Hamilton, Laurell K. - Anita Blake 23 - Jason
Hamilton, Laurell K. - Anita Blake 23 - Jason
Hamilton, Laurell K. - Anita Blake 23 - Jason
Laurell k hamilton
Dedicatoria
Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6 4
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Próximo Libro
Adelanto de Dead Ice
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Sobre la Autora
¡Visítanos!
Disfrutar del dolor como tu placer es algo que o consigues o no. Y si no, entonces
ninguna charla explicativa va a convencerte de que tiene sentido.
Jason Schuyler es uno de mis mejores amigos y hombres lobo favoritos. J.J. es
su amante, un viejo amor de la infancia que baila para una de las compañías de
ballet más importantes de Nueva York. Es talentosa, hermosa, y está igual de loca
por él como él de ella. Ninguno quiere ser monógamo, así que, ¿que podría ir mal?
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J.J. es entusiasmadamente bisexual; planea seguir durmiendo con mujeres,
porque Jason no puede satisfacer su deseo por una mujer, pero ella a su vez no
puede satisfacer la necesidad de Jason por el sexo duro y la esclavitud con otra
mujer porque no entiende que necesita el sexo duro, así que Jason me pide que le
ayude a explicárselo. Con un poco de cooperación de algunos de mis otros
amantes acepto a regañadientes, y J.J. planea volar a la ciudad para una
experiencia que ninguno de nosotros olvidará jamás.
Jason Schuyler, uno de mis mejores amigos y hombres lobo favoritos, estaba
de pie en la luz del sol de la mañana en la cocina. Su cabello rubio brillaba en la
luz, así que su cara aniñada tenía un halo con la luz del sol, pero cuando miré a sus
puros y suaves ojos azules supe que los cuernos del diablo eran más su estilo que
los halos, y la pureza era solo una manera de describir sus ojos, no a él. Había sido
un adolescente precoz y su trabajo diurno aún era de manager asistente y bailarín
exótico en Placeres Prohibidos. El cuerpo que mostraba bajo la camiseta y
pantalones cortos para correr probaba que estaba en forma para su trabajo, pero
nada de eso era lo que hacía que los halos parecieran mal en él. Tenía un rayo de
travesura en él tan fuerte que no podía resistir lo suficiente para oprimir< todo. Si
la situación era tensa no tenía que resistirse para tener una ocurrencia en el
momento equivocado; desde que tenía la misma urgencia, era uno de nuestros 7
momentos vinculantes. Él y yo tendíamos a empujar el conocido tejón con un palo
hasta que salía corriendo del agujero e intentaba comernos. Ambos habíamos
aprendido durante los años a contener esa urgencia, y éramos mucho más felices
controlando esa parte nuestra, pero Jason aún tenía ese borde de maldad en la
sonrisa en su cara, y el brillo en esos ojos de cielo de primavera.
Aparté mis propios espesos rizos negros de mi cara; cayeron justo de vuelta
contra mi mejilla, pero algunas veces es el esfuerzo lo que cuenta. Me senté en la
mesa de la cocina en mi larga bata de seda, bebiendo café y observando esa sonrisa
en su cara. O estaba disfrutando un infierno al sacarnos a todos de la cama a esta
hora terriblemente temprana, o estaba escondiendo algo detrás de la sonrisa. La
mayoría de nosotros tenemos nuestra cara en blanco, una versión de la cara de la
policía, y Jason se escondía detrás de una sonrisa normalmente, pero desde que
también había pasado mucho tiempo actualmente sonriendo, riendo, o haciendo
muecas, era el camuflaje ideal para lo que fuera que estuviera pensando.
—Todos trabajamos por la noche, Jason; ¿qué es tan importante que nos
levantas tan temprano?
Envy entró en la cocina. Tenía una altura de uno cincuenta y seis, así que nos
sobrepasaba a Jason y a mí. Yo medía uno cincuenta y tres y ella medía uno
cincuenta y cuatro. Había peinado su espeso cabello, de casi hasta los hombros,
pero no se había molestado en maquillarse más que yo. Los fuertes pómulos de su
cara parecían inacabados sin maquillaje, así que tenías un vislumbre cómo podría
haberse visto cuando tenía quince años en lugar de los muy creciditos veintipocos.
Se había puesto una camiseta de hombre demasiado grande, que sobre mí habría
colgado hasta medio muslo o incluso mis rodillas; en ella apenas cubría su culo, así
que era todo piernas largas y doradas cuando paseó descalza en la habitación.
Ella era todo lo que yo había querido ser cuando era pequeña: alta, rubia, y de
apariencia nórdica como mi padre y mi madrastra, y hermanastra, y medio
hermano, y... Pero había hecho las paces con la herencia mexicana de mi madre
que me había dado rizos negros y ojos marrón oscuro, e incluso podía admitir que
¿Se suponía que tenía que esperarla? ¿Traerle té? Sentí la primera burbuja de
enfado, lo cual aún era una de las mejores cosas que hacía, cuando no sabía qué
más hacer.
—Menta —dijo ella, y apoyó su cabeza en sus brazos pareciendo que se iba a
echar una siestecita en la mesa.
—¿Una noche dura? —pregunté, sorbiendo más del fuerte café negro.
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Ella movió su cabeza lo suficiente para girar un ojo hacia mí a través de la
caída del cabello rubio. Eso me recordó inquietamente a Dev, su primo, quién
también era un hombre tigre del clan dorado, y uno de mis amantes. Dev era una
abreviación de Devil, el cual era un apodo para Mephistopheles. Envy había
conseguido uno de los mejores nombres familiares.
—No —dijo, y solo me miró como si esperase a que dijera algo. ¿Se suponía
que debía fisgonear para sacarle la información?
Envy giró su cabeza lo suficiente para mirarle, así que todo lo que podía ver
era el espeso cabello.
Ella giró su cabeza para mirarme otra vez, y me di cuenta que su cara
escondida en su cabello podría ser una reacción de estrés. ¿Qué demonios había
ocurrido la pasada noche?
—Dice que tú y él no pueden conseguir que sus horarios coincidan para tener
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sexo últimamente, ¿es cierto? —preguntó ella.
—Sí —dije, y bebí más café; quizás si solo bebía lo suficiente, podía hacer esta
conversación sin perder mi temperamento.
—Sí.
—¿No? ¿Puedo decir no y él respetará eso? Quiero decir, ¿cómo le dices que
es lo bastante rudo?
—No lo estás diciendo bien, Jason; es “Haz eso otra vez y jodidamente te
mato”.
Él se rió.
—Oh, sí, olvidaba esa parte. —Se apoyó contra los armarios, sonriendo a
ambas. No me sentía sonriente, así que le miré. Su sonrisa se amplió, sus ojos
chisporroteando con ella.
—Me gusta el sexo rudo. Me gusta el sexo con Richard. Ahora, ¿qué pasa?
¿Qué quieres saber, o decir?
—Estoy bastante segura de que he tenido esta conversación con otras novias
suyas durante los años, así que solo dilo, Envy. ¿El sexo fue demasiado rudo la
pasada noche?
—Sí.
Me encogí de hombros.
Ella se estremeció.
—Bueno, Anita, quieres ser directa, puedo ser directa. Tuve que decirle que
parase, o se calmara, constantemente toda la noche. Había estado genial, el sexo
maravilloso, me había llevado al orgasmo y entonces comenzó a ser demasiado
rudo otra vez, como si una vez que hizo que me viniera le permitiera el derecho a
ser demasiado rudo y hacerme daño.
—Bueno, no lo hice, y tuve que decirle que parase. Finalmente le dije que me
hiciera tener un orgasmo, eso fue todo.
Ella me miró, y sus ojos se oscurecieron en la manera que los ojos humanos
hacen cuando comienzan a enfadarse.
—Sí, tener citas toma más tiempo que solo acostarse con ellas —dije. Luché
por no enfadarme, o estar ofendida, por no añadir más emoción a lo que prometía
ser un campo de minas emocional.
Le miré.
—¿Qué resto?
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Él me miró, y fue esa mirada que conoces. No había mucha gente de la que
tomara esa mirada, pero Jason estaba en esa corta lista.
Ella se estremeció.
—El hecho de que a Anita le guste el sexo rudo es una de las razones por las
que quiero a todos reunidos esta mañana.
Le llamé.
—¿Qué significa eso, y por qué me siento como si Jason y tú hubieran estado
maquinando a mis espaldas sobre algo?
Luché para gruñirle, pero lo encontré imposible cuando cruzó las barras
doradas de la luz del sol, volviendo sus ojos lavanda casi azules, como si
estuvieran palideciendo en la calidez de toda esa luz del sol. Sus ojos eran
Él inclinó esa apuesta cara sobre mí dónde estaba sentada, acercándose por
un beso.
—Eso —dijo Envy—, eso es lo que quiero. Quiero que alguien me mire de esa
manera en la que ustedes se miran mutuamente, o la manera en la que Jason y J.J.
se miran entre ellos. Quiero gentileza y amor.
—No. Anita dice que le gusta que Richard sea bruto, pero tiene a Nathaniel, y
a Micah, y a Jean-Claude. Tiene su gentileza, y su amor.
—¡Nathaniel!
—No, Anita, necesitamos saber cómo nos sentimos todos realmente sobre los
otros. Si no somos honestos todo se romperá.
—Él tiene razón —dijo Jason. Se sentó en la mesa al final para que
pudiéramos vernos a todos fácilmente.
Le miré.
—No me des esa mirada —dijo él, riendo—. Sabes que es cierto.
Intenté mantener el ceño fruncido hacia él, pero comencé a sonreír a pesar de
mí misma. Jason había tenido ese efecto en mí desde casi al principio cuando le
conocí. Era una de las razones por las que éramos amigos y que no le hubiera
matado cuando le conocí; me alegraba no haberlo hecho. 17
Finalmente me rendí a la sonrisa, pero hice mi mejor esfuerzo por ahogarla en
mi taza de café, aunque desde que aún estaba sujetando las manos con Nathaniel,
la actitud de dura-como-uñas era un poco comprometida.
—¿Hacer qué? —preguntó él, los ojos violeta abiertos de par en par. Si
hubiera sido Jason habría sabido que estaba siendo falso, pero a Nathaniel solo le
gustaba tocar tan a menudo que lo hacía sin pensar.
—Nada —dije.
Nathaniel levantó mi mano para poder besarla, y frotó su mejilla contra ella,
como un gato marcando olor, el mío. Me gustaba, porque éramos mutuamente
—No estoy excesivamente encariñada con eso —dijo Envy—, pero eso podría 18
ser porque nunca puedes tomar una ducha sin un hombre pensando que quieres
sexo.
—Debe ser cierto para ti, también. Richard adora el sexo en la ducha.
Jason me miró con ojos chispeantes. Esta vez me las arreglé para mirarle,
mientras me sonrojaba. Casi había dejado de hacer eso, casi.
—A Anita le gusta el agua —dijo él en una voz que era brillante con la risa.
—El nuevo horno precalienta justo como se supone que debería hacer —dijo
Nathaniel, o porque era lo que le interesaba o para probar que no estaba
empujando en este particular acoso con un palo. Se movió a la nevera para
conseguir rollos de canela que había hecho la pasada noche.
—Porque fuera del sexo teníamos muchos problemas, y no todos ellos fueron
bien solo porque él estuviera haciendo terapia —dije, mi voz un poco ronca por
tragar mal el café. Torpe era ponerlo amablemente.
—Yo esperaría a poner los rollos de canela, o alguien más tendrá que hacer
algo una vez llenen la casa entera con ese genial olor —dijo Jason.
—He notado que parece tener algún conflicto contigo. Es como si él estuviera
intentando ser imparcial, pero tiene problemas donde a ti concierne; ¿por qué es
eso?
Deslicé mis dedos a través de los hilos de sus vaqueros para poder tocar más
de su piel desnuda.
—¿Quieres explicarlo tú? —preguntó él, poniendo su mano sobre la mía para
detenerme de acariciar demasiado, y el hecho de que me había detenido de
acariciarle y de que me estaba forzando a hablar sobre Richard era una gran
prueba de cuánto no le gustaba.
Suspiré y dije:
—Eso, y cosas físicas. Él está acostumbrado a ser capaz de salir con tantas
mujeres como quiera, y si se sale completamente de su propio camino en una
pelea, puede soportarlo contra la mayoría de los luchadores no profesionales.
—¿Y?
—No comprendo qué tiene eso que ver con que él y Nathaniel se lleven bien.
—¿Ganaste qué? 20
—Anita, estando perfectamente en su vida, siendo su principal amante, su
persona, suyo, y ella es mía. Micah y yo tenemos lo que Richard quiere.
—Anita, y una vida que funciona, y que nos hace feliz a todos.
—Él duerme con Anita, y aún podría tener una vida con alguien más.
—Eso no es así.
—Lo sé, y esa es una de las razones por las que estoy aquí, y Richard no.
—No lo sé, quizás porque estaba enamorada de él una vez, o quizás porque él
aún es mi amante y me siento culpable por eso.
—Yo estaba aquí, Anita; desperdició sus oportunidades para estar contigo
una y otra vez —dijo Jason—, y no me gusta por muchas de las mismas razones
que a él no le gustan Nathaniel y Micah.
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—Nosotros solo somos amigos con beneficios —dije.
—Háblame —dije.
—Sé que eres más dominante de lo que dices, pero que realmente no quieras
estar al cargo de los otros hombres lobo —dije.
—Así que, todo lo que estás diciendo es que Richard ve a Nathaniel, a Micah,
e incluso a Jason como alguien sin valor para ganarse a una linda doncella —dijo
Envy.
—No creo que esté enfrente de su cabeza —dijo Nathaniel, y apretó mi mano.
—Porque Micah mide uno cincuenta y tres y Richard uno ochenta y tres —
dijo Jason.
—Muchos de los hombres hacen lo mismo, pero no están mirando quién tiene
la mejor apariencia, están evaluando amenazas, potencialmente físicas.
—Así que estás diciendo que Richard mira a Micah y cree que puede
derrotarle en una pelea, así que Micah no debería haberse ganado a Anita
tampoco.
—Es más que eso. Si fuera una pelea con árbitro, Richard ganaría; creo que
Micah concedería eso —dijo Jason.
Nathaniel y yo asentimos.
—No, Micah mata por la misma razón que yo lo hago en una pelea, porque
somos demasiado pequeños para no hacerlo. Si no estuviéramos de acuerdo en ser
más despiadados que un gran oponente, entonces ambos habríamos muerto hace
años.
—Absolutamente —dije.
—Él odia a Micah muchísimo, porque Richard sabe que él debería ser capaz
de ganar la pelea, y en algún nivel sabe que no lo haría —dijo Jason.
—Sí.
—Lo siento, pero no lo comprendo. ¿Cómo puedes sentir realmente que amas
a la gente porque son despiadados?
—Los hombres tigre luchan entre ellos, pero no nos matamos mutuamente
por la dominancia —dijo ella.
—Es una diferencia de cultura entre los grupos animales. Los tigres son
matriarcales, lo cual significa que los líderes no luchan y se matan mutuamente
para liderar; tienen campeones para eso, o suficientes poderes psíquicos solo para
dominar a todos en el clan —dije.
—¿Así que por qué Micah mata tan fácilmente cuando es un hombre
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leopardo? —preguntó ella.
Le miré.
—Aquí está este nuevo tipo en la ciudad que es más bajito que yo y es el líder
dominante de todos. Quería saber cómo lo hace.
—Una de las pocas razones por las que mataríamos a uno de los nuestros era
si provocaban una pelea y mataban a otro tigre dorado —dijo Envy.
—Y cuando la muerte es una posibilidad, tiene que haber algo que ganar —
dijo ella.
Ella se estremeció.
Domino entró con sus rizos blancos y negros aún mojados por la ducha. El
cabello mostraba su herencia mezclada, el clan del tigre blanco y negro, pero sus
ojos eran puros del tigre negro, el color del fuego: naranja, rojo, brillantes y
calientes ojos de tigre que no podían pasar por humanos. Eran un color
sorprendente que tomaba un minuto ver que era apuesto en su propia manera, y
no solo por su cabello bicolor y sus ojos color del fuego. Tenía uno cincuenta y seis
de altura, y se había vestido con lo que se había convertido en el uniforme de
guardaespaldas no oficial: camisa negra, pantalones negros, zapatos negros
(normalmente botas), y armas. Desde que estábamos en la casa y no teníamos que
preocuparnos por los extraños, su funda de hombro completa con la .45 mm,
munición extra, e incluso si pistola de repuesto eran todas visibles, si ligeramente
camufladas en el negro sobre negro, como camaleones peligrosos intentando no ser
vistos en el brillante sol de la cocina.
