3.-Aceptar para Vivir Sin Sufrir PROTEGIDO PDF
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SIN SUFRIR
Conclusiones
Ejercicios de entrenamiento
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Contexto. ¿Cuál es el propósito de la experiencia
humana?
Con el fin de sentar las bases de una nueva civilización que produzca un
mayor nivel de satisfacción para todas las personas es necesario comenzar por
armonizarnos nosotros mismos. Para ello resulta indispensable estudiar las
Leyes Universales y aplicar los principios que conducen a la sabiduría. Hay que
tomar en cuenta que sólo por medio de la práctica constante y desechando las
teorías y conceptos que demuestren ser equivocados es como llegaremos
realmente a la sabiduría. Así será posible desarrollar la paz y la armonía
directamente sobre el terreno, con la enseñanza de la vida diaria, puesto que la
vida es la mejor escuela y la naturaleza la mejor maestra.
El estudio y comprensión del porqué de las cosas que existen y suceden nos
puede conducir al reconocimiento de las Leyes, que a su vez permiten crear un
futuro mejor para la Humanidad.
Existen siete Leyes del Universo que rigen la totalidad de sus procesos de
creación, administración y evolución. De esas siete, cuatro son fundamentales,
puesto que controlan el desarrollo y la evolución de la consciencia de la especie
humana en cualquier lugar del Universo. Esas cuatro Leyes conforman el
triángulo inferior de las mismas, mientras que la Ley de Evolución es la superior,
la que rige sobre el triángulo inferior —también llamado triángulo del infierno,
por ser la parte más baja de las Leyes Universales—.
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La Ley está diseñada para que nosotros mismos hagamos un cambio, no
para que intentemos cambiar a los demás.
EFECTOS DE
LEY POSTULADOS
VIOLAR LA LEY
1. Todo lo que es
complementario se atrae.
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EFECTOS DE
LEY POSTULADOS
VIOLAR LA LEY
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EFECTOS DE
LEY POSTULADOS
VIOLAR LA LEY
1. Toda situación es un
aprendizaje.
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EFECTOS DE
LEY POSTULADOS
VIOLAR LA LEY
REPRESENTA O
CIENCIA DONDE
VIRTUDES CARACTERÍSTICAS SE
SE ESTUDIA
DESARROLLA EN
0% sufrimiento
Felicidad 100% comprensión Aceptación La función
100% autovaloración
0% conflictos
0% reactividad Asumiendo la vida
Paz El destino
0% enfrentamientos con sabiduría
100% respeto
100% capacidad de
servicio
0% resistencia
Amor Incondicionalidad La misión
0% miedo
100% adaptación
100% compromiso
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La felicidad, la paz y el amor son principios de la esencia divina; no tienen
polaridad, sino que son inmutables.
Para aprender a ser feliz sólo hay que afrontar todo lo que se crea que le
arrebata a uno la felicidad.
Para ser feliz no se necesita nada externo, sólo comprensión y una actitud
mental determinada.
Si hay sufrimiento, se debe hacer una sola pregunta: ¿qué es lo que no estoy
aceptando?; ahí residirá la respuesta.
Todas las personas, sin excepción, tienen lo necesario para ser felices; no
obstante, muy pocas saben ser felices con lo que tienen.
Si se pierde paz hay que preguntarse: «¿A qué me estoy resistiendo?; ¿qué
quiero cambiar?; ¿a quién estoy culpando?».
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Para ello sólo hay que participar o compartir el tiempo con personas que tengan
comportamientos muy diferentes a los propios, para aprender a amarlos y a
respetarlos tal cual son.
El amor supone una comprensión total del Universo; es una forma de ser y no
necesita “objeto” sobre el que proyectarse.
El amor no es un sentimiento.
En las relaciones.
En los recursos.
En la salud.
En la adaptación al medio.
1. El propósito
a) Ser feliz por uno mismo, es decir, no depender de nada ni nadie para
gozar de paz interior y felicidad.
b) Amar al prójimo como a uno mismo, esto es, respetar los derechos de
todos los seres del Universo.
