad y no abrogarse funciones decisorias que en ese momento y dada la situación especial
(la ventilación de un proceso jurisdiccional sometido a la decisión de una autoridad debidamente
constituida y competente para conocerlo), no le competían.
Por tanto, el criterio de la JRL con relación a la configuración de una práctica laboral
desleal cometida por la ACP en perjuicio de los trabajadores, es correcto. Sin embargo, esta
Superioridad difiere con el criterio de la JRL, relativo a reconocer una práctica laboral desleal a
favor de los trabajadores y en consecuencia “ordenar a la administración restituir el tiempo de
vacaciones a los capitanes que se vieron obligados a tomar tiempo libre”, toda vez que las normas
que regulan esta materia claramente estipulan la forma de computar las asignaciones de tiempo
oficial de representación.
En este sentido, habiéndose concluido que la solicitud de tiempo oficial de representación
a favor de los trabajadores que tenían que comparecer a una audiencia ante la JRL, era viable, lo
procedente era computar la asignación de conformidad con lo señalado en la Sección 15,
denominada “trabajos especiales” del artículo 17 de la Ley Orgánica de la ACP que en el ordinal
“c” señala:
“c) El trabajo especial se considerará como una asignación para los propósitos de la
rotación, y el mismo se contará para las limitaciones bisemanales y anuales de las
asignaciones. No obstante, las reuniones en la Oficina del Jefe de Prácticos no se contarán
como una asignación si el tiempo que se utiliza en la Oficina del Jefe de Prácticos es menos
de cuatro (4) horas y con ello no se afecta la rotación del práctico. Además, el tiempo que
se utiliza en la Oficina del Jefe de Prácticos deberá acreditarse, pero no añadirse a la
duración de cualquier asignación que se lleve a cabo ese día, para los propósitos de la
protección del período extendido de trabajo que se estipula en la sección 5 del artículo 18.
El horario de trabajo del práctico deberá tomarse en consideración de manera que el total
de horas de trabajo no cause dificultades indebidas....”.
Dado lo anteriormente señalado, la JRL al haber reconocido la configuración de una
práctica laboral desleal en contra de los prácticos a quienes no se les otorgó el tiempo de
representación oficial, en consecuencia, debió computar dicho tiempo como una asignación, de
conformidad con lo estipulado en la precitada excerta legal y en la Convención Colectiva.
Con relación al tema del pago de honorarios del abogado, consta en autos que este fue
solicitado por los trabajadores denunciantes a la JRL. Sin embargo, la JRL no se pronunció sobre
el particular.
Considera esta Superioridad que debe ser reconocido el pago de honorarios al abogado
que fue contratado por el sindicato de trabajadores, quien se vio en la necesidad de contratar
dichos servicios profesionales para hacer valer un derecho que legalmente le correspondía y que
fue vulnerado por la administración. Tenemos entonces, que la contratación de un profesional del
derecho por parte de los trabajadores afectados con la negativa del empleador, la cual se ha
determinado constituye una práctica laboral desleal, no debe ser sufragada por los trabajadores
afectados, sino por la administración, cuyo comportamiento originó la necesidad de ventilar la
controversia ante la JRL.
Considerando lo anterior, no debe ser el sindicato de prácticos quien sufrague los gastos
que generó la contratación de un profesional del derecho para defender la posición de los
trabajadores afectados, toda vez que sería injusto que cada vez que el empleador interfiera con
un derecho del trabajador y este se vea precisado a hacer valer dicho derecho, además, tenga
que sufragar los gastos monetarios que la actuación legal requiera. En este sentido, cabe señalar,
adicionalmente, que la parte empleadora se encuentra en una situación de ventaja, con respecto
a sus trabajadores, ya que cuenta con un Departamento de Asesoría Legal, que permanentemente
se dedica al asesoramiento y representación judicial de la administración, mientras que los
trabajadores se ven precisados a contratar servicios legales cada vez que se presenta algún
conflicto con la administración.
Por tanto, es criterio de esta Sala que cuando la contratación de los servicios legales por
parte de trabajadores afectados por razón de actuaciones de su empleador, conlleve una decisión
favorable al trabajador, los gastos de honorarios profesionales que dicho trabajador se vio
precisado a efectuar para defender sus derechos, deberán ser pagados por la parte empleadora.
Adicionalmente, observa esta Superioridad que en la decisión apelada se omitió hacer
mención del Capitán Jorge Sanidas, quien de conformidad con las pruebas visibles en autos
participó como “representante” del sindicato en la audiencia celebrada el día 20 de mayo de 2004
en las instalaciones de la JRL. Es por ello, que en la parte resolutiva de la resolución, al declararse
la configuración de una práctica laboral, debió incluirse al precitado trabajador.
Dada la potestad saneadora de esta Sala, que actúa en este tipo de procesos como
Tribunal de Apelaciones, lo procedente es que la JRL proceda a modificar la Resolución Nº
29/2006 fechada 19 de diciembre de 2005, de conformidad con lo expuesto en la parte motiva de
la presente decisión.
En mérito de lo expuesto, los suscritos Magistrados de la Sala Tercera de la Corte
Suprema de Justicia, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley,
ACCEDEN al recurso de apelación interpuesto por el Licenciado Roy Arosemena, quien actúa en
representación de la Unión de Prácticos del Canal de Panamá (UPCP), en contra de la Resolución
29/2006 de 19 de diciembre de 2005, dictado dentro de la denuncia por práctica laboral desleal Nº
PLD-14/04, emitida por la Junta de Relaciones Laborales de la Autoridad del Canal de Panamá y
NO ACCEDEN al recurso de apelación interpuesto por la Licenciada Tiany López, quien actúa en
representación de la Autoridad del Canal de Panamá.
Por tal motivo, se REFORMA la Resolución Nº 29/2006 de 19 de diciembre de 2005,
proferida por la Junta de Relaciones Laborales dentro de la denuncia por práctica laboral desleal
Nº PLD-14/04, cuya parte resolutiva quedará de la siguiente manera:
a).-Declarar que la administración cometió una práctica laboral desleal al negar
tiempo de representación oficial a los Capitanes Roderick Lee, José Antonio Calvo,
Augusto Gotti y Jorge Sanidas, toda vez que violó los derechos consagrados en los
numerales 1 y 8 del artículo 108 de la Ley Orgánica de la Autoridad del Canal de
Panamá y desobedeció la orden del tribunal competente.
b).-Reconocer a los Capitanes Roderick Lee, José Antonio Calvo, Augusto Gotti y
Jorge Sanidas las asignaciones de tiempo oficial de representación, de conformidad
con lo estipulado en la Sección 15 del Artículo 17 de la Ley Orgánica de la Autoridad
del Canal de Panamá. Para tal fin, deberá enviarse una copia de la presente decisión
a las oficinas administrativas correspondientes, a fin de que se efectúe el cálculo
pertinente.
c).-Se reconoce el pago de honorarios profesionales al abogado Roy Arosemena,
quien fue contratado por la Unión de Prácticos del Canal de Panamá (UPCP) para
que representara a los trabajadores e interpusiera la denuncia por práctica laboral
desleal en contra de la parte empleadora.
d).-Se ordena a la administración desistir de esta práctica y se ordena la publicación
de la presente resolución en los tableros de anuncio de la Autoridad del Canal de
Panamá.
NOTIFÍQUESE,

ADÁN ARNULFO ARJONA L.


VICTOR L. BENAVIDES P. -- WINSTON SPADAFORA FRANCO
JANINA SMALL (Secretaria)
Negociacion Colectiva

