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Hamilton, Laurell K. - Anita Blake 23 - Jason

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Jason

Laurell k hamilton

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton

Esta traducción fue realizada por un grupo de personas que de manera


altruista y sin ningún ánimo de lucro dedica su tiempo a traducir, corregir y
diseñar libros de fantásticos escritores. Nuestra única intención es darlos a conocer
a nivel internacional y entre la gente de habla hispana, animando siempre a los
lectores a comprarlos en físico para apoyar a sus autores favoritos.

El siguiente material no pertenece a ninguna editorial, y al estar realizado por


aficionados y amantes de la literatura puede contener errores. Esperamos que
disfrute la lectura. 3

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton

Dedicatoria
Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6 4
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Próximo Libro
Adelanto de Dead Ice
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Sobre la Autora
¡Visítanos!

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton

Para mi marido, Jon,

porque de alguna manera todo es por él.

Para Genevieve y su Spike,

que lo averiguan a medida que avanzamos.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton

Disfrutar del dolor como tu placer es algo que o consigues o no. Y si no, entonces
ninguna charla explicativa va a convencerte de que tiene sentido.

Mi nombre es Anita Blake, soy una Animador, un Ejecutor de Vampiros y


sheriff U. S. del Equipo de Investigación Preternatural Regional. Y tengo una vida
doméstica complicada.

Jason Schuyler es uno de mis mejores amigos y hombres lobo favoritos. J.J. es
su amante, un viejo amor de la infancia que baila para una de las compañías de
ballet más importantes de Nueva York. Es talentosa, hermosa, y está igual de loca
por él como él de ella. Ninguno quiere ser monógamo, así que, ¿que podría ir mal?
6
J.J. es entusiasmadamente bisexual; planea seguir durmiendo con mujeres,
porque Jason no puede satisfacer su deseo por una mujer, pero ella a su vez no
puede satisfacer la necesidad de Jason por el sexo duro y la esclavitud con otra
mujer porque no entiende que necesita el sexo duro, así que Jason me pide que le
ayude a explicárselo. Con un poco de cooperación de algunos de mis otros
amantes acepto a regañadientes, y J.J. planea volar a la ciudad para una
experiencia que ninguno de nosotros olvidará jamás.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton

Jason Schuyler, uno de mis mejores amigos y hombres lobo favoritos, estaba
de pie en la luz del sol de la mañana en la cocina. Su cabello rubio brillaba en la
luz, así que su cara aniñada tenía un halo con la luz del sol, pero cuando miré a sus
puros y suaves ojos azules supe que los cuernos del diablo eran más su estilo que
los halos, y la pureza era solo una manera de describir sus ojos, no a él. Había sido
un adolescente precoz y su trabajo diurno aún era de manager asistente y bailarín
exótico en Placeres Prohibidos. El cuerpo que mostraba bajo la camiseta y
pantalones cortos para correr probaba que estaba en forma para su trabajo, pero
nada de eso era lo que hacía que los halos parecieran mal en él. Tenía un rayo de
travesura en él tan fuerte que no podía resistir lo suficiente para oprimir< todo. Si
la situación era tensa no tenía que resistirse para tener una ocurrencia en el
momento equivocado; desde que tenía la misma urgencia, era uno de nuestros 7
momentos vinculantes. Él y yo tendíamos a empujar el conocido tejón con un palo
hasta que salía corriendo del agujero e intentaba comernos. Ambos habíamos
aprendido durante los años a contener esa urgencia, y éramos mucho más felices
controlando esa parte nuestra, pero Jason aún tenía ese borde de maldad en la
sonrisa en su cara, y el brillo en esos ojos de cielo de primavera.

Aparté mis propios espesos rizos negros de mi cara; cayeron justo de vuelta
contra mi mejilla, pero algunas veces es el esfuerzo lo que cuenta. Me senté en la
mesa de la cocina en mi larga bata de seda, bebiendo café y observando esa sonrisa
en su cara. O estaba disfrutando un infierno al sacarnos a todos de la cama a esta
hora terriblemente temprana, o estaba escondiendo algo detrás de la sonrisa. La
mayoría de nosotros tenemos nuestra cara en blanco, una versión de la cara de la
policía, y Jason se escondía detrás de una sonrisa normalmente, pero desde que
también había pasado mucho tiempo actualmente sonriendo, riendo, o haciendo
muecas, era el camuflaje ideal para lo que fuera que estuviera pensando.

Tiré de mi bata un poco más cerca a través de mi pecho, no porque Jason no


me hubiera visto desnuda en el pasado, sino porque él había pedido una
conversación como su amiga, no como una amiga con beneficios, así que destellar
los pechos parecía inapropiado. Era complicado dormir con alguien quien

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actualmente era tu amigo pero nunca bastante tu novio, una delgada línea por la
que caminar entre la verdadera amistad y hey, nene.

—Todos trabajamos por la noche, Jason; ¿qué es tan importante que nos
levantas tan temprano?

Él sonrió ampliamente, y avanzó lo suficiente como para que pudiera ver su


recto pelo rubio sin los efectos especiales de la luz del sol. Se había cortado el
cabello otra vez, casi como un hombre de negocios. Era uno de los pocos hombres
que sabía que realmente se veían mejor con el cabello más corto; parecía abrir su
cara y te hacía ver que era apuesto a su manera, cuando no estaba haciendo
payasadas o siendo irritante, aunque honestamente esa última parte casi se había
perdido. Había conocido a Jason cuando tenía diecinueve años; ahora tenía
veinticinco y había crecido. Yo solo era cinco o seis años más mayor que él,
dependiendo del momento del año, nuestros cumpleaños nos hacían parecer ganar
o perder un año a cada uno. Los veinticinco y los treinta no eran una gran
diferencia de edad; los diecinueve y los veinticinco había parecido más.

—Esperamos a alguien más —dijo él, y bebió de su propio café. Realmente no


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bebía mucho café; lo sorbía, y eventualmente lo dejaría medio bebido y frío. Desde
que cultivábamos nuestras propias semillas y usábamos un francés express para
hacer el café, era una pérdida de buena y caliente cafeína.

Me acurruqué alrededor de mi tercera taza, determinada a prepararme por la


falta de entusiasmo de Jason.

Envy entró en la cocina. Tenía una altura de uno cincuenta y seis, así que nos
sobrepasaba a Jason y a mí. Yo medía uno cincuenta y tres y ella medía uno
cincuenta y cuatro. Había peinado su espeso cabello, de casi hasta los hombros,
pero no se había molestado en maquillarse más que yo. Los fuertes pómulos de su
cara parecían inacabados sin maquillaje, así que tenías un vislumbre cómo podría
haberse visto cuando tenía quince años en lugar de los muy creciditos veintipocos.
Se había puesto una camiseta de hombre demasiado grande, que sobre mí habría
colgado hasta medio muslo o incluso mis rodillas; en ella apenas cubría su culo, así
que era todo piernas largas y doradas cuando paseó descalza en la habitación.

Ella era todo lo que yo había querido ser cuando era pequeña: alta, rubia, y de
apariencia nórdica como mi padre y mi madrastra, y hermanastra, y medio
hermano, y... Pero había hecho las paces con la herencia mexicana de mi madre
que me había dado rizos negros y ojos marrón oscuro, e incluso podía admitir que

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mi piel era más pálida que la de Envy y ella estaba más bronceada que yo, lo cual
parecía raro. Ella parpadeó sus pálidos ojos de tigre azules a la luz del sol como si
estuviera sorprendida. Ninguno de nosotros era madrugador. Los ojos de tigre
eran literales; ella era parte del clan del tigre dorado, que era uno de los pocos
tipos de licantropía hereditarios, y una de las maneras con la que ellos probaban
sus líneas de sangre pura era nacer con ojos de tigre permanentes en sus caras
humanas. Muchos de los otros were animales que había visto con ojos de animales
en forma humana los tenían porque habían pasado mucho tiempo en su forma de
bestia. Se quedaban atascados, y habitualmente los ojos eran lo primero en
demostrarlo.

—El café está caliente —dije.

Comencé a decirla que se lo hiciera ella misma, y entonces me di cuenta que


no sabía dónde estaba el té, o algo. Era la primera vez que Envy se había quedado
por la noche en la casa en Jefferson County. Ella vivía en el Circo de los Malditos
con la mayor parte de nuestra gente, pero se había dejado caer aquí después de su
cita con Richard Zeeman, el rey lobo, Ulfric de los hombres lobo local, y profesor 9
de biología universitario. Él tenía una casa aquí en Jefferson County, también, así
que tenía más sentido que la dejara aquí que llevarla todo el camino de vuelta a la
ciudad al Circo, pero no estaba segura de que quisiera que hicieran un hábito de
eso. Richard era algo así como mi ex; incluso habíamos estado brevemente
comprometidos. Aún teníamos sexo ocasionalmente, así que dejar a su reciente
amante en mi casa para una fiesta de pijamas era un poco extraño. Él había
ofrecido dormir con Envy aquí, pero yo, y ella, lo habíamos vetado. Todos éramos
poliamorosos, lo cual significaba amar más, así que todos sabían qué y quién más
estaba haciéndolo, pero eso no significaba que no hubiera momentos cuando
compartir demasiado era, bueno, demasiado.

El programa de trabajo de Richard era casi el opuesto al mío, lo cual


significaba que aunque éramos amantes, no era tan frecuente. El sexo con él era
genial, pero ambos nos habíamos hecho mucho daño emocional el uno al otro
durante los años, y< las necesidades que él había conocido en mi vida ahora eran
conocidas por otras personas, a quienes les gustaba, o amaba, mutuamente y se
llevaban malditamente mucho mejor con los otros hombres. Richard lo estaba
intentando, pero en algunas maneras habría trabajado su propia mierda
demasiado tarde para realmente ser parte de nuestro pequeño grupo feliz poli. Él
flotó de alguna manera en los bordes de mi vida, y yo en la suya.

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Envy había dormido en una de las habitaciones de invitados, pero aún era la
primera vez que había acurrucado esas largas piernas debajo de la mesa de mi
cocina.

¿Se suponía que tenía que esperarla? ¿Traerle té? Sentí la primera burbuja de
enfado, lo cual aún era una de las mejores cosas que hacía, cuando no sabía qué
más hacer.

—¿Qué tipo de té quieres? —preguntó Jason. Dejó su café y fue a los


armarios. Se había quedado lo suficiente para hacer té sin tener que preguntar
direcciones.

—Menta —dijo ella, y apoyó su cabeza en sus brazos pareciendo que se iba a
echar una siestecita en la mesa.

—¿Menta, hierbabuena, o mezcla? —preguntó él.

—Elige tú —murmuró ella, sin levantar su cabeza.

—¿Una noche dura? —pregunté, sorbiendo más del fuerte café negro.
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Ella movió su cabeza lo suficiente para girar un ojo hacia mí a través de la
caída del cabello rubio. Eso me recordó inquietamente a Dev, su primo, quién
también era un hombre tigre del clan dorado, y uno de mis amantes. Dev era una
abreviación de Devil, el cual era un apodo para Mephistopheles. Envy había
conseguido uno de los mejores nombres familiares.

—Realmente necesitas tener sexo con él más a menudo.

—¿Te refieres a Richard? —pregunté, porque ella también estaba durmiendo


con Jean-Claude, dirigente vampiro de los Estados Unidos y mi prometido.
Mencioné que éramos poliamorosos, ¿no? No estaba engañando, porque todos
teníamos permiso de todos, pero era complicado, algunas veces muy complicado.

—Sí —dijo ella, aún mirándome con ese ojo inhumano.

—¿Richard te pidió que me lo dijeras?

—No —dijo, y solo me miró como si esperase a que dijera algo. ¿Se suponía
que debía fisgonear para sacarle la información?

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—¿Qué lo hizo una dura noche? —preguntó Jason. Había llenado el hervidor
eléctrico de rápido calentamiento, y estaba empezando a calentarse. Tenía una
taza, y una bolsa de té fuera, esperando. Actualmente había hojas de té sueltas en
alguna parte, pero no bolsas de menta.

Envy giró su cabeza lo suficiente para mirarle, así que todo lo que podía ver
era el espeso cabello.

—No creo que lo comprendas.

—Inténtalo, soy muy simpático. —Sonrió cuando lo dijo, lo cual dejó un


debate sobre si era simpático o solo estaba bromeando.

—De verdad es bueno escuchando —dije.

Ella giró su cabeza para mirarme otra vez, y me di cuenta que su cara
escondida en su cabello podría ser una reacción de estrés. ¿Qué demonios había
ocurrido la pasada noche?

—Dice que tú y él no pueden conseguir que sus horarios coincidan para tener
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sexo últimamente, ¿es cierto? —preguntó ella.

—Sí —dije, y bebí más café; quizás si solo bebía lo suficiente, podía hacer esta
conversación sin perder mi temperamento.

—¿Disfrutas del sexo?

Bebí más café. ¿Quizás si me ahogaba en él?

—Sí.

—Cuando realmente es rudo en la cama, ¿cómo consigues detenerle?

—Consigues detenerle diciendo “No, para” —dije.

Ella se levantó lo suficiente para sacudir su cabeza.

—¿No? ¿Puedo decir no y él respetará eso? Quiero decir, ¿cómo le dices que
es lo bastante rudo?

Luché por no fruncirle el ceño.

—Digo, “Au, eso duele, déjalo”.

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Jason
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Jason abrió la boca:

—Oh, mi favorito, “Haz eso otra vez y te mato”.

—No lo estás diciendo bien, Jason; es “Haz eso otra vez y jodidamente te
mato”.

Él se rió.

—Oh, sí, olvidaba esa parte. —Se apoyó contra los armarios, sonriendo a
ambas. No me sentía sonriente, así que le miré. Su sonrisa se amplió, sus ojos
chisporroteando con ella.

Sacudí mi cabeza y volví a abrazar mi café. Jason era incorregible; intentar


corregirle solo me irritaba y le divertía como el infierno.

—“Au” es una palabra segura para mí —dije.

—Richard dice que te gusta el sexo rudo, ¿estaba mintiendo?

Mire mi café, debatiéndome sobre si levantarme y añadir más a la taza, o si


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tenía el valor para mirarla a la cara mientras teníamos esta conversación. Mierda,
era valor.

Me giré para mirarla a esos maravillosos ojos de otro mundo y dije:

—Me gusta el sexo rudo. Me gusta el sexo con Richard. Ahora, ¿qué pasa?
¿Qué quieres saber, o decir?

Ella se sentó derecha, cuadrando sus hombros.

—Bueno, eso es directo.

—Estoy bastante segura de que he tenido esta conversación con otras novias
suyas durante los años, así que solo dilo, Envy. ¿El sexo fue demasiado rudo la
pasada noche?

—Sí.

—¿Y qué quieres que haga al respecto?

—¿Realmente te gusta tan rudo como lo hace?

Me encogí de hombros.

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Jason
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—Sí, algunas veces, no todas las noches, pero sí.

Ella se estremeció.

—Bueno, Anita, quieres ser directa, puedo ser directa. Tuve que decirle que
parase, o se calmara, constantemente toda la noche. Había estado genial, el sexo
maravilloso, me había llevado al orgasmo y entonces comenzó a ser demasiado
rudo otra vez, como si una vez que hizo que me viniera le permitiera el derecho a
ser demasiado rudo y hacerme daño.

—Muchas mujeres pueden tomar relaciones sexuales más rudas después de


suficientes preliminares —dijo Jason—. Él no estaba intentando ser mezquino, solo
pensó que había hecho suficiente juego previo para tener sexo de la manera que él
quería, y de que lo disfrutaras tú también.

—Bueno, no lo hice, y tuve que decirle que parase. Finalmente le dije que me
hiciera tener un orgasmo, eso fue todo.

—¿Quieres decir la pasada noche, o te refieres a que lo haga para siempre? — 13


pregunté.

Ella me miró, y sus ojos se oscurecieron en la manera que los ojos humanos
hacen cuando comienzan a enfadarse.

—Para siempre. El sexo es alucinante si puede controlarse, pero es tan grande


que si solo empieza a golpear duele, y ahoga todos los orgasmos, o incluso dejo de
tener orgasmos, porque duele demasiado.

—Lamento que te hiciera daño—dije. ¿Qué más podía decir?

—¿Cuánto tiempo ha pasado desde que has dormido con él?

—Un tiempo —dije.

—¿No puedes recordarlo?

Me encogí de hombros otra vez.

—No es uno de mis cariñitos principales. Bueno< ¿quizás seis semanas? Ha


estado intentando salir con algunas mujeres humanas, y lleva tiempo realmente
salir con alguien. Nuestras llamadas de recompensa tuvieron que tomar un asiento
en la parte de atrás para que él saliera con alguien.

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—En lugar de solo acostarse con ellas —dijo, y sonaba enfadada otra vez.

—Sí, tener citas toma más tiempo que solo acostarse con ellas —dije. Luché
por no enfadarme, o estar ofendida, por no añadir más emoción a lo que prometía
ser un campo de minas emocional.

—Disfruto durmiendo con Jean-Claude, es maravilloso, pero Richard es un


bruto en la cama.

Y yo quería salir de esta conversación, pero era como un tren descarrilando,


sabías que se acercaba, pero algunas veces aún estabas en mitad de las vías.

—Puede serlo, creo.

Jason llegó para ponerse a mi lado, tocó mi hombro.

—Di el resto, Anita.

Le miré.

—¿Qué resto?
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Él me miró, y fue esa mirada que conoces. No había mucha gente de la que
tomara esa mirada, pero Jason estaba en esa corta lista.

—Me gusta que él sea rudo. Algunas veces un bruto en la cama es


exactamente lo que quiero —dije.

Ella se estremeció.

—Puedes quedártelo, he terminado.

—Tampoco le quiero como novio, pero el sexo ocasional es genial, eso


siempre fue fabuloso entre nosotros.

—Pareces delicada, como si te fueras a romper.

—La apariencia puede ser engañosa —dije.

Jason apretó mi hombro.

—El hecho de que a Anita le guste el sexo rudo es una de las razones por las
que quiero a todos reunidos esta mañana.

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Jason
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El comentario me hizo mirarle.

—¿Qué significa eso?

El temporizador del té se apagó y él fue al rescate, y también casi evitaba


responder a mi pregunta.

Le llamé.

—¿Qué tienen que ver mis preferencias sexuales con nada?

—Estoy preparando el té —dijo con su espalda hacia nosotras cuando pescó


la bolsa fuera de la taza.

—¿Sobre qué va esta pequeña reunión de esta mañana? —pregunté,


sospechosa ahora.

Nathaniel habló cuando entró en la cocina.

—Es sobre ayudar a todos en nuestro poligrupo a sentirse mejor. 15


Él se había puesto uno de sus vaqueros favoritos, los que eran casi blancos
por los lavados y habían comenzado a deshilacharse a través de los muslos. Sus
rodillas se veían por los actuales agujeros cuando caminó descalzo hacia mí. Su
cabello largo hasta el tobillo estaba en su habitual trenza así que estaba
mayormente escondido detrás de él con solo un vislumbres de la espesa cuerda
castaña asomándose desde detrás cuando se movía.

Mi sonrisa de saludo cambió a algo menos feliz.

—¿Qué significa eso, y por qué me siento como si Jason y tú hubieran estado
maquinando a mis espaldas sobre algo?

Él sonrió, y era la verdadera, no la que destellaba en Placeres Prohibidos para


conseguir que los clientes empujaran billetes de cien dólares en sus pantalones. Si
pudieran ver esta sonrisa llena de amor y lujuria y solo< Nathaniel, habrían
encontrado billetes de mil dólares para ofrecerle con la esperanza de que repartiera
algo de esa sonrisa en la pista.

Luché para gruñirle, pero lo encontré imposible cuando cruzó las barras
doradas de la luz del sol, volviendo sus ojos lavanda casi azules, como si
estuvieran palideciendo en la calidez de toda esa luz del sol. Sus ojos eran

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realmente del color de las lilas de primavera. Solo dos cosas los hacían oscurecerse
a un morado verdadero; enfado y lujuria. Tenía que ser suficiente de ambos, y
enfado era una causa más rara que la lujuria.

Cambió su caminar ligeramente así que de repente fui consciente de solo lo


bien que se movía, cuán musculosa y deliciosa era la parte superior de su cuerpo
desnudo. Actualmente había tenido que reducir el tono de su peso ligeramente
porque estaba demasiado corpulento para la flexibilidad que necesitaba como
bailarín. Estaba aprendiendo, y comenzando a representar, algunas piezas
modernas, pero era su parte de bailarín exótico lo que se deslizaba y pavoneaba al
caminar para darme otro beso de buenos días. Habíamos hecho más que besarnos
antes de que saliera de la cama para reunirme con Jason en la cocina.

Él inclinó esa apuesta cara sobre mí dónde estaba sentada, acercándose por
un beso.

—¿Sabes cuánto me afectas, verdad? —susurré.

—Es mi trabajo saberlo —susurró él de vuelta, y me besó. 16


Le devolví el beso, porque ¿qué más podía hacer? Infiernos, ¿qué más quería
hacer? No estaba lo bastante enfadada para recorrer mi mano alrededor de su
cintura desnuda y acariciarle cuando nuestros labios se encontraron.

Él se levantó y le sonreí, casi malditamente cerca de una cara estúpida con el


beso, y el recuerdo de antes, y todos los días anteriores. Habíamos estado viviendo
juntos desde hacía tres años y solo mejoraba.

—Eso —dijo Envy—, eso es lo que quiero. Quiero que alguien me mire de esa
manera en la que ustedes se miran mutuamente, o la manera en la que Jason y J.J.
se miran entre ellos. Quiero gentileza y amor.

—¿No lo hacen todos? —dijo Jason, cuando le llevó su té a la mesa.

—No. Anita dice que le gusta que Richard sea bruto, pero tiene a Nathaniel, y
a Micah, y a Jean-Claude. Tiene su gentileza, y su amor.

—Tú tienes a Jean-Claude —dije.

—No, yo tengo sexo con Jean-Claude, soy su amante, pero no me ama.

Nathaniel se giró hacia ella, una mano aún en la mía.

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—¿Estás enamorada de él?

Me puse rígida, tensando mi mano en la suya.

—¡Nathaniel!

—No, Anita, necesitamos saber cómo nos sentimos todos realmente sobre los
otros. Si no somos honestos todo se romperá.

—Él tiene razón —dijo Jason. Se sentó en la mesa al final para que
pudiéramos vernos a todos fácilmente.

Le miré.

—No me des esa mirada —dijo él, riendo—. Sabes que es cierto.

Intenté mantener el ceño fruncido hacia él, pero comencé a sonreír a pesar de
mí misma. Jason había tenido ese efecto en mí desde casi al principio cuando le
conocí. Era una de las razones por las que éramos amigos y que no le hubiera
matado cuando le conocí; me alegraba no haberlo hecho. 17
Finalmente me rendí a la sonrisa, pero hice mi mejor esfuerzo por ahogarla en
mi taza de café, aunque desde que aún estaba sujetando las manos con Nathaniel,
la actitud de dura-como-uñas era un poco comprometida.

Nathaniel presionó el dorso de mi mano contra su estómago desnudo y de


repente tuve más problemas para pensar. Le miré.

—¿Estás haciendo eso a propósito, verdad?

—¿Hacer qué? —preguntó él, los ojos violeta abiertos de par en par. Si
hubiera sido Jason habría sabido que estaba siendo falso, pero a Nathaniel solo le
gustaba tocar tan a menudo que lo hacía sin pensar.

—Nada —dije.

Jason me sonrió desde el otro lado de la mesa. Comencé a intentar mirarle


otra vez, pero finalmente dije:

—Mierda, ¿qué pasa, o qué ocurre?

Nathaniel levantó mi mano para poder besarla, y frotó su mejilla contra ella,
como un gato marcando olor, el mío. Me gustaba, porque éramos mutuamente

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míos; el hecho de que la palabra no incluya una cláusula de exclusividad no hacía
el posesivo mío menos real, un punto que al parecer no podía explicar a mis
amigos monógamos.

—Empezaré a preparar el desayuno mientras esperamos a Domino. Aún está


en la ducha.

Domino era uno de nuestros guardaespaldas, y uno de mis amantes, pero


tampoco dormía mucho en esta casa. Aún estábamos organizando nuestra rotación
de guardias desde que perdimos a Ares, y había estado de acuerdo en creer que
Domino iba a estar más en la casa por eso, pero al darme cuenta de que él estaría
dentro de la charla de esta mañana me dejó saber que no había sido una
coincidencia que el hombre tigre hubiera dormido y compartido una cama con
Nathaniel y conmigo. Nuestro tercero, Micah Callahan, estaba de viaje de negocios
otra vez, así que la cama grande tenía sitio para un invitado.

—A los tigres les gusta el agua, mucho —dije, y bebí de mi café.

—No estoy excesivamente encariñada con eso —dijo Envy—, pero eso podría 18
ser porque nunca puedes tomar una ducha sin un hombre pensando que quieres
sexo.

Nathaniel se movió hacia el horno, riendo suavemente. Jason comenzó a reír,


también. Tosí y casi aspiré café.

Ella me dio todo el peso de esos exóticos ojos azules.

—Debe ser cierto para ti, también. Richard adora el sexo en la ducha.

Jason rió más fuerte.

—¿Qué es tan divertido? —preguntó Envy, mirándonos de una a los otros.

Jason me miró con ojos chispeantes. Esta vez me las arreglé para mirarle,
mientras me sonrojaba. Casi había dejado de hacer eso, casi.

—A Anita le gusta el agua —dijo él en una voz que era brillante con la risa.

—El nuevo horno precalienta justo como se supone que debería hacer —dijo
Nathaniel, o porque era lo que le interesaba o para probar que no estaba
empujando en este particular acoso con un palo. Se movió a la nevera para
conseguir rollos de canela que había hecho la pasada noche.

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—Sí, me gusta el sexo en el agua, pero mira a ver si entro en la ducha contigo
en algún momento pronto, chico risas.

Jason tranquilizó su risa, y pareció atrapado entre parecer satisfecho consigo


mismo o intentar pretender enfadarse conmigo.

—Tú y Richard parecen perfectos sexualmente; ¿por qué no es uno de tus


amantes principales? —preguntó Envy.

—Porque fuera del sexo teníamos muchos problemas, y no todos ellos fueron
bien solo porque él estuviera haciendo terapia —dije, mi voz un poco ronca por
tragar mal el café. Torpe era ponerlo amablemente.

—Yo esperaría a poner los rollos de canela, o alguien más tendrá que hacer
algo una vez llenen la casa entera con ese genial olor —dijo Jason.

Nathaniel levantó la mirada desde la bandeja en su mano, asintió, y la puso


de vuelta en la nevera. Jason tenía razón, pero el hecho de que lo hubiera dicho en
voz alta para evitar que ese olor delicioso despertara al resto de la gente era la otra 19
razón por la que era mi amigo; era inteligente y práctico cuando quería serlo, gran
énfasis en el quería serlo.

Nathaniel se sentó a mi lado, al otro lado de Envy. Puse mi mano debajo de la


mesa para poder jugar a lo largo de los hilos y la piel desnuda que atisbaba a
través de sus vaqueros; eran unos de mis pares preferidos para él, también.

—Anita está siendo amable, pero la verdad es que a Richard no le gusto, y él


no me gusta —dijo Nathaniel.

—He notado que parece tener algún conflicto contigo. Es como si él estuviera
intentando ser imparcial, pero tiene problemas donde a ti concierne; ¿por qué es
eso?

Deslicé mis dedos a través de los hilos de sus vaqueros para poder tocar más
de su piel desnuda.

—¿Quieres explicarlo tú? —preguntó él, poniendo su mano sobre la mía para
detenerme de acariciar demasiado, y el hecho de que me había detenido de
acariciarle y de que me estaba forzando a hablar sobre Richard era una gran
prueba de cuánto no le gustaba.

Suspiré y dije:

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—Richard es grande, apuesto, un tipo atlético, e incluso los mejores de ellos
están acostumbrados a ganar.

—¿Quieres decir a mujeres? —preguntó ella.

—Eso, y cosas físicas. Él está acostumbrado a ser capaz de salir con tantas
mujeres como quiera, y si se sale completamente de su propio camino en una
pelea, puede soportarlo contra la mayoría de los luchadores no profesionales.

—¿Y?

—Y —dijo Jason—, él está acostumbrado a ganar.

Ella nos miró a todos, frunciendo el ceño.

—No comprendo qué tiene eso que ver con que él y Nathaniel se lleven bien.

—Yo gané —dijo Nathaniel.

—¿Ganaste qué? 20
—Anita, estando perfectamente en su vida, siendo su principal amante, su
persona, suyo, y ella es mía. Micah y yo tenemos lo que Richard quiere.

—Te refieres a Anita.

Él se encogió de hombros, y medio asintió.

—Anita, y una vida que funciona, y que nos hace feliz a todos.

—Él duerme con Anita, y aún podría tener una vida con alguien más.

—Podría, pero nadie es Anita.

Eso me hizo sentir incómoda, y luché por no retorcerme.

—Eso no es así.

—Creo que Richard te podría haber compartido con Jean-Claude, porque le


ve como dominante, lo bastante grande, bello, otro hombre que está acostumbrado
a ganar, así que ellos podrían haber compartido —dijo Jason.

—Pero aparte de la parte bella, yo no soy ninguna de esas cosas —dijo


Nathaniel—, y Richard no puede dejar pasar que alguien como yo gane.

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—Yo no soy un premio para ser ganado, maldición —dije.

—Lo sé, y esa es una de las razones por las que estoy aquí, y Richard no.

Encontré la mirada tan seria de Nathaniel y me di cuenta que había más


verdad de lo que quería admitir.

—Estamos haciendo sonar arrogante a Richard, y no lo es.

—¿Por qué sientes que tienes que defenderlo? —preguntó Nathaniel.

—No lo sé, quizás porque estaba enamorada de él una vez, o quizás porque él
aún es mi amante y me siento culpable por eso.

—¿Por qué culpable? —preguntó Envy.

—No estoy segura, pero hay algo de culpa atada a él.

—Yo estaba aquí, Anita; desperdició sus oportunidades para estar contigo
una y otra vez —dijo Jason—, y no me gusta por muchas de las mismas razones
que a él no le gustan Nathaniel y Micah.
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—Nosotros solo somos amigos con beneficios —dije.

Jason asintió, y bebió de su café.

—Richard es tu rey lobo; ¿está haciendo tu vida difícil en la manada?

Jason descendió la mirada.

—Háblame —dije.

—Nunca estaré lo más alto en la jerarquía de la manada, Anita, pero ese es el


porqué soy más un amante que un luchador. —Sonrió, intentando hacer una
broma de eso.

—¿Richard está desquitando sus sentimientos contigo?

—No realmente. Puedo luchar lo suficiente para resistirlo por mí mismo y no


ser atormentado por la manada, pero nunca seré lo bastante bueno para ascender,
y honestamente no quiero estar a cargo.

—Sé que eres más dominante de lo que dices, pero que realmente no quieras
estar al cargo de los otros hombres lobo —dije.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
—No, ni siquiera un poco —dijo él, y tomó otro sorbo de su café.

—Así que, todo lo que estás diciendo es que Richard ve a Nathaniel, a Micah,
e incluso a Jason como alguien sin valor para ganarse a una linda doncella —dijo
Envy.

—Algo así —dije.

—No creo que esté enfrente de su cabeza —dijo Nathaniel, y apretó mi mano.

—Es cómo se siente con Nathaniel y conmigo —dijo Jason—. Literalmente


estamos más bajos en la estructura de nuestros grupos animales, y él es el Ulfric, el
líder. Entre los lobos, eso significa que todo lo que quiere es en su mayoría suyo, y
sabe que podría patear nuestros culos, pero aquí estamos sentados, más felices y
más parte de la vida de Anita de lo que es él, y eso es lo que tiene problemas de
aceptar.

—Pero Micah es Nimir-Raj, rey leopardo, y el encargado de la Coalición, así


que se ha convertido en el líder de todos los grupos animales en la ciudad, e 22
incluso a través del país. ¿Por qué Richard tiene un problema con él?

—Porque Micah mide uno cincuenta y tres y Richard uno ochenta y tres —
dijo Jason.

—¿Qué? —preguntó Envy.

—¿Sabes cuando las mujeres entran caminando en una sala y evalúan la


belleza en la habitación para ver dónde catalogar, y quién podría darles una
carrera por su dinero? —preguntó Jason.

—Seguro —dijo Envy.

—Muchos de los hombres hacen lo mismo, pero no están mirando quién tiene
la mejor apariencia, están evaluando amenazas, potencialmente físicas.

Envy abrió los ojos de par en par.

—No, realmente, lo hacen —dije.

—No lo sé —dijo Nathaniel.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
—Yo tampoco, pero ese es el porqué ambos sabemos que no son el hombre
más grande y más malo en la sala la mayoría de las veces. Ambos hicimos las paces
con esa realidad hace años —dijo Jason.

—Así que estás diciendo que Richard mira a Micah y cree que puede
derrotarle en una pelea, así que Micah no debería haberse ganado a Anita
tampoco.

—Es más que eso. Si fuera una pelea con árbitro, Richard ganaría; creo que
Micah concedería eso —dijo Jason.

Nathaniel y yo asentimos.

—Pero si la pelea es por la verdadera dominancia de un grupo animal, Micah


ganaría —dijo Jason.

—Pero espera, ¿cómo?

—Él mataría a Richard —dije.


23
Envy me miró.

—¿Porque ve a Richard como un rival para ti?

—No, Micah mata por la misma razón que yo lo hago en una pelea, porque
somos demasiado pequeños para no hacerlo. Si no estuviéramos de acuerdo en ser
más despiadados que un gran oponente, entonces ambos habríamos muerto hace
años.

—¿Estás hablando en serio? —preguntó ella.

—Absolutamente —dije.

—Él odia a Micah muchísimo, porque Richard sabe que él debería ser capaz
de ganar la pelea, y en algún nivel sabe que no lo haría —dijo Jason.

—¿Por qué no lo haría? —preguntó ella.

—Porque Richard dudaría en matar —dije.

—Pero si Micah matara a Richard, ¿tú no estarías molesta? ¿No culparías a


Micah?

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
—¿Quieres decir que si Richard lo empujara y Micah lo terminara, eso
fastidiaría nuestra relación?

—Sí.

—Sería difícil, pero comprendo el porqué Micah lo haría.

—Yo no quiero a Richard, pero si Micah le matara, tendría un momento


difícil para superarlo.

—Una de las razones por la que Richard no es mi principal amante es que él


no aprobaba que yo estuviera de acuerdo en matar para proporcionar mi punto. Él
quería ser más civilizado manejando las cosas.

—Anita y Micah son casi igual de despiadados —dijo Nathaniel.

—Estás diciendo que ambos matan más fácilmente que Richard.

—Oh, infiernos sí —dijo él.

—Pero tú estás enamorado de Micah y Anita.


24
—Lo estoy.

—¿Cómo puedes decir que ambos son despiadados, si les amas?

—Quizás una parte de lo que amo es su crueldad.

—Eso es una mierda —dijo ella.

—Insultándonos no va hacerte ganar puntos —dije.

—Lo siento, pero no lo comprendo. ¿Cómo puedes sentir realmente que amas
a la gente porque son despiadados?

—Más seguros —dijo Nathaniel.

Apreté su mano e intercambiamos una de esas adorables miradas. El hecho


de que lo hiciéramos mientras hablábamos de que estábamos de acuerdo en matar
para defender a la gente que amábamos era solo una parte de nuestro especial y
pequeño copo de nieve de amor.

—Los hombres tigre luchan entre ellos, pero no nos matamos mutuamente
por la dominancia —dijo ella.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
—Eres del clan dorado, lo cual significa que nunca hay suficientes de ustedes
para arriesgarse a morir. No tienen permitido matarse mutuamente por la
dominancia —dije.

—Aún no hay suficientes de nosotros para matarnos mutuamente por algo


estúpido como esto.

—Pero hay muchos hombres lobo, y hombres leopardo —dijo Jason.

—No lo comprendo —dijo ella.

—Es una diferencia de cultura entre los grupos animales. Los tigres son
matriarcales, lo cual significa que los líderes no luchan y se matan mutuamente
para liderar; tienen campeones para eso, o suficientes poderes psíquicos solo para
dominar a todos en el clan —dije.

—Los leopardos no se matan mutuamente tanto como los hombres lobo —


dijo Nathaniel.

—¿Así que por qué Micah mata tan fácilmente cuando es un hombre
25
leopardo? —preguntó ella.

—Porque Micah ascendió a través de un grupo mezclado animal que estaba


corriendo como leones, lobos, e hienas, que son las tres subculturas más violentas
que tenemos —dijo Jason.

Le miré.

—Has hablado con Micah sobre esto, ¿verdad?

—Aquí está este nuevo tipo en la ciudad que es más bajito que yo y es el líder
dominante de todos. Quería saber cómo lo hace.

—¿Así que tú podrías hacerlo, también? —preguntó.

Él se encogió de hombros, sonriendo, y luego la sonrisa decayó, sus ojos no


eran exactamente felices.

—No quiero hacer lo que Micah y tú hacen. Lo reconozco, y avanzo.

—Una de las pocas razones por las que mataríamos a uno de los nuestros era
si provocaban una pelea y mataban a otro tigre dorado —dijo Envy.

Anita Blake Saga


Jason
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—Los lobos te permiten provocar una pelea antes de que seas asesinado, pero
es la ventaja lo que el ganador garantiza misericordia o tomar tu vida —dijo Jason.

—¿Cómo has sobrevivido? —preguntó Envy.

—Le gusto a la mayoría de la gente en nuestra manada.

—Así que no quieren hacerte daño —dijo ella.

—Y yo no estoy lo bastante alto en la estructura de la manada, así que luchar


conmigo no les beneficiaría en nada.

—Y cuando la muerte es una posibilidad, tiene que haber algo que ganar —
dijo ella.

—Sí, o tienes que odiar a alguien para arriesgarlo.

Ella se estremeció.

—Dios, eso es barbárico. 26


—Richard prefiere luchar para ser menos letal, y si cree que matabas cuando
no tenías que hacerlo, eres castigada, así que es una estructura de manada más
suave que otras —dijo Jason.

Lo que él no dijo en voz alta era que yo era el Bolverk de la manada, la


ejecutora de las acciones malvadas. Yo era la castigadora de Richard, su amenaza
para los pequeños y malos hombres lobo; en efecto, le permitía mantener su
conciencia y sus manos limpias. No había tomado el trabajo para ayudar a Richard.
Lo había tomado para mantener a mis amigos como Jason, y otros, a salvo de otros
lobos, y de hombres lobo fuera de la ciudad que se intentaban trasladar dentro de
nuestra manada local, porque la reputación de Richard era demasiado suave.

Ahora eso no era un problema. La reputación de Micah y la mía combinadas


significaba que los grupos animales que querían intentar hacerse cargo de otras
ciudades se mantenían condenadamente lejos de San Louis. Había maneras más
fáciles de morir que venir aquí, y no, no me sentía mal por eso. Había visto a
demasiada gente muerta por disputas territoriales entre los grupos animales, o
incluso entre vampiros. Habíamos puesto una gran señal sobre nuestro territorio
que decía: Nada aquí merece la pena morir, pero si insistes, malditamente te mataremos.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
Duro, quizás, pero una reputación escalofriante era lo que necesitabas en la
comunidad licántropo-vampiro también. Públicamente, todos éramos civilizados;
en privado, no tanto, o no siempre.

