La Batalla Del Adopcionismo
La Batalla Del Adopcionismo
La Batalla Del Adopcionismo
en la desintegracin de la
Iglesia visigoda
. --~
BARCELONA - MCMXLIX
La batalla del Adopconsmo
en la desintegracin de la
Iglesia visigoda
BARCELONA - MCMXLIX
Discurso de entrada
D. Ramn de Abada1
y de Vinyals
E s loable tradicin de esta casa que todo nuevo acadmico
rinda, al entrar en ella, el debido homenaje al que le prece-
diera en su lugar. En el presente caso en que yo, por condescen-
dencia vuestra, vengo a ocupar el silln que con su presencia
honr Don Eduardo Toda, el homenaje esquiva todo formulismo.
La personalidad del Sr. Toda fu tan recia y tan completa.
su inteligente dinamismo tan eficiente, su erudicin tan vasta,
que slo con recordar su nombre se agolpan en la mente de todos
nosotros mltiples realizaciones que le debieron su ser.
Dedicado por muchos aos al ejercicio de la carrera consu-
lar, ocupado luego en negocios navieros, vivi en las iiis varia-
das regiones del mundo: China, Egipto, Cerdea, Ecuador, Arge-
lia, Estados Unidos, Francia, Blgica, Inglaterra, ......impregnando
su espritu, intensamente analizador, en el espiritu de cada una
de ellas. Su abundantisima bibliografa traduce el inters profun-
do con que vivi las ms diversas culturas del universo: orienta-
les, africanas, mediterrneas. Para nosotros este inters repre-
sent en especial la resurreccin de los estudios sobre Cerdefia,
la isla mediterrnea donde se desvanecieron tantas ilusiones de
los reyes de Aragn y donde reposan las cenizas de tantos ante-
pasados nuestros.
Porque Toda supo conjugar aquel sentido universal de con-
vivencia con un amor intenso a todas las cosas de su tierra y vi6
el mundo a travs de este amor; exponente de esta visin es su
obra fundamental sobre la Bibliografa espafiola de Italia.
Retornado Toda en la madurez de sus aos a su patria, de.
dic6 sus ms fervientes desvelos a la ingente y costosa obra de
hacer resurgir de sus ruinas monasterios otrora resplandecientes
en nuestra historia: Escornalbou, Poblet.
Poblet en especial fu el amor y la ilusin de toda su vida;
a los diez y ocho aos public ya su primer estudio histrico
sobre el monasterio, al que espaciadamente fueron siguiendo mu-
chos otros en el largo curso de su existencia. Nadie como l lleg
a conocer
. . la historia,.vicisitudes, el alma del martirizado monas-
terio; nadie como l poda infundirle nueva vida.
Poblet resucitado es el homenaje permanente y glorioso a
Don Eduardo Toda;, fue' su vida, es ahora su sepulcro y ser su
perenne monumento.
La Iglesia visigoda a travs de la
dominacin musulmana
1 -De las Cagigas, Los Mozrabes, 1, pgs. 61-62, explica la falta de transmisin de
las capitulaciones primitivas por la circunstancia de que hasta mediados del siglo
segundo de la hjira no empezara a escribirse historia rabe. Eso aumenta el
inters del pacto de Teodomiro .pues nos ha permitido conocer, en lineas gene-
rales, cul fu el verdadero pensamiento de los conquistadoresu. Puede verse la
traduccin de Simonet del tratado con Teodomiro :en: Snchez-Albornoz, La
Espaa musulmana, Buenos Aires, 1946, 1, pg. 44.
- 15
situaciijn actual. y exponer sus planes, y pedir autorizacin para
llevarlos a la practica.
Mientras tanto, finalizada la labor preparatoria en Toledo, se
dispuso a recorrer el reino para captar la colaboracin de los
jefes locales, establecer convenios, imponer su autoridad donde
la resistencia lo hiciera imprescindible. quebrantar los restos de
los dispersos rodericianos fugitivos. Con Tarik se dirigi primero
hacia Zaragoza, posiblemente con nimo de llegarse hasta Cata-
lua y la Galia gtica. Pero en Zaragoza (primavera de 714) de-
bi6 detenerle el retorno de los legados que mandara a Damasco.
Venan con malas impresiones; el califa pareca irritado de una
empresa que supona en abierta desobediencia a sus indicaciones,
y llamaba a Muza y a Tarik a su presencia para responder de su
conducta. Muza tuvo que renunciar a sus proyectos hacia el nor-
este. Combin con Tarik un rpido recorrido de las regiones
noroeste; 61, personalmente, parece que visit la cuenca alta del
Duero, subiendo luego verticalmente para llegar hasta el mar, en
Asturias; Tarik habra seguido el valle del Ebro para saltar des-
pus por la Bureba hacia Amaya, Len y Astorga, y quiz Gali-
cia. En todo caso, estas expediciones, que debieron hacerse sin
grandes dificultades, fueron rpidas; los dos generales, jefe y sub-
alterno, salan de Espaa en septiembre del mismo 714 para. a
travs del Africa del norte, llegar a Damasco a principios de715;
ya n o volverian; su desgracia estaba decretada.
Al abandonar la pennsula Muza dej confiada la direccin
de su empresa a su hijo Abdalaziz; ste, siguiendo el plan pater-
nal, visit las regiones de Portugal, Andaluca y Levante; fue
entonces seguramente y en esta ltima regin, cuando se estipul6
el convenio con Teodomiro de que hablbamos. Abdalaziz llev
su poltica de atraccin hasta casarse con Egilona, la viuda del
rey Rodrigo. S u gobierno n o deba ser de mucha duracin; en
marzo de 716 era asesinado por orden del califa Suleiman, por
abuso de poder, se dice: cabe entender por ilegalidad en el ttulo
ya que su nombramiento se deba a su desautorizado padre.
La poltica de Damasco sobre el caso de Espaa contina
vacilante y confusa; de m-omento el wal del Africa occidental nom-
16 -
br6 un gobernador, Al-Horr; pero, por la primavera de 719, el califa
Omar se decide finalmente a enfocar a fondo el problema que
suscitara Muza con sus iniciativas. Para ello mand a Espaa, en
dependencia suya directa, como wal. a Al-Samha: este wal lleg6
con instrucciones precisas del califa. El soberano omeya quera
ser informado con toda exactitud sobre la configuracin geogr-
fica de la pennsula y sobre la seguridad de las comunicaciones
martimas entre este pas y el resto del mundo islmico. Incluso
habra pensado -todos los historiadores rabes lo recuerdan-
en decretar la evacuacin pura y simple de Espaa; slo las difi-
cultades prcticas de una tal evacuacin le habran disuadido
del proyecto.'
Los informes deban ser concluyentes sobre la solidez de la
estructura creada por Muza con su politica de colaboracin, y a
partir de este momento la presin musulmana se hace decisiva
en el gobierno del pas, sin dejar por ello de respetar las conven-
ciones pactada^.^
Hemos querido presentar los orgenes de la intervenci6n mu-
sulmana en E ~ p a ainterpretando
,~ en la forma a nuestro modo
de ver ms racional y lgica los datos fragmentarios proporcio-
nados por las fuentes hist6ricas, porque son estos orgenes los
1 -Las quejas que los cristianos de Mrida hicieron al acudir en 828 a Ludovico Pio,
segn cuenta ste mismo en la carta que les dirigi (Espaa Sagrada, XIII, pg.
416), se referian a que <habindoles aumentado Alhaquem injustamente los tri-
butos que no debian y exigindoles. violentamente su pago, de amigos se haban
convertido en enemigos, de siibditos obedientes en sediciososa.
2 - ~ T a r d i o shistoriadores cristianos ... presentan la invasin como un hecho de pro-
selitismo religioso y como una guerra fantica. La realidad, sin embargo, fn bien
distinta. Al llegar los invasores... no se forz a nadie para s u conversin-. De
las Cagigas, Los Mozarabes, pg. 54.
3 - Garcia Villada en s u Discui*so de receprjbn en la Academia de la Hjsforia,
Organizacin. y fisbnoma de l a Iglesia espaola desde la cada del Imperio
visigodo en 711 hasta la toma d e Toledo en 1085, Madrid, 1935, pg. 10, hace
notar que fn tan general la actitud del obispado visigodo en permanecer en sus
metropolitano de Sevilla, Oppas, las flanqueaba; por otra parte
sospecha Menendez Pidal que estas tropas eran en su mayor par-
te berberiscos gomeres, tribu probablemente catlica y sbdita
de los vjsigodos.' La convencin Abdalaziz-Teodomiro, a nuestro
modo de ver convencin tpica. estableca que los indgenas n o
seran molestados en la practica de su religin y que las iglesias
n o seran incendiadas ni despojadas de sus bienes' y objetos del
culto.
Y el P. F16rezz pudo demostrar que la organizacin eclesis-
tica visigoda persisti con carcter general en el territorio domi-
nado por los musulmanes; los fallos locales fueron debidos a cir-
cunstancias especiales, lo misino en el momento de la ocupacin
que, ms tarde, en las zonas a menudo peligrosas y barridas de
las fronteras. Las anchas planicies castellanas sobre el Duero, las
leonesas y portuguesas a ambas mrgenes del ro, estuvieron so-
metidas durante largas temporadas, como territorio barrido de
entre fronteras, a condiciones de una dureza parecida a las que
vamos a exponer luego para la Septimania. Pero hacia el sur
peninsular la jerarqua episcopal n o sufri interrupcin; se cele-
braron concilios cuando fu preciso, la vida monacal continu
floreciente, el culto se celebr pblicamente, en las escuelas se
formaron las nuevas generaciones de clrigos y monjes.
Modernamente el P. Garcia Villada dedic a este tema un
capitulo de su excelente Historia Eclesistica d e Espaa,? lo titu-
laba: ((Persistencia de la organizacin eclesiastica antigua en el
territorio ocupado por los musulmanesa. Despus de hacer hin-
capie a la conservacin de las antiguas provincias con sus res-
pectivas dicesis sufragneas, que considera probada por la exis-
tencia de listas mozrabes que reproducen las divisiones existentes
1 - evita sancti Benedicti Anianensisn, prf. 14, en: Migne, Patrolog a latina, 103,
cols. 353 SS.
2 - "Anales d e Anianon, en el ao 782, en: Histoire de Languedoc, 11, Preuves n . 9 .
3 - nBenedictns, abba ex monasterio, quod ipse novo opere jure propietario a Funda-
mentis ... aedificavit in loco nuncupante Aniano, in pago Magdalonense, subtus
castro Monte Calmense, ad nostram accedit clementiam, et praedictum monaste-
num cum omnibns rebus nostris plenissima deliberatione visus est delegasse, et
ipsum sanctum locum sub riostra defensione atqne dominatione a d regendum
nobis visns est tradidissen. El rey lo acepta, concediendo la inmunidad y la libre
eleccin de abad. Hisfoire de Languedoc, 11, ap. 8
-3 3
con su magisterio. Benito les hacia como de padre, proporcio-
nndoles ayuda n o slo espiritual, sino tambin material; les vi-
sitaba a menudo, exhortAndoles a n o desmayar ni decaer frente
a las dificultades y contrariedades que se les presentasen. De esta
forma se fundaron muchos monasterios y los monjes fueron mul-
titud.' Los anales de Aniano confirman con frase lapidaria el
hecho: et per ipsum exemplum per totam Gociam sive Aquita-
niam inanasteria c o n s t r ~ u n t u r ) ) . ~
Otros recuerdos histricos permiten seguir la misma realidad
con ms detalle. As, en primer lugar, p a r a los tres ermitaos
compaeros de Benito, citados en su biografia. Su vecino Atilio
dejaba fundado el monasterio de San Tiberio, en el mismo valle
del Hkrault, ms abajo, cerca de Agde, monasterio contempor-
neo al de A n i a n ~Nebridio,
.~ que ms tarde seria arzobispo de
Narbona y colaborador importante de Benito en muchas de sus
actividades, eriga por el mismo tiempo, alrededores de 780, el
monasterio de la Grassa que, conocido tambin con el nombre
de Santa Mara del Urbin, el riachuelo vecino, tanta relacin
tendra con C a t a l ~ aAniano
.~ rigi el monasterio de Caunes, fu-
sionando dos casas, y recibiendo la proteccin temporal del con-
de Milon de Narbona que vivia en 782.5
Teodulio, abispo.de Orleani, de quien tendremos que ocu-
parnos detalladamente mas adelante. dej un poema dedicado a
Benito de Aniano, donde por cierto compara este amigo suyo y
su obra a la de san Benito de Nursia; en este poema hace refe-
rencia de los obispos y abades que conoci en Septimania, segu-
ramente con ocasin de su visita de inspeccin verificada por
1 - "Vita sancti Benedicti Anianensisn, parf. 15, eit Migne, Patrolog~alatina, 103, cols.
353 SS.
2 - .Anales de Anianov, en el ao 782, en: Histoire de Languedoc, 11, Prenves, n.O 1:
~Benedicinsabba qui vocatnr Vitiche, in loco qui dicitur Anianum,...monasterium
hedificavit .. et per ipsum exempluin per totam Gociam sive Aquitaniam monas-
teria constmntur.. Lo mismo dicen los *Anales de Uzsn, suprimiendo las pala-
bras .sive Aquitaniam*: Histoire de Languedoc, 11 Preuves, n: 7.
3 - Histoire de Languedoc, IV, Toulouse, 1872, pg. 556.
-
4 Histoire de Languedoc, IV, pg. 477.
5 - Histoire de Languedoc, IV, pg. 464.
34 -
orden del rey Carlos en 798. Entre los abades cita, adems del
obispo Nebridio, a Donato, Atilio, Aniano, Nampion, Atala y
Oldemundo.' Excepto Donato, de quien no tenemos otra men-
cin, todos los dems nos son conocidos por otras fuentes: ya
hemos hablado de Atilio, Nebridio y Aniano, los a ~ i g o sde pri-
mera hora de nuestro Benito. Nampion haba seguramente sido
el fundador, cuando menos es el primer abad que se conoce, del
monasterio de san Hilario, cerca de Carcasona, por el que reci-
bi un precepto de proteccin de C a r l ~ m a g n oLo
. ~ mismo pode-
rnos afirmar en relacin con el monasterio de Montolieu, o de
San Juan del castillo Malasto, en la regin de Carcasona, y con
referencia al abad Oldemundo.3 La historia de Atala es algo ms
complicada: de Atala conocemos su origen hispano. En efecto:
un pretendido precepto de Carlomagno, que parece fabricado pos-
teriormente a 890 aprovechando otros preceptos anteriores y se-
guramente notas analisticas conservadas en el monasterio de San
Policarpo de Razs, cuenta que un abad Atala. acompaado de
1-a ...............
Quod fuit Ausoniis Benedictus rector in arvis.
Hoc modo tu in nostris es, Benedicte, locis
...............
lnde salutandi fratrem pietate revise,
Sum cui junctus ego nomine, non merito.
Hinc pete Nebridii patris venerabilis aedes,
Mox et Donati sit tibi visa domns.
Sed nec praetereas sancti loca fratris Atili,
Anianique mei tecta verenter adi.
Nampius adspiciat dantem sibi dona salutis,
Atala te videat, dicque ~Olemunde,valen.
At si forte vales mundanas ire per urbes,
Singula perlustrans oppida, mra. casas,
Praesulibus nostras in carmine pande salutes,
Atqne omni clero, quosque referre more est.
Attila, Clarinus, Teutfredus, Leubila, et omnis
Turba patrum nostrum sentiat alma vale.
Ouid tibi plura canam7 cunctos ex voce saluta
Hisque salutatis te mihi redde citarn*.
Diimler, Poefae latini aevi carolini, MGH, 1, Berln, 1881, pgs. 520-522.
2 - Histoire de Languedoc, IV, pg. 545.
-
3 Histoire de Languedoc, IV, pg. 455..
un cierto Agobardo, de siervos y libertas, queriendo escapar de
la sociedad nefanda huy de Espaa, instalndose primero en un
lugar llamado ~Magregerumn,en la comarca de Peralada, en el
Ampurdn, y luego en el condado de Razs, donde fund un mo-
nasterio, extirpando tierras incultas y plantando vias.' El diplo-
ma de Carlomagno puede ser y seguramente es falso. cuando me-
nos interpolado y retocado; pero es muy probable que la historia
que nos cuenta de Atala, sino en el detalle en sus rasgos ms sa-
lientes, sea verdadera. De 61 nos habla, coino hemos dicho, Teo-
dulfo; su acompaante Agobardo seria el futuro arzobispo de
Lyn, personalidad de primer orden, de quien tendremos que ocu-
parnos ms adelante, y del que sabemos por propia confesin
que en 782 se traslad de Hispani? a la Galia narbonense: aHoc
anno ab Hispaniis in Galliam Narbonensem veniw?
Los Anales de Uzsa explican que el presbtero Corbilla edi-
fic en 783 un monasterio en P ~ a l n i o d i oMas
. ~ n o son estos slos
los monasterios que aparecen en la Septimania en estos momen-
tos de florecimiento; es probable que los de Saint-Aignan de Vern-
doubl, San Lorenzo del Cabrers y Santa Mara de Cuberes, los
tres en la dilatada dicesis de N a r b ~ n ahayan
,~ tarnbien nacido
en este periodo inicial del proselitismo de Benito; como, aunque
algo ms tardos. son tambin hijos de la influencia moral bene-
dictina los de Conques, que tuvo su origen como secuela de la
razzia de Abdelmlic de 793, y el de Gelona o San Guillermo del
Desierto, fundaci6n del duque Guillermo de Tolosa hecha en 804.=
.dos aos antes de que el mismo duque vistiese el hbito monacal
en la misma casa de Benito, en A n i a n ~ . ~
En la Septimania slo parece ser anterior a la irradiacin de
1 - Muhlbacher, Die Urkunden der Karolinger, MGH, 1, Hannover, 1906, n.' 305,
falso. Histoire de Languedoc, 1, pg. 862 y lV, pg. 549.
2 - Manitius, Geschichte der lateinischen Literatur, 1, Munich, 1911, pg. 386.
3 - Histoire de Languedoc, 11, Preuves n." 7 .
-
4 Histoire de Languedoc, IV, pgs. 528 y 686.
5 - Histoire de Languedoc, IV, pgs. 538.
6 -*Anales de Aniano~,en el a80 806, en: ~ i s i o R ede Languedoc, II Prenves n.' 1.
36 -
Benito el monasterio de Saint-Gilles, en la extrema frontera nor-
este de la regin, junto a Provenza.'
Naturalmente, todo este renacer religioso que 'estamos con-
siderando en Septimania por los alrededores de 780 y que tiene
como centro motor el ardiente fervor del abad de Aniano, nos
muestra slo los efectos en el sector de la iglesia regular. Pero
precisa pensar que el peso social de este sector era en aquella
poca considerable.
Muy poco sabemos, en cambio, de la marcha de la iglesia
secular. No tenemos idea de cundo ni cmo fueron reedificadas
las iglesias de Bziers, Agde, Maguelona y Nimes, destruidas por
Carlos Martel, ni de cmo se desenvolvi la sucesin episcopal
en estas ni en las dems sedes de la provincia narbonense. La
afirmacin de los historiadores del Languedoc2 de que Pepino res-
taur en 752 todas las iglesias de la Narbonense y restableci
todos los obispos expulsados por los sarrecenos, no est basada,
a mi conocimiento, en ninguna fuente histrica contempornea y,
por tanto, n o pasa de ser un supuesto simplemente posible. Es
probable que las iglesias fuesen restaurndose lentamente a tile-
dida de la consolidacin de la paz en el pas.
Las series episcopaies es fcil que n o tuviesen graves inte-
rrupciones; pero ignoramos el nombre de casi todos los obispos
anteriores a los albores del siglo noveno: Teodulfo, con ocasin
de su viaje de 798, conoci a los obispos Atila, Clarino. Teutfredo
y Leubila; mas no preclsa la sede correspondiente a cada uno de
ellos.3 Sabemos que en 791 regia la de Nimes un Sesnando.%a
1 - Histoire de Langiiedoc, lV, pg. 514. El monasterio de Caunes, fundado propia-
mente por un cierto Daniel, y que pas6 luego a ser regido por Aniano, el funda-
dor de San Juan y San Lorenzo de Extorio y Olibegio, podra ser tambien ante-
rior a la influencia creadora de Benito, si fuese posible identificar aquel Daniel
con el obispo de Narbona del mismo nombre (769-782). Llama la atencin que
fuese el conde Milon de Narbona, el mismo que habia despojado de siis bienes al
obispo Daniel (Histojre de Languedoc, 11, ap. 6 ) el que adjudicase Caunes al abad
Aniano (Histoirede Languedoc, 11, aps. 10 y 11). El despojo de Milon en perjuicio
del obispo Daniel era anterior al 782.
