Defensa de La Escuela
Defensa de La Escuela
Defensa de La Escuela
Uruguay 2015
CONTEXTOS
r e v i s t a
Abril 2016
CONTEXTOS ABRIL 2016 2
Presentación de las
Olimpiadas Pág. 3
Extrañas impresiones
Fabio Guerra Pág. 6
Fragmentos
seleccionados Pág. 22
Filosofía en la ciudad
Marisa Berttolini Pág. 33
Mauricio Langon
Al otrx lado en el
espejo. Mauricio Lima Pág. 42
Saludo y apertura de
Pág. 47
olimpiadas 2016
CONTEXTOS ABRIL 2016 3
_El sentido que damos a las prácticas de enseñanza y de aprendizaje en los ámbitos
educativos formales.
CONTEXTOS ABRIL 2016 4
Actividades
Las actividades a realizarse consisten en el desarrollo en todo el país de "movidas
filosóficas" en torno al problema considerado, estudiando, profundizando y
debatiendo el mismo con conferencias, seminarios y talleres; con actividades
curriculares y extracurriculares protagonizadas por los estudiantes y sus profesores
en vínculo con la comunidad, que incluirán no sólo talleres de discusión y producción
sino también todo otro tipo de actividades e iniciativas que se estimen convenientes
(teatro, poesía, dibujos, videos, exposiciones, música, canto, etc.) conectando la
cuestión a considerar con otras problemáticas filosóficas y en vínculo con otras
disciplinas.
CONTEXTOS ABRIL 2016 5
_de desarrollo donde cada institución educativa podrá realizar sus propias
actividades "olímpicas", contando con el apoyo que requiera.
_de Cierre que se realizará el 17 de octubre, en todos los institutos educativos del
país en que sea necesario. Consistirá en: talleres de discusión y producción de
ensayos escritos individuales que serán valorados por un tribunal nacional
designado a tales fines.
1. VAZ FERREIRA, Carlos, Obras Completas, Montevideo, Cámara de Representantes, 1963,T. XV, pp.7677.
Extrañas impresiones
Crónicas de las Olimpiadas Filosóficas Uruguayas 2015
Por Fabio Guerra.
Un día recibí un correo que decía que ciertas personas volvían a organizar
olimpíadas filosóficas para liceales, que debatirían en torno a la pregunta de por
qué educarnos hoy y durarían meses. El mensaje añadía fecha y lugar de
lanzamiento de la movida, lo cual probaba que había leído bien. Que, de verdad,
unos quijotes habían planteado a adolescentes siglo XXI un ejercicio así de ajeno a
sus costumbres, y ellos habían aceptado. En número suficiente para arrancar, al
menos. Es un hecho que merece publicarse, pensé. Y lo que comenzó como una
entrevista a una profesora de filosofía presente en el lanzamiento, al rato fue un
proyecto de cobertura del fenómeno con ojos de cronista, que propuse a sus
ideólogos.
Y la Asociación Filosófica del Uruguay (AFU), esa cantera de exploradores, junto a
la Inspección de Filosofía de Secundaria, dijeron sí.
Las crónicas que siguen son el resultado de ese sí.
Salto
Constitución de ojos nuevos.
SOBRE LA ESTUPIDEZ.
Cuenta Tomás, al volante, que el parcial de Juan Diego tiene una sola línea: “El
que habla nunca sabe”. Habían estado analizando la máxima “el que habla no sabe,
el que sabe no habla”, de Lao Tsé. El campo nos lleva en andas hacia el liceo de
Villa Constitución, 65 quilómetros al norte de Salto, mientras la sola sentencia de
Juan Diego rebota dentro del vehículo. Lo conduce Tomás Prado, profesor de
filosofía que a todo antepone una sonrisa, acompañado por Adán Chiappa, el
profesor de filosofía más joven del continente, y completa el equipaje un
cincuentón escribiente que los atora de postales vencidas, porque nació en Salto.
Tomás no calificó el parcial de Juan Diego, ni los restantes; pedirá al grupo que lo
ayude en la tarea. Es sensible, veo, a la transferencia de poder.
Casi diez quilómetros separan a Constitución de la ruta. Si Dios es paisajista, vive
en este tramo.
El liceo cuyo nombre es Liceo de Villa Constitución cumple 42 años el primero de
agosto de 2015, y asegura su puerta con candado. Ahora, inicios de una tarde de
invierno, la puerta abierta y sin picaporte da pase libre a la ventisca. Mientras
sueña con enero.
Los salones son amplios, surtidos de luz y algunos dan, como toda la Villa, al lago
artificial de la Represa de Salto Grande. Sus ocupantes pueden participar o
vegetar cómodos.
Comenzamos por 4º año 1, dieciséis adolescentes a los que se suman cuatro que
entran tarde porque “se rompió el codicén”. El codicén es el ómnibus que
proporciona el Consejo Directivo Central (Codicen) de la educación uruguaya, para
traerlos de pueblos vecinos. Suele sufrir quebrantos de salud.