Domino entró con sus rizos blancos y negros aún mojados por la ducha. El
cabello mostraba su herencia mezclada, el clan del tigre blanco y negro, pero sus
ojos eran puros del tigre negro, el color del fuego: naranja, rojo, brillantes y
calientes ojos de tigre que no podían pasar por humanos. Eran un color
sorprendente que tomaba un minuto ver que era apuesto en su propia manera, y
no solo por su cabello bicolor y sus ojos color del fuego. Tenía uno cincuenta y seis
de altura, y se había vestido con lo que se había convertido en el uniforme de
guardaespaldas no oficial: camisa negra, pantalones negros, zapatos negros
(normalmente botas), y armas. Desde que estábamos en la casa y no teníamos que
preocuparnos por los extraños, su funda de hombro completa con la .45 mm,
munición extra, e incluso si pistola de repuesto eran todas visibles, si ligeramente
camufladas en el negro sobre negro, como camaleones peligrosos intentando no ser
vistos en el brillante sol de la cocina.
27
Vino a mí y me dio un beso, porque la regla era que si estábamos durmiendo
juntos podíamos hacer el beso casual como saludo. El hecho de que despertáramos
juntos y ya tuviéramos sexo, junto con Nathaniel, significaba que nos podríamos
haber saltado el saludo, pero sabía que Domino no lo haría. Él no tenía tiempo
suficiente conmigo para adaptarse, así que tomaba toda la atención que podía
conseguir, y dar. Yo no me resistía contra él. Ni siquiera le culpaba, pero una parte
de mí sentía la presión de Domino y de algunos de mis otros hombres tigre. Un
empujón casi constante para tener más de mí, más tiempo, más amor, más sexo, y
no había más de mí para darles a todos. El sexo era genial, pero no podía ser la
vigilante emocional de tanta gente, lo cual era el porqué había animado a algunos
de ellos a encontrar otras compañeras para tener citas. Domino no había salido con
nadie más aún.

Él se giró hacia mí y miró a Envy.

—Por favor, muévete —dijo él.

—¿Por qué? —preguntó ella, y tomó un sorbo de su té como si probara lo


cómoda que estaba.

—Porque hasta que alguien entra en esta habitación quien es más intimidante
que Anita como yo, me siento a su otro lado, así es como lo hacemos funcionar.

Anita Blake Saga


Jason
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—Sé que ella es la Reina de los Tigres, incluso siento el tirón de su poder,
pero realmente, todos piensan que solo es una raja< —y ella puso una pequeña
gran pausa entremedias—< gata en el mundo, de la manera que todos la
persiguen.

—Estás en mi asiento —dijo Domino, tranquilamente.

—Este no puede ser tu asiento; no estás aquí tan a menudo como yo. —Su
voz era suave, pero el punto era afilado, porque desde que era la primera vez que
se quedaba aquí, eso implicaba que Domino estaba incluso menos en mi vida de lo
que era cierto, lo cual era bastante poco.

Él se tensó, todo su cuerpo llegando a un tipo de atención involuntaria.

Me incliné alrededor de Domino para poder mirar a Envy a la cara y dije:

—Estás en su asiento. Muévete.

Ella frunció el ceño, esa maravillosa cara era toda petulante conmigo.
28
Jason dijo:

—Creía que tú y Domino eran amigos.

—Amables —dijo ella.

—Amables —dijo él.

—Entonces sean amables —dijo Jason.

Envy suspiró pesadamente y giró esos bonitos ojos azules, pero se levantó
para que Domino pudiera sentarse a mi lado. Esperaba que ella tomara el asiento
al lado de Jason, pero no lo hizo. Caminó alrededor de la mesa con ese balanceo
extra en su caminar como había hecho Nathaniel. No era una stripper o bailarina
de ningún tipo, pero era un were animal, y sabían cómo moverse para que
cualquier hombre, o mujer, se preguntaran si ese balanceo de caderas sería tan
bueno en la realidad como lo era en el anuncio.

Tenía suficientes recuerdos, gracias a estar vinculada metafísicamente a


tantos hombres, para apreciar ese balanceo cuando la camiseta blanca fluyó justo
debajo de su culo, podría incluso haber estado interesada, pero las chicas como

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
objetos sexuales me confundían, y aunque pudiera admirar la belleza física de
Envy, eso no me movía, o me hacía querer explorarlo.

Ella finalmente se sentó, luego hizo que Jason la pasara su taza de té que
había abandonado. Tomó otro sorbo de su té de menta y observó a Domino
deslizar su brazo a través de mis hombros con una mirada que hacía juego con su
nombre. En ese momento supe que ella tenía un choque con Domino, o al menos le
estaba mirando para complementar una vez dejara a Richard. ¿Domino lo sabía,
estaba distraído, o ya la había rechazado? ¿Explicaba el énfasis en “amables” que
había querido ser más que amigos, pero él había dicho que no?

Froté mi mano libre a través de mi frente. Intentar manejar a tanta gente era
un dolor en el culo, pero normalmente me golpeaba como un dolor de cabeza
cuando comenzaba a pensar demasiado en ello. Éramos adultos, por el amor de
Dios; deberían ser capaces de manejar esto, ¿no?

Nathaniel se inclinó y besó mi mejilla.

—¿Estás bien? 29
—Seguro. —Pero estaba tensa cuando intenté apoyarme en el brazo de
Domino sobre el respaldo de mi silla. De repente no quería que me tocara, me sentí
sofocada por tanta atención. Lo cual disfrutarías de alguien del que estás
enamorado si solo te ciñera a él de alguien en quién piensas más como un
compañero sexual. Jason era mi amigo con beneficios de verdad, porque era uno
de mis mejores amigos y el sexo no parecía estropear esa parte, o hacernos querer
tener más del otro emocionalmente. Probablemente él era el amante menos
complicado que tenía en muchas maneras; en otras era solo un tipo diferente de
complicaciones, pero entonces ¿no lo éramos todos?

—Ahora que todo el grupo está aquí, ¿por qué estamos aquí? Jason mencionó
algo sobre que el sexo duro es parte de la razón para esta reunión informal.
¿Puedes explicar eso, Jason?

—Sigamos con los problemas en la agenda de Domino y Envy primero —dijo


él, y dio una media sonrisa con eso.

—¿Hay una agenda con problemas alineados? —dije.

Él rio.

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Jason
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—Deberías ver tu cara, tan desconsolada.

—Odio las reuniones. —Levanté mis dos manos para levantar mi café hacia
mi boca. No quería tocar a nadie justo en ese minuto. Me sentía como si estuvieran
juntándose contra mí, manejándome, y no me gustaba eso.

Nathaniel puso su mano en mi muslo debajo de la mesa, frotándolo


gentilmente a través de la seda de mi bata. Luché la urgencia de apartar su mano.
Quería que me tocara, pero no me gustaba darme cuenta que todos en esta mesa
sabían el tema de conversación excepto yo.

Domino comenzó a frotar mis hombros, los dedos encontraron la piel


desnuda de mi cuello debajo de mi cabello, masajeó los músculos que de repente
estaban tensos, luego se movió pasando la línea de cabello para poder escabullir
sus dedos para masajear, y presionar, y dejarme sentir la fuerza en su mano en ese
punto dulce donde el cuello y el cráneo emerge. Eso casi me hizo girar los ojos en
mi cabeza, y me hizo cerrarlos.

La mano de Nathaniel presionaba más fuerte, probando que había fuerza en 30


sus dedos que normalmente no usaba, pero aún estaba allí. Ambos tensaron sus
agarres al mismo tiempo y tuve que luchar por no reaccionar más de lo que era
educado en el desayuno. Alguien me quitó la taza de café de la mano, o
probablemente la dejé caer.

Nathaniel aflojó su agarre en mi muslo y entonces Domino movió su mano


hacia atrás solo para abrazar la parte de atrás de mis hombros. Esta vez me
desplomé en la curva de su brazo, acurrucándome contra su cuerpo. Podía
acurrucarme más fuerte porque él no se había puesto la armadura corporal;
muchos de los guardias no se molestaban a menos que fueran a trabajar conmigo.
Él descendió su agarre para sostenerme parcialmente, o yo podría haberme
deslizado fuera de la silla hacia el suelo; la seda es resbaladiza cuando todos tus
músculos se han vuelto líquido.

—Vaya —dijo Envy—, eso fue... vaya.

Intenté mirarla, pero mis ojos aún no estaban enfocando bien. Comencé a
intentar luchar por liberarme de esa sensación cálida y después del brillo, pero
Nathaniel acarició mi muslo, gentilmente, y dijo:

—Está bien, Anita, solo relájate.

Anita Blake Saga


Jason
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Comencé a hacer lo que la voz de mi gatito me decía, y entonces Envy siguió
hablando y necesité poner atención. Luché a través de toda esa relajación, y los
ricos recuerdos de esta mañana, y como... ellos habían golpeado dos de mis puntos
felices, y con la gente correcta, bajo las circunstancias correctas, ¿eso no me
controlaba, o no me hacía mujer?

—¿Actualmente puedes oírme? —preguntó ella, y descendió su cara para


mirarme fijamente.

Aún estaba acurrucada en la esquina del cuerpo de Domino, su agarre a


través de mis hombros me sujetaban en el sitio. La presión de su funda de hombro
y munición extra en su cinturón no era incómoda; actualmente era algo
reconfortante. Cuando pasas el tiempo con tanta gente peligrosa como yo, las
pistolas y esas cosas solo son parte de todo eso. Abracé mis brazos alrededor de su
cintura para ayudarme a sujetarme, y abrazar con mis brazos su cintura no era algo
malo. Eso ayudó a continuar aligerando la tensión que había intentado reafirmarse
y hacerme empezar a desgarrar todo, y a todos, a mi alrededor. La rabia había sido
mi única emoción una vez, y aún estaba cómoda en esa manera disfuncional en la 31
cual la gente prefería algo desagradable, pero familiar, a algo agradable, pero
desconocido. Algunas veces creía que había empujado tanto mi zona de
comodidad que la había roto, y otras veces me daba cuenta que las zonas de
comodidad eran más como las barras de una prisión; te protegían, pero también te
atrapaban. No quería estar atrapada, ni siquiera por mí misma.

—Sí —dije, la voz un poco espesa y casi sonando adormilada. Me aclaré la


garganta y lo intenté otra vez—. Te escucho, Envy.

—Si Richard pone su mano ahí detrás y tira de tu pelo, ¿lo disfrutarías?

Parpadeé hacia ella, estudiando la inteligencia en su mirada, la fuerza de


voluntad que estaba allí dentro. Esas eran las cosas que hacían que Envy trabajara
para Jean-Claude y para Richard; la pasividad no era algo que ambos disfrutaran.

—Bajo las circunstancias correctas, sí —dije.

Ella sacudió su cabeza, levantó su té como si fuera a beberlo, y luego le bajó


sin tocar.

—Eso duele cuando me lo hace a mí.

—Entonces no debería hacerlo —dije.

Anita Blake Saga


Jason
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—Es como si necesitara hacérselo a alguien, o con alguien.

—Lo hace.

—¿Por qué? —preguntó ella.

Eso me hizo fruncir el ceño y tuve que enderezarme desde la extrema


posición de abrazo en la que estaba, como si no pudiera pensar tan profundamente
sentada así. Le di unos golpecitos en el muslo a Domino, dejándole saber que no
estaba enfadada, solo necesitaba sentarme. Aparté la mano de Nathaniel de mi
muslo y en mi mano, dejándole saber, también, que estaba bien, y que no iba a
dejar que mi incomodidad se escapara de mis manos y me hiciera atacar otra vez;
eso era infantil, y ya no era una niña.

—¿Puedo hacer esto? —preguntó Jason.

—Eres mi invitado —dije.

—Disfrutar del dolor con tu placer es algo que consigues, o no. Si lo


consigues, entonces realmente no necesitas que te lo expliquen, porque sabes lo
32
bien que se siente, y si no lo consigues, entonces ningún montón de charla va a
convencerte de que tiene sentido.

—Suena como si hubieras practicado esa charla —dije.

Él frunció el ceño, y pareció atenuar su lugar todo el camino.

—He estado intentando explicárselo a J.J.

—¿Asumo que no fue bien?

—No.

—No me digas que no puedes explicármelo, eso no es una respuesta —dijo


Envy.

—Es como intentar explicar el color rojo a alguien que es ciego a los colores.
Puedes decirles que el rojo es calor, brillante, usa la palabra que quieras, pero
realmente no les explicará cómo se ve el color, aún se parecerá a un tipo de gris
para ellos —dije.

—Eso tampoco es una respuesta —dijo ella.

Anita Blake Saga


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Nathaniel dijo:

—Tú ves la esclavitud como un extra, algo que añade el picante al dormitorio,
¿cierto?

Ella asintió.

—Para algunos de nosotros no es picante, es verduras y fruta.

—¿Qué? —preguntó ella.

Él se sentó en su silla, usando su mano libre para gesticular cuando hablaba,


la otra mano aún en la mía.

—Piensa en el sexo, relación sexual, como en la comida, pero si comes solo


por comer te pondrás enfermo y eventualmente morirás por las complicaciones de
una dieta gravemente desequilibrada.

—Bien, eso lo sé, pero aún no veo la analogía.

—Todos podemos tener sexo sin esclavitud y disfrutarlo como el infierno,


33
pero si no tenemos la esclavitud y la sumisión con él, después de un tiempo
enfermaremos y nos deprimiremos. El sexo de por sí no es una vida sexual
completa para nosotros; necesitamos el vicio de ser felices y saludables, y sin eso
eventualmente una parte de nosotros morirá por dentro.

Ella parpadeó esos grandes ojos azules hacia él, y luego se giró hacia Jason.

—¿Es así como te sientes?

Él asintió.

—No preguntaré a Anita; la pequeña demostración dice que sí por sí misma.


—Ella miró a Domino—. ¿Es así como te sientes, también?

—Algunas veces tengo relaciones sexuales vainilla directamente —dije.

Él me rodeó con un brazo y dijo:

—No, no las tienes; crees que sí, pero incluso tu vainilla es más como amañar
la onda.

Anita Blake Saga


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Comencé a enfadarme por eso, y luego luché la urgencia. Mi terapeuta decía
que el enfado había sido un mecanismo para salir adelante desde el momento que
mi madre murió. La rabia me había protegido y ayudado a sobrevivir; ahora solo
necesitaba usarla apropiadamente, y no dejar que desgarrara mis relaciones como
hice en la mayoría de mi vida adulta. Los viejos hábitos eran difíciles de romper,
pero lo estaba intentando, y la gente que me importaba me estaba ayudando a
intentarlo más fuerte.

Nathaniel apretó mi mano; había notado mi esfuerzo, y mi éxito. Le miré y él


me sonrió, esa feliz sonrisa de estoy orgulloso de ti. Me hice devolver la sonrisa.

—Bien, ¿qué fue eso justo ahora? Sentí la energía de Anita, su bestia
resplandeciendo, y luego se fue, y ahora tenemos algún tipo de momento feliz
pasando —preguntó Envy.

—Estoy aprendiendo a controlar mis emociones y a mi bestia interior; sabes


cómo funciona eso.

Ella ladeó su cabeza hacia un lado ligeramente. 34


—Se siente diferente que controlar a nuestras otras mitades. ¿Quizás el
enfado es lo que estabas controlando, no a la bestia?

Ves, Envy era inteligente y reveladora, y aprendía rápido. También era cierto
para su primo Dev, y era una de las razones por las que eran nuestros amantes.
Inteligencia no solo es sexy; es necesaria para que algo complicado funcione.

—Sí, exactamente —dije.

Ella asintió, más para sí misma, creo, y luego levantó su té y bebió. Estaba
pensando, podías observarlo en sus ojos; me gustaba eso.

—¿Por qué no te gustó que Domino te dijera que no haces solo vainilla?

—Honestamente, porque aún no lo creo. Ocasionalmente hago la posición del


misionero con los chicos, y considero eso tan vainilla como puede ser.

—No de la manera que lo haces —dijo Jason.

Le miré y supe que no era una mirada completamente amistosa.

Él rió.

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—Oye, es la verdad.

—¿Qué sería solo misionero vainilla entonces? —pregunté.

Él miró a los otros hombres, y Envy y yo les vimos intercambiar una serie de
miradas que de repente eran muy masculinas, como alguna sacudida de manos
secreta que no comprendíamos porque no teníamos pene.

—¿Qué? —pregunté.

—¿Sí, qué? —preguntó Envy.

—Bueno, no puedes intentar morder para liberarte con mordiscos y arañazos


cuando el chico está encima, eso definitivamente no es vainilla —dijo Jason.

—No te marco todo el tiempo, no si me dices que tienes que ir al escenario esa
noche.

—Lo olvidas algunas veces —dijo Nathaniel.

Suspiré, sentí que mis hombros comenzaban a desplomarse. Domino me


35
abrazó.

—Está bien, no nos quejamos, pero todos nos alegramos que te gusten los
ángulos para las relaciones sexuales que te colocan más lejos de nuestra piel, o yo.
Realmente no me gusta el dolor durante el sexo.

—¿Esto es una prueba para la hermandad?

—No, pero no me pondré en una posición dónde puedas hundir realmente


tus dientes como haría Nathaniel, eso es todo. —Él besó mi frente y me abrazó otra
vez—. No hagas más de esto de lo que es, Anita, solo son diferencias en lo que le
gusta a la gente. Adoro que llegues tan dentro del sexo que te olvides de muchas
cosas conmigo que cuando lo haces con Nathaniel, o Jean-Claude, o Dev, o Nicky.
Adoro que pueda hacerte cosas que disfrutes tanto que te pierdes en el sexo.

—Eso es lo que Jade necesita —dijo Envy.

El cambio de tema fue demasiado abrupto para mí.

—Lo siento, ¿qué?

—Envy —dijo Domino.

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—No, Domino, estábamos de acuerdo en hablar sobre el comportamiento de
Jade, así que hablemos de ello.

—¿Hablar sobre qué? —pregunté.

—Jade es tu amante, tu única amante femenina.

—Soy consciente de ello. —Intenté no encorvar mis hombros o


avergonzarme; aún no estaba completamente cómoda con tener a una mujer en mi
vida como a un hombre. Sí, tenía poderes metafísicos sobre los que no tenía el
control completamente, y el poder que me había atraído a Jade, y ella a mí, había
sido un gran rompehielos, pero no me ayudaba a tratar con el hecho de que nunca
había estado atraída por las mujeres antes, o que cuando tenía sexo con ella, seguía
olvidándome de que no era un hombre. Tenía siglos de recuerdos en mi cabeza de
Jean-Claude de las mujeres y hombres que había seducido, o que le habían
seducido, pero no tenía el equipo para actuar en esos recuerdos.

36
—Ella necesita sexo tan bueno que se olvide de todo.

—Ella no se ha quejado de mí —dije, e intenté no sonar tan gruñona como me


sentía.

—No lo haría, ¿verdad? Es tan feliz por ser libre del maestro vampiro que la
atormentó durante siglos que es un avance.

—Él era un bastardo malvado con ella.

—Es feliz, Anita. Adora estar contigo y está comenzando a confiar en los
hombres otra vez gracias a Domino, Nathaniel, y Jean-Claude, pero aún prefiere a
las mujeres, y tú eres su única mujer.

—He ofrecido que ella debería encontrar a otra mujer si quiere hacerlo.

—Ni Domino ni Jade han encontrado a otros amantes. De todos los tigres que
están vinculados a ti, ellos son los dos únicos que no se han ido a ninguna parte.

—¿Esto es alguna cosa cultural del clan del tigre negro? —pregunté, y miré a
Domino cuando lo dije.

—No lo sé. Fui criado por los tigres blancos. Crispin y yo nos criamos juntos,
pero él ha encontrado a otros amantes —dijo Domino. Él había sido un huérfano

Anita Blake Saga


Jason
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tomado por los tigres blancos, y actualmente nunca había estado con otro tigre
negro hasta Jade. Todos habíamos creído que todo el clan había sido eliminado.

—¿Entonces por qué no lo has hecho? —pregunté.

—Jade y yo creemos que si encontramos a otras personas, tú lo verás como


delegarnos a ellos. No sentirás que debes salir con nosotros, porque estaremos
saliendo con otras personas. Te hemos visto hacerlo con otros, Crispin incluido.

Pensé en ellos durante un momento. ¿Eso era cierto? ¿Les estaba alentando a
encontrar a otros amantes como una manera para sacarlos de mi cama, y de mi
vida?

—No me había dado cuenta de lo que estaba haciendo, pero ninguna


persona, ni siquiera yo, realmente puede salir con tanta gente. Puedo acostarme
con ellos, pero no puedo hacer la cosa emocional, la cosa graciosa, las cosas que
realmente hacen en una relación; no hay suficiente de mí para seguir con eso. Me

37
siento presionada por todos para cuidarlos, y he alcanzado un límite. No puedo
preocuparme por tanta gente tan íntimamente como la mayoría quieren que haga,
no sé cómo hacer eso. Le pregunté a Jean-Claude y ni siquiera él sabía cómo tener
relaciones verdaderas con tanta gente, y él ha sido hombre de señoras, y un
hombre de caballeros, durante siglos.

—Realmente no había pensado en ellos desde esa perspectiva. No sé< no, sé


que no podría salir con tanta gente, pero todos están metafísicamente atados a ti y
a Jean-Claude y a Micah, y no hay manera de deshacer esos vínculos excepto con la
muerte —dijo Envy.

—Anita cortó el vínculo entre Jade y su primer maestro vampiro —dijo


Domino.

—Sí, pero Anita es la Madre del Amanecer, la Reina de los Tigres; rompe los
vínculos de los sirvientes con los maestros de la manera que lo hacía la vieja Reina
de Toda la Oscuridad. Incluso la reina nunca rompió vínculos entre ella misma y
alguno de sus otros sirvientes —dijo ella.

—Así que o un tipo de muerte o un milagro metafísico, los vínculos entre


Anita y todos nosotros son inamovibles, irrompibles —dijo Jason.

—Sí —dijo Envy.

Anita Blake Saga


Jason
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—Estoy diciendo en voz alta que no puedo salir con tanta gente, no y hacer
un buen trabajo saliendo con ellos, preocupándome por todas sus necesidades.
Infiernos, si no hubiera estado metafísicamente fastidiado, no habría elegido a la
mayoría de las personas con las que tengo sexo, no es que no sea un sexo genial —
dije, besando a Domino en la mejilla—, pero es como si de repente estuviera
atraída locamente por la gente con la que no tenga nada en común, así que el sexo
es alucinante, pero la conversación entre medias no lo es tanto.

—El ardeur es como es como la droga de la violación en una cita que no pasa
—dijo Envy.

—No es mi analogía favorita, pero sí —dije.

—Pero esta droga afecta a ambas partes —dijo Jason.

—No siempre. Hablé sobre ello con Jean-Claude, y la creadora del ardeur
como una habilidad vampírica, Belle Morte, nunca estuvo afectada por él; ella era

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más como un contagio.

—Maravillosa Muerte —dije—, hacer que la gente enferme de deseo.

—Más bien adictos —dijo Jason.

Nathaniel y yo asentimos.

—Adictos al amor no es una canción lírica —dije.

Me giré hacia Domino.

—¿Me ansías así? Quiero decir, ¿hacer que los otros quienes han encontrado
otros amantes disfruten del sexo conmigo como yonkis?

—Algunas veces.

Me sentí horrible entonces.

—Espera, pero Anita no les ansía de la misma manera, o ella no habría hecho
esa pregunta.

—Cuando el ardeur vino por primera vez a mí casi no tuve el control sobre él,
así que estaba atada tan tensa como la gente de la que me alimenté, pero conseguí
controlarlo más y pude protegerme de enamorarme.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
—Yo llegué demasiado tarde —dijo Domino, y me besó otra vez para tomar
algo del picor de las palabras.

—Lo siento —dije.

Nathaniel se inclinó desde el otro lado y besó mi mejilla.

—Me alegro de llegar aquí antes.

—No es solo el ardeur, Anita. Te he conocido durante más tiempo que


Nathaniel, y he estado por aquí cuando el ardeur se alzaba, pero no estamos
enamorados, o somos adictos el uno del otro —dijo Jason.

—Tenías miedo de ser consumido por el amor, y cuando te convertiste en mi


lobo para llamar, incorporé eso en la mezcla, así que ambos éramos más libres de
la cosa emocional, o eso es lo que Jean-Claude cree que hace la diferencia.

Jason asintió.

—Tiene sentido. Conseguiste que algunos rasgos de personalidad cambiara 39


los cuerpos cuando hacías a alguien tu animal o vampiro para llamar. Jean-Claude
ha hablado sobre eso; él es más despiadado desde que se unió a ti, y Richard
conseguía tu enfado todo el tiempo, así que me alegro que hayas aprendido a
tomar eso de vuelta. Nuestro rey lobo habría matado a alguien si no hubiera
aprendido a rendir los ataques de rabia.

—Conseguí el ardeur de Jean-Claude, su habilidad y necesidad para


alimentarse de la lujuria, y el ansia de carne de Richard, y sus ansias por la sangre.

Envy se estremeció.

—No llegaste a recoger y elegir, ¿verdad?

—No del todo —dije.

Ella tembló otra vez.

—Eso podría ir muy mal.

—He pensado en ello. Es una de las razones por las que he decidido que mi
tarjeta de baile está llena. Hemos tenido mucha suerte, pero eventualmente podría
conseguir un trozo de alguien quien realmente es malo y entonces nuestra pequeña
feliz tribu poligámica podría irse al infierno.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
—¿Es una feliz tribu poligámica? ¿Tú eres feliz? —preguntó Domino.

Me giré y miré a esos ojos del color del fuego y espectacular puesta de sol.

—Sí. Sí, soy feliz, más feliz de lo que nunca he sido.

Él sonrió un poco.

—Bien, me alegro.

—No preguntaré si eres feliz, porque sé que quieres más de mí de lo que


puedo dar, y lamento eso, Domino. Te dejaría libre si pudiera.

—Si él solo fuera adicto al ardeur, podrías, o él podría desintoxicarse de la


manera que lo hizo Requiem, pero sé lo que es ser tu lobo a llamar, y él es tu tigre,
y somos tuyos para siempre. Incluso si nos trasladamos a otro país aún puedes
llamarnos a tu lado —dijo Jason.

—¿Estás pensando en trasladarte de país? —pregunté.

Él dio un pequeño encogimiento de hombros.


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—Si J.J y Freda y yo pudiéramos trabajar en las cosas, quizás, y si Jean-Claude
y tú lo permitieran.

—No me gusta la parte “permitir” —dije.

—Jean-Claude tiene suficientes were animales para donar sangre ahora. No


es como en los viejos tiempos cuando tener a este pequeño hombre lobo para
alimentarse era importante para su base de poder. Y Freda es la novia de J.J.

—¿Así que si tú, J.J, y Freda pueden trabajar en esto, te trasladarás a Nueva
York?

—Quizás. Quiero decir, ella está en una de las compañías de baile más
importantes del país; no puedo forzarla a dejar eso.

—Adoro que estés de acuerdo en mudarte con tu novia —dijo Envy—.


Muchos hombres esperan que la mujer haga la carrera del compromiso.

—Soy bailarín exótico, no es una carrera.

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Jason
Laurell k hamilton
—Eres muy bueno en tu trabajo —dije—, y has manejado el club la mayoría
del tiempo.

—J.J ha hablado a la compañía de baile en la que está sobre Jason quizás


intentando unirse a ellos —dijo Nathaniel.

Miré de uno a otro.

—Vaya, Jason, solo vaya, eso es genial; ¿serías el primer licántropo al que se
le permite entrar en una compañía de baile completamente humana?

Él asintió.

—Eso realmente ayudaría a que los licántropos sean aceptados —dijo Envy.

—Es una gran oportunidad —dije—. Te echaré de menos como el infierno,


pero nunca te he visto tan feliz como lo eres con J.J., así que, ¿qué puedo hacer para
ayudar?

Él me sonrió, no su habitual sonrisa desgarradora, sino la que era solo suya, 41


solo nuestra amistad.

—Primero, todos creemos que si quizás tienes más experiencia con las
mujeres, o pudiera hablar con alguien sobre tener amantes femeninas, podrías ser
capaz de ayudar a Jade a sentirse más parte de las cosas.

Levanté mis cejas y miré a través de la mesa hacia Envy.

—¿Eres voluntaria para ser mi mentora?

—Yo, no —dijo Envy, sacudiendo su pelo rubio fuerte.

—¿Entonces por qué estás aquí hoy? Domino es el único otro tigre negro en
nuestro grupo, así que él y Jade son colegas, pero tú eres una tigre dorada, lo cual
te hace de un clan completamente diferente.

—Soy una mujer tigre, y la única que tienes aparte de Jade, así que ella habla
conmigo. Yo estoy con Richard y Jean-Claude, así que ella ve nuestras posiciones
como algo similar: Somos amantes, pero no las amantes de nuestros amantes.

Intenté rodar esa afirmación alrededor de mi cabeza, me rendí, y dije:

—¿Así que estás aquí como la amiga de Jade?

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Jason
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—Sí, lo estoy.

—Bien. Pero, ¿no eres voluntaria para enseñarme? Honestamente, yo


tampoco lo estoy ofreciendo; nada personal, pero Jade me está confundiendo
bastante y no necesito añadir más chicas. Infiernos, ni siquiera necesito añadir más
chicos.

—Actualmente nunca he estado con otra mujer, así que no estoy enfadada
contigo porque estés desconcertada por tener a una mujer amante, pero tienes
contacto sexual con Jade; nosotras solo pensamos que otra mujer con más
experiencia en el área podría ser de ayuda.

Miré a Jason.

—No estás ofreciendo fantasías dónde tú me añades a J.J. y a ti para un trío,


¿verdad? Porque si es eso... —Le miré más fuerte.

Él sonrió y luego rió.

—No, no lo hago, aunque si está en la mesa, no diría que no.


42
—Nada personal hacia J.J., ella es bonita, pero no me puedo ver estando con
ella, menos los dos.

—Vas directa al sexo, ¿verdad? Nunca se te ocurrió solo hablar a J.J. con un
café sobre esto, ¿verdad? —dijo Envy.

Me sonrojé, un poco, y me encogí de hombros.

—¿Se supone que debo tener una pequeña charla bisexual tomando café?

—Eso podría ayudar, pero no resolvería mi problema —dijo Jason.

—¿Qué problema? —pregunté.

—No puedes hacer que Freda me odie menos, o dejar de estar celosa de J.J.,
pero podrías ayudarme a explicar el sexo duro a mi novia.

—¿Cómo? —pregunté, y la única palabra cayó con sospecha.

Él sonrió, y entonces su cara se puso seria, la felicidad se había ido como un


interruptor, encendido/apagado. Me dolió verle así.

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Jason
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—¿J.J. realmente está pensando en romper contigo por este tema? —pregunté.

—Yo rompí con Richard por este tema —dijo Envy.

—No, no es lo mismo. Yo no estoy intentando acostarme con J.J. hasta hacerle


daño. Ella es el tipo de mi versión de la mujer humana con la que Richard sale, las
que él quiere con la valla blanca, pero yo también necesito cosas rudas. Solo sé que
no voy a conseguirlas con J.J.

—Explícaselo de la manera que me dijiste, que morirás sin ello. —Ella sonaba
desdeñosa.

—No nos crees, ¿por qué debería ella? —preguntó Jason.

Envy abrió su boca, comenzó a decir algo, paró, y luego bebió su té; otra vez
podías observarla pensando.

—Así que —dije—, ¿cómo ayudaría explicárselo a J.J.?

—Viéndolo —dijo él. 43


Le miré sin oportunidad de que me alegrara de eso.

—No soy tan exhibicionista.

—Lo sé, y no es eso lo que estoy pidiendo.

—¿Qué estás pidiendo exactamente?

Nathaniel tomó mi mano en las suyas, lo cual me hizo mirar a esos ojos
lavanda. Me preguntaba si le miraría a los ojos y no me sorprendería por lo bonitos
que eran.

—Estábamos pensando que tú y yo tendríamos sexo en la habitación con


Jason y J.J. y solo dejar que la diferencia hablara por sí misma.

Abrí los ojos de par en par.

—No sería la primera vez que hemos compartido un dormitorio con otra
pareja, o varias, Anita.

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Jason
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—Eso fue para alimentar el ardeur, o cuando las cosas se salían de las manos y
no podíamos controlarlas. Nunca he estado de acuerdo en algo así mientras
estuviera sobria por el ardeur.

—Quizás es el momento de que lo hagas —dijo él, suavemente.

Abrí mi boca, la cerré, y no sabía qué decir. Infiernos, apenas sabía qué
pensar.

—Bueno, demonios —dije, al fin.

—Hay esperanza —dijo Jason.

Domino dijo:

—Lamento poner un impedimento al plan, pero Nathaniel y Anita realmente


no han sido tan duros.

Los tres nos miramos mutuamente.

—¿Cómo de duro necesitas que lo vea, Jason? —pregunté.


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Él pensó en eso durante un momento, y luego suspiró.

—Más duro de lo que Nathaniel y tú lo hacen, probablemente.

—Puedo ser más duro —dijo Nathaniel.

Le di unos golpecitos.

—Puedes.

—Anita y yo somos más duros juntos que tú y ella a solas —dijo Jason.

—Añadan a Nicky y a Nathaniel acompañándome y es más duro —dije.

Jason rió.

—Quiero introducir a J.J. en el sexo duro, no darle un susto de muerte.

—Nicky hace el amor, también —dije, sintiendo la necesidad de defender a


uno de mis amantes ausentes.

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Jason
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—Te creo, pero he visto su rudeza, y algo en lo alto que es, esos grandes
hombros, y los juegos de esclavitud al límite me sacan de la zona de comodidad,
por no hablar de J.J.

Nicky era tan rubio y de ojos azules como Jason y Envy, pero él hacía que
todos los presentes aquí parecieran< frágiles. No era el guardia más alto que
teníamos, pero tenía uno de los hombros más grandes extendidos, y era uno de los
chicos más grandes que parecían enormes, quizás una combinación de tamaño
físico y personalidad. También era un sociópata admitido, lo cual significaba que
su reacción a las situaciones era o socialmente perfecta o tan mala que no tenías
palabras para ella. Le amaba, quiero decir que estaba enamorada de él, y él de mí,
lo cual significaba que no era casi el sociópata que él pensaba que era, solo alguien
con unos antecedentes infantiles tan duros que solo Nathaniel había aguantado
una vela por ellos.

—Bien, si Nathaniel y yo no somos lo bastante duros, y tú no quieres a Nicky,


o asumo alguien más en la habitación, ¿cuáles son las opciones? —pregunté.

—Desde que es idea de Jason que J.J. necesita ver algo duro, entonces él y
45
Anita serían los que lo demostraran —dijo Envy.

Todos la miramos; quizás no eran completamente miradas amistosas, porque


ella dijo:

—¿Qué? Es la elección lógica.

Miré a Jason.

—¿Crees que J.J. estaría bien observándonos a ti y a mí teniendo sexo


actualmente?

—No lo sé. Preguntaré, porque Envy tiene razón, J.J. necesita ver de lo que
estoy hablando, no lo que tú y Nathaniel hacen, o hacen Nicky y tú.

Y así comenzamos a negociar llevándolo de una idea a la realidad. Todo el


tiempo creía que mi vida sexual no podía ser más extraña, o más complicada,
estaba muy equivocada.

Anita Blake Saga


Jason
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Dos semanas más tarde, J.J. visitaba San Louis. Yo estaba muy nerviosa. Se
podría pensar que llegaría a un punto en el que ya tendría suficiente sexo,
suficientes tabúes rotos, suficientes valores tradicionales desechados como para
perturbarme, pero simplemente no funcionaba de esa manera. Me decepcionaba
que no funcionara de esa manera; parecía como si al haber tirado todas las ideas
convencionales del sexo y las relaciones por la ventana, sería impermeable a
sentirme avergonzada o incómoda, pero no lo hacía. Quería enojarme por eso, pero
ya esperaba enojarme, así que estaba dispuesta a luchar contra el impulso de ser
gruñona. Hice un puchero. Me daba permiso para estar lo suficientemente de mal
humor como hacer pucheros por el hecho de que me sentía como si tuviera
dieciséis años otra vez y hubiera tropezado bajo las gradas, encontrando a la
capitana de las animadoras y al mariscal de campo estrella. 46
Estaba nerviosa y de mal humor hasta el momento en que vi caminar a J.J.
entre la multitud del aeropuerto de Lambert. La vimos antes de que nos viera,
porque nos encontrábamos en la zona elevada que contaba con diferentes artes y
artesanías locales. A veces me quedaba perpleja por el arte, pero era una genial
manera de ver a la multitud si eras bajo como Jason y yo. Su rostro se iluminó,
como si alguien hubiera encendido una vela dentro de su piel para que el
resplandor feliz lo llenara e hiciera que los extraños los miraran a ella y a Jason,
mientras él corría hacia ella.

Ella dejó caer su bolso grande al suelo y se lanzó hacia él. Realmente la
levantó del suelo, y ella dobló las rodillas para que pudiera hacerlo a pesar de que
tenía uno setenta y seis de altura contra el metro cincuenta y cuatro de él, poniendo
sus pies en alto para que aguantara todo el peso de su cuerpo mientras se besaban
y giraban lentamente en su lugar, como si estuvieran bailando con el ruido de la
multitud.

Su cabello rubio y liso en su apretada cola de caballo era casi del color exacto
del de Jason; él era más pequeño, aunque su cuerpo de bailarina se había
perfeccionado hasta sus huesos y músculos haciéndola parecer más delicada, y el

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cuerpo de él más abultado por el levantamiento de pesas le daba más presencia
física, por lo que parecía más grande, a pesar de que ella era mucho más alta.

La bajó y ella aterrizó en sus zapatos planos en una posición cercana a la de


danza, como si lo hubiera hecho sin pensar, de la manera en que yo uso un arma
de fuego, porque la memoria práctica y el cuerpo siempre estaban allí, esperando a
actuar. Estaba vestida tan cómoda con sus zapatos marrones de estilo mocasín,
pantalones marrones suaves y una corta chaqueta marrón, más una de esas
camisetas de seda que siempre parecían demasiado calurosas para mí.

Incluso tenía un pañuelo estampado dorado y anaranjado ingeniosamente


arremolinado alrededor de su cuello y hombros. Se veía genial, como un traje
real. Sinceramente no entendía los accesorios una vez que ya tenías zapatos y
joyas; las bufandas me confundían en serio. Era por eso que Nathaniel me había
vestido: pantalones pitillo negros metidos en botas negras hasta la rodilla con un
tacón de siete centímetros, y un top de cuello redondo negro metido en los
pantalones vaqueros con un cinturón que Nathaniel había encontrado en una
tienda de segunda mano de alta gama. El cinturón tenía una luna creciente de 47
hebilla, y me hizo ponerme una chaqueta de cuero hecha a medida sobre todo por
lo que prácticamente escondía el arma en mi espalda. No iba a ningún lugar sin
armas.

Jason llevaba una camiseta azul claro metida en vaqueros de color azul
oscuro, con un cinturón negro que hacía juego con las botas que asomaban por
debajo de sus vaqueros. Los colores hacían sus ojos más azules y se veía bien en
él. Nathaniel tenía sus propios jeans ajustados negros metidos en botas de caña alta
que tenían hebillas y plataformas, por lo que parecían más de ciencia ficción que el
cuero elegante de las mías o las de Jason. Nathaniel llevaba una camiseta negra por
dentro, mostrando su plateada hebilla del cinturón que tenía la forma de una
media luna/sol. No me había dado cuenta que había logrado igualar las hebillas
del cinturón hasta que llegamos al aeropuerto. Parecía que íbamos a una discoteca
gótica, o para ser extras en una película futurista pero poco realista donde todas las
personas peligrosas se vestían de negro y se veían geniales. Hubiera protestado,
pero sinceramente la mayor parte de nuestra ropa informal era negra con un poco
de rojo, púrpura y azul mezclado aquí y allá.