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Y esto, ¿cómo se aprende? Aquí se puede ver la perfección del diseño
pedagógico del Absoluto. Para llevar a cabo el ejercicio de aprender a ser feliz
por uno mismo se necesita vivir en un lugar, con unas personas determinadas y
en unas circunstancias en las que todo lo que suceda alrededor sea más o
menos agresivo. De este modo nos daremos cuenta de que nuestro problema no
se debe a lo que ocurre alrededor, sino a la forma en que nos relacionamos con
ello, y al rechazo y la resistencia que pongamos en marcha.
Hace más de 2.000 años, el Maestro Jesús nos enseñó esto cuando dijo:
«Ama a tus enemigos»; que no son nuestros enemigos, sino que son personas
que piensan de manera diferente.
Ser feliz significa experimentar cero sufrimiento ante lo que pasa; y amar
significa ofrecer cero resistencia a los demás. La sabiduría es igual al amor, no
al sentimiento. A quien tiene amor le importan mucho los demás, pero no sufre;
en cambio, a la persona que no posee sabiduría pero sí bondad le importan
mucho los demás, pero sufre enormemente. Al que no le importa, el indolente,
el indiferente, ése no posee sabiduría ni bondad.
2. El destino
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El destino es un diseño pedagógico cuyo propósito es permitir a los seres
humanos verificar y descubrir una información que rige el Universo y su orden
perfecto. Por lo tanto, es la mejor oportunidad para transcender la totalidad de
las limitaciones humanas. En lugar de quejarnos de las dificultades que la vida
presenta, debemos aprovecharlas como una gran oportunidad para
transcenderlas; entonces desaparecerán para siempre. Si no aprendemos de las
dificultades, lejos de desaparecer, se complicarán, se mantendrán y se volverán
permanentes.
3. La misión
4. La función
Es lo que cada cual hace para ganarse el sustento; consiste en poner todo
el entusiasmo, alegría y amor posibles en lo que se hace, aunque no sea parte
de la misión.
Sabemos que todos los seres vivos tienen una función dentro del orden del
Universo. Se necesita sabiduría para asumirla con alegría, con entusiasmo, con
total capacidad de acción y servicio. La función no consiste en “ganarse la vida”;
la vida no “se gana” porque es un don divino. Lo que uno se gana es el sustento
de esta entidad biológica, de este cuerpo.
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5. La intención
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Capítulo 1. Diferencia entre la resignación, la fe y la
aceptación
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más. Sin embargo, cuando deja de hacerlo, aunque sea por resignación, tiene
la posibilidad —pese a la frustración que mantiene en su interior— de
recuperar en parte su energía vital. Esta recuperación podría, eventualmente,
llevarla a comprender que más importante que entrar en conflicto es tener paz
interior. En consecuencia, en algún momento la luz de la comprensión llegará a
su mente y se dará cuenta de que el camino para la liberación del sufrimiento
no consiste en enfrentarse a la vida para intentar cambiar la realidad, sino en
cambiar la concepción interna de la vida. Llegada a este punto, la persona
habrá transcendido la limitación de la resignación y podrá entrar en el camino
de la comprensión y de la aceptación, como la ciencia que libera del
sufrimiento.
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porque los quiero». Éste es el tipo de justificaciones que mantienen el proceso
de la ignorancia en nuestro interior.
1. La sabiduría de la comprensión.
2. El poder de la aceptación.
3. La fuerza de la renuncia.
1.2 El poder de la fe
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más fácilmente podrá sugestionarse para aceptar cualquier idea como realidad.
Esto significa que la fe puede usarse de manera positiva o negativa y, por ello,
muchas de nuestras dificultades pueden originarse en la fe. Afortunadamente,
también en estos casos las Leyes del Universo evitan que sucedan hechos con
los cuales no somos correspondientes, aunque los temamos. Pero, poniendo la
fe en ellos, lo que sí puede ocurrir fácilmente es que desperdiciemos nuestra
energía vital, oscureciendo la mente.
Por otro lado, la aceptación, al igual que la fe, está regida por la Ley y
maneja los mismos poderes. La diferencia estriba en que la aceptación, por
surgir directamente de la comprensión, no puede ser utilizada negativamente,
puesto que ésta, como el amor, solamente trae paz y armonía a la mente. Por
el contrario, la fe originada en una creencia ciega puede hacernos creer en la
existencia del mal, produciendo en nuestra mente sufrimiento y angustia.