RECURSO DE CASACIÓN, INTERPUESTO POR EL LICENCIADO ROLANDO MURGAS TORRAZA, EN


REPRESENTACIÓN DE LOS SEÑORES ELVIS ACZEL ORTEGA, EDWIN KAM Y CAMPO ELÍAS
MIRANDA, CONTRA LA SENTENCIA DE 8 DE ENERO DE 2007, EMITIDA POR EL TRIBUNAL SUPERIOR
DE TRABAJO DEL PRIMER DISTRITO JUDICIAL, DENTRO DEL PROCESO LABORAL: SINDICATO DE
TRABAJADORES DE SERVICIOS MARÍTIMOS DE REMOLCADORES, BARCAZAS Y AFINES DE
PANAMÁ (SITRASERMAP) VS SMIT INTERNATIONAL HARBOUR TOWAGE (PANAMÁ), INC. Y SMIT
INTERNATIONAL HAVENSLEEP-DIENSTEN, B.V. PONENTE: ADAN ARNULFO ARJONA L. PANAMÁ,
VEINTIDÓS (22) DE ENERO DE DOS MIL OCHO (2008).
Tribunal: Corte Suprema de Justicia, Panamá
Sala: Tercera de lo Contencioso Administrativo
Ponente: Adán Arnulfo Arjona L.
Fecha: 22 de Enero de 2008
Materia: Casación laboral
Casación laboral
Expediente: 61-07
VISTOS:
La firma Ledezma & Asociados, en representación del SINDICATO DE TRABAJADORES
DE SERVICIOS MARÍTIMOS DE REMOLCADORES DE PANAMÁ (SITRASERPA) ahora
SINDICATO DE TRABAJADORES DE SERVICIOS MARÍTIMOS DE REMOLCADORES,
BARCAZAS Y AFINES DE PANAMÁ (SITRASERMAP) y el licenciado Rolando Murgas Torraza,
en representación de los señores ELVIS ACZEL ORTEGA, EDWIN KAM y CAMPO ELÍAS
MIRANDA, miembros de sindicato que constituyeron apoderado especial en el transcurso del
proceso, presentaron recurso de casación contra la Sentencia de 8 de enero de 2007, emitida por
el Tribunal Superior de Trabajo del Primer Distrito Judicial, dentro del proceso laboral instaurado
por el Sindicato de Trabajadores de Servicios Marítimos de Remolcadores de Panamá
(SITRASERPA) contra las empresas SMITH INTERNATIONAL HARDBOUR TOWAGE
(PANAMÁ), INC. Y SMITH INTERNATIONAL HAVENSLEEP-DIENSTEN, B.V.
I.-ANTESCEDENTES DEL CASO
Sindicato de Trabajadores de Servicios Marítimos de Remolcadores de Panamá
(SITRASERPA) ahora Sindicato de Trabajadores de Servicios Marítimos de Remolcadores,
Barcazas y Afines de Panamá (SITRASERMAP),, en representación de los miembros del sindicato
interpuso demanda laboral contra las empresas Smith International Hardbour Towage (Panamá),
Inc. y Smith International Havensleep-Diensten, B.V., a fin que, previo a los trámites legales
pertinentes, sea condenada al pago de tres millones ochocientos setenta y ocho mil ochocientos
diez balboas con ochenta centésimos (B/.3,868,810.80), en concepto de horas extraordinarias
laboradas y no pagadas, vacaciones proporcionales y décimo tercer mes proporcional no pagado
oportunamente dentro del periodo comprendido entre el 15 de septiembre de 1993 hasta el 30 de
junio de 1997, a los miembros del sindicato, debidamente afiliados y registrados en el Ministerio
de Trabajo y Desarrollo laboral.
Como pretensión de la demanda también se solicitó que se declarar que la empresa Smith
International Hardbour Towage (Panamá), Inc. es subsidiaria de la empresa Smith International
Havensleep-Diensten, B.V., y que constituyen una unidad económica conforme a los artículos 90,
96 y 481 del Código de Trabajo, por lo que son solidariamente responsables y adeudan a los
trabajadores las prestaciones demandadas.
En primera instancia, el Juzgado Tercero de Trabajo de la Primera Sección absolvió a las
empresas de las reclamaciones impetradas, mediante Sentencia de 16 de abril de 2006.
Esta sentencia fue impugnada por medio del recurso de apelación, teniendo conocimiento
el Tribunal Superior de Trabajo del Primer Distrito Judicial que promulgó la Sentencia de 8 de
enero de 2007, objeto del recurso extraordinario que nos ocupa.
II.-CARGOS DEL CASACIONISTA
El apoderado legal del sindicato manifiesta que la sentencia recurrida viola los
artículos 732, 33, 34, 54 y 525 del Código de Trabajo y el artículo 27 de la Ley 34 de 26
de septiembre de 1979. Por su parte el apoderado judicial de los señores Elvis Aczel
Ortega, Edwin Kam y Campo Elías Miranda, alega como violado los artículos 8, 33, 34,
36, 39, 48, 49, 54 y 70 del Código de Trabajo y el artículo segundo del Decreto de
Gabinete Nº221 de 18 de noviembre de 1971. Pasamos a exponer el sustento de las
violaciones alegadas.
El artículo 8 del Código de Trabajo contempla la nulidad de las estipulaciones,
actos o declaraciones que impliquen disminución, adulteración o renuncia de derechos
reconocidos a los trabajadores. Se sostiene que el Tribunal Superior de Trabajo vulneró
esta norma porque en su decisión dejó de lado el principio de irrenunciabilidad de
derechos que la norma consagra, ya que en caso que se discute el pacto de los
trabajadores con la empresa es violatorio de los derechos reconocidos por la ley a los
trabajadores.
En el artículo 33 del Código de Trabajo se enmarca el concepto de jornada de
trabajo y de jornada extraordinaria de trabajo, así como la forma de remuneración del
trabajo extraordinario. En general, ambos casacionistas centralizan la violación de este
artículo en el tribunal realiza un análisis equivocado de la legislación positiva, utilizando
el concepto de trabajo efectivo sustituyéndolo por el de disponibilidad.
Se explica que el tribunal olvidó el principio de disponibilidad en lo que se refiere
al cumplimiento de la jornada de trabajo y en el expediente se encuentra
contundentemente acreditado en el proceso que debido a los contratos de concesiones
otorgado s las empresas demandadas por las correspondientes autoridades portuarias
panameñas, el servicio de transporte de remolcadores es el de asistencia a las naves
que llegan a los puertos, el cual es un servicio especializado y cuyas operaciones de
asistencia están circunscritas dentro de los respectivos recintos portuarios, salvo las
operaciones de salvamento que se suscitan en casos aislados, en donde los
remolcadores tenían que salir fuera de dicho recinto para socorrer a naves.
Sostienen que lo fundamental es que la labor no se cumple en alta mar, sino que
se circunscribe a periodos largos de atraque en muelles y a maniobras exclusiva en aguas
estrictamente portuarias. Ante lo que expone, considera que es obvio que al tipo de
relación en estudio no son aplicables los criterios de trabajo en alta mar para los cuales
se desprende de la naturaleza de trabajo en las naves que navegan fuera de puerto, la
necesaria permanencia de los trabajadores en sus periodos de descanso dentro de la
jornada e inclusive en los días de fiesta o duelo nacional.
Por tanto, en el presente caso, la consecuencia del exceso en la situación de
disponibilidad es por tanto la obligación de pago adicional con el importe de salario y el
correspondiente recargo. Distinto al precedente citado por el tribunal, los trabajadores no
estaban en sus casas sino en un remolcador atracado en el muelle bajo la autoridad del
empleador y en constante espera de las órdenes de trabajo para hacer maniobras durante
las 24 horas del día.
A juicio de los casacionistas, con respecto a la decisión del tribunal de no
reconocer el pago de las horas extraordinarias, las pruebas del trabajo extraordinario se
encuentra de forma precisa e impecable en el informe pericial presentado por el perito,
producto de la diligencia de aseguramiento de pruebas- acción exhibitoria, en el que se
señala con exactitud la cantidad de horas trabajadas por sus representados, el tiempo
ordinario pagado y el tiempo extraordinario no pagado en el periodo comprendido del 15
de septiembre de 1993 al 30 de junio de 1997.
Otro de artículo del Código de Trabajo que se considera como infringido es el 34,
que dispone cual es el tiempo que se computa como tiempo de trabajo sujeto a salario,
desarrollando el principio de disponibilidad. Se sustenta la violación de este artículo en
que no había un horario de trabajo específico por cada maniobra y los trabajadores no
podían salir de esa área de trabajo, salvo permiso, por lo que en este caso es obvia la
disponibilidad durante 24 horas de los periodos respectivos que el trabajador permanecía
en la barcaza.
El artículo 36 del Código de Trabajo, que enuncia las limitaciones al trabajo en
jornadas en jornadas extraordinarias, se argumenta fue violado por omisión, al no
considerar la sentencia como trabajo extraordinario el tiempo excedente de las jornadas
ordinarias y no condenar al pago delos recargos establecidos.
Señala que la decisión proferida por el tribunal no aplica los preceptos contenidos
en el artículo 39 del Código de Trabajo, que establece las reglas de los periodos de
descanso normal que debe concedérsele al trabajador.
Los artículos 48, 49 y 54 del mismo cuerpo legal, referentes al porcentaje de
recargo del trabajo en el día domingo o de descanso semanal obligatorio, al porcentaje
de recargo del trabajo en día de fiesta o duelo nacional, a la duración y forma de
remuneración de las vacaciones, respectivamente, se señalan como infringidos por la
sentencia al no considerar la disponibilidad del trabajador lo que trajo como
consecuencia el desconocimiento de estos derechos. Bajo este mismo criterio y
sustentación se considera infringido el artículo segundo del Decreto de Gabinete Nº221
de 18 de noviembre de 1970, relativo a la forma de cálculo de la partida del décimo tercer
mes.
En cuanto a la alegada violación por indebida aplicación del artículo 70 del
Código de Trabajo, mismo que trata de las obligaciones que emanan del contrato de
trabajo, se sostiene que los juzgadores incurrieron en un gravísimo error al pretender que
las exigencias de la buena fe que tiene esta norma llevan a darle validez a todos los
pactos que impliquen renuncia de derechos, con lo cual dejaría de surtir efectos el
principio de irrenunciabilidad
El artículo 525 del Código de Trabajo, que dispone que el juzgador al momento
de proferir sus decisiones deben tener en cuenta el objeto del proceso, se sostiene que
fue vulnerado porque el objeto del proceso fue quebrantado, ya que los hechos fueron
acreditados.
Manifiesta el casacionista que las reglas de la sala crítica fueron violentadas al
no examinar en su conjunto las pruebas que acreditan los hechos alegados, situación
esta constituye una violación al artículo 732 del Código de Trabajo.
Por último, el apoderado judicial del sindicato considera que se vulneró el artículo
27 de la Ley 34 de 26 de septiembre de 1979, por la cual se reglamenta el trabajo
portuario de los puertos de Cristóbal y Balboa, que establece un recargo de 10% cuando
se exceda de la jornada máxima diaria y un recargo del 40% cuando se excedan del
máximo de 40 horas semanales.
III.-OPOSICIÓN AL RECURSO
Los apoderados judiciales de las empresas por su parte, se oponen al recurso
que nos ocupa, manifestando primariamente que no debía ser admitido, ya que los
trabajadores que recurrieron de manera individual no tenían la calidad de partes del
proceso, porque el demandante era el sindicato, en virtud de las facultades de
representación que la ley le confiere (artículo 357, numeral 3, Código de Trabajo), y ellos
están representados por el sindicato. Por otro lado, consideran que el recuso presentado
por el sindicato en cuanto a las normas sustantivas que alega como violada no explican
en que consistió la infracción y en cuanto al artículo 732, norma de carácter adjetivo, no
señalan cómo conduce la violación de esta norma a la violación de las normas
sustantivas.
No obstante, sustentan su oposición en que el trabajo de mar constituye una
especialidad que recibe tratamiento diferenciado en la legislación panameña, que
regulaba el trabajo de mar y las vías navegables en el Capítulo VIII, Libro I del Código de
Trabajo, hasta que fue sustituido por el Decreto Ley Nº8 de febrero de 1998.
En la regulación se fija un modo especial para tratar los descansos con motivo
del trabajo abordo. Dada las regulaciones especiales, el sindicato y la empresa
convinieron para la prestación del servicio a bordo de los remolcadores un sistema más
favorable que el mínimo establecido para las naves de cabotaje. Este sistema fue
modificado mediante laudo arbitral de 18 de abril de 1995.
Tanto el acuerdo como el laudo arbitral garantizan el pago de 4 horas
extraordinarias diarias y de probarse que el trabajador laborara efectivamente más de
doce diarias, las adicionales serían pagadas con el recargo correspondiente.
Por la misma especialidad del trabajo, consideran que es imposible sostener que
hay renuncia de derechos, ya que por su especialidad fue creado un sistema diferente al
fijado en el Código de Trabajo para los trabajadores en tierra.
IV.-EXAMEN DE LA SALA
Transcurridos los términos procesales pertinentes, la Sala procede a examinar
los cargos de violación que se le imputan a la Sentencia de 26 de septiembre de 2006
emitida por el Tribunal Superior de Trabajo del Segundo Distrito Judicial.
Las normas que se alegan infringidas son los artículos 8, 33, 34, 36, 39, 48, 49,
54 y 70, 525 y 732 del Código de Trabajo y el artículo 27 de la Ley 34 de 26 de septiembre
de 1979 el artículo segundo del Decreto de Gabinete Nº221 de 18 de noviembre de 1971.
Las argumentaciones de violación esbozadas por los casacionistas se pueden
centralizar en los siguientes aspectos: se desconoció el principio de disponibilidad
establecido en el Código de Trabajo, para computar el tiempo de trabajo,
desconociéndose que se encontraban los trabajadores 24 horas disponibles durante los
días de embarque y no 8 horas como se pretende computar el tiempo para el pago del
salario; las cláusulas de los pactos suscritos con los trabajadores contienen renuncia de
derechos por lo que son nulas; y fue desconocido el materia probatorio ya que quedaron
acreditados en el expediente las horas ordinarias y extraordinarias que los trabajadores
laboraron y no fueron pagadas, sin embargo no fueron reconocidas, por lo que
consecuentemente no se reconocieron los demás derechos adquiridos derivados de
estas prestaciones (vacaciones, décimo tercer mes) del periodo laborado del 15 de
septiembre de 1993 al 30 de junio de 1997.
En el caso que nos ocupa, los trabajadores laboran en los remolcadores de los
puertos cuya concesión fue otorgada a la empresa que los contrató, centrándose el
conflicto en cuáles son las normas aplicables a los trabajadores, en razón de la labor que
realizan, y si los convenios colectivos y demás acuerdos desconocen los derechos de los
trabajadores. Esto enmarcado en la correcta aplicación o no de los principios de
disponibilidad y trabajo efectivo, para el cálculo de horas extraordinarias y demás
derechos derivados del reconocimiento del trabajo en horas extraordinarias.
Adicional a lo anterior, la reclamación planteada comprende desde 15 de
septiembre de 1993 al 30 de junio de 1997, existiendo durante este periodo: un acuerdo
de fecha 13 de septiembre de 1993, que implementó el sistema de 10 días a bordo con
5 días de descanso en tierra remunerados, pagando la empresa además del salario
ordinario un mínimo de 4 horas extraordinarias, trabajo en días domingo, con sus
respectivos recargos y excedentes, días de fiesta nacional, incluyéndose en el salario
mensual; un Laudo Arbitral de fecha 18 de abril de 1995, que fue incluido en la
Convención Colectiva que rigió de 1995 a 1998, que establece el pago de las horas
extraordinarias adicionales al mínimo de 4 que ya se pagaban, si se demostraba la
prestación del servicio.
El Tribunal Superior de Trabajo al efectuar el análisis del caso planteado refiere
“que el debate se centra en la aplicación o no del concepto de disponibilidad en la
actividad de remolcadores cuya labor tiene relación con el mar y los muelles respectivos,
que forman parte de la industria marítima en su concepto integral, y en esa misma
secuencia la validez o no de acuerdos de naturaleza colectiva en que las partes han fijado
sus pautas, provenientes tanto del laudo arbitral como de convenciones colectivas
pactadas, y en el final del análisis las consecuencias del principios de buena fe entre
otros, rige en el derechos del trabajo”.
En la sentencia impugnada se enmarca las labores realizadas por los
trabajadores como labores en el mar, dejando constancia de que las relaciones laborales
en este tipo de prestación de servicio se rige por una legislación especial propia de su
naturaleza, precisando que el periodo que se reclama era regulado por la Sección I del
capítulo VIII del Libro I, que comprendía los artículos 251 y siguientes del Código de
Trabajo, distinto a lo que regula el artículo 33 y siguientes que son relativos a la labor
normal en tierra. Agrega que, el Decreto Ley Número 8 de 26 de febrero de 1998, deroga
expresamente la anterior regulación citada y sustituye la legislación aplicable.
La parte recurrente difiere con el criterio del Tribunal para determinar las normas
aplicables a los trabajadores, estableciendo que se aplica las normas de trabajadores
portuarios y/o las normas regulares de los trabajadores, con fundamento en que, por el
trabajo que se realiza, los las labores no se realizan en alta mar sino en aguas
estrictamente portuarias y los remolcadores pasan más tiempo en el muelle atracado,
permaneciendo disponible 24 horas, el tiempo que se encuentran a bordo.
Lo cierto es que, de las constancias que obran en el expediente, se desprende
que la naturaleza del servicio que presta la empresa demandada, y en ese mismo orden,
de los trabajadores que laboran para esa empresa, tienen una característica especial, por
lo cual coincidimos con el Tribunal Superior de Trabajo de que no son aplicables las
normas regulares, sino la legislación especial para los trabajadores de mar.
En ese orden de ideas, no es cierto que el Tribunal Superior de Trabajo pretenda
desconocer el principio de disponibilidad establecido en el Código de Trabajo, sino que
alude a que la jurisprudencia se ha mostrado cautelosa en la aplicación de este concepto.
Esto es así, porque hay ciertas industrias que serían imposible de ser explotadas
si se aplica este criterio con rigurosidad, tal como lo es el caso de los trabajadores que
laboran a bordo de naves de servicio internacional o de cabotaje o de pesca, en las que
no puede entenderse que el trabajador se encuentra disponible del empleador las 24
horas del día por el hecho de permanecer en la nave, pues dentro de ese periodo, los
trabajadores pueden dedicar tiempo para propósitos personales.
Lo expuesto, desvirtúa los cargos de violación de los artículos 33, 34, 36, 39, 48,
49, 54 y 70 del Código de Trabajo y el artículo segundo del Decreto de Gabinete Nº 221
de 18 de noviembre de 1971, así como el artículo 27 de la Ley 34 de 26 de septiembre
de 1979.
Adicional a lo anterior, cabe señalar que la convención colectiva es un acuerdo
suscrito entre los representantes de los trabajadores y de los empresarios o de la
empresa, que tiene como objeto la regulación de las condiciones de trabajo o de empleo
y de productividad en un ámbito laboral determinado, que surge de la negociación de
ofertas recíprocas y de la concurrencia de voluntades en la aceptación de lo pactado.
Este pacto concertado es fuente de derechos y obligaciones recíprocas, y tiene
fuerza vinculante, ya que viene a reflejar los entendimientos pactados y acuerdos
derivados de la libertad ejercida por las partes que lo suscriben, y la función normativa de
determinar las condiciones de trabajo a las que se someterán las partes en la actividad
que desarrollan, buscando la satisfacción de un interés colectivo.
En el caso que nos ocupa, durante el periodo que se reclama, la empresa y los
trabajadores llegaron a acuerdos que planteaban soluciones más beneficiosas a las
reguladas en ese entonces por la ley especial, por o que no se ha acreditado que se haya
dado alguna renuncia de derechos reconocidos, máxime cuando las reclamaciones se
trata de horas extraordinarias, las cuales debes ser acreditadas de manera que no quede
duda de ello, por lo que los cargos de violación contra los artículos 8 del Código de
Trabajo resultan insuficientes para considerar que la sentencia se encuentra viciada de
nulidad.
Por último, los argumentos de violación de los artículos 525 y 732 del Código de
Trabajo, no están llamados a prosperar, ya que no se advierte que el tribunal haya
incurrido en un error de derecho en la apreciación de la prueba o haya aplicado
incorrectamente las normas o las reglas de la sana crítica, basado en un equivocado
razonamiento apreciativo de las pruebas que conducen a dar por establecido un hecho
sin estarlo o al contrario, por lo que no es dable revisar el valor que el Tribunal Superior
de Trabajo le ha dado a las pruebas.
Por consiguiente, la Sala Tercera de Casación Laboral de la Corte Suprema de
Justicia, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO
CASA la Sentencia de 8 de enero de 2007, emitida por el Tribunal Superior de Trabajo
del Primer Distrito Judicial, dentro del proceso laboral instaurado por el Sindicato de
Trabajadores de Servicios Marítimos de Remolcadores de Panamá (SITRASERPA)
contra las empresas SMITH INTERNATIONAL HARDBOUR TOWAGE (PANAMÁ), INC.
Y SMITH INTERNATIONAL HAVENSLEEP-DIENSTEN, B.V.
NOTIFÍQUESE.

ADÁN ARNULFO ARJONA L.


VICTOR L. BENAVIDES P. -- WINSTON SPADAFORA FRANCO
JANINA SMALL (Secretaria)
Huelga

CASACIÓN LABORAL
RECURSO DE CASACIÓN LABORAL INTERPUESTO POR EL LICENCIADO ROLANDO
MURGAS TORRAZA EN REPRESENTACIÓN DE ALEXANDER ARAÚZ CONTRA LA
SENTENCIA DE 30 DE OCTUBRE DE 2007 EMITIDA POR EL TRIBUNAL SUPERIOR DE
TRABAJO DEL SEGUNDO DISTRITO JUDICIAL DENTRO DEL PROCESO LABORAL: CABLE &
WIRELESS PANAMÁ, S. A. VS. ALEXANDER ARAÚZ. PONENTE: WINSTON SPADAFORA F. -
PANAMÁ, DIEZ (10) DE ENERO DE DOS MIL OCHO (2008)
Tribunal: Corte Suprema de Justicia, Panamá
Sala: Tercera de lo Contencioso Administrativo
Ponente: Winston Spadafora Franco
Fecha: 10 de Enero de 2008
Materia: Casación laboral
Casación laboral
Expediente: 696-07
VISTOS:
El licenciado Rolando Murgas Torraza actuando en representación de
ALEXANDER ARAÚZ ha presentado ante la Sala Tercera de la Corte Suprema de
Justicia, recurso de casación laboral contra la Sentencia de 30 de octubre de 2007 emitida
por el Tribunal Superior de Trabajo del Segundo Distrito Judicial dentro del proceso
laboral que promoviera en su contra Cable & Wireless Panamá, S.A.
Por medio de la Resolución impugnada, el Tribunal Superior de Trabajo
“CONFIRMA en todas sus partes la Sentencia de fecha 15 de febrero de 2007”, emitida
por el Juzgado Segundo de Trabajo de la Tercera Sección que autoriza el despido del
señor ALEXANDER ARAÚZ GIRÓN, solicitado por la empresa Cable & Wireless Panamá,
S.A. (fs. 278-284).
I. CONSIDERACIONES DE LA SALA.
El casacionista sostiene en su recurso que ante las instancias laborales se dirimió
un proceso abreviado de autorización de despido que recae sobre un trabajador
amparado por fuero sindical y tiene una cuantía que supera los mil balboas (B/.1,000.00).
Como normas infringidas, por la Sentencia de 30 de octubre de 2007, citó el
artículo 213, acápite A, numeral del Código de Trabajo y, explicó su infracción bajo el
argumento de que el trabajador fue despedido sin causa justificada, pese al fuero que lo
amparaba.
En este sentido, adiciona que no existen elementos de prueba que demuestren
que fue el señor ARAÚZ quien hizo una conexión ilegal en el Distribuidor General de la
señal ADSL de Telemart a su residencia, consecuentemente, no se ha acreditado la
causa justificada que permite remover a un trabajador con fuero sindical.
Por su parte, Cable & Wireless Panamá, S.A., se opone al recurso presentado
arguyendo que en el proceso en estudio no se debatió sobre la violación del fuero sindical.
Por el contrario, argumenta que en cumplimiento de las normas sobre dicho fuero, pidió
autorización a las autoridades laborales para despedir a ALEXANDER ARAÚZ de la
empresa.
A fin de verificar si nos encontramos ante una Sentencia relacionada o no con la
violación del fuero sindical, advertimos a foja 11 del proceso laboral que el mismo tuvo
como premisa que el trabajador ALEXANDER ARAÚZ gozaba de fuero sindical. Esta
premisa no lo desviruó ninguna de las pruebas que constan en el proceso laboral, razón
por la cual le corresponde reconocer a esta Superioridad que la autorización para
despedir al prenombrado se fundamentó en la existencia de dicho fuero.
Dirimido el aspecto del fuero sindical, nos percatamos que el material probatorio
que acompaña el recurso de casación revela que la licenciada Lizza Marie Jaén, en
representación de Cable & Wireless Panamá, S.A., presentó ante el respectivo Juzgado
de Trabajo de la Tercera Sección, solicitud de autorización de despido en perjuicio de
ALEXANDER ARAÚZ GIRÓN, con fundamento en las causales contempladas en los
numeral 5 y 10, literal A del artículo 213 del Código de Trabajo.
Específicamente, sostuvo en su escrito que el señor ALEXANDER, quien ejercía
el cargo de oficial de técnico de transmisión de datos y ADSL, en la Central 775 en David,
Chiriquí se apropió ilegalmente del servicio ADSL que se encontraba instalado en la
tienda Telemart de la ciudad de David para demostrarle al público las ventadas y
facilidades de dicho servicio; por lo que incurrió en una falta grave de probidad y honradez
y en la comisión de un delito contra la propiedad en perjuicio de Cable & Wireless
Panamá, S.A. (fs. 1-5).
Ahora bien, esta solicitud de autorización de despido fue aprobada mediante
Sentencia de 15 de febrero de 2007, porque a juicio del Juzgador Primario la inspección
judicial, reconstrucción y testimonios prueban que el trabajador cometió una falta
disciplinaria tipificada en el Código Laboral al instalar la señal ADSL de la tienda Telemart
a su casa (Cfr. fs. 344-347).
El Tribunal de Segunda Instancia confirmó la Sentencia del Juzgado Segundo de
Trabajo luego de considerar que efectivamente se comprobó la falta de probidad y
honradez del trabajador ALEXANDER ARAÚZ GIRÓN durante el ejercicio de sus
funciones, ya que privó a la clientela del Telemart de la ciudad de David, del servicio de
ADSL y en perjuicio de la empresa Cable & Wireless Panamá, S.A. (f. 283).
Los hechos expuestos, advierten que la empresa Cable & Wireless Panamá,
S.A., no ha despedido al señor ALEXANDER ARAÚZ GIRÓN –en su calidad de
trabajador amparado por fuero sindical- sin contar con la aprobación previa de la
autoridad de trabajo respectiva. Por el contrario, denota el cumplimiento del proceso
abreviado establecido en el artículo 991 del Código de Trabajo para prescindir de los
servicios de un trabajador que goza de dicho fuero y, consecuentemente, esta
Superioridad estima que por medio de la Sentencia de 30 de octubre de 2007 no se
vulneró el fuero sindical que amparaba a ALEXANDER ARAÚZ GIRÓN.
Al respecto, cabe adicionar que el fuero sindical se concibe como la garantía que
gozan determinados trabajadores, -dirigentes o miembros de sindicatos en formación, de
no ser despedidos sin justa causa, previamente calificada por las autoridades laborales;
situación última que confirmamos no ha ocurrido en el presente caso.
La falta del elemento relacionado con la violación de fuero sindical, nos lleva a
inferir que el recurso de casación presentado no se ajusta a lo que establece el artículo
925 del Código Laboral, cuyo texto dice así:

