Sobre La Novela Epistolar
Sobre La Novela Epistolar
Sobre La Novela Epistolar
Pero una carta ficticia es indistinguible de una carta real. Una referencia a las
circunstancias en las que una novela está siendo escrita, dentro de la misma novela,
llamaría normalmente la atención sobre la existencia del autor “real” detrás del texto,
rompiendo de ese modo el espejismo de la realidad creado por la ficción, pero en la
novela epistolar, al contrario, ese recurso refuerza el espejismo.
¡Qué ciudad tan original y tan distinta de las nuestras es esta en que vivo, Annie! Es
muy agradable recorrer así el mundo. Aunque el aspecto exterior de las cosas
aparece, son casi imperceptibles variantes, siempre hay del mismo, hay de pueblo a
pueblo, como de hombre a hombre, diferencias substanciales, que es útil y agradable
observar (…) La ciudad se extiende en lo alto de un empinado barranco, ante una
tranquila y anchurosa bahía, de líneas amplias y armoniosas.
Como se menciona líneas atrás, al describir las carencias del lugar y su falta de
orden geométrico como la estructurada y armónica Londres, Gladys no
pretende animar mucho a la imaginación de Annie.
Como te he dio que este es un balneario, el mejor y más elegante del país, ya es
magín alborotado que se encierra en tu gentil cabecita rubia se habrá echado a
fantasear, y recordando Brighton y Trouville, sueña sin duda con casinos restaurantes,
con bailes y paseos, con orquestas y flirts. Pues no señorita, aquí nada de eso estila.
Hay un casino, sí, pero problemático, lejano, inaccesible como un nido de cóndores.
Situado a algunos centenares de metros del centro de la población, triste y desierto
durante el día, cerrado a piedra y lodo durante las noches…
Sin embargo, la narración que aparece como en primera persona sigue siendo
en forma enunciativa así como redactor de cartas del mismo modo de
memorias o un cronista. La imagen que siempre tenemos presente nosotros
como lectores desde fuera es de una ficción que pretende ser objetiva, pero no
es que sea lo que se dice mimético. Kate Hamburguer (1957) nos dice que
también la novela epistolar distribuye una constante esencia que recuerda
mismos periodos y situaciones que se suceden en el proceso narrativo, y claro,
en cada misiva se establece un yo referencial, ese que produce y origina.
También debe quedar claro que distinta de una memoria, lo epistolar siempre
tiende al presente; una memoria se queda en un pasado y además no marca
fechas como si lo hace la novela epistolar.
Annie, de todo eso tiene la culpa este clima absurdo, que me enerva, que me
descompagina, que introduce el desorden y la indisciplina en mi organismo sencillo y
bien equilibrado de anglo-sajona. Y también es culpable la sociedad en que vivo, en la
que los problemas amorosos revisten cierta severidad entristecida (…)
Inmediatamente me di cuenta de que habían caído en la red cuatro nuevos e
inocentes pececillos. Yo había hecho uso, con ese fin, de esa caída de párpados y esa
mirada entre maliciosa e ingenua que es de mi exclusiva propiedad y que hace
exclamar a miss Sparklets, cuando me acompaña: ¡A oh, miss Gladys, you are a
naughty girl!>>
La obra de Enrique A. Carrillo, recuerda muchas novelas del siglo XIX. No por
su género en particular. Sino por su rasgo de romper con ciertos paradigmas,
como lo haría en su momento Jane Austen entre otros como Henry James. Si
partimos de la idea original de la antigüedad; la pareja que se enamora supera
obstáculos que suelen nacer de la sociedad o del universo, el destino. Como
diría Thomas Pavel (2003) El alma buena, por decirlo de algún modo, suele
tener la razón y al enfrentarse contra una normativa de una sociedad o incluso
enfrentarse a todo un universo sale victorioso y todo le da la razón y se atiene a
su razonamiento, se somete. El amor contradice las pocas oportunidades que
le da cierto contexto y las convierte en favorables. Obtiene una importancia por
encima de toda norma, social y natural.
