Jesus Fraile Mora Historia ETS ICCP Madrid Parte 1
Jesus Fraile Mora Historia ETS ICCP Madrid Parte 1
Jesus Fraile Mora Historia ETS ICCP Madrid Parte 1
Por
JESÚS FRAILE MORA,
Catedrático de la E.T.S. de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid
Diciembre de 2003
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1- EL ORIGEN DEL CUERPO DE INGENIEROS DE CAMINOS, CANALES Y PUERTOS
El Cuerpo de Ingenieros de Caminos fue creado por el rey Carlos IV, quien por medio de una Real
Orden tomada en Aranjuez el 12 de Junio de 1799, crea la Inspección General de Caminos,
nombrando para este cargo al conde de Guzmán. En el capítulo 9º se dice: "Que, para conseguir que
se planteen bien los proyectos relativos al trabajo y alineación de caminos y canales y las obras de
mamposterías, puentes y demás relativo a la Comisión, parece indispensable que el ramo de Caminos
y Canales se componga de tres Comisarios de la Inspección, ocho Facultativos sobresalientes en
calidad de Ayudantes, de cuatro Facultativos de los caminos de sitios Reales e Imperiales, de un
Facultativo en calidad de celador para cada diez leguas de las comprendidas en las seis carreteras
principales del Reino y de un Peón caminero en cada legua, cuios empleados, a saber: los de primera,
segunda y tercera clase, deberán proponerse por la Junta al señor Superintendente, para su
aprobación, en personas facultativas, que tengan las cualidades que requieren y exigen cada una de
estas clases, con especialidad los Comisarios, que deberían ser sujetos instruidos en Matemáticas,
exercitados en Geometría práctica y uso de instrumentos, particularmente en los ramos de
arquitectura civil e hidráulica, además del mucho ingenio y buenas cualidades que les hagan dignos
de optar al empleo de Inspector, y todos los demás empleados se nombrarán por la Junta, en los
mismos términos que se executa en el día."
Como puede observarse el número de individuos que constituyeron el Cuerpo de Ingenieros de
Caminos, fue de quince, y entre ellos figuraba en sitio preeminente D. Agustín de Bethancourt, en
quien recayó, poco tiempo después de la creación del Cuerpo, el cargo de Inspector General. A él se
debe, principalmente, la organización del servicio, y es por ello que se le considera como el fundador
de la Escuela del Cuerpo de Ingenieros de Caminos.
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aplicación, conocimientos adquiridos, moralidad y carácter de cada alumno. El plan de enseñanza era
el que correspondía a aquella época. Como el Colegio Científico no llegó a funcionar, se dispuso, poco
tiempo después, que pasaran a formar parte de las enseñanzas de la Escuela las materias que debían
cursarse en aquél. Estas materias eran: el Cálculo diferencial e integral la Mecánica de sólidos y
fluidos, la Geometría descriptiva y sus aplicaciones a la perspectiva, sombras, montes y carpintería; la
Maquinaria, Geodesia, Física, Química y Arquitectura, y, por último, el Dibujo. Para ingresar en la
Escuela se exigía a los candidatos examen de las materias que debían aprobar para su ingreso en el
suprimido Colegio Científico, que eran: Aritmética, Álgebra, Geometría, Trigonometría y Aplicación
del Álgebra a la Geometría. La primera promoción de la Escuela, después de su última y definitiva
creación, concluyó su carrera en 1839 y en ella ocupó el primer lugar D. Calixto Santa Cruz.
En 1848, poco después de cesar en la Dirección de la Escuela D. Juan Subercase, que la había dirigido
desde 1837, se publicó un Decreto creando la Escuela preparatoria de Ingenieros Civiles y
Arquitectos, decreto que el ministro firmante, D. Juan Bravo Murillo, justificó como procedimiento de
dar las asignaturas preliminares de las diversas Escuelas Especiales en un sólo establecimiento, ya que
todas ellas tenían una base común. Como consecuencia de ello, se publicó otro Real Decreto de fecha
11 de Enero de 1842 modificando el Reglamento de la Escuela. El año 1853, fue importante para el
Cuerpo de Ingenieros de Caminos: En él terminó la carrera D. José Echegaray y vio la luz pública el
día 1º de Mayo, el primer número de la Revista de Obras Públicas. El régimen de la Escuela
preparatoria no duró mucho, porque otro Real Decreto de 31 de Agosto de 1855, la suprimió y
devolvió a la Escuela las enseñanzas de ella segregadas en 1848. Conviene consignar las razones en
que fundó la Administración sus dos opuestas determinaciones de 1848 y 1855, que luego repitió en
1886 y 1892, usando los mismos argumentos para justificarlas.
