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Universsidad de Malaga Tesis Doctoral Micropropagacion y Conservacion in Vitro de Variedades Españolas de Olivo

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UNIVERSIDAD DE MÁLAGA

DEPARTAMENTO DE BIOLOGÍA
VEGETAL

TESIS DOCTORAL
“MICROPROPAGACIÓN Y CONSERVACIÓN IN VITRO DE

VARIEDADES ESPAÑOLAS DE OLIVO”

Doctorando:

Borja Cabello Moreno

Directores de Tesis:

Dra. Isabel Mª González Padilla

Dra. Araceli Barceló Muñoz

Enero 2016
AUTOR: Borja Cabello Moreno

http://orcid.org/0000-0001-7538-756X

EDITA: Publicaciones y Divulgación Científica. Universidad de Málaga

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-


SinObraDerivada 4.0 Internacional:
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/legalcode
Cualquier parte de esta obra se puede reproducir sin autorización
pero con el reconocimiento y atribución de los autores.
No se puede hacer uso comercial de la obra y no se puede alterar, transformar o hacer
obras derivadas.

Esta Tesis Doctoral está depositada en el Repositorio Institucional de la Universidad de


Málaga (RIUMA): riuma.uma.es
Isabel Mª González Padilla y Araceli Barceló Muñoz, Investigadoras del Instituto de
Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA) del Centro Churriana (Málaga)
perteneciente a la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de la Junta de
Andalucía

CERTIFICAN:

Que la tesis doctoral titulada “Micropropagación y Conservación in vitro de


Variedades Españolas de Olivo”, que presenta D. Borja Cabello Moreno, para optar al
Título de Doctor, ha sido realizada bajo su dirección y supervisión, en el Laboratorio de
Cultivo de Tejidos Vegetales y Biotecnología del Centro IFAPA-Churriana y autorizan su
presentación para ser defendida en el Departamento de Biología Vegetal de la
Universidad de Málaga.

Málaga, 26 de Enero de 2016

Fdo.: Isabel Mª González Padilla Fdo.: Araceli Barceló Muñoz


Antonio Flores Moya, Director del Departamento de Biología Vegetal de la Facultad de
Ciencias de la Universidad de Málaga

CERTIFICA:

Que la tesis doctoral titulada “Micropropagación y Conservación in vitro de


Variedades Españolas de Olivo”, que presenta el licenciado D. Borja Cabello Moreno,
para optar al Título de Doctor, ha sido realizada bajo la dirección y supervisión de las
doctoras Isabel Mª González Padilla y Araceli Barceló Muñoz, investigadoras del Instituto
de Investigación Formación Agraria y Pesquera; y bajo la tutela de Fernando Pliego
Alfaro, catedrático del Departamento de Biología Vegetal de la Universidad de Málaga,
autorizo su presentación para ser defendida en el Departamento de Biología Vegetal de
la Universidad de Málaga.

Málaga 26 de Enero de 2016

Fdo.: Antonio Flores Moya


Fernando Pliego Alfaro, Catedrático del Departamento de Biología Vegetal de la
Universidad de Málaga

CERTIFICA:

Que la tesis doctoral titulada “Micropropagación y Conservación in vitro de


Variedades Españolas de Olivo”, que presenta D. Borja Cabello Moreno, para optar al
Título de Doctor, ha sido realizada bajo mi tutela y autorizo su presentación para ser
defendida en el Departamento de Biología Vegetal de la Universidad de Málaga.

Málaga 26 de Enero de 2016

Fdo.: Fernando Pliego Alfaro


El doctorando ha disfrutado de una beca predoctoral del Instituto de
Investigación Formación Agraria y Pesquera (IFAPA) cofinanciada por la Junta
de Andalucía y fondos INIA- FEDER (proyecto RTA2010-00013-C02-01).
A mi padre
Hay un proverbio chino que dice algo tal que así, “el aleteo de las alas de una mariposa se
puede sentir al otro lado del mundo”, empiezo así porque, son tantas las circunstancias por las que
he pasado que no sabría decir cuales fueron realmente los motivos por los cuales al final decidí
embarcarme en esta locura. Y no sé si diría que fue cosa del destino, de lo que, si estoy seguro, es
que ese mismo destino os puso a vosotros en mi camino y gracias a ello he podido terminar esto. Así,
que es mi obligación mostraros mi agradecimiento.
En primer lugar, a Isabel Mª González Padilla, gracias por confiar en mí y darme la
oportunidad de iniciarme en la investigación. Por mostrarte como una persona humilde y cercana y
estar siempre disponible cuando te necesite, con una paciencia y calma infinita. Gracias por tu
dedicación, tus consejos y tu dirección. En definitiva, gracias por ser mi guía en esta aventura.
A Araceli Barceló, por ser una buena jefa, sabiendo mantener el equilibrio perfecto entre el
respeto y las obligaciones de cada uno. Ha sido un placer trabajar al lado tuyo y gracias a eso creo
haber aprendido muchísimo.
De forma especial, no puede faltar el agradecimiento a mis compis de fatigas. Eli, mi
compañera de todo, gracias por tu ayuda infinita, por acogerme con los brazos abiertos, eres el alma
del laboratorio, espero que nunca faltes; A las chicas multiusos, Sonia e Inma, gracias por estar
siempre dispuestas a echar una mano y siempre con una sonrisa en la cara. Transmitís algo especial,
no cambiéis, sois geniales, os deseo lo mejor del mundo, sé que lo conseguiréis porque a gente como
vosotras nada os puede ir mal; Amalia, gracias por estar siempre que te necesite; Clara, Adela, las
“nuevas adquisiciones del laboratorio”, ha sido un placer conoceros, transmitís una confianza brutal,
eso me permitió sincerarme con vosotras, habéis sido un apoyo fundamental en este tramo final tan
duro, gracias; A Maite, gracias por tus innumerables consejos, la estadística aunque sigo sin
entenderla bien, fue algo más llevadera contigo; A Marta, por escuchar mis tonterías y siempre
creértelas; Pepa, eres una cachonda, nada en el IFAPA sería igual sin tus “buenos días”; Josefa,
Gema, Nieves sois unas chicas estupendas; A las que ya no están, pero que sin ellas nada hubiera
sido igual Yanet, Isa Vidoy, Laura y Eva, siempre tendréis un huequito en mi corazón. En general y
esta va por todas, que os digo a vosotras que no sepáis ya, pues gracias por esos ratos de cabinas
cultivando, por esos almuerzos con dietas permanentes, por ese día a día tan desternillante, en
definitiva, mil gracias por innumerables momentos inolvidables en los que la nota común eran
vuestras risas, os quiero. Aprovecho la ocasión para agradecer a una persona muy especial, mi
compañero y amigo José Luis, gracias por estar siempre presto a ofrecerme tu brazo y ayuda cuando
la he necesitado, gracias por todos esos momentos en los que hemos hablado y hablado sin parar,
en los que tan útil me han resultado tus consejos, sin ti todo hubiera sido un poquito más difícil,
gracias.
No creeríais que me he olvidado de vosotros, Julio, Edu, Enrico, Javi y Enrique, yo no os englobo
en el apartado compañeros, porque sois más que eso. Gracias por ser unos amigos geniales. Gracias
por esos desayunos en los que palabras como Danerys y comunio eran la tónica habitual, o eso o
estábamos arreglando al mundo atizando a la política. Gracias por vuestros consejos y por vuestra
ayuda incondicional, que tanto he necesitado en los momentos más difíciles. Gracias por esas
quedadas, en lo que lo de menos era la comida porque ya íbamos bien servido de cachondeo. Me
siento un chico afortunado, de poder contar con gente tan maravillosa, sin duda sois de lo mejorcito
que ahí. Gracias.
A todos mis compañeros del IFAPA de Churriana con los que he tenido el placer de compartir
esta experiencia. Desde el personal de administración, Nani, Yolanda, Elena, Marisol, Ana, Paloma,
Carmen V. incluyendo también a la directora Nieves; pasando por el personal de invernaderos y
campos, Pepillo, Antonio, Baltasar; otros laboratorios, Juan Ramón, José Miguel, Carmen R., Eva,
Oscar, Carmen S., Juan Carlos, Rosalía, José Mª, Blanca, Leonardo, Pepe, Iris, Elsa, Ana Belén,
Marta; y terminando por cafetería, Conchi, todos habéis contribuido a sentirme como en una familia
y eso ha sido una parte esencial de este trabajo.
A todos esos becarios IFAPA (koalas) con los que tuve el placer de compartir cursos de diversa
índole, y en los que la diversión era la solución para afrontar los problemas a los que nos hemos visto
en esta batalla. Ana, Antonio, Aura, Clemente, Gloria, Manuel, María, María Jesús, Miguel,
Montse y Tacho gracias y mucha suerte.
A toda la gente del Departamento de Pomología de la Estación Experimental de Aula Dei (CSIC),
Juan, Arantxa, Elena, Pili A. y Pili L., gracias por hacerme sentir uno más nada más pisar el
laboratorio. Con vosotros, siempre me sentí como en casa, hicisteis que incluso pensara en quedarme
allí para siempre (¡y eso que cuando venían los aires de la fábrica me ponía fatal eh!). Gracias por
demostrarme la pasión en lo que hacéis y por transmitirme una confianza inmensa. Fue un placer
enorme poder trabajar con vosotros.
A Rosario Linacero y Javier Gallego, del Departamento de Genética de la Facultad de Ciencias
de la Universidad Complutense de Madrid. Gracias por iniciarme en el mundo de los marcadores
genéticos, por vuestra total disponibilidad hacia mí. Por vuestros consejos, y porque hicisteis que mi
estancia en Madrid fuera más que placentera.
No podía faltar, a toda mi familia, pues siempre han sido el pilar sobre el que he forjado mi
vida. En especial a mi mami, Rosa, gracias por dejar de lado tus preocupaciones y problemas y
esperarme siempre con una sonrisa y un gran abrazo cuando eras tú los que los necesitaba. Os
quiero.
A mi mujer, Rocío. Gracias por apoyarme en esta aventura, cuando ni yo mismo creía en ella.
Gracias por darme fuerzas, cuando las mías flaqueaban. Gracias por aguantarme, cuando ni yo
mismo lo hacía. Por ser mi compañera, consejera, amiga y escucharme, cuando ni entendías de lo
que te hablaba. Gracias porque cuando más oscuro se mostraba todo, ponías ese toque de luz para
guiarme. Por confiar en mí y no dudar ni un segundo en que lo conseguiría. Te amo.
Para el final he dejado a mi padre, Francisco. Gracias, por mostrarte entusiasmado y atento,
por preguntar por mis experimentos a pesar de que apenas lograbas entender a que me dedicaba o
que hacía en el laboratorio. Gracias porque al hablar notaba el orgullo que sentías por tu hijo. Desde
pequeño me inculcaste que los valores del esfuerzo y la lucha siempre tienen recompensa y esos
valores han definido mi vida y quien soy. Gracias a esos valores hoy estoy aquí. Lo que más me duele
en el alma, es que no puedas estar aquí viendo alcanzar esta meta. Pero sé que desde allí arriba,
estarás orgulloso de tu “bioquímico”. Gracias por ser el padre que siempre necesite.
INDICE

ABREVIATURAS ......................................................................................................... i
RESUMEN ................................................................................................................. 1
OBJETIVOS ............................................................................................................... 3

.................................................... 7
I.1. EL OLIVO............................................................................................................. 9
I.1.1. Descripción de la especie ..................................................................................... 9
I.1.2. Origen y distribución geográfica ........................................................................ 11
I.1.3. Importancia y estado actual del cultivo ............................................................. 17
I.1.4. Principales variedades españolas de olivo ........................................................ 21
I.1.5. Métodos de propagación ................................................................................... 39
I.2. RECURSOS FITOGENÉTICOS ............................................................................... 45
I.2.1. Banco de Germoplasma Mundial de Olivo ........................................................ 47
I.2.2 Métodos de conservación de los Recursos Fitogenéticos .................................. 49

....................................................... 51
II 1: INTRODUCCIÓN ............................................................................................... 53
II.1.1. Fases de la micropropagación .......................................................................... 53
II.1.2. Métodos de micropropagación ........................................................................ 67
II.1.3. Factores que influyen en la micropropagación ................................................ 71
II.1.4. Micropropagación del olivo .............................................................................. 81
II.1.5. Variación somaclonal ........................................................................................ 99
II.2. MATERIAL Y MÉTODOS .................................................................................. 119
II.2.1. Condiciones generales .................................................................................... 119
II.2.2. Establecimiento in vitro del material .............................................................. 120
II.2.3. Multiplicación ................................................................................................. 125
II.2.4. Enraizamiento ................................................................................................. 127
II.2.5. Estabilidad Genética ....................................................................................... 133
II.3. RESULTADOS ................................................................................................. 137
II.3.1. Establecimiento in vitro del material .............................................................. 137
II.3.2. Multiplicación ................................................................................................. 153
II.3.3. Enraizamiento ................................................................................................. 158
II.3.4. Estabilidad Genética ....................................................................................... 164
II.4. DISCUSIÓN .................................................................................................... 171
II.4.1. Establecimiento in vitro del material .............................................................. 171
II.4.2. Multiplicación ................................................................................................. 175
II.4.3. Enraizamiento ................................................................................................. 178
II.4.4. Estabilidad genética ........................................................................................ 180

..................................................... 185
III.1. INTRODUCCIÓN ............................................................................................ 187
III.1.1. Conservación in vitro ..................................................................................... 187
III.1.2. Métodos de conservación in vitro ................................................................. 187
III.1.3. Factores que afectan a la conservación in vitro ............................................ 201
III.2. MATERIAL Y MÉTODOS ................................................................................. 211
III.2.1. Condiciones generales ................................................................................... 211
III.2.2. Frigoconservación .......................................................................................... 213
III.2.3. Encapsulación ................................................................................................ 213
III.2.4. Conservación a medio plazo de secciones nodales de olivo mediante
encapsulación a baja temperatura ........................................................................... 222
III.3. RESULTADOS ................................................................................................ 225
III.3.1. Frigoconservación .......................................................................................... 225
III.3.2. Encapsulación ................................................................................................ 229
III.3.3. Conservación a medio plazo de secciones nodales de olivo mediante
encapsulación a baja temperatura ........................................................................... 287
III.4. DISCUSIÓN ................................................................................................... 295
III.4.1. Frigoconservación .......................................................................................... 295
III.4.2. Encapsulación ................................................................................................ 296
CONCLUSIONES .................................................................................................... 317
ANEXO ................................................................................................................. 323
BIBLIOGRAFIA ...................................................................................................... 325
Abreviaturas
_______________________________________________________________________

ABREVIATURAS

2,4,5-T: Ácido 2,4,5-Triclorofenoxiacético.


2,4-D: Ácido 2,4-diclorofenoxiacético.
2iP: 6-(ɣ,ɣ-Dimetil amino) purina.
AAO: Agencia para el Aceite de Oliva.
ABA: Ácido abcísico.
ADN: Ácido desoxirribonucléico.
AFLPs: Amplified Fragment Lenght Polymorphism.
AIA: Ácido indolacético.
AIB: Ácido indol-3-butírico.
ANA: Ácido naftalenacético.
ANOVA: Análisis Normalizado de la Varianza.
ASA: Ácido acetilsalicílico.
B5: Medio de cultivo descrito por Gamborg et al. (1968).
BA: 6-Bencil-adenina.
BAP: 6-Bencil-aminopurina. Sinónimo BA.
BMGO, CAP-UCO-IFAPA: Banco Mundial de Germoplasma de Olivo
BN: Medio de cultivo descrito por Bourgin y Nitsch (1967).
CF: Cambio de fase.
COI: Consejo Oleícola Internacional.
DKW: Medio de cultivo descrito por Driver y Kuniyuki (1984).
DKWr: Medio de cultivo descrito por Revilla et al. (1996).
DMSO: Dimetilsulfóxido.
ES: Embriogénesis somática.
ECO: Medio de embriogénesis cíclica de olivo descrito por Pérez-Barranco et al. (2007).
EEUU: Estados Unidos.
FAO: Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura.
FMP: Flurprimidol.

i
Capítulo II: Micropropagación
_______________________________________________________________________

GA3: Ácido Giberélico.


has: Hectáreas.
IM: Medio de cultivo descrito por Rugini (1984).
ISSRs: Intersimple Sequence Repeats.
Kin: Kinetina.
MAGRAMA: Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medioambiente.
Man: Manitol.
MES: 2-[N-Morpholino]ethanesulfonic acid.
MS: Medio de cultivo descrito por Murashige y Skoog (1962).
OM: Medio de cultivo descrito por Rugini (1984).
OMc: Medio OM modificado.
OMe: Medio de elongación de raíces descrito por Cañas et al. (1987).
OMr: Medio de inducción de raíces descrito por Cañas et al. (1987).
pb.: Par de bases.
PBZ: Paclobutrazol.
PCR: Reacción en cadena de la polimerasa.
PVS: Solución de vitrificación.
QL: Medio de cultivo descrito por Quoirin y Lepoivre (1977).
RAPDs: Polimorfismo de productos amplificados al azar.
RC: Reguladores de crecimiento.
RRFF: Recursos fitogenéticos.
RFLP: Polimorfismo de longitud de fragmentos de restricción.
RP: Medio de cultivo descrito por Roussos y Pontikis (2002).
sa: sección apical.
SA: Ácido salicílico.
Sac: Sacarosa.
SAU: Superficie Agrícola Utilizada.
SCARs: Sequence Characterized Amplified Region.
SH: Medio de cultivo descrito por Schenk y Hildebrant (1972).

ii
Abreviaturas
_______________________________________________________________________

sn: sección nodal.


SNK: Test Students-Newman-Keuls de comparaciones múltiples de medias.
SNPs: Single Nucleotide Polymorphism.
Spp.: Subespecie.
SSAPs: Sequence Specific Amplification Polymorphims.
SSRs: Simple Sequence Repeat.
STSs: Sequence Tagged Site PCR.
T1: Tasa de multiplicación inicial
T1m: Tasa de multiplicación inicial media.
T2: Tasa de multiplicación final.
T2m: Tasa de multiplicación final media.
TDZ: Tidiazurón.
TIBA: Ácido triiodobenzoico.
UE: Unión Europea.
UM: Unidad de multiplicación.
UV: Ultravioleta.
Var.: Variedad.
WPM: Medio de cultivo descrito por Lloyd y McCown (1980).
Z: Zeatina.
ZR: Ribósido de zeatina.

iii
Resumen
_______________________________________________________________________

RESUMEN
El olivo (Olea europaea L) es la especie oleaginosa más relevante a nivel económico en los
países de la Cuenca Mediterránea, siendo España líder mundial en producción tanto de aceite como
de aceituna de mesa. Además de esta importancia del sector oleícola en España, el cultivo destaca
por su antigüedad y su carácter tradicional, lo que genera gran cantidad de beneficios, desde la
mano de obra que implementa para su mantenimiento, hasta el efecto de protección
medioambiental que ejerce a nivel de la protección de suelo y de la lucha contra la erosión. El
material vegetal cultivado en España incluye un gran número de variedades, entre las que se
encuentran, en base a su importancia y difusión, las 24 variedades principales, que son la base del
sector del olivar. Siendo el olivar un recurso esencial a conservar y mejorar, la creación de El Banco
de Germoplasma Mundial de Olivo (BGMO, CAP-UCO-IFAPA), ha sido fundamental para el sector.
En la actualidad este Banco mantiene en colección más de 885 accesiones procedentes de 24 países.
Entre sus objetivos se encuentra conservar el patrimonio genético de la especie con la máxima
seguridad posible, implementando distintos métodos de conservación.
El cultivo in vitro es una alternativa eficaz de conservación ex situ, que complementaría el
mantenimiento, conservación y salvaguarda de la colección de variedades del BGMO, CAP-UCO-
IFAPA. Sin embargo, para poder realizar la conservación in vitro se requiere la puesta a punto de
protocolos de micropropagación. El hecho de introducir una especie o variedad in vitro es por sí
mismo una forma de conservación del material. En este sentido, en nuestro laboratorio se puso a
punto un protocolo de micropropagación para dos variedades españoles de gran interés
agronómico, ‘Arbequina’ y ‘Picual’. Este protocolo podría servir para la introducción in vitro de otras
variedades, aún sin micropropagar, y como paso previo para poder llevar a cabo la conservación de
todo el Banco.
En este trabajo se ha estudiado la posibilidad de aplicar el protocolo de micropropagación
puesto a punto para las variedades `Arbequina´ y `Picual´ a las 22 variedades españolas principales
de olivo. Como resultado, se han conseguido establecer in vitro 15 variedades y llevar a cabo la
micropropagación de 12 de ellas (‘Alfafara’; ‘Blanqueta-11’; ‘Castellana’; ‘Cornicabra’; ‘Hojiblanca’;
‘Lechín de Granada’; ‘Lechín de Sevilla’; ‘Manzanilla Cacereña’; ‘Sevillenca’; ‘Verdial de Huévar’;
‘Verdial de Vélez Málaga’ y ‘Villalonga’). Esto supone un gran éxito en la micropropagación de olivo,
donde normalmente los protocolos publicados son genotipo dependientes, y abre nuevas
posibilidades de conservación y mejora mediante ésta técnica. Además, se ha estudiado la

1
Resumen
_______________________________________________________________________

estabilidad genética de plantas aclimatadas de 8 de las variedades micropropagadas,


comprobándose que ni el protocolo de propagación utilizado, mediante yemas axilares, ni el medio
de cultivo parecen producir variación somaclonal.
En la actualidad, la disponibilidad de protocolos de micropropagación para distintos cultivares
de olivo permitiría utilizar la técnica de frigoconservación o conservación a baja temperatura, para
mantener in vitro gran parte del material presente en los bancos de germoplasma de esta especie.
En nuestro laboratorio se desarrolló un protocolo que permite la frigoconservación de brotes de la
variedad `Arbequina´, durante al menos un año con muy buenos resultados y que en esta tesis se
ha aplicado a 8 de las variedades micropropagadas (‘Blanqueta-11’, ‘Castellana’, ‘Cornicabra’,
‘Hojiblanca’, ‘Lechín de Granada’, ‘Sevillenca’, ‘Verdial de Vélez Málaga’ y ‘Villalonga’) con buenos
resultados también.
Por otra parte, las variedades de olivo se podrían conservar también en frío en forma de
microestaquillas encapsuladas previamente en alginato, lo que facilitaría su manejo y alargaría el
periodo de conservación, facilitando además el intercambio de material entre laboratorios y
ahorrando espacio de almacenamiento. La supervivencia de estos micropropágulos, durante el
periodo de almacenamiento, estará condicionada por la composición del medio de encapsulación y
los tratamientos a los que sean sometidos en etapas previas al proceso. Así, los tratamientos previos
con carbohidratos y/o inhibidores del crecimiento, favorecería la inducción de un cierto estado de
dormancia en los propágulos, prolongando el periodo efectivo de conservación. En esta tesis se ha
estudiado el efecto de factores como la temperatura, los pretratamientos con carbohidratos y los
retardantes del crecimiento en el desarrollo de secciones nodales de olivo de la variedad
`Arbequina´ y su posterior aplicación a su conservación en alginato a baja temperatura. De los
pretratamientos ensayados, la utilización de flurprimidol ha sido clave para la conservación del
material encapsulado, de forma que un pretratamiento de las secciones nodales durante 4 semanas
con 1 mg/l de flurprimidol y su posterior encapsulación en una matriz de alginato y posterior
conservación a 4 °C ha permitido conservar el material durante al menos un año con un porcentaje
de recuperación del 88%.

2
Objetivos
_______________________________________________________________________

OBJETIVOS
Los objetivos de este trabajo son los siguientes:

1. Estudiar la aptitud para la micropropagación de 22 variedades españolas de olivo


pertenecientes al BMGO, CAP-UCO-IFAPA.

2. Estudiar la aptitud para la frigoconservación in vitro de diferentes variedades españolas de


olivo.

3. Puesta a punto de un protocolo de encapsulación y conservación en frio para la variedad


`Arbequina´.

5
El Olivo
_______________________________________________________________________

I.1. EL OLIVO
I.1.1. Descripción de la especie

El olivo (Olea europaea L.) pertenece a la familia Oleaceae, constituida por unos 29 géneros,
de los que tienen interés económico u hortícola los géneros Fraxinus (Fresno), Jasminium (Jazmín),
Ligustrum (Aligustre), Phillyrea (Agracejo), Syringa (Lilo) y Olea (Olivo). Las plantas de esta familia
son mayormente árboles y arbustos, a veces trepadores, y muchas de ellas producen aceites
esenciales en sus flores y frutos, algunos de los cuales son utilizados por el hombre. En total, la
familia Oleaceae, comprende cerca de 600 especies de plantas distribuidas por las regiones
tropicales y templadas del mundo. Y concretamente dentro del género Olea, existen unas 35
especies entre las que se encuentra Olea europaea L.
Incluida en la especie O. europaea L. se encuentran todos los olivos cultivados (variedad
europaea) y también los acebuches u olivos silvestres (variedad sylvestris) (Baldoni et al., 2009),
aunque existen discrepancias sobre cómo subclasificar dentro de la especie. Así, atendiendo a
caracteres morfológicos y a la distribución geográfica, Green y Wickens (1989), distinguieron 3
subespecies: i) O. europaea spp. europaea, en la zona mediterránea; dentro de este grupo se
encuentran los olivos cultivados (var. sativa) y los acebuches u olivos silvestres (var. sylvestris); ii) O.
europaea spp. laperrinei, en los macizos del Sahara; iii) O. europaea spp. cuspidata, en Asia y el este
de África.
Sin embargo, Civantos (2008) distingue una sola especie, Olea europaea, con las subespecies
sativa y sylvestris, agrupando así a los cultivares y a las formas silvestres, respectivamente.
El olivo se considera una especie diploide (2n= 2x= 46) (Minelli et al., 2000), aunque se han
descrito casos de poliploidía tanto en mutantes como en poblaciones naturales (Rugini et al., 1996;
Besnard et al., 2008). El tamaño de su genoma se ha estimado en torno a unas 1500 Mb mediante
estudios de citometría de flujo en diferentes cultivares portugueses y acebuche (Loureiro et al.,
2006). Estos resultados discrepan de los obtenidos en cultivares italianos (Rugini et al., 1996),
poniendo de manifiesto la existencia de variabilidad intraespecífica en el tamaño del genoma.
Los estudios moleculares han ayudado a redefinir la clasificación dentro del género Olea
(Besnard y Bervillé, 2000; Vargas et al., 2000; De la Rosa, et al., 2003; Belaj et al., 2003a,b; Besnard
et al., 2009). Estos trabajos evidencian la utilidad de diversos marcadores moleculares (RAPDs,
AFLPs y SSRs) de ADN de origen diverso (nuclear, mitocondrial y cloroplastídico) para estudios
filogenéticos. A través de estos estudios se ha reorganizado la clasificación dentro de la especie Olea
9
Capítulo I: Introducción General
_______________________________________________________________________

europaea en 6 subespecies: subespecie europaea (Cuenca mediterránea), subespecie cuspidata


(desde Sudáfrica por todo el este de África, Arabia hasta el sudoeste de China), subespecie guanchica
(Canarias), subespecie maroccana (Marruecos), subespecie cerasiformis (Madeira) y subespecie
laperrinei (Argelia, Sudán y Níger).
El olivo cultivado es la única especie de la familia con fruto comestible y se destina tanto a la
producción de aceite como a la de aceituna de mesa, y se circunscribe, fundamentalmente, a la
cuenca Mediterránea, donde se encuentra el 98% de la superficie mundial del cultivo. Es,
posiblemente, de origen híbrido (Chevalier, 1948; Breviglieri y Battaglia. 1954; Acevedo-Couthinho,
1956). La gran diversidad mostrada dentro de la misma y estudios citogenéticos hacen suponer que
se trata de un alopoliploide (Acevedo-Couthinho, 1956), es decir, el olivo procedería de un
cruzamiento entre distintas especies del género Olea con números básicos de 11 y 12 cromosomas
y posterior duplicación (Rallo, 2005). Sin embargo, existen discrepancias sobre las especies que han
intervenido en el origen del olivo. Así, Ciferri (1942) y Vavilov (1951) consideran al olivo afín a Olea
chrysophylla Lam., a O. europaea laperrinei y a O. europaea cuspidata. Por su parte, Chevalier (1948)
incluye como posibles antepasados a las especies O. chrysophylla Lam., difundida en África tropical,
Arabia y Madagascar; O. verrucosa Link., localizada en África Austral; O. ferruginea Royle, extendida
por India, Afganistán y Nepal; O. somaliensis Baker, originaria de Somalia y O. laperrinei Batt. y Trab.,
procedente de Marruecos y Sahara. Otras clasificaciones plantean la posibilidad de incluir a la
mayoría de los grupos de Olea en una sola especie: Olea europaea (Green y Wickens, 1989; Browicz
y Zielinski, 1990 citado por Lavee et al., 1996).
El olivo es un árbol longevo de tamaño mediano y copa redondeada que puede variar de porte
por las condiciones agronómicas y ambientales durante su crecimiento. Rapoport (2008) señala que
el olivo cultivado es un árbol de tamaño mediano de alrededor de 4-8 metros de altura, según la
variedad. Presenta un tronco grueso y la corteza de color gris a verde grisáceo. Su copa es
redondeada, aunque puede estar modificada por las labores de poda, necesarias en el
mantenimiento de este cultivo, y también por las condiciones agronómicas y ambientales durante
su crecimiento. Presenta hojas simples, de forma lanceolada con bordes enteros, que persisten 2 o
3 años en el árbol, aunque también pueden permanecer por más tiempo. El haz de la hoja presenta
una cutícula gruesa que le permite adaptarse a periodos prolongados calurosos y con escasas
precipitaciones. Las estructuras reproductoras son inflorescencias paniculadas que se desarrollan
en las axilas de las hojas de los nudos del crecimiento vegetativo del año previo a la floración. El
fruto, la aceituna, a es una drupa de forma elipsoidal a globosa y su tamaño depende del cultivar;

10
El Olivo
_______________________________________________________________________

presenta color verde durante su desarrollo y negro cuando madura, con un alto contenido en aceite
(Rugini, 1995; Barranco et al., 1998; Rapoport, 2008).

El olivo es un árbol que, en condiciones normales de crecimiento, presenta una fase juvenil
que puede durar más de 10 años (Rugini y Fedeli, 1990) pudiendo ser acortada a 3-4 años con la
aplicación de determinadas técnicas, como el crecimiento forzado mediante luz continua en
invernadero climatizado (Clavero-Ramírez y Pliego-Alfaro, 1993) y sistemas de riego, fertilización y
poda en campo (Lavee et al., 1996; Moreno-Alias et al., 2010a).
Además de la capacidad de fructificación, existe una serie de características morfológicas que
diferencian claramente la fase juvenil de la adulta, esto es, las hojas de los individuos juveniles
tienen forma redondeada-oval, los tallos presentan entrenudos cortos con gran densidad de hojas,
son poco leñosos, con alto contenido en agua; por el contrario, las hojas de los individuos adultos
son más alargadas, delgadas y duras, con una gruesa cutícula en su cara superior, las ramas están
más lignificadas y presentan entrenudos más largos, con lo cual la densidad foliar es menor; en esta
fase, el grado de ramificación de los árboles disminuye, pues muchas de las yemas laterales se
diferencian para formar yemas florales (García et al.,2000).

I.1.2. Origen y distribución geográfica


El origen del olivo silvestre se sitúa en Asia Menor, donde forma verdaderos bosques. Parece
haberse extendido desde Siria hacia Grecia, a través de Anatolia (Candolle, 1883), por eso, algunos
autores (Polymerou-Kamilakis, 2006) lo consideran autóctono de toda la Cuenca Mediterránea y
ubica el origen del olivo cultivado en Asia Menor hace unos doce milenios. Aceptando una zona
originaria que se extiende desde el sur del Cáucaso hasta la altiplanicie de Irán y la costa
mediterránea de Siria y Palestina (Acerbo), el cultivo del olivo alcanzó un notable desarrollo en estas
dos últimas regiones para expandirse por la isla de Chipre hacia Anatolia o por la isla de Creta hacia
Egipto. A partir del s. XVI a.C. los fenicios difunden el olivo por las islas griegas y en los siglos XIV a
XII a.C. por la Península Helénica, donde se incrementa su cultivo, llegando a alcanzar gran
importancia en el s. IV a.C. cuando Solón promulgó decretos sobre la plantación de olivos. Desde el
siglo VI a.C. se propagó por toda la Cuenca del Mediterráneo pasando a Trípoli, a Túnez, a la isla de
Sicilia, y desde allí a la Italia Meridional. Los romanos prosiguen la expansión del olivo por los países
costeros del Mediterráneo como arma pacífica en sus conquistas para el asentamiento de

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Capítulo I: Introducción General
_______________________________________________________________________

poblaciones (Boskou, 2006; Baldoni et al., 2009). En Marsella es introducido unos 600 años a.C. y
desde allí a toda la Galia.
El olivo, que se había introducido en España durante la dominación marítima de los fenicios
(1050 a.C.), no alcanzó notable desarrollo hasta la llegada de Escipión (212 a.C.) y la dominación de
Roma (45 a.C.). Después de la tercera guerra púnica, el olivar ocupaba una importante extensión en
la Bética y se expandió hacia el centro y el litoral mediterráneo de la Península Ibérica. Los árabes
introdujeron sus variedades en el sur de España e influyeron en la difusión del cultivo hasta el punto
de que los vocablos castellanos de aceituna, aceite o acebuche o los términos en portugués para
aceituna (azeitona) y aceite de oliva (azeite) tienen raíz árabe (COI, 2015).

I.1.2.1. El olivo en el mundo


Pese a su rusticidad, el olivo presenta una serie de requisitos que limitan su área de
distribución. Su hábitat se concentra entre las latitudes 30° y 45°, tanto en el hemisferio norte como
en el sur, en regiones climáticas del tipo mediterráneo, caracterizadas por un verano seco y
caluroso. En el hemisferio sur, el olivar está presente en latitudes más tropicales con clima
modificado por la altitud. El cultivo del olivo salta fuera de la cuenca mediterránea con el
descubrimiento de América (1492). Desde Sevilla pasan los primeros olivos a las Antillas y después
al continente. En 1560 hay olivares en producción en México, después en Perú, en California, en
Chile o en Argentina, donde todavía vive una de las plantas llevadas en la conquista, el viejo olivo
de Arauco (COI, 2015).
En tiempos más modernos, el olivo ha continuado su expansión más allá del Mediterráneo,
cultivándose hoy en lugares tan alejados de su origen como en la Región Sudafricana, en Australia,
en Japón o en China (Civantos, 2008).

I.1.2.2. El olivo en España


El material vegetal del olivo cultivado en España está constituido por un gran número de
variedades, todas ellas muy antiguas y que presentan unas zonas de difusión restringidas a sus
posibles lugares de origen. Existen problemas de sinonimias (denominaciones diferentes para la
misma variedad) y homonimias (misma denominación para variedades diferentes), y esta confusión
representa un gran problema para la catalogación varietal, por lo que es necesario disponer de
sistemas de identificación para establecer las sinonimias, las homonimias y delimitar el área de
cultivo real de cada variedad. Barranco y Rallo (1984) establecieron un esquema pomológico que

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El Olivo
_______________________________________________________________________

incluye caracteres del árbol, rama, hoja, inflorescencia, fruto y endocarpio, el cual se ha mostrado
muy eficaz para trabajos de prospección e inventario de variedades de olivo (Barranco et al., 2005a).
En España se ha encontrado una gran diversidad de variedades de olivo cultivadas (más de
260 variedades). Una de las causas de esta diversidad probablemente sea el origen autóctono de las
variedades, surgidas de la probable selección de materiales diferentes en cada zona y de su
restringida difusión en torno a la misma (Barranco et al., 2005a). Asimismo, la longevidad de las
plantaciones limita la renovación varietal, salvo por portainjertos, lo que ha restringido la sustitución
de cultivares (Barranco et al., 2005a; Baldoni et al., 2009).
El confinamiento de las variedades es otra característica del material vegetal del olivo. La
mayoría de las variedades de olivo se difunden por las zonas contiguas en las que son dominantes,
pero fuera de ellas su importancia decae rápidamente. Por otro lado, existe un gran número de
variedades que no han llegado a extenderse fuera de los límites de una comarca, y sólo dos
variedades, ‘Manzanilla de Sevilla’ y ‘Empeltre’ han conseguido difundirse a zonas alejadas de las de
su cultivo inicial (Figura 1), ‘Manzanilla de Sevilla’, debido a su gran valor como aceituna de mesa,
se ha difundido en todo el mundo, y ‘Empeltre’, que en las Islas Baleares fue injertada masivamente
sobre acebuchales. En los últimos años son las variedades ‘Arbequina’ y ‘Picual’ (por su aceite) y
‘Manzanilla de Sevilla’ (para aderezo) las que mayor expansión han experimentado dentro del
territorio español y las que se han elegido principalmente para las nuevas plantaciones.
Esta difusión limitada de las variedades se debe al desconocimiento, aún presente, del
comportamiento de las mismas en otras zonas de cultivo y a las grandes necesidades de material
vegetal que requerían los sistemas tradicionales de propagación. Ambos factores, junto a las
exigencias de adaptación al medio de algunas variedades, han restringido la elección de cultivares
a los ya conocidos y disponibles en cada comarca (Barranco et al., 2005a).

13
Capítulo I: Introducción General
_______________________________________________________________________

Figura 1: Distribución geográfica en el territorio español de las variedades principales de olivo (Barranco
et al., 2005a).

En función de su importancia y difusión, las variedades de olivo cultivadas en España se han


clasificado en cuatro categorías: principales, secundarias, difundidas y locales (Barranco et al.,
2005a):

Variedad principal: Aquellas que son base de plantaciones, su superficie plantada es la


dominante en alguna comarca y tiene importancia a nivel nacional.

Variedad secundaria: Aquellas que son base de plantaciones regulares, pero o no llegan a ser
dominantes en ninguna comarca o su superficie plantada, aunque considerable, no tiene
importancia a nivel nacional.

Variedad difundida: Aquellas localizadas en varias comarcas, donde son bien conocidas, pero
con escasa importancia superficial.

Variedad local: Aquellas que se han localizado en una sola zona donde tienen, generalmente,
muy poca difusión.
La Tabla 1 recoge el destino, la importancia superficial y las provincias donde se difunden las
24 variedades principales de olivo de España. La gran mayoría de las variedades se dedican en
exclusiva a la obtención de aceite, sólo dos de ellas (´Manzanilla de Sevilla’ y ‘Gordal Sevillana’) se

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El Olivo
_______________________________________________________________________

destinan fundamentalmente a aceituna de mesa; y otras tres (‘Hojiblanca’, ‘Manzanilla Cacereña’ y


‘Aloreña’) dedican parte de su producción a aceite y parte a aderezo.

Tabla 1: Destino, importancia superficial y difusión de las principales variedades de


olivo cultivadas en España (Barranco et al., 2005a)
Variedad Destino* Superficie** Difusión
Alfafara A 4 Valencia, Albacete
Aloreña A-M 17 Málaga
Arbequina A 91 Lérida, Tarragona, resto España
Blanqueta A 17 Alicante, Valencia
Castellana A 22 Guadalajara, Cuenca
Changlot Real A 5 Valencia
Cornicabra A 270 Ciudad Real, Toledo
Empeltre A 72 Zaragoza, Teruel, Baleares
Farga A 45 Castellón, Tarragona
Gordal Sevillana M 30 Sevilla
Hojiblanca A-M 267 Córdoba, Málaga, Sevilla
Lechín de Granada A 36 Granada, Almería, Murcia
Lechín de Sevilla A 105 Sevilla, Cádiz
Manzanilla Cacereña A-M 64 Cáceres, Salamanca
Manzanilla de Sevilla M 95 Sevilla, Badajoz, resto España
Morisca A 74 Badajoz
Morrut A 28 Tarragona, Castellón
Picual A 900 Jaén, Córdoba, Granada
Picudo A 60 Córdoba, Granada
Sevillenca A 26 Tarragona, Castellón
Verdial de Badajoz A 29 Badajoz, Cáceres
Verdial de Huévar A 34 Huelva, Sevilla
Verdial de Vélez A 20 Málaga
Málaga
Villalonga A 26 Valencia
(*) A: Aceite; M: Mesa (**) 1.000has

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Capítulo I: Introducción General
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En relación a sus características productivas, en 1972, el Ministerio de Agricultura dividió el


territorio español en diez zonas olivareras (Tabla 2). La distribución geográfica en 2005 se
representa en la Figura 1.

Tabla 2: Zonas olivareras del territorio español (Ministerio de Agricultura, 1972).


Zona Variedades Localización Denominaciones de Origen
Picual Picual Jaén, Norte de Sierra de Segura, Sierra
Granada, Comarca de Mágina, Sierra de Cazorla,
Bujalance (Córdoba) Montes de Granada
Hojiblanco Hojiblanca, Picual, Picudo, Córdoba (excepto Baena, Priego de Córdoba
Carrasqueña de Córdoba y comarca de
Chorrúo Bujalance y La
Carlota), Estepa,
Comarca de Loja,
Comarca de
Antequera
Andalucía Lechín de Sevilla, Cádiz, Huelva, Sevilla Sierra de Cádiz
Occidental Hojiblanca, Verdial de (excepto Estepa),
Huévar, Gordal Sevillana, comarca La Carlota
Manzanillo, Manzanilla
Serrana
Andalucía Lechín de Granada, Verdial Almería, Granada Poniente de Granada
Oriental de Vélez-Málaga, Aloreña y (excepto comarca
Picual de Almería Iznalloz, y comarca
de Loja), Málaga
(excepto comarca
Antequera
Oeste Manzanilla Cacereña, Cáceres, Badajoz, Sierra de Gata-Las Hurdes,
Carrasqueña de Badajoz, Ávila, Salamanca, Aceite de Monterrubio
Morisca, Verdial de Zamora
Badajoz, Cornicabra
Centro Cornicabra, Castellana, Castilla La Mancha, Montes de Toledo
Alfafara, Cordal de Hellín Madrid
Levante Blanqueta, Villalonga, Murcia, Alicante,
Changlot Real, Lechín de Valencia
Granada, Cornicabra
Valle del Ebro Empeltre, Verdeña, Farga, Aragón, La Rioja, Bajo Aragón
Royal de Calatayud Navarra, Álava
Tortosa- Farga, Morrut, Sevillenca, Bajo Ebro-Montsiá de Baix Ebre-Montsia
Castellón Empeltre Tarragona, Castellón
Arbequina Arbequina, Verdiell, Cataluña (excepto Les Garrigues, Siurana y
Empeltre, Argudell bajo Ebro-Montsiá), Terra Alta, Aceite de
Baleares Mallorca

16
El Olivo
_______________________________________________________________________

I.1.3. Importancia y estado actual del cultivo

La activad agrícola más tradicional de la cuenca mediterránea está representada por el cultivo
del olivo. Históricamente, ha sido un icono en la cultura mediterránea y su importancia en esta
región va más allá de su impacto en la economía, pues, integra e identifica económica, social y
culturalmente a los habitantes de la cuenca mediterránea, además de ser determinante en su
paisaje rural (Loumou y Giourga, 2003).
La producción de aceite de oliva y de aceituna de mesa identifica al olivo como uno de los
cultivos oleaginosos más importantes del mercado. Como elemento principal de la dieta
mediterránea, el aceite de oliva constituye la fuente principal de grasas vegetales para los
habitantes de la cuenca mediterránea. Numerosos estudios indican los beneficios sobre la salud
cardiovascular (López-Miranda et al., 2010) y prevención de cáncer (Escrich et al., 2011; Pelucchi et
al., 2011), además de su calidad nutricional (Cicerale et al., 2009; Soriguer et al., 2009). Todo ello,
unido a su calidad organoléptica, ha determinado la difusión de su consumo a otros países.
La tendencia mundial en el cultivo del olivo ha sido la de un incremento tanto en el área de
cultivo como en la producción (FAOSTAT, 2015). Esta tendencia se explica por la introducción del
cultivo en países lejos de la cuenca mediterránea, como en Sudamérica (Argentina, Chile), Estados
Unidos, Australia y Sudáfrica (Baldoni y Belaj, 2009), así, como por el incremento en los propios
países de la cuenca mediterránea, donde se encuentran los 5 principales países productores:
España, Italia, Grecia, Turquía y Túnez (FAOSTAT, 2015).

I.1.3.1. Dimensión económica


Según un informe del Consejo Oleícola Internacional (COI, 2015), el patrimonio oleícola
existente se estima en aproximadamente 4.000 millones de olivos, ocupando una superficie de
aproximadamente 10 millones de hectáreas. El 68.1% del total se sitúa en los países de la cuenca
mediterránea, el 15.0% en Asia, el 14,7% en África, 2.0% en el continente americano y otro 0.2% en
Oceanía (FAOSTAT, 2015).
Unos 75 millones de olivos se benefician de aportaciones de agua de riego, considerado éste
en el sentido más amplio, predominando, por consiguiente, los que se cultivan en secano (Civantos,
2008).
Por otra parte, la producción del olivar alcanza una media anual de cerca de 1.600.000
toneladas de aceitunas, con una clara tendencia al alza, siendo la producción en la cosecha

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Capítulo I: Introducción General
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2013/2014 de 3.270.500 toneladas. Aproximadamente, el 90% se destinan a la obtención de aceite


y el 10% se consumen elaboradas como aceitunas de mesa (COI, 2015).
En España, el cultivo del olivo tiene un marcado carácter social y se estima que genera unos
46 millones de jornales cada campaña, siendo una fuente de empleo de gran importancia, sobre
todo en aquellas regiones donde constituye un auténtico monocultivo. El valor de la producción del
sector del aceite de oliva se sitúa en torno a 1.886 millones de € como promedio de 2007 a 2012, y
de 269 millones de € para la aceituna de mesa. Un informe reciente señala, además, la importancia
socioeconómica de los productos oleícolas y los esfuerzos realizados en las últimas décadas, que
sitúan a España en los primeros puestos en cuanto a investigación y desarrollo tecnológico en este
sector (MAGRAMA, 2015).
En cuanto a superficie y producción España se sitúa en el primer lugar mundial en superficie y
producción de aceite de oliva (MAGRAMA, 2015). La producción española representa
aproximadamente el 60% de la producción de la UE y el 45% de la mundial. La superficie dedicada
a este cultivo es de 2.584.564 ha, lo que representa el 14% de la superficie agrícola útil (SAU). Del
total de las hectáreas el 94.4% (2.439.660 ha) son de olivar de almazara, el 3% (77.734 ha) son de
olivar de mesa, y el 2.6% (67.170 ha) son de olivar de doble aptitud (Figura 2). Una parte muy
considerable de la superficie oleícola española, 1.515.320 ha, se encuentra en la comunidad
autónoma andaluza, que se considera una región líder a nivel mundial en la producción de aceite de
oliva (AAO, 2013).
El olivar de aceituna de mesa supone el 0,8 % de la SAU (superficie agrícola utilizada) nacional
y el 5,6% de la superficie total de olivar, con un total de 144.904 ha, de las cuales 67.170 has son de
doble aptitud aceituna/aceite y 77.734 has. sólo de aceituna de mesa. El 43% de la superficie está
en regadío y se localiza mayoritariamente en Andalucía, con más del 80%, y en Extremadura, con el
18% (MAGRAMA, 2015).

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El Olivo
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ACEITUNA DE
ALMAZARA
ACEITUNA DE
(94,4%)
MESA (3%)

5,60%
ACEITUNA DE
DOBLE APTITUD
(2,6%)

Figura 2: Representación gráfica de la aptitud del olivar español. Porcentajes respecto


al total de hectáreas (2.439.600 ha) MAGRAMA, 2014.

Desde 2005 la superficie de olivar ha aumentado un 5.2%. En los años 2007 y 2008 se produjo
el mayor crecimiento en torno al 1.5%, el resto de anualidades no ha aumentado más del 1%. Del
aumento de superficie entre 2005 y 2012 (127.845 ha) el 95.5% de la superficie se reparte entre
Andalucía (52.9%), Extremadura (25.9%) y Castilla la Mancha (17.3%).
La media de producción en las 5 últimas campañas (2009/10– 2013/14) ha sido de 1.361.600
t, con un récord de 1.781.500 t en la campaña 2013/14. Es importante destacar que, en el último
decenio, la producción media se ha incrementado un 23% respecto al anterior periodo, que era de
986.654 t. El cultivo del olivar se caracteriza por su marcado carácter vecero, que supone la
alternancia de producciones altas y bajas en años consecutivos. En las ultimas campaña 2012/13
(618.107 t) y 2013/14 (1536.600 t) se puso en evidencia este comportamiento.
España es líder mundial también en producción de aceituna de mesa, representando
aproximadamente el 71% de la producción de la UE y el 22% de la mundial.
La producción media de las últimas 5 campañas (2009/10-2013/14) ha sido de 524.400 t, de
las cuales, el 70% aproximadamente se destina para su consumo como aceituna verde y el resto
para aceituna negra. Cabe destacar que la producción media en la última década (2004-2013) se ha
incrementado en un 57% respecto a la media de la anterior (1994-2003), pasando de 330.057 t a
516.919 t.
Estos datos son indicadores de la importancia del sector oleícola en España, siendo el olivar
un recurso esencial a conservar y mejorar debido a la gran cantidad de beneficios que genera, desde

19
Capítulo I: Introducción General
_______________________________________________________________________

la mano de obra que implementa para su mantenimiento, hasta el efecto de protección


medioambiental que ejerce a nivel de la protección de suelo y de la lucha contra la erosión.

I.1.3.2. Comercio exterior


Según el informe del MAGRAMA (2015), España es el primer exportador mundial de aceite de
oliva, que ocupa el cuarto lugar entre los productos agroalimentarios exportados desde España,
solamente por detrás de los cítricos, el vino y la carne de porcino.
Las exportaciones representan el 60% del comercio total del aceite de oliva en España, con
más de 100 países de destino, y con una media en las campañas 2007/08 – 2012/13 de 745.700 t.
El volumen de las exportaciones ha subido un 48% desde la campaña 2006/07 hasta la 2011/12,
aunque en la campaña 2012/13 las exportaciones fueron excepcionalmente bajas a causa de una
cosecha anormalmente baja también. En los últimos años, destaca la tendencia al incremento de
las exportaciones de aceite de oliva envasado en detrimento del aceite de oliva a granel y el menor
peso de las exportaciones a la UE en el cómputo total, aunque sigue siendo el mayoritario (cerca del
75% del total se destina a la UE).
En cuanto a la aceituna de mesa, España es también el primer exportador mundial. La aceituna
española está presente en más de 100 países en los cinco continentes y en las últimas 6 campañas,
las exportaciones se han situado en una media de 357.790 t, confirmándose así la vocación
exportadora del sector.
Las importaciones tienen mucha menor relevancia que las exportaciones, con una media en
los últimos seis años de 55.066t. La mayor parte del aceite importado procede de la UE (el 57%),
siendo Portugal e Italia (50 y 27% sobre el total UE respectivamente) los principales suministradores.
En cuanto a la aceituna de mesa las importaciones tradicionalmente han sido poco importantes y
proceden fundamentalmente de países de la UE.

20
El Olivo
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I.1.4. Principales variedades españolas de olivo

La catalogación de las variedades de olivo en España solo se ha llevado a cabo con carácter
sistemático en los últimos 40 años. Diferentes trabajos abordan el estudio de las variedades de olivo
en el siglo XX. El primer gran impulso se inicia a partir del VII Congreso Internacional de Oleicultura,
celebrado en Sevilla en 1924. Los estudios de Priego (1924, 1930, 1931, 1932, 1933 y 1935)
representan el intento de catalogación más completo realizado hasta la época. Posteriormente hay
dos trabajos que merecen ser reseñados: Patac et al. (1954), en el que llegan a establecer 52 grupos
con todas las variedades encontradas, y Ortega-Nieto (1955, 1963), en el cual se describen las 24
variedades más importantes de España.

En 1970 se inicia en Córdoba, en el marco de un programa de colaboración de España con la


FAO –Proyecto CEMEDETO-, el establecimiento de la Colección Mundial de Variedades de Olivo del
IFAPA, en el Centro Alameda del Obispo, en Córdoba, y que posteriormente dio lugar al Banco de
Germoplasma Mundial de Olivo (BGMO, CAP-UCO-IFAPA). Esta iniciativa desencadenó el comienzo
de la catalogación sistemática de las variedades de olivo en nuestro país.

Tras los trabajos de prospección de variedades de olivo en España realizados por el


Departamento de Agronomía de la Universidad de Córdoba, cuyo objetivo fue localizar el material
de esta especie en nuestro país, identificarlo e introducirlo a la colección, se obtuvo información
sobre la importancia y difusión de las variedades, lo que permitió clasificarlas de acuerdo a las
categorías antes descritas, obteniéndose, tras los estudios como resultado final, 24 variedades
principales, 24 variedades secundarias, 50 variedades difundidas y 164 variedades locales (Barranco
et al., 2005a).

A continuación, se detallan las 24 variedades principales, basándonos en la información


proporcionada por Barranco et al. (2005a).

21
Capítulo I: Introducción General
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Alfafara

Denominación y sinonimias
Toponímico de la localidad alicantina de Alfafara,
de donde supuestamente es originaria. La sinonimia
Alfalfarenca, señalada en Concentaina, hace
igualmente referencia a su localidad de origen.

Difusión e importancia
Se cultiva en diferentes comarcas de las provincias de Albacete, Valencia y Alicante (en estas
dos últimas provincias ocupa una superficie de 4.688 ha (Iñiguez et al., 2001). Es la principal variedad
en la comarca de Almansa, en Albacete.

Consideraciones agronómicas y comerciales


Enraíza fácilmente por estaquillado y suele usarse como patrón de otras variedades. La
precocidad de entrada en producción es media. Su productividad es elevada. Sus frutos son de
maduración tardía, suelen presentar una resistencia elevada al desprendimiento, su contenido en
aceite es medio y presentan un índice de extractabilidad muy bajo. El aceite es de baja calidad. A
veces se utiliza también para aderezo en verde. Variedad resistente al frío y susceptible a la sequía.
Se considera resistente a tuberculosis y susceptible a repilo.

Aloreña

Denominación y sinonimias
Toponímico de la población de Álora (Málaga),
centro de su zona de cultivo. También se ha
encontrado con las sinonimias de ‘Arola’ (corrupción
de Álora) en Lebrija, ‘Manzanilla’ en Antequera y
‘Manzanilla de los Ranchos’ en Grazalema.

Difusión e importancia
Se localiza en toda la provincia de Málaga y es la variedad principal de la comarca Centro-Sur
de dicha provincia, donde ocupa alrededor de 11.000 ha.

22
El Olivo
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Consideraciones agronómicas y comerciales


Esta variedad es precoz en su entrada en producción y de productividad elevada y constante.
Sus frutos son de maduración media y presentan baja resistencia al desprendimiento, lo que facilita
su recolección mecánica. Su principal destino es para aderezo en verde, razón por la que sus frutos
se recolectan a finales de agosto. En estas condiciones son muy apreciados por la calidad de su
pulpa, aunque no aguantan mucho tiempo aderezados. La separación de la pulpa del hueso es difícil.
Es variedad de contenido medio en aceite, pero de escasa apreciación. Variedad exigente en
condiciones de clima y suelo, en particular, es especialmente susceptible a la sequía. Se la considera
sensible a repilo y a la mosca.

Arbequina

Denominación y sinonimias
Toponímico de Arbeca, localidad de Lérida
donde se supone que se inició su cultivo (Tous y
Romero, 1993). Una sinonimia es la denominación
‘Blanca’ en Barbastro.

Difusión e importancia
Es la variedad más importante de Cataluña donde ocupa más de 55.000 ha. También se
encuentra ampliamente difundida en Aragón y recientemente, en Andalucía, donde ocupa más de
20.000 ha en plantaciones intensivas. Fuera de España se encuentra principalmente en Argentina.

Consideraciones agronómicas y comerciales


Esta variedad posee una capacidad de enraizamiento elevada. Su vigor es reducido, lo que
permite su utilización en plantaciones intensivas, de precoz entrada en producción y de
productividad elevada y constante. Su época de floración es media y es considerada
autocompatible. La fuerza de retención de sus frutos es media, pero su pequeño calibre dificulta la
recolección mecánica con vibrador de troncos. El rendimiento graso es elevado y la calidad de su
aceite excelente, principalmente por sus buenas características organolépticas, aunque presenta
baja estabilidad. Es la variedad base de las Denominaciones de Origen catalanas “Les Garrigues”
(Lleida) y “Siurana” (Tarragona). Variedad resistente al frío, tolerante a la salinidad y susceptible a
la clorosis férrica en terrenos muy calizos. Es considerada sensible a la mosca y verticilosis y
tolerante al repilo.

23
Capítulo I: Introducción General
_______________________________________________________________________

Blanqueta

Denominación y sinonimias
Esta denominación hace referencia al color de
fondo blanquecino del fruto en maduración. Son
sinonimias las denominaciones ‘Blanca’ en Enguera y
‘Blanc Roig’ en Granollers.

Difusión e importancia
Ocupa más de 17.000 ha en las provincias de Alicante, Valencia y Murcia. También se ha
difundido ligeramente en Cataluña en las provincias de Barcelona y Tarragona. Es la variedad
principal de las comarcas El Comtat (Alicante) y La Canal de Navarrés y Vall d´Albaida (Valencia)
(Iñiguez et al., 2001).

Consideraciones agronómicas y comerciales


Variedad de vigor reducido con una capacidad de enraizamiento elevada. Su época de
floración es tardía y su polen presenta baja germinabilidad. La entrada en producción es precoz y su
productividad es elevada y constante. La época de maduración de sus frutos es media y la fuerza de
retención de los mismos es relativamente elevada, lo que dificulta su recolección mecánica. Su
contenido en aceite es elevado y muy apreciado. Su aceite es dulce y afrutado, pero de muy baja
estabilidad. Se la considera rústica por su adaptación a la sequía y resistencia al frío, pero es
susceptible a la mosca, repilo y tuberculosis.

Castellana

Denominación y sinonimias
Esta variedad, probablemente, debe su
denominación a ser originaria de Castilla-La Mancha.
También se ha encontrado con numerosas
denominaciones: ‘Abucheña’, ‘Asperilla’, ‘Común’,
‘Corriente’, ‘De Aceite’, ‘Manzanilla’, ‘Piñoncilla’,
‘Reluciente’, ‘Verdeja’, ‘Verdinal’.

24
El Olivo
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Difusión e importancia
Es la variedad principal en las provincias de Cuenca y Guadalajara. También domina en las
comarcas de La Roda en Albacete y Vegas en Madrid. En total ocupa más de 22.000 ha.

Consideraciones agronómicas y comerciales


Es una variedad con una capacidad de enraizamiento por estaquillado semileñoso elevada. La
época de maduración es media y la fuerza de retención del fruto elevada. Su productividad es
elevada y constante. Se destina exclusivamente a la obtención de aceite, siendo su contenido graso
y calidad medios. Presenta una buena adaptación a suelos pobres y se considera tolerante al frío y
susceptible a tuberculosis.

Changlot Real

Denominación y sinonimias
Variedad de origen valenciano, su
denominación significa fragmento de racima de uva
(Patac et al., 1954) que hace referencia a la tendencia
de esta variedad a presentar varios frutos por
inflorescencia. Es conocida también con las
sinonimias de ‘Changlot’ en Jumilla, Requena y Villena, ‘Dulce’ en Ayora y ‘Royal’ en Lorca.

Difusión e importancia
Ocupa cerca de 5.000 ha en las provincias de Alicante y Valencia. Llega a ser la variedad más
importante en la comarca de Vinalopó Mitjá (Alicante) (Iñiguez et al., 2001).

Consideraciones agronómicas y comerciales


La época de floración de esta variedad es media y suele producir frutos arracimados. Su
entrada en producción es precoz y su productividad es elevada y alternante. La época de
maduración es media pero la elevada fuerza de retención de sus frutos dificulta la recogida
mecánica. Es apreciada por el elevado contenido en aceite de sus frutos y por la calidad del mismo.
Variedad de buena adaptación a suelos desfavorables. Se considera susceptible al frío y la sequía.
También es susceptible a tuberculosis y repilo y resistente a verticilosis y mosca.

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Capítulo I: Introducción General
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Cornicabra

Denominación y sinonimias
Es conocida con diversas denominaciones que,
generalmente, hacen referencia a la forma curvada
o alargada de su fruto como ‘Cabrilla’, ‘Cornal’,
‘Cornatillo’, ‘Cornezuelo’, ‘Corniche’, ‘Cornita’,
‘Corriente’, ‘Corval’, ‘Cuernecillo’, ‘Longar’,
‘Longuera’, ‘Ornal’, ‘Osnal’.

Difusión e importancia
Es la segunda variedad española en cuanto a superficie cultivada. Actualmente ocupa más de
270.000 ha en las provincias de Ciudad Real, Toledo, Madrid, Badajoz y Cáceres.

Consideraciones agronómicas y comerciales


La época de floración de esta variedad es tardía y, aunque suele tener un elevado aborto
ovárico, asegura un cuajado suficiente, incluso en autopolinización, aunque su polen presenta baja
germinabilidad. Presenta fácil propagación por estaquillado semileñoso. Su entrada en producción
es tardía, la productividad es elevada y la producción alternante. La maduración de sus frutos es
tardía y presentan elevada resistencia al desprendimiento. Es apreciada por su elevado rendimiento
graso y por la calidad de su aceite, de excelentes características organolépticas y elevada estabilidad.
También es utilizada para aderezo por la calidad de su pulpa. Variedad de gran adaptación a suelos
pobres y zonas secas y frías. Es especialmente sensible a tuberculosis, verticilosis y repilo. También
es sensible a los ataques de mosca.

Empeltre

Denominación y sinonimias
Esta denominación procede de la palabra
catalana “Empelt” que significa injerto y hace
referencia al modo de propagación utilizado para esta
variedad. Es conocida por diversas sinonimias como
‘Aragonesa’ en Tortosa, Ulldecona, Vall D´Alba,
Vinaroz, ‘Común’ en Soler, ‘de Aceite’ en Tarazona, ‘Fina’ en Belchite, ‘Injerto’ en Barbastro, ‘Macho’
en Belvis de la Jara, ‘Mallorquina’ en Artá y Mancor, y ‘Zaragozana’ en Calatayud.

26
El Olivo
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Difusión e importancia
Es la variedad dominante en las comunidades de Aragón y Baleares. También se ha difundido
en algunas comarcas de Castellón, Tarragona y Navarra. En total ocupa más de 70.000 ha en España.
Fuera de España se ha difundido en Argentina.

Consideraciones agronómicas y comerciales


La capacidad de enraizamiento de esta variedad es baja por lo que habitualmente se propaga
por injerto. La entrada en producción es tardía. Su época de floración es temprana y es considerada
parcialmente autofértil y con polen de escaso poder germinativo. La productividad es constante y
elevada. La época de maduración de sus frutos es temprana y éstos presentan una baja resistencia
al desprendimiento.
Es muy apreciada por su elevado contenido graso y excelente calidad de aceite. También se
utiliza como aceituna de mesa aderezada en negro. Variedad rústica que se adapta bien a terrenos
de mala calidad y se considera tolerante a la sequía. Se considera tolerante a antracnosis y
verticilosis, pero sensible a repilo, tuberculosis y mosca.

Farga

Denominación y sinonimias
Variedad muy antigua de la que no se conoce el
origen de su denominación. También se ha localizado
con la sinonimia ‘Común’ en Mora d´Ebre.

Difusión e importancia
Se cultiva principalmente en las provincias de
Castellón, Tarragona y algo en Lérida. Es la variedad principal de las comarcas castellonenses Baix
Maestrat, L´Alcalatén y La Plana Alta. En total hay unas 21.000 ha.

Consideraciones agronómicas y comerciales


Variedad muy vigorosa, de gran capacidad de respuesta a podas severas. Su capacidad de
enraizamiento es baja. Tiene un buen comportamiento como patrón de otras variedades poco
vigorosas. La entrada en producción es tardía, su productividad es elevada y la producción vecera.
Sus épocas de floración y maduración son tempranas. Los frutos presentan una elevada fuerza de
retención. Se destina para almazara por su elevado rendimiento graso y la buena calidad del aceite,

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Capítulo I: Introducción General
_______________________________________________________________________

aunque es de difícil extracción. Es considerada muy rústica por su tolerancia al frío invernal. Parece
ser susceptible al repilo, verticilosis y mosca y resistente a tuberculosis.

Gordal Sevillana

Denominación y sinonimias
Esta variedad aparece principalmente con las
denominaciones ‘Gordal’ y ‘Sevillano’ que hacen
referencia al tamaño de su fruto, y a su principal zona
de cultivo respectivamente. También se ha encontrado
con las sinonimias ‘Cordobés’, ‘Injerta’, ‘Mollar’, ‘Morcal
de Limón’. Fuera de España es conocida como ‘Bella di Spagna’ (Italia), ‘Sevillano’ (EEUU) y ‘Extra’
(Chile).

Difusión e importancia
Es una variedad de mesa muy difundida internacionalmente. Su cultivo en España se
concentra en la provincia de Sevilla, donde alcanza 12.000 ha, aunque está difundida en todas las
comarcas olivícolas. Fuera de España ha tenido mucha difusión en EEUU donde se cultivan cerca de
4.000 ha.

Consideraciones agronómicas y comerciales


Variedad vigorosa cuando está injertada, presenta menor vigor en sus propias raíces. Su
capacidad de enraizamiento por estaquillado semileñoso es muy baja, por lo que normalmente se
recurre al injerto para su propagación. Se precocidad de entrada en producción es media. Su época
de floración es media, se considera autoincompatible, de elevado aborto ovárico y con polen de
muy baja germinabilidad. Su productividad es baja y alternante. La época de maduración de sus
frutos es precoz y se destinan exclusivamente para aderezo, pues su contenido en aceite en muy
bajo y de mala calidad. Como aceituna de mesa es apreciada por su gran tamaño más que por su
calidad. Se considera tolerante al frío invernal y a la humedad, pero susceptible a la sequía. Es
resistente a repilo y susceptible a tuberculosis y a la antracnosis.

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El Olivo
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Hojiblanca

Denominación y sinonimias
Esta denominación hace referencia al color claro
de sus hojas. También se le conoce en diversas
localidades cordobesas con las sinonimias de ‘Casta de
Lucena’ (Cabra) y ‘Lucentino’ (Baena, Cabra y Castro del
Río).

Difusión e importancia
Es la tercera variedad española en cuanto a superficie cultivada. Actualmente ocupa más de
265.000 ha en las provincias de Córdoba (43%), Málaga (30%), Sevilla (17%) y Granada (10%).

Consideraciones agronómicas y comerciales


La precocidad de entrada en producción de esta variedad es media y su productividad elevada
y alternante. La época de floración es de media a tardía y es autocompatible y con polen de mediana
calidad. Su capacidad de enraizamiento se considera media. La maduración es tardía y sus frutos
presentan elevada resistencia al desprendimiento. Tienen doble aptitud y se consideran muy
adecuados para el aderezo en negro. Su contenido en aceite es bajo pero muy apreciado por su
calidad, aunque presenta baja estabilidad. Variedad resistente a suelos calizos, sequía y tolerante al
frío invernal. Se la considera susceptible a repilo, tuberculosis y verticilosis.

Lechín de Granada

Denominación y sinonimias
Esta variedad se conoce generalmente con la
denominación de ‘Lechín’ en las provincias de Granada
y Jaén. En su amplia zona de cultivo se localiza con
numerosas sinonimias: ‘Caera’, ‘Común’, ‘Cuquillera’,
‘Cuquillana’, ‘Cuquillo’, ‘Manzanilla’, ‘Menuda’,
‘Minuera’, ‘Negreta’ y ‘Onil’.

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Capítulo I: Introducción General
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Difusión e importancia
Variedad principal que se cultiva en el sureste español. Ocupa unas 30.000 ha en las provincias
de Granada, Almería, Murcia y Albacete.

Consideraciones agronómicas y comerciales


Esta variedad presenta una época de floración media y es considerada autocompatible. La
entrada en producción es precoz. La productividad es elevada y alternante. La época de maduración
de sus frutos es tardía y presentan elevada fuerza de retención. Es una variedad apreciada por su
doble aptitud. Su rendimiento graso es elevado y produce aceite de excelente calidad, de color
amarillento y de baja estabilidad. Variedad rústica de gran adaptación a suelos calizos y a sequía.
También se considera tolerante al frío. Es muy susceptible a repilo, verticilosis y mosca.

Lechín de Sevilla

Denominación y sinonimias
Esta variedad es conocida en su zona de cultivo
fundamentalmente con tres denominaciones: ‘Lechín’,
‘Ecijano’ y ‘Zorzaleño’. Se ha adoptado la
denominación ‘Lechín de Sevilla’, para diferenciarla de
otras variedades con igual denominación genérica.
Otras sinonimias de menor difusión son ‘Alameño’, ‘Cordobés’, ‘Lechino’ y ‘Manzanilla Serrana’.

Difusión e importancia
Ocupa más de 5.000 ha en las provincias de Sevilla, Córdoba, Cádiz y Málaga.

Consideraciones agronómicas y comerciales


La aptitud al enraizamiento de esta variedad es elevada. Su época de floración es media. En
ocasiones presenta elevados porcentajes de aborto ovárico y tiene un polen de baja capacidad
germinativa, pero es considerada, en general, autocompatible. La precocidad de entrada en
producción es media. La productividad es elevada y alternante. La maduración de sus frutos es
temprana y presentan una elevada relación entre fuerza de retención y tamaño. Esta variedad se
encuentra en regresión por su contenido en aceite medio y su dificultad de recolección. Tiene a su
favor, sin embargo, un aceite apreciado organolépticamente y también puede aderezarse en negro.
Variedad de gran adaptación a terrenos desfavorables y a zonas frías. Presenta elevada resistencia

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El Olivo
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a suelos calizos, a la salinidad y a la sequía. Debido a esta rusticidad se la considera un excelente


patrón de otras variedades. Es susceptible a tuberculosis, pero destaca por ser una de las variedades
más resistentes al repilo y a la mosca.

Manzanilla Cacereña

Denominación y sinonimias
Esta variedad es conocida con numerosas
sinonimias en su amplia zona de cultivo. Entre las más
utilizadas están: ‘Albareña’, ‘Alvellanilla’, ‘Asperilla’,
‘Blanca’, ‘Cacereña’, ‘Carrasqueño’, ‘Costalera’,
‘Hembra’, ‘Manzanil’, ‘Morillo’, ‘Negrillo’. En Portugal
se le encuentra con las denominaciones ‘Azeitera’, ‘Azeitoneira’ y ‘Negrinha’.

Difusión e importancia
Es variedad principal en las provincias de Cáceres, Badajoz, Salamanca, Ávila y Madrid. En total
ocupa 64.000 ha en España. También se encuentra muy difundida en Portugal.

Consideraciones agronómicas y comerciales


Variedad poco vigorosa cuya capacidad de enraizamiento es muy elevada. Su época de
floración es temprana y es considerada autocompatible y de bajo porcentaje de aborto ovárico. Su
entrada en producción es precoz y la productividad elevada y constante. La maduración de sus
frutos es temprana y presenta baja fuerza de retención. Variedad con doble aptitud. Es muy
apreciada para su aderezo, tanto en verde como en negro, por la calidad de su pulpa. Su contenido
en aceite es bajo, aunque de buena calidad. Se la considera de buena adaptación a suelos pobres y
al frío invernal. Es susceptible a verticilosis y tolerante a mosca y tuberculosis.

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Capítulo I: Introducción General
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Manzanilla de Sevilla

Denominación y sinonimias
Esta variedad es conocida en casi todas las
comarcas con las denominaciones de ‘Manzanilla’ o
‘Manzanillo’, que hacen referencia a su forma esférica
similar a la de algunas manzanas, se le añade el apelativo
“de Sevilla” para distinguirla de otras 17 variedades que
tienen el mismo nombre genérico. Otras sinonimias son ‘Carrasqueño’, ‘Larga’, ‘Redondil’,
‘Romerillo’ y ‘Varetuda’.

Difusión e importancia
Es la variedad de olivo más difundida internacionalmente. Su cultivo en España se concentra
en las provincias de Sevilla (60.000 ha), Badajoz (30.000 ha) y Huelva (4.000 ha). Fuera de España se
cultiva en Portugal, Estados Unidos, Israel, Argentina y Australia.

Consideraciones agronómicas y comerciales


Variedad de vigor reducido que se adapta fácilmente al cultivo en plantaciones intensivas. Su
capacidad de enraizamiento es media, tanto por estaca como por estaquillado semileñoso en
nebulización. Su entrada en producción es precoz. Su época de floración es media y su polen
presenta elevada capacidad germinativa. En España se cultiva sin polinizadores. La productividad es
elevada y alternante. Su época de maduración es precoz y presenta elevada resistencia al
desprendimiento. Es la variedad de mesa más apreciada internacionalmente por su productividad y
calidad de fruto. Por otro lado, su contenido en aceite es medio y elevada capacidad y estabilidad.
Se la considera susceptible a la asfixia radical, a la clorosis férrica en suelos calizos y al frío invernal.
Es muy sensible a verticilosis y sensible a repilo, tuberculosis, lepra y mosca.

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El Olivo
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Morisca

Denominación y sinonimias
Esta variedad es conocida en su zona de cultivo
fundamentalmente con las denominaciones de ‘Basta’ y
‘Morisca’. En Portugal es conocida con la denominación
‘Conserva’ de Elvas.

Difusión e importancia
Esta variedad ocupa en España más de 75.000 ha, fundamentalmente en el sur de la provincia
de Badajoz, y en el norte de la de Sevilla. En Portugal se cultiva en el Alentejo.

Consideraciones agronómicas y comerciales


Su capacidad de enraizamiento por estaquillado semileñoso es media y su capacidad de
brotación, tras podas severas, es limitada. La época de floración es media y suele presentar elevados
porcentajes de aborto ovárico. La precocidad de entrada en producción es media y la productividad
media y alternante. La época de maduración de sus frutos es media y presenta elevada resistencia
al desprendimiento. Variedad apreciada para aceite, por su elevado rendimiento graso, y para mesa,
por su tamaño y facilidad de aderezo. Variedad resistente a la sequía que la hace recomendable
como patrón de variedades más susceptibles. Se considera muy susceptible a repilo y tuberculosis
y susceptible a lepra y mosca.

Morrut

Denominación y sinonimias
El nombre más extendido para esta variedad es
‘Morrut’ o ‘Morruda’ que hace referencia al
prominente pezón del fruto.