Luego tenemos, que con el tiempo el ser humano fuera menos idealista y
acepta que el mundo real de la norma y en sociedad es distinto, que es más
opresivo y ni que decir de la fuerza de la naturaleza. Autores como los que
menciona Pavel en Representar la existencia, el pensamiento de la novela son
puntos clave del cambio de visión del hombre.
La escuela mencionada, ironía, jugaba con la ridiculez del ser humano y sus
intentos infructuosos para con sus objetivos.
Para Cartas de una turista, y debido a su género epistolar, la llamada escuela
de la empatía resulta más adecuada; esto porque resulta que Jane Austen,
recupera atributos de lo que se llamaba la novela corta, que ahondaba en
conflictos de alcance limitado, un grupo pequeño en constante interrelación,
tanto como en la epístola. Ese límite hace que se pueda involucrar más con los
personajes a nivel introspectivo. Por ello, a obra de Cabotin se adecúa un tanto
a la literatura de Jane Austen; por supuesto, no se puede afirmar que el escritor
peruano y su literatura sean influencias austenianas.
Las banalidades son expuestas en Cartas de una Turista. Pavel afirma que
Jane Austen examina detalles minuciosos y las vacilaciones de los personajes.
Los errores y las malinterpretaciones están a la orden del día en la novela así
como los problemas morales. Gladys y Annie son mujeres de una sociedad
europea, una sociedad más abierta, con menos límites morales en
comparación a la sociedad de Trapisonda. Trapisonda es una ciudad que
adquiere elementos de Europa, como cines y casinos. Sin embargo sólo tiene
pequeñas partes y occidente y no sabe utilizarlos. La gente es retratada como
demasiado presuntuosa de un pedacito un elemento que no es nada en
comparación con un todo, un gigante como es occidente. Los habitantes de
Trapisonda son más conservadores, o mejor dicho están más atrasados
normativamente. En un todo en conjunto el lugar y sus habitantes, la elite
limeña, se asemeja a un niño malcriado y mimado que presume una paleta
(casino, cine, clubs,…) al niño pobre que es el pueblo; se regocija este niño
creyendo que lo tiene todo y que es grande con ello, pero frente al adulto que
es occidente no es nada. En la novela, Gladys nos presenta una clase
acomodada, ella se sorprende con la ciudad, pero no deja de criticarla a la par
que narra su gusto por su estancia ahí. Y aunque Gladys narra acerca de los
lugares no pareciera darle tanta importancia puesto que ella viene de
Occidente; y todo lo que encuentra en Trapisonda ya lo vio antes, pero en buen
estado y funcionamiento, no como en Trapisonda que sigue pareciendo un
pueblo que le da cierta calma también.
Así también sucede en la vida. Se llega a un país nuevo, en el que todo –
Carácter, raza, costumbres, apariencias- choca y desconcierta. Durante los
primeros tiempos, se vive en una continua desazón, con la nostalgia de la
patria y de los seres amados, con la desconfianza de cuanto nos rodea y con el
temor de disonar, por nuestro aspecto, usos y maneras, en ese medio que nos
es extraño.
Por un lado la angustia pero por el otro la crítica al pueblo que es desordenado
y abandonado que no sabe de trabajos de botánican que tiene lugares lúdicos
que no sirven realmente:
En trapisonda, sólo dos grandes avenidas paralelas que dividen a la población en toda
su amplitud, merecen el nombre de calles. En ambas, al pie de las rústicas veredas de
viejos tablones, extiende una doble hilera de hermosos árboles, de copa ancha y
polvorienta. En esta comarca, donde se acostumbra podar el árbol hasta dejarlo
desnudo, como un poste telegráfico (…) Las otras vías son callejuelas hechas mal
pavimentadas, en las que las casas chatas, incomodas, de arquitectura presuntuosa y
mezquina al propio tiempo, se apiñan unas contra otras y parecen disputarse el sitio
(…) Como te he dicho que este es un balneario, el mejor y más elegante del país, ya
ese magín alborotado que se encierra en tu gentil cabecita rubia se habrá echado a
fantasear, y recordando Brighton y Troulle, sueña, sin duda, con casinos y
restaurantes, con bailes y paseos, con orquestas y flirts. Pues no, señorita, aquí nada
de eso estila.
