Thomas Kuhn
Thomas Kuhn
Thomas Kuhn
“toda ciencia pareciera que mostraría un circulo de distintas etapas, esas etapas que van
representando repercuten en el análisis de esa ciencia y en el avance de esa ciencia, cómo va
transformándose y ver como cada científico se ve inmerso en sus respectivas etapas (Ejemplo
Popper)” .
PRECIENCIA: Toda disciplina, toda ciencia partículas, parte de un estado donde muchas manera
de analizar los problemas que intentaría resolver esa ciencia, hay investigaciones aisladas- > no
hay un único paradigma -> por eso se llama etapa de preciencia.
CIENCIA NORMAL:
Pautas compartidas:
Cosmovisión común
Postulados básicos tenidos como válidos, por lo que no hay novedad. PARA KUHN es la etapa
más importante pues profundiza en sí misma. No hay novedad, no hay revolución.
CRISIS:
Puede ser que aparece las anomalías- > Hechos que muestran como la Ciencia normal no
puede explicar todo y la teoría se vuelva obsoleta (Teoría creacionista)
Los dos elementos del historicismo de Kuhn están unidos. Como se mencionó, los
científicos pueden identificar patrones en los fenómenos; también pueden querer
explicar aquellos patrones haciendo referencia a mecanismos subyacentes o a leyes
más generales. Kepler identificó la naturaleza elíptica de las órbitas de los planetas, así
como otros patrones; Newton explicó esto mediante su teoría de la gravitación.
Mendeleiev descubrió el patrón periódico entre los elementos; esto se explicó por la
teoría atómica desarrollada por Rutherford, Bohr, Thompson y Chadwick. Ver un patrón
en la historia de la ciencia es una cosa, explicarlo es otra; aunque realmente estos dos
procesos difícilmente se pueden separar. La línea determinista en el pensamiento de
Kuhn nos lleva a creer que hay un patrón cíclico en la historia de la ciencia; la línea
conservadora explica este patrón. Lo que explica el modelo consiste en que la ciencia se
desarrolla al explotar una tradición basada en un paradigma de resolución de
problemas. La ciencia normal existe porque un campo científico está dominado por un
conjunto de ejemplares. Como se mencionó antes, estos ejemplares establecen la
agenda para la investigación posterior, del mismo modo, que muestran cómo todos los
objetos del sistema solar se ajustan a las leyes de Newton (en el paradigma
newtoniano). Estos principios se hicieron relevantes no solo debido a los Principia de
Newton, sino porque dieron después los medios para resolver aquellos problemas sobre
todo a través de ejemplos del uso de la teoría para resolver problemas de este tipo. Esto
explica la existencia de la ciencia normal. No toda la ciencia normal que resuelve
problemas lo hace de modo riguroso; por ejemplo, los astrónomos matemáticos del siglo
XVIII encontraron difícil reconciliar la órbita observada de la Luna con la teoría de
Newton. Clairaut y d'Alembert calcularon el valor para el período de revolución del
perigeo de la Luna, que es el punto de la órbita de la Luna que está más cerca de la
Tierra. Para encontrar esto, se demoraron dieciocho años, aunque por observación se
sabía hacía nueve. Estos conflictos aparentes entre los fenómenos observados y la
teoría u otros casos en los que los científicos fallan al resolver problemas son
denominados anomalías. Kuhn (The Structure 80) explica que las anomalías no son
consideradas contra-evidencia para la teoría que está en el centro del paradigma.