Difusión e importancia
Se cultiva en las provincias de Castellón (7.000
ha) y Tarragona (23.000 ha). Dentro de esta última se encuentra principalmente en las comarcas de
Baix Ebre y Montsiá, donde se alcanza la categoría de variedad principal.

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Capítulo I: Introducción General
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Consideraciones agronómicas y comerciales


Variedad que se multiplica fácilmente por estaquillado semileñoso en nebulización. Su época
de floración es muy precoz y suele presentar elevados porcentajes de aborto ovárico. Su
productividad es baja y alternante y la entrada en producción es tardía. La época de maduración de
sus frutos es muy tardía. Tiene elevado rendimiento graso y un aceite de muy baja estabilidad.
Variedad considerada poco rústica por ser susceptible a la sequía, suelos pobres y frío invernal. No
es atacada por la mosca debido a su maduración tardía, pero es susceptible al repilo.

Picual

Denominación y sinonimias
La denominación de esta variedad hace referencia
a la forma apuntada que presentan sus frutos. Otras
sinonimias: ‘Andaluza’, ‘Fina’, ‘Grosal’, ‘Jabata’,
‘Marteño’.

Difusión e importancia
Es la variedad más importante de España. Actualmente ocupa en Andalucía más de 850.000
ha, dominando en Jaén (97%) y Granada (40%). Es la base de las nuevas plantaciones en todo el país.

Consideraciones agronómicas y comerciales


Variedad de fácil propagación vegetativa por estaca y por estaquillado semileñoso. Presenta
elevada capacidad de brotación tras podas severas. La entrada en producción es precoz y su
productividad es elevada y constante. Su época de floración es media y se considera autofértil. La
época de maduración de sus frutos es precoz y presenta baja resistencia al desprendimiento. Es muy
apreciada por su rendimiento graso elevado y facilidad de cultivo. La apreciación de su aceite es
media, aunque destaca por un alto índice de estabilidad. Variedad rústica por su adaptación a
diversas condiciones de clima y suelo; en particular se estima tolerante al frío, a la salinidad y al
exceso de humedad en el suelo. Sin embargo, es sensible a la sequía y a terrenos calizos. Es una
variedad tolerante a tuberculosis y lepra, pero muy susceptible al repilo, verticilosis y a la mosca.

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El Olivo
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Picudo

Denominación y sinonimias
Esta denominación hace referencia al ápice
apuntado y curvado de sus frutos y a la presencia de
un evidente pezón. Se han encontrado como
sinonimias de esta variedad las denominaciones
‘Basta’, ‘Carrasqueño’, ‘Castúo’, ‘Gordal’, ‘Paseto’,
‘Picudo Blanco’ y ‘Zorzaleño’.

Difusión e importancia
Es una de las principales variedades españolas. Sin embargo, no llega a ser dominante en
ninguna comarca. Ocupa alrededor de 35.000 ha en las provincias de Córdoba, Granada, Málaga y
Jaén.

Consideraciones agronómicas y comerciales


Variedad de elevada capacidad de enraizamiento. Su entrada en producción es precoz y la
productividad es elevada y alternante. Tiene una época de floración media y su polen presenta una
elevada capacidad germinativa, lo que la hacen recomendable como polinizador. La época de
maduración de sus frutos es tardía y éstos presentan una elevada fuerza de retención. Variedad
muy valorada por su buen rendimiento graso y por las excelentes características organolépticas de
su aceite. También es apreciada como aceituna de mesa. Variedad considerada rústica por su
elevada tolerancia a suelos calizos y al exceso de humedad en el suelo. También se le atribuye cierta
tolerancia al frío. Se la considera muy sensible a lepra y tuberculosis y sensible a repilo y verticilosis.

Sevillenca

Denominación y sinonimias
Esta variedad es conocida con la denominación
‘Sevillenca’ en su zona de cultivo en Tarragona y con la
de ‘Serrana’ en Castellón.

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Capítulo I: Introducción General
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Difusión e importancia
Su cultivo se localiza fundamentalmente en las provincias de Tarragona (57%), Castellón (37%)
y Valencia (6%), ocupando en total cerca de 26.000 ha.

Consideraciones agronómicas y comerciales


La capacidad de enraizamiento por estaquillado de esta variedad es media. Su época de
floración es tardía y la de maduración es media. Su precocidad de entrada en producción es media
y la productividad es media y algo alternante. El contenido en aceite es alto y su calidad es media
debido a su bajo contenido en ácido oleico y baja estabilidad. En ocasiones también se usa para
aderezo. Variedad considerada poco rústica. Es susceptible a mosca y repilo y resistente a
verticilosis.

Verdial de Badajoz

Denominación y sinonimias
Esta variedad es conocida en su zona de cultivo
con numerosas sinonimias como ‘Macho’, ‘Manzanilla’,
‘Rabuda’, ‘Mollar’, ‘Original’ y ‘Zorzaleño’. Se ha
adoptado la denominación ‘Verdial de Badajoz’ por ser
ésta su principal provincia de cultivo.

Difusión e importancia
Ocupa cerca de 29.000 ha en las provincias de Badajoz y Cáceres.

Consideraciones agronómicas y comerciales


Esta variedad presenta escasa capacidad de enraizamiento. Su época de maduración es tardía,
con una resistencia al desprendimiento media. Variedad apreciada por su productividad elevada y
constante, tamaño de fruto y contenido en aceite. También se utiliza para aderezo en verde.
Variedad rústica de gran adaptación a suelos pobres pero sensible al frío invernal. Se considera
susceptible a repilo, tuberculosis y mosca.

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El Olivo
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Verdial de Huévar

Denominación y sinonimias
Esta variedad se encuentra con varias sinonimias
que hacen referencia al color verde de sus frutos en
maduración, ‘Verdial Duro’, ‘Verdial Real’ en España, y
en Portugal se conoce como ‘Verdeal de Serpa’ y
‘Verdeal Alentejana’.

Difusión e importancia
Esta variedad ocupa unas 20.000 ha en España, en las provincias de Huelva y Sevilla. También
se encuentra difundida en el Alentejo (Portugal).

Consideraciones agronómicas y comerciales


La capacidad de enraizamiento de esta variedad es baja. Su época de floración es tardía y se
considera parcialmente autoincompatible. Su entrada en producción es tardía y su productividad es
baja y alternante. La época de maduración es muy tardía, tanto que su fruto no llega a ponerse
negro. Variedad de gran adaptación a terrenos húmedos y compactos y a condiciones de sequía,
que hacen aconsejable su utilización como patrón. También se considera tolerante a las heladas
invernales. Se considera sensible a repilo y verticilosis. Sin embargo, es resistente a tuberculosis y
mosca.

Verdial de Vélez-Málaga

Denominación y sinonimias
Esta variedad se ha encontrado en su zona de
cultivo con la denominación ‘Verdial’. Se ha adoptado
la denominación ‘Verdial de Vélez Málaga’ por ser la
utilizada por el Ministerio de Agricultura (1976) y para
diferenciarla de otras variedades de igual
denominación genérica.

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Capítulo I: Introducción General
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Difusión e importancia
Se encuentra localizada en el sureste de la provincia de Málaga, donde ocupa más de 11.000
ha.

Consideraciones agronómicas y comerciales


Variedad de rigor medio que no soporta podas severas. Su capacidad de enraizamiento es
baja. Su precocidad de entrada en producción es media y la productividad es elevada y constante.
Su época de maduración es de precoz a media. Es muy apreciada por el elevado contenido graso de
sus frutos y por la excelente calidad del aceite que producen. Se considera sensible a repilo y
resistencia a la mosca.

Villalonga

Denominación y sinonimias
Además de la denominación ‘Villalonga’, se le ha
encontrado con las sinónimas de ‘Forna’, ‘Manzanet’,
‘Manzanilla’, ‘Sevillano’ y ‘Valenciana’ en España; En
Portugal aparece con los nombres de ‘Blanqueta de
Elvas’ y ‘Branquita’.

Difusión e importancia
Es la variedad principal en la provincia de Valencia y en la zona norte de Alicante. En total
ocupa más de 26.000 ha. También se ha difundido en Italia y en la comarca de Elvas, en Portugal.

Consideraciones agronómicas y comerciales


La época de floración de esta variedad es media y suele presentar bajos porcentajes de aborto
ovárico. La entrada en producción es precoz y la productividad es elevada y constante. La época de
maduración de sus frutos es temprana. Su rendimiento graso es elevado y el aceite de muy buena
calidad. También es apreciada como aceituna de mesa. Se considera susceptible al frío y a la sequía.
Parece tolerar, sin embargo, el exceso de humedad en el suelo. Se considera muy susceptible a
repilo y verticilosis.

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El Olivo
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I.1.5. Métodos de propagación

La propagación vegetativa ha sido usada en el olivo desde tiempos remotos, y esto explicaría
la antigüedad de las variedades actuales, su localización restringida a los lugares de origen y la
homogeneidad genética existente entre las diferentes variedades (Barranco, 2008). La propagación
por semillas ha quedado restringida a la obtención de plantas para reforestación, para injerto de
variedades difíciles de enraizar y para la evaluación de las progenies en los programas de mejora
genética por cruzamiento.

I.1.5.1. Propagación por semilla


Las semillas de olivo presentan dos tipos de latencia, una mecánica, debida al endocarpo
(Crisosto y Sutter, 1985), que puede ser eliminada por escarificación química o mecánica
(Sotomayor-León y Caballero, 1990; Abu-Qaoud, 2005) y otra fisiológica, debida al endospermo, que
puede ser superada mediante estratificación húmeda durante 30 días a 15 °C (Lagarda et al., 1983).

La germinación de las semillas es máxima cuando alcanzan la madurez, aunque existe una gran
variabilidad en la germinación in vivo. Sotomayor-León y Caballero (1990) indica que la madurez de
la semilla se produce cuando el embrión ha alcanzado su longitud y peso seco máximos, y su
endospermo representa menos del 20% del peso seco de la semilla.

Una vez eliminadas las latencias, se consigue una germinación media del 90%, si el proceso se
realiza a 25 °C con fotoperiodo de 16 horas durante un mes. El crecimiento posterior en invernadero
permite obtener una planta de 12 cm de altura, cinco o seis meses después de la germinación,
periodo que puede ser reducido mediante la aplicación de condiciones de crecimiento forzado
(Clavero-Ramírez y Pliego-Alfaro, 1993; Clavero-Ramírez, 1994; Lavee et al., 1996; Moreno-Alías et
al., 2010b).

La propagación a partir de semillas puede resultar recomendable tanto para la producción de


patrones (Vidoy-Mercado et al., 2012b) como para la evaluación de progenies en programas de
mejora genética (Acebedo et al., 1997).

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Capítulo I: Introducción General
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I.1.5.2. Enraizamiento de grandes propágulos


Un sistema de propagación clásico ha sido el enraizamiento de grandes propágulos, ya sean
zuecas o estacas leñosas (Caballero y Del Río, 2008). Las zuecas se toman de la parte basal de troncos
viejos, puede tener o no brotes y tienen el inconveniente de que, además del gran tamaño del
propágulo, producen daños graves al árbol del que se toman. No obstante, este sistema de
propagación aún se utiliza en algunas zonas olivareras del Norte de África y Oriente Próximo
(Caballero y Del Río, 2008).

Las estacas provienen de restos de poda de plantaciones establecidas, tienen alrededor de 20


cm de grosor y se colocan casi verticalmente en hoyos realizados directamente en la plantación, en
el suelo del vivero o, más recientemente, en bolsas de plástico.

Los principales inconvenientes que plantea el enraizamiento de estaca son:

1. El uso de madera de poda como fuente de propágulo limita la época de propagación e


implica el riesgo de multiplicar variedades no deseadas.
2. La necesidad de una gran cantidad de material vegetal, lo que repercute
negativamente en la calidad del mismo.
3. El arranque de las plantas de vivero, a raíz desnuda, deja en el suelo parte de las raíces
formadas, lo que implica un desequilibrio entre el sistema radicular y el aéreo con el
consiguiente retraso en el crecimiento posterior.
4. El cultivo de la estaca en bolsa limita el crecimiento de la raíz y, cuando se realiza el
trasplante a suelo, la planta debe seguir formando su sistema radicular, limitando su
crecimiento durante el primer año.
5. Se acentúa la tendencia natural del olivo a crecer de forma arbustiva, lo que obliga a
costosas podas de formación.

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El Olivo
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I.1.5.3. Enraizamiento de estaquillas bajo nebulización


La rizogénesis puede verse mejorada mediante el empleo de reguladores de crecimiento
aplicados en la base de la estaquilla. Este sistema ha sido descrito y revisado por diversos autores
(Caballero, 1981; Cimato y Fiorino, 1980; Caballero y Del Río, 1994) y consta de tres fases:
1. Enraizamiento de estaquillas (15 cm) con dos o tres pares de hojas, obtenidas a partir
de árboles cultivados para este fin. La base de la estaquilla se sumerge durante cinco
segundos en una solución de AIB (2-4g/L) y se plantan en mesas de propagación con
perlita como sustrato. Para el éxito de esta fase es necesaria la aplicación de calor basal
(20 °-25 °C) y el mantenimiento de una alta humedad relativa (nebulización
intermitente).
2. Endurecimiento del material enraizado sometiéndolo a situaciones de estrés hídrico
creciente, limitando o acortando los periodos de nebulización.
3. Crianza de los plantones en maceta a un solo tronco.
Las principales ventajas de este sistema de propagación son:
1. La obtención de gran cantidad de material a partir de una planta madre.
2. El proceso puede ser realizado en cualquier época del año.
3. Las plantas desarrollan un buen sistema radicular antes de su trasplante a campo.
4. El cultivo a un solo tronco reduce los gastos de la poda de formación.
Su principal inconveniente es la falta de homogeneidad en los resultados obtenidos (Caballero
y Del Río, 2008). No obstante, mediante el empleo de este método, se han conseguido propagar las
principales variedades españolas de olivo (Tabla 3).

I.1.5.4. Injerto
En el caso de variedades de olivo con bajas capacidades de enraizamiento, se utiliza el injerto
como método de propagación. Entre sus inconvenientes se encuentra que cuando se realiza en
vivero requiere de cuatro a cinco años para la obtención de una buena planta, lo que incrementa su
coste; Además, parte del sistema radicular queda en el suelo del vivero y, si se realiza en bolsa, se
produce un crecimiento limitado de las raíces, al igual que ocurría con la propagación por
enraizamiento de grandes propágulos. No obstante, el uso de portainjertos de semilla es, en
general, poco recomendable por el aumento de la heterogeneidad que se produce, sobre todo en
lo relativo al vigor (Hartmann et al., 2011).

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Capítulo I: Introducción General
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Según datos proporcionados por el COI (2015), la producción anual de plantas de olivo es de,
aproximadamente, 40 millones, con 32 millones en el área mediterránea y 8 millones en el resto del
mundo. De ellas, unos 28 millones de plantas se obtienen por estaquillado semileñoso bajo
nebulización; 7 millones por injerto y 5 millones a partir de grandes propágulos (Fabbri et al., 2004).

I.1.5.5. Micropropagación
La micropropagación comercial del olivo no está muy extendida debido a que determinadas
variedades, de gran importancia económica i.e. ‘Frantoio’, ‘Kalamata’, ’Leccino', ‘Picholine’, ‘Pendo
lino’, ‘Gordal Sevillana’ o ‘Picual’, son difíciles de establecer in vitro (Zuccherelli y Zuccherelli, 2002),
así como a la dependencia del uso de zeatina para la inducción y elongación de los brotes axilares,
lo que encarece de manera excesiva los costes de producción (Rugini y Baldoni, 2005). No obstante,
la homogeneidad del material obtenido, las elevadas tasas de multiplicación, la obtención de plantas
con buen estado sanitario y la posibilidad de controlar el proceso de micorrización hacen que este
sistema de propagación esté resultando competitivo para algunos cultivares (García-Férriz e Ibarra-
Huesa, 2005).

En el siguiente Capítulo se revisará más detenidamente la micropropagación de esta especie


(Véase Capítulo II: Micropropagación del olivo pág. 81).

42
El Olivo
_______________________________________________________________________

Tabla 3: Aptitud al enraizamiento y método de propagación empleado en las principales


variedades españolas de olivo.
Variedad Enraizamiento Propagación
Alfafara Alta Estaquillado
Aloreña ** Estaquillado
Arbequina Alta Estaquillado/Esquejes/Injerto/Micropropagación1
Blanqueta Alta Estaquillado
Castellana Alta Estaquillado
Changlot Real ** Estaquillado
Cornicabra Alta Estaquillado/Esquejes/Micropropagación2
Empeltre Baja Estaquillado
Farga Baja Estaquillado
Gordal Sevillana Baja Estaquillado
Hojiblanca Media Estaquillado/Micropropagación2
Lechín de Granada Media Estaquillado
Lechín de Sevilla Alta Estaquillado
Manzanilla Cacereña Media Estaquillado
Manzanilla de Sevilla Alta Estaquillado/Micropropagación2
Morisca Alta Estaquillado
Morrut ** Estaquillado
Picual Alta Estaquillado/Micropropagación1
Picudo Alta Estaquillado
Sevillenca Media Estaquillado
Verdial de Badajoz Baja Estaquillado
Verdial de Huévar Baja Estaquillado
Verdial de Vélez Málaga Baja Estaquillado
Villalonga Media Estaquillado
Modificada de Del Río y Caballero (2005): 1Vidoy-Mercado et al. (2012a);2Zuccherelli y Zuccherelli (2002).
Alta: > 60%; Media: 40-60%; Baja: <40%; **No hay datos.

43
Recursos Fitogenéticos
_______________________________________________________________________

I.2. RECURSOS FITOGENÉTICOS


La conservación de la biodiversidad vegetal es de vital importancia (Bhojwani y Dantu, 2013b).
Las plantas son la clave en el mantenimiento de la biodiversidad en la Tierra, ya que proporcionan
hábitat adecuado, comida y oxígeno a todos los demás seres vivos. Están dotadas con la capacidad
única de convertir la energía solar en energía química, sintetizando miles de compuestos de vital
importancia para nuestras vidas, haciendo que la existencia de cualquier vida animal dependa
directa o indirectamente de las plantas.

La domesticación y el cultivo de las especies vegetales supusieron un gran avance en la


evolución de la humanidad (Diamond, 2002), pero la domesticación de las plantas implica la
selección de una serie de características genéticas de un material silvestre para adaptarlo a las
necesidades humanas y al ambiente que el hombre le proporciona, por lo que , en general, las
especies cultivadas presentan menor variabilidad genética que las formas silvestres, debido a que
sólo una pequeña fracción de la diversidad inicial presente en el acervo genético del ancestro pasó
a las formas cultivadas, es el llamado “cuello de botella” debido al “efecto de los fundadores” (Carillo
Becerril et al., 2010). Además, la selección realizada por el hombre en las primeras fases de la
domesticación de las características más favorables para sus intereses, dio origen al síndrome de la
domesticación (Harlan, 1975), por el cual, las formas silvestres sufren una serie de cambios drásticos
que Pérez de la Vega (2010) resume como: pérdida de los mecanismos naturales de dispersión de
frutos y semillas, pérdida de los mecanismos de dormancia de semillas, aumento del tamaño del
fruto o semillas, disminución o pérdida de factores de defensa y cambios en los sistemas de
reproducción, desde la alogamia generalizada hacia la autogamia o multiplicación vegetativa.

Además, la selección posterior de mejores características de rendimiento, forma, calidad, etc.


por parte de los agricultores produce una reducción en la variabilidad de los genes implicados.

Como resultado, en la actualidad unas 7000 especies de plantas sostienen la alimentación


mundial (<1% de la diversidad biológica vegetal) y de ellas sólo 150 especies son realmente
importantes, de las cuales 100, representan el 90% de las producciones mundiales y 12 de ellas el
70%, de forma que la mayor parte de este porcentaje se debe a sólo tres especies, trigo, arroz y
maíz (Monreal, 2010). Esto ha llevado a que exista actualmente una concienciación a nivel mundial
para la conservación de la diversidad.

45
Capítulo I: Introducción General
_______________________________________________________________________

Si la domesticación de las plantas representó el primer paso de la erosión genética, ésta ha


continuado y se ha acelerado con el desarrollo de la mejora genética moderna, ya que está
tecnología ha ido produciendo variedades con altos rendimientos, pero el proceso ha puesto en
peligro la base de la que depende la propia mejora, la variabilidad (Pérez de la Vega, 2010).

Los recursos fitogenéticos (RRFF) para la alimentación y la agricultura, son cualquier material
genético de origen vegetal de valor real o potencial para la agricultura y la alimentación. Se trata
pues, de recursos naturales limitados y perecederos, que constituyen un patrimonio de la
humanidad de valor incalculable y su pérdida es un proceso irreversible que supone una grave
amenaza para la estabilidad de los ecosistemas, el desarrollo agrícola y la seguridad alimentaria del
mundo, por lo que se debe garantizar su conservación y disponibilidad (Becerril et al., 2010).

Estos RRFF se pueden clasificar en tres grandes categorías: Variedades de especies cultivadas,
tanto tradicionales como comerciales, especies silvestres o asilvestradas afines a las cultivadas o
con un valor actual o potencial y materiales obtenidos en trabajos de mejora genética (Esquinas-
Alcázar, 1993).

Estos RRFF son básicos y esenciales para la alimentación y la agricultura, por lo que para
garantizar la seguridad alimentaria mundial es totalmente necesario la conservación y el uso
sostenible de los mismos. Las expectativas hablan de que para el año 2020 la población mundial
alcanzará los 8 billones, con lo cual, para satisfacer esa futura demanda, los niveles actuales de
producción deberían doblarse hasta alcanzar los 5 millones de toneladas por año (Rao, 2004). Para
satisfacer esa necesidad de alimentos será necesario realizar un mejor uso de la diversidad vegetal
existente a nivel mundial. Sin embargo, en la actualidad, los RRFF están desapareciendo a un ritmo
sin precedente. Las razones de esta pérdida son muchas e incluyen la deforestación (alrededor de
15 millones de hectáreas de bosque tropical se pierden cada año) o el desarrollo de actividades tales
como proyectos hidroeléctricos y grandes infraestructuras como la red de carreteras,
urbanizaciones, etc. Los cambios en las prácticas agrícolas que van encaminada a la introducción de
variedades nuevas y uniformes provocan, igualmente, la pérdida de gran diversidad vegetal.

Además, los RRFF constituyen la materia prima necesaria para el desarrollo de nuevas y
mejores variedades, siendo pues, totalmente necesarios e imprescindibles para avanzar en los
programas de mejora genética previos y para abordar nuevos objetivos, ya que para conseguir estos
objetivos se requiere ampliar la base genética de los cultivos aprovechando el germoplasma
46
Recursos Fitogenéticos
_______________________________________________________________________

suministrado por los RRFF. En los programas de mejora actuales se intenta aumentar la variabilidad
genética mediante el uso de acervos genéticos primarios por introgresión de los genes deseados
por cruzamiento sexual y selección.

Tester y Langridge (2010) indicaron que el aumento de la diversidad genética requiere una
expansión de la base de germoplasma en los programas de mejora y que el aprovechamiento
eficiente de los RRFF requiere de mejorar las técnicas para determinar el valor y el uso de las
accesiones individuales de las colecciones de germoplasma.

I.2.1. Banco de Germoplasma Mundial de Olivo

Una concienciación global acerca de esta pérdida de biodiversidad llevo a una acción
internacional y en muchos países se empezaron a establecer programas de conservación mediante
la implantación de bancos de germoplasma.
El principal objetivo a abordar es la colección y el mantenimiento de la mayor diversidad
genética, con el fin de asegurar su continua disponibilidad. En este sentido, la conservación de
germoplasma requiere de métodos de colección que capturen la máxima variabilidad y de métodos
de conservación y regeneración que minimicen las pérdidas a lo largo del tiempo de conservación.
Los bancos de germoplasma son un instrumento básico y fundamental para la mejora de
cualquier especie, y los motivos son básicamente dos: salvaguardan el patrimonio genético y
estudian y evalúan los RRFF. El patrimonio genético acumulado durante siglos de cultivo, mejora y
expansión por diversas zonas del mundo puede perderse en especies con estructura varietal
dinámica, por la aparición de nuevas variedades más adaptadas a las necesidades actuales. El olivo
se está acercando a dicha situación y tiene un riesgo adicional de erosión genética, que puede hacer
que se pierdan variedades de las zonas marginales, precisamente las más ricas en material vegetal
(Barranco y Rallo, 1983). Por otra parte, es objetivo de los bancos de germoplasma el estudio y
evaluación de las variedades en las mismas condiciones de cultivo. Los resultados de dichos estudios
en la colección facilitan la elección de variedades para programas de experimentación varietal y de
mejora genética, cuyos objetivos son proporcionar al sector variedades seleccionadas o nuevas
(Caballero y Del Río, 2005).

47
Capítulo I: Introducción General
_______________________________________________________________________

En el caso del olivo en España, a pesar del gran patrimonio genético, las nuevas plantaciones
se basan en pocas variedades con buenas características agronómicas. La creciente demanda de
variedades adaptadas a una olivicultura moderna y competitiva son algunas de las causas de la
escasa diversificación varietal. Todo ello fomenta la erosión genética y la posible pérdida irreversible
de variedades tradicionales (Belaj et al., 2013). Las variedades tradicionales podrían ser una fuente
de diversidad muy útil ante nuevos cambios climáticos, enfermedades o plagas y para la obtención
de nuevas y mejores variedades de olivo adaptadas a las nuevas técnicas de cultivo (Rallo et al.,
2008). Por todo ello, la salvaguarda del patrimonio vegetal acumulado es de vital importancia.
La Colección Mundial de Variedades de Olivo (integrada en el BGMO, CAP-UCO-IFAPA) está
situada en el IFAPA, Centro Alameda del Obispo, Córdoba, y consta actualmente de cinco parcelas
diferentes, con una superficie total cercana a las 9 ha. De ellas, tres parcelas están cultivadas en
secano, una en regadío y la quinta sirve como campo de recepción y propagación (Caballero et al.,
2005). La ocupación de tanta superficie responde a dos objetivos fundamentales: conservar el
patrimonio genético de la especie con la máxima seguridad posible y caracterizar las variedades que
la componen con un gran número de criterios, tanto agronómicos y pomológicos como
oleotécnicos.
Este banco lo inició el Centro de Mejora y Demostración de las Técnicas Oleícolas
(CEMEDETO), creado en Córdoba para el desarrollo del proyecto FAO/INIA. En 1970, se introdujeron
en la colección las primeras variedades. Desde entonces, se han recibido muchas más accesiones
procedentes de prospecciones en España (Barranco y Rallo, 2000; Belaj et al., 2004a, b; Barranco et
al., 2005a) y de las peticiones realizadas a Centros de Investigación y Desarrollo de diversos países
del mundo olivarero. Estas prospecciones han puesto de manifiesto la gran riqueza varietal nacional,
que consta de, al menos, 270 variedades de olivo.
En la actualidad el Banco mantiene en colección más de 885 accesiones procedentes de 24
países: Albania (20), Argelia (45), Argentina (8), Croacia (7), Chipre (5), Chile (13), Egipto (28), España
(271), Francia (6), Grecia (24), Irán (10), Israel (7), Italia (157), Jordania (5), Líbano (14), Marruecos
(3), Méjico (11), Portugal (10), Siria (115), Túnez (86), Turquía (18), Uruguay (1) y EEUU (6) (Belaj et
al., 2013). De ellas, 524 han sido ya confirmadas como auténticas, y por tanto constituyen ya una
variedad.

48
Recursos Fitogenéticos
_______________________________________________________________________

I.2.2 Métodos de conservación de los Recursos Fitogenéticos

Tradicionalmente, han existido dos aproximaciones para la conservación del material vegetal,
in situ y ex situ. Estos diferentes métodos de conservación no son excluyentes, sino
complementarios, ya que juntos compensan las ventajas y desventajas de cada uno de ellos.

I.2.2.1. Conservación in situ.


La estrategia de conservación más deseable es proteger y nutrir a las plantas en sus
ecosistemas naturales (Bhojwani y Dantu, 2013b). La conservación in situ implica mantener las
poblaciones silvestres en sus hábitats naturales donde se conservan y evolucionan sin intervención
del ser humano (Llácer y Badenes, 2010). Una modalidad de conservación in situ es la conservación
‘on farm’, en la que poblaciones cultivadas o variedades locales son conservadas por los agricultores
de la zona. Cubero et al. (2006) señala una serie de ventajas de este tipo de conservación, entre las
que destacan la continuidad de la evolución natural, tanto de las plantas silvestres como de las
cultivadas y la permanencia de un gran número de genes de interés en las poblaciones, muchos de
los cuales se pierden en los procesos de mejora genética, y que, para ciertas especies, puede ser la
única forma de conservación. Este tipo de conservación, además de salvaguardar el germoplasma,
preserva culturas y hábitats naturales que integran lógicamente a los RRFF. Sin embargo, presenta
una serie de dificultades prácticas, ya que es difícil proyectar la conservación de un gran número de
especies silvestres o de tipos locales en campos de agricultores, rodeados de agricultores que
practican una agricultura con otras variedades diferentes y sobre todo con mejores resultados
económicos. Además, en los países subdesarrollados, que, por su abundancia en especies silvestres,
es donde mejor podría realizarse este tipo de conservación, no se puede llevar a cabo por su
situación económica y social (Cubero et al., 2006).
En los últimos años, a pesar de estas dificultades, muchos países están realizando grandes
esfuerzos para la conservación in situ de sus RRFF. Algunos ejemplos son la conservación del
palmeral de Elche (única palmera datilera en Europa), la conservación de especies silvestres de peral
y manzano, en las reservas naturales de Alemania (Cubero et al., 2006), o la conservación de ciruelos
y castaños en Turquía (Tan y Tan, 2002). También muchas variedades antiguas minoritarias de olivo
se están conservando en Italia, aunque existe un grave riesgo de que se pierdan si no se realiza una
adecuada caracterización y se complementa con métodos de conservación ex situ (Muzzalupo et al.,
2009).
49
Capítulo I: Introducción General
_______________________________________________________________________

I.2.2.2. Conservación ex situ


Alternativamente, la biodiversidad puede ser conservada fuera de sus hábitats naturales, es
lo que se conoce como conservación ex situ, y se lleva a cabo en instalaciones creadas para ese fin.
Generalmente, este método es usado para salvaguardar poblaciones en peligro de desaparición
debido a la erosión genética y al desarrollo de la agricultura comercial, que hacen desaparecer los
sistemas tradicionales que favorecían la diversidad agrícola. La mayor ventaja de este modo de
conservación es que facilita la evaluación del germoplasma conservado (Llácer y Badenes, 2010).

El avance biotecnológico en el cultivo in vitro, ha permitido que esta tecnología constituya una
alternativa eficaz de conservación ex situ (Véase Capítulo III: Conservación in vitro pág. 187). Sin
embargo, para poder realizar la conservación in vitro de los RRFF, se requiere la puesta a punto de
los protocolos de micropropagación.

50
Introducción
___________________________________________________________________________

II 1: INTRODUCCIÓN
La micropropagación o propagación in vitro, es una herramienta biotecnológica de gran
utilidad para la producción de plantas genéticamente homogéneas, que presenta importantes
ventajas con respecto a la propagación vegetativa tradicional, pero también puede presentar
algunos inconvenientes (George y Debergh, 2008).

Entre sus principales ventajas destacan: la rapidez del proceso en comparación con la
propagación vegetativa convencional; la pequeña cantidad de material vegetal que requiere debido
a la utilización de propágulos de pequeño tamaño; la óptima calidad sanitaria del material
producido, pudiéndose obtener material libre de enfermedades; es un proceso independiente de la
estacionalidad, con lo que se puede obtener gran producción a lo largo de todo el año en unas
condiciones muy controladas; permite manipular grandes cantidades de material vegetal en
espacios muy reducidos, suponiendo un ahorro en espacio en invernaderos; es posible la producción
de clones de muchos tipos de plantas que por propagación vegetativa ocurriría de forma más lenta
o incluso sería imposible (George y Debergh, 2008).

Entre sus inconvenientes se encuentran: pueden aparecer problemas de variabilidad genética


(variación somaclonal) dependiendo de las condiciones de cultivo y del material vegetal utilizado
(Bairu et al., 2011); la capacidad de regeneración del cultivo puede perderse tras sucesivos cultivos;
algunas especies presentan problemas para su establecimiento in vitro, enraizamiento y
aclimatación, lo que requiere un gran trabajo previo de investigación para poner a punto un
protocolo válido, siendo esto a veces económicamente costoso (George y Debergh, 2008).

II.1.1. Fases de la micropropagación

A la hora de establecer un protocolo de micropropagación para una especie o variedad, lo


primero es la elección del material con el cual se va a trabajar. Una vez el material vegetal está
seleccionado se inicia el proceso de micropropagación de acuerdo a una serie de fases.

Murashige (1974), definió 3 etapas o fases en la propagación in vitro de plantas mediante


cultivo de tejidos, sin embargo, otros autores consideran que los tratamientos y preparación de la
planta madre deben ser considerados como una etapa más y, además, la última fase de preparación

53
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

para el trasplante a suelo la dividían en dos: elongación y enraizamiento in vivo, y por tanto
establecen 5 fases, siendo la fase preparativa la fase 0 (Debergh y Maene, 1981). Bhojwani y Razdan
(1996) y George y Debergh (2008) diferencian también 5 etapas o fases, denominadas: Fase 0:
preparativa; Fase 1: Inicio; Fase 2: Multiplicación; Fase 3: Enraizamiento in vitro; Fase 4:
Aclimatación.

II.1.1.1. Preparación de la planta madre


Esta fase consiste en la aplicación de una serie de tratamientos a la planta madre que será
utilizada como fuente de los explantos, para facilitar la realización del cultivo in vitro, y aunque no
son estrictamente necesarios, son recomendados para mejorar la eficacia de la micropropagación
(Debergh y Read, 1991; Bhojwani y Dantu, 2013a).

Se distinguen dos tipos de pretratamientos de la planta madre en función de su objetivo:

a) Pretratamientos para mejorar el estado sanitario de la planta madre


Consisten en programas de tratamientos para conseguir un crecimiento óptimo de la planta
madre, prevenir enfermedades y reducir el nivel de contaminación (George y Debergh, 2008).
Según la procedencia del material vegetal con el que se inicia el cultivo in vitro (directamente
del campo, de un invernadero o de una cámara de cultivo en condiciones controladas), estos
pretratamientos pueden variar, ya que, si el material vegetal procede de una cámara de cultivo su
nivel sanitario es muy alto, lo que facilita su establecimiento in vitro. Por otro lado, un material que
procede directamente de campo, dependiendo de la estación del año, puede presentar unos niveles
muy altos de contaminación superficial e incluso enfermedades en sus tejidos que pueden hacer
muy problemático su establecimiento in vitro (Bhojwani y Dantu, 2013a).
Así mismo, es importante tener en cuenta el estado nutricional de la planta madre, ya que los
explantos más adecuados para el cultivo in vitro son, generalmente, los obtenidos de plantas que
tiene un adecuado estado nutricional (Read y Preece, 2003).

Los principales aspectos a tener en cuenta para un adecuado estado sanitario de las plantas
madre, se resumen a continuación:
1. Es aconsejable que las plantas madre se mantengan en invernadero o cámara de
crecimiento para reducir al máximo el nivel de contaminación.

54
Introducción
___________________________________________________________________________

2. Diseñar un programa de tratamientos con insecticidas y fungicidas con el fin de prevenir


enfermedades y ataques de parásitos.
3. Aplicar un programa adecuado de abonado que permita un crecimiento óptimo de las
plantas madre.
4. No mojar la parte aérea. Es recomendable el riego por goteo o el cultivo en un sistema
hidropónico.
5. La duración mínima de estos pretratamientos debe comprobarse para cada especie,
siendo recomendable realizarlos al menos un mes antes del cultivo in vitro.

b) Pretratamientos para forzar cambios fisiológicos en el material vegetal


La importancia de la fase 0 no se limita a procurar una mejora del estado sanitario, también
se pueden diseñar pretratamientos que permitan modificar la fisiología del material vegetal,
permitiendo una mejor respuesta en cultivo (Debergh y Read, 1991; Bhojwani y Dantu, 2013a).

Los principales parámetros a tener en cuenta son: la luz, la temperatura y los reguladores del
crecimiento.

Luz: El control del fotoperiodo de un invernadero o en un fitotrón abre posibilidades de


una producción más homogénea a lo largo del año. Esto es especialmente interesante para
aquellas especies cuya floración está bajo un control fotoperiódico. Hilding y Welander
(1976), observaron que los explantos de Begonia hiemalis, sólo producían brotes
adventicios y raíces cuando se sometían a fotoperiodo de 15-16 horas. Similares resultados
obtuvieron Simmonds y Nelson (1989), citado por Preece (2008). Watad et al. (1992),
trabajando con Protea obtusiolia, realizaron pretratamientos de etiolación a la planta
madre que resultaron ser efectivos para prevenir la oxidación y necrosis de los explantos,
logrando así su establecimiento in vitro.

Temperatura: Un ejemplo clásico es la necesidad de frío para romper el reposo en bulbos


y ciertos árboles. La conservación de bulbos a 4-5 °C durante varias semanas puede
mejorar la micropropagación de estas especies (Ko, 1986, citado por Preece, 2008). Por
otro lado, el tratamiento de plantas madre de especies leñosas cultivadas en macetas a

55
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

4-5 °C puede producir, después de dicho tratamiento, un nuevo flujo de crecimiento. Este
tipo de tratamientos puede permitir la aceleración del proceso de establecimiento in vitro
y la mejora de la respuesta a todo el protocolo, pues este tratamiento simula el tiempo
requerido en la naturaleza, por dicha planta, para romper el reposo de las yemas
(Debergh y Read, 1991). Puddephat et al. (1999) comprobaron que la embriogénesis en
bulbos de cebolla, mejora en torno a 10 veces más, si los stocks de plantas madres eran
mantenidos a 15 °C en los invernaderos en lugar de a 10 °C.

Reguladores de crecimiento: La respuesta de un explanto durante la fase de


establecimiento o, incluso, durante la fase de multiplicación, puede verse influenciada
por un tratamiento apropiado de la planta madre o del explanto mismo antes de su cultivo
(Debergh y Read, 1991). La aplicación de giberelinas y/o citoquininas es a menudo muy
efectiva para inducir cierto grado de rejuvenecimiento en algunas especies leñosas,
permitiendo el inicio de los explantos, antes imposible. Es el caso descrito por Preece
(1987), el cual observó que un pretratamiento a la planta madre con ácido giberélico
podía inhibir la formación de brotes adventicios y el enraizamiento cuando explantos de
hojas de tomate eran cultivados con BA. Por su parte, Franclet et al. (1987), comprobaron
que la aplicación de BA tenía un efecto de rejuvenecimiento sobre los esquejes de varias
especies facilitando así su establecimiento in vitro. Read y Qiguang (1985), aplicaron
durante esta fase un pretratamiento a ramas de Castanea y Aesculus combinando
reguladores de crecimiento con otros compuestos (Citrato de 8-hidroxi-quinolina, BA,
GA3) y observaron que se mejoraba el establecimiento in vitro de los explantos.
Resultados similares obtuvieron Yang y Read (1997), con Acanthopanax sieboldianus,
planta perteneciente a la familia de las Araliaceae. Se trata de una planta leñosa difícil de
micropropagar, pero con un pretratamiento con una solución igual a la anterior citada,
pero sin GA3 se mejoró notablemente el protocolo de micropropagación.

Frecuentemente la inducción de yemas axilares, provocando un incremento de la tasa


de multiplicación, puede ser estimulada por pretratamientos con reguladores de
crecimiento (Preece, 2008). Así, Pérez Francés et al. (2001), observaron un considerable
aumento en la producción de yemas axilares en las plantas tratadas con BA (200 mg/L),
aunque no se apreció mejora significativa en las fases de establecimiento o multiplicación.

56
Introducción
___________________________________________________________________________

Las giberelinas han sido usadas también para facilitar el crecimiento de las plantas
madres e incrementar así el número de secciones nodales con el cual poder trabajar
después (Offord et al., 1992).

II.1.1.2. Establecimiento de los cultivos asépticos


En esta fase se pretende la obtención de cultivos libres de infecciones, con un alto grado de
supervivencia y que muestren un rápido crecimiento (Murashige, 1974), debiéndose tener en
cuenta una serie de factores (Bhojwani y Dantu, 2013a):

a) Elección del explanto


El tipo de explanto elegido variará dependiendo del objetivo del cultivo. Así, si se
pretende conseguir multiplicación por brotes axilares, sólo se podrán utilizar explantos
que tengan yemas vegetativas preformadas, mientras que, si la multiplicación se hace
mediante la inducción de yemas adventicias, los explantos podrán proceder de
porciones de raíces, tallos, hojas, etc. Finalmente, si el objetivo es la producción de
plantas libres de virus, obligatoriamente habrá que iniciar los cultivos a partir de
meristemos (Bhojwani y Razdan, 1996). El estado de desarrollo y la edad de la planta
madre pueden también ser factores críticos a la hora de la elección del material
vegetal.

b) Aislamiento, esterilización y siembra in vitro


Para el aislamiento in vitro se pueden utilizar dos tipos de material, plantas cultivadas
en condiciones controladas (invernadero o cámara de crecimiento) o plantas
cultivadas en campo. Si el aislamiento se realiza a partir de una planta cultivada en
campo, existen muchas más probabilidades de que se produzcan infecciones, pero si,
a pesar de los inconvenientes, es necesario utilizar este material, se debe tener en
cuenta que las yemas deben aislarse una vez estén en crecimiento activo, pudiéndose
usar ramas a las que se les haya inducido la brotación en el interior (Pierik, 1990a).
Los elevados porcentajes de contaminación que se producen utilizando material
cultivado en campo hacen generalmente necesario utilizar material procedente
plantas cultivadas en condiciones controladas.

57
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

La asociación explanto-medio y las condiciones físicas en que normalmente se incuban


los explantos durante su cultivo in vitro, conforman un ambiente propicio para la
proliferación de microorganismos, que se pueden encontrar en la superficie de los
explantos, contaminaciones exógenas, o en su interior, contaminaciones endógenas
(Mronginski y Roca, 1991). La contaminación exógena puede ser eliminada por
desinfección, para ello, los explantos han de ser esterilizados superficialmente antes
de su cultivo en el medio nutritivo (Bhojwani y Razdan, 1996). Existen diversos agentes
desinfectantes, siendo las soluciones de hipoclorito (sódico o cálcico) las que han
probado su efectividad en la mayoría de los casos. La efectividad de estos
tratamientos, al igual que los daños producidos en los tejidos, es esencialmente una
respuesta de tiempo y dosis, en consecuencia, se debe buscar un equilibrio según el
tipo de explanto que se trate (Bhojwani y Razdan, 1996). Respecto a las
contaminaciones endógenas, son difíciles de eliminar, pudiéndose incluir en el medio
de cultivo agentes funguicidas o bactericidas (Mronginski y Roca, 1991).
Por otra parte, cuanto menor sea el tamaño del explanto, menor tasa de supervivencia
y de crecimiento inicial tendrá (Bhojwani y Razdan, 1996), pero más fácil será su
desinfección (Murashige, 1974).
Además de la contaminación, un grave problema en el cultivo in vitro de algunas
especies es la oxidación de compuestos fenólicos que se produce en la superficie de
corte de los explantos (George, 2008). Estas sustancias pueden ser tóxicas e inhibir el
desarrollo de los explantos, siendo este problema especialmente común en tejidos
adultos de plantas leñosas (Bhojwani y Razdan, 1996). La adición al medio de carbón
activado, ácido ascórbico o ácido cítrico puede contribuir a solucionarlo (Grattapaglia
et al., 1998).
Por otra parte, en el diseño del medio de establecimiento óptimo para una especie hay
que tener en cuenta varios factores, como la formulación salina empleada, la fuente
de carbono, las vitaminas y fundamentalmente, por ser los que generalmente
producen cambios más drásticos, los reguladores de crecimiento. Además, diversos
factores tales como la luz y la temperatura deben ser controlados de forma adecuada
durante esta fase.

58
Introducción
___________________________________________________________________________

El final de la fase de establecimiento se produce cuando los brotes formados, libre de


infecciones alcanzan el tamaño necesario para aislarse y cultivarse en el medio de multiplicación.

Cuando los brotes axilar o adventicio obtenidos son muy pequeños y/o se desarrollan
lentamente, puede ser necesario uno o varios subcultivos a medio fresco antes de pasar a la fase de
multiplicación, para que alcancen el tamaño mínimo deseado.

II.1.1.3. Multiplicación
El objetivo de esta fase es obtener un rápido incremento de órganos u otras estructuras que
finalmente den lugar a plántulas. Este incremento se puede obtener por estimulación del
crecimiento de yemas axilares, mediante la inducción de brotes adventicios o por formación de
embriones somáticos. La elección del método de multiplicación es de gran importancia ya que
puede afectar a la estabilidad genética de las plántulas producidas (Murashige, 1974).

En la propagación mediante yemas axilares, el material de partida lo constituyen meristemos,


ápices o yemas, y únicamente es necesario provocar el desarrollo de las yemas ya existentes (Hu y
Wang, 1983). Con este método se obtienen las tasas de multiplicación más bajas, ya que el número
máximo de brotes estará limitado por el número de yemas presentes en el propágulo (Debergh y
Maene, 1981).

La inducción de brotes adventicios, así como la embriogénesis somática, son vías más rápidas
y proporcionan mayores tasas de multiplicación, pero también presentan mayores problemas de
inestabilidad genética del material obtenido (Murashige, 1974; Debergh y Maene, 1981; Hu y Wang,
1983).

59
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

Los factores principales a tener en cuenta para el control de la tasa de multiplicación son:

a) Composición química del medio


El medio utilizado para la fase de multiplicación depende de la especie, cultivar o tipo de
cultivo, siendo necesario experimentar para ajustar las concentraciones y optimizar las
tasas de multiplicación (Murashige y Skoog, 1962).
En esta fase, reviste especial importancia la relación citoquinina-auxina. El concepto
general sobre la regulación de la organogénesis por dos grupos de hormonas, citoquininas
y auxinas (Machakova et al., 2008 y Van Staden et al., 2008), es universalmente aplicable.
De acuerdo con estos autores, la organogénesis está regulada por las concentraciones
relativas de estos dos grupos de hormonas, de forma que una relación citoquinina/auxina
alta promovería la formación de brotes, mientras que la relación inversa favorecería la
formación de raíces. Dicha relación varía dependiendo del método de multiplicación
elegido. Para la inducción de brotes adventicios se recomiendan concentraciones
moderadas de ambas hormonas, sin embargo, para el desarrollo de yemas axilares son
necesarias altas concentraciones de citoquininas, añadiéndose a menudo a bajas dosis de
auxina que, aunque no mejoren las tasas de multiplicación, si mejoran el crecimiento de
los brotes. Por último, para la multiplicación a través de callo, se requieren altas dosis de
auxina que provoquen la formación de callo y que tendrán que ser fuertemente reducidas
o excluidas del medio, para promover la embriogénesis somática (Murashige, 1974; Hu y
Wang, 1983; Machakova et al., 2008 y Van Staden et al., 2008).

b) Técnicas y condiciones de cultivo


El estado fisiológico del material vegetal durante su multiplicación puede tener efectos
importantes sobre la tasa de multiplicación y condicionar, también, las restantes fases del
protocolo.

El efecto de los subcultivos sobre la tasa de multiplicación varía según la especie (Naik et
al., 2003). Autores como Hu y Wang (1983) y Mc Cown y Amos (1979) han puesto de
manifiesto que el estado recalcitrante de muchas especies, que impide aumentar la tasa
de multiplicación, puede ser gradualmente modificado a través de sucesivos subcultivos,

60
Introducción
___________________________________________________________________________

para lo cual conviene acortar el periodo entre subcultivos, puesto que, cuando los
explantos se subcultivan en periodos relativamente cortos, el crecimiento de los tallos
puede llegar a ser más rápido y su multiplicación más fácil de estimular. Por otro lado,
autores como Grant y Hammatt (1999), concluyeron que el rejuvenecimiento de los tejidos
maduros, que provocaban un aumento en la tasa de multiplicación, estaba más relacionado
con el tiempo de cultivo en sí que con el número de subcultivos realizados, de tal forma
que cuanto mayor era el tiempo de cultivo mejores eran las tasas de producción de brotes.
De esta forma, se reduce el número de subcultivos y los posibles problemas de variación
somaclonal y cambios epigenéticos que pueden ir asociados a ello (Véase Capítulo II,
apartado II.1.5. Variación somaclonal pág. 99).

Por el contrario, en el trabajo de Naik et al. (2003) se observó, que, aunque el número de
subcultivos no afectaba a la elongación de los brotes, sí que la capacidad de los brotes de
proliferar y de enraizar disminuía conforme aumentaba el número de subcultivos. Mismos
resultados obtuvieron Norton y Norton (1986) trabajando con especies de Rosaceas, los
cuales achacaron esta pérdida de capacidad de brotación con el número de subcultivos a
la exposición repetitiva de los explantos a ciertas cantidades de citoquininas al inicio de
cada subcultivo.

En cuanto al uso de medios líquidos, estos pueden mejorar sensiblemente la tasa de


multiplicación de diversas especies durante su micropropagación (Thorpe et al., 2008). Una
de las ventajas del uso de este tipo de medio es que permite un contacto total entre los
nutrientes del medio y el explanto, pudiendo éste incorporar los nutrientes a través de más
superficie de contacto y de una forma más eficiente. Además, estimula la elongación de los
brotes (Debergh y Maene, 1981). Es importante la agitación del medio para favorecer su
aireación y tener en cuenta que un cultivo prolongado en un medio líquido puede resultar
en la aparición de tallos hiperhídricos (Thorpe et al., 2008).

Tras la multiplicación, puede ser necesaria una fase de elongación, bien para conseguir
material uniforme que permita realizar el enraizamiento ex vitro, tal y como recomiendan
Debergh y Maene (1981), o porque no se alcance el tamaño mínimo necesario para realizar
el enraizamiento in vitro. En ambos casos, la transferencia a un medio sin citoquininas y
suplementado con auxinas, o libre de reguladores de crecimiento, estimula la elongación
de los brotes (George y Debergh, 2008).
61
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

II.1.1.4. Enraizamiento
Una vez finalizada la fase de multiplicación y los brotes producidos alcancen el tamaño
adecuado, el siguiente paso en los protocolos de micropropagación consiste generalmente en la
inclusión de una fase de enraizamiento, en la cual, además del enraizamiento de la plántula se
realiza la conversión del estado heterótrofo al autótrofo y el endurecimiento para soportar las
condiciones de estrés (Murashige, 1974). Esta fase puede llevarse a cabo in vitro o ex vitro, para
después aclimatar las plántulas en condiciones de invernadero.

En ocasiones, los brotes que se encuentran en medios de cultivo en fase de proliferación de


forma espontánea empiezan a enraizar, sin necesidad de añadir ningún componente al medio de
cultivo. En este caso los explantos ya enraizados in vitro, son transferidos a condiciones ex vitro,
para completar su proceso de aclimatación (Figura 3). Sin embargo, esto son casos excepcionales, y
lo que se entiende propiamente como enraizamiento in vitro, es que los explantos son recultivados
en un medio específico de enraizamiento, con una alta relación auxina/citoquinina, siendo al AIA
(natural), AIB y ANA (sintéticas) las auxinas más usadas (Machakova et al., 2008). El enraizamiento
in vitro, puede realizarse en una o en dos etapas. En el primer caso, la inducción y la elongación de
las raíces se realiza en un medio con concentraciones relativamente bajas de auxinas y,
frecuentemente, con carbón activado. En el segundo caso, la inducción de las raíces se realiza
cultivando los brotes durante algunos días en un medio con alto contenido en auxina y pasándolos
posteriormente a un medio basal, sin reguladores de crecimiento, en el que tiene lugar la elongación
de las raíces. A menudo, una reducción de la concentración de sales en el medio, suele ser
beneficiosa (Hu y Wang, 1983).

Debergh y Maene (1981) recomendaron el enraizamiento ex vitro siempre que éste fuese
posible. En este caso, los propágulos serían tratados como microestaquillas, que tras el tratamiento
auxínico, pasarían a enraizar en el sustrato adecuado. Este enraizamiento permite disminuir las
labores manuales y solucionar algunos problemas que con frecuencia aparecen durante la
aclimatación, por ejemplo, la mala absorción y circulación de agua derivada de las débiles y
malformadas conexiones vasculares de la zona de transición raíz-tallo de algunas plantas enraizadas
in vitro (Grout y Aston, 1977), o la falta de pelos radicales en las raíces formadas en agar, que a
menudo se necrosan provocando una parada en el crecimiento de la planta (Debergh y Maene,
1981).

62
Introducción
___________________________________________________________________________

Driver y Shuttle (1987) proponen realizar el enraizamiento y la aclimatación simultáneamente,


trasplantando las microestaquillas directamente al sustrato, después de una etapa previa de
endurecimiento in vitro.

Figura 3: Tipos de enraizamiento (George y Debergh, 2008).

La fase de enraizamiento constituye uno de los puntos críticos de los protocolos de


micropropagación según George y Debergh, (2008). Tanto si el enraizamiento se realiza in vitro
como ex vitro, es importante considerar factores como los reguladores de crecimiento,
carbohidratos, genotipo, tamaño del explanto y las condiciones medioambientales de temperatura
y luz.

El balance citoquinina/auxina es la llave de la morfogénesis, así, en esta fase, las auxinas


son los reguladores más importantes, ya que son necesarias para el proceso de inducción de los
primordios radicales, aunque no se requieren o pueden inhibir, su crecimiento posterior. Por lo que
hay que tener en cuenta tres cosas básicas para cada cultivo, el tipo de auxina a emplear, la
concentración requerida y la duración del tratamiento.

Los carbohidratos son importantes para suministrar la energía necesaria para todos los
procesos que conducen a la formación de raíces (George y Debergh, 2008), aunque su papel en el
enraizamiento no está del todo definido. En general, para el enraizamiento in vitro se recomienda
reducir la concentración de sacarosa empleada en el medio de proliferación (Montaño et al., 2009).

63
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

Autores como Kooi et al. (1999), Pospisilova et al. (1999) y Xiao et al. (2010) apoyan esta idea, pues
observaron que una reducción en el contenido de los azúcares mejoraba el enraizamiento.
Contrariamente, altas concentraciones de sacarosa resultaron ser beneficiosas para el
enraizamiento en alcornoque (Romano et al., 1995), manzano (Calamar y De Klerk, 2002) y
algarrobo (Custodio et al., 2004).
Además, tan importante como la concentración, es el tipo de azúcar. En la mayoría de los
trabajos el azúcar empleado es la sacarosa, probablemente porque es el principal carbohidrato en
el floema de muchas plantas (Fuentes et al., 2000). Sin embargo, las invertasas, enzimas liberadas
por los explantos al medio, degradan la sacarosa en glucosa y fructosa (Calamar y De Klerk, 2002),
por lo que los explantos están usualmente expuestos a una mezcla de azúcares. Otros azúcares
como el manitol, la glucosa y el sorbitol son también comúnmente empleados (Custodio et al., 2004;
Ahmad et al., 2007; Yaseen et al., 2009; Montaño et al., 2009).

La capacidad de los brotes para regenerar raíces adventicias está fuertemente influenciada
por el genotipo. Las especies herbáceas suelen ser más fáciles de enraizar que las leñosas. Pero,
además, dentro del mismo género, se pueden encontrar especies, y dentro de la misma especie,
variedades, fáciles de enraizar y otras que son extremadamente difíciles, y que se consideran
recalcitrantes. Montaño et al. (2009), llegaron a la conclusión que de entre los distintos factores que
afectaban a la capacidad de enraizamiento de la vid, el principal era el genotipo, encontrando
diferencias de hasta un 30% en función de la variedad empleada.
Las diferencias observadas entre variedades, en cuanto a la capacidad de formar raíces, ha
sido atribuida, principalmente, a diferencias en el metabolismo auxínico. Otros factores, como la
entrada y transporte de auxinas en el brote, pueden también contribuir a las diferencias observadas
(Ludwig-Müller, 2003).

Para que los brotes sean adecuados para un tratamiento de enraizamiento deben tener una
cierta longitud mínima. El hecho de que explantos mayores sean más fáciles de enraizar que otros
de menor tamaño, puede atribuirse a un mayor contenido de reserva en los primeros.

Es conveniente eliminar las hojas de la zona basal del brote con el fin de facilitar el
enraizamiento. En los brotes con hojas en la zona basal, la auxina penetra a través del corte en la
base del brote y no por la epidermis del microtallo. Guan y De Klerk (2000) han demostrado que la
eliminación de las hojas permite la entrada de auxina por las zonas de corte de la base de los

64
Introducción
___________________________________________________________________________

peciolos. Esto permite la disminuir la concentración de auxina necesaria para el enraizamiento


debido a una mayor eficacia en la penetración del regulador.

La capacidad de enraizamiento de los brotes se puede ver influenciada por el número de


subcultivos que permanece el material en la fase de multiplicación. En algunas especies, la
formación de raíces adventicias disminuye después de un determinado número de subcultivos (Naik
et al., 2003), en otras todo lo contrario, esto es especialmente observado en especies leñosas, en
las que un mayor número de subcultivos puede conducir a un rejuvenecimiento de los brotes
facilitando su enraizamiento (Grant y Hammatt, 1999).

El correcto desarrollo de las raíces requiere una adecuada aireación. Este aspecto, garantizado
en el enraizamiento ex vitro, especialmente si se utiliza un sustrato suficientemente poroso, puede
estar limitado en los medios con agar, ya que este dificulta el suministro de oxígeno a los tejidos.

En cuanto al fotoperiodo, es conocido que la formación de raíces adventicias se favorece en


condiciones de oscuridad o de poca intensidad lumínica, aunque existen excepciones (George y
Davies, 2008). Esto aparentemente es debido a que los niveles naturales de auxinas se incrementan
en esas condiciones, mientras que en presencia de luz disminuye.

Tanto en la propagación vegetativa convencional, como en la micropropagación, la formación


de raíces es dependiente de la temperatura. Esto hay que tenerlo en cuenta tanto en el
enraizamiento in vitro como ex vitro (George y Davies, 2008). Hay plantas que enraízan mejor a
temperaturas medias (Chalupa, 1987; Hatano et al., 1988 citado por George y Davies, 2008),
mientras que, en otros casos, se requieren de altas temperaturas (Kataeva y Butenko, 1987;
Zimmerman, 1984).

II.1.1.5. Aclimatación
La aclimatación es una etapa fundamental de la micropropagación, porque dependen de ella
la eficiencia del proceso y la calidad final de las plantas producidas in vitro, permitiendo que la planta
alcance un crecimiento autotrófico normal.

Muchas plantas micropropagadas no sobreviven cuando son transferidas desde las


condiciones in vitro a ex vitro. Esto es así porque los invernaderos presentan baja humedad relativa,
altos niveles de luz y un ambiente séptico, condiciones mucho más estresantes para las plantas

65
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

micropropagadas que las que se dan in vitro (Preece y Sutter, 1991; Hazarika, 2003). Las condiciones
especiales en las que se encuentran las plántulas durante el cultivo in vitro provocan en ellas una
morfología, anatomía y fisiología anormal. Después de la transferencia a condiciones ex vitro, estas
plántulas fácilmente podrían verse afectadas por los cambios bruscos de las condiciones
ambientales, por lo que necesitan un período de aclimatación para corregir dichas anomalías.

A pesar de que la aclimatación es una etapa que se suele llevar a cabo tras el enraizamiento
in vitro, en el caso del enraizamiento ex vitro, puede ocurrir al mismo tiempo, lo que simplifica el
procedimiento y los costes (Zimmerman, 1987). Das et al. (1990) y Sharma et al. (1999), observaron
que el realizar de forma conjunta los procesos de enraizamiento ex vitro y aclimatación mejoró el
rendimiento respecto a realizar el enraizamiento in vitro y posteriormente la aclimatación. Todas
las plántulas, tanto si el enraizamiento es in vitro o ex vitro, deben someterse a un proceso de
aclimatación para readaptarse a las condiciones ambientales in vivo durante la cual las plántulas
enraizadas desarrollan raíces y hojas plenamente funcionales y el crecimiento de los brotes se inicia
o se acelera.

Aunque los detalles específicos de la aclimatación pueden variar, hay ciertas generalizaciones
a tener en cuenta. La eficiencia del proceso de adaptación depende, entre otros factores, de la
elección del sustrato y de la obtención de una relación adecuada entre los componentes de la
mezcla, que asegure una buena supervivencia en el trasplante (Pospisilova et al., 1999). Dicho
sustrato deberá permitir la formación de un buen sistema radicular. Se trata de materiales sólidos
y porosos, de origen natural o sintético, que, solos o en mezclas, permiten un crecimiento adecuado
de las plantas en condiciones aun controladas.

Smith et al. (1990, 1991), sugieren también un papel importante de retardantes de


crecimiento como el paclobutrazol, flurprimidol y ancimidol en los procesos de aclimatación. El
Paclobutrazol (PBZ), añadido en el medio de enraizamiento, reduce la abertura de estomas,
aumenta la cera epicuticular, provoca engrosamiento de tallos y raíces, provoca mayor producción
de clorofila en las hojas y reduce el marchitamiento después del trasplante.

El uso de antitranspirantes, como la parafina y el glicerol, también se ha empleado en procesos


de aclimatación con resultados dispares, ya que, aunque mejora la supervivencia ex vitro de los
explantos, sobre todo en herbáceas, presentan un fuerte efecto de fitotoxidad e interferencia con
la fotosíntesis que provoca el efecto contrario (Hazarika, 2003).

66
Introducción
___________________________________________________________________________

La micropropagación autotrófica es también un método para reducir costos y mejorar la


eficiencia del proceso de aclimatación. El objetivo es modificar el fenotipo de las plántulas cultivadas
in vitro, que presentan hojas con pocos estomas y fotosintéticamente poco activas, para hacerlas
autotróficas y así reducir las pérdidas de material en su aclimatación. Para ello, se siguen diversas
estrategias como: reducir la concentración de oxígeno en el medio, aumentar la intensidad de luz
y/o incrementar la concentración de CO2. Con estas pautas se consigue mejorar la capacidad
fotosintética de las hojas, pues se reduce el ratio de fotorrespiración y las pérdidas en cuanto a
efectividad de la fotosíntesis derivado de ella. El cultivo de plantas bajo este sistema provoca que
las plantas presenten tasas de fotosíntesis equivalentes a las que muestras plantas de semilleros,
debido a que presentan hojas persistentes y, por tanto, más activas fotosintéticamente (Hazarika,
2003). Alternativamente, también se reduce o se elimina el azúcar del medio de cultivo, lo cual es
una ventaja adicional, pues se reduce también la contaminación microbiana (Fujiwara et al., 1988).
Estos procedimientos, por lo tanto, pueden utilizarse para facilitar la trasferencia exitosa de plantas
derivadas del cultivo in vitro a condiciones ex vitro.

II.1.2. Métodos de micropropagación

Los métodos disponibles para la propagación de plantas in vitro son (George y Debergh, 2008):

1. Organogénesis Axilar.
2. Organogénesis Adventicia.
3. Embriogénesis somática.

En los dos últimos métodos se produce la formación de novo de un meristemo que puede
producirse bien a) directamente, a partir de porciones de tejido (explantos) de la planta madre o b)
indirectamente, vía callo.

67
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

Figura 4: Principales métodos de micropropagación.

En cuanto a la organogénesis axilar, incluye diferentes técnicas en las que se busca la


estimulación de los meristemos preexistentes en los diferentes órganos de la planta (meristemos
apicales, meristemos axilares, etc.) para que se desarrollen y usar los brotes obtenidos como
propágulos o unidades de propagación durante el desarrollo de la fase de multiplicación, hasta
obtener suficiente cantidad de material vegetal, para seguidamente someterlos a un tratamiento
de enraizamiento y obtener, así, una planta completa. El cultivo de meristemos, de secciones
nodales y ápices son ejemplos de técnicas que utilizan este método (Figura 4). La multiplicación de
plantas mediante este método es el que mejor asegura la estabilidad genética de las plantas
micropropagadas (George y Debergh, 2008), ya que no supone cambios dramáticos en la estructura
de los tejidos vegetales, puesto que no se forman nuevos meristemos. Además, los reguladores de
crecimiento son necesarios a concentraciones relativamente bajas, lo cual garantiza, en gran
medida, la estabilidad genética del material obtenido.

68
Introducción
___________________________________________________________________________

En la organogénesis adventicia, se fuerza la formación de nuevos meristemos (meristemoides)


por la acción de concentraciones relativamente altas de reguladores de crecimiento (George y
Debergh, 2008). El material de partida es tejido diferenciado (segmentos de tallo, hoja, raíz, etc.). a
partir del cual, se desdiferencian células, formando los meristemoides (organogénesis adventicia
directa). También es posible que, a partir de dicho material, la desdiferenciación de lugar a la
formación de callos, a partir del cual se formen brotes que den lugar a la planta completa
(organogénesis adventicia indirecta) (Figura 4). La tasa de multiplicación (número de yemas viables
por explanto) obtenida por este método es generalmente, mucho más alta que mediante el método
de multiplicación mediante meristemos preexistentes, pero la estabilidad genética puede ser
fácilmente alterada por las concentraciones de reguladores de crecimiento necesarias para la
formación de los meristemoides (George y Debergh, 2008).
La embriogénesis somática es la formación de un embrión a partir de una célula somática, que
no es un gameto ni un producto de la fusión de gametos (Tapia et al., 1999). El proceso ocurre
cuando una célula de un explanto, cambia su patrón de expresión y genera una estructura bipolar
denominada embrión somático (Pliego-Alfaro y Barceló-Muñoz, 2001). Un embrión somático es
parecido morfológicamente a un embrión cigótico (Fabbri et al., 2004; Neumann et al., 2009), pero
con una diferencia sustancial, y es que los embriones somáticos no pasan por las fases de desecación
y latencia observadas en los embriones cigóticos, y tienden a iniciar la fase de germinación cuando
están completamente formados (Zimmerman, 1993; Nolan y Rose, 2010).

Al igual que la organogénesis adventicia, puede ser inducida de forma directa, a partir de
tejidos vegetales diferenciados como secciones de hojas, tallos, capas finas de células, etc.
(embriogénesis somática directa) o de forma indirecta, previa formación de callo (embriogénesis
somática indirecta) (Figura 4), siendo necesaria la estimulación con concentraciones relativamente
altas de auxinas. La más utilizada suele ser el 2,4-D, el cual produce inestabilidad genética en
diversos tipos de cultivos in vitro. Por lo tanto, la formación de embriones somáticos puede tener el
inconveniente, al igual que la multiplicación por organogénesis adventicia, de la aparición de
variabilidad genética. Sin embargo, la cantidad de plantas que se puede obtener por ambos métodos
puede ser muy alta. La formación de embriones somático de forma directa, permite la producción
de plantas con menor variabilidad genética que la vía indirecta, lo que abre grandes posibilidades
de uso para esta técnica como sistema de micropropagación. Sin embargo, estos métodos se

69
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

caracterizan por una alta tasa de proliferación de embriones somáticos pero una baja producción
de embriones maduros (George y Debergh, 2008).
Entre los factores que afectan independientemente del método escogido, están el genotipo,
el crecimiento estacional de la planta madre y su edad. Y también el tipo de explanto empleado
(tamaño, posición y fase de desarrollo). La composición nutritiva del medio de cultivo, la luz y la
ventilación del recipiente son otros de los factores que interfieren en el éxito del proceso (George y
Debergh, 2008).
En cuento al tamaño del explanto a utilizar, los explantos más grandes presentan una serie de
ventajas respecto a los más pequeños (George y Debergh, 2008): mejor supervivencia al transferirse
a las condiciones in vitro, comienzan más rápidamente el crecimiento y contienen mayor número
de yemas axilares. Sin embargo, al ser más grande presentan más problemas para su desinfección.
En la práctica, se emplea el explanto más grande posible con el que se pueda garantizar su condición
de aséptico.
Igualmente importantes son los reguladores de crecimiento, especialmente las citoquininas,
pues son las responsables del crecimiento y proliferación de los explantos, rompiendo la dominancia
del meristemo, permitiendo así el desarrollo de las yemas axilares (George y Debergh, 2008). En la
maduración de los embriones somáticos es importante el balance de reguladores de crecimiento y
los carbohidratos. También se ha observado que el empleo de bajas temperaturas y la adición de
calcio interfieren de forma positiva en la maduración (George y Debergh, 2008).

70
Introducción
___________________________________________________________________________

II.1.3. Factores que influyen en la micropropagación

II.1.3.1. Genotipo
Entre los principales factores que influyen en la micropropagación tienen especial importancia
el genotipo y la edad
El crecimiento del cultivo de tejidos y órganos, así como la morfogénesis está muy influenciado
por el genotipo (George, 2008), de tal forma que se puede decir que la micropropagación es
genotipo dependiente. Zuccherelli y Zuccherelli (2002) trabajando con 50 variedades de olivo,
observaron respuestas muy diferentes al micropropagarlas, pudiendo clasificarlas en fáciles de
propagar (21 variedades), con dificultad intermedia (16) o difíciles de propagar (13). Cozza et al.
(1997) señalaron que el cultivo in vitro de olivo es muy dependiente del medio de cultivo, y que este
debe ser puesto a punto para cada variedad, tanto en las formulaciones minerales como en las
concentraciones hormonales. Así, Vidoy-Mercado et al. (2012a) comprobaron que las variedades
‘Arbequina’ y ‘Picual’ mostraban diferencias de comportamiento según el medio utilizado, de tal
forma que mientras, para la variedad ‘Arbequina’ los mejores resultados se observaban en el medio
DKW, para la variedad ‘Picual’ el mejor medio era el OM. Resultados similares obtuvieron Bracci et
al. (2012) y Sghir et al. (2005) con distintas variedades de olivo, las cuales mostraron distintos
comportamientos y ratios de multiplicación in vitro, a pesar de estar sometidas todas al mismo
medio de cultivo y mismas condiciones.

En cuanto a la capacidad de regeneración de raíces adventicias, las plantas herbáceas suelen


ser más fáciles de enraizar que las leñosas. Pero, además, dentro del mismo género, se pueden
encontrar especies, y variedades dentro de la misma especie, fáciles de enraizar y otras que son
extremadamente difíciles. Así, Seifi et al. (2014), Denaxa et al. (2012), Padilla et al. (2009a) y Sghir
et al. (2005) observaron, en olivo, respuestas muy diferentes en el enraizamiento in vitro
dependiendo de la variedad estudiada. Las diferencias entre variedades en la capacidad de formar
raíces han sido atribuidas, principalmente, a diferencias en el metabolismo auxínico, concretamente
al particular equilibrio endógeno que cada variedad tiene entre auxinas, hormonas responsables de
la iniciación radical, y cofactores de enraizamiento, tanto promotores como inhibidores del proceso
(Del Rio, 1988). Otros factores, como la entrada y transporte de auxinas en el brote, pueden también
contribuir a las diferencias observadas (Ludwig-Müller, 2003).

En el inicio y crecimiento de callo, muchos investigadores han ilustrado como la tasa de


crecimiento del mismo es dependiente de la variedad, por ejemplo, en Brassica (Buiatti et al., 1974),
71
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

Helianthus (Espinasse y Lay, 1989), Maíz (Shannon y Batey, 1973; Green y Philllips, 1975), Avena
(Cummings et al., 1976), Pelargonium (Jelaska y Jelencic, 1980), Petunia (Izhar y Power, 1977),
Patata (Simon y Peloquin, 1977), Arroz (Abe y Sasahara, 1982) etc. El efecto del genotipo se observa
también en las diferentes texturas y color de los callos formados, así como en la capacidad
morfogenética del mismo (George, 2008). En olivo, diversos trabajos ilustran como la embriogénesis
somática está influida por la variedad (Cañas et al., 1987; Kiani et al., 2006).

En definitiva, esto pone de manifiesto que, aunque todos estos procesos están
frecuentemente regulados y controlados mediante la adicción de reguladores de crecimiento, el
genotipo influye enormemente en todos ellos hasta el punto de que se observan grandes diferencias
entre variedades estrechamente relacionadas.

II.1.3.2. Edad
Son numerosas las especies en las que se ha descrito la relación inversa entre capacidad
morfogenética in vitro y edad del material vegetal, obteniéndose siempre mayores tasas de
supervivencia, proliferación y enraizamiento cuando el material se encuentra en fase juvenil, y
siendo difícil, en muchos casos, mantener el material adulto durante un número de subcultivos
elevado (Monteuuis, 1987; Drew, 1991). Al encontrarse con una especie recalcitrante in vitro, se
aconseja comenzar desarrollando métodos de micropropagación para material juvenil, y
establecidos los parámetros básicos para su cultivo, se sugiere aplicarlos al material adulto (Bonga,
1982).

Uno de los factores a tener en cuenta a la hora de la micropropagación es la edad ontogenética


del material de partida, pues existe una estrecha relación entre esta y su capacidad morfogenética,
de tal forma que para las plantas leñosas la micropropagación de material procedente de ejemplares
juveniles es más fácil, mientras que conforme la planta se va desarrollando y pasa a fase adulta
pierde capacidad morfogenética (Favre y Juncker, 1987; Arrillaga et al., 1991).

Sin embargo, si se desea realizar una clonación útil de una especie leñosa ha de hacerse a
partir de individuos adultos, ya que es durante esta fase del ciclo vital cuando se expresa todo su
potencial genético y se manifiestan todas las características agronómicas que hacen posible su
selección como ejemplar élite.

72
Introducción
___________________________________________________________________________

Todos los organismos poseen unas etapas de desarrollo definidas por una serie de
características diferenciales. Así, en el ciclo de una planta podemos diferenciar cuatro fases de
desarrollo (Greenwood, 1987):
Fase embrionaria, o de crecimiento, que sigue a la germinación de la semilla.

Fase juvenil, en la que la planta crece vegetativamente aumentando de tamaño y volumen.

La duración del periodo juvenil está influenciada tanto por factores genéticos como
ambientales (Hackett, 1985) y en plantas leñosas es muy variable, encontrándose algunas
especies de Rose con un periodo juvenil de 20-30 días, hasta especies como Fagus sylvatica
cuyo periodo juvenil abarca 30-40 años (Clark, 1983).

Fase adulta, en la que la planta cambia su forma de crecimiento de vegetativo a reproductivo,


con la producción de los primordios florales.

