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Trabajo de Entrega Final Los Contratos

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Derecho Los Contratos.

Civil.

Integrantes:
Luis Emilio Moreta Castillo.

Vladimir Batista Contreras.

Wilkin Terrero Ogando


La irretroactividad
De
Los
Contratos.
Profesor:
Dr. Gregorio de
La Cruz de La
Cruz.
Página |1

Índice:
Introducción…………………………………………………………..Pág. 2.
Efecto del principio de la irretroactividad de las leyes en materia
contractual…………………………………………………………….Pág. 4.
Aplicación a los Actos Jurídicos………………………………Pág. 15.
El Estado de las Personas y su Capacidad……………….Pág. 19.
Síntesis. Materia Contractual………………………………...Pág. 24.
Conclusión………………………………………………………………Pág. 28.
Bibliografía……………………………………………………………..Pág. 29.
Página |2

Introducción
\

El presente trabajo es un breve resumen de la tesis doctoral de la jurista y


abogada Minerva Mirabal. El mismo está sustentado en los primeros
capítulos de su tesis doctoral “El principio de la irretroactividad de las leyes
y la Jurisprudencia Dominicana”. Con esta obra pretendemos explicar los
principios de irretroactividad en las leyes y sus efectos en materia
contractual en general.

El presente trabajo resume los primeros cuatro capítulos de la tesis


mencionada para sustentar en una síntesis muy interesante, los efectos
que se pudieran producir en materia de contractos en caso de
abrogaciones, derogaciones y nuevas leyes promulgadas. Para este ensayo
nos tomamos la libertad de editar algunos artículos usados por la doctora
Minerva Mirabal para que le sea más fácil al lector entender la semántica
de los mismos con las palabras utilizadas por la legislación vigente, sin
desvirtuar la obra original ni pretender ser autores agregados de la misma.

Para sustentar nuestra síntesis nos auxiliamos de diversas obras de derecho


civil, derecho notarial y jurisprudencias, para explicar de la forma más
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sencilla un tema que como dice el jurista Jottin Cury hijo: “uno de los
aspectos más controvertidos de las disciplinas jurídicas…el cual mantiene
dividido los criterios jurisprudenciales y doctrinales…”

Esperamos que el presente ensayo satisfaga las inquietudes de nuestros


lectores.

Los Autores.
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Efecto del principio de la


irretroactividad de las leyes en
materia contractual.
La Irretroactividad de la ley. La ley sólo dispone y se aplica para lo porvenir.
No tiene efecto retroactivo sino cuando sea favorable al que esté
subjúdice o cumpliendo condena. En ningún caso los poderes públicos o la
ley podrán afectar o alterar la seguridad jurídica derivada de situaciones
establecidas conforme a una legislación anterior. Art. 110. Constitución
Dominicana 2015

El principio de irretroactividad impide que una ley pueda afectar las


consecuencias jurídicas producidas con anterioridad a su puesta vigencia.
El origen de la irretroactividad de la ley lo encontramos en la vieja regla
del Derecho romano “legis et constitutiones futuris certum est dare
forman negotiis non ad facta praeterita revocari”. Como bien apunta el
Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, de la mano de Joaquín
Sánchez Covisa, “el problema de la retroactividad entraña tres cuestiones
claramente diferenciables, que son, a la vez, los tres requisitos esenciales
de toda aplicación de la ley para que no incurra en vicio de retroactividad.
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1º La ley no debe afectar a la existencia de cualesquiera supuestos de


hecho (hechos, actos o negocios jurídicos) anteriores a su vigencia, es
decir, la nueva ley no debe valorar hechos anteriores a su entrada en
vigor. 2º La ley no debe afectar los efectos anteriores a su vigencia de
cualesquiera de los supuestos de hecho. 3º La ley no debe afectar a los
efectos posteriores a su vigencia de los supuestos de hecho verificados
con anterioridad a ella” (Sentencia del 8 de febrero de 2002).

Es así que el legislador no puede afectar el ejercicio de los derechos


adquiridos válida y justamente conforme a una ley anterior, ni los
particulares no deben sufrir los efectos de una nueva legislación que
modifique el régimen jurídico en que se amparan sus derechos adquiridos.