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Vino a mí y me dio un beso, porque la regla era que si estábamos durmiendo
juntos podíamos hacer el beso casual como saludo. El hecho de que despertáramos
juntos y ya tuviéramos sexo, junto con Nathaniel, significaba que nos podríamos
haber saltado el saludo, pero sabía que Domino no lo haría. Él no tenía tiempo
suficiente conmigo para adaptarse, así que tomaba toda la atención que podía
conseguir, y dar. Yo no me resistía contra él. Ni siquiera le culpaba, pero una parte
de mí sentía la presión de Domino y de algunos de mis otros hombres tigre. Un
empujón casi constante para tener más de mí, más tiempo, más amor, más sexo, y
no había más de mí para darles a todos. El sexo era genial, pero no podía ser la
vigilante emocional de tanta gente, lo cual era el porqué había animado a algunos
de ellos a encontrar otras compañeras para tener citas. Domino no había salido con
nadie más aún.
—Porque hasta que alguien entra en esta habitación quien es más intimidante
que Anita como yo, me siento a su otro lado, así es como lo hacemos funcionar.
—Este no puede ser tu asiento; no estás aquí tan a menudo como yo. —Su
voz era suave, pero el punto era afilado, porque desde que era la primera vez que
se quedaba aquí, eso implicaba que Domino estaba incluso menos en mi vida de lo
que era cierto, lo cual era bastante poco.
Ella frunció el ceño, esa maravillosa cara era toda petulante conmigo.
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Jason dijo:
Envy suspiró pesadamente y giró esos bonitos ojos azules, pero se levantó
para que Domino pudiera sentarse a mi lado. Esperaba que ella tomara el asiento
al lado de Jason, pero no lo hizo. Caminó alrededor de la mesa con ese balanceo
extra en su caminar como había hecho Nathaniel. No era una stripper o bailarina
de ningún tipo, pero era un were animal, y sabían cómo moverse para que
cualquier hombre, o mujer, se preguntaran si ese balanceo de caderas sería tan
bueno en la realidad como lo era en el anuncio.
Ella finalmente se sentó, luego hizo que Jason la pasara su taza de té que
había abandonado. Tomó otro sorbo de su té de menta y observó a Domino
deslizar su brazo a través de mis hombros con una mirada que hacía juego con su
nombre. En ese momento supe que ella tenía un choque con Domino, o al menos le
estaba mirando para complementar una vez dejara a Richard. ¿Domino lo sabía,
estaba distraído, o ya la había rechazado? ¿Explicaba el énfasis en “amables” que
había querido ser más que amigos, pero él había dicho que no?
Froté mi mano libre a través de mi frente. Intentar manejar a tanta gente era
un dolor en el culo, pero normalmente me golpeaba como un dolor de cabeza
cuando comenzaba a pensar demasiado en ello. Éramos adultos, por el amor de
Dios; deberían ser capaces de manejar esto, ¿no?
—¿Estás bien? 29
—Seguro. —Pero estaba tensa cuando intenté apoyarme en el brazo de
Domino sobre el respaldo de mi silla. De repente no quería que me tocara, me sentí
sofocada por tanta atención. Lo cual disfrutarías de alguien del que estás
enamorado si solo te ciñera a él de alguien en quién piensas más como un
compañero sexual. Jason era mi amigo con beneficios de verdad, porque era uno
de mis mejores amigos y el sexo no parecía estropear esa parte, o hacernos querer
tener más del otro emocionalmente. Probablemente él era el amante menos
complicado que tenía en muchas maneras; en otras era solo un tipo diferente de
complicaciones, pero entonces ¿no lo éramos todos?
—Ahora que todo el grupo está aquí, ¿por qué estamos aquí? Jason mencionó
algo sobre que el sexo duro es parte de la razón para esta reunión informal.
¿Puedes explicar eso, Jason?
Él rio.
—Odio las reuniones. —Levanté mis dos manos para levantar mi café hacia
mi boca. No quería tocar a nadie justo en ese minuto. Me sentía como si estuvieran
juntándose contra mí, manejándome, y no me gustaba eso.
Intenté mirarla, pero mis ojos aún no estaban enfocando bien. Comencé a
intentar luchar por liberarme de esa sensación cálida y después del brillo, pero
Nathaniel acarició mi muslo, gentilmente, y dijo:
—Si Richard pone su mano ahí detrás y tira de tu pelo, ¿lo disfrutarías?
—Lo hace.
—No.
—Es como intentar explicar el color rojo a alguien que es ciego a los colores.
Puedes decirles que el rojo es calor, brillante, usa la palabra que quieras, pero
realmente no les explicará cómo se ve el color, aún se parecerá a un tipo de gris
para ellos —dije.
—Tú ves la esclavitud como un extra, algo que añade el picante al dormitorio,
¿cierto?
Ella asintió.
Ella parpadeó esos grandes ojos azules hacia él, y luego se giró hacia Jason.
Él asintió.
—No, no las tienes; crees que sí, pero incluso tu vainilla es más como amañar
la onda.
—Bien, ¿qué fue eso justo ahora? Sentí la energía de Anita, su bestia
resplandeciendo, y luego se fue, y ahora tenemos algún tipo de momento feliz
pasando —preguntó Envy.
Ves, Envy era inteligente y reveladora, y aprendía rápido. También era cierto
para su primo Dev, y era una de las razones por las que eran nuestros amantes.
Inteligencia no solo es sexy; es necesaria para que algo complicado funcione.
Ella asintió, más para sí misma, creo, y luego levantó su té y bebió. Estaba
pensando, podías observarlo en sus ojos; me gustaba eso.
—¿Por qué no te gustó que Domino te dijera que no haces solo vainilla?
Él rió.
Él miró a los otros hombres, y Envy y yo les vimos intercambiar una serie de
miradas que de repente eran muy masculinas, como alguna sacudida de manos
secreta que no comprendíamos porque no teníamos pene.
—¿Qué? —pregunté.
—No te marco todo el tiempo, no si me dices que tienes que ir al escenario esa
noche.
—Está bien, no nos quejamos, pero todos nos alegramos que te gusten los
ángulos para las relaciones sexuales que te colocan más lejos de nuestra piel, o yo.
Realmente no me gusta el dolor durante el sexo.
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—Ella necesita sexo tan bueno que se olvide de todo.
—No lo haría, ¿verdad? Es tan feliz por ser libre del maestro vampiro que la
atormentó durante siglos que es un avance.
—Es feliz, Anita. Adora estar contigo y está comenzando a confiar en los
hombres otra vez gracias a Domino, Nathaniel, y Jean-Claude, pero aún prefiere a
las mujeres, y tú eres su única mujer.
—He ofrecido que ella debería encontrar a otra mujer si quiere hacerlo.
—Ni Domino ni Jade han encontrado a otros amantes. De todos los tigres que
están vinculados a ti, ellos son los dos únicos que no se han ido a ninguna parte.
—¿Esto es alguna cosa cultural del clan del tigre negro? —pregunté, y miré a
Domino cuando lo dije.
—No lo sé. Fui criado por los tigres blancos. Crispin y yo nos criamos juntos,
pero él ha encontrado a otros amantes —dijo Domino. Él había sido un huérfano
Pensé en ellos durante un momento. ¿Eso era cierto? ¿Les estaba alentando a
encontrar a otros amantes como una manera para sacarlos de mi cama, y de mi
vida?
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siento presionada por todos para cuidarlos, y he alcanzado un límite. No puedo
preocuparme por tanta gente tan íntimamente como la mayoría quieren que haga,
no sé cómo hacer eso. Le pregunté a Jean-Claude y ni siquiera él sabía cómo tener
relaciones verdaderas con tanta gente, y él ha sido hombre de señoras, y un
hombre de caballeros, durante siglos.
—Sí, pero Anita es la Madre del Amanecer, la Reina de los Tigres; rompe los
vínculos de los sirvientes con los maestros de la manera que lo hacía la vieja Reina
de Toda la Oscuridad. Incluso la reina nunca rompió vínculos entre ella misma y
alguno de sus otros sirvientes —dijo ella.
—El ardeur es como es como la droga de la violación en una cita que no pasa
—dijo Envy.
—No siempre. Hablé sobre ello con Jean-Claude, y la creadora del ardeur
como una habilidad vampírica, Belle Morte, nunca estuvo afectada por él; ella era
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más como un contagio.
Nathaniel y yo asentimos.
—¿Me ansías así? Quiero decir, ¿hacer que los otros quienes han encontrado
otros amantes disfruten del sexo conmigo como yonkis?
—Algunas veces.
—Espera, pero Anita no les ansía de la misma manera, o ella no habría hecho
esa pregunta.
—Cuando el ardeur vino por primera vez a mí casi no tuve el control sobre él,
así que estaba atada tan tensa como la gente de la que me alimenté, pero conseguí
controlarlo más y pude protegerme de enamorarme.
Jason asintió.
Envy se estremeció.
—He pensado en ello. Es una de las razones por las que he decidido que mi
tarjeta de baile está llena. Hemos tenido mucha suerte, pero eventualmente podría
conseguir un trozo de alguien quien realmente es malo y entonces nuestra pequeña
feliz tribu poligámica podría irse al infierno.
Me giré y miré a esos ojos del color del fuego y espectacular puesta de sol.
Él sonrió un poco.
—Bien, me alegro.
—¿Así que si tú, J.J, y Freda pueden trabajar en esto, te trasladarás a Nueva
York?
—Quizás. Quiero decir, ella está en una de las compañías de baile más
importantes del país; no puedo forzarla a dejar eso.
—Vaya, Jason, solo vaya, eso es genial; ¿serías el primer licántropo al que se
le permite entrar en una compañía de baile completamente humana?
Él asintió.
—Eso realmente ayudaría a que los licántropos sean aceptados —dijo Envy.
—Primero, todos creemos que si quizás tienes más experiencia con las
mujeres, o pudiera hablar con alguien sobre tener amantes femeninas, podrías ser
capaz de ayudar a Jade a sentirse más parte de las cosas.
—¿Entonces por qué estás aquí hoy? Domino es el único otro tigre negro en
nuestro grupo, así que él y Jade son colegas, pero tú eres una tigre dorada, lo cual
te hace de un clan completamente diferente.
—Soy una mujer tigre, y la única que tienes aparte de Jade, así que ella habla
conmigo. Yo estoy con Richard y Jean-Claude, así que ella ve nuestras posiciones
como algo similar: Somos amantes, pero no las amantes de nuestros amantes.
—Actualmente nunca he estado con otra mujer, así que no estoy enfadada
contigo porque estés desconcertada por tener a una mujer amante, pero tienes
contacto sexual con Jade; nosotras solo pensamos que otra mujer con más
experiencia en el área podría ser de ayuda.
Miré a Jason.
—Vas directa al sexo, ¿verdad? Nunca se te ocurrió solo hablar a J.J. con un
café sobre esto, ¿verdad? —dijo Envy.
—¿Se supone que debo tener una pequeña charla bisexual tomando café?
—No puedes hacer que Freda me odie menos, o dejar de estar celosa de J.J.,
pero podrías ayudarme a explicar el sexo duro a mi novia.
—Explícaselo de la manera que me dijiste, que morirás sin ello. —Ella sonaba
desdeñosa.
Envy abrió su boca, comenzó a decir algo, paró, y luego bebió su té; otra vez
podías observarla pensando.
Nathaniel tomó mi mano en las suyas, lo cual me hizo mirar a esos ojos
lavanda. Me preguntaba si le miraría a los ojos y no me sorprendería por lo bonitos
que eran.
—No sería la primera vez que hemos compartido un dormitorio con otra
pareja, o varias, Anita.
Abrí mi boca, la cerré, y no sabía qué decir. Infiernos, apenas sabía qué
pensar.
Domino dijo:
Le di unos golpecitos.
—Puedes.
—Anita y yo somos más duros juntos que tú y ella a solas —dijo Jason.
Jason rió.
Nicky era tan rubio y de ojos azules como Jason y Envy, pero él hacía que
todos los presentes aquí parecieran< frágiles. No era el guardia más alto que
teníamos, pero tenía uno de los hombros más grandes extendidos, y era uno de los
chicos más grandes que parecían enormes, quizás una combinación de tamaño
físico y personalidad. También era un sociópata admitido, lo cual significaba que
su reacción a las situaciones era o socialmente perfecta o tan mala que no tenías
palabras para ella. Le amaba, quiero decir que estaba enamorada de él, y él de mí,
lo cual significaba que no era casi el sociópata que él pensaba que era, solo alguien
con unos antecedentes infantiles tan duros que solo Nathaniel había aguantado
una vela por ellos.
—Desde que es idea de Jason que J.J. necesita ver algo duro, entonces él y
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Anita serían los que lo demostraran —dijo Envy.
Miré a Jason.
—No lo sé. Preguntaré, porque Envy tiene razón, J.J. necesita ver de lo que
estoy hablando, no lo que tú y Nathaniel hacen, o hacen Nicky y tú.
Dos semanas más tarde, J.J. visitaba San Louis. Yo estaba muy nerviosa. Se
podría pensar que llegaría a un punto en el que ya tendría suficiente sexo,
suficientes tabúes rotos, suficientes valores tradicionales desechados como para
perturbarme, pero simplemente no funcionaba de esa manera. Me decepcionaba
que no funcionara de esa manera; parecía como si al haber tirado todas las ideas
convencionales del sexo y las relaciones por la ventana, sería impermeable a
sentirme avergonzada o incómoda, pero no lo hacía. Quería enojarme por eso, pero
ya esperaba enojarme, así que estaba dispuesta a luchar contra el impulso de ser
gruñona. Hice un puchero. Me daba permiso para estar lo suficientemente de mal
humor como hacer pucheros por el hecho de que me sentía como si tuviera
dieciséis años otra vez y hubiera tropezado bajo las gradas, encontrando a la
capitana de las animadoras y al mariscal de campo estrella. 46
Estaba nerviosa y de mal humor hasta el momento en que vi caminar a J.J.
entre la multitud del aeropuerto de Lambert. La vimos antes de que nos viera,
porque nos encontrábamos en la zona elevada que contaba con diferentes artes y
artesanías locales. A veces me quedaba perpleja por el arte, pero era una genial
manera de ver a la multitud si eras bajo como Jason y yo. Su rostro se iluminó,
como si alguien hubiera encendido una vela dentro de su piel para que el
resplandor feliz lo llenara e hiciera que los extraños los miraran a ella y a Jason,
mientras él corría hacia ella.
Ella dejó caer su bolso grande al suelo y se lanzó hacia él. Realmente la
levantó del suelo, y ella dobló las rodillas para que pudiera hacerlo a pesar de que
tenía uno setenta y seis de altura contra el metro cincuenta y cuatro de él, poniendo
sus pies en alto para que aguantara todo el peso de su cuerpo mientras se besaban
y giraban lentamente en su lugar, como si estuvieran bailando con el ruido de la
multitud.
Su cabello rubio y liso en su apretada cola de caballo era casi del color exacto
del de Jason; él era más pequeño, aunque su cuerpo de bailarina se había
perfeccionado hasta sus huesos y músculos haciéndola parecer más delicada, y el
Jason llevaba una camiseta azul claro metida en vaqueros de color azul
oscuro, con un cinturón negro que hacía juego con las botas que asomaban por
debajo de sus vaqueros. Los colores hacían sus ojos más azules y se veía bien en
él. Nathaniel tenía sus propios jeans ajustados negros metidos en botas de caña alta
que tenían hebillas y plataformas, por lo que parecían más de ciencia ficción que el
cuero elegante de las mías o las de Jason. Nathaniel llevaba una camiseta negra por
dentro, mostrando su plateada hebilla del cinturón que tenía la forma de una
media luna/sol. No me había dado cuenta que había logrado igualar las hebillas
del cinturón hasta que llegamos al aeropuerto. Parecía que íbamos a una discoteca
gótica, o para ser extras en una película futurista pero poco realista donde todas las
personas peligrosas se vestían de negro y se veían geniales. Hubiera protestado,
pero sinceramente la mayor parte de nuestra ropa informal era negra con un poco
de rojo, púrpura y azul mezclado aquí y allá.