Nathaniel estaba sosteniendo la chaqueta de cuero negro que Jason había


llevado sobre su camiseta azul, porque era realmente demasiado calurosa para su
piel y él quería las manos libres para saludar a su chica. Eso es lo que era; J.J. era la

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novia de Jason. Estaba allí, en sus rostros, en la forma en que se tocaban y en el
azul casi idéntico de sus ojos. Ellos parecían extrañamente iguales, y habían
llegado a descubrir que compartían un tátara abuelo, al igual que una gran
cantidad de personas en una cierta sección de Asheville, Carolina del Norte.

Legalmente, la mayoría de las mujeres rubias y de ojos azules que había


conocido en mi viaje a su casa para ver a la familia de Jason no estaban
relacionadas con él, o entre sí, pero su ancestro compartido había sido un
predicador muy ocupado e inmoral, y al parecer, había sido al menos tan
encantador como Jason, que era muy, muy encantador, o tal vez más, lo cual era
terriblemente encantador.

Se volvieron hacia Nathaniel y yo, y estaban tan rematadamente felices que


de repente no me sentía torpe o estúpida. Sólo quería que Jason no perdiera esto,
no la perdiera a ella.

—Ambos se ven muy bien —dijo J.J., abrazando a Nathaniel y plantando un


beso en su mejilla. Se volvió hacia mí y nos abrazamos. Ella era más alta que yo,
pero era tan pequeña en la cintura y las costillas que golpeaba mi radar como
48
delicada. Presionamos mejillas juntas más que besarnos, porque a pesar de que
llevaba su habitual brillo de labios neutro, yo llevaba mi habitual lápiz labial color
rojo y había aprendido que se difuminaba o parecía extraño mezclado con barras
de labios de otras mujeres.

—Nathaniel escogió la ropa, así que si nos vemos bien es su culpa —le dije,
con una sonrisa.

Ella sonrió un poco más ampliamente.

—Confía en mí, Anita, no es sólo la ropa de elección de Nathaniel lo que te


hace ver increíble en eso.

Me tomé un momento para pensar en ello y darme cuenta que J.J. estaba
diciendo que mi cuerpo se veía bien en la ropa, y era por hacer ejercicio en el
gimnasio.

—Gracias —le dije.

—Me gustaría poder tener tus curvas y estar en forma para bailar.

Jason la abrazó.

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—Me gustan tus curvas.

Ella se echó a reír.

—Sé que te gustan, pero las mías son como un viaje por carretera; las de
Anita son como una montaña rusa.

Los ojos de Jason brillaron mientras miraba hacia mí, su rostro iluminado con
algún pensamiento, y así supe que lo que estaba a punto de salir de su boca era
algo que no me iba a gustar, o sería, al menos, una burla.

—¿Te cabrearías si dijera que es un infierno de paseo?

—Sí —dije, y le di mi contacto visual muy serio de ojos color marrón


oscuro. Los ojos marrones pueden no lucir tan fríos como los azules o grises, pero
había aprendido que una mirada con significado funcionaba bien.

—Entonces no lo diré —dijo; luego se echó a reír, J.J. se unió a él, y,


finalmente, Nathaniel también.
49
Les rodé los ojos a todos.

J.J. no tenía ningún otro equipaje. Era un rápido viaje de dos días, y al parecer
todo lo que necesitaba estaba metido en el enorme bolso sobre su hombro. Era un
embalaje impresionantemente rápido, y así lo dije.

—Después de haber estado lo suficiente en las giras de danza, aprendes a


embalar rápido —dijo.

No tenía mucho sentido, y ella habló de la producción actual para la que


estaba practicando, y de la temporada para la compañía de danza. Preguntó cómo
iba mi trabajo y el de Nathaniel en el coche. Yo conducía, Nathaniel iba de
acompañante, y los dos tortolitos ocupaban el asiento trasero de mi camioneta. Era
una pequeña charla muy ordinaria excepto porque nuestros trabajos eran muy
particulares, o inusuales, una bailarina, una sheriff de Estados Unidos que estaba
con la rama preternatural, un gerente de bailarines y asistente de un club de
striptease, y un bailarín exótico de ese club.

Me sentía un poco como si estuviéramos hablando con un elefante en la


habitación. Quería señalar y decir: “¡Mira, mira, un elefante!”. Quería hablar sobre
el sexo y los problemas que lo rodeaban, y quería desesperadamente
ignorarlo. Creo que todos estaban realmente hablando sólo como amigos. Siempre

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Jason
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quise o fingir que el sexo y las cuestiones sexuales no existían o llevarlas tan de
frente que fuera chocante para todos los involucrados. Parecía tener sólo dos
velocidades para los problemas que me afectaban emocionalmente, o poniendo los
dedos en mis oídos y diciendo la-la-la, o recoger un hacha y atacar el problema. No
era un enfoque reconfortante para mí o para la gente que amaba, pero era lo que
tenía en mis mecanismos de afrontamiento. Tenía la esperanza de algún día
conseguir un terreno más equilibrado, pero ahora mismo, no era así. Estaba
horriblemente dividida entre querer nunca sacar el tema de por qué estábamos
todos vestidos para saludar a J.J. en el aeropuerto y querer gritar: ¿hay alguien más
nervioso, o soy sólo yo?

Nathaniel se acercó y empezó a frotar suavemente mi cuello mientras


conducía.

—¿Estás bien?

Asentí, sin confiar en mí misma para hablar sin ser grosera o demasiado
abrupta. Una gran cantidad de personas toman demasiada franqueza como
grosería, especialmente viniendo de una mujer. Me gustaría decir que no es sexista,
50
pero lo es; la gente espera que una mujer tenga un enfoque más flexible de la vida
que la mayoría de los hombres. Estaba tan metida en el campo de los chicos para la
mayoría de las cosas que a menudo resultaba muy dura incluso para un
hombre. No quería, pero sucedía mucho. No lo intentaba, sólo quería decir algo, o
hacer algo, y quería actuar, no esperar hasta tener que reaccionar. Incluso si
empujando hacía que la situación fuera a peores. Era casi una compulsión lo que
me hacía querer resolver toda incertidumbre incluso si la resolución era negativa,
en lugar de esperar pacientemente a un resultado más positivo. Mi terapeuta y yo
estábamos trabajando en ello, pero justo en ese momento sólo apreté el volante y
mantuve la boca cerrada; eso era lo mejor que tenía.

J.J. intervino desde el asiento trasero.

—¿Soy yo, o alguien más está nervioso por esto?

—Gracias a Dios —dije—, sí, yo, lo estoy.

—¿Por qué estás nerviosa, cariño? —preguntó Jason, y yo sabía que estaba
hablando con J.J., ya que nunca me había llamado cariño, nunca.

Anita Blake Saga


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—Estoy enamorada de ti, Jason. Eso significa que esto es más importante que
sólo algún grupo teniendo sexo. Sabes que juego, siempre lo he hecho, pero nunca
con las relaciones importantes. Eso siempre ha sido más delicado.

—Tal vez es por eso que no funcionaron —dijo Nathaniel, girando en el


asiento para poder mirarla.

—¿Qué quieres decir? —preguntó.

—Si una persona es pervertida, y el sexo estándar no le hace feliz, pero aun
así sigue conteniéndose del sexo que más le gusta cada vez que está en una
relación seria, entonces está condenando la relación, porque no importa lo mucho
que ames a tu vainilla, necesitas los otros sabores.

—Quieres los otros sabores, no los necesitas —dijo.

—Usé la palabra deliberadamente, J.J. Sé por mí mismo que si no consigo


satisfacer mis necesidades de bondage y sumisión me pongo muy triste, mi energía
va hacia abajo, y, finalmente, nada funciona bien. He aceptado que es una 51
necesidad, no un deseo, y una vez que acepté eso mi vida funcionó mejor.

—Como yo al aceptar que me gustan las mujeres, y al recientemente darme


cuenta que no quiero vivir sin el hombre correcto.

—Como eso, sí; has aceptado que eres más bisexual que lesbiana
conservadora —dijo Nathaniel.

—¿No es lesbiana conservadora un oxímoron? —preguntó ella.

—No lo creo; he conocido a hombres y mujeres homosexuales que eran tan


conservadores como cualquier heterosexual. Todos ellos tratan de encajar en una
sola caja, y parecen sentir que cualquier persona que quiera salir de esa caja está
equivocada, o incluso mal.

—No pienso que el que Jason necesite sexo duro sea malvado.

—Pero no entiendes por qué tiene que tenerlo con Anita, ¿verdad?

—Sin ánimo de ofender, Anita, pero no, no lo hago.

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—Sin ofensa; ¿estás diciendo que estás dispuesta a tener sexo duro con Jason?
—le pregunté, mirando hacia atrás por el espejo retrovisor lo suficiente para
vislumbrar su rostro.

—Lo hemos tenido.

—¿Cómo de duro? —preguntó Nathaniel.

—Duro —dijo.

—No, cariño, no para los estándares de Nathaniel, y en realidad tampoco


para los de Anita.

—¿Cuán duro es duro para ellos? —preguntó.

Me concentré en la carretera de repente, sólo en conducir, porque no sabía


cómo responder a eso. No sin pedirles detalles sobre el sexo duro que habían
tenido, lo cual honestamente no quería preguntar.

—No es sólo sobre cuán duro es para mí y Anita, sino también cuánto lo es 52
para Jason —dijo Nathaniel.

—Bueno, voy a morder, ¿cuán duro es duro para ustedes tres?

Oí un movimiento suave en el asiento de atrás y supe que Jason estaba


abrazándola más cerca de alguna manera. Mantuve mis ojos en el tráfico, pero eran
algunos pequeños sonidos que sólo conoces.

—No estoy autorizado a morder, ¿recuerdas?

—Tengo que vestirme para ello, Jason, y algunas veces mis trajes revelan la
mayor parte de mi piel.

—Y a veces no me puedo permitir marcas de mordeduras en mí por la misma


razón.

—¿Por qué es eso un problema? —preguntó ella.

—Tú no quieres morderme, y yo sí quiero morderte.

—No lo entiendo —dijo.

—Espero que lo hagas para el final de la noche.

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Jason
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Y esa era la verdad. Hay cosas que no pueden realmente explicarse, sólo
pueden ser experimentadas, o al menos observadas. Esta noche estaba a punto de
ver la verdad; yo sólo no estaba segura de si era feliz siendo observada en medio
de lo salvaje.

53

Anita Blake Saga


Jason
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Volvimos a hablar de cosas normales todo el camino por las largas escaleras
hacia el área subterránea debajo del Circo de los Malditos. Cabeceamos a los
guardias, dijimos hola a los que habían cruzado la línea de ser amigos, y
aprendimos más sobre la práctica del nuevo ballet en Nueva York. Nathaniel habló
de danza, él y Jason eran coreógrafos del Danza Macabra, que era literalmente un
club de baile, no un club de striptease. No me uní a la charla de trabajos, porque la
mayor del mío era de casos policiales en curso demasiado gráficos o
envolventes; de cualquier manera, era casi garantía de ser una aguafiestas para J.J.

Los hombres de mi vida estaban bien con que yo no hablara de mis negocios,
la mayor parte del tiempo.

La habitación de Jason era una de las suites con baño y una ducha 54
épica. Cerramos la puerta hacia la parte principal del dormitorio y en el silencio
sólo se oía la respiración de la instalación de calefacción/ventilación/refrigeración.
Todas las habitaciones aquí abajo habían sido talladas en un sistema de cuevas
naturales, así que en realidad no necesitaban una gran cantidad de refrigeración o
calefacción, pero si lo necesitabas, lo necesitabas, y Jean-Claude no creía realmente
en escatimar gastos. Él nos estaba echando a perder, creo.

J.J. besó a Jason y le dijo:

—Voy a refrescarme y cambiarme a algo más cómodo.

Ella caminó hacia el baño, su bolsa grande balanceándose a su lado.

Hablé detrás de ella:

—¿Te pondrás realmente más cómoda, o todo lo contrario?

Ella se echó a reír.

—Lo verás muy pronto.

—Mierda, eso significa que también necesitaré lencería.

Anita Blake Saga


Jason
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Ella miró por encima del hombro mientras abría la puerta.

—Oh, no lo sé, desnuda estaría bien.

Me dio una sonrisa con ese comentario y luego pasó a través de la puerta
antes de que yo pudiera recuperarme.

Menos mal, porque no me recuperé. Me quedé mirando la puerta cerrada con


el sentimiento de ser de repente un ciervo iluminado por los faros.

Jason me abrazó.

—No te pongas rara por eso, ¿de acuerdo? Recuerda, a ella le gustan las
chicas mucho más de lo que le gustan los chicos.

Me aparté lo suficiente para ver su rostro.

—No eres el único novio que ha tenido, ¿verdad?

—No, pero soy el único serio. 55


Nathaniel me abrazó por el otro lado, y por un minuto me sostuvieron en un
cálido y confortable sándwich de chicos. Me gustaba eso, y ambos lo sabían. Me
ayudaba a calmarme.

Nathaniel me besó.

—Voy a ir a buscar algo de lencería y zapatos.

—Puedo ir yo —le dije.

Él me sonrió.

—Vas a agonizar por las opciones, o lo usarás para retrasar tu regreso; yo iré
a recoger algo impresionante para que uses.

No podía discutir con su razonamiento, así que no traté. Podía aprender. Se


fue, yo me quedé, y Jason me sostuvo. Me di cuenta que no estaba tocándome sólo
para tranquilizarme.

—Estás nervioso también —le dije.

—Ella significa más para mí que cualquier mujer, Anita; eso da un poco de
miedo.

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—Y es maravilloso —le dije con los brazos alrededor de su cintura, la mirada
fija en sus ojos azul primavera. Parecía preocupado y había dejado de tratar de
ocultarlo.

—Sí —dijo—, maravilloso, pero aun así da miedo.

Lo abracé, poniendo mi cara contra el calor de su cuello.

—Lograremos esto.

Me abrazó fuerte, la fuerza de sus brazos presionándome contra él.

—Espero que sí, Anita. Dios, eso espero.

Quería seguir siendo reconfortante, pero necesitábamos más veracidad. Volví


a mirar su rostro y dije:

—He tratado de ayudar a Richard a tener paz con algunas de sus novias y
nunca tuve éxito.

—Como con Envy —dijo Jason.


56
—Sí.

—Creo que si Richard lo hubiera hecho duro contigo, se habría comportado


con Envy.

Me encogí de hombros.

—Él no tenía tiempo para ver a Envy, está saliendo con su nueva chica
mundana, y el botín BDSM ajusta su agenda. Tiene un trabajo a tiempo completo y
un montón de obligaciones familiares con sus padres y hermanos en la ciudad.

—A Richard le gusta el sexo duro como casi a nadie en nuestro


grupo; cuando juegas tan duro, no puedes evitarlo.

Estuve de acuerdo.

—No sin dejarlo salir en otro lugar.

Jason asintió.

—Por lo cual lo perdió con Envy. —Su rostro cayó en líneas tristes.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
Moví mis manos para agarrar sus hombros y le sacudí un poco.

—Sal de ello; no somos Richard. Todos nosotros estamos más en contacto con
nuestras necesidades y prioridades que eso.

Él sonrió y casi llenó sus ojos.

—Nos estás llevando a la cama a J.J. y a mí al mismo tiempo; vamos, si no


haces por lo menos una broma sobre fantasías lesbianas, estaré decepcionada.

Él me dio su sonrisa llena entonces, haciendo que sus ojos brillaran.

—Si dijera que nunca fantaseé con ustedes dos en la cama conmigo, estaría
mintiendo.

Lo abracé, sonriendo.

—Ese es mi lobo lascivo.

Él me devolvió el abrazo. 57
—Gracias, Anita, por todo.

Quería decir: agradéceme después de que funcione, pero eso habría deshecho toda
la tranquilidad que acababa de lograr, por lo que sólo dije:

—De nada.

Nathaniel volvió con mi ropa y un par de pantalones cortos de seda para sí


mismo. J.J. abrió la puerta del baño en un babydoll azul claro de muñeca. Se
aferraba a su cuerpo, con toques de encaje aquí y allá.

Había peinado su cabello largo y lacio para que rodeara su cara como una
cortina brillante. También había oscurecido su maquillaje de ojos un poco.

Los tres la miramos. Jason dijo:

—Estás increíble; el que me ames me hace pensar mejor de mí mismo.

Ella sonrió, y me recordó a Jason.

—La mirada en sus rostros cuando abrí la puerta fue casi perfecta.

—¿Qué la habría hecho perfecta del todo? —preguntó Nathaniel.

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Jason
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—Hablaremos de eso más tarde; ahora todo el mundo tiene demasiada ropa.

—Anita y yo nos iremos a cambiar, y dejaremos que ustedes tengan un


tiempo a solas. —Nathaniel tomó mi mano y comenzó a guiarnos hacia el baño y
J.J., brillando contra la puerta.

—Suena bien —dijo y se movió, así teníamos espacio para movernos más allá
de ella. Cerramos la puerta con el sonido de su risa y el murmullo de la voz de
Jason.

Nathaniel había elegido un traje negro y un par de tacones aguja de tiras


negras. El traje era muy delgado, por lo que una vez que ahuequé mis pechos en la
parte superior, mis pezones se apretaron contra la fina tela, y cuando me di la
vuelta usando el espejo para ver detrás de mí, digamos que era una de esas piezas
de ropa interior que fingía que no estabas desnuda, pero se aseguraba de que se
pudiera ver todo, sólo que a través de una gasa de puro negro.

58
—Yo hubiera cogido algo un poco menos transparente —dije.

—Lo sé, pero no te importará si Jason rasga este mientras que te molestarías
si rasgara las de seda.

—Oh, sí, negociamos que él podría rasgar mi ropa.

—Lo dices como si no te gustara, y lo hace.

Miré hacia otro lado en el espejo así no podría verme sintiéndome


avergonzada. Ya era bastante malo sentirlo; no necesitaba que lo viera.

Nathaniel me abrazó por detrás y me dio vuelta para que pudiera vernos a
los dos en el espejo.

—Te ves fabulosa, y eres lo suficientemente competitiva como para querer


que ambos tengan la misma mirada en sus caras que tuvimos nosotros cuando J.J.
abrió la puerta.

Eso me avergonzó, también, pero por razones diferentes.

—No soy competitiva con Jade.

—Estás durmiendo con Jade.

—No soy competitiva con Envy.

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Jason
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—No, eso es cierto, lo cual es un poco raro, en realidad.

—¿Por qué?

—Porque ella mide uno setenta y tres, es mayormente piernas y una


tradicional modelo magnífica; eso volvería loca a la mayoría de las mujeres.

Me encogí de hombros con sus brazos aún envueltos alrededor de mí.

—Su entrepierna es quince centímetros más larga que la mía. Nosotras somos
tan diferentes que sería ridículo compararnos, algo así como comparar un
Clydesdale con un caballo de carreras de pura sangre. Ambos son caballos, pero
eso es todo.

Él se rió, me abrazó y me besó en la mejilla.

—Esa es la analogía más saludable que he oído de cualquier chica. ¿De


verdad no te comparas con otras personas?

—No con mujeres que son muy diferentes a mi tipo de cuerpo, no. Eso no 59
tiene ningún sentido. Lo hacía cuando era más joven, pero al final me di cuenta
que tratar de compararme con mujeres que son altas y de piernas largas es como
tratar de competir en el gimnasio con chicos que tienen más de uno ochenta, está
fuera de mis límites. Yo soy pequeña y ellos son pesos pesados, o con los términos
usados antes, Envy es un semental y yo soy un pony. Ninguna de las dos es mejor
que la otra, simplemente somos diferentes.

—La diferencia puede ser buena.

Asentí, sonriendo.

—Puede serlo, y no me comparo con J.J. tampoco, porque ella es una bailarina
y su cuerpo está entrenado para algunos de los ejercicios más extenuantes del
planeta. Ella es una atleta profesional; yo trabajo en huir de los malos.

—O perseguirlos —dijo.

—O eso —le dije.

—Yo me comparo con los otros bailarines, y con algunos de los otros
hombres.

Me volví para poder mirarlo directamente a los ojos, en lugar de a su reflejo.

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Jason
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—¿Estás diciendo que tienes problemas con tu cuerpo?

Se encogió de hombros.

—Un poco.

—Eres uno de los hombres más hermosos que conozco, y uno de los mejores
amantes que existen; ¿cómo puedes tener problemas con tu cuerpo?

—Me desnudo en el escenario, Anita. Tengo clientes hablando de mi cuerpo


en persona y en línea; es difícil no ser consciente de sí mismo.

—Así que, el que señale que eres hermoso en realidad no ayuda a trabajar el
tema —le dije.

—No, porque el problema no es acerca de la lógica, o incluso la realidad; es


un tema que trata de falta de lógica y emociones, y las voces negativas en la cabeza
de todos.

—Todo el mundo tiene sus problemas, supongo. 60


Él asintió y luego sonrió.

—Pero esta noche, tendremos relaciones sexuales en la misma habitación que


Jason y J.J., y eso es totalmente genial.

Me volví y le palmeé el hombro.

—Tú eres mi pequeño voyeur.

—No, yo soy tu gran voyeur; es una de mis principales perversiones.

—Eres bastante exhibicionista, también —le dije.

—Sí, y esta noche tenemos que hacer ambas cosas. Déjame cambiarme e
iremos a hacer esto.

—No tienes reparos con esto, ¿verdad?

—Si alguien puede ayudar a J.J. a sentirse cómoda con todo esto, somos
nosotros.

Asentí porque era razonable, incluso lógico, pero<

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Jason
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—Yo no soy voyeur, o una exhibicionista.

—En realidad no, pero eres dos cosas que van a hacerlo funcionar.

—¿Qué dos cosas?

—Amiga de Jason y amante.

—Me tienes ahí —le dije.

Empezó a quitarse la ropa, y me di la vuelta para que no me distrajera


mientras se desnudaba. El que se desvistiera siempre parecía darme ganas de
tocarlo, y esta noche necesitaba salvarme de la conmovedora distracción a favor de
la actividad en grupo. Sólo de pensarlo en mi cabeza era un poco raro. Mi vida a
veces me sorprendía, y a veces simplemente me hacía ir en plan: ¿eh?

61

Anita Blake Saga


Jason
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Pero en lugar de sexo caliente, terminamos hablando. J.J. no me conocía lo


suficientemente bien como para no hacer una pregunta demasiado pesada. Me
preguntó:

—¿Qué es lo que más te molesta acerca de salir con Jade?

Era una lista, y la lista detallada cambiaba el orden día a día. Me quedé
apoyada en mi lado con mi traje transparente y mis tacones de follar hablando
muy en serio. J.J. yacía de espaldas en su camisón de seda azul, su rostro prestando
atención al mío, escuchando, asintiendo, añadiendo un comentario aquí y allá.

—Así que sin el ardeur que te liga a ella, ¿nunca te hubieras sentido atraída
por las mujeres en absoluto? —preguntó. 62
Negué con la cabeza.

—No.

—Eso sería difícil, y los recuerdos que tienes de Jean-Claude y otros con
mujeres son todos recuerdos de chicos, de modo que no tienes el equipo para hacer
lo que recuerdas.

—Sí.

Su cara bonita estaba muy seria, y ver la inteligencia detrás de sus ojos azules
me hizo comprender aún más por qué Jason había decidido que eran el uno para el
otro. Inteligente es sexy.

—Demasiado hablar, no suficiente sexo —dijo Jason desde donde estaba


apoyado junto a J.J.

Detrás de mí, Nathaniel dijo:

—Estoy de acuerdo.

—¿Cómo detenemos todo el hablar y pasamos al sexo? —preguntó Jason.

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Jason
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Me recosté en la cama para poder verlos a los dos. J.J. y yo los veíamos
responderse ida y vuelta como si fuera un sexy partido de tenis.

—Abalanzándonos —dijo Nathaniel.

—¿Abalanzándonos? —preguntó Jason con una elevación de su voz.

Nathaniel asintió solemnemente.

—Abalanzándonos.

—Gatos —rodó los ojos—, pero funciona para mí.

Se abalanzaron.

63

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Jason
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Me reí mucho Y seguí riendo después, los chicos nos convencieron de tal
manera que las palabras eran extras que no necesit{bamos. Me acosté de espaldas,
mirando hacia abajo de la línea de mi cuerpo hacia la cara de Nathaniel mientras
lamía entre mis piernas con movimientos largos y panor{micos de la lengua. Había
desabrochado el broche oculto en el peluche que traía, empujando la tela hasta la
cintura. J.J. sentada a mi lado con su camisón azul de seda empujado hacia arriba
hasta la cintura, y Jason con su cara oculta contra su cuerpo.

Yo ya estaba haciendo pequeños ruidos ansiosos cuando el cuerpo de J.J. dio


espasmos en la cama como si una cadena la hubiera tirado hacia arriba y la
sostuviera por un largo, momento imposible, su cara laxa, los ojos muy abiertos, y
luego su cuerpo comenzó a temblar con la fuerza de su orgasmo.
64
Nathaniel dudó un segundo, ya que ambos la veíamos retorcerse y casi
danzar sobre la cama, con Jason besando y chupando. Nathaniel hizo sus toques
m{s largos m{s r{pido y m{s a menudo sobre mi punto dulce. La mano de J.J. me
buscó y me encontré sosteniendo su mano mientras el calor se construía en mi
parte baja, y Nathaniel comenzó a girar su lengua con movimientos casi circulares
y r{pidos, pero presionando un poco m{s firmemente sobre un punto, cada vez
que lamía sobre él. La presión y el calor construido dentro de mí, bajo y creciente
entre mis piernas, hasta que una última lamida me empujó sobre el borde y el
orgasmo rodó sobre mí. Mi cabeza hacia atr{s, mi columna vertebral se inclinó y
grité mi placer hacia la cabecera.

Sentí la mano de J.J. con espasmos en la mía, pero era una cosa lejana. Me
aferré a la mano cuando mi cuerpo se sacudió y se retorció, y Nathaniel seguía
lamiendo y chupando, ayudando al orgasmo a durar m{s tiempo, por lo que era
ola tras ola de placer, hasta que mis ojos se cerraron y estuve ciega de placer.

Sentí el movimiento de la cama, un segundo antes de escuchar:

—Mi turno.

Sabía que era la voz de Jason. Podría haber preguntado a qué se refería, pero

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Jason
Laurell k hamilton
todavía estaba temblando en la cama con réplicas felices.

Sentí que me acariciaban, y sabía que era él, o m{s bien que no era Nathaniel,
y me las arreglé para abrir mis ojos lo suficiente como para estar absolutamente
segura. Él me miró con esa oscuridad feliz en sus ojos, y sus ojos azules sostenían
un deje oscuro, tan bueno como cualquier otro color. No era el tono oscuro, sino la
intención. Era un posesivo: “Esto es mío”.

No era de él, pero en ese momento lo era, y el conocimiento estaba allí en sus
ojos. Giré para ver a Nathaniel con J.J., habíamos negociado que oral sin barrera
estaba bien entre todos nosotros. J.J. era humana, el único ser humano completo en
la cama, lo que significaba que podía contraer la enfermedad o ser portadora. Si yo
todavía era lo suficientemente humana para hacer lo mismo quedaba por ver, pero
la precaución era mejor. Había salido limpia y no había añadido nuevos amantes, y
por lo tanto, estaba bastante segura que estaba bien. Dormir con los lic{ntropos y
vampiros me había echado a perder. No podían contraer o ser portadores de
cualquier enfermedad, por lo que compartir fluido no era gran cosa. En muchos
sentidos, los seres humanos eran m{s peligrosos. 65
La respiración de J.J. aceleró cuando su cuerpo empezó a construir
r{pidamente el siguiente clímax. Me tensé, y Jason se dio cuenta lo suficiente para
retroceder y decir:

—Est{ bien, Anita, no es una carrera.

—Lo siento —le dije. Tenía problemas para relajarme con otra mujer en la
cama haciendo ciertas cosas, porque Domino había descubierto que era m{s lenta
para alcanzar el orgasmo oralmente, especialmente la segunda o tercera vez, donde
la mayoría de las mujeres llegaban a su clímax m{s r{pido cuanto m{s juego previo
su pareja les hiciera. También fue en parte a un antiguo exnovio en la universidad,
que había hecho que me sintiera mal que me tomara tanto tiempo para venirme,
aunque había aprendido que era su falta de habilidad, no mi cuerpo, el que había
sido el culpable. Yo había pensado que me había exorcizado de ese demonio en
particular, hasta que empecé a tener relaciones sexuales con otra mujer en la cama;
curioso lo que revivían los viejos fantasmas. Domino había pedido permiso para
obtener el asesoramiento de Jason, por lo que sabía.

Jason me sonrió. Yo esperaba que hiciera algún comentario burlón, pero no lo


hizo.

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Jason
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—Sé que cuesta algo incluir a otras mujeres; yo no lo entiendo, pero sé que lo
haces, así que gracias.

—De nada. —Parecía un poco formal, dadas las circunstancias, pero lo dije de
todos modos.

Él me sonrió, cogió una almohada, y dijo:

—Hagamos puente. —Yo me levanté para que pudiera poner la almohada


debajo de mí, para ayudar a que quedara en el {ngulo que necesitaba sin lastimar
su cuello.

J.J. hizo pequeños ruidos ansiosos cuando Nathaniel la atrajo de nuevo.


Ambos miramos a ese lado de la cama, viendo a nuestros seres m{s queridos
intimar. Entonces Jason se acomodó entre mis piernas y comenzó a lamer, chupar y
besar sobre y alrededor de mí. Se sentía increíble, pero estaba distraída por el otro
lado de la cama y la respiración de J.J. ya aceleraba, otra vez.

Jason me mordió el muslo interior un poco m{s fuerte de lo que a la mayoría 66


de la gente le gustaba. Me hizo contener la respiración en la garganta y me hizo
mirar hacia abajo a él.

—Eso est{ mejor —dijo—. Quiero m{s de esa mirada en tus ojos. —Su voz era
ya un poco m{s profunda por lo que acababa de ver en mi cara.

Lamió y mordisqueó, y sumó pequeñas picaduras también; que a veces


hacían que me distrajera del orgasmo, pero si el estado de {nimo estaba en lo
cierto, se estaban añadiendo al mismo. Jason era un buen juez. Mordía, y si no me
gustaba, hacía un ruido de dolor, no un ruido feliz, y él daba marcha atr{s y volvía
a lamer y chupar; entonces mordisqueaba por los lados, y si eso traía ruidos felices,
continuaba mordisqueando, semi-suave, sobre el punto dulce en el centro. Cuando
mi respiración se aceleró a partir de ello, la columna vertebral arque{ndose un
poco m{s fuerte. Grité, y él tomó m{s de mí en la boca y sacudió como un perro
con un juguete. Grité mi orgasmo para él, con las manos luchando por algo a que
aferrarme, y él me miró, preocupado, hasta que le hice señas con la mano.
Teníamos señales, porque a veces los orgasmos nos dejaban sin palabras mientras
nos estremecían a consecuencia del mismo.

Me lamió una vez m{s por el medio. Me hizo llorar, y arrastró la parte
superior de mi cuerpo fuera de la cama como si alguien me hubiera tirado hacia

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Jason
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arriba con una cuerda invisible, y luego la cortara para colapsar sobre la cama otra
vez.

Jason estaba por encima de mí en cuatro patas, mirando hacia abajo a mis
pestañas que se agitaban. Sus ojos se habían ido a ese verde p{lido de su forma de
lobo. Había algo acerca de hacer sexo oral de esa manera que trajo a su bestia m{s
cerca de la superficie.

—¿Llegó al orgasmo cuando la mordiste? —preguntó J.J.

—Sí —dijo Jason, pero lo dijo mientras me miraba.

Luché para volver la cabeza, por lo que pude verla entre sus codos,
mir{ndonos. Nathaniel yacía a su lado, con un brazo echado sobre sus caderas, su
rostro contra su cuerpo. La mirada en sus ojos era llena de esa oscuridad ansiosa,
convirtiéndolos a un violeta profundo.

—Lo disfrutaste —dijo ella.

Jason la miró entonces, dej{ndole ver sus ojos del lobo.


67
—Sí. —Y había un borde de gruñido en su voz.

—Dijiste que, nunca me lo harías así —le dijo.

—Lo sé —dijo.

—¿Es eso lo que querías decir acerca de ser brusco?

—Parte de esto —dijo.

—¿Cu{l es la otra parte? —preguntó.

—Has dicho que no a las relaciones sexuales con Nathaniel. Eso lo deja sólo
viendo mientras follamos.

—Tu sabes que soy voyeur —dijo.

—Yo, también —dijo Nathaniel, todavía abrazado contra su cuerpo.

—A veces pienso que preferirías ver que participar —le dije.

—A veces —dijo con una sonrisa—, pero no esta noche. Quiero ver, como
juego previo.

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—¿Quieres ayudarme a demostrarlo? —preguntó Jason con una sonrisa.

—Ves, equipo —dijo Nathaniel, sonriendo de nuevo.

—Ustedes tres tienen mucho sexo juntos, ¿no? —preguntó.

—Él es mi mejor amigo —dijo Jason.

—Ya sabes, la mayoría de los chicos ven deportes con sus mejores amigos —
dijo J.J.

—No me gusta el deporte.

—He hecho cosas m{s salvajes que esto, nunca con nadie que me importara
—dijo.

—¿Ya no quieres hacerlo? —preguntó.

Ella negó con la cabeza.

—No, quiero ver como te la jodes. 68


—Bien, porque quiero que nos mires. —Él me miró de nuevo; sus ojos eran de
nuevo humanos. De hecho, una gran parte del calor se había enfriado.

—Hablamos demasiado tiempo —le dije.

Miró a su cuerpo.

—Vas a tener que ayudarme a recuperar el estado de {nimo.

—Siempre estoy dispuesta a ayudar a un amigo —le dije.

Él sonrió y luego se echó a reír.

—Luego iras abajo y yo soy difícil —se inclinó y habló bajo—, y luego vamos
a mostrarle a J.J. lo que quiero decir con brusco.

—Vamos —le dije, y le sonreí.

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Jason
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Jason se quedó de rodillas, y yo medio me senté encima de modo que pudiera


usar mis manos, así como mi boca. Puse mi boca sobre él, chup{ndolo hasta que
pude presionar mis labios apretados contra la parte delantera de su cuerpo. Tenía
una erección parcial, por lo que era m{s f{cil forzar mi boca sobre él y sostenerlo
todo en mi boca. Jugué suavemente con sus bolas con una mano y quedé con la
otra en el {rea entre su cintura y trasero, como una especie de punto de equilibrio.

Me mantuve presionada tan fuerte como pude a su cuerpo, chupando y


haciéndolo rodar en mi boca, porque había aprendido que el tiempo que alojara
profundamente un hombre parcialmente suave, él parecía no endurecerse tan
r{pidamente, entonces yo podría disfrutar de la sensación de él completamente en
mi boca sin tener que luchar con mi reflejo nauseoso, pero al parecer viéndolo
como espectador, se veía aún m{s impresionante, porque<
69
—¿Cómo puede mantenerlo tan profundo por tanto tiempo? —preguntó J.J.
de donde se había apoyado en las almohadas sobre su lado de la cama.

Rodé los ojos hacia ella lo suficiente para verla, pero no queriendo renunciar a
mi posición; sabía que una vez que saliera de él el tiempo suficiente para responder
a J.J., se pondría m{s duro y hacer garganta profunda comenzaría a convertirse en
todo un reto. Estaba disfrutando de lo que estaba haciendo y no quería renunciar
todavía.

Nathaniel dijo:

—Mientras mantengas tu boca cerrada sobre él de esa manera, le tomar{ m{s


tiempo para estar totalmente erguido, por lo que ser{ m{s f{cil mantenerlo
profundo.

—¿En serio? —preguntó.

—En serio —afirmó él.

Conseguí mi primer indicio de que tal vez el sexo rudo no fuera lo único que
J.J. no hiciera del mismo modo que yo. Miré hacia arriba de la línea de cuerpo de

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Jason, donde se arrodilló encima de mí. Nosotras tuvimos un momento de contacto
con los ojos, y la mirada fue suficiente para hacerme saber que J.J. no tenía mi
fascinación por el sexo oral, al menos no la felación. Esto era una de mis cosas
favoritas, pero entonces J.J. había sido lesbiana la mayor parte su vida, por lo que
probablemente me dejaba atr{s en el cunnilingus1.

El cuerpo de Jason en realidad se suavizó un poco, como si estuviera


pensando demasiado en cosas desagradables, así que redoblé mis esfuerzos,
chupando y rod{ndolo en mi boca, una mano persuadiendo y jugando con otros
métodos, las uñas excavando ligeramente en su culo, cuando lo sentí creciendo
dentro de mi boca. Él comenzó a hacerme pequeños sonidos involuntarios, y
finalmente cerró los ojos, la cabeza cayó hacia adelante mientras exhalaba:

—¡Oh, Dios mío!

Sólo entonces me alcé de él lentamente, dejando que se desplegar como


magia, hasta que mi boca llegó al final, y luego lo aspiré hacia adentro lo m{s
r{pido que pude, pero ahora tuve que luchar un poco para conducir mis labios
abajo a tocar su cuerpo con la dureza de él no sólo llenando mi boca, sino
70
comenzando a llenar mi garganta.

Envolví mi mano alrededor de la base de su verga y empecé a subir y bajar de


él tan r{pido como pude, usando mi mano como el nuevo punto de parada.
Todavía no podía respirar en el punto m{s lejano, pero no me iba a llegar tan lejos
para sentirme como si me ahogara. No siempre es un reflejo de n{usea; a veces es
un reflejo de “no puedo respirar”.

—Alto, alto, o voy a terminar —dijo Jason, con la voz gruesa de tensión.
Buscó a tientas por la cabecera, pero no estaba lo suficientemente cerca para
alcanzarlo.

Nathaniel estaba allí para ofrecer una mano y sostenerlo. A veces el trabajo en
equipo no era sobre el sexo; era sobre asegurarse que nadie se cayera de la cama.

—Condón —dijo Jason, con los ojos cerrados. Realmente estaba luchando con
su cuerpo y su concentración, lo que significaba que yo había ido demasiado lejos
con el sexo oral. Había juegos preliminares y luego habría sexo adem{s del coito.

—Lo siento —le dije, y empecé a levantarme y llegar a la mesita de noche por

1 Cunnilingus: es la pr{ctica del sexo oral en los genitales femeninos (clítoris, vulva y vagina).

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los condones.

—No te disculpes, eres increíble —dijo Jason, pero su voz todavía era tensa
por la espera, y su antebrazo estaba todavía con el músculo estirado cuando agarró
la mano de Nathaniel, apret{ndola al final, por suerte éste lo mantuvo sobre sus
rodillas, y no se derrumbó sobre la cama.

Tuve que dar la vuelta y arrastrarme por un lado de la cama, extendiendo la


mano en el cajón y tomando los condones. Me equilibré afuera, porque era m{s
f{cil de agarrar, entonces me arrastré hacia atr{s de forma m{s segura en la cama.
Estaba a punto de girarme y entregarle los condones, cuando dijo:

—Quédate ahí.

—¿Qué?

—Quédate ahí.

