Inmunomicología
Inmunomicología
Inmunomicología
INMUNOMICOLOGÍA
CÁTEDRA DE MICOLOGÍA
La palabra inmunología deriva del latín immuzlis, que significa "sin carga",
entendiéndose por carga un impuesto, ley o enfermedad. Se dice que aquellos individuos
que no sucumben ante la enfermedad cuando se infectan, se hallan inmunes, y este estado
de resistencia específica a una enfermedad se denomina Inmunidad.
La Inmunología es la rama de las ciencias biológicas que se ocupa del estudio de las
respuestas de defensa a estímulos exógenos o endógenos y a sus desviaciones patológicas.
Otra definición es que la Inmunología es la ciencia que estudia todos los aspectos del
sistema inmunitario normal y patológico, aunque la delimitación anatómica y funcional
del sistema inmunitario es algo aún impreciso. Inmunología es una disciplina que trata
del estudio, diagnóstico y tratamiento de pacientes con enfermedades causadas por
alteraciones de los mecanismos inmunológicos y de las situaciones en las que las
manipulaciones inmunológicas forman una parte importante del tratamiento y/o de la
prevención.
IMPORTANCIA EN LA MEDICINA.
Las alergias por hongos son padecimientos causados por una reacción de hipersensiblidad
del humano hacia esporas o fragmentos de hifas (alérgenos fúngicos). Los cuadros
clínicos presentados son cutáneos o gástricos, pero los más comunes son de origen
respiratorio.
Introducción.
El humano, como todos los seres multicelulares, está en contacto constante con
organismos unicelulares o multicelulares primitivos, y todos desarrollan una lucha
biológica por la supervivencia. Los mecanismos mediante los cuales el ser humano evita
la invasión o destrucción por otros seres vivos, se dividen de manera general en dos
grupos: 1) barreras mecánicas y químicas y 2) mecanismos de defensa inmunológicos,
estos últimos a su vez se subdividen en inmunidad innata e inmunidad adaptativa.
Evolutivamente, primero se desarrollaron los mecanismos de protección inespecíficos de
la inmunidad innata y posteriormente, los de la inmunidad adaptativa. Cada grupo tiene
una importancia variable que depende de la micosis que se estudie. A continuación se
hará una revisión breve de los aspectos más importantes de cada uno de ellos.
BARRERAS MECÁNICAS Y QUÍMICAS.
Aunque muchos hongos pueden producir enzimas proteolíticas, la cantidad que producen
por unidad de tiempo es reducida, por lo que la destrucción rápida de las capas de la piel
o de las mucosas es prácticamente improbable, por tanto, una piel y mucosas integras,
evitarán que penetren los hongos filamentosos causantes de micosis subcutáneas o que
levaduras del género Candida se localicen en las capas profundas de las mucosas.
En las mucosas, la acidez también tiene un papel protector ya que limita el desarrollo de
las levaduras, el pH de la mucosa bucal, por ejemplo, varía entre 5.8 y 7.4, esto limita el
desarrollo de Candida spp, Geotrichum spp y Rhodotorula, si el pH se modifica, estos
microorganismos se desarrollan en forma abundante y puede presentarse una infección.
Los hongos causantes de micosis superficiales, requieren estar en contacto con las
superficies corporales, el tiempo suficiente para su adaptación y crecimiento abundante
sobre las mismas, el estrato córneo de la piel (la capa más superficial), se recambia por
completo cada 15 a 20 días, este es un mecanismo eficiente de protección ya que de este
modo los hongos adheridos a la epidermis son eliminados en forma constante. Este efecto
protector del recambio es más marcado en las mucosas cuya superficie se renueva cada 5
a 6 días, lo cual evita que las levaduras presentes en la superficie de las mismas puedan
invadirlas profundamente.
En el pelo, este recambio también es importante ya que los hongos adheridos a la cutícula,
como los causantes de la piedra blanca, se eliminan cuando aquél se desprende, ya sea
por corte de pelo o recambio normal, y en ocasiones por traumatismos. Las uñas aunque
de crecimiento lento, también son invadidas con frecuencia por hongos queratinofílicos
o levaduras, normalmente el éxito en el tratamiento de las onicomicosis depende no
solamente de un diagnóstico acertado y un tratamiento adecuado, sino también, de que la
uña del paciente presente una velocidad de crecimiento normal.
