Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

1534 Fco Xerez. Verdadera Relación Conquista Peru PDF

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 186

'1

^
^ii^.S^

^^fy, p0^
COLECCIÓN DE
LIBROS

'fRAXAN- »B
IMBRICA

XOMO I^itlMEüO
TIRADA DE 500 EJEMPLARES.
€.
0(N

VERDADERA RELACIÓN

FRANCISCO DK XÍÍRE2;
PkO de los fRIMEF^OS
PON<^UISTADOR.S.

Stgun la primera edición


impresa en Sevilla en 1534

M[Ar>Rii> isoí
-á^
Aiwa
TO t f íi » 4 í
-

ra nlum á^ h íüquifta M mrio


Mto

Ilamaíla la ^mv'a. Aasítlla, coquifíada poi

írann|co áe guarro, raptta» xlc la %, }l, fl"«


Jj*

áci ¥ mperaííor ?t[uesíro ^eñor cmbtada á m,

por

fraud^C0 k \tm
uno xlc ío| prímero| íonqubíaáore|

Inno ^^M 1534

poN en ^euilla
J'riyilegio JIeal
POR ^ARTOLOMÉ ^EREZ
KOTICIA BIOGRÁFICA DE FRANCISCO DE XEREZ

La vida de Francisco de Xerez es tan des-


conocida de todos los eruditos, como la de
tantos hombres ilustres que florecieron en Es'
paña en el siglo XVI.
No se sabe de ellos más que mo-
lo que su
destia permitió que se Por las
diese á luz.
quintillas impresas al fin de la edición hecha
en Sevilla en 1534, se deduce que Francisco de
Xerez nació en Sevilla el año 1504. Fué hijo
de Pedro de Xerez, ciudadano honrado que le
educó como correspondía á su clase. Se em-
barcó cuando apenas contaba quince años
para las Indias, donde por su bizarría, buen
comportamiento y aplicación llegó á ganarse
las simpatías de Francisco Pizarro, y acom-
pañándole en todas sus expediciones, logró
que le nombrase su secretario.
10 FRANCISCO DE XEREZ

Desde el año 1510, en que empezaron sus


aventuras; hasta el año 1532, pasó muchos tra"

bajos y vivió en la más completa miseria; mas


el año 1533, en que se verificó la captura de

Atabalipa, le cupo en suerte, como premio á


sus buenos servicios, un botín ó repartimiento
de ciento y diez arrobas de buena plata, y ex-
presó que trajo este caudal en nueve cajas.
En el año 1534 volvió á su patria y retira-
do de la vida militar, hizo imprimir la relación
de la conquista del Perú, que trajo escrita de
orden de Pizarro, para entregársela al empe"
rador.
En su larga estancia en las Indias había
trabado amistad con el entonces cronista de
las Indias,Gonzalo Fernandez de Oviedo, y
como en verano de 1534 se encontraron los
el

dos amigos en Sevilla, Oviedo le aconsejó que


dirigiese al emperador una epístola en verso
Xerez jamás había compuesto en verso y dijo
á Oviedo que le era imposible hacerlos, pues
no sabía. Entonces Oviedo se brindó á com-
poner dicha epístola, y sin duda más adelante
hubo de arrepentirse, pues en la edición de
Salamanca, 1547, se suprimieron todos los ver-
sos que redundaban en pro de Xerez; para in-
cluirlos íntegros nos hemos tenido que valer
de la copia que se halla en la Historia de la
CONQUISTA DEL PERÚ II

Literatura Española, de Ticknor, tomo II, pá-


gina 514.
De dichos versos resulta que Francisco de
Xerez fué varón de vida honesta, virtuoso y
caritativo, pues al imprimirse su obra llevaba

ya dados de limosna mil y quinientos ducados


sin contar muchos socorros y auxilios que á
las personas necesitadas repartía á escondidas
Si en su obra no encuentran los eruditos y
hombres de ciencia citas de autores ni hechos
que se apoyen en documentos justificativos,
bueno es que tengan en cuenta que es libro es-
crito sobre el campo de batalla y en el mismo
dia que se verifican los sucesos, y ninguna
er.

cita ó documento puede dar más garantías que


la relación escrita por un testigo ocular, que

interviene como actor importante en los trági-


cos sucesos que refiere.

Franciscco de Xerez fué un historiador es-

pañol de la primera mitad del siglo XVI, que


no cita ninguna obra de españoles ilustres, lo
que prueba que España siempre fué ingrata con
IOS hombres que más contribuyeron á enalte-
cer sus glorias.

Madrid 21 de Junio de 1890.


NOTICIA BIBLIOGRÁFICA POR ORDEN CRONOLÓGI-
CO DE LAS EDICIONES QUE SE HAN HECHO DE
ESTA OBRA EN ESPAÑOL, ITALIANO, FRANCÉS
É INGLÉS.

Verdadera relación de la con-


quista del Perú, fechapor Francisco de Xerez;
en por Bartolomé Pérez, 1534, folio
Sevilla,
gótico, 45 hojas sin numeración.
2.^ Libro primo de la conquista del Perú et
provincia del Cuzco delle Indie occideniali, con
gratia et privilegio per anni X; (al fin) stam"
pato in Vinegia per maestro Sthepano da Labio
del MDXXXV ncl mese di Marzo, un vol en 4.°
(Traducción hecha por Domingo de Gaztelú,
gentil-hombre navarro de la villa de Tudela,
embajador del emperador Carlos V en la corte
de Vcnecia.
14 FRANCISCO DE XEREZ

3.* En Milán, 1535, un vol. en 4.° (Repro-


ducción de la versión italiana de Gaztelu).
4.^ En Salamanca por Juan de Junta, i547>
en fol. gótico: 25 hojas.
5.^ Ra7?iMsio delle navigationi et viaggi in
Venegia] volúmenes en fol. (La reía"
1555, 3
ción de Xerez ocupa en el vol. 3.° las páginas
371 á4i4).
6.^ A. González Barcia: Historiadores pri'
mitivos de Indias, en Madrid, 1749, 3 vol. en
folio; entre laspáginas 169 á 237 del tomo 3.°
se halla la obra de Xerez. Es cosa singular que
á todos los ejemplares les falte la hoja que
sirve de portada á la obra que nos ocupa.
7.* Ternaux-Compans Relaiio7i veridique de la

conquite du Perou. Par Francois de Xerez, Pa-


rís, 1837, en 8.°, VIII, 199 páginas. Versión
muy correcta, pero sin las quintillas que lleva
esta edición al final, pues dice que no son de
suficiente mérito para traducirlas.
8.^ Cotta, 1847, traducida al alemán por
Felipe Külb.
9.^ Reports on ihe Discovery of Perú. I. Re-
f
ports o Francisco de Xerez. II. Reports of Miguel
Estete on the expedition to Pachacamac. Notes
by Clement Marhhan, London, 1872, in 8.°
PRÓLOGO DEL AUTOR
PROLOGO.

Porque á gloria de Dios nuestro sobera-


no Señor, y honra y servicio de la católica ce-
sárea majestad, sea alegría para los fieles y

espanto para los y finalmente admira-


infieles,

ción á todos los humanos, la Providencia di-


vina y la ventura del César, y la prudencia y
esfuerzo y militar disciplina y trabajosas y peli-
grosas navegaciones y batallas de los españo-
les, vasallos del invictísimo Carlos, emperador
del romano imperio, nuestro natural rey y se-
ñor; me ha parecido escrebir esta relación, y
enviarla á su majestad para que todos tengan
noticia de lo ya dicho, que sea á gloria de
Dios; porque, ayudados con su divina mano,
han vencido y traído á nuestra santa fe católi-
ca tanta multitud de gentilidad, y á honra de
nuestro César, porque con su gran poder y
buena ventura en su tiempo tales cosas suce-
den, y alegría de los fieles que por ellos tales y
tantas batallas se han vencido, y tantas provin-
2
8

1 FRANCISCO DE XEREZ

cías descubierto y conquistado, y tantas rique-


zas traidas para su rey y reinos y para ellos; y
será lo dicho, que los cristianos han hecho te-
mor á los infieles y admiración á todos los hu-
manos; porque, ¿cuándo se vieron en los anti-
guos ni modernos tan grandes empresas de
tan poca gente contra tanta, y por tantos cli-
mas de cielo y golfos de mar y distancia de
tierra ir á conquistar lo no visto ni sabido? Y
¿quién se igualará con los de España? No por
cierto los judíos, griegos ni romanos, de quien
mas que de todos se escribe; porque, si los
romanos tantas provincias sojuzgaron, fué con
igual ó poco menor número de gente, y en
tierras sabidas y proveidas de mantenimientos
usados, y con capitanes y ejércitos pagados.
Mas nuestros españoles, siendo pocos en nu-
mero, que nunca fueron juntos sino doscientos
ó trescientos, y algunas veces ciento y aun me-
nos; y el mayor número fué sola una vez vein-
te años há, que fueron con el capitán Pedra-
rias mil y trescientos hombres. Y los que en
diversas veces han ido no han sido pagados ni
forzados, sino de su propia voluntad y á su
costa han ido; y así, han conquistado en nues-
tros tiempos mas tierra que la que antes se sa-
bia que todos los príncipes fieles y infieles po-
seían, manteniéndose con los mantenimientos
CONQUISTA DEL PERÚ 19

bestiales de aquellos que no tenían noticia de


pan ni vino; sufriéndose con yerbas y raíces y
frutas, han conquistado lo que ya todo el mun-
do sabe; y por tanto, no escrebiré al presente
mas de lo sucedido en la conquista de la Nue-
va Castilla, y mucho no escrebiré, por evitar
prolijidad.
CONQUISTA DEL PERÚ.
CONQUISTA DEL PERÚ.

Siendo descubierta la mar del Sur, y con-


quistados y pacificados los moradores de Tie-
rra-Firme; habiendo poblado el gobernador
Pedrarias de Avila la ciudad de Panamá y la
ciudad de Nata, y la villa del Nombre de Dios;
viviendo en la ciudad de Panamá el capitán
Francisco Pizarro, hijo del capitán Gonzalo
Pizarro, caballero de la ciudad de Trujillo; te-
niendo su casa y hacienda y repartimiento de
indios como uno de los principales de la tie-
rra, porque siempre lo fué, y se señaló en la

conquista y población en las cosas del servicio


de su majestad; estando en quietud y reposo,
con celo de conseguir su buen propósito y
hacer otros muchos señalados servicios á la
corona real, pidió licencia á Pedrarias para
descubrir por aquella costa del mar del Sur á
la via de levante, y gastó mucha parte de su
hacienda en un navio grande que hizo, y en
24 FRANCISCO DE XEREZ

otras cosas necesarias para su viaje. Y partió


de la ciudad de Panamá á 14 dias del mes de
noviembre de 1524 años, llevando en su com-
pañía ciento y doce españoles, los cuales lle-
vaban algunos indios para su servicio. Y co-
menzó su viaje, en el cual pasaron muchos tra-

bajos por ser invierno y los tiempos contra-


rios. Dejo de decir muchas cosas que les suce-
dieron, por evitar prolijidad; solamente diré
las cosas notables que más hacen al caso.

*
* *

Setenta dias después que salieron de Pana-


má saltaron en tierra en un puerto que después
se nombró de la Hambre; en muchos de los
puertos que antes hallaron hablan tomado
tierra,y por no hallar poblaciones los dejaban;
y en este puerto se quedó el capitán con
ochenta hombres (que los demás ya eran muer-
tos); y porque los mantenimientos se les ha-

blan acabado y en aquella tierra no los habia,


envió el navio con los marineros y un capitán
á la isla de las Perlas, que está en el término
de Panamá, para que trújese mantenimientos,
porque pensó que en término de diez ó doce
dias socorrido; y como la fortuna siempre ó
las más veces es adversa, el navio se detuvo
CONQUISTA DEL PERÚ 25

en y volver cuarenta y siete dias, y en este


ir

tiempo se sustentaron el capitán y los que con


él estaban con un marisco que cogian de la
costa de la mar con gran trabajo, y algunos,
por estar debilitados, cogiéndolo se morian, y
con unos palmitos amargos. En este tiempo
que el navio tardó en ir y volver murieron más
de veinte hombres; cuando el navio volvió con
el socorro del bastimento, dijeron el capitán y

los marineros que, como no habían llevado


bastimentos, á la ida comieron un cuero de
vaca curtido que llevaban para zurrones de
la bomba, y cocido, lo repartieron. Con el

bastimento que el navio trujo, que fué maíz y


puercos, se reformó la gente que quedaba
viva; y de allí partió el capitán en seguimiento
de su viaje, y llegó á un pueblo situado sobre

la mar, que está en una fuerza alta, cercado el


pueblo de palenque; allí fallaron harto mante-
nimiento, y el pueblo desamparado de los na-
turales, y otro dia vino mucha gente de guerra;

y como eran belicosos y bien armados, y los


cristianos estaban flacos de la hambre y traba-
jos pasados, fueron desbaratados, y el capitán
ferido de siete heridas, la menor dellas peli-
grosa de muerte; y creyendo los indios que lo
hirieron que quedaba muerto, lo dejaron; fue-
ron feridos con él otros diez y siete hombres»
20 FRANCISCO DE XEREZ

y cinco muertos; visto por el capitán este des-


barato, y el poco remedio que allí habia para
curarse y reformar su gente, embarcóse y vol-
vió á la tierra de Panamá, y desembarcó en
un pueblo de indios cerca de la isla de las
Perlas, que se llama Cuchama; de allí envió el
navio á Panamá, porque ya no se podia soste-
ner en el agua, de la mucha broma que habia
cogido. Y fizo saber á Pedrarias todo lo suce-
dido, y quedóse curando á sí y á sus compa-
ñeros. Cuando este navio llegó á Panamá, po-
cos dias antes habia partido en seguimiento y
busca del capitán Pizarro el capitán Diego de
Almagro, su compañero, con otro navio y con
setenta hombres, y navegó hasta llegar al pue-
blo donde el capitán Pizarro fué desbaratado;
y el capitán Almagro hubo otro recuentro con
los indios de aquel pueblo, ytambién fué des-
baratado y quebraron un ojo, y hirieron
le

muchos cristianos; con todo esto, ficieron á los


indios desamparar el pueblo y lo quemaron.

De allíembarcaron y siguieron la costa


se
hasta llegar á un gran rio que llamaron de San
Juan, porque en su dia llegaron allí; donde ha-
llaron alguna muestra de oro, y no hallando
rastro del capitán Pizarro, volvióse el capitán
Almagro á Cuchama, donde lo halló; y concer-
taron que el capitán Almagro fuese á Panamá
CONQUISTA DEL PERÚ 27

y aderezase los navios, y hiciese más gente


para proseguir su propósito y acabar de gastar
lo que les quedaba^ que ya debian más de diez
mil castellanos. En Panamá |hubo gran contra-
dicion de parte de Pedrarias y de otros, di-
ciendo que no se debia proceder en tal viaje,
de que su majestad no era servido. El capitán
Almago, con el poder que llevaba de su com-
pañero, tuvo "mucha constancia en lo que los
dos habian comenzado, y requirió al goberna-
dor Pedrarias que no los estorbase, porque
ellos creian, con ayuda de Dios, que su majes-
tad seria servido de aquel viaje; á Pedrarias
fué forzado consentir que hiciese gente. Con
ciento y diez hombres salió de Panamá, y fué
donde estaba el capitán Pizarro con otros cin-
cuenta de los primeros ciento y diez que con
él salieron, y de los setenta que el capitán Al-

magro llevó cuando le fué á buscar; que los


ciento y treinta ya eran muertos. Los dos capi-
tanes partieron en sus dos navios con ciento y
setenta hombres, y iban costeando la tierra, y
donde pensaban que habia poblado saltaban
en tierra con tres canoas que llevaban, en las
cuales remaban sesenta hombres; y así iban á
buscar mantenimiento. Desta manera anduvie-
ron tres años pasando grandes trabajos, ham-
bres y frios; y murió de hambre la mayor parte
28 FRANCISCO DE XEREZ

dellos, que no quedaron vivos cincuenta, sin


descubrir hasta en fin de los tres años buena

tierra, que todo era ciénagas y anegadizos in-

habitables; y esta buena tierra que se descu-


brió fué desde el rio de San Juan, donde el ca-
pitán Pizarro se quedó con la poca gente que
le quedó, y envió un capitán con el mas pe-

queño navio á descubrir alguna buena tierra


de la costa adelante, y el otro navio envió con
el capitán Diego de Almagro á Panamá para

traer mas gente, porque yendo los dos navios


juntos y con la gente no podian descubrir, y la
gente se moria. El navio que fué á descubrir
volvió á cabo de setenta días al rio de San
Juan, adonde el capitán Pizarro quedó con
la gente; y dio relación de lo que le habia su-
cedido, y fué, que llegó hasta el pueblo de
Cancebi, que es en aquella costa, y antes deste
pueblo habían visto, los que en el nnavio iba,
otras poblaciones muy ricas de oro y plata, y
la gente de mas razón que toda la que antes
habian visto de indios; y trujeron seis personas
para que deprendiesen la lengua de los espa-

ñoles, y trujeron oro y plata y ropa. El capitán

y los que con él estaban recibieron tanta ale.


gria,que olvidaron todo el trabajo pasado y
los gastosque habian hecho. Y como aquellos
que deseaban verse en aquella tierra, pues tan
CONQUISTA DEL PERÚ 29

buena muestra daba de sí, venido el capitán


Almagro de Panamá con el navio cargado de
gente y caballos, los dos navios con los capi-
tanes y toda la gente salieron del rio de San
Juan para ir á aquella tierra nuevamente des-
cubierta; y por ser trabajosa la navegación de
aquella costa, se detuvieron mas tiempo de lo
que los bastimentos pudieron suplir, y fué for-
zado saltar la gente en tierra, y caminando por
ella buscaban mantenimientos, por donde los
podian haber, para comer. Y los navios por la
mar llegaron á la bahía de San Mateo y á unos
pueblos que los españoles les pusieron por
nombre de Santiago, y á los pueblos de Laca-
mez, llegando noventa españoles á una legua
del pueblo, los salieron á recebir mas de diez
mil indios de guerra, y viendo que no les que-
rían hacer mal los cristianos ni tomarles de sus
bienes, antes con mucho amor tratándoles la
paz, los indios dejaron de les hacer guerra,
como ellos traian en propósito. En esta tierra
habia muchos mantenimientos, y la gente tenia
muy buena orden de vivir; los pueblos con sus
calles y plazas: pueblo habia que tenia mas de
tres mil casas, y otros habia menores.
Pareció á los capitanes é á los otros espa-
ñoles que, siendo tan pocos, no harían fnicto
en aquella tierra, por no poder resistir á los
30 FRANCISCO DE XEREZ

indios; é acordaron que se cargasen los navios


del mantenimiento que en aquellos pueblos
habia, y que volviesen atrás, á una isla que se
dice del Gallo, porque allí podian estar segu-
ros entre tanto que los navios llegaban á Pa-
namá á hacer saber al Gobernador la nueva de
lo descubierto, y á pedirle mas gente para que
los capitanes pudiesen conseguir su propósito

y pacificar la tierra. Y en los navios iba el ca-


pitán Almagro, porque por algunas personas
fué escripto al Gobernador que mandase vol-
ver la gente á Panamá, diciendo que no podian
sufrir mas trabajos de los que habian sufrido
en tres años que habia que andaban descu-
briendo; á lo cual proveyó el Gobernador que
todos los que se quisiesen venir á Panamá,
que pudiesen hacer, y los que quisiesen que-
dar para descubrir mas adelante que tuviesen
libertad para ello; y así, se quedaron con el

capitán Pizarro diez y seis hombres, é toda la


otra gente se fué en los dos navios á Panamá.
El capitán Pizarro estuvo en aquella isla cinco
meses, hasta que volvió uno de los navios,
el

en el cual fueron cien leguas mas adelante de


lo que estaba descubierto, y hallaron muchas
poblaciones y mucha riqueza, y trujeron mas
muestra de oro y plata y ropa de lo que an-
tes habian traido, que los indios de su volun-
1

CONQUISTA DEL PERÚ 3

tad les daban; y así, volvió el capitán con ellos,

porque el término que el Gobernador le había


dado se le acababa; y el dia que el término se
cumplió entró en el puerto de Panamá.
Como estos dos capitanes estaban tan gas-
tados, que ya no se podían sostener, debiendo,
como debían, mucha suma de pesos de oro,
con poco mas de mil castellanos que el capi-
tán Francisco Pizarro pudo haber prestados
entre sus amigos se vino con ellos á Castilla, y
hizo relación á su majestad de los grandes y
señalados servicios que en servicio de su majes-
tad había hecho; en gratificación de los cuales
le hizo merced de la gobernación y adelanta-

miento de aquella tierra, y del hábito de San-


tiago y de ciertas alcaidías, y del alguacilazgo
mayor, y otras mercedes y ayudas de costa le
fueron hechas por su majestad, como empera-
dor y rey que á todos los que en su real servi-
cio andan hace muchas mercedes, como ha
siempre hecho. Por esta causa otros se han ani-
mado á gastar sus haciendas en su real servi-
cio, descubriendo por aquella mar del Sur y
por todo el mar Océano tierras y provincias
que tan remotas están de la conversación des-
tos reinos de Castilla.
Despachado por su majestad el gobernador
y adelantado Francisco Pizarro, partió del
32 FRANCISCO DE XEREZ

puerto de Sanlúcar con una armada, y con


próspero viento, sin ningún contraste, llegó
al puerto del Nombre de Dios, y de allí se fué
con su gente á la ciudad de Panamá, donde
tuvo muchas contradicciones y estorbos para
que no saliese de allí á ir á poblar la tierra
que él habia descubierto, como su majestad
le habia mandado. Y con la firmeza que en la

prosecución dello tuvo, con la mas gente, que


fueron ciento y ochenta hombres y treinta y
siete caballos, en tres navios partió del puerto
de Panamá; y tuvo tan venturosa navegación,
que en'trece dias llegó á la bahia de San Mateo,
que en los principios, cuando se descubrió, en
mas de dos años no pudieron llegar á aquellos
pueblos; y allí desembarcó la gente y los caba-
llos, y fueron por la costa de la mar, y en to-

das las poblaciones della hallaban la gente al-


zada; y caminaron hasta llegar á un gran pue-
blo que se dice Coaque, al cual saltearon por-
que no se alzase como los otros pueblos; y allí
tomaron quince mil pesos de oro y mil y qui-
nientos marcos de plata y muchas piedras de
esmeraldas, que por el presente no fueron co-
nocidas ni tenidas por piedras de valor; por
esta causa los españoles las daban y rescataban
con los indios por ropa y otras cosas que los
indios les daban por ellas. Y en este puerto
CONQUISTA DEL PERÚ 33

prendieron al cacique señor del, con alguna


gente suya, y hallaron mucha ropa de diversas
maneras, y muchos mantenimientos, en que
habia para mantenerse los españoles tres ó
cuatro años.
Deste pueblo de Coaque despachó el Go-
bernador los tres navios para la ciudad de Pa-
namá y para Nicoragua, para que en ellos vi-
niese mas gente y caballos, para poder efec-
tuar la conquista y población de la tierra; y el
Gobernador se quedó allí con la gente repo-
sando algunos dias hasta que dos de los navios
volvieron de Panamá con veinte y seis de ca-
ballo y treinta de pié; y estos venidos, partióse
el Gobernador de allí con toda la gente de pié

y de caballo, y anduvieron la costa adelante


(la cual es muy poblada), poniendo á todos

los pueblos debajo el señorío de su majestad;


porque los señores destos pueblos, de una vo-
luntad salian á los caminos á recebir al Go-
bernador sin ponerse en defensa; y el goberna-
dor, sin les hacer mal ni enojo alguno, los re-
cebia á todos amorosamente, haciéndoles en-
tender algunas cosas para los atraer en conos-
cimiento de nuestra santa fe católica por algu-
nos religiosos que para ello llevaba. Así andu-
vo el Gobernador con la gente española hasta
llegar á una isla que se decia la Pugna, á la

3
34 FRANCISCO DE XEREZ
cual los cristianos llamaron la isla de Santiago^
que está dos leguas de la Tierra-Firme; y por
ser esta isla bien poblada y rica y abundosa de
mantenimientos, pasó el Gobernador á ella en
los dos navios y en balsas de maderos que los
indios tienen, en las cuales pasaron los ca-
ballos.
El Gobernador fué recebido en esta isla

por el cacique señor della con mucha j alegría


buen recebimiento, asíde mantenimientos que
le sacaron al camino, como de diversos ins-
trumentos músicos que los naturales tienen
para su recreación.
Esta isla tiene quince leguas en circuito; es
fértil y bien poblada. Hay en ella muchos pue-
blos, y siete caciques son señores dellos, y uno
es señor de todos ellos. Y este señor dio de
su voluntad al Gobernador alguna cantidad de
oro y plata. Y por ser el tiempo de invierno el

Gobernador reposó con su gente en aquella


isla; porque, caminando en tal tiempo con las

aguas que hacia, no podia ser sin gran detri-


mento de los españoles; y entre tanto que pasó
el invierno fueron allí curados algunos enfer-
mos que habia. Y como la inclinación de los
indios es de no obedecer ni servir á otra gene-
ración si por fuerza no son atraidos á ello, es-
tando este cacique con el Gobernador pacífi-
CONQUISTA DEL PERÚ 35

camente, habiéndose ya dado por vasallo de su


majestad: súpose por las lenguas que el Gober-
nador tenia consigo que el Cacique tenia hecha
junta de toda su gente de guerra, y que habia
muchos dias que no entendía en otra cosa sino
en hacer armas, demás de las que los indios
por vista de ojos se vio, porque
tenían; lo cual
en el mesmo pueblo donde los españoles esta-
ban aposentados y el Cacique residia, se ha-
llaron en la casa del Cacique y en otras muchas
mucha gente toda puesta á punto de guerra,
esperando á que se recogiese toda la gente de
la isla para dar aquella noche sobre los cristia-

nos. Sabida la verdad, y habida información


secretamente, sobre ello, luego mandó el Go-
bernador prender Cacique y á tres hijos su-
al

yos y á otros dos principales que pudieron ser


presos y tomados á vida, y en la otra gente
dieron todos los españoles de sobresalto, y
aquella tarde mataron alguna gente; y los de-
más todos huyeron y desampararon el pueblo;
y la casa del Cacique y otras algunas fueron
metidas á saco, y en ellas se halló algún oro
y plata y mucha ropa. Aquella noche en el real
de los cristianos hubo mucha guarda, en que
todos velaron, que eran setenta de caballo y
ciento de pié; y antes que otro dia fuese ama-
aescido se oyó en el real grita de gente de
36 FRANCISCO DE XEREZ

guerra, y en breve tiempo se vio cómo se ve-


nian allegando al real mucho número de in-

dios, todos con sus armas y atabales y otros


instrumentos que traen en sus guerras; y venida
la gente, dividida por muchas partes, que to-
maban el real de los cristianos en medio, y
siendo el dia claro, viniendo la gente y entrán-
dose por el real, mandó el Gobernador que los
acometiesen con mucho ánimo; y al acometer
fueron heridos algunos cristianos y caballos. Y
todavía,como nuestro Señor favoresce y soco-
rre en las necesidades á los que andan en su
servicio, los indios fueron desbaratados y vol-
vieron las espaldas, y los de caballo siguieron
el alcance, hiriendo y matando en ellos; y en

este recuentro fué muerta alguna cantidad de


gente, y recogidos los cristianos al real, porque
los caballos estaban fatigados, porque desde la

mañana hasta medio dia duró el seguir el al-

cance.
Otro dia envió el Gobernador la gente di-

vidida en cuadrillas á buscar á los contrarios


por la isla y á hacerles guerra; la cual se les

hizo en término de veinte dias; de manera que


ellos quedaron bien castigados, y diez princi-
pales fueron presos con el Cacique, porque él
confesó que le habían aconsejado que ordena-
se la traición que tenía urdida, y que él no
CONQUISTA DEI. PERÚ 37
quería venir en ello, y no lo pudo estorbar á
los principales. Destos hizo justicia el Gober-
nador, quemando á algunos, y á otros cortando
las cabezas.

