Franz Rosenzweig
Franz Rosenzweig
Franz Rosenzweig
3]
Frentes intercambiados
‘Vertauschte Fronten [Zur
Hochschultagung in Davos
1929, Begegnung
Cassirer-Heidegger]’,
publicado en Der Morgen
FRANZ ROSENZWEIG 6, 6 (abril de 1929), p.
85, reimpreso en Der
Mensch und Sein Werk.
Gesammelte Schriften,
Martin Nijhoff, La Haya,
1976-1984, vol. III, p.
235-237.
D
iez años después de la muerte de participación en la única y universal religión de la
Hermann Cohen, la primera edición razón, participación que le procuran las fuentes del
de su obra póstuma sobre filosofía de judaísmo, manando de su patrimonio heredado. A él
la religión se había agotado. Esa pri- esta fuente, a otros, otra. Pero a él, ésta. Sin duda,
mera edición había nacido bajo una las fuentes son fuentes originarias, la humanidad ha
estrella desafortunada. Su texto, incluso en las dos bebido de ellas. Solamente esta conciencia histórica
primeras partes, cuya impresión había super visado une a la devota modestia de tomar parte un poco de
el propio Cohen, se parecía más a la publicación aza- orgullo, humilde y gozoso.
rosa de un manuscrito cualquiera de una vieja obra Pero, con ello, el aspecto judío de la obra, esto es,
que a un libro moderno, y desde luego no a un libro la tarea de una “ética y de una filosofía de la religión
coheniano: Cohen, fiel a su principio, transmitido judías”, tarea que se había propuesto cumplir en el
por Robert Fritzsche,1 de que “el aspecto filológico cuadro de una obra comprensiva y a la que dio una
debe estar siempre a punto”, cuidó siempre con de las soluciones clásicas —ahora ya puede
especial atención la edición de sus obras. En la decirse— para el judaísmo, no es lo más importante,
segunda edición, Bruno Strauss ha recuperado el desde luego no lo más importante en el momento
“aspecto filológico” descuidado en la primera y, con actual y en su situación filosófica. Hoy, por lo
la mayor prudencia y la más piadosa empatía, ha menos, el carácter clásico de la obra queda ensom-
reconstruido el texto más fiel a las circunstancias de brecido por su significado actual.
acuerdo con un muestrario de posibles alteraciones Este significado actual, que sólo podía revelarse
del texto, ¡incluso como sucedía con las obras de la tras la muerte de Cohen, está más allá de la inten-
época anterior a la invención de la imprenta, con lar- ción y de la conciencia de Cohen. En general, Cohen
gas anotaciones al margen de otros autores, por ha tenido un singular destino de pensador. Sus tra-
ejemplo del gran rabino Nobel, que prestó su ayuda bajos de aprendizaje, producidos en el laboratorio
al amigo y maestro! de Kant, especialmente el primero, la obra de
Pero durante los nueve años de su primera edi- cuando tenía veintiocho años, han revolucionado la
ción, ¡el libro llevó incluso un título falso! Esto es: La ciencia filosófica de la época y son, al menos en su
religión de la razón desde las fuentes del judaísmo, resultado negativo, esto es, en el antipsicologismo
cuando en realidad se llama Religión de la razón de la interpretación kantiana, generalmente aprecia-
desde las fuentes del judaísmo, sin el agresivo e into- dos y siguen teniendo, después de casi sesenta años,
1 R. A. FRITZSCHE, Hermann Cohen
lerante artículo determinado, y aquí claramente un valor inalterado. A sus obras magistrales no les aus persönlicher Erinnerung, B.
demasiado determinado.2 Obviamente no se trata ha ido tan bien: el propio sistema apenas tuvo reper- Cassirer, Berlín, 1920, p. 10.
2 La edición española, La religión
tampoco de lo contrario, del artículo indeterminado, cusión más allá del ámbito restringido de la acade- de la razón desde las fuentes del
que aquí sería en verdad demasiado indeterminado. mia, e incluso allí permanece a la sombra de los pri- judaísmo (trad. de J. A. Ancona,
Ánthropos, Rubí, 2004) reproduce
Cohen, tan lejos de una altiva exclusividad como de meros escritos dedicados a la interpretación kan- el artículo determinado al que
un fácil darlo todo por bueno, no se refiere sino a la tiana; así el gran sistema resumido, que la época Rosenzweig alude.