Tomás escribe en el pizarrón la pregunta que inquieta a Claudia, alumna de 25
años: ¿yo soy un estúpido? Natalia, 16 años, recuerda que los inteligentes también
incurren en estupidez, Claudia señala su desazón con una humanidad que busca
vida en otros planetas pero no encuentra agua en éste para la sed de millones de
personas, y Gustavo, 21 años de puro empirismo, dice que el mundo es como es. El
rico nunca comprará championes al pobre y el pobre incluso fastidia a otros
pobres. “De qué te sirve ayudar si al que ayudás le da lo mismo o te pega una
piña”, subraya Gustavo.
Tomás introduce la pregunta olímpica, ¿por qué educarnos, entonces? Claudia
responde que muchas veces no está de acuerdo con lo que le enseñan pero debe
aprenderlo para conseguir un lugar en la sociedad, a un compañero le gustaría
que en historia le informaran menos sobre Europa y más sobre Uruguay y varios
comparan la educación pública con la privada, en términos de sacrificio. Los hijos
de padres que no pueden pagar educación privada deberían reconocer, y
aprovechar, la oportunidad de ser alguien que les brindan las privaciones que sus
progenitores asumen para poder enviarlos al liceo, por más público que sea.
Concluida la clase entrevisto a Natalia, Claudia y Gustavo. Pido a cada uno un
ejemplo de actitud estúpida y Gustavo menciona el abandono del liceo, que luego
sabré que ya intentó. “De mañana hago una changa, de tarde vengo al liceo y de
noche trabajo en una panadería, ando cansado”, confiesa antes de agrandar los
ojos cuando afirmo que tiene derecho a estar cansado sin necesidad de sentirse
estúpido. Y que es tan verdadero que dejar el liceo lo perjudicará, como la carga
que le impone.
FILOSOFEANDO.
En 4º 2 Tomás saca los parciales y aclara que no los corrigió porque la línea de
Juan Diego demuestra que entendió a Lao Tsé quizás más que quienes llenaron la
hoja. Pero poner un suficiente a Juan Diego implicaría poner insuficiente a los que
escribieron mucho pero entendieron poco. ¿Qué hago?, lanza Tomás, y la polémica
cunde mientras el principal involucrado no acierta a desarrollar su propia
aseveración. Andrés, 18 años, suelta un bocadillo supremo: “Lao Tsé dijo que el
que habla no sabe y él mismo escribió, o sea, habló; así que se equivocó, profe”.
Surgen críticas al docente, no recuerda sus palabras, es contradictorio, marea.
Tomás admite y reenvía: ¿por qué la educación habrá decidido evaluar sólo en
forma oral o escrita? ¿No caben otras? Las respuestas accionan más preguntas y
un pensamiento de Deitaro Suzuki sobre la mentalidad oriental y accidental
permite asegurar que el celular, o un gorro, son objetos personales. El liceo, ¿es
personal o impersonal?
Antes de concluir la clase Tomás vuelve sobre Lao Tsé e invita a hacer dos
minutos de silencio, con ojos cerrados, para experimentar un poco de idiosincrasia
oriental. Risas y susurros resisten no más de treinta segundos.
Dialogo, después, con Jennifer, 27 años, Juan Diego, 18, y Andrés, 18. Pregunto qué
conclusiones sacan de la clase que acabamos de compartir. Andrés dice que duda
de todo lo que le enseñaron hasta ahora porque no tiene forma de verificarlo,
Juan Diego recuerda que trabajaron dos meses con la frase de Lao Tsé y ahora
entiende todo lo que ella tiene adentro aunque no pueda expresarlo, Jennifer
siente que todos nos contradecimos, incluyendo a Lao Tsé. “Y en la vida cotidiana
siempre estamos filosofeando, aunque no nos demos cuenta”. Juan Diego coincide
con Andrés en que la educación más importante es la del hogar; el liceo apenas
corrige, o enriquece, lo que el entorno enseña. No voy a liberarte hasta que me
digas cómo entendiste la frase de Lao Tsé, advierto a Juan Diego. “Si no habla es
porque sabe, supuestamente, pero si en algún momento quiere que lo entiendan,
tendrá que hablar. Para mí se contradice porque es como nos enseñan acá, si
sabés la respuesta, decila”.
PODER.
HINCHAS DE LA CABEZA.
A las cinco de la tarde el sol es una naranja que nos enjuga el regreso.
Cerraremos la jornada a las seis en la escuela número 3, José Pedro Varela, con
niños dispuestos a filosofear un viernes, fuera de horario escolar, mientras Peñarol
juega en el Dickinson contra la selección local.
Y aquí estoy, en rueda con diecinueve “ejemplares” de diez y once años, reunidos
por el equipo salteño de Filosofía con Niños* que coordina la profesora de
Didáctica de la Filosofía y Metodología de la investigación filosófica Laura Obrer,
quien además preside la Asociación de Filosofía del Uruguay (Afu), con sede en
Salto.