Durante la ciencia normal, el fracaso al resolver problemas se atribuye a los científicos o
a la comunidad científica; sin embargo, si las anomalías acumuladas son
particularmente significantes y recalcitrantes, entonces, por culpa de las anomalías se
inicia un cambio de los científicos al paradigma. Esto es lo que ocurre durante los
períodos de crisis. El movimiento anómalo de la Luna fue tan suficientemente serio para
Leonhard Euler como para sugerir que la ley de la gravitación de Newton necesitaba un
ajuste, hasta que Clairaut mostró que la anomalía se debía, principalmente, a las
aproximaciones inexactas que se usaban. Esto podría pensarse como una mini-crisis que
fue resuelta exitosamente al interior del paradigma. Más seria fue aquella crisis que
surgió a finales del siglo XIX, derivada de la precesión anómala del perihelio de
Mercurio, reportada por Le Verrier, en 1859, y del nulo resultado del experimento de
Michelson-Morley. Puesto que, de acuerdo con el conservadurismo de Kuhn, la ciencia
normal requiere una tradición establecida con un paradigma creíble y las crisis deben
resolverse. Si no se resuelven en el paradigma existente, entonces ese paradigma se
debe remplazar; en particular, se debe remplazar por un paradigma que pueda
respaldar una tradición de resolución de problemas. De este modo, tenemos
revoluciones científicas; de esta manera, la línea conservadora en el historicismo de
Kuhn (el énfasis en una tradición de resolución de problemas) explica la línea
determinista (el modelo cíclico legaliforme de cambio científico).
El internalismo de Kuhn
El trabajo de Kuhn fue un estímulo para un amplio rango de estudios de la ciencia que
van desde la historia de la ciencia hasta la sociología de la ciencia; muchos de los
trabajos en estos campos se ven a sí mismos como, de manera laxa, herederos de un
legado kuhniano. El libro de Barry Barnes T. S. Kuhn and social science (1982), es uno
de los ejemplos más prominentes de esto. Sin embargo, el mismo Kuhn (1992) repudió
en los términos más fuertes, la más importante (y la más sofisticada filosóficamente)
escuela de los estudios de la ciencia, el programa fuerte en la Sociología del
Conocimiento Científico (SCC), de la que Barnes fue un brillante líder. Por otra parte, el
alcance de las críticas de Kuhn incluyó implícitamente un espectro más amplio que el
movimiento de los estudios de la ciencia de la Escuela de Edimburgo.
En esta sección deseo explicar de qué manera Kuhn rechazó el constuctivismo social
que se encuentra en gran parte en SCC y por qué está bien que lo hiciera así, a la luz de
su compromiso con el historicismo. El constructivismo social que Kuhn encontró
antitético con sus propias ideas sostiene que los factores principales que determinan los
resultados de un episodio científico tales como una crisis, son factores sociales y
políticos que se originan por fuera de la ciencia. Por ejemplo, el triunfo de las teorías de
Pasteur, que rechazan la generación espontánea, no es el resultado del poder probatorio
de sus experimentos con frascos de cuello de cisne; más bien ese éxito se puede
atribuir al hecho de que sus ideas estaban en mejor sintonía con las visiones de la
jerarquía conservadora católica, que gobernó en la Francia de Luis Napoleón (Farley
Geison); (Farley). El éxito del darwinismo no es una consecuencia de los argumentos
expuestos en El origen de las especies, sino que puede explicarse mejor gracias a la
simpatía natural del libre mercado Inglés con la idea de que el desarrollo es la meta de
la libre competencia (Young). Estos son ejemplos de explicaciones externas del cambio
científico, en contraste con las explicaciones internalistas que se refieren solamente a
los objetivos, valores, prácticas y creencias que se originan en la ciencia.
La propia explicación de la ciencia dada por Kuhn da pie a tales influencias externas,
ciertamente no las suficientes como para que sean las determinantes principales de los
resultados de los debates científicos. Consideremos primero la ciencia normal: como se
explicó antes, el progreso durante la ciencia normal es guiado por el paradigma, por el
conjunto de soluciones ejemplares a los problemas que definen una tradición de
resolución de problemas. Esto establece tanto la agenda –define qué tipo de problemas
vale la pena afrontar–, como los estándares con los que se evalúan las soluciones
propuestas a aquellos problemas. La explicación de Kuhn no deja espacio, por ninguna
parte, a las influencias externas. En tanto Kuhn enfatiza que el grueso de la actividad
científica corresponde a la ciencia normal, de esto se sigue que, al menos, la mayor
parte del cambio científico está gobernada por factores internos a la ciencia.
