El Dominio Minero
El Dominio Minero
El Dominio Minero
Por
EDUARDO A. PIGBETTI
II
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No existe para esta orientación una diferente propie-
dad entre las superficie terrestre y el subsuelo mineral,
por lo cual, es conocida como posición civilista.
2V Regalista. Distingue la propiedad existente en la superficie
de la tierra de la propiedad minera (subterránea), cuyo
dominio considera originario del rey (de allí su nombre),
si bien éste está inhibido de explotar, y debe delegar la
propiedad al primer descubridor o peticionante. La cir-
cunstancia de haber desaparecido el rey, como persona de
derecho, no ha producido variante en 1a teoría, puesto que
el Estado Constitucional ha heredado todos los caracteres
de la soberanía realista.
En los tiempos actuales, el notable incremento en las
funciones del Estado obligó a los poderes públicos a aban-
donar la antedicha prohibición de explotar —decretada por
el pensamiento liberal-—, por lo que es dable
en nuestros días el regalismo tradicional del moderno (que
muchos autores llaman dominial, olvidando que ambos son
sistemas basados en el dominio), que se caracteriza no sólo
por conferir la propiedad al Estado, sino también por auto-
rizarlo a explotar -con o sin monopolio- una o varias
clases de minerales.
E1 cuadro de posiciones sobre el tema, se completa con el es-
tudio de los postulados por nosotros llamados nihilistas, rubro
bajo el cual encasillamos a quienes consideran inexistente un pro-
pietario de la riqueza minera, si bien reconozcan en-los aspectos
prácticos serias afinidades con la tesis regalista.
'Son representantes de esta corriente los sostenedores del sis-
tema de
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III
los particulares.
3) Prohibición de explotar por parte del Estado.
4) Existencia de una propiedad particular de las minas, dis-
tinta de la existente en la superficie, pero —al igual que
ésta- también considerada inmueble.
Por tratarse de la estructura de la ley de 1887 (sin las modi-
ficaciones de las leyes 12.161, 12.709, Decreto-ley 22.447/56 y ley
14.773), vamos a exponer en forma breve, cada uno de los puntos
señalados.
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dirigida cumplimentar los cuatro
reguJación,expresamente a pun-
tos en vista.
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El mencionado derecho —en expectativa mientras se cumplen
los requisitos para obtener la titularidad del yacimiento- se toma
definitivo al mensurarse la zona explotada. Cumplido ese recaudo,
existe una verdadera “Propiedad minera” susceptible de trans-
ferirse por'cualquiera de los modos del derecho (venta, donación,
permuta, etc.) sin que medie la intervención del Estado que ini-
cialmente la puso en comercio.
Por lo dicho, consideramos correcto interpretar las expresio-
Código que aluden a “concesión”
nes del como significativas de la
actividad pública de otorgar la riqueza y constituir con ella una
propiedad particular de naturaleza inmueble, negando toda vincu-
lación inmediata con el jurídico
contenido de una concesión.
Es oportuno destacar que la circunstancia de reconocerse en
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