Es como dice la cita, te puedes imaginar que hay estás cosas, pero cuidado
que esto lo encuentras aquí pero no se usa del modo en que se usa allá por
donde vivimos. Te decepcionarás mucho, por eso quiero que entiendas como
es este lugar. Podrías emocionarte y venir tan sólo para levarte chascos.
Probablemente Annie es más superficial y de vida más lúdica que Gladys. No
comprendería cómo funcionan las cosas en una tierra tan lejana como
Trapisonda.
Según lo que se puede entender, Gladys es empática con su el narratario pero
no con el entorno que no comprende, un entorno bastante caótico. La
concentración así como la interiorización de un conflicto, lo banal del medio
presentado, el juego entre comprenderse y no comprender a otros (Pavel,
2003)
-¡Ay, hija! Yo no sé qué tiene estas gringas; pero siempre se salen con la suya. Gladys
es muy astuta y muy práctica y ha sabido maniobrar en tal forma, que ah mareado por
completo a nuestro pequeño Metternich.
-Buen chasco se lleva él. Porque, a primera vista, es pasaderilla; pero fijándose bien…
-Y los ojos.
-Y no es distinguida.
Esta escena pinta una historia que se repite desde hace mucho tiempo en la
historia del Perú y de Enrique A. Carrillo, del entorno en el que vive. Las
personas se admiran y creen justificados todos sus actos y tanto autor como el
personaje extranjero son los que tienen otra perspectiva, del mismo modo el
lector virtual y el lector real lo percibe.
En Representar la existencia, Thomas Pavel, más específico, en el subtema
sobre La naturalización del ideal. Es sobre Jane Austen y su literatura que
aborda la empatía.
No es casual, por tanto que uno de los temas más importantes de las novelas
de Jane Austen sea la dificultad de unir una apreciación justa del valor del
prójimo al respecto de su autonomía. Cuando seducidos por la empatía, nos
arriesgamos a sobrevalorar a nuestros semejantes, la distancia crítica resulta
saludable, y recíprocamente, cuando nos imaginamos, seducidos por la
distancia crítica, que comprendemos mejor el interés del prójimo que él mismo,
la empatía nos recuerda que cada uno tiene derecho a decidir su destino.
Gladys no nota las normas de Trapisonda y cree saber lo que piensa el resto
sobre ella. O que entienden su punto de vista, pero resulta fallido en más de
una forma de expresión, como en la escena en que Rebenque le hace
consciente, mediante varios actos, que está enamorado y quiere algo más
formal. El gracioso Cardoso también hace su escena porque está incluido en
los que conquista Gladys. Flirteo. Pero de estos flirteos sólo ella es consciente
del valor que tienen mas no los hombres que la cortejan. Ella no puede decidir
sus destinos ni ellos el de ella. Estos hombres que toman en serio a la mujer no
descubren las razones de esta. En un primer momento todo es divertido pero
conforme sea más neblinoso el asunto del flirteo se hace más difícil
comprender lo que alguien quiere realmente, y una situación que pasa por
ordinaria podría resultar en desastre. Inesperadamente, los detalles más
simples se transforman en señales alarmantes y por eso tanto Rebenque como
Cardoso llegan a increpar a la extranjera. Aquí hay que recordar nuevamente
sobre la normatividad de las sociedades. Todos los hombres de cultura, de una
sociedad, asumen que sus normas son universales, dese la más mínima y
nimia norma moral o no hasta la más importante. Esto hace que se generen
choques culturales y sociales muy fuertes y graves entre individuos de distintas
dimensiones.
En otros desarrollos más profundos acerca de la empatía y el entendimiento del
prójimo se puede hablar de las obras de Walter Scott.