El Decreto de 1848 decía en su preámbulo: "Basta leer el índice de las materias que forman los
estudios de las referidas Escuelas (de Ingenieros) para convencerse que tienen una base común,
porque en ellas existían clases de un mismo género. La conveniencia aconseja reunir todas las
enseñanzas que se encuentran en este caso, en un solo establecimiento." En cambio, en el preámbulo
del Real decreto de 31 de Agosto de 1855 se señalan los siguientes razonamientos:"Se trata de
principios generales, de teorías que han de acomodarse a muy distintas carreras cuando, atendidas la
índole especial de cada una, esa misma generalidad, esa apreciación común a todos, dejara grandes
vacíos en la enseñanza, algo que desear en las aplicaciones; sin que varíe la índole de las ciencias
matemáticas, de la Mecánica, de la Física, de la Química, es evidente que conviene dar a estos
conocimientos una dirección especial según las diversas facultades a que puedan aplicarse"... Cada
carrera da la preferencia a ciertas partes de esas enseñanzas comunes a todas, y desdeña otras que
apenas tienen relación con sus doctrinas y aplicaciones. Aún las que necesitan, deben prepararse de
una manera especial, porque no basta abarcar los conocimientos preparatorios y apreciarlos de una
manera general y abstracta e indeterminada. En tanto son provechosos en cuanto se acomoden a la
índole de las facultades a que sirven de auxiliares."
Del Reglamento aprobado por Real Decreto de 10 de Agosto de 1855, que con muy escasas
modificaciones subsistió hasta 1865, sólo consignaremos concisamente las condiciones para el ingreso
en la Escuela, el plan de enseñanza en ella adoptado, y alguna particularidad del régimen interior. Las
condiciones para el ingreso eran: 1º) Ser Español. 2º) Mayor de 17 años y no pasar de 25. 3º) Ser de
buena vida y costumbres. 4º) Ser de complexión sana y robusta y no tener defecto físico que impidiese
dedicarse al servicio de las Obras Públicas. 5º) Ser bachiller en Filosofía, y 6º) Acreditar por medio de
examen en la Escuela el conocimiento de las materias siguientes: Aritmética. Álgebra con inclusión de
la Teoría general de las ecuaciones. Geometría. Trigonometría rectilínea y esférica con el uso de las
tablas logarítmicas. Geometría analítica incluidas las superficies de segundo grado. Física y elementos
de Química. Dibujo lineal y de figura. Traducción correcta del francés.
La enseñanza en la Escuela duraba seis años. En el primero se estudiaban el Cálculo, la Geometría
descriptiva y sus aplicaciones; el idioma inglés y los ejercicios gráficos; en el 2º, Mecánica racional,
Geodesia (con la topografía), Estereotomía, idioma inglés y ejercicios gráficos y prácticos; en el 3º,
Mecánica aplicada, Química y Mineralogía, Arquitectura, idioma alemán y ejercicios gráficos y
prácticos; en el 4º, Construcción (segunda parte), Máquinas, Geología, idioma alemán, ejercicios
gráficos y prácticos, y visitas a Establecimientos industriales; en el 5º, Construcción (segunda parte),
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Navegación interior, Canales de riego, Saneamiento de terrenos, Caminos ordinarios y práctica y
redacción de proyectos, y en el 6º, Caminos de hierro, Abastecimiento de aguas, Puertos y Faros,
Derecho administrativo, Economía política aplicada a las Obras públicas, Práctica y redacción de
proyectos. El profesorado se componía de once Profesores, Ingenieros de Caminos, y de cuatro, que
podían ser o no Ingenieros de Caminos, para las clases de Química, Mineralogía y Geología, Derecho
Administrativo y Economía política, idiomas, Dibujo de paisaje. Como reglas de régimen interior
subsistían las que eran consecuencia natural del objeto y fin exclusivo de la Escuela, que fue siempre,
hasta 1868, la enseñanza y preparación de los individuos que hubieran de componer el Cuerpo
nacional de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Consecuencia del Real Decreto de 28 de
Octubre de 1863, que aprobó el nuevo Reglamento orgánico del Cuerpo, fue la modificación del
Reglamento de la Escuela sustituido por el aprobado en Real decreto de 11 de Septiembre de 1865. No
contenía este último grandes innovaciones. Detalló el plan de enseñanza, y hasta fijó el carácter y
extensión de cada asignatura; mantuvo el régimen tradicional de la Escuela en lo relativo al orden y a
la disciplina; fijó el personal de la Escuela en un Director y dieciocho Profesores; puso todas las
enseñanzas a cargo de Ingenieros de Caminos; rebajó a seis horas la asistencia diaria a la Escuela que
había sido siempre de ocho; y por último, aumentó el rigor en lo referente a la pérdida de carrera,
puesto que en todos los anteriores reglamentos, sólo era expulsado el alumno cuando tardaba más de
dos años en aprobar uno, lo que permitía emplear doce en los estudios que normalmente debían
efectuarse en seis, y el reglamento de 1865 dispuso que sólo pudieran repetirse dos años de los seis de
la carrera, de modo que la totalidad de los estudios había de efectuarse a lo sumo en ocho años.