La Constitución dominicana permite la retroactividad de las leyes que


favorezcan al que esté subjúdice o cumpliendo condena. Para Minerva
Mirabal esta excepción “se funda en razones de equidad y de humanidad:
cuando se reconoce como inútil y excesiva una ley penal no procede
continuar aplicándola”. Y, aunque solo se refiere al derecho penal, su
aplicación “abarca todo el derecho en general. [Pues] la finalidad
perseguida por el legislador al establecer el principio de la irretroactividad
de la ley, fue indudablemente proteger y garantizar a las personas de la
repercusión perjudicial que pudiera una ley surtir sobre su pasado, y al no
querer privarle de los beneficios futuros, que pudiera traerle una nueva
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ley, es comprensible y justificable la excepción contenida en dicho


principio” (MIRABAL: 59 y 63). Resulta pues más que razonable extender
los efectos de la excepción a todo el ordenamiento jurídico y permitir la
aplicación retroactiva de las leyes que beneficien o favorezcan la situación
jurídica de sus destinatarios. El principio de irretroactividad protege la
seguridad jurídica al impedir que una nueva ley pueda modificar
situaciones jurídicas consolidadas con anterioridad a su promulgación y
amparadas en los principios y lineamientos contenidos en la legislación
precedente. Las leyes han de aplicarse en forma inmediata y hacia el
futuro, afectando tanto los hechos acaecidos durante su vigencia como a
aquellos que, iniciados bajo el imperio de la ley anterior, se consuman
efectivamente con posterioridad a su derogatoria. Tal como afirma la
Corte Constitucional de Colombia, “la seguridad jurídica es requisito para
la configuración del orden público.

Si no hay una estabilidad en cuanto a la consecuencia jurídica, obviamente


no pueden los destinatarios de la ley estar gozando del derecho a la
seguridad. La incertidumbre ante la actuación del Estado impide la
seguridad debida a cada uno de los asociados. Si la ley modifica situaciones
jurídicas definidas por el mismo legislador, sin una finalidad de
favorabilidad [para su destinatario], incurre, no sólo en una contradicción,
sino en el desconocimiento del derecho adquirido y legítimamente
constituido. La consecuencia, entonces, es que la actividad del legislador
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estatal deja de cumplir con una finalidad esencial a su razón de ser: la


seguridad y tranquilidad de los asociados”.

El Artículo 2 de nuestro Código Civil promulgado a través de los decretos


2213 y 2214, de fecha 17 de Abril de 1884, adoptado de los códigos
franceses dice lo siguiente:

Art. 2.- La ley no dispone sino para el porvenir: no tiene efecto


retroactivo.

En su tesis doctoral la jurista y abogada, miberva mirabal expresa lo


sisguiente:

El conjunto de reglas directrices que rigen una sociedad no es inmutable.


La ley, como todo hecho humano, está sujeta a perecer. De un día a otro
una regla de derecho puede ser instituida, modificada o abolida. Su esfera
de aplicación en el tiempo se encuentra circunscrita entre los límites
extremos:

El principio, que es su entrada en vigor (las leyes son obligatorias a partir


de su publicación) y, el fin o término de la ley, que es su abrogación o
derogación, que según opinión generalmente admitida, sólo puede ser la
obra de la autoridad facultada para dictarla.
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La derogación puede ser total o parcial, expresa o tácita. La abrogación


expresa es la que resulta de una disposición especial de la nueva ley. La
forma tácita resulta de la oposición o incompatibilidad entre dos
disposiciones que se contradicen; no pudiendo aplicarse
simultáneamente, la elección habrá de ejercerse en favor de la más
reciente por aplicación de la máxima "lex posterior derogat priori". Pero
esta derogación tiene lugar dentro de los límites de la incompatibilidad y
no más allá.

Trazados así los límites de la eficacia de la ley entre su publicación y su


abrogación, todos los hechos y actos jurídicos que se produzcan, todas las
situaciones jurídicas en vigor intercaladas entre ambos extremos serán
regidos por ella.