Que esa persona ignora que existen Leyes que rigen el Universo y, por
supuesto, si no es correspondiente con el milagro, por mucha fe que tenga
éste no va a suceder.
Otra forma posible de conectar con las facultades superiores del Universo
se da a través de una fuerza llamada de la comprensión, que no tiene que ver
con la creencia. En la comprensión no cabe lo negativo, mientras que sí puede
existir una creencia negativa.
Si alguien nos pregunta: «¿Qué les parecen estas flores?», diremos, por
ejemplo, que son preciosas. Pero si añade que esas flores son un alimento
delicioso y muy nutritivo, desde la inocencia de un niño lo aceptaremos, pero
desde nuestros conocimientos no lo haremos. Dudamos de lo que alguien nos
dice porque poseemos conocimientos. Desde la sabiduría se respondería algo
así: «He verificado que lo que me dices es algo maravilloso», o bien: «He
verificado que éste no es el alimento adecuado para el ser humano». De
alguna manera lo habría verificado. La inocencia, por tanto, no duda, mientras
que la ignorancia, como no ha verificado, duda.
Una cosa es sintonizar y otra muy distinta recibir. En el primer caso, uno
se mueve hasta que encuentra lo que busca; pero una vez que lo hace ha de
parar de “mover el dial”, o no le servirá la nueva información. Mientras que
cuando recibe información lo hace de forma directa, no es uno mismo el que se
está moviendo o buscando, sino que le llega.
Tanto la fe como la aceptación inhiben el ego. Las cosas no son como uno
quiere. La fe hace que lo dejemos todo a la voluntad de Dios, y la aceptación
hace que comprendamos que está en el orden del Universo.
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quejamos de lo que tenemos, que es lo que les sucede al conformista y al
resignado, cada vez tendremos menos; porque aquél que se queja de lo que
tiene está en camino de perder lo que necesita y también lo que tiene. Por eso
el conformismo y la resignación son totalmente limitantes, y la valoración de lo
que se posee es completamente liberadora.
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Capítulo 2. ¿Por qué la aceptación es una ciencia?
Por otro lado, la realidad del niño que afronta un complicado problema de
"regla de tres compuesta" es permanente para todos los niños que aún no han
comprendido este ejercicio; pero es algo totalmente inexistente, como
problema, para un matemático avanzado.
Así, cuando dejamos de intentar cambiar la realidad —lo que supone uno
de los mayores desgastes energéticos del ser humano—, y la aceptamos tal
cual es, ya estamos listos para vivir una nueva, porque la anterior nada más
puede enseñarnos. En ese momento se produce lo que la ciencia llama un
fenómeno comprobado —igual que cuando, al mezclar dos gases, hidrógeno y
oxígeno, se genera agua—. Se trata de una realidad científica, como lo es
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también una nueva vida para aquél que acepta totalmente su realidad presente
como algo que ya no necesita más.
2. Segunda clase: son los que tienen como misión cambiar el entorno
natural, social, económico, político, científico, religioso, etc., porque ya no
corresponde con las personas que viven allí. Se trata de personas con
diferentes niveles de evolución, pero su acción siempre corresponde con
las necesidades de los individuos de primera y de tercera clase.
3. Tercera clase: son los que aceptan la realidad presente como una
maravillosa oportunidad para transcender sus limitaciones internas, por lo
cual solamente se ocupan de modificar su interior. Saben que de ese
modo les corresponderá vivir en las nuevas realidades creadas por los
individuos de la segunda clase. Las personas de la tercera clase son las
más adelantadas, las más evolucionadas, y por lo tanto, no les
corresponde hacer la labor de las de primera clase.
Los ideales sirven para reconocer la propia ignorancia; una vez que se ha
hecho esto es posible desechar totalmente los ideales de la mente, porque se
convierten en un obstáculo para la paz. Para no tenerlos es necesario
reconocer la realidad como tal y aprender a moverse en ella, aceptándola
como una herramienta maravillosa.
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Verificar el propio proceso interior. La realidad es un espejo donde
mirarse.
