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Vicente de Paul

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VICENTE DE PAÚL

OBRAS
COMPLETAS
TOMO I
VICENTE DE PAÚL

OBRAS
COMPLETAS

SAN VICENTE DE PAÚL

TOMO I. CORRESPONDENCIA 1

1607 - 1639

Trad. de A. Ortiz sobre la edición crítica de P. Coste.


Ediciones Sígueme – Salamanca : 1972.
[Adquiridos todos los derechos por Editorial CEME, en 1982]*
________
* Las cifras entre corchetes indican el número de la carta en la edición fran-
cesa de Coste, el tomo y la página, incluido el tomo XV (Mission et Charité, n.19-
20, enero-junio, 1970) (N. del E).
ABREVIACIONES Y NOTAS

CA: Carta Autógrafa, escrita totalmente de su puño y letra de san


Vicente de Paúl.
CF: Carta Firmada, esto es, escrita por un secretario y firmada por san
Vicente de Paúl.
Retrato contemporáneo de san Vicente de Paúl,
conservado en la casa de los padres de la Misión,
en París.
CORRESPONDENCIA
1 [1,I,1-13]
AL SEÑOR DE COMET

Señor:
Hace dos años, al contemplar los favorables progresos de mis asun-
tos, cualquiera hubiera podido decir que la fortuna, en contra de
________
Carta 1 (CA). — El original, de una escritura apretada y menuda, comprende
tres páginas in-4º. Su historia vale la pena de ser conocida. Pasó, con el original
de la carta siguiente, de las manos del señor de Comet a las de Catalina de Co-
met, esposa de Juan de Saint-Martin. Saint-Martin d'Ages, su hijo, las encontró
en 1658 hojeando los papeles de su familia. Contento por su hallazgo, se las lle-
vó al canónigo de Saint-Martin, tío suyo y amigo íntimo del santo. ¡Qué gusto
le va a dar al señor de Paúl volver a leer estas páginas!, pensó el buen canónigo;
e inmediatamente ordenó hacer una copia para su ilustre amigo. La copia no du-
ró mucho tiempo en manos del santo; después de leerla, la quemó. Al levantar el
velo que ocultaba dos años de su juventud, los más trágicos y gloriosos a la vez,
la revelación de estos documentos hería su profunda humildad. Su carta de agra-
decimiento al canónigo Saint-Martin fue a la vez una carta de súplica: le pedía
con insistencia que le remitiera el original. El hermano Ducournau, su secreta-
rio, previno al canónigo de Dax del peligro que corría el precioso manuscrito si
llegaba a manos del santo, y le aconsejó que se lo enviara a Juan Watebled, su-
perior del colegio de Bons-Enfants. Así se hizo: (L. ABELLY, o. c.. 1, cap. IV,
17).
Juan Watebled enseñó esta carta a Antonio Portail. Renato Alméras, Tomás
Berthe, Juan Dehorgny, el hermano Ducournau y quizás otros más pudieron cono-
cerla. Inútil describir su admiración y alegría. Aquellas páginas eran una revela-
ción para ellos. Era el mes de agosto de 1658. El hermano Ducournau se apre-
suró a dar las gracias al canónigo Saint-Martin. El santo estuvo esperando mu-
cho tiempo el original que había pedido. El 18 de marzo de 1660, al sentir pró-
ximo su fin, renovó sus súplicas en una carta que luego publicaremos.
Las dos cartas al señor de Comet quedaron en los archivos de San Lázaro has-
ta 1789 o 1791. Fueron robadas en el saqueo o confiscadas dos años más tarde
con los demás bienes. ¿Cómo llegó la primera de estas

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mis méritos, se afanaba en hacerme más envidiado que imitado1; por des-
gracia, eso no era más que para representar en mí su inconstancia y su
capricho, convirtiendo luego su gracia en desgracia y su ventura en des-
ventura.
Ha podido usted saber, por estar al tanto de mis asuntos, cómo encon-
tré, a mi regreso de Burdeos 2, un testamento hecho a mi favor por una
buena señora anciana de Toulouse, cuyos bienes consistían en algunos
muebles y unas tierras que la Cámara bipartita 3 de Castres le había ad-
judicado por trescientos o cuatrocientos escudos que un bribón malva-
do le debía; para retirar una parte de ellos, me encaminé allí para vender
dichos bienes, aconsejado de mis mejores amigos y de la necesidad que
tenía de dinero para satisfacer las deudas que había contraído y los gran-
des gastos que suponía tendría que hacer para llevar a cabo el asunto que
mi temeridad no me permite nombrar 4.
________
cartas a manos de Pelletier de Saint-Fargeau, y luego a las de su colega Carnot?
No lo sabemos. El 31 de enero de 1854 figuraba en una venta de autógrafos, jun-
to con otras cartas de san Vicente y varios planes de sermones y discursos para
las asambleas de las damas de la Caridad del Hôtel-Dieu. El mes de mayo de aquel
mismo año se la señala en un catálogo de Laverdet como procedente de la co-
lección del señor de La Bouisse-Rochefort, con el valor de 500 francos. Laverdet
la cambió por dos manuscritos de Montesquieu. Poco después la volvemos a en-
contrar en Fontenay-le-Comte en la colección de autógrafos de la señora Josefa
Fillon. Benjamín Fillon se la dio a las Hijas de la Caridad que atendían al hospital
de Fontenay. Allí es donde actualmente se encuentra, cuidadosamente guardada
en un álbum precioso, que la protege del desgaste. ABELLY no la reproduce por
entero; omite los pasajes que le parecen poco dignos del santo, entre otros los
que podrían engendrar la sospecha de que san Vicente creía en la alquimia.
Fermín Joussemet, sobrino de la señora Fillon, la publicó íntegra en 1856 en la
Revue des Provinces de l'Ouest.
El destinatario de la carta es el señor de Comet el joven (cfr. ABELLY, c. 1, cap.
IV, 14). Escribimos Comet y no Commet para conformarnos con la ortografía que
siguen el santo y los miembros de la familia Comet.
1. San Vicente dirigía por entonces con éxito en Toulouse un pensionado muy
frecuentado.
2. Se ha llegado a pensar que el duque d'Epernon había llamado al santo pa-
ra proponerle una sede episcopal (cfr. P. COLLET, La vie de saint Vincent de
Paul I. Nancy 1748, 2 vol. en 4.º, 15).
3. Cámaras establecidas por el edicto de pacificación de 1576 en el Parla-
mento de París y en el de Toulouse, con residencia en Castres, para juzgar las cau-
sas en las que estaban interesados los reformados; los católicos y los protestantes
formaban parte de ellas en igualdad de número.
4. ¿Se trataría quizás, según se ha dicho, de la sede episcopal propuesta por
el duque d'Epernon?

76
Al llegar a aquel lugar, me encontré con que el bribón había aban-
donado su país, huyendo de una orden de captura que la buena mujer
había conseguido contra él por esta misma deuda, y me advirtieron có-
mo realizaba buenos negocios en Marsella y que disponía de abundan-
tes medios. Por lo cual mi procurador concluyó (tal como, en realidad,
la naturaleza de mis asuntos requería) que debería encaminarme a Mar-
sella, ya que él poseía en dicho lugar buenos recursos. No teniendo di-
nero para realizar el viaje, vendí el caballo que había alquilado en Tou-
louse, pensando pagarlo a mi regreso, que el infortunio ha ido retrasan-
do hasta tal punto de que mi vergüenza es grande por haber dejado mis
negocios tan embrollados; lo cual yo no hubiera hecho si Dios me hu-
biese concedido tan feliz logro en mi empresa como las apariencias me
prometían.
Partí, pues, con este propósito, atrapé a mi hombre en Marsella, le hi-
ce prender y me avine con él por trescientos escudos, que me pagó al con-
tado 5. Estando a punto de partir por tierra, me animó un gentilhombre,
con quien me había alojado, a embarcarme con él hasta Narbona. vien-
do la bonanza del tiempo que hacía; lo cual hice para poder volver más
pronto y para poder ahorrar o, por mejor decir, para no regresar nunca
y perderlo todo.
El viento nos fue tan favorable como para poder llegar aquel mismo
día a Narbona, que estaba a cincuenta leguas, si Dios no hubiese per-
mitido que tres bergantines turcos 6, que costeaban el golfo de Lyon
para atrapar las barcas que venían de Beaucaire, donde se celebraban
unas ferias que se cree son de las más hermosas de la cristiandad 7, car-
gasen contra nosotros y nos atacasen tan vivamente que, después de ma-
tar a dos o tres de los nuestros y herir a todos
________
5. El santo escribe que se los pagó «contento» (content); poco importa la
ortografía; creemos que la palabra «al contado» (comptant) responde mejor a
su pensamiento.
6. Los bergantines eran entonces pequeños navíos con puente, de la familia
de las galeras, con una sola vela, de ocho a dieciséis bancos con un solo remero
y remos largos y delgados.
7. Beaucaire era el mercado central de los productos llegados de Levante. La
feria se abría todos los años el 22 de julio y traía a esta ciudad un número incal-
culable de barcos procedentes de Marsella, Cette, AiguesMortes, etc. A la par-
tida, los barcos que se dirigían a alta mar, se escoltaban entre sí o se hacían acom-
pañar por las galeras para protegerse en caso de ataque. Los piratas levantinos
o berberiscos les cortaban el paso, puestos al acecho a lo largo de las costas, no
lejos de la desembocadura del Ródano (cfr. Th. FASSIN, Essai historique et juridi-
que sur la foire de Beaucaire. Aix 1900 en 8º; A. BOUTIN, Les traités de paix et de
commerce de la France avec la Barbarie, 1515-1830, en 8.º. París 1902).

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los demás, incluso a mí, pues recibí un flechazo que me habrá de servir
de barómetro por el resto de mi vida 8, nos vimos obligados a rendirnos
a aquellos felones, peores que tigres, cuyas primeras explosiones de ira
consistieron en descuartizar a nuestro piloto en cien mil pedazos, por ha-
ber matado a uno de los principales de los suyos, aparte de otros cuatro
o cinco forzados que los nuestros les mataron Hecho esto, nos encade-
naron, después de habernos curado groseramente, siguieron su rumbo,
cometiendo mil clases de robos, aunque dando la libertad, después de
haberlos saqueado, a todos los que se rendían sin combatir. Y finalmente,
cargados de mercancía, al cabo de siete u ocho días, se dirigieron a Ber-
bería, antro y madriguera de ladrones9, sin permiso del Gran Turco, en
donde una vez llegados nos pusieron en venta, con el proceso verbal de
nuestra captura, que ellos decían haber realizado en un navío español, ya
que, sin esta mentira, hubiéramos sido libertados por el cónsul que el rey
tiene allí para asegurar el libre comercio a los franceses10.
Para proceder a nuestra venta, después de despojarnos de todo y dejar-
nos completamente desnudos, nos entregaron a cada uno un par de calzo-
nes 11, una casaca 12 de lino y un bonete, y nos pasearon por la ciudad de
Túnez, adonde habían ido expresamente para vendernos. Tras obligar-
nos a dar tres o cuatro vueltas por la ciudad, con la cadena al cuello, nos
devolvieron al barco, para que los mercaderes viniesen a ver quién es el
que podía comer bien o no, y mostrarles cómo nuestras llagas no eran
mortales; hecho esto, nos condujeron de nuevo a la plaza, adonde acu-
dieron los mercaderes para visitarnos, lo mismo que hubieran hecho pa-
ra comprar un caballo o un buey, haciéndonos abrir la boca para exa-
minar nuestros dientes, palpando nuestros costados, sondeando nuestras
llagas y haciéndonos caminar al paso, y trotar y correr, levantar luego car-
gas para ver la fuerza de cada uno, y otras mil clases de brutalidades 13
________
8. Al santo le dolía esta herida en los cambios de tiempo.
9. Utiliza el santo la palabra spélonque, rara en francés, del latín spelunca
10. Las Capitulaciones de 1535, 1569, 1581 y 1604 estipulaban que los cor-
sarios berberiscos respetarían la libertad del comercio francés.
11. Utiliza la palabra braies, especie de bragas o zaragüelles.
12. Hoqueton, una especie de casaca.
13. Esta descripción corresponde casi al pie de la letra a las que nos han de-
jado otros esclavos liberados. A. BOUTIN resume así sus testimonios (o. c.., 162):
«Toda la mañana había una exposición de cautivos. Según dicen los testigos ocu-
lares, era aquel el momento más triste de la cautividad. Totalmente desnudos, ba-
jo los rayos ardientes de un sol tropical, tenían que prestarse a toda clase de to-
camientos por parte de

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Yo fui vendido a un pescador, que pronto tuvo que desprenderse de
mí, por no haber nada tan contrario para mí como el mar; el pescador
me vendió a un anciano, médico espagírico 14, excelente destilador de
quintaesencias, hombre muy humano y tratable, el cual, según me decía,
había trabajado durante cincuenta años en la búsqueda de la piedra fi-
losofal, siempre en vano en cuanto a la piedra, pero muy afortunadamente
en otras clases de trasmutaciones de metales. Doy fe de que yo le vi mu-
chas veces fundir juntas cantidades iguales de oro y de plata, disponer-
las en láminas pequeñas, añadir luego una capa de cierta especie de pol-
vo, encima una nueva capa de láminas, y luego otra capa de polvos, to-
do ello en un vaso o crisol como el que usan los orfebres en su fundición,
tenerlo todo al fuego durante veinticuatro horas, abrirlo luego y encon-
trar la plata convertida en oro; y muchas más veces todavía le vi endu-
recer y solidificar el mercurio en plata fina, que vendía luego para dár-
selo a los pobres. Mi ocupación consistía en mantener el fuego en diez
o doce hornos; en lo cual, gracias a Dios, y o no sentía más disgusto que
placer. El me quería mucho y le gustaba discurrir conmigo sobre alquimia
y más aún sobre su ley, a la que se esforzaba mucho en convertirme, pro-
metiéndome grandes riquezas y todo su saber.
________
los compradores. Estos los palpaban, lo mismo que se hace hoy en los merca-
dos con los caballos y los bueyes. Examinan su conformación, el valor de sus mús-
culos. Prueban sus fuerzas. Les hacen andar, correr o saltar. Miran sus dientes,
las palmas de sus manos...».
En Argel, la venta se hacía por medio de comisionistas. Estos daban vueltas
por el mercado, por debajo de los pórticos, enumeraban las cualidades —ver-
daderas o falsas— de los cautivos y terminaban su discurso indicando el precio:
a tantas piastras. Los compradores presentes pujaban, y el esclavo quedaba
adjudicado al mejor postor. pero había también esclavos defectuosos, enfer-
mos, enclenques o viejos, que no hubieran podido encontrar comprador si se les
hubiese puesto individualmente en venta; se hacía entonces un lote de esclavos
semi-robustos y semi-enclenques. y el total se adjudicaba de la forma acostum-
brada (A. BOUTIN, o. c.., 166).
Pedro Dan (Histoire de Barbarie et de ses corsaires. París 2 1649 en 8.º, 285)
calcula en siete mil el número de cristianos en cautividad en sólo el reino de
Túnez, durante los primeros años del siglo XVII. El dueño tenía sobre el escla-
vo derecho de vida y muerte; podía guardárselo, ponerlo en libertad o volverlo
a vender. El esclavo era una cosa suya.
14. Los médicos espagíricos explicaban los cambios orgánicos del cuerpo hu-
mano sano y enfermo lo mismo que los químicos de su época explicaban los
del reino inorgánico. Paracelso fue, en el siglo XVI, el fundador y el jefe de esta
escuela.

79
Dios mantuvo siempre en mí una esperanza de liberación gracias a las
asiduas plegarias que le dirigía a él y a la santa Virgen María, por cuya in-
tercesión yo creo firmemente que he sido libertado. De este modo, la es-
peranza y la firme creencia que tenía de volver a verle, señor, me hizo ser
asiduo en rogarle que me enseñase el medio de curar el mal de piedra, en
el que todos los días le veía hacer milagros; lo cual hizo, mandándome
incluso preparar y administrar sus ingredientes. ¡Oh, cuántas veces he
deseado 15 haber sido esclavo antes de la muerte de su hermano y con-
maecenas 16 en hacerme bien 17, y haber tenido el secreto que ahora le en-
vío 18, rogando a usted que lo reciba con tan buen corazón como es fir-
me mi creencia de que, si hubiese yo conocido lo que le envío, la muer-
te no hubiese triunfado ya sobre él (al menos por este medio), aunque se
diga que los días del hombre están contados ante Dios. Es verdad; pero
no porque
________
15. En el original se repite la palabra désiré, deseado.
16. Mecenas, favorito de Augusto, fue en su tiempo protector de los hombres
de letras. especialmente de Virgilio y de Horacio.
17. El señor de Comet, el mayor, abogado de la corte presidial de Dax y juez
de Pouy, tuvo, lo mismo que su hermano, el mérito de adivinar las cualidades del
joven Vicente. Hasta el día de su partida a la universidad de Toulouse, éste se de-
jó guiar por los Comet que, para aumentar sus flacos recursos, le confirieron un
preceptorado en su propia familia. No obstante, es atrevido decir, con el janse-
nista Martín de Barcos (Défense de feu Monsieur Vincent de Paul... contre les faux
discours du livre de sa vie publiée par Mgr. Abelly, ancien évêque de Rodez, et con-
tre les impostures de quelques autres écrits sur ce sujet (1666) en 8.º, 87), que san
Vicente de Paúl recibió las órdenes sin vocación, por no contrariar a sus dos bien-
hechores.
18 En un antiguo cuaderno manuscrito sin fecha, que se conserva en el hos-
picio de Marans (Charente-lnférieure) leemos: «Remedio de san Vicente de Pa-
úl contra el mal de piedra. Tomad terebentina de Venecia, dos onzas; turbit blan-
co, dos onzas; almáciga, galanga, clavo, canela en rama, media onza de cada una;
madera de áloe molida, una onza. Amasadlo todo con media libra de miel blan-
ca y una pinta de aguardiente del más fuerte. Dejadlo todo en reposo algún tiem-
po, y luego destiladlo. Hay que tomar por la mañana, en ayunas, la cuarta parte
de una cuchara llenando el resto con agua de borrajas o de pinillo, y tomar otro
tanto ¿e vez en cuando, ya que no resulta nocivo; por el contrario, es muy bue-
no para la salud; está especialmente indicado para la orina. Ya no es necesario to-
mar ninguna otra cosa ni observar ningún régimen, sino sólo que no hay que co-
mer hasta una hora más tarde, y puede uno dedicarse a sus asuntos ordinarios.
Los frutos se verán por la experiencia. Este gran siervo de Dios lo aprendió en
Berbería. durante su cautiverio».

80
Dios hubiese contado que sus días fuesen en tal número, sino que este
número ha sido contado delante de Dios, porque ha sucedido así; o, por
decirlo con mayor claridad, él no murió cuando murió porque Dios lo
hubiese previsto así o decidido que el número de sus días fuese tal, sino
que Dios lo previó así y el número de sus días fue conocido que era el
que era, por haber muerto cuando murió.
Estuve, pues, con aquel anciano desde el mes de septiembre de 1605 19
hasta el próximo mes de agosto, cuando fue tomado y llevado al gran sul-
tán 20 a trabajar para él; pero fue en vano; porque murió de pena en el ca-
mino. Me dejó a un sobrino suyo, verdadero antropomorfita 21, que me
volvió a vender inmediatamente después d la muerte de su tío porque
oyó decir que el señor de Breves, embajador del rey en Turquía 22, ve-
nía con buenas y expresas patente. del Gran Turco a reclamar a los es-
clavos cristianos
________
19. Por tanto, sólo estuvo uno o dos meses con su primer amo.
20. Achmet I, hijo y sucesor de Mohamed III.
21. Nombre que se da a los que atribuyen a Dios una forma humana. A Mar-
tín de BARCOS (Réplique a l'écrit que M. ABELLY, ancien évêque de Rodez, a publié
pour défendre son livre de la vie de M. Vincent. 1669, 13) le pareció extraño que
san Vicente hiciese aquí mención de las opiniones teológicas de su maestro, y su-
puso que ABELLY había leído mal el original. Es posible que luego ABELLY tuviese
algunas dudas, ya que en la segunda edición omitió la palabra anthropomor-
phite.
22. Francisco Savary, señor de Breves, embajador en Constantinopla desde
1589 hasta 1607 y en Roma desde 1607 hasta 1615, ayo de Gastón, hermano de
Luis XIII, primer escudero de la reina y miembro del consejo de negocios pú-
blicos, uno de los negociadores más hábiles del reinado de Enrique IV, muerto
en 1628 a la edad de 68 años.
Savary de Breves desembarcó en Túnez el 17 de junio de 1606. Tenía orden
de pedir la liberación de todos los esclavos franceses, la restitución de las mer-
cancías y de los navíos apresados por los piratas, y finalmente la abolición del de-
recho de visita. En el mes de agosto, tras largas conversaciones, los tunecinos se
comprometieron a no perturbar el tráfico de los negociantes franceses y a resti-
tuir al cónsul todo lo que los corsarios habían robado a Francia. El embajador
partió el 24 de agosto, acompañado de 72 esclavos. No había obtenido más que
muchas promesas vanas y la liberación de unos cuantos esclavos (Relation des vo-
yages de Monsieur de Breves tant en Gréce, Terre Sainte et Egypte qu'aux royau-
mes de Tunis et d'Alger, ensemble un traité fait l'an 1604, por Santiago de Castel,
su secretario. París 1628, en 4.º).

81
Me compró un renegado 23 de Niza, en Saboya, malo por naturaleza,
que me condujo a su temat 24: así se llama la finca que uno tiene como
aparcero del Gran Señor, ya que el pueblo no tiene nada; todo es del sul-
tán. El temat de éste estaba en la montaña, donde el terreno es suma-
mente cálido y desierto. Una de las tres mujeres que tenía (como gre-
co-cristiana, pero cismática) estaba dotada de buen entendimiento y
me quería mucho, pero al final, aún más, otra, turca de nacimiento, que
sirvió de instrumento a la inmensa misericordia de Dios para retirar a su
marido de la apostasía y devolverle al seno de la Iglesia, y contribuyó a
libertarme de la esclavitud. Curiosa por conocer nuestra manera de vi-
vir, acudía todos los días a verme en el campo en que yo cavaba, y des-
pués me mandó cantar alabanzas a mi Dios. El recuerdo del Quomodo
cantabimus in terra aliena de los hijos de Israel cautivos en Babilonia
me hizo comenzar, con lágrimas en los ojos, el salmo Super flumina Baby-
lonis, y luego la Salve Regina y varias otras cosas; todo lo cual le gustó
tanto que quedó grandemente maravillada. Por la tarde no dejó de decir
a su marido que se había equivocado al dejar su religión, que ella creía
sumamente buena, por la idea que yo le había dado de nuestro Dios y
por algunas de sus alabanzas que yo había cantado en su presencia; en lo
cual, decía, había tenido un placer tan divino que no creía que el paraí-
so de sus padres y el que ella también esperaba, fuese tan glorioso, ni
acompañado de tanta alegría como el placer que había experimentado
mientras yo alababa a mi Dios, concluyendo que había en todo ello cier-
ta maravilla.
Esta otra Caifás o burra de Balaam hizo, con sus razonamientos, que
su marido me dijese al día siguiente que no esperaba más que una bue-
na ocasión para escaparnos a Francia 25, y que en poco tiempo
________
23. Los renegados eran numerosos. Provenían, bien de entre los esclavos,
bien de entre los extranjeros que huían a Berbería para librarse de sus acreedores.
Los que abrazaban el Islam quedaban libres, por la ley musulmana. de todas
sus deudas. Los esclavos convertidos al mahometismo tenían más libertad que
los demás y estaban sometidos a un trato menos riguroso. Los capitanes más fa-
mosos de que nos habla la historia de la piratería berberisca eran casi todos re-
negados. Tras haber hecho fortuna, se retiraban a gozar de ella en suntuosos
palacios.
24. Palabra turca.
25. Era imposible huir por tierra, ya que la regencia de Túnez estaba rodea-
da de desiertos invadidos por las fieras. Por mar la huida resultaba peligrosa, da-
da la continua vigilancia que se ejercía sobre las costas. Los renegados que huían,
en caso de ser apresados, pagaban con la vida su audaz intento.

82
encontraría tal remedio, que Dios sería alabado por ello. Esos pocos dí-
as fueron diez meses en que él me entretuvo en estas vanas, aunque al fi-
nal, realizadas esperanzas, al cabo de los cuales nos escapamos en un pe-
queño esquife y llegamos el 28 de junio a Aigues-Mortes 26, y poco des-
pués a Aviñón, donde monseñor el vicelegado 27 recibió públicamente al
renegado con lágrimas en los ojos y sollozos en la garganta, en la iglesia
de san Pedro, para honor de Dios y edificación de los espectadores. Monse-
ñor nos ha retenido a ambos para llevarnos a Roma, adonde irá apenas
venga su sucesor en el trienio 28, que él acabó el día de san Juan 29. Pro-
metió al penitente hacerle entrar en el austero convento de los Fate ben
fratelli 30, donde ya ha profesado 31, y a mí procurar que me concedan al-
gún buen beneficio. Me hace el honor de estimarme mucho y de hala-
garme, por unos cuantos secretos de alquimia que le he enseñado, los que
él estima, según dice, más que si io li avesse dato un monte di oro, porque
ha trabajado en ello durante toda su vida y no hay cosa en que encuentre
mayor satisfacción. Monseñor, al saber que yo era eclesiástico, me ha or-
denado que envíe a buscar los títulos de mis órdenes, asegurándome que
me ayudará y me proveerá de algún beneficio. Estaba yo preocupado por
encontrar un hombre de confianza para ello, cuando un amigo.mío, de
la casa de mi señor, me dirigió al señor Canterelle, dador de la presente,
que iba a Toulouse, a quien rogué que se tomase la molestia de hacer una
escapada hasta Dax para poder entregaros la presente y recibir mis tí-
tulos indicados junto con los que obtuve en Toulouse de bachiller en Te-
ología 32, que os suplico le en-
________
26. Pequeña aldea del Gard, situada en las orillas de un gran lago,a unas dos
leguas del mar, con el que está unido por un canal construido en tiempos de Luis
XV.
27. Pedro-Francisco Montorio, nacido en marzo de 1558 en Narni obispo de
Nicastro en 1593. vicelegado de Aviñón en 1604, nuncio en Colonia en 1621, fa-
lleció en Roma en junio de 1643.
28. Los vicelegados de Aviñón se nombraban cada tres años.
29. El sucesor de Pedro-Francisco Montorio fue José Ferreri, arzobispo de
Urbino.
30. Fate ben fratelli, haced bien hermanos, es el nombre que se le da popu-
larmente al hospital de los hermanos de San Juan de Dios en Roma.
31. ABELLY no trae la continuación de esta carta.
32. En la habitación del santo, después de su muerte, se encontraron sus tí-
tulos de bachiller en teología, obtenidos en la universidad de Toulouse, y los de
licenciado en Derecho Canónico, concedidos por la universidad de París (De-
claración del hermano Chollier en el proceso de beatificación: cfr. Summarium
ex processu ne pereant probationes auctoritate apostolica fabricato. en 4º p. 5).
Vicente de Paúl no se dio nunca

83
treguéis. A este fin, envío a vuestra merced un recibo. El señor Cante-
relle es de la casa y tiene órdenes expresas de monseñor de atenerse
fielmente a su encargo y de enviarme los papeles a Roma, si hemos par-
tido para entonces.
He traído dos piedras de Turquía que la naturaleza ha tallado en pun-
ta de diamante, una de las cuales le envío, suplicándole la reciba de tan
buen grado como yo humildemente se la presento.
Espero, señor, que ni usted ni mis padres se habrán escandalizado de
mí por mis acreedores, a los que hubiera satisfecho ya en parte con cien
o con ciento veinte escudos, que nuestro penitente me dio, si no me hu-
bieran aconsejado mis mejores amigos que los guardase hasta mi vuelta
de Roma, para evitar los accidentes que por falta de dinero podrían acon-
tecer (ahora que dispongo de la mesa y del aprecio de monseñor); pero
creo que este escándalo se tornará en bien.
He escrito al señor d'Arnaudin 33 y a mi madre. Ruego a usted que les
haga sacar mis títulos por alguna persona a quien pagará el señor Can-
terelle. Si por casualidad mi madre hubiese perdido los títulos, estarán
además, de todos modos, en poder del señor Rabel 34. Sin otra cosa más
que rogarle continúe concediéndome su santo afecto, quedo, señor, hu-
milde y obediente servidor de vuestra merced,

DEPAÚL 35
En Aviñón, 24 de julio de 1607.
Dirección: Al señor de Comet, abogado en la Corte presidencial de
Dax, en Dax.
________
otros títulos; los que le atribuyen el licenciado en teología (L. ABELLY, o. c.. III,
cap. XIII, 199) o el doctorado en la misma materia (Gallia christiana II, col. 1.413)
cometen ciertamente un error.
33. Probablemente Pedro Darnaudin, notario.
34. Pedro Rabel o Ravel era, según creemos, secretario episcopal. Figura en
un documento de 1603 como procurador constituido por el obispo de Dax an-
te el notario Bayle (Archivo sin clasificar del senescal civil de Dax).
35. Las tres primeras cartas de san Vicente están firmadas por Depaul, las
otras por Vincent Depaul o, en forma abreviada, V. D., y a veces V. D. P. Jamás
aparece en la pluma del santo la forma de Paul, aún cuando ya sus contemporáneos
separaron así las dos sílabas de su apellido. En los registros parroquiales de su al-
dea natal y de los lugares vecinos y en las actas notariales de la familia, encon-
tramos las dos formas. Se trata de una cuestión sin importancia. Los genealo-
gistas no ven en la partícula de ningún signo de nobleza. Basta recorrer los más
antiguos registros de catolicidad de Pouy para convencerse de ello: casi todos los
aldeanos tienen un de delante de su apellido. La razón de ello es que,

84
2 [2,I,17]
AL SEÑOR DE COMET

Señor:
Le he escrito ya dos veces por medio del ordinario de España, que
pasa por París y Bayona, dirigiendo mis cartas al señor de la Lande 1
para que se las pasase al señor procurador del rey, pues he recordado que
son parientes, por no saber cui altari vovere vota mea, para tener noticias
suyas, cuando Dios, que,etiamsi differat,non aufert tamen spei effectus 2,
me ha hecho encontrar a este venerable padre religioso a punto de par-
tir, por medio del cual espero gozar del bien de que me había privado
la perfidia de aquellos a quienes fié mis anteriores cartas.
Este bien no es otra cosa, señor, sino la nueva seguridad de su buen
estado de salud y del de toda su familia, para la que pido al señor la fe-
licidad colmada de todas sus gracias. Le doy gracias por los anteriores
cuidados paternales que le plugo tener de mí y de mis asuntos, y ruego a
Dios, como lo haré toda mi vida, que me conceda la gracia de disponer
de los medios necesarios para pagar sus servicios, que usted ha sabido hi-
potecarse con todo el bien que un padre puede hacer a su propio
hijo.
Me apena muchísimo no poder escribirle más que muy sumariamente
sobre el estado de mis asuntos, debido a la urgente partida de los mari-
neros poco corteses con quienes se marcha este padre, no a Dax, según
me ha dicho, sino a Bearn, donde me dice que está predicando el reve-
rendo Padre Antonio Pontanus, que siempre ha sido
________
al menos en esta parte de las Landas, muchos apellidos de personas eran origi-
nalmente nombres de lugares. En Pouy encontramos dos lugares que antigua-
mente y hoy todavía llevan el nombre de Paul: una casa situada en el barrio de
Buglose y un riachuelo que atraviesa cerca de la mitad del mismo el camino de
Buglose al Berceau. Es bastante probable que los antiguos ascendientes del
santo habitaran en aquella casa o cerca de aquel riachuelo. Eran de Paul, y se que-
daron con aquel nombre.
Carta 2 (CA). — Archivo de la Misión, original. Hemos contado ya la his-
toria del original de esta carta, al hablar del original de la carta 1.
1. Se trata probablemente de Bertrand de Lalande, consejero real y lugarte-
niente general de la corte presidial de Dax que, por su matrimonio con Juana de
Parage, dama de Escanebaque, se convirtió en pariente de los de Lalande, se-
ñores de Escanebaque en Sabres (Landes).
2. Las dos frases latinas significan: «En qué altar poner mi ofrenda» y «aun-
que retrasa el efecto esperado, no lo niega».

85
buen amigo mío, al cual, como de quien espero un buen servicio, dirijo
mis cartas, rogándole os entregue la presente y me devuelva a su como-
didad, como me ha dicho este padre que lo haría, la respuesta que espe-
ro me querréis dar.
Así pues. mi estado en una palabra es tal que estoy en esta ciudad
de Roma, donde continúo mis estudios, mantenido por monseñor el vi-
celegado que era de Aviñón 3, que me concede el honor de estimarse y
de desear mi ascenso, por haberle enseñado muy bellas cosas curiosas
que aprendí durante mi esclavitud con aquel viejo turco a quien, como
ya le escribí, había sido vendido; entre las cuales curiosidades está el
comienzo, aunque no la total perfección, del espejo de Arquímedes, un
resorte artificial para hacer hablar a una cabeza de muerto, de la que aquel
miserable se servía para seducir al pueblo, diciéndole que su dios Ma-
homa le daba a conocer su voluntad por aquella cabeza, y otras mil be-
llas cosas geométricas que de él aprendí, de las cuales monseñor se mues-
tra tan celoso que no quiere que me acerque a nadie, por miedo a que se
las enseñe, deseando tener él solo la reputación de saber estas cosas, que
se complace en hacer ver a veces a Su Santidad 4 y a los cardenales. Así
pues, este afecto y benevolencia suya me hacen esperar, como también él
me ha prometido, el medio de conseguir un retiro honroso, haciéndome
obtener para este fin algún decoroso beneficio en Francia. Para ello me
es sumamente necesaria una copia de mis títulos de ordenación, firmados
y sellados por monseñor de Dax 5, con
________
3. Pedro-Francisco de Montorio.
4. Paulo V.
5. La copia enviada al santo a petición suya comenzaba así: Extrait du qua-
trième registre des Insinuations ecclésiastiques du diocèse d'Acqs; venía luego el
texto de los testimonios de ordenación y a continuación: «El año 1604, el día
20 del presente mes de octubre todas estas cartas de ordenación sacerdotal han
sido consignadas y registradas en el 4.º registro de las Insinuaciones eclesiásticas
de la diócesis de Dax, a petición del dicho Vicente de Paúl. Y el 15 del presen-
te mes de mayo de 1608, todo fue debidamente sacado, atestado y entregado del
dicho 4.o registro de las Insinuaciones, a requerimientos de (el lugar destinado
al nombre ha quedado en blanco) su hermano, en nombre y delegación del di-
cho Vicente de Paúl, para servirle en lo que es de razón. En Dax, en dicho día y
año, por mí, De Luc, escribano». Concluía con la atestación de Juan Jacobo Dus-
sault, obispo de Dax; (en latín): «Juan Jacobo Dussault, obispo de Dax por la
gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica, a todos los que vean las presentes
letras, salud en el Señor. Damos a conocer y testificamos que las citadas letras di-
misorias de todas las órdenes del

86
un testimonio de dicho señor, que él podría obtener de una investigación
sumaria de algunos amigos nuestros, de que siempre se me ha reconocido
como hombre de bien, con todas las demás solemnidades requeridas en
estos casos. Es lo que todos los días me encarga monseñor que consiga.
Por lo cual, le ruego, señor, con toda humildad, que me quiera conceder
este nuevo servicio de enviarme una nueva copia de mis títulos y de in-
tervenir para que me mande monseñor de Dax este testimonio, en la for-
ma indicada, a través del mencionado reverendo Padre Pontanus. Le en-
viaría a vuestra merced dinero para estos fines, si no temiera que el di-
nero hiciese que se perdiera esta carta. Por eso le ruego que trate este
asunto con mi madre 6, que proporcionará lo que haga falta. Creo que
serán precisos de 3 a 4 escudos. Yo he entregado 2, como pura limosna
a este religioso y él me prometió entregarlos a dicho Padre Antonio 7 pa-
ra que los envíe con este fin. Si así es, ruego a usted que los tome; si no,
le prometo enviar lo necesario dentro de cuatro o cinco meses por letra
de cambio con lo que debo en Toulouse; porque estoy decidido a pagarlo
todo, ya que plugo a Dios darme el medio para ello. Escribo también a
mi tío, el señor Dusin 8, rogándole me quiera ayudar en este asunto.
Acabo de recibir de la persona que le fue a visitar de mi parte, el tí-
tulo de bachiller que tuvo a bien usted enviarme, con una copia de mis
letras testimoniales que ha sido juzgada inválida, por no estar autorizada
con la firma y el sello del señor obispo de Dax.
No hay nada nuevo que pueda comunicarle, a no ser la conversión de
tres familias tártaras, que han venido a bautizarse a esta ciudad, a las que
Su Santidad ha recibido con lágrimas en los ojos, y la catolización de
un obispo embajador para los griegos cismáticos.
________
maestro Vicente de Paúl, presbítero de nuestra diócesis mencionadas en el re-
gistro de las Insinuaciones eclesiásticas de nuestra diócesis y conformes con el
verdadero original, fueron sacadas de allí según atestiguamos por el tenor de
las presentes; en fe de lo cual mandamos expedir estas cartas certificatorias con
nuestra firma y sello y la firma de nuestro secretario. Dado en Dax, día 17 de ma-
yo del año del Señor 1608. J. J. Dussault, obispo de Dax. Por mandato del indi-
cado señor, reverendísimo obispo, Duclos, secretario» (Archivo de los sacerdo-
tes de la Misión, copia del siglo XVIII).
6. Vicente de Paúl había perdido a su padre en 1598 (L. ABELLY, o. c.. 1, cap.
III, 12).
7. Antonio Pontanus.
8. Se trata probablemente de Domingo Dusin, que era párroco de Pouy o que
lo sería poco después (COLLET, o. c.., I, 109).

87
La urgencia me obliga a concluir la presente, mal pergeñada de mo-
mento, con la humilde súplica de que excuse mi excesiva importunidad
y que esté seguro que apresuraré mi vuelta todo lo posible para pagar los
servicios que le debo; entre tanto quedo, señor, vuestro más humilde y
obediente servidor

DEPAÚL.
De Roma, 28 febrero 1608.
Dirección: Al señor de Comet, abogado en la Corte presidencial de
Dax, en Dax.

3 [3,I,18-20]
A SU MADRE, EN POUY 1

17 febrero 1610
Madre mía:
La seguridad que el señor de Saint-Martin 2 me ha dado de su bue-
na salud me ha alegrado tanto que la estancia que aún me queda en esta
ciudad 3 para recuperar la ocasión de ascenso (que me han arrebatado
mis desastres), me resulta penosa por impedirme marchar a devolverle
los servicios que le debo; pero espero de la gracia de Dios que él ben-
decirá mis trabajos y me concederá pronto el medio de obtener un ho-
nesto retiro 4, para emplear el resto de mis días
________
Carta 3. — Reg. I, fol. 1. El copista observa que el original era manuscrito
del santo.
1. Hoy, Saint-Vincent-de-Paul (Landes). En esta pequeña aldea, a 6 ki-
lómetros de Dax, nació san Vicente. Un amplio conjunto de edificios, que
comprenden un hospicio, un orfelinato, unos talleres y un seminario, seña-
lan el lugar donde vino al mundo.
2. Se trata probablemente de Juan de Saint-Martin, esposo de Catalina
de Comet y hermano del canónigo de Saint-Martin y juez de Pouy. El señor
de Comet, el joven, murió, al parecer, antes de 1610.
3. Según L. ABELLY (o. c.. I, cap. v, al principio, 20), san Vicente llegó
de Roma a París a finales de 1608, enviado a Enrique IV por el cardenal D'Os-
sat. Ningún documento de la época nos habla de esta misión secreta, y es se-
guro que el cardenal D'Ossat no intervino para nada en ello, ya que había
muerto el 13 de marzo de 1604.
4. San Vicente obtuvo el 17 de mayo el beneficio esperado. En su lugar
debido reproduciremos el contrato hecho en aquella ocasión.

88
junto a usted 5. He expuesto la situación de mis negocios al señor de
Saint-Martin y me ha testimoniado que él quería continuar la benevolen-
cia y el afecto que el señor de Comet tuvo a bien prodigarnos. Le he su-
plicado que se lo comunique todo.
Me hubiera gustado conocer el estado de los asuntos de la casa y si
todos mis hermanos y hermanas 6 y el resto de nuestros parientes y ami-
gos están bien, sobre todo si mi hermano Gayón se ha casado y con quien,
y además cómo marchan los asuntos de mi hermana María, de Paillole 7,
y si todavía vive en la misma casa con su cuñado Bertrand. En cuanto a
mi otra hermana, creo que se encontrará a su gusto, mientras plazca a
Dios tenerla acompañada. Me gustaría también que mi hermano hicie-
se estudiar a alguno de mis sobrinos 8, Mis infortunios y el poco servi-
cio que hasta el presente he podido hacer a la casa le podrán quitar aca-
so la voluntad de ello; pero que
________
5. ¡Qué distinto es este lenguaje del que hablará san Vicente más tarde, cuan-
do se haya puesto más en contacto con las almas, viendo sus necesidades, sin-
tiendo sus sufrimientos y escuchando su llamada!
6. Sabemos por L. ABELLY (o. c.. II, cap. II, al comienzo, 7) que Vicente de
Paúl era el tercer hijo de una familia con cuatro varones y dos mujeres. En una
acta notarial, del 4 de septiembre de 1626, firmada por Vincent Depaul, se ha-
bla de «Bernardo y Gayon Depaul, hermanos de dicho señor Vicente Depaul»,
siendo este último «su hermano segundo», de «María Depaul, su hermana», viu-
da de «Juan de Paillole». Un documento del 12 de mayo de 1631, publicado en
la Revue de Gascogne (1905, 354357), nos habla de «Pedro Depaul, dicho de Les-
chine», hijo de «Juan Depaul». Si comparamos una carta de Lostalot, del 25 de
septiembre de 1682 (Arch. de los sacerdotes de la Misión) con los registros de
catolicidad, llegamos a la conclusión de que Pedro Depaul era sobrino del san-
to, y por consiguiente que su padre era hermano del mismo. No se le nombra a
Juan en el acta de 1626, porque había muerto anteriormente. Juan, Bernardo,
Gayón, María y otra María, tales serían los nombres de los hermanos de san Vi-
cente; pero no sabemos en qué orden hemos de colocarlos.
7. Paillole es el nombre de la casa donde vivía la hermana del santo. Se en-
cuentra esta casa junto a la iglesia, donde hay otra casa que lleva el mismo
nombre.
8. Uno de los sobrinos de san Vicente estudió y fue sacerdote. Efectivamente,
leemos en un registro de prebendados de Capbreton (Landes) «Señor Francisco
Depaul, sacerdote, prebendado de Capbreton en lugar del señor Juan de Pon-
teils, murió el 8 de junio de 1678; era de Pouy, cerca de Dax, y sobrino del señor
Vicente, sacerdote, fundador de la congregación de los sacerdotes de la Misión»
(Arch. del señor cura Gabarra, párroco de Capbreton).

89
se imagine que el presente infortunio puede presuponer una suerte en el
porvenir.
Esto es, madre mía, todo lo que le puedo decir por la presente, si no
es que también le ruego presente mis humildes saludos a todos mis her-
manos y hermanas y a todos nuestros parientes y amigos, y que ruego a
Dios incesantemente por su salud y por la prosperidad de la casa, como
aquél que es y será, madre mía, el más humilde, obediente y servicial
hijo y servidor,

DEPAÚL
Le ruego presente mis humildes saludos a todos mis hermanos y her-
manas y a todos nuestros parientes y amigos, especialmente a Bétan.

4 [4,I,20]
A EDMUNDO MAULJEAN, VICARIO GENERAL DE SENS 1

20 junio 1616
Señor:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Se encuentran a veces algunas buenas personas que desean hacer
confesión general, y como con frecuencia hay también casos reservados
y siente uno pena de dejarlos marchar, he pensado suplicar a usted con
toda humildad me dé permiso para absolver dichos casos reservados, ase-
gurándole que no abusaré en lo más mínimo y que seré durante toda
mi vida, señor, vuestro muy humilde y obediente servidor.

VICENTE DEPAÚL

________
Carta 4. — Reg. 1, fol. 1. El copista advierte que el original era por comple-
to de la mano del santo.
1. Nacido en la diócesis de Châlons, muerto el 1 de marzo de 1617. Vicente
de Paúl, preceptor de los hijos de Felipe-Manuel de Gondy, general de las gale-
ras y conde de Joigny, tenía muchas veces ocasión de ir l ellos a esta ciudad, si-
tuada en la diócesis de Sens.

90
5 [5,I,20-21]
EDMUNDO MAULJEAN A SAN VICENTE
Señor:
Tanta seguridad tengo de su competencia, prudencia, capacidad y otros
méritos que de muy buena gana le concedo lo que pide. ¡Dios le dé la gra-
cia de cumplirlo dignamente, como yo espero!
En testimonio de lo cual le firmo este permiso el 20 de junio de 1616.

MAULJEAN

6 [6,I,21]
A FELIPE-MANUEL DE GONDY, EN PROVENZA 1

[Agosto o septiembre de 1617] 2


San Vicente escribe desde Châtillon-les-Dombes 3 que, por no tener
ninguna de las cualidades requeridas para ser preceptor en una familia
de tan alta nobleza como la de los Gondy, ha abandonado secretamente
París con la intención decidida de ejercer el ministerio parroquial don-
de se encuentra.

________
Carta 5. — Reg. I, fol. 1. Edmundo Mauljean escribió su respuesta inme-
diatamente después de recibida la anterior.
Carta 6. — L. ABELLY, o. c.. I, cap. IX, 38.
1. Felipe-Manuel de Gondy, general de las galeras de Francia, era padre del
segundo cardenal de Retz, que se señaló por sus intrigas bajo la Fronda. Al que-
dar viudo, entró en los oratorianos y pasó con ellos el resto de su vida practicando
las virtudes cristianas y religiosas. Murió en Joigny el 29 de junio de 1662. La
Congregación de la Misión, el Oratorio y el Carmelo lo veneran como uno de sus
más insignes bienhechores. Puede leerse su biografía en la Bibliothèque orato-
rienne del P. INGOLD, París 1882, 3 vol., en 12.º, t. I, 412-448; y en L. BATTE-
REL, Mémoires domestiques pour servir a l'histoire de l'Oratoire, I, París 1902-1905,
4 vol., en 8.º, 322-361.
2. L. Abelly nos dice que el general de las galeras recibió la carta de Vicente
de Paúl a finales de agosto o en la primera quincena de septiembre.
3. Hoy Châtillon-sur-Chalaronne (Ain), en la diócesis de Belley

91
7 [7,I,21-22]
LA SEÑORA DE GONDY A SAN VICENTE 1

[Septiembre 1617] 2
Señor:
Razón tenía yo en temer perder su asistencia, como tantas veces le he
testimoniado, ya que en efecto la he perdido. La angustia que por ello ten-
go me sería insoportable sin una extraordinaria gracia de Dios, que no me-
rezco. Si sólo fuera por algún tiempo, no tendría tanta pena; pero cuando
considero todas las ocasiones en que tendré necesidad de ser asistida, por
dirección y por consejo, tanto en la muerte como en la vida, mis penas se
renuevan. Juzgue, pues, si mi espíritu y mi cuerpo podrán largo tiempo so-
portar estas penas. Estoy en situación de no buscar ni recibir asistencia de
ningún otro sitio, porque bien sabe que no gozo de libertad para las nece-
sidades de mi alma con muchas persona. El señor de Bérulle me ha pro-
metido escribir a usted, y pido a Dios y a la Santa Virgen que le devuelva
a nuestra casa, por la salud de nuestra familia y de otras muchas, con las
que usted podrá ejercer su caridad. Le suplico una vez más que la practique
con nosotros, por el amor que tiene a Nuestro Señor, a cuya bondad me
remito en esta ocasión, aunque con gran temor de no poder perseverar. Si
después de todo me rehúsa, le cargaré ante Dios de todo lo que me suceda
y de todo el bien que deje de hacer,
________
Carta 7. — L. ABELLY, o. c.. I, cap. IX, 41.
1. Francisca-Margarita de Silly, esposa de Felipe-Manuel de Gondy, había na-
cido en 1580 de Antonio de Silly, conde de Rochepot, barón de Montmirail, em-
bajador en España, y de María de Lannoy. Poco después de entrar san Vicente
en su casa como preceptor de sus hijos, ella le confió la dirección de su alma.
La influencia del santo no tardó en hacerse sentir. La piadosa dama tomó la
costumbre de visitar y servir a los enfermos, y de distribuir entre los pobres abun-
dantes limosnas. Hizo dar misiones en sus tierras y dio su nombre a la cofradía
de la Caridad de Montmirail. Murió el 23 de junio de 1625, después de haber he-
cho nombrar a su santo director principal del colegio de Bons-Enfants y haber-
le dado los medios, mediante una donación de 45.000 libras, para fundar la con-
gregación de la Misión (cfr. L. ABELLY, o. c.. I, cap. VII-XVIII; H. DE COSTE, Les
éloges et vies des reynes, princesses, dames et damoiselles illustres en pitié, coura-
ge et doctrine, II, Paris 1647, 2 vol., en 4.º, 389 s.; CHANTELAUZE, Saint Vincent
de Paul et les Gondi. París 1882, en 8.º).
2. La señora de Gondy recibió, el 14 de septiembre, la carta por la que su ma-
rido le indicaba la resolución de san Vicente; tras aquella carta escribió la suya.

92
privada de su ayuda. Me pone usted en la desventura de estar en lugares
muchas veces privada de sacramentos, por las grandes desdichas que me afli-
gen y las pocas personas que son capaces de asistirme. Bien sabe que el se-
ñor general tiene el mismo deseo que yo, que sólo Dios se lo da, por su
misericordia. No resista al bien que puede hacer ayudando a su salud, pa-
ra que él pueda ayudar algún día a la de otros muchos. Ya sé que, como mi
vida no sirve más que para ofender a Dios, no es arriesgado ponerla en pe-
ligro; pero mi alma tiene que ser asistida en la muerte. Acuérdese de la
aprensión en que me ha visto durante mi última enfermedad en una aldea;
estoy a punto de caer en un estado peor; y sólo el temor de ello me hace tan-
to daño que no sé si no me hará morir sin mi anterior buena disposición.

8 [8,I,23]
A LA SEÑORA DE GONDY

[Septiembre u octubre 1617] 1


Vicente de Paúl consuela y anima a la señora de Gondy, invitándola a so-
meterse a la voluntad de Dios 2.

9 [9,I,23]
FELIPE-MANUEL DE GONDY A SAN VICENTE

15 octubre 1617
Recibí hace dos días la que usted me escribió desde Lyon, en la que
veo la resolución que ha tomado de hacer un viajecito a París a finales de
noviembre, de lo que me alegro mucho, esperando
________
Carta 8. — L. ABELLY, o. c.. I, cap. IX, 43.
1. Esta carta responde a la anterior.
2. La respuesta de san Vicente no desanimó a la señora de Gondy; hizo que
le escribieran sus hijos, los principales oficiales de su casa, el padre de Bérulle, el
cardenal de Retz, doctores, religiosos, en una palabra, todos los que podían te-
ner alguna influencia en su santo director. La intervención del Padre Bence, su-
perior del Oratorio de Lyon, fue la más eficaz de todas; el santo le prometió ir a
París a pedir consejo a sus amigos.
Carta 9. — L. ABELLY, I, cap. IX, 44.

93
verle en dicha fecha y que concederá a mis ruegos y a los consejos de todos
sus buenos amigos el favor que espero de su bondad.
No le diré más, ya que habrá visto la carta que he escrito a mi esposa.
Solamente le ruego considere que parece ser voluntad de Dios que por su
medio tanto el padre como los hijos sean hombres de bien.

10 [10,I,23-24]
A CARLOS DU FRESNE, SECRETARIO DE 1
FELIPE-MANUEL DE GONDI.

[Octubre 1617] 2
San Vicente informa a su amigo que espera hacer un viaje a París den-
tro de dos meses; allí, según las luces que Dios le dé, tomará una deci-
sión definitiva, o de regresar a Châtillon-les-Dombes o de volver a la fami-
lia de Gondy 3.

11 [11,I,24-25]
A NICOLAS DE BAILLEUL, PRIMER MAGISTRADO
MUNICIPAL DE PARIS 1

25 julio 1625
Vicente de Paúl, Principal del colegio de Bons-Enfants 2, junto
________
Carta 10. — L. ABELLY, o. c.. I, cap. IX, 44.
1. Señor de Villeneuve, antiguo secretario de la reina Margarita de Valois, in-
gresado tras la muerte de esta princesa en la casa de Emmanuel de Gondy, del
cual fue secretario y después intendente (L. ABELLY, o. c.., 1, cap. v, 21). Fue uno
de los amigos más íntimos de san Vicente.
2. Esta carta es, aproximadamente, de la misma fecha que la anterior.
3. Tras haber consultado al padre de Bérulle y a otras personas ilustres, Vi-
cente de Paúl tomó esta última decisión. Llegado a París el 23 de diciembre, vol-
vió al día siguiente a ocupar su sitio en la familia de los Gondy.
Carta ll. — Arch. Nat. S 6.373, copia.
1. Nicolás de Bailleul, señor de Vattetot-sur-Mer y de Soisy-sur-Mer, priMer
magistrado municipal de París desde 1622 hasta 1628, después presidente con
birrete, superintendente de finanzas y ministro de Estado, muerto el 20 de agos-
to de 1652 a los 65 años.
2. Jean-François de Gondy, arzobispo de París, había cedido a san Vicente
de Paúl el 1.º de marzo de 1624 la dirección del colegio de

94
a la puerta de Saint-Victor 3, se dirige humildemente a su señoría para
decirle que las paredes de dicho colegio se encuentran grandemente arrui-
nadas por su antigüedad; y para evitar su total derrumbamiento resulta
necesario poner urgente remedio en la capilla y edificio de dicho colegio,
en el que hay una gran cantidad de reparaciones que hacer 4; considera-
do esto, señor, le ruego que, para más seguridad de las necesarias repa-
raciones en dicho colegio, ordena que sea visto y visitado por dos maes-
tros jurados albañiles, o por las personas que le plazca nombrar, para que
expongan su parecer y ordenen lo que sea razonable y de justicia 5.
Dirección: Al primer magistrado municipal de París o al señor lugarte-
niente civil conservador de los privilegios de la universidad.

________
Bons-Enfants, a fin de que tuviera un local donde alojar a los sacerdotes deseo-
sos de unirse a él para misionar por el campo. Este colegio, uno de los más anti-
guos de la universidad, estaba casi abandonado; sus muros se hallaban en ruinas.
El santo esperó a la muerte de la señora de Gondy para ir a vivir en él. Tuvo, al
principio, dos auxiliares: Antonio Portail, que le sería fiel hasta la muerte, y otro
sacerdote, cuyo nombre se i;,mora, pero que ciertamente no era Adriano Gam-
bart, como se ha supuesto equivocadamente, porque Adriano Gambart fue ordena-
do sacerdote en 1633 (cfr. su reseña al comienzo de Missionaire Paroissial, ed.
Migne, 1866 en la Collection intégrale et universelle des Orateurs chrétiens, Pa-
ris 1844-1892, 100 carta volúmenes, en 4.º, t. 89). Cuando los misioneros iban a
los campos, lo que ocurría frecuentemente, daban a guardar las llaves a un ve-
cino.
3. Había otro colegio de Bons-Enfants en el barrio del Louvre. El que habi-
ta san Vicente estaba en el lugar de la casa que hoy lleva el n.' 2, rue des Ecoles.
4. El informe de los expertos, fecha¿o el 27 de julio, nos da una idea del es-
tado del edificio. «Puede verse que el cuerpo izquierdo de la casa, el más gran-
de de todos, se encuentra en un estado de gran ruina; se considera necesario
derribarlo para reconstruirlo por completo; los demás tienen todos necesidad de
reparaciones considerables, no solamente relativas a los techos, artesonados, ta-
biques, puertas y vidrieras, la mayoría de los cuales están inservibles, sino rela-
tivas también a las paredes maestras, a los conductos de desagüe, a los entari-
mados y a las escaleras». (Réflexions sur les différents comptes du college des
Bons-Enfants, en réponse aux observations du sieur Reboul, archiviste du college
Louis-le-Grand, sur le même objet. Arch. Nac. Ms. 3.288).
5. Vicente de Paúl recibió autorización para hacer las reparaciones consideradas
urgentes por los expertos, y para solicitar préstamos para este mismo fin, con-
tra hipoteca de los bienes del colegio. Falto ¿e recursos, se contentó con los tra-
bajos absolutamente indispensables; el resto se dejó para más tarde (Ibíd.)

95
12 [12,I,25-26]
A LUISA DE MARILLAC 1

30 de octubre 1626
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
He recibido la suya en este lugar de Loisy-en-Brie 2, a veintiocho le-
guas de París, donde estamos misionando 3. No le di aviso de mi parti-
da, porque fue más repentina de lo que me imaginaba, y tenía miedo de
darle un disgusto al comunicársela. Pero, en fin, Nuestro Señor le tendrá
en cuenta esa pequeña mortificación, si lo tiene a bien, y él mismo desem-
peñará el oficio de director; ciertamente que
________
Carta 12, — Manuscrito san Pablo, p. 2.
1. Luisa de Marillac, nacida en París el 12 de agosto de 1591 de Luis de
Marillac, hermano del piadoso Miguel de Marillac, ministro de Justicia (1626-1630)
y del mariscal de Marillac, célebre por sus desgracias y su muerte trágica, era viu-
da de Antonio Le Gras, secretario de la reina María de Médicis, con el que se ha-
bía casado el 5 de febrero de 1613 y a quien había perdido el 21 de diciembre de
1625. De él había tenido un hijo, Miguel, que acababa de cumplir los 13 años.
La piadosa viuda había puesto toda su confianza en su director espiritual, Vi-
cente de Paúl, cuyas prolongadas ausencias soportaba con mucha dificultad. Es-
te santo director la dedicaba a obras de caridad. Estaba próximo el día en que la
haría su colaboradora en la creación y organización de las cofradías de Cari-
dad. La vida de Luisa de Marillac, a quien la Iglesia beatificó el 9 de mayo de
1920 y canonizó el 11 de marzo de 1934 (N del T.) fue escrita por Gobillon (1676),
la condesa de Richemont (1883), el conde de Lambel monseñor Baunard (1898)
y Manuel de Broglie (1911). Sus cartas y otros escritos autógrafos han sido en
parte publicados en la obra titulada: Louise de Marillac, veuve de M. Le Gras.
Sa vie, ses vertus, son esprit. Bruges 1886, 4 vol. en 16.º. En español publicó to-
dos sus escritos el P. Rosendo Castañares en 3 vol. en 1945. (N. del T.).
Antiguamente se reservaba a las mujeres de los caballeros la calificación de
madame. Las esposas de los simples escuderos, cualquiera que fuese la nobleza
de sus maridos, sólo tenían derecho al título de mademoiselle. (Historique géné-
alogique et héraldique des pairs de France, I, por le Chevalier de Courcelles. Pa-
rís 1822-1823, 12 vol., intr., 36). Por su matrimonio, Luisa de Marillac se había
convertido en mademoiselle Le Gras (trad. señorita Le Gras).
2. Pequeña localidad del Marne.
3. Vicente de Paúl tenía entonces, como socios, en sus trabajos de misiones
a Antonio Portail, Luis Callon, Francisco du Coudray y Juan de La Salle. Uno de
estos misioneros estaba con él en Loisy.

96
lo hará, y de forma que le hará ver que se trata de EL mismo. Sea, pues,
su hija querida, muy humilde, muy sumisa y muy llena de confianza, y es-
pere siempre con paciencia la manifestación de su santa y adorable vo-
luntad.
Estamos aquí en un lugar donde la tercera parte de los habitantes son
herejes. Ruegue por nosotros, que tenemos gran necesidad de ello, y
sobre todo yo, que no contesto a todas sus cartas, por no estar en dis-
posición de hacer todo lo que me indica.

13 [13,I,27-28]
A ISABEL DU FAY 1

[Octubre o noviembre 1626] 2


Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Su carta me ha encontrado fuera de París y me la han remitido a es-
te lugar de Loisy-en-Brie, donde estamos trabajando entre gran cantidad
de herejes, y necesitamos muchas oraciones para la confirmación de los
católicos que quedan, sin esperar nada de los otros, que no se encuen-
tran en lugares en donde se puedan aprovechar. Por lo demás, siento
no haberle pasado aviso de mi partida. ¿Me lo perdonará del todo? Por
favor, ¿cómo ha recibido esto su corazón? ¿No ha acusado al mío de du-
reza? En fin, espero que ambos se pongan pronto de acuerdo en aquél
que los abraza a ambos, que es el de Nuestro Señor.
No contesto a la propuesta de su regreso a París, porque creo que la
cosa se ha realizado ya. En cuanto al asunto que me hace el honor de
escribirme y desea comunicarme, déjelo para cuando vuelva, si le pare-
ce, aunque si ;a decisión es urgente, haga lo que Nuestro Señor le acon-
seje; si no lo trataremos a mi vuelta, como le he indicado.
________
Carta 13. — Reg. 1, f.º 4, v.º. El copista hace notar que el original era autó-
grafo completo del propio san Vicente.
1. Mujer de gran piedad, totalmente consagrada a san Vicente, a quien ayu-
daba con su fortuna. Si una molesta enfermedad no se lo hubiera impedido,
hubiera tomado una parte más activa en los trabajos del santo. Su tío paterno Re-
nato Hennequin, se había casado con María de Marillac, tía de Luisa de Mari-
llac.
2. Basta comparar esta carta con la anterior para convencerse de que han si-
do escritas con muy pocos días de intervalo, quizás el mismo día.

97
¡Dios mío, qué diferentes son las hijas de su director: la una, llena de
respeto ante las prohibiciones de la Iglesia, y la otra llena de confianza
en el asunto de Poissy! 3. En fin, Nuestro Señor es igualmente honrado
en las dos, por lo que veo en vuestra comunidad, a cuya madre envío mis
saludos 4.
A pesar de todo, le ruego que conserve su alegría honrando para ello
la santa tranquilidad del alma de Nuestro Señor y aumente su confian-
za de que él dirigirá su querido corazón por medio del santo amor que
le comunica, en el que quedo su más humilde y obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL

14 [14,I,28-30]
LUISA DE MARILLAC A SAN VICENTE
Señor:
Espero que me perdonará usted la libertad que me tomo de testimoniarle
la impaciencia de mi espíritu, tanto por la larga separación anterior como
por mi aprensión para el porvenir, y por no saber el lugar adonde va a mar-
char después de aquél en que se encuentra ahora. Es verdad, Padre mío, que
el pensamiento del motivo que le tiene alejado sirve un poco de alivio a mi
pena, pero esto
________
3. Las religiosas dominicas tenían en Poissy (Seine-et-Oise) un internado
famoso donde Luisa de Marillac había pasado algún tiempo de su juventud, ba-
jo la dirección de una prima hermana de su padre, que compuso diversas poesí-
as, y de la priora Juana de Gondy. A esta última le había sucedido Luisa de Gondy,
su sobrina, cuya elección fue protestada durante mucho tiempo, si bien su vali-
dez había sido reconocida por el rey, el Padre Siccus, general de los dominicos
y el mismo Papa. En 1625, el Padre Siccus redactó unos nuevos estatutos, y los
hizo aprobar por la Santa Sede. El artículo quinto disponía que «la madre Lui-
sa de Gondy, actualmente priora, permanezca en su cargo, según la concesión
apostólica que se le ha hecho; pero si ella dimitiera n falleciera, que sea elegida
nueva priora por las hermanas vocales según los estatutos y reglamentos del Con-
cilio de Trento de nuestras constituciones y de los capítulos generales; que la prio-
ra así elegida y confirmada por el provincial, lo sea realmente por un trienio; y
que desde ahora y para siempre se observe todo lo referente a la elección y du-
ración de las prioras». Esta acta no hizo callar a los contestatarios. Se encuentran
detalles interesantes sobre este affaire en la Bibl. Nac. fondos Joly de Fleury, 1475.
4. Luisa de Gondy.
Carta 14 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.

98
no impide que en mi inacción los días a veces me parezcan meses. Deseo,
sin embargo. aguardar con tranquilidad la hora de Dios y reconocer que es
mi indignidad la que la retrasa.
También me he dado cuenta de que la señorita du Fay tiene un poco
más que de ordinario su corazón oprimido por la ansiedad. Pasamos juntas
el día de Pentecostés. Después del servicio, le hubiera gustado a ella gozar
de libertad para hablarme abiertamente. pero nos quedamos en la esperanza
y en el deseo de cumplir la voluntad de Dios.
Ya está hecha la obra que su caridad me encargó. Si los miembros de Je-
sús la necesitan y quiere usted, padre mío, que se la envíe, lo haré inme-
diatamente. Pero no he querido hacerlo sin su consentimiento.
Finalmente, mi muy venerado padre, después de un poco de inquietud,
mi hijo está en el colegio y, a Dios gracias, muy contento y con buena sa-
lud. Si esto continúa, yo estoy muy decidida por ese lado 1.
Permítame, padre mío, importunarle una vez más por una joven de 28
[años], que quieren traer de Borgoña para entregármela. Es tenida por vir-
tuosa, según me comunican; pero antes que ella, la buena chica ciega de Ver-
tus 2 me había dicho que otra que estaba con ella, de 22 [años], podría qui-
zás venir para acá. A ésta la dirigen los reverendos padres del Oratorio
hace cuatro años y es enteramente aldeana. No estoy segura de que quiera
venir, pero si me ha mostrado algún deseo. Le suplico humildemente, pa-
dre mío, que me diga qué es lo que he de hacer en este asunto.
La persona que se marcha a Borgoña tiene que partir el lunes y, creyen-
do que volvería usted esta semana, le he prometido contestarle.
Nuestro buen Dios le ha concedido a mi alma que le sienta más que de
ordinario desde hace un mes; pero no acabo de salir de mis imperfecciones.
Cuando deje de poner impedimentos a los efectos de las oraciones que es-
pero de su caridad, creo que me iré enmendando.
Me hubiera gustado, estos días pasados, que usted se hubiera acordado
de entregarme a Dios y que le hubiera pedido la gracia de cumplir ente-
ramente en mí su santa voluntad, a pesar de las oposiciones de mi mise-
ria. Por tanto, padre mío, le hago con toda humil-
________
1. Luisa de Marillac para favorecer la vocación de su hijo, que deseaba ser sa-
cerdote, lo había enviado al seminario de Saint-Nicolas-du-Chardonnet. funda-
do y dirigido por el austero y virtuoso Bourdoise. Parece que es este seminario
al que aquí llama «colegio».
2. Localidad hoy englobada en el ayuntamiento de Aubervilliers (Seine).

99
dad esta súplica y le pido perdón de tantas impertinencias, quedando, por
la bondad de Dios, señor, su más obligada servidora e indigna hija,

L. DE MARILLAC
A 5 de junio de 1627.

15 [15,I,30]
A LUISA DE MARILLAC

[Octubre 1627] 1
Le doy gracias, señorita, por la noticia que me da del ofrecimiento de
la buena señorita du Fay, y le ruego que la conserve hasta que haya opor-
tunidad, a no ser que a ella le parezca bien reservarla y destinarla para
ir a ganar a esas pobres almas para Dios en estas aldeas de Poitou y de
Cévennes. Mas si ella no lo quiere así y desea que sea aplicada a esas
pobres gentes de ahí, me hará usted el favor de comunicármelo y de en-
viar dos o tres camisas a la señorita Lamy 2 en Gentilly 3 para la Cari-
dad 4 de aquella localidad.
Le escribo cerca de la media noche, un poco aprisa. Perdone a mi
corazón el que no se explaye un poco más en la presente. Sea fiel a su fiel
amante, que es Nuestro Señor. Sea cada vez más humilde y sencilla. Y yo
seré, en el amor de Nuestro Señor y de su santa Madre...
________
Carta 15. — Manuscrito San Pablo, 77.
1. Esta carta debió de ser escrita en fecha próxima a la siguiente carta.
2. Catalina Vigor, mujer de Antonio Lamy, auditor del tribunal de cuentas,
presidente de la cofradía de la Caridad de Gentilly. Antonio Lamy y su esposa
fundaron una misión en esta localidad y en Ferreux, el 30 de diciembre de 1634.
3. Localidad situada en las cercanías de París.
4. Las cofradías de la Caridad, o más simplemente las Caridades, se compo-
nían de mujeres o muchachas unidas para la ayuda de los necesitados. Fundada
en Châtillon-les-Dombes (Ain) en 1617, esta institución respondió tan bien a las
necesidades del pueblo que Vicente de Paúl la estableció en las tierras de los
Gondy, en Villepreux, Folleville, Joigny, Montmirail, y por donde quiera que fue
a dar misiones. Los reglamentos experimentaron ligeras variaciones según las lo-
calidades. De esta obra nació la Compañía de las Hijas de la Caridad. En algu-
nos sitios, las Caridades de mujeres fueron completadas por Caridades de hom-
bres.

100
16 [16,I,31-32]
A LUISA DE MARILLAC

Verneuil 1, 8 octubre 1627


Señorita:
Puesto que su buena compañera quiere que su caridad corporal pre-
sente no impida la espiritual en el porvenir y que se distribuya ahora lo
que le ha entregado 2, le ruego que me envíe por medio del señor du Cou-
dray 3, portador de la presente, la suma de cincuenta libras, y me haga el
favor de asegurarle que Nuestro Señor se lo pagará abundantemente y
que he empezado ya a gastar cuatro libras estando en este lugar, para la
fundación de la Caridad que aquí se ha establecido, en donde encontra-
mos muy grandes necesidades temporales junto con las espirituales, y la
gran cantidad de hugonotes ricos que hay, que se sirven de algunos so-
corros que proporcionan a los pobres para corromperlos, en lo que ha-
cen un daño indecible. Envíeme además cuatro camisas y presente nues-
tros más humildes saludos a su buena compañera, si lo tiene a bien, y pro-
cure
________
Carta 16. — P. PÉMARTIN, o. c.. 1, 21.
1. Cerca de Creil, en l'Oise.
2. Ver la carta número 15.
3. De ahora en adelante encontraremos a menudo el nombre de Francisco
du Coudray. Nacido en 1586 en la villa de Amiens, ordenado sacerdote en sep-
tiembre de 1618, recibido en marzo de 1626 en la Congregación de la Misión, de
la cual hasta entonces sólo san Vicente y Antonio Portail formaban parte, era per-
sona dotada de una inteligencia poco común, y dominaba el hebreo lo suficien-
te como para ser considerado capaz de hacer una nueva traducción de la Biblia.
A éste fue a quien el santo eligió para negociar en Roma la aprobación de la
naciente congregación. Allí estuvo desde 1631 hasta 1635. Seguidamente lo
volveremos a encontrar en París, desde donde realizó cortos viajes a diversos
lugares para socorrer a los pobres, asistir a los soldados o dar misiones. El san-
to le confió en 1638 la dirección de la casa de Toul, en la que permaneció hasta
1641. De nuevo fue llamado a San Lázaro en 1641, pasó una parte de 1643 en
Marsella, ocupado en la evangelización de los galeotes y en la fundación de un
establecimiento en dicha ciudad; en 1644 tomó la dirección de la casa de La
Rose (Lot-et-Garonne). Desgraciadamente, su vasta erudición no estaba respalda-
da por una ciencia teológica suficientemente sólida. Sostuvo opiniones excesi-
vamente arriesgadas y en ellas perseveró a pesar de las advertencias que se le hi-
cieron. Las medidas que san Vicente se vio obligado a tomar para impedir que
difundiera sus errores, ensombrecieron los últimos años de su vida. De la casa de
I.a Rose pasó en 1646 a la de Richelieu. Allí acabó sus días en febrero de 1649,
a los 62 años.

101
convencer a su corazón de que, si de veras honra la santa tranquilidad
del de Nuestro Señor en su amor, le será agradable, y que yo soy en este
mismo amor... 4.
Dirección: A la señorita Le Gras, calle Saint-Victor, en la casa donde
se alojaba el señor Tirón Saint-Priest 5.

17 [17,I,32-33]
A ISABEL DU FAY
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Le doy mil millones de acciones de gracias por el precioso regalo que
me ha enviado, señorita, y le pido a Dios que sea él su única recompen-
sa y me haga a mí digno de merecerla por los servicios que estoy obligado
a devolverle.
Llegué ayer por la tarde de nuestra misión con buena salud, y deseo
mucho que también la suya siga igual. Apenas logre desembarazarme de
unos pequeños asuntos que me entretienen, iré a agradecerle tantas y tan-
tas muestras de su benevolencia. Le suplico, señorita, que me la siga con-
cediendo y que crea que mi corazón recibe un consuelo que no puedo
expresar, en la confianza de que es uno con el suyo y con el de Nuestro
Señor, y que son un mismo amor con el del mismo Señor y el de su san-
ta Madre.

18 [18,I,33-34]
A LUISA DE MARILLAC
¡Bendito sea Dios, señorita, de que siga mejor! Venga mañana
________
4. Pémartin ha creído poder dispensarse de repetir al final de cada carta la
fórmula final, y la firma.
5. Hemos tomado esta dirección de la Histoire de mademoiselle Le Gras, por
la condesa de Richemont. París 1883, 46, nota 2.
Carta 17. — Reg. 1, fol. 24. El copista señala que ha tomado el texto de
una «minuta a mano» de san Vicente.
Carta 18 (CA). — El original se encuentra en Nápoles, en la casa central de
las Hijas de la Caridad.

102
para comulgar en la misa del señor de la Salle 1, ya que yo me veo obli-
gado a celebrarla temprano, a causa de una reunión de eclesiásticos que
habrá de celebrarse mañana por la mañana en esta casa, y que durará has-
ta el mediodía 2. Ahora no tengo tanto miedo de la capilla como en ve-
rano. Si desea venir también la señorita Guérin 3, será igualmente bien-
venida, antes de mi partida, que os comunicaré oportunamente.
Y sobre el dinero de la Caridad de la señorita du Fay, apruebo de bue-
na gana el uso que usted desea hacer del mismo, y me parece bien la reso-
lución que esas buenas jóvenes 4 han tomado de ponerlo todo en común.
Aunque miserable pecador no dejaré de ofrecerlas mañana en mi misa
a Nuestro Señor, en cuyo amor soy de usted muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL
Dirección: A la señorita Le Gras.

________
1. Juan de la Salle, a quien san Vicente llama «un gran misionero», y a quien
el obispo de Beauvais consideraba como «el más fuerte en razonamiento» que ja-
más había conocido (conferencia de san Vicente, 5 de agosto de 1659), había na-
cido en Seux (Somme) el 10 de septiembre de 1598, y había ofrecido sus servi-
cios a san Vicente en abril de 1626. En 1631, predicó en Champagne; en 1634-36
trabajó en la Gironde y sus alrededores. Cuando se abrió el seminario interno de
San Lázaro en junio de 1637, se le confió su dirección. Al año siguiente volvía a
las misiones. Los ejercicios de los ordenandos le ocuparon luego hasta el final de
su vida. Murió el 9 de octubre de 1639, muy llorado por san Vicente que perdía
en él a uno de sus mejores obreros.
2. La obra de las conferencias espirituales no fue definitivamente organizada
hasta más tarde, en 1633. Puede, sin embargo, suponerse que las conferencias se
daban de vez en cuando, con anterioridad a esta fecha, en el colegio de Bons-En-
fants. Sabemos que numerosos eclesiásticos, atraídos por Bourdoise y Le Féron,
se reunían en este lugar para dialogar juntos, antes incluso de que san Vicente
hubiese tomado posesión de la casa (P. SCHOENHER, Histoire du Séminaire de
Saint-Nicolas-du-Chardonnet, I, 1909-1911, 2 vol., en 8.º, p. 97).
3. Esposa de Gilles Guérin, consejero del rey e interventor. Habitaba en la
calle de Saint-Victor, muy cerca del colegio de Bons-Enfants.
4. Probablemente los miembros de la Caridad.

103
19 [19,I,34-35]
SANTA JUANA FRANCISCA FREMIOT DE CHANTAL 1
A SAN VICENTE

Noviembre 1627
Con que está comprometido, mi queridísimo padre, a trabajar en la pro-
vincia de Lyón, y por consiguiente tendremos que vernos privadas de ver-
le durante algún tiempo. Pero nada hemos de oponer a lo que Dios hace,
sino bendecirle por todo, como yo lo hago, mi queridísimo padre, por la li-
bertad que su caridad me concede de mantenerle mi confianza y de impor-
tunarle. Lo seguiré haciendo con toda sencillez.
He hecho cuatro días de ejercicios, y no más, a causa de los muchos asun-
tos que me han surgido. He visto la necesidad que tengo de trabajar en la
humildad y en la caridad con el prójimo, virtudes que había tomado como
práctica el año pasado y que Nuestro Señor me ha concedido la gracia de
practicar un poco. Pero es El el que lo ha ;hecho todo y lo seguirá hacien-
do, según su voluntad, ya que me ofrece tantas ocasiones. Respecto a mi
estado, me parece que me encuentro en una simple espera de lo que Dios
quiera hacer conmigo. No tengo ni deseos ni intenciones; nada me preo-
cupa sino el deseo de dejar obrar a Dios; no lo veo todavía, pero me pare-
ce que eso es lo que está en el fondo de mi alma. No tengo proyectos ni
sentimientos para el porvenir, pero en estos momentos hago lo que me pa-
rece que es necesario hacer, sin pensar más allá.
Muchas veces anda todo revuelto en la parte inferior, lo cual me hace
sufrir mucho, y permanezco allí, sabiendo que por la pa-
________
Carta 19. — L. ABELLY, o. c.. 11, cap. Vll, 315.
1. En noviembre de 1627, santa Juana Francisca se hallaba en camino hacia
Orleans; llegó a París en enero siguiente y no salió otra vez hasta mayo. Jua-
na-Francisca Frémiot, nacida en Dijón el 23 de enero de 1572 había tenido cua-
tro hijos de su matrimonio con el barón de Chantal.
Habiendo enviudado muy joven, se puso bajo la dirección de san Francisco
de Sales y fundó, juntamente con él, la Orden de la Visitación. La fundación
del primer monasterio de París la atrajo a esta ciudad y la mantuvo allí desde 1619
hasta 1622. Allí Conoció a san Vicente, a quien pidió a Juan-Francisco de Gondy
como superior para sus hijas. Hasta su muerte, acaecida en Moulins, el 13 de di-
ciembre de 1641, al regreso de un viaje, santa Chantal mantuvo relaciones per-
manentes con este santo sacerdote, a quien se complacía en consultar para la
dirección tanto de su vida interior como de los asuntos de su comunidad (La
vie de la Vénérable Mère Jeanne-Françoise Frémiot, par messire Henri de Maupas
du Tour. París 1644, en 4.º).

104
ciencia poseeré mi alma. Además tengo un montón de preocupaciones por
mi cargo, ya que mi espíritu aborrece grandemente la acción, y al obligarme
a actuar en la necesidad, mi cuerpo y mi espíritu quedan abatidos. Mi ima-
ginación, por otro lado, me molesta grandemente en todos mis ejercicios, y
produce un hastío bastante grande. Nuestro Señor permite también que ten-
ga exteriormente grandes dificultades, de suerte que no hay nada que me
plazca en esta vida, sino sólo la voluntad de Dios que quiere que permanez-
ca en ella. Concédame Dios su misericordia, la que suplico a usted pida
para mí con mucho interés; y yo no dejaré de pedir a Dios, como lo hago de
todo corazón, que le dé fortaleza para el cargo que le ha confiado.

20 [20,I,35-36]
UN SACERDOTE 1 A SAN VICENTE

Diciembre 1627
Estoy de regreso de un gran viaje que he hecho a través de cuatro pro-
vincias. Ya le he comunicado el buen olor que derrama por las provincias
donde he estado, la institución de vuestra santa compañía, que trabaja por
la instrucción y por la edificación de los pobres del campo. En verdad, no
creo que haya en la Iglesia de Dios nada más edificante ni más digno de los
que llevan en sí el carácter y el orden de Jesucristo. Es menester rogar a Dios
que conceda la infusión de su espíritu de perseverancia a un designio tan
provechoso para el bien de las almas, a las que muy pocos de los que se
dedican al servicio de Dios se consagran como deben.

21 [21,I,36-37]
LUISA DE MARILLAC A SAN VICENTE
Señor:
Hace alrededor de tres semanas que, encontrándome en casa de la se-
ñorita du Fay, aproveché la ocasión para escribirle; pero temo que se hayan
perdido mis cartas. El principal asunto era un con-
________
Carta 20. — L. ABELLY, o. c.. II, cap. I, secc. 2, par. 8, 49.
1. Un sacerdote «muy célebre», dice L. ABELLY.
Carta 21 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.

105
sejo que le pedía para mi hijo. Pero ahora, Padre, ya no estoy en la misma
situación; ya que, sea porque Dios 110 le mantiene actualmente en la de-
cisión de hacerse eclesiástico, o bien porque el mundo se ha opuesto a ello,
sus fervores han disminuido grandemente; y al verle en tal cambio de es-
píritu, he hablado de ello libremente con la madre superiora, que me ha
aconsejado ponerle simplemente como pensionista con esos buenos ecle-
siásticos 1, por las razones que le diré, si Dios me concede la gracia de ver
su regreso, del que tengo gran necesidad.
Ciertamente su ausencia nunca me fue tan sensible, por las necesidades
que he tenido desde entonces; en lo cual es preciso que confiese mi debili-
dad, asegurándole, padre mío, que si Dios me concede la gracia de acor-
darme del pasado, no tendré motivos para gloriarme. Le pido con instancia
la ayuda de sus plegarias, por el amor de Dios, y le agradezco muy humil-
demente la molestia que se ha tomado al escribirme y el honor que me de-
muestra al acordarse de mí. No lo merezco. y Dios es demasiado bueno en
sufrirme. Pues bien. mi queridísimo padre, ofrezca mi voluntad a la mise-
ricordia divina, ya que quiero, mediante su santa gracia, convertirme y re-
conocerme verdaderamente, Padre, su humildísima sierva e indigna hija en
Nuestro Señor.

L. DE MARILLAC
13 enero 1628.
La señorita du Fay continúa con sus achaques corporales y ha estado ca-
si siempre en cama desde hace quince días, aunque sin fiebre; desea mucho
su regreso.
Dirección: al Padre Vicente.

22 [22,I,37-38]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
1. En el seminario de Saint-Nicolas-du-Chardonnet.
________
Carta 22 (CA). — El original se encuentra en poder de las Hijas de la Cari-
dad, de la calle des Bernardins, 15, en París, donado por M. Duby, antiguo sacer-
dote de la parroquia. Debió de pertenecer a los religiosos de la abadía de san
Víctor.

106
No sé cómo me había imaginado, estos días pasados, que estaba en-
ferma, hasta el punto de que la creía siempre en esa situación. ¡Dios sea
bendito porque su carta me ha demostrado lo contrario!
¿Qué le diré ahora de su hijo sino que, como antes no había que es-
tar muy seguros del afecto que tenía a la comunidad 1, tampoco ahora
hay que preocuparse mucho por el desafecto que tiene? Déjele, pues, y
entréguelo todo al querer o no querer de Nuestro Señor. Sólo a El le per-
tenece dirigir a esas pequeñas y tiernas almas. Más interés tiene El que
usted, ya que a El le pertenece más. Cuando tenga la dicha de verla, le
diré el pensamiento que tuve un día y que le dije a la señora de Chantal
sobre este asunto, con lo que ella se vio consolada y libre, por la miseri-
cordia de Dios, de una pena semejante a la que usted puede tener 2. Así
pues, hasta la vista; y si la otra pena la sigue afligiendo, escríbame, que
ya le contestaré.
Dispónganse entre tanto a hacer un favor a dos jóvenes necesitadas
que hemos creído conveniente que salgan de aquí y que le enviaremos
dentro de unos ocho días, rogándole que las dirija a una persona hon-
rada que les recomiende y les busque acomodo, si es que no conoce us-
ted a alguna dama honrada que tuviere de ellas necesidad.
En este lugar tendremos todavía ocupación durante unas seis sema-
nas; después de ello, seré todo para usted y para la señorita du Fay, a la
que saludo con toda la amplitud de mi corazón, y pido a Dios que pue-
da encontrarlas con buena salud. Soy en el amor de Nuestro Señor y de
su santa Madre, señorita, su más humilde y obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL

Desde Joigny, 3 17 enero 1628.

________
1. El seminario de Saint-Nicolas-du-Chardonnet.
2. Celso-Benigno, hijo de santa Juana Francisca, muerto el 22 de julio de 1627
en la isla de Ré, luchando contra los ingleses, fue toda su vida, a causa sobre to-
do de su pasión por los duelos, el tormento de su madre.
3. Felipe Manuel de Gondy, general de las galeras, era conde de Joigny. don-
de san Vicente había fundado su tercera cofradía de la Caridad (L. ABELLY, o. c..
I, cap. x, 1.ª ed., 47).

107
23 [23,I,38-39]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
He enviado a una de las dos jóvenes de que le hablé 1 a nuestra bue-
na señorita du Fay, ya que ella tiene allí conocidos, y la otra se ha que-
dado en Joigny, donde ha encontrado acomodo. Quizás la citada seño-
rita crea conveniente que se quede algunos días en su casa, en espera
de lo que se decida. Si así fuere, no dudo que su caridad la acogerá y que
habrá visto con agrado que me haya tomado tal confianza.
Nada le digo de lo que me ha escrito, porque espero verla a finales de
este mes y poder hablar juntos.
¿Qué diría, mi querida hija, la parte que me ha caído en nuestra mi-
sión, en una de las tierras del señor de Vincy 2? Ciertamente, me pare-
ce, cuando confieso a estas buenas personas, que veo delante de mí a su
buena señorita 3, a la que tanto aman. Creyendo que no podría escribir
a usted, le he rogado en la carta que le escribí, que le pidiera me envia-
se una docena de camisas de todas clases. Hágalo, pues, señorita, como
le ruego, y consérvese alegre y en disposición de querer todo lo que Dios
quiera 4. Y pues es su gusto que nos conservemos siempre en la santa ale-
gría de su amor, conservémonos y unámonos inseparablemente en este
mundo, para ser algún día la misma cosa en él, en cuyo amor quedo de
usted, señorita, humilde y obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL
Desde Villecien 5, el 9 de febrero de 1628.
________
Carta 23 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Ver carta 22.
2. Antonio Hennequin, señor de Vincy, sacerdote, hermano de la señorita du
Fay, muerto en 1645, después de ser recibido en la Congregación de la Misión.
Era un gran amigo de san Vicente.
3. La señorita du Fay. dama de la Caridad.
4. El santo pensaba sin duda en las inquietudes que experimentaba Luisa de
Marillac acerca de la vocación de su hijo. «Esté alegre» es el consejo que cons-
tantemente le da.
5. Pequeña localidad cerca de Joigny.

108
24 [24,I,40]
A LUISA DE MARILLAC

[Febrero 1628] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Sirvan estas pocas líneas para agradecerle el haber aceptado en su ca-
sa a esa buena joven y el envío de las doce camisas, así como para decir-
le [que voy a] 2 marcharme, para volver luego dentro de ocho días, con
el favor de Dios, y que entonces hablaremos de todo, aunque digo de
antemano a su corazón que alabo a Dios por haberla librado del excesi-
vo apego que tenía al pequeño 3 y de haberle hecho entrar en razón con
lo que [ahora] no hay peligro; así que usted actuará [según] su inclina-
ción y darle la sotana 4. Quiera Dios que esto sea para su gloria y para
la salvación de las almas y que El dé a usted parte en la santa tranquilidad
de su espíritu, quedando, en su amor, su más humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL
Dirección: A la señorita Le Gras, en París.

25 [26,I,42-51]
AL PAPA URBANO VIII

[Junio 1628] 1
Sanctissimo Patri Papae nostro:
Supplicant humiliter Vincentius de Paulo, superior sacerdotum Mis-
sionis Lutetiae Parisiorum fundatae, et magister Ludovicus Ca-
________
Carta 24 (CA). — Original en poder de las Hijas de la Caridad de la calle
Mage, n. 20, en Toulouse.
1. Esta carta ha sido escrita poco después de la anterior.
2. El original está mutilado aquí y en otros dos pasajes.
3. El pequeño Miguel.
4. Claude Lancelot, de Port-Royal, condiscípulo de Miguel en el seminario
de Saint-Nicolas-du-Chardonnet, dice en sus Mémoires, con alguna exageración
quizá, que de los seminaristas de su tiempo no perseveró ni uno. (Memoires
touchant la vie de monsieur de Saint-Cyran, I, Colonia 1738. 2 vol., 3).
Carta 25 (CA). — Arch. de Propaganda, III, Lettere di Francia, Avignone,
Suizzera, 1628, n.º 130, f.º 31, original. Este documento ha sido

109
llon, doctor Sorbonicus 2, Antonius Portail 3, Franciscus du Coudray,
________
descubierto, tras paciente búsqueda, por Juan Parrang, sacerdote de la Misión.
Es una escritura muy bella sobre pergamino, que ocupa cinco grandes páginas
en 4.'. El nuncio apostólico en Francia envió y recomendó esta súplica al carde-
nal prefecto de la Propaganda el 21 de junio de 1628. El 23 de julio remitió a
monseñor Ingoli, secretario de la misma congregación, dos cartas del rey, una al
Papa y otra al embajador en Francia, señor de Béthune, en favor de la solicitud
presentada por san Vicente, e insistió en su admisión. Estas recomendaciones no
condujeron a nada. La súplica fue denegada por la Propaganda en la reunión ce-
lebrada en presencia del Papa el 22 de agosto de 1628, debido al desfavorable
informe presentado por el cardenal Bentivoglio. Con todo, se mostraba dispuesta
a autorizar, exclusivamente para Francia, una sociedad de veinte a veinticinco sa-
cerdotes, que no llevara el título de congregación ni de cofradía, y que estuvie-
ra bajo la dependencia de los obispos.
1. Ver la nota general.
2. Según dice el P. GALLEMANT (La vie du vénérable prestre de J.-C. M. Jac-
ques Gallemant. París 1653, en 4.º, p. 231), Luis Callon, doctor por la Sorbona,
era de esos hombres «en quienes la santidad, la ciencia, el celo y la simplicidad
se trataban armoniosamente». A estas dotes se añadían las de la fortuna, por-
que sus padres le habían dejado entre cincuenta y sesenta mil libras, suma im-
portante para aquella época. Abandonó la parroquia de Aumale, su país natal,
para entrar en julio de 1626 en la Congregación de la Misión. Tras una estancia
bastante corta en el colegio de Bons-Enfants, volvió a Aumale, con el consenti-
miento de san Vicente, que continuó considerándolo como uno de los suyos. El
bien que hizo fue considerable. Fundó un colegio en su casa paterna, compró
una casa para escuela de niñas, ayudó a la iglesia parroquial, al hospital y al
convento de penitentes. Los Feuillants de Rouen y otras comunidades se bene-
ficiaron igualmente de sus dádivas. El 23 de agosto de 1629 enviaba cuatro mil
libras a san Vicente para una fundación de misiones, que debían darse cada dos
años por dos sacerdotes de la congregación en la diócesis de Rouen y más espe-
cialmente en el decanato de Aumale. El mismo predicó en las diócesis de Rouen,
París, Meaux, Chartres y Senlis. En medio de todos estos trabajos, encontró tiem-
po para escribir diversas obras de piedad, entre otras un Traité pour la prépara-
tion a la sainte communion (Rouen) y Le Catéchisme de la chasteté honorable (Pa-
rís 1639). Sintiendo próxima su muerte, abandonó Rouen para ir a San Lázaro;
sin embargo, la enfermedad le impidió llegar más allá de Vernon, donde falle-
ció el 26 de agosto de 1647, en el convento de religiosos de la Tercera Orden de
san Francisco. El Padre Plácido Gallemant, amigo personal suyo, le ha dedica-
do algunas páginas en su libro sobre Santiago Gallemant (o. c.., 319-328).
3. Antonio Portail, nacido en Beaucaire, el 22 de noviembre de 1590, fue a
París a estudiar en la Sorbona. Allí conoció a san Vicente hacia 1612, y se unió
a él. Desde el día de su ordenación (1622) hasta el de

110
Joannes de la Salle, Joannes Bécu 4, Antonius Lucas 5, Josephus
Brunet 6, Joannes Dehorgny 7, dioecesum Aquensis, Rothomagensis, Are-
________
su muerte (1660), fue el auxiliar del santo, que lo dedicó en primer lugar al ser-
vicio de los galeotes, lo recibió antes que a ningún otro en su nueva congrega-
ción, lo inició en el ministerio de las misiones y en la obra de los ordenandos, le
escogió como primer asistente en 1642 y le dio la dirección de las Hijas de la Ca-
ridad. Antonio Portail abandonó París en 1646 para hacer las visitas a las casas
de su congregación; comenzó por el oeste de Francia, bajó hasta el sur, pasó a
Italia y no volvió a San Lázaro hasta septiembre de 1649. Si exceptuamos una lar-
ga ausencia en 1655, no abandonó casi nunca la Casa Madre. Se le debe una nue-
va edición de las Meditaciones de Busée, que refundió y aumentó considerable-
mente. La muerte le sobrevino el 14 de febrero de 1660, tras una enfermedad de
nueve días (Notices sur les pretres, clercs et frères défunts de la Congrégation de
la Mission, I, París 1881-1911, 10 vol., en 8.º, en dos series, 1 R serie, 1-94).
4. Juan Bécu era natural de Braches (Somme), donde nació el 24 de abril de
1592. Ordenado sacerdote en septiembre de 1616, se reunió en septiembre de
1626 con los primeros compañeros de san Vicente. Dos de sus hermanos, Beni-
to y Humberto, le siguieron a la congregación, este último a título de hermano
coadjutor; una de sus hermanas ingresó en las Hijas de la Caridad. De 1642 a
1646 se le confió la dirección de la casa de Toul. De regreso a París, perma-
neció allí hasta su muerte, que acaeció el 19 de enero de 1667, tras haber ejerci-
do los cargos de vicevisitador y seguidamente de visitador de la provincia de Fran-
cia (Notices I, 125-133).
5 Antonio Lucas, nacido en París el 20 de enero de 1600, estudió en la Sor-
bona. Entro en la Congregación de la Misión en diciembre de 1626, y fue orde-
nado sacerdote en septiembre de 1628. Su celo, su talento para la predicación y
su habilidad en las discusiones, le hicieron apreciar por el P. de Condren y por
Juan Santiago Olier, que lo solicitó a san Vicente para su instrucción personal y
para la conversión de un hereje. Antonio Lucas formaba parte de la comunidad
de La Rose en 1645. Dirigió el establecimiento de Le Mans de 1647 a 1651, y
seguidamente fue destinado a Sedán.
6. Juan José Brunet nació en Riom en 1597, se unió a los compañeros de
san Vicente en 1627, dio misiones en el Bordelais, fue destinado a Alet, a Gé-
nova y a Marsella, donde murió el 6 de agosto de 1649, víctima de su abnegación
por los apestados (Notices I, 147-151).
7. Juan Dehorgny, natural de Estrées-Saint-Denis (Oise), ingresó en la Con-
gregación de la Misión en el mes de agosto de 1627, y fue ordenado sacerdote
el 22 de abril de 1628. En 1632, cuando san Vicente se estableció en San Láza-
ro, Juan Dehorgny asumió la dirección del colegio de Bons-Enfants, cargo que
desempeñó hasta 1635 y que volvió a desempeñar de 1638 a 1643 y de 1654 a
1659. De 1642 a 1644 y de 1654 a

111
latensis, Ambianensis, Parisiensis, Claromontensis, Noviomensis, in-
nuentes supranominati suplicantes quod, cum dominus Philippus Em-
manuel de Gondy, comes Juniocensis, marquio Insularum Aurearum,
eques torquatus utriusque ordinis 8, Regis a consiliis, dux quinquaginta
cataphractorum militum, mari gallicano in Oriente praepositus et gene-
ralis regiarum triremium praefectus, modo congregationi Oratorii Jesu
in dicta urbe Parisiensi aggregatus, ab aliquot annis attentius conside-
rasset, cum defuncta domina Francisca Margarita de Silly, tunc temporis
ejus uxore, barona Montis-Mirabilis, Trosnay et aliorum locorum, cum
dicto Vincentio de Paulo, tunc eorum eleemosynario et supradictae do-
minae confessore, urbium incolas omni auxilio spirituali sufficienter ju-
vari celebrium doctorum et proborum religiosorum beneficio qui in iis-
dem urbibus passim habitant, solum populum rure degentem, ignoran-
tia et paupertate oppressum, iisdem auxiliis destitui quibus alii in urbi-
bus abundant, proptereaque eumdem populum in perpetua mysterio-
rum fidei ad salutem necessariorum ignorantia ad senectutem usque re-
manere, sicque misere in peccatis adolescentiae saepe decedere, quae, ni-
mio pudore praepediti, apud parochos aut vicarios, utpote sibi notos et
familiares, non audent deponere, existimaverunt supradicti huic tam ur-
genti malo remedium aliquod adhiberi posse missionum beneficio, quae
tunc in oppidis et pagis intra eorum dominia contentis factae sunt a
supplicante Vincentio de Paulo et aliis ecclesiasticis probatis, doctrina et
morum integritate conspicuis, autoritate Reverendissimorum Domino-
rum Episcoporum eorum locorum: quod adeo feliciter successit ut, cog-
nito et praesentia sua comprobato fructu et emolumento quod inde ad
gloriam omnipotentis Dei redundaret ex confessionibus generalibus de
integra vita quas multa oppida et pagi integri amplexi sunt, emendatione
vitae et meliore fruge plurimorum, imo etiam aliquorum haereticorum
in sinum sanctae Romanae Ecclesiae receptorum conversione, suprame-
moratus dominus et domina hoc pium opus missionum perpetuum red-
dere decreverunt; quod fecerunt eleemosyna, anno Domini millesimo
sexcentesimo vigesimo quinto erogata, quadraginta quinque millium fran-
corum, in sustentationem et alimoniam
________
1667 fue asistente del superior general; de 1644 a 1647 y de 1651 a 1653, supe-
rior de la casa de Roma; de 1660 a 1667, director de las Hijas de la Caridad. En
1640, 1641, 1643, 1644, 1659 y 1660 visitó muchas casas de la compañía y res-
tableció el orden donde fue necesario. Su simpatía por las ideas jansenistas nos
han valido dos bellas cartas de san Vicente, que tuvo la alegría de verle retornar
hacia ideas más sanas. Vivió hasta el 7 de julio de 1667. Se conservan de él 23
conferencias a las Hijas de la Caridad y muchísimas cartas (Notices I, 153-220).
8. Las órdenes de san Miguel y del Espíritu Santo.

