Arrebato Pausas y Metodos de Desaparicion
Arrebato Pausas y Metodos de Desaparicion
Arrebato Pausas y Metodos de Desaparicion
EN EL "ARREBATO"
DE IVÁN ZULUETA
Memoria de Máster
Máster Universitario en
Pero: ¿Para qué sirven las imágenes? Creemos saber lo que sustituyen. El cine ha
articulado su lenguaje para ser fundamentalmente narrativo: La imagen sirve para contar
historias. En este caso, su uso más frecuente, define el medio. Con la sobre-producción
de estas imágenes, tanto fijas como en movimiento, la imagen se auto-aniquila. Se
confunde con lo que le rodea, lo que le precede o lo que le sigue. La imagen se vuelve
invisible, y el mundo cada vez más desconocido. “Es un mundo extraño”, se decía en un
momento de Blue Velvet ( 1986. David Lynch ). Y es realmente extraño, tal y como se
visiona en la secuencia de super 8 mm insertada en Arrebato de Iván Zulueta, donde una
cinta de apenas unos minutos recorre, en el mismo rollo de película, distintos lugares
del planeta de una manera totalmente inconexa. Un paisaje lleno de imágenes pasa a ser
un espacio difuso. Un tiempo lleno de relatos visuales se convierte en un continuo
1
BAUDRILLARD, JEAN (1997). "Duelo", Fractal nº 7, octubre-diciembre, 1997, año 2, volumen
II, pp. 91-110.
2
ARTAUD, ANTONIN (1961). “El cine”. Madrid, Alianza, 1982.
3
Julián Marías, citado por R.GUBERN (1997). “HISTORIA DEL CINE”, Barcelona, Lumen, 1997
4
Debord, Guy, La sociètè du spectacle, Champ Libre, 1967, traducción de Maldeojo para el Archivo Situacionista
Hispano (1998). http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/Societe.pdf
5
Allan Poe, Edgard, BERENICE. Descarga en Pdf: http://www.asesoria-legal-ya.com/xampp/bibl/allan
%20poe%20edgar%20-%20berenice%20en%20rama.pdf
6
BAUDRILLARD, JEAN (1997). "Duelo", Fractal nº 7, octubre-diciembre, 1997, año 2, volumen
II, pp. 91-110.
7
Bela Balazs, “La Estética del Film”, Editorial Arte y Literatura, La Habana 1980, pag. 36. Título original: “Der
geist des films, Berlín 1931.
8
BAUDRILLARD, Jean, Cultura y simulacro, Kairós, Barcelona, 1993
9
CARRIERE, JEAN-CLAUDE (1994). “ La película que no se ve”. Barcelona, Paidós, 1997.
“Es muy difícil enseñar la historia del siglo XX sin recurrir a las imágenes del cine y de
la televisión. Nuestra visión del pasado, y quizá también nuestro sentido de la historia,
pasan principalmente, hoy en día, por el cine.”10 Según Jean-Claude Carriére
10
CARRIERE, JEAN-CLAUDE (1994). “ La película que no se ve”. Barcelona, Paidós, 1997.
La escena del choque de un automóvil contra una roca enorme donde la presencia de
este accidente facilita el salto atrás en el tiempo y conceptualmente representa la
irrupción del recuerdo en la mente del protagonista como algo explosivo y la secuencia
manipulada por el montaje que permite que dentro del mismo plano un coche moderno
que circula por la carretera se convierta en otro antiguo que hizo el mismo trayecto
mucho tiempo atrás , solución poética que representa la reconciliación entre pasado y
presente, y supone la definitiva abolición de los simbólicos fundidos en rojo que hasta
ese momento habían venido separando ambas dimensiones.
Comparamos esta secuencia de la película Arrebato con su homóloga secuencia final de
“Vanishing Point” (1971) de Richard C. Sarafian, la cinta narra una persecución de la
policia a un conductor profesional que cruza los Estados Unidos desafiando los límites
11
AUMONT, JAQUES (1992). “La imagen” Barcelona. Paidós. 1992.
Al inicio de la película, tenemos el juego epistolar del envío y la duda del destinatario o
la desaparición del remitente. La única manera que una carta tenga una dirección
-remitente y destinatario a la vez- es que alguien se auto envíe una carta. Gesto absurdo,
pero que pareciera flotar durante todo el film al producirse una serie de identificaciones
univocas entre los personajes, ambos cineastas que tienen una visión completamente
diferente de sus propios trabajos, pero que se unen bajo inquietudes autodestructivas de
poeta maldito. El recurso de la carta, aquí funciona como el detonante de toda una
historia basada en la absorción y fascinación del tiempo en la imagen fílmica, absorción
y fascinación que descubren los dos personajes principales de manera paralela y bajo el
dominio narrativo de quien se apodera del relato. En este caso la carta es reemplazada
por una cinta 8mm y un casete de audio. La ficción de la escritura es reemplazada por la
narración de imagen y la voz de la cinta-carta se traspasa directamente al espectador de
tiempo obligado –para continuar la idea de Aumont- introduciéndonos a la visión
parcial de José Sigrado, destinatario de la epístola audiovisual. El tiempo de lectura de
la epístola que se toma el destinatario, es el tiempo del film, y nuevamente la invitación
a subsanar la obligación temporal es asumida desde la suplantación –o confusión- entre
espectador y personaje. Esta relación epistolar no es solo una forma del tiempo, sino
que imbrica la historia y se transforma en una constante perturbación que no solo rompe
la linealidad del relato, sino que evidencia los estados alterados de la percepción, dado
por la heroína y la cocaína, en la que se sumergen los personajes. Si bien el autor de la
carta desaparece y lo hace al estilo de un escritor con la duda como desaparecer
completamente escribiendo, dejando huellas.
Marta: “Convertir una peladura en unos vampiros que vienen y te chupan la sangre…
¡Pedro, puede ser peligroso! Tú te has fijado cómo estás, cómo está todo… Tú sabes
que yo no voy a dejar que venga mañana ésta y te devore cual mantis religiosa”.
¿Qué puede ser peligroso? No parece ser el hecho de que la cámara sea un vampiro,
sino el llegar a pensar y, además, creer que la cámara de cine es una cámara vampiro
que le está chupando la sangre. La exclamación de Marta deja en evidencia que esos
hechos que su primo le ha narrado carecen de lógica, o que están más cerca de la locura
que de la cordura, dejando en evidencia una quiebra con la realidad. De ahí que las
siguientes palabras que Marta pronuncia hagan referencia a la relación de su primo con
la realidad, o mejor, con la pérdida de interés por ésta: “Tú te has fijado cómo estás,
cómo está todo…”
Y esto no debería sorprender porque Pedro ya lo había contado: “De nuevo sentía un
ritmo. Mi ritmo. Aislarse y renunciar a la gente volvía a ser encantador. Y el cine y yo
volvíamos a ser cómplices... La noche no había estado mal, ahora era yo quien no estaba
para ciertos trotes. Y de nuevo perdí el hilo, todo el hilo, no tenía fuerza ni para llorar
cuatro días, ni para sobrevivir un minuto más…”.