2 - Histoire de Languedoc, IV, pgs. 262,
3 - Vase la nota 1 de la pg. 34.
4 - Histojre de Languedoc, IV, phg. 275.
nica sede que nos h a transmitido varias noticias de sus prela-
dos es la metropolicana de Narbona; parece, sin que yo quiera
afirmarlo muy en firme, que en 768 la presida Ariberto;' es segu-
ro que en 769 la rega Daniel, que, como vimos. asisti al conci-
lio romano de este ao acompaando a Wilcario; trece aos ms
tarde, Daniel continuaba en su cargo: entonces, 782, se encon-
traba ausente de su dicesis, seguramente en peregrinacin, au-
sencia que fu aprovechada por el conde Milon de Narbona para
enriquecerse a costas de su iglesia, apoderndose de sus bienes
y hacindoselos adjudicar por el rey Carlos; el representante del
obispo ausente, Arluino, obtena el 3 de junio de este 782 la res-,
titucin de los bienes eclesisticos en un juicio presidido por los
apoderados del mismo rey.2 Esta ancdota nos revela la situacin
poco firme an de la iglesia
- secular en los momentos en que Benito
emprendia el restablecimiento de la regular. Despus de Daniel no
conocemos ya otro arzobispo sucesor en Narbona que Nebridio. el
compaero y amigo de Benito, fundador y primer abad de la
Grassa. N o sabemos cuando entr en el nuevo cargo ni si fu su-
cesor directo de Daniel. De todos modos, Teodulfo, en 798, le
conoci ya obispo. La presencia de Nebridio en la sede metropo-
litana de Narbona representa la infiltracin del espritu renovador
de Benito de Aniano en las esferas directoras de la jurisdiccin
secular. Tendremos ms adelante ocasin de ver cmo colabora-
ron Benito y Nebridio en los conflictos que afectaron la Iglesia
narbonense; la intensidad y solidez de su amistad y mutua con-
fianza viene perfectamente demostrada por una carta del primero
al segundo, escrita desde Inden en los Oltimos tiempos de su vida:
le suplica que ore por l, que est ya acabando su vida y n o con-
fia en poder volver a verle; que atienda como siempre a los mon-
jes del monasterio de Aniano, que los vigile, siendo SU gua, acon-
sejndoles, corrigindoles en su caso; le encomienda sus familiares,
los amigos de la regin. Es una sentida despedida t e ~ t a m e n t a r i a . ~
1 - Histoire de Languedoc, 11, nota 92.
2 - Histoire de Languedoc, 11, ap. 6. Abel. Jahrbcher des frankischen Reiches
unter KarJ dem Grossen, Berlin-Leipzig, 1886, pgs. 438-439.
3 - Carta publicada por Migne. Patrologja latina, 103, col. 1381,
38 -
La conjuncin Benito-Nebridio asegur a la Iglesia de Gotia,
separada ya de su madre toledana, el pleno renacimiento religioso
y su estabilizacin dentro de la rbita franca.
.
nuante, magnisque gaudiis triumphamus, cum ubique terrarum Dominns Sabahot
semen purae confessionis reliquisse cognoscimns... "At quam fortitudinem sanc-
tarum mentium reborandam dilectionem vestram jam fatus sanctissimns archie-
piscopus-nos illi licentiam cedentes-pro apostolicae fidei amore direxit; quibus
merito persistentes integntatis ornari nsque ad coronam bravii exoptante non
dubitaminin. Epstola 96 del ~ C o d e xCarolinusu, en: Gundlach, Epistolae karolini
aevi, MGH.
2 - "Hadriauus episcopus,
~. servus servorum Dei, dilectissimis nobis omnibus ortho-
doxis episcopis per universam Spaniam commorantibus~~ ... ~Audivimusquippe,
suod quidam e .~ i s c.o ~ o r u~ma r t i b n svestris deeentibus.. a~ostolicae
. sedis doctrinae
contemptores, contra ~ o m a n a met orthodoxim fidei tradicionem'novas introdu-
czrz nituutur hereses ..a por lo que les incita a conservar la verdadera fe. eDudum
vero, quod Wilcharius archiepiscopus Galliarum suggessit nobis pro quodam
Egila, ut eum episcopum consecraret, valde nimisque eum iu fide catholica et in
moribm atque actibus laudans, ut consecratus vestris partibus emitteretur predi-
candum; nos vero predicti Wilcharii archiepiscopi petitioni credentes, consuete
illi licentiam tribuimus, ut canonice eum examinante, qiiatenus, si post discussio-
nem et veram exaniinatiouem rectum et catholicum eum invenisset, episcopum
ordiuaret; et nullam quamlibet alienam sedem ambiret ve1 usurparet, sed solnm-
modo animarum lucra Deo oferri-qui una cnm Johaune presbitero partibus
vestris venientes-quod pejus est, et ejus fama in auribus nostris sonuit-non
recte illa Egila predicat; sed erroribus quidam Mingentii magistri sui sequens,
extra catholicarn disciplinam, ut fertur, conatur docere; et alia plura capitula,
quae absque norma ecclesiastica alios suadere videtur. Quod si ita est ...m no le
sigis sino que os conservis dentro de la ortodoxa disciplina de la Iglesia. Epis-
tola 95 del eCodex Carolinusn, en: Gundlach, Epistolae karolini aevi. MGH.
40 -
P o r la seQunda carta nos enteramos de como el rey Carlos me-
diaba en las relaciones entre el obispo Egila y el papa, y tomaba
un inters especial en el asunto.' Y esto es todo.
Precisa ahora interpretar que es lo que estas noticias quieren
realmente decir a travs d e lo que dicen y en las circunstancias
en que lo dicen.
La primera dificultad que se presenta en el caso es la relativa
a las datas de las cartas sobredichas. Por razones que ms abajo
tendremos ocasin de exponer, la tercera y ltima de ellas tiene
que ser posterior al otoo de 785, de ltimos de este ao, pues.
o quizs de principios del siguiente. Las otras dos, separadas por
iin n o muy largo intervalo, n o pueden ser muy anteriores: refi-
rindose al hecho originario de la consagracin de Egila, usa el
papa en la tercera la locucihn d u d u m ~hace
. algn tiempo. Yo
me inclino aproximativamente a un par o tres aos, y asi atri-
buiria la consagracin de Egila al 782: la redaccin de las dos
cartas a una fecha n o muy alejada de sta.'
Sobre estas bases imprecisas vamos a ensayar una reconsti-
tucin, en parte, hipottica, de los hechos. Despus del fracaso
de la expedicin de Zaragoza, que sigui a la ilusin d e u n rpido
apoderamiento de parte de Espaa, Carlomagno, en lugar de re-
nunciar a la empresa final, n o hizo ms que aplazarla, dedicn-
dose con calma a preparar las bases que haban de facilitarla y
asegurarla para el da de maana: una de estas realizaciones pre-
vias consista en fortalecer el reino fronterizo de Aquitania; otra
1 - .Hadrianus episcopus, servus servorum Dei, dilectissimo Egila episcopo.. No
habindole llegado la contestacin que el papa habia dado a sus consultas he-
chas por los clrigos Bellerefonso y Juan, se la manda de nuevo, copiada de los
registros papales; lo hace a peticin del apraecellentissimus ac praeiulgidus filius
et spiritalis conpater noster, domnus Carolus, rex Francorum et Langobardorum
ac Patricius Romanorumv, peticin comunicada por su enviado, el obispo Pedro
Ticinense, que se interes mucho. A los herejes que n o quieran obedecer tus en-
seanzas ortodoxas -le dice-, despus de amonestarlos por una y dos veces.
djalos por publicanos. T, siguiendo la doctrina de la Iglesia, no temas nada,
pues ya sabes que dijo el Seor: *Estar con vosotros hasta la consumacin de
los siglos". Epistola 97 del "Codex Carolinus~,en: Gundlacb. Epistolae karolini
aevi, MGH.
2 - E l P. Flrez, Espaa Sagrada, V, data la primera carta, claro que hipottica-
mente, .por el ao 782~.
en lograr la completa sumisin de la cula gascona. En quiebra
el procedimiento de reclutar lo que hoy llamamos quinta colum-
n a , dentro de Espaa, entre los elementos discolos musulmanes,
no se ofreca otro camino que intentar encontrarla en la colabo-
racin de los cristianos dominados. De ah la idea de acometer
una obra misional, idea influda por el recuerdo de la actuacin
de san Bonifacio en Germania, procurando captar la Iglesia visi-
goda, perdida entonces en pais de infieles, hacia la esfera domi-
nante de la renaciente Iglesia franca. Que esta idea naci en
Francia y n o fu de iniciativa papal. se deduce de las mismas
palabras del papa; podriamos dudar de ello si slo conoci&ramos
la tercera carta, posterior al fracaso, pues nadie ama atribuirse
iniciativas fallidas; pero en la primera carta, cuando las co.sas
parecan encauzadas en el mejor camino, el papa hacia ya cons-
tar que se limit a conceder su licencia y autorizacin a proyec-
t o s ajenos, aunque lo hiciera con plena satisfaccin y gozo.
El papa atribuye repetidamente la sugerencia de la empresa
al arzobispo Wilcario; es evidente que este personaje fu el eje-
cutor directo de la idea, pero no es tan seguro que fuese su autor,
o , cuando menos, puede pensarse que la paternidad del proyecto
fuera doble: de Wilcario y del rey. Ya hicimos notar que en la
segunda carta papa1 se haca referencia al inters especial que el
rey se tomaba en el asunto. Se trataba de una consulta hecha
desde Espaiia por el obispo Egila al papa; ste habia contestado
con detalle a las preguntas hechas, inas la contestacin n o se ha-
ba recibido; por la causa que fuese, n o habia llegado a manos
de los interesados. El papa volva a mandar de nuevo la misma
contestacin. copiada de los registros papales, y haca constar
que l o efectuaba a peticin del praecellentissimus ac praefulgi-
dus filius et spiritalis compater noster domnus Carolus rex Fran-
corum et Langobardorum ac Patricius Romanorum)),peticin co-
municada con mucho inters por su enviado el obispo Pedro.
Resulta pues que el inters real en el asunto era lo suficien-
temente intenso para que Carlomagno se constituyera en media-
dor entre el obispo Egila y el papa. Y que el rey se tomaba el
caso con todo empeo lo confirma el hecho de que fuesen archi-
vados en su palacio todos los documentos que se referian al mis-
mo, de lo que es buena prueba el que estas cartas del papa Adria-
n o nicamente nos hayan sido conservadas por su inclusin en el
(<Cdicecarolino. Carlomagno, hombre meticuloso, quera te-
ner a mano el expediente de un asunto al que concedia mucha
importancia y prestaba buena atencin. Es prudente, pues, pensar
que la iniciativa de la empresa fuese suya, o. cuando menos, coin-
cidente con el pensamiento de Wilcario, dentro la lnea de la
poltica real.
Que Wilcario fuera el encargado de ejecutarla es natural,
dada su posicin preeminente en la jerarqua de la Iglesia franca,
del mismo modo como le hemos encontrado antes encargado de
dar el sello oficial a la incorporacin de la Iglesia narbonense.
La persona escogida por Wilcario para cumplir en Espaa
aquella misin incorporadora fu un tal Egila, acompaado de
un amigo suyo llamado Juan. Mgr. Amann' juzg, por su nom-
bre, que Egila era espaol. y creo que acertaba si quera decir
visigodo. Podia ser uno de tantos espaoles emigrados a Francia
en el perodo inmediatamente posterior a la fracasada expedicin
franca a Zaragoza. como lo fu Teodulfo, del que nos ocupare-
mos luego, como el abad Atala del que hablbamos no hace mu-
cho, como poda ser un godo originario de la Narbonense. Esto
ltimo es incluso ms verosmil, pues no es fcil que de ser Egila
un fugitivo de Espaa pudiera ahora regresar all impunemente
y de manera. ostensible. De todos modos, en Francia era sobre-
venido y desconocido, y iu preciso que le avalara el mismo
Wilcario y que. por orden papal. fuese examinado cannicamente,
a fin de cerciorarse de su rectitud y de su catolicidad antes de
consagrarle obispo. segn dice el mismo papa. Precauciones que
resultaron vanas, como veremos: Egila fu mejor un intrigante
que un apstol.
1 - ~ n l primera
a carta de Adriano, la n.O 96 del *Cdice carolino., el papa se dirige
a Egila exhortndole a que #como habis sido encargado por nosotros y por el
venerable arzobispo de predicar la Fe ortodoxa, predicad de acuerdo con la santa
Iglesia romana por amor a san Pedro prncipe de los apstoles, para que, as
como el pastor es uno, Cristo, uno sea el rebao... u.
2 - Espaa Sagrada, V, pg. 328,
La Iglesia visigoda, durante todo el siglo VII, habia cetitrali-
zado mucho su organizacin; los metropolitanos de las diversas
provincias, al revs de Francia, donde fueron perdiendo signifi-
cacin, ejercan activamente sus derechos jurisdiccionales. y por
encima de ellos el metropolitano de Toledo lleg a representar
como una especie de El concilio XII de Toledo, de t81,
haba establecido en su canon sptimo: Unde placuit omnibus
pontificibus Hispaniae atque Galliae, ut salvo privilegio unius cu-
jusque provinciae licitum maneat deinceps Toletano pontifici,
quoscumque regalis potestas elegerit et jamdicti Toletani episco-
pi judiciurn dignos esse probaverit,in quibuslibet provinciis in prae-
cedentium sedibus praeficere praesules. et decedentibus episcopis
eligere successores. Desaparecida la potestad real con la entrada
musulmana, el metropolitano de Toledo habra sumado a sus
propios derechos los antiguos del rey, y, si mientras subsisti la
monarquia no us nunca el ttulo de arzobispo, coino constata
Magnin, ahora le era adjudicado incluso por sus mismos contra-
rios.' S u autoridad, pues, respondia en aquellos momentos y den-
tro la Iglesia mozarabe a la definicin que de aquel ttulo diera
san Isidoro en el libro XII. captulo 6 , de sus Etimologias; nAr-
chiepiscopus tenet vicein apostolorum et praesidet tam metro-
politanis quam episcopis c a e t e r h . Estas palabras -dice el P.
Garcia Villada refirindose an a la poca propiamente visigoda-
escritas con los ojos puestos en el prelado de la ciudad regia,
nos dan'una idea de las eminentes prerrogativas del metropoli-
tano de Toledo sobre los dems obispos de la monarqua;=en teo-
ra, repetimos, estas prerrogativas deberan an haber aumentado
con la desaparici6n del poder real, que tantas de ellas reservaba,
pero en realidad la falta del brazo civil visigodo dispuesto a sos-
tener la autoridad del primado deba hacerse sentir pronto en
perjuicio de su eficacia.
Egila al llegar para su misin en Espaa deba, pues, encon-
1 -Vase ms abajo, pg. 55, el encabezamiento del libro de Beato y Heterio contra
Elipando. Tambien Llama arzobispo a Elipando el papa Adriano en la carta que
dirigi a los obispos espaoles en 794: Werminghoff, Concilia aevi Karolini,
MGH, 1, 2. pg. 122.
2 - Garcia I'illada, Historia eclesistica de Espaa, 11, 1." parte, pg. 206.
trarse con una Iglesia fuertemente encuadrada en su organizacin
jerrquica y con un arzobispo celoso de su autoridad; Iglesia.
adems. que por estar aferrada a la tradicin visigoda, viva una
vida recluda de particularismo nacional. Magnin, en la conclu-
sin de s u obra L'Eglise wisigothique precisa exactamente esta
caracterstica: elle se tenait peut-etre trop i l'cart de la vie de
la catholicit. O n y tenait compte sans doute et des conciles oecu-
mniques et du droit canon universel; o n n'y ignorait pas les pr-
rogatives de l'veque de Roine. mais on y vivait nanmoins un
peu A l'cart et comine repli sur soi-meine, les iiiterventions
pontificales e n parficulier portaient a s s e z facilement ombrage.'
Esta vida recluda en s misma an deba exacerbarse en la Igle-
sia mozrabe por el aislamiento forzado. producto de las nuevas
circunstancias politicas.
Con todas estas caracteristicas enfrente. cabe pensar cul sera
el recibimiento que podra hacerse al nuevo Egila cuando, llegado
a Espaa, pretendiese desarrollar su misin doctoral y protectora.
S610 podemos figurrnoslo, porque de su paso no qued en Espa-
a ningn testimonio histrico. ni an de su existencia; tenemos
pues que limitarnos a exponer las pocas informaciones que puedan
derivarse de las cartas papales tan repetidamente aprovechadas.
Al poco de hallarse en Espaa, Egila y su compaero, el pres-
btero Juan, mandaron al papa el dicono Sereno y el clrigo
Victorino para hacerle varias consultas sobre la fecha de cele-
bracin de la Pascua, sobre los alimentos llamados impuros, so-
bre la predestinacin. sobre los problemas de convivencia con
judios y paganos, sobre. el divorcio, matrimonios mixtos. concu-
binato de clrigos, sobre las ordenaciones anticannicas ...... lo
que significa que haban hallado en el pas unas doctrinas y unas
prcticas que ellos consideraban desacertadas y queran asegu-
rarse con un dictamen papa1 para combatirlas con mayor auto-
ridad. El papa en su contestacin les hacia presente que era de
s u cometido procurar que nadie diese escndalo ni propagase nin-
1 - Magnin, L'glise wirigothique au VII" sigcle, Pars, 1912, pg. 200. El subrayado
es mio.
guna hereja en la provincia (espaola): los que quieran corre-
girse -aadia- que se purifiquen de toda sospecha y obedicin-
doos a vosotros demostrarn ser nuestros.'
La contestacin papal, ignoramos por qu causa, no lleg a
los interesados; stos debieron quejarse a Wilcario y Wilcario a
su vez al rey Carlos. quien gestiono, con mucho inters, del papa,
una repeticin de la respuesta; el papa la mand sirvindose de
los clrigos Bellerefonte y Juan, copindola de los registros pa-
pales y acoinpandola de una nueva carta en la que aconsejaba
adems sobrc la obligacin de los ayunos sabticos y ordenaba
a Egila que abandonase por publicanos a los herejes que se nega-
sen a obedecer sus enseanzas ortodoxas, despues de amonesta-
dos por una y dos veces. T, siguiendo la doctrina de la Iglesia
-le dice- n o temas nada, sabes lo que dijo el Seior: Estar con
vosotros hasta la consumacin de los siglos.zEl tono de resig-
nacin de estas recomendaciones papales a Egila, en contraste
con las palabras sealadas de la primera carta, indica que durante
el intervaio entre una y otra se habra quejado el obispo legado
de las dificultades encontradas en su misin, del aislamiento en
que se hallaba. del desprecio con que fuera recibido. Nadie debi6
hacer caso de l; por eso insista en'tener el apoyo de unas misi-
vas papales.
En este punto del proceso se produce una solucin de conti-
nuidad en las cartas papales; la tercera conservada3 es ya bastante
posterior -principios del 7867- y nos presenta un panorama to-
talmente transformado. Esta epstola de Adriano va dirigida a
todos los obispos de Espana incitndoles a conservar la verda-
dera fe en los momentos en que, segn acaba de saberse, varios
de sus compaeros, contradiciendo la doctrina de la sede apos-
tlica. pretenden iiitroducir herejias contrarias a la tradicin de
la fe ortodoxa. Confiesa que le llegaron noticias de que Egila -y
es aqu donde el papa nos narra la historia de cmo y en qu
1 - Carta citada a los obispos francos, en: Werminghoff, Concilia aevj Karolini,
MGH, 1-2, . - 118-119.
pgs.
2 - Carta citada a Migecio, en: Espaa Sagrada, V, pgs. 543-554.
viamente y cuidadosamente examinado para cerciorarse de su
rectitud y catolicidad, y Wilcario haba loado la fe, las costum-
bres y las actividades del interesado. Result luego ser todo lo
contrario.