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2.2 El conocimiento de las Leyes del Universo
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“quiero” lleva a la persona a descubrir la existencia de la Ley, y el “necesito”
conduce al descubrimiento de la necesidad de obedecerla.
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Capítulo 3. ¿Por qué sufrimos?
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El nivel de sufrimiento y de conflictos personales da una medida exacta
del estado de ignorancia individual: cuanto menor es el nivel de
sufrimiento y de conflictos, menor es también el nivel de ignorancia y, por
consiguiente, menos procesos de confrontación le faltan por vivir a la
persona. Esto permite a los Maestros de Ley determinar con claridad las
correspondencias de mayor satisfacción para la persona en cuestión. Es
decir, cuando una persona renuncia al sufrimiento, se hace
correspondiente con situaciones externas de mucha mayor satisfacción y
paz.
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Si los problemas tienen solución, ¿para qué preocuparse?
ni aceptado previamente.
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logramos aceptar previamente todo aquello que nos causaría sufrimiento, ya
nada desagradable podrá sucedernos.
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Cuadro 1. Síntomas de la no aceptación
Rechazo a la vida
(“de algo hay que La oportunidad de aprendizaje que ofrecen las dificultades
morirse”)
La experiencia de misión y destino que cada persona trae
Sobreprotección
consigo
Juzgar Que cada quien hace lo correspondiente, con lo mejor que sabe
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Ninguno de estos síntomas, puesto que son cuestiones internas, modifica
lo externo; sólo lo complica.
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Sabemos que la tristeza y, en general, los sentimientos negativos, hacen
disminuir la preciada energía vital de las personas. Sabemos también que si
disminuye la energía vital, la persona cae en zona de oscuridad mental
(pensamientos negativos) y decrece su paz interior. Es necesario, por tanto,
salir de ese círculo vicioso cuanto antes, recuperando la energía vital con las
herramientas que proponemos a lo largo del tema y en los ejercicios de
entrenamiento.
Hay que respetar los tiempos de cada uno para asimilar esta información,
para que vaya germinando en la mente. Llegará un momento en el que
finalmente se comprenda; no hay prisa, no es una competición, sino un camino
de aprendizaje en el que es posible disfrutar de cada pequeño avance. En
definitiva, es una decisión personal: se puede elegir sufrir o disfrutar de la
vida. Una vez que se ha tomado la decisión, empieza el entrenamiento con la
nueva información de sabiduría. Nadie puede tomar esta decisión ni llevar a
cabo el entrenamiento por nosotros.
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propio equilibrio interno. Pasamos a ser libres para tomar decisiones y asumir
el resultado, así como para respetar.
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soltar la propia limitación interna para que "se enteren de lo que vale
un peine". Al no haber aprovechado la ocasión para practicar la
aceptación, el Universo hará que los errores se mantengan en nuestras
vidas hasta que aprendamos.
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3.4 Consecuencias de la no aceptación
Tal como dice uno de los postulados de la Ley de Armonía: «Todo lo que
agrada se acepta». Es decir, no requiere ningún esfuerzo aceptar lo agradable;
el reto estriba en aceptar lo que no nos agrada, y en eso consiste la sabiduría.
Pero para lograrlo hay que disponer de una comprensión de amor. El amor
necesita expresarse para aceptar lo que es difícil, para manejar situaciones
que no son fáciles de comprender, para aceptar los errores que otras personas,
o uno mismo, cometen.
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lo mejor que sabe hacer, aun cuando se equivoque, porque de ese modo se
trabaja un principio de pureza de amor.
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Capítulo 4. Formas de enfrentamiento con la vida
Lo que uno está haciendo es su función; puede ser que después la vida lo
lleve a hacer otra cosa. En realidad, nos enfrentamos a aquello que no
aceptamos. Si nuestra función no nos gusta, el día que disfrutemos de ella —es
decir, cuando la aceptemos y salgamos de la ignorancia— podrá cambiar.
Cabe preguntarse las razones del fracaso humano en las áreas más
importantes de la existencia, a saber:
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En el siguiente cuadro podemos observar algunas de las formas más
usuales de entrar en conflicto con las experiencias que la vida nos ofrece.