La segunda excepción de Kuhn tiene que ver con la velocidad con la que la ciencia se
desarrolla. Kuhn (The history 119) nos dice que el ritmo de un avance científico puede
estar condicionado por factores externos. Debe ser cierto que mediante las condiciones
económicas prevalentes se puede determinar la cantidad de recursos destinados a la
investigación. Kuhn también sugiere que debido a la interacción entre las distintas
disciplinas científicas puede haber un efecto acumulativo de factores externos en la
evolución de la ciencia. Los avances en la tecnología hacen claramente una diferencia
en la capacidad de la ciencia para progresar.
Es importante notar que ninguna de las dos excepciones sugiere que las influencias
externas repercuten regularmente en los resultados de una investigación o debate
científico. En SCC puede distinguirse un programa débil que estudia el amplio ambiente
social y político, así como sus efectos sobre, digamos, la existencia de instituciones
científicas tal y como fue ejemplificado por Merton en Science, technology and society in
seventeenth century England (1938); también puede distinguirse un
programa fuerte véase por ejemplo: Leviathan and the Air-Pump (1985) de Shapin y
Schaffer; de acuerdo con dicha obra, el contenido de los resultados aceptados por la
ciencia, así como el propio discurso de los términos científicos, están influenciados por
factores sociales y políticos. La mayor parte del trabajo de Kuhn da un respaldo parcial
al programa débil. Por ejemplo, en relación con la crisis en la astronomía ptolemaica que
precede a la revolución copernicana, Kuhn nos dice que un ingrediente es "la presión
social para la reforma del calendario, una presión que plantea, como particularmente
urgente, el problema de la precesión" (The Structure 69).
Mientras se reconoce qué tales factores pueden ser importantes, Kuhn enfatiza en que
"la ruptura técnica aún podría permanecer en el centro de la crisis". De ésta manera,
mientras los factores externos pueden influir en el modo en que sucede este episodio,
permanece la cuestión acerca de los factores internos que explican por qué eso podría
ocurrir6.
Los científicos individuales asumen un nuevo paradigma por todo tipo de razones y,
frecuentemente, por muchas a la vez. Algunas de estas razones, por ejemplo, la
adoración al sol que ayudó a que Kepler fuera un copernicano, quedan fuera de la
esfera aparente de la ciencia plena; otras pueden depender de idiosincrasias
autobiográficas o de personalidad. Aún la nacionalidad o la reputación del
innovador y sus profesores pueden, algunas veces, jugar un papel importante. (Ibíd.