P o d e m o s pensar, dado el carcter que ya iremos conociendo
del arzobispo de Toledo, Elipando, queEgila se encontr tan,des-
preciado por toda la jerarqua oficial eclesistica, tan arrincona-
do, que despus de un perodo de descorazonamiento -denuncia-
do por la segunda carta papal, como hemos apuntado antes- en
lugar de darse por vencido en s u misin y abandonarla, prefiri,
guiado por su ambicin, pactar con el enemigo, aliarse con 61 y
junto con l volverse contra la Iglesia que haba precisamente
pretendido incorporar, y que le rechazaba con desprecio.
El pacto Egila-Migecio pudo .tener una traduccin curiosa en
los errores que iba acumulando el segundo. Elipando le acusa
de sostener que slo la Iglesia de Roma era santa, sin mcula n i
arruga, nico lugar donde reinaba Cristo. Es una doctrina muy
rara dentro la tendencia general judaizante de las ideas migecia-
nas; slo se comprende como una adjuncin artificiosa hecha
bajo la presin de las circunstancias: una alianza con Egila, que
representaba directamente la Iglesia romana por su legacin, es
la nica justificacin para explicar que Migecio incorporase tal
doctrina a su confesin de fe. Precisamente la Iglesia toledana,
contra la que se hacia la alianza, era muy poco amiga, por tia-
dicin, de las intervenciones romanas; ahora mismo, Elipando,
responda con un desplante: <Sostenis que solamente Roma es
sin mcula; csiita est, quare Liberius, ejusdem ecclesiae pontifex,
inter haereticos dainnatus est?x, preguntaba.
O t r o resultado del pacto Egila-Migecio, de un orden ms
prctico que el primero. fu la adjudicacin a favor del primero
de la sede de Eliberis;' Egila dejaba de ser un obispo vagabundo
con la obtencin de esta dignidad, debida seguramente a la in-
fluencia de su nuevo aliado.
1 - "Egila .... era por este tiempo (del papa Adriano) obispo de Eliberi, como consta
por el catlogo de sus prelados, que se conserva en el Cdigo Emilianenseii.
Esparia Sagrada, V, pg. 349.
50 -
La coalicin Migecio-Egila se adivina, an a la distancia a
que la observamos, como un error tctico. Elipando desde el
lugar de mxima responsabilidad en la jerarqua de la Iglesia
espaola, le hizo frente vigorosamente. De sus citadas cartas se
desprende que ~ i g e c i opublic un libelo en defensa de sus doc-
trinas, libelo que sera posterior a su conjuncin con Egila, puesto
que contena la teora romanizante. Elipando aprovech la na-
tural reaccin que entre el episcopado produjera esta manifes-
tacin pblica y escrita del error, para reunir un concilio general
precisamente en Sevilla, la capital de la Bktica, ya que sta era
la provincia afectada por las actuaciones de los coaligados. El
resultado del concilio hubo de ser brillante: la condenacin de
Migecio debi de ser contundente y unnime. Elipando en la
carta a Fidelio, escrita en otoo de 785, aproximadamente un
ao despues de la celebracin del concilio, da sobre el mismo
unas referencias muy precisas: xYo y los dems hermanos mos,
juzgamos con parsimonia, en Sevilla, la opinin sobre la fiesta
pascua1 y los otros errores del hereje Migecio y con la ayuda de
Dios los enmendamosg; el Seor desarraig mediante sus siervos,
la hereja migeciana. de los confines de la Btican. Y en la carta
, al mismo Migecio, contestando a su libelo, y que se adivina
escrita luego de la reunin conciliar y repitiendo las argumenta.
ciones que se haran por el mismo Elipando durante esta reunin,
se hace constar que Migecio ha sido condenado y anatematizado
perptuamente por toda la Iglesia.
Posteriormente a stas, no hay otra referencia que la de la
carta del papa Adriano a los obispos espaoles, carta sealada
al principio de este capitulo, donde tambin el papa' hace una
condenacin conjunta de Migecio y de Egila, a pesar de que pa-
rezca provocada como justificacin de la condena de Elipando,
que es el verdadero motivo de la epistola papal.
Despus, el silencio absoluto sobre Migecio y sobre Egila.
La fulminacin por Elipando y el concilio de Sevilla sera mortal
para los coaligados. Y as muri en el ms triste fracaso la ten,
tativa franca de captacin de la Iglesia espaola. De las figuras
que intervinieron en ella: Wilcario, Egila, Migecio, Elipando,
'
1 - ~AdversusFelicem libri VIIu, libro VII, capt. 13, en: Migne, Patrologa latina, 101,
cols. 128 S S .
2 - Migne, Patrologia latina, 125, col. 55.
3 - Hefele-Leclercq, H~stoiredes conciles d'apres
. .
les documents oricinaux, Paris,
111, 1909, pg. 1099. . . . , . . .
de Aquisgrn fu un acto correcto. Cuando se acusa Elipando de
haber falsificado a san Jernimo, se trata s610 de una confusin;
el texto criticado realmente n o era de san Jernimo, sino del ca-
taln Eutropio, y deca: UNOes el Verbo quien en el dia del Bau-
tismo ha odo la voz del cielo que deca: Este es mi Hijo, sino
que es el hombre que,para nuestra salvacin habia asumido el
Dios Verbo. Este. hijo del hombre a causa del Hijo de Dios (que
le asume) merece ser elevado al nivel de Hijo de Dios, y el Hijo
adoptado n o es separado de aqul que es Hijo por naturalezaw.'
Finalmente, con las modernas publicaciones de textos litrgicos
visigodos emprendidas por dom Frotin y los monjes de Silos y
continuadas por el Dr. V i ~ e sse , ~han podido comprobar como la
liturgia toledana usaba repetidamente las expresiones aadoptivus
horno y uadoptata carow, y, por tanto, como Elipando n o inven-
taba esta terminologa ni le precisaba falsificarla.3
Podemos pues hoy purificar a Elipando, igual que a su segui-
dor Felix de Urgel, de la tradicional acusacin de falsarios y rei-
vindicar la buena fe de su a r g ~ m e n t a c i nPorquela
.~ circunstancia
de que en la interpretacin de textos bblicos y patristicos hayan
acudido a retorcimientos y a soluciones forzadas, leyendo en ellos
1 - Carta de los obispos espafioles a los obispos francos, del 794, en: Werminghoft,.
Concilia aevi karolini, MGH, 1-2, pgs. 118-119. Esta carta, como veremos ms
adelante, es casi seguro que f u i redactada por Elipando. Es interesante recoger
en ella las flores de irona apuntadas, flores poco frecuentes en el jardn de Eli-
pando, ms bien ufano en el sarcasmo.
2 - Vaie: Garca Villada, Hfsforia eclesistica de Espaia, 11, 2." parte, pgs. 124-
125. Las fantasas escatolgicas y milenarias eran entonces muy apreciadas, y
era muy comn deslizarse en ellas por parte de los autores aficionados a l tema.
I Por otra parte la obsesin del anticristo es tambin muy extendida en aquel
tiempo. El mismo Elipando, en la tan comentada carta al abad Fidelio, le dice
que tiene entendido que el precursor del anticristo ha aparecido en Asturias
anunciando que el anticristo es ya nacido, y por ello le suplica que investigue
donde, como y cuando naci este espritu del error y se lo haga.saber luego.
- 63
troversia, pues las obras de polmica son muy comunes en ellos;
en Apringio, por ejemplo, que se encontr en medio de la lucha
arriana, deba Beato afectarse especialmente a las doctrinas de la
divinidad de Jess y de la consubstancialidad de las tres divinas
Personas.
Es posible que el lector considere excesivamente larga esta
digresin sobre las personas y escritos de Elipando y de Beato.
No obstante h a sido hecha con toda intencin. Nos interesa de-
jar bien fijado, en lo posible y desde el principio, el carcter de
las personas y las circunstancias que intervinieron en los inicios
de la batalla adopcionista, para poder explicarnos los orgenes y
la evolucin del problema con la mxima probabilidad de acierto.
Esta cuestin de los orgenes Iia dado lugar a muchas supo-
siciones inconsistentes y artificiosas. H a sido discutido si fu,
Flix de Urge1 el inventor de la hereja y el que la pas aElipando.
si el origen deba buscarse en Crdoba, si era una reviviscencia
de derivacin arriana, si una contaminacin de las doctrinas ma-
hometanas,' .... . ... Hefele-Leclercq acusan a Menndez y Pelayo
de enfocar el problema como si se tratara de un caso de genera-
cin espontanea. Pues bien. a nuestro entender se trata de una
cosa parecida.
He aqu como nos representamos el origen y las piimeras
evoluciones del asunto.
Las absurdas afirmaciones de Migecio sobre Cristo, suponien-
do que slo en cuanto Hijo de David segn la carne era la segun-
da Persona de la Trinidad y que. por tanto, esta segunda Persona
n o exista antes de la Encarnacin, obligaron a Elipando en el
1 -Esta ltima opinin parece ser la del cannigo Dr. Rivera en su estudio bio-
grfico sobre Elipando de Toledo, nueva aportacin a los estudios mozrabes,
Toledo, 1910. No obstante Rivera tiene sus vacilaciones: #Supuesta la instmccin
rabe de Elipando, n o por eso tenemos la filiacin de s u doctrina, que puede
estar
-~ ~ desconectada del dogma musulmn*.. pg.
~
. - 35; *No es pues, el adopcionismo
cristoi6~ic0,que esrudiamos, una dirivacin islamica, aunque, repelimos, 1.3 doc-
trina de los arabes eiercio su influio en la erspsin de la heterodoxia espafiolan,
pg. 39. En cambio, los cristianos .llegaron a concederles (a los rabes) en un
momento de generosidad apologtica, ms de lo que podan .... El mtodo apolo-
gtico motiv la hereja adopcionista, que es un intento racionalista de explicar
y demostrar el dogmas, pgs. 39-40.
concilio de Sevilla, para dejar bien sentada la doctrina ortodo-
xa, a fijar bien la fil~acineterna del Lagos y la distincin entre.
la generacin del Verbo y la Encarnacin del Cristo. La Iglesia
visigoda haba siempre sostenido firmemente las doctrinas orto-
doxas declaradas por los concilios de Efeso y de Calcedonia; Eli-
pando se atuvo extrictamente al fondo de estas doctrinas; pero
en la forma, a fin de bien discriminar la distincin entre las dos
naturalezas, adopt una terminologa imperfecta, contraponiendo
la filiacin natural del Cristo en cuanto a la divinidad a la filia-
cin adoptiva en cuanto a la humanidad. No es que l inventara
el uso del vocablo adopcinn; en la tradicin patrstica y litr-
gica visigoda se usaba la antigua frmula del uassumptus hornos
para expresar que el Verbo, queriendo habitar entre nosotros,
tom y elev hasta El una naturaleza humana completa y con-
creta, un hombre: paralelamente se hablaba de la adopcin> de
aquella naturaleza concreta, de aquel hombre, por la persona del
Verbo? Lo hemos comprobado ms arriba cuando purificbamos
a Elipando y a Flix de Urge1 de la acusacin de falsarios que
afectaba precisamente este particular, los precedentes en el uso
del vocablo adopcin.
Elipando, pues. no innovaba nada ni pretendia establecer doc-
trina nueva; se limitaba a escoger, dentro la manera de decir y la
terminologa tradicional visigodas, aquellas frmulas que en su
opinin caracterizaban mejor la verdadera doctrina frente y en
oposicin a los errores de Migecio. Que estas frinulas fuesen
peligrosas por exceso contrario -y de hecho en tales se convir-
tieron- es otra cuestin, que de momento n o nos interesa.=
1 -Si por el contenido de la profesin de fe de Sevilla tenia que ser acusado de he-
reja Elipando, no sabriamos comprender por qu no h a de ser acusado Eutropio
del origen de la misma hereja, a tenor del prrafo citado ms arriba, pgina 60,
de su obra *De similitudine carnis peccativ. Dom Morin habia atribuido esta
obra, al publicarla por primera vez, a san Paciano; posteriormente el P. Madoz,
La herencia literaria delpresbtero Eutropio, en: Estudios Eclesisticos*,XVI,
1942, pgs. 39-53, demostr que su autor era el presbitero Eutropio, citado por
Gennadio; Dom Morin ha aceptado la atribucin del P. Madoz; vase: Germain
Morin, Brillantes dcouvertes d'un jdsuite espagnol e t retraction qui s'ensuit,
en ~ R e v n ed'histoire ecclsiastiqueu, XXXVIIII, Louvain, 1942, pgs. 411-417.
Debo esta indicacin a dom Anscario Mund, de Montserrat.
Contra el ataque de Beato -la reaccin de Elipando fui fulmi-
nante y enrgica; n o hemos de repetir aqu el contenido de la
carta al abad Fidelio, transcrito poco ha, y que representa aque-
lla reaccin; pero s encarecer al lector que lo recuerde y acentuar
tambin su caracterstica. Elipando, con claravisin, se da cuenta
de.que el ataque, en su fondo, va dirigido contra las prerrogati-
vas de la Iglesia de Toledo; adems, el texto incriminado es una
decisin del concilio general, que 61 presidiera. Se trata pues de
una sublevacin contra el magisterio de la Iglesia toledana, que
nunca cay en el error, y con toda la furia de su genio apasio-
nado, Elipando contesta decretando: (<Quien n o confiese que Je-
sucristo es adoptivo en la humanidad y no lo es en la divinidad,
es hereje y debe ser exterminado)).
Beato y Heterio replicaron entonces con los duros motes:
falso profeta, lobo rapaz, hereje. Lo irreparable haba sido pro,
nunciado en pblico y ya nadie podra barrarle el camino.
Los adversarios se enfrentaron con la mutua acusacin de
hereja. y. con la natural tendencia humana a encuadrar los con,,
ceptos dentro de categoras conocidas, Elipando fu para Beato
un nestoriano y Beato fu para Elipando un monofisita.'Todos
los textos escripturisticos y patristicos que haban sido esgrimi.
dos en las grandes luchas alrededor de los concilios de fifeso y
de Calcedonia, e incluso los producidos cuando las luchas arria,
1 - Elipando acusa a Beato de caer en los mismos errores que Bonoso y Fausto.
Por lo que s e refiere a la paridad con Bonoso el texto acusatorio de Elipando es
muy oscuro, pero puedo presentar otro texto que aclara el concepto. San Isidoro,
en su libro .De viris illustribuso, tratando del espaol rustiniano (un obispo de
Valencia, contemporneo de Teudis (531) y hermano de nuestros Justo, obispo de
Urgel, y Nebridio, obispo de Egara), dice que escribiun libro de respuestas a
las consultas de un cierto Rustico, y la segunda respuesta era *contra Bonosia-
nos, qui Christum adoptivum filium et non proprium dicunt~(viase el texto del
*De viris illustribus~~ en: Espana Sagrada, V, pg. 459). Esto, as formulado,
podrja parecer el adopcionismo tal como es corrientemente entendido, pero rela-
cion6ndolo con la acusacin de Elipando s e ve que se trata de la filiacin ma-
terna, es decir que Bonoso sostendra (y parecidamente Beato) que Jesucristo era
slo hijo adoptivo de Mara. En cuanto a la paridad con Fausto, Elipando la
formula de esta manera: as como Fausto conden los patriarcas y profetas, asi
Beato condena -es decir, contradice- los doctores antiguos y modernos. Eli-
pando hace estasacusaciones en su carta a Fidelio.
nas, en cuanto estuvieran en el acerbo de su erudicin,. seran
exhibidos ahora nuevamente por una o por la otra de las partes.
Es condicin de las contiendas humanas ascender de bases
muy simples a grandes y complicadas estructuras; en el caso pre-
sente se trataba en rigor de un vocablo mal aplicado que por su
ambigua significacin poda dar lugar a interpretaciones equ-
vocas. El mismo Beato, que con alegra se lanz en busca de esta,
clase de interpretaciones, confiesa, en un momento de sinceridad
en su tratado Apologtico~,que la insensatez de Elipando con-
siste en usar palabras nuevas que n o entiende.' Aos ms tarde
Alcuino dira a Flix de Urgel, el compaero de Elipando en el
adopcionismo: En tus escritos se encuentran muchas cosas ver-
daderas y justas. Haz atencin, que nicamente con la sola pa-
labra de adopcin disientes de la doctrina de los Santos P a d r e s ~ . ~
Pero es que en el fondo se discuten otras cosas de las que n o
se habla. Del caso de Flix nos ocuparemos luego. En el caso de
Elipando se trata de retener bajo la jurisdiccin toledana la anti-
gua provincia Galaica que pretende escaparse. S i se logra una
separacin de fe el cisma ser consumado; si en cambio Elipando
triunfa contra la pretendida xherejia beatiana. la unidad de la
Iglesia espaola estar an salvada.
P o r lo que puede intuirse de las palabras de Beato en su Tra-
t a d o ~ en
, el primer momento su xito habra sido general. .Pero
la llegada y divulgacin de la carta de Elipando al abad Fidelio
y la 'probable actuacin de ste, cambiaron la situacin, a y as
como nuestra fe'era hasta entonces una e inclume, ahora la nave
comenz a fluctuar entre escollos; y la fe fu partida en dosx,
confiesa el mismo Beato. Elipando haba logrado de momento
que el cisma, en lugar deproducirse entre la provincia Galaica y
la Iglesia espaola, se convirtiera en una lucha interna provin-
cial; la fuerza tradicional del magisterio toledano se mantena in-
cluso a travs de unas fronteras polticas. Beato confiesa abier-
1 - .An non Elipandus more cymbali a Toleto sonitum mittit et insensatns est, quin
ipse non sentit verba nova quae dicit?~
2 -Carta de Alcuino a Felix de Urgel, en: Dmmler, Epistolae karomi aevi, MGH,
11, n." 23.
tamente esta nueva situacin: la Iglesia de Asturias-dice,'y con:
viene subrayar la expresin por su novedad e intencin, pues es
la primera vez que se habla de una Iglesia de Asturias- la Iglesia
de Asturias est dividida en dos bantlos, que se combaten uno
contra otro, pueblo contra pueblo, iglesia contra iglesia .... y esto,'
no entre gente menuda, sino entre los mismos obisposw. Esta es-
cisin es tan potente y clamorosa, que toda Espaa la conoce y
an en Francia ha sido divulgado el escndalo.
Beato temblara ante el posible fracaso de su iniciativa: por
esto pide auxilio a las mximas autoridades del pas, que han de
tener un supremo inters en la empresa, y les incita a la ofensi-
va: <Quieran el metropolitano y el prncipe de la tierra, los dos
de acuerdo, uno con la espada de la palabra, el otro con la vara
del poder, que sean arrancados de cuajo la hereja y el cisma>.
A no tardar muchos aos Alfonso 11 respondera a este llama-
miento.
Posterior al ((Tratado apologtico .de Beato y Heterio es la
epistola del papa Adriano a los obispos residentes en toda Espa-
iia;' es la epstola ya mencionada donde eran condenados Egila.
y Migecio; en su segunda parte se ocupa del caso de Elipando y
de su adopcionismo: ntambin nos ha llegado devuestro pas una
historia lgubre: que algunos obispos de ah, o sea Elipando y
Ascario y otros compaeros adeptos, no se avergenzan de cali-
ficar de adoptivo al Hijo de Dios, blasfemia que nunca hereje al-
guno haba osado proferir, excepto el prfido Nestorio que no.
reconoca al Hijo ms que como hombre de Diosu. El papa con-
juraba a los obispos para que alejasen este veneno serpentino de
su pas y se mantuviesen fieles a la tradicin de Roma y de los
Padres: san Pedro y san Pablo hablaban de Jess como hijo pro-
pio de Dios, y a continuacin el papa aportaba un copioso <dos-
s i e r ~de textos de los Padres latinos y griegos: san Atanasio, san
1 - .Non ego doctis et eloquentibus viris ... dico... sed meis similibus, quibus vere scio
expedire ut fidem suam subtilissime corrigant; qui incaute admirantes vitam prae-
dicti Felicis, probanda putant cuucta quae dixit; nescientes quia non ex vita
hominis metienda est fides, sed ex fide probanda es( vita. Qnanquam enim multi
bene credentes, male vivendo pereant; nullus tamen male credens, bene vivendo
salvaturn. Agobard, ~Adversusdogme Felicisn, cap. 2, en: Migne, Patrologja la-
fina, 104, col. 34.