—Nathaniel escogió la ropa, así que si nos vemos bien es su culpa —le dije,
con una sonrisa.
Me tomé un momento para pensar en ello y darme cuenta que J.J. estaba
diciendo que mi cuerpo se veía bien en la ropa, y era por hacer ejercicio en el
gimnasio.
—Me gustaría poder tener tus curvas y estar en forma para bailar.
Jason la abrazó.
—Sé que te gustan, pero las mías son como un viaje por carretera; las de
Anita son como una montaña rusa.
Los ojos de Jason brillaron mientras miraba hacia mí, su rostro iluminado con
algún pensamiento, y así supe que lo que estaba a punto de salir de su boca era
algo que no me iba a gustar, o sería, al menos, una burla.
J.J. no tenía ningún otro equipaje. Era un rápido viaje de dos días, y al parecer
todo lo que necesitaba estaba metido en el enorme bolso sobre su hombro. Era un
embalaje impresionantemente rápido, y así lo dije.
—¿Estás bien?
Asentí, sin confiar en mí misma para hablar sin ser grosera o demasiado
abrupta. Una gran cantidad de personas toman demasiada franqueza como
grosería, especialmente viniendo de una mujer. Me gustaría decir que no es sexista,
50
pero lo es; la gente espera que una mujer tenga un enfoque más flexible de la vida
que la mayoría de los hombres. Estaba tan metida en el campo de los chicos para la
mayoría de las cosas que a menudo resultaba muy dura incluso para un
hombre. No quería, pero sucedía mucho. No lo intentaba, sólo quería decir algo, o
hacer algo, y quería actuar, no esperar hasta tener que reaccionar. Incluso si
empujando hacía que la situación fuera a peores. Era casi una compulsión lo que
me hacía querer resolver toda incertidumbre incluso si la resolución era negativa,
en lugar de esperar pacientemente a un resultado más positivo. Mi terapeuta y yo
estábamos trabajando en ello, pero justo en ese momento sólo apreté el volante y
mantuve la boca cerrada; eso era lo mejor que tenía.
—¿Por qué estás nerviosa, cariño? —preguntó Jason, y yo sabía que estaba
hablando con J.J., ya que nunca me había llamado cariño, nunca.
—Si una persona es pervertida, y el sexo estándar no le hace feliz, pero aun
así sigue conteniéndose del sexo que más le gusta cada vez que está en una
relación seria, entonces está condenando la relación, porque no importa lo mucho
que ames a tu vainilla, necesitas los otros sabores.
—Como eso, sí; has aceptado que eres más bisexual que lesbiana
conservadora —dijo Nathaniel.
—No pienso que el que Jason necesite sexo duro sea malvado.
—Pero no entiendes por qué tiene que tenerlo con Anita, ¿verdad?
—Duro —dijo.
—No es sólo sobre cuán duro es para mí y Anita, sino también cuánto lo es 52
para Jason —dijo Nathaniel.
—Tengo que vestirme para ello, Jason, y algunas veces mis trajes revelan la
mayor parte de mi piel.
53
Volvimos a hablar de cosas normales todo el camino por las largas escaleras
hacia el área subterránea debajo del Circo de los Malditos. Cabeceamos a los
guardias, dijimos hola a los que habían cruzado la línea de ser amigos, y
aprendimos más sobre la práctica del nuevo ballet en Nueva York. Nathaniel habló
de danza, él y Jason eran coreógrafos del Danza Macabra, que era literalmente un
club de baile, no un club de striptease. No me uní a la charla de trabajos, porque la
mayor del mío era de casos policiales en curso demasiado gráficos o
envolventes; de cualquier manera, era casi garantía de ser una aguafiestas para J.J.
Los hombres de mi vida estaban bien con que yo no hablara de mis negocios,
la mayor parte del tiempo.
La habitación de Jason era una de las suites con baño y una ducha 54
épica. Cerramos la puerta hacia la parte principal del dormitorio y en el silencio
sólo se oía la respiración de la instalación de calefacción/ventilación/refrigeración.
Todas las habitaciones aquí abajo habían sido talladas en un sistema de cuevas
naturales, así que en realidad no necesitaban una gran cantidad de refrigeración o
calefacción, pero si lo necesitabas, lo necesitabas, y Jean-Claude no creía realmente
en escatimar gastos. Él nos estaba echando a perder, creo.
Me dio una sonrisa con ese comentario y luego pasó a través de la puerta
antes de que yo pudiera recuperarme.
Jason me abrazó.
—No te pongas rara por eso, ¿de acuerdo? Recuerda, a ella le gustan las
chicas mucho más de lo que le gustan los chicos.
Nathaniel me besó.
Él me sonrió.
—Vas a agonizar por las opciones, o lo usarás para retrasar tu regreso; yo iré
a recoger algo impresionante para que uses.
—Ella significa más para mí que cualquier mujer, Anita; eso da un poco de
miedo.
—Lograremos esto.
—He tratado de ayudar a Richard a tener paz con algunas de sus novias y
nunca tuve éxito.
Me encogí de hombros.
—Él no tenía tiempo para ver a Envy, está saliendo con su nueva chica
mundana, y el botín BDSM ajusta su agenda. Tiene un trabajo a tiempo completo y
un montón de obligaciones familiares con sus padres y hermanos en la ciudad.
Estuve de acuerdo.
Jason asintió.
—Por lo cual lo perdió con Envy. —Su rostro cayó en líneas tristes.
—Sal de ello; no somos Richard. Todos nosotros estamos más en contacto con
nuestras necesidades y prioridades que eso.
—Si dijera que nunca fantaseé con ustedes dos en la cama conmigo, estaría
mintiendo.
Lo abracé, sonriendo.
Él me devolvió el abrazo. 57
—Gracias, Anita, por todo.
Quería decir: agradéceme después de que funcione, pero eso habría deshecho toda
la tranquilidad que acababa de lograr, por lo que sólo dije:
—De nada.
Había peinado su cabello largo y lacio para que rodeara su cara como una
cortina brillante. También había oscurecido su maquillaje de ojos un poco.
—La mirada en sus rostros cuando abrí la puerta fue casi perfecta.
—Suena bien —dijo y se movió, así teníamos espacio para movernos más allá
de ella. Cerramos la puerta con el sonido de su risa y el murmullo de la voz de
Jason.
58
—Yo hubiera cogido algo un poco menos transparente —dije.
—Lo sé, pero no te importará si Jason rasga este mientras que te molestarías
si rasgara las de seda.
Nathaniel me abrazó por detrás y me dio vuelta para que pudiera vernos a
los dos en el espejo.
—¿Por qué?
—Su entrepierna es quince centímetros más larga que la mía. Nosotras somos
tan diferentes que sería ridículo compararnos, algo así como comparar un
Clydesdale con un caballo de carreras de pura sangre. Ambos son caballos, pero
eso es todo.
—No con mujeres que son muy diferentes a mi tipo de cuerpo, no. Eso no 59
tiene ningún sentido. Lo hacía cuando era más joven, pero al final me di cuenta
que tratar de compararme con mujeres que son altas y de piernas largas es como
tratar de competir en el gimnasio con chicos que tienen más de uno ochenta, está
fuera de mis límites. Yo soy pequeña y ellos son pesos pesados, o con los términos
usados antes, Envy es un semental y yo soy un pony. Ninguna de las dos es mejor
que la otra, simplemente somos diferentes.
Asentí, sonriendo.
—Puede serlo, y no me comparo con J.J. tampoco, porque ella es una bailarina
y su cuerpo está entrenado para algunos de los ejercicios más extenuantes del
planeta. Ella es una atleta profesional; yo trabajo en huir de los malos.
—O perseguirlos —dijo.
—Yo me comparo con los otros bailarines, y con algunos de los otros
hombres.
Se encogió de hombros.
—Un poco.
—Eres uno de los hombres más hermosos que conozco, y uno de los mejores
amantes que existen; ¿cómo puedes tener problemas con tu cuerpo?
—Así que, el que señale que eres hermoso en realidad no ayuda a trabajar el
tema —le dije.
—Sí, y esta noche tenemos que hacer ambas cosas. Déjame cambiarme e
iremos a hacer esto.
—Si alguien puede ayudar a J.J. a sentirse cómoda con todo esto, somos
nosotros.
—En realidad no, pero eres dos cosas que van a hacerlo funcionar.
61
Era una lista, y la lista detallada cambiaba el orden día a día. Me quedé
apoyada en mi lado con mi traje transparente y mis tacones de follar hablando
muy en serio. J.J. yacía de espaldas en su camisón de seda azul, su rostro prestando
atención al mío, escuchando, asintiendo, añadiendo un comentario aquí y allá.
—Así que sin el ardeur que te liga a ella, ¿nunca te hubieras sentido atraída
por las mujeres en absoluto? —preguntó. 62
Negué con la cabeza.
—No.
—Eso sería difícil, y los recuerdos que tienes de Jean-Claude y otros con
mujeres son todos recuerdos de chicos, de modo que no tienes el equipo para hacer
lo que recuerdas.
—Sí.
Su cara bonita estaba muy seria, y ver la inteligencia detrás de sus ojos azules
me hizo comprender aún más por qué Jason había decidido que eran el uno para el
otro. Inteligente es sexy.
—Estoy de acuerdo.
—Abalanzándonos.
Se abalanzaron.
63
Me reí mucho Y seguí riendo después, los chicos nos convencieron de tal
manera que las palabras eran extras que no necesit{bamos. Me acosté de espaldas,
mirando hacia abajo de la línea de mi cuerpo hacia la cara de Nathaniel mientras
lamía entre mis piernas con movimientos largos y panor{micos de la lengua. Había
desabrochado el broche oculto en el peluche que traía, empujando la tela hasta la
cintura. J.J. sentada a mi lado con su camisón azul de seda empujado hacia arriba
hasta la cintura, y Jason con su cara oculta contra su cuerpo.
Sentí la mano de J.J. con espasmos en la mía, pero era una cosa lejana. Me
aferré a la mano cuando mi cuerpo se sacudió y se retorció, y Nathaniel seguía
lamiendo y chupando, ayudando al orgasmo a durar m{s tiempo, por lo que era
ola tras ola de placer, hasta que mis ojos se cerraron y estuve ciega de placer.
—Mi turno.
Sabía que era la voz de Jason. Podría haber preguntado a qué se refería, pero
Sentí que me acariciaban, y sabía que era él, o m{s bien que no era Nathaniel,
y me las arreglé para abrir mis ojos lo suficiente como para estar absolutamente
segura. Él me miró con esa oscuridad feliz en sus ojos, y sus ojos azules sostenían
un deje oscuro, tan bueno como cualquier otro color. No era el tono oscuro, sino la
intención. Era un posesivo: “Esto es mío”.
No era de él, pero en ese momento lo era, y el conocimiento estaba allí en sus
ojos. Giré para ver a Nathaniel con J.J., habíamos negociado que oral sin barrera
estaba bien entre todos nosotros. J.J. era humana, el único ser humano completo en
la cama, lo que significaba que podía contraer la enfermedad o ser portadora. Si yo
todavía era lo suficientemente humana para hacer lo mismo quedaba por ver, pero
la precaución era mejor. Había salido limpia y no había añadido nuevos amantes, y
por lo tanto, estaba bastante segura que estaba bien. Dormir con los lic{ntropos y
vampiros me había echado a perder. No podían contraer o ser portadores de
cualquier enfermedad, por lo que compartir fluido no era gran cosa. En muchos
sentidos, los seres humanos eran m{s peligrosos. 65
La respiración de J.J. aceleró cuando su cuerpo empezó a construir
r{pidamente el siguiente clímax. Me tensé, y Jason se dio cuenta lo suficiente para
retroceder y decir:
—Lo siento —le dije. Tenía problemas para relajarme con otra mujer en la
cama haciendo ciertas cosas, porque Domino había descubierto que era m{s lenta
para alcanzar el orgasmo oralmente, especialmente la segunda o tercera vez, donde
la mayoría de las mujeres llegaban a su clímax m{s r{pido cuanto m{s juego previo
su pareja les hiciera. También fue en parte a un antiguo exnovio en la universidad,
que había hecho que me sintiera mal que me tomara tanto tiempo para venirme,
aunque había aprendido que era su falta de habilidad, no mi cuerpo, el que había
sido el culpable. Yo había pensado que me había exorcizado de ese demonio en
particular, hasta que empecé a tener relaciones sexuales con otra mujer en la cama;
curioso lo que revivían los viejos fantasmas. Domino había pedido permiso para
obtener el asesoramiento de Jason, por lo que sabía.
—De nada. —Parecía un poco formal, dadas las circunstancias, pero lo dije de
todos modos.
—Eso est{ mejor —dijo—. Quiero m{s de esa mirada en tus ojos. —Su voz era
ya un poco m{s profunda por lo que acababa de ver en mi cara.
Me lamió una vez m{s por el medio. Me hizo llorar, y arrastró la parte
superior de mi cuerpo fuera de la cama como si alguien me hubiera tirado hacia
Jason estaba por encima de mí en cuatro patas, mirando hacia abajo a mis
pestañas que se agitaban. Sus ojos se habían ido a ese verde p{lido de su forma de
lobo. Había algo acerca de hacer sexo oral de esa manera que trajo a su bestia m{s
cerca de la superficie.
Luché para volver la cabeza, por lo que pude verla entre sus codos,
mir{ndonos. Nathaniel yacía a su lado, con un brazo echado sobre sus caderas, su
rostro contra su cuerpo. La mirada en sus ojos era llena de esa oscuridad ansiosa,
convirtiéndolos a un violeta profundo.
—Lo sé —dijo.
—Has dicho que no a las relaciones sexuales con Nathaniel. Eso lo deja sólo
viendo mientras follamos.
—A veces —dijo con una sonrisa—, pero no esta noche. Quiero ver, como
juego previo.
—Ya sabes, la mayoría de los chicos ven deportes con sus mejores amigos —
dijo J.J.
—He hecho cosas m{s salvajes que esto, nunca con nadie que me importara
—dijo.
Miró a su cuerpo.
—Luego iras abajo y yo soy difícil —se inclinó y habló bajo—, y luego vamos
a mostrarle a J.J. lo que quiero decir con brusco.
Rodé los ojos hacia ella lo suficiente para verla, pero no queriendo renunciar a
mi posición; sabía que una vez que saliera de él el tiempo suficiente para responder
a J.J., se pondría m{s duro y hacer garganta profunda comenzaría a convertirse en
todo un reto. Estaba disfrutando de lo que estaba haciendo y no quería renunciar
todavía.
Nathaniel dijo:
Conseguí mi primer indicio de que tal vez el sexo rudo no fuera lo único que
J.J. no hiciera del mismo modo que yo. Miré hacia arriba de la línea de cuerpo de
—Alto, alto, o voy a terminar —dijo Jason, con la voz gruesa de tensión.
Buscó a tientas por la cabecera, pero no estaba lo suficientemente cerca para
alcanzarlo.
Nathaniel estaba allí para ofrecer una mano y sostenerlo. A veces el trabajo en
equipo no era sobre el sexo; era sobre asegurarse que nadie se cayera de la cama.
—Condón —dijo Jason, con los ojos cerrados. Realmente estaba luchando con
su cuerpo y su concentración, lo que significaba que yo había ido demasiado lejos
con el sexo oral. Había juegos preliminares y luego habría sexo adem{s del coito.
—Lo siento —le dije, y empecé a levantarme y llegar a la mesita de noche por
1 Cunnilingus: es la pr{ctica del sexo oral en los genitales femeninos (clítoris, vulva y vagina).
—No te disculpes, eres increíble —dijo Jason, pero su voz todavía era tensa
por la espera, y su antebrazo estaba todavía con el músculo estirado cuando agarró
la mano de Nathaniel, apret{ndola al final, por suerte éste lo mantuvo sobre sus
rodillas, y no se derrumbó sobre la cama.
—Quédate ahí.
—¿Qué?
—Quédate ahí.
—¿Por qué? —Me moví lo suficiente para mirar por encima de mi hombro.