“Artículo 925. El recurso de casación puede interponerse contra las sentencias y


los autos que pongan fin al proceso o imposibiliten su continuación, dictados por
los Tribunales Superiores de Trabajo en cualquiera de los siguientes casos:
1. Cuando hubieren sido pronunciados en conflictos individuales o colectivos con
una cuantía mayor de mil balboas;

2.- Cuando se relacionen con la violación del fuero sindical, gravidez, riesgo
profesional o declaratoria de imputabilidad de la huelga con independencia de la
cuantía;

3.- Cuando se decrete la disolución de una organización social”. (Resalta la Sala)


Ante la norma citada, resulta oportuno destacar que el proceso laboral en estudio
no tiene como antecedente ninguno de los presupuestos arriba contemplados como
materia competencia de la Sala Tercera. Asimismo, ponemos en conocimiento del
casacionista que “la casación laboral es un recurso extraordinario en el sentido que sólo
se puede interponer contra decisiones concretas y determinadas del Tribunal Superior, y
por motivos concretos y determinados por la Ley (artículo 925 del Código de Trabajo...”,
(FÁBREGA, Jorge. Casación. Primera Edición, 1995. Pág. 282).
La Corte ha mantenido este criterio en forma reiterada, a través de los fallos
fechados 3 de enero de 2003 (Itzel Taju vs. Casa de la Carne, S.A.), 20 de noviembre de
2001 (Mimsa, S.A. vs. Gaspar González), 21 de agosto de 2001 (Cervecería Nacional,
S.A. y Distribuidora Comercial, S.A. vs. Hugo Martínez), 21 de julio de 2000 (Oriel
Jaramillo vs. Arístides De Icaza), por lo que resulta procedente no darle curso a la
presente demanda (Cfr. Sentencia de 20 de mayo de 2004. Prosegur Primera Agencia
de Seguridad, S.A. vs. José Camarena).
Por consiguiente, la Sala Tercera de lo Laboral, de la Corte Suprema,
administrando justicia, en nombre de la República y por autoridad de la Ley, RECHAZA
DE PLANO el recurso de casación presentado por el licenciado Rolando Murgas Torazza
contra la Sentencia de 30 de octubre de 2007, emitida por el Tribunal Superior de Trabajo
del Segundo Distrito Judicial dentro del proceso laboral: Cable & Wireless Panamá, S.A.
contra Alexander Araúz Girón.

Notifíquese,

WINSTON SPADAFORA FRANCO


ADÁN ARNULFO ARJONA L. -- VICTOR L. BENAVIDES P.
JANINA SMALL (Secretaria)
Negociacion Colectiva

ADVERTENCIA DE ILEGALIDAD, INTERPUESTA POR EL LICENCIADO ORIEL CASTILLO EN


REPRESENTACIÓN DEL PATRONATO DEL HOSPITAL SAN MIGUEL ARCÁNGEL, CONTRA LA
CLÁUSULA OCTAVA DEL ACUERDO DE TERMINACIÓN DE HUELGA SUSCRITO EL 14 DE DICIEMBRE
DE 2007, POR EL MINISTERIO DE SALUD, CAJA DE SEGURO SOCIAL Y LOS GREMIOS MÉDICOS DE
LA COMISIÓN MÉDICA NEGOCIADORA NACIONAL. PONENTE: ADÁN ARNULFO ARJONA L. PANAMÁ,
VEINTINUEVE (29) DE FEBRERO DE DOS MIL OCHO (2008).
Tribunal: Corte Suprema de Justicia, Panamá
Sala: Tercera de lo Contencioso Administrativo
Ponente: Adán Arnulfo Arjona L.
Fecha: 29 de febrero de 2008
Materia: Acción contenciosa
administrativa Advertencia o
consulta de ilegalidad
Expediente: 139-08

VISTOS:
El licenciado Oriel Castillo quien actúa en representación del PATRONATO DEL
HOSPITAL SAN MIGUEL ARCANGEL, ha presentado Advertencia de Ilegalidad contra la
cláusula octava del Acuerdo de Terminación de Huelga suscrito el 14 de diciembre de
2007, por el Ministerio de Salud, Caja de Seguro Social y los Gremios Médicos de la
Comisión Médica Negociadora Nacional.
El Magistrado Sustanciador pasa a examinar la advertencia de ilegalidad promovida, a fin
de determinar si la misma cumple con los presupuestos que permitan su admisión.
En primer término, cabe señalar que la advertencia de ilegalidad debe formularse dentro
de un proceso administrativo, y en el presente caso no se observa que exista un proceso en trámite,
dentro del cual tenga que aplicarse una norma legal o reglamentaria o acto administrativo.
Esta exigencia se desprende de lo estipulado en el artículo 73 de la Ley 38 de 2000, que
en su párrafo segundo, regula la figura de la advertencia de ilegalidad en nuestro derecho. El texto
de la misma es el siguiente:
“Artículo 73. ...
De igual manera, cuando la autoridad advierta o alguna de las partes le advierta que la
norma o normas reglamentarias o el acto administrativo que deberá aplicar para resolver el
proceso, tiene vicios de ilegalidad, dentro de los dos días siguientes, someterá la consulta
respectiva ante la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia, salvo que la disposición
legal o acto haya sido objeto de pronunciamiento de esta Sala.
...”
Respecto a este presupuesto de admisibilidad, resulta oportuno destacar la siguiente
jurisprudencia de la Sala Tercera:
1.- Auto de 28 de febrero de 2007:
“Como primer punto, quien suscribe ha de resaltar que la advertencia de ilegalidad busca
mantener la integridad del orden jurídico a fin de evitar que una disposición o precepto
proyecte efectos contrarios a la finalidad y principios sobre los cuales descansa el conjunto
normativo.
En este sentido, esta figura tiene su ámbito de aplicación dentro del curso de un proceso
que debe ser de materia administrativa. El examen de las notas que caracterizan a la
advertencia de ilegalidad, tal como lo consagra la Ley 38 de 2000, permite apreciar que
ésta constituye una vía incidental que una de las partes en el proceso administrativo puede
formular a la autoridad que conoce del mismo.
De acuerdo con el numeral 9 del artículo 201 de la Ley 38 de 2000, la advertencia de
ilegalidad se define como una observación que formula una de las partes a la autoridad que
conoce de un procedimiento administrativo, sobre supuestos vicios de ilegalidad que le
atribuye a un acto administrativo que debe ser aplicado para resolver ese proceso.”
(Advertencia de Ilegalidad, interpuesta por el licenciado Evans Loo, en representación de
INTERDOTNET INC., contra la Resolución AN-No. 966-AU TELCO del 1 de noviembre de
2006, emitida por la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos).
2.- Auto de 30 de mayo de 2006:
“La parte actora en sus alegaciones no alude a la existencia de un proceso administrativo,
ya que indica que la Resolución No. 201-2809 de 2002, que aclara el cobro del Impuesto
de Timbres en los trámites que adelanten terceros ante las autoridades fiscales, es ilegal
porque excede el límite que consagra el artículo 11 de la Ley 41 de 1996, que señala que
las gestiones y actuaciones en procesos administrativos ante las autoridades fiscales se
harán en papel simple y no causarán impuesto de timbre, a partir del 1 de enero de 1997.
El requisito al cual hacemos referencia, se desprende de lo regulado en el artículo 73 de la Ley 38
de 2000,
...
De la argumentación plasmada en el escrito de advertencia de ilegalidad, se infiere que el
recurso esta mal encaminado debido a que lo que en realidad se está cuestionando es la
legalidad de un acto administrativo, expedido por la Dirección General de Ingresos del
Ministerio de Economía y Finanzas, en ejercicio de su potestad reglamentaria, cuya vía
idónea para ser debatido es la demanda contencioso-administrativa de nulidad y no por
medio de la iniciativa promovida.
De conformidad con las razones expresadas, se concluye que la presente advertencia de
ilegalidad es inadmisible.” (Advertencia de Ilegalidad interpuesta por el licenciado Amilcar
Bonilla, actuando en su propio nombre y representación, contra la Resolución No. 201-2809
de 30 de septiembre de 2002, emitida por la Dirección General de Ingresos).
3.- Auto de 4 de octubre de 2005.
“... se observa, que el acto administrativo advertido de ilegal, visible a fojas 1-4 del
expediente, no será aplicado para resolver un proceso administrativo, -presupuesto
claramente contemplado en el artículo 73 de la Ley 38 de 2000-, sino que trata
precisamente de la decisión emitida por la máxima autoridad de policía civil del distrito de
Panamá, que resuelve una controversia entre HETOR TREJOS y AGROPECUARIA S. A.,
ordenando el lanzamiento del señor Trejos de la finca 38,226 propiedad de
AGROPECUARIA S.A.
Sin perjuicio del defecto anotado, que por sí solo basta para negarle curso legal a la
advertencia de ilegalidad, cabe añadir que la advertencia tampoco cumple con las
formalidades exigidas en el artículo 43 de la Ley 135 de 1943, ...” (Advertencia de Ilegalidad
contra la Resolución No. 734 S.J. de 11 de julio de 2005, interpuesta por el licenciado José
Dutary en representación de HECTOR TREJOS, dentro del Proceso de Policía Civil, que
se sigue en el Municipio de Panamá entre HECTOR TREJOS y AGROPECUARIA S.A.).
Quien suscribe observa, que también es inadmisible el libelo de advertencia, en virtud que
el acuerdo denunciado no constituye un acto administrativo sino un entendimiento entre
instituciones públicas y agrupaciones gremiales, con el propósito de poner fin a una huelga que se
escenificó producto de una solicitud acerca de las mejoras al sistema de salud y mejoras a las
condiciones laborales, incluyendo un incremento salarial a los médicos y odontólogos al servicio
del Estado.
Con anterioridad, la Sala ha reconocido que la advertencia de ilegalidad sólo procede
contra normas o actos administrativos, como es el caso de la Resolución de 31 de julio de 2002,
cuyos párrafos pertinentes se transcriben a continuación:
“... la iniciativa promovida por el licenciado De Souza no cumple con los requisitos formales
para que la Sala Tercera pueda emitir un pronunciamiento de fondo. Al respecto, basta
observar que lo que dicho letrado ha advertido como ilegal no es en realidad un acto
administrativo, identificado de forma específica o concreta, sino parte del procedimiento
administrativo que conforma una compra menor.”
La pretensión de ilegalidad respecto de un acto administrativo tiene diversas figuras a
través de las cuales puede encausarse la misma. En este caso es evidente por lo explicado, que
la advertencia de ilegalidad no es la figura idónea para debatir las cuestiones planteadas por la
entidad proponente del negocio.
Por tanto, a tenor de lo dispuesto en el artículo 73 de la Ley 38 de 2002, la advertencia de
ilegalidad instaurada es inadmisible.
En consecuencia, el Magistrado Sustanciador, en nombre de la Sala Tercera de la Corte
Suprema, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, NO ADMITE
la Advertencia de Ilegalidad presentado por el licenciado Oriel Castillo, en representación del
PATRONATO DEL HOSPITAL SAN MIGUEL ARCANGEL.
NOTIFÍQUESE.

ADÁN ARNULFO ARJONA L.