La adquisición de la capacidad de florecer implica cambios drásticos en los patrones de


diferenciación celular (cutícula de la hoja, orientación del tallo, grosor, textura y color de la
corteza, etc.). Pero el único criterio válido para asegurar el fin del período juvenil es la
capacidad de la planta para florecer (Zimmerman, 1972 citado por Vidoy-Mercado, 2014). Hay
que tener en cuenta que la floración depende, tanto de la fase de desarrollo de la planta, como
de ciertas condiciones ambientales (temperatura, fotoperiodo, etc.), por lo que la ausencia de
floración no debe ser considerada como indicador de juvenilidad.

La transición de la fase juvenil a la adulta fue denominada cambio de fase (CF) por Brink (1962).

Fase de senescencia. La senescencia es un proceso de desarrollo normal de la planta,


dependiente de energía y que está controlado por el propio programa genético de la planta,
y que lleva a la muerte de determinados órganos de la planta.

73
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

II.1.3.2.1. Características diferenciales entre la fase juvenil y la fase adulta


Las características de las diferentes etapas de desarrollo en el ciclo de vida de una planta se
pueden clasificar en tres grandes grupos (Haffner et al., 1991 citado por Vidoy-Mercado, 2014):
morfológicas, citológicas e histológicas y fisiológicas.

De forma general, se consideran plantas juveniles aquellas en las que predominan las
características juveniles (ramas gruesas y largas, tronco no bifurcado, retención de hojas en invierno
y corteza lisa, y ausencia de floración), por el contrario, se considera planta adulta cuando presentan
floración, ramas finas, tronco bifurcado, hojas y corteza gruesas. Además de estas consideraciones
generales, existen especies con características morfológicas claramente diferentes en las distintas
etapas del desarrollo, como el hábito de crecimiento (McGowran et al., 1998), y hace que
simplemente usando criterios morfológicos se puedan diferenciar a un individuo juvenil de uno
adulto.

En tejidos juveniles, las células normalmente presentan núcleos pequeños y cromatina no


condensada, un domo apical pequeño y sus hojas presentan células epidérmicas grandes (Vidoy-
Mercado, 2014). Mientras, en tejidos adultos suelen observarse células con núcleo reticulado y
elongado, rodeado de retículo endoplasmático, cromatina condensada y un domo apical de gran
tamaño (Bonga, 1982; Franclet, 1983). En el caso de Olea europaea, Mazzuca et al. (1995), describe
como el ápice de plantas adultas aumenta el número de cromocentros y del ADN nuclear.

Existe una relación entre el contenido hormonal y los proceso implicados en el cambio de fase.
Así, en general, las giberelinas y las auxinas se asocian con el crecimiento juvenil, mientras que
sustancias como el ácido indolacético (AIA) se asocia con la fase adulta (Andrés et al., 2002; Materán
et al., 2009). Otras diferencias fisiológicas entre la fase juvenil y adulta son la capacidad
fotosintética, que es menor en la fase juvenil (Bauer y Bauer, 1980) o la presencia de flavonoides,
característicos de la fase adulta (Fico et al., 2000).

La capacidad de enraizamiento es más elevada en los individuos juveniles y disminuye


progresivamente a lo largo del desarrollo de la planta. Esto influye notablemente en la capacidad
de propagación del material y son numerosos los trabajos que demuestran la mayor capacidad de
enraizamiento y, por tanto, de propagación del material juvenil frente al adulto (Husen y Pal, 2003;
2006; Kibber et al., 2004). Además, hay que tener en cuenta que la capacidad de enraizamiento está
influenciada por otros factores, como es el grado de lignificación de las estaquillas (Davies, 1983
citado por Vidoy-Mercado, 2014), la posición de la estaquilla en el árbol madre (Vidal et al., 2003) o
74
Introducción
___________________________________________________________________________

el estado fisiológico del material de partida. Así, Pontikis y Xiroychakis (1985) comprobaron que las
estaquillas juveniles no mostraban cambios estacionales significativos, sin embargo, en las adultas
sólo enraizaban en primavera.

Por otro lado, también se ha observado que, diferentes perfiles proteicos, e incluso proteínas
específicas, aparecen en determinadas fases del desarrollo, derivado fundamentalmente por
diferencias en los niveles de transcripción génica (Gil et al., 2003). Igualmente, los niveles (Fraga et
al., 2002) y patrones de metilación (Baurens et al., 2004) parecen que aumentan a medida que la
planta se acerca a la fase adulta.

II.1.3.2.2. Cono de juvenilidad


En un árbol adulto existen tejidos ontogenéticamente juveniles en la base del tronco y en las
ramas bajas (Hackett, 1985).

Así, se ha observado un gradiente de juvenilidad de las yemas en función de la distancia de


éstas a las raíces (Hackett, 1985; 1987; Fishel et al., 2003). Esto sugiere que características juveniles,
tales como el potencial de enraizamiento, pueden conservarse en la parte basal de la planta, ya que
proceden de yemas que han permanecido fuertemente reprimidas y conservan, por tanto, un cierto
grado de juvenilidad.

En la Figura 5 se puede apreciar un esquema sobre la distribución de los tejidos juveniles en


plantas leñosas procedentes de semillas (Bonga, 1982). En coníferas, el grado de juvenilidad es
inversamente proporcional a la distancia (a través del tronco y las ramas) entre la zona de unión
raíz-tallo (A); de esta manera el tejido de la zona B sería el más adulto y el tejido F el más juvenil
(Figura 5-1). En una planta leñosa con alto grado de ramificación, los brotes epicórmicos (E)
esferoblastos (Sp), brotes procedentes de raíz (R) y brotes procedentes de árboles severamente
podados (S, P) son los que presentan características juveniles (Figura 5-2).

75
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

Figura 5: Gradiente de juvenilidad en plantas leñosas (Bonga, 1982). 1) Conífera


(izquierda): A: Zona de unión raíz-tallo. B: Meristemo apical del tallo. C, D, E, F:
meristemos laterales. 2) Árboles de hoja ancha (derecha). E: Brotes epicórmicos.
P y S: brotes procedentes de árboles podados severamente. R: brote procedente
de la raíz. Sp: Esferoblastos.

II.1.3.2.3. Inducción de rejuvenecimiento


Para minimizar los problemas de micropropagación del material adulto, se pueden usar dos
estrategias: una es seleccionar los tejidos que presentan características más juveniles dentro del
árbol o al menos un potencial morfogenético mayor que el resto del árbol, y otra es inducir
rejuvenecimiento en algunas partes del mismo (Bonga, 1982; Hackett, 1985).

Para la propagación de la mayoría de las especies leñosas ha de recurrirse a prácticas que,


manteniendo las características genéticas deseadas, impongan una alta capacidad morfogenética.
Estas prácticas persiguen el rejuvenecimiento o la revigorización del material adulto de un árbol,
con objeto de obtener un material que responda mejor a las técnicas de micropropagación. El
término rejuvenecimiento hace referencia al incremento de la capacidad morfogenética de una
planta. Este rejuvenecimiento puede ser parcial, que implica la desaparición de algunas
características de la madurez y la reaparición de características juveniles en ciertas partes de la
planta, las cuales serían capaces de formar raíces y brotes adventicios; o rejuvenecimiento total o
completo, en el que se recobraría la juvenilidad total y simultáneamente para todas las

76
Introducción
___________________________________________________________________________

características. Este proceso ocurre durante la formación del cigoto en los procesos de reproducción
sexual y durante la formación de embriones somáticos o apomícticos.

Existen una serie de consideraciones generales sobre el rejuvenecimiento (Pierik, 1990b):

Es difícil diferenciar el verdadero rejuvenecimiento de la reversión del envejecimiento. El


verdadero rejuvenecimiento implica una reversión total de la maduración. Sin embargo, dado que
casi siempre existe la duda manifiesta sobre si se ha producido realmente, este término suele ser
reemplazado por el de revigorización, el cual se utiliza cuando se aumenta la capacidad de
enraizamiento y el vigor debido a una poda severa, injerto, etc. El verdadero rejuvenecimiento es
más difícil de conseguir que la revigorización.

La eficacia del rejuvenecimiento disminuye con el grado de envejecimiento del árbol. Cuanta
más adulta sea la planta, más fuerte deberá ser el tratamiento para conseguir rejuvenecerla.

La selección de yemas jóvenes en crecimiento activo facilita el rejuvenecimiento. Su posterior


aislamiento es un prerrequisito esencial, y cuanto menor sea el tamaño del material aislado, mayor
es la posibilidad de rejuvenecerlo.

La capacidad de enraizamiento disminuye con la edad de la planta, aunque no existe una


correlación estricta entre enraizamiento y rejuvenecimiento.

La Benciladenina (BAP), promueve el crecimiento de yemas laterales y en dormancia y además


puede inducir la formación de yemas adventicias, a menudo ligadas a un verdadero
rejuvenecimiento.

II.1.3.2.4. Técnicas de rejuvenecimiento.


Los métodos para inducir rejuvenecimiento se basan en que las características relacionadas
con la maduración son estables pero reversibles, aunque no todas las características lo hacen con la
misma facilidad, algunas son más manipulables que otras, existiendo una gran influencia del tipo de
tratamiento, su duración y la intensidad con la que se aplique (Hackett y Murray, 1993).

Existen distintos métodos o técnicas para conseguir rejuvenecimiento y/o revigorización,


tanto in vivo como in vitro, complementándose ambos.

77
Capítulo II: Micropropagación
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Técnicas de rejuvenecimiento in vivo


Inducción de yemas adventicias: La inducción de crecimiento adventicio a partir de raíz o tallo,
puede restaurar la condición juvenil en plantas adultas (Lyrene, 1981 citado por Vidoy-Mercado,
2014). Este rejuvenecimiento puede ser debido a la formación di novo de nuevos meristemos y no
necesariamente porque provengan de partes juveniles de las plantas (Hackett, 1985).
En algunas especies se han producido brotes rejuvenecidos a partir de ejemplares adultos
forzando el crecimiento desde esferoblastos, nódulos de madera separados del cilindro central.
Estos esferoblastos originan brotes adventicios que son verdaderamente juveniles (Hartmann, 1984
citado por Padilla, 1997).

Injerto de púas adultas sobre patrones juveniles: Una forma de incrementar el vigor vegetativo
y retrasar la floración, es realizar un injerto de brotes de árboles adultos sobre patrones juveniles.
Esto se interpreta como un rejuvenecimiento parcial (Hackett, 1985), y por regla general, las
características adultas vuelven a expresarse tras un corto periodo de tiempo (Franclet et al., 1987).
El éxito de esta técnica depende de múltiples factores como el intervalo de tiempo
transcurrido entre injertos sucesivos, la eliminación de hojas adultas tras realizar el injerto (Franclet
et al., 1987) y la proximidad entre el ápice adulto y el sistema radicular juvenil (Ballester et al., 1990),
pudiéndose explicar el rejuvenecimiento por la producción de citoquininas en la raíz, la cual actuaría
sobre el brote adulto (Pierik, 1990b).

Aplicación de reguladores de crecimiento: En algunas ocasiones se han utilizado en ramas de


árboles adultos pretratamientos consistentes en la utilización de reguladores de crecimiento en
forma de spray, pasta o en inyección, para activar partes del árbol o yemas, antes de seleccionar el
explanto (Mascarenhas et al., 1988 citado por Padilla, 1997).

El ácido giberélico puede inducir la reversión hacia la fase juvenil, aumentando la capacidad
de enraizamiento, aunque en muchos casos, el efecto es temporal (Zimmerman et al., 1985).
También los pretratamientos con BAP promueven el crecimiento de yemas en dormancia y
pueden inducir la formación de yemas adventicias (Pierik, 1990a).

Estaquillado sucesivo: Las características adultas son estables tras la propagación por
estaquillado (Hackett, 1985), y aunque cabría esperar que estas características se acumularan
progresivamente, se ha comprobado en generaciones sucesivas que se puede obtener cierto grado
de rejuvenecimiento (Bonga, 1982; Davies, 1983; Hackett, 1985).

78
Introducción
___________________________________________________________________________

Podas repetidas: La poda repetida de un árbol es una práctica común en los procesos de
propagación. Se trata de forzar el crecimiento de nuevas ramas en la parte basal del tallo,
constituyendo estas ramas la fuente de estaquillas para el enraizamiento. Esta técnica ha producido
brotes que mantienen la juvenilidad y con la cual se han obtenido buenos resultados (Pliego-Alfaro
y Murashige, 1987; Rey et al., 1998).

Técnicas de rejuvenecimiento in vitro

El cultivo in vitro per se tiene también la capacidad adicional de revigorizar y rejuvenecer


plantas adultas. De tal forma que las características relacionadas con la fase adulta de desarrollo
pueden ser modificadas como resultado del cultivo in vitro. En este proceso intervienen factores
tales como el genotipo, la edad y estado fisiológico de la planta madre, posición y tamaño del
explanto, frecuencia y duración de los subcultivos y composición de los medios nutritivos (Pierik,
1990a). Nas et al. (2002) sugieren que este rejuvenecimiento es transitorio y que una vez que las
plantas son sacadas de los medios de cultivo recuperan las características de madurez.

Subcultivo sucesivos: El grado de rejuvenecimiento obtenido está estrechamente relacionado


con el número de subcultivos (Pierik, 1990b) y a su vez también depende de la especie y de la
variedad empleada. El subcultivo en serie es un proceso similar a las podas sucesivas, siendo la
exposición del material a las citoquininas la principal causa de los efectos rejuvenecedores del
cultivo in vitro (Franclet et al., 1987).
Diversos trabajos han demostrado este efecto rejuvenecedor de los sucesivos subcultivos
(Sánchez y Vieitez, 1991; Tao et al., 1994; Clemens et al., 1999). Por su parte Grant y Hammatt
(1999), observaron que las tasas de multiplicación y enraizamiento in vitro de Prunus avium se
incrementaban conforme aumentaba el tiempo de cultivo, pero estos parámetros eran
independientes del intervalo entre los subcultivos, así, el material conservado a 4 °C enraizaba con
la misma proporción que aquellos incubados a 24 °C, que eran subcultivados frecuentemente.

Formación de brotes adventicios y embriogénesis somática: La juvenilidad puede ser


restaurada mediante la formación de brotes adventicios o mediante embriogénesis somática
(Lyrene, 1981; Rugini y Caricato, 1995; Martínez et al., 2012). Sin embargo, las características
juveniles de los brotes originados por estas técnicas pueden provocar un retraso en la floración y la
fructificación, resultando un problema para la micropropagación de planta hortofrutícolas.

79
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

Cultivo de meristemos: A pesar de que no es nada fácil regenerar plantas leñosas a partir del
cultivo de meristemos, una vez se consigue, estás presentan características juveniles (Margara,
1982). El aislamiento de estos meristemos en el momento fisiológico indicado y su introducción in
vitro, ayudaría a contrarrestar los efectos correlativos del resto de la planta (Monteuuis y Bon,
1990).

Microinjertos: El rejuvenecimiento puede ser obtenido a través de microinjertos, injertando


meristemos adultos o ápices de brotes adultos sobre un pie de planta juvenil in vitro. En plantas
leñosas es frecuente la necesidad de realizar injertos sucesivos o en cascada. El grado de
rejuvenecimiento viene determinado por la edad y tamaño de la púa, el genotipo del injerto y del
pie, la composición del medio nutritivo y el número de injertos. En general, se observa un aumento
en la capacidad de enraizamiento y de proliferación de brote microinjertado a media que aumenta
el número de injertos sucesivos (Padilla et al., 2007; Farahani et al., 2011a) y que púas procedentes
de brotes in vitro y de plantas mantenidas en invernadero muestran mayores tasas de prendimiento
y menos problemas de oxidación que las de árboles de campo (Rache-Cardenal et al., 2008; Toma y
Duhoky, 2010).
En el caso del olivo, Revilla et al. (1996), realizó microinjertos de brotes de la variedad
‘Arbequina’ de 1.0-1.5 cm de longitud sobre estaquillas juveniles, y aumentó el porcentaje de
enraizamiento in vitro del 2% al 50%. En un segundo ciclo de microinjerto, no se produjo un aumento
adicional en el porcentaje de enraizamiento en los brotes derivados del primer microinjerto. Sin
embargo, cuando estos brotes eran enraizados y aclimatados y se mantenía su crecimiento en
invernadero, las estaquillas derivadas de ellos mostraban porcentajes de enraizamiento del 100%,
propio de material juvenil.

80
Introducción
___________________________________________________________________________

II.1.4. Micropropagación del olivo

II.1.4.1. Micropropagación por organogénesis axilar


II.1.4.1.1. Preparación planta madre y establecimiento de los cultivos
El establecimiento in vitro de materiales procedentes de plantas juveniles no ofrece
demasiadas dificultades, sin embargo, cuando se parte de árboles adultos, los problemas de
contaminación, oxidación, necrosis y falta de reactividad de los explantos son muy frecuentes
(Rugini y Baldoni, 2005). En estos casos, una práctica común para restaurar la capacidad
morfogenética es la aplicación de diferentes técnicas de rejuvenecimiento, tanto in vivo como in
vitro. Así, se ha utilizado: el crecimiento forzado a partir de segmentos de tallo inducidos a brotar
en vermiculita (Rama y Pontikis, 1990), injerto sobre plántulas juveniles (García-Férriz et al.,2001),
enraizamiento de estaquillas procedentes del árbol madre (Grigoriadou et al.,2002), podas severas
(Roussos y Pontikis, 2002; Peixe et al.,2007) y microinjerto in vitro (Revilla et al.,1996), entre otros.

El explanto generalmente utilizado para el establecimiento in vitro del material adulto de olivo
es la sección nodal (Tabla 4), procedente de brotes en crecimiento activo recolectados de los árboles
madre inmediatamente después de su brotación en primavera (Rugini, 1984). Previamente a su
recolección, es recomendable fumigar con una solución fungicida (Varlaro et al., 2009). El empleo
de ápices caulinares no ha sido viable debido a la rápida oxidación que experimentan tras su
recolección (Cañas et al., 1992), incluso con el empleo de sustancias antioxidantes, aunque estos
problemas desaparecían cuando los explantos provenían de brotes previamente establecidos in
vitro.

Para solventar los problemas de oxidación de los explantos y el efecto de la acumulación de


compuestos fenólicos en los medios de cultivo, se han seguido diversas estrategias como: mantener
los explantos sumergidos en agua destilada durante tres horas antes de su establecimiento in vitro
y cultivarlos posteriormente en oscuridad durante 7 días (Seyhan y Özzambak, 1994) o la adición de
0.2 g/L de polivinilpirrolidona a los medios de cultivo (Ramzan-Kan et al.,2002).

Roussos y Pontikis (2001) analizaron el contenido de diversos compuestos fenólicos en ápices


y secciones nodales recolectados de árboles de la variedad ‘Koroneiki’, mantenidos en campo e
invernadero, y relacionaron estos valores con la oxidación que sufrían cuando se establecían in vitro.
Las mayores cantidades de fenoles y los mayores porcentajes de cultivos con oxidación se
observaron en los ápices de ambos tipos de material, respecto a las secciones nodales. Por otra

81
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

parte, también observaron que los explantos procedentes de plantas mantenidas en invernadero
mostraban mayores porcentajes de supervivencia y menores concentraciones de compuestos
fenólicos que los procedentes de árboles de campo, determinándose también, que mientras que las
concentraciones de luteolina-7-glucósido, luteolina y quercitina tenían una relación positiva con la
oxidación, el contenido en oleuropeina, ácido clorogénico y rutina no tenían ninguna relevancia en
este proceso.

Las formulaciones minerales mayoritariamente utilizadas en la fase de inicio han sido OM


(Rugini, 1984), seguida por MS (Murashige y Skoog, 1962) y en menor medida DKW (Driver y
Kuniyuki, 1984) y WPM (Lloyd y McCown, 1980). El medio WPM ha sido más adecuado que los
medios OM y QL (Quoirin y Lepoivre, 1977) para la variedad ‘Chondrolia Chalkidikis’ (Grigoriadou et
al., 2002), dando como resultado un mejor aspecto de los brotes obtenidos. En la variedad ‘Picholine
Marocaine’, Brhadda et al. (2003), se emplearon con éxito los medios ½MS y OM. En la propagación
de la variedad ‘Koroneiki’ la formulación mineral más adecuada era una modificación de DKW
(Roussos y Pontikis, 2002).

II.1.4.1.2. Proliferación del material vegetal


Cozza et al. (1997) señalaron que el cultivo in vitro del olivo es muy dependiente de la
composición del medio de cultivo, lo que implica que para cada variedad tengan que ser ajustadas
tanto las concentraciones como el tipo de sales minerales y reguladores de crecimiento (Tabla 4).

Al igual que en la fase de inicio, las formulaciones minerales más empleadas han sido OM, MS,
DKW y WPM (Quoirin y Lepoivre, 1977; Grigoriadou et al., 2002; Roussos y Pontikis, 2002). Brhadda
et al. (2003), a pesar de que no se apreciaron diferencias en la fase de establecimiento entre los
medios ½MS y OM, con unos porcentajes de brotación del 91.6 y 90.9 %, observaron que el medio
OM permitía un mayor crecimiento de los brotes, sin síntomas de hiperhidricidad.

En cuanto a la fuente de hidratos de carbono, se ha utilizado tanto la sacarosa como el manitol


y sus efectos también parecen depender de la variedad. Así, Leva et al. (1994; 2002) comprobaron
que el crecimiento in vitro de los explantos de la variedad ‘Maurino’, era dependiente de la
concentración de sacarosa, encontrándose el óptimo en 34 g/L (longitud de los brotes 3.9 cm), sin
embargo, cuando la sacarosa se sustituía por manitol a la misma concentración, la elongación era
mayor (4.6 cm); además, al estudiar la evolución de los explantos durante cuatro subcultivos
sucesivos, observaron que la exposición a elevadas concentraciones de sacarosa durante periodos
prolongados reducía el metabolismo de los tejidos, mientras que el empleo de manitol, a largo
82
Introducción
___________________________________________________________________________

plazo, incrementaba las tasas de multiplicación así como la calidad y uniformidad de los explantos.
Sin embargo, en la variedad ‘Meski’, Chaari et al. (2002) obtuvieron 9 brotes/explanto con una
longitud media de 12.0 cm cuando utilizaban un medio con una formulación mineral OM
suplementado con 30 g/L de glucosa; estos valores disminuían si el mismo medio era suplementado
con otros carbohidratos (30 g/L manitol; 30 g/L sacarosa o 14 g/L manitol + 8 g/L sacarosa + 8 g/L
glucosa).

En el cultivo in vitro del olivo, los reguladores de crecimiento zeatina (Z) y ribósido de zeatina
(ZR), son las citoquininas que mejores resultados han dado (Rugini, 1984); las concentraciones
utilizadas oscilan entre 2-10 mg/L (Rugini y Fontanazza, 1981; Bartolini et al.,1990; Rama y Pontikis,
1990; Rugini, 1992; Leva et al., 1994, 2002, 2003; Cozza et al., 1997; Briccoli-Bati et al., 1999, 2002,
2006; Chaari et al., 2002; Grigoriadou et al., 2002, 2003, 2007; Lambardi et al., 2002; Roussos y
Pontikis, 2002; Brhadda et al., 2003; Sghir et al., 2005; Binet et al., 2007; Donini et al., 2008a, 2008b;
Brito et al., 2009; Leva, 2009; Chaari et al., 2011). El proceso de micropropagación se ve encarecido
en gran medida por el empleo de dicha citoquinina (ZR), por lo que la tendencia ha sido, bien
disminuir su concentración y complementar con otros reguladores de crecimiento o intentar su
sustitución, con resultados variables dependiendo de la variedad.

Así, la presencia de dikegulac (ácido 2,3:4,6-di-O-(isopropilideno)-α-L-xilo-2-


hexulofuranosonico), regulador de crecimiento que rompe la dominancia apical de los brotes,
incorporado al medio de cultivo junto con 1 mg/L de zeatina, produjo un aumento en la producción
de brotes in vitro en las variedades ‘Canino’, ‘Frantoio’ y ‘Moraiolo’ (1.4-2.5; 1.3-2.7 y 1.7-3.1
brotes/explanto en el medio con sólo zeatina frente a zeatina + dikegulac, respectivamente), pero
no en las variedades ‘Rosciola’ y ‘Piantone di Moiano’ (Mendoza de Gyves et al., 2008). En la
variedad ‘Moraiolo’ se observó que las tasas de multiplicación in vitro aumentaban con la adición
de BAP (0.5 mg/L) y zeatina (3 mg/L), obteniéndose 2.1 y 0.7 brotes/explanto de una longitud de 4.7
y 2.8 cm, respectivamente (Ali et al., 2009a).

Resultados diferentes se han observado con el uso de zeatina suplementada con ácido
giberélico. Así, en la variedad ‘Chondrolia Chalkidikis’ (Grigoriadou et al., 2002) se observó un
aumento de 4.2 a 7.0 en la tasa de multiplicación cuando se utilizaba conjuntamente zeatina (4
mg/L) y GA3 (3mg/L); por el contrario, en la variedad ‘Koroneiki’, Donini et al. (2008b) observaron
que la adición de GA3 al medio de cultivo producía un descenso del porcentaje de supervivencia

83
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

obtenido durante la fase de establecimiento in vitro del material, respecto a la utilización sólo de
zeatina (1-4 mg/L), con un 53.5% y 82.6% respectivamente.

En la variedad ‘Kalamon’, la sustitución de zeatina por BAP (1 mg/L) combinada con AIB (1
mg/L) y GA3 (0.1 mg/L) produjo porcentajes de brotación del 93% con 4 brotes/explanto de 1.0 cm
de longitud media; tras dos subcultivos, el número de nuevos brotes/explanto aumentó hasta 10
(Dimassi y Dimassi, 1994). Por su parte, Seyhan y Özzambak (1994) obtuvieron 6 brotes/explanto
con una longitud media de 1.4 cm y 7 brotes/explanto de 1.4 cm en las variedades ‘Domat’ y
‘Memecik’, respectivamente, cuando se utilizaba BAP (0.5 mg/L) suplementada con ANA (0.05
mg/L). Concentraciones superiores de BAP producían mayor número de brotes axilares, pero con
una longitud considerablemente menor. La sustitución de zeatina por leche de coco (50 ml/L) y BAP
(2 mg/L) fue estudiada por Peixe et al. (2007) para la multiplicación de la variedad ‘Galega Vulgar’,
obteniendo una media de 3.4 brotes/explanto; sin embargo, el uso de este mismo medio en las
variedades ‘Arbequina’ y ‘Picual’ (Vidoy-Mercado et al., 2012a) no dio buenos resultados,
observándose, tras cuatro subcultivos sucesivos, alta incidencia de necrosis (45%-44% en
‘Arbequina’ y ‘Picual’ respectivamente) y aparición de contaminación endógena (55%-50% en
‘Arbequina’ y ‘Picual’ respectivamente). Las mayores tasas de multiplicación en la variedad
‘Rowghani’ se alcanzaron con una concentración de 2iP de 4 mg/L, sin embargo, la tasa de
multiplicación disminuía con concentraciones menores de 2iP, aunque estuvieran suplementada
con BAP (1 mg/L). Además, se observó una interacción entre la combinación de sales minerales y
reguladores de crecimiento, de tal forma que estas diferencias entre los reguladores para la misma
variedad sólo fueron apreciadas con el empleo de sales DKW, y no con las sales OM (Peyvandi et al.,
2009a). Zacchini y De Agazio (2004) observaron en la variedad ‘Nebbiara’, que, en las mismas
condiciones de cultivo, se producía un aumento significativo de las tasas de multiplicación y de la
longitud de los brotes desarrollados cuando se eliminaba la yema apical de los explantos antes de
cada subcultivo.

II.1.4.1.3. Enraizamiento y aclimatación de los brotes


Se ha observado que mantener los cultivos proliferando in vitro durante cierto tiempo, puede
elevar los porcentajes de enraizamiento, aunque el olivo presenta resultados variables, incluso con
el empleo de la misma técnica (Rugini y Fedeli, 1990). En general, una característica de los medios
durante la fase de enraizamiento, es que suelen contener bajas concentraciones de sales minerales;

84
Introducción
___________________________________________________________________________

así las formulaciones más utilizadas en olivo han sido ½ macros Knop + micros Heller (Rugini y
Fontanazza, 1981; Rugini, 1984); ½DKW (Revilla et al., 1996); ½SH (Briccoli-Bati et al., 1999); ½OM
(Chaari et al., 2002); WPM (Roussos y Pontikis, 2002); ½MS (Zucherelli y Zucherelli, 2002) y ½BN
(Mendoza de Gyves et al., 2008).

Los hidratos de carbono más utilizados han sido sacarosa, con concentraciones de 15 g/L (Ali
et al., 2009b), 20 g/L (Grigoriadou et al., 2002; Sghir et al., 2005) o 30 g/L (Rugini, 1984; Revilla et
al., 1996; Ozkaya et al., 2003); y manitol, con concentraciones de 18 g/L (Farahani et al., 2008), 20
g/L (Roussos y Pontikis, 2002; Vidoy-Mercado et al., 2012a), 30 g/L (Chaari et al., 1999) o 36 g/L
(Zacchini y De Agazio, 2004) (Tabla 4).

En cuanto al procedimiento en sí, la fase de inducción de los primordios radiculares puede ser
realizada mediante el cultivo en un medio con auxinas durante un periodo de tiempo determinado,
que oscila entre los 5 días (Sghir et al., 2005) a las 4 semanas (Zacchini y De Agazio, 2004), o por
inmersión de la base de la microestaquilla durante 8-10 segundos en una solución de AIB (1-3 g/L)
(Chaari et al., 2002; Peixe et al., 2007); posteriormente, los explantos son cultivados en medios sin
reguladores.

En general, durante el enraizamiento in vitro se han utilizados medios de cultivo sólidos con
agar (0.6-0.8%) (Tabla 4).

Para mejorar los porcentajes de enraizamiento del material adulto, se han propuesto varias
estrategias:

1. Etiolación de los cultivos: La etiolación de la base de los brotes, mediante adición al


medio de cultivo de tintas, gránulos negros de policarbonato o carbón activo, si bien
no incrementa el porcentaje de enraizamiento, si previene la senescencia que aparece
en esta fase, y, que podría afectar posteriormente al trasplante de la plántula a las
condiciones ex vitro (Rugini et al., 1987). La etiolación fue utilizada por Mencuccini
(2003) para evitar las variaciones estacionales observadas en los porcentajes de
enraizamiento in vitro en las variedades ‘Frantoio’, ‘Dolce Agogia’ y ‘Moraiolo’, (12-
28% en Enero y 56-96% en Mayo-Septiembre). Este autor propuso un método de
oscurecimiento total de los medios de cultivo mediante la adición de tinta negra (100-
200 mg/L), que evitaba el efecto estacional, permitiendo que los cultivos pudieran ser
enraizados en cualquier época del año. La incubación de los cultivos en oscuridad

85
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

durante los 5-7 primeros días de la fase de enraizamiento fue también propuesta para
las variedades ‘Arbequina’ (Revilla et al., 1996), ‘Koroneiki’ (Roussos y Pontikis, 2002),
‘Nebbiara’ (Zacchini y De Agazio, 2004), ‘Luzques’ y ‘Hazouia’ (Sghir et al., 2005).

2. Adición de diferentes compuestos: Rugini y Fedeli, (1990), demostraron que la adición


de poliaminas a los medios de cultivo, en particular putrescina, en presencia de auxinas
favorece el proceso de enraizamiento aumentando el número y la longitud de las
raíces. Así, en la variedad ‘Chondrolia Chalkidikis’, se obtuvieron porcentajes de
enraizamiento del 70 % y 2.3 raíces/explanto cuando se usaba una combinación de AIB
(2.5 mg/L), ANA (0.5 mg/L) y putrescina (1 mg/L), aunque se observaron problemas de
abscisión de ápices y hojas de los brotes enraizados. Grigoriadou et al. (2002, 2003)
lograron aumentar los porcentajes de enraizamiento hasta el 93% con la adición de
putrescina (2.65 mg/L) al medio de enraizamiento con auxinas, evitando, además, la
aparición de problemas de necrosis.
La adición de extracto de crudo de olivo obtenido a partir de esferoblastos, al medio
con ANA (2 mg/L), permitió elevar el porcentaje de enraizamiento en la variedad
‘Kalamon’ desde el 65% hasta el 82.5% (Rama y Pontikis, 1990); en la variedad
‘Koroneiki’, los porcentajes de enraizamiento alcanzados en medio con AIB + ANA (1:1
mg/L), aumentaron desde el 76% hasta el 87% cuando se añadía 50 mg/L de este
extracto de crudo (Roussos y Pontikis, 2002).

3. Infección artificial con bacterias (Agrobacterium, Pseudomonas): Rugini (1992) realizó


una serie de experimentos con explantos de la variedad ‘Moraiolo’ infectados o no con
Agrobacterium rhizogenes, los cuales fueron enraizados en un mismo medio basal,
suplementado con 2.65 mg/L de putrescina; los resultados obtenidos mostraron que
tras la infección, el porcentaje de enraizamiento aumento desde el 40% hasta el 70%.
Peyvandi et al. (2015), también consiguieron resultados positivos en la variedad
‘Rowghani’, en la que los cultivos inoculados con Pseudomonas fluorescens, en los que
duplicaban el número y la longitud de las raíces desarrolladas con respecto a los
obtenidos sólo con AIB (0.1-0.3 mg/L). Por contrario, Roussos y Pontikis (2002)
observaron en la variedad ‘Koroneiki’ una inhibición en el proceso de rizogénesis, tanto
en presencia como en ausencia de auxinas, cuando los explantos eran infectados con
P. savastonoi pv. savastonoi.

86
Introducción
___________________________________________________________________________

4. Electropulsos: Pulsos eléctricos (4µs de 250, 1250 o 2500 V/cm), combinados con
distintas concentraciones de AIB (0.1 y 1mg/L), fueron utilizados con éxito por Padilla
et al. (2009a), para el enraizamiento de microestaquillas juveniles, procedentes de
semillas, de las variedades ‘Arbequina’, ‘Manzanilla de Sevilla’ y ‘Gordal’. Con este
método se obtuvieron altos porcentajes de enraizamiento, incluso en ausencia de
auxina, siendo el pulso de 1250 V/cm el más efectivo para las variedades ‘Arbequina’
y ‘Manzanilla de Sevilla’ con un 68% y un 88% de enraizamiento respectivamente,
mientras que para la variedad ‘Gordal’ el pulso más efectivo fue el de 250 V/cm, con
un 64% de enraizamiento.

Aunque la mayoría de los trabajos recogidos en la bibliografía utilizan el enraizamiento in vitro,


los resultados en la mayoría de los casos son muy variable y dependiente de distintos factores:
estado juvenil o adulto del material, genotipo, o tipo de auxina y/o su concentración (Leva, 2011).
La micropropagación comercial del olivo está limitada por los elevados costes de producción
derivados del propio proceso de micropropagación en sí, y particularmente por los bajos
porcentajes de enraizamiento y por una pérdida excesiva de plántulas enraizadas durante la fase de
aclimatación (Leva, 2011). El 60-80% del coste total se debe a la manipulación intensiva necesaria,
y de ella, aproximadamente el 40% se debe al enraizamiento in vitro (Leva, 2011). En general, el
proceso de enraizamiento in vitro es caro (Hazarika, 2003), pudiendo duplicar el precio final de la
planta micropropagada (Calamar y De Klerk, 2002), por ello, siempre que sea posible, se recomienda
el enraizamiento ex vitro, en el que, las plántulas son transferidas directamente del medio de
multiplicación a macetas para inducir su enraizamiento (Giles y Friesen, 1994; Leva, 2011).

Leva (2011) puso a punto un protocolo de enraizamiento ex vitro con un pretratamiento de


los brotes durante 15 días en medio MS pero sin reguladores del crecimiento previo a la fase de
enraizamiento ex vitro, con el fin de conseguir una reducción progresiva del contenido de zeatina
en los tejidos de los explantos. Este método se aplicó a 7 variedades de olivo italianas con distintas
habilidades para el enraizamiento: ‘Coratina’, ‘Correggiolo’ y ‘Frantoio’ (con buena capacidad para
enraizar); ‘Maremmano’, ‘Maurino’ y ‘Picholine’ (moderada capacidad de enraizamiento) y
‘Francesco’ (baja capacidad de enraizamiento). Además, testó el efecto del fotoperiodo (0h-16-24h).
En sus resultados, concluyó que lo mejor para el enraizamiento ex vitro era aplicar luz continua (24
horas), lo que contradice los resultados de Mencuccini (2003) y Brito et al. (2010), en los que un
pretratamiento de oscuridad favorecía el enraizamiento de los explantos. El protocolo establecido,

87
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

mostró buenos resultados, en las variedades testadas, salvo para 'Correggiolo’ y ‘Frantoio’, dos
variedades que se presuponían con buena capacidad de enraizamiento y en las que se obtuvieron
porcentajes bajos (28% y 40% respectivamente). Sin embargo, en la variedad ‘Francesco’, con baja
capacidad de enraizamiento, alcanzó valores del 76%. En las restantes variedades se obtuvieron
porcentajes comprendidos entre 62% -72%. Un aspecto importante a destacar es que la
supervivencia de las plántulas enraizadas fue del 90%, por lo que, el enraizamiento ex vitro debería
ser considerado como alternativa eficaz para reducir los costes derivados de la fase de
enraizamiento.

En cuanto a la aclimatación, la inoculación con hongos formadores de micorrizas del género


Glomus durante el periodo de aclimatación incrementó de forma significativa los porcentajes de
supervivencia y el posterior desarrollo y crecimiento de las plantas de la variedad ‘Aglandau’
(Meddad-Hamza et al., 2010), y del ecotipo 05300 (Binet et al., 2007), debido al mayor desarrollo
del sistema radicular de las plantas micorrizadas con respecto a las que no lo estaban.

II.1.4.2. Micropropagación por organogénesis adventicia


Mencuccini y Corona (1990), obtuvieron resultados preliminares prometedores de
regeneración in vitro por este método. Sin embargo, los resultados posteriores obtenidos no fueron
satisfactorios. Posteriormente, Mencuccini y Rugini (1993), trabajaron con tres variedades
(‘Moraiolo’, ‘Dolce Agogia’ y ‘Halkidikis’) y probaron distintos tejidos (peciolos, discos de hojas y
nervaduras), obteniendo únicamente resultados positivos con el empleo de peciolos, en los cuales
consiguieron regenerar brotes adventicios.

De los métodos de micropropagación existentes, en olivo se han utilizado mayormente la


organogénesis axilar y la embriogénesis somática, mientras que la organogénesis adventicia ha sido
una vía poco utilizada, presentando pobres resultados (Bahrami et al., 2009; Rahman et al., 2009).

II.1.4.3. Micropropagación por embriogénesis somática


Rugini y Caricato (1995) describieron, en las variedades ‘Canino’ y ‘Moraiolo’, un sistema
cíclico de embriogénesis somática a partir de tejidos adultos en el que los embriones primarios se
originaban a partir de estructuras morfogenéticas derivadas de los peciolos de los brotes adventicios

88
Introducción
___________________________________________________________________________

obtenidos en medio con TDZ (30 µM) y ANA (0,5 µM); el rejuvenecimiento adquirido por los brotes
regenerados, directamente de los tejidos del peciolo o indirectamente a través del callo del peciolo,
era determinante para el proceso de embriogénesis; las plántulas regeneradas de esta manera, eran
morfológicamente similares a las obtenidas a partir de yemas axilares. El medio utilizado fue OMe
(Caña y Benbadis, 1988), suplementado con 0,5 µM 2iP, 0,44 µM BAP, 0,25 µM AIB y 0,42 µM
cefotaxima, y el proceso cíclico pudo ser mantenido durante dos años incubando los cultivos en
oscuridad. Mazri et al. (2013), en la variedad ‘Dahbia’, Lopes et al. (2009), en Olea europaea ssp.
europaea var. maderensis (Lopes et al., 2009) y Capelo et al. (2010) para Olea europaea ssp.
europaea var. sylvestris, (Capelo et al., 2010), también obtuvieron embriones somáticos a partir de
peciolos y discos de hoja, sin que fuese necesario un proceso de rejuvenecimiento previo in vitro,
aunque los dos últimos autores no han conseguido aún la conversión de los embriones en plántulas.

Trabelsi et al. (2003) consiguieron inducir embriogénesis somática a partir de segmentos de


cotiledones en tres variedades, ‘Chetoui’, ‘Chemieli’ y ‘Arbequina’, y los mejores resultados se
obtuvieron con cero o bajas concentraciones de reguladores de crecimiento, de hecho, los altos
niveles de hormonas inhibían el proceso. Trabajando con la variedad ‘Chetoui’, Trabelsi et al. (2011),
obtuvieron embriones globulares a partir de cultivos en suspensión derivados de callo obtenido de
tejido adulto.

Por su parte, Cerezo (2012) indujero procesos de embriogénesis somática (ES) en radículas de
semillas de olivo de la variedad ‘Picual’. Estos autores estudiaron el efecto de varios factores tales
como la formulación basal del medio de cultivo, pretratamiento con medios líquidos o maduración
en membranas semipermeables de acetato de celulosa en la proliferación, maduración y
germinación de embriones somáticos. Para inducir proliferación, las masas embriogénicas fueron
transferidas a dos medios diferentes, por un lado, emplearon medio de olivo modificado (OMc) y,
por otro, lado el medio denominado ECO (medio de embriogénesis cíclica de olivo). Aunque, no
observaron diferencias en el ratio de crecimiento de los callos en función del medio empleado, sin
embargo, si se observaron diferencias en cuanto a la maduración de los mismos, siendo ésta más
alta en medio ECO. Mencionar que para la maduración de los mismos emplearon los medios OMc y
ECO, sin reguladores de crecimiento y suplementado con 1 g/L de carbón activo.

Para mejorar los ratios de maduración y germinación, estos autores testaron el empleo de
membranas semipermeables de acetato de celulosa, llegando a la conclusión de que, por un lado,

89
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

el tratamiento con membranas reducía el porcentaje de regeneración de embriones maduros, sin


embargo, mejoraba la conversión de los embriones maduros en plantas en un 37.8%.

90
_____________________________________________________________________________________________________________________
Introducción

Tabla 4: Micropropagación de material adulto de olivo, mediante brotación de yemas axilares (Vidoy-Mercado, 2014).
Material Adulto
Variedad Fuente de Explanto Medio cultivo Respuesta Autores
explanto inicial Formulación Hidrato Reguladores Agente morfogenética
mineral Carbono Crecimiento Gelificante
Aglandau Estaquillas SN OM mod Sac ZR * Brotes Binet et al.,2007
enraizadas OM * AIB * Raíces
Amellau Estaquillas SN OM Sac ZR * Brotes Sghir et al.,2005
enraizadas OM * ANA/AIB * Raíces
Arbequina Estaquillas SN DKW Sac BAP + AIB Agar Brotes Revilla et al.,1996
enraizadas …. DKW mod Sac AIB Agar Raíces
Yemas adultas SN OM * BAP + TDZ * Brotes García-Férriz
injertadas et al.,2001, 02, 03
Árboles SN MS * Z Agar Brotes Donini et al., 2008a
invernadero
Árbol adulto SN DKW mod Man ZR Agar Brotes Vidoy-Mercado
podado et al.,2012a
Canino Ramas SN OM * * * Brotes Zuccherelli y
Fructíferas MS mod Sac-Man ANA+putrescina Agar Raíces Zuccherelli, 2002
Brotes SN OM Man Z + dikegulac Agar Brotes Mendoza de Gyves

91
Capítulo II: Micropropagación
_____________________________________________________________________________________________________________________

in vitro1 BN mod Sac AIB + putrescina Agar Raíces et al.,2008


Capolga Árboles SN MS mod Man Z Phytagel Brotes Varlaro et al.,2009
invernadero
Carboncella Árboles SN MS mod Man Z Phytagel Brotes Varlaro et al.,2009
invernadero
Carolea Brotes SN SH mod Man ANA/AIB Phytagel Raíces Briccoli-Bati et al.,
in vitro1 1999, 2002
Árboles SN OM mod Man Z * Brotes Briccoli-Bati et al.,
campo OM mod * AIB + putrescina * Raíces 2006
Árboles SN OM Man Z Phytagel Brotes Varlaro et al.,2009
invernadero
Cassanese Árboles SN MS mod Man Z Phytagel Brotes Varlaro et al.,2009
invernadero
Chemlali de Brotes SN MS Man Z + Kin Agar Brotes Chaari et al.,
Sfax in vitro1 1999
Chetoui Brotes SN MS Man Z + Kin Agar Brotes Chaari et al.,
in vitro1 1999
Chondrolia Estaquillas SN WPM Sac Z Agar Brotes Grigoriadou et al.,
Chalkidikis enraizadas WPM * AIB + ANA * Raíces 2002, 2003, 2007
Coratina Brotes * MS mod Man Z Gelrite Brotes Leva, 2011
in vitro1

92
_____________________________________________________________________________________________________________________
Introducción

Empeltre Árboles inverna SN OM * Z * Brotes Carter, 1997


Yemas adultas SN OM BAP + TDZ * Brotes García-Férriz et al.,
injertadas 2001, 2002, 2003

Dahbia Estaquillas SN OM Sac ZR * Brotes Sghir et al.,2005


enraizadas OM * ANA/AIB * Raíces
Dolce Brotes SN MS mod Sac ZR+AIB+GA3 * Brotes Rugini y Fontanazza,
Agogia basales Knop&Heller Sac ANA Agar Raíces 1981; Rugini, 1984
Brotes Secciones MS Sac ANA Agar Raíces Mencuccini, 2003
in vitro1 subapicales
Brotes Secciones OM mod * AIB * Raíces Haq et al.,2009
in vitro1 apicales
Domat Árboles SN OM * BAP * Brotes Seyhan y Özzambak,
(5-10 años) 1994
Frantoio Brotes SN OM Sac Z Agar Brotes Rugini, 1984
in vitro1
Brotes * OM mod * Z * Brotes Lambardi et al.,
in vitro1 2002

Brotes Estaquilla OM mod Man ANA Agar Raíces Lucchesini y


in vitro1 (2/3nudos) Vitagilano, 2002

93
Capítulo II: Micropropagación
_____________________________________________________________________________________________________________________

Ramas SN OM * * * Brotes Zuccherelli y


fructíferas MS mod Sac/Man ANA+putrescina Agar Raíces Zuccherelli,2002
Brotes Secciones MS Sac ANA Agar Raíces Mencuccini, 2003
in vitro1 subapicales
Árboles SN MS * BAP+GA3+AIB * Brotes Donini et al.,2008b
invernadero
Brotes SN OM Man Z+Dikegulac Agar Brotes Mendoza de Gyves
in vitro1 BN mod Sac AIB+putrescina Agar Raíces et al.,2008
Haouzia Estaquillas SN OM Sac ZR * Brotes Sghir et al.,2005
enraizadas OM * ANA/AIB Raíces
Kalamon Brotes de SN OM mod * ZR Agar Brotes Rama y Pontikis, 1990
esferoblastos OM mod * ANA * Raíces
Árboles SN WPM Sac BAP+GA3+AIB Agar Brotes Dimassi y Dimassi,
invernadero WPM * AIB * Raíces 1994, Dimassi, 1999
Árboles de SN MS mod Sac BAP + AIB Agar Brotes Ozkaya et al.,2003
18 años Knop&Heller Sac AIB Agar Raíces
Koroneiki Árboles SN DKW mod Man ZR/TDZ Agar Brotes Roussos y Pontikis,
Podados WPM * AIB + ANA * Raíces 2002

Árboles SN MS mod Sac BAP + AIB Agar Brotes Ozkaya et al.,2003


(18 años) Knop&Heller Sac AIB Agar Raíces

94
_____________________________________________________________________________________________________________________
Introducción

Árboles SN MS * BAP + GA3+AIB * Brotes Donini et al.,2008b


invernadero
Leccino Brotes * OM mod * Z * Brotes Lambardi et al.,2002
in vitro1
Árboles SN MS * GA3 Gelrite Brotes Ramzan-Kan et al.,2002
(10-15 años)
Lucques Estaquillas SN OM Sac ZR * Brotes Sghir et al., 2005
Enraizadas OM * ANA/AIB * Raíces
Maremmano Brotes * MS mod Man Z Gelrite Brotes Leva, 2011
In vitro
Maurino Árbol SN MS mod * Z * Brotes Bartolini et al.,1990
adulto MS mod Man Z Agar Brotes Leva et al.,1994, 2002
Brotes * MS mod Man Z Gelrite Brotes Leva, 2011
in vitro1
Memecik Árboles SN OM * BAP * Brotes Seyhan y Özzambak,
(5-10 años) 1994
Meski Brotes SN MS mod Man Z + Kin Agar Brotes Chaari et al.,1999
in vitro1

Brotes SN OM * Z Agar Brotes Chaari et al.,2002


in vitro1 OM mod * AIB * Raíces

95
Capítulo II: Micropropagación
_____________________________________________________________________________________________________________________

Mission Árboles SN ½MS Sac BAP + GA3 Agar Brotes Rostami y Shahsavar,
(9 años) ½MS Sac AIB Agar Raíces 2012
Moraiolo Brotes SN OM Sac Z Agar Brotes Rugini, 1984, 1992
in vitro1 BN Sac ANA Agar Raíces
Ramas SN OM * * * Brotes Zuccherelli y
fructíferas MS mod Sac+Man ANA+putrescina Agar Raíces Zuccherelli,2002
Brotes Secciones MS Sac ANA Agar Raíces Mencuccini, 2003
in vitro1 subapicales
Brotes SN OM Man Z+Dikegulac Agar Brotes Mendoza de Gyves
in vitro1 BN mod Sac AIB+putrescina Agar Raíces et al.,2008
Brotes SN OM Sac Z + BAP Agar Brotes Ali et al.,2009a, 2009b
1
in vitro OM mod Sac AIB Agar Raíces
Nebbiara Árbol de SN OM Man Z+GA3+AIB Agar Brotes Zacchini y De Agazio,
campo OM mod Sac ANA Agar Raíces 2004
Nocellara Árboles SN OM Man Z * Brotes Cozza et al.,1997
etnea Campo OM mod * ANA * Raíces

Brotes * SH mod Man ANA/AIB Phytagel Raíces Briccoli-Bati et al.,


in vitro1 1999, 2002
Árboles SN OM mod Man Z * Brotes Briccoli-Bati et al, 2006
campo OM mod * AIB+putrescina * Raíces

96
_____________________________________________________________________________________________________________________
Introducción

Nocellara del Árboles SN OM Man Z * Brotes Cozza et al.,1997


Belice campo MS mod * ANA * Raíces
Nocellara Árboles SN MS mod Man Z Phytagel Brotes Varlaro et al.,2009
Messinese invernadero
Oueslati Árboles campo SN OM mod Man Z Agar Brotes Chaari et al.,2011
(50 años) MS mod Man AIB Agar Raíces
Galega vulgar Árboles campo SN OM Sac BAP+leche coco Agar Brotes Peixe et al.,2007
(8 años) OM * AIB * Raíces
Orbetana Árboles SN MS mod Man Z Phytagel Brotes Varlaro et al.,2009
invernadero
Pianone di Árboles SN MS mod Man Z Phytagel Brotes Varlaro et al.,2009
Falerone invernadero
Picholine du Estaquillas SN OM Sac ZR * Brotes Sghir et al.,2005
Languedoc enraizadas OM * ANA/AIB * Raíces
Picholine Estaquillas SN OM Sac ZR * Brotes Sghir et al.,2005
Marocaine Enraizadas OM * ANA/AIB * Raíces

Árboles campo SN OM * Z Agar Brotes Brhadda et al.,2003


(30 años)
Piantone di Árboles SN MS mod Man Z Phytagel Brotes Varlaro et al.,2009
Mogliano invernadero

97
Capítulo II: Micropropagación
_____________________________________________________________________________________________________________________

Piantone di Brotes SN OM Man Z+Dikegulac Agar Brotes Mendoza de Gyves et al


Moiano in vitro1 BN mod Sac AIB+putrescina Agar Raíces ., 2008
Picual Yemas adultas SN OM * BAP+TDZ * Brotes García-Férriz et al.,
injertadas 2001, 2002, 2003
Árboles SN MS * BAP+GA+AIB * Brotes Donini et al.,2008b
invernadero
Árboles SN OM Man Z+GA3+AIB Agar Brotes Vidoy-Mercado et al.,
podados 2012a
Raggia Árboles SN MS mod Man Z Phytagel Brotes Varlaro et al.,2009
invernadero
Rosciola Brotes SN OM Man Z+Dikegulac Agar Brotes Mendoza de Gyves
in vitro1 BN mod Sac AIB+putrescina Agar Raíces et al.,2008
Rowghani Árboles SN DKW Man 2iP * Brotes Peyvandi et al.,2009a
invernadero
Salonemque Estaquillas SN OM Sac ZR * Brotes Sghir et al.,2005
Enraizadas OM * ANA/AIB * Raíces

San Francesco Brotes * MS mod Man Z Gelrite Brotes Leva, 2011


in vitro1
Sargano Árboles SN MS mod Man Z Phytagel Brotes Varlaro et al.,2009
invernadero

98
_____________________________________________________________________________________________________________________
Introducción

Sevillano Árboles SN OM * Z * Brotes Carter, 1997


invernadero
Sig de Sfax Brotes SN MS mod Man Z + Kin Agar Brotes Chaari et al.,1999
in vitro1
Tanche Estaquillas SN OM mod Sac Z * Brotes Binet et al.,2007
enraizadas OM * AIB * Raíces
Tondina Árboles SN OM mod Man Z Phytagel Brotes Varlaro et al.,2009
invernadero
ZDH4 Estaquillas SN OM Sac ZR * Brotes Sghir et al.,2005
enraizadas OM * ANA/AIB * Raíces
Se especifica la edad de la planta madre cuando esta aparece en el trabajo correspondiente.
1-Material proveniente de cultivos previamente establecidos in vitro.

SN sección nodal; Sac-Sacarosa; Man-Manitol; Z-Zeatina; Z-Zeatina Ribósido; Kin-Kinetina; GA3-Giberelina; TDZ-Tidiazurón; BAP-Benciladenina; ANA-Ácido Naftalenacético; AIB- Ácido indol-3-butírico;
2iP- 2-isopenteniladenina
*-Componente del medio no especificado
mod--modificado
BN (Bourgin y Nitsch, 1967); DKW (Driver y Kuniyuki, 1984)
MS (Murashige y Skoog, 1962); OM (Rugini, 1984)
SH (Schenk y Hildebrant, 1972); WPM (Lloyd y McCown, 1980)I

99
Introducción
___________________________________________________________________________

I.1.5. Variación somaclonal

Larkin y Scowcroft (1981) definieron variación somaclonal como una variación genética
observada en plantas que han sido regeneradas in vitro. Además, propusieron el término de
somaclón para describir a las plantas derivadas del cultivo in vitro.

Actualmente, el término de variación somaclonal es universalmente usado para todas las


formas y variantes del cultivo de tejidos, sin embargo, existen otras denominaciones tales como
variación protoclonal, gametoclonal o mericlonal, para describir variaciones genéticas en los cultivos
de protoplastos, gametos y meristemos respectivamente (Bairu et al., 2011). Otro aspecto que
muchos científicos adicionan como requisito para considerar una variación genética somaclonal es
que la transmisión del cambio se realice mediante el ciclo sexual. Aunque este aspecto no siempre
es posible de demostrar debido a problemas de incompatibilidades sexuales, poliploidías, largos
ciclos de desarrollo, etc.

El cultivo in vitro de material vegetal puede inducir variación en células, tejidos y órganos, de
este modo crearía variación distinta dentro del cultivo, los somaclones (Bairu et al., 2011). En teoría,
el crecimiento de células in vitro y su regeneración en plantas completas es un proceso asexual, que
implica sólo división mitótica de las células y esto no debería causar ningún tipo de variación, siendo
la aparición de esta variación aleatoria, espontánea y descontrolada, un fenómeno indeseado (Bairu
et al., 2011).

Desde la primera observación por Braun (1959), la variación somaclonal ha sido uno de los
mayores problemas del cultivo de tejidos en plantas. Varios o todos los somaclones pueden ser
físicamente diferentes al stock del cual derivan (Skirvin et al., 1994). La variabilidad puede ser de
dos tipos, cambios causados por las células que hayan sufrido cambios genéticos de forma
persistente y cambios causados por células que han sufrido cambios temporales, ambos inducidos
genéticamente o ambientalmente (Karp, 1994; Neelakandan y Wang; 2012). Los cambios
temporales son el resultado de efectos epigenéticos o fisiológicos y son reversibles y no heredables
(Kaeppler et al., 2000). Sin embargo, los variantes permanentes presentan cambios que son
heredables. A pesar de ser un fenómeno muy estudiado, las causas todavía no están bien dilucidadas
(Skirvin et al., 1994). Neelakandan y Wang (2012) apoyan la idea de que estos cambios ocurren con
el fin de facilitar la adaptación de los explantos a las condiciones in vitro y para ayudar en los
posteriores procesos de morfogénesis.

101
Capítulo II: Micropropagación
__________________________________________________________________________

Contrariamente a este efecto negativo, la variación somaclonal es de gran utilidad en la


mejora genética de cultivos (Mehta y Angra, 2000; Predieri, 2001), constituyendo una importante
herramienta para la creación de nuevas variedades, las cuales podrían exhibir resistencias a
enfermedades y mejorar la calidad y el rendimiento de los procesos de mejora genética (Karp, 1995;
Unai y García, 2004).

Durante mucho tiempo, el papel del cultivo de tejido en la inducción de diferentes


mutaciones, junto con mutágenos químicos o físicos, no estaba claro. Sin embargo, muchos estudios
han concluido que el cultivo in vitro por si sólo o combinado con mutagénesis inducida por agentes
fisicoquímicos o biológicos, puede ser una herramienta de gran utilidad en programas de mejora
vegetal, en lo que, precisamente, se busca generar variabilidad con el fin de crear nuevas variedades
con características deseables (Jain, 2001; Rasheed et al., 2003; Orbovic et al., 2008).

Las mutaciones son definidas como cambios heredables en la secuencia del ADN que no
derivan de la segregación genética o la recombinación (Van Harten, 1998). Estos cambios pueden
ser inducidos por cualquier tratamiento específico con mutágenos físicos o químicos o por cultivo
de tejidos (Bairu et al., 2011). A diferencia de lo que ocurre en la mutación espontánea in vivo, in
vitro las variaciones generadas ocurren más frecuentemente (Yang et al., 2010) y son detectadas
con facilidad porque los variantes pueden ser rápidamente testados en un espacio limitado y en un
corto periodo de tiempo (Ahloowalia, 1986 citado por Bairu et al., 2011). Skirvin et al. (1994),
concluyeron que la exposición a químicos en el medio de cultivo de material genético desprotegido
y la supervivencia de los variantes resultantes en un medio no selectivo, se incrementa la tasa de
mutación varias veces sobre la obtenida en plantas mantenidas en invernadero o campo. Incluso si
la tasa de mutagénesis fuera la misma en el cultivo in vitro que en el campo, el gran número de
ocurrencias en la población de células (106 después de 20 divisiones celulares), haría que la
acumulación de mutantes fuera mayor in vitro que en campo. Por lo que, las variaciones
somaclonales pueden ser detectadas más frecuentemente en el cultivo in vitro que las mutaciones
lo son en las poblaciones de plantas en campo.

Las condiciones físico-químicas del cultivo in vitro pueden ser mutagénicas, y las plantas
regeneradas pueden mostrar variaciones de fenotipo y de genotipo (Orbovic et al., 2008). Los
mutágenos pueden ser usados en tejidos indiferenciados o en diferentes etapas de la diferenciación
de los meristemos (Predieri, 2001), como resultado, los somaclones resultantes pueden poseer
rasgos deseables que permanecen estables y son heredables por la progenie (Roy y Mandal, 2005
102
Introducción
___________________________________________________________________________

citado por Bairu et al., 2011). Además, mediante el cultivo in vitro se incrementa la eficacia de los
tratamientos mutagénicos para la inducción de variación, permitiendo el manejo de grandes
poblaciones y el rápido clonaje de los variantes seleccionados (Predieri, 2001).

II.1.5.1. Tipos de variaciones somaclonales


Entre los cambios genéticos permanentes asociados al cultivo in vitro destacan los cambios en
la ploidía cromosómica, rotura y reorganización cromosómica, sustitución de bases en la secuencia
de ADN y la activación y movilización de elementos transponibles en el genoma (Gernand et al.,
2007; Neelakandan y Wang, 2012). También se ha observado en tejidos cultivados in vitro una
desregulación genómica resultante de una variación en el patrón de metilación (Kaeppler et al.,
2000).

Cambios a nivel cromosómico: La ploidía y la aneuploidía surgen como consecuencia de


endorreduplicaciones erróneas que provocan la presencia/ausencia de uno o varios cromosomas,
respectivamente (Leal et al., 2006; Jin et al., 2008). Los cambios estructurales cromosómicos surgen
como consecuencia de delecciones, duplicaciones, inversiones, o translocaciones de segmentos
cromosómicos específicos (Fukuoka et al., 1994) y, en general, en plantas regeneradas in vitro es
más frecuente la aparición de alteraciones estructurales cromosómicas que cambios en el número
de cromosomas (Kaeppler y Phillips, 1993).

Cambios en la secuencia genética: Este tipo de cambios es muy frecuente en la progenie


derivada de cultivo in vitro (Jiang et al., 2011). Así, en maíz, se ha observado que su cultivo in vitro
genera mutantes para el gen de la alcohol deshidrogenasa, debido a la modificación de una sola
base (Dennis et al., 1987 citado por Neelakandan y Wang, 2012).

Amplificación genética: La amplificación selectiva de secuencias específicas de ADN en el


genoma, que conducen a repeticiones en tándem en el mismo locus o dispersos por todo el genoma,
es otro de los problemas asociados al cultivo de tejidos. Repeticiones de ADN ribosomal,
microsatélites y elementos transponibles son más sensibles al estrés y, por lo tanto, podrían
considerarse como puntos calientes para las mutaciones (Linacero et al., 2000).

Metilación de ADN: La metilación del ADN es uno de los principales cambios epigenéticos
heredables, que provocan silenciamiento genético, inactivación del cromosoma X, e intervienen en

103
Capítulo II: Micropropagación
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la expresión de genes endógenos (Miguel y Marum, 2011). Consiste básicamente en modificación


del ADN por metilación del mismo, mediado por la enzima ADN metiltransferasa. La presencia de
metilaciones en el ADN de las plantas derivadas del cultivo in vitro ha sido observada en cebada
(Bednarek et al., 2007); cacao (López et al., 2010); vid (Schellenbaum et al., 2008); o maíz (Yu et al.,
2011).

El tipo y la concentración de regulador de crecimiento parece afectar a la metilación del ADN.


Así, LoSchiavo et al. (1989) relacionaron el aumento en la concentración de 2,4-D con el aumento
de la metilación. La fuente de nitrógeno del medio de cultivo también parece afectar a la metilación
(Leljak-Levanic et al., 2004).

En definitiva, todos estos cambios se cree que son una manifestación directa de respuesta al
estrés celular y la evolución del genoma de las células cultivadas in vitro (McClintock, 1984 citado
por Neelakandan y Wang, 2012).

II.1.5.2. Factores que influyen en la variación somaclonal


Durante el cultivo in vitro, el método de propagación, el genotipo, el tejido utilizado como
material de partida, el tipo y concentración de regulador de crecimiento y el número y la duración
de los subcultivos son algunos de los factores que influyen en la frecuencia de aparición de esta
variación (Pierik, 1987; Bairu et al., 2011).

Método de propagación in vitro: La presencia de una fase de crecimiento de tejido


desorganizado (callo) se considera como uno de los principales factores que causan variación
somaclonal (Rani y Raina, 2000). Las condiciones de crecimiento in vitro pueden ser muy estresantes
para las células vegetales y pueden instigar procesos altamente mutagénicos (Kaeppler y Phillips,
1993; Shepherd y Dos Santos, 1996 citado por Bairu et al., 2011). La organización celular también
es importante en términos de la descripción del origen y causa de la variación somaclonal. El cultivo
de tejidos implica un crecimiento desorganizado en varios niveles, que van desde aquellos sistemas
que menos perturban la organización celular, tales como el cultivo de meristemos, hasta sistemas
tales como los protoplastos, la organogénesis adventicia vía callo o el cultivo de células en
suspensión (Bairu et al., 2011). Generalmente, cuanto más se descomponga la estructura de la
planta (crecimiento desorganizado), mayor es la probabilidad de que ocurran mutaciones (Araújo
et al., 2001; Cooper et al., 2006).

104
Introducción
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Tipo de explanto: La fuente de tejido puede afectar a la frecuencia y naturaleza de la variación


somaclonal (Kawiak y Lojkowska, 2004; Chuang et al., 2009). Tejidos altamente diferenciados como
las raíces, hojas o tallos, generalmente producen más variaciones que si se usan explantos con
meristemos preexistentes (Sharma et al., 2007). El uso de tejido indiferenciado, como procambium
y cambium, como material de partida para el cultivo de tejidos reduce la posibilidad de variación
(Sahijram et al., 2003). Los procesos de diferenciación y rediferenciación pueden implicar tanto
cambios cualitativos como cuantitativos en el genoma y diferentes secuencias de ADN pueden ser
amplificadas o eliminadas durante estos cambios. Así pues, el estado de la célula está relacionado
con la fuente de tejido original y el sistema de regeneración empleado (Lee y Phillips, 1988 citado
por Bairu et al., 2011). Además, la variación somaclonal puede surgir a partir de mutaciones
somáticas ya presentes en la planta donante (Karp, 1994).

Tipo y concentración de reguladores de crecimiento: Una concentración óptima, así como el


balance adecuado de auxinas y citoquininas son esenciales para una micropropagación eficiente,
pero los reguladores de crecimiento (RC) tienen un efecto mutagénico indirecto a través de la
estimulación de un rápido crecimiento desorganizado (Karp, 1994). Los procesos celulares afectados
por la aplicación exógena de RC, que a través de la morfogénesis perturban el ciclo celular, pueden
inducir variabilidad (Peschke y Phillips, 1992 citado por Bairu et al., 2011). Así, la presencia de una
concentración relativamente alta de BAP (15 mg/L) se vio que estaba implicada en el aumento del
número de cromosomas en un variante somaclonal derivado del cultivar de plátano ‘Williams’
(Giménez et al., 2001). También concentraciones muy altas de BA (30 mg/L) provocaban un enorme
aumento de variabilidad genética en el cultivo de callo de arroz en comparación con cultivos
cultivados en concentraciones más bajas (2mg/L) (Oono, 1985 citado por Bairu et al., 2011).

LoSchiavo et al. (1989) comprobaron en cultivo de callos y suspensiones celulares, que las
auxinas provocaban un aumento de variaciones genéticas a través del aumento en la tasa de
metilación. En concreto, la auxina sintética, 2,4-D, que se usa con frecuencia en el cultivo de callos
y células, se asocia a menudo con anomalías genéticas como poliploidía y la estimulación de la
síntesis de ADN, que puede resultar en endorreduplicaciones (Bouman y De Klerk, 2001; Ahmed et
al., 2004; Mohanty et al., 2008).

Igualmente, niveles de reguladores de crecimiento inferiores o superiores a las óptimas, para


una determinada especie, se ha relacionado con la variación somaclonal (Vidal y de García, 2000;
Martin et al., 2006). Determinadas variaciones están más relacionadas con el tipo de auxina que con
105
Capítulo II: Micropropagación
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la concentración de la misma. Usando igual molaridad de diferentes auxinas, el número de variantes


fue mayor en los medios que contenían 2,4,5-T o 2,4-D que los que contenían ANA o AIB (Ahmed et
al., 2004).

A la vista de estos resultados, el papel del tipo y la concentración de RC, particularmente las
auxinas, sobre la variación somaclonal en diferentes especies de plantas parece que requiere un
mayor estudio.

Número y duración de subcultivos: El aumento del número de subcultivos y de su duración


incrementa la tasa de variación somaclonal, especialmente en cultivos de suspensiones celulares y
callos (Reuveni e Israeli, 1990; Rodrigues et al., 1998; Bairu et al., 2006). Durante la
micropropagación, se logra una alta tasa de multiplicación en relativamente cortos periodos de
tiempo que conduce a subcultivos más frecuentes, y tanto la rápida multiplicación de un tejido
(Israeli et al., 1995), como los largos plazos de subcultivo (Petolino et al., 2003; Bairu et al., 2006)
puede afectar a la estabilidad genética. Rodrigues et al. (1998) observaron que las variantes
somaclonales de Musa aparecían a partir del quinto subcultivo (1.3%) y aumentaba su frecuencia
(3.8%) después del undécimo subcultivo.

Contrariamente al efecto de la duración del cultivo en la variación somaclonal, se observó en


brotes de guisantes que, tras 24 años de cultivo, estos se mantuvieron estables y comparables con
el genotipo original (Smykal et al., 2007). Este hecho también se observó en hinojo (Bennici et al.,
2004) después de 17 meses, lo que sugiere un posible efecto del genotipo sobre la variación
somaclonal.

Efecto del estrés y genotipo: El estrés durante el cultivo de tejidos también puede inducir
variación somaclonal. Sin embargo, diferentes genomas responden de manera diferente a este
estrés, lo que indica que la variación somaclonal tiene componentes genotípicos (Neelakand y
Wang, 2012).

Son muchos los autores que han demostrado la existencia de variación somaclonal en un
determinado clon y no en otro, aun usando el mismo protocolo de micropropagación. Devarumath
et al. (2002) comprobaron que, en té, la estabilidad de las plantas regeneradas a partir de los clones
U3 y U27 fue del 100%, mientras que se observaba un 8% de variación en las regeneradas a partir
del clon U26, por lo que dedujo que en dicho clon la inestabilidad era inherente bajo condiciones
de cultivo in vitro o es más propenso a sufrir variación somaclonal por estrés in vitro. Similares

106
Introducción
___________________________________________________________________________

resultados se dieron en Eucalyptus (Rani y Raina, 1998), en Populus deltoides (Rani et al., 2001) y en
tejidos de Musa (Damasco et al., 1997). Del mismo modo, el genotipo y el tipo de explanto influían
fuertemente en la ocurrencia de variación somaclonal en el cultivo de callo de fresa (Popescu et al.,
1997). La relación especie/genotipo en respuesta a la estabilidad/inestabilidad bajo condiciones de
cultivo in vitro está bien documentada en muchos taxones (Mohmand y Nabors, 1990; Rani y Raina,
2000; Devarumath et al., 2002).

II.1.5.3. Métodos de detección de la variación somaclonal


Las altas tasas de variación somaclonal durante la micropropagación de muchas plantas sigue
siendo un problema importante, especialmente a nivel comercial. La detección temprana y la
eliminación de las variantes es, por lo tanto, esencial para reducir las pérdidas.

Las variantes somaclonales se pueden detectar utilizando diversas técnicas, que están
categorizadas en: morfológicas, fisiológicas/biológicas y moleculares (Bairu et al., 2011).

Detección morfológica: Los caracteres morfológicos han sido utilizados para identificar
especies, géneros y familias de plantas. Las variantes pueden ser fácilmente detectadas cuando
estas muestran diferencias en rasgos visibles como el porte de la planta, morfología de la hoja o
anormalidad de la pigmentación (Israeli et al., 1991; Rodrigues et al., 1998; Zaid y Al Kaabi, 2003).
Sin embargo, los rasgos morfológicos están a menudo fuertemente influenciados por factores
ambientales y pueden o no reflejar el genotipo de una planta (Mandal et al., 2001). Además, el
número de marcadores morfológicos utilizados para los caracteres fenotípicos es limitado y su
frecuencia está regulada por el desarrollo.

Detección fisiológica/bioquímica: En comparación con la detección morfológica, este método


es más rápido y puede llevarse a cabo en etapas juveniles reduciendo la posible pérdida económica
(Israeli et al., 1995). La respuesta de las plantas a los factores fisiológicos, como las hormonas se
puede utilizar como base para diferenciar entre somaclones normales y variantes (Peyvandi et al.,
2009b). Por ejemplo, el ácido giberélico regula el crecimiento e influye en diversos procesos de
desarrollo, por lo tanto, las perturbaciones en el metabolismo del ácido giberélico y su nivel se han
sugerido como uno de los posibles indicadores de variación somaclonal en plantas superiores
(Sandoval et al., 1995).

107
Capítulo II: Micropropagación
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La luz, como fuente de energía para la fotosíntesis, y la temperatura son esenciales para el
crecimiento vegetal y su desarrollo. Las plantas han desarrollado mecanismos de adaptación para
aclimatarse a las variaciones en el régimen de luz que va, de sombra profunda a luz extremadamente
brillante (Long et al., 1994). La fotoinhibición es un estado de estrés fisiológico en plantas y se
expresa como una disminución en la capacidad fotosintética (Adir et al., 2003). En general, las
plantas tolerantes a la sombra son más susceptibles a la fotoinhibición que las plantas de sol (Long
et al., 1994). Basado en la fotoinhibición, Damasco et al. (1997) realizó una serie de experimentos
en los que constato que los somaclones del tipo enano mostraban una mejoría en la tolerancia a la
bajada de temperatura y a la luz en comparación con las plantas normales.
Muchos autores han utilizado diferentes pruebas bioquímicas para distinguir entre
somaclones. La síntesis de pigmentos como la clorofila, carotenoides, antocianos, puede ser
utilizado como base para la detección de variantes somaclonales (Shah et al., 2003), sin embargo,
la mayoría de las pruebas bioquímicas son complejas y requieren una alta especialización.

Detección molecular: Las técnicas moleculares son herramientas valiosas utilizadas para el
análisis de la fidelidad genética de las plantas micropropagadas. A nivel molecular, las variaciones
derivadas del cultivo de tejidos en plantas surgen de los cambios en el número de cromosomas y su
estructura o de cambios sutiles en el ADN (Gostimsky et al., 2005). Estos estudios pueden realizarse
en etapas tempranas del crecimiento, mientras está todavía en cultivo in vitro, antes de lograr la
regeneración completa de la planta. El polimorfismo de longitud de fragmentos de restricción (RFLP)
fue la primera técnica de marcadores moleculares utilizada en la detección de polimorfismos de
ADN (Botstein et al., 1980). Actualmente, un gran número de técnicas moleculares están disponibles
para detectar la secuencia variable entre genomas estrechamente relacionados, incluyendo
diferencias entre plantas de origen y somaclones. Estas técnicas implican el uso de marcadores
moleculares para comparar el ADN de diferentes muestras. Como resultado de la alta especificidad
del ADN, los marcadores moleculares son capaces de identificar un fragmento particular de la
secuencia de ADN que está asociada a una parte del genoma y las comparaciones se hacen,
generalmente, en base a la presencia o ausencia de una banda de ADN (Bairu et al., 2011).