Por el alzamiento y traición que el Cacique


y indios de la isla de Santiago tenian ordenado
se les hizo guerra, hasta que, apremiados della,
desampararon la isla y se pasaron á Tierra-
Firme; y por ser la isla tan poblada, abundosa
y rica, porque no se acabase de destruir, acor-
dó el Gobernador de poner en libertad al Ca-
cique, porque recogiese la gente que andaba
derramada, y la isla se tornase á poblar. El Ca-
cique fué contento, con voluntad de servir á su
majestad de allí honra que
en adelante, por la
en su prisión se le porque en
habia hecho. Y
aquella isla no se podia hacer fruto, el Gober-
nador se partió con algunos españoles y caba-
llos, que en tres navios que alli estaban cupie-

ron, para el pueblo de Túmbez, que á la sazón


estaba de paces, dejando alli la otra gente con
un capitán en tanto que los navios volvian por
ella, y para ayudar á pasar mas presto, vinie-

ron por mandado del Gobernador ciertas bal-


sas de Túmbez, que el Cacique envió, y en
ellas se metieron tres cristianos con alguna
ropa. En tres dias arribaron los navios á la playa
de Túmbez. Y como el Gobernador salió en
38 FRANCISCO DE XEREZ

tierra,halló la gente" de los pueblos alzada; sú-


pose de algunos indios que fueron presos, que
se habian alzado los cristianos y ropa que
traian en las balsas. Luego que la gente fué sa-
lida de los navios, y los caballos fueron saca-
dos, mandó el Gobernador volver por la gente
que quedó en la isla. Él y la gente se aposen-
taron en el pueblo del Cacique en dos casas
fuertes, la una á manera de fortaleza. El Go-
bernador mandó á los españoles que corriesen
el campo, y que subiesen por un rio arriba que

corre por entre aquellos pueblos, para que su-


piesen de los tres cristianos que en las balsas
habian llevado, si se pudeisen hallar antes que
los indios los matasen. Y aunque se puso mu-
cha diligencia en correr la tierra, de la primera
hora que los españoles desembarcaron no se
pudieron hallar los tres cristianos ni saber de-
llos. Esta gente se recogió en dos balsas con

toda la mas comida que pudo haber, y se pren-


dieron algunos indios, de los cuales envió el
Gobernador mensajeros al Cacique y á algunos
principales, requiriéndoles de parte de su ma-
jestad que viniesen de paz y trujesen los tres
cristianos vivos sin les hacer mal ni daño, y que
él los recibiría por vasallos de su majestad,
aunque habian sido transgresores; donde no,
que les haría guerra á fuego y á sangre hasta
CONQUISTA DEL PERÚ 39
destruirlos. Algunos dias pasaron que no qui-
sieron venir, antes se ensoberbecian y hadan
fuertes de la otra parte del rio, que iba crecido
y no se podía apear, y decían que pasasen allá
los españoles, que á los otros tres ya los habían
muerto. Como fué llegada toda la gente que en
la isla había quedado, el Gobernador mandó
hacer una gran balsa de madera, y por el mejor
paso del rio mandó pasar á un capitán con
cuarenta de caballo y ochenta de pié, y pasa-
ron en aquella balsa desde por la mañana hasta
la hora de vísperas, y mandó á este capitán que
les hiciese guerra, pues eran rebeldes y habían
muerto á los cristianos; y que si después de ha-
ber castigado conforme al que habían
delícto
cometido viniesen de paz, que los recibiese,
conforme á los mandamientos de su majestad,
y que con ellos los requiriese y llamase. Así se
partió este capitán con su gente, y después de
haber pasado llevando sus guias, anduvo
el rio,

toda la noche hacia donde la gente estaba, y á


la mañana dio sobre el real donde habían es-

tado aposentados, y siguió el alcance todo


aquel día, hiriendo y matando en ellos, y pren-
dió á los que á vida se pudieron tomar, y cerca
de la noche los cristianos se recogieron á un
pueblo, y otro día por la mañana salió gente
por sus cuadrillas en busca de los contrarios.
40 FRANCISCO DE XEREZ

y así fueron castigados; y visto por el capitán


que bastaba el daño que se les habia hecho,
envió mensajeros á llamar de paz al Cacique, y

el cacique de aquella provincia, que há por


nombre Quilimasa, envió con los mensajeros
un principal suyo, y por él respondió que por
el mucho temor que tenia de los españoles no

osaba venir; que si fuese cierto que no le ha-


blan de matar, que vernia de paz. El capitán
respondió al mensajero que no recibirla mal ni
daño, que viniese sin temor; que el Goberna-
dor lo recibirla de paz por vasallo de su ma-
jestad, y le perdonarla el delicto que habia
hecho. Con esta seguridad, aunque con mucho
temor, vino el cacique con algunos principa-
les. Y el capitán le recibió alegremente, dicien-
do que á los que venian de paz no se les habia
de hacer daño, aunque se hubiesen alzado; y
que pues él era venido, que no les haria mas
guerra de la hecha; que hiciese venir su gente
á los pueblos. Después que mandó llevar de la
otra parte del rio el mantenimiento que halló,
el capitán se fué con los españoles adonde ha-
bla quedado Gobernador, llevando consigo
el
al Cacique y á los principales indios, y contó

al Gobernador todo lo que habia pasado; el


cual dio gracias á nuestro Señor por las mer-
cedes que les hizo, dándoles victoria sin ser
CONQUISTA DEL PERÚ 4I

herido algún cristiano, y díjoles que se fuesen


á reposar. El Gobernador preguntó al Cacique
que por qué se habia alzado y muerto los cris-
tianos,habiendo sido tan bien tratado del y
habiéndole restituido mucha parte de su gente
que el cacique de la isla le habia tomado, y
habiéndole dado los capitanes que le habían
quemado su pueblo para que él hiciese justicia
dellos, creyendo que fuera fiel y agradesciera
estos beneficios. El Cacique le respondió: «Yo
supe que ciertos principales mios que en laS

balsas venian llevaron tres cristianos y los ma-


taron, y yo no fui en ello; pero tuve temor que
me echásedes á mí la culpa.» El Gobernador
le dijo: «Esos principales que eso hicieron me
traed aquí, y venga la gente á sus pueblos.»
El Cacique envió á llamar su gente y á los prin-
cipales,y dijo que no se podian haber los que
mataron á los porque se habían au-
cristianos,
sentado de su Después que el Goberna-
tierra.

dor hubo estado allí algunos días, viendo que


no podian ser habidos los indios matadores, y
que el pueblo de Túmbez estaba destruido,
aunque parecía ser gran cosa, por algunos edi-
ficios que tenía y dos casas cercadas, la una

con dos cercas de tierra ciega, y sus patios y


aposentos y puertas con defensas, que para en-
tre indios es buena fortaleza. Dicen los natura-
42 FRANCISCO DE XEREZ

les que á causa de una gran pestilencia que en


ellos dio, y de la guerra que han habido del
cacique de la isla están asolados; y por no ha-
ber en esta comarca mas indios de los que es-
tán subjectos á este cacique, determinó el Go-
bernador de partirse con alguna gente de pié y
de caballo en busca de otra provincia mas po-
blada de naturales para asentar en ella pueblo;
y así, se partió, dejando en ella su tiniente con
los cristianos que quedaron en guarda del far-
daje, y el Cacique quedó de paz, recogiendo su
gente á los pueblos.
El primero dia que el Gobernador partió
de Túmbez, que fué á i6 de mayo de 1532
años, llegó á un pueblo pequeño, y en tres dias
siguientes llegó a un pueblo que está entre unas
sierras; el cacique señor de aquel pueblo fué
llamado Juan; allí reposó y en otras
tres dias,
tres jornadas llegó á la ribera de un rio que es-
taba bien poblada y bastecida de muchos man-
tenimientos de la tierra y ganado de ovejas: el
camino está todo hecho á mano, ancho y bien
labrado, y en algunos pasos malos hechas sus
calzadas. Llegado á este rio, que se dice Turi-
carami, asentó su real en un pueblo grande
llamado Puechio; y todos los mas caciques que
habia el rio abajo vinieron de paz al Goberna-
dor, y los deste pueblo le salieron á recebir al
CONQUISTA DEL PERÚ 43

camino. El Gobernador los recibió á todos con


mucho amor, y les notificó el reqiiirimiento
que su majestad manda para atraellos en co-
noscimiento y obediencia de la Iglesia y de su
majestad; y entendiéndolo ellos por sus len-
guas, dijeron que querían ser sus vasallos, y por
tales los recibió el Gobernador con la soleni-

dad que se requiere, y dieron servicio y man-


tenimientos. Antes de llegar á este pueblo un
tiro de ballesta hay una gran plaza con una for-

taleza y dentro muchos aposentos,


cercada,
donde los cristianos se aposentaron, porque
los naturales no recibiesen enojo. Así en este
como en todos los otros que venian de paz
mandó el Gobernador pregonar, so graves pe-
nas, que ningún daño les fuese hecho en per-
Senas ni en bienes, ni les tomasen los manteni-
mientos mas de los que ellos quisiesen dar para
el sostenimiento de los cristianos, castigando y

ejecutando las penas en los que lo contrario


hacian; porque los naturales traian cada dia
cuanto mantenimiento era necesario, y yerba
para los caballos, y servían en todo lo que les
era mandado. ComoGobernador viese la
el

ribera de aquel rio serabundosa y muy pobla-


da, mandó que se viese la comarca della, y si
habia puerto en buen paraje; y fué hallado muy
buen puerto á la costa de la mar cerca desta
44 FRANCISCO DE XEREZ

ribera y caciques señores de mucha gente en


parte donde podían venir á servir este rio. El
Gobernador fué á visitar todos estos pueblos,
y vistos, dijo que le parecía ser buena esta co-
marca para ser poblada de españoles; y porque
se cumpla lo que su majestad manda, y los na-
turales vengan á la conversión y conoscimiento
de nuestra santa fé católica, hizo mensajeros á
los españoles que quedaron en Túmbez que
viniesen, para que, con acuerdo de las perso-
nas que su majestad niandase, hiciese la pobla-
ción en la parte mas conveniente á su servicio
y bien de los naturales; y después de enviado
este mensajero, parecióle que habría dilación
en la venida si no fuese persona á quien el ca-
cique é indios de Túmbez tuviesen temor, para
que ayudasen á venir la gente, y envió á su
hermano Hernando Pizarro, capitán general; y
después supo el Gobernador que ciertos caci-
ques que viven en la sierra no querían venir de
paz, aunque eran requeridos por los manda-
mientos de su m-aj estad; y envió un capitán con
veinte y cinco de caballo y gente de pié para
de su majestad. Hallándolos
traellos al servicio
el capitán ausentados de sus pueblos, él les fué

á requerir que viniesen de paz, y ellos vinieron


de guerra, y el capitán salió contra ellos, y en
breve tiempo, firiendo y matando, fueron des-
CONQUISTA DEL PERÚ 45
baratados los indios; y el capitán les tornó á
requerir que viniesen de qaz; donde no, que les
haria guerra hasta destruirlos; y así, vinieron de
paz y el capitán los recibió; y dejando toda
aquella provincia pacificada, se volvió donde
el Gobernador estaba, y trujo los caciques; y el
Gobernador los recibió con mucho amor y
mandólos volver á sus pueblos y recoger su
gente; y el capitán dijo que habia hallado en los
pueblos destos caciques de la sierra minas de
oro fino, y que los vecinos lo cogen, y trujo
muestra dello, y que las minas están veinte le-

guas deste pueblo.


El capitán que fué á Túmbez por la gente
vino con ella desde en treinta dias; alguna della
vino por mar con el fardaje en un navio y en
un barco y en balsas. Estos eran venidos de
Panamá con mercadurías, y no trajeron gente,
porque el capitán Diego de Almagro quedaba
haciendo una armada para venir á esta pobla-
ción con propósito de poblar por sí. Sabido
por el Gobernador que estos navios eran lle-
gados, porque con más brevedad se descarga-
se el fardaje y se subiese el rio arriba, él se
partió del puablo de Puechio por el rio abajo,
con alguna gente. Llegado donde está un caci-
que llamado Lachira, halló ciertos cristianos
que habían desembarcado, los cuales «e queja-
46 FRANCISCO DE XEREZ

ron al Gobernador que el Cacique les habia he-


cho mal tratamiento, yla noche antes no habian
dormido de temor, porque vieron andar altera-
dos á los indios y acaudillados. El Gobernador
hizo información de los indios naturales, y
halló que el cacique de Lachira con sus prin-
cipales, y otro llamado Almotaje, tenian con-
certado de matar á los cristianos el dia que
llegó el Gobernador. Vista la información, el
Gobernador envió secretamente á prender al
cacique de Almotaje y los principales indios, y
él prendió también al de Lachira y algunos de

sus principales, los cuales confesaron el delic»


to- Luego mandó hacer justicia, quemando al

cacique de Almotaje y á sus principales é algu-


nos indios y á todos los principales de Lachi-
ra: deste cacique de Lachira no fizo justicia,
porque pareció no tener tanta culpa y ser apre-
miado de sus principales, y porque estas dos
poblaciones quedaban sin cabezas y se perde-
rían; el cual apercibió que de allí en adelante
fuese bueno, que á la primera ruindad no le
perdonarla, y que recogiese toda su gente y la
de Almotaje, y la gobernase é rigiese, hasta
que un muchacho, heredero de Almotaje, fue-
se de edad para gobernar. Este castigo puso
mucho temor en toda la comarca; de manera
que una junta que se dijo que tenian urdida to-
CONQUISTA DEL PERÚ 47
dos los enmárcanos para venir á dar sobre el
Gobernador y españoles, se deshizo, y de allí
adelante todos sirvieron mejor, con más temor
que antes. Hecha esta justicia, y recogida toda
la gente y fardaje que vino de Túmbez, vista

aquella comarca y ribera por el reverendo pa-


dre Vicente de Valverde, religioso de la orden
de Santo Domingo, y por los oficiales de su
majestad, el Gobernador, con acuerdo destas
personas, como sus majestades mandan, (por-
que en esta comarca y ribera concurren las
causas y cualidades que debe haber en tierra
que ha de ser poblada de españoles, y los na-
turales della podrán servir sin padescer fatiga
demasiada, teniendo principalmente respecto á
su conservación, como es la voluntad de su
majestad que se tenga), asentó y fundó pueblo
en nombre de su majestad. Junto á la ribera
deste rio, seis leguas del puerto de mar, hay
un cacique señor de una población que se lla-
ma Tangarara, á la cual se puso por nombre
San Miguel; y porque los navios que hablan ve-
nido de Panamá no recibiesen detrimento di-
latándose su tomada, el Gobernador, con acuer-
do de los oficiales de sus majestades, mandó
fundir cierto oro que estos caciques y el de
Túmbez habían dado de presente, y sacado el
quinto pertenesciente á sus majestades, la resta
48 FRANCISCO DE XEREZ

perteneciente á la compañía el Gobernador la


tomó prestada de los compañeros para pagarla
del primer oro que se hubiese, y con este oro
despachó los navios, pagados sus fletes, y los
mercaderes despacharon sus mercadurías y se
partieron. El Gobernador envió á avisar al ca-
pitán Almagro, su compañero, cuánto seria de-
servido Dios y su majestad de intentar y hacer
nueva población para estorbarle su propósito.
Habiendo proveido el Gobernador el despacho
destos navios, repartió entre las personas que
se avecindaron en este pueblo las tierras y so-
lares, porque los vecinos sin ayuda y servicio
de los naturales no se podian sostener ni po-
blarse el pueblo, y sirviendo sin estar reparti-
dos los caciques en personas que los adminis-
trasen, los naturales recibirian mucho daño;
porque, como los españoles tengan conoscidos
á los indios que tienen administración, son
bien tratados y conservados, A esta causa, con
acuerdo del religioso y de los oficiales que les
pareció convenir así al servicio de Dios y bien

de los naturales, el Gobernador depositó los


caciques y indios en los vecinos deste pueblo,
porque los ayudasen á sostener, y los cristianos
los doctrinasen en nuestra santa fe conforme
á los mandamientos de su majestad; entre
tanto que provee lo que mas conviene al servi-
CONQUISTA DEL PERÚ 49
cío de Dios y suyo y bien del pueblo y de los
naturales de la tierra, fueron elegidos alcaldes
y regidores y otros oficiales públicos, á los
cuales fueron dadas ordenanzas por donde se
rigiesen.
Tuvo noticia el Gobernador que la via de
Chincha y del Cuzco hay muchas y grandes po-
blaciones abundosas y ricas; y que doce ó quin-
ce jornadas deste pueblo está un valle poblado
que se dice Caxamalca, adonde reside Atabali-
pa, que es el mayor señor que al presente hay
entre los naturales, al cual todos obedecen; y
que lejos tierra de donde es natural, ha venido
conquistando; y como llegó á la provincia de
Caxamalca (por ser tan rica y apreciable),
asentó en ella, y de allí va conquistando más
tierra;y por ser este señor tan temido, los co-
marcanos deste rio no están domésticos al ser-
vicio de su majestad como conviene, antes se
favorescen con este Atabalipa, y dicen que á él
tienen por señor y no hay otro, y que pequeña
parte de su hueste basta para matar á todos los
cristianos; poniendo mucho temor con su acos-
tumbrada crueldad. El Gobernador acordó de
partirse en busca de Atabalipa para traerlo al
servicio de su majestad, y para pacificar las
provincias comarcanas; porque, este conquista-
do, lo restante ligeramente seria pacificado.

4
50 FRANCISCO DE XEREZ

Salió el Gobernador de la ciudad de San


Miguel en demanda de Atabalipa á 24 dias de
setiembre año de 1532. El primero dia de su
camino pasó la gente el rio en dos balsas, y
los caballos nadando; aquella noche durmió
en un pueblo de la otra parte del rio; en tres

dias siguientes llegó al valle de Piura, á una


fortaleza de un cacique, adonde halló un ca-
pitán con ciertos españoles, al cual él habia
enviado para pacificar aquel cacique, y porque
no pusiesen en necesidad al cacique de San
Miguel; allí estuvo diez dias reformándose de

lo que era menester para su viaje; y contando


los cristianos que llevaba, halló sesenta y siete
de á caballo y ciento y diez de á pié, tres de-
llos escopeteros y algunos ballesteros; é por-
que el teniente de San Miguel le escribió que
quedaban allá pocos cristianos, mandó prego-
nar el Gobernador que los que quisiesen vol-
ver á avecindarse en el pueblo de San Miguel
que asignarian indios con que se sostuviesen,
como á los otros vecinos que allá quedaban;
y que él iria á conquistar con los que le que-
dasen, pocos ó muchos. De allí se volvieron
cinco de caballo y cuatro de pié. Por manera
que se cumplieron con estos cincuenta y cinco
vecinos, sin otros diez ó doce que quedaron
sin vecindades por su voluntad; al Gobernador
CONQUISTA DEL PERÚ $1

quedaron sesenta y dos de á caballo y ciento


y dos de á pié. Allí mandó el Gobernador que
hiciesen armas los que no las tenían, para sus
personas y para sus caballos; y reformó los ba-
llesteros, cumpliéndolos á veinte, y puso un
capitán que tuviese cargo dellos.
Luego que hubo proveído en todo lo que
convenia, se partió con la gente; y habiendo
caminado hasta mediodía, llegó á una plaza
grande cercada de tapias, de un cacique lla-
mado Pabor; el Gobernador y su gente se apo-
sentaron allí. Súpose que este cacique era
gran señor, el cual al presente estaba destrui-
do; que el Cuzco viejo, padre de Atabalipa, le
había destruido veinte pueblos y muerto la
gente dellos.Con todo este daño, tenia mucha
gente, y junto con él está otro su hermano, tan
gran señor como él. Estos eran de paz, depo-
sitados en la ciudad de San Miguel; esta po-
blación y la de Piura está en unos valles muy
buenos. El Gobernador se informó allí de los
pueblos y caciques comarcanos y del camino
de Caxamalca, y informáronle que dos jorna-
das de allí había un pueblo grande, que se
dice Caxas, en el cual había guarnición de Ata-
balipa esperando á los cristianos, si fuesen por
allí.