JANINA SMALL (Secretaria)
Negociacion Colectiva
RECURSO DE CASACIÓN LABORAL, INTERPUESTO POR LA FIRMA MIZRACHI, DAVARRO & URRIOLA,
EN REPRESENTACIÓN DE HÍPICA DE PANAMA, S. A., CONTRA LA SENTENCIA DE 4 DE SEPTIEMBRE
DE 2006, EMITIDA POR EL TRIBUNAL SUPERIOR DE TRABAJO DEL PRIMER DISTRITO JUDICIAL,
DENTRO DEL PROCESO LABORAL: HÍPICA DE PANAMA, S.A. (ANTES HIPÓDROMO PRESIDENTE
REMON, S.A.) V.S. ABDIEL TUÑON. PONENTE: ADÁN ARNULFO ARJONA L. PANAMÁ, CINCO (5) DE
MARZO DE DOS MIL OCHO (2008).
Tribunal: Corte Suprema de Justicia, Panamá
Sala: Tercera de lo Contencioso Administrativo
Ponente: Adán Arnulfo Arjona L.
Fecha: 05 de Marzo de 2008
Materia: Casación laboral
Casación laboral
Expediente: 541-06
VISTOS:
La firma Mizrachi, Davarro & Urriola, quien actúa en representación de HÍPICA DE
PANAMA S.A., ha presentado Recurso de Casación Laboral contra la Sentencia del 4 de
septiembre de 2006, emitida por el Tribunal Superior de Trabajo del Primer Distrito Judicial, dentro
del proceso laboral instaurado por HÍPICA DE PANAMA S.A. (antes HIPÓDROMO PRESIDENTE
REMON, S.A.) v.s. ABDIEL TUÑÓN RUÍZ.
I. CONTENIDO DE LA SENTENCIA IMPUGNADA CON EL RECURSO DE CASACIÓN LABORAL
Mediante la sentencia recurrida el Tribunal Superior de Trabajo del Primer Distrito Judicial,
CONFIRMA en todas sus partes la Sentencia No. 46 de 21 de julio de 2006, emitida por el Juzgado
Tercero de Trabajo de la Primera Sección, en el Proceso Abreviado en el que son partes HÍPICA
DE PANAMA S.A. y el trabajador ABDIEL FERNANDO TUÑON RUIZ, y en el cual “se MANTIENE
la orden de reintegro emitida mediante Auto No. 107-DGT-045 del 30 de junio de 2005, de la
Dirección General de Trabajo a favor del trabajador.” (Fs. 155-163)
II. NORMAS QUE SE ESTIMAN VIOLADAS Y CONCEPTO DE LA INFRACCIÓN
El casacionista considera que la sentencia recurrida infringe el artículo 197-A del Código
de Trabajo, que contempla en la legislación laboral el principio de la movilidad funcional y
horizontal, en el concepto de violación directa por omisión.
En este sentido, estima que ninguno de los elementos contenidos en la norma
fueron tomados en cuenta por el juzgador de segunda instancia al momento de dictar el fallo contra
el cual se interpone el recurso de casación, por lo que sustenta su posición de la manera siguiente:
a) La nueva posición en la cual se traslada al trabajador TUÑÓN RUÍZ es compatible con la
posición, jerarquía, fuerza y aptitud, preparación y destreza requerida para la posición que
ocupa actualmente como supervisor de Pony Boys.
b) El nuevo cargo para el cual fue trasladado el trabajador no conllevó disminución de la
remuneración o salario, ni afectaba la dignidad o autoestima del trabajador, pues se le
mantenía con el mismo salario y en el mismo nivel jerárquico como supervisor.
c) La movilidad horizontal o funcional del trabajador se dio por necesidad de la empresa y el
trabajo, ya que fue una recomendación que hiciera la Comisión Nacional de Carrera, por
incompatibilidad en la función del trabajador como supervisor de Pony Boys, quien tiene
un hijo que ejerce la profesión de jinete en el Hipódromo Presidente Remón.
La parte actora destaca sobre este aspecto, que la actividad principal de la empresa es
fiscalizada por el Estado a través de la Comisión Nacional de Carreras, instancia que pertenece a
la Junta de Control de Juegos, la que a su vez está adscrita al Ministerio de Economía y Finanzas.
Señala además, que de acuerdo con el Decreto Ley 2 de 1998 y del Reglamento de
Carrera de Caballos Pura Sangre, la Comisión Nacional de Carreras y la Junta de Control de
Juegos, son los organismos que toman el control de la actividad hípica los días de carrera de los
caballos convirtiéndose en al autoridad dentro del establecimiento.
d) El traslado dispuesto por la empresa no viola el derecho sindical del trabajador ni
interfiere con el ejercicio de su cargo, toda vez que la nueva posición se ejerce durante los mismos
días que la posición de la cual se le traslada, con igual horario y jerarquía de salario, y en el único
establecimiento que tiene la empresa.
A juicio del casacionista, lo normado en la parte final del artículo 197-A del Código de
Trabajo, en cuanto a la afectación de derecho sindical, significa que es perfectamente la orden
impartida por el empleador que implique movilidad horizontal o funcional de un trabajador afiliado
a un sindicato y con fuero sindical, siempre y cuando las órdenes no impidan o interfieran con el
ejercicio del derecho sindical ni con el desempeño del cargo sindical.
La segunda norma que se aduce conculcada por la sentencia recurrida es el segundo
párrafo del artículo 383 del Código de Trabajo, en el concepto de interpretación errónea.
De acuerdo al actor, de la lectura del párrafo antes especificado, se desprende que sólo
constituye violación al fuero sindical la alteración unilateral de las condiciones de trabajo o el
traslado del trabajador a otro establecimiento o centro de trabajo, cuando éste último no estuviere
comprendido dentro de sus obligaciones, o si estándolo, el traslado impide o dificulta el ejercicio
del cargo sindical; circunstancias en las cuales es necesaria la autorización judicial.
Frente a lo expuesto, afirma que el juzgador de segunda instancia aplica la referida norma
en un sentido diferente a su letra y espíritu, debido a que en la sentencia recurrida se indica que
para poder trasladar al señor TUÑÓN RUÍZ se debió contar con autorización judicial previa, cuando
esto no era necesario porque éste se dio dentro del mismo establecimiento, sin coartar el ejercicio
del derecho sindical ni del cargo que ocupa dentro del sindicato.
III. OPOSICIÓN AL RECURSO
El representante legal del trabajador, se opone al recurso presentado argumentando que
el artículo 197-A del Código de Trabajo no ha sido violentado directamente por omisión, ya que
claramente ha sido interpretada la norma por parte del juzgador, de manera que existe una
alteración unilateral de las ordenes impartidas por el empleador en la ejecución del contrato de
trabajo que impiden una movilidad funcional o horizontal del trabajador.
Al respecto se alega, que las nuevas funciones del trabajador no son compatibles con la
posición, fuerzas, aptitud, preparación y destreza necesaria para desempeñar estas funciones,
afectando así la dignidad y autoestima del trabajador.
También se comenta que la Comisión de Carrera sólo emitió una recomendación, dado
que en el expediente no consta incidente registrado entre ABDIEL TUÑÓN y su hijo JORDANO
TUÑON y que dicha recomendación no puede infringir el orden de jerarquía de las normas a acatar.
El apoderado del trabajador alude sobre el segundo párrafo del artículo 383 del Código de
Trabajo, que no ha sido interpretado erróneamente por parte del juzgador, ya que el mismo indica
que se debe solicitar el permiso para el traslado o modificación de las condiciones de trabajo y que
incumplir con esta normativa se considera una discriminación anti-sindical.
IV.DECISIÓN DE LA SALA
El Tribunal procede a decidir el recurso, previa las siguientes consideraciones.
El presente negocio tiene por finalidad que la Sala case la Sentencia del 4 de septiembre
de 2006, expedida por el Tribunal Superior de Trabajo, y como consecuencia de lo anterior se deje
sin efecto la orden de reintegro contenida en el Auto No. 107-DGT-045 fechado 30 de junio de
2005, de la Dirección General de Trabajo a favor de ABDIEL TUÑÓN RUÍZ.
Las disposiciones legales que el casacionista estima conculcadas por parte del Tribunal
Superior de Trabajo al emitir la sentencia recurrida, son los artículos 197-A y 383 del Código de
Trabajo, que a la letra disponen:
“Artículo 197-A: No se considerarán como alteración unilateral, las órdenes impartidas por
el empleador en la ejecución del contrato de trabajo que impliquen movilidad funcional u
horizontal del trabajador, siempre que sean compatibles con su posición, jerarquía, fuerzas,
aptitudes, preparación y destrezas. Lo anterior se aplicará siempre que no conlleve
disminución de la remuneración o salario y no afecte la dignidad o autoestima del
trabajador, o le provoque perjuicios relevantes o riesgos mayores en la ejecución del
trabajo. La movilidad podrá ejercerse:
1. Por necesidad de la organización de la empresa, del trabajo o de la producción, por
variaciones en el mercado o por innovaciones tecnológicas;
2. En los casos previstos en la Convención Colectiva; y
3. En los términos en que para cada oportunidad se convenga con el sindicato, con el Comité
de Empresa donde no exista sindicato, o directamente con el trabajador o los trabajadores
respectivos.
La movilidad podrá ser de duración temporal o permanente.
En este último caso, la movilidad funcional permanente se entenderá como un traslado, y
el trabajador recibirá el salario básico superior y los beneficios básicos superiores
correspondientes a la nueva posición, conforme a la clasificación de puestos o, en su
defecto, a los niveles de salario acostumbrados en la empresa. En todo caso, el trabajador
no está obligado a aceptar el traslado cuando no se cumpla con lo dispuesto en el primer
párrafo de éste artículo.
Cuando la movilidad sea temporal, la duración de ésta será pactada con el sindicato, o con
el trabajador o los trabajadores, excepto que se trate de reemplazo de un trabajador en uso
de licencia; el trabajador que deba prestar servicios en una posición clasificada superior,
recibirá del empleador una bonificación que no será inferior a los niveles de salarios básicos
o la costumbre, establecidos para la categoría en la empresa, durante el tiempo que
desempeñe la nueva posición, y regresará a su salario y condiciones laborales anteriores
al momento de reincorporarse a su puesto original.
La movilidad no podrá afectar el ejercicio del derecho de libertad sindical y, en general, no
deberá interferir con el desempeño del cargo sindical que ostente el trabajador con fuero
sindical, según lo previsto en el artículo 383 de este Código. Tampoco podrá afectar a la
trabajadora con fuero de maternidad, conforme al artículo 116.
Este artículo se entiende sin perjuicio de lo pactado en convenciones colectivas.” (El
subrayado es de la parte actora)
“Artículo 383: ...
También constituye violación del fuero sindical la alteración unilateral de las condiciones
de trabajo o el traslado del trabajador a otro establecimiento o centro de trabajo, cuando
éste último no estuviere comprendido dentro de sus obligaciones, o si estándolo, el traslado
impide o dificulta el ejercicio del cargo sindical, caso en el cual también será necesaria la
previa autorización.”
El artículo 197-A del Código de Trabajo desarrolla la figura de la movilidad laboral,
estableciendo en sus párrafos finales que su aplicación no puede afectar el fuero sindical ni el de
maternidad.
En lo atinente a la violación del fuero sindical, dicha norma dispone que debe observarse
lo preceptuado en el artículo 383 del mismo cuerpo legal, bajo el parámetro que cualquiera
alteración a quien ostente un cargo sindical requiere de una autorización previa.
En el caso bajo estudio, se ha probado que el trabajador ABDIEL TUÑÓN al darse su
trasladado de posición, formaba parte de la Junta Directiva del Sindicato de Trabajadores del
Hipódromo Presidente Remón (SITRAHIPRE), en calidad de Secretario de la Mujer Trabajadora.
Lo anterior se acredita mediante Certificación No. 1627.DOS.2004, emitida por el
Departamento de Organizaciones Sociales del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral, donde
consta el registro del Sindicato de Trabajadores del Hipódromo Presidente Remón (SITRAHIPRE),
y el cargo en que funge el señor ABDIEL TUÑÓN dentro de esta organización. (F. 55 del
expediente laboral)
A foja 50 del expediente laboral, consta que la empleadora le comunicó al señor TUÑÓN
RUÍZ la remoción del cargo de Supervisor de “Pony Boys”, a la posición de Supervisor de
Mantenimiento del Estacionamiento Familiar en Días de Carrera, mediante memorando fechado 2
de junio de 2005.
La situación descrita, revela que el trabajador estaba amparado por el fuero sindical, por
lo cual la empleadora debía cumplir con los requerimientos establecidos en el artículo 383 del
Código de Trabajo, para proceder al traslado.
Este sentido, la comunicación de traslado al trabajador no se acompañó de documento
alguno que autorice esta actuación, lo que denota que no se cumplió con el requisito de previa
autorización de la jurisdicción laboral para validar este tipo de medida, lo que constituye una
violación al fuero sindical realizar traslado sin autorización.
Por otro lado, sobre el argumento del casacionista, que la actuación adoptada se sustento
en una recomendación que hiciera la Comisión Nacional de Carrera, por incompatibilidad en la
función del trabajador, con la profesión de su hijo como jinete, este Tribunal coincide con el
juzgador de segundo grado, en que no tiene respaldo jurídico, debido a que los casos previstos
por dicha comisión no pueden confrontar las normas que rigen la contratación laboral de los
empleados ni el fuero sindical de los trabajadores.
Del análisis anterior, se colige que la sentencia expedida por el Tribunal Superior de
Trabajo del Primer Distrito Judicial no viola los artículos citados, por lo que se desestiman todos
los cargos aducidos.
En consecuencia, la Sala Tercera de lo Laboral de la Corte Suprema, administrando
justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, NO CASA la Sentencia del 4 de
septiembre de 2006, emitida por el Tribunal Superior de Trabajo del Primer Distrito Judicial, dentro
del Proceso Abreviado de Impugnación de Reintegro promovido por HÍPICA DE PANAMA, S.A.
(antes HIPÓDROMO PRESIDENTE REMÓN, S.A.) contra ABDIEL TUÑÓN
RUÍZ. Las costas de Casación se fijan en QUINIENTOS BALBOAS (B/.500.00).
NOTIFÍQUESE.

ADÁN ARNULFO ARJONA L.


VICTOR L. BENAVIDES P. -- WINSTON SPADAFORA FRANCO
JANINA SMALL (Secretaria)
Negociacion Colectiva
RECURSO DE CASACIÓN LABORAL INTERPUESTO POR LA FIRMA FORENSE MDL MUÑOZ & DE LEÓN
ABOGADOS EN REPRESENTACIÓN DE MIGUEL ÁNGEL BONILLA ORTIZ, CONTRA LA RESOLUCIÓN
DE 27 DE SEPTIEMBRE DE 2007 DICTADA POR EL TRIBUNAL SUPERIOR DE TRABAJO DEL SEGUNDO
DISTRITO JUDICIAL, DENTRO DEL PROCESO DE IMPUGNACIÓN DE MANDAMIENTO DE REINTEGRO
BOCAS FRUIT COMPANY, LTD. -VS- MIGUEL ÁNGEL BONILLA ORTIZ.
Tribunal: Corte Suprema de Justicia, Panamá
Sala: Tercera de lo Contencioso Administrativo
Ponente: Victor L. Benavides P.
Fecha: 13 de Marzo de 2008
Materia: Casación laboral
Casación laboral
Expediente: 616-07
VISTOS:
La Firma Forense MDL MUÑOZ & DE LEÓN ABOGADOS, actuando en nombre y
representación de MIGUEL ÁNGEL BONILLA ORTIZ, ha presentado recurso de casación laboral
contra la Sentencia de 27 de septiembre de 2007, dictada por el Tribunal Superior de Trabajo del
Segundo Distrito Judicial, que Revoca en todas sus partes la Sentencia N° 8 de 24 de julio de
2007, dictada por el Juzgado de Trabajo de la Quinta Sección, luego de considerar que para la
fecha en que se despidió al prenombrado no estaba amparado por el fuero de negociación.
La Sala por razones de economía procesal, procede en primer lugar a verificar el
cumplimiento de los requisitos previstos en la Ley a fin de determinar si presente el recurso
extraordinario, cumple con las exigencias mínimas legales establecidas, que nos lleven a su
admisión o, en caso contrario, su inadmisión.
En este sentido, se advierte que el presente recurso extraordinario de casación no puede
ser admitido, dado que el mismo tiene como antecedente un fuero de negociación, que según el
artículo 925 del Código de Trabajo, no constituye materia de competencia de la Sala de Casación
Laboral.
La norma en comento expone lo siguiente:
“El recurso de casación puede interponerse contra las sentencias y autos que pongan fin
al proceso o imposibiliten su continuación, dictados por los Tribunales Superiores de
Trabajo en cualquiera de los siguientes casos:
1….
1. Cuando se relacionen con la violación del fuero sindical, gravidez, riesgo profesional o
declaratoria de imputabilidad de la huelga con independencia de la cuantía; …”
Se observa de manera diáfana que el numeral 2, no incluye como materia susceptible del
recurso de casación laboral, aquellas decisiones emanadas de los Tribunales Superiores de
Trabajo, cuando se haya decidido sobre el fuero de negociación. En este sentido esta Máxima
Corporación de Justicia ha sido clara en señalar que el recurso de casación laboral no puede ser
admitido, en los casos en que el mismo descansa bajo un fuero de negociación.
En esa misma línea de pensamiento, la jurisprudencia laboral ha sostenido en relación al
fuero de negociación lo siguiente:
“Según el artículo 825 del Código de Trabajo, no es recurrible la sentencia cuyo objeto haya
decidido el denominado fuero de negociación, así se desprende de la enumeración taxativa
que establece el artículo 925 del citado Código…
…. Se advierte que el numeral 2 de la norma citada no incluye como susceptible del recurso
de casación laboral, aquella decisión del Tribunal Superior de Trabajo con jerarquía de
sentencia o auto que pongan fin al proceso cuando en ellos se haya decidido sobre el fuero
de negociación…” Sentencia 8 de octubre de 2002.
Cabe mencionar, que el fuero de negociación que recoge el artículo 641 del Código de
Trabajo, es una garantía o protección de que goza el trabajador, de no ser despedido por el
empleador desde el momento en que se plantea un conflicto colectivo, y se extiende hasta tanto
dure el proceso de conciliación, esto sin perjuicio de aquellos trabajadores que terminen por el
vencimiento del plazo o conclusión de obra.
Al igual que los otros fueros como el de maternidad y el sindical, el trabajador no podrá
ser despedido o desmejorado en sus condiciones de trabajo, sin justa causa y con autorización
judicial. El objetivo primordial de la norma es evitar que el empleador tome represalias contra los
trabajadores que en un momento dado instan a la negociación de un pliego de peticiones.
El trabajador que esté protegido por el fuero de negociación, se le aplicará el
procedimiento abreviado o juicio sumario que es utilizado para imprimirle trámites a solicitudes de
autorización judicial de despido que establece el artículo 991 del Código de Trabajo; de allí, pues,
que el legislador no incluyó al fuero de negociación, como materia susceptible del recurso de
casación laboral.
Como se ha planteado en líneas anteriores, el recurso bajo estudio, recae en una
sentencia dictada por el Tribunal Superior de Trabajo del Segundo Distrito Judicial de fecha 27 de
septiembre de 2007, que deja sin efecto la Resolución N° 8 de 24 de julio de 2007, que reconoce
el fuero de negociación a favor de MIGUEL ÁNGEL BONILLA ORTIZ, por lo que no procede la
solicitud del recurrente.
Finalmente hay que anotar que según se establece en el artículo 926 del Código de
Trabajo, el recurso de casación laboral no está sujeto a formalidades técnicas especiales, pero se
producirá su inadmisibilidad por defectos u omisiones, que hagan totalmente imposible a este
Tribunal Colegiado, entrar a conocer la cuestión controvertida.
El presente recurso debe rechazarse de plano, de conformidad con el artículo 928 en
concordancia con el numeral 2 del artículo 925 del Código de Trabajo.
Por lo tanto, la Sala Tercera Laboral de la Corte Suprema de Justicia, administrando
justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, RECHAZA DE PLANO el recurso de
casación laboral interpuesto por MDL MUÑOZ & DE LEÓN en representación de MIGUEL ÁNGEL
BONILLA ORTIZ en contra de la sentencia de 27 de septiembre de 2007 expedida por el Tribunal
Superior de Trabajo del Segundo Distrito Judicial, dentro del controversia laboral BOCAS FRUIT
COMPANY, LTD. –vs- MIGUEL ÁNGEL BONILLA ORTIZ
Sin
costas.
Notifíque
se,

VICTOR L. BENAVIDES P.
JACINTO CÁRDENAS M. -- ADÁN ARNULFO ARJONA L.
JANINA SMALL (Secretaria)
Negociación Colectiva