108
Introducción
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II.1.5.4.1. Marcadores de ADN


Los marcadores de ADN constituyen una herramienta valiosa, basada en las variaciones
individuales en la secuencia común del ADN. Estos marcadores abarcan todo el genoma, y con
muestras mínimas de material vegetal, que no destruyen al individuo, posibilitan su evaluación en
fases muy tempranas, no son influenciables por el ambiente y no presentan interacciones
intergenéticas (Dorado et al., 2005).
Los diferentes tipos de marcadores difieren en sus requerimientos técnicos, nivel de
polimorfismo detectado, reproductibilidad y coste. Sin embargo, todos ellos tienen acceso a
elevados niveles de variabilidad genética, no están influenciados por el ambiente, y pueden ser
analizados en las primeras etapas de desarrollo de la planta. Estas ventajas frente a los métodos
tradicionales no implican exclusión, sino complementariedad.
Dichos marcadores los clasificaremos en dos grandes grupos: los basados en la reacción en
cadena de la polimerasa (PCR: Polymerase Chain Reaction) y el resto. Los primeros a su vez se
pueden clasificar según amplifiquen secuencias conocidas o aleatorias, aunque existen marcadores
que comparten ambas características.
A continuación, se describirán los marcadores utilizados hasta el momento en el olivo: RFLPs,
RAPDs, AFLPs, SCARs, STSs, SSAPs, SSRs, ISSRs y SNPs (Dorado et al., 2005).

Marcadores no basados en la PCR

RFLPs
El polimorfismo en la longitud de los fragmentos de restricción (RFLPs: Restriction Fragment
Length Polymorphism) expresa las diferencias entre individuos en sitios concretos de la secuencia
de ADN que reconocen diferentes enzimas de restricción (restrictasas). Éstas cortan secuencias
(puntos de restricción) específicas, dando lugar a fragmentos de tamaños diferentes. La
metodología implica los siguientes pasos:
-Extracción de ADN en cantidades significativas (microgramos) y de gran pureza.
-Fragmentación de ADN genómico mediante digestión con enzimas de restricción.
-Separación de los fragmentos por longitud mediante electroforesis en geles de agarosa.
-Transferencia a membranas e inmovilización de los fragmentos de ADN.
-Detección mediante hibridación del ADN en la membrana con sondas marcadas.
Los RFLPs son marcadores extremadamente valiosos puesto que se heredan
codominantemente, es decir, es posible distinguir los individuos homocigóticos y heterocigóticos

109
Capítulo II: Micropropagación
__________________________________________________________________________

entre sí y altamente polimórficos (Agarwal et al., 2008). Fueron utilizados por primera vez en la
generación de un mapa del genoma humano (Botstein et al., 1980). Los RFLPs son transferibles entre
cruzamientos y parcialmente entre especies distintas; la posición marcada en el genoma es la misma
entre cruzamientos y relativamente la misma entre especies afines. Fue una de las primeras técnicas
utilizadas para estudiar la variación somaclonal y ha sido ampliamente utilizada en varias especies.
Así, por ejemplo, Jaligot et al. (2002) describieron marcadores RFLP sensibles a la metilación que
diferenciaban entre callos embriogénicos normales y anormales en palma. Un inconveniente
importante de esta técnica es que, además del elevado coste económico y laboral, requieren mucha
información previa a su evaluación. Otro inconveniente importante puede ser la ausencia de
polimorfismo en materiales genéticamente próximos.

Marcadores basados en la PCR


La reacción en cadena de la polimerasa (PCR) ha posibilitado la generación de nuevos
marcadores de elaboración más sencilla. La amplificación de fragmentos de ADN y la evaluación
directa de las diferencias en longitud de los productos amplificados sin necesidad de transferencia
a membranas e hibridación han supuesto un cambio cualitativo en las posibilidades de utilización
de los marcadores de ADN en la mejora genética vegetal. Las estrategias seguidas para la obtención
de fragmentos de ADN son fundamentalmente dos: utilizar como cebadores secuencias genómicas
conocidas o usar cebadores aleatorios. Estos últimos son los que necesitan menos información
previa, y por tanto son de utilidad en aquellas especies en la que, por diferentes motivos, no existan
estudios genómicos, como es el caso del olivo.

RAPDs
El polimorfismo de productos amplificados al azar (RAPD: Random Amplified Polymorphic
DNA) es el más sencillo de analizar y por ello estos marcadores han sido utilizados frecuentemente
en olivo. Se generan por la amplificación del ADN con un cebador de secuencia corta (10 bases) y
aleatoria (Williams et al., 1990; Welsh et al., 1991), no siendo necesario un conocimiento previo de
secuenciación y utilizando como sustrato poco ADN (nanogramos), de pureza inferior a la necesaria
en los RFLPs. Su sencillez y bajo coste está contrarrestada por sus limitaciones: herencia dominante
y baja reproducibilidad entre laboratorios. Además, no son transferibles entre cruzamientos y por
tanto menos aún entre especies. La detección en geles de agarosa produce con frecuencia
resultados que no se ajustan a segregaciones mendelianas porque el poder de resolución de esta

110
Introducción
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matriz impide que productos distintos de amplificación (pero de parecida longitud) sean
diferenciados (dan lugar a una sola banda en el gel). La ventaja de la utilización de geles de agarosa
es la sencillez de la técnica y la facilidad con la que las bandas pueden extraerse, clonarse y
secuenciarse (Figura 6).
Además de proporcionar una técnica eficiente para detectar polimorfismo y permitir la rápida
identificación, también son útiles para el mapeo genético (Venkatachalam et al., 2008). El uso de
RAPDs es especialmente beneficioso para discriminar entre los materiales que son genéticamente
similares, como evaluar la variabilidad genética dentro de una colección (Piola et al., 1999; Royo e
Itoiz, 2004). También se han usado para evaluar la relación genética entre variedades en muchas
plantas, como caña de azúcar (Devarumath et al., 2007), sorgo (Singh et al., 2006) y manzana (Royo
e Itoiz, 2004). Se ha usado para identificar variantes somaclonales en melocotón (Hashmi et al.,
1997), caña de azúcar (Taylor et al., 1995) y plátano (Bairu et al., 2006). Sin embargo, esta técnica
no ha sido concluyente en algunas especies. Por ejemplo, no detectaron variación somaclonal en
plantas regeneradas a partir de explantos de begoñas tratadas con nitrosometilurea (Bouman y De
Klerk, 2001), así como mutantes de ajo inducidos por rayos X (Anastassopoulos y Keil, 1996). A pesar
de todas sus limitaciones, los RAPDs se han mantenido útiles para los investigadores cuando la
inversión financiera es limitada, ya que el coste es más barato que otros marcadores tales como
AFLPs o microsatélites (Belaj et al., 2003a,b; Weising et al., 2005). Además, el problema de la
fiabilidad de los RAPDs y su transferibilidad entre laboratorios podría minimizarse siguiendo un
protocolo estándar y siguiendo un criterio conservador de selección de bandas (Belaj et al., 2003a,b;
Belaj et al., 2004c).

111
Capítulo II: Micropropagación
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Figura 6: Esquema representativo del empleo de marcadores RAPDs y Microsatélites


(Dorado et al., 2005).

SCARs, STSs y SSAPs


Por su parte, los marcadores de tipo SCAR (Sequence Characterized Amplified Region) (Paran
y Michelmore, 1993), los STSs (Sequence Tagged Site PCR) (Olson et al., 1989) y los SSAPs (Sequence
Specific Amplification Polymorphims) (Waugh et al., 1997) se basan en la amplificación de una
secuencia conocida utilizando cebadores largos (20 bases). Esta secuencia puede proceder de un
RAPD clonado y secuenciado, como es el caso de los SCARs y permite la detección específica de este
marcador. Las reacciones en estos marcadores se pueden hacer tan específicas que den lugar a un
solo producto de amplificación. En este caso, no es necesario el gel para identificar el individuo
portador del marcador, es suficiente la tinción con bromuro de etidio que permite detectar la
amplificación en el tubo de ensayo (Hernández et al., 2002) porque el complejo ADN-bromuro de
etidio fluoresce cuando se expone a la luz UV. Estamos pues, de nuevo, en presencia de marcadores
dominantes que describen presencia/ausencia de una amplificación. En olivo, se han desarrollado
SCARs que pueden tener distinta utilidad; uno de ellos es una secuencia de retransposón
(Hernández el al., 2001b) que puede ser utilizado como control de amplificación y otro parece estar
relacionado con la relación pulpa/hueso (Hernández el al., 2001a).

112
Introducción
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SSRs
Como los anteriores, el microsatélite (SSR: Simple Sequence Repeat) se basa en la
amplificación con cebadores largos de una zona previamente secuenciada. Dicha región incluye un
microsatélite, es decir, repeticiones de di-, tri- o tetranucleótidos en tándem (también son posibles
algunas combinaciones más complejas), que pueden dar lugar a polimorfismo entre individuos al
cambiar el número de repeticiones y generar así fragmentos amplificados de diferentes longitudes.
Estos marcadores son, por tanto, codominantes, puesto que los dos alelos de diferente número de
repeticiones producirán dos fragmentos de distinta longitud (Figura 6). Cuando la diferencia en
longitud de los fragmentos amplificados es alta, se puede evaluar en geles de agarosa, aunque es
más frecuente su evaluación en geles de poliacrilamida y tinción con plata, o en secuenciadores
automáticos de ADN mediante fluorescencia inducida por láser. Los SSRs son transferibles entre
cruzamientos porque las secuencias que flanquean las repeticiones se conservan entre individuos
de la misma especie y también, aunque parcialmente, entre especies afines. Tienen, por tanto, las
ventajas de los RFLPs y además, son marcadores basados en PCR. Sin embargo, tienen un desarrollo
extremadamente costoso y su uso está limitado a especies en la que exista dicha información o
puedan transferirse desde especies afines.
ISSRs
Los ISSRs (Intersimple Sequence Repeats) son un tipo de marcador genético que nos permite
obtener los niveles de variación en las regiones microsatélites que se encuentran dispersas en el
genoma, particularmente el nuclear. Estas regiones consisten en repeticiones en tándem de motivos
simples ubicadas entre secuencias no repetitivas del genoma nuclear eucarionte. Los motivos
repetidos pueden ser penta-, tetra-, tri- y dinucleótidos. La longitud de las secuencias de
microsatélites tiende a ser altamente variable entre individuos debido a las altas tasas de mutación
que experimentan, ya que cuando el ADN se replica durante la meiosis, la DNA polimerasa puede
“tartamudear” hacia delante o hacia atrás en las unidades repetidas, eliminando o agregando
unidades a la cadena. Las cadenas resultantes pueden entonces presentar menos o más unidades
de la repetición (o pares de bases) que las cadenas parentales (Zietkiewicz et al., 1994; Wolfe, 2000).
Los ISSRs son marcadores semiarbitrarios amplificados por PCR a partir de la presencia de un
oligonucleótido o primer complementario a un microsatélite, diseñado para unirse a los motivos
repetidos de di- y trinucleótidos. En ocasiones es posible agregar a esta secuencia un par de
nucleótidos extras arbitrarios en el extremo 3’ o en el 5’, que jugarán el papel de ancla asegurando

113
Capítulo II: Micropropagación
__________________________________________________________________________

así que la amplificación inicie en el extremo 5’ o en el 3’ del microsatélite, respectivamente


(Zietkiewicz et al., 1994; Bornet y Branchard, 2001).
La molécula generada, con un tamaño particular (peso molecular), se considera un “locus”,
que representa el segmento de ADN entre los microsatélites. Se ha visto que los ISSRs
frecuentemente amplifican de 25 a 50 bandas en una sola reacción. Este patrón característico de
productos de PCR se considera la “huella digital genética” de cada uno de los individuos analizados.
El polimorfismo entre individuos de la misma población puede detectarse, ya que el análisis es
sensible a la presencia/ausencia del elemento genómico reconocido por el primer y a la longitud de
la secuencia intermedia amplificada (Zietkiewicz et al., 1994)
Los ISSRs son considerados marcadores dominantes.
Las ventajas que ofrece esta técnica se centran principalmente en la alta variación que
detecta, así como en su reproductibilidad, debida principalmente a las altas temperaturas de
alineación utilizadas en la PCR. Asimismo, no son necesarias altas concentraciones de ADN. Por otro
lado, para diseñar los primers no es necesario conocer la secuencia del genoma del organismo en
estudio. Puede visualizarse tanto en geles de agarosa como de acrilamida. Finalmente, son sencillos
de montar, rápidos, eficientes y poco costosos. En cuanto a sus desventajas, la homología de las
bandas es incierta. Y al tratarse de marcadores dominantes, no permiten el cálculo de ciertos
parámetros que exigen distinguir a los heterocigóticos de los homocigóticos dominantes (como la
FIS y FIT, Wright, 1965).
Se han encontrado marcadores microsatélites inmensamente útiles para determinar la
estabilidad genética de plantas micropropagadas como el sorgo (Li et al., 2010), el álamo (Rahman
y Rajora, 2001), el arroz (Gao et al., 2009), plátanos (Hautea et al., 2004; Ray et al., 2006), vid (Welter
et al., 2007), trigo (Khlestkina et al., 2010) o caña de azúcar (Singh et al., 2008).

AFLP
El polimorfismo en la longitud de fragmentos amplificados aleatoriamente (AFLP: Amplified
Fragment Lenght Polymorphism) se fundamenta en la amplificación selectiva de los fragmentos
obtenidos en la digestión del ADN genómico con enzimas de restricción (Zabeaeu y Vos, 1993). El
proceso consta de los siguientes pasos:
-Digestión del ADN con dos enzimas de restricción que generan dos extremos cohesivos con
diferentes secuencias.

114
Introducción
___________________________________________________________________________

-Ligamiento a estos extremos de unos adaptadores (25 a 30pb) que encajan en los extremos
cohesivos.
-Amplificación preselectiva de los fragmentos así generados con dos cebadores de secuencia
idéntica a cada uno de los adaptadores más un nucleótido en el extremo 3’, con lo que se obtiene
una preselección de 1 de cada 16 fragmentos presentes.
-Amplificación selectiva con cebadores con dos nucleótidos adicionales al extremo 3’, con lo
que se obtiene una reducción de 1 de cada 256 fragmentos de la reacción anterior.
De esta forma se generan múltiples bandas que corresponden a fragmentos de distinto origen
en el genoma y que se resuelven en geles desnaturalizantes de poliacrilamida. Para la generación
de estos marcadores no es necesaria información previa, son generalmente dominantes y no son
transferibles, pero permiten la generación de un gran número de marcadores con pocas reacciones.
Requieren extracciones de ADN en mayor cantidad y pureza que los RAPDs y el coste de producción
es más elevado. Además, su puesta a punto y la interpretación de los datos generados pueden ser
complejas. Los AFLPs son una técnica muy sensible y fiable que puede ser útil para la detección de
alteraciones genéticas específicas asociadas con las variaciones del cultivo de tejidos. Se han
utilizado para estudios de variación somaclonal de muchas especies como café (Sánchez-Teyer et
al., 2003), alcornoque (Hornero et al., 2001) o plátano (James et al., 2004). Sin embargo, a menudo
requiere más trabajo con la optimización y es relativamente más caro que los RAPD (Weising et al.,
2005).

SNPs
El SNP (Single Nucleotide Polymorphism) es un polimorfismo originado por variaciones de un
solo nucleótido en la secuencia de ADN. Tiene su origen en un cambio de base o pequeñas
inserciones o delecciones mononucleotídicas. El nivel de polimorfismo puede ser similar entre
regiones codificantes y no codificantes. Este tipo de polimorfismo ofrece por tanto la posibilidad de
explorar una variación inmensa, pero requiere el conocimiento previo de la secuencia de alelos a
investigar. Con los recientes avances en la secuenciación de ADN, que posibilitan la producción
masiva de datos, se están sentando las bases para la producción en gran escala de este tipo de
polimorfismo en olivo.

115
Capítulo II: Micropropagación
__________________________________________________________________________

II.1.5.5. Variación somaclonal en el olivo


En olivo se han detectado diferencias morfológicas entre las plantas micropropagadas por
organogénesis axilar en las variedades ‘Zard’, ‘Rowghani’ (Yari et al., 2011a; Farahani et al., 2011b)
y ‘Dezful’ (Peyvandi et al., 2009b; Yari et al., 2011b; Farahani et al., 2011c), tras permanecer durante
varios meses en condiciones in vitro; estas diferencias estaban relacionadas con el número y forma
de las hojas, longitud de los entrenudos, número y longitud de los brotes axilares y capacidad de
enraizamiento; y se detectaron también a nivel genético, de manera que ninguno de los patrones
de bandas obtenido mediante RAPDs de las plantas analizadas fueron exactamente igual a los de la
planta madre y estas diferencias eran mayores a medida que se incrementaba el número de
subcultivos. Por otra parte, el análisis del valor c demostró que las diferencias observadas eran
debidas a cambios en la secuencia de nucleótidos y no a la variación en la cantidad de ADN de las
células. Por el contrario, en las variedades ‘Arbequina’, ‘Picual’, ‘Empeltre’ (García-Férriz et al., 2001;
Vidoy-Mercado et al., 2012a) y ‘Maurino’ (Leva et al., 2003; Leva y Petrucchelli, 2012) no se han
detectado variaciones morfológicas o genéticas entre el árbol madre y las plantas micropropagadas.

Igualmente, en otras especies del género Olea, O. maderensis y 0. europaea ssp. europaea
var. Sylvestris, no se encontraron diferencias en los niveles de ploidía ni en las secuencias génicas
analizadas mediante SSRs entre la planta madre y las plantas micropropagadas de estos genotipos
(Brito et al., 2010). Asimismo, ciertos autores observaron que no se apreciaba la variación
somaclonal afectara a la entrada en producción de las plantas micropropagadas de olivo y las plantas
micropropagadas mostraban caracteres de juvenilidad, pero comenzaban a florecer al mismo
tiempo que las plantas obtenidas por estaquillado (Briccoli-Bati et al., 1999, 2002 y 2006; Leva et
al., 2002; García- Férriz et al., 2003; Brito et al., 2009; Leva, 2009). Por su parte, Cañas y Benbadis
(1988), describieron la aparición de cierta variabilidad morfológica, relacionada con la filotaxia,
entre las plantas regeneradas por organogénesis adventicia cuando se comparan con las plantas
provenientes de semilla.

Bradaï (2009) estudió el efecto de la edad y la línea embriogénica sobre el proceso de


embriogénesis somática y la estabilidad genética de las plantas regeneradas. Observó una mayor
tasa de multiplicación al aumentar la edad de los cultivos, contrarrestado con una disminución en
la eficiencia en las fases de germinación y maduración asociada con la edad del cultivo que tuvo
como consecuencia un descenso significativo del potencial de regeneración. Asimismo, este autor
ha observado una clara influencia del genotipo en la aparición de variación somaclonal, detectando

116
Introducción
___________________________________________________________________________

una relación entre el número de copias de un embrión somático dado y la frecuencia de las variantes
fenotípicas observadas, así como la edad del cultivo, de tal forma que observó mayor variación
somaclonal en plantas de dos años de edad.

II.1.5.5.1. Marcadores moleculares utilizados en olivo.


Los marcadores morfológicos son escasos en el olivo y su utilidad está limitada, además, por
la elevada frecuencia con la que los genes que los codifican presentan interacciones con otros, así
como la influencia ambiental sobre su expresión (Dorado et al., 2005). Así, en la mayoría de los
casos, los marcadores se han utilizado para estudios de filogenia y de diversidad (Tabla 5).
Los marcadores de ADN presentan un doble uso en cultivos como el olivo (Dorado et al., 2005).
Por un lado, permiten la identificación varietal de forma rápida e inequívoca, incluso en plantones
de corta edad, sin necesidad de analizar la flor o el fruto, ejemplos de esta utilidad son los trabajos
con isoenzimas de Trujillo y Morales (2005), RAPDs (Belaj y Trujillo, 2005), AFLPs (Valpuesta y
Botella, 2005) y SSRs (Rallo et al., 2000; 2005). Esta utilidad tiene gran importancia en la industria
viverística y en los Bancos de Germoplasma. Prácticamente, la mayoría de los marcadores reseñados
han sido efectivos para identificar variedades. Aunque por su bajo coste y elevado polimorfismo, los
RAPDs han sido los más utilizados para este fin hasta la fecha (Belaj et al., 2001; Besnard et al.,
2001).

117
Capítulo II: Micropropagación
__________________________________________________________________________

Tabla 5: Marcadores y tipos de estudios en el género Olea (Dorado et al., 2005).

Marcador Especie Estudio Autores


RFLPs spp. europaea var. sylvestris y var. Filogenia Amane et al.,2000
europaea Filogenia Lumaret et al.,2000
O. europaea spp. laperrinei; ssp. Androesterilidad Besnard et al.,2000
maroccana; spp cerasiformis; spp
europaea var. europaea
RAPDs spp. europaea var. europaea Diversidad Gomes et al., 2012
Belaj et al.,2001 y 2002
Claros et al.,2000;
Fabbri et al.,1995
Hernández et al.,2001a y
b
Mekuria et al.,2001
spp. europaea var. sylvestris y var. Sanz Cortés et al.,2001
europaea Besnard et al.,2001
SSRs spp. europaea var. europaea Diversidad Erre et al., 2012
Trujillo et al., 2012
Muzzalupo et al., 2012
Belaj et al., 2004b
Rallo et al.,2000
Sefc et al.,2000
SCARs spp. europaea var. europaea Diversidad Hernández et al.,2001 a y
b
ISSRs O. europaea ssp cuspidata; ssp Filogenia Hess et al.,2000
cerasiformis
spp. laperrinei; spp europaea
AFLPs spp. europaea var sylvestris, var Diversidad y Angiolillo et al.,1999
europaea, spp laperrinei; spp Filogenia
maroccana
Isoenzimas O. europaea spp. europaea Diversidad Trujillo et al., 1995

118
Material y Métodos
___________________________________________________________________________

II.2. MATERIAL Y MÉTODOS


II.2.1. Condiciones generales

Material vegetal
Las variedades de olivo (Olea europea L.) con las que se ha realizado este trabajo han sido:
‘Alfafara’, ‘Blanqueta-11’, ‘Blanqueta-48’, ‘Castellana’, ‘Changlot Real’, ‘Cornicabra’, ‘Empeltre’,
‘Farga’, ‘Gordal’, ‘Hojiblanca’, ‘Lechín de Granada’, ‘Lechín de Sevilla’, ‘Manzanilla Cacereña’,
‘Manzanilla de Sevilla’, ‘Morisca’, ‘Morrut’, ‘Picudo’, ‘Sevillenca’, ‘Verdial de Badajoz’, ‘Verdial de
Huévar’, ‘Verdial de Vélez Málaga’ y ‘Villalonga’.

El inicio de los cultivos in vitro se realizó a partir de brotes en crecimiento activo procedentes
de plantones certificados mantenidos en maceta en los invernaderos del IFAPA Centro de Churriana,
en Málaga.

Los plantones certificados, 3 plantones por variedad, fueron suministrados por el Banco
Mundial de Germoplasma de Olivo (BMGO, CAP-UCO-IFAPA), que se encuentra en las parcelas
pertenecientes al IFAPA, Centro Alameda del Obispo, en Córdoba, y se obtuvieron a partir de
rebrotes de la base de árboles mantenidos en campo, y a partir del crecimiento de ramas
procedentes de la poda de estos mismos árboles, que se enraizaron en invernadero en perlita en
condiciones de alta humedad.

En el caso de las variedades ‘Verdial de Badajoz’ y ‘Verdial de Huévar’ se utilizaron varetas en


crecimiento activo, recogidas directamente de los árboles situados en las parcelas de la colección
del BMGO, CAP-UCO-IFAPA, en el IFAPA Centro de Alameda del Obispo (Córdoba).

Durante el tiempo que los plantones estuvieron en el invernadero, fueron abonados y regados
periódicamente, además de tratarse con productos fitosanitarios, con el fin de garantizar un óptimo
estado fisiológico y fitosanitario de los plantones y por consiguiente de los explantos primarios que
se utilizaron para iniciar in vitro las distintas variedades.

Preparación de medios de cultivo


La composición de los distintos medios de cultivo empleados se indica en la Tabla 6. El pH de
los medios se ajustó a 5.74 con NaOH y HCl, 0.1 y1 N, y se solidificaron con 6 g/l de agar (A-1296,
Sigma-Aldrich Química S.A., Madrid, Spain). Los medios se distribuyeron en alícuotas de 12.5 ml y

119
Capítulo II: Micropropagación
__________________________________________________________________________

30 ml, respectivamente, en tubos de ensayo de 25 x 150 mm (Sigma-Aldrich Química S.A., Madrid,


Spain) cerrados con tapones de polipropileno (Bellco Glass INC. Kaputs) o bien en frascos de 55 x
115 mm y se esterilizaron en autoclave durante 15 min (tubos) o 20 min (frascos) a 121 °C y 1.05
atm.

Condiciones ambientales
Los cultivos se mantuvieron en una cámara bajo condiciones estándares de cultivo, esto es,
con una temperatura constante de 25 ± 1 °C, fotoperiodo de 16 horas e intensidad lumínica de 40
µmol m2 s-1, proporcionada por lámparas Sylvania Grolux (F40 tubes Gro-lux, Sylvania, Madrid,
Spain).

En cuanto a las condiciones en el invernadero, la humedad relativa en el interior del túnel de


aclimatación se mantuvo cercana al 100% y la temperatura entorno a los 20 °-30 °C, mediante un sistema
de calefacción y la luminosidad se mantuvo por debajo de los 6000 lux en las horas centrales del día
mediante la colocación en el invernadero de una malla de sombreo del 80%.

Análisis estadístico de los datos


Los datos expresados como porcentajes fueron analizados por tablas de contingencias (Chi-
cuadrado), para el resto de datos se analizaron mediante un análisis de la varianza (ANOVA),
estableciendo la diferencia entre medias con el test SNK (software informático SPSS v15.0). El nivel de
significación fue para todos los casos de 0.05.

II.2.2. Establecimiento in vitro del material

Los inicios se realizaron en primavera a partir de brotes en crecimiento activo, obtenidos tras
la poda de los plantones mantenidos en invernadero.

Para la desinfección del material vegetal se utilizó el protocolo puesto a punto por (Vidoy-
Mercado, 2014), para las variedades ‘Arbequina’ y ‘Picual’.

-Recogida de brotes de 5-10 cm y eliminación de hojas.

-Lavado con agua jabonosa y con alcohol 70 % (v/v).

120
Material y Métodos
___________________________________________________________________________

-Desinfección superficial de los tallos con una solución de hipoclorito sódico (1% de cloro
activo) y unas gotas de tween-20 durante 10 minutos, que posteriormente, son lavados con agua
corriente.
-Las secciones nodales de 1.5-2.0 cm de longitud, y con dos yemas, se individualizaban y se
desinfectan por inmersión en una solución de hipoclorito sódico (1% de cloro activo) y unas gotas
de tween-20 durante 10 minutos. Posteriormente, se lavaban 3 veces (5 minutos cada una) con agua
destilada estéril y se cultivaban individualmente y en posición vertical en el medio de inicio en tubos
de ensayo (Figura 7). Para cada experimento se realizaron 3 repeticiones en las que se cultivaban
25 secciones nodales de cada variedad en cada medio empleado.

Los brotes establecidos y aparentemente sanos fueron cultivados en Bacterial Screening


Medium (Duchefa Biochemiebv), para detectar la posible aparición de contaminación endógena.
Tras una semana, si no se detectaba la aparición de contaminación, los brotes pasaban a la fase de
multiplicación.

Las secciones nodales se cultivaban individualmente en tubos de ensayo (25 x 150 mm) con
12.5 ml de medio de inicio en el que permanecían durante 6 semanas, tras las que se recultivaban
en medio fresco permaneciendo en él, otras 6 semanas.
Tras 6 y 12 semanas, se tomaron datos del número de secciones contaminadas, necrosadas y
brotadas, así como del aspecto de las mismas y además, tras las 12 semanas, la longitud de los
brotes formados.
Puesto que las secciones nodales de olivo poseen dos yemas axilares por nudo, consideramos
que una sección había brotado cuando brotaba, al menos, una de sus dos yemas y que estaba
necrosada cuando lo estaban las dos yemas.

a b c d e
4 (b) Brote en crecimiento
Figura 7: Protocolo de introducción in vitro del material. (a) Plantones madres en invernadero;
activo del que se toman las secciones nodales; (c) Disección del brote en secciones nodales; (d) Desinfección del material
en solución de hipoclorito sódico al 1% de cloro activo; (e) Cultivo de una sección nodal en tubo con medio de inicio.

121
Capítulo II: Micropropagación
__________________________________________________________________________

Experimento 1: Comportamiento de distintas variedades de olivo, en la fase de inicio,


en el medio RP
En este experimento se evaluó el comportamiento de las distintas variedades de olivo en el
medio RP, medio estándar de inicio utilizado por Vidoy-Mercado et al. (2014), para las variedades
‘Arbequina’ y ‘Picual’, consistente en el medio DKW (Driver y Kuniyuki, 1984), con las modificaciones
introducidas por Roussos y Pontikis (2002) salvo la fuente de hierro, en la que usamos la empleada
en el medio DKW (Tabla 6).

Las variedades que se estudiaron fueron 22: ‘Alfafara’, ‘Blanqueta-11’, ‘Blanqueta-48’,


‘Castellana’, ‘Changlot Real’, ‘Cornicabra’, ‘Empeltre’, ‘Farga’, ‘Gordal Sevillana’, ‘Hojiblanca’,
‘Lechín de Granada’, ‘Lechín de Sevilla’, ‘Manzanilla Cacereña’, ‘Manzanilla de Sevilla’, ‘Morisca’,
‘Morrut’, ‘Picudo’, ‘Sevillenca’, ‘Verdial de Badajoz’, ‘Verdial de Huévar’, ‘Verdial de Vélez Málaga’ y
‘Villalonga’.

Experimento 2: Comportamiento de distintas variedades de olivo, en la fase de inicio,


en el medio IM
En este experimento se estudió el comportamiento in vitro de aquellas variedades que no
iniciaron bien en medio RP, en el medio IM, puesto a punto por Rugini (1984) para la fase de inicio
en olivo, y utilizado para distintas variedades (Tabla 6). En este experimento el medio RP se utilizó
como medio control.

Este experimento se realizó con 14 variedades: ‘Alfafara’, ‘Blanqueta-11’, ‘Blanqueta-48’,


‘Changlot Real’, ‘Empeltre’, ‘Farga’, ‘Gordal Sevillana’, ‘Lechín de Granada’, ‘Manzanilla de Sevilla’,
‘Morisca’, ‘Morrut’, ‘Picudo’, ‘Verdial de Badajoz’, ‘Verdial de Huévar’.

122
Material y Métodos
___________________________________________________________________________

Experimento 3: Comportamiento de distintas variedades de olivo, en la fase de inicio,


en los medios WPM, MS y B5
Este experimento se llevó a cabo con 14 variedades, las mismas que en el ensayo anterior, y
se pretendió determinar el comportamiento de dichas variedades en distintos medios descritos en
la bibliografía para el inicio de otras especies leñosas y también utilizados en olivo.

Los medios en los que se cultivaron las secciones nodales fueron el Woody Plant Medium,
WPM, (Lloyd y McCown, 1981), el medio MS (Murashige y Skoog, 1962) y el medio B5 (Gamborg et
al., 1968). La composición específica de cada medio viene reflejada en la Tabla 6.

En este experimento se utilizó los datos medios obtenidos para el medio RP en los
experimentos anteriores como control, debido a la falta de material vegetal.

123
Capítulo II: Micropropagación
__________________________________________________________________________

Tabla 6: Composición de los diferentes medios de cultivo utilizados.

DKW RP IM B5 MS WPM
Macronutrientes (mg/L)
KNO3 *** *** 500 2500 1900 ***
NH4NO3 1417 1417 100 *** 1650 400
Ca(NO3)2*4H2O 1960 1960 *** *** *** 556
CaCl2*2H2O 147 147 40 150 440 96
MgSO4*7H2O 740 1500 250 250 370 370
KH2PO4 259 259 50 *** 170 170
K2SO4 1560 782,3 *** *** *** 990
NaH2PO4*H2O *** *** *** 150 *** ***
(NH4)2SO4 *** *** *** 134 *** ***
Micronutrientes (mg/L)
MnSO4*4H2O 44,6 44,6 5,575 13,2 22,3 29,4
ZnSO4*7H2O 16,4 16,4 2,15 2 8,6 8,6
H3BO3 4,8 6,2 1,55 3 6,2 6,2
KI *** *** 25 0,75 100 ***
CuSO4*5H2O 0,25 0,25 0,00625 0,025 0,025 0,25
Na2MoO4*2H2O 0,38 0,2 0,0625 0,25 0,25 0,25
CoCl2*6H2O *** *** 0,00625 0,025 0,025 ***
Na2EDTA 44,6 44,6 18,6 44,6 37,5 37,3
FeSO4*7H2O 33,3 33,3 13,9 33,3 27,8 27,8
Vitaminas (mg/L)
Thiamine*H Cl 2 2 10 10,1 0,1 1
Ac. Nicótico 1 0,5 0,25 0,98 0,5 0,5
Glycine 2 *** 1 *** 2 2
Pyridoxina*H Cl *** 0,5 0,25 1 0,5 0,5
Ac. Fólico *** 0,5 *** *** *** ***
Cisteína *** 10 *** *** *** ***
Reguladores de
crecimiento (mg/L)
Zeatina Ribósido *** 2 0,5 *** *** ***
ANA *** *** *** *** 0,01 ***
BAP *** *** *** *** 0,7 ***
Polialcoholes (mg/L)
Mio-inositol 1000 1000 50 99,1 100 100
Aminoácidos (mg/L)
Glutamina *** 1200 *** *** *** ***
Azúcares (g/L)
Sacarosa 30 *** 30 30 30 30
Manitol *** 20 *** *** *** ***
Agente gelificante (g/L)
Agar 6 6 6 6 6 6

124
Material y Métodos
___________________________________________________________________________

II.2.3. Multiplicación

Experimento 1: Comportamiento de distintas variedades de olivo durante la fase de


multiplicación in vitro
Este experimento se planteó para conocer las diferencias en la capacidad de proliferación de
las distintas variedades de olivo y su comportamiento a lo largo del tiempo.

El material de partida para este experimento fueron brotes subapicales procedentes de los
distintos stocks en proliferación, con una longitud de 1.5-2.0 cm; con 2-3 nudos y 4 hojas. (Figura
8).

Las variedades estudiadas en esta segunda fase fueron 16: ‘Arbequina’, ‘Alfafara’, ‘Blanqueta-
11’, ‘Blanqueta-48’, ‘Castellana’, ‘Cornicabra’, ‘Hojiblanca’, ‘Lechín de Granada’, ‘Lechín de Sevilla’,
‘Manzanilla Cacereña’, ‘Morrut’, ‘Sevillenca’, ‘Verdial de Badajoz’, ‘Verdial de Huévar’, ‘Verdial de
Vélez Málaga’ y ‘Villalonga’.

El medio utilizado durante esta fase fue el medio RP (Tabla 6).

Los explantos se cultivaban en posición vertical en frascos con 30 ml de medio (4


explantos/frasco), y se mantenían en cámara de cultivo, bajo condiciones estándar, durante 8
semanas, periodo tras el cual se tomaban datos y se recultivaban en medio fresco.

a b

Figura 8: (a) Brotes subapicales (explanto primario) de la variedad ‘Arbequina’; (b) Inicio de los
experimentos de multiplicación, explanto de la variedad ‘Arbequina’.

Los datos tomados fueron el número de unidades de multiplicación (UM) por subcultivo y
variedad y la tasa de multiplicación se determinó de la siguiente forma (Figura 9):

El explanto inicial constituía lo que hemos denominado una unidad de multiplicación (UM). Se
partían de 20 UM (4 UM/frasco) que tras 8 semanas se subcultivaban de forma que aquellas yemas

125
Capítulo II: Micropropagación
__________________________________________________________________________

que brotaban dando lugar a brotes ≥ 1.5 cm se individualizaban constituyendo una nueva UM. Los
brotes ≤ 1.5 cm se dejaban unidos al explanto inicial y pasaban al siguiente subcultivo. La tasa de
multiplicación se calculaba dividiendo el número total de UM al final del subcultivo entre el número
de UM iniciales (20). Para los siguientes subcultivos se procedió de idéntica forma.

1 SUBCULTIVO 2 SUBCULTIVO

<1.5cm <1.5cm

1
UM

>1.5cm

2
UM
8 semanas
8 semanas
>1.5cm >1.5cm

Unidad de
Multiplicación
(UM)
Explanto 1.5-2cm.
3
2-3 nudos UM
Mín. 4 hojas

>1.5cm

3
UM

Figura 9: Esquema de la multiplicación de brotes subapicales de olivo.

126
Material y Métodos
___________________________________________________________________________

La tasa de multiplicación se calculó para las 15 variedades con las que se pudo formar un stock
en proliferación. El olivo, al igual que otros muchos frutales presenta variaciones en la tasa de
multiplicación con los subcultivos. Se evaluó la tasa de multiplicación (T1) de los brotes durante los
primeros subcultivos una vez formado el stock (los brotes, previo al cálculo de la tasa de
multiplicación, habían sido subcultivados de 1 a 5 veces), dicha tasa se calculó en 4 subcultivos
sucesivos a partir del subcultivo 1 al 5. Transcurridos más de 15 subcultivos se volvió a calcular la
tasa de multiplicación de nuevo en las distintas variedades durante 4 subcultivos sucesivos, a esta
tasa se denominó tasa de multiplicación final (T2).

De este experimento se realizaron 3 repeticiones, en cada una de las cuales se cultivaron 20


UM de cada variedad.

II.2.4. Enraizamiento

En los experimentos de enraizamiento se utilizaron brotes subapicales procedentes del stock


en proliferación de las distintas variedades, con una longitud de 2.0-2.5 cm, 2 nudos y 4 hojas (Figura
10).

Las variedades ensayadas fueron 13: ‘Arbequina’, ‘Alfafara’, ‘Blanqueta-11’, ‘Castellana’,


‘Cornicabra’, ‘Hojiblanca’, ‘Lechín de Granada’, ‘Lechín de Sevilla’, ‘Manzanilla Cacereña’,
‘Sevillenca’, ‘Verdial de Huévar’, ‘Verdial de Vélez Málaga’ y ‘Villalonga’.

Para cada uno de los experimentos de enraizamiento realizados, se realizaron 3 repeticiones,


usándose en cada una de ellas 25 brotes de cada variedad.

a b c

Figura 10: (a) Brote procedente del stock de proliferación del cual se obtienen los
explantos para el enraizamiento; (b) Explanto utilizado para los experimentos de
enraizamiento; (c) Explanto cultivado en medio de enraizamiento.

127
Capítulo II: Micropropagación
__________________________________________________________________________

Experimento 1: Efecto del medio DKWr sobre el enraizamiento in vitro de diferentes


variedades de olivo
Para comprobar el efecto del medio DKWr en el enraizamiento de las variedades, nos basamos
en el método descrito por Revilla et al. (1996).

Para ello, se cultivaban los brotes de forma individualizada en tubos de ensayo con 25 ml de
medio de enraizamiento DKWr, el cual consistía en el medio basal de Driver y Kuniyuki (1984) pero
con la mitad de sales, sin vitaminas ni aminoácidos, y suplementado con 0.1 mg/L de AIB (Tabla 7).
Los explantos se mantuvieron durante una semana en la cámara de cultivo con una temperaruta de
25 ± 1 °C y en oscuridad.

Transcurrida la primera semana, los cultivos se colocaban bajo un fotoperiodo de 16 horas


donde permanecían durante 7 semanas.

Durante las 8 semanas de cultivo (1 semana oscuridad + 7 semanas con fotoperiodo de 16


horas) se tomaban datos cada dos semanas del número de brotes que enraizaban, número de raices
y longitud de las mismas y aspecto general de los brotes.

Experimento 2: Efecto de los medios OMr/e en el enraizamiento in vitro de diferentes


variedades de olivo
Para comprobar el efecto de los medios OMr/e en el enraizamiento de las variedades, nos
basamos en el método descrito por Cañas et al. (1987).

Este método está dividido en dos fases, una primera fase en la que se pretende inducir el
enraizamiento y otra fase en la que una vez ha enraizado se busca la elongación de las raíces
inducidas. En cada fase se usa un medio diferente, aunque ambos están basados en el medio basal
de olivo (OM) descrito por Rugini et al. (1984). Por un lado, el medio de inducción al enraizamiento
(OMr) lleva la mitad de las sales del medio OM, sin vitaminas ni aminoácidos y suplementado con 1
mg/L de AIB (Tabla 7). Y, por otro lado, el medio de elongación (OMe) cuya composición de sales es
una cuarta parte del medio OM y suplementado con la mitad de vitaminas de dicho medio y 0.1
mg/L de zeatina (Tabla 7).

Primera fase: Se cultivaban los explantos en tubos de ensayo con 25 ml de medio OMr y se
colocaban en cámara de cultivo bajo condiciones estándar. Los brotes fueron mantenidos bajo estas

128
Material y Métodos
___________________________________________________________________________

condiciones durante 2 semanas, momento en el cual los brotes pasaban a la segunda fase del
protocolo.

Segunda fase: Los brotes fueron cultivados en tubos de ensayo con 25 ml de medio OMe en
las mismas condiciones de cultivo durante 6 semanas.

Se tomaron datos del número de brotes enraizados, el número de raíces y la longitud de las
mismas, así como el aspecto general de los explantos cada dos semanas durante las 8 semanas de
duración del ensayo.

129
Capítulo II: Micropropagación
__________________________________________________________________________

Tabla 7: Composición de los medios empleados durante la fase de enraizamiento in vitro.


DKW DKWr OM OMr OMe
Macronutrientes (mg/L)
KNO3 *** *** 1100 550 275
NH4NO3 1417 708,5 412 206 103
Ca(NO3)2*4H2O 1960 980 600 300 150
CaCl2*2H2O 147 73,5 440 220 110
MgSO4*7H2O 740 370 1500 750 375
K Cl *** *** 500 250 125
KH2PO4 259 129,5 340 170 85
K2SO4 1560 780 *** *** ***
Micronutrientes (mg/L)
MnSO4*4H2O 33 16,5 22.3 11,15 5,57
ZnSO4*7H2O 17 8,5 14.3 7,15 3,57
H3BO3 4.8 2,4 12.4 6,2 3,1
KI *** *** 100 50 25
CuSO4*5H2O 0.25 0,125 0,25 0,125 0,0625
Na2MoO4*2H2O 0.38 0,19 0,25 0,125 0,0625
CoCl2*6H2O *** *** 0,025 0,0125 0,0063
Na2EDTA 44.6 22,3 37.5 18,75 9,37
FeSO4*7H2O 33.3 16,65 27.8 13,9 6,95
Vitaminas (mg/L)
Thiamine*H Cl 2 *** 0.5 *** 0,25
Ac. Nicótico 1 *** 5 *** 2,5
Glycine 2 *** 2 *** 1
Pyridoxina*H Cl *** *** 0.5 *** 0,25
Ac. Fólico *** *** 0.5 *** 0,25
Biotina *** *** 0.05 *** 0,025
Reguladores de
crecimiento (mg/L)
Zeatina *** *** 4 *** 0,1
AIB *** 0,1 *** 1 ***
Polialcoholes (mg/L)
Mio-inositol 1000 1000 *** *** 50
Aminoácidos (mg/L)
Glutamina *** *** 2.19 *** 550
Azúcares (g)
Sacarosa 30 30 30 30 30
Agente gelificante (g)
Agar 6 6 6 6 6

130
Material y Métodos
___________________________________________________________________________

Experimento 3: Evaluación de la capacidad de enraizamiento ex vitro de


microestaquillas de diferentes variedades de olivo, procedentes del cultivo in vitro
Se ensayó el enraizamiento ex vitro para las variedades estudiadas en esta fase siguiendo el
protocolo de Vidoy-Mercado (2014).

En un recipiente grande se mezclaban en una proporción 1:1 los distintos sustratos


empleados, Turba y Perlita, y se le añadía una pequeña cantidad de abono de liberación lenta
(Osmocote® Exact® Mini, Scotts Internacional B.V., The Netherlands). Se viertía agua y se mezclaba
y amasaba todo perfectamente hasta crear un sustrato homogeneo.

Una vez preparado el sustrato se introducía en alveolos de turba prensada de 4.5 cm (Jiffyspot,
Jiffygroup Kristiansand, Noruega) y se le realizaba un pequeño agujero para introducir los brotes
(Figura 11).

Figura 11: Preparación de los jiffys con sustrato para el enraizamiento


ex vitro.

Se cortaban los brotes con la medida establecida (2.0-2.5 cm) y se les eliminaba la parte apical,
el callo basal y las hojas basales para dejar un pequeño trozo de tallo limpio para sumergirlo en la
solución con la hormona.

Una vez preparados los explantos, se procedía a realizar el dipping, para lo cual se sumergía
el tallo del explanto durante 10 segundos en una solución con AIB (3 g/L) a pH 5,74. Y tras ello se
colocaban los explantos en el sustrato (Figura 12).

131
Capítulo II: Micropropagación
__________________________________________________________________________

a b c d
Figura 12: Enraizamiento ex vitro: (a) Brote inicial; (b) Explanto primario, una vez eliminado la parte
apical, el callo basal y las hojas basales; (c) Dipping del brote de olivo en solución de 3g/L de AIB; (d)
Trasplante del explanto al sustrato.

Los brotes fueron mantenidos en tuneles de aclimatación situados en un invernadero


climatizado durante 12 semanas (Figura 13). Cada dos semanas se realizaba una inspección visual
para observar el aspecto general de las plántulas y tomar datos del número de plántulas enraizadas.
En caso de no observarse raíces se seguían dejando dentro del tunel hasta que conseguían enraizar,
y en caso de que se observara la presencia de raices las plántulas eran transferidas individualmente
a macetas de 250 ml conteniendo el mismo sustrato indicado anteriormente y pasados a una mesa
de aclimatación semiabierta, la cual no disponía del sistema de calefacción ni humidificación, pero
si estaba cubierta por un túnel de polietileno el cual permanecía abierto durante 3-5 horas al día.
Allí se mantuvieron durante una semana, para conseguir endurecer las plántulas, antes de colocarlas
en bancadas abiertas dentro del invernadero.

a b c
3
Figura 13: Proceso de enraizamiento ex1 vitro: (a) Túnel de aclimatación (b y c) interior del
túnel de aclimatación con los brotes de olivo. 1

132
Material y Métodos
___________________________________________________________________________

II.2.5. Estabilidad Genética

Las variedades analizadas fueron 8: ‘Blanqueta-11’, ‘Castellana’, ‘Cornicabra’, ‘Hojiblanca’,


‘Lechín de Granada’, ‘Sevillenca’, ‘Verdial de Vélez Málaga’ y ‘Villalonga’.

Se analizó tejido foliar (i) de los plantones madres de los cuales procedía el material
micropropagado, y (ii) de las plántulas micropropagadas y aclimatadas.

Extracción de ADN
La extracción de ADN se realizó utilizando el método de Torres et al. (1993), reemplazando el
buffer de extracción por uno adaptado a plantas leñosas (Cheng et al., 1997). El protocolo aparece
descrito en el ANEXO I (pag. 323).

La cantidad y calidad del ADN obtenido se determinó por espectrofotometría (A260, A280 y
A230) y electroforesis en gel de agarosa.

Selección de los cebadores ISSR


Se realizaron pruebas iniciales con 82 cebadores ISSR (University of British Columbia –UBC-
ISSR primer serie 9) de los que finalmente seleccionamos 15, que dieron lugar a patrones de
amplificación complejos y repetibles, para realizar las reacciones y el análisis de las plantas
micropropagadas.

Las secuencias de los cebadores seleccionados se indican en la Tabla 8.

Tabla 8: Cebadores ISSR empleados y secuencia nucleotídica.


ISSR Secuencia ISSR Secuencia ISSR Secuencia

808 (AG)8C 827 (AC)8G 855 (AC)8YT

810 (GA)8T 834 (AG)8YT 864 (ATG)6

811 (GA)8C 836 (AG)8YA 868 (GAA)6

813 (CT)8T 842 (GA)8YG 885 BHB(GA)7

825 (AC)8T 844 (CT)8RC 887 DVD(G)

133
Capítulo II: Micropropagación
__________________________________________________________________________

Reacción PCR
La reacción de amplificación se llevó a cabo en un volumen de 25 μl.
-Cantidad ADN: 25 ng
-Cantidad cebador ISSR: 0.05 µM
-Volumen DNA AmpliTools Master Mix 2X (Biootols): 12.5 µl.
-Agua estéril: hasta 25 µl.

La amplificación se llevó a cabo en el termociclador DNA Engine® Peltier Thermal Cycler


(BioRad, Berkeley, CA) (Figura 14) con las condiciones descritas en la Tabla 9.
Cada amplificación ISSR se realiza al menos dos veces con cada muestra y cebador
incluyéndose un control negativo para comprobar posibles contaminaciones. En aquellos casos, en
los que tras dos repeticiones no quedaba claro el patrón obtenido, se repetía una tercera vez.

Tabla 9: Condiciones de PCR utilizadas en el análisis mediante marcadores ISSR.


Fase Tiempo Tª N ciclos
Desnaturalización
I 5 min 94 °C 1
Inicial
Desnaturalización 30 seg 94 °C
II Hibridación 45 seg 52 °C
40
Extensión 2 min 72 °C
III Extensión Final 6 min 72 °C 1
IV Enfriamiento ∞ 4 °C ***

a b c

Figura 14: Aparatos usados para llevar a cabo el estudio de estabilidad genética: (a) Termociclador;(b) Transiluminador;
(c) Cubetas para electroforesis.

134
Material y Métodos
___________________________________________________________________________

Electroforesis
Los productos de PCR fueron analizados por electroforesis en geles de agarosa al 1,7% en TAE
1x (40mM Tris, 20mM ácido acético, y 1mM EDTA) que contenían RedSafeTM como agente
intercalante. Se aplicó un voltaje de 100-110 v durante 2,30-3 horas (Figura 14).
Los geles, teñidos con el tinte RedSafeTM, fueron observados en un transiluminador Gel DocTM
XR System (BioRad, Berkeley, CA). A continuación, se procedió a la toma de fotografías de los geles
mediante el propio sistema de captura que presentaba el transiluminador. Se determinaron los
patrones de bandas con la ayuda del programa Quantity One (BioRad, Berkeley, CA).

Experimento 1: Estudio de la variabilidad genética intervarietal en olivo


Para este estudio seguimos el procedimiento antes descrito, para lo cual una vez extraído el
ADN de los plantones madres y realizadas las respectivas PCR, con los 15 cebadores escogidos (Tabla
8), se determinaron los patrones de bandas con la ayuda del programa Quantity One, de forma que
la presencia de banda se representaba con un 1 y la ausencia con un 0 en una matriz binaria, no
considerándose la intensidad de la banda. Se usó un criterio conservador ya que sólo las bandas
bien definidas y reproducibles fueron incluidas en las matrices. De forma general las bandas
mayores a 1700 pb fueron descartadas, al igual que los fragmentos más pequeños que 300 pb. Así
el rango de conteo de bandas osciló entre los 1700 pb y los 300 pb. Se compararon los patrones de
marcadores obtenidos para cada cebador en cada variedad y así de esta forma se determinó las
diferencias entre las distintas variedades.

Las distancias genéticas entre las variedades se estimaron utilizando el coeficiente de Jaccard
(1908) recomendado cuando se utilizan marcadores dominantes. Para la representación gráfica en
forma de dendograma se utilizó como método de agrupamiento UPGMA (Unweighted Pair Group
Method with Arithmetic Mean), mediante el programa PHYLIP.

Experimento 2: Estudio de la estabilidad genética de las plantas micropropagadas


Para detectar posibles diferencias, en este experimento se compararon los perfiles obtenidos
en la planta madre, con los perfiles obtenidos en las plantas micropropagadas. El procedimiento
para el estudio y comparación de los perfiles es igual al seguido en el experimento anterior, solo
que en lugar de comparar distintas variedades se comparó una planta madre con 5 plantas
micropropagadas para cada variedad.

135
Resultados
___________________________________________________________________________

II.3. RESULTADOS
II.3.1. Establecimiento in vitro del material

Experimento 1: Comportamiento de distintas variedades de olivo, en la fase de inicio,


en el medio RP

Desinfección del material vegetal


El protocolo de desinfección desarrollado por nuestro grupo de investigación para las
variedades ‘Arbequina’ y ‘Picual` se ha mostrado igual de eficaz en las variedades estudiadas, lo que
se corrobora por los datos de contaminación obtenidos, que tras 12 semanas de cultivo presentaban
valores medios, en las 22 variedades iniciadas, del 8.5%, observándose un rango que oscila entre el
19.4% de la variedad ‘Lechín de Granada’ y el 1.2% de la variedad ‘Manzanilla Cacereña’ (Figura 15).
La contaminación observada en los cultivos fue producida mayormente por hongos y la utilización
de un medio específico para el crecimiento bacteriano (ver Material y Métodos sección “Detección
de contaminación endógena”), puso de manifiesto el buen estado fitosanitario de las plantas
madres, ya que, salvo en los explantos procedentes de una de las tres plantas madre de la variedad
‘Gordal’, no se observó presencia de contaminación bacteriana endógena en los cultivos in vitro.

Brotación del material


La brotación obtenida a las 6 semanas fue muy heterogénea (Figura 16), con valores que
oscilaron entre el 91.3% de ‘Blanqueta-11’ y el 33.7% de ‘Empeltre’, siendo la brotación media para
todas las variedades en su conjunto del 71,2%, y, de las 22 variedades estudiadas, en 18 se
alcanzaban valores de brotación superiores al 50% (Figura 16). En cuanto a la necrosis, se observó
que aquellos explantos que a las 6 semanas no brotaban eran porque presentaban necrosis de las
yemas axilares o de toda la sección nodal. Los valores observados oscilaron entre 66.2% de
‘Empeltre’ y el 8.7% de ‘Blanqueta-11’, siendo la necrosis media conjunta para todas las variedades
del 28.8% (Figura 16).
En cuanto a la brotación de las yemas, no se observó ningún patrón específico en ninguna
variedad, es decir, a veces se observó la dominancia de una de las yemas del nudo sobre la otra,
mientras que en otros casos ambas yemas se desarrollaban de forma similar.

137
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

Figura 15: Porcentajes de contaminación observados en las distintas variedades de olivo iniciadas in vitro en medio RP.
Datos de 12 semanas. ALF: ‘Alfafara’; B11: ‘Blanqueta-11’; B48: ‘Blanqueta-48’; CAS: ‘Castellana’; CR: ‘Changlot Real’;
CO: ‘Cornicabra’; EM: ‘Empeltre’; FAR: ‘Farga’; GO: ‘Gordal’; HOJ: ‘Hojiblanca’; LG: ‘Lechín de Granada’; LS: ‘Lechín de
Sevilla’; MC: ‘Manzanilla Cacereña’; MS: ‘Manzanilla de Sevilla’; MO: ‘Morisca’; MT: ‘Morrut’; PIC: ‘Picudo’; SEV:
‘Sevillenca’; VB: ‘Verdial de Badajoz’; VH: ‘Verdial de Huévar’; VM: ‘Verdial de Vélez Málaga’; VILL: ‘Villalonga’.

Figura 16: Porcentajes de brotación y necrosis observados en las distintas variedades de olivo iniciadas in vitro en
medio RP. Datos de 6 semanas. Columnas con letras diferentes entre variedades para una misma variable indican
diferencias significativas según el test χ2 (p<0.05). ALF: ‘Alfafara’; B11: ‘Blanqueta-11’; B48: ‘Blanqueta-48’; CAS:
‘Castellana’; CR: ‘Changlot Real’; CO: ‘Cornicabra’; EM: ‘Empeltre’; FAR: ‘Farga’; GO: ‘Gordal’; HOJ: ‘Hojiblanca’; LG:
‘Lechín de Granada’; LS: ‘Lechín de Sevilla’; MC: ‘Manzanilla Cacereña’; MS: ‘Manzanilla de Sevilla’; MO: ‘Morisca’; MT:
‘Morrut’; PIC: ‘Picudo’; SEV: ‘Sevillenca’; VB: ‘Verdial de Badajoz’; VH: ‘Verdial de Huévar’; VM: ‘Verdial de Vélez
Málaga’; VILL: ‘Villalonga’.

138
Resultados
___________________________________________________________________________

Los explantos que brotaban a las 6 semanas, se recultivaban en medio fresco otras 6 semanas
para completar así 12 semanas de cultivo. Se observó que los explantos que no habían brotado a las
6 semanas no lo hacían posteriormente, y que parte de los explantos que habían brotado se
necrosaban. Así, los valores de supervivencia obtenidos tras las 12 semanas de cultivo fueron muy
diferentes para las distintas variedades estudiadas, oscilando entre el 86.5% de ‘Picudo’ y el 15.3%
de ‘Farga’, siendo la supervivencia media de las 22 variedades del 53.7% (Figura 17). El número de
variedades con porcentajes de supervivencia superiores al 50% fue de 14.

En cuanto a la necrosis final acumulada (necrosis durante las primeras 6 semanas de cultivo
más necrosis tras el recultivo), el valor medio de las 22 variedades fue de 46.1%, alcanzándose los
valores más altos en las variedades ‘Farga’ (84.6%), ‘Empeltre’ (78.3%) y ‘Alfafara’ (76.9%), y los
valores más bajos en las variedades ‘Picudo’ (13.4%), ‘Manzanilla de Sevilla’ (18.6%) y ‘Lechín de
Sevilla’ (19.4%).

Figura 17: Porcentajes de supervivencia y necrosis observados en las distintas variedades de olivo iniciadas in vitro en
medio RP. Datos de 12 semanas. Columnas con letras diferentes entre variedades para una misma variable indican
diferencias significativas según el test χ2 (p<0.05). ALF: ‘Alfafara’; B11: ‘Blanqueta-11’; B48: ‘Blanqueta-48’; CAS:
‘Castellana’; CR: ‘Changlot Real’; CO: ‘Cornicabra’; EM: ‘Empeltre’; FAR: ‘Farga’; GO: ‘Gordal’; HOJ: ‘Hojiblanca’; LG:
‘Lechín de Granada’; LS: ‘Lechín de Sevilla’; MC: ‘Manzanilla Cacereña’; MS: ‘Manzanilla de Sevilla’; MO: ‘Morisca’; MT:
‘Morrut’; PIC: ‘Picudo’; SEV: ‘Sevillenca’; VB: ‘Verdial de Badajoz’; VH: ‘Verdial de Huévar’; VM: ‘Verdial de Vélez Málaga’;
VILL: ‘Villalonga’; ME: media.

139
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

Longitud de los brotes


Los brotes obtenidos alcanzaron longitudes muy diferentes dependiendo de la variedad
(Figura 18). De forma general, cabe destacar las variedades ‘Castellana’, ‘Cornicabra’, ‘Hojiblanca’,
‘Lechín de Granada’ y ‘Verdial de Vélez Málaga’ cuyos brotes alcanzaron longitudes medias
superiores a 2 cm.

El método estándar que utilizamos considera 1.5 cm la longitud mínima de un brote para
poder subcultivarlo, con lo que podemos diferenciar dos grandes grupos de variedades en función
de este criterio: el primero, formado por 12 variedades en las que los brotes formados tienen una
longitud media mayor o igual a 1.5 cm; y el segundo, formado por 10 variedades cuyos brotes
alcanzaban longitudes medias inferiores a 1.5 cm (Figura 18).

Figura 18: Longitud de los brotes axilares formados en la fase de inicio en medio RP. Datos de 12 semanas. Los datos
representan la media ± SE. Columnas con letras diferentes indican diferencias significativas según el test SNK (p<0.05).
ALF: ‘Alfafara’; B11: ‘Blanqueta-11’; B48: ‘Blanqueta-48’; CAS: ‘Castellana’; CR: ‘Changlot Real’; CO: ‘Cornicabra’; EM:
‘Empeltre’; FAR: ‘Farga’; GO: ‘Gordal’; HOJ: ‘Hojiblanca’; LG: ‘Lechín de Granada’; LS: ‘Lechín de Sevilla’; MC: ‘Manzanilla
Cacereña’; MS: ‘Manzanilla de Sevilla’; MO: ‘Morisca’; MT: ‘Morrut’; PIC: ‘Picudo’; SEV: ‘Sevillenca’; VB: ‘Verdial de
Badajoz’; VH: ‘Verdial de Huévar’; VM: ‘Verdial de Vélez Málaga’; VILL: ‘Villalonga’. La línea roja, marca el valor de
longitud mínima (1.5 cm)

140
Resultados
___________________________________________________________________________

Aspecto de los cultivos


El aspecto general de los cultivos fue bueno (Figura 19), salvo en determinadas variedades
como ´Farga’, ‘Empeltre’ o ‘Changlot Real’ (Figura 19-b), que mostraban peor aspecto y cierto
deterioro de las yemas brotadas.

Los brotes mostraban un color de hojas y tallo verde intenso, tanto a las 6 semanas de cultivo
como a las 12.

Mención aparte requiere la variedad ‘Morrut’, puesto que fue la única variedad en la que a
pesar de que se consiguió iniciar y establecer su cultivo, se observó un desarrollo anómalo de las
hojas, que se curvaban y arrugaban hasta caerse definitivamente pasados varios subcultivos,
aunque resultó llamativo que este hecho no le impidió elongar y multiplicarse (Figura 19-d).

a b c d
1 2 4

Figura 19: Aspecto de los cultivos de las variedades: (a) ‘Hojiblanca’; (b) ‘Changlot Real’; (c) ‘Verdial de
Vélez Málaga’; (d) ‘Morrut’, tras 6 semanas (arriba) y 12 semanas (abajo) en el medio de inicio RP.

141
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

Establecimiento de cultivos asépticos


Al analizar los resultados obtenidos con el protocolo estándar, basándonos en los valores de
supervivencia y longitud de los brotes obtenidos tras 12 semanas de cultivo, podemos agrupar las
22 variedades estudiadas en 4 grandes grupos (Figura 20).

Un primer grupo constituido por 8 variedades (Figura 20-A) caracterizadas porque alcanzaban
porcentajes de supervivencia superiores al 50% y longitud media de los brotes igual o superior a 1.5
cm. Un segundo grupo (Figura 20-B) formado por 4 variedades que alcanzaban porcentajes de
supervivencia inferiores al 50%, pero la longitud media de los brotes era superior a 1.5 cm. El tercer
grupo está constituido por 6 variedades (Figura 20-C), que alcanzaban porcentajes de supervivencia
superiores al 50%, pero sus brotes no se desarrollaban de forma correcta y presentaban poco
crecimiento, inferior a 1.5 cm. Por último, podemos diferenciar un cuarto grupo formado por
aquellas variedades que tanto la supervivencia como la longitud de los brotes obtenidos eran bajos.
Este grupo lo forman 4 variedades: ‘Changlot Real’, ‘Empeltre, ‘Farga’ y ‘Gordal´ (Figura 20-D).

A B

50%
50%

1.5cm
1.5cm

C D

50%

50%

1.5cm
1.5cm

Figura 20: Distribución de las 22 variedades de olivo, iniciadas in vitro en el medio RP, según sus porcentajes de
supervivencia y la longitud de los brotes obtenidos. Datos de 12 semanas. (A) Variedades del grupo 1: supervivencia
>50% y longitud media brote > 1.5 cm; (B) Variedades grupo 2: supervivencia <50% pero longitud media brote >1.5 cm;
(C) Variedades grupo 3: supervivencia >50% pero longitud media brote <1.5 cm; (D) Variedades grupo 4: supervivencia
<50% y longitud media brote1.5 cm. Los datos de longitud representan las medias ± SE.

142
Resultados
___________________________________________________________________________

Terminada la fase de inicio, 12 variedades formaron brotes con longitud suficiente para poder
ser subcultivados y pasar a formar un stock de proliferación: ‘Alfafara’, ‘Castellana’, ‘Cornicabra’,
‘Hojiblanca’, ‘Lechín de Granada’, ‘Lechín de Sevilla’, ‘Manzanilla Cacereña’, ‘Morrut’, ‘Sevillenca’,
‘Verdial de Huévar’, ‘Verdial de Vélez Málaga’ y ‘Villalonga’. Las 10 variedades restantes cuyos
brotes no alcanzaban el tamaño mínimo necesario, se recultivaron sucesivamente. De ellas,
‘Blanqueta-11’, ‘Blanqueta-48’ y ‘Verdial de Badajoz’, pudieron pasar a la fase de proliferación tras
5-7 subcultivos, respectivamente. Por lo que, fueron 15 las variedades que pasaron a la fase de
proliferación, utilizando únicamente el método estándar de inicio in vitro. Con las 7 variedades
restantes, ‘Changlot Real’, ‘Empeltre’, ‘Farga’, ‘Gordal’, ‘Manzanilla de Sevilla’, ‘Morisca’ y ‘Picudo’,
y con las que no alcanzaron buenos porcentajes de brotación, supervivencia y longitud, se ensayaron
otros medios para intentar mejorar los resultados obtenidos.

Experimento 2: Comportamiento de distintas variedades de olivo, en la fase de inicio,


en el medio IM
En este experimento estudiamos la respuesta en la fase de inicio al medio estándar frente al
medio IM (Rugini, 1984), de las variedades con las que no se obtuvieron buenos resultados en el
experimento anterior.

Al igual que para el experimento anterior, a las 6 semanas de cultivo se realizó una toma de
datos (contaminación, brotación y necrosis) y el recultivo de las secciones nodales para mantener
los explantos un total de 12 semanas en cultivo. Sólo se recultivaron los explantos que mostraban
signos de brotación a las 6 semanas, puesto que aquellos que no brotaban estaban totalmente
necrosados En relación a la brotación observada a las 6 semanas, destacan 7 variedades en las que
los porcentajes de brotación en el medio IM fueron significativamente superiores a los obtenidos
en el medio RP (Figura 21).

143
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

Figura 21: Porcentajes de brotación observados en las distintas variedades de olivo iniciadas in vitro en el medio
estándar RP y medio IM. Datos de 6 semanas. En cada variedad, columnas con letras diferentes indica diferencias
estadísticamente significativas (p < 0.05) según el test χ2. ALF: ‘Alfafara’; B11: ‘Blanqueta-11’; B48: ‘Blanqueta-48’; CR:
‘Changlot Real’; EM: ‘Empeltre’; FAR: ‘Farga’; GOR: ‘Gordal’; LG: ‘Lechín de Granada’; MS: ‘Manzanilla de Sevilla’; MO:
‘Morisca’; MT: ‘Morrut’; PIC: ‘Picudo’; VB: ‘Verdial de Badajoz’; VH: ‘Verdial de Huévar’; ME: media.

Analizando la supervivencia de las variedades estudiadas tras 12 semanas (Figura 22), se


pueden diferenciar tres grupos: a) el formado por variedades que mejoran su brotación y
supervivencia en el medio IM, como ‘Alfafara’, ‘Empeltre’, ‘Farga’, ‘Gordal’, ‘Morrut’ y ‘Verdial de
Huévar’; b) un grupo formado por variedades que no mejoran su brotación y supervivencia en medio
IM, como las variedades ‘Blanqueta-48’ y ‘Verdial de Badajoz’, y c) el formado por variedades que
empeoran su brotación cuando se utiliza el medio IM, como ‘Blanqueta-11’, ‘Changlot Real’, ‘Lechín
de Granada’, ‘Manzanilla de Sevilla’, ‘Morisca’ o ‘Picudo’.

144
Resultados
___________________________________________________________________________

Figura 22: Porcentajes de supervivencia observados en las distintas variedades de olivo iniciadas in vitro en el medio
estándar RP y medio IM. Datos de 12 semanas. En cada variedad, columnas con letras diferentes indica diferencias
estadísticamente significativas (p < 0.05) según el test χ2. ALF: ‘Alfafara’; B11: ‘Blanqueta-11’; B48: ‘Blanqueta-48’; CR:
‘Changlot Real’; EM: ‘Empeltre’; FAR: ‘Farga’; GOR: ‘Gordal’; LG: ‘Lechín de Granada’; MS: ‘Manzanilla de Sevilla’; MO:
‘Morisca’; MT: ‘Morrut’; PIC: ‘Picudo’; VB: ‘Verdial de Badajoz’; VH: ‘Verdial de Huévar’; ME: media.

En cuanto a los porcentajes de necrosis, tras 12 semanas de cultivo el uso del medio IM redujo
significativamente los porcentajes de necrosis en 6 variedades (‘Alfafara’, ‘Empeltre’, ‘Farga’,
‘Gordal’, ‘Morrut’ y ‘Verdial de Huévar’), mientras que, en otras 6 estos porcentajes aumentaron
(‘Blanqueta-11’, ‘Changlot Real’, ‘Lechín de Granada’, ‘Manzanilla de Sevilla’, ‘Morisca’ y ‘Picudo’)
(Figura 23).

145
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

Figura 23: Porcentajes de necrosis observados en las distintas variedades de olivo iniciadas in vitro en el medio estándar
RP y medio IM. Datos de 12 semanas. En cada variedad, columnas con letras diferentes indica diferencias
estadísticamente significativas (p < 0.05) según el test χ2. ALF: ‘Alfafara’; B11: ‘Blanqueta-11’; B48: ‘Blanqueta-48’; CR:
‘Changlot Real’; EM: ‘Empeltre’; FAR: ‘Farga’; GOR: ‘Gordal’; LG: ‘Lechín de Granada’; MS: ‘Manzanilla de Sevilla’; MO:
‘Morisca’; MT: ‘Morrut’; PIC: ‘Picudo’; VB: ‘Verdial de Badajoz’; VH: ‘Verdial de Huévar’; ME: media.

Respecto a la longitud de los brotes formados en el medio IM, ninguna de las variedades
estudiadas presentaba brotes con longitud superior a los brotes obtenidos en el medio RP (Figura
24). De hecho, en medio IM, ninguna variedad, salvo ‘Gordal’, alcanzaba longitudes medias
superiores a 0.5 cm, contrariamente a los valores obtenidos en el medio RP, en el que todas las
variedades alcanzaron valores iguales o superiores a 0.5 cm (Figura 24). Sin embargo, respecto al
tamaño mínimo requerido (1.5 cm), sólo las variedades ‘Lechín de Granada’, ‘Morrut’ y ‘Verdial de
Huévar’, consiguieron superarlo.

146
Resultados
___________________________________________________________________________

Figura 24: Longitud de los brotes axilares formados en la fase de inicio en medio RP y medio IM. Datos de 12 semanas.
Los datos muestran la media ± SE. En cada variedad, columnas con letras diferentes indica diferencias
estadísticamente significativas (p < 0.05). ALF: ‘Alfafara’; B11: ‘Blanqueta-11’; B48: ‘Blanqueta-48’; CR: ‘Changlot Real’;
EM: ‘Empeltre’; FAR: ‘Farga’; GOR: ‘Gordal’; LG: ‘Lechín de Granada’; MS: ‘Manzanilla de Sevilla’; MO: ‘Morisca’; MT:
‘Morrut’; PIC: ‘Picudo’; VB: ‘Verdial de Badajoz’; VH: ‘Verdial de Huévar’; ME: media.

En lo referente al aspecto de los explantos, no se apreciaron diferencias entre los cultivados


en ambos medios para ninguna de las variedades estudiadas, más allá del tamaño de los propios
explantos (Figura 25 A y B).

Una vez finalizadas las 12 semanas de cultivo, los explantos que habían sobrevivido siguieron
recultivándose o subcultivándose, según el caso, siempre en el mismo medio en el cual fueron
iniciados.

Se apreció que los explantos iniciados en medio IM (12 semanas) y que seguían recultivándose
en dicho medio empeoraban de aspecto de forma drástica, apareciendo brotes con necrosis de los
tallos, hojas amarillentas y caída de hojas, hasta finalmente producirse la necrosis total del explanto
(Figura 25-C). Este hecho se apreció en todas las variedades estudiadas. Sin embargo, en aquellos
explantos iniciados en medio RP y que tras 12 semanas se siguieron recultivando en dicho medio,
este efecto no era tan marcado, habiendo variedades en las que tal deterioro no ocurría y tras varios
recultivos mejoraban su aspecto y desarrollo, por ejemplo, ‘Alfafara’, ‘Blanqueta-11 y 48’,‘Lechín de
Granada’ y ‘Verdial de Húevar’.

147
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

a b c

Figura 25: (a) Aspecto de las secciones nodales brotadas de la variedad ‘Gordal’ tras 12 semanas en medio
IM y (b) en medio RP. (c) Aspecto de un explanto de la variedad ‘Farga’ tras 18 semanas en medio IM.

Experimento 3: Comportamiento de distintas variedades de olivo, en la fase de inicio,


en los medios WPM, MS y B5
A pesar de que el medio IM mejoraba la supervivencia obtenida en ciertas variedades,
producía brotes de escasa longitud, por lo que decidimos probar en esas 14 variedades otros medios
citados en la bibliografía que también se han empleado, en mayor o menor medida, en el inicio de
determinadas variedades de olivo: WPM (McCown y Lloyd, 1981), medio MS (Murashige y Skoog,
1962) y medio B5 (Gamborg et al., 1968).

Al no poder disponer de material suficiente para realizar el inicio a la vez en los cuatro medios,
sólo se realizó con los medios WPM, MS y B5, y los resultados obtenidos en estos medios se
compararon con la media de los resultados que dichas variedades obtuvieron en los dos ensayos
anteriores en los que se usó el medio RP. Se tomaron datos de brotación tras 6 semanas y realizó
un recultivo en el mismo medio hasta las 12 semanas, momento en el que se tomaron los datos
finales.

En cuanto a la brotación del material, en términos generales, de los medios testado, el que
presentaba mejores resultados de brotación media fue el WPM (63.3%) que era significativamente
superiores a los mostrados por los medios MS (46.5%) y B5 (39.6%). Esto concuerda con lo
observado al analizar las variedades de forma individual (Figura 26), pues de las 14 variedades
analizadas, en 11 de ellas, los mejores resultados se obtuvieron en el medio WPM (‘Blanqueta-11’,

148
Resultados
___________________________________________________________________________

‘Blanqueta-48’, ‘Farga’, ‘Gordal’, ‘Lechín de Granada’, ‘Manzanilla de Sevilla’, ‘Morisca’, ‘Morrut’,


‘Picudo’, ‘Verdial de Badajoz’ y ‘Verdial de Huévar’), y en las 3 restantes, (‘Alfafara’ y ‘Changlot Real’
en MS y ‘Empeltre’ en B5), las diferencias entre el medio en el que obtuvieron los mejores
porcentajes de brotación y el medio WPM no fueron significativas (Figura 26).