Las vías respiratorias están cubiertas por una capa de moco que atrapa todo tipo de
partículas y gérmenes. Bajo condiciones fisiológicas normales, todo el moco de las vías
respiratorias superiores es renovado cada 40 a 60 minutos, la mayoría es movilizada a la
región posterior de las fosas nasales, es deglutido y llega al estómago donde es destruido
por los ácidos junto con los gérmenes que contenga.
El epitelio ciliado y el moco que recubren las vías aéreas, también protegen contra las
micosis ya que evitan, de manera muy eficiente, la llegada de partículas de 5 pm o
mayores a las vías respiratorias inferiores. Los conidios de muchas especies de hongos
son mayores de 5 pm y, por tanto, son atrapados y eliminados con el moco.
Conjuntiva y lágrimas.
A nivel ocular, las conjuntivas son las primeras barreras contra los hongos del ambiente.
El recambio de esta cubierta es de suma importancia para la protección contra las
infecciones micóticas o las bacterianas. Otro mecanismo de protección de elevada
eficiencia es la producción abundante de lágrimas en caso de una irritación de la
conjuntiva, este líquido transparente, y que normalmente mantiene lubricada y húmeda la
conjuntiva, barre enforma mecánica las partículas, ya sea hacia el exterior o hacia las
fosas nasales donde aquéllas son eliminadas o deglutidas, y posteriormente destruidas por
el pH del estómago.
También es importante recordar que las lágrimas contienen lisozima, una glucosidasa que
destruye la pared celular de hongos y bacterias.
Arrastre mecánico.
Inmunidad innata.
1. Componentes séricos.
Complemento.
En la vía clásica, las moléculas activadas en primer lugar son Clq, Clr, Cls, C2, C3, y C4.
La activación se inicia cuando Clq se une a la fracción cristalizable de las IgGs o de las
IgMs que a su vez se han unido al antígeno específico. Las tres vías tienen como efecto
principal la formación de una C3 convertasa, la cual activa a C3, componente en el que
confluyen las tres vías. Las proteínas del complemento se presentan en forma de
zimógenos, los cuales activan mediante un corte enzimático. Cada proteína activa
numerosas moléculas de la siguiente proteína, y de este modo el sistema se amplifica. El
corte enzimático produce un fragmento grande que adquiere actividad de serín proteasa
y continúa con la ruta de la activación y, como en el caso de C3 y C4, puede actuar como
una opsonina, esto es, promueve la fagocitosis de hongos, gracias a la presencia de
receptores de C3 y C4 en la superficie de los fagocitos. Los fragmentos pequeños (C3a,
C4a y C5a) tienen efecto quimiotáctico, es decir decir, hacen que los neutrófilos y otras
células inflamatorias se acumulen en los sitios afectados. Diversas investigaciones han
demostrado que la cápsula bacteriana activa C3 de manera muy eficiente, y esta
activación es importante para la destrucción microbiana, pero igual de importantes son
otras fracciones como C5 que promueven inflamación, ya que en modelos murinos
deficientes de esta fracción las infecciones son letales a corto plazo. En la criptococosis
cerebral los pacientes tienen disminuidos los componentes de la vía alterna. En modelos
murinos, la administración de pequeñas cantidades de veneno de cobra (que elimina el
factor C3) hace a los ratones más susceptibles para presentar criptococosis cerebral. En
candidosis, se ha demostrado que ratones deficientes*'en C3 y C5 presentan infecciones
diseminadas y mortales a corto plazo. En otras micosis como la paracoccidioidomicosis
y la histoplasmosis, ratones tratados con anticuerpos anti C3 y anti C5, desarrollan
infecciones graves; sin embargo, los mecanismos por las que estas se agravan no se han
dilucidado en forma completa.
Transferrina.
Es una proteína que atrapa el ión férrico Fe '\ y lo transporta al interior de diversas células
para la formación de nuevos elementos como los hemáticos o los linfocitos. El hierro
también es un elemento indispensable para el crecimiento de los hongos, de tal manera
que niveles séricos normales de transferrina evitarán que exista hierro libre en el suero
que pudiera ser empleado por los hongos. Niveles bajos de transferrina se han asociado
con persistencia y frecuencia elevada de algunas micosis por ejemplo las dermatofitosis.