112
aliquot ecclesiasticorum, qui, prius relictis omnibus beneficiis et officiis
quae in urbibus haberent, imo et spe ad illa in posterum obtinenda de-
posita, simul habitare et in congregatione vivere decrevissent et in salu-
tem pauperis populi rusticani ex professo incumbere vellent sub direc-
tione dicti Vincentii de Paulo, supplicantis; qua fundatione a Reveren-
dissimo Domino Archiepiscopo Parisiensi approbata et confirmata, no-
minatus Vincentius de Paulo, ab eodem Domino Archiepiscopo cons-
titutus superior, associavit et aggregavit sibi supramemoratos; qui presbyte-
ri 9, ut facilius et utilius possint saluti pauperum rusticanorum incumbe-
re, relictis beneficiis quibus quidam illorum gaudebant, et aliis conditio-
nibus in quibus alii in urbibus occupabantur simul congregati sunt, et,
societatem conficientes, in ea vivunt sub titulo et nomine Sacerdotum Mis-
sionis aut Missionariorum et sub directione et correctione dicti Vincen-
tii de Paulo, toti incumbentes in salutem populi rure commorantis, quem
propterea adeunt, ab oppido ad oppidum, a pago in pagum transeuntes,
conciones, exhortationes habent ad populum, edocent unumquemque,
et publice et privatim, catechismum, mysteria fidei ad salutem necessaria,
quae ut plurimum penitus ignorantur, ad confessiones generales de tota
vita disponunt easque excipiunt, haereticorum conversionem procurant,
terminant lites et dissidia, inimicitias et odia conciliant, confraternitatem
Charitatis erectam ad subveniendum saluti corporis et animae pauperum
morbo detentorum, ubi necessitas expetit, instituunt; haecque omnia pia
opera jam exercent non modo in pagis et oppidis ad dominum et domi-
nam fundatores pertinentibus, quae loca singulis quinquenniis adire ibi-
que praedicta officia exercere tenentur, verum etiam in multis aliis par-
tibus et dioecesibus huius regni Franciae felici successu laboraverunt, ad-
juvante Dei gratia, ut in archiepiscopatu Senonensi, in dioecesibus Ca-
talonensi, in Campania, Trecensi, Suessonensi, Bellovacensi, Ambianen-
si et Carnutensi, semper cum magna satisfactione Reverendissimorum
Dominorum Archiepiscoporum et Episcoporum dictorum locorum, cum
salute miseri populi et incredibili omnium aedificatione. Quae omnia pia
opera semper suscipiunt sumptibus et impensis dictae congregationis,
quae nullam laborum suorum mercedem aut compensationem tempora-
lem recipit aut expectat.
Propter dictas causas, Sanctissime Pater, et quia perpetuitas hujus pii
operis ad salutem et conversionem proximi plurimum conferre potest,
placeat Sanctitati Vestrae approbare et confirmare dictam congregatio-
nem et, in quantum opus est, de novo erigere, Vestram
________
9. Todos los firmantes de esta súplica eran sacerdotes, excepto Antonio Lu-
cas, que se ordenó tres meses después.

113
benedictionem supra illam extendere dictumque Vincentium instituere
in institutorem praepositum generalem dictorum sacerdotum, necnon et
aliorum ad societatem eorum promoveri cupientium et reliquorum ad
familiaria officia necessariorum 10 dictae congregationis Missionis nuncupa-
tae, qui simul et in societate religiose vivere et in humilitatis spiritu et piae
vitae studiis Altissimo famulatum exhibere et impendere voluerint, quo-
rum principale ac praecipuum institutum erit propriae perfectioni et
incolarum rure degentium totaliter incumbere, cum plena et omnimo-
da facultate, potestate et auctoritate eidem Vincentio jampridem per do-
minum Archiepiscopum Parisiensem ad id assumpto et a dominis fun-
datoribus summopere desiderato, ut praedictam congregationem hujus-
modi tam in civitate Parisiensi quam in omnibus aliis civitatibus, oppi-
dis, terris et locis ad quae a locorum Episcopis vocatus fuerit, et non alias,
instituendi 11, ac demum pro felici statu et directione personarum ac bo-
norum spiritualium et temporalium ejusdem congregationis seu con-
gregationum sic erigendarum. tum circa receptionem et admissionem,
numerum, aetatem et qualitates in ipsa congregatione recipiendorum et
admittendorum, eorumque instructionem et disciplinam, exercitia, ac
modum ac formam divinorum officiorum, precum et orationum alio-
rumque suffragiorum recitandorum, et alia ipsis congregationibus utilia
atque necessaria, quaecumque statuta, ordinationes, alia ipsis congre-
gationibus et capitula licita et honesta sacrisque canonibus et consti-
tutionibus apostolicis necnon Concilii Tridentini decretis minime con-
traria, a Sancta Sede Apostolica postmodum approbanda, confirmanda
ac per ipsarum congregationum praepositum, presbyteros, officiales,
ministros et coadjutores, sub poenis apponendis, adimplenda et obser-
vanda, faciendi, edendi et condendi, factaque, edita ct condita, quoties
pro illorum ac rerum et temporum qualitate et vicissitudine, seu alias vi-
debitur, corrigendi, limitandi, immutandi, alterandi ac etiam alia, ut prae-
fertur, adimplenda et observanda, ex integro faciendi et condendi, alia-
que omnia et singula similium congregationum, necnon quorumcumque
ordinum approbatorum constitutoribus aut aliis superioribus etiam genera-
libus, de jure vel consuetudine, sive ex privilegio, aut alias quomodo-
cumque fieri et exsequi solita, faciendi et exequendi, dicta auctoritate de-
putare et assumere;
________
10. Estas palabras se refieren a los hermanos coadjutores; por aquel enton-
ces no había en la compañía más hermanos que Juan Jourdain y Héctor.
11. La Congregación de la Misión no tenía en aquel momento otro esta-
blecimiento que el colegio de Bons-Enfants.

114
Omnesque alias ad instar supradictae canonice erigendas congre-
gationes quas ab ea Parisiensi et a dicto praeposito generali quocum-
que locorum stabilitae fuerint, in onmibus dependere placeat Sanctitati
Vestrae, ex nunc prout postquam auctoritate praedicta erectae fuerint,
eisdem auctoritate et tenore perpetuo approbare et confirmare;
Dictosque praepositum, presbyteros et quascumque personas dic-
tae congregationis liberare a jurisdictione suorum Ordinariorum et a
Sancta Sede Apostolica dependere placeat Sanctitati Vestrae, ita tamen
ut dictae personae obedire teneantur Reverendissimis Dominis Episcopis
et Dioecesanis suae residentiae circa missiones, etiam pergere quocum-
que et ad quoscumque eos mittent, absque ulla excusatione super quo-
vis praetextu fundata, excepta indispositione corporis aut nimio labore
praecedente, qui aliquam quietem ad resumendas novas vires requiret;
Et postremo eisdem congregationibus, ex nunc prout etiam postquam
institutae et erectae fuerint, ut praefertur, pro illarum dote ac dicti Vin-
centii, necnon praepositi generalis et presbyterorum eorumdem pro tem-
pore existentium sustentatione onerumque illis incumbentium suppor-
tatione, omnia et singula, res, bona, fructus, reditus et legata jam facta et
facienda tam per dictum dominum Gondium et dominam Franciscam
Margaritam de Silly, fundatores, quam alios quoscumque christifideles
dictis congregationibus quomodolibet relinquenda, donanda et elargien-
da, ita quod liceat dicto Vincentio vel alii praeposito generali et pres-
byteris dictarum congregationum pro tempore existentibus, illorum om-
nium corporalem, realem et actualem possessionem, per se vel per alium
seu alios, dictarum congregationum nomine, libere apprehendere et per-
petuo retinere, fructus quoque, reditus et proventus, jura, obventiones
et emolumenta quaecumque eorumdem percipere, exigere, levare, recu-
perare ac in dictarum congregationum usus et utilitatem convertere, Dioe-
cesani loci vel cujusvis alterius licentia desuper minime requisita, et etiam
perpetuo applicare.
Et ad augendam fidelium devotionem animarumque saluti consu-
lendum, et ut christifideles ad hujus Instituti exercitium animentur atque
innitentur, supplicant Sanctitatem Vestram dicti oratores ut placeat illis
concedere omnes facultates quas solita est concedere religiosis et sacer-
dotibus saecularibus quos Sua Sanctitas mittit in Missiones in partes in-
fidelium;
Scilicet potestatem apostolicam concionandi, catechisandi, excipiendi
confessiones, instituendi confraternitatem Charitatis ubique locorum.
semper sub beneplacito Reverendissimorum Dominorum Episcoporum;

115
Potestatem absolvendi ab omnibus censuris ecclesiasticis et dispensandi
de irregularitatibus occultis, commutandi vota et absolvendi ab omnibus
casibus Vestrae Sanctitati reservatis etiam in Bulla Coenae Domini;
Potestatem quoque dictis missionariis legendi libros haereticorum et
absolvendi ab haeresi, applicandi plenariam indulgentiam omnibus qui
instituunt confessiones generales iisdem missionariis et aliis ecclesiasticis
qui ad missiones ab illis assumentur;
Instituendi orationem quadraginta horarum in locis in quibus expedire
credent, et applicandi plenariam indulgentiam iis qui, ea durante con-
fitebuntur et sacram Eucharistiam sument;
Celebrandi sacrum Missae sacrificium super altaria portatilia, cele-
brandi etiam hora ante auroram et post meridiem;
Moderandi et remittendi restitutiones debitas propter incursam simo-
niam;
Benedicendi ornamenta Ecclesiae.

L. CALLON, F.DU COUDRAY, A. PORTAIL,


J. DE LA SALLE, J. BECU, A. LUCAS, J.BRUNET,
J.DEHORGNY, VINCENT DE PAUL12

26 [27,I,51-52]
A LUISA DE MARILLAC
Sí, por fin, mi querida señorita, me parece muy bien. ¿Y cómo no si
ha sido Nuestro Señor el que le ha dado ese santo sentimiento?
________
12. El personal de la naciente congregación incluía además a Santiago Rég-
nier, ingresado en el mes de agosto de 1627 y ordenado sacerdote en 1631; a dos
hermanos coadjutores y quizá también a Roberto de Sergis ingresado en el mes
de junio de 1628. Santiago Régnier no firmó esta súplica, probablemente porque
no era todavía sacerdote, ni tenía intención de serlo. Nos contentaremos con dar
la traducción de la súplica del 1 de agosto, que no difiere de ésta más que por
dos breves adiciones y por modificaciones puramente de forma.
Carta 26 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original. Esta carta es-
tá toda ella reproducida por L. Abelly, quien, al comienzo de la misma añade
las siguientes palabras: «Esta fiel sierva de Jesucristo se siente fuertemente im-
pulsada en sus oraciones a dedicarse al servicio de los pobres; habiendo pedido
al señor Vicente consejo sobre ello, él le dio esta respuesta» (o. c.. I, cap. XXIII,
105).

116
Comulgue, pues, mañana y prepárese para la revisión saludable que se
propone, y después de ello comience los santos ejercicios que se ha im-
puesto. No me siento capaz de expresarle cómo mi corazón desea ar-
dientemente ver el suyo para saber cómo le han ido las cosas, pero deseo
mortificarme por el amor de Dios, que es lo único en que deseo esté ocu-
pado el de usted.
Me imagino que las palabras del evangelio de este día I le habrán im-
presionado profundamente. ¡Tan apremiantes resultan para el corazón
que ama con un amor perfecto! ¡Oh, qué árbol habrá parecido hoy us-
ted a los ojos de Dios, por haber producido semejante fruto! Que pue-
da ser siempre un hermoso árbol de vida que produzca frutos de amor,
y que sea yo, en ese mismo amor, servidor suyo,

V. P.

27 [28,I,52-62]
AL PAPA URBANO VIII
Sanctissimo Patri Nostro Papae:
Supplicant humiliter... et supradictae dominae confessario, urbium
incolas omni auxilio spirituali celebrium doctorum proborumque re-
________
Monseñor BAUNARD (La vénérable Louise de Marillac. París 1898, en 8.'43, nota
1), piensa que Abelly se equivoca. La carta sería, según él, una simple exhortación
a unos ejercicios espirituales, a los que debía acompañar una confesión general.
Nosotros estamos de acuerdo más bien con la advertencia de Abelly. Si no hu-
biera habido en Luisa de Marillac más que el deseo de hacer un retiro y una re-
visión de vida, san Vicente no le habría respondido: «Yo no me siento capaz de
expresarle cuán ardientemente desea mi corazón ver el suyo para saber cómo le
han ido las cosas» y «¡Oh! ¡qué árbol habrá debido parecer hoy usted a los
ojos de Dios, por haber producido semejante fruto!». Se trata, al parecer, de una
grave determinación que acababa de adoptar Luisa de Marillac. La explicación
de Abelly es más natural; así que la hacemos nuestra.
1. Esta carta ha sido escrita el séptimo domingo de Pentecostés, pues en es-
te día se lee en la misa el evangelio del árbol bueno y del malo. Por otra parte, se
puede suponer que Luisa de Marillac tomó la determinación de consagrarse al
servicio de los pobres antes de ofrecerse a san Vicente para la visita de las co-
fradías de la Caridad, por consiguiente antes del 6 de mayo de 1629. Estas dos
observaciones nos llevan a pensar que la carta en cuestión podía muy bien haber
sido escrita el 30 de julio de 1628.
Carta 27 (CF). — Arch. de la Propaganda III, Lettere di Francia, Avignone
e Suizzera, 1628, n.º 130, f.o 36, ant. 60, original en pergamino. De

117
ligiosorum qui in iisdem civitatibus morantur, sufficienter adjuvari,solum
populum rure degentem ignorantia et paupertate oppressum iisdem
auxiliis quibus alii in urbibus abundant, destitui, proptereaque eumdem
populum... deponere non audent; huic tam ingenti malo remedium ali-
quod adhiberi posse arbitrati sunt supranominati, si missiones quae tunc
in oppidis et pagis intra eorum dominia contentis a dicto Vincentio cum
aliis ecclesiasticis probitate et doctriml conspicuis factae sunt, sub bene-
placito et obtenta facultate a Reverendissimis DD. ipsorum locorum Epis-
copis, continuarentur. Quod adeo feliciter, cognito et praesentia sua com-
probato fructu et emolumento ad gloriam Omnipotentis Dei emergenti
ex confessionibus generalibus de integra vita. quas multa oppida et pa-
gi integri amplexi sunt, cum emendatione vitae et meliore fruge in pos-
terum, imo etiam conversione quorumdam haereticorum, successit, ut
supramemorati domini Emmanuel et Francisca, hoc pium opus missio-
num perpetuum reddere cupientes, eleemosynam quadraginta quinque
[millium] francorum in sustentationem et alimoniam aliquot sacerdotum,
qui, relictis gradibus et ecclesiasticis quae in urbibus haberi solent offi-
ciis, imo spe ad illa in posterum rejecta, simul habitare, necnon in congre-
gatione vivere salutique pauperis populi rusticani ex professo incumbere
vellent, sub directione dicti Vincentii de Paulo supplicantis, largiti sint,
anno Domini millesimo sexcentesimo vigesimo quinto.
________
bemos también el descubrimiento de este documento a Juan Parrang. En tanto
que se estudiaba su primera súplica en Roma, san Vicente, aprovechando las
advertencias de personas doctas y de amigos, la revisaba y la corregía. Si se ex-
ceptúan las dos adiciones, que señalaremos en su lugar, el nuevo texto no difie-
re del precedente más que por modificaciones puramente de forma. El nuncio la
envió el 15 de agosto de 1628 al cardenal prefecto de la Propaganda, con una car-
ta de recomendación. Las razones dadas por esta congregación el 22 de agosto
para la denegación de la anterior solicitud, alcanzaban también a ésta. De este
modo san Vicente se hizo a la idea de que ésta sería también rechazada. Según
una nota, el juicio terminó el 25 de septiembre. Si el proceso verbal de la reunión
tenida aquel día no hace mención de ello, se debe probablemente a que no hu-
bo deliberación sobre el tema, encontrándose rechazada la segunda solicitud
en virtud de los considerandos de la decisión tomada sobre la primera. San Vi-
cente no era hombre que se desesperara. Esperó, reflexionó, preparó otra soli-
citud, que no se ha conservado, movió a personajes influyentes y al fin obtuvo lo
que tanto deseaba el 12 de enero de 1632.
Hemos creído inútil reproducir los pasajes comunes con la súplica de junio
(carta 25); el lector podrá fácilmente referirse a ella en los pasajes omitidos.

118
Qua fundatione a Reverendissimo D. Domino Archiepiscopo Pari-
siensi approbata et confirmata, supradictus Vincentius de Paulo, ab eo-
dem superior constitutus, associavit et aggregavit sibi supramemoratos
sacerdotes, qui, ut facilius utiliusque bono animarum ruri degentium in-
tendere valerent, prius relictis beneficiis quibus quidam illorum frue-
bantur et aliis conditionibus quarum munere fungentes in urbibus reti-
nebantur, simul congregati sunt in societatem sacerdotum Missionis aut
Missionariorum sic nuncupatorum, in qua vivunt sub directione dicti
Vincentii de Paulo, toti incumbentes in salutem populi ruri commoran-
tis; quo se conferunt de oppido in oppidum, de pago in pagum transeun-
tes, et conciones exhortationesque ad populum habendo, edocent unum-
quemque, publice et privatim catechisando, circa mysteria fidei ad sa-
lutem neccssaria... terminant lites, odia sedant, dissidia et inimicitias con-
ciliant, confraternitatem Charitatis ad subveniendum saluti corporis et
animae pauperum morbo detentorum, ubi necessitas expetit, instituunt;
haecque omnia pia opera jam non modo in pagis et oppidis ad dominum
et dominam fundatores pertinentibus quae loca singulis quinquenniis
adire, ibique praedicta officia exercere tenentur, verum etiam in multis
aliis partibus hujus regni Franciae felici successu exercent, adjuvante Dei
gratia, ut in archiepiscopatibus Parisiensi et Senonensi, in dioecesibus
Catalaunensi... et incredibili omnium satisfactione; quae omnia pia ope-
ra semper suscipiunt sumptibus et impensis dictae congregationis, quae
nullam laborum suorum mercedem et compensationem temporalem
recipit aut expectat.
Quapropter, Sanctissime Pater, et quia perpetuitas hujus pii operis ad
salutem et conversionem proximi multum conferre videtur, placeat Sanc-
titati Vestrae... propriae perfectioni et saluti incolarum ruri degentium
totaliter incumbere, eundo de pago in pagum, illicque concionando,
catechisando. ad anteactae totius vitae conscientiae onus deponendum
inducere, poenitentium confessionem generalem excipere, parvulos ad
sacrosanctae synaxis primam susceptionem dignanter instruere, necnon,
ut necessitati pauperum aegrotantium subveniatur, confraternitatem Cha-
ritatis instituere, et hoc gratis, nec susceptis directe aut indirecte mune-
ribus 1 cum plena et omnimoda facultate... summopere expedito, prae-
dictam congregationem hujusmodi... personarum et bonorum spiritua-
lium et temporalium... tum circa admissionem, numerum, aetatem... ins-
tructionem et disciplinam, correctionem, exercitia, modum et formam
divinorum officiorum... et alia ipsis con-
________
1. Estas siete líneas, desde «eundo de pago» hasta «muneribus», faltan en la
súplica de junio.

119
gregationibus utilia atque necessaria, quaecumque statuta, ordinationes
et capitula licita et honesta... Omnesque alias ad instar supradictae ca-
nonice erigendas congregationes ab ipsa Parisiensi et a dicto praeposito
generali... Dictosque praepositum, presbyteros et quascumque personas
dictae congregationis a jurisdictione suorum Ordinariorum liberare, a
Sancta Sede Apostolica dependere placeat Sanctitati Vestrae; ita nihilo-
minus ut dictae personae Reverendissimis Dominis Episcopis et Dioe-
cesanis suae residentiae circa missiones obedire teneantur, etiam quo-
cumque et ad quoscumque eos mittent... novas vires requiret reservata
tamen electione mittendorum ipsorum presbyterorum superiori domus
necnon reservata praeposito dictae congregationis potestate instituendi
superiores et officiales in aliis etiam congregationibus erigendis eosque
deponendi, inhabiles vero ab ipsis congregationibus expeliendi, itemque
dictos presbyteros et alios transferendi de una domo in aliam, sicut et ac-
cersendi eos quocumque in loco aut quacumque in domo fuerint, si man-
datum Vestrae Sanctitatis ad aliquam Missionem aut necessitas quaedam
istud postulaverit 2.
Et postremo eisdem congregationibus, ex nunc prout postquam ins-
titutae et erectae fuerint... tam per dictum dominum Gondium et dictam
dominam Franciscam Margaritam de Silly, fundatores... ita quod dicto
Vincentio... Iibere apprehendere liceat et perpetuo retinere... vel cujus-
vis alterius licentia minime requisita, et etiam perpetuo applicare.
Et ad augendam fidelium devotionem animarumque saluti consu-
lendum, utque christifideles... dicti oratores ut sibi placeat illis elargiri
omnes facultates quas solita est concedere religiosis et sacerdotibus sae-
cularibus quos Sua Sanctitas ad partes Infidelium in missionem mittit;
Potestatem Apostolicam scilicet concionandi, catechisandi, excipiendi
confessiones, confraternitatem Charitatis ubique locorum instituendi,
semper tamen sub beneplacito Reverendissimorum DD. Episcoporum;
Absolvendi ab omnibus censuris ecclesiasticis et dispensandi de irregu-
laritatibus occultis, commutandi vota et absolvendi ab omnibus casibus
Vestrae Sanctitati etiam in Bulla Ccenae Domini reservatis;
Disputandi contra haereticos, conversos ab haeresi absolvendi, eo-
rum libros legendi, applicandi plenariam indulgentiam omnibus
________
2. Este pasaje, desde «reservata tamen electione», es especisl de esta segunda
súplica; y esta es la única razón de ser, pues los demás cambios son de poca im-
portancia.

120
confessionem generalem facientibus, idque non modo missionariis, sed
etiam ecclesiasticis qui ad missiones ab illis in casu necessitatis assumuntur;
lnstituendi orationem quadraginta horarum...;
Sacrum Missae sacrificium super altaria portatilia celebrandi, etiam
ante auroram et post meridiem;
Moderandi et remittendi restitutiones debitas propter incursam simo-
niam;
Benedicendi ornamenta Ecclesiae.
J. DE LA SALLE, J. BECU, DU COUDRAY, A. PORTAIL,
CALLON, J. DEHORGNY, J. BRUNET,
A. LUCAS, VINCENT DEPAUL
Datum Parisiis, in collegio Bonorum-Puerorum, prima die augusti,
Domini anno millesimo sexcentesimo vigesimo-octavo.

TRADUCCIÓN
AL PAPA URBANO VIII

[Junio 1628]
A nuestro santísimo Padre el Papa:
Vicente de Paúl, superior de los sacerdotes de la Misión fundada en
París, el maestro Luis Callon, doctor por la Sorbona, Antonio Portail,
Francisco de Coudray, Juan de la Salle, Juan Bécu, Antonio Lucas, José
Brunet y Juan Dehorgny, de las diócesis de Dax, Rouen, Arlés, Amiens,
París, Clermont y Noyon, presentan sus humildes súplicas y exponen los
hechos siguientes:
Felipe-Manuel de Gondy, conde de Joigny, marqués de las islas de
Oro, caballero de las dos órdenes, consejero del rey, capitán de cincuenta
hombres de armas, lugarteniente general del rey de Francia en los mares
de Levante, intendente general de las galeras reales, recibido recien-
temente en la congregación del Oratorio de Jesús en la ciudad de París,
y la difunta señora Francisca Margarita de Silly, entonces su esposa, ba-
ronesa de Montmirail, Trosnay y otros lugares, tras haber considerado
durante varios años con toda atención junto con el mencionado Vicente
de Paúl, entonces limosnero suyo y confesor de la citada señora, que
los habitantes de las ciudades estaban suficientemente provistos de todo
socorro espiritual gracias a los doctores distinguidos y los buenos reli-
giosos en ellas establecidos, mientras que las pobres gentes del campo,
privadas de estos mismos

121
socorros, tan abundantes en las ciudades, permanecen en la ignorancia
y en la pobreza, ignorando, hasta en su vejez, los misterios de la fe ne-
cesarios para la salvación, y muriendo a veces desgraciadamente en los
pecados de su juventud, por haber tenido vergüenza de descubrirlos a
los párrocos o vicarios que son sus conocidos y familiares; considerado
esto, para remediar tan grande mal, los anteriormente nombrados han
pensado que deberían continuarse las misiones dadas hasta ahora en las
villas y aldeas situadas en sus tierras por el indicado Vicente de Paúl y
otros eclesiásticos conocidos por su probidad y su doctrina, con el visto
bueno y el consentimiento de los reverendísimos señores obispos de esos
mismos lugares.
Gracias a las confesiones generales, cuya práctica, extendida por tan-
tas villas y aldeas para gloria de Dios Todopoderoso, ha obtenido la vuel-
ta de un gran número a la virtud e incluso la conversión de algunos he-
rejes, dando mayores esperanzas aún en el porvenir, las misiones se han
visto coronadas de tan gran éxito que los mencionados señores Manuel
y Francisca, testigos de estos afortunados frutos y deseosos de perpetuar
la obra saludable de las misiones, han concedido 45.000 francos en el año
del señor 1625 para el mantenimiento y subsistencia de algunos sacer-
dotes decididos a vivir juntos y a unirse en congregación, abandonando,
junto con los títulos y empleos eclesiásticos que tenían en las ciudades,
las esperanzas mismas de obtenerlos en el futuro, y esto, para hacer pro-
fesión de dedicarse, bajo la dirección del dicho Vicente de Paúl, a la
salvación de las pobres gentes del campo.
Habiendo sido aprobada y confirmada esta fundación por el re-
verendísimo señor arzobispo de París, el citado Vicente de Paúl, puesto
como superior por este mismo señor arzobispo, reunió y congregó los sa-
cerdotes anteriormente nombrados, los cuales, para entregarse más fácil
y útilmente al bien espiritual de los habitantes del campo, han renun-
ciado a los beneficios de que algunos gozaban en las ciudades y a otros
cargos que allí les retenían, se han reunido y forman entre todos la so-
ciedad conocida con el nombre de sacerdotes de la Misión o misioneros,
para consagrarse enteramente, bajo la dirección del indicado Vicente de
Paúl, a la salvación de las gentes del campo, yendo de aldea en aldea, pre-
dicando, exhortando, enseñando en público y en privado los misterios
de la fe necesarios para la salvación, que la mayoría ignoran por com-
pleto, disponiendo a los fieles a hacer una confesión general de toda su
vida, oyéndolos en el tribunal de la Penitencia, convirtiendo a los here-
jes, poniendo fin a las disputas, aplicando los odios, las discordias y las
enemistades, estableciendo la cofradía de la Caridad donde es necesario,
para el

122
bien corporal y espiritual de los pobres enfermos. Cumplen su piadoso
ministerio con gran éxito, gracias a la ayuda de Dios, no sólo en las villas
y aldeas situadas en las tierras del mencionado señor y señora fundado-
res (tierras que tienen que evangelizar cada cinco años), sino además en
otras muchas partes de este reino de E;rancia, como en los arzobispados
de París y de Sens, en los obispados de Châlons en Champagne, de Tro-
yes, Soissons, Beauvais, Amiens y Chartres, donde ejercen sus funciones
para el mayor bien del pueblo pobre, con gran satisfacción de los reve-
rendísimos señores arzobispos y obispos y el contentamiento increíble
de todos, a costa de dicha congregación, sin recibir ni esperar ninguna
recompensa o compensación temporal.
Por estos motivos, santísimo Padre, y porque la perpetuidad de esta
piadosa empresa perece muy útil para la salvación y la conversión del
pueblo, dígnese vuestra santidad aprobar y confirmar la mencionada con-
gregación y erigirla de nuevo, según es menester, extender sobre ella vues-
tra bendición y nombrar al citado Vicente fundador y superior general
de los citados sacerdotes, de cuantos deseen juntarse a ellos y de las per-
sonas indispensables para dedicarse a las tareas domésticas en la congre-
gación llamada de la Misión, en la que ellos se unen para llevar todos jun-
tos la vida en común, a ejemplo de los religiosos, ponerse humilde y pia-
dosamente al servicio del Altísimo, tender ante todo y con todas sus fuer-
zas a procurar su propia perfección y la salvación de las pobres gentes
del campo yendo de aldea en aldea para predicarles, catequizarles, ex-
hortales a descargar su conciencia del peso de los pecados de toda su vi-
da, oír su confesión general, preparar dignamente a los niños a acercar-
se por primera vez a la santa mesa, establecer cofradías de la Caridad pa-
ra alivio de los pobres enfermos, todo esto a costa suya y sin aceptar nin-
gún presente que se les pueda hacer directa o indirectamente.
Dígnese vuestra santidad conceder a este mismo Vicente, a quien
monseñor el arzobispo de París ha escogido ya para esta obra y al que
han elegido los señores fundadores, permiso, poder y autoridad plena y
entera para establecer dicha congregación, tanto en la ciudad de París
como en las demás ciudades, villas, tierras y lugares donde los obispos lo
soliciten, y solamente allí, para notificar e imponer con vistas a procu-
rar el feliz estado y buen gobierno de las personas y de los bienes espiritua-
les y temporales de esta misma congregación y de las casas que se esta-
blezcan, y con el deseo de someterlas a la aprobación y confirmación
de la Santa Sede, todos los estatutos, reglamentos y ordenanzas lícitas,
honestas y conformes con los santos

123
cánones, constituciones apostólicas y decretos del concilio de Trento,
obligatorios para el superior, sacerdotes, oficiales, ministros y coadjutores
de las casas, bajo las penas correspondientes, y referentes a la admisión,
número, edad y cualidades de los que hayan de ser recibidos en dicha
congregación, su instrucción, gobierno, corrección y ejercicios, el mo-
do y la forma de los divinos oficios, plegarias, oraciones y otros sufragios
que rezar, y todas las demás cosas útiles y necesarias.
Que vuestra santidad quiera concederle además al mencionado Vi-
cente plenos poderes para corregir, limitar, modificar y retocar las reglas,
cuando se hicieren y fueren publicadas y editadas, siempre que lo pi-
dieren las disposiciones y los cambios de las personas, las circunstan-
cias y los tiempos, como bien le pareciere determinar y establecer nue-
vas reglas, imponer su observancia y su práctica y hacer y ejecutar todas
las cosas generales y particulares que se hacen y ejecutan ordinariamente
en virtud del derecho o de la costumbre, de un privilegio o de otros mo-
tivos, por los fundadores y superiores, incluso generales, de las congre-
gaciones semejantes y de las órdenes aprobadas, sean las que fueren.
Plazca a vuestra santidad aprobar y confirmar, con su autoridad y pa-
ra siempre, desde ahora, que las casas que fueren erigidas en otros luga-
res, en cualquier sitio que sea, a imitación de la citada casa, por la casa
de París y del mencionado superior general, dependan de ellos en todas
las cosas.
Plazca a vuestra santidad declarar exento al superior, a los sacerdotes
mencionados y a todos los miembros de dicha congregación de la juris-
dicción de sus ordinarios y hacerlos depender de la Santa Sede apostó-
lica, aunque de tal forma que dichas personas estén obligadas, en lo
que se refiere a las misiones, a obedecer a los reverendísimos señores obis-
pos y ordinarios de su residencia, a marchar a donde fueren enviados, sin
excusa ni pretexto, salvo el caso de enfermedad o de cansancio excesivo,
procedente de un trabajo anterior y que necesitase cierto descanso para
recobrar nuevas fuerzas, dejándole al superior de la casa toda la libertad
para escoger los misioneros para las misiones, y al superior general para
nombrar y deponer a los superiores y oficiales, incluso en las casas que a
continuación se funden, para retirar de esas casas a los que no son aptos,
para trasladar a dichos sacerdotes y a los demás de una casa a otra y pa-
ra llamarlos de cualquier lugar o casa en que estén, si vuestra santidad lo
autoriza, para una misión o cualquier otra necesidad que lo exija.

124
Finalmente, que les esté permitido, desde ahora, a estas mismas ca-
sas, para el día en que fueren establecidas y erigidas (como anteriormente
se ha dicho), aceptar para su dotación, para el mantenimiento del indi-
cado Vicente, del superior general y de los sacerdotes que las compon-
gan, y para ayudarles a soportar las cargas que les incumban, todas las
cosas en general y en particular, recursos, bienes, frutos, rentas y dona-
ciones, ya hechas y por hacer, bien sea por el dicho señor de Gondy y la
dicha señora Francisca-Margarita de Silly, fundadores, o bien por los de-
más fieles, legados, dados y concedidos a dichas casas, de cualquier for-
ma que sea.
Séale permitido al dicho Vicente y a cualquier otro superior general
y a los sacerdotes que forman parte de dichas casas, aceptar libremente,
en nombre de dichas casas, por sí mismo, por otro o por otros, la pose-
sión corporal, real y actual de todos estos bienes y conservar en perpe-
tuidad sus frutos, rentas y productos, percibir, exigir y levantar y recu-
perar sus derechos, rentas e intereses, emplearlos para el uso y la utilidad
de dichas casas, e incluso aplicarlos a perpetuidad sin que sea necesario
proveerse del permiso del obispo del lugar, o de cualquier otro.
Y para aumentar la devoción de los fieles, procurar la salvación de las
almas y llevar a los cristianos a seguir los ejercicios dados por los miem-
bros de este Instituto, los citados sacerdotes suplican a vuestra santidad
se complazca en concederles todos los poderes que tiene por costumbre
conceder a los religiosos y sacerdotes seculares que su santidad envía a
misionar en los países infieles, a saber, el poder apostólico:
de predicar, catequizar, oír confesiones, establecer la cofradía de la
Caridad en todos los lugares, aunque siempre con la anuencia de nues-
tros reverendísimos señores obispos;
de absolver de todas las censuras eclesiásticas y dispensar de las irre-
gularidades ocultas, conmutar los votos y absolver de todos los casos re-
servados a vuestra santidad, incluso de los casos señalados en la Bula In
coena Domini;
de disputar contra los herejes, absolver a los que abjuran de sus erro-
res, leer los libros de herejes, aplicar la indulgencia plenaria a todos los
que hacen confesión general (poderes que piden también para aquellos
que ayuden a los misioneros en caso necesario);
establecer la oración de las cuarenta horas en los lugares en los que
lo juzguen útil y aplicar la indulgencia plenaria a los que durante este
tiempo confiesen y comulguen;
celebrar el santo sacrificio de la misa en altares portátiles, incluso an-
tes de la aurora y después del mediodía;

125
disminuir o remitir por entero las restituciones debidas por haber incu-
rrido en simonía;
bendecir los ornamentos de Iglesia.

J. DE LA SALLE, J. BECU, DU COUDRAY,


A. PORTAIL, CALLON, J. DEHORGNY,
J. BRUNET, A. LUCAS, VICENTE DEPAUL.
Dado en París, en el colegio de Bons-Enfants, 1 de agosto de 1628.

28 [29,I,62-64]
A LUISA DE MARILLAC

[Entre 1626 y mayo de 1629] 1


No tiene razón, mi querida hija, al pensar que yo he creído que no ha-
bía aceptado con agrado la propuesta de la señorita, porque no he pen-
sado nunca en ello. Y no he pensado, porque estoy seguro de que usted
quiere y no quiere lo mismo que Dios quiere o no quiere, y que no está
jamás en disposición de querer y no querer más que lo que nosotros le
digamos que nos parece que Dios quiere o no quiere. Reconozca, pues,
su culpa en ese pensamiento y nunca le vuelva a dar entrada en adelan-
te. Procure vivir contenta en medio de sus motivos de descontento y hon-
re siempre el no-hacer y el estado desconocido del Hijo de Dios. Allí
está su centro y lo que El espera de usted para el presente y para el por-
venir, por siempre. Si su divina Majestad no le hace conocer, de una
forma inequívoca que El quiere otra cosa de usted, no piense ni ocupe
su espíritu en esa otra cosa. Déjelo a mi cuenta; yo pensaré en ella por los
dos.
Pero pasemos al pequeño hermano Miguel. Cierto, querida hija, que
esto me afecta; sus sufrimientos me son sensibles, y también los que us-
ted tiene por amor a él. ¡Pues bien, todo será para un bien mayor!
¿Qué le diré ahora de aquél a quien su corazón quiere tanto en Nues-
tro Señor? Va un poco mejor, al parecer, aunque siempre con alguna pe-
queña impresión de sus escalofríos. Por lo demás, le han
________
Carta 28 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Por el contenido de la carta vemos que Luisa de Marillac no estaba toda-
vía decidida en su vocación y que la Congregación de la Misión estaba casi en los
comienzos.

126
propuesto y le apremian a que marche a Forges 2 y que parta mañana, y
el señor médico le aconseja que aproveche la ocasión que ahora se ha pre-
sentado de ir en carroza Ciertamente, mi querida hija, todo esto me afec-
ta mucho más de lo que podría expresar: ¡que se haga tanto por un po-
bre esqueleto! Pero, si no lo hago, se quejarán de mí nuestros padres 3,
que me apremian mucho porque les han dicho que esas aguas minera-
les me vinieron muy bien otros años en semejantes enfermedades. En fin,
me he propuesto dejar hacer en la forma que me parece que haría nues-
tro bienaventurado Padre 4. Así pues, si me marcho, le digo adiós, mi
querida hija, y me encomiendo a sus oraciones y le ruego se mantenga
como hasta ahora. No diga nada de esto a nadie, por favor, porque no sé
si las cosas saldrán bien. Mi corazón no ha podido ocultárselo al suyo, ni
tampoco a nuestra madre de Santa María 5 ni a la señorita du Fay
Animo; ya le he dicho bastante a mi hija. He de acabar diciéndole que
mi corazón guardará un tierno recuerdo del suyo en el de Nuestro Señor
y por el de Nuestro Señor solamente, en cuyo amor y en el de su santa
Madre quedo su humilde servidor.
________
2. Forges-les-Eaux, villa situada a seis leguas de Neufchâtel (Sena Inferior).
Esta localidad posee tres fuentes de aguas minerales ferruginosas, que se consi-
deran muy tónicas y muy eficaces contra las obstrucciones intestinales y las hidro-
pesías. Luis XIII, la reina Ana de Austria y el cardenal Richelieu fueron allá en
1632. Véase en la Revue hebdomadaire del 20 de agosto de 1910 el excelente ar-
tículo de E. MAGNE, Une station thermale au XVIIe siècle: Forges-les-Eaux,
350-372.
3. Los sacerdotes de la Misión.
4. San Francisco de Sales, obispo de Ginebra, muerto en Lyón el 28 de di-
ciembre de 1622. Honró a san Vicente con su amistad. «Muchas veces tuve el ho-
nor de gozar de la intimidad de Francisco de Sales», decía el santo sacerdote en
el proceso de beatificación de su ilustre amigo, el 17 de abril de 1628. San Vi-
cente sólo hablaba del obispo de Ginebra con sentimientos de admiración: lo
consideraba digno de los honores reservados a los santos. San Francisco de Sa-
les, por su parte, según el testimonio de Coqueret, doctor por la Sorbona, decía
que «no conocía a nadie que fuese tan digno y tan santo sacerdote como el señor
Vicente» (Carta postulatoria del obispo de Tulle, del 21 de marzo de 1706). Por
eso, cuando tuvo que designar un superior para el convento de la Visitación es-
tablecido en París, su elección recayó en Vicente de Paúl.
5. Fueron los consejos del cardenal de Saboya, durante su común estancia en
París, los que decidieron a san Francisco de Sales a fundar en dicha ciudad un
convento de la Visitación. A su llamada, santa Juana Francisca Frémiot de Chan-
tal, ocupada entonces en la fundación de Bourges,

127
29 [30,I,64-68]
A FRANCISCO DU COUDRAY, SACERDOTE DE LA MISION
Señor:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Hace tres días que hemos llegado con buena salud, gracias a Dios, a
esta ciudad, en donde comenzó ayer el examen de los ordenandos 1,
________
acudió a París el 6 de abril de 1619, con tres de sus hijas. El obispo de Ginebra
las instaló personalmente el 1.º de mayo en una casa de alquiler del barrio de san
Marcelo y luego, en el mes de agosto, en un local más amplio del barrio de san
Miguel. La comunidad se trasladó en 1621 del barrio de san Miguel a la calle
de la Cerisaie, en el hotel del Petit-Bourbon, que había comprado santa Juana
Francisca, y en 1628 del hotel del Petit-Bourbon al hotel du Cossé, calle de san
Antonio, donde el comendador Nöel Brulart de Sillery hizo construir, a sus ex-
pensas, una magnífica capilla, cuya primera piedra puso él mismo el 31 de oc-
tubre de 1632. (Cfr. Fondation du premier monastère de la Visitation Sainte-Marie
de París, ms. conservado en la Visitación de Angers; Histoire cbronologique des
fondations de tout l'ordre de la Visitation de Sainte-Marie, Bibl. Maz., ms. 2.430;
FELIBIEN, Histoire de la ville de París, III, París 1725, 5 vol., en 8.º, 1.312).
El primer monasterio tenía como superiora en 1629 a Elena-Angélica Lhui-
llier, nacida en 1592 de Francisco, señor de Interville, y de Ana Brachet, señora
de Frouville, casada en 1608 con Tomás Gobelin, señor du Val, maestro ordi-
nario de la cámara de cuentas, recibida en la Visitación de París el 2 de julio de
1620, después de la anulación de su matrimonio y por consejo de san Francisco
de Sales, profesa el 12 de febrero de 1622, reelegida superiora en varias ocasio-
nes. San Vicente de Paúl decía de ella que «era una de las almas más santas que
había conocido» (Sainte Jeanne-Françoise Frémyot de Cbantal. Sa vie et ses oeuv-
res, V, Paris 1874-1880 8 vol., en 8.º, 65, en nota. Fue él quien la puso en relación
con el comendador de Sillery, con la esperanza de que ella acabaría de llevarlo
a Dios. Esta santa religiosa murió el 25 de marzo de 1655 en el monasterio de
Chaillot, del que había sido la primera superiora. Su nombre se recuerda con fre-
cuencia en la vida de su hermana, Madame de Villeneuve por el P. de SALINIS. Pa-
rís 1918 (Vida manuscrita de la madre Elena-Angélica Lhuillier, Archivo de las
Hijas de la Cruz de Tréguier).
Carta 29. — Colección del proceso de beatificación.
1. En julio de 1628, dice L. Abelly (o. c.. I, cap. XXV, 117), en el curso de un
viaje, después de una conversación con san Vicente, el obispo de Beauvais deci-
dió recibir en su casa a los ordenandos, en el mes de septiembre, para propor-
cionarles los conocimientos necesarios a su nuevo estado n e instruirles en las vir-
tudes que tenían que practicar. El santo pre-

128
que continuara hoy, viernes, y mañana, para empezar el domingo pró-
ximo los ejercicios, cuyo primer pensamiento inspiró Dios a monseñor
de Beauvais 2 El plan era que dichos ordenandos vivieran y se alojaran
juntos en el colegio 3, adonde iría a vivir con ellos el señor Duchesne el
joven 4, para hacerles observar el reglamento que se les ha prescrito pa-
ra el empleo de la jornada. Y monseñor de Beauvais hará la apertura
del ejercicio el domingo por la mañana; y el señor Messier 5, el señor Du-
chesne 6 y yo 7 hemos de hablar alternativamente por turno, según la ma-
teria que se ha juzgado conveniente; y el señor Duchesne el joven y otro
bachiller, párroco de aquí. tienen que enseñar las ceremonias requeridas
a cada orden. ¡Quiera Nuestro Señor conceder su santa bendición a es-
ta buena
________
paró un reglamento escrito y vino a disponerlo todo quince días antes de la or-
denación. Aquél fue el origen de los retiros para los ordenandos, que deberían
atraer a San Lázaro a Bossuet, al comendador de Sillery y a tantos ilustres per-
sonajes.
2. Agustín Potier, señor de Blancmesnil, consagrado en Roma el 17 de sep-
tiembre de 1617, renovó su diócesis, con la ayuda de san Vicente y de Adriano
Bourdoise. Llamó a las ursulinas a Beauvais y a Clermont, hizo que se dieran mi-
siones, en las que personalmente tomó parte, estableció un seminario en su pala-
cio episcopal y multiplicó las cofradías de la Caridad. Llegó a ser capellán mayor
de la reina y formó parte del consejo de conciencia. Nombrado primer ministro
a la muerte de Luis XIII, iba a recibir el capelo cardenalicio cuando la influen-
cia de Mazarino prevaleció sobre la suya. Murió el 20 de junio de 1650. (Cfr. DE-
LLETRE, Histoire du diocèse de Beauvais, Ill, Beauvais 1842-1843, 3 vol., en 8.º,
377-438; F. POTIER DE LA MORANDIERE, Augustin Potier, París 1902, en 8.º).
3. Le Clerc, amigo íntimo de Bourdoise, era el principal de ellos. La época
de vacaciones le dio todas las facilidades para disponer del colegio en favor de
los ordenandos.
4. Bernardo Duchesne, doctor por la Sorbona, formaba parte de la comu-
nidad de Bourdoise desde sus orígenes. Tomó parte activa en las obras de este
santo varón.
5. Luis Messier, uno de los primeros compañeros de Bourdoise, del que era
el brazo derecho, arcediano de Beauvais y doctor por la Sorbona. Su hermano
fue párroco de Saint-Landry y decano de la facultad de teología de la Sorbona.
6. Jerónimo Duchesne, doctor por la Sorbona, miembro de la comunidad de
san Nicolás desde 1612, llegó a ser arcediano de Beauvais. Había dado una mi-
sión en Montmirail en 1621 en compañía de san Vicente (L. ABELLY, o. c.. I, cap.
XIII, 55).
7. San Vicente explicó el decálogo. Jerónimo Duchesne asistía a sus charlas.
Se sintió tan impresionado que quiso hacer también él su confesión general con
el santo (L. ABELLY, o. c.. I, cap. xxv, 118).

129
obra, que parece ser útil su Iglesia! Le ruego que la encomiende a Nues-
tro Señor.
¿Cómo sigue la Compañía? ¿Están todos bien de salud? ¿Están ale-
gres? ¿Se continúan observando los pequeños reglamentos? ¿Estudian y
se ejercitan en la controversia? Le ruego, señor, que se esfuercen en sa-
ber bien el manual de Bécan 8. Es imposible ponderar bastante la utili-
dad que tiene ese librito.
Desde que salí de ahí ha querido Dios servirse de este miserable pa-
ra la conversión de tres personas, y tengo que confesar que la mansedum-
bre, la humildad y la paciencia en el trato con estos pobres descarria-
dos es el alma de este bien. Las dos primeras personas no me han costa-
do nada, porque ya tenían disposición; pero ha sido menester emplear
dos días con la tercera. He querido decirle esto para mi confusión, para
que la compañía vea que, si Dios ha querido servirse del más ignorante
y miserable de ella, con mayor eficacia se servirá de cada uno de los de
dicha compañía.
Monseñor de Beauvais no ha determinado aún el día en que ha de co-
menzar la misión en esta diócesis en el mes de octubre. Quiere que sea
en esta primera semana; pero yo intentaré aprovechar el tiempo en este
intervalo para ir a verles, para ver las cuentas internas de la compañía des-
de la última vez que se hizo a fin de que esto sirva de disposición para
el próximo empleo.
¿Cómo sigue el señor Lucas con su trabajo? ¿Le va bien ese empleo?
¿Le resulta bien cenar y dormir en el colegio? 9 ¿Asiste todas las
fiestas 10 a nuestras conferencias?
Le suplico a usted que salude a toda nuestra compañía, en común y
en particular, y que le diga al señor Lucas que le ruego presente a monse-
ñor de Bazas 11 mis humildes servicios; a usted le ruego que tenga cui-
dado con su salud y que me diga si el señor de Saint-Martin 12 ha veni-
do al colegio y si va a ver al señor de Bazas con el señor Lucas.
________
8. Martín Bécan, jesuita belga, escribió contra los calvinistas gran número de
opúsculos. Compuso además una Suma teológica, una Analogía del Antiguo y del
Nuevo Testamento, un manual de controversias y un compendio de este mismo
manual. Bécan era muy apreciado en su época, sobre todo por su claridad y
por su método.
9. Colegio de Bons-Enfants.
10. Palabra de lectura dudosa.
11. Juan-Jauberto de Barrault de Blaignac, obispo de Bazas (16111630) y lue-
go de Arles (1630-30 de julio de 1643).
12. Compatriota del santo.

130
Me olvidaba de decirle que creo hará bien en preguntar al sastre
que trabaja en casa si piensa entrar en la congregación 13. Otras veces lo
ha pensado; pero su corta vista y la dificultad que sentía a veces de en-
cargarse de la cocina le retuvo, y a mí también.
Adiós, mi querido Padre 14. Quedo en el amor de Nuestro Señor y de
su santa Madre, señor, vuestro muy humilde y obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL
Desde Beauvais, 15 septiembre 1628.
Dirección: Al señor du Coudray, eclesiástico, en el colegio de Bons-En-
fants, junto a la puerta de Saint-Victor, en París.

30 [31,I,68]
A LUISA DE MARILLAC

[Hacia 1629] 1
Señorita:
Le deseo buenas tardes y que no llore por la felicidad de Miguel, ni
se apene-por lo que le pueda suceder a nuestra hermana...
Dios, hija mía, tiene grandes tesoros ocultos en su santa Providencia;
¡y cómo honran maravillosamente a Nuestro Señor los que la siguen y no
se adelantan a ella! — Sí, me dirá; pero es por Dios por quien yo me pre-
ocupo —. No es por Dios por quien se preocupa, si se apena en su ser-
vicio.

________
13. En 1628 no entró ningún hermano coadjutor en la Congregación de la
Misión.
14. Este título tan familiar se lo da el santo en varias cartas Francisco du Cou-
dray.
Carta 30. — Manuscrito San Pablo, 84.
1. En las cartas ciertamente posteriores a esta fecha, ya no llama san Vicen-
te a Luisa de Marillac «hija mía».

131
31 [32,I,68-69]
A LUISA DE MARILLAC 1
¡Oh qué grandes tesoros hay ocultos en la divina Providencia y cómo
honran maravillosamente a Nuestro Señor los que la siguen y no se ade-
lantan a ella! 2. Ultimamente le oí decir a uno de los grandes del reino
que él había aprendido bien esta verdad por su propia experiencia, ya
que él solamente había emprendido por sí mismo cuatro cosas las que,
en vez de salirle bien, todas cedieron en su daño. ¿No es verdad que tam-
bién a usted le gusta, como es muy razonable, que su criado no empren-
da nada sin usted y sin sus órdenes? Y si esto es razonable entre un hom-
bre y otro, ¡con cuánta mayor razón lo será entre el Creador y la
criatura!

32 [33,I,69]
A LUISA DE MARlLLAC

[Hacia 1629] 1
... Así pues, paciencia hasta entonces, mi querida hija, por favor; le
aseguro que esta mañana he pensado también largo tiempo en usted y
que soy y seré toda mi vida, en el amor de Jesús y de su santa Madre, su
servidor.

33 [34,I,69-70]
A LUISA DE MARILLAC

[Hacia 1629] 1
Mi querida hija, ¡cómo me consuelan su carta y los pensamientos en
ella consignados! Realmente, es preciso que le confiese que el
________
Carta 31. — L. ABELLY, o. c.. III, cap. III, sec. III, 24.
1. La destinataria de esta carta, según Abelly, es una piadosa mujer, la misma
que recibió la carta 55, cuyo tono y cuyo contenido recuerdan los de las cartas
dirigidas a Luisa de Marillac.
2. Se encuentra esta frase en la carta 30. ¿No serán estas dos cartas diversos
fragmentos de una misma? ¿o es que la frase común ha sido interpolada en al-
guno de los dos sitios?
Carta 32 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase carta 30, nota 1.
Carta 33 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase carta 30. nota 1.

132
sentimiento se ha extendido por todas las partes de mi alma, y con tanto
mayor placer cuanto que esto me ha hecho ver que está usted en el es-
tado que Dios le pide. ¡Animo!, continúe, mi querida hija, manteniéndose
en esa buena disposición y deje obrar a Dios. Pero ha disminuido mi con-
suelo al conocer el estado de enfermedad en que se halla y que antes
me había ocultado. ¡Bendito sea Nuestro Señor por todo! Tenga mucho
cuidado de la salud por su amor y perdóneme el que haya retenido tan-
to tiempo a su mensajero, por haber estado ocupado en muchas visitas.
Por lo demás, yo sigo mejor, gracias a Dios. Todavía me queda alguna pe-
queña sensación de fiebre; pero va disminuyendo, mientras que aumen-
ta el deseo de que sea usted muy santa.
¡Adiós, hija mía, Dios le dé buenas noches!

34 [35,I,70]
A LUISA DE MARILLAC

[Hacia 1629] 1
Alabo a Dios, señorita, al verla tan resignada con la santa voluntad de
Dios, y le ruego que usted y yo tengamos siempre un mismo querer y
no-querer con El y en El, lo cual es ya un paraíso anticipado. Le agra-
dezco además su buena medicina y le prometo utilizarla mañana, Dios
mediante, y con mucho gusto; y le suplico en nombre de Dios, que se cui-
de mucho y no omita nada de lo que es menester para ello. Por lo demás,
tranquilícese respecto de su interior, que no deja de estar en la situa-
ción que es menester, aunque no se lo parezca así.
Adiós, mi querida hija. Soy en su amor y en el de su santa Madre,
su, etc.

35 [36,I,71]
A LUISA DE MARILLAC

[Hacia 1629] 1
... el secreto de su corazón, que de verdad deseo sea todo de Nuestro
Señor, y ruego a la santa Virgen que se lo quite para
________
Carta 34 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original
1. Véase carta 30, nota 1
Carta 35 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original. Faltan el co-
mienzo y el final de la carta.
1. Véase carta 30, nota 1.

133
llevarlo al cielo y ponerlo en el suyo y en el de su querido Hijo. Pero no
crea que todo está perdido por esas pequeñas rebeldías que siente en lo
interior. A veces llueve con intensidad y truena espantosamente; ¿es aca-
so el tiempo menos bueno por ello? Aunque las lágrimas de tristeza in-
unden su corazón y los demonios truenen y hagan caer granizadas cuan-
to gusten, esté segura, mi querida hija, que no por ello es menos querida
de Nuestro Señor. Viva, pues, contenta en su amor y esté segura de que
me acordaré de usted mañana en el sacrificio que indigno presentaré al
soberano sacrificador. Si no estuviera con tantas prisas...

36 [37,I,71-72]
A LUISA DE MARILLAC

[Hacia 1629] 1
Si no fuese tan tarde como es, le iría a ver esta noche para saber de
usted el particular de que me habla; será mañana, con la ayuda de Dios.
Honre, sin embargo, las penas que la santa Virgen pasó al ver sufrir a
su Hijo, y añada a ese honor el de la aceptación del Padre eterno en la
contemplación de los sufrimientos de su Hijo único; y espero que El le
hará ver y conocer cómo ha de agradecer a su divina Majestad el que le
honre con la unión de sus sufrimientos a los de El, y cómo la carne y la
sangre le alejan de la perfección del verdadero amor que el Padre eterno
y la santa Virgen le tenían a su Hijo. Piense en esto, mi querida hija, y
consuélese.
Le deseo buenos días y que sea muy valiente y que me crea, en el amor
de Nuestro Señor,

37 [38,I,72-73]
A LUISA DE MARILLAC

[Abril o mayo de 1629] 1


Señorita:
La gracia de Nuestro Señor Jesucristo sea siempre con nosotros.
________
Carta 36 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original. Al dorso se
leen estas palabras, escritas por la mano de Luisa de Marillac: «Toda ella con ins-
trucciones a propósito de mi hijo».
1. Véase carta 30, nota 1.
Carta 37 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta parece ser de unos pocos días antes que la 38.

134
El R. P. de Gondy 2 me ordena que vaya a verle a Montmirail 3 en dili-
gencia. Esto me impedirá quizás tener el honor de verla, ya que partiré
mañana por la mañana. ¿Le dice su corazón que venga, señorita? Si así
es, habrá que partir el miércoles próximo en el coche de Châlons, en
Champagne 4, donde se aloja el cardenal, frente a Saint-Nico-
las-des-Champs 5; y tendremos la dicha de vernos en Montmirail.
Le ruego me diga lo que ocurre en la Caridad de nuestra buena seño-
rita 6.
Si vuelvo pronto esta tarde, podré tener la dicha de decirla una pala-
bra; si no, quedo, en el amor de Nuestro Señor, servidor suyo.
Dirección: A la señorita Le Gras.

38 [39,I,73-74]
A LUISA DE MARILLAC 1
Señorita:
Le envío las cartas y la memoria que serán menester para su viaje. Va-
ya, pues, señorita, en nombre de Nuestro Señor. Ruego a
________
2. Felipe-Manuel de Gondy, antiguo general de galeras, entró en los orato-
rianos el 6 de abril de 1627. Murió en 1662. Ver carta 6, n. 1.
3. Pequeña ciudad de la Brie en el Marne. Era una de las tierras del R. P.
Gondy. San Vicente estuvo allí varias veces, acompañando al señor y a la señora
de Gondy; predicó allí una misión en 1621 (L. ABELLY, o. c.. I, cap. XIII, 55) y
estableció su cuarta cofradía de la Caridad (ibid., cap. x, 47), cuyo reglamento
poseemos. El duque de Retz fundó en dicha localidad, en 1644. un estableci-
miento de misioneros.
4. Châlons-sur-Marne.
5. Luisa de Marillac conocía muy bien la iglesia de Saint-Nicolas-desChamps,
que había frecuentado cuando vivía en la calle Cours-au-Vilain en la parroquia
de san Salvador. En dicha iglesia quedó libre de unas graves tentaciones contra
la fe cuando, por una especie de iluminación celestial, vislumbró lo que Dios ha-
ría m is tarde de ella (GOBILLON, La Vie de Mademoiselle Le Gras. París 1676, en
12.º, 17).
6. La señorita du Fay, dama de la Caridad.
Carta 38. — Manuscrito san Pablo, 5.
1. Luisa de Marillac se disponía a partir para Montmirail, donde se encon-
traba san Vicente. Era su primera salida apostólica, su primera gira

135
su divina bondad que ella le acompañe, que sea ella su consuelo en el ca-
mino, su sombra contra el ardor del sol, el amparo de la lluvia y del frío,
lecho blando en su cansancio, fuerza en su trabajo y que, finalmente, la
devuelva con perfecta salud y llena de obras buenas 2.
Comulgará el día de la partida, para honrar la caridad de Nuestro Se-
ñor y los viajes que El hizo con este mismo fin y la misma caridad, así co-
mo las penas, contradicciones. cansancios y trabajos que sufrió, a fin de
que El quiera bendecir su viaje, darle su espíritu y la gracia de obrar con
ese mismo espíritu y de soportar las penas de la forma con que El soportó
las suyas.
Sobre lo que me pregunta de si se quedará más tiempo del que le
dije, creo que será bastante estar un día o dos en cada lugar por la pri-
mera vez, para volver allá el año próximo si Nuestro Señor le hace ver
que puede hacerle algún otro servicio. Cuando digo dos días, tómese
vuestra caridad más, si es preciso, pero haga el favor de escribirme
Para la Caridad de la señorita Guérin, tome el nombre de su parro-
quia, por favor, y si llegamos a Chartres, intentaremos ir a servirla en la
Caridad, por no conocer a nadie en aquel barrio que tenga relación con
este establecimiento.
Adiós, señorita; acuérdese de mí en sus oraciones y tenga sobre to-
do cuidado de su salud, que ruego a Dios le conserve, mientras quedo,
en su amor...
Montmirail, 6 mayo 1629.

________
de mujer-misionera (GOBILLON, o. c.., 32). Viajaba ordinariamente en com-
pañía de algunas damas piadosas, llevando consigo una amplia provisión de ro-
pa y de medicinas. Apenas llegada a una localidad que tenía cofradía de la Cari-
dad, reunía a sus miembros, estimulaba su celo, pedía cuenta de los resultados
obtenidos y reclutaba nuevas simpatizantes. Visitaba a los enfermos, distribuía
limosnas, reunía a los niños y los instruía en las verdades de la fe. Si en el lugar
había una maestra de escuela, le daba útiles consejos; si no la había, procuraba
formar una para ello (GOBILLON, o. c.., 33-35).
2. San Vicente se inspira aquí en aquel pasaje del Itinerarium clericorum: «Es-
to nobis, Domine, in procinctu suffragium, in via solatium in aestu umbraculum,
in pluvia et frigore tegumentum, in lassitudine vehiculum, in adversitate praesi-
diurn, in lubrico baculus, in naufragio portus, ut te duce, quo tendimus pros-
pere perveniamus et demum incolumes ad propria redeamus.»

136
39 [40,I,75-76]
A LUISA DE MARILLAC, EN SAINT-CLOUD

París, 19 febrero 1630


Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Alabo a Dios de que tenga salud para las sesenta personas, por cuya
salvación tiene que trabajar; pero le ruego me comunique exactamente
si sus pulmones no se molestan de tanto hablar, ni su cabeza de tanta con-
fusión y ruido 1.
Por lo que se refiere a su hijo, ya lo veré; pero tranquilícese, por fa-
vor, ya que puede confiar en que está bajo la especial protección de Nues-
tro Señor y de su santa Madre, por tantos dones y ofrendas como usted
les ha hecho, y porque él es amigo de hombres de Dios; de esta forma,
nada malo le puede suceder 2 ¿Y qué diremos de esa excesiva ternura?
Ciertamente, señorita, me parece que debe usted trabajar delante de Dios
por tranquilizarse, ya que esa ternura sólo sirve para confundir su espí-
ritu y le priva de la tranquilidad que Nuestro Señor desea en su cora-
zón y del desarraigo del afecto de todo cuanto no sea El. Hágalo, pues,
la ruego, y honrará a Dios, que se ha encargado del cuidado soberano y
absoluto de su hijo y que desea que usted sólo se interese por él de una
manera dependiente de El y tranquila.
________
Carta 39. — Manuscrito san Pablo, 6.
1. Leemos en los Pensamientos de Luisa de Marillac, 124: «Partí el día de san-
ta Agueda, 5 de febrero, para ir a Saint-Cloud. En la santa comunión, me pare-
ció que Nuestro Señor me inspiraba el pensamiento de recibirlo como al espo-
so de mi alma, e incluso que celebraba una especie de esponsales, y me sentí más
fuertemente unida a Dios en esta consideración, que fue extraordinaria, y tuve la
idea de dejarlo todo para seguir a mi Esposo, de mirarlo en adelante como tal,
y ver las dificultades que encontrase como formando parte de la comunidad de
sus bienes. Como yo desease que dijesen la misa aquel día por mi intención, ya
que era el aniversario de mi boda, y absteniéndome de ello por hacer un acto
de pobreza, queriendo depender totalmente de Dios en la acción que iba a ha-
cer. sin hablar para nada de ello con mi confesor, Dios permitió que dijese la mi-
sa, en la que comulgué; y al subir al altar, tuvo el pensamiento de decirla por mí
como limosna y de decir la de esponsales».
2. El santo utiliza aquí la palabra «mésarriver»; mésarriver se dice de un ac-
cidente molesto causado por alguna falta o imprevisión.

137
Hace tres o cuatro días que regresamos, con buena salud, y nuestra
compañía ha partido hoy para ir a Chelles 3, adonde espero ir dentro de
dos días.
La he enviado una muchacha de Maisons 4 para algún tiempo. Le su-
plico, señorita, que le haga la caridad que la pido, por la que ella le ha-
brá podido hacer, y cooperará a la salvación de dos almas a la vez, y que
me diga si ella le ha ido a ver, y lo que piensa hacer en Saint-Cloud, y si
esa buena muchacha de Suresnes 5, que otras veces la ha visitado y que
se dedica a la enseñanza de niñas, la ha ido a ver, como me lo prometió
el último domingo, cuando estuvo aquí 6.
En espera de sus noticias, ruego a Nuestro Señor que la robustezca
cada vez más, señorita, y quedo, en su amor...

40 [1,XV1, 1]
CARTA DE G. PLUYETTE A SAN VICENTE
Señor:
Estuve en su casa para tener la dicha de verle y poder hablarle de la pen-
sión de mi sobrino Mateo Pluyette, becario de su colegio 1,
________
3. Ayuntamiento del cantón de Lagny (Seine-et-Marne).
4. Maisons-Alfort, cerca de París.
5. Localidad de la región de París.
6. Margarita Naseau, a la que san Vicente llama la primera hija de la Caridad
y cuya curiosa historia narra en varias de sus conferencias a las hermanas (véase
especialmente la conferencia del 24 de febrero de 1653). Las hermanas del hos-
pital de san Eloy de Montpellier entregaron, hace algunos años, a la Casa Madre
de las Hijas ce la Caridad un cuadro donde se dice que está representada, pero
esta creencia carece de base.
Carta 40 (CF). — Original en los Arch. nacionales (París) M 105 (Colegio
de Bons-Enfants. Publicada en el t. XV de las Oeuvres de Saint Vincent, n. 1, Mis-
sion et Charité, 19-20, 1).
1. Las rentas del colegio de Bons-Enfants, destinadas al mantenimiento de
los misioneros de san Vicente desde 1625, estaban gravadas por una obligación
consistente en dos becas fundadas por Juan Pluyette, exdirector del colegio en
el siglo XV, en favor de los miembros de la familia Pluyette preferentemente. Cfr.
Ch. PLUYETTE, Un recteur de l'Université de Paris au XVe siècle, Jehan Pluyette
et les fondations qu'il institua. Notice biographique et historique. París 1900.

138
pero el santo ejercicio en que está ocupado me ha quitado ese bien de po-
der saludarle. Me he atrevido a escribirle estas palabras por medio del hom-
bre de mi confianza, muy conocido en el colegio del cardenal, para rogarle
que me haga saber lo que se le debe al pequeño, que está en el colegio de
Senlis. Se le deberían dos cuartos para san Juan, a no ser que haya envia-
do alguna cosa a Dionisio a cuenta de la Navidad 2; procuraré hacérselo ver
para san Remigio, a fin de que se quede en París u obtenga de usted el
permiso para que permanezca en Senlis, lo cual se hará, según yo creo, se-
gún su conciencia. Le envío el recibo de mi propia mano, sin especificar la
suma, y el resto para san Remigio, del que recibiré otro recibo del pequeño;
esperándolo así, quedo siempre de usted, señor, muy humilde servidor,

G. PLUYETTE
Fontenay, 3 de julio de 1629.

41 [41,I,77-78]
A LUISA DE MARILLAC

[Febrero 1630] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Alabo mil veces a Dios y le bendigo con todo mi corazón porque le
ha devuelto la salud, y le ruego que se la conserve y la haga regresar
sana 2. Vuelva, pues, señorita, a finales de la semana o incluso antes, si se
presenta ocasión, pero no por el río, sino en una carreta bien cerrada. La
señorita du Fay me ha indicado que ella no había podido encontrar nin-
gún coche. Le he enviado la carta de usted; pero no he hablado con su
hijo por cierta razón que le diré.
________
2. Cfr. carta de G. Pluyette a san Vicente del 14 abril 1631
Carta 41 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Dos detalles, la presencia de un grupo de misioneros en Chelles y la de Lui-
sa de Marillac en una localidad cerca de París, a la orilla del Sena o de alguno de
sus afluentes, nos invitan a relacionar esta carta con la carta 39.
2. Luisa de Marillac estaba probablemente en Saint-Cloud

139
¡Dios mío, señorita! ¡Qué bueno es ser hijo de Dios, ya que El ama
todavía más tiernamente a los que tienen la dicha de serlo, que lo que us-
ted quiere al suyo, aunque usted tenga con él mayor ternura que cual-
quier otra madre con sus hijos! ¡Bien! Ya hablaremos de ello a su re-
greso. Sin embargo, confíe plenamente en que aquélla a la que Nuestro
Señor ha dado tanta caridad para con los hijos de otros, merecerá que
Nuestro Señor tenga también una caridad especial para con el suyo; vi-
va, por favor, descansando en esta confianza, e incluso en la alegría de un
corazón, que desea ser en todo conforme con el de Nuestro Señor.
Nuestra pequeña compañía está en Chelles, y yo sigo sin moverme de
aquí. Hay un padre jesuita que hace maravillas en vuestra parroquia 3. Le
saluda la señorita de Villars y yo me encomiendo a sus oraciones, y soy,
en el amor de Nuestro Señor, su muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL

42 [42,I,78-79]
A LUlSA DE MARILLAC

[1630] 1
Señorita:
Por lo que se refiere a su Caridad 2, no puedo decirla cuánto ha sido
mi consuelo. Ruego a Dios que bendiga su trabajo y que perpetúe esta
obra santa. Determinar que guarde el dinero el señor vicario es cosa que
conviene mucho evitar, por la cantidad de inconvenientes que surgirían
y que le podré explicar en otra ocasión, diciéndola de antemano que se
ha experimentado que, de todos los medios, el más seguro que se pue-
de practicar en la caridad es el que tiene usted en su mente. Si ahora qui-
ta usted a cada una de las de la Caridad el cuidado de preparar la comi-
da, nunca más las podrá volver a meter en ello; y preparar la comida en
otra parte, si alguien
________
3. Saint-Nicolas-du-Chardonnet.
Carta 42. — Manuscrito san Pablo, 42.
1. Fecha de erección de la Caridad de san Nicolás, a la que parece aludir es-
ta carta.
2. Probablemente la Caridad de Saint-Nicolas-du-Chardonnet.

140
lo hace por caridad de momento, eso no podrá durar más que algún tiem-
po; y si la hace usted preparar por dinero, le costará mucho; luego, al po-
co tiempo, las damas de la Caridad dirán que vaya a llevar la marmita a
los enfermos aquella persona que la preparó; y de esta forma su Caridad
se vendrá abajo. La experiencia nos hace ver que es absolutamente ne-
cesario que las mujeres no dependan en esto de los hombres, sobre todo
por la bolsa.
¡Animo! ¿No le consuela esto. señorita? ¿Dirá después de esto que
es inútil en el mundo?

43 [43,I,79]
A LUISA DE MARILLAC

[Hacia 1630] 1
... y sabrá, respecto de su hijo, que el señor du Ch. 2 me ha hablado
maravillas de él. Ya le hablaré a mi regreso y le agradeceré lo que me
comunica acerca de la joven de que le hablé, y que haya pensado en ella,
suplicándole insistentemente que se dedique a ello
Me alegro del establecimiento de esas buenas jóvenes 3; alabo su de-
seo de darles algún cuadro, pero no así que lleve a efecto los pensamientos
que tiene sobre este asunto. Usted se debe a Nuestro Señor y a su santa
Madre; entréguese a ellos y al estado en que la han puesto, esperando que
ellos indiquen que desean alguna otra cosa de usted, de quien soy, en el
amor de Nuestro Señor y de su santa Madre, su muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL
[La ruego ofrezca mis humildes respetos a la señorita du Fay y al se-
ñor Bliar.
________
Carta 43 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original. Falta el co-
mienzo de la carta.
1. Esta carta es anterior a la institución de las Hijas de la Caridad y parece ser
del tiempo en que Miguel Le Gras estudiaba en Saint-Nicolas-du-Chardonnet.
2. Quizás Jerónimo Duchesne, uno de los eclesiásticos de la comunidad fun-
dada por Bourdoise.
3. Quizás se trata de las jóvenes puestas a disposición de las damas de una
Caridad de París para ayudarles en el servicio de los pobres.

141
44 [44,I,80]
A LUISA DE MARILLAC

[1630] 1
¡Heos ahí tan pocas obreras para tanta tarea! Pues bien, Nuestro Se-
ñor trabajará con ustedes. La propuesta de alimentar a los enfermos ca-
da una su día a su costa me parece bien y así se hace en otras partes has-
ta el día de la erección de la cofradía.

45 [45,I,80-81]
A LUISA DE MARILLAC

[1630] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Le agradezco la molestia que se ha tomado al escribirme sobre la situa-
ción de la Caridad 2. Cuando Nuestro Señor permita que vuelva a ver-
la, me hablará usted del interés de la comunidad.
Sería muy conveniente que aplicase esas ofrendas en beneficio de esas
pobres gentes. Y veo que son ustedes buenas administradoras, ya que só-
lo gastan alrededor de medio escudo.
Si el permiso de establecer la Caridad lo consigue en la escribanía del
señor de París, habrá que dar alguna cosa; pero si es el señor Guyard 3 el
que lo entrega, no hay que dar nada. Podrá poner allí el sello pequeño,
que no costará más que cinco céntimos.
________
Carta 44. — Manuscrito san Pablo, 41.
1. Fecha de erección de la cofradía de Saint-Nicolas-du-Chardonnet, a la que
parece aludir aquí san Vicente.
Carta 45 (CA). — Archivo de la Misión, facsímil del original.
1. Véase nota 2.
2. Luisa de Marillac fundó y organizó en 1630 en la parroquia de Saint-Ni-
colas-du-Chardonnet, con la aprobación del párroco y el concurso de algunas
damas, una cofradía de la Caridad, de la que fue presidenta (L. ABELLY, o. c.. 1,
cap. XXIII, 109). Probablemente habla aquí san Vicente de esta cofradía. toda-
vía en sus comienzos. Era la segunda cofradía establecida en París. No hay na-
da que demuestre que Luisa de Marillac haya participado en la de san Salvador,
que funcionaba ya desde hacía algunos meses
3. Luis Guyard, vicario general de París.

142
Ya tienen cinco mujeres. Ruego a Dios que les envíe más. Respecto
a los medios, Dios proveerá.
En cuanto a su asunto, me parece muy bien que hable usted con la
señorita du Fay; pero por lo demás que él le pida, fíjese bien, por favor,
en la respuesta que va a darle; y hágame el favor de dar las gracias a la se-
ñorita du Fay por su jalea y de decirle que me encuentro cada vez me-
jor y que le ruego pida a Dios que yo use bien de esta mejoría. Sobre
esa pobre muchacha, ¿qué es lo que pide?
Cuide de su salud.
Soy su muy humilde servidor

V. D. P.

46 [46,I,81-82]
A LUISA DE MARILLAC EN VILLEPREUX 1

[Abril 1630] 2
Es muy difícil, señorita, hacer algún bien sin contrariedades; y pues-
to que debemos, en cuanto nos sea posible, consolar las penas de los de-
más, creo que haría usted un acto agradable a Dios si visitara al señor pá-
rroco 3, le presentara sus excusas por haber hablado a las hermanas de la
Caridad 4 y a las jóvenes sin su permiso, que usted quería hacer en Vi-
llepreux sencillamente lo mismo que había hecho en Saint-Cloud y otros
lugares, y que esto le recordará su deber en el futuro, y que, si a él no le
parece bien, no seguirá adelante. Y mi opinión es que así lo haga. Nues-
tro Señor sacará quizás más gloria de su sumisión que de todo el bien que
podría haber hecho. Un hermoso diamante vale más que una montaña
de piedras,
________
Carta 46. — Manuscrito san Pablo, 14.
1. San Vicente había tenido ocasión de ir con frecuencia a esta localidad cuan-
do estaba con los Gondy. Dio allí una misión en 1618 y estableció entonces su
segunda cofradía de la Caridad (cfr. L. ABELLY, o. c.. I, cap. x, 47).
2. Tal es la fecha que sugieren GOBILLON, o. c.., 39 y la carta si-
guiente.
3. El párroco de Villepreux.
4. Nombre dado a los miembros de las cofradías de la Caridad.

143
y un acto de virtud de aquiescencia y de sumisión vale más que un mon-
tón de buenas obras que se practican con los demás 5.

47 [2,XV,2]
CARTA DE G. PLUYETTE A SAN VICENTE
Señor:
He sabido que no ha anotado en su libro el dinero que envió para la pen-
sión de Mateo Pluyette, su pequeño becario, mi sobrino. Me hubiera gus-
tado haber podido verle para esto, pero por miedo de no encontrarle, he es-
crito estas palabras pata decirle que hizo un año al comienzo de la cuares-
ma que fue recibido en la beca, y que se hizo el acuerdo con su primo, que
le cedió la plaza, de que no recibiría éste nada a finales de la pascua siguiente.
Sin embargo, no he podido hablarle a propósito de este cuarto, ya que aún
no ha enviado para mi sobrino nada más que tres cuartos: san Juan, el de
san Remigio y el otro de Navidad, como podrá ver por los recibos. y se le
debe al director de Senlis lo restante, ya que desde mis tiempos se recibían
nueve o diez libras a final de Navidad más que en las otras ocasiones. a cos-
ta de las tierras de Mesnil. El portador tiene que ser hermano del director
de Senlis, que vive en casa de un orfebre, para que nadie le dé una señal fal-
sa, y me indicará lo que usted haya decidido sobre esto. Me hubiese gusta-
do verle, pero me retiene la cuaresma. Lo haré, con la ayuda de Dios, des-
pués de Pascua; entre tanto quedo de usted, señor, muy humilde servidor,

G. PLUYETTE
Fontenay, 13 de marzo de 1630.

________
5. El acto de sumisión aconsejado por san Vicente conquistó por completo
al párroco de Villepreux para los proyectos de Luisa de Marillac, que se puso a
trabajar con tanto ardor que cayó enferma (GOBILLON, o. c.., 39).
Carta 47 (CF). — Original en los Arch. Nac. (París) M 105 (colegio de Bons-
-Enfants). Publicada en el t. XV de las Oeuvres de saint Vincent, n. 2 Mission et
Charité, 19-20. 2).

144
48 [47 y 3,XV,2-4]
A LUISA DE MARILLAC

París, sábado 4 [de mayo de 1630]


Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
¡Bendito sea Dios, señorita, porque he recibido antes la noticia de su
curación que la de su enfermedad! Ruego que le dé entera fortaleza de
tal manera que pueda algún día decirse como referidas a usted aquellas
palabras de la santa Escritura: Mulierem fortem quis inveniet? 1. Ya en-
tiende este latín; por eso no es necesario que se lo traduzca.
Sobre el tiempo que dice que están los niños en la escuela, y que no
es suficiente para que puedan aprovechar, además de los dos días que es-
tán de campo 2, no veo ningún inconveniente en que los alargue un po-
co y que, por las razones que alega, los tenga ocupados esos dos días, y
procure hacer ir a la escuela a las que no tienen ninguna costumbre de ir.
Pero creo que será oportuno tener el consentimiento del buen señor Be-
lin 3 y hacer comprender a los que le hablen de esto que obra así por el
poco tiempo que puede permanecer allí, y decirles que no se trata de una
escuela, sino de un ejercicio de piedad durante algunos días.
Sobre el pequeño Miguel 4, esté tranquila; sólo hace dos días que lo
vi ir a su clase y está bien.
He entregado su carta a la señorita Du Fay y he animado a la señori-
ta Du Fresne 5 para que vaya a Villepreux 6, lo que ella desea hacer por
encima de todo. Pero, ciertamente, su indisposición no le permitirá es-
ta alegría que tanto desea. La encomiendo a sus oraciones,
________
Carta 48 (CA). — Original en el museo histórico del Orléanais, en Orleans.
Publicado con la disposición y la ortografía del original en los Annales C. M.
1947/1948, p. 499-500, y parcialmente, según el manuscrito san Pablo, en el t. I
de P. COSTE, 82-83. Publicada en el t. XV de las Oeuvres de saint Vincent, n. 3
(Mission et Charité, 19-20, p. 2).
1. ¿Quién puede encontrar una mujer fuerte? (Prov 31, 10).
2. Así en el original.
3. Capellán de los Gondy en Villepreux (L. ABELLY, o. c.. I, C. XIV, 60) y la
carta del 16-XII-1634.
4. El hijo de Luisa de Marillac estudiaba entonces en el seminario de Saint-Ni-
colas-du-Chardonnet.
5. La señorita Du Fresne era dama de la Caridad, hermana del señor Carlos
du Fresne, señor de Villeneuve.
6. Localidad en Seine-et-Oise. al sudoeste de París.

145
y usted cuide de su salud y de no cargarse con demasiadas cosas pues ten-
go miedo de que lo haga, al no querer tomar el descanso de esos dos dí-
as ni atenerse al tiempo que se acostumbra emplear en la escuela. Por eso,
con esta preocupación, le ruego que se contente con el tiempo ordina-
rio, a pesar de lo que haya dicho anteriormente. Esta manera de proce-
der será, según creo, más del agrado del buen señor Belin. Y si en ello ve
algún notable detrimento, escríbame, por favor, una vez más, después
que haya comenzado; y yo obtendré unas palabras por escrito del pa-
dre de Gondy para su granjero, a fin de que ejecute sus órdenes lo an-
tes posible.
Acabemos por ahora; tengo un poco de prisa. Termino, pues, in-
vocando la asistencia de Dios para usted, la fuerza del cuerpo y la santa
tranquilidad de espíritu, tal como se lo pido de todo corazón, y soy, en el
amor de Nuestro Señor y de su santa Madre, señorita, su muy humilde y
obediente servidor,
VICENTE DEPAÚL
Saludos a su hospedera.
Dirección: A la señorita Le Gras, en Villepreux.

49 [48,I,84-85]
A LUISA DE MARILLAC
[Mayo 1630] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
¡Bendito sea Dios de que se encuentre mejor y del gusto que encuentra
en trabajar por la salvación de las almas! Pero temo que haga todavía de-
masiado; y, para que vea que tengo razón, vea, por favor, lo que el señor
Belin me indica. Tenga cuidado, por favor, señorita. Nuestro Señor quie-
re que le sirvamos con juicio; y lo contrario se llama celo indiscreto.
De las hermanas de la Caridad 2, creo que es conveniente que las re-
úna usted a todas, que lean juntas el reglamento y procuren ponerlo en
práctica, que es distinto de los demás, ya que se trata del segundo esta-
blecimiento 3. Pero usted les podrá recordar, si así le
________
Carta 49 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta ha sido escrita pocos días después de la carta 48.
2. Nombre dado a los miembros de la cofradía de la Caridad.
3. La cofradía de la Caridad de Villepreux remontaba al año 1618: la de Châ-
tillon-les-Dombes era de 1617

146
place, la práctica de los demás lugares y procurar convencerlas para
que hagan lo mismo, especialmente en lo que se refiere a la perpetuidad
de las hermanas 4, a confesar y comulgar el día de su fallecimiento, a ir
ellas mismas a visitar a todos los enfermos que puedan, y a frecuentar más
los sacramentos. Y finalmente, sobre la carne, recomiende a la carni-
cera 5, que es la superiora, que distribuya bien la carne.
Mi indisposición, por la que sé que está preocupada, es muy ligera; y
si no fuera porque me han hecho tomar hoy medicina, hubiera salido. Le
agradezco la solicitud que por ella tiene.
No tenemos agua. Mando a buscarla a casa del señor Deure. El señor
du Fresne y la señorita su hermana se marchan el viernes a Villepreux.
Dios sabe si la preocupación por usted no apresura un poco ese viaje.
El pequeño Miguel está bien; el hermano Roberto 6 ha ido a verlo
de mi parte. Me ha dicho que está alegre y contento. Estélo también us-
ted, señorita, se lo suplico, ya que a Dios le agrada.
Soy, en su amor y en el de su santa Madre, su muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL
El martes a mediodía.
Saludos a Marta.
Dirección: A la señorita Le Gras, en Villepreux.

50 [3297, VIII, 521]


LUISA DE MARILLAC A SAN VICENTE

Sábado a mediodía [Mayo 1630]


Hace un año que no hay procurador en la Caridad 1; a pesar de ello,
un buen hombre ha ido escribiendo las entradas y los gastos quiere ahora
aceptar este cargo por elección.
________
4. Los miembros de la cofradía no eran elegidos para toda la vida.
5. Nombre dado a la hermana encargada de distribuir la carne a los pobres.
6. Ningún hermano coadjutor llevaba entonces el nombre de Roberto. Se tra-
ta sin duda de Roberto de Sergis, nacido el 2 de marzo de 1608 en Auvers, cer-
ca de Pontoise, recibido en la Congregación de la Misión el mes de junio de 1628,
ordenado sacerdote en abril de 1632 y muerto en diciembre de 1640 o enero de
1641.
Carta 50. — Manuscrito san Pablo, 31. El copista advierte que esta carta es
respuesta a la carta 49 (mayo 1630) y autógrafa de Luisa de Ma-

147
Las hermanas de la Caridad se han enfriado un poco en el ejercicio y
han dejado muchas veces la visita de los enfermos en su día, ya que la te-
sorera es de tan buena voluntad que cocina ella por las otras, y también por-
que la superiora y ella se contentaban a veces con dar el dinero para los en-
fermos. Les daban también a algunos necesitados y no se cuidaban a veces
de tener comida y les procuraban a los enfermos huevos o alguna otra co-
sa que fuera de su gusto.
Dichas hermanas, al menos la mayor parte, dejan la santa comunión du-
rante meses y necesitan ser animadas por alguna predicación, cuando ha-
ya que hacer la elección del procurador.
La superiora se contentaba con tener en su casa la caja de caudales y le
había entregado las dos llaves a la tesorera. Están preocupadas por la re-
cepción de los enfermos y dicen que no era necesaria la Caridad si no se ad-
mite más que a los que carecen de todo, ya que hay muy pocos que hayan
llegado a tal extremo, y muchos hay tan aferrados a sus bienes que antes
morirían de hambre que venderlos y ayudarse con ello.

51 [49,I,85-86]
A LUISA DE MARILLAC

[Hacia 1630] 1
Bendito sea Dios de que ya se vea libre de su primera afección. De
la otra hablaremos en nuestro primer encuentro; me refiero a la de su
confesor 2. Haga, sin embargo, lo que él le aconseja y además
________
rillac. N. del T. Figura esta carta con el n. 3.297 en el t. VIII, 521 del texto fran-
cés en su Premier supplement; hemos preferido incluirla en este lugar con el n.
50.
1. La Caridad de Villepreux.
Carta 51 (CA). — Original en las Hijas de la Caridad de Somma Vesuviana
(Italia).
1. La naturaleza de los consejos que da el santo a Luisa de Marillac nos ha-
ce considerar esta carta como anterior a la fundación de las Hijas de la Caridad.
2. Luisa de Marillac se había puesto bajo la dirección de san Vicente en 1624
ó 1625. Estaba contenta y sufría mucho por las ausencias de su director. El san-
to habría deseado mayor indiferencia. Le Camus, obispo de Belley, escribía ya a
Luisa el 26 de julio de 1625: «Perdóneme,

148
todo lo que su fervor le propone, excepto la disciplina, a no ser tres ve-
ces por semana. Lea el libro del amor de Dios 3, especialmente donde tra-
ta de la voluntad de Dios y de la indiferencia. En cuanto a esos 33 actos
a la santa humanidad 4. Y los demás, no se apene cuanto falte a ellos. Dios
es amor y quiere que vayamos a El por amor. No se juzgue, pues, obli-
gada a todos esos buenos propósitos.
Le pido me perdone que no la haya podido escribir hasta esta tarde,
y que ruegue a Dios por nosotros.
Soy, en su amor y en el de su santa Madre, señora 5, su muy humilde
servidor.
V. D. P.
Me agrada la práctica de devoción a María con tal de que proceda
suavemente.
Dirección: A la señorita Le Gras.

52 [50,I,86-88]
A LUISA DE MARILLAC

[Hacia 1630] 1
Creo que será suficiente poner en su y mi cuadro 2 las mismas pala-
bras del original 3. Póngalas, pues, allí, señorita, si le agrada, y mi queri-
dísima hermana, si le digo que se apega usted con cierto exceso a los que
la conducen y se apoya usted demasiado en ellos. Se eclipsa el señor Vi-
cente, y ya está la señorita Le Gras fuera de sitio y desorientada» (Ar-
chivo de las Hijas de la Caridad, original).
________
3. Le Traité de l'amour de Dieu (por san Francisco de Sales). Lyón 1620,
en 8.º.
4. En recuerdo de los 33 años que pasó en la tierra Nuestro Señor.
5. Esta palabra se le escapó a la pluma del santo. Luisa de Marillac no tenía
derecho al título de señora (madame). Por otra parte, la carta va dirigida a ma-
demoiselle Le Gras.
Carta 52 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. La carta es anterior a la fundación de las Hijas de la Caridad.
2. Su, por haberlo pintado Luisa de Marillac, mi por estar destinado al san-
to. A la fundadora le gustaba la pintura. Todavía se conservan algunos cuadros
hechos por ella, «pequeñas acuarelas de un dibujo delicado, de un fresco colo-
rido, imágenes ingenuas más bien que verdaderas obras de arte» (M. BAUNARD,
La Vénérable Louise de Marillac, Paris 1898, 8).
3. El santo se refiere al cuadro que copiaba Luisa de Marillac. Maynard no
supo comprender esta frase. Supone (Saint Vincent de Paul, III, Pa-

149
yo conservaré en mi corazón las que me escribe de su generosa resolución
de honrar la adorable vida oculta de Nuestro Señor, tal como le dio Nues-
tro Señor deseos desde su juventud 4. ¡Oh mi querida! 5 ¡cómo indica es-
te pensamiento la inspiración de Dios y cuan alejado está de la carne y
de la sangre! ¡Animo! ¡esa es la posición que le corresponde a una hija
querida de Dios! Manténgase en ella, señorita, y resista animosamente
a todos los sentimientos que le lleguen contrarios a éste, y esté segura de
que estará por este medio en el estado que Dios le pide para hacerla pa-
sar a otro, para su mayor gloria, si así lo juzga oportuno: si no, esté siem-
pre segura de que hará incesantemente la voluntad de Dios en éste, que
es el fin al que tendemos y al que han tendido los santos y sin el que na-
die puede ser feliz 6.
Pido a usted perdón por haber retenido tanto a su muchacho, debi-
do a los muchos quehaceres que he tenido, y deseo sea una de las más
perfectas imágenes 7 hechas a la semejanza de Dios 8... tengo en su amor,
según me parece, un mismo corazón con el suyo, y soy su más humilde
servidor,

V. D. P.

53 [51,88]
A ANTONIO PORTAIL, SACERDOTE DE LA MISION,
EN CROISSY 1

Jueves, 27 junio 1630


Dios sea bendito, señor, de que haya usted subido al púlpito, y plaz-
ca a su divina bondad dar su bendición a cuanto desde allí
________
rís 3 1886, 4 vol., en 12.º, 239) que Luisa de Marillac había resumido en un cua-
dro las resoluciones y los sentimientos contenidos en el acto de consagración que
hizo poco después del fallecimiento de su marido.
4. En su juventud Luisa de Marillac había tenido la idea de entrar en las ca-
puchinas; y hubiera cumplido su proyecto si el mal estado de su salud no se lo
hubiera impedido.
5. Expresión inusitada en la pluma del santo, que seguramente quiso escri-
bir «mi querida hija».
6. Es el mismo sentido que si dijese: «hará continuamente en esto la santa vo-
luntad de Dios, que...».
7. Alusión a la imagen que Luisa de Marillac preparaba a san Vicente.
8. Estos puntos sustituyen a una palabra que no hemos sabido leer
Carta 53. — Reg. 2, 273.
1. Localidad de Seine-et-Oise

150
enseñe de su parte. Ha comenzado usted tarde. Así lo hizo también san
Carlos 2. Le deseo parte en su espíritu y espero que Dios le dé alguna nue-
va gracia en esta ocasión. Le ruego con todo mi corazón que sea la gra-
cia de que me habla usted al final de su carta, que es la de ser ejemplar
en la compañía, en la que nos falta la santa modestia, la mansedumbre y
el respeto en nuestras conversaciones. La atención a la presencia de Dios
es el medio para adquirirlas. Y yo las necesito más que todos. Pídaselas,
por favor, a Dios para mí.