Si comparamos los datos obtenidos en este experimento, con los datos obtenidos por estas
variedades en el medio RP en los experimentos anteriores (Figura 16 y Figura 21), 6 variedades
(‘Alfafara’, ‘Farga’, ‘Gordal’, ‘Lechín de Granada’, ‘Morrut’ y ‘Verdial de Huévar’) mejoraron los
porcentajes de brotación en el medio WPM, respecto al medio estándar RP, y las restantes 8
variedades no mejoraron los resultados obtenidos en medio RP.

Figura 26: Porcentajes de brotación observados en las distintas variedades de olivo iniciadas in vitro en los medios WPM,
MS y B5. Datos de 6 semanas. En cada variedad, columnas con letras diferentes indica diferencias estadísticamente
significativas (p < 0.05) según el test χ2. ALF: ‘Alfafara’; B11: ‘Blanqueta-11’; B48: ‘Blanqueta-48’; CR: ‘Changlot Real’;
EM: ‘Empeltre’; FAR: ‘Farga’; GOR: ‘Gordal’; LG: ‘Lechín de Granada’; MS: ‘Manzanilla de Sevilla’; MO: ‘Morisca’; MT:
‘Morrut’; PIC: ‘Picudo’; VB: ‘Verdial de Badajoz’; VH: ‘Verdial de Huévar’.

Con aquellos explantos que brotaban, se realizó el recultivo y se valoró su supervivencia tras
12 semanas de cultivo.

En general, el medio que provocó una tasa de supervivencia media mayor fue el WPM (59.5%),
superior significativamente a los obtenidos en el resto de medios testados MS (38.2%) y B5 (34.9%)

149
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

Al analizar las variedades de forma individualizada, se seguía manteniendo el comportamiento


observado a las 6 semanas, así, las 11 variedades que mostraban mejor brotación a las 6 semanas
en WPW (‘Blanqueta-11’, ‘Blanqueta-48’, ‘Farga’, ‘Gordal’, ‘Lechín de Granada’, ‘Manzanilla de
Sevilla’, ‘Morisca’, ‘Morrut’, ‘Picudo’, ‘Verdial de Badajoz’ y ‘Verdial de Huévar’), a las 12 semanas
también mostraba mejores porcentajes de supervivencia (Figura 27), e igualmente, las restantes 3
variedades, que obtuvieron mejores porcentajes de supervivencia en otro medio, (‘Alfafara’ y
‘Changlot Real’ en MS y ‘Empeltre’ en B5), estas diferencias no fueron significativas respecto a los
porcentajes obtenidos en WPM (Figura 27).

Si comparamos los datos obtenidos en este experimento con los datos obtenidos por estas
variedades en el medio RP en los experimentos anteriores (Figura 17 y Figura 22), 7 variedades
(‘Empeltre’, ‘Farga’, ‘Gordal’, ‘Lechín de Granada’, ‘Morisca’, ‘Morrut’ y ‘Verdial de Huévar’)
mejoraron los porcentajes de supervivencia en el medio WPM, respecto al medio estándar RP, y las
restantes 7 variedades no mejoraron los resultados obtenidos en medio RP.

Figura 27: Porcentajes de supervivencia observados en las distintas variedades de olivo iniciadas in vitro en los medios
WPM, MS y B5. Datos de 12 semanas. En cada variedad, columnas con letras diferentes indican diferencias
estadísticamente significativas (p < 0.05) entre los distintos medios según el test χ2. ALF: ‘Alfafara’; B11: ‘Blanqueta-11’;
B48: ‘Blanqueta-48’; CR: ‘Changlot Real’; EM: ‘Empeltre’; FAR: ‘Farga’; GOR: ‘Gordal’; LG: ‘Lechín de Granada’; MS:
‘Manzanilla de Sevilla’; MO: ‘Morisca’; MT: ‘Morrut’; PIC: ‘Picudo’; VB: ‘Verdial de Badajoz’; VH: ‘Verdial de Huévar’.

150
Resultados
___________________________________________________________________________

Ninguno de estos medios consiguió que los explantos formaran brotes con el tamaño mínimo
requerido de 1.5 cm (Figura 28). Así que, aunque la supervivencia de los brotes en algunas
variedades fue superior en el medio WPM a la obtenida en el medio RP en los experimentos
anteriores, la longitud de los brotes obtenidos en este y en los otros medios volvió a ser inferior a
los valores alcanzados en el medio RP en experimentos previos (Figura 18 y Figura 24).

Figura 28: Longitud de los brotes axilares formados en la fase de inicio en los medios WPM, MS y B5. Datos de 12
semanas. Los datos muestran la media ± SE. En cada variedad, columnas con letras diferentes indica diferencias
estadísticamente significativas (p < 0.05) según el test SNK. ALF: ‘Alfafara’; B11: ‘Blanqueta-11’; B48: ‘Blanqueta-48’;
CR: ‘Changlot Real’; EM: ‘Empeltre’; FAR: ‘Farga’; GOR: ‘Gordal’; LG: ‘Lechín de Granada’; MS: ‘Manzanilla de Sevilla’;
MO: ‘Morisca’; MT: ‘Morrut’; PIC: ‘Picudo’; VB: ‘Verdial de Badajoz’; VH: ‘Verdial de Huévar’; ME: media. La línea
roja, marca el tamaño mínimo (1.5 cm)

151
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

Los explantos presentaban buen aspecto y desarrollo en todos los medios ensayados (Figura
29), y no se apreciaron diferencias visibles entre brotes de distintos medios. En ‘Morrut’ ninguno de
los medios alternativos probados mejoró el problema del desarrollo anómalo de sus hojas.

a b c

Figura 29: Aspecto de los inicios de la variedad ‘Empeltre’ a las 12 semanas de ensayo en
los distintos medios empleados: (a) RP; (a) WPM; (b) MS y (c) B5.

Transcurridas las 12 semanas de cultivo, los explantos siguieron recultivándose en el mismo


medio, pero en ninguno de los medios alternativos se consiguieron establecer ninguna de las
variedades y tras 4-5 recultivos terminaron por morir.

152
Resultados
___________________________________________________________________________

II.3.2. Multiplicación

Experimento 1: Comportamiento de distintas variedades de olivo durante la fase de


multiplicación in vitro
La tasa de multiplicación se calculó para las 15 variedades con las que se pudo formar un stock
en proliferación, más la variedad ‘Arbequina’ (control). El olivo, al igual que otros muchos frutales
presenta variaciones en la tasa de multiplicación con los subcultivos. Se evaluó la tasa de
multiplicación (T1) de los brotes durante los primeros subcultivos una vez formado el stock (los
brotes, previo al cálculo de la tasa de proliferación, habían sido subcultivados de 1 a 5 veces), dicha
tasa se calculó en 4 subcultivos sucesivos a partir del subcultivo 1. Transcurridos más de 15
subcultivos se volvió a calcular la tasa de multiplicación de las distintas variedades durante 4
subcultivos sucesivos, a esta tasa se denominó tasa de multiplicación final (T2).

La T1 de las distintas variedades estudiadas, a lo largo de los cuatro subcultivos sucesivos


analizados, permite diferenciar variedades que muestran un comportamiento tipo “sierra”, es decir,
alternan tasas de multiplicación altas y bajas a lo largo de los subcultivos, como es el caso de
‘Arbequina’, ‘Castellana’, ‘Manzanilla Cacereña’ y ‘Villalonga’ entre otras; y variedades cuyas T1
muestran un comportamiento estable sin sufrir apenas variaciones a lo largo de los subcultivos,
como se puede apreciar en las variedades ‘Sevillenca’ y ‘Verdial de Badajoz’ (Figura 30).

Observando la T2, destaca que la mayoría de las variedades presenta tasas de multiplicación
bastante estables a lo largo de los subcultivos, desapareciendo el patrón tipo “sierra”, en aquellas
variedades que lo presentaban (Figura 30).

Comparando ambas tasas observamos que en algunos casos la T2 es ligeramente inferior a la


T1, como en `Morrut´ y `Cornicabra´ (Figura 30) y en otras variedades es al contrario, como es el
caso de `Sevillenca´ o `Verdial de Vélez Málaga´ (Figura 30).

153
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

Figura 30: Tasas de multiplicación, medida en unidades de multiplicación (UM), inicial (T1) y final (T2) en las variedades
de olivo durante la fase de multiplicación en medio RP. Datos de 4 subcultivos.

154
Resultados
___________________________________________________________________________

Figura 30 (continuación): Tasas de multiplicación, medida en unidades de multiplicación (UM), inicial (T1) y final (T2) en
las variedades de olivo durante la fase de multiplicación en medio RP. Datos de 4 subcultivos.

Comparando las tasas medias iniciales (T1m) y finales (T2m) de los cuatro subcultivos,
podemos observar que tanto la T1m como la T2m son muy heterogéneas entre variedades. Así, la
T1m oscila entre 1.1 en ‘Verdial de Badajoz’ y 2.2 en ‘Cornicabra’. Mientras que la T2m varía entre
1.1 en ‘Verdial de Badajoz’ y 2.0 en ‘Verdial de Huévar’ (Figura 31).

Comparando T1m y T2m para cada variedad, podemos observar que las variedades
‘Castellana’, ‘Cornicabra’ y ‘Morrut’ presentan diferencias significativas entre la T1m y la T2m, la
tasa de multiplicación ha disminuido tras los subcultivos (Figura 31), mientras que, en las variedades
‘Sevillenca’ y ‘Verdial de Huévar ocurre lo contrario, la tasa de multiplicación aumenta al aumentar
el número de subcultivos (Figura 31).

155
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

Figura 31: Tasas de multiplicación medias tanto iniciales (T1m color azul) como finales (T2m color rojo) de distintas
variedades de olivo. Para cada variedad, columnas con distinta letra indica diferencias significativas entre tasa inicial y
final (p<0.05). ARB: ‘Arbequina’; ALF: ‘Alfafara’; B11: ‘Blanqueta-11’; B48: ‘Blanqueta-48’; CAST: ‘Castellana’; COR:
‘Cornicabra’; HOJ: ‘Hojiblanca’; LG: ‘Lechín de Granada’; LS: ‘Lechín de Sevilla’; MC: ‘Manzanilla Cacereña’; MT: ‘Morrut’;
SEV: ‘Sevillenca’; VB: ‘Verdial de Badajoz’; VH: ‘Verdial de Huévar’; VM: ‘Verdial de Vélez Málaga’; VIL: ‘Villalonga’.

El aspecto de los explantos, fue muy bueno en la mayoría de las variedades, como puede
observarse como ejemplo en `Sevillenca´ (Figura 32). ‘Morrut’, seguía mostrando un desarrollo
anómalo de sus hojas (curvas, arrugadas y excesiva caída de hojas) y ‘Verdial de Badajoz’ y
‘Blanqueta-48’ prácticamente no crecían e, incluso, ‘Verdial de Badajoz’ fue empeorando con los
subcultivos.

156
Resultados
___________________________________________________________________________

Figura 32: Aspecto de los brotes de la variedad ‘Sevillenca’ durante la fase de


proliferación. En la imagen de la izquierda, se muestran los brotes al inicio del
ensayo, y en la imagen de la derecha, los mismos brotes tras las 6 semanas de
cultivo.

De las 15 variedades que iniciaron la fase de multiplicación (sin incluir la variedad control
‘Arbequina’), 12 pudieron pasar a la fase de enraizamiento. Con ‘Blanqueta-48’, ‘Morrut’ y ‘Verdial
de Badajoz’, no se consiguió crear un stock que proliferara más allá de los 20 subcultivos. 8
variedades presentaron unas tasas medias de multiplicación superiores a 1.5 um, por lo que fue
relativamente sencillo obtener suficiente stock, y, sólo 4 variedades, ‘Alfafara’, ‘Blanqueta-11’,
‘Lechín de Sevilla’ y ‘Manzanilla Cacereña’, presentaron tasas inferiores a 1.5 um, a pesar de lo cual,
tras subcultivos y/o recultivos sucesivos, se consiguió crear un stock en proliferación para disponer
de material suficiente para abordar la fase de enraizamiento.

157
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

II.3.3. Enraizamiento

Quisimos estudiar la capacidad de enraizamiento in vitro y ex vitro de aquellas variedades que


habían superado la fase de multiplicación.

Experimento 1: Efecto del medio DKWr sobre el enraizamiento in vitro de diferentes


variedades de olivo
El protocolo estándar de enraizamiento (Vidoy-Mercado, 2014) utiliza el medio DKW (Driver y
Kuniyuki, 1984) suplementado con AIB (0.49 µM). Los brotes se incuban una semana en oscuridad
seguida de 7 semanas en condiciones de luz.

Las variedades estudiadas en este experimento mostraban comportamientos muy diferentes


en respuesta al protocolo estándar (Figura 33). La variedad con mejores resultados fue ‘Blanqueta-
11’, que tras 8 semanas de cultivo alcanzó un porcentaje de enraizamiento del 90%, similares a los
alcanzados por la variedad `Arbequina´, utilizada como control. Además, esta variedad tenía un
comportamiento similar a `Arbequina´, ya que a las 4 semanas ambas variedades alcanzaban
porcentajes de enraizamiento superiores al 50%. Comportamientos opuestos mostraron las
variedades ‘Castellana’ y ‘Verdial de Huévar’, en las que no se produjo enraizamiento (Figura 33).

Las restantes variedades estudiadas, alcanzaron porcentajes de enraizamiento siempre


inferiores al 40% (Figura 33).

158
Resultados
___________________________________________________________________________

Figura 33: Porcentaje de enraizamiento in vitro de distintas variedades de olivo, en el medio DKWr. Datos
a las 2, 4, 6 y 8 semanas. Columnas con distintas letras indican diferencias significativas según el test χ2
(p<0.05). ARB: ‘Arbequina’; ALF: ‘Alfafara’; B11: ‘Blanqueta-11’; CA: ‘Castellana’; CO: ‘Cornicabra’; HOJ:
‘Hojiblanca’; LG: ‘Lechín de Granada’; LS: ‘Lechín de Sevilla’; MC: ‘Manzanilla Cacereña’; SE: ‘Sevillenca’; VH:
‘Verdial de Huévar’; VM: ‘Verdial de Vélez Málaga’; VIL: ‘Villalonga’.

Experimento 2: Efecto de los medios OMr/e en el enraizamiento in vitro de diferentes


variedades de olivo
El protocolo de Cañas et al. (1987) utilizan el enraizamiento en dos fases. En la primera, la
inducción de raíces se realiza en el medio OMr (Rugini, 1984) suplementado con 4.9 µM de AIB. Tras
cultivar los brotes 2 semanas en este medio, se pasa a la segunda fase, en la cual, se transfieren los
explantos al medio de elongación de raíces OMe, sin suplemento de auxina (AIB), y con zeatina (6.8
µM). Los brotes se mantienen en este medio durante 6 semanas.

Los medios OMr/e no mejoran los resultados de enraizamiento producidos por el medio
estándar en las variedades estudiadas, y sólo las variedades ‘Arbequina’ y ‘Blanqueta-11’,
alcanzaron porcentajes superiores al 50%, 72.5% y 68.4% respectivamente. De igual manera, las
variedades ‘Castellana’ y ‘Verdial de Huévar’ no mostraron respuesta alguna a los medios OMr/e,
con 0% de enraizamiento en ambas (Figura 34).

159
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

Figura 34: Porcentaje de enraizamiento in vitro de distintas variedades de olivo, en los medios OMr/e. Datos
a las 2, 4, 6 y 8 semanas. Columnas con distintas letras indican diferencias significativas según el test χ2
(p<0.05). ARB: ‘Arbequina’; ALF: ‘Alfafara’; B11: ‘Blanqueta-11’; CA: ‘Castellana’; CO: ‘Cornicabra’; HOJ:
‘Hojiblanca’; LG: ‘Lechín de Granada’; LS: ‘Lechín de Sevilla’; MC: ‘Manzanilla Cacereña’; SE: ‘Sevillenca’; VH:
‘Verdial de Huévar’; VM: ‘Verdial de Vélez Málaga’; VIL: ‘Villalonga’.

Si comparamos los resultados de enraizamiento in vitro de los dos protocolos utilizados


(Figura 33 y Figura 34), podemos observar que en las variedades ‘Arbequina’, ‘Blanqueta-11’ y
‘Manzanilla Cacereña’ el medio DKWr es el que provoca mayores porcentajes de enraizamiento,
mientras que en las variedades ‘Lechín de Granada’ y ‘Verdial de Vélez Málaga’ es en los medio
OMr/e en los que se obtienen los mejores porcentajes de enraizamiento. En el resto de variedades
los dos protocolos empleados producen resultados similares.

En cuanto al aspecto de los brotes tras el enraizamiento, fue bueno y similar en ambos medios.
Sólo la variedad ‘Cornicabra’ presentaba síntomas de marchitez foliar, caída de hojas y necrosis de
yemas axilares en medio estándar, mientras que exhibió un aspecto bueno en los medios OMr/e.

En cuanto a la parte radicular, si se observaron diferencias entre un protocolo y otro. Así,


mientras que los brotes cultivados en medio estándar, presentaban en general, un menor número
de raíces y más finas, los explantos cultivados en los medios OMr/e presentaban más raíces y mucho
más gruesas y largas, y además desarrollaban raíces secundarias. En lo referente al desarrollo de
callos, ocurre algo parecido, de forma general en los medios OMr/e los callos que se formaban en
160
Resultados
___________________________________________________________________________

la base del brote fueron más grandes que en medio estándar para todas las variedades estudiadas
(Figura 35).

a b c d
1

Figura 35: Aspecto de los brotes tras la fase del enraizamiento in vitro: Explantos de la variedad
‘Arbequina’ y ‘Blanqueta-11’ enraizados con el método estándar DKWr (a y c, respectivamente)
y las mismas variedades enraizadas con el método OMr/e (b y d, respectivamente) tras 8
semanas de cultivo.

Experimento 3: Evaluación de la capacidad de enraizamiento ex vitro de


microestaquillas de diferentes variedades de olivo, procedentes del cultivo in vitro
Debido a los bajos porcentajes de enraizamiento in vitro obtenidos en la mayoría de las
variedades, tanto con el protocolo estándar (Vidoy-Mercado, 2014) como con el protocolo de Cañas
et al. (1987), decidimos probar el enraizamiento ex vitro, para lo cual nos basamos en el protocolo
estándar desarrollado en nuestro grupo (Vidoy-Mercado, 2014).

El protocolo de enraizamiento ex vitro se mostró mucho más eficaz que los protocolos de
enraizamiento in vitro, y así, 10 de las 13 variedades con las que se llevó a cabo el experimento,
incluida la variedad ‘Arbequina’ control, alcanzaron porcentajes de enraizamiento iguales o
superiores al 50%. Las variedades ‘Alfafara’ y ‘Verdial de Huévar’ alcanzaron porcentajes del 45% y
sólo ‘Sevillenca’ mostraron un porcentaje inferior al 40% (Figura 36).

El experimento de enraizamiento ex vitro se mantuvo durante 12 semanas, observándose que


durante las primeras 4 semanas no se produjeron enraizamiento en ninguna de las variedades
estudiadas, siendo entre la 6 y 8 semanas cuando se desarrolló el mayor número de raíces, de forma
que el 76.5% del enraizamiento total se produjo en las 8 primeras semanas y el restante 23.5% se
produjo durante las últimas 4 semanas. Cabe destacar las variedades ‘Lechín de Granada’ y
‘Villalonga’, en las que más del 90% del enraizamiento total se produce en las primeras 8 semanas

161
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

(94.4% y 91.1% respectivamente). En el otro extremo, encontramos las variedades ‘Blanqueta-11’,


‘Castellana’ y ‘Verdial de Huévar’, donde durante las primeras 8 semanas el enraizamiento
acumulado respecto al total es inferior al 60% (Figura 37).

Figura 36: Porcentaje de enraizamiento ex vitro de distintas variedades de olivo. Datos a las 2, 4, 6, 8, 10 y 12 semanas.
Columnas con distintas letras indican diferencias significativas según el test χ2 (p<0.05). ARB: ‘Arbequina’; ALF:
‘Alfafara’; B11: ‘Blanqueta-11’; CA: ‘Castellana’; CO: ‘Cornicabra’; HOJ: ‘Hojiblanca’; LG: ‘Lechín de Granada’; LS:
‘Lechín de Sevilla’; MC: ‘Manzanilla Cacereña’; SE: ‘Sevillenca’; VH: ‘Verdial de Huévar’; VM: ‘Verdial de Vélez Málaga’;
VIL: ‘Villalonga’.

Figura 37: Porcentaje de enraizamiento ex vitro acumulado de distintas variedades de olivo. Datos a las 8 y 12 semanas.
ARB: ‘Arbequina’; ALF: ‘Alfafara’; B11: ‘Blanqueta-11’; CA: ‘Castellana’; CO: ‘Cornicabra’; HOJ: ‘Hojiblanca’; LG: ‘Lechín
de Granada’; LS: ‘Lechín de Sevilla’; MC: ‘Manzanilla Cacereña’; SE: ‘Sevillenca’; VH: ‘Verdial de Huévar’; VM: ‘Verdial de
Vélez Málaga’; VIL: ‘Villalonga’.

162
Resultados
___________________________________________________________________________

En cuanto al aspecto de las plántulas, aquellas que enraizaban tenían un aspecto excelente
(Figura 38). Por el contrario, aquellas que no enraizaban, evidenciaban síntomas de deterioro, por
ejemplo, marchitez foliar, clorosis foliar, caída de hojas y por último con el paso de las semanas
necrosis total del explanto.

a b
1 1

c
1

Figura 38: Aspecto de plántulas de la variedad ‘Villalonga’ tras 8


semanas (a) y tras 10 semanas (b) y tras 12 semanas (c) de
enraizamiento ex vitro utilizando el método estándar.

Comparando los datos obtenidos en el enraizamiento in vitro y ex vitro, en términos generales,


en el enraizamiento ex vitro se alcanzaron los mejores resultados (Figura 33,Figura 34 y Figura 36).
Así, 10 de las 13 variedades estudiadas alcanzan porcentajes de enraizamiento más elevados si esté
se realiza ex vitro. Incluso variedades que in vitro no presentan enraizamiento, si el proceso se

163
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

realiza ex vitro si consiguen enraizar, como es el caso de las variedades ‘Alfafara’, ‘Castellana’ y
‘Verdial de Huévar’.

En las variedades ‘Arbequina’ y ‘Sevillenca’ no se apreciaron diferencias entre los distintos


métodos empleados, mientras que en la variedad ‘Blanqueta-11’ se obtuvieron mejores resultados
in vitro, con un 90% de enraizamiento, frente a 61.4% de enraizamiento ex vitro

II.3.4. Estabilidad Genética

Experimento 1: Estudio de la variabilidad genética intervarietal en olivo


De forma previa al análisis de la estabilidad genética de las plantas micropropagadas se ha
analizado la utilidad de los marcadores ISSR para detectar variabilidad intervarietal en olivo. Para
ello se han analizado los perfiles de amplificación obtenidos en 8 variedades de esta especie:
‘Blanqueta-11’ (B11), ‘Castellana’ (CA), ‘Cornicabra’ (CO), ‘Hojiblanca’ (H), ‘Lechín de Granada’ (LG),
‘Sevillenca’ (S), ‘Verdial de Vélez Málaga’ (VM), y ‘Villalonga’ (V).

El número de marcadores obtenidos por cebador oscila desde los 16 de los cebadores 808 y
827, hasta los 6 del cebador 885 (Tabla 10). En total se han analizado 160 bandas, obteniéndose un
valor medio de 10.67 marcadores por cebador ISSR. De estos 160 marcadores, 65 (40.63%) son
polimórficos, es decir, no están presentes en todas las variedades; y 95 (59.38%) son monomórficos,
es decir, están presentes en todas las variedades estudiadas (Figura 39). El análisis de los
marcadores polimórficos por cebador varía entre 0 (844, 864 y 865) y 11 (813) (Figura 40).

164
Resultados
___________________________________________________________________________

Tabla 10: Número de marcadores totales, polimórficos y monomórficos obtenidos por cada
cebador ISSR al comparar los perfiles de 8 plantones madres.

Nº Marcadores Nº Marcadores Nº Marcadores


totales Polimórficos (%) Monomórficos (%)
808 16 7 9
810 11 7 4
811 15 7 8
813 15 11 4
825 8 5 3
827 16 9 7
834 9 1 8
836 9 4 5
842 9 4 5
844 8 0 8
855 8 3 5
864 8 0 8
868 12 4 8
885 6 0 6
887 10 3 7
TOTAL 160 (100%) 65 (40.63%) 95 (59.38%)

40,63%

59,38%

Monomórficos Polimorficos

Figura 39: Representación gráfica del tipo de marcadores (monomórficos y polimórficos),


respecto al total.

165
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

Figura 40: Perfiles de bandas obtenidos con el cebador 813 a partir de ADN de 8 plantones madre: B-11-Blanqueta-
11; CA-Castellana; CO-Cornicabra; H-Hojiblanca; LG-Lechín de Granada; S-Sevillenca; VM-Verdial de Vélez Málaga;
V-Villalonga. PM-Patrón de Peso Molecular (Gene Ruler 100pb plus DNA Ladder. Fermentas-Thermo Scientific).

El análisis de los 160 marcadores permite diferenciar todas las variedades analizadas entre sí,
cada una de ellas presenta un perfil de bandas que no se repite en el resto de las variedades
analizadas. Las distancias genéticas se estiman por pares (Tabla 11), observándose que las
variedades ‘Sevillenca’ y ‘Lechín de Granada’ son las más cercanas (distancia 0.008).
El dendograma obtenido usando UPGMA como método de agrupamiento y el coeficiente de
Jaccard permite presentar de forma gráfica las relaciones entre las variedades (Figura 41). Se
observan dos clados diferenciados con buen soporte de bootstrap. En uno se agrupan las variedades
‘Castellana’, ‘Cornicabra’ y ‘Villalonga’ y en el otro ‘Hojiblanca’, ‘L. Granada’ y ‘Sevillenca’. Las
variedades ‘Verdial de Vélez Málaga’ y ‘Blanqueta-11’ son las que aparecen más alejadas tal y como
reflejan sus distancias genéticas con el resto de las analizadas.

166
Resultados
___________________________________________________________________________

Tabla 11: Distancias genéticas estimadas al comparar las variedades de olivo por parejas.

B-11 CAS COR HOJ LG SEV VM VILL


Blanqueta-
0 0.284 0.269 0.270 0.279 0.272 0.257 0.271
11
Castellana 0 0.148 0.142 0.160 0.166 0.223 0.149
Cornicabra 0 0.150 0.155 0.161 0.207 0.045
Hojiblanca 0 0.136 0.129 0.234 0.151
L. Granada 0 0.008 0.181 0.169
Sevillenca 0 0.174 0.175
V. Vélez
0 0.221
Málaga
Villalonga 0

B11: ‘Blanqueta-11’; CAS: ‘Castellana’; COR: ‘Cornicabra’; HOJ: ‘Hojiblanca’; LG: ‘Lechín de Granada’; SEV:
‘Sevillenca’; VM: ‘Verdial de Vélez Málaga’; VILL: ‘Villalonga’

Granada

Vélez Málaga

Figura 41: Dendograma donde se muestran la distancia


genética entre las 8 variedades de olivo analizadas estimadas
mediante el coeficiente de Jaccard y representadas mediante el
método de agrupamiento UPGMA (programa PHYLIP). Se
utilizaron 160 marcadores ISSR.

167
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

Experimento 2: Estudio de la estabilidad genética de las plantas micropropagadas


Para amplificar el ADN procedente de las plantas madres y de las plantas micropropagadas de
las 8 variedades de olivo analizadas en este estudio, se utilizaron 15 cebadores ISSR (UBC primers
serie 9), incluyendo repeticiones de di- y trinucleótidos. El número total de marcadores analizados
en este estudio oscila entre los 160 para la variedad ‘Blanqueta-11’ y los 141 de la variedad
‘Cornicabra’ (Tabla 12). Al comparar los perfiles obtenidos en la planta madre con los perfiles
obtenidos en las plantas micropropagadas no se observan diferencias en ninguno de los casos. Las
bandas o marcadores presentes en los plantones madres también lo están en las plantas
micropropagadas (Figura 42), lo que indicaría que los marcadores analizados se comportan como
monomórficos, y por lo tanto no existiría variación somaclonal.

Tabla 12: Número de marcadores obtenidos por variedad con los 15 cebadores ISSR estudiados.

Variedad Nº Marcadores
totales
Blanqueta-11 160
Castellana 144
Cornicabra 141
Hojiblanca 157
L. Granada 147
Sevillenca 149
Verdial Vélez Málaga 149
Villalonga 143

168
Resultados
___________________________________________________________________________

Figura 42: Perfil de bandas obtenido con el cebador 868, para las variedades ‘Cornicabra’, ‘Hojiblanca’,
‘Blanqueta-11’ y ‘Castellana’. (M) plantón madre, (CV1 al CV5) plantas micropropagadas. (PM) Patrón de peso
molecular (Gene Ruler 100pb plus DNA Ladder. Fermentas-Thermo Scientific).

169
Discusión
___________________________________________________________________________

II.4. DISCUSIÓN
El objetivo de este capítulo era estudiar la aptitud para la micropropagación de las variedades
principales de olivo, utilizando para ello el protocolo de micropropagación puesto a punto en
nuestro laboratorio por Vidoy-Mercado (2014) para las variedades ‘Arbequina’ y ‘Picual’
Conocer la respuesta de materiales tan diversos genéticamente, a un único protocolo con el
que ya trabajamos de forma rutinaria en el laboratorio, nos daría una información muy valiosa
acerca de la posibilidad real de aplicar los métodos de conservación in vitro al BGMO, CAP-UCO-
IFAPA, objetivo último de nuestro trabajo.

II.4.1. Establecimiento in vitro del material

En el olivo, igual que ocurre en otras especies leñosas, se produce una pérdida de capacidad
morfogenética del material al alcanzar la fase adulta de desarrollo. Peña-Ramírez et al. (2010),
atribuye está pérdida de capacidad morfogenética del material adulto a la especialización de los
tejidos, reduciendo así su plasticidad y capacidad de diferenciación celular. Por su parte, Valdés et
al. (2003) señalan que durante el desarrollo tiene lugar una reducción en los niveles endógenos de
citoquininas, lo que provoca que se reduzcan las divisiones celulares e inducción de las yemas, lo
que explicaría el retraso observado en las respuestas de las yemas adultas.

En nuestro caso, con el fin de mejorar el comportamiento del material adulto, los árboles
madre se podaron severamente, utilizándose para el inicio del cultivo secciones nodales
procedentes de las nuevas brotaciones que surgen tras la poda. Este proceso ha demostrado ser un
método eficaz para incrementar la capacidad morfogenética en diferentes especies leñosas
(Howard et al., 1989; Selby et al., 1990), y su efecto ha sido atribuido tanto al incremento del vigor
fisiológico de la planta (Fortanier y Jonkers, 1976 citado por Vidoy-Mercado, 2014), como a que los
nuevos brotes que emergen procedan de yemas que permanecían en estado de dormancia,
manteniendo así características juveniles (Franclet, 1983). Esta técnica usada de forma rutinaria
para forzar la brotación de nuevas ramas, en el olivo se ha utilizado en las variedades ‘Koroneiki’
(Roussos y Pontikis, 2002), ‘Galega vulgar’ (Peixe et al., 2007), y en ‘Arbequina’ y ‘Picual’ (Vidoy-
Mercado, 2014).

171
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

La gran heterogeneidad en la respuesta de las distintas variedades de olivo estudiadas ante la


aplicación de un mismo protocolo de micropropagación, pone de manifiesto la gran influencia del
genotipo en dicho proceso. Así ante un mismo medio (RP) y en las mismas condiciones de cultivo,
de las 22 variedades de olivo estudiadas, en 14 variedades se han conseguido porcentajes de
brotación superiores al 50%: ‘Blanqueta-11’, ‘Blanqueta-48’, ‘Castellana’, ‘Cornicabra’, ‘Hojiblanca’,
‘Lechín de Sevilla’, ‘Manzanilla Cacereña’, ‘Manzanilla Sevillana’, ‘Morisca’, ‘Picudo’, ‘Sevillenca’,
‘Verdial de Badajoz’, ‘Verdial de Vélez Málaga’ y ‘Villalonga’, siendo inferiores en las 8 variedades
restantes: ‘Alfafara’, ‘Changlot Real’, ‘Empeltre’, ‘Farga’, ‘Gordal’, ‘Lechín de Granada’, ‘Morrut’ y
‘Verdial de Huévar’. Resultados similares se obtienen cuando se analiza la longitud de los brotes
formados, que en las 12 variedades alcanzan longitudes superiores a 1.5cm, mientras que en las 10
variedades restantes no alcanzan dicho tamaño. Estos resultados concuerdan con los obtenidos por
otros autores que trabajaron simultáneamente con un número elevado de variedades. Zuccherelli
y Zuccherelli (2002) al estudiar la propagación in vitro de 50 variedades de olivo de la cuenca
mediterránea, y utilizando el protocolo descrito por Rugini (1984), clasificaron las variedades en tres
grandes grupos en función de su respuesta de adaptación al protocolo de propagación: Variedades
difíciles (13 variedades en las que se encuentran ‘Gordal’, ‘Manzanilla’ y ‘Picual’), Variedades con
dificultad media (16 variedades, entre las que está ‘Cornicabra’) y variedades fáciles (21 variedades,
entre las que están ‘Arbequina’ y ‘Hojiblanca’). En el trabajo de Vidoy-Mercado (2014), también se
observó la influencia del genotipo, así aun aplicando el mismo medio (RP) y las mismas condiciones
de cultivo, se obtuvo un 82% de brotación en la variedad ‘Arbequina’, mientras que para la variedad
‘Picual’ el porcentaje obtenido fue inferior, 67%. Por el contrario, García-Férriz et al. (2002) no
observaron diferencias en cuanto al porcentaje de brotación entre las tres variedades estudiadas
‘Arbequina’, ‘Picual’ y ‘Empeltre’, en todas ellas se alcanzaron valores entorno al 80%, utilizando
medio OS, medio de inicio establecido por Rugini (1984) con las sales reducidas a la mitad.

Estos resultados contrastan con lo observado por Revilla et al. (1996) y Otero y Docampo
(1998), los cuales no logran establecer in vitro las secciones nodales procedente de material adulto
de la variedad ‘Arbequina’, describiendo problemas de abscisión de hojas y desecación y oxidación
de explantos. En nuestro caso, este efecto sólo se observó en la variedad ‘Morrut’, pero a pesar de
estos problemas el material conseguía establecerse. En otros trabajos (Donini et al., 2008a) tampoco
consiguieron establecer in vitro secciones nodales de ‘Arbequina’ por problemas de contaminación
en ninguno de los tres medios de cultivo que emplearon (MS, OM y WPM). En nuestro caso no

172
Discusión
___________________________________________________________________________

obtuvimos excesivos problemas de contaminación y tras aplicar el protocolo de desinfección la


contaminación media para las 22 variedades estudiadas fue del 8.53%.

Puesto que para cada variedad es necesario ajustar las concentraciones de sales y reguladores
de crecimiento que se emplean (Cozza et al. (1997), en nuestro caso además del medio RP (Roussos
y Pontikis, 2002) utilizando el medio estándar, testamos otros medios recogidos en la bibliografía
para el establecimiento in vitro : MS (Murashige y Skoog, 1962), B5 (Gamborg et al., 1968), WPM
(McCown y Lloyd, 1981) e IM (Rugini, 1984), con el fin de que en aquellas variedades en las que no
se obtuvieron los resultados deseados, ya fuera referente a la brotación/supervivencia de los
explantos o bien en cuanto a la longitud de los brotes formados, mejoraran en estos parámetros.

En el medio IM, si se analizan las variedades de forma independiente, comprobamos que en


6 de ellas (‘Alfafara’, ‘Empeltre’, ‘Farga’, ‘Gordal’, ‘Morrut’ y ‘Verdial de Huévar’) sí se observó que
los porcentajes de supervivencia de los explantos eran significativamente mayores
significativamente, frente al medio RP, aunque la longitud de los brotes formados, era inferior a
0.6cm en todas las variedades. Estos resultados, junto al enorme deterioro que sufrían los explantos
tras los sucesivos subcultivos este medio IM, nos hicieron descartarlo como una alternativa eficaz al
protocolo estándar. Estos resultados concuerdan con los obtenidos por Vidoy-Mercado (2014), y
que aunque el material propagado en IM alcanzaba porcentajes de brotación (98%) superiores a los
obtenidos con medio RP (80%), la longitud de los brotes era mucho menor, 0.4 cm en IM frente a
1.4 cm en RP.

Por otro lado, el medio IM (Rugini, 1984) ha sido usado en Italia para la producción de más de
50 variedades de olivo con unos buenos resultados en cuanto a la calidad y rapidez de crecimiento
de las plantas (Rugini, 2006), pero, en todos los casos el medio IM era sustituido por el medio OM
(Rugini, 1984) una vez los explantos conseguían brotar inicialmente. Esto explicaría la ausencia de
deterioro del material en los subcultivos posteriores que, si observamos en nuestro caso, al seguir
utilizando la formulación inicial.

En cuanto al resto de medios de cultivo utilizados en este estudio (MS, WPM y B5), sólo el
empleo de WPM consiguió mejorar los resultados en cuanto a supervivencia de los explantos frente
al protocolo estándar con RP (59.5% frente a 47.9%). Así, 7 de las variedades estudiadas mejoraron
significativamente los porcentajes de supervivencia con el empleo de WPM (‘Empeltre’, ‘Farga’,

173
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

‘Gordal’, ‘Lechín de Granada’, ‘Morisca’, ‘Morrut’ y ‘Verdial de Huévar’), aunque igual que ocurría
con el medio IM, ninguna conseguía formar brotes con el tamaño mínimo necesario. Resultados
similares, en cuanto a brotación, obtuvieron Grigoriadou et al. (2002) en la variedad griega
‘Chondrolia Chalkidikis’, en la que el empleo del medio WPM resultó más efectivo que el OM (Rugini,
1984) o el QL (Quoirin y Lepoivre 1977). Tanto el medio WPM como el IM, son pobres en sales
comparados con el medio RP, lo que podría indicar cierta toxicidad de algunas sales del medio RP,
que afectaría a la brotación de las yemas de algunas variedades.

En relación a esto, se ha podido observar que en nuestro caso el empleo de otros medios de
cultivo ha mejorado los porcentajes de brotación y supervivencia en ciertas variedades, pero
ninguno mejoró los datos de longitud de los brotes formados. Una posible explicación a los pobres
resultados en cuanto a la longitud de los brotes formados podría ser por los reguladores de
crecimiento utilizados, puesto que en el caso del medio IM se usa ZR, pero en una concentración
mucho menor que en el medio RP, y en el caso del medio WPM, no se emplean reguladores de
crecimiento. Por tanto, parece importante combinar en estas variedades un medio pobre en algunas
sales con una dosis media de reguladores de crecimiento. Peixe et al. (2007) ya puso de manifiesto
la importancia del empleo de los reguladores de crecimiento en todas las fases del protocolo de
propagación del olivo, incluida la de establecimiento. En una línea similar, el trabajo de Grigoriadou
et al. (2002) también pone de manifiesto la necesidad de los reguladores de crecimiento durante la
fase de establecimiento, el WPM resultó ser el medio más eficaz, pero tras la adición de reguladores
de crecimiento, concretamente 20 µM de zeatina, 1 µM de BAP y 0.3 µM de ANA.

Adicionalmente, Dimassi (1999), trabajando con la variedad ‘Kalamon’, puso de manifiesto la


importancia del balance entre los distintos reguladores, así los mejores resultados tanto de
brotación como de longitud de los brotes en el medio WPM, se obtuvieron con un ratio GA3/BAP de
1. Además, observó que con la adición de 10 mg/L de NH4NO3 al medio incrementaba el número de
brotes y la longitud fue del doble, mientras que con una adición de 20 mg/L fue de cuatro veces. El
rol del NH4NO3 en la proliferación de los brotes y su longitud no está bien definido, pero de acuerdo
a Rugini (1984) el olivo requiere de NO3- y de NH4+ con el fin de desarrollar rápidamente las yemas
axilares. El hecho de que el medio RP tenga una concentración muy superior de NH4NO3 (1417 mg/L)
que el IM (100 mg/L) y el WPM (400 mg/L), podría explicar la escasa longitud de los brotes formados
en IM y WPM frente a RP.

174
Discusión
___________________________________________________________________________

Siguiendo la línea de Zuccherelli y Zuccherelli (2002) una posible solución para aquellas
variedades en las que se ha probado que los medios IM o WPM son más efectivos que el protocolo
estándar (en cuanto a brotación y supervivencia de los explantos se refiere), que en total serían 8
(‘Alfafara’, ‘Empeltre’, ‘Farga’, ‘Gordal’, ‘Lechín de Granada’, ‘Morisca’, ‘Morrut’ y ‘Verdial de
Huévar’) podría ser intentar iniciarlas en estos medios y tras 6 semanas, recultivarlas y/o
subcultivarlas en otros medios más ricos en sales y reguladores de crecimiento, que en el caso de
las variedades ‘Lechín de Granada’ y ‘Verdial de Huévar’ podría ser perfectamente el medio RP pues,
en él, presentan buenas tasas de crecimiento y elongación de los brotes. Esta idea se ve apoyada
por el trabajo de Santos et al. (2003) en el que se inició material de Olea europaea spp. maderensis,
testando dos medios diferentes DKW y OM, comprobándose en medio OM el número de brotes
formados era mayor significativamente, pero su longitud menor, por lo que estos explantos
necesitaban ser transferidos a medio DKW para obtener una máxima elongación de los mismos.

II.4.2. Multiplicación

La capacidad de proliferación de los cultivos in vitro viene determinada por el número de


brotes producidos a partir de cada explanto y por la longitud de estos nuevos brotes. En el caso del
olivo, las tasas de multiplicación se ven limitadas por una fuerte dominancia apical, que
habitualmente produce el desarrollo de un solo brote y una escasa o nula producción de brotes
axilares (Rugini y Panelli, 1993; Mendoza de Gyves et al., 2008). En el trabajo de Zacchini y de Agazio
(2004) se puso de manifiesto que la eliminación del ápice influye de manera positiva en el desarrollo
de las yemas laterales. Resultados similares obtuvo Vidoy-Mercado (2014) al cultivar brotes apicales
frente a secciones subapicales, estableciendo como estándar en su protocolo la eliminación de la
yema apical de los explantos en la fase de proliferación.

Una posibilidad para mejorar la tasa de multiplicación en aquellas variedades en las cuales el
protocolo estándar no se ha mostrado eficaz es la aplicación de pulsos eléctricos a los brotes antes
de ponerlos en multiplicación para vigorizarlos y romper la dominancia apical, propia del olivo
cuando se cultiva in vitro. Padilla et al. (2009) observaron que, al aplicar pulsos eléctricos, con y sin
AIB, mediante electroporación, en brotes apicales de olivo procedentes de la germinación in vitro
de semillas de tres variedades de olivo (‘Arbequina’, ‘Manzanilla de Sevilla’ y ‘Gordal’), además de

175
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

obtener altos porcentajes de enraizamiento, se produjo la rotura de la dominancia apical de los


brotes y la formación de brotes axilares en mayor proporción que en el control sin electroporar.

En cuanto a nuestras observaciones, se vuelve a apreciar el fuerte efecto del genotipo durante
la fase de proliferación y así de las 14 variedades con las que se llevó a cabo el estudio podemos
diferenciar 8 variedades en las que se obtienen tasas de multiplicación superiores a 1.5 um
utilizando el protocolo estándar (‘Castellana’, ‘Cornicabra’, ‘Hojiblanca’, ‘Lechín de Granada’,
‘Sevillenca’, ‘Verdial de Huévar’, ‘Verdial de Vélez Málaga’ y ‘Villalonga’), mientras con las restantes
aun usando el mismo medio y las mismas condiciones las tasas eran inferiores a 1.5 um.

Este marcado efecto del genotipo concuerda con otros trabajos recogidos en la bibliografía en
los que se obtienen grandes diferencias en las tasas de multiplicación entre las variedades
estudiadas (Mendoza-de Gyves et al., 2008; Sghir et al. (2005)

Resultados similares obtuvo Vidoy-Mercado (2014), que utilizando el medio RP obtenía tasas
de multiplicación significativamente diferentes para las variedades ‘Arbequina’ y ‘Picual’, sin
embargo, estas diferencias desaparecían al utilizar otros medios de cultivo como ZAD (Zacchini y De
Agazio, 2004) o SS (Sghir et al., 2005), donde se obtenían tasas similares.

El comportamiento de las variedades ‘Blanqueta-48’ y ‘Verdial de Badajoz’, que no mostraban


síntomas de crecimiento y tras el primer subcultivo, estaría en concordancia con lo observado por
Roussos y Pontikis (2002) en la variedad ‘Koroneiki’, en la que los explantos detenían su crecimiento
tras el primer subcultivo en presencia de formulaciones minerales OM y WPM, mientras que con las
sales minerales DKWm, se alcanzaban tasas de proliferación de 1.5.

Nuestros resultados ponen de manifiesto una interacción genotipo-medio de cultivo durante


la fase de proliferación in vitro de los brotes de las variedades de olivo estudiadas, que ha sido
ampliamente descrita en la bibliografía Brhadda et al. (2003), Grigoriadou et al. (2002), Peyvandi et
al. (2009a) y Zacchini y De Agazio (2004). Así, en nuestras observaciones al emplear el medio RP,
observamos que en 7 variedades no se obtenían tasas de proliferación adecuadas lo que sugiere
que dicha formulación mineral no es la óptima para dichas variedades. En nuestro caso, el protocolo
empleado utiliza el medio RP, que contiene la formulación mineral DKW (Driver y Kuniyuki, 1984)
modificada por Roussos y Pontikis (2002) para la variedad ‘Koroneiki’, en la que obtuvo una media
de 1.5 brotes por explanto. Vidoy-Mercado (2014), trabajando con el mismo medio con las

176
Discusión
___________________________________________________________________________

variedades ‘Arbequina’ y ‘Picual’ obtuvo tasas de multiplicación de 2.2 um y 1.4 um


respectivamente, y los resultados obtenidos al testar otras formulaciones minerales (RV, RP, ZAD,
SS, Px), fueron diferentes para las dos variedades estudiadas. Así, mientras que para ‘Arbequina’ los
mejores resultados se obtenían en medio RP, para la variedad ‘Picual’ las mejores tasas se
obtuvieron con el medio ZAD.

En cuanto a los reguladores de crecimiento, en nuestro caso, la citoquinina empleada fue


ribósido de zeatina (ZR), ya que se mostró como la más efectiva durante la fase de multiplicación en
las variedades ‘Arbequina’ y ‘Picual’ (Vidoy-Mercado, 2014). Esto concuerda con los resultados
obtenidos por otros autores en distintas variedades (Briccoli-Bati, 2002 y 2006; Chaari et al., 2002;
Grigoriadou et al., 2002, 2003 y 2007; Lambardi et al., 2002; Leva et al., 2002 y 2003; Roussos y
Pontikis, 2002; Brhadda et al., 2003; Sghir et al., 2005; Donini et al., 2008b; Brito et al., 2009; Padilla
et al., 2009a; Chaari et al., 2011). Sin embargo, el uso de esta citoquinina encarece los procesos de
micropropagación, por lo que se ha intentado sustituir por, BAP y leche de coco (Peixe et al., 2007),
BAP y GA3 (Grigoriadou et al., 2002; Zacchini y De Agazio, 2004), TDZ (García-Férriz et al., 2002) o
combinarla con BAP (Ali et al., 2009a; Grigoriadou et al., 2002) para así reducir su concentración en
el medio.

Otra factor importante a tener en cuenta en la proliferación in vitro del material es la fuente
de carbono, en nuestro trabajo, se utilizó manitol, que había sido utilizado con éxito en el cultivo in
vitro de diferentes cultivares de olivo: ‘Manzanillo’ (García et al., 2002); ‘Koroneiki’ (Roussos y
Pontikis, 2002); ‘Nebbiara’ (Zacchini y De Agazio, 2004); ‘Rowghani’ (Farahani et al., 2008; Peyvandi
et al., 2009a): ‘Canino’, ‘Moraiolo’, ‘Frantoio’, ‘Piantone di Moiano’ y ‘Rosciola (Mendoza-De Gyves
et al., 2008); ‘Arbequina’ y ‘Picual’ (Vidoy-Mercado, 2014). Este efecto positivo del manitol en los
procesos de micropropagación del olivo puede deberse a que es fácilmente asimilable y movilizado,
al ser la principal forma de transporte de carbohidratos vía floema en esta especie (Conde et al.,
2007). Sin embargo, otros autores como Chaari et al. (2002) señalaron que la fuente de carbono que
proporcionaba las mayores tasas de multiplicación en la variedad ‘Meski’ era la glucosa (30 g/L).

177
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

II.4.3. Enraizamiento

El enraizamiento in vitro puede ser realizado en una o dos fases. En este trabajo se han
realizado los dos sistemas de enraizamiento. El enraizamiento en una fase se realizó utilizando el
protocolo de Revilla et al. (1996), en el que los brotes se cultivan en medio DKWr (½sales DKW y
suplementado con AIB-0.49 µM) y se incuban una semana en oscuridad, seguida de 7 semanas en
condiciones de luz. Para el enraizamiento en dos fases se siguió el protocolo de Cañas et al. (1987)
en el que la fase de inducción de los primordios se realiza 2 semanas en medio OMr (½ sales OM y
suplementado con AIB-4.9 µM) y la fase de elongación de las raíces (6 semanas), se realiza en
ausencia de auxina en el medio OMe (¼ sales OM y suplementado con zeatina -6.8 µM).

De las 12 variedades estudiadas, sólo la variedad ‘Blanqueta-11’ muestra porcentajes de


enraizamiento superiores al 50% (90% en DKWr y 68.4% en OMr/e), resultados similares a los
obtenidos en la variedad ‘Arbequina’, nuestro control, (88% en DKWr y 72.5% en OMr/e). Ninguna
de las restantes variedades alcanzó porcentajes de enraizamiento in vitro aceptables en ninguno de
los protocolos testados, especialmente las variedades ‘Alfafara’, ‘Castellana’ y ‘Verdial de Huévar’,
con 0% de enraizamiento. Estas diferencias de comportamiento entre las variedades, muestran
nuevamente el marcado efecto del genotipo, sobre la respuesta del material en todas las fases de
la micropropagación, que explica la gran variedad de protocolos y medios de enraizamiento in vitro
descritos en la bibliografía (Chaari et al., 2002; Grigoriadou et al., 2002; Peixe et al., 2007; Santos et
al., 2002; Zacchini y De Agazio, 2004).

Estos datos no hacen más que confirmar la importancia de la composición del medio de cultivo
y las condiciones ambientales para el éxito del enraizamiento, lo que explicaría las grandes
diferencias observadas en nuestro estudio, en el enraizamiento in vitro entre las distintas variedades
y para una misma variedad entre los distintos medios empleados.

El enraizamiento ex vitro se había realizado en olivo, con buenos resultados en las variedades
‘Arbequina’ (80% enraizamiento) y ‘Picual’ (70% enraizamiento) (Vidoy-Mercado, 2014).

Los resultados obtenidos al aplicar el protocolo descrito por Vidoy-Mercado (2014) a las 12
variedades estudiadas, muestran que en general es un buen protocolo para enraizar el material, ya
que todas las variedades enraizaron, en 3 de ellas (‘Blanqueta-11’, ‘Lechín de Granada’ y ‘Villalonga’)
se alcanzaron altos porcentajes de enraizamiento (60-80%), otras 8 variedades (‘Alfafara’,

178
Discusión
___________________________________________________________________________

‘Castellana’, ‘Cornicabra’, ‘Hojiblanca’, ‘Lechín de Sevilla’, ‘Manzanilla Cacereña’, ‘Verdial de Huévar’


y ‘Verdial de Vélez Málaga) muestran una capacidad para enraizar media (40-60%) y sólo en la
variedad ‘Sevillenca’ se obtuvo un bajo enraizamiento (<40%). Por otro lado, a pesar de que todas
las variedades consiguieron enraizar, los porcentajes fueron muy variables, oscilando entre el 80.0%
de ‘Villalonga’ y el 28.6% de ‘Sevillenca’, lo cual corrobora la fuerte dependencia del genotipo ya
observada en el enraizamiento in vitro. Resultados similares obtuvo Leva, (2011) con las variedades
‘Coratina’, ‘Maremmano’, ‘Maurino’, ‘Picholine’ y ‘S. Francesco’, en las que obtuvo porcentajes de
enraizamiento que oscilaban entre el 62% y el 76%, mientras que con las variedades ‘Frantoio’ y
‘Correggiolo’, estos porcentajes disminuían al 40% y 28% respectivamente.

Es importante señalar que Vidoy-Mercado (2014), observó que existía un efecto estacional en
el enraizamiento ex vitro de olivo, de forma que cuando este se realizaba en otoño los resultados
eran superiores a los obtenidos que cuando se realizaba en primavera. Este efecto estacional
observado, incluso en material procedente de material in vitro, también ha sido descrito por
Mencuccini, (2003), que comprobó que los porcentajes de enraizamiento de las variedades
‘Frantoio’, ‘Dolce Agogia’ y ‘Moraiolo’ eran menores durante enero, incrementándose
progresivamente en mayo, para alcanzar los valores máximos en septiembre. En nuestro caso para
evitar este efecto estacional, todos los experimentos se realizaron durante el otoño, época en la
que Vidoy-Mercado (2014) obtenía los mejores resultados.

Nuestros resultados muestran que el protocolo de enraizamiento ex vitro es más eficaz que el
enraizamiento in vitro (DKWr y OMr/e), de hecho, salvo para la variedad ‘Blanqueta-11’, en la que
los mayores porcentajes se obtienen in vitro y para ‘Sevillenca’, en la que no se encuentran
diferencias entre ambos métodos, para las restantes 10 variedades, los porcentajes de
enraizamiento son muy superiores ex vitro que in vitro. Este hecho también fue descrito por Vidoy-
Mercado (2014), en la variedad ‘Picual’ (60% in vitro vs 83% ex vitro). Además, en las variedades
‘Alfafara’, ‘Castellana’ y ‘Verdial de Huévar’, que no enraizaban in vitro, alcanzan ex vitro porcentajes
del 45%, 54.3% y 45% respectivamente

Debergh y Maene (1983) recomendaron el enraizamiento ex vitro siempre que este fuese
posible y aunque el enraizamiento ex vitro no sea una práctica común en los procesos de
micropropagación de olivo, en este trabajo se ha demostrado que se trata de un proceso más eficaz
y eficiente que el enraizamiento in vitro, y proporciona mejores porcentajes de enraizamiento y

179
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

permite llevar a cabo simultáneamente los procesos de enraizamiento y aclimatación, acortando así
trabajo y tiempo.

No se ha observado una relación entre los resultados obtenidos de enraizamiento ex vitro y


los obtenidos por Del Río y Caballero et al. (2005) en el enraizamiento mediante la técnica del
estaquillado semileñoso. Sólo en la variedad ‘Hojiblanca’ se obtienen valores similares (57.5%
estaquillado vs 55.7% ex vitro), mientras que en las restantes variedades se observan grandes
diferencias entre ambos métodos. Así para 5 variedades (‘Lechín de Granada’, ‘Manzanilla
Cacereña’, ‘Verdial de Huévar’, ‘Verdial de Vélez Málaga’ y ‘Villalonga’) el método ex vitro mejoró
los resultados obtenidos por estaquillado. Por el contrario, en 6 variedades, el enraizamiento ex
vitro daba resultados inferiores respecto al estaquillado, así las variedades ‘Alfafara’, ‘Blanqueta-
11’, ‘Castellana’, ‘Cornicabra’ y ‘Lechín de Sevilla’ pasan de una alta capacidad de enraizamiento por
estaquillado a una capacidad media, y la variedad ‘Sevillenca’ de una capacidad media a una baja.

Leva (2011), en un estudio de enraizamiento ex vitro con 7 variedades de olivo, concluyó que
para garantizar el éxito de éste es necesario que los explantos de partida, los cuales provienen del
cultivo in vitro, 15 antes de su paso a la fase de enraizamiento ex vitro, sean cultivados en medio sin
reguladores de crecimiento, para que se produzca una reducción progresiva del contenido de
zeatina, o de otros reguladores en los tejidos, que puedan influir de manera negativa en el
enraizamiento. Este hecho, podría explicar los bajos porcentajes de enraizamiento ex vitro mostrado
en las variedades que por estaquillado si mostraban alto enraizamiento.

II.4.4. Estabilidad genética

Los microsatélites (SSRs y ISSRs) son uno de los marcadores más utilizados en la actualidad
para la identificación varietal (Ortiz et al., 2000), debido a la alta variabilidad que detectan y su
reproductibilidad. Belaj et al. (2003b) testó la utilidad de distintas técnicas de identificación
molecular (RAPDs, AFLPs y SSRs) para el caso del olivo y, aunque con las tres técnicas fue capaz de
diferenciar 32 genotipos diferentes, solo los microsatélites diferenciaron las variedades ‘Frantoio’ y
‘Cellina’, las cuales se encuentran genéticamente muy emparentadas, poniendo así de manifiesto el
alto poder de discriminación de los estos marcadores. Incluso los SSRs se han utilizado también para
la realización de test de paternidad en determinados individuos procedentes de semillas utilizados

180
Discusión
___________________________________________________________________________

en los procesos de mejora (De la Rosa et al., 2004). Por su parte, los marcadores ISSRs han resultado
de gran utilidad en la detección de variación somaclonal en plantas de café (Rani et al., 2000) en la
planta de té (Devarumath et al., 2002), sorgo (Li et al., 2010), álamo (Rahman y Rajora, 2001), arroz
(Gao et al., 2009), plátano (Hautea et al., 2004; Ray et al., 2006), vid (Welter et al., 2007), trigo
(Khlestkina et al., 2010) y caña de azúcar (Singh et al., 2008).

Variabilidad intervarietal

De forma previa al análisis de la estabilidad genética de las plantas micropropagadas se ha


analizado la utilidad de los marcadores ISSR para detectar variabilidad intervarietal en olivo. Como
cabría esperar los resultados muestran diferencias intervarietales, lo que nos permitió agrupar las
variedades en un dendograma en el cual se diferencian dos clados y en que aparecen las variedades
‘Verdial de Vélez Málaga’ y ‘Blanqueta-11’ más separadas del resto.

En el primero de los clados se agrupan las variedades ‘Castellana’, ‘Cornicabra’ y ‘Villalonga’.


Si se observa la distribución geográfica de estas variedades (Ver Introducción General apartado
“Origen y distribución geográfica”), observamos que ocupan principalmente la franja media
peninsular, básicamente Castilla la Mancha y Valencia [‘Cornicabra’ (Toledo y Ciudad Real),
‘Castellana’ (Cuenca y Albacete) y ‘Villalonga’ (Valencia)] y por tanto son variedades con
localizaciones geográficas próximas. Rallo et al. (2005) comenta que la propagación vegetativa del
material vegetal de olivo aceleró el proceso de selección y difusión de las variedades de olivo
españolas, de tal forma que los agricultores fijaban caracteres de interés en la descendencia de los
genotipos elegidos, lo que provocó que a partir de ese momento la selección y el cultivo se
aceleraran recíprocamente. A estas primeras variedades de olivo, al ser interfértiles con el
acebuche, se les incorporarían progresivamente por introgresión genes de poblaciones silvestres
muy diversificadas (Rallo et al., 2005), dando lugar con el tiempo a nuevas variedades mejor
adaptadas al cultivo. Esto podría explicar que variedades geográficamente próximas como sería este
caso, pudieran compartir una mayor similitud genética respecto a otras variedades más alejadas.
Además, las tres variedades en cuestión se caracterizan por su elevada producción, y por ser
variedades denominadas rústicas, es decir, que presentan gran capacidad para adaptarse a suelos
pobres y a condiciones de sequía y frío, además de ser de fácil propagación, con lo cual reúnen una
serie de características que facilitarían la selección y difusión por parte de los agricultores.

181
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

Este hecho también podría explicar la relación existente en el otro clado obtenido en nuestro
dendograma, pero sólo para las variedades ‘Hojiblanca’ y ‘Lechín de Granada’, pues ambas
variedades se extienden por zonas contiguas en Andalucía y Murcia [‘Hojiblanca’ (zona central de
Andalucía) y ‘Lechín de Granada’ (Granada, Almería y Murcia) e igualmente comparten
características agronómicas (alta producción y fácil adaptación a suelos pobres y zonas frías). Sin
embargo, la proximidad geográfica no explicaría el agrupamiento de la variedad ‘Sevillenca’ dentro
de este clado, pues esta variedad se cultiva en una pequeña zona al norte de valencia y Castellón y
estaría más emparentada con el anterior clado, si a proximidad geográfica nos referimos.

Para las restantes dos variedades, ‘Blanqueta-11’ y ‘Verdial de Vélez Málaga’, las cuales no se
agrupan con ningún clado de los anteriores mencionados ni entre ellas, una posible explicación
radique en que se tratan de variedades con una nula o escasa difusión limitada a su zona de origen
[Verdial de Vélez Málaga’ (concentra su cultivo en la población de Vélez Málaga’ con unas 11.000
ha) y ‘Blanqueta-11’ (17.000 ha en la zona de Alicante)]. Barranco et al. (2005a) comenta que
precisamente el confinamiento de determinadas variedades es una de las características del
material vegetal de olivo español. Esta limitación de la difusión obedece al desconocimiento del
comportamiento de las mismas en otras zonas de cultivo y a las grandes cantidades de material
vegetal que requerían los sistemas tradicionales de propagación. Además de este aspecto, otra
característica que define al material vegetal del olivo es la homogeneidad de las variedades debido
a la baja ocurrencia de variaciones genéticas en esta especie (Barranco et al., 2005a). Estas
características provocan una disminución en el intercambio genético de estas variedades con
variedades colindantes y por tanto presentarían mayores diferencias genéticas respecto al resto de
variedades. Todo lo contrario que ocurre con aquellas variedades que presentan grandes superficies
de cultivo y una gran difusión, al tratarse de variedades que destacan por sus características
agronómicas y comerciales, pues estas variedades han podido sufrir mayor intercambio genético
con especies colindantes, y por tanto aquellas variedades próximas geográficamente entre sí
presentarían una mayor relación genética entre ellas. Este sería el caso de las variedades
‘Castellana’, ‘Cornicabra’, ‘Villalonga’, ‘Hojiblanca’ y ‘Lechín de Granada’, lo que permite poder
agruparlas en diferentes clados según su grado de similitud.

182
Discusión
___________________________________________________________________________

Estabilidad genética

Uno de los principales inconvenientes de los procesos de micropropagación es la aparición de


variación somaclonal (Larking y Scowcroft, 1981; Bairu et al, 2011). Durante el cultivo in vitro, el
método de propagación, el genotipo, la naturaleza del tejido utilizado como material de partida, el
tipo y concentración de reguladores de crecimiento y el número, así como la duración de los
subcultivos son algunos de los factores que determinan la frecuencia de dicha variación (Bairu et
al., 2011). Entre los métodos de micropropagación, la realizada mediante organogénesis axilar se
considera de bajo riesgo en cuanto a la aparición de variación somaclonal (Rugini y Pesce, 2006;
Bairu et al., 2011). Para considerar exitoso un protocolo de micropropagación y que este pueda ser
usado con fines comerciales, debe garantizar que en las plantas micropropagadas no se producen
fenómenos de variación genética.

En nuestro caso, las amplificaciones realizadas con los 15 cebadores empleados generaron un
elevado número de marcadores ISSRs, con una media de 149 marcadores por variedad, en los cuales
no se detectó la presencia de variación somaclonal en las variedades analizadas durante todo el
proceso de micropropagación, lo que se puede considerar como un indicio de estabilidad genética,
poniendo de manifiesto que los marcadores ISSRs pueden ser utilizados para determinar la
estabilidad genética de variedades de olivo micropropagadas y que el protocolo de
micropropagación desarrollado en nuestro laboratorio sería un método eficaz que no provoca
alteraciones en la estabilidad genética del material, al menos en los genotipos testados.

Estos resultados concuerdan con los obtenidos por otros autores y con el empleo de distintos
tipos de marcadores. Así, Brito et al. (2010) y Vidoy-Mercado (2014), emplearon marcadores SSRs
con los cuales tampoco observaron la presencia de variación somaclonal en los individuos
micropropagados. García-Férriz (2002) obtuvo resultados similares, con las variedades ‘Arbequina’,
‘Picual’ y ‘Empeltre’ y el empleo de marcadores RAPDs; mismos marcadores y con idéntico resultado
obtuvieron Leva et al. (2002; 2003) y Leva y Petruccelli (2012) en la variedad ‘Maurino’. Sin embargo,
usando los mismos marcadores y el mismo tipo de explanto, Peyvandi et al. (2009a) detectó
variación somaclonal en plantas micropropagadas de la variedad ‘Dezful’. La ocurrencia de variación
somaclonal, ha sido detectada en múltiples especies leñosas como por ejemplo Eucalyptus
tereticornis (Tripathi et al., 2006) con el empleo de RAPDs y AFLPs; en Populus tremuloides usando
SSRs (Rahman y Rajora, 2001) y en Robinia ambigua usando ISSRs (Guo et al., 2006).

183
Capítulo II: Micropropagación
___________________________________________________________________________

Es importante tener en cuenta que, aunque en nuestros resultados no se ha detectado la


presencia de variación somaclonal, no se puede descartar la existencia de esta. Esto es debido a que
el empleo de los microsatélites tiene una serie de limitaciones, entre las cuales está que sólo
analizan determinadas regiones del genoma, no esté en su totalidad. Por lo que, para un análisis
más exhaustivo, sería conveniente el empleo de varios tipos de marcadores combinados como
RAPDs SSRs y AFLPs (Belaj et al., 2003a,b; Cipriani et al., 2003; De la Rosa et al., 2003; Rallo et al.,
2003), los cuales son métodos puesto a punto y empleados en diversas variedades de olivo, con el
fin de abarcar un mayor espectro del genoma y poder garantizar la estabilidad genética del material
micropropagado.

En definitiva, los resultados obtenidos en nuestro estudio, ponen de manifiesto que el


protocolo de micropropagación puesto a punto en nuestro laboratorio, parece garantizar la
estabilidad genética del material, permitiendo conservar los recursos genéticos de olivo,
solventando así la aparición de variación somaclonal, uno de los principales problemas asociados al
proceso de micropropagación (Bairu et al., 2011; Miguel y Marum, 2011; Neelakandan y Wang,
2012).

184
Introducción
___________________________________________________________________________

III.1. INTRODUCCIÓN
III.1.1. Conservación in vitro

La propagación in vitro requiere de subcultivos frecuentes con la finalidad de renovar los


nutrientes del medio, multiplicar los cultivos que se han desarrollado y mantenerlos por tiempo
indefinido. Esto genera un coste considerable de mano de obra, tiempo y medios de cultivo que
deben emplearse, además del riesgo existente de pérdidas por contaminación (Bhojwani y Dantu,
2013b).

Definimos como conservación in vitro a la conservación del material vegetal que implica el
cultivo de tejidos, para un mantenimiento prolongado y un almacenamiento de sistemas biológicos
ya establecidos cultivados in vitro, a través de procesos que implica una disminución o cese de la
división celular y el metabolismo de las células sin afectar a su estabilidad genética bajo unas
condiciones climáticas controladas (Becerril et al., 2010; Bhojwani y Dantu, 2013b). Básicamente, la
conservación in vitro consiste en cambios en el medio de cultivo junto con una disminución de la
temperatura, con el fin de disminuir o suprimir el crecimiento de células, tejidos y órganos de las
plantas, maximizando así el intervalo entre los subcultivos, lo que permite reducir la mano de obra,
los gastos, el espacio de almacenamiento y la posible contaminación, a la vez que se mantenga la
capacidad de crecimiento de los cultivos una vez concluido el proceso y el riesgo de daño o muerte
del material durante la conservación sea lo más bajo posible (Bhojwani y Dantu, 2013b).

La conservación in vitro representa un método de conservación alternativo, eficaz y


totalmente imprescindible para aquellas especies que no forman semillas, forman semillas
recalcitrantes o no son representativas de los genotipos parentales, como por ejemplo la patata, los
frutales y la mayoría de las plantas ornamentales. Surge con el fin de solventar los problemas
ocasionados tanto por la conservación in situ como ex situ y también como salvaguarda, para crear
copias de seguridad de las colecciones conservadas in vivo (Becerril et al., 2010; Bhojwani y Dantu,
2013b).

Entre sus principales ventajas destaca que permite el saneamiento del material, permite y
facilita su distribución, es independiente del medio ambiente, en un método relativamente
económico, pues en poco espacio se puede almacenar un gran número de plantas multiplicadas
clonalmente (Bhojwani y Dantu, 2013b).

187
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

III.1.2. Métodos de conservación in vitro

Los métodos de conservación in vitro se pueden agrupar en dos grandes categorías: Una
formada por aquellos métodos basados en el crecimiento mínimo (o lento) de los brotes cultivados
in vitro, entre los que destacan la frigoconservación y la encapsulación-refrigeración, y que permiten
la conservación del material a medio plazo, y otra formada por aquellos métodos basados en un
crecimiento nulo o crioconservación, los cuales permiten la conservación del material vegetal a mas
largo plazo (Llácer y Badenes, 2010; Bhojwani y Dantu, 2013b).

III.1.2.1 Conservación mediante crecimiento mínimo


Los métodos de crecimiento mínimo o lento, consisten, como su nombre indica, en aplicar
unas condiciones de cultivo que permitan mantener los brotes en niveles mínimos de crecimiento
(Llácer y Badenes, 2010; Bhojwani y Dantu, 2013b). La tasa de crecimiento puede verse afectada
por la reducción de la temperatura, la intensidad de la luz y/o la adición de compuestos osmóticos,
tales como manitol o sacarosa en el medio de cultivo, y/o retardantes del crecimiento (Grout, 1995),
etc. La edad del material a conservar, el tamaño del explanto utilizado o el estado fisiológico de los
brotes, entre otros, también pueden afectar al tiempo máximo de almacenamiento (Ozudogru et
al., 2010), por lo que es necesario definir estos factores para cada especie.

Por ello, como parte de las estrategias empleadas para disminuir el crecimiento de los
explantos y aumentar los intervalos entre subcultivos, está el reducir la temperatura de la cámara
de crecimiento, aunque siempre por encima de los 0 °C. En muchos casos, las bajas temperaturas
se combinan con poca intensidad de luz o incluso oscuridad para limitar el crecimiento (Bhojwani y
Dantu, 2013b).

Otras estrategias seguidas son el cambio en la composición del medio de cultivo mediante el
uso de: inhibidores del crecimiento, con el propósito de limitar el crecimiento, o la adición de
azúcares como el manitol o la sacarosa para disminuir el potencial osmótico del medio y conseguir
así una deshidratación de los tejidos que les permita soportar mejor las bajas temperaturas. Ambas
estrategias se combinan frecuentemente con el fin de minimizar el crecimiento y desarrollo de los
cultivos conservados (Bhojwani y Dantu, 2013b).

188
Introducción
___________________________________________________________________________

En general, el rango de período de conservación mediante crecimiento mínimo es de algunos


meses a un año y, en definitiva, lo que pretenden estos métodos es maximizar los periodos de
subcultivos o extenderlos indefinidamente, con el fin de facilitar y abaratar la conservación a medio
plazo.

III.1.2.1.1. Frigoconservación
La frigoconservación es un método de conservación de colecciones in vitro a medio plazo en
la que se consigue ralentizar el crecimiento mediante el empleo principalmente de bajas
temperaturas, ya que así disminuye la tasa de crecimiento de las plantas y se prolonga el ciclo celular
(Xia et al., 2009).

Como en la mayoría de las técnicas in vitro, el éxito de la técnica requiere el establecimiento


de protocolos específicos para cada tipo de explanto, variedad y especie. El rango de temperatura
empleado varía según la sensibilidad de la especie que se quiera conservar, así para especies
tolerantes al frío el rango varía entre los 0 °-5 °C, mientras que para especies tropicales el rango
oscila entre los 15 °-20 °C (Rao, 2004).

Frecuentemente, en los protocolos de frigoconservación, el empleo de bajas temperaturas se


combina con el empleo de agentes que disminuyen el potencial osmótico del medio como manitol,
sacarosa, sorbitol (Sarkar y Naik, 1998) y con la adición de retardantes del crecimiento al medio de
cultivo como ancimidol y ABA (Kovalchuk et al., 2009). Diversos trabajos han demostrado el papel
de las fitohormonas y del ácido salicílico en la capacidad de las plantas para sostener el crecimiento
y desarrollo a bajas temperaturas. Así, Xia et al. (2009) postulan que cuando las plantas son
sometidas durante mucho tiempo a bajas temperaturas, se produce un ajuste entre los niveles
endógenos de ácido salicílico, el cual se incrementa, y los niveles de citoquinina, los cuales
disminuyen y de este balance se regula la expresión de genes implicados en el desarrollo y
crecimiento de la planta. Se ha observado que a bajas temperaturas se estimula la actividad de la
citoquinina oxidasa, y por tanto puede disminuir el contenido de las citoquininas endógenas
(Veselova et al., 2005). Además, el contenido de ABA aumenta, lo que podría inducir la expresión
de genes relacionados con la aclimatación al frío (Xiong et al., 2001). Por su parte, Capuana y Di
Lonardo (2013), demostraron que para la conservación del material de Castanea sativa, era mejor
la aplicación de BA en el medio de cultivo, que no usarla, pues mejoraba notablemente los
porcentajes de supervivencia tras 12 meses de conservación (56% -32% respectivamente).

189
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

Un protocolo general de frigoconservación constaría de los siguientes pasos:

1-Establecer un stock de material en crecimiento activo en condiciones óptimas de cultivo.

2-Se cultivan brotes de dicho stock en un medio de cultivo modificado a baja temperatura por
un tiempo determinado. La temperatura de conservación, el medio de cultivo, así como el tiempo
de almacenaje hay que ponerlo a punto para cada especie y variedad.

3-Una vez concluida la fase de conservación se procede a recuperar el material y se transfiere


a un medio de proliferación volviendo a las condiciones óptimas de crecimiento.

4-Se enraíza una parte del material y se aclimata a invernadero.

5-Se analiza la estabilidad genética del material.

6-Tras un par de subcultivos donde se comprueba el correcto desarrollo del material, se puede
volver a conservar en condiciones de crecimiento mínimo.