Los dividen en subgrupos para reflexionar sobre enunciados que procurarán
relacionar, luego, en plenario. Un miembro de subgrupo cuenta a los demás qué lo
movilizó del enunciado y cómo abordó ese sentimiento. Un enunciado fue qué me
gusta, y qué no, de la escuela. Otro recordó un cuento del escritor Eduardo
Galeano sobre un banquito donde un alto militar prohibió sentarse y la orden fue
respetada durante 31 años, hasta que alguien preguntó por el origen de la
prohibición y la respuesta fue: “Pintura fresca”. Un subgrupo partió de la pregunta
¿alguna vez te sentiste como marioneta en la escuela? y otro respondió a una más
ambiciosa: ¿Qué me preocupa?
“Si faltás mucho a la escuela no estudiás, no ganás plata, no tenés para comer,
quedás flaco, no conseguís novia, te podés enfermar y morir”, explica un
informante enfático.
Entrada la noche los padres que comienzan a retirar “paquetes” compiten con los
esfuerzos de la profesora que organizó el debate en pos de una síntesis. Los
gurises, con la energía que les queda, la satisfacen: “Cuestionar con fundamentos lo
que pasa en la escuela”.
Cuatro campeones del estoicismo aceptan brindarme declaraciones antes de
retirarse. Pregunto a Pía, Andrés, Lautaro y Abril qué es, para cada uno, la
filosofía. “Mi papá, cuando le dije que tenía esta charla me dijo: vos no vayas a
salirme filósofa”. ¿Por qué? “Porque dice que los filósofos no dicen cosas muy
normales”. ¿Estás de acuerdo con esa opinión? “A veces sí y a veces no”. El flaco
Lautaro la rompe: “A partir de algunas preguntas conseguís algunas hipótesis, y
también podés crear tus propias hipótesis”. ¿Qué es una hipótesis? (Sabio, eleva los
ojos al cielo antes de responder): “Es como una respuesta a una pregunta, pero no
hay una sola”. Platón no lo expresaría más claro. Andrés rescata el método: “Con
los profesores estuvimos hablando de las emociones que nos produjo una carta,
podemos opinar lo que queramos, cada uno da su opinión y el que no está de
acuerdo, escucha”. Abril convoca a la pasión: “Me encanta contestar preguntas, y la
túnica tiene su explicación para ser todos iguales”. Pía pone el broche de oro a la
rueda de prensa: “Una de las cosas que más me gustan son las frases que dicen
los filósofos, me gusta la que dice Aristóteles, somos lo que hacemos día a día”.
¿Te sentís identificada con esa frase? “Sí, porque puedo hacer algo hoy que
mañana me sienta mal, o estar en la cárcel”.
Y MÁS ALLÁ.
*El equipo de Filosofía con Niños salteño está integrado por los profesores Joela Barrios,
Angélica González, Jéssica da Rosa, Tomás Prado, Adán Chiappa y Joaquín Moraes. Al
encuentro en la escuela 3 asistieron el inspector de filosofía Mario López y la profesora
Isabel González, integrantes de la Asociación de Filosofía del Uruguay (Afu), la directora
del centro, Anahir Galbarini, la inspectora de Práctica de Educación Primaria, Nelly Russo.
Artigas
AHORA.
Poco después de la hora 15 comienza el trabajo con los estudiantes de este liceo
cuya arquitectura fue diseñada especialmente para él y grita su parentesco con la
catedral de la otra esquina. Posee una cúpula a la que sólo le falta repicar, galerías
que enmarcan un salón de actos presidido por una plataforma de madera
escalonada, tertulia con espacio para órgano y cantantes y una planta alta que le
resultaría familiar a un seminarista. Y piano de cola, aliado de un coro que ensaya
extrahorario. Y una perra Amiga, así le pusieron, que inspecciona los salones antes
de echarse a dormir en la puerta.
Los docentes repasan las consignas antes de vérselas con todo el liceo. Dije bien,
los 23 grupos de bachillerato trabajarán con filosofía gracias a que los profesores
de las otras materias cedieron sus salones, sus clases y, en algunos casos, su
colaboración, al objetivo de filosofar en masa.
El texto elegido para trabajar es un fragmento de un discurso del escritor Gabriel
García Márquez titulado “Por un país al alcance de los niños”, en el que define a la
educación como órgano maestro del cambio social. La propuesta es anotar en el
pizarrón preguntas problematizadoras del fragmento, sintetizar las respuestas y
elegir una o dos para llevar al plenario que cerrará la jornada. Todo eso en los
veinte minutos que quedan para que toque el timbre.
Camino a los salones soy interceptado por la profesora de filosofía Nora Estevan,
que me adjunta a Giullisa, única alumna de cuarto año que aceptó la invitación a
filosofar fuera de su horario habitual. Ubico a Giullisa en el entorno, en mi rol, y
entramos a un salón compartido por Mario y una profesora de historia.
“Voy a otros salones, pero vuelvo”, tranquilizo a Giulissa. Entro en el que una
profesora de literatura decidió que los estudiantes marcaran palabras del texto de
“Gabo”, y los interroga sobre ellas. Combina pasitos de baile y ansiosa
gesticulación de actriz, la profesora. Pero los pibes tienen resto. Ante la pregunta
¿qué educación quiero? uno dice que quiere ser alumno cautivado, no receptivo.