Sin embargo, cuando por la entrada en vigor de una ley cesa la anterior,
NO CESAN IGUALMENTE EN LA VIDA LAS RELACIONES JURÍDICAS
NACIDAS AL AMPARO DE LA LEY PRECEDENTE, no sólo en cuanto son
hechos ya realizados que han rendido todos sus efectos, sino en cuanto
pueden originar nuevos efectos, que por la fuerza misma de las cosas
vienen a producirse cuando ya impera la nueva ley. ¿Cómo ha de realizarse
el tránsito de una legislación a otra? A veces el legislador establece
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disposiciones transitorias, que tienen por objeto determinar, con respecto


a las distintas relaciones, los límites de aplicación de la nueva ley y de la
antigua, como sucedió con la ley No. 585 del 24 de Octubre de 1941, que
modificó el sistema de la prescripción establecido por el Código Civil. Esta
ley, que vino a reducir los plazos de la prescripción, determinaba la forma
en que debían computarse los plazos ya comenzados a la fecha de su
promulgación.

Pero generalmente no bastan todas aquellas disposiciones para proveer


los múltiples casos que la vida presenta, o no es posible reducirlos a un
principio general y común que sirva de criterio para resolver los casos no
previstos, porque son normas dictadas, las más de las veces, por
cuestiones de oportunidad, de equidad o de prudente transacción entre
las exigencias del nuevo y del antiguo ordenamiento jurídico.

Viendo el principio de la irretroactividad de las leyes un principio de


carácter general, el lugar pertinente a este precepto es, indudablemente,
el articulado de la Constitución.

Sin embargo, aún cuando no sólo se refiere al Derecho Civil, sino a todo el
campo del Derecho, todos los códigos que se inspiraron en el Código
Napoleónico recogieron en su Título Preliminar una serie de disposiciones
sobre la eficacia, promulgación y carácter de leyes, entre las cuales se
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encuentra la correspondiente al artículo 2° que expresa: "LA LEY NO


DISPONE SINO PARA EL PORVENIR: NO TIENE EFECTO RETROACTIVO”.

Actualmente en Francia el principio de la irretroactividad está consagrado


en el artículo 2° del Código Civil; tiene sólo el valor de una regla de
interpretación para el juez; estando consignada en la legislación ordinaria
puede ser desconocida por el legislador, de manera que en Francia pueden
dictarse leyes retroactivas. Se ha considerado que la retroactividad puede
ser bienhechora y legítima en ciertos casos, a condición de que el
legislador use de ella con inteligencia y medida; puede citarse el decreto
ley del 27 de Abril de 1848 que abolió la esclavitud de los negros en las
colonias francesas, de suerte que los propietarios de esclavos se vieron
despojados de su mercancía humana, sin indemnización; aquí, la lesión a
los derechos adquiridos se justificaba por consideraciones superiores de
humanidad; hay otras leyes retroactivas que se explican por necesidades
económicas, etc. Pero disposiciones como la ley del 7 de Nivoso del año II
sobre las sucesiones, que se declaró aplicable a todas las sucesiones
abiertas desde el 14 de Julio de 1789 aún cuando estuviesen liquidadas y
divididas, ocasionando los consiguientes trastornos en las fortunas
privadas, sólo por un interés político, han sido calificadas por Beudant
como verdaderas "locuras legislativas". Las consecuencias desastrosas de
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esta ley, dieron lugar a que se elevara la regla de la no retroactividad a la


categoría de regla constitucional, para impedir que se repitieran en el
porvenir. (Const. 5 Fructidor, año III, Declaración de los Derechos). Pero
únicamente bajo el gobierno del Directorio fue una regla impuesta al
legislador, ninguna otra constitución ha reproducido este artículo.

Además de las leyes que acabamos de citar que son verdaderamente


retroactivas, en las cuales el legislador declara expresamente su intención
de volver sobre el pasado, hay que tener en cuenta las leyes
interpretativas que no establecen reglas especiales, pero determinan el
sentido de las ya existentes, y por consiguiente , son aplicables aún a los
hechos anteriores a su promulgación; no crean un derecho nuevo, sino
declaran un derecho anterior; es decir que su retroactividad es sólo
aparente, puesto que no se aplica la ley interpretativa sino la interpretada.
No puede, sin embargo, considerarse interpretativa la ley que contenga
nuevas disposiciones, .aún cuando frecuentemente el legislador abusa de
este calificativo para llegar efectivamente a la retroactividad.