Tenía los ojos abiertos ahora, y ellos habían sangrado del azul humano a verde
71
p{lido de su lobo. Algo de lo que estaba haciendo lo había excitado. Comencé a
preguntar—: ¿Qué? —Y luego me di cuenta que el peluche se había movido
alrededor de mí, entonces estaba desnuda de la cintura para abajo a excepción de
los tacones de aguja, y su mirada estaba en mi culo—. Supongo que lo haremos
estilo perrito —le dije.
—Oh, sí —dijo, y su voz era un poco m{s baja, tal vez por su bestia, o tal vez
sólo por la testosterona que suele precipitarse a través de los hombres en ciertos
momentos.
—¿Seguro que est{s bien con esto? —preguntó, y me tomó un segundo darme
cuenta que no estaba habl{ndome a mí.
J.J. contestó:
Pensé que sabía lo que quería decir, porque dejé arquear mi culo hacia él, mi
mitad superior qued{ndose en la cama, la cara enterrada en las almohadas.
Pasó las manos suavemente a través de mí, hasta que me retorcí por él,
deseando que terminara lo que habíamos empezado. Se inclinó hacia mí, y luego
usó sus manos para mover mis caderas ligeramente para que su punta pudiera
encontrar mi apertura. Sólo la sensación de él entrando me arrancó un suave
chillido. Me encantó la impresión de aquel primer empujón adentro.
Alcé la cara de las almohadas para que mis gritos de placer fueran m{s
fuertes, resonando en la cabecera, mientras Jason me hacía llegar una y otra vez, y
sólo cuando mis gritos se habían desvanecido a pequeños gemidos de placer y
había empezado a quedarme laxa cayendo de nuevo a la cama, no porque quisiera,
sino porque estaba empezando a perder el control de mi cuerpo, los ojos cerrados
por los múltiples orgasmos, sólo entonces finalmente empujó dentro de mí una
larga y última vez, enterr{ndose hasta donde podía llegar. Sentí su cuerpo
estremecerse encima de mí, y esto me hizo retorcerme y hacer ruiditos mientras mi
cuerpo se estremecía con el placer de ello.
—Vaya. —Pensé que era J.J. pero no estaba segura, aunque sí convencida de
que en ese momento no me importaba.
Jason se movió lentamente, rodando a mi lado, m{s una caída controlada que
un levantarse. Me acarició torpemente en algún lugar entre mi espalda y mi culo.
Sí, eso. Voté por eso. La mano de Jason me acarició otra vez, y luché para
volver la cabeza lo suficiente para mirarlo, pero tenía tanto de mi propio cabello
derramado por mi cara que obtuve sólo un brillo del suyo, rubio, y el brillo de la
l{mpara al otro lado de la cama, de modo que el mundo parecía estar bordeado de
luz y no podía decir si era realmente como se veía la habitación, o si seguía siendo
el resplandor crepuscular brillando; a veces eso hacía halos de luz alrededor de
todo, incluso las cosas que en realidad no tienen una luz que brille de ellas. ¡Vaya,
buen sexo!
74
casarme con él, me gustaría simplemente subir por todas las partes con ustedes dos
y participar, pero< creo< creo que me siento intimidada.
Empecé a tener una idea de por qué Nathaniel no se había unido a nosotros,
porque podía ver a J.J. y yo no. Podríamos tener gran sexo m{s tarde; la mano que
sostiene a veces lo emocional había que hacerlo lo antes posible, o no habría
ningún sexo después. Eso me hizo luchar para volver la cabeza m{s y levantar una
torpe mano para quitar mi cabello de mi cara para que pudiera ver mejor. La
habitación era brillante luz dorada, pero todavía tenía problemas para
concentrarme m{s all{ de la parte superior de la cabeza de Jason a J.J., donde
estaba sentada al otro lado de la cama. Nathaniel estaba recostado en las
almohadas por encima de nosotros.
—¿Por qué? Eres buena en la cama, J.J., y tenemos sexo asombroso juntos.
Ella asintió.
Ella lo miró.
—Si este es el tipo de sexo que quiere, nunca voy a ser capaz de hacerlo.
—No quiero que sea duro todo el tiempo —dijo Jason—. La mayor parte del
tiempo es hacer el amor lo que quiero. —Se sentó, encogiendo las rodillas y
75
envolviendo sus brazos alrededor de ellas. Él sabía que estaba en problemas.
—Te amo.
Quería preguntar, ¿por qué no?, y entonces pensé: ¿por qué no?
—Pr{ctica —le dije, y no pude evitar sonreír y luego mirar hacia abajo
cuando me di cuenta que estaba sonrojada.
—No estoy avergonzada de amar el sexo oral, pero estar aquí desnuda
delante de la que es el amor de Jason después de joder nuestros sesos est{ un poco
m{s all{ incluso de mis límites habituales.
—¿Qué pasa, J.J.? —le pregunté; una vez que no logre entenderlo, pero sabía
que si esto iba a funcionar teníamos que hablar de ello, todos.
—Pero él nunca ser{ capaz de cumplir con todas las tuyas —dijo Nathaniel.
Ella me miró.
—Me gusta ver a Cynric tener sexo con Anita, y disfruto compartiéndola con
él, solamente nosotros tres, o, a veces con otras personas participando.
—Una de mis mayores fantasías es compartir a Jason con otra mujer, pero
tengo una hermana y no puedo imaginar compartir a Jason con ella —dijo J.J.
—Tal vez si Cynric y yo nos hubiéramos criado juntos desde la infancia sería
diferente, pero él tenía diecisiete años cuando nos conocimos, y es un hermano
menor para mí, pero nunca he pensado en él como algo m{s que un adulto, m{s
joven que yo, pero sigue siendo una persona y no un chico.
Ella asintió.
—Si Freda no fuera tan terriblemente celosa de Jason, las cosas serían tan
grandes. ¿Cómo has encontrado a tantas personas que no son celosas?
—Es m{s que eso; Jean-Claude es todo sobre el sexo y la sensualidad, y justo
como a Jason no todos les gusta los hombres, pero se lo harían a Jean-Claude, no
me gustan muchos hombres, pero sí, veo la atracción.
—He tratado con una sola mujer a la vez, pero nunca funcionó por mucho
tiempo.
Ella negó.
—Me alegra saber que valgo la pena por luchar —dijo Jason, y la besó.
Ella le devolvió el beso, y luego dijo—: Si yo hubiera sabido sobre la poligamia en
la escuela secundaria, podríamos haber mantenido citas, pero todo el mundo te
dice que tienes que elegir.
—Me dijiste que eras lesbiana; respeté eso, pero quería pedirte una cita.
—Pensé que tenía que elegir uno de los sexos hasta la fecha, una persona para
amar hasta que la muerte nos separe, y eso nunca funcionó para mí.
80
—O para mí —dijo él.
—Creo que Freda es monógama y sólo fingió no serlo hasta que nos
mudamos juntas.
—No sé, creo que lo hice, antes de que ella fuera tan fea sobre Jason. Quiero
decir, es un hombre, Freda no tiene las mismas partes, así que pensé que estaría
menos celosa de él que de otras mujeres, pero fue peor.
—¿Fue peor desde el principio, o sólo después de que se hizo serio sobre
Jason? —preguntó Nathaniel.
—Eso piensas tú, pero la mayoría de las mujeres lo encuentran extraño, y los
hombres homosexuales creen que sólo tienes miedo de admitir que eres gay, y los
hombres heterosexuales creen que eres gay, y que vas detr{s de su virtud.
Jason asintió.
—No soy realmente bi, en absoluto, pero debido a que soy el pomme de sang
de Jean-Claude, todo el mundo piensa que lo soy.
—En realidad, un pomme de sang es m{s que eso, es casi como una amante en
el antiguo sentido de mantenerlos en el estilo —le dije.
81
Ella asintió, con el rostro serio de nuevo.
—Yo fui el pomme de sang de Anita una vez, pero cuando me convertí en su
novio no consiguió uno nuevo —dijo Nathaniel.
—Pero todavía est{s en su cama para que pueda alimentarse de ti. Jason
estar{ demasiado lejos para que Jean-Claude se alimente de él.
—Bueno, no del todo, ¿pero voy a hacer que renuncies a ella? No.
Sinceramente, si todos estamos de acuerdo en tener sexo m{s suave conmigo, me
—Pero parte de la razón de por qué estoy aquí es debido a que tú ya tienes a
una mujer amante y no est{s muy feliz por eso —agregó J.J.
—Sí.
J.J. asintió.
Se echó a reír.
—Sabía que teníamos una oportunidad cuando tu número fue mayor que el
mío.
—Con el tiempo.
Nathaniel dijo:
—Anita pidió un poco de ayuda con la parte oral, y esperaba que pudiera
darle consejos a través de la observación, y Jade accedió a ello.
—Que Jade es una de esas mujeres que no te dan respuestas. Le dije a Anita
que le preguntara si eso se sentía bien, o eso otro, pero Jade no da instrucciones.
—Vas a esto de una manera muy pr{ctica, Anita. Creo que estoy
impresionada, excepto que lo est{s tratando como una tarea, ¿no como placer?
—¿Disfrutas haciéndolo?
Suspiré.
—En realidad no; no obtengo el subidón que recibo cuando desciendo en los
hombres. Infiernos, puedo tener un orgasmo a veces de dar sexo oral.
—¿En serio?
Asentí.
—Así es.
—Lo disfrutaba desde antes de empezar a tener orgasmos por ello —le dije,
como si quisiera aclarar que no era sólo acerca de que yo disfrutara. No sé por qué,
pero de alguna manera me sentí a la defensiva.
Jason se rió.
—Por favor, dime que no arruiné todo entre tú y Freda —dijo Jason,
abraz{ndola con m{s fuerza.
—No, pero ¿no debería ser divertido a veces? Creo que no me había dado
cuenta de cu{nto me quiere transformar Freda en alguien que no soy, hasta que
Jason se acercó y me aceptó por lo que realmente soy.
Ella sonrió.
—Lo hice. 86
—Nunca he entendido por qué la gente trata de casarse con personas que
quieren cambiarlas por completo —dije.
—¿Qué? —pregunté.
—Sí, pero quería que fuéramos sólo nosotras tres y yo no estaba cómoda con
eso; lamento tener nervios heterosexuales, pero necesito al menos un hombre en la
cama.
—No, y me siento mal por eso, pero después de los juegos preliminares
necesito partes de chicos, o se siente como si no estuviera terminado.
—Sí.
—No, sinceramente es porque veo que alguien usa un consolador con correa
como una cosa dominante de bondage2, m{s que sexo, y no me someto a mujeres.
—Eso último lo dije en un tono que era muy terminante. Era una de las pocas cosas
que estaba segura.
—Yo no hago mucho bondage, pero no veo a los consoladores con correa
como bondage.
2 Bondage: es una denominación aplicada a los encordamientos eróticos ejecutados sobre una
persona vestida o desnuda. Las ataduras pueden hacerse en una parte o la totalidad del cuerpo,
utilizando por lo general cuerdas; aunque también se puede ver en muchas ocasiones el uso de
cintas, telas, cadenas, esposas y cualquier otra cosa que pueda servir para inmovilizar a la pareja.
Con cierta frecuencia, a ésta se le aplica mordaza o se le vendan en los ojos.
Ella asintió.
—Adem{s, Jade es tan sumisa que, incluso si hubiera encontrado a una mujer
a la que estuviera dispuesta a permitir que me domine, nunca sería ella.
—Deja que te diga que una mujer que ha sido abusada como Jade puede ser
complicada en la cama incluso para alguien como yo, que tengo m{s experiencia
con las mujeres, y un amante que no da respuestas para que sepas si est{s haciendo
las cosas bien es muy difícil.
Nathaniel me abrazó.
—Gracias.
—De nada. Sería un honor tratar de ayudarte con hacerle sexo oral a Jade,
pero, ¿qué diferentes son tú y Jade en el sexo oral?
—Por lo que pude ver, Anita tarda m{s en correrse con lo oral, y de hecho
Jade puede ser increíblemente r{pida con el clítoris si los problemas no se meten en
su camino.
3 Es una frase que se utiliza para comparar dos cosas similares que son esencialmente
intercambiables o dos palabras para lo mismo. Ejemplo: Tomate, tomatillo; papa, patata.
—El clítoris de Jade est{ m{s abajo que el de Anita, por lo que el
posicionamiento es diferente, y creo que a Jade le gusta menos la estimulación
directa que a Anita, lo que hace que Anita tenga que ir aún m{s abajo la mayor
parte de las veces.
—Eso hace que sea m{s difícil respirar a veces si entierras tu cara
profundamente; en realidad no podrías ser capaz de respirar. —Ella me miró,
levantando el arco dorado de sus cejas.
—Permíteme decir, que todo esto es un poco demasiado frío para mí, y estoy
muy incómoda en este momento, pero sí, a veces mi capacidad de aguantar la
respiración, de hacer los orales a los chicos, me ayuda a descender en Jade, porque
es demasiado extraño tratar de respirar y estar tan< abajo en ella.
89
sonreír, su cara ilumin{ndose por ello.
Ella hizo rodar los ojos así podría echar un vistazo a Jason, y la mirada de
picardía estaba tan cerca de alguna de las suyas, que supe que no me iba a gustar
lo que iba a decir.
Se echó a reír.
—Adelante.
—No.
—Sí.
—Creo que es porque es el único tigre negro que tenemos, y los tigres del clan
disfrutan de estar con otros de su propio clan.
90
Reflexionó sobre eso, y luego dijo:
—Debería haberle preguntado a Jade sobre Jason, también. Fue una estupidez
de mi parte no tomar tus nervios en cuenta; lo lamento.
—No lo sientas, Anita; est{s haciendo tu mejor esfuerzo con Jade, con todos
nosotros. —Parecía pensar m{s en ello, su cara muy seria, ojos mostraban su nivel
de concentración.
—Yo permito que me aten; a Jade parece gustarle eso —dijo Nathaniel.
—No, ¿pero quién sabe lo que podría enviarla a un recuerdo? Anita, puede
parecer toda amable contigo, pero cuando est{ ejercit{ndose en el gimnasio es
—¿Jade?
—Es una mujer tigre, Jason; se supone que sea m{s r{pida y m{s fuerte que
yo.
—Tú sabes eso, pero ella seguro que no se siente cómoda con que la veas en el
gimnasio. ¿No te has dado cuenta que nunca se ejercita cuando est{s allí a menos
que sea forzada? 91
Pensé en ello, y luego dije:
—Creo que sí, porque cuando no est{s en la sala de pesas, o la pista< trabaja
una bolsa pesada como si pudiera convertir a una persona en solo carne, muy
r{pido.
—Sí, pero sólo cuando tú y Nicky no est{n conmigo. Ella es diferente sin
ustedes dos en el gimnasio.
—Creo que no quiere que alguien a quien considera una amenaza vea lo
buena que es —dijo Jason.
—No soy un guardaespaldas, pero soy un hombre lobo, y eso significa que
tienes que luchar para mantener tu lugar en la manada. Todos los animales
cambiaformas pueden luchar, Anita, pero también sé que soy un hombre pequeño.
Eso me limita.
—Sí, pero es mucho m{s despiadado que yo. Es m{s como tú. Ustedes
simplemente matar{n gente si te amenazan a ti o a tu gente. No voy con intención
de matar a menos que tenga que hacerlo; eso me convierte en una no amenaza.
92
J.J. miró de uno a otro.
—Creo que esa mirada en los ojos de Jade es la razón de por qué me gusta
estar atado con ella en la cama.
Eso hizo que todos nosotros lo mir{ramos, que era probablemente lo que
había planeado. Estaba distrayendo a J.J. del hecho de que ella podría conocer la
mayoría de nuestros secretos sexuales, pero la parte de la violencia< era una
persona demasiado civil para conocer esa parte.
Él asintió.
—Raina me curó de nunca dejar que otro hombre animal me atara e hiciera lo
93
que quisiera conmigo.
—Lo siento, Jason, olvidé cómo te convertiste en un hombre lobo. ¿Ser{ ver a
Nathaniel estar atado mientras Jade juega con él como un hecho desencadenante
—Todavía no puedo creer que ella te hiciera eso. Era como un asesino en
serie.