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parecía reclamar, no se afirmó en la época, sino semejante empresa escolástica; no se vale de tales
fuera de ella, obra singular de un espíritu tan pró- pretextos e intercambia los frentes, puesto que
ximo a la época como, sin embargo, ajeno a ella. Al ahora el Cid muerto cabalga de nuevo. La escuela
cabo, el anciano, el Cohen de setenta años, esboza, muere con su maestro de escuela; el Maestro vive.
en el seno de la planta misma de su sistema y preci-
samente limitada y vinculada a ella, una construc- T RADUCCIÓN Y NOTAS
ción, inicialmente no prevista, de hecho excluida, a Alejandro Martínez Rodríguez
modo de instalación y ampliación, y con este com-
plemento ya no se mueve más en su época, pero,
superándola, entra en la nuestra.
De hecho, lo que ahora hace cinco años, cuando lo
escribí en la “Introducción” a los Escritos judíos de
Cohen, podía parecer una opinión personal sobre la
tendencia filosófica del presente, con el tiempo ha
pasado a ser de dominio público.3 En Davos se ha
desarrollado recientemente, ante un foro europeo,
el diálogo entre el más impor tante alumno de
Cohen, Cassirer, y el actual titular de la cátedra mar-
burguesa de Cohen, Heidegger, diálogo del cual
Hermann Herrigel da cuenta detalladamente, como
si de un enfrentamiento representativo entre el viejo
y el nuevo pensamiento se tratara, en la página uni-
versitaria de la Frankfurter Zeitung de 22 de abril de
1929.4 Aquí Heidegger, el alumno de Husserl, el
escolástico aristotélico convertido en titular de la
cátedra coheniana, algo que a todo viejo marbur-
gués debe parecerle una ironía de la historia del
espíritu, ha defendido contra Cassirer una posición
filosófica, justamente la posición del nuestro, del
nuevo pensamiento, que está perfectamente aline-
ada con el “último Cohen”.
De hecho, qué otra cosa es, cuando Heidegger,
contra Cassirer, asigna a la filosofía la tarea de reve-
lar al hombre, al “ente específicamente finito”, su
propia “nulidad a pesar de su libertad”, y “exponerlo
de nuevo a la dureza de su destino, apartándolo del
aspecto perezoso de un hombre que se limita a utili-
zar las obras del espíritu”, qué otra cosa es esa for-
mulación concluyente de la tarea filosófica que la
defensa apasionada del “Individuum quand même”
contra el “pensamiento erudito-burgués”, según el
cual se debe “honrar al pensador en el alma y, por
ello, considerar el transporte intelectual hacia la
3 ‘Introducción a los Escritos judíos
de Hermann Cohen’, en Judaísmo y eternidad de la cultura como la fuerza fundamental
límites de la Modernidad, ed. de J. y el valor auténtico del pobre individuo humano”
M. Beltrán, J. M. Mardones y R.
Mate, Barcelona, Riopiedras, 1998, (carta de Cohen a Stadler después de la muerte de
pp. 13-64. Gotfried Keller), esto es, la fuente vital personal de
4 ‘Denken dieser Zeit: Fakultäten
und Nationen treffen sich in Davos’, aquel conocimiento del “último Cohen” convertida
en Frankfurter Zeitung (Abendblatt) en filosofía solamente un cuarto de siglo más tarde.
(22 de abril de 1929), y ‘Denken
dieser Zeit, Fakultäten und Nationen Si en Davos Heidegger ha dicho que lo que él indi-
treffen sich in Davos, II (Einblicke in caba con “Dasein” no se podía expresar con los con-
die übrige Arbeit der Davoserurse)’,
en Frankfurter Zeitung, (Abendblatt) ceptos de Cassirer,5 la introducción mencionada ha
(10 de mayo de 1929). mostrado justamente, en el concepto fundamental
5 Davoser Disputation zwischen
Ernst Cassirer und Martin Heidegger, de la última filosofía coheniana, la “correlación”, de
en M. HEIDEGGER, Gesamtausgabe, la que, según lo usa el Cohen tardío, se da el “salto
sez. 1, vol. 3 (Kant und das Problem
der Metaphysik, 1929), apéndice IV, en el ser ahí”, para decirlo en términos heideggeria-
V. Klostermann, Frankfurt a. M., nos. No en vano en la última obra está el genial capí-
1991, pp. 274-296; Débat sur le
kantisme et la philosophie (Davos, tulo, que supera ampliamente a todo “Marburgo”,
mars 1929) et autres textes de que sustituye la razón productiva del idealismo con
1929-1931 (E. Cassirer, M.