La revolución de 1868, cambió profundamente el régimen de la Escuela. Uno de los primeros decretos
del Ministro de Fomento, fue el de 23 de Octubre, reorganizando las Escuelas de Ingenieros de
Caminos, Canales y Puertos, de Minas y de Montes. Obedecía la transformación a la importantísima
disposición, que no llegó a aplicarse, y que estaba contenida en el artículo 11 del nuevo reglamento,
que decía: "Solo los alumnos internos podrán optar, previa oposición, a las plazas vacantes en el
Cuerpo." El artículo 1º del Real decreto de 23 de Octubre de 1868, suprimió la enseñanza en la
Escuela del Cálculo infinitesimal, Geometría descriptiva y sus aplicaciones, Mecánica racional,
Química general, Dibujo lineal topográfico y de paisaje. El artículo 4º, entregaba a la enseñanza libre
la de las asignaturas que habían de formar la materia de examen para el ingreso, según el reglamento
de 1865, y la de las materias que se eliminaron del plan de enseñanza de la Escuela. El 5º disponía que
para ingresar en ella, sería necesario sufrir examen de Geometría descriptiva, Mecánica racional,
Física, Química general, Dibujo lineal, topográfico y de paisaje, y acreditar, por certificación o
diploma, haber aprobado académicamente Gramática castellana, Geografía, Historia general y
particular de España y nociones de Historia natural. El artículo 10, dividía los alumnos en internos y
externos. Los primeros debían someterse al régimen que determinasen los reglamentos respectivos, y
al orden lógico de las asignaturas que en cada Escuela se estableciesen. En cuanto a los segundos, se
debían someter en un todo a las prescripciones del decreto de 21 de Octubre sobre Instrucción Pública,
en cuanto se refería a la libre asistencia y a los exámenes, y para recibir el título de Ingenieros, habían
de aprobar, en la forma que se determinase, que habían hecho los ejercicios prácticos de la carrera,
complemento natural de la enseñanza teórica.