—¿Por qué? —Me moví lo suficiente para mirar por encima de mi hombro.
Tenía los ojos abiertos ahora, y ellos habían sangrado del azul humano a verde
71
p{lido de su lobo. Algo de lo que estaba haciendo lo había excitado. Comencé a
preguntar—: ¿Qué? —Y luego me di cuenta que el peluche se había movido
alrededor de mí, entonces estaba desnuda de la cintura para abajo a excepción de
los tacones de aguja, y su mirada estaba en mi culo—. Supongo que lo haremos
estilo perrito —le dije.

—Oh, sí —dijo, y su voz era un poco m{s baja, tal vez por su bestia, o tal vez
sólo por la testosterona que suele precipitarse a través de los hombres en ciertos
momentos.

Nathaniel me quitó los condones y le dio uno a Jason. Lo desenvolvió,


sacudió el envoltorio de la cama y empezó a deslizarlo sobre su pene. Solamente
mirarlo poniéndose cosas apretadas por debajo de mi cuerpo me hizo luchar para
no ofrecerle mi culo como si estuviera caliente. Si hubiéramos sido sólo nosotros
tres, probablemente lo haría, pero con J.J. viéndome me hizo sentir una putilla, o
animal; de cualquier modo, no enfrente de compañía.

—¿Seguro que est{s bien con esto? —preguntó, y me tomó un segundo darme
cuenta que no estaba habl{ndome a mí.

J.J. contestó:

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—No te atrevas a detenerse ahora, me encantó verla llev{ndote al límite.

Él le sonrió y se volvió, con la sonrisa cambiando ligeramente cuando me


miró.

—Hazlo, Anita, sólo hazlo, no te detengas.

Pensé que sabía lo que quería decir, porque dejé arquear mi culo hacia él, mi
mitad superior qued{ndose en la cama, la cara enterrada en las almohadas.

—Dios, me encanta cuando haces eso.

Pasó las manos suavemente a través de mí, hasta que me retorcí por él,
deseando que terminara lo que habíamos empezado. Se inclinó hacia mí, y luego
usó sus manos para mover mis caderas ligeramente para que su punta pudiera
encontrar mi apertura. Sólo la sensación de él entrando me arrancó un suave
chillido. Me encantó la impresión de aquel primer empujón adentro.

—Mojado, pero tan apretado —soltó mientras entraba, y se enterró tan


profundamente dentro de mí como pudo y sentí su cuerpo incrustado contra el
72
mío lo m{s cerca que logró conseguir. Me encantó el hecho de saber que nos
fusionamos tan cerca cómo fuera posible ser; había algo en él que movía mi barco
arriba, abajo y hacia los lados.

Empezó a tirar hacia fuera y luego a empujar, encontrando un ritmo r{pido,


pero no tanto como él podía lograr, y lejos de ser brusco. Estaba a punto de decirle
que fuera {spero, pero se encontró con el {ngulo correcto y empezó a bombearse
sobre ese punto dulce en mi interior. No quise protestar; solamente apreté mi cara
en las almohadas y me entregué a la creciente sensación de ello. Podía sentir el
delicioso peso del orgasmo construyéndose mientras Jason entraba y salía, una y
otra vez en un punto que en realidad no estaba tan lejos en el interior, pero sólo
tenía que encontrar el {ngulo correcto, y lo había encontrado.

Mi respiración empezó a acelerar, y luego de un golpe de su cuerpo al


siguiente me llevó sobre el borde y grité mi orgasmo en la almohada, alzando mi
cuerpo sobre él, como si en las convulsiones del orgasmo quisiera joder m{s
r{pido, m{s duro. Él no luchó con lo que yo quería, simplemente agarró mis
caderas para que pudiera tener una mejor retención de su peso en mí, porque eso
fue lo que hizo. Mientras yo todavía estaba montando el orgasmo él empezó a
cogerme tan fuerte y r{pido como pudo, de modo que nuestros cuerpos se

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juntaron. Sostuvo mis caderas m{s apretado, así que ya no podía moverme contra
él, y esto era todo su cuerpo conduciéndonos juntos con un sonido como si alguien
estuviera golpeando carne contra carne, tan fuerte y r{pido como pudiera
manejarlo. Él era m{s r{pido y m{s fuerte que un humano normal, así que fue muy
muy r{pido y duro.

Alcé la cara de las almohadas para que mis gritos de placer fueran m{s
fuertes, resonando en la cabecera, mientras Jason me hacía llegar una y otra vez, y
sólo cuando mis gritos se habían desvanecido a pequeños gemidos de placer y
había empezado a quedarme laxa cayendo de nuevo a la cama, no porque quisiera,
sino porque estaba empezando a perder el control de mi cuerpo, los ojos cerrados
por los múltiples orgasmos, sólo entonces finalmente empujó dentro de mí una
larga y última vez, enterr{ndose hasta donde podía llegar. Sentí su cuerpo
estremecerse encima de mí, y esto me hizo retorcerme y hacer ruiditos mientras mi
cuerpo se estremecía con el placer de ello.

Lo sentí estremecerse otra vez y medio colapso sobre mí, conduciéndonos a la


cama, mientras todavía estaba dentro de mí. Se deslizó hasta que estuvimos planos 73
sobre ella, su cuerpo todavía fijo al mío, así que podía sentir su corazón frenético
en su pecho, el pulso de nuestros cuerpos rugiendo con el feroz placer de hacerlo.
Tiré de debajo de él, incapaz de moverme, o abrir los ojos lo suficiente para ver,
ciega de placer.

A lo lejos sobre los latidos de mi propia sangre en mis oídos, oí a alguien


decir:

—Vaya. —Pensé que era J.J. pero no estaba segura, aunque sí convencida de
que en ese momento no me importaba.

Jason se movió lentamente, rodando a mi lado, m{s una caída controlada que
un levantarse. Me acarició torpemente en algún lugar entre mi espalda y mi culo.

—Eres buena, muy buena. —Su voz todavía sonaba entrecortada.

J.J. estaba hablando. La escuché, pero era como si no pudiera comprender.


Traté de mover la cabeza y mirarla, pero esto parecía como una molestia, así que
me conformé con levantar la mano. Cayó de nuevo a la cama sin hacer mucho, y
luego una réplica me golpeó, de modo que me retorcí a lo largo de la cama e hice
pequeños ruidos desvalidos durante unos segundos. Acostarme allí y simplemente
disfrutar el resplandor parecía una buena idea, así que hice eso.

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La voz m{s grave de Nathaniel dijo algo así como:

—Dales unos minutos para recuperarse.

Sí, eso. Voté por eso. La mano de Jason me acarició otra vez, y luché para
volver la cabeza lo suficiente para mirarlo, pero tenía tanto de mi propio cabello
derramado por mi cara que obtuve sólo un brillo del suyo, rubio, y el brillo de la
l{mpara al otro lado de la cama, de modo que el mundo parecía estar bordeado de
luz y no podía decir si era realmente como se veía la habitación, o si seguía siendo
el resplandor crepuscular brillando; a veces eso hacía halos de luz alrededor de
todo, incluso las cosas que en realidad no tienen una luz que brille de ellas. ¡Vaya,
buen sexo!

Seguí esperando que Nathaniel se acercara y me tocara, tomando su turno,


pero no lo hizo. Cuando me pude mover miré alrededor y vi lo que estaba mal.

—Eso fue increíblemente sexy, y si no amara a Jason lo suficiente para

74
casarme con él, me gustaría simplemente subir por todas las partes con ustedes dos
y participar, pero< creo< creo que me siento intimidada.

Empecé a tener una idea de por qué Nathaniel no se había unido a nosotros,
porque podía ver a J.J. y yo no. Podríamos tener gran sexo m{s tarde; la mano que
sostiene a veces lo emocional había que hacerlo lo antes posible, o no habría
ningún sexo después. Eso me hizo luchar para volver la cabeza m{s y levantar una
torpe mano para quitar mi cabello de mi cara para que pudiera ver mejor. La
habitación era brillante luz dorada, pero todavía tenía problemas para
concentrarme m{s all{ de la parte superior de la cabeza de Jason a J.J., donde
estaba sentada al otro lado de la cama. Nathaniel estaba recostado en las
almohadas por encima de nosotros.

Jason encontró su voz primero:

—¿Por qué? Eres buena en la cama, J.J., y tenemos sexo asombroso juntos.

—Me encanta hacer el amor contigo, Jason, pero nunca es así.

—Es tan ardiente entre nosotros —dijo Jason.

Ella asintió.

—Pero no es< no es. —Hizo un gesto vago en dirección a nosotros.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
—¿Entiendes lo que Jason quería decir acerca de brusco ahora? —preguntó
Nataniel.

Ella lo miró.

—Sí. —Pero sus ojos estaban demasiado amplios, y su rostro demasiado


infeliz. Todo esto podría ir terriblemente mal y explotar la felicidad que
compartían. Siempre era un peligro mostrar esta gran parte de su vida para
alguien que no quiere ser una parte de ella; si ello asusta, entonces sus dos mitades
de felicidad podrían convertirse en una mitad feliz y la otra mitad gravemente
triste.

Levanté la cabeza lo suficiente como para decir:

—Nada de lo que hicimos lleva lejos el amor que tú y Jason comparten.

—Si este es el tipo de sexo que quiere, nunca voy a ser capaz de hacerlo.

—No quiero que sea duro todo el tiempo —dijo Jason—. La mayor parte del
tiempo es hacer el amor lo que quiero. —Se sentó, encogiendo las rodillas y
75
envolviendo sus brazos alrededor de ellas. Él sabía que estaba en problemas.

—¿Tú y Anita hacen el amor?

Quería decirle: ¡Peligro, Will Robinson, peligro!

—Sobre todo hacemos esto, y comparto a Anita con Nathaniel, o Jean-Claude.


Me gusta compartir con otro tipo.

—Nathaniel es muy bueno en lo oral; ambos necesitan camisetas que digan:


¡Habilidades orales aprobadas por lesbianas! —Y ella sonrió.

Algo apretado en mi pecho se alivió; si estaba haciendo bromas, podríamos


resolver esto.

Jason se arrastró sobre la cama hacia ella.

—Te amo.

—Te amo, también. —Su rostro se puso serio de nuevo.

Jason la envolvió en un abrazo y la besó, tratando de poner m{s pasión en


ello, pero ella lo detuvo y apartó lo suficiente para estudiar su rostro.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
—Entiendo por qué quieres mantener Anita, solamente por el sexo oral. Ella
es increíble en ello, y no me gusta mucho ir tan abajo en los chicos.

Quería preguntar, ¿por qué no?, y entonces pensé: ¿por qué no?

—¿Por qué no te gusta ir abajo en los chicos? —le pregunté.

—Me gusta respirar, y mi reflejo nauseoso es mucho mayor que el tuyo.

—Solía tener m{s reflejo nauseoso.

—¿Cómo lo has quitado?

—Pr{ctica —le dije, y no pude evitar sonreír y luego mirar hacia abajo
cuando me di cuenta que estaba sonrojada.

—Un montón —dijo Nathaniel, avanzando hacia mí.

—Y un montón —dijo Jason.

—De pr{ctica —dijeron Nathaniel y Jason al unísono, y después se rieron en 76


una risa masculina que era por lo general acerca de chicas y, a veces a costa de la
chica, pero no siempre. A veces era sólo una felicidad de compinches compartida
que solamente resultó involucrar el sexo.

Dejé que mi cabello ocultara mi cara mientras terminaba de sonrojarme. Dios,


¿alguna vez dejaré de ruborizarme?

—Est{s ruborizada —dijo J.J.—. No creí que esto te avergonzaría.

—No estoy avergonzada de amar el sexo oral, pero estar aquí desnuda
delante de la que es el amor de Jason después de joder nuestros sesos est{ un poco
m{s all{ incluso de mis límites habituales.

—¿En serio? —preguntó J.J.

Asentí, y finalmente la miré de lleno. Su rostro estaba muy serio sobre el


hombro de Jason; la parte posterior de su cuerpo perfectamente desnudo estaba
envuelto en sus brazos, pero era como si la desnudez significara nada para ella, o
incluso realmente el sexo. Si el sexo no la estaba molestando, ¿qué era?

—¿Qué pasa, J.J.? —le pregunté; una vez que no logre entenderlo, pero sabía
que si esto iba a funcionar teníamos que hablar de ello, todos.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
—Creo que estoy tratando de procesar que nunca voy a ser capaz de
satisfacer todas las necesidades de Jason.

—Pero él nunca ser{ capaz de cumplir con todas las tuyas —dijo Nathaniel.

—Eso es diferente; él es un chico y me encantan las mujeres.

—¿Por qué es diferente? —le pregunté.

Ella me miró.

—Porque yo podría satisfacer sus necesidades físicas que conoces, pero él no


podría satisfacer mis necesidades con Freda, él no tiene las piezas correctas.

—No es sólo un muchacho y partes femeninas —dijo Jason—. Esto es gente


diferente que encuentra necesidades diferentes.

—Es mucho m{s que sólo genitales preferidos —dijo Nathaniel.

—¿Qué quieres decir? —preguntó ella. 77


—Probablemente soy la persona m{s verdaderamente bisexual en esta cama,
así que para mí no es realmente sólo los órganos genitales, cada persona en mi vida
se encuentra con diferentes necesidades que ninguna otra persona, o incluso dos,
podrían encontrarse —dijo Nathaniel.

—Ejemplos —pidió ella.

Jason se colocó detr{s de ella de modo que se acunara en su camisón de seda


azul. Así ambos estaban en su mayoría cubiertos, y Nathaniel todavía tenía su
short de seda, lo que significaba que yo era la única persona verdaderamente
desnuda en la cama; ¿cómo sucedió esto? De repente sentí frío, o modestia, o ambos,
y me levanté lo suficiente para deslizarme debajo de la s{bana.

Nathaniel se resbaló hacia abajo para deslizarse debajo de las s{banas,


también, para envolverme en sus brazos, así que est{bamos casi como un reflejo de
Jason y J.J. abrazados, excepto que nosotros est{bamos debajo de la s{bana y
apoyados contra las almohadas mientras ellos estaban sentados encima.

Nathaniel me sostenía en la calidez de sus brazos y la solidez de su cuerpo


cuando dijo:

—Jason es mi mejor amigo, Anita es la mujer que m{s amo en el mundo,

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
Micah es el hombre, Jean-Claude es nuestro maestro y la toma de sangre como
juegos previos con todos nosotros en la cama es increíble, Asher es mi dominante
para la servidumbre y a veces para el sexo duro, Cynric es el hermanito que nunca
tuve, Nicky es hermano y amigo y yo estoy aprendiendo a disfrutar realmente de
la cooperación de Anita con él, Dev est{ completamente cómodo con su
bisexualidad, y eso es bueno sólo para tener a alguien m{s que se siente de la
misma manera, y excluiré a todo el mundo que no tenga alguna connotación
sexual para mí, pero hay amigos y familiares a quienes nunca desnudaré y que son
importantes para mí y me ayudan a hacer mi trabajo de vida.

—¿Cómo es tu hermanito con una connotación sexual? —preguntó.

Luché contra la urgencia de no retorcerme, porque tenía problemas con


Cynric. Pecado era como él quería ser llamado, no Rick. Tenía diecinueve años y
ahora era mayor, pero todavía tenía problemas con la diferencia de edad entre él y
yo. Yo le echaría de menos si se iba de mi vida, pero él todavía golpeaba todo tipo
de problemas para mí. Di mi mejor cara en blanco de policía y dejé que Nathaniel
hablara. Est{bamos paleando las cuestiones de J.J. ahora mismo, no las mías. 78
Me abrazó con m{s fuerza, como si sintiera el pequeño movimiento de cuerpo
y lo entendiera todo.

—Me gusta ver a Cynric tener sexo con Anita, y disfruto compartiéndola con
él, solamente nosotros tres, o, a veces con otras personas participando.

—Una de mis mayores fantasías es compartir a Jason con otra mujer, pero
tengo una hermana y no puedo imaginar compartir a Jason con ella —dijo J.J.

—Tal vez si Cynric y yo nos hubiéramos criado juntos desde la infancia sería
diferente, pero él tenía diecisiete años cuando nos conocimos, y es un hermano
menor para mí, pero nunca he pensado en él como algo m{s que un adulto, m{s
joven que yo, pero sigue siendo una persona y no un chico.

Ella asintió.

—Eso tiene sentido, supongo, ¿por lo que es familia de elección, no de


sangre?

—Sí —dijo Nathaniel, poniéndome un suave beso en mi mejilla. Cogí un leve


toque de aroma de J.J.; no estaba mal, sólo diferente, simplemente no mío. Su
rostro seguía brillando al descender sobre nosotros. Me envolví en sus brazos

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
alrededor de mí y dejé que su seguridad me ayudara a sentirme mejor acerca de
tantas cosas.

—Si Freda no fuera tan terriblemente celosa de Jason, las cosas serían tan
grandes. ¿Cómo has encontrado a tantas personas que no son celosas?

—Jean-Claude tiene una reputación; si quieres estar en su círculo m{s


cercano, es mejor que no seas del tipo celoso —dijo Nathaniel.

—Jean-Claude es increíble, y parece anular sus preferencias sexuales, como si


todo el mundo debiera quererlo —dijo ella.

—Es parte de su encanto —le dije.

—Es m{s que eso; Jean-Claude es todo sobre el sexo y la sensualidad, y justo
como a Jason no todos les gusta los hombres, pero se lo harían a Jean-Claude, no
me gustan muchos hombres, pero sí, veo la atracción.

—La mayoría de la gente ve la atracción de Jean-Claude —le dije.


79
Ella asintió y se acomodó contra Jason, como si algo de la tensión hubiera
salido de ella. No estaba segura de por qué se relajaba, pero parecíamos ganar, así
que me llevo.

—Todo el mundo me dijo que cuando encontrara a la persona adecuada


estaría feliz de ser monógamo, pero me est{s diciendo que eso no funcionó para
ustedes tampoco.

—No —le dije.

—No —dijo Nathaniel.

Jason la besó en la mejilla.

—He tratado con una sola mujer a la vez, pero nunca funcionó por mucho
tiempo.

—He estado con Freda por dos años.

—¿Has sido monógama? —le pregunté.

Ella negó.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
—Nunca quise eso, y le dejé en claro que nunca podría estar bien con sólo
una. He seguido hasta la fecha, pero cada vez menos, porque ella se enoja.
Simplemente no era digna de los celos y peleas, hasta que volví a encontrar a
Jason. —Y se volvió en sus brazos para así poder mirarlo por encima del hombro.
Compartieron el tipo de sonrisa que Hollywood nos dice que todos deberíamos
estar buscando, y me hizo feliz de verlo.

—Me alegra saber que valgo la pena por luchar —dijo Jason, y la besó.
Ella le devolvió el beso, y luego dijo—: Si yo hubiera sabido sobre la poligamia en
la escuela secundaria, podríamos haber mantenido citas, pero todo el mundo te
dice que tienes que elegir.

—Me dijiste que eras lesbiana; respeté eso, pero quería pedirte una cita.

—Pensé que tenía que elegir uno de los sexos hasta la fecha, una persona para
amar hasta que la muerte nos separe, y eso nunca funcionó para mí.

80
—O para mí —dijo él.

—Creo que Freda es monógama y sólo fingió no serlo hasta que nos
mudamos juntas.

—¿Todavía amas a Freda? —preguntó Nathaniel.

Ella no respondió de inmediato.

—No sé, creo que lo hice, antes de que ella fuera tan fea sobre Jason. Quiero
decir, es un hombre, Freda no tiene las mismas partes, así que pensé que estaría
menos celosa de él que de otras mujeres, pero fue peor.

—¿Fue peor desde el principio, o sólo después de que se hizo serio sobre
Jason? —preguntó Nathaniel.

Ella pensó en eso, y finalmente dijo:

—En realidad, desde el principio, parecía sentirse como si yo estuviera


traicionando a la hermandad lesbiana. Siempre le había dicho que era bisexual,
pero creo que pensó que era sólo algo que se dice al estar caliente, o nerviosa. No
soy sólo gay, soy bi, ¿sabes?

Sentí el guiño de Nathaniel al mismo tiempo que yo lo hice. Él dijo:

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
—Es sexy que las mujeres sean bi, pero no lo es para los hombres.

Aferré sus brazos con fuerza contra mí.

—¡Es increíblemente sexy cuando los hombres son bisexuales!

Él se rió, me abrazó, y se acurrucó sobre mí hasta que pudimos besarnos.

—Eso piensas tú, pero la mayoría de las mujeres lo encuentran extraño, y los
hombres homosexuales creen que sólo tienes miedo de admitir que eres gay, y los
hombres heterosexuales creen que eres gay, y que vas detr{s de su virtud.

Jason asintió.

—No soy realmente bi, en absoluto, pero debido a que soy el pomme de sang
de Jean-Claude, todo el mundo piensa que lo soy.

—Su manzana de sangre —dijo J.J.—. Eres su principal donante de sangre.

—En realidad, un pomme de sang es m{s que eso, es casi como una amante en
el antiguo sentido de mantenerlos en el estilo —le dije.
81
Ella asintió, con el rostro serio de nuevo.

—Jean-Claude necesitaría un nuevo pomme de sang si Jason se traslada a


Nueva York.

—Yo fui el pomme de sang de Anita una vez, pero cuando me convertí en su
novio no consiguió uno nuevo —dijo Nathaniel.

—Pero todavía est{s en su cama para que pueda alimentarse de ti. Jason
estar{ demasiado lejos para que Jean-Claude se alimente de él.

—Un problema a la vez —dijo Jason—. Primero, ¿entiendes lo que quiero


decir ahora con brusco?

—Sí —contestó ella, y lo abrazó en torno a sí misma. Volvía a lucir infeliz


nuevamente.

—¿Y est{s de acuerdo con que lo haga brusco con Anita?

—Bueno, no del todo, ¿pero voy a hacer que renuncies a ella? No.
Sinceramente, si todos estamos de acuerdo en tener sexo m{s suave conmigo, me

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
encantaría tener mi fantasía hecha realidad con Anita y contigo.

Me tensé un poco, y Nathaniel me ayudó a esconder mi cara inclin{ndome


hacia atr{s y gir{ndome así podríamos darnos un beso m{s largo y apasionado.
Pude probar a J.J. en sus labios, en su boca, mezcl{ndose con el sabor de mi propio
cuerpo. Provocó que comenzara a alejarme, pero no era un mal sabor, solo< nunca
lo había besado antes, cuando él sabía a otra mujer. Al parecer, mis problemas con
las mujeres en determinadas {reas se habían mostrado en mi cara, incluso antes de
que saboreara a J.J. Apreciaba la ayuda en ocultarlo, pero él miró hacia mí cuando
retrocedí, con una pregunta en su cara. J.J. estaba siendo muy tolerante; yo
necesitaba serlo, también, así que le devolví el beso profunda y apasionadamente.
Trabajé en mi problema, en lugar de dejar que estropeara las cosas. J.J. estaba
siendo realmente tolerante al ser empujada fuera de su zona de comodidad. Era
sólo que su tolerancia simplemente la obligaba a mirar, no a participar; mi
tolerancia podía involucrar m{s, um, manos, y ya tenía a una mujer por encima de
mi límite de comodidad, y no era J.J.

Rompí el beso, y fui capaz de decir con una voz normal: 82


—Me siento halagada.

—Pero parte de la razón de por qué estoy aquí es debido a que tú ya tienes a
una mujer amante y no est{s muy feliz por eso —agregó J.J.

Me volví lo suficiente en los brazos de Nathaniel para mirarla.

—Sí.

—He conocido a Jade, es hermosa.

—Nunca he discutido eso —le dije.

—Adem{s de intercambiar recuerdos de tener sexo con mujeres de los


hombres en tu vida, que admito es extraño ya que no tienes esas partes, ¿qué m{s
te molesta de Jade?

—Nunca había pensado en las mujeres como amantes potenciales antes y de


repente se supone que debo ser la amante principal de una; ¿eso no extrañaría a
cualquiera?

J.J. asintió.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
—Te concedo eso, pero no te puedo ayudar con ello. ¿Hay algo específico por
lo que estés confundida? ¿Cualquier cosa sobre tener sexo con otra mujer que
quieres saber de alguien que ha salido con muchas mujeres?

—Con muchas, ¿eh? —dijo Jason.

Ella se giró y le dedicó una gran sonrisa pícara.

—Tú y yo hemos intercambiado nuestros números; sabes exactamente con


cu{ntas mujeres.

Se echó a reír.

—Sabía que teníamos una oportunidad cuando tu número fue mayor que el
mío.

Al conocer el número de amantes de Jason, estuve impresionada, y un poco<


bueno, no todos alcanzan los tres dígitos con respecto a amantes. Antes, yo habría
sido moralista; ahora estaba perpleja.
83
Incluso con todos los que había tenido en mi vida todavía estaba con menos
de treinta amantes. No podía imaginar que me gustaran tantas personas como
esas.

Nathaniel me abrazó y susurró:

—¿Qué quieres saber, Anita?

Me volví lo suficiente para mirarlo.

—¿A qué te refieres?

—¿Qué es lo que m{s te desconcierta de tener sexo con otra chica?

Pensé en ello; infiernos, había estado pensando en ello.

—Uno, el sexo oral, es tan diferente en algunos aspectos, y Jade sigue


trabajando a través de sus problemas con los hombres así que no deja que nadie
m{s que yo y Domino se lo hagan, y sé que no lo estoy haciendo tan bien como
podría, pero no sé lo que estoy haciendo mal.

—¿Ella llega al orgasmo? —preguntó J.J.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
Luché para liberarme de un momento de vergüenza.

—Con el tiempo.

Nathaniel dijo:

—Por suerte, Jade es r{pida con el clítoris.

—¿Jade te permitió observar?

—Anita pidió un poco de ayuda con la parte oral, y esperaba que pudiera
darle consejos a través de la observación, y Jade accedió a ello.

—Y, ¿qué aprendiste? —preguntó J.J.

—Que Jade es una de esas mujeres que no te dan respuestas. Le dije a Anita
que le preguntara si eso se sentía bien, o eso otro, pero Jade no da instrucciones.

—Oh, Dios, odio a las mujeres así —comentó J.J.

—Es porque su ex-amo tomó todas las direcciones como críticas a su 84


desempeño, y la castigó por ello —le dije.

Los ojos de J.J. se abrieron como platos.

—Bueno, eso enseñaría a cualquier persona a mantener su opinión para sí.

—Entiendo de dónde viene, pero no me ayuda, es como volar a ciegas. Pensé


que tener las mismas partes ayudaría, y lo hace un poco. Puedo oír su cambio en la
respiración, ver los pequeños movimientos involuntarios del cuerpo, pero sigo
pensando que si pudiera ver a alguien m{s haciéndolo, y hacer preguntas, tal vez
intercambiar información mientras lo hace así podría ver una demostración real,
funcionaría mucho mejor.

—Vas a esto de una manera muy pr{ctica, Anita. Creo que estoy
impresionada, excepto que lo est{s tratando como una tarea, ¿no como placer?

Luché por no retorcerme.

—Desciendo en ella porque sé lo mucho que a mí me encanta, y est{


empezando a permitirle a Domino que intente lo oral en ella. Ella no ha hablado de
eso todavía, pero sospecho que su viejo amo no disfrutaba darle sexo oral, por lo
que lo hizo desagradable para ella, al igual que hizo un montón de cosas

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
desagradables para ella.

—¿Disfrutas haciéndolo?

Suspiré.

—En realidad no; no obtengo el subidón que recibo cuando desciendo en los
hombres. Infiernos, puedo tener un orgasmo a veces de dar sexo oral.

J.J. puso los ojos como platos de nuevo.

—¿En serio?

Asentí.

—Así es.

—Bueno, maldita sea, he escuchado que es posible, pero nunca he conocido a


nadie que pudiera hacerlo.

Luché para no avergonzarme de nuevo. 85


—No te avergüences, Anita; es genial, increíble, no me extraña que lo
disfrutes tanto.

—Lo disfrutaba desde antes de empezar a tener orgasmos por ello —le dije,
como si quisiera aclarar que no era sólo acerca de que yo disfrutara. No sé por qué,
pero de alguna manera me sentí a la defensiva.

J.J. sonrió como si se diera cuenta de que estaba a la defensiva.

—Me siento de la misma manera al descender en las mujeres, excepto que no


tengo un orgasmo de ello; sería impresionante si lo hiciera.

Jason se rió.

—Nunca harías nada si tuvieras un orgasmo por eso.

Ella se echó a reír, y luego se puso serio.

—No si fuera sólo Freda.

Me pregunté si sabía que ya no estaba enamorada de la novia con la que


vivía. ¿Se suponía que debía decir algo al respecto, o dejarlo ir? No estaba segura,

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
así que lo dejé pasar; de una crisis a la vez.

—Por favor, dime que no arruiné todo entre tú y Freda —dijo Jason,
abraz{ndola con m{s fuerza.

—Teníamos problemas antes de que volvieras a mi vida, Jason. Es m{s como


si al disfrutar de pasar m{s tiempo contigo, m{s viera que ella y yo ya no nos
divertimos.

—El amor no siempre se trata de divertirse —dijo Nathaniel.

—No, pero ¿no debería ser divertido a veces? Creo que no me había dado
cuenta de cu{nto me quiere transformar Freda en alguien que no soy, hasta que
Jason se acercó y me aceptó por lo que realmente soy.

—Tú también me aceptaste —dijo él.

Ella sonrió.

—Lo hice. 86
—Nunca he entendido por qué la gente trata de casarse con personas que
quieren cambiarlas por completo —dije.

—Yo tampoco —agregó. Me miró, con el rostro serio, y luego sonrió.

—¿Qué? —pregunté.

—Comentario serio, pero suena egoísta.

—Sólo dime —dije.

—Estaría encantada de descender sobre Jade mientras tú observas, y podrías


hacer preguntas mientras lo estuviera haciendo, ¿pero ella accedería a ello?

—Ella y yo hablamos acerca de ti antes de que vinieras a la ciudad. No tiene


miedo de las mujeres como sucede con los hombres. Tiene miedo de algunas
hembras animales cambiaformas, pero no las humanas. No es algo personal, pero
no ve a los humanos como una amenaza.

—No me ofendo, es simplemente la verdad. He visto lo r{pido que Jason


puede moverse, y sentido lo fuerte que es, y ningún ser humano puede competir
con ello.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
—Gracias, tarrito de miel —dijo.

Ella sonrió y le acarició el brazo.

—De nada, amorcito. —Entonces me miró de nuevo—. ¿Así que Jade ha


acordado tener contacto sexual conmigo?

—Sí, pero quería que fuéramos sólo nosotras tres y yo no estaba cómoda con
eso; lamento tener nervios heterosexuales, pero necesito al menos un hombre en la
cama.

—En serio, ¿nunca has estado a solas con Jade?

—No, y me siento mal por eso, pero después de los juegos preliminares
necesito partes de chicos, o se siente como si no estuviera terminado.

—¿En serio? —preguntó J.J.

—Sí.

—¿Has pensado en un consolador con correa?


87
—Ha surgido de algunos de los chicos, pero realmente no tengo interés en
eso, y simplemente no puedo terminar de asimilar la idea de que Jade me lo haga
así.

—¿Por qué, porque es una chica?

—No, sinceramente es porque veo que alguien usa un consolador con correa
como una cosa dominante de bondage2, m{s que sexo, y no me someto a mujeres.
—Eso último lo dije en un tono que era muy terminante. Era una de las pocas cosas
que estaba segura.

—Yo no hago mucho bondage, pero no veo a los consoladores con correa
como bondage.

2 Bondage: es una denominación aplicada a los encordamientos eróticos ejecutados sobre una
persona vestida o desnuda. Las ataduras pueden hacerse en una parte o la totalidad del cuerpo,
utilizando por lo general cuerdas; aunque también se puede ver en muchas ocasiones el uso de
cintas, telas, cadenas, esposas y cualquier otra cosa que pueda servir para inmovilizar a la pareja.
Con cierta frecuencia, a ésta se le aplica mordaza o se le vendan en los ojos.

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Jason
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—Pa-pa, pa-ta-ta —dije.
3

Ella asintió.

—El sexo de una persona es perversión para otra persona, lo entiendo.

—Adem{s, Jade es tan sumisa que, incluso si hubiera encontrado a una mujer
a la que estuviera dispuesta a permitir que me domine, nunca sería ella.

—Deja que te diga que una mujer que ha sido abusada como Jade puede ser
complicada en la cama incluso para alguien como yo, que tengo m{s experiencia
con las mujeres, y un amante que no da respuestas para que sepas si est{s haciendo
las cosas bien es muy difícil.

—¿Así que no estoy siendo la chica estúpida heterosexual?

Nathaniel me abrazó.

—Te dije que no lo eras.

—Pero tú me amas, y no eres una chica.


88
J.J. sonrió.

—No, no est{s siendo una chica estúpida heterosexual. En realidad est{s


siendo muy responsable y esforz{ndote al m{ximo, que es infernalmente mucho
m{s de lo que la mayoría de amantes hacen.

—Gracias.

—De nada. Sería un honor tratar de ayudarte con hacerle sexo oral a Jade,
pero, ¿qué diferentes son tú y Jade en el sexo oral?

—¿A qué te refieres con diferente?

—Nathaniel, tú pudiste observar, ¿cómo de diferentes son?

—Por lo que pude ver, Anita tarda m{s en correrse con lo oral, y de hecho
Jade puede ser increíblemente r{pida con el clítoris si los problemas no se meten en
su camino.

3 Es una frase que se utiliza para comparar dos cosas similares que son esencialmente
intercambiables o dos palabras para lo mismo. Ejemplo: Tomate, tomatillo; papa, patata.

Anita Blake Saga


Jason
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—¿Alguna otra diferencia?

—El clítoris de Jade est{ m{s abajo que el de Anita, por lo que el
posicionamiento es diferente, y creo que a Jade le gusta menos la estimulación
directa que a Anita, lo que hace que Anita tenga que ir aún m{s abajo la mayor
parte de las veces.

—Eso hace que sea m{s difícil respirar a veces si entierras tu cara
profundamente; en realidad no podrías ser capaz de respirar. —Ella me miró,
levantando el arco dorado de sus cejas.

—Permíteme decir, que todo esto es un poco demasiado frío para mí, y estoy
muy incómoda en este momento, pero sí, a veces mi capacidad de aguantar la
respiración, de hacer los orales a los chicos, me ayuda a descender en Jade, porque
es demasiado extraño tratar de respirar y estar tan< abajo en ella.

—Est{ bien, eso me da un punto de partida —comentó J.J. y luego volvió a

89
sonreír, su cara ilumin{ndose por ello.

—¿Qué? —pregunté, y sabía que esa única palabra sonó desconfiada.

Ella hizo rodar los ojos así podría echar un vistazo a Jason, y la mirada de
picardía estaba tan cerca de alguna de las suyas, que supe que no me iba a gustar
lo que iba a decir.

—Conozco esa mirada —dijo Jason—. A Anita no le gustar{ lo que vas a


decir.

—¿No debería decirlo?

Se echó a reír.

—Adelante.

Ella se volvió hacia mí, su cara seguía brillando con humor.

—Primero, una pregunta seria: ¿Jade dejaría que Jason estuviera en la


habitación?

—No lo sé; no lo ha hecho antes.

—¿Qué hombres permite?

Anita Blake Saga


Jason
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—Con Domino en realidad tenemos sexo; bueno, yo tengo relaciones sexuales
con él, pero Jade todavía no. Le permite que la toque y la masturbe con su mano y
por vía oral, por lo que él estaría bien. Nathaniel si me toca sólo a mí, excepto para
acurrucarse para dormir, que fue una cosa increíble cuando ella finalmente lo
permitió. Jean-Claude est{ bien, aunque sigue poniéndose nerviosa alrededor de
los vampiros, así que él tiene que tener cuidado de sus problemas.

—¿Ella tiene sexo con Jean-Claude?

—No.

—¿Así que Domino es el único hombre que la toca sexualmente en absoluto?

—Sí.

—¿Por qué sólo él? —preguntó.

—Creo que es porque es el único tigre negro que tenemos, y los tigres del clan
disfrutan de estar con otros de su propio clan.
90
Reflexionó sobre eso, y luego dijo:

—Yo no estaría cómoda con Domino, no lo conozco. Jean-Claude me pone


nerviosa en esa forma de gato-y-ratón. Nathaniel estaría bien, pero sólo si Jason
estuviera con nosotros.

—Debería haberle preguntado a Jade sobre Jason, también. Fue una estupidez
de mi parte no tomar tus nervios en cuenta; lo lamento.

—No lo sientas, Anita; est{s haciendo tu mejor esfuerzo con Jade, con todos
nosotros. —Parecía pensar m{s en ello, su cara muy seria, ojos mostraban su nivel
de concentración.

—Yo permito que me aten; a Jade parece gustarle eso —dijo Nathaniel.

—No —dijo Jason—, ni siquiera preguntes. No me someto a sumisos


tampoco, y especialmente no me permito ser atado por mujeres que tienen
problemas serios con los hombres.

—Jade nunca ha hecho daño a nadie —dije.

—No, ¿pero quién sabe lo que podría enviarla a un recuerdo? Anita, puede
parecer toda amable contigo, pero cuando est{ ejercit{ndose en el gimnasio es

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
malvadamente r{pida y m{s fuerte de lo que su cuerpo parece; si pudiera
conseguir superar los problemas que su viejo amo le inculcó sería una de las
m{quinas de matar m{s eficientes que he visto nunca.

Parpadeé hacia él.

—¿Jade?

—No se ejercita delante de ti a su mayor capacidad, Anita. Creo que eso se


remonta a que su viejo amo no le gustaba que tal vez fuera m{s r{pida o mejor en
algunas de las habilidades de combate de lo que él era; creo que no quiere
superarte.

—Es una mujer tigre, Jason; se supone que sea m{s r{pida y m{s fuerte que
yo.

—Tú sabes eso, pero ella seguro que no se siente cómoda con que la veas en el
gimnasio. ¿No te has dado cuenta que nunca se ejercita cuando est{s allí a menos
que sea forzada? 91
Pensé en ello, y luego dije:

—¿Es por eso que apesta en combate mano a mano y en la mayoría de


entrenamientos con armas, porque siempre estoy allí?

—Creo que sí, porque cuando no est{s en la sala de pesas, o la pista< trabaja
una bolsa pesada como si pudiera convertir a una persona en solo carne, muy
r{pido.

—¿La has visto hacer eso? —le pregunté a Nathaniel.

—Sí, pero sólo cuando tú y Nicky no est{n conmigo. Ella es diferente sin
ustedes dos en el gimnasio.

—Bueno, en cierto modo entiendo que tuviera problemas con superarme,


pero, ¿por qué le importa Nicky?

—Creo que no quiere que alguien a quien considera una amenaza vea lo
buena que es —dijo Jason.

—Nicky no la ha amenazado, ¿verdad? —pregunté.

—No, no le ha hecho daño; él es simplemente muy grande, muy físico, y

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
realmente bueno en la lucha.

—Bueno, mierda —dije.

—Yo no dejaría que alguien me atara y me pusiera a su merced; sólo dime


cauteloso, pero hay una mirada en sus ojos a veces que no quisiera que me
apuntara cuando no pueda luchar en respuesta —dijo Jason.

—Tú no eres un luchador —musité.

—No soy un guardaespaldas, pero soy un hombre lobo, y eso significa que
tienes que luchar para mantener tu lugar en la manada. Todos los animales
cambiaformas pueden luchar, Anita, pero también sé que soy un hombre pequeño.
Eso me limita.

—Micah es m{s pequeño que tú y es un alfa.

—Sí, pero es mucho m{s despiadado que yo. Es m{s como tú. Ustedes
simplemente matar{n gente si te amenazan a ti o a tu gente. No voy con intención
de matar a menos que tenga que hacerlo; eso me convierte en una no amenaza.
92
J.J. miró de uno a otro.