Heidegger; présentés par Pierre la razón creada de Dios, la razón como criatura.
Aubenque), París, Beauchesne, Los super vivientes de la “escuela” —¡no
1972. Hay una traducción parcial al
castellano en M. HEIDEGGER, Kant y el Cassirer!— querrían hacer de buen grado del maes-
problema de la metafísica, trad. de tro muerto un maestro de escuela. Pero la historia
G. I. Roth, FCE, México, 1981, pp.
211 y ss. del espíritu, gracias a su vivo progreso, lo salva de
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Alejandro Martínez
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tes intercambiados” a partir del cruce de impresiones natural, y una dimensión contemporánea que se incar-
que tuvo lugar en Davos entre Heidegger y Cassirer. dina más bien en la afinidad entre el nuevo pensa-
Para Rosenzweig ese encuentro manifestó una relación miento de Rosenzweig y la filosofía de Heidegger.
de afinidad entre Cohen y Heidegger y, en consecuen- Rosenzweig no acierta, precisamente, al señalar el vín-
cia, la continuidad del nuevo pensamiento en el autor culo genealógico entre Cohen y Heidegger. No ya por-
de Ser y tiempo. Más concretamente, lo que sostiene que sea imposible documentar una influencia directa y
Rosenzweig es que, en Davos, “Heidegger, el alumno real del primero sobre el segundo. En cierto sentido,
de Husserl, el escolástico aristotélico convertido en Rosenzweig confunde el potencial del último Cohen,
titular de la cátedra coheniana —algo que a todo viejo desarrollado en La estrella de la redención, con la revo-
marburgués debe parecerle una ironía de la historia del lucionaria novedad del Heidegger de Ser y tiempo. Sería
espíritu—, ha sostenido ahora contra Cassirer una posi- sostenible la dimensión contemporánea del intercam-
ción filosófica, justamente la posición del nuestro, del bio de frentes, pero no así la dimensión histórica.
nuevo pensamiento, que está perfectamente alineada Podría darse, de hecho, una afinidad entre Rosenzweig
con el último Cohen”. En este sentido, más que el y Heidegger, aunque fuese tan sólo por participar de un
parentesco entre Heidegger y Rosenzweig, lo que contexto común, pero es insostenible una continuidad
apunta es la actualidad de la obra de Cohen a la luz de heideggeriana de la filosofía del último Cohen.
los desarrollos heideggerianos. Eso es lo que Rosenzweig había advertido con coherencia la emer-
Rosenzweig sugiere, precisamente, al afirmar que “la gencia de dos tendencias filosóficas a partir de la obra
escuela muere con su maestro de escuela; el Maestro de Cohen: una se adscribiría a Cassirer a los postulados
vive”. Líneas más adelante nos ocuparemos del paren- clásicos de la escuela de Marburgo; la otra, más nove-
tesco entre Heidegger y Cohen para dilucidar en qué dosa y revolucionaria, partiría del último Cohen y sería
sentido puede afirmarse y en qué sentido carece por el germen del nuevo pensamiento. Esta segunda ten-
completo de argumentos sostener tal vínculo. Pero en dencia, para Rosenzweig, se habría encarnado final-
cualquier caso, como bien sintetizó Löwith, lo sustan- mente en la obra de Heidegger. Donde de veras se
cial “del intercambio de frentes entre Heidegger y registra una continuación casi natural del último Cohen
Cassirer consistió, según Rosenzweig, en que Cassirer es en el nuevo pensamiento del propio Rosenzweig.