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Cuadro 2. El enfrentamiento con las experiencias de la vida
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Las diferentes formas de disputa con la vida generan dos extremos muy
fáciles de reconocer, que llamamos, por un lado, la experiencia del “bueno” (no
poder tener lo que uno quiere, y temer que otros pierdan lo que necesitan);
por otro, la experiencia del “malo” (no poder estar en paz, y temer perder lo
que él necesita); y, por otro, la experiencia del “justo” (el que nada teme, el
que tiene paz, porque sabe que cada cual tiene lo necesario para su
experiencia de vida).
Dar ejemplo de paz interior, de respeto absoluto hacia los demás, de vivir
sin que le sucedan cosas desagradables, porque ya no le corresponden.
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El amor es la ausencia de sentimiento para una expresión profunda de la
aceptación. El sentimiento no puede llevar a cabo algo que choque contra él;
en cambio, el amor sí. El sentimiento no sirve para establecer relaciones ni
para tener éxito en la vida o ser feliz, a causa de su dualidad; sirve para
conocerse a uno mismo. Por el contrario, el amor supone la capacidad para
aceptar todo aquello que no agrada a los sentimientos.
Amar no significa ni que una persona nos guste, ni que haya armonía o
integración entre nosotros; quiere decir que uno acepta a la otra persona tal
cual es, y respeta su experiencia. Si ésta es de sufrimiento y no se puede
evitar, hay que respetarla, porque no es posible eludir el destino de otra
persona ni sacrificar la propia vida por darle gusto a quien hace algo desde el
ego, ya que eso no sería de amor. La persona que no cambia nada seguirá
sufriendo, y los demás no podremos evitarlo; y sufrir con esa persona tampoco
la ayudará.
Para lograr renunciar a la liza y buscar otra opción en la vida, tiene que
ocurrir algo que sólo se da con el tiempo, la saturación del conflicto. Cuando la
persona verifica que la disputa es inútil para conseguir un resultado
satisfactorio, lleva a cabo un cambio maravilloso al renunciar a ella y trabajar
para modificar lo que no acepta en su interior de la realidad externa. Mientras
uno piense que puede ganar algo con esa disputa no renunciará a ella. La
alternativa es dirigir la propia energía a cambiar lo que está en el interior; de
este modo se pasa al estado de aceptación, se renuncia al enfrentamiento y se
hace un trabajo interno para superar las limitaciones y desarrollar las virtudes.
4.3 El egoísmo
Egoísmo es lo que hacemos todos los días creyendo que son virtudes;
consiste en pretender cambiar a los demás, fundamentalmente por dos
razones:
«No puedo vivir sin ti» es una perfecta expresión de egoísmo, y la usamos
de forma muy romántica y amorosa. Pero en realidad significa «te voy a
amarrar, te voy a limitar, te voy a prohibir hacer tal o cual cosa; y si no estás
voy a sufrir mucho». Todo esto es una tremenda muestra de egoísmo e
ignorancia. «Es que como te quiero, no quiero que sufras…». ¡Falso!; lo que no
queremos es sufrir nosotros si al otro le pasa algo, lo que no queremos es
perder a la otra persona porque estamos apegados y somos dependientes,
porque no somos libres. Y la máscara continúa ahí, diciendo: «¡Qué bueno
soy!». Pero no tiene nada de bondad, es todo ignorancia. Diferente sería decir
a la otra persona: «Me encanta vivir contigo»; ésta sí es una expresión de
amor.
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Así, la actitud interna ante la vida puede ser:
Tenemos todo lo necesario para ser felices, porque somos felices con lo
que tenemos. No queremos nada diferente a lo que la vida nos da.
Comprendemos y aceptamos que la vida siempre nos proporciona lo necesario
de acuerdo a la función que cada uno cumple, y que lo único que depende de
nosotros es dar lo mejor en la función que nos corresponda desarrollar, así
como estar atentos y dispuesto para aceptar otras funciones cuando la vida así
lo requiera; porque a través de ello es como se aprende a ser feliz. Y una vez
que se es feliz es posible apoyar la felicidad del resto de las personas.
Éste es, pues, el secreto de la felicidad: hacer cada día lo mejor que se
pueda y aceptar con amor el resultado que la vida ofrece. Porque no hay nada
externo que se pueda cambiar; el resultado de hacer siempre lo mejor posible
devolverá siempre lo mejor.