—¿Hablas en serio acerca de la parte de asesinar?

Jason y yo intercambiamos una mirada. No sé lo que habríamos dicho,


porque Nathaniel dijo:

—Creo que esa mirada en los ojos de Jade es la razón de por qué me gusta
estar atado con ella en la cama.

Eso hizo que todos nosotros lo mir{ramos, que era probablemente lo que
había planeado. Estaba distrayendo a J.J. del hecho de que ella podría conocer la
mayoría de nuestros secretos sexuales, pero la parte de la violencia< era una
persona demasiado civil para conocer esa parte.

—Sabes que Jade es peligrosa, ¿por lo que te da un subidón estar atado y a su


merced? —le pregunté.

Él asintió.

—Asher piensa que ella es la víctima perfecta y le encantaría tenerla en el


calabozo, pero creo que est{ equivocado. Creo que bajo las circunstancias

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Jason
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adecuadas, Jade sería increíblemente peligrosa. —Le recorrió un pequeño
escalofrío amoroso, y sentí su cuerpo empezar a reaccionar de dónde había estado
presionado inerte contra la parte posterior de mi cuerpo. La idea de lo peligrosa
que podría ser le excitaba. Amaba a Nathaniel m{s que casi a cualquiera, pero
había momentos, como éste, cuando no lo entendía. Me gustaba fingir el peligro en
el bondage con gente en la que confiaba totalmente; sí, presionaba los límites, pero
no como lo hacía Nathaniel. Le gustaba el verdadero peligro cuando podía
conseguirlo, y gracias a ser un hombre leopardo, curaba casi cualquier cosa,
haciendo énfasis en el “casi”.

—¿Y te gusta eso? —preguntó Jason.

—Sabes que sí —respondió Nathaniel.

Jason negó con la cabeza.

—Raina me curó de nunca dejar que otro hombre animal me atara e hiciera lo

93
que quisiera conmigo.

Me sentí estúpida y lenta; había olvidado cómo Jason se convirtió en un


hombre lobo. Raina, la hembra alfa ahora muerta de la manada local, su lupa, lo
había atado, tenido sexo con él, y cambiado a su forma de lobo-mujer encima de él,
y él había estado bien con eso, pero entonces ella había usado sus garras y dientes
en él. Había compartido esa memoria gracias al fantasma de Raina, y sabía que a
ella no le había importado si Jason vivía o moría. Todo había sido acerca de su
placer en ese momento. Había sido una verdadera s{dica sexual, y aunque no tenía
conciencia de un sociópata puro, como la mayoría de los sociópatas que conocía,
había lugares que le importaban; a ella simplemente nunca pareció importarle un
comino sus amantes.

—Raina fue m{s lejos de lo que yo quería ir —dijo Nathaniel, y él me abrazó


m{s cerca. Me acordé de él cont{ndome lo que le había hecho que habría supuesto
una película snuff4 si hubiera sido humano. Había accedido a lo que ella hizo, pero
no había entendido que algunas fantasías son para nunca hacerlas realidad; no si
quieres vivir y mantenerte cuerdo.

—Lo siento, Jason, olvidé cómo te convertiste en un hombre lobo. ¿Ser{ ver a
Nathaniel estar atado mientras Jade juega con él como un hecho desencadenante

4 Snuff: Tipo de filmación donde se exhiben muertes reales.

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de los recuerdos? —pregunté.

J.J. apretó sus brazos con m{s fuerza a su alrededor.

—Todavía no puedo creer que ella te hiciera eso. Era como un asesino en
serie.

Les di puntos a ambos porque Jason hubiera compartido la historia con J.J. y
había sido simp{tica y no culpar a la víctima por el sexo pervertido.

Jason miró a Nathaniel.

—¿No te molesta ser atado y estar a merced de otra hembra animal, según lo
que sé que ella te hizo a ti también?

—Disfruté la mayoría de lo que hizo m{s que tú. Todavía extraño a Gabriel y
a ella a veces.

Jason se estremeció y sostuvo a J.J. con m{s fuerza.

—No echo de menos a ninguno de los dos.


94
Si J.J. no hubiera estado en la habitación habría dicho, “Y no me arrepiento de
matar a cualquiera de ellos”, pero no quería hacer aparecer el tema de asesinato de
nuevo. La policía en realidad sabía que yo los había matado en defensa propia
después de que me habían secuestrado y tratado de hacerme la estrella en una de
las películas snuff de Raina.

Ellos también habían tratado de matar a Jean-Claude y Richard fuera de


c{mara. No, no tenía remordimientos sobre su muerte, no, ninguno. Mi conciencia
estaba tan limpia con respecto a eso que brillaba.

—Me gusta estar atado para Anita y Jade, y est{ ayudando a que ella gane
m{s confianza —dijo Nathaniel.

—¿Dejarías que Jade te atara, sólo tú y ella? —preguntó Jason.

—Ella no querría eso, estar a solas sólo conmigo, pero no, no lo permitiría.

—¿Crees que realmente te haría daño si yo no estuviera allí? —cuestioné.

—No creo que Jade me hiciera daño alguna vez, no realmente, pero a los
hombres que ve como una amenaza, si se pasaran de la raya, ella podría matar

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primero y pedir tu perdón m{s tarde.

—Concuerdo —dijo Jason.

Miré de uno a otro entre ellos.

—¿Cómo es que no vi esto?

—Jade quería que no lo vieras —dijo Jason.

—¿Es ella peligrosa para mí? —preguntó J.J.

Él la abrazó y la besó.

—No, si pensara que lo es no te habría traído aquí.

—Todavía preferiría tenerte en la habitación con nosotras, por si acaso —


comentó.

95
—Yo también —declaró él.

—¿Quién puede negociar con Jade acerca de tener m{s hombres en la


habitación? —pregunté.

Todo el mundo me miró.

—¿Por qué yo? —expresé, y hasta a mí me pareció sonar quejumbrosa.

—Tú eres su ama —anunció Jason.

—Tú la rescataste de cientos de años de tormento; hace que confíe en ti por


encima de todos los dem{s —agregó Nathaniel.

Ambos tenían puntos excelentes, así que fui a negociar con una hermosa
cambiaformas tigre el traer a otra mujer en nuestra cama para una sesión femenina
de tres, y oh, por cierto, quiero introducir a Nathaniel, Jason, y sinceramente si
pudiera manejarlo, a Domino. No estaba segura de cómo se sentiría J.J. acerca de la
última adición, pero lo intentaría, para mi propio nivel de comodidad. No era
homofóbica, pero estaba confundida acerca de las mujeres. Siempre había pensado
que ser lesbiana debía ser m{s f{cil, porque eras una chica que salía con chicas, por
lo que tenías una ventaja para comprender a la otra. No, no funcionaba de esa
manera, en absoluto. Salir con una mujer no era muy diferente de salir con
hombres, excepto, que en cierto modo entendía cómo tener citas con hombres. Las

Anita Blake Saga


Jason
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mujeres me confundían, o esta mujer lo hacía. Ella era como un campo de minas
terrestres emocionales que no sabía cómo evitar. ¿Eran todas las mujeres así? ¿Era
así como mis hombres se sentían acerca de mí? Dios, esperaba que no.

96

Anita Blake Saga


Jason
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Jade quería probar sexo oral con J.J. y conmigo, pero no veía la necesidad de
cualquier hombre acompañ{ndonos. Me mantuve firme. Gritó, me dijo que no la
amaba. Dejé que la tormenta emocional lavara. Cuando no me rendí, ella lo hizo.
Así que le gustaría pasar la segunda noche de J.J. en San Louis con la mayoría de
mujeres que jam{s se había permitido voluntariamente en una cama conmigo.
Sorprendente.

Jean-Claude nos dio permiso para usar la gran cama en su dormitorio.


Habíamos acuñado el término “mega orgía” para la cama hecha a medida. Era una
pesada con dosel con puntos aquí y all{ de aditamentos para las cadenas y
cuerdas. Era realmente la única cama lo suficientemente grande como para
mantener a todos, si por algún milagro J.J. y Jade conseguían estar lo
suficientemente cómodas para permitir a todas en la cama. Eso era un gran si, pero
97
yo planeaba mi sexo como planeaba mis cacerías de vampiros. Planifiqué para
cualquier eventualidad: Eso te mantiene vivo cuando persigues vampiros
renegados, y eso mantiene tus relaciones con vida después de la gran escena de
sexo bondage.

La colcha, las cortinas de la cama, y almohadas todo se cambiaba


periódicamente. Hoy la colcha era blanca con negro y almohadas rojas apiladas en
la cabecera, y cortinas de color rojo y negro con gasa blanca en medio. Había
incluso una colcha a los pies de la cama en rojo y negro con una flor blanca en el
centro. Había pensado que era una flor de cerezo silvestre cuando la vi por primera
vez, pero era una rosa estilizada, me dijeron. Era hermosa, lo que se suponía que
era.

Me senté en las almohadas en forma de montículo con Jade acurrucada a mi


lado. Est{bamos sentadas encima de los amarres que sostenían a Nathaniel con los
brazos y piernas abiertos en la cama. Sí, la cama era tan grande, así que todavía
había espacio entre las cuerdas que sujetaban sus brazos para nosotros dos
sentarnos juntas y no tocar las ataduras o los brazos de Nathaniel. Cuando había
sido atado en su lugar, miré sus ojos, vi la calma que los llenaba sólo por estar
atado, “indefenso”. La cuerda estaba tejida de c{ñamo teñido de negro, muy

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Jason
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austera en contra de la colcha blanca. Él era el único que estaba desnudo, ese
hermoso cuerpo extendido y sujeto en la cama, esperando por lo que habíamos
negociado. Habíamos deshecho su cabello castaño largo hasta los tobillos y
extendido como una piscina de seda por debajo y alrededor de su cuerpo como un
halo rojo y castaño; se veía m{s rojo de lo normal sobre el blanco del cubrecama.
Probablemente deberíamos haber tomado la colcha y llegado a las s{banas antes de
que lo at{ramos en el lugar, porque lo m{s probable era que arruin{ramos el
cubrecama blanco antes de que terminara la noche; algunas cosas incluso una
buena tintorería no pueden limpiar.

Jade llevaba un camisón de seda roja que era casi idéntico al segundo azul
que J.J. llevaba. Al parecer, le gusta la lencería azul. Yo había cambiado a uno negro
para mí; el camisón había sido un poco demasiado transparente para la noche
como estaba previsto. Había aceptado tener relaciones sexuales, por lo que la
lencería estaría desapareciendo en algún momento y habría un montón de
desnudos en marcha, por lo que parecía un poco tonto no querer usar algo
transparente para empezar, pero a veces no es acerca de lógica, se trata de sentirse
cómodo en el momento. Necesitaba toda la comodidad que podría conseguir esta 98
noche.

El cabello de Jade caía hasta su cintura como agua brillante negra,


sobresaltando contra el escarlata de su lencería. Se aferraba sobre sus pequeños,
pechos apretados y el aire frío hizo que los pezones se destacaran claramente
contra la tela. Ya estaba sosteniendo mi mano. Su esmalte de uñas era negro, el mío
era rojo; ambas teníamos l{piz labial tan rojo como la seda en ella y en las
almohadas detr{s de nosotros, así que nos veíamos como que habíamos
emparejado todo a propósito. Sus grandes ojos inclinados eran del color del fuego
anaranjado y amarillo. Era la marca del clan tigre negro tener ojos de color de las
llamas. El rojo de la seda sacó el rojo oculto en sus ojos, de modo que parecían
totalmente inhumanos y sorprendentes con el delineador de ojos como un marco
negro alrededor de todo ese color. Admito que traté de ver esa mirada en sus ojos
de la que Jason y Nathaniel habían hablado, que asustó a uno de ellos y excitado al
otro, pero se veía como siempre se veía para mí, como una hermosa víctima.

Era m{s baja que yo, m{s pequeña, de modo que cuando nos paramos ella
encajaba bajo mi brazo como yo lo hacía con la mayoría de los hombres de mi vida.

Corrí mi pulgar sobre sus nudillos una y otra vez para tranquilizarnos ambas.
A ella le gustaba tocarme, en cierto modo necesitaba tocarme, pero ella estaba por

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lo general quieta cuando nos tocamos, aguantando, pero no acariciando hasta que
empezaba el sexo. Yo le había preguntado acerca de eso una vez siendo informada
de que su exmaestro le había gustado aguantar, pero no para acariciarlo, y yo sabía
el tipo de cosas que él había hecho para enseñarle sus reglas. Yo había roto sus
lazos con él metafísicamente, y mi único pesar es que no lo había cazado y matado
todavía. Teníamos otras personas caz{ndole ahora. Había aprendido que cuando
eres rey no siempre se puede ir matando a los dragones, porque si el rey muere el
reino necesita un nuevo rey, y el siguiente puede ser un verdadero bastardo. He
arriesgado lo suficiente como sheriff U.S.; no me permitieron venganzas.

Me quedé con Jade y la mantuve a salvo; ese era mi trabajo. Cazar a su


torturador y matar su culo quedaba a los guardias que también eran vampiros
antiguos y lo conocían de antes.

J.J. estaba de pie junto a la cama sosteniendo la mano de Jason.

—Si aplaudo y hago ruidos de loca feliz, ¿alguien se enoja conmigo? —


preguntó.
99
Él negó.

—Yo no lo haría, solo soy un triste autorizado a ver. Soy m{s exhibicionista
que voyeur.

Ella besó su mejilla.

—Lo siento, manojo de miel.

—Siento tu dolor —dijo Domino desde el otro lado de la cama.

J.J. había convenido en que él podría despojar a un par de boxers de seda


similares a los que llevaba Jason. Fue justo en caso de que ella o Jade cedieran y me
dejaran tener a mi chico extra en la cama, o dejar que los dem{s tengan su amante.
La seda de Jason era de un azul que casi coincidía con el camisón de J.J.; el de
Domino era un rojo que hacía juego con el de Jade, ya que yo había comprado
tanto el suyo y el de ella como un par. Jean-Claude me había ayudado a escoger el
color de modo que era una combinación perfecta de escarlatas.

—Sé que lo haces, hermano —dijo Jason, y le dio un golpe de puño al aire que
Domino regresó en su lado de la cama. Yo hubiera negociado lugares con
cualquiera de ellos en un minuto caliente, así que no tuve que ver esta escena en

Anita Blake Saga


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particular. En cierto modo Jade encabezó desde el fondo, que era una frase para
describir la forma en que una sumisa podía controlar una relación a pesar de que el
dominante se supone que es el que tiene el control.

Técnicamente, debía poder ordenarle a ella que quería a Jason en la cama, y


ella sólo tenía que hacer frente, pero el sumiso tiene un voto completo y ella dijo
no. Yo tenía un voto completo, también, y podría haber dicho, Jason est{ en la cama o
hemos terminado, pero no lo hubiera hecho. ¿Por qué no? Porque no estaba segura si
realmente lo quería en la cama conmigo tanto como no sólo quería a J.J. y Jade allí,
y esa era la verdad. Estaba tan lejos de mi zona de confort que no podía ver desde
la orilla m{s. Me sentía perdida en el mar, pero decidida a capear el temporal,
incluso si se trataba de una tormenta formada de carne suave y seda. Hacer
cualquier otra cosa sería una cobardía, y no podía hacer eso, no haría eso. No sería
una cobarde en algo tan importante para tanta gente que valoraba, amaba. Esto era
demasiado importante para mis problemas para ganar. Ya sea que trabajes tus
problemas, o ellos te trabajar{n. No era tanto Jade superando desde el fondo, era
yo, mi casi p{nico conduciéndome hacia adelante y forz{ndome a enfrentar lo que
demonios que me molestaba sobre mujeres adicionales en la cama conmigo. 100
Me senté allí frotando mi pulgar cada vez m{s r{pido a través de los nudillos
de Jade como si su mano fuera una piedra de preocupación, y si sólo acariciaba
bastante fuerte averiguaría lo que estaba mal en mi cabeza para causarme esta
incomodidad.

Tenía amigas que tenían miedo a varios hombres en la cama, como si m{s
hombres equivalían a violación, pero para mí, los hombres eran como una manta
de seguridad. Las mujeres me asustaban, y no tenía ni idea del porqué. Sólo sabía
que no iba a dejar a este miedo superarme m{s de lo que deje al miedo a ese ruido
en la oscuridad impedirme ir con el arma lista, buscando el vampiro renegado que
sabía había dentro. Todo el miedo es el mismo sin importar la causa de ello;
conquistar o ser conquistado por ello. Yo no estaba perdiendo, ni siquiera a mí
misma, tal vez especialmente a mí misma.

Me dije que podía decir la palabra de seguridad en cualquier momento, y me


mantuve tratando de frotar un agujero a través de la mano de Jade.

Jade se inclinó y susurró:

—¿Est{s bien, Anita?

Anita Blake Saga


Jason
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La verdad era que no, pero en voz alta dije:

—Claro.

Ella me miro, y si hubiéramos bajado nuestro escudos metafísicos, podría


sentir todo lo que yo estaba sintiendo, y yo a ella, al igual que yo podría hacerlo
con Domino, Jason, y Nathaniel. Jade era mi tigre negro para llamar, Domino era
mi blanco/negro, Jason mi lobo, y Nathaniel mi leopardo. Ellos eran mis animales
para llamar, mis Moitié Bête; todos teníamos que trabajar en no detectar las
emociones de los dem{s.

Por supuesto, la tensión cantando por mi mano en la de Jade probablemente


me delató bastante bien. No tienes que ser psíquico para captar lo obvio.

—Anita —dijo Jason.

Miré hacia él y J.J.

—¿Est{s bien?
101
Me encogí de hombros.

—Creo que esta es la escena bondage m{s complicada que he probado sin
Jean-Claude o Asher involucrados. Es como si tuviéramos todo este talento y
potencial, pero nadie estando a cargo. —Eso era verdad. No era exactamente lo que
estaba asust{ndome, pero seguía siendo parte de la verdad. También significaba
que probablemente me dejaran pregunt{ndome qué estaba mal.

—No puedo estar con Asher —dijo Jade.

Negué.

—No estaba sugiriendo eso, simplemente no estoy segura de quién est{


dirigiendo todo.

—Hemos hecho el amor con Nathaniel en la cama con nosotras antes —dijo
ella, su voz suave, baja, y extrañamente musical. Su voz no siempre suena de esa
manera, pero a menudo lo hace cuando est{ tratando de persuadirme, o supongo,
manipularme. Yo le había preguntado si había tenido formación teatral, pero no
parecía saber lo que quería decir, así que lo dejé ir. Dejé ir muchas cosas con Jade,
incluso lo sabía, pero cuando ella me desconcertaba bastante yo daba un paso atr{s
en lugar de empujar. No estaba segura de si yo estaba creciendo, o ella estaba

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ganando.

—Est{s a cargo, Anita —dijo Domino—, así que estando a cargo, ¿qué es lo
que quieres hacer?

En mi cabeza pensé, Salir. Tal vez lo mostré en mi cara, porque él dijo:

—Haz lo que te guste, y Jade seguir{ tu ejemplo.

Jade asintió.

—¿En serio? —le pregunté.

—De verdad —dijo ella.

—Est{ bien, sé lo que quiero hacer.

—Te seguiré a donde te dirijas —dijo ella.

102
Yo sabía que era tanto verdad como mentira. Ella me seguiría por un tiempo,
hasta que decidiera que no quería, o se sintiera demasiado incómoda, entonces
haría lo que se le diera la gana y de alguna manera sería mi falla, una vez m{s.
Estaba empezando a simpatizar seriamente con los hombres que eran mis novios.

Anita Blake Saga


Jason
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Me acurruqué contra el lado izquierdo del cuerpo atado de Nathaniel, y Jade


me copió en el lado derecho. Empecé por besar esos labios llenos de él; él me
devolvió el beso con los ojos ya perdiendo su enfoque cuando comenzó a
entregarse a la cuerda, a nuestro contacto, simplemente no estando en control. Era
una de mis cosas favoritas sobre la esclavitud.

Jade se inclinó, pero no lo beso; me ofreció sus labios rojos a mí. Ella nunca
había besado a Nathaniel en la boca. Era algo que guardaba para mí. Nos besamos
y fue una mezcla de l{piz de labios escarlata idénticos. Ella había empezado a usar
mi tono de rojo, porque si llevaba algo m{s eso arruinaba nuestras dos barras de
labios, o hacia colores que no se veían bien en ninguna de las dos. Me di cuenta
que ella consiguió m{s besos ahora que nuestras barras de labios se igualaban; lo
bueno que el color se veía bien en las dos.
103
Nathaniel nos observaba besarnos, sus labios tocados con rojo solo en el
centro. Él había acuñado la leyenda: M{s r{pido, y la llevaba con orgullo. Había un
entusiasmo en sus ojos que no era sólo la sumisión; le gustaba vernos besarnos por
encima de él. Yo amaba cuando él y Micah se besaban, así que totalmente conseguí
que le gustara verme besar a otra mujer. Gracioso, yo no había pensado que tenía
esa típica fantasía masculina de dos mujeres y él; sólo sirve para demostrar que
bisexual no significa no chico, sólo un tipo diferente de chico.

Lo besé otra vez, dejando nuestros rojos mezclados m{s brillantes en sus
labios y luego moviéndome a la c{lida dulzura de su cuello, respirando el aroma
de la vainilla de él, antes de colocar una impresión perfecta de labios rojos contra
su piel. Jade me imitó en el otro lado de su cuello. Besé la parte superior de su
hombro, entonces el principio de su pecho, sintiendo la flexión de sus músculos
cuando él tiró de la cuerda que ataba ese brazo. A Nathaniel y a mí nos gustaba
probar nuestras ataduras, no para escapar, sino m{s para sentir el tirón y saber que
est{bamos atrapados, retenidos, indefensos, al mismo tiempo que sabíamos que no
lo est{bamos. Todo lo que tenía que hacer era decir su palabra de seguridad y yo le
habría desatado. Lo mismo puede decirse cuando era mi turno para ser atada.
Bondage era la ilusión de peligro, no la cosa real. Yo había estado atada de verdad

Anita Blake Saga


Jason
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por los chicos malos y no era excitante en absoluto, sólo miedo.

Puse mi boca sobre el montículo de su músculo pectoral justo por encima de


su pezón, y Jade lo besó casi al mismo tiempo de modo que est{bamos empezando
a reflejarnos realmente la una a la otra a través del cuerpo de Nathaniel. Puse mi
boca sobre su pezón y lamí solo con la punta de mi lengua a través de él, adelante
y atr{s, trazos r{pidos hasta que su pezón se convirtió en un pequeño, punto firme.
Rodé los ojos hacia arriba para poder ver a través de su cuerpo a Jade, y encontré
sus ojos de color fuego mir{ndome. Utilicé mi lengua para lamer y provocar su
pezón, manteniendo todo mi contacto visual para Jade. Nathaniel comenzó a hacer
suaves, ruidos ansiosos por nosotras.

Besamos lentamente su cuerpo un centímetro a la vez, marcando impresiones


rojas de l{piz labial a través de su piel. Colocamos el último beso en la parte
superior de su pie, justo debajo del círculo negro de la cuerda alrededor de sus
tobillos.

Me senté atr{s, de rodillas para mirar nuestra obra. Había algo increíblemente
satisfactorio verle hermosamente extendido y desnudo, con el rastro de nuestras
104
impresiones labiales decorando todo esa piel desnuda. Su ingle estaba intacta, pero
ambas habíamos plantado besos a su alrededor en los muslos y las caderas, hasta
que él gimió. Su cuerpo estaba m{s que listo para ser tocado, recto, duro, y con
ganas. Yo había evitado la zona parcialmente provocando, pero sobre todo porque
Jade estaba reflejando mi ejemplo mejor de lo que ella nunca había hecho antes con
Nathaniel y quería que siguiera haciendo eso. Ella ya había dejado que la empujara
fuera de su zona de confort habitual; quería aliviarla m{s all{ del futuro, no
empujarla por el precipicio, no todavía.

No era sólo la bondad, o incluso precaución de mi parte. Jason y J.J. de pie


junto a la cama haciendo sus propias caricias ligeras. Yo sabía que ella estaba
esperando que le dijera, bien, sube a bordo. Había muchas posibilidades de
abismos esta noche que no quiero ser empujada fuera tampoco, así que no
empujaría a Jade. Trata a las personas como quieres ser tratada, y esperando que
toda la cosa del karma funcione.

Tocar a Nathaniel me había ayudado a tranquilizarme, conectar con la tierra y


centrarme, mi amiga y maestra Marianne lo habría llamado. Como quiera que lo
llames, me sentí mejor, m{s segura de mí misma y todo lo dem{s, incluyendo las
personas a mi alrededor.

Anita Blake Saga


Jason
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Me arrastré sobre las piernas de Nathaniel y fui a Jade. La envolví en mis
brazos, la atraje cerca y la besé, no sólo para que no se enojara conmigo, sino
porque quería. Ella era mía, y había sido muy valiente y maravillosamente sensual
con Nathaniel. La besé, deslizando la lengua en su boca, mis manos ansiosas
desliz{ndose sobre la seda que llevaba. Pensé, como pensaba casi cada vez que le
daba un beso francés, que las mujeres tenían bocas m{s pequeñas que los hombres.
Era tan pequeña en mis manos, huesos delicados y carne, que desencadenaba el
instinto que debes proteger lo que es m{s pequeño de lo que eres. En realidad
podría haber volcado un coche pequeño sin despeinarse, pero en ese momento que
besé a mi delicada chica, sintiéndome protectora y orgullosa y retrocedí del beso
dej{ndola respirando con dificultad, sus pupilas enormes con el subidón de
endorfinas de mis atenciones.

Nos habíamos untado nuestra barra de labios, pero no tanto. Había


aprendido a besar sin terminar pareciéndome a un payaso de besar a los hombres;
ahora era sólo un ligeramente m{s delicado bailar con dos mujeres, dos bocas de
labios pintados. Jade y yo est{bamos aprendiendo. Por supuesto, esta noche si no
nos untamos nuestros l{pices labiales, estaríamos haciéndolo mal. 105
Me volví y miré a Jason y J.J. Ellos todavía se sostenían el uno al otro, pero
habían dejado de agasajarse para mirar. Yo no sabía cu{ndo habían ido totalmente
de mirones en el espect{culo, cuando Jade y yo todavía est{bamos besando un
camino por Nathaniel, o cuando besé a Jade. No sabía, no me importaba; lo único
que me importaba era que mientras me arrastraba sobre la cama hacia ellos, J.J. me
vio como un p{jaro que ve a la serpiente viniendo, fascinada y con un poco de
miedo, como si pensara que podría comérmela, lo que era divertido desde que yo
era la única otra no-hombre animal en la habitación. Pero hay todo tipo de maneras
de ser devorado; tomar carne real es sólo una de ellas.

Me arrastré hasta el borde de la cama y sostuve mi mano hacia ella.

—Quiero todo tu l{piz labial corrido sobre el nuestro.

J.J. abrazó a Jason m{s apretado y dijo:

—Ella se mueve como lo haces a veces, como si tuviera m{s músculos y


tendones que los que los seres humanos tienen, peligrosa, sexy elegante.

Me reí adem{s.

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—Si piensas que soy la cosa m{s graciosa en esta cama, est{s muy mal.

Ella sonrió luego, le dio un beso r{pido a Jason y me tomó la mano y le jalé a
la cama.

106

Anita Blake Saga


Jason
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Empecé el beso con J.J., pero no había ninguna duda en ella; cayó en el beso
con las manos y la boca impacientes. Definitivamente me devolvió el beso, de
manera mucho m{s agresiva de lo que normalmente lo hacía Jade. Me congelé por
un segundo, debatiéndome sobre cómo me sentía, y entonces respondí a su
entusiasmo con el mío y dejé que mis manos amasaran su cuerpo debajo de la seda
azul. Mis manos esperaban suavidad pero encontraron músculos duros sobre el
cuerpo m{s delicado que jam{s había sostenido, por lo que se sentía fr{gil e
increíblemente fuerte al mismo tiempo. Jade podría haberse convertido en una
atleta increíble mientras yo no miraba, pero su cuerpo todavía se sentía suave y
había que buscar los músculos. La fuerza de J.J. estaba justo allí en la superficie,
cubierta de piel c{lida y suave.

Su labial de color rosa estaba manchado con el mío rojo, y sabía que el mío
107
estaría igual de mal. No fue ordenado, pero no se veía como maquillaje de payaso,
bueno quiz{ un poco pero< era m{s como si hubiésemos estado bes{ndonos
salvajemente. Pero espera< era lo que est{bamos haciendo.

Ese pensamiento me hizo reír casi salvajemente. J.J. me dio una mirada
inquisitiva de sus ojos azul claro, y yo la alcancé de nuevo, deslizando mis manos
por debajo del pequeño trozo de seda azul, para poder sentir m{s de esa piel tersa
y musculosa besada por el satén. Me di cuenta vagamente que empezaba un eco de
alguien en mi cabeza y no era yo. No era como si estuviera siendo invadida por
algún espíritu maligno, pero compartía recuerdos con Jean-Claude, y él había
amado mujeres durante m{s siglos de los que América había sido un país. En
alguna parte de su pasado había alguien que le recordaba a J.J., y era capaz de
conseguir ese feroz y feliz eco sin tener que experimentar el verdadero recuerdo.
Eso me gustaba.

Pero también me tuve que confesar que si no me hubiera acordado del af{n
gozoso del recuerdo de Jean-Claude, no podría haberme obligado a hacer algo que
no quería hacer. Quería deslizar la seda azul sobre la cabeza de J.J. y ver el cuerpo
que había estado tocando, vi el cordón azul de su tanga asentado contra la cueva
de sus caderas. Quería deslizar mis manos sobre todo su musculoso y femenino

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cuerpo, así que lo hice. Sus pechos eran tan pequeños y ella tan magra que eran
casi una extensión del músculo pectoral como los hombres pueden tener, pero
cuando los ahuequé en mis manos eran suaves, moviéndose y cambiando a
medida que mis manos los apretaban y acariciaban para obtener la mayor cantidad
de pecho en mi mano como quería, me incliné para envolver mi boca apretada a su
alrededor, y chupar. Lo hice hasta que gritó:

—¡Dios! —Me animé un poco demasiado, porque me dijo—: Demasiado


duro, menos dientes.

Me eché hacia atr{s y bajé la mirada, encontré nuestros l{pices labiales


mezclados adornando su pecho como si los hubiera pintado con mi boca. Un
movimiento me llamó la atención y me encontré con Jason aferrado a uno de los
oscuros postes de la cama de madera. Sus dedos se aferraban a la pesada talla de la
cama como si fuera un ancla para mantenerlo donde estaba, y su rostro estaba m{s
que dispuesto. Sus ojos tenían algo parecido al dolor, y recordé que, como yo, no
era mucho de ser un observador. Los dos éramos m{s de acción.

Me volví y miré a Nathaniel, todavía atado en medio de la gran cama,


108
incapaz de venir a jugar. Sus ojos color lavanda eran ahora un tono m{s oscuro de
púrpura que jam{s había visto antes, tenía los labios entreabiertos y la cruda
lujuria dibujada en la cara. Su cuerpo estaba ansioso y listo sólo por observarme
con las otras mujeres. No tenía esta reacción solo por verme con Jade, me di cuenta
de que le gustaba verme con J.J., también.

Domino se había trasladado a la cama, sus dedos tocando el borde de la


misma. Él estaba luchando por mantener su cara neutral y fallando, pero lo estaba
intentando. Nathaniel no ocultaba lo que sentía, estaba duro, pero estando
tumbado y desnudo era un poco tarde para esconderse. Domino controlaba su
rostro, pero estaba tan duro y apretado contra la ropa interior de seda roja que me
dieron ganas de gatear hasta él y tocarlo, despojarlo de la seda y pedirle que se
uniera a nosotras.

Por último miré a Jade, se había trasladado m{s lejos de nosotras, alej{ndose
de los hombres que se habían acercado. Su rostro era muy cuidadoso, tratando de
verse neutral, pero sabía por la postura de sus hombros casi encorvados y esa
mirada, que estaba siendo cautelosa. Me di cuenta en ese momento que tendría
menos problemas con ella si tuviera una personalidad m{s dominante, m{s
agresiva y confiada para tomar las riendas, no me vería forzada a una persecución

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y a tener que seducir, cuando realmente no quería hacerlo tampoco.

Las manos de J.J. se deslizaron bajo mi propio pedacito de seda negra, había
una demanda a su contacto y una falta de timidez que me gustó mucho. Tal vez mi
mayor problema con Jade no era que fuese una mujer, sino que, a pesar de ello, era
demasiado insegura, por lo que siempre tenía que ser yo la que se acercaba, hiciera
toda la planificación, y sólo cortejarla de la manera en que los hombres
normalmente me cortejaban a mí. Cuando J.J. me empujó contra la cama tuve la
sensación de que no me haría estar a cargo de toda la relación. ¡Ya, ahora!

¿Qué se puede hacer en medio de la acción con una mujer, si te das cuenta de
que tu otro amante puede no ser la chica de tus sueños? Te acercas a ella, porque
no puedes soportar ver la expresión de tristeza en su rostro, así que lo hice y ella
me recompensó con una de las sonrisas m{s brillantes que jam{s había visto en su
cara, y no pude hacer otra cosa que sonreír de vuelta, y luego J.J. levantó mi
camisón por encima de mis pechos y apretó la boca en uno de ellos, y mi sonrisa de
repente dio paso a un jadeo mientras escuchaba los ruidos ansiosos de su boca en
mi pecho. 109
Jade se quitó la seda roja sobre la cabeza y lo arrojó detr{s de ella. Se inclinó
sobre mí del revés, bes{ndome en la boca, mientras J.J. trataba de poner la mayor
cantidad de mi pecho en su boca tanto como podía. Podría haberme reído, excepto
porque la boca de Jade presionaba la mía, la seda de su cabello cayendo alrededor
de mi cara.

J.J. empezó a chupar mi pezón y ya no tenía ganas de reír. Jade se inclinó


sobre mí, sus pechos rozando mi cara mientras se inclinaba sobre mi otro pecho y
lamió sobre mi otro pezón. Yo tomé su pecho en mi mano y le devolví el favor. Su
cuerpo se estremeció por mi succión, y luego usó su mano para tomar mi pecho,
por lo que podía aspirar todo mi pezón en el interior de su boca, y las tres
empezamos a chupar, lamer, mordisquear los pechos de cada una. Teníamos tres
pechos sobrantes y había m{s bocas en la habitación. Me hubiera encantado incluir
a Jason y a Domino sobre la cama para unirse al juego, y me gustó la idea de que
Nathaniel sólo fuera capaz de ver todas las cosas bajas apretadas de mi cuerpo, no
por querer excluirlo, sino porque sabía lo mucho que le excitaría el ser obligado a
sólo observar mientras su cuerpo estaba tan ansioso por unirse. Pero lo que
funciona en la fantasía no siempre funciona en la realidad; si agregas a demasiada
gente puede ir de lo erótico y excitante a un juego de Jenga. Agregar a los chicos,
aunque ambas mujeres habrían estado de acuerdo, podría ser demasiado, como la

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pornografía en Internet: sexo del cual nadie realmente disfruta, pero se ve
impresionante, y le da derecho a presumir de que es m{s atrevido que tú.

Mordí un poco m{s fuerte el pecho de Jade, y ella se sobresaltó. La reacción


me hizo saber que era demasiado fuerte para ella. Estaba empezando a sospechar
que era difícil encontrar a una mujer que disfrutara como yo que le mordieran los
pechos.

J.J. levantó su boca lo suficiente como para preguntar:

—¿Te gusta el juego duro con los pechos al igual que otras cosas?

Tuve que dejar de lado el pecho de Jade para responder:

—Sí.

J.J. volvió a mirar a Jason.

—¿Qué tan duro puedo morder?

Respondió mientras todavía estaba aferr{ndose a la pata de la cama. Su voz


110
sonaba mucho m{s tranquila que la mirada en sus ojos.

—Muerde y aumenta lentamente la presión; Anita te har{ saber cu{ndo ha


alcanzado su límite.

J.J. se volvió hacia mí con los ojos muy abiertos.

—¿De verdad?

Un estremecimiento de poder me hizo mirar a Nathaniel que estaba a un par


de metros de nosotros. Sus ojos se habían desangrado a los ricos colores entre el
gris y el azul de los ojos de su leopardo. Él era el único leopardo de ojos azules que
había visto nunca, como si incluso en su forma animal sus ojos tuvieran que ser
inusuales.

J.J. utilizó la mano para amontonar mi pecho de modo que pudiera deslizar
su boca sobre él, y entonces comenzó a morder lentamente, por lo que era sólo la
presión.

—M{s fuerte —dije.

Ella puso los ojos en blanco y aunque su mirada era cautelosa, puso m{s

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presión, y después de indicarle dos veces “M{s fuerte” entendió lo mucho que lo
quería en ese momento. Algunas noches no quería que me mordieran, pero esta
noche no era una de esas noches.

Respiré y le pedí una vez m{s:

—¡M{s fuerte!

Sus ojos se posaron en los míos y sostuvo mi mirada mientras la suya se


oscurecía como nunca había visto en otra mujer, sus ojos parecían los de una leona
que miraba sobre el cuerpo de una gacela y entonces me mordió. Mi columna se
arqueó y me retorcí sobre la colcha, mis manos buscando cualquier cosa a la que
agarrarse para mantenerme en el sitio. Encontré la mano de Jade, pero ella se
apartó por lo que me quedé agarrando las s{banas mientras la boca de J.J. apretaba
mi pecho.

Grité para ella, y finalmente dije la palabra de seguridad:

—¡Alto, para! 111


Ella se levantó de mi pecho y cuando lo soltó vi que había dejado un anillo
rojo de los dientes impreso en mi seno derecho. No me había hecho sangre, pero
era una marca agradable.

—¿Te he hecho daño? —preguntó con voz entrecortada y un poco grave.

—No —dije, y me reí—, no.

Ella se movió hasta ponerse a mi altura y estudió mi rostro por un momento,


y luego sonrió.

—Eso fue divertido.

—Sí, sí que lo fue —dije, y mi voz estaba sin aliento y feliz.

Escuché pequeños sonido que me hicieron volver la cabeza. Domino se había


movido m{s lejos de la cama; Nathaniel tenía los ojos cerrados y su cuerpo luchaba
contra las cuerdas mientras luchaba por su propio control. Era Jade, arrodillada en
las almohadas en la cabecera de la cama, con l{grimas brillando en su rostro.

Suspiré y me quedé allí tumbada por un segundo, no quería ir a ella, había


habido otras veces, con Domino o Nathaniel, donde había prescindido de algunos

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de los juegos previos m{s {speros que me gustaban, pero Jade se había asustado.
Ella tenía demasiados factores desencadenantes que le recordaban a su abusivo
exmaestro, y la mayoría de los factores desencadenantes tendían a ser el sexo que
yo disfrutaba.

J.J. me miró, y yo no traté de ocultar la mirada en mis ojos.

—Lo siento —dije.

—Est{ bien, no es culpa tuya.

—No —dije—, no lo es. —Me levanté para poder ir a consolar a la otra mujer
en la cama, pero sinceramente no quería. No es que quisiera ser antip{tica o
indiferente, pero había sido simp{tica durante meses y meses. Ella necesitaba
terapia pero me dijo que no iría a menos que yo fuera con ella, y la dije que no, que
la terapia trataba de un viaje interior y tienes que hacerlo solo, y adem{s, no se es
completamente honesto si otras personas est{n en la habitación. Finalmente

112
encontré a un terapeuta especializado en traumas de violencia doméstica y había
ido con ella, pero habíamos hecho todo juntas, así que se convirtió en terapia de
pareja. Había intentado que explicara el abuso que sufrió de su exmaestro, y
creíamos que Jade tenía que querer hablar de lo que le había sucedido para que
esto funcionara y entendernos mejor. Finalmente le dije al consejero que como ya
estaba comprometida con tres hombres, no veía como una novia a la que no le
gustan los hombres iba a encajar en mi vida. No es frecuente ver a un buen
psiquiatra quedarse perplejo, pero ella no tuvo una respuesta para eso.