2 - H a sido publicado a menudo fragmentriamente. Una edicin ntegra, la mejor,
es la dada por Werminghoff en: Concilia aevi karolini, MGH, 1-2, pgs. 220 S S ,
segn el cOdice de R.eims n . O 385, del siglo 1X.
idea cabal sobre Flix como pensador y como escritor. stas se
han perdido, es de pensar irremediablemente; es presumible que
fueron destruidas con plena intencin a causa de. su contenido
hertico. Excepto la mencionada ~Disputacincontra un sarra-
ceno, obra de juventud, cuyo ttulo ya insina claramente el te-
ma apologtico, todas las dems de que qued memoria estaban
dedicadas a la defensa del adopcionismo: una primera carta res-
pondiendo a la consulta de Elipando sobre este tema; unos libros
qu, a deducir de la forma con que habla ms tarde la carta de
los obispos espaoles a Carlomagno' en el sentido-de requerirle
para un arbitraje en la lucha entre Flix y Beato, seran una r-
plica al Tratado apologtico de Beato y Heterio; el gran libelo
6octrinal escrito en ocasin de contestar una carta que le diri*
giera Alcuino; un ltimo escrito, redactado clandestinamente en
el exilio de Lyn, en la forma dialogada d e preguntas y respues-
tas, tan apreciada por los lectores. de l a poca.
Del gran libelo doctrinal pdra rehacerseaproximadamente
su estructura' a b a s e de los Siete libros contra .Flixn que escri-
bi A1c"ino para refutarlo y que, seg(in confiesa el autor, siguen
el orden de la 'obra d e Fklix; como podran coleccionarse de l
multitud de fragmentos copiados o extractados en el mismo tra-
tado y en el de #Tres libios contra F l i x ~de Paulino de Aquilea.
Del escrito d e Lyn podrian tambin rehacerse algunos trozos a
base de la refutacin de Agobardo. Es un trabajo, ste de la re-
construccin de los escritos de Flix, que se propone an como
tema indito interesante a nuestros eruditos.
Precisaba de todos modos que la personalidad de Flix fuese
considerable para que diera lugar'a todo el juego que vamos a
exponer seguidamente, y que tuviese l unas extraordinarias cua-
lidades de captacin para que lograse formar ncleos importan-
tisimos de partidarios de sus doctrinas en Septimania, a pesar de
tener en contra elementos indgenas de gran valor y todo el peso
de la oposicin oficial del Palacio.'Slo esta gran personalidad
1 - e.... quem multum laudare soles. le dice Alcuino a Elipando refirindose a Fhlix
en la obra nAdversus Elipandum libri IV, en el libro 1,capt. 16.
-
2 Migne, Patrologia latina, 106, col. 310.
3 - Dmmler, Epistolae karolini aevi, MGH, 11, n." 207,
defensa de todas estas teoras un libro aApologtico.Luis elPia-
doso se vi6 obligado a mobilizar un concilio en Paris, ario 825,
para detener la progresin de la hereja, mientras destacaba para
combatirla a Dungal, el monje ingls de Saint-Denis, al cataln
Agobardo, nuevo obispo de Lyn, a Jons, el obispo de Orlens.
rbitro en aquellos momentos de la cultura franca. Dungal dedi-
c6 su obra de refutaciiin al emperador Luis y a su hijo y corre-
gente Lotario, suplicndoles que volaran en socorro de la Iglesia
y que castigasen an ms severamente de lo que hicieran con el
maestro Flix a ste su discipulo, pues n o s610 era su igual, sino
que le sobrepasaba en maldad; era la cola de la serpiente que sil-
baba contra la unidad de la Iglesia.'
Nos hemos permitido esta digresin para acabar de situar
espiritualmente, a travs del discpulo <inseparable>, a su maes-
tro, Flix de Urgel. Que a pesar de vivir *colgado de las monta,
fiass' de aquella ~ O r g e l l i s...
. civitas in Pyrenei montis jugo sita*,
como se creen obligados a explicar los Anales reales# para refe.
rirse a un rincn del ~ n u n d ollevaba ,~ en su espritu el peso de
una tradicin cultural tan fuerte como era la de la Iglesia visigo-
da, peso que inclinaba a Alcuino a pedir el auxilio de las gran-
des figuras intelectuales de la poca para combatirlo: nego solus
non sufficio ad r e s p o n s i o n e m ~ . ~
Pues bien: fu a este obispo Flix de Urgel al que acudi Eli-
pando solicitando su valiosa adhesin en la lucha abierta contra
los asturianos. Los Anales realesu explican el hecho: allabiendo
Elipando, obispo de Toledo, consultado por carta al obispo Flix
de Urgel qu debia opinarse sobre la humanidad de nuestro Seor
Z -Vase sobre Claudio de Turn: Hisloire Iiteraire de la France, IV, pgs. 223 y
257; Ebert, Histoire de la Iitterature latine, 11, pgs. 248-256;Manitius,Geschichte
der lateinischen Litteratur, 1, pgs. 390-396. Las obras de Claudio, en: Migne,
Patrologia latina, 104, cols. 615-918.
2.- Frase despectiva de Alcuino en la carta a Elipando: Dmmler, Epistolae karolini
aevi, MGH, 11, n." 166.
3 - Kurze, Annales regni Francorum, MGH in usum scholamm, Hannover, 1895, al
ano 792. Vase el texto mas adelante en la nota 1 de la pg. 80.
4 - Cartas de Alcnino a Carlompgno: Dummler,, Epistolae . karolini aevi, MGH, 11,
qms. 148-149,
Jesucristo, y si en cuanto hombre deba crersele y Ilamrsele
hijo deDios adoptivo o bien propio, no slo se pronunci incau.
tamente y sin consideracin por el adoptivo, contra la tradicio-
ha1 doctrina de la Iglesia catlica. sino que procur defender este
funesto criterio con toda pertinacia escribiendo unos libros que
dirigi a Elipando)).'
Esta noticia de los Anales reales suscita varias cuestiones:
poca del hecho, carcter de la consulta, intencin de la misma.
Los Anales la consignan en el ao 792 pero la fecha se re-
fiere, no a la consulta, sino al concilio de Ratisbona que fu una
lejana consecuencia de ella; la noticia que hemos copiado la dan
como un antecedente informativo. 'El P. Villanueva la supona
ms antigua de diez aos, hacia el 782, anterior al <Tratado de
Beato y Heterio y a la bula de Adriano I;a Nicolau d'Olwer, en
cambio, opina que precisamente la consulta se hizo como reac-
cin a la oposicin de los asturianos y del'papa.3 La suposicin
del P. Villanueva es doblemente imposible porque en 782, ni ha-
ba aparecido el adopcionismo, ni probablemente Elipando era
an obispo de Toledo; confirma el acierto de la opinin de Nico-
lau el hecho de que ni Elipando, en su carta a Fidelio, ni el papa
en su epstola, hagan la ms mnima alusin a una adhesin doc-
trinal de Flix, siendo as que los dos se preocupan de consignar
la del obispo Ascarico, menos significativa; si la de Flix hubiese
ya existido, no habrian descuidado de reportarla. Nos inclinamos
a opinar que la consulta se hizo despus de la bula papal, es de-
cir, entrado ya el 786. y de todas maneras antes del 790.
Qu carcter tenia la consulta? Esta pregunta tiene inters
histrico, porque la noticia de los Anales> ha sido interpretada
por varios comentaristas en el sentido de que Flix fu el primer
formulador de la hereja adopcionista. Hemos visto como los he-
chos contradicen tal interpretacin. A mi entender la consulta no
tendra de tal ms que la frmula entre corts y diplomtica,
1 - .Anales
reales., al ao 792, en la segunda redaccin. Vease el texto mas adelante
en la nota 1 de la pg. 80.
2 - Villanueva, Viage literario a las IgIesias de Espaa, Valencia, 1821, pg. 22.
3 - Nicolau d'Olwer, F?ix d'Urgell,
. p. a g 96,
76 -
1 -Edicin Dmmler, Epistolae karolini aevi, MGH, 11, n.O 5. Carta de Alcuino a
Flix de Urgel, del 789.
2 - "Olim me ipsum, celeberrimam tuae sanctitatis audiens famam, per quendam ex
illis partibus presbyterum tuis sacratissimis [intercessionibus] commendare curavi,
et quem tunc solius famae auditu amare gestiebamn. Dmmler, Epistolae karo-
lini aevi, MGH, 11, n.Y3.
3 - No existe noticia alguna que permita precisar el momento de la publicacin por
Felix de los libros que en defensa del adopcionismo mand a Elipando segn los
"Anales reales.. Tuvo que ser, como fechas extremas, entre el 789, ano de la
reunion del clebre concilio de Aquisgrn que, de haber tomado importancia el
asunto, se habria ocupado de ello, y el 792, ao del concilio de Ratisbona; me
inclino a favor de una fecha prxima a esta ultima, creyendo que la reaccin
real no debia tardar en producirse despus del conocimiento del hecho..Una indi-
brados los odos, como en la Iglesia visigoda, al vocablo adop-
cinx; no es pues de extraar que su nuevo sonido les hiriera. Ni
que produjese escandalo el hecho de que un obispo, con jurisdic-
cin sobre tierras sometidas al reino franco, osara convertirse en
campen de tan peligrosas novedades. Carlomagno, consciente
de la misin tutelar religiosa que le corresponda ejercer sobre
todo el reino, se crey obligado a intervenir; para ello convoc
el concilio de Ratisbona donde haba de ser examinado el asunto
y condenado y obligado a abjurar el obispo de Urgel.
Son varias las fuentes histricas que han conservado el re-
cuerdo del concilio de Ratisbona y las ceremonias de Roma que
fueron su continuacin; suplen en parte la sensible falta de las
actas conciliares. Las cuatro fundamentales son: l.",la narracin
contenida en los *Anales realesx, por el ao 792, y en sus dos
ver~iones;'2.~. la explicaci6n de antecedentes contenida en las
potui pertinacia, pravitatem intentionis suae delendere curavit. Hujus rei causa
ductus ad palatium regis - nam is tunc apud Reginum Bajoariae civitatem, in
qua hiemaverat, residebat - ubi congregato episcoporum concilio auditus est et
errasse convictus; ad praesentiam Adriani pontificis Romam misssus ibi etiam co-
ram ipso in basilica beati Petri apostoli heresim suam damnavit atque abdicavit.
Quo facto a d civitatem suam reversus estl,. .Anales reales., en el ao 792, l.' y
2.' formas.
1 - aIn primis namque in Ratisbonensis concilio, quod per jussionem praefulgidi et
orthodoxi filii nostri domni Caroli magni regis actum est, confessus est se ex
ipsa herese male dixisse et in ipso couscripsit concilio, anathematizans qui ausus
fuerit dicere filium Dei domiuum nostrum Jesum Christum adoptivum secundum
carnem esse. Et iterum sub sanctae recordatiouis praedecessore nostro domno
Hadriano papa, directus a domno Carolo praefulgido magno rege, ipse miserri-
mns hereticus, infelix episcopus, doctus a b eodem almo praesule, fecit illum or-
thodoxum in vinculis libellum, anathematizans et confirmans inter cetera nequa-
quam filium Dei adoptivum esse, sicut dixerat,sed uproprium et verum dominum
nostrum Jesum Christum filium Dei confiteorn. Unde et ipsum orthodoxum suum
libellum super sacrosancta Dei mysteria iu uostro patriarchio pouens juravit sic
tenere et confiteri. Et iterum in confessione super Corpus beati Petri apostoli ip-
sum ponens orthodoxum suum libellum similiter et illic inaravit nequaquam s e '
dicere audere adoptivum, sed <cpropriumet dilectum filium Dei teneo et confiteor~.
E t postmodum transgressus legem Dei excelsi fugiens apud paganos consenta-
taneos perjuratns effectus estu. Actas del concilio romano de octubre de 798, bajo
Len 111, en: Werminghoff, Concilia aevi karolinj, MGH, 1-2, ~ g202. .
2 - "Antequem ego, eodem sapientissimo rege Carolo jubenle, venissem in Franciam,
haec eadem vestri erroris secta, eodem glorioso principe praesidente, praesente
Felice, quem multum laudare soles, vestrae partis tunc temporis defeusore, venti-
lata est iu celeberrimo loco, qui dicitur Raiginisburg, et synodali auctoritate sa-
cerdotum Christi, qui ex diversis christiani imperii partibus convenerant, aeterno
anathemate damnata: imo et a beatae memoriae Adriano papa, qui tunc temporis
sanctae Romanae Ecclrsiae apostolica auctoritate rexerat sedem, funditus exter-
minata; douec idem Felix infeliciter ad vestras refugiens partes sopitos infidelita-
tis cineres, vobis exhortantibus, resuscitare intenditn. Alcuino, ~AdversusElipan-
dum libri IVn, libro 1, capt. 16, en: Migne, Patrologia latina, 101, cols. 244 SS.
3 - "Conqueritur de Felice faedifrago conciliis quibus et Carolus Magnus et ipse Pau-
liniis interfuerunt. His etiam digestis, operae pretium duximns de genere transe-
undo ad speciem, ac de generalis consortii communione ad proprii remeare juris
privilegium. Aggrediamur ergo, divinis per omnia sufulti praesidiis, hunc pudoris
insciam virum, quem palaestrae jamdudum devictum certamiui, gerendarum re-
rum qualitas efficaciter certis approbat documentis. Nunc autem temerario ausu,
nescitur cujus instintu (al. intinctu), rediviva reparare nititur bella. Obtitus prae-
terea foederis jurisjurandi quod cum Deo pepigerat, candidis millium angelorum
Anian n o digan palabra, ni del conciliode Ratisbona, ni de la
abjuracisn en Roma: especialmente habiendo el abadBenito par.
ticipado en el primero y, a miparecer, en forma muy activa; los
Anales> tratan por primera vez el asunto de Flix el ao 794 con
ocasin del concilio de Frankfurt y suponen, con manifiesta equi-
vocaci6n, que hasta entonces no llegB a odos de Carlomagno
la existencia de la hereja.
Vamos a explicar, concordando y resumiendo estas fuentes,
las noticias, que tenemos sobre el desarrollo del asunto.
Carlomagno se encontraba en Ratisbona, Baviera, sobre el
Danubio, por la Navidad del ao 791, de regreso de su campaa
contra los bvaros. All debi recibir la visita del rey infante Luis
con sus consejeros, que venian a darle cuenta de la marcha de
las cosas en el reino aquitano: sera en esta ocasi6n cuando
deberan enterarle de la posici6n agresiva de Flix, quien, no
s610 se haba adherido al adopcionismo de Elipando, sino que
procur6 defender este funesto criterio escribiendo unos libros que
a
dirigi Elipando~.'
Aprovechando la reunin que deba celebrarse de la asamblea
general del reino, Carlomagno convoc a los obispos para un
concilio en el~mismolugar y fecha. Las reuniones debieron cele-
brarse en el palacio real de Ratisbona, a ltimos de julio y pri-
circumfusis catervis. Sed neque humanae, u1 puto militae huic expectaculo defuit
multitudo. Praesertim cum in cotispectu venerandi priucipis ventilaretur hujusce-
modi controversia quaestionis. Nam tactis sacrosantis Evangeliis, jurejuyando
protestatus est, quemadmodum tunc temporis sincerissimae fidei exigente censura,
suppresso silentio obscurae obmotuit garrulitas disceptationis: nullius umquam
deinceps, nullo quolibet titulo quidam (forte, quidquam) refragativo molimine
revolvere quaestionis; sed in ea, qui consenserat, fidei regula spopondit se perpe-
,tua immutabilitate mansurum. In hoc quippe gymnasticae disputationis conflictu
coutigit etiam humilimae uostrae parvitatis personaliter praesentiam adfuisse.
Proh dolor1 heul quam terribile sonat quod diciturl Foedus cum Deo percuasum,
quod impune irritum non transcucurrit humanae praesumptionis audacia usur-
pativa conqueritur fraude resolutum. Sed haec diviui sunt arbitrii reservanda
judicio*. Pauliuo de Aquilea, -Contra Flixu, libro 1, capt. 5, en: Migne, Palrolo-
gia latina, 59,cols. 355-356.
1 - "Anales reales*, vase l a n o t a 1 de la pg. 80.
- 83
meros de agosto de 792.' Las presida personalmente Carlomagno
y entre los asistentes venidos de las diversas regiones del impe-
rio cristianona se encontraban el celebre Paulino, patriarca de
Aquilea, considerado en la corte de Carlomagno como la.mayor
autoridad teolgica de los reinos, y 'Benito, el ardiente abad fun-
dador de Aniano que ya conocemos; Felix tambien estaba: xprae-
sente Felicew dice ~ l c u i n o ;pero los Anales real es^ hablan ms
claramente, usan la palabra aductusw, llevado, conducido: con-
ducido por esta razn (la propaganda adopcionista) al palacio
real, donde resida el rey y.estaba congregado el concilio de los
obispos, fu escuchado y convicto de error. No se trataba pues
de una comparecencia voluntaria. sino forzosa. Yo sospecho que
el conductor fu el abad Benito y que con esta ocasin renov,
ya en plan de hombre de confianza, su contacto con la casa real,
que habia abandonado haca veinte anos llamado por lavocacin
religiosa, mientras inauguraba una de las actividades que ocu-
paran una parte importante de su vida, la lucha contra el adop-
cionismo: No puedo silenciar -dice su bigrafo Ardn Smarag-
do- que, como por aquel tiempo la perversa doctrina feliciana
invadiese casi toda aquella provincia, escap gracias a ~ i o ilesos
a la perfidia del pestfero error, y, con su esfuerzo, le arrebat
mucha gente, no slo entre los humildes, sino entre los mismos
obispos de la Iglesia; y a menudo combati con las armas de su
contraversia contra la doctrina nefanda^.^
1 -Narracin incluida dentro las actas del concilio romano del 798. Su texto puede
ieerse en la nota i de la pg. 881. Tambin la donacin al patrimonio de San
Pedro hecha por Carlomagno, escrita y firmada, fu colocada sobre el altar y
all jurada, para depositarla luego en la confesi00 de San Pedro; vease: Apann,
L'pogue carolingienne, pg. 56,
El concilio de Frankfurt
1 -Austria es el nombre que se daba a la regin oriental del reino franco que los
historiadores acostumbran a nombrar Austrasia.
2 - Publicada por primera vez por Froben en su edicin de las obras de Alcuino a
base de una copia que le mand nuestro Mayans, segn un cdice de Toledo del
siglo XI. Vease en Werminghoff,Concilia aevi karolini, 1-2, pkg. 111.
chos pasajes de la Biblia. Se defienden de la acusacin de ense-
ar dos personas en Cristo y, sirvindose textualmente de las pa-
labras de san Agustin, definen la doctrina ortodoxa de la unidad
de persona y de dos naturalezas. Despues de demostrar que la
expresin de ~adoptio.no tiene nada de sorprendente ni de blas.
fematorio, comparan Beato al maniqueo Fausto y a Migecio, y,
haciendo un paralelo entre Beato y Migecio, explican las aberra-
ciones en que suponen caidos a los dos. Sigue el anatema contra
Bonosio, Sabelio, Arria, Manes, el concupiscente Beato, el Nona-
gro Eterio, doctor de las bestias*, que niegan que el Hijo deDios,
considerado en su forma de esclavo, haya tomado carne. Exhor-
tan finalmente a los obispos galeses a que comuniquen esta car-
ta al glorioso prncipe Carlos para que juzgue, que procuren con
prudencia conservar la paz, y que, si piensan de manera distinta
a la suya, les muestren la razn, a fin de que la luz de la verdad
y los rayos del dogma iluminen nuestras almas, para que la ca-
ridad de Cristo permanezca en nosotros y no sean divididas en
lejania las tierras que Cristo fecunda.
La segunda carta,' la dirigida a Carlomagno. empieza dicien-
do que han tenido conocimiento de cmo el insoportable escrito
de Beato, llamado as por antifrasis, ha infectado con su veneno
el corazn de algunos obispos. Este nefando iresbitera y falso
profeta supone que el Hijo de Dios, en cuanto hombre, no adop-
t su carne en el seno de la Virgen. Hemos escrito -dicen- con-
tra estas locuras y segn nuestra manera de pensar. a los obispos
sometidos a tu dominio, una carta que te ser mostrada. Te pe-
dimos que seas' rbitro entre el obispo Felix, quien desde joven
edad acta en servicio de Dios en las regiones prximas a noso-
tros, y aqullos que defienden al sacrlego Beato agotado por sus
excesos; pronuncia un juicio equitable y saludable; Dios te dar
en recompensa lavictoria sobre todas las naciones brbaras. Pro-
fundamente inclinados ante tu presencia te pedimos, conlgrimas
en los ojos, la reintegracin de tu servidor Flix en su cargo y el
1 -La public por primera vez el P. Flrez, Espana Sagrada, V, pgs. 558-561, a
base de un cdice de Toledo. Ultimamente en: Werminghoff, Concilia aevi karo-
lini, 1-2, pg. 120.
retorno del pastor cerca el rebao dispersado por lobos voraces.