“Que el profesor me venda la materia”.
Ensayando la comprensión que pedía Bernassa, creo entenderlo. El desencanto es
lo que mata.
En el salón de geografía humana alguien introdujo un objeto brillante: el placer.
¿Cómo disfrutar mientras aprendemos?, pregunta.
Toca la campana y el contingente da por concluida una tarea imposible de honrar
en lapso tan breve. Vuelvo al salón donde Giullisa mutó de niña desorientada a
secretaria de actas que anotó las preguntas planteadas en el pizarrón, aportó,
cuestionó, dudó y será, en el plenario, miembro informante. Tomá para vos.
EL ÁGORA.
SENSATEZ.
El flaco, Álvaro, tiene 17 años, cursa sexto año de Economía y planea ser contador
público. Charlamos a solas en un salón vacío. “A veces los compañeros piden
mucho y hacen poco, hablan mucho por las redes pero después no se animan a
responder una pregunta”. Pregunto si él sí aprovecha los recursos disponibles.
Responde que la computadora lo ayuda bastante pero que está consciente de que
la Facultad, en Montevideo, es otro mundo. “Ahí empieza el verdadero estudio”.
Lucía, 16 años, y Valentina, 17, son las entrevistadas que siguen, recomendadas por
la inminente profesora de filosofía Mónica Rodríguez. Con razón. En materia de
argumentos, son dos chicas guau. Por si fuera poco, escriben, Lucía novelas,
Valentina reflexiones.
Les pido que evalúen la actividad que venimos de compartir. Lucía la juzga
interesante pero nota que sus compañeros, colonizados por el desinterés, no
pudieron o no supieron aprovecharla. Suelen quejarse de no entender, agrega,
pero no se dan tiempo, ni ganas, de lograrlo.
A Valentina no le encanta la filosofía, pero sí ejercer ojo crítico. Coincide con
Álvaro en que las facilidades que otorgan las tecnologías conspiran contra la
voluntad.
Cuestionan, ambas, a los profesores que ponen buena nota al estudiante que copia
en los escritos y no interviene, pero se abstienen de subírsela al responsable y
participativo. Algunos docentes, incluso, son vulnerables a presiones de quienes
sacan buena nota una vez, y luego intentan “clonarla”. Injusticias hay de todos los
colores.
SENTIMIENTOS.
Hace 29 años que la profesora de filosofía Nora Estevan da clases en este liceo del
que fue alumna; Mónica Rodríguez, por su parte, enseña aquí hace un lustro y está
a pocas materias de obtener el título.
-¿Qué pareceres les generó esta jornada?
NE- Tener a la Sala de Filosofía departamental en pleno, trabajando en forma
horizontal e intergeneracional en pos de un objetivo, es uno de los aspectos que
me resultaron más valiosos. Armamos esto en una semana y su desarrollo prueba
que había interés en hacerlo. Por otro lado, lograr poner a todo el liceo a pensar
en simultáneo sobre la educación, más allá de las clases cotidianas de filosofía,
también habla de una necesidad latente. Algunos chiquilines llegaron a revindicar
los métodos pedagógicos padecidos por sus abuelos, penitencias y castigos físicos,
con el argumento de que eran más “productivos” que la permisividad actual.
Queremos más límites, dijeron, lo cual me impresionó.
-Más que impresionar, asusta.
MR- Creo que los docentes somos los primeros que debemos responder la
pregunta de por qué educarnos hoy. Preguntarnos honesta y profundamente por
qué abrazamos esta profesión y trasladar esta inquietud a los estudiantes, para
ayudarlos, también, a develar un sentido. Una chiquilina dijo que varias veces se
preguntó por qué está sentada en un banco, escuchando a alguien que habla de
cosas que no le interesan. Creo que, desde la filosofía, el sentido de esta tarea está
en el deseo de saber. Y si el deseo no está, qué hacemos para construirlo. También
siento que estas Olimpíadas funcionaron como válvula de descompresión para los
jóvenes, necesitaban desahogarse.
-El sistema educativo perdió toda capacidad de encanto. ¿Qué puede hacer la
filosofía al respecto?
NE- Partir de su visión totalizadora para convertir a las clases de filosofía en
clases donde se filosofe. Es decir, enseñar a desconfiar de lo establecido, tomarle
el gusto a las significaciones, la crítica, complicar la vida para bien.
-¿Cómo lograr eso?
NE- Partiendo de las vivencias de los chiquilines podemos incorporar teoría,
porque sin sustento teórico no trascendemos la charla de boliche. Una vez junté,
por cuestiones prácticas, un cuarto y un sexto año de bachillerato, con los que
estábamos trabajando metafísica. Y Giullisa, la chica de cuarto año que te
encomendé hoy, en un momento expresó: “¿Por qué existo, si podría no haber
existido?”. Y nunca leyó a Heidegger.
Montevideo, Cierre de Olimpiadas
Jugate a la cabeza.