defendió el viejo pensamiento del kantismo de Es posible reconocer en Cohen y Heidegger una
Marburgo, mientras que Heidegger defendió de facto comprensión de la racionalidad humana como una
el nuevo pensamiento del viejo Cohen contra los legíti- facultad dependiente del mundo. Del mismo modo, se
mos discípulos de éste y, por lo tanto, fue el sucesor jus- podrían establecer encuentros puntuales en ideas muy
tificado en la cátedra de Cohen, por más paradójico que concretas, pero en ningún caso una afinidad general en
esto pudiera parece a aquellos viejos marburgueses”.11 la arquitectura filosófica de sus respectivas obras. La
Esta paradójica intersección no debe malinterpre- inspiración coheniana de Heidegger es sencillamente
tarse, no obstante, en otros términos. Como apunta nula y aparece como tal tan sólo a ojos de Rosenzweig.
Reyes Mate, lo paradójico, “la ironía no tiene que ver El vínculo entre Cohen y Heidegger no existe y no es
con el hecho de que Cassirer es judío y Heidegger no, más que un espejismo para el filósofo de Cassel.
sino con la procedencia de uno y otro: Cassirer es el Pero a cambio del vínculo entre Cohen y Heidegger,
albacea cuasi oficial de Cohen, mientras que Heidegger que tiene sentido minusvalorar, lo que sí se mantiene
soporta la vitola un tanto deslucida de discípulo de actual a partir de lo expuesto en ‘Vertauschte Fronten’
Husserl y de escolástico aristotélico”.12 Lo de menos aquí es la relevancia de la comparación entre Rosenzweig y
es el intercambio de frentes entre un judío marburgués Heidegger. De hecho, hay un asunto fundamental que
como Cohen y un alemán de pura cepa como se ilustra a partir de esta analogía. Lo expuso Derrida
Heidegger. De lo que se trata es de manifestar la con claridad: “Se olvida demasiado, cuando nos intere-
curiosa genealogía del nuevo pensamiento que, samos en Husserl y en Heidegger, que esa secuencia
entiende Rosenzweig, ya próximo a la muerte, viene de neokantiana ha determinado ampliamente el contexto
Cohen y se encarna, en su porvenir, en el revoluciona- en el que, es decir también contra el que, se han ele-
rio Heidegger. vado la fenomenología husserliana, y después la onto-
Hay que distinguir, en nuestra lectura del intercam- logía fenomenológica del primer Heidegger (quien por
bio de frentes, la dimensión histórica, que atañe espe- otra parte sucedió a Cohen en su cátedra de Marburgo;
cíficamente a la transición generacional desde Cohen y esto marca también un contexto institucional, en el
hasta Heidegger, y no hasta Cassirer, como parecía sentido más estricto: contra el neokantismo, y en una
relación diferente con Kant).”13 Retengamos, de
momento, esta idea de la secuencia neokantiana como
el horizonte contra el que se levantan las filosofías de
Rosenzweig había advertido con coherencia Rosenezweig y Heidegger, y añadamos otra referencia
la emergencia de dos tendencias filosóficas para complicar aun más si cabe este cruce de caminos
a partir de la obra de Cohen: una adscribiría que Rosenzweig propone. 12 R. MATE, Heidegger y el juda-
ísmo, Anthropos, Rubí, 1998, p. 12.
a Cassirer a los postulados clásicos de la En cierta concordancia con la tesis de Rosenzweig, el 13 J. DERRIDA, Acabados, seguido
escuela de Marburgo; la otra, más novedosa propio Cassirer había manifestado en Davos lo de Kant, el judío, el alemán, trad.
de P. Peñalver, Trotta, Madrid, 2004
y revolucionaria, siguiente: “He de confesar que… he visto en Heidegger p. 46.
a un neokantiano como jamás lo hubiera sospechado 14 Véase ‘Disputación de Davos
partiría del último Cohen y entre Ernst Cassirer y Martin
sería el germen del nuevo pensamiento de él”.14 Para Cassirer, de hecho, la confrotación hei- Heidegger’, apéndice a M.
deggeriana con el neokantismo sería vana y se vería HEIDEGGER, Kant y el problema de la
metafísica, trad. de G. I. Roth, FCE,
frustrada porque el mismo Heidegger representaría a México, 1981, p. 211.