Dios te guarde. de la suerte de Constantino, quien, ganado por su
mujer, verdadera serpiente, abandon la fe de los318Padres1 para
adherirse a los dogmas del arrianismo y acab tan tristemente
su vida. Te pedimos que expulses de tu imperio la doctrina del
llamadp por derisin Beato. El antiguo serpiente no debe serven-
cedor en los pases del reino franco. El rey debe hacer aquello
que sea agradable a Dios y no avergonzarse de renunciar anterio-
res opiniones; Cacaso el apstol Pedro no se haba dejado ins-
truir por Pablo? A menudo pasa que el inferior tiene que dar lec-
ciones al superior. El rey slo no debe oponerse a la doctrina de
tantos Santos Padres sobre la adopcin; an menos puede usar,
como parece que est haciendo, de la ~ i o l e n c i a .Da~ pena con-
templar a Beato glorificndose y escribieiido a todas partes que
ha ganado para su doctrina a un prncipe tan ilustre. Entre los
paganos se dice -cosa increble- que Carlos niega, como ellos,
que Cristo fuese Hijo de Dios Padre.
Si procedemos al anlisis del contenido de estas dos cartas
veremos que se basan sobre dos pretendidos hechos: l o en la
supuesta propagacin y adopcin de las doctrinas de Beato entre
las jerarquas del reino franco, incluso el rey; 2.". en una perse-
cucin de que, por orden de ste, es objeto el obispo Flix y sus
partidarios. El segundo de estos alegatos sera cierto, por ms
que ignoramos hasta que punto fuese real la violencia de la que
se habla como un rumor; lo que es evidente es que Felix, perjuro
y fugitivo, haba sido desposedo de su sede de Urgel, que esta-
ra administrada por sus adversarios. En cambio, por lo que se
refiere al primer hecho. todos los testimonios histricos que se
conservan nos permiten afirmar que es f a n t s t i ~ o las
: ~ contesta-
1 - P r e c e ~ t odel rev Carlos al abad Aniano de Caunes. del 20 de inlio 974, librado en
Frankfurt. Dice: eAnianus abbas ex monasterio Sanctiloannis et Sancti Laurenti...
nostro svnodali concilio veniens una cum monachis suis Continuo. Stromundo,
Lurio....B. Histoire de Languedoc, 11, ap. 11.
2 - Vease el texto dei canon en la nota 1 de la pg; 92.
3 -aNecnon et de Brittanniae partibus aliquos ecclesiasticae disciplinae viros convo-
cavimus, nt ex multorum diligenti considerafione verias cafholicae fidaei investi-
garetur et probatissimis sanctornm patrum hincinde roborata testimoniis absque
nlla dubitatione teneaturn. Carta de Carlomagno a los obispos espaoles, en:
Werminghoff, Concilia aevi karolini, 1-2, pg. 157.
cunstancial en Italia en 781, para su Palacio; ah se convirti en
el gran preceptor de la corte y, en rigor, fu el verdadero funda-
dor de la Escuela del Palacio y director de la misma. En 790 ha-
ba regresado a Inglaterra comisionado por el rey mismo. Pero a
principios del 793 haba sido vuelto a llamar cerca la corte, don-
de sus servicios se hacan necesarios; era el telogo de la Escue-
la y en aquellos momentos se presentaban problemas que reque.
ran el auxilio de la gran dialctica teologal.' No precisa insistir.
pues, sobre la importancia de su presencia en Frankfurt. y se com-.
prende el canon mentado por el que era recibido en el consorcio
conciliar a pesar de no pertenecer a los dominios del reino fran-
co, de ser un extranjero; en ltimo trmino, l seria el gran con-
sultor y el redactor de la asamblea.
Porque sta, si bien es posible que fuera precipitada en su
reunin por causa de la iniciativa de Elipando con sus cartas.
vena de otra parte preparndose de hacia cierto tiempo por un
motivo muy diverso, pero que tambin tena un matiz marcada-
mente poitico, dentro su disfraz teolgico. Se trataba de las re-
laciones con el imperio de Oriente y de las ms importantes an
con el papado. El imperio de Oriente. que por la poltica ic8no-
clasta haba roto con el papado, haba con ello favorecido la p6-
sicin de los reyes francos en la relacin con Roma; el papa, en
conflicto con el Imperio, vease forzado a buscar la proteccin
del rey franco: pero ste, naturalmente, tenda al abuso de esta
necesidad papa], procurando pesar sobre Roma en posicin di-
rectiva. La nueva poltica inaugurada enoriente por la emperatriz
Irene, de acuerdo con Roma, transtorn el panorama poltico.
El concilio de Nicea de 787 haba condenado la hereja iconoclas-
ta, y las relaciones de Imperio con Roma se haban convertido
en muy amistosas al tiempo que se tornaban difciles las de sta
con Carlomagno; el papa aprovechaba esta situacin para contra-
pesar la presin carolingia. '
. .
Carloinagno, que no era hombre para dejarse gobernar' por
1 -Las actas del concilio han sido publicadas en Werminghoff, Concilia aevi kar*
lini, MGH, 1-2, pgs. 177-195.
2 - ~VitaAlbinin, capt. 9, en Migne, Palrologla latina, 100, cols. 90 SS.
-
3 ~VitaBenedicti Anianensis~,capt. 36, en Migne, Patrologia latina, 103, cols. 353 SS.
'
al concilio de 794 Por la primera, Alcuino pide a Benito que
con .sus monjes oren por l, tal como le prometi>; le dice que
cumplir sus encargos en la hora oportuna; le da las gracias por
su envio de yerbas medicinales; nodescuidar de seguirle escri-
biendo y espera recibir contestaciones; *deseo mucho, a ser,po-
sible, verte dentro del presente ao, pues mi espritu se complace
con tu sencilla amistad. Con la segundale manda varias cartas
para que las reparta entre los correspondientes destinatarios: una
de ellas para el rey Luis, al que le ruega que salud&;otra para el
conjunto de los monjes, en recuerdo de amistad (seran los mon-
jes que conoci en Frankfurt), que puede hacerla copiar si le
parece digna de serlo, aadiendo lo que crea necesario; ir escri-
bindole tan a menudo como la oportunidad de mandaderos lo
haga posible; le pide que en las contestaciones no se excuse, como
acostumbra, injustamente; de su rusticidad; que mis ojos te pue-
dan ver antes de morir, no una. sino muchas veces.
Sera gracias a esta amistad y relacin continuadas que Alcui-
no estara al corriente de los acontecimientos que iban produ-
cindose en la lejana Gotia.
Cuando -el concilio de Frankfurt, Carlomagno, en su parla-
,mento a los obispos, se haba quejado de que desde hacia un
ao el error adopcionista se haba extendido en los lmites extre-
mos del reino:= creo que con estas palabras se refera exclusiva-
mente a las regiones recientemente liberadas, de este lado del
Pirineo; pero llega un momento en que la nueva idea empieza a
infiltrarse del otro lado de las montaas, por la Septimania. Es
algo dificil comprender como, fuera de la esfera natural de juris-
diccin de Flix, pudiese tomar pi una idea de carcter tan pu-
ramente especulativo que no poda desvelar el inters ms que de
contadisimas personas. Precisaba en todo caso que fuese tomada
como signo de contradiccin, por su carcter cismtico y no
hertico, como slogan de una oposicin; sin que pueda ofre-
cerse una prueba decisoria, yo me inclino a interpretar la marcha
1 - Cartas de Alcuino a Benito de Aniano, de la segunda mitad del 794, en: Dmmler,
Epistolae karolini aevi, MGH,11, nms. 56 y 57.
2 - Werminghoff, Concilia aevi karoljnj, MGH,1-2, pg. 130.
de las cosas en este sentido. 'laactuacin intens2 de Benito en
Septimania, del b r & o de .su compaero Nebridio, que por este
tiempo habra obtenido la sede metropolitana de Narbona sin
perder la abada de IaGrassa, habia de producir a la larga, como
todas las actuaciones pblicas sostenidas, un fermento impor-
tante de oposicin y contradiccin; que esta oposicin tomara
por bandera a Flix, con toda su aureola de santo. de sabio y de
perseguido, es una de las reacciones ms humanas, sobre todo
teniendo en cuenta que Benito se habia especialmente distinguido
en su persecucin por los das de Frankfurt y probablemente en
los que siguieron; y que F&lix,por su parte, se aprovechase de
estas circunstancias para hacer proselitismo y fortalecer su posi-
cin, de si difcil, es muy natural. Y as se explica como la llamada
hereja adopcionista pudo adquirir una importancia social dentro
Septimania bajo el patronato de Flix de Urgel. La infiltracin
debi realizarse pausada y subrepticiamente. A Benito, empero,
que viva y actuaba en el pas, no poda escaparle su progresin;
informara de ello a Alcuino, le pedjra auxilio. Alcuino por su
parte, movido por el aspecto religioso del problema que yacono-
ciera en Frankfurt, llam la atencin del rey; en una carta suya
a Carlomagno, que yo me inclino a datar hacia ltimos de 797 o
comienzos de 798,' se queja y protesta contra laherejia y dice que
el error, que hasta entonces se mantena aletargado, se ha infil-
trado en el espritu de algunos doctores. cosa que puede ser in-
terpretada en el sentido de que ha sido adoptado por elementos
directores de la jerarqua, abades y obispos.
Se h a conservado una carta de Alcuino a Flix de Urgel, muy
conocida y comentada, que generalmente los tratadistas atribu-
. ..
yen al ao 793 y que yo creo escrita a principios del 798,=preci-
samente despues de la anterior a Carlomagno y siguiendo la lnea
1 - Dmmler, Epistolae aevi karolini, MGH,11, n.- 41. Dmmler la data dubitativa-
mente 794-795. Por mi parte creo hay que situarla en los das de poco anteriores
a la ofensiva desplegada por Alcuino a consecuencia del peligro que en ella
misma se seala, por tanto, a ltimos del 797 o principios del 798.
2 - Dmmler, Epistolae karolini aevi, MGH, 11, n.' 23. Carta de Alcuino a Flix de
Urgel, de principios del 798.
de alarma que stainicia; La opinin general para aquella atribu-
cin se basaba en unas palabras del mismo Alcuino insertas en
su obra aContra Elipando*;' all, en el libro 1, captulo 16, dice
que cuando lleg a Francia escribi a Flix una carta, que debe
identificarse con aqulla de que estamos hablando; como Alcuino
retorn a Francia a principios de 793, de ahiel fundamento de la
datacin. Pero si prestamos cuidadosa atencin al sentido gene.
ral de la narracin contenida en aquel captulo 16 que refiere,
amodo grosson, las relaciones entre Flix y Alcuino, observare-
mos que la llegada a Francia se cita en oposicin a l tiempo ante-
rior, cuando Alcuino habitaba en Inglaterra; e s decir. se hace la
separaci6n de acontecimientos segn hubiesen tenido lugar du-
rante la estancia de Alcuino en Inglaterra o despus de su retor-
,no en Francia: el concilio de Ratisbona y la conduccin de Flix
a Roma ante Adriano, antes del retorno a Francia,la carta a Flix,
despubs. Pero no debe entenderse inmediatamente despus: sabe-
mos que Flix contest la carta de Alcuino en mayo del 798 y en
dicho captulo16 se habla de esta contestacin como una secuen-
cia de la carta en forma tan natural, que seria inexplicable si de
la carta a la contestacin hubiesen transcurrido cinco aos, con
toda la historia intermedia del concilio de Frankfurt. Quiero sen-
tar con ello que la carta de Alcuino debi preceder de poco tiem-
po la contestacin del mayo de 798. Cuando Alcuino escribi de
forma semejante a Elipando, ste tard tres meses en contestar,
pero se crey obligado a justificar su tardanza por enfermedad,
lo que significara que el plazo de contestacin, incluso para una
carta de tipo doctrinal como stas, era normalmente ms corto;
y si bien la contestacin de Flix no era de epistolar brevedad#,
<sino que se esforz en responder con prolijidad libresca*. no es
de pensar que eso le llevara ms tiempo que la enfermedad de
Elipando en caso semejante, quien, por otra parte, se haba tam-
bin alargado mucho en su escrito. Por todo ello me inclino a
datar la carta de Alcuino a Flix dentro el primer trimestre de
798 y despues de la del mismo Alcuino a Carlomagno.
1 -Esta respuesta de Flix a Alcuino hubo de ser escrita en mayo del 798, pues fn
recibida por Alcuino poco antes de que este escribiera a Elipando, en junio. Que
todo esto pasaba en 298 es evidente, ya que, segn carta de Alcuino a Arno
(Dmmler, Epistolae karolini aevi, MGH, 11, n." 207), era el ano anterior a la
controversia de Aquisgrn, que, como probaremos, se celebr en 799.
- 121
aqu que a Aqul que es adorado por los ngeles en el cielo. en
la tierra le es negado por los hombres que sea verdadero Diosa.'
Ms tarde, despus de un examen profundo, Alcuino hace este
resumen de la carta de Flix: ((sostena que Cristo habia sido
antes hombre, que era Dios nuncupativo, hijo adoptivo, que le
precis una segunda regeneraci6n, y otras doctrinas eclesisticas
incon~enientesx.~
' Resultaba pues que la posicin primitiva del adopcionismo,
cuando se mantena en cierto modo dentro de la ortodoxia, sos-
teniendo la unidad personal de Cristo dentro la doble naturaleza.
y se caracterizaba s610 por el uso de la palabra ((adopcinx, que
mejor que una hereja era una imprecisin verbal, habia sido
sobrepasada y estaba descarrilando hacia una especie de nesto-
rianismo sutil,3 que era el peligro apuntado ya por el papa Adriano
doce anos antes. en 786, en su epstola a los obispos espaoles.
As la forma defectuosa de expresarse habia generado el defecto
en el pensar. por la influencia que tiene el verbo sobre la idea.4
San Agobardo, que por ser cataln y por haber convivido
con Flix durante aos en la residencia de Lyn, tena un cono-
1 - Dnimler, Episfolae karolini aevi, MGH, 11, n.' 148. Carta de Alcuino a Carlo-
magno de junio 798.
2 - Alcuino, C o n t r a Elipando~),libro 1, capt. 16. A mas de las referencias de Alcuino
en esta obra y en la carta a Carlomagno de la que acabamos de hablar, es en
otra obra del mismo Alcuino, =Contra Plix*, donde pueden hallarse muchos
datos sobre la perdida carta de Plix.
3 - Menndez y Pelayo vio bien este aspecto al decir: .En realidad la herejia misma
.... ....no deja de mostrar alguna perspicacia y lucidez en sus autores. No es el
nestorianismo puro, error fcil de ocurrirse a cualquiera que se ponga a des-
barrar acerca de la Encarnacin,sino un trmino medio, algo original e ingenioson
pero que #no tenia condicin de vida y estaba, adems, en el aire.. Heferodoxos,
11, pg. 318.
4 - Walch, Historia adopfianorum, Goettingen, 1755, caracteriza el adopcionismo
por las siguientes desviaciones doctrinales: 1.' distincin en Cristo de hijo propio
segn la divinidad y adoptivo segn la humanidad; 2.a la regeneracin de Cristo
que como hombre tuvo que ser bautizado y en el bautismo adoptado; 3.' la locu-
cin de Dios nuncupativo aplicada al Hijo como hombre; 4." la falsa interpreta-
cin de la forma servus Dei; 5.' la supuesta ignorancia en Cristo por mala inteli-
gencia de ciertos textos evanglicos. Parece que las cuatro ltimas desviaciones
se inician o , cuando menos, toman forma concreta en este libelo de Flix a
Alcuino.
cimiento vivo de todo el problema, describe aos ms tarde, con
frase transparente, la evolucin de Flix: Timens enim permix-
tionem Eutychetis incurrere, corruit in divisionem Nestoriia.'
Para combatir el vocablo aadopcinx usado por Elipando, los
asturianos Beato y Heterio se haban, por reaccin, inclinado
ligeramente hacia el monofisitismo de Eutiches; Flix, en los li-
bros que escribi despus de ser consultado por el arzobispo de
Toledo, y que seguramente eran dedicados a refutar los errores
de aquellos asturianos, tambin por reaccin natural habra de
inclinarse en sentido contrario, y as se iniciara el deslizamiento
hacia la tendencia nestoriana.
La respuesta de Flix fue para Alcuino una sorpresa: cuando
l esperaba una atenuacin en la posicin errnea del obispo de
Urgel, este, por el contrario, se internaba profundamente en la
hereja. El peligro para la fe se hace evidente. Alcuino lanza el
grito de alarma, dirigiendose al rey en una carta angustiosa: des-
pues de exponerle las herejas y blasfemias que ha encontrado en
el libelo poco ha recibido de Flix en la forma que acabamos de
exponer, exhorta al rey a tomar en seguida la defensa de la fe:
clzate, elegido de Dios, lzate, hijo de Dios y soldado de Cristo,
a defender la esposa de tu seiior Dios. Piensa como lo tomarias
de ser injuriado un hijo tuyo; como pues mayormente debes
vindicar la injuria al Hijo de Dios, salvador tuyo, protector tuyo,
dispensador de todos los bienes a los hombres. Defiende viril-
mente lo que aceptastesbe Dios para regirlo y conservarlo; que
t u potencia secular aproveche a tu gloria espiritual. La respuesta
al libelo y a los errores de Flix debe hacerse con mucho cuidado
y con la ayuda de muchos. l slo -Alcuino- n o se ve con fuer-
zas para responder, que el rey le proporcione ayudantes idneos
1 - Agobardo, Contra el dogma de Flixn, capt. 6, en: Migne, Patrologia latina, '
104, col. 38. Tambin Alcuino, "Contra Fklix., libro 1, vi8 claramente el doble
peligro en las discusiones sobre la palabra adopcin y por eso proclama: .Nos
non sequimur nec Nestorianam divisionem, qni propter duas naturas duas per-
sonas iu Chnsto inserere voluit, nec Eutychelis confusionem, qui propter unam
personam unam naturam in Chrislo intexere voluil. Ambo a catholica Fide devian-
tes, impietate pares, quia fidem rectam non tenuepnt; sed errore impares, quia
iste confundit, ille dividitu,
para que pueda ser extinguida la hereja antes de que se propague
por todo el mundo cristiano.'
Esta carta de Alcuino al rey debi ser escrita por los alrede-
dores de junio de 798, a poco de recibir el libelo de Flix. Con
ella inauguraba Alcuino un perodo de actividad trepidante, acu-
ciando al rey y gestionando la intervencin de personajes impor-
taiites en la cruzada que emprenda en defensa de la fe. Como
tena por costumbre comunicar sus preocupaciones a su amigo
Arno, el arzobispo de Salzburg. ahora le dice: toda Espaiia est
infectada por el error adopcionista. Ruega por nosotros para que
el Espritu Santo Parclito inspire a sus sirvientes en la defensa
de la verdad de la fe catlica, que ya es hora de ello^.^
El rey acept la sugestin de.Alcuino; no poseemos su carta,
pero s la replica de este, expedida el 22 de julio. Alcuino confie-
sa que la carta real le ha vivificado; est muy contento de que el
rey se preocupe de la respuesta que se haya de dar al libelo de
Felix. Le suplica al efecto que haga mandar un ejemplar del libelo
al papa, otro al patriarca Paulino, otros dos a los obisposRicbo-
dono de Trveris y Teodulfo de Orlens, para que cada uno de
ellos d su respuesta. l, personalmente, trabajar con el rey para
defender la fe; que se fije tiempo para responder todos los argu-
mentos. y sentencias del libelo. Vencido el plazo, que sean man-
dadas al rey todas las respuestas; si concuerdan, se entender
que en diversas voces habla un espritu; si no, se ver quien hable
con mayor autoridad; ste tendr la palma.3
En realidad la campana n o sigui exactamente este programa
recomendado por Alcuino al rey, pero s fueron gestionadas las
colaboraciones propuestas por Alcuino, cuando menos las del pa-
pa. de Paulino y de Teodulfo de Orlens. No obstante quien llev
el peso de la empresa, quien despleg las mayores actividades fu
1 - Dmmler, Episfolae karolini aevi, MGH, 11, n.' 148. Carta de Alcuino a Carlo-
magno de junto 798.