Entre los daños más frecuentemente apreciables en los cultivos tras su almacenaje en frío
destacan la etiolación, frecuente si se han conservado en oscuridad, síntomas de quemado, brotes
oscurecidos, excesiva elongación intermodal y necrosis en el ápice de los brotes. Entre los objetivos
de un buen protocolo de frigoconservación está evitar la aparición de esos síntomas, además de
que los explantos almacenados mantengan su viabilidad y un buen desarrollo posterior, y,
fundamentalmente, evitar la aparición de cambios genéticos en el material (variación somaclonal).

Lambardi et al. (2002) realizaron trabajos de frigoconservación con dos variedades de olivo
‘Leccino’ y ‘Frantoio’, con los cuales consiguieron porcentajes de supervivencia tras 12 meses de
conservación a 4 ºC y oscuridad del 66% y 40% respectivamente. Estos porcentajes caían
drásticamente al 0% si la conservación se hacía con un fotoperiodo de 8h de luz. Resultados similares
se apreciaron en otras especies leñosas (Lambardi y De Carlo, 2002 citado por Lambardi et al., 2002).
Sin embargo, Imbroda et al. (2014) obtuvieron mejores resultados cuando conservaron brotes del
cultivar `Arbequina´ a 8 ºC en luz. Estos autores pusieron a punto un protocolo de frigoconservación
para dicha variedad para lo cual testaron distintas temperaturas (4 º y 8 º C), distintos fotoperiodos
(16 horas y 0 horas) y distintas concentraciones de hormona (completas o reducidas a la mitad). Los
resultados de supervivencia obtenidos tras 12 meses de conservación fueron muy variables en
función de los tratamientos desde un 91% en el material que fue mantenido a 8 °C y fotoperiodo de
16 horas frente a porcentajes inferiores al 16.1% en el resto de tratamientos. La concentración de

190
Introducción
___________________________________________________________________________

reguladores en el medio durante la incubación en frío no pareció influir en la supervivencia ni en la


capacidad de recuperación del material, que se recuperó rápidamente tras su establecimiento en el
medio de proliferación. El porcentaje de enraizamiento del material alcanzó hasta un 47% tras 2
subcultivos, inferior al alcanzado en el control no frigoconservado (71%). Sin embargo, dichos
porcentajes se equiparaban cuando se realizaba el enraizamiento tras 6 subcultivos.

III.1.2.1.2. Encapsulación-Refrigeración
La técnica de la encapsulación surgió con la idea de crear semillas sintéticas o artificiales para
el desarrollo de embriones somáticos y así protegerlos durante su transporte y manipulación. De
hecho, Murashige (1978), dio la primera definición de semilla sintética como “embrión somático
encapsulado”. Actualmente, cada vez más son los estudios que emplean propágulos no
embriogénicos, como secciones nodales o apicales de 3-4 mm con una yema, para la creación de
semillas sintéticas (Pattnaik et al., 1995; Capuano et al., 1998; Micheli et al., 2007a; Standardi, 2009;
Ara et al., 2000, Rai et al., 2009). Así Micheli et al. (2007a) y Standardi (2009) añadieron el término
de cápsula, como un producto derivado de la técnica de la encapsulación y que se define como
“encapsulación de una porción de tejido vegetal derivado del cultivo in vitro, el cual posee capacidad
de brotar (aunque no de formar una planta entera), el cual puede ser usado para la
micropropagación, para almacenar o transportar”.

La técnica de encapsulación es una herramienta que puede ser muy útil en micropropagación.
Por un lado, puede emplearse para la conservación de germoplasma (siempre y cuando se
establezcan las condiciones óptimas para el almacenamiento) o como un método para disminuir la
necesidad de recultivar el material durante un periodo de tiempo, puesto que las secciones
encapsuladas almacenas a bajas temperaturas no requieren la transferencia a medio fresco (West
et al., 2006). La encapsulación puede también actuar como fuente de material aséptico, y ser usado
en caso de contaminación del material stock (West et al., 2006; Preece y West, 2009).

Otra aplicación importante es su enorme utilidad para el intercambio de germoplasma y


material vegetal axénico entre laboratorios, tanto privados como públicos (Danso y Ford-Lloyd,
2003; Naik y Chand, 2006). En el caso del olivo, existe en la actualidad una gran demanda de plantas,
lo que genera importantes intercambios a nivel global. No obstante, muchos países tienen leyes
muy restrictivas al respecto para la introducción de material vegetal, debido a que esto puede
conllevar la introducción indeseada de enfermedades, las cuales pueden estar en la tierra o en la

191
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

propia planta transportada. En este sentido, la micropropagación puede solventar dicho problema.
Sin embargo, el transporte de plantas micropropagadas presenta una serie de dificultades, debido
a los cambios de temperatura y las fluctuaciones en la humedad relativa que sufre la planta durante
su transporte, los cuales pueden provocar graves daños. Por ello, la tecnología de la encapsulación
es una herramienta muy útil con la cual producir propágulos vegetativos encapsulados con
capacidad de crecimiento y proliferación, para poder intercambiar material vegetal entre
laboratorios de diferentes países (Standardi y Piccioni, 1998).

El procedimiento de la encapsulación consiste básicamente en tres pasos (Standardi y Micheli,


2013) (Figura 43):

Recubrimiento: Consiste en colocar el explanto a encapsular en la solución de encapsulación.


El alginato es el mayormente utilizado, debido a su moderada viscosidad, nula toxicidad para
los explantos, gelificación rápida, bajo coste y biocompatibilidad. Sin embargo, otras muchas
sustancias se han empleado en sustitución del alginato de sodio, como alginato de potasio,
carboximetil celulosa, Gelrite, etc. (Saiprasad, 2001; Rai et al., 2009).

Endurecimiento: El alginato recubriendo el explanto se deja caer en una solución de cloruro de


calcio durante 20-30 min. Durante este proceso, se produce un intercambio iónico, lo que
resulta en el reemplazo del sodio de la matriz por el calcio, formándose alginato de calcio. Así,
el revestimiento adquiere la consistencia necesaria para asegurar la protección contra daños
mecánicos y evitar riesgo de deshidratación del explanto. Esta etapa de endurecimiento está
afectada por la concentración de alginato empleada y la de la solución de cloruro de calcio,
así como del tiempo de polimerización. Por lo general, una mayor textura proporciona mayor
protección durante el transporte y la manipulación, pero podría presentar mayor dificultad
para que el explanto consiga romper el recubrimiento y así poder brotar y desarrollarse, por
lo que hay que buscar el equilibrio ideal.
Aclarado: Consiste en lavar los encapsulados formados. Se recomienda realizarlo varias veces
con el fin de eliminar todos los restos de iones de calcio.

Una vez lavado el encapsulado, este puede ser almacenado o transferido a un sustrato. En
cualquier caso, el encapsulado debe mantener su viabilidad, es decir, no sufrir necrosis, ni cualquier
otro síntoma de daño a lo largo del periodo comprendido entre la encapsulación y su uso; su

192
Introducción
___________________________________________________________________________

capacidad de brotación (el explanto durante su crecimiento debe ser capaz de romper la capsula y
continuar con su desarrollo); y su capacidad de conversión en planta completa (en caso de que el
explanto encapsulado fuera un propágulo bipolar).

Figura 43: Esquema general representativo con las tres etapas del proceso de la encapsulación.

La evolución de los encapsulados depende del tipo de tejido, del genotipo del material vegetal,
de las condiciones nutritivas de la matriz, de las condiciones de cultivo y de los tratamientos que
sufren los explantos antes y después de la encapsulación (Standardi y Micheli, 2013).

Así, la composición de la matriz de alginato es un factor muy importante, que afecta a la


capacidad de crecimiento y desarrollo de los encapsulados. Los requerimientos de dicha matriz
(inorgánicos, orgánicos, reguladores de crecimiento, carbohidratos, etc.) son dependientes y
específicos para cada especie (Tsvetkov et al., 2006). Como se puede apreciar en la Tabla 13, donde
se recogen los parámetros en cuanto a la formación de los encapsulados, las concentraciones de
alginato más utilizadas en la matriz suele oscilar entre 2.5% y 4%, la concentración de cloruro de
calcio oscila entre 75 mM y 100 mM y el medio mayormente empleado en la matriz es el MS, aunque
también se emplean otros en función de los requerimientos específicos para cada especie.

Evitar la deshidratación del material conservado, así como que el crecimiento de los explantos
vuelva a sus valores normales una vez estos se incuben bajo las condiciones estándar de

193
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

crecimiento, son las claves para el éxito de la conservación a baja temperatura. La matriz de alginato
que rodea al explanto ralentiza los procesos de desecación y proporciona una presión mecánica
necesaria para retener el tejido dentro del medio de encapsulación durante largos periodos de
almacenaje. Además, la matriz crea una capa nutritiva que alimenta directamente a las yemas
(Micheli et al., 2007a). Esta matriz, sin embargo, se seca lentamente durante el almacenaje a menos
que sea mantenida en un ambiente con alta humedad, para lo cual normalmente las cápsulas se
almacenan en placas de Petri o recipientes sellados (West et al., 2006).

West et al. (2006) determinaron que el tamaño del explanto encapsulado no afectaba a la
brotación del mismo ni a su longitud, por lo cual el empleo de explantos más pequeños (4 mm) son
más útiles porque son más fáciles de encapsular, ya que con tamaños superiores no se consigue
envolver todo el explanto en el interior de la cápsula. Micheli y Standardi (2005), determinaron que,
para el olivo, el explanto adecuado para su encapsulación eran secciones nodales con un tamaño
entre 3-4 mm. Además, un pretratamiento de la sección nodal con GA3 antes de la encapsulación,
mejoraba los niveles de viabilidad y crecimiento (Micheli y Standardi, 2005).

En cuanto a los resultados derivados del empleo de la encapsulación para la conservación del
material a baja temperatura, los trabajos realizados en fresa y frambuesa (Lisek y Orlikowska, 2004)
donde tras 9 meses de conservación a 4 ºC la viabilidad de los encapsulados fueron del 58% y 60%
respectivamente; y en Hibiscus (Preece y West, 2006) donde consiguieron una viabilidad de los
explantos del 80% tras 6 meses de conservación a 5 ºC y oscuridad, avalan la teoría de la utilidad de
esta técnica para la conservación del material.

Estos trabajos contrastan con otros realizados en otras especies (Tabla 13), en la que no se
han obtenido resultados aceptables de viabilidad de los encapsulados más allá de los 3 meses de
conservación. Para el caso del olivo, Micheli et al. (2007b) e Ikhlaq et al. (2010), trabajaron con
secciones nodales de la variedad ‘Moraiolo’ y consiguieron una viabilidad de los explantos a 4° C del
100% y del 60% durante 1 y 2 meses respectivamente, no pudiendo extender la conservación a
tiempos mayores.

La técnica de la encapsulación es una alternativa eficaz a los métodos clásicos de conservación


in vitro (frigoconservación y crioconservación). Frente a la frigoconservación es una técnica que
requiere menos espacio para almacenar el material y permite un menor manejo de las colecciones
conservadas. Frente a la crioconservación es una técnica más sencilla y económica, permite un

194
Introducción
___________________________________________________________________________

mejor transporte e intercambio del material y es un método útil para muchas especies sensibles al
frío o la desecación.

Entre los inconvenientes que se han sugerido están la pérdida de viabilidad de los explantos
conservados propiciada por múltiples causas entre las que destacan la deficiente oxigenación del
explanto, la deshidratación, su limitada difusión y la limitación mecánica que implica la propia
cápsula. No obstante, no existen datos publicados que corroboren ninguna de estas causas. De
hecho, en el caso de la limitación mecánica, en un estudio realizado con cápsulas con distintos
tiempos de polimerización y encapsulados de albaricoquero y neem (Azadirachta indica), se observó
que conforme aumentaba el tiempo de polimerización la resistencia a la presión y penetración de
las cápsulas era mayor de forma significativa, sin embargo, esto no afectaba posteriormente a la
brotación de los propágulos encapsulados (Padilla et al., 2007).

195
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

Tabla 13: Encapsulación y conservación de distintas especies.

Especie Explanto Alginato CaCl2 Matriz Tiempo Temp Viabilidad Autor

Cedrela fissilis s.a. 4% 100mM MS 6 meses 25 °C 44% Nunes et al., 2003


Dalbergia sisoo s.n. 3% 75mM MS 3 meses 4 °C 30% Chand y Singh, 2004
Drimiopsis kirkii Tejido 2.5% 75mM MS 6 meses 15 °C 15% Haque y Ghosh, 2014
Baker. embriogénico
Eucalipto s.n. 3% 75mM azúcar 3 meses 10 °C 47% Watt et al., 2000
3mM
Fresa s.a. 3% 75mM MS 9 meses 4 °C 58% Lisek y Orlikowska, 2004
Frambuesa s.a. 3% 75mM Boxus 9 meses 4 °C 60% Lisek y Orlikowska, 2004
Granado s.n. 3% 100mM MS 1 mes 4 °C 51% Naik y Chand, 2006
Guayaba s.n. 3% 100mM MS + Sac 1 mes 4 °C 25% Rai et al., 2008a
Hemidesmus Tejido 3% 75mM MS 4 meses 5 °C 86% Cheruvathur y Najeeb,
indicus embriogénico 2013
Hibiscus s.n. 2,75% 50mM DKW 6 meses 5 °C 80% Preece y West, 2009
moscheutos oscuridad
Morus spp s.n. 4% 75mM MS 3 meses 4 °C 13-18% Pattniak y Chand, 2000
Olivo s.n. 2,50% 1,10% OMM 1 mes 4 °C 100% Micheli et al., 2007b
Olivo s.n. 2,50% 1,10% OMM 2 meses 4 °C 60% Ikhlaq et al., 2010
Phyllanthus amarus s.n. 3% 75mM MS 2 meses 4 °C 47% Singh et al., 2006
Populus s.n. 4% 1,40% MS 1 mes 24 °C 100% Tsvetkov et al., 2006
Roble s.n. 4% 1,40% GD 1 mes 4 °C 95% Tsvetkov y Hausman,
2005
Solanum Nigrum s.n. 3% 100mM MS 2 meses 4 °C 25% Verma et al., 2010
oscuridad
Vitex negundo s.n. 3% 100mM MS 2 meses 4 °C 50% Ahmad y Anis, 2010

196
Introducción
_______________________________________________________________________

III.1.2.2. Crioconservación
La crioconservación es la conservación a largo plazo (años), de explantos vivos a temperaturas
ultra bajas (-196 °C), normalmente mediante el empleo de nitrógeno líquido, con el objetivo de
llevar al material vegetal hasta un estado de metabolismo cero, donde la división celular y los
procesos metabólicos están suspendidos, pero sin causar ningún daño físico o fisiológico. Por lo
tanto, la crioconservación debe evitar la formación de grandes cristales de hielo que puedan romper
los compartimentos celulares, provocando así la muerte celular. La metodología existente se puede
agrupar en dos grandes categorías: Aquellas que siguen el método tradicional, en los que se lleva a
cabo un acondicionamiento previo de los tejidos con crioprotectores, para a continuación
efectuarse un proceso de enfriamiento progresivo pero lento (ratio de 0.5 °- 4 °C/min) hasta alcanzar
los -100 °C y finalmente transferir los explantos a nitrógeno líquido. Por otro lado, se encuentran
aquellos que siguen una metodología no convencional. Dentro de estos están aquellos métodos
basados en la vitrificación (Figura 44) y los basados en la encapsulación/deshidratación (Figura 45).
En los basados en la vitrificación, el objetivo es reemplazar el agua de los tejidos de la fase líquida a
una fase vítrea, evitando así la formación de cristales de hielo durante el proceso de congelación.

Figura 44: Esquema representativo del método de crioconservación por vitrificación (Reed, 2008).

197
Capítulo III: Conservación in vitro
_______________________________________________________________________

En este caso, los tratamientos vitrificantes permiten una rápida inmersión en nitrógeno
líquido. Mientras, en aquellos métodos basados en la encapsulación/deshidratación, las células o
tejidos a conservar son encapsulados en alginato. A continuación, los encapsulados se someten a
tratamientos de deshidratación que pueden ir acompañados de tratamientos para inducir la
tolerancia a la desecación y finalmente son introducidos en nitrógeno líquido (Figura 45).

En la mayoría de estos métodos se utilizan crioprotectores, que son sustancias que evitan la
formación de grandes cristales de hielo, protegiendo así a las células durante la congelación. Esto lo
consiguen porque bajan el punto de congelación del tejido y disminuyen la concentración salina
celular.

Figura 45: Esquema representativo del método de crioconservación por encapsulación-


deshidratación (Reed, 2008).

El crioprotector más utilizado es el dimetilsulfóxido (DMSO), ya que es fácilmente miscible, es


absorbido rápidamente por las células, su toxicidad a bajas concentraciones es nula y es fácilmente
eliminado mediante lavado. Otros crioprotectores también muy utilizados son el glicerol,
etilenglicol, polietilenglicol, sorbitol o la sacarosa.

198
Introducción
_______________________________________________________________________

Para minimizar posibles problemas de toxicidad en los tejidos por el empleo de un


crioprotector a alta concentración, se suelen emplear mezclas de diferentes crioprotectores a baja
concentración. Los más empleado son el PVS2 (30% glicerol, 15% etilenglicol, 15% DMSO) y el PVS3
(40% glicerol, 40% sacarosa).

Otro aspecto a tener en cuenta en la crioconservación es la edad y estado fisiológico de los


cultivos in vitro, ya que para crioconservar no es válido cualquier tipo de tejido. Los tejidos más
adecuados son aquellos con células en la fase de crecimiento exponencial, jóvenes, con citoplasma
denso y pequeñas vacuolas, porque así tendrán la menor cantidad de agua posible. Por ello, los
meristemos y los embriones son los más usados en crioconservación debido a su alta proporción de
células de este tipo.

Cada método de crioconservación tiene sus ventajas y desventajas (Tabla 14), por lo que se
podría decir que el éxito de la crioconservación depende de la capacidad para optimizar todos los
parámetros que intervienen en el proceso, como son la velocidad de enfriamiento, la concentración
y tipo de crioprotector, el tiempo de almacenamiento y la forma de recuperación.

En el caso del olivo se han realizado varias investigaciones en las que se han comparado
distintas metodologías de crioconservación. Benelli et al. (2001), por su parte, comparó el
comportamiento de ápices de la variedad ‘Frantoio’ ante la crioconservación por vitrificación o por
encapsulación/deshidratación. Los resultados de supervivencia obtenidos tras la descongelación
oscilaron entre el 15 % para el caso de vitrificación y 0 % para el caso de la
encapsulación/deshidratación. Resultados similares obtuvieron Lynch et al. (2007), también con la
variedad ‘Frantoio’, donde sólo con la crioconservación a través de la vitrificación obtuvieron
supervivencia de los explantos (6.6%-13.6%), siendo también nula para los métodos de
encapsulación/deshidratación.

199
Capítulo III: Conservación in vitro
_______________________________________________________________________

Tabla 14: Principales ventajas y desventajas de los diferentes métodos de crioconservación (Reed, 2001).

Técnica Ventaja Desventaja


Control de la Procedimiento relativamente sencillo. Requiere de equipamiento especial.
temperatura de Criprotectores no tóxicos. Baja aplicabilidad a especies
enfriamiento tropicales
Vitrificación No requiere equipamiento especial. Las soluciones de vitrificación son
Método rápido tóxicas para muchas especies.
Rápida recuperación. Requiere un cuidadoso
procedimiento (tiempo y cambios
de soluciones)

Encapsulación/ No requiere equipamiento especial Alta manipulación de las cápsulas.


Deshidratación Crioprotectores no tóxicos. Muchas plantas no toleran las altas
Fácil método de descongelación. concentraciones de sacarosa.
Rápida recuperación

Este estudio, además, comprobó que la adición de zeatina (46 µM) mejoraba los resultados
del desarrollo posterior de los explantos, ya que en su ausencia los brotes paraban su crecimiento y
morían pasado 8-10 semanas, pero en su presencia un 38% de los brotes continuaban con su
desarrollo. Resultados similares obtuvieron Lambardi et al. (2002) al crioconservar ápices de brotes
de la variedad ‘Frantoio’ (15% de supervivencia).

Este método, sin embargo, se ha mostrado muy útil para la conservación de tejido
embriogénico de olivo. Shibli y Al-Juboory (2000), trabajando con tejido embriogénico de la variedad
‘Nabali’, obtuvieron unos porcentajes de supervivencia del 48% para la
encapsulación/deshidratación y de un 64% para la vitrificación. Además, dichos porcentajes de
supervivencia aumentaban a un 58% y un 68% respectivamente con un tratamiento térmico del
callo durante 1 día a 30 °C. Por su parte, Lambardi et al. (2002), obtuvieron resultados similares con
la crioconservación de tejido embriogénico de la variedad ‘Canino’ (38% de supervivencia). Otros
autores, como Martínez et al. (1999) y Nisi et al. (2006), con la variedad ‘Arbequina’, también
obtuvieron porcentajes de supervivencia similares (35% y 30% respectivamente), pero en estos
estudios, los explantos pasado un tiempo mostraban poco desarrollo y su crecimiento terminaba
cesando. Sánchez Romero et al. (2009), estudiaron el efecto de la crioconservación clásica, con una

200
Introducción
_______________________________________________________________________

congelación lenta (-1 °C/min), la crioconservación clásica por vitrificación, y un método de


congelación ultrarrápida por vitrificación a través de microgotas en cultivo embriogénico de la
variedad ‘Picual’. Aunque observó 100% de supervivencia en todos los casos, sí que observó
diferencias en los porcentajes de crecimiento del callo, donde para el método de congelación lenta
fue del 10%, para el caso de la vitrificación clásica (78-100%) y del 100% en la vitrificación por
microgotas.

Por otro lado, estudios más recientes muestran el efecto negativo de la crioconservación en
la germinabilidad de granos de polen de 12 variedades diferentes de olivo (Alba et al., 2011), en los
que se observó que en todas ellas se producía un descenso muy acusado de la germinabilidad del
polen tras la inmersión en nitrógeno líquido.

III.1.3. Factores que afectan a la conservación in vitro

III.1.3.1. Temperatura
La temperatura y, concretamente las bajas temperaturas, son uno de los factores ambientales
más importantes que limitan y condicionan la productividad y distribución de las plantas. Existen
especies de clima templado que de forma natural resisten al frío, con lo cual su conservación a baja
temperatura no supone, a priori, grandes problemas. Sin embargo, para las especies tropicales y
subtropicales, o aquellas especies sensibles al frío, es necesario llevar a cabo un proceso de
adaptación previo a la conservación. Puesto que al someterlas a bajas temperaturas éstas sufren
daño, podemos hablar de daño por enfriamiento, que tiene lugar cuando las temperaturas son
demasiado bajas para un crecimiento normal, pero no lo suficiente como para formar hielo, y de
daño por congelación que se produce cuando las temperaturas son inferiores al punto de
congelación del agua.

Uno de los daños más frecuentes en las plantas expuestas a bajas temperaturas se produce
en las membranas celulares (Levitt, 1980 citado por Thomashow, 1999). Está bien establecido que
dicho daño se produce debido a la fuerte deshidratación asociada a la congelación. Cuando las
temperaturas caen por debajo de 0 °C se produce la formación de cristales de hielo que
generalmente se inician en los espacios intercelulares, debido a que a que el fluido extracelular
presenta un punto de congelación más alto (menor concentración de solutos). Este daño en las
membranas también puede derivar del aumento en los niveles de especies reactivas de oxigeno
201
Capítulo III: Conservación in vitro
_______________________________________________________________________

(ROS), que se produce también durante la congelación, dando lugar a una lesión oxidativa severa,
que provoca la peroxidación lipídica, y, con ello, un deterioro acusado en las membranas,
degradación proteica e interrupción metabólica (Lin et al., 2005). Las plantas dañadas por frío
muestran inhibición de la fotosíntesis, reducción del transporte de carbohidratos, menor intensidad
de respiración, inhibición de síntesis de proteínas y degradación de las existentes. Así, una de las
funciones clave de la aclimatación al frío es estabilizar las membranas contra la congelación.

La aclimatación al frío es un proceso complejo que implica una serie de cambios drásticos
tanto a nivel genético como a nivel fisiológico y bioquímico (Thomashow, 1999; Byun et al., 2014).
Entre esos cambios se incluyen la inducción de genes que codifican cambios en los lípidos y otros
componentes de la pared celular, reducción de la fotosíntesis, aumento en los niveles de azúcares,
activación de mecanismos antioxidantes, activación de proteínas de defensas “anticongelantes”
(endoquitinasas y endoglucanasas) y proteínas como las dehidrinas, implicadas en la tolerancia a la
desecación. Igualmente, se observa una estrecha relación del ABA, del ácido salicílico y otra serie de
fitohormonas implicadas en la aclimatación al frío (Xia et al., 2009; Kosová et al., 2012).

En muchas especies, la exposición por un tiempo determinado a bajas temperaturas les


permite adaptarse al estrés por frio y congelación, es lo que se conoce como endurecimiento o
aclimatación al frío (Byun et al., 2014). La mayoría de las plantas de climas templados pasan por
ciclos repetitivos de aclimatación al frío, desaclimatación y reaclimatación. El término
desaclimatación se define como una reducción en los niveles de aclimatación al frío (Kalberer et al.,
2006). La reaclimatación es, una vez la planta se ha desaclimatado, volver a exponerla a bajas
temperaturas, con lo que vuelve a desarrollar la resistencia de forma más rápida, lo que supondría
la existencia de una “memoria al estrés por frío” (Byun et al., 2014), que implicaría que durante todo
este proceso la expresión de genes implicados está en continuo dinamismo, lo que agilizaría las
respuestas. Esta desaclimatación puede producirse debido a cambios ambientales, como la vuelta
a temperaturas cálidas.

No todos los tejidos u órganos de la planta son adecuados para ser conservados a baja
temperatura, con lo cual para cada especie y tipo de tejido los protocolos de conservación deber
ser adaptados en relación a la resistencia al frío que posea dicha especie y/o tejido. Así, las semillas,
y otros tejidos parcialmente deshidratados, pueden mantenerse indefinidamente a temperaturas
próximas al cero absoluto. Las células vegetativas totalmente hidratadas pueden mantener su
viabilidad si se enfrían muy rápidamente, evitando la formación de grandes cristales de hielo. Así
202
Introducción
_______________________________________________________________________

mismo, hay que descongelar los tejidos con extremada rapidez para evitar la conversión de los
pequeños cristales de hielo que se forman en cristales con un tamaño dañino.

En el caso del olivo, diversos estudios han mostrado que ciertas características como la
densidad y el tamaño de los estomas (Roselli et al., 1992), la fuga iónica (Barranco et al., 2005b;
Azaarello et al., 2009), los azúcares solubles (Bartolozzi et al., 2001; Gulen et al., 2009) y las
proteínas solubles (Eris et al., 2007; Cansev et al., 2009) están estrechamente relacionadas con la
tolerancia al frío y la congelación de diversas variedades de olivo. Además, estudios actuales
relacionan la actividad de enzimática antioxidantes y la tolerancia al frío en ciertas variedades de
olivo (Cansev et al., 2009; Ortega-García y Peragón, 2009; Hashempour et al., 2014).

III.1.3.2. Carbohidratos
Las plantas poseen una serie de osmolitos para estabilizar las membranas celulares y
mantener la conformidad de las proteínas entre los que se encuentran los carbohidratos.

Entre los múltiples cambios que se producen durante la aclimatación de una planta al frío, las
modificaciones en la concentración de metabolitos son clave, incluyendo los carbohidratos. De
hecho, los hidratos de carbono son conocidos por sus propiedades crioprotectoras y a menudo se
acumulan en los tejidos de las plantas sometidas a baja temperatura. Sin embargo, no siempre hay
una relación directa entre los carbohidratos y la resistencia al frío (Stuiver et al., 1995).

Se han propuesto diversas hipótesis del mecanismo de acción de los azúcares y su relación
con la aclimatación al frío. El más común es que actúan aumentando la presión osmótica del medio
y limita, así, la disponibilidad de agua para el explanto, deshidratándolo. Al provocar una
disminución del contenido de agua en el interior de las células, evita así la formación de cristales de
hielo que provoquen daños (Suzuki et al., 1997). Danyluk et al. (1998) sugiere que, además de este
papel en la osmosis, los carbohidratos protegen macromoléculas específicas durante la
deshidratación. Además, los cambios en su concentración intracelular y su distribución
proporcionarían un mecanismo para proteger compartimentos específicos o para regular sus
volúmenes durante la expansión celular o deshidratación (Jacobsen et al., 2005). También se ha
demostrado que los azúcares interactúan con los fosfolípidos de la membrana de manera que ayuda
a su estabilización. Finalmente, Choi y Jeong (2012), sugieren la implicación de altos niveles de

203
Capítulo III: Conservación in vitro
_______________________________________________________________________

carbohidratos en la inducción artificial de dormancia en embriones, mejorando así enormemente la


resistencia de estos a la deshidratación y, por tanto, su conservación.

En los procesos de conservación in vitro de material vegetal, los carbohidratos más empleados
son la sacarosa, el manitol y el sorbitol (Akdemir et al., 2010; Marino et al., 2010; Sá et al., 2011;
Martins et al., 2011; Cordeiro et al., 2014). Otros carbohidratos que también se han empleado con
éxito, por ejemplo, en la frigoconservación, son la fructosa y la glucosa (Suzuki et al., 1997; Cordeiro
et al., 2014). Sin embargo, también se han observado flacidez y anormalidades en los cultivos tras
el empleo de altas concentraciones de carbohidratos (López Delgado et al., 1998; Sarkar y Naik,
1998; Bartolozzi et al., 2001; Renau-Morata et al., 2006), e, incluso, se ha demostrado que el manitol
provoca hipermetilación del ADN (Harding, 1994).

III.1.3.3. Retardantes del crecimiento


El crecimiento de los órganos de la planta depende principalmente de una combinación de
división y expansión celular, las cuales están altamente reguladas por factores medioambientales
como la luz, la temperatura etc., y también por factores endógenos como las fitohormonas. Sin
embargo, en el cultivo in vitro, los explantos se encuentran expuestos a concentraciones no
fisiológicas de reguladores de crecimiento. Los reguladores de crecimiento son considerados como
los factores más importantes implicados en la regulación del desarrollo del explanto bajo
condiciones in vitro (Feher et al., 2003).

Dentro de los reguladores del crecimiento nos encontramos con los retardantes de
crecimiento, compuestos sintéticos que modifican el crecimiento y desarrollo de las plantas. Una
amplia gama de ellos retrasa o inhiben la elongación de los brotes sin causar malformaciones o
daños en la planta. Debido a ello, los retardantes del crecimiento son ampliamente usados en
agricultura, ya que pueden reducir el crecimiento no deseado de las plantas, sin reducir su
productividad. Sin embargo, también se han usado para el mantenimiento de cultivos in vitro (Jarret
et al., 1997).

A parte de las modificaciones morfológicas, los retardantes también provocan alteraciones


fisiológicas, entre ellas destacan el retraso de la senescencia, reducen el consumo de agua y mejora
la resistencia al estrés medioambiental, lo cual hace potencialmente útil el empleo de estas
sustancias para la conservación in vitro de material vegetal. Además, muchas de estas sustancias

204
Introducción
_______________________________________________________________________

actúan inhibiendo la división celular en la zona subapical del meristemo (Sauerbrey et al., 1987), con
lo cual parece probable que se induzca una cierta “dormancia” en la zona meristemática. La
dormancia es el mecanismo utilizado por las plantas para proteger el tejido sensible de las
condiciones climáticas desfavorables tales como las bajas temperaturas. En este sentido, los
retardantes podrían ser de gran utilidad en los protocolos de conservación del material en
condiciones de crecimiento reducido (Padilla et al., 2015).

III.1.3.3.1. ABA
Aunque el ABA es un regulador esencial del crecimiento de las plantas, que se encuentra en
pequeñas cantidades en todos los tejidos vegetales, y presenta efectos fisiológicos implicados en
repuestas al estrés y en procesos de desarrollo (Figura 46), su respuesta más común es la inhibición
del crecimiento, por lo que el ABA actuaría como un retardante. La dormancia de las yemas se ha
relacionado con la acumulación de ABA, sin embargo, el efecto de la hormona parece estar
directamente relacionado con la inhibición del desarrollo, pues no induce otras características
relacionadas con la dormancia de las yemas (Shiota y Kamada, 2008). Este efecto del ABA no se da
en todas las especies, probablemente debido a que otros compuestos, especialmente las
giberelinas, pueden actuar contrarrestando la acción del ABA. La inhibición del crecimiento parece
ser consecuencia del efecto del ABA sobre la extensibilidad de la pared celular (Zacarías y Lafuente,
2008).

Además, la aplicación exógena de ABA mejora la conservación in vitro (Burritt, 2008;


Kovalchuk et al., 2009) y las respuestas adaptativas de las células y tejidos de la planta a varios
estreses medioambientales (Rai et al., 2008b).

Una de las respuestas características de las plantas frente al estrés hídrico es el incremento
en el contenido de ABA, que actúa reduciendo la traspiración mediante el cierre de los estomas e
induciendo la síntesis de proteínas que favorecen la resistencia a la desecación. El ABA también se
incrementa en respuesta a otros tipos de estreses, como el salino y el térmico. Todos ellos tienen
en común que pueden causar deshidratación, siendo esta la señal que indujera la transcripción de
los genes responsables de su síntesis.

Diversos estudios han demostrado la implicación del ABA en la aclimatación al frío. Chen et al.
(1983) observaron que en plantas de Solanum commersonii que se aclimatan al frío, se producían

205
Capítulo III: Conservación in vitro
_______________________________________________________________________

aumento en los niveles de ABA de forma transitoria en respuesta a la baja temperatura. Además,
corroboró que la aplicación exógena de ABA aumentaba la tolerancia a la congelación. Estos hechos
le llevaron a postular la hipótesis de que la aclimatación al frío se activa gracias a la acción del ABA,
el cual a baja temperatura aumenta sus niveles, lo que desencadena la activación de los mecanismos
de tolerancia. Estudios posteriores han determinado que el ABA presenta otras funciones
protectoras, especialmente estabilizando las membranas, protegiendo frente a estrés oxidativo y
mejorando el estatus hídrico, por aumento de la conductividad hidráulica en raíces y cierre de
estomas (Galiba et al., 1993; Veisz et al., 1996 citados por Kosová et al., 2012). Además, el ABA
parece jugar un papel fundamental en la activación de genes implicados en la defensa de la planta
frente a estrés por frío (Thomashow, 1999; Gusta et al., 2005; Kosová et al., 2012). Sin embargo,
aunque el ABA regula la expresión de genes que confieren protección frente al frío y la
deshidratación, no es el único regulador implicado, ya que muchos de los cambios inducidos por el
estrés no se inducen cuando se aplica ABA de forma exógena o no confieren la misma aclimatación
que cuando esta se alcanza por someterse a bajas temperaturas, por lo que sugiere la existencia de
vía de aclimatación al frío independiente de ABA (Churchill et al., 1994).

III.1.3.3.2. Triazoles (Paclobutrazol y Flurprimidol)


Los triazoles son considerados como multiprotectores vegetales debido a su capacidad para
inducir tolerancia en las plantas, tanto a estrés ambientales como químicos (Fletcher y Gilley, 2000).
Entre sus acciones, la principal es que actúan inhibiendo la biosíntesis de las giberelinas, que son las
responsables de regular el crecimiento y desarrollo vegetal, provocando así una reducción en el
crecimiento de los brotes (Singh, 2001; Williams et al., 2003; Bai et al., 2004; Kozak, 2006; Singh et
al., 2015; Padilla et al., 2015). Los triazoles, entre los que se encuentran el paclobutrazol (PBZ) y el
flurprimidol (FMD), son compuestos ampliamente utilizados en la agricultura y la horticultura como
regulador de crecimiento vegetal y como fungicida (Figura 46).

Diversos estudios han mostrado como los triazoles incrementan la producción de clorofila y
con ello la de carbohidratos (Zheng et al., 2012). Se ha sugerido que el aumento en la síntesis de
clorofila podría estar mediado por el efecto que tienen los triazoles de aumentar los niveles de
citoquinina endógena en la planta (Yiu et al., 2008; Sharma et al., 2011). También provocan el
aumento en los niveles de ABA y disminuye el contenido de etileno (Suttle et al., 2012; Hsu y Kao,
2005; Sharma et al., 2011). De ahí, que diversos estudios han demostrado que estos compuestos

206
Introducción
_______________________________________________________________________

puedan ayudar a aumentar la tolerancia de las plantas a diversos tipos de estreses tanto de origen
biótico como abiótico (Fletcher y Gilley, 2000; Lin et al., 2006; Navarro et al., 2007; Baninasab, 2009;
Sharma et al., 2011; Baninasab y Ghobadi, 2010; Zhou et al., 2012; Hajihashemi y Ehsanpour, 2013).

En relación al estrés por frío, los triazoles actúan reduciendo los daños oxidativos derivados,
bien al aumentar los niveles de proteínas antioxidantes o por la reducción de la actividad de las
enzimas oxidativas (Fletcher y Gilley, 2000; Lin et al., 2006; Baninasab, 2009). En cuanto al estrés
por altas temperaturas, Baninasab y Ghobadi, (2010), determinaron que estos compuestos mejoran
la tolerancia a altas temperaturas debido a que provocan un aumento en los niveles de prolina y
evitan la fuga de electrolitos.

En trabajos de conservación de germoplasma de piña, se han realizado pretratamientos de


PBZ (0-0.5 mg/L y 1 mg/L), siendo efectiva su utilización en la fase inicial y luego eliminándose del
medio. Así, los brotes conseguían conservarse de forma adecuada. Aunque el tratamiento con PBZ
producía brotes con aspecto de roseta (lo que muestra el efecto inhibitorio del crecimiento del PBZ),
una vez el PBZ era eliminado del medio, los explantos mostraban un desarrollo correcto y uniforme,
no existiendo un efecto residual del mismo (Canto et al., 2004). Oka y Niino (1997) también
consiguieron mejorar la conservación in vitro de peral mediante la adición al medio de PBZ.

Estudios más recientes sugieren también un papel del PBZ sobre el desarrollo de la raíz,
mejorando así los procesos de enraizamiento ex vitro (Wen et al., 2013).

III.1.3.3.3. Ácido Triiodobenzoico


El ácido triiodobenzoico (TIBA) (Figura 46) actúa interfiriendo en el transporte polar de las
auxinas, al competir directamente con el ácido indolacético (AIA), inhibiendo así el crecimiento de
las plantas (Lomax et al., 1995; Jarret, 1997; Dhaliwal et al., 2004). El transporte polar de auxinas
está implicado en numerosos procesos de desarrollo muy importantes para la planta, como el
crecimiento, la dominancia apical y la rizogénesis (Marks et al., 2002). Además, el transporte de
auxinas es importante porque ésta interactúa con otros reguladores de crecimiento, como las
citoquininas, en la regeneración de órganos y tejidos (Ventatachalam y Jayabalan, 1997).

Kucharska et al. (2012) demostraron que la adición de TIBA a medio de regeneración con BAP,
intensificaba la generación de brotes adventicios en cultivares de rosa. Ali y Afrasiab (2014), por su

207
Capítulo III: Conservación in vitro
_______________________________________________________________________

parte, comprobaron que el suplemento del medio MS con 6µM de TIBA, mejoraban la inducción de
callos en Carthamus tinctorius L.

Otros efectos sobre las plantas cultivadas in vitro, que se han atribuido al uso del TIBA en los
medios de cultivo, son el incremento de la síntesis de clorofila, y el engrosamiento del sistema
radicular de los brotes (Jarret, 1997). Por otra parte, en el cultivo in vitro, diversos estudios han
demostrado efectos negativos en el desarrollo de la planta tras ser sometidas a tratamientos con
TIBA, como malformaciones en las hojas, tallos y peciolos (Roussy et al., 1996; Jarret et al., 1997;
Padilla et al., 2015), mientras que autores como Singh et al. (2015) no observaron malformaciones
algunas aun empleando altas concentraciones de TIBA (10-3M), por lo que parece muy importante
regular la concentración antes de su uso. El TIBA también se ha ensayado en la conservación in vitro
de diversas especies, como batata o la calabaza puntiaguda aunque con resultados dispares (Jarret
et al., 1997; Singh et al., 2014).

III.1.3.3.4. Ácido acetilsalicílico


El ácido acetilsalicílico (ASA), es un derivado de un compuesto metabólico natural de las
plantas, el ácido salicílico (SA) (Figura 46). El SA es un compuesto fenólico similar a las hormonas
que está implicado en la respuesta de defensa de la planta a estrés tanto bióticos como abióticos
(Gunes et al., 2007; He y Zhu, 2008; Yuan y Lin, 2008; Eraslan et al., 2008; Ashraf et al., 2010; Moussa
y El-Gamal, 2010). La mayoría de estos estudios sugieren que el SA actúa mediante la regulación de
la síntesis de enzimas antioxidantes. El estrés oxidativo está estrechamente relacionado con los
daños ocasionados por frío, de tal forma que numerosas ROS se generan en las plantas cuando éstas
son sometidas a bajas temperaturas. Así, pretratamientos con SA pueden directa o indirectamente
provocar cambios en la tolerancia al frío de la planta al modificar la actividad de las enzimas
antioxidantes (Fujita et al., 2006; Huang et al., 2008; Zhou et al., 2009; Zhang et al., 2011; Kang et
al., 2013). Otros autores señalan que el modo de acción del SA se produce porque provoca una
acumulación de ABA en la planta (Shakirova et al., 2003), el cual desencadena la expresión de genes
relacionados con la aclimatación al frío (Xiong et al., 2001). Xia et al. (2009) sugieren que, al someter
a la planta a baja temperatura, disminuyen los niveles endógenos de SA, y esto provoca una mejora
en la capacidad de las células de la planta de expandirse y, por tanto, favorecería el crecimiento de
la misma. En definitiva, actúa como una señal endógena que media la expresión de genes de defensa
y resistencia a enfermedades y daños en la planta.

208
Introducción
_______________________________________________________________________

En cuanto a su efecto sobre el crecimiento, Kovacik et al. (2009) comprobaron que a bajas
concentraciones (50 µM) el SA actuaba como un estimulador del crecimiento, pero a altas
concentraciones (250 µM) el efecto era el contrario y lo inhibía.

El efecto de la aplicación de SA depende de numerosos factores, como son la especie, el modo


de aplicación y su concentración (Vanacker et al., 2001; Horvath et al., 2007; Eraslan et al., 2008;
Huang et al., 2008; Kovacik et al., 2009; Padilla et al., 2015). En la mayoría de estos trabajos se
mencionan los efectos negativos del uso de SA a elevadas concentraciones, como son la necrosis y
clorosis, lo cual indicaría un papel del SA en la síntesis de clorofila. Debido a las múltiples respuestas,
tanto del SA como del ASA, son muchas las aplicaciones que se han surgido para su utilización en el
cultivo in vitro.

Ácido Paclobutrazol
Abcísico (PBZ)
(ABA)

Flurprimidol Ácido triiodobenzoico


(FMD) (TIBA)

Ácido
Ácido acetilsalicílico salicílico (SA)
(ASA)

Figura 46: Estructura molecular de los distintos reguladores de crecimiento.

209
Capítulo III: Conservación in vitro
_______________________________________________________________________

Así, López-Delgado et al. (1998a), utilizó ASA para estudios de frigoconservación de patata,
donde mostró un efecto retardante del crecimiento y desarrollo de la planta, que permitió
almacenar el material hasta 6 meses sin producir anormalidades en los cultivos. También se
comprobó que inducía termotolerancia a altas temperaturas, útil para tratamientos de
termoterapia y cultivo de meristemos para la obtención de material libre de patógenos (López-
Delgado et al., 1998b).

Padilla et al. (2009b), usando un pretratamiento con ASA, mejoraron la conservación in vitro
a baja temperatura de secciones nodales de neem (Azadirachta indica).

210
Material y Métodos
_______________________________________________________________________

III.2. MATERIAL Y MÉTODOS


III.2.1. Condiciones generales

Material vegetal
Los estudios llevados a cabo en este capítulo fueron realizados con olivo de las variedades
‘Arbequina’, ‘Blanqueta-11’, ‘Castellana’, ‘Cornicabra’, ‘Hojiblanca’, ‘Lechín de Granada’,
‘Sevillenca’, ‘Verdial de Vélez Málaga’ y ‘Villalonga’.

El explanto primario para la realización de los ensayos de frigoconservación fueron brotes


subapicales de 2-2.5 cm de longitud y para los ensayos de encapsulación se utilizaron secciones
nodales de 0.5 cm provenientes, en ambos casos, de brotes procedentes de nuestros stocks in vitro
en proliferación activa.

Preparación de medios de cultivo


El medio de cultivo que se utilizó fue el medio DKW modificado por Roussos y Pontikis (2002),
que llamamos medio RP (la composición de este medio se describe en el capítulo II, en la página
124). El pH del medio se ajustó a 5.74 con NaOH (0.1 y 1 N) y HCl (0.1 y 1 N) y se gelificó con agar
(Sigma-Aldrich Química S.A., Madrid, Spain). A continuación, el medio se autoclavó durante 7 min a
121 °C y 1.05 kg·cm2 para disolver el agar. Una vez esto, se distribuyó 25 ml en tubos de ensayo de
25 x 150mm (Sigma-Aldrich Química S.A., Madrid, Spain) cerrados con tapones de polipropileno
(Bellco Glass INC. Kaputs) o bien 30 ml en frascos de 55 x 115 mm cerrados con tapaderas de
plástico. Finalmente, el medio se autoclavó durante 15 min (tubos) o 20 min (frascos) en las mismas
condiciones de temperatura y presión citadas anteriormente.

Condiciones estándares de cultivo


Los cultivos se mantienen en una cámara de cultivo bajo condiciones controladas con una
temperatura constante de 25 ± 1 °C y un fotoperiodo de 16h de luz, a una intensidad luminosa de
40 µmol m-2 s-1, proporcionada por lámparas Sylvania Grolux (F40 tubes Gro-lux, Sylvania, Madrid,
Spain).

211
Capítulo III: Conservación in vitro
_______________________________________________________________________

Fases de cultivo
En todos los ensayos realizados podemos diferenciar una fase de tratamiento y una fase de
recuperación. La fase de tratamiento es aquella fase en la que se aplica el factor cuyo efecto
queremos constatar y presenta una duración de 4 semanas. Una vez terminada la fase de
tratamiento los explantos se recultivan y pasan a la fase de recuperación, con una duración de 8
semanas, que es aquella en la que a los explantos le hemos eliminado la influencia del factor a
estudiar y pasan a cultivarse en las condiciones estándares de cultivo en medio RP.

Toma de datos y análisis estadístico


Para la frigoconservación se realizaron 2 repeticiones con 25 explantos por tratamiento. En la
encapsulación, de cada experimento se realizaron 3 repeticiones y se emplearon 20 explantos para
cada tratamiento estudiado. Salvo para el último experimento de encapsulación, del cual solo se
realizó una repetición, empleando 25 explantos para cada tratamiento estudiado.

En cuanto a la toma de datos, en la frigoconservación se realizó a la salida de la fase de


conservación en frío y tras la recuperación. Se tomaron datos del número de explantos que
sobrevivieron o necrosaban, así como la longitud de los brotes y el aspecto de los mismos. En la
encapsulación, la toma de datos se realizó siempre al término de la fase de tratamiento, en la que
se tomaron datos del número de explantos (o encapsulados), contaminados, necrosados, parados,
hinchados y brotados (Figura 47). Además de la longitud de los brotes formados, si es que los
hubiera y su aspecto. Durante la fase de recuperación se procedió a tomar de nuevo los mismos
datos a las 4, 6 y 8 semanas.

En cuanto al análisis estadístico, para estudiar el efecto de los factores de forma


individualizada realizamos análisis por tablas de contingencia (Chi-cuadrado) para los datos de
porcentajes y un análisis de la varianza (ANOVA) para el resto de datos, estableciendo la diferencia
entre medias con el test SNK. Para el estudio de la interacción entre los factores, usamos modelos
lineales generalizados (software informático SPSS v15.0). El nivel de significación fue para todos los
casos de 0.05.

212
Material y Métodos
_______________________________________________________________________

Figura 47: Representación esquemática del tipo de explanto, brotado, hinchado, parado o necrosado.

III.2.2. Frigoconservación

Los experimentos de frigoconservación se realizaron con las variedades ‘Arbequina’,


‘Blanqueta-11’, ‘Castellana’, ‘Cornicabra’, ‘Hojiblanca’, ‘Lechín de Granada’, ‘Sevillenca’, ‘Verdial de
Vélez Málaga’ y ‘Villalonga’, siguiendo el protocolo descrito por Imbroda et al. (2014) para la
variedad ‘Arbequina’. De acuerdo con este protocolo, los brotes, con una longitud entre 2-2.5 cm,
fueron cultivados en medio RP en tubos (1 brote/tubo). A continuación, se colocaron en un fitotrón
con una temperatura de 8 °C y fotoperiodo de 16h de luz. Allí fueron mantenidos durante 6 o 12
meses. Y una vez terminado el periodo de frigoconservación, los explantos fueron recultivados en
dos ocasiones (cada recultivo con una duración de 6 semanas), y mantenidos en condiciones
estándares de cultivo, para valorar su recuperación.

III.2.3. Encapsulación

Preparación de la matriz de encapsulación

Matriz de alginato
La matriz de encapsulación consistió en las sales del medio MS (Murashige y Skoog, 1962),
suplementado con 30 g/L de sacarosa, 0.2 g/L de MES y alginato de sodio (Sigma-Aldrich Química

213
Capítulo III: Conservación in vitro
_______________________________________________________________________

S.A., Madrid, Spain). Para la preparación del medio se utilizó una batidora para homogeneizarlo y
disolver el alginato. Posteriormente, la matriz de alginato se autoclavó durante 20 min.

Solución de polimerización
La solución de polimerización utilizada para solidificar la matriz y formar las capsulas estaba
constituida por CaCl2*2H2O. Dicha solución se autoclavó durante 20 min.

Obtención de cápsulas de alginato


Vertemos en una placa de petri estéril la matriz de alginato, y con ayuda de una pipeta y una
goma de silicona de 1cm de diámetro de luz (que actúa a modo de punta), pipeteamos 400 µl y lo
vertemos en un frasco con la solución de polimerización. Una vez trascurrido el tiempo necesario se
forman las capsulas y con ayuda de unas pinzas se colocan en agua estéril durante 5 minutos para
eliminar los restos de la solución de polimerización. Finalmente secamos las cápsulas en papel de
filtro estéril.

Experimento 1: Establecimiento del proceso de encapsulación


Para la puesta a punto del proceso de encapsulación se testaron los distintos factores que
intervienen en el mismo.

Para ello se realizó un ensayo donde se testaron distintas concentraciones de alginato (2.5%-
3%-3.5%-4%-5%-6%), combinado con distintas concentraciones de la solución de polimerización,
CaCl2*2H2O, (75 mM-100 mM-150 mM) y con distintos tiempos de solidificación (10 min-20 min-30
min) en la formación de cápsulas de alginato. Una vez terminado el proceso se valoró la forma y la
consistencia de las capsulas formadas.

Experimento 2: Matriz de encapsulación, cápsula y brotación de los encapsulados


Se encapsularon secciones nodales utilizando las mejores condiciones en cuanto a
concentración de alginato, cloruro de calcio y tiempo de polimerización que se habían determinado
en el experimento 1 (Figura 48). Por tanto, se testaron las concentraciones de alginato 4 y 5 %,
combinado con las concentraciones 100 y 150 mM de CaCl2*2H2O con un único tiempo de
polimerización (10 min).
El procedimiento para la formación de las capsulas en este caso fue exactamente igual que el
anterior, con la salvedad de que una vez vertida la matriz de alginato en la placa de petri, se

214
Material y Métodos
_______________________________________________________________________

colocaron secciones nodales de 0.5 cm sobre dicha matriz (Figura 48-c) y al pipetear se aseguraba
que se cogía además de la matriz una sección nodal antes de verterlo sobre la solución de
polimerización y que se formaran correctamente los encapsulados (Figura 48-f). Los encapsulados
se cultivaron en medio RP en condiciones estándares de cultivo durante 4 y 6 semanas para valorar
el efecto de la encapsulación en la brotación de las secciones nodales. De tal forma que podemos
definir 8 tratamientos diferentes (Tabla 15). Al finalizar el experimento, tras 4 y 6 semanas, se
tomaron los datos.

a b c
1 1

d e f
1 1

Figura 48: Imágenes del proceso de la encapsulación. (a) Aspecto del brote inicial del
cv. ‘Arbequina’ del cual se extraerán las secciones nodales; (b) Corte en secciones
nodales del brote; (c) Disposición de las secciones nodales en la matriz de alginato;
(d) Proceso de solidificación de la matriz de alginato; (e) Lavado de las cápsulas en
agua; (f) Aspecto del encapsulado final.

Tabla 15: Diferentes tratamientos empleados para la formación de los encapsulados.


Tratamiento Alginato (%) CaCl2*2H2O Tiempo
1 4 100 mM 4 semanas
2 4 150 mM 4 semanas
3 5 100 mM 4 semanas
4 5 150 mM 4 semanas
5 4 100 mM 6 semanas
6 4 150 mM 6 semanas
7 5 100 mM 6 semanas
8 5 150 mM 6 semanas

215
Capítulo III: Conservación in vitro
_______________________________________________________________________

Se consideraba que un encapsulado estaba brotado cuando al menos una de las yemas
emergía de la cápsula; Se consideraba hinchado cuando la/s yema/s empezaban a brotar, pero no
conseguían salir o romper la capsula; Se consideraba parado cuando ninguna de las yemas brotaban
y el explanto tenía buen aspecto; Se consideraba necrosado, cuando el explanto o las yemas lo
estaban y ninguna conseguía emergen de la cápsula (Figura 49).

a b c d
1 1

Figura 49: Aspecto de los encapsulados tras su desarrollo; (a) Encapsulado brotado; (b) Encapsulado hinchado; (c)
Encapsulado parado; (d) Encapsulado necrosado.

Experimento 3: Desarrollo de secciones nodales encapsuladas y sin encapsular


Para determinar el efecto de la encapsulación en la brotación de las secciones nodales, se
compararon secciones nodales sin encapsular con los encapsulados en el mismo medio (medio RP)
y en las condiciones estándares de cultivo. Se tomaron datos a las 4, 6 y 8 semanas de la brotación
y la longitud de los brotes y el porcentaje de secciones nodales o encapsulados brotados, hinchados
o necrosados.

Experimento 4: Temperatura
Con estos ensayos queremos determinar cómo afecta la temperatura en el desarrollo de las
secciones nodales tanto en su cultivo estándar como encapsuladas.

Experimento 4.1: Temperatura y desarrollo de las secciones nodales


Las secciones nodales se cultivaron en medio y condiciones estándares y se ensayaron dos
temperaturas de incubación: 25 °C (temperatura estándar) y 4 °C. Los explantos se mantuvieron en
esas condiciones durante 4 semanas.

A continuación, las secciones se recultivaron, y se dejaron en condiciones estándares de


cultivo durante 8 semanas.

216
Material y Métodos
_______________________________________________________________________

Experimento 4.2: Temperatura, desarrollo y recuperación de los encapsulados


Los encapsulados se cultivaron en medio y condiciones estándares y se ensayaron dos
temperaturas de incubación: 25 °C (temperatura estándar) y 4 °C. Se mantuvieron en esas
condiciones durante 4 semanas. Transcurrido ese tiempo se procedió a tomar datos del porcentaje
de encapsulados brotados, hinchados, parados y necrosados, así como del aspecto que mostraban
los cultivos.

En este experimento se estudió también la recuperación del material dejándolo encapsulado


o extrayendo la sección nodal de la cápsula. Los encapsulados o las secciones nodales
desencapsuladas se recultivaron y se incubaron a temperatura estándar durante 8 semanas. Se
tomaron datos del porcentaje de encapsulados o secciones nodales brotadas, hinchadas, paradas o
necrosadas a las 4, 6 y 8 semanas, así como de la longitud de los brotes y su aspecto.

Experimento 5: Fotoperiodo
Con estos ensayos se quiso determinar cómo afectaba el fotoperiodo al desarrollo de las
secciones nodales tanto en cultivo estándar como encapsuladas.

Experimento 5.1: Fotoperiodo y desarrollo de las secciones nodales


Las secciones nodales se cultivaron en medio y condiciones estándares y se ensayaron dos
fotoperiodos: 16 horas (fotoperiodo estándar) y 0 horas. Los explantos se mantuvieron en esas
condiciones durante 4 semanas. Transcurrido ese tiempo se procedió a tomar datos del porcentaje
de secciones nodales con yemas brotadas, hinchadas o paradas, así como del aspecto que
mostraban los cultivos.

A continuación, las secciones se recultivaron en medio fresco y se incubaron bajo fotoperiodo


estándar, 16 horas, durante 8 semanas, tras el cual se tomaron los datos.

Experimento 5.2: Fotoperiodo, desarrollo y recuperación de encapsulados


Las secciones nodales se encapsularon con una matriz de alginato al 5% con polimerización en
CaCl2*2H2O 100 mM durante 10 minutos (encapsulación estándar), se cultivaron en medio RP. Se
ensayaron dos fotoperiodos: 16h (fotoperiodo estándar) y 0h de luz. Se mantuvieron en esas
condiciones durante 4 semanas.

217
Capítulo III: Conservación in vitro
_______________________________________________________________________

En este experimento se estudió también la recuperación del material dejándolo encapsulado


o extrayendo la sección nodal de la cápsula. Los encapsulados o las secciones nodales
desencapsuladas se recultivaron y se dejaron con el fotoperiodo estándar durante 8 semanas.

Experimento 6: Fotoperiodo, temperatura y tipo de recuperación en el desarrollo de


los encapsulados
El objetivo de este ensayo fue comprobar el efecto de la combinación de ambos factores sobre
la viabilidad de los encapsulados, con el fin de definir las condiciones óptimas para posteriores
ensayos de conservación a baja temperatura.

Para este ensayo lo primero que se realizó fue la encapsulación de las secciones nodales
siguiendo el protocolo ya establecido (ver apartado “II.2.3.4.2. Experimento 4.2”). Estos
encapsulados son colocados en frascos estériles sin medio de cultivo. Dichos frascos fueron
sometidos a 4 tratamientos diferentes:

Tratamiento 1: fotoperiodo de 16 horas y temperatura de 25 °C.

Tratamiento 2: fotoperiodo de 0 horas y temperatura de 25 °C.

Tratamiento 3: Fotoperiodo de 16 horas y temperatura de 4 °C.

Tratamiento 4: Fotoperiodo de 0 horas y temperatura de 4 °C.

Transcurrido 4 semanas, se procedió a tomar datos, para, posteriormente, pasar a la fase de


recuperación, para lo cual los explantos fueron recultivados y, para cada tratamiento, se valoró la
recuperación de las secciones, tanto si seguían encapsuladas como si se desencapsulaban. Durante
la recuperación, los explantos se mantuvieron en condiciones estándares de cultivo durante 8
semanas.

Experimento 7: Sacarosa
El objetivo de estos ensayos fue estudiar el efecto de un pretratamiento con sacarosa en la
brotación y desarrollo de las secciones nodales encapsuladas y sin encapsular.

Experimento 7.1: Sacarosa y desarrollo de las secciones nodales


Se trataron secciones nodales de olivo con una solución a distintas concentraciones de
sacarosa (0-70-100-130 g/L) durante distinto tiempo de exposición (1-5-10 horas) previamente a su

218
Material y Métodos
_______________________________________________________________________

cultivo. Posteriormente, transcurrido el tiempo de exposición, las secciones nodales se cultivaron


en medio RP en las condiciones estándares.

Para ello, se procedió de la siguiente manera: Se cortaban secciones nodales con tamaño de
0.5 cm y se introducían en pequeños matraces con 15 ml de la solución de sacarosa, consistente en
la cantidad de sacarosa anteriormente indicada disuelta en agua destilada y esterilizada mediante
autoclavado. Los matraces se colocaban en agitación a 20 rpm (Figura 50-a). Una vez finalizado el
tiempo de exposición, se cultivaron en medio RP en tubo y se mantuvieron en condiciones
estándares de cultivo. Transcurridas 6 semanas se tomaron datos del número de secciones
contaminadas, necrosadas o brotadas, así como de la longitud de los brotes y su aspecto.

Experimento 7.2: Sacarosa y desarrollo de los encapsulados


Para llevar a cabo este ensayo seguimos los mismos pasos del experimento 1, pero a la hora
de cultivar las secciones nodales tras el pretratamiento con sacarosa, estas fueron encapsuladas
(Figura 50-b) según el protocolo estándar (ver apartado “Experimento 4.2”). Los encapsulados se
cultivaron en medio RP y se mantuvieron durante 8 semanas en condiciones estándares de cultivo.

a b
1

Figura 50: (a) Secciones nodales en los matraces con la solución de sacarosa en agitación; (b) Sección nodal
encapsulada y cultivada en medio RP, tras el pretratamiento de sacarosa.

Experimento 8: Sacarosa, baja temperatura y tipo de recuperación sobre el desarrollo


de los encapsulados
En este ensayo se sometieron a las secciones nodales a un pretratamiento con distintas
concentraciones de sacarosa (0-70 y 100 g/L) durante distintos tiempos de exposición (0-1-5 y 10
horas). Tras ello, se encapsularon las secciones nodales siguiendo el protocolo establecido y se

219
Capítulo III: Conservación in vitro
_______________________________________________________________________

colocaron en el interior de frascos estériles a 4 °C durante 4 semanas. Transcurrido dicho tiempo se


tomaron datos del número de encapsulados brotados, hinchados, parados o necrosados.

A continuación, se pasó a la fase de recuperación, la cual se realizó tanto cultivando los


encapsulados sobre medio de cultivo RP, como desencapsulando la sección nodal y cultivando esta
sobre el mismo medio. En ambos casos se colocaron en condiciones estándares de cultivo durante
8 semanas, tomándose datos de encapsulados o secciones nodales brotadas, hinchadas, paradas o
necrosadas, así como del aspecto de los mismos.

Experimento 9: Retardantes del crecimiento


El objetivo de estos ensayos era comprobar el efecto de distintos retardantes del crecimiento
a distintas concentraciones en el desarrollo de las secciones nodales de olivo.

Este ensayo estaba dividido en dos fases, una primera fase de tratamiento en la que se
valoraba el efecto del retardante sobre la sección nodal, y una segunda fase de recuperación en la
que se valoraba como se recuperaba la sección nodal una vez eliminado el retardante del medio.

Durante la fase de tratamiento se usaron 5 retardantes del crecimiento diferentes y 4


concentraciones para cada uno, estableciéndose los siguientes experimentos:

-Experimento 9.1: Efecto del paclobutrazol (PBZ): 0-0.1-1-10 mg/L

-Experimento 9.2: Efecto del flurprimidol (FMP): 0-0.1-1-10 mg/L

-Experimento 9.3: Efecto del ácido triiodobenzoico (TIBA): 0-10-6-10-5-10-4 µM

-Experimento 9.4: Efecto del ácido acetil salicílico (ASA): 0-25-100-400 µM

-Experimento 9.5: Efecto del ácido abcísico (ABA): 0-1-10-50 µM.

El medio de cultivo empleado en todos los casos fue RP, el cual fue suplementado con la
cantidad correspondiente de retardante y posteriormente autoclavado. Los retardantes se
disolvieron en: DMSO (paclobutrazol y flurprimidol), etanol (TIBA), agua (ASA) o metanol (ABA)
antes de ser añadidos al medio de cultivo.

Las secciones nodales se cultivaron sobre el medio y se incubaron en condiciones estándares


de cultivo durante 4 semanas.

220
Material y Métodos
_______________________________________________________________________

A continuación, las secciones nodales se recultivaban a medio fresco sin retardante, para
estudiar su recuperación, y se colocaban en condiciones estándares de cultivo durante 4 semanas.
Finalmente, se tomaron datos del número de explantos brotados, hinchados, parados o necrosados,
así como del número de yemas brotadas por explanto, longitud y número de hojas de los brotes y
aspecto de los mismos.

Experimento 10: Efecto combinado de los retardantes del crecimiento, baja


temperatura, fotoperiodo y tipo de recuperación sobre el desarrollo de los
encapsulados
En este ensayo se quiso combinar el efecto de un pretratamiento con los retardantes
seleccionados (Paclobutrazol 10 mg/L; Flurprimidol 1 mg/L; ABA 1 µM; ASA 25 µM) y baja
temperatura (4 °C). Para llevar a cabo dicho ensayo, en primer lugar, las secciones nodales fueron
sometidas durante 4 semanas a un pretratamiento con dichos retardantes (Figura 51).

Transcurrido ese período de tiempo se encapsularon siguiendo el protocolo establecido y se


conservaron en frascos estériles a 4 °C con un fotoperiodo de 16 o 0 horas durante 4 semanas.
Pasado ese tiempo se procedió a tomar datos del número de encapsulados brotados, hinchados,
parados o necrosados, y el aspecto de los mismos. A continuación, se pasaba a la fase de
recuperación, para lo cual se cultivaban los explantos tanto encapsulados como desencapsulados,
en medio y condiciones estándar de cultivo (Figura 51). Durante esta fase se tomaron datos del
número de explantos brotados, hinchados, parados o necrosados, así como de la longitud de los
brotes y su aspecto a las 4, 6 y 8 semanas.

Encapsulados conservados
en frasco a 4 °C y
fotoperiodo de 16h o 0h

Figura 51: Esquema representativo del experimento en el que se evalúa el efecto e interacción entre los retardantes, el
fotoperiodo, la baja temperatura y el tipo de recuperación en el desarrollo de los encapsulados. RP: medio de Roussos y
Pontikis (2002); sn: sección nodal.

221
Capítulo III: Conservación in vitro
_______________________________________________________________________

III.2.4. Conservación a medio plazo de secciones nodales de olivo mediante


encapsulación a baja temperatura

El objetivo de este estudio era aplicar los mejores resultados obtenidos en los experimentos
anteriores a la conservación del material de olivo a medio plazo.

En primer lugar, se realizó una fase de pretratamiento en la cual se colocaron las secciones
nodales en medio RP suplementado con 1 mg/L de flurprimidol. Estos explantos se mantuvieron en
condiciones estándar de cultivo durante 4 semanas. Transcurrido dicho periodo se pasó a un
segundo pretratamiento con sacarosa (100 g/L durante 5 horas) para posteriormente pasar a la fase
de conservación, en la cual se procedió a encapsular los explantos resultantes y a conservarlos en
frascos estériles a 4 °C, donde se testo el efecto del fotoperiodo, para lo cual se incubaron a 16 o a
0 horas. Los encapsulados fueron mantenidos en estas condiciones durante 3, 6, 9 y 12 meses. Tras
el periodo de conservación se procedió a la fase de recuperación, en la cual se evaluó el tipo de
recuperación (sección nodal encapsulada o desencapsulada), cultivándose los explantos en medio
RP en condiciones estándares de cultivo durante 8 semanas. Se tomaron datos de la supervivencia
de los explantos, así como de la longitud y aspecto de los brotes.

En este ensayo testamos 8 combinaciones diferentes que se realizaron a la vez:

1: Pretratamiento: Sin flurprimidol y sin sacarosa; Conservación: 16 h luz

2: Pretratamiento: Sin flurprimidol y sin sacarosa; Conservación: Oscuridad

3: Pretratamiento: Sin flurprimidol y con sacarosa; Conservación: 16 h luz

4: Pretratamiento: Sin flurprimidol y con sacarosa; Conservación Oscuridad

5: Pretratamiento: Con flurprimidol y sin sacarosa; Conservación: 16 h luz

6: Pretratamiento: Con flurprimidol y sin sacarosa; Conservación: Oscuridad

7: Pretratamiento: Con flurprimidol y con sacarosa; Conservación: 16 h luz

8: Pretratamiento: Con flurprimidol y con sacarosa; Conservación Oscuridad

Adicionalmente, en cada una de las combinaciones, durante la fase final de recuperación se


realiza tanto encapsulada como desencapsulada (Figura 52).

222
Material y Métodos
_______________________________________________________________________

Figura 52: Esquema representativo de los ensayos de conservación a baja temperatura en alginato. RP:
medio Roussos y Pontikis (2002); sn: sección nodal.

223
Resultados
___________________________________________________________________________

III.3. RESULTADOS
III.3.1. Frigoconservación

Todas las variedades sobrevivieron tras los 6 meses de conservación en frío. En 6 de las 8
variedades estudiadas la supervivencia de los brotes tras 6 meses de conservación en frío fue
superior al 50% (Figura 53), sin embargo, tras la fase de recuperación en condiciones estándares de
cultivo, el porcentaje descendió significativamente y sólo 4 de las 8 variedades estudiadas
(‘Castellana’, ‘Hojiblanca’, ‘Lechín de Granada’ y ‘Villalonga’) mostraron porcentajes superiores al
50%, pero siempre inferiores a la variedad control, ‘Arbequina’ (Figura 53).

Figura 53: Supervivencia de los brotes de olivo tras 6 meses de frigoconservación a 8 °C y 12 semanas de recuperación en
condiciones estándares de cultivo. En cada fase, letras distintas sobre las columnas indican diferencias significativas en
supervivencia de acuerdo al test χ2 (p<0.05). ARB: ‘Arbequina’; B11: ‘Blanqueta-11’; CAST: ‘Castellana’; COR: ‘Cornicabra’;
HOJ: ‘Hojiblanca’; LG: ‘Lechín de Granada’; SEV: ‘Sevillenca’; VM: ‘Verdial de Vélez Málaga’; VIL: ‘Villalonga’; MED: media.

225
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

Los brotes frigoconservados durante 12 meses mostraron una supervivencia entre el 25% y el
75%, pero inferior en todos los casos al control ‘Arbequina’, (Figura 54). Tras la fase de recuperación,
de todas las variedades se pudo recuperar material, pero sólo la variedad ‘Castellana’ (68.6%)
mostró un porcentaje superior al 50%. Por su parte ‘Arbequina’ mostró una supervivencia del 82%.

Figura 54: Supervivencia de los brotes de olivo tras 12 meses de frigoconservación a 8 °C y 12 semanas de recuperación
en condiciones estándares de cultivo. En cada fase letras distintas sobre las columnas de una misma fase indican
diferencias significativas de acuerdo al test χ2 (p<0.05). ARB: ‘Arbequina’; B11: ‘Blanqueta-11’; CAST: ‘Castellana’; COR:
‘Cornicabra’; HOJ: ‘Hojiblanca’; LG: ‘Lechín de Granada’; SEV: ‘Sevillenca’; VM: ‘Verdial de Vélez Málaga’; VIL: ‘Villalonga’;
MED: media.

Se tomaron datos de la longitud de los nuevos brotes que surgían de las yemas del explanto
original frigoconservado 6 y 12 meses, tras finalizar la fase de recuperación, y no se observaron
diferencias significativas en la longitud de los mismos en función del tiempo de frigoconservación
(Figura 55). La longitud media de los brotes fue desigual para las 8 variedades estudiadas, con
valores entre 1,1 cm y 3.9 cm para el material que se había frigoconservado 6 meses y valores entre
0.8 cm y 4.2 cm para el frigoconservado 12 meses (Figura 55). La mayoría de variedades mostraron
brotes con longitudes inferiores a ‘Arbequina’ con la excepción de la variedad ‘Castellana’.

226
Resultados
___________________________________________________________________________

Figura 55: Longitud de los brotes en las distintas variedades de olivo analizadas tras 6 y 12 meses de conservación a 8
°C y tras 6 semanas de recuperación en condiciones estándar. Los valores representados corresponden a la media ± SE.
ARB: ‘Arbequina’; B11: ‘Blanqueta-11’; CAST: ‘Castellana’; COR: ‘Cornicabra’; HOJ: ‘Hojiblanca’; LG: ‘Lechín de Granada’;
SEV: ‘Sevillenca’; VM: ‘Verdial de Vélez Málaga’; VIL: ‘Villalonga’; MED: Media.

En cuanto al aspecto de los brotes, tras el periodo de conservación fue bueno en general a
excepción de las variedades ‘Blanqueta-11’ y ‘Sevillenca’, en las que los brotes presentaban cierta
clorosis y síntomas de marchitez en sus hojas. En el lado opuesto se situaban las variedades
‘Castellana’ y ‘Villalonga’, las cuales presentaban brotes con un aspecto muy saludable e incluso con
crecimiento del brote durante el periodo de conservación en frío, aunque con aspecto clorótico
(Figura 56-a y b). Además, en todas las variedades se producía necrosis basal en algunos de los
brotes cultivados, sin embargo, en las variedades ‘Sevillenca’, ‘Verdial de Vélez Málaga’ y
‘Villalonga’ estos porcentajes eran más elevados (100%, 77.8% y 62.2% respectivamente). Estos
porcentajes en las restantes variedades eran menores y oscilaban entre el 23.3% y el 34.4%. En
todos los casos, la necrosis afectaba a la parte del explanto que se encontraba dentro del medio de
cultivo. Al pasar los explantos a la fase de recuperación se eliminaba la parte basal necrosada de los
mismos antes de recultivarlos en medio fresco.

Tras la fase de recuperación, la mayoría de las variedades presentaban brotes con gran
desarrollo de callos en la zona basal, y el aspecto en general era bueno, e independientemente de
227
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

que el crecimiento en ellos fuera mayor o menor, no se observó ningún comportamiento anómalo
en ninguna variedad. Destacar que en la variedad ‘Blanqueta-11’ las hojas de nueva formación
presentaban buen aspecto y color, sin embargo, las hojas que procedían del explanto original
mostraban síntomas de clorosis (Figura 56-c).

a b c

Figura 56: Aspecto de los brotes tras el proceso de frigoconservación a 8 °C


durante 12 meses (arriba) de las variedades: (a) ‘Castellana’; (b) ‘Villalonga’ y
(c) y ‘Blanqueta-11’. Abajo se muestra el aspecto de los brotes de las mismas
variedades tras 12 semanas de recuperación en condiciones estándares de
cultivo.

228
Resultados
___________________________________________________________________________

III.3.2. Encapsulación

Experimento 1: Establecimiento del proceso de encapsulación


De las distintas condiciones testadas para la formación de las cápsulas (Tabla 16), sólo en las
concentraciones de alginato de sodio comprendidas entre 4-5% se produjo la formación de cápsulas
uniformes y suficientemente firmes. Por debajo de dicha concentración las cápsulas formadas eran
muy frágiles y no presentaban uniformidad (Figura 57). Por encima del 5% las cápsulas eran
demasiado viscosas e igualmente poco uniformes. Referente a la solución de polimerización, se
descartó el empleo de 75 mM, por no provocar una correcta solidificación de las capsulas; y en
cuanto a los tiempos de polimerización, los mejores resultados se obtuvieron con tiempos
comprendidos entre 10-20 minutos (Tabla 16), ya que a los 30 minutos las capsulas se mostraron
muy rígidas y duras (Figura 57).