Sabido por el Gobejr.ador, mandó secreta-


52 FRANCISCO DE XEREZ

mente á un capitán con gente de pié y de ca-


ballo, para que fuese pueblo de Caxas, por-
al

que si allí hobiese gente de Atabalipa no to-


masen soberbia yendo á ellos; y mandóle que
buenamente procurase de los pacificar y trae-
llos á servicio de su majestad, requiriéndoles
por sus mandamientos. Luego aquel dia se
partió el capitán; otro dia se partió el Gober-
nador, y llegó á un pueblo llamado Zaran,
donde esperó al capitán que fué á Caxas; el
cacique del pueblo trujo al Gobernador man-
tenimiento de ovejas y otras cosas, á una for-
taleza donde el Gobernador llegó á mediodía.
Otro dia partió de la fortaleza y llegó al pue-
blo de Zaran, en el cual mandó asentar su real
para esperar al capitán que habia ido á Caxas;
el cual desde en cinco dias envió un mensaje-
ro al Gobernador, haciéndole saber lo que les
habia sucedido. El Gobernador respondió lue-
go cómo en aquel pueblo quedaba esperando
que desque hubiesen negociado viniesen á se
juntar con él; y que de camino visitasen y pa-
cificasen otro pueblo que está cerca de la ciu-
dad de Caxas, que se dice de Gicabamba; y
que tenia noticia que este cacique de Zaran es
señor de buenos pueblos y de un valle abun-
doso, el cual está depositado en los vecinos de
la ciudad de San Miguel. En ocho dias que el
CONQUISTA DEL PERÚ 53
Gobernador estuvo esperando al capitán se re-
formaron los españoles, y aderezaron sus ca-
ballos para la conquista y viaje. Venido el ca-
pitán con su gente, hizo relación al Goberna-
dor de lo que en aquellos pueblos habia visto;
en que dijo que habia estado dos dias y una
noche hasta llegar á Caxas, sin reposar más de
á comer, subiendo grandes sierras por tomar
de sobresalto aquel pueblo; y que con todo
esto no pudo llegar (aunque llevó buenas guias)
sin que en el camino topase con espías del
pueblo; y que algunos dellos fueron tomados,
de los cuales supieron cómo estaba la gente; y
puestos los cristianos en orden, siguió su ca-
mino hasta llegar al pueblo, y á la entrada del
halló un asiento de real donde pareció haber
estado gente de guerra.
El pueblo de Caxas está en un valle peque-
ño entre unas sierras, y la gente del pueblo es-

taba algo alterada; y como el capitán les dio


seguro, y les hizo entender cómo venia de par-
te del Gobernador para los recibir por vasallos
del Emperador; entonces salió un capitán, que
dijo que estaba por Atabalipa recibiendo los
tributos de aquellos pueblos, del cual se infor-
mó del camino de Caxamalca, y de la inten-
ción que Atabalipa tenia para recebir á los
cristianos, y de la ciudad del Cuzco, que está
54 FRANCISCO DE XEREZ

de allí á treinta jornadas; que tiene la cerca un


dia de andadura, y la casa de aposento del ca-
cique tiene cuatro tiros de ballesta, y que hay
una sala donde está muerto el Cuzco viejo, que
el suelo está chapado de plata, y el techo y las
paredes de chapas de oro y plata entretegidas.
Y que aquellos pueblos hablan estado hasta un
año antes por el Cuzco, hijo del Cuzco viejo;
que hasta que Atabalipa, su hermano, se le-
vantó, y ha venido conquistando la tierra,
echándoles grandes pechos y tributos, y que
cada dia hace en ellos grandes crueldades, y
que, demás del tributo que le dan de sus ha-
ciendas y granjerias, se lo dan de sus hijos y
hijas. Y que aquel asiento de real que allí es-

taba fué de Atabalipa, que pocos dias antes se


habia ido de allí con cierta parte de su hueste,

y que se halló en aquel pueblo de Caxas una


casa grande, fuerte y cercada de tapias, con
sus puertas, en la cual estaban muchas mujeres
hilando y tejiendo ropas para la hueste de Ata-
balipa, sin tener varones, más de los porteros
que guardaban, y que á la entrada del pue-
las
blo habia ciertos indios ahorcados de los pies;
y supo deste principal que Atabalipa los man-
dó matar porque uno dellos entró en la casa
de las mujeres á dormir con una; al cual, y á
todos los porteros que consintieron, ahorcó.
CONQUISTA DEL PERl) 55
Como hubo apaciguado este
este capitán
pueblo de Caxas, fué al de Guacamba, que es
una jornada de allí, y es mayor que el de
Caxas y de mejores edificios, y la fortaleza
toda de piedra bien labrada, asentadas las pie-
dras grandes de largo de cinco y seis palmos,
tan juntas, que parece no haber entre ellas
mezcla, con su azotea alta de cantería, con dos
escaleras de piedra en medio de dos aposentos.
Por medio deste pueblo y del de Caxas pasa
un rio pequeño, de que los pueblos se sirven,
y tienen sus puentes con calzadas muy bien he-
chas. Pasa por aquellos dos pueblos un camino
ancho, hecho á mano, que atraviesa toda aque-
lla tierra, y viene desde el Cuzco hasta Güito,

que hay más de trescientas leguas; va llano, y


por la sierra bien labrado; es tan ancho, que
seis de á caballo pueden ir por él á la par sin
llegar uno á otro; van por elcamino caños de
agua traidos de otra parte, de donde los cami-
nantes beben. A cada jornada hay una casa á
manera de venta, donde se aposentan los que
van y vienen. A la entrada deste camino en el
pueblo de Caxas, está una casa al principio de
una puente, donde reside una guarda que reci-
be el portazgo de los que van y vienen, y pá-
ganlo en la mesma cosa que llevan; y ninguno

puede sacar carga del pueblo si no la mete


56 FRANCISCO DE XEREZ

Aquesta costumbre tienen antiguamente, y Ata-


balipa la suspendió en cuanto tocaba á lo que
sacaban para su gente de guarnición. Ningún
pasajero puede entrar ni salir por otro camino

con carga, sino por do está la guarda, so pena


de muerte. También dijo que halló en estos
dos pueblos dos casas llenas de calzado y pa-
nes, de sal y un manjar que parecía albóndi-
gas, y depósito de otras cosas para la hueste
de Atabalipa; y dijo que aquellos pueblos te-
man buena orden y vivían políticamente. Con
el capitán vino un indio principal con otros al-

gunos, y dijo el capitán que aquel indio habia


venido con cierto presente para el Goberna-
dor; este mensajero dijo al Gobernador que
su señor Atabalipa le envia desde Caxamalca
para le traer aquel presente, que eran dos for-
talezas á manera de fuente, figuradas en piedra,
con que beba, y dos cargas de patos secos de-
sollados, para que, hechos polvos, se sahume
con ellos, porque así se usa entre los señores
de su tierra; y que le envia á decir que él tiene
voluntad de ser su amigo, y esperalle de paz
en Caxamalca.
El Gobernador recibió el presente y le ha-
bló bien, diciendo que holgaba mucho de su
venida, por ser mensajero de Atabalipa, á
quien él deseaba ver por las nuevas que del
CONQUISTA DEL PERÚ 57
oia; quC; como él supo que hacia guerra á sus
contrarios, determinó de ir á verlo y ser su
amigo y hermano y favorecerlo en su conquis-
ta con los cristianos que con él venian, y todo

lo que hubiesen menester, y fuesen bien apo-


sentados, como embajadores de tan gran se-
ñor; y después que hubieron reposado, los
mandó venir ante sí, y les dijo que si querían
volver ó reposar allí algún dia, que hiciesen á
su voluntad.
El mensajero dijo que quería volver con la

respuesta á su señor; el Gobernador le dijo:


«Dirásle de mi parte lo que te he dicho, que no
pararé en ningún pueblo del camino por lle-

gar presto á verme con él.» Y dióle una cami-


sa y otras cosas de Castilla para que le llevase.
Partido este mensajero, el Gobernador se de-
tuvo allí dos dias, porque la gente que habia
venido de Caxas venia fatigada del camino; y
entretanto escribió á los vecinos del pueblo de
San Miguel la relación que de la tierra tenia y

las nuevas de Atabalipa, y les envió las dos


fortalezas y ropas de lana de la tierra que de
Caxas trujeron (que es cosa de ver en España
la obra y primeza della, que más se juzgara ser

seda que de lana, con muchas labores y figuras


de oro, de martillo, muy bien asentado en la

ropa).
58 FRANCISCO DE XEREZ

Como el Gobernador hubo despachado es-

tos mensajeros para el pueblo de San Miguel^


él se partió; y anduvo tres dias sin hallar pue-
blo ni agua, más de una fuente pequeña, de
donde con trabajo se proveyó. Al cabo de tres
dias llegó á una gran plaza cercada, en la cual
no halló gente; súpose que es de un cacique
señor de un pueblo que se dice Copiz, que está
cerca de allí en un valle, y que aquella fortale-
za está despoblada porque no tenia agua. Otro
día madrugó el Gobernador con la luna, por-
que habia gran jornada hasta llegar á poblado;
á medio dia llegó á una casa cercada con muy
buenos aposentos, de donde le salieron á re-
cebir algunos indios; y porque allí no habia
agua ni mantenimientos, se fué dos leguas de
allí al pueblo del cacique; llegado allá, mandó

que la gente se aposentase junta en cierta par-


te del.

Allí supo el Gobernador délos principales


indios de aquel pueblo, que se llama Motux,
que el cacique del estaba en Caxamalca y que
habia llevado trescientos hombres de guerra.
Hallóse allí un capitán puesto por Atabalipa.
Allí reposó el Gobernador cuatro dias, y en

ellos vio alguna parte de la población deste


cacique, que pareció tener mucha en un valle
abundoso.
CONQUISTA DEL PERÚ 59
Todos los pueblos que hay de allí hasta el

pueblo de San Miguel están en valles,y asie-


mesmo todos aquellos de que se tiene noticia
que hay hasta el pié de la sierra que está cerca
de Caxamalca.
Por este camino toda la gente tiene una
mesma manera da vivir: las mujeres visten una
ropa larga que arrastra por el suelo, como há-
bito de las mujeres de Castilla; los hombres
traen unas camisas cortadas; es gente sucia,
comen carne y pescado, todo crudo; el maiz
comen cocido y tostado; tienen otras sucieda-
des de sacrificios y mezquitas, á las cuales
tienen en veneración; todo lo mejor de sus ha-
ciendas, ofrescen en ellas. Sacrifican cada mes
á sus propios hijos, y con la sangre dellos un-
tan las caras á los ídolos y las puertas á las
mezquitas, y echan della encima de las sepul-
turas de los muertos; y losmesmos de quien
hacen sacrificio se dan de voluntad á la muer-
te,riendo y bailando y cantando, y ellos la pi-
den después que están hartos de beber, antes
que les corten las cabezas; también sacrifican
ovejas.
Las mezquitas son diferenciales de las otras

casas, cercadas de piedra y de tapia, muy bien


labradas, asentadas en lo más alto de los pue-
blos; en Túmbez y en estas poblaciones usan
6o FRANCISCO DE XEREZ

un traje y tienen los mesmos sacrificios. Siem-


bran de regadío en las vegas de los ríos, re-
partiendo las aguas en acequias; cogen mucho
maiz y otras semillas y raices, que comen; en
esta tierra llueve poco.
El Gobernador caminó dos dias por unos
valles muy poblados, durmiendo á cada jorna •

da en casas fuertes cercadas de tapias; los se-


ñores destos pueblos dicen que el Cuzco viejo
posaba en estas casas cuando iba camino por
una tierra arenosa y seca, hasta que llegó á
otro valle bien poblado, por el cual pasa im
rio muy furioso y grande; y porque iba creci-
do, el Gobernador durmió de aquella parte, y
mandó á un capitán que lo pasase á nado con
algunos que sabian nadar; que fuese á los pue-
blos de la otra parte, porque no viniese gente
á estorbar el paso.
El capitán Hernando Pizarro pasó, y los
indios de un pueblo que están á la otra parte
vinieron á él de paz, y aposentóse en una for-
taleza cercada; y como viese que estaban alza-
dos los indios de los pueblos, que aunque al-
gunos indios salieron á él de paz, todos los
pueblos estaban yermos y la ropa alzada, él
les preguntó por Atabalipa, si sabian si espera-

ba de paz ó de guerra á los cristianos; y ningu-


no quiso decir verdad, por temor que tenian
CONQUISTA DEL PERÚ 6 I

de Atabalipa, hasta que, tomado parte un prin-


cipal y atormentado, dijo que Atabalipa espe-
raba de guerra con su gente en tres partes, la

una al pié de la sierra, y otra en Caxamalca,


con mucha soberbia, diciendo que ha de matar
á los cristianos; lo cual dijo este principal que
él lo habia oido.
Otro dia por la mañana lo hizo saber el ca-
pitán al Gobernador. Luego mandó el Gober-
nador cortar árboles de la una parte y de la
otra del rio, con que la gente y fardaje pasase;
y fueron hechos tres pontones, por donde en
todo aquel dia pasó la hueste y los caballos á
nado; en todo esto trabajó el gobernador mu-
cho fasta ser pasada la gente; y como hubo pa-
sado, se fué á aposentar á la fortaleza donde
el capitán estaba; y mandó llamar á un caci-
que, del cual supo que Atabalipa estaba ade-
lante de Caxamalca, en Guamachuco, con mu-
cha gente de guerra, que serian cincuenta mil
hombres; como Gobernador oyó tanto nú-
el

mero de gente, creyendoque erraba el caci-


que en la cuenta, informóse de su manera de
contar, y supo que cuentan de uno hasta diez,
y de diez hasta ciento, y de diez cientos hacen
mil, y cinco dieces de millares era la gente que
Atabalipa tenía.
Este cacique de quien el Gobernador se in-
62 FRANCISCO DE XEREZ

formó es el principal de los de aquel rio; el

cual dijo que al tiempo que vino Atabalipa por


aquella tierra, él se habia escondido por te-
mor; y como no lo halló en sus pueblos, de
cinco mil indios que tenia, le mató los cuatro
mil, y le tomó seiscientas mujeres y seiscientos
mochadlos, para repartir entre su gente de
guerra; é dijo que el cacique señor de aquel
pueblo y fortaleza donde estaba se llama Cin-
to, y estaba con Atabalipa.
Aquí reposó el Gobernador con su gente
cuatro dias; y un dia antes que se hubiese de
partir habló con un indio principal de la pro-
vincia de San Miguel, y le dijo si se atrevía á
ir á Caxamalca por espía y traer aviso de lo que
hobiese en la tierra.

El indio respondió:
— «No osaré ir por espía; mas iré por tu
mensajero á hablar con Atabalipa, y sabré si
hay gente de guerra en la sierra, y el propósito
que tiene Atabalipa».
El Gobernador dijo que fuese como qui-
siese; y que si en la sierra hobiese gente, como
allí hablan sabido, que le enviase aviso con un
indio de los que consigo llevaba, y que habla-
se con Atabalipa y su gente, y les dijese el
buen tratamiento que él y los cristianos hacen

á los caciques de paz, y que no hacen guerra


CONQUISTA DEL PERÚ . 63

sino á los que se ponen en ella, y que de todo


les dijese verdad, según lo que habia visto; y
que si Atabalipa quisiese ser bueno, que él se-

ria su amigo y hermano, y le favorecerla y


ayudaría en su guerra.
Con esta embajada se partió aquel indio,

y el Gobernador prosiguió su viaje por aque-


llos valles, hallando cada dia pueblo con su

casa cercada como fortaleza, y en tres jorna-


das llegó á un pueblo que está al pié de la
sierra, dejando á la mano derecha
camino el

que habia traido, porque aquel va siguiendo


por aquellos valles la Chincha, y este otro vá
á Caxamalca derecho; el cual camino se supo
que iba hasta Chincha poblado de buenos pue-
blos, y viene desde el rio de San Miguel, he-
cho de calzada, cercado de ambas partes de
tapia; dos carretas pueden ir por él á la par;

y de Chincha vá al Cuzco, y en mucha parte


del van árboles de una parte y otra, puestos á
mano para que hagan sombra al camino.
Este camino se hizo para el Cuzco viejo,
por donde venia á visitar su tierra, y aquellas
casas cercadas eran sus aposentos.
Algunos de los cristianos fueron de pare-
cer que fuese el Gobernador con ellos por
aquel camino á Chincha, porque por el otro
camino habia una mala sierra de pasar antes de
64 FRANCISCO DE XEREZ

llegar áCaxamalca, y en ella habia gente de


guerra de Atabalipa, y yendo por allí se les
podía seguir algún detrimento.
El Gobernador respondió que ya tenia no-
ticia Atabalipa que él iba en su demanda des-
de que partió del rio de San Miguel; que si de-
jasen aquel camino dirian los indios que no
osaban ir á ellos, y tomarían más soberbia de

la que tenían; por lo cual, y por otras muchas


causas, dijo que no se había de dejar el cami-
no comenzado, y ir á do quiera que Atabalipa

estuviese; que todos se animasen á hacer como


dellos esperaba; queno les pusiese temor la
mucha gente que decían que tenia Atabalipa;
que aunque los cristianos fuesea menos, el so-
corro de nuestro Señor es suficiente para que
ellos desbaratasen á los contraríos y los hacer
venir en conoscímiento de nuestra santa fe ca-
tólica,como cada día se ha visto hacer nues-
tro Señor milagros en otras mayores necesida-
des; que así lo haría en la presente, pues iban
con buena intención de atraer aquellos infieles
al conoscímiento de la verdad, sin les hacer
mal ni daño, sino á los que quisieren contra-
decirlo y ponerse en armas.
Hecho este razonamiento por el Goberna-
dor, todos dijeron que fuese por el camino
que le pareciese que más convenia; que todos
CONQUISTA IU;i. PERÚ 65

le seguiríancon mucho ánimo, y al tiempo del


efecto vería lo que cadauno hacia.
Llegados al pié de la sierra, reposaron un
dia para dar orden en la subida.
Habido su acuerdo el Gobernador con per-
sonas experimentadas, determinó de dejar la
retaguarda y fardaje, y tomó consigo cuarenta
de á caballo y sesenta de á pié, y los demás
dejó con un capitán, y mandóle que fuese en
su seguimiento muy concertadamente, y que él
le avisaria de lo que hobiese de hacer. Con
este concierto comenzó á subir el Goberna-
dor; los caballeros llevaban sus caballos de
diestro, hasta que á mediodía llegaron á una
fortaleza cercada, que está encima de una sie-
rra en un mal paso, que con poca gente de
cristianos se guardarla á una gran hueste, por-
que era tan agria, que por partes habia que su-
bían como por escaleras, y no habia otra parte
por do subir sino por solo aquel camino.
Subióse este paso sin que alguna gente lo
defendiese; esta fortaleza está cercada de pie-
dra, asentada sobre una sierra cercada de peña
tajada.
Allí paró el Gobernador á descansar y á
comer; es tanto el frió que hace en esta sierra,

que, como los caballos venian hechos al calor


que en los valles hacia, algunos dellos se res-

5
66 FRANCISCO DE XEREZ

friaron. De allí fué el Gobernador á dormir á


otro pueblo, y hizo mensajero á los que atrás
venian, haciéndoles saber que seguramente po-
dian subir aquel paso; que trabajasen por ve-
nir á dormir á la fortaleza.

El Gobernador se aposentó aquella noche


en aquel pueblo en una casa fuerte, cercada de
piedra y labrada de cantería, tan ancha la cer-
ca como cualquier fortaleza de España, con
sus puertas; que si en esta tierra hobiese los
maestros y herramientas de España no pudie-
ra ser mejor labrada la cerca.
La gente deste pueblo era alzada, excepto
algunas mujeres y pocos indios, de los cuales
mandó el Gobernador á un capitán que toma-
se de los más principales dos, y les preguntase
á cada uno por sí de las cosas de aquella tie-

rra y dónde estaba Atabalipa, si esperaba de


paz ó de guerra.
El capitán supo dellos córiio habia tres
días que Atabalipa era venido á Caxamalca y
que tenia consigo mucha gente; que no sabian
lo que queria hacer; que siempre hablan oido
que queria paz con los cristianos, y que la
gente deste pueblo estaba por Atabalipa.
Ya que el sol se queria poner llegó un indio
de los que habia llevado el indio que el Go-
bernador envió por mensajero, y dijo que le
CONQUISTA DEL PERÚ 67

habia enviado el principal indio que iba por


mensajero desde cerca de Caxamalca, porque
allí habia encontrado dos mensajeros de Ata-

balipa que venian atrás; que otro dia Uegarian

y que Atabalipa estaba en Caxamalca, y que


él no quiso parar hasta ir á hablar á Atabalipa,

y que él volveria con la respuesta, y que en el

camino no habia hallado gente de guerra.


Luego el Gobernador hizo saber todo esto
por su carta al capitán que habia quedado con
el fardaje, y que otro dia caminaria pequeña

jornada por esperalle, y de allí caminaria toda


la gente junta.
Otro dia por la mañana caminó el Gober-
nador con su gente, subiendo todavía la sie-
rra, y paró en lo alto della en un llano cerca

de unos arroyos de agua, para esperar á los


que atrás venian.
Los españoles se aposentaron en sus tol-
dos de algodón que traian, haciendo fuego
por defenderse del gran frió que en la sierra
hacia; que en Castilla en tierra de campos no
hace mayor frió que en esta sierra; la cual es
rasa de monte, toda llena de una yerba como
esparto corto; algunos árboles hay adrados,
y las aguas son tan frias, qué no se pueden
beber sin calentarse.
Dende á poco rato que el Gobernador ha-
68 FRANCISCO DE XEREZ

bia aquí reposado llegó la retaguarda, y por


otra parte los mensajeros que Atabalipa en-
viaba, los cuales traían diez ovejas.
Llegados ante el Gobernador, y hecho su
acatamiento, dijeron que iVtabalipa enviaba
aquellas ovejas para los cristianos y para sa-
ber el dia que llegarían á Caxamalca, para les
enviar comida al camino.
El Gobernador los recibió bien, y les dijo
que se holgaba con su venida, por enviarlos
su hermano Atabalipa; que él iria lo más pres-
to que pudiese.
Después que hobieron comido y reposado,
el Gobernador les preguntó de las cosas de la
tierra y de las guerras que tenia Atabalipa. El
uno dellos respondió que cinco dias habia que
Atabalipa estaba en Caxamalca para esperar
allí al Gobernador, y que no tenia consigo

sino poca gente; que la habia enviado á dar


guerra al Cuzco, su hermano.
Preguntóle el Gobernador en particular lo
que habia pasado en todas aquellas guerras, y
cómo comenzó á conquistar; el indio dijo:
— «Mi señor Atabalipa es hijo del Cuzco
viejo, que es ya fallecido, el cual señoreó to-
das estas y á éste su hijo Atabalipa
tierras;

dejó por señor de una gran provincia que está


adeladte do Tomipunxa, la cual se dice Güito,
CONQUISTA DEL PERÚ 69

y á Otro su hijo mayor dejó las otras tierras y


señorío principal; y por ser sucesor del seño-
río se llama Cuzco, como su padre. Y no con-
tento con el señorío que tenia, vino á dar
guerra á su hermano Aiabalipa, el cual le en-
vió mensajeros rogándole que le dejase pacífi-
camente en lo que su padre le habia dejado
por herencia; y no lo queriendo hacnr el Cuz-
co, mató á sus herederos y á un hermano de
los dos que fué con la embajada. Visto esto
por Atabalipa, salió á él con mucha gente de
guerra hasta llegar á la provincia de Tume-
pomba, que era del señorío de su hermano; y
por defenderse de la gente, quemó el pueblo
principal de aquella provincia y mató toda la
gente. E allí le vinieron nuevas que su herma-
no habia entrado en su tierra haciendo guerra,
y fué sobre él; y como el Cuzco supo su veni-
da, fuese huyendo á su tierra. Atabalipa fué
conquistando las tierras del Cuzco, sin que al-
gún pueblo se le defendiese, porque sabian el
castigo que en Tumepomba hizo, y de todas
las tierras que señoreaba se rehacia de gente

de guerra. Y como llegó á Caxamalca pareció-


le la tierra buena y abundante, y asentó allí,

para acabar de conquistar toda la otra tierra


de su hermano, y envió con un capitán dos
mil hombres de guerra sobre la ciudad donde
»

70 FRANCISCO DE XEREZ

SU hermano reside; y como su hermano tenia


mucho número de gente, matóle estos dos mil
hombres; y Atabalipa tornó á enviar más gen-
tecon dos capitanes, seis meses há, y de po-
cos dias acá le han venido nuevas destos dos
capitanes que han ganado toda la tierra del
Cuzco hasta llegar á su pueblo, y han desbara-
tado á él y á su gente, y traen presa su perso-
na, y letomaron mucho oro y plata.
El Gobernador dijo al mensajero:

«Mucho he holgado de lo que me has di-
cho, por saber de la victoria de tu señor; por-
que, no contento su hermano con lo que tenia,
queria abajar á tu señor del estado en que su
padre le habia dejado. A los soberbios les
acaesce como al Cuzco; que no solamente no
alcanzan lo que malamente desean, pero aun
ellos quedan perdidos en bienes y perso-
nas.»
Y creyendo el Gobernador que todo lo que
este indio habia dicho era de parte de Ataba-
lipa por poner temor á los cristianos y dar á
entender su poderío y dertreza, dijo al mensa-

jero:
— «Bien creo que lo que has dicho es así,

porque Atabalipa es gran señor, y tengo nue-


vas que es buen guerrero; mas hágote saber
que mi señor el Emperador, que es rey de
CONQUISTA DEL PERÚ 7 I

las Españas y de todas las Indias y Tierra-Fir-


me, y señor de todo el mundo, tiene muchos
criados mayores señores que Atabalipa y capi-
tanes suyos han vencido y prendido á muy
mayores que Atabalipa y su hermano y su pa-
dre; y el Emperador me envió á estas tie-

rras á traer á los moradores dellas en cono-


cimiento de Dios y en su obediencia, y con es-
tos pocos cristianos que conmigo vienen he yo
desbaratado mayores señores que Atabalipa.
Y si él quisiere mi amistad y recebirme de paz,
como otros señores lo han hecho, yo le seré
buen amigo y le ayudaré en su conquista, y se
quedará en su estado; porque yo voy por estas
tierras de largo hasta descubrir la otra mar; y
si quisiere guerra, yo se la haré, como la he
hecho al de Santiago y al de
cacique de la isla

Túmbez y todos los demás que conmigo la han


querido; que yo no hago á ningimo guerra ni
enojo si él no la busca.»