2 - Dmmler, Episfolae karolini aevi, MGH, 11, n." 146. Carta de Alcuino a Arno
de Salzburg, de junio-julio 798.
3 - Dmmler, Episfolae karolini aevi, MGH, 11, n." 149. Carta de Alcuino a Cprlo-
magno del 22 de julio 798,
Alcuino en persona. La actuacin de todos ellos fue simultnea:
n o es posible, pues, exponerla con claridad, sin proceder a una
discriminacin que nos aleje de confusiones. Nos ocuparemos
pues sucesivamente de la gestin de Alcuino cerca Elipando, de
la misin de Teodulfo en Septimania, del concilio reunido en
Roma por el papa Len, de la campaa sostenida por Alcuino
junto con Benito cerca los monjes de la Narbonense, de la obra
antiadopcionista compuesta por Paulino de Aquilea.
1 - Dmmler, Epistolae karolini aevi, M GH,11, n.' 166, carta de Alcuino Elipando
de junio 798. Esta carta fn recibida por Elipando, segn propia confesin, en el
mes de julio (Carta de Elipando a Alcuino, Dmmler, nP 182) al mismo tiempo
que reciba una carta de Flix (carta de Elipando a Flix, Dmmler, n.' 183). Eli-
pando estuvo enfermo y n o pudo contestarla hasta ms tarde: el 23 de octubre
mandaba la contestacin a Felix para que la hiciese llegar. a Alcuino. Estos
hechos inclinan a creer que la carta de Alcuino a Elipando tambin habia sido
mandada sirviendose de Flix como intermediario. Nos encontramos en el ano
798; el 799, fijado por Dmmler a estas cartas, es imposible, como lo demostrarn
los hechos que seguiremos explanando.
2 - Dmmler, Epistolae karolini aevi, M G H , 11, n." 183, carta de Elipando a Fblix
de 23 de octubre de 798.
- 127
del glorioso principe, basndome en las sentencias de los Santos
Padres catlicos y ortodoxos. T, por tu parte, sigue comportn-
dote virilmente, recordando como son bienaventurados los que
padecen persecucin por la justicia ... Envi tu carta a los herma-
nos de Crdoba que opinan rectamente sobre Dios, y me escri-
bieron muchas cosas que tendra que haberte mandado en ayuda
tuya, pero las he mandado al heresiarca por antifrasi Beato, el
maestro de Alcuino, para que las lea. T manda aquel escrito (la
contestacin a Alcuino) a tu fiel glorioso principal (Carlomagno)
antes de que lo reciba el hijo de la muerte, Alcuino. Tengo en-
tendido que nuestro hermano difunto me leg algo, y por esto
te suplico que mandes tu fmulo Ermedeo a enterarse cerca de
los judos, que cuidan su mujer e hijos, para que me manden lo
que Dios les inspir, pero en forma que los dems judos que ha-
bitan entre nosotros no se enteren de nada. Y a ser posible nos
lo dirigs por los mercaderes que vengan. Y decidnos cual es vues.
tra intencin de obrar, especialmente sobre los dos libros de Epis-
tolas de san Jernimo y el opsculo del beato Isidoro. que tiene
Ermedeo, y que yo mand por el dicho hermano ahora difunto,
y me los haba pedido para copiarlos. Estoy hacindome ancia-
no; e1 25 de julio pasado cumpl 82 aos. Rogad por nosotros
como lo hacemos por vos. Os encomiendo nuestro presbtero
Venerio si por acaso llega a vos.
Como puede verse ni los aos ni la enfermedad haban miti*
gado la trepidante actividad de Elipando, ni haban dulcificado
su trato, ni debilitado sus convicciones. Pudo constatarlo muy
bien Alcuino con la contestacin que le fue mandada; ya la di-
reccin era cargada de reticencia: <Al reverendsimo hermano,
el dificono Alcuino, no ministro de Cristo, sino ftido discpulo
del por antifrasi Beato, nuevo Arrio aparecido en la regin de
Austria en los tiempos del glorioso principe, adversario de las
doctrinas de los venerables Santos Padres Ambrosio, Agustn,
Isidoro y Jernimo; eterna salud en el Seor si se convierte y si
no lo hace eterna condenacin. Recib -le dice Elipando a Alcui-
no- a ltimos de julio tu carta escrita en lenguaje supersticioso,
inspirada no por el Espritu Santo, sino por el espritu de la men-
tira. Lo que afirmas de que el Hijo de Dios no tomo de lavirgen
carne adoptada segn naturaleza servil, es falso, como lo que sos-
tiene el por antiirasi Beato, discpulo del Anticristo, inmundicia
de ftida carne, extrafio al altar de Dios, falsocristo y pseudo profe-
ta, T mismo procura que en lugar de ser como Esteban no seas
t, como Nicols, en lugar de Vicente. Daciano; que no seas seme-
jante a Rufino, perseguidor del mrtir Flix, como eres persegui-
dor de otro ~ l i xconfesor; a quien conocemos desde joven ador-
nado de pudicia y buenas costumbres, rebosante de caridad, y a
quien t persigues por montes y cuevas y en los escondites de
las cavernas. En cuanto a lo que dices en tu carta de que l slo
con unos pocos secuaces sostiene esta doctrina, que todaEspaa
sigue, recuerda cuan estrecho es el camino que lleva a la vida y
cun pocos son aqullos que lo encuentran. Que defendiendo la
deidad del Hijo de Dios engendrado antes de los siglos, n o niegues
la humanidad tomada en el seno de la Virgen.' Procura no infa-
tuarte por. las riquezas con tus veinte mil siervos.' Recuerda como
el Seor dijo que alli donde estuviesen dos o tres congregados en
su nombre, alli estara l en medio de ellos, tal como se encuen-
tran el confesor Flix y sus socios. Mas, del mismo modo que tu
fetido y horrible maestro infect Likbana, lo mismo t el reino
de Austria; procura no ser otro Arria, quien con la mujer volvi
hereje a Constantino, emperador cristianizado por Silvestre, ha-
ciendo exclamar al beato Isidoro: Heu pro dolor, principio bono
fine malo; el veneno de cuya maldad macul no s610 la Gotia,
1 -Esta alusin a la posesin por Alcuino de uti numero tan importante de siervos
estabd futidamenlada en el cargo de abad de Saii hiariin de ~ o u r que
s le hobia
sido concedido por Carlomadno en 796. En una caria de Alcuino a los aininos
de York les dice que ellos pueden testificar como no fue a Francia y se qued6 all
por avaricia de oro, sino por las necesidades de la Iglesia y la defensa de la fe.
(Dmmler, Epistolae karolini aevi, MGH, 11, n.O 43. Dmmler data esta carta en
795 pero yo creo que debe ser posterior a la adjudicacin del abaciazgo de Tours).
Se adivina la existencia de una campana contra Alcuino acusndole de avari-
cioso, campaa de la que Elipando tendria conocimiento a travs de las relacio-
nes con Flix; la acusacidu gozara de una cierta popularidad en Septimania y
por ello Alcuino s e crey obligado a mencionarla, por el verano del 799, en su
carta a Leidrado, Nebridio Y Benito (Diimmler. Eoistolae karolini aevi. MGH. 11,
n " 200j,donde vuelve a hablarse de los veinte mil siervos Au? Alcu~iiovuelve a
detenderse de la niisma acusacion en su obra *Contra Elipando*, libro 1, capt. 16.
sino la Lybia, y el Oriente y el Occidente hasta los tiempos del
rey Recaredo, de divina memoria. Procura no hacer del glorioso
prncipe Carlos como Arrio hizo de Constantino. Muchas otras
cosas deberamos escribirte, pero no podemos escribirlo tan afli-
gidos como estamos por la opresin de la gente.' A pesar de ello
engarza aqu Elipando una serie de testimonios patrsticos sobre
la adopcin, de los santos Ambrosio, Jernimo. Agustin, Len
papa, Isidoro; y una serie de textos escriptursticos sobre los
cuales basa su doctrina adopcionista; cita tambin ocho pasajes
de la liturgia visigoda, extrados de los Padres toledanos, donde
se sirven de la locucin adopcin.Y despus comenta: tu len-
guaje es exteriormente muy dulce y suave, pero por dentro lleva
la amargura de la hiel; alabas las obras y condenas las ideas.
Ms adelante le acusa de falsificar su doctrina, suponiendo que
ellos sostienen que el Hijo de Dios nacido de la Virgen no es esen-
cialmente Dios; recuerda -le dice- .las palabras de la Escritura:
Testis falsus non erit impunitus)).Termina pidindole que sugiera
al glorioso prncipe que mitigue su indignacin contra su sirvien-
te Flix, y repite la comparacin con Constantino, que Dios h o
permita, y la queja de Isidoro.
Como puede verse por esta carta. Elipando continuaba obse-
sionado por la preocupacin asturiana, empeado en que Alcuino
era, como los obispos francos en 794, un seguidor de Beato; ms
adelante podremos volver a coniprobar como Alcuino desconoca
por este tiempo las obras de este liebanes. Por otra parte esta
carta es tambien el ltimo testimonio que nos ha quedado de las
actividades del anciano arzobispo de Toledo; parece que vivi
an algunos aos pero no oiremos ya ms su voz; Alcuino redac-
tar una tupida obra para responder a esta carta, pero la rplica
toledana ya no se har oir. Desaparecido Elipando. animador
formidable, el adopcionismo hubo de entrar en Espaa en un
perodo agnico del que slo percibimos los extertores en los
tiempos de Alvaro de Crdoba y Jons de Orlens. Mientras tan-
1- Sobre este tema redact, a ruegos del emperador, un *Tratado del Espritu Santo>,
donde sostena, apoyndola en mucha documentacin, la doctrina del *Filioque*,
dochina de arraigada tradicin en la Iglesia visigoda que la inici en el tercer
concilio de Toledo. Tambin compuso Teoduifo un =Tratado sobre los ritos del
bautismon, respondiendo a una encuesta ordenada por Carlomagno.
2 - Dos aos despus Carlomaeno habia de confiarle otra misin ms importante
an-la de ir a.I?oti,a formir parre del iribunal que Iiabiade juzgar la condiicta
del Daim Leon 111. I.uis cl Piadoso le deleeo tnml~ienuara acudir al recibimiento
del -pipa Esteban IV, cuando ste fu a - ~ e i m sp a r a la ceremonia de la consa-
gracin, en 816. Pero en 818 le releg en un convento de Amberes, acusado de
complicidad en la revuelta de Bernardo de Italia, parece que injustamente; all
murib, en el exilio, en 821.
3 -Datos biogrficos en: Hjstoire literaire de l a France, IV, pgs. 433-438.
-
4 Dmmler, Epistolae karolini aevi, MGH, n." 207, carta de Alcuino a Arno de
$alzburg, de 26 junio de 799,
que Leidrado le peda autorizacin para aconsejarse con el;' es
verosmil que esta ltima era ocasionada por el encargo misional
que Leidrado acababa de recibir; era natural que ste desease
ponerse de acuerdo sobre el problema que iba a investigar cerca
de la persona que, al lado del rey, llevaba la direccin del asunto.
La colaboracin de los dos fu larga y eficaz pues, como vere*
mos, Leidrado ya qued incorporado en el asunto, hasta que en
816 dej la sede lyonesa para retirarse en el monasterio de Saint,
Mdard de Soissons.
Es probable que Teodulfo y Leidrado emprendiesen su viaje
de misin hacia finales de verano. Excepto una posible alusin,
consignada en un precepto posterior de Luis el Piadoso para
Aniano,=el recuerdo de la misin nos ha sido slo conservado
por un poema del mismo Teodulfo. Ha sido titulado ~Paraenesis
ad judices y es una obra larga de 956 versos, escrita en ocasin
de la misin, pero que no tiene a sta por tema principal, sino a
los fallos en la administracin de la justicia y su correccin. Ha-
blando de la venalidad judicial explica las tentativas de corrup-
cin de que fueron objeto l y su compaero por parte de gran-
des y de humildes, detallando los regalos que se les ofrecan, entre
los que figuraba un vaso antiguo, de mucho inters, que describe
cuidadosamente; hace exhortaciones a los jueces para que obren
rectamente, con pleno desinters, y les propone unas reglas para
bien juzgar segn derecho y segn caridad. Dentro del tema prin-
cipal, Teodulfo, engarza una digresin para explicarnos el itine.
rario que siguieron l y Leidrado en cumplimiento de la misin
encomendada: partiendo de Lyn, y siguiendo el valle del Rdano,
1 - Dmmler, Epistolae karolini aevi, MGH, 11, n? 141, carta de Alcuino al obispo
electo Leidrado, del verano de 798.
2 -Precepto del 21 de octubre de 837, donde en la lista de bienes confirmados se
dice: .Et in loco qui dicitur Sogrado, cellulam quam ipsi monachi aedificaverunt
cum adjacentiis suis; omnia haec cum omni integritate, sicuti a misso genitoris
nostri Karoli Leydrath archiepiscopo
. ~
traditum et marmoribus per cruces et termi-
naiiones adsignatum fui1 e1 ab ipsis monachis a temporibus genitoris nosiri pos-
srsum.. Histoire d e Lanauedoc, II. a ~ e n d 93.
. Como Leidrado voli,io repelidas
veces a Gotia y probablgmente actuando siempre con carcter de arnissusn, es
dificil precisar si esta gestin la realiz en ocasi6n de este primer viaje o en otro
posterior.
atravesaron sucesivamente las ciudades de Viena, Valencia, Ro-
chemore y Orange para llegar a Avi6n; entraron entonces en
Gotia por Nimes, ciudad espaciosa y considerable. De aqui, pa-
sando por Maguelona, cercada por el mar, y por Substancin,
cefida por speros pueyos. dejando la ciudad de Agde a la iz-
quierda, fueron a Bziers, y de Bziers a Narbona. Para Teodul-
fo, Narbona, como ciudad, sobrepasa la misma Arles; cuenta en-
tonces como los godos le recibieron con alegra y especialmente
sus compatriotas hispanos. Desde Narbona se llegaron hasta visi-
tar Carcasona y Razs. De retorno a la capitalde Gotia, reunieron
aqui una asamblea en la que tomaron parte gran nmero de cl-
rigos y seglares. Camino de regreso y pasando porArles, celebra-
ron ah otra asamblea, despues visitaron Marsella, Aix y Cavailln.'
1 - "Jam, Lugdune, tuis celsis post terga relictis
Moenibus, adgredimur, causa quod optat, iter.
Saxosa petimus constructam in valle Viennam,
Quam scopoli inde artant, hinc premit amnis hians.
Inde Valentinis tems urbique jacenti.
Rupee, nos dedimus, hinc, Morenate, tibi,
Post et Arausinas terras et Avennica rura
Tanaimus et fines. quos teuuere Getae.
Inde ~ e m a u s i a c a ssensim properamos ad arces,
Quo spatiosa urbs es1 resque operosa satis.
Hinc ~ a d a l o n ahabuit levam, ~extaiodextram:
Hic scabriis podiis cingitur, illa mari.
Quis bene transitis Agateu mox parte sinistra
Linquimus, et uosmet tecta Beterris habeut.
Mox sedes, Narbona, tuas urbemque decoram
Tangimus, occurrit quo mihi laeta cohors,
Reliquiae Getici populi, simul Hespera turba
Me cousanguineo fit duce laeta'sibi.
Inde revisentes te, Carcasona, Redasque,
Moenibus inferimus uoscito, Narbo, tuis.
Undique conveniunt populi clerique catervae,
Et sinodus clerum, lex regit alma forum.
Quis bene conpositis nos tandem opulenta recepit
Urbs Arelas, cives quam statuere sui;
Urbs Arelas, aliis quae pluribus urbibus extat
Prima, gradu tamen est, Narbo, secunda tibi.
Quo sinodo cleri, legum moderamine plebis
Pectora contudimus juris et artis ope.
Massilia Argolica nos cepit condita gente,
Arvum et Aquine urbis sive, Cavelle, tuum.
Ast alias lustrare vetat per singula casus,
Quarum nos populus, quo sumus, omnis aditr.
pummler, Poetae latini aevi carolini, MGH, 1, pags. 497-498.
El contacto directo proporcion6 a Teodulfo y Leidradoun
conocimiento profundo de la situacin poitica y religiosa del
pais; Benito de Aniano, el arzobispo Nebridio y todos sus'ami-
gas, debieron auxiliar a los missi reales en su cometido.
Teodulfo, en otro poema escrito en loor de Benito, con el que
lig6 en esta ocasin profunda amistad, habla de estos amigos.
entre los que cita cuatro obispos y una serie de abades que a la
fuerza conoceria entonces.' Leidrado, cuya obra misional, como
veremos, haba de prolongarse an en la Septimania y en la
marca, estableceria tambin a la sazn una cantidad de contactos
que haban de serle de gran utilidad; es muy probable que fuese
tambin entonces cuando, en ocasin de la visita a Razs, se ad-
juntara Agobardo, el joven compaero del abad Atala, venido
con l de Catalua,=quien de momento quedara convertido en
familiar suyo para acabar sucedindole en la sede arzob'ispal de
Lyn. Taxativamente, no sabemos nada sobre la actuacin de
Teodulfo y Leidrado a lo largo de estas visitas y en la asamblea
de Narbona, pero de todas maneras tuvo que ser importante a
juzgar por el significativo recibimiento que godos e hispanos tri-
butaron al compatricio que venia a establecer contacto directo
con ellos como delegado del rey. Las consecuencias del viaje no
tardaron en hacerse notar despus del regreso; la campaa lle-
vada a fondo por Alcuino deba basarse en las informaciones que
de viva voz proporcionarian los missi al rey, como resultado
de su comisin investigadora.
.S
**
Hemos visto como Alcuino haba recomeiidado a Carlomag-
n o que fuese enviado un ejemplar del libelo de Flix al papa. El
rey acept la sugestin y la puso en seguida en marcha; envi al
papa el libelo, acompaado seguramente de una instructa con la
historia de toda la cuestin redactada por el mismo Alcuino o ,
cuando menos, sirvindose de sus escritos y sus cartas. Junto
con la documentaci6n, el rey expresara por carta al papa su de-
l - Vase la pgina 33.
2 -Vase la pgina 34.
- 137
seo de que fuera reunido un concilio a fin de reforzar las conde-
naciones contra las doctrinas del obispo de Urgel.
El papa Len, que no deba desear otra cosa que complacer
al rey franco, especialmente en aquellos primeros momentos de
su pontificado en que sus enemigos en Roma eran muy podero-
sos, se di6 prisa en reunir el concilio deseado por el rey. El acto
se abri con solemnidad el da 23 de octubre del mismo ao 798
en la basilica de San Pedro, alrededor de los cuatro santos Evan-
gelios colocados en el centro, presidido personalmente por el papa
Len y con asistencia de 57 obispos y de muchos presbteros y
diconos.' Se han conservado, en un manuscrito del siglo X de
la Biblioteca nacional de Pars, unos cortos fragmentos de las
actas de las tres sesiones que celebr el concilio, fragmentos que
fueron publicados por primera vez por Siriiiond, y, ltimamente,
despus de muchos otros, por Werminghoff? Segn ellos, en la
primera sesin, el papa pronunci un discurso exponiendo el es-
1 - E l texto de las actas dice as: nEt ut nobis visum est, pejores hereses ve1 majores
blasfemias, quam ante in ejus scriptis ve1 dictis unqnam audissemus, ibidem
cognovimus. Asserens autem Christum Jesum dominnm nostrum nec filium D e i
verum nec etiam verum Deum, sed nuncupativum~.Lo que subrayo est tex-
tualmente calcado de la carta de Alcuino a Carlomagno explicndole su primera
impresin sobre el libelo de Felib Dmmler, Episfolae karolini aevi, MGH,11,
n.' 148. Es lo que me permite afirmar en el texto que el papa recibi del rey una
instructa redactada por Alcuino o, cuando menos, construida sobre sus cartas y
escritos. . ,
condenado ante el tribunal de Dios omnipotente. expulsado de la
santa y apostlica Iglesia de Dios, separado de nuestro consorcio.