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habilidad para modificar a voluntad la personalidad y aceptar con facilidad
nuevas ideas que puedan mejorar la vida, la comprensión y las relaciones con
todos los seres vivos.
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Capítulo 5. El poder mágico de la renuncia
5.1 La renuncia
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criticar. Es importante renunciar a ello para que en la mente aparezcan
nuevas opciones de amor.
Renunciar a prohibir que los demás hagan lo que necesitan para aprender.
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Renunciar a ofenderse por lo que los demás digan o hagan.
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demás les resultará más fácil comportarse de manera adecuada, porque,
¿cómo se puede ofender a alguien que renunció a ofenderse?
Cuando uno actúa como el justo, su mente le dirá: «Te has vuelto malo»,
porque reacciona desde la ignorancia. Del mismo modo, la indiferencia es
ignorancia sin sentimientos. En cambio, la renuncia desde la sabiduría se
encuentra en un nivel de Maestría en Amor donde es posible reconocer que
cada persona vive la experiencia que le corresponde, y no la que corresponde
a otro, y que ése es un proceso perfecto para el desarrollo del amor en cada
individuo.
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5.2 El orgullo y el ego, dos caras de una misma moneda
Sólo la mente tiene límites, y los resultados de esos límites mentales son
el sufrimiento, la angustia, las enfermedades, los conflictos en las relaciones,
la escasez de recursos, etc. En el momento en que una persona rompe sus
límites mentales, ya no habrá nada que no pueda hacer. Poco a poco, y dentro
de las escalas de su correspondencia, tendrá la capacidad de realizar milagros:
alcanzar excelentes relaciones con todo el mundo o tener la certeza de que no
puede ocurrirle nada que no sea satisfactorio, aun estando en medio del caos,
porque está manejando sus propios valores.
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preocupar jamás del futuro, porque lo que existe es el presente y en él me
propongo ser excelente, y lo demás vendrá solo. Siempre llegará lo que me
corresponde, y lo que no me corresponde no lo necesito».
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Capítulo 6. ¿Por qué nos resistimos a la aceptación?
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Tratar de cambiar a las personas es perder inútilmente el tiempo y la
energía interna, puesto que la misión de amor consiste solamente en enseñar,
dar información de sabiduría y ser un punto de referencia y orientación para
los demás, y ya cada cual se modifica a sí mismo. Mientras que uno quiera
cambiar a alguien no lo estará aceptando; esto se sabe porque se critica a esa
persona, se la juzga, condena y agrede.
Todos los seres humanos somos perfectos, pero nunca iguales; tenemos
personalidades, creencias y gustos diferentes, y esto es lo enriquecedor y lo
que permite el desarrollo de la aceptación hacia los demás. El mayor reto del
amor es el de la aceptación total, amar a los “enemigos”; aunque en realidad
no tenemos “enemigos”, sino simplemente personas con las que hay
desacuerdos, y que tienen opiniones y comportamientos diferentes a los
propios.
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La ignorancia se autoprotege contra el borrado accidental, como se dijo
anteriormente. Es decir, mientras tenemos necesidad de ignorancia no
podemos borrarla. En cambio, cuando nuestro nivel de paz interior y desarrollo
espiritual ha alcanzado al menos el 50%, ya es posible borrar la ignorancia,
puesto que no la necesitamos más.
El día que comprendamos que sufrir no es ser bueno, sino ser ignorante, y
que estar lleno de amor es igual a estar lleno de paz, dispondremos de una
buena herramienta para no sufrir.
Sólo aquél que es capaz de respetar tan profundamente a los demás como
a sí mismo en sus conceptos, ideas, creencias, costumbres, actitudes,
ignorancia, limitaciones o sabiduría, tiene la capacidad de expresar amor. Y
sólo aquél que es capaz de llenarse de paz interior invulnerable, sin importar
para nada lo que sucede fuera de él, sabrá que ya no necesita sufrir.
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6.3 Lo “bueno” y lo “malo”
Hay que hacer lo que se decida hacer, pero siempre en paz. El amor y la
paz son acción consciente, no inacción.