Oidas estas cosas por los mensajeros, estu-


vieron un rato como atónitos, que no habla-
ron, oyendo que tan pocos españoles hacian
tan grandes hechos; y de ahí á poco dijeron
que se querían ir con la respuesta á su señor
y decille que los cristianos irian presto, por-
que les enviase refresco al camino; y el Gober-
nador los despidió.
72 FRANCISCO DE XEREZ

Otro dia por la mañana tomó el camino to-


davía por la sierra, y en unos pueblos que cer-
ca de allí en un valle halló fué á dormir aque-
lla noche.
Y luego que el señor Gobernador allí fué
llegado, vino el princidal mensajero que Ata-
balipa habia primero enviado con el presente
de que vino á Zaran por la via de
las fortalezas
Caxas. El Gobernador mostró holgarse mucho
con él, y le preguntó qué tal quedaba Atabalipa;
él respondió que bueno, y le enviaba con diez
ovejas que traia para los cristianos, y fabló
muy desenvueltamente, y en sus razones pare-
cía hombre vivo.
Como hubo hecho su razonamiento, pre-
guntó Gobernador á las lenguas que qué de-
el

cía. Dijeron que lo mesmo que habia dicho el

otro mensajero el dia antes, y otras muchas


razones alabando el gran estado de su señor y

la gran pujanza de su hueste, y asegurando y


certificando al Gobernador que Atabalipa le
de paz y
recibirla lo queria tener por amigo y
hermano.
El Gobernador le respondió con muy bue-
nas palabras, como al otro habia respondido.
Este embajador traia servicio de señor y cinco
ó seis vasos de oro fino, con que bebia, y con
ellos daba de baber á los españoles de la chi-
CONQUISTA DEL PERÚ 73

cha que traia, y dijo que con el Gobernador se


quería ir hasta Caxamalca.
Otro dia por la mañana se partió el Gober-
nador y caminó por las sierras como primero,
y llegó á unos de Atabalipa, adonde reposó un
dia.
Otro dia vinoallí el mensajero que habia

enviado Gobernador á Atabalipa, que era


el

un principal indio de la provincia de San Mi-


guel; y viendo al mensajero de Atabalipa, que
presente estaba, arremetió contra él, y trabóle
de las orejas, tirando reciamente, hasta que el
Gobernador mandó que lo soltase, que deján-
dolos, hubiera entre ellos mala escaramuza.
Preguntóle el Gobernador que por qué habia
hecho aquello al mensajero de su hermano
Atabalipa; él dijo:
— «Este es un gran bellaco, llevador de Ata-
balipa, y viene aquí á decir mentiras, mostran-
do que Atabalipa está de
ser persona principal;
guerra fuera de Caxamalca, en el campo, y

tiene mucha gente; que yo hallé el pueblo sin


gente, y de ahí fui á las tiendas, y vi que tiene
mucha gente y ganado y muchas tiendas, y
todos están á punto de guerra, y á mi me qui-
sieron matar, si no fuera porque les dije que

si me mataban, que matarían acá á los emba-


jadores de allá, y que hasta que yo volviese no
74 FRANCISCO DE XEREZ

los dejarían ir; y con esto me dejaron; y no me


quisieron dar de comer, sino que me rescata-
se. Díjeles que me dejasen ver á Atabalipa y
decirlemi embajada, y no quisieron, diciendo
que estaba ayunando y no queria hablar con
nadie. Un tio suyo salió á hablar conmigo, y
yo le dije era tu mensajero, y todo lo que más
mandaste que yo dijese. Él me preguntó qué
gente son los cristianos y qué armas traen. E
yo les dije que son valientes hombres é muy
guerreros; que traen caballos que corren como
viento, y los que van en ellos llevan unas lan-
zas largas y con ellas matan á cuantos hallan,
porque luego en dos saltos los alcanzan, y los
caballos con los pies y bocas matan muchos.
Los cristianos que andan á pié dije que son
muy sueltos, y traen en el brazo una rodela de
madera con que se defienden y jubones fuertes
colchados de algodón y unas espadas muy
agudas que cortan por ambas partes de golpe
un hombre por medio, y á una oveja llevan la
cabeza, y con ella cortan todas las armas que los
indios tienen; y otros traen ballestas que tiran
de lejos, que de cada saetada matan un hom-
bre, y tiros de pólvora que tiran pelotas de
fuego, que matan mucha gente. Ellos dijeron
que todo es nada; que los cristianos son pocos
y los caballos no traen armas, que luego los
CONQUISTA DFX PERÚ 75
matarán con sus lanzas. Yo dije que tenían los
cueros duros, que sus lanzas no los podrán
pasar, y dijeron que de los tiros de fuego no
tienen temor, que no traen los cristianos más
que dos. Al tiempo que me queria venir les
rogué que me dejasen ver á Atabalipa, pues
sus mensajeros ven y hablan al Gobernador,
que es mejor que él, y no me quisieron dejar
hablar con él, y así me vine. Pues mirad si
tengo razón de matar á este; porque siendo un
llevador de Atabalipa (como me han dicho
que es), habla contigo y come á tu mesa, y á
mí, que soy un hombre principal no me qui-
sieron dejar hablar con Atabalipa ni darme de
comer, y con buenas razones me defendí que
no me mataron,»
El mensajero de Atabalipa respondió muy
atemorizado de ver que el otro indio hablaba
con tanto atrevimiento, y dijo que si no habia
gente en el pueblo de Caxamalca era por dejar
las casas vacías en que los cristianos se apo-

sentasen, y Atabalipa está en el campo por-


que así lo tiene de costumbre después que co-
menzó la guerra; y si no te dejaron hablar con
Atabalipa fué porque ayunaba como tiene de
costumbre, y no te le dejaron ver, porque los
dias que ayuna está retraido, y ninguno no le
habla en aquel tiempo, y ninguno osaría ha-
76 FRANCISCO DE XEREZ

cerle saber que tú estabas allí; que si él lo su-


piera, él te hiciera entrar y dar de comer.
Otras muchas razones dijo, asegurando que
Atabalipa estaba esperando de paz. Si todos
los razonamientos que entre este indio y el
Gobernador pasaron se hobiesen de escrebir
por extenso, sería hacer escriptura, y por abre-
viar va en suma.
El Gobernador dijo que bien creia que era
así como él decia, porque¡ no tenia menos con-
fianza de su hermano Atabalipa; y no dejó de
le hacer tan buen tratamiento de ahí adelante
como antes; riñendo con el indio su mensaje-
ro, dando á entender que le pesaba porque le
habia maltratado en su presencia; teniendo en
lo secreto por cierto que era verdad lo que su
indio habia dicho, por el conocimiento que

mañas de los indios.


tenía de las cautelosas
Otro dia partióGobernador y fué á dor-
el

mir á un llano de Zavana por llegar á otro dia


á medio dia á Caxamalca, que decian que es-
taba cerca. Allí vinieron mensajeros de Ataba-
lipa con comida para los cristianos.
Otro dia en amaneciendo partió el Gober-
nador con su gente puesto en orden, y anduvo
hasta una legua de Caxamalca, donde esperó
que se juntase la retaguarda; y toda la gente y
caballos se armaron, á el Gobernador los puso
CONQUISTA DEL PERÚ 77

en concierto para entrada del pueblo, y


la

hizo tres haces de los españoles de á pié y d;>


á caballo.
Con esta orden caminó, enviando mensa-
jeros á Atabalipa que viniese allí al pueblo de

Caxamalca para verse con él. Y en llegando á


la entrada de Caxamalca vieron estar el real de
Atabalipa una legua de Caxamalca, en la halda
de una sierra.
Llegó el Gobernador á este pueblo de
Caxamalca viernes á la hora de vísperas, que
se contaron 15 dias de noviembre año del Se-
ñer de 1532.
En medio del pueblo está una plaza gran-
de cercada de tapias y de casas de aposento, y
por no hallar el Gobernador gente, reparó en
aquella plaza, y envió un mensajero á Atabali-
pa haciéndole saber cómo era llegado; que vi-
niese á verse con él y á mostrarle dónde se
aposentase.
Entretanto mandó ver el pueblo, porque si

hobiese otra mejor fuerza asentase allí el real;

y mandó que estuviesen todos en la plaza, y


los de á caballo sin apearse hasta ver sí Ata-

balipa venia, y visto el pueblo, no se hallaron


mejores aposentos que la plaza.

Este pueblo, que es el principal de este


valle, está asentado en la halda de una sierra;
78 FRANCISCO DE XEREZ

tiene una legua de tierra llana; pasan por este


valle dos ríos; este valle va llano, mucha tie-

rra poblada de una parte, y de otra cercado de


sierras.

Este pueblo es de dos mil vecinos; á la en-


trada del hay dos puentes, porque por allí pa-
san dos rios.

La plaza es mayor que ninguna de España;


toda cercada con dos puertas, que salen á las
calles del pueblo.
Las casas della son de más de doscientos
pasos en largo, son muy bien hechas, cercadas
de tapias fuertes, de altura de tres estados; las
paredes y el techo cubierto de paja y madera
asentada sobre las paredes; están dentro des-
tas casas unos aposentos repartidos en ocho
cuartos muy mejor hechos que ninguno de los
otros.
Las paredes dellos son de piedra de cante-
ría muy bien labradas, y cercados estos apo-
sentos por con su cerca de cantería y sus

puertas, y dentro en los patios sus pilas de


agua traida de otra parte por caños para el
servicio destas casas; por la delantera desta
plaza, á la parte del campo, está encorporada
en la plaza una fortaleza de piedra con una
escalera de cantería, por donde suben de la
plasa á la fortaleza; por la delantera della, á la
CONQUISTA DEL PERÚ 79
parte del campO; está otra puerta falsa peque-
ña, con otra escalera angosta, sin salir de la

cerca de la plaza.
Sobre este pueblo, en la ladera de la sie-

rra,donde comienzan las casas del, esta forta-

leza está asentada en un peñol, la mayor parte


del tajado.
Esta es mayor que la otra, cercada de tres

cercas, fecha subida como caracol. Fuerzas son


que entre indios no se han visto tales: entre la
sierra y esla plaza grande está otra plaza más
pequeña; cercada toda de aposentos; y en ellos
habia muchas mujeres para el servicio de
aqueste Atabalipa.
Y antes de entrar en este pueblo hay una
casa cercada de un corral de tapia, y en él una
arboleda puesta por mano. Esta casa dicen
que es del sol, porque en cada pueblo hacen
sus mezquitas al sol.
Otras mezquitas hay en este pueblo, y en
toda esta tierra las tienen en veneración, y
cnando entran en ellas se quitan los zapatos á
la puerta.

La gente de todos estos pueblos, después


que se subió á la sierra, hacen ventaja á toda
la otra que se queda atrás, porque es gente
limpia y de mejor razón, y las mujeres muy
honestas; traen sobre la ropa las mujeres unas
8o FRANCISCO DE XEREZ

reatas muy labradas, fajadas por la barriga;


sobre esta ropa traen cubierta una manta desde
la cabeza hasta media pierna, que parece man-
tillo de mujer.
Los hombres
visten camisetas sin mangas y
unas mantas cubiertas. Todas en su casa tejen
lana y algodón, y hacen la ropa que es me-
nester, y calzado para los hombres de lana y
algodón, hecho como zapatos.
Como el Gobernador hubo estado con los
españoles esperando que Atabalipa viniese ó
enviase á darle aposento, y como vio que se
hacia ya tarde, envió un capitán con veinte de
á caballo á hablar á Atabalipa y á decir que
viniese á hablar con él; al cual mandó que
fuese pacíficamente sin trabar contienda con
su gente, aunque ellos la quisiesen; que lo me-
jor que pudiese llegase á hablarle, y volviese
con la respuesta.

Este capitán llegaria al medio camino cuan-

do el Gobernador subió encima de la fortaleza


y delante de las tiendas vio en el campo gran
número de gente; y porque los cristianos que
habian ido no se viesen en detrimento si les

quisiesen ofender, para que pudiesen más á su


salvo salirse de entre ellos y defenderse, envió
otro capitán hermano suyo con otros veinte de
á caballo; al cual mandó que no consintiese
1

CONQUISTA DEL PERÚ 8

que hiciesen ningunas voces. Desde á poco


ratocomenzó á llover y á caer granizo^ y el
Gobernador mandó á los cristianos que se
aposentasen en los aposentos del palacio, y
el capitán de la artillería con los tiros en la

fortaleza.
Estando en esto vino un indio de Atabalipa
á deciral Gobernador que se aposentase don-

de quisiese, con tanto que no se subiese en la


fortaleza de la plaza; que él no podia venir
por entonces porque ayunaba.
El Gobernador respondió que así lo baria,
y que habia enviado á su hermano á rogarle
que viniese á verse con él, porque tenia mucho
deseo de verle y conocerle por las buenas nue-
vas que del tenia.
Con esta respuesta se volvió el mensajero;

y el capitán Hernando Pizarro con los cristia-


nos volvió en anocheciendo. Venidos ante el
Gobernador, dijeron que en el camino hablan
hallado un mal paso en una ciénaga que de
antes parecía ser hecho de calzada, porque
desde este pueblo va todo el camino ancho

hecho de calzada de piedra y tierra hasta el


real de Atabalipa; y como la calzada iba sobre
los malos pasos, rompieron sobre aquel mal
paso, y que lo pa'saron por otra parte; y que
antes de llegar al real pasaron dos rios, y por
6
82 FRANCISCO DE XEREZ

delante pasa un rio, y los indios pasaron por


una puente; y que desta parte está el real cer-
cado de agua, y que el capitán que primero
fué dejó la gente desta parte del rio porque la
gente no se alborotase^ y no quiso pasar por
lapuente porque no se hundiese su caballo, y
pasó por el agua, llevando consigo la lengua, y
pasó por entre un escuadrón de gente que es-
taba en pié; y llegado al aposento de Atabali-
pa, en una plaza habia cuatrocientos indios
que parecían gente de guarda; y el tirano esta-
ba á la puerta de su aposento sentado en un
asiento bajo, y muchos indios delante del, y
mujeres en pié,que cuasi lo rodeaban; y tenia
en la frente una borla de lana que parecía seda,
de color de carmesí, de dos manos, asida de
la cabeza con sus cordones, que le bajaba has-
ta los ojos; la cual le hacia mucho más grave
de lo que él es; los ojos puestos en tierra, sin
los alzar á mirar á ninguna parte; y como el
capitán llegó ante él y le dijo por la lengua ó
faraute que llevaba que era un capitán del Go-
bernador, y que lo enviaba á lo ver y decir de
su parte el mucho deseo que él tenia de su
vista;y que si le pluguiese de le ir á ver se
holgaría el señor Gobernador; y que otras ra-

zones le dijo, á las cuales n^ le respondió ni


alzó la co.beza á le mirar, sino un principal
CONQUISTA DEL PERÚ S$

suyo respondía á lo que el capitán hablaba.


En esto llegó el otro capitán adonde el

primero habia dejado la gente^ y preguntóles


por el capitán, y dijéronle que hablaba con el
cacique.
Dejando allí la gente, pasó el rio, y llegan-
do cerca de donde Atabalipa estaba, dijo el
capitán que con él estaba:
— «Este es un hermano del Gobernador; ha-
bíale, que viene á verte.»
Entonces alzó los ojos el cacique y dijo:
— «Maizabilica, un capitán que tengo en el

rio de Zuricara, me envió á decir cómo tratá-


bades mal á los caciques, y echábadeslos en
cadenas; y me envió una collera de hierro, y
dice que él mató tres cristianos y un caballo.
Pero yo huelgo de ir mañana á ver al Gober-
nador y ser amigo de los cristianos porque son
buenos.»
Hernando Pizarro respondió:
— «Maizabilica es un bellaco, y á él y á to-

dos los indios de aquel rio matarla un solo cris-


tiano; ;cómo podia él matar cristianos ni caba-
llo, siendo ellos unas gallinas? El Gobernador
no tratan mal los caciques si
ni los cristianos
no quieren guerra con él, porque á los buenos
que quieren ser sus amigos los trata muy bien,
y á los que quieren guerra se la hace hasta
»

84 FRANCISCO DE XEREZ

destruirlos;y cuando tú vieres lo que hacen


los cristianosayudándote en la guerra contra
tus enemigos^ conocerás cómo Maizabilica te
mintió.
Atabalipa dijo:
=«Un cacique no me ha querido obedecer;
mi gente irá con vosotros y haréisle guerra.»
Hernando Pizarro respondió:

«Para un cacique, por mucha gente que
tenga, no es menester que vayan tus indios,
sino diez cristianos á caballo lo destruirán.»
Atabalipa se rió y dijo que bebiesen; los
capitanes dijeron que ayunaban por defender-
se de beber su brevaje. Importunados por él,

lo aceptaron.
Luego vinieron mujeres con vasos de oro,
en que traian chicha de maíz. Como Atabalipa
las vido, alzó los ojos á ellas, sin les decir pa-
labra, se fueron presto é volvieron con otros
vasos de oro mayores; y con ellos les dieron
á beber.
Luego se despidieron, quedando Atabalipa
de ir á ver al Gobernador otro dia por la ma-
ñana. Su real estaba asentado en la falda de
una serrezuela, y las tiendas, que eran de al-
godón, tomaban una legua de largo; en medio
estaba la de Atabalipa. Toda la gente estaba
fuera de sus tiendas en pié, y las armas hinca-
CONQUISTA DEL PERÚ 85

das en campo, que son unas lanzas largas


el

como que habia en el real


picas. Parecióles
más de treinta mil hombres.
Cuando el Gobernador supo lo que habia
pasado mandó que aquella noche hobiese bue-
na guarda en el real, y mandó á su capitán ge-
neral que requiriese las guardas, y que las ron-
das anduviesen toda la noche alrededor del
real; lo cual así se hizo.

Venido el día sábado, por la mañana llegó


al Gobernador un mensajero de Atabalipa, y le
dijo de su parte:
— «Mi señor te envia á decir que quiere ve-
nir á verte, y traer su geníe armada, pues tú
enviaste la tuya ayer armada; y que le envies
un cristiano con quien venga.»
El Gobernador respondió:
— «Di á tu señor que vengaen hora buena
como que de la manera que viniere
quisiere;
lo recebiré como amigo y hermano; y que no
le envió cristiano porque no se usa entre nos-

otros enviar lo de un señor á otro.»


Con esta respuesta se partió el mensajero;
el cual en siendo llegado al real, las atalayas
vieron venir la gente. Desde á poco rato vino
otro mensajero, y dijo al Gobernador:
— «Atabalipa te envia á decir que no queria
traer su gente armada; porque aunque viniesen
86 FRANCISCO DE XEREZ

con él, muchos vernian sin armas, porque los


quería traer consigo y aposentarlos en este
pueblo; y que le aderezasen un aposento de
los desta plaza,donde él pose, que sea una
casa que se dice de la Sierpe, que tiene dentro
una sierpe de piedra.»
El Gobernador respondió que así se baria;
que viniese presto, que tenia deseo de verle.
En poco rato vieron venir todo el campo lleno
de gente, reparándose á cada pasO; esperando
á la que salia del real; y hasta la tarde duró el
venir la gente por el camino; venian repartidos
por escuadrones. Después que fueron pasados
todos los malos pasos, asentaron en el campo
cerca del real de los cristianos, y todavia salia
gente del real de los indios.
Luego el Gobernador mandó secretamente
á todos los españoles que se armasen en sus
posadas y tuviesen los caballos ensillados y
enfrenados, repartidos en tres capitanías, sin
que ninguno saliese á la plaza; y mandó al ca-
pitán de la artilleria que tuviese los tiros asen-
tados hacia el campo de los enemigos, y cuan-
do fuese tiempo les pusiese fuego. En las ca-
lles por do entran á la plaza puso gente en ce-

lada; y tomó consigo veinte hombres de á pié,

y con ellos estuvo en su aposento, porque con


él tuviesen cargo de prender la persona de
CONQUISTA DEL PERÚ 87

Atabalipa si cautelosamente viniese, como pa-


recia que venia, con tanto número de gente
como con él venia. Y mandó que fuese toma-
do á vida; y á todos los demás mandó que
ninguno saliese de su posada, aunque viesen
entrar á los contrarios en la plaza, hasta que
oyesen soltar la artillería. Y que él ternia ata-
layas, y viendo que él venia de ruin arte, avi-
sarla cuando hobiesen de salir; é saldrían todos
de sus aposentos, y los de á caballo en sus ca-
ballos, cuando oyesen decir: «Santiago.»
Con este concierto y orden que se ha di-
cho estuvo el Gobernador esperando que Ata-
balipa entrase, sin que en la plaza aparesciese
algún cristiano, excepto el atalaya que daba
aviso de lo que pasaba en la hueste. El Gober-
nador y el Capitán General andaban requirien-
do los aposentos de los españoles, viendo
cómo estaban apercibidos para salir cuando
fuese menester, diciéndoles á todos que hicie-
sen de sus corazones fortalezas, pues no tenian
otras, ni otro socorro sino el de Dios, que so-
corre en las mayores necesidades á quien anda
en su servicio; y que aunque para cada cristia-
no habia quinientos indios, que tuviesen el
esfuerzo que los buenos suelen tener en seme-
jantes tiempos, y que esperasen que Dios pe-
learla por ellos; y que al tiempo de acometer
88 FRANCISCO DE XEREZ

fuesen con mucha furia y tiento, y rompiesen


sin que los caballos se encontrasen unos con
otros.
Estas y semejantes palabras decian el Go-
bernador y el Capitán General á los cristianos
para los animar; los cuales estaban con volun-
tad de salir al campo más que de estar en sus
posadas. En el ánimo de cada uno parecia que
baria por ciento; que muy poco temor les po-
nia ver tanta gente.
Viendo el Gobernador que el sol se iba á
poner, y que Atabalipa no levantaba de donde
habia reparado, y que todavia venia gente de
su real, envióle á decir con un español que
entrase en la plaza y viniese á verlo antes que
fuese de noche.
Como el mensajero fué á Atabalipa, hízole
acatamiento, y por señas le dijo que fuese
donde el Gobernador estaba. Luego él y su
gente comenzaron á andar, y el español volvió
delante, y dijo al Gobernador que venia, y que
la gente que traia en la delantera traian armas
secretas debajo de las camisetas, que eran ju-
bones de algodón fuertes, y talegas de piedras
y hondas; que le parecia que traian ruin inten-
ción.
Luego la delantera de la gente comenzó á
entrar en la plaza; venia delante un escuadrón
CONQUISTA DEL PERÚ 89
de indios vestidos de una librea de colores á
manera de escaques; estos venían quitando las
pajas del suelo y barriendo el camino. Tras
estos venian otras tres escuadras vestidos de
otra manera, todos cantando y bailando. Lue-
go venia mucha gente con armaduras, patenas
y coronas de oro y plata. Entre estos venia
Atabalipa en una litera aforrada de pluma de
papagayos de muchos colores, guarnecida de
chapas de oro y plata.
Traíanle muchos indios sobre los hombros
en alto,
y venian otras dos literas y
tras desta

dos hamacas, en que venian otras dos perso-


nas principales; luego venia mucha gente en
escuadrones con coronas de oro y plata. Lue-
go que los primeros entraron en la plaza, apar-
taron y dieron lugar á los. otros. En llegando
Atabalipa en medio de la plaza, hizo que to-
dos estuviesen quedos, y la litera en que él ve-

nia y las otras en alto: no cesaba de entrar


gente en la plaza. De la delantera salió uu ca-
pitán y subió en la fuerza de la plaza, donde
estaba la artillería, y alzó dos veces una lanza
á manera de seña.
El Gobernador, que esto vio, dijo á fray
Vicente que si queria ir á hablar á Atabalipa
con un faurate; él dijo que sí, y fué con una
cruz en la mano y con su Biblia en la otra, y
»

90 FRANCISCO DE XEREZ

entró por entre la gente hasta donde Atabalipa


estaba^ y le dijo por el faraute:
— «Yo soy sacerdote de Dios, y enseño á
los cristianos las cosasde Dios, y asimesmo
vengo á enseñar á vosotros. Lo que yo enseño
es lo que Dios nos habló, que está en este li-
bro; y por tanto, de parte de Dios y de los
cristianos, teruego que seas su amigo, porque
así lo quiere Dios, y venirte ha bien dello; y

ve á hablar al Gobernador, que te está espe-


rando.» Atabalipa dijo que le diese el libro para
verle, y él se lo dio cerrado; y no acertando
Atabalipa á abrirle, el religioso extendió el
brazo para lo abrir, y Atabalipa con gran des-
den le dio un golpe en el brazo, no queriendo
que lo abriese; y porfiando él mesmo por
abrirle, lo abrió; y no maravillándose de las
letras ni del papel, como otros indios, lo arro-
jó cinco ó seis pasos de sí. E á las palabras
que el religioso habia dicho por el faraute res-

pondió con mucha soberbia, diciendo:


— «Bien sé lo que habéis hecho por ese ca-
mino, cómo habéis tratado á los caciques y
tomado la ropa de los bohíos.
El religioso respondió:
— «Los cristianos no han hecho esto; que
unos indios trajeron la ropa no lo sabiendo el
Gobernador, y él la mandó volver.»
CONQUISTA DEL PERÚ 91

Atabalipa dijo:
— «No partiré de aquí hasta que no me la

traigan.»
El religioso volvió con la respuesta al Go-
bernador. Atabalipa se puso en pié encima de
las andas, hablando á los snyos que estuviesen
apercibidos. El religioso dijo alGobernador
lo que habia pasado con Atabalipa, y que ha-
bía echado en tierra la Sagrada Escriptura.
Luego el Gobernador se armó un sayo de ar-
mas de algodón, y tomó su espada y adarga, y
con los españoles que con él estaban entró
por medio de los indios; y con mucho ánimo,
con solos cuatro hombres que le pudieron se-
guir, llegó hasta la litera donde Atabalipa es-

taba, y sin temor le echó mano del brazo iz-

quierdo, diciendo: «Santiago.»


Luego soltaron los tiros y tocaron las trom-
petas, y de á pié y de á caballo.
salió la gente
Como de los caba-
los indios vieron el tropel
llos, huyeron muchos de aquellos que en la

plaza estaban, y fué tanta la furia con que hu-


yeron, que rompieron un lienzo de la cerca de
y muchos cayeron unos sobre otros.
la plaza,

Los de caballo salieron por encima dellos hi.


riendo y matando, y siguieron el alcance. La
gente de pié se dio tan buena priesa en los que
en la plaza quedaron, que en breve tiempo
92 FRANCISCO DE XEREZ

í^ueron los más dellos metidos á espada. El Go-


bernador tenia todavía del brazo á Atabalipa,
que no le podia sacar de las andas, como es
taba en alto.
Los españoles hicieron tal matanza en los
que tenían las andas, que cayeron en el suelo;
y si el Gobernador no defendiera á Ataba-
lipa, allí pagara el soberbio todas las cruelda-
des que habia hecho. El Gobernador, por de-
fender á Atabalipa, fué herido de una pequeña
herida en la mano. En todo esto no alzó indio
armas contra español; porque fué tanto el es-
panto que tuvieron de ver al Gobernador entre
ellos, y soltar de improviso la artillería y en-
trar los caballos al tropel, como era cosa que
nunca hablan visto, que con gran turbación
procuraban más huir por salvar las vidas que
hacer la guerra.