Y SIN EMBARGO SE MUEVEN
Podría jurarse que una mañana de sábado no es el mejor momento para invitar a
pensar a algunos estudiantes, en la biblioteca de un liceo. Sin embargo, ocurrió.
Trece estudiantes primero, y veinte después, aceptaron esa herejía. Convocado por
dos profesoras y una inspectora, el conglomerado accedió a reflexionar por qué
educarnos hoy. Ante la atmósfera de bostezos tácitos que inauguró la sesión de los
trece, una de las profesoras decidió posponer la lectura de algunos textos que
enmarcarían el debate y liberar el uso de la palabra. Nahuel, adolescente
enamorado de su bicicleta, rompió el hielo para opinar que la educación sirve para
tener un buen trabajo y no ser ignorante, porque “lo que estudiás no se te borra”.
Otra adolescente consideró al estudio como vía para tener algo y cuando una
profesora quiso saber qué significaba tener algo Nahuel dijo: “Tener cultura
general, por ejemplo, que en una reunión no quedes inerte”.
La inspectora preguntó qué significa que la educación nos humaniza y una
integrante de la rueda respondió que conocer el pasado ayuda a prevenir errores
futuros, y otra señaló que los padres también educan pero si uno no está abierto a
lo que desean enseñar, no hay provecho posible. Nahuel cuestionó esa reflexión en
clave tremendista, con el argumento de que no se puede estar abierto a que te
enseñen, pongamos, a matar. Un prójimo lo miró con oblicua ironía y sentenció:
“Podés aprender a matar pero nunca matar a nadie”. A esa altura, Nahuel había
calentado los motores y monopolizaba, casi, la oratoria, con apreciaciones como la
de que la educación no sólo permite saber si te gusta o no lo que estudiás, sino
adquirir capacidad crítica.
Las docentes optaron, entonces, por repartir la media docena de textos propuestos
para el debate, y compartieron con los presentes la lectura en voz alta de dos. Los
comentarios, esta vez, oscilaron entre el entusiasmo y la inercia, hasta que la
inspectora quebró una lanza por la buena energía. “Si bien es notorio que están
aburridos, también lo es que hay temas que les interesan”, marcó.
Una contertulia fue categórica: los estudiantes nunca serán escuchados y las clases
siempre serán iguales, con las mismas materias. Para otra el problema no son las
materias, sino la forma de explicar. Nahuel recurrió al estoicismo: “Puede pasarte
que un profesor no explique bien, pero tenés que acostumbrarte. Cuando vas al
súper y un empleado te trata mal, también tenés que bancártelo”. Una compañera
consideró que no es lo mismo un empleado de súper que un profe, y que algunos
profesores sacan las ganas de aprender porque no tienen ganas de enseñar. “Hay
que motivar a los alumnos no sólo en conocimiento sino en lo personal”, dijo.
EL FACTOR AFECTO
FILOSOFÍA DE LA RESISTENCIA
RAYITO DE SOL: “Dejar de ser títeres, y aprender a caminar por sí solos, a eso le
llamo Educación”
LVeB: “...actualmente las personas (…) no saben lo que quieren en sus vidas y eso
es lo que los desmotiva…”
BLACK ROSE: “El sentido de educarnos hoy es para poder ser ciudadanos
críticos y pensantes que sean capaces de discernir entre las propuestas o
situaciones que se le presente en la vida diaria y saber que se eligió con plena
conciencia…”
SABER: “¿qué pasaría si nosotros los alumnos nos negáramos a formar parte de
un centro educativo?”
LEVI: “Un ser humano aprende cuando cae, se levanta, vuelve a intentar, aprende
de otros, de la naturaleza, de él mismo”.
EL PELADO: “Somos alguien desde que nacemos, el estudio te puede dar más
oportunidades o hacerte como persona más intelectual”.
ANDUTEAMSOTO: “Al aprender más vamos conociendo como son las otras
personas y todo lo que está a nuestro alrededor”
Abiertos los sobres, (en los casos de uso de seudónimo) se constatan las siguientes
correspondencias:
Nicole Caula
Patricia González.
Nahuel Grassi
Elena Larrosa
Ignacio Moas
CONTEXTOS ABRIL 2016 25
Hace falta un aeropuerto donde se puedan juntar estos dementes, que larguen sus
propuestas y preguntas sin importar lo que opine la gente. Porque ser demente no
es malo si se está acompañado, porque las alas las tenemos pero nos falta la
propulsión, y capaz también un colchón donde caer si fallamos en el vuelo, pero
si pensamos en fallar nos autolimitamos, y límites sobran. Einstein dijo una vez que
la mente era como un paracaídas. Y por lo que la gente dice Einstein era un buen
tipo, así que yo le creo, y hoy remonto vuelo.
CONTEXTOS ABRIL 2016 26
Ignacio Moas.
5º H 1. Liceo de Vichadero.
