Epistemologia Khun
Epistemologia Khun
Epistemologia Khun
El filósofo Thomas Kuhn se ocupó principalmente de cuestiones acerca de filosofía de la ciencia: ¿cómo se lleva a cabo la
actividad científica? ¿Existe un mismo patrón en dicha actividad que se pueda aplicar a lo largo de las distintas épocas
históricas? ¿A qué se debe el aparente éxito en la obtención de conocimientos de la ciencia? Dicho conocimiento, por otra
parte, ¿es acumulativo a lo largo de la historia?
Este tipo de cuestiones, así como las respuestas que Kuhn ofrecerá, nos muestran el enfoque histórico con el que se
analiza la ciencia. Efectivamente, Kuhn se dedicó en un primer momento al estudio de la historia de la ciencia y fue a
partir de ella de donde surgieron diversas cuestiones que muestran un contraste entre dos concepciones de la ciencia. Por
un lado, la ciencia entendida como una actividad completamente racional y controlada, y por otro lado, la ciencia
entendida como una actividad concreta que se ha venido dando a lo largo de los siglos y que en cada época histórica
presenta peculiaridades y características propias. Estos dos planteamientos pueden ser denominados "formalista" e
"historicista", respectivamente.
Las respuestas que Kuhn da a las cuestiones iniciales, que se plasman en la obra "La estructura de las revoluciones
científicas", de 1962, supusieron un gran cambio en el debate filosófico del momento, pues el modelo formalista que
imperaba fue desafiado por el enfoque historicista de Kuhn, según el cual, la ciencia se desarrolla siguiendo determinadas
fases:
● 1. Establecimiento de un paradigma
● 2. Ciencia normal
● 3. Crisis
● 4. Revolución científica
En esta concepción la noción de "paradigma" resulta fundamental. Kuhn define paradigma de la siguiente manera:
Considero a los paradigmas como realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo,
proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica.
Los paradigmas son, por tanto, un marco o perspectiva bajo la cual se analizan los problemas y se trata de resolverlos. Por
ejemplo, el movimiento aparentemente irregular de los planetas en el cielo es un problema concreto. Podemos verlo a la
luz del paradigma que ofrece la teoría geocéntrica de Aristóteles, según el cual el movimiento de los planetas es
absolutamente circular. En éste caso, por lo tanto, la labor del científico será mostrar que la irregularidad de los planetas
no es tal y aclarar a qué se debe dicha apariencia. Pero podríamos verlo también partiendo del paradigma de la teoría
heliocéntrica. En este último caso podríamos llegar a aceptar la no-circularidad del movimiento real de los planetas, pero
sea cual sea la explicación ofrecida, debe aplicarse por igual al resto de los cuerpos celestes. Los paradigmas son, por lo
tanto, macroteorías que se aceptan de forma general por toda la comunidad científica y a partir de las cuales se realiza la
investigación. El objetivo de la misma es aclarar los posibles fallos del paradigma (como por ejemplo datos empíricos que
no coincidan exactamente con la teoría) o extraer todas sus consecuencias. A este proceso de investigación basado en un
paradigma se le denomina "ciencia normal". En palabras de Kuhn:
“Ciencia normal" significa investigación basada firmemente en una o más realizaciones científicas pasadas, realizaciones
que alguna comunidad científica particular reconoce, durante cierto tiempo, como fundamento para su práctica posterior.
Esta fase del desarrollo de la ciencia ocupa la mayor parte del tiempo de los científicos, porque aunque los nombres que
nos han llegado hasta nosotros han sido los de científicos revolucionarios que han roto con las concepciones de su tiempo
(como Galileo o Einstein), la mayor parte de científicos realizan trabajos rutinarios de comprobación para mostrar o poner
a prueba la solidez del paradigma en el que se basan.