54 [52,I,89]
A UNA SEÑORA

1 julio 1630
Señora:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros
Tras haber contestado ayer a su última carta, me acordé de que no ha-
bía dado respuesta al consejo que me hace usted el honor de pedir, si de-
be recibir entre las hermanas de la Caridad, y en lugar de la difunta se-
ñora Brunel, a una pariente suya. Pues bien, le diré, señora, que ha-
biéndola nombrado y presentado la difunta antes de morir y teniendo
ella las cualidades requeridas para hacer esta buena obra, creo que hará
usted bien en recibirla, aún cuando la difunta no la hubiese nombrado.
Pero creo que será conveniente que advierta a las hermanas que se acuer-
den de nombrar a alguna en su lugar cuando Dios quiera disponer de
ellas, ya que es el único medio de perpetuar esta santa cofradía. Le rue-
go, señora, que tenga mano y que inculque bien esto y que salude de mi
parte a esas buenas hermanas de la Caridad y a su procurador, y que ase-
gure a su marido, que soy y seré toda mi vida para él y para usted, seño-
ra, en el amor de Nuestro Señor, su muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL

________
2. Los biógrafos de san Carlos Borromeo cuentan que este prelado tuvo
que luchar algún tiempo contra una timidez excesiva, que le hacía temblar cuan-
do predicaba. Durante varios años habló desde el altar, para estar más lejos del
auditorio; sólo más tarde se atrevió a subir al púlpito.
Carta 54. — Reg. 1, f.º 8 v.º. El copista indica que el original era totalmente
de la mano de san Vicente.

151
55 [53,I,90]
A LUISA DE MARILLAC 1

[Hacia 1630] 2
Descargue usted su espíritu de todo cuanto la apena. Dios cuidará.
Usted no puede angustiarse en esto sin contristar (por así decirlo) el
corazón de Dios, ya que El ve que no lo honra bastante con una santa
confianza. Confíe en El, se lo ruego, y tendrá el cumplimiento de lo que
su corazón desea 3. Se lo digo sin reservas, rechace todos esos pensa-
mientos de desconfianza que a veces permite usted a su espíritu. ¿Por
qué no va a estar su alma llena de confianza, si es la hija querida de Nues-
tro Señor por su misericordia?

56 [54,I,90-91]
AL SEÑOR DE SAINT-MARTIN 1

1 septiembre 1630
San Vicente ruega al señor de Saint-Martin que procure unos vesti-
dos para su hermano y sus sobrinos y haga reparar un rincón de su ca-
sa, que amenazaba ruina. Le dice luego, a propósito del sobrino que ha
partido recientemente de París 2, que éste ha recibido
________
Carta 55. — L. ABELLY, o. c.. III, cap. III, sec. III, 23.
1. Abelly se contenta con decir que esta carta iba dirigida a una piadosa
persona. El tono y el contenido indican que esa piadosa persona no es otra que
Luisa de Marillac.
2. Véase nota 3.
3. Parece que al escribir estas palabras san Vicente tenía en su mente la vo-
cación de Luisa de Marillac.
Carta 56. — Proceso de beatificación, deposición de Juan Santiago de Cas-
tetja, nieto de Juan de Saint-Martin y párroco de Saint-Paul-les-Dax (Landas),
que conservaba el original en 1706.
1. El canónigo de Saint-Martin estaba entonces en París, creemos que aquí
se trata de Luis de Saint-Martin, esposo de Catalina de Comet.
2. Fue este sobrino el que llevó la carta de san Vicente. Había venido a con-
sultar a su tío sobre una promesa de matrimonio. Abelly proporciona datos in-
teresantes sobre su visita (o. c.. m, cap. XIII, sec. 1, 208; cap. XIX, 292); otras
noticias pueden verse en las deposiciones del proceso de beatificación de Juan
Santiago Castetja, Juan de Paúl, Carlos Le Blanc, Ana Varin y Santiago d'Apre-
mont.

152
diez escudos antes de dejar la capital, y que este dinero procedía de una
limosna, y no del fondo destinado a las misiones. Luego añade:
Le suplico, señor, que si a algún otro de mis parientes se le ocurre ve-
nir a verme, le disuada usted de ello, ya que, al no tener medios para
hacerle bien, se fatigaría en balde.

57 [55,I,91-92]
A LUISA DE MARILLAC

[Septiembre 1630] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
No es ir sin objeto alguno el ir a ver una persona de la calidad de la
que se lo ruega 2 y que necesita quizás de su consejo para resolverse a
alguna cosa de mucho provecho. Vaya, pues, señorita; vaya en nombre
de Nuestro Señor y con su bendición. Y si se presenta la ocasión de ha-
cer algo con los niños de aquel lugar 3, hágalo con precaución; mucho es
lo que en esa diócesis se necesita. Sin embargo, la autoridad de la seño-
ra del lugar será la de usted en la de Nuestro Señor, sin meter mucho
ruido.
Para la comunión, creo que hará bien en contentarse con lo que te-
nía por costumbre; respecto de su hijo, será bien venido cuando se ha-
yan marchado los ordenandos, dentro de diez u once días, ya que ahora
no tenemos cama ni habitación donde ponerlo. Dígale, pues, que venga
para entonces, si le parece bien.
El señor Dehorgny irá a hablarle del joven que se desea enviar acá; y
yo le pido perdón si no tengo el honor de verla antes de su partida, a cau-
sa de la confusión que aquí tenemos.
________
Carta 57 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta fue escrita en la época de vacaciones, antes de la instalación de
san Vicente en san Lázaro, mientras que Luisa de Marillac estaba al frente de la
Caridad de san Nicolás, por tanto en 1630, ya que en septiembre y octubre de
1631 no estaba Luisa en París.
2. Probablemente Genoveva de Attichy, esposa de Escipión de Aquaviva, du-
que de Atri.
3. Probablemente Attichy, en la diócesis de Soissons, no lejos de la diócesis
de Beauvais.

153
Le ruego me diga si esa Caridad 4 es bastante rica o si necesita dine-
ro, y crea que, gracias a Dios, me encuentro bien y que soy su servidor,

VICENTE
No conviene pasar tan cerca de las Caridades de la diócesis de Be-
auvais sin visitarlas oportunamente. Quizás la señorita d'Attichy 5 quie-
ra ir a la más cercana.
Dirección: A la señorita Le Gras.

58 [4,XV,4]
CARTA DE G. PLUYETTE A SAN VICENTE
Señor:
Le envío copia de las provisiones de mi sobrino Mateo, reunidas delante
del notario, tal como desea. Opino que juzgará conveniente que se quede
todavía algún tiempo en Senlis para poner bien los principios, sobre los cua-
les se ha tomado la molestia de preguntarle, cosa que le agradezco mucho.
Demuestra tener buena voluntad. Ruego a Dios que pueda secundar el san-
to deseo del fundador y hacerse capaz de servir algún día al público, lo cual
hará más santamente cuando haya tenido el honor de su compañía, de la
que yo tampoco me privaré cuando vaya a París, ya que me demuestra que
esto le agrada; en espera de ello quedo, señor, su muy humilde servidor,

G. PLUYETTE
Fontenay, 2 de octubre de 1630.
________
4. La Caridad de san Nicolás.
5. Valencia de Marillac, tía de Luisa, esposa de Octaviano Doni, señor de At-
tichy, superintendente de las finanzas, y madrina de Miguel, había tenido ocho
hijos: Aquiles se hizo jesuita; Luis entró en los mínimos y fue obispo de Riez
(1628), luego de Autun (1652); Antonio, marqués de Attichy, fue muerto en el
ejército en 1637, a la edad de 25 años; Genoveva se casó con el duque de Atri;
Ana fue la mujer del conde de Maure; Enriqueta entró en el Carmelo; Magda-
lena tomó el hábito de las ursulinas. Privados de padre en 1614 y de madre en
1617, los niños todavía pequeños fueron socorridos por Luisa de Marillac y su
marido (cfr. Lettres de Louise de Marillac, 150).
Carta 58 (CF). — Original en los Archivos Nac. (París) M 105 (colegio de
Bons-Enfants), publicada en el tomo XV de las Oeuvres de Saint Vincent, n. 4
(Mission et Charité, 19-20, 4).

154
59 [56,I,93-94]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
La gracia de Jesucristo Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Recibí su última el sábado pasado, al salir camino de Maubuisson 1,
y pedí al señor de la Salle que la respondiera. La presente será para ase-
gurar directamente a usted de que su hijo se encuentra bien, habién-
domelo así indicado el señor Bourdoise 2, Y para manifestarle el consuelo
que he recibido con su mejoría, y que deseo mucho su perfecta curación;
pero ¿cómo podrá ser hablando tanto como habla usted, y con un aire
tan fresco y su catarro? Ciertamente, si ha recobrado su perfecta salud,
menester será decir que Dios la ha curado. Espero tener hoy o mañana
nuevas noticias. La señorita du Fay acaba de enviar a su criada para sa-
berlas, y me gustaría tener seguridad de que tendremos buenas nuevas
que enviarle.
El sábado pasado le comuniqué lo que me dijo usted para ella, con lo
que quedó consolada. ¿No lo está también su corazón, señorita, al ver
que ha sido juzgado digno delante de Dios de sufrir en su servicio? Le
debe usted ciertamente una gratitud especial y hacer todo lo posible
para pedirle la gracia de hacer buen uso de ello.
Desea usted saber si tiene que hablar a la Caridad personalmente. Así
me gustaría, ciertamente; pero no sé si será fácil y oportuno.
________
Carta 59 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Cerca de Pontoise (Seine-et-Oise).
2. Adriano Bourdoise, nacido el 1 de julio de 1584 en Brou (Eure-etLoir),
muerto en París el 19 de julio de 1655, fue uno de los más celosos reformadores
del clero en el siglo XVII. Fundó una comunidad de sacerdotes, los sacerdotes de
Saint-Nicolas-du-Chardonnet o Nicolaítas, por el nombre de la parroquia de Pa-
rís en donde residían. Hizo uno de sus retiros en san Lázaro. Este hecho y el con-
sejo que le dio al duque de Liancourt, patrono de varios beneficios, para que se
atuviera al juicio de san Vicente en la elección de los beneficiarios, demuestran
cuánta era su estima por el santo. Este le apreciaba igualmente mucho: «Oh se-
ñores les decía un día a sus misioneros, ¡qué gran cosa es un buen sacerdote!
¿Qué no puede hacer un buen eclesiástico? ¿Qué conversión no puede procu-
rar? Vean al señor Bourdoise, ese excelente sacerdote, ¿qué es lo que hace y
qué es lo que puede hacer?» (L. ABELLY, o. c.. II, cap. V, 298). Habría mucho que
hablar sobre las relaciones de estos dos hombres. Puede consultarse con prove-
cho una vida manuscrita de M. Bourdoise de 1694 (Bibl. Maz., ms. 2.453), 2, 667,
671, 673 la obra citada de SCHOENER, 96, 111, 113, 118, 129; J. DARCHE E, Le
saint abbé Bourdoise 1883,- 2 vol., 536; II, 25, 284. Como siempre, la leyenda
se ha mezclado con la historia; pero no es esta la ocasión de separarlas.

155
Eso les haría bien. Hable usted con la señorita Champlin y haga lo que
Nuestro Señor le inspire.
Soy, en su amor y en el de su santa Madre, señorita, su muy humilde
y obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL
París, 22 octubre 1630.
Dirección: A la señorita Le Gras, en Montmirail 3.

60 [57,I,94-95]
A LUISA DE MARILLAC, EN MONTMIRAIL

29 octubre 1630
Señorita:
Bendito sea Dios porque está ya usted curada y porque la sutileza
de esos aires no le hace daño. Siendo así, continúe ahí, si le place, hasta
que haya hecho el mismo fruto que en otras partes hizo. Pero si nota al-
guna señal de recaída, prevéngalo, si así le parece, y vuelva. Lo dejo to-
do a su discreción, mientras que me voy a hacer un pequeño viaje de quin-
ce días a Beauvais.
Proponga al señor prior 1, si así le place, lo que me indica de la elec-
ción de las oficialas.

61 [5,XV,4-5]
A LUISA DE MARILLAC

[Octubre 1630] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
________
3. Debajo de la dirección, Luisa de Marillac escribió: «Villiers-le-Bel» ¿Ha-
bría ido a aquella localidad antes o después de su estancia en Montmirail? Es po-
sible.
Carta 60. — Manuscrito san Pablo, 9.
1. Muy probablemente el prior de Montmirail.
Carta 61 (CA). — Original en la casa central de las Hijas de la Caridad de
Cracovia; se publicó en Annales C. M. 1930, 685. Figura en el

156
Estas líneas son para rogarle que me dé noticias suyas y para darle al-
gunas mías y de Germana 2.
Por lo que a mí se refiere, las cosas son las de siempre; y de Germa-
na, me indica el señor Du Coudray que ha empezado a hablar de ella con
el señor párroco 3, con el señor Belin y con el maestro de escuela 4, Y que
ni los unos ni los otros se apartan de la propuesta que les ha hecho 5. Ya
veremos lo que pasará.
Creía que podríamos tener la misión en Saint-Cloud 6 para estas fies-
tas 7, pero no podremos hacerlo sin grandes molestias. Por eso lo deja-
remos para san Martín.
Entre tanto, dígame, por favor, qué es lo que hace su corazón. El mío
ha estado muy ocupado en usted, esta mañana, y en los pensamientos que
Nuestro Señor le da.
Soy, en su amor, su muy humilde y obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL

62 [58,I,95-99]
A LUISA DE MARILLAC, EN BEAUVAIS 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
________
n 5 del tomo XV de las Oeuvres de Saint Vincent (Mission et Charité 19-20, 4).
1. Fecha impuesta por la presencia del señor du Coudray en Villepreux y la
«propuesta» de Germana.
2. Germana, maestra de escuela de Villepreux.
3. El párroco de Villepreux.
4. El maestro de escuela de Villepreux.
5. Propuesta de una escuela en Villepreux para niñas, de la que se encarga-
ría Germana.
6. Localidad de los alrededores de París.
7. La festividad de Todos los Santos.
Carta 62 (CA). — Original en Mans, en el tesoro de la iglesia de Nuestra Se-
ñora de la Couture.
1. El santo acababa de pasar unos quince días en Beauvais donde había po-
dido darse cuenta de que la visita de Luisa de Marillac sería útil a las cofradías
de la Caridad establecidas en esa ciudad. La historia del establecimiento de Ca-
ridades en Beauvais merece ser conocida. Antes de 1629, se encontraban por to-
das partes en Beauvais, por las

157
¡Bendito sea Dios por haberla hecho llegar con buena salud! Tenga
cuidado de conservarla por el amor de Nuestro Señor y de sus pobres
miembros, y evite trabajar demasiado. Es una astucia del diablo, con la
que engaña a muchas almas buenas, el incitarlas a hacer más de lo que
pueden, para que luego no puedan hacer nada; y el espíritu de Dios in-
cita mansamente a hacer el bien que razonablemente se puede hacer, a
fin de que lo hagamos con perseverancia y largueza. Obre, pues, así, se-
ñorita, y obrará según el espíritu de Dios

________
puertas de las iglesias, en las mismas iglesias, grupos de mendicantes descarados
que pedían, o mejor dicho exigían, la limosna con amenazas. Agustín Potier, obis-
po de la diócesis, se inquietó por esta situación. Mandó hacer la lista de todos los
necesitados, examinó el alcance de sus necesidades, y pensó que sería útil crear
una caja que alimentarían las limosnas y el producto de las colectas, y constituir
un despacho central para recoger y repartir los socorros. El 16 de abril de 1629
convocó en su palacio a los canónigos, a los jurados y a los notables de la ciu-
dad y les propuso su plan, que fue adoptado. Para ejecutarlo, se llamó a san Vi-
cente, que acudió y se puso a actuar. Subió al púlpito, habló de las Caridades, de
su funcionamiento, de su utilidad y pronto tuvo la dicha de ver establecida la
obra en cada una de las 18 parroquias. Una vez hecho esto, dividió la ciudad en
barrios para facilitar la distribución de las limosnas (Cfr. L. ABELLY, o. c.. I, cap.
XXIII, 108; DELETTRE, o. c.. III, 407; Réglements pour la Charité des pauvres ma-
lades establie à Beauvais l'onziesme novembre mil six cent trente. Beauvais 1669).
Pero los obstáculos no faltaron. Alfonso Feillet ha descubierto en los Archivos
del Comité d'Histoire de France un proyecto de requisitoria dirigido por el lugar-
teniente de Beauvais para quejarse de que «hace unos quince días llegó a esta ciu-
dad cierto sacerdote llamado Vicente que, con desprecio de la autoridad real, sin
comunicarles nada a los oficiales reales ni a ningún otro cuerpo de la ciudad que
tuviese interés en ello, ha hecho reunir a un gran número de mujeres, a las que
ha persuadido a que formen cofradía, a la cual se le da el nombre especial de Cari-
dad, que desea erigir para ayudar y proporcionar víveres y otras cosas necesarias
a los pobres enfermos de dicha ciudad de Beauvais y salir todas las semanas a ha-
cer una colecta de dinero que quieren reunir para este efecto; lo cual, a conti-
nuación, habría sido ejecutado por el indicado Vicente y erigida esta cofradía, en
la cual habría recibido a unas 300 mujeres, las cuales, para hacer sus ejercicios y
funciones indicadas se reúnen con frecuencia, lo cual no debe ser tolerado». Y
el lugarteniente de la ciudad indignado por la audacia «del sacerdote llamado Vi-
cente», requiere que se haga una información y se envíe al procurador general
del rey. Gracias al santo, la ciudad se vio pronto totalmente transformada.

158
Respondamos ahora a todo lo que me pregunta usted. Me parece que
es muy a propósito que la señora tesorera 2 se descargue del pago del
vino y que se lo pase a alguna otra, ya que para la hostería habría que pa-
gar el octavo. Podrá hacerlo muy bien alguna buena viuda de la Bas-
se-Oeuvre 3 o de san Salvador. Creo que esto es necesario, para que la te-
sorera pueda dedicarse a la marcha de la obra, a la recepción y despido
de los enfermos; va que, por lo que se refiere a la vigilancia, no es ni mu-
cho menos conveniente que la haga ella? ni que se le den seis sueldos por
día. ¡Ay, Dios mío, ella se llevaría lo más líquido de la Caridad!
¡Quiera Dios que la buena señora de la Croix pueda hacer lo que us-
ted le aconseja! Eso le valdría una buena religión. Respecto a las drogas,
ha hecho bien en entregarlas; pero su tesorera no debería venderlas;
ella no sabe cuánto cuestan. Será conveniente remediarlo por medio
del señor vicario general 4 y la ayuda del señor du Rotoir. Cuando vuel-
va el señor de Beauvais, será conveniente comunicarle las cosas principa-
les, si cree usted que esto le agrada. A veces sí que le gusta. Pero, para re-
cibir su bendición, me parece que no es oportuno, ya que está muy le-
jos de toda ceremonia le gusta que se trate con él llanamente, aunque con
respeto.
De su hospedaje, si lo ha tomado en casa del señor Ricard 5 no podría
ser mejor; es el más bueno y uno de los hombres más honrados que conoz-
co; y su mujer, a la que sólo conozco de oídas, es muy piadosa. Creo
que los dos estarán contentos. Y espero que también lo esté usted.
En cuanto a la duda del señor du Rotoir, tiene él razón; creo que se-
rá conveniente poner en el reglamento que- las hermanas de la parroquia
de la Basse-Oeuvre asistan a los pobres que mueran en la Basse-Oeuvre
y en Saint-Gilles; pero, para los demás barrios, creo que basta con que
las damas de una parroquia asistan sólo a los entierros de los pobres de
su parroquia, ya que las hermanas del barrio de san Salvador, de san
Esteban y de san Martín tienen demasiados enfermos y difuntos, para
que asistan a todos sus entierros, y las demás parroquias son arrabales,
que forman cada una un barrio.
________
2. Las cofradías de la Caridad tenían a la cabeza una superiora, a la que
asistían una tesorera, una guardamuebles y un procurador
3. Nombre de una parroquia de la ciudad.
4. Nicolás Lévesque, que fue luego el primer superior del seminario de Be-
auvais.
5. Raúl Ricard, procurador de la corte presidial. Fue durante 30 años pro-
curador de la Caridad de Beauvais.

159
Y de las colectas, se dice, antes de partir, que empleen en ellas tantos
días como sea necesario para hacerlas 6. Me gustaría saber lo que han ob-
tenido en cada una de las colectas que han hecho. Pero hay que advertir,
sobre lo que dije de los entierros, que es menester que monseñor indique
cuál es su voluntad sobre ello.
Le prometo a usted escribir a Villepreux para la elección de la oficia-
la y hablar con el reverendo Padre de Gondy, a fin de tener madera pa-
ra Montmirail. Le prometo además notificarle en el próximo viaje có-
mo sigue su hijo, no habiendo podido verle en éste, por no haberlo pre-
visto.
Continúe, entre tanto, tranquila y una su espíritu a las burlas, los des-
precios y malos tratos que sufrió el Hijo de Dios, cuando se vea usted
honrada y estimada. Ciertamente, señorita, un espíritu verdaderamente
humilde se humilla tanto en los honores como en los desprecios y hace
como la abeja que fabrica su miel tanto con el rocío que cae sobre el ajen-
jo como con el que cae sobre la rosa. Espero que así sabrá hacerlo y que
me obtendrá el perdón de nuestra buena madre la superiora de las Ur-
sulinas por haberme venido sin recibir sus órdenes, y asegurará a mis se-
ñoras las oficialas y al señor du Rotoir que soy para ellos y para usted, en
el amor de Nuestro Señor y de su santa Madre, señorita, muy humilde
servidor,.

VICENTE DEPAÚL
No estoy aún preparado para partir a nuestro gran viaje; me detienen
aquí algunos asuntos de importancia; y el señor Lucas, que ha estado gra-
vemente enfermo en la casa de Berry 7, vuelve para
París, 7 diciembre 1630.
Dirección: A la señorita Le Gras, en el alojamiento del señor du Ro-
toir, en Beauvais 8.
________
6. Las hermanas hacían la colecta en la iglesia y por las casas. El dinero re-
cogido se depositaba en un cofre con dos cerraduras, de las que la superiora te-
nía una llave y la tesorera otra.
7. Berry-au-Bac, pequeña aldea de l'Aisne, en los arrabales de Laon.
8. La visita de Luisa de Marillac a Beauvais produjo abundantes frutos. Las
damas acudieron a sus charlas en gran número, los hombres procuraban escu-
charla a escondidas. Cuando salió para París, el pueblo la acompañó muy lejos
por el camino, alabando y bendiciendo a Dios por haberla enviado. Gobillon nos
cuenta (o. c.., 43) que un niño que se cayó bajo las ruedas de la carreta que la lle-
vaba, se levantó sin daño alguno, gracias a sus oraciones.

160
63 [59,I,99-100]
A LUISA DE MARILLAC

[1630 ó 1631] 1
Acabo de recibir al presente la adjunta carta de la buena Germa-
na 2. Le ruego. señorita, que le responda por los dos. Pero le ruego aún
con mayor humildad que me excuse por no haber ido a verla ni haberla
rogado que venga aquí. Me lo impide mi continuo quehacer.
Estamos a punto de poner la Caridad en san Benito; pero no sé por
qué razón sucede que cada parroquia de París quiere tener algo particu-
lar y no desean mantener relaciones con las demás. Casi resulta una in-
juria decirles: en otras partes se hace como aquí. Otras veces se empeñan
en hacer un revoltijo 3, tomando parte de san Salvador 4, parte de san Ni-
colás, nuestra parroquia y otra parte de san Eustaquio 5.
Se hablará de usted en la asamblea de san Benito. La señorita Tran-
chot habla maravillas de ahí. Piense si será conveniente que se moleste
en ir a ver a esa buena señorita para estabilizar] 6 su espíritu, pa.a que ella
pueda robustecer a las demás. Si ya la ha visto usted otras veces, esto ser-
virá fácilmente de pretexto para verla; no sería necesario hablar de ello
ni de que yo soy, en el amor de Nuestro Señor y de su santa Madre, su
muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL

________
Carta 63 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Leemos en Abelly (o. c.. I, cap. XXIll, 109): «Aquel mismo año y el año si-
guiente de 1631, fue establecida esta cofradía (la cofradía de la Caridad) por el
señor Vicente, con el permiso del señor arzobispo de París y el agrado de los
señores párrocos en las parroquias de san Mederico (Saint-Merry), san Benito y
san Sulpicio».
2. Una de las jóvenes que empleaba en las escuelas Luisa de Marillac. Fue du-
rante mucho tiempo maestra en Villepreux, donde la encontramos todavía en
1637.
3. En francés usa el santo la palabra salmigondis: «mezcla de cosas dispara-
tadas».
4. Se conserva el reglamento de la cofradía establecida en la parroquia de san
Salvador.
5. Si hacemos caso de Abelly (o. c.. I, cap. XXIII, 109), la cofradía de san Be-
nito habría sido anterior a la de san Eustaquio. No es eso lo que se deduce del
texto de esta carta.
6. La palabra quedó incompleta en el original, al final de una línea.

161
Marcho mañana para Montreuil 7 Y volveré el mismo día, como espe-
ro. Acuérdese de mí en sus oraciones. Le deseo buenas noches.
Dirección: A la señorita Le Gras.

64 [25,I,41-42]
EL COMENDADOR DE SILLERY 1 A SAN VICENTE
[Hacia 1631] 2
Reverendo señor y muy querido padre:
No dudo que, conociendo, como conoce, el corazón de su in-
________
7. Montreuil-sous-Bois, ayuntamiento importante situado a las puertas de Pa-
rís. San Vicente había establecido allí, el 11 de abril de 1627, una cofradía de la
Caridad, de la que se conserva el acta de erección.
Carta 64. — L ABELLY, O. C 1, cap. XXXII, 149. El texto de Abelly debe ser
preferido, al parecer, al que se lee en la Vie de l'illustre serviteur de Dieu Nöel Bru-
lart de Sillery. París 1843, 30.
1. Nöel Brulart de Sillery, caballero de Malta y comendador de Troyes, cons-
tituye una de las más bellas conquistas de san Vicente. Después de haber des-
empeñado en la corte los más altos cargos, después de haber sido el primer es-
cudero de la reina y su caballero de honor, embajador extraordinario en Italia,
en España, y más tarde en Roma, junto a los Papas Gregorio XV y Urbano VIII,
renunció a la vida pública, abandonó la magnífica mansión de Sillery, vendió lo
que tenía de más suntuoso, despidió a la mayor parte de su personal, y finalmente
se fue a vivir a una modesta casa cercana al primer monasterio de la Visitación
Esto ocurría hacia finaies de 1632. San Vicente, su director, había sabido obrar
tal milagro. Cuando vio al comendador apartado de todos los bienes del mundo,
procuró que hiciera un buen uso de su inmensa fortuna. Lo condujo a las cár-
celes y a los hospitales, y le inició en la caridad en todas sus formas. Nöel Brulart
de Sillery vistió la sotana en 1632 y recibió las sagradas órdenes y el presbitera-
do en 1634. Dijo su primera misa el 13 de abril de 1634, jueves santo, en la ca-
pilla de las Hermanas de la Visitación. Su vida de sacerdote fue breve, pero rebo-
sante de caridad. Dio mucho a las congregaciones religiosas, particularmente a
la Visitación a los sacerdotes de la Misión, al monasterio de la Magdalena, a los
jesuitas y al Carmelo. Intentó sin éxito organizar un seminario en la casa del Tem-
ple en París. Dios lo llamó a su seno el 26 de septiembre de 1640, a la edad de 63
años. San Vicente le asistió en sus últimos momentos y le administró personal-
mente el viático. Cfr. Vie de l'illustre serviteur de Dieu Noël Brulart de Sillery; his-
toire chronologique 1, 290-307; Contribution a l'histoire du monastère de la Visi-
tation Sainte-Marie du faubourg Saint-Antoine au XVIIIe siécle, por Martin Fos-
seyeux, en el Bulletin de la Société de l'Histoire de París et de l'Ile-de-France, 1910,
184-202.
2. El comendador de Sillery empezó a tratar con san Vicente en

162
digno hijo, haya querido llenarle con su tan amable y tan cordial carta, de
tantos consuelos de su exuberante bondad, que en materia de cordialidad
no cede a nadie, ahora le obliga a rendir las armas y a reconocerle por su
maestro y superior, cosa que él acepta de buen grado en eso y en todo. Y
verdaderamente sería muy rudo y agreste para no derretirse todo en amor
a una caridad tan amorosamente ejercida por un padre tan digno y tan bon-
dadoso con un hijo que sólo sirve para darle preocupaciones. Pero no hay
remedio. Yo recibo humildemente y con gusto la confusión debida a tan-
tas faltas y debilidades como sufre en mí, después de haberle pedido perdón
por ello con toda reverencia y sumisión. Le aseguro, mi queridísimo padre,
que con toda conciencia siento ganas de enmendarme, con la gracia de Nues-
tro Señor. Sí, ciertamente, mi único padre, estoy cierto de que jamás me
he sentido tan tocado por esa mirada como lo estoy en este momento. ¡Oh,
si pudiésemos y llegásemos a trabajar eficazmente en una buena enmienda
de tantas miserias como sabe su reverencia que estoy lleno y rodeado por
todas partes, estoy seguro de que recibirá entonces consuelos indecibles!
Y aunque este bien no llegue tan pronto ni en el grado en el que su pie-
dad desea, yo le conjuro, mi buen padre, per viscera misericordiae Dei nos-
tri in quibus visitavit nos oriens ex alto 3, que no se canse su bondad y no
abandone jamás a este pobre hijo; bien sabe que quedaría bajo una mala di-
rección si quedase bajo la propia.

65 [60,I,101]
A LUISA DE MARILLAC

[Antes de 1634] 1
Si Germana tiene la costumbre de comulgar, no veo dificultad en que
haga lo mismo usted. Hágalo, pues, señorita 2, y si no puede tomar la dis-
ciplina, pero tiene un cinturón de botoncitos de plata que
________
1631 (cfr. carta 427), y esta carta parece ser de los primeros tiempos de su amis-
tad.
3. Lc 1, 78.
Carta 65. — Manuscrito san Pablo, 83.
1. Los consejos que se dan a Luisa de Marillac nos parecen más en consonancia
con el tiempo que precedió a la institución de las Hijas de la Caridad.
2. En un reglamento de vida que parece ser de 1630 ó 1631, Luisa de Mari-
llac se compromete a comulgar «los días de domingo, martes (aquí

163
la señorita du Fay me ha hecho ver otras veces, tómelo en vez de la dis-
ciplina y en lugar del de pelo de caballo, ya que estos calientan dema-
siado 3.

66 [61,I,101-103]
A LUISA DE MARILLAC

[Marzo 1631] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
La carta de su hijo me parece muy juiciosa. Creo que se le ha ayuda-
do; pero si es de su cosecha, hay motivos para esperar que tendrá jui-
cio. Creo que será conveniente diferir su regreso hasta que vuelva usted
y que usted no deje de realizar su viaje. Cítele, pues, para dentro de quin-
ce días y dígale que lo mandará a buscar cuando vuelva 2, e indíquele que
ha decidido ponerle como pensionista con los jesuitas, para que estudie
3; y será conveniente, a su regreso, hablar con dichos padres y conser-

var su plaza antes de que


________
el manuscrito está roto), a no ser que hubiese fiestas entre semana que» la «obli-
gasen a comulgar otros días» (Pensées, 4). Como la fundadora nos advierte en
otros lugares (Pensées, 376) que había recibido de su confesor la orden de co-
mulgar todos los sábados, creemos que en el desgarrón del manuscrito estaba
escrito y los sábados.
3. El reglamento de vida indicado en la nota 2 dice también: «Tomaré, en es-
píritu de penitencia, dos o tres veces la disciplina, un Pater, honrando a J. C., un
Ave, honrando a la santísima Virgen, y el De profundis, por las almas del purgato-
rio; y los días que comulgue llevaré, por la mañana, el cinturón de penitencia, y
el viernes todo el día» (Pensées, p. 4). San Vicente corrigió este reglamento y sus-
tituyó la disciplina por «una cintura de botoncitos de plata».
Carta 66 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta es unos días anterior, todo lo más, a la partida de Luisa de Ma-
rillac para Montreuil, donde estaba el 31 de marzo de 1631.
2. Al pequeño Miguel no le gustaba san Nicolás; se lo dijo por escrito a su
madre. San Vicente opina que debería seguir en el seminario hasta que su madre
volviese de Montreuil.
3. Los jesuitas tenían entonces en París un célebre colegio, el colegio de Cler-
mont, convertido luego en liceo Louis-le-Grand.

164
venga, para enviarlo desde la comunidad 4 a los jesuitas con su sotana,
sin que se hospede con usted. Todo esto costará más de lo previsto; pe-
ro ¿qué le vamos a hacer?; hay que creer que la persona que ama la po-
breza hasta el grado más alto no podrá empobrecerse.
De mi viaje, ahora no pienso nada; y aún se ha interrumpido o dife-
rido notablemente el largo viaje que pensaba hacer y al presente no ten-
go ante la vista otros menores. Esté, pues, tranquila en este punto y mar-
che con la bendición de Dios, que ruego le conceda Nuestro Señor. Hon-
re la tranquilidad de su alma y la de su santa Madre y manténgase ale-
gre en su viaje, ya que tiene motivo para ello en la ocasión para la que
Nuestro Señor la emplea.
Podría decir, si le place, al señor párroco 5 que, si quiere que instruya
usted a las niñas durante los días que esté en Montreuil, lo hará de buen
grado. El ha ido por delante para buscarle alojamiento; baje, sin embar-
go, y alójese en la hostería. Y si la urge para que vaya a otra parte, hága-
lo in nomine Domini. La hostería donde estará más cómodamente, será
la de la viuda.
Adiós, señorita; acuérdese de mí en sus oraciones, que soy de usted
muy humilde servidor,

V. DEPAÚL

67 [62,I,103]
A LUISA DE MARILLAC, EN MONTREUlL
Dígame, por favor cómo sigue usted y cuánto piensa seguir en Mon-
treuil, y acuérdese especialmente de pedir a Dios por mí, que, encon-
trándome ayer entre la ocasión de realizar una promesa que había hecho
o un acto de caridad para con una persona que nos puede hacer bien o
mal, dejé el acto de caridad para cumplir con mi promesa, con lo que de-
jé muy descontenta a aquella persona; esto no me preocupa tanto como
el haber seguido mi inclinación al
________
4. El seminario Saint-Nicolas-du-Chardonnet.
5. Martín Le Marinel, sacerdote de la diócesis de Coutances, nombrado pá-
rroco de Montreuil en 1627, muerto en 1637.
Carta 67 (CA). — Original en las Hijas de la Caridad de la calle Alexandre
Parodi 10, París.

165
obrar como he obrado; soy, en el amor de Nuestro Señor y de su santa
Madre. señorita, su muy humilde y obediente servidor,

V. DEPAÚL
París, día último de marzo de 1631.
Dirección: A la señorita Le Gras.

68 [63,I,103-104]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Me siento muy consolado por haber recibido noticias de su salud y
de sus trabajos, y ruego a Dios que bendiga la una y los otros cada vez
más y que sea El su consuelo cuando yo la contriste, como lo hice la pa-
sada semana, y durante las penas interiores con las que a Dios le plazca
afligirla.
Me parece bien todo lo que me dice de la Caridad y le ruego que
proponga a las hermanas todo lo que crea oportuno para ello, y que lo
ajuste, tanto por lo que ha escrito, como por lo que luego le parezca
que es mejor; y yo le enviaré el reglamento en forma entre hoy 1 y el do-
mingo.
Esté tranquila por su hijo 2, Cuando venga hablaremos de él, y haré
lo que convenga, y seré, en el amor de Nuestro Señor, señorita, su muy
humilde servidor,

V. DEPAÚL
Día de san Francisco de Paula (2 abril 1631) 3.
Dirección: A la señorita Le Gras, en Montreuil.

________
Carta 68 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta es del miércoles.
2. Véase la carta 66.
3. Esta carta ocupa un lugar entre las 67 y 69.

166
69 [64,I,104-106]
A LUISA DE MARILLAC, EN MONTREUIL

[Abril 1631] 1
¡Bendito sea Dios, señorita, por la bendición y la salud que le conce-
de! Le enviaré, por medio del señor párroco o algún otro, el reglamen-
to de la Caridad, que he modificado en lo que conviene para Montreuil.
Ya lo verá; y si hay algo que quitar o que añadir, dígamelo, por favor.
Será difícil hacer la colecta por la ciudad 2; Dios ha provisto a ello con
las de la Iglesia. Hay motivos para esperar lo mismo 3 en el porvenir. Son
demasiado burlones en ese pueblo, y las mujeres podrían dejarlo todo.
La acción 4 podrá realizarse por medio del señor vicario, según el regla-
mento. He hablado con el señor párroco 5, el cual, al no poder ir, le en-
vía al señor Bécu.
Antes que quitar a alguna, creo que valdrá más tolerar a todas las que
prometan cumplir bien con su deber y reducir el número a sesenta, por
la muerte de las que fallezcan. Las que sean recibidas en la Caridad se-
rán inscritas en el Santo Nombre de Jesús; y no será necesario ser de és-
tas para ser de aquéllas 6.
Hoy hay que hacer tres cosas: proponerles el reglamento de parte del
señor arzobispo 7 y del señor párroco, para proceder a una nueva
________
Carta 69 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. La comparación de esta carta con la 68 nos indica que es éste su lugar. Cre-
emos que fue escrita el domingo siguiente, 6 de abril.
2. Debido a las burlas, que podrían haber desanimado a las colectoras.
3. El mismo resultado.
4. La colecta.
5. Martín Le Marinel.
6. Leemos en el acta de erección de la cofradía: «Para evitar la multiplicidad
c e cofradías, y con el consentimiento de los cofrades de la cofradía del Santo
Nombre de Jesús, hemos unido e incorporado dicha cofradía de la Caridad a la
del Santo Nombre de Jesús establecida en Montreuil».
7. Juan Francisco de Gondy, hermano del antiguo general de las galeras Fe-
lipe Manuel de Gondy y primer arzobispo de París, hizo mucho por san Vicen-
te durante todo su episcopado (1622-1654). Le dio la dirección del colegio de
Bons-Enfants, aprobó el contrato de fundación y los primeros reglamentos de la
congregación de la Misión, le permitió establecerse en san Lázaro; en una pala-
bra, le ayudó en todas sus buenas obras. Su nombre, lo mismo que el de su her-
mano y el de su cuñada, ocupa el primer lugar en la lista de bienhechores de la
congregación de la Misión.

167
elección, y en tercer lugar, limitar el número a las que sean de buena
voluntad. Al resto, las citará usted para el domingo. Habrá que hacer-
les prometer que se reunirán ese día o, por lo menos, las oficialas, a las
que procurará usted inculcar su deber y el de la cofradía.
Su hijo se encuentra bien, según me indica el señor Le Juge 8, que le
ha entregado su carta. Esté, pues, tranquila por esta parte. Sin embargo,
hablaré de él al colegio de los jesuitas 9.
Estamos en el quehacer de las órdenes 10. Encomiendo su éxito a
sus oraciones y le ruego que cuide de su salud.
Ayer me dijo la señorita Sevin 11 que iría a verla, si puede, junto con
la señora de Chateaufort 12,

70 [65,I,106-107 y 6,XV,5-6]
A LUISA DE MARILLAC
París, viernes 11 de abril de 1631
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
El pequeño viaje que he hecho por los campos, de los que re-
________
8. Tomás Le Juge fue uno de los principales auxiliares del Señor Bourdoise.
Miembro de la comunidad de Saint-Nicolas-du-Chardonnet desde 1621, fue nom-
brado ecónomo del seminario el 27 de enero de 1647 y reelegido el 25 de julio
de 1650. Murió ciego en 1653 (SCHOENHER, o. c.. 1, 182; DARCHE, o. c.. I, 433,
479).
9. Véase la carta 66.
10. Los ejercicios de los ordenandos se tenían entonces en los Bons Enfants
11. La señorita Sevin, de primer nombre María Veron, era hermana del sa-
bio párroco de Charenton, Francisco Veron, muy considerado e-n su época co-
mo controversista, y madre de Gertrudis-Isabel Sevin, que acababa de entrar
en el monasterio de la Visitación. Su marido, Santiago Sevin, corrector en la cor-
te de cuentas, había muerto en diciembre de 1615. Fue ella la que hizo adoptar
en todas las parroquias de París el uso de la olla para la distribución de los so-
corros a los pobres. Su gran caridad y la cercanía de su domicilio le habían pues-
to en relación con san Vicente, que con frecuencia le pedía consejos (Année sain-
te IV, 263-264).
12. Quizás se trata de Honorata de Forbin, esposa del señor de Aiguillenqui,
señor de Chateaufort.
Carta 70 (CA). — Original en las Hijas de la Caridad del hospital de Nar-
bona; publicada con la disposición y ortografía original en Annales C. M., 1958,
106-107. Figura con el n. 6 en el tomo XV de las Oeuvres de Saint Vincent (Mis-
sion et Charité, 19-20, 5).

168
gresé anteayer por la tarde, me ha impedido atender al asunto de su hi-
jo, aparte de la ocupación de los ordenandos que empezaron ayer. Pues
bien, a pesar de todo he obtenido del reverendo Padre Lallemant 1, di-
rector del colegio de los jesuitas, la palabra de que lo recibirá como pen-
sionista; y ahora mismo le enviaré su carta al señor Wiart 2, Me han di-
cho que Dios bendice su trabajo, por lo que le doy gracias con todo mi
corazón y le ruego que la devuelva llena de salud y de buenas obras uno
de los días de la semana próxima, cuando crea oportuno, para estar aquí
en los oficios de Semana Santa. Le envío una carta que me han dirigi-
do, pero hasta ahora no he leído la nota en la que me indica que envíe a
la Señora Forest 3 un cuadro, una olla y un paquete que han traído acá,
y que yo estaba preocupado por enviar. Mañana se hará, si Dios quiere.
Entretanto vea cuán indigno soy de servirla, tal como debería hacerlo.
Nuestro Señor me perdonará, si así le place. Soy en su amor, señorita, su
muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL
Dirección: A la señorita Le Gras, en Montreuil 4.

71 [7,MC,6-7]
CARTA DE G. PLUYETTE A SAN VICENTE
Señor:
Aún no be contestado al señor du Coudray, que, en su nombre, me ha-
bía escrito el 22 de marzo para saber cuándo fue recibido como becario mi
sobrino; ahora le digo que hizo un año en navidades y que se tomó el acuer-
do con su primo Dionisio de que no recibiría éste nada de aquel cuarto de
pensión. Ya le había indicado esto
________
1. Jerónimo Lallemant (o Lallemand), nacido en París en 1593, entró en la
Compañía de Jesús en 1610 y murió en Québec en 1665.
2. Francisco Wiart (o Wyart), sacerdote de la comunidad de Saint-Nico-
las-du-Chardonnet, muerto en Laon en 1661.
3. Dama de la Caridad.
4. Localidad cerca de París, donde Luisa de Marillac se encontraba en mi-
sión de caridad.
Carta 71 (CF). — Original en los Arch. Nac. (París) M 105 (colegio de Bons-
-Enfants). Figura con el n. 7 en el tomo XV de las Oeuvres de Saint Vincent
(Mission et Charité, 19-20, 6).

169
mismo, o sea, lo que había dejado a Mateo, según el recibo que le hizo; y
sobre las tierras de Mesnil, creo que, si se ha fijado en las rentas de los be-
carios, sabrá que tocan a más de veintiséis libras cada cuarto. Sé que en mis
tiempos había más rentas, por eso me extrañé cuando supe por su carta que
las tierras de Mesnil no eran para los becarios, ya que en el contrato figu-
ran como bien que se deja a los becarios.
Pensaba ir a París para el sínodo, y tener la dicha de verle, pero como
ya no se celebra, y temo no encontrarle en casa debido a sus santas ocupa-
ciones, he escrito estas líneas por mi sobrino orfebre, para que me haga lle-
gar su respuesta; entretanto sigo, señor, su muy humilde servidor.

G. PLUYETTE
Fontenay, 14 de abril de [1631].

72 [66,I,107-108]
A LUISA DE MARILLAC
[Abril 1631] 1
Recibí su carta del miércoles, señorita, a mi regreso de la misión, de
la que volví aquel mismo día 2, y le di la respuesta 3, que envié al señor
párroco de Montreuil. La decía en mi carta cómo he asegurado una pla-
za que se me ha prometido entre los pensionistas para su hijo. Me la ha
prometido el principal y con muy buenas maneras. Además, le he en-
viado al señor Yart 4 la que usted le escribió, según la cual espero que
vendrá pronto su hijo.
Puesto que Dios ha querido que no haya usted podido hacer más por
la Caridad, hay que alabarle por ello y creer que El no quiere otra cosa
por ahora. Pues bien, si están ya instruidas sus jóvenes ¿qué es lo que
queda por hacer y a qué se debe que no vuelva
________
Carta 72 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta ha sido escrita al comienzo de la Semana Santa, lo más tarde el
martes santo, 15 de abril.
2. La ausencia del santo había sido corta; había ido a observar los resulta-
dos de una misión dada por los suyos.
3. Se trata de la carta 70.
4. Francisco Wiart o Wyart, sacerdote del seminario de Saint-Nicolas-
du-Chardonnet, nacido en Marles, diócesis de Laon, muerto en 1661 en Laon,
donde trabajaba en la fundación del seminario. Fue ecónomo o superior de los
Nicolaítas de 1639 a 1647.

170
mañana? Tienen necesidad de usted en la Caridad de san Sulpicio, en
donde se ha dado ya algún comienzo; pero esto va tan mal, según me han
dicho, que es una lástima. Quizás Dios le reserva la ocasión de trabajar
allí.
Yo saldré hoy para ir, si puedo, a seis leguas de aquí, de donde espe-
ro volver mañana; entre tanto, soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy
humilde servidor,

V. DEPAÚL
Dirección: A la señorita Le Gras, en Montreuil.

73 [67,I,108-109]
A LUISA DE MARILLAC

Sábado, a las nueve [abril 1631] 1


Señorita:
Esperaba tener el consuelo de ir a verla a usted, pero me he visto obli-
gado a partir inopinadamente al bosque de Vincennes 2. Ya me lo per-
donará su querido corazón; y a la vuelta, con la ayuda de Dios, hablare-
mos de todo, aunque le digo, por precaución, que estoy contento de que
el pequeño se haya acomodado al colegio 3, pero que, por lo de la pen-
sión, no hay remedio. Hay que entrar por esa puerta para acostumbrarlo.
Las pensiones, según creo, son de doscientas libras por persona; y me pa-
rece que hay incluso algunos que pagan más; pero creo que se conten-
tará con ello.
En cuanto a la persona que desea usted quitar, no hay peligro si ya
hay otra conforme a sus deseos; pero no me parece que sea la más indi-
cada, a mi juicio, la que me señala. Necesita una totalmente nueva y de-
vota, que la honre y tema, o que tenga los mismos pensamientos que
usted; pida una de esas a Dios. En cuanto al embargo de que me habla
no hay inconveniente en utilizarlo como me indica.
________
Carta 73 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta parece estar escrita antes de la reanudación de las clases, quizás
el primer sábado que sigue a la semana de Pascua, esto es, el 26 de abril.
2. Localidad de los alrededores de París, al este.
3. En el colegio de Clermont.

171
Adiós, mi querida hija; esté alegre. A mi regreso, hablaremos de to-
do ese proyecto y de su viaje a los campos. Prohíbale a su corazón que
murmure contra el mío por marcharme sin hablarle, ya que no sabía
nada por la mañana. Espero volver a verla dentro de ocho a diez días; en-
tre tanto. soy su servidor 4.

74 [68,I,109-110]
A ISABEL DU FAY

[Entre 1626 y 1632] 1


Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Ya he regresado; pero no sé si tendré que volver de nuevo a los cam-
pos para siete u ocho días; y como hay algunos asuntos que me tendrán
ocupado hoy y me impedirán la dicha de poder ir a verla. a su casa, le su-
plico humildemente me haga el favor, si viene por estos barrios a eso de
las dos, de enviarme a buscar a casa de la señorita Le Gras, y yo saldré
a su encuentro o bien le suplicaré que venga a santa María del arrabal,
en caso de que yo no pueda estar en casa de la citada señorita a esa ho-
ra. Vea usted, señorita, la confianza que tengo en que su corazón no tie-
ne jamás voluntad propia y que se deja manejar por cualquier mano. ¡Oh,
feliz situación la de un corazón en ese estado!
Buenos días, señorita. Soy, en el amor de Nuestro Señor y de su san-
ta Madre, su muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL

________
4. La carta estaba probablemente firmada; un corte poco afortunado hizo
desaparecer la parte baja del original.
Carta 74. — Reg. 1, f. 4. El copista advierte que la escritura del original era
la del santo.
1. Por una parte, el nombre de la señorita du Fay no aparece en ninguna de
las cartas que son ciertamente anteriores a 1626; por otra, parece que ésta ha si-
do escrita antes de que san Vicente se trasladase R san Lázaro (8 enero 1632).

172
75 [69,I,110-112]
A LUISA DE MARILLAC

[Mayo 1631] 1
Mi pequeña indisposición no es esta vez la fiebre ordinaria, sino cier-
ta molestia en la pierna, por haberme alcanzado un caballo de una coz,
y por un pequeño tumor que comenzó hace ocho o quince días; se trata
de tan poca cosa que, si no fuera por el excesivo cariño que tienen con-
migo, no dejaría de salir a la ciudad. Agradezco el interés de usted y le
ruego que no sienta pena, porque no es nada.
En cuanto a la pena 2 interior que la ha obligado a dejar hoy la santa
comunión, no ha obrado del todo bien. ¿No ve que se trata de una tenta-
ción? ¿Y habrá que hacer caso entonces al enemigo de la santa comu-
nión? ¿Piensa quedar más dispuesta para acercarse a Dios alejándose de
El, en vez de aproximarse? ¡Ciertamente,se trata de una ilusión!
Y respecto de Miguelín, ¿no es acaso otra tentación el que os turbéis
con el miedo de la sujeción que tendrá que soportar? Ciertamente, Nues-
tro Señor ha hecho bien al no tomar a usted como madre suya, ya que us-
ted no piensa encontrar la voluntad de Dios en la preocupación mater-
nal que El requiere de usted para su hijo; quizás es que piensa usted que
esto le impedirá cumplir la voluntad de Dios en otra cosa; esto es impo-
sible ya que la voluntad de Dios no se opondrá jamás a la voluntad de
Dios. Honre, pues, la tranquilidad de la santa Virgen en un caso pare-
cido.
Me parece bien que nos envíe mañana a ese buen niño para que pa-
se aquí la mañana. Espero también que le permita dedicarse a la pintu-
ra y que honre la tranquilidad del alma de Nuestro Señor por medio de
una perfecta aceptación de su santa voluntad en todas las cosas.
En cuanto a la comunidad 3, será oportuno que se tome la molestia
de darles las gracias con todo afecto. Pero sobre el obsequio,
________
Carta 75 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. San Vicente no habría esperado mucho tiempo para decirle a Luisa de Ma-
rillac que enviase una carta de agradecimiento al señor Bourdoise.
2. Primera redacción: dolor.
3. La comunidad de sacerdotes de Saint-Nicolas-du-Chardonnet. Miguel ha-
bía estado con ellos tres o cuatro años.

173
creo que no es usted ahora tan acomodada que pueda hacer mucho. Hon-
re la santa pobreza de Nuestro Señor 4. Además, nada les contentará tan-
to como el agradecimiento de sus palabras. Y si Miguelín escribiese una
cartita de gratitud al señor Bourdoise, me parece que estaría muy
bien.
Acuérdese, por favor, de san Sulpicio y de mí en sus oraciones. que
soy servidor de usted.
Dirección: A la señorita Le Gras.

76 [70,I,112-113]
A ANTONIO PORTAIL, SACERDOTE DE LA MISION,
EN CEVENNES

21 junio 1631
Señor:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Espero un gran fruto de la bondad de Nuestro Señor si la unión, la
cordialidad y el apoyo mutuo reinan entre ustedes dos. En nombre de
Dios, señor, que sea este su mayor ejercicio; y como es usted el de más
edad, el segundo de la compañía y el superior, sopórtelo todo, repito
todo, del buen señor Lucas; repito una vez más: todo; de forma que,
cediendo de su superioridad se una usted a él en caridad. Ese fue el
medio con que Nuestro Señor se ganó y dirigió a los apóstoles, y el úni-
co con que logrará algo con el señor Lucas. Así pues, tolere su humor;
no le contradiga jamás de momento; pero adviértale cordial y humil-
demente después. Sobre todo, que no se manifieste ninguna escisión en-
tre los dos. Está usted allí como en un teatro, en el que un acto de mal-
humor es capaz de echarlo todo a perder. Espero que obre convenien-
temente y que Dios se servirá de ese millón de actos de virtud que us-
ted practicará de esta forma, como de base y fundamento para el bien
que habrá de hacer en ese país.
________
4. Esta frase y la anterior están tachadas. La calidad de la tinta permite cre-
er que las tachaduras son de san Vicente a partir de la palabra mucho.
Carta 76. — Reg. 2, p. 221.

174
77 [71,I,113-114]
A LUISA DE MARILLAC

[Antes de 1632] 1
Le doy las gracias por el dinero que me ha enviado, señorita, y le rue-
go que no se moleste por oír aquí mañana la misa, ya que yo celebraré a
las cuatro y no podría levantarse a esa hora sin ponerse en peligro de
recaer.
En cuanto a lo otro, le ruego una vez para siempre que no piense en
ello, hasta que Nuestro Señor haga ver lo que El quiere, ya que ahora da
sentimientos contrarios. Se desean cosas muy buenas con un deseo que
parece ser de Dios, y sin embargo no siempre lo es. Dios lo permite pa-
ra que el espíritu se vaya preparando a ser como El desea. Saúl iba bus-
cando una pollina y se encontró con un reino; San Luis buscaba la con-
quista de Tierra Santa y se encontró con ;a conquista de sí mismo y con
la corona del cielo. Usted busca convertirse en sierva de esas pobres mu-
chachas 2 y Dios quiere que sea sierva de El y quizás de otras muchas per-
sonas a las que no serviría de esa otra forma. Y aunque sólo fuera sierva
de Dios, ¿no es bastante para Dios el que su corazón honre la tranquili-
dad del de Nuestro Señor? Eso es lo conveniente y esa es la disposición
para servirle. El reino de Dios es la paz en el Espíritu Santo; El reinará
en usted, si su corazón está en paz. Esté, pues, en paz, señorita, y hon-
rará soberanamente al Dios de la paz y del amor.
Me encomiendo a sus oraciones y le deseo buenas noches con todo
el cariño de mi corazón, que soy, en el amor de Nuestro Señor, servidor
de usted.
Dirección: A la señorita Le Gras.

________
Carta 77 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original. No es fácil
captar bien el sentido de esta carta; la interpretación que de ella da Abelly (I, cap.
XXIV, 113) parece algo contradictoria.
1. Esta carta fue escrita antes de la fundación de las Hijas de la Caridad y
de la adquisición del priorato de san Lázaro.
2. Las jóvenes que empleaba Luisa de Marillac para la instrucción de los ni-
ños en las aldeas y el cuidado de los enfermos en las cofradías de la
Caridad.

175
78 [72,I,114-115]
A FRANCISCO DU COUDRAY, SACERDOTE DE LA
MISION, EN ROMA 1
20 julio 1631
Por fin ha llegado usted a Roma, donde está la cabeza visible de la
Iglesia militante, donde están los cuerpos de san Pedro y de san Pablo y
de otros muchos mártires y santos personajes, que en otro tiempo dieron
su sangre y emplearon toda su vida por Jesucristo. ¡Cuán feliz es, señor,
por poder caminar sobre la tierra por la que caminaron tantos grandes y
santos personajes! Esta consideración me conmovió tanto cuando estu-
ve en Roma hace treinta años 2, que, aunque estaba cargado de peca-
dos, no dejé de enternecerme, incluso con lágrimas, según me parece.
Creo, señor, que esta misma consideración le dio fuerzas y le mantuvo
firme la noche en que llegó usted a Roma, cuando después de estar ago-
tado por el camino de 30 millas que hizo usted a pie, se vio obligado a
dormir en el duro suelo y trabajar todo el día siguiente con el ardor del
sol para entrar en la ciudad. ¡Oh! ¡Cuántos méritos ha ganado usted por
este medio!

79 [73,I,115-116]
A FRANCISCO DU COUDRAY, SACERDOTE DE
LA MISION, EN ROMA
1631
Es preciso que haga entender que el pobre pueblo se condena, por
no saber las cosas necesarias para la salvación y no confesarse.
________
Carta 78. — Reg. 2, 1.
1. Sabidos son los pasos inútiles que el santo dio en 1628 para obtener la apro-
bación de su Instituto El único medio de conseguirla era enviar a Roma un pro-
curador encargado de representarle y de negociar en su nombre. Fue escogido
Francisco du Coudray, que partió en mayo de 1631. El 12 de enero de 1632, la
congregación de la Misión era oficialmente reconocida, concediéndosele además
los favores solicitados.
2. El viaje que hizo a Roma san Vicente en 1607, después de su cautiverio, no
era el primero. El santo afirma en varias ocasiones, en sus conferencias a los mi-
sioneros (conf. del 17 octubre 1659, 2.º punto) y a las Hijas de la Caridad (conf.
del 30 mayo 1647 y 19 septiembre 1649), que había visto a Clemente VIII, que
ocupó la sede de san Pedro de 1592 a 1605.
Carta 79. — Reg. 2, 1.

176
Si Su Santidad supiese esta necesidad, no tendría descanso hasta hacer
todo lo posible para poner orden en ello; y que ha sido el conocimiento
que de esto se ha tenido lo que ha hecho erigir la compañía para poner
remedio de alguna manera a ello; que, para hacerlo, hay que vivir en con-
gregación y observar cinco cosas fundamentales de este proyecto: 1.º de-
jar a los obispos la facultad de enviar misioneros [a la] parte de sus dió-
cesis que les plazca; 2.º que estos sacerdotes estén sometidos a los párro-
cos de los sitios adonde vayan a hacer la misión, durante el tiempo de la
misma; 3.º que no tomen nada de esas pobres gentes, sino que vivan a sus
expensas; 4.º que no prediquen, ni catequicen, ni confiesen en las ciu-
dades donde haya arzobispado, obispado o presidial, excepto a los orde-
nandos y a los que hagan ejercicios en la casa; 5.º que el superior de la
Compañía tenga la dirección entera de la misma; y que estas cinco má-
ximas tienen que ser como fundamentales de esta congregación.
Observe cómo la opinión del señor Duval 1 es que no es preciso cam-
biar nada del proyecto cuya memoria le envío. Pase con las palabras; pe-
ro en cuanto a la sustancia, es menester que quede entera; de otra forma,
no sería posible quitar ni añadir nada sin que se causase un gran perjuicio.
Este pensamiento es solamente suyo, sin que yo le haya hablado de ello.
Manténgase, pues, firme y dé a entender que hace largos años que se pien-
sa en esto y que tenemos ya experiencia.

________
1. Andrés Duval, célebre doctor de la Sorbona, autor de varias obras im-
portantes, amigo y consejero de Vicente de Paúl, nació en Pontoise el 15 de ene-
ro de 1564 y murió en París el 9 de septiembre de 1638. El santo no tomaba nin-
guna decisión importante sin recurrir a sus luces. Pidió su parecer antes de acep-
tar la casa de san Lázaro (L. ABELLY, o. c.. I, cap. XXII, 97) y de establecer los
votos en la congregación de la Misión (carta del 4 de octubre de 1647). El hu-
milde doctor se emocionó un día al ver su retrato en una de las salas de san Lá-
zaro; insistió tanto, que san Vicente tuvo que quitar el cuadro (R. DUVAL, Vie
d'André Duval, docteur de Sorbonne, ms.; J. CALVET, Un confesseur de saint Vin-
cent de Paul: Petites Annales de saint Vincent de Paul (may 1903), 135).

177
80 [74,I,116-118]
A LUISA DE MARILLAC
[1631] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Es usted una mujer valiente por haber acomodado de esta forma el
reglamento de la Caridad 2, y me parece bien. Al señor procurador ge-
neral 3 no sé si será peligroso decirle que se trata de la misma que yo esta-
blecí adonde vamos a misionar, y la que él mismo me ha indicado otras
veces que deseaba que se estableciese en París, mandándome que bus-
cara los medios para hacerlo con el señor de san Nicolás 4 y el fallecido
señor de san Salvador 5; pero aquello no dio resultado.
No me ha dicho usted si el señor de san Nicolás ha estado en el obispa-
do.
Me gustaría saber si hay contagio 6 en los alrededores de esa
________
Carta 80 (CA). — Archivo de las Hijas de la (:andad, original.
1. Esta carta fue escrita poco después del establecimiento de la Caridad de
Saint-Nicolas-du-Chardonnet, cuando la peste azotaba a París. Estas dos cir-
cunstancias reunidas indican claramente el año 1631.
2. La Caridad de san Nicolás.
3. Mateo Molé, nacido en 1584, procurador general en 1614, primer pre-
sidente en 1641. Nombrado guardasellos el 3 de abril de 1651, dimisionario el
13, vuelto a nombrar el 9 de septiembre, conservó su cargo de primer presiden-
te hasta el día en que la reina regente le llamó a la corte fuera de París. Mateo
Molé murió el 3 de enero de 1656 (cfr. Le Parlement et la Fronde: la vie de Ma-
thieu Molé. París 1859).
4. Lo era el manso y celoso Jorge Froger, doctor de la Sorbona, párroco de
san Nicolás desde 1603. Dirigió la comunidad de las Hijas de la Cruz durante 5
años y murió el 3 de septiembre de 1656.
5. Hollandre, doctor por la Sorbona, que había sustituido, el 5 de mayo de
1628, a Santiago Fournier, originario de Mans.
6. La peste de 1631 produjo daños tremendos. En una colecta domiciliaria
para remediar la escasez de los hospitales, se tuvo la imprudencia de aceptar
ropa y sábanas. Esos regalos distribuidos entre el Hôtel-Dieu, que tuvo los dos
tercios, y los demás hospitales de los pobres enfermos, desarrollaron el contagio.
El hospital de san Luis se llenó de apestados el de la Santé les abrió también
sus puertas. En octubre de 1631, el Hôtel-Dieu y los hospitales de san Luis y san
Marcelo tenían más de 2.400 enfermos. El Hôtel-Dieu consiguió un préstamo de
20.000 libras; el arzobispo de París ordenó a sus sacerdotes que pidiesen y re-
cogiesen socorros. En los meses de septiembre y octubre fue especialmente vio-
lenta

178
parroquia o dentro de ella, y si tienen miedo sus damas 7.
Me voy enseguida a beber el agua del señor Deure; quiera Dios que,
si me aprovecha, use bien de sus efectos.
Me olvidaba decir a usted sobre el procurador general que, si él di-
ce que me hablará del asunto, le dé a entender que no salgo. Si él no
pone dificultades en el asunto, tampoco usted las tendrá en hablarle de
mí, que soy, en el amor de Nuestro Señor y de su santa Madre, su muy
humilde y obediente servidor,

VICENTE

81 [75,I,118-119]
A LUISA DE MARILLAC
[2 septiembre 1631] 1
Sirvan estas líneas para decirle inmediatamente adiós y para rogarle
que cuide de su salud. Por su hijo no se preocupe; ya le cuidamos noso-
tros 2. Escríbame con frecuencia, por favor.
Le he escrito al reverendo Padre de Gondy que m. parece será
conveniente que vaya usted a empezar en Mesnil 3; Y si sale bien la cosa,
avisaremos luego al otro lugar; y si yo no le señalo otro, el más indicado
me parece que es Bergier 4, Y luego Loisy 5. El señor Ferrat, juez de las
tierras 6, que vive en Vertus 7 le dirigirá por todos esos sitios. Le he es-
crito al dicho señor Ferrat y al señor párroco de Mesnil. Usted recibirá
esas cartas el viernes por la mañana en Montmirail.
________
En 1636 y 1638 volverá a aparecer la peste, pero durará poco y podrá ser
localizada (cfr. M. FÉLIBIEN, o. c.. V, 69, 80, 82).
7. Las damas de la Caridad de san Nicolás.
Carta 81 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original. la peste.
París había experimentado ya el tremendo mal en 1623 y 1625.
1. Esta fecha está señalada en la página del original que quedó en blanco;
su exactitud puede discutirse, la carta no es ciertamente anterior al 29 de
agosto.
2. Era durante el tiempo de vacaciones.
3. Mesnil-sur-Oger (Marne).
4. Hoy Bergères-les-Vertus (Marne).
5. Loisy-en-Brie donde el santo había predicado una misión en 1626.
6. Baile (juez) de las tierras del reverendo Padre de Gondy. El baile (juez) ad-
ministraba justicia en nombre del señor.
7. Hoy capital del departamento del Marne.

179
Borre, sin embargo, de su espíritu el motivo que me ha alegado para
hacer este viaje. No puede creer cuánto ha contristado esto mi corazón.
¡Oh no, gracias a Dios yo no estoy hecho de ese modo! Dios sabe lo que
El me ha dado para usted, y usted lo verá en el cielo.
Deseo buenos días a la señorita du Fay, y a usted que vuelva cargada
de mérito y de buenas obras; soy, en el amor de Nuestro Señor, s. s.

V. P.

82 [76,I,119-120]
AL PÁRROCO DE BERGERES
Señor:
Monseñor el reverendo Padre de Gondy, habiendo visto el gran bien
que hace la señorita Le Gras en Montmirail y en Villepreux con la instruc-
ción de las niñas, ha deseado procurar el mismo bien a las de la parro-
quia de usted y le ha rogado a esa buena señorita que haga el favor de ir
a v.r a usted para ello; lo cual ha aceptado su caridad. Va, pues, para allá;
yo le suplico muy humildemente que me asegure, señor, que comprende
que Nuestro Señor le presenta esta ocasión para el bien de las al.mas que
le ha confiado, y espero que usted, señor, y sus feligreses obtendrán con-
suelo de ello, si place a Dios derramar su bendición en ese lugar, como
lo ha hecho en otros en donde ha estado. Pues bien, para que su pue-
blo quede advertido del proyecto del reverendo Padre de Gondy, haga
el favor de avisárselo oportunamente y excitarles a que envíen sus hijas a
la residencia de la citada señorita, en las horas que ella le propondrá. Tam-
bién ella está muy al tanto en el asunto de la Caridad. Le suplico, señor,
que le permita que visite a las señoras de la cofradía y que se acuerde
de mí en sus oraciones, pues soy, en el amor de Nuestro Señor...
París, 2 septiembre 1631.

________
Carta 82. — Manuscrito san Pablo. 15.

180
83 [77,I,120-121]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Le envío las cartas que he escrito para los señores párrocos de Cham-
pagne y para el señor Ferrat. Ciérrelas usted, si cree que es oportuno en-
tregárselas, porque creo que no habrá ningún peligro en ello, a pesar
de lo que escribe el reverendo Padre de Gondy. El me ha indicado el afec-
to con que la espera; creo que usted también habrá quedado satisfecha.
Continúo con el mismo parecer de que empiece usted por Mesnil y
que desde allí vaya luego a Bergier 1, a Loisy, a Soulières 2, a Souderon 3
y a Villeseneux 4, a no ser que monseñor 5, el señor Ferrat o su pruden-
cia crean que es mejor obrar de otra manera.
No le envío ninguna otra memoria, por no creerlo necesario. El es-
píritu del Señor será su regla y su guía. Yo me encomiendo a sus oracio-
nes para el retiro 6, que voy a comenzar apenas termine de escribir la pre-
sente, siendo, en el amor de Nuestro Señor y de su santa Madre, su muy
humilde servidor,
VICENTE DEPAÚL
París, 2 septiembre 1631.
Dirección: A la señorita Le Gras, en Montmirail.

84 [78,I,121]
A FRANCISCO DU COUDRAY, SACERDOTE DE
LA MISION, EN ROMA
4 septiembre 1631
Un gran personaje en doctrina y piedad me decía ayer que es de la
opinión de santo Tomás: que el que ignora el misterio de la
________
Carta 83 (CA). — Original en poder de las Hijas de la Caridad de la calle
Gaudissart 12, en Amiens.
1. Hoy Bergères.
2. Ayuntamiento del Marne.
3. Hoy Soudron (Marne).
4. Otro ayuntamiento de este departamento.
5. Enrique Clausse, obispo de Châlons-sur-Marne (1624-1640).
6. San Vicente y los miembros de su comunidad tenían la costumbre de ha-
cer su retiro anual en común, ordinariamente en septiembre.
Carta 84. — Reg. 2, p. 2.

181
Trinidad y el de la Encarnación, y muere en ese estado, muere en esta-
do de condenación, y sostiene que eso es la base de la doctrina cristiana.
Esto me impresionó y me impresiona todavía tanto que tengo miedo de
verme yo mismo condenado, por no estar ocupado incesantemente en la
instrucción del pobre pueblo. ¡Qué motivo de compasión! ¿Quién nos
excusará delante de Dios de la pérdida de tan gran número de hombres
que podrían salvarse con la pequeña ayuda que les podríamos proporcio-
nar? ¡Quiera Dios que tantos buenos eclesiásticos como podrían asistir-
les en todo el mundo, lo hagan! Ruegue a Dios, señor, que nos conceda
la gracia de redoblar el celo por la salvación de esas pobres almas.

85 [79,I,121-122]
SANTA JUANA FRANCISCA FREMIOT DE CHANTAL
A SAN VICENTE

Septiembre 1631
Usted es admirable en su humildad, de la que yo recibo un consuelo muy
grande y muy especial, pero sobre todo por la satisfacción que dice usted ha-
ber recibido en la visita que ha hecho a nuestra casa del arrabal. La her-
mana superiora 1 me escribe también que ella y todas sus hijas han recibi-
do con ella un grandísimo contento. Dios sea bendito, alabado y glorifica-
do por todo y quiera dar a mi queridísimo padre una gran corona por las
fatigas y caridad que tiene para con nuestras buenas hermanas. ¡Ay, mi que-
ridísimo padre, qué bueno es usted siempre con nosotras! Lo conozco por
esa porcioncita de lágrimas que ha derramado, al ver nuestras últimas res-
puestas.

________
Carta 85. — I,. ABELLY, o. c.. II, cap. VIII, 317.
1. María-Jacqueline Favre, que fue «la primera religiosa, la segunda profesa
y la segunda madre» de la Visitación (Année Sainte des Religieuses de la Visita-
tion Sainte-Marie, IV, Annecy 1867-1871, 12 vol., en 8.º, 346). Su biografía ha si-
do publicada por M. DE CHAUGNY, Vies des premieres religieuses de la Visita-
tion Sainte Marie, I, París 1852, 2 vol., 3-120.

182
86 [80,I,122]
A FRANCISCO DU COUDRAY, SACERDOTE
DE LA MISION, EN ROMA

12 septiembre 1631
Vivimos una vida casi tan solitaria en París como entre los cartujos,
ya que, al no predicar ni catequizar ni confesar en la ciudad, casi nadie
tiene que hacer nada con nosotros, ni nosotros con ellos; y esta soledad
nos hace aspirar por el trabajo en el campo, y ese trabajo por la sole-
dad.

87 [81,I,122-125]
A LUISA DE MARILLAC, EN MONTMIRAIL
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Ya que la Providencia la retiene en Montmirail, hay que adorarla y
hacer lo que Dios le vaya proponiendo que haga. No importa que esa
persona tenga una fama poco buena; quizás sea falsa, o quizás se ha co-
rregido ya. La Magdalena, desde el momento de su conversión, se vio
convertida en compañera de la Virgen y en seguidora de Nuestro Se-
ñor. Como yo soy un gran pecador, no puedo rechazar a los que lo han
sido, con tal que tengan buena voluntad. Además, puede ser que haya si-
do el señor prior 1 el que le ha sugerido este pensamiento al reverendo
Padre de Gondy, al que no le diré nada de este asunto; porque creo que
lo hará, sin que se lo diga; si no, escríbame, por favor.
Sobre lo de ir a alguna aldea de los alrededores de Montmirail, es-
tán demasiado alejadas. Tampoco creo que se pueda hacer allí nada, vien-
do cómo está ya la estación.
Una indisposición que tenía cuando vino el hijo de la señora Rousse-
au, me impidió hablar con él; pero le he ofrecido servirle y lo haré. Ase-
gure de ello a su madre, por favor.
Y de su hijo de usted he de decirle que pasó aquí todo el día de ayer,
de muy buen temple. Está bien, gracias a Dios. Cuando sea
________
Carta 86. — Reg. 2, p. 34.
Carta 87 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Juan José, nacido en Château-Thierry hacia 1583, prior de Montmirail des-
de 1620 hasta el 23 de septiembre de 1636, fecha de su muerte (A BOITEL His-
toire de Montmirail-en-Brie, Montmirail 1862, en 12.º, 75).

183
tiempo, le daremos una purga. Ya ha pasado a tercero 2. El señor Dehor-
gny me dice que le escribe a usted; pero el poco tiempo que hemos teni-
do para advertirle que le enviamos este correo, hará que no pueda reci-
bir su carta por esta vez. Esté tranquila sobre él.
La señora Laurent 3 ha vuelto indispuesta de Villepreux hace cuatro
o cinco días. El señor Belin dará clase a las niñas. Le he indicado que le
libraremos dentro de siete u ocho días de ese trabajo y ya he hablado a
una buena señora, que podrá marchar para allá en este tiempo.
Nada sabía de los manteles de que me habla. Le daré las gracias a la
señorita du Fay. Me informaré por medio de la señorita Guérín de si nos
los ha enviado. Ella vino esta mañana a despedirse, ya que se ha marchado
a Chartres, y me ha dicho que es por causa de la enfermedad, que aquí
va aumentando. Entre la casa de ustedes y ésta hay dos casas apestadas.
Sin embargo, el señor Guérin y su hijo mayor se han quedado aquí.
La señorita du Fay se encuentra bastante bien. El señor de Vincy vi-
no ayer a verme y me tranquilizó de que no tiene nada. A usted le digo
lo mismo de mi salud: ya hace dos días que no he sentido las molestias
acostumbradas 4.
Vino hoy por aquí el hermano de Germana; le he entregado su carta
y la rueca; marcha para Villepreux, donde dará noticias.
¿Cómo va la Caridad? ¿Trabajan bien las mujeres? ¿Tienen muchos
enfermos y dinero? ¿Está en Montmirail la señorita du Fresne? ¿Cómo
está? La saludo de todo corazón, así como a su señora madre. Nada di-
go del señor du Fresne, pues creo estará en la corte; pero saludo a Ger-
mana y le diré que la buena señora del mariscal Marillac 5 está muy en-
ferma de un flujo de vientre en Roule 6. Honre
________
2. Acababa de abrirse el año escolar en el colegio de Clermont, donde Mi-
guel Le Gras, entonces de 18 años, era pensionista.
3. Dama de la Caridad. Probablemente daba clase a las niñas de Villepreux,
en lugar de Germana, que acompañaba a Luisa de Marillac en su
viaje.
4. Se refiere a los escalofríos de la fiebre, que sufría con frecuencia.
5. Catalina de Médicis, prima de la reina, esposa del mariscal Luis de Mari-
llac, tío de Luisa. El mariscal sufría en las prisiones del Estado desde finales de
1630, víctima de los rencores de Richelieu. Se dice que la pena contribuyó mu-
cho a la enfermedad de la esposa, que murió el mismo día en que san Vicente es-
cribía esta carta. Se encuentra la narración detallada de su muerte en una carta
del Padre Menant al mariscal (Bibl. nat., 20.150, f. 203).
6. Era entonces un barrio situado fuera de París. Fue incorporado a

184
la paciencia de la santa Virgen en todo esto; ofrezca a Dios su dolor. ¿Ten-
drá la felicidad de dejar esta tierra de miseria para ir a gozar de la gloria
del cielo?
Le escribe la señorita Guérin y yo sigo siendo, en el amor de Nuestro
Señor, su muy humilde servidor,
VICENTE DEPAÚL
París, 13 septiembre 1631.

88 [82,I,125-126]
A ISABEL DU FAY
[1631] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Mucho me honra, señorita, al hacerme sabedor del estado en que se
encuentra. Se lo agradezco y le ruego que se cuide y se haga tratar con
esmero para recobrar sus fuerzas y utilizarlas luego en el servicio de Dios:
así lo quiere Nuestro Señor, señorita, y así se lo ruego. ¡Dios mío, cuán
admirables y adorables son los caminos por donde El la conduce, seño-
rita! Ciertamente, no ahorra nada para la santificación de un alma. En-
trega el cuerpo y el espíritu a la debilidad para robustecerla en el menospre-
cio de las cosas de la tierra y en el amor a su Majestad; hiere y cura; cru-
cifica en su cruz para glorificar en su gloria; en una palabra, da la muer-
te para hacer vivir en la eternidad. Apreciemos esas apariencias de mal
para obtener los verdaderos bienes que producen. señorita, y así seremos
felices en este mundo y en el otro.
Por lo d más, le agradezco a la madre el honor que me hace al acor-
darse de mí, y le prometo darle explicación de sus quejas. ¡Dios mío, qué
esperanza tengo de un buen cuartito de hora para oírle contar la con-
ducta de sus hijas con ella y cómo se ha portado la comunidad! 2, Pero
deseo que no sea tan pronto, porque las enfer-
________
la capital en 1722 (LEBEUF, Histoire de la ville et de tout le diocèse de París, Vl,
París 1883-1893, 7 vol., en 8.º, 515).
Carta 88. — Reg. 1, f.º 13 v.º. El copista advierte que el original era total-
mente de mano del santo.
1. Año durante el cual la peste asoló intensamente a París.
2. Según esta carta, parece que la señorita du Fay tenía alguna residencia pro-
visional en alguna comunidad fuera de París, probablemente en el convento de
dominicas de Poissy (cfr. carta 13).

185
medades crecen o, por lo menos, no disminuyen. Hoy me han dicho que
sacaron ayer tres cuerpos de una casa junto a la de la señorita Le Gras y
que ha muerto un padre del Oratorio en Saint-Jacques 3 y otro en No-
tre-Dame-des-Vertus 4.
La deseo buenas tardes y soy su servidor.

VICENTE DEPAÚL

89 [83,I,126 127 y 8,XV,7-8]


A LUISA DE MARlLLAC

[15 de septiembre de 1631] 1


Señorita:
Recibí ayer la suya del 23 de este mes, por la que veo lo que me in-
dica de ese eclesiástico.
Si monseñor de Châlons 2 no le ha enviado a buscar y se encuentra
cerca, me parece que haría bien en ir a verlo y decirle, con toda sencillez
y buena fe, por qué el reverendo Padre de Gondi le ha rogado que se to-
mase la molestia de ir a Champagne, tal como ha hecho. Y ofrézcase a
suprimir del modo de actuar lo que a él le plazca, y a dejarlo todo, si así
lo desea; en ello está el espíritu de Dios. Y yo no encuentro bendición
más que en esto. Monseñor de Châlons es un santo personaje y ha de mi-
rarlo como intérprete de la voluntad de Dios, en lo que ahora está suce-
diendo. Y si cree conveniente que cambie algo en la manera de obrar,
aténgase a ello, por favor; si cree oportuno que regrese, hágalo tranqui-
la y alegremente, ya que hará la voluntad de Dios. Y si está lejos y le
________
3. Saint-Jacques-du-Haut-Pas.
4. Aubervilliers, lugar de peregrinación muy frecuentado bajo el nombre de
Nuestra Señora de las Virtudes o de los Milagros. Los padres del Oratorio tení-
an allí un establecimiento
Carta 89. — Carta probablemente autógrafa. El original fue puesto en ven-
ta por Charavay el 28 de marzo de 1874. Publicado, seguramente según una co-
pia tomada entonces, en la edición de Pémartin (1882) 1, 28-29; y parcialmente,
según el Manuscrito de san Pablo, en la edición de Coste I, 126127. Figura con el
número 8 en el tomo XV de las Oeuvres de Saint Vincent (Mission et Charité,
19-20, 7).
1. Fechada por Charavay.
2. Enrique Clausse de Fleury, obispo de Châlons de 1624 a 1640.

186
deja actuar, siga, por favor, enseñando a las niñas. Y si se encuentran mu-
jeres ahí para eso mismo, muy bien, pero por ahora no les diga que lo ha-
gan, por favor; lo único que podrá hacer es avisar a las hermanas de la
Caridad 3 para que se vean todas juntas. Honre de esta manera la hu-
mildad con que actuó el Hijo de Dios.
Como nuestra Compañía está por ahora en Bergères 4, creo que no es
conveniente que vaya allá. Quédese, pues, en Mesnil 5, por favor, hasta
que llegue allá la misión; entonces podrá ir a Bergères y a los demás si-
tios, y haga el favor de decirme el resultado de lo que ha hecho con mon-
señor de Châlons.
Su hijo volvió ayer al colegio con perfecta salud. Estudiaba aquí seis
horas cada día él solo. El padre director lo quiere mucho y desea darle
una habitación para él solo, que es un favor no pequeño. Se ha encari-
ñado tanto con nosotros que, cuando le dije adiós ayer, su corazón se con-
tristó mucho. Esto hace ver que es de buen natural y que usted tendrá
por esto motivos de consuelo. Hay que pedir a Dios que siga conce-
diéndole su gracia. Soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy humilde
servidor.

90 [84,I,128-129]
A LUISA DE MARILLAC
[22 ó 23 septiembre 1631] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Escribí a usted hace ocho días y dirigí mis cartas al reverendo Padre
de Gondy; ahora le envío estos tres paquetes de camisas y la carta ad-
junta. Su hijo se encuentra bien, gracias a Dios, y me parece que su es-
píritu se abre cada vez más. Cuando empiecen a refrescar los días, ven-
drá acá para purgarse.
Esa buena señora Laurent siempre está enferma; he enviado a visi-
tarla. También la señorita du Fay ha estado un poco delicada; pero, gra-
cias a Dios, está mejor. La señora del mariscal Marillac ha
________
3. Se trata de la cofradía de la Caridad.
4. Parroquia de la diócesis de Châlons, hoy Bergères-les-Vertus (Marne).
5. Parroquia de la diócesis de Châlons, hoy Le-Mesnil-sur-Oger (Marne).
Carta 90 (CA). — Original en las Hijas de la Caridad de Montluçon.
1. Si la carta 89 es del 15 de septiembre, ésta, escrita ocho días más tarde, es
del 22 o del 23.

187
ido al cielo a recibir la recompensa de sus trabajos 2, Ya sé que esto la
afectará; pero ¡qué hacer! ¡Si Nuestro Señor lo ha querido así, hay que
adorar su Providencia y esforzarse en conformarnos con su santa vo-
luntad en todas las cosas! Ya sé que su corazón así lo hace y que, aunque
la parte interior se conmueva, pronto se calmará. El Hijo de Dios lloró
por Lázaro; ¿por qué no va a llorar usted por esa buena señora? No
hay peligro en ello, con tal que, como el Hijo de Dios, se conforme por
dentro con la voluntad de su Padre: es lo que yo estoy seguro que hará.
Pero, ¿cómo sigue usted? ¿No le hace daño ese aire tan fino? ¿Está
Germana preocupada por sus niñas, que ella sabe que están bajo el cui-
dado del señor Belin? 3. ¿Cuándo marchará a Champagne? ¿Aprove-
cha esa buena muchacha? ¿Se puede esperar algo de ella? Dígame algo
de todo esto, por favor.
Nada nuevo puedo decir de aquí, si no es que tenemos la enfermedad
frente a nosotros, pero que Nuestro Señor nos conserva a todos con bue-
na salud, gracias a Dios, aunque con mi fiebrecilla habitual. Estoy segu-
ro de que no nos olvidará en sus oraciones 4 y que crea que soy, en el amor
de Nuestro Señor y de la santa Virgen, su muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL
Me equivoqué al decirle que le enviaba unos paquetes, porque creí
que tres paquetes que encontré en nuestra mesa eran camisas y que es-
taban destinados a usted.

91 [85,I,129-131]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor Jesucristo sea siempre con nosotros.
Por fin puedo enviarle una carta de su hijo. Espero que podremos
purgarlo el lunes próximo y sangrarlo, según la orden que me ha dado
usted.
________
2. El 13 de septiembre.
3. Véase la carta 87.
4. Después de sus oraciones, el santo había escrito: Buenas tardes. señorita.
Borró estas tres palabras para continuar la frase, tal como se indica.
Carta 91 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad. original.

188
La señorita Sevin me visitó anteayer con esa buena señorita que lleva
luto y vive junto al alojamiento de usted y que desea entrar como her-
mana doméstica en santa María, y me dijo que le estaba buscando un alo-
jamiento a usted, ya que el señor Véron 1 necesitaba esa habitación y que,
como su hijo tiene actualmente un oficio, necesitaba una sala para reci-
bir a la gente; sobre lo cual, le dije que no le gustaría a usted ocasionar-
le ninguna molestia y que le rogaba buscase alojamiento, y que yo le da-
ría aviso, a fin de saber de usted si prefiere algún barrio 2 Dígamelo, pues,
por favor, y si necesita dinero, ya que la han traído las ochenta y tantas
libras de su renta.
La señorita Tranchot 3 desearía verla en Villeneuve-Saint-Georges 4,
donde va mal la Caridad, y creo que Nuestro Señor reserva a usted el éxi-
to de esta buena obra. La señorita du Fay se encuentra bien. También
ella anda buscando alojamiento.
Ayer trajeron a un sacerdote de san Nicolás 5 a san Luis 6; es de los
nuevos. Hoy he enviado a esa buena joven de san Salvador a
Villepreux 7.
Bien; ¿dónde se encuentra usted ahora? ¿Qué hace Nuestro Señor de
usted? Me han dicho que han encontrado al padre de Gondy por
________
1. Conviene recordar que la señorita Sevin, viuda de Santiago Sevin, correc-
tor en la Cámara de Cuentas. era de nombre María Veron.
2. Luisa de Marillac había dejado hacia 1619 la parroquia de Saint-Merry pa-
ra establecerse, con su marido y su hijo, en la parroquia de san Salvador, calle
Cours-au-Villain o Courteau-Villain, formada en la actualidad por el trozo de la
calle de Montmorency que va de la calle Beaubourg a la calle del Temple. En 1626
vino a vivir en la calle de san Víctor junto a Bons-Enfants (GOBILLON, o. c..,
29). El 8 de octubre de 1627, le dirigen una carta a la calle de san Víctor en ca-
sa del señor Tiron Saint-Priest (M. DE RICHEMONT, o. c.., 46, nota 2); en 1629 es-
taba en casa del señor Guérin, auditor de cuentas, siempre en la calle de san Víc-
tor (carta de Alejandro Regourd, Arch. de las Hijas de la Caridad). Ahora la en-
contramos en casa del señor Véron. Como este último necesitaba las habitacio-
nes que ella ocupaba, la santa tuvo que buscarse otro local en el mismo barrio.
3. Dama de la Caridad.
4. En Seine-et-Oise.
5. De la comunidad de Adriano Bourdoise.
6. Hospital fundado en 1607 para recibir a los apestados, a los que hasta
entonces se atendía en el Hôtel-Dieu.
7. Margarita Naseau. Había dejado las funciones de maestra de escuela en
Villepreux para venir a ayudar en san Salvador a las damas de la Caridad. San Vi-
cente la envió provisionalmente a Villepreux para sustituir al señor
Belin.

189
el camino de Champagne. Creo que también usted estará por allí. ¡Quie-
ra Nuestro Señor bendecir su trabajo y darle fuerza para ello!
Soy, en su amor y en el de su santa Madre, señorita, su muy humilde
y obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL
París, 12 octubre 1631.

92 [86,I,131-133]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Alabo a Dios por la salud de usted, por su trabajo y por todo cuan-
to me dice. Su hijo llegó con un pequeño dolor de cabeza, hace cuatro
o cinco días. Le hicimos sangrar al día siguiente y guardar cama. El se-
ñor Quartier nos ha dicho que no había que purgarle hasta que se le
pasase el dolor de cabeza, lo cual le ocurrió tres días más tarde, sin que
le haya quedado ninguna molestia; por eso le hemos hecho tomar esta
mañana su pequeña medicina. Está contento y afable con nosotros, de
forma que a todos nos edifica. Si continúa así, habrá motivo de alabar a
Dios y de esperar que con ello se sienta consolada. Cuando se haya pur-
gado, si se siente bien tres días más tarde, le permitiremos volver al co-
legio. He dicho si se siente bien tres días más tarde, o sea, si no se repi-
te su mal, ya que no es del todo seguro.
Le enviaré hoy el dinero a la señorita Sevin para la ropa, y la carta a
nuestra hermana Germana, que llegará muy oportunamente.
Si esa buena muchacha de dieciocho años tiene sentido común y fir-
meza de espíritu, no ponga ninguna dificultad en que cuide de las niñas
1. Un buen espíritu es mejor en esa edad que uno malo a lo cincuenta.

Entregaré también el cobertor a su hijo y haré cuanto me ordene.


Sería muy de desear que las personas que quieran entregarse a esta
buena obra no tengan más designios ni nada más que hacer que esto. Yo
me marcharé el día primero a Pontoise. Me han hablado
________
Carta 92 (CA). — Original en la casa central de los sacerdotes de la Mi-
sión en Nápoles.
1. Como maestra de escuela en Mesnil.

190
de una que hay allí. La guardaré para Sartrouville 2, donde la desea la se-
ñora de Villeneuve 3.
Nuestra pequeña compañía saldrá dentro de dos o tres días.
Ruego a usted le diga al lugarteniente que le saludo con toda humil-
dad y que soy su servidor, y que le ruego nos reserve tres camas en la hos-
tería. Saludo también a Germana, a la que ruego digáis que he dado ór-
denes para cursar la carta a su hermano.
Entre tanto soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy humilde ser-
vidor,
VICENTE DEPAÚL
París. vigilia de san Lucas 4 1631.
Dirección: A la señorita Le Gras, en Mesnil.

93 [87,I,133-134]
AL SEÑOR COLLETOT
Señor:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
La cofradía de la Caridad, cuyo reglamento le he enviado, no es pa-
ra asistir a los enfermos del contagio. Hay algunos sitios en los que las
siervas de los pobres, esto es, esas honradas mujeres que son de la Cari-
dad, se han propuesto, no ya ir a visitar a los mencionados enfermos
del contagio, sino más bien llevarles víveres o conducirlos a algún otro
sitio distante del lugar adonde se han refugiado esas pobres gentes, de
modo que no estén allí en peligro de coger dicho mal. Esto se entiende
de los lugares en los que no hay ninguna disposición sobre esos enfermos
apestados. Pero la citada cofradía no está fundada directamente para los
apestados, sino sólo de manera indirecta. Y si en vuestra parroquia hu-
biese algún caso de dicha enfermedad, sería conveniente que la Cari-
dad nombrase a al-
________
2. Ayuntamiento de Seine-et-Oise en el cantón de Argenteuil.
3. Viuda de Claudio-Marcelo de Villeneuve, encargado de las peticiones, her-
mana de la madre Elena-Angélica l'Huillier, de la Visitación, amiga de la seño-
rita Le Gras y de la señora de Lamoignon y fundadora de las Hijas de la Cruz,
que estableció en 1641, fallecida el 15 de enero de 1650, a la edad de cincuenta
y tres años (P. DE SALINIS, Madame de Villenevve, París 1918).
4. 17 de octubre.
Carta 93 (CA). — Original en el British Museum, foreign private letters Egle-
ton 27, f.º 166.

191
guna buena mujer o a algún buen hombre, para que les llevase víveres sin
que las siervas de los pobres tuviesen que ir allá cada una en su día se-
ñalado, como ocurre con los demás enfermos.
Y esto es, señor, todo lo que puedo decir a usted en respuesta a la su-
ya, si no es que ruego a Dios que bendiga la santa obra que emprende,
que santifique su alma, que sea El mismo su recompensa en este mun-
do y en el otro y que me haga digno de ser, en su amor y en el de su san-
ta Madre, su muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL
Dirección: Al señor Colletot, prior de la Foret-le-Roi 1

94 [88,I,134-135]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Le he enseñado su carta al padre de Gondy, las de monseñor de Châ-
lons a usted y la de usted a él 1. Pues bien, pesadas y consideradas todas
las cosas, y con gran pena suya, él es de parecer que obedezca a monse-
ñor de Châlons, ya que cree que también Dios lo quiere así, ya que por
orden suya es él el intérprete de su voluntad en el lugar en que está us-
ted. Pues bien, si esa es la voluntad de Dios, aténgase a ella, por favor.
No dejará de obtener la recompensa que habría obtenido por haber ins-
truido a todas las niñas de esos barrios. ¡Oh! ¡Qué feliz puede sentirse
usted por haber tenido con el Hijo de Dios esa relación de haberse vis-
to obligada, como él, a retirarse de una provincia en la que, gracias a Dios,
no hacía usted ningún mal! El padre de Gondy le dará aquí las gracias
por la fatiga que se ha tomado y le testimoniará los sentimientos que
tiene; también yo le ruego que no se le ocurra pensar que esto ha pasado
por culpa suya. No, no se trata de eso, sino de una pura disposición de
Dios.
________
1. Palabra de lectura dudosa.
Carta 94 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. El santo quiere decir evidentemente: he hecho ver al padre de Gondy la
carta que usted me envió, las que le escribió el obispo de Châlons a usted y su
contestación a dicho prelado.