Pero aqullos que se conviertan y se unan a nosotros en la fe y
en la concordia de la santa catlica y apostlica Iglesia, son me-
recedores de vida perpetua y del gozo de la beatitud, y oirn la
voz divina: venid, benditos de mi Padre .... etc.sl
La forma condicional de la decisin conciliar, contrastando
con el tono enkrgico y tajante de las decisiones anteriores, sigue
la lnea de actuacin de concordia iniciada ltimamente por Alcui-
no, y hace pensar que fu inspirado a Roma desde la corte fran-
cesa. Todo el concilio da la impresin de desenvolverse de acuer-
do con unas normas trazadas por Alcuino, a cuyas finalidades se
adapta perfectamente; era una arma ms para llevar a Flix a una
rendicin voluntaria, a base de lo que hoy designaramos como
guerra de nervios. cuando finalmente el obispo de Urge1 se rin-
di, confes como una de las causas que le decidieron a ello este
snodo, Kquae nuper in Roma pro hac intentione, precipiente glo-
riosissimo ac piissimo domno nostro Karolo, adversus epistolatn
meam. quam dudum venerabili viro Albino, abbati Turonensis
ecclesiae, scripseram, congregata est -in qua sinodo presente
Leone apostolico et cum eo ceteri episcopi numero LVII residen-
tes et plerique presbiteri ac diaconi cum eis in domo beatissimi
Petri apostoli- .....n 2
1 - Diimmler, Epistolae karolini aevi, MGH, 11, n." 138. Carta de Alcuino a los fieles
de Gotia, del otoo de 798. Sobre esta desviacin doctrinal y prctica escribi
una obra Benito de Aniano; es una coleccin de sentencias de los Santos Padres
destinada a demostrar Ia ufilidad de descubrir los pecados al padre espirjfual.
Vase: Histoire Iiteraire de la France, IV. pgs. 450-456. Benito habria llamado
la atencin de los "missin sobre la desviacin que amenazaba la religiosidad de
los fieles de Septimania.
142 -
Z - Con el titulo: qBeati Alcuino adversus Felicis haeresin libellus ad ahbates et mo-
nachos Goth'iae missus", en: Migne, Patrologia latina, 101, col. 86 SS., ex Cod. 290
bibl. Vaticano-Palatinae.
2 - v.... sicut in libello ex parte factum est, quem direximus per abbatem Benedictum
vobis solacium et confirmacionem fidei catholice. Sed in manibus majus modo
habemus opus propter alias causas, quas in libello venerandi Felicis legimus. Et
illum volente D20 vobis dirigimus, postquam lectus et conprobatus fuerit ab epis-
copis nostris et dompno regen. Dmmler, Epistolae karolini aevi, MGH, 11, n."
205. Carta de Alcuino a los abades y monjes de Gotia, invierno 798-799. Dmmler
anduvo desorientado en la datacin de esta carta, atribuyndola a un tiempo muy
posterior al verdadero y dejndola asi desplazada dentro la serie ordenada de
las cartas de Alcuino. Tambin err6 a mi entender sobre otras dos cartas de
Alcuino a Carloniagno (Dmmler, Epistolae karolini aevi, MGH, 11, nos. 171
y 172) que supone escritas en abril y mayo del 799 y que yo creo anteriores de
algunos meses. Dmmler piensa que estas cartas s e refieren a la segunda obra
de Alcuino "Contra Flixn, en siete libros; yo estoy seguro que aluden a este
primer libelo mandado a los monjes de Gotia por conducto de Benito. En la pri-
mera carta Alcuino le dice al rey: quisisteis que tomara parte en la lucha interior,
os he complacido, como podis ver, con el libelo que o s mand hace poco; espero
sobre l vuesira conformidad, entretanto estoy angustioso. En la segunda da
gracias al rey por haberse hecho leer el libelo que por su orden le mand y por
habrselo deviielto sealando las erratas a corregir; mejor podiais -le dice-
enmendarlo vos mismo, pues es preferible el juicio de un tercero al del propio
autor; otras faltas habr an, causadas por el cansancio y por la negligencia. E s
en esta segunda carta donde se hace mencin de la obra de Flix, ~Disputaci6n
con un sarraceno", de que hablbamos antes en l a pgina 70.
Mientras Aicuino preparaba su libro, tambin en el lejano
Friul el patriarca Paulino de Aquilea elaboraba un trabajo seme-
jante. El tema no era nuevo para l, ya le hemos visto tomando
activa parte en el concilio de Frankfurt, donde redact la epstola
de los obispos italianos, y posteriormente en el concilio que l
mismo convoc y presidi en Cividale en 796-797.Era una razn
ms para que Alcuino hubiese pedido al rey que le fuera manda-
da una copia del libelo de Flix y se le invitara, como a Teodulfo
y a Ricbodono a que redactase una refutacin. Teodulfo y Ric-
bodono, si es que recibieron la invitacin del rey, procuraron li-
berarse del encargo; Paulino, por el contrario, da la sensacin de
recibirlo con gusto. Un ao despus de recibido, en verano del
799,escribe una carta al rey ofrecindole los tres libros que ha
compuesto por su mandato contra la hereja deFlix; nquin immo
infelicis, perversique fautoris dogmatis perfidiae sectae clangor
horrisonus?
Los tres libros de Paulino han sido coriservados y publica-
d o ~Empiezan
. ~ con una profusa exposicin contra los herejes en
general y en particular contra los que yerran sobre la Trinidad;
fila el adopcionismo con el arrianismo y el nestorianismo. Los
dos primeros libros basan la confutacin en el razonamiento y
en la Escritura, el tercero en la autoridad de los Padres griegqs
y sobre todo latinos. En el final pide al rey que su obra sea co-
municada a Alcuino.
La obra de Paulino es un modelo de barroquismo oscuro,
complicado y divagador, lo mismo en el estilo que en las ideas.
Masdeu la califica de gusto pueril y estragado)), y Menendez
PeIayo3 opina que apenas se concibe mayor afectacin en la bar-
barie, y aade: <Lo peor es que el patriarca de Aquilea di6 en su
refutacin lejos del blanco, acusando a sus adversarios de arria-
nos y macedonianos, empeado en demostrarles la divinidad del
Hijo y del Espritu Santo. que ellos no negaban. Y no obstante,
1 - Dmmler, Episfolae karolni aevi, MGH, 11, n." 17; carta de Paulino de Aquilea
al rey Carlos, del verano de 799.
2 - En Migne, Pafrologia latina, 99, cols. 349 SS.
-
3 Heferodoxos, 11, pg. 302,
Carlomagno, tenia una alta opinin de la ciencia y el valer de
Paulino, y Alcuino alaba, precisamente con ocasin de este libe-
lo, su elocuencia, el estilo florido, la slida argumentacin, la
autoridad de los textos escogidos;' es una cuestin de moda in-
telectual y del mal gusto de la poca: opinin general del tiem-
po; el continuador romano de Pablo Dicono -por ejemplo-
anota l a aparicin de este libro de Paulino con las siguientes pa-
labras: utambin el patriarca Paulino, varn de admirable saber,
compuso con lenguaje elocuente tres libros contra esta nefand-
sima hereja (del a d o p c i ~ n i s m o ) x . ~
1 - Dmmler, Epistolae karolini aevi, MGH, 11, n." 193, carta de Alcuino a Arno de
Salzburg, alrededores de febrero de 799.
2 - Diimmler, Epistolae karolini aevi, M G H ,11, n . O 194, carta de Alcuino a Arno de
Salzburg, ltimos de marzo de 799.
-
3 ~ConfessioFelicisa, en: Werminghoff, Concilia aevi karolini, M GH, 1-2, pag.220.
146 -
regreso de la misin en Septimania, y como, cuando la misin,
se habia llegado con Teodulfo hasta el rinc6n de Razs, posi-
blemente para obtener un contacto con los agentes de Flix. De
todos modos, en ocasin de este segundo viaje, Leidrado ya se
llega hasta el mismo Urgel. y es en Urge1 donde parece haber
tenido lugar la entrevista personal con Flix, donde se dieron a
ste las seguridades y donde se obtuvo su conformidad a la asis-
tencia a la controversia. Como por elverano del 798 Elipando habla
an de Flix escondido y perseguido en las montaas, h a tenido
que producirse entretanto un cambio de situacin; ha existido un
viraje de tolerancia hacia Flix, viraje que yo situara cuando la
presencia misional de Teodulfo y Leidrado, concretndolo en la
visita de Razs, con la posible intervencin del abad Atala de
-San Policarpo y de su compaero Agobardo.
Este viraje es el que hizo luego posible el txito d e la ltima
gestin de Leidrado que fu. en definitiva, el xito del procedi-
miento de concordia de Alcuino, como vamos a ver.
Porque la proyectada asamblea de controversia se realiz.
cund do? He aqu uno de los puntos ms discutidos por los eru-
ditos, desde Hefele, que la data por octubre de 798,' hasta Dm-
ler,z Mhlbacher3 y W e r m i n g h ~ f fque
, ~ la atribuyen al 800, pasan-
do por Sagmller,=Simson6 y Leclercq,' que la suponen del 799.
Y son los ltimos los que llevan la razn a m1 criterio. Uno de,
1 - "Vita Alcuinin, capt. 7, en: Migne, Patrologia latina, 104 cols. 90 SS.
Alcuino se haba preparado con aplicacin para sostener esta
controversia que para l era un acto de compromiso, de respon-
sabilidad y de lucimiento a la vez. Durante el invierno haba ido
redactando el libelo de contestacin a la carta doctrinal de Flix
de la primavera anterior.' y ahora lo tenia ya listo; deba servirle
de base para la discusin, l mismo lo c o n f i e ~ a Pero
. ~ adems
haba preparado una serie de argumentos en forma de interroga-
ciones dialcticas que indudablemente haban de ser un arma
muy espectacular en una controversia pblica; por suerte l mis-
m o tuvo una cierta vanidad en exhibirlas y as las conserv man-
dandolas a una amiga suya (Gundrada?) incluyndolas en una
carta: ecomo s que vuestra prudencia es muy erudita en las sub-
tilidades de la dialctica, me complazco en adjuntar a esta m i
carta algunas interrogaciones dialcticas que pueden ser aplicadas
contra la adopcin y la nuncupacin en C r i s t o ~As. ~ podemos
an hoy en da hacernos cargo de la forma como eran planteados
los argumentos y llevada la discusin en una controversia de
aquel tipo. cuando se haba ya agotado el dossier de autorida-
des que cada uno de los adversarios llevaba preparado para con-
fundir al otro.
Lograda la confesi611 de Flix, el pleito estaba fallado y la
controversia haba producido todo el efecto que de ella pudiera
esperarse. Precisaba ahora explotar a fondo la nueva situacin
creada, anulando a Flix como jefe del cisma en las regiones de
Septimania y de la marca hispnica. La primera providencia fu
asegurarse de su persona ponindole bajo la guarda y vigilancia
de una autoridad de confianza a fin de evitar el peligro de una
recada y el contacto indeseable con los antiguos amigos. <El rey
1 - "Sed in manibus majns habemus opus propter alias causas, quas in libello vene-
randi Felicis legimus. Et illum volente Deo vobis dirigimus, postquam lectns et
conprobatus fuerit ab episcopis nostis et dompno regen. Dmmler, Epistolae
karolini aevi, M GH, 11, n." 205. Carta de Alcuino a los abades y monjes de Gotia,
del invierno de 798-799.
2 - aNam isium libellum in disputatione, quae in vestra veneranda praesentia cum
Felice ventilata est, praesentem habuin. Dmmler, Epistolae karoliniaevi, M G H ,
11, n." 202, carta de Alcuino a Carlomagno, del verano de 799.
3 - Dmmler, Epistolae karolini aevi, M G H , 11, n." 204, carta de Alcuino a una
amiga (Gundrada?), del verano de 799.
se haba propuesto antes entregarlo al arzobispo de Maguncia
como castigo y a fin de que le guardase y mandar a tu providen-
cia su presbtero (Claudio de Torino probablemente) que era peor
que el maestro. Pero como se han declarado convertidos a la fe
catlican .... xlos hemos entregado al obispo Leidrado, nuestro
caro hijo, para que lo tenga con l y lo pruebe;, si es verdad lo
que dice y .si quiere condenar con carta suya el primitivo error
que antes predic con pertinacia: as lo contaba el mismo Alcui-
n o a su amigo Arno de Salzhurg luego de celebrada la contro-
versia, el 26 de junio.'
Pero la entrega no fu inmediata; como Leidrado tuvo que
marcharse otra vez en misin a Septimania, segn vamos a ver
luego, es probable que entre tanto Flix fuese retenido en Palacio.
De hecho, mientras Leidrado estaba ausente, Alcuino logr arran-
car de Flix una carta abierta dirigida al clero y fieles de su igle-
sia de Urge1 ratificando la confesin pronunciada en la asamblea;
era, como se comprende, un documento de la mxima impor-
tancia para actuar cerca los secuaces de Flix e inducirles a se-
guir el buen camino del maestro. La carta, escrita seguramente
poco despus de la de Alcuino que acabamos de citar, a ltimos
de junio o primeros de julio, por tanto, ha sido conservada e iba
dirigida en esta forma: En nombre de Dios. Felix, en otro tiempo
indigno obispo, a los liermanos en Cristo Emanio presbtero,
Ildesindo presbtero, Exsuperio, Gundefredo, Sinodio y Ermegil-
do y dems presbteros, Witildo dihcono y Witirico y dems cl-
rigos sirvientes en la iglesia de la dicesis Urgelitana. y a l o s de-
ms fieles habitantes en dicha.iglesia, en nombre de Dios Padre
y de Jesucristo verdadero Hijo suyo, seor y redentor nuestro, y
del Espritu Santo. salud eterna>. Segua la narracin de los pre-
cedentes y del acto de Aquisgrn en la forma poco ha mencio-
nada. y. a continuacin, se ratifica en la profesi6n heclia en la
asamblea de Aquisgrn, diciendo: profesamos pues que en ade-
lante de ningn modo creeremos ni predicaremos la adopcin de
la carne en el Hijo del hombre, ni la nuncupacin en la humani-
i - Dmmler, Epistolae karolini aevi, M GH, 11, n.O 207, carta de Alcuino a Arno de
Salzburg, de 26 de junm de 799.
dad, sino que confesamos que nuestro seor Jesucristo es en las
dos naturalezas. divina y humana, propio y unignito Hijo del
Padre, nico Hijo suyo; salvas en todo las propiedades de las dos
naturalezas, de modo que no se crea que la divinidad del Verbo
de Dios se convirti en naturaleza humana, ni sta, asumida por
el Verbo, en divina; sino que las dos, es decir, la divina y la hu-
mana, desde el primer instante de la concepcin en las entraas
de la Virgen estn de tal manera unidas en una persona singular
que el que naci de la Virgen fu Hijo unignito del Padre, Dios
verdadero. Esta es nuestra confesin de fe que aceptamos y soss
tenemos despus de los pasados errores. O s exhortamos a creer-
la y confesarla, sin tocar nada de ella. Orad por m, culpable de
la contienda habida en la Iglesia, para que obtenga de Dios mi-
sericordia antes de la muerte y la enmienda de los que cayeron
en la misma prevaricacin ma; en lo que confo, adhirindonos
a la paz y unidad de la Iglesia universal y anatematizando la cau-
sa de la discusin, o sea, la adopcin y la nuncupacinn. Copia
luego Flix la doctrina de Nestorio para rechazarla, y los textos
de san Cirilo, san Atanasio, san Gregorio Nazianceno y san Len
por los que se ve claramente como el Hijo de Mara es en cuanto
tal y como hombre hijo propio y natural de Dios.'
La segunda providencia tomada despus del xito de la asam-
blea de Aquisgrn, fu la de mandar en misin a las regiones afec-
tadas por la hereja de Flix, a Leidrado de Lyn, Benito de
Aniano y Nebridio de Narbona, a fin de que reintegrasen. a la
verdadera fe y a la obediencia de la jerarqua oficial de la Iglesia
franca las poblaciones seducidas por el llamado error hispnico..
Tambin es Alcuino quien nos lo explica en la tan citada carta a
Arno, del 26 de junio: uy Leidrado, junto con el abad Benito y
con Nebridio, han sido enviados a aquellas regiones occidenta-
les para extinguir y suprimir estas perversas doctrinas contra la
fe. Los tres estaban, como hicimos constar antes, presentes en
la asamblea y asi les pudieron ser dadas personalmente las ins-
1 - Dmmler, Epistolae karolini aevi, MGH, 11. n."207, carta de Alcuino a Arno de
Salzburg, de 26 de junio de 799.
2 - Esta obra es publicada en: Migne, Patrologa latina, 101, cols. 128 SS. Es en ella
donde Alcuino muestra, contra la obsesin de Elipando, desconocer las obras de
Beato y Heterio: uLo que decis, que Beato y su discipnlo Heterio os han comba-
, tido, les alabamos por ello. No obstante, si como tambin decis, confunden las
dos naturalezas de Cristo, por esto les reprendemos),. Tambin es en esta obra
donde Alcuino marca la separacin de las Iglesias romana y espanola: .Despus
de muchos textos de los Santos Padres catlicos que has aducido-le dice
a Elipaudo- produces otros de obispos espaoles que tu dices ortodoxos, pero
en estos textos hay herejas, a no ser que, como en otros casos, los hayas muti-
lado y les hayas hecho decir lo que no dicen. Sea como fuere nosotros preferimos
m65 acomodar nuestra fe a la autoridad romana que a la hispana, a pesar de no
reprobar sta en aquellos casos en que habla catlicamente*.
- 155
guir la argumentacin del adversario.' En la segunda carta expli-
caba que se haba servido de estos Santos Padres: Jernimo, Agus-
tin, Gregorio papa, Hilario, Len papa, Fulgencio obispo, Ambro.
sio. Cirilo, Beda, Gregorio de Nicea, Isidoro espaol y Juvencio;.
tambin haba utilizado las obras de Orgenes y de Casiano. a
pesar de que estos autores hubiesen descarrilado, aprovechando
slo lo que era bueno, siguiendo el ejemplo del proceder de san
Jernimo, y a ejemplo tambin de san Pablo que us de los libros
paganos en lo que era recto. Si alguien quiere combatir mis pa-
labras -aada- estos testimonios me sostendrn, que no puede
errar quien mora dentro estos castillos de la fe.2
La aprobacin del rey sera inmediata y anterior a la salida
de los <missi hacia Septimania, pues en la obra (~ContraElipan-
do^, que Alcuino les mand para su misin, se habla ya de la
aprobacin como cosa pasada: <respondimos al libelo de Flix
con otro en siete libros ..... que fu ledo y aprobado en presencia
del rey y de los sacerdotes de C r i ~ t o Una
. ~ vez aprobado debi
ser puesto a disposicin de los missis.
Posterior a la salida de estos y probablemente mientras se
encontraban en las etapas de su camino, acaso en Lyn, la sede
de Leidrado, Alcuino les mand la ~Confesinude Flix y otra
obra suya que haba terminado velozmente, exprofeso para que
fuera utilizada e4 la misin. Se trataba de los ((Adversus Elipan-
dum libri IVs, que hemos aprovechado aqu nosotros a menudo
por la gran cantidad de datos que nos p r o p ~ r c i o n a b a nSon
. ~ cu-
1 - Dmmler, Epistolae karoliniaevf, MGH, 11, n." 202, carta de Alcuino al rey c a r -
los, de principios del verano de 799. Dentro la misma obra, en el libro 1, capt. 1,
tambin se excusa por la falta de orden y mtodo: .Non debet mihi lector impu-
tare sermonis mei confusam quodammodo disputationem et inordinatam, quia non
recto tramite currentis, sed circiiloso loquacitatis rotatu disputandis vestigia
seqni necessarium habeo. Et prout ordo proponentis exierit, sermo respondentis
subsequatur".
2- Dmmler, Epistolae karolini aevi, MGH, 11, n.' 203, carta de Alcuino al rey
Carlos, de principios del verano de 799.
3 - nAdversus Elipandum libri IVn, libro 1, capt. 17, en: Mignc, Patrologia latina,
101, cols. 244 SS.
4 -La obra =Contra Elipandou es publicada por Migne, Patrologa latina, 101, cols.