2. Celulares.
La respuesta innata está conformada por tres tipos celulares: las células fagocíticas
especializadas; las fagocíticas no especializadas; y las no fagocíticas. Estos elementos
*I*
intervienen después de que las primeras barreras han sido rebasadas y todas tienen
participación aunque para determinado hongo predomine el efecto de alguna de ellas.
Neutrófilos.
Los neutrófilos se encuentran en la primera línea celular de defensa, y son claves para la
defensa innata; sin embargo, recientemente se les ha asociado de manera importante con
la defensa adquirida. Estas células fagocitan microorganismos, los destruyen y el estallido
respiratorio señala la apoptosis de los neutrófilos. Estos conocimientos se han ampliado,
ahora se sabe que si los neutrófilos son estimulados con citocinas (e.g. IFN-g, GM-CSF,
1L-1, IL-6 y TNF-a) como puede ocurrir si se encuentran en presencia de macrófagos y
células dendríticas, se activa y ya no sufre apoptosis, y expresa en su superficie moléculas
del MHC-II, moléculas coestimulatorias e incluso un marcador de células dendríticas,
CD83, lo que lo capacita para presentar antígenos en forma similar a una DC, como se ha
confirmado en el modelo del ratón. El TLR4 activa la ruta de transducción de señales que
suprime la apoptosis. En breve, neutrófilos activados con citocinas en el sitio inflamatorio
adquieren el potencial de iniciar la inmunidad adquirida.
Además se ha visto que los péptidos producidos por los neutrófilos pueden, finalmente,
ser presentados por las DCs circundantes que migran entonces a los ganglios linfáticos de
la región, donde presentan los péptidos a las células T.
En relación con los hongos, se ha observado que una disminución del número normal de
neutrófilos en la sangre (normalmente de 4,000 a 11,000/mm3), se asocia con candidosis
diseminada y aspergilosis invasiva. Los pacientes con defectos en el estallido respiratorio
de los neutrófilos no pueden destruir eficientemente organismos catalasa positivos entre
los que se encuentran varias espedies de Candida y Aspergillus, en consecuencia la
mayoría de pacientes con candidosis granulomatosa crónica, presentan defectos de este
tipo.
Macrófagos.
Reconocimiento antigénico.
Hasta hace unos años, no se sabía como se detectaban las moléculas extrañas.
Recientemente se demostró que las diferentes clases de patógenos presentan en su
superficie moléculas comunes, estas moléculas se conocen como patrones moleculares
asociados a patógenos (PAMPs, siglas en inglés), entre los más estudiados tenemos:
lipopolisacáridos (LPS), peptidoglicanos, lipoproteínas, lipoarabinoma- nanos, ziniosán,
RNA de doble cadena y otros.
Las células fagocíticas, poseen una serie de moléculas (efectoras) que destruyen diversos
tipos de patógenos, las más importantes son: lisozima, quitinasas, fosfolipasa A2, BPI
(proteína que incrementa la permeabilidad y es bactericida), defensinas, catelicidinas,
ceprocidinas, -lactoferrina y calprotectina.
Los macrófagos son capaces de fagocitar y destruir hongos como Candida, Cryptococcus,
conidios de mucorales o Aspergillus, y su eficiencia aumenta cuando son estimulados por
interleucinas liberadas por linfocitos. La disminución en el número de macrófagos o en
su función predispone a micosis, por ejemplo, la mucormicosis y la aspergilosis de
localización pulmonar son más frecuentes en pacientes con leucemia ya que, aunque el
número de leucocitos puede ser mayor, la eficiencia de los macrófagos es baja.
Algunos hongos presentan grandes dificultades para ser fagocitados, tal es el caso de C.
neoformans, levadura que por presentar una cápsula de mucopolisacáridos, poco
antigénica, no es detectada por los fagocitos. Otros hongos como Histoplasma
capsxdatum se unen al receptor de membrana CD18 y son fagocitados con: facilidad; sin
embargo, no son destruidos, ya que este hongo dimórfico posee mecanismos para evitar
la acidificación del fagolisosoma, con lo cual evade la eliminación por el sistema inmune.