Jamás hay que pensar en los problemas, solamente en las soluciones, que
son las que traen paz a la mente, mientras que los problemas generan
angustia. Si damos fuerza al problema, lo potenciamos, lo volvemos un drama
y lo convertimos en algo inmanejable.
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No existen los problemas, sólo las oportunidades de aprendizaje.
En el exterior puede suceder todo lo que uno quiera, porque afuera los
sucesos son constantes, permanentes, el exterior es una fuente inagotable de
eventos de los que uno no se puede defender para alcanzar la paz interior.
Todo suceso externo deberá ser neutro para la persona; si no lo es, uno lo
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calificará como bueno o malo; pero si lo califica como necesario y lo reconoce
como tal, no perderá su paz.
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Una vez que hemos reconocido la existencia de la Ley y hemos tomado la
decisión de obedecerla, el ego ya no es necesario.
Uno debe hacer lo suyo y dar a los demás herramientas para que hagan lo
que les corresponde, pero sin sufrir por lo que hagan, porque eso no depende
de uno. Ésas son las herramientas de la liberación, y para poder aplicarlas
necesitamos poner en práctica ejercicios de reprogramación mental —
repitiendo mental o verbalmente frases de sabiduría— y de ayuno mental —
pensando siempre lo mejor—.
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resistencia a cualquier cambio. La información sólo puede ser aceptada
por decisión voluntaria.
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Por otro lado, en las relaciones con los demás podemos aprender:
El ser humano ignorante vive esclavo del miedo, el rencor, la culpa y los
apegos. Al modificar su actitud ante la vida, se convierte en ser humano
consciente, y vive libre porque ha logrado eliminar el miedo a base de
comprensión de la vida —de lo que uno es, lo que tiene y lo que necesita—;
eliminar el rencor y la culpa con aceptación de las experiencias de los demás y
de las propias, y también de la vida, que le da lo que necesita; y eliminar los
apegos a través del amor, al compartir la vida con las demás personas de
forma armónica y al valorar las cosas por el servicio que a uno le prestan.
Pues esto que parece tan absurdo es lo que hacemos todos los días en las
relaciones. Miramos a una persona y nos sentimos mal con ella; entonces
suponemos que es esa persona la que tiene el problema y le decimos: «Tienes
que cambiar, deja ese comportamiento, actúa de otra manera». Pretendemos
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cambiar a la otra persona para poder sentirnos bien nosotros, en esto consiste
el principio del espejo. Pero no son los demás los que han de cambiar, sino uno
mismo. Si uno se siente mal con alguien es porque tiene una limitación para
aceptarlo y comprenderlo.
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Conclusiones
Sólo aquél que acepta la realidad presente como una oportunidad para el
cambio interior —esto es, para aprender cosas nuevas— podrá vivir una
nueva realidad de paz y armonía. No es posible buscar la paz peleando,
es una incongruencia.
Los pensamientos, las palabras y las acciones de hoy son las semillas del
fruto que se recogerá en el futuro: sembremos en nosotros mismos
aceptación y recolectaremos excelentes resultados de ahora en adelante.
Es posible actuar y aceptar los propios resultados, pero jamás dejar que
la paz propia dependa de otros.
No hay que creer nada, no hay que dar nada por cierto ni por hecho; hay
que practicar y verificar en la propia vida si esta información funciona y
produce resultados satisfactorios.
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Con esta información tenemos tres alternativas de acción:
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Ejercicios de entrenamiento
Haz una lista completa de lo que no estás aceptando cada vez que
pierdes tu paz. El mérito del trabajo interior y la verdadera expresión de
amor reside exactamente en aceptar aquello que no nos gusta.
Haz otra lista de lo que ya has aceptado. Para componerla puedes buscar
situaciones que antes te producían conflicto o te resultaban difíciles de
aceptar, pero que ahora ya no te causan ningún tipo de problema.
Aceptar lo agradable no tiene mérito.
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Nuestra sugerencia es que se lea 30 veces cada tema, porque la mente de
los adultos requiere como mínimo de 30 repeticiones para codificar algo. En
cambio, la mente de un niño tiene suficiente con entre siete y diez veces,
porque posee menos ignorancia y menos conceptos aprendidos que el adulto.
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