Más tarde, con el desarrollo del método de Scott, la novela trata de profundizar en el
conocimiento de los principios que gobiernan el comportamiento de las comunidades
históricas o étnicas. En conformidad con el método historicista, en adelante esos
principios se buscan en un nivel más profundo que el de las máximas explicitas que
gobiernan el comportamiento de los actores. El valor, la cortesía, la hospitalidad de los
montañeses escoceses, así como su espíritu impulsivo y caprichoso, tiene su
justificación en el estado social arcaico en el que se encuentran, y sólo el hecho de
frecuentar a esas gentes permite al extranjero aprehender tales rasgos y sus causas.
La historia del Perú así como de Trapisonda, que no es otra que basada en una
ciudad en particular de esta nación, está construida con soportes no
geométricos, no euclidianos. La nación que visita Gladys es una nación
incongruente históricamente. Un país falto de tradiciones, inclusiones, que no
desarrolla una cultura unida como la que menciona Pavel sobre la hospitalidad
de los montañeses escoceses, personajes de Scott. La turista de Carrillo se
encuentra en un país donde todo es fragmentado y sin armonía; que trata de
parecer a occidente sólo en apariencia lo que hace que fracase, porque no es
parte suya ni es convertido a suyo sólo es algo que se compra y se pone como
en un estante. Se asemeja a un coleccionista descontrolado, que no entiende
el origen de procedencia y esencia de lo que ha conseguido. Lo entendemos
cuando Gladys describe a Annie la ciudad. Hay partes de donde vienen pero
están abandonados, mal cuidados y roídos. Si ponemos como ejemplo más
real y factico así como reciente, el Boulevard que llegó en los noventas al Perú,
se promocionaba como lo nuevo y al que la gente linda de Lima iba porque eso
era estar a la moda y presumir de ser empoderado hasta cierto punto. Lo que
no notaban y siguen ignorando hasta ahora con otras cosas que traen como
exclusivas y novedosas de occidente es que ya existen por montones y no
tienen importancia allá.
Conclusiones
Carta de una turista no presenta a Gladys una extranjera Londinense que llega
al balneario de Trapisonda, que en palabra de José Eduardo Zavaleta no es
otro que el balneario de Chorrillos que antaño recibió a la aristocracia limeña y
que resulta siendo una fuente fundamental para retratar ese entorno tan
superficial y asimétrico así como hipócrita. La obra está escrita a modo de
epístola, la especialidad de Carrillo era la crónica por lo que hace un trabajo
profundo del género. Por ello parece importante para este trabajo analizar la
obra desde un punto estructural para así entender como está construida, valga
la redundancia. Por ejemplo, aclarar la diferencia del escritor, el narrador, y el
narratario. La hipótesis que se maneja es algo ya expuesto por Gerard Genette,
pero que se aclara mejor aplicando su teoría planteada en Figuras III en la
novela y su género se presta para hacerlo. También explicar un poco de cómo
está establecido en respectivos planos que aparecen en las novelas de ese
género. Del mismo modo, explicar acerca del lector virtual y del real. Por otro
lado, en el siguiente análisis de la obra, se tocarán puntos más sociales y ya no
tan estructuralmente narratológicos. Esta siguiente hipótesis lo que quiere
exponer es acerca de las interrelaciones entre individuos de diferentes
sociedades y naciones, con normas distintas y como esto genera conflictos. Al
tener un concepto distinto de normas los individuos chocan inevitablemente.
Thomas Pavel hace notar este problema en su libro Representar la existencia,
el pensamiento de la novela; en una parte de ella aborda la literatura de Jane
Austen que ayuda bastante a entender cómo se plasman los sentimientos de
empatía entre individuos con distintas normas y si llegara a ser reconciliable.
También queda aclarar acerca de la formación de sociedades y si estas están
en condiciones de hacerlo. La aristocracia limeña es retratada en la novela, y
su asimetría en cuanto a los lugares que visitan y personalidades. Lo que a fin
de cuentas es claro es el choque de culturas.
Capítulo I
Capítulo II
Bibliografía
-Pontifica universidad Católica del Perú. Miguel Ángel Rodríguez Rea. Enrique
A. Carrillo (Cabotin), Obras reunidas. Lima: PUCP, 2007.