El Reglamento en que se tradujeron las disposiciones generales del Real decreto de 21 de Octubre de
1868, no llegó a recibir sanción hasta que lo aprobó el Real decreto de 24 de Octubre de 1870, después
de un periodo de dos años de régimen transitorio. El objeto de la Escuela, que hasta entonces fue
exclusivamente educar y enseñar a los individuos que habían de formar el Cuerpo Nacional de
Ingenieros, pasó a ser, según el artículo 1º del nuevo reglamento: "La enseñanza completa de esta
profesión". Las materias que habían de constituir la enseñanza de la Escuela, eran, con ligeros cambios
de nombre, las mismas que figuraban en el Reglamento de 1865, salvo las eliminadas en virtud del
artículo 1º del Real Decreto de 21 de Octubre de 1868; el número de profesores se reducía a 16, y se
declaraba compatible el cargo de profesor con cualquier ocupación que no impidiese la asistencia a
clase o a alguno de los ejercicios de la enseñanza. Un título completo del Reglamento de 1870 estaba
destinado a la enseñanza libre. A diferencia de lo que luego se ha hecho con mayor lógica, se exigía,
para ser admitido en la Escuela como alumno externo, que el candidato fuese aprobado en los
exámenes de ingreso en la misma forma que los internos. No se imponía a los alumnos externos la
asistencia obligatoria a las enseñanzas de la Escuela, pero podían asistir a las lecciones orales, a las de
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dibujo, trabajos gráficos y redacción de proyectos. Lo único útil y bueno que quedó del Reglamento de
1870, es la distinción entre el doble objeto que desde entonces tuvo la Escuela: el primero y principal,
educar y enseñar a los individuos que habían de pertenecer al Cuerpo Nacional de Ingenieros de
Caminos, y el segundo, comprobar los conocimientos de los que pretenden obtener el título
profesional de Ingenieros, y darles la enseñanza cuando lo soliciten, y cuando los medios disponibles
lo permitan. Claro es que en los primeros tiempos no había lugar a esta distinción; fuera de las obras
públicas a cargo directo del Estado, no había apenas Ingenieros de Caminos; más tarde, las empresas
constructoras y concesionarias de obras públicas, principalmente las ferroviarias, y otras empresas
industriales con las primeras relacionadas, exigieron el concurso de muchos Ingenieros que no sirven
al Estado, por encontrar en aquéllas empleo más fructuoso de su actividad. El desconocimiento de este
doble fin y de las condiciones diferentes en que cada uno de ellos ha de cumplirse, fue y ha sido causa
de perturbaciones e incongruencias que dañaron a la enseñanza.
El Reglamento de 1870, fue modificado parcialmente por algunos Decretos y Reales Órdenes,
consecuencia de la ley de Presupuestos de 1872 y 1873, en virtud de la cual, pasó la Escuela a
depender de la Dirección general de Instrucción Pública, y de haber dispuesto dicha Dirección que se
observasen en la Escuela las disposiciones vigentes de Instrucción Pública, considerando derogadas
todas las que viniese aplicando la Escuela y que se opusieren a ellas. El Real decreto de 23 de Mayo
de 1877 introdujo importantes reformas en lo relativo a exámenes de ingreso, extensivas a las Escuelas
de Ingenieros de Caminos, Minas y Montes. Se reconoce en el preámbulo de dicho decreto la
necesidad de tales reformas, expuestas con celosa insistencia por las Juntas de Profesores de las
Escuelas especiales. Es de advertir que tales reformas habían sido propuestas en el año 1874, y se
solicitó su aprobación en diversas ocasiones.
El Real Decreto de 29 de Enero de 1886 creando la Escuela general preparatoria de Ingenieros y
Arquitectos (renovación de la que funcionó desde 1848 a 1855), motivó la publicación de un nuevo
Reglamento de la Escuela aprobado por Real decreto de 26 de Agosto de 1888; y en este intermedio
sufrió perturbaciones la enseñanza con motivo del régimen transitorio que en ella hubo de regir. Este
Reglamento no restableció para los alumnos internos el régimen antiguo de la enseñanza por cursos
completos, pero reformó las disposiciones anacrónicas del anterior, en que bastaba cursar un año para
aprobarlo por asistencia y poderse examinar, sin efectuar nuevos estudios ni ejercicios, de las materias
en él comprendidas. De todas las novedades que introdujo en la enseñanza, sólo una tuvo importancia
y se ha conservado en todos los Reglamentos posteriores. Para cursar un año era suficiente haber
aprobado el anterior, y para superarle se necesitaba haber aprobado todas las asignaturas en él
comprendidas y haber hecho las prácticas correspondientes de un modo satisfactorio, a juicio de la
Junta de Profesores. Cuando un alumno suspendía tres o más asignaturas las repetía, aunque sin asistir
a las lecciones de la asignatura o asignatura que tuviese aprobadas; lo mismo debía hacer cuando sólo
suspendía una o dos, pero en tal caso se le permitía cursar dos o una del año siguiente, siempre que
fuesen compatibles en el horario, y sin que pudiera examinarse de estas últimas sin haber superado las
del año anterior.