192
para su mayor gloria y para mayor bien de su alma. Lo que más me con-
mueve en la vida de san Luis, es la tranquilidad con que volvió de Tierra
Santa sin haber logrado sus designios; quizás usted no tenga nunca otra
ocasión en la que pueda ofrecer a Dios tanto como en ésta. Utilícela, pues,
en la medida de la gracia que Nuestro Señor ha hecho patente siempre
en usted.
La señorita Sevin le escribe rogándole que busque otro alojamiento.
Podrá bajar a vivir en casa de la señorita du Fay y quedarse allí hasta te-
ner un alojamiento propio. Esa buena señorita Sevin se interesará en
ello 2.
De los cincuenta escudos, guárdelos usted; ya nos dirá lo que ha he-
cho con ellos. Su hijo se ha retirado al colegio; está muy bien y se porta
lo mismo.
Saludo muy humildemente al señor párroco, al señor Ferrat y a Ger-
mana y soy, en el amor de Nuestro Señor, señorita, su muy humilde ser-
vidor,
V. DEPAÚL
París, vigilia de Todos los Santos [1631] 3.
Dirección: A la señorita Le Gras, en Mesnil.

95 [89,I,136]
A LUISA DE MARILLAC
[1631] 1
Señorita:
La señora Laurent marcha a su encuentro, por haberla juzgado de
momento la más indicada. Le envío las cartas que había escrito para ella;
las utilizará usted según su prudencia. Alabo a Dios de que se encuentre
mejor que cuando partió y le ruego que la llene de paz y de tranquilidad.
Dudo que M. sea apto para lo
________
2. ¿Tuvo tiempo para trabajar en ello? Murió a finales de diciembre y fue en-
terrada el 31 en la iglesia de san Nicolás frente al púlpito (Bibl. Nat., ms., fr.
32.590).
3. 31 de octubre. El año se deduce del contenido.
Carta 95. — Manuscrito san Pablo, 81.
1. Esta carta guarda relación con las cartas 85 y 87. Luisa de Marillac la re-
cibió probablemente en Villepreux. Esta carta puede haber sido escrita en el mes
de julio o agosto.

193
que dice usted, y la muchacha para seguirla. Creo que habrá que pospo-
ner la resolución de todo esto.
¿Cuándo vendrá usted? ¿Esta semana? Será cuando se lo permita el
establecimiento de la buena señora Laurent. Pienso comenzar mañana la
visita al arrabal 2. Me han escrito de una buena joven de junto a Pontoi-
se, que es muy indicada y que tiene grandes deseos de servir a Dios en la
instrucción de los niños, y yo soy en el amor de Nuestro Señor...

96 [90,I,136-137]
A JUAN DE LA SALLE, SACERDOTE DE LA MISION,
EN MESNIL

11 noviembre 1631
No hay dificultad en recibir la caridad de monseñor el reverendo Pa-
dre de Gondy. Si ya la ha rechazado usted, presente sus excusas al se-
ñor Ferrat. Es nuestro fundador. No tenemos derecho a rechazar lo que
nos da por el amor de Dios, lo mismo que de cualquier otro que no sea
del lugar donde se da la misión. San Pablo así lo hacía y no tomaba ja-
más del lugar en donde trabajaba; pero lo tomaba de otras iglesias para
trabajar en las nuevas, cuando no bastaba con las obras de sus manos, o
cuando la predicación y las conversaciones le impedían trabajar con sus
manos para ganarse la vida. Spolians Ecclesias Macedoniae, ut non essem
vobis oneri, les dice a los Corintios 1, aunque diga que su gloria en la pre-
dicación del Evangelio era la de no tomar nada.

________
2. O sea, del segundo monasterio de la Visitación, establecido por la madre
de Beaumont el 13 de agosto de 1626, en la casa de M. Le Clere en el arrabal
de Santiago, gracias a la generosidad de la marquesa de Dampierre y de la se-
ñora de Villeneuve. San Vicente era su superior y María-Jacqueline Favre la su-
periora (Histoire chronologique des fondations de tout l'ordre de la Visitation de
Sainte-Marie, Bibl. Maz., ms. 2.439).
Carta 96. — Reg. 2, 196. El copista advierte que el original era de la mano
del santo.
1. 2 Cor 11, 8-9; el santo no reproduce textualmente la frase de san
Pablo.

194
97 [91,I,137-141]
A GUILLERMO DE LESTOCQ, PÁRROCO DE SAN
LORENZO 1

[1631] 2
Señor:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Pasé ayer por casa del señor procurador general 3 y encontré cuatro
o cinco carrozas delante de su puerta; y como era muy tarde y hubiera
tenido que esperar largo tiempo, pensé que valdría más dejar la partida
hasta hoy por la tarde. Así pues, lo veré pronto, según las órdenes del se-
ñor prior 4, al cual no tendré el honor de ir a buscar esta mañana, bien
sea porque me parece que él quiere que tengamos la palabra del citado
señor procurador general antes de concluir 5. como para que usted, se-
ñor, nos llaga la caridad de
________
Carta 97. — Colección del proceso de beatificación.
1. Fue párroco de san Lorenzo, junto a París, desde 1628 hasta el 9 de ma-
yo de 1661, fecha de su muerte. Fue el principal instrumento de la unión del prio-
rato de san Lázaro con la congregación de la Misión. El mismo hizo de esta unión
un detallado relato, que encontró sitio en la obra de Abelly (o. c.. I, cap. XXII,
95 s.).
2. Véase nota 5.
3. Mateo Molé.
4. Adriano Le Bon, canónigo regular de san Agustín, nacido en Neufchâtel
(Sena inferior), muerto en san Lázaro el 9 de abril de 1651, a los 74 añoS
5. Adriano Le Bon se vio obligado a resignar el priorato de san Lázaro por la
falta de inteligencia reinante entre él y sus religiosos. El rumor de los afortuna-
dos frutos que recogían en sus correrías apostólicas san Vicente y sus misioneros,
así como los consejos del párroco de san Lázaro, le hicieron poner sus ojos en
la congregación de la Misión. El mismo señor de Lestocq le condujo a Bons-En-
fants. La generosa oferta del buen prior asustó a la humildad de san Vicente.
La rechazó. Adriano Le Bon prosiguió en sus designios. Seis meses más tarde vol-
vió de nuevo al colegio y renovó, una vez más inútilmente, su proposición. Du-
rante otros seis meses hizo nuevas instancias, que eran cada día más apremian-
tes. Finalmente, se convino que aceptarían la decisión de Andrés Duval. Este úl-
timo fue del parecer del prior. El mayor obstáculo quedaba superado. Faltaba
ponerse de acuerdo en las cláusulas del contrato. No fue fácil. La carta de san Vi-
cente al señor de Lestocq nos da a conocer algunos de los puntos discutidos
entre las partes. El contrato fue aprobado el 7 de enero de 1632. Al día siguien-
te, san Vicente y los suyos fueron a habitar en san Lázaro. Este relato, confir-
mado por las declaraciones del santo (cfr. carta del 30 de enero de 1656 a Nico-
lás Etienne) merece una confianza

195
decirle las dificultades que hay en las proposiciones que ayer me hizo el
honor de presentarme.
Así pues, el señor prior me hizo el honor de decirme ayer tarde que
había tratado con sus señores religiosos 6 sobre nuestra manera de actuar
en el coro, el alojamiento, mueblaje, y la pensión que habrían de pagar
los que quisiesen vivir entre nosotros. Pues bien, le diré sobre esta últi-
ma dificultad, que es que cada uno de los religiosos pague sólo doscien-
tas libras de pensión, que accedo a esto de buen grado, aunque calcu-
lando los gastos por lo que las cosas nos han costado hasta el presente,
nos costará más, y que incluso las pensiones de los escolares son ahora
de noventa escudos.
En cuanto al alojamiento, temo que con el tiempo surja alguna dificul-
tad si estamos juntos en el dormitorio, va que observamos el silencio des-
de por la tarde antes de la oración hasta el día siguiente después de co-
mer, cuando tenemos una hora de recreación, la cual acabada, volvemos
a entrar en el silencio, durante el cual no hablamos más que de cosas ne-
cesarias, y en voz baja. Pues bien, si se quita esto de una comunidad, se
introducirá una confusión y un desorden inexplicable, que ha hecho de-
cir a un santo personaje que puede asegurarse, viendo a una comuni-
dad guardar exactamente el silencio, que observará también el resto de
la regularidad; y por el contrario, al ver a otra donde no se guarda el si-
lencio, que es imposible que se observe el resto de la regularidad. Pues
bien, hay motivos para temer, señor, que estos señores no querrán obli-
garse a ello y que, al no hacerlo, arruinaríamos una práctica tan necesa-
ria y que hemos procurado observar hasta el presente lo menos mal que
________
mucho más amplia que el relato contenido en la Histoire des chanoines régu-
liers de l'ordre de S. Augustin de la Congrégation de France, Bibl. Sainte-Genevieve,
4 vol. en f.º, ms. 611-614, t. III, f.º 57 v.º. El autor de esta obra pretende que la
donación a san Vicente del priorato de san Lázaro fue el resultado de sus ma-
niobras. Para seguir en posesión del mismo Vicente de Paúl tuvo que sostener
más de un proceso. Siempre fue reconocido su derecho. I,a unión fue aprobada
el 8 de enero por el arzobispo de París, unos días más tarde por el rey, y el 24
de marzo por el preboste de mercaderes y magistrados de la ciudad de París. Los
edificios y lugares vallados cubrían al amplio cuadrilátero comprendido ac-
tualmente por la calle Paradis, la calle del arrabal Saint-Denis, el boulevard de la
Chapelle y la calle del arrabal Poissonniere (cfr. J. PARRANG, Saint-Lazare: Peti-
tes Annales de Saint Vincent de Paul 1903, 13-30).
6. Los religiosos eran nueve: Adriano Le Bon, prior; Nicolás Maheut sub-
prior, Claudio Cousin, receptor; Claudio Gothereau, despensero; Ricardo Le-
vasseur, sacristán; Adriano Descourtils; Santiago Lescellier; Francisco Caigne y
Claudio de Morennes (cfr. Arch. Nac. M. 212).

196
nos ha sido posible, por eso me parece que sería conveniente volver a las
propuestas que nos hicieron los religiosos en presencia del señor prior,
que es que ellos tomarán algunos aposentos particulares que se habili-
tarán para su uso, con chimeneas; y por lo que se refiere a los muebles,
podrán tomar los suyos de sus habitaciones; sobre la ropa de cama y la
vajilla, nosotros se las daremos, o cincuenta libras a cada uno para com-
prarla; lo cual está tan lejos de parecerme simonía que, por el contrario,
me parece que es más que razonable obrar así, ya que esos señores nos
dejarán sus muebles comunes. De esta forma ellos nos dejarán el dor-
mitorio, en donde podremos sin ninguna dificultad observar nuestro si-
lencio.
En lo referente al coro, el señor prior ha propuesto que ocupemos los
asientos del mismo y que llevemos en él el dominó 7 desde Todos los San-
tos hasta pascua y también la muceta 8. Pues bien, le diré, señor, que aun-
que no pongo ninguna dificultad, si a esos señores les agrada venir al co-
ro, en que la Compañía les deje las primeras filas, creo sin embargo que
no es conveniente que nos carguemos con la muceta y el dominó; y pa-
ra evitar la confusión y la sospecha que la gente tendría de que empeza-
mos a convertirnos en canónigos y que, por consiguiente, renunciamos
tácitamente a nuestro designio de trabajar incesantemente por el pobre
pueblo de los campos, he dicho que es conveniente que no se nos cargue
ni con la muceta ni con el dominó, y que se nos deje rezar el oficio como
lo exige nuestra conciencia, como se concluyó en el acuerdo. Pues bien,
la forma con que yo propuse hacerlo y como el señor prior creyó opor-
tuno en otras ocasiones, es decir el oficio media voce, sin canto, excepto
en la misa mayor y en las vísperas de los domingos y días de fiesta.
He aquí, señor, las dificultades que encuentro en las proposiciones
que el señor prior me hizo ayer tarde el honor de presentarme, y las que
yo suplico a usted muy humildemente que le proponga esta mañana y me
indique su parecer. Tengo una perfectísima confianza en que, como esto
interesa principalmente a la gloria de Dios y a la salvación del pueblo
en estos asuntos, y viendo los inconvenientes que podrían surgir si las co-
sas pasasen como él ha propuesto, aceptará con agrado la muy humilde
representación que le hago, y que me gustaría mejor que permaneciése-
mos siempre en nuestra pobreza que desviar los designios de Dios sobre
nosotros. Me siento
________
7. Muceta negra.
8. Forro o piel que los canónigos llevan de ordinario en los brazos.

197
avergonzado por importunar tanto a usted; su caridad me lo perdonará,
como espero.
Entre tanto, soy en el amor de Nuestro Señor y de su santa Madre, su
muy humilde y obediente servidor,
Sábado por la mañana.

VICENTE DEPAÚL

98 [92,I,141-143]
A LUISA DE MARILLAC

[1631] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Enviaré a buscar al pintor mañana y haré lo que usted me ordene, y
haré saber por el mismo medio a las enfermeras de san Salvador lo que
la señorita Tranchot le ha comunicado para su hijo. Lo veremos cuando
usted quiera; pero creo que no debería hacerle recibir las órdenes tan
pronto. No está todavía en edad de recibir las órdenes sagradas 2; Y,
para las cuatro menores, no hay ninguna utilidad ni necesidad por aho-
ra, y sería preciso que descuidase sus estudios para prepararse a ellas; y
esto le acarrearía notable perjuicio.
¡Cuánto siento su pena! Pero, si es ese el orden de la Providencia,
¿qué remedio? Además, ¿acaso puede usted temer de ello algún mal?
Pues bien; se trata de que un hombre dice que usted le ha prometido
matrimonio 3 y que no es verdad. El se queja de la falsía de usted. Us-
ted sufre interiormente sin razón ni causa. ¿Teme que se hable de usted?
Sea, pero seguramente será ése uno de los mayores medios de asemeja-
ros al Hijo de Dios que podría tener en la tierra y con él adquirir gran
dominio sobre usted misma, como jamás había tenido antes. ¡Oh, cuán-
tas vanas complacencias se hunden de ese modo y cuántos actos de hu-
mildad se hacen por ese medio! Pues ánimo; sólo podrá venir de esto un
gran bien para este mundo
________
Carta 98 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. La carta no es posterior al año 1631, dado que se menciona en ella a la
señorita Sevin, muerta en diciembre de aquel año; por otra parte, diversos indi-
cios nos impiden situarla anteriormente.
2. Miguel Le Gras sólo tenía entonces unos 18 años.
3. Luisa de Marillac contaba entonces 40 años.

198
y para el otro. Fortalézcase interiormente contra los sentimientos de la
naturaleza, y llegará un día en que bendecirá la hora en que Nuestro
Señor la ha probado de ese modo; yo soy, en su amor, su muy humilde
servidor.
V. D.

Ruego a usted me excuse por no haberle [hecho llevar] 4 hoy esta res-
puesta; me lo ha impedido el quehacer que me da nuestro negocio 5. Le
mego que se informe de la señorita Sevin de lo que ella sepa y que me
lo comunique. No he hecho más que llegar de la ciudad, adonde he es-
tado esta mañana.
Martes, por la tarde.
Dirección: A la señorita Le Gras.

99 [93,I,143-144]
A LUISA DE MARILLAC
[Antes de 1634] 1
Aquí está esa buena joven, que ha venido para servir a usted, si le pa-
rece oportuno. Se encuentra bien, gracias a Dios; tiene un poquito de fie-
bre, casi siempre a la misma hora en que solía tenerla. Creo que queda-
rá con ella bien servida. Si le parece bien, la podrá enviar a su casa du-
rante siete u ocho días.
En cuanto al agua 2, beba sin cuidado; no ha hecho nunca daño a na-
die y muchos se han curado con ella. La señora de Portnal empieza a
sentirse bien. Le haré decir al señor Deure que se la envíe, o bien dígale
usted a la señorita que se lo mande decir.
Marcharé mañana deprisa. Si puedo, iré a verla. Espero estar fuera
solamente diez o doce días. Ayúdenos usted con sus oraciones y consué-
lese en el objeto de su amor, que es Nuestro Señor paciente;
________
4. Palabras olvidadas en el original.
5. ¿No se tratará de las negociaciones en curso para la unión del priorato
de san Lázaro con la congregación de la Misión?
Carta 99 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta es ciertamente anterior a la institución de las Hijas de la Cari-
dad (noviembre 1633) ya que, después de esa fecha, Luisa de Marillac ya no tu-
vo ninguna criada a su servicio.
2. Un purgante o agua mineral.

199
y yo seré, en el amor de Nuestro Señor y de su santa Madre, su servi-
dor,

V. D.
Repito de nuevo que no deje de beber esa agua.

100 [94,I,144]
A FRANCISCO DU COUDRAY, SACERDOTE DE
LA MISION, EN ROMA

23 diciembre 1631
... En cuanto a las memorias que quiere usted que presenten otros que
tienen menos interés en la cosa que nosotros, me parece bien que así sea,
aunque esto creo que es bastante ingenuo; pero ¿qué remedio? El que
dice las cosas llanamente, como son, y se somete, creo que a Dios le agra-
da esta manera de proceder. La verdad y la humildad se avienen muy bien
las dos juntas 1.

101 [95,I,144-145]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
Bendito sea Dios porque su bondad la confirma cada día más en su
amor y en el cumplimiento de su santa voluntad. Será realmente muy
oportuno que haga alguna peregrinación según lo que me dice; pero, por
amor de Dios, señorita, no se ponga enferma en el camino. Hay que acep-
tar la enfermedad como a un estado muy divino. Es cierto que Nuestro
Señor la ayuda de una manera especial. Pero me parece que usted es ver-
dugo de sí misma por el poco cuidado que de ella tiene. Esté alegre, se
lo suplico. ¡Oh, qué razones tan grandes tienen para ello las personas de
buena voluntad!
________
Carta 100. — Reg. 2, p. 2.
1. Francisco du Coudray negociaba en Roma la aprobación de la Congrega-
ción de la Misión.
Carta 101. — Manuscrito san Pablo, 66

200
102 [96,I,145]
A LUISA DE MARILLAC
Es preciso, para mayor seguridad, tener un certificado del médico, de
que es conveniente que usted y su hijo coman carne, y que lo envíe al es-
cribano del señor de Paris, llamado señor Beaudouin; y sin dificultad le
concederá el permiso; y si es así, no habrá dificultad en que la coman.
Por lo que a mí se refiere, así se lo ordeno y le mando además que rechace
los pensamientos de desconfianza que alberga en su corazón. Y esté lle-
na de confianza de que usted es hija muy querida de Nuestro Señor,
por su misericordia.
Le ordeno también que se procure una santa alegría en su corazón
con todas las distracciones que le sean posibles y que me perdone si no
he tenido el honor de ir a verla, debido a la gran cantidad de asuntos que
me ocupan. Esté segura, señorita, de que tendré esta satisfacción lo an-
tes posible y que soy su servidor,

V. D.
Le ruego que procure alcanzar mañana por la mañana este permiso,
para que ya mañana pueda comer carne; ya que el pescado le resulta
sumamente perjudicial.
Dirección: A la señorita Le Gras.

103 [97.I,146]
A LUISA DE MARILLAC

[Hacia 1632] 1
Haga lo que le diga el señor Bouvard 2, con la confianza de que Dios
bendecirá sus remedios, como yo espero, señorita. No digo que los tome
todos; creo que no será necesario. Pero, ánimo, hay que hacerlo. En cuan-
to a lo otro, ya se hará a su tiempo. Sobre
________
Carta 102 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
Carta 103 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. La carta parece estar escrita antes de la institución de las Hijas de la
Caridad.
2. Primer médico del rey Luis XIII, muerto a la edad de 86 años en 22 de oc-
tubre de 1658. Algunas de sus hijas entraron en la Visitación, entre otras Ma-
ría-Agustina, que fue superiora del monasterio del arrabal.

201
todo, manténgase alegre. Veré al señor Bouvard y le hablaré de usted y
de la opiata.
De lo que ayer hablamos, no se preocupe. Aquel que dispone de to-
dos los tiempos dispondrá de este asunto en el tiempo que ha creído opor-
tuno desde toda la eternidad.
Así pues, hágase curar, y cuanto antes, por favor; y yo seré, en el amor
de Nuestro Señor y de su santa Madre, su muy humilde y obediente
servidor,
V. D.
104 [98,I,146-147]
A LUISA DE MARILLAC
[Hacia 1632] 1
¿No le dije ayer, señorita, que había que acceder a lo que pedía, por-
que su corazón no estaría tranquilo si esto no se hacía? Hágalo, pues, en
buen hora, tranquilamente y sin prisas. Usted será la causa de que yo tam-
bién lo haga, uno de estos días. Pero vea luego al señor Bouvard. ¡Ojalá
se cure pronto para servir a Dios! ¡Cómo lo desea mi corazón, y que
sea cuanto antes! Animo, haga por su parte lo que sea necesario. Esté ale-
gre y haga con alegría lo que tenga que hacer, y yo seré, en el amor de
Nuestro Señor y de su santa Madre, su muy humilde servidor

V. D.
Me gustaría saber si el señor Meynard es procurador en Chatelet en
la Corte.
105 [99,I,147-148]
A ISABEL DU FAY
[Entre 1626 y 1635] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
________
Carta 104 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. La mención del señor Bouvard que, al parecer, fue por poco tiempo mé-
dico de Luisa de Marillac, nos ha hecho aproximar esta carta a la carta 103.
Carta 105. — Reg. 1, f.º 69. El copista advierte que la escritura del original
era la de san Vicente.
1. El nombre de la señorita du Fay no aparece en ninguna de las cartas pos-
teriores al año 1635 o anteriores a 1626.

202
Sean estas líneas para darle noticias mías y para recibir las suyas. De
las mías son que, gracias a Dios, voy cada vez mejor; y si no hubiese si-
do por unas décimas de fiebre, que me han vuelto hace uno o dos días,
hubiera ido a agradecer la caridad que conmigo ha tenido.
¿Y cómo va usted, señorita? ¿Tiene mejor salud que los días pasados?
¿Está más fuerte? ¿Cuida mejor su salud que en el pasado? ¿Y su cora-
zón, se muestra generoso? ¿Se deja abatir en algunas ocasiones? Por amor
de Dios, señorita, robustézcase en ambos sentidos, a fin de que pueda
servir a Dios en santidad y en justicia por largos años.
Por lo demás. le suplico me indique dónde se compran las disciplinas,
porque necesito una docena; pero no es necesario que me responda aho-
ra mismo; bastará con que lo haga dentro de uno o dos días.
Saludo con todo mi corazón al buen señor de Vincy 2, y soy de us-
ted y de él, en el amor de Nuestro Señor y de su santa Madre, su muy hu-
milde servidor,

VICENTE DEPAÚL

106 [100,148-149]
A FRANCISCO DU COUDRAY, SACERDOTE DE
LA MISION, EN ROMA
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
El banquero señor Tarriel nos ha hecho la caridad de encargarse de
la expedición de las bulas de unión de san Lázaro con nuestra pequeña
congregación y se las ha dirigido al señor Marchand 1. Una vez recibida
la presente, señor, le ruego que se sirva ir a visitar al señor Marchand y
empiece a trabajar en este asunto, porque nos es absolutamente necesa-
rio, a causa de las oposiciones que se nos hacen 2 y por las que nos urgen
desde aquí. Me atrevo también a
________
2. Hermano de la señorita du Fay.
Carta 106 (CA). — Original en el hospicio de san Nicolás de Metz.
1. Banquero expedicionario de la corte de Roma.
2. La oposición provenía de los religiosos de san Víctor, de Luis de Mesgrigny
abad de Quincy y de los párrocos de la ciudad, arrabales y cercanías de París.
Llamados a san Lázaro a principios del siglo XVI por Esteban de Poncher, obis-
po de París, que esperaba corregir los abusos

203
esperar de la caridad de los señores le Bret 3 y de Luzarches que segui-
rán prestándonos su favor en esta ocasión en lo que atañe a nuestro es-
tablecimiento, y a ambos les deberemos lo que Dios sólo puede pagar-
les. Puede usted dirigir sus cartas a dicho señor Jarriel como a un anti-
guo amigo nuestro y a quien, después de Dios, le debemos una buena
parte del bien de este negocio.
Sólo me queda rogar a usted que tenga sobre todo cuidado de su sa-
lud; y esperando que quiera Nuestro Señor bendecir el éxito de sus tra-
bajos, soy en su amor, señor, su muy humilde y obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL
París, 2 marzo 1632.

107 [101,I,150-151]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Me siento consolado al saber que ha tomado usted como debía la no-
ticia de la enfermedad de la señorita de Potrincourt 1, de la
________
cambiando de administración, los religiosos de san Víctor siguieron desde en-
tonces ocupando el priorato, que acabaron considerando como suyo propio
Pero no era así. Todas las provisiones demuestran que los obispos de París se re-
servaban el derecho de remover al prior y hasta de poner a otros eclesiásticos
en su lugar. Además, el 5 de diciembre de 1625, los religiosos de la abadía de san
Víctor habían decidido que las diversas casas de la orden serían desde entonces
independientes de la abadía. Se trataba de hecho de una renuncia a sus derechos
sobre san Lázaro. Roma tomó tiempo antes de acoger la súplica de san Vicente.
La bula de unión fue firmada por Urbano VIII el 15 de marzo de 1635; pero la
expedición no tuvo lugar. Alejandro VII acordó una nueva el 18 de abril de 1655
(cfr. Arch. Nat. MM 534).
3. Santiago Le Bret, canónigo de Toul, auditor de la Rota y clérigo de la Cá-
mara apostólica, era de París. Fue preconizado al obispado de Toul el 24 de abril
de 1645 y consagrado en san Luis de los franceses. El rey de Francia, que no
había sido prevenido diplomáticamente, se negó a reconocerlo. Las diferencias
se resolvieron con la muerte del interesado, que murió en Roma el 15 de junio de
aquel mismo año. Santiago Le Bret hizo muchos servicios a la congregación de
la Misión.
Carta 107 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad.
1. Francisca de Mornay, esposa de Santiago de Biancourt, señor de Potrincourt.

204
que no he tenido noticias desde hace cinco o seis días. Pero me duele que
deje sucumbir su espíritu a unas cuantas aprensiones inútiles, que más
bien son impedimento que progreso para su salud. Póngase por entero
en la santa dilección que produce la confianza en Dios y la desconfian-
za de sí mismo, señorita; deje ese temor, que a veces me parece un poco
servil, propio de aquellos a los que Dios no ha dado los sentimientos de
usted; y sobre todo deseche esos pensamientos, que parecen debilitar la
fe que Dios ha puesto en usted 2, y desprecie aún más al autor de don-
de proceden, que no tiene más poder que el que usted le conceda. ¡Ab-
sit que jamás le haya dado poder alguno! Las lágrimas que le produce
la pena por todo ello son otros tantos testimonios de lo que le digo. Es-
té, pues, tranquila en este aspecto.
Para el señor de Marillac 3, deseo todo lo que crea bueno usted; pe-
ro cuide de no enredarse en nada. En estas cosas me parece que hay que
estar dispuestos a aceptar los avisos que da aquél a quien se ha pedido
consejo; y cuando le diga algo en contra de sus sentimientos, no habrá
que volver dos veces sobre ello. Haga, sin embargo, lo que Nuestro Se-
ñor le sugiera. Una cosa le aseguro, que El no la aconsejará nada que
no sea perfecto, y de que soy, en el amor de Nuestro Señor y de su san-
ta Madre, su muy humilde servidor,

V. DEPAÚL
Dirección: A la señorita Le Gras.

________
2. Luisa de Marillac se había visto asaltada algunas veces por dudas sobre la
inmortalidad del alma y la existencia de Dios; de habrían vuelto aquellas tenta-
ciones?
3. Los biógrafos de Luisa de Marillac suponen que se trata aquí de Miguel
de Marillac, encarcelado en Chateaudun, y que su sobrina quería dar algunos pa-
sos para obtener su libertad (cfr. M. DE RICHEMONT, o. c.., 100; Mons. BAUNARD,
o. c.., 114; M. DE BROGLIE, La Vénérable Louise de Marillac. París 1911, 65). Es
sólo una hipótesis. Podrían hacerse otras. Ni siquiera es seguro que se trate
aquí del antiguo guardasellos. San Vicente podría tener en la consideración a otro
Marillac, el mariscal, por ejemplo, o el nieto de Miguel.

205
108 [102,I,151-152]
A N...

[1632] 1
Bien sabe usted que los religiosos de (san Víctor) nos discuten san Lá-
zaro 2. No podría usted imaginarse los actos de sumisión que les he ofre-
cido, según el consejo del evangelio, aunque en verdad no estén funda-
dos en razón, según lo que el señor Duval me ha asegurado y lo que me
dicen todas las personas que saben de qué se trata. Se hará lo que quie-
ra Nuestro Señor, que sabe verdaderamente que su bondad me ha hecho
en esta ocasión tan indiferente como en cualquier otro asunto que haya
tenido. Ayúdeme, por favor, a darle gracias por ello.

109 [103,I,152]
A LUISA DE MARILLAC
Así pues, más vale obrar como me indica, señorita, y retrasar las co-
sas para no dejar nada al azar. Si de ahora, hasta que yo vuelva, encuen-
tra alguna persona de confianza, hágalo; si no, espere 1. Nuestro Señor
proveerá, sobre todo si quiere estar al pie de la cruz, en donde se en-
cuentra al presente y que es el mejor lugar donde puede uno estar en el
mundo. Quiéralo así, señorita, y no tema. No nos olvide en sus oraciones
y yo cuidaré de encomendarla a nuestras buenas gentes del campo.
Dirección: A la señorita Le Gras.
________
Carta 108. — L. ABELLY, o. c.. 1, cap. XXII, 101.
1. Véase nota 2.
2. Los religiosos de san Víctor habían dirigido una primera súplica el 17 de
diciembre de 1631 para impedir el contrato de unión. Presentaron otra el 13 de
mayo de 1632 para obtener su casación. A pesar del apoyo que les prestaron el
abad de Quincy y los párrocos de París, no pudieron ganar la causa. El parlamen-
to decidió, el 21 de agosto, que vería el acuerdo, y el 7 de septiembre ordenó su
registro, aunque exigiéndoles a los sacerdotes de la Misión que apelasen «ante el
señor arzobispo de París para obtener cartas de establecimiento a perpetuidad
en dicha casa de san Lázaro» (Arch. Nat. M 212, legajo n.º 4).
Carta 109 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Con los biógrafos de Luisa de Marillac podemos interpretar estas

206
110 [104,I,152-153]
A LUISA DE MARILLAC

[Antes de 1634] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Estas líneas son para tres fines: para darle los buenos días, para agra-
decer a usted ese frontal tan hermoso y elegante que nos ha enviado, que
ayer creí me arrebataba el corazón de placer, al ver el suyo allí metido, y
verlo de pronto al entrar en la capilla, sin saber que estuviera allí; y este
placer me duró ayer y hoy todavía con una ternura inexplicable, que pro-
duce en mí muchos pensamientos que, con la gracia de Dios, podría
expresarlos, aunque me contento con decir que ruego a Dios embellezca
su alma con su perfecto y divino amor, mientras que usted embellece
así su casa con un frontal tan hermoso.
El tercer fin es la petición que le hago de que no vaya hoy a los po-
bres, y así honrará el no-hacer del Hijo de Dios y el de san José, el cual,
a pesar de tener el poder del cielo y de la tierra bajo su guía y su poder,
quiso sin embargo parecer impotente. Envíe allá a la señora Richard. Qui-
zá Dios le comunique allí alguna gracia de la que tiene necesidad, y a us-
ted la de algún grado de humildad, de compasión de los enfermos o de
conocimiento de usted misma, con la impotencia que tiene de tender a
lo que su fervor hace pretender.
En fin, ganará con ello si lo hace, porque Nuestro Señor así lo quie-
re, en cuyo amor y en el de su santa Madre y de san José, soy su muy
humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL

________
palabras de los pasos que pensaba dar para la liberación bien de Miguel de Ma-
rillac, antiguo guardasellos, o bien del mariscal Luis de Marillac.
Carta 110 (CA). — Copia del siglo XVII o XVIII en el hospital de Pernam-
buco (Brasil).
1. Todo hace creer que la carta es anterior a la institución de las Hijas de la
Caridad. La insistencia que pone el santo en hablar de san José ¿no indicará que
la escribió el 19 de marzo?

207
111 [9,XV,8-11]
CARTA DEDICATORIA DE R. DOGNON A SAN VICENTE 1

Al señor
Vicente Depaul
superior de los sacerdotes de la Misión en París
Señor:
Dos razones me mueven a dedicarle Le Bon Laboureur 2; la primera es
la acción de gracias que le debo en nombre de todos los buenos labrado-
res, por el provecho que sacan de sus santas misiones, las cuales obligan a
todos cuantos las oyen o tienen algún conocimiento de ellas a bendecir a
Dios por haberle trasmitido, gracias a una metempsscosis que sólo a él per-
tenece, el espíritu, los afectos y el designio, juntamente con el nombre,
del gran patrono de los misioneros san Vicente Ferrer, para el bien de nues-
tro siglo, en el que las misiones apostólicas que él instituyó en SU tiempo
son notoriamente más necesarias que jamás lo fueron. Bendito sea Dios por
haberle dado este espíritu y la ardiente caridad de Jesucristo que le apremia,
tal como vemos, a correr en ayuda de las almas por las que El derramó to-
da su sangre; y benditos los que, impulsados por la misma caridad, le ayu-
dan en una empresa realmente fatigosa, pero tan honorable y tan noble que
no hay otra tan excelente, ya que es la que diviniza a los hombres, aso-
ciándolos a los trabajos del Salvador y haciéndoles sus cooperadores en la
salvación de aquellos mismos hombres por los que murió. Hombres entre
los cuales yo no dudo que han de considerarse todos los primeramente na-
cidos, a los que el mundo casi no se digna mirar, los labradores y los demás
habitantes de las aldeas, ya que han sido singularmente distinguidos por
Nuestro Señor, que para demostrarles su particular amor quiso que fueran
los primeros en recibir la nueva de su nacimiento en el mundo, como si hu-
biera nacido primeramente por ellos, y durante los años de su manifestación
fue a bus-
________
Carta 111. — Carta impresa al principio del volumen Le Bon Laboureur (2.ª
edición), aparecido en 1632. Se ha perdido el original; publicado con comenta-
rios en Annales C. M. 1941/1942, 276-279. Figura con el n. 9 en el tomo XV de
las Oeuvres de Saint Vincent (Mission et Charité, 19-20, 8-11)
1. Ricardo Dognon, canónigo de Verdun. muerto en 1638.
2. Le Bon Laboureur, 2.ª ed., 1632 (la aprobación es de 1630). Obra de más
de 700 páginas que trata de forma práctica y familiar de las virtudes propias de
los labradores.

208
carlos de acá para allá por los pueblos y aldeas para anunciarles el Reino de
Dios; y finalmente se dignó por una prerrogativa de favor incomparable ha-
cerlos sus compañeros en los trabajos de su pasión. Porque Simón Ciri-
neo, que le ayudó a llevar la cruz, nos dice el evangelista que era un hom-
bre que venía de una aldea; todas estas consideraciones son dignas de ese
celo ardiente que tiene usted por los pobres aldeanos; por eso, ciertamente,
tiene ese consuelo y esa predilección en sus planes, que, aunque nuestro si-
glo sea indiscretamente crítico, y aunque boy la mayor parte del mundo, mi-
diendo por sus sentimientos los proyectos de devoción de los demás, se com-
place en censurar todas las nuevas fundaciones, bien sea de órdenes reli-
giosas, bien de otras congregaciones o comunidades, sin embargo la de us-
ted, por cierto privilegio secreto, que es una manifiesta bendición de Dios,
sigue a cubierto de la contradicción de las lenguas y obtiene una aprobación
general en el espíritu y en la boca de los que saben lo que es, y que se sien-
ten inundados por el buen perfume con que impregna todos los lugares adon-
de va, y reconocen en la abundancia y suavidad de los frutos que el árbol
que los produce tiene que ser necesariamente muy bueno.
Pues bien, además de esta razón general, tengo otra especial para dedi-
carle Le Bon Laboureur: es la acogida que ha tributado a su primera edi-
ción, que le obliga a acudir a usted cuando está a punto de aparecer por
segunda vez. Y como no ha venido al mundo más que para servir a la ins-
trucción de las personas campesinas, acude a ofrecerse todo lo que es y to-
do lo que puede, mendigando ante usted todo el crédito que necesita para
ser útilmente empleado. No es que necesite en adelante nuevos impulsos,
ya que, gracias a Dios, ha superado todas las esperanzas de su autor, reci-
bido en todas partes en las que se ha presentado mejor de lo que merecía;
sino porque la recomendación que hasta el presente ha gozado por su par-
te le ha dado mayor crédito y está convencido de que, confesándose com-
pletamente suyo, usted le tratará precisamente como tal y suplirá con su ex-
traordinaria caridad sus demasiados defectos.
Mejor hubiera sido para él que, antes de emprender la instrucción de los
demás, hubiese aprendido de usted; pero, en fin de cuentas, me ha sucedi-
do algo parecido a lo que ocurrió hace tiempo a un gran eclesiástico de Es-
paña, el Maestro Avila 3, cuando vio a la Compañía de Jesús fundada por
san Ignacio: «He aquí, se dijo, un proyecto que yo había concebido, pero
con tanta confusión que mi
________
3. San Juan de Avila, apóstol de Andalucía, que nació en 1500 y murió en
1569.

209
espíritu no pudo darlo a luz». En cierto sentido, yo digo lo mismo sin que-
rer entrar por ello en comparación con aquel gran hombre. Realmente creo
que es ésta una verdad que creo haberle confesado otras veces: que ha-
biendo pensado durante muchos años en contribuir todo lo posible a la ayu-
da de los pobres aldeanos, obligado a ello por mi nacimiento, por mi con-
dición de eclesiástico y por las necesidades que tan claramente vemos por
doquier, al ver la obligación que tenía de proseguir este proyecto según mis
alcances! conocí afortunadamente la institución de su congregación, dedi-
cada a bajar, y fue esa simpatía de inclinación y de búsqueda de la misma
finalidad lo que me hizo buscar ardientemente el honor de conocerle, que
yo apreciaré durante toda mi vida, y el medio para aprender prácticamen-
te las misiones, en las que me hizo usted el favor de ocuparme como buen
misionero, en la medida que permitan mis ocupaciones, y que me hicieron
confesar que encontraba especialmente en sus misiones todo lo que había
buscado con tanta fatiga y que no había podido encontrar en ninguna par-
te, esto es, la forma verdadera de asistir útilmente a los labradores. Y si
no hubiese sido porque el pobre Bon Laboureur ya se había asomado a la
mitad y su impresión estaba ya casi acabada, lo hubiese mantenido en ca-
sa, sin salir, hasta que hubiese aprendido en su escuela lo que luego hubie-
ra de repetir a los aldeanos: sin embargo, como estaba ya muy adelantado,
le permití, tal como me ordenó, que se dejase ver, con la condición de que
otra vez, si volviese de nuevo a la imprenta, haría la caridad de corregir sus
defectos. Ha sido la ejecución de esta promesa lo que le ha hecho esperar,
y sus ocupaciones serias y continuas, según creo, lo han mantenido atado
hasta el presente. No obstante, no han faltado las presiones para que salga
tal como está, y así sale para contentar a los premiosos. Pero no quiere ha-
cerlo sin llevar los rasgos de usted, para tener más motivos de confesarse su-
yo, ya que ha tomado prestadas de sus misiones las reglas y la institución
de la cofradía de la Caridad, para darlas a conocer por todas partes adonde
llegare, como prácticas muy aptas para los labradores, y de piedad ejemplar
y muy necesaria para las aldeas: siempre con la esperanza de que alguno de
estos días le conceda enteramente su caridad y cumpla con su promesa, a
fin de que parezca menos defectuoso la tercera vez que salga, si sale ade-
lante. Eso es lo que le suplico, señor, y que me siga concediendo el honor
de sus favores, con el lugar que me ha dado entre sus misioneros, y el favor
de ser, señor, su muy humilde y muy querido servidor,

R. DOGNON

210
112 [10,XV,11]
A LA HERMANA HELENA-ANGELICA LHUILLIER 1
San Lázaro, día de Ramos, a las nueve 2
Mi muy querida hermana:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Recibí su carta de ayer con gran consuelo, y la de nuestra digna ma-
dre 3 para el visitador 4, que aprecio mucho, esperando poder participar
del provecho que sacará de la lectura de esta carta. Le doy las gracias por
todo ello y le ruego, mi querida hermana, que diga a la buena hermana
que va destinada a Le Mans 5 lo que tiene que hacer. Su hermano acaba
de decirme que ella se encuentra en una santa impaciencia por su feli-
cidad.
Soy, en el amor de Nuestro Señor y con el corazón que El sabe, mi
queridísima hermana, su muy humilde y obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL
Indigno sacerdote de la Misión

113 [105,I,153-154]
A LUISA DE MARILLAC
[Mayo 1632] 1
Señorita:
Lo que me indica del señor mariscal de Marillac me parece digno
de gran compasión y me llena de aflicción 2. Honremos en ello la
________
Carta 112 (CA). — Original en los Archivos de la Misión; publicada en An-
nales C. M., 1926, 473-474, y 1937, 237. Figura con el n. 10 en el tomo XV de las
Oeuvres de Saint Vincent (Mission et Charité, 19-20, 11).
1. Religiosa del primer monasterio de la Visitación de París; cfr. carta 28,
nota 5.
2. Probablemente el 9 de abril de 1634.
3. Santa Juana Francisca Frémiot de Chantal.
4. Sobre el visitador en la orden de la Visitación, cfr. carta 28, nota 4.
5. La Visitación se estableció en Le Mans en 1634. Las seis primeras religio-
sas llegaron allá el 22 de julio de 1634.
Carta 113. — Manuscrito san Pablo, 74.
1. La carta es del 8, 9 ó 10 de mayo (cfr. nota 2).
2. Luis de Marillac, conde de Beaumont-le-Roger y mariscal de Francia,
Miguel de Marillac, guardasellos, y Luis de Marillac, padre de Luisa

211
voluntad de Dios y la felicidad de aquellos que honran el suplicio del Hi-
jo de Dios por medio del suyo. No nos importa la manera como van a
Dios nuestros parientes, con tal que vayan. Pues bien, el buen uso de es-
ta clase de muerte es uno de los más seguros para la vida eterna. Así, pues,
no nos lamentemos y descansemos en la adorable voluntad de Dios.

114 [106,I,154-155]
A LUISA DE MARILLAC

[Entre 1632 y 1636] 1


Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Heme aquí ya vecino suyo desde el mediodía 2. He enviado a ver si
estaba usted en su casa, a eso de las dos, pero había usted ido a su devo-
ción. Si mañana, inmediatamente después de comer, quiere usted moles-
tarse en venir hasta aquí, sabremos de viva voz lo que me escribía; entre
tanto, le suplico que honre los abandonos interiores en que los santos,
e incluso el Santo de los santos, se encontraron a veces, y la unión más
estrecha que ellos mismos tuvieron después con Dios.
________
de Marillac, eran hijos de un mismo padre. El primero, que era el más joven de
los tres, fue embajador en Saboya, en Italia, en Lorena, en Alemania, comisario
general de los ejércitos de Luis XIII, mariscal de campo, capitán general de los
soldados de la reina, lugarteniente general para las diócesis de Metz, Toul y
Verdun, gobernador de la ciudad y ciudadela de Verdun y mariscal de Francia.
Se señaló en el asedio de Montauban, donde fue herido, en el combate de la is-
la de Ré, en el sitio de la Rochelle, en la toma de Privas y otros lugares. Era lugar-
teniente general del rey en el ejército de Italia, cuando Richelieu decidió arres-
tarlo. El cardenal-ministro lo hizo detener por sus comisarios el 30 de octubre de
1630, en el campo de Felizzo (Piamonte) y lo tuvo largos meses en prisión. Se
pronunció contra él sentencia de muerte en Rueil, el 8 de mayo de 1632, y fue
ejecutado el día siguiente en la plaza de Greve, en Paris.
Carta 114 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta es del tiempo en que san Vicente vivía en san Lázaro (después
de 1631) y Luisa de Marillac junto al colegio de Bons-Enfants (antes de mayo de
1636).
2. San Vicente iba muy frecuentemente al colegio de Bons-Enfants.

212
Le deseo buenas tardes y soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy
humilde servidor,
V. D.
No puedo menos de decirle que me he propuesto censurarla seria-
mente mañana porque se deja llevar de ese modo por esas vanas y frívo-
las aprensiones. ¡Oh, prepárese a una buena reprensión!
Dirección: A la señorita Le Gras.

115 [107,I,155-156]
A LUISA DE MARILLAC

[Mayo 1632] 1
Señorita:
En cuanto a vuestro pequeño retiro 2, hágalo tranquilamente, según
el orden de la Introducción de monseñor de Ginebra 3; pero no haga más
de dos oraciones por día, una hora por la mañana y media hora des-
pués de comer, y en el intervalo lea algo de Gerson 4 o de
________
Carta 115 (CA). — Original en las Hijas de la Caridad de la casa central
de Turín.
1. Esta carta fue escrita durante una mudanza de Luisa de Marillac. Algunos
indicios nos permiten creer que fue en mayo de 1632, pocos días antes de su re-
tiro de la Ascensión. Se había retrasado el cambio de domicilio proyectado a fi-
nales de 1631 o quizás Luisa había tomado un alojamiento provisional.
2. «Me gustarían ocho o diez días de retiro, dos veces por año, a saber, los dí-
as entre la ascensión y pentecostés, para honrar la gracia que Dios le concedió a
su Iglesia, dándole el Espíritu Santo para guiarla, y la elección de los apóstoles
para anunciar su santo Evangelio; para practicarlo pondré una atención especial
en escucharlo y una devoción a la ley de Dios, que son sus mandamientos. Los
otros días de retiro serán en adviento...» (Pensées, 5). Una rotura impide cono-
cer lo que sigue del texto.
3. Introducción a la vida devota, de san Francisco de Sales.
4. Escribe Luisa en una de sus cartas al abad de Vaux (carta 63): «Después
de la confesión, la lectura es sobre Gerson o algún otro libro semejante que ex-
cite al amor de Dios». Es considerable la obra literaria de Gerson. Entre las obras
escritas o traducidas al francés cuya lectura podía haberse recomendado a Lui-
sa de Marillac, señalaremos el Opus tripartitum, el Dénat spirituel. La Doctrine de
bien vivre en ce monde. Les regles de bien vivre. Le trésor de Sapience y La men-
dicité spirituelle. Recordemos que san Vicente atribuye en otros lugares la Imita-
ción de Jesucristo a Tomás de Kempis.

213
las vidas de santas viudas, a las que tenga más particular devoción y em-
pleará el tiempo restante pensando en la vida pasada y en la que resta.
Pero hágalo todo esto tranquilamente, por favor, después de haber cam-
biado de alojamiento, y conténtese con hacer esto durante seis días. No
me olvide en sus oraciones. Quizás haga yo también mi retiro al mismo
tiempo. Dios nos dé la gracia de hacerlo bien.
Soy, en su amor y en el de su santa Madre, su muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL
Dirección: A la señorita Le Gras.

116 [108,I,156-158]
A LUISA DE MARILLAC

[Mayo o junio 1632] 1


Señorita:
La gracia de Jesucristo sea con nosotros.
Si cree oportuno, junto con el señor Compaing 2, enviar esa mujer,
hágalo. Si para ello hace falta algo, yo lo remitiré. Y como yo estoy has-
ta la coronilla preocupado por la cantidad de ejercitantes, uno preconi-
zado obispo, un primer presidente, dos doctores, un profesor de teolo-
gía y el señor Pavillon 3, además de nuestros ejercicios,
________
Carta 116 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta fue escrita, al parecer, cuando Luisa de Marillac acababa de efec-
tuar la mudanza y se encontraba todavía en la parroquia de Saint-Nico-
las-du-Chardonnet.
2. Guillermo Compaing, hijo del señor de l'Estang, tuvo el honor de ser asis-
tido en su primera misa por san Francisco de Sales. Prestó su casa a los sacer-
dotes de san Nicolás y entró él mismo en su comunidad en 1621. Hizo mucho
bien a la parroquia de san Nicolás, donde fue vicario durante 43 años, y a las Hi-
jas de santa Genoveva, de las que fue director. La reconstrucción de la iglesia pa-
rroquial le ocasionó muchos gastos y le costó incluso la vida, pues murió el 21 de
agosto de 1665 aplastado por la caída de un andamio (J. DARCHE, o. c.. I, 348-351).
3. Nicolás Pavillon, nacido en París el 17 de noviembre de 1597, se puso des-
de sus años jóvenes de sacerdocio bajo la dirección de san Vicente, que le encargó
la catequesis, lo utilizó en la obra de las misiones le envió a las caridades donde
podía ser útil su presencia, y le confió más de una vez la dirección de las confe-
rencias y de los retiros eclesiás-

214
todo esto, se lo aseguro, me impide ir a verla 4. Por eso, envíeme,si le pla-
ce, la memoria de que me habla.
Estoy contento por su buen alojamiento y ya le diré una docena de
palabras a Germana cuando pueda. Está aquí el señor Belin. En cuanto
a ese buen hombre, para el señor Renouard, hay que pedirlo por medio
del pequeño Hermite. El lo conoce. Hay que decirle que es el que nos
quiso dar cuando era comerciante. Está aquí su hijo va cada día mejor.
Adiós, señorita, soy su muy humilde servidor.

VICENTE DEPAÚL
Dirección: A la señorita Le Gras.

117 [109,I,158-160]
A LUISA DE MARILLAC
[Junio 1632] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
________
ticos. Nombrado en 1637 obispo de Alet, Pavillon aceptó sólo por las instan-
cias del santo. Esta elevación no le apartó de sus trabajos apostólicos. Dio una
misión en Rueil, por invitación de Richelieu, luego en Saint-Germain-en-Laye, a
petición del rey. Fue consagrado en san Lázaro el 22 de agosto de 1639 y fue a su
diócesis acompañado por Esteban Blatiron, sacerdote de la Misión. Obispo ce-
loso, inteligente, reformador, justificó las esperanzas puestas en él. Su episcopa-
do hubiera sido más fecundo si se hubiese defendido mejor de las ideas jansenis-
tas. San Vicente le suplicó en vano que firmase el formulario. El obispo de Alet
murió el 8 de diciembre de 1677. Se conservan varias vidas impresas y manus-
critas de este prelado. La última fue compuesta por E. DEJEAN, Un prélat indé-
pendant au XVIle siècle, Nicolas Pavillon, obispo de Alet. París 1909.
4. San Vicente abría de par en par las puertas de su casa a las personas que
querían hacer allí los Ejercicios espirituales. La hospitalidad que les concedía era
gratuita. Sólo Dios conoce el número incalculable de eclesiásticos y de laicos, de
todo país y condición, que recibió en Bons Enfants o en san Lázaro (L. ABELLY,
o. c.. 1, cap. XXVI, 119 s.).
Carta 117 (CA). — Archivo de los sacerdotes de la Misión, original.
1. Esta carta está relacionada con la siguiente. Es anterior a la partida de Lui-
sa de Marillac para Villeneuve, donde se encontraba el 27 de junio

215
¡Dios mío, señorita! ¡Cuántas faltas he cometido con usted! Ayer le
aseguré que iría hoy a ver su hermoso y devoto paraíso 2 y que vería a la
señora presidenta Goussault 3 y a la señorita Poulaillon 4; sin embargo,
no he hecho ni lo uno ni lo otro, y me he ido a los pueblos, de donde aca-
bo de volver. Ha sido para trabajar en la Caridad de Champigny 5, don-
de se requiere su presencia. Le suplico muy humildemente que me lo per-
done y que vaya mañana a Villeneuve, si la llevan allá la señora Goussault
y la señorita Poulaillon, y para ello le ruego que les escriba esta maña-
na; si no pueden ir ni la una ni la otra, no sé si le incomodará ir en el bar-
co de Joigny 6, que parte el sábado a las ocho. Pero creo que no se inco-
modará, porque va cubierto. Cuando esté en Villeneuve, convendrá que
se retire a casa de la señorita Tranchot 7 y que entregue al señor
________
2. El nuevo domicilio de Luisa de Marillac.
3. Genoveva Fayet se había casado en 1613 con Antonio Goussault, señor de
Souvigny, consejero real y presidente de la Cámara de Cuentas de París, y había
tenido cinco hijos de su matrimonio. Viuda en 1631, se consagró con devoción
incansable a las obras de caridad. Ella tuvo la primera idea de una asociación
de damas para atender a los enfermos del hospital y fue su primera superiora.
Gracias a ella, las Hijas de la Caridad fueron llamadas al hospital de Angers. Su
nombre recurre sin cesar en las cartas de san Vicente a Luisa de Marillac. Mu-
rió en el ejercicio de la caridad el 20 de septiembre de 1639.
4. María de Lumague, viuda de Francisco de Pollalion, gentilhombre común
de la casa de Luis Xlll, era del número de aquellas piadosas viudas que san Vi-
cente dedicaba a los trabajos apostólicos. Nacida en París el 29 de noviembre de
1599, casada a los 18 años, viuda poco después. hizo voto de continencia y se pu-
so bajo la dirección del santo. En compañía de Luisa de Marillac o de otras da-
mas caritativas, visitaba las caridades, instruía a las niñas, llevaba limosnas a los
pobres. Le gustaba sobre todo recoger y reeducar a las jóvenes desordenadas y
fundó para ellas las Hijas de la Providencia. San Vicente trabajó en las reglas de
este instituto, le procuró ayudas, buenos directores y obtuvo su aprobación por
el rey y por el arzobispo de París. La señora de Pollalion murió el 4 de septiembre
de 1657 (M. COLIN, Vie de la Vénérable Servante de Dieu Marie Lumague, veu-
ve de M. Pollalion, 1754; A. TEILLET, Histoire de l'Union chrétienne de Fonte-
nay-le-Comte. Fontenay-le-Comte 1898). San Vicente escribe siempre Poulaillon,
en vez de Pollalion.
5. Champigny-sur-Marne (Sena).
6. Ciudad situada a las orillas del Yonne, uno de los afluentes del Sena.
7. Luisa de Marillac escribió al lado de la dirección estas palabras, sacadas de
la carta del 12 de octubre de 1631: «La señorita Tranchot tiene muchas ganas de
verla en Villeneuve, donde la Caridad va mal».

216
párroco la que he escrito para él, y cuyo tenor puede ver usted. No hay
peligro en que instruya solamente a las niñas. Esto le facilitará el medio
de ganar a sus madres para Dios. De la Caridad, solamente encontrará
nueve hermanas de la cofradía; procure conseguir algunas más. Si pode-
mos, enviaremos al señor Pavillon para predicar algún domingo.
No diré nada más. Nuestro Señor le aconsejará lo que hay que hacer;
tenga, por favor, cuidado de su salud y de honrar la alegría del corazón
de Nuestro Señor. Yo le ruego a Dios que la devuelva con perfecta salud,
llena de mérito y cargada de los despojos del enemigo del imperio de
Dios. en cuyo amor soy s. s.,

V. D. P.
Dirección: A la señorita Le Gras.

118 [110,I,160-161]
A LUISA DE MARILLAC,
EN VILLENEUVE-SAINT-GEORGES
Señorita:
Me han entregado aquí su carta del 27; al mismo tiempo le he escri-
to al señor Pavillon para rogarle que la vaya a ver y le he enviado su car-
ta. No me ha contestado. Cuando tenga su respuesta, se la enviaré;- si no,
el señor (Soufliers) 1, que ha gustado mucho en el catecismo que ha da-
do en Villeneuve. Tampoco está aquí el señor de la Salle.
Yo estaba seguro de que encontraría muy grandes dificultades en el
restablecimiento de la Caridad, y aún más de las que me comunica; mas
¡bendito sea Dios porque hay muchos motivos para esperar que queda-
rá restablecida!
En cuanto a las dificultades que me indica, me parece bien que las re-
suelva como me dice.
________
Carta 118. — Manuscrito san Pablo, 29.
1. El copista ha escrito Soudíer; pero se trata de una distracción manifiesta,
ya que los dos hermanos Soudier sólo entraron en la congregación en 1638. Fran-
cisco Soufliers, nacido en Montmirail en 1606, recibido en Bons-Enfants en agos-
to de 1629, ordenado sacerdote en 1631, fue superior en Nuestra Señora de la
Rosa de 1642 a 1644. San Vicente recomendaba imitar su manera de tratar con
los herejes.

217
La señorita Poulaillon me ha dicho que espera ir a dormir el sábado
a su casa, y le he escrito a la señora Goussault que en esa ciudad esta-
ban en la persuasión de que iría a ver a la maestra de escuela de Villeneuve
el domingo después de comer. ¡Dios mío. qué buena es esa pequeña com-
pañía! Ruego a Nuestro Señor que ate sus corazones en uno solo, que sea
el suyo, y que les dé fortaleza en sus trabajos.
París, 7 julio 1632.

119 [111,I,161-162]
A LUISA DE MARILLAC,
EN VILLENEUVE-SAINT-GEORGES

San Lázaro, 10 julio 1632


Señorita:
Bendito sea Dios, señorita, de que siga bien en medio de tanto tra-
bajo y por haber bendecido El su tarea. Creo que sería muy convenien-
te poner en Villeneuve una maestra de escuela: pero ¿dónde la encon-
traremos? A Germana no le disgustaría ir allá, según deduzco de una car-
ta que me ha escrito el señor Belin; pero ¿cómo retirarla de Villepreux,
si no ponemos allí a alguna otra? ¿Y a esta otra de dónde la tomaremos?
La verdad es que no encuentro ningún medio, sobre todo en el poco tiem-
po que tiene usted para ver a la señorita d'Attichy. Cuando esté por acá,
trataremos de ello; podrá ser alguno de los días de la semana próxima;
entre tanto, si le parece bien, haga esperar a las madres de sus alumnas
diciéndoles que enviará una maestra lo más pronto que pueda, o que
irá usted a verlas y a tratar del medio para alojar y mantener a la maestra.
Así pues, esperaremos un poco.
Infórmese, por favor, de cómo va la Caridad de Crosnes 1. Es una
pequeña aldea alejada de (Villeneuve) 2, algo así como la puerta de san
Víctor de Notre-Dame, poco más o menos. Si tiene alguna cabalgadura
para ir allá, no perderá el tiempo.
________
Carta 119. — Manuscrito san Pablo, 31.
1. En Seine-et-Oise, distrito municipal de Corbeil, a 2 kilómetros de Ville-
neuve.
2. El copista del manuscrito san Pablo ha escrito por distracción Villepreux.

218
120 [112,I,162-165]
A FRANCISCO DU COUDRAY, SACERDOTE
DE LA MISION, EN ROMA

12 julio 1632
Apenas reciba los testimonios que la congregación desea del señor
nuncio 1 y del señor arzobispo 2, se los enviaré, si es que podemos obte-
nerlos; porque la verdad es que están intentando embrollarnos, como me
indica usted; y esto, incluso la persona de la que deberíamos esperar la
mayor asistencia después de Dios. Pero todo esto no me extrañaría sin
mis pecados, que me dan motivo para temer, no ya el éxito de la cosa,
que más pronto o más tarde se realizará tanto aquí como allí; pero no soy
capaz de expresarle cómo me extrañan estos artificios. El reverendo
Padre general 3 desaprueba, sin embargo, todo esto y me ha prometido
escribir al señor cardenal Bagni 4, al
________
Carta 120. — Reg. 2, 2.
1. Alejandro Bichi, nacido en Sena, muerto en Roma el 25 de mayo de 1657.
Fue obispo de Isola (1628), de Carpentras (1630), nuncio apostólico en Francia
(1630), cardenal (1633), legado de Aviñón (1634). Mazarino le confió misiones
importantes (cfr. TAMIZEY DE LARROQUE, Le Cardinal Bichi, évêque de Carpen-
tras. Lettres a Peiresc. París 1885).
2. Juan Francisco de Gondy.
3. Carlos de Condren, nacido en Vauxbuin, cerca de Soissons, el 15 de di-
ciembre de 1588, entró en el Oratorio el 17 de junio de 1617, después de haber
obtenido el doctorado en la Sorbona. Fue a fundar el seminario de Langres en
1619, el de Saint-Magloire en 1620, estableció luego una casa de su orden en Poi-
tiers, donde estuvo más de un año. De regreso a París, adquirió fama como di-
rector de almas, tratando como tal con Gastón, duque de Orleans, hermano del
rey, Olier, Meyster, Amelote y otros personajes eminentes. Gobernó el Oratorio
desde el 30 de octubre de 1629 al 7 de enero de 1641, día de su muerte (AME-
LOTE, Vie du P. Charles de Condren. París 1643). San Vicente lo estimaba gran-
demente. «Me ha hablado de él en términos que parecerían increíbles», escribe
Juan Santiago Olier (Mémoires autographes II, 255), y me acuerdo de que me di-
jo a este propósito: «No se ha encontrado un hombre semejante a él, non est in-
ventus similis illi: y otras mil cosas por el estilo, hasta el punto de que, cuando
supo su muerte, poniéndose de rodillas y golpeándose el pecho, se acusó. con lá-
grimas en los ojos, de no haber honrado a aquel santo varón como merecía».
4. Juan Francisco Bagni, nacido en octubre de 1578, obispo de Cervia, de
Rieti, vicelegado de Aviñón, nuncio en Flandes, luego en Francia (1627), carde-
nal en 1629, muerto el 24 de julio de 1641.

219
señor embajador 5 y al reverendo Padre Renato 6. Cuando tenga sus
cartas, se las enviaré. Entre tanto obre usted, por favor, lo más cris-
tianamente que le sea posible con los que nos ponen trabas. Yo tam-
bién los veo con frecuencia y cordialmente, gracias a Dios, como antes
hacía; y me parece que, por la gracia de Dios, no sólo no les tengo nin-
guna aversión, sino que los honro y quiero más todavía; y le diré aún más,
no le he expresado mis quejas al padre de Gondy 7, por miedo a indis-
ponerlo en su vocación. Es cierto lo que han escrito desde allí, que el P.
B. 8 fue a misión a Normandía con otros seis o siete, unos quince días des-
pués de pascua, y que yo les he dado al señor Renar 9 porque me lo han
pedido, a fin de
________
5. El marqués de Brassac.
6. El P. Renato Barreme, discípulo preferido del P. Condren, nacido en Ar-
les, recibido en el Oratorio en 1623, muerto en Arles el 16 de enero de 1685. Te-
nía un gusto muy especial por las misiones y se distinguía en la manera de hacer
el catecismo, que enseñaba por medio de grandes cuadros que representaban los
principales misterios y los sacramentos (P. INGOLD, Bibliothèque Oratorienne 1,
3 vol. París 1880-1883, 246, nota 1).
7. Oratoriano desde 1627.
8. Quizás Francisco Bourgoing, que precedió a san Vicente en la parroquia
de Clichy y sucedería luego a Carlos de Condren como superior del Oratorio.
9. San Vicente no tenía quizás, entre los miembros de la conferencia de los
martes, auxiliar más celoso y más útil que Francisco Renar, nacido en París el
25 de abril de 1604. Este santo sacerdote compartía su tiempo entre la dirección
de las almas y las obras de caridad. Todas las mañanas, desde las seis y media, es-
taba a disposición de sus penitentes, entre los que se contaba Juana Potier, es-
posa de Miguel de Marillac. Se le veía en el Hôtel-Dieu junto a los enfermos, a
los que visitaba e instruía. Predicaba por los hospitales y prisiones, daba cate-
cismo a los niños, iba a anunciar el Evangelio por las aldeas, muchas veces con
los sacerdotes de la Misión. Tomó parte en las misiones que se dieron en Quin-
ze-Vingts, en la Pitié, en el Refugio, en La Chapelle, donde se encargó de dar el
catecismo a los pobres de Lorena. Estaba en todas partes. Llevó la buena pala-
bra a las poblaciones del Poitou, de la Turena, de Saintonge, de Auvernia, de la
Champaña, de la Borgoña, de «casi todas las provincias de Francia», dice su bió-
grafo. San Vicente le invitó a dar las conferencias a los ordenandos de san Lá-
zaro. Francisco Renar tuvo, como muchos otros, la curiosidad de ir a ver a las po-
sesas de Loudun, de las que se hablaba por todas partes; dijo la misa en su ca-
pilla, distraído constantemente por sus aullidos y sus blasfemias. Al final de su
vida, impedido por sus enfermedades, no podía ejercer ninguna actividad, y se
convirtió en director de las religiosas de santo Tomás. La muerte puso fin a sus
trabajos el 14 de enero de 1653 (L. ABELLY, L'idée d'un véritable prestre de l'E-
glise de Jésus-Christ et d'un fidele directeur des ames, exprimée en

220
conformarse a nosotros; y que, luego, uno de ellos ha venido a pasar dos
o tres días a una de nuestras casas de esta diócesis para ver cómo se ha-
ce; y si les place venir de nuevo, serán bienvenidos; porque yo no creería
ser cristiano si no procurase participar en el utinam omnes prophetarent
de san Pablo 10. ¡Ay Señor, el campo es tan grande! Hay pueblos a mi-
llares que llenan el infierno. No bastarían todos los eclesiásticos, con
todos los religiosos, para remediar esta desdicha. ¡Seríamos muy misera-
bles si tuviésemos envidia de que esas personas se dedicasen a la ayuda
de esas pobres almas que se pierden sin cesar! ¡Ciertamente sería hacer-
se culpable del cumplimiento de la mision de jesucristo en la tierra! Y
si nos lo quieren impedir a nosotros, habrá que orar, humillarse y hacer
penitencia de los pecados que hemos cometido en este ministerio. Según
esto, le suplico, Padre, que no de;c de ver a esos padres y de hacer con
ellos lo que nuestro Señor aconseja que se haga con los que ejercitan e
impiden, y que ruegue a todos aquellos a quienes Dios ha dado caridad
para con nosotros, que no les hagan daño ni de palabra ni de obra.

121 [113,I,165]
A LUISA DE MARILLAC

[Hacia 1632] 1
Señorita:
Será conveniente que trate con la señora Goussauit y con la señorita
Poulallion lo referente a Germana, para saber su opinión. Solo hace
dos días que se me ha ocurrido esta manera de obrar, que me parece que
es de cordialidad y deferencia; y quizás les haya podido molestar que
las haya hecho tomar la ultima resolución acerca de su empleo sin ha-
bérselo dicho.
________
La vie de M. Renar, prestre, directeur des religieuses du monastère de S. Tho-
mas. París; Les opuscules spirituels de monsieur Renar, prestre, directeur des reli-
gieuses du monastère de S. Thomas, recogidos por L. ABELLY, obispo de Rodez.
París 1698).
10. San Vicente no pretende dar una cita textual. El equivalente a estas pa-
labras se encuentra en 1 cor 14, 39 y sobre todo en núm 11, 29.
Carta 121. — Manuscrito San Pablo, 42.
1. Esta carta parece ser del tiempo en que se establecieron las primeras re-
laciones entre san Vicente, la señora Goussauit y la señorita de Poulallion

221
122 [114,I,165-166]
A ISABEL DU FAY
[Entre 1626 y 1635] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Teniendo un íntimo amigo mío un asunto en el que es comisario el se-
ñor de Villenosse, mi corazón no ha podido ocultarle que esperaba po-
der hacerle algún servicio por medio de usted. Por ello le suplico humilde-
mente, señorita, que se interese en esto y que le presente el papel ad-
junto con su recomendación. La virtud distinguida de la persona, su
necesidad y su caridad conmigo me dan la confianza necesaria para im-
portunarla; y el motivo de confusión que tengo al importunarla me ha-
rá otra vez más considerado y reservado para no hacerlo, con el ruego de
que no se moleste en venir aquí y que no dude en juzgarme digno de ser-
virla, que soy, en el amor de Jesús y de su santa Madre, señorita, su...
El asunto tiene que juzgarse mañana. Le suplico, señorita, que sea hoy
la recomendación.

123 [115,I,166]
A LUISA DE MARILLAC
[1632] 1
Señorita:
La caridad con esos pobres forzados es de un mérito incomparable
delante de Dios. Ha hecho bien en asistirles y hará bien si lo sigue hacien-
do en la forma que pueda, hasta que yo tenga la oportunidad de ir a ver-
la, que será dentro de dos o tres días. Piense un poco si podría encargarse
de ellos la Caridad de san Nicolás, al menos por algún tiempo; usted les
ayudará con el dinero que queda. Pero ¡qué se le va a hacer! Esto es di-
fícil, y es lo que me hace poner este pensamiento en su gusto por la aven-
tura 2.
________
Carta 122. — Reg. 1, fº 68. El copista advierte que la escritura del original
era del propio san Vicente.
1. Cfr. la observación de la carta 105, nota 1.
Carta 123. — ABELLY, o.c. I, cap. XXVIII, 128.
1. Véase nota 2.
2. Desde el día en que fue nombrado capellán general de las galeras de Fran-
cia, san Vicente se ocupó de mejorar, corporal y espiritualmente,

222
124 [116,I,167-168]
A LUISA DE MARILLAC

[Entre 1632 y 1635] 1


Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Me parece bien todo lo que me indica; y como la señora presidenta
Goussault está en los campos y la señorita du Fay no tiene carroza, procu-
raré ir a verla mañana o pasado. Entre tanto, póngase bien fuerte.
Le deseo buenos días y soy, en el amor de Nuestro Señor y de su san-
ta Madre, su muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL
San Lázaro, domingo por la mañana
________
la suerte de los pobres condenados que aguardaban en los calabozos de la Con-
ciergerie o en las otras prisiones de París su envío a las galeras. En 1622, alquiló
para ellos una casa en el barrio de san Honorato, cerca de la iglesia de san Ro-
que. En el contrato firmado el 17 de abril de 1625 entre Felipe-Manuel de Gon-
di, su esposa y san Vicente se estipula que los misioneros estarán perpetuamente
obligados a «asistir espiritualmente a los pobres forzados, a fin de que se apro-
vechen de su castigo corporal». En 1632, el santo obtuvo del rey y de los magis-
trados de la ciudad que una antigua torre cuadrada, cerca del puente de la Tour-
nelle, entre la puerta de san Bernardo y el Sena, se amueblase para recibir a los
galeotes enfermos. San Vicente cumplía con todos sus deberes de capellán. No
contento con ir a visitarlos personalmente, exhortaba a las personas piadosas a
llevarles palabras de consuelo. Luisa de Marillac y sus hijas se asociaron a esta
buena obra, como a las demás (L. ABELLY, o. c.. r, cap. XXVlll). Sería injusto no
recordar aquí que los sacerdotes de la parroquia de san Nicolás. cuyo papel ha
sido tan bien exaltado por el abate Schoenher (o. c.. 1, 127), rivalizaron en celo
con san Vicente y Luisa de Marillac en favor de los galeotes establecidos en su
parroquia. Es cierto que desde 1634, o quizás antes se les confió la capellanía
de la casa de los galeotes. La compañía del Santísimo Sacramento, estimulada
probablemente por san Vicente, que necesitaba apoyo. se interesó también por
la obra (R. DE VOYER D'ARGENSON Annales de la Compagnie du Saint-Sacrament,
publicados y anotados por H. BEAUCHET-FILLEAU, Marsella 1900, 54-56).
Carta 124 (CA). — Original en el colegio de Antoura, cerca de Beirut.
1. Fechas de la toma de posesión de san Lázaro (8 enero 1632) y de la muer-
te de la señorita du Fay; la carta parece más bien de 1632 ó 1633.

223
Será menester que la joven que tome usted en Villeneuve 2 sea muy
decidida; tendrá que sufrir mucho 3.

125 [117,I,168]
A LUISA DE MARILLAC
Alabo a Dios, señorita, de que no esté enferma, como me ha hecho
sospechar esta mañana la señorita du Coudray 1. Pero ¿es verdad lo que
me dice usted de que eso no es así? ¡Animo! Ruego a Nuestro Señor que
todo vaya bien.
Dejaremos para el día de la Virgen la confesión de la señorita du Cou-
dray, ya que me parece que lo desea usted así tácitamente para ir con ella;
también yo tengo quehacer aquí mañana. Les deseo buenas tardes a el'¿a
y a usted, y a su hijo la gracia de hacer bien lo que usted me
indica.
No le he contestado antes, porque no he hecho más que llegar aho-
ra de la ciudad.
Buenas tardes, señorita; ofrezca a Dios, se lo pido, las necesidades in-
teriores de aquél que es, (en) el amor de Nuestro Señor, su muy humilde
servidor
Dirección: A la señorita Le Gras.

126 [118,I,169]
A ISABEL DU FAY
[Entre 1626 y 1635] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
No hubiera tardado tanto en ir a verla para agradecerle tantos bien-
es como ha querido hacer a nuestra capilla y a nosotros, o, por
________
2. Villeneuve-Saint-Georges (Seine-et-Oise).
3. Se trata probablemente de una joven destinada a llevar la escuela de esa
localidad (cfr. carta 119).
Carta 125 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Amiga íntima de Luisa de Marillac.
Carta 126. — Reg. 1, f.º 68 v.º. El copista advierte que la escritura del origi-
nal era de la mano de san Vicente.
1. Igual observación que en la carta 105, nota 1.

224
mejor decir, a Nuestro Señor y a su santa Madre, si no fuera porque qui-
so Dios concederme la gracia de retenerme en casa con unas fiebreci-
llas que me vinieron desde el domingo pasado. Reciba mi gratitud por
medio de estas líneas, señorita, y la seguridad de que mi corazón me
parece que estaría muy contento de ver el suyo; pero como todavía no lo
quiere Nuestro Señor, ¡sea bendito su nombre' No dejaré, sin embargo,
de presentarla a Nuestro Señor en mis indignas oraciones, encomen-
dándome también humildemente a las suya;, y suplicándola que honre la
santa tranquilidad del alma de Nuestro Señor con la confianza de que es
su hija querida y El su padre, y yo, en su amor, su muy humilde ser-
vidor

VICENTE DEPAÚL

127 [119,169-170]
A LUISA DE MARILLAC

[Antes de 1634] 1
Puesto que en conciencia puede hacer [que se plantee el asunto sin
temor alguno] 2 Y ve que, si no lo hace, pone usted en peligro un asun-
to que todo el mundo [quiere], ruegue al señor Clichun que cumpla con
ese oficio, como con gusto cumplirá; y si duda en poder utilizarlo para
este asunto, y está confusa, tranquilícese y no piense más en ello; pero
si es por el trato que recibe de sus auditores de cuentas, piense en el te-
mor de los que han de rendir cuentas a Dios después de su muerte, y pro-
curemos obrar bien y tener motivos de confianza en la bondad infinita
del auditor de cuentas de nuestra vida y nuestro soberano juez.
Le doy las gracias por el libro que me ha enviado y le ruego que cui-
de de su salud, que no es suya, ya que la destina para Dios 3; y mi cora-
zón ya no es mi corazón, sino el suyo. en el de
________
Carta 127 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta fue escrita antes de la institución de las Elijas de la Caridad.
2. Las palabras entre paréntesis fueron tachadas con tanto cuidado que no
nos atrevemos a darlas como absolutamente exactas.
3. Luisa de Marillac aguardaba siempre la decisión de su santo director. Le-
emos en sus escritos: «Tengo que perseverar en la espera del Espíritu Santo, aun-
que no sepa cuándo será el tiempo de su venida; pero al aceptar

225
Nuestro Señor, que deseo sea el objeto de nuestro único amor Acuér-
dese de presentar a Dios un asunto que nos interesa, por favor.

128 [120,I,170-171]
A LUISA DE MARILLAC, EN ASNIERES
Señorita:
Saludo a la señora presidenta 1, junto con el señor vicario de Asniè-
res y a todas esas buenas mujeres de la Caridad, y me encomiendo a sus
2

oraciones.
Le ruego diga a la citada señora que le pido, y también a usted, que
nos ayude a dar gracias a Dios por haberse tratado anteayer en el par-
lamento nuestro asunto 3.

129 [121,I,171]
A LUISA DE MARILLAC

[Entre 1632 y 1636] 1


¿Juzga usted, señorita, que soy demasiado áspero? ¿No ha murmu-
rado su corazón contra el mío porque, habiendo estado tan cerca, ni la
haya ido a ver ni le haya dado noticias? Pues bien. Ya verá algún día la
razón de todo esto delante de Dios.

________
esta ignorancia y la de los caminos por los que Dios quiere que le sirva, tengo que
abandonarme por entero a su disposición para ser totalmente de él y preparar mi
alma; tengo que renunciar voluntariamente a todo para seguirle» (Pensées. 18).
Carta 128. — PÉMARTIN, O. C 1, 141, carta 140.
1. La presidenta de la Caridad.
2. Localidad cercana a París. Luisa de Marillac había visitado en febrero de
1630 la cofradía de Asnieres (Pensées, 123), adonde quizás volvió luego.
3. Quizás la unión del priorato de san Lázaro.
Carta 129 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Igual observación que en la carta 114, nota 1.

226
Me he retirado acá 2 desde ayer para trabajar en una cosa que tenía
que escribir; y quizás tenga que seguir aquí mañana, pero no será sin pa-
sar por la ciudad ni sin verla quizás en la misa.
Le deseo entre tanto buenas noches. Casi no he hablado todavía con
su hijo. La campana me quita la pluma de la mano.
Buenas noches, señorita. Soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy
humilde servidor,
Dirección: A la señorita Le Gras

V. D.

130 [122,I,172]
A LUISA DE MARILLAC

[Hacia 1632] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Hay que aguardar la resolución de esa buena señorita. La señora Gous-
sault desea hacer el viaje con María 2 antes de entregársela.
Prepare el reglamento; yo lo veré luego y haré lo que me ordene.
Dígame cuáles son esos impedimentos que teme.
Empiezo hoy mi retiro y dejo todas las cosas para luego. Ruegue a
Dios por mí, por favor.
Soy, en su amor...

VDP
________
2. Al colegio de Bons-Enfants.
Carta 130. — GOSSIN, Saint Vincent de Paul peint par ses écrits. Paris 1834,
376.
1. Fecha de la entrada de María Joly en la comunidad.
2. María Joly. Estuvo empleada en el Hôtel-Dieu, en la Caridad de san Pablo,
en la de Saint-Germain-l'Auxerrois y fue la primera superiora de la casa de Se-
dán, donde estuvo desde 1641 hasta 1654. Retirada de esta ciudad, se dejó llevar
por el desánimo y huyó de la casa madre. Readmitida unos días más tarde a pe-
tición propia, reparó con una conducta ejemplar su debilidad momentánea. El 5
de agosto de 1672 era superiora en Saint-Jacques-du-Haut-Pas.

227
131 [123,I,172-173]
A LUISA DE MARILLAC
No pudiendo ir a encontrarla personalmente, le diré, señorita, que
ruego a Nuestro Señor que tenga a bien decirle El mismo lo que tiene
que hacer. Vaya pues y haga in nomine Domini lo que crea que pide de
usted nuestro amable y siempre adorable Salvador. Le ruego con todo mi
corazón que El la lleve y la traiga, que sea la luz de su corazón y su dul-
ce calor, que le dé a conocer y apreciar lo que desea de usted, y particu-
larmente que sea el consuelo de sus queridas hijas, y ellas el de usted en
su perfecto amor.
Los padres jacobinos son, el uno, el padre prior, y el otro el padre
maestro de novicios, que había hace dos años. En cuanto a los candela-
bros que su caridad ha regalado a santa María, le alabo, con tal que no
sean de plata.
Acuérdese de mí delante de Dios, en cuyo amor y en el de su santa
Madre quedo de la superiora de su compañía 1 que sea elegida y de to-
das sus hijas muy humilde y obediente servidor.
El señor Clichun volvió ayer media hora después que usted.

132 [124,I,173-174]
A FRANCISCO DU COUDRAY, EN ROMA
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Su hermano, el señor du Coudray, ha deseado que añada la presente
a la que él le escribe, y mis ruegos a los suyos, a fin de que tenga a bien
arreglar los asuntos que tienen ustedes. Le suplico muy humildemente,
Padre, que lo haga cuanto antes, en el caso en que no esté usted a pun-
to de partir y que puedan terminarse esos asuntos por algún otro, al
que podrá enviar su procuración y algunas observaciones; pero le rue-
go que no sea a mí, ya que tengo demasiadas ocupaciones y no entien-
do de negocios. Ya sé que me dirá usted que no tiene la culpa y que lo ha
buscado varias veces para ello, y me pondrá a mí mismo como testigo por
haberme metido entre los dos para buscar un arreglo. Pero a ello le di-
ré que
________
Carta 131 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. La superiora de la Caridad establecida en la parroquia de Saint
Nicolas-du-Chardonnet.
Carta 132 (CA). — Archivo de la Misión, original

228
por entonces no había llegado todavía la plenitud del tiempo, como pare-
ce haber llegado al presente por la disposición que veo, al parecer, en
su hermano. Esperando, pues, su amable respuesta sobre esto, me en-
comiendo a sus oraciones y soy, en el amor de Nuestro Señor y de su san-
ta Madre, Padre, su muy humilde y obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL
París, 19 septiembre 1632.
Su hermano desea dos copias de annatas de dos corresponsales distin-
tos 1, del señor Marchand y de otro, y que sean muy seguras y exactas.
I,e suplico muy humildemente, señor, que se las envíe.
Dirección: Al padre du Coudray. sacerdote de la Misión.

133 [125,I,174-178]
A ANTONIO PORTAIL
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Recibí ayer la suya del 17 de este mes, que me ha hecho ver la bendi-
ción que quiere Nuestro Señor seguir dando a su misión, de lo que que-
do tan consolado como puede imaginar. ¡Cómo me han impresionado
las palabras que me dice del éxito de Courboin 1 y de la necesidad de Vif-
fort 2! Pues bien, sea todo para la gloria de Dios, y para ustedes, pa-
dres, el reconocimiento de la obligación que para con El tienen porque
ha querido servirse de ustedes para ello, y para mí la confusión de verme
indigno de cooperar en ese bien.
Por lo demás, estoy retrasado por no haberle escrito con todos los co-
ches; eche las culpas de ello a este quehacer un tanto extraordinario que
tengo aquí.
________
1. Renta que pagaban a la Cámara Apostólica, al recibir sus bulas los titula-
res de los beneficios conferidos en consistorio; representaba la renta de un año.
Carta 133 (CA). — Original en la Bibl. Nat., n. a. fr. 22.819.
1. Pequeña localidad del Aisne, donde san Vicente había establecido el 19 de
junio de 1622, una cofradía de la Caridad, compuesta de hombres y de muje-
res, para la que redactó personalmente un reglamento que todavía conservamos.
2. Pequeña localidad del Aisne.

229
¿Qué le diré de la manera de ir a Joigny, sino que lo hagan como me-
jor les parezca? Pero, si van a pie y no toman más que un caballo, les rue-
go dos cosas: que hagan jornadas pequeñas y que los que se cansen va-
yan subiendo por turno al caballo. Si todavía no ha enviado a nadie a
Soissons, no lo envíe. Monseñor de Soissons 3 tiene que ir pronto a esa
ciudad. Yo haré lo que convenga. Si todavía queda alguna aldea por
misionar, ¿qué le parece, señor, si deja a los padres Bécu y Miloir 4? Sin
embargo si sólo se trata de 3 ó 4 días, atiéndalos, y cuando haya termi-
nado, se puede marchar. Necesitan a usted en Joigny, donde encontrará
al señor Pavillon, al señor Renar, a los padres Morel 5, Massé 6 y a otro,
de san Nicolás 7, además de los padres de Sergis y de Renel 8. No está el
padre de la Salle, que se encuentra aquí enfermo.
La orden que hemos dado es que el señor Pavillon tenga las predicacio-
nes, y los padres Renar, Roche 9, Grenu 10 y Sergis explicarán: el prime-
ro, el símbolo; el segundo, los mandamientos de Dios; el tercero, las ora-
ciones dominical y angélica; y el (cuarto) 11, los sacramentos; y para el ca-
tecismo pequeño, los padres Roche y Sergis deberán quedar libres del
mismo, cuando prediquen el grande; y usted, padre, tenga cuidado de la
Dirección del equipo. Ruego a
________
3. Simón Le Gras (1624-1656).
4. Francisco Miloir, sacerdote de la Misión, nacido en Abbeville, recibido,
hacia noviembre de 1630, en la congregación de la Misión, donde estuvo poco
tiempo.
5. Quizás Claudio Morel, célebre doctor de la Sorbona, nacido en
Vitry-le-François, que fue predicador del rey en 1640, teólogo de la diócesis de
París en 1662, decano de la facultad de Teología y murió el 30 de abril de 1679,
tras haber tomado parte activa en la lucha contra los jansenistas
6. No se trata ni de Juan Bautista, ni de Renato Macé, sacerdotes de san
Sulpicio, demasiado jóvenes en 1632 para tomar parte en una misión.
7. Comunidad de Saint-Nicolas-du-Chardonnet, fundada por Adrián Bour-
doise.
8. Santiago de Renel, sacerdote de la Misión, nacido en 1606 en la diócesis
de Amiens, entró en la congregación de la Misión en agosto de 1629, ordenado
sacerdote en 1631, el día de Pascua. Su nombre aparece aquí por primera y úl-
tima vez.
9. Nicolás Roche, sacerdote de la Misión, nacido en Amiens, recibido en la
congregación de la Misión en 1629, ordenado sacerdote en 1631.
10. Daniel Grenu, nacido en Abbeville el 1 de enero de 1606, ordenado sa-
cerdote en 1630, recibido en la congregación de la Misión en septiembre de 1631,
misionero muy activo, que veremos actuar frecuentemente en Champaña, en Gas-
cuña y en el Delfinado.
11. Texto del original: y el 3.º. Se impone la rectificación.

230
Nuestro Señor que les dé abundante parte en su espíritu y en su
conducta.
Así pues, padre, emprenda esta santa tarea con este espíritu. Honre
la prudencia, la previsión, la mansedumbre y la exactitud de Nuestro Se-
ñor con esta finalidad. Obrará bien si hace observar el reglamento como
es debido. En él se encuentra abundantemente la bendición de Dios.
Comience pues por levantarse, acostarse, la oración, el oficio, la entra-
da y salida de la iglesia a su debido tiempo. El hábito adquirido en todas
esas cosas, padre, es un rico tesoro, y lo contrario produce sus incon-
venientes. ¡Dios mío! ¿por qué no nos esforzaremos en esto por Dios,
si vemos que la mayoría de la gente observa con toda exactitud el orden
que se ha propuesto en el mundo? Nunca o muy pocas veces los hom-
bres de justicia dejan de levantarse y de acostarse, de ir y volver de pa-
lacio a la misma hora; la mayor parte de los artesanos hacen lo mismo;
sólo faltamos los eclesiásticos, somos tan amigos de nuestros gustos que
sólo marchamos al compás de nuestras inclinaciones. Por el amor de Dios,
padre, esforcémonos en superar esta mala sensualidad, que nos hace cau-
tivos de sus caprichos.
Le he escrito largo y tendido al padre de Sergis sobre lo que tiene que
hacer, en la duda de si le encontrará la presente en Montmirail. Vaya,
pues, in nomine Domini; salude y abrace a los padres nomine meo, por
favor. Escríbame con frecuencia. Diga a los padres que de todas las mi-
siones que han dado, no hay ninguna tan difícil ni tan importante como
la de Joigny, tanto por la manera de ser de los espíritus del lugar, como
por el dominio que tiene el maligno en cierta cosa, y que hoc genus dae-
moniorum non ejicitur nisi in oratione, maxima modestia et prudentia et
humilitate, y que las personas de que se compone la compañía requieren
eso mismo; y conviene tener cuidado con dos defectos notables que se
han advertido en la misión anterior, que son la sensualidad, por no decir
intemperancia, y la filaftía 12, por no decir gran vanidad en las predicaciones
y discursos que se hacen sobre este tema. Le suplico, padre, que advier-
ta a la compañía que se guarde de caer en estos defectos; y no olvide adver-
tir en el capítulo en general y a los particulares que vea que caen en es-
tas faltas; pues, créame, padre, que si no ponemos cuidado, caeremos en
estas faltas; y si es así, ¿a dónde iremos? ¿en qué se convertirá una com-
pañía tan importante y compuesta, sin embargo, de personas sensuales,
afeminadas y poco mortificadas? ¿Quién no ve que no podrá llegar lejos
y que esos
________
12. Filaftía, amor exagerado de sí mismo. Hoy se escribe filautia.

231
vicios son la fuente de la totalidad de los otros? Así pues, padre, por el
amor de Dios, ruegue por esto y tenga la mano firme. Y puesto que,
miserable de mí, tengo motivos para creer que soy la causa de todos esos
defectos, porque están todos en mí como en principio y que de mí se ex-
tienden a la compañía o a parte de ella (ya que, a Dios gracias, hay algu-
nos que no son así, y se mortifican y humillan en todo), ruegue a Dios
por mí para que me perdone y me dé la gracia de enmendarme; y soy, en-
tre tanto, en el amor de Nuestro Señor y de su santa Madre, su muy hu-
milde y obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL
San Lázaro, 28 noviembre 1632.
Dirección: Al Padre Portail, sacerdote de la Misión, en Montmirail

134 [126,I,178-179]
A LUISA DE MARILLAC

[Hacia 1632] 1
Señorita:
Alabo a Dios porque no se ha encontrado usted mal en el viaje, ni
en la breve parada que ha hecho en Serain 2, y le ruego que le dé fuer-
zas a fin de que le sirva para bien de esas pequeñas almas en donde
está.
De lo que me dice de santa Benita, honrará el espíritu de Nuestro Se-
ñor en ella por la relación de su empleo con el suyo y el apartamiento de
su morada ordinaria como la suya 3. Y si no la imita en
________
Carta 134. — Manuscrito san Pablo, 9.
1. La frase final puede hacer creer que esta carta fue escrita alrededor del
21 de diciembre, aniversario de la muerte del señor Le Gras. Lo que precede pa-
rece indicar que todavía no se había fundado la compañía de Hijas de la Caridad.
2. Localidad situada en el Aisne, cerca de Origny-Sainte-Benoite.
3. Santa Benita, virgen y mártir, es honrada por la Iglesia el 8 de octubre, ani-
versario de su muerte. Sus biógrafos cuentan que era hija d(un senador romano
y que vino a establecerse con doce compañeras e-Origny-sur-Oise, hoy Origny-Sain-
te-Benoite, cerca de san Quintín, sobre una colina, cerca de la ciudad y al lado
del río. Salía todos los días de su celda para exhortar familiarmente a los habi-
tantes del lugar y de los

232
todo, bendito sea Dios de que lo haga en algo, en la espera de hacerlo
mejor, si así lo quiere su divina bondad. El que es fiel en lo poco, dice
Nuestro Señor, será puesto en un empleo más elevado. Sea fiel en eso po-
co, y quizás Nuestro Señor le conceda hacer más; y Dios sabe si esto no
servirá para la gloria del señor Le Gras, por cuya alma desea que rue-
gue a Dios, y por la de usted.

135 [127,I,179-180]
A N...

[Hacia 1633] 1
El señor arzobispo 2, según la antigua práctica de la Iglesia, en la que
los obispos hacían instruir en sus propias casas durante varios días a los
que deseaban ser promovidos a las órdenes, ha ordenado que de ahora
en adelante los de su diócesis que tengan este deseo, se retiren diez días
antes de cada orden, a casa de los sacerdotes de la Misión, para hacer allí
un retiro espiritual, ejercitarse en la meditación, tan necesaria a los ecle-
siásticos, hacer una confesión general de toda su vida pasada, hacer un
repaso de la teología moral y especialmente de la que se refiere al uso de
los sacramentos, aprender bien las ceremonias de todas las funciones
de las órdenes e instruirse finalmente en todas las demás cosas necesarias
a los eclesiásticos. Durante este tiempo se alojan y alimentan allí, de lo
cual resulta tan gran fruto, por la gracia de Dios, que se ha visto que to-
dos los que han hecho estos ejercicios llevan luego una vida ver-
daderamente eclesiástica, e incluso la mayoría de ellos se dedican de

________
alrededores. Las conversiones que obtenía atrajeron sobre ella la cólera de los
perseguidores, que la decapitaron el 8 de octubre del año 362. Luisa de Marillac
imitaba a santa Benita en sus ocupaciones y, como ella, habitaba sin duda en un
lugar alejado de la ciudad. Lo que aquí se dice de santa Benita ¿no hace suponer
que Luisa se encontraba entonces en Origny-Sainte-Benoite?
Carta 135. - — L. ABELLY, o. c.., II, cap. II, sec. II, 215.
1. Abelly dice que esta carta fue escrita «unos dos años después» de la dis-
posición episcopal relativa a los ordenandos, que es del 21 de febrero de 1631.
2. Juan Francisco de Gondi.

233
una manera especialísima a las obras de piedad, lo cual empieza a ser ma-
nifiesto ante el público 3.

136 [128,I,181]
A LUISA DE MARILLAC 1
Tengo miedo de que no haya podido arreglar su asunto, por haber es-
tado tanto tiempo la señorita Delamare en casa de usted; por eso he es-
crito las líneas que acompaño, y no para disuadirle de ello. Pues bien, ya
que su discreción ha obrado así, aguardaremos a mañana, inmediata-
mente después de la una: entre tanto, medite mañana en el nacimiento
de Nuestro Señor por la mañana, y repita la misma oración a las diez; lue-
go, después de comer, la de los pastores; y la última será la de la puri-
ficación de la Virgen.