Jade había llorado y trató de hacerme volver al consejero con ella, pero me
mantuve firme en mi decisión de no acompañarla para sujetarle la mano, y sin mí,
ella no vería al consejero. Jade no estaba preparada para hacer frente a su pasado,
estaba demasiado rota, pero ese no era el verdadero problema; Nathaniel también
estaba roto cuando lo conocí. La diferencia era que Nathaniel había estado
dispuesto a trabajar su mierda para tratar de mejorar, pero Jade no se ayudaría a sí
misma a mejorar. Sólo quería aferrarse a mí y a Domino en menor grado porque
tenía miedo. Si hubiera estada enamorada de ella hubiera sido m{s paciente, pero
no lo estoy y mientras me arrastraba sobre la cama para secar sus l{grimas, luché
para mantener mis sentimientos fuera de mi cara.

Nathaniel hizo un pequeño sonido mientras me arrastraba cerca de su rostro.


Lo miré y me susurró:

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—Te amo.

—Te amo m{s —le dije.

—Te amo mucho m{s —dijo.

Sonreí y me incliné para darle un beso. Sus labios sabían y se sentían muy
bien. Me sorprendí cuando me retiré y vi un débil rastro de mi l{piz labial en su
boca. Habría pensado que todo habría desaparecido a estas alturas.

Le acaricié el cabello, el lado de la cara, por lo que apoyó su cara en mi mano


como el gato que era para frotarse contra mi piel y marcarme como suya, y yo era
suya así como él era mío. Pero también estaba Jade y ella también me quería. La
miré acurrucada contra la cabecera, llorando y dejé a mi maravilloso hombre para
m{s tarde, después de haber manejado la crisis actual.

Mi pecho dolía mientras me movía sobre la cama; sólo el movimiento en sí


hizo que doliera m{s y fue un recordatorio maravilloso de la boca de J.J. en mi
cuerpo. Me gustó el dolor mientras me arrastraba sobre la cama, pero las 113
endorfinas felices se desvanecieron mientras dejaba a Jade envolverse a mi
alrededor. Tomó todo lo que tenía no alejarme de ella, o estar enfadada. Había
hablado con mi propio consejero sobre Jade, pero sólo podía hablar de mis propios
problemas con esta situación. Jade no quería hablar con nadie acerca de sí misma,
excepto conmigo, y unos pocos otros m{s, como Envy, pero todos éramos sus
amigos, sus amantes, y el daño por su sufrimiento estaba por encima de nuestro
nivel. Ella necesitaba ayuda profesional, y ninguno de nosotros éramos
profesionales para poder arreglarlo.

J.J. vino y me ayudó a consolar a Jade. J.J. fue capaz de hablarle suavemente y
calmarla mejor que yo, porque no tenía el bagaje emocional con el que yo estaba
luchando, así que entre las dos la tranquilizamos. Probablemente habría cedido y
tenido sexo de la manera en que Jade quería, aunque sinceramente, no me atraía,
pero J.J. nos ayudó a llegar a un compromiso.

Utilizamos el cuerpo de Nathaniel como “almohada” para apoyar a Jade lo


suficientemente alto como para el sexo oral. Ella se puso su camisón de seda roja
de nuevo, pero en realidad fue muy valiente por estar dispuesta a dejar su cuerpo
inferior casi desnudo a través de su ingle. Por otro lado, conseguiría sexo oral de
no una, sino dos mujeres, como he dicho, un compromiso.

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Jade sólo estaba cómoda con la cercanía de Domino en la cama, pero J.J.
estaba allí desnuda también, así que pensé que podría suponer un problema para
ella que Domino la viera, pero no lo hubo.

Ella simplemente dijo:

—Bailo casi desnuda a veces; puedo manejarlo.

Lo dijo en un tono que dejó claro que nadie se metiese con su actuación. Y allí
estaba J.J. sentada en la cama con la parte inferior de su cuerpo desnudo expuesto
al lado donde estaba situado Domino; si le molestaba que un hombre extraño
llegara a ver sus partes m{s íntimas, no lo dijo. Eso me gustó mucho.

De hecho, J.J. envolvió sus manos alrededor de los muslos de Jade, y hundió
la cara entre sus piernas con una comodidad que envidiaba. No estaba segura de si
alguna vez sería capaz de sentirme tan cómoda con otra mujer. Así como muchos
hombres en mi vida eran buenos en compartirme deportivamente con otros

114
hombres, o incluso interaccionar entre ellos me pareció que era casi un fracaso por
mi parte no ser capaz de actuar de la misma manera. Puede que suene raro pero si
lo hace entonces que así sea, qué diablos, era exactamente lo que yo sentía.

Nathaniel yacía en la cama, presionado contra la colcha de satén blanco, con


el cabello brillante de color marrón rojizo contra el blanco como una piscina,
delineando su cuerpo y el de ellos como un marco. J.J. yacía en el borde de su
cabello, su cuerpo desnudo como una obra de arte tallada en su musculoso cuerpo
y el oleaje desnudo de sus ondeantes caderas. Me di cuenta que había esculpido su
cuerpo con el mismo cuidado, amor y pasión de la de cualquier pieza de m{rmol
que había sido tallada por el cincel y la mano. Su cabello rubio caía como una
cascada alrededor de sus hombros, ocultando la mayoría de la parte inferior del
cuerpo de Jade al resto de la habitación. Jade estaba encima de Nathaniel, la mayor
parte de su cuerpo cubierto por seda roja, su largo cabello extendido a su alrededor
tan negro como el color de las alas del cuervo y los cielos nocturnos contrastando
con el blanco de la colcha y las almohadas en las que se apoyaba su cabeza en
contraste con el color rojo de la ropa, y su propia piel p{lida. Ninguna de ellas
estaba bronceada, pero con sus cuerpos presionados tan cerca se podía ver que
Nathaniel era naturalmente m{s oscuro. Jade un tono m{s p{lida, con la piel blanca
que no había visto el toque de sol en la mayor parte de los últimos siglos, por lo
que sus ojos, su cabello negro y el fuego de la seda eran tan chocantes, y luego
estaba J.J. con su piel blanca como la leche para que coincidiera con el cabello rubio

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y los ojos azules. De hecho, su cabello ocultaba la mayor parte de lo que estaba
haciendo. Me di cuenta que estaba haciendo cosas diferentes por la reacción de
Jade, pero no pude ver mucho de la acción incluso de rodillas al lado de todos
ellos.

Sabía que estaba progresando porque la respiración de Jade estaba


acelerando y sus ojos estaban empezando a iluminarse. Los brazos y las piernas de
Nathaniel se resistían contra las cuerdas, sus ojos revolotearon cerr{ndose y me di
cuenta por primera vez que el tener a una mujer vestida de seda retorciéndose en
su ingle mientras que otra mujer le practicaba sexo oral a la altura de su ingle
podría hacer que se viniera No nos lo habíamos planteado antes ni habíamos
planeado esto, porque por lo general su resistencia y control eran fenomenales,
pero esto era una nueva escena para él, y lo nuevo a veces hace que el interruptor
se accione m{s r{pido de lo habitual.

Me debatía entre tratar de ver lo que J.J. estaba haciendo para ver si podía
aprender algo, o preguntarle a Nathaniel cómo estaba de cerca de llegar,
finalmente me acerqué lo suficiente para acariciar su mejilla e hice que me mirara. 115
Sus ojos se habían desangrado del anterior azul de su leopardo para volver al
lavanda, pero aún estaban desenfocados y tuvo que luchar para centrar su visión
en mi cara.

—¿Est{s cerca?

Él negó, pero luego su cuello se inclinó, cerrando los ojos. Sus brazos tensos
contra las cuerdas, su cuerpo temblando por las sensaciones. Volví a mirar a las
otras mujeres. Jade parecía estar haciendo flexión de brazos, su rostro mostrando
algo entre el dolor y el placer absoluto. La vi retorcer su cuerpo, mientras todo lo
que sentía cruzó por su rostro sin emitir un solo ruido. Casi nunca gritaba durante
el sexo oral, no estoy segura de por qué, pero eso significaba que las reacciones de
su cuerpo a menudo eran mi única pista de que estaba haciéndolo todo correcto.

Nathaniel alcanzó a decir:

—¡No, no acabes!

La voz de Domino se escuchó desde detr{s de nosotros.

—¿Por qué en el nombre de Dios, no?

—Estoy con Domino, ¿por qué no? —dijo Jason; que se había trasladado a la

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pata de la cama en esta esquina, así que tenía una vista de lado, en lugar de mirar
fijamente las cabezas de las mujeres.

J.J. levantó la cabeza, su boca y barbilla brillaban a la luz de la l{mpara.

—No había pensado en incluir a Nathaniel en esto; ¿puede tomar m{s, o


tenemos que movernos para que ella lo vea?

—No te muevas —dijo Jade en una voz que era gruesa con los gritos que
nunca soltaba.

—No te muevas —dijo Nathaniel; su tono fue distraído, pero sus palabras
fueron claras.

—Est{ bien entonces —dijo J.J. y se volvió para mirarme—. ¿Viste algo de lo
que hice?

Sacudí mi cabeza.

—No realmente. 116


—Entonces ven aquí donde puedes ver.

—Sí, señora —dije, vacilé y entonces pensé, ¿cómo voy a aprender? Lo


lograríamos con un tutorial.

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Me puse al lado de J.J. para poder ver más de cerca. Era vagamente
consciente de que Jason y Domino estaban detrás de nosotros, no en la cama
todavía, pero consiguiendo la mejor vista que podían. No me importaba, los dos
eran mis amantes, me habían visto antes. Ambos estaban viendo a una nueva
mujer desnuda, pero incluso Jade había dejado de preocuparse por eso; algo sobre
el segundo orgasmo la había ayudado a superar sus inseguridades sobre que Jason
la viera desnuda por primera vez.

—Espera, ¿qué hiciste hace un momento para hacer que su cuerpo


reaccionara de esa manera? —le pregunté.

J.J. se levantó del cuerpo de la otra mujer lo suficiente como para decir:
117
—La lamí aquí, a lo largo del borde en lugar de por el centro. No parece
gustarle mucho contacto directo con el clítoris hasta que está más cerca de correrse.

—¿Cómo puedes saber que está lista para un contacto más directo?

—La respiración se acelera y aprieta sus manos; es como un gesto sutil en el


póker.

—Así que la manera de cada persona es diferente —le dije.

—Algo así; la respiración de casi todas las mujeres se acelera y sus rostros
reaccionan de una manera específica a menos que el orgasmo las tome por
sorpresa.

Asentí.

—Yo lo hago a veces, así que lo entiendo.

—¿Quieres hacerlo una vez? —preguntó.

—Sí, de esa manera tendré reacciones diferentes que tú para ayudarme a


responder preguntas.

—Es como un tutorial lésbico —dijo Jason.

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Ambas nos volvimos y le dimos una mirada por encima del hombro. Él
extendió las manos, como si se justificara, pero la verdad era que podría haber sido
un récord del mayor tiempo que había estado jamás sin hacer una broma de algún
tipo.

—Tal vez aprendas algunas cosas, también —dijo J.J.

—¿Estás diciendo que tengo que aprender? —preguntó.

Ella sonrió.

—Bueno, no, eres excelente, pero aun así, no se trata sólo de una habilidad
lesbiana.

Domino levantó la mano.

—Estoy aprendiendo cosas.

Eso me hizo sonreír con la mirada.

—Bueno, yo también, ahora veamos si puedo ponerlo en práctica.


118
—Mejor revisa a Nathaniel primero —dijo J.J.

Miré a mi cariñito atado. Su rostro estaba casi flojo con la concentración, los
ojos enfocados hacia un lado, mirando hacia la nada. Hacía eso a veces cuando
teníamos sexo; decía que era su forma de concentrarse para no correrse.

—Él está bien —le dije.

—¿Estás segura? —preguntó.

Nathaniel levantó un pulgar.

—Está bien.

J.J. se movió para que pudiéramos cambiar de lugar. Siempre había un


momento antes de bajar sobre Jade donde dudaba, miraba su cuerpo y pensaba
que había muchas partes pequeñas, y que no estaba segura de qué hacer con ellas.
Los hombres tenían más sentido para mí y era mucho más fácil jugar con piezas
más grandes, menos conjeturas acerca de dónde lamer y chupar.

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Las personas bromean acerca de las mujeres teniendo sabor a pescado, pero
Jade siempre sabía más como carne, carne roja. Le había preguntado a Nathaniel y
él lo había confirmado, pero también había dicho que algunas mujeres saben como
pescados. Si estabas dispuesta a hacer preguntas podías aprender todo tipo de
cosas.

Tanteé con mi lengua a lo largo de su borde, entre los diminutos pliegues de


su piel. Se estremeció para mí, y me di cuenta de que debido a que J.J. ya la había
traído dos veces tenía una ventaja en la siguiente ronda, pero eso estaba bien,
necesitaba la ventaja. Era tan condenadamente buena en el sexo oral con los
hombres que tenía algo así como el orgullo herido por ser menos espectacular con
las mujeres. Había sido una de las cosas que me habían hecho estar dispuesta a
preguntar. Mejoraría, maldita sea.

Lamí al otro lado de ella, un reflejo de lo que ya había hecho, y se estremeció


de nuevo, ¡ingenioso! Empecé a lamer de lado a lado, no directamente sobre el
centro sino más bajo, por lo que no lamí sobre su clítoris, sino por debajo. Eso me
habría impulsado a volverme loca, porque me gustaba el contacto más directo, 119
pero el cuerpo de Jade comenzó a temblar mientras lamía de un lado a otro. Sus
manos convulsionaron en la almohada, y su respiración se volvió más rápida. Lamí
sobre su clítoris mientras iba de un lado a otro y su respiración se aceleró aún más,
por lo que comenzó a hacer unos pocos sonidos mientras jadeaba. Volví sobre ella
una vez más y su cuerpo se resistió, sobresaltándome, pero me quedé en ese punto
dulce en el centro con gestos rápidos de la lengua, lo más rápido que pude, tal y
como J.J. me había mostrado. Era mucho más difícil de lo que parecía, y sentí el
comienzo de un calambre en mi lengua, por lo que cambié a chupar, porque nada
mata más el estado de ánimo que un calambre muscular en el momento
equivocado.

Cerré mi boca sobre ella, atrayendo más y más de ese pedacito pequeño y
feliz de su cuerpo en mi boca, por lo que estaba chupando muy parecidamente a
como lo haría con un hombre, pero totalmente diferente, esa era la única analogía
que tenía. Su cuerpo se sacudió, subiendo y bajando sobre las almohadas y el
cuerpo de Nathaniel. Jade se deslizó fuera de las almohadas y sólo mis manos en
sus muslos y otras cosas le impidieron caer al otro lado de Nathaniel.

Él gritó sin palabras, y pensé por un segundo que se había corrido también,
pero estaba atrapado bajo el cuerpo de Jade y no podía ver el desastre que
habíamos hecho con la seda roja. Dejé que el pensamiento se fuera y seguí

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prestando atención al cuerpo de Jade, porque una vez que el orgasmo de una
mujer comienza sólo puede seguir adelante a veces; nada me irritaba más que un
hombre me llevara al orgasmo y lo dejara antes de que la última gota de placer
fuera escurrida.

Mantuve el ritmo porque no me gustaba que alguien se detuviera conmigo,


así que traté de ofrecerle a Jade lo mismo, pero mis manos en sus muslos
resultaban incómodas para apoyar su cuerpo entero mientras ella se retorcía y se
resistía. No estaba segura de poder seguir succionando y cambiar mi postura, o
seguir haciéndolo y que no se deslizara lejos de mí hasta el otro lado del cuerpo de
Nathaniel. Era uno de esos problemas sexuales del mundo real en el que nadie
piensa cuando planea sexo en grupo.

Jason repentinamente estaba en la cama, moviéndose con esa borrosa


velocidad de la que los hombres animales eran capaces, agarrando a Jade y
poniéndola de nuevo en las almohadas. Tuve la oportunidad de aliviar mi abrazo
de muerte sobre los muslos de Jade y sólo me concentré tanto como fuera posible
en darle su orgasmo durante todo el tiempo que pudiera. Era el mejor que había 120
conseguido darle nunca, y quería hacerlo durar.

—Dios, te mueves muy rápido —dijo J.J.—. No puedo esperar a ver lo que
puede hacer un coreógrafo con ese tipo de velocidad.

No podía ver la cara de Jason sin moverme, y no iba a hacer eso, así que me
entregué a la mujer en mi boca y debajo de mis manos. Todo su cuerpo empezó a
temblar continuamente y luego un grito brotó de su boca. Fue un grito de placer y
liberación, y se desplomó flácida y sin moverse excepto por las pequeñas
contracciones en su mano. Si Jason no hubiera estado allí para sujetarla, habría
resbalado de las almohadas de nuevo, pero esta vez tuvo que sostenerla en su
lugar como si estuviera inconsciente por el placer.

J.J. tocó mi hombro.

—Suficiente, se ha corrido —dijo y se echó a reír.

Me moví del cuerpo de Jade, mis manos todavía en sus muslos. Miré hacia
arriba para encontrar a Jason sonriéndome. Le devolví la mirada. Él estaba
acunando a Jade en sus brazos de una manera que ella nunca había permitido
antes, aunque honestamente podría no saber quién la estaba sosteniendo ahora
mismo.

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J.J. me dio un abrazo con un solo brazo.

—¡Eso fue impresionante! Aprendes rápido.

—Ser capaz de ver y hacer preguntas hizo una gran diferencia. —Empecé a
dejar los muslos de Jade, pero miré a Jason para asegurarme que no dependía de
mi agarre.

—La tengo —dijo.

Puse un suave beso en la cara interna del muslo que latía un poco más duro.
Cuando me puse de rodillas pude ver sus párpados revolotear, sin abrirse pero
casi retorciéndose como su mano. Ella estaba bien y verdaderamente había ido a su
lugar feliz. ¡Yay, jodidamente yay!

Domino dijo:

—Si sujeto a Jade, liberaré a Jason para estar con alguien más.

Miré a J.J. 121


—Él pregunta si estás bien con ello.

—Claro —respondió.

Él sonrió y se metió en la cama, junto a las piernas de Nathaniel y tomando a


Jade de Jason.

—Por favor —dijo Nathaniel con voz tensa, casi ronca, aunque no había
gritado ni una sola vez.

Me moví para mirarlo a la cara. Sus ojos eran casi frenéticos.

—¿Por favor, qué? —le pregunté sonriendo y acariciando su cabello.

—Tócame —susurró.

—¿Tocarte cómo?

—Mano, boca, coño, no me importa.

Domino dijo:

—¿Est{s diciendo que cuando moví a Jade, tú< no te corriste?

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—Todavía no —dijo Nathaniel con esa voz extrañamente ronca.

—Vaya, vaya, no es de extrañar que Anita se haya quedado contigo.

Él levantó a Jade y Nathaniel estaba todavía largo, recto y tan duro con
necesidad que se contrajo involuntariamente sin que nada le tocara.

—Secundo eso, wow —dijo J.J.

—Lo confirmo, wow —dijo Jason y sonrió—. Yo tengo una buena resistencia,
pero Nathaniel me pone en vergüenza cuando quiere aguantar.

J.J. miró a Jason con los ojos muy abiertos, luego de vuelta a Nathaniel,
todavía atado y con ganas.

—Bueno, bueno, eso es< impresionante.

Jason se rió.

Domino acurrucó a Jade a su pecho. Ella estaba lo suficientemente consciente


como para acurrucarse contra él. Tenía los ojos abiertos ahora, parpadeando con
122
párpados pesados y casi somnolientos.

Acaricié con los dedos esa dureza casi vibrante, con el más ligero de los
toques. Nathaniel gritó, su cuerpo tenso contra las cuerdas.

—No va a durar mucho más tiempo —dijo J.J.

—No lo subestimes —le dije.

Ella me dio una mirada.

—¿En serio?

Asentí.

—En serio.

Ella le dio a Nathaniel una mirada especulativa.

—Está bien —dijo Jason—, me inspira a ser un mejor hombre.

Ella frunció el ceño, claramente desconcertada por Jason.

Le dije:

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
—Lo que quiere decir es que cuando él y Nathaniel están teniendo relaciones
sexuales conmigo, está más tiempo fuera de competición.

Se volvió hacia mí con los ojos muy abiertos y el comienzo de una sonrisa
arqueando sus labios. Su barbilla reflejaba débilmente la luz. Ambas
necesitábamos limpiar nuestras caras, pero primero, planeaba hacer más desorden.
No había razón para limpiarnos antes de haber terminado de ensuciarnos.

Empecé a doblar el cuerpo de Nathaniel. Su voz llegó casi estrangulada.

—Oh, Dios, no, si lo haces no estoy seguro de que vaya a durar.

—Entonces no dures —le dije.

—Quiero estar dentro de ti.

—Dijiste mano, boca o coño, que no te importaba qué.

Le sonreí y probablemente fue mi sonrisa “voy a hacer que lamentes eso” de


cuando le dominaba en el dormitorio-mazmorra. 123
—Por favor —dijo.

—¿Por favor qué? —dije, y arrastré mis dedos oh-tan-ligeramente sobre él de


nuevo.

Gritó de nuevo.

—¡Penetración, sexo, por favor!

Lo besé suavemente en donde acababa de tocarlo, y su columna vertebral se


arqueó como si hubiera una cuerda invisible en el centro de su cuerpo
arrastrándolo hacia el techo.

Sus ojos se habían vuelto del azul grisáceo de los leopardos cuando volvió a
mirarme. Su rostro era tan frenético como nunca durante el sexo. Por lo general
estaba de manera controlada y fue interesante verlo así, me gustaba, o tal vez era
simplemente diferente y quería probar los límites.

Me incliné hacia atrás por encima de él, con la intención de lamer su longitud
y luego parar y hacer lo que él quería —probablemente— pero él hizo algo que
nunca había hecho conmigo.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
—Rayuela —dijo.

Me levanté y miré.

—¿Tu palabra de seguridad?

—Sí —dijo con una voz ronca que mantenía un rasgo de gruñido en ella.

—Nunca te he oído utilizar tu palabra de seguridad —dijo Jason.

—Sólo le he visto usar su palabra de seguridad con Asher —le dije.

—A veces no se trata de dolor, Anita. Lo quiero, ahora, esto —dijo con una
voz más profunda y con el borde del leopardo llenando sus ojos. Él tenía el control
total en el sexo, el bondage y en su bestia; si no lo hacía no podría desvestirse en el
escenario y cambiar a su forma animal frente a una multitud de clientes, víctimas
potenciales.

Me quedé mirando a uno de los amores de mi vida. Algo sobre la escena que
acababa de suceder había golpeado algún interruptor importante para él. Le 124
preguntaría más adelante, pero por ahora, respetaría su palabra de seguridad y
haría lo que me pedía.

—Jade quiere un poco de privacidad —dijo Domino. Se movió de la cama con


ella todavía acurrucada en sus brazos. Pude verlo apretado y listo dentro de la
seda roja, pero si salían de la habitación, no era mi problema. Ellos eran amantes,
pero por lo general no sin mí en la habitación para la comodidad de Jade. Tenían
que resolverlo.

—Está bien —le dije.

—Diviértanse —dijo J.J.

Domino sonrió.

—Ella ya lo ha hecho, gracias.

—El placer fue mío —dijo ella y sonrió.

Su sonrisa se convirtió en una risa.

Jade le murmuró algo y lo que dijo le hizo girar hacia la puerta como si
tuviera un propósito. Tenía la esperanza de que ella hubiera accedido a tener sexo

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
con él, pero de cualquier manera, no era mi problema. Tenía otras cosas que hacer,
o más bien comer, algo así.

Miré a Nathaniel. Sus ojos habían vuelto a su extraordinario lavanda de


costumbre, pero su rostro estaba todavía casi frenético por la necesidad. Más tarde
le preguntaría qué pasaba con todo esto que lo había desencajado tan duro, pero
ahora mismo quería ver cuánto tiempo y con qué fuerza podía voltear ese
interruptor.

125

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton

Nathaniel era uno de esos hombres que podía alargarse cuando estaba en su
momento más excitado. Podía ganar veinticinco centímetros de longitud entre la
erección “normal” y esto, pero también vibraba duro cuando envolví mi mano
alrededor de la roca envuelta en caliente piel de terciopelo.

Tuve cuidado con cómo usaba mi mano para deslizarlo dentro de mí, no sólo
porque con la longitud adicional llegaría más profundo, sino también porque me
había dicho que cuando llegaba a estar tan duro a veces las sensaciones eran casi
demasiado, entonces el placer de ser tocado bordeaba con el dolor, y no uno que
disfrutara.

Había tenido relaciones sexuales con Nathaniel más veces de las que podía
contar, pero siempre se sentía diferente cuando estaba así de duro, casi como hacer 126
el amor con alguien diferente, no importaba lo mucho que mis ojos vieran su
cabello familiar, los ojos, ese rostro, su cuerpo dolorosamente familiar para mí,
porque cuando lo metía en mí era como si mis ojos y mi cuerpo me estuvieran
diciendo dos cosas diferentes, tan familiar y tan extraño.

Me estremecí cuando se deslizó dentro de mí y mi voz temblaba cuando dije:

—Dios, estás tan duro.

Él asintió y cerró los ojos, el aliento saliéndole en una línea de


estremecimiento que recorrió su cuerpo y el mío, como si todo él se hubiera
sacudido en sí mismo. Ese pequeño movimiento me hizo cerrar los ojos y tener que
luchar por encontrar mi enfoque. Yo estaba en la parte superior, él estaba atado, yo
estaba a cargo, lo que significaba que tenía que mantener mi mierda junta y no
quedar completamente perdida en las sensaciones.

Mantuve los ojos cerrados y comencé a balancear mi cuerpo lentamente,


absorbiendo la sensación de tenerlo dentro de mí. Añadí un giro de cadera, como
la versión real de lo que la danza del vientre promete, un giro abdominal
profundo, y apreté y libere mientras lo montaba.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
Comenzó a mover su cuerpo con el mío, empujando cuando bajaba fuerte, y
empezamos a movernos en una danza, subiendo y bajando por el otro, hasta que
hice un pequeño sonido para él.

Abrí los ojos y lo encontré mirándome. Sus ojos tenían esa intensidad que
sólo se muestra durante el sexo, y a veces la violencia. Creo que era porque ambos
nos llevábamos a lo esencial, para no poder escondernos más, ni de la persona con
quien estamos ni de nosotros mismos.

Cuando el sexo es lo suficientemente bueno, lo suficientemente íntimo, no


hay nada igual. Todavía era cristiana, pero comprendía en momentos como éste
por qué tantas otras religiones utilizaban el sexo como una experiencia religiosa.
Podías doblar las rodillas en la iglesia y mentir, pero cara a cara, desnuda con
Nathaniel enterrado muy dentro de mí, no había mentiras. Lo amaba, bien y
verdaderamente, y no quería saber nada más en ese momento que estar tan cerca
de él como me fuera posible.

Me incliné sobre él, cambiando el ritmo de mis caderas para poder seguir
avanzando, y él continuó empujando, pero con el tiempo me estaba inclinado
127
sobre su cuerpo para que estuviéramos tocándonos desde la ingle hasta el pecho y
mirándonos fijamente a los ojos a centímetros de distancia. Tuve que cambiar el
ritmo de esa danza de músculos invisibles para empujar mi cuerpo sobre él, para
que más de él saliera de mi cuerpo y pudiera apretarme en su contra. Empujó sus
caderas para encontrarse con mi cuerpo, haciéndose más intenso. Ambos
encontramos un ritmo a juego y apreté mi boca contra la suya, para que nos
besáramos mientras hacíamos el amor.

Su lengua empujó en mi boca para que el beso imitara lo que nuestros


cuerpos estaban haciendo, ambos dentro del otro, una y otra y otra vez, hasta que
tuve que apartar la boca de la suya y gritar mi placer.

Mi cuerpo luchó por mantener el ritmo, porque sabía que había orgasmos
más grandes esperándonos si podíamos aferrarnos unos pocos< m{s< empujes.

J.J. se arrastró cerca de la cabecera de la cama. Ella nos miraba con algo
cercano a la intensidad en el rostro de Nathaniel; en ese momento sabía que no
estaba bromeando acerca del voyerismo siendo uno de sus principales gustos.
Nathaniel la notó también y tuvimos un momento de mirarnos el uno al otro. Era
un momento en el que uno de nosotros podría haber querido más privacidad o
menos.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
—Me gusta el público —dijo.

—Sé que sí —le dije, sonriéndole y dándole otro beso, por lo que podríamos
hacer la danza de las bocas y los cuerpos ansiosos.

Se echó hacia atrás lo suficiente como para decir:

—Fóllame, Anita, por favor, fóllame.

Sonreí y me senté, por lo que estaba montando sólo sus caderas. Empezó a
empujar más duro, más profundo, utilizando la flexibilidad adicional que tenía en
sus caderas, empujándose más profundo de lo que la mayoría de los hombres
pueden con la mujer encima. La longitud extra significaba que golpeaba más
profundo de lo normal, y hubo un momento en el que me hizo cerrar los ojos y
dejar de moverme, congelada encima de él, dejando que su cuerpo hiciera todo el
trabajo. Empecé a ir y venir para que quedara enterrado tan profundo dentro de mí
como él y yo podíamos manejar.

Mi ritmo se volvió más rápido, casi frenético, y él dejó de moverse, dejando 128
que me moviera sobre él como yo lo había dejado controlar antes, pero de un
momento a otro el orgasmo se apoderó de mí, corriendo por mi conducto,
arrancando gritos de mi boca lo más rápido que podía. Me entregué a la danza
frenética de mi cuerpo sobre él, por lo que un orgasmo se derramó sobre el
siguiente, hasta que no pude decir dónde terminaba uno y empezaba el otro, como
un largo derrame de placer.

Nathaniel gritó con espasmos, sus brazos y piernas tirando de las cuerdas que
lo sujetaban. Los músculos de sus brazos y pecho se hincharon mientras su cuerpo
luchaba contra las cuerdas y el orgasmo que empujaba su cabeza hacia atrás,
inclinando su espalda por lo que su cuerpo se levantó a medias de la cama, tanto
como las cuerdas y mi cuerpo permitían.

Cayó de espaldas sobre la cama y yo caí encima de él, sintiendo los latidos
frenéticos de nuestros corazones. Era como si estuviera flotando en la parte
superior de agua que contenía el tambor de su corazón, el pulso de su cuerpo,
sintiendo un latido tras otro. Los escudos que nos mantenían alejados uno de otro
desaparecieron, y de repente sentí mis muñecas y tobillos atados con una cuerda,
cabello derramándose por mi cara, pero de una textura más rugosa que el de
Nathaniel y el rizado se sentía diferente que el lacio. Estaba sintiendo mi cabello
sobre su rostro. Sentía “mi” cuerpo dentro de ella, volviéndose suave, el resplandor

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
de la liberación ayudando a que todo se aflojara y fusionara, como si algo de la
tensión que siempre estaba allí se hubiera ido y finalmente me pudiera relajar
profunda y completamente.

No sabía qué sentía Nathaniel de mí en esos pocos momentos


entremezclándose, pero levanté la cabeza lo suficiente como para sentir el cabello
rizado cepillándome y luego volver a ser mi cabello, mientras miraba tanto hacia
arriba a mi propia cara y hacia abajo al mismo tiempo, así que era como estar en
dos lugares a la vez y entonces estaba de vuelta en mi interior y Nathaniel
parpadeaba hacia mí. Me preguntaba si parecía tan sorprendida como él. Volví a
sus sentimientos y eran simplemente de una alegría increíblemente feliz, y sabía
que había sentido lo mismo de mí. Jean-Claude me había dicho que mis
pensamientos después del sexo siempre lo eran.

Era una de las pocas veces que mis pensamientos estaban calmados, era lo
más cercano que llegaba a meditar. No me extrañaba que me gustara el sexo.

Nos miramos el uno al otro.


129
—Wow —le susurré.

Sonrió.

—Siempre —susurró.

Le devolví la sonrisa.

—Siempre.

Fue uno de esos mágicos momentos románticos, pero no estábamos solos en


la habitación y la otra pareja no había tenido su momento romántico todavía. J.J.
dijo:

—Jason, ven aquí. —Sostenía sus brazos abiertos para él.

Se arrastró hacia ella sobre la cama y puso ese dominio adicional en el


movimiento, por lo que parecía tener más músculos y vértebras que las que un ser
humano podría tener.

—Desátame —dijo Nathaniel—, quiero abrazarte.

—Lo haría si la parte baja de mi cuerpo funcionara en este momento.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
Sonrió, muy feliz consigo mismo por un trabajo bien hecho.

Jason cambió de dirección y regresó a las cuerdas alrededor del tobillo


derecho de Nathaniel.

—Encárgate de las muñecas —dijo.

—Me gustaba la idea de él todavía atado mientras follábamos —dijo ella.

Jason vaciló en medio de soltar a Nathaniel, y luego se echó a reír.

—No se puede permanecer atado para siempre sin calambres musculares o


simplemente frío.

—Oh, está bien, eso tiene sentido —dijo.

—Estás pensando en algo —dijo Jason, y yo sabía que no estaba hablando con
Nathaniel o conmigo.

—¿Honestamente? —dijo ella. 130


—Sí —respondió.

Volví la cabeza sobre el pecho de Nathaniel lo suficiente para poder verlos.


Sólo podía ver la cara de J.J. y la parte posterior del cuerpo de Jason. Lo que él vio
en su expresión, se perdió para mí; no la conocía lo suficiente como para
interpretarla.

—¿Qué? —susurró Nathaniel.

Le susurré:

—No estoy segura.

—Lamento que el sexo en grupo haya terminado. Se me había olvidado lo


mucho que amo simplemente ver.

—¿Prefieres ver que tener relaciones sexuales? —preguntó él.

—Estoy tan caliente por ver todo lo que han hecho, ha sido increíble, y
quiero, necesito, tener sexo.

—Yo también —dijo Jason—, pero< —Y dejó la frase sin terminar para que
ella pudiera finalizarla.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
—Pero —dijo con una sonrisa—, lamento que Anita y Nathaniel paren.

Nathaniel giró la cabeza arriba y hacia atrás para verla.

—No tenemos que hacerlo.

—¿Qué quieres decir? —preguntó ella.

—Él es multiorgásmico —dijo Jason, y no había rastro de envidia, ni nada


negativo, era sólo un hecho.

Sus ojos se ampliaron.

—¿En serio?

—En serio —dijo Jason.

—¿Después de todo lo que acabas de hacer con Anita, podrías correrte de


nuevo tan pronto? —dijo J.J.

—Desátame y déjame sostener a Anita durante unos minutos, y sí. 131


Ella le dirigió una mirada especulativa y se volvió hacia mí.

—¿En serio?

—Sí —le dije.

—Impresionante, especialmente para un hombre —dijo ella.

—Él es impresionante —le dije y sonreí—. Los dos juntos son una
combinación increíble.

Jason se volvió hacia mí para mostrarme una sonrisa; Nathaniel inclinó su


cuello, por lo que me moví para besarlo.

—Me gustaría verlos a los tres juntos una vez más, y luego, cuando nos
dividamos en parejas, me gustaría bajar sobre Anita.

—Eso nos deja sin nada que hacer —dijo Jason—, y si tengo que ver más
acción de chica con chica sin obtener ningún tipo de acción, voy a llorar.

Ella se echó a reír.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
—¿Así que tú y Nathaniel no< —movió su mano como desestimando la
palabra—< se tocan el uno al otro?

Ellos se miraron.

—Nos tocamos durante el sexo si necesitamos mantener el equilibrio entre


nosotros —dijo Jason.

—Chocaron las manos sobre mí cuando estaban particularmente complacidos


consigo mismo —dije.

J.J. río.

—¿En serio?

—Más de una vez —le dije y sonreí.

Había sido un momento muy de chicos y dejó casi en ruinas mi resplandor la


primera vez. Ahora entendía que era lo mismo que dos mejores amigos celebrando
una victoria en el fútbol o cualquier otra cosa que les interesara; el sexo y el baile 132
eran las dos áreas que más tenían en común. Una vez que renunciabas a la idea de
que el sexo era diferente a cualquier otro hobby, tenía mucho sentido.

—Nathaniel y yo somos mejores amigos, sin beneficios.

—A pesar de que Nathaniel es bisexual —dijo ella.

—Su bisexualidad no afecta mi sexualidad —dijo Jason.

—Pero tú has estado con hombres.

—Lo he probado y simplemente no es lo mío, pero incluso si fuera más


heteroflexible, Nathaniel y yo no seríamos amantes.

—¿Por qué no? —preguntó.

Él miró a Nathaniel. Tuvieron una larga mirada entre ellos y fue Nathaniel
quien dijo:

—Somos mejores amigos y no podemos ser mejores amigos si estamos


follando. Eso se mete entre la amistad.

—Algunas parejas son mejores amigos —dijo.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
—No —dijo Nathaniel—, una vez que se aman, no pueden ser verdaderos
mejores amigos.

—Los mejores amigos son quienes hablan sobre sus amantes —dijo Jason—.
No se puede hacer eso si tu mejor amigo es tu amante. Se pone en el camino.

Ella miró de uno al otro.

—Así que ustedes dos nunca tienen<

—No —dijo Nathaniel.

—No —dijo Jason.

—Nunca he estado en torno a dos hombres sexualmente cómodos el uno con


el otro que no sean ex amantes< Me retracto, nunca he estado en torno a dos
hombres que estén sexualmente cómodos el uno con el otro incluso si eran ex-
amantes.

—Si hubiéramos sido amantes probablemente no sería tan cómodo —dijo 133
Nathaniel.

Ella asintió y de nuevo pude verla pensar, simplemente no lo que estaba


pensando exactamente. Estaba bastante segura de que era algo sexual y/o basado
en una relación, pero esa era mi única suposición.

—Me gustaría tener algún tipo de contacto sexual oral con Anita si ella está
de acuerdo, pero creo que no es justo que nos siguán observando, dulzuras —dijo
ella, sonriéndole a Jason.

—Me gusta mirar, más que a Jason —dijo Nathaniel.

—Me encantaría ver la línea del cuerpo de Anita mientras Jason folla su boca.
—Ella cerró los ojos, su cuerpo con espasmos ante la idea mientras decía a
continuación—: Observar su culo subir y bajar, su polla dentro y fuera de su boca
mientras yo me la como, sería increíble.

—Estoy de acuerdo —dijo Nathaniel.

—Follar la boca es algo muy específico —dije—, y no siempre es mi cosa


favorita a menos que suelte al ardeur, y no creo que sea una buena idea para los
cuatro.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
—Pero eres genial en la garganta profunda —dijo J.J.

—Eso es diferente a follar la boca —dije.

Ella se quedó perpleja.

—Realmente no has estado con muchos hombres, ¿verdad?

—No en una década, y honestamente, los chicos de secundaria no me


interesan mucho, a excepción de Jason.

—No estoy diciendo que no al sexo oral vigoroso con Jason, pero a menos
que esté en el estado de ánimo adecuado, follar la boca es una especie de deporte
de resistencia, y me podría distraer lo suficiente como para que me llevara un largo
tiempo correrme por un oral.