Les di puntos a ambos porque Jason hubiera compartido la historia con J.J. y
había sido simp{tica y no culpar a la víctima por el sexo pervertido.
—¿No te molesta ser atado y estar a merced de otra hembra animal, según lo
que sé que ella te hizo a ti también?
—Disfruté la mayoría de lo que hizo m{s que tú. Todavía extraño a Gabriel y
a ella a veces.
—Me gusta estar atado para Anita y Jade, y est{ ayudando a que ella gane
m{s confianza —dijo Nathaniel.
—Ella no querría eso, estar a solas sólo conmigo, pero no, no lo permitiría.
—No creo que Jade me hiciera daño alguna vez, no realmente, pero a los
hombres que ve como una amenaza, si se pasaran de la raya, ella podría matar
Él la abrazó y la besó.
95
—Yo también —declaró él.
Ambos tenían puntos excelentes, así que fui a negociar con una hermosa
cambiaformas tigre el traer a otra mujer en nuestra cama para una sesión femenina
de tres, y oh, por cierto, quiero introducir a Nathaniel, Jason, y sinceramente si
pudiera manejarlo, a Domino. No estaba segura de cómo se sentiría J.J. acerca de la
última adición, pero lo intentaría, para mi propio nivel de comodidad. No era
homofóbica, pero estaba confundida acerca de las mujeres. Siempre había pensado
que ser lesbiana debía ser m{s f{cil, porque eras una chica que salía con chicas, por
lo que tenías una ventaja para comprender a la otra. No, no funcionaba de esa
manera, en absoluto. Salir con una mujer no era muy diferente de salir con
hombres, excepto, que en cierto modo entendía cómo tener citas con hombres. Las
96
Jade quería probar sexo oral con J.J. y conmigo, pero no veía la necesidad de
cualquier hombre acompañ{ndonos. Me mantuve firme. Gritó, me dijo que no la
amaba. Dejé que la tormenta emocional lavara. Cuando no me rendí, ella lo hizo.
Así que le gustaría pasar la segunda noche de J.J. en San Louis con la mayoría de
mujeres que jam{s se había permitido voluntariamente en una cama conmigo.
Sorprendente.
Jade llevaba un camisón de seda roja que era casi idéntico al segundo azul
que J.J. llevaba. Al parecer, le gusta la lencería azul. Yo había cambiado a uno negro
para mí; el camisón había sido un poco demasiado transparente para la noche
como estaba previsto. Había aceptado tener relaciones sexuales, por lo que la
lencería estaría desapareciendo en algún momento y habría un montón de
desnudos en marcha, por lo que parecía un poco tonto no querer usar algo
transparente para empezar, pero a veces no es acerca de lógica, se trata de sentirse
cómodo en el momento. Necesitaba toda la comodidad que podría conseguir esta 98
noche.
Era m{s baja que yo, m{s pequeña, de modo que cuando nos paramos ella
encajaba bajo mi brazo como yo lo hacía con la mayoría de los hombres de mi vida.
Corrí mi pulgar sobre sus nudillos una y otra vez para tranquilizarnos ambas.
A ella le gustaba tocarme, en cierto modo necesitaba tocarme, pero ella estaba por
—Yo no lo haría, solo soy un triste autorizado a ver. Soy m{s exhibicionista
que voyeur.
—Sé que lo haces, hermano —dijo Jason, y le dio un golpe de puño al aire que
Domino regresó en su lado de la cama. Yo hubiera negociado lugares con
cualquiera de ellos en un minuto caliente, así que no tuve que ver esta escena en
Tenía amigas que tenían miedo a varios hombres en la cama, como si m{s
hombres equivalían a violación, pero para mí, los hombres eran como una manta
de seguridad. Las mujeres me asustaban, y no tenía ni idea del porqué. Sólo sabía
que no iba a dejar a este miedo superarme m{s de lo que deje al miedo a ese ruido
en la oscuridad impedirme ir con el arma lista, buscando el vampiro renegado que
sabía había dentro. Todo el miedo es el mismo sin importar la causa de ello;
conquistar o ser conquistado por ello. Yo no estaba perdiendo, ni siquiera a mí
misma, tal vez especialmente a mí misma.
—Claro.
—¿Est{s bien?
101
Me encogí de hombros.
—Creo que esta es la escena bondage m{s complicada que he probado sin
Jean-Claude o Asher involucrados. Es como si tuviéramos todo este talento y
potencial, pero nadie estando a cargo. —Eso era verdad. No era exactamente lo que
estaba asust{ndome, pero seguía siendo parte de la verdad. También significaba
que probablemente me dejaran pregunt{ndome qué estaba mal.
Negué.
—Hemos hecho el amor con Nathaniel en la cama con nosotras antes —dijo
ella, su voz suave, baja, y extrañamente musical. Su voz no siempre suena de esa
manera, pero a menudo lo hace cuando est{ tratando de persuadirme, o supongo,
manipularme. Yo le había preguntado si había tenido formación teatral, pero no
parecía saber lo que quería decir, así que lo dejé ir. Dejé ir muchas cosas con Jade,
incluso lo sabía, pero cuando ella me desconcertaba bastante yo daba un paso atr{s
en lugar de empujar. No estaba segura de si yo estaba creciendo, o ella estaba
—Est{s a cargo, Anita —dijo Domino—, así que estando a cargo, ¿qué es lo
que quieres hacer?
Jade asintió.
102
Yo sabía que era tanto verdad como mentira. Ella me seguiría por un tiempo,
hasta que decidiera que no quería, o se sintiera demasiado incómoda, entonces
haría lo que se le diera la gana y de alguna manera sería mi falla, una vez m{s.
Estaba empezando a simpatizar seriamente con los hombres que eran mis novios.
Jade se inclinó, pero no lo beso; me ofreció sus labios rojos a mí. Ella nunca
había besado a Nathaniel en la boca. Era algo que guardaba para mí. Nos besamos
y fue una mezcla de l{piz de labios escarlata idénticos. Ella había empezado a usar
mi tono de rojo, porque si llevaba algo m{s eso arruinaba nuestras dos barras de
labios, o hacia colores que no se veían bien en ninguna de las dos. Me di cuenta
que ella consiguió m{s besos ahora que nuestras barras de labios se igualaban; lo
bueno que el color se veía bien en las dos.
103
Nathaniel nos observaba besarnos, sus labios tocados con rojo solo en el
centro. Él había acuñado la leyenda: M{s r{pido, y la llevaba con orgullo. Había un
entusiasmo en sus ojos que no era sólo la sumisión; le gustaba vernos besarnos por
encima de él. Yo amaba cuando él y Micah se besaban, así que totalmente conseguí
que le gustara verme besar a otra mujer. Gracioso, yo no había pensado que tenía
esa típica fantasía masculina de dos mujeres y él; sólo sirve para demostrar que
bisexual no significa no chico, sólo un tipo diferente de chico.
Lo besé otra vez, dejando nuestros rojos mezclados m{s brillantes en sus
labios y luego moviéndome a la c{lida dulzura de su cuello, respirando el aroma
de la vainilla de él, antes de colocar una impresión perfecta de labios rojos contra
su piel. Jade me imitó en el otro lado de su cuello. Besé la parte superior de su
hombro, entonces el principio de su pecho, sintiendo la flexión de sus músculos
cuando él tiró de la cuerda que ataba ese brazo. A Nathaniel y a mí nos gustaba
probar nuestras ataduras, no para escapar, sino m{s para sentir el tirón y saber que
est{bamos atrapados, retenidos, indefensos, al mismo tiempo que sabíamos que no
lo est{bamos. Todo lo que tenía que hacer era decir su palabra de seguridad y yo le
habría desatado. Lo mismo puede decirse cuando era mi turno para ser atada.
Bondage era la ilusión de peligro, no la cosa real. Yo había estado atada de verdad
Me senté atr{s, de rodillas para mirar nuestra obra. Había algo increíblemente
satisfactorio verle hermosamente extendido y desnudo, con el rastro de nuestras
104
impresiones labiales decorando todo esa piel desnuda. Su ingle estaba intacta, pero
ambas habíamos plantado besos a su alrededor en los muslos y las caderas, hasta
que él gimió. Su cuerpo estaba m{s que listo para ser tocado, recto, duro, y con
ganas. Yo había evitado la zona parcialmente provocando, pero sobre todo porque
Jade estaba reflejando mi ejemplo mejor de lo que ella nunca había hecho antes con
Nathaniel y quería que siguiera haciendo eso. Ella ya había dejado que la empujara
fuera de su zona de confort habitual; quería aliviarla m{s all{ del futuro, no
empujarla por el precipicio, no todavía.
Me reí adem{s.
Ella sonrió luego, le dio un beso r{pido a Jason y me tomó la mano y le jalé a
la cama.
106
Empecé el beso con J.J., pero no había ninguna duda en ella; cayó en el beso
con las manos y la boca impacientes. Definitivamente me devolvió el beso, de
manera mucho m{s agresiva de lo que normalmente lo hacía Jade. Me congelé por
un segundo, debatiéndome sobre cómo me sentía, y entonces respondí a su
entusiasmo con el mío y dejé que mis manos amasaran su cuerpo debajo de la seda
azul. Mis manos esperaban suavidad pero encontraron músculos duros sobre el
cuerpo m{s delicado que jam{s había sostenido, por lo que se sentía fr{gil e
increíblemente fuerte al mismo tiempo. Jade podría haberse convertido en una
atleta increíble mientras yo no miraba, pero su cuerpo todavía se sentía suave y
había que buscar los músculos. La fuerza de J.J. estaba justo allí en la superficie,
cubierta de piel c{lida y suave.
Su labial de color rosa estaba manchado con el mío rojo, y sabía que el mío
107
estaría igual de mal. No fue ordenado, pero no se veía como maquillaje de payaso,
bueno quiz{ un poco pero< era m{s como si hubiésemos estado bes{ndonos
salvajemente. Pero espera< era lo que est{bamos haciendo.
Ese pensamiento me hizo reír casi salvajemente. J.J. me dio una mirada
inquisitiva de sus ojos azul claro, y yo la alcancé de nuevo, deslizando mis manos
por debajo del pequeño trozo de seda azul, para poder sentir m{s de esa piel tersa
y musculosa besada por el satén. Me di cuenta vagamente que empezaba un eco de
alguien en mi cabeza y no era yo. No era como si estuviera siendo invadida por
algún espíritu maligno, pero compartía recuerdos con Jean-Claude, y él había
amado mujeres durante m{s siglos de los que América había sido un país. En
alguna parte de su pasado había alguien que le recordaba a J.J., y era capaz de
conseguir ese feroz y feliz eco sin tener que experimentar el verdadero recuerdo.
Eso me gustaba.
Pero también me tuve que confesar que si no me hubiera acordado del af{n
gozoso del recuerdo de Jean-Claude, no podría haberme obligado a hacer algo que
no quería hacer. Quería deslizar la seda azul sobre la cabeza de J.J. y ver el cuerpo
que había estado tocando, vi el cordón azul de su tanga asentado contra la cueva
de sus caderas. Quería deslizar mis manos sobre todo su musculoso y femenino
Por último miré a Jade, se había trasladado m{s lejos de nosotras, alej{ndose
de los hombres que se habían acercado. Su rostro era muy cuidadoso, tratando de
verse neutral, pero sabía por la postura de sus hombros casi encorvados y esa
mirada, que estaba siendo cautelosa. Me di cuenta en ese momento que tendría
menos problemas con ella si tuviera una personalidad m{s dominante, m{s
agresiva y confiada para tomar las riendas, no me vería forzada a una persecución
Las manos de J.J. se deslizaron bajo mi propio pedacito de seda negra, había
una demanda a su contacto y una falta de timidez que me gustó mucho. Tal vez mi
mayor problema con Jade no era que fuese una mujer, sino que, a pesar de ello, era
demasiado insegura, por lo que siempre tenía que ser yo la que se acercaba, hiciera
toda la planificación, y sólo cortejarla de la manera en que los hombres
normalmente me cortejaban a mí. Cuando J.J. me empujó contra la cama tuve la
sensación de que no me haría estar a cargo de toda la relación. ¡Ya, ahora!
¿Qué se puede hacer en medio de la acción con una mujer, si te das cuenta de
que tu otro amante puede no ser la chica de tus sueños? Te acercas a ella, porque
no puedes soportar ver la expresión de tristeza en su rostro, así que lo hice y ella
me recompensó con una de las sonrisas m{s brillantes que jam{s había visto en su
cara, y no pude hacer otra cosa que sonreír de vuelta, y luego J.J. levantó mi
camisón por encima de mis pechos y apretó la boca en uno de ellos, y mi sonrisa de
repente dio paso a un jadeo mientras escuchaba los ruidos ansiosos de su boca en
mi pecho. 109
Jade se quitó la seda roja sobre la cabeza y lo arrojó detr{s de ella. Se inclinó
sobre mí del revés, bes{ndome en la boca, mientras J.J. trataba de poner la mayor
cantidad de mi pecho en su boca tanto como podía. Podría haberme reído, excepto
porque la boca de Jade presionaba la mía, la seda de su cabello cayendo alrededor
de mi cara.
—¿Te gusta el juego duro con los pechos al igual que otras cosas?
—Sí.
—¿De verdad?
J.J. utilizó la mano para amontonar mi pecho de modo que pudiera deslizar
su boca sobre él, y entonces comenzó a morder lentamente, por lo que era sólo la
presión.
Ella puso los ojos en blanco y aunque su mirada era cautelosa, puso m{s
—¡M{s fuerte!
—No —dije—, no lo es. —Me levanté para poder ir a consolar a la otra mujer
en la cama, pero sinceramente no quería. No es que quisiera ser antip{tica o
indiferente, pero había sido simp{tica durante meses y meses. Ella necesitaba
terapia pero me dijo que no iría a menos que yo fuera con ella, y la dije que no, que
la terapia trataba de un viaje interior y tienes que hacerlo solo, y adem{s, no se es
completamente honesto si otras personas est{n en la habitación. Finalmente
112
encontré a un terapeuta especializado en traumas de violencia doméstica y había
ido con ella, pero habíamos hecho todo juntas, así que se convirtió en terapia de
pareja. Había intentado que explicara el abuso que sufrió de su exmaestro, y
creíamos que Jade tenía que querer hablar de lo que le había sucedido para que
esto funcionara y entendernos mejor. Finalmente le dije al consejero que como ya
estaba comprometida con tres hombres, no veía como una novia a la que no le
gustan los hombres iba a encajar en mi vida. No es frecuente ver a un buen
psiquiatra quedarse perplejo, pero ella no tuvo una respuesta para eso.
Jade había llorado y trató de hacerme volver al consejero con ella, pero me
mantuve firme en mi decisión de no acompañarla para sujetarle la mano, y sin mí,
ella no vería al consejero. Jade no estaba preparada para hacer frente a su pasado,
estaba demasiado rota, pero ese no era el verdadero problema; Nathaniel también
estaba roto cuando lo conocí. La diferencia era que Nathaniel había estado
dispuesto a trabajar su mierda para tratar de mejorar, pero Jade no se ayudaría a sí
misma a mejorar. Sólo quería aferrarse a mí y a Domino en menor grado porque
tenía miedo. Si hubiera estada enamorada de ella hubiera sido m{s paciente, pero
no lo estoy y mientras me arrastraba sobre la cama para secar sus l{grimas, luché
para mantener mis sentimientos fuera de mi cara.
Sonreí y me incliné para darle un beso. Sus labios sabían y se sentían muy
bien. Me sorprendí cuando me retiré y vi un débil rastro de mi l{piz labial en su
boca. Habría pensado que todo habría desaparecido a estas alturas.
J.J. vino y me ayudó a consolar a Jade. J.J. fue capaz de hablarle suavemente y
calmarla mejor que yo, porque no tenía el bagaje emocional con el que yo estaba
luchando, así que entre las dos la tranquilizamos. Probablemente habría cedido y
tenido sexo de la manera en que Jade quería, aunque sinceramente, no me atraía,
pero J.J. nos ayudó a llegar a un compromiso.
Lo dijo en un tono que dejó claro que nadie se metiese con su actuación. Y allí
estaba J.J. sentada en la cama con la parte inferior de su cuerpo desnudo expuesto
al lado donde estaba situado Domino; si le molestaba que un hombre extraño
llegara a ver sus partes m{s íntimas, no lo dijo. Eso me gustó mucho.