También han de considerarse retroactivas por su naturaleza, las leyes


penales que establecen una moderación de las penas. Esta excepción
resulta del artículo cuarto del Código Penal. Se funda en razones de
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equidad y de humanidad: cuando se reconoce como inútil y excesiva una


pena, no procede continuar aplicándola.

Es rigurosamente preciso advertir que la regla de la no retroactividad de


la ley no es igual en nuestro país a la que rige en Francia, pues, si bien aquí
se ha reproducido el artículo segundo del Código Civil Francés, la situación
está regulada, además, por un texto de alcance ilimitado: el artículo 47 de
la Constitución. (Art. 110 de la Contitucion del 2015)

Este precepto dice así: "Art. 110 de la constitucion del 2015 dice: La ley
sólo dispone y se aplica para lo porvenir. No tiene efecto retroactivo
sino cuando sea favorable al que esté subjúdice o cumpliendo
condena. En ningún caso los poderes públicos o la ley podrán
afectar o alterar la seguridad jurídica derivada de situaciones
establecidas conforme a una legislación anterior. Como ha dicho
nuestra Suprema Corte de Justicia en su sentencia del 9 de
Noviembre de 1908 (B. J. No. 1, Págs. 2 y 3), que es,
cronológicamente hablando, la primera sentencia dictada por este
alto tribunal, en sus atribuciones de Corte de Casación: "ES UN
PRINCIPIO CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA QUE SUS LEYES HAN
DE SER ESENCIALMENTE IRRETROACTIVAS, DE MODO QUE ELLAS
NO TIENEN FUERZA NI EFICACIA, DESPUÉS DE PROMULGADAS Y
PUBLICADAS, SINO EN LO QUE RESPECTA AL PORVENIR". Sin
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embargo "este principio admite excepciones cuando las leyes sean


favorables al que se halla bajo la acción de la justicia represiva, o al
que fue definitivamente condenado por ésta". De lo que se infiere
que este principio y sus excepciones son una regla constitucional
impuesta al legislador, regla que limita su poder de legislar, y de la
que no es posible prescindir absolutamente, porque su capacidad y
atribuciones están determinadas por la misma Constitución.

Dejamos, pues, sentado el principio incontrovertible de que entre


nosotros no podría el legislador dictar una ley que rigiese el pasado,
porque el principio de la irretroactividad debe ser respetado tanto por los
jueces encargados de aplicar las leyes como por el Congreso. Pero si el juez
ha de tomarla como regla de interpretación, siendo tan frecuentes las
situaciones cuyas raíces se prolongan en el pasado, ha menester un
criterio de distinción para establecer los límites de la irretroactividad.
¿Cuándo puede decirse justamente que una ley obra sobre el pasado?
¿Dónde comienza la retroactividad? ¿Dónde termina?.

Nuestra jurisprudencia, presionada por las necesidades imperiosas de la


práctica, ha ido elaborando un sistema cuyas soluciones expondremos a
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continuación, tomando como guía los principios más acordes de la


doctrina francesa que estudiamos en la pagina 6 del presente trabajo.
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Aplicación a los Actos Jurídicos.

Las condiciones de validez, formas o medios de prueba de un acto jurídico,


deben apreciarse únicamente según la ley en vigor el día en que haya sido
celebrado y no según las leyes posteriores; sería injusto reprochar a las
partes por no haber observado una ley que no existía aún. Este principio se
aplica especialmente respecto de los contratos. Desde el momento en que
se ha formado el vínculo del contrato, resultan para los contrayentes
derechos y obligaciones que las leyes posteriores no pueden ya quitarles,
su validez o su nulidad intrínseca depende únicamente de la ley bajo cuya
égida fue formulado. Por consiguiente, si fue válido en su principio, ya no
puede anularse bajo el pretexto de que una ley posterior vino a establecer
condiciones nuevas que no se observaron en él, y por el contrario, si en
principio fue nulo ya no puede validarse so-pretexto de que la ley posterior
viene a declarar inútil una condición que faltó en el acto de su celebración.