En muchas micosis los macrófagos forman células gigantes multinucleadas que, al menos
en teoría, aumentan la capacidad de destruir algunos hongos; así, en los cortes
histológicos de cromoblastomicosis, además de los cambios titulares propios del
padecimiento, se observa con mucha frecuencia que las células fumagoides se encuentran
dentro de células multinucleadas de tipo Langhans.
moléculas coestimuladoras como CD80 y CD86; así que con el reconocimiento de la clase
de patógeno, se liberan citocinas que controlan el desarrollo de la respuesta inmune
adaptativa.
Estudios in vitro han demostrado que las NKs inhiben el desarrollo de C. neoformans,
Paracoccidioides brasiliensis y Coccidioides immitis. Otros hongos como C. albicans, no
pueden ser destruidos por las NKs, pero éstas favorecen la liberación de citocinas como
el factor de necrosis tumoral (TNF)-a y el IFN-y, los cuales a su vez activan macrófagos
y neutrófilos, para que destruyan las levaduras.
MECANISMOS DE DEFENSA ESPECÍFICOS.
2. Celulares.
Linfocitos B.
Estas células son las encargadas de producir los anticuerpos específicos contra cada
agente patógeno que invade el cuerpo de un vertebrado. Cuando son activados se
convierten en células plasmáticas que tienen un retículo endoplasmático muy
desarrollado, cuya función principal es la síntesis de los anticuerpos.
Linfocitos T cooperadores.
Linfocitos T supresores.
Los linfocitos T supresores se encargan de modular la respuesta, la suprimen una vez que
la infección ha sido controlada, para evitar un gasto energético excesivo para el
organismo. También la regulan durante la generación de la respuesta adquirida para que
la reacción no sea excesiva.
Linfocitos T citotóxicos.
La membrana celular de los macrófagos tiene diversos receptores a los que se unen los
hongos, por ejemplo, H. capsulatum se une a CD18, ' Blastomyces dermatitidis se une a
CR3 y CD14, C. neoformans a CR1, CR3 y CR4, C. albicans y Aspergillus fumigatus se
unen a los receptores de mañosa y p-glucana. Una vez fagocitados, los antígenos son
cortados en péptidos de 8 a 12 aminoácidos, los cuales son presentados a linfocitos T. De
acuerdo con el PAMP presente en el patógeno, la interacción con uno o varios TLRs y las
citocinas liberadas por los fagocitos primero y por los linfocitos después, se originará una
de tíos respuestas inmunológicas. En la primera, predominan linfocitos T cooperadores
(Th) que producen IL-2 e IFN-y y que se designan Thl. Como la destrucción de los
patógenos se lleva a cabo por medio de la activación de diferentes células, se le conoce
también como respuesta inmune celular.
En todos los casos de infección, participan ambos tipos de respuestas, pero generalmente
predomina una de ellas, así, en el caso de las micosis sistémicas (histoplasmosis,
coccidioidomicosis, paracoccidioidomicosis y blastomicosis), la respuesta que protege es
la de tipo Thl, en otras infecciones como la candidosis la ruta de infección determina el
tipo de respuesta predominante. Ratones inoculados por vía gastrointestinal desarrollan
una respuesta Thl, mientras que, los inoculados por vía intravenosa sintetizan gran
cantidad de anticuerpos y de interleucinas características de la respuesta Th2.
Los linfocitos Thl activados producen citocinas que activan, y promueven la proliferación
de diferentes células como: macrófagos, neutrófilos, NKs y clonas específicas de
linfocitos Tcit. Estas células son las que realizan la destrucción de parásitos intracelulares
y de células infectadas por estos parásitos. Entre las citocinas producidas por los linfocitos
Thl está el IFN-y, con actividad antiviral preponderante.
Aunque las células NK pueden actuar sin haber existido una exposición previa a
determinado antígeno, su efectividad en la destrucción de células tumoraies o células
infectadas aumenta cuando son estimulados por citocinas producidas por linfocitos que
les confieren cierto grado de especificidad. Modelos animales han permitido demostrar
que los linfocitos CD4 y principalmente los CD8 tienen una función protectora contra la
infección por C. albicans virulenta en ratones que previamente fueron sensibilizados con
cepas avirulentas de la misma levadura.