Todos los que traian las andas de Atabali-


pa pareció ser hombres principales, los cuales
todos murieron, y también todos los que ve-
nían en las literas y hamacas; y el de la una li-

tera era su paje y señor, á quien él mucho es-


timaba; y los otros eran también señores de
mucha gente y consejeros suyos; murió tam-
bién el cacique señor de Caxamalca. Otros ca-
pitanes murieron, que por ser gran número no
se hace caso dellos, porque todos los que ve-
CONQUISTA DEL PERÚ 93
nian en guarda de Atabalipa eran grandes se-
ñores. Y el Gobernador se fué á su posada con
su prisionero Atabalipa, despojado de sus ves-
tiduras, que los españoles le habian rompido
por quitarle de las andas. Cosa fué maravillosa
ver preso en tan breve tiempo á tan gran se-
ñor, que tan poderoso venia.
El Gobernador hizo luego sacar ropa de la
tierra y le hizo vestir; y así, aplacándole del
enojo y turbación que tenia de verse tan pres-
to caido de su estado, entre otras muchas pa-
labras le dijo el Gobernador:
— «No tengas por afrenta haber sido así pre-
so y desbaratado, porque los cristianos que yo
traigo, aunque son pocos en número, con ellos
he sujetado más tierra que la tuya y desbarata-
do otros mayores señores que tú, poniéndolos
debajo del señorío del Emperador, cuyo vasa-
llo soy, el cual es señor de España y del uni-

verso mundo, y por su mandado venimos á


conquistar esta tierra^ porque todos vengáis en
conoscimiento de Dios y de su santa fe católi-
ca;y con la buena demanda que traemos per-
mite Dios, criador de cielo y tierra y de todas
las cosas criadas; y porque lo conozcáis y sal-
gáis de la bestialidad y vida diabólica en que
vivís, que tan pocos como somos subjetamos
tanta multitud de gente; y cuando hubiéredes
94 FRANCISCO DE XEREZ

visto el error en que habéis vivido, conoceréis


el beneficio que recebís en haber venido nos-
otros á esta tierra por mandado de su majes-
tad;y debes tener á buena ventura que no has
sido desbaratado de gente cruel como vosotros
sois, que no dais á ninguno; nosotros usamos
de piedad con nuestros enemigos vencidos, y
no hacemos guerra sino á los que nos la hacen,
y pudiéndolos destruir, no lo hacemos, antes
los perdonamos; que teniendo yo preso al ca-
cique señor de la isla, lo dejé porque de ahí en
adelante fuese bueno; y lo mismo hice con los
caciques señores de Túmbez y Chilimasa y con
otros, que teniéndolos en mi poder, siendo
merecedores de muerte, los perdoné. Y si tú
fuiste preso, y tu gente desbaratada y muerta,
fué porque venias con tan gran ejército contra
nosotros, enviándote á rogar que vinieses de
paz, y echaste en tierra el libro donde estaban
las palabras de Dios, por esto permitió nues-
troSeñor que fuese abajada tu soberbia, y que
ningún indio pudiese ofender á ningún cris-
tiano.»
Hecho este el Goberna-
razonamiento por
dor, respondió Atabalipa que habia sido enga-
ñado de sus capitanes, que le dijeron que no
hiciese caso de los españoles; que él de paz
queria venir, y los suyos no lo dejaron, y que
CONQUISTA DEL PERÚ 9$

todos los que le aconsejaron eran muertos. Y


que también habia visto la bondad y ánimo de
los españoles; y que Maizabilica, sintiendo que
envió á decir de los cristianos; como ya fuese
de noche, y viese el Gobernador que no eran
recogidos los que habian ido en el alcance,
mandó tirar los tiros y tañer las trompetas por-
que se recogiesen.
Dende á poco ruto entraron todos en el
real con gran presa de gente que In^bian toma-
do á vida, en que habia más de tres mil perso-
nas.
El Gobernador les preguntó si venian todos
buenos.
Su Capitán General, que con ellos venia,
respondió que solo un caballo tenia una pe-
queña herida.
El Gobernador dijo con mucha alegría:
=«Doy gracias á nuestro Señor, y todos, se-
ñores, las debemos dar, por tan gran milagro
como en este dia por nosotros ha fecho; y
verdaderamente podemos creer que sin espe-
cial socorro suyo no fuéramos parte para en-
trar en esta tierra; cuanto más vencer una tan
gran hueste. Plega á Dios, por su misericordia,
que, pues tiene por bien de nos hacer tantas
mercedes, nos dé gracia para hacer tales obras,
que alcancemos su santo reino. Y porque, se-
()6 FRANCISCO DE XEREZ

ñores,, verneis fatigados, vayase cada uno á re-


posar á su posada, y porque Dios nos ha dado
victoria no nos descuidemos; que aunque van
desbaratados, son mañosos y diestros en la
guerra, y este señor (como sabemos) es temido
y obedecido, y ellos intentarán toda ruindad y
cautela para sacarlo de nuestro poder. Esta no-
che y todas las demás haya buena guarda de
velas y ronda, de manera que nos hallen aper-
cibidos.»
Y así, se fueron á cenar, y el Gobernador
hizo asentar á su mesa á Atabalipa, y hacién-
dole buen tratamiento, y sirviéronle como á su
misma persona; y luego le mandó dar de sus
mujeres que fueron presas las que él quiso
para su servicio, y mandóle hacer una cama en
la cámara que el mismo Gobernador dormia,
teniéndole suelto sin prisión, sino las guardas
que velaban.
La batalla duró poco más de media hora,
porque ya era puesto el sol cuando se comen-
zó; si la noche no la atajara, que de más de
treinta mil hombres que vinieron quedaran
pocos.
Es opinión de algunos que han visto gente
en campo, que habia más de cuarenta mil; en
la plaza quedaron muertos dos mil, sin los fe-
ridos.
CONQUISTA DEL PERÚ 97
Vióse en esta batalla una cosa muy mara-
villosa, y es, que los caballos, que el dia antes
no se podían mover de resfriados, aquel dia
anduvieron con tanta furia, que parecia no ha-
ber tenido mal. El Capitán General requirió
aquella noche las velas y ronda, poniéndolas
en conveniente lugar.
Otro dia por la mañana envió el Goberna-
dor un capitán con treinta de á caballo á co-
rrer por todo el campo, y mandó quebrar las
armas de los indios; y entre tanto la gente del
real hicieron sacar á los indios que fueron
presos los muertos de las plazas. El capitán
con los de á caballo recogió todo lo que ha-
bía en el campo y tiendas de Atabalipa, y en-
tró antes de mediodía en el real con una ca-
balgada de hombres y mujeres, y ovejas y oro
y plata y ropa; en esta cabalgada hubo ochen-
ta mil pesos y siete mil marcos de plata y ca-
torce esmeraldas; el oro y plata en piezas
monstruosas y platos grandes y pequeños, y
cántaros y ollas y braseros y copones grandes,
y otras piezas diversas. Atabalipa dijo que todo
esto era vajilla de su servicio, y que sus indios
que habían huido habían llevado otra mucha
cantidad.
El Gobernador mandó que soltasen todas
las ovejas, porque era mucha cuantidad y em-
7
98 FRANCISCO DE XEREZ

barazaban el real, y que los cristianos matasen


todos los dias cuantas hobiesen menester; y
los indios que la noche antes hablan recogido
mandó el Gobernador poner en la plaza para
que los cristianos tomasen los que hobiesen
menester para su servicio; todos los demás
mandó soltar y que se fuesen á sus cosas, por-
que eran de diversas provincias, que los traia
Atabalipa para sostener sus guerras y para ser-
vicio de su ejército.
Algunos fueron de opinión que matasen
todos los hombres de guerra ó les cortasen
las manos. El Gobernador no lo consintió, di-
ciendo que no era bien hacer tan grande cruel-
dad; que aunque es grande el poder de Ataba
lipa y podia recoger gran número de gente,
que mucho mayor es el poder de Dios nuestro
Señor, que por su infinita bondad ayuda á los
suyos; y que tuviesen por cierto que el que
los habia librado del peligro del dia pasado
los libraria de ahi adelante, siendo las inten-
ciones de los cristianos buenas, de atraer
aquellos bárbaros infieles al servicio de Dios,
y al conoscimiento de su santa fé católica; que
no quisiesen parecer á ellos en las crueldades
y sacrificios que hacen á los que prenden en
sus guerras; que bien bastaba los que eran
muertos en la batalla; que aquellos habían sido
CONQUISTA DEL PERÚ 99
traídos como ovejas á corral; que no era bien
que muriesen ni se les hiciese daño; y así, fue-

eon sueltos.
En pueblo de Caxamalca fueron ha-
este
lladas de ropa liada en
ciertas casas llenas
fardos arrimados hasta los techos de las casas.
Dicen que era depositado para bastecer el
ejército. Los tomaron la que quisie-
cristianos
ron, y todavia quedaron las casas tan llenas,
que parecia no haber hecho falta la que fué
tomada.
La ropa es la mejor que en las Indias se
ha visto; la mayor parte de lana muy
della es
delgada y prima, y otra de algodón de diver-
sas colores y bien matizadas. Las armas que
se hallaron con que hacen la guerra y su ma-
nera de pelear es la siguiente:
En la delantera vienen honderos que tiran
con hondas piedras guijeñas lisas y hechas á
mano, de hechura de huevos; los honderos
traen rodelas que ellos mesmos hacen de ta-
blillas angostas y muy fuertes; asiemesmo traen

jubones colchados de algodón; tras destos


vienen otros con porras y hachas de armas; las
porras son de braza y media de largo, y tan
gruesas como una lanza jineta; la porra que
está al cabo engastonada es de metal, tan
grande como el puño, con cinco ó seis puntas
lOO FRANCISCO DE XEREZ

agudas, tan gruesa cada punta como -el dedo


pulgar; juegan con ellas á dos manos; las ha-

chas son del mesmo tamaño y mayores; la cu-


chilla de metal de anchor de un palmo, como
alabarda. Algunas hachas y porras hay de oro

y plata, que traen los principales; tras estos


vienen otros con lanzas pequeñas arrojadizas,
como dardos; en la retaguarda vienen pique-
ros con lanzas largas de treinta palmos; en el

brazo izquierdo traen una manga con mucho


algodón, sobre que juegan con la porra. To
dos vienen repartidos en sus escuadras con
sus banderas y capitanes que los mandan, con
tanto concierto como turcos. Algunos dellos
traen capacetes grandes, que les cubren hasta
los ojos, hechos de madera; en ellos mucho
algodón, que de hierro no pueden ser más
fuertes.
Esta gente, que Atabalipa tenia en su ejér-

cito, eran todos hombres muy diestros y ejer-


citados en la guerra, como aquellos que siem-
pre andan en ella, é son mancebos é grandes
de cuerpo, que solos mil dellos bastan para
asolar una población de aquella tierra, aunque
tenga veinte mil hombres.
La casa de aposento de Atabalipa, que en
medio de su real tenia, es lá mejor que entre
los indios.se ha visto, aunque pequeña; hecha
CONQUISTA DEL PERÚ lOI

en cuatro cuartos, y en medio un patio, y en


él un estanque, al cual viene agua por un caño,
tan caliente, que no se puede sofrir la mano
en ella. Esta agua nasce hirviendo en una sie-
rra que está cerca de allí. Otra tanta agua fria
viene por otro caño, y en el camino se juntan
y vienen mezcladas por un solo caño al estan-
que; y cuando quieren que venga la una sola,
tienen el caño de la otra. El estanque es gran-

de, hecho de piedra; fuera de la casa, á una


parte del corral, está otro estanque, no tan
bien hecho como este; tiene sus escaleras de
piedra, por do bajan á lavarse.
El aposento donde Atabalipa estaba entre
dia es un corredor sobre un huerto, y junto
está una cámara donde dormia, con una ven-
tana sobre el patio y estanque, y el corredor
asimesmo sale sobre el patio; las paredes es-

tán enjabelgadas de un betúmen bermejo, me-


jor que almagre, que luce mucho, y la madera
que cae sobre la cobija de la casa está teñida
de la mesma color; y el otro cuarto frontero es
de cuatro bóvedas, redondas como campanas,
todas cuatro encorporadas en una; este es en-
calado, blanco como nieve. Los otros dos son
casas de servicio. Por la delantera deste apo-
sento pasa un rio.
Ya se ha dicho de la victoria que los cris-
I02 FRANCISCO DE XEREZ

tianos hobieron en la batalla y prisión de Ata-


balipa, y de la manera de su real y ejército.
Agora Atabalipa^ycómo
se dirá del padre deste
se hizo señor, y otras cosas de su grandeza y
estado, según que él mesmo lo contó al Go-
bernador.
Su padre deste Atabalipa se llamó el Cuzco,
que señoreó toda aquella tierra; de mas de tre-
cientas leguas le obedecian y daban tributo.
Fué natural de una provincia mas atrás de Güi-
to, y como hallase aquella tierra donde estaba

apacible y abundosa y rica, asentó en ella, y


puso nombre á una gran ciudad donde estaba
la ciudad del Cuzco.
Era tan temido y obedescido, que lo tuvie-
ron cuasi por su dios, y en muchos pueblos le
tenian hecho de bulto. Tuvo cien hijos y hijas,
y los mas son vivos; ocho años há que murió,
y dejó por su heredero á un hijo suyo llamado
asi como él. Este era hijo de su mujer legítima.
Llaman mujer legítima á la mas principal, á
quien mas quiere el marido; este era mayor
que Atabalipa.
El Cuzco viejo dejó por señor de la provin-
cia de Güito, apartada del otro señorío princi-
pal, á Atabalipa, y el cuerpo del Cuzco está en
la provincia de Güito, donde murió, y la cabe-
za lleváronla á la ciudad del Cuzco, y la tienen
CONQUISTA DEL PERÚ I03

en mucha veneración, con mucha riqueza de


oro y plata; que la casa donde está es el suelo
y paredes y techo todo chapado de oro y pla-
ta, entretejido uno con otro; y en esta ciudad

hay otras veinte casas las paredes chapadas de


una hoja delgada de oro por de dentro y por
de fuera.
Esta ciudad tiene muy ricos edificios; en
ella tenia elCuzco su tesoro, que eran tres bo-
híos llenos de piezas de oro y cinco de plata,
y cienmil tejuelos de oro que habia sacado de
las minas; cada tejuelo pesa cincuenta castella-
nos; esto habia habido del tributo de las tierras
que habia señoreado.
Adelante de esta ciudad hay otra llamada
Collao, donde hay un rio que tiene mucha can-
tidad de oro; y camino de diez jornadas desta
provincia de Caxamalca, en otra provincia que
se dice Guaneso, hay otro rio tan rico como
este. En todas estas provincias hay muchas

minas de oro y plata. La plata sacan en la sie-


rra con poco trabajo; que un indio saca en un
dia cinco ó seis marcos, la cual sacan envuel-
ta con plomo y estaño y piedra zufre, y des-
pués la apuran, y para sacarla pegan fuego á la
sierra; y como se enciende la piedra zufre, cae
la plataá pedazos; y en Güito y Chincha hay
las mayores minas.
I04 FRANCISCO DE XEREZ

De aquí á la ciudad del Cuzco hay cuaren-


tajornadas de indios cargados, y la tierra es
bien poblada. Chincha está á medio camino,
que es gran población. En toda esta tierra hay
mucho ganado de ovejas, muchas se hacen
monteses, por no poder sostener tantas como
se crian.
Entre los españoles que con el Gobernador
están se matan cada dia ciento y cincuenta, y
parece que ninguna falta hace ni harian en este
valle aunque estoviesen un año en él. Y los in-
dios generalmente las comen en esta tierra.
Y asimismo dijo Atabalipa que después de
la muerte de su padre, él y su hermano el

Cuzco estuvieron en paz siete años cada uno


en la tierra que le dejó su padre; y podrá ha-
ber un año, poco mas, que su hermano el Cuz-
co se levantó contra él con voluntad de tomar-
le su señorío, y después le envió á rogar Ata"
balipa que no le hiciese guerra, sino que se
contentase con lo que su padre le habia deja-
do; y el Cuzco no lo quiso hacer, y Atabalipa
salió de su tierra, que se dice Güito, con la
mas gente de guerra que pudo, y vino á Tome-
pomba, donde hubo con su hermano una ba-
talla, y mató Atabalipa mas de mil hombres de

la gente del Cuzco, y lo hizo volver huyendo;

y porque el pueblo Tomepomba se le puso en


CONQUISTA DEL PERÚ 105

defensa, lo abrasó, y mató toda la gente del, y


quería asolar todos los pueblos de aquella co-
marca, y dejólo de hacer por seguir á su her-
mano; y el Cuzco se fué á su tierra huyendo,

y Atabalipa vino conquistando con gran poder


toda aquella tierra y todos los pueblos se le
daban, sabiendo la grandísima destruicion que
habia hecho en Tomepomba. Seis meses habia
que Atabalipa habia enviado dos pajes suyos,
muy valientes hombres, el uno llamado Quis-
ques, y el otro Chaliachin, los cuales fueron
con cuarenta mil hombres sobre la ciudad de
su hermano, y fueron ganando toda la tierra
hasta aquella ciudad donde el Cuzco estaba, y
se latomaron, y mataron mucha gente, y pren-
dieron su persona y le tomaron todo el tesoro
de su padre, y luego lo hicieron saber á Ata-
balipa, y mandó que se lo enviasen preso, y
tiene nueva que llegarán presto con mucho te-
soro; y los capitanes se quedaron en aquella
ciudad que habian conquistado, por guardar la
ciudad y el tesoro que en ella habia, y tenían
diez mil hombres de guarnición, de los cua-
renta mil que llevaron, y los otros treinta mil
hombres fueron á descansar á sus casas con el
despojo que habian habido, y todo lo que su
hermano el Cuzco poseía tenía Atabalipa sub-
jectado.
I06 FRANCISCO DE XEREZ

Atabalipa y estos sus capitanes generales


andaban en andas, y después que la guerra co-
menzó ha muerto mucha gente, y Atabalipa ha
hecho muchas crueldades en los contrarios, y
tiene consigo á todos los caciques de los pue-
blos que ha conquistado, y tiene puestos go-
bernadores en todos los pueblos, porque de
otra manera no pudiera tener tan pacífica y
como la ha tenido; y con es-
subjecta la tierra
to ha sidomuy temido y obedecido, y su gen-
te de guerra muy servida de los naturales, y
del muy bien tratada. Atabalipa tenia pensa-
miento, si no le acaesciera ser preso, de irse á
descansar á su tierra, y de camino acabar de
asolar todos los pueblos de aquella comarca
de Tomepomba, que se le habia puesto en de-
fensa, y poblalla de nuevo de su gente, y que
le enviasen sus capitanes, de la gente del Cuz-
co que han conquistado, cuatro mil hombres
casados para poblar á Tomepomba. También
dijo Atabalipa que entregaría al Gobernador á
su hermano el Cuzco, al cual sus capitanes en-
viaban preso de la ciudad, para que hiciese del
lo que quisiese; y porque Atabalipa temia que
á él mesmo
matarian los españoles, y dijo al
Gobernador que daría para los españoles que
le hábian predicado mucha cuantidad de oro
y plata; el Gobernador le preguntó qué tanto
CONQUISTA DEL PERÚ I67

daría y en qué término; Atabalipa dijo que da-


ríade oro una sala que tiene veinte y dos pies
en largo y diez y siete en ancho, llena hasta
una raya blanca que está á la mitad del altor
de la sala, que será lo que dijo de altura de es-

tado y medio, y dijo que hasta allí henchirla la


sala de diversas piezas de oro, cántaros, ollas

y tejuelos, y otras piezas, y que de plata daria


todo aquel bohío dos veces lleno, y que esto
cumplirla dentro de dos meses.
El Gobernadorle dijo que despachase men-

sajeros por y que


ello, cumpliendo lo que de-
cía no tuviese ningún temor. Luego despachó
Atabalipa mensajeros á sus capitanes, que es-
taban en la ciudad del Cuzco, que le enviasen
dos mil indios cargados de oro y muchos de
que venia camino con su her-
plata, esto sin lo
mano, que traian preso.
El Gobernador le preguntó que qué tanto
tardarían sus mensajeros en ir á la ciudad del
Cuzco; Atabalipa dijo que cuando envia con
priesa á hacer saber alguna cosa, 'corren por
postas de pueblo en pueblo, y llega la nueva
en cinco dias, y que yendo todo el camino los
que él envia con el mensaje, aunque sean hom-

bres sueltos, tardan quince dias en ir.

También le preguntó el Gobernador por qué


habia mandado matar á algunos indios que ha-
I08 FRANCISCO DE XEREZ

bian hallado muertos en su real los cristianos


que recogieron el campo; Atabalipa dijo que el

dia que el Gobernador envió á su hermano


Hernando Pizarro á su real para hablar con él,
que uno de los cristianos arremetió con el ca-
ballo, y aquellos que estaban muertos se ha-
bian retraído, y por eso los mando matar.
Atabalipa era hombre de treinta años, bien
apersonado y dispuesto, algo grueso; el rostro
grande, hermoso y feroz, los ojos encarnizados
en sangre; hablaba con mucha gravedad, como
muy vivos razonamientos, y
gran señor; hacia
entendidos por los españoles, conoscian ser
hombre sabio; era hombre alegre, aunque cru-
do; hablando con los suyos era muy robusto y
no mostraba alegría. Entre otras cosas, dijo
Atabalipa Gobernador que diez jornadas de
al

Caxamalca, camino del Cuzco, está en un pue-


blo una mezquita que tienen todos los mora-
dores de aquella tierra por su templo general,
en la cual todos ofrescen oro y plata, y su pa-
dre la tuvo en mucha veneración, y él asimes-
mo; la cual mezquita dijo Atabalipa que tenia
mucha aunque en cada pueblo
riqueza; porque,
hay mezquita donde tienen sus ídolos particu-
lares en que ellos adoran, en aquella mezquita
estaba el general ídolo de todos ellos ; y que
por guarda de aquella mezquita estaba un gran
CONQUISTA DEL PERÚ IO9

sabiO; el cual los indios creian que sabia las


cosas por venir, porque hablaba con aquel ído-
lo y se las decía.
Oidas estas palabras por el Gobernador
(aunque antes tenia noticia desta mezquita),
dio á entender á Atabalipa cómo todos aque-
llos ídolos son vanidad, y el que en ellos ha-
bla es el diablo, que los engaña por los llevar
á perdición, como ha llevado á todos los que
en creencia han vivido y fenescido; y dióle
tal

á entender que Dios es uno solo, criador del


cielo y tierra y de todas las cosas visibles é in-
visibles, en el cual los cristianos creen, y á este
solo debemos tener por Dios y hacer lo que
manda, y recebir agua de baptismo; y á los que
así lo hicieren llevará á su reino, y los otros
irán á las penas infernales, donde para siem-
pre están ardiendo todos los que carecieron
deste conoscimiento, que han servido al dia-
blo haciéndole sacrificios y ofrendas y mezqui-
tas; todo lo cual de aquí adelante ha de cesar,

porque á esto le envia el Emperador, que es


rey y señor de los cristianos y de todos ellos,
y por vivir, como han vivido, sin conoscer á
Dios, permitió que con tan gran poder de gen-
te como tenia, fuese desbaratado y preso de

tan pocos cristianos; que mirase cuan poca


ayuda le habia hecho su dios, por donde co-
no FRANCISCO DE XEREZ

nosceria que es el diablo que los engañaba.


Atabalipa dijo que, como hasta entonces
no habían visto cristianos él ni sus antepasa-
dos, no supieron esto, y que él habia vivido
como ellos; y más dijo Atabalipa, que está es-
pantado de lo que el Gobernador le habia di-
cho; que bien conoscia que aquel que hablaba
en su ídolo no es dios verdadero, pues tan po-
co le ayuda.
Como el Gobernador y los españoles ho-
bieron descansado del trabajo del camino y de
la batalla, luego envió mensajeros al pueblo de
San Miguel, haciendo saber á los vecinos lo
que le habia acaescido, y por saber dellos có-
mo les iba, y si habian venido algunos navios,
de lo cual mandó que le avisasen; y mandó
hacer en la plaza de Caxamalca una iglesia
donde se celebrase el santísimo sacramento de
la misa, y mandó derribar la cerca de la plaza,
porque era baja, y fué hecha de tapias de altu-
ra de dos estados, de largura de quinientos y
cincuenta pasos. Otras cosas mandó hacer para
guarda del real.

Cada dia se informaba si se hacia algún


ayuntamiento de gente, y de las otras cosas que
en la tierra pasaban.
Sabido por los caciques desta provincia la
venida del Gobernador y la prisión da Ataba-
CONQUISTA DEL PERÚ I H
lipa,muchos dellos vinieron de paz á ver al
Gobernador. Algunos destos caciques eran se-
ñores de treinta mil indios, todos subjectos á
Atabalipa, y como ante él llegaban, le hacían
gran acatamiento besándole los pies y las ma-
nos, él los recibía sin mirallos.
Cosa extraña es decir la gravedad de Ata-
balipa, y la mucha obediencia que todos le
tenían.
Cada día le traían muchos presentes de toda
la tierra.