Por otro lado si las ideas filosóficas que impregnan la educación están al servicio
de un gobierno o una persona, se puede caer en un “absolutismo” que lleva a
formar personas con una sola mirada, un camino, como si se formaran muñecos
con un solo pensamiento, sin libertad ni diversidad que es lo que hace “ricos” a los
seres humanos.
Como centro libre y pensante debe sostener la educación ya que nos va a orientar
sobre la esencia y el valor, la finalidad y el sentido de la misma.
CONTEXTOS ABRIL 2016 27
Educarnos ejercita nuestra mente. Lo que nos diferencia a los seres humanos de
los animales es nuestra capacidad de pensar. Educarnos es ver el mundo con otros
ojos, es conocer cosas nuevas, es abrir la mente a nuevos conocimientos a través
del estudio. La educación nos transforma en personas más cultas. El ser humano
no deja nunca de aprender cosas nuevas.
Nahuel Grassi.
4º3. Liceo nº 3. Salto
Les diré por qué estudio yo. No lo hago por alimentar mi "espíritu" ni por querer
obtener un punto de vista más crítico ya que no creo que el liceo me pueda
aportar eso. Piensen un poco, si le enseñan lo mismo a todos los estudiantes ¿en
serio creen que ese alumno va a desarrollar una mente crítica? yo no lo creo, no
creo que en una clase de 35 estudiantes en que a la mitad le interesa y a la mitad
no. A mí no me interesan la mayoría de las clases y me desagrada la idea de
aprender, pero no mal entiendan, no es que yo crea que no sirve de nada el
estudio, sí que sirve, no estamos por nuestros colmillos de 50 cm por encima de la
cadena alimenticia, lo estamos por nuestra inteligencia y yo apoyo el saber y los
conocimientos, pero no apoyo otros estudios. No es útil dar clases de bachiller que
son conocimientos avanzados de la materia, yo creo que habría que dar todas las
materias de ciclo básico, debido a que todo el mundo tiene que tener conocimiento
de las cosas en un nivel básico. Pero al terminar de estudiar uno no recuerda
NADA.
Los recuerdos son experiencias que uno tiene y que le serán útiles en la vida y el
hecho de olvidar lo que nos "enseñan" es proporcional a la manera que tiene el
cerebro de eliminar información inútil para almacenar más.
También dudo que las instituciones realmente no(s) enseñen ya que desde mi
punto de vista y tras muchos profesores se paraban adelante a tirarme información
y querer que almacene en el cuaderno todas las cosas para luego memorizar todo,
tirarlo en un escrito y olvidar todo a la semana porque no me sirve de nada.
También creo que las escuelas no enseñan las cosas que ellos quieren hacer
pensar. La escuela enseña a joder al compañero, ser el favorito del docente y en
definitiva ser el mejor y si no eres el mejor, tus padres no están orgullosos de ti.
Dicen también que hay que promover igualdad, pero, ¿no somos todos diferentes?
Desde niños nos limitan, no nos permiten desarrollar al máximo todo nuestro
potencial, como dijo un compañero, nos piden que seamos independientes,
liberales, distintos... pero nos inculcan desde niños todo lo contrario. Por ejemplo,
entramos al jardín con el mismo tuniquín que el resto, a todos nos enseñan las
mismas cosas, pero, ¿por qué si a alguien le gusta más el arte que las lenguas, no
puede optar por más horas de dibujo que de inglés? Al sistema no le importamos
nosotros, al sistema le importa la plata ¿Por qué si me gusta el teatro mis padres
me piden que mejor estudie medicina? ¿Porque últimamente es más importante
todo lo material que los valores que una persona tiene? Vivimos en una constante
competencia, donde no queremos lo mejor para nosotros, sino que queremos tener
más que el resto de las personas, y a la mayoría no le importa si eso lo convierte
en peor persona. Y a eso es a lo que ha llegado a convertirnos el sistema de hoy
en día, en máquinas, robots que solo nos importa lo material ¿queremos ser esto?
¿Qué esperamos para cambiar?.
CONTEXTOS ABRIL 2016 30
Educarse para tener una carrera, un buen trabajo para progresar en la vida.
Educarse hoy para ser siempre personas de bien, ciudadanos responsables que
cumplan su rol en la sociedad, que sepan respetar el derecho de los demás.
Pseudónimo: Yrigoyen
¿Por qué educarnos hoy? nos preguntan, y me atrevo a reformular: ¿Para qué
educarnos hoy? Vivimos en un mundo y una sociedad globalizada, empecinada en
acortar distancias, en que a todo el mundo le llegue todo y, a su vez, tenga codicia
de todo lo que ve. Esta sociedad está basada en un sistema que la rige, y que tiene
sus cimientos en una sociedad como masa, y no como individuos, una sociedad
que, consciente o inconscientemente, acata y responde a este sistema; sistema que
nos calla, nos reprime, nos masifica, nos impide, nos limita, nos carga, nos instruye.