RECURSO DE CASACIÓN LABORAL INTERPUESTO POR LA FIRMA FORENSE MDL MUÑOZ & DE LEÓN
ABOGADOS EN REPRESENTACIÓN DE DANIEL GUERRA QUINTERO, CONTRA LA RESOLUCIÓN DE
27 DE SEPTIEMBRE DE 2007 DICTADA POR EL TRIBUNAL SUPERIOR DE TRABAJO DEL SEGUNDO
DISTRITO JUDICIAL, DENTRO DEL PROCESO DE IMPUGNACIÓN DE MANDAMIENTO DE REINTEGRO
BOCAS FRUIT COMPANY, LTD. -VS- DANIEL GUERRA QUINTERO.
Tribunal: Corte Suprema de Justicia, Panamá
Sala: Tercera de lo Contencioso Administrativo
Ponente: Victor L. Benavides P.
Fecha: 18 de Marzo de 2008
Materia: Casación laboral
Casación laboral
Expediente: 605-07
VISTOS:
La Firma Forense MDL MUÑOZ & DE LEÓN ABOGADOS, actuando en nombre y
representación de DANIEL GUERRA QUINTERO, ha presentado recurso de casación laboral
contra la Sentencia de 27 de septiembre de 2007, dictada por el Tribunal Superior de Trabajo del
Segundo Distrito Judicial, que Revoca en todas sus partes la Sentencia N° 9 de 26 de julio de
2007, dictada por el Juzgado de Trabajo de la Quinta Sección, luego de considerar que para la
fecha en que se despidió al prenombrado no estaba amparado por el fuero de negociación.
La Sala por razones de economía procesal, procede en primer lugar a verificar el
cumplimiento de los requisitos previstos en la Ley a fin de determinar si presente el recurso
extraordinario, cumple con las exigencias mínimas legales establecidas, que nos lleven a su
admisión o, en caso contrario, su inadmisión.
En este sentido, se advierte que el presente recurso extraordinario de casación no puede
ser admitido, dado que el mismo tiene como antecedente un fuero de negociación, que según el
artículo 925 del Código de Trabajo, no constituye materia de competencia de la Sala de Casación
Laboral.
La norma en comento expone lo siguiente:
“El recurso de casación puede interponerse contra las sentencias y autos que pongan fin
al proceso o imposibiliten su continuación, dictados por los Tribunales Superiores de
Trabajo en cualquiera de los siguientes casos:
1….
2. Cuando se relacionen con la violación del fuero sindical, gravidez, riesgo profesional o
declaratoria de imputabilidad de la huelga con independencia de la cuantía; …”
Se observa de manera diáfana que el numeral 2, no incluye como materia susceptible del
recurso de casación laboral, aquellas decisiones emanadas de los Tribunales Superiores de
Trabajo, cuando se haya decidido sobre el fuero de negociación. En este sentido esta Máxima
Corporación de Justicia ha sido clara en señalar que el recurso de casación laboral no puede ser
admitido, en los casos en que el mismo descansa bajo un fuero de negociación.
En esa misma línea de pensamiento, la jurisprudencia laboral ha sostenido en relación al
fuero de negociación lo siguiente:
“Según el artículo 825 del Código de Trabajo, no es recurrible la sentencia cuyo objeto
haya decidido el denominado fuero de negociación, así se desprende de la
enumeración taxativa que establece el artículo 925 del citado Código…
…. Se advierte que el numeral 2 de la norma citada no incluye como susceptible del
recurso de casación laboral, aquella decisión del Tribunal Superior de Trabajo con
jerarquía de sentencia o auto que pongan fin al proceso cuando en ellos se haya
decidido sobre el fuero de negociación…” Sentencia 8 de octubre de 2002.
Cabe mencionar, que el fuero de negociación que recoge el artículo 641 del Código
de Trabajo, es una garantía o protección de que goza el trabajador, de no ser despedido por
el empleador desde el momento en que se plantea un conflicto colectivo, y se extiende hasta
tanto dure el proceso de conciliación, esto sin perjuicio de aquellos trabajadores que terminen
por el vencimiento del plazo o conclusión de obra.
Al igual que los otros fueros como el de la maternidad y el sindical, el trabajador no
podrá ser despedido o desmejorado en sus condiciones de trabajo, sin justa causa y con
autorización judicial. El objetivo primordial de la norma es evitar que el empleador tome
represalias contra los trabajadores que en un momento dado instan a la negociación de un
pliego de peticiones.
El trabajador que esté protegido por el fuero de negociación, se le aplicará el
procedimiento abreviado o juicio sumario que es utilizado para imprimirle trámites a solicitudes
de autorización judicial de despido que establece el artículo 991 del Código de Trabajo; de
allí, pues, que el legislador no incluyó al fuero de negociación, como materia susceptible del
recurso de casación laboral.
Como se ha planteado en líneas anteriores, el recurso bajo estudio, recae en una
sentencia dictada por el Tribunal Superior de Trabajo del Segundo Distrito Judicial de fecha
27 de septiembre de 2007, que deja sin efecto la Resolución N° 9 de 26 de julio de 2007, que
reconoce el fuero de negociación a favor de DANIEL GUERRA QUINTERO, por lo que no
procede la solicitud del recurrente.
Finalmente hay que anotar que según se establece en el artículo 926 del Código de
Trabajo, el recurso de casación laboral no está sujeto a formalidades técnicas especiales,
pero se producirá su inadmisibilidad por defectos u omisiones, que hagan totalmente
imposible a este Tribunal Colegiado, entrar a conocer la cuestión controvertida.
El presente recurso debe rechazarse de plano, de conformidad con el artículo 928 en
concordancia con el numeral 2 del artículo 925 del Código de Trabajo.
Por lo tanto, la Sala Tercera Laboral de la Corte Suprema de Justicia, administrando
justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, RECHAZA DE PLANO el recurso
de casación laboral interpuesto por MDL MUÑOZ & DE LEÓN en representación de DANIEL
GUERRA QUINTERO en contra de la sentencia de 27 de septiembre de 2007 expedida por
el Tribunal Superior de Trabajo del Segundo Distrito Judicial, dentro del controversia laboral
BOCAS FRUIT COMPANY, LTD. –vs- DANIEL GUERRA QUINTERO.
Sin
cost
as.
Notifí
ques
e,

VICTOR L. BENAVIDES P.
JACINTO CÁRDENAS M -- ADÁN ARNULFO ARJONA L.
JANINA SMALL (Secretaria)
Sindicato

CASO DE LA EXCLUSIÓN DE MIEMBROS DE LAS UNIDADES NEGOCIADORAS ENTRE EL


SINDICATO DEL CANAL DE PANAMÁ Y EL CARIBE Y LA AUTORIDAD DEL CANAL DE
PANAMÁ.
Tribunal: Corte Suprema de Justicia, Panamá
Sala: Tercera de lo Contencioso Administrativo
Ponente: Victor L. Benavides P.
Fecha: 17 de Marzo de 2008
Materia: Acción contenciosa administrativa
Apelación contra la Junta de Relaciones Laborales - ACP
Expediente: 248-04
VISTOS:
El Licenciado Severiano Rodríguez Arguelles, en representación del Sindicato del
Canal de Panamá y del Caribe, solicita que se declare la ilegalidad de las resoluciones
numeradas EXC-1/2004 del 5 de febrero del 2004 y EXC-002/2004 del 22 de marzo del 2004,
ambas emitidas por la Junta de Relaciones Laborales, en el caso de la exclusión de miembros
de las unidades negociadoras de los puestos de la Unidad Negociadora de los empleados
Profesionales y No Profesionales, por ser violatorias a la Ley 19 de 11 de junio de 1997, “Por
la cual se Organiza la Autoridad del Canal de Panamá”.

CONCEPTO DE LA SALA TERCERA


Agotados los trámites de la sustanciación, corresponde a la Sala Tercera de la Corte
Suprema de Justicia decidir el presente Recurso de Apelación, y a ello se pasa, previas las
dos siguientes consideraciones.
I. NATURALEZA JURÍDICA DE LA APELACIÓN EN CONTRA DE LAS DECISIONES
ADOPTADAS POR LA JUNTA DE RELACIONES LABORALES DEL CANAL DE PANAMÁ.

Es oportuno recordar que a tenor de lo establecido en el artículo 114 de la Ley 19 de


11 de junio de 1997, sólo procede el recurso de apelación en contra de las decisiones de la
Junta de Relaciones Laborales del Canal de Panamá (en lo sucesivo la JRL o simplemente la
Junta), si su basamento es la violación de una norma específica de la ley formal. Por lo que
ésta vía de alzada especial sólo puede ser utilizada, si se expresan claramente los preceptos
legales que se aducen violados.
Por lo indicado, el recurso de apelación, visto como un instrumento de control de
legalidad de los fallos de la Junta de Relaciones Laborales, sólo será procedente si se explican
con claridad los supuestos de violación de la ley.
II.- LA PRESENTE CAUSA JUDICIAL DICE RELACIÓN CON UNA MISMA CAUSA DE
PEDIR.
Una de las objeciones a la admisión del recurso IN EXAMINE, dice relación con el
hecho de que se han demandado dos actos distintos: las resoluciones numeradas EXC-
1/2004 del 5 de febrero del 2004 y EXC-002/2004 del 22 de marzo del 2004, ambas emitidas
por la Junta de Relaciones Laborales.
No obstante lo anterior, se debe tener presente que la admisión de este tipo especial
de “recurso de apelación”, se surte ante la Junta de Relaciones Laborales, por lo que es ésta
entidad la que determina su admisión y eventual envió o traslado de los documentos
relacionados al caso, a la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia. Esto lo establece la
normativa especial, concretamente el Acuerdo No. 20 de 15 de enero de 2004, “Por el cual se
aprueba el Reglamento de Apelaciones de las Decisiones de la Junta de Relaciones
Laborales”. Concretamente nos referimos a los artículos 5, 7 y 8 del indicado Acuerdo 20 de
2004. Veamos:
“Artículo 5. La Junta de Relaciones Laborales decidirá si el recurso interpuesto
es o no viable, para lo cual deberá determinar si el apelante está legitimado para
recurrir, si la resolución o acto impugnado es susceptible del recurso de
apelación; y si éste fue interpuesto en término oportuno.
Si el recurso es concedido, la Junta de Relaciones Laborales deberá señalar
el efecto en el que lo concede. En caso que el recurso no sea admitido, la Junta
deberá exponer en la respectiva resolución la causa o causas por las que no
concedió el recurso”.
“Artículo 7. Concedido el recurso de apelación, el apelante contará con un
término de cinco (5) días hábiles para sustentar por escrito, por intermedio de
abogado, el recurso. Cumplido este término, la Junta contará con tres (3) días
hábiles para darle traslado a la contraparte, quien también contará con un
término de cinco (5) días hábiles después de notificada, para que formule las
objeciones al recurso”.
“Artículo 8. Cumplidos los trámites que señala el Artículo 7 de este reglamento,
la Junta remitirá el expediente completo del proceso a la Sala de Contencioso-
administrativo de la Corte Suprema de Justicia, dentro del término de tres (3)
días hábiles contados a partir del vencimiento del término para oponerse al
recurso. La Junta le notificará a las partes involucradas que se han enviado los
documentos del caso a la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia”.
En otro orden de ideas, del estudio del recurso se deduce que la razón o causa de
pedir del recurrente, es aplicable tanto para demanda de ilegalidad de la Resolución EXC-
1/2004 del 5 de febrero del 2004, como para la identificada EXC-002/2004 del 22 de marzo
del 2004, emitidas por la Junta de Relaciones Laborales del Canal de Panamá.
Por las razones indicadas se pasa a decidir el recurso presentado por Severiano
Rodríguez Arguelles, en representación del Sindicato del Canal de Panamá y del Caribe.
III.- DECISIÓN DE LA SALA