152-53)
En este pasaje no debería sobrevalorarse el externalismo. Como Kuhn
dice, algunas de las razones que tiene un individuo para adoptar un paradigma
pueden quedar por fuera de la ciencia, y solo da un ejemplo, la adoración al Sol de
Kepler. Por implicación, él cree que las 'otras' que menciona no quedan por fuera de
la ciencia. Claramente, la reputación es interna a la ciencia; es cierto que las
diferencias personales podrían hacer que los científicos difieran en el grado en el
que se disponen a adoptar ideas radicales; o la apertura de un científico a una idea
podría estar influenciada por el hecho de que se formó en un laboratorio en donde
tales ideas se desarrollaron o debido a que el trabajo en esa teoría ofrece unas
mejores perspectivas laborales. Sin embargo, una vez más, no es claro que estas
sean consideraciones externas a la práctica de la ciencia, al menos, no de un modo
que amenace las afirmaciones centrales del internalista que son importantes para
Kuhn: que es el requisito de resolver problemas lo que determina
irremediablemente cuáles ideas se desarrollan y adoptan. Como dice Kuhn,
inmediatamente después del pasaje citado:
probablemente la única afirmación más relevante anticipada por quienes proponen
un nuevo paradigma es que pueden resolver problemas que habían llevado al
paradigma antiguo a una crisis. Cuando legítimamente puede hacerse esto, con
frecuencia esta afirmación es la más efectiva posible. (The Structure 152-53)
El modo más efectivo de anticipar un nuevo paradigma es mostrar que resuelve los
problemas que dejaron al otro en una crisis. Kuhn luego va a señalar que esto no es
siempre posible; en efecto, el nuevo candidato a paradigma no puede ayudar a evocar
todos los problemas de la crisis. En ese caso, las predicciones novedosas, las
predicciones de fenómenos que serían completamente insospechadas en el viejo
paradigma pueden ser persuasivas (tales como la predicción de las fases de Venus por
la teoría de Copérnico). Después Kuhn menciona el papel de las consideraciones
estéticas. También, discute ampliamente las características de las revoluciones que
posteriormente hemos llamado: "la pérdida de Kuhn" 7 y la importancia de un nuevo
paradigma como una base fructífera para la investigación en la solución de nuevos
problemas. Al evaluar si Kuhn dio estímulo directo al estudio externalista de la ciencia,
debemos confrontar el pequeño pasaje de la cita con las seis páginas que siguen, en las
cuales él enfatiza detalladamente la importancia de la tradición de resolver problemas
para determinar su propio desarrollo.
Sin embargo, ¿no ocurre que durante la ciencia revolucionaria no hay tradición de
resolución de problemas que juegue este papel determinante? Y si la elección de una
teoría es indeterminada, ¿eso no da oportunidad para que fuerzas extracientíficas
determinen el resultado, como defiende Barnes (On the 'hows'; T. S. Kuhn and)? Creo
que esta es una mala interpretación de Kuhn, basada en la idea que las revoluciones
son rupturas totales y radicales con el pasado. Mientras es cierto que Kuhn pudo haber
sobreestimado la diferencia entre ciencia normal y revolucionaria, también es cierto que
Kuhn da gran énfasis al progreso y la continuidad a través de las revoluciones. En
efecto, The Structure of scientific revolutions tiene un capítulo con el título "Progreso a
través de las revoluciones", mientras el capítulo precedente: "La resolución de las
revoluciones", describe las restricciones impuestas al nuevo paradigma por el éxito
continuado de su predecesor en la resolución de problemas. Tales restricciones
significan que hay una continuidad relevante en la ciencia revolucionaria 8. Hay más
cosas en común que diferencias entre la ciencia normal y la revolucionaria. Tanto en la
ciencia normal, como en la revolucionaria, lo que conduce el progreso es,
principalmente, resolver problemas científicos; durante la ciencia normal, la necesidad
de resolver problemas es satisfecha por el paradigma; durante la ciencia extraordinaria
la necesidad perdura, pero ahora debe satisfacerse encontrando un paradigma que lo
reemplace. Lo que determina el resultado será, sobre todo, el poder de un paradigma
propuesto para resolver problemas. Puede que eso no determine el resultado de modo
único y sin ambigüedad –Kuhn enfatiza que hay lugar para el desacuerdo racional
acerca del poder relativo para resolver problemas de un nuevo paradigma propuesto,
comparado con el viejo paradigma o con un competidor–; sin embargo, el hecho de que
la disputa es acerca del poder de resolver problemas científicos restringe las elecciones
disponibles. Los participantes en el debate deben ser racionalmente capaces de creer
que su solución preferida da más y mejores soluciones a problemas que sus
competidoras. En particular, quienes apoyan un nuevo paradigma deben, en la mayoría
de los casos, ser capaces de mostrar que resuelve una porción considerable de las
anomalías más significativas dejadas por el viejo paradigma, mientras que preservan, a
la vez, el grueso del poder de resolver problemas que tiene su predecesor.