Tabla 16: Efecto de la concentración de alginato, cloruro de calcio y tiempo de polimerización en


la formación de cápsulas viables.
CaCl2*2H2O
75mM 100mM 150mM
10min 20min 30min 10min 20min 30min 10min 20min 30min
2.5 X X X X X X X X X
3 X X X X X X X X X
Alginato
(%)

3.5 X X X X X X X X X
4 X X X √ √ X √ √ X
5 X X X √ √ X √ √ X
6 X X X X X X X X X

X: Cápsula no viable (inconsistencia o deformidad) √: Cápsula viable

a b c

Figura 57: Aspecto de las cápsulas: (a) Cápsulas no viables (no uniformes); (b) Cápsulas no viables (rígidas y
duras); (c) Cápsulas viables (uniformes y firmes).

229
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

Experimento 2: Matriz de encapsulación, cápsula y brotación de los encapsulados


Los encapsulados, tras 4 semanas en condiciones estándares de cultivo, aparecían en distinta
proporción brotados, hinchados o necrosados, dependiendo del tratamiento utilizado (Figura 58).
Algunos encapsulados presentaron contaminación exógena por hongos, pero en porcentajes muy
bajos (0.8%) (Figura 58), no observándose contaminación bacteriana exógeno o endógena ninguna.

La brotación de los encapsulados osciló entre un 37% y un 53%, dependiendo del tratamiento
(Figura 58). Solo se observó diferencias significativas en el tratamiento consistente en encapsular
las secciones con una matriz de 5% de alginato y posterior polimerización en 100 mM de cloruro
cálcico frente al tratamiento con un 4% de alginato en la matriz e idéntica polimerización (Figura
58). Destacar que la brotación máxima se alcanzaba a las 4 semanas. En todos los tratamientos se
observó la existencia de encapsulados necrosados en un rango del 17% al 28%, sin diferencias
significativas entre los tratamientos (Figura 58). Resultó llamativo el porcentaje relativamente alto
de encapsulados hinchados, aquellos con yemas brotadas pero que no llegan a romper la cápsula,
con 28% al 35%, sin diferencias significativas entre tratamientos (Figura 58). Sin embargo, estos
encapsulados hinchados apenas brotaron tras 6 semanas en condiciones estándares de cultivo, con
un 3% al 8% más de brotación según tratamiento, y la mayoría de estos encapsulados hinchados
necrosaron con el paso del tiempo, con un 38%-52% de necrosis acumulada a las 6 semanas en los
distintos tratamientos (Figura 59). Los encapsulados, una vez brotados, tenían buen aspecto y se
desarrollaban correctamente tanto a 4 como a 6 semanas (Figura 60).

230
Resultados
___________________________________________________________________________

Figura 58: Efecto del alginato y del cloruro cálcico en la brotación y desarrollo de los encapsulados de
olivo. Polimerización de 10 min. Datos tras 4 semanas de encapsulación en condiciones estándares de
cultivo. En cada variable, columnas con letras diferentes indican diferencias significativas (p<0.05) entre
tratamientos de acuerdo con el test χ2.

Figura 59: Efecto del alginato y del cloruro cálcico en la brotación y desarrollo de los encapsulados de olivo.
Tiempo de polimerización de 10 minutos. Datos tras 6 semanas de encapsulación en condiciones estándares
de cultivo. En cada variable, columnas con letras diferentes indican diferencias significativas (p<0.05) entre
tratamientos de acuerdo con el test χ2.

231
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

a b c

Figura 60: Aspecto de los encapsulados de olivo en condiciones estándares de cultivo: (a) Encapsulado al inicio del
ensayo; (b) Encapsulado brotado tras 4 semanas; (c) Encapsulado brotado tras 6 semanas.

En base a los resultados obtenidos, los siguientes ensayos de encapsulación se realizaron con
una matriz al 5% de alginato de sodio y una polimerización con una solución de cloruro de calcio
100 mM durante 10 minutos, que denominaremos de aquí en adelante como protocolo estándar
de encapsulación.

Experimento 3: Desarrollo de secciones nodales encapsuladas y sin encapsular


Las secciones nodales sin encapsular presentaban un 80% de brotación a las 4 semanas y un
100% de brotación a las 6 semanas, no observándose necrosis alguna. Mientras, en los
encapsulados, el porcentaje de brotación fue siempre significativamente menor (55% y 70%) a las
4 y 6 semanas respectivamente (Figura 61-A). Además, se observaba que las secciones nodales que
no brotaban y estaban hinchadas a las 4 semanas con el paso del tiempo si conseguían brotar todas
(Figura 62-A), sin embargo, en los encapsulados sólo un reducido número de los encapsulados
hinchados conseguían brotar con el tiempo (15%), los restantes necrosaban (Figura 62-B), así, se
observó como el número de encapsulados hinchados disminuía progresivamente, casi en la misma
proporción en la que aumentaban los encapsulados necrosados.

En cuanto a la longitud de los brotes formados, se pudo apreciar como a lo largo del tiempo
esta iba en aumento no apreciándose diferencias significativas entre secciones nodales y
encapsulados (Figura 61-B).

232
Resultados
___________________________________________________________________________

A B

Figura 61: (A) Brotación y (B) longitud de los brotes en secciones nodales y encapsulados de olivo cultivados en medio
RP durante 8 semanas en condiciones estándar de cultivo. Distinta letra entre tratamientos en (A) para un mismo
tiempo indica diferencias significativas (p<0.05) de acuerdo con el test χ2 y en (B) diferencias significativas (p<0.05).

A B

Figura 62: (A) Evolución de las secciones nodales y (B) evolución de los encapsulados brotados, hinchados y necrosados
a lo largo de las 8 semanas de cultivo en medio RP en condiciones estándares.

Experimento 4: Temperatura
Experimento 4.1: Temperatura y desarrollo de las secciones nodales
Al comparar los datos obtenidos de las secciones nodales cultivadas a 25 °C y a 4 °C, cabe
destacar que mientras los explantos cultivados a 25 °C mayoritariamente brotaban (81.7%) o
estaban hinchados (18.3%); los explantos cultivados a 4 °C estaban todos parados, sin ningún
síntoma de crecimiento, pero tampoco deterioro (Figura 63).

233
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

Figura 63: Efecto de la temperatura sobre el desarrollo de las secciones nodales de olivo. Datos tras 4
semanas de tratamiento. Letras diferentes entre distintos tratamientos para un mismo parámetro indica
diferencias significativas (p<0.05) acorde con el test χ2. Cuando el porcentaje de alguno de los parámetros
medidos fue cero las columnas correspondientes se representan gráficamente mediante una línea.

En cuanto al aspecto de los explantos, los que se mantuvieron a 4 °C mostraban el mismo


aspecto tal cual fueron iniciados, mientras que los que estuvieron a 25 °C presentaban un
crecimiento y desarrollo normal (Figura 64).

a b
a

Figura 64: Aspecto de los explantos tras 4 semanas a (a) 25 °C y (b) 4 °C.

Una vez que los explantos que habían estado a 4 °C se pasaban a condiciones estándares de
cultivo, se pudo observar que los explantos comenzaban a brotar (Figura 65). Así, a las 4 semanas
de cultivo brotaban un 76%, existiendo un cierto número de explantos hinchados y otros que
necrosaban. A las 8 semanas, los explantos pasaban de estar hinchados a brotar de forma

234
Resultados
___________________________________________________________________________

mayoritaria (85.6%), aunque este porcentaje era significativamente menor, que los que estuvieron
incubado a 25 °C, los cuales a las 8 semanas ya brotaban el 100% (Figura 65). En cuanto a los
explantos hinchados del tratamiento de 4 °C se observaba que mientras que los que estuvieron
cultivados a 25 °C a medida que pasaba el tiempo, estos explantos pasaban a brotar, en el caso de
los explantos tratados a 4 °C, la mitad de ellos brotaban y la otra mitad pasaban a necrosarse (Figura
65). Así, al finalizar el periodo de recuperación, mientras que para los explantos cultivados a 25 °C
no se producía necrosis, esta era del 14.3% para los cultivados a 4 °C (Figura 65).

Fase Recuperación Fase Recuperación

Figura 65: Efecto de la temperatura sobre el desarrollo de secciones nodales de olivo durante la fase de
recuperación. Durante esta fase las secciones fueron mantenidas bajo condiciones estándares de cultivo. Para
un mismo tiempo, distintas letras indican diferencias significativas entre tratamientos para cada parámetro
medido acorde al test χ2 (p<0.05). sem: semanas. Cuando el porcentaje de alguno de los parámetros medidos
fue cero las columnas correspondientes se representan gráficamente mediante una línea.

Si analizamos la longitud de los brotes formados, podemos observar que tras la fase del
tratamiento y durante las primeras 6 semanas de la recuperación, la longitud de los brotes
cultivados a 4 °C era significativamente inferior a los cultivados a 25 °C, pero al finalizar las 8
semanas de recuperación, dicha diferencia dejó de ser significativa, aunque los brotes aún tenían

235
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

una longitud media inferior (Figura 66). En cuanto al aspecto de los explantos, no se apreciaban
diferencias entre los tratamientos y ambos mostraban buen aspecto (Figura 67).

Figura 66: Efecto de la temperatura en la longitud de los brotes. Datos tras la fase de tratamiento (en la
cual los explantos estuvieron cultivados a 25 °C y a 4 °C respectivamente) y tras la fase de recuperación,
durante la cual todas las secciones estuvieron incubadas en condiciones estándares de cultivo. En cada
fase y tiempo, letras diferentes indican diferencias significativas entre tratamientos en la longitud de los
brotes (p<0.05). Sem: semanas.

a b

Figura 67: Aspecto de los explantos tras 8 semanas de recuperación: (a) Tras incubación a 25 °C
y (b) a 4 °C durante 4 semanas.

236
Resultados
___________________________________________________________________________

Experimento 4.2: Temperatura, desarrollo y recuperación de los encapsulados


Una vez determinado el efecto de la temperatura sobre las secciones nodales, con este ensayo
queríamos determinar si este efecto también se producía en los encapsulados.

Tras la fase de tratamiento, consistente en mantener los encapsulados durante 4 semanas a


25 °C o a 4 °C, en los encapsulados cultivados a 4 °C no se apreciaba ningún tipo de desarrollo y el
100% de ellos estaban parados. En los encapsulados cultivados a 25 °C, un 63.7% estaban brotados,
y el restante 37.3% estaban hinchados (Figura 68). Todos los encapsulados presentaban un buen
aspecto al finalizar la fase de tratamiento (Figura 69).

Figura 68: Efecto de la temperatura sobre el desarrollo de secciones nodales de olivo encapsuladas. Letras diferentes
entre distintos tratamientos para un mismo parámetro indica diferencias significativas (p<0.05) acorde con el test χ2.
Cuando el porcentaje de alguno de los parámetros medidos fue cero las columnas correspondientes se representan
gráficamente mediante una línea.

Figura 69: Aspecto de los encapsulados de olivo tras 4 semanas a 4 °C (izquierda) o a 25 °C (derecha).

237
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

En cuanto a la recuperación, se valoró tanto si se realizaba con las secciones encapsuladas


como desencapsuladas.

En cuanto a las secciones encapsuladas, una vez puestas en condiciones estándares de cultivo,
se apreciaba que, tras 4 semanas, los encapsulados que estuvieron a 4 °C presentaban porcentajes
de brotación significativamente menores (35%) a los que estuvieron a 25 °C (75%) (Figura 70). A las
8 semanas, la brotación de los primeros alcanzaba el 53.3% mientras que en los que estuvieron a
25 °C la brotación fue del 81.7%, esto se traduce en una pérdida de brotación de un 28.4%. Los
datos de necrosis reflejaban la situación contraria y mientras que para los encapsulados cultivados
a 4 °C fue del 46.7% a las 8 semanas, para los cultivados a 25 °C era del 11.7% (Figura 70).

Fase Recuperación Fase Recuperación

Figura 70: Efecto de la temperatura sobre el posterior desarrollo en condiciones estándares de cultivo de
secciones nodales de olivo encapsuladas en alginato. Para un mismo tiempo, distintas letras indican
diferencias significativas entre tratamientos para cada parámetro medido acorde al test χ2 (p<0.05). sem:
semanas. Cuando el porcentaje de alguno de los parámetros medidos fue cero las columnas
correspondientes se representan gráficamente mediante una línea.

En cuanto a la longitud de los brotes, aunque durante las primeras fases del ensayo mostraba
diferencias significativas entre los encapsulados cultivados a 25 °C y 4 °C, a partir de la 8 semana de
recuperación estas diferencias dejaron de ser significativas (Figura 71). En cuanto al aspecto de los
encapsulados, aquellos que brotaban presentaban un aspecto bueno, y los que estaban parados,

238
Resultados
___________________________________________________________________________

aunque no mostraban síntomas de desarrollo, tampoco presentaban síntomas de deterioro (Figura


72)

Figura 71: Efecto de la temperatura sobre la longitud de los brotes de olivo. Datos tras la fase de tratamiento
(en la cual los explantos estuvieron encapsulados y cultivados a 25 °C o 4 °C respectivamente) y tras la fase
de recuperación (en la cual todos los explantos estuvieron encapsulados y cultivados bajo condiciones
estándares). En cada fase y tiempo, letras diferentes indican diferencias significativas entre tratamientos
en la longitud de los brotes (p<0.05). sem: semanas.

Figura 72: Aspecto de encapsulados de olivo tras 8 semanas de


recuperación en condiciones estándares de crecimiento
previamente incubados a 25 °C (izquierda) o a 4 °C (derecha)
durante 4 semanas

239
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

En cuanto a la recuperación de las secciones desencapsuladas, la brotación mostraba


diferencias significativas, 90% y 76.7%, para encapsulados cultivados a 25 °C y 4 °C respectivamente
(Figura 73), pero si se aprecia una reducción del impacto de la cápsula, puesto que la pérdida de
brotación entre los explantos cultivados a 25 °C y los de 4 °C es de un 13.3% (Figura 73), mientras
que en el ensayo anterior, con los explantos recuperándose encapsulados la diferencia alcanzaba el
28.4% (Figura 70). Esto también se aprecia, fundamentalmente, en el porcentaje de necrosis, que
para las secciones desencapsuladas que estuvieron encapsuladas y mantenidas a 25 °C pasa a ser
0%, y para las que estuvieron a 4 °C fue del 5% al finalizar el ensayo (Figura 73).

En cuanto a la longitud de los brotes formados, no se aprecian diferencias significativas entre


los explantos incubados a 25 °C o a 4 °C y posteriormente desencapsulados y mantenidos en
condiciones estándares de cultivo, ni a las 4 ni a las 6 u 8 semanas (Figura 74).

En cuanto al aspecto, tampoco se observaron diferencias entre los explantos provenientes de


los distintos tratamientos, siendo el aspecto en ambos casos bueno (Figura 75).

Fase Recuperación Fase Recuperación

Figura 73: Efecto de la temperatura de almacenamiento sobre el desarrollo de secciones nodales de olivo
desencapsuladas en alginato durante la fase de recuperación bajo condiciones estándares de cultivo. Para
un mismo tiempo, distintas letras indican diferencias significativas entre tratamientos para cada
parámetro medido acorde al test χ2 (p<0.05). Cuando el porcentaje de alguno de los parámetros medidos
fue cero las columnas correspondientes se representan gráficamente mediante una línea.

240
Resultados
___________________________________________________________________________

Figura 74: Efecto de la temperatura sobre la longitud de los brotes de olivo. Datos tras la fase de
tratamiento (en la cual los explantos estuvieron encapsulados y cultivados a 25 °C y 4 °C respectivamente)
y tras la fase de recuperación (en la cual todos los explantos estuvieron desencapsulados y cultivados bajo
condiciones estándares). En cada fase y tiempo, letras diferentes indican diferencias significativas entre
tratamientos en la longitud de los brotes (p<0.05). sem: semanas.

a b
g

Figura 75: Aspecto de los explantos de olivo que estuvieron previamente incubados a
25 °C (a) y 4 °C(b) tras 8 semanas de recuperación desencapsulados.

241
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

Experimento 5: Fotoperiodo

Experimento 5.1: Fotoperiodo y desarrollo de las secciones nodales


Se observó que el fotoperiodo provocaba cambios en el desarrollo de los explantos. Así, con
un fotoperiodo de 16 horas la brotación fue del 84%, mientras que bajaba a un 32% con fotoperiodo
de 0 horas (oscuridad). Además, se observaba un mayor número de explantos hinchados en
oscuridad, más del doble, pasando de un 16% con 16 horas de luz a un 38% en oscuridad. En cuanto
a los explantos parados, en el tratamiento con 16 horas de luz no se observaban, pero en oscuridad
alcanzaban el 30% (Figura 76). En ninguno de los fotoperiodos testados se observó necrosis en los
explantos.

La longitud de los brotes formados también disminuía significativamente en los explantos


incubados con fotoperiodo de 0 horas (Figura 79).

Figura 76: Efecto del fotoperiodo sobre el desarrollo de las secciones nodales de olivo. Datos tras 4 semanas
de tratamiento. Letras diferentes entre distintos tratamientos para un mismo parámetro indica diferencias
significativas (p<0.05) acorde al test χ2. Cuando el porcentaje de alguno de los parámetros medidos fue cero
las columnas correspondientes se representan gráficamente mediante una línea.

242
Resultados
___________________________________________________________________________

Las secciones nodales presentaron un buen aspecto y desarrollo, con la salvedad de que las
secciones que brotaban en oscuridad se encontraban etioladas (Figura 77).

Una vez las secciones nodales, tanto los que estuvieron con fotoperiodo de 16h de luz como
los que estuvieron en oscuridad, se dejaron hasta 8 semanas más en condiciones estándares de
cultivo, la brotación se recuperó en aquellas que estuvieron en oscuridad, que ya no mostraban
diferencias significativas entre tratamientos, 98% en 16h de luz y 88% en oscuridad (Figura 78). Las
secciones que estuvieron en oscuridad no se recuperaron del todo, ya que parte de las secciones
que habían permanecido hinchadas en oscuridad no llegaron a brotar cuando se pasaron a las
condiciones estándares de cultivo, y se necrosaron. Mientras las secciones que estuvieron en 16h
de luz siguieron creciendo y desarrollándose de forma correcta, observándose un bajo porcentaje
de secciones hinchadas y nulo de secciones necrosadas (Figura 78). Si nos fijamos en la longitud de
los brotes formados, podemos observar que los que estuvieron 4 semanas en oscuridad,
presentaron una menor longitud durante la fase del tratamiento, pero durante la fase de
recuperación, la diferencia de longitud se hizo menor, dejando de ser estadísticamente significativa
(Figura 79). En cuanto al aspecto de los explantos, estos mostraban buen aspecto, sin encontrarse
diferencias visibles a simple vista entre los distintos tratamientos (Figura 80).

a b c

Figura 77: (a) Aspecto de las secciones nodales de olivo tras 4 semanas incubadas con fotoperiodo de 16 horas; (b)
secciones nodales paradas tras 4 semanas incubadas con fotoperiodo de 0 horas; (c) sección nodal brotada tras 4
semanas incubada con fotoperiodo de 0 horas.

243
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

16 0

Figura 78: Efecto del fotoperiodo en el desarrollo de secciones nodales de olivo durante la fase de
recuperación en condiciones estándares de cultivo. Para un mismo tiempo de recuperación, barras
con letras diferentes indican diferencias significativas de acuerdo con el test χ2 (p<0.05).

Figura 79: Efecto del fotoperiodo sobre la longitud de los brotes de olivo. Datos tras la fase de
tratamiento y tras la fase de recuperación. Para cada fase y tiempo, valores medios con letras
diferentes indican diferencias significativas entre tratamientos (p<0.05).

244
Resultados
___________________________________________________________________________

a b

Figura 80: Aspecto de las secciones nodales de olivo tras 8 semanas de recuperación en condiciones
estándares de cultivo: (a) secciones provenientes del tratamiento con fotoperiodo de 16 horas; (b)
secciones nodales procedentes del tratamiento con fotoperiodo de 0 horas.

Experimento 5.2: Fotoperiodo, desarrollo y recuperación de los encapsulados


Al analizar el efecto del fotoperiodo sobre los encapsulados, lo más llamativo fue la práctica
ausencia de brotación (0.85%) en los encapsulados incubados en oscuridad, respecto a los
encapsulados que estuvieron con un fotoperiodo de 16 horas (62.33%). Por el contrario, la mayoría
de los encapsulados incubados en oscuridad se encontraban parados a las 4 semanas de
tratamiento, 61.36%, frente a un 5.83% en los encapsulados que se mantuvieron con 16 horas de
luz. Para el resto de parámetros (encapsulados hinchados o necrosados), no se encontraron
diferencias significativas entre ambos tratamientos (Figura 81). En cuanto al aspecto de los
encapsulados, mientras los que se incubaron en fotoperiodo de 16 horas mostraban un buen
aspecto, los que se incubaron en oscuridad mostraban cierta pérdida de color (Figura 82).

245
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

Figura 81: Efecto del fotoperiodo sobre el desarrollo de los encapsulados de olivo, tras 4 semanas de tratamiento. Para
un mismo tipo de encapsulado, columnas con letras diferentes indican diferencias significativas (p<0.05) entre
tratamientos acorde al test χ2.

a b

Figura 82: Aspecto de los encapsulados de olivo tras 4 semanas incubados con: (a) fotoperiodo de
16 horas; (b) fotoperiodo de 0 horas.

En cuanto a la fase de recuperación, se valoró dos posibilidades, una primera en la que se


dejaba a las secciones nodales encapsuladas y otra en que se procedió a desencapsularlas.

En el primero de los casos, tras finalizar la fase de recuperación, se observó que la brotación
en oscuridad (52.5%) era menor significativamente a la brotación en 16 horas luz (78.3%),
produciéndose una disminución del 25.8% (Figura 83). En cuanto al resto de encapsulados, todos

246
Resultados
___________________________________________________________________________

los que no brotan necrosan, por lo tanto, durante la recuperación no quedan encapsulados
hinchados ni parados. Sin embargo, la necrosis fue mayor significativamente en los encapsulados
que estuvieron en oscuridad (Figura 83). En cuanto a la longitud de los brotes, la diferencia existente
es significativa entre los que estuvieron en oscuridad (0.84 cm) y los que estuvieron con fotoperiodo
de 16 horas (1.19 cm) (Figura 84). El aspecto de los explantos fue muy bueno en los que venían del
tratamiento con fotoperiodo de 16 horas, mientras que los que estuvieron con fotoperiodo de 0
horas mostraban buen crecimiento y desarrollo, pero mantenían cierto aspecto clorótico (Figura
85).

16 0

Figura 83: Efecto del fotoperiodo sobre el desarrollo de encapsulados durante las 8 semanas de la fase de
recuperación, durante la cual la sn estuvieron encapsuladas y cultivadas bajo condiciones estándar de crecimiento.
Para un mismo tiempo y variable distintas letras indican diferencias significativas acorde al test χ2 (p<0.05).

247
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

Figura 84: Efecto del fotoperiodo sobre la longitud de los brotes de olivo tras la fase de tratamiento (en la cual los
explantos estuvieron encapsulados y cultivados a fotoperiodo 16h y 0h respectivamente) y tras la fase de recuperación
(en la cual todos los explantos estuvieron encapsulados y cultivados bajo condiciones estándar). Las letras comparan
los distintos tratamientos para un mismo tiempo. Distintas letras indican diferencias significativas (p<0.05).

a b

Figura 85: Aspecto de las secciones nodales desencapsuladas y cultivadas en condiciones


estándares de cultivo tras: (a) fotoperiodo de 16 horas y (b) fotoperiodo 0 horas.

248
Resultados
___________________________________________________________________________

También se analizó la recuperación de los explantos cuando estos fueron desencapsulados.


Pero en este caso no se apreciaron diferencias significativas entre tratamientos de fotoperiodo ni
en cuanto a la brotación (78% en 16 horas luz y 72% en oscuridad) ni para el resto de parámetros
medidos (Figura 86).

16 0

Figura 86: Efecto del fotoperiodo y el tiempo de cultivo sobre el desarrollo de las secciones nodales de olivo
desencapsuladas durante la fase de recuperación. Durante esta fase los explantos fueron cultivados bajo
condiciones estándar de crecimiento. Las letras comparan distintos tratamientos y tipos de explanto para un
mismo tiempo de recuperación. Distintas letras indican diferencias significativas acorde al test χ2 (p<0.05).

En cuanto a la longitud de los brotes, a pesar de que los encapsulados que se mantuvieron en
oscuridad, una vez desencapsulados, mostraban un crecimiento y desarrollo totalmente normal, sí
que se observaron diferencias significativas con respecto al fotoperiodo de 16 horas (Figura 87).
Esto es debido a que, durante la fase de tratamiento, los que estuvieron con fotoperiodo de 0 horas
ninguno había conseguido brotar, con lo cual durante la fase de recuperación su situación de partida
era desfavorable, puesto que los explantos tratados con fotoperiodo de 16 horas ya más del 60%
habían brotado antes de entrar en la fase de recuperación. En cuanto al aspecto, los encapsulados
mostraban buen aspecto y crecimiento, sin embargo, aquellos encapsulados que estuvieron con
fotoperiodo de 0 horas, una vez desencapsulados y puestos en condiciones estándares de
crecimiento, mostraban clorosis en las hojas (Figura 88).

249
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

Figura 87: Efecto del fotoperiodo y el tiempo de cultivo sobre la longitud de los brotes de olivo formados. Datos
tras la fase de tratamiento (en la cual los explantos estuvieron encapsulados y cultivados a fotoperiodo 16h y 0h
respectivamente) y tras la fase de recuperación (en la cual todos los explantos estuvieron desencapsulados y
cultivados bajo condiciones estándar) Las letras comparan los distintos tratamientos para un mismo tiempo.
Distintas letras indican diferencias significativas (p<0.05).

a b

Figura 88: Aspecto de las secciones nodales de olivo desencapsuladas tras 8


semanas en condiciones estándares de cultivo, que habían estado
encapsuladas previamente durante 4 semanas y bajo fotoperiodo de 16 horas
(a) o fotoperiodo de 0 horas (b).

Si comparamos los datos obtenidos tanto de brotación (Figura 89) como de la longitud de los
brotes (Figura 90) entre los explantos según el tipo de recuperación, sin tener en cuenta el
fotoperiodo empleado, se observa que, cuando se desencapsulaban las secciones, los parámetros
estudiados (brotación y longitud de los brotes) son significativamente mayores.

250
Resultados
___________________________________________________________________________

Figura 89: Efecto del tipo de recuperación en la brotación de los explantos de olivo tras la fase de
tratamiento (en la cual los explantos estuvieron encapsulados a fotoperiodo 16h y 0h respectivamente)
y tras la fase de recuperación, en la cual todos los explantos fueron cultivados bajo condiciones estándar.
Las letras comparan los distintos tratamientos para un mismo tiempo. Distintas letras indican diferencias
significativas acorde al test χ2 (p<0.05).

Figura 90: Efecto del tipo de recuperación sobre la longitud de los explantos de olivo tras la fase de
tratamiento (en la cual los explantos estuvieron encapsulados a fotoperiodo 16h y 0h respectivamente) y
tras la fase de recuperación, en la cual todos los explantos fueron cultivados bajo condiciones estándar. Las
letras comparan los distintos tratamientos para un mismo tiempo. Distintas letras indican diferencias
significativas (p<0.05).

251
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

Experimento 6: Fotoperiodo, temperatura y tipo de recuperación en el desarrollo de


los encapsulados
En este ensayo se testaron dos fotoperiodos (16 y 0 horas) y dos temperaturas distintas (25
°C y 4 °C) en el desarrollo de secciones nodales de olivo encapsuladas. También se valoró el
comportamiento de las secciones una vez finalizado el tratamiento, tanto si seguían encapsuladas
como si se desencapsulaban.

Durante la fase de tratamiento, sólo se observó brotación en el tratamiento 1 (16h 25 °C) con
un 70%, siendo nulo en el resto de tratamientos. Esta brotación estuvo afectada tanto por el
fotoperiodo como por la temperatura, así como por la interacción entre ambas (Tabla 17). En el
resto de tratamientos predominó la presencia de encapsulados parados: tratamiento 2 (16h 4 °C)
100%; tratamiento 3 (0h 25 °C) 65%; tratamiento 4 (0h 4 °C) 90% (Figura 91), motivado por la
temperatura y la interacción entre fotoperiodo y la temperatura (Tabla 17), de tal forma que los
tratamientos sometidos a 4 °C presentan significativamente mayores porcentajes de encapsulados
parados que los tratamientos sometidos a 25 °C (Figura 92). Mientras que el fotoperiodo no afecta
al porcentaje de explantos parados (Tabla 17). En cuanto a la interacción entre el factor fotoperiodo
y temperatura para ambos tipos de encapsulados, el tratamiento 1 (16h y 25 °C) fue el que presentó
porcentajes más altos significativamente de encapsulados brotados (70%) y menor de encapsulados
parados (0%) respecto al resto de tratamientos (Figura 91 y Tabla 17). En cuanto a los encapsulados
necrosados, ronda entre el 5%-15% (Figura 91). En cuanto al aspecto de los encapsulados, todos
mostraban buen aspecto, aunque solo los del tratamiento 1 brotaban (Figura 93).

Tabla 17: Análisis de la varianza de máxima similitud Chi-cuadrado.


Brotados Parados
Chi- Chi-
Fuente gl cuadrado cuadrado
Intercept 1 0,000* 0,063ns
Fotoperiodo 1 0,005* 0,063ns
Temperatura 1 0,005* 0,000*
Fotoperiodo*Temperatura 1 0,005* 0,000*
Efecto del fotoperiodo y la temperatura en la brotación de los explantos y la presencia de explantos
parados, tras 4 semanas de tratamiento. ns Diferencias no significativas. *P>0.05.

252
Resultados
___________________________________________________________________________

Figura 91: Efecto del fotoperiodo y la temperatura sobre el desarrollo de las secciones
nodales de olivo encapsuladas tras 4 semanas.

Figura 92: Efecto de la temperatura sobre el desarrollo de los encapsulados parados.


Columnas con letras diferentes indican diferencias significativas de acuerdo al test χ2 (p<0.05).

a b

Figura 93: Aspecto de los encapsulados tras 4 semanas de incubación: (a)


a 4 °C y oscuridad; y (b) a 25 °C luz.

253
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

En cuanto a la fase de recuperación se valoró dos posibilidades, una primera en la que se


dejaba las secciones nodales encapsuladas y otra en que se procedió a desencapsularlas.

La brotación se vio afectada por el tipo de recuperación y la interacción entre el fotoperiodo


y la temperatura (Tabla 18).

En cuanto a la recuperación con los explantos encapsulados, los mejores resultados de


brotación se obtuvieron con los tratamientos 1 y 4 con porcentajes superiores al 70% y sin
diferencias significativas entre ellos (Figura 94). La interacción existente entre el fotoperiodo y
temperatura es lo que hace que estos dos tratamientos tengan buenos porcentajes de brotación,
mientras que en los tratamientos 2 y 3 los porcentajes sean significativamente inferiores (Figura
94). Si analizamos la longitud de los brotes formados, observamos mientras que en la fase de
tratamiento los brotes de los tratamientos 2, 3 y 4 presentaban menor longitud que los del
tratamiento 1, transcurridas 8 semanas de recuperación se observa que tanto el tratamiento 2 y 3
muestran longitudes similares al tratamiento 1, siendo el tratamiento 4 el único que presentó
brotes significativamente menores al tratamiento 1 (Figura 95).

Referente a la recuperación de las secciones desencapsuladas, se observa que estas ya desde


las 4 semanas muestran porcentajes elevados de brotación, quedando únicamente el tratamiento
3 con porcentajes significativamente menores al resto. A las 8 semanas de recuperación los
porcentajes de brotación mantienen la tendencia, pero con valores muchos más elevados de tal
forma que todos los tratamientos muestran valores superiores al 75% y el tratamiento 3 es
significativamente diferente al 1 (Figura 96). En cuanto a la longitud de los brotes mientras que
durante el tratamiento se observaban diferencias entre el tratamiento 1 y el resto, desapareciendo
dichas diferencias tras 8 semanas de recuperación (Figura 97).

En cuanto al aspecto de los encapsulados, todos tenían buen aspecto, y sin diferencias entre
los tratamientos, independientemente del tipo de recuperación (Figura 98).

254
Resultados
___________________________________________________________________________

Tabla 18: Análisis de la varianza de máxima similitud Chi-cuadrado.


Brotación
Chi-
Fuente gl cuadrado
Intercept 1 0,000*
Fotoperiodo 1 0,636ns
Temperatura 1 0,808ns
Tipo Recuperación 1 0,000*
Fotoperiodo*Temperatura 1 0.001*
Efecto del fotoperiodo, la temperatura y el tipo de recuperación en la brotación de los
explantos tras 8 semanas de recuperación. ns Diferencias no significativas. *P>0.05.

Figura 94: Efecto del fotoperiodo y la temperatura sobre la brotación de las secciones de olivo encapsuladas durante la
fase de tratamiento (en la cual los encapsulados están sometidos a sus respectivos tratamientos) y durante la fase de
recuperación (en la cual todas las secciones permanecen encapsuladas y cultivadas bajo condiciones estándares).
Valores con distinta letra para un mismo tiempo y fase indica diferencias significativas entre tratamientos acorde al test
χ2 (p<0.05).

255
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

Figura 95: Efecto del fotoperiodo y la temperatura sobre la longitud de los brotes formados por las secciones de olivo
encapsuladas durante la fase de tratamiento (en la cual los encapsulados están sometidos a sus respectivos
tratamientos) y durante la fase de recuperación (en la cual todas las secciones permanecen encapsuladas y cultivadas
bajo condiciones estándares). Valores con distinta letra para un mismo tiempo y fase indica diferencias significativas
entre tratamientos acorde al test SNK (p<0.05).

Figura 96: Efecto del fotoperiodo y la temperatura sobre la brotación de las secciones de olivo encapsuladas durante la
fase de tratamiento (en la cual los encapsulados están sometidos a sus respectivos tratamientos) y durante la fase de
recuperación (en la cual todas las secciones permanecen desencapsuladas y cultivadas bajo condiciones estándares).
Valores con distinta letra para un mismo tiempo y fase indica diferencias significativas entre tratamientos acorde al test
χ2 (p<0.05).

256
Resultados
___________________________________________________________________________

Figura 97: Efecto del fotoperiodo y la temperatura sobre la longitud de los brotes formados por las secciones de olivo
encapsuladas durante la fase de tratamiento (en la cual los encapsulados están sometidos a sus respectivos
tratamientos) y durante la fase de recuperación (en la cual todas las secciones permanecen desencapsuladas y
cultivadas bajo condiciones estándares). Valores con distinta letra para un mismo tiempo y fase indica diferencias
significativas entre tratamientos acorde al test SNK (p<0.05).

a b

Figura 98: Aspecto de los explantos de olivo tras 8 semanas de


recuperación en condiciones estándar de cultivo: (a) secciones
encapsuladas; (b) secciones desencapsuladas. Dichos explantos
estuvieron incubados a 4 °C con fotoperiodo de 16h durante la fase de
tratamiento.

257
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

Experimento 7: Sacarosa

Experimento 7.1: Sacarosa y desarrollo de las secciones nodales


No se observaron diferencias significativas ni en función de la sacarosa, ni del tiempo de
exposición, ni de la interacción entre ambos tratamientos, tanto para la brotación de las secciones
nodales de olivo como para la longitud de los brotes (Figura 99). Los resultados mostraban unos
porcentajes de brotación entorno al 70-80% para todos los casos y una longitud de los brotes con
un patrón muy homogéneo que oscilaba entre los 0.3-0.4cm (Figura 99).

Figura 99: Efecto de la sacarosa y el tiempo de exposición sobre la brotación de sn de olivo y la longitud de los brotes
producidos tras 4 semanas de ensayo.

En cuanto al aspecto de los explantos, estos se desarrollaban y crecían de forma adecuada,


mostrando un aspecto saludable (Figura 100), independientemente del tipo de concentración de
sacarosa empleado.

258
Resultados
___________________________________________________________________________

Figura 100: Aspecto de un explanto de olivo


cultivado bajo condiciones estándares de
crecimiento durante 4 semanas, previo
tratamiento con: (a) 100 g/L de sacarosa
durante 5 horas.

Experimento 7.2: Sacarosa y desarrollo de los encapsulados


Del análisis estadístico de los datos observamos que la brotación de los encapsulados se vio
afectada tanto por la concentración de sacarosa como por el tiempo de exposición de la misma
(Figura 101 y Tabla 19), de tal forma que aquellos encapsulados pretratados con sacarosa 130 g/L
presentaban porcentajes de brotación significativamente inferiores al resto (Figura 102). Referente
al tiempo de exposición aquellos que estuvieron con 0 horas de exposición son los que presentaban
mayores porcentajes, no encontrándose diferencias significativas entre los restantes.

Al no haber diferencias de brotación entre los distintos tiempos de cultivo empleado (4-6-8
semanas), analizamos los datos fijando dicho factor, y analizamos como variaba la brotación en
función de la concentración de sacarosa y del tiempo de exposición. Se observó que, en todos los
casos, dentro de un mismo tiempo de cultivo existen diferencias significativas en función de la
concentración de sacarosa, y no en base al tiempo de exposición (Tabla 20). En la Figura 102, en la
cual se representan los datos a las 4 semanas de cultivo, se puede observar como el empleo de 130
g/L de sacarosa provocaba una disminución en la brotación de los encapsulados. Este efecto era
idéntico en los otros tiempos de cultivo empleados (6 y 8 semanas).

La necrosis de los encapsulados si se vio afectada por los tres factores implicados (Tabla 19).
Al estudiar el efecto de los distintos factores de forma individual se determinó que la concentración
de sacarosa 130 g/L provocaba mayores porcentajes de necrosis que las restantes concentraciones.
En cuanto al tiempo de exposición, era a 5 horas de exposición donde se daban los mayores
porcentajes de necrosis. Referente al tiempo de cultivo, se observó una relación inversa entre los
259
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

encapsulados hinchados y los necrosados. Así, a medida que aumentaba el tiempo de cultivo,
aumentaba el porcentaje de encapsulados necrosados, y disminuía el de encapsulados hinchados.
Esto era debido a que los encapsulados que se encontraban hinchados y no conseguían romper y
salir de la capsula, a medida que avanzaba el tiempo terminaban necrosándose. (Figura 103).

En ninguna de las variables analizadas se han encontrado interacción entre los distintos
factores.

a b
A 1
A

c d
1 1
A A

Figura 101: Aspecto de los encapsulados de olivo pretratados con


sacarosa: (a) al inicio del ensayo (Sacarosa 0g/L 0h); (b) encapsulado
brotado (Sacarosa 100 g/L 5h); (c) encapsulado hinchado (Sacarosa
70g/L 10h); (d) encapsulado necrosado (Sacarosa 130g/L 10h).

Tabla 19: Análisis de la varianza de máxima similitud Chi-cuadrado.


Brotación Hinchados Necrosis
Chi- Chi- Chi-
Fuente gl cuadrado cuadrado cuadrado
Intercept 1 0,006* 0,000* 0,000*
Sacarosa 3 0,000* 0,650ns 0,000*
T. Cultivo 2 0,229ns 0,000* 0,000*
T. Exposición 3 0,037* 0,108ns 0,004*
Efecto de la concentración sacarosa, el tiempo de cultivo y el tiempo de exposición en la brotación de los encapsulados, en
la formación de encapsulados hinchados y en la necrosis de los mismos. ns Diferencias no significativas. *P>0.05.

260
Resultados
___________________________________________________________________________

Figura 102: Efecto del pretratamiento con sacarosa sobre la brotación de los encapsulados de olivo. Datos
a las 4 semanas de cultivo. Los datos corresponden a la media de todos los tiempos de exposición
empleados (0-1-5-10 horas) para una misma concentración de sacarosa. Columnas con distintas letras
indican diferencias significativas entre las distintas concentraciones de sacarosa de acuerdo con el test χ2
(p<0.05).

Tabla 20: Análisis de la varianza de máxima similitud Chi-cuadrado.


Brotación
8 sem
cultivo
Chi-
Fuente gl cuadrado
Intercept 1 0,029*
Sacarosa 3 0,030*
T. Exposición 3 0,405ns
Efecto de la concentración de sacarosa y el tiempo de exposición en la brotación
de los encapsulados tras 8 semanas de cultivo en medio RP. ns Diferencias no
significativas. *P>0.05.

261
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

Figura 103: Efecto del pretratamiento con sacarosa a distintos tiempos de exposición sobre la necrosis
de los encapsulados de olivo. Para una misma concentración de sacarosa y un mismo tiempo de
exposición, columnas con letras diferentes indican diferencias significativas entre los distintos tiempos
de cultivo de acuerdo con test χ2 (p<0.05).

Experimento 8: Sacarosa, baja temperatura y tipo de recuperación sobre el desarrollo


de los encapsulados
Los explantos pretratados con sacarosa y posteriormente encapsulados y conservados
durante 4 semanas a 4 °C no mostraron ningún tipo de desarrollo, encontrándose el 100% de ellos
parados, al igual que el control (datos no mostrados).

A continuación, los encapsulados pasaron a la fase de recuperación, en la que se evaluó el


desarrollo de los explantos tanto encapsulados como desencapsulados.

Tras concluir la fase de recuperación, en ambas situaciones se observó que la brotación va


aumentando a lo largo del tiempo hasta alcanzar su máximo a las 8 semanas (Figura 104 y 105). En
el análisis estadístico de los datos registrados (Tabla 21), se observó un efecto del tipo de
recuperación sobre el valor de estos porcentajes, de tal manera que, si la recuperación se realizaba
con los explantos encapsulados, los porcentajes de brotación eran significativamente menores
(brotación media 53.50%) en comparación con la recuperación con los explantos desencapsulados
(brotación media 91.67%) (Figura 106). Este hecho se corroboraba con la presencia de mayor
necrosis en los explantos que permanecieron encapsulados durante la recuperación (Figura 104 y

262
Resultados
___________________________________________________________________________

105). También se observó un efecto negativo del tiempo de exposición, de tal forma que los
explantos que fueron sometidos a tratamientos de sacarosa durante 10 horas presentaban peores
porcentajes de brotación que el resto (Figura 107).

0-0 0-1 0-5 0 - 10 70 - 1 70 - 5 70 - 10 100 - 1 100 - 5 100 - 10

Sacarosa (g/L)- Tiempo (h)

Figura 104: Efecto del pretratamiento de sacarosa y el tiempo de exposición en el desarrollo de las secciones nodales
de olivo encapsuladas durante la fase de recuperación. Datos tras 4, 6 y 8 semanas de recuperación.

0-0 0-1 0-5 0 - 10 70 - 1 70 - 5 70 - 10 100 - 1 100 - 5 100 - 10

Sacarosa (g/L) – Tiempo (h)

Figura 105: Efecto del pretratamiento de sacarosa y el tiempo de exposición en el desarrollo de las secciones nodales
de olivo desencapsuladas durante la fase de recuperación. Datos tras 4, 6 y 8 semanas de recuperación.

263
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

Tabla 21: Análisis de la varianza de máxima verisimilitud Chi-cuadrado.

Brotación
Fuente gl Chi-cuadrado
Intercept 1 0,000*
Sacarosa 2 0,163ns
Exposición 3 0,017*
Tipo de recuperación 1 0,000*

Efecto de la sacarosa, tiempo de exposición y tipo de recuperación (encapsulada o


desencapsulada) en la brotación de los encapsulados de olivo tras 8 semanas de recuperación.
ns Diferencias no significativas. *P>0.05.

Figura 106 Efecto del tipo de recuperación (encapsulado o desencapsulado) en la brotación de las
secciones nodales de olivo previamente cultivadas en sacarosa durante distintos tiempos de exposición,
tras 8 semanas de recuperación. Para cada concentración de sacarosa y tiempo de exposición, columnas
con letras diferentes indican diferencias significativas según el test χ2 (p<0.05).

264
Resultados
___________________________________________________________________________

Figura 107: Efecto del tiempo de exposición durante el pretratamiento con sacarosa en la brotación de
los explantos de olivo tras 8 semanas en la fase de recuperación. Se representan los valores medios de
los porcentajes de brotación de las secciones tanto encapsuladas como desencapsuladas. Columnas con
letras diferentes indican significativas según el test χ2 (p<0.05).

En cuanto al aspecto de los brotes que no necrosaban, todos mostraban un buen desarrollo y
crecimiento, ningún pretratamiento con sacarosa provocaba efecto alguno en cuanto al aspecto de
los mismos más allá de provocar mayor o menor brotación. En cuanto al tipo de recuperación
aquellos explantos que se recuperaban encapsulados mostraban un color de hojas algo más claro
(Figura 108).

Figura 108: Aspecto de los brotes de olivo previamente pretratados


con 100 g/L de sacarosa durante 5 horas y e incubados a 4 °C
durante 4 semanas tras 8 semanas de recuperación encapsulados
(izquierda) o desencapsulados (derecha).

265
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

Por tanto, no se apreció un efecto negativo del pretratamiento con sacarosa en el desarrollo
de los encapsulados, ni ninguna interacción entre los factores analizados, salvo el efecto negativo
de aplicar sacarosa durante 10 horas. Por ello, para los posteriores estudios de conservación
escogimos el pretratamiento de sacarosa 100 g/L y tiempo de exposición 5 horas, con porcentajes
de brotación similares al control, tanto cuando la fase de recuperación se realizó con los explantos
encapsulados (65% frente 60%) como desencapsulados (98% frente a 96%).

Experimento 9: Retardantes del crecimiento

Experimento 9.1: Efecto del paclobutrazol


Los resultados obtenidos tras cultivar las secciones nodales en presencia de paclobutrazol
(PBZ) mostraron una disminución significativa en la brotación de los explantos con el aumento de la
concentración, salvo para la concentración de 0.1 mg/L (Figura 109-A), y, al mismo tiempo, un
aumento del número de explantos hinchados (Figura 109-A). En cuanto a la presencia de explantos
parados, solo se observaron cuando se cultivaban en un medio con 10 mg/L de PBZ (12.7%) (Figura
109-A). La necrosis durante esta fase fue nula (Figura 109-A). En cuanto a la distribución del número
yemas brotadas por explanto, salvo para el caso de 0.1 mg/L, en la cual no existían diferencias
significativas respecto al control, a medida que aumentábamos la concentración de PBZ, se producía
un incremento notable del número de explantos con 0 yemas brotadas, y en aquellos explantos que
conseguían brotar mayoritariamente lo hacía solo 1 yema de la sección nodal (Figura 110-A). En
cuanto al número de hojas por yema, éste fue significativamente mayor en todas las
concentraciones testadas de PBZ que en el control, salvo para la concentración de 0.1 mg/L de PBZ
(Figura 111-A). Sin embargo, la longitud de los brotes, al igual que ocurría para la brotación,
disminuía en cuanto aumentaba la concentración de PBZ por encima de 0.1 mg/L de PBZ (Figura
111-B).

Al analizar la fase de recuperación, una vez eliminado el PBZ del medio de cultivo, observamos
que se producía en todos los casos un incremento de la brotación de los explantos,
independientemente del tratamiento que habían sufrido con anterioridad. Sin embargo, los que
habían estado cultivados en la fase de tratamiento con 1 y 10 mg/L de PBZ, presentaron una
brotación todavía significativamente inferior al control tras 4 semanas de recuperación (Figura 109-

266
Resultados
___________________________________________________________________________

B). Si se dejaba los cultivos en crecimiento estándar por más tiempo, todas las secciones que no
necrosaban terminaban brotando (datos no mostrados). El porcentaje de explantos hinchados
disminuía en todos los casos y se mantenía en un 5.5%, para todas las concentraciones de PBZ. En
esta fase, la proporción de explantos parados disminuyó, pero, por el contrario, en las
concentraciones 1 y 10 mg/L de PBZ, aparecieron explantos necrosados en proporción de 5.5% y
10.9% respectivamente (Figura 109-B). En cuanto a la distribución de las yemas brotadas por
explanto, se observó un cierto equilibrio entre los explantos en los que brota solo 1 yema y los que
brotan 2 yemas, para el caso del control y en aquellos que fueron tratados con 0.1 mg/L de PBZ,
pero, en los explantos que provenían de 1 y 10 mg/L de PBZ mayoritariamente brotó solo 1 yema
(Figura 110-B). En esta fase, la longitud de los brotes y el número de hojas aumentaban en todos los
casos, no obstante, para aquellos que estuvieron con 10 mg/L de PBZ, la longitud de los brotes
seguía siendo menor significativamente respecto al control. (Figura 111-B).

En cuanto al aspecto de los brotes, en presencia del retardante lo único destacable era la
notable reducción del tamaño de las mismas (Figura112), lo que provocaba que algunos explantos
adquirieran una forma de roseta, sobre todo a 10 mg/L de paclobutrazol, en la que los entrenudos
eran muy cortos, pero tenían un gran número de hojas. Esta sintomatología tendía a desaparecer
en el momento en el que se elimina el retardante del medio, puesto que las yemas se desarrollaban
y mostraban un patrón de crecimiento correcto, similar al control sin retardante.

A B

a a a a c c b a
b b b a a a a a
c c b a b a a a
a a b c a ab bc c

Figura 109: Efecto del paclobutrazol en el desarrollo de las secciones nodales de olivo: (A) tras 4 semanas de
tratamiento y (B) tras 4 semanas de recuperación. En cada gráfica y para cada variable medida, valores medios con
letra diferente indica diferencias significativas de acuerdo con test χ2 (p<0.05).

267
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

A B
A

Figura 110: Efecto del paclobutrazol en el número de yemas brotadas por explanto: (A) tras 4 semanas de tratamiento.
(B) y tras 4 semanas de recuperación, sin retardante. En cada gráfica y para cada variable medida, columnas con letra
diferente indica diferencias significativas de acuerdo con el test SNK (p<0.05).

A B
A

Figura 111: Efecto del paclobutrazol: (A) en el número de hojas y (B) en la longitud de los brotes de olivo durante la
fase de tratamiento con paclobutrazol y durante la de recuperación, sin la presencia del retardante. En cada gráfica y
fase, columnas con distinta letra indica diferencias significativas de acuerdo con test SNK (p<0.05).

268
Resultados
___________________________________________________________________________

a b
A 1
A

c d
1 1
A A

Figura112: Aspecto de los explantos tras 4 semanas de tratamiento con


distintas concentraciones de paclobutrazol: (a) 0mg/L; (b) 0.1mg/L; (c) 1mg/L;
(d) 10mg/L.

Experimento 9.2: Efecto del flurprimidol


Los resultados obtenidos tras cultivar los explantos en presencia de flurprimidol (FMD)
mostraron una disminución brusca y significativa en la brotación de los mismos a medida que
aumentaba la concentración, hasta alcanzar un valor del 0% para la concentración de 10 mg/L de
FMD (Figura 113-A). Al igual que ocurría con el retardante PBZ, esta disminución de explantos
brotados era inversa al número de explantos hinchados, los cuales aumentaban de forma
significativa al aumentar la concentración de FMD (Figura 113-A). La presencia de explantos
necrosados solo se observaba a las concentraciones de 1 y 10 mg/L, aunque en porcentajes muy
bajos (3.6%); y en cuanto a los explantos parados solo estaban presentes a 10 mg/L en porcentajes
del 7.3% (Figura 113-A). En cuanto a la distribución de yemas brotadas por explanto, se observó
que a medida que aumentaba la concentración de FMD, aumentaba también el porcentaje de
explantos con 0 yemas brotadas (Figura 114-A). El número de hojas observado en los explantos
tratados con FMD no presentaba diferencias significativas respecto al control (Figura 115-A), sin
embargo, en la longitud de los brotes se observó una disminución en cuanto aumentaba la
concentración de FMD, llegando a ser nula para la concentración de 10 mg/L (Figura 115-B).

Al analizar la fase de recuperación, una vez eliminamos el FMD del medio de cultivo, se
observó que la brotación de los explantos aumentaba en todas las secciones independientemente

269
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

del tratamiento previo que había recibido, siendo sólo aquellas que estuvieron previamente
cultivadas con 10 mg/L de FMD significativamente inferior al control. Los explantos hinchados solo
se apreciaban en los que habían sido tratados con concentraciones de 1 mg/L (5.5%) y 10 mg/L
(20%), no observándose presencia de explantos parados en esta fase. Sin embargo, si aparecieron
explantos necrosados, aunque en baja proporción en los que provenían del tratamiento con 1 mg/L
(3.6%), pero alcanzándose un porcentaje considerable (10.9%) en los provenientes del tratamiento
con 10 mg/L de FMD (Figura 113-B). En cuanto a la distribución del número de yemas
brotadas/explanto, en todos los casos se observó que mayoritariamente los explantos brotaban con
sólo 1 yema, incluso para el caso control, aunque este hecho es mucho más marcado en los
explantos que habían sido tratados con FMD (Figura 114-B). El número de hojas aumentaba en
todos los casos y no se apreciaban diferencias significativas entre los explantos control y los
procedentes de los tratamientos con FMD (Figura 115-A). En cuanto a la longitud de los brotes,
también se recuperaban de forma adecuada, aunque el tamaño de los explantos expuestos a FMD
en la fase de tratamiento seguía siendo menor significativamente al de los explantos control, salvo
los procedentes del tratamiento con 1 mg/L de FMD (Figura 115-B).

En cuanto al aspecto de las yemas, durante su cultivo con FMD, lo más destacable fue la
presencia de explantos tipo roseta a concentraciones de 10 mg/L (Figura 116-d), las cuales además
mostraban hojas de menor tamaño y de color verde más oscuro que las hojas de los brotes control.
En el resto de concentraciones no se apreciaba ningún efecto anómalo visible. Una vez los explantos
se cultivaban en ausencia de FMD, estos se desarrollaban y crecían con un aspecto aparentemente
normal.

A B
A

b b a a
b b b a b b b a
c b a a a a a a
c c b a
a b c d a a a b

Figura 113: Efecto del flurprimidol en el desarrollo de las secciones nodales de olivo: (A) tras 4 semanas de tratamiento
y (B) tras 4 semanas de recuperación, sin retardante. Valores medios con letra diferente indica diferencias significativas
de acuerdo con el test χ2 (p<0.05).

270
Resultados
___________________________________________________________________________

A B

Figura 114: Efecto del flurprimidol en el número de yemas brotadas por explanto: (A) tras 4 semanas de tratamiento
y (B) tras 4 semanas de recuperación. En cada gráfica y en cada variable medida, columnas con letras diferentes indica
diferencias significativas de acuerdo con el test SNK (p<0.05). Cuando el porcentaje de alguno de los parámetros
medidos fue cero las columnas correspondientes se representan gráficamente mediante una línea.

A B
A

Figura 115: Efecto del flurprimidol: (A) en el número de hojas y (B) longitud de los brotes durante la fase de tratamiento
con flurprimidol y durante la de recuperación, sin la presencia del retardante. En cada gráfica y fase, columnas con
distinta letra indica diferencias significativas de acuerdo con el test SNK (p<0.05).

271
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

a b
1 1
A A

c d
1 1
A

Figura 116: Aspecto de los explantos de olivo tras 4 semanas de tratamiento a


distintas concentraciones de flurprimidol: (a) 0mg/L; (b) 0.1mg/L; (c) 1mg/L; (d)
10mg/L.

Experimento 9.3: Efecto del ácido Triiodobenzoico (TIBA)


Los resultados obtenidos tras cultivar los explantos en presencia de TIBA mostraron, al igual
que en los casos anteriores, una disminución progresiva de la brotación de éstos a medida que
aumentaba la concentración del retardante, e, igualmente, de forma paralela, un aumento en el
número de explantos hinchados, con la excepción de la concentración 10-4 M, donde prácticamente
todos los explantos estaban necrosados. Por el contrario, la necrosis fue nula en el resto de
concentraciones (Figura 117-A). El número de explantos parados también fue nulo, salvo para 10-4
M TIBA (3.6%). En cuanto a la distribución del número de yemas brotadas por explanto, se observó
un incremento notable de explantos con 0 yemas brotadas a medida que aumentaba la
concentración de TIBA. Además, salvo para los explantos control, donde existía un equilibrio entre
los explantos que brotan con 1 y 2 yemas, para el caso de los explantos tratados con TIBA, los
explantos que brotaban lo hacían prácticamente en su totalidad con sólo 1 yema (Figura 118-A). En
cuanto al número de hojas, no existían diferencias entre el control y los tratamientos con TIBA
(Figura 119-A). Sin embargo, la longitud de los brotes sí que disminuía de forma significativa a
medida que lo hacía la concentración de TIBA (Figura 119-B).

272
Resultados
___________________________________________________________________________

En cuanto a la recuperación de la brotación de los explantos en ausencia del retardante,


ninguna de las concentraciones testadas permitía una correcta recuperación, ya que todas
presentaban porcentajes de brotación significativamente menores que los obtenidos para el control
(96%). Así, para las concentraciones de TIBA 10 -6M ,10-5M y 10 -4M la brotación fue del 78.2%, 54.5%
y 0% respectivamente (Figura 117-B). Además, se observó que el porcentaje de explantos
necrosados aumentaba a la par que aumentaba la concentración de TIBA (Figura 117-B). Este hecho
se reflejó en la distribución del número de yemas brotadas por explanto, donde también, tras la
recuperación, se observó un incremento significativo del número de explantos con 0 yemas
brotadas a medida que aumentaba la concentración de TIBA (Figura 118-B). El número de hojas
también disminuía con el aumento del TIBA (Figura 119-A) y la longitud de los brotes, que, aunque
se recuperaba parcialmente en todos los casos seguía siendo significativamente menor que el
control (Figura 119-B).

En cuanto al aspecto de las yemas, tanto en presencia como en ausencia de TIBA, no


mostraron ningún tipo de anomalía más allá de un crecimiento reducido de estas respecto al control
(Figura 120).

A B
A

b b b a d c b a
a a a a a a a a
c b a d b a a b
a b c d a b c d

Figura 117: Efecto del TIBA en el desarrollo de las secciones nodales de olivo: (A) tras 4 semanas de tratamiento y (B)
tras 4 semanas de recuperación. En cada fila, valores medios con letra diferente indica diferencias significativas de
acuerdo con el test χ2 (p<0.05).

273
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

A B
A

Figura 118: Efecto del TIBA en la brotación de las yemas de olivo: (A) tras 4 semanas de tratamiento y (B) tras 4 semanas
de recuperación. En cada gráfica y en cada variable medida, columnas con letra diferente indica diferencias significativas
de acuerdo con el test SNK (p<0.05). Cuando el porcentaje de alguno de los parámetros medidos fue cero las columnas
correspondientes se representan gráficamente mediante una línea.

A B
A

Figura 119: Efecto del TIBA en: (A) el número de hojas y (B) longitud de los brotes durante la fase de tratamiento con
TIBA y la fase de recuperación, sin retardante. En cada gráfica y en cada fase, columnas con letra diferente indica
diferencias significativas de acuerdo con el test SNK (p<0.05). El asterisco indica que no se tuvo en cuenta en el análisis
estadístico, al no disponer de ningún dato.

274
Resultados
___________________________________________________________________________

a b

c d

Figura 120: Aspecto de los explantos tras 4 semanas de tratamiento


con distintas concentraciones de TIBA: (a) 0M; (b) 10-6M; (c) 10-5M; (d)
10-4M.

Experimento 9.4: Efecto del ácido acetil-salicílico (ASA)


Los resultados obtenidos tras cultivar los explantos en presencia de ASA mostraron que la
brotación de los explantos disminuía significativamente y de forma drástica a medida que
aumentaba la concentración de ASA (Figura 121-A). Al igual que ocurría con TIBA, se observó un
elevado porcentaje de explantos necrosados a altas concentraciones, así a 400 µM la necrosis fue
del 61.8%, mientras que este valor era del 5.5% para 100 µM y del 0% para 25 µM ASA (Figura 121-
A). Los explantos hinchados, por el contrario, aumentaban de forma notable y significativa
conforme aumentaba la concentración del retardante, a excepción de aquellos cultivados con 400
µM de ASA que, como se ha mencionado antes, la mayoría de los explantos estaban necrosados
(Figura 121-A). En cuanto a los explantos parados, el porcentaje era nulo en todas las
concentraciones salvo para 100 µM donde se apreciaban valores del 10.9% (Figura 121-A).

Referente a la distribución del número de yemas brotadas por explanto, lo que se apreció fue
un aumento considerable de explantos con 0 yemas brotadas conforme aumentaba la
concentración de ASA (Figura 122-A). El número de hojas no varió en las concentraciones testadas
(Figura 123-A), pero la longitud de los brotes seguía la misma dinámica de anteriores retardantes,

275
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

con longitudes medias cada vez más bajas conforme aumentaba la concentración del retardante
(Figura 123-B).

Si analizamos la recuperación de las yemas, una vez el retardante fue eliminado del medio de
cultivo, se observó que salvo los que habían estado cultivados a la concentración de 400 µM, donde
el 72.7% de los explantos habían necrosado, la brotación de los explantos aumentaba a la vez que
disminuía el número de explantos hinchados (Figura 121-B). Los explantos parados brotaron o
necrosaron y, así, la necrosis aumentaba conforme aumentaba la concentración de ASA, aunque,
solo a 100 y 400 µM adquirían valores altos (14.5% y 72.7% respectivamente) (Figura 121-B). En
cuanto a la distribución del número de yemas brotadas/explanto, La mayoría de explantos que
estuvieron previamente con ASA y que brotan lo hacen sólo con 1 yema, similarmente a lo que
ocurre con los explantos control, aunque en este caso sin diferencias significativas con los explantos
en los que brotan las dos yemas (Figura 122-B).

En cuanto al número de hojas y la longitud de los brotes, incluso tras la recuperación se


observó que los valores de estos parámetros eran significativamente menores que los observados
en la situación control, salvo para los que estuvieron tratados con 25 µM ASA (Figura 123 A y B).

En relación al aspecto de los brotes, durante la fase de tratamiento, salvo en el tamaño de los
mismos, no se apreciaban diferencias entre los distintos tratamientos y el control, sólo aquellos
cultivados con 400 µM mostraban las hojas más redondeadas de lo normal (Figura 124-d). Una vez
los brotes pasaban a la fase de recuperación mostraban un desarrollo aparentemente normal.

A B
A A

c c b a c c b a
b b a b a a a a
b a a b c b b a
a b c c a a b c

Figura 121: Efecto del ASA en el desarrollo de las secciones nodales de olivo: (A) Tras 4 semanas de tratamiento y (B)
tras 4 semanas de recuperación. En cada gráfica y en cada fila, valores medios con letra diferente indica diferencias
significativas de acuerdo con el test χ2 (p<0.05).

276
Resultados
___________________________________________________________________________

A B
A

Figura 122: Efecto del ASA en la brotación de las yemas de olivo: (A) tras 4 semanas de tratamiento y (B) tras 4 semanas
de recuperación. En cada gráfica y en cada variable medida, columnas con letras diferentes indican diferencias
significativas de acuerdo con el test SNK (p<0.05). Cuando el porcentaje de alguno de los parámetros medidos fue cero
las columnas correspondientes se representan gráficamente mediante una línea.

A B

Figura 123: Efecto del ASA en: (A)el número de hojas y (B) la longitud de los brotes durante la fase de tratamiento con
ASA y durante la fase de recuperación, sin retardante. En cada gráfica y en cada fase, columnas con letra diferente
indica diferencias significativas de acuerdo con el test SNK (p<0.05). El asterisco indica que no se tuvo en cuenta en el
análisis estadístico, al no disponer de ningún dato.

277
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

a b
1 1
A A

c d
1 1
A A

Figura 124: Aspecto de los explantos tras 4 semanas de tratamiento con


distintas concentraciones de ASA: (a) 0µM; (b) 25µM; (c) 100µM; (d) 400µM.

Experimento 9.5: Efecto del ácido abcísico (ABA)


En este ensayo, se observó en presencia del retardante dos concentraciones con unos
elevados porcentajes de necrosis: 10 µM (30.9%) y 50 µM (83.6%), además, en ambos casos el
porcentaje de brotación fue del 0% (Figura 125-A). Para el caso de 1 µM, observamos que la
brotación disminuía notablemente y de forma significativa respecto al control (46% frente a un
23.6%). En cuanto al número de explantos hinchados no se apreciaban diferencias significativas
entre el control y los pretratamientos salvo para la concentración 50 µM (Figura 125-A). Caso
contrario ocurría con los explantos parados, puesto que estos estaban ausentes en el control
mientras que en presencia de retardante, su valor oscilaba entre el 14.5% y el 16.4% (Figura 125-
A). El retardante también afectó a la distribución del número de yemas brotadas por explanto, de
forma que a medida que aumentaba la concentración de ABA aumentó también el número de
explantos con 0 yemas brotadas (Figura 126-A). En cuanto al número de hojas no se apreció
diferencias entre la situación control y 1 µM, pero si en lo referente a la longitud de los brotes,
donde a 1 µM ésta disminuía de forma significativa (Figura 127 A y B).

278
Resultados
___________________________________________________________________________

En cuanto a la fase de recuperación, ya en ausencia del retardante, las secciones que habían
estado previamente cultivadas con 10 µM y 50 µM de ABA, seguían mostrando elevados
porcentajes de necrosis (45,5% y 83.6% respectivamente) (Figura 125-B). Mientras, en la
concentración 1 µM, los valores de brotación durante dicha fase no mostraron diferencias
significativas respecto al control (Figura 125-B). En cuanto al número de yemas brotadas por
explanto, en todos los casos, incluido el control, se observó un mayor número de explantos en los
que brotaban sólo 1 yema, pero las diferencias con la brotación de las dos yemas solo fueron
significativas en los explantos procedentes de cultivo previo con 1 µM y 10 µM ABA (Figura 126-B).
El número de hojas y la longitud de los brotes tras la fase de recuperación, solo mostró diferencias
respecto al control en aquellos explantos previamente cultivados con 10 µM y 50 µM de ABA (Figura
127 A y B).

En cuanto al aspecto de las yemas, al finalizar la fase de tratamiento, aquellas que no


necrosaban, mostraban buen aspecto aunque con retraso en el crecimiento y desarrollo de las
mismas en presencia del retardante (Figura 128), pero una vez este era eliminado del medio, el
desarrollo de estas yemas era completamente normal.

A B
A

c c b a d c b a
b a a a a a a a
a a a b b b a ab
a b c c a a b c

Figura 125: Efecto del ABA en el desarrollo de las secciones nodales de olivo: (A) tras 4 semanas de tratamiento y (B)
tras 4 semanas de recuperación. En cada gráfica y fila, valores medios con letra diferente indica diferencias significativas
de acuerdo con el test χ2 (p<0.05).

279
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

A B
A

Figura 126: Efecto del ABA en el número de yemas brotadas por explanto: (A) tras 4 semanas de tratamiento y (B) tras
4 semanas de recuperación. En cada gráfica y para cada variable, columnas con letras distintas indica diferencias
significativas de acuerdo con el test SNK (p<0.05). Cuando el porcentaje de alguno de los parámetros medidos fue cero
las columnas correspondientes se representan gráficamente mediante una línea.

A B
A

Figura 127 Efecto del ABA: (A) en el número de brotes y (B) la longitud de los mismos durante la fase de tratamiento
con ABA y durante la de recuperación, en ausencia del retardante. En cada gráfica y fase, columnas con distinta letra
indica diferencias significativas de acuerdo al test SNK (p<0.05). El asterisco indica que no se tuvo en cuenta en el análisis
estadístico, al no disponer de ningún dato.

280
Resultados
___________________________________________________________________________

a b

c d

Figura 128: Aspecto de los explantos de olivo tras cultivarlos durante 4


semanas en medio de cultivo RP con distintas concentraciones de ABA: (a)
0µM; (b) 1µM; (c) 10µM; (d) 50µM.

Una vez completado el estudio del efecto de los distintos retardantes del crecimiento sobre
las yemas de olivo, seleccionamos unos candidatos para los siguientes estudios de puesta a punto
del protocolo para la conservación de material vegetal de olivo a baja temperatura. El criterio para
su selección fue que en presencia de dicho retardante, el desarrollo y crecimiento de las yemas fuera
visiblemente retardado o incluso anulado (baja brotación, bajo número de brotes y poca longitud
de los mismos), pero una vez éste era eliminado del medio, dicho explanto mostrara un desarrollo
y comportamiento lo más parecido al control.

En base a estos criterios se seleccionaron los tratamientos: 10 mg/L de paclobutrazol, 1 mg/L


del flurprimidol, 25 µM de ASA, y 1 µM de ABA.

281
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

Experimento 10: Efecto combinado de los retardantes del crecimiento, baja


temperatura, el fotoperiodo y el tipo de recuperación sobre el desarrollo de los
encapsulados
Los explantos pretratados con los retardantes seleccionados fueron posteriormente
encapsulados y conservados a 4 °C con un fotoperiodo de 16 o 0 horas durante 4 semanas.
Comparando los datos obtenidos, no se apreció diferencias entre los tratamientos aplicados,
observándose que el 100% de los encapsulados estaban parados, sin ningún tipo de desarrollo,
aunque su aspecto era bueno (Figura 129).

Figura 129: Aspecto de explantos tras la fase de tratamiento (4 semanas a 4 °C).

Una vez terminada la fase de tratamiento a 4 °C, los explantos pasaron a la fase de
recuperación, donde se valoró el efecto del retardante, el fotoperiodo y el tipo de recuperación en
el desarrollo posterior de los mismos.

La brotación se vio afectada tanto por el retardante como por el tipo de recuperación, pero
no por el fotoperiodo (Tabla 22), por lo que el estudio de la brotación se realizó con los valores
medios obtenidos tanto por los encapsulados incubados con fotoperiodo de 16 horas como con 0
horas.

En cuanto al efecto del pretratamiento con retardantes sobre la brotación de los


encapsulados, una vez puestos éstos en fase de recuperación, se observó que aquellos encapsulados
que fueron pretratados con flurprimidol y paclobutrazol muestran similares porcentajes de
brotación entre sí y ambos con el control, sin diferencias significativas, mientras que los
tratamientos con ASA y ABA la brotación fue significativamente menor que el control (Figura 130-
A). Cuando la recuperación se realizó desencapsulando las secciones nodales, la brotación fue

282
Resultados
___________________________________________________________________________

similar en todos los tratamientos, prácticamente del 100% (Figura 130-B) En cuanto a la necrosis,
sólo se observó en las secciones que se recuperaban encapsuladas (Figura 130-A). Además, en los
retardantes PBZ y FMD fue incluso inferior a la observada en el control, aunque de forma no
significativa (Figura 130-A).

Tabla 22: Análisis de la varianza de máxima verisimilitud Chi-cuadrado.


Brotación
Fuente gl Chi-cuadrado
Intercept 1 0,000*
Retardante 4 0,000*
Tipo recuperación 1 0,000*
Fotoperiodo 1 0,406ns
Efecto de los retardantes, fotoperiodo y tipo de recuperación en la brotación de
secciones de olivo encapsuladas y desencapsuladas. Datos tras 8 semanas de
recuperación. ns Diferencias no significativas. *P>0.05.

A B

Figura 130: Efecto de un pretratamiento con retardantes del crecimiento en la brotación de secciones nodales de olivo
tras 8 semanas de recuperación (A) encapsulados y (B) desencapsulados. PBZ: Paclobutrazol; FMD: Flurprimidol; ABA:
Ácido abcísico; ASA: Ácido acetilsalicílico. En cada gráfica y para una misma variable, barras con letras distintas indican
diferencias significativas según el test χ2 (p<0.05).

Si nos centramos en la longitud de los brotes formados tras 8 semanas de recuperación, ésta
se vio afectada por todos los factores estudiados, observándose también una interacción
significativa entre el retardante y tipo de recuperación, así como una interacción triple entre
retardante, fotoperiodo y tipo de recuperación (Tabla 23).

283
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

Puesto que, tanto el fotoperiodo como el tipo de recuperación, afectaba a la longitud de los
brotes, se estudiaron los datos por separado en función de dichos factores. En el caso del
fotoperiodo de 16 horas, se observó que, cuando las secciones permanecían encapsuladas durante
la recuperación, los pretratamientos con PBZ y con FMD, producían ambos, tras 8 semanas, brotes
significativamente de mayor longitud que el control, mientras que si se desencapsulaban,
únicamente los explantos que habían sido pretratados con FMD mostraban una mayor longitud que
los brotes control. Igualmente, cuando la recuperación se realizaba desencapsulando las secciones
nodales, las longitudes de los brotes tras 8 semanas de recuperación fueron siempre superiores a
los brotes procedentes de secciones encapsuladas en todos los tratamientos ensayados (Figura
131). Así, la longitud promedio de los brotes de todos los pretratamientos tras 8 semanas de
recuperación con los explantos encapsulados, fue de 1.47 cm frente a los 2.26 cm en caso de que la
recuperación se realizara con los explantos desencapsulados.

Tabla 23: Análisis de la varianza (ANOVA).

Fuente gl Longitud
Intercept 1 0,000*
Retardante 4 0,000*
Fotoperiodo 1 0,000*
Tipo recuperación 1 0,000*
Retardante*Tipo recuperación 4 0,000*
Retardante*Fotoperiodo*Tipo recuperación 4 0,006*
Efecto del pretratamiento con retardantes, el fotoperiodo y el tipo de recuperación en la longitud de los
brotes de olivo tras 8 semanas de recuperación. ns Diferencias no significativas. *P<0.05.

A B

Figura 131: Efecto del pretratamiento con retardantes de crecimiento sobre la longitud de los brotes formados durante
la fase de tratamiento (en la cual los explantos estaban encapsulados e incubados a 4 °C con 16 h de fotoperiodo) y
durante la fase de recuperación (en la cual los explantos estaban: (A) encapsulados o (B) desencapsulados, en
condiciones estándar de crecimiento). Para una misma fase y un mismo tiempo, valores medios con distinta letra indica
diferencias significativas de acuerdo con el test SNK (p<0.05). PBZ: Paclobutrazol; FMD: Flurprimidol; ABA: Ácido
abcísico; ASA: Ácido acetilsalicílico.