La ley No. 637 sobre la transcripción obligatoria, dice en su Art. 4to.


"Ningún acto entre vivos traslativo de propiedad que no esté transcrito,
salvo los especificados en el Art. 2do. De la presente ley será invocable en
los tribunales, ni en ninguna oficina pública y su validez estará en suspenso,
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mientras no sea sometido a la formalidad de la transcripción". El Código


Civil nos enseña que la venta es perfecta entre las partes, desde que ellas
están de acuerdo acerca de la cosa y del precio; he aquí, pues, dos
disposiciones inconciliables. Podemos decir que esta ley es retroactiva
puesto que se aplica a los actos celebrados con anterioridad a su
promulgación. Estos actos eran válidos de acuerdo a la legislación anterior,
y de acuerdo a la nueva ley "su validez estará en suspenso" Pero a pesar de
las críticas que se han hecho a este artículo el legislador se ha justificado
por la necesidad de obligar por todos los medios posibles a resolver unan
situación caótica que confrontaba el país en razón de los diversos factores
mesológicos que hacían necesaria la transcripción.

Como decíamos anteriormente, los efectos de los contratos están regidos


por la ley en vigor en la época en que han sido celebrados y están al abrigo
de un cambio de legislación; estos efectos dependen exclusivamente de la
voluntad de los contratantes, aun cuando no haya sido expresamente
manifestada. La ley no es aquí supletiva, sino interpretativa de la voluntad,
en el sentido de que cuando las partes no han determinado
completamente los efectos que deba producir su contrato, se reputa que
se han de referir sobre este punto. Esta ley no puede ser evidentemente
sino la que existía en la época del contrato; ella es la que debe ser aplicada
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sin que sea menester preocuparse por una ley posterior que haya venido a
regular tales efectos de una manera diferente. Hacerlos regir por ésta
última, sería sustituir por una nueva convención la que las partes habían
entendido hacer, y despojarlos al mismo tiempo de verdaderos derechos
adquiridos.

Con esta solución están la mayoría de los autores franceses y Josserand se


expresa en los siguientes términos: "aquí la regla de la no retroactividad de
las leyes encuentra su expresión en la breve y equitativa fórmula tempus
regit actum". La jurisprudencia francesa sigue también este criterio: "Req.
9 marzo 1819, S. 19. 1. 303.- Req. 29 de marzo 1876, D. 76. 1. 493.- Civ. 21
de julio 1885, S. 85. 1. 500; D. 86. 1. 336; Nancy - 9 de mayo 1896, S. 98. 2.
281 y nota, D. 97. 2. 129, nota de Capitant. Req. 13 de febrero 1899. S. 99.
1. 244.

Nuestra jurisprudencia en ese sentido se ha mostrado muy liberal; influida


por las modernas ideas del Derecho Laboral avanza en su sentencia del 5
de septiembre de 1952 (B. J. No. 506 Pág. 1649 y siguientes) "que si los
efectos de un contrato son regidos en principio por la ley existente en el
momento de la formación del contrato, tal principio deja de tener
aplicación cuando, como en un contrato de trabajo, una ley regula de una
manera distinta en un interés social, los efectos de una convención; que en
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semejante caso, la aplicación inmediata de la ley nueva a la situación


surgida con posterioridad a su aplicación, y sin perjuicio de los derechos
adquiridos, está de acuerdo con el principio de la no retroactividad de la
ley".

A primera vista, esta sentencia nos parece bastante criticable si


consideramos el contrato de trabajo como un contrato cualquiera; pero si
se consideró como tal en la época de la redacción del Código Civil, en
nuestros días el trabajo está considerado como una función social, como el
único recurso, el medio de vida de que dispone la clase más numerosa de
la sociedad; prueba de esto es que en la reforma constitucional de 1942 se
declaró explícitamente que la ley puede, según lo requiere el interés
general, reglamentar todas las condiciones del trabajo, y tomar todas las
medidas de protección y asistencia que el Estado considere necesarias en
favor de los trabajadores. De manera que si hoy se sigue llamando
"contrato de trabajo", no se encuentra sometido al estatuto jurídico del
contrato en general; y la ley tiene un papel preponderante en su
reglamentación, sin que nadie pueda quejarse con justicia, ni alegar
derechos adquiridos frente a modificaciones sobrevenidas posteriormente
a cualquier contrato, porque el interés general no puede quedar
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subordinado a los intereses particulares, según lo expresa claramente


nuestra Constitución.