Los científicos afirman que hasta los cinco años cumplimos con todas las
características de un genio, entonces, ¿cómo y cuándo perdemos esto? ¿Y en
dónde? Allí figuran las burocráticas instituciones educacionales de todo el mundo,
construidas en enormes edificios de concreto, amuralladas, enrejadas,
estructuradas, y que tanto y tan silenciosa, pero arduamente, nos estructuran y
condicionan a todos nosotros, encerrados en espacios reducidos, casi que
militarmente enfilados, aislados de nuestra madre naturaleza que nos parió y
protegió por tantos milenios, y con la que deberíamos estar en continuo contacto,
para aprender, como todo, a quererla.
¿Para qué educarnos hoy? Educarnos para conocer, para aprender, por el simple
principio natural de la curiosidad; y no sólo los jóvenes, que tanto nos falta por
conocer y experimentar, sino también los viejos, aquellos que, resignados, se
sientan a esperar quién sabe qué. La idea de una educación guía e integral no
debe ser una utopía; las nuevas escuelas o escuelas holísticas o logosóficas son
CONTEXTOS ABRIL 2016 32
FILOSOFÍA EN LA CIUDAD
Marisa Berttolini y Mauricio Langon
Filosofía en el café
Hoy hay crisis en la educación. ¿Para quiénes? No está en crisis para el rico, que
sabe qué esperar de ella, sí lo está para el pobre, que puede preguntarse: “¿Qué
chance tengo de que mi educación me sea útil para algo?"
CONTEXTOS ABRIL 2016 35
Estos jóvenes construyen saberes ante las experiencias vitales que los atraviesan.
Uno de los chicos relata que venía caminando y se dio cuenta que una señora
delante de él se iba dando vuelta para ver lo que hacía. Y él le dice: “Señora, no
se ponga nerviosa, no la voy a robar; yo también tengo miedo".
1
Los nombres de pila de los adolescentes han sido cambiados.
2
Por "Harry, el sucio".
CONTEXTOS ABRIL 2016 37
Narra su trayecto vital y su relación con el saber. “No hice fuerza para nacer, hice
fuerza para no nacer". En dos momentos estuvo “ que te morís y después no te
morís", cuidado por su abuelo. Si su abuelo no hubiera muerto “estaría estudiando
4ºde liceo o más todavía"; “no andaría en la calle, no sufriría tantos problemas".
Afirma que “ no aprendió en ningún lado, que todo fue en la calle. Todo solo, sin
nadie”, Aprendió con un hermano a andar a caballo, a andar en moto. Aprendió
sobre construcción mirando cómo otros construían. Aprendió a “ser valiente, a no
tenerle miedo a nadie”. Aprendió con “el amor de su vida” y “su pesadilla”: “a
escuchar”, “a aconsejar”, “a no sentirse solo”.
“En la calle encontrás amor, encontrás respeto, encontrás odio, amigos, encontrás
enemigos. Encontrás muchas cosas, pero a la vez, no encontrás nada. Esta es la
escuela, esta es la verdadera escuela, eso de andar estudiando, llenando cuadernos
con palabras, eso no es escuela; ¡esto es escuela! ”.
Sus pasajes por la institución educativa irrumpen como un pasar sin que les pase
nada. Demandados a estar en la institución educativa la acatan, pero repiten y
abandonan. Asisten y faltan en un circuito que se repite. Expanden la nada, el
descreimiento en las posibilidades que la educación formal les abriría a nivel
laboral o social. Manifiestan así lo arbitrario, absurdo o injusto de la educación.
Intentan confusa y conflictivamente, transformarla, quebrar la lógica de cuerpos
encerrados: “horas y horas sentados mirando al frente". Pensar desde lo incierto,
propiciar un movimiento organizacional que habilite la plasticidad espacial y otra
temporalidad educativa; que busque una ampliación de lo educativo desde los
quiebres, la ruptura del disciplinamiento o normalización.
P1.-3“¿Qué quiere decir lo común y qué quiere decir lo diferente?" Los relatos de
los jóvenes muestran una crisis de la sociedad. “Sociedad" es un concepto ya
elaborado en el marco de determinada matriz filosófica. Habría que recuperar la
noción de “comunidad". Los jóvenes, en sus relatos, critican el concepto “sociedad",
las instituciones liberales, la escuela. Hay que ir a la crítica de “sociedad" como
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Identificamos las intervenciones de los participantes con la letra P y un número, las de los
expositores centrales, con las iniciales: PM y MRB.
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P3.- Para mí, hay que separar la educación en Primaria y en Secundaria o UTU. El
incentivo para un niño es saberse querido por los adultos, estimulado por padres y
maestros a cumplir aspiraciones superiores. El adolescente, en cambio, tiene
necesidad de crear sus espacios de autonomía, otras formas de relación. El
problema de hoy es un problema de nosotros, que no tenemos alternativas para
mostrarles un camino. ¿Qué les queremos enseñar? ¿a reproducir lo que hay?
Somos parte del problema, no de la solución. En los 60-70 había utopías. Hoy no
hay alternativas de un mundo distinto, y sin eso es imposible posicionarse desde
otro lugar para reflexionar sobre la realidad. No es la mala vida del adolescente la
que tenemos que cambiar sino la mala vida de todos en este mundo actual.