De hecho, J.J. envolvió sus manos alrededor de los muslos de Jade, y hundió
la cara entre sus piernas con una comodidad que envidiaba. No estaba segura de si
alguna vez sería capaz de sentirme tan cómoda con otra mujer. Así como muchos
hombres en mi vida eran buenos en compartirme deportivamente con otros
114
hombres, o incluso interaccionar entre ellos me pareció que era casi un fracaso por
mi parte no ser capaz de actuar de la misma manera. Puede que suene raro pero si
lo hace entonces que así sea, qué diablos, era exactamente lo que yo sentía.
Me debatía entre tratar de ver lo que J.J. estaba haciendo para ver si podía
aprender algo, o preguntarle a Nathaniel cómo estaba de cerca de llegar,
finalmente me acerqué lo suficiente para acariciar su mejilla e hice que me mirara. 115
Sus ojos se habían desangrado del anterior azul de su leopardo para volver al
lavanda, pero aún estaban desenfocados y tuvo que luchar para centrar su visión
en mi cara.
—¿Est{s cerca?
Él negó, pero luego su cuello se inclinó, cerrando los ojos. Sus brazos tensos
contra las cuerdas, su cuerpo temblando por las sensaciones. Volví a mirar a las
otras mujeres. Jade parecía estar haciendo flexión de brazos, su rostro mostrando
algo entre el dolor y el placer absoluto. La vi retorcer su cuerpo, mientras todo lo
que sentía cruzó por su rostro sin emitir un solo ruido. Casi nunca gritaba durante
el sexo oral, no estoy segura de por qué, pero eso significaba que las reacciones de
su cuerpo a menudo eran mi única pista de que estaba haciéndolo todo correcto.
—¡No, no acabes!
—Estoy con Domino, ¿por qué no? —dijo Jason; que se había trasladado a la
—No te muevas —dijo Jade en una voz que era gruesa con los gritos que
nunca soltaba.
—No te muevas —dijo Nathaniel; su tono fue distraído, pero sus palabras
fueron claras.
—Est{ bien entonces —dijo J.J. y se volvió para mirarme—. ¿Viste algo de lo
que hice?
Sacudí mi cabeza.
Me puse al lado de J.J. para poder ver más de cerca. Era vagamente
consciente de que Jason y Domino estaban detrás de nosotros, no en la cama
todavía, pero consiguiendo la mejor vista que podían. No me importaba, los dos
eran mis amantes, me habían visto antes. Ambos estaban viendo a una nueva
mujer desnuda, pero incluso Jade había dejado de preocuparse por eso; algo sobre
el segundo orgasmo la había ayudado a superar sus inseguridades sobre que Jason
la viera desnuda por primera vez.
J.J. se levantó del cuerpo de la otra mujer lo suficiente como para decir:
117
—La lamí aquí, a lo largo del borde en lugar de por el centro. No parece
gustarle mucho contacto directo con el clítoris hasta que está más cerca de correrse.
—¿Cómo puedes saber que está lista para un contacto más directo?
—Algo así; la respiración de casi todas las mujeres se acelera y sus rostros
reaccionan de una manera específica a menos que el orgasmo las tome por
sorpresa.
Asentí.
Ella sonrió.
—Bueno, no, eres excelente, pero aun así, no se trata sólo de una habilidad
lesbiana.
Miré a mi cariñito atado. Su rostro estaba casi flojo con la concentración, los
ojos enfocados hacia un lado, mirando hacia la nada. Hacía eso a veces cuando
teníamos sexo; decía que era su forma de concentrarse para no correrse.
—Está bien.
Cerré mi boca sobre ella, atrayendo más y más de ese pedacito pequeño y
feliz de su cuerpo en mi boca, por lo que estaba chupando muy parecidamente a
como lo haría con un hombre, pero totalmente diferente, esa era la única analogía
que tenía. Su cuerpo se sacudió, subiendo y bajando sobre las almohadas y el
cuerpo de Nathaniel. Jade se deslizó fuera de las almohadas y sólo mis manos en
sus muslos y otras cosas le impidieron caer al otro lado de Nathaniel.
Él gritó sin palabras, y pensé por un segundo que se había corrido también,
pero estaba atrapado bajo el cuerpo de Jade y no podía ver el desastre que
habíamos hecho con la seda roja. Dejé que el pensamiento se fuera y seguí
—Dios, te mueves muy rápido —dijo J.J.—. No puedo esperar a ver lo que
puede hacer un coreógrafo con ese tipo de velocidad.
No podía ver la cara de Jason sin moverme, y no iba a hacer eso, así que me
entregué a la mujer en mi boca y debajo de mis manos. Todo su cuerpo empezó a
temblar continuamente y luego un grito brotó de su boca. Fue un grito de placer y
liberación, y se desplomó flácida y sin moverse excepto por las pequeñas
contracciones en su mano. Si Jason no hubiera estado allí para sujetarla, habría
resbalado de las almohadas de nuevo, pero esta vez tuvo que sostenerla en su
lugar como si estuviera inconsciente por el placer.
Me moví del cuerpo de Jade, mis manos todavía en sus muslos. Miré hacia
arriba para encontrar a Jason sonriéndome. Le devolví la mirada. Él estaba
acunando a Jade en sus brazos de una manera que ella nunca había permitido
antes, aunque honestamente podría no saber quién la estaba sosteniendo ahora
mismo.
—Ser capaz de ver y hacer preguntas hizo una gran diferencia. —Empecé a
dejar los muslos de Jade, pero miré a Jason para asegurarme que no dependía de
mi agarre.
Puse un suave beso en la cara interna del muslo que latía un poco más duro.
Cuando me puse de rodillas pude ver sus párpados revolotear, sin abrirse pero
casi retorciéndose como su mano. Ella estaba bien y verdaderamente había ido a su
lugar feliz. ¡Yay, jodidamente yay!
Domino dijo:
—Si sujeto a Jade, liberaré a Jason para estar con alguien más.
—Claro —respondió.
—Por favor —dijo Nathaniel con voz tensa, casi ronca, aunque no había
gritado ni una sola vez.
—Tócame —susurró.
—¿Tocarte cómo?
Domino dijo:
Él levantó a Jade y Nathaniel estaba todavía largo, recto y tan duro con
necesidad que se contrajo involuntariamente sin que nada le tocara.
—Lo confirmo, wow —dijo Jason y sonrió—. Yo tengo una buena resistencia,
pero Nathaniel me pone en vergüenza cuando quiere aguantar.
J.J. miró a Jason con los ojos muy abiertos, luego de vuelta a Nathaniel,
todavía atado y con ganas.
Jason se rió.
Acaricié con los dedos esa dureza casi vibrante, con el más ligero de los
toques. Nathaniel gritó, su cuerpo tenso contra las cuerdas.
—¿En serio?
Asentí.
—En serio.
Le dije:
Se volvió hacia mí con los ojos muy abiertos y el comienzo de una sonrisa
arqueando sus labios. Su barbilla reflejaba débilmente la luz. Ambas
necesitábamos limpiar nuestras caras, pero primero, planeaba hacer más desorden.
No había razón para limpiarnos antes de haber terminado de ensuciarnos.
Gritó de nuevo.
Sus ojos se habían vuelto del azul grisáceo de los leopardos cuando volvió a
mirarme. Su rostro era tan frenético como nunca durante el sexo. Por lo general
estaba de manera controlada y fue interesante verlo así, me gustaba, o tal vez era
simplemente diferente y quería probar los límites.
Me incliné hacia atrás por encima de él, con la intención de lamer su longitud
y luego parar y hacer lo que él quería —probablemente— pero él hizo algo que
nunca había hecho conmigo.
Me levanté y miré.
—Sí —dijo con una voz ronca que mantenía un rasgo de gruñido en ella.
—A veces no se trata de dolor, Anita. Lo quiero, ahora, esto —dijo con una
voz más profunda y con el borde del leopardo llenando sus ojos. Él tenía el control
total en el sexo, el bondage y en su bestia; si no lo hacía no podría desvestirse en el
escenario y cambiar a su forma animal frente a una multitud de clientes, víctimas
potenciales.
Me quedé mirando a uno de los amores de mi vida. Algo sobre la escena que
acababa de suceder había golpeado algún interruptor importante para él. Le 124
preguntaría más adelante, pero por ahora, respetaría su palabra de seguridad y
haría lo que me pedía.
Domino sonrió.
Jade le murmuró algo y lo que dijo le hizo girar hacia la puerta como si
tuviera un propósito. Tenía la esperanza de que ella hubiera accedido a tener sexo
125
Nathaniel era uno de esos hombres que podía alargarse cuando estaba en su
momento más excitado. Podía ganar veinticinco centímetros de longitud entre la
erección “normal” y esto, pero también vibraba duro cuando envolví mi mano
alrededor de la roca envuelta en caliente piel de terciopelo.
Tuve cuidado con cómo usaba mi mano para deslizarlo dentro de mí, no sólo
porque con la longitud adicional llegaría más profundo, sino también porque me
había dicho que cuando llegaba a estar tan duro a veces las sensaciones eran casi
demasiado, entonces el placer de ser tocado bordeaba con el dolor, y no uno que
disfrutara.
Había tenido relaciones sexuales con Nathaniel más veces de las que podía
contar, pero siempre se sentía diferente cuando estaba así de duro, casi como hacer 126
el amor con alguien diferente, no importaba lo mucho que mis ojos vieran su
cabello familiar, los ojos, ese rostro, su cuerpo dolorosamente familiar para mí,
porque cuando lo metía en mí era como si mis ojos y mi cuerpo me estuvieran
diciendo dos cosas diferentes, tan familiar y tan extraño.
Abrí los ojos y lo encontré mirándome. Sus ojos tenían esa intensidad que
sólo se muestra durante el sexo, y a veces la violencia. Creo que era porque ambos
nos llevábamos a lo esencial, para no poder escondernos más, ni de la persona con
quien estamos ni de nosotros mismos.
Me incliné sobre él, cambiando el ritmo de mis caderas para poder seguir
avanzando, y él continuó empujando, pero con el tiempo me estaba inclinado
127
sobre su cuerpo para que estuviéramos tocándonos desde la ingle hasta el pecho y
mirándonos fijamente a los ojos a centímetros de distancia. Tuve que cambiar el
ritmo de esa danza de músculos invisibles para empujar mi cuerpo sobre él, para
que más de él saliera de mi cuerpo y pudiera apretarme en su contra. Empujó sus
caderas para encontrarse con mi cuerpo, haciéndose más intenso. Ambos
encontramos un ritmo a juego y apreté mi boca contra la suya, para que nos
besáramos mientras hacíamos el amor.
Mi cuerpo luchó por mantener el ritmo, porque sabía que había orgasmos
más grandes esperándonos si podíamos aferrarnos unos pocos< m{s< empujes.
J.J. se arrastró cerca de la cabecera de la cama. Ella nos miraba con algo
cercano a la intensidad en el rostro de Nathaniel; en ese momento sabía que no
estaba bromeando acerca del voyerismo siendo uno de sus principales gustos.
Nathaniel la notó también y tuvimos un momento de mirarnos el uno al otro. Era
un momento en el que uno de nosotros podría haber querido más privacidad o
menos.
—Sé que sí —le dije, sonriéndole y dándole otro beso, por lo que podríamos
hacer la danza de las bocas y los cuerpos ansiosos.
Sonreí y me senté, por lo que estaba montando sólo sus caderas. Empezó a
empujar más duro, más profundo, utilizando la flexibilidad adicional que tenía en
sus caderas, empujándose más profundo de lo que la mayoría de los hombres
pueden con la mujer encima. La longitud extra significaba que golpeaba más
profundo de lo normal, y hubo un momento en el que me hizo cerrar los ojos y
dejar de moverme, congelada encima de él, dejando que su cuerpo hiciera todo el
trabajo. Empecé a ir y venir para que quedara enterrado tan profundo dentro de mí
como él y yo podíamos manejar.
Mi ritmo se volvió más rápido, casi frenético, y él dejó de moverse, dejando 128
que me moviera sobre él como yo lo había dejado controlar antes, pero de un
momento a otro el orgasmo se apoderó de mí, corriendo por mi conducto,
arrancando gritos de mi boca lo más rápido que podía. Me entregué a la danza
frenética de mi cuerpo sobre él, por lo que un orgasmo se derramó sobre el
siguiente, hasta que no pude decir dónde terminaba uno y empezaba el otro, como
un largo derrame de placer.
Nathaniel gritó con espasmos, sus brazos y piernas tirando de las cuerdas que
lo sujetaban. Los músculos de sus brazos y pecho se hincharon mientras su cuerpo
luchaba contra las cuerdas y el orgasmo que empujaba su cabeza hacia atrás,
inclinando su espalda por lo que su cuerpo se levantó a medias de la cama, tanto
como las cuerdas y mi cuerpo permitían.
Cayó de espaldas sobre la cama y yo caí encima de él, sintiendo los latidos
frenéticos de nuestros corazones. Era como si estuviera flotando en la parte
superior de agua que contenía el tambor de su corazón, el pulso de su cuerpo,
sintiendo un latido tras otro. Los escudos que nos mantenían alejados uno de otro
desaparecieron, y de repente sentí mis muñecas y tobillos atados con una cuerda,
cabello derramándose por mi cara, pero de una textura más rugosa que el de
Nathaniel y el rizado se sentía diferente que el lacio. Estaba sintiendo mi cabello
sobre su rostro. Sentía “mi” cuerpo dentro de ella, volviéndose suave, el resplandor
Era una de las pocas veces que mis pensamientos estaban calmados, era lo
más cercano que llegaba a meditar. No me extrañaba que me gustara el sexo.
Sonrió.
—Siempre —susurró.
Le devolví la sonrisa.
—Siempre.
—Estás pensando en algo —dijo Jason, y yo sabía que no estaba hablando con
Nathaniel o conmigo.
Le susurré:
—Estoy tan caliente por ver todo lo que han hecho, ha sido increíble, y
quiero, necesito, tener sexo.
—Yo también —dijo Jason—, pero< —Y dejó la frase sin terminar para que
ella pudiera finalizarla.
—¿En serio?
—¿En serio?
—Él es impresionante —le dije y sonreí—. Los dos juntos son una
combinación increíble.
—Me gustaría verlos a los tres juntos una vez más, y luego, cuando nos
dividamos en parejas, me gustaría bajar sobre Anita.
—Eso nos deja sin nada que hacer —dijo Jason—, y si tengo que ver más
acción de chica con chica sin obtener ningún tipo de acción, voy a llorar.
Ellos se miraron.
J.J. río.
—¿En serio?
Él miró a Nathaniel. Tuvieron una larga mirada entre ellos y fue Nathaniel
quien dijo:
—Los mejores amigos son quienes hablan sobre sus amantes —dijo Jason—.
No se puede hacer eso si tu mejor amigo es tu amante. Se pone en el camino.
—Si hubiéramos sido amantes probablemente no sería tan cómodo —dijo 133
Nathaniel.
—Me gustaría tener algún tipo de contacto sexual oral con Anita si ella está
de acuerdo, pero creo que no es justo que nos siguán observando, dulzuras —dijo
ella, sonriéndole a Jason.
—Me encantaría ver la línea del cuerpo de Anita mientras Jason folla su boca.
—Ella cerró los ojos, su cuerpo con espasmos ante la idea mientras decía a
continuación—: Observar su culo subir y bajar, su polla dentro y fuera de su boca
mientras yo me la como, sería increíble.
—No estoy diciendo que no al sexo oral vigoroso con Jason, pero a menos
que esté en el estado de ánimo adecuado, follar la boca es una especie de deporte
de resistencia, y me podría distraer lo suficiente como para que me llevara un largo
tiempo correrme por un oral.
—Está bien, Anita estará ocupada por los dos extremos, y Jason y yo no
vamos a tener sexo el uno con el otro, así que estoy fuera de lugar —dijo Nathaniel.
—No des a entender, querida –-dijo Jason—, tenemos que ser muy claros en
esto. ¿Estás diciendo que Nathaniel podría tener sexo real contigo?
Ella asintió.
—Tienes que decirlo en voz alta, J.J., para que no haya malentendidos.
—Si todo el mundo est{ de acuerdo con esto, me gustaría probar< —se
sonrojó más duro y a continuación empalideció—< tener sexo con Nathaniel.