Aunque encontrar una solución innovadora que logre esto no es fácil, la mayoría de
episodios en ciencia revolucionaria darán muy pocas opciones, típicamente habrá solo
una propuesta revolucionaria que rete el viejo paradigma. Dado el rango infinito de
creencias que un científico pueda tener acerca de un asunto dado, todas, excepto un
puñado de ellas, son excluidas inmediatamente por factores internos a la ciencia incluso
durante la ciencia extraordinaria.
En efecto, parece que esto todavía da lugar a que influyan factores externos en los
resultados de una revolución científica; sin embargo, no creo que Kuhn haya
considerado que tales factores jugaran un papel determinante. El que se dé lugar a
desacuerdos racionales no significa que haya algo más que influencie la idea de algún
científico individual, de dejar solo las opiniones de la comunidad en su conjunto. Lo que
esto significa es que la resolución de una revolución será un asunto mucho más
prolongado. En la ciencia normal puede haber disputas, pero por lo regular se pueden
resolver usando el recurso del paradigma. Las causas del SIDA fueron disputadas al
comienzo; no obstante, las técnicas estándar identificaron un virus particular como la
causa; de tal manera, que esto quedó más allá de cualquier disputa racional. En tal
sentido, no hay una "pérdida de Kuhn" –no se necesitan creencias, ni compromisos
preexistentes a los cuales renunciar–; el éxito de la explicación viral es claro gracias a
los estándares establecidos y se hacen evidentes las oportunidades para investigar (lo
mismo que los beneficios científicos) ofrecidas por el nuevo descubrimiento. Por otra
parte, en la ciencia revolucionaria hay "pérdida de Kuhn" que se confronta con las
pretensiones de la solución de problemas; hay, por lo menos, algunos conflictos con los
estándares (al menos con las creencias) existentes y debido a esto, es confuso el
potencial del pretendido nuevo descubrimiento para respaldar un programa de
investigación fructífero (futura solución a un problema) sobre todo cuando tenemos que
abandonar una tradición existente. Cuando Barry Marshall y Robin Warren propusieron
que la causa principal de la úlcera gástrica era una bacteria en vez de, como se había
creído, exceso de ácido producido por factores tales como el estrés, un sub-campo
completo de investigación (así como de tratamiento) estaba bajo amenaza;
consiguientemente, era confuso saber en ese momento si, en términos de solución de
problemas, la nueva propuesta sería más productiva que la idea establecida. No
estamos comparando de igual a igual estos casos, ya que comparamos una trayectoria
existente con una promesa futura. Así pues, se da plena cabida a la diferencia de
opinión como también, a si la nueva visión debería o no adoptarse. Los factores
biográficos, como sostiene Kuhn, pueden jugar cierto rol a la hora de determinar cómo
responden los investigadores individuales. Los científicos antiguos invertirán prestigio,
experiencia, programas de investigación y laboratorios en el enfoque establecido; por su
parte, los investigadores jóvenes verán que la idea más reciente les ofrece
oportunidades para progresar de una manera más rápida que la que hubieran tenido de
otro modo. Pero el dar cabida a las diferencias de opinión y a la influencia de
consideraciones profesionales no puede persistir para siempre. Conforme pasa el
tiempo, debido al poder que tiene la nueva idea para resolver problemas, cambiará de
la potencialidad a la actualidad y será posible una comparación más directa entre lo
viejo y lo nuevo. En el caso de Marshall y Warren, después de la resistencia inicial, la
opinión de la comunidad coincidió de un modo razonablemente rápido. Aunque no había
un punto definitivo al cual una u otra opinión pudiera apegarse, esto no significó que
fuera razonable respaldar indefinidamente una u otra visión. Pese a que puede
encontrarse científicos que continuaron creyendo, en 1920, en el éter electro-
magnético, la mayoría de los matemáticos y físicos teóricos aceptaron la teoría
(especial) de la relatividad de Einstein, originada en 1905, antes de la irrupción de la
Primera Guerra Mundial. A su vez, las ventajas que pueden atraer hacia un nuevo
campo a un joven científico ambicioso pronto se empañarían si no están a la altura de lo
que prometen como vehículo para una tradición productiva en la solución de problemas;
la fusión fría es un ejemplo de ello. Así pues, la diferencia entre la ciencia normal y la
extraordinaria no se da entre fases en las que los factores internos o externos sean
decisivos; sino que es una diferencia entre la rapidez y el modo en que los factores
internos, sin ninguna ayuda, alcanzan su conclusión.