El estado de las personas y su Capacidad.


La capacidad y el estado de las personas están siempre en el dominio de la
ley, porque estando subordinadas al interés general, pueden siempre ser
modificadas por el legislador en razón de las alteraciones de las costumbres
y de las nuevas necesidades de la sociedad.

Las leyes pueden aumentar o restringir la capacidad de las personas, de


manera que por efecto de una ley nueva pueda una persona que era capaz
para tal o cual acto hacerse incapaz; en este caso hay que distinguir entre
los actos anteriores a la nueva ley y los que tuvieron lugar posteriormente,
los primeros seguirán siendo válidos, decidir otra cosa sería traicionar la
confianza que hemos puesto en la ley, cuya autoridad se quebrantaría. Pero
respecto a los actos futuros la ley nueva será aplicable inmediatamente
porque la capacidad no es una propiedad privada sino que se fija
soberanamente por el legislador. Puede darse el caso inverso de que un
incapaz pueda volverse capaz por la voluntad del legislador. En este orden
de ideas podemos citar la ley 390, del 18 de Diciembre de 1940, que
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concedió "a la mujer, soltera o casada, plena capacidad para el ejercicio de


todos los derechos y funciones civiles, en iguales condiciones que el
hombre", y cuyas disposiciones de acuerdo al artículo II "son enteramente
aplicables a las mujeres casadas anteriormente a su promulgación".

En relación con el estado podemos citar la Resolución No. 3874 del


Congreso Nacional, de fecha 10 de julio de 1954, que puso en vigor el
Concordato. Esta Resolución establece la indisolubilidad del matrimonio
religioso. Naturalmente, los matrimonios religiosos contraídos
anteriormente, admiten el divorcio, porque ya existe un contrato realizado
sobre cuya validez no tiene el Concordato ningún efecto retroactivo.

Pero donde se ha concentrado el interés acerca del problema de la


irretroactividad de la ley entre nosotros, y donde existen las decisiones
judiciales más importantes y características, es en lo que respecta a la
filiación natural, que por la promulgación de la ley 985, del 31 de Agosto de
1945, ha sido una de las cuestiones más controvertidas.

Planiol cita la ley del 16 de Noviembre de 1912, que autorizó en varios casos
importantes la investigación judicial de la paternidad natural. Se aplica, dice
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también a los hijos nacidos antes de su promulgación, pues no hizo sino


autorizar la prueba de un hecho permanente (una relación de parentesco)
y no podía el padre tener un derecho adquirido para permanecer
desconocido y conservar indefinidamente el beneficio de una ley abrogada.
Este es el criterio de la jurisprudencia francesa.

Nuestra jurisprudencia ha seguido esta orientación al aplicar la ley 985, del


31 de Agosto de 1945, que es una reproducción en algunos aspectos de la
ley francesa de 1912. En una sentencia del 17 de marzo de 1954 (B. J. No.
524, página 478 y siguiente), nuestra Suprema Corte de Justicia determinó,
que la regularización de un status natural, existente antes y después de la
vigencia de la ley, no era efecto retroactivo sino una aplicación instantánea
de dicha ley, "que salvo reservas o prohibiciones expresas las leyes nuevas
se aplican inmediatamente y rigen aún las situaciones establecidas o las
relaciones jurídicas formadas desde antes de su promulgación, pero que
subsigan a ésta", y establece, siguiendo las pautas de nuestra legislación de
origen, que el padre no puede alegar un derecho adquirido a la no
declarabilidad de su paternidad en favor del hijo natural, si se prueba la
realidad del vínculo correspondiente, y con mayor razón, en el caso de los
herederos, su situación respecto al de cujus tampoco puede constituir un
derecho adquirido, puesto que su vínculo, es en el fundamento natural, de
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la misma fuerza que el del hijo natural; "que calificar una situación tal como
derecho adquirido constituye una confusión acerca de lo que es realmente
éste", y lo define como "el que reúne los atributos de una prerrogativa
completa, definida y absoluta conferida por la ley".