Jason sonrió.
Asintió.
—En serio.
—Así que vamos a estar todos enlazados como una cadena —dije.
—Tal vez, o tal vez sólo tendremos que estar en parejas de nuevo —dijo J.J.
Ella asintió, sin mirarnos, y finalmente lanzó una mirada hacia mí. No sé lo
que esperaba ver, pero lo que vio pareció tranquilizarla, porque dijo:
Sonreí.
135
—Está bien conmigo.
—¿En serio?
Miró a Nathaniel.
Nathaniel giró el rostro para que no pudiera ver su expresión, pero tuve la
oportunidad de verlo luchar por una apariencia más neutral antes de volver la
cabeza para observarla.
—Lo que digas. Ahora que alguien por favor me desate para que podemos
hacer esto.
136
—Gracias.
—Ha pasado un tiempo desde que llegaste a estar con alguien adem{s de tu
novia, ¿no es así?
—Sí —dijo ella, y bajó la cabeza para besar un lado de mi cadera, mientras
mantenía un resuelto contacto visual.
—Est{s viendo lo que funciona, ¿no es así? —le pregunté, un poco sin aliento.
—Sí, quiero ver a qué reacciona tu cuerpo, antes de que los hombres se unan
a nosotras, así puedo estar segura de que es mi lengua la que est{ haciendo que tu
cuerpo salte y no algo que ellos han hecho.
—Sí —dijo, y puso su boca donde estaba su alarde; por supuesto, que si eres
realmente muy bueno, no es jactancia, es sólo un hecho.
J.J. era buena. Les indicó a los hombres para que se les unieran cuando dijo:
Yo podría haber protestado ante la expresión, pero ella hizo algo con la
lengua que me distrajo por completo. El rostro de Jason estaba por encima de mí,
sonriendo. Me besó, suavemente, y susurró:
—Gracias.
Empecé a decir:
Dije:
—Oh, Dios.
Jason se rió.
J.J. al parecer, había jugado con todos los botones e interruptores que quería,
y estaba orientada en un interruptor en particular. Envolvió su boca a mi alrededor
y lamió con su lengua al mismo tiempo que chupaba. Incluso mientras sentía la
calidez comenzar a crecer entre mis piernas, archivé lo que estaba sintiendo para
preguntarle cómo lo estaba haciendo y para ver si podía duplicarlo, pero eso sería
m{s tarde; ahora mismo< Coloqué a Jason en cierto {ngulo y deslicé mi boca
sobre él. Lo quería dentro de mí cuando me corriera.
Le chupé, usando mi mano para guiarlo y evitar mis dientes; nada era un
peor asesino de situaciones como una mordida accidental. Abrí la boca m{s ancha
y me moví m{s abajo sobre las almohadas mientras J.J. me atraía m{s y m{s cerca
del borde. Deslicé mis manos entre los muslos de Jason para tocar su culo y
presionarlo m{s cerca de mí, y las usé para comenzar a moverlo dentro y fuera de
mi boca. No necesitó mucho {nimo para comenzar a deslizarse a sí mismo de esa
manera, lentamente al principio, y luego cuando levanté mi boca con impaciencia,
comenzó a moverse m{s r{pido, poniendo m{s movimiento de cadera en ello, y en
Jason se salió de mi boca antes de que yo hubiera terminado, así que conseguí
gritar otra vez.
Le oí decir:
—Córrete< ¡senos! —Quise decir que podía moverse en mi boca hasta que
estuviera casi listo para correrse, y luego hacerlo en mis pechos, y él pareció
entenderme, porque volvió a deslizarse de nuevo en mi boca y comenzó a follarla
en serio. Era casi demasiado, casi, y luego J.J. vaciló en su succión, y entonces
empezó a chupar m{s fuerte que antes, así que grité cuando el cuerpo de Jason me
dejó, pero en medio de todo eso me hundí en la sensación de su cuerpo
desliz{ndose dentro y fuera de mi boca, bajando por mi garganta, y en la boca de
J.J. chup{ndome como si quisiera encontrar el centro dulce, empalagoso de mi
cuerpo, y hacerme estallar en muchos clímax hasta que me vaciara, o me
desmayara.
Luché contra el orgasmo que hace revolotear los ojos para mirar hacia abajo, a
la cama, y conseguí una visión de Nathaniel detr{s de J.J., y supe exactamente lo
que la estaba haciendo gritar. Me hubiera gustado tener una mejor vista, pero la
primera gran réplica del orgasmo me atrapó y me hizo retorcerme debajo de Jason,
gritando sin palabras, mis manos cavando en las almohadas, porque él había
pedido no ser arañado, así que cavé en las almohadas en lugar de su carne
mientras el orgasmo me sacudía, y su placer se derramaba por mis pechos en una
feliz masa pegajosa.
141
Los cuatro nos las arreglamos para gatear, caer, y colapsar en un gran
montón. J.J. había colapsado con la parte superior de su cuerpo a través de mis
muslos y caderas, Nathaniel estaba acurrucado a su alrededor, su cabello enredado
sobre ellos y mis piernas. Jason se las arregló para agarrar toallitas mojadas de la
mesilla para poder limpiarme lo suficiente para no ensuciar completamente las
sábanas. Cuando limpió mis pechos, dijo:
Miré a su cabello rubio, el cual era todo lo que podía ver de su cara.
—¿Estás intentando usarnos como excusa para una gran pelea? —pregunté.
—¿Estás diciendo que intentarás hacer que se mude, para que no tengas que
mudarte? —pregunté.
Reí.
Me reí.
—Creo que todos vamos a necesitar limpiarnos —dijo Nathaniel cuando salió
de la cama.
Jason comenzó a trazar los bordes dónde su placer solo estaba comenzando a
secarse en mi piel. 144
—¿Las toallitas mojadas no limpian esto, verdad?
—Ya sabes, Anita, no tienes ningún problema con Jade siendo una chica, tú
tienes un problema con Jade.
Había pensado cosas similares en las últimas horas, pero quería oír el
razonamiento de J.J., no el mío.
—Prefiero mujeres quienes son más pequeñas que yo, o al menos no mucho
más grandes, y eso es difícil de encontrar.
—Pero te gusta una mujer que responde con fuego, no con dudas. Parecía que
cada vez que charlábamos en la cama, Jade hacía algo para refrenar o parar el
—Pero Anita, no tienes que tener sexo con alguien si no quieres tenerlo, ni
siquiera fuera del remordimiento.
—¿Cómo puedo echarla de mi cama? Soy la primera en ser amable con ella en
siglos.
Me giré para estar más cerca de su cuerpo y poder mirar a J.J. más.
—¿Estás diciendo que mi problema no es tener sexo con una chica, sino que
Jade no encaja conmigo en el dormitorio?
—Si Jade fuera un chico, ¿aún tendría sexo con ella, o te frustrarías y
seguirías?
—No lo sé.
—Nunca te gustaron las mujeres tanto como los hombres —dijo J.J.—. Te
gustan los penes demasiado.
Me reí.
—J.J.
—Es tan mono que te sonrojes por eso, pero no necesitas estar avergonzada
de que te guste un pene más que una raja. Yo amo a Jason, y Nathaniel es
alucinante, pero siempre amaré las partes de las chicas más que de los hombres, y
tú siempre serás lo opuesto; sin daño en eso.
La sonrisa decayó.
Jason me giró en sus brazos, así que estaba mirando a sus sinceros y
extrañamente serios ojos.
—Sé que lo haces —dijo él, sus ojos aún serios, pero con una gentil sonrisa
para suavizar el borde.
—Pero estás atada a ellos hasta que la muerte te separe, también, atrapada
con un montón de gente a la que no amas. Ni siquiera estoy segura de que te
gusten todos.
—Está bien, Anita, está bien que no te gusten todos los que el ardeur ha
encontrado por ti.
—Antes de que tuviera demasiado control sobre el ardeur podía hacer a los
hombres, amantes, que encontraba para mí las parejas perfectas en muchas
maneras; creemos que fue lo que ocurrió con Micah y Nathaniel.
Me encogí de hombros.
—Así que, eres la reina para el rey de Jean-Claude. Eso lo comprendo, pero él
no se siente tan responsable por la felicidad de todos como tú. Él solo se asegura
que tengan una tejado sobre sus cabezas, comida, lo básico; ningún líder es
149
responsable del bienestar emocional de todas las personas que trabajan para él. Tú
no puedes serlo, no es tu trabajo.
—Les he atado a mí, ellos no pueden alejarse, y ¿entonces les rechazo? Eso
es< malo.
—Pero estás atrapada también, Anita, y si no trabajas en ese tema, sea cual
sea, eso te hace sentir culpable y excesivamente responsable de todos ellos, y
terminarás realmente atrapada, para siempre.
Los ojos de J.J. eran un poco demasiado directos. Bajé la mirada y encontré mi
cuerpo desnudo, aún pegajoso por Jason, con él acurrucado desnudo a mi lado. Él
y J.J. estaban sujetándose las manos a través de mi estómago desnudo. Miré todo, y
no quería tener esta conversación, y en el momento que me di cuenta tuve miedo
de la conversación, estaba siendo infantil, tuve que hacerme encontrar esa mirada
azul clara.
—Ahí, ¿por qué volviste a mirar? No eres feliz conmigo, estás incómoda, pero
serás dura, ¿cierto?
Jason me miró.
—Ella es una de las personas más valientes que conozco, porque cuando está
asustada, o nerviosa, o tan incómoda que no quiere hacer algo pero lo tiene que
hacer, lo hace de todas formas. Ella me enseñó a que solo puedes ser realmente
valiente si tienes miedo, que sin miedo no hay valentía.
—Bueno, eres fabuloso, pero creo que tu ego está bastante seguro en esta
área.
Me encogí de hombros.
Ella sonrió, los ojos brillando con esa luz traviesa que me hacía pensar mucho
en Jason.
—Debemos usar este poder solo para el bien, o cuando sea divertido —dijo
ella.
—Odio traer algo que no te hará sonreír, pero me voy mañana y tú necesitas
resolver esto.
—¿Resolver qué?
—Jade. Tienes derecho a decirla que no, Anita. Si has dicho que no a los
hombres quienes están atados a ti metafísicamente, entonces, ¿por qué tienes
151
tantos problemas en decirle que no?
—No lo sé.
—De acuerdo, déjame preguntarte esto: ¿Cómo te sientes sobre salir con Jade
el resto de tu vida?
La miré, abrí mi boca, la cerré, y luego me tumbé allí. No sabía qué pensar,
menos que sentir.
—Anita, está bien, no tienes que salir con gente con la que no quieres salir.
—Dijiste eso hace unas semanas cuando te pedí que me ayudarás a explicarle
las cosas a J.J.
—No me ayudas.
—Si liberaste a Jade de sus vínculos con su antiguo maestro, y liberaste a los
otros de los suyos, ¿puedes liberar a Damian?
—Cada vez que intento cortar mis ataduras con él y Nathaniel ellos empiezan
a morir; Damian se volvió loco y atacó a la gente. Jean-Claude casi terminó con él
como un animal peligroso.
Agarré un trozo de sábana de ella y la puse sobre mí, también, porque hacía
frío, o quizás la conversación me estaba haciendo tener frío, quién podía decirlo.
—Pero lo que funcionaba con todos los demás era que rompiste los vínculos
con sus antiguos maestros y reemplazaste a ese maestro contigo. ¿Y si rompieras
los vínculos de Damian contigo y los reemplazaras con otro vampiro?
—Si hubiera dormido con él y Nathaniel así, no habría habido sitio para
Micah.
—Ya saben, los dos son tan parecidos que es un poco desconcertante.
Giré mis ojos otra vez. Tenía la idea de que estar a su alrededor implicaría
mucho de esto para mí. Realmente no me importaba.
—¿Qué me he perdido?
—No tenemos que decírselo, puedo dejar caer los escudos y él sabrá lo que yo 154
sé.
J.J. me miró.
—¿De verdad?
Nathaniel dijo:
—Por eso pregunté; algunas veces el sexo es menos íntimo que acurrucarse
después.
Me contoneé por encima y J.J. llegó a mi otro lado, para que ella y Jason
pudieran acurrucarse, y Nathaniel y yo hicimos el mismo a un metro de distancia.
Nathaniel me abrazó con un brazo y presionó nuestros cuerpos más cerca. Se
Temblé por él, solo un poco, y luego descendí mis escudos lo suficiente y
pensé en los últimos minutos. Él no conseguiría las palabras exactas, pero sabía lo
que había aprendido en los últimos minutos, como si hubiera estado allí todo el
tiempo. Todos habíamos conseguido mejorar en compartir sin abrumarnos
mutuamente. Una vez no podía hacer esto sin golpearle con las emociones,
recuerdos, todo eso, pero ahora solo podía compartir conocimiento, y dejarle a él, o
a Micah, o a Jean-Claude, poner sus propias emociones y pensamientos en eso sin
que yo lo coloreara demasiado.
155
estuviste con Damian. —Besó el lado de mi cara, y luego descendió por la curva de
mi mandíbula, trabajando por mi cuello en suaves y cálidos besos.
—Vi a Anita cerrar sus ojos, casi agitándose como durante el sexo, y ahora ya
sabes, ¿tan rápidamente? —preguntó J.J.
—Vaya, eso es< inquietante, útil, pero un poco< no sé, espeluznante no,
sino perturbador.
—De verdad.
—Si fuera del tipo celosa, no solo estaría celosa de Anita, lo estaría de la
manera en la que los tres interactúan.
—Son muy tensos como amigos. No sé si es porque también tienen sexo como
un trío, o algo más, pero están muy cerca.
—Los tenía, antes de pasar dos años con Freda; ahora solo son amigos de
trabajo, y estoy aislada de ellos. —Parecía tan infeliz que levanté la mano y toqué
su brazo.
Me sonrió.
—Ya sabes, no soy solo yo quien sale con mujeres que no me hacen sentir
feliz —dije.
Ella asintió.
—Tengo algunos de los mismo problemas que tienes con las ataduras
personales, así que diría que veamos si podemos incorporarla en nuestra vida
sexual más como grupo, y si eso satisface su necesidad de una relación contigo,
—Solo con gente con quien trabajo en sus problemas. Sería genial encontrar a
una mujer que se añadiera a nosotros. Haría a los otros hombres increíblemente
más felices, pero Jade no es la mujer que nos ayude a todos ser más felices.
Él parecía muy serio, y un poco triste, pero debajo de eso sus ojos seguían casi
enfadados. No estaba segura si estaba enfadado con Jade, enfadado por la
oportunidad perdida de otra mujer, o si tenía que enfadarse para votar contra ella.
—Ella quiere demasiado de ti, Anita. Ya te has entregado a mucha gente que
amas, y quien encaja en nuestras vidas mejor, y quien hace mejor las cosas. No 157
necesitamos a alguien que nos arrastre y nos succione la energía. Necesitamos
gente quienes ayuden a levantar a todos y a aumentar el nivel de energía. Jade no
ayuda lo suficiente, y necesita demasiada mano emocional sin dar lo suficiente a
cambio.
—¿Así que tengo que dejar de salir con Jade, o tener sexo con ella?
La miré.
—No, dijiste que tienes que romper con ella. Eso implica que realmente no
quieres tener sexo con ella, y menos salir con ella.
—Ya no quiero tener sexo con Jade, y estoy segura como el infierno que no
quiero salir con ella, solas las dos, es demasiado duro emocionalmente.
—Estoy escuchando.
158
—Me gusta cuidar de ella, observarla ser más valiente y segura de sí misma.
Estoy bien con dormir con ella a mi lado, perdida en nuestro montón de amantes,
tanto como ella no se vuelva loca por tener a otras personas en la cama.
—¿Algo más?
—Antes de este fin de semana habría dicho que no me gustaba tener sexo con
otras mujeres, pero no es la parte de la chica, son los conflictos emocionales. —Bajé
la mirada para no encontrar los ojos de nadie, y entonces dije—: Y actualmente
estoy un poco decepcionada por no haber visto a Nathaniel tener sexo con J.J.
Nunca he visto a ninguno de mis chicos con otra mujer. —Me forcé a levantar la
mirada y ver sus caras.
Ella me dio una mirada de esos ojos azules inocentes que no era inocente
después de todo.
