08 - Una Mesa Abierta Al Mundo
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LECTURA CONTINUADA
GUÍA DE LECTURA
• Proclamación de Mc 7, 24-30.
29Le dijo: —Por eso que has dicho, puedes irte, que el demonio ha
salido de tu hija.
Oramos
Abrimos nuestro corazón a Aquel que mira más allá de las
apariencias, y le presentamos nuestras reflexiones, deseos y
necesidades.
• Volvemos a leer el pasaje de Mc 7,24-30.
• Hacemos unos minutos de silencio.
• Podemos rezar con el canto “Cristo te necesita para amar”
así:
– Cantamos juntos el estribillo.
– Recitamos una frase del canto u otra que nos sugiera lo
reflexionado en el grupo: “No te importe la raza ni el color de
la piel...”, o “No te importe si es extranjero o compatriota...”
– Cada dos intervenciones, repetimos el estribillo.
Tras la confesión de Pedro (Mc 8,27-30) se abre la segunda parte del evangelio.
Consta de tres secciones menores en continua progresión: revelación del camino
doloroso del Mesías (Mc 8,31-10,52); revelación de Jesús como juez y señor del
templo (Mc 11,1-13,37); revelación de Jesús como Hijo de Dios (Mc 14,1-16,8).
El pasaje comienza con una retirada de Jesús hacia Tiro y Sidón. Acaba de
rechazar la piedad externa y ritualista de los escribas y fariseos que acusan a
algunos discípulos de Jesús de no cumplir una costumbre de la tradición judía
y comer con manos impuras (Mc 7,1-5). Jesús defiende que la verdadera
fuente de pureza o impureza es el corazón humano. Y así se lo explica a sus
discípulos saliendo después fuera de los límites geográficos de Israel, a una
región de paganos, quienes eran considerados por los judíos como personas
impuras. Con su enseñanza y actitud ya había dado un primer paso para 5
romper el muro que separaba a los judíos de los gentiles, considerados perros
e impuros. Marcos muestra las consecuencias de esta nueva ley de pureza
interior con un relato que señala que la fe en el Hijo de Dios es la que da
derecho a sentarse en la mesa del Reino y a comer todos del mismo pan. Es el
relato de la mujer sirofenicia.
El evangelista comienza situándonos en un marco de marginación e
impureza. Habla de dos personas marginadas en la sociedad de entonces por
cuatro motivos: ser mujeres, extranjeras, paganas y, además, una de ellas,
enferma, es más, ¡endemoniada! En la época en que vivía Jesús cualquier
enfermedad se tenía por castigo de Dios, y algunas enfermedades, por ejemplo
la epilepsia, eran consideradas posesión del maligno. Pero la actitud de Jesús
hacia ellas no es la de rechazo.
Jesús penetra en el mundo pagano haciendo caso omiso de la marginación e
impureza, tan importantes para el mundo judío. Entra en una casa. La casa
en la comunidad de Marcos es un ámbito importante. Es el lugar de acogida
al creyente, lugar de enseñanza y curación, principio de comunidad y de vida
fraterna según los valores del Reino. De algún modo el evangelista está
reflejando su experiencia de comunidad, de iglesia doméstica, en la que tenían
cabida también los no judíos. Allí se encuentra con una mujer sirofenicia. Esta
mujer habla a Jesús de una necesidad humana: la enfermedad y la vida de su
hija. Entonces llega la respuesta desconcertante de Jesús: ¡Espera, porque
primero son los judíos!
En el diálogo que mantienen Jesús y la mujer, aparecen dos temas que hay
que tener en cuenta para comprender el pasaje: el tema de la salvación para
los no judíos y el tema del pan.
En primer lugar, los judíos sabían que eran pueblo elegido por Dios y creían
que sólo por esto ya era suya la salvación al final de los tiempos, salvación
entendida como un banquete al que llegarían en un primer momento
únicamente ellos, y después, gracias a ellos, también los no judíos. El salvador
final, el Mesías esperado, tendría una misión dirigida sólo al pueblo judío.
Jesús tuvo que enfrentarse con esta forma de pensar, y también las primeras
comunidades cristianas tuvieron sus problemas por este motivo (puedes leer
Hch 10). Mt 15,24 coloca en boca de Jesús la frase: “He venido a las ovejas
08. Una mesa abierta al mundo
PARA PROFUNDIZAR
El evangelio es para todos