En el presente caso la parte actora aduce que se han violado de manera general el
artículo 316 de la Carta Política, y el artículo 81 de la Ley 19 de 11 de junio de 1997.
En primer lugar, es de rigor reiterar que el examen que se surte ante esta Sala de la
Corte Suprema de Justicia, dice relación con un control de legalidad, por lo que resuelta
improcedente aducir normas de carácter constitucional, como presuntamente violadas. En
consecuencia la Sala Tercera no se pronunciará respecto de este tipo de ataques de
inconstitucionalidad, por carecer de competencia para ello.
A seguidas pasamos a estudiar los cargos de ilegalidad y el concepto de la violación.
1. En el caso sub judice, se observa que en los siguientes cargos de ilegalidad
identificados, específicamente en el denominado “concepto de la violación”, nada se
afirma respecto de la forma en que concretamente se pudo vulnerar lo dispuesto en
el artículo 81 de la Ley 19 de 1997. O sea que, que no se externa la opinión del
recurrente, respecto de la supuesta vulneración del orden legal de parte de los actos
acusados. Veamos:
En el primer concepto sólo se afirma que los actos acusados “incumplen con el debido
proceso”.
En este aparte el impugnante se limitó a afirma que: “…las resoluciones impugnadas
incumplen con el debido proceso, en el desarrollo de la audiencias al desconocer los derechos
y beneficios de los trabajadores que ocupan las posiciones a excluir motivo de la solicitud”.
Es decir que durante la audiencia no se tomaron en cuenta los derecho y beneficios de los
trabajadores, sin aclararse cuáles de esos derechos concretos dicen relación con la garantía
del debido proceso, especificando igualmente en qué parte del artículo 81 de la Ley 19 de
1997, se instituye tal garantía.
2. En el segundo concepto de violación de la ley, se aduce que:
“En 1999, el administrador del Canal de Panamá, Señor Alberto Alemán
Zubieta le hizo ofrecimiento de empleo a todos los empleados,
garantizándole su contratación en la Autoridad del Canal de Panamá, con
beneficios y condiciones iguales a las que tenían al 31 de diciembre de
1999, en razón de que la Constitución y la Ley Orgánica así lo disponen
para los trabajadores permanentes”.
De las anteriores declaraciones se colige que, el actual Administrador de la Autoridad
del Canal de Panamá (ACP), ofreció reconocer determinados derechos que, sin embargo, hoy
en día los actos acusados (que han sido emitidos por la Junta de Relaciones Laborales del
Canal de Panamá), no reconocen.
En este cargo la parte impugnante aduce que los actos acusados no cumplen con el
ofrecimiento que en 1999, hiciera a su favor, el señor Administrador del Canal de Panamá.
Según se puede deducir, para el impugnante, los actos acusados han violado una
promesa previa dada a su favor, por el Actual Administrador en 1999. Así las cosas, para la
Sala de lo Contenciosos Administrativo se ve imposibilitada para contrastar los actos
acusados con respecto a una norma legal, ya que el control que propone el impugnante no se
sustenta en una velación a la ley, sino a una “promesa u ofrecimiento” que de por sí, no es
fuente de legalidad administrativa. En otros términos, este cargo es desestimado por la Sala
Tercera ya que, no se basa en violaciones específicas de la ley formal, como tampoco se
expresan los preceptos legales que se aducen violados.
3. El tercer supuesto de violación de la legalidad, se refiere a la directa agresión al
artículo 20 del Acuerdo N° 10 de 15 febrero de 2001 por el cual se aprueba el
Reglamento de Certificación de Unidades Negociadoras y sus representante
exclusivos. Veamos:
“… la Junta de Relaciones Laborales reconociendo que el argumento que
utiliza la Administración para solicitar las exclusiones de estos puestos no
estaba justificado, procedió a admitir y darle curso a dicha solicitud en
abierta violación del procedimiento, mas específicamente el artículo 20 del
acuerdo N° 10 de 15 febrero de 2001 por el cual se aprueba el Reglamento
de Certificación de Unidades Negociadoras y sus representante exclusivos
que dice:
ARTÍCULO 20. Para los efectos de la inclusión o exclusión de empleados
dentro de las unidades negociadoras, el solicitante deberá presentar su
solicitud ante la Secretaría de la Junta, cumpliendo con todos los requisitos
pertinentes de la ley orgánica, el reglamento de Relaciones Laborales,
convenciones colectivas y este reglamento. Igualmente deberá justificar
debidamente la solicitud´.
…”
En el presente supuesto de la violación del artículo 20 del Acuerdo N° 10 de 15 febrero
de 2001, es evidente que no basta con indicar que lo actuado por la Secretaría de la JRL, al
admitir y darle curso a la solicitud de la ACP, para solicitar las exclusiones de los puestos de
categorías no manuales grado 13 en adelante, “no estaba justificado”.
Por otra parte arguye la recurrente que tanto la Junta como la ACP, han acogido el
supuesto de exclusión basándose en el caso aislado de la Licenciada Lidia Vásquez, lo cual
a su entender “no es propia, cuando señala que el concepto que se aplicó para la licenciada
Lidia Vásquez es el patrón a seguir”, además de que, “la Junta no vincula a la Lic. Vásquez ni
los hechos que circundaban la acción administrativa” sino que “la Junta se concretizó a emitir
la opinión legal por el puesto que ocupaba más no evaluó el fondo de caso de la Licda.
Vásquez”.
En este orden de ideas, a la argumentación de cargos le ha faltado contendido, es
decir adolece de la explicación de porqué, a juicio del dimanante, en la solicitud de exclusión
de empleados dentro de las unidades negociadoras, no se cumplieron todos los requisitos
pertinentes de la Ley Orgánica, del reglamento de Relaciones Laborales, Convenciones
Colectivas y el Acuerdo No. 10 de 2001.
Es de notar que si bien la Junta de Relaciones Laborales, en ambas resoluciones
acusadas alude al dictamen u opinión emitida por dicha Junta en relación con la licenciada
Lidia Vásquez; el fundamento de su decisión fue el incumplimiento del artículo 2 de la Ley
Orgánica del Canal de Panamá. O sea que, el dictamen previo respecto del caso de la
licenciada Vásquez, fue mencionado a modo de referencia en los considerandos, a fin de
reiterar la posición de la Junta, y no como elemento de validación o justificación jurídica de su
actuación.
4. El cuarto supuesto de ilegalidad se refiere al presunto incumplimiento del debido
proceso en la fase de las prácticas de las pruebas, concretamente durante la
realización de audiencia.
En relación con este ataque, el sindicato recurrente afirma que: “durante la audiencia
quedó de manifiesto la ausencia de un procedimiento adecuado y objetivo para la exclusión
de miembros de la unidad negociadora”.
Ahora bien, luego de hacer la indicada declaración la recurrente no explica las
razones jurídicas ni el sustento de dicha a acusación; por lo que no le es dable a la Sala
Tercera acoger este cargo a fin hacer la declaratoria de ilegalidad solicitada.
5. El quinto cargo de ilegalidad se fundamenta en la violación del literal a, del numeral
3, del artículo 4 del Reglamento de Relaciones Laborales. Ahora bien, dicha
acusación está íntimamente ligada a los argumentos esgrimidos en los cargos
identificados por el recurrente como sexto, séptimo y octavo, para lo cual haremos un
estudio conjunto de los mismos.
El recurrente en el cargo quinto indica que:
“…la Administración a través de las pruebas practicadas no pudo
demostrar que las posiciones excluidas en el ámbitos (sic) de sus funciones
tienen deberes y responsabilidades en la ejecución de políticas y
decisiones de la Autoridad del Canal de Panamá de conformidad a lo que
establece el artículo 4, acápite a, numeral 3 del reglamento (sic) de
Relaciones Laborales que dice:
Artículo 4: Trabajadores de confianza. Los trabajadores definidos como
tales en la ley orgánica. En esta definición queda incluidas las siguientes
posiciones o posiciones equivalentes:
a. Las ocupadas por personal que en el ámbito de sus funciones tienen deberes y
responsabilidades en ejecución de las políticas y decisiones de la Autoridad, tales
como los que ocupan posiciones de categoría no manual grado 13 en adelante;
supervisores manuales grado 13 en adelante; prácticos del Canal grado 05 en
adelante; equipo flotante grado 17 y cualquier jefe de ramo no incluido en la categoría
anterior. Esta norma aplicará igualmente a categoría o nomenclaturas equivalentes en
caso de que éstas se varíen de tiempo en tiempo.
Esta definición no aplica a las posiciones de equipo flotante grado 17 que
tradicionalmente han estado incluidas en unidades negociadoras´.
…”. (La negrita es del recurrente).
Ya en cuanto al concepto de la violación del sexto cargo se señala que.
“… la Administración no demostró que desde el 31 de diciembre en
adelante se hayan dado hechos o acciones que indiquen la creación de un
conflicto de interés entre la posición que ocupan dentro de la Autoridad y el
trabajo que realizan tal como lo establece la Ley Orgánica en la definición
de "Trabajadores de Confianza". (La negrita es del recurrente).
Para terminar a este respecto en el séptimo cargo se indica:
“En síntesis, la Administración no pudo demostrar de forma inequívoca y
concluyente que exista un relación directa entre los trabajadores que
ocupan esas posiciones a excluir NM-13 y el grado de responsabilidad en
las decisiones y ejecución de las políticas como no pudo demostrar que
todos los NM-13, estén en posiciones jerárquicas”. (La negrita es del
recurrente).
En estos cargos nuevamente la parte actora deja de argumentar o dar razones
objetivas, en relación con la interpretación del derecho que aduce vulnerado, a fin de sustentar
su acusación. Sin embargo, por ser consustancial al proceso, la Sala Tercera encuentra que
es necesario hacer la debida interpretación de la indicada norma.
Según el demandante, la descripción que hace la ley de los “trabajadores de
confianza”, debe ser completada con prueba inequívoca de que las personas que ostenten
las categorías “no manual grado 13 en adelante” o “supervisores manuales grado 13 en
adelante”; tengan en “deberes y responsabilidades en la ejecución de políticas y decisiones”;
que el ejercicio de sus funciones propicien la creación de un potencial “conflicto de interés”; o
simplemente que se demuestre “el grado de responsabilidad en las decisiones y ejecución de
las políticas”.
En relación a estas condiciones para los trabajadores de confianza, se cita el
artículo 2 de la Ley 19 de 11 de junio de 1997, Orgánica de la Autoridad del Canal de
Panamá, así.
“Trabajadores de confianza. Aquellos excluidos de cualquier unidad
negociadora por razón del trabajo que realizan o la posición que ocupan
dentro de la Autoridad, de alguna forma, podría crear conflicto de intereses
entre la Administración, el trabajador y cualquier unidad negociadora. Los
reglamentos establecerán las posiciones que tendrán tal condición”.
En este orden de ideas el recurrente indica lo siguiente:
“Además, enfatizamos que la Convención Colectiva de la Unidad
Negociadora de los Empleados No Profesionales no excluye a los
supervisores de la afiliación sindical, más bien limita su participación. A
continuación el Artículo 4 Derechos y Responsabilidades de los
trabajadores Sección 4.05 Conflictos de Interés que dispone:
Conforme al Acápite 7120 del Título 5 Código de los Estados Unidos, un trabajador
no podrá participar en la administración de una organización sindical o fungir como
representante de dicha organización, si tal participación o representación resultase en
conflicto o diese la apariencia de conflicto de interés o, de otra forma, fuese
incompatible con la ley o con la funciones oficiales del trabajador ´ " .
En el octavo cargo se agregan algunas condiciones, que según el recurrente, debe
tener los trabajadores de confianza. Veamos:

“1. Actúen en capacidad confidencial en relación a personas que desarrollan


políticas generales en el ámbito de las relaciones laborales.
2. Realicen funciones en el ámbito en materia de recursos humanos, siempre que no
sean laborales estrictamente amanuenses.
3. Por razón de sus funciones o por el tipo de labor que realizan se encargan de
administrar la aplicación y gestión de las disposiciones de la sección segunda del
capítulo V de la ley orgánica y del reglamento de relaciones laborales. y
4. Que laboren en función de investigación o auditoría relacionada con el trabajo de
personas empleadas por la Autoridad en cargos que tienen injerencia directa en
materia de seguridad interna de la Autoridad”.
La Sala Tercera no comparte lo argumentado por la parte impugnante ya que,
respecto de los trabajadores de confianza, la Ley 19 de 1997, claramente indica que las
personas que tenga dicha condición, quedarán excluidos de cualquier unidad negociadora.
O sea que, la causal de exclusión tiene directa relación con el trabajo que realizan o la
posición que ocupan dentro de la Autoridad.
En otras palabras, la exclusión se produce por que el papel que podrían tener como
representante de los trabajadores. Esto es así, ya que el trabajador podría encontrase
comprometido en una dualidad de condiciones, por un lado, ser empleado de confianza de
la Administración, y por otro, estar obligado a representar los intereses de sus compañeros
trabajadores.
El valor último que se pretende proteger es la objetividad e imparcialidad del
trabajador de confianza, a través de la proscripción de potenciales conflictos de intereses
entre la Administración, el trabajador y cualquier unidad negociadora.
Ahora bien el artículo 2 de la indica Ley Orgánica establece con toda claridad que “los
reglamentos establecerán las posiciones que tendrán tal condición”.
En este orden de ideas el artículo 4, literal a del numeral 3 del Reglamento de
Relaciones Laborales, según se ha visto, establece que quedan incluidos en la categoría de
trabajadores de confianza las posiciones “… ocupadas por personal que en el ámbito de sus
funciones tienen deberes y responsabilidades en ejecución de las políticas y decisiones de
la Autoridad, tales como los que ocupan posiciones de categoría no manual grado 13 en
adelante; supervisores manuales; grado 13 en adelante; prácticos del Canal grado 05 en
adelante; equipo flotante grado 17 y cualquier jefe de ramo no incluido en la categoría
anterior”.
Así tenemos que el Acuerdo N. 18 (de 1 de julio de 1999) “Por el cual se aprueba el
Reglamento de Relaciones Laborales de la Autoridad del Canal de Panamá, es la norma que
en el ámbito de las relaciones de trabajo del Canal de Panamá, establece las posiciones que
tienen la condición de trabajos de confianza, y en esta norma se incluye expresamente a los
trabajadores dentro del campo de las funciones de trabajadores “no manual grado 13 en
adelante y supervisores manuales grado 13 en adelante”.
Ante la indicada situación jurídica no le es dable a las partes dentro de la relación
laboral del Canal de Panamá, incluir o excluir unilateralmente, apelando a una interpretación
extensiva, las categorías de trabajadores de confianza listadas expresamente en el Acuerdo
18 de 1 de julio de 1999.
6. Los cargos de ilegalidad identificados como noveno y décimo.
Estos cargos no han sido sustentados en norma legal alguna, por lo que no le es
posible a la Sala Tercera hacer la confrontación o control de legalidad a efecto de determinar
la potencial ilicitud de los actos acusados, por lo tanto, los indicados cargos serán
desestimados.
En virtud que no se ha comprobado ninguno de los cargos de ilegalidad contenidos
en el presente recurso de apelación, no le queda otra alternativa a esta Corporación Judicial
que desestimar su contenido.
En consecuencia, la Sala Tercera de la Corte Suprema, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la Ley, NIEGA el recurso y CONFIRMA la
Resolución N° EXC-1/2004 del 5 de febrero del 2004 y la
Resolución N° EXC-002/2004del 22 de Marzo de 2004, proferida por la Junta de Relaciones
Laborales de la Autoridad del Canal de Panamá en la que resuelve la solicitud de la
administración excluyendo de la Unidad Negociadora de empleados PROFESIONALES y NO
PROFESIONALES las posiciones señaladas en la resolución, se NIEGAN las demás
declaraciones solicitadas en el RECURSO DE APELACIÓN interpuesto por el licenciado
Severiano Rodríguez Arguelles, en representación del SINDICATO DEL CANAL DE PANAMÁ
Y DEL CARIBE.
Notifíquese.

VICTOR L. BENAVIDES P.
JACINTO CÁRDENAS M -- ADÁN ARNULFO ARJONA L.
JANINA SMALL (Secretaria)
Huelga
JOSÉ CONCEPCIÓN PINTO ESCOBAR RECURRE EN CASACIÓN EN EL PROCESO
ORDINARIO QUE LE SIGUE A CONSTRUCTORA LAXMI, S. A. Y DEW EXPORT, S.A. PONENTE:
HARLEY J. MITCHEL D. PANAMÁ, ONCE (11) DE JUNIO DE DOS MIL OCHO (2008).
Tribunal: Corte Suprema de Justicia, Panamá
Sala: Primera de lo Civil
Ponente: Harley J. Mitchell D.
Fecha: 11 de Junio de 2008
Materia: Civil
Casación
Expediente: 251-05
VISTOS:
Conoce la Sala del recurso de casación promovido por BERRIOS & BERRIOS,
actuando en nombre y representación de JOSÉ CONCEPCIÓN PINTO ESCOBAR, contra
la resolución de 22 de julio de 2005, proferida por el Tribunal Superior de Justicia del Cuarto
Distrito Judicial, dentro del proceso ordinario instaurado en contra de CONSTRUCTORA
LAXMI, S.A. y SUNNY DEW EXPORT, S.A.
La resolución recurrida reforma la resolución Nº31 de 18 de mayo de 2004, dictada
en primera instancia por el Juzgado Primero del Circuito de Herrera, pero en lo pertinente
a la condena en costas, ya que en lo concerniente al resarcimiento de los daños materiales
y morales que pretende la parte actora de las demandadas, como consecuencia de la
construcción de la calle que da acceso al proyecto residencial Urbanización Villa Dorada,
que le impidió la apertura y operación de su negocio COMPLEJO TURÍSTICO AS DE ORO,
concluye el tribunal ad-quem que no acredita el demandante tal extremo. Por el contrario,
las pruebas periciales evidencian que la construcción del referido proyecto residencial no
ha impedido la apertura y funcionamiento de su negocio.
Se permite la Sala transcribir en lo medular el fallo recurrido:

“ Tenemos que la parte actora pretende que, previos los trámites de Ley,
las sociedades demandadas sean condenadas al pago de la suma de
B/.200,000.00 en concepto de daños materiales y morales como resultado de la
construcción del proyecto residencial denominado Urbanización Villa Dorado,
edificado sobre las fincas propiedad de las demandadas, proyecto éste cuya
construcción le ha impedido la apertura y operación del negocio comercial
denominado Complejo Turístico As de Oro, edificado sobre dos
(2) globos de terreno propiedad del demandante.
Las pruebas periciales y documentales aportadas al dossier, son
contestes al afirmar que la construcción de dicho proyecto residencial, no ha
impedido que la ahora demandante haya podido llevar a cabo la apertura y
operación de su proyecto turístico, toda vez que el muro construido por la sociedad
co- demandada, CONSTRUCTORA LAXMI, S.A., no es la causante directa ni
indirecta de la inejecución de dicho proyecto.
Advierte esta Colegiatura, que los informes periciales tanto de la parte
actora y del tribunal de instancia visibles a fojas 113 y 117, respectivamente, son
coincidentes al afirmar que la construcción edificada por la sociedad demanda,
Constructora Laxmi, S.A. no ha impedido o afectado el desarrollo del proyecto
turístico propiedad del demandante.
Asimismo, a foja 120-121 del expediente aparece informe suscrito por la
Dirección de Ingeniería Municipal del Distrito de Chitré, en donde se corrobora lo
afirmado por los peritos.
Huelga agregar, que las pruebas documentales solicitadas en segunda
instancia por la parte actora, visibles a fojas 378-390, a pesar de que ambas fueron
incorporadas al proceso vía fax, debe concedérsele pleno valor probatorio según
lo normado por el artículo 835 del Código Judicial, toda vez que por ser un
documento público se presume su autenticidad, y no ha sido objetado ni
redarguido de falso por el demandante, por lo que a la luz de las reglas de la sana
crítica, ostenta pleno valor probatorio y así lo reconoce esta Superioridad.
Dichos documentos muy por el contrario, en vez de presentar nuevas
evidencias que desvirtúen el fallo apelado, no hacen más que reafirmar la decisión
del juzgador primario, toda vez que el proyecto residencial cuenta con todos los
requisitos exigidos por la normativa vigente para su ejecución, no demostrándose
con éstos que los demandados hayan incurrido en alguna causal que le permita al
demandante exigir de los demandados la responsabilidad por la inejecución y
apertura del negocio turístico que pretendía establecer.” (f.480-482).