159
Anita Blake tiene la cuenta de muerte más alta de cualquier ejecutor vampiro
en el país. Es una U.S. Marshal quien puede levantar a los zombis con lo mejor de 160
ellos. Pero desde que ella y su maestro vampiro Jean-Claude hicieron público su
compromiso, todo lo es para todos y todas es la prometida de Jean-Claude.
Eso está causando líos con su reputación como un duro culo —para el mismo
alcance. Afortunadamente, en los círculos profesionales, aún tiene la delantera
para temas de zombis. Y ahora mismo, el FBI está teniendo un infernal tema de
zombis.
Este es el típico caso que puede dejar una marca en una persona. Y la propia
alma de Anita podría no sobrevivir ilesa.
161
—Sí —dije. Mi propia arma estaba en la posición de las tres en punto sobre mí
también, pero había tenido mi chaqueta del traje hecha a la medida para que esta
se ajustara lo suficiente para ocultar el arma a los clientes en mi otro trabajo. Los
civiles se asustaban tan fácilmente a veces. También había empezado a añadir
trabillas a mis faldas así podía usar el cinturón que soportaría el peso de una
pistola y funda. Había venido directamente de Animators Inc., donde nuestro lema
162
era, “Donde el vivo resucita al muerto para una matanza”. Bert, nuestro gerente de
negocios, no creía en ocultar el hecho de que el levantamiento de los muertos era
un talento poco común, y tú pagas por el talento. Pero últimamente mi trabajo
como sheriff U.S. para la rama preternatural había estado tomando más y más de
mi tiempo. Al igual que hoy.
El otro agente muy especial, Mark Brent, era alto, delgado, viéndose apenas
de la edad suficiente para estar fuera de la universidad. Estaba inclinado sobre el
ordenador portátil que habían traído con ellos y se sentó en el único escritorio de la
habitación. Estaba vestido con un traje casi idéntico al de Manning, excepto que el
suyo era de color marrón para coincidir con su funda, pero su arma todavía era un
bulto negro sobresaliendo contra su camisa blanca. Estábamos en la oficina de
nuestro mandamás, el teniente Rudolph Storr. Dolph estaba actualmente en otro
lugar, lo que me dejaba sola con el FBI y el sargento Zerbrowski. No estaba segura
de qué era más peligroso para la paz de mi mente, pero sabía que Zerbrowski
hablaría más. Él era mi compañero y mi amigo, así que tenía derecho. Acababa de
conocer a la agente especial Manning y no le debía la historia de mi vida.
—El artículo que leí hace que la propuesta suene increíble, parece algo sacado
de un cuento de hadas —dijo Manning. Se acomodó su cabello largo hasta los
—Oh, sí, Anita está en toda esa cosa de la princesa, ¿no es así, Anita? —dijo
Zerbrowski desde la silla en la que estaba medio inclinado contra la pared. Parecía
que había dormido en su traje, completado con una mancha en su corbata torcida.
Sabía que había dejado su casa recién bañado y acomodado, pero estaba como
Pigpen de la tira cómica Peanuts; suciedad y desorden solo parecían ser atraídos
hacia él en pocos minutos de salir de su casa. Su cabello canoso se estaba volviendo
más blanco negro, y había crecido lo suficiente para ser todo rizos desordenados, a
través del que seguía pasando sus manos. Solo sus gafas de montura de plata eran
cuadradas y brillando limpias alrededor de sus ojos marrones.
Quería decir que no fue un gran gesto romántico, era un increíble y épico
gesto romántico y yo lo había odiado. Jean-Claude había adorado ser capaz
finalmente de tirar todos los límites y simplemente hacer lo que, al parecer, había
querido hacer durante años mientras salíamos, toda la mierda principesca de
“conquistarla por completo”. Me gustaba mantener mis pies firmemente en el
suelo a menos que el sexo estuviera involucrado, y realmente no puedes tener sexo
en un carruaje arrastrado por caballos; eso asusta a los caballos. No, no lo
probamos, porque estábamos en la maldita cámara todo el tiempo. Al parecer,
ahora había coordinadores de compromiso al igual que hay coordinadores de
boda, así que por supuesto tuvimos un cámara. Eso había sido todo lo que pude 164
hacer para evitar fruncir el ceño a través de todo esto, así que había sonreído para
la cámara y para no herir los sentimientos de Jean-Claude, pero esa no era mi
verdadera sonrisa y mis ojos tenían una serie de imágenes de esa mirada de espera
hasta que estemos a solas, maestro, para que podamos hablar sobre esto.
—Lo siento, agente Manning, pero ya que la historia fue en directo estoy
siendo tratada más como la novia de Jean-Claude que como sheriff, y eso
realmente está empezando a molestarme.
—Lo siento, no había pensado en ello de esa manera. Años de ser uno de los
chicos y construir tu reputación, y te pregunté primero sobre tu compromiso.
—Es solo que hemos trabajado juntos durante dos años, y nunca te he visto
chillar por nada.
—Es el carruaje tirado por caballos —dijo Zerbrowski—. A las chicas les
encanta ese tipo de mierda.
—Nada. ¿El video está listo, agente Brent? —pregunté, con la esperanza de
que pudiéramos hacer nuestros trabajos y dejar mi vida personal fuera de esto.
Era otra primera vez, un agente del FBI admitiendo que algo le molestaba.
Para que ellos lo admitieran en voz alta, tenía que ser malo. De repente no quería
verlo. No quería añadir otra pesadilla a las imágenes que tenía en mi cabeza. Era
verdugo de vampiros legal y levantaba zombis como mi talento psíquico. Tenía
suficiente mierda escalofriante en mi cabeza así que no necesitaba más, pero me
quedé en mi silla. Si Manning y Brent eran lo suficientemente fuertes para verlo
varias veces, yo podía sentarme para verlo una vez. No podía dejar que los otros
agentes pensaran que conseguir la propuesta, por el vampiro de mis sueños, me
había hecho un poco menos dura. No podía dejar que me lo creyera tampoco,
aunque una parte de mí lo hacía. ¿Cómo podía alguien que dejó a un hombre
llevarla en un carruaje de Cenicienta portar un arma y ejecutar a los chicos malos?
Pensar en eso aún hacia doler mi cabeza.
—Pensé que los federales nunca admitían que algo les molestaba.
—Pensé que esto era solo otro ciudadano preternatural grande y malo que se
había equivocado —dije.
—No me gustan los misterios, agente Brent. Solo estoy aquí con esta poca
información por cortesía hacia el FBI, y porque el capitán Storr lo solicitó.
—Oh, agente Manning, esto no está ni siquiera cerca del mal humor para mi
compañera.
—Escuchamos eso acerca de ella, y tienes razón, Blake. Vine aquí esperando
que la propuesta hubiera suavizado esa reputación. No creía que hubiera quedado
mucho de esa chica en mí, y si estoy asumiendo que esto te ablandó, entonces tus
colegas masculinos deben estar haciendo tu vida< difícil.
—Los vampiros son ciudadanos legales ahora, con todos los derechos que
ello conlleva —dijo ella.
—Legalmente, sí, pero el prejuicio no desaparece solo porque una ley cambia.
Me encogí de hombros.
—Quiz{s —dijo.
—Se me han acercado durante años para ayudar a la gente a grabar videos
porno con zombis. Las celebridades muertas sacan a relucir lo asqueroso al
m{ximo. —Me estremecí, porque todo ese pensamiento era solo muy injusto. 168
—El favorito de sus psicópatas así son los que quieren que levantes al
flechazo del instituto —dijo Zerbrowski.
—Sí, ahora que tienen dinero y éxito quieren ir otra vez por la chica que les
rechazó en el instituto o la universidad. —Agité mi cabeza.
—Vaya, Anita, eso es una toma rom{ntica de unos bastardos enfermos que
solo quieren copular con la chica que les rechazó en el instituto. —Ahora mismo
Zerbrowski se veía sorprendida.
—Copular —dijo el agente Brent—. No sabía que la gente utilizaba ahora esa
palabra.
—No le hagas caso, no es tan viejo. Su cabello solo se volvió algo canoso antes
de tiempo.
—En los dos últimos casos, me asustaron tanto que mi cabello se volvió
blanco. —Lo lanzó sin ninguna sonrisa, sin expresión, lo cual nunca hacía, y si le
hubieran conocido, hubieran entendido que estaba mintiendo, pero no le conocían.
—Ahora mismo el cabello no tiene ese tono por el miedo —dijo Brent, pero
no como si lo creyera completamente.
—El sargento est{ ahí porque es tu compañero cuando trabajas con la Brigada
Regional de Investigación Sobrenatural. Todo el mundo lo llama el Equipo
Regional de Investigación Sobrenatural, pero oficialmente no lo es —dijo Manning.
—Es el apodo —dije—. Nos llaman RIPIT, ambos por “Rest in Peace5” y
porque la mayor parte de los crímenes son violentos, las cosas se destrozan. Otros
policías e incluso los medios de comunicación utilizaron el nombre de RIPIT
durante tanto tiempo que la gente quiere la T en el nombre real del equipo.
—Creo que sí, así que de vuelta al objetivo. Otra razón por la que te lo
estamos contando es que has hecho m{s denuncias oficiales a la policía que
cualquier otro reanimador sobre la solicitud del levantamiento de zombis ilegal o
—Esa es una de las razones de que haya las mierdas de cintas que hay ahí
fuera, porque incluso si fueran capturados, era un tirón de orejas. El dinero que
podrían hacer de la cinta, porque era en cinta de vídeo cuando empezó, valía la
pena el riesgo incluso si eran capturados —dije.
170
—Las penas son m{s rígidas ahora, pero aun así no es lo mismo que si un
humano estuviera involucrado —dijo ella.
Me encogí de hombros.
—Has hecho tu mejor esfuerzo en hacer cumplir las leyes como est{n escritas
y sugeriste cambios en las leyes basado en tu experiencia, lo cual es una de las
razones por las que te escogimos para nuestro problemilla —dijo Manning.
—Todos sabemos lo que hay ahí fuera, agente, así que, ¿cu{l es el gran
secreto? El resto de porno zombi ha sido o personas con un buen maquillaje, lo
cual no involucraba a zombis de verdad, o uno de los zombis que se habría
planteado el trabajo de campo en California y otros países. Los zombis en esas
películas est{n un poco mejor que estos cad{veres de ahora.
Hubo un salto brusco en la película del cementerio vacío a una mujer rubia
arañando su camino a la salida de la tumba. Al principio pensé que era una actriz
que había sido enterrada en una tierra blanda hasta el alrededor de sus axilas,
luego la c{mara consiguió un primer plano de sus ojos y supe que estaba muerta
en cuanto los vi. El zombi trepó saliendo de la tumba de la forma que lo había visto
ciento de veces antes. Tuvo algunos problemas con la falda del vestido con el que
había sido enterrada, y luego se tropezó, el pie se torció porque uno de sus tacones
aparentemente se le había quedado en la tumba.
El cuerpo era alto, escultural, con el cabello rubio hasta los hombros. El cuello 171
del vestido blanco mostraba un escote profundo, lo cual significaba que
probablemente los pechos habían sido implantados. El tejido mamario de verdad
no iba a estar tan alegre sin una mujer que las llenara de nuevo y el zombi no lo
sabía lo suficiente como para hacer eso. El pequeño foco de atención o lo que se
conectara a la mano del c{mara nos mostró que sus ojos eran de un color gris
p{lido que podrían haber sido m{s azules cuando estaba viva. El azul mezclado
con cualquier tono de gris o verde o incluso avellana tiende a cambiar con el estado
de {nimo de una persona m{s que la mayoría de los colores de ojos. Viva,
probablemente habría sido guapa, pero ahora no había suficiente base para eso.
Gran parte del atractivo de una persona es su espíritu, su personalidad. Los
zombis no tienen mucho de eso.
—Sí, lo he visto.
Zerbrowski dijo:
—¿Por qué los ojos se veían asustados? Los zombis no sienten miedo,
¿verdad?
—Normalmente no —dije.
Un hombre con una de esas m{scaras que cubren toda la piel y solo muestran
los ojos y la boca entró al punto de vista. Los ojos de la zombi siguieron el
movimiento, pero el resto del cuerpo se mantuvo inmóvil. Probablemente la
habían dicho que permaneciera ahí, y hasta que le indicaran lo contrario, tenía que
estar justo ahí, pero no le habían dicho que no moviera sus ojos, así que seguía los
movimientos del hombre con los ojos como una víctima humana que hubiera sido
atada. Estaba atada, m{s apretada que cualquier cuerda o cadena hubiera podido
tensarla. Mierda, no quería que esta peliculilla se dirigiera a donde se dirigía. Recé
en silencio, por favor, Dios, no les dejes llegar a hacer esto con ella. Dios respondía a
todas las plegarias, pero a veces la respuesta es no.
—Habla, y tienes que coger aire para hacer eso, pero aparte de eso, no.
El hombre llevaba unos calzoncillos de seda con corazones, como una parodia
de vestimenta para una noche rom{ntica, excepto por la m{scara, la cual no
coincidía con los casi pantaloncillos absurdos. Sí, estaba concentrada en detalles
que podrían ayudarme a encontrar alguna pista sobre quién era o dónde estaba
sucediendo, pero también estaba intentando concentrarme en los detalles que no
me obsesionarían tanto. Los absurdos corazones eran casi una amabilidad, una
brecha en el terror, como si quien estuviera eligiendo el vestuario hubiera metido
la pata.
173
Eché de menos los calzones de corazoncitos cuando se los quitó, porque
debido a eso tenía que concentrarme en su cuerpo, buscar marcas de nacimiento, o
tatuajes, o algo que no le hiciera un chico corriente con una m{scara. No quería
mirar hacia su cuerpo, no quería buscar en cada centímetro de él para identificar
las marcas. Quería alejar la mirada, pero si la mujer de la película lo tuvo que
soportar, porque eso es lo que sus ojos querían decir, entonces no podía mirar
hacia otro lado. No me inmutaría y no perdería alguna visión que nos pudiera
llevar a esos mal nacidos. Aunque parte de mí sabía que si solo mirar las películas
nos llevaría a algún sitio, el FBI ya los habría encontrado. Pero miré de todas
formas, porque la mayoría de los policías creen que ver{n algo que al resto se le
haya escapado, es la esperanza que nos mantiene a todos exhibiendo la placa y la
pistola cada mañana. Cuando esa esperanza se acaba, buscamos trabajos
diferentes.
174
—El valor de la producción aumenta a la vez que el progreso de las películas
—dijo Brent.
Me giré y le miré.
—En la mayoría de las películas, pero hay un segundo chico de aspecto m{s
joven que aparece en las dos últimas —dijo Brent.
No la dije que no tenía que verlas de nuevo, la dejé manejar su propia mierda,
175
Brent detuvo las im{genes; creo que en este punto cualquier excusa para
tomar un respiro sonaba bien para todos nosotros.
—¿No est{ solamente allí para que se vea m{s hogareño? —preguntó
Ella asintió.
—No es una prueba de que pasó ese tiempo en realidad, pero creemos que
puede ser su manera de mostrar a los clientes que han hecho algo muy especial.
—Su alma est{ de vuelta en sus ojos, ¿eso no era lo suficientemente único? —
pregunté, y mi voz no sonó neutral de la forma en que trataba que sonara tan
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temprano en una investigación. No estaba segura de si iba a ser capaz de lograr ser
neutral con este caso; a veces no se podía.
Manning me miró.
—No era m{s que un cad{ver ambulante en la primera película. Sus ojos
estaban vacíos, ella era una cosa, pero entre eso y la primera cinta de sexo, eso
cambió.
—Nada —dijo.
Brent añadió:
—Todos vieron lo que viste, que ella estaba allí de alguna manera, pero nadie
tenía ni idea de cómo fue conseguido.
Asentí.
—Fue una mujer, y est{ muerta. —Agregué—: Creo que est{ muerta.
Le sonreí.
—No puedo recordarlo a ciencia cierta, pero sé que mucho antes de que
consiguieras tu propia insignia demostraste todo lo que necesitabas para
prob{rmelo.
—¿Por qué crees que Dominga Salvador est{ muerta? —preguntó Manning.
—Porque yo estoy viva, y una vez que una persona como la señora te quiere
muerta, ella no se rinde.
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