________
3. De 1631 a 1643 hubo cada año seis retiros de ordenandos en la casa ma-
dre de los sacerdotes de la Misión. Después de 1643 se suprimió el retiro de
mitad de la cuaresma. A partir de 1638, a los ordenandos de la diócesis de París
se agregaron los ordenandos forasteros que venían a recibir las órdenes en dicha
ciudad. El número de huéspedes de san Lázaro osciló desde entonces entre 70
y 100. Todos eran recibidos gratuitamente. Para poder cubrir los gastos, el san-
to interesó en esta obra a las damas de la Caridad, que hicieron copiosos dona-
tivos, sobre todo la presidenta de Herse y la marquesa de Maignelay. La reina
madre contribuyó también generosamente. Todo fue bien hasta 1645. Entonces
los donativos empezaron a escasear y la casa de san Lázaro se vio obligada a
sostener casi todos los gastos. Apenas podía con ellos, pero era tan grande el fru-
to de estos retiros que san Vicente no permitió jamás interrumpirlos ni reducir
el número de ordenandos. Llamaba a san Lázaro, para dar los ejercicios, a los sa-
cerdotes e incluso obispos más recomendables por sus virtudes, sus talentos y su
celo. Allá acudieron Pavillon, Caullet, Perrochel (a quien vino a escuchar la rei-
na madre), Sevin y Bossuet (L. ABELLY, II, cap. II, sec. I-IV).
Carta 136 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. En el rincón destinado a la dirección escribió Luisa de Marillac: «El lu-
nes por la mañana, lo que Nuestro Señor hizo en la tierra desde los doce a los
treinta años; a las diez, el bautismo de Nuestro Señor; a las dos, la conversión de
la Magdalena; a las cinco, el lavatorio de pies a los apóstoles. El martes, la l.ª, la
oración en el huerto; la 2.ª, el prendimiento de Nuestro Señor; la 3 ª, Nuestro Se-
ñor en casa de Caifás y de Herodes; la 4.ª, ante Pilato».

234
Adiós, señorita, acuérdese de nuestras necesidades espirituales y de
que soy su servidor.
Dirección: A la señorita Le Gras.

137 [129,I,181-184]
A UN SACERDOTE DE LA MISION 1

[15 enero 1633] 2


He sabido por diversas personas la bendición que ha querido la bon-
dad de Dios derramar sobre su misión de Mortagne 3. Hemos quedado
todos muy consolados. Y como reconocemos que esta abundante gra-
cia viene de Dios, y que El la sigue concediendo a los humildes cuando
reconocen que todo cuanto ellos hacen viene de Dios, le ruego con todo
mi corazón que le dé cada vez más el espíritu de humildad en todas sus
funciones, ya que ha de creer usted con toda seguridad que Dios le reti-
rará esta gracia apenas dé lugar en su espíritu a una vana complacencia,
atribuyéndose lo que sólo a Dios pertenece. Humíllese, pues, grandemen-
te, padre, con la idea de que Judas había recibido mayores gracias que
usted, y que esas gracias habían obtenido más frutos que los de usted, y
que, a pesar de todo eso, se perdió. ¿Y qué le aprovechará al mayor pre-
dicador del mundo y dotado de los talentos más excelentes, haber hecho
resonar sus predicaciones con aplauso en toda una provincia, y haber
convertido incluso a varios millares de almas si, a pesar de todo eso, lle-
ga a perderse él mismo?
No le digo todo esto, padre, por ningún motivo especial que yo ten-
ga para temer esa vana complacencia ni en usted, ni en el pa-

________
Carta 137. — L. ABELLY, o.c.., II, cap. I, sec. I, 8.
1. Probablemente Roberto de Sergis o Lamberto aux Couteaux. Los dos, co-
mo sabemos por otra parte, trabajaban juntos por Burdeos en el año 1633.
2. La fecha y el nombre de la localidad donde se tenía la misión son conoci-
dos por Collet (o. c.. I, 244), que cita un extracto de esta carta.
3. Probablemente Mortagne-sur-Gironde (Charente-Inférieure).

235
dre... 4, que trabaja con usted; sino para que, si el demonio les ataca por
ese lado, como sin duda lo hará, pongan mucha atención y fidelidad en
rechazar sus sugestiones y en honrar la humildad de Nuestro Señor. Es-
tos días pasados, como tema de mi meditación, pensaba en la vida co-
mún que Nuestro Señor quiso llevar en la tierra; y veía que El estimó tan-
to esa vida común y despreciada de los demás hombres que, para ajus-
tarse a ella, se rebajó todo lo que pudo, hasta el punto (¡oh cosa mara-
villosa y que sobrepuja toda la capacidad del entendimiento humano!)
que, aunque era la sabiduría increada del Padre eterno, quiso sin em-
bargo predicar su doctrina con un estilo mucho más bajo y más vulgar
que el de sus apóstoles. Vea, le ruego, cuáles fueron sus predicaciones y
compárelas con las epístolas y predicaciones de san Pedro, de san Pa-
blo y de los demás apóstoles. Parece como si el estilo que usaba fuese el
de un hombre de poca ciencia, mientras que el de sus apóstoles parecía
como propio de personas que sabían mucho más que El; y lo que es
aún más admirable, quiso que sus predicaciones tuviesen mucho menos
éxito que las de sus apóstoles; porque se ve en los evangelios que fue con-
quistando a sus apóstoles y discípulos uno a uno, y con mucho trabajo
y fatiga, mientras que san Pedro convirtió a cinco mil en su primera predi-
cación. Ciertamente, esto me. ha dado más luz y conocimiento, según
creo, de la grande y maravillosa humildad del Hijo de Dios, que ningu-
na otra consideración que jamás haya hecho sobre este tema.
Todos los días decimos en la santa misa estas palabras: In spiritu hu-
militatis, etc. Pues bien, un santo personaje me decía una vez como ha-
biéndolo oído del bienaventurado obispo de Ginebra, que este espíritu
de humildad, que le pedimos a Dios en todos nuestros sacrificios, con-
siste principalmente en mantenernos en una continua atención y disposi-
ción de humillarnos incesantemente, en todas las ocasiones, tanto inte-
rior como exteriormente. Pero, padre, quién nos dará ese espíritu de hu-
mildad? ¡Sí! Será Nuestro Señor, si se lo pedimos y nos hacemos fieles
a su gracia y deseosos de practicar esos actos. Hagámoslo, pues, por fa-
vor se lo pido, y procuremos para ello acordarnos el uno del otro, cuan-
do pronunciemos esas mismas palabras ante el santo altar. Así lo espero
de su caridad.

________
4. Lamberto aux Couteaux o Roberto de Sergis.

236
138 [130,I,184-185]
JUANA FRANCISCA FREMIOT DE CHANTAL
A SAN VICENTE

11 febrero [1633] 1
Mi muy honrado y querido padre:
¡Cuán bueno y paternal es su corazón y cómo quiero creer para mi con-
suelo que continúa siendo f¿el en recordarme ante la divina bondad, ya que
tengo una gran necesidad de ello por mi edad y por el trajín en que me
encuentro! Alabada sea eternamente la divina bondad por las misericordias
que se complace en derramar sobre las almas por la mansedumbre santa y
eficaz del espíritu de su fiel y verdadero servidor, nuestro padre tan santo;
porque es verdad, se lo confieso, mi queridísimo padre, que el espíritu de
nuestro dignísimo y verdadero hermano y padre 2 se ha dejado ciertamente
atrapar en sus redes; y no creo que ninguna otra mano distinta de la de es-
te bienaventurado lo hubiese podido conducir tan sabiamente, tan suave-
mente y tan fuertemente como ella lo ha hecho en este retiro tan perfecto,
que lo vemos ahora en una absoluta separación del mundo, con la edifica-
ción y consuelo de todos, y lo que es más, con la mayor gloria de Dios y con-
suelo de su querida alma, y ciertamente para utilidad, honor y consuelo
de las Hijas de la Visitación, que le deben infinitas obligaciones. Sobre to-
do nuestras queridas hermanas de la ciudad se sienten privilegiadas por el
gran honor de tenerlo tan cerca de ellas. ¡Dios nos conceda la gracia de
corresponder fielmente a la sincera amistad y entera caridad que este buen
señor tiene con nosotras! Le puedo asegurar, mi queridísimo padre, que le
quiero, le honro y le reverencio con toda la amplitud y con todas las fuer-
zas de mi alma.
Veo que ahora suele usted estar más tiempo en París. ¡Dios mío! Ten-
ga mucho cuidado con esa querida y digna persona y no le permita usted
una vida demasiado severa, ni demasiado austera. Yo sé que tiene mucha
confianza en usted.
Me parece que me he ido endureciendo con la edad
________
Carta 138. — Sainte Jeanne-Françoise Frémyot de Chantal: sa vie et ses oeuv-
res, VI, París 1874-1880, 8 vol., en 8.º, 313, según una copia del original que se
conserva en la Visitación de Chartres.
1. El comendador de Sillery había tomado alojamiento, en julio de 1632, cer-
ca del monasterio de la Visitación.
2. El comendador de Sillery.

237
Habrá que terminar para poder ir a ese bendito locutorio. Queridísimo
padre, ¡que Dios lo haga cada vez más conforme a su corazón! Ruegue mu-
cho a su bondad que tenga misericordia de mi, a fin de que con nuestro bien-
aventurado padre y con todos esos queridos amigos, le pueda alabar eter-
namente. Amén.
Mi muy honrado padre, soy de su corazón muy humilde y muy obediente
hija y sierva en nuestro Señor.

139 [131,I,185-186]
A LUISA DE MARILLAC

[Entre enero de 1632 y febrero de 1633] 1


Señorita:
Acabo de saber ahora mismo, no hace más de una hora, el accidente
que ha sufrido la muchacha que retiraban sus guardianas de los pobres
2, la opinión que sobre ello tiene el médico, y cómo la ha visitado usted.

Le confieso, señorita, que de momento esto me ha conmovido tanto el


corazón, que, si no hubiese sido de noche, hubiera partido inmediata-
mente para ir a verla. Pero la bondad de Dios sobre los que se entregan
a El en el ejercicio de la cofradía de la Caridad, en la que ninguno de
cuantos a ella pertenecen ha sido tocado por la peste, me obliga a tener
una perfectísima confianza en que no la alcanzará el mal. ¿Creerá, se-
ñorita, que no sólo visité al difunto señor superior de san Lázaro 3, que
murió de la peste, sino que incluso percibí su aliento? Sin embargo, ni
yo ni los otros que le asistieron hasta el último momento, hemos sufri-
do mal alguno. No, señorita, no tema; Nuestro Señor quiere servirse de
usted para algo que se refiere a su gloria, y creo que la conservará para
ello. Celebraré la santa misa por su intención. Iría a verla mañana, si no
fuera por la cita que tengo con algunos doctores
________
Carta 139. — L. ABELLY, o. c.. 1, cap. XXIII, 109. La primera mitad de es-
ta carta hasta las palabras «¿Creerá...» se encuentra en el manuscrito san Pablo,
p. 82; y como el texto de este manuscrito es más puro que el de ABELLY, prefe-
rimos seguirlo en este trozo.
1 Esta carta ha sido escrita después de la toma de posesión de san Lázaro (8
enero 1632) y antes de la muerte de Margarita Naseau (febrero de 1633).
2. Esta joven, quizás Margarita Naseau, había sido alcanzada por la
peste.
3. Nicolás Maheut, cuyo nombre se encuentra en el contrato hecho el 7 de
enero de 1632 entre los sacerdotes de la Misión y los religiosos de san Lázaro.

238
de la Magdalena para unos asuntos concernientes al establecimiento de
esta casa 4.

140 [132,I,187-189]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Puede usted imaginarse, señorita, cómo siente mi corazón la pena del
suyo. No hay peligro para usted, por la gracia de Dios. En cuanto
________
4. En abril de 1618, Roberto de Montry, mercader de París, sabiendo que dos
muchachas descarriadas deseaban cambiar de vida, les ofreció asilo en el barrio
de san Germán, en una casa que le pertenecía. Otras mujeres, atormentadas
por el remordimiento, siguieron a las primeras. Así se formó una pequeña co-
munidad. El virtuoso mercader atendió a sus necesidades hasta que la marquesa
de Maignelay, hermana de Felipe-Manuel de Gondi, consintió en encargarse de
la obra incipiente. Les compró una casa, en la calle des Fontaines, el 16 de julio
de 1620, las mantuvo durante su vida y les dejó en testamento un legado de 101.600
libras. El nuevo establecimiento fue autorizado en mayo de 1625 por Luis XIII,
que lo dotó de una renta anual de 3.000 libras, aprobado por Urbano Vlll el 15
de diciembre de 1631 y confirmado de nuevo por cartas reales del 16 de no-
viembre de 1634. San Vicente comprendió en seguida su utilidad y aceptó de
buena gana trabajar en la organización del Instituto. Puede decirse que fue su al-
ma. Las mujeres de mala vida que se encerraban en la Magdalena. conservaban
sus vestidos seglares y ocupaban un sitio entre las penitentes. Algunas estaban
allí a su pesar, por imposición de la justicia. Después de varios años de prueba,
las penitentes recibían un hábito gris bastante tosco y entraban en la categoría de
arrepentidas. Cuando ya no quedaba duda de la firmeza de su conversión, se con-
vertían en religiosas, tomaban el hábito de san Agustín y hacían los votos solem-
nes. A la cabeza de la comunidad se encontraban, con los títulos de priora, sub-
priora, ecónoma y portera cuatro hermanas de la Visitación, elegidas por el arzo-
bispo de París. Tenían la administración de todas las rentas. Se las cambiaba de
vez en cuando para que descansasen, pues su tarea era difícil. La primera supe-
riora fue la hermana María-Ana Bollain, que empezó a ejercer sus funciones el
20 de julio de 1629 (cfr. MONTRY, Relation véritable de la naissance et progres
du monastére d e Sainte-Marie-Madeleine. París 1649, en 24.º, L. ABELLY, o. c.. II,
cap. VII, 328 s.; FÉLIBIEN, o. c.., v, 152: Histoire chronologique des fondations de
tout l'Ordre de la Visitation Sainte-Marie, 1, 264-272: Bibl. Maz., ms. 2.430).
Carta 140. — Original en la casa de los sacerdotes de la Misión de Rongy
(Bélgica).

239
a Margarita 1, será conveniente que la visite el cirujano de la Santé 2, en
caso de que el médico tenga dificultad para ir 3. El señor Cotti se asusta
fácilmente; sin embargo, creo que será conveniente mandar hacer esto
cuanto antes. El señor Bourdoise 4 dará órdenes para ello. Pídaselo, por
favor; él sabe lo que hay que hacer; ha pasado por allí otras veces.
Sobre el cuidado de los pobres enfermos, creo que habría que sus-
pender el ejercicio. Puede temerse que, si se les distribuye dinero, las
señoras se contentarán luego con hacer esto. Sin embargo, propóngaselo
al señor párroco y siga sus órdenes.
Si esa pobre muchacha es llevada a san Luis, habrá que enviar dine-
ro a la otra y enviarla a pasear.
De usted no sé si será oportuno que vaya un poco a distraerse al cam-
po 5 y a visitar las Caridades de Verneuil 6, Pont 7, Gournay 8 y las de-
más 9. He encargado a Jourdain 10 que vaya a buscarla y a
________
1. Por haber acostado a una apestada en su cama, Margarita Naseau, enton-
ces empleada en la cofradía de san Nicolás, contrajo el terrible mal; murió en el
hospital de san Luis.
2. Hospital de la Santé o de santa Ana, construido en 1607-1608 para recibir
a los apestados.
3. Por miedo al contagio
4. No vivía lejos de donde habitaba Margarita Naseau.
5. El santo quería alejar a Luisa de Marillac a causa de la epidemia.
6. En el Oise.
7. Pont-Saint-Maxence (Oise).
8. Gournay-sur-Aronde (Oise).
9. Luisa de Marillac fue además a La Neufville-Roy y a Bulles (Oise) Con-
servamos sus notas de viaje y la relación de sus visitas que entregó a san Vicente
(Pensées, 127), donde la relación está fechada falsamente en 1631. En Verneuil,
se alojó en casa de un panadero. La visita a los enfermos dejaba bastante que de-
sear. La cofradía poseía algunos recursos, que no se sabía cómo utilizar. La se-
ñora marquesa quería comprar una casa para alojar a los enfermos, mientras que
muchas hermanas preferían comprar un trozo de tierra «a causa de la mortan-
dad que a veces acontece entre el ganado». Las hermanas de Pont-Saint-Maxence
no reciben más que elogios; Luisa de Marillac bajó hasta la Fleur-de-Lis. En Gour-
nay, las hermanas son un poco más bastas que en otras partes, los enfermos sin
alojamiento son hospitalizados en casa de una mujer que los cuida y recibe por
su cuidado cinco sueldos cada día. En Neufville-Roy y en Bulles. Las cofradías
son más ricas; poseen ovejas, corderos y dinero; pero la unión entre las herma-
nas dista mucho de ser perfecta. En Neufville-Roy Luisa de Marillac se hospe-
dó en el mesón.
10. Juan Jourdain, nacido en Galluis-la-Queue (Seine-et-Oise) en 1587, fue
el primer hermano coadjutor de la congregación de la Misión, en la

240
decirle cuándo partirá el coche de Senlis y para servir[la] en cuanto le
agrade.
El señor arzobispo me acaba de pedir que vaya a buscarla. Apenas
pueda, iré a verla. Entre tanto, escríbame cuál es su manera de pensar en
lo que le propongo; si necesita dinero, cargue su viaje al fondo de su Ca-
ridad, si le parece bien; y le ruego que lo haga así y que se mantenga
alegre.
Entre tanto soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy humilde y de-
voto servidor,

VICENTE DEPAÚL
El Padre Dehorgny irá a verla inmediatamente después de comer.
San Lázaro, día de san Matías (1633) 11
Dirección: A la señorita Le Gras.

________
que entró el 13 de febrero de 1627. Era lacayo y maestresala en casa de la mar-
quesa de Maignelay en la época en que el santo era capellán de los Gondi, y
ambos empezaron entonces a conocerse. De un temperamento vivo, el hermano
Juan Jourdain era inclinado a dar avisos por doquier; pero se reprimía ensegui-
da, y se ponía de rodillas ante los que había ofendido. Murió el 25 de abril de
1657 (Notices, 1, 373-375).
11. La fiesta de san Matías cae, como es sabido, según sea el año bisiesto o
no, el 24 o el 25 de febrero. Para determinar el día, hay que conocer el año. To-
dos los biógrafos de Luisa de Marillac sitúan la muerte de Margarita Naseau el
año 1631. No podemos aceptar esta fecha, ya que esta carta es ciertamente pos-
terior al 8 de enero de 1632, día en que san Vicente y sus misioneros entraron en
san Lázaro, e incluso a la muerte del subprior de esta casa (cfr. carta 139). Su-
poniendo que la muerte del subprior de san Lázaro haya tenido lugar tan sólo
unos días después de la toma de posesión de este establecimiento por parte de
los sacerdotes de la Misión, la carta 140 podría ser del 25 de febrero de 1632. Pe-
ro, en esa hipótesis, la carta 139 habría sido de unos pocos días después de la
muerte del subprior; lo cual es poco probable, ya que esta muerte no se presen-
ta como un hecho reciente. Por ello, preferimos creer que la carta 140 es del 24
de febrero de 1633.

241
141 [133,I,189-190]
A MIGUEL ALIX, PÁRROCO DE SAINT-OUEN-L'AUMONE 1

Marzo 1633
Señor:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Esa persona a la que usted va a entregar su curato ¿es hombre de bien?
¿Podrá hacer en su curato el bien que usted ha hecho? ¿Podrá usted man-
tenerse con cuatrocientas o quinientas libras? El primer sitio me parece
caro y el segundo suficiente. Yo he estado en ese lugar. El lugar me pa-
rece bastante agradable y es mayor que el suyo. Sería muy conveniente
que un párroco tuviese medios para ayudar a los pobres. Creo que allí
hay bastantes. I)e todos modos, podría reservarse 200 libras de pen-
sión; siendo esto así y prescindiendo de la primera dificultad, tómese
tiempo para pensar en ello e incluso para visitar esos lugares para ver có-
mo es esa persona y si le agrada el lugar. Sea lo que fuere, le ruego que
no tenga prisa; es asunto de mucha consideración; le diré además que
sentiría que tomase esa resolución sin haber pedido oraciones para ello
y sin consultar con el señor Duval o el señor Coqueret 2 o con ambos;
pues se trata de saber si Dios quiere que abandone usted a la esposa que
ha tomado o, por mejor decir, que le ha dado El mismo.
Soy en su amor, señor, su muy humilde servidor.

VICENTE DEPAÚL
He contestado a usted inmediatamente después de haber recibido
la suya.

________
Carta 141. — Reg. 1, f.º 8 v.º. El copista advierte que la escritura del origi-
nal era del propio san Vicente.
1. En Seine-et-Oise.
2. Juan Coqueret, doctor de Navarra director del colegio de Grassins y su-
perior de los carmelitas descalzos de Francia, amigo de san Francisco de Sales,
de Andrés Duval y de san Vicente, con el que dio una misión en Villepreux en
1618, nacido en Pontoise en 1592, muerto en Marsella el 7 de octubre de 1655.
San Vicente le consultó antes de introducir los votos en su compañía y le invitó
a las conferencias que se tuvieron en san Lázaro a propósito del jansenismo.

242
142 [134,I,190-191]
A ISABEL DU FAY
[Entre 1626 y 1635] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Le doy gracias muy humildemente por los rosarios e imágenes que
nos ha enviado, y pido a Dios que aprovechen a aquéllos a los que se
repartirán, y que El sea su gloria, ya que ha sido El el que le ha dado es-
ta devoción. Por lo demás, ¿es usted fiel a lo que se le ha ordenado so-
bre su manera de pasar la cuaresma, señorita? Le suplico que, si no lo es,
lo sea y que me diga cómo está.
Me encomiendo muy humildemente a sus oraciones y le ruego que le
entregue la adjunta al señor de Vincy.
Soy, en el amor de Nuestro Señor y de su santa Madre, su muy hu-
milde servidor,
VICENTE DEPAÚL

143 [135,I,191-196]
LA SEÑORA GOUSSAULT A SAN VICENTE
Mi reverendo Padre:
Por la misericordia de Dios hemos oído todos los días la santa misa.
Cuando subíamos n la carroza, yo decía el In viam pacis y todos me con-
testaban; luego les recordaba los puntos de la oración, y finalmente rezá-
bamos el Angelus.
A veces el primero de nuestros coloquios era sobre los pensamientos de
nuestra oración, y luego, en algún discurso más recreativo, sobre nuestras
distracciones o nuestros sueños, y a veces a hacer la guerra a los que habí-
an dicho alguna cosa al revés, luego Grandnom 1 leía durante una media
hora el Peregrino de Loreto; luego, dos de nuestras jóvenes cantaban las le-
tanías del Santo Nombre de Jesús y nosotras respondíamos lo mismo que
ellas habían cantado. Cuando
________
Carta 142. — Reg. 1, f.º 24. El copista advierte que la escritura del original
era de san Vicente.
1. Igual observación que en la carta 105, nota 1. Ll carta fue escrita durante
la cuaresma.
Carta 143 (CA). — Bibl. Sainte-Genevieve de París ms. 3.277, f.º 283 s.
1. Intendente de la señora Goussault.

243
pasábamos por alguna aldea, saludábamos a su ángel de la guarda, y en la
aldea donde teníamos que pararnos, pedía una ayuda particular a Nuestro
Señor.
En Etréchy 2, nuestra primera comida. Llegué a la Iglesia y pregunté si
había algún hospital. Encontré algunos niños con los que conversé; y me
vino al pensamiento que eran hijos de Dios. Sentí gran alegría con ellos, ha-
ciéndoles decir el Padrenuestro; así se me pasó la pequeña tristeza que ha-
bía tenido por la mañana al partir. A todas las horas que daba mi reloj, tan-
to en la carroza, como fuera, decíamos un Ave María, poniéndonos en la
presencia de Dios y pidiéndole el cumplimiento de su santa voluntad.
En Etampes, nuestra primera noche. Al pasar por delante de la iglesia,
hice que me bajaran y envié a ver dónde estaba el hospital, que se encon-
traba muy lejos. Sin embargo, me fui hasta él a pie solamente con mi hija
y el lacayo. Me dirigí a una joven religiosa, que resultó ser la superiora. Me
estuve entreteniendo con ella, mientras que mi lacayo iba a comprar algu-
na cosa para dársela a los enfermos; y como yo le hablara de la necesidad
de un director, ella me miró a la cara. Yo estaba vestida con un cuello ba-
jo, sin verdugado 3, como una sirviente. Ella me dijo: ¿qué mujer es usted?
¿está usted casada? Yo he oído hablar mucho de una tal señorita Acarie 4,
pero creo que es usted otra distinta; y empezó a decirme cómo ella había de-
seado ser de las hospitalarias, que la habían escogido para ser superiora de
seis religiosas, que están allí sin reforma, pero que en dos años, aún no
había hecho nada. La animé mucho. Me dijo que sería menester que fuese
ella a París. Le ofrecí mi casa. Tenía grandes deseos de rogar a Dios por ella.
En la hostería oí decir que la hostelera estaba muy afligida por su hijo; es-
tuve consolándola después de la cena, y luego señalé el tema de la oración
e hice el examen como de ordinario.

________
2. Ayuntamiento del distrito de Etampes.
3. Era una especie de almohadilla que las mujeres se ponían bajo la falda
para ahuecarla.
4. Bárbara Avrillot, convertida por su matrimonio en señora Acarie y por su
profesión religiosa en María de la Encarnación, fundadora de las carmelitas re-
formadas de Francia, mujer célebre por sus virtudes y sus milagros, que le va-
lieron en 1791 los honores de la beatificación. Murió en Pontoise el 18 de abril
de 1618, a los 53 años de edad. Su vida, escrita en 1621 por Andrés Duval, doc-
tor por la Sorbona, ha tentado la pluma de varios otros biógrafos hasta nues-
tros días.

244
Al día siguiente, a la hora de comer, en Angerville 5, donde no encontré
hospital. Estuve en la iglesia mientras se preparaba la comida, después de
la cual bajé y me encontré con una gran cantidad de pobres que me espe-
raban, y también con muchos niños y personas mayores que se mostraban
asombrados. Empecé por obligarles a hacer la señal de la cruz, que mu-
chos de ellos no sabían hacer, y me causaron mucha lástima. Me parecieron
de buen corazón.
Fui a dormir a Artenay 6. donde tuve el catecismo de adultos en la igle-
sia, como creo haberlo encargado usted; luego a comer a Orleans, adonde
llegue en ayunas a los padres jesuitas para poder comulgar, porque era jue-
ves; me admiré de cómo encontraba todas las cosas a punto, tal como podía
desear, tanto para el alma como para el cuerpo. Su hospital es rico, según
me han dicho, mas no por eso están mejor los enfermos. Hay pocas religio-
sas, y tienen a sus órdenes varias sirvientas, de las que se fían demasiado.
Me había propuesto detenerme allí para algunos asuntos. No sé cómo me
disgusté tan pronto. Estaba alojada en casa de unos hugonotes. Lo dejé
todo allí y me fui a dormir a Cléry 7, en donde visité e hice decir la misa al
día siguiente en Notre-Dame, y comí en Saint-Dyé 8, en donde encontré la
iglesia muy bien servida, y a los pobres y niños mejor instruidos que en cual-
quier otra parte.
Fui a dormir a Blois, donde encontré muchas devociones, pero el hos-
pital muy poco visitado y muy en desorden. Hablé con una de mis primas,
muy devota, que me dijo que el Padre Lallemant, superior de los jesuitas 9,
les había exhortado a visitarlo, pero que quizás Dios había permitido que
fuese yo allá para que vieran cómo en París van al hospital las mujeres de
calidad y ellas se animasen también a ir.
No me detuve allí, a causa del sarampión que había en casa de mi tío,
de modo que fui a comer a Veuves 10 y a dormir a Amboise, donde Dios me
concedió muchas gracias. Su hospital es pobre; se
________
5. Ayuntamiento del distrito de Etampes.
6. Hoy capital del cantón del Loiret.
7. En el Loiret.
8. En el Loir-et-Cher.
9. Jerónimo Lallemant, nacido en París el 27 de abril de 1593, recibido en
el noviciado de los jesuitas el 2 de octubre de 1610, muerto en Quebec el 26 de
enero de 1673. Después de enseñar humanidades y filosofía y haber sido rector
en Blois y Le Fleche, fue superior de la misión del Canadá. Dejó interesantes
relaciones sobre esta misión, que fueron publicadas en Quebec en 1858.
10. Ayuntamiento de Loir-et-Cher.

245
lleva allá a los transeúntes lisiados y a los huérfanos, pero no a los enfer-
mos. Hay un comerciante que ha hecho una fundación para una maestra de
escuela, ante la cual estuve yo preguntando a los pobres, y le rogué que vi-
niese a verme el día siguiente, lo que ella hizo y yo quedé muy edificada.
Era el primer domingo del mes. Me confesé y comulgué en los padres Mí-
nimos y por la tarde partí de nuevo a dormir en Tours, donde Vi el mejor
hospital y el mejor ordenado de todos; al día siguiente comulgué en san
Francisco de Paula, donde había indulgencias y gran concurso del pueblo,
y después de comer marché y fui a dormir a Angers, y al día siguiente fui
a oír la santa misa en Chouzé 11, que es de este obispado; el buen sacerdo-
te que dijo la misa tendría mucha necesidad, según creo, de ver una misión;
incluso se me ocurrió decirle algo de esto al señor de Angers. ¡Los niños es-
tán tan poco instruidos!
De allí me fui a Saumur, donde estuve aquel día, el miércoles entero y
el jueves, en que comulgué también. Todos mis acompañantes sintieron
gran devoción. Apenas divisamos el lugar, cantamos el Te Deum.
Me olvidaba de hablarle de lo que hacíamos después de comer: a veces
rezábamos el rosario a dos coros, todos los días las letanías de la Virgen, y
los demás cantaban lo mismo, para decirlas dos veces.
La recreación duraba tanto como las oraciones. A veces jugábamos a no
decir ni sí ni no; y los que lo decían, pagaban con un Ave María a los que
los habían pillado. Cantábamos el Aleluya y otros himnos, pero todo esto
con tanta alegría que uno de mis colonos, que iba a caballo, iba admirado
de vernos. A Catalina le quería enseñar a leer bien y a pronunciar; ella
daba unas respuestas y hacía unos razonamientos que nos hacían reír has-
ta derramar lágrimas. En fin, padre mío. resulta muy fácil servir a Dios a
este precio.
A mi llegada a ésta, vinieron dos señores a mi encuentro y me impidie-
ron ir al hospital y a la iglesia; además, era demasiado temprano. Marché
enseguida para allá y me encontré con una comida magnífica y con mucha
gente que vino a recibirme, que, en fin, se me trató a lo grande.
Al día siguiente, no tuve tiempo más que para oír misa. Los señores
de la Justicia y todos los principales de la ciudad me vinieron a visitar; y to-
davía al siguiente día tuve muchas dificultades para ir a visitar el hospital,
que encontré bastante bien ordenado. Hay allí una buena señora que ha he-
cho voto de acabar allí sus días sirviendo a los enfermos, y les ha hecho mu-
cho bien; sobre todo, tiene
________
11. Ayuntamiento de Indre-et-Loire

246
mucho cuidado de su salvación. Luego, estuve dos veces visitando a los pre-
sos, con aquel pensamiento que decía Nuestro Señor en el evangelio: estu-
ve preso. Les di estampas y rosarios y liberé a algunos pobres presos que me
causaron gran piedad. Lo más desagradable es que todo se supo en la ciu-
dad, y siempre se dice más de lo que hay.
El domingo fui a vísperas a un convento, en donde, contra mi costumbre,
estuve dos horas ante el Santísimo Sacramento, cuando se me ocurrió pen-
sar cómo podría hablar del catecismo a estas señoritas de aquí, que me ima-
ginaba tendrían gran necesidad de él. Me decidí a ir a los pobres, a los en-
fermos, a donde las llevé y les pregunté a los niños, que estaban bastante
bien instruidos. Hay un buen eclesiástico que los cuida mucho. Padre mío,
esto resultó tan perfectamente bien que la señorita Le Févre, que está ca-
sada con un consejero y que tiene cuatro hijos, me dijo a la vuelta que ha-
bía tenido mucho gusto en ello, y que no sabía casi nada de todo esto, y aña-
dió: «Bien se ve que ama usted a los pobres y que está entre ellos con toda
la alegr¿a de su corazón. Parecía usted dos veces más hermosa cuando les
hablaba». Padre mío, es admirable que Dios me dé el atrevimiento de ha-
blar ante su sacerdote y por lo menos otras cien personas que me escuchaban
y que luego me llenaron de alabanzas; incluso aquel buen sacerdote me
dijo que se cre¿a muy feliz de poder acabar sus días a mi lado, sin sueldo ni
recompensa, sino solamente oyendo las palabras que saldrían de mi boca.
Estos fueron sus propios tér-minos.
Pues bien, padre mío, es a usted a quien escribo, con la confianza de que
alabará a Dios y lo amará por su misericordia infinita. El me ha concedi-
do en Saumur y aquí gracias que no le puedo decir, a pesar de mi enorme
infidelidad; todo esto tiene que arrebatarme en amor hacia El. Padre mío,
ruéguele que humille mi orgullo por el medio que El quiera. Estoy dispuesta
a perderlo todo y a dejarlo todo, prefiriendo la humildad a todos los con-
suelos y todos los bienes. El ejemplo de mi Salvador es muy poderoso, pues
dejó el seno de su Padre para venir a practicarla en la pobreza y el anona-
damiento.
Pero volvamos al hecho del catecismo. Y es que, desde entonces, esas
buenas señoritas vienen a hacer oración conmigo, y les doy el tema de la
oración, pero principalmente a una, que es soltera. La he encontrado muy
conmovida; casi podría decir que está ya ganada. Hay una buena mujer de-
vota que vino a verme y me dijo que, si yo estuviera aqu¿ un año, conver-
tiría a toda la ciudad. Le aseguro que me hizo reír mucho. Les gustan aquí
dos cosas: que no pongo

247
cara de reformada, sino que río de buena gana, y que voy a mi parroquia.
Ultimamente me urgieron mucho para que me dejara retratar. Tienen
aquí un hombre que lo hace perfectamente: fue él el que retrató al difunto
monsieur 12, y es la costumbre. No hay ni una pequeña señora que no lo ha-
ga; y después de su muerte, ponen su retrato en la iglesia junto a su tumba.
Pero yo me negué a ello, y me arrepiento, porque me parece que era una fal-
sa humildad el no querer parecer tan vanidosa como para dejarse pintar, y
que era mayor virtud acceder a ello por condescendencia.
Ultimamente jugaba una hora al tric-trac 13 Y me he decidido a obede-
cerles en todo lo que no sea pecado, esto es, hasta que me dé una respuesta,
ya que haré todo cuanto me diga.
Ya sabe usted que soy, por el amor de Nuestro Señor y de su santa Ma-
dre, su muy humilde y obediente servidora.
Angers, 16 abril 1633.
Dirección: Al Padre Vicente de Paúl, superior de los sacerdotes de la
Misión, en San Lázaro.

144 [136,I,196-198]
A LUISA DE MARILLAC
[Abril, 1633] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor Jesucristo sea siempre con nosotros.
No le escribo por mi mano, ya que me acaban de sangrar causa de mi
fiebrecilla. Me he olvidado de enviarle al médico señor Figeard. Le rue-
go que me perdone, así como también por no haberle enviado la memo-
ria de los ejercicios, y por aceptar que yo le dijese que no debía enviar a
sus jóvenes al lugar que me decía, sin saber del médico si hay peligro o
no 2. Espero, sin embargo, de la bondad de Dios que no permitirá que
ocurra nada malo, ya que usted sabe la especial protección que tiene de
las personas :le la Caridad.
________
12. Nombre que se daba, antes de la Revolución, al mayor de los hermanos
del rey.
13. Chaquete, juego parecido al de damas.
Carta 144 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase nota 3.
2. Peligro de contagio.

248
He recibido una carta de la señora Goussault y de la bendición de su
viaje 3. Cuando reciba más noticias, se las comunicaré.
Su carta de ayer se me ha extraviado y no me acuerdo de lo que de-
cía, a no ser de lo de ese joven 4 de que me hablaba y del que le diré
que no creo que tenga que dejar la sotana, en la incertidumbre de la c:lec-
ción de la condición en que está, y me parece que hay que dejarlo en el
estado en que está, hasta que se decida por entero, y que su buena ma-
dre no le ayuda bastante a tomar una resolución. Probablemente lo me-
jor para él es el estado eclesiástico. Si tiende a él, creo que hay que ani-
marle.
En cuanto a esa joven que hace los ejercicios 5, puesto que está en
su confesión general, puede usted servirse del Busée 6 en francés y propo-
nerle, inmediatamente después de su confesión general, el primer día, la
Encarnación; la segunda meditación, de la Natividad, y la repetirá en la
tercera oración; la cuarta, de los pastores. El segundo día, la primera
será de la Circuncisión; la 2.ª, de los Magos; la 3.ª. de la Purificación; y la
4.ª, de la vida de Nuestro Señor desde los doce a los treinta años. El día
tercero, la vocación de los apóstoles; la 2.ª, la primera predicación de
Nuestro Señor; la 3.ª y la 4.ª, de las Bienaventuranzas. El 4.º día será del
juicio, en donde le hará usted pensar en la felicidad de los que han teni-
do piedad de los pobres, y esa meditación la repetirá dos veces; la 3ª y
la 4.ª serán de algún misterio de la Pasión, y al final le mandará hacer su
regla de vida, esto es, su empleo de la jornada. Las horas para hacer la
oración serán: al levantarse, la primera; la 2.ª, a las diez; la 3.ª, a las dos;
y la 4.ª. a las cinco. Puede leer al Padre Granada 7 y la vida de las santas
que se han distinguido en la caridad.
________
3. Probablemente la carta anterior.
4. Se trata evidentemente de Miguel Le Gras, al que no nombra el santo
por delicadeza.
5. Era sin duda una de las jóvenes ocupadas en el servicio de los pobres ba-
jo Luisa de Marillac, o que se proponía abrazar ese estado.
6. El Padre Juan Busée, de la Compañía de Jesús, es autor muy estimado de
una obra de meditaciones, publicada en Dousi en 1624 con el título Enchiri-
dion piarum meditationum in omnes dominicas, sanctorum festa, Christi passio-
nem et caetera, traducido al francés por los jesuitas y en 1644 por Antonio Por-
tail que añadió varias meditaciones.
7. El P. Luis de Granada, dominico, es célebre por su santidad, sus sermones
y sus escritos. Le debemos obras muy estimadas, llenas de elocuencia y de pie-
dad Guia de pecadores, Memorial de la vida cristiana, un Catecismo, Oración y me-
ditación, Vida de Bartolomé de los Mártires. Han sido publicados sus sermones.
Gregorio XIII decía que Luis de Granada con sus escritos había realizado más
milagros que si hubiese dado la

249
Eso es lo que puedo decirle a usted por ahora; mañana por la maña-
na le enviaré al Padre Brunet, o quizás por la tarde; esto no impedirá que
siga usted el orden de las meditaciones. Entre tanto dígame por favor, lo
que piensa el médico de la enfermedad del señor vicario; y seré, en el
amor de Nuestro Señor, su muy humilde servidor

VICENTE DEPAÚL
Si la joven no tiene costumbre de hacer más que tres meditaciones
al día, no le dé más, por favor. Creo que no podré enviarle al Padre Bru-
net hasta pasado mañana, por la tarde.
Dirección. A la señorita Le Gras en París.

145 [137,I,198-199]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
La caída del caballo por encima de mí ha sido de las más peligrosas y
la protección de Nuestro Señor de las más especiales. Ha sido la bondad
de Dios la que me ha tratado de esta suerte, y el mal uso de mi vida el que
le ha obligado a enseñarme sus azotes. Le suplico que me ayude a obte-
ner la gracia de enmendarme en el porvenir y de comenzar una nueva vi-
da. Sólo me ha quedado una pequeña dilatación de los nervios de un pie,
que por ahora no me da mucho dolor.
Mañana tendrán que purgarme, y pasado mañana podré salir en co-
che para ir a una legua de aquí. El miércoles podré ir a santa María de
la ciudad. Si puedo, desde allí me gustará ir a verla; entre tanto le digo,
por las palabras que ha dicho usted de ese médico, que hará bien, si ha
dicho algo que pueda ocasionar disminución de su reputación, en decir
las cosas buenas que de él sepa, a la misma persona y a otras dos o tres.
________
vida a los muertos y la vista a los ciegos. Este piadoso religioso, junto con Tomás
de Kempis y san Francisco de Sales, era uno de los autores favoritos de Luisa
de Marillac (cfr. GOBILLON, o. c.., 13) y de san Vicente
Carta 145 (CA). — Original en Shanghai, en la casa de los sacerdotes de la
Misión.

250
Entre tanto, soy en el amor de Nuestro Señor y de su santa Madre,
señorita, su muy humilde y obediente servidor,
VICENTE DEPAÚL
San Lázaro, 1 de mayo (de 1633) 1
Le envío una carta de la señora presidenta Goussault; devuélvamela
mañana por la mañana, por favor, después de que la haya leído.

146 [138,I,200]
A LUISA DE MARILLAC
[Mayo 1633] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros
No creo que el señor comendador 2 haya hecho donación ni testamento
en favor de nadie. Hoy veré al notario y la haré saber la resolución. Si en-
tre tanto place a usted concretar su viaje, hará bien; pues en todo caso,
si fuese necesario, podría estar aquí de la noche a la mañana. Prepárese,
pues, por favor, para pasado mañana. Me gustaría que pudiese ir en co-
che debido al mucho calor.
Y en relación con el asunto que lleva entre manos 3, todavía no ten-
go el corazón bastante iluminado ante Dios por una dificultad que me
impide ver si es ésa la voluntad de su divina Majestad. Le pido, señorita,
que le encomiende este asunto durante estos días en que El comunica
con mayor abundancia las gracias del Espíritu
________
1. El texto dice 1623, fecha evidentemente falsa, ya que el santo no tomó po-
sesión de san Lázaro hasta 1632. la carta fue escrita en domingo y durante una
ausencia de la señora Goussault, circunstancias que convienen al 1 de mayo de
1633.
Carta 146 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta ha sido escrita, al parecer, poco antes de la institución de las Hi-
jas de la Caridad (cfr. nota 3) y cerca o en la octava de la fiesta de Pentecostés
que, en 1633, cayó en 15 de mayo.
2. Aunque las palabras el señor comendador designan en otros lugares de las
cartas de san Vicente al comendador de Sillery, muerto el 26 de septiembre de
1640, aquí se trata de otro comendador. El comendador de Sillery hizo efecti-
vamente grandes donaciones en su testamento, y san Vicente no las ignoró
3. Abelly cita esta frase (o. c.., t. 1, cap. XXIV, p. 113), relacionándola con
la institución de las Hijas de la Caridad; tal es, en efecto, el sentido más natural.

251
Santo, así como el propio Espíritu Santo. Insistamos, pues, en nues-
tras oraciones y manténgase muy alegre.
Lo que teme por sus piernas, no hay por qué tener miedo, como es-
pero perfectamente, yo que soy
V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.

147 [139,I,201]
A MIGUEL ALIX, PÁRROCO DE SAINT-OUEN-L'AUMONE
Día de san Bernabé 1 1633
Señor:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Por fin podrá celebrarse la pequeña reunión de los señores párrocos
el lunes, dos horas después de comer, en esta casa 2 ¿Querrá venir usted?
Así lo he hecho esperar a la compañía. Aguardando, pues, la dicha de
verlo aquel día, antes de comer, y que entre tanto encomendará usted
también esta reunión a Nuestro Señor, soy en su amor su muy humilde y
obediente servidor
VICENTE DEPAÚL

148 [140,I,201-202]
A LUISA DE MARILLAC
[Entre 1633 y 1636] 1
Señorita:
No la obedecí ayer por la tarde, como tampoco el resto del día, a pro-
pósito de ese remedio, no ya por falta de respeto o de condes-
________
Carta 147. — Reg. l, f.-º 9. El copista advierte que la escritura del original
era del propio san Vicente.
1. 11 de junio.
2. Se trataba de organizar las conferencias eclesiásticas, que se hicieron en
poco tiempo tan célebres que atrajeron a san Lázaro a los sacerdotes más emi-
nentes en santidad y en doctrina. Abelly nos narra (o. c.. t. lI. cap. lll sec. I, p. 246
s.) lo que sucedió en esta reunión.
Carta 148 (CA). — El original está expuesto en una de las salas de la Socie-
dad de san Vicente de Paúl en París, calle de Furstenberg 6.
1. Esta carta ha sido escrita después de la institución de las conferencias de
los martes y antes del traslado a La Chapelle de la casa madre de las Hijas de la
Caridad.

252
cendencia a sus saludables avisos, sino por un impedimento particular.
Espero que me perdone por ello, así como por no haber ido a verla an-
tes de volver a san Lázaro, debido a una reunión de párrocos que allí tene-
mos hoy. Esté segura, señorita, que procuraré utilizar los remedios que
me aconseja en san Lázaro y que volveré acá 2, si Dios quiere, a conti-
nuación y que entonces la gobernaremos 3 más que lo que esta vez he po-
dido hacer.
Entre tanto procure conservarse bien, por favor, a pesar de su cata-
rro y no haga tanto esta vez. Le digo adiós con esta confianza y soy en
el amor de Nuestro Señor, su muy humilde servidor,

149 [141,I,202-203]
A UN ECLESIASTICO

[9 julio 1633] 1
¡Dios sea bendito, señor, por todas las gracias y bendiciones que re-
parte sobre la misión de usted! ¿No le parece que muchos obreros que
permanecen ociosos podrían emplearse en la gran cosecha en que trabaja
ahora y que los que conocen la necesidad que tiene el Señor de la mies
de más obreros, serán culpables de la sangre de su Hijo a la que dejan in-
útil, por falta de aplicación? ¡Oh! ¡Qué bien ha sido recibido por los se-
ñores eclesiásticos el pensamiento que hizo el honor de comunicarme es-
tos días pasados; de todos ellos hemos hablado en general y de cada uno
en particular. Hace quince días 2 los vimos a todos juntos y resolvieron
lo que proponía usted, con una uniformidad de espíritu que parece co-
sa de Dios. Empecé mi discurso por las palabras que me indicó, sin nom-
brar a usted más que cuando fue necesario ponerlo entre ellos y reservar

________
2. En el colegio de Bons-Enfants.
3. San Vicente usa a veces este término para hablar de la dirección espiritual.
Carta 149. — I,. ABELLY, o. c.., II, cap. III, sec. 1, 248.
1. Esta carta ha sido escrita el día de la segunda reunión de párrocos, que
Abelly sitúa ese día.
2. El 13 de junio.

253
su lugar entre ellos. Hoy tienen que reunirse de nuevo 3. ¡Oh señor cuán-
tos motivos hay para esperar mucho bien de esta compañía! Usted es el
promotor y tiene interés en que todo resulte bien para la gloria de Dios.
Ruegue por esto, por favor, señor, y más especialmente por mí.

150 [142,I,203-205]
A FRANCISCO DU COUDRAY, EN ROMA 1

[Julio 1633] 2
Es preciso que sepa lo que creo que no le he escrito todavía, que se
ha complacido la bondad de Dios en dar una bendición muy especial y
que no puede imaginarse a los ejercicios de nuestros ordenandos. Ha
sido tan grande que todos los que han pasado por ellos, o la mayoría, lle-
van una vida como la que corresponde a los buenos y perfectos eclesiás-
ticos. Hay incluso algunos, que son considerables por su nacimiento o
por las otras cualidades que Dios ha puesto en ellos, que viven en sus ca-
sas tan regulados como vivimos nosotros, y.son tanto o más interiores que
muchos de nosotros, al menos que yo mismo. Tienen su tiempo regula-
do, hacen oración mental, celebran la santa misa, hacen los exámenes de
conciencia todos los días como nosotros. Se dedican a visitar los hospi-
tales y las cárceles, donde dan catecismo, predican, confiesan, así como
también en los colegios, con bendiciones muy especiales de Dios. Entre
otros muchos, hay doce o quince en París que viven de este modo y que
son personas de condición; lo cual empieza a ser conocido por
________
3. Escribe Abelly: «Habiéndose, pues, reunido estos señores eclesiásticos el
nueve del mes de julio siguiente, indicaron el orden que habrían de tener en sus
conferencias; eligieron a algunos oficiales para mantener este orden y determi-
naron el día del martes de cada semana... El señor Vicente les dio como tema
de su primera conferencia, que se tuvo el 16 del mismo mes, el del espíritu ecle-
siástico». Más de 250 eclesiásticos frecuentaron las conferencias de los martes en
vida de san Vicente, de los que 22 llegaron a obispos, entre otros Bossuet.
Carta 150. — L. ABELLY, o. c. II, cap. II, sec. V, 233.
1. Abelly se contenta con decir que la carta va dirigida a un sacerdote de la
Misión de Roma. No puede tratarse más que del Padre du Coudray.
2. Esta carta ha sido escrita poco después del 16 de julio, fecha de la prime-
ra conferencia eclesiástica.

254
el público 3. Pues bien, estos días pasados, uno de ellos, hablando del gé-
nero de vida que llevaban los que habían pasado con él por los ejercicios
de los ordenandos, propuso un pensamiento que había tenido, de jun-
tarlos a todos en una especie de reunión o de compañía; lo cual se ha he-
cho con una particular satisfacción de todos los demás Y la finalidad de
esta reunión es la de dedicarse a su propia perfección, a idear los medios
para que Dios no sea ofendido, sino conocido y servido en todas las fami-
lias y procurar su gloria en las personas eclesiásticas y entre los pobres, y
esto, bajo la dirección de una persona de aquí, en donde han de reunir-
se cada ocho días. Y como Dios ha bendecido los retiros que muchos pá-
rrocos de esta diócesis han hecho aquí, estos señores han querido hacer
lo mismo y han empezado va. Hay motivos para esperar grandes bienes
de todo esto, si quiere Nuestro Señor dar su bendición a su obra que
yo recomiendo especialmente a las oraciones de usted.

151 [143,I,205]
A ISABEL DU FAY

[Entre 1626 y 1635] 1


... la dureza de su corazón. ¡Ay, señorita, cómo cautiva tiránicamente
este género de pecados los corazones y cuán felices son los que de él se
libran! En el fondo, usted ha hecho en eso lo que estaba en su mano; y
ante Dios alcanzará la recompensa como si absolutamente fuese la cau-
sa de la salvación de esas almas; porque Dios no mira el resultado del bien
que se emprende, sino la caridad que uno pone en ello. Quiera su divi-
na bondad perdonarme el defecto de la mía, que soy, en su amor, su muy
humilde y obediente servidor,
VICENTE DEPAÚL

________
3. Acababan de dar una misión a los obreros que construían la iglesia de la
Visitación (L. ABELLY, O C, II, cap. III, sec. 1, 247).
Carta 151. — Reg. 1, fº 4 vº. Se ha perdido el comienzo de la carta. El copis-
ta advierte que la escritura del original era del propio san Vicente.
1. La misma observación que en la carta 105, nota 1.

255
152 [144,I,205-206]
A LUISA DE MARILLAC

[Entre 1632 y 1639] 1


Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
¿Cómo sigue usted, señorita? ¿Podría realizar un viaje a Pontoise? Si
así es, habría que estar dispuesta para las dos de hoy domingo, y podría
usted confesarse mañana por la mañana.
Buenos días, señorita. Escriba, por favor, a la señora Goussault lo que
haya decidido. Le deseo buenos días y soy, en el amor de Nuestro Señor,
su servidor,
Dirección: A la señorita Le Gras.

153 [145,I,206]
A UN SACERDOTE DE LA MISION

1633
¡Ay, padre mío, cuán felices somos al honrar la parentela pobre de
Nuestro Señor con la nuestra pobre y ruin! Estos días pasados, al pre-
dicar en una comunidad, les decía con satisfacción que yo era hijo de un
pobre labrador, y en otra reunión, que yo había guardado puercos. ¿Cre-
erá, padre, que temo haber sentido una vana satisfacción en ello, debido
a la pena que sufre por ello la naturaleza? Es verdad que el demonio es
muy listo y astuto; pero sin duda es más listo que él, el que se siente hon-
rado por la pobre condición del Niño de Belén y de la de sus santos pa-
dres.

________
Carta 152 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Fechas de las primeras relaciones de san Vicente con la señora Goussault
y de la muerte de ésta.
Carta 153. — L. ABELLY, o. c.., III, cap. XIX, 289.

256
154 [146,I,207-212]
A ALANO DE SOLMINIHAC 1
Señor:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Jamás he dudado, señor, de su caridad para con nosotros; sino que
ciertamente me quejo de mí mismo, al ver que esa virtud tan divina pa-
rece tan distinta en el uso que de ella hace usted y en el que yo hago. La
manera con que usted ha hecho recibir a esos jóvenes eclesiásticos 2 y co-
mo los trata, me parece que es un reflejo de la bondad de Dios en la de
usted al lado de mi pesada e insípida forma de recibir y de tratar a los ser-
vidores de Dios. ¡Cuántas ganas tengo de corregirme, si quiere Nuestro
Señor darme su gracia, por las plegarias que suplico a usted haga por mí!
Por lo demás, ellos me han hablado de la refección no solamente cor-
poral, sino también es-
________
Carta 154 (CA). — Archivo del cabildo de Cahors, legajo 1, n.º 25,ori-
ginal.
1. Alano de Solminihac, nacido en el castillo de Belet, en Périgord, el 25 de
noviembre de 1593, sólo tenía 22 años cuando uno de sus tíos resignó en su fa-
vor la abadía de Chancelade (Dordoña), que dependía de la orden de canónigos
regulares de san Agustín. Sustituyó las viejas construcciones por nuevos edificios
y dio nueva vida a la disciplina. El 21 de enero de 1630, el cardenal de la Ro-
chefoucauld le envió plenos poderes para visitar las casas que poseían los canó-
nigos de san Agustin en las diócesis de Périgueux. Limoges, Saintes, Angulema
y Maillezais. Alano de Solminihac fue solicitado de varios lugares para estable-
cer la reforma. Nombrado obispo de Cahors el 17 de junio de 1636, se dedicó en
cuerpo y alma a la Iglesia de la que era pastor. Procuró a su pueblo el beneficio
de las misiones, visitó regularmente las parroquias de su diócesis, creó un semi-
nario para la formación de su clero y confió su dirección a los hijos de san Vicen-
te. A su muerte, que sobrevino el 21 de diciembre de 1659, la diócesis de Cahors
estaba totalmente renovada. Habiendo manifestado Dios la santidad de Alano
por varios milagros, fue introducida su causa en Roma, a petición del clero de
Francia (L. CHASTENET, La vie de Mgr. Alain de Solminihac, nueva ed., Saint-Brieuc
1817, en 12.º; A. DE VALON, Histoire d'Alain de Solminihac. Cahors, en 12.º, 1900).
2. Lamberto aux Couteaux y Roberto de Sergis. Por acta del 20 de enero de
1632, san Vicente se comprometía a dejar a perpetuidad, a instancias de los
parlamentos de Toulouse, de Burdeos o de la Provenza, para dar misiones gra-
tuitamente, dos misioneros y un sirviente. Recibía en cambio, de Nicolás Vivien,
consejero del rey, la suma de 10.000 Iibras que necesitaba para cubrir los gastos
ocasionados por el acondicionamiento del priorato de san Lázaro (Arch. Nat.
MM 538, f.º 292 v.º).

257
piritual que les ha ofrecido, y del buen recuerdo que me manifiestan te-
ner de ello, tal que pienso hacer una conferencia sobre esto a mi comu-
nidad. Pues bien, señor, siga, por favor, en nombre de Nuestro Señor, fa-
voreciéndoles de ese modo.
El Padre Lamberto 3 es muy bueno, en todos los sentidos; el otro 4 no
es malo, gracias a Dios, pero tiene cierta falta de inclinación, por no de-
cir aversión, a las prácticas que se refieren a la religión, y no tiene bas-
tante sumisión ni humildad para las cosas que chocan con su manera
de pensar. Ha contraído una especie de espíritu de disimulo en el semi-
nario de Rouen 5 y de oposición a la dirección particular, de forma que
cuando se encuentra en la conversación y se trata de estas cosas, necesaria-
mente tiene que mani-
________
3. Lamberto aux Couteaux, nacido en Fossemanat (Somme) en 1606,pertene-
cía a la congregación de la Misión desde el mes de agosto de 1629. Predicaba en-
tonces por el Sur de Francia con Roberto de Sergis y aprovechaba algunos días
de descanso para recogerse junto al abad de Chancelade, adonde san Vicente le
había dicho que se dirigiese. Fundó la casa de Toul en 1635 y fue su superior has-
ta 1637. En enero de 1638 empezó la fundación de Richelieu (Indre-et-Loire),
donde cumplió con las funciones de párroco y de superior durante cuatro años.
La asamblea general de 1642 lo nombró asistente del superior general. Lo vol-
vemos a encontrar en Richelieu en 1650 y 1651. Durante algún tiempo fue supe-
rior de Bons-Enfants (1649) y luego de san Carlos (1650). El santo confiaba tan-
to en él que le encargó visitar la casa de san Lázaro. Le envió a hacer este mis-
mo servicio a los misioneros de La Rose y de Toul y a las hermanas de Angers y
de Nantes. Presionado por Propaganda, en 1647, para que designase un sujeto
como coadjutor de Babilonia, no encontró a nadie más digno que Lamberto aux
Couteaux. En su respuesta a monseñor Ingoli, se expresaba de este modo. «Os
confieso, monseñor, que la privación de esta persona es arrancarme un Ojo y cor-
tarme uno de mis brazos». El proyecto no resultó. También en él puso los ojos el
santo para establecer la congregación en Polonia, adonde llamaba la reina a los
misioneros. Lamberto aux Couteaux se dirigió allá en 1651. En aquel país aso-
lado por la guerra y devastado por la peste estaba todo por hacer. Sus trabajos
fueron bendecidos por Dios, pero por poco tiempo. Murió el 31 de enero de
1653, víctima de su entrega a los apestados (Notices, n, P. 1-28).
4. No puede ser otro más que Roberto de Sergis, pues, si se exceptúa a San-
tiago Mouton, recibido recientemente en san Lázaro y quizás aún simple clérigo,
era el único miembro de la congregación de la Misión originario de la diócesis
de Rouen.
5. Sobre el seminario de Rouen. ver en Mémoires de la Société des Antiquaires
de Normandie, XXVI, París l867, 404 ss., el estudio de CH. R. DE BEAUREPAIRE,
Rechercbes sur les établissements d instruction publique dans l'ancien diocèse de
Rouen.

258
festar todo esto en sus discursos, que han llegado a hacer daño a dos per-
sonas de aquí. Pero a pesar de todo, siempre ha obedecido perfectamente
a todos los superiores que le he puesto en el campo y a mí mismo, sin nin-
gún acto de desobediencia. He creído, señor, que era mi obligación de-
cirle todo esto, porque espero que se le entregará la presente al tiempo
en que me imagino que los tendrá usted en los ejercicios.
Hablemos ahora del asunto de Pébrac 6 He ido a visitar a monseñor
el arzobispo de Arlés 7 Y le he dado la carta que le escribió usted, y al se-
ñor Fontaine la suya, y hemos hablado luego del asunto de Pébrac. He
aquí el parecer de dicho señor. Cree que debe usted satisfacer primero a
monseñor de Burdeos 8 Y luego al señor abate Olier 9. Pero si monseñor
el arzobispo no ha dado acomodo en Sablon-
________
6. Juan Santiago Olier, abad comendatario de los canónigos regulares de Pé-
brac, en la diócesis de Saint-Flour, había pedido al abad de Chancelade, por me-
dio de san Vicente, que estableciese la reforma en esta abadía. Alano habría acep-
tado de buena gana; pero una carta del arzobispo de Burdeos le pidió este mis-
mo servicio para la abadía de Sablonceaux (Charente-Inférieure). Había que
escoger. Alano, sin saber por dónde decidirse, pidió consejo a san Vicente, ro-
gándole que consultase con el arzobispo de Arles.Juan Jauberto de Barrault, pre-
lado ilustre en quien tenía confianza. A esta carta es a la que responde el santo.
7. Juan Jauberto de Barrault (1630-1643).
8. Enrique de Escoubleau de Sourdis, arzobispo de Burdeos (1629-1645).
9. Juan Santiago Olier, célebre fundador del seminario de san Sulpicio, a quien
san Vicente llama «un hombre abandonado a la gracia de Dios y muy apostóli-
co», fue uno de los principales restauradores de la disciplina eclesiástica en el si-
glo XVII. Nació en París el 20 de septiembre de 1608. Después de algunas va-
cilaciones, que Vicente acabó por disipar, entró en las órdenes sagradas y recibió
el presbiterado el 21 de mayo de 1633. Los comienzos de la carrera sacerdotal de
Olier se dedicaron a las misiones. Tomó parte en los trabajos de los sacerdotes
de san Lázaro, a los que edificó por su celo y humildad. Por motivos aún des-
conocidos, quizás, como se ha dicho, por una divergencia de opinión sobre la
cuestión de saber si tenía que aceptar el episcopado, Olier pasó de la dirección
de san Vicente, su confesor durante tres años (1632-1635), a la del padre de Con-
dren. Pero no lo abandonó, ni mucho menos. «Para los asuntos extraordinarios,
escribía en 1649, no dejamos de ver al señor Vicente, y para los ordinarios a to-
dos nuestros hermanos reunidos». No empezó el seminario de Vaugirard ni acep-
tó la dirección de san Sulpicio sin haberle pedido consejo al santo. «El señor Vi-
cente es nuestro padre», decía con frecuencia a los eclesiásticos de su seminario.
Juan Santiago Olier murió el 2 de abril de 1657 asistido por su santo amigo. Es-
te consoló a los sacerdotes de san Sulpicio, en su aflicción, y se cree tener aún un
frag-

259
ceaux 10 ni está dispuesto a darlo por ahora, cree que hará usted bien
pensando en Pébrac. Queda, pues, por saber, la intención de monseñor
de Burdeos, y si no tiene en cuenta ninguna ejecución presente, habrá
que tratar con el buenísimo señor abate Olier. Hay dieciocho religiosos
en dicha abadía. Ahora ofrece mil francos, de los que habrá que ir re-
bajando según vayan muriendo los religiosos. Le toca, señor, a usted in-
dicar lo que ha resuelto junto con monseñor de Burdeos, con quien tan
bien se entiende, y que manifieste usted su voluntad. A monseñor el car-
denal de la Rochefoucauld 11, cree el señor de Arlés que todavía no es
conveniente hablarle 12.
Tenemos también aquí al señor abad de Foix 13, que es un joven muy
bueno y que nos visita con frecuencia y con confianza. Su abadía
________
mento de la alocución que pronunció ante ellos en aquella ocasión (FAILLON, Vie
de M. Olier. París 4 1873, 3 vol., en 8.º; F. MONIER, Vie de JeanJacques Olier.
París 1914, en 8.º
10. Enrique de Sourdis era abad comendatario de la abadía situada en esa lo-
calidad; Alano de Solminihac envió allá dos religiosos para establecer la reforma.
11. Francisco de la Rochefoucauld nació en París el 8 de diciembre de 1558.
Fue constituido obispo de Clermont el 6 de octubre de 1585, cardenal en 1607,
obispo de Senlis en 1611, abad comendatario de santa Genoveva de París en
1613. Dimitió de su obispado en 1622 para dedicarse por entero a la reforma
de las abadías dependientes de las ordenes de san Benito, san Agustín y san Ber-
nardo, y obtuvo para ello del Papa Gregorio XV, el 8 de abril, el título de comi-
sario apostólico y poderes especiales. Secundado por hombres como san Vicen-
te, el Padre Tarrisse y el Padre Carlos Faure, hizo florecer en esos monasterios el
orden y la disciplina. Murió el 14 de febrero de 1645 bajo la mirada de san Vi-
cente, que le preparó para presentarse a Dios. Su cuerpo fue enterrado en santa
Genoveva y su corazón entregado a los padres jesuitas (P LA MORINIÉRE, Les ver-
tus du vrai prélat représentées en la vie de l'Eminentissime cardinal de la Rochefou-
cauld. París 1646; LALLEMAND ET CHARTONNET, La vie du Révérend Père Char-
les Faure, abbé de Sainte-Genevieve de París. París 1698, en 4.º).
12. El abad de Chancelade se vio obligado a diferir la reforma de la abadía
de Pébrac. Olier renovó su petición el 1 de junio de 1634. Se concluyó un acuer-
do entre él, Alano de Solminihac, que acudió a Pébrac, y los religiosos de la aba-
día. Todo parecía arreglado cuando ciertas dificultades imprevistas trastornaron
las disposiciones tomadas y pusieron a la abadía en la misma situación en que an-
tes estaba.
13. Francisco-Esteban de Caulet, nacido en Toulouse el 19 de mayo de 1610,
fue provisto en 1627 de la abadía Saint-Volusien de Foix. Se unió con Juan San-
tiago Olier, lo siguió en sus misiones por Auvergne, por la diócesis de Chartres
y otras del reino, lo secundó en su ministerio.

260
es de la orden de usted, y la mesa de los religiosos, incluidos los oficios y
beneficios que de ella dependen, vale diez mil libras. Quiere que se ha-
ga la reforma al precio que sea y ya ha empezado a hablar de ello; pero
como se le ha hablado de Chancelade, la cercanía le ha hecho desear más
ese servicio. Ya sabe usted que Foix está cerca de Toulouse; y Dios sabe
que usted es una de las personas del mundo con la que Nuestro Señor
me ha dado más confianza, y que yo soy, en su amor y en el de su santa
Madre, señor, su muy humilde y muy obediente servidor,
VICENTE DEPAÚL
París, 23 agosto 1633.
Dirección: Al señor abad de Chancelade.

155 [147,I,212-213]
A LUISA DE MARILLAC
[Hacia el 2 septiembre 1633] 1
Señorita:
Haría me ha contestado con mucho interés, cariño y humildad que
está dispuesta a hacer cuanto usted quiera y de la manera que quiera; que
lo único que siente es que no tiene bastante juicio, fuerza y humildad pa-
ra servir para eso, pero que usted le dirá lo que es
________
parroquial y fundó con él y con el señor du Ferrier el seminario de Vaugirard.
San Vicente, que conocía al abad de Saint-Volusien, juzgó que podría ser un buen
obispo. Gracias a él, Francisco de Caulet fue consagrado obispo de Pamiers el
5 de marzo de 1645. Había declarado en 1638 contra el abad de Saint-Cyran.
Obispo, siguió combatiendo contra el jansenismo, prohibió en su diócesis la lec-
tura de los libros del partido y se esforzó en traer al camino de la verdad a los
desviados. El trato con Nicolás Pavillon, obispo de Alet, acabó por conquistar-
lo para otras ideas. El obispo de Pamiers murió el 7 de agosto de 1680, sin haber
hecho acto de sumisión a la Iglesia (J. BESOIGNE, Vies des quatre éveques enga-
gés dans la cause de Port-Royal. Colonia 1756, 2 vol., en 12.º; G. DOUBLET, Un
prélat janseniste. París 1895, en 8.º). M. Gazier, cuya competencia es bien co-
nocida en todo lo referente al jansenismo, posee en su biblioteca, tan rica en li-
bros y manuscritos raros, una Histoire abrégée de la vie de M. François de Cau-
let, évêque de Pamiers, por el P. Gabaret, ms.
Carta 155. — Manuscrito san Pablo, 79.
1. La frase final, si no es interpolada, nos obliga a colocar esta carta antes
de las 169 y 171, que son de los primeros meses del año 1634. Podría ser de 1632;
creemos más bien que es de 1633. Sea lo que fuere, fue escrita seguramente muy
pocos días antes del 2 de septiembre (cfr. nota 2).

261
necesario hacer y que ella seguirá enteramente sus instrucciones. ¡Qué
buena muchacha me parece que es! Sí, señorita, creo que Nuestro Señor
se la ha dado para servirse de ella por medio de usted.
¿Qué le diré del resto de su carta, sino que alabo a Dios por haberla
consolado el día de san Lázaro 2, en Bons-Enfants, y que lo que me pa-
rece que El pide de usted es que honre su santa Providencia en su con-
ducta, sin prisas ni fatigas? Ya procuraré ir a saber los sentimientos que
Nuestro Señor le ha dado para ello. Pero sobre Chartres 3 no veo qué me-
dio habrá para ir allá, ya que estamos aquí metidos en asuntos muy impor-
tantes.
En cuanto a lo que dice usted que tiene necesidad de alguna corrección
para no seguir decayendo, ya lo haremos, con la ayuda de Dios.
El ajetreo me ha obligado a retener hasta ahora a María. Envíela to-
dos los días a visitar a esas buenas jóvenes del Hôtel-Dieu, si es que pue-
de darle tiempo para eso 4; pero que actúe de forma que esa buena se-
ñorita no se disguste, por favor.
La señora Forest 5 tiene grandes deseos de relacionarse con usted;
es una señora buena y virtuosa; y yo, soy, en el amor de Nuestro Señor...

156 [148,I,214]
A LUISA DE MARILLAC
Ya se entiende, señorita, que es muy conveniente observar las preocupa-
ciones tan vivas que agitan su corazón, a fin de hacer todo
________
2. San Lázaro se celebraba el 2 de septiembre.
3. San Vicente y Luisa de Marillac iban a veces a cumplir con sus devociones
a Nuestra Señora de Chartres. Quizás, en la vigilia del día en que iba a nacer la
compañía de Hijas de la Caridad, los fundadores quisieron poner su proyecto ba-
jo la protección de María.
4. Si esta frase pertenece realmente a la carta, es difícil comprender quiénes
son las «buenas jóvenes» de las que habla aquí san Vicente; es poco probable que
haya empleado esta palabra para designar a las religiosas agustinas.
5. Uno de los testigos del proceso de beatificación de san Vicente, Ale-
jandro-Antonio de Francelles, párroco de Saint-Jean-en-Greve, en París, presentó
al tribunal 27 cartas del santo a la señora Forest, su dirigida. Todas se han per-
dido.
Carta 156 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.

262
lo posible para regularlas según el nivel de la santa y siempre adorable
voluntad de Dios. Y ha hecho bien usted, en medio de esa duda, en bus-
car un poco de luz para hacer lo que Nuestro Señor espera de usted,
sin ningún miedo de encontrarme demasiado ocupado. Sépalo para siem-
pre, señorita, que cuando Dios ha designado a una persona para ayudar
a otra con su consejo, no puede sentirse tan sobrecargada ante las ilus-
traciones que ésta le pide, que no se porte con ella como un padre con
su hijo.
De esa buena mujer, la señora Sarvoisy, creo que será conveniente in-
formarse por medio de esos buenos señores, antes de tomar una decisión
y llegar al hecho. Todavía no hemos resuelto nada, ya que hemos pro-
puesto que la reconozcan en santa María para saber si t ene vocación pa-
ra esa santa casa; y cuando haya sido reconocida y probada, entonces se
hará lo que usted propone.
Esté segura, señorita, del corazón de aquel que es, en el de Nuestro
Señor y en su amor, su muy humilde servidor; y permita que añada la re-
comendación de la santa indiferencia, aunque la naturaleza luche por
lo contrario, y le digo que hay que temerlo todo hasta que hayamos lle-
gado a esa indiferencia, ya que nuestras inclinaciones son tan malignas
que se buscan a sí mismas en todo. Que Nuestro Señor esté en nuestro
corazón y nuestro corazón en el suyo, a fin de que sean tres en uno solo
y uno en los tres, y no queramos más que lo que El quiere.
Dirección: A la señorita Le Gras.

157 [149,I,215]
A LUISA DE MARILLAC
[Entre 1632 y 1636] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Acabo ahora mismo de leer la suya con toda urgencia; me ha causa-
do un poco de preocupación la fiebre que tiene. Le pido que llame al se-
ñor Le Sourd; es que ha tardado demasiado en purgarse; pero espero que
esto no será nada. Le diré entre tanto que la inten-
________
Carta 157 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Fecha del traslado a La Chapelle de la casa madre de las Hijas de la
Caridad.

263
ción de la señora Goussault es que esa buena muchacha de Montdidier
sea de la Caridad. Mírela, pues, como tal, por favor.
Soy, señorita, en el amor de Nuestro Señor, su muy humilde servidor,

V. D.
A las diez.
Dirección: A la señorita Le Gras, calle de Versalles, frente a l'Epée--
Royale 2

158 [150,I,216-217]
A MIGUEL ALIX, PÁRROCO DE SAINT-OUEN-L'AUMONE

16 septiembre 1633
Señor:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
El bien de la paz y del sosiego en las dificultades es tan grande y tan
agradable a Dios que El mismo le dice a cada uno: Inquire pacem et per-
sequere eam. No sólo dice que le agrada esa paz divina, cuando nos la
ofrece, sino que la busquemos y que corramos tras ella. Y alabo a Dios
porque es eso lo que quiere hacer usted dejando todos sus asuntos, pa-
ra acabar con todas las discrepancias que encuentra usted en su barrio;
pero creo que es importante para la gloria de Dios que retrase el viaje
hasta el lunes después del domingo del mes. Aquí tiene a sus dos vicarios
en buena disposición, gracias a Dios, y nos edifican mucho; los ejercicios
que están haciendo les eran en cierto modo tan necesarios como útiles.
No podrá usted llamarlos antes de la octava sin perjudicar a la Iglesia en
general,

________
2. Esta callejuela, paralela a la calle de Arras, unía, como ésta, la calle Saint-Vic-
tor con la calle Traversiere o Traversine. La casa frente a la enseña de l'Epée-Ro-
yale estaba en medio de la calle de Versalles. Su sitio corresponde, al parecer, al
n. 21 de la calle Monge. Allí probablemente nació, el 29 de noviembre de 1633,
la compañía de las Hijas de la Caridad.
Carta 158. — Reg. 1, f.º l4. El copista advierte que la escritura del original
era del propio san Vicente.

264
a la de usted en particular y a ellos mismos. Además, está la próxima reu-
nión de señores párrocos, que es de mucha importancia y que requiere
absolutamente su presencia; no podrá faltar a ella sin mengua del bien
de la Iglesia en general y de tantas iglesias particulares como párrocos
hay. Por eso, señor, creo que hará bien usted en escribir o a la persona
con quien tiene que tratar o a cualquier otra que se empeñe en entrete-
nerle, que se ve impedido para partir enseguida por estas dos razones,
pero que no dejará de hacerlo el jueves después del primer domingo de
mes, para dirigirse al lugar donde sea preciso para encontrar ese sosiego,
con el espíritu de paz que Nuestro Señor le ha dado. Sin embargo, todo
lo que le digo, señor, es con la sumisión y deferencia que le debo y que
deseo rendirle durante toda mi vida en Nuestro Señor y en la confianza
que tengo de que no hay nadie en el mundo tan difícil, si tiene alguna dis-
posición para el sosiego, que no acepte las razones de usted y no demo-
re las cosas hasta el tiempo en que pueda hacerse todo esto en justicia.
Además, espero, señor, que, si quaerimus sic primo regnum Dei, omnia
adiicientur nobis in bonum.
Soy en su amor. señor, su muy humilde y obediente servidor,

V. D. P.

159 [151,I,217-218]
A LUISA DE MARILLAC
[Agosto o septiembre 1 hacia 1633] 2
Señora: 3
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Acabo de recibir su carta que me ha hecho preocuparme por su sa-
lud, ya que temo que se ha expuesto demasiado pronto. En fin, ¡bendi-
to sea Dios! Le suplico, señorita, en el nombre de Nuestro Señor, que ha-
ga todo lo posible por cuidarse, no ya como una persona particular, sino
como si otras muchas tuviesen parte en su conservación.
________
Carta 159 (CA). — Original en los sacerdotes de la Misión de S..ll Silvestre,
en Roma.
1. Epoca del año escogida habitualmente por el santo para hacer su retiro
anual.
2. Esta carta parece escrita poco antes de la institución de las Hijas de la
Caridad.
3. Esta palabra es evidentemente resultado de una distracción.

265
Estamos en el día octavo de nuestro retiro; espero llegar al décimo,
con la ayuda de Dios.
Creo que su ángel bueno ha hecho lo que me indicaba en la que me
escribió. Hace cuatro o cinco días que ha comunicado con el mío a pro-
pósito de la Caridad de sus hijas; pues es cierto que me ha sugerido con
frecuencia el recuerdo y que he pensado seriamente en esa buena obra;
ya hablaremos de ella, con la ayuda de Dios, el viernes o el sábado, si
no me indica antes otra cosa.
En cuanto a esa buena joven de Beauvais, no la envíe el jueves, por
favor. ¿Estará capacitada para enseñar a las niñas de las aldeas? Es lo que
necesita sobre todo. Nuestro Señor proveerá a todo, siguiendo los pasos
de su Providencia en su vida. Hay que confiar en El y permanecer en paz.
¿Ha visto a algún médico? ¿Le parece bien que le envíe el nuestro?
Disponga de nosotros.
Soy, en el amor de Nuestro Señor, señorita, su muy humilde servidor,
VICENTE DEPAÚL
Martes, a las dos.

160 [152,I,218-219]
A LUISA DE MARILLAC
[Septiembre u octubre 1633] 1
Señorita
La gracia de Jesucristo sea siempre con nosotros.
Me habían dicho que usted no haría por ahora nada en esos barrios
de Villeneuve 2 durante este tiempo de vendimia. Pues bien, irá allá us-
ted el día señalado, si le parece bien. Si entre tanto desea ir al bosque
de Vincennes, buena necesidad hay de ello; pero, en fin, esas buenas mu-
jeres seguirán estando impedidas. Creo que será conveniente que espere
todavía un poco.
Realmente hay que hacer todo lo posible antes de retener a las jóve-
nes; y esto sólo se podrá hacer a finales de semana; despídalas, sin embar-
go, para dentro de doce o quince días, y entonces se lo
________
Carta 160 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta es del tiempo de la vendimia y parece estar cerca del día (29 no-
viembre 1633) en que Luisa de Marillac reunió con ella en san Nicolás a cierto
número de jóvenes antes de utilizarlas, para «educarlas en el conocimiento de las
virtudes sólidas».
2. Villeneuve-Saint-Georges.

266
dirá usted por medio del encargado de la escuela. Entre tanto, conven-
drá darles a conocer que hay que conservar el espíritu de indiferencia.
Pero, en fin, será menester educarlas en el conocimiento de las virtudes
sólidas antes de utilizarlas.
Me quitan la pluma de la mano. Un buen sacerdote pregunta por mí.
Esto me obliga a terminar agradeciendo el cuidado que tiene de mi sa-
lud, asegurándola que haré tal como me indica.
Buenos días, señorita. Soy s. s.
No me dice nada del estado de su salud, que me han dicho que está
un poco floja. Cuídese bien, por favor.
Dirección: A la señorita Le Gras

161 [153,I,219-220]
A LUISA DE MARILLAC

[Hacia 1633] 1
Señorita:
Está aquí esa buena joven que la señora presidenta Goussault está de
acuerdo en que se la envíe 2. Suplico a usted tenga a bien que la vea al-
guien para instruirla. El señor Compaing 3 le podrá enviar algún ecle-
siástico para ello; o bien, si es preciso, ya se preocupará el señor Vé-
ron 4 de hablar con él. Espero que será una buena chica y que se porta-
rá bien.
La señora presidenta le da los buenos días y yo soy, en el amor de
Nuestro Señor...

________
Carta 161. — Manuscrito san Pablo, 73.
1. Esta carta parece anterior a la institución de las Hijas de la Caridad.
2. Para dirigir la escuela.
3. Vicario en Saint-Nicolas-du-Chardonnet.
4. Quizás Francisco Véron, controversista célebre, nacido en París hacia 1575,
miembro de la Compañía de Jesús de 1595 a 1620, gran adversario de protes-
tantes y jansenistas, muerto en Charenton, de donde era párroco, el 6 de diciembre
de 1649 (Cfr. P. FÉRET, Un curé de Charenton au XVIIe siècle. París 1881, en 8.º).

267
162 [154,I,220-221]
AL LUGARTENIENTE DE GANNES 1
19 diciembre 1633
Señor:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Ya ha llegado el tiempo en que estamos obligados a ir a trabajar a sus
tierras de Picardía 2. El reverendo Padre de Gondy ha creído oportuno
dejarlo hasta el presente; ya hay aquí seis eclesiásticos de nuestra pe-
queña compañía dispuestos a ir a trabajar. Se los encomiendo y le supli-
co que les proporcione dinero, si lo necesitan, y yo se lo devolveré a le-
tra vista y se lo entregaré a quien me indique.
Volví anteayer por la tarde de Villepreux, adonde fui a ver a la seño-
ra del general 3, que es una de las personas más cumplidas que yo he vis-
to a su edad. Espero que siga los ejemplos de la buena señora difunta
Me han asegurado que el señor duque de Chaulnes 4 le ha prometido
al señor general 5 interceder para que sus tierras queden exentas de gen-
darmes. No nos vendrá mal la nueva dignidad que va tener de duque
de Retz.
Vi a Martín en Villepreux; él le habrá podido dar toda clase de noti-
cias. Por ello, acabaré aquí con las cariñosas y humildes reco-
________
Carta 162. — Reg. 1, f.º 1, v.º. El copista advierte que la escritura era del pro-
pio san Vicente.
1. Como consecuencia de la confesión general de un aldeano de Gannes (Oi-
se), san Vicente y la señora de Gondy tuvieron la primera idea de establecer la
obra de las misiones.
2. El contrato firmado el 17 de abril de 1625 entre san Vicente y los esposos
de Gondy estipula que los sacerdotes de la Misión «estarán obligados a ir cada
cinco años por todas las tierras de dichos señor y señora para predicar, confe-
sar, catequizar y hacer todas las buenas obras» mencionadas en dicho contrato.
3. Catalina de Gondy, duquesa de Beaupréau y esposa de Pedro de Gondy,
con el que se casó el 3 de agosto de 1633.
4. Honorato d'Albert, señor de Cadenet, par y mariscal de Francia, magis-
trado de Amiens, creado duque de Chaulnes por cartas de enero de 1621, go-
bernador de Picardía desde el 3 de julio de 1633. Fue luego gobernador de la ciu-
dad y ciudadela de Amiens, más tarde de la provincia de Auvergne y dirigió el si-
tio de Arras en 1640. Murió el 30 de octubre de 1640.
5. Pedro de Gondy, hijo mayor del reverendo Padre de Gondy y antiguo alum-
no de san Vicente, sucedió a su padre en sus títulos y dignidades. Era, como él,
general de las galeras y señor de Gannes.

268
mendaciones que presento a su señora esposa, a su señor hijo y a su se-
ñora nuera; y soy, en el amor de Nuestro Señor y de su santa Madre, su
muy humilde y obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL

163 [155,I,221-223]
A LUISA DE MARILLAC
[Entre 1632 y 1636] 1
Señorita:
La caridad de Jesucristo, que la une conmigo, sea su salud.
Acabo de enterarme que se encuentra usted algo indispuesta, lo que
lamento y le ruego que haga todo lo posible por curarse para su servicio;
y le agradezco muy humildemente tantas preocupaciones y caridad co-
mo se toma por mí, ese buen pan, esas confituras, esas manzanas y todo
lo que me acabo de enterar que me ha enviado. Ciertamente, señorita, es
demasiado. Dios sabe con qué corazón lo recibo; pero lo hago siempre
con cierto temor de que se prive de lo necesario para practicar la cari-
dad. En nombre de Dios, no lo haga más.
Hoy he salido y no me encuentro mal; mañana será menester que va-
ya hasta san Lázaro 2. Confieso que he trabajado estos días aquí algo bien;
pero ya he terminado, gracias a Dios.
Partió ya para Roma nuestro despacho; como ahora sólo hemos de
trabajar en cosas menos urgentes, podré venir mañana a dormir aquí y
estar algunos días. Me reservo para verla mañana en misa; pero si su ca-
tarro la obliga a estar en la habitación, le ruego que no se mueva; nos ve-
remos a la vuelta. Si no la veo mañana en su casa antes de partir, será pa-
ra practicar la regla de los misioneros con las personas de la Caridad 3.
Pero si lo desea, no tiene más que decirlo si por ventura sigue indispuesta.
No he hablado con la señora del guardasellos 4; creo que será
________
Carta 163 (CA). — Archivo de la Misión, original.
1. Igual observación que en la carta 114, nota 1.
2. Hacía varios días que san Vicente estaba en el colegio de BonsEnfants.
3. San Vicente había impuesto como regla a sus misioneros no ir a ver a las
hijas o a las damas de la Caridad más que en caso de necesidad o utilidad.
4. Pedro Séguier había recibido los sellos el 28 de febrero de 1633. Su mujer,
Magdalena Fabri, nacida el 22 de noviembre de 1597, murió

269
mejor hacerlo con la señora presidenta Goussault o con la señora Pou-
laillon, con las que hablaré. Entre tanto la deseo buenas tardes y soy, en
el amor de Nuestro Señor, s. s.

V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.

164 [156,I,223-225]
A FRANCISCO DU COUDRAY, SACERDOTE DE LA MISION,
EN ROMA

17 enero 1634
¿Qué le diré de esos eclesiásticos de Provenza? 1. Ha visto, por la car-
ta que me han escrito, cómo se han puesto en relación con la congre-
gación del Padre Pablo de Motta 2, del que me dicen que tiene el mismo
intento que nosotros; que si queremos unirnos, ellos podrán pensarlo y
venir con uno de dicha congregación del Padre Pablo a
________
en París el 6 de febrero de 1683. Ayudó a san Vicente y a Luisa de Marillac con
su crédito y su fortuna.
Carta 164. — Reg. 2, pág. 87 y 3.
1. La Congregación de Sacerdotes Misioneros del Santísimo Sacramento, fun-
dada en la ciudad de Aviñón en 1632 y aprobada por Inocencio x en 1647. Tenía
como finalidad la obra de las misiones y la dirección de los seminarios. Su fun-
dador, Cristóbal d'Authier de Sisgau, nació en Marsella en 1609. Fue obispo de
Bethléem desde 1651 y murió en Valence en 1667 (N. BORELY, Vie de Mgr. Chris-
tophe d'Authier de Sisgau, évêque de Bethléem. Lyon 1703). Más tarde veremos
las nuevas tentativas que hizo d'Authier de Sisgau para unir su congregación con
la de san Vicente y los pasos de este último para hacer cambiar el nombre de
Sacerdotes Misioneros, a causa de la confusión que podría derivarse.
2. Pablo Motta, gentilhombre milanés, fundó en Roma en 1620 la congre-
gación de san José, que Pablo y aprobó y a la que dio un oratorio cercano a la
iglesia colegial de san Lorenzo in Damaso. Hasta 1646 los sacerdotes que la com-
ponían no llevaban vida en común, instruían al pueblo, oían las confesiones, predi-
caban la palabra de Dios, extendían la práctica de los ejercicios espirituales. El
Padre Pablo Motta murió el 22 de enero de 1650. De la congregación de san
José salieron algunos personajes ilustres, entre los cuales está el cardenal Mi-
guel Angel Ricci (P. HÉLYOT, Histoire des Ordres religieux et militaires, nouv. ed.
París 1792, 8 vol., t. VIII, 25).

270
esta ciudad para tratarlo juntamente. Alabo a Dios porque ha querido
suscitar en este siglo tantas almas buenas y santas para la asistencia del
pobre pueblo, y le ruego con la intensidad de mi corazón que bendiga
los designios de estos santos eclesiásticos y les conceda éxito para su glo-
ria. En cuanto a la unión, es de desear; pero las uniones requieren un mis-
mo fin, unos mismos medios y además un mismo espíritu. Aunque se ten-
gan los mismos designios, se puede seguir desunidos. Todas las órdenes
de la Iglesia tienen el mismo fin, que es la caridad; pero al no tener los
mismos medios, no siempre están de acuerdo. Una orden tiene el mismo
fin, los mismos medios y el mismo espíritu, y no por ello deja de haber
frecuentemente desórdenes.
Digo todo esto, padre, para que vea cuánto importa que, si nos uni-
mos, tengamos el mismo fin, los mismos medios y el mismo espíritu y que,
antes de unirnos, nos informemos recíprocamente de nuestras preten-
siones, de los medios para llegar a ello y de si tenemos un mismo espíri-
tu. Pues bien, para estar informados, hacen bien en proponer que nos
veamos. Si nos hacen este favor, Dios sabe con qué corazón los recibi-
remos y con cuánta sencillez y bondad procederemos.
Le he escrito mi respuesta a ese buen eclesiástico; véala usted;
Le he escrito mi respuesta y, si sigue con la misma disposición y tam-
bién el Padre Pablo, envíesela; si no, no se la envíe; y si él quiere, pero no
quiere entrar el Padre Pablo, vea si es conveniente enviársela. Si real-
mente desean unirse a nosotros, tender al mismo fin, tomar nuestros me-
dios y enviarnos algunos para tomar nuestro espíritu, creo que no habría
más que hablar.
Acabo de acordarme de un gran descuido, que he tomado en consi-
deración demasiado tarde; es que, en el tenor de nuestras bulas 3, se ha-
bla injuriosamente, según creo, de los párrocos. ¿Cómo podría reme-
diarse esto? Le ruego que me informe y que lo haga quitar

________
3. Bula Salvatoris Nostri (Acta Apostolica in gratiam Congregationis Missionis.
París, Chamerot, p. 3; Arch. Nat., M 209, n º 6). Aunque de fecha del 12 de ene-
ro de 1632, esta bula no había sido promulgada en el momento en que san Vi-
cente escribía esta carta. Fue suprimido el pasaje que chocaba al santo.

271
165 [157,I,225-]
A ISABEL DU FAY
[Entre 1626 y 1635] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Le agradezco muy humildemente todo el contenido de su carta y
me he sentido muy consolado de lo que en ella me dice, y espero efecti-
vamente que la volveré a encontrar muy fuerte y generosa. Ea, pues, se-
ñorita, seamos valientes y saquemos fuerzas de nuestra flaqueza, que sir-
ve de ocasión a Nuestro Señor para hacerse El mismo nuestra fuerza.
Alabo a Dios por lo que me indica de su hermano 2, Y le ruego que
vaya afirmándose cada vez más en la fidelidad que Nuestro Señor pide
de nosotros
Me encuentro bastante mejor que estos días pasados, y el médico, que
acaba de salir ahora mismo, me aconseja que vaya a la misión apenas ha-
ga buen tiempo, a dos leguas de aquí, en donde se va a dar. Entre tanto
no dejaré de acordarme de usted en el santo sacrificio, que ofreceré a
Dios por su intención, siendo, en su amor su.

166 [158,I,226-229]
A SANTIAGO PERDU 1
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
¡Bendito sea Dios por las dificultades en que El ha querido que se en-
cuentre usted! En estas ocasiones hay que honrar las que tuvo su Hijo
sobre la tierra. Ellas fueron mucho mayores, padre, ya que, por la aver-
sión en que le tenían a El y a su doctrina, le prohibieron la
________
Carta 165. — Reg. 1, f.º 68, v.º. El copista advierte que la escritura del ori-
ginal era del propio san Vicente.
1. Igual observación que en la carta 105, nota 1.
2. El señor de Vincy.
Carta 166. — Colección del proceso de beatificación.
1. Sacerdote de la Misión, nacido en Granvilliers (Oise) el 19 de abril de 1607,
recibido en la Congregación de la Misión el año 1630. ordenado sacerdote en
1632, enviado a Richelieu en enero de 1638, muerto en septiembre de 1644

272
entrada en toda la provincia, y le costó la vida. Se cree que por eso pre-
vino a sus discípulos cuando les dijo que los enviaba como ovejas en me-
dio de lobos, y les dijo que se burlarían de ellos, que les injuriarían y les
escupirían en la cara, que los padres tomarían partido contra los hijos y
que los hijos perseguirían a los padres, y finalmente cuando justificó la
ceremonia de sacudir sus vestidos cuando se encontrasen entre pueblos
que no se aprovecharan de sus enseñanzas.
Aprovechémonos, padre, de estos encuentros, y suframos como ellos
las contradicciones que nos sobrevengan en el servicio de Dios. Alegré-
monos como de un gran bien, cuando nos sucedan, y empecemos en esa
ocasión a utilizarlas como las utilizaron los apóstoles, a ejemplo de su
maestro Nuestro Señor. Si así lo hacemos, esté seguro de que los mismos
medios por los que el diablo ha querido combatir a usted, le servirán pa-
ra combatir contra él, y alegrará a todo el cielo y a las buenas almas de la
tierra que lo vean o escuchen, y que aquellas mismas personas con quie-
nes se debe usted ver, le bendecirán finalmente y le reconocerán como
cooperador de su salvación; pero hoc genus daemoniorum non ejicitur ni-
si in oratione et patientia.
La santa modestia y el recogimiento interior de la compañía serán
otros tantos medios, especialmente la circunspección en las preguntas
que es difícil hacer bien en la confesión.
Por el amor de Dios, padre, trate con los demás de las cosas que hay
que preguntar y de qué manera. El Padre Renar tiene mucha experien-
cia en estas cosas. Póngase de acuerdo con él y sepa dominar la aver-
sión que tiene ese pueblo contra los misioneros, a fin de abstenerse de lo
que le ha escandalizado, o hacer lo contrario, si llegara el caso. Le su-
plico, padre, que se informe de esto y que me dé aviso, como también del
lugar de donde proviene el ruido de este escándalo.
Una vez ponderadas todas las razones que me indica, creo que será
conveniente no tener en adelante más que un catecismo, al que han de
acudir todos los niños y niñas, a no ser que se decida lo contrario, si la
muchedumbre lo exige. Y como la hartura de la palabra de Dios dat illis
nauseam, siga el consejo del Padre Renar, por favor, en relación con el ce-
se de las predicaciones, los domingos y días de fiesta, e incluso los demás
días, si él lo cree oportuno con el señor prior, por consejo del cual él le
habrá dicho a usted lo que le ha dicho sobre las predicaciones, según
creo, y sabiamente, ya que contraria contrariis curantur. ¡Oh, padre, he-
mos de acatar con buen gusto los consejos de los demás! San Vicente Fe-
rrer pone esta

273
práctica entre los medios de perfección y de santidad. Y si esto es bueno
respecto a un particular, ¿por qué no en relación con la compañía? Y no
vale decir que no los hemos acostumbrado a ello, ya que la voluntad de
Dios es que nos acomodemos a las circunstancias de las personas, de
los lugares y de los tiempos. Obremos, pues, de ese modo, y siempre
verá cuánto valor tiene esto delante de Dios.
Le envío el órgano y le enviaré quien lo toque, si es que el Padre Reg-
nier 2 no puede hacerlo o si sucede que este padre no es muy hábil y
por eso desea usted que lo retire. Le suplico que le vigile bien, lo mis-
mo que a Leleu 3, Y me dé cuenta exacta de su comportamiento.
De la madera y de las demás cosas, tengo miedo de que el señor prior
le niegue el pago. Haga el favor de informarse de dónde podrá recibirla
y de si hay algún medio de obtenerla en otra parte, aunque las cosas cues-
tan muy caro.
Alabo a Dios de que el buen señor prior de Aigue coma a veces con
la compañía. Testimonie mi complacencia y agradézcale cariñosa y
humildemente.
Le suplico además que recomiende a la compañía la santa modestia,
que es quizás uno de los medios más eficaces para aprovechar en ese
pueblo.
Esto es, Padre, todo lo que puedo decirle por el momento, si no es
que añado mis muy humildes saludos al señor prior, al Padre Renar y al
Padre Flahan; y le ruego que encomiende a Dios un asunto de impor-
tancia y diga al Padre Renar que quizás sea conveniente que asista el
miércoles próximo, a las dos, a la reunión, a la que acudirán los señores
párrocos y en la que se tratará del catecismo; podrá volver ese mismo día
y estar de regreso al día siguiente a mediodía.
Buenas tardes, Padre. Soy su servidor,

VICENTE DEPAÚL
Febrero 1634.
Dirección: Al Padre Perdu, sacerdote de la Mision, en Poissy.