—No estoy segura de entender la diferencia entre garganta profunda y follar


la boca, y tal vez puedas demostrármelo en algún momento, pero cualquier cosa
que hagas que no sea conmigo bajando es un no. Quiero que tú y yo lo
disfrutemos.
134
—Creo que yo voy a pasarlo bien también —dijo Jason con una sonrisa.

—Está bien, Anita estará ocupada por los dos extremos, y Jason y yo no
vamos a tener sexo el uno con el otro, así que estoy fuera de lugar —dijo Nathaniel.

Ella miró hacia abajo y me di cuenta que se sonrojaba.

—No estás completamente fuera de lugar.

—No des a entender, querida –-dijo Jason—, tenemos que ser muy claros en
esto. ¿Estás diciendo que Nathaniel podría tener sexo real contigo?

Ella asintió.

—Tienes que decirlo en voz alta, J.J., para que no haya malentendidos.

—Si todo el mundo est{ de acuerdo con esto, me gustaría probar< —se
sonrojó más duro y a continuación empalideció—< tener sexo con Nathaniel.

Jason sonrió.

—Estoy de acuerdo con eso.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
—¿En serio? —pregunté, mirando hacia él.

Asintió.

—En serio.

—Así que vamos a estar todos enlazados como una cadena —dije.

—Tal vez, o tal vez sólo tendremos que estar en parejas de nuevo —dijo J.J.

—Pero tú con Nathaniel y yo con Jason —le dije.

Ella asintió, sin mirarnos, y finalmente lanzó una mirada hacia mí. No sé lo
que esperaba ver, pero lo que vio pareció tranquilizarla, porque dijo:

—Sí, si eso está bien contigo.

Sonreí.

135
—Está bien conmigo.

—¿En serio?

—En serio —dije.

Miró a Nathaniel.

—¿Estás de acuerdo con esto?

Nathaniel giró el rostro para que no pudiera ver su expresión, pero tuve la
oportunidad de verlo luchar por una apariencia más neutral antes de volver la
cabeza para observarla.

—Sí, muy afirmativo. ¿Alguien me desata?

—Sólo dilo —dijo Jason, sonriendo.

—¿Qué? —preguntó J.J.

—Nathaniel acaba de decir no sólo sí, ¡sino infiernos que sí!

Nathaniel sonrió y finalmente dijo con una sonrisa:

—Lo que digas. Ahora que alguien por favor me desate para que podemos
hacer esto.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
Lo desatamos.

136

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton

Me recosté sobre almohadas, así mi cabeza ya estaría elevada para mirar


hacia abajo a la línea de mi cuerpo, y con otra almohada debajo de mi culo, así J.J.
no tendría un calambre en su cuello. Se tumbó, sus manos acariciando a lo largo de
mis muslos y observando mi cuerpo.

—Dios, eres hermosa —dijo ella, y me di cuenta que no estaba mirando mi


cara, o mis pechos, y no creo que nadie jam{s hubiera alabado esa parte de mí de
esa manera.

No estaba segura de qué decir, así que me decidí por un:

—Gracias.

Levantó la mirada, dejando que su mirada ascendiera lentamente a lo largo 137


de la línea de mi cuerpo, deteniéndose en mis senos y estableciéndose en mi cara,
encontr{ndose con mis ojos. La expresión de su rostro era impaciente, seria, casi
hambrienta en su excitación.

—Ha pasado un tiempo desde que llegaste a estar con alguien adem{s de tu
novia, ¿no es así?

—Sí —dijo ella, y bajó la cabeza para besar un lado de mi cadera, mientras
mantenía un resuelto contacto visual.

—No creo que estés interesada en la monogamia —le dije, y mi respiración se


aceleró un poco cuando me besó un poco m{s hacia el centro de mí, um, cadera.

—No —concedió, y depositó otro beso suave sobre mi montículo, y luego


lamió por fuera de mi borde. Me hizo contener el aliento—. Oh, vas a ser divertida
—dijo.

—Sí, sí lo es —dijo Jason. Eso provocó que ambas le mir{ramos a él y a


Nathaniel, ubicados en un lado de la cama, observ{ndonos. Jason no lucía sexual,
se veía feliz, satisfecho, simplemente cómodo y feliz.

El rostro de Nathaniel tenía m{s emoción.

Anita Blake Saga


Jason
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J.J. hundió su lengua m{s abajo, y eso me hizo mirarla, con los ojos muy
abiertos. Me dedicó esa sonrisa que me recordaba mucho a Jason y luego instaló su
boca entre mis piernas y comenzó a explorar. Esa fue la única palabra que tuve
para ello; recorría con la lengua a lo largo de cada pliegue y me observaba
reaccionar.

—Est{s viendo lo que funciona, ¿no es así? —le pregunté, un poco sin aliento.

Se levantó lo suficiente como para decir:

—Sí, quiero ver a qué reacciona tu cuerpo, antes de que los hombres se unan
a nosotras, así puedo estar segura de que es mi lengua la que est{ haciendo que tu
cuerpo salte y no algo que ellos han hecho.

—Suena razonable —comenté.

Ella sonrió de nuevo, la mitad de su sonrisa oculta por mi cuerpo.

—Razonable, no quiero razonable.


138
—¿Qué quieres? —pregunté.

—A ti, gritando tu orgasmo para mí.

Me reí, un poco sobresaltada.

—Confiada, ¿no es así?

—Sí —dijo, y puso su boca donde estaba su alarde; por supuesto, que si eres
realmente muy bueno, no es jactancia, es sólo un hecho.

J.J. era buena. Les indicó a los hombres para que se les unieran cuando dijo:

—Ya conozco ahora dónde est{n la mayoría de sus puntos e interruptores;


vengan a ayudarme a hacer que sus ojos rueden hacia atr{s en su cabeza.

Yo podría haber protestado ante la expresión, pero ella hizo algo con la
lengua que me distrajo por completo. El rostro de Jason estaba por encima de mí,
sonriendo. Me besó, suavemente, y susurró:

—Gracias.

Empecé a decir:

Anita Blake Saga


Jason
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—Mi placer —pero J.J. hizo algo que me hizo gritar y tratar de mirarla al
mismo tiempo. Jason se rió, y cuando estuve yaciendo sobre las almohadas de
nuevo sin tener espasmos, se puso de rodillas con una pierna a cada lado de mi
pecho. Estaba desnudo, sus pantalones cortos se habían ido mientras mi atención
había estado en J.J. Fui levantando la mirada a lo largo de la forma de su cuerpo.
Ya estaba parcialmente erecto, pero no extendí mi mano para eso. Ahuequé la
soltura c{lida de sus bolas, haciéndolas rodar delicadamente en una mano. Cerró
los ojos para mí, y entonces J.J. hizo que todo mi cuerpo se contrajera y tuve que
dejarlo ir muy repentinamente. Mi mano podría tener espasmos de manera segura
en torno a su eje, pero el resto era demasiado delicado para lo que mi cuerpo
estaba haciendo.

Dije:

—Oh, Dios.

Jason se rió.

Envolví mi mano alrededor de su eje y apreté, lo suficiente para detener su 139


risa y hacer que se estremeciera por encima de mí. J.J. dejó de lamer y empezó a
chupar, y mi cuerpo se estremeció para ella, mi mano aferr{ndose y sacudiéndose
alrededor del cuerpo de Jason. Emitió un grito suave, y cuando me miró de nuevo
sus ojos eran salvajes, ansiosos.

J.J. al parecer, había jugado con todos los botones e interruptores que quería,
y estaba orientada en un interruptor en particular. Envolvió su boca a mi alrededor
y lamió con su lengua al mismo tiempo que chupaba. Incluso mientras sentía la
calidez comenzar a crecer entre mis piernas, archivé lo que estaba sintiendo para
preguntarle cómo lo estaba haciendo y para ver si podía duplicarlo, pero eso sería
m{s tarde; ahora mismo< Coloqué a Jason en cierto {ngulo y deslicé mi boca
sobre él. Lo quería dentro de mí cuando me corriera.

Le chupé, usando mi mano para guiarlo y evitar mis dientes; nada era un
peor asesino de situaciones como una mordida accidental. Abrí la boca m{s ancha
y me moví m{s abajo sobre las almohadas mientras J.J. me atraía m{s y m{s cerca
del borde. Deslicé mis manos entre los muslos de Jason para tocar su culo y
presionarlo m{s cerca de mí, y las usé para comenzar a moverlo dentro y fuera de
mi boca. No necesitó mucho {nimo para comenzar a deslizarse a sí mismo de esa
manera, lentamente al principio, y luego cuando levanté mi boca con impaciencia,
comenzó a moverse m{s r{pido, poniendo m{s movimiento de cadera en ello, y en

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
adentrarse en mí. J.J. estaba chupando y lamiendo con fuerza, con m{s rapidez, y
yo quería que el cuerpo de Jason le hiciera lo mismo a mi boca; es algo que
simplemente parecía funcionar, y elevaba el placer m{s alto al tener a ambos
trabajando juntos, así que yo incliné mi boca y garganta con impaciencia, deseando
que él fuera tan abajo como podía desde ese {ngulo. Jason era lo suficientemente
largo para hacer que fuera agradable sin hacerme sentir como si me estuviera
ahogando. Era un {ngulo que no habría intentado con todos los hombres en mi
vida, pero justo ese momento funcionó, funcionó total y completamente.

Mis manos encontraron las almohadas y se aferraron a ellas a medida que


permitía que Jason moviera sus caderas tanto como quería, y con J.J. succionando
fuerte e intensamente, la punta de su lengua todavía lamiendo, la calidez
edific{ndose se estrelló hacia arriba y hacia fuera y de repente estaba gritando mi
orgasmo alrededor del cuerpo de Jason, hasta que se condujo lo suficientemente
profundo que ya no pude gritar. A veces, eso habría sido demasiado, pero esta
noche la sensación de tenerlo en mi garganta, forzando mi boca a lo ancho con su
cuerpo enterrado tan apretado como podía conseguir entrar, era perfecto para
provocarme estremecimientos y escalofríos mientras ola tras ola de placer se 140
estrellaba sobre mí. J.J. continuó chupando, lamiendo, por lo que no estuve segura
de sí fue todo un orgasmo o una serie de ellos, uno derram{ndose en el otro.

Jason se salió de mi boca antes de que yo hubiera terminado, así que conseguí
gritar otra vez.

Le oí decir:

—Si no me detengo, voy a correrme.

Me las arreglé para jadear:

—Córrete< ¡senos! —Quise decir que podía moverse en mi boca hasta que
estuviera casi listo para correrse, y luego hacerlo en mis pechos, y él pareció
entenderme, porque volvió a deslizarse de nuevo en mi boca y comenzó a follarla
en serio. Era casi demasiado, casi, y luego J.J. vaciló en su succión, y entonces
empezó a chupar m{s fuerte que antes, así que grité cuando el cuerpo de Jason me
dejó, pero en medio de todo eso me hundí en la sensación de su cuerpo
desliz{ndose dentro y fuera de mi boca, bajando por mi garganta, y en la boca de
J.J. chup{ndome como si quisiera encontrar el centro dulce, empalagoso de mi
cuerpo, y hacerme estallar en muchos clímax hasta que me vaciara, o me
desmayara.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
Y entonces J.J. gritó su orgasmo con su boca enterrada contra mí, y me hizo
gritar de nuevo, mi cuerpo corcoveando debajo de los dos. Jason se retiró fuera de
mi boca, y entonces se corrió, caliente y líquido a través de mis senos. Abrí los ojos
lo suficiente para verle arrodillado encima de mí, con la mano sobre sí mismo
apuntando hacia dónde le había pedido que hiciera, vertiéndose sobre mis pechos;
ver eso me hizo gritar de nuevo, y finalmente la boca de J.J. ya no estuvo en mí,
pero ella todavía continuaba gritando.

Luché contra el orgasmo que hace revolotear los ojos para mirar hacia abajo, a
la cama, y conseguí una visión de Nathaniel detr{s de J.J., y supe exactamente lo
que la estaba haciendo gritar. Me hubiera gustado tener una mejor vista, pero la
primera gran réplica del orgasmo me atrapó y me hizo retorcerme debajo de Jason,
gritando sin palabras, mis manos cavando en las almohadas, porque él había
pedido no ser arañado, así que cavé en las almohadas en lugar de su carne
mientras el orgasmo me sacudía, y su placer se derramaba por mis pechos en una
feliz masa pegajosa.

141

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton

Los cuatro nos las arreglamos para gatear, caer, y colapsar en un gran
montón. J.J. había colapsado con la parte superior de su cuerpo a través de mis
muslos y caderas, Nathaniel estaba acurrucado a su alrededor, su cabello enredado
sobre ellos y mis piernas. Jason se las arregló para agarrar toallitas mojadas de la
mesilla para poder limpiarme lo suficiente para no ensuciar completamente las
sábanas. Cuando limpió mis pechos, dijo:

—Te ensucie, es lo menos que puedo hacer.

Le di unos pulgares levantados, porque aún no podía ni hablar ni moverme.


Era bueno que él fuera móvil, bueno para él. Pero una vez hubo limpiado, se
acurrucó contra mi costado, un brazo a través de mi estómago, su cabeza
descansando contra mi hombro. 142
J.J. encontró su voz primero, aunque estaba un poco ronca de gritar.

—Ambos deberían venir a una de las visitas de Jason a Nueva York.


Podríamos tener mucha diversión.

—¿Cómo presentarías a Anita y a Nathaniel a Freda? —preguntó Jason.

Ella frotó su cara contra mi muslo y dijo:

—Anita es nuestra amante, y Nathaniel como mi y tu mejor amigo.

—Freda se pondrá como una fiera —dijo Jason, acurrucándose contra mí un


poco más.

—Lo haría —dijo J.J.

Miré a su cabello rubio, el cual era todo lo que podía ver de su cara.

—¿Estás intentando usarnos como excusa para una gran pelea? —pregunté.

—Quizás —dijo ella, y giró su cabeza lo suficiente para mirarme.

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Jason
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—Solo rompe con ella —dijo Nathaniel, y movió su cara lo suficiente para
que tuviera un vistazo de sus ojos a través de su cabello.

—Compartimos apartamento; ¿sabes lo difícil que es conseguir un lugar


bonito con un alquiler razonable en Nueva York?

—¿Estás diciendo que intentarás hacer que se mude, para que no tengas que
mudarte? —pregunté.

—Es una idea —dijo ella.

Reí.

—Eso es frío, J.J.

—Mercenario, incluso —dijo Jason, levantando su brazo lo suficiente para


acariciar su cabello.

—Nunca he intentado conseguir un apartamento en la ciudad —dijo ella.

—No puede ser tan malo —dije.


143
Ella me dio una mirada con sus ojos azules que era mordaz y totalmente
discordante con la calidez y malvada pila de cachorros que éramos.

—Bueno, quizás es tan malo —dije.

—Lamento dejar el abrazo, pero tengo que quitarme el condón —dijo


Nathaniel. Besó a J.J. en la mejilla, lo cual la hizo sonreír, y se extrajo de ella y mis
piernas. Se arrastró hacia arriba y me besó en la boca, suavemente, completamente,
y nos separamos con ambos sonriendo. La sonrisa cambió a algo menos tierno y
más a chico cuando miró a Jason. Levantó sus puños, y Jason le golpeó con los
puños, sonriendo.

—Puñetazo, realmente —dijo J.J.

—Podríamos chocas los cinco —dijo Jason.

—Sacudir las manos, quizás —sugirió Nathaniel.

Me reí.

—Ve a limpiarte, antes de que el condón se pegue a ti.

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Jason
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Él comenzó a arrastrarse fuera de la cama, y luego dijo:

—Maldición, conseguí la cosa en mi cabello. Tendré que lavarlo.

—Eso te llevará una eternidad—dije.

—No si no lo seco, y solo lo trenzo mojado.

—Bien, pero luego vuelve y acurrúcate —dije.

—Creo que todos vamos a necesitar limpiarnos —dijo Nathaniel cuando salió
de la cama.

—Eventualmente —dijo J.J. y se arrastró hacia arriba para estar a mi otro


lado. Se tumbó, apoyándose en sus codos. Tocó con su dedo mi piel dónde Jason
había dejado un punto sin limpiar—. Fue malditamente caliente ver a Jason irse
encima de ti así.

Jason comenzó a trazar los bordes dónde su placer solo estaba comenzando a
secarse en mi piel. 144
—¿Las toallitas mojadas no limpian esto, verdad?

—Me daré prisa —dijo Nathaniel, y fue al cuarto de baño.

J.J. parecía muy seria cuando dijo:

—Ya sabes, Anita, no tienes ningún problema con Jade siendo una chica, tú
tienes un problema con Jade.

Había pensado cosas similares en las últimas horas, pero quería oír el
razonamiento de J.J., no el mío.

—¿Qué quieres decir?

—Ella no encaja contigo.

—Prefiero mujeres quienes son más pequeñas que yo, o al menos no mucho
más grandes, y eso es difícil de encontrar.

—Pero te gusta una mujer que responde con fuego, no con dudas. Parecía que
cada vez que charlábamos en la cama, Jade hacía algo para refrenar o parar el

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Jason
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entusiasmo; eso sería difícil en una lesbiana experta, no digamos para tu primera
amante femenina.

—Gracias por eso —dije, y sonreí, y luego la sonrisa desapareció—, pero no


puedo castigarla por las cosas que su maestro la hizo; eso sería como castigarla por
ser una víctima.

—Pero Anita, no tienes que tener sexo con alguien si no quieres tenerlo, ni
siquiera fuera del remordimiento.

—Estoy atraída por ella —dije.

—A través de ataduras metafísicas, entiendo, pero la encuentras una carga,


no un placer, y eso no es porque ella sea una mujer, es porque tú y ella no son
compatibles.

—¿Cómo puedo echarla de mi cama? Soy la primera en ser amable con ella en
siglos.

—Así que es sexo de compasión —dijo J.J.


145
Abrí mi boca, la cerré, y luego intentó pensar en lugar de negarlo. Sentía pena
por Jade; ¿quién no?

Jason me abrazó más cerca.

—Lo siento, Anita.

Me giré para estar más cerca de su cuerpo y poder mirar a J.J. más.

—¿Estás diciendo que mi problema no es tener sexo con una chica, sino que
Jade no encaja conmigo en el dormitorio?

—Si Jade fuera un chico, ¿aún tendría sexo con ella, o te frustrarías y
seguirías?

Intenté pensar en ese pensamiento y finalmente dije:

—No lo sé.

—Yo sí —dijo Jason.

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Jason
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J.J. le miró, y él puso su brazo más tenso a mi alrededor, como si temiera que
me alejara.

—¿Y? —pregunté, e incluso para mí sonaba gruñón.

—No suenes tan hostil, Anita.

Creo que fruncí el ceño más fuerte.

—Solo dímelo, Jason.

Él movió su cara lo suficiente para que pudiera verle sonreírme.

—Te he visto echar a hombres de tu cama que eran grandes amantes,


hombres con los que disfrutabas tener sexo, porque alguna parte de su
personalidad no encajaba con la tuya. Nunca te he visto ser tan paciente o intentar
tan duro estar con algunos de los chicos. No me di cuenta cuán duro habías estado
trabajando con Jade hasta hoy. Lamento que creyera que fuera solo algún tipo de
homofobia.
146
—También pensé que lo era —dije.

—Nunca te gustaron las mujeres tanto como los hombres —dijo J.J.—. Te
gustan los penes demasiado.

Me reí.

—J.J.

—Es tan mono que te sonrojes por eso, pero no necesitas estar avergonzada
de que te guste un pene más que una raja. Yo amo a Jason, y Nathaniel es
alucinante, pero siempre amaré las partes de las chicas más que de los hombres, y
tú siempre serás lo opuesto; sin daño en eso.

La sonreí y pensé en cuán perfecta era para Jason. Me alegraba que se


hubieran encontrado mutuamente.

—Necesitas romper con Jade —dijo ella.

La sonrisa decayó.

—Soy todo lo que tiene.

Anita Blake Saga


Jason
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—Eres todo lo que tiene porque no has hecho que encuentre a alguien más —
dijo Jason.

—No sé si puede tomar algún rechazo más.

Jason me giró en sus brazos, así que estaba mirando a sus sinceros y
extrañamente serios ojos.

—¿Realmente estás de acuerdo en pasar el resto de tu vida intentando salir


con alguien al que no solo no amas, sino que es alguien con quien actualmente no
disfrutas teniendo sexo? Vamos, Anita, todos los demás que has ignorado como
amantes regulares han encontrado a otra gente para salir, o al menos para copular.

—También me siento culpable por ellos —dije.

—Sé que lo haces —dijo él, sus ojos aún serios, pero con una gentil sonrisa
para suavizar el borde.

—Pero, ¿por qué se siente ella culpable? —preguntó J.J.


147
—¿Qué quieres decir? —pregunté.

—¿Por qué te sientes culpable de no poder enamorarte de todos ellos, o


copular con todos? ¿Por qué te hace eso sentir culpable?

—Están atados a mí metafísicamente, algunos de ellos para siempre. Ellos no


pidieron estar atados a mí, y no les amo. Quiero decir que esto realmente es hasta
que la muerte nos separe, y no les amo.

—Pero estás atada a ellos hasta que la muerte te separe, también, atrapada
con un montón de gente a la que no amas. Ni siquiera estoy segura de que te
gusten todos.

—No me desagrada ninguno de ellos —dije.

Ella sonrió y golpeó mi brazo.

—Está bien, Anita, está bien que no te gusten todos los que el ardeur ha
encontrado por ti.

—Antes de que tuviera demasiado control sobre el ardeur podía hacer a los
hombres, amantes, que encontraba para mí las parejas perfectas en muchas
maneras; creemos que fue lo que ocurrió con Micah y Nathaniel.

Anita Blake Saga


Jason
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—O quizás les habrías amado de todas formas, Anita —dijo ella.

Me encogí de hombros.

—¿Nunca lo sabremos ahora, verdad?

—¿Así que te sientes culpable porque no tenía suficiente control para no


enamorarte de todos ellos? —preguntó ella.

—Espera —dijo Jason—. Damian y Nathaniel se ataron a ti al mismo tiempo y


no caíste de cabeza sobre los talones con Damián, así que solo por decir que todo es
sobre el nivel de control en el ardeur no es cierto.

Le miré; tenía razón.

—¿Por qué no me enamoré de Damián tanto como de Nathaniel entonces?

—Estuviste atraída por Nathaniel durante un tiempo, antes de que el ardeur le


hiciera tu leopardo para llamar. Nunca estuviste tan atraída por Damian —dijo
Jason. 148
—Damian es maravillosos y genial, y...

—No tienes que defenderle ante nosotros —dijo Jason.

—¿No te gusta rechazar a nadie, verdad? —dijo J.J.

—No es eso exactamente, es más que me gusta incluir a gente, no excluirles,


de alguna manera; no me gusta la idea de que alguien por el que soy responsable
esté solo, o triste.

—No eres responsable de todas esas personas, Anita —dijo J.J.

—Sí, actualmente, lo soy.

Jason me alcanzó para frotar su mano por su brazo.

—Actualmente, de alguna manera lo es.

—Explícame eso otra vez.

Miré a Jason; él me miró. Sacudió su cabeza.

—No, hay demasiado, lo resumiré.

Anita Blake Saga


Jason
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Ella rió.

—Está bien, dame la versión corta.

—Una vez los vampiros consiguieron organizarse, o consiguieron el


suficiente poder en algún área dada, están en la parte superior de la cadena
alimentaria. Ven a los licántropos como menos poderosos, y las habilidades
metafísicas de un maestro vampiro normalmente se aseguran de eso. Jean-Claude
es el primer vampiro rey en América, y eso le hace el líder de todos los americanos
metafísicos, y Anita es su reina, así que en efecto ella es parte del liderazgo de
todos nosotros, y eso significa que es responsable de nosotros, de alguna manera.

—Lo que él dijo.

—Así que, eres la reina para el rey de Jean-Claude. Eso lo comprendo, pero él
no se siente tan responsable por la felicidad de todos como tú. Él solo se asegura
que tengan una tejado sobre sus cabezas, comida, lo básico; ningún líder es

149
responsable del bienestar emocional de todas las personas que trabajan para él. Tú
no puedes serlo, no es tu trabajo.

—Les he atado a mí, ellos no pueden alejarse, y ¿entonces les rechazo? Eso
es< malo.

—Pero estás atrapada también, Anita, y si no trabajas en ese tema, sea cual
sea, eso te hace sentir culpable y excesivamente responsable de todos ellos, y
terminarás realmente atrapada, para siempre.

Los ojos de J.J. eran un poco demasiado directos. Bajé la mirada y encontré mi
cuerpo desnudo, aún pegajoso por Jason, con él acurrucado desnudo a mi lado. Él
y J.J. estaban sujetándose las manos a través de mi estómago desnudo. Miré todo, y
no quería tener esta conversación, y en el momento que me di cuenta tuve miedo
de la conversación, estaba siendo infantil, tuve que hacerme encontrar esa mirada
azul clara.

—Ahí, ¿por qué volviste a mirar? No eres feliz conmigo, estás incómoda, pero
serás dura, ¿cierto?

—La cobardía no está permitida —dije.

—Esto no es hacerlo o morir, Anita, estás por encima de tu nivel de


comodidad. Está bien que no quieras mirarme ahora mismo.

Anita Blake Saga


Jason
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—No es por Anita —dijo Jason, tirándola sobre mí para que él pudiera
besarla, suavemente.

Ella retrocedió y le miró.

—¿Qué quieres decir?

Jason me miró.

—Ella es una de las personas más valientes que conozco, porque cuando está
asustada, o nerviosa, o tan incómoda que no quiere hacer algo pero lo tiene que
hacer, lo hace de todas formas. Ella me enseñó a que solo puedes ser realmente
valiente si tienes miedo, que sin miedo no hay valentía.

—Eso es< admirable —dijo J.J.

—Vas a avergonzarme hablando así, Jason —dije.

—Bueno, puedes devolver el favor fanfarroneando sobre cuán alucinante soy


en la cama. 150
Sonreí, luego reí.

—Bueno, eres fabuloso, pero creo que tu ego está bastante seguro en esta
área.

—Chicos, están cambiando de tema, ¿verdad?

Me encogí de hombros.

Jason se encogió de hombros.

—Chicos —dijo ella, y giró sus ojos.

—Oye, la última vez que lo comprobé era una chica.

Ella sonrió, los ojos brillando con esa luz traviesa que me hacía pensar mucho
en Jason.

—Bueno, lo he comprobado y sí, sí, eres una chica, muy deliciosa.

Me sonrojé otra vez, y levanté mis manos como si eso lo escondiera.

—Oh, sí, ¡te hice sonrojar dos veces!

Anita Blake Saga


Jason
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La miré, pero no pude evitar la dura mirada que llegó cuando ella me sonrió,
luego Jason se unió a ella, y los dos me deshicieron. Tuve que devolver la sonrisa.

—Maldición, ambos pueden hacer eso.

—¿Hacer qué? —preguntó ella.

—Hacerla sonreír cuando no quiere hacerlo —dijo Jason.

—Debemos usar este poder solo para el bien, o cuando sea divertido —dijo
ella.

Sonreí y giré mis ojos hacia ambos.

—Odio traer algo que no te hará sonreír, pero me voy mañana y tú necesitas
resolver esto.

—¿Resolver qué?

—Jade. Tienes derecho a decirla que no, Anita. Si has dicho que no a los
hombres quienes están atados a ti metafísicamente, entonces, ¿por qué tienes
151
tantos problemas en decirle que no?

—No lo sé.

—¿Es porque es una chica?

—No lo sé es la única respuesta que tengo, J.J.

—De acuerdo, déjame preguntarte esto: ¿Cómo te sientes sobre salir con Jade
el resto de tu vida?

—No muy bien —dije.

—Ella te está empujando actualmente a salir con ella, sacándola, y hacerla


más de tu vida. ¿Cómo te sientes sobre eso?

—No quiero hacerlo.

—Entonces no lo hagas —dijo J.J.

La miré, abrí mi boca, la cerré, y luego me tumbé allí. No sabía qué pensar,
menos que sentir.

Anita Blake Saga


Jason
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Jason besó mi frente, luego se levantó para poder estudiar mi cara cuando
dijo:

—Anita, está bien, no tienes que salir con gente con la que no quieres salir.

—Es fácil para ti decirlo, no eres al que siempre están empujando,


demandando más. Tú no ves cómo me miran, las acusaciones, y las
recriminaciones cuando me alejo. Todos ellos quieren un trozo de mí, y no hay
suficiente de mí para todos ellos.

—Dijiste eso hace unas semanas cuando te pedí que me ayudarás a explicarle
las cosas a J.J.

—Aún es cierto —dije.

—Todos tienen ex amantes, Anita —dijo J.J.

—No lo entiendes, J.J.; puedes alejar a tus ex amantes. Avanzas, o ellos lo


hacen, y no les ves otra vez. Pones alguna distancia y quizás puedan ser amigos
por el camino, pero necesitas un poco de distancia ahí. Cada vez que rechazo a un
152
amante ellos aún están aquí. No solo en la ciudad sino viviendo en el Circo de los
Malditos; infiernos, Damian tiene un apartamento sobre el garaje de mi casa.

—¿Por qué demonios le dejaste trasladarse así? —preguntó ella.

—Porque es mi vampiro para llamar, y mantener a tus sirvientes cerca te


ayuda a incrementar tu poder base.

—Y te sientes culpable por no amarle más —dijo Jason.

Le di una mirada sucia.

—No me ayudas.

—Oye, es la verdad, y lo sabes.

—Si liberaste a Jade de sus vínculos con su antiguo maestro, y liberaste a los
otros de los suyos, ¿puedes liberar a Damian?

—Cada vez que intento cortar mis ataduras con él y Nathaniel ellos empiezan
a morir; Damian se volvió loco y atacó a la gente. Jean-Claude casi terminó con él
como un animal peligroso.

Anita Blake Saga


Jason
Laurell k hamilton
—Bien, entonces eso sería un no —dijo J.J., con los ojos abiertos de par en par;
se tapó más con la sábana, como si tuviera frío.

Agarré un trozo de sábana de ella y la puse sobre mí, también, porque hacía
frío, o quizás la conversación me estaba haciendo tener frío, quién podía decirlo.

—Pero lo que funcionaba con todos los demás era que rompiste los vínculos
con sus antiguos maestros y reemplazaste a ese maestro contigo. ¿Y si rompieras
los vínculos de Damian contigo y los reemplazaras con otro vampiro?

—Él también está atado a Nathaniel, ¿recuerdas? Tenemos que liberar a


Nathaniel, también. Nunca he oído que alguien hiciera algo tan metafísicamente
complejo con ese tipo de marcas vampiras.

—¿Alguien lo ha intentado alguna vez? —pregunto J.J.

—No, porque terminará mal, puedes romper la cordura de tu gente, o


matarles totalmente, lo cual es un incentivo bastante malo para no jugar con esa
mierda. 153
—Bien, bien, solo era un pensamiento —dijo J.J.

—Lo siento, no estoy enfadada contigo, es solo la situación, creo.

—Pero Damian tiene a Cardinale, y parecen bastante felices juntos —dijo


Jason.

—Ella le pidió a Damian que no estuviera en mi lista de alimentación para el


ardeur, y he respetado eso.

—¿Pero él habría encontrado a Cardinale si hubieras tenido sexo con él tan a


menudo como lo tienes con Nathaniel? —preguntó J.J.

—Si hubiera dormido con él y Nathaniel así, no habría habido sitio para
Micah.

—¿Quieres decir en la cama? —preguntó J.J.

—¿O en tu vida? —preguntó Jason.

Les fruncí el ceño a ambos.

—Ya saben, los dos son tan parecidos que es un poco desconcertante.

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Jason
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—¿Te sientes en un doble equipo? —preguntó él.

—¿No hemos hecho ya esto? —preguntó J.J., la cara y la voz dulce.

Giré mis ojos otra vez. Tenía la idea de que estar a su alrededor implicaría
mucho de esto para mí. Realmente no me importaba.

—Ahora, ¿por qué no consiguió eso otro sonrojo? —preguntó ella.

—Ni idea, mi sonrojo es algo impredecible.

Me hizo un falso puchero.

Nathaniel volvió a la habitación, su cabello mojado en una tensa trenza. Se


deslizó bajo las sábanas.

—¿Qué me he perdido?

Jason y J.J. se miraron mutuamente. Yo dije:

—No tenemos que decírselo, puedo dejar caer los escudos y él sabrá lo que yo 154
sé.

J.J. me miró.

—¿De verdad?

—De verdad —dije.

Nathaniel dijo:

—¿Puedo acurrucarme detrás de J.J., o necesitamos cambiar las cosas?

J.J. consiguió una extraña mirada en su cara, y rió.

—Sé que acabamos de tener sexo alucinante, pero realmente preferiría


acurrucarme con Jason.

—Por eso pregunté; algunas veces el sexo es menos íntimo que acurrucarse
después.

Me contoneé por encima y J.J. llegó a mi otro lado, para que ella y Jason
pudieran acurrucarse, y Nathaniel y yo hicimos el mismo a un metro de distancia.
Nathaniel me abrazó con un brazo y presionó nuestros cuerpos más cerca. Se

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Jason
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sentía bien que Jason me sujetara, pero esto se sentía mejor; era la diferencia entre
amigos y más.

—Así que, ¿qué me he perdido? —preguntó él.

Temblé por él, solo un poco, y luego descendí mis escudos lo suficiente y
pensé en los últimos minutos. Él no conseguiría las palabras exactas, pero sabía lo
que había aprendido en los últimos minutos, como si hubiera estado allí todo el
tiempo. Todos habíamos conseguido mejorar en compartir sin abrumarnos
mutuamente. Una vez no podía hacer esto sin golpearle con las emociones,
recuerdos, todo eso, pero ahora solo podía compartir conocimiento, y dejarle a él, o
a Micah, o a Jean-Claude, poner sus propias emociones y pensamientos en eso sin
que yo lo coloreara demasiado.

Nathaniel me abrazó más fuerte.

—Me alegro que estuvieras de acuerdo en estar más cerca de mí de lo que

155
estuviste con Damian. —Besó el lado de mi cara, y luego descendió por la curva de
mi mandíbula, trabajando por mi cuello en suaves y cálidos besos.

—Vi a Anita cerrar sus ojos, casi agitándose como durante el sexo, y ahora ya
sabes, ¿tan rápidamente? —preguntó J.J.

—Sí —dijo Nathaniel, e hizo otro camino descendente por mi cuello.

—¿Qué le dije sobre Jade?

Él dejó de besarme y dijo:

—Que Jade no es la chica para ella, y que debería dejarla.

—Nunca lo dije así.

—Pero es cómo lo interpretó Anita, y conseguí su versión de los últimos


minutos.

—Vaya, eso es< inquietante, útil, pero un poco< no sé, espeluznante no,
sino perturbador.

—Cariño —dijo Jason, besando su mejilla—, eso ni siquiera estaba en la escala


de nuestra versión de espeluznante.

Ella se giró lo suficiente en sus brazos para ver su cara.

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Jason
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—¿De verdad?

Todos dijimos al unísono:

—De verdad.

Ella nos miró a todos, y luego sonrió.

—Si fuera del tipo celosa, no solo estaría celosa de Anita, lo estaría de la
manera en la que los tres interactúan.

—¿Qué quieres decir? —pregunté.

—Son muy tensos como amigos. No sé si es porque también tienen sexo como
un trío, o algo más, pero están muy cerca.

—¿Por qué estarías celosa de la amistad, o es del sexo? —pregunté.

—Ambos, pero Freda está celosa de mis amigos, y me ha separado muchos de


ellos. Comprendió que era amiga de mis ex amantes, pero luego ella siguió
empujando hasta que realmente solo la tenía a ella en Nueva York.
156
—Tienes amigos en la compañía de baile —dijo Jason.

—Los tenía, antes de pasar dos años con Freda; ahora solo son amigos de
trabajo, y estoy aislada de ellos. —Parecía tan infeliz que levanté la mano y toqué
su brazo.

Me sonrió.

—Ya sabes, no soy solo yo quien sale con mujeres que no me hacen sentir
feliz —dije.

Ella asintió.

—Tenemos el consejo que necesitamos oír algunas veces; yo lo oí.

Me giré lo suficiente para ver la cara de Nathaniel.

—¿Estás de acuerdo con J.J. sobre Jade?

—Tengo algunos de los mismo problemas que tienes con las ataduras
personales, así que diría que veamos si podemos incorporarla en nuestra vida
sexual más como grupo, y si eso satisface su necesidad de una relación contigo,

Anita Blake Saga


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entonces genial, pero si sigue empujándote para salir a ver películas y jugar solo
con ella, entonces digo no. Apenas tienes tiempo actualmente para salir con Micah,
conmigo, y Jean-Claude.

—Normalmente eres el más alegre —dije.

—Solo con gente con quien trabajo en sus problemas. Sería genial encontrar a
una mujer que se añadiera a nosotros. Haría a los otros hombres increíblemente
más felices, pero Jade no es la mujer que nos ayude a todos ser más felices.

—Así que incluso si fuera a terapia y realmente trabajara duro en ello, la


prohíbes por más —dije, girándome para poder observar su cara.

Él parecía muy serio, y un poco triste, pero debajo de eso sus ojos seguían casi
enfadados. No estaba segura si estaba enfadado con Jade, enfadado por la
oportunidad perdida de otra mujer, o si tenía que enfadarse para votar contra ella.

—Ella quiere demasiado de ti, Anita. Ya te has entregado a mucha gente que
amas, y quien encaja en nuestras vidas mejor, y quien hace mejor las cosas. No 157
necesitamos a alguien que nos arrastre y nos succione la energía. Necesitamos
gente quienes ayuden a levantar a todos y a aumentar el nivel de energía. Jade no
ayuda lo suficiente, y necesita demasiada mano emocional sin dar lo suficiente a
cambio.

Me acurruqué en los brazos de Nathaniel más tensamente.

—¿Así que tengo que dejar de salir con Jade, o tener sexo con ella?

—¿Has oído lo que dijiste, justo ahora? —preguntó J.J.

La miré.

—Dije que voy a romper con Jade.

—No, dijiste que tienes que romper con ella. Eso implica que realmente no
quieres tener sexo con ella, y menos salir con ella.

—Adivino que no lo hago.

—¿Adivinas? —dijo Jason.

—Ya no quiero tener sexo con Jade, y estoy segura como el infierno que no
quiero salir con ella, solas las dos, es demasiado duro emocionalmente.

Anita Blake Saga


Jason
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—Odio decirlo, ¿pero desecharla después de esta noche no parecerá como un
castigo por buen comportamiento? Ella interactuó más con los hombres que nunca.

No sabía si gritar o llorar, porque era un buen punto.

—¿Por qué debería cambiar eso algo? —preguntó J.J.

—Lo hace —dije, y suspiré.

—Eso no tiene que cambiar nada de lo que decidas —dijo Nathaniel.

Me giré en sus brazos lo suficiente para ver su cara.

—Estoy escuchando.

—¿Qué partes de estar con Jade disfrutas?

Pensé en ello, realmente pensé en ello.

158
—Me gusta cuidar de ella, observarla ser más valiente y segura de sí misma.
Estoy bien con dormir con ella a mi lado, perdida en nuestro montón de amantes,
tanto como ella no se vuelva loca por tener a otras personas en la cama.

—¿Algo más?