244 SS. Como dice el mismo autor, de sus cuatro libros, los dos primeros son
riosas e interesantes las dos cartas con las que Alcuino mandaba
su trabajo a los 1egados.Por la primera, dirigida aLeidrado obis.
po de Lyn, Nebridio obispo de Narbona. Benito abad, y a los
monjes, abades y obispos de la provincia de Gotia, les deca: *Es
tarea ma defender la fe y procurar por tanto que la vecina peste
del error hispnico no pueda infectaros; aquella tierra, en otros
tiempos, segn cuentan las antiguas historias, era prdiga en ti+
ranos que acostumbraban a hostigar a menudo al imperio roma.
no, y ahora. mucho peor, agrede con nuevas perversidades cis-
mAticas los odos sacratsimos del imperio cristiano. A estaobra
de predicacin os ha mandado el rey Carlos; yo, para proporcio-
naros una pequea ayuda en vuestro camino os mando la res-
puesta a una carta dirigida a m por Elipando, por si esta carta
hubiera maculado alguien, pues sabemos que fu a parar a otras
manos antes que a las nuestras. Entonces explica Alcuino como
se haba desarrollado el asunto con Elipando; como, queritndole
l escribirle, le informaron de su perfidia y a pesar de ello le es-
cribi, exhortndole con el deseo de volverle al buen camino en
edad tan avanzada. Pero Elipando reaccion con ira, defendiendo
su secta, tildndole de falsario, de hereje, de perseguidor de cris-
tianos; aportaba muchos testimonios escripturisticos y patris-
ticos, maculndolos con pravsima interpretacin. Yo -aade
Alcuino- he procurado responder, en dos libros, segn la recta
interpretacin; he ariadido otros dos libros para defender la fe
catlica sobre el Cristo. Todo ello lo someto al juicio de vuestra
autoridad y de vuestra censura antes de darlo al pblico. No he
usado en mi respuesta de su violencia, ni he trabajado exclusiva-
mente por su salud -pues temo haya muerto dada su senectud o
que no le lleguen mis escritos por las disensiones populares de
alli- sino en ayuda a vuestra predicacin y para edificacin de los
1 - Dmmler, Epistolae karolini aevi, MGH, Ir, n."208, carta de Alcuino a Arno de
Salzburg, de ltimos de 799.
2 -Se refiere al libelo de que hablamos en la pgina 143.
3 -Alusin a la carta citada en la pagina 152.
refiere a la, hasta ahora desconocida, visita de Flix a Alcuino
que ciment la amistad y confianza entre ambos; esta visita pue-
de colocarse despus de las cartas de ~ l c u i n oa Arno del 26 de
junio y como una etapa del viaje de Leidrado y su encomendado
Flix desde Aquisgrn a Lyn; posiblemente durante esta visita se
gestion la anuencia de Flix en la redaccin de la Confesin.
La satisfaccin de Alcuino en esta carta se trasluce desbor-
dante; es natural, en aquellos momentos recoga los buenos re-
sultados de todos sus esfuerzos, y su poltica de concordia,' que
tantos obstculos y resistencias haba encontrado, era coronada
al fin por el pleno xito.
Aqu podramos dar fin al presente captulo a no ser la exis+
tencia de un documento cataln. el nico conservado en toda la
vasta regin de Gotia y de la marca que haga referencia al in-
menso ajetreo que conmovi nuestra. tierra; es una donacin que
Leidrado, por la gracia de Dios obispo, por ms que indigno,
presidiendo la sede de Santa Maria de Urgel, hace al abad Cator-
do del monasterio de San Saturnino de Tabrnoles y a sus her-
manos Ucano, Juan, Sunila, Eldesendo, Exsuperio, Gontefredo.
Sidonio, Ermegildo y dems que con l conviven en el cenobio.
Les da su iglesia de San Saturnino de Ardvol, en el condado de
Urgel, edificada en la soledad de la marca, con todos sus tr-
minos y pertenencias, villas y villares, cultivos y yermos. y con
las dcimas y primicias que ellos mismos instituyan. Lo da a fin .
de que oren por l y por el monje Sidonio que voluntariamente
se entreg a Dios en expiacin de sus culpas. Sidonio se le haba
presentado pidindole el perdn y la penitencia, y 61, dada la
magnitud de la culpa habia dispuesto que precisaba acudir a
Roma, al jefe de la Iglesia; Sidonio, haciendo cesin de todos
sus bienes, se haba sometido a nuestro mandato. Entonces yo
-dice Leidrado - en cumplimiento de mi ministerio, mand r-
pidamente la peticin del perdn al sumo apostlico, quien con.
test en seguida acordndol'o. En un inciso da a entender que l
habia predicado en la regin solitaria de la marca. donde estaba
situada la iglesia objeto de la donacin. Entre las clusulas juri-
dicas se encuentra sta: xsecundum regulam ecclesiasticam manus
- 161
nostra vestita in vestra transfundimus, vinculo subnixo, ut me-
inoratum esse. El documento lleva la fecha de 6 de abril de 805.'
Pero. desgraciadamente, este documento, que di6 tanto que
hablar al P. Villanueva y que fu aceptado por los eruditos pos-
teriores, es falso; forma parte de la serie de falsificaciones relati-
vas al monasterio de San Saturnino de Tabkrnoles que, por el
inters intrnseco de su contenido, han sido muy apreciadas de
nuestros historiadores, injertando variados errores en la historia
de la regin.= Su autor, que probablemente vivi en la segunda
mitad del siglo XI,era un buen erudito, muy conocedor de los
diplomas guardados en el archivo de la iglesia de Urgel, y supo,
a base de ellos, construir sus falsos con apreciable verosimilitud
y r o n datos del mayor interhs. En el presente caso es evidente
que se sirvi de un ejemplar de la uConfesi6nn de Flix, del que
tom6 los nombres de varios de los supuestos monjes, as como
la noticia de la presencia y las i'ntefvenciones del obispo Leidra-
do en Urgel; y de un precepto de Luis el Piadoso de 835, para San
Salvador de lavedella, del que extrajo el nombre del abad Calor-
d o de T a b r n ~ l e signoramos
;~ en cambio si, para la ancdota del
monje Sidonio, dispuso de alguna fuente histrica, o fu. toda
ella producto de su imaginacin.
En todo caso, repetimos, el documento no tiene valor hist-
1 -Se conservaba slo en copia del XIII en el Cartulario de Tabrnoles, fol. 67. doc.
122, en el Archivo del Seminario de Urgel, y lo public Villanueva, Viaje literario,
X, ap. 4. La fecha es interpretada, los elementos de ella ofrecidos por el docu-
mento n o convienen entre ellos, caracteristica muy comn en las falsificaciones.
2 -Entre estas falsificaciones son especialmente de notar el supuesto documento del
conde Fredolo, del 815, publicado por Villanueva, Viage literario, X, ap. 5, que
introduce este conde en la serie de los de Urgel; el del conde Borrell, de 792,
publicado por Baluze, Marca Hispanica, ap. 115, que nos dara conocimiento de
un nuevo hermano del conde y atestada la existencia de un precepto de Carlo-
magno para Tabernoles; y la clebre bula del papa Len 111 que public Kehr,
Papsturkunden N2 Spanien. Kafalanien. 11, Berlin, 1926, pg. 241. Todos estos
documentos presenlan ciertas caractersticas que inclinan a pensar en la unidad
de autor; en todo caso sle era un apreciable erudito, muy buen conocedor del
archivo de Urgel y del de Tabernoles, cuyos documentos autenticos utilizaba
para sus manipulaciones.
-
3 Abadal, Els preceptes carolingis p e r Cafalunya, obra en prensa, precepto de
San Salvador de la Vedella, 1.
162 -
rico contemporneo y 5610 representa el recuerdo, por ms de dos
siglos posterior, que dejara en Urge1 la impresionante figura y
actuacin del obispo Flix.
El cual, una vez recluso en Lyn y apartado y separado de
su antigua dicesis, perdi todo contacto e influencia en ella.' Se
encontraba vigilado y controlado, n o s610 por su guardin ofi-
cial, el obispo Leidrado, sino por otro guardin oficioso, hombre
de confianza de aqul. Me refiero a aquel cataln AgobardoZque
vimos establecido de muy joven en San Policarpo de Razs, al
lado del abad Atala, y que Leidrado, con ocasiSn de Iiaberle co-
nocido en uno de sus viajes misionales. se adjunt llevndosele a
Lyn. Ah le habia ordenado en 804, y era tanta la confianza que
tena puesta en l, que le habia nombrado corepscopo de su sede:
cuando en 816 Leidrado se retir al monasterio de Soissons,
Agobardo hered6 su a r ~ o b i s p a d o . ~
En efecto, an en la poca de la guarda oficial de Leidrado,
Agobardo estaba ya vigilante, y as pudo enterarse de como Flix
se dedicaba a ensear falsas interpretaciones evanglicas; se lo
pregunt entonces a 61 mismo, delante sus oyentes. y la respues-
t a de Flix fu confirmativa. Agobardo procur demostrar a di-
chos oyentes de qu forma deban entenderse aquellos pasajes
evanglicos, y a Felix procur convencerle leyndole sentencias
de los Santos Padres que contradecan sus blasfemias; luego Flix
prometi enmendarse. Agobardo, una vez obtenido de esta forma
l - mlgitur anteqnam de eis quae praedictus Felix scripta reliquit disputemus, prae-
mittendum video quomodo propriis verbis quibusdam, adhuc vivens, aliqua im-
probanda persuadere conatus est. Coepit aliquando, ut dixi, quosdam docere, ut
crederent Dominum nostrum Jesum Christum, secundum caruem veraciter nescisse
sepulcrum Lazari, cum diceret sororibns ejus: aUbi posuistis eumu, et veraciter
ignorare diem judicii, veraciter etiam ignorasse quid confemetiir a duobus disci-
pulis ambulantibus in via de his quae facta fuerant in Hierusalem; veraciter quo-
que ignorasse utrum plus diligaretur a Petro, quam a b aliis discipulis, cum dice-
ret: uSimon Petre, amas me plus his?". Hoc ut cognovi, accessi ad eum coram
ipsis quibus ista suadebat, et interrogavi eum utrum ita prorsus sentiret. Quod
cum confirmare tentaret, objurgavi eum, et detestatus sum pravos sermones ejus;
ostendique ut potui, caeteris qua custodia ista repudiarent, et quo seusu loca illa
Scripturarum intelligere deberent; ipsique Felici sumptas sanctorum Patrum sen-
tentias, quae blasphemiis ejus coutrairent legendas direxi. Quibus lectis, promisit
s e omuis emendationis diligentiam sibimet adhibiturum. Propter quam rem silen-
ter eurn dimittens,non putavi necessarium esse easdem blasphemias ejus iu exteros
publicandas, quia nec a d me pertiuebat.. Agobardo, ~Adersumdogma Felicis.,
capt. 5, en: Migne, Patrologia latina, 104, cols. 30 SS.
2 -.Post morteni vero ejus, cognovi per quosdam fideles fratres, qui a b illo audie-
rant, quod direxit Deuui Dei Patris filium nullateuns dici debere passnm aut cru-
cifixum, sed a b eo hominem assumptum; coniimare Loc niteus exemplo Isaac,
qui a patre ductus ad immolandum, non ipse, sed aries pro e o est immolatus;
tanquam in lsaac figuratus fit filius Dei, et in ariete filius hominis. Haec autem
faciebat saepedictus Felix, quia nullatenus acqniescebat sentire, nec suadere
sibimet ita valebat, ut crederet in uno Domino nostro lesu Christo duaruui uatu-
rarum unitionem substantialiter factam, et Deum Verbum secundum subsisten-
tiam carni unitum, sicut liquido in consequentibus ex verbis illius apparebit.
Contra quae et nos obviantia sibi testimonia sanctorum Patrum, Deo auxiliante,
posituri sumus. Timens enim permixtionem Entychetis incurrere, corruit in divi-
sionem Nestoriin. Agobardo, ~Adversumdogma Felicisn, capt. 6,en: Migne, Patro-
logia latina, 104, cols. 30 SS.
puesto de su sede episcopal; y si bien suprima ciertas expresio-
nes imprudentes que antes usara, aada otras nuevas que antes
haba callado.'
Agobardo aprovech esta ocasin para lucir los conocimien-
tos que sobre el tema haba adquirido durante el largo proceso
del asunto al lado de Leidrado; escribi un tratado ((Adversum
dogma Felicisn, que dedic al emperador Luis, en el que se reco-
gen pasajes de Flix y se refutan a base de textos de san Hilario,
san Jernimo, san Agustn, san Cirilo, Vigilio de Tapso, san
Avito de Viena, el papa Simaco, san Gregorio y cierto F i d e n c i ~ . ~
Con el libro de Agobardo queda definitivamente cerrado el
ciclo del felicianismo; el paso de la hereja queda tambin borrado
dentro los dominios carolingios de la Septimania y la vecina
marca, definitivamente incorporados en la Iglesia franca.
1-Post obitum Felicis, illius qui fuerat quondam episcopus in sede Orgelletana,
inventa esta uobis quaedam schedula a b eo edita sub specie interrogationis et
responsionis: quam cum legentes consideraremus, inspeximus hominem diligenter
et fraudalenter instaurasse, quautum iu s e fuit, omnem pravitatem dogmatis sui,
in qua dudum fuerat detectus et convictus, et propter quam a b honore episcopa-
tus depositns: qui licet aliqua verba, quae prius imprudente? efferebat, postea
suppresserit, aliqua tamen nuuc addidit, quae tunc reticuit.. Agobardo, Adver-
sum dogma Felicisn, capt. 1, en: Migne, Pafrologia latina, 104, cols. 30 SS.
2 - Esta obra de Agobardo se halla publicada en: Migne, Patrologia latina, 104, cols.
30-70.
La independencia de la Iglesia asturiana
1 - Lo cuenta la Vila Hludowicin del Astrnomo, capt. 7, en: Bouquet, Recueil des
historiens des Gaules, VI, Paris, 1870. Vase tambin: Abel, Jahrbcher, 11, pgs.
89-93.
se llevar la frontera al Ebro, apuntalndola en las fortalezas de
Zaragoza y Tortosa. P o r el momento, en 976, ao de la muerte
de Hixem, mand una expedicin al otro lado de la frontera que
parece haber sido slo de tanteo o descubierta. Iba dirigida direc-
tamente por prceres suyos y n o hizo ms que devastar el pas;
sus jefes regresaron pacficamente al palacio de Aquisgrn cerca
del rey.' Pero bast esta algarada, con las intenciones que dejaba
adivinar, para que en el interior fronterizo. un rabe, Zeid, se su-
blevara por su cuenta, convirtindose en amo y seor de Barce-
lona; por la primavera siguiente, de 797, compareca Zeid en Aquis-
grn, encomendndose al rey y poniendo la ciudad de Barcelona
bajo su potestad; sujecin, por otra parte, puramente n ~ m i n a l . ~
. Los acontecimientos entonces se precipitan. Animado Carlo-
magno con los buenos resultados de su actuacin y con las es-
paldas guardadas por el lado de Barcelona, orden luego a su
hijo Luis que fuese con un ejrcito a combatir la ciudad de Hues-
~ aMientras
. ~ tanto, compareca tambin en Aquisgrn, Abdallah,
el hijo de Abderramn 1, que, derrotado en 788 por su hermano
Hixem, estaba desde entonces refugiado en Africa; ahora apare-
ca en la corte franca, encomendndose tambin a Carlomagno,
1 - aVita Hludowicin, cap. 8, en: Bouquet, Recueil des hisforiens des Gaules, VI,
pg. 90.
2 - Kurze, Annales regni Francqrum, M G H , al ao 798,
La presencia del legado Basilisco en esta embajada nos deja
entrever, empero, una nueva finalidad en su transmisin. El pro-
blema adopcionista haba recobrado durante el curso de 798, co-
m o hemos relatado ms arriba, toda su intensidad, se encontraba
de nuevo en plena ebullicin. Carlomagno haba expedido la mi-
sin de Teodulfo y Leidrado en Septimania, el papa Len haba
reunido el concilio en Roma. Alcuino escriba su carta de cap-
tacin a Elipando; es probable que en estos momentos el rey
Alfonso, eufrico de su campaa de Lisboa, se inclinara a pres-
tar odos al llamamiento que Beato hiciera intilmente sal prin-
cipe de la tierra) en tiempos de Mauregato, e intentase aprove-
char el clima favorable por la nueva ofensiva francesa
para obtener, por su parte, la independencia de su reino en rela-
cin con la Iglesia espaola. Es natural que, en estas circunstan.
cias, procurase establecer un acuerdo con el rey franco sobre este
particular, como un ao antes haba gestionado el acuerdo poltico-
militar. De aqu la presencia de Basilisco al lado de Froia en la
presente legacin: Froia representaba la capacidad negociativa
comprobada ya por el xito de su anterior misin; Basilisco era
el tcnico especialista en la cuestin adopcionista; sabemos por
una carta de Alvaro de Crdoba a Juan de Sevilla que haba es-
crito un tratado sobre ella.'
La compenetracidn derivada. de estas relaciones y el acuerdo
logrado con ellas en las directivas fundamentales de los dos reyes,
llev a un alto grado la amistad entre estos; Einhardo, en su c:
lebre biografia de Carlos, dice: aAdeo namque Hadefonsum Ga-
lleciae atque Asturicae regem sibi societate devinxit ut is, cum ad
eum litteras ve1 legatos mitteret, non aliter se apud illum quam
proprium suum appellari juberet~,Zfrase que hay que entender,
n o en el sentido literal-jurdico de una encomendacin, sino en
el afectivo y espiritual.
O t r a consecuencia fu lograr finalmente el contacto entre los
1 -El cannigo Rivera asigna a la carta la fecha de -principios del 800. a base de
estos mismos argumentos, pero creyendo que la controversia de Aquisgrn tuvo
lugar en 800 en lugar de 799, que es la fecha real. Rivera, A propsito de una
carta de Alcuino, en: Revista Espaola de Teologia, Madrid, 1, 1941, pgs.
418-433.
resultado definitivo en que desembocaron las directivas del rey
Alfonso; una frase lapidaria del cronista de Albelda, testigo no
muy lejano de los acontecimientos, lo proclama: Omnem Go-
thorum ordinem, sicuti Toleto fuerat, tam in Ecclesia, quam Pala-
tio, in Oveto cuncta statuitu.' Por obra del rey Casto quedaba
pues instaurado en Oviedo el orden eclesistico tole dan^;^ esto
supona, no slo la separacin de la jurisdicci6n elipandiana, sino
la implantacin de una Iglesia rival que pretenda, y con el tiem-
po logr, monopolizar el orden toledano. Era l'a consagracin
ms absoluta de la independencia de la Iglesia asturiana. La ba+
talla del adopcionismo, lo mismo en Asturias que en Septimania
y Catalua, terminaba con la derrota de Toledo y de su corifeo
Elipando, y con esta derrotaquedaba iniciado el proceso de desin-
tegracin de la Iglesia visigoda.
1 -Es Alvaro de Crdoba, en sus cartas a su cuiiado Juan de SevilIa, escritas para
instigarle a l abandono de sus simpatias adopcionistas, el nico que nos da alguna
noticia. posterior sobre el tema. Vanse las obras de Alvaro en: Espaa Sagrada,
X1, pgs. 62-225, o en: Migne, Patrologa latina, 121, cols. 397-556. Alvaro conoca
los escritos de Beato ~Libanensispresbyterix, de un cierto Vicente, de Basilisco,
de Theudula. Vase: Manitius,Geschichte der Iateinischen Litterarur, 1,pgs. 421-
425. La carta en que se habla de Theudula fu escrita, segn el P. Flrez, del 820
a1 830, y en el fragmento correspondiente dice asi: "Eo tempore q u o Elipandi
lues nostram vastabat provinciam et crudeliter barbarico gladio laethali pectora
dissipabat, vester nunc requisitus episcopus Theudula, post multa et varia de
proprietate Christi veneranda eloquia tali fine totius suae dispositionis conclusit
Epitoma, u1 diceret: Si quis carnem Christi adoptivam dixerit Pahi, anathema sit.
Amena. Modernamente De Bruyne ha descubierto un nuevo adversariomoiiabe
de Elipando que escribiria por los alrededores de 800, un cierto Aben Handom;
vase la nota en: Garcia Villada, Historia eclesistica d e Espaa, 111, pg.65.
2 -Vase la nota 1, pg. 77.
mejon qpe una posici6n hispanista. Eclesi&sticamente sblo dos
episodios incidentales podrian ser considerados sntomas de su-
pervivencia de una adhesin a la Iglesia visigoda: el relativo xito
del presbtero cordobs Tirso en su usurpacin, en Barcelona,
contra el obispo, hacia 874;' y el intento del abad Cesario de
Santa Cecilia de Montserrat cuando, a mediados del siglo X, pre-
tendi erigirse en a r z o b i s p ~Los
. ~ dos episodios no tuvieron con-
tinuacin ni, por tanto, trascendencia. La separacin de Toledo
de las Iglesias catalana y asturiana era definitiva e irremediable.