________
2. Santiago Régnier, sacerdote de la Misión, nacido en la diócesis de Bou-
logne, recibido en la Congregación de la Misión en el mes de agosto de 1627.
3. Este nombre no se encuentra en el catálogo de la Misión.

274
167 [159,I,229-231]
A LUISA DE MARILLAC
[Entre enero y marzo de 1634] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Ayer se celebró la reunión en casa de la señora Goussault 2. Estaban
allí las señoras de Villesabin 3, Bailleul 4, Dumecq 5. Sainctot 6
________
Carta 167 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. COLLET (o. c.., I, 232) retrasa la primera reunión de las damas del Hô-
tel-Dieu hasta después del 27 de julio de 1634. La carta 178 no nos permite re-
trasarla tanto. Los recientes biógrafos de Luisa de Marillac, basándose en esta
misma carta 178, colocan la institución de las damas en el mes de junio de 1634;
no han advertido que la carta 171, posterior a ésta, es, todo lo más tarde, de co-
mienzos de abril.
2. En sus visitas a los enfermos del Hôtel-Dieu, la señora Goussault había ad-
vertido que había mucho que hacer todavía por ellos. Habló con san Vicente, que
no se atrevió a encargarse de una obra de la que se habían encargado otros. El
Hôtel-Dieu dependía de los canónigos de Nuestra Señora y especialmente de uno
de ellos, el maestre, a quien éstos le encomendaban la administración. Las her-
manas agustinas cuidaban de los enfermos. Había allí cerca de cien profesas y
cincuenta novicias, trabajando con un esmero digno de elogio. Es fácil imaginarse
que, en estas condiciones, san Vicente no quisiese actuar. Pero la señora Gous-
sault insistió. Confió su proyecto al arzobispo de París, creyendo que tendría bas-
tante autoridad sobre el santo para obligarle a tomar la dirección de una socie-
dad de damas que atendiesen a las necesidades de los enfermos del Hôtel-Dieu.
Se realizó lo que había previsto. San Vicente reunió a algunas piadosas señoras
en casa de la señora Goussault, calle del Rey de Sicilia. La carta presente nos ha-
bla de lo que se decidió.
3. La señora de Villesabin, Isabel Blondeau, viuda de Juan Phelippeaux de
Villesabin o Villesavin, secretario de las disposiciones de María de Médicis y con-
de Busancais, se distinguía por su elegancia, su educación y su caridad. Era
excesivamente ceremoniosa. La afectación que demostraba en sus maneras la va-
lió el nombre de la más humilde servidora del género humano. Recibía en su mag-
nífico palacio de la Plaza Royale a lo más distinguido de París. Murió el 26 de fe-
brero de 1687, a los 94 años de edad.
4. Isabel-María Mallier, esposa de Nicolás de Bailleul, señor de Vattetot-sur-Mer
y de Soisy-sur-Seine.
5. Este nombre aparece en varias ocasiones en las cartas del santo a Luisa
de Marillac, sobre todo a propósito de la obra de niños expósitos.
6. María Dalibray, viuda de J. B. de Sainctot, tesorero de Francia, mujer muy
culta y relacionada con los personajes más ilustres en las letras y las artes. Reci-
bía en su casa a Pascal y a su familia. Voiture le dedicó su traducción del Orlan-
do furioso

275
y Poulaillon. Agradó la proposición y se resolvió celebrar otra el lunes
próximo 7, y entre tanto se encomendará el asunto a Dios, se le ofrecerá
la comunión y cada una propondrá la cosa a las señoras y señoritas de su
confianza. ¿Qué Le parece la señorita Guérin? Estará la señora de Be-
aufort 8. Necesitaremos a usted y a sus hijas. Se cree que serán necesarias
cuatro. Por eso habrá que pensar en el medio de escogerlas buenas. Pien-
se en la hermana de esa buena muchacha que tiene usted. Hable también
con Micaela. No sé si la viuda des Clayes 9 la querrá y estará bien allí. Pe-
ro ¿qué hacer con sus hijos? Yo me voy a san Lázaro y volveré quizás es-
ta tarde para dormir aquí 10.
La señora Goussault me habló ayer de la revocación del destierro
de esa mujer viuda que le ha enviado. Le he dicho que no tendría repa-
ros en mezclarme en esas cosas, si no conociese a la persona tan bien co-
mo la conozco, y que a la señora del guardasellos 11 no le agrada mez-
clarse en esto; si me cree líbrese de semejante cometido. La justicia no
habrá sentenciado así sin grandes y poderosas razones.
Bien, ya ve cómo va creciendo el volumen de su trabajo. Reponga to-
das las fuerzas que pueda.
Soy, en el amor de Nuestro Señor, s. s.
V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.

168 [160,I,231]
A LUISA DE MARILLAC
[Entre enero y marzo 1634] 1
Señorita:
Le agradezco muy humildemente la caridad que ha tenido con esa
buena viuda 2. Creo que no tomarán a ninguna de sus hijas para
________
7. Esta segunda reunión fue más numerosa que la primera. Fue elegida pre-
sidenta la señora Goussault. Se le añadieron una asistenta y una tesorera (L.
ABELLY, o. c.., I, cap. XXIX, 133).
8. Quizás Susana de Fournel, viuda de Gil de Beaufort, señor de Mondicourt,
Montdies, Malmaison y otros lugares, muerto en 1631.
9. Pequeño lugar de Seine-et-Oise.
10. En Bons-Enfants.
11. La señora Séguier.
Carta 168 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. No hay duda de que esta carta debe ponerse junto a la 167.
2. Quizás la viuda de la que se habla en la carta anterior.

276
el Hôtel-Dieu. Se cree que algunas de las que se han presentado de la ciu-
dad serán más indicadas para representar a las damas en su ausencia, y
creo que con razón.
¿Cómo sigue usted? Le ruego que me diga alguna palabra sobre ello.
Alabo a Dios con todo mi corazón por los cariñosos afectos que El le
da de ser toda para El, y soy, en su amor, su muy humilde servidor,

V. D. P.
Perdóneme que sea tan breve; estoy muy ocupado.
Dirección: A la señorita Le Gras.

169 [161,I,232-233]
A LUISA DE MARILLAC
[1634, por el mes de marzo] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Vinieron ayer tres buenas muchachas de Argenteuil 2 a ofrecerse pa-
ra la Caridad, enviadas por un eclesiástico a quien se le había hablado de
ello y que vendrá a verme mañana para esto. No se las envié a usted, por-
que era demasiado tarde cuando llegaron; pero irán a verla el viernes, se-
gún me dijeron.
No veo gran inconveniente en que Jacqueline 3 vaya a la boda de su
hermano; Margarita, la de san Pablo 4, hará lo mismo y la enviará una
buena muchacha mayor, por lo que dice; y la señorita de La Bistrade 5 y
la señora Forest tendrán que ir a pedirle que las libre
________
Carta 169 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta parece ser algo anterior a la 171, que es de marzo o de abril de
1634.
2. Hoy capital de distrito en Seine-et-Oise.
3. En sus cartas, san Vicente de ordinario no designa a las Hijas de la Cari-
dad más que con su nombre; a veces, para evitar toda confusión añade el nom-
bre de la localidad o de la parroquia en donde se hallan. Hoy sería difícil dar su
apellido correspondiente, bien sea porque no figura en las cartas del santo o de
Luisa de Marillac, bien porque varias hermanas llevaban el mismo nombre.
4. La Caridad de la parroquia de san Pablo de París fue fundada en 1632 ó
1633. Allí como en otros lugares, Luisa de Marillac puso a sus hijas al servicio de
las damas.
5. Quizás la esposa de Santiago de la Bistrade, señor de Marets, que fue nom-
brado maestre de peticiones el 1 de agosto de 1647 y murió el

277
usted de Nicolasa, a causa de sus grandes enfermedades, y que María,
que sostiene todo el peso, no puede más, si no envía otra en lugar de Ni-
colasa 6 Le hablarán, pues, de la una y de la otra, y la señorita de la Bis-
trade prometerá pagar la alimentación de Nicolasa. Le he dicho que le
escribiría sobre ello. Tómelo, pues, en cuenta! señorita, y si esa pobre
chica, tan enferma y no apta para la Caridad, podría ganarse la vida co-
siendo o en algún otro oficio, cuando esté un poco más fuerte; y haga to-
do lo posible, en nombre de Dios, por curarse.
Me parece bien que no saliese ayer.
Tome algo antes de salir, el día que salga. Nuestro Señor es una conti-
nua comunión para los que están unidos a su querer y no-querer.
Soy, en su amor, su muy humilde servidor,
San Lázaro, lunes por la mañana.
Dirección: A la señorita Le Gras
VICENTE DEPAÚL

170 [162,I,233-234]
A LUISA DE MARILLAC
[Entre enero y marzo 1634] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Todo llega a su hora para el que sabe esperar; esto es verdad de ordi-
nario, pero sobre todo en las cosas de Dios más que en las otras. No es
conveniente que sea yo el que hable con el señor Maestre 2, por cierta ra-
zón especial, a no ser que lo encuentre. Si la presidenta Goussault lo cree
oportuno, podrá decirle una palabra, si usted se lo indica y ella no ve nin-
gún inconveniente. Es cierto que conviene ver una vez más a las damas
3, tanto para hacerles alguna

________
20 de diciembre de 1650. Quizás también una pariente de Nicolás Pavillon, el
futuro obispo de Alet, que tenía por madre a Catalina de la Bistrade.
6. Véase carta 171.
Carta 170 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta está escrita algunos días después de la institución de las damas
del Hôtel-Dieu.
2. Nombre que se le daba al canónigo administrador del Hôtel-Dieu.
3. Las damas del Hôtel-Dieu.

278
indicación sobre ello, como para enseñarles cómo tienen que enseñar a
los enfermos a hacer su examen y a averiguar sus pecados.
No he podido aún ir a la Magdalena; iré mañana, si puedo; entre tan-
to, perdóneme. En cuanto a Nicolasa, hay motivos para creer que no cam-
biará nunca, debido a su edad. Por otra parte, me cuesta dar de nuevo
mi voto para despedirla. Haga la prueba quitándole la comunión un po-
co; quizás esto le servirá; si no, in nomine Domini. Cuando haya hecho
todo lo posible, si no se enmienda, envíela a casa.
Entre tanto, la saludo y ruego a Dios que la conserve en perfecta sa-
lud y en su amor, y soy, en ese mismo amor de Nuestro Señor, su muy hu-
milde.
Dirección: A la señorita Le Gras.

171 [163,I,234-235]
A LUISA DE MARILLAC

[Marzo o abril 1634]


No [puedo menos de] 2 decirle, señorita, cuán apenado me marcho
para Villers 3 con el señor Loumage 4, por no haber tenido el consuelo
de verla, a causa de nuestros ordenandos, entre los cuales está el señor
comendador de Sillery 5. Le aseguro que, si supiese usted la pena que por
ello tengo, tendría piedad de mí. Pues bien, le ruego que haga todo lo
posible por conservarse buena. Espero volver el lunes próximo.
Ha venido la señora Forest para darnos las gracias por la buena mucha-
cha sana que pensaba enviarle, ya que su Nicolasa está mejor. Siendo
esto así, creo que hará usted bien en enviar a Jacqueline al Hôtel-Dieu,
o quizás a Juana; y la que quede, podrá ayudar en su Caridad 6 y en la de
Grigny 7.
________
Carta 171 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase nota 5.
2. Las palabras entre corchetes no están en el original; se trata de un olvido.
3. Villers-sous-Saint-Leu (Oise).
4. Juan-Andrés Lumague, señor de Villers-sous-Saint-Leu, padre de la seño-
rita Pollalion y gran amigo de san Vicente.
5. El comendador dijo su primera misa el Jueves Santo, 13 de abril de 1634,
algunos días después de su ordenación.
6. La Caridad de Saint-Nicolas-du-Chardonnet.
7. Ayuntamiento de Seine-et-Oise.

279
A la señora Goussault le parece bien que pensemos en alojar a usted
hacia Notre-Dame; piense en ello, por favor, y haga lo posible por
ponerse bien.
Buenos días, señorita; marcharé dentro de una hora; soy s. s.
V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.

172 [164,I,225-236]
A LUISA DE MARILLAC
[Antes de 1640] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Ya estoy de vuelta de la misión de Villers 2 desde ayer por la tarde, y
con buena salud, gracias a Dios. Le ruego que me indique el estado de la
suya y si cree conveniente que vengan dos muchachas mayores escogidas
por la señorita Poulaillon para la Caridad y que parecen muy buenas. In-
díqueme, pues, por medio del portador de la presente su manera de pen-
sar, pues es preciso que dé mañana su respuesta a la señorita Poulai-
llon, que la saluda y que sólo estará aquí el sábado.
Me gustará verla tan pronto me lo permitan los veinticinco ordenandos;
y entre tanto soy, señorita, su servidor,
Miércoles por la mañana.
Dirección: A la señorita Le Gras.
V. D.
173 [165,I,236-237]
A LUISA DE MARILLAC
[Entre 1634 y 1636] 1
Señorita:
Hace un cuarto de hora, poco más o menos, que acabo de llegar de
la ciudad. Me he encontrado al volver con la adjunta. Vea cómo
________
Carta 172 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Después de 1639, san Vicente habría escrito las palabras «miércoles por la
mañana» en la cabecera de la carta.
2. Villers-sous-Saint-Leu.
Carta 173. — Manuscrito san Pablo, 73.
1. Esta carta fue escrita después de la institución de las damas del Hôtel-Dieu
y antes del traslado de las Hijas de la Caridad a La Chapelle.

280
me obligan a estar mañana antes de las siete en san Lázaro, lo cual me
privará del consuelo de ir a verla mañana por la mañana, como me había
propuesto. Perdóneme, por favor; y el jueves, con la ayuda de Dios, re-
pararé esta falta, ya que no podré hacerlo mañana, por tener la reunión
de los eclesiásticos en san Lázaro 2.
He visto esta mañana a la buena señora Saunier y la he encontrado
totalmente inflamada en fuego por la Caridad y dispuesta a ser de ella.
Pero ha surgido una dificultad en este asunto, que hace que se crea con-
veniente retrasar la reunión de las damas, que tenía que celebrarse el jue-
ves, hasta otro día. Le suplico, señorita, que se lo avise y que haga todo
lo posible por estar bien; para eso le ayudará mucho el no preocuparse
tanto por sus hijas, alimentarse bien y no salir tan pronto.
La deseo buenos días y soy, en el amor de Nuestro Señor.

174 [166,I,237]
A LUISA DE MARILLAC

[1633 ó 1634] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Como me sigue todavía aquejando la fiebrecilla, he querido seguir su
consejo de hacer lo mismo que he hecho en otras ocasiones, esto es. to-
mar el aire de los campos. Así pues, me voy a visitar algunas Caridades;
y quizás, si me encuentro bien, iré hasta Liancourt 2 y Montmorency 3 a
esbozar lo que más tarde podrá acabar usted. Entre tanto procure ad-
quirir fuerzas, por favor. Le prometo hacer lo mismo
________
2. Para la conferencia semanal.
Carta 174. — Archivo de la Misión, copia sobre el original hecha por M.
Corregio, de Sainte-Colombe (Loire). El original era de la mano del santo.
1 Esta carta parece ser algo anterior a la 202, que es de 1635.
2. Localidad del Oise, célebre en el siglo XVII por el magnífico castillo del
duque de Liancourt. El duque y la duquesa fundaron allí una casa de Hijas de la
Caridad y un seminario, que Adriano Bourdoise dirigió personalmente algunos
años.
3. Importante ayuntamiento de Seine-et-Oise, célebre por su castillo su par-
que y su ermita, donde se alojó Juan Santiago Rousseau.

281
por mi parte; le saludo y soy, en el amor de Nuestro Señor, señorita, su
muy humilde [servidor] 4.
Martes, a la una

VICENTE DEPAÚL

175 [167,I,238]
A LUISA DE MARILLAC

[Hacia 1634] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
He visto a la buena Magdalena. Creo que hay que trabajar Un poco
con ella, que sus pasiones son un poco fuertes. Mas ¡qué!, cuando se tie-
ne la fuerza de superarlas, luego se obran maravillas. Recíbala, pues, por
favor; y yo hablaré a la señora del guardasellos 2.
En cuanto a esa buena joven de Argenteuil que es melancólica, creo
que hace usted bien en poner dificultades para recibirla; porque el de
la melancolía es un extraño espíritu. Creo que ya tiene usted bastante pa-
ra algún tiempo y que debe ejercitarlas mucho en leer y en bordar, a fin
de que puedan trabajar en los pueblos.
Le esperaré el martes. Buenos días, señorita. Soy su muy humilde ser-
vidor

VICENTE DEPAÚL
Despida, pues, a la compañera de esa, por favor.

________
4. La copia dice principal, título al que tenía derecho el santo, pero que no
usa en ninguna de sus cartas; es indudable que el copista leyó mal.
Carta 175 (CA). — Original en Madrid, en la casa central francesa de las
Hijas de la Caridad.
1. Esta carta parece escrita en los comienzos de la Compañía de las Hijas de
la Caridad y poco después de la carta 169.
2. La señora Séguier.

282
176 [175,I,247]
A LUISA DE MARILLAC

[Entre 1632 y 1636 1, probablemente el 22 de julio] 2


Estoy como usted, señorita; no hay nada que me apene tanto como la
incertidumbre; pero deseo ciertamente que Dios quiera concederme la
gracia de hacerme totalmente indiferente, y a usted también. Según eso,
nos esforzaremos por conseguir, con la ayuda de Dios, esta santa
virtud.
Estuve ayer hasta las cinco en san Víctor 3 con el señor arzobispo 4,
que me había mandado acudir; y a esa hora, me hizo subir al coche pa-
ra ir con él a la ciudad, de donde me vine a dormir aquí 5 sin ir al cole-
gio. Ese es el motivo de que no haya tenido noticias mías. Si ahora, ter-
minada la comida, se toma la molestia de acudir al colegio, hablaremos
de todo, y yo seré, en el amor de Nuestro Señor, el de la santísima Vir-
gen y santa Magdalena 6, su servidor.

177 [176,I,248]
A LUISA DE MARILLAC

[Entre 1634 y 1636] 1


¡Ya tenemos la primera víctima que Nuestro Señor ha querido acep-
tar de sus hijas de la Caridad! 2 ¡Sea por siempre bendito!
________
Carta 176 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta es posterior a la toma de posesión de san Lázaro (8 de enero
de 1632) y anterior al establecimiento de las Hijas de la Caridad en La Chapelle
(mayo 1636).
2. Véase nota 6.
3. En la abadía de san Víctor.
4. Juan Francisco de Gondy.
5. A san Lázaro.
6. Esta palabra hace suponer que san Vicente escribía esta carta el 22 de ju-
lio, fiesta de santa María Magdalena.
Carta 177 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta fue escrita entre la fundación de las Hijas de la Caridad (29 de
noviembre de 1633) y el traslado de su casa madre a La Chapelle (mayo 1636).
2. No se trata ciertamente de Margarita Naseau, muerta de la peste en el hos-
pital de san Luis.

283
Espero, señorita, que ella será muy feliz, ya que murió en el ejer-
cicio de una virtud con la que no ha podido perderse; porque murió en
el ejercicio del divino amor, ya que murió en el de la caridad. Ruego a
Nuestro Señor que sea El allí su consuelo y el de nuestras queridas her-
manas. Le suplico que les dé a todas los buenos días de parte mía.
Me parece que es demasiado retrasar el entierro para mañana, ya que
no tiene otra habitación para ponerlo 3 Y tengo miedo de que esto cau-
se demasiada molestia a nuestras hijas enfermas y a usted. Puede decir
algo a san Nicolás 4, si puede ser, esta misma tarde; si no, mañana tem-
prano, envíe la nota como está, pero las oficialas no podrán acudir tan
de mañana.
En cuanto a los vestidos de la joven, no veo inconveniente en que se
los envíe a su madre; esto no impedirá que tenga con ella la caridad de
enviarle unos veinte sueldos o medio escudo por mes. Creo que bastará
con enviar a las jóvenes y no a las oficialas de las parroquias.
En cuanto a lo demás que hay al final de su carta, me parece bien, y
soy, en el amor de Nuestro Señor...
Dirección: A la señorita Le Gras.

178 [177,I,249-254]
A FRANCISCO DU COUDRAY, SACERDOTE DE LA MISION,
EN ROMA

25 julio 1634
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Recibí ayer la suya del 2 de este mes, en la que me hablaba de san Lá-
zaro y de cómo han arreglado ese asunto. Me habla además de la versión
de la Biblia siriaca al latín y del joven maronita, y me envía la copia de
una parte de los privilegios que ha obtenido. Pues bien, le diré que vi ayer
al señor abogado general Bignon, considerado de los más sabios y pia-
dosos y de los más capaces en su
________
3. El cuerpo de la difunta.
4. Al párroco de san Nicolás.
Carta 178. — Colección del proceso de beatificación.

284
cargo de toda la cristiandad 1, y le hablé de san Lázaro. Su parecer es que,
aunque no cree necesario que recurramos a Roma, conviene que lo ha-
gamos, para arrancar, como él dice, todos los pretextos que luego pu-
dieran inquietarnos, pero que procuremos sacarlo lo más barato que sea
posible; que son mucho mil escudos; que haga un esfuerzo para que co-
bren lo menos posible; que les dé a entender que este beneficio no de-
pende del Papa, ni tampoco de los religiosos de san Agustín; que está en
la ciudad de París y que su colación le ha pertenecido siempre al obis-
po de París; que los priores le han rendido cuentas todos los años de la
administración de sus rentas; que dicha administración se les ha conce-
dido hace sólo ochenta o cien años; que dichos bienes fueron admi-
nistrados antes por sacerdotes seculares y algunas veces por laicos, por-
que era un hospital de leprosos; que está averiguado que hace unos tres-
cientos años un obispo de París, llamado Fulco 2, quitó esta administración
a unos sacerdotes seculares, que vivían en común en aquella casa, sien-
do uno de ellos el administrador, y se la dio a otros, sin más autoridad
que la suya; que Poncher, obispo igualmente de París 3, se la quitó a unos
sacerdotes seculares, que vivían también en común y de los que uno era
prior, nombrado por el obispo ad nutum — fíjese en esto —, y la puso
en manos de los canónigos regulares de san Agustín, el año mil quinien-
tos diecisiete, y dio la administración a uno de ellos, a quien nombró prior,
que podía ser depuesto ad nutum,
________
1. Jerónimo Bignon, abogado general del Parlamento de París, consejero de
Estado y bibliotecario del rey, era, según el testimonio de Moreri (Le grand Dic-
tionnaire historique. París 1718, 5 vol., en 8.º), «uno de esos genios extraordina-
rios que los últimos siglos se pueden atrever a oponer a los grandes personajes
de la antigüedad». A los 14 años, era ya autor de los Discours de la ville de Rome,
principales antiquitez et singularitez d'icelle. Al año siguiente. apareció el Traité
sommaire touchant l'élection du Pape. Su enorme ciencia jurídica lo convirtió en
consejero de Ana de Austria. Trabajó en el tratado de alianza con Holanda (1649)
y con la Liga Hanseática (1654). Murió el 7 de abril de 1656, a los 70 años.
2. Fulco de Chanac, obispo de París desde 1342 al 25 de julio de 1349, fecha
de su muerte.
3. Esteban de Poncher ocupó la sede de París desde 1503 hasta 1519. Por ac-
ta del 20 de febrero de 1518 «promete, tanto por sí como por sus sucesores, nom-
brar para dicho priorato y casa hospitalaria de san Lázaro a un religioso de la
Congregación de san Víctor, mientras permanezca en la reforma, y en caso de
que dicha reforma se relajase, dichos obispos de París volverán a entrar en sus
derechos de establecer allí, como antes, los eclesiásticos que quieran» (Arch. Nat.
MM 534).

285
sin autoridad del Papa, ni de ninguna otra más que de la suya, n; siquiera
del rey o de la corte; que la provisión de esos priores ha sido siempre ad
nutum; que todos han rendido cuentas al obispo de París y finalmente
que jamás ningún prior ha tomado la provisión en la corte de Roma
más que éste, con intento de perpetuarse. ocho o diez años después de
haber sido hecho prior por el señor obispo de París, y puede ver eso mis-
mo por sus provisiones, cuya fecha le he enviado; que le ruego manten-
ga y considere bien esta observación que aquí le hago, sobre la natura-
leza de san Lázaro, y para que la consideren los oficiales de esa corte; y,
aunque el beneficio no depende del Papa, sin embargo, por la devo-
ción que tenemos de no poseer nada sin su autoridad, hemos deseado en
esto su aprobación y su bendición. El señor abogado general, que co-
noce la corte de Roma, por haber estado allí, cree que, si usted representa
bien todo esto a los oficiales, saldrá bien parado y a buen precio; que si,
después de todo, no ha podido tener razón de ello un mes después de
la recepción de la presente, él opina que esto no impide volver sobre el
asunto; porque la confianza que debemos tener en la buena voluntad del
señor Marchand, y las recomendaciones que desde aquí le haremos,
nos permitirán llegar a un acuerdo razonable, tal como se hace a la lar-
ga en cosas semejantes.
Por eso, Padre, le suplico muy humildemente que actúe de este mo-
do y que no se detenga en ello, como tampoco en la proposición que se
le hace de trabajar en la versión de la Biblia siriaca al latín. Sé muy bien
que la versión serviría para la curiosidad de algunos predicadores, pero
no, según creo, para el bien de las almas del pobre pueblo, al que la Pro-
videncia de Dios ha predestinado a usted desde toda la eternidad. De-
be bastarle, Padre, el que, por la gracia de Dios, haya empleado tres o
cuatro años en aprender el hebreo y que sepa lo bastante para sostener
la causa del Hijo de Dios en su lengua original y confundir a sus enemi-
gos en este reino. Piense, pues, Padre, que hay millones de almas que le
tienden la mano y le dicen así ¡Ah, Padre du Coudray, que ha sido es-
cogido desde toda la eternidad, por la providencia de Dios, para ser nues-
tro segundo redentor, tenga piedad de nosotras, que estamos sumidas en
la ignorancia de las cosas necesarias a nuestra salvación y en los peca-
dos que jamás nos hemos atrevido a confesar y que, sin su ayuda, sere-
mos infaliblemente condenadas. Imagínese más aún, Padre, que la com-
pañía le dice que hace tres o cuatro años que está privada de su presen-
cia, que empieza a disgustarse y que usted es de los primeros de la com-
pañía, y que por eso necesita de sus consejos y ejemplos. Y escuche,
por favor, Padre, que mi corazón le dice al suyo

286
que se siente sumamente agitado por el deseo de ir a trabajar y a morir
en los Cévennes y que se marchará para allá, si no viene pronto a estas
montañas, desde donde pide ayuda el obispo y dice que este país, que en
otro tiempo era de los más devotos del reino, está ahora muriendo de
hambre de la palabra de Dios; que no hay ninguna aldea donde todavía
no queden algunos católicos entre los hugonotes, excepto cinco o seis;
y que hay muchas en las que no hay sacerdotes, ni iglesias, que quizás es-
peran la salvación de usted y de mí.
Venga, pues, padre, y no tarde, por favor, a no ser un mes o seis sema-
nas para realizar algún esfuerzo en el asunto de san Lázaro; le aguardo,
lo más tarde, para finales de noviembre; y traiga con usted, si le parece
bien, al buen Padre Gilioli 4 y a ese muchacho maronita, si cree que de-
sea entregarse a Dios en esta pequeña compañía; y practique con él, mien-
tras vienen, su griego vulgar, para enseñarlo aquí, si es preciso; ¿quién lo
sabe?
El señor embajador de Turquía 5 me ha hecho el honor de escribirme,
pidiendo sacerdotes de san Nicolás y de la Misión, pues cree que podrán
hacer allí más de lo que me atrevería a decirle. Bien, ya veremos lo que
conviene hacer cuando venga, tanto en este asunto como en otros mu-
chos que tocan a nuestra consolidación.
Pero, en nombre de Dios, Padre, haga todo lo posible para obtener
las indulgencias que ha concedido Su Santidad a los reverendos padres
Jesuitas y a los del Oratorio, cuando van a misionar al campo. La indul-
gencia es plenaria para los que asistan a sus instrucciones, se confiesen
y comulguen con ellos en los pueblos. Y quiera Dios que pueda usted
obtenerlas también para las cofradías de la Caridad, que hacen maravi-
llas, por la gracia de Dios. La hemos establecido en varias parroquias
de esta ciudad y hemos fundado una hace poco, compuesta de cien o
de ochenta damas de alta calidad 6, que hacen la visita todos los días y
asisten, de cuatro en cuatro, a ochocientos o novecientos pobres o en-
fermos, con helados, caldos, consomés, confituras y otras clases de dul-
ces, además de su alimento ordinario, que les proporciona la casa, para
disponer a esas pobres gentes a hacer confesión general de su vida pa-
sada y procurar que los que mueran partan de este mundo en buen esta-
do, y los que sanen prometan seriamente no ofender más a Dios; de for-
ma que esto se lleva
________
4. Juan Gilioli, sacerdote de la Misión, inscrito por descuido en el catálogo
de hermanos coadjutores, había nacido en Ferrara hacia 1606 y entró en la Con-
gregación de la Misión en julio de 1629.
5. El conde de Marcheville.
6. Las damas del Hôtel-Dieu.

287
a cabo con una bendición particular de Dios, y no solamente en París, si-
no también en las aldeas; y para esta cofradía de la Caridad es para la que
le pide indulgencias la señorita Aubry de Vitry, esto es, para las mujeres
que sean del cuerpo de la cofradía y para los que se ocupan de las li-
mosnas.
Basta, padre; ya resulta larga esta carta; pero ¿qué?, no hay manera
de quitarme la pluma de la mano, tanto es el consuelo que tengo al ha-
blarle.
Y aún tengo que pedirle que nos traiga cinco o seis libros semejantes
a los tres primeros que nos envió usted sobre las parroquias de la con-
gregación de sacerdotes de la Asunción de Nuestra Señora en los jesui-
tas de Nápoles, compuestos por el padre Savone, S. J., y si hay algún otro
que nos pueda servir para las misiones y para nuestros ordenandos.
Por lo demás, el señor de Creil 7 no me ha pedido dinero. Esperaré
a que lo haga, porque ya le he enviado y no se le ha encontrado, y creo
que, si hubiese recibido la orden, nos lo habría hecho pedir.
Rogándole que tenga cuidado de su salud, soy entre tanto, en el amor
de Nuestro Señor, su muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL
Me olvidaba de decirle que no he recibido las bulas y que alabo a Dios
porque ha conseguido usted que las corrigieran y tengo por ello una ale-
gría que no puedo expresar.
Dirección: Al padre du Coudray, sacerdote, en Roma.

179 [178,I,255-272]
AL PAPA URBANO VIII
[Julio y noviembre de 1634] 1
Beatissime Pater:
Adest in suburbio Sancti-Dionysii civitatis Parisiensis quaedam do-
mus hospitalis Sancti-Lazari, leprosaria nuncupata, ab infrascriptis
________
7. Juan de Creil, señor de Gournay, secretario del rey, padre de la señora de
Marillac.
Carta 179. — Parisien. Beatificationis et Canonizationis Ven. Servi Dei Vin-
centii de Paulis. Super dubio: An constet de virtutibus tbeologalibus... Summarium
responsivum, 43 s.

288
praeposito et scabinis, pro habitatoribus civitatis Parisiensis lepra afí-
lictis alendis curandisque, priscis temporibus instituta et dotata, quae,
tractu temporis, prioratus nomen seu denominationem sortita est, et etiam
nunc prioratus appellatur, quaeque, prout ejus reditus, ab ipso illius fun-
dationis primordio, a quibusdem presbyteris saecularibus seu regulari-
bus, aut forsan etiam laicis, a pro tempore existente Episcopo Parisien-
si poni et amoveri solitis, administrati fuerunt, donec de anno millesi-
mo quingentesimo decimo tertio aut millesimo quingentesimo decimo
quarto bonae memoriae Poncher 2, tunc Episcopus Parisiensis, administra-
tionem hujusmodi canonicis regularibus reformatis Ordinis Sancti Au-
gustini demandavit, illosque in dictum prioratum introduxit, cum onere
horas canonicas in ecclesia ipsius prioratus recitandi et missam cantatam
quotidie celebrandi et pauperes leprosos advenientes recipiendi eisque
necessaria subministrandi, et, cum hoc, quod is ex dictis religiosis quem
dictus et pro tempore existens Episcopus Parisiensis in priorem deputa-
ret, ad ejus nutum prioratus seu domus hospitalis et redituum hujus-
modi administrator esset, cum onere administrationis suae rationem quo-
tannis eidem episcopo reddendi.
Nuper vero Adrianus Le Bon, presbyter ejusdem Ordinis expresse
professus, modernus prior seu administrator, ad nutum a bonae memoriae
Henrico de Gondy, dum vixit, Sanctae Romanae Ecclesiae Cardinali de
Retz nuncupato et Ecclesiae Parisiensis praesule 3, deputatus, et alii ejus-
dem prioratus seu hospitalis domus religiosi, devoti Sanctitatis Vestrae
oratores, considerantes in praesentiarum et a multo jam tempore in dic-
to prioratu seu leprosaria nullos adfuisse nec adesse leprosos atque ita
reditus a fundatoribus relictos destinatis usibus amplius non inservire et
operae pretium fore eosdem reditus iis operariis assignare qui, si non cor-
porali, sane animarum lepra afflictis spiritualia pabula et medicamina po-
rrigunt; inter caetera vero instituta maxime conspicuum esse institutum
congregationis presbyterorum Missionis, non ita pridem in civitate Pari-
siensi apostolica auctoritate erectae, cujus alumni, pro suo proprio et pe-
culiari instituto, instructionem rusticorum in villis et pagis habitantium,
in rebus quae ad salutem animarum pertinerent, gratis et amore Dei, la-
borum suorum mercedem a solo Deo expectantes, sibi proposuerunt;
quo in opere exercendo eos tantam tamque sedulam operam indefessis
animarum corporumque studiis impendisse et impendere notum est, ut,
eorum doctrina, multi in diversis Galliae regionibus atque provinciis, tum
vero praecipue in Montis-Albani dioecesi, haeresis labe infecti, ut per
Galliam vulgata fama est, abjurata haeresi, catholicam fidem amplexi sint.

289
Atque ita existimantes a fundatorum intentione alienum non fore si
dicti reditus, corporali leprae curandae destinati, animarum lepram cu-
rantibus assignentur, eisque suppetentibus sibi facultatibus corporalia
etiam pabula praebituris, cum devoto etiam Sanctitatis Vestrae oratore
Vincentio de Paul, ipsius congregationis superiore, nomine ejusdem con-
gregationis stipulante et acceptante, sub Sanctitatis Vestrae et Sedis Apos-
tolicae ac Archiepiscopi Parisiensis beneplacito, contractum inierunt, per
quem idem Adrianus, prior seu administrator, et religiosi prioratus seu
domus hospitalis hujusmodi pro omni suo jure et interesse consenserunt
quod dictus prioratus, una cum ecclesia et aedificiis ac omnibus et sin-
gulis suis bonis, juribus, fructibus, pertinentiis et dependentiis, conce-
deretur seu uniretur dictae congregationi, et omni cuicumque juri eis in
dicto prioratu seu leprosaria vel ejus administratione competenti cesse-
runt, cum infradictis tamen conditionibus, reservationibus et pactis, videli-
cet quod tota habitatio quam in dicto prioratu occupabat dictus Adria-
nus, prior seu administrator ille, vita illius durante, atque etiam denomi-
natio prioris remaneret, et a dicta habitatione quacumque causa vel occa-
sione amoveri non posset, liberumque ei esset ad ecclesiam prioratus seu
domus hospitalis hujusmodi accedere divinisque officiis in suo loco seu
sede assistere in capitulo et refectorio, cum ei liberet intervenire, eique
reservata intelligeretur, vita sua durante, terra de Rougemont 4 a dicto
prioratu seu hospitali domo dependens, cum omnibus ejus pertinentiis,
et cum hoc quod presbyteri dictae congregationis eidem Adriano pro sua
portione seu loco pensionis, quamdiu vixerit, bis mille et centum libras
monetae illarum partium ab omnibus decimis ordinariis et extraordina-
riis, reparationibus, pensionibus religiosorum et aliis oneribus et
impositionibus liberas, annis singulis, in quatuor terminis, nempe Pas-
chalis Resurrectionis Dominicae, Nativitatis sancti Joannis-Baptistae,
sancti Remigii et Nativitatis Domini Nostri Jesu Christi festivitatibus, pri-
mo solutionis termino in altera dictarum festivitatum apprehensionem
possessionis dicti prioratus seu domus hospitalis per dictos presbyteros
immediate sequente, incipientes solvere; et pro hujusce solutionis secu-
ritate, ultra obligationem et hypothecam omnium bonorum et redituum
ipsius prioratus seu domus hospitalis aut leprosariae, etiam omnia et sin-
gula ejusdem congregationis bona obligare, et praeterea devotus vester
Philippus Emmanuel de Gondy, presbyter Oratorii, se fidejussorem praes-
tare et constituere teneretur; item omnia credita dicti prioratus seu do-
mus hospitalis, omniaque illi debita et usque ad possessionem dictae con-
gregationis debenda in commodum dicti Adriani cederent, ipseque illa
a debitoribus exigere et ad hunc effectum omnibus remediis ne-

290
cessariis, etiam sub nomine dictae congregationis, uti posset, dictique
presbyteri illi pretium provisionum et munitionum frumenti vini et lig-
norum per ipsum pro usu domus ejusdem prioratus seu domus hospi-
talis provisionaliter emptorum, pro rata parte quae tempore dictae
possessionis inibi reperietur, juxta aestimationem a peritis faciendam re-
ficere tenerentur; ipseque Adrianus a redditione residuorum computo-
rum administrationis suae, a tempore quo ei commissa fuit usque ad diem
dictae possessionis, liberetur, et reciproce iidem prioratus seu hospitalis
domus prebyteri erga ipsum Adrianum, qui prioratum seu domum hos-
pitalis hujusmodi tempore dictae possessionis ab omnibus debitis libe-
rum redderet, exonerati remanerent; quo vero ad reditus seu census ab
ipso Adriano, durante sua administrationc, ad favorem prioratus seu do-
mus hospitalis hujusmodi emptos, ipse illis, vita sua durante, gauderet,
illis autem post ejus obitum in commodum dictae congregationis cessu-
ris; et quia pretium affictuum bonorum prioratus seu domus hospitalis
hujusmodi et major pars illius censuum et redituum non solvebantur
nisi in festis sanctorum Remigii et Martini, et hoc interim pro suppor-
tandis illius oneribus tam pro manutentione illius ecclesiae et aedificio-
rum affictuum, quam etiam pro victu et alimentis religiosorum, dicto
Adriano magni sumptus faciendi erant et aes alienum contrahendum,
convenerunt quod dictus Adrianus se ad proportionem a se expensorum
tempore dictae possessionis super dictis affictibus et censibus praevale-
re posset. Occurente vero obitu Adriani et religiosorum praedictorum,
iidem presbyteri illos, uti suos benefactores, ecclesiasticae sepulturae tra-
dere, et, die obitus dicti Adriani et duobus sequentibus non impeditis,
tria sacra, et deinde quolibet anno in perpetuum simili die pro ejus ani-
mae refrigerio in ecclesia prioratus seu domus hospitalis hujusmodi unum
anniversarium celebrare, et ad similis obligationis memoriam posterita-
ti relinquendam, epitaphium seu monumentum aliquod in dicta ecclesia
cum hujus obligationis inscriptione apponere, et duo servitia solemnia
pro fundatoribus, benefactoribus et religiosis, unum videlicet primo
die vacante post octavam Epiphaniae et alterum die lunae post festum
Sanctissimae Trinitatis; pro singulis vero religiosis dicti prioratus unum
servitium in fine anni cujuslibet illorum obitus celebrare tenerentur; li-
ceret quoque aliis religiosis praedictis in eodem prioratu seu hospitali do-
mo manere et habitare, prout antea fecerunt donec sub jurisdictione dic-
ti archiepiscopi viverent, et pro sua habitatlone appartamentum super
magna via suburbii existens et alia ipsius prioratus seu domus hospita-
lis loca convenientia occuparent; dormitorium vero et loca clericalia
penitus libera eisdem presbyteris relinquerent, dictique presbyteri cui-
libet ex dictis religiosis quolibet

291
anno quingentas libras pro eorum victu et vestitu, et cujuslibet eorum vi-
ta durante, in praedictis terminis aut alteris, prout eisdem religiosis pla-
ceret aut eorum necessitas exigeret, solvere obligati essent; et, pro harum
portionum tam Adriani prioris, quam aliorum religiosorum solutionis fa-
cilitate, dicti presbyteri religioso receptori 5 continuationem exactionis
redituum usque ad pacificam dictae congregationis possessionem per-
mitterent, et ad hunc effcctum ei necessariam procurationem concede-
rent. Quod si religiosis praedictis placeret in communi cum dictis presbyte-
ris vivere, id eis liceret, solvendo ex dicta quingentarum librarum sum-
ma cuilibet illorum, ut praefertur, solvendo ducentas libras pro cujusli-
bet eorum victu, reliquis trecentis libris eis pro aliis eorum necessitatibus
liberis remanentibus; in casum vero infirmitatis tam Adriani quam reli-
giosorum hujusmodi, in infirmaria communi curari eisque cibus et potus
ac medicinae a dictis presbyteris praestari ipsisque de medico, chirurgo
et pharmacopola solvendo pro rata temporis ad rationem ducentarum li-
brarum etiam provideri deberet; liberumque iisdem religiosis esset seor-
sim et particulariter in dicto prioratu seu domo hospitali vivere aut ad
alium regularem locum, de licentia dicti archiepiscopi, absque ulla di-
minutione dictae summae, se recipere; eveniente vero obitu alicujus ex
dictis religiosis, iidem presbyteri ab illius portionis seu pensionis praes-
tatione liberi remanerent, nec in demortui seu demortuorum locum alii
religiosi seu novitii reciperentur; et in casum talis obitus, supellex de-
mortui usibus superstitum religiosorum in dicto prioratu seu hospitali
domo personaliter residentium inserviret, illis omnibus, post obitum om-
nium religiosorum praedictorum, in commodum dictorum presbyterorum
cessuris.
Item, statim apprehensa per praedictos presbyteros dicta possessione,
ipsi apud dictum prioratum seu hospitalem domum personaliter resi-
dere illiusque ecclesiae servire in eaque divino cultui ad Dei gloriam et
exonerationem suarum conscientiarum diligenter vacare ac sub inventa-
rio omnia ornamenta, reliquias, supellectilia eis a dictis religiosis tradenda
et assignanda recipere; domos, possessiones dicti prioratus seu hospita-
lis domus manu tenere in eisque reparationes necessarias suis sumptibus,
absque ulla dictorum religiosorum contributione, facere; leprosos ve-
nientes recipere eisque omnia necessaria, tam spiritualia quam corpora-
lia, subministrare deberent. Si autem presbyteri dictae congregationis,
alias quam facto aut culpa dictorum religiosorum, dictum prioratum seu
hospitalem domum desererent, occasione solutionum anticipatarum dic-
tis Adriano et aliis religiosis, aut reparationum forsan factarum aut sump-
tuum quovis alio modo supportatorum, nihil repetere possent; et in ca-
sum desertionis seu discessus hujusmodi, idem contractus nullus nu-
lliusque effectus esset, et iidem

292
religiosi ad sua primaeva jura et privilegia redirent. Quae quidem pac-
ta, conditiones et omnia superius expressa Vincentius, superior praedic-
tus, nomine quo supra, casu quo dictae congregationi idem prioratus cum
omnibus suis pertinentiis et dependentiis concedatur, acceptavit illaque
adimplere promisit, et alias, prout in contractu seu conventione hujus-
modi ac publico desuper confecto instrumento plenius continentur.
Deinde vero devota creatura vestra Joannes Franciscus de Gondy,
modernus Archiepiscopus Parisiensis, ad quem, prout ad ejus prae-
decessores, ut supra dictum est, positio et amotio prioris seu adminis-
tratoris dicti prioratus seu leprosariae pertinet, provide animadvertens
introductionem presbyterorum dictae congregationis in dictum priora-
tum seu hospitalem domum illiusque ac rerum ejus, proprietatum ac fruc-
tuum eidem congregationi concessionem in majorem Dei gloriam et ani-
marum salutem cessuram, de dicto contractu omnibusque in eo con-
tentis plenissime informatus, prioratum seu hospitalem domum hujus-
modi, de consensu serenissimi principis Ludovici, Francorum et Nava-
rrae regis christianissimi, et praepositi mercatorum et scabinorum dictae
civitatis, ipsius prioratus seu domus hospitalis fundatorum, cum ejus
ecclesia omnibusque et singulis illius aedificiis, hortis, bonis, pertinen-
tiis, rebus et fructibus et emolumentis quibuscumque, necnon omnibus
et singulis libertatibus, franchisiis et privilegiis ei competentibus, eidem
congregationi, cum obligatione pacta et conventiones in dicto contractu
contenta observandi, in perpetuum ordinaria sua auctoritate concessit,
univit, annexuit et incorporavit, sub infradictis etiam conditionibus, vi-
delicet quod dictus Adrianus etiam deinceps in dictos religiosos supe-
rioritatem exerceat ipsique religiosi illi obedientiam quam professi sunt,
praestent, quodque pro tempore existens Archiepiscopus Parisiensis in
dictum prioratum et presbyteros dictae congregationis inibi pro tempo-
re degentes omnem jurisdictionem ac jus visitandi in spiritualibus et tem-
poralibus habeat; ipsique presbyteri, quorum unus ab ipsa congregatio-
ne in superiorem eligatur, divinum officium canonicale in choro recitare
voce mediata sine cantu, et januis chori clausis, ac sanctum missae sa-
crificium, submissa voce, ne in eorum labore percurrendi pagos ibique
docendi retardentur celebrare; omnes fundationes dicti prioratus seu do-
mus hospitalis adimplere, leprosos dictae civitatis ejusque suburbiorum
excipere in dicto prioratu; duodecim saltem dictae congregationis alum-
nos, quorum ad minimun octo presbvteri sint, qui in percurrendis pa-
gis Dioecesis Parisiensis, sumptibus ipsius congregationis, occupentur,
et in singulis pagis unum vel duos menses, pro locorum necessitate, com-
morentur, et ibi fidei mysteria doceant, confessiones prae-

293
cipue generales audiant, auditores in rebus christianis instituant,animas
ad dignam sacrosanctae Eucharistiae sumptionem praeparent, pacem in-
ter dissidentes componant; retinere teneantur, temporibus quibus de mo-
re Parisiis conferantur ordines, candidatos ordinum Parisiensis Dioecesis
ab archiepiscopo mittendos in dicto prioratu seu domo hospitali, eisque,
spatio quindecim dierum ante ipsos dies ordinationum, necessaria ad vic-
tum et habitationem apud se subministrent, iilos in exercitiis spirituali-
bus, utpote confessione generali, quotidiano conscientiae examine, me-
ditationibus mutationis status et vitae et eorum quae propria sunt cujus-
que ordinis et viros ecclesiasticos decent, ac in caeremoniis Ecclesiae ri-
te servandis occupent; hisque supportatis oneribus, quidquid ex fructi-
bus dicti prioratus superfuerit in communes dictae congregationis usus
convertant. Quibus mediantibus, idem Joannes Franciscus archiepisco-
pus, suo suorumque successorum nominibus, praedictos prebyteros con-
gregationis a redditione computorum et administrationis redituum ip-
sius prioratus seu domus hospitalis ejusque annexorum et dependentium
in perpetuum liberavit et exoneravit, prout in ipsius Joannis Francisci ar-
chiepiscopi litteris desuper confectis etiam plenius continetur.
Cum autem, Pater Sancte, praedicta omnia pro majori Dei gloria fac-
ta fuerint dictique oratores illa pro eorum subsistentia S(anctitatis) V(es-
trae) et Sedis Apostolicae patrocinio communiri cupiant, supplicant hu-
militer eidem Sanctitati Vestrae oratores praedicti, quatenus in prae-
missis opportune providentes eosque specialis gratiae favore prosequentes,
contractum inter dictos oratores initum, necnon concessionem seu unio-
nem prioratus seu domus hospitalis hujusmodi, illiusque ecclesiae, bo-
norum, rerum, proprietatum et dependentium quorumcumque per dic-
tum Joannem Franciscum archiepiscopum eidem congregationi Missio-
nis, ut praefertur, factam, omniaque et singula in illis dictisque litteris
contenta, licita tamen et honesta et inde legitime secuta quaecumque,
apostolica auctoritate perpetuo approbare et confirmare, illisque per-
petuae et inviolabilis apostolicae firmitatis robur adjicere, ac omnes et
singulos tam juris quam facti, et solemnitatum etiam, quantumvis subs-
tantialium et de jure requisitarum, defectus, si qui desuper intervenerint,
supplere, ipsosque oratores ad contractus hujusmodi et contentorum in
eo observationem obligatos esse et ab illis recedere non posse, irritum-
que decernere nihilominus praevia, quatenus opus sit, et quatenus, ob
praedictam introductionem et permanentiam religiosorum dicti Ordinis
in prioratu seu domo hospitali hujusmodi illiusque fructuum adminis-
trationem, aliqua regularitas inducta sit aut inducta dici vel censeri pos-
sit in eo seu in ea omnibusque ejus membris et pertinentiis, non tamen
personis dic-

294
torum religiosorum praedicti Ordinis, omnisque regularitatis, necnon cu-
jusvis status, naturae, essentiae, dependentiae et denominationis regularis,
ita ut ex nunc deinceps regularia esse desinant suppressione, extinctio-
ne illorumque ad statum saecularem reductione, prioratum seu hospi-
talem domum hujusmodi, qui seu quae titularis ac beneficium eccle-
siasticum non est, sed simplex administratio, ad nutum pro tempore exis-
tensis Archiepiscopi Parisiensis amovibilis, etiam una cum ejus ecclesia
omnibusque illius membris et pertinentiis, ac cum omnibus et singulis
oneribus, reservationibus, pactis et conditionibus tam in contractu ac ins-
trumento, quam in litteris dicti Joannis Francisci archiepiscopi conten-
tis, quae, hic pro plene et sufficienter repetitis, Sanctitati Vestrae habere
placeat eidem congregationi Missionis, ita quod possessionen illius su-
periori et presbyteris prioratus seu domus hospitalis hujusmodi, illius ec-
clesiae ac bonorum, jurium et dependentium quorumgue realem et ac-
tualem liceret, per se vel alium seu alios, ejusdem congregationis nomi-
ne seu nominibus, propria auctoritate libere apprehendere, retinere illo-
rumque fructus, reditus, proventus, jura, obventiones et emolumenta
quaecumque recipere, exigere, locare, arrendare; et, supportatis oneri-
bus et adimpletis pactis et conditionibus in contractu et instrumento, nec-
non dicti Joannis Francisci archiepiscopi litteris praedictis contentis,
residuum in communes usus et utilitatem dictae congregationis conver-
tere, dioecesani loci vel cujusvis alterius licentia desuper minime requi-
sita, apostolica auctoritate itidem perpetuo concedere et assignare, seu
unire, annectere et incorporare; praesentes quoque et desuper conficien-
das litteras sub quibusvis similium vel dissimilium gratiarum revocatio-
nibus, suspensionibus, limitationibus aut illis contrariis dispositionibus
non comprehendi, sed semper ab illis excipi, et quoties illas revocari, sus-
pendi, limitari aut contra illas aliquid disponi contigerit, toties illas in
pristinum et validissimum statum restitutas, repositas et plenarie reinte-
gratas esse et fore, sicque per quoscumque judices, etc., judicari, etc., de-
bere, irritumque, etc., decernere dignemini de gratia speciali, non obs-
tantibus praemissis, ac vestra de exprimendo vero valore, ac Lateranensis
Concilii novissime celebrati uniones perpetuas, nisi in casibus a jure per-
missis fieri prohibentis, aliisque constitutionibus et ordinationibus apos-
tolicis, dictorumque domus hospitalis seu prioratus ac Ordinis, etiam ju-
ramento, etc., roboratis, statutis, etc., priscis quoque Indultis et Litteris
Apostolicis, etc., caeterisque contrariis quibuscumque cum decretis op-
portunis .

295
AL PAPA URBANO VIII

[Entre julio y noviembre de 1634] 1


Santísimo padre:
En el barrio de Saint-Denis de la ciudad de París se encuentra la ca-
sa hospitalaria o leprosería de san Lázaro, llamada así porque fue anti-
guamente fundada y dotada por el preboste y los magistrados para el
mantenimiento y cuidado de los leprosos de París. Con el tiempo tomó
el nombre de priorato, que todavía recibe. Su administración fue con-
fiada desde el principio a sacerdotes seculares o regulares, a veces in-
cluso a laicos, revocables por disposición del obispo de París, y luego, en
1513 ó 1514, a los canónigos regulares de la reforma de san Agustín. Al
llamar a estos religiosos, Poncher 2, obispo de París, de feliz memoria, les
impuso la obligación de recitar las horas canónicas en la iglesia del prio-
rato, de cantar todos los días la santa misa, de recibir y mantener a los le-
prosos indigentes que se presentasen. Decidió, además, que el prior se-
ría escogido por él o por sus sucesores y que tendría. mientras lo creye-
ra oportuno el obispo, la administración del priorato o del hospital y de
sus rentas y que daría todos los años cuenta de su gestión al obispo de
París.
Recientemente Adriano Le Bon, sacerdote profeso de la misma or-
den, último prior o administrador de san Lázaro, nombrado por Enri-
que de Gondi, de feliz memoria, obispo de París. cardenal de la santa
Iglesia Romana, llamado cardenal de Retz 3, y los demás religiosos del
mismo priorato o casa hospitalaria, todos ellos devotos servidores de
Vuestra Santidad, considerando que en la actualidad y desde hace mu-
cho tiempo ya no hay leprosos en este priorato o leprosería, y que así
resulta imposible hacer servir las rentas para los fines de la fundación y
que convendría destinarlas a los operarios que se dedican a alimentar y
a curar espiritualmente a las personas afectadas por la lepra del pecado;
considerando además que entre los Institutos es especialmente recomen-
dable el Instituto de los sacerdotes de la Misión, erigido en París por au-
toridad apostólica hace pocos años, y que los miembros que lo compo-
nen tienen como finalidad especial recorrer los pueblos y aldeas para ins-
truir a sus habitantes en las verdades necesarias para la salvación sin
pedir ningún
________
1. Cfr. cartas 178 y 189.
2. Esteban de Poncher (1503-1519).
3. Enrique de Gondy, primer cardenal de Retz, ocupó la sede de París de 1598
a 1622.

296
salario, esperando sólo de Dios la recompensa debida a sus trabajos,
entregándose a sus funciones con tanto ardor y celo que gracias a ellos,
en varias regiones y provincias de Francia, y sobre todo en la diócesis de
Montauban, gran número de herejes, apenas esparcido el rumor por el
país, han abjurado la herejía y abrazado la fe católica.
Por ello los mencionados religiosos, creyendo no ser ajeno a la in-
tención de los fundadores el asignar dichos réditos, destinados a la cu-
ración de la lepra corporal, a los que curan la lepra de las almas, dándo-
les además así el poder de suministrarles el alimento corporal, han con-
venido lo siguiente con Vicente de Paúl, humilde suplicante de Su San-
tidad, superior de dicho Instituto. estipulando y aceptando en nombre
de esta misma congregación, con el consentimiento de Su Santidad, de
la sede apostólica y del arzobispo de París.
Adriano Le Bon, prior o administrador de san Lázaro, y los religio-
sos del priorato, actuando en la medida de sus derechos, han aceptado
la unión con dicha congregación del mencionado priorato con su iglesia,
sus edificios, sus bienes, derechos, frutos, pertenencias y dependencias,
y han cedido todos sus derechos sobre dicho priorato y su administra-
ción con las condiciones, reservas y acuerdos siguientes:
El prior.o administrador Adriano Le Bon conservará hasta su muer-
te los apartamentos que ocupa en el priorato; no podrá verse desposeí-
do de ellos por causa alguna, así como tampoco de su cualidad de anti-
guo prior, que conservará hasta su muerte, con plena libertad para ir a la
iglesia, asistir a los oficios y ocupar allí su rango, tanto en el capítulo
como en el refectorio cuando quiera acudir. Se reserva también la tierra
de Rougemont 4, que depende de dicho priorato, con todas sus perte-
nencias, y una pensión de 2.100 libras, exenta de diezmos ordinarios y
extraordinarios, reparaciones, pensiones de los religiosos y demás cargas
e imposiciones, que pagarán los sacerdotes de dicha congregación al in-
dicado prior durante su vida, cada año, en los cuatro términos acos-
tumbrados, esto es, las fiestas de Pascua, de san Juan Bautista, de san
Remigio y de Navidad. empezando la primera de ellas por la fiesta que
siga inmediatamente a la toma de posesión del priorato por dichos sa-
cerdotes. Para seguridad de esta pensión quedarán afectados no sola-
mente los frutos de dicho priorato, sino también todos los bienes de di-
cha congregación y ade-
________
4. La finca de Rougemont, situada en el bosque de Bondy en el municipio de
Sevian (Seine-et-Oise) comprendía una gran extensión de árboles y de tierras cul-
tivadas. Adriano Le Bon hizo donación de la misma a san Vicente el 11 de fe-
brero de 1645 «por la buena amistad y afecto» que tenía a los señores de san Lá-
zaro (Arch. Nat., S 6.698, piezas 1 y 2).

297
más se constituye fiador de esta pensión el devoto servidor de Su Santi-
dad Felipe-Manuel de Gondy, sacerdote del Oratorio.
El prior reivindica para sí todo el crédito de dicho priorato, todo cuan-
to se le deba hasta la toma de posesión por dicha congregación, y se re-
serva el derecho de emplear todos los caminos requeridos para este ca-
so, incluso en nombre de dicha congregación. Los indicados sacerdotes
estarán obligados a darle en dinero o en especie, según estimen los ex-
pertos. su parte proporcional de trigo, de vino y madera que se encuen-
tre en el priorato en el momento de la toma de posesión.
Del resto de las cuentas de su administración, desde el tiempo en que
se le confió hasta el día de dicha posesión, quedará descargado el prior.
Los sacerdotes de la Misión, por su parte, quedarán exonerados frente
al prior, que les entregará el priorato, durante el tiempo de dicha pose-
sión, libres de toda deuda. Respecto a las rentas constituidas durante el
tiempo de dicho prior en beneficio de dicho priorato, las gozará él du-
rante su vida y las dejará después de su muerte a los sacerdotes de la
Misión.
Y como el alquiler de las fincas de dicho priorato y la mejor parte
de los censos y rentas que se le deben no se pagan ni se entregan más que
los días de san Remigio y san Martín, y como hasta que llegue ese tiem-
po tiene el señor prior que contraer deudas para atender a las cargas de
dicho priorato tanto en el mantenimiento de la iglesia, de la casa y de las
fincas, como en la alimentación de los religiosos, queda entendido que el
dicho Adriano se embolsará del alquiler de las fincas y de los censos, en
proporción de los gastos hechos cuando tenga lugar la toma de posesión
de dichos sacerdotes de la Misión.
Al ocurrir el fallecimiento del dicho señor Adriano y de los religiosos
mencionados, los sacerdotes de la Misión están obligados a hacerlos
enterrar como a bienhechores. Ofrecerán el santo sacrificio de la Misa
por dicho señor Adriano, el día de su óbito y los diez primeros días li-
bres. Todos los años, en el día aniversario del fallecimiento, celebrarán a
perpetuidad por el descanso de su alma un servicio solemne en la iglesia
de dicho priorato; y para perpetuar el recuerdo de esta obligación a la
posteridad, erigirán en dicha iglesia un monumento, sobre el que habrá
una inscripción conmemorativa. Además, dichos sacerdotes estarán obli-
gados a hacer y celebrar todos los años dos oficios solemnes por los fun-
dadores, bienhechores y religiosos de san Lázaro. el uno el primer día in-
mediatamente vacante después de la octava de los Reyes, y el otro el lu-
nes después

298
de la Trinidad, y a celebrar un servicio por los religiosos de san Lázaro al
cabo del año del fallecimiento de cada uno.
Les será permitido a los religiosos de san Lázaro habitar en el priora-
to, como en el pasado, mientras vivan bajo la jurisdicción del arzobispo
de París, y ocupar las habitaciones que dan a la calle mayor del barrio y
los demás lugares convenientes en dicho priorato. Pero el dormitorio y
los lugares claustrales los dejarán a la libre disposición de los sacerdo-
tes de la Misión.
Estos últimos tendrán que proporcionar todos los años 500 libras a
los religiosos de san Lázaro, para su sustento y provisión, según los tér-
minos prescritos o de otro modo, tal como los mencionados religiosos lo
deseen o tengan necesidad. Para facilitar el pago de las pensiones del
prior y de los demás religiosos, dichos sacerdotes acceden a que el reli-
gioso ecónomo 5 siga percibiendo la renta del priorato hasta la pacífica
posesión de los sacerdotes de la Misión; y para ello le conceden toda la
procuración necesaria. Si los religiosos desean vivir en común con los in-
dicados sacerdotes, se retendrán 200 libras por su alimentación de las
500 que se les deben, quedando el resto para subvenir a sus otras nece-
sidades.
En caso de enfermedad, tanto del prior como de los demás religiosos,
podrán hacerse cuidar en la enfermería común, cargando los citados sa-
cerdotes con los gastos de medicinas, botica, cirujano, remedios y ali-
mentos.
Estos mismos religiosos podrán vivir en particular en el priorato o en
cualquier otro lugar regular, con el permiso del arzobispo, sin que por
ello deje de pagárseles la indicada suma de 500 libras. Al ocurrir el fa-
llecimiento de cualquiera de ellos, los sacerdotes de la Misión quedarán
descargados del pago de dicha suma, sin que en su lugar o puesto se pue-
da recibir o admitir a otros religiosos ni novicios. Los bienes del difun-
to quedarán en beneficio y uso de los religiosos supervivientes que que-
den en dicho priorato, y después de 1a muerte del último supervivien-
te, en uso y provecho de los sacerdotes de la Misión.
Dichos sacerdotes, a partir del momento de su posesión, residirán
personalmente en dicho priorato, atenderán a su iglesia, celebrarán allí
dignamente el servicio divino para gloria de Dios y descargo de su con-
ciencia, recibirán todos los ornamentos, reliquias, muebles, que serán in-
ventariados y entregados por dichos religiosos, mantendrán las casas y
las fincas de dicho priorato, harán en ellas las repara-
________
5. El ecónomo era entonces Claudio Cousin

299
ciones necesarias, a sus expensas, sin cargarlas de ninguna forma en
contribución a los religiosos, y albergarán allí a los leprosos que se pre-
sentaren, atendiendo a todas sus necesidades espirituales y corporales.
Los sacerdotes de la Misión, en el caso de que salieren del priorato
de san Lázaro, a no ser que fuere por culpa y por intervención de los men-
cionados religiosos, no podrán exigir cosa alguna de los adelantos en di-
nero que hayan hecho a los señores prior y religiosos, de las reparacio-
nes efectuadas o cualquier otro gasto realizado. En caso de salida, el pre-
sente convenio quedará sin efecto y los mencionados religiosos volverán
a recobrar sus derechos y privilegios primitivos.
El mencionado superior Vicente ha aceptado y prometido, en su pro-
pio nombre, cumplir, si se le concede el priorato a dicha congregación
con todas sus pertenencias y dependencias, las convenciones, condicio-
nes anteriores y todo lo que queda indicado con mayores detalles en otro
contrato de este género y en el acta pública anterior.
A continuación, Juan Francisco de Gondy, actual arzobispo de París,
devoto servidor de Su Santidad, al que pertenece, así como a sus prede-
cesores, según se ha dicho, el derecho de nombrar y deponer al prior
de dicho priorato, tras haber considerado maduramente que era conve-
niente a la gloria de Dios y al bien de las almas introducir a los sacerdo-
tes de la Misión en dicho priorato y dárselo con todos sus bienes, de-
pendencias y rentas, y conociendo por otra parte el contrato y todas sus
cláusulas, visto el consentimiento del serenísimo príncipe Luis, rey cris-
tianísimo de Francia y de Navarra, del preboste de los mercados y de los
magistrados de dicha ciudad, fundadores del priorato, ha accedido con
su autoridad ordinaria a la concesión, unión e incorporación de la mis-
ma congregación con la iglesia, todos sus edificios, bienes, jardines,
pertenencias, cosas, frutos y emolumentos de todas clases, sin exceptuar
las libertades, franquicias y privilegios concedidos al priorato, con tal que
la indicada congregación observe para siempre los acuerdos y tratados
expresados en el contrato. Ha puesto, por su parte, las siguientes con-
diciones:
El prior será, como en el pasado, el superior de sus religiosos, y éstos
tendrán el deber de obedecerle. El arzobispo de París ejercerá su juris-
dicción y tendrá derecho de visita, tanto en los asuntos espirituales co-
mo temporales, sobre el priorato y los sacerdotes de dicha congregación.
Estos sacerdotes estarán sometidos a un superior elegido por ellos, re-
zarán el oficio canonical en el coro de forma semitonada sin canto, con
las puertas del coro cerradas, se contentarán con decir la misa en voz ba-
ja para tener tiempo de recorrer las aldeas e ins-

300
truir allí al pueblo, cumplirán con todas las fundaciones del priorato y
recibirán en él a los leprosos de la ciudad y de los alrededores. Los miem-
bros de dicha congregación serán doce por lo menos, entre los que ha-
brá ocho sacerdotes o más. Recorrerán, a costa de la congregación, las
aldeas de la diócesis de París, deteniéndose en cada una de ellas uno o
dos meses según sea necesario, enseñando los misterios de la fe, escu-
chando las confesiones, sobre todo las confesiones generales, habituan-
do a sus oyentes a las prácticas de la religión cristiana, preparándoles pa-
ra la recepción de la santa Eucaristía y reconciliando a los enemigos. Alo-
jarán y alimentarán en el priorato, durante los quince días que prece-
den a la ordenación, en las épocas establecidas en la diócesis de París pa-
ra la colación de órdenes, a los ordenandos de la diócesis que les envíe el
arzobispo de París, y los prepararán por medio de ejercicios espirituales:
confesión general examen de conciencia de cada día, meditaciones sobre
el cambio de estado, las prerrogativas de cada orden y de la vida ecle-
siástica, instrucciones sobre la observancia de las ceremonias de la
Iglesia.
Una vez atendidas estas cargas, lo que quede de las rentas del prio-
rato servirá para las necesidades comunes de dicha congregación. En
atención a ello, el mismo arzobispo de París, actuando en su nombre y
en nombre de sus sucesores, ha dispensado y descargado para siempre a
los sacerdotes de dicha congregación de la rendición de cuentas sobre la
administración de las rentas del priorato, de sus anejos y dependencias,
tal como testimonian con mayor amplitud las cartas de Juan Francisco,
arzobispo.
Considerando, Santísimo Padre, que estos acuerdos tienden a la ma-
yor gloria de Dios y que el alto patrocinio de Su Santidad y de la Sede
Apostólica contribuirán a hacerlos más firmes, los mencionados suplicantes
creen oportuno pediros, como un favor muy especial, que queráis apro-
bar y confirmar para siempre, con vuestra autoridad apostólica, el con-
trato celebrado entre ellos, la unión con la congregación de la Misión del
priorato de san Lázaro, con su iglesia, sus bienes, cosas, propiedades y
dependencias, hecha, como se dijo más arriba, por Juan Francisco, arzo-
bispo, el contenido de esas cartas y las cartas mencionadas, en su con-
junto y en todos sus detalles, con tal que sea todo honesto y legítimo. Os
piden también que supláis, si fuese necesario, todas las irregularidades
cometidas o por cometer, tanto de derecho como de hecho, incluso en
puntos esenciales y absolutamente requeridos por el derecho; que de-
claréis que los suplicantes están obligados al cumplimiento de este con-
trato y de todas sus cláusulas; y que anuléis si fuese necesario, los con-
tratos precedentes, particularmente aquel por el que los religiosos de

301
dicha orden fueron introducidos en el priorato o casa hospitalaria para
administrarla, lo cual hace que sea, o se crea que es, con sus miembros
y sus dependencias. un establecimiento de regulares. Pedimos a Vues-
tra Santidad que se digne aprobar que se le devuelva a la Congregación
de la Misión, por supresión, extinción y retorno al estado secular, este
priorato o casa hospitalaria, que no es un beneficio eclesiástico, sino una
simple administración, revocable al arbitrio del arzobispo de París, con
sus miembros, su iglesia, sus dependencias, sus cargas, en general y en
particular, teniendo en cuenta las reservas, acuerdos y cláusulas mencio-
nadas tanto en el contrato como en las cartas de Juan Francisco, arzo-
bispo, que aquí se recuerdan plena y suficientemente; por consiguiente,
que el superior y los sacerdotes de dicha congregación puedan, por sí
mismos o por delegados, en nombre de su Instituto, tomar libremente
y por su propia autoridad posesión real y actual de dicho priorato o ca-
sa hospitalaria. de su iglesia, de sus bienes, derechos y dependencias, se-
an los que fueren; percibir, exigir, alquilar todos los frutos, rentas, pro-
ductos, beneficios y emolumentos; y tras haber aceptado las cargas im-
puestas por el contrato y las cartas de Juan Francisco, arzobispo, con-
sagrar el resto a las necesidades de dicha congregación, sin que sea ne-
cesario tener el permiso del ordinario del lugar o de cualquiera que sea.
Quiera Vuestra Santidad, con su autoridad apostólica, hacer perpetua es-
ta unión y mandar que las cartas de incorporación no sean ni revoca-
das, ni suspendidas en todo o en parte, por la revocación, suspensión, li-
mitación de gracias semejantes o desemejantes ni por cualquier otra
disposición, sino que sean siempre válidas en todo su contenido, y en el
caso de que fueren alguna vez revocadas, suspendidas, limitadas o se dis-
pusiere algo contra ellas, queden de nuevo repuestas, restituidas y rein-
tegradas a su primitivo y firmísimo estado, y que así sea juzgado, etc., por
cualesquiera jueces, etc., y que os dignéis declarar írritas las disposicio-
nes contrarias por gracia especial, no obstante lo anterior, y lo dispues-
to por el concilio de Letrán recientemente celebrado que prohíbe las
uniones perpetuas, a no ser en los casos permitidos por el derecho, y otras
constituciones y ordenaciones apostólicas, y los estatutos, etc., de dicho
priorato y casa hospitalaria y orden, incluso confirmados con juramen-
to, etc., y los antiguos Indultos y Cartas Apostólicas, etc., y cualquier de-
creto contrario 6
________
6. A continuación de la súplica se lee: «Fiat ut petitum». Et cum absolutione
a censuris ad effectum, etc., et quod veriores contractus ac instrumenti necnon Jo-
annis-Francisci archiepiscopi Litterarum hujusmodi tenores, praemissis tamen non
contrariis ac fructuum dicti prioratus seu domus

302
180 [180,I,275-276]
A LUISA DE MARILLAC

[Hacia 1634] 1
Señorita:
La gracia de Jesucristo Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
El señor de Cordes 2 me ha rogado que le diga, como muy hu-
mildemente lo hago, que tenga a bien pasar mañana por QuinzeVingts
3 para ver a las oficialas de la Caridad, por la mañana, y los otros días des-

pués de comer. Cree también que la presencia de la señorita Poulaillon


no vendrá mal y que esto animaría a esas buenas mujeres. Hay en aquel
lugar algunas prácticas distintas de otros sitios: los enfermos tienen que
ser recibidos por orden de los señores maestros de ese hospital, entre los
que se encuentran el señor de Cordes y el señor Lamy, y dicho señor de
Cordes me ha propuesto hoy que en adelante es preciso recibir a los me-
jor acomodados de ellos que lo piden y que ofrecen mantener la Caridad,
y que son veinte familias, poco más o menos; pero se piensa que no hay
que recibir a
________
hospitalis veri annui valores habeantur pro expressis, seu in toto, i el in parte ex-
primi possint et de perpetuis de confirmatione, approbatione. adjectione, supple-
tione, concessione, assignatione, unione, annexione, incorporatione et aliis praemis-
sis latissime existen. et quod praemissorum omnium et singulorum etiam qualita-
te invocatorum denominatorum, nuncupatorum aliorumque necessariorum major
et verior specificatio et expressio fieri possit in Litteris et committatur Ordinario
cum clausula Vocatis, etc., et ad partium supplicationent et ex voto S. R. E. Cardina-
lium negotiis regularium praepositorum. Datum Romae apud S. Petrum, idibus mar-
tii, anno duodecimo». Fue, pues, el 15 de marzo de,l635 cuando fue aceptada la
súplica. Tras estas palabras, el copista añadió: «Sumptum ex registro supplicatio-
num apostolicarum. Collationatum per me Franciscum Causeum ejusdem registri
magistrum, a tergo, 22 libro, folio 223»
Carta 180 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase nota 2.
2. Dionisio de Cordes, consejero en Chatelet. A petición suya y de M. Lamy
estableció san Vicente la Caridad en Quinze-Vingts. después de la misión que allí
dieron a finales de 1633 los miembros de las conferencias de los martes (cfr. L.
ABELLY, o. c.., 1, cap. XXIII, 109) (A. GODEAU, obispo de Grasse, L'idée du
bon magistrat en la vie et en la mort de M. de Cordes, conseiller au Chastelet de Pa-
rís. París 1645, en 12º).
3. Hospicio fundado por san Luis rey de Francia para 300 (15 x 20) ciegos
pobres. En 1779, el cardenal de Rohan trasladó el hospicio desde la calle Saint-Ho-
noré a la casa de los mosqueteros negros, calle de Charenton, n.º 38. La institu-
ción fue suprimida durante la revolución y establecida de nuevo en 1814.

303
los incurables, como son los enfermos de pulmón, los gotosos y otros. Es-
taría bien proponer a esas buenas personas que diesen veinte o veinticinco
gallinas a la Caridad, cuyo cuidado podía entregarse a una de las her-
manas. Así podríamos tener huevos, que se venden muy caros por allí.
Buenos días, señorita. Soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy hu-
milde servidor,
V. D. P.
Dirección: A la señorita Le Gras.

181 [181,I,277]
A ISABEL DU FAY
[Entre 1626 y 1635] 1
Señorita:
Su entrada en santa María se ha retrasado hasta mañana. Le ruego,
señorita, que difiera su devoción hasta entonces, o bien que se confiese
con su confesor y que vaya a comulgar pasado mañana a la Visitación,
porque yo tendré que decir mañana la misa allí mismo entre las 7 y las 8
¡hecho esto, entraré en el monasterio y, antes de entrar, se hará salir a to-
dos de la iglesia y cerraré la puerta; siendo esto así, todo resultaría muy
aprisa para usted. Le he avisado demasiado tarde. Ya me lo perdonará su
caridad; y yo seré, en el amor de Nuestro Señor y de su santa Madre,

182 [182,I,277-279]
A LUISA DE MARILLAC
[Entre 1634 y 1638] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Recibí ayer su carta y la memoria del reglamento de sus hijas, que to-
davía no he tenido tiempo de leer; lo haré tan pronto como
________
Carta 181. — Reg. 1, f.º 68 v.º. El copista advierte que la escritura del origi-
nal era del propio san Vicente.
1. Igual observación que en la carta 105, nota 1.
Carta 182 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta ha sido escrita después del establecimiento de las Hijas de la Ca-
ridad (29 noviembre 1633) y antes de la partida de Roberto de Sergis al Sur.

304
me sea posible. En cuanto a lo que me dice de ellas, no dudo de que
son tal como me las describe; pero es de esperar que se vayan haciendo
y que la oración les hará ver sus defectos y las animará a corregirse de
ellos. Será conveniente que les diga en qué consisten las virtudes sólidas,
especialmente la de la mortificación interior y exterior de nuestro juicio,
de nuestra voluntad, de los recuerdos de la vista, del oído, del habla y de
los demás sentidos; de los afectos que tenemos a las cosas malas, a las in-
útiles y también a las buenas, por el amor de Nuestro Señor, que las ha
utilizado de ese modo; y habrá que robustecerlas en esto, especialmen-
te en la virtud de la obediencia y en la de la indiferencia, pero como el
hablar mucho le perjudica, hágalo solamente de vez en cuando. Será con-
veniente que les diga que tienen que ayudarse en la adquisición de la vir-
tud de la mortificación, y ser ejercitadas en ella; yo también se lo diré, pa-
ra que estén dispuestas a ello.
Dejémosle todavía las prácticas de la orden tercera a esa muchacha
que pertenece a ella, y haga que tenga sus prácticas aparte el miércoles,
si le parece bien.
Me gustaría que esa viuda de Colombes 2 supiese leer; mándemela a
que la vea, por favor; pero ¡qué!, acabo de ver, al leer de nuevo su car-
ta, que tiene dos hijos; ¿cómo es que se la ha recibido, siendo así?
Siempre me olvido de encargar que compren las estampas de sus hi-
jas. Está por aquí el padre de Sergis; se las haré comprar a él.
Van cuatro líneas para el hijo del señor Gallois 3 que está con el re-
verendo Padre Faure 4. Me gustaría poder confiar en él más de lo
________
2. Ayuntamiento de los alrededores de París.
3. Quizás el hijo de Felipe Gallois, notario de san Vicente.
4. Carlos Faure, nacido en Louveciennes (Seine-et-Oise) el 29 de noviembre
de 1594, tomó el hábito de canónigo regular en la abadía de san Vicente de
Senlís y profesó el 1 de marzo de 1615. Los ejemplos de relajación que tenía a
la vista no detuvieron sus progresos en la virtud. Su fama de santidad llegó a oí-
dos del rey, que le confió la delicada misión de establecer la reforma en el mo-
nasterio de santa Genoveva de París. El éxito fue tan completo que el cardenal
de La Rochefoucauld, para extender la reforma, agrupó en una congregación,
denominada Congregación de Francia, diversas casas de canónigos regulares
esparcidas por todo el reino, las puso bajo la dependencia de la abadía de santa
Genoveva y nombró al padre Faure vicario general del nuevo Instituto. El padre
Faure visitó las casas, impuso allí el reglamento, fundó seminarios. La Congre-
gación de Francia quedó canónicamente erigida por bula del 3 de febrero de
1634. El 17 de octubre, el capítulo general elegía al padre Faure superior gene-
ral para una duración de tres años. Fue reelegido en 1637. Como las Cons-

305
que confío. En fin, acabemos con la súplica que le hago de que cuide
de su salud. Con esta esperanza, soy en el amor de Nuestro Señor, su ser-
vidor muy humilde 5,
V. D.

183 [183,I,279-280]
A LA SEÑORA GOUSSAULT
[1634 ó 1635] 1
Señora
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Creo que es conveniente rogar a la señora Fortia 2 que acuda a las tres
a la reunión de oficiales, adonde iré yo también para avisar de lo que hay
que hacer en relación con la dificultad del Hôtel-Dieu. Ella conoce muy
bien aquella casa, tiene buen espíritu y hace todo el bien que puede. Ha-
ga igualmente el favor, señora, de rogar a la señorita Poulaillon y a la
señorita du Fay que acudan allá y que me manden el coche a la Magda-
lena a eso de las dos y media.
Le deseo entre tanto buenos días y soy, señora, su muy humilde servi-
dor,
VICENTE DEPAÚL
Lunes, a las diez.
En la parte inferior de la primera página: señora Goussault.
________
tituciones no permitían una tercera elección, cedió su lugar en 1640 al padre Bou-
lart, pero conservó unos poderes tan amplios que su sucesor no podía hacer na-
da sin su consejo. Terminado el trienio del padre Boulart, el padre Faure fue pues-
to de nuevo al frente de la Congregación de Francia. Cayó enfermo aquel mismo
año y murió el 4 de noviembre de 1644. Sus relaciones con san Vicente fueron
más bien frías y reservadas. Ha dejado varias obras ascéticas (cfr. LALLEMAND ET
CHARTONNET, o. c..).
5. San Vicente concluye su carta con las iniciales v. s. V. D., sin darse cuenta
que se repite la fórmula su servidor.
Carta 183 (CA). — Original en Marsella, Hijas de la Caridad de la calle Vin-
cent-Leblanc, 22.
1. La carta ha sido escrita en vida de la señorita du Fay (antes de 1636) y des-
pués de la institución de las damas del Hôtel-Dieu (1634).
2. Probablemente Ana de la Barre, viuda de Francisco de Fortia consejero
del rey, maestre de las peticiones ordinarias.

306
184 [185,I,280]
A LUISA DE MARILLAC
[Después de 1631] 1
Señorita:
Se encuentra aquí la señorita Brou 2, tesorera de san Bartolomé 3. Co-
mo no me es posible atenderla, por estar ocupado, le ruego que la atien-
da usted y que la mire como una buena sierva de Dios y digna de cual-
quier buen empleo para su gloria.
V. D.
185 [185,I,281]
A LUISA DE MARILLAC
[1634 o 1635] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
La señorita Poulaillon nos pide una buena joven. Envíesela, por fa-
vor, con un lacayo. ¿Podrá ir a pie o será conveniente que le preste ust-
ed su caballo? Lo primero sería más edificante. Hay nueve leguas desde
aquí. Si no puede hacer el camino en un día, que lo haga en dos. Ténga-
la, pues, preparada, para cuando llegue el lacayo. Ruego a Nuestro Señor
que bendiga a esa buena joven.
La señorita du Fay está gravemente enferma. No le digo que la ofrez-
ca usted a Nuestro Señor; estoy seguro de que lo hará.
Buenos días, señorita. Soy, en el amor de Nuestro Señor, señorita,
su muy humilde servidor,
V. DEPAUL
Martes, por la tarde.
Le he dicho al lacayo que venga mañana por la mañana.
Dirección: A la señorita Le Gras.
________
Carta 184 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Antes de esta fecha no había cofradía de la Caridad en san Bartolomé (cfr.
L. ABELLY, o. c.., 1, cap. XXIII, 109).
2. La señorita Brou era probablemente pariente de la señora de Brou que for-
mó parte de la asociación de damas del Hôtel-Dieu y llamó a Bernay a las Hijas
de la Caridad, donde las mantuvo con sus donativos. La señora de Brou era
prima de la señora de Vincy.
3. Parroquia de París.
Carta 185 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Fecha probable de la muerte de Isabel du Fay, cuya gravedad anuncia aquí
el santo a Luisa de Marillac.

307
186 [186,I,281-282]
A LUISA DE MARILLAC

[Hacia 1634] 1
Creo, señorita, que es conveniente hacer que vuelva esa muchacha
que está en casa de la señora de Suivry, y que mande usted a buscarla.
Entre tanto veremos lo que hay que hacer.
Yo me voy al colegio 2 y procuraré ver al señor Le Gras.
La buena hermana Alix le ha llevado una muchacha y habla de otra.
¿Ha conservado usted a la primera?
Buenos días, señorita. Soy s. s.

V. D.
i. s. d. la M. 3

187 [187,I,282]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
Me parece bien su carta. El espíritu maligno se entremete en el plan
de la asistencia espiritual de esas pobres mujeres. El señor Chevenis me
ha hablado también esta mañana y me dice que los chevitanos están muy
molestos con ello y me dice que no son de la comunidad. Ruego a usted
que aclare este punto. Lo peor que podría suceder es que hubiese que
abandonar todo eso. Si así es, que sea para bien. Hay que examinar, sin
embargo, con toda calma de dónde viene el mal y pensar en el remedio.
Voy a ir a ver a la señora presidenta Goussault, a la cual no me parece
que le hable con demasiada libertad, como dice usted. Sea siempre muy
sencilla y sincera, y ruegue a Dios que me conceda.esas dos virtudes.
Soy en su amor...
San Lázaro, 29 octubre 1634.
________
Carta 186 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta parece escrita al principio de la institución de las Hijas de la Ca-
ridad.
2. Al colegio de Bons-Enfants, donde estaba entonces Miguel Le Gras.
3. Iniciales de las palabras: indigno sacerdote de la Misión.
Carta 187. — Manuscrito san Pablo, 33.

308
188 [188,I,283-285]
A FRANCISCO DU COUDRAY
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
He recibido la suya, del ocho de octubre me parece, por la que me
dice que el señor Le Bret le ha indicado a usted lo que ha dicho su pri-
mo, dom Le Bret, a propósito de su regreso. Pues bien, es preciso que le
diga, de parte de Dios, en cuya presencia le hablo, que no sé lo que pa-
sa, que no he hablado ni una palabra de esto con dom Le Bret, que yo
sepa, que le haya dado ningún motivo para escribir eso, ni cosa pareci-
da; pero que quizá todo esto proviene de que se le ha dicho desde ahí
que no tiene usted nada que hacer en Roma y que había usted dicho que
tenía que partir dentro de quince días. Eso es todo lo que sé por la conje-
tura que le digo; porque ese buen padre no me ha dicho nada de lo que
ha escrito.
En cuanto a lo de haber dicho personalmente cosas de este estilo, le
diré que, hablando de nuestros asuntos en Roma con ese buen padre,
porque el señor Le Bret le escribe todo lo que se hace, hablando — repi-
to — de nuestra estancia en Ferrara, le hablé de la pena que sentía por
ello, sin haberle dicho nada más que lo que podría haber dicho en su pre-
sencia sin darle ningún motivo de pena, y que es verdad que ese buen pa-
dre, por el celo que tiene por nosotros, que dudo mucho lo tenga yo
tan grande por la Misión como él, me dijo que quería escribirle a su
primo que recogiese las bulas durante la ausencia de usted. Pues bien,
como él me lo dijo espontáneamente, yo no puse tanta atención, pero,
habiendo repasado en mi ánimo todo esto, fui luego a rogarle inmediata-
mente que no lo hiciera, porque tenía miedo de que esto le causase al-
guna pena, y que yo me daba cuenta de que convenía que lo hiciera us-
ted. Sin embargo, luego supe que había escrito alguna cosa sobre ello, lo
cual me supo muy mal.
He aquí, padre, todo cuanto puedo decirle sobre esto, con toda la
libertad y sencillez que me es posible. No crea, por tanto, que ese buen
padre tenga de usted algún sentimiento que no sea bueno, gracias a Dios,
y que está lleno de estima y de afecto, y ciertamente con motivo. Por eso,
le suplico con toda humildad que no dé lugar a ningún pensamiento con-
trario a lo que le digo, y que aleje esas ideas que por su carta veo que se
ha forjado sobre mí y sobre ese buen padre. Ya sabe que la bondad de su
corazón me ha dado, gra-
________
Carta 188. — Colección del proceso de beatificación.

309
cias a Dios, la libertad de hablarle con toda confianza y sin ocultarle
nada; creo que habrá podido conocer esto hasta el presente por la con-
ducta que he guardado con usted. ¡Jesús, Dios mío! ¿Tendré que reco-
nocer con pena que he dicho o hecho algo respecto a usted en contra de
la santa sencillez? ¡Dios me guarde, padre, de obrar así con ninguna per-
sona! La virtud que más aprecio y en la que pongo más atención en mi
conducta, según creo; y, si me es permitido decirlo, diría que en ella he
realizado algunos progresos, por la misericordia de Dios.
En nombre de Dios, mi padrecito, rechace esos pensamientos como
tentaciones que pone el espíritu maligno en su espíritu y crea que mi cora-
zón no es tan mío como suyo, y que usted es para mí el mejor consuelo y
placer, y que es eso lo que me hace esperar su regreso; pero no quiero
que sea durante el rigor del invierno y con esos peligros, sino de la ma-
nera como le indiqué en mi última, esto es, en el mes de febrero o mar-
zo, a no ser que encuentre sitio en las galeras de Francia que tienen que
llevar a Roma al cardenal de Lyón 1, que tiene que marchar para advien-
to, en cuyo caso sería conveniente o bien pedirle al padre Gilioli que le
fuera a buscar a Roma, o marchar a esperar las galeras en Livorno, que
es el puerto de mar de Florencia.
Nada digo del asunto de san Lázaro, porque ya indiqué que le roga-
ba hiciera firmar la súplica por el Papa para poner las cosas en forma
de poder hacerse dentro de cincuenta años, como me indica, y si todo
pudiera conseguirse a buen precio, habría que procurarlo.
Está bien, padre; esto es todo lo que tengo que decirle de momento
sobre mí, si no es que le saludo con todo el cariño de mi corazón y que
le ruego que cuide de su salud; soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy
humilde y obediente servidor.

VICENTE DEPAÚL
San Lázaro, 6 noviembre 1634.
Dirección: Al padre du Coudray, sacerdote de la Misión, en Roma.
________
1. Alfonso de Richelieu, hermano del cardenal ministro. Iba a Roma a ayu-
dar al embajador ordinario Enrique de Noailles, para obtener del Papa la anu-
lación del matrimonio que Gastón de Orleans acababa de contraer con Marga-
rita de Lorena. La lentitud de las negociaciones acabó por impacientar al mi-
nistro de Luis XIII, que escribía el 3 de octubre de 1635: «Sería importante
que el rey enviase a Roma a alguna persona de condición en calidad de embaja-
dor extraordinario que fuera naturalmente más violento en el obrar que el señor
de Noailles y el cardenal de Lyon» (Lettres, instructions diplomatiques et papiers
d'Etat du cardinal de Richelieu. París 1853-1877, 8 vol., en 4.º, t. IV, 307).

310
189 [189,I,286-287]
A JUAN DE FONTENEIL 1

7 diciembre 1634
Señor:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
El padre de la Salle me ha escrito en varias ocasiones sobre el afecto
que Nuestro Señor le ha dado por nuestra pequeña manera de vivir y por
él y por el padre Brunet, y sobre la manera con que trabaja por la salva-
ción del p obre pueblo y por nosotros, siempre que ha sido preciso 2,
Pues bien, señor, le agradezco todo esto muy humildemente y ruego a
Nuestro Señor que sea El mismo su recompensa y su paga y que extien-
da sobre usted cada vez más la abundancia de sus gracias y bendi-
ciones.
¡Cómo se llena mi corazón de consuelo, señor, siempre que el men-
cionado padre de la Salle me habla de su celo por la salvación de las al-
mas, su asiduidad en su conquista, las bendiciones que Nuestro Señor le
concede y todas sus sólidas virtudes! Ciertamente, señor, todo esto pro-
duce en mí una alegría que no le puedo
________
Carta 189. — Reg. l, f.o 14 v.º. El copista advierte que el original era de la es-
critura del propio san Vicente.
1. Juan de Fonteneil, nacido en Burdeos hacia 1605, fue el amigo e imita-
dor de san Vicente. Sus grandes cualidades le hicieron obtener las más altas
dignidades de la diócesis; fue nombrado canónigo de san Severino en julio de
1623, vicario general arzobispal particular el 1 de noviembre de 1639, vicario per-
petuo de la iglesia parroquial de santa Coloma, luego de san Simeón, en Burde-
os, gran arcediano, canciller de la universidad de Burdeos en 1650, vicario ge-
neral de la diócesis el 10 de septiembre de 1655. Convencido, como su amigo san
Vicente, del gran bien que estaban llamados a hacer los seminarios, las misiones,
los retiros y las reuniones semanales de eclesiásticos para tratar juntamente cues-
tiones de teología, de disciplina o de piedad, fundó para ello la Congregación de
Misioneros del Clero, que dirigió el seminario de ordenandos de Burdeos, los se-
minarios de Aire y de Sarlat y entró en posesión de la capilla de
Notre-Dame-de-Montuzet, las parroquias de Saint-Louis-du-Marais y de Saint-
Simon-Cardonnat (Gironde). Esta congregación duró poco. Sólo sobrevivió 3
años a su fundador, que murió en Burdeos el 2 de marzo de 1679 (cfr. BERTRAND,
Histoire des séminaires de Bordeaux et de Bazas. Bordeaux 1894, 3 vol., t. 1,
207 s.).
2. No hacía mucho tiempo que los padres de la Salle y Brunet trabajaban
en la diócesis de Burdeos, ya que se les había dado permiso para confesar y pre-
dicar allí el 21 de octubre anterior (BERTRAND, o. c.., I, 215).

311
expresar y un afecto muy especial para rogar a Dios que le siga prote-
giendo y que vaya aumentando estas mismas gracias.
Sea esta, señor, la recompensa que espera de nosotros por tantos y
tantos actos de caridad que incesantemente tiene ahí con nosotros. A ello
añado, señor, el ofrecimiento que le hago de la pequeña compañía y de
su servicio. con todo el afecto y humildad que me es posible, y especial-
mente el mío, que me da la confianza de encomendarme a sus santas ora-
ciones y que soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy humilde y muy
obediente servidor,
VICENTE DEPAÚL
s. d. l. M.

190 [190,I,287-288]
AL PADRE BELIN
16 diciembre 1634
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Ya llegó finalmente el tiempo de espigar después de las grandes cose-
chas que Nuestro Señor ha dispuesto por su medio en ese territorio. Le
suplico, padre, que continúe con su caridad para con la compañía y que
la advierta de todo lo que sea conveniente in Domino. Verá gente nueva
en todos los sentidos; pero ¿qué es lo que quiere? Así es cómo la Pro-
videncia nos somete a la vicisitud.
Le ruego que hable con el corazón abierto y sin reservas al padre Gre-
nu y a los demás sobre las advertencias que crea conveniente darles en
las reuniones; de lo contrario, tanto ellos como el hombre más pruden-
te podrían cometer alguna falta.
Y si puede su caridad, ¿querrá ir a Saint-Nom 1 o a Clayes a tener el
catecismo y confesar? Hágalo, por favor, y escoja uno de los dos sitios.
Sepa bien que Nuestro Señor le ha hecho misionero, así como también
que tiene una de las partes principales en la concepción, la gestación, el
nacimiento y el progreso de la Misión, y que, si no fuese por los testi-
monios evidentes que Dios le ha dado. de que le quería en Villepreux,
estaría ya desde hace tiempo en la Misión En cuanto a mí, le considero
como un perfecto y perpetuo
________
Carta 190. — Reg. 1, f.o 1 v.º. El copista advierte que el original era de la es-
critura del propio san Vicente.
1. Saint-Nom-la-Bretèche (Seine-et-Oise).