—Antes de este fin de semana habría dicho que no me gustaba tener sexo con
otras mujeres, pero no es la parte de la chica, son los conflictos emocionales. —Bajé
la mirada para no encontrar los ojos de nadie, y entonces dije—: Y actualmente
estoy un poco decepcionada por no haber visto a Nathaniel tener sexo con J.J.
Nunca he visto a ninguno de mis chicos con otra mujer. —Me forcé a levantar la
mirada y ver sus caras.

Jason y J.J. me estaban sonriendo, como imágenes reflejadas en espejos.


Nathaniel se reía detrás de mí, esa risa profunda y feliz de chico, y me abrazó más
fuerte.

—Aún podemos convertirte en una mirona —dijo J.J.

—Bueno, no solo querría observar —dije.

Ella me dio una mirada de esos ojos azules inocentes que no era inocente
después de todo.

Anita Blake Saga


Jason
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—Incluso mejor.

Hablamos un poco más, decidiendo qué no cortaría a Jade del sexo


completamente, pero no saldría con ella, o trabajaría para establecer más la
relación, porque no quería más. Muy definitivamente quería menos. Ella tendría
que tratar con eso. También hablamos sobre el posible sexo de mañana que haría
que J.J. estuviera más cómoda para tener relaciones sexuales con Nathaniel para
que pudiera mirar, con la participación de Jason y mía, también. Era bonito hacer
un plan con otra mujer involucrada que no tuviera que incluir un plan para lo que
haríamos si la otra mujer se volvía loca por el sexo. Una vez terminamos de hablar,
tomamos turnos para limpiarnos en el cuarto de baño, y luego nos tumbamos para
dormir con Jason y conmigo en medio y Nathaniel a mi espalda, y J.J. en la de
Jason. Ella encajaba en el montón de amores bastante bien.

159

Anita Blake Saga


Jason
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Anita Blake tiene la cuenta de muerte más alta de cualquier ejecutor vampiro
en el país. Es una U.S. Marshal quien puede levantar a los zombis con lo mejor de 160
ellos. Pero desde que ella y su maestro vampiro Jean-Claude hicieron público su
compromiso, todo lo es para todos y todas es la prometida de Jean-Claude.

Eso está causando líos con su reputación como un duro culo —para el mismo
alcance. Afortunadamente, en los círculos profesionales, aún tiene la delantera
para temas de zombis. Y ahora mismo, el FBI está teniendo un infernal tema de
zombis.

Alguien está produciendo zombi porno. Anita ha visto su parte de


sorprendente fetichismo no muerto, así que no debería molestarla. Pero las mujeres
que son víctimas no son solo tontos cadáveres putrefactos. Sus almas están
atrapadas detrás de sus ojos, señalando vudú del tipo más oscuro.

Este es el típico caso que puede dejar una marca en una persona. Y la propia
alma de Anita podría no sobrevivir ilesa.

Anita Blake Saga


Jason
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161

Anita Blake Saga


Jason
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—Así que, estás comprometida —dijo la agente especial Brenda Manning.


Ella usaba un traje pantalón negro con un pesado cinturón que rodeaba su cintura
y sostenía el arma a su lado. Era del FBI y no tenía que preocuparse sobre llevarla
oculta, así que el hecho de que su arma sobresaliera cada vez que su chaqueta del
traje se ajustaba no era un problema. La pistola parecía muy cruda, ya que se
alzaba por encima de su cinturón contra la camisa blanca abotonada por completo.

—Sí —dije. Mi propia arma estaba en la posición de las tres en punto sobre mí
también, pero había tenido mi chaqueta del traje hecha a la medida para que esta
se ajustara lo suficiente para ocultar el arma a los clientes en mi otro trabajo. Los
civiles se asustaban tan fácilmente a veces. También había empezado a añadir
trabillas a mis faldas así podía usar el cinturón que soportaría el peso de una
pistola y funda. Había venido directamente de Animators Inc., donde nuestro lema
162
era, “Donde el vivo resucita al muerto para una matanza”. Bert, nuestro gerente de
negocios, no creía en ocultar el hecho de que el levantamiento de los muertos era
un talento poco común, y tú pagas por el talento. Pero últimamente mi trabajo
como sheriff U.S. para la rama preternatural había estado tomando más y más de
mi tiempo. Al igual que hoy.

El otro agente muy especial, Mark Brent, era alto, delgado, viéndose apenas
de la edad suficiente para estar fuera de la universidad. Estaba inclinado sobre el
ordenador portátil que habían traído con ellos y se sentó en el único escritorio de la
habitación. Estaba vestido con un traje casi idéntico al de Manning, excepto que el
suyo era de color marrón para coincidir con su funda, pero su arma todavía era un
bulto negro sobresaliendo contra su camisa blanca. Estábamos en la oficina de
nuestro mandamás, el teniente Rudolph Storr. Dolph estaba actualmente en otro
lugar, lo que me dejaba sola con el FBI y el sargento Zerbrowski. No estaba segura
de qué era más peligroso para la paz de mi mente, pero sabía que Zerbrowski
hablaría más. Él era mi compañero y mi amigo, así que tenía derecho. Acababa de
conocer a la agente especial Manning y no le debía la historia de mi vida.

—El artículo que leí hace que la propuesta suene increíble, parece algo sacado
de un cuento de hadas —dijo Manning. Se acomodó su cabello largo hasta los

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hombros por detrás de una oreja y este se quedó donde estaba, porque era recto
como una tabla. Mis propios rizos nunca se habrían comportado tan bien.

Luché contra la urgencia de suspirar. Si eres un policía y una mujer, nunca


salgas con una celebridad; arruina tu reputación de ser ruda. Yo era un sheriff de
EE.UU., pero desde que habíamos hecho público nuestro compromiso, me había
convertido en la prometida de Jean-Claude, no la sheriff Blake, para la mayoría de
las mujeres que conocía, y muchos de los hombres. Realmente había tenido la
esperanza de que el FBI estuviera por encima de esas cosas en medio de combatir
el crimen, pero al parecer no.

El verdadero problema para mí era que la historia que dijimos públicamente


era a la vez verdad y mentira. Jean-Claude había hecho el gran gesto, pero solo
después de que se hubiera propuesto en medio de una ducha de sexo. Había sido
espontánea y maravillosa y desordenada, y muy real. Yo había dicho que sí, lo que
le había sorprendido, y a mí. Me había imaginado que no era del tipo de chica que
se casa. Él me había dicho entonces que tendríamos que hacer algo a la altura de su
reputación, para los medios de comunicación y los otros vampiros. Ellos esperaban 163
que su rey/presidente tuviera un cierto estilo, y la propuesta verdadera había sido
demasiado mundana. Yo no había entendido que el estilo incluyera un carruaje
tirado por caballos, sí, me has oído bien, él realmente me recogió en un maldito
carruaje tirado por caballos. Si no le hubiera dicho ya que sí, y no lo amara por
completo, no le habría dicho solo no, sino demonios no. Solo el amor verdadero me
habría hecho participar junto con una propuesta tan grande, e intentar imaginar
una boda que la remataba me asustaba.

—Oh, sí, Anita está en toda esa cosa de la princesa, ¿no es así, Anita? —dijo
Zerbrowski desde la silla en la que estaba medio inclinado contra la pared. Parecía
que había dormido en su traje, completado con una mancha en su corbata torcida.
Sabía que había dejado su casa recién bañado y acomodado, pero estaba como
Pigpen de la tira cómica Peanuts; suciedad y desorden solo parecían ser atraídos
hacia él en pocos minutos de salir de su casa. Su cabello canoso se estaba volviendo
más blanco negro, y había crecido lo suficiente para ser todo rizos desordenados, a
través del que seguía pasando sus manos. Solo sus gafas de montura de plata eran
cuadradas y brillando limpias alrededor de sus ojos marrones.

—Sí, estoy en toda esa mierda de princesa, Zerbrowski —dije.

La agente Manning nos frunció el ceño a los dos.

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—Me estoy haciendo a la idea de que me metí en algo. Solo estaba tratando
de ser amable.

—No, estabas deseando que la princesa hablara de lo maravilloso que es el


príncipe, y cómo “la conquistó completamente” —dijo Zerbrowski—, pero Anita
va a decepcionarte como ha decepcionado a la última docena de mujeres haciendo
preguntas acerca del gran gesto romántico.

Quería decir que no fue un gran gesto romántico, era un increíble y épico
gesto romántico y yo lo había odiado. Jean-Claude había adorado ser capaz
finalmente de tirar todos los límites y simplemente hacer lo que, al parecer, había
querido hacer durante años mientras salíamos, toda la mierda principesca de
“conquistarla por completo”. Me gustaba mantener mis pies firmemente en el
suelo a menos que el sexo estuviera involucrado, y realmente no puedes tener sexo
en un carruaje arrastrado por caballos; eso asusta a los caballos. No, no lo
probamos, porque estábamos en la maldita cámara todo el tiempo. Al parecer,
ahora había coordinadores de compromiso al igual que hay coordinadores de
boda, así que por supuesto tuvimos un cámara. Eso había sido todo lo que pude 164
hacer para evitar fruncir el ceño a través de todo esto, así que había sonreído para
la cámara y para no herir los sentimientos de Jean-Claude, pero esa no era mi
verdadera sonrisa y mis ojos tenían una serie de imágenes de esa mirada de espera
hasta que estemos a solas, maestro, para que podamos hablar sobre esto.

Decidí apelar a la hermandad de la insignia de Manning, y dije:

—Lo siento, agente Manning, pero ya que la historia fue en directo estoy
siendo tratada más como la novia de Jean-Claude que como sheriff, y eso
realmente está empezando a molestarme.

Su cara se puso seria.

—Lo siento, no había pensado en ello de esa manera. Años de ser uno de los
chicos y construir tu reputación, y te pregunté primero sobre tu compromiso.

—Nunca he visto a mi compañera ser tan chica en nada como al conocerte


hoy, sheriff Blake —dijo Brent mientras se relajaba estirando la espalda sobre el
equipo. Él sonrió y eso le hacía parecer aún más joven. Parecía de rostro fresco y
menos cansado que el resto de nosotros. Ah, ser brillante y deslumbrante de
nuevo, cuando pensabas que en realidad podrías ganar la lucha contra el mal.

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Manning realmente parecía avergonzada, lo que no es algo que veas a
menudo en los agentes del FBI, sobre todo no cuando acabas de conocerlos.

—Ya basta, Brent —dijo ella.

Él nos sonrió a todos nosotros.

—Es solo que hemos trabajado juntos durante dos años, y nunca te he visto
chillar por nada.

—Es el carruaje tirado por caballos —dijo Zerbrowski—. A las chicas les
encanta ese tipo de mierda.

—No a esta chica —dije, tranquilamente en voz baja.

—¿Qué dijiste? —preguntó Manning.

—Nada. ¿El video está listo, agente Brent? —pregunté, con la esperanza de
que pudiéramos hacer nuestros trabajos y dejar mi vida personal fuera de esto.

—Sí —dijo él, entonces su sonrisa se desvaneció alrededor de los extremos, y


165
vi aparecer los inicios del brillo y el resplandor—. Aunque después de lo que vas a
ver, todos podemos estar jugando a hablar de carruajes y muy bonitas princesas.

Era otra primera vez, un agente del FBI admitiendo que algo le molestaba.
Para que ellos lo admitieran en voz alta, tenía que ser malo. De repente no quería
verlo. No quería añadir otra pesadilla a las imágenes que tenía en mi cabeza. Era
verdugo de vampiros legal y levantaba zombis como mi talento psíquico. Tenía
suficiente mierda escalofriante en mi cabeza así que no necesitaba más, pero me
quedé en mi silla. Si Manning y Brent eran lo suficientemente fuertes para verlo
varias veces, yo podía sentarme para verlo una vez. No podía dejar que los otros
agentes pensaran que conseguir la propuesta, por el vampiro de mis sueños, me
había hecho un poco menos dura. No podía dejar que me lo creyera tampoco,
aunque una parte de mí lo hacía. ¿Cómo podía alguien que dejó a un hombre
llevarla en un carruaje de Cenicienta portar un arma y ejecutar a los chicos malos?
Pensar en eso aún hacia doler mi cabeza.

Zerbrowski dijo lo que estaba pensando.

—Pensé que los federales nunca admitían que algo les molestaba.

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El agente Brent negó, y parecía cansado. Las líneas que se mostraban
alrededor de sus ojos no las había visto antes, y me hizo añadir entre tres y cinco
años a mi estimación de su edad.

—He trabajado en el cumplimiento de la ley durante seis años. Había


pensado que lo había visto todo, hasta esto.

Hice matemáticas en mi cabeza, y me di cuenta que tenía que tener casi


treinta años, lo cual lo hacía tan viejo como yo, pero yo había utilizado mi brillo
hacía años.

—Pensé que esto era solo otro ciudadano preternatural grande y malo que se
había equivocado —dije.

—No exactamente —dijo él.

—No me gustan los misterios, agente Brent. Solo estoy aquí con esta poca
información por cortesía hacia el FBI, y porque el capitán Storr lo solicitó.

—Agradecemos eso, sheriff, y no te habríamos metido en esto a ciegas si no


166
sintiéramos que mientras menos personas conozcan los detalles, mejor vamos a
estar —dijo Brent.

—Increíble —dije—, pero el juego previo se está poniendo un poco cansino.


No hay nadie en la habitación, excepto nosotros cuatro, así que, ¿que hay en el
vídeo?

—¿Estás siempre así de mal humor? —preguntó Manning.

Zerbrowski rió en voz alta, y ni siquiera trató de aguantarla.

—Oh, agente Manning, esto no está ni siquiera cerca del mal humor para mi
compañera.

—Escuchamos eso acerca de ella, y tienes razón, Blake. Vine aquí esperando
que la propuesta hubiera suavizado esa reputación. No creía que hubiera quedado
mucho de esa chica en mí, y si estoy asumiendo que esto te ablandó, entonces tus
colegas masculinos deben estar haciendo tu vida< difícil.

Fue mi turno de reír.

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—Esa es una forma de decirlo, pero la verdad es que todo el asunto de
comprometida-con-el-vampiro está haciendo que algunos de mis compañeros
oficiales duden de qué lado estoy.

—Los vampiros son ciudadanos legales ahora, con todos los derechos que
ello conlleva —dijo ella.

—Legalmente, sí, pero el prejuicio no desaparece solo porque una ley cambia.

—Tienes razón en eso —dijo—. De hecho, algunos en la oficina pensaban que


no debíamos incluirte en este caso por tu proclividad a salir con preternaturales.

—Proclividad, eso es educado. Entonces, ¿tomaste la decisión de confiar en


mí?

—Todavía tienes el más alto número de muertes que cualquier verdugo de


vampiros en los Estados Unidos, y solo Denis-Luc St. John tiene más asesinados
licántropos rebeldes que tú.

—El cría sabuesos-troll. Ellos son la única raza de perro específicamente


167
criada para cazar presas sobrenaturales. Esto lo hace el rey del seguimiento a
través de las áreas silvestres detrás de los cambiaformas.

—¿Estás implicando que los perros lo hacen mejor en el trabajo, o que de


alguna manera él está haciendo trampa al utilizarlos? —preguntó ella.

Me encogí de hombros.

—Ninguna de los dos, solo una declaración de hecho.

—Ahora que Anita ha pasado la inspección, y estoy incluido porque soy su


amigo, nos muestran un poco de piel, agentes, o dejan de molestar —dijo
Zerbrowski.

—Oh, verás piel —dijo Brent, y parecía más viejo de nuevo.

—¿Qué demonios hay en el video, agente Brent? —pregunté.

—Porno zombi —dijo Brent, y golpeó la flecha en el centro de la pantalla.

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—Lo siento agentes, pero eso no es nuevo. Es nauseabundo pero no es nuevo.

Brent golpeó la pantalla y congeló la escena del cementerio oscuro en medio


de la acción. Estaba borrosa y oscura, aún no había zombis o alguien m{s a la vista.
Los dos agentes se miraron como si yo hubiera dicho algo malo.

—¿Escogimos al reanimador equivocado? —preguntó Manning a su


compañero.

—Quiz{s —dijo.

—Se me han acercado durante años para ayudar a la gente a grabar videos
porno con zombis. Las celebridades muertas sacan a relucir lo asqueroso al
m{ximo. —Me estremecí, porque todo ese pensamiento era solo muy injusto. 168
—El favorito de sus psicópatas así son los que quieren que levantes al
flechazo del instituto —dijo Zerbrowski.

—Sí, ahora que tienen dinero y éxito quieren ir otra vez por la chica que les
rechazó en el instituto o la universidad. —Agité mi cabeza.

—Eso es enfermizo, como buscar a un psiquiatra enfermo —dijo Manning.

—Estoy de acuerdo, y honestamente, creo que en realidad no creen que vaya


a ser un zombi. En algún lugar de sus mentes creen que ella se levantar{ de la
tumba y ser{n capaz de demostrar que es digno y vivir un felices para siempre.

—Vaya, Anita, eso es una toma rom{ntica de unos bastardos enfermos que
solo quieren copular con la chica que les rechazó en el instituto. —Ahora mismo
Zerbrowski se veía sorprendida.

Me encogí de hombros, luché por quitar el ceño fruncido y finalmente dije:

—Sí, sí, una propuesta épica y toda femenina sale de ti.

—Copular —dijo el agente Brent—. No sabía que la gente utilizaba ahora esa
palabra.

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—Ustedes los jóvenes mequetrefes sencillamente no conocen un buen trozo
de jerga cuando la escuchan —dijo Zerbrowski.

—No le hagas caso, no es tan viejo. Su cabello solo se volvió algo canoso antes
de tiempo.

—En los dos últimos casos, me asustaron tanto que mi cabello se volvió
blanco. —Lo lanzó sin ninguna sonrisa, sin expresión, lo cual nunca hacía, y si le
hubieran conocido, hubieran entendido que estaba mintiendo, pero no le conocían.

—Ahora mismo el cabello no tiene ese tono por el miedo —dijo Brent, pero
no como si lo creyera completamente.

Manning me miró, alzó una ceja.

Le devolví el gesto a Zerbrowski.

—Es su historia, no la mía.

Zerbrowski me sonrió y luego a los agentes. 169


—Solo trato de aligerar el ambiente, es parte de mi encanto.

—En realidad lo es —dije, devolviéndole la sonrisa.

—El sargento est{ ahí porque es tu compañero cuando trabajas con la Brigada
Regional de Investigación Sobrenatural. Todo el mundo lo llama el Equipo
Regional de Investigación Sobrenatural, pero oficialmente no lo es —dijo Manning.

—Es el apodo —dije—. Nos llaman RIPIT, ambos por “Rest in Peace5” y
porque la mayor parte de los crímenes son violentos, las cosas se destrozan. Otros
policías e incluso los medios de comunicación utilizaron el nombre de RIPIT
durante tanto tiempo que la gente quiere la T en el nombre real del equipo.

—¿Estamos dejando que se desvíen a propósito? —preguntó Brent.

Manning asintió y dio un sorbo a su café.

—Creo que sí, así que de vuelta al objetivo. Otra razón por la que te lo
estamos contando es que has hecho m{s denuncias oficiales a la policía que
cualquier otro reanimador sobre la solicitud del levantamiento de zombis ilegal o

5 RIPIT: Descanse en Paz.

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moralmente cuestionables. Una vez que tuviste una insignia propia y oficialmente
fuiste también oficial, las denuncias bajaron. Supongo que la gente no quería traer
sus actividades ilegales a un sheriff estadounidense.

—Te sorprenderías de la cantidad de gente que piensa que solo porque


levanto a los muertos tengo que ser el diablo, con una D mayúscula, pero sí, las
solicitudes para un sexo ocasional con un zombi o un esclavo zombi sexual
descendieron una vez me puse hacer yo misma los arrestos.

—La perturbación de un cad{ver fue un delito menor durante años —dijo


Manning.

—Esa es una de las razones de que haya las mierdas de cintas que hay ahí
fuera, porque incluso si fueran capturados, era un tirón de orejas. El dinero que
podrían hacer de la cinta, porque era en cinta de vídeo cuando empezó, valía la
pena el riesgo incluso si eran capturados —dije.

170
—Las penas son m{s rígidas ahora, pero aun así no es lo mismo que si un
humano estuviera involucrado —dijo ella.

Me encogí de hombros.

—Yo no hago las leyes, solo les ayudo a hacerlas cumplir.

—Has hecho tu mejor esfuerzo en hacer cumplir las leyes como est{n escritas
y sugeriste cambios en las leyes basado en tu experiencia, lo cual es una de las
razones por las que te escogimos para nuestro problemilla —dijo Manning.

—Todos sabemos lo que hay ahí fuera, agente, así que, ¿cu{l es el gran
secreto? El resto de porno zombi ha sido o personas con un buen maquillaje, lo
cual no involucraba a zombis de verdad, o uno de los zombis que se habría
planteado el trabajo de campo en California y otros países. Los zombis en esas
películas est{n un poco mejor que estos cad{veres de ahora.

—Ahí est{ la diferencia —dijo Manning.

—Muéstranoslo —dije, y añadí—, por favor. —Añadí el por favor porque lo


que en realidad quería decir era o est{s siendo todo un cobarde para el FBI, o algo m{s
sarc{stico. Había estado últimamente un poco gruñona, incluso para mí, así que
estaba intentando controlarme y solo apuntaba el mal humor para los momentos
malos.

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Brent golpeó de nuevo la pantalla y el trabajo de la c{mara temblando
continuó estando inestable así que se podía ver que era un cementerio por la
noche, pero eso era todo. Era como el inicio de una película de miedo de
aficionados en la que alguien había conseguido una c{mara nueva por Navidad, y
luego se estabilizó. Me preguntaba si alguien nuevo estaba sujetando la c{mara, o
si el propietario acababa de sujetarla. La respuesta a esa pregunta era la diferencia
entre un chico malo o dos.

Hubo un salto brusco en la película del cementerio vacío a una mujer rubia
arañando su camino a la salida de la tumba. Al principio pensé que era una actriz
que había sido enterrada en una tierra blanda hasta el alrededor de sus axilas,
luego la c{mara consiguió un primer plano de sus ojos y supe que estaba muerta
en cuanto los vi. El zombi trepó saliendo de la tumba de la forma que lo había visto
ciento de veces antes. Tuvo algunos problemas con la falda del vestido con el que
había sido enterrada, y luego se tropezó, el pie se torció porque uno de sus tacones
aparentemente se le había quedado en la tumba.

El cuerpo era alto, escultural, con el cabello rubio hasta los hombros. El cuello 171
del vestido blanco mostraba un escote profundo, lo cual significaba que
probablemente los pechos habían sido implantados. El tejido mamario de verdad
no iba a estar tan alegre sin una mujer que las llenara de nuevo y el zombi no lo
sabía lo suficiente como para hacer eso. El pequeño foco de atención o lo que se
conectara a la mano del c{mara nos mostró que sus ojos eran de un color gris
p{lido que podrían haber sido m{s azules cuando estaba viva. El azul mezclado
con cualquier tono de gris o verde o incluso avellana tiende a cambiar con el estado
de {nimo de una persona m{s que la mayoría de los colores de ojos. Viva,
probablemente habría sido guapa, pero ahora no había suficiente base para eso.
Gran parte del atractivo de una persona es su espíritu, su personalidad. Los
zombis no tienen mucho de eso.

La siguiente escena, si a eso lo querías llamar así, era de un zombi de pie en


un dormitorio excepto que no había ventanas a la vista en la habitación, y solo
había algo que estaba fuera de lugar. No estaba segura por qué no me gustaba la
habitación pero no me gustaba. La zombi llevaba las mismas ropas que en el
cementerio, no la habían limpiado nada así que se veía mal en la película de terror
en el dormitorio con su colcha floreada y el suelo de baldosas. Eso era parte de lo
que estaba mal; nadie pone baldosas en su dormitorio. Hicieron otro zoom a un
primer plano de los ojos del zombi y esta vez no estaban vacíos. Esta vez estaban
aterrorizados.

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—Mierda —dije, en voz baja pero con un sentimiento verdadero.

—Entonces, también lo has visto —dijo Manning.

—Sí, lo he visto.

Zerbrowski dijo:

—¿Por qué los ojos se veían asustados? Los zombis no sienten miedo,
¿verdad?

—Normalmente no —dije.

Zerbrowski se levantó de su silla y se acercó a donde est{bamos sentados el


resto.

—¿Entonces, por qué sus ojos se veían así?

—No lo sabemos —dijo Manning—. Lo que est{s a punto de ver es imposible,


de acuerdo con nuestros expertos. 172
Mi piel ya estaba fría, mi estómago apretado, porque tenía mucho miedo de
saber exactamente lo que iba a ser “imposible”.

Un hombre con una de esas m{scaras que cubren toda la piel y solo muestran
los ojos y la boca entró al punto de vista. Los ojos de la zombi siguieron el
movimiento, pero el resto del cuerpo se mantuvo inmóvil. Probablemente la
habían dicho que permaneciera ahí, y hasta que le indicaran lo contrario, tenía que
estar justo ahí, pero no le habían dicho que no moviera sus ojos, así que seguía los
movimientos del hombre con los ojos como una víctima humana que hubiera sido
atada. Estaba atada, m{s apretada que cualquier cuerda o cadena hubiera podido
tensarla. Mierda, no quería que esta peliculilla se dirigiera a donde se dirigía. Recé
en silencio, por favor, Dios, no les dejes llegar a hacer esto con ella. Dios respondía a
todas las plegarias, pero a veces la respuesta es no.

El hombre deslizó su mano por debajo de su vestido y comenzó a acariciar su


pecho. El c{mara captó el encogimiento de miedo de sus ojos; así que ella no quería
que lo hicieran, pero excepto sus ojos no era capaz de decir no.

—¿La dan un sedante que la mantiene inmóvil? —preguntó Zerbrowski.

—Investigamos eso —dijo Manning—, y si estuviera viva, entonces quiz{s,

Anita Blake Saga


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pero sabemos que no est{ viva. Observa que nunca respira. Un ser humano
necesita respirar. Ella es un zombi, así que puede mantenerse inmóvil solo por las
órdenes de quienes la levantaron.

—¿Respira en las otras películas? —pregunté.

—Habla, y tienes que coger aire para hacer eso, pero aparte de eso, no.

El hombre llevaba unos calzoncillos de seda con corazones, como una parodia
de vestimenta para una noche rom{ntica, excepto por la m{scara, la cual no
coincidía con los casi pantaloncillos absurdos. Sí, estaba concentrada en detalles
que podrían ayudarme a encontrar alguna pista sobre quién era o dónde estaba
sucediendo, pero también estaba intentando concentrarme en los detalles que no
me obsesionarían tanto. Los absurdos corazones eran casi una amabilidad, una
brecha en el terror, como si quien estuviera eligiendo el vestuario hubiera metido
la pata.

173
Eché de menos los calzones de corazoncitos cuando se los quitó, porque
debido a eso tenía que concentrarme en su cuerpo, buscar marcas de nacimiento, o
tatuajes, o algo que no le hiciera un chico corriente con una m{scara. No quería
mirar hacia su cuerpo, no quería buscar en cada centímetro de él para identificar
las marcas. Quería alejar la mirada, pero si la mujer de la película lo tuvo que
soportar, porque eso es lo que sus ojos querían decir, entonces no podía mirar
hacia otro lado. No me inmutaría y no perdería alguna visión que nos pudiera
llevar a esos mal nacidos. Aunque parte de mí sabía que si solo mirar las películas
nos llevaría a algún sitio, el FBI ya los habría encontrado. Pero miré de todas
formas, porque la mayoría de los policías creen que ver{n algo que al resto se le
haya escapado, es la esperanza que nos mantiene a todos exhibiendo la placa y la
pistola cada mañana. Cuando esa esperanza se acaba, buscamos trabajos
diferentes.

Un hombre fuera de c{mara le dice que se echara en la cama y ella lo hizo al


instante incluso aunque sus ojos mostraban lo mucho que no quería hacerlo. El
hombre desnudo delante de la c{mara deslizó fuera las bragas por sus largas
piernas que aún estaban cubiertas con la suciedad de la tierra, una aún con el
zapato de tacón. Alguien la había pintado las uñas de los pies con un rosa suave,
como si aún importara con unos zapatos cerrados y un cad{ver. Esperaba que le
quitaran m{s ropa, pero el hombre desnudo solo se subió encima de ella sin
preliminares, excepto que apartó un poco su vestido.

Anita Blake Saga


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Zerbrowski soltó “Jesús” detr{s de mí.

No le miré, no miré a nadie, y nadie de nosotros miró al otro, porque cuando


ves este tipo de mierda, nadie quiere el contacto visual. No quieres que los otros
oficiales sepan que tienes miedo, o incluso emociones, y si algo de este terror te
excita, no quieres compartirlo con otros. Ninguno de los otros policías quiere
saberlo.

La única ventaja era que el c{mara se había movido lo suficiente para


capturar el sexo, así que no podía ver los ojos de ella. Ella solo se quedó ahí
tendida como el cad{ver que casi era, y ese fue el único acto que lo salvaba.
Terminó sacando su pene de su cuerpo e hizo el final obligatorio de una película
porno para demostrar que se había corrido de verdad.

La película terminaba ahí, y sentí que mi estómago se aflojaba un poco. Lo


había visto todo, bien por mí. Bien por todos nosotros.

174
—El valor de la producción aumenta a la vez que el progreso de las películas
—dijo Brent.

Me giré y le miré.

—¿Qué quieres decir?

—Los calzoncillos de broma desaparecen, pero el trabajo del c{mara es mejor


y ponen toques m{s personales alrededor del dormitorio para hacerlo ver como a
juego y m{s real —dijo.

—¿Es siempre el mismo tipo de escenario? —dijo Zerbrowski.

—En la mayoría de las películas, pero hay un segundo chico de aspecto m{s
joven que aparece en las dos últimas —dijo Brent.

—¿Cu{ntas películas hay? —pregunté.

—M{s de las que quiero ver sentada —dijo Manning.

La miré y vi en sus ojos un cansancio terrible, como si solo el ver la película le


hubiera añadido años. Ella agitó su cabeza.

—Reproduce la siguiente, Brent; vamos a acabar ya con esto.

No la dije que no tenía que verlas de nuevo, la dejé manejar su propia mierda,

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hacer otra cosa hubiera sido una violación del “código de chico” en el que toda la
policía giraba. El sexo en el oficial de policía no cambiaba el código. Solo lo rompía
con amigos, o cuando no podía ayudarme a mí misma, como Manning cuando me
preguntó por mi compromiso. De eso parecía que hacía mucho tiempo, y Brent
tenía razón: demasiada charla de princesas parecía mucho mejor.

175

Anita Blake Saga


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Las películas fueron implacables. Con el tiempo, a ella le quitaron su ropa de


entierro. Vimos a la zombi desnuda, en ropa interior colocada de forma inexperta
sobre ella, así que estaba bastante segura que no había una mujer en su personal.
Para la cuarta película la zombi parecía m{s podrida, que es algo que les sucede a
los zombis con el tiempo, no importa lo bien que se vean al principio. Los zombis
se pudren, es una de las cosas que los diferencia de los ghouls, o los vampiros; no
todos los cuerpos son iguales.

Esperé a que la podredumbre se extendiera, pero no fue así. Simplemente


permaneció con un ojo blanco vaporoso, mientras que el otro era todavía claro y de
color gris-azulado. Su piel había adquirido un tono azulado, y las mejillas habían
comenzado a combarse hacia adentro; los senos estaban erguidos simplemente
porque los implantes los sostenían, pero su cuerpo desnudo parecía diferente
176
ahora, m{s esquelético, pero eso era todo. No había otros cambios, la podredumbre
solo se detuvo a mitad del proceso, y sus ojos estaban todavía llenos de terror. A
veces, la dejaban hablar y ella les rogaba que no la obligaran a hacer esto o aquello,
pero parecía incapaz de desobedecer esa voz masculina justo al lado de la c{mara.
Estaba apostando a que era el reanimador que la había levantado de la tumba. Al
principio, pensé que el reanimador la había cultivado, tomado su dinero, y huido,
pero ahora sabía que tenía que permanecer cerca, porque la podredumbre había
comenzado y luego detenido, y para eso se necesitaba vudú de la clase m{s negra.

—Bueno —dijo Zerbrowski—, voy a darle unas felicitaciones depravadas por


la resistencia, pero es una l{stima que abusar de un cad{ver no sea un delito
capital.

Brent detuvo las im{genes; creo que en este punto cualquier excusa para
tomar un respiro sonaba bien para todos nosotros.

—Al principio, pensamos que estaban simplemente cambi{ndole la ropa que


llevaba puesta para que se viera como si el tiempo pasaba —dijo Brent—. Pero nota
el calendario en la pared.

—¿No est{ solamente allí para que se vea m{s hogareño? —preguntó

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Zerbrowski. Hizo pequeñas comillas en el aire alrededor de “hogareño”.

—Nadie pone un calendario en su dormitorio a menos que sea el único


espacio que tienen para vivir —dije.

—Exactamente —dijo Manning—, ¿te diste cuenta?

Pensé por un segundo.

—El mes cambió.

—Los zombis se pudren, siempre, esa es la regla que Anita me enseñó. No


puede ser un mes m{s tarde.

Ella asintió.

—No es una prueba de que pasó ese tiempo en realidad, pero creemos que
puede ser su manera de mostrar a los clientes que han hecho algo muy especial.

—Su alma est{ de vuelta en sus ojos, ¿eso no era lo suficientemente único? —
pregunté, y mi voz no sonó neutral de la forma en que trataba que sonara tan
177
temprano en una investigación. No estaba segura de si iba a ser capaz de lograr ser
neutral con este caso; a veces no se podía.

—Lo viste —dijo Manning.

—Ambos lo vimos —agregó Zerbrowski.

—¿Habrías dicho que su alma estaba de vuelta en sus ojos, sargento?

—No soy tan poético.

Manning me miró.

—No creo que la jefa Blake estuviera siendo poética.

Zerbrowski miró de ella a mí.

—Creo que me estoy perdiendo algo.

—No te sientas mal —dijo Brent—, nos llevó semanas descifrarlo.

—¿Descifrar qué? —preguntó.

—¿Estabas siendo poética, jefa Blake? —preguntó Manning.

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—No.

—Ilumínanos —dijo ella, y hubo algo en la forma en que lo dijo que no me


gustó. Era solo una corriente subterr{nea, pero si tuviera que apostar, creo que
algo que había dicho o hecho, mientras veíamos las películas la habían hecho
sospechar de mí. Me preguntaba, si no hubiera sido una voz masculina la que
ordenaba al zombi, si me habrían visto como sospechosa desde el principio.
Esperaba que no, pero mucha gente todavía veía mi capacidad psíquica como
malvada. Infiernos, la iglesia católica nos había excomulgado a menos que
dej{ramos de resucitar a los muertos, porque solo a Jesús se le permitía hacer eso.
Los eruditos bíblicos habían señalado que cuatro de sus discípulos lo habían
hecho, también, pero el papa, en su momento, había encontrado la comparación de
los paganos levantadores de zombis con discípulos de Jesucristo menos que
divertida.

—Su alma, su personalidad, cómo quieras llamarlo, parece estar en el cuerpo,


excepto que no puedes levantar a un zombi de la tumba si el alma est{ todavía en
la residencia —dije. 178
—Entonces, ¿cómo lo explicas? —preguntó.

—No era m{s que un cad{ver ambulante en la primera película. Sus ojos
estaban vacíos, ella era una cosa, pero entre eso y la primera cinta de sexo, eso
cambió.

—¿Cómo? —preguntó Manning.

—Tienes brujas y videntes en la nómina del FBI ahora. Incluso tienes al


menos a un reanimador. ¿Qué se les ocurrió?

—Nada —dijo.

Brent añadió:

—Todos vieron lo que viste, que ella estaba allí de alguna manera, pero nadie
tenía ni idea de cómo fue conseguido.

—¿Sabes cómo se hizo? —preguntó Manning.

Asentí.

—Lo he visto hacer una vez.

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Jason
Laurell k hamilton
—Danos un nombre y es posible que tengamos a nuestro hombre —dijo
Brent, todos ansiosos por una pista.

—Fue una mujer, y est{ muerta. —Agregué—: Creo que est{ muerta.

—Danos un nombre, somos buenos en la búsqueda de personas —dijo


Manning.

—Dominga Salvador. Era la m{s poderosa sacerdotisa vudú en el medio


oeste.

—Ella desapareció justo después de desafiarte.

Levanté las cejas ante Manning.

—¿Desafiarme? ¿Te refieres a enviar a zombis asesinos a mi apartamento para


asesinarme? Si esa es tu definición de desafío, entonces est{ bien.

—Algunos de los agentes de la ley locales pensaron que la habías matado en


defensa propia. 179
—Los oficiales locales no confiaban en mí tanto, antes de que tuviera una
insignia.

—Yo confiaba en ti —dijo Zerbrowski.

Le sonreí.

—Te agradaba. No sé si confiabas en mí.

Él sonrió y pareció pensar en ello.

—No puedo recordarlo a ciencia cierta, pero sé que mucho antes de que
consiguieras tu propia insignia demostraste todo lo que necesitabas para
prob{rmelo.

—Vaya, vainas, Zerbrowski, vas a hacer ruborizar a una chica.

Él sonrió m{s ampliamente y me ofreció su puño. Lo golpeé con suavidad.

—Linda distracción allí, sargento —dijo Manning.

—No sé lo que quieres decir, agente —replicó.

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Jason
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Sus labios se curvaron en una cara que decía, claramente, que sabía que él
sabía exactamente lo que había hecho.

—Va a requerir m{s que eso para distraerme.

—Y esa es la verdad —dijo Brent. Su compañero le dio una mirada poco


amistosa y él extendió las manos vacías, como si dijera, no tuve intención de provocar
ningún daño.

—¿Por qué crees que Dominga Salvador est{ muerta? —preguntó Manning.

—Porque yo estoy viva, y una vez que una persona como la señora te quiere
muerta, ella no se rinde.

—¿Cómo crees que murió?

Traté de parecer despreocupada y me alegré de conseguir una mejor cara en


blanco de policía de que la que tenía hacía años, cuando conocí a Dominga
Salvador, porque estaba a punto de decirle una mentira muy grande al FBI.
180
—No tengo ni idea. —Podía sentir mi pulso acelerarse en mi garganta, si
hubiera estado en un polígrafo, habría fracasado.

Manning estudió mi rostro como si fuera a memorizar el número de pestañas


que tenía. Me quedé en blanco y ligeramente sonriente, y sentí mis ojos muertos y
vacíos como las resoluciones de Año Nuevo del año anterior. Quería apartar la
mirada de ella con tantas ganas que casi dolía, pero no lo hice. Sabía exactamente
cómo había muerto Dominga Salvador, porque yo la había matado.

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Jason
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Laurell K. Hamilton nació en 1963 en Heber Springs (Arkansas, EE.UU.),


creció en un pequeño pueblo de Indiana y reside en las proximidades de San Luis
(Misuri). Entre sus primeras lecturas recuerda una recopilación de relatos de 181
Robert E. Howard, y siempre ha sentido especial predilección por los géneros
fant{stico y terrorífico.

Después de llegar al género con la novela Nightseer y varios libros para


franquicias, saltó a la fama tras la publicación de las primeras entregas dedicadas
al personaje de Anita Blake, serie que la ha convertido en habitual de las listas de
éxitos, incluido el codiciado primer puesto del New York Times. Como
complemento a las novelas de Anita, ha empezado a publicar otra serie dedicada a
Meredith Gentry, detective privada y princesa feérica, también de ambientación
contempor{nea con elementos fant{sticos. Ambas series comparten una imaginería
sexual cada vez m{s notoria, y no rehúyen contenidos que tradicionalmente se
consideran ofensivos.

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