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Lo divino, lo humano,
lo mundano
rios, sean editoriales, esa atención ha sido más bien, de correspondencia, un verdadero monumento literario y
hecho, un descuido, un olvido sólo tardíamente revi- filosófico, y su tesis sobre Hegel y el Estado, más rele-
sado. vante de lo que a menudo se ha considerado.
Por fortuna, y sin que de momento ello suponga una Sea como fuere, el esfuerzo de la editorial Lilmod
apropiación teologizante de los principios de la filosofía sólo merece palabras de loa y de agradecimiento.
de Rosenzweig, desde hace unos pocos años el mundo Esperemos que su labor continúe transitando por tan
editorial judío de habla hispana ha decidido reconci- certeros senderos como los recorridos hasta hoy,
liarse con su mentor secular. Se asiste, de hecho, a un cuando podemos celebrar la publicación en castellano
progresivo reestablecimiento de su figura. Es el caso, de monografías como la de Irene Kajon y de traduccio-
por ejemplo, de la editorial Lilmod con personas como nes tan importantes como la de los textos de
Alberto Sucasas y Ricardo Forster a sus espaldas—, Rosenzweig.
cuyo impagable esfuerzo por restaurar el estatuto inte-
lectual de la filosofía judía del siglo XX ha dado frutos
de sumo interés, tales como los dos volúmenes que nos
ocupan.
El texto de Irene Kajón, El pensamiento judío del siglo
XX, apareció originalmente en Italia en 2002. Lilmod
ofrece ahora la traducción al castellano de este extraor-
dinario volumen compuesto por cinco biografías inte-
lectuales, como reza su subtítulo, de cinco autores
judíos del siglo XX realmente singulares: Hermann
Cohen, Franz Rosenzweig, Martin Buber, Leo Strauss
y Emmanuel Lévinas. El hilo conductor que los vincula
a todos ellos es la conveniencia de un diálogo, es más,
de una intersección, entre las filosofías de Atenas y de
Jerusalén. De lo contrario, se corre el riesgo de que el
judaísmo caiga en un tradicionalismo ideológico pró-
ximo a la cerrazón identitaria; y del mismo modo, sin
tal encuentro entre Atenas y Jerusalén, se promueve el
pétreo y frío inmovilismo de una filosofía demasiado
ocupada en disquisiciones metafísicas pero inhóspita,
ajena al hombre.
Por su parte, el volumen con textos de Rosenzweig
titulado Lo humano, lo divino y lo mundano, al cuidado
de Marcelo G. Burello, está formado por una docena de
textos relevantes de Franz Rosenzweig. Su interés
radica específicamente en los textos todavía no traduci-
dos al castellano que ven la luz en nuestra lengua por
vez primera: algunas cartas a Meinecke y a
Rosenstock; las conclusiones de Hegel y el Estado; dos
textos clave sobre el Bildungsproblem como
‘Formación, y sin parar’ (‘Bildung und kein Ende’, de
1920) y el breve ‘Ya es hora’ (‘Zeit ist’s’, de 1917); tex-
tos sobre Lessing (‘Zu Lessing Denkstil’, de 1929) y
sobre Mendelssohn (‘Vorspruch zu einer
Mendelssohnfeier’, de 1929); el prologo a la traducción
hecha por el mismo Rosenzweig de los Noventa y cinco
himnos y poemas de Iehuda Halevi; etc.
En contrapartida, en esta compilación de textos de
Rosenzweig se incluye El libro del sentido común sano y
enfermo, del que ya existía una traducción al castellano,
como sucede también con El nuevo pensamiento y con
la ‘Célula originaria’ de La estrella de la redención,
todos ellos de nuevo traducidos en este volumen, que
se consagra, en cualquier caso, desde su misma apari-
ción como un volumen de referencia para todo aquel
lector interesado en aproximarse a Rosenzweig yendo
más allá de La estrella de la redención.
A pesar de todo, y a la espera de que sea posible aco-
meter una traducción al castellano de sus obras com-
pletas, todavía faltan algunos textos fundamentales de
Rosenzweig por verter a nuestra lengua, y sin cuyo
conocimiento quedará imperfecta la restauración de la
figura intelectual del filósofo de Cassel: al menos, su