312
El bueno del padre Pillé 2 está en Bons-Enfants, un poco mal del
estómago; el padre Portail está enfermo de la vista, y yo de las piernas;
pero los tres le queremos con todo nuestro corazón. Cuide, padre, en
nombre de Nuestro Señor, de pedir a Dios nos conceda la gracia de cum-
plir su voluntad en todo; y soy, en su amor, su muy humilde servidor.
Le ruego busque un mozo para llevar y preparar la comida en
Saint-Nom y se le pagará.

191 [11,XV,12-13]
AL SEÑOR DE MONTHOLON 1

[Diciembre 1634]
Señor:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Siento mucho no haber tenido la felicidad de encontrarme aquí cuan-
do me concedió el honor de venir a verme. Estaba en una pequeña aldea
cercana y llegué un cuarto de hora después de su marcha, encontrándo-
me con su hermano 2, ¡Dios mío, señor, cuánto siento las molestias que
él y los demás le causan! Me ha contado su proble-

________
2. Sacerdote de la diócesis de Sens, recibido en la Congregación de la Misión
en octubre de 1631, superior del colegio de Bons-Enfants desde 1635 a 1638,
muerto en París el 7 de octubre de 1642. San Vicente trazó su biografía e hizo su
elogio en una larga carta circular que luego insertaremos. Se encuentra en el Arch.
Nat. M 211, leg. 1, una copia de su testamento.
Carta 191 (CA). — Original puesto en venta por Charavay, cuyo catálogo
(Autographes et Documents historiques. Ventes des 10 et 11 décembre 1957) ofre-
ce una fotografía del documento; publicado en Annales C. M, 1957, 674-681 (foto-
grafía, trascripción con disposición y ortografía del original, comentario histó-
rico). Su fecha es la de diciembre de 1634, comienzo de la estancia de Juan de
Montholon en san Lázaro. Figura con el n. 11 en el t. XV de las Oeuvres de Saint
Vincent. (Mission et Charité, 19-20, 12-13).
1. Guido-Francisco de Montholon, nacido en 1600 en París, abogado del par-
lamento en 1618, consejero de Estado en 1645, falleció en 1679.
2. Juan de Montholon, nacido en 1613 entonces de 21 años solamente.

313
ma 3, y aunque le he hablado del miedo que tengo de que no haya
comprendido bien y le he dicho que tiene que creerle absolutamente y
seguir el consejo de sus comunes padres e incluso de la casa con que es-
tá emparentado, a la que yo conozco 4, no he hecho más que dar nuevo
fuego a su pasión. Le había pedido permiso para ir a verle con el señor
párroco de san Germán 5, pero cuando estaba en Saint-Merri 6, sentí mu-
cho miedo de que se escapase y me volví enseguida y lo encontré
descansando. Por eso he tenido tiempo de escribirle estas líneas para ro-
garle me indique de qué manera quiere que me comporte, hasta que ten-
ga el honor de verle mañana para agradecerle, tal como lo hago ahora
humildemente. el feliz comienzo que ha dado a nuestra defensa 7. Se
me ha hecho saber, por parte de dos de nuestros hombres prudentes, que
ha hecho maravillas. Espero, señor, que el final habrá de ser todavía más
feliz y que Nuestro Señor le reservará una gran recompensa en el cielo.
Soy, en su amor. su muy humilde y obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL
Dirección: Al señor de Montholon, abogado en la Corte.

________
3. He aquí una reconstrucción sumaria de este asunto: En 1632, Juan de Mon-
tholon se casa con Juana Jeannesson; el hijo mayor de la familia (Guido-Francisco.
tutor de sus hermanos a la muerte del padre en 1632), creyendo que el casamiento
era desigual, hizo anular el matrimonio por decreto del parlamento; la Sorbo-
na, consultada por Juan, lo declara válido (1633); el 28 de septiembre de 1634,
Guido-Francisco obtiene una sentencia del preboste de París autorizándole a en-
cerrar a Juan, el 5 de diciembre de 1634, Juan es encerrado en el priorato de
san Lázaro, donde se reservaban algunas plazas para hijos de la nobleza "desca-
rriados". La carta que aquí se publica se refiere al comienzo de esta estancia de
Juan en san Lázaro. En 1635 (después del 28 de marzo), Juan de Montholon se
evadió; san Vicente le escribió entonces una carta a Guido-Francisco para pre-
sentarle sus excusas (cfr. carta n. 197 en este mismo tomo).
4. Los padres de Juan Jeannesson eran señores de Clichy-la-Garenne; allí los
debió conocer san Vicente, cuando era párroco de aquel lugar.
5. Probablemente Saint-Germain-l'Auxerrois, parroquia de París.
6. Parroquia de París.
7. A partir de la unión del priorato de san Lázaro a la Congregación de la Mi-
sión (1632) san Vicente tuvo que vencer numerosas y tenaces oposiciones, sobre
todo ante el parlamento; necesitaba el apoyo de gentes entendidas en el asunto.

314
192 [191,I,289]
A LUISA DE MARILLAC

[Antes de 1640] 1
... Si le parece conveniente abrirse con él, hágalo; si no, no le diga una
palabra. Le remito la carta de la señora de Villegoubelin 2. Después de
sus ejercicios hablaremos sobre su contenido. ¡Ea!, ¿cómo está? ¿Se apu-
ra por algo? En nombre de Dios, actúe tranquilamente de la manera
como se podría imaginar que actuaba nuestro bienaventurado padre
monseñor de Ginebra 3.
Buenos días, señorita. Soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy hu-
milde y obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL
Martes por la mañana.
Dirección: A la señorita Le Gras.

193 [192,I,289-290]
JUAN DE LA SALLE Y JUAN JOSÉ BRUNET
A SAN VICENTE 1

1634
Son muy frecuentadas las predicaciones en la diócesis de Burdeos. Los
fieles vienen de lejos. Tan vivo es su deseo de hacer una confesión general
que aguardan turno durante semanas enteras, sin volver a sus casas, y pre-
ferirían morir antes que perder esta ocasión de reconciliarse con Dios.
Hay algunos que se acusan en voz alta para más humillarse.
________
Carta 192 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original. El comienzo
de la carta ha sido cortado y se ha perdido.
1. Después de 1639, figurarían las palabras «martes por la mañana» a la ca-
becera de la carta, y no al final.
2. Véase carta 201.
3. San Francisco de Sales.
Carta 193. — L. ABELLY, o. c.., II, cap. I, sec. Ir, 50.
1. Esta carta, dice Abelly, es de los misioneros que envió san Vicente en 1634
a «trabajar en la diócesis de Burdeos»; la carta 189 nos da a conocer quiénes son.

315
194 [193,I,290]
A LUISA DE MARILLAC

[Entre 1634 y 1639] 1


Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
He hablado con la señora del guardasellos 2 de la Caridad de las chi-
cas. Ha enviado cien escudos a la señora presidenta Goussault, que ella
le enviará hoy; más aún, tiene ganas de ir a las aldeas con ustedes
Buenos días, señorita. Soy s.s.

V.D.
Dirección: A la señorita Le Gras.

195 [194,I,290]
A CARLOS-CRISTIAN DE GOURNAY OBISPO DE TOUL 1

19 enero 1635
San Vicente ruega a Carlos-Cristián de Gournay, que le había pedido
una entrevista, que haga el favor de esperar álgunos días, ya que tenía que
empezar el santo la visita de las Hijas de la Magdalena al día siguiente,
continuándola al menos durante una semana, y que le esperará el do-
mingo siguiente, fiesta del santo nombre de Jesús, en Montreuil, donde
tendría que predicar y observar el buen funcionamiento de la cofradía
allí establecida.

________
Carta 194 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta ha sido escrita entre la institución de las Hijas de la Caridad y la
muerte de la señora Goussault.
2. La señora Séguier.
Carta 195. — COLLET, o. c.., 1, 355, en nota, según el original, encontrado
en Toul.
1. Nombrado en 1634, muerto en Nancy el 14 de septiembre de 1637

316
196 [195,I,291]
A N...

[Hacia 1635] 1
Hace dos o tres días caí peligrosamente enfermo; esto me hace pen-
sar en la muerte. Por la gracia de Dios, adoro su voluntad y la acato con
todo mi corazón; al examinarme sobre lo que podría causarme alguna
pena, he visto que no hay nada, a no ser que todavía no hemos hecho
nuestras reglas 2.

197 [196,I,291-293]
A GUIDO-FRANClSCO DE MONTHOLON 1

[1635, después del 28 de marzo] 2


Señor:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Le diré, con sumo dolor, que soy indigno del honor de su benevolencia,
por no haber sabido guardar al señor caballero su hermano 3, que se es-
capó esta tarde por una puertecilla apartada que sirve
________
Carta 196. — L. ABELLY, o. c.., I, cap. II, 252.
1. Abelly dice que este fragmento de carta fue escrito por el santo más de
25 años antes de morir; su muerte tuvo lugar el 27 de septiembre de 1660.
2. San Vicente no empezó a prepararlas hasta 1642
Carta 197. — Bulletin du Bibliophile et du Bibliothécaire 1872, P. 382. El ori-
ginal, del que hemos podido tener referencias, pertenece a la familia Montholon;
se encuentra en Quevillon, junto a Rouen, en el castillo de la Rivière-
Bourdot.
1. Señor de Vivier y de Aubervilliers, abogado del parlamento y consejero de
Estado, muerto el 24 de enero de 1679, a los 78 años.
2. Lamberto aux Couteaux informaba a Guido-Francisco de Montholon, el
28 de marzo de 1635, que su hermano estaba desde hacía 2 días en una situación
lindante con la locura (Archives du Prince de Montholon de Umbriano. Inventai-
re des Titres de la maison de Montholon (1200-1900). París 1901, en 4.º, n.º 490).
3. Por haberse casado clandestinamente, el 29 de julio de 1632, con Juana Je-
annesson, cuya posición social era inferior a la suya, Juan de Montholon había
sido detenido el 5 de diciembre de 1634 Y encerrado en la

317
para nuestro leproso 4, mientras yo hablaba con su secretario que vino
a verme de su parte. a propósito de una carta que le había escrito. Aca-
baba de dejarlo con un religioso de aquí 5 en el jardín con M. de
Saint-Louin. Al llegar a verme, no hice más que conducirle hasta la puer-
ta, donde me dijeron que me aguardaba su secretario; y apenas habíamos
empezado a hablar cuando vinieron a decirme: ¡Que se escapa ese gen-
tilhombre! Fui inmediatamente al jardín y desde allí a la puertecilla por
donde me dijeron que acababa de salir y que estaba con uno de los reli-
giosos de aquí, que no creo haya sido quien le enseñara el sitio por don-
de se escapó. Para correr detrás de él, no teníamos a nadie a propósito;
y además, los soldados le habrían ayudado sin duda alguna 6. No puedo
expresarle, señor, la aflicción que por ello tengo, siendo éste el primer
servicio que usted me ha pedido. Sólo Dios sabe lo que me escuece este
triste servicio que le he prestado; y si no fuese porque espero que me per-
donará su bondad, y que esto le servirá para asegurarlo mejor, no sé quién
me podría consolar. Recurro, pues, señor, a su bondad, y le suplico, por
amor de Nuestro Señor, que me perdone; espe-
________
prisión de san Lázaro, a petición de su hermano y tutor Guido-Francisco, por
sentencia del preboste de París. Tenía 21 años cuando fue encarcelado (Archives
du Prince..., n.º 480 y 483).
4. San Lázaro era una antigua leprosería. En el acuerdo firmado el 7 de ene-
ro de 1632 entre san Vicente y los antiguos religiosos de san Lázaro, se advierte
que en la casa no vivía entonces ningún leproso. El santo se comprometió a re-
cibir y alojar gratuitamente a los leprosos que se presentasen. Esta carta es, que
sepamos, el único documento que señala la presencia de un leproso en san Lá-
zaro después de 1632. En su súplica al Papa Urbano VIII san Vicente observa-
ba, en 1634 (cfr. carta 179) que hacía tiempo que no había leprosos en el prio-
rato.
5. Un religioso del antiguo san Lázaro.
6. La prisión de san Lázaro acogía a locos e incorregibles. Cuando san Vi-
cente tomó posesión del priorato, sólo había dos o tres pobres locos. Su núme-
ro aumentó a continuación. El santo velaba por ellos con afecto de padre. Un día
en que, amenazado de tener que dejar san Lázaro por culpa de sus ávidos
competidores, le preguntaron qué es lo que más le costaría tener que dejar, su
pensamiento se dirigió a los locos que allí había. «Me parecía entonces, dijo en
una conferencia, que sería tener que dejar de ver a esas pobres personas y verme
obligado a dejar su cuidado y su servicio» (cfr. L. ABELLY, o. c.., II, cap. VI, 305
s.). La única lista de detenidos que nos queda va de 1692 a 1734 (Arch. Nat. MM
543), se encuentra allí más de un nombre ilustre.

318
rándolo de su bondad, soy en el amor de Nuestro Señor y de su santa
Madre, su muy humilde y obediente servidor,
VICENTE DEPAÚL
San Lázaro, sábado por la tarde 7.

198 [197,I,293-298]
A ANTONIO PORTAIL, SACERDOTE DE LA MISlÓN
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
He recibido dos cartas suyas desde su partida, o mejor dicho, tres:
una desde Brie-Comte-Robert 1, otra desde Lyón, y la última, al día si-
guiente de Quasimodo 2, desde Luzarches 3, SU primera misión; y no he
respondido a la primera, porque no la he recibido hasta hace ocho días
poco más o menos, y creí que mi contestación no le llegaría a Lyón; ni a
la segunda, porque no lo creí conveniente. Le contestaré ahora a las
tres
Le diré, pues, por lo que se refiere a la primera, que no creo que ne-
cesite otra licencia más que la que yo le mandé; sobre la segunda, que ala-
bo a Dios por lo que me indica en su nota.
Hablemos de la tercera. Ciertamente, padre, me ha consolado más de
lo que podría decirle por la bendición que ha querido conceder Dios a
sus pobres catecismos y a las predicaciones del padre Lucas, que me di-
ce usted son muy buenas, y a todo lo que de allí se ha seguido. ¡Qué bue-
no es, padre, que se haya visto humillado, ante todo porque de ordina-
rio es lo que sucede en todo progreso, y porque es ésa la suerte que Nues-
tro Señor prepara a aquéllos de los que desea servirse útilmente! Y él mis-
mo, ¡cómo fue humillado tam-
________
7. Juan de Montholon se caso luego legalmente con Juana Jeannesson. Entró
en el ejército, adquirió en 1640 el título de señor de Bordes-Cocherets y se casó
en segundas nupcias con la señorita Luisa de Chesneton en 1647 (Archives du
Prince..., n.º 511, 568, 605).
Carta 198. — Colección del proceso de beatificación.
1. Hoy capital de cantón en Seine-et-Marne. Esta localidad había recibido ya
la visita de los misioneros y del propio san Vicente; poseía su cofradía de la Ca-
ridad desde hacía cuatro años. Gracias a una fundación del comendador de Si-
llery, se daría allí una misión cada cinco años
2. 16 de abril.
3. Hoy capital de cantón en Seine-et-Oise.

319
bién desde el comienzo de su misión! Como extrema gaudii luctus occu-
pat 4, también a los que trabajan en la angustia y el agobio se les ha dicho
que tristitia eorum vertetur in gaudium. Amemos, pues, esto último y te-
mamos lo primero. Y en nombre de Dios, padre, le ruego que entre por
estos pensamientos, lo mismo que el padre Lucas, de no pretender de sus
trabajos nada más que vergüenza, ignominia y finalmente la muerte, si
Dios quiere. Un sacerdote debería morirse de vergüenza antes que pre-
tender la fama en el servicio que hace a Dios y por morir en su lecho,
viendo a Jesucristo recompensado por sus trabajos con el oprobio y el
patíbulo Acuérdese, padre, de que vivimos en Jesucristo por la muerte
en Jesucristo, y que hemos de morir en Jesucristo por la vida de Jesu-
cristo, y que nuestra vida tiene que estar oculta en Jesucristo y llena de
Jesucristo, y que, para morir como Jesucristo, hay que vivir como Jesu-
cristo. Pues bien, puestos estos fundamentos, démonos al menosprecio,
a la vergüenza, a la ignominia y desaprobemos los honores que recibi-
mos, la buena reputación y los aplausos que se nos dan y no hagamos na-
da que no sea para este fin.
Trabajemos humilde y respetuosamente. Que no se desafíe en la cá-
tedra a los ministros; que no se diga de ellos que no son capaces de mos-
trar ningún pasaje de sus artículos de fe en la Sagrada Escritura, a no ser
rara vez y con espíritu de humildad y de compasión; si no, Dios no ben-
decirá nuestro trabajo. Alejaremos a las pobres gentes de nosotros. Cre-
erán que ha habido vanidad en nuestra conducta, y no creerán en nos-
otros. No se le cree a un hombre porque sea muy sabio, sino porque lo
juzgamos bueno y lo apreciamos. El diablo es muy sabio, pero no cree-
mos en nada de cuanto él nos dice, porque no lo estimamos. Fue preci-
so que Nuestro Señor previniese con su amor a los que quiso que cre-
yeran en El. Hagamos lo que hagamos nunca creerán en nosotros, si no
mostramos amor y compasión hacia los que queremos que crean en noso-
tros. El padre Lamberto y el padre Soufliers, por haber obrado de ese
modo, han sido tenidos por santos en todas partes, y Nuestro Señor ha
hecho grandes cosas por medio de ellos. Si obran ustedes así, Dios bende-
cirá sus trabajos; si no, no harán más que ruido y fanfarrias, pero poco
fruto. No le digo esto, padre, porque yo haya sabido que haya hecho el
mal que digo, sino para que se guarde de él y trabaje con cons-

________
4. Prov 14, 13

320
tancia y humildemente y en espíritu de humildad 5. Que el padre Lucas
siga con las predicaciones, y usted con el catecismo.
Dudo mucho que el señor Olier 6 y Perrochel 7 vayan a verles. El prime-
ro había partido ya y el segundo debería seguirle unos días más tarde. Pe-
ro el señor Olier se ha visto detenido por la proposición que con insis-
tencia le ha hecho el señor de Langres 8 para que tomara su obispado.
Andan ahora en tratos. La cosa es todavía dudosa por causa de las con-
diciones. Parece ser que más bien se hará la cosa 9. Dicho señor Olier no
dejará quizás por eso de hacer
________
5. San Vicente sabía que Antonio Lucas, compañero de Antonio Portail,
era de un temperamento ardiente y amigo de la controversia, para la que tenía
por otra parte gran aptitud.
6. El señor Olier se arrepintió de no haber acudido en ayuda de los dos sa-
cerdotes de la Misión. La pena que experimentó fue tan viva que corrió peligro
su salud. Tuvo durante dos años remordimientos y escrúpulos continuos, acom-
pañados de «sequedades y grandes obscuridades), de lágrimas y suspiros (FAI-
LLON, o. c.., I, 158, 180, 181).
7. Francisco Perrochel, nacido en París el 18 de octubre de 1602, era primo
del señor Olier. Fue de aquel grupo de eclesiásticos piadosos y llenos de celo que
se unieron a san Vicente para animarse con su espíritu y trabajar bajo su direc-
ción. Dio misiones en varios lugares, especialmente en Auvergne, en Joigny y en
el barrio de san Germán, formó parte de la conferencia de los martes y asistió a
las reuniones en que se organizó la obra de retiros a los ordenandos. Obispo elec-
to de Boulogne, fue invitado a dar las conferencias a los ordenandos reunidos en
Bons-Enfants y lo hizo tan bien que a la reina le entraron ganas de oírlo. Impre-
sionada por sus palabras, dejó al santo abundante limosna para ayudar a cubrir
una parte de los gastos hechos por los ejercitantes. Francisco Perrochel fue
consagrado en la iglesia de san Lázaro el 11 de junio de 1645. El episcopado de
este santo prelado es uno de los más fecundos y gloriosos que ha conocido la dió-
cesis de Boulogne. Cuando, debido a su edad y a sus achaques, el obispo de Bou-
logne se vio en la imposibilidad de gobernar convenientemente su diócesis,
presentó su dimisión. Era en 1675. Coronó su carrera el 8 de abril de 1682 con
una muerte digna de su vida (cfr. VAN DRIVAL, Histoire des éveques de Bou-
logne, Boulogne-sur-Mer 1852, en 8.º).
8. Sebastián Zamet, nacido en 1588, consagrado en 1615, muerto en su cas-
tillo de Mussy el 2 de febrero de 1655. El abad PRUNEL ha publicado su vida (Se-
bastián Zamet, évêque-duc de Langres, pair de France. París 1912, en 8.º) y sus
cartas espirituales (Lettres spirituelles de Sébastien Zamet précédées des Avis spi-
rituels. Paris 1911, en 8.º).
9. Esta carta es el único documento que hace mención de la oferta del obis-
po de Langres a Juan Santiago Olier. Su descubrimiento ha puesto fin a las con-
jeturas de los biógrafos del fundador de san Sulpicio (cfr. F. MONIER, o. c.., I, 128,
nota 3).

321
un viajecito hasta Pébrac para arrendar sus tierras. Si el señor Perro-
chel tiene algún compañero, quizás no deje de ir a verles. Ya se verá. En-
tre tanto, le suplico que me escriba con frecuencia y me indique a quién
he de dirigir la carta en Mende.
Esta tarde he enviado la carta del padre Lucas al padre Tinien, y al
señor Olier la suya; pues ha sido esta mañana cuando he recibido la de
usted.
¿Qué noticias podré darles de aquí? Todos están bien, gracias a Dios.
Desde su partida hemos recibido a un gentilhombre lemosino que ha
sido religioso, pariente del señor de Saint-Angel, y a un estudiante de Au-
vernia 10; pero, en cambio, hemos convencido al señor Flahan que esta-
ría mejor en otro sitio que aquí. Creo que recibiremos también a un
primo del señor Meyster 11; antes era el
________
10. Annet Savinier, nacido en Clermont-Ferrand, ordenado sacerdote en mar-
zo de 1637.
11. Esteban Meyster fue uno de los mayores misioneros del siglo XVII. El se-
ñor du Ferrier decía de él que era «el primer hombre del mundo para las misio-
nes», y el padre de Condren, que era «hombre para oponer al anticristo». Había
nacido en la ciudad de Ath (Bélgica), de la antigua diócesis de Cambrai. Lo atra-
jo la fama de san Vicente. Entró en la Congregación de la Misión a finales de
1634, después de haber recibido el subdiaconado, fue ordenado de sacerdote en
1635 y dejó a san Vicente en 1636 para asociarse a Juan Santiago Olier y poner-
se bajo la dirección del padre de Condren. Predicó en varios lugares con gran
éxito. Fue especialmente célebre la misión de Amiens. Conquistó tanto ascediente
sobre el pueblo que según se decía, podría haber entregado la ciudad a los espa-
ñoles. El padre de Condren le escribía un día a Juan Santiago Olier: «Hemos
de venerarlo y humillarnos por no ser dignos de la gracia que Dios le concede...
Reconozco, según creo, y honro en él algo de la gracia apostólica de la que le su-
plico a Nuestro Señor nos conceda alguna parte». Y añadía luego: «No puede
servir de regla a los demás». En efecto, el señor Meyster no caminaba por las sen-
das ordinarias. Su juicio no estaba a la altura de su gran talento. «Era de poco
sentido común y muy visionario», ha escrito el padre Rapin (Mémoires du P.
René Rapin, ed. Aubineau. Lyon, 3 vol., en 8.º, t. I, P. 50). Atacado súbitamente
de enajenación mental en medio de un sermón que predicaba al aire libre en Metz,
bajo un sol ardiente, acabó miserablemente sus días poco después. Se encuen-
tran bastantes datos sobre E. Meyster en la Vie de M. Olier, por FAILLON (cfr. Ré-
cit véritable de la mort de M. Meyster, Bibl. Nat. fr. 22.445, f. 161). San Vicente
dice en su carta que un primo del señor Meyster pedía su admisión en la Con-
gregación de la Misión; era Carlos Aulent, nacido el 1 de febrero de 1614 en Ath,
recibido entre los misioneros a finales de 1636, ordenado de sacerdote en 1640
y admitido a los votos el 11 de diciembre de 1644.

322
hermano Esteban 12. El padre de la Salle recibe mucha ayuda de Dios en
su misión 13; igualmente los que están en Normandía. Van a salir algunos
para dos o tres sitios de la diócesis de Chartres y para dos de esta dió-
cesis. He dicho al padre du Coudray que vuelva con el padre Gilioli 14.
Y estas son todas nuestras noticias. Todavía no he leído su carta a la
compañía; lo haré mañana, con la ayuda de Dios, en cuyo amor saludo
y abrazo cariñosamente al buen padre Lucas y también a usted, padre.
sin olvidar al buen hermano Felipe, con toda la sencillez con que le he
hablado y con que soy, padre, su muy humilde y obediente servidor,
París, 1 de mayo de 1635.
Dirección: Al padre Portail.

VICENTE DEPAÚL

199 [198,I,299]
A ANTONIO LUCAS

28 junio 1635
El santo corrige con mansedumbre a Antonio Lucas por sus exce-
sos con los herejes, a los que trata con desprecio y cuyas disputas pro-
voca.

________
12. Se acostumbra en la Congregación de la Misión dar a los clérigos el nom-
bre de hermanos y reservar a los sacerdotes el de padres. Cuando el padre Portail
dejó san Lázaro para ir a la misión, Esteban Meyster no era todavía sacerdote; se
le llamaba ordinariamente hermano Esteban. Desde su ordenación, que tuvo lu-
gar poco después, se le llamó padre Meyster.
13. Juan de la Salle y Juan Brunet daban misiones por Burdeos.
14. Ambos estaban en Roma o quizás de camino Para París.
Carta 199. — COLLET, I. 247.

323
200 [168,I,299-300]
A LUISA DE MARILLAC

[1635] 1
Recibí ayer la suya, que me enterneció un poco el corazón, al ver
por ella la ligera indisposición que la ha obligado a guardar cama a su lle-
gada, y le pido a Dios, señorita, que le dé fuerzas para poder servirle en
la obra para que la envía.
Aquí tiene usted el reglamento de san Nicolás y el de san Salvador;
pero en Beauvais conviene que se sirva del de ese lugar y que procure ha-
cer cumplir, como en otras partes, las cosas que allí no se hacen.

201 [169-170,I,239-241; XIII,833-835]


A LUISA DE MARILLAC
Señorita
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Le decía con razón, señorita, que encontraría grandes dificultades en
el asunto de Beauvais. ¡Bendito sea Dios por haberlo encaminado tan fe-
lizmente! Cuando se estableció la Caridad en Macon 1, todos se reían de
mí y me señalaban con el dedo por las calles; y cuando se hizo la cosa, to-
dos derramaban lágrimas de alegría; y los magistrados municipales me
honraron tanto al partir que, al no poder
________
Carta 200. — Manuscrito san Pablo, 35.
1. Si, como parece, Luisa de Marillac recibió las cartas 200 a 205 durante el
mismo viaje por la diócesis de Beauvais, esta fecha es la única conveniente. La
ausencia de Luisa tuvo lugar probablemente entre los meses de abril y julio.
Carta 201 (CA). — Original en Aix en la residencia de los PP. Jesuitas.
1. Era por el año 1620. El santo pasaba por Macon. Le impresionó el gran
número de pobres. Se dio cuenta de que su desnudez material era poca cosa en
comparación con su desnudez espiritual. Había mucho que hacer allí, y se de-
tuvo. Los hombres y mujeres de la clase acomodada, respondiendo a su llamada,
se asociaron en dos cofradías distintas. A aquellos les confió la asistencia a los po-
bres; a éstas el cuidado de los enfermos. El obispo, los canónigos, el lugarteniente
general le ayudaron cuanto pudieron. Se hizo y se aplicó un reglamento. El san-
to dio la primera limosna y se retiró, saludado por la gratitud de todos (ABELLY,
o. c.. t. I, cap. XV, p. 61 s.).

324
soportarlo, tuve que marchar a escondidas para evitar los aplausos; y allí
hay ahora una de las Caridades mejor establecidas. Espero que la con-
fusión que ha tenido que soportar al principio se convierta en consuelo
y que la obra gane solidez con ello.
Apruebo lo que me dice de erigir la cofradía y de acomodarla al es-
tado de las demás de la diócesis, he enviado su carta al señor de Beauvais
con este fin, esta misma mañana. El sale hoy y podrá estar el sábado en
Beauvais. Háblele de ello y tenga cuidado de mantenerse lo mejor que
pueda con esa poquita salud que tiene. Tengo miedo de que el cansan-
cio acabe con sus fuerzas.
El señor Durot, al marchar anteayer, me comunicó que confiaba en
que las señoras de la Basse-Oeuvre podrían encargarse de santa Marga-
rita. Usted verá quien puede hacerlo con menos dificultades, si ellas o las
de san Martín.
Ayer vi a su hijo conversando con un anciano padre jesuita muy seria-
mente y no pude hablar con él; no sé cómo pudo suceder: posiblemente
no me vio y se marchó mientras yo entraba en una capilla. Sigue bien.
La señorita Poulallion sale hoy para Vilers. Si, mientras usted está en
Liancourt, le ordena alguna cosa, o desea ir a descansar a su casa de Vi-
lers, ella se alegrará mucho, como también de hacer lo que usted desee.
Vilers está sólo a dos o tres leguas de Liancourt cerca de Saint-Leu. Ella
ha visitado Montreuil. Le envío su carta para que se entretenga un poco.
Me siento apremiado por la limosna de la señora del ministro de Justi-
cia 2 para hacer lo que se pueda por establecer la Caridad en san Lo-
renzo 3; pero aguardaré hasta que esté aquí para trabajar en este
asunto.
He enviado su carta a la señorita Guérin y he visto a Margarita 4 de
san Pablo, que encuentra insoportable el peso de esa parroquia debido
a su magnitud y a la cantidad de enfermos y porque las damas no acu-
den.
Saludo con todo mi corazón y soy muy humilde servidor de la bue-
na señora Villegoubelin, su caritativa huéspeda, que la divina providencia
ha llevado expresamente a Beauvais para hacer el bien que allí hace. ¡Le
deseo una mejor salud y una vida muy larga y feliz!
________
2. La señora Séguier.
3. Nombre de la parroquia en donde estaba situada la casa de san Lázaro. La
Caridad de san Lorenzo fue fundada en 1635 (cfr. la carta 212).
4. Hija de la Caridad.

325
¡Cuide de la suya, señorita! Se lo repito una vez más, y soy en el amor
de Nuestro Señor su muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL
Desde san Lázaro, 21 julio 1635.

202 [171,I,241-242]
A LUISA DE MARILLAC

[1635] 1
Le agradezco el aviso que ha querido darme sobre el estado de la Cari-
dad de Beauvais. El señor de Beauvais 2 tiene que ir allá para dar la mi-
sión en el mes de octubre. Quizás para entonces sea posible disponer de
más personas para ponerlas allí. El señor de Beauvais se marcha a dar
la misión en Liancourt; quizás llegue antes usted; pero no se apresure por
ello. Siga el orden de la Providencia. ¡Qué bueno es dejarse conducir por
ella!
Cuide mucho de su salud y no ahorre ningún esfuerzo por alimen-
tarse bien durante el trabajo; siempre me parece que no se alimenta bien.
Le ruego que salude muy afectuosamente, de mi parte, a la buena
señorita du Coudray y a todas las buenas hermanas de la Caridad de Bu-
lles, sin olvidar a la buena señorita Toinette, en Clermont, si las ocupacio-
nes se lo permiten.

203 [172,I,242-243]
A LUISA DE MARILLAC

[1635] 1
Me extraña mucho, señorita, que no haya recibido dos cartas mías
una de las cuales la dirigí al señor Teologal de Beauvais y la otra se la en-
tregué para que se la diera en propia mano. Pues bien, él me
________
Carta 202. — Manuscrito san Pablo, 36.
1. Véase carta 200, nota 1.
2. Agustín Potier, obispo de Beauvais.
Carta 203 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase carta 200, nota 1.

326
dice que le envió la primera, y que, respecto a la segunda, como ya había
marchado usted para Bulles 2 procuraría que se la entregaran. La verdad
es que no sé qué pensar. Pero, en fin, esto no tiene importancia; hay
que aceptar todas las cosas que nos mande la Providencia.
En cuanto a Gournay 3, si está ahí la señora presidenta 4, que no lo sé,
ni lo puedo saber, ya es demasiado tarde para enviar allá las cartas. Si aca-
so está allí, pienso que necesitará por lo menos dos días. Désela, pues,
si le parece bien.
El padre de la Salle ha visto a la mujer que la señora de Longueville
5 ha hecho encerrar en Creil, según deseos de la señora de Liancourt 6.
Dirá, por favor, a dicha señora que él no ha podido obtener d- esa bue-
na mujer más que la promesa de hacer todo lo que se quiera, con tal que
se la deje en libertad, y que no volverá a caer de nuevo en el mal. Y, por
lo que respecta a las encarceladas, el señor de la Salle cree que dicha se-
ñora no se entenderá con ellas.
Saludo muy humildemente a dicha señora y soy su servidor.
Recibí la carta y las llaves que me envió la señora de Longueville.
En cuanto a la pena que tuvo y que me indica al final de su carta, ya
hablaremos de ella. Saludos a la señorita Poulaillon.
La señora presidenta Goussault volvió hace dos días.
Soy
V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras, en Liancourt.
________
2. En el Oise.
3. Gournay-sur-Aronde (Oise). Renato de Marillac, primo hermano de Lui-
sa de Marillac, se casó con María de Creil, hija del señor de Gournay.
4. Probablemente la presidenta de la Caridad.
5. Luisa de Borbón, hermana del último conde de Soissons, esposa de Enri-
que II, duque de Longueville. Murió el 9 de septiembre de 1637, dejando una
hija, María de Orleans, señorita de Longueville.
6. Juana de Schomberg, hija del mariscal Enrique de Schomberg, esposa de
Roger de Liancourt du Plessis, tenía piedad y talento. Se conserva de ella un opús-
culo titulado Réglement donné par une dame de haute qualité a Madame... (la prin-
cesa de Marsillac), su nieta, editado por el abad Juan Santiago Boileau. París 1698.
El castillo de Liancourt era célebre por la belleza de sus jardines y sus admira-
bles saltos de agua. Era una mansión realmente principesca, que conocía toda
la alta sociedad. La señora de Liancourt recibió allí más de una vez a Luisa de
Marillac, a la que llamaba su querida amiga. Le ayudó mucho en sus obras de ca-
ridad, secundó el celo de Adriano Bourdoise y tomó bajo su protección a las Hi-
jas de la Providencia. Pascal, Arnauld y Le Maistre de Sacy acabaron ganándo-
la para el

327
204 [173,I,244-245]
A LUISA DE MARILLAC, EN LIANCOURT

[1635] 1
Bendito sea Dios, señorita, por la bendición que le ha concedido en
Beauvais y en Bulles, y por la que ruego a su bondad siga concediendo
donde esté usted.
Me parece bien la propuesta del establecimiento de la Caridad; pe-
ro tengo miedo de que la casa lo arruine todo 2. Las hermanas de la Cari-
dad se descargarán entonces de la preocupación de ir a ver a los enfer-
mos en sus casas y se contentarán con el mantenimiento en el hospital,
y las encargadas de los enfermos contribuirán a ello para descargarse
de este mismo esfuerzo; de forma que, si las unas y las otras contribuyen
a este desorden, pronto vendrá todo abajo. La experiencia que tenemos
de Joigny me lo hace temer, y con motivo. Lo que por ahora puede ha-
cerse es establecerla y procurar tener muchachas. Yo aprobaría que de-
jase a María para comenzar, si no fuese por la necesidad que de ella tie-
ne usted. Si la señora 3 pudiese dar alguna persona apropiada, o la se-
ñorita Pavillon, podría dejarla y formar aquí a las que ella diese, o a la
hermana del alumno que mantienen las que cuidan de los enfermos de
san Nicolás, que me ha venido a ver y que se ha ofrecido a venir todas las
veces que se quiera. Me parece una buena muchacha. Enviaré al padre
de la Salle que podrá llegar a Liancourt el sábado por la tarde o el do-
mingo por la mañana. Vea usted, junto con la señora, lo que sea mejor;
pero no hay que olvidar el permiso de monseñor de Beauvais para hacer
el establecimiento, si es que no lo ha dado todavía. Si le ha dicho a la
señora que le parece bien, ya basta. Y si la señora no
________
jansenismo a ella y a su marido. Murió en el castillo de Liancourt el 14 de junio
de 1674, a los 74 años de edad. El abad Boileau escribió su vida como prólogo al
opúsculo mencionado. Hay también noticias de ella en la obra jansenista de A.
LECLERC, Vies intéressantes et édifiants de religieuses de Port-Royal et de plusieurs
personnes qui leur étaient attachées. 1750-1752, 4 vol., en 12.º, t. I, p.
411 s.).
Carta 204 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase carta 200, nota 1.
2. La señora de Liancoutt quería que hubiese una casa común donde se dis-
tribuyesen los socorros y remedios. Con ello habría suplido la visita a domi-
cilio.
3. La señora de Liancourt.

328
tiene este permiso y le escribe al señor de Beauvais, y él quiere enviar al
padre Duchesne 4 para predicar el domingo, el padre de la Salle hará lo
demás, y también la predicación, en el caso de que dicho padre Duchesne
haya comenzado sus remedios; pero como el padre de la Salle tiene una
especie de ciática en el muslo, que le impide caminar, la señora le hará el
favor, si quiere, de enviarle un caballo que esté' aquí mañana por la
tarde.
En cuanto a lo que queda por hacer en Beauvais, creo que es necesario
que vuelva a pasar por allí y que pida al señor Teologal la carta que la es-
cribí por medio de él el pasado domingo, si es que no la ha enviado. Y
esto es todo lo que tengo que decirle de momento, a no ser que el pa-
dre de la Salle lleve noticias de su hijo de usted.
Entre tanto, señorita, soy en el amor de Nuestro Señor su muy hu-
milde servidor,
V. D.
San Lázaro, viernes a las dos.

205 [174,I,245-247]
A LUISA DE MARILLAC, EN LIANCOURT
[1635] 1
Señorita:
Temo a la casa 2, si la señora 3 pone allí de momento a las jóvenes 4.
Dentro de algún tiempo ella verá si conviene trasladar allá a los enfermos.
No es propicia la ocasión para el establecimiento de la Caridad en varios
lugares. Si la señora no se contenta por ahora con Liancourt, creo de
todos modos que no es conveniente que se haga más que en dos o tres
aldeas cercanas.
Monseñor de Beauvais desea que hablemos a fondo de la unión de la
Caridad con el Rosario 5 para toda su diócesis. Entonces la
________
4. Jerónimo Duchesne, arcediano de Beauvais.
Carta 205 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase carta 200, nota 1.
2. Véase la carta anterior, nota 2.
3. La duquesa de Liancourt.
4. Las muchachas de buena voluntad que ayudarían a las damas en sus obras
de caridad.
5. La cofradía del Rosario estaba entonces muy extendida por las ciudades
y aldeas. San Vicente la había establecido en Clichy cuando fue párroco de esta
localidad (ABELLY, o. c.., t. I, cap. VI, P 27).

329
señora podrá establecer y reunir el Rosario y la Caridad, según lo que
se haya resuelto. Me escribe dicho señor que le indique mi manera de
pensar y que él lo tratará entre tanto con el reverendo Padre prior de los
Jacobinos 6. Quizás sea necesario vernos para ello, ya que los padres de
esta ciudad ponen dificultades.
Considerándolo todo, creo que no conviene que vuelva por ahora a
Beauvais. Cuando haya terminado en Liancourt y, si es menester, en Gour-
nay, adonde la podrá invitar la señorita Poulaillon, si le parece bien, po-
drá tomar un poco de descanso; estando aquí, se podrá trabajar en el re-
glamento de Beauvais. Incluso me parece que no conviene por ahora de-
tener el de Liancourt, debido a esa casa y a las jóvenes, pero envíele el
ordinario sin firmar; porque la experiencia nos dirá quizás si hay que aña-
dir o quitar algo. Si Nuestro Señor dio a los hombres la ley de gracia sin
escribirla, hagamos nosotros lo mismo por algún tiempo. Entre tanto
soy s. s.
Dirección: A la señorita Le Gras.

206 [202,I,303-304]
A ANTONIO PORTAIL, SACERDOTE DE LA MISION,
EN CEVENNES

10 agosto 1635
Le ruego que diga a nuestro hermano Felipe que estoy muy contento
de lo que me dice usted que es tan celoso en la instrucción de los pobres
según su pequeña capacidad. Y ciertamente, padre, es verdad que lo que
me indica me ha consolado mucho, sobre todo lo que me dice que, al en-
viarlo a una aldehuela, vio a un pastor en lo alto de una montaña, y que
fue allá a hablar con él y a catequizarle. ¡Bendito sea Dios porque puede
decirse que Idiotae rapiunt caelum!
¿Qué noticias podré darle de nosotros? Está aquí reunida casi toda
la compañía. Vamos a empezar nuestro retiro y luego volveremos a co-
menzar con el ejercicio de las controversias y de nuestras
________
6. Los dominicos, directores de la cofradía del Rosario, no eran generalmente
favorables a la unión de esta cofradía con las demás.
Carta 206. — Reg. 2, p. 196. El copista advierte que el original era de la es-
critura de san Vicente.

330
predicaciones. Y a los jóvenes, quizás se les haga leer al Maestro de las
Sentencias 1.

207 [203,I,304-305]
A LUISA DE MARILLAC
[1635] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Creo realmente que conviene empezar a hablar a esa joven del Hô-
tel-Dieu de su limpieza y modales. Pero ¿cómo lo va a hacer? Quitarle
su manera de vestir, me parece que no es factible ni conveniente. Me pa-
rece que sería oportuno quitarle la afición a parecer bien vestida y des-
cuidarse un poco en ello. Usted verá.
Sobre el Hôtel-Dieu, no es conveniente estar siempre allí, sino que lo
mejor es ir y venir. No tema por lo que podría hacer sin tanto ir y venir;
sino tema solamente el pensamiento de hacer más de lo que hace y que
Dios no le dé el medio de hacerlo, y entréguese a su divina Majestad
para no hacer jamás sino lo que hace. El pensamiento contrario me hace
temblar de miedo, porque me parece un crimen para los hijos de la Pro-
videncia. Alabo a su divina bondad porque me quitó ayer usted esta pre-
ocupación.
Veré a sus hijas en particular y luego en general; y usted me dirá to-
do cuanto guste lo antes que me sea posible.
No tenga miedo de ese viaje; me parece que va menguando la ocasión
de hacerlo. Quizás pueda hacer uno, de tres o cuatro días solamente, pa-
ra ir a ver dos granjas que nos ha dejado la buena señora presidenta de
Herse 2, a doce leguas de
________
1. Sententiarum libri IV, obra del célebre Pedro Lombardo, obispo de París.
Carta 207 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase nota 3.
2. La señora de Herse, por primer nombre Carlota de Ligny, era hija de Juan
de Ligny, señor de Ranticey, maestre de las peticiones, madre de Félix Vialart,
obispo de Châlons, pariente de Santiago Olier, viuda de Miguel Vialart, señor de
la Forest de Herse, consejero del rey en su corte de parlamento, presidente de
las peticiones de palacio, luego embajador en Suiza, muerto en Soleure el 26 de
octubre de 1634. Era muy apreciada por san Francisco de Sales, que quiso apa-
drinar a su hijo. Entró en la compañía de damas de la Caridad y fue una de las
principales auxiliares de san Vicente. Hizo muchos donativos para los pobres de
París, de la Picardía,

331
aquí 3. Entre tanto, ruegue a Dios por mí.
Soy, en el amor de Nuestro Señor, su servidor muy humilde,
VICENTE DEPAÚL
Dirección: A la señorita Le Gras.

208 [204,I,306-307]
A JUAN DE FONTENEIL
29 agosto 1635
Señor:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Yo, señor, no le puedo expresar los sentimientos que Nuestro Señor
me comunica a causa de las innumerables obligaciones que para usted
tengo, por el afecto tan grande que ha tenido para los padres de la Salle
y Brunet y por las atenciones que les ha prestado en los negocios que ahí
hemos tenido.
Estoy aún confundido por la caridad que ha tenido y aún tiene de
continuo con mi pobre hermano 1. Y porque usted ha hecho todo eso
por amor de Dios, y porque el reconocimiento de tanto favor está por en-
cima de lo que puedo, ruego a Nuestro Señor que él mismo sea su agra-
decimiento y recompensa, asegurándole que no habrá un día en mi vi-
da en el que yo no guarde este sentimiento y que no busque las ocasio-
nes de honrarle, y de servirle. Míreme, por tanto, desde ahora, señor, co-
mo una de las personas sobre las cuales puede disponer absoluta y so-
beranamente. Disponga de nosotros como quiera y háganos el favor, en
nombre de Nuestro Señor, de venir a nuestra
________
de la Champaña, sostuvo la obra de los ordenandos y la de los niños expósitos,
estableció a las Hijas de la Caridad en Chars (Seine-et-Oise). Durante las guerras
que asolaron a la capital, la reina madre le encargó, junto con otras damas, la dis-
tribución de sus propias limosnas. Murió la presidenta de Herse en 1662.
3. El contrato es del 23 de julio de 1635. La presidenta de Herse entregaba a
la casa de san Lázaro dos fincas situadas, la una en Mespuits, y la otra en Fré-
neville, en el ayuntamiento de Valpuiseaux (Seine-et-Oise). Pedía en cambio que
se hiciese una misión perpetuamente en sus tierras cada cinco años y que se pu-
siesen a su disposición o a la disposición de su hijo, Félix Vialart, prior de Bu,
dos misioneros para ser utilizados durante tres meses, cada cuatro años, en las
localidades que les señalasen.
Carta 208. — Reg. 1, f.º 5. El copista advierte que el original era de escritu-
ra del propio san Vicente
1. Bernardo o Gayon de Paul.

332
casa, cuando se acerque a la ciudad este otoño. Si usted desea mientras
tanto que le enviemos el dinero que usted nos ha proporcionado desde
ahí o que nosotros lo llevemos desde aquí, puede, señor, mandar y noso-
tros obedeceremos en esto y en todo. Y si le parece adelantar lo que mi
pobre hermano necesita ahí, por la multa que le han impuesto, por los
gastos del proceso y por los de la apelación, yo se lo devolveré con
creces.
Se me ha dicho que mi hermano tiene la idea de venir a esta ciudad
para verme, yo le ruego, señor, que le disuada, a causa de su avanzada
edad, y porque cuando él esté aquí yo no le podré dar nada, no tenien-
do nada para poder dárselo.
Hablo al buen señor de Fonteneil como al corazón de mi corazón y
como a aquél a quien yo más quiero, más de lo que puedo expresar, y que
soy, en el amor de Nuestro Señor y de su santa Madre, su muy humilde
y muy obediente servidor,
VICENTE DEPAÚL

209 [199,I,299-300]
A LUISA DE MARILLAC
[Octubre 1635] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Hablé ayer a la compañía de los eclesiásticos de lo que la señora pre-
sidenta Goussault me indicaba sobre el estado del Hôtel-Dieu; pero por
fin se ha decidido retrasar las cosas por algunos días. Más vale dejar
que la gente diga que no exponer a tantas personas, de las que el in-
conveniente de una sola podría derrumbar toda la obra. Además, se di-
ce que esas buenas jóvenes no merecen tanto crédito en esa materia.
¡Dios mío! ¡Cuánto siento lo de su pobre hija Bárbara 2 Y lo de la
otra que está enferma en el Hôtel-Dieu, así como también
________
Carta 209 (CA). — Bibl. Nat. n. a. f. 22.741, f.o 285, original.
1. Esta carta es algo anterior a la carta 211 que es de octubre de 1635
2. Bárbara Angiboust ocupa en la historia de las Hijas de la Caridad de los
25 primeros años un lugar importante, seguramente el principal después de Lui-
sa de Marillac. Entró en la comunidad el 1 de julio de 1634 a los 29 años, y fue
admitida a los votos el 25 de marzo de 1942. El santo fundador la puso a la ca-
beza de las casas fundadas en Saint-Germain-en-Laye (1638), Richelieu (1638),
Saint-Denis (1645), Fontainebleau (1646), Brienne (1652), Bernay (1655) y Cha-
teaudun (1657), donde murió el 27

333
lo de la buena señora Mussot! No necesito recomendárselas: ya tiene us-
ted bastante cuidado de ellas. Pero me preocupa sobre todo lo que me
dice, de que puede tan poca cosa, que da pena. Temo que usted misma
esté enferma. Indíquemelo, por favor; y si es así, no vuelva al Hôtel-Dieu.
María 3 suplirá su ausencia; si no, creo que hará bien en dar mañana una
vuelta, y quizás si se acostase volver al día siguiente a san Nicolás para
ir poniendo poco a poco al corriente a María con esas jóvenes y a ellas
con María.
¿Y qué le diré de la señorita Laurent? Parece de buen espíritu pero
me da miedo su edad; sin embargo, si cree oportuno hacerla venir al Hô-
tel-Dieu dentro de dos o tres días con ella, y luego ir y venir de una casa
a otra, en espera del tiempo oportuno para ir a los pueblos, hágalo. Ella
irá viendo y ustedes la verán, pero dele a entender que sólo se trata de un
ensayo, y a su corazón que soy. en el amor de Nuestro Señor, su muy hu-
milde servidor,
V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.

210 [200,I,300-301]
A LUISA DE MARILLAC
[Octubre 1635] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
El señor Holden 2 no ha venido a comer aquí: déme razón de él, por-
que lo estuve esperando.
________
de diciembre de 1658. En 1641 dirigía a las hermanas encargadas del servicio a
los galeotes. Nada tan edificante como la conferencia que se tuvo sobre sus vir-
tudes en la casa madre el 27 de abril de 1659.
3. María Joly.
Carta 210 (CA). — Original en casa de los padres de Picpus de Braine-
le-Comte (Bélgica).
1. El pasaje relativo a María nos hace colocar esta carta después de la 209.
2. Enrique Holden, nacido en el condado de Lancaster (Inglaterra) en 1586,
vino a Francia a los 22 años. Pasó 5 años en el colegio inglés de Douai y marchó
luego al colegio de Navarra, donde terminó la teología. Miguel de Marillac, guar-
dasellos y tío de Luisa, lo recibió en su casa como capellán en 1626 y le confió
la dirección de su conciencia. Enrique Holden recibió el doctorado en 1636. Mu-
rió el 14 de marzo de 1662 en la comunidad de Saint-Nicolas-du-Chardonnet. Se
conserva de él una edición ano-

334
Hablaré con su hijo. No es preciso que deje ligeramente la sotana.
Si lo hace, podría sentirlo. Aunque Dios, que todo lo hace por nuestro
bien, sacará de ello su gloria. Es menester resignarse con su divina vo-
luntad en todas las cosas. El es más hijo de Dios que de usted. Por tan-
to, El hará lo que sea mejor. Esté dispuesta para todo y no pierda fácil-
mente esta condescendencia. Si deja la sotana, se reirán de él incluso en
aquel colegio; y si se va a otra parte, se perderá, o al menos correrá gran
peligro de ello.
He hablado con la señora Goussault. No se extraña de esta deci-
sión. Dice que María 3 no hará la oración. como se acostumbra, ni se la
hará repetir. Pero no hace bien. Quizás pueda verla usted.
Entre tanto me encomiendo a sus oraciones y soy, en el amor de Nues-
tro Señor, su muy humilde servidor,
VICENTE DEPAÚL
Dirección: A la señorita Le Gras.

211 [201,I,302-303]
A LUISA DE MARILLAC
[Octubre 1635] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Piensa demasiado en usted misma. Hay que obrar buena y sen-
cillamente. Ultimamente no me dice nada contra la caridad; hubiera obra-
do mal si hubiese procedido de otro modo, por consideración a esa per-
sona y a aquello de que se trata. Obremos un poco más sencilla y llana-
mente, y no tema nada por esa parte.
Recibí su paquete por la persona de que me habla; pero no lo he entre-
gado y he creído que así era mejor.
No sé qué decirle de la Caridad, si comenzó aquel mismo año. Por la
señora de Chantal que estará aquí dentro de doce días 2, sabré
________
tada del Novum Testamentum (1660, 2 vol.), Un compendio razonado de la reli-
gión católica con el título de Divinae fidei analysis (París 1652), un discurso so-
bre la gracia (Francfort 1656) y dos cartas a Antonio Arnauld, en contra de su
doctrina.
3. La señora Goussault la había enviado a Luisa de Marillac
Carta 211 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase nota 2.
2. Santa Juana Francisca de Chantal hizo cuatro viajes a París: el 6 de abril
de 1619 para fundar el priMer monasterio de la Visitaci6n de

335
en qué año cesaron en el ejercicio. Empezó, según creo, en el año
1617 3. Trataremos de esto y hablaremos de ello en la primera ocasión, si
esto sirve para edificación 4.
La señora Goussault escribirá su billete para la buena señora Lagault.
¡Cuánto siento no haberla visto, como tampoco a la señora Mussot, que
se encuentra mejor! ¿En qué podría basarse el abatimiento de usted en
esta obra? ¡Animo! Nuestro Señor sufre los sentimientos que El quiere
en sus servidores.
¿Qué le diré de esa buena señorita Laurent? No sé. Me temo algún
disgusto. La señora Mussot se ha abierto con el señor Messier, de Beau-
vais, y le dijo anteayer que se inclina por ese lado. Pues bien, piense, por
favor, en lo que hay que hacer, y dígame su manera de pensar sobre ello.
Saludos a la buena Bárbara 5 y me alegro de sus buenas disposiciones.
Va a empezar nuestra reunión; es lo que me apura. Adiós, pues, señori-
ta. Soy, en el amor de Nuestro Señor,
Dirección: A la señorita Le Gras.

V. D.

________
esta ciudad, en enero de 1628, el 25 de julio de 1635 y el 4 de octubre de 1641.
Aquí sólo puede tratarse del tercer viaje. En 1641, había muerto la señora Gous-
sault. En 1628, Luisa de Marillac no tenía a la «buena Bárbara» consigo. La fe-
cha de 1619 está demasiado lejos; san Vicente no conocía todavía a Luisa de Mari-
llac. También el tercer viaje presenta alguna dificultad, porque el 21 de julio de
1635 Luisa de Marillac estaba en Beauvais después de una larga temporada
(cfr. carta 201) y su ausencia se prolonga debido a la visita de las Caridades de
Oise. Ahora bien es a París a donde la carta es dirigida. La solución que se impo-
ne es la siguiente. Santa Chantal deja París en los primeros días de septiembre
para visitar varios monasterios de la Visitación y vuelve hacia Todos los Santos.
A esta vuelta es a la que se refiere la carta.
3. En efecto, fue en 1617 cuando san Vicente, entonces párroco de Châ-
tillon-les-Dombes, estableció la primera cofradía de la Caridad.
4. Es difícil saber a qué alude aquí san Vicente. Se sabe que la visita a los
enfermos fue, al comienzo, uno de los fines del Instituto de la Visitación (cfr. con-
ferencia de san Vicente a las Hijas de la Caridad, el 3 de agosto de 1655). Mon-
señor BAUNARD (o. c.., p. 276) supone que Luisa de Marillac le preguntó al san-
to cuándo abandonaron esta obra las Hijas de la Visitación y que el santo le res-
ponde a esta pregunta.
5. Bárbara Angiboust.

336
212 [179,I,272-275]
LUISA DE MARILLAC A SAN VICENTE
Padre:
Le envío el reglamento de san Salvador; no lo había visto antes. Me pa-
rece que el comienzo hace depender a toda la cofradía del señor párroco. No
sé si esto será conveniente. Es cierto que así los señores párrocos de Beau-
vais se quedarán muy contentos; pero esto los llevaría enseguida a no que-
rer que nadie tuviese conocimiento de lo que ocurre en cada cofradía. Creo,
sin embargo, señor, que es necesario que las oficialas les comuniquen la re-
cepción de los enfermos, al menos diciéndoles los que reciben, que indi-
que el reglamento que tengan ellos voz en la elección, y que la tesorera rin-
da sus cuentas en su presencia, sin hablar para nada del señor vicario ma-
yor, como indica el reglamento, y que se precise el número de damas, que
los sitios vacantes se cubran con las que les parezcan bien a la compañía y,
luego, sean presentadas a los señores párrocos para su recepción y recibir su
bendición.
Del procurador, no sé si será fácil poner uno en cada cofradía, ya que las
damas nunca se sujetarán a que sea él quien escriba las cuentas. Para llevar
las cuentas, me parece que lo podrán hacer las propias hermanas. Y en-
tonces nada le queda por hacer al procurador, a no ser ejecutar los lega-
dos, si hubiese alguno en beneficio de las cofradías, y en ese caso me pare-
ce que podría bastar con uno solo para todo. Esto es lo que me parece, pa-
dre, en el caso de Beauvais; porque, para Liancourt, el reglamento está bien,
sobre todo cuando recomienda la amistad entre ellas y los más elevados, de-
bido a los ejercicios tanto de la tarde como de la mañana, y el recuerdo de
la presencia de Dios durante el día, y también, padre, que las plazas vacantes
se cubran de la manera indicada. En todas partes hay buenos procuradores.
Avíseme, por favor, padre, si va a escribir un artículo especial para ese
oficial que pide con tanta insistencia ser admitido para procurar el bien de
la cofradía, y si traerá el reglamento que haya dos jóvenes nombradas por
la señora de Liancourt para guardar a los enfermos, que habiten en la casa
que dicha señora concede para estos efectos, y que estarán obligadas a ha-
cer y llevar los medicamentos tanto para los enfermos de Liancourt como
para los de La Bruyère, Cauffry y Rantigny 1, y procuren visitar a dichos en-
fermos al menos
________
Carta 212 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Pequeñas aldeas del cantón de Liancourt

337
dos veces por semana y hacer todo lo que sea necesario en el establecimiento
y fundación que habría de llevarse a cabo.
En esos sitios la colecta se hace los domingos por las casas, y las fiestas
mayores en las iglesias. Los procuradores tienen un libro y escriben el re-
sultado de cada colecta, y lo mismo hace también la tesorera. Las arcas só-
lo tienen dos cerraduras. Creo que habría que decir que esas enfermeras fue-
sen del cuerpo de la cofradía.
Creo, padre, que sería muy conveniente que en cada arca hubiese un re-
gistro como el que yo le he dejado, a fin de que se encuentre allí todo lo que
ocurra en la cofradía. En la cabecera del libro, creo que habría que escribir
el establecimiento, luego el reglamento, luego el nombre de las hermanas,
luego la elección del procurador y de las oficialas; a continuación se podrán
poner las nuevas elecciones.
Hacia la mitad del libro, indicar que hay que escribir los nombres de las
hermanas que fallezcan y los de las que ocupen su sitio; por la otra parte del
libro, los legados piadosos y las donaciones extraordinarias; y en otro lugar,
los muebles que pertenecen a los pobres. El libro que he traído es el de La
Bruyère, dado que éste estaba totalmente firmado.
Creo que conviene que la superiora tenga un libro en el que haga es-
cribir el nombre de los pobres enfermos, el día de su recepción y el de su
muerte, o el día en que la Caridad deja de asistirlos.
Si usted, padre. no me hubiere ordenado hacer esta memoria, yo no
me hubiese atrevido a pensar en ella. No sé cómo es que me he retrasado
tanto, a no ser porque me doy cuenta de que mi espíritu es muy lento para
el bien, tanto para el bien de los otros como para el de mis ejercicios parti-
culares.
La buena hermana Juana, de san Benito 2, acaba de traerme tres chicas
de Colombes 3, de muy buen aspecto, que tienen muchos deseos de servir a
los pobres en cualquier sitio adonde se las quiera enviar. Creo que irán a
ver a usted uno de estos días.
Siento mucho haber perdido la jornada que su caridad me quería dedi-
car; creo que ha sido por mi culpa. Tengo mucha necesidad de dedicar al-
gunos días a pensar un poco en mi renovación.
Creo, padre, que cuando sea necesario trabajar en el ejercicio de la Ca-
ridad en san Lorenzo, si usted quiere hacerme el honor de utilizarme para
ello, será necesario que me quede allí algunos días. Podría entonces apro-
vechar esa ocasión, si lo cree oportuno, pero, por amor de Dios, padre, pida
que su misericordia le dé a conocer
________
2. Parroquia de París.
3. En los alrededores de París.

338
mis necesidades, pues, si no, creería que me quiere abandonar por completo,
ya que permite que tenga usted ese sentimiento.
Le envío la memoria de lo que se hizo en cada reunión de Beauvais. Creo
que será conveniente que el reglamento que haga sirva para san Salvador,
y que, al enviarlo, mande que se le envíe a las demás para que lo copien.
Si quiere tomarse la molestia de leer de nuevo la carta que le envié des-
de Liancourt, quizás en ella encuentre alguna cosa que aquí no digo. Per-
dóneme, por favor, el desorden que tengo; casi podría excusarme por mi fal-
ta de memoria; pero bien sabe usted que soy y seré siempre, padre, su muy
humilde hija y muy obligada servidora.

L. DE MARILLAC
4 septiembre [1635] 4.
Las colectas se hacen en Beauvais los lunes, pero creo que sería con-
veniente hacer también la colecta en la iglesia los días de fiesta mayor. Creo
que si se hace el establecimiento al mismo tiempo que la misión que quie-
re dar allí monseñor de Beauvais, será fácil obtener todo cuanto se pueda
desear para el bien de la cofradía. Yo no me he preocupado de proponer esa
colecta.
Dirección: Al Padre Vicente

213 [205,I,307]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
¡Dios mío, usted es una mujer valiente por haber hecho todo lo que
me dice! Animo, no hay que detenerse en este buen camino. Si las dificul-
tades que le ponen llegan e impiden el éxito, no se preocupe. No existe
obligación bajo pecado mortal ni venial. Los pobres habrán tenido mien-
tras tanto este alivio y las personas que les han asistido el mérito. Yo de-
seo con toda el alma que seamos
________
4. Esta carta está relacionada con las cartas 200, 201, 202, 204 y 205. Según
una nota añadida desde antiguo al dorso del original, sería de 1627 pero esta
fecha es ciertamente errónea: la cofradía de san Salvador fue establecida más tar-
de y Luisa de Marillac no empezó a ocuparse de las Caridades hasta el año 1629.
Carta 213. — Manuscrito san Pablo, 41.

339
de este feliz grupo y le agradezco de que usted nos proporcione personal
para esto.

214 [206,I,308]
A LUISA DE MARILLAC
[Entre 1632 y 1650] 1
Señorita:
La gracia de Jesucristo Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
¡Bendito sea Jesucristo doliente por haberle devuelto la salud! Sí, se-
ñorita, ciertamente le ayudaré a cumplir la voluntad de Dios, mediante
su gracia y el buen uso que El la hará hacer de ella; y creo, efectivamente,
que convendrá que vaya a los pueblos, cuando esté usted un poco más
fuerte, para acabar de robustecerse haciendo el bien.
Tenemos aquí 2 35 o 36 externos ordenandos y ejercitantes. Espero
que nos quedará algún rincón para poner a su hijo, y lo haremos sangrar
y purgar el lunes; porque, en Bons-Enfants hay tres jóvenes que hacen
allí su retiro y que ocupan todas nuestras camas.
Tenemos aquí a una joven luterana de Alemania, vestida de lacayo,
que nos han enviado de la misión de Gonesse 3, por consentimiento de
un gentilhombre, que la mantenía. Desea convertirse de costumbres y de
religión 4...
Dirección: A la señorita Le Gras.

215 [207,I,309-310]
A CLEMENTE DE BONZI, OBISPO DE BEZIERS
[Septiembre u octubre 1635] 1
Señor:
Habiendo sabido por el hermano de un eclesiástico de esa ciudad de
Béziers llamado señor Cassan que deseaba saber tres cosas
________
Carta 214 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Fechas de la entrada en san Lázaro y del matrimonio de Miguel Le Gras.
2. En san Lázaro.
3. En Seine-et-Oise.
4. Lo que sigue de la carta ha sido cortado y se ha perdido.
Carta 215. — Reg. 1, f.º 13. El copista indica que tuvo ante la vista una mi-
nuta escrita por la mano de san Vicente.
1. Véase la carta 217.

340
de nosotros, y no habiendo tenido el honor de darle respuesta por en-
tonces, debido a que me fui aquellos días a los pueblos, me he propues-
to hacerlo ahora; y le diré, Monseñor: primero, nosotros estamos por en-
tero bajo la obediencia de nuestros señores los prelados de ir a todos
los lugares de sus diócesis adonde quieran enviarnos a predicar, cate-
quizar y hacer que el pobre pueblo haga la confesión general; para ense-
ñar toda la oración mental, la teología práctica y necesaria, las ceremo-
nias de la Iglesia a los que tienen que recibir las órdenes, diez o doce
días antes de la ordenación, y para recibirlos en nuestras casas cuando
son ya sacerdotes, para renovar la devoción que Nuestro Señor les dio al
recibir las órdenes; en una palabra, somos como los criados del amo del
Evangelio 2 con nuestros señores los prelados, que cuando nos digan: id,
estamos obligados a ir; venid, estamos obligados a venir; haced esto, y es-
tamos obligados a hacerlo. Estamos, además, sometidos a su visita y co-
rrección lo mismo que los párrocos y vicarios del campo, aunque para la
conservación de la uniformidad del espíritu, hay un Superior general, a
quien obedecen los misioneros en lo que se refiere a la disciplina do-
méstica.
He aquí, monseñor, cómo nos relacionamos con nuestros señores los
prelados. Lo que es difícil es saber por ahora si podemos enviarle dos de
ellos. ya que somos pocos y tenemos poca virtud. Puede creer, sin em-
bargo, señor, que si pudiésemos hacerlo por algún prelado del reino,
sería por Vuestra señoría Ilustrísima, tanto por la vida ejemplar que lle-
va en la Iglesia, como por la necesidad que me imagino tiene de ello el
pobre pueblo de esas montañas.
Y en tercer lugar le diré, monseñor, que como marchamos sin tomar
nada del pobre pueblo, ni de los eclesiásticos, para nuestra vida ni para
nuestros vestidos, creo que se necesitan ochocientas o mil libras para el
mantenimiento de dos sacerdotes y de un hermano.
Y esto es, monseñor, lo que puedo responder a Vuestra señoría Ilustrí-
sima sobre las cosas que desea saber de mí. Y si pudiese tener la felicidad
de hacerle algún servicio, ciertamente, monseñor, lo recibiría como una
bendición particular de Dios 3.
________
2. Mt 8, 5-9.
3. Un sacerdote despedido de Bons-Enfants o de san Lázaro, habiéndose en-
terado de la gestión del obispo de Béziers, vino a esta ciudad, diciendo que lo en-
viaba san Vicente y logró engañar al prelado, que le dio empleo. La conducta po-
co edificante de este eclesiástico le dio a Clemente de Bonzi una idea poco favo-
rable de los misioneros (Véase la carta del 21 de diciembre de 1651 a Aquiles Le
Vazeux).

341
Vuestra señoría Ilustrísima puede disponer enteramente de mí co-
mo de quien es, en el amor de Nuestro Señor, su muy humilde y muy obe-
diente servidora

216 [208,I,310-311]
A LUISA DE MARILLAC
[Antes de 1640] 1
Le pido perdón por no haber podido ir ayer a verla, debido al ajetreo
que tuve; lo haré un día de esta semana, con la ayuda de Dios. A veces
sucede que me esperan más de un mes para las confesiones anuales en
Santa María. Hay una que está esperando para entonces. Espero que su
corazón me hará este mismo favor.
Veré sus pies 2 hoy y se los enviaré mañana. Buenos días, señorita. Soy,
señorita. s. s
Domingo, por la mañana.
Dirección: A la señorita Le Gras.

217 [209,I,311-312]
A ANTONIO PORTAIL, SACERDOTE DE LA MISION,
EN CEVENNES
16 octubre 1635
Pido a Nuestro Señor que siga concediéndole el espíritu de la santa
mansedumbre y también de la condescendencia a todo lo que no sea ma-
lo ni contrario a nuestros pequeños reglamentos; pues para esto, sería
una crueldad ser manso; pero, para poner remedio a esto mismo, es pre-
ciso tener el espíritu de suavidad.
Monseñor de Mende 1 se me ha mostrado muy satisfecho de sus ser-
vicios. Monseñor de Méziers 2 me ha escrito para tener obreros
________
Carta 216 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Después de 1639 el santo habría escrito las palabras: «Domingo por la ma-
ñana» al comienzo de la carta.
2. Es la palabra que trae el original. Esta palabra tiene tantos sentidos que no
hay por qué suponer una distracción.
Carta 217. — Reg. 2, 197.
1. Silvestre de Crusy de Marsillac (1628-1659).
2. Clemente de Bonzi (1629-1659).

342
semejantes a ustedes; pero ¿y el medio para dárselos? Monseñor de Vi-
viers 3 ha acudido también a nosotros con el mismo fin. Sólo Dios pue-
de estar en todas partes.
La Compañía se encuentra a Dios gracias en buena situación. Dios le
ha comunicado muchas gracias en los ejercicios espirituales y todos es-
tán llenos de fervor. El número de los que han entrado entre nosotros
desde su partida es de seis 4. Cuánto temo, Señor, la muchedumbre y la
propagación. Y cuántos motivos tenemos para alabar a Dios porque nos
concede honrar el pequeño número de los discípulos de su Elijo. Soy...

218 [210,I,312-313]
A LUISA DE MARILLAC

[Entre 1634 y 1636] 1


Señorita:
La gracia de Jesucristo Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Le doy gracias muy humildemente por la molestia que se ha tomado
al comunicarme sus noticias, y ruego a Nuestro Señor que la robustez-
ca cada vez más. Su carta me encontró todavía en la cama, en medio de
unos pequeños accesos de sudor, que me impidieron contestarla, y una
medicina que me hicieron tomar luego; y las reuniones que se me echa-
ron encima me impidieron también responder el día de ayer.
Le diré, pues, sobre su hijo, señorita, que creo que no hay ningún in-
conveniente en que presente algunas tesis a sus más íntimos amigos y pa-
rientes próximos. Pero me parece que, para honrar la humildad de Nues-
tro Señor, es preciso que sea a pocos y para liberarse de muchas preo-
cupaciones. Cuando se siente en los bancos de teología, será otra cosa.
En cuanto a esa buena joven que me anunciaba ayer, le ruego que la
retenga, si la considera de buen espíritu. Esa entrada y salida de la reli-
gión indica cierta ligereza; en eso conviene que tenga cuidado. Y si hay
lugar a recibirla para examinar su vocación un poco más de tiempo,
trate de ello, si le parece bien, con la señora Goussault.
________
3. Luis-Francisco de la Baume de Suze (1621-1690).
4. Annat Savinier, Esteban Bourel, Guillermo Perceval, Nicolás Marceille y
un gentilhombre limosino, clérigo; Simón Chastel, hermano coadjutor.
Carta 218 (CA). — Original en las Hijas de la Caridad de Collonges (Hau-
te Savoie).
1. Duración de la estancia de Juan de la Salle en el Sur.

343
De la italiana, sería muy interesante enviarla a la madre de esa bue-
na joven de la señorita Poulaillon, a Villers 2. ¡Dios mío! ¡Cómo deseo
que sus hijas se ejerciten en aprender a leer y que sepan bien el catecis-
mo que usted enseña! La pobre Germana hace mal en no estar con us-
ted. Le podría ayudar mucho en esto. Pero, en nombre de Dios, cúrese
antes de ponerse a trabajar en ellas.
Todavía no han desaparecido mis fiebrecillas - ya sabe que suelen du-
rar un poco. Tenemos enfermo de gravedad al pobre padre de la Salle en
Burdeos. Lo encomiendo a su caridad; pero sobre todo le suplico que se
cuide de conservarse bien
Soy, en el amor de Nuestro Señor,

V. D

219 [211]
SANTA JUANA FRANCISCA FREMIOT DE CHANTAL
A SAN VICENTE
Aunque mi corazón, queridísimo padre, sea insensible a cualquier otra
cosa que no sea el dolor, jamás podrá olvidar la caridad que ha tenido con
él el día de su partida; pues, queridísimo padre, se vio aliviado en su mal e
incluso robustecido en las ocasiones con que se tropieza y que vienen de una
parte y de otra.
Me postro en espíritu a sus pies, pidiéndole perdón por la pena que le
causé con mi mortificación, y la vergüenza que de allí me viene, la acepto y
abrazo de corazón. ¿A quién puedo dar a conocer y saber mis debilidades,
sino a mi único padre, que las sabrá soportar? Espero de su bondad que
no se cansará nunca de mí.

220 [212]
A LUISA DE MARILLAC
Alabo a Dios, señorita, por ese cambio y le suplico con todo mi co-
razón que sea duradero y que se perfeccione y santifique su alma cada
vez más con esos sufrimientos. Por lo demás, le doy gracias por el aviso
que me ha dado y que me ha consolado mucho, pues ¿quién
________
2. Villers-sous-Saint-Leu.
Carta 219. — L. ABELLY, o. c.., II, cap. Vll, 316.
Carta 220 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.

344
no sentiría con dolor el que apena a la persona agente y a la paciente?
Ciertamente, no puede ser de otro modo.
Le deseo buenas tardes y soy, en el amor de Jesús y de su santa Ma-
dre, su servidor muy humilde.

221 [213,I,314-315]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Estoy ya de vuelta y con buena salud, gracias a Dios, pero preocu-
pado por la suya. Iré a verla lo más pronto que me sea posible, incluso
hoy mismo, si puedo. Haga entretanto todo lo que pueda para estar bien,
por favor. No puedo decirle cuánta necesidad tiene el pobre pueblo de
que viva usted largo tiempo, y no lo he visto nunca con tanta claridad co-
mo al presente.
Esa buena joven 1 me parece que tiene bastante buen espíritu y bue-
na voluntad. Su única dificultad es que ha estado en religión: pero me ha
dicho que, al entrar allí por coacción, tenía sin embargo su corazón en la
Caridad. Por eso creo que no hay peligro en intentarlo. Y de la buena
viuda que la acompaña, me parece ruda, muy melancólica y tosca. Creo
que hay que despedirla con mansedumbre y decirle que hay que pensarlo
mucho.
Buenos días, señorita. Soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy hu-
milde servidor
V. DEPAUL
Dirección: A la señorita Le Gras.

222 [214,I,315]
A LUISA DE MARILLAC
Día de Ramos [16 marzo 1636] 1
Señorita Nada más que cuatro o cinco líneas. Cada día estoy pensando
en a verla para hablar con Vd. Me lo han impedido los asuntos. Es
________
Carta 221 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Quizás aquella de la que se habla en la carta 218.
Carta 222. — GOSSIN, o. c.., 410.
1. La frase del santo sobre cambio de domicilio indica que esta carta es de
1636.

345
a propósito de su alojamiento. Trate de él con la señora Presidenta Gous-
sault. Mi corazón se conmueve por el consuelo que me imagino que N.
S. les dará a las dos en su viaje y buena ocupación. Entretanto, esperan-
do la oportunidad de verla, mañana o pasado, aquí o en Bons-Enfants,
soy su servidor,

VICENTE DEPAÚL

223 [215,I,316]
A LUISA DE MARILLAC

[1636] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Me había propuesto ir a verla; pero no pudiendo hacerlo tan pronto
a causa de algunos compromisos, le ruego me indique si ha alquilado
algún alojamiento y dónde lo ha tomado. Quizás crea que yo tengo algún
motivo referente a usted, por el que creo que no es conveniente que se
aloje en estos barrios 2. No es así, ni mucho menos; se lo aseguro. La ra-
zón es ésta: estamos en medio de gentes que lo observan todo y juzgan
de todo. Apenas nos viesen entrar dos o tres veces en su casa, se pondrían
a hablar y a sacar consecuencias que no podríamos decir hasta dónde
llegarían. No es que los vigilemos, sino sólo aquel que tiene el poder de
hacerlo. Cuando tenga la oportunidad de verla, le hablaré más parti-
cularmente. Entretanto dígame: ¿cuándo estará en condición de ir al cam-
po a visitar algunas Caridades? Le ruego que me lo indique y, si lo pue-
de cómodamente, dése una de estas mañanas un paseo hasta aquí; entre-
tanto honre la santa alegría de Nuestro Señor y la de su santa Madre. Soy,
en su amor,
Dirección: A la señorita Le Gras.

V. D.

________
Carta 223 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. La mudanza de que aquí se habla permite elegir entre los años 1636 y 1641.
La primera fecha conviene mejor que la segunda al conjunto de la carta.
2. Cerca de san Lázaro.

346
224 [216,I,317]
A LUISA DE MARILLAC
[1636] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Ha hecho bien en hacer venir a esa buena joven. Hay otras cuatro
mayores y fuertes en Sucy-en-Brie 2, de las que me ha hablado el padre
Renar. Le haré ver la instancia que han presentado para ello. Hay que
procurar enseñarla a leer lo antes que se pueda.
No le digo nada de la carta de esa buena señorita, sino que no la he
podido leer todavía, y que estoy tan ocupado que no puedo hacerlo aho-
ra para responder a usted, porque tengo que marchar a la Magdalena pa-
ra tener hoy allí el capítulo. Ofrezca a Dios esta acción, por favor, y yo
con todo afecto le pido a Dios que sea El el corazón de su corazón y soy,
en su amor,
V. D.

225 [217,I,217-318]
A LUISA DE MARILLAC
[1636] 1
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
La casa de que me hablaba la señora Goussault no es aquella de la
que yo le hablé. La primera es más hermosa, y cuesta 30 o 40 mil libras,
y la segunda siete u ocho. La primera sería escandalosa para unas pobres
muchachas y la segunda demasiado alejada de la iglesia. Ya lo verá. No
veo inconveniente en que se honre igualmente la prudencia y la sencillez
de Nuestro Señor; pero hay menos inconveniente en faltar a la última
práctica que a la primera, sobre todo en su caso.
Haré con su hijo como me indica, y con corazón.
Ya está aquí la joven; pruébela.
________
Carta 224 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta es unos días anterior a la carta 226.
2. Localidad de Seine-et-Oise.
Carta 225 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. La carta es algo anterior al traslado de la casa madre de las hermanas a
La Chapelle.

347
¿Tiene dinero? Se nos ha echado encima un asunto y necesitamos mil
quinientas libras. Si las tiene, se las devolveremos dentro de poco; si no
las tiene, no se preocupe, por favor. Buenos días, señorita. Soy s. s.
V. DEPAUL

226 [218,I,318-319]
A LUISA DE MARILLAC
[Poco antes de mayo de 1636] 1
Señorita:
Me he dado cuenta de lo que me ha indicado del señor Massé. Lo
he tratado sin embargo con el señor Caignet, confesor de la señora Gous-
sault 2; pero no sé si nos decidiremos por el uno o por el otro. Uno de
esos señores me ha propuesto otro al mismo tiempo 3; hablo de esos se-
ñores de Nuestra Señora. Esto es secreto.
Me parece muy bien el pensamiento que me propone sobre su hijo,
con tal que le haga con mucha simplicidad esa proposición y le deje li-
bertad para usar de ella como le parezca.
Así pues, hay que dejar a esas buenas hijas de Sucy. Esta y su madre
desean, sin embargo, que tenga con la hija de la Retaux la caridad de con-
servarla hasta Pentecostés, no tanto para que se entregue a esa Caridad
como porque desea aprender algo para hacerse capaz de enseñar a los ni-
ños de Sucy con el tiempo. Por eso, si la parece bien, haga la caridad de
intentarlo, señorita, y ya avisaremos para que envíen lo que sea preciso
para ello. Me olvidé ayer de hablar de esto con la señora guardasellos 4.
Si viene usted el martes próximo, por la mañana, con sus hijas, ire-
mos a La Chapelle: es una aldea cerca de aquí según se va a Saint-Denis
5; pero tendrá que recordármelo el lunes por la tarde.

________
Carta 226 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. La misma observación que en la carta 225, nota 1.
2. Antonio Caignet, doctor en teología, luego canónigo, canciller, teólogo y
vicario general de Meaux, predicador ilustre, muerto en 1669. Es autor de dos
obras apreciadas: L'Année pastorale (París 1659, 7 vol., en 4.º) y Le Dominical
des Pasteurs ou le Triple emploi des curés (París 1675, 2.ª ed., en 4.º).
3. Se trataba de organizar un cuerpo de capellanes para los enfermos del Hô-
tel-Dieu.
4. La señora Séguier.
5. La antigua aldea de La Chapelle es hoy uno de los barrios de la capital.

348
¡Quiera Dios que no tenga que lamentarme de lo que he dicho a las
jóvenes! Creo que haría bien si fuera a visitar a las de San Pablo. Me gus-
taría que pudiese ver también a las de esta Parroquia.
Entretanto. señorita, soy su muy humilde servidor,
V. DEPAUL
Sábado, a las 9.
Dirección: A la señorita Le Gras.

227 [219,I,320]
A LUISA DE MARILLAC
[1636] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Le suplico que me perdone por no haberla visto antes de marcharme
durante cuatro o cinco días al campo. Su hijo ha empezado muy bien;
el padre de Sergis lo ha tomado a su vuelta del campo y le sirve en su
retiro. Me ha dicho que excluye la espada: queda la condición del esta-
do eclesiástico o la del palacio; considerará las dos y procurará resolverse.
Le he escrito a la señora presidenta Goussault que creo haría bien us-
ted si fuera a ver la casa de La Chapelle y viera lo que piden de alquiler.
Esto servirá también para distraerse; pues ella cree, como yo también,
que el aire de los campos la viene bien. Entretanto esté alegre. Cuide su
salud.
Le suplico que dé a conocer nuestras noticias y nuestras excusas a la
buena señorita Viole 2 y que le diga que espero verla cuando vuelva. ¡Oh,
qué consolado y edificado estoy con esa buena señorita!
Le deseo buenos días y soy
V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.
________
Carta 227 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Igual observación que en la carta 225, nota 1.
2. La señorita Viole, nacida Magdalena Deffita, viuda de Santiago Viole, con-
sejero en el Chatelet de París, tenía, o mejor dicho, tendrá más tarde entre las da-
mas de la Caridad del Hôtel-Dieu el cargo de tesorera. Su nombre aparece con
frecuencia en la correspondencia de san Vicente, que apreciaba mucho su cari-
dad, su inteligencia y su actividad. Murió en París el 4 de abril de 1678.

349
228 [220,I,321]
A UN SACERDOTE DE LA MISION
[636] 1
No sé si le he hablado de las aflicciones con que Dios ha querido visi-
tar a nuestra pobre y pequeña Compañía. El padre Bourel 2 ha muerto
en la misión de Mesnil, santamente, lo mismo que había vivido. Todos
dicen de él que no han observado jamás en él una imperfección, ni si-
guiera el padre Boudet 3, su director en el seminario.

229 [221,I,321-323]
A LUISA DE MARILLAC
[1636] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
No he visto jamás a una mujer como usted, ni que tome ciertas co-
sas tan fuerte que en cualquier cosa vea un crimen. La elección de su
hijo, dice usted, es un testimonio de la justicia de Dios sobre usted. Es-
tá ciertamente equivocada al dar lugar a estos pensamientos y más aún al
manifestarlos. Ya le he dicho en otras ocasiones que no hable de ese mo-
do. En nombre de Dios, señorita, corríjase y sepa de una vez para siem-
pre que esos pensamientos amargos son del maligno y que los de Nues-
tro Señor son mansos y suaves, y acuérdese de que los defectos de los hi-
jos no siempre se les imputan a los padres, especialmente cuando éstos
los han hecho educar y les han dado buen ejemplo, como usted ha he-
cho, gracias a Dios, y que Nuestro Señor permite por su Providencia ad-
mirable que algunos padres y madres santos se vean desgarrados en sus
entrañas. Abraham sufrió por Ismael, Isaac por Esaú, Jacob por la ma-
yor parte de sus
________
Carta 228. — Manuscrito de Lyon.
1. Véase nota 2.
2. Esteban Bourel, nacido en Saboya, recibido en la Congregación de la Mi-
sión en julio de 1635, muerto en 1636.
3. Santiago Boudet, nacido en Epinay-sur-Seine, recibido en la Congregación
de la Mision en 1634, ordenado de sacerdote en 1635. Dio misiones en Bretaña
con el señor Olier (FAILLON, o. c.., 1, 219), en la región de Toulouse, en Cham-
paña y otros lugares. «Es un alma santa», decía de él san Vicente.
Carta 229 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase la nota 2.

350
hijos, David por Absalom, Salomón por Roboam y el Hijo de Dios por
Judas; y, por la gracia de Dios, usted no ha llegado hasta eso, sino que,
por el contrario, tiene motivo para alabar a Dios por lo que le ha dicho
el señor Holden; porque le ha dicho la verdad. Su hijo vino ayer a ver al
padre de Sergis, se confesó con él y le dijo absolutamente que estaba de-
cidido a servir a Dios en el estado eclesiástico, y algunas otras circuns-
tancias que me han consolado mucho; pero al presente no me acuerdo
cuáles son. Así pues, dé gracias a Dios por esto y esté alegre.
La señora Goussault me dijo ayer que ha hecho el contrato de la ca-
sa 2. Tendremos que vernos para ver quién la llevará. Creo que es muy
conveniente que retenga a esa buena muchacha hasta entonces. No co-
nozco a la otra da la que me habla, que todavía no está en casa de
ustedes.
No sé si podré ir el domingo a su barrio y si, cuando vaya, tendré que
hablarles en la capilla, que es tan poco sana. Habrá que hacer lo posi-
ble para que sea en casa de la señora Goussault, aunque será mejor que
antes la vea a usted en particular.
Animo; le deseo la paz de Nuestro Señor y soy s. s.

V. D.
Hay que retrasar también la propuesta acerca de su casa 3. Lo que me
dice de volverla a alquilar amigablemente, me parece bien.
Dirección: A la señorita Le Gras.

________
2. Se alquiló la casa de La Chapelle; no se compró. Luisa de Marillac y sus hi-
jas, nos dice GOBILLON (o. c., P. 74) se establecieron allí en mayo de 1636. Qui-
zás a este cambio de residencia se refieren las líneas siguientes de la fundadora:
«Ir al nuevo domicilio con el designio de honrar a la divina Providencia que
nos guía, y ponerse en la disposición de hacer allí lo que la misma Providencia
nos permita. Por este cambio de domicilio, honrar el de Jesús y el de la santa Vir-
gen de Belén a Egipto, y luego a otros lugares, sin querer tener, como ellos, un
domicilio propio en la tierra» (Pensées, 41).
3. Probablemente, la casa que iban a dejar las hermanas para establecerse en
La Chapelle.

351
230 [222,I,323-324]
A LUISA DE MARILLAC
[Entre 1635 y 1638] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Ya mandaré hacer para usted una memoria de las materias para la ora-
ción, de los ejercicios y del empleo del día, y se la enviaré.
Hay que hacer cesar a las parroquias 2 durante esa situación 3, y vol-
ver a reanudarlas, si esa joven tiene tiempo, después que haya pasado.
Que no haga nada durante ese tiempo. Una fiebrecilla que tengo me im-
pedirá atender a esa buena chica. Le enviaré a alguno para ello, si me pa-
sa aviso el día antes por la tarde.
Seguramente podrá escribirme algo de su hijo. Ultimamente estuvo
en Bons-Enfants. Encargué al padre Pillé que lo despidiese con suavi-
dad, pero pronto, porque le ha ocurrido un accidente al hombre del se-
ñor Doignon 4. Ha hecho usted bien en enviar a esa buena joven en lu-
gar de la enferma.
Me voy a celebrar la santa misa y a rezar por usted y por sus buenos
proyectos. Me encomiendo igualmente a sus oraciones y soy su humil-
de servidor.
V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.

231 [223,I,324-326]
A LUISA DE MARILLAC
[Mayo 1636] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
La verdad es que salgo esta mañana para Pontoise y Beauvais; pero le
puedo asegurar que lo hago con pena por no haberla visto ni
________
Carta 230 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta fue escrita mientras que Juan Pillé dirigía la casa de Bons-En-
fants (1635-1638). Parece ser de algunos días antes que la carta 231.
2. La visita a los pobres en las parroquias de París.
3. Parece aludir el santo a un recrudecimiento de la peste.
4. Posiblemente un caso de peste.
Carta 231 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. La «nueva residencia» de que habla el santo no puede ser más que la ins-
talación de Luisa de Marillac en La Chapelle.

352
su nueva residencia. Usted sería más útil en Beauvais que yo y les diré a
las Damas de la Caridad que la esperen; pues no soy yo el que ha de reu-
nirlas. La razón de mi viaje es una razón que no me satisface: se trata de
visitar a las Ursulinas 2. ¡Oh señorita, cuánto me molesta esto y cómo me
parece un tiempo perdido para un hombre que se debe todo a los po-
bres' ¡Qué le vamos a hacer! Hace ocho meses por lo menos que me
urge monseñor de Beauvais; y como le he dado tantas veces largas al asun-
to, ya no viene por aquí cuando va y vuelve. como solía hacerlo, ni me es-
cribe el señor Messier 3. Sólo están las hijas 4, de las que no he recibido
sino dos cartas para esto la semana pasada. Pero dejemos esto y digamos:
¡Dios mío! señorita, ¡cuánto me preocupa verla tanto tiempo sin ir a
tomar el aire con el continuo trabajo que tiene en el Hôtel-Dieu!
No he visto a la señora Superiora de San Salvador 5 para tener la
respuesta sobre María 6. ¿Podría usted entretanto marchar a Grigny 7 pa-
ra siete u ocho días y dejar a María para que se haga cargo de esas jóve-
nes? Es lo bastante seria y exacta para ese menester. Hágalo. por favor,
durante mi ausencia. Le diré a la señora Goussault, que viene a Pontoi-
se, que se encargue ella. También la señorita Poulaillon podrá ver a sus
hijas de vez en cuando. Si así es, convendrá que vaya a visitar, con la se-
ñora presidenta 8, la Caridad de Villeneuve-Saint-Georges, para animar-
las y quitar la resolución que les ha hecho tomar la señora Guérin, des-
pués de mi partida, de que no vayan a visitar a los enfermos cuando no
haya más que uno solo; y la razón es que ella no puede comprender que
se pueda hacer un buen caldo con cinco onzas de carne. Esa buena se-
ñora es buena y elocuente en palabras y se mete en todo, aunque no es
de la Cofradía.
Si, al pasar por Grigny, quisiese usted recoger lo que ha comprado
para aquel lugar en Bons-Enfants, haría bien. Pero no, diga a la te-
________
2. COLLET afirma que san Vicente visitó dos veces a las ursulinas de Beauvais:
en 1634, antes de la primera reunión de las damas del Hôtel-Dieu, que presidió
a su regreso (o. c.., I, 232), y en 1641 (ib., p. 337). O se olvida de la visita de 1636,
o se equivoca en la fecha.
3. Luis Messier, arcediano de Beauvais.
4. Las ursulinas.
5. La presidenta de la cofradía de la Caridad establecida en san Salvador.
6. María Joly.
7. Pequeña localidad de Seine-et-Oise.
8. La señora Goussault.

353
sorera que encargue a algún otro que lo recoja, y convendría que lo hi-
ciera el barquero.
Le devuelvo las reglas de las hijas. Está todo tan [bien] 9, que no he
querido añadir nada. Léalas, pues, lo antes posible, si no cree necesario
que esté yo allí; en ese caso, le prometo que será esa una de las primeras
cosas que haré a mi regreso, si Dios quiere. Será conveniente que las de
esa parroquia 10 se encuentren allí al mismo tiempo, para que se uni-
formen.
Bien, termino rogándola que honre la paz y la tranquilidad del alma
de Nuestro Señor, y encomendándome a sus oraciones, siendo en el amor
de Nuestro Señor, su muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL
No le digo nada de la señora de Liancourt, a no ser que, si ella la quie-
re llevar sólo para siete u ocho días, haga como mejor le parezca, pero
que, como los grandes se muestran tan inseguros sobre lo que tienen que
hacer, si ella no la ha visto. haría bien en aprovechar entretanto la oca-
sión de Grigny.

232 [224,I,327-332]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Envío al portador de la presente para saber noticias suyas, con la es-
peranza de que las traerá buenas. En nombre de Nuestro Señor, señori-
ta, haga todo lo posible para que así sea. Tiene motivos para quejarse
de que no haya contestado a la que me escribió cuando marchó para
Gournay 1. ¿Qué le vamos a hacer? Son faltas ordinarias en
________
9. Palabra olvidada en el original.
10. La parroquia de san Lorenzo.
Carta 232 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Luisa de Marillac estaba en Gournay-sur-Aronde (Oise) el 18 de mayo
de 1636, fiesta de la Santísima Trinidad. Aquel día, reunió a los miembros de la
cofradía de la Caridad en el castillo de la dama del lugar preguntó por la obser-
vancia del reglamento, procedió a la elección de oficialas, recibió a las nuevas
simpatizantes, entre otras a la señora de Gournay y solucionó algunas dificulta-
des relativas sobre todo a la elección de los

354
mí. Espero que Nuestro Señor me dé la gracia de enmendarme, si usted
hace el favor de perdonármelas.
Bien, hablemos de su indisposición. ¿Tiene necesidad de algún mé-
dico? Si es así, dígamelo; enviaré alguno. Tiene uno [en] Senlis hombre
muy hábil, que atiende al Rey y que va muchas veces a Liancourt, debi-
do a la confianza que en él tienen los señores de Liancourt, y con mucha
razón. No ahorre ningún esfuerzo en tenerlo y en que le asista debida-
mente. Quizás es que no ha llevado bastante dinero; si así es, dígamelo,
y se lo enviaré.
Su hijo ha pasado aquí un día durante estas fiestas y ha ido a que lo
purguen en Bons-Enfants. Está muy bien gracias a Dios. La señora Gous-
sault ha ido a Grigny 2 y luego a visitar algunas Caridades que se han
establecido hace poco alrededor de Etampes.
Sus hijas del Hôtel-Dieu continúan portándose bien. Sólo Enrique-
ta 3 sigue aún lánguida. María dice que es por la ausencia de usted. Es-
to le ha impedido ir a San Nicolás, y a Bárbara 4 ir a San Sulpicio 5. Isa-
bel 6 está mejor. Lo único que pasa es que la joven que se ha asignado a
la señorita Viole, las escandaliza por su modo de comportarse con los
muchachos que vienen a verla, por lo que su maestra la ha despedido. Se
trata de Normanda, de la que escribió usted a la señorita Viole que pi-
diese a la señora Goussault que tuviese cuidado de ella, por tener un
espíritu importuno y peligroso. Ayer le mandé buscar para decirle que
no hiciese entrar a los muchachos en la casa; pero ella no lo tomó a bien
y me dijo que prefería marcharse. Hay que quedar en paz después de ha-
ber hecho todo lo que puede hacerse en casos semejantes.
________
enfermos que había de asistir la cofradía. Se conserva la relación que hizo de
esta reunión (Pensées, p. 99).
2. Pequeña localidad de Seine-et-Oise.
3. Enriqueta Gesseaume, hija de la Caridad, muy inteligente y llena de re-
cursos, pero de un carácter demasiado independiente. Hábil farmacéutica, ayu-
dó mucho en el hospital de Nantes, donde estuvo de 1646 a 1655. Una de sus so-
brinas la siguió en las Hijas de la Caridad; un hermano y un sobrino entraron
en la Congregación de la Misión.
4. Bárbara Angiboust.
5. María Joly y Bárbara Angiboust estaban encargadas, en ausencia de Lui-
sa de Marillac, de las hermanas empleadas en las cofradías de estas parroquias.
6. Isabel Martín fue una de las más observantes entre las primeras Hijas de
la Caridad. Hermana sirviente en el hospital de Angers en 1640, en Richelieu
en 1641, en el hospital de Nantes en 1646, volvió a Richelieu en 1648, para mo-
rir allí al año siguiente. Su salud dejó siempre que desear.