DECISIÓN DE LA SALA
El recurso se propone en el fondo y se invocan dos causales.
Primera causal: “Infracción de normas sustantivas de derecho por concepto de
error de derecho en cuanto a la apreciación de la prueba, lo que ha influido
sustancialmente en lo dispositivo de la resolución recurrida”.
En los motivos que sirven de apoyo a la causal, se alega la mala valoración de
pruebas de carácter documental, pericial e informes, las cuales no fueron íntegramente
apreciadas por el tribunal de segunda instancia. Dichos medios probatorio en concepto de
la censura acreditan los daños y perjuicios derivados de la construcción de la carretera que
conduce a la urbanización Villa Dorada a un nivel de 1.30mts por debajo del nivel del
terreno donde tiene su negocio, consistentes en la construcción de una estructura de
protección a los usuarios del negocio, sea muro, verja, etc. y una vía de acceso a su
negocio por la parte frontal del mismo.
Se permite la Sala transcribir los motivos:
“PRIMERO: El Tribunal de segunda instancia, en la sentencia que desató la
alzada, valora erradamente los documentos públicos allegados a la encuesta, al
mutilar su contenido, puesto que, deja de valorar parte de las certificaciones que
dan cuenta de que “se observó que las paredes -del muro construido- están
completamente despegadas (fojas 338), que “se amerita instalar algún tipo de
protección (llámese verjas, muros de bloques o cualquier otra estructura que de
protección a los usuarios del local (foja 340 a 341), que la venta de licores “podía
perturbar la paz y la seguridad de los residentes de la barriada” (foja 381), que solo
se pueden construir en la zona “vivienda unifamiliares y familiares... y usos
complementarios...” (foja 398 y
386) y que “se redujo el desnivel a 1.30 mts para minimizar la afectación” (fojas
398 y 372), esto es, en el fallo en cuestión se pretende que la parte actora asuma,
por su cuenta, los costos y reparaciones derivadas de los actos ejecutados por las
sociedades demandadas, al construir un muro en una vía cuya profundidad no está
indicada en los planos pertinentes (fojas 179 y 180)

SEGUNDO: El Tribunal de la alzada, al dictar la sentencia atacada, no valora


correctamente los peritajes de Ingeniería Civil (fojas 112 a 114 y 120 a 121), ya
que dicho tribunal mutila estos informes al tomar parte de los mismos y destacar
otros extremos consignados en dichas experticias y tampoco aplica, como era su
deber, las reglas de la sana crítica, puesto que no confronta estos informes con
las pruebas documentales, su relación con el material de hecho, la disconformidad
de las opiniones vertidas en los mismos y los elementos de convicción que ofrece
el proceso y los cuales conducen a establecer que el demandante fue afectado por
los actos culposos de las sociedades demandadas al construir una calle con una
profundidad de
1.30 mts y un muro despegado sin vallas o verjas de protección y la necesidad de
construir una vía de acceso por la parte frontal del negocio del demandante.
TERCERO: El tribunal de segundo grado, en la sentencia recurrida no valora,
según las reglas de la sana crítica, los informes allegados a la encuesta y que
fueron requeridos al Ministerio de Vivienda (foja 384 a 386), al Ministerio de Obras
Públicas (foja 389, 390 al 392), al Ministerio de Comercio e Industrias (foja 379 a
383), al Municipio de Chitré (foja 340 a 346), puesto que dicho Tribunal mutila el
contenido de los mismos, al destacar los extremos favorables a las pretensiones
del demandante, puesto que, pretende que éste asuma los costos de reparación
del muro y de la construcción de una vía de acceso a su negocio por la parte frontal
del negocio demandante.” (f. 502-503)
El fallo recurrido, producto del yerro probatorio descrito en los motivos, incurre en
la violación de los artículos 781, 836, 893, 980 (Código Judicial), 1644 y 1644a (Código
Civil).
De lo hasta aquí expuesto se sigue que la disconformidad de la censura con el
fallo recurrido en casación se centra en la valoración de pruebas consistentes en
documentos públicos, informes periciales (f.112 a 114 y 120 a
121) y los informes rendidos por el Ministerio de Vivienda (f.384 a 386), Ministerio de Obras
Públicas (f. 389, 390 al 392), Ministerio de Comercio e Industrias (f. 379 a 383), así como
el Municipio de Chitré (f.340 a 346), las cuales no fueron apreciadas por el ad-quem en lo
pertinente a la necesidad de construir una vía de acceso a su negocio y la reparación del
muro de contención construido por la demandada que estas pruebas establecen.
No comparte la Sala la tesis de la censura, toda vez que las pruebas cuya
valoración cuestiona se refieren a daños consistentes en la construcción de una vía de
acceso al negocio del recurrente y una estructura de protección a los usuarios del local
comercial (muro, verja, etc.), los que, por una parte, no revisten carácter de cierto o
existente, es decir, que no se trata de un perjuicio experimentado por el demandante. Se
refiere, en todo caso, a un perjuicio que eventualmente puede sufrir. En relación con este
punto, el civilista español Luis Diez-Picazo en su libro “Sistema de Derecho Civil” expresa
lo siguiente:
“El daño debe ser cierto, realmente existente, lo que excluye los puramente
hipotéticos o eventuales, pues pueden producirse o no”. (Luis Diez-Picazo,
Sistema de Derecho Civil, vol.II, pág. 545)
Para que surja la responsabilidad civil extracontractual establecida en el artículo
1644 del Código Civil que con la infracción se alega, es menester que se haya producido
un daño material o moral. Quien pretenda el resarcimiento de un perjuicio, por tanto, debe
acreditar su existencia, es decir, que debe llevar a conocimiento del juzgador, a través de
los medios de prueba correspondientes, el daño y su cuantía. No basta con señalar en qué
consiste el daño, sino que hay que probar su ocurrencia, es decir, demostrar que los
mismos se han producido para que proceda su reparación.
En el presente caso, las pruebas cuya valoración se cuestiona, no demuestran la
ocurrencia del daño, ya que la necesidad de construcción de una carretera que de acceso
al negocio del demandante o de levantamiento de un muro o verjas de protección, no
constituyen costos asumidos o en que haya incurrido el recurrente, de manera que mal
puede pretender la reparación de un daño que no se ha producido o que, al menos, no ha
demostrado haberlo experimentado el recurrente.
De otra parte, los peritajes a los que se refiere el recurrente en el motivo segundo
claramente establecen, por una lado, que la parte visible del muro de contención construido
por la demandada se encuentra fuera de la línea de propiedad del demandante JOSÉ
CONCEPCIÓN PINTO(fs. 114) y, por el otro, que los estacionamientos deben
contemplarse dentro de la línea de propiedad y no dentro del derecho de vía (fs. 121).
Consecuentemente, si el muro de contención sobre el cual plantea el recurrente que se
debe construir o instalar la estructura para la protección de los clientes que se estacionen
en esa área de su establecimiento comercial se encuentra fuera de su propiedad, mal
puede exigir que sea la demandada la que construya dicha estructura.
El demandante no puede, en principio, disponer del área contigua a su propiedad,
es decir, la comprendida entre el muro de contención construido por la demandada y el
límite de su propiedad, para estacionamiento de su negocio, razón por la cual, el riesgo
que pueda representar o sobrevenir de la utilización de dicho espacio público para
estacionamiento o como una prolongación del mismo, le corresponde al propio
demandante prevenirlo, estableciendo dentro de los límites de su propiedad las medidas
de seguridad pertinente para los clientes que estacionen en el referido área.
Segunda causal: “infracción de normas sustantivas de derecho, por concepto de
error de hecho en la existencia de la prueba que ha influido sustancialmente en lo
dispositivo de la decisión recurrida”.
PRIMERO: El Tribunal de segunda instancia, en la sentencia que desató la alzada,
no toma en cuenta las fotografías (documentos privados), que corren de fijas 38 a
46 y las copias de los planos que corren de fojas 73 a 74, los cuales, de haberse
tomado en cuenta, hubieran permitido al Tribunal de la alzada establecer el vínculo
de causa a efecto entre el daño causado y la conducta de las sociedades
demandadas; ya que, ellos construyeron la calle de acceso a la barriada “Villa
Dorada” con un desnivel de 1.30 mts, esto es, en el fallo en cuestión se pretende
que la parte actora, asuma por su cuenta los costos y las reparaciones derivadas
de los actos ejecutados por las sociedades demandadas al construir un muro en
una vía cuya profundidad no está indicada en los planos allegados a los autos (foja
179 y 180).
SEGUNDO: El Tribunal de la alzada al dictar la sentencia atacada no tomó en
cuenta que las fotografías y las copias de los planos indicados en el motivo
anterior, dan cuenta que la calle de acceso de la Urbanización Villa Dorada no
permite la entrada de los potenciales clientes del demandante a su negocio, ya
que esta vía tiene un desnivel de 1.30 mts y, por lo tanto, había que construir otra
calle por la parte frontal, lo cual, cuesta varias decenas de miles de balboas.
TERCERO: El Tribunal de segundo grado, en la sentencia recurrida, al no tomar
en cuenta las fotografías y las copias de los planos antes indicados, concluye sin
base jurídica alguna que no existe vínculo entre el daño y las sociedades
demandadas, ya que éstas tenían los permisos pertinentes para construir la calle
en cuestión, con lo cual se bendice las acciones abusivas de las demandadas
amparadas en un supuesto derecho.” (f. 508-509)
A juicio de la censura el fallo recurrido viola los artículos 780, 832, 856 (Código
Judicial), 1644 y 1644a (Código Civil).
La presente causal resulta también improcedente, toda vez que el error probatorio
que se le atribuye al fallo recurrido guarda relación con la prueba del daño consistente en
la construcción de una carretera de acceso al negocio de la censura y de un muro o verjas
de protección a los clientes del referido negocio, los cuales se ha dicho, no constituyen un
daño existente o cierto. No hay presente una agresión a un interés legítimo del censor, de
manera que mal puede pretender que se le resarza un daño que no ha sufrido.
PARTE RESOLUTIVA
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, SALA DE LO CIVIL,
administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, NO CASA la
resolución de 22 de julio de 2005, dictada por el Tribunal Superior del Cuarto Distrito
Judicial, dentro del proceso ordinario promovido por JOSÉ CONCEPCIÓN PINTO
ESCOBAR, contra CONSTRUCTORA LAXMI, S.A.y DEW EXPORT, S.A..
Las costas a cargo de la parte recurrente se fijan en la suma de SETENTA Y CINCO
BALBOAS (B/.75.00).
NOTIFÍQUESE,

HARLEY J. MITCHELL D.
OYDÉN ORTEGA DURÁN -- ALBERTO CIGARRUISTA CORTEZ
MANUEL J. CALVO C. (Secretario)

Huelga
SENTENCIA APELADA DENTRO DEL CASO SEGUIDO A EDGAR CRUZ GARIBALDI Y OTROS,
SANCIONADOS POR EL DELITO CONTRA LA VIDA E INTEGRIDAD PERSONAL. PONENTE:
JERÓNIMO MEJIA E. PANAMÁ, VEINTISÉIS (26) DE JUNIO DE DOS MIL OCHO (2008).
Tribunal: Corte Suprema de Justicia, Panamá
Sala: Segunda de lo Penal
Ponente: Jerónimo Mejía E.
Fecha: 26 de junio de 2008
Materia: Penal - Negocios de
segunda instancia
Sentencia condenatoria
apelada
Expediente: 206 F
VISTOS:
En grado de apelación, ingresa a la Sala Segunda de lo Penal de la Corte
Suprema, la Sentencia N°48 de 28 de septiembre de 2007, por medio de la cual el
Segundo Tribunal Superior del Primer Distrito Judicial DECLARÓ
PENALMENTE RESPONSABLE a EDGAR ROBERTO CRUZ GARIBALDI, lo CONDENÓ
a la pena de DOCE (12)
AÑOS DE PRISIÓN, y a la accesoria de inhabilitación para el ejercicio de funciones
Públicas, cumplida la pena principal, como Autor del delito de Homicidio Simple en
perjuicio de Elvis Arcia Caballero.
Al ser notificados de la decisión en comento, tanto el procesado como su defensa,
anunciaron recurso de apelación.
SUSTENTACIÓN DEL RECURSO
El Licenciado Benjamín Arias manifiesta su disconformidad con la decisión de
primera instancia, precisando que del recuento del expediente se aprecia que EDGAR
CRUZ GARIBALDI desde el primer momento en que rindió declaración indagatoria, se
declaró confeso del hecho de sangre por el cual era investigado, dio los pormenores del
incidente y sostuvo que no fue su intención causar la muerte al señor Elvis Arcia, no
obstante, se le impuso la pena más severa, cuando debió serle reconocida la misma. En
segundo lugar, no se le reconoció que es delincuente primario, pues no registra
antecedentes penales, ni policivos y su conducta antes del hecho era ejemplar.
Las circunstancias anotadas, llevan a la defensa a solicitar que esta Sala rebaje la
sanción penal impuesta a EDGAR CRUZ GARIBALDI.
Del escrito de sustentación de apelación se le corrió traslado al Ministerio Público,
a fin de que hiciera las objeciones de rigor.
OPOSICIÓN AL RECURSO
El Licenciado Oscar Araúz, en su condición de Fiscal Tercero Superior, peticiona
que la sentencia venida en apelación se confirme, habida cuenta que las atenuantes que
reclama el recurrente no se configuran porque las pruebas en contra del procesado son
contundentes, dado que cometió el hecho en un lugar público donde los testigos de manera
conjunta sostienen haber visto cuando el ofendido fue impactado por ELVIS ARCIA
CABALLERO.
LOS HECHOS
El día 25 de diciembre de 2004, en el Corregimiento de Juan Díaz, sector Altos de
Complejo, San Cristóbal, casa N°41, mientras compartía con un grupo de conocidos,
ELVIS EURIBIS ARCIA CABALLERO recibió impactos por arma de fuego. El
correspondiente protocolo de necropsia visible de folios 159-164, revela como causas de
su muerte: “1.a) Shock hemorrágico. 1.b) Laceración visceral. 1.c)Herida por proyectil de
arma de fuego.”
Las pruebas existentes en autos, llevaron al tribunal de grado a declarar
penalmente responsable del hecho punible al señor EDGAR CRUZ GARIBALDI.
DECISIÓN DE LA SALA
Enunciados los puntos sobre los que recae el recurso de apelación, la Sala pasa
a pronunciarse sobre los mismos, en apego de lo establecido en el artículo 2424 del Código
Judicial.
La circunstancia atenuante de la confesión que reclama el apelante a favor del
señor EDGAR CRUZ, es improcedente. La Sala debe recordarle que para que sea
reconocida como tal, la misma debe reunir los presupuestos de espontaneidad y
oportunidad, tal cual lo exige el artículo 66, ordinal 5 del Código Penal. Si bien en el
expediente se observa que desde su primera indagatoria (fs..92-97), el imputado confesó
haber ejecutado el hecho, lo cierto es que ya obraban en su contra las declaraciones de
los señores ANGEL ANTONIO ALVAREZ (fs.14-17), VICTOR EDUARDO BRUCE PEREZ
(fs.18-19), EDUARDO ARCIA CABALLERO (fs.20-22); EUCLIDES SOTO ROBLES
(fs.29-31), acusándolo de haber perpetrado el hecho en compañía de su hermano
MILTON; por ende, mal podía ser tomada en consideración al momento de la
individualización judicial de la pena.
En abono a lo expresado, esta Corporación Judicial debe reiterar criterio en el
sentido que la confesión se considera espontánea cuando el imputado acude
voluntariamente ante la autoridad a ponerle en conocimiento de la actividad delictiva; en
tanto, es oportuna cuando no existan elementos que permitan su vinculación o, que aún
existiendo, la misma incorpore elementos que ayuden al esclarecimiento del hecho.
El segundo punto objeto de reclamo se refiere a que el tribunal de grado no atenuó
la pena impuesta al procesado EDGAR CRUZ GARIBALDI, por ser el mismo delincuente
primario (fs.135), tampoco es procedente. Sobre este particular, huelga precisarle al
recurrente que el registrar antecedentes penales, no está contemplada dentro del catálogo
de atenuantes que consagra el artículo 66 del Código Penal, sino que se trata de un factor
que puede ser tomado en consideración por el juzgador para fijar discrecionalmente la
pena, dentro de los límites señalados para cada delito, a los cuales hace referencia el
artículo 56 del Código Judicial.
Resuelta la disconformidad del apelante contra la sentencia de primera instancia,
la Sala estima de lugar confirmarla.
PARTE RESOLUTIVA
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema, SALA DE LO PENAL, administrando
justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, CONFIRMA la Sentencia N°
48 de 28 de septiembre de 2007, por medio de la cual el Segundo Tribunal Superior del
Primer Distrito Judicial de Panamá, DECLARÓ PENALMENTE RESPONSABLE a EDGAR
ROBERTO CRUZ GARIBALDI, lo CONDENÓ a la pena de DOCE (12) AÑOS DE
PRISIÓN, y a la
accesoria de inhabilitación para el ejercicio de funciones públicas, cumplida la pena
principal, como Autor del delito de Homicidio Simple en perjuicio de Elvis Arcia Caballero.
DEVUÉLVASE.

JERÓNIMO MEJÍA E.
ANÍBAL SALAS CÉSPEDES -- ESMERALDA AROSEMENA DE TROITIÑO
MARIANO E. HERRERA (Secretario)

Sindicato
Nulidad
DEMANDA CONTENCIOSO ADMINISTRATIVA DE NULIDAD, INTERPUESTA POR EL
LICENCIADO DIONYS ULLOA GUTIERREZ EN REPRESENTACIÓN DE SINDICATO UNIÓN DE
CONDUCTORES DE TAXIS Y TRANSPORTES COMERCIALES DE LA CHORRERA, PARA QUE
SE DECLAREN NULOS, POR ILEGALES, LOS CERTIFICADOS DE OPERACIÓN 8T-144407 Y 8T-
14181 SIN FECHA EMITIDOS POR EL DIRECTOR GENERAL DE LA AUTORIDAD DE TRÁNSITO
Y TRANSPORTE TERRESTRE. PONENTE: ADÁN ARNULFO ARJONA. PANAMÁ, NUEVE (9) DE
JUNIO DE DOS MIL OCHO (2008).
Tribunal: Corte Suprema de Justicia, Panamá
Sala: Tercera de lo Contencioso Administrativo
Ponente: Adán Arnulfo Arjona L.
Fecha: 09 de Junio de 2008
Materia: Acción contenciosa
administrativa
Nulidad
Expediente: 340-08
VISTOS:
El Licenciado Dionys Ulloa Gutiérrez actuando en representación del SINDICATO
UNIÓN DE CONDUCTORES DE TAXIS Y TRANSPORTES COMERCIALES DE LA
CHORRERA ha interpuesto Demanda
Contencioso-Administrativa de Nulidad para que se declaren nulos, por ilegales, los
Certificados de Operación 8T- 14407 y 8T-14181 sin fecha emitidos por la Autoridad de
Tránsito y Transporte Terrestre.
La parte actora presenta una solicitud especial, la cual consiste en que se requiera
a la Autoridad Tránsito y Transporte Terrestre, copias autenticadas de las resoluciones que
expiden los referidos certificados de operación y las resoluciones que reasignan tales
certificados.
El artículo 46 de la Ley 135 de 1943 establece que, para hacer viable este tipo de
solicitudes previas, debe constar que el demandante gestionó ante la autoridad
demandada, la obtención de la documentación solicitada y que esta resulto infructuosa.
Se aprecia que el recurrente realizó diligencia para obtener copias autenticadas de
los actos administrativos autenticados en comento, lo cual se desprende de nota visible a
fojas 15 del expediente, y ante la falta de entrega de los mismos, resulta viable acceder a
lo impetrado.
En consecuencia, el Magistrado Sustanciador, actuando en representación de la
Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la ley, DISPONE, solicitar a la Autoridad de Tránsito y
Transporte Terrestre remita copia autenticada de los siguientes documentos:
1.-Copias autenticadas de los certificados de operación N°
8T-14181 y 8T-14407 y, 2.-Copias autenticadas de las
resoluciones que reasignan los referidos certificados.
NOTIFÍQUESE,

ADÁN ARNULFO ARJONA L.