Una razón distinta para pensar que los factores externos deben ser importantes es creer
que las preguntas sobre las que trabajan los científicos están determinadas
frecuentemente por las necesidades materiales de la sociedad en general. Bacon, en
el Novum Organum, imaginó una ciencia que conduce a la prosperidad económica y, en
tal sentido, uno esperaría que esa ciencia se preocupara por cuestiones que estuvieran
conectadas directamente con los problemas que surgen en las esferas social y
económica. De este modo, podría pensarse en los esfuerzos hechos por los astrónomos
para resolver el problema de la longitud. Dada la insistencia en el aislamiento de la
ciencia madura de las fuentes externas de problemas, no es sorprendente que Kuhn
estableciese una diferenciación explícita entre la ciencia y la tecnología:
He dicho que Kuhn fue un historicista y un internalista. Esto plantea, prima facie, una
tensión: la línea conservadora del historicismo de Kuhn implica el relativismo; por su
parte, el rechazo del externalismo se asocia con el objetivismo acerca del conocimiento
científico; sin embargo, esta tensión es solo aparente. En síntesis, el externalismo
conduce al relativismo (o al escepticismo), pero su contrario no es el caso: el relativismo
no conduce, necesariamente, al externalismo. Es cierto que los objetivistas, aquellos
que creen que la ciencia tiene un éxito razonable al descubrir hechos acerca de un
mundo independiente, serán internalistas; pero de esto no se sigue que todos los
internalistas deban ser objetivistas. El internalismo da cabida a objetivistas y relativistas
que crean que los determinantes del cambio científico están encapsulados en la ciencia
misma. Ese es el tipo de internalista que, considero, era Kuhn.
Sin duda, Kuhn tiene que pertenecer a esta clase de internalista, siempre y cuando sea
correcta la línea determinista de su historicismo. Si el externalismo fuera verdadero,
aquellos factores que se originan por fuera de la ciencia serían los principales
conductores del cambio científico; en consecuencia, no habría razón para suponer que
habría patrones en la historia de ese cambio. En vez de eso, uno esperaría que la
historia de la ciencia demuestre el mismo caos y contingencia que encontramos en otros
asuntos humanos. Tomemos los dos ejemplos de la biología del siglo XIX que ya he
mencionado, el rechazo de la generación espontánea hecho por Pasteur y la explicación
darwiniana de la evolución a través de la selección natural: si los externalistas están en
lo cierto, el origen y éxito de estas dos teorías son resultado de fuerzas socio-políticas
que tienen lugar apenas se oponen naturalezas que concurren al mismo tiempo en
diferentes países: el clero conservador en Francia y el liberalismo económico en Gran
Bretaña (nótese que una de las pretendidas ventajas políticas de los resultados de
Pasteur es que amenaza el darwinismo ateo, que muchos tomaban como requisito para
asumir alguna forma de generación espontánea). Debido a que estas diferentes fuerzas
sociales son producto de diferentes secuencias de eventos históricos en los dos países,
es difícil ver cómo la totalidad de estas fuerzas podría conspirar para producir el ciclo
ordenado que Kuhn ve en la historia de la ciencia. Para usar una analogía mecánica:
Kepler fue capaz de discernir el orden elíptico del sistema solar debido a que el sistema
solar es un sistema simple y aislado; si estuviera frecuentemente perturbado por
grandes objetos inter-estelares que pasan a través o cerca de él, entonces Kepler no
tendría órbitas elípticas por descubrir. Así mismo, una condición necesaria de la verdad
de la teoría de Kuhn es que los conductores del (contenido del) desarrollo científico son
locales a la ciencia, por lo que se aíslan, en gran medida, de la influencia de otros
desarrollos históricos.