En una sentencia posterior, del 22 de Diciembre del 1956 (B. J. No. 556,
página 9417 y siguientes) se estatuyó "que en materia de reconocimiento
judicial, la mera reunión de las condiciones que la ley señala para la
declaración del reconocimiento, no constituyen la posesión de un derecho
adquirido, siendo preciso para que esto ocurra que se pruebe y reconozca
en justicia la existencia de tales condiciones; que es a esta prueba judicial
a lo que se opone la ley 3945, del 23 de Septiembre de 1954, que esta ley
ha debido ser aplicada inmediatamente, sin que esta aplicación pueda ser
calificada de retroactiva, ya que no viene a destruir ningún derecho
adquirido sino a lo sumo simples expectativas o cuando más, derechos
puramente potenciales que estaban pendientes de una comprobación
judicial futura que no puede realizarse por haberlo prohibido la ya citada
ley 3945. Es decir, que la declaración judicial de paternidad organizada por
el artículo 7°. De la ley 985 del 31 de Agosto de 1945, estando subordinada
a las contingencias de un cambio de legislación al ser modificada por la ley
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3945 de 1954 que restringe cuando se trata de hijos adulterinos del padre,
los casos en que se permitía la declaración judicial de paternidad; esta ley,
repetimos, rige en vista de su aplicación inmediata, aún las demandas
intentadas antes de su promulgación.
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Síntesis.
Materia Contractual.

Nuestra Constitución del año 2015 en su artículo 110, dice lo siguiente: La


ley sólo dispone y se aplica para lo porvenir. No tiene efecto retroactivo
sino cuando sea favorable al que esté subjúdice o cumpliendo condena.
En ningún caso los poderes públicos o la ley podrán afectar o alterar la
seguridad jurídica derivada de situaciones establecidas conforme a una
legislación anterior.

Nuestro actual Código Civil Dominicano promulgado conjuntamente con el


código de procedimiento civil el 17 de Abril de 1884 a través de los decretos
2213 y 2214 dice en su título preliminar. Disposiciones generales de la
publicación, efectos y aplicación de las leyes en general, en su artículo 2 se
lee lo siguiente: .- La ley no dispone sino para el porvenir: no tiene efecto
retroactivo.

En Materia contractual entendemos, que los contratos y las convenciones


legalmente formadas NO PIERDEN SU EFECTO JURIDICO por el nacimiento
de una ley que sustituya la que estaba vigente en el momento de la
suscripcion de cualquier tipo de acto legalmente suscrito. El lesgislador
entiende que la ley dispone y juzga para el porvenir, en el momento en
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que ha sido promulgada y publicada en la gaceta oficial y entra en vigencia.


No juzga el pasado.

Los actos autenticos o solemnes, son convenciones que la ley exige con
ciertas formalidades obligatorias y que sin ellas serian nulas. Según el
Doctor Nelson Rudys Castillo Ogando, en su obra: Manual de Derecho
Notarial Tomo I, explica que el acto autentico es aquel que ha sido
otorgado por ante oficiales publicos, que tienen el derecho de actuar en
el lugar donde se otorgo el acto, y con las solemnidades exigidas por la ley.
Henry Capitant en su Diccionario - Vocabulario Juridico, dice que solemne
es aquel acto para cuya validez la ley exige el cumplimiento de ciertas
formalidades, tales como, que debe ser recibido por un notario asistido de
dos testigos instrumentales o por dos notarios y observar ciertas
prescripciones relativas a la lectura y la firma. Se diferencia del acto bajo
firma privada o acto consensual, en que este solo basta el consentimiento
o la voluntad de las partes para alcanzar la perfeccion y no carezca de
efectos juridicos.