JANINA SMALL (Secretaria)
Negociacion Colectiva

RECURSO DE CASACIÓN LABORAL INTERPUESTO POR LA FIRMA FORENSE MORGAN &


MORGAN EN REPRESENTACIÓN DE HÍPICA DE PANAMÁ, S. A. CONTRA LA SENTENCIA DE
28 DE JUNIO DE 2007 DICTADA POR EL TRIBUNAL SUPERIOR DE TRABAJO DEL PRIMER
DISTRITO JUDICIAL, DENTRO DEL PROCESO DE IMPUGNACIÓN A LA ORDEN DE
REINTEGRO: HIPICA DE PANAMA, S.A.
-VS- SANTIAGO SALAZAR. PONENTE: VICTOR L. BENAVIDES P. PANAMÁ, VEINTISIETE (27)
DE JUNIO DE DOS MIL OCHO (2008).
Tribunal: Corte Suprema de Justicia, Panamá
Sala: Tercera de lo Contencioso Administrativo
Ponente: Victor L. Benavides P.
Fecha: 27 de Junio de 2008
Materia: Casación laboral
Casación laboral
Expediente: 413-07
VISTOS.
La Firma Forense MORGAN & MORGAN actuando en nombre y representación de HIPICA
DE PANAMA,
S.A. ha recurrido en Casación Laboral contra la Sentencia de 28 de junio de 2007,
dictada por el Tribunal Superior de Trabajo del Primer Distrito Judicial, dentro del proceso
laboral arriba descrito.
I. ANTECEDENTES DEL RECURSO.
El presente proceso bajo estudio, se inicia con demanda de reintegro que
interpusiera el señor SANTIAGO SALAZAR, por despido injustificado en violación al fuero
sindical que lo amparaba. Manifiesta que la empresa demandada, lo despidió sin que se
cumplieran las exigencias legales para tal fin.
La Dirección General de Trabajo del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral,
mediante el Auto No.217- DGT-05 de 20 de diciembre de 2005, ordena el reintegro del
trabajador, decisión que fue impugnada por la empresa demandada, argumentando que
para la fecha del despido el trabajador no estaba amparado por fuero alguno.
El Juzgado Tercero de Trabajo de la Primera Sección, mediante Sentencia No.25
del 18 de abril de 2005, resuelve mantener la decisión proferida por la Dirección General
de Trabajo que ordenó el reintegro a sus labores habituales del trabajador SANTIAGO
SALAZAR, pues consideró que las pruebas aportadas por la empresa impugnante, no
desvirtúan que para la fecha del despido el trabajador no estuviese amparado por el fuero
sindical.
Esta decisión fue apelada por la empresa. El Tribunal de la alzada, decide
mantener la sentencia de primer grado, pues es del criterio que el acto de probar
corresponde a la parte para demostrarle al juez la verdad de un hecho, utilizando los
medios establecidos por Ley; además señala que en el presente caso del fuero, la
valoración del material probatorio es de acuerdo al sistema de la tarifa legal, por cuanto la
única prueba que demostrará que la persona está amparada por el fuero sindical, es la
certificación que expide el Departamento de Organizaciones Sociales del Ministerio de
Trabajo y Desarrollo Laboral.
II. CARGOS DEL CASACIONISTA.
El recurrente manifiesta que la resolución impugnada, infringe de manera directa,
por omisión, el artículo 981 del Código de Trabajo.
A juicio del casacionista la norma citada fue violada; ya que, el juzgador Ad-quem
no consideró en conjunto cada elemento de convicción que obran en autos, en cuanto a la
existencia del fuero sindical al momento del despido del trabajador.
Señala el impugnante, que el Tribunal Superior no tomó en cuenta que la
certificación expedida por el Departamento de Organizaciones Sociales, la expide un
funcionario cuyo jefe inmediato es el Director General de Trabajo, y el cual califica de parte
demandada. Por lo que, hacer depender completamente dicha prueba, la decisión de si la
orden de reintegro es justa y legal, constituye un desacierto; ya que, equivale supeditar el
resultado de una demanda a una prueba que confecciona o hace el propio demandado.
Y agrega, que la interpretación sostenida por el Tribunal Superior se aparta de la
lógica formal, y de la ley que en estos procesos faculta al juez para decidir la existencia,
no sólo de la relación laboral o del despido, sino también la existencia del fuero como
señala el artículo 981 del Código de Trabajo. Por lo que el Juez debió revisar toda la
actuación, pruebas, indicios y cualquier elemento que le permita decidir si el fuero que se
certifica es real, se ajusta a derecho y cumplió con los requisitos formales.
Difiere del criterio del Tribunal de segunda instancia, en el sentido de que éste no
debió ceñirse y creer en una sola certificación emitida por un funcionario completamente
subordinado al Director General de Trabajo que emitió la orden impugnada.
Por lo anterior solicita a esta Sala de Casación Laboral case la sentencia de 28 de
junio de 2007, proferida por el Tribunal Superior de Trabajo del Primer Distrito Judicial.
III OPOSICIÓN AL RECURSO.
El apoderado legal del trabajador se opone a los argumentos esbozados por la
representación judicial de la empresa, toda vez que a su criterio el artículo 981 del Código
de Trabajo no ha sido infringido directamente por omisión; ya que, ha quedado demostrado
que la orden de reintegro cumplía con todos los requisitos que exigía el mismo a saber: la
existencia del despido, la relación de trabajo y el fuero; este último debidamente acreditado
con la certificación No.2065.DOS.2005, del 14 de diciembre del 2005, expedida por el
Departamento de Organizaciones Sociales.

Cuestiona la manera como el recurrente pretende que no sea valorada la


certificación proferida por un funcionario público en ejercicio de sus funciones; ya que, las
mismas son un acto público amparadas por el principio de legalidad y cuya objeción sólo
puede tramitarse ante la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia.
Finalmente solicita se mantenga la sentencia recurrida, que a su vez, mantiene la
inamovilidad del trabajador.
IV. DECISIÓN DE LA SALA.
Una vez establecida los motivos por los cuales se recurre ante esta Máxima
Corporación de Justicia Laboral, como también de aquellas que llevan al trabajador a
oponerse, la Sala procede decidir la litis planteada.
El recurrente alega como infringido el artículo 981 del Código de Trabajo, que a la
letra dice:
“El empleador puede impugnar el mandamiento de reintegro dentro de los tres días
siguientes a la notificación, en cuyo caso se seguirán los trámites del proceso
abreviado de trabajo. En este sólo se resolverá respecto a la existencia de la
relación de trabajo, del despido o del fuero.”
El artículo en comento establece el término con que cuenta la parte empleadora
para impugnar las resoluciones proferidas en los procesos de reintegro e indica el
procedimiento de conformidad con los trámites del proceso abreviado que se deben seguir
en los mismos, además de los elementos esenciales que se entrarán a debatir y, por ende,
resolver en los mismos.
Los argumentos del casacionista para alegar como transgredido el artículo 981 del
Código de Trabajo, se centran en la inexistencia del beneficio del fuero sindical para el
señor Santiago Salazar. Sustenta, que la violación se constituye cuando el tribunal de
segunda instancia desconoce en conjunto cada elemento de convicción que obran en
autos en cuanto a la existencia del fuero sindical al momento del despido.
A este hecho agrega que el Tribunal Superior, al no tomar en cuenta que la
Dirección General de Trabajo, como superior del Departamento de Organizaciones
Sociales, hace depender completamente una prueba que confecciona el propio
demandado (Dirección General de Trabajo), al resultado de la presente demanda. Y como
consecuencia, al aplicar la valoración de la prueba de conformidad con la tarifa legal, el
Tribunal concluye que la certificación que expide el Departamento de Organizaciones
Sociales del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral, constituye la única prueba que
demostrará que el trabajador estaba amparado por el fuero sindical para la fecha del
despido.
El representante legal del trabajador se opone a los argumentos presentados por
los apoderados de la empresa, sosteniendo que los mismos pretenden desvirtuar el objeto
del recurso de casación laboral, toda vez que se estaría observando el mismo como una
tercera instancia.
El Tribunal Superior de Trabajo del Primer Distrito Judicial, al plasmar su decisión
en la sentencia recurrida, decidió confirmar en todas sus partes la sentencia de primera
instancia, tras considerar que la representación judicial de la empresa no demostró con los
medios probatorios establecidos por Ley, que el trabajador Santiago Salazar, que para la
fecha del despido, el trabajador no estaba amparado por el fuero sindical. Además
concluyó el Tribunal, al igual que el juzgador primario, que con la certificación expedida por
el Departamento de Organizaciones Sociales del Ministerio de Trabajo y Desarrollo
Laboral, visible a foja 27 del expediente, consta que en Asamblea Constitutiva realizada el
día 14 de octubre de 2005, se escogió la Junta Directiva del Sindicato de Trabajadores del
Hipódromo Presidente Remón (SITRAHIPRE), en la cual el señor SANTIAGO SALAZAR
con cédula de identidad personal No.8- 387-951, ocupa el cargo de Subsecretario de
Cultura y Deportes y Asuntos Juveniles, lo que implica que al momento de ser despedido
estaba aforado.
Luego de examinar la decisión adoptada, en contraste con los cargos de violación
alegados, la Sala hace las siguientes consideraciones:
El presente caso como hemos visto se debate sobre la existencia o no del fuero
sindical en que pudiera estar amparado el trabajador Santiago Salazar al 31 de octubre del
2005, fecha en que fue despedido por la empresa.
Con respecto al fuero sindical, esta Sala en sentencia de 14 de junio del 2007, al
resolver recurso de casación señaló lo siguiente:
“El fuero sindical es una protección al libre ejercicio de la libertad de asociación y
protección a la agremiación en sí misma, contra el propósito patronal de destruirla.
Se pretende dar seguridad a los trabajadores, para que con arreglo a las
formalidades establecidas, ejerzan acciones tendientes a lograr mejores
condiciones de trabajo, quedando protegidos de represalias. En este sentido, la ley
estatuye el fuero sindical indicando las personas que están protegidas por él,
teniendo el empleador que cumplir con los requerimientos establecidos en el
artículo 383 del Código de Trabajo para proceder al despido”.
Dicho lo anterior, dentro del expediente laboral, a foja 27, consta certificación
emitida por el Jefe del Departamento de Organizaciones Sociales del Ministerio de Trabajo
y Desarrollo Laboral, de fecha 14 de diciembre de 2005, en la que hace constar que según
los datos que reposan en sus archivos en Asamblea General del sindicato, realizada el 14
de octubre de 2005, se escogió una nueva Junta Directiva del Sindicato de Trabajadores
del Hipódromo Presidente Remón, en la cual el señor Santiago Salazar ocupa el cargo de
Subsecretario de Cultura y Deportes.
Así mismo, el Director General de Trabajo en su Auto No.217-DGT-05 de 20 de
diciembre de 2005, al ordenar el reintegro del señor Santiago Salazar, reconoce la
existencia del fuero que ampara al trabajador y, por ende, ordena el reintegro de inmediato
del trabajador al cargo que desempeña en la empresa Hípica de Panamá, S.A. e
Hipódromo Presidente Remón, así como el pago de los salarios caídos, desde la fecha en
que fue despedido.
De lo anterior, se desprende que el trabajador Santiago Salazar, al momento del
despido (31 de diciembre de 2005), estaba amparado por fuero sindical, en virtud de lo
establecido en el artículo 381, numeral 3, que indica que gozarán de fuero sindical: “los
suplentes de los directivos, , aun cuando no actúen”.
Por otro lado, obra a foja 8 del expediente la certificación No.1842. DOS.2005 del
26 de octubre de 2005, presentada por la demandante al momento de solicitar la
impugnación del reintegro, en la cual se muestra una conformación de la Junta Directiva
Provisional, distinta a la que integra el trabajador Santiago Salazar, sin embargo, no
desvirtúa el hecho de que el 14 de octubre de 2005 se realizó la elección de la nueva Junta
Directiva, toda vez que el artículo 376 del Código de Trabajo, concede un plazo de 15 días
para comunicar al Ministerio de Trabajo los cambios ocurridos en la Junta Directiva. Por
consiguiente, tampoco desvirtúa el hecho de que el trabajador estaba aforado.
En cuanto a la pretensión del apoderado legal de la empresa de desmeritar la
validez de la certificación expedida por el Departamento de Organizaciones Sociales del
Ministerio de Trabajo, alegando que el Tribunal debió revisar toda la actuación, pruebas,
indicios y cualquier elemento que le permita decidir si el fuero que se certifica es real, se
ajusta a derecho y cumple con los requisitos formales, de conformidad con la facultad que
le da el artículo 981 para decidir en cuanto a su existencia, coincide esta Superioridad con
el Tribunal Superior de Trabajo al señalar que las maniobras que alega la empresa,
suscitadas en el Departamento de Organizaciones Sociales del Ministerio de Trabajo y
Desarrollo Laboral, para pretender amparar con el fuero sindical a cuatro trabajadores que
fueron destituidos en el Hipódromo Presidente Remón, debieron formalizarlos
administrativamente ante el funcionario superior jerárquico de la entidad que tiene a su
cargo el trámite de las organizaciones sociales en nuestro país. Es decir, no le corresponde
a las autoridades jurisdiccionales de trabajo desvirtuar dicho acto administrativo.
Al respecto, la Sala ha sostenido que,
“...dicha certificación está expedida por un funcionario administrativo en ejercicio
de una función administrativa, y por tanto los actos por el expedidos, se consideran
actos administrativos y gozan de presunción de legalidad y sólo pueden ser
anulados o invalidados por la vía administrativa y en última instancia, ante la
jurisdicción contencioso administrativa. Distinto es el acto de mandamiento de
reintegro ordenado por el Director General de Trabajo, quien, aunque se trata de
un funcionario administrativo, dicta el acto en ejercicio de una función
jurisdiccional, regulada por las normas de trabajo, por lo que dicho acto no se
considera de carácter administrativo.” (22 de junio de 2007)
No comparte la Sala el criterio del recurrente al señalar, que siendo la Dirección
General de Trabajo jefe inmediato del Departamento de Organizaciones Sociales, no
pudiere dársele el valor a la certificación expedida por este último. Pues existen en la vía
administrativa los medios impugnativos de actos para anular los efectos de los mismos.
Nada le impedía al casacionista solicitarle al Departamento de Organizaciones Sociales,
expidiera una certificación donde constara la fecha exacta donde fue electo el trabajador
Santiago Salazar como Subsecretario de Deportes, Cultura y Asuntos Juveniles de la
referida organización sindical, y aportarla al proceso oportunamente, con la finalidad de
desvirtuar el fuero que ampara al trabajador.
Corresponde a la parte que alega o afirma la existencia de hechos como
fundamento de su acción, la carga de la prueba, de conformidad con el artículo 735 del
Código de Trabajo; por consiguiente, no puede el juez probar los hechos cuando es sobre
el demandante, sobre quien recae la carga probatoria.
Por último, advierte este Tribunal de Casación Laboral que este recurso
extraordinario no constituye una instancia adicional para valorar las pruebas
aportadas al proceso, por lo que se desestiman los cargos del artículo 981 del
Código de Trabajo, que se le hacen a la sentencia recurrida.
En consecuencia, la Sala Tercera de Casación Laboral de la Corte Suprema de
Justicia, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, NO
CASA la Sentencia de 28 de junio de dos mil siete (2007), proferida por el Tribunal Superior
de Trabajo del Primer Distrito Judicial dentro del proceso laboral de impugnación de
reintegro instaurado por la empresa HÍPICA DE PANAMÁ contra el trabajador SANTIAGO
SALAZAR.
Las costas se adicionan
en B/.350.00.
Notifíquese,

VICTOR L. BENAVIDES P.
WINSTON SPADAFORA FRANCO -- ADÁN ARNULFO ARJONA L.
JANINA SMALL (Secretaria)

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