El 12 de Agosto de 1892 se publicó el Real Decreto suprimiendo la Escuela General de Ingenieros y
Arquitectos, y a esta medida siguió un periodo de transición más largo, penoso y difícil que el anterior,
correspondiente a su creación. La enseñanza no se normalizó hasta el año 1895 en que se publicó el
nuevo Reglamento aprobado por Real decreto de 14 de Septiembre de aquel año y que fue sustituido
por otro aprobado cinco años más tarde en 12 de Agosto de 1900. En el intermedio y en la década de
1880-90 la Escuela de Caminos estuvo instalada en un viejo y destartalado caserón de la calle del
Turco, antigua residencia del Conservatorio de Artes. A principios de 1886 se acordó construir un
edificio de nueva planta, que proyectó el profesor Don Mariano Cardedera, quien además de Ingeniero
de Caminos era arquitecto. Al empezar el Curso 1889-1890, se trasladó la Escuela a la calle de
Alfonso XII, anexo al parque madrileño del Retiro. Este edificio tuvo diferentes ampliaciones en el
siglo XX, para dar cabida a un número de alumnos que iba en aumento y poder disponer de un número
mayor de laboratorios.
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4.- LA ESCUELA ESPECIAL DE INGENIEROS DE CAMINOS EN EL SIGLO XX
El siglo XX comenzó con un nuevo Reglamento de la Escuela y con la construcción del Laboratorio
Central para ensayos de materiales de construcción. En los años 1910 y 1914 hubo nuevos
Reglamentos, en este último, se mencionan por primera vez, los trabajos de laboratorio encomendados a
los alumnos, instalándose sucesivamente los laboratorios de Hidráulica, Electricidad, Metalografía y
Fotometría, Química y Materiales de Construcción. En la Figura 1 se muestra el Plan de Estudios que se
sigue en el decenio 1900-1910, junto con los profesores titulares (catedráticos) encargados de explicar
las diversas asignaturas. Se observa que la Carrera consta de cinco cursos académicos.
Figura 1. Plan de Estudios y Profesorado de la Escuela Especial de Ingenieros de Caminos. Período 1900-1910
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En el período 1910-20, una vez realizado el examen de ingreso, la carrera se inicia con un curso
preparatorio y cinco más de estudios. Las asignaturas son similares a las de la década anterior y se
muestran en la figura 2.
El periodo 1919-1926 fue importante para la Escuela porque en esos años se realizó un proyecto de
base para la concesión de una Autonomía Universitaria para el Centro. La autonomía dio a la Escuela
personalidad jurídica para poseer y enajenar bienes de todas clases y, con los recursos consignados en
el artículo 8º del Reglamento que se aprobó, el Director elaboraba el presupuesto general, que
informado por el Claustro de Profesores, era sometido a la aprobación de la Junta de Gobierno.
Posteriormente el Ministerio de Fomento, realizaba la aprobación definitiva. El Director, al
administrar el presupuesto, tenía atribuciones, con la aprobación de la Junta de Gobierno, para hacer
transferencias de unos capítulos a otros, dentro de los límites que señalaba el Reglamento. La
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subvención del Estado, que era el ingreso principal, se cobraba en firme en vez de a justificar. Los
demás recursos económicos otorgados a la Escuela, tales como derechos de matrículas, derechos de
exámenes de ingreso, importe de los ensayos realizados por el Laboratorio Central, publicaciones,
certificados de estudio, intereses del Patrimonio corporativo y algunos otros adquirieron, gracias al
progreso de la Escuela, una importancia creciente. El patrimonio de la Escuela aumentó
extraordinariamente debido al legado de algunos ingenieros y particulares. La independencia
económica que se logró con la autonomía permitía atender a la expansión de la enseñanza y a su
extensión cultural, mejorando los medios prácticos de instrucción, potenciando los trabajos de
laboratorio y de investigación profesional. En los años comprendidos entre 1926 y 1933, dictaron
conferencias en la Escuela grandes científicos españoles y extranjeros, lo que representó un verdadero
foco cultural, que ejerció una gran influencia social, ensanchándose el campo de actividad del centro
en beneficio, no sólo de la enseñanza, sino también de la técnica ingenieril. En la Figura 3 se muestra
el Plan de Estudios que se sigue en el decenio 1920-1930, junto con el Profesorado encargado de
explicar las asignaturas. Se observa que la Carrera consta de cinco cursos académicos. Obsérvese en la
última fila que existen conferencias especiales de Centrales, Radiotecnia e incluso Aviación, que
complementan la formación de los alumnos.
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