Así, preso como estaba, tenia estado de se-

ñor y estaba muy alegre; verdad es que el Go-


bernador le hacia muy buen tratamiento, aun-
que algunas veces le dijo que algunos indios
habían dicho á los españoles cómo hacía ayun-
tar gente de guerra en Guamachuco y en otras
partes.
Atabalipa respondió que en toda aquella
tierra no había quien se moviese sin su licencia;
que tuviese por cierto que sí gente de guerra
viniese, que él la mandaba venir, y que enton-
ces hiciese del lo que quisiese, pues lo tenía
en su prisión.
Muchas cosas dijeron los indios que fueron
mentira, aunque los cristianos tenían altera-
ción.
Entre muchos mensajeros que venían á
112 FRANCISCO DE XEREZ

Atabalipa, le vino uno de los que traían preso


á su hermano, á decille que cuando sus capi-
tanes supieron su prisión habían ya muerto al
Cuzco.
Sabido esto por el Gobernador, mostró que
le pesaba mucho, y dijo que no le habían
muerto, que lo trujesen luego vivo, y si no,
que él mandaría matar á Atabalipa.
Atabalipa afirmaba que sus capitanes lo
habían muerto sin saberlo él. El Gobernador
se informó de los mensajeros, y supo que lo
habían muerto.
Pasadas estas cosas, desde algunos días vino
gente de Atabalipa y un hermano suyo que
venia del Cuzco, y trujóle unas hermanas y
mujeres de Atabalipa, y trujo muchas vasijas de
oro, cántaros y ollas y otras piezas, y mucha
plata, y dijo que por el camino venia más; por-
que, como es tan larga la jornada, cansan los
indios que lo traen y no pueden llegar tan
ahina; que cada día entrará más oro y plata de
lo que queda más atrás.
Y así, entran algunos días veinte mil, y
otras veces treinta mil, y otras cincuenta, y
otras sesenta mil pesos de oro en cántaros y
ollas grandes de á dos arrobas y de á tres, y
cántaros y ollas grandes de plata, y otras mu-
chas vasijas.
3

CONQUISTA DEL PERÚ T-:

Todo lo mandó poner el Gobernador en


una casa donde Atabalipa tenia sus guardas,
hasta tanto que con ello y con lo que ha de
venir cumpla lo que ha prometido. Veinte dias
eran pasados de deciembre del sobredicho año,
cuando llegaron á este pueblo ciertos indios
mensajeros del pueblo de San Miguel con una
carta en que hacian saber al Gobernador cómo
habían arribado á esta costa, á un puerto que
se dice Cancebi, junto con Quaque, seis navios
en que venian ciento y cincuenta españoles y
ochenta y cuatro caballos; los tres navios ve-
nian de Panamá, en que venia el capitán Diego
de Almagro con ciento y veinte hombres, y
las otras tres carabelas venian de Nicoragua

con treinta hombres, y que venian á esta go-


bernación con voluntad de servir en ella, y que
desde Cancebi, como hobieron echado la gen-
te y los caballos para venir por tierra, se ade-
lantó un navio á saber dónde estaba el Gober-
nador, y llegó hasta Túmbez, y el cacique de
aquella provincia no le quiso dar razón del ni
mostralle la carta que el Gobernador le dejó
para dar á los navios que por allí viniesen.
Y este navio se volvió sin llevar nueva del
Gobernador, y otro que tras él habia salido
siguió la costa adelante hasta que llegó al puer-
to de San Miguel, donde desembarcó el maes-
8
rí4 FRANCISCO DE XEREZ

tre y fué al pueblo, en el cual hubo mucha ale'


gria con de aquella gente. Y luego se
la venida
volvió el maestre con las cartas que el Gober-
nador habia enviado á los del pueblo, en qua
les hacia saber la victoria que Dios habia dado
á él y á su gente, y la mucha riqueza de la tier-
ra. El Gobernador y todos los que con él esta-
ban hobieron mucho placer cou la venida des*
tos navios. Luego despachó el Gobernador sus
mensajeros, escribiendo al capitán Diego de
Almagro y algunas personas de las que con él
venian, haciéndoles saber cuanto holgaba con
su venida, y que, llegados al pueblo de San
Miguel, porque no le pusiesen en necesidad, se
saliesen á los caciques comarcanos que están
en el camino de Caxamalca, porque tienen
mucha abundancia de mantenimientos, y que él
proveeria de hundir oro para pagar el flete de
los navios, porque se volviesen luego.
Como de cada dia venian caciques al Go-
bernador, vinieron entre ellos dos caciques que
se dicen de los ladrones, porque su gente sal-
tea á todos los que pasan por su tierra; estos
están camino del Cuzco. Pasados sesenta dias
de la prisión de Atabalipa, un cacique del pue-
blo donde está la mezquita, y el guardián della,
llegaron ante el Gobernador, el cual preguntó
á Atabalipa que quién eran; dijo que el uno
5

CONQUISTA DEL PERÚ 1 1

era señor del pueblo de la mezquita y el otro


guardián della, y que se holgaba con su venida,
porque pagaria las mentiras que le habia di-
cho; y pidió una cadena para echar al guar-
dián porque le habia aconsejado que tuviese
guerra con los cristianos, que el ídolo le habia
dicho que los mataría todos; y también dijo á
su padre el Cuzco, cuando estaba á la muerte,
que no moriria de aquella enfermedad.
Y el Gobernador mandó
traer la cadena, y
á Atabalipa se echó
la diciendo que no se la
quitasen hasta que hiciese traer todo el oro de
la mezquita, y dijo á Atabalipa que lo queria

dar á los cristianos, pues que su ídolo es men-


tiroso; y dijo al guardián: «Yo quiero agora
ver si cadena ese que tú dices
te quitará esta

que Gobernador y el cacique que


es tu dios. El
vino con el guandian despacharon sus mensa-
jeros para que trujesen el oro de la mezquita
y lo que el cacique tenia y dijeron que
,

volverian donde en cincuenta dias con todo


esto.
Sabido por el Gobernador que ayuntaba
gente en la tierra y que habia gente de guerra
en Guamachuco, envió el Gobernador á Her-
nando Pizarro eon veinte de caballo y algunos
de pié á Guamachuco, que está tres jornadas
de Caxamalca, para saber qué se hacia, para
6

11 FRANCISCO DE XEREZ

que hiciese venir el oro y plata que está en


Guamachuco
El capitán Hernando Pizarro se partió de
Caxamalca víspera de los reyes del año 1533;
quince dias después llegaron á Caxamalca cier-
tos cristianos con mucha cuantia de oro y pla-
ta,en que vinieron mas de trescientas cargas
de oro y plata en cátnaros y ollas grandes y
otras diversas piezas. Todo lo mandó el Go-
bernador con lo que primero hablan traido, en
una casa donde Atabalipa tenia puestas guar-
das, diciendo que él lo quería tener á recaudo;
pues habia de cumplir lo que habia prometido,
para que venido lo entregase todo junto; y por
tenerlo á mejor recaudo puso el Gobernador
cristianos que lo guardasen de dia y de neche,

y al tiempo que mete en la casa lo cuentan to-


do, porque no haya fraude. Con este oro y pla-
ta vino un hermano de Atalipa, y dijo que en

Jauja quedaba mayor cantidad de oro, lo cual


traian ya por el camino, y venian con ello uno
de los capitanes de Atalipa, llamado Chillicu-
chima.
Hernando Pizarro escribió al Gobernador
que él se habia informado de las cosas de la

y que no habia nueva del ayuntamiento


tierra,

de gente ni de otra cosa, sino que el oro esta-


ba en Jauja, y con ello un capitán, y que le hi-
CONQUISTA DEL PERÚ 1 1 7,

cíese saber qué mandaba que hiciese, si man-


daba que pasase adelante, porque hasta ver su
respuesta no se partiría de aUí. El Gobernador
respondió que llegase á la mezquita, porque
tenia preso al guardián della, y Atabalípa ha-
bía mandado traer el tesoro que en ella estaba,
y que despachase presto de traer todo el oro
que en la mezquita hallase, y que le escribiese
de cada pueblo lo que le sucediese por el ca-
mino; y así lo hizo.
Viendo el Gobernador la dilación que ha-
bía en el traer el oro, envió tres cristianos para
que hiciesen venir el oro que estaba en Jauja
y para que viesen el pueblo del Cuzco, y dio
poder á uno dellos para que en su lugar, en
nombre de su majestad, tomase posesión del
Cuzco y de sus comarcas ante un escribano pu-
blico que con ellos iba; y con ellos envió un
hermano de Atabalípa. Y mandóles que no hi-
ciesen mal á los naturales ni les tomasen oro
ni otra cosa contraría á su voluntad, ni hiciesen
mas de que quisiese aquel principal que con
lo
ellos iba,porque no los matasen; y que pro-
curasen de ver el pueblo del Cuzco, y de todo
trujesen relación; los cuales se partieron de
Caxamalaca á 15 dias de hebrero del año so-
bredicho.
El capitán Diego de Almagro llegó á este
;i8 FRANCISCO DE XEREZ

pueblo con alguna gente, y entraron en Caxa-


malca víspera de Pascua Florida, á 14 de Abril
del dicho año; el cual fué bien recibido del
Gobernador y de los que con él estaban. Un
negro que partió con los cristianos que fueron
al Cuzco volvió á 28 de Abril con ciento y
siete cargasde oro y siete de plata; este negro
volvió desde Jauja, donde hallaron los indios
que venian con el oro, y otros cristianos se
fueron al Cuzco; y dijo este negro que vernia
el capitán Hernando Pizarro muy presto, que

era ido á Jauja á verse con Chilicuchima. El


Gobernador mandó poner este oro con lo
otro, y contáronse todas las piezas.
A 25 dias del mes de Marzo entró en este
pueblo de Caxamalca el capitán Hernando Pi-

zarro con todos los cristianos que llevó y con


el capitán Chilicuchima. Fuéle hecho muy buen

recebimiento por el Gobernador y por los que


con él estaban. Trujo de mezquita veinte y
la
.siete cargas de oro y dos mil marcos de plata,

y dio al Gobernador la relación que Miguel


Estete, veedor (que con él fué en el viaje),
hizo; la cual es la siguiente:
LA RELACIÓN DEL VIAJE QUE HIZO EL SEÑOR CA-

PITÁN HERNANDO PIZARRO POR MANDADO


DEL SEÑOR GOBERNADOR, SU HER-
MANO, DESDE EL PUEBLO DE
CAXAMALCA Á PARCA-
MA, Y DE ALLÍ
Á JAUJA.
LA RELACIÓN DEL VIAJE QUE HIZO EL SEÑOR CA-
PITÁN HERNANDO PIZARRO POR MANDADO DEL
SEÑOR GOBERNADOR, SU HERMANO, DESDE EL
PUEBLO DE CAXAMALCA Á PARCAMA, Y DE ALLÍ
Á JAUJA.

Miércoles, dia de la Epifanía (que se dice


vulgarmente de los tres Reyes Magos,
la fiesta

á de enero del año de 1533, partió el capitán


5
Hernando Pizarro del pueblo de Caxamalca
con veinte de caballo y ciertos escopeteros, y
el mismo dia fué á dormir á unas caserias que

están cinco leguas deste pueblo. Otro dia fué


á comer á otro pueblo que se dice Ichoca,
donde fué bien recebido y le dieron lo que fué
menester para y para su gente. Aquel dia
él

fué á dormir á otro pueblo pequeño que se di-


ce Cuancasanga, subjecto del pueblo de Gua-
machuco.
Otro dia de mañana llegó al pueblo de
Guamachuco, el cual es grande y está en un va-
12^ FRANCISCO DE XEREZ

lie entre sierras; tiene buena vista y aposentos;


el señor del se llama Guaraanchoro, del cual
el capitán y los que él iban fueron bien rece-
bidos. Allí vino un hermano de Atabalipa que
venia de dar priesa á que viniese el oro del
Cuzco; del supo el capitán que veinte jornadas
de allí venia el capitán Chilicuchima y traia

toda la cantidad que Atabalipa habia man-


dado.
Visto que el oro venia tan lejos, el capitán
hizo mensajero Gobernador para saber loque
al

mandaba que hiciese; que él no pasaria de allí


hasta ver su respuesta.
En este pueblo se informó de algunos in-
dios venia tan lejos Chilicuchima; y apre-
si

miando á algunos principales, le dijeron que


Chilicuchima quedaba siete leguas de allí en el
pueblo de Andaraarca, con veinte mil hombres
de guerra, y que venia á matar á los cristianos
y á librar á su señor; y el que esto confesó di-

jo que habia comido el dia antes con él. Toma-


do aparte otro compañero deste principal, dijo
lo mesmo.
Visto esto por el capitán, determinó de ir

á verse con Chilicuchima, y ordenada su gente,


tomó el camino en la mano, y aquel dia fué á
dormir á un pueblo pequeño que se dice Tam-
bo, subjecto de Guamachuco, y allí se tornó á
CONQUISTA DEL PERÚ 1 23
informar, y á todos cuantos indios preguntaba
decian lo mismo que los primeros.
En pueblo hubo buena guarda toda la
este
noche, y otro dia por la mañana continuó su
camino con mucho concierto, y antes de me-
diodía llegó al pueblo de Andamarca, y no
halló al capitán ni nuevas del, mas de las que
primero el hermano de Atabalipa había dado,

que estaba en un pueblo que se dice Jauja con


mucho oro y que venia de camino. En este
pueblo de Andamarca lo alcanzó la respuesta
del señor Gobernador, en que decia que, pues
tenia noticia que Chilicuchima y el oro venian
tan lejos, que ya sabia que él tenia en su poder
al obispo de la mezquita de Pachacama y el
mucho oro que habia mandado; que se infor-
mase del camino que habia para ir allá, y que
si le parecia que seria bueno ir allá por ello,

que fuese; porque entre tanto llegaria lo que


venia del Cuzco.
El capitán se informó del camino y jorna-
das que habia hasta la mezquita; y aunque la
gente que llevaba iba mal aderezada de herraje
y de otras cosas necesarias para tan largo ca-
mino, visto el servicio que á su majestad se ha-
cia en ir por aquel oro, porque los indios no
lo alzasen, y también por ver qué tierra era, y
si era dispuesta para poblar en ella cristianos;
124 FRANCISCO DE XEREZ
aunque tuvo noticia que habia en ella muchos
rios y puentes de redes, y largo camino y
malos pasos, determinó de ir, y llevó algunos
principales que habian estado en aquella tie-
rra; y así comenzó su camino á 14 de enero,

y el mesmo dia pasó algunos malos pasos y


dos rios, y fué á dormir á un pueblo que se
dice Totopamba, que está en una ladera. De
los indios fué bien recebido y dieron bien de
comer y todo lo que fué menester para aquella
noche, y indios para las cargas.
Otro dia salió deste pueblo y fué á dormir
á otro pequeño pueblo que se dice Coronga; al
medio camino está un gran puerto de nieve, y
por todo el camino mucha cuantidad de gana-
dos con sus pastores que los guardan, y tienen
sus casas en las sierras al modo de España. En
estepueblo dieron comida y todo lo que fué
menester, y indios para las cargas; este pueblo
es subjecto de Guamachuco.
Otro dia partió deste pueblo y fué á dor-
mir á otro pequeño que se dice Pinga, y no se
halló en él gente, porque se ausentaron de
miedo.
Esta jomada fué muy mala, porque habia
una bajada de escaleras hechas de piedra, muy
agria y peligrosa para los caballos.
Otro dia á hora de comer llegó á un pueblo
CONQUISTA DEL PERÚ 12$
grande que está en un valle; en medio del ca-
mino hay un rio grande muy furioso; tiene dos
puentes juntas hechos de red, desta manera,
que sacan un gran cimiento desde el agua y lo
suben bien alto, y de una parte del rio á otra
hay unas maromas hechas de bejucos á manera
de bimbrcs, tan gruesas como el muslo, y tié-
nenlas atadas con grandes piedras, y de la una
á la otra hay anchor de una carreta, y atraviesan
recios cordeles muy tejidos y por debajo po-
nen unas piedras grandes para que apesgue la
puente.
Por la una destas pasa la gente .común, y
tiene su portero que pide portazgo, y por la
otra pasan los señores y sus capitanes: esta está
siempre cerrada, y abriéronla para que pasasen
el capitán y su gente, y los caballos pasaron

muy bien.
En este pueblo descansó el capitán dos
dias, porque la gente y los caballos iban fa-
tigados del mal camino; en este pueblo fue-
ron los cristianos muy bien recebidos y ser-
vidos de comida y de todo lo que fué menester;
llámase el señor deste pueblo Pumapaecha.
El dia siguiente se partió el capitán deste
pueblo y fué á comer á un pueblo pequeño,
donde dieron todo lo necesario, y junto á
este pueblo se pasó otra puente de red como
120 FRANCISCO DE XEREZ

la Otra, y fué á dormir dos leguas de allí


á otro pueblo, donde le salieron á recebir de
paz y dieron comida para los cristianos y in-

dios para las cargas.


Esta jornada fué por un valle abajo de
maizales y pueblos pequeños de una parte y
otra de camino.
Otro dia domingo partió deste pueblo, y
por la mañana llegó á otro pueblo, donde re-
cibió el capitán y los que con él iban mucho
servicio, y ála noche llegaron á otro pueblo,

donde asimesmo les fué hecho mucho servicio,


y presentaron los indios de aquel pueblo mu-
chas ovejas y chicha y todo lo demás que fué
menester.
Toda aquella tierra es muy abundante de
ganados y maiz, que yendo los cristianos por
el camino vian andar los hatos de ovejas por

el camino.
El dia siguiente partió el capitán de aquel
pueblo, y por el valle fué á comer á un pue-
blo grande que se dice Guarax, y el señor
del Pumacapillay, donde del y de sus indios
fué bien proveído de comida y gente para lle-
var las cargas.
Este pueblo está en un llano, pasa un rio
junto á él; desde él se parecen otros pueblos,
adonde hay muchos ganados y maiz. Solamente
CONQUISTA DEL PERÚ 1-27

para dar de comer al capitán y á su gente que


con él iba, tenian en un corral doscientas ca-
bezas de ganado.
De aquí salió el capitán tarde, y fué á dor-
mir á otro pueblo que se dice Sucaracoay,
donde le hicieron buen recebimiento; llámase
el señor deste pueblo Marcocana. En este pue-
blo descansó el capitán un dia, porque la gente
y los caballos venian cansados del mal camino.
En este pueblo hubo buena guarda, porque era
grande y Chilicuchima estaba cerca con cin-
cuenta y cinco mil hombres. Otro dia partió
deste pueblo por un valle de labranzas y mucho
ganado; fué á dormir dos leguas de allí, á un
pueblo pequeño que se dice Pachicoto. Aquí
dejó el camino real que va al Cuzco y tomó el
de los llanos. Otro dia partió deste pueblo, íué
á dormir á otro que se dice Marcara; el señor
del se llama Corcora; este es de señores de ga-
nado que tienen en él sus pastores, y en cierto
tiempo del año los llevan allí á apacentar, co-
mo hacen en Castilla, en Extremadura; deste
pueblo corren las aguas hacia la mar, y se hace
el camino difícil, porque toda la tierra adentro

esmuy fria y de mucha agua y nieve, y la costa


muy caliente, y llueve muy poco, que no basta
para lo que siembran, sino que de las aguas
que bajan de la sierra riegan la tierra, la cual
128 FRANCISCO DE XEREZ

es muy abundosa de mantenimientos y frutas.


Otro dia partió deste pueblo, y por un rio
abajo de frutales y labranzas fué á dormir á un
pueblo pequeño que se dice Guaracanga, y otro
dia fué á dormir á un pueblo grande que se
dice Parpunga, que está junto á la mar; tiene
una casa fuerte con cinco cercas ciegas, pinta-
da de muchas labores por de dentro y por de
fuera, con sus portadas muy bien labradas á la
manera de España, con dos tigres á la puerta
principal. Los indios deste pueblo anduvieron
remontados, de miedo de ver una gente nunca
antes vista y los caballos, de los cuales se ma-
ravillaban más; y el capitán les hizo hablar por
la lengua que llevaban, asegurándolos, y ellos
sirvieron bien. En este pueblo tornó á tomar
otro camino más ancho, que está hecho á
mano por las poblaciones de la costa, tapiado
de paredes de una parte y de la otra. En este
pueblo de Parpunga estuvo el capitán dos dias
porque la gente descansase y por esperar he-
rraje. Partiendo el capitán deste pueblo, pa-
saron y su gente un rio en balsas y los ca-
el

ballos á nado, y fué á dormir á un pueblo que


se dice Guamamayo, que está en un barranco
sobre la mar; junto á este pneblo se pasó otro
rio á nado con mucha dificultad, porque iba
muy crecido y furioso. En estos rios de las
CONQUISTA DEL PERÚ I 29

costas no hay puentes, porque van muy gran-


des y derramados; el señor deste pueblo y su
gente lo hicieron bien en ayudar á pasar las
cargas, dieron muy bien de comer á los cris-
)''

tianos, y gente para las cargas.


Deste pueblo partió el capitán con su gente
á 9 dias del mes de enero, y fué á dormir á
otro pueblo sujeto de Guamamayo, que son
tres leguas de camino, la mayor parte poblado
de labranzas y arboledas y fructales; el camino
limpio y tapiado; este dia fué á dormir á un
pueblo muy grande que está cerca de la mar,
que se dice Guarna.
Este pueblo está en un buen sitio, tiene
grandes edificios de aposentos; los cristianos
fueron bien servidos de los señores del pueblo
y de sus indios, y dieron todo lo que tuvieron
menester en aquel dia. Luego el siguiente dia
se partió el capitán y su gente, y fueron á dormir
á un pueblo que se llama Llachu, que se le
puso nombre el pueblo de las Perdices, porque
en cada casa habia muchas perdices puestas en
jaulas.
Los indios deste pueblo salieron de paz y
holgáronse mucho con el capitán y sirviéronle
bien, y el cacique deste pueblo nunca pareció.
Otro dia partió el capitán deste pueblo algo
de mañana, porque le habían hecho saber que

9
130 FRANCISCO DE XEREZ

era grande la jornada, y fué á comer á un pue-


blo grande que se llama Suculacumbi, que hay
cinco leguas de camino.
El señor del pueblo y los indios salieron
de paz y dieron todo lo necesario de comida
para aquel dia; y á hora de vísperas salieron
el capitán y su gente deste pueblo por allegar
otro dia al pueblo donde estaba la mezquita;
y pasó un gran rio á vado y por el camino ta-
piado, y fué á dormir á un lugar del sobredicho
pueblo, legua y media del. Otro dia domingo,
á 30 de enero, partió el capitán deste pueblo,
y sin salir de arboledas y pneblos llegó á Pa-
calcami, que es el pueblo donde está la mez-
quita.
A medio camino está otro pueblo, donde
el capitán comió. El señor de Pacalcami y los
principales del salieron á recebir á los cristia-

nos de paz y mostraron mucha voluntad á los


españoles.
Luego el capitán se fué á posentar con su
gente á unos aposentos muy grandes que están
á una parte del pueblo, y luego dijo el capitán
que iba por mandado del señor Gobernador
por el oro de aquella mezquita, que el cacique
habia mandado al señor Gobernador, y que

luego lo juntasen y se lo diesen, ó lo llevasen


adonde el señor Gobernador estaba; y juntan-
CONQUISTA DEL PERÚ 13I

dose todos los principales del pueblo y los


pajes del ídolo, dijeron que lo darian, y andu-
vieron disimulando y dilatando. En conclu-
sión, que trujeron muy poco y dijeron que no
habia más. El capitán disimuló con ellos, y
dijo que queria ir á ver aquel ídolo que tenian

y que lo llevasen allá, y así fué llevado.

El ídolo estaba en una buena casa bien


pintada, en una sala muy oscura, hidiondá
ymuy cerrada; tienen un ídolo hecho de palo
muy sucio, y aquel dicen que es su dios, el
que los cria y sostiene y cria los mantenimien-
tos; á los pies del tenian ofrecidas algunas jo-
yas de oro; tiénenle en tanta veneración, que
solos sus pajes y criados que dicen que él se-
ñala, esos le sirven, y otro no osa entrar, ni
tienen á otro por digno de tocar con la mano
en las paredes de su casa.
Averiguóse que el diable se reviste en
aquel ídolo y habla con aquellos sus aliados,
y les dice cosas diabólicas que manifiesten por
toda la tierra.
A este tienen por dios y le hacen muchos
sacrificios; vienen á este diablo en peregrina-
ción de trescientas leguas con oro y plata y
ropa, y los que llegan van al portero y piden
su don, y él entra y habla con el ídolo, y él
dice que se lo otorga.
132 FRANCISCO DE XEREZ

Antes que ninguno destos sus ministros en-


tre á servirle, dicen que ha de ayunar muchos
dias y no ha de allegar á mujer. Por todas
se
las calles deste pueblo y á las puertas princi-
pales del, y á la redonda desta casa, hay mu-
chos Ídolos de palo, y los adoran á imitación
de su diablo.
Hase averiguado con muchos señores desta
tierra que desde el pueblo de Catamez, que es
al principio deste gobernamiento, toda la gen-
te desta costa servia á esta mezquita con oro
y plata y daban cada año cierto tributo; tenian
sus casas y mayordomos adonde echaban el
tributo, adonde se halló algún oro y muestra
de haber alzado mucho más; averiguóse con
muchos indios haberlo alzado por mandado
del diablo.
Muchas cosas se podrian decir de las ido-
latrías que se hacen á este ídolo; mas por evi-
tar prolejidad no las digo, mas de cuanto se
dice entre los indios que aquel ídolo los hace
entender que es su dios y que los puede hun-
dir si le enojan y no le sirven bien, y que todas
las cosas del mundo están en su mano.
Y la gente estaba tan escandalizada y teme-
rosa de solamente haber entrado el capitán á

verle, que pensaban que en yéndose de allí los


cristianos los habia de destruir á todos.
.

CONQUISTA DEL PERÚ I33

Los cristianos dieron á entender á los in-


dios gran yerro en que estaban, y que el que
el

hablaba dentro de aquel ídolo es el diablo,


que los tenia engañados, y amonestáronles que
de allí adelante no creyesen en él ni hiciesen
lo que les aconsejase, y otras cosas acerca de
sus idolatrías. .