En ocasiones, no obstante, un paradigma no es capaz de resolver todos los problemas, y estos persisten a lo largo de los
años o de los siglos, tal vez acumulándose junto con otros. En ese caso el paradigma en conjunto comienza a ponerse en
cuestión y los científicos comienzan a considerar si supone el marco más adecuado o la forma más correcta de abordar los
problemas o si debe ser abandonado. La crisis supone la proliferación de nuevos paradigmas, en un principio tentativo y
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provisional, con vistas a resolver la o las cuestiones más problemáticas. Estos nuevos paradigmas compiten entre sí y cada
uno trata de imponerse como el enfoque más adecuado.
Finalmente se produce una revolución científica cuando uno de los nuevos paradigmas sustituye al paradigma tradicional
(como sucedió con la visión del mundo copernicana, que derrocó a la concepción aristotélica o con la teoría de la
relatividad de Albert Einstein, que sustituyó a la visión newtoniana de la realidad como la forma más apropiada forma
aproximarse al mundo):
Las revoluciones científicas se consideran aquí como aquellos episodios de desarrollo no acumulativo en que un antiguo
paradigma es reemplazado, completamente o en parte, por otro nuevas e incompatibles.
Tras la revolución el ciclo comienza de nuevo y el paradigma que ha sido instaurado da pie a un nuevo proceso de ciencia
formal.
Como se puede ver, el enfoque historicista da más importancia a factores subjetivos en el proceso de investigación
científica que anteriormente habían sido pasados por alto. Kuhn muestra que la ciencia no es solamente un contraste y
neutral entre las teorías y la realidad, sino que hay diálogo, debate, y también tensiones y luchas entre los defensores de
los distintos paradigmas. Los científicos no son seres absolutamente racionales. Cuando los experimentos parecen mostrar
que una teoría determinada es falsa, algunos científicos continúan usándola. Si hay una posible aplicación práctica de la
teoría o existen intereses de algún tipo, esto influye en la actividad científica, así como la existencia de colectividades o
grupos sociales a favor o en contra de una teoría concreta, o la existencia de problemas éticos. Todos ellos son casos en
los que la actividad científica se ve influenciada por el "mundo exterior". En definitiva, allí donde los formalistas
afirmaban que lo importante de la ciencia son las teorías y la comparación objetiva entre las teorías existentes, los
historicistas conceden más importancia al sujeto que lleva a cabo la investigación así como a la sociedad en la que está
inmerso. Otro argumento adicional en contra de la concepción de la ciencia como un proceso perfectamente racional en el
que sólo tienen importancia la fuerza de los argumentos es el hecho de que desde un paradigma resulta difícil (algunos
afirman que imposible) entender el punto de vista alternativo, ya que siempre se parte de un paradigma determinado. No
existe forma de alejarse de todos los paradigmas y compararlos de forma objetiva, sino que siempre estamos inmersos en
uno de ellos y conforme al mismo interpretamos el mundo que nos rodea. El debate que se establece, por lo tanto, entre
defensores de distintos paradigmas puede resultar a menudo estéril, hasta el punto, llega a decir Kuhn, de que un
paradigma triunfa no porque consiga convencer a sus oponentes, sino porque los representantes del paradigma más
antiguo van falleciendo.
Considerados estos factores, ¿cómo hemos de entender el progreso en la ciencia? La respuesta de Kuh es que el progreso,
estrictamente hablando, sólo se produce en las fases de ciencia normal, pero no se puede hablar de un progreso continuado
desde la época de los griegos hasta la actualidad, porque las revoluciones científicas no son sino rupturas de esa
continuidad. Cada revolución marca, en cierto sentido, un nuevo comienzo.
Esta perspectiva dará pie posteriormente a un relativismo radical según el cual no habría forma de saber cuál, entre dos
teorías, es verdadera puesto que la verdad depende del paradigma desde el que se analizan los problemas (Feyerabend es
un filósofo relativista que ejemplifica esta postura). El propio Kuhn, sin embargo, se desmarcará de una interpretación de
su propia teoría en ese sentido.