Sustentamos nuestra tesis de que todas las convenciones legalmente


formadas carecen de irretroactividad y que en el caso de que una ley
nueva juzgue lo pactado, entendemos que si el acto es autentico y cumple
con las formalidades legales establecidas en el momento de su nacimiento
y la nueva legislacion entiende que deben aplicarse otras nuevas, sin las
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cuales dichos actos autenticos no tendrian carecerian de la formalidad,


autenticidad y solemnidad que obligatoriamente exige la ley. Entendemos
que ninguna convencion siendo autentica o bajo firma privada no pierde
sus efectos juridicos si cumple con las exigencias del articulo 1108 del
codigo civil y si el acto es formalmente autentico y se entiende que por un
defecto de forma, por incompetencia o incapacidad del funcionario
publico, valdria como acto bajo firma privada, siempre que este firmado
por las partes que hayan participado en dicha convencion, como lo
establecen los articulos 1317 y 1318 del codigo civil dominicano, por eso
entendemos que la ley abrogada y derogada no afecta y no podria afectar
convenciones legalmente establecidas despues de que esta nueva ley o
nuevas leyes hallan sido promuldas y puestas en vigencia. La escencia es
que si acto atentico no cumple las formalidades y solemnidades que la ley
requiere, no perderia los efectos juridicos siempre y cuando las partes
esten de acuerdo en que continue el pacto otorgado y que el acto
“autentico” aun teniendo defectos de forma, valdria como acto bajo firma
privada.

Las partes que entiendan que una convencion debe de cumplir las
formalidades y exigencias que la ley le confiere a un acto legalmente
solemne, simplemente debe de transcribir dicho acto y observar las
formalidades que la ley exige auxiliado de un oficial publico que tiene el
derecho de actuar en el lugar donde se suscriba.
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A modo de colofon la ley 544 sobre Derecho internacional privado en sus


articulos 16, 66, 77, 68, se ajustaran a las condicciones que exige la ley
vigente al momento de suscribirse cualquier convencion.
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Conclusión

Concluimos la presente tesis jurídica satisfechos de haber abordado un


tema tan interesante como la irretroactividad de las leyes civiles en materia
contractual. En el mismo aprendimos el respeto que surge de la ley 544
sobre derecho internacional privado al homologar el trámite de los actos
jurídicos a las leyes vigentes en la república dominicana, las disposiciones
establecidas en nuestro código civil en lo referente a la autenticidad de los
actos jurídicos y el efecto irretroactivo de la ley a la luz de nuestra
constitución dominicana.

Nos sentimos honrados de haber estudiado la tesis intitulada: “El principio


de la irretroactividad de las leyes y la Jurisprudencia Dominicana” de nuestra
mariposa nacional, la doctora minerva Mirabal en la cual se basó el 70%
por ciento del presente trabajo y sin la cual no habríamos entendido a
cabalidad el sentido estético jurídico que se deriva de la irretroactividad
de las leyes y cuáles son sus efectos en el tiempo. Agradecemos a nuestro
profesor el Doctor Gregorio de la Cruz por iluminarnos con su sabiduría
jurídica y habernos dado la oportunidad de realizar este interesante
trabajo, que está a la disposición de cualquier amante de las ciencias
jurídicas, haciendo aportes y críticas que eleven su nivel didáctico.
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Bibliografía.
1. Constitución Dominicana Finjus. Ed. 2015
2. Código Civil de la Republica Dominicana
3. Tesis Jurídica: “El principio de la irretroactividad de las leyes y la
Jurisprudencia Dominicana”. Autora: Dra. Minerva Mirabal.
4. Ley 544 de Derecho Internacional Privado. Rep. Dominicana
5. Manual de Derecho Notarial. Tomo I y Tomo II. Autor: Dr. Nelson
Rudys Castillo Ogando.
6. Artículo del Periódico Hoy: Minerva y la No Reelección. Autor: Luis
Schecker Ortiz. 12 de Diciembre. 2003.
7. Blog: Tesis Doctoral Minerva Mirabal:
http://tesisminerva.blogspot.com
8. Blog: Raykeny Rodríguez: Irretroactividad y retroactividad de las
normas jurídicas: http://raykenyrodriguez.blogspot.com
http://raykenyrodriguez.blogspot.com/2013/09/irretroactividad-y-
retroactividad-de.html

9. Artículo del Periódico Acento: Irretroactividad y Seguridad Jurídica.


Autor: Lic. Cristóbal Rodríguez.
http://acento.com.do/2014/opinion/8150036-irretroactividad-y-
seguridad-juridica/
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