El capitán mandó deshacer la bóveda


donde ídolo estaba y quebrarle delante de
el

todos, y les dio á entender muchas cosas de


nuestra santa fé católica, y les señaló por armas
para que se defendiesen del demonio la señal
de la cruz f
Este pueblo de Xachacama es gran cosa,
tiene junto á esta mezquita una casa del sol,
puesta en un cerro, bien labrada, con cinco
cercas; hay casas con terrados, como en Espa-
ña; el pueblo parece ser antiguo, por los edi-
ficios caidos que en él hay; lo más de la cerca

está caida.
El principal señor del se llama Taurichum-
bi.A este pueblo vinieron los señores comar-
canos á ver al capitán con presentes de lo que
habia en su tierra y con oro y plata; maravillá-
ronse mucho de haberse atrevido el capitán á
entrar donde el ídolo estaba y haberle que-
brantado.
El señor de Malaque, llamado Lincoto, vino
134 FRANCISCO DE XEREZ

á dar la obediencia á su majestad, y trujo pre-


sentre de oro y plata; el señor de Hoar, lla-
mado Alincay, hizo lo mesmo; el señor de
Guaico, llamado Guarilli, asimismo trujo oro y
plata; el señor de Chincha, con diez principales
suyos, trujeron presentes de oro y plata; este se-
ñor dijo que se llamaba Tambianvea, y el señor
de Guarva, llamado Guaxchapaicho, y el señor
de Colixa, llamado Aci, y el señor de Sallicai-
marca, llamado Ispilo, y otros señores y prin-
cipalesde las comarcas traian sus presentes de
oro y plata, que se juntó, con lo que fué sacado
de la mezquita, noventa mil pesos. A todos
estos caciques habló el capitán muy bien, agra-
descie'ndoles su venida; y mandóles, en nombre
de su majestad, que siempre lo hiciesen así, y
enviólos muy contentos.
En este paeblo de Xachacama tuvo el ca-
pitán Hernando Pizarro noticia que Chilicuchi-
ma, capitán de Atabalipa, estaba cuatro jorna-
das de allí con mucha gente y con el oro, y
que no queria pasar de allí, antes decia que
venia á dar guerra á las cristianos. El capitán
le envió un mensajero asegurándole, y envióle
á decir que viniese con el oro, que ya sabia

que su señor estaba preso y habia muchos dias


que le esperaba, y que también estaba enojado
el señor Gobernador de su tardanza, y otras
CONQUISTA DEL PERÚ 135
muchas cosas le envió á decir, asegurándole
para que viniese; porque él no podía ir á verse

con porque habia mal camino para los ca-


él,

ballos, y que en un pueblo que estaba en el


camino, el que mas presto llegase aguardase
al otro.
Chilicuchima envió á decir que él haria lo
que el capitán mandaba, y que en ello no habría
otra cosa.
Y asf, el capitán se despachó del dicho
pueblo de Xachacama para venir á juntarse
con Chilicuchima, y por las mismas jornadas
vino hasta el pueblo de Guarva que está en el

llano junto á la mar, y allí dejó la costa y tor-


nó á entrar por la tierra adentro.
A
2 dias del mes de marzo salió el capitán

Hernando Pizarro del dicho pueblo de Guarva,


y caminó por un rio arriba, cercado de mu-
chas arboledas, todo aquel dia, y á la noche fué
á dormir á un pueblo que está en la ribera des-

te rio; este pueblo donde el capitán fué á dor-


mir está subjecto al sobredicho pueblo de
Guarva, y llámase Guaranga. El dia siguiente
partió el capitán deste pueblo, y fué á dormir
á otro pueblo pequeño que se dice Aillon, que
está situado junto ala sierra, el cual es subjec-

mas prmcipal llamado Ara-


to á otro pueblo
tambo, de muchos ganados y maíz.
136 FRANCISCO DE XEREZ

Otro dia, á 5 dias de dicho mes, fué á dor-


mir á otro pueblo subjecto de Caxatambo, que
se dice Chincha. En el camino está un puerto
de nieve muy agro, la nieve daba a las cinchas
de los caballos; este pueblo es de muchos ga-
nados; aqui estuvo el capitán dos dias.

Sábado, á 7 del dicho mes, partió deste pue-


blo y fué á dormir á Caxatambo; este es un
muy gran pueblo, situado en un valle hondo,
donde hay muchos ganados, y por todo el ca-
mino hay muchos corrales de ovejas.
Llámase el señor deste pueblo Sachao; hí-

zolo bien en de los españoles.


el servicio

En este pueblo tornó á tomar el camino an-


cho por donde el dicho Chilicuchima habia de
ir; hay tres dias de traviesa.

Aquí se informó el capitán si habia pasado


á juntarse con él, como habia quedado; todos
los indios le decian que habia pasado y lle-
vaba todo el oro; y según después pareció,
ellos estaban avisados que lo dijesen así, por-
que el capitán se viniese, y él quedaba en Jauja
sin pensamiento de venir; y como se cree des-
tos indios que pocas veces dicen verdad, el ca-

pitán determinó, aunque fué gran trabajo y pe-


igro,de salir al camino real por donde Chili-
cuchima habia de venir, para saber si habia
pasado, y si no fuese pasado, ir á verse con él
CONQUISTA DEL PERÚ l$^

do quiera que estuviese, así por traer el oro

como por deshacer el ejército que tenia y


atraerlo por bien, y si no quisiese, dar en él y
prenderlo.
Y así, el capitán con su gente tomó la vía de
un pueblo grande, llamado Pombo, que está en
el camino real.

Lunes, á 9 de dicho mes, fué á dormir á un


pueblo que está entre sierras, que se dice Oyu.
El Cacique salió de paz, y dio á los cristia-
nos todo lo que tuvieron menester para aque-
lla noche.
Otro dia de mañana fué el capitán á dormir
á un pueblo chico de pastores que está cerca
de una laguna de agua dulce, que tiene tres le-
guas de circuito, en un llano donde hay muchos
ganados medianos como los de España y de
lana muy fina.

Otro dia miércoles por lá mañana llegó el


capitán con su gente al pueblo de Pombo, y
saliéronle á recebir todos los señores del pue-
blo y algunos capitanes de Atabalipa que esta-
ban allí con cierta gente.
Allí halló el capitán ciento y cincuenta arro-
bas de todo oro que Chilicuchima enviaba, y él

quedaba con su gente en Jauja.


Luego como el capitán se aposentó y pre-
guntó á los capitanes de Atabalipa qué era la
138 FRANCISCO DE XEREZ

causa que Chilicuchima enviaba aquel oro, y no


venia él, como habia prometido, ellos respon-
dieron que porque él tenia mucho miedo de

los cristianosno habia venido, y también por-


que esperaba mucho oro que venia del Cuzco y
no osaba ir con tan poco.
El capitán Hernando Pizarro hizo un men-
sajero desde este pueblo á Chilicuchima asegu-
rándole, y haciéndole saber que, pues él no ha-
bia venido, que él iba adonde estaba, que no
tuviese miedo. En este pueblo descansó un dia,
por llevar los caballos algo aliviados para si
fuese menester pelear.
Viernes, á 14 dias de dicho mes de Marzo,
se partió el capitán con toda su gente de pié y
de caballo, y del dicho pueblo de Pombo para
ir á Jauja, y este dia fué á dormir y un pueblo
llamado Xacamalca, seis leguas de tierra llana
del pueblo de donde partió; hay en el campo
una laguna de agua dulce que comienza de
junto á este pueblo, y tiene de circuito ocho ó
diez leguas, toda cercada de pueblos, y cerca
della hay muchos ganados, y hay en ella aves
de agua de muchas maneras y pescados pe-
queños,
En esta laguna tuvo el padre de Atabalipa
y él muchas balsas traidas de Túmbez para su
recreación. Sale desta laguna un rio que va al
CONQUISTA DEL PERÚ 1 39
pueblo de Pombo, y pasa de una parte del
muy sesgo y hondable, y pueden venir por él
á desembarcar á una puente que está junto al
pueblo; los que pasan pagan portazgo, como
en España.
Por todo este rio hay muchos ganados, y
púsose por nombre Guadiana, porque le parece
mucho.
Sábado, á 15 días del dicho mes, partió el
capitán del pueblo de Xacamalca, y fué á
comer á una casa que está tres leguas de allí,
donde buen recebimiento de comida, y
tenia
fué á dormir otias tres leguas adelante, á un
pueblo llamado Carma, que está en una ladera
de una sierra.
Allí le llevaron á aposentar en una casa pin-
tada que tiene muy buenos aposentos. El señor
deste pueblo lo hizo bien, así en el dar de
comer como en dar gentes para las cargas.
Domingo por la mañana se partió el capitán
deste pueblo, porque era algo grande la jorna-
da, y comenzó á caminar su gente puesta en
orden, recelando que Chilicuchima estaba de
mal arte, porque no le habia hecho mensajero.
A hora de vísperas llegó á un pueblo llamado
Yanaimalca; del pueblo le salieron á recebir;
allí supo que Chilicuchima estaba fuera de Jau-
ja, de donde tuvo más sospecha, y porque
I40 FRANCISCO DE XEREZ

estaba una legua de Jauja, en acabando dé


comer caminó, y llegando á vista della y desde
un cerro, vieron muchos escuadrones de genfe,
y no sabían si eran de guerra ó del pueblo. Lle-
gado el capitán con su gente á la plaza principal
del dicho pueblo, vieron que los escuadrones
eran de gente del pueblo, que se hablan jun-
tado para hacer fiestas.

Luego como el capttan llegó, ante de apear-


se, preguntó por Chilicnchima, y dijéronle
que era ido á otros pueblos y que otro dia se
vernia.
So color de ciertos negocios, él se habia
ausentado hasta saber de los indios que venian
con el capitán el propósito que los españoles
llevaban; porque, como él via que habia hecho
mal en no cumplir lo que habia prometido, y
que el capitán habia venido ochenta leguas á
verse con él, y por estas causas sospechó que
iba á prenderle ó matarle, y por el miedo que
este capitán tenia á los cristianos, especial-
mente á de caballo, por eso se ausentó.
los
El capitán llevaba consigo á un hijo del Cuzco
viejo, el cual, como supo que Chilicnchima se
habia ausentado, dijo que quería ir á donde él
estaba; y así, fué en unas andas. Toda aquella
noche estuvieron los caballos ensillados y enfre-
nados, y mandó á los señores del pueblo que
CONQUISTA DEL PERÚ I4I

ningún indio pareciese en la plaza, porque los


caballos estaban enojados y los mataran. Otro
dia siguiente vino aquel hijo del Cuzco, y con
él Chilicuchima, los dos en andas bien acom-
pañados; y entrando por la plaza se apeó, y
dejó toda la gente, y con algunos que le acom-
pañaban fué á la posada del capitán Hernando
Pizarro á verle y á desculparse por no haber
ido,como lo habia prometido, y como no le
habia salido á recebir, diciendo que no habia
podido más con sus grandes ocupaciones; y
preguntándole el capitán cómo no habia ido
á juntarse con él, según lo habia prometido,
Chilicuchima respondió que su señor Ataba-
lipa le habia enviado á mandar que se estuvie-
se quedo; el capitán le respondió que ya no te-
nia nengun enojo dél; pero que se aparejase,
que habia de ir con él adonde estaba el Gober-
nador, el cual tenia preso á su señor Atabalipa,

y que no le habia de soltar hasta que diese el


oro que habia mandado, y que él sabia como
tenia mucho oro; que lo allegase todo, y que
se fuesen juntos, y que le seria hecho buen tra-

tamiento.
Chilicuchima respondió que su señor le
habia enviado á mandar que se estuviese
quedo; que si no le enviase á mandar otra cosa
que no osaría ir; porque, como aquella tierra
142 FRANCISCO DE XEREZ

era nuevamente conquistada, si él se fuese tor-


naríase á rebelar.
Hernando Pizarro estuvo porfiando con él
mucho; en conclusión, quedó que él se vería en
ello aquella noche, y por la mañana le hablaría.
El capitán lo quería atraer por buenas razones
por no alborotar la tierra porque pudiera ve-
nir daño á tres españoles que eran idos á la ciu-
dad del Cuzco.
Otro día por la mañana Chilicuchima fué
á su posada, y dijo que, pues él quería que
fuese con él, que no podía hacer otra cosa de
lo que mandaba; que él se quería ir con él, y
que dejaría otro capitán con la gente de guerra
que allí tenía; y aquel día juntó hasta treinta
cargas de oro bajo, y concertaron de irse des-
de á dos días; en los cuales vinieron hasta
treinta ó cuarenta cargas de plata; en estos
dias se guardaron mucho los españoles, y de
día y de noche estaban los caballos ensillados,
porque aquel capitán de Atabalípa se vido
tan poderoso de gente, que sí hobiera dado

de noche en los cristianos, hiciera gran daño.


Este pueblo de Jauja es muy grande y está en
un hermoso valle; es tierra muy templada,
pasa cerca del pueblo un rio muy poderoso;
es tierra abundosa; el pueblo está hecho á la
manera de los de España, y las calles bien tra-
CONQUISTA DEL PERÚ 143

zadas; á vista del hay otros pueblos subjectos


á él; era mucha la gente de aquel pueblo y de
sus comarcas, que, al parecer de los españoles,
se juntaban cada dia en la plaza principal cien
mil personas, y estaban los mercados y calles
del pueblo tan llenos de gentes, que parecía
que no faltaba persona.
Habia hombres que tenían cargo de contar
toda esta gente, para saber los que venían á
servir á la gentede guerra; otros tenían cargo
de mirar lo que entraba en el pueblo.
Tenia Chilicuchima mayordomos que te-
nían cargo de proveer de mantenimientos á la
gente; tenia muchos carpinteros que labraban
madera, y otras muchas grandezas tenia acerca
de su servicio y guarda de su persona; tenia
en su casa tres ó cuatro porteros.
Finalmente, en su servicio y en todo lo de-
más imitaba á su señor; este era temido en
toda aquella tierra porque era muy valiente
hombre, que habia conquistado, por mandado
de su señor, mas de seiscientas leguas de tie-
rra, donde hubo muchos recuentros en el
campo y en pasos malos, y en todos fué vence-
dor, y ninguna cosa le quedó por conquistar
en toda aquella tierra.

Viernes á 20 días del mes de marzo, partió


el capitán Hernando Pizarro del dicho pueblo
144 FRANCISCO DE XEREZ

de Jauja para dar la vuelta al pueblo de Caxa-


malca, y con él Chilicuchima, y por las mes-
mas jornadas vino hasta el pueblo de Pombo,
adonde viene á salir el camino real del Cuzco;
donde estuvo el dia que llegó y otro.
Miércoles partieron del dicho pueblo de
Pombo, y por unos llanos, donde habia mu-
chos hatos de ganado, fueron á dormir á unos
aposentos grandes. Este dia nevó mucho. Otro
dia fueron á dormir á un pueblo que está en-
tre unas sierras, que se dice Tambo; hay junto
á él un hondo rio, donde hay una puente, y
para bajar al rio hay una escalera de piedra

muy agrá, que habiendo resistencia de arriba,


harian mucho daño.
El capitán fué bien servido del señor deste
pueblo de todo lo que fué menester para él, y
hicieron gran fiesta por respecto del capitán
Hernando Pizarro, y también porque venia con
él Chilicuchima, á quien solian hacer fiestas.
Otro dia fueron á dormir á otro pueblo
llamado Tonsucancha, y el cacique principal
del se llama Tillima; aqui tuvieron buen rece-
bimiento, y hubo mucha gente de servicio;
porque, aunque el pueblo era pequeño, acu-

dieron allí los comarcanos á recebir y ver k los


cristianos.
En este pueblo hay muchos ganados pe-
CONQUISTA DEL PERÚ 1 45
queños de muy buena lana, que parece a la de
España.
Otro dia fueron á dormir á otro pueblo que
se dice Guaneso, que habia de allí cinco le-

guas de camino, lo más del enlosado y empe-


drado, y hechas sus acequias por do va el agua.
Dicen que fué hecho por causa de las nieves
que en cierto tiempo del año caen por aquella
tierra. Este pueblo de Guaneso es grande y

está en un valle cercado de sierras muy agras;


tiene el valle tres leguas de circuito, y por la
una parte, viniendo á este pueblo de Caxamal-
ca, hay una gran subida muy agrá; en este pue-
blo hicieron buen recebimiento al capitán y á
los cristianos, y dos dias que allí estuvieron
hicieron muchas fiestas.
Este pueblo tiene otros comarcanos que le
son subjectos; es tierra de muchos ganados.
El postrimero dia del sobredicho mes par-
capitun con su gente deste pueblo, y lle-
tió el

garon á una puente de un rio caudal, hecha de


maderos muy gruesos, y en ella habia porteros
que tenian cargo de cobrar el portazgo, como
entre ellos es costumbre.
Este dia fueron á dormir á cuatro leguas de
aqueste pueblo donde Chilicuchima tuvo pro-
veído de todo lo que fué menester para aque-
lla noche.
146 FRANCISCO DE XEREZ

Otro dia, i.° del mes de abril, partieron


deste pueblo, y fueron á dormir á otro que se
llama Pincosmarca; este pueblo está en la lade-
ra de una sierra agrá; llámase el cacique Par-
pay.
Otro dia partió el capitán deste pueblo, y
fué á dormir tres leguas de allí, á un buen pue-

blo llamado Guari, donde hay otro rio grande


y hondo, donde hay otra puente. Este lugar es
muy fuerte, porque tiene por las dos partes
hondos barrancos.
Aquí dijo Chilicuchima que habia habido
un recuentro con la gente del Cuzco, que le
habia aguardado en este paso, y se le defen-
dieron dos ó tres dias; y cuando los del Cuzco
iban de vencida, ya que era pasada alguna gen-
te, quemaron la puente, y Chilicuchima y su
gente pasaron nadando, y mataron muchos de
los del Cuzco.
Otro dia partió el capitán deste pueblo, y
fué á dormir á otro pueblo que se dice Pisco-
bomba; este pueblo es muy grande y está en la
ladera de una sierra; llamase el cacique del
Tanguame; deste cacique y de sus indios fué el
capitán bien recebido, y los cristianos bien ser-
vidos.
En el medio del camino deste pueblo á
Guacacamba hay otro rio hondable, y en él
CONQUISTA DEL PERÚ 1 47
Otras dos puentes juntas, hechas de red, como
lasque arriba dije, que sacan un cimiento de
piedra de junto al agua, y de una parte á otra
hay unas maromas tan gruesas como el muslo,
hechas de bimbres, y sobre ellas atraviesan
muchos cordeles gruesos y muy tejidos, y ha-
cen sus bordos altos; y por debajo están unas
piedras muy grandes atadas, para tener recia la
puente, y los caballos pasaron muy bien la
puente, aunque se andaba, que es una cosa muy
temerosa de pasar para quien no ha pasado;
pero no hay peligro, porque está muy fuerte.
En todas estas puentes hay guardas como en
España, y tienen la misma orden que arriba
dije.

Otro dia partió el capitán con su gente des-


te pueblo; y fué á dormir á unas caserías que
están á cinco leguas del.
Otro dia partió el capitán con su gente des-
te pueblo,que se dice Agoa, subjecto de Pis-
cobamba; es buen pueblo y de muchos maiza-
les; está entre sierras; el cacique y sus indios

dieron lo que fué menester aquella noche, y á


la mañana dieron 1 a gente de servicio que fué
menester.
Otro dia fueron el capitán y su gente á dor-
mir á otro pueblo que se dice Conchucho, que
son cuatro leguas de camino muy agrio.
148 FRANCISCO DE XEREZ

Este pueblo está en una hoya; media legua


antes que lleguen á él va camino muy ancho
cortado por peña, hechos en la peña escalones;:
hay muchos malos pasos, y fuertes si hubiese
defensa. Partiendo de allí el capitán y su gente,,
fueron á dormir á otro pueblo, llamado Anda-
marca, que es donde se apartó para ir á Pacha-
maca; á este pueblo se vienen á juntar los dos
caminos reales que van al Cuzco. Del pueblo
de Pombo á éste hay tres leguas de camino
.

muy agrio; en las bajadas y subidas tiene hechas-


sus escaleras de piedra; por la parte de la la-

dera tiene su pared de piedra porque no pue-


dan resbalar, porque por algunas partes po-
drían caer, que se harian pedazos; para los ca-
ballos es gran bien, que caerían si no hobiese

pared. En medio camino hay una puente


del
de piedra y madera muy bien hecha, entre dos
peñoles, y á la una parte de la puente hay unos
aposentos bien hechos y un patio empedrado,-
donde dicen los indios que cuando los seño-
res de aquella tierra caminaban por allí, les te-
nían hechos banquetes y fiestas.
Deste pueblo vino el capitán Hernando Pi-
zarro por las mesmas jornadas que llevó hasta
laciudad de Caxamalca, donde entró, y con él
Chilicuchima, á 25 dias del mes de mayo año
de 1533. Aquí se ha visto una cosa que no se

CONQUISTA DEL PERÚ I49


lia visto después que las Indias se descubrieron
y aun entre españoles es bien de notar, que ai
tiempo que Chilicuchima entró por las puertas
donde estaba preso su señor, tomó á un indio
de los que consigo llevaba y una carga media-
na, y echósela encima, y con él otros muchos
principales de aquellos que consigo llevaba; y
así cargado él y los otros, entró donde su se»
ñor estaba, y cuando lo vio, alzó las manos al
sol, y dióle gracias porque se lo habia dejado

ver; y luego con mucho acatamiento, llorando,


se llegó á él y le besó en el rostro y las manos
y los pies, y asimismo los otros principales que
venian con él. Atabalipa mostró tanta majes-
tad, que, con no tener en todo su reino á quien
tanto quisiese, no le miró á la cara ni hizo del
más caso que del más triste indio que viniera
delante del; y esto de cargarse para entrar á ver
á Atabalipa es cierta cerimonia que se hace á
todos los señores que han reinado en aquella
tierra. La cual dicha relación, yo Miguel de Es-
tete, veedor que fui en el viaje* que el dicho ca-
pitán Hernando Pizarro hizo, truje de todo lo
susodicho, de la manera que sucedió. Miguel
Esiete.
PROSIGUE EL PRIMER AüCTOR

Visto por el Gobernador que seis navios


que estaban en el puerto de San Miguel no se
podian sostener, y que dilatando su partida se
perdieran, y los maestros dellos, que á él vi-
nieron, le hablan requtrido que los pagase y
los despachase, el Gobernador hizo ayunta-
miento para despacharlos y para hacer relación
á su majestad de lo sucedido.
E juntamente con los oficiales de su majes-
tad acordó que se hiciese fundición de todo el

oro que hay en este pueblo, que Atabalipa ha-


bla hecho traer, y de todo lo demás que llega-
ra antes que la fundición se acabe, porque fun-
dido y repartido, no se detenga más aquí el
Gobernador, y vaya á hacer la población, co-
mo manda su majestad.
CONQUISTA DEL PERÚ 151

Año de
1533, andados trece dias del mes
de mayo, se pregonó y comenzó á hacer la
fundición.
Pasados diez dias, llegó á este pueblo de
Caxamalca uno de los tres cristianos que fue-
ron á la ciudad del Cuzco; este es el que fué
por escribano y trujo la razón de cómo se ha-
bia tomado posesión en nombre de su majes-
tad en aquella ciudad del Cuzco; asiemesmo
trujo relación de los pueblos que hay en el

camino, en que dijo que hay treinta pueblos


principales, sin la ciudad del Cuzco, y otros
muchos pueblos pequeños; y dijo que la ciu-
dad del Cuzco es tan grande como se ha dicho,
y que está aser.tada en una ladera cerca del
llano; las calles muy bien concertadas y empe-
dradas, y que en ocho dias que allí estuvieron
no pudieron ver todo lo que allí habia; y que
una casa del Cuzco tenia chapería de oro, que
la casa es muy bien hecha y cuadrada, y tiene

de esquina á esquina trecientos y cincuenta


pasos, y de las chapas de oro que esta casa te-
nia quitaron setecientas planchas, que una con
otra tenian á quinientos pesos, y de otra casa
quitaron los indios cuantidad de docientos
mil pesos, y que por ser muy bajo no lo qui-
sieron recebir, que ternia á siete ó ocho quila-
tes el peso: y que no vieron más casas chapa-
152 FRANCISCO DE XEREZ

das de oro destas dos, porque los indios no


les dejaron ver toda la ciudad, y que por la
muestra y parecer de la ciudad y de los oficia-
les della creen que hay mucha riqueza en ella;

y que hallaron allí al capilan Quisquís que tie-


ne esta ciudad por Atabalipa, con treinta mil
hombres de guarnición, con que la guarda, por-
que confina con caribes y con otras gentes que
tienen guerra con aquella ciudad; y otras mu-
chas cosas dijo que hay en aquella ciudad, y
de la buena orden della, y que el principal que
con ellos fué viene con los otros dos cristia-
nos con seiscientas planchas de oro y plata,
y ¡mucha cuantidad que les dio en Jauja el
principal que allí dejó Chilicuchima.
Por manera que en todo el oro que traen
vienen ciento y setenta y ocho cargas, y son
las cargas de paligueres que las traen cuatro
indios, y que traen poca plata, y que el oro
viene á los cristianos poco á poco y detenién-
dose, porque son menester muchos indios para
ello, y los vienen recogier^do de pueblo en

pueblo, y que cree que llegará á Caxamalca


dentro de un mes.
El oro que se ha dicho que venia del Cuzco
entró en este pueblo de Caxamalcaá i3dias de
junio del año sobredicho, y vinieron docientas
cargas de oro y veinte y cinco de plata; en el
CONQUISTA DEL PERÚ 153

oro al parecer habia más deciento y treinta


quintales; y después de haber venido esto, vi-
nieron otras sesenta cargas de oro bajo; la ma-
yor parte de todo esto eran planchas, á mane-
ra de tablas de cajas, de á tres y á cuatro pal-
mos de largo.
Esto quitaron de las paredes de los bohíos,

y traían agujeros, que parece haber estado cla-


vadas.
Acabóse de hundir y repartir todo este oro
y plata que se ha dicho, dia de Santiago; y pe-
sado todo el oro y plata por una romana, he-
cha la cuenta, reducido todo á buen oro, hubo
en todo un cuento y trecientos y veinte y seis
mil y quinientos y treinta y nueve pesos de
buen oro. De lo cual perteneció á su majestad
su quinto, después de sacados los derechos de
fundidor, docientos y'sesenta y dos mil y do-
cientos cincuenta y nueve pesos de buen oro.
Y en plata hubo cincuenta y un mil y seiscien-
tos y diez marcos, y á su majestad perteneció
diez mil y ciento y veinte y un mil marcos de
plata.
De todo lo demás, sacado el quinto y los
derechos del hundidor, repartió el Gobernador
entre todos los conquistadores que lo ganaron;
y cupieron los de á caballo á ocho mil y ocho-
cientos y ochenta pesos de oro y á trecientos
154 FRANCISCO DE XEREZ

y sesenta y dos marcos de plata^ y los de pié k


cuatro mil y cuatrocientos y cuarenta pesos y
á ciento y ochenta y un marcos de plata, y al-
gunos á más y otros á menos, según pareció al
Gobernador que cada uno merecia, según la
cualidad de las personas y trabajo que habian
pasado.
De cierta cantidad de oro que el Goberna-
dor apartó ante del repartimiento, dio á los
vecinos que quedaron en el pueblo de San Mi-
guel y á toda la gente que vino con el capitán
Diego de Almagro y todos los mercaderes y
marineros que vinieron después de la guerra
hecha; por manera que á todos los que en
aquella tierra se hallaron alcanzó parte, y por
esta causa se puede llamar fundición general,
pues á todos fué general.
Vióse en esta hundicion una cosa harto de
notar, que hubo un dia en que se hundieron
ochenta mil pesos, y comunmente se hundían
cincuenta ó sesenta mil pesos. Esta hundicion
fué hecha por los indios, que hay entre ellos
grandes plateros y fundidores, que fundían con
nueve forjas.