Kuhn dice que su interés en la historia de la ciencia estuvo motivado, en gran medida,
por preocupaciones filosóficas10. Para concluir, defiendo que el historicismo de Kuhn es
una parte importante para encontrar ciertos objetivos filosóficos. El blanco filosófico de
Kuhn fue el empirismo lógico; los empiristas lógicos, vistos de un modo lo
suficientemente amplio como para incluir a Popper, estuvieron preocupados por dar
explicaciones normativas del cambio teórico. La historia de la ciencia puede usarse para
examinar estas explicaciones normativas –bajo el supuesto que los científicos razonan
normalmente como deberían razonar–. Este último supuesto es importante, pues sin él
la teoría normativa sería una teoría acerca de cómo los científicos deberían cambiar sus
hábitos de razonamiento con el fin de mejorarlos. La filosofía de la ciencia de Bacon
puede verse en esta dirección. En términos generales, los empiristas lógicos creían que
los científicos razonan correctamente; por consiguiente, sus teorías se dirigieron a
articular cómo los científicos razonan de hecho. Popper no solo creía que los científicos
deberían rechazar las teorías que fueran falsadas, sino que también planteaba que ellos,
de hecho, rechazan tales teorías. Así pues, la perspectiva de Popper enfrentaría en sí
misma la falsación si la historia de la ciencia muestra que los científicos se apoyan
regularmente en teorías que enfrentan evidencia aparentemente contradictoria.
Ciertamente, esto es lo que Kuhn pretende mostrar con el componente conservador de
su historicismo, según el cual la ciencia normal está gobernada por una tradición de
resolución de problemas. Como hemos discutido, en la perspectiva de Kuhn, los
científicos no abandonan una tradición cuando enfrentan una anomalía; más bien, una
anomalía será, a menudo, solo otro rompecabezas que resolver. Si un científico aborda
ese rompecabezas, pero falla al resolverlo, ese fracaso se atribuye a las limitaciones del
científico, no de la tradición. De este modo, la misma existencia de la ciencia normal es
un reto mayor al falsacionismo de Popper.
Las cosas son un tanto diferentes con respecto a la línea inductivista más central del
empirismo lógico. Aquí el blanco de Kuhn es la concepción de ciencia como una
acumulación de creencias verdaderas adquirida por la aplicación repetida del método
científico (por ejemplo: alguna forma de lógica inductiva). Tal perspectiva es consistente
con la existencia de la ciencia normal. Es la ciencia revolucionaria la que crea el
problema para el empirismo lógico, pues se trata de episodios en los que se rechazan
las creencias bien establecidas. Sin embargo, ya que tales episodios son, en la
terminología de Kuhn, 'extraordinarios', hay cabida al debate con respecto a su valor de
evidencia contra la imagen del empirista lógico, toda vez que su relativa rareza
permitirá al empirista lógico relacionarlos con excepciones ocasionales, en algunos
casos episodios patológicos (o correcciones a la ciencia patológica) o características de
la ciencia inmadura, entre otros. Aquí es donde se vuelve relevante la línea determinista
del historicismo de Kuhn, ya que Kuhn puede mostrar que el cambio científico tiene una
estructura, la estructura cíclica de ciencia normal-crisis-revolución-ciencia normal;
entonces, los episodios no acumulativos, las revoluciones, no pueden ser descartadas,
son parte inevitable del proceso científico.