P4.-¿Cómo hacer para llevar a la práctica una relación efectiva entre el Estado y el
educador, que permita hacer viable un proyecto de sociedad en común?
P5.- Me gustó mucho partir de una reflexión teórica y otra centrada en trabajo de
campo. Y que se haya hablado críticamente del disparate de “cambiar el ADN de
la educación", que hace pensar en la educación concebida como una "fábrica de
gente, y creer que fallaría si no consigue esa finalidad. Pero la educación no va a
crear lo que la sociedad no puede conseguir. Lo que no surge del proceso social
no se puede introducir artificialmente con manipulaciones genéticas. No se
consigue "fabricar gente" que se amolde a los roles sociales asignados por este
mundo. Se dice que el problema es que nuestro sistema educativo no prepara
gente para el “mercado laboral", pero la realidad es que ¡ los uruguayos son los
reyes de la emigración! ¡Van a cualquier parte del mundo y encuentran laburo!
Porque salen de acá preparados...
P6.- ¡Hace decenios que, de educación, se habla para no hablar! ¿Por qué, si se
habla tanto, las cosas se mueven tan poco? Incluso para el capitalismo uruguayo la
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educación “no está tan mal" si tomamos en cuenta la correlación entre inversión y
resultados. Las cosas se mantienen tan parecidas...porque hay sobreeducación
respecto a los trabajos que realmente hay en el mercado laboral.
P9.- En uno de los relatos que trajo Ruiz, un joven valoraba a un docente
propositivo. Y, en su discurso, Martinis destacó las prácticas innovadoras de
colectivos docentes. Hay que unir ambas cosas.
MRB.- Creo que estamos viviendo una transición hacia algo que no sabemos lo que
es, y no bancamos esa incertidumbre. Los sociólogos ya no hablan de “sociedad”,
sino de “sociabilidad”, porque estamos en constante constitución entre fuerzas
múltiples. No tengo claro un proyecto educativo; sí tengo claro que vivimos en un
discurso que habla de la posibilidad “de acceso", de la “permanencia", del
porcentaje de los que se desvinculan, etc., pero nunca habla de los jóvenes como
existentes que viven hoy, en el presente, que no son el "futuro de la sociedad",
sino su presente. Martinis trabajó lo macro, y yo lo micro, y me parece bueno ver
esta interrelación.
P1.- Lo común debe estar antes que el individuo, no al revés como quiere el
liberalismo. El hombre no es primero “lobo del hombre": necesita y busca otros.
“natural", que está producida históricamente. Hay sectores que odian la democracia
en tanto espacio de participación.
P11.- Hay que intentar cosas nuevas. En la escuela pública del Cerro en que
trabajo, no tenemos instancias para intercambiar con los compañeros y, como
todos trabajamos en doble turno, no hay tiempo para pensar juntos.
P8.- Se han ganado espacios, como las coordinaciones, pero se han burocratizado...
P11.- Veo a los docentes, desganados. Deberíamos sentarnos a pensar juntos hacia
dónde queremos ir. La sociedad actual está haciendo agua y en las pruebas se
prioriza lengua y matemáticas, y se descarta el arte...
MRB.- Sostengo que hay resistencia por parte de los jóvenes: al irse de la escuela,
están diciendo que es posible construir otras instituciones. Pero hay que sentarse a
escucharlos.
Escena 1: la metodología
Luego de unos dos meses de intenso trabajo, llegó el día del estreno. Ese
año, 2014, la presentamos en 10 oportunidades en Instituciones Educativas y
Centros Culturales. La respuesta del público, estudiantes en su inmensa mayoría,
fue de gran receptividad, se sentían identificadxs con cada escena así como con
el contenido general de la obra. El foro fluía sin problemas, el debate con el
resto de la platea era intenso. Se volvía cierto aquello de que es más fácil
reconocer lo que vivimos todos los días cuando lo vemos encima del escenario,
delante de nuestros ojos, sin el velo de la costumbre y la normalidad…
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Cae el telón…
Y se entrenaba en todas partes, desde Artigas a Melo, desde Vichadero, Salto, San
Ramón, Progreso,Young o Rivera, desde el Cerro de Montevideo o en Paso de las
Duranas y en tantos lados; se filosofaba en patios de liceos o en salones de escuela
rural , en imágenes electrónicamente navegantes o en sólidos murales , en gimnasios
y en boliches, en textos más o menos sistemáticos o en representaciones teatrales y,
sobre todo, en diálogos que se prolongaban en el esfuerzo por radicalizar lo que se
piensa, entre muchos o entre pocos, pero siempre con otros, anduvo la pregunta
sobre el por qué educarnos hoy.
Que en el 2016, bajo la consigna “Tras el sentido de las utopías” que inauguran las
nuevas Olimpiadas, tengamos renovadas oportunidades para abrir el juego que
seguimos reaprendiendo desde la tradición de luchadores de ideas.
Inspección de Filosofía
CES
CONTEXTOS
Es la revista de la Asociación Filosófica del
Uruguay (AFU) que se distribuye en
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