No dejaré de decir los precios que en esta


tierra sehan dado por los mantenimientos y
otras mercadurías, aunque algunos no lo cree-
rán por ser tan subidos; y puédolo decir con
CONQUISTA DEL PERÚ 1 55
verdad, pues lo vi, y compré algunas cosas. Un
caballo se vendió por mil y quinientos pesos,
y otros tres mil y trecientos. El precio común
dellos era dos mil y quinientos, y no se halla-
ban á este precio. Una botija de vino de tres
az'^mbres sesenta pesos, y yo di por dos azum-
bres cuarenta pesos; un par de borceguíes
ó cuarenta pesos, unas calzas otro tan-
treinta
to;una capa cien pesos, y ciento veinte; una
espada cuarenta ó cincuenta, una cabeza de
ajos medio peso; á este respecto eran las otras
cosas (es tanto un peso de oro como un caste-
llano); una mano de papel diez pesos. Yo di
por poco más de media onza de azafrán daña
do doce pesos.
Muchas cosas habia que decir de los creci-
dos precios á que se han vendido todas las
cosas, y de lo poco en que era tenido el oro y
la plata.
La cosa llegó á que si uno debia á otro
algo le daba un pedazo de oro á bulto sin lo
pesar, y aunque le diese al doble de lo que le
debia no se le daba nada, y de casa en casa

andan los que debian con un indio cargado de


oro buscando á los acreedores para pagar lo
que debian.
Dicho se cómo hase acabó la fundición y
se repartió el oro y la plata, y de la riqueza de
156 FRANCISCO DE XEREZ

aquella tierra, y cómo


es tenido en tan poco
el oro y de los españoles como de
la plata, así

los indios. Hay lugar de los que son sub-


jectos al Cuzco, que agora estaba por Atabali-
pa, adonde dicen que hay dos casas hechss de
oro, y las pajas dellas, con que están cubiertas,
todas hechas de oro.
Con el oro que aquí se trujo del Cuzco
trajeron algunas pajas hechas de oro macizo
con su espigueta hecha al cabo, propria como
nace en campo.
el

Sihobierade contar la diversidad de las


piezas de oro que se trajeron, seria para nunca
acabar. Pieza hubo de asiento que pesó ocho
arrobas de oro, y otras fuentes grandes con
sus caños corriendo agua, en un lago hecho en
la misma fuente, donde hay muchas aves he-
chas de diversas maneras, y hombres sacando
agua de la fuente, todo hecho de oro. Asiemes-
mo se sabe por dicho de Atabalipa y de Chili-
cuchima y otros muchos, que tenia Atabalipa
en Jauja ciertas ovejas, y pastores que las guar-
dan, todo hecho de oro, y las ovejas y pasto-
res grandes como los que hay en esta tierra:
estas piezas eran de su padre, y prometió dar
á los españoles. Grandes cosas se cuentan de
las riquezas de Atabalipa y de su padre.

Agora digamos una cosa que no es para de-


CONQÜISTADEL PERÚ 1 57
jar de escrebir, y es que pareció ante el señor
un cacique señor del pueblo de Caxamalca,

y por las lenguas le dijo: «Hágote saber que


después que Atabalipa fué preso, envió á Qui-
to, su tierra, y por todas las otras provincias, á

hacer ayuntaiiiiento de mucha gente de guerra


para venirse sobre tí y tu gente y mataros á to-
dos, y que toda esta gente viene con un gran
capitán llamado Lluminabe, y que está muy
cerca de aqui y verná de noche y dará en este
real, quemándolo por todas partes, y al prime-

ro que trabajarán de matar será á tí, y sacarán


de su prisión á su señor Atabalipa. Y de la
gente natural de Güito vienen docientos mil
hombres de guerra y treinta mil caribes que
comen carne humana, y de otra provincia que
se dice Pazalta, y de otras partes, viene gran
número de gente.» Oido por el Gobernador
este aviso, agradeciólo mucho al cacique, y hí-
zole mucha honra, y mandó á un escribano que
lo asentase todo, y hízole sobre ello informa-
ción, y tomó el dicho á un tio de Atabalipa y
á algunos señores principales y á algunas in-

dias,y hallóse ser verdad todo lo que dijo el


cacique señor de Caxamálca. El Gobernador
habló á Atabalipa, diciendo:
—<Qué traición es esta que me tienes arma-
da, habiéndote yo hecho tanta honra como á
158 FRANCISCO DE XEREZ

hermano y confiándome de tus palabras?» Y


declaróle todo lo que había sabido y tenia por
información.
Atabálipa respondió, diciendo:
—¿Burlaste conmigo? Siempre me hablas co-
sas de burla; ¿qué partesomos yo y toda mi
gente para enojar á tan valientes hombres co-
mo vosotros? No me digas estas burlas.
Y todo esto sin mostrar semblante de turba-
ción, sino riendo,por mejor disiiüular su mal-
dad, y otras muchas vivezas de hombre agudo
ha dicho después que está preso, de que los
españoles que se las han oido están espanta-
dos, de ver en hombre bárbaro tanta pru-
dencia.
El Gobernador mandó una cadena y
traer
que se la echasen á la garganta, y enviódos
indios por espías á saber dónde estaba este
ejército, porque se decia que estaba á siete
leguas de Caxamalca, por ver si estaba en par-
te donde pudiese enviar sobre ellos ciento de
á caballo; y supo que estaba en tierra muy
agria y que se venian acercando, y súpose que
luego que le fué echada la cadena k Atabálipa

envió sus mensajeros á hacer saber á aquel su


gran capitán cómo el Gobernador lo habia
muerto; y que sabida esta muerte por él y los
de su hueste, se habian retraído atrás; y que
CONQUISTA DEL PERÚ 1 59
tras aquellos mensajeros envió otros^ envián-
dolos á mandar que luego viniesen sin dete-
nerse, enviándoles avisos cómo y por dónde y
á qué hora habian de dar en el real, porque él

está vivo, y si se tardaban lo hallarían muerto.


Sabido todo esto por el Gobernador, man-
dó poner mucho recaudo en el real, y que to-

dos los de caballo rondasen toda la noche, y


en cada cuarto rondaban cincuenta de caballo,
y en el del alba todos ciento y cincuenta, y en
todas estas noches no durmieron el Goberna-
dor y sus capitanes, requiriendo á sus rondas
y mirando lo que convenia, y los cuartos que
cabían de dormir á la gente; no se quitaban las
armas y los caballos estaban ensillados.
Con este recaudo esta el real, hasta un sá-
bado á la puesta del sol vinieron dos indios de
los que servian á los españoles á decir al Go-
bernador que venian huyendo de la gente del
ejército, que llegaban á tres leguas de allí, y
que aquella noche ó otra llegarían á dar en el
real de los cristianos, porque á gran priesa se
venian acercando, por lo que Atabalipa les ha-
bla enviado á mandar.
Luego el Gobernador, con acuerdo de los
oficiales de su majestad, y de los capitanes y
personas de experiencia, sentenció á muerte á
Atabalipa, y mandó por su sentencia, por la
1 6o FRANCISCO DE XEREZ

traición por él cometida, que muriese quema-


do si no se tornase cristiano, por la seguridad
de los cristianos y por el bien de toda la tie-

rray conquista y pacificación della; porque,


muerto Atabalipa luego desbaratarla toda
,

aquella gente, y no ternian tanto ánimo para


ofender y hacer todo lo que les habia enviado
á mandar.
Y así, le sacaron á hacer del justicia, y lle-

vándole á la plaza, dijo que queria ser cris-

tiano.
Luego lo hicieron saber al Gobernador, y
dijoque lo bautizasen; y bautizóle el muy re-
verendo padre fray Vicente de Valverde, que
lo iba esforzando.
El Gobernador mandó que no lo quemasen,
sino que lo ahogasen atado á un palo de la
plaza, y así fué hecho; y estuvo alli hasta otro
dia por la mañana, que los religiosos y el Go-
bernador con otros españoles, lo llevaron á
enterrar á la iglesia con mucha solemnidad^
con toda la demás honra que se le pudo ha-
cer.
Así acabó este que tan cruel habia sido,
con mucho ánimo, sin mostrar sentimiento, di-
ciendo que encomenda.ba sus hijos al Goberna-
dor.
Al tiempo que lo llevaban á enterrar, hubo
CONQUISTA DEL PERÚ l6l

gran llanto de mujeres y cris,dos de su casa.


Murió en sábado á la hora que fué preso y
desbaratado.
Algunos dijeron que por sus pecados murió
en dia y hora como fué preso; y así pagó
tal

los grandes males y crueldades que en sus va-


sallos habia hecho; porque todos á una voz di-
cen que fué el mayor carnicero y cruel que los
hombres vieron; que por muy pequeña causa
asolaba un pueblo, por un pequeño delicto que
un sólo hombre del hobiese cometido, y mata-
ba diez mil personas; por tirania tenia subjecta
toda aquella tierra, y de todos era malquisto.
Luego tomó el Gobernador otro hijo del
Cuzco viejo; llamado Atabaliba, que mostraba
tener amistad á los cristianos, y lo puso en el
señorío en presencia de los caciques y señores
comarcanos y de otros indios; y les mandó que
lo tuviesen todos por señor y le obedeciesen
como antes obedecían á Atabalipa, pues este
era señor natural por ser hijo del Cuzco viejo; y
todos dijeron que lo ternian por tal señor y le
obedescerian, como el Gobernador les man-
daba.
Agora quiero decir una cosa admirable, y
es,que veinte dias antes que esto acaesciese, ni
se supiese de la hueste que Atabalipa habia
hecho juntar, estando Atabalipa una noche muy
1 62 FRANCISCO DE XEREZ

alegre con algunos españoles, hablando con


ellos, pareció á deshora una señal en el cielo >

á la parte del Cuzco, como cometa de fuego'


que duró mucha parte de la noche; y vista esta
señal por Atabalipa, dijo que muy presto habia
de morir en aquella tierra un gran señor.
Cuando el Gobernador hubo puesto en el
estado y señorío desta tierra á Atabaliba el me-
nor (como ya es dicho), díjole el Gobernador
que le queria notificar lo que su majestad man-
da, y lo que ha de hacer y cumplir para ser su
vasallo.
Atabaliba respondió que habia de estar re-
traído cuatro dias sin hablar á ninguno, por-
que así se usa entre ellos cuando un señor
muere, para que el sucesor sea temido y obe-
descido, y luego le dan todos la obediencia.
Así, estuvo los cuatro dias retraído, y después
asentó con él las paces el Gobernador con so-
lemnidad de trompetas, y le entregó la bandera
real, y él la recibió y alzó con sus manos por
el Emperador nuestro señor, dándose por su
vasallo. Luego todos los señores principales y
caciques que presentes se hallaron, con mucho
acatamiento lo recibieron por señor y le besa-
ron la mano y en el carrillo; y volviendo las
caras al sol, le dieron gracias, las manos juntas
diciendo que les habia dado señor natural. Así
CONQUISTA DEL PERÚ 1 63

fué recebido este señor al estado de Atabalipa,


y luego le pusieron una borla muy rica atada
par la cabeza, que desciende desde la frente,
que cuasi le tapaba los ojos, que entre ellos es
corona, que trae el que es señor del Cuzco, y
así la traia Atabalipa.
Y después de todo esto, algunos de los es-
pañoles que habian conquistndo la tierra, ma-

yormente los que habia mucho tiempo que es-


taban allá, y otios que, fatigados de enferme-
dades y heridas, no podian servir ni estar allá,
demandaron licencia al Gobernador, suplicán-
dole que les dejase venir á sus tierras con el
oro y plata y piedras y joyas que les habian ca-
bido de su parte; la cual licencia les fué conce-
dida, y algunos dellos vinieron con Hernando
Pizarro, hermano del Gobernador, y á otros se
les dio después licencia, visto que cada dia le
venia gente de nuevo, que concurria á la fama
de la riqueza que habian habido. Y el Gober-
nador dio algunas ovejas y carneros y indios á
los españoles á quien habia dado licencia, para
que trujesen su oro y plata y ropa hasta el pue-
blo de San Miguel, y en el camino perdieron
algunos particulares oro y plata en cuantidad
de más de veinticinco mil castellanos, porque
los carneros y ovejas se les huian con el oro y
plata, y también huian algunos indios.
l64 FRANCISCO DE XEREZ

Y en este camino padecieron, desde la ciu-


dad del Cuzco hasta el puerto, que son cuasi
docientc^s leguas, mucha hambre y mucha sed,
y mucho trabajo, y grande falta de bestias ó
personas para que les trujesen sus haciendas. Y
así, embarcándose, vinieron á Panamá, y desde
allí al Nombre de Dios, adonde se embarca-

ron, y Nuestro señor los trujo hasta Sevilla,,


adonde hasta agora son venidas cuatro naos,
las cuales trujeron la siguiente cuantidad de
oro y plata.
Año de 1533, á 5 dias del mes de deciem-
bre, llegó á esta ciudad de Sevilla la primera,
destas cuatro naos, en la cual vino el capitán
Cristóbal de Mena, el cual trujo suyos ocho
mil pesos de oro y novecientos y cincuenta
marcos de plata. ítem vino un reverendo cléri-
go, natural de Sevilla, llamado Juan de Sosa,
que trujo seis mil pesos de oro y ochenta mar-
cos de plata. ítem vinieron en esta nao, allen-
de de lo sobredicho, treinta y ocho mil y no-
vecientos y cuarenta y seis pesos.
Año de 1534, á 9 dias del mes de enero,
segunda nao, nombra-
llegó al rio de Sevilla la
da Santa María del Campo, en la cual vino el
capitán Hernando Pizarro, hermano de Fran-
cisco Pizarro, Gobernador y capitán general de
la Nueva-Castilla. En esta nao vinieron para su
CONQUISTA DEL PERÚ I 65

majestad ciento y cincuenta y tres mil pesos de


oro y cinco mil y cuarenta y ocho marcos de
plata. Más^ trujo para pasajeros y personas par-
ticulares trecientos y diez mil pesos de oro, y
trece mil y quinientos marcos de plata, sin lo
de su majestad. Lo sobredicho vino en barras
y planchas y pedazos de oro y plata, cerrado
en cajas grandes.
Allende de la sobredicha cuantidad, trujo
esta nao para su majestad ciento treinta y ocho
vasijas de oro y cuarenta y ocho de plata, en-
tre las cuales habia una águila de plata que ca-

bían en su cuerpo dos cántaros de agua, y dos


ollas grandes, una de oro y otra de plata, que
en cada una cabrá una vaca despedazada; y dos
costales de oro, que cabra en cada uno dos
hanegas de trigo, y un ídolo del tamaño de un
niño de cuatro años, y dos atambores peque-
de oro y
ños. Las otras vasijas eran cantaros
plata, que en cada uno cabrán dos arrobas y
más.
ítem en esta nao trujeron, de pasajeros,
veinte y cuatro cántaros de plata y cuatro de
oro.
Este tesoro fué descargado en el muelle y
llevado á la casa de la contratación, las vasijas
á cargas, y lo restante en veintisiete cajas, que
un par de bueyes llevaban dos cajas en una
l6ó FRANCISCO DE XEREZ

carreta. En el sobredicho año, el 3.° dia del


mes de junio, llegaron otras dos naos; en la
una venia por maestre Francisco Rodríguez, y
en la otra Francisco Pabon; en las cuales tru-
jeron para pasajeros y personas particulares
ciento y cuarenta y seis mil y quinientos y diez
y ocho pesos de oro y treinta mil y quinientos
y once marcos de plata.
Allende de las vasijas y piezas de oro y
plata sobredichas,suma el oro destas cuatro
naos setecientos y ocho mil y quinientos y
ochenta pesos.
Es tanto un peso de oro como un castella-
no; véndese comunmente cada peso por cua-
trocientos y cincuenta maravedís; y contando
todo el oro que se registró de todas cuatro
naos, sin poner en cuenta las easijas y otras
piezas, suma lo restaiite trecientos y diez y
ocho cuentos y ochocientos y sesenta y un mil
maravedís.
Y la plata es cuarenta y nueve mil y ocho
marcos. Es cada marco ocho onzas, que, con-
tándolo á dos mil y docientos y diez maravedís,
suma toda la plata ciento y ocho cuentos y
trecientos y siete mil y seiscientos y ochenta
maravedís.
La una de las dos naos postreras que llega-
ron (en la cual vino por maestre Francisco Ro-
CONQUISTA DEL PERÚ 1 67
driguez) es de Francisco de Jerez, natural desta
ciudad de Sevilla^ el cual escribió esta relación
por mandado del Gobernador Francisco Piza-
rro, estando en la provincia de la Nueva-Cas-
tilla, en la ciudad de Caxamalca, por secreta-
rio del señor Gobernador,

d Dios gracias
DIRIGE EL AUTOR SUS METROS AL EMPERADOR
REY NUESTRO SEÑOR

Oh cesárea majestad,
emperador, rey de España
y de la gran tierra extraña
nueva, y de más cuantidad,
que el gran Océano baña;
invicto, semper augusto,
suplico no os dé mal gusto
el poner ejemplo en vos
como pocas veces Dios
favoresce sino al justo.
Cuando vuestra majestad
niño comenzó á reinar,
dejábase gobernar,
conosciendo ser su edad
tierna para sentenciar;
mas después como crescia,
y mejor ya conoscia
á qué es obligado el rey,
comenzó á regir por ley,
como la ley disponía.
Y en comenzando á regir.
CONQUISTA DEL PERÚ 1 69
puso el reino temeroso
y juntamente amoroso,
porque comenzó á sentir
rey severo y piadoso;
que la gran severidad
junta está con la piedad,
porque la severa mano,
con castigar al tirano,
pone al pueblo en libertad.
Hizo Dios de dos hermanos
ser el uno emperador,
y él hizo por sucesor
al otro rey de romanos
y de Hungría rey señor;
y á vos, Cario, dio poder
con que pudiste vencer
al turco tan poderoso;
pues justo, sabio, animoso,
¿qué mas puede rey tener?
Por estas virtudes tales,
y por vuestra religión,
quiso Dios, no sin razón,
daros tales naturales,
que ponen admiración.
Tan sabia gente y tan buena,
tan de esfuerzo y virtud llena,
que cuando os sucede guerra
os defienden vuestra tierra
y os sojuzgan el ajena.
¿Queréis ver qué tales son
solos vuestros castellanos?
digan franceses, romanos,
moros y cualquier nación,
cuáles quedan de sus manos.
lyo FRANCISCO DE XEREZ

Ningún señor tiene gente


tan robusta y tan valiente,
cristiano, gentil ni moro,
y este es el cierto tesoro
para ser el rey potente.
Aventurando sus vidas
han hecho lo no pensado,
hallar lo nunca hallado,
ganar tierras no sabidas,
enriquecer vuestro estado,
ganaros tantas partidas
de gentes antes no oidas,
y, también, como se ha visto,
hacer convertirse á Cristo
tantas ánimas perdidas.
¿Quién pensó ver en un ser
guerra humana y divinal,;
toda junta en un metal
que vencen á Lucifer
con el arma temporal?
No sé cómo se conciertan
cosas en que tanto aciertan;
que solamente con ver
pocos ó muchos vencer,
les hacen que se conviertan.
De lo que hacen y traen,
sin saber contar el cuánto,
nos ponen tan gran espanto
que los pensamientos caen
que no pueden subir tanto;
por lo cual tiene Castilla
una tal ciudad, Sevilla,
que en todas las de cristianos
pueden bien los castellanos
CONQUISTA DEL PERÚ
171
contarla por maravilla.
Della salen, á ella vienen
_

ciudadanos labradores,
de pobres hechos señores,
'
pero ganan lo que tienen
por buenos conquistadores;
y pues para lo escrebir
sé que no puede cumplir
memoria, papel ni mano,
de un mancebo sevillano
que he visto quiero decir.
Entre los muchos que han ido
(hablo de los que ban tornado)
ser este el más señalado,
porque he visto que ha venido,
sin tener cargo, cargado;
ymetió en esta colmena
ciento y diez arrobas buenas;
en nueve cajas bien llenas,
según vimos y se suena.
Ha veinte años que está allá,
los diez y nueve en pobreza,
y en uno cuanta riqueza
ha ganado y trae acá,
ganó con gran fortaleza;
peleando y trabajando,
no durmiendo, mas velando,
con mal comer y beber:
ved si merece tener
lo que ansi ganó burlando.
Tanto otro allá estuviera,
^

sin que allá nada ganara;


sin dubda desconfiara,
y sin nada se volviera.
172 FRANCISCO DE XEREZ

sin que más tiempo esperara;


de modo que su ganancia
procedió de su constancia,
que quiso con su virtud
proveer su senectud
con las obras de su infancia.
Con ventura, que es juez
en cualquiera calidad,
se partió desta ciudad,

en quince años de su edad,


y ganó en esta jornada
traer la pierna quebrada
con lo demás que traia,
sin otra mercadería
sino su persona armada.
Sobre esta tanta excelencia,
hay mil malos envidiosos,
maldicientes, mentirosos,
que quieren poner dolencia
en los hombres virtuosos;
con esta envidia mortal
aunque este es su natural,
dicen del lo que no tiene,
de envidia de cómo viene;
mas no le es ninguno igual.
Y porque en un hombre tal
hemos de hablar forzado
debe ser muy bien mirado,
porque no se hable mal
en quien debe ser honrado:
y pues yo, que escribo, quiero
ser autor muy verdadero,
porque culpado no fuese.
CONQUISTADEL PERÚ
173
antes que letra escribiese,
me he informado bien primero.
Y he sabido que su vida
es de varón muy honesto,
y que mil veces la ha puesto
en arrisco tan perdida
cuanto está ganada en esto;
y bien parece en lo hecho
que quien de tan grande estrecho
ha salido con victoria,
bien merece fama y gloria
con el mundano provecho.
_
Es de un Pedro de Jerez
hijo, ciudadano honrado;
yo en mi vida le he hablado,
sino fué sola una vez
de paso y arrebatado:
al hijo nunca lo vi,
mas por lo que del oí,
y que por quien es, merece,
muy poquito me parece
lo que en su favor escribí.
Dícenme pues sin reproche,
milite sabio en la guerra,
y en su tierra ó no su tierra
dicen que nunca una noche
sin obrar virtud se encierra;
y que desde que ha partido
hasta ser aquí venido
tiene en limosna gastados
mil y quinientos ducados
sin losmás que da escondido.
Esto he querido escrebir
para que vuestra majestad,
Í74 FRANCISCO DE XEREZ

porque si alguna maldad


de envidia van á decir,
sepa de mí la verdad:
y estos tales el buen rey
es obligado por ley
honrar y favorecellos,
y juntamente con ellos
Domifie, memento mei.
Y porque estoy obligado
que he de escrebir las hazañas
de los de vuestras Españas,
cada hecho señalado
en nuestras partes ó extrañas;
pareciéndome esta cosa
digna de escrebir en prosa,
y en metro, como la envió,
tómese el intento mió,
si no va escrita sabrosa.

FIN DE LA CONQUISTA DEL PERÚ POR FRANCIS-


CO DE XEREZ
ÍNDICE.

Páginas.

Noticia biográfica de Francisco de


Xerez 9
Noticia bibliográfica por orden crono-
lógico de las ediciones que se han
hecho de esta obra en español, ita-
liano, francés é inglés 13
Prólogo del auctor 15
Conquista del Perú 21
Relación del viaje que hizo el señor
capitán Hernando Pizarro por man-
dado del señor gobernador, su her-
mano, desde el pueblo de Caxa-
malca á Parcama y de allí á Jauja
(por Miguel de Estete) 119
Prosigue el primer auctor 150
Dirige el autor sus metros al Empera-
dor Rey nuestro señor 168

FIN DEL índice


Fué acabada de reimprimir la presente obra lla-

mada la Conquista del Perú en la Muy He-


roica Villa de Madrid en el estableci-

miento tipográfico de Juan Caye-


tano García, á veintiséis de
Febrero de mil ocho-
cientos noventa y
uno
w^^

^m^

También podría gustarte