El propio Kuhn se dirige hacia una revolución mayor en la filosofía de la ciencia. Rechaza
los supuestos comunes de los empiristas lógicos que el objetivo de la ciencia es la
verdad y que la racionalidad científica consiste en aplicar algún tipo de lógica a las
relaciones entre una teoría y afirmaciones directas relacionadas con la experiencia de
los científicos. El paradigma alternativo de Kuhn tiene la intención de ser uno en el que
el objetivo de la ciencia sea resolver problemas y la racionalidad científica consista en
ajustar la solución de problemas propuesta con las soluciones de problemas
ejemplares11. La perspectiva de Kuhn parece que no necesita ser muy radical cuando
consideramos que gran parte de la cognición humana ocurre a través del
reconocimiento del modelo (piénsese en el reconocimiento de rostros); sin embargo, en
su propio contexto histórico, la propuesta era radical y fue percibida como más extrema
de lo que debería haber sido. Debido a esto fue tomada como una forma de
irracionalismo acerca de la ciencia. Una vez se percibió desde esta luz, no es
sorprendente que los detractores y admiradores de Kuhn, lo tomaran como aquél que
articula una visión de ciencia en la que los científicos y sus ideas, sin las restricciones de
la racionalidad, están sujetos a fuerzas sociales.
Notas al Pie
1
Ver, especialmente, el ensayo de Kuhn: "The relations between history and the history
of science" (1971), que examina en detalle "las barreras que dividen la historia y la
historia de la ciencia".
2
Esta línea del historicismo puede rastrear sus orígenes en Vico y puede también
encontrarse en Herder y Hegel.
3
Hegel y Marx son ejemplares preeminentes del historicismo determinista; este es el
historicismo atacado por Popper (1957). Otro ejemplo podría ser Augusto Comte.
4
Reynolds (1999), también menciona a Kuhn en conexión con distintas especies de
historicismo.
5
Aunque Popper rechazó la inducción, este punto también aplica para él, porque exigió
el uso de la lógica deductiva al falsar las teorías.
6
Para más detalles acerca del internalismo de Kuhn en relación con SCC, ver Bird (Kuhn,
naturalism).
7
La expresión "pérdida de Kuhn" (Kuhn-loss) hace referencia a la pérdida de capacidad
que sufre un nuevo paradigma o una teoría con respecto a un paradigma o teoría
precedente a la hora de ofrecer explicaciones en un cierto dominio de solución de
problemas; es decir, un período posterior de la ciencia puede encontrarse sin poder
explicar un fenómeno que en un período anterior fue explicado exitosamente. (Nota del
traductor).
8
Kuhn vuelve sobre este tema en varios de sus escritos posteriores; por ejemplo, en su
ensayo: "Objectivity, value judgment, and theory choice", en el que articula los cinco
valores científicos (precisión, consistencia, amplitud de alcance, simplicidad,
fecundidad). Toda su preocupación radica en rechazar las acusaciones de subjetividad al
preferir una teoría a la vez que da espacio para el disenso razonable entre paradigmas.
9
La historia o la historiografía whig es el enfoque historiográfico que presenta el pasado
como un progreso inevitable hacia mayor libertad e ilustración, culminando en formas
modernas de democracia liberal y monarquía constitucional. En el ámbito de la historia
de la ciencia, la historiografía whig se centra en la cadena de teorías y experimentos
exitosos que conducen a la ciencia del día, ignorando las teorías que fracasan y los
callejones sin salida. (Nota del traductor).
10
Por ejemplo, en el prefacio a The Structure.
11
Para más detalles, ver Bird (Naturalizing Kuhn). Esta visión es polémica, pues Kuhn no
se proclamó a sí mismo, como quien buscaba revisar nuestra noción de racionalidad;
esto se debe a que la misma noción de racionalidad es cercana a la idea de seguir las
reglas de la razón. Kuhn mostró que la ciencia otorgó reglas pero en vez de eso, empleó
el razonamiento en analogía con los ejemplares. Esto último, que se esforzó por
enfatizar, no es en modo alguno irracional.