Walter Ong
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Walter Ong
de WALTER ONG
Los antiguos lingüistas se habían resistido a la idea de la distinción entre las lenguas
hablada y escrita.
La cuestión homérica
La nueva interpretación evolucionó por varios caminos pero acaso pueda seguirse mejor en
la historia de la "cuestión homérica". La "cuestión homérica" como tal se originó en la
crítica superior de Homero en el siglo XIX, que había madurado junto con la crítica
superior de la Biblia, pero cuyas raíces se remontaban hasta la antigüedad clásica. Más que
cualquier otro investigador anterior, el clasicista estadounidense Milman Parry (1902-1935)
logró socavar la patriotería cultural a fin de penetrar en la poesía homérica "primitiva" en
las condiciones propias de la misma, aunque éstas se oponían a la opinión aceptada de lo
que debían ser la poesía y los poetas.
El siglo XIX presenció el desarrollo de las teorías homéricas de los llamados Analistas,
iniciadas por F. A. Wolf. Los analistas interpretaban los textos de la Ilíada y la Odisea
como combinaciones de poemas o fragmentos anteriores. Sin embargo, supusieron que los
trozos que se reunían eran simplemente textos. Les siguieron a los analistas, los Unitarios,
que sostenían que la Ilíada y la Odisea estaban tan bien estructuradas, tan congruentes en la
representación de personajes y, en general, eran manifestaciones artísticas tan elevadas, que
no debían ser sino la creación de un solo hombre.
Se descubren las fórmulas y epítetos repetidos en los poemas homéricos. En todo caso, el
Homero de la Ilíada y la Odisea era considerado un poeta consumado, excelso. Sin
embargo, empezaba a decirse que mentalmente había recurrido a algún género de libro de
frases. Homero unió partes prefabricadas. En lugar de un creador, se tenía a un obrero de
línea de montaje. Esta idea resultó particularmente amenazadora para los letrados de
grandes vuelos, pues los letrados son aleccionados para, en principio, no utilizar nunca
lugares comunes.
Pero los griegos de la edad de Homero valoraban los lugares comunes porque no sólo los
poetas sino todo el mundo intelectual oral o el mundo del pensamiento dependían de la
constitución formularia del pensamiento. En una cultura oral, el conocimiento, una vez
adquirido, tenía que repetirse constantemente o se perdía. Luego con la llegada de la
escritura, la nueva manera de almacenar conocimiento fue el texto escrito y ya no las
fórmulas mnemotécnicas. Ello liberó a la mente para el pensamiento más abstracto y
original.
Las personas enteramente letradas sólo con gran dificultad pueden imaginarse cómo es una
cultura oral primaria, o sea una cultura sin conocimiento alguno de la escritura o aun de la
posibilidad de llegar a ella. Tratemos de concebir una cultura en la cual nadie haya nunca
tratado de indagar algo en letra impresa. Sin la escritura, las palabras como tales no tienen
una presencia visual, aunque los objetos que representan sean visuales. Las palabras son
sonidos. Tal vez se las "llame" a la memoria, se las "evoque". Pero no hay dónde buscar
para "verlas". Las palabras son acontecimientos, hechos.
El hecho de que los pueblos orales comúnmente, y con toda probabilidad en todo el mundo,
consideren que las palabras entrañan un potencial mágico está claramente vinculado, al
menos de manera inconsciente, con su sentido de la palabra como, por necesidad, hablada,
fonada y, por lo tanto, accionada por un poder.
En una cultura oral, la restricción de las palabras al sonido determina no sólo los modos de
expresión sino también los procesos de pensamiento.
Uno sabe lo que puede recordar. Los conocimientos organizados que estudian los letrados
hoy en día para "saberlos", es decir, para recordarlos, se han reunido y puesto a su
disposición por escrito con muy pocas excepciones, si las hay. Una cultura oral no dispone
de textos. Debe organizar su material de otra manera para poder recordarlo.
En una cultura oral primaria, el pensamiento y la expresión tienden a ser de las siguientes
clases.
Cerca del mundo humano vital: En ausencia de categorías analíticas complejas que
dependan de la escritura para estructurar el saber a cierta distancia de la experiencia vivida,
las culturas orales deben conceptualizar y expresar en forma verbal todos sus
conocimientos, con referencia más o menos estrecha con el mundo vital humano,
asimilando el mundo objetivo ajeno a la acción recíproca, conocida y más inmediata, de los
seres humanos. La cultura oral primaria se preocupa poco por conservar el conocimiento de
las artes como un cuerpo autosuficiente y abstracto.
De matices agonísticos: Muchas, tal vez todas las culturas orales o que conservan regustos
orales dan a los instruidos una impresión extraordinariamente agonística en su expresión
verbal y de hecho en su estilo de vida (insultos, descripción de violencia física)
Empáticas y participantes antes que objetivamente apartadas: Para una cultura oral,
aprender o saber significa lograr un identificación comunitaria, empática y estrecha con lo
sabido, identificarse con él. La escritura separa al que sabe de lo sabido y así establece las
condiciones para la "objetividad" en el sentido de una disociación o alejamiento personales.
Homeostáticas: A diferencia de las sociedades con grafía, las orales pueden caracterizarse
como homeostáticas. Es decir, las sociedades orales viven intensamente en un presente que
guarda el equilibrio u homeóstasis desprendiéndose de los recuerdos que ya no tienen
pertinencia actual. Goody y Watt relatan un caso impresionante de "amnesia estructural"
entre los gonja en Ghana. Los registros escritos hechos por los ingleses a principios del
siglo XX muestran que la tradición oral gonja presentaba entonces a Ndewura Jakpa,
fundador del estado de Gonja, como padre de siete hijos, cada uno de los cuales era
soberano de una de las siete divisiones territoriales del estado. Para cuando los mitos del
estado fueron reunidos otra vez, sesenta años más tarde, dos de las siete divisiones habían
desaparecido, una por asimilación a otra y la segunda en virtud de cambio de frontera. En
estos mitos posteriores, Ndewura Jakpa tenía cinco hijos, y no se hacía mención de las dos
divisiones suprimidas. Los gonja aún estaban en contacto con su pasado, eran tenaces en
cuanto a esta relación en sus mitos, pero la parte del pasado con ninguna pertinencia
manifiestamente perceptible con el presente había simplemente desaparecido.
Situacionales antes que abstractas: Todo pensamiento conceptual es hasta cierto punto
abstracto. Un término tan "concreto" como "árbol" no se refiere simplemente a un árbol
"concreto" único, sino que es una abstracción, tomada, arrancada de la realidad individual y
perceptible; alude a un concepto que no es ni éste ni aquel árbol, sino que puede aplicarse a
cualquier árbol. Las culturas orales tienden a utilizar los conceptos en marcos de referencia
situacionales y operacionales abstractos en el sentido de que se mantienen cerca del mundo
humano vital. Por ejemplo, en los estudios hechos por Luria, los individuos analfabetos
(orales) identificaban las figuras geométricas asignándoles los nombres de objetos, y nunca
de manera abstracta como círculos, cuadrados, etcétera. Al círculo podía llamársele plato,
reloj, luna.