El Historicismo de Kuhn
El Historicismo de Kuhn
El Historicismo de Kuhn
El internalismo de Kuhn
El trabajo de Kuhn fue un estímulo para un amplio rango de estudios de la ciencia que van desde la
historia de la ciencia hasta la sociología de la ciencia; muchos de los trabajos en estos campos se
ven a sí mismos como, de manera laxa, herederos de un legado kuhniano. El libro de Barry Barnes
T. S. Kuhn and social science (1982), es uno de los ejemplos más prominentes de esto. Sin
embargo, el mismo Kuhn (1992) repudió en los términos más fuertes, la más importante (y la más
sofisticada filosóficamente) escuela de los estudios de la ciencia, el programa fuerte en la
Sociología del Conocimiento Científico (SCC), de la que Barnes fue un brillante líder. Por otra parte,
el alcance de las críticas de Kuhn incluyó implícitamente un espectro más amplio que el
movimiento de los estudios de la ciencia de la Escuela de Edimburgo. En esta sección deseo
explicar de qué manera Kuhn rechazó el constuctivismo social que se encuentra en gran parte en
SCC y por qué está bien que lo hiciera así, a la luz de su compromiso con el historicismo. El
constructivismo social que Kuhn encontró antitético con sus propias ideas sostiene que los
factores principales que determinan los resultados de un episodio científico tales como una crisis,
son factores sociales y políticos que se originan por fuera de la ciencia.
He dicho que Kuhn fue un historicista y un internalista. Esto plantea, prima facie, una tensión: la
línea conservadora del historicismo de Kuhn implica el relativismo; por su parte, el rechazo del
externalismo se asocia con el objetivismo acerca del conocimiento científico; sin embargo, esta
tensión es solo aparente. En síntesis, el externalismo conduce al relativismo (o al escepticismo),
pero su contrario no es el caso: el relativismo no conduce, necesariamente, al externalismo. Es
cierto que los objetivistas, aquellos que creen que la ciencia tiene un éxito razonable al descubrir
hechos acerca de un mundo independiente, serán internalistas; pero de esto no se sigue que
todos los internalistas deban ser objetivistas. El internalismo da cabida a objetivistas y relativistas
que crean que los determinantes del cambio científico están encapsulados en la ciencia misma.
Ese es el tipo de internalista que, considero, era Kuhn. Sin duda, Kuhn tiene que pertenecer a esta
clase de internalista, siempre y cuando sea correcta la línea determinista de su historicismo.
Kuhn dice que su interés en la historia de la ciencia estuvo motivado, en gran medida, por
preocupaciones filosóficas10. Para concluir, defiendo que el historicismo de Kuhn es una parte
importante para encontrar ciertos objetivos filosóficos. El blanco filosófico de Kuhn fue el
empirismo lógico; los empiristas lógicos, vistos de un modo lo suficientemente amplio como para
incluir a Popper, estuvieron preocupados por dar explicaciones normativas del cambio teórico. La
historia de la ciencia puede usarse para examinar estas explicaciones normativas –bajo el supuesto
que los científicos razonan normalmente como deberían razonar–. Este último supuesto es
importante, pues sin él la teoría normativa sería una teoría acerca de cómo los científicos deberían
cambiar sus hábitos de razonamiento con el fin de mejorarlos. La filosofía de la ciencia de Bacon
puede verse en esta dirección. En términos generales, los empiristas lógicos creían que los
científicos razonan correctamente; por consiguiente, sus teorías se dirigieron a articular cómo los
científicos razonan de hecho. Popper no solo creía que los científicos deberían rechazar las teorías
que fueran falsadas, sino que también planteaba que ellos, de hecho, rechazan tales teorías.