284
Resultados
___________________________________________________________________________

Cuando el fotoperiodo fue de 0 horas, se observó que el pretratamiento con FMD producía
brotes significativamente de mayor longitud que el control y que el resto de tratamientos, pero esto
sucedía sólo cuando la recuperación se realizaba desencapsulando las secciones nodales (Figura
132-B). Cuando las secciones estaban encapsuladas, ningún retardante mostraba diferencias
respecto al control, salvo el ASA que presentaba longitudes significativamente inferiores (Figura
132-A). En el caso del tipo de recuperación, cuando esta se realizaba desencapsulando las secciones
nodales, se observó que las longitudes de los brotes fueron siempre superiores (Figura 132). Así, la
longitud promedio de los brotes de todos los pretratamientos tras 8 semanas de recuperación
cuando las secciones nodales permanecían encapsuladas fue de 1.31 cm frente a los 2.00 cm en
caso de que estuvieran desencapsuladas durante la fase de recuperación.

A B
A

Figura 132: Efecto del pretratamiento con retardantes de crecimiento sobre la longitud de los brotes formados durante
la fase de tratamiento (en la cual los explantos estaban encapsulados e incubados a 4 °C con 0 h de fotoperiodo) y
durante la fase de recuperación (en la cual los explantos estaban: (A) encapsulados o (B) desencapsulados, en
condiciones estándar de crecimiento). Para una misma fase y un mismo tiempo, valores medios con distinta letra indica
diferencias significativas de acuerdo con el test SNK (p<0.05). PBZ: Paclobutrazol; FMD: Flurprimidol; ABA: Ácido
abcísico; ASA: Ácido acetilsalicílico).

Referente al aspecto general de los brotes, no se detectó ningún tipo de alteración


visualmente apreciable debida al empleo de los retardantes de crecimiento, y, una vez concluida la
fase de recuperación, todos los explantos mostraban un buen desarrollo y crecimiento (Figura 133).

285
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

Control PBZ FMD ABA ASA


b

Control PBZ FMD ABA ASA

Figura 133: Aspecto de los explantos de olivo tras 8 semanas de


recuperación cultivados en condiciones estándar de crecimiento tanto:
(a) encapsulados como (b) desencapsulados. PBZ: Paclobutrazol; FMD:
Flurprimidol; ABA: Ácido abcísico; ASA: Ácido acetilsalicílico.

Con estos experimentos se buscaba ir definiendo que parámetros podrían afectar al material
de olivo en una conservación en frío a medio plazo, para maximizar la supervivencia y desarrollo del
material. De los pretratamientos aplicado, el flurprimidol a 1 mg/L podría tener un efecto positivo
en la conservación, ya que su presencia en el medio como pretratamiento reduce el crecimiento y
desarrollo de los explantos, pero una vez es eliminado del medio permite un alto porcentaje de
brotación y supervivencia de los encapsulados y unos brotes con longitudes, incluso,
significativamente mayores que el control tras la fase de conservación a 4 °C y posterior
recuperación.

Por su parte, tanto el fotoperiodo como el tipo de recuperación parecen afectar a brotación
y/o longitud de los brotes, por lo que en los experimentos a largo plazo se seguirán ensayando, para
valorar si tuvieran un efecto más significativo a más largo plazo.

286
Resultados
___________________________________________________________________________

III.3.3. Conservación a medio plazo de secciones nodales de olivo mediante


encapsulación a baja temperatura

Con este ensayo se pretendía poner a punto un protocolo de conservación de secciones


nodales de olivo en alginato a baja temperatura (4 °C) basándonos en los resultados obtenidos de
brotación y longitudes de los brotes en los ensayos anteriores, testándose el efecto de un
pretratamiento con sacarosa (100 g/L durante 5 horas), otro con flurprimidol (1 mg/L), el
fotoperiodo, los tiempos de conservación en frío (4 °C) durante 3, 6, 9 y 12 meses y el tipo de
recuperación, resultando 8 tratamientos diferentes.

Tras el periodo de conservación, el aspecto de los encapsulados variaba en función del


fotoperiodo y de la duración de la conservación. A los 3 meses de conservación, los encapsulados
mostraban muy buen aspecto y color, y no se apreciaba diferencia de aspecto entre los conservados
en uno u otro fotoperiodo (Figura 134-a y b y Tabla 24). A los 6 meses de conservación, ya se
empieza a observar diferencias, así, los encapsulados conservados con fotoperiodo de 16 horas de
luz, mostraban un buen aspecto, en general, aunque con cierta necrosis en el tallo de las secciones
encapsuladas (20%), aunque esto no parecía interferir en su desarrollo, y ya tras la conservación el
40% de los encapsulados mostraban brotación (Tabla 24), incluso cuando presentaban cierta
necrosis en el tallo (Figura 134-c). Mientras, los encapsulados conservados con fotoperiodo de 0
horas, ninguno mostraba brotación, y se observó un 5% de necrosis en las secciones, y las restantes
se mantenían hinchadas (95%) (Tabla 24 y Figura 134-d). A los 9 meses de conservación, todos
mostraban un buen aspecto general, aunque los conservados con fotoperiodo de 16 horas, tenían
mejor aspecto y mayor desarrollo, así, un 40% de los encapsulados brotaban, y el restante 60%
estaban hinchados (Tabla 24 y Figura 134-e). Por contra, aunque los encapsulados conservados con
0 horas de luz, también presentaban buen aspecto general, solo un 10%, consiguen brotar, y los
restantes 90% permanecen hinchados (Tabla 24). Patrón similar se observó para los encapsulados
conservados durante 12 meses, así, aquellos conservados con fotoperiodo de 16 horas, presentaban
mejor aspecto y estaban brotados el 70% de los encapsulados, mientras que los encapsulados
conservados con fotoperiodo de 0 horas el porcentaje de brotación fue del 35% (Tabla 24). Destacar
que, tras los 12 meses de conservación, se observó necrosis en los encapsulados, tanto con
fotoperiodo de 16 h como de 0 h (15% y 10% respectivamente). En cuanto a su aspecto, las secciones
encapsuladas mostraban necrosis en el tallo, en ambos fotoperiodos, pero en mayor medida a 0 h,

287
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

donde el 100% de las secciones la presentaban, mientras que, en las secciones conservadas con 16
h, esta era del 60% (Figura 134-g y h).

a b

c d

e f
a

g h

Figura 134: Aspecto de los encapsulados tras el periodo de


conservación: (a) 3 meses con fotoperiodo de 16 horas; (b) 3 meses
con fotoperiodo de 0 horas; (c) 6 meses con fotoperiodo de 16 horas;
(d) 6 meses con fotoperiodo de 0 horas; (e) 9 meses con fotoperiodo
de 16 horas; (f) 9 meses con fotoperiodo de 0 horas; (g) 12 meses
con fotoperiodo de 16 horas; (h) 12 meses con fotoperiodo de 0
horas.

288
Resultados
___________________________________________________________________________

Tabla 24: Efecto del periodo de conservación y el fotoperiodo en la brotación y desarrollo de


las secciones nodales encapsuladas de olivo.
Periodo de Fotoperiodo Brotación Hinchadas Necrosis
conservación (4 (h) (%) (%) (%)
°C)
3 meses 16 0 100 0
0 0 100 0
6 meses 16 40 55 5
0 0 95 5
9 meses 16 40 60 0
0 10 90 0
12 meses 16 40 45 15
0 15 75 10

En cuanto a la recuperación de los explantos, tras el análisis estadístico de los datos (Tabla 25)
podemos constatar que el pretratamiento con flurprimidol, el pretratamiento con sacarosa y el tipo
de recuperación tienen un efecto sobre la recuperación y brotación de los encapsulados a los 3, 6 y
9 meses, mientras que a los 12 meses solo el flurprimidol y la sacarosa muestran un efecto
significativo de los encapsulados en casi todos los tiempos de conservación analizados (Figura 135).

El pretratamiento con sacarosa afecta de forma negativa a la conservación de los


encapsulados, de tal forma que aquellos explantos pretratados con sacarosa una vez concluida la
conservación y valorada la recuperación presentan peores porcentajes de supervivencia y brotación
que los que no estuvieron pretratados (Figura 135).

Por su parte, el pretratamiento con flurprimidol provoca una mejora general en la


supervivencia de los encapsulados. Este efecto positivo se da en todos los casos, tanto en explantos
pretratados o no con sacarosa y en todos los tiempos de conservación ensayados (Figura 135)

Ni el fotoperiodo no afecto a la conservación y recuperación de los explantos a ninguna de los


tiempos de conservación ensayados mientras que el tipo de recuperación afecto a la recuperación
de los explantos conservados de 3 a 9 meses, pero no a los conservados durante 12 meses (Tabla
25).

También se ha observado en todos los casos una interacción flurprimidol-sacarosa (Tabla 25).
Así, los explantos pretratados con flurprimidol pero sin pretratamiento de sacarosa son los que
presentan significativamente mayores porcentajes de supervivencia (Figura 135).

289
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

Además, se ha observado también una interacción entre el flurprimidol y el fotoperiodo (Tabla


25), pero sólo para los tiempos de 6 y 9 meses de conservación, en los cuales los explantos no
pretratados con flurprimidol e incubados bajo fotoperiodo de 16 horas de luz presentan porcentajes
de supervivencia significativamente menores (Tabla 25). El resto de interacción entre los distintos
factores no fue significativa.

Tabla 25: Análisis de la varianza de máxima verisimilitud Chi-Cuadrado.


Supervivencia
Fuente gl 3 meses 6 meses 9 meses 12 meses
Intercept 1 0,000* 0,000* 0,001* 0,000*
Flurprimidol 1 0,000* 0,000* 0,000* 0,000*
Sacarosa 1 0,000* 0,000 * 0,000* 0,005*
Fotoperiodo 1 0,056ns 0,063ns 0,059ns 0,073ns
Tipo Recuperación 1 0,001* 0,007* 0,000* 0,437ns
Flurprimidol*Sacarosa 1 0,045* 0,009 * 0,000* 0,005*
Flurprimidol*Fotoperiodo 1 0,089ns 0,001* 0,004* 0,083ns
Efecto del pretratamiento con flurprimidol y con sacarosa, el fotoperiodo durante el periodo de conservación y el tipo de
recuperación tras 3, 6, 9 y 12 meses de conservación a 4 °C en la supervivencia de los encapsulados de olivo tras 8 semanas
de recuperación. Datos de 1 repetición. ns Diferencias no significativas. *P<0.05

Por tanto, en un análisis general de los datos, podemos decir que el pretratamiento con
flurprimidol es el factor que mayor efecto tiene en la supervivencia de los explantos
independientemente de la combinación de otros factores (Figura 136). Así, a los explantos a los que
se les aplica un pretratamiento de flurprimidol tendrían una brotación que oscila entre el 91% a los
3 meses y un 74 a los 12 meses (Figura 136).

290
Resultados
___________________________________________________________________________

Figura 135: Efecto del pretratamiento con flurprimidol (1 mg/L) y/o sacarosa (100 g/L) en la brotación de los
encapsulados de olivo tras su conservación durante 3, 6, 9 y 12 meses a 4 °C y 8 semanas de recuperación. Datos de
una repetición. En cada tiempo de conservación, columnas con letras diferentes indican diferencias significativas
entre tratamientos de acuerdo con el test χ2 (p<0.05).

Figura 136: Efecto del pretratamiento con flurprimidol (1 mg/L) en la supervivencia de los explantos conservados
a 4 °C durante 3, 6, 9 y 12 meses. Datos tras 8 semanas de recuperación. Datos de una repetición. En cada tiempo
de conservación, valores con letras diferentes indican diferencias significativas entre tratamientos de acuerdo con
el test χ2 (p<0.05).

291
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

Si analizamos los resultados de los 8 tratamientos ensayados de forma individual a los 12


meses, pudimos constatar como en los tratamientos 1 a 4, que no contemplaban el pretratamiento
con flurprimidol, no se pudo recuperar ningún material, siendo la supervivencia de las secciones
nodales y encapsulados nula, mientras que, en los tratamientos 5 a 8, que llevaban un
pretratamiento con flurprimidol, se pudo recuperar material en todos ellos, siendo los mejores
tratamientos los 5 y 6, con un 87.5% y un 82.5% de brotación respectivamente y sin diferencias
significativas entre ellos (Figura 137). La longitud media de los brotes de estos tratamientos fueron
de 2.7 cm, sin diferencias significativas entre ellos.

Además, en relación al aspecto de los explantos, tras la fase de recuperación presentaron un


crecimiento y desarrollo normal, sin ningún tipo de rastro debido al efecto del pretratamiento con
el retardante, ni debido a la encapsulación o posterior conservación a baja temperatura (Figura
138).

Figura 137: Porcentaje de brotación media de los explantos (encapsulados y desencapsulados) tras 8 semanas de
recuperación. Trat 5: Flurprimidol-Sin Sacarosa-16h; Trat 6: Flurprimidol-Sin Sacarosa-0h; Trat 7: Flurprimidol-Con
Sacarosa-16h; Trat 8: Flurprimidol-Con Sacarosa-0h. Datos de una repetición.

292
Resultados
___________________________________________________________________________

a b c
A A

Figura 138: Aspecto de los explantos durante el proceso de conservación: (a) Imagen de los encapsulados
almacenados en frascos estériles a 4 °C; (b) Encapsulado tras 12 meses de conservación; (c) Aspecto de los
explantos pretratados con flurprimidol y conservados durante 12 meses a 4 °C tras 8 semanas de
recuperación: (izquierda) encapsulado y (derecha) desencapsulado.

Todos estos datos nos hacen indicar que el pretratamiento con flurprimidol mejora
notablemente la conservación de los encapsulados a baja temperatura, y que las mejores
condiciones para futuros ensayos de conservación sería aplicar a los explantos únicamente un
pretratamiento con flurprimidol (sin pretratamiento con sacarosa), y posteriormente proceder a su
encapsulación bajo el protocolo establecido y a su conservación a 4ºC, independientemente del
fotoperiodo, pues este a la vista de los resultados parece no afectar, una vez los encapsulados están
pretratados con FMD.

293
294
Discusión
___________________________________________________________________________

III.4. DISCUSIÓN
III.4.1. Frigoconservación

En el presente estudio, hemos comprobado la utilidad del protocolo de frigoconservación que


se puso a punto para la variedad Arbequina (Imbroda et al., 2014), para la conservación de 8
variedades de olivo. Aunque con una gran heterogeneidad en la respuesta de las mismas, se han
podido conservar las 8 variedades estudiadas hasta los 12 meses, con valores medios del porcentaje
de supervivencia tras la fase de recuperación entre el 5% y el 67%. En todos los casos muy por
debajo de los resultados obtenidos con la variedad ‘Arbequina’, donde se alcanzó el 82% de
supervivencia (Imbroda et al., 2014). Esto parece indicar un fuerte efecto del genotipo en la
respuesta de las plantas al frío, este efecto del genotipo también se ha descrito en la conservación
de colecciones in vitro de patata (Sarkar et al., 2001; Arrigoni-Blank et al., 2014). Un aspecto a tener
en cuenta son las diferencias entre los genotipos, respecto a la capacidad de adaptación a las
condiciones de conservación in vitro. Rao (2004), señala que el rango de temperatura óptimo para
la conservación del material in vitro varía según la especie, aunque las tolerantes al frío se conservan
a temperaturas entre 0 °C-5 °C, mientras que las especies tropicales se conservarían a 15 °C-20 °C.
Esto es aplicable a variedades con distinta sensibilidad al frío.

En el caso del olivo, Barranco et al. (2005a), catalogan las variedades según su
comportamiento y adaptación al frío en campo como tolerantes o sensibles. Respecto a las
variedades que hemos estudiado, ‘Blanqueta-11’, ‘Castellana’, ‘Cornicabra’, ‘Hojiblanca’ y ‘Lechín
de Granada’, serían variedades tolerantes o con gran capacidad de adaptación al mismo; mientras
que las variedades ‘Sevillenca’, ‘Verdial de Vélez Málaga’ y ‘Villalonga’ aparecen reflejadas como
sensibles. Si comparamos el comportamiento de dichas variedades en la naturaleza con su
comportamiento in vitro, podemos concretar que aquellas variedades definidas como sensibles en
la naturaleza, in vitro mantienen ese comportamiento y presentan porcentajes de supervivencia
inferiores al 25% tras 12 meses de conservación, este es el caso de ‘Sevillenca’ (8.6%), ‘Verdial de
Vélez Málaga’ (25%) y ‘Villalonga’ (11.4%). Por el contrario, en aquellas variedades definidas como
tolerantes, sólo ‘Castellana’ (68.6%), ‘Hojiblanca’ (38.6%) y ‘Lechín de Granada’ (34.3%) se pueden
considerar con buena adaptación al frío a la conservación in vitro. Mientras que ‘Blanqueta-11’ y
‘Cornicabra’ consideradas variedades tolerantes al frío en la naturaleza, in vitro se comportan como
variedades sensibles con un 5.0% y 14.3% de supervivencia respectivamente. Por tanto, no se

295
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

observa relación entre la tolerancia al frío en campo de una especie e in vitro. Una posible
explicación es que el árbol en campo sufre un descenso de las temperaturas gradualmente, lo que
posibilita que se pueda aclimatar (Byun et al., 2014), mientras que en la frigoconservación se pasa
directamente de 25 a 8 grados, por lo que el daño al someterlo a bajas temperaturas es mayor. Por
este motivo, Hazarika (2003), señala que, en general, las plantas micropropagadas necesitan de
periodo de aclimatación gradual para que estas puedan adaptar sus características anatómicas y
fisiológicas al nuevo ambiente al que serán sometidas.

Otros tratamientos pueden ser utilizados de forma complementaria o alternativa a la bajada


gradual de temperatura, vg, carbohidratos, fotoperiodo o adición al medio de
reguladores/inhibidores de crecimiento, entre otros.

En olivo, Gulen et al. (2009) y Cansev et al. (2009) han puesto de manifiesto que las diferencias
en cuanto a adaptación de las variedades de olivo en el campo a condiciones de estrés,
particularmente a frío, son un reflejo de las diferencias en cuanto a la capacidad de estas para la
acumulación de carbohidratos bajo dichas condiciones. Así, en cultivares tolerantes al frío, los
niveles de carbohidratos solubles eran mayores que en cultivares sensibles. En este sentido,
Bartolozzi et al. (2001), comprobaron en la variedad ‘Moraiolo’, que una aclimatación de explantos
mediante el empleo de sacarosa (6%) durante 14 días antes de su conservación a 4 °C, mejoraba la
tolerancia de los mismos a las bajas temperaturas. Por otro lado, la adición de sacarosa al medio de
conservación en frío también ha dado buenos resultados mejorando la supervivencia de los brotes
especies como la patata (Arrigoni-Blank et al. (2014). Esto podría indicar que aumentando la
concentración de sacarosa en el medio de frigoconservación, en estas especies más sensibles, se
podría alcanzar una mayor supervivencia de los brotes conservados.

Por otro lado, se ha sugerido que inhibidores o retardantes del crecimiento como
paclobutrazol, flurprimidol, uniconazol, ancimidol, etc. tienen un importante papel en diversos
procesos de la micropropagación, ya que parecen evitar los daños que producen diversos estreses
en la planta (Hazarika et al., 2001; Smith et al., 1991). También, se ha comprobado el efecto positivo
de estos compuestos en la conservación in vitro (Sarkar et al., 2001; Singh et al., 2015).

En cuanto al fotoperiodo, nosotros nos basamos en el protocolo descrito por Imbroda et al.
(2014), los cuales comprobaron que, para la variedad ‘Arbequina’, era más efectiva la conservación
del material con fotoperiodo de 16 horas, pues en oscuridad observaron mayores tasas de necrosis.

296
Discusión
___________________________________________________________________________

Resultados similares obtuvieron Oka y Niino (1997) en la conservación de brotes de peral, donde
comprobaron que un fotoperiodo de 8h era más favorable para la conservación que la oscuridad.
Sin embargo, estos resultados se contraponen a los obtenidos por Lambardi et al. (2002) en olivo,
en los que los mejores resultados se obtenían en oscuridad.

Por otro lado, otra idea que se desprende de nuestros datos es que, a pesar de que se
consiguió conservar material de todas las variedades hasta los 12 meses para todas las variedades,
la duración de la conservación influye de manera clara en los porcentajes de supervivencia y
recuperación del material. De tal forma que, o el aumento del tiempo de conservación de 6 a 12
meses disminuía los porcentajes de la supervivencia de los explantos, en todas las variedades y sólo
la variedad ‘Castellana’, con un 74.3%, superó el 50% de supervivencia. Nuestros resultados
concuerdan con los obtenidos por otros autores que observaron un descenso pronunciado de la
supervivencia de los explantos al aumentar el tiempo de conservación (Arrigoni-Blank et al., 2014;
Capuana y Di Lonardo, 2003; Lambardi et al., 2002; Pérez-Tornero et al., 1999). Si la situación de
estrés se mantiene durante un tiempo excesivo, la capacidad de resistencia de la planta se agota y
ralentiza o detiene sus funciones vitales, entrando en la fase de agotamiento, que culmina con la
muerte de la planta. Pero cuando el estrés desaparece, las funciones fisiológicas de la planta pueden
regenerarse y alcanzar un nuevo estado fisiológico óptimo (Tadeo y Gómez-Cadenas, 2008).

En cuanto al desarrollo de los brotes tras la conservación, no se observaron diferencias en la


longitud de los mismos tras 6 y 12 meses. Esto se debe a que, una vez es eliminado el estrés, las
plantas que sobreviven entrarían en la fase de regeneración, recuperando su metabolismo normal.
Resultados similares obtuvieron Trifunovic et al. (2007), que no observaron diferencias en los ratios
de crecimiento y multiplicación en explantos de Chrysanthemum que fueron conservados a 4ºC
durante 2, 4 y 6 meses y posteriormente cultivados a 23ºC.

En definitiva, el método utilizado podría ser utilizado para introducir in vitro las restantes
variedades de olivo del BGMO, no obstante, en aquellas más sensibles al frío como ‘Sevillenca’ o
‘Verdial de Vélez Málaga’ habría que estudiar otras opciones como un periodo de aclimatación
previa con sacarosa, reguladores y/o retardantes del crecimiento, que se han empleado con éxito
en la conservación de otras especies. Y, finalmente, sería conveniente estudiar el efecto de otros
fotoperiodos, incluida la oscuridad, visto que incluso en otras variedades de olivo han dado
resultados positivos.

297
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

III.4.2. Encapsulación

Puesta a punto
En la preparación de las cápsulas y los encapsulados, los mejores resultados se obtuvieron
con un 5% de alginato y solidificación durante 10 min en 100mM de CaCl2, pues fue el tratamiento
donde mejores resultados de desarrollo de las secciones nodales se obtuvo. El porcentaje de
alginato empleado en nuestro ensayo es relativamente alto en comparación con los empleados por
otros autores. Así, Micheli et al., 2007b e Ikhlaq et al., 2010, en estudios con olivo emplearon
concentraciones del 2.5%, lo cual estaría más en consonancia con lo recogido en la bibliografía,
donde mayoritariamente predomina el empleo del alginato a una concentración entorno al 3%
(Watt et al., 2000; Chand y Singh, 2004; Lisek y Orlikowska, 2004; Naik y Chand, 2006; Singh et al.,
2006; Rai et al., 2008a; Ahmad y Anis, 2010; Verma et al., 2010; Cheruvathur et al., 2013; Bukhari
et al., 2014; Hu et al., 2015; Ahmed et al., 2015; Saha et al., 2015). Sin embargo, en otras especies
es común el empleo de concentraciones más alta, en torno al 4%, como es el caso de Morus
(Pattnaik y Chand, 2000) Cedrela fissilis (Nunes et al., 2003), Roble (Tsvetkov y Hausman, 2005) y
Populus (Tsvetkov et al., 2006); del 5% en Musa (Ganapati et al., 2001), Cannabis sativa (Lata et al.,
2009) o del 6% en Valeriana Wallichii (Mathur et al., 1989). Puesto que el alginato de sodio que se
utiliza es un producto que se extrae de algas marinas pardas y tiene una composición variable, esta
diferencia entre laboratorios puede deberse a diferencias en la pureza y composición del alginato
utilizado, ya que nosotros mismos hemos observado diferencias de viscosidad entre lotes del mismo
producto.

A la hora de establecer la concentración de la cápsula, hay que establecer un equilibrio entre


aquella concentración que permita establecer una cápsula con una firmeza y consistencia adecuada
y que, a la vez, permita la correcta germinación de los explantos, y en nuestro caso, el equilibrio se
alcanzó usando una matriz de alginato al 5% y solidificación con una solución de cloruro de calcio
100mM durante 10 minutos.

Haque y Ghosh (2014), estudiaron el efecto de la concentración de alginato, y pusieron de


manifiesto que lo que realmente afecta al desarrollo y viabilidad de los explantos, es la consistencia
y presión mecánica que ejerce la propia cápsula sobre el explanto. En su estudio, a pesar de que los
mejores porcentajes de germinación se obtenían con una matriz con un 1% de alginato (93.3%)
frente al 86.5% de germinación que se obtenía cuando la matriz llevaba un 2.5%, decidieron incluir
en el protocolo la concentración de 2.5% porque las cápsulas formadas con 1% de alginato no
298
Discusión
___________________________________________________________________________

presentaban la consistencia necesaria y dificultaba su manejo. Y por el contrario, las cápsulas


formadas con matriz al 4% mostraban un menor porcentaje de germinación (57.8%), debido, según
ellos, al endurecimiento de la cápsula, que impedía la correcta germinación de los explantos.
Igualmente, Singh et al. (2006b), observaron que mientras los explantos no encapsulados brotaban
el 100%, para el caso de los encapsulados la brotación observada fue del 87% achacando dicha
pérdida, al retraso en la brotación debido al endurecimiento de la cápsula. Resultados similares
obtuvieron Singh et al. (2006c) y Dhir y Shekhawat (2013), los cuales observaron que el empleo de
concentraciones de alginato entorno al 4-5%, inhibía la conversión de los explantos en plantas,
debido a la presión mecánica que ejerce la propia cápsula.

Sin embargo, en un estudio sobre encapsulación de secciones nodales de albaricoquero y


neem (Azadirachta indica) con cápsulas con un 3% de alginato, donde se ensayaron distintos
tiempos de polimerización, se observó que conforme aumentaba dicho tiempo la resistencia a la
presión y a la penetración de las cápsulas era mayor de forma significativa, sin embargo, ningún
tiempo afectó posteriormente a la brotación de los propágulos encapsulados en ellas (Padilla et al.,
2007).

Referente al efecto en sí de la encapsulación sobre el desarrollo de los explantos, se pudo


observar que se producía una disminución de un 30% en la brotación. Esta disminución básicamente
respondería al deterioro que sufren las secciones en el interior de las capsuladas, debido a que no
consiguen emerger de la misma y continuar su desarrollo normal, a pesar de que sí que consiguen
cierto desarrollo en el interior de la cápsula. Pero una vez la yema consigue emerger y salir de la
capsula, esta se desarrolla de forma normal, sin diferencias respecto a una sección sin encapsular.
Una posible explicación a dicho fenómeno, podría ser la limitación de oxígeno e intercambio
gaseoso que sufren los explantos cuando estos permanecen encapsulados (Goosen, 1999), de tal
forma que, si transcurre mucho tiempo desde que estos se encapsulan hasta que consiguen
emerger y así romper la barrera física que limita dicho intercambio gaseoso, las yemas empiezan a
deteriorarse y a sufrir necrosis. Resultados similares observaron Singh y Chand (2009), los cuales
achacaron la pérdida de viabilidad de las secciones encapsuladas por la disminución de la
respiración de los tejidos de las secciones debido a la matriz de alginato. Otro factor a tener en
cuenta es la falta de disponibilidad de nutrientes, debido a la difusión limitada de los mismos, por
lo que sugieren suplementar la matriz de encapsulación mediante la adición de reguladores del
crecimiento como BA y GA3 para el uso de los encapsulados durante la conservación a baja

299
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

temperatura (Pattnaik et al., 1995). Gardi et al. (1999), trabajando con variedades de Olea,
sugirieron que las diferencias obtenidas en la viabilidad de los explantos encapsulados eran debida
a que cada variedad responde de forma distinta a la falta de nutrientes de la matriz de
encapsulación, debido a que el medio empleado no es el óptimo para el crecimiento y desarrollo de
dicha variedad. Sin embargo, en la bibliografía el medio MS es el más utilizado en la matriz de
encapsulación, que normalmente no contiene reguladores de crecimiento, pero puede ser que en
determinadas especies y/o variedades haya que optimizar el medio nutritivo de la matriz para
obtener mejores resultados. No obstante, la limitación de oxígeno e intercambio gaseoso podría
explicar mejor nuestros resultados de perdida de viabilidad y necrosis, ya que hemos observado
que una vez la yema consigue romper la capsula sigue un crecimiento y desarrollo normal, aun
cuando la base del explanto está dentro de la cápsula.

Efecto temperatura
El crecimiento y desarrollo de las plantas resulta de procesos de división y expansión celular
que están fuertemente influenciados por la temperatura, de tal forma que a baja temperatura se
prolonga la duración del ciclo celular y como consecuencia disminuye el ratio de crecimiento de la
planta (Xia et al., 2009). Giménez-Abián et al., (2004) observaron que en meristemos de Allium cepa,
la duración del ciclo celular pasa de 17.6 h a 69 horas cuando se disminuye la temperatura de 25 °C
a 10 °C. Por su parte, Veselova et al., (2005) observaron que a baja temperatura se produce una
disminución del contenido de citoquinina (fitohormona responsable de procesos de división celular)
porque se estimula la actividad citoquinina-oxidasa.

En nuestros resultados, se pudo comprobar la importancia de la temperatura en el desarrollo


y crecimiento de las secciones nodales de olivo de la variedad ‘Arbequina’. Así, las secciones
cultivadas a 4 °C no mostraban ningún tipo de desarrollo, observándose un cese completo de la
actividad del meristemo, mientras que las que lo hacían a 25 °C presentaban una brotación del
100%. Una vez las secciones incubadas a baja temperatura volvían a cultivarse en condiciones
estándar, recuperaban su desarrollo, lo que indicaba que no había daño celular en los meristemos.

En el caso de los encapsulados conservados a 4 °C, ocurría algo similar, no mostraban síntomas
de crecimiento, pero una vez eliminado el frío, recuperaban el crecimiento. Aunque hay que
mencionar que, si la recuperación se realizaba encapsulada, las diferencias entre los explantos

300
Discusión
___________________________________________________________________________

cultivados a 4 °C y 25 °C si eran más evidentes (55% frente a 82% respectivamente) que, si la


recuperación se realizaba desencapsulada, donde las diferencias eran mínimas (76% frente a 90%).
Una explicación, radica en que el someter a los explantos a un cultivo a 4 °C, su metabolismo está
totalmente parado, al pasarlo a condiciones estándar y verse sometido a la presión de la matriz,
limita su desarrollo y provoca más pérdida de material que aquellos que son conservados a 25 °C,
pues estos durante su conservación ya están desarrollándose bajo condiciones óptimas, lo que le
permite presentar un vigor que hace romper la cápsula, minimizando las pérdidas de material.

Es importante destacar que, en los procesos de conservación in vitro, la temperatura de


almacenamiento puede afectar a la conservación del material de diversas especies, o incluso en
diferentes genotipos dentro de la misma especie, y que pequeños cambios en esta temperatura de
conservación puede provocar cambios sustanciales. Capuana y De Lonardo (2013), ensayaron
temperaturas de conservación de 8 °C y 4 °C en castaño, y observaron que mientras a 4 °C los
porcentajes de supervivencia eran de 8% tras 24 meses y del 0% a los 48 meses, al emplear los 8 °C
la supervivencia pasaba a ser del 82% a los 48 meses. Resultados similares obtuvieron Haque y Gosh
(2014), los cuales testaron temperaturas de 4 °C, 15 °C y 24 °C durante hasta 6 meses en la
conservación in vitro de Drimiopsis kirkii, y observaron que mientras a 4 °C la viabilidad de los
explantos era del 0% a los 3 meses, cuando se incubaban a 15 °C la viabilidad era del 64.4% incluso
tras 4 meses de conservación, mientras que a 24 °C esta era del 33%. Sin embargo, Micheli et al.
(2007), testaron el efecto de distintas temperaturas (4 ° y 18 °C) en la conservación de la variedad
de olivo ‘Moraiolo’ durante 1 mes y no observaron diferencias entre los tratamientos y en ambos
casos consiguió una brotación del 100%, aunque, previo a la conservación, el material fue sometido
a un pretratamiento con GA3, para inducir la brotación.

En general, la mayoría de los trabajos recogidos en la bibliografía, trabajan con una


temperatura de conservación de 4 °C (Cheruvathur et al., 2013; Bukhari et al., 2014; Cordeiro et al.,
2014; Perveen y Anis, 2014; Ahmed et al., 2015; Saha et al., 2015).

Efecto del fotoperiodo


La luz afecta al crecimiento y desarrollo de las plantas básicamente de tres maneras (Casal,
2008), actúa como fuente de energía para la fotosíntesis, como fuente de calor y como fuente de
información para los procesos de fotomorfogénesis. Pero el número de horas diarias de luz que

301
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

recibe una planta (fotoperiodo) también es igualmente importante. En cultivo in vitro, se intenta
mantener a las plantas en sus condiciones óptimas de crecimiento, por eso se emplea el fotoperiodo
de 16h de luz/ 8 h de oscuridad. Pero en procesos de conservación, el crecimiento no es deseable,
pues se busca precisamente el efecto contrario. Por lo cual, en nuestro estudio, hemos ensayado el
fotoperiodo estándar frente a la oscuridad (0 h de luz), para estudiar el efecto de las horas de luz
durante la conservación in vitro del material. Los resultados obtenidos trabajando con secciones
nodales de olivo corroboran la importancia del fotoperiodo en el crecimiento de las yemas, de tal
forma que se observó una disminución en la brotación de los explantos del 52% cuando se
mantenían en oscuridad (84% de brotación con fotoperiodo de 16h frente al 32% del fotoperiodo
de 0h). Sin embargo, hemos constatado que la falta de luz no detiene completamente el crecimiento
de las yemas, como sí ocurrió con la baja temperatura. Resulta, no obstante, un tratamiento
interesante a tener en cuenta a la hora de conservar in vitro el material, ya que una vez los explantos
vuelven a cultivarse bajo fotoperiodo de 16h, observamos que éstos recuperan la brotación con
normalidad (98% 16h frente al 88% 0h). Esta idea, está en concordancia con los resultados
obtenidos por Lambardi et al. (2002), los cuales obtuvieron mejores resultados con el empleo de
oscuridad en la conservación a baja temperatura de 2 variedades italianas de olivo (‘Frantoio’ y
‘Leccino’). Sin embargo, se contraponen a los obtenidos por Imbroda et al. (2014), donde para la
variedad ‘Arbequina’ los mejores resultados se obtenían con el empleo del fotoperiodo de 16 h.
Oka y Niino (1997), Reed (2002), Renau-Morata et al. (2006) también obtuvieron mejores resultados
con el empleo del fotoperiodo en lugar de oscuridad.

Cuando estudiamos el efecto del fotoperiodo en los encapsulados, obtuvimos resultados


similares (62.3% brotación con fotoperiodo de 16h frente 0.8% con 0h), y, de nuevo, una vez pasan
los encapsulados mantenidos en oscuridad a la fase de recuperación, ya no se aprecian diferencias
significativas entre los que estuvieron en oscuridad y los que estuvieron conservados con
fotoperiodo estándar. En la bibliografía consultada, la mayoría de los trabajos usan fotoperiodo
(Micheli et al., 2007; Singh et al., 2010; Bukhari et al., 2014; Perveen y Anis, 2014; Cordeiro et al.,
2014, Saha et al., 2015; Ahmed et al., 2015), y pocos son los trabajos que emplean oscuridad
durante la conservación del material (West et al., 2006; Preece y West, 2009; Ruzic et al., 2011).

En general, los valores obtenidos con los encapsulados son inferiores a los obtenidos en las
secciones nodales sin encapsular. Estas diferencias serían debido al efecto de la cápsula, como ya

302
Discusión
___________________________________________________________________________

se ha mencionado anteriormente, que provoca una disminución en la brotación y supervivencia de


los mismos.

Fotoperiodo y temperatura
Nuestros resultados ponen de manifiesto que, en la conservación de las secciones nodales de
olivo encapsuladas, existe una interacción entre la temperatura y el fotoperiodo consistente en que
aquellos encapsulados que están cultivados a 25 °C tienden a desarrollarse, aunque sólo aquellos
que están cultivados con fotoperiodo de 16 horas muestran un desarrollo correcto, mientras que
los cultivados en oscuridad (0 horas luz), no consiguen brotar, mostrando solo una parte de ellos
síntomas de desarrollo, con un 20% de encapsulados hinchados. Sin embargo, los encapsulados
cultivados a 4 °C no muestran ningún tipo de crecimiento, pues la baja temperatura lo inhiben,
independientemente del fotoperiodo utilizado, lo que resulta interesante a la hora de conservar el
material, ya que permitiría conservarlo en oscuridad, con el ahorro de costes en electricidad y en
infraestructuras que ello supondría, ya que con contar con un refrigerador que se pueda graduar a
4 °C sería suficiente.

A la hora de recuperar el material conservado, cuando éste permaneció encapsulado, también


nos encontramos con la sorpresa de que los encapsulados que estuvieron a 4 °C y en oscuridad
fueron, junto con los que estuvieron en condiciones estándares de crecimiento, los que mejores
resultados de brotación y recuperación mostraron, con un 72% de brotación, frente al 75% del
tratamiento estándar, mientras que el tratamiento de 4 °C y 16 h luz se quedó en un 50%. Una
posible explicación, es que, durante la fase de conservación, la falta de luz produciría en los
encapsulados conservados a 4 °C cambios metabólicos que junto al frío producirían, de algún modo,
una cierta “dormancia” de las yemas, que explicarían los bajos porcentajes de encapsulados
necrosados en este tratamiento, así como la menor longitud de los brotes, en relación al
tratamiento de conservación a 4 °C y 16 h de luz, durante la recuperación posterior en condiciones
estándares de crecimiento.

Con la recuperación con las secciones desencapsuladas, ocurre algo similar, solo que
únicamente aquellos encapsulados cultivados a 25 °C y 0 horas, son los que presentan valores
ligeramente inferiores al resto.

303
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

En cuanto a la bibliografía consultada referente al efecto del fotoperiodo y la conservación de


material de olivo in vitro, no parece concluyente. Así, Imbroda et al., (2014) estudiaron el efecto de
distintas temperaturas (8 °C y 4 °C) distintas concentraciones de hormonas y distintos fotoperiodos,
en la conservación de brotes de olivo de la variedad ‘Arbequina’, material adulto, y de material
juvenil procedente de semillas. Obtuvo porcentajes de supervivencia del 100% para material adulto,
y del 92% para material juvenil, descartando un efecto en cuanto a la concentración de hormonas
testadas (1x/0.5x/0x de AIB). El protocolo desarrollado con el cual se obtuvieron dichos porcentajes
fue de 8 °C y fotoperiodo de 16h luz, obteniendo mayores porcentajes de necrosis con el empleo
de temperaturas más bajas (4 °C) y oscuridad. Sin embargo, estos resultados se contraponen a los
obtenidos por Lambardi et al., (2002) los cuales realizaron trabajos de frigoconservación con dos
variedades de olivo italianas ‘Leccino’ y ‘Frantoio’, con los cuales consiguieron porcentajes de
supervivencia tras 12 meses de conservación a 4 °C y oscuridad del 66% y 40% respectivamente.
Estos porcentajes caían drásticamente al 0% si la conservación se hacía con un fotoperiodo de 8h
de luz. Resultados similares obtuvieron estos autores en otras especies leñosas (Lambardi y De
Carlo, 2002 citado por Lambardi et al., 2002). En este trabajo, queda también patente el efecto del
genotipo en la frigoconservación del material (‘Leccino’ 66% frente a ‘Frantoio’ 40%). En otras
especies que han sido frigoconservadas o encapsuladas también se observa disparidad de
resultados en cuanto a temperatura y fotoperiodo, así, Reed (2002) en trabajos de
frigoconservación de fresa a 4 °C, en los que testó distintos fotoperiodos (12h de luz y oscuridad) y
pudo comprobar que la presencia del fotoperiodo mejoraba la condición de los cultivos, respecto a
cultivarlos en oscuridad. Por su parte, West et al. (2006) con Hibiscus, no encontraron diferencias
entre los fotoperiodos empleados (16 h de luz y oscuridad) cuando los explantos se conservaban a
5 °C, sin embargo, cuando la conservación se realizaba a 25 °C, los encapsulados con fotoperiodo
mostraban mejor aspecto y desarrollo. Preece y West (2009) en Hibiscus y Ruzic et al. (2011) en
rapsberry, por su parte, conservaron el material a 5 °C en oscuridad obteniendo buenos resultados.

Efecto de la sacarosa
Originalmente se pensó que los azúcares únicamente tenían un efecto osmótico fuera de la
célula, sin embargo, se ha mostrado que entran en ésta y tienen un papel en la estabilización de
proteínas y membranas (Reed, 1996). Actualmente, se ha comprobado que el efecto de este tipo de
tratamientos parecen darse a diferentes niveles: un efecto directo, induciendo una reducción del

304
Discusión
___________________________________________________________________________

contenido hídrico debido a efectos osmóticos, con lo cual se reduce el contenido de humedad de
los explantos; un efecto protector, estabilizando proteínas y membranas celulares; y un efecto a
nivel fisiológico, induciendo distintos tipos de cambios, que vienen provocados por el aumento de
la absorción de sacarosa, o la acumulación de azúcares durante la aclimatación, que hace aumentar
la concentración de solutos internos (González-Arnao y Engelmann, 2006).

Las plantas poseen una serie de osmolitos para estabilizar las membranas celulares y
mantener la conformidad de las proteínas. Entre esos osmolitos se incluyen los carbohidratos, a los
cuales se les atribuye propiedades crioprotectoras. Se han propuesto diversas hipótesis del
mecanismo de acción de los azúcares y su relación al estrés por frío: aumento de presión osmótica,
protección de macromoléculas y compartimentos celulares específicos, evita formación de cristales
de hielo por deshidratación, interacción con fosfolípidos de membranas para su estabilización e
inducción de dormancia (Suzuki et al., 1997; Danyluk et al., 1998; Bartolozzi et al., 2001; Jacobsen
et al., 2005; Choi y Jeong, 2012).

En relación a esto, Bekheet (2011), indica que la adición de agentes osmóticos como los
carbohidratos, al medio de cultivo, resulta muy útil para la conservación del material bajo
crecimiento mínimo, porque provoca la reducción de las actividades metabólicas de la planta, sin
afectar a su viablidad y, por lo tanto, incrementa el tiempo de conservación de tejidos in vitro en
muchas especies. Son muchos los autores que han mejorado los resultados en la conservación del
material mediante la adición de carbohidratos al medio de cultivo (Sarkar y Naik, 1998; Bartolozzi
et al., 2001; Akdemir et al., 2010; Marino et al., 2010; Sá et al., 2011; Martins et al., 2011; Cordeiro
et al., 2014). Sin embargo, también se han referido en la bibliografía, a efectos negativos de su
empleo, como hipermetilación de ADN (Harding, 1994), o flacidez y anormalidades en los cultivos
con el empleo de altas concentraciones de los mismos (López Delgado et al., 1998; Sarkar y Naik,
1998; Bartolozzi et al., 2001; Renau-Morata et al., 2006).

Cordeiro et al. (2014), observaron que, además del efecto beneficioso del empleo de
carbohidratos durante la conservación del material, la aplicación de un pretratamiento adicional de
sacarosa (0.4M) antes de la conservación mejoraba notablemente la supervivencia de los explantos
(93.3% con pretratamiento frente a 70% sin pretratamiento).

Es por ello que estudiamos si un pretratamiento con sacarosa daría una ventaja a los explantos
a la hora de conservarlos en frío a medio plazo, permitiéndole una mayor supervivencia. El efecto

305
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

de la sacarosa fue diferente en función de si el explanto estaba encapsulado o no. En secciones


nodales sin encapsular, ninguna de las concentraciones de sacarosa ni tiempos de exposición
ensayados afectaron al posterior desarrollo de las yemas. Los resultados obtenidos en explantos
encapsulados muestran, sin embargo, diferencias en supervivencia y viabilidad en función de la
concentración y la duración del pretratamiento de sacarosa. Este hecho, es recogido por otros
autores, en los cuales se observa efecto negativo del empleo de altas concentraciones de sacarosa,
por la aparición de estrés osmótico (López-Delgado et al., 1998; Bartolozzi et al., 2001; Morata et
al., 2006; Cordeiro et al., 2014). En nuestro caso, la concentración crítica, a la cual decaía la viabilidad
de los encapsulados es a 130 g/L, pues es aquella en la que se produce una reducción en la brotación
de los encapsulados y una mayor necrosis de los mismos. Y, por consiguiente, usamos como
concentración final para posteriores estudios, la inmediatamente anterior testada (100 g/L) la cual
se corresponde con la que mostraba mejores resultados de viabilidad de los encapsulados.

El efecto perjudicial de altas concentraciones de sacarosa sobre los encapsulados, puede


deberse a un efecto conjunto de la sacarosa con el efecto de la matriz de alginato, ya que diversos
estudios han demostrado que la concentración endógena de carbohidratos juega un papel
importante en la morfogénesis de muchas plantas leñosas (Kromer y Gamian, 2000; Li y Leung,
2000) y esto puede estar influenciado por el suministro exógeno de fuentes de carbono (Neto y
Otoni, 2003), de tal forma que una excesiva concentración de sacarosa produciría un desequilibrio
osmótico que afectaría negativamente a otros procesos metabólicos de la célula que unido a la
limitación física que representa la matriz afectaría a los encapsulados en su brotación. Cuando se
combinó distintas concentraciones de sacarosa (0-70-100g/L) y tiempos de exposición (0-1-5-10h)
con la conservación de los encapsulados a 4 °C durante 4 semanas, no se observó ningún efecto
negativo de la sacarosa en la brotación y desarrollo de los explantos, pero sí del tiempo de
exposición, de forma que 10 horas producía una disminución en la brotación de los encapsulados.
Por tanto, estas concentraciones con tiempos de exposición menores de 10 horas podrían ser
utilizadas para la conservación a medio plazo de las secciones nodales de olivo encapsuladas. Se
sabe que los hidratos de carbono tienen propiedades crioprotectores y se estudian a menudo
debido a su acumulación a baja temperatura. Sin embargo, no hay siempre una relación directa
entre la acumulación de carbohidratos y la resistencia a la congelación (Stuiver et al., 1995).
Además, en procesos de conservación a baja temperatura, tanto la concentración empleada como
la duración del tratamiento viene determinado por el efecto tóxico que estos componentes

306
Discusión
___________________________________________________________________________

producen en los explantos encapsulados. Generalmente, la óptima concentración que se selecciona


es justamente la anterior a la que provoca una caída en la supervivencia de los explantos (González-
Arnao y Engelmann, 2006). Diversos trabajos encontrados en la bibliografía utilizan la sacarosa para
la frigoconservación in vitro de material vegetal, brotes o yemas, a baja temperatura con buenos
resultados (Nunes et al., 2003; Lynch et al., 2007; Akdemir et al., 2010; Cordeiro et al., 2014), aunque
todos ellos incluyen la sacarosa en el medio de cultivo en concentración normalmente del 3%. Por
su parte, Bartolozzi et al. (2001), utilizaron distintas concentraciones de sacarosa (3, 6 y 9%) en el
medio de cultivo, y obtuvieron los mejores resultados con el empleo de sacarosa al 6%.

Efecto de los retardantes del crecimiento


En la conservación in vitro mediante crecimiento mínimo, es fundamental la utilización de
bajas temperaturas, con el fin de ralentizar los procesos metabólicos. Sin embargo, a veces, las
condiciones de baja temperatura por si solas, no son suficientes para conseguir tal propósito y es
necesario modificar otros factores como la composición del medio de cultivo (minerales, azúcar,
hormonas, etc.), el fotoperiodo o tratamientos para preparar el material a las bajas temperaturas.
En este sentido, el empleo de retardantes de crecimiento ha sido una herramienta muy útil para
conseguir retrasar o inhibir el crecimiento de los explantos y que estos pudieran conservarse a baja
temperatura sin que sufrieran daños (Fletcher y Gilley, 2000; Lin et al., 2006; Navarro et al., 2007;
Baninasab, 2009; Sharma et al., 2011; Baninasab y Ghobadi, 2010; Zhou et al., 2012; Hajihashemi y
Ehsanpour, 2013; Padilla et al., 2015). Destacar que, en la bibliografía consultada respecto a la
conservación in vitro mediante encapsulación, no se menciona el empleo de retardantes de
crecimiento, pero si se recoge la utilidad del empleo de reguladores del crecimiento como AIB, ANA,
BA y Tidiazurón (Bukhari et al., 2014; Perveen y Anis, 2014; Hu et al., 2015; Ahmed et al., 2015; Saha
et al., 2015). Además, en todos los casos, dichos regulador del crecimiento se adicionan a la matriz
de encapsulación. En nuestro caso, el empleo de los retardantes de crecimiento fue como
pretratamiento.

Los triazoles (PBZ y FMP) son compuestos que actúan inhibiendo la biosíntesis de giberelinas,
que son las responsables de regular el crecimiento y desarrollo vegetal, provocando, así, una
reducción en el crecimiento de los brotes (Singh, 2001; Williams et al., 2003; Bai et al., 2004; Kozak,
2006). Esto se pudo comprobar en nuestros resultados, y a medida que se aumentaba la
concentración de estos compuestos, mayor era la reducción en el desarrollo de los explantos. El

307
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

efecto principal de estos compuestos es impedir la elongación de los entrenudos, lo que se


desprende de la observación del número de hojas por explanto, en las cuales no hay diferencias
significativas entre los tratamientos, y la longitud de los explantos, donde cuanto mayor es la
concentración aplicada, menor es la longitud de los mismos. Similares resultados obtuvieron Singh
(2001), Williams et al. (2003), Bai et al. (2004), Kozak (2006) y Padilla et al. (2015). Además, los
brotes se veían vigorosos y con un intenso color verde en sus hojas, debido probablemente a la
relación entre los triazoles y la acumulación de clorofila causado por la reducción de la elongación
celular (Fletcher y Gilley, 2000), como también se ha observado en otros trabajos de in vitro (Yiu et
al., 2008; Sharma et al., 2011; Zheng et al., 2012; Singh et al., 2015). También hemos observado una
diferente sensibilidad del olivo a estos compuestos, ya que, mientras el PBZ, a la concentración de
10 mg/L (34 µM) provocaba una alta inhibición en el desarrollo de los explantos, pero en su ausencia
estos se recuperaban perfectamente, no se observa el mismo efecto en el caso del FMP, donde la
mayor de las concentraciones ensayadas, 10 mg/L (32 µM) también presentaba un mayor efecto
inhibitorio que concentraciones menores ensayadas, pero la recuperación del material no era del
todo satisfactoria una vez se eliminaba del medio. Este efecto diferencial también se ha descrito en
albaricoquero y neem (Padilla et al., 2015) y en calabaza (Singh et al., 2015).

En cuanto al TIBA, de las concentraciones testadas, la más alta de ellas (10 -4 M) resultó ser
letal, y provocó la necrosis de prácticamente la totalidad de los explantos. Mismo resultado obtuvo
Jarret (1997) en batata, en la que el empleo de 10 -4M resultó ser letal para los cultivos y también
Padilla et al. (2015) en albaricoquero. De las restantes concentraciones, si se observó un efecto
inhibitorio progresivo conforme aumentaba la concentración del retardante. El TIBA actúa
interfiriendo en el transporte polar de las auxinas, al competir directamente con el ácido indol-
acético (IAA), inhibiendo así el crecimiento de las plantas (Lomax et al., 1995; Jarret, 1997; Dhaliwal
et al., 2004). El transporte polar de auxinas está implicado en numerosos procesos de desarrollo
muy importantes para la planta como el crecimiento, la dominancia apical y la rizogénesis (Marks et
al., 2002). Además, el transporte de auxinas es importante porque ésta interactúa con otros
reguladores de crecimiento como las citoquininas en la regeneración de órganos y tejidos (Dhaliwal
et al., 2004). Sin embargo, ninguna de las concentraciones testadas, resultaron útiles para
posteriores estudios, pues, durante la fase de recuperación, se observaba cierto efecto tóxico
residual, y los porcentajes de brotación eran significativamente menores que los obtenidos en los
brotes control, sin retardante. Además, se observó, una necrosis del material de entre el 10 y el

308
Discusión
___________________________________________________________________________

18%. Resultados similares obtuvieron Singh et al. (2015) donde ninguna de las concentraciones de
TIBA testadas (10-3 a 10-8M) mejoraban los resultados obtenidos sin el empleo del retardante.
Además, diversos estudios han demostrado efectos negativos en el desarrollo de la planta tras ser
sometidas a tratamientos con TIBA (Roussy et al., 1996; Jarret et al., 1997; Sing et al., 2014; Padilla
et al., 2015), por lo que parece muy importante determinar la concentración más adecuada para
cada explanto de forma precisa antes de su uso.

En lo que respecta al ASA, también se alcanzó una concentración letal (400 µM) en la cual se
produce la práctica totalidad de necrosis del material, y otra concentración (100 µM) en la que en
presencia del retardante el efecto inhibitorio del desarrollo de los explantos era muy evidente, pero
que en su ausencia la recuperación no era efectiva, y mostraba una necrosis del 14.5%. Siendo, 25
µM la concentración escogida para los ensayos de conservación por cumplir con los requisitos
establecidos. El papel del ácido salicílico en procesos de aclimatación al frío ha sido ampliamente
estudiado por la activación de enzimas antioxidativas, como la acumulación de hidrogeno
peroxidasa, catalasa, superóxido dismutasa, etc., que contrarrestan los daños oxidativos asociado a
las bajas temperaturas (Yang et al., 2004; Horváth et al., 2007; Gunes et al., 2007; Jing-Hua et al.,
2008; Eraslan et al., 2008). El efecto del SA depende de numerosos factores, incluido la especie, la
etapa de desarrollo del material, el modo de aplicación y la concentración (Vanacker et al., 2001;
Horváth et al., 2007). Jing-Hua et al. (2008), observaron que, en melón, al emplear concentraciones
de SA de 1 mmol/L mejoraba la capacidad de las plantas a tolerar bajas temperaturas, y, sin
embargo, al aumentar la concentración a 2 y 3 mmol/L, esta capacidad se reducía y provoca efectos
negativos.

Li et al., (2011), trabajando con material in vivo, comprobaron el efecto protector del SA en la
conservación del material, pues las plantas pretratadas con SA mostraban menos daños en la
clorofila y aparato fotosintético, los niveles de ROS también eran mucho más bajos que en la
situación control, y similares a los observados en plantas que han sufrido proceso de aclimatación,
con lo cual, se demostró la implicación del ASA en los mecanismos de tolerancia a situaciones de
baja temperatura. Resultados similares obtuvieron Jing-Hua et al. (2008) en trabajos con melón
también in vivo.

Por su parte, López-Delgado et al., (1998a), estudió el efecto del ASA en la conservación in
vitro de plantas de patatas y obtuvo buenos resultados con el empleo de 100 µM de ASA,
permitiéndole conservar los brotes in vitro durante 12 meses.
309
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

En cuanto al ABA, de las concentraciones testadas, las dos más altas (10 y 50 µM) provocan
altos índices de necrosis del material, mostrándose, por tanto, tóxicas. Bello-Bello et al., (2014),
trabajando con brotes de caña de azúcar de 2 cm, también observaron que a medida que
aumentaban la concentración de ABA, disminuía el porcentaje de supervivencia, de tal forma que
con 11.35 µM (3 mg/L) de ABA la supervivencia de los explantos era de un 53% frente al 100% en la
situación control. Sin embargo, Keatmetha et al. (2006), mostraron que con 3.8 µM de ABA aplicados
a brotes de in vitro de 1 cm, se redujo el crecimiento de Garcinia mangostana, sin afectar la
supervivencia y el número de brotes por explanto. El que explantos de menor tamaño, respondan
mejor a altas concentraciones de ABA, que explantos de mayor tamaño, nos estaría indicando una
sensibilidad diferencial al ABA para cada especie. Farhoudi y Saeedipour (2011), observaron incluso
diferencias entre distintas variedades de colza, así, al aplicar ABA (15 µM), en la variedad ‘Okamer’
obtuvieron resultados positivos, y solo a 30 µM se observaron efectos negativos y una reducción
de, crecimiento, mientras, en la variedad ‘Fornex’, ya a 15 µM, muestró toxicidad y efectos negativos
en el crecimiento. Para el caso del olivo, los resultados obtenidos muestran que la sensibilidad
respecto al ABA, sería similar a la observada en otras especies como caña de azúcar (Bello-Bello et
al., 2014) y Garcinia mangostana (Keatmetha et al., 2006), sin embargo, sería mucho más sensible
que en especies como colza (Farhoudi y Saeedipour, 2011), patata (Gopal et al., 2005) y yuca
(Barrueto y Carvalho, 2008). El ABA se ha relacionado clásicamente con la senescencia, pero este
efecto se relaciona más en la actualidad con el etileno, si bien parece ser que el ABA promueve la
producción de etileno estimulando los niveles de ACC sintasa (Riov et al., 1990).

Por su parte, la concentración de 1 µM sí que provoca un notable efecto inhibitorio en el


desarrollo de las secciones nodales de olivo sin llegar a ser tóxica, ya que una vez se eliminaba el
ABA del medio el crecimiento se recuperaba. Este efecto inhibitorio en las yemas también se ha
observado en otras especies. Así, Gopal et al. (2005), comprobaron que el crecimiento in vitro de
secciones nodales de patata se redujo al añadir 8 µM (2 mg/L) de ABA. Barrueto y Carvalho (2008),
observaron que la aplicación de 19 y 30 µM (5 y 8 mg/L) de ABA en secciones nodales de yuca,
reducía el número y la longitud de los brotes, lo que sugería que estas concentraciones podrían ser
adecuadas para la inducción in vitro de la dormancia de brotes de esta especie. Keatmetha et al.
(2006), mostraron que 3.8 µM (1 mg/L) de ABA aplicados a brotes de 1 cm, redujo el crecimiento de
Garcinia mangostana, sin afectar la supervivencia y el número de brotes por explanto in vitro. Se ha
sugerido que el nivel de ABA en la yema regula su estado de dormancia natural de forma que cuando

310
Discusión
___________________________________________________________________________

el nivel de ABA aumenta se produce un cese de la proliferación celular y del crecimiento del brote y
cuando disminuye se rompe la dormancia de las yemas (Koussa et al., 1994; Or et al., 2000; Li et al.,
2004; Destefano-Beltrán et al., 2006), observándose un retraso en la salida de dormancia cuando se
aplica ABA de forma exógena (Dutcher y Powell, 1972; Lionakis y Schwabe, 1984; Mielke y Dennis,
1978). En este efecto sobre el ciclo natural de dormancia de los meristemos de las yemas parece ser
que están implicada las distintas rutas metabólicas de síntesis y catálisis del ABA (Zheng et al., 2015)
y es, quizás, por ello, que en algunos estudios se ha concluido que la aplicación exógena de ABA no
sea una estrategia práctica para mantener la dormancia y con ello alargar la vida útil por ejemplo
de tubérculos de patata (Suttle et al., 2012).

Aparte de este efecto en la dormancia de las yemas, el ABA también se ha asociado con una
inhibición del crecimiento de la planta durante condiciones de estrés abiótico, como el estrés hídrico
y el estrés por bajas o altas temperaturas (Umezawa et al., 2010). Así, se ha descrito un incremento
en los niveles de ABA en los órganos de las plantas, tanto vegetativos como reproductivos, al
someter a las plantas a baja temperatura y su implicación en la expresión de genes relacionados con
la aclimatación al frío (Xiong et al., 2001; Xia et al., 2009; Baron et al., 2012).

Conservación a medio plazo de secciones de olivo encapsuladas en alginato de sodio.


A la vista de los resultados obtenidos, y aunque sean resultados de una sola repetición, se ha
conseguido conservar secciones nodales de olivo de la variedad ‘Arbequina’ mediante la técnica de
la encapsulación en alginato de sodio y conservación en frío durante al menos un año, manteniendo
unos porcentajes de supervivencia y recuperación posterior en torno al 88%.

El efecto beneficioso del pretratamiento con flurprimidol durante el proceso de conservación


parece ser el factor clave, pues en todos los tratamientos testados y en todos los tiempos de
conservación empleados, el pretratamientocon flurprimidol provocaba que el material, tras el
posterior proceso de conservación y recuperación, mostrara mejores porcentajes de supervivencia
y desarrollo, hasta tal punto, que el material control (sin pretratamiento de flurprimidol), tras 12
meses de conservación a 4 °C, está totalmente necrosado, mientras que en presencia de flurprimidol
el material en término medio sobrevive un 74.4% y en el mejor de los tratamientos llegara hasta
una supervivencia media del 88%. Los triazoles, como el flurprimidol, son considerados agentes
protectores de las plantas frente al estrés abiótico (Fletcher y Gilley, 2000) En relación al estrés por

311
Capítulo III: Conservación in vitro
___________________________________________________________________________

frío, los triazoles actuarían reduciendo los daños oxidativos derivados, bien al aumentar los niveles
de proteínas antioxidantes o por la reducción de la actividad de las enzimas oxidativas (Fletcher y
Gilley, 2000; Lin et al., 2006; Baninasab, 2009). Jaleel et al., (2007) señalan las plantas tratadas con
estos tipos de compuestos (triazoles) in vivo presentan ventajas adaptativas a ciertas condiciones
desfavorables como la tolerancia a temperaturas extremas, sequía, salinidad y ataque por
patógenos. Resultados similares obtuvieron otros autores, donde se observó el efecto protector del
empleo de flurprimidol en plantas tratadas con frio (Krug et al., 2006; Nzokou y Nikiema, 2008;
Berruti et al., 2013).

En cuanto a su uso en conservación in vitro, puede ser una alternativa nueva y eficaz para la
conservación in vitro de germoplasma de olivo, como se ha observado en calabaza (Singh et al.,
2015).

La sacarosa, como pretratamiento, tuvo un efecto negativo en la conservación de las secciones


de olivo encapsuladas y mantenidas a 4 °C, así, aquellos explantos pretratados con sacarosa
presentaron una menor supervivencia y recuperación posterior. Resultados similares se han
observado en otros estudios recogidos en la bibliografía, donde el empleo de agentes ósmoticos en
procesos de conservación, ha provocado efectos negativos, como una reducción de la tasa de
crecimiento. Así, Balch et al., (2012) observó como el empleo de manitol y sacarosa en la
conservación a baja temperatura de Agave, provocaba que estos mostraran un retraso en las tasas
de crecimiento respecto al material que no había sido sometido a dichos tratamientos, aunque el
material no mostraba síntomas de daños o alteraciones, cosa que si ocurría en trabajos con patata
(Gopal, 2002), donde el empleo de agentes osmóticos como el manitol y la sacarosa provocaban
cierta mortalidad de los tejidos durante el proceso de conservación y su desarrollo posterior. Sin
embargo, en otros estudios, el empleo de sacarosa y otros agentes osmóticos presentan efectos
beneficiosos durante el proceso de conservación (Lambardi et al., 2006; Roncasaglia et al., 2009;
Benelli et al., 2011). Ozudogru et al., (2010), concluyó que, al combinar varios factores, los cuales
todos afectan al proceso de conservación, es necesario optimizar dichos factores para cada especie
y variedad en busca de la optimización del procedimiento de conservación in vitro. En base a esta
idea, una posible explicación a porque el uso de sacarosa en combinación con el pretratamiento de
flurprimidol no ha dado resultado puede deberse a que, diversos estudios han demostrado que el
empleo de triazoles, provocan una reducción en el crecimiento de la planta (Singh, 2001; Williams
et al., 2003; Bai et al., 2004), y por consiguiente se incrementa el almacenamiento interno de

312
Discusión
___________________________________________________________________________

carbohidratos (Sharma et al., 2011; Martínez-Trinidad et al., 2013). Y, por otro lado, los triazoles,
incrementan la producción de clorofila y con ello también la producción de carbohidratos (Zheng et
al., 2012). Esto junto a la aplicación exógena de sacarosa, llevaría a la planta a un desajuste en el
balance de carbohidratos que provocaría efectos perjudiciales en la misma, como, por ejemplo, una
excesiva deshidratación de las yemas. Y, por lo tanto, a la vista de los resultados obtenidos con el
pretratamiento de sacarosa, concluimos que este agente, en las condiciones testadas, no es
adecuado para la conservación del material de olivo a medio plazo.

En cuanto al fotoperiodo, los resultados obtenidos parecen indicar que no influye en la


conservación del material a 12 meses, y por tanto se puede emplear indistintamente un fotoperiodo
u otro, en futuros ensayos de conservación. Este hecho es significativo a la hora de utilizar este
protocolo para la conservación del banco de germoplasma de olivo o incluso a nivel comercial, por
el ahorro de energía e infraestructuras que supone, ya que significa que con disponer de un
refrigerador que se pueda graduar a 4 °C sería suficiente para conservar gran cantidad de material.
Una posible explicación podría ser a pesar de que la luz es vital para el crecimiento y desarrollo de
las plantas, pues actúa como fuente de energía, cuando estás son conservadas a baja temperatura
y ralentizarse su ciclo celular y por tanto su ratio de crecimiento va a niveles mínimos, no se necesita
tanta energía, con lo cual, es posible la conservación del material en oscuridad, sin que se afecte la
viabilidad del mismo. Además, la matriz de alginato, crea una capa nutritiva que alimenta
directamente a las yemas (Micheli et al., 2007a). Por ello, en la mayoría de las plantas leñosas, los
procesos de conservación se realizan en oscuridad (Bekheert et al., 2002), aunque en muchos otros
casos se ha visto que es necesario un fotoperiodo, como, por ejemplo, en eucalipto (Watt et al.,
2000) o en castaño (Lambardi et al., 2001; Capuana y Lonardo, 2013). En cuanto al olivo, los
resultados recogidos en la bibliografía son dispares, autores como Micheli et al., (2007b) e Imbroda
et al., (2014), obtuvieron mejores resultados empleando fotoperiodo de 16 horas, mientras que
Lambardi et al., (2002) y Lambardi y De Carlo, (2002) obtuvieron mejores resultados en oscuridad.

En cuanto al tipo de recuperación del material, manteniendo las secciones nodales


encapsuladas o desencapsulándolas, se ha observado que no tiene ninguna influencia en la
posterior supervivencia y desarrollo del material siempre que el material está pretratado con
flurprimidol, lo cual muestra una vez más el efecto beneficioso del empleo de este retardante. Una
posibilidad es que al pretratar el material con flurprimidol, las yemas entren en un estado de
dormancia, que provoca que soporte mejor las bajas temperaturas, con lo cual, las yemas sufren

313
Capítulo III: Conservación in vitro
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menos daño y por tanto una vez se recultiva el material en condiciones óptimas, su metabolismo se
activaría por el paso de 4 °C a 25 °C y su desarrollo sería más vigoroso, lo que les permitiría romper
la barrera física que crea la matriz de alginato.

Las técnicas de conservación in vitro mediante crecimiento limitado, suponen todas ellas una
serie de condiciones de estrés, añadidas a las que ya, de por sí, implica el cultivo in vitro. Por ello,
otro aspecto a tener en cuenta es el de la estabilidad genética del material. Dado que existe una
clara relación entre el estrés y diferencias causas de variación somaclonal (cambios en patrones de
metilación, actividad de elementos móviles, alteraciones cromosómicas, etc.) (Gernand et al., 2007;
Bairu et al., 2010; Neelakandan y Wang, 2012), la aplicación de técnicas de conservación in vitro
puede conducir, si no se controla adecuadamente, a la pérdida, por variación somaclonal, de los
genotipos que se pretende conservar. En nuestro caso, estamos realizando estudios para valorar la
estabilidad del material, con el protocolo puesto a punto. Pero en diversas especies, como caña de
azúcar (González-Arnao, 2006); manzano (Hao et al., 2002); batata (Ahuja et al., 2002; Sonail-Dixit
et al., 2005); kiwi y uva (Zhai et al., 2003); o espárrago (Carmona-Martín, 2014), sometidas a
protocolos de encapsulación, en los que se ha estudiado la estabilidad genética del material
conservado una vez recuperado, no se han apreciado diferencias morfológicas, agronómicas,
cromosómicas, bioquímicas y/o moleculares.

Los resultados obtenidos aportan gran cantidad de información sobre el comportamiento de


las secciones nodales de olivo y como los distintos factores estudiados le afectan a su crecimiento y
desarrollo y a su respuesta al estrés por enfriamiento que puede ser aplicada a otros métodos de
conservación in vitro como la frigoconservación y la crioconservación. Aunque es necesario realizar
más experimentos de conservación a largo plazo para confirmar los resultados obtenidos, éstos,
además de proporcionarnos un protocolo de encapsulación de secciones nodales de olivo para su
almacenamiento, conservación y distribución, nos abren otras posibilidades a realizar en un futuro.
Así, en un primer lugar, sería interesante ver si permite conservar las secciones por más de 1 año.
También sería interesante aplicar este protocolo al resto de variedades introducidas in vitro y
comprobar su eficacia. Por otro lado, los resultados obtenidos nos hacen pensar que el uso del
flurprimidol también nos podría ayudar a mejorar el protocolo de frigoconservación, bien como
pretratamiento o simplemente añadiendo este retardante en el medio de conservación. Finalmente,
las secciones nodales pretratadas con flurprimidol y encapsuladas podrían sufrir una fase de
deshidratación y ser introducidas en nitrógeno líquido para su conservación a largo plazo mediante

314
Discusión
___________________________________________________________________________

crioconservación. Todos estos métodos de conservación in vitro son complementarios y


consideramos que sería de gran interés para el BGMO disponer de ellos para mantenerlo y
salvaguardarlo. En este trabajo hemos tratado de poner las bases de la conservación in vitro del
BMGO, CAP-UCO-IFAPA.

315
Conclusiones
___________________________________________________________________________

CONCLUSIONES
A partir de este trabajo se han extraído las siguientes conclusiones:

1. El genotipo es un factor determinante en la micropropagación de olivo, especie que


muestra respuestas muy heterogéneas en todas las fases de la micropropagación, en
función de la variedad.

2. A pesar de que la respuesta a la micropropagación es altamente dependiente del


genotipo, el 55% de las variedades estudiadas han podido ser micropropagadas
siguiendo el protocolo de Vidoy-Mercado (2004), por lo que la conservación in vitro
del BGMO es un objetivo abordable.

3. Los resultados obtenidos permiten recomendar el enraizamiento ex vitro como


primera opción para cualquier protocolo de micropropagación de olivo.

4. Los resultados obtenidos en el enraizamiento in vitro y ex vitro no son extrapolables ni


entre sí, ni con los existentes sobre estaquillado leñoso. No existiendo, en general, un
comportamiento varietal independiente del método de enraizamiento utilizado.

5. El protocolo de frigoconservación desarrollado para la variedad ‘Arbequina’ es


aplicable a otras variedades, aunque con resultados dispares, lo que indica un efecto
del genotipo también en el comportamiento de las variedades a la conservación a baja
temperatura.

6. Es posible conservar in vitro secciones nodales de olivo mediante encapsulación-


refrigeración a 4 °C, durante al menos un año, con porcentaje de supervivencia de
hasta el 88%.

7. La conservación en frío (4 °C) daña los meristemos de forma proporcional al tiempo de


almacenamiento. Este daño podría ser eliminado mediante el pretratamiento de las
secciones nodales con flurprimidol

319
Anexo
___________________________________________________________________________

ANEXO

Protocolo de extracción de ADN

1. Pesar aproximadamente 100mg de hojas sin nervaduras y ponerlas en los Eppendorf, todo ello
en nitrógeno líquido. Triturar hasta hacerlo polvo.
2. Añadir 600μl de Tampón de extracción (para preparar el tampón de extracción añadimos 15ml
de CTAB + 75μl de 2-mercaptoetanol en la campana de extracción).
3. Homogeneizar la mezcla.
4. Incubar en el baño a 65 °C durante ½ hora en agitación.
5. Añadir 600μl de SEVAG (cloroformo: alcohol isoamílico 24:1), mezclar hasta obtener una
mezcla homogénea.
6. Centrifugar a 11,000 r.p.m. durante 10 minutos a Tª ambiente.
7. Recuperar el sobrenadante en un nuevo tubo. Verter nuevamente SEVAG 1 volumen (la misma
cantidad que sobrenadante se haya recuperado) y mezclar nuevamente para homogeneizar la
muestra.
8. Centrifugar a 11,000 r.p.m. durante 10 minutos a Tª ambiente.
9. Transferir el sobrenadante en tubo limpio, esta vez con muchísimo cuidado de no arrastrar nada
para evitar contaminación. Añadir lentamente Isopropanol del congelador y mezclar
suavemente (se añaden 2/3 del volumen de sobrenadante recuperado). Invertir los tubos para
mezclar completamente el contenido.
10. Centrifugar a 14,000 r.p.m. durante 15 minutos a Tª ambiente. Eliminar el sobrenadante.
11. Añadir 200μl de etanol frío al 70% a cada tubo y centrifugar a 14,000 r.p.m. durante 5 minutos.
12. Vaciar el etanol rápidamente y dejar secar con el eppendorf abierto hasta que desaparezca el
olor (aproximadamente durante 10-15 minutos).
13. Resuspender el pellet en 100μL de agua miliq estéril (o tampón MTE o TE). Lo dejamos en
hielo durante unos 5-10 minutos (para conseguir que resuspenda todo el pellet de forma
correcta).
14. Tratamiento con RNAsa añadir 1μl de RNAsa (Stock 10ng/μl). Dejándola actuar 20 minutos en
la estufa a 37 °C.
15. Añadir 300μl de agua y 400μl de fenol: cloroformo: isoamílico (24:24:1). Mezclar
homogéneamente, pero de forma suave para no romper el DNA.
16. Centrifugar a 13,000 r.p.m. durante 10 minutos a Tª ambiente.
17. Recuperar el sobrenadante y precipitar mediante adición de 1/10 volumen (una décima parte del
sobrenadante recuperado) de Acetato sódico 3M (AcNa 3M) + 2 volúmenes del total, (suma del
sobrenadante + AcNa añadido) de Etanol 100%. Incubar entre 30 minutos y 1 hora a -20 °C.
18. Centrifugar a 13,000 r.p.m. durante 15 minutos a Tª ambiente. Eliminamos el sobrenadante.
19. Lavar el pellet, añadir 200μl de etanol frío al 70% a cada tubo y centrifugar a 13,000 r.p.m.
durante 5 minutos.
20. Vaciar el etanol rápidamente y dejar secar con el eppendorf abierto hasta que desaparezca el
olor (aproximadamente durante 10- 15 minutos).
21. Resuspender el pellet en 100μl de MTE o TE.
22. Cuantificar el DNA en el espectrofotómetro y hacer un gel de calidad.

323
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