355
Estas son las noticias que le pueden interesar. Y preguntemos aho-
ra: ¿cuándo volverá usted? ¡Dios mío! Me olvidaba decirle que espero a
la señora Mussot esta mañana para saber de fijo cuándo marchará.
La señora de Liancourt me ha dicho que vendrá a verme 7; pero he
sabido, después de lo anteriormente escrito, que no lo ha querido hacer;
y como el quehacer que tengo no me permite un rodeo tan grande, voy
a enviarle un ruego para que pase por aquí a la vuelta. La señora Mussot
me aseguró ayer que partiría a fines de esta semana. El Sr. prior habla de
marcharse con ella y de ser uno de los capellanes de Liancourt con otro
eclesiástico 8.
Ayer, como me urgía la señora de Combalet 9 para que le enviase a
la joven, y que era para ella, hablé sobre este asunto con María De-
________
7. San Vicente interrumpió la carta en este lugar para continuarla al día si-
guiente.
8. El duque y la duquesa de Liancourt habían concebido el proyecto ya des-
de 1606, de pedir capellanes para su tierra de Liancourt. Estos capellanes de-
berían de ser tres. llevar vida común en una casa construida expresamente para
ellos junto a la iglesia, y ayudar a los párrocos de Liancourt y de las parroquias
vecinas dependientes de su señorío. El estipendio ofrecido era mínimo; por eso
no se presentaba nadie. Algunos sacerdotes de la Provenza acabaron aceptando,
pero se retiraron a los dos años. Adriano Le Bon, de quien habla san Vicente
en esta carta, no realizó su proyecto. El duque se dirigió a san Vicente, así co-
mo a Jorge Froger, párroco de Saint-Nicolas-du-Chardonnet, y ambos le diri-
gieron a Adriano Bourdoise. Bourdoise se dejó conquistar. Dejó París el 1 de sep-
tiembre de 1642 y trabajó tan bien en Liancourt que en poco tiempo agrupó a su
alrededor a toda una comunidad (J. DARCHE, Le saint abbé Bourdoise, t. II,
P. 184).
9. María de Wignerod de Pontcourlay, nacida en 1604 en el castillo de Glé-
nay, cerca de Bressuire, de Renato de Wignerod y de Francisca de Richelieu, her-
mana mayor del cardenal, se casó muy joven, en la cámara de Ana de Austria,
con el sobrino del duque de Luynes, Antonio de Beauvoir de Grimoard du Rou-
re, caballero, señor de Combalet, a quien nunca había visto y al que no amó ja-
más. Durante los dos años que duró esta unión, los esposos sólo vivieron seis me-
ses juntos. El marqués de Combalet, retenido fuera del hogar por las necesida-
des de la guerra, cayó herido de muerte, el 3 de septiembre de 1622, en el sitio
de Montpellier. Viuda a los 18 años, la marquesa de Combalet dejó la corte y se
retiró al Carmelo de: París. Fue admitida en el noviciado, tras un año de clau-
sura recibió el hábito religioso de manos del señor de Bérulle y pronunció los pri-
meros votos. Richelieu, que la quería mucho, intentó devolverla a la corte. Gra-
cias a sus gestiones, el Papa prohibió la clausura a la joven mar-

356
nyse, pues me parecía la más indicada; pero ella me dio una respuesta
digna de una joven que tiene vocación de Dios en la Caridad, que fue que
había dejado a su padre y a su madre para entregarse al servicio de los
pobres por amor de Dios, y que me rogaba la excusase si no podía cam-
biar de planes para ir a servir a esa gran dama. Después de esto hablé con
Bárbara la mayor 10 sin decirle por qué ni para quién, y la envié a que me
aguardara en casa de dicha señora de Combalet, en donde le dije que esa
buena señora la emplearía unas veces para su servicio y otras para los po-
bres de la parroquia. Ella se puso a llorar, y.después de tranquilizarse,
la puse en manos de una señorita de la mencionada dama. Pero me que-
dé muy extrañado
________
quesa, la escogió María de Médicis como dama de compañía en 1 de enero de
1625, y el rey erigió en ducado sus tierras de Aiguillon el 1 de enero de 1638.
Aquel mismo día el cardenal la llevó, para que fijase allí su residenciar a un
pequeño palacete arreglado para ella, en la calle de Vaugirard, en las depen-
dencias del pequeño Luxembourg, donde él mismo tenía su morada. La du-
quesa de Aiguillon usó noblemente de su inmensa fortuna y de su gran influencia.
Trató y protegió a los hombres de letras y se puso al frente de todas las obras de
caridad. Estableció a los sacerdotes de la Misión en Notre-Dame de La Rose y
en Marsella, donde les confió la dirección de un hospital que había hecho cons-
truir para los galeotes enfermos. La casa de Richelieu y la de Roma vivieron de
sus donativos Fue ella la que hizo dar a la Congregación de la Misión los consu-
lados de Argel y de Túnez. Contribuyó a la fundación del hospital general y de
la sociedad de las misiones extranjeras, tomó bajo su protección a las Hijas de
la Cruz y a las Hijas de la Providencia y fue la gran bienhechora del Carmelo. Fue
presidenta de la cofradía de la Caridad establecida en san Sulpicio y sustituyó a
la señora de Lamoignon en la dirección de las damas del Hôtel-Dieu. La duquesa
de Aiguillon tiene que figurar con Luisa de Marillac, la señora de Gondi y la se-
ñora Goussault, en primera fila de las colaboradoras de san Vicente. Quizás na-
die le dio tanto. Pocas personas le quisieron tanto. Velaba por su salud con un
cuidado maternal. El coche y los caballos que utilizaba el santo en su ancianidad
procedían de sus cuadras. La muerte del siervo de Dios le afligió profundamen-
te. Hizo fabricar un relicario de plata sobredorada en forma de corazón coronado
por una llama para encerrar allí el corazón del santo. Murió el 17 de abril de 1675,
a la edad de 71 años, y fue enterrada con el hábito de carmelita. Los señores Bri-
sacier y Fléchier pronunciaron su oración fúnebre (CONDE DE BONNEAU-AVE-
NANT, La duchesse d'Aiguillon. París 1882, 2n ed., en 12.º). LE LONG señala en
su Bibliothèque historique de la France. París 1768-1778, 5 vol., en 8.º, t. III,
n.º 30.854, una colección manuscrita de sus cartas, actualmente perdida.
10. Bárbara Angiboust.

357
cuando poco después ella vino a casa del señor párroco de Loyac 11, don-
de yo estaba hablando con él, y me dijo que estaba asustada de ver una
corte tan grande, que no podía vivir allí, que me rogaba que la quitase,
que Nuestro Señor la había entregado a los pobres y me rogaba que la
mandase a casa; lo cual dejó muy admirado a ese párroco por ver un des-
precio tal de la grandeza del mundo, e hizo que yo le dijese a esa buena
muchacha que volviese a casa de dicha señora, pero que, si no se en-
contraba bien allí dentro de cuatro o cinco días, que se volviese a San Ni-
colás.
¿Qué le parece, señorita? ¿No la entusiasma ver la fuerza del espíri-
tu de Dios en esas dos pobres jóvenes y el desprecio que les inspira del
mundo y de su grandeza? No puede imaginar el ánimo que esto me ha
dado por la Caridad y el deseo de que vuelva pronto y con buena salud,
para trabajar aquí expresamente. Haga, pues, todo lo posible por estar
bien, señorita, por favor, y llévese a estas buenas jóvenes, si reconoce en
ellas vocación y aptitud.
Bien, acabo pidiéndole a Dios que le devuelva la perfecta salud, co-
mo espero de su bondad, que soy, en su amor, y en el de su santa Madre,
señorita, su muy humilde y obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL
San Lázaro, martes por la mañana, 27 mayo 1636.
Vi ayer a sus hijas del Hôtel-Dieu; están bien. Si necesita de mis ser-
vicios, lo dejaré todo por ello; pero espero que podrá prescindir de ellos.
Dirección: A la señorita Le Gras.

233 [225,I,332]
A LAMBERTO AUX COUTEAUX, SUPERIOR EN TOUL
13 junio 1636
Apremiado por Carlos-Cristián de Gournay, obispo de Toul, para que
autorizase a los sacerdotes de la casa de dicha ciudad a confesar a las
________
11. Juan de Loyac, protonotario apostólico, honraba al clero por sus virtu-
des y sus talentos. Era consejero, capellán y predicador ordinario del rey. Hu-
biera sido obispo de Toulon a la muerte de Augusto de Forbin si Richelieu no
hubiese detenido la expedición de las bulas. Escribió la vida de Pedro de Sacjan,
prior comendador de la orden de san Antonio en París y la de san Juan de Dios.
Carta 233. — COLLET, o. c.., I, 355.

358
religiosas de santo Domingo, que tenían dificultad de encontrar confe-
sores debido a los trastornos de la Lorena, Vicente de Paúl le ruega al su-
perior de la casa que vaya a echarse a los pies del prelado y le haga com-
prender cómo el servicio exigido se opone a los fines de la Compañía.

234 [226,I,332334]
JUAN-SANTIAGO OLIER A SAN VICENTE
Y A LOS SACERDOTES DE LA CONFERENCIA
DE LOS MARTES

Quien tiene a Dios, lo tiene todo.


Jesús, María, José.
Señores:
No puedo estar más tiempo ausente de la compañía, sin darles su cuen-
ta que les debo de mis acciones. (Les diré, señores, que estuvimos once dí-
as en camino hasta llegar al lugar de la misión llamado Saint-Ilpize 1. El fa-
vor del cielo fue tan grande que durante este tiempo no tuvimos dos horas
de sol ni de lluvia, habiendo caminado siempre al abrigo de las nubes, lle-
gando todos en buena disposición, gracias a Dios.
Se empezó la misión el domingo después de la Ascensión, y duró hasta
el 15 de este mes, día de la fiesta de Saint-Ilpize, cuando se convino que
yo me despidiese por la tarde, en presencia del Santísimo Sacramento; lo
cual se hizo con toda la reverencia por la majestad de Dios, que presidía, y
también con tantas lágrimas y suspiros que creo, señores, que habría sido
menester estar allí para creerlo. ¡Dios sea bendito por todo!
Casi lo mismo sucedió en la procesión de los niños y en su comunión,
que se hizo con toda la reverencia imaginable, con tanto gentío, lo mismo
que en el resto de las fiestas, que era preciso hacer correr siempre el vino
dentro de la iglesia para las que se desmayaban, una de las cuales ha esta-
do enferma más de tres semanas.
El pueblo, al comienzo, venía como nosotros debíamos desear, a saber,
según que los podíamos ir confesando; pero esto, señores, con tal movi-
miento de la gracia que por todos los lados era fácil
________
Carta 234. — Arch. de san Sulpicio, copia antigua.
1. Ayuntamiento de los alrededores de Brioude (Haute-Loire).

359
saber dónde confesaban los sacerdotes, ya que los penitentes, con sus sus-
piros y sollozos se hacían oír por todas partes. ¡Jesucristo sea alabado por
todo!
Pero, al final, el pueblo nos apremiaba tan vivamente, y la turba era tan
grande que necesitábamos a veces (esto es, todas las fiestas) estar doce o tre-
ce sacerdotes para socorrer el ardor de este celo. Se les veía, desde el ama-
necer hasta la mitad del calor, que era extraordinario, y al final de la pre-
dicación, sin beber ni comer.
A veces, en favor de los forasteros, había que tener dos horas y más de
catecismo, de donde salían tan hambrientos como entraron. Esto nos de-
jaba a todos confusos. Teníamos que dirigirlo desde el púlpito, ya que no
había lugar en la iglesia, y se llenaban todos los alrededores del cemente-
rio, con todas las puertas obstruidas y las ventanas llenas de gente. Esto
mismo se veía también en el sermón de la mañana y en el de la tarde, que
se llama el gran catecismo. Después de lo cual no puedo decir más que:
Benedictus Deus! Benedictus Deus!, que tan liberalmente se comunica a
sus criaturas, pero sobre todo a sus pobres. Porque, señores, hemos obser-
vado que es allí donde reside, y donde pide la ayuda de las criaturas para
acabar todo lo que él solo no acostumbra hacer, esto es, la instrucción y la
conversión total de sus pueblos.
Señores, no le nieguen esa ayuda a Jesús. Es demasiado grande la glo-
ria de trabajar bajo El, de contribuir a la salvación de sus almas y a la glo-
ria que El obtendrá de allí para toda la eternidad. Han comenzado uste-
des felizmente y sus primeros ejemplos me han echado de París. Continú-
en con esas divinas ocupaciones, ya que realmente no hay nada semejante
en la tierra.
París. París, ¡tú detienes a personas que convertirían a varios mun-
dos! ¡Ay! ¡cuántas buenas obras sin fruto, cuántas falsas conversiones y
cuántos santos discursos perdidos, por falta de disposiciones que Dios re-
parte en otros sitios! Aquí una palabra es una predicación, y nada nos pa-
rece inútil. Aquí no han degollado a ningún profeta; quiero decir, que su
predicación no ha sido despreciada como en esas ciudades, y por eso, seño-
res, todos esos pobres con muy poca instrucción se ven llenos de bendiciones
y de gracias de Dios. Es lo que yo puedo desear, ya que, en su amor, soy, se-
ñores, su muy humilde, muy obediente y muy obligado hermano
OLIER
Ville-Brioude 2, día de san Juan de 1636.
3

________
2. Ayuntamiento de los alrededores de Brioude.
3. 24 de junio.

360
235 [227,I,334-335]
A LUISA DE MARILLAC

[1636] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.

Bendito sea Dios por todo lo que me dice de la señora Turgis 2. Podré
ir a escucharla en confesión el sábado después de comer, con la ayuda de
Dios. Señálele usted las meditaciones del nacimiento y de la vida de Nues-
tro Señor, por favor; luego habrá que continuar con la pasión y algunas
de las apariciones, y no hay que olvidarse de proporcionarle [las] 3 san-
tas bienaventuranzas en dos o tres veces. Y si usted no puede mandár-
selas todas, déle las que pueda [pata] 4 el tiempo que tenga que conti-
nuar en retiro.
No sabría qué decir de esas jóvenes de San Víctor [ni de la] 5 M[adre]
Gabriela 6, sino que le pido a Dios que ponga remedio a todo.
No sé si podré ver a esa buena chica que me dicen que va a venir a
presentarse. Lo haré, si puedo; si no, le pido que me excuse y que se acuer-
de de mí en sus oraciones Le encomiendo también a la Madre Superiora
de Santa María de la ciudad 7, que está muy enferma.
Buenos días, señorita. Soy s. s.

VICENTE DEPAÚL
Jueves, a las diez.
________
Carta 235 (CA). — Original en poder del marqués de Pierre en Aulteribe
(Puy-de-Dome).
1. Fecha de entrada de la señora Turgis en la comunidad.
2. Isabel Le Goutteux, viuda del señor Turgis, dejó el mundo, donde ocupa-
ba una buena posición, para consagrarse a Dios entre las Hijas de la Caridad. Fue
superiora en el hospital de Angers (1639-1640, 1644), en los niños expósitos
(1642), en san Dionisio (1645), en Chars junto a Pontoise (1645, 1647) y en Ri-
chelieu (1646-1647). Murió en Chantilly en octubre de 1648, después de una lar-
ga y cruel enfermedad.
3. Palabra olvidada en el original.
4. Palabra que falta por desgarrón en el original.
5. El original está roto en este lugar.
6. Si es exacta la palabra madre, se trata aquí de la madre Gabriela de Con-
dren, religiosa carmelita, hermana del padre de Condren.
7. La madre Elena-Angélica Lhuillier.

361
236 [228,I,335-336]
A LUISA DE MARILLAC
[1636] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Encuentro muy conveniente todo lo que me dice del servicio de los
pobres del Hôtel-Dieu, de la habitación 2 y de la señorita Viole y de tra-
tar con usted a fondo de los medios de establecer una perfecta caridad
entre sus hijas.
Y, sobre la señora Turgis, convendrá que ante todo le pida que pro-
cure observar todas las cosas que hacen las jóvenes, obrar como ellas y
que usted la trate como una de las mismas y que haga finalmente un
noviciado de algunos meses, tanto para honrar la infancia de Nuestro Se-
ñor; 2.º como para dar a esas jóvenes ejemplo de obrar bien y a las que
vengan luego, de cualquier condición, para que hagan lo mismo y para
que finalmente ellas le tengan mayor respeto cuando se le dé alguna su-
perioridad sobre ellas, y para que se coloque indiferentemente entre ellas
en la mesa, ya que fue también así como Nuestro Señor quiso estar entre
los pobres para darnos ejemplo y hagamos lo mismo.
Si puedo, iré el sábado temprano a confesar a sus hijas, para poner-
las en la práctica que le he dicho de la confesión.
Buenos días, señorita. Soy s. s.
Dirección: A la señorita Le Gras.
V. D.

237 [229,I,336-337]
A LUISA DE MARILLAC
[Entre 1634 1 y 1639] 2
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
________
Carta 236 (CA). — Original en el segundo monasterio de la Visitación de
París, calle de Vaugirard 110.
1. Véase la carta 235, nota 1. Añadamos que esta carta parece posterior al
traslado de la casa madre a La Chapelle.
2. Muy probablemente la habitación de las hermanas de san Nicolás.
Carta 237 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta es posterior a la fundación de las Hijas de la Caridad.
2. Después de 1639 san Vicente habría puesto las palabras: «sábado, por la
mañana» al comienzo de la carta, y no al final.

362
Ya está a punto de partir nuestra queridísima hermana. ¡Bendito
sea Dios porque la quiere librar de tantos sufrimientos y recompensarla
por todos los servicios que le ha hecho! Una pequeña incomodidad que
sufro me impide ir a darle el último adiós; lo haré desde el altar en don-
de espero verla en Nuestro Señor más perfectamente que en su casa.
Habiendo pensado y repensado sobre la propuesta que me ha hecho so-
bre la disposición de su cuerpo, creo que no conviene enterrarla aquí 3.
Le diré la razón. Honre en esto la diferencia de los sepulcros de Nuestro
Señor y de la santa Virgen, y consuélese en la aceptación de la adorable
buena voluntad de Dios, por favor. Confieso que esto es fácil de decir;
pero las lágrimas de Nuestro Señor sobre Lázaro nos hacen ver su difi-
cultad. Si llora, que sea poco; pero después de esto, manténgase firme.
Admiro con frecuencia la constitución firme de los buenos religiosos y
religiosas en la muerte de los suyos. ¡Oh, quién nos pudiera hacer par-
ticipar en la disposición que tenía la santa Virgen en la muerte de su
Hijo! Iré a pedir ante el altar de una parte de la misma para usted. Si quie-
re recomendar en sus plegarias a la pequeña Compañía. Le ruego que
lo haga; me refiero a la de nuestras hijas y a nuestra pobre Compañía, y
a mí particularmente que tengo más necesidad y que soy en el amor de
Nuestro Señor su muy humilde servidor.
VICENTE DEPAÚL
Sábado, por la mañana.
Dirección: A la señorita Le Gras.

238 [230,I,338]
A LUISA DE MARILLAC
[Entre 1634 y 1639] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Tengo una pena sensible por no poder ir a verla, debido a todo este
personal que tenemos y a otros muchos que estoy esperando. Le ruego
me excuse y que no se deje llevar por el dolor; es la voluntad de Dios,
al que tanto quiere. ¡Oh Dios! ¡Qué gran motivo ese de la vo-
________
3. En san Lázaro.
Carta 238 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta ha sido escrita entre la institución de las Hijas de la Caridad y la
muerte de la señora Goussault.

363
luntad de Dios! ¡Y qué hermoso motivo el de pensar que esa buena hi-
ja nuestra está gozando al presente de la felicidad de su gloria! Sumérja-
se en ella usted y no salga nunca de allí, por favor.
Le enviaré a cuatro sacerdotes para asistir al oficio e intentaré ver a
la señora Goussault para exponerle el asunto de la forma que usted me
indica. Con la ayuda de Dios, espero ir a verla mañana por la mañana.
Me dará un gran consuelo si pasara descansando en la cama estos dos
días.
Buenos días, señorita. Soy su muy humilde servidor,
V. D. P.
Dirección: A la señorita Le Gras.

239 [231,I,339]
A LUISA DE MARILLAC
[Agosto 1636] 1
Señorita:
Ya estoy de vuelta con mejor disposición, gracias a Dios; pero esta-
mos en medio de las armas que se están distribuyendo a los soldados 2,
Si le traen a esas pobres chicas de Liancourt, no veo ningún inconveniente
en que las reciba en su casa entretanto, y que atienda a esa buena viuda
para arreglarla; después de ello, la señora de Liancourt podrá colocar-
las en algún otro sitio. Es lo que me parece mejor; ¿lo cree así usted?
Nada contesto a la queja que me da sobre mi viaje y mi estancia en La
Chapelle sin ir a verla; recurro por segunda vez a su caridad y espero que
no tendrá que aguardar la tercera para perdonarme. Espero tener el
honor de verla dentro de dos o tres días, y entretanto soy, en el amor de
Nuestro Señor...
________
Carta 239. — Manuscrito san Pablo, 68.
1. Esta carta y la carta 240 son del mismo día, poco más o menos.
2. La noticia de que los españoles, dueños de algunas plazas fuertes en Pi-
cardía, habían entrado en Corbie el 5 de agosto, sembró el pánico entre las po-
blaciones amenazadas. Los habitantes del campo se refugiaron en las ciudades
con sus muebles; los religiosos y religiosas salieron de sus monasterios. París reci-
bió a muchos desgraciados que habían salido precipitadamente de sus casas y cu-
ya miseria daba lástima. El rey procuró preparar un nuevo ejército y poner la ca-
pital en estado de defensa. Marchó él mismo a Picardía a la cabeza de sus sol-
dados y recobró en poco tiempo las plazas perdidas. Corbie se rindió el 14 de
noviembre; el 21, Luis XIII entraba en París como triunfador.

364
240 [232,339-341]
A ANTONIO PORTAIL, SACERDOTE DE LA MISION,
EN PEBRAC

París, 15 agosto 1636


Sería tan poco conveniente mandar que viniera acá el hermano [Fe-
lipe] 1, que, en caso de estar aquí, habría que mandarlo a otra parte, ya
que París está esperando el asedio de los españoles que han entrado en
la Picardía y la están devastando con un poderoso ejército, cuya vanguar-
dia se extiende hasta 10 ó 12 leguas de aquí, de forma que el pueblo lla-
no huye a París; y París anda tan asustado que muchos huyen a otras ciu-
dades. El Rey, sin embargo, intenta levantar un ejército para oponerse,
ya que los suyos están fuera o en las extremidades del reino; y el lugar
donde se levantan y se arman las compañías es aquí, de forma que el es-
tablo, la leñera, las salas y el claustro están llenos de armas, y los patios
de gente de guerra. El mismo día de la Asunción no se ha visto libre de
este jaleo tumultuoso. El tambor empieza a redoblar, aunque sólo sean
las siete de la mañana, de suerte que en sólo ocho días se han formado
aquí 72 compañías. Pues bien, aunque esto sea así, toda nuestra Com-
pañía no deja de hacer su retiro, exceptuando a tres o cuatro, pero para
marchar e irse a trabajar a lugares apartados, a fin de que, en caso de ase-
dio, la mayor parte se vean libres del peligro que se corre en casos se-
mejantes. Le escribo al señor abad 2 que podré enviarle cuatro o cinco
sacerdotes de la Compañía y le pido la caridad para ello. Enviaré otro
grupo a los señores de Arlés y de Cahors, y espero que marchen lo an-
tes posible, antes de que los asuntos se enreden todavía más. He tenido
órdenes de actuar de este modo por parte de nuestro Superior 3, Y nues-
tros amigos lo aprueban, ya que no podrían trabajar en estos barrios,
agitados de momento. Pues bien, juzgue de ello usted y pida la opinión
a ese buen hermano si es conveniente que venga.
Soy de su parecer, y por eso siempre he albergado dudas, porque tie-
ne una naturaleza perezosa y se ve tentado por el demonio de

________
Carta 240. — Reg. 2, p. 221.
1. Véase carta 206.
2. Santiago Olier, abad de Pébrac.
3. Probablemente, el arzobispo de París.

365
la holgazanería: ya puede acordarse de que se lo he dicho. Le suplico que
le ayude a resistirle, y esto por el camino de la mansedumbre y la per-
suasión, y no por la fuerza, como solemos hacer. Los espíritus enfermos
tienen que ser tratados con más delicadeza y caridad que los cuerpos.
En cuanto a la aversión que el padre Le P. manifiesta tener en con-
tra de los ejercicios de la Misión, hay que honrar la mansedumbre, la pa-
ciencia y la humildad de Nuestro Señor con aquellos que manifestaban
disensión de su persona y su doctrina y obrar en ello como él obraba.

241 [233,I,341-342]
AL SEÑOR DE SAINT-MARTIN
Señor:
Le envío, por medio del señor Touschard, que se dirige a Dax, el cua-
drito que ordené al señor Brentel hacer según su intención 1
________
Carta 241. — Archivos de la Misión, copia del original, que era completamente
de la mano del santo.
1. He aquí la descripción que nos da de él Fermín Joussement, que lo con-
templó: «Esta pintura muy finamente hecha ha sido ejecutada sobre pergamino
por un artista llamado Francisco Brentel. Representa la huida a Egipto. La Vir-
gen, sentada a la sombra de unos grandes árboles, da el pecho al niño Jesús, mien-
tras que san José los contempla. Más lejos el borrico busca su alimento. Al fon-
do del paisaje hay una ciudad decorada con hermosos edificios y construida en
medio de un lugar severo. Dos ángeles en oración, sobre las nubes, ocupan la
parte alta de la composición. Alrededor hay una orla en negro y oro, y abajo se
divisa una banda en púrpura, en la que se lee con caracteres romanos: Amad a
Dios y a vuestro prójimo, leyenda que resume la doctrina del donante. Debajo es-
tá la firma del artista y la fecha 1636. El conjunto tiene 0,40 m. de alto por 0,10
de ancho. Este pequeño cuadro perfectamente conservado, se distingue sobre to-
do por la gran finura del toque. Parece ser copia de la obra de un artista de la es-
cuela de Carraccio» (Lettre de saint Vincent de Paul sur sa captivité a Tunis, en:
Revue des provinces de l'Ouest, sept. 1856, p. 230 s.). Lo ha reproducido Artu-
ro Loth en su hermosa obra Saint Vincent de Paul et sa mission social. París 1880,
p. 74. El que Fermín Joussement llama Francisco Brentel es probablemente Fe-
derico Brentel, nacido en Estrasburgo, muerto en Ausburgo en 1651, artista de
gran talento, de dibujo correcto, de colorido brillante y agradable, autor de va-
rios cuadros históricos, de retratos, de muchos grabados y miniaturas

366
El presente es de poco valor; pero espero que lo estime, por venir
de una persona que hace tiempo está tan obligado a su casa. Al verlo an-
te sus ojos, no olvide en sus oraciones al más humilde de sus servidores,

VICENTE DEPAÚL
París. 16 agosto 1636.

242 [234,I,342-343]
A LUISA DE MARILLAC

[Agosto 1636] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
A mi regreso he sabido su indisposición. Esto me ha contristado. Rue-
go a Nuestro Señor que le devuelva una perfecta salud, como aquélla que
tanto me alegró la última vez que la vi. En fin, es usted hija de la Cruz.
¡Oh! ¡qué felicidad! Dígame, por favor, si esa pequeña recaída le ha per-
turbado un poco.
Creo que no conviene dejarla más en medio de esas alarmas. Más va-
le que se retire 2. Esto no impedirá, si las cosas se calman, que vuelva lue-
go adonde está, a gozar de ese buen aire. No tengo miedo al ejército espa-
ñol, sino a algún encuentro semejante al que ha tenido lugar. Entretan-
to, le doy las gracias por el cuidado que tiene de nosotros, le suplico que
lo tenga también de su salud, que ruego a Nuestro Señor le devuelva sien-
do, en SU amor, su humilde servidor.

VICENTE DEPAÚL

________
en un manuscrito titulado Officium B. Mariae Virginis, 1647 (Bibl. Nat. f. 1,
10.567-10.568) (Cfr. SCHREIBER, Das Münster zu Strassburg. Carlsruhe 1828).
Carta 242. — Manuscrito san Pablo, 77.
1. La alusión a la guerra con los españoles pide esta fecha.
2. Probablemente: retirarla de La Chapelle y volver a París.

367
243 [235,I,343-344]
A ROBERTO DE SERGIS,SACERDOTE DE LA MISION,
EN LUZARCHES 1

1 septiembre 1636
El señor Canciller 2 me mandó ayer por correo expreso que le enviase
hoy o mañana veinte misioneros a Senlis, que él enviaría la orden de lo
que tendríamos que hacer y que tendría cuidado de nosotros. Le respondí
que no podíamos proporcionarle tan gran número, sino sólo doce o quin-
ce, y que le enviaría alguno a recibir sus órdenes y dárselas a los demás;
y me propuse enviar allá al padre du Coudray mañana por la mañana 3.
Le ruego que me escriba en seguida. Me han dicho que se tiene que ir
mañana por la mañana.
La adjunta le dará a conocer las noticias del padre Lamberto y có-
mo se ha comportado con los RR. PP. Capuchinos. ¡Oh! ¡Cuán cristia-
no es todo esto y cómo me gustaría que hicieran todos lo mismo!
Aquí están esas buenas gentes de Clichy que andan pidiendo sus hi-
jos, que están en ese regimiento. Ofrecen hombres o dinero a su capitán,
a quien he escrito sobre el asunto. Se trata del señor Morín. Lo mismo le
he rogado al señor Piscot.

244 [236,I,344]
A UN SACERDOTE DE LA MISION
[Entre septiembre y noviembre de 1636] 1
¡Bendito sea Dios por la bendición que da a su trabajo! ¡Oh Jesús,
qué grande es esa bendición, Señor' ¡Haber procurado, por
________
Carta 243. — Reg. 2, p. 273.
1. En esta localidad acampaba el regimiento del que Roberto de Sergis era
capellán.
2. Pedro Séguier.
3. Cuenta Abelly (o. c.., 1, cap. XXXIII, 154) que san Vicente se dirigió per-
sonalmente a Senlis para ofrecer sus servicios al rey, dejó allí a uno de sus sacer-
dotes para transmitir las órdenes del monarca a los demás misioneros del ejér-
cito y les envió una tienda, muebles y víveres. Nos ha conservado también el re-
glamento que el santo les compuso para aquella ocasión. Algunos misioneros vol-
vieron a las seis semanas; otros siguieron en el ejército hasta finales de no-
viembre.
Carta 244. — L. ABELLY, o c., I, cap. XXXIII, 156.
1. Véase carta 243, nota 3.

368
su parte, la mejoría de trescientos soldados, que han comulgado con tan-
ta devoción, y de unos soldados que van a la muerte! Sólo aquel que
conoce el rigor de Dios en los infiernos, o que sabe el precio de la sangre
de Jesucristo derramada por un alma, podrá comprender la grandeza de
este bien. Y aunque yo conozco mal el uno y el otro, ha querido sin em-
bargo su bondad darme alguna pequeña luz y una estima infinita del bien
que les ha hecho usted a esos 300 penitentes. El martes pasado, había ya
900 confesiones hechas en todas las demás misiones del ejército, sin con-
tar las suyas, además de lo que se hace después. ¡Oh Dios, cómo supera
esto nuestras esperanzas! Hay que humillarse, alabar a Dios, continuar
con ánimo Y seguir así, si no tiene usted otras órdenes.

245 [237,I,344-346]
LUISA DE MARILLAC A SAN VICENTE
[Antes de 1645] 1
Padre:
La señora Traversay 2 me indicó ayer que le advirtiese que será el jue-
ves cuando las damas se reunirán donde sabe usted, y que estará también
allí la señora del canciller 3.
Sentí mucho no poder hacerle saber ayer la conducta del padre d'Attichy
4 en la visita que le hizo a la señora duquesa 5 a propósito de mi hijo y que

hacía ya mucho tiempo que la proyectaba sin que yo supiese nada, y que, al
encontrarlo en las carmelitas, adonde la señora condesa de Maure 6 me hi-
zo ir para su asunto, me dirigió un
________
Carta 245 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véanse notas 4 y 7.
2. Ana Petau, viuda de Renato Regnault, señor de Traversay, consejero del
parlamento de París, hermana del presidente Méliand. Fue una de las damas de
la Caridad mas entregadas a san Vicente y a sus obras. Fundó el monasterio de
la Concepción, de la calle san Honorato, y se ocupó de las Hijas de la Cruz des-
pués de la muerte de su fundadora, señora de Villeneuve.
3. La señora Séguier.
4. Aquiles de Attichy, jesuita, hermano de la condesa de Maure, nacido el 23
de abril de 1596, muerto en 1645.
5. Quizás la duquesa de Atri.
6. Los trabajos históricos de Cousin han llamado la atención de los eruditos
sobre Ana de Attichy, prima de Luisa de Marillac, esposa de Luis de Roche-
chouart, conde de Maure, conocido sobre todo por el papel

369
reproche, quejándose del bien que tenía mi hijo y de que yo no hacía nada
por él. Y la señora de Maure a la vez me dijo que yo tenía bastante trato
con el señor de Noyers 7 para haberle hablado anteriormente. Todo lo que
hice fue escribir dos días más tarde al padre d'Attichy, e indicarle que to-
do cuanto yo advertía que había faltado al deber de una buena madre con
su hijo, era por no haberle dado a conocer que mi difunto marido lo había
gastado todo, su tiempo y su vida, en el cuidado de los asuntos de su casa,
olvidando por completo los suyos propios, y que, para reparar esta falta,
yo le suplicaba que, puesto que había decidido cuidar de él sin saberlo yo,
que se tomase la molestia de decirle a dicha dama que el señor de Noyers
me conocía por haberme visto con frecuencia en casa del señor guardasellos
de Marillac, y que yo creía que usted le daría conocimiento de mi hijo, si se
hablaba de él.
Delante de Dios, eso es todo lo que yo he hecho en este asunto. Le su-
plico muy humildemente que lo crea; yo no lo hubiese hecho de ningún mo-
do sin el encuentro con esas personas, sin saber nada del asunto, y que tam-
poco lo sabía mi hijo. Suplico a nuestro buen Dios que le dé el conocimiento
de su voluntad en este asunto y que le haga conocer que yo preferiría an-
tes morir que ofenderle en cualquier cosa, ya que soy, padre, su muy obli-
gada esclava y humilde hija,

L. DE MARILLAC
Martes.
Dirección: Al Padre Vicente.

________
que jugó durante la Fronda. La condesa de Maure, dice la duquesa de Montpen-
sier, «tenía muchísimo ingenio, un espíritu capaz, instruido, conocedor y ex-
traordinario en todas las cosas. Había que tener mucha educación para ser de su
círculo; pues toda clase de personas distinguidas de ambos sexos se reunían
con ella» (Relation de l'ile imaginaire. Histoire da la princesse de Paphlagonie. Pa-
rís 1805, p. 69). En su ancianidad se hizo sumamente original; la preocupación
por su salud le quitaba toda tranquilidad de espíritu (Ib., p. 72; S. DE SOMMAI-
ZE, Le Dictionnaire des Précieuses. París, 2 vol., t. 1, p. 167).
7. Francisco Sublet, señor de Noyers, barón de Dangu, secretario de Estado,
muerto el 20 de octubre de 1645 a los 57 años. Su tío, el señor de Champigny,
había sido superintendente de las finanzas al mismo tiempo que Miguel de Ma-
rillac, tío de Luisa.

370
246 [238,I,346]
A LUISA DE MARILLAC

[Antes de 1645] 1
Procuraré ir el jueves, con la ayuda de Dios, a la cámara de las
hijas 2; pero no sé por qué se pone a cavilar sobre lo que ha hecho por su
hijo, como si no fuese razonable que una madre procurase el bien de su
hijo! ¡Quiera Dios que también lo pueda hacer yo! Su bondad sabe con
qué corazón lo haría, que soy

V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.

247 [239,I,346-347]
A ANTONIO PORTAIL, SACERDOTE DE LA MISION

París, 20 septiembre 1636


Nos es imposible enviarle tan pronto esos misioneros que espera, por-
que los que habíamos preparado han recibido la orden de seguir a los
regimientos que estaban en Luzarches, en Pont 1, Saint-Leu 2 y en La-Cha-
pelle-Orly 3, Y acampar con ellos en el ejército, en donde cuatro mil sol-
dados han cumplido ya con su deber en el tribunal de la Penitencia, con
gran efusión de lágrimas. Espero que Dios les dará su misericordia a mu-
chos de ellos por esa pequeña ayuda y que quizás esto no perjudicará al
buen suceso de los ejércitos del rey.
________
Carta 246 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta responde a la 245, a continuación de la cual se escribió
2. Probablemente la habitación que se habían reservado las hermanas en su
antiguo alojamiento de la parroquia de san Nicolás.
Carta 247. — L. ABELLY, o. c.., 1, cap. XXXIII, P. 156.
1. Pont-Sainte-Maxence (Oise).
2. Saint-Leu-d'Esserent (Oise).
3. La-Chapelle-Orly (Oise) forma hoy dos ayuntamientos distintos: Orly-
la-Ville y La-Chapelle-en-Serval.

371
248 [240,I,347-348]
A LA SEÑORA GOUSSAULT
Señora:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
¡Bendito sea Dios por la bendición que ha dado a su misión y porque
la ha hecho volver tras el accidente que le ha ocurrido! No le faltara aquí
tarea. Ya la está esperando una que hacer por los caminos: la de marchar
a Estival 1, que es esa abadía de la que me habló usted que está mal la
abadesa con sus religiosas y con su madre, para que intente llevarlas a un
arreglo. Ella tiene un eclesiástico que la echa a perder y que la hace vi-
vir mal de esta forma con su madre. Sería de desear que se remitiese al
juicio de algunos árbitros o que se marchase por alguna permuta de su
abadía con otra; pues andar con procesos sería perderse y ponerse fue-
ra del plan de reforma, en vez de llevarla a cabo. Usted no tiene que pro-
poner esa permuta, si ella no habla de la misma. Sólo queda entonces el
arreglo. Si pudiese efectivamente disponerla para que lo aceptara, sería
una buena obra. La señora Borrain, su tía, me ha hablado de ello con gran
sentimiento, pero no convendrá decírselo.
Acabo aguardándola con gran afecto, y soy, en el amor de Nuestro
Señor su muy humilde y obediente servidor
San Lázaro, 20 septiembre 1636.
Dirección: A la señora presidenta Goussault, en Angers.

249 [241,I,348-349]
A LUISA DE MARILLAC

[1636] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
________
Carta 248. — Archivo de la Misión, copia.
1. Estival-en-Charnie (Sarthe). Había en esa localidad una abadía de bene-
dictinas, en la que san Vicente hizo introducir la reforma (cfr. Dom PIOLIN,
Histoire de l'Eglise du Mans. París 1851-1871, t. Vl, p. 248).
Carta 249 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase nota 4. Esta carta es anterior a la 261.

372
La señora presidenta Goussault no ha estado en Beauvais. Ha vuel-
to ya a Neufchâtel 2 Y creo que está actualmente en Groslet 3 con su ma-
dre, de forma que no podrá hacer lo que usted desea para Liancourt. Me
da vergüenza de no haber hecho todavía el reglamento para aquel lu-
gar. Hay que trabajar en él, con ayuda de Dios.
Sobre la casa de San Nicolás 4, le pido que tenga paciencia y que pa-
gue el alquiler de los últimos comunes; pues quizás los necesite para
sus hijas.
¿Qué le diré de esa buena joven que está con el Sr. Lhoste 5, sino que
se trata de una buena y hermosa caridad; pero hay que guardarse bien de
hacerlo de ordinario? ¿No sería mejor, ya que se ha comprometido en
ello, que pusiese a Juana con esa pobre Susana? Las dos resistirían me-
jor juntas, y quizás esto no les haga daño.
He presentado mis excusas a la señora de Ligin 6, que se encuentra
mejor. como yo también, gracias a Dios.
¿Y usted, señorita? ¿Qué ha sido esa pequeña recaída que ha tenido?
¡Ay! ¡qué verdad es que el mundo está lleno de miserias! Animo, hay que
sufrirlas, no sólo las nuestras sino las ajenas, tanto como Dios quiera. ¡Ay!
¡Cuán feliz considero a la buena señora Mesnar 7, Dios mío, y cómo le
pido de todo corazón que ruegue a Dios por mí! Así lo deseo esperar de
su bondad. Ruego a su corazón que no se conmueva por mí, ni por nin-
guna otra cosa, que no sea el puro amor de Dios
Soy, en ese mismo amor,

V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.
________
2. Neufchâtel-en-Bray (Seine-Inférieure).
3. Respetamos adrede la ortografía del original, por no saber si trata de Gros-
lay (Seine-et-Oise) o de Grosley en el Eure.
4. La casa que acababan de dejar las hermanas el mes de mayo anterior pa-
ra instalarse en La Chapelle.
5. Quizás Juan María Lhoste que, después de haber sido abogado en el par-
lamento, fue administrador del Hôtel-Dieu, de los Incurables, del hospital ge-
neral y de Santiago de los Peregrinos y murió el 17 de febrero de 1672.
6. Dama de la Caridad.
7. Quizás Ana Le Roux, esposa de Antonio Mesnard, señor de Touchepres y
otros lugares.

373
250 [242,I,350]
A LUISA DE MARILLAC
[Septiembre 1636] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
No hay ninguna prisa para que haga ahora su pequeño retiro. Antes
tiene que curarse y luego veremos, y gane entretanto su jubileo 2, pero
sin ayunar: está enferma. El señor párroco la dispensará. Podrá hacer
confesión, y si desea que sea desde la última general y que yo la sirva en
esto, creo que no saldré para un pequeño viaje de siete u ocho días has-
ta la semana próxima.
He despedido a Juana de But. Temo realmente, como usted, que hay
algo allí. Si así no fuese, no se la habría dejado tanto tiempo sin enviarla
a visitar, o sin hacérmelo [saber]. Hay que cumplir con ella algún
tiempo.
La señora Goussault tiene que venir el primer día. Su hijo de usted
me habló, el pasado sábado, del lugar en donde tiene que estudiar. Le
desaconsejé las universidades alejadas; a lo cual condescendió de muy
buena gana, porque creo que esto respondía a su parecer, o porque us-
ted le había dado a conocer que respondía al suyo.
Ayer por la tarde vi al señor de Liancourt...
Cúrese y cuide esmeradamente de su salud y soy en el amor de Nues-
tro Señor...

251 [243,I,351-352]
A ROBERTO DE SERGIS, SACERDOTE DE LA MISION
Septiembre 1636
El padre de Coudray me ha indicado que no es necesario que vaya
más que uno solo de la compañía al ejército con un caballo y un
________
Carta 250. — Manuscrito san Pablo, 79.
1. Hubo jubileo en 1634 y 1636. El conjunto de la carta parece que convie-
ne mejor al año 1636 y al período de vacaciones.
2. Cuando el jubileo de 1634, uno de los viejos puentes de madera sobre el
Sena se rompió bajo el peso del gentío que pasaba en procesión. Para evitar se-
mejante accidente, se decidió, el 13 de septiembre de 1636, que se pusiesen ba-
rreras a la entrada de los puentes, para que penetrasen pocas personas a la vez
(cfr. M. FÉLIBIEN, o. c.., V, 99).
Carta 251. — Reg. 2, p. 273.

374
muchacho, para estar en la caballería junto al padre Lamberto, y que el
padre Grenu piensa que Dios se podrá servir en esto de usted. Le su-
plico, padre, que lo haga y parta, una vez recibida ésta, con el hermano
de Alejandro 1, que le envío para que le lleve algunas ropas, que me han
dicho necesita, y tome el mulo del señor Callon o el nuestro y lleve con
usted las cien libras que he dicho que les envíen.
El buen Dios que, de ordinario, le proporciona todas las cosas ape-
nas pedidas, tampoco le abandonará en esta ocasión. Encontrará en la
caballería de vanguardia al señor Moulan, a quien conoce; él le dará bue-
nos consejos.
Cuando se encuentre con el padre Grenu, le saludará y se dirigirá a
él para recibir las órdenes del señor d'Argenson 2 y entregarle la adjun-
ta. El vive con el mencionado señor d'Argenson y tiene unas cincuenta
libras; pero si necesita más dinero, entrégueselo y yo le enviaré más. Ani-
mo, padre; la Providencia le ha llamado para el mayor acto de caridad
que se puede hacer, ya que se trata de asistir a su prójimo en una nece-
sidad extrema. Bien ve qué gran felicidad es que haya pensado en usted
para esto, y la bendición que debe esperar. Vaya, pues, in nomine Do-
mini, con el espíritu que San Francisco Javier llevó a las Indias, y reci-
birá, como él, la corona que Jesucristo le ha merecido por su preciosa
sangre y que El le concederá si honra su caridad, su celo, su mortifica-
ción y su humildad.
Le abrazo con todo mi corazón con la ternura que se puede imaginar
Tome ropa para usted y para el padre Grenu, de la que hay en
________
1. Alejandro Véronne, hermano coadjutor, nacido el 15 de mayo de 1610, en
Aviñón, recibido en la Congregación de la Misión el 22 de julio de 1630. Des-
empeñaba en san Lázaro las funciones de enfermero con tal solicitud y habilidad
que se ganó la estima de todos y especialmente la de san Vicente. Su muerte, el
18 de noviembre de 1686, fue anunciada a toda la Compañía por una circular del
superior general. Escribió su vida el hermano Chollier, publicándola en el Miroir
du frere coadjuteur de la Congrégation de la Mission. París 1875, p. 145 s.; esto sir-
vió para la composición de su biografía aparecida en Notices, III, 528-548.
2. Renato de Voyer d'Argenson, intendente de Picardía. Fue superintendente
de justicia en Provenza en 1646, nombrado embajador en Venecia el 24 de junio
de 1650, ordenado sacerdote el 24 de febrero de 1651 y murió en Venecia el 14
de julio de aquel mismo año, cuando cumplía 54. De su esposa Elena de La Font,
que perdió en 1638, tuvo a Marcos-Renato, autor de los Annales de la Compag-
nie du Saint-Sacrement, publicados en 1900 por Dom H. Beauchet-Filleau.

375
Pont 3 y que habían enviado para la compañía, y tome también el recado
para usted. Ruego a Nuestro Señor que sea su consuelo, su fuerza, su
ejemplo y su gloria.

252 [244,I,352-355]
A ROBERTO DE SERGIS
Padre
Bendito sea el santo nombre de Dios porque su Providencia le ha
detenido, padre, al lado del señor canciller 1, después del pensamiento
que él tuvo de pedirme que le enviara a alguien para seguirle. ¡Cuán adora-
bles son, padre, y cuán admirables los consejos de Dios! José marchó a
Egipto para sufrir allí las miserias que acompañan a la esclavitud, y en-
contró allí su felicidad y la de los suyos; usted iba a la guerra para sufrir
sus calamidades, y Nuestro Señor ha hecho que se quede al lado del je-
fe de justicia del reino y de uno de los mejores hombres de bien que exis-
ten. ¡Quiera Nuestro Señor hacer que encuentre ahí el disgusto de las
cosas del mundo, por el mayor conocimiento que adquirirá de sus vani-
dades, y que pueda hacernos partícipes a todos del mismo a su regreso,
que es ciertamente un bien más estimable que todos los honores y to-
dos los bienes de la tierra! Siga, pues, ahí en buena hora, ya que no ha si-
do usted el que ahí se ha metido, sino la pura Providencia que lo ha
dispuesto de este modo.
No acabo de comprender bien en qué concepto va, si para servit en
la ausencia del señor Peleus, su capellán, o para servir a los hombres de
guerra que lo acompañan. Si es del primer modo, nada he de decirle
sobre la confesión, la santa misa, y las gracias. Ya sabe lo que hay que ha-
cer con los dos primeros, y le informaré de lo que hay que hacer res-
pecto de la tercera. Si no es para eso, bástenos con lo que las personas de
bien nos dicen, sin preocuparnos de más; pues quod supra nos nihil ad
nos, dice un gran personaje. Hay algunas ceremonias al final de la misa
que se dice delante de los grandes; hay que volverse y hacerles una in-
clinación al final de la misa, después de haberse quitado la casulla. He
visto hacer este acto de reve-
________
3. Pont-Sainte-Maxence.
Carta 252. — Colección del proceso de beatificación.
1. Pedro Séguier.

376
rencia a nuestro bienaventurado monseñor de Ginebra 2 ante el señor
General de las galeras 3. Su condición está infinitamente por debajo de
la de ese grande y santo prelado. Me parece, además, que se les lleva a
besar el corporal y que se les va a dar el agua bendita después de la mi-
sa. Yo no lo he hecho nunca y no sé nada de eso; ya le informaré. Si co-
me a veces a la mesa del mayor, procure ocupar siempre el puesto más
bajo. Los mayores no dejan nunca el suyo y los gentileshombres prece-
den a los capellanes en la mayor parte de los lugares, incluso en casa de
los prelados. Yo tenía por máxima mirar al señor General en Dios y a
Dios en él, y obedecerle lo mismo, y a su difunta esposa como a la Vir-
gen, y no presentarme nunca ante ellos más que cuando me llamaban, o
para algún asunto urgente y de importancia 4. En nombre de Dios, pa-
dre, haga usted lo mismo. En cuanto a los domésticos, hay que honrar-
les mucho y tratarles con mansedumbre, con cordialidad y muy respetuo-
samente, y sobre todo decirles algunas veces cosas de Dios, y hay que
guardarse de preguntarles noticias de la casa o del Estado.
Y si es de la segunda manera, usted verá si puede hacer algunas exhor-
taciones catequísticas en la iglesia en determinados días de la semana.
Acuérdese de lo que hacía San Francisco Javier en el barco, cuando iba
a las Indias, y procure imitarle y hacer lo que piense delante de Dios que
él haría si estuviese en su lugar. Tómelo, por favor, como su especial pro-
tector.
El señor párroco de la ciudad 5 es el que vio en Bons-Enfants. Le es-
cribirá al padre Grenu para confortarlo con frecuencia, y le enviará unos
seis escudos; si me indica sus necesidades y su manera de vivir, yo ya pro-
veeré a ello, con la ayuda de Dios, al que le ruego que le dé parte en el
celo de las almas y en la humildad de su Hijo. Ya conoce las órdenes
del señor Canciller a propósito de los enfermos, y sepa que nunca ha
tenido tanta necesidad de ellas como al presente.
Soy en su amor, padre, su muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL

________
2. San Francisco de Sales.
3. Felipe-Manuel de Gondy.
4. San Vicente había sido (1613-1625) capellán de la familia del general de
las galeras.
5. Roye (Somme).

377
29 septiembre 1636.
He creído oportuno decirle todavía al dorso de esta carta estos dos
proverbios: en relación con el amo, ut in igne sit cum príncipe 6; y en re-
lación con los criados: nimia familiaritas parit contemptum 7.
Dirección: Al padre de Sergis, sacerdote de la Misión, en Roye.

253 [245,I,355-356]
A ROBERTO DE SERGIS, SACERDOTE DE LA MISION,
EN AMIENS

19 octubre 1636
Me ha consolado mucho recibir una de sus cartas y me ha afligido
igualmente, al ver el peligro en que cree encontrarse. En nombre de Dios,
padre, use de todas las precauciones que su empleo le permita, con la
confianza de que aquel que, desde toda la eternidad, le ha escogido pa-
ra la asistencia de los pobres de esos barrios, le conservará como la pu-
pila de sus ojos, tanto como su gloria y el bien de usted lo requieran. Des-
pués de esto, ¿quién querrá o pretenderá algo sobre la tierra, y quién,
al sentir en sí afecciones contrarias, no las mortificará con el pensamien-
to de que nuestros días están contados y que no podemos añadir un mo-
mento de vida al último que Dios nos ha determinado? Siendo esto así,
padre, abandonémonos en la divina Providencia; ella sabrá cuidar de lo
que necesitamos.
Y a propósito de la Providencia, ¿no reconoce que ella tiene tanto
cuidado de su persona que parece como si se ocupara de una manera
especial de usted? Y si así no fuera, ¿cómo le habría hecho escoger en-
tre tantas almas santas que están en el ejército, para darle un empleo de
los más importantes para la gloria de Dios y bien de los pobres? Estamos
totalmente llenos de admiración al ver cómo ella piensa en lo que le con-
cierne, y cómo mira por todo lo que necesita. Así pues, que todo esto sea
un motivo para que se fíe plenamente de ella.
________
6. Célebre proverbio de Sócrates referido en forma latina por Lactancio en
sus Divinae Institutiones, 1, III, c. 2, popularizado por los Adagios de Erasmo
(ed. H. Estienne, s. 1, 1578, p. 215).
7. Este proverbio aparece por primera vez en santo Tomás, Comment. in Jo-
an, cap. IV, lect. VI, n. 2.
Carta 253. — Reg. 2, 275.

378
Dice usted que la caridad se enfría. ¡Ay, cómo me emociona esa fra-
se! Se necesita gracia para comenzar; y también para perseverar luego
hasta el fin. Pidamos a Dios que la dé a cuantos tienen que remediar esas
necesidades. El señor Desclaux 1, confesor de monseñor el Cardenal, pue-
de mucho en eso y no carece de caridad para ello. Si le ve, le ruego le sa-
lude de mi parte y le asegure nuestra obediencia.

254 [246,I,357]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Creo que haría bien, señorita, viendo a la señora Fieubet 1, si es de
la compañía del Hôtel-Dieu, y diciéndole lo que me indica. Tengo mu-
cho miedo de que haya un poco de culpa por parte de esas chicas, al me-
nos indirectamente. Hay que atender sobre todo a las aldeas pobres, ya
que en las ciudades pasará siempre lo mismo; complacerse en ello es
envanecerse. Yo aprecio y abrazo estas contradicciones; y no crea que es-
to me repugna, esto es, el proyecto de las aldeas y ser, en el amor de Nues-
tro Señor su muy humilde servidor,
V. D. P.
Dirección: A la señorita Le Gras

255 [247,I,357-358]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Una pequeña medicina que tomé ayer me ha impedido responder
________
1. Pedro Desclaux, nacido en Mugron (Landes) y muerto el 7 de octubre
de 1637.
Carta 254 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Probablemente Claudia Ardier, muerta el 29 de agosto de 1657. Se casó
con Gaspar de Fieubet, señor de Launac-en-Guyenne y otros lugares secretario
del rey, muerto cuando era tesorero del ahorro, el 12 de agosto de 1647, a los
70 años.
Carta 255 (CA). — Archivo de la Misión, original. (N. del T.: La traducción
está hecha sobre el texto que figura en el Second Supplément de la edición fran-
cesa, t. VIII, P. 550 S.).

379
a la suya. Le diré, pues, hoy que, si se toma la molestia de venir a casa de
sus Hijas de San Nicolás mañana después de comer, tendré la dicha de
verla, a no ser que vaya yo mañana por la mañana a La Chapelle, o que
le diga lo contrario. Para ello preparará el equipaje para venir, si lo ne-
cesita, de lo cual yo le pasaré aviso mañana, lo más pronto que pueda.
Y ruego que me perdone por mi manera dudosa de hablar; todo se debe
a diversas circunstancias que ocurren de un momento a otro.
Estoy afligido por nuestra pobre hija que está en San Luis 1 y por lo
que les ha pasado a las otras, ya que no pueden estar en sus habitaciones.
Le ruego me diga lo que sepa de ellas. Nosotros hemos tenido un caso
bastante parecido en San Lázaro 2, donde no he estado todavía, para con-
versar sin dificultad con algunas personas con las que tengo que tratar.
Se me acaba de ocurrir que, si puede venir mañana. a eso de las nue-
ve, a casa de sus hijas de San Nicolás, la podría ver allí, y que podría us-
ted comer con ellas.
Entretanto, la deseo buenos días y soy, en el amor de Nuestro Se-
ñor, señorita, su muy humilde servidor,
V. D.
Colegio de Bons-Enfants, 21 de octubre de 1636.
Dirección: A la señorita Le Gras.

256 [248,I,358-359]
A LUISA DE MARILLAC
2 noviembre 1636
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
La escribo desde Fréneville, a mi vuelta de Orléans. Es la casa que
nos ha dado la señora presidenta de Herse, donde recibí la suya, que me
ha consolado más de lo que puedo expresar, al ver la resolución que me
indica ha tomado su hijo. ¡Bendito sea Dios para siempre, que le ha da-
do ese consuelo y a mí también, que temía para él una condición muy dis-
tinta! Así pues, que estudie teología en buena hora. Le pido a Dios que
le dé una parte del celo por la
________
1. A dicho hospital eran llevados los apestados.
2. Un caso de peste.
Carta 256 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.

380
salvación de las almas que ha dado a su madre y de la gracia que le ha
confiado para ello, a pesar de ser tan pobre y ruin. Le doy además gra-
cias a Nuestro Señor porque ha conservado a su buena hija enferma en
San Luis. No puede creer, señorita, cuánta consolación siento por todo.
¿Qué diré de la proposición del señor Drouard? 1 Ciertamente me
parece llena de piedad y es de desear que tenga buen éxito, si encuen-
tra eclesiásticos que tengan tanto celo. En cuanto al mantenimiento que
será necesario, no dudo de que las Damas oficiales de la Caridad del Hô-
tel-Dieu aceptarán que se tome, de lo poco que hay, lo que sea menester,
esperando entretanto la asamblea de las damas. Hable de ello, por favor,
con la señora presidenta Goussault 2,
Quizá salga para Grigny dentro de dos o tres días, de paso para otro
sitio; si así es, se lo avisaré.
Termino entretanto con un deseo muy sensible de que esté bien y soy,
en el amor de Nuestro Señor, su humilde servidor,

V. DEPAUL
Espero estar en París dentro de ocho o diez días, con la ayuda de Dios.
Dirección: A la señorita Le Gras, en La Chapelle.

257 [249,I,360-361]
A ROBERTO DE SERGIS, SACERDOTE DE LA MISION,
EN AMIENS
Noviembre 1636
Todos nuestros enfermos se han curado de la fiebre y todo, gracias a
Dios, ha ocurrido sin accidente alguno; y todos se encuentran bien
________
1. Beltrán Drouard, lacayo y gentilhombre del señor duque de Orleans, se
ocupó de las Hijas de la Providencia con san Vicente de Paúl después de la muer-
te de la señorita Pollalion. COLLET dice de él, a propósito de la segunda misión
dada en La Chapelle para los loreneses refugiados: «Un laico, llamado Drouard,
extendió allí el fuego de la caridad» (o. c.. t. 1, p. 309).
2. Se trata probablemente del proyecto de destinar dos sacerdotes al Hô-
tel-Dieu para las necesidades espirituales de los enfermos. Su número se aumentó
a 6 en 1642. Recibían cuarenta escudos por año y encontraban allí comida y
alojamiento (cfr. L. ABELLY, o. c.., I, cap. XXIX, 139), A. CHEVALIER, L'Hôtel-
Dieu de París et les Soeurs Augustines. París 1901, p. 320 en 8.º).
Carta 257. — Reg. 2. p. 276

381
en los cuatro lugares en que se celebra la misión, y también aquí, de
forma que al parecer Nuestro Señor tendrá piedad de esta pequeña compa-
ñía, por la intercesión de la santa Virgen, a la que hemos enviado a visi-
tar para este efecto al padre Boudet, en Chartres. Todo está, sin embar-
go, dentro del orden de la Providencia, que quizás desee disponer de las
cosas de otra manera. ¡Sea bendito su santo nombre! El es el señor y lo
hace todo para nuestro mayor bien. Dejemos que lleve El las cosas 1.
Le he querido decir todo esto al principio, porque creo que es la co-
sa del mundo que más le puede contentar; y le confieso que lo que me
dice en su carta me hace ver con claridad la parte que su corazón ha to-
mado en esta calamidad; y me parece que jamás hasta ahora había co-
nocido mejor las profundas raíces que había echado en usted la caridad
para con las personas de esta corporación, y no puedo expresar cuánto
me ha enternecido esto.
Pues bien, ¡bendito sea Dios por todo y porque ha querido echar los
cimientos que le han vinculado más estrechamente a la compañía, y por
medio de la compañía a El! Le agradezco de todo corazón los empleos
que le ha dado y la manera con que estoy convencido que los desempe-
ñará, y especialmente por la forma con que ha tomado el asunto de esas
buenas religiosas reformables y que podrán ser reformadas efectivamente
por el consejo y la orden que el señor Cardenal 2 ha establecido para ello
en París. Sólo le diré esta palabra, que debemos en casos semejantes
contentarnos con proponer el bien que pueden hacer aquellos de quien
depende, sin que por eso, aunque se haya emprendido un asunto, tenga
que salir bien necesariamente. Los ángeles buenos se contentan con pro-
poner y dejan que el resto lo vaya haciendo Dios y las personas que es-
tán confiadas a ellos.
Saludos al padre Grenu y también para usted con todo el cariño que
me es posible...

258 [250,I,361]
A LUISA DE MARILLAC
¿Cómo sigue usted, señorita, de la pena de esta mañana? ¿Desea
enviar a alguien a visitar a su Hijo? Si así es, enviaré un hombre
________
1. La peste se había declarado en san Lázaro durante el mes de octubre (cfr.
carta 255).
2 El cardenal de Richelieu.
Carta 258 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.

382
esta tarde; indíqueme sus deseos con toda sencillez, por favor, y procúrese
la mayor alegría que le sea posible en unión con la de la santa Virgen en
casos parecidos.
Su hijo está bien, como espero, y yo soy su servidor y la iré a ver si el
portador de la presente no me dice que está bien. Adiós, pues, señorita;
esté alegre en Nuestro Señor.
Dirección: A la señorita Le Gras

259 [251,I,362-363]
A LUISA DE MARILLAC
San Lázaro, miércoles por la mañana [1636] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Resulta que esa buena chica se ha marchado sin decir una palabra.
¡Bendito sea Dios! ¡Ay! ¡Qué gran corona se pierde! Habrá que susti-
tuirla por otra. ¿Qué le parece, señorita, si tomase para ello a la herma-
na Genoveva, del Hôtel-Dieu, y pusiese en su lugar a la señora Pelletier
2 o la señora Turgis? Se necesita una persona de consideración en aquel
lugar, tanto por los casos que allí ocurren de expósitos 3, como para re-
cibir a las damas. La primera, la señora Pelletier, me parece más conve-
niente en aquel lugar, tanto por ser más indicada para ambas cosas, co-
mo por ser aquél el barrio de la señora Turgis y le podría servir de ten-
tación. Si le parece bien, le ruego que se lo diga de mi parte a la señora
Pelletier, y que yo le ruego, junto con usted, que vaya a hacer ese servi-
cio a Dios en ese sitio.
Habría ido a verla, a no ser por una pequeña indisposición que he
tenido; si puedo, iré después de comer. No pierda el tiempo, de todas
formas, y comunique la presente a la señora Pelletier, para que
________
Carta 259 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. La frase relativa a sor Genoveva relaciona esta carta con la 264 que debió
ser escrita pocos días más tarde.
2. ¿No sería Catalina Vialart, que el 10 de agosto de 1632 se casó con Nico-
lás Pelletier, sobrino de la señora Goussault, señor de la Houssaye y maestre de
cuentas, que recibió órdenes sagradas al morir su mujer? Si así es, como todo lo
hace suponer, san Vicente, al recibirla entre sus Hijas de la Caridad, donde por
lo demás no perseveró, hizo en su favor una excepción de la que no hay ningún
otro ejemplo.
Catalina Vialart era hija de la señora de Herse.
3. Los niños expósitos traídos al Hôtel-Dieu, de donde eran enviados a la
Couche.

383
cuanto antes vaya a hacer ese servicio a Dios. Las personas de la Caridad
tienen la dicha de tener con Nuestro Señor esa relación de ir como él unas
veces a un sitio y otras a otro, para la asistencia del prójimo. ¡Oh seño-
rita, qué felicidad tener esa semejanza con el Hijo de Dios, y qué sello tan
maravilloso de su predestinación llevan en esto las Hijas de la Caridad!
¡Quiera Nuestro Señor darles a todas las disposiciones necesarias! Así lo
espero de su bondad y soy en su amor, señorita, su humilde y obediente
servidor,

VICENTE DEPAÚL
Dirección: A la señorita Le Gras.

260 [252,I,363-364]
A LUISA DE MARILLAC
[1636] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Puesto que ha convencido a sus damas de la conveniencia de que se
priven de Genoveva, envíela, ya, por favor; pero si marcha a pie, siendo
tan delicada como es, podría temerse que le sobreviniera alguna enfer-
medad. Por eso creo que sería conveniente hacer que fuera en el coche
de Senlis, que parte mañana, o en el carro de Clermont 2, Si lo hace en el
coche de Senlis, podrá ir de allí a Verneuil 3, que es el camino recto, y de
allí a Liancourt. Habrá que hacer tres leguas a pie. Si va por Clermont,
podrá bajar directamente en Liancourt. Le envío un escudo para ello y
le ruego que se alimente bien con todas sus riquezas, pues realmente creo
que sus molestias se deben únicamente a falta de alimento. Hágalo, pues,
por favor, por el amor de Dios.
En cuanto a esas chicas, no sabría qué decirle, porque no las he vis-
to. Haré comprender a la buena María 4 la importancia que tiene esco-
ger a las más limpias, y a la señorita de La Bitrade, a su vuelta de Bor-
goña, la opinión que tiene usted de sus damas, con la condición
________
Carta 260 (CA). — Original en los sacerdotes de la Misión del Colegio de
san Vicente en Castleknock, cerca de Dublín.
1. Las cartas 249, 260 y 264 tienen pasajes comunes que nos permiten agru-
parlas cronológicamente. Pues bien, la carta 249 es ciertamente del año 1636.
2. En el Oise.
3. En el Oise.
4. María Joly.

384
de que me excuse de no haber podido trabajar en su reglamento de Lian-
court. Lo haré el primer día según su memoria.
Entretanto soy en el amor de Nuestro Señor su muy humilde
servidor.
VICENTE DEPAÚL

261 [253,I,364-365]
A LUISA DE MARILLAC
[1636] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Esa buena pequeña María, de Péronne, muestra que prefiere ser de
la Caridad antes que ir a servir a esa buena señora. Tiene que venir a ver-
me mañana por la mañana o más tarde. Si persevera y espera usted que
puede hacerlo bien, la retendrá, si lo cree oportuno. No se pagan más
que ocho o diez sueldos por la molienda de un sextario de trigo. Cuan-
do me lo indique, enviaré al molinero que tiene los molinos de aquí.
Si no le cuesta trabajo a su hijo sostener las tesis de toda la filosofía,
no hay ningún peligro en dejar que lo haga; esto le obligará a estudiar
más y a enardecerse en la disputa 2.
El buen empleo que ahora tiene que hacer de su salud consiste en
conservarla y robustecerla para poder hacer alguna otra cosa dentro de
poco tiempo, puesto que el médico lo ordena.
Es conveniente hacer que la buena Isabel 3 coma huevos. Dios mío,
¡cuánto me conmueve esa buena chica! La saludo con todo mi corazón
y prometo celebrar mañana la santa misa por ella, con la ayuda de Dios.
¡Dios mío! ¡Cómo me gustaría ir a verla, si me lo permitiesen las ocu-
paciones! Corre el rumor que ha sido el Hôtel-Dieu 4 el que ha hecho
morir a la señora de Ligin. Hay... 5.
Dirección: A la señorita Le Gras.
________
Carta 261 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase nota 2. La frase relativa a la señora de Ligin indica que esta carta
es posterior a la 249, pero cercana a la misma.
2. Miguel Le Gras terminó filosofía en 1636. En noviembre de aquel año se
disponía a entrar en teología (cfr. carta 256).
3. Isabel Martin
4. Las visitas al hospital, donde iba a asistir a los enfermos.
5. La parte inferior de la carta ha sido cortada y se ha perdido.

385
262 [254,I,366]
A LUISA DE MARILLAC

[1636] 1
Me gustaría, señorita. que pudiese convencer a esa pobre Nicolasa a
que fuese a vivir a San Benito o en algún otro sitio. Si está de acuerdo
ella, habría que escribir a la señorita Viola para darle gusto. Ayer me
encontré con la muchacha de esa parroquia 2 que pide otra. ¡Oh, qué
buena obra haría si pudiese hacerlo! Pero si se procede con autoridad.
no creo que sea conveniente; eso produciría malos efectos. Si se le habla,
no sé. Voy a empezar con la visita a Santa María del Arrabal, que hace
dos años que la estoy retrasando.
Lo de Saint-Jacques se tendrá en cuenta. La muchacha de la que la
hablé, de Freneville, no vendrá, según creo. Obraré según los deseos de
la señora Goussault en relación con su hija 3. Si se va a comenzar en el
Hôtel-Dieu y va usted allá, ruego a Dios que la conserve en perfecta sa-
lud y que bendiga sus trabajos 4.
La señora Bourdin, de Villepreux, me ha escrito dos o tres veces y me
ha. hecho decir por medio de su hermano el capuchino que se siente
inclinada hacia la proposición que le he hecho. No le he contestado por
escrito; pero le he dicho a su hermano que ella vea y que se la vea a ella.
Piense un poco en eso, por favor, y cuide de su salud.
Soy, señorita, su servidor,

V. D.
Martes por la mañana.

________
Carta 262 (CA). — El original fue entregado al seminario mayor de Dijon
por monseñor Rivet, obispo de la diócesis.
1. Es la fecha que sugiere la reanudación de los trabajos de las hermanas en
el Hôtel-Dieu.
2. San Benito.
3. La señora Goussault pensaba en casar a su hija María-Marta.
4. Véase carta 267. nota 1.

386
263 [3318,XIII,841]
A LUISA DE MARILLAC

[1636] 1
Señorita:
Jesucristo, que es nuestra alegría en el cielo y nuestra vida, esté siem-
pre con nosotros.
¡Bendito sea Dios que humilla y vivifica, porque la ha postrado y por-
que ahora se encuentra usted en mejor estado! Le pido con todo mi cora-
zón que le haga sentir con la misma ternura la alegría que mi corazón sin-
tió al recibir su carta. No es cierto que haya pasado por mi mente el
que Nuestro Señor quisiera disponer de usted con este golpe, pues no
hubiera podido ir a verla debido a esta pequeña fiebre terciaria que me
aqueja. ¡Bendito sea Dios, de nuevo' No puedo expresarme ni tan sufi-
ciente ni tan tiernamente como quisiera. Usted desea comulgar. ¡Ea!
señorita, hágalo mientras yo celebro el santo sacrificio por usted y por su
hijo; pienso que haría bien dejándole hacer lo que le proponen, sin que
él se preocupe demasiado por presentar tesis en público; que las presente
a Nuestro Señor solamente y a la Virgen, y que me comunique el día e iré
o enviaré alguien.
Sé que está contenta porque le entristecía dejar a las Hermanas en es-
ta situación; veo que por ellas Nuestro Señor la conserva. Aliméntese y
fortalézcase para poder llevarlas al grado de virtud que El pide de ellas.
La señora del Guardasellos me insistía en que usted no se alimenta su-
ficientemente. No se prive de nada. A esa Hermana que ha pedido ir a
Liese no se lo permita de ningún modo. ¡Oh Jesús! señorita, es preciso
que ella reconozca que la virtud de la Hija de la Caridad no consiste en
eso. Como el médico quiere sangrarme mañana y purgarme a continua-
ción, ha sido diferida la reunión.

VICENTE DEPAÚL
Dirección: A la señorita Le Gras.

________
Carta 263 (CA). — El original en Aix, en la residencia de los padres de la
Compañía de Jesús.
1. Ver la carta 261.

387
264 [255,I,367-368]
A LUISA DE MARILLAC

[1636] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Mis compañeros me han urgido a que vaya al campo por mi pequeña
fiebre, que me parece estar todavía un poco verde para curarse en se-
guida. Ya veremos lo que le agrada a Nuestro Señor. Tengo una sensi-
ble pena, y vergüenza a la vez, por partir sin verla. Su caridad habitual
me lo perdonará y tendrá cuidado de su salud, por el amor de Nuestro
Señor y de la obra que la ha encomendado.
Genoveva puede estar indispuesta, y quizás incluso las otras hijas.
Quizás haya que enviarla a Hersé 2; quizás pase yo por allí antes de mi
regreso o inmediatamente después, si Dios quiere. Ella decía que un po-
co de vino le vendría a veces bien. Pero no creo que sea conveniente que
la acostumbre.
Para Liancourt, le he enviado al padre de la Salle 3 el reglamento que
hay que hacer.
Sería conveniente que viese a esa viuda de Villepreux 4, si todavía
no lo ha hecho. Fuera de eso, no sé a quién mandar. Véalo usted. Si se
encargase Bárbara 5 de eso, quizás le saldría bien. Lo único que me ape-
na es el cambio 6. Obre como le inspire Nuestro Señor.
De su hijo, si quiere venir acá, por no tener otro sitio que más le agra-
de, disponga de éste, y esté alegre en Nuestro Señor.
Soy en su amor y en el de su santa Madre, señorita, su humilde ser-
vidor.
VICENTE DEPAÚL
Lunes por la mañana.
________
Carta 264. — Arch. de la Misión, copia sobre el original, que era de la ma-
no del santo.
1. Véase carta 260, nota 1.
2. Quizás Hercé en la Mayenne.
3. Volvió a san Lázaro aquel año, después de haber pasado más de un año
dando misiones por el Sur.
4. La señora Bourdin.
5. Bárbara Angiboust.
6. De Bárbara Angiboust.

388
265 [256,I,368-369]
LUISA DE MARILLAC A SAN VICENTE
[Diciembre 1636] 1
Padre:
Me ha indicado la señora de Beaufort que es éste el tiempo más indi-
cado para trabajar en el establecimiento de la Caridad de San Esteban 2 y
que el señor párroco lo desea mucho y, con este propósito, le ha parecido
bien que ella y otra dama hiciesen la colecta estas fiestas; lo cual han hecho.
Le suplico muy humildemente, padre, que se tome la molestia de indicar-
me cómo he de conducirme. Yo había pensado indicarle, si le parece bien,
que las Damas que sientan más deseos de esta santa obra fuesen a visitar al
señor párroco y le dijesen que, para comenzar bien y perseverar, tienen
necesidad de que hubiese cierto número de personas que se asociasen para
este piadoso ejercicio, tanto de calidad como de condición mediana, a fin de
que unas contribuyesen más y otras se entregasen de mejor gana a visitar,
cada una en su día, a los pobres enfermos, y que para que nadie se sintiese
incomodado, se les avisase si era conveniente dividir en dos barrios la pa-
rroquia; pero que, para trabajar útilmente, sería antes necesario suplicar a
dicho señor párroco que se tomase la molestia de hacer redactar una me-
moria bien extensa por algún eclesiástico que conociese a sus parroquianos,
y luego, hacer que se tuviese una predicación para este objeto, a la salida de
la cual se podría reunir a todas las Damas nombradas, advirtiendo también
en la misa que todas las señoras de cualquier condición que quisiesen per-
tenecer, podrían acudir a una reunión, en la que se propondrá el reglamento
que se observa en las demás parroquias. Le indico todo esto, padre, para
ahorrar tiempo, ya que hace bastante que esas buenas señoras intentan ani-
marse para ello, y me parece que conviene batir el hierro antes de que se
enfríe. Pero, si le parece, indíqueme otra distinta de la que le propongo,
pues bien sabe que así lo haré.
Le agradezco muy humildemente, padre, su caridad; bien sabe Dios que
tenía necesidad de esta ayuda, y para eso me han dado las señas de una le-
chera, que nos aprovisiona desde hace tres días.
Ya estamos a finales de año. Tengo muchos deseos, si Dios me concede
vida para comenzar otro, que todo se haga para su servicio.
________
Carta 265 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. El año está indicado al dorso del original.
2. Parroquia de París.

389
Suplico a su caridad que me diga algunas buenas palabras para ello. Los
pobres se contentan con poco, y yo lo apreciaré mucho, ya que me he en-
tregado a Dios por medio de usted, de quien soy, padre, la más humilde hi-
ja y servidora
L. DE M.
Padre, todas sus hijas se toman la libertad de [encomendar]se su
caridad.
Dirección: Al Padre Vicente.

266 [257,I,369-371]
SANTA JUANA FRANCISCA FREMIOT DE CHANTAL
A SAN VICENTE 1

[Diciembre 1636] 2
Mi muy honrado y querido Padre:
Suplico al divino Niño de Belén que haga rebosar su alma en gracias y
bendiciones de su santa natividad. Hace mucho tiempo que no me he toma-
do el honor de escribirle. No temo, sin embargo, que me haya olvidado
delante de Dios y le conjuro que me conceda una de sus misas, ya que estoy
sumamente pobre. Esta vida me resultaría pesada si no viese en ella la bue-
na voluntad de Dios que me basta para todo consuelo. Es cuanto puedo de-
cir de mí, mi querido Padre, sin saber nada más que decir.
Nuestra querida hermana la Superiora del barrio de Santiago de París 3
me ha comunicado el aviso que ha tenido a bien darme usted a propósito
de nuestra unión 4. Es bueno y sólido, pero yo no he
________
Carta 266. — Les Epistres spirituelles de la Mere Jeanne Françoise Frémiot,
baronne de Chantal. Lyon 1666, en 8.º, p. 185, carta 85.
1. El editor da como destinatario a «un padre de religión»; se trata, sin du-
da, del superior de los monasterios de París, san Vicente.
2. La primera frase de la carta indica claramente la época del año; la frase so-
bre la reciente estancia de la santa en París limita la elección a los años 1628 ó
1636; el pasaje relativo al visitador da más peso a la segunda hipótesis, ya que la
cuestión no se planteaba todavía en 1628.
3. La madre Inés Le Roy.
4. San Vicente temía que la falta de vínculo moral entre los conventos de la
Visitación, que eran autónomos y bajo la dependencia de los ordinarios del lu-
gar, produjese con el tiempo una profunda desviación del espíritu primitivo y una
diversidad lamentable. Para prevenir este peligro,

390
podido poner en él mi corazón; se lo digo con toda franqueza, ya que su bon-
dad me ha dado confianza para ello. Nuestro espíritu no podría soportar
ninguna autoridad sobre nosotros más que la de mis señores los prelados,
ni secreto alguno contra ellos. Es preciso, si queremos tener nuestras almas
en reposo, que tratemos con ellos con entera confianza y simplicidad, ya que
de otra forma no seríamos hijas de nuestro bienaventurado Padre, que
nos ha dejado este afecto grabado en nuestro corazón; además, tenemos cier-
to gusto y reverencia que nos inclina a nuestros superiores; lo cual no pue-
de proceder más que de su gracia y me hace esperar grandes bendiciones por
ese camino. Por todo ello, mi queridísimo Padre, al ver todos los medios de
unión que se nos han propuesto, si en cierto modo chocasen con esa auto-
ridad, no podríamos aceptar ninguno; y yo tengo confianza en Dios de
que hará lo que no puede hacerse por medio de las formalidades y de la pru-
dencia humana. Hasta ahora, su Providencia nos ha conducido y mante-
nido en una perfecta unión y conformidad; espero que en adelante nos ha-
rá perseverar por los mismos medios; y nuestro vínculo de la santa cari-
dad tendrá mayor eficacia y fuerza en su mansedumbre y santa libertad que
todas las leyes y obligaciones que se puedan establecer. Este es mi parecer,
mi Reverendo Padre, que es totalmente conforme con el de nuestro bien-
aventurado Padre al partir de esta vida. Dígame si no debo acaso permane-
cer con él en paz. He escrito a nuestras hermanas sobre esto y las he ex-
hortado, del mejor modo que he podido, a perseverar en el camino en que
Dios las ha puesto, y a conservar de esta forma sus almas en unión y en con-
formidad, por los mismos medios que han practicado hasta ahora y que
las han tenido unidas y ligadas entre sí. Pienso solamente, mi querido Pa-
dre, que con tal de mantener el recuerdo de nuestra comunicación y poner
un poco de atención las Superioras para no cambiar ni innovar nada en nues-
tras instituciones y costumbres. hemos de conservar la unión en todo lo que
sea posible con las demás casas y especialmente con la de Annecy, como la
madre y maestra de todas las demás, conformándonos con ella en todo lo
que ha recibido de su Santo Fundador, tal como se ha prac-

________
no veía nada mejor que la institución de visitadores que hiciesen regularmente la
visita canónica de los monasterios para reprimir los abusos y velar por la con-
servación de las tradiciones de la Orden. Santa Juana Francisca, por su parte, re-
chazaba este proyecto como contrario a la autoridad episcopal. Volverán con fre-
cuencia ambos sobre esta cuestión, sin lograr convencerse mutuamente

391
ticado ahora 5. Si le parece bien todo esto, podrá decir a nuestras hermanas
que lo hagan, mi queridísimo Padre.
Pero dígame, por favor, si encuentra a su gusto a nuestras hermanas
de ahí. Yo las encontré muy de mi agrado cuando pasé por allí. Dios les con-
ceda la gracia de caminar por sus sendas con sinceridad y simplicidad y de
que le rindan su humilde obediencia según ese espíritu. Sea siempre para
nosotras un verdadero padre y protector, por favor, y haga con su paternal
solicitud que los deseos de Aquel a quien honra en el cielo sean fielmente
guardados en la tierra por sus hijas. Es todo el bien que les deseo a ellas, y
a usted, mi queridísimo Padre, la más alta santidad que se pueda conseguir
en el mundo.
Concédame el honor de considerarme siempre (porque efectivamente lo
soy) su muy humilde...

267 [258,I,371-372]
A LUISA DE MARILLAC
Dios la bendiga, señorita, por haber ido usted a poner sus hijas al ser-
vicio del Hôtel-Dieu y por todo lo que de ello se ha seguido 1. Pero, en
nombre de Dios, consérvese bien. Vea la necesidad que tenemos de su
pequeñez y lo que esa obra llegaría a ser sin usted.
Doy además gracias a Nuestro Señor por haber hecho a sus hijas tan
buenas y generosas. Parece ser que su bondad suple todos los defectos
que en ellas ve usted. Yo no conozco aquí otras iguales. Me informaré
s; dos o tres que están a dos leguas de aquí y viven muy ejemplarmente
desde hace cosa de un año querrían quizás, o alguna de ellas, dedicarse
a ese género de vida.
En cuanto a lo que me dice de su hijo, creo que no hay que escu-
char su proposición de salir de París. No es posible imaginar cuántas
vicios contraen irremediablemente la mayor parte de los que lo hacen,
a no ser cuando sus padres lo hacen por si mismos en alguna ocasión
especial, como ha ocurrido con algún pariente jesuita
________
5. Esta frase está incompleta o mal expresada.
Carta 267 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Aunque empleadas en el Hôtel-Dieu desde hacía tiempo, las Hijas de la
Caridad no residían allí todavía. Sólo se establecieron en diciembre de 1636 en
un casa alquilada para ellas junto al hospital por las damas de la Caridad.

392
y algún doctor de aquel país. Hay que procurar con mansedumbre y con
paciencia que cargue con el tiempo y con los ejercicios. Sin embargo, so-
meto todo lo dicho a su mejor parecer y le ruego que cuide de su salud;
soy, en el amor de Nuestro Señor su humilde servidor
VICENTE DEPAÚL
Fréneville, 30 diciembre 1636.
Dirección: A la señorita Le Gras, en La Chapelle.

268 [12,XV,13-14]
CARTA DEL SEÑOR COLOMBET 1 A SAN VICENTE

[1627]
Jesús María
Padre:
La señorita Lamy 2 cree que no es conveniente tener, para comenzar, dos
sirvientes 3. Basta con que tengamos una criada para que no griten los que
se imaginan que esto puede arruinar a la Caridad, dado que al presente
sólo hay cinco o seis enfermos; pero, dentro de algún tiempo, una vez bien
establecido el plan, añadiremos una compañera según sus órdenes. Si hu-
biese manera de tenerla pronto, nos ayudaría mucho; sin embargo, val-
dría más esperar un poco para tener una que sea buena.
Si hay que enviar a alguien a La Villette 4, le ruego que envíe este mo-
zo y le indique lo que desea que haga.
Le deseo buenos días. Me encomiendo a sus oraciones.
El domingo próximo tendremos al señor Pavillon 5 para tener una
________
Carta 268 (CA). — Original en posesión (1931) del señor Lorenzo, sacer-
dote de París. Publicada en Annales C. M., 1932, p. 5-6; figura con el n. 12 en
el t. XV de las Oeuvres de Saint Vincent. Su fecha es de 1637, año en que se esta-
bleció la Caridad de Saint-Germain-l'Auxerrois. San Vicente le envió esta carta
a santa Luisa de Marillac, añadiendo unas líneas debajo del texto (cfr. Mission et
Charité, 19-20, 13-14).
1. Párroco de Saint-Germain-l'Auxerrois.
2. Dama de la Caridad.
3. Sirvientes de los pobres o Hijas de la Caridad.
4. Entonces aldea de la periferia, hoy barrio de París.
5. Nicolás Pavillon, nació en París en 1597, nombrado en 1637 obispo de
Alet, muerto en 1677.

393
predicación sobre la Caridad 6, para hacer saber a todo el mundo lo que es
y que se calmen los rumores. Le suplico con toda humildad que encomiende
incesantemente a Dios este asunto y que me indique si juzga a propósito es-
ta predicación. Soy, señor, su muy humilde y obediente servidor

COLOMBET

269 [13,XV,14]
JUAN SANTIAGO OLIER A SAN VICENTE

10 febrero 1637
La cuarta de nuestras misiones se celebró hace quince días, en la que
se tuvieron más de dos mil confesiones generales, aunque sólo éramos seis
obreros, y al final ocho; nos veíamos invadidos por el pueblo que acudía des-
de siete u ocho leguas del lugar, a pesar del rigor del frío y la incomodidad
del sitio, que es un verdadero desierto. Estas buenas personas traían sus
provisiones para tres o cuatro días, y se retiraban a las granjas; y allí se les
oía tratar juntamente de lo que- habían oído en la predicación o en el ca-
tecismo. Y ahora se ve aquí a los aldeanos y a sus mujeres hacer ellos mis-
mos la misión en sus familias; los pastores y los labradores cantan los man-
damientos de Dios por los campos y se preguntan los unos a los otros por
lo que han oído en la misión. En fin, la nobleza, para la que parecía que no
hablábamos, por servirnos de un lenguaje tan vulgar, después de haber acep-
tado cristiana y ejemplarmente su deber, no nos han dejado partir más
que derramando lágrimas. Cinco hugonotes han abjurado de su herejía en
esta última misión, de los cuales cuatro huían antes de nosotros, pero lue-
go vinieron ellos mismos a buscarnos; y esto, señores, para enseñarnos,
como muchas veces me lo han enseñado ustedes mismos, que la conversión
de las almas es obra de la gracia, a la que muchas veces ponemos impedi-
mento por nuestro propio espíritu; y que Dios está siempre deseando actuar,
o en la nada y por medio de la nada; esto es, en aquéllos y por medio de
aquéllos que reconocen y confiesan su impotencia y su inutilidad.
________
6. Predicación sobre el tema de la Cofradía de la Caridad.
Carta 269. — 1.. ABELLY, o. c.., II, 33-34. Figura con el n. 13 en el XV de las
Oeuvres de Saint Vincent. Mission et Charité, 19-20, 14.

394
270 [14,XV,15]
A LUISA DE MARILLAC
[1637]
El señor párroco de San Germán me ha escrito la presente.
He enviado una nota a esa buena joven que usted ha mandado a la
señora Goussault 1
Su hijo está bien, yo soy servidor de usted.
V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.

271 [260,I,375]
A LUISA DE MARILLAC
Viernes, a las 5 [hacia 1637] 1
Señorita:
Le ruego que me indique si tiene algunas hermanas, para dar dos al
señor de Saint-Germain 2, que las pide para su parroquia e insiste en te-
nerlas cuanto antes. Le ruego a Nuestro Señor que le envíe otras muy
buenas.
VICENTE DEPAÚL
272 [261,I,375-379]
A LA HERMANA MARIA-EUFROSINA TURPIN 1
Mi queridísima hermana:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
________
Carta 270 (CA). — Escrita en la parte inferior de la carta del señor Colom-
bet. Original en posesión (1931) del señor Lorenzo, sacerdote de París, publi-
cado en Annales C. M. 1932, 6. Figura con el n. 14 en el t. XV de las Oeuvres de
Saint Vincent. (Mission et Charité, 19-20, p. 15).
La fecha es la misma que la carta del señor Colombet, o sea, el año 1637, cuan-
do se fundó la Caridad en Saint-Germain-l'Auxerrois.
1. Dama de la Caridad.
Carta 271 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. En la carta 289 de 1637 se hace mención por primera vez de la Caridad de
Saint-Germain-l'Auxerrois, parroquia de París.
2. Pedro Colombet
Carta 272 (CA). — Original en la Visitación de Amiens, hoy trasladada a
Tournay.
1. Asistente y directora en la Visitación de Angers. Sor María-Eufrosina Tur-
pin, nacida en París en 1605, dejó el mundo a los 19 años, a pesar de la oposición
de su padre, para encerrarse en el primer monasterio.

395
El señor Comendador 2 Y nuestra querida Madre la Superiora de la
ciudad 3 me han concedido el honor de proponerme el pensamiento que
Nuestro Señor les ha inspirado de que usted serviría a Dios útilmente en
la Magdalena y, habiendo considerado la cosa con todas sus circunstan-
cias, le diré simplemente que creo que tienen razón [al desear] que, des-
pués de considerarlo delante de Dios, sienta también usted este atracti-
vo. I le aquí las razones que me inducen a esta opinión.
En primer lugar, que la obra de suyo es muy santa, ya que consiste en
dar la mano a las almas que se van perdiendo, que van deshonrando con-
tinuamente a Dios y llenando los infiernos, para sacarlas de la masa de
perdición, hacerlas vivir según Dios y finalmente para desempeñar el ofi-
cio de su segundo redentor y llevarlas como de la mano a la gloria que
Nuestro Señor ha adquirido para ellas por su preciosa sangre, empleo
que es tan grande delante de Dios que lo ha estimado digno de su Hijo
y el único capaz de atraerlo a la tierra.
En segundo lugar, porque este pensamiento ha caído en el espíritu de
un grande servidor suyo, al cual le ha dado gracia para su santa Orden
y para la Magdalena, y en el de nuestra querida Madre, que la conoce,
aunque quizás no tanto como yo, y tanto el uno como la otra la estiman
con singular afecto.
En tercer lugar, porque me parece que Nuestro Señor le ha concedido
bastante parte en su espíritu para conocer la importancia de esa obra, pa-
ra quererla y para servirla con utilidad.
En cuarto lugar, porque creo que su vocación de ahí, como me lo
dijo usted, no parece tan importante para la gloria de Dios como la de
aquí.
________
de la Visitación, donde profesó el 22 de febrero de 1625. Fue del número de las
hermanas que pasaron al monasterio del arrabal cuando su fundación. «Nuestra
digna madre, leemos en el libro de profesiones del primer monasterio (Arch. Nat.
LL 1718, p. 6), concibió de ella tan alta estima en un viaje que hizo a París, que
la adoptó como hija y la escogió para trabajar a sus órdenes en la confección
del directorio de costumbres; la consultaba en las dificultades con que tropeza-
ba». Sor Turpin dejó el monasterio de Angers para ir a fundar el de Amiens,
del que fue la primera superiora. Allí murió el 20 de diciembre de 1651 a los 46
años (cfr. Abrégé de la vie et des vertus de la trés honorée Mere Marie-Euphrosi-
ne Turpin, en Année sainte des Religieuses de la Visitation Sainte-Marie. Annecy
1867-1871, 12 vol., en 8.º, t. XII, PP. 395-414).
2. Noél Brulart de Sillery, gran bienhechor de la Visitación.
3. Elena-Angélica Lhuillier.

396
No le expongo más que estas cuatro razones, por las que debe pres-
tar una gran atención a esta propuesta, aunque podría ofrecerle algunas
más.
Y ahora voy a considerar, si le parece, las razones contrarias que la
pueden hacer dudar de que Dios lo quiera:
Primero, que es su Superiora 4 la que la envía a una casa que la ha pe-
dido. A lo cual yo respondo que usted es hija de esta casa 5, y no del arra-
bal, aunque resida allí, y que esta casa tiene derecho, según creo, a lla-
marla en caso necesario y que, interviniendo en ello la obediencia de su
Superiora, tiene usted obligación de volver; en segundo lugar, que la bue-
na Madre del arrabal le ha indicado al señor comendador que le pare-
cía bien y que ella misma le escribiría, como lo ha hecho, y que, si la pi-
den de ahí, no por eso es usted aquí menos deseada.
Segundo, me dirá usted que el empleo de la Magdalena no parece
conveniente a las hijas de Santa María. A lo que le diré que el empleo por
la salvación de las almas es propio de los hijos de Dios y que, si Nuestro
Señor ha juzgado que el cuidado de la Magdalena podía ser digno de
su bondad y la de la Virgen María, no hay que dudar de que es también
conveniente a las hijas de Santa María.
Tercero, me indicará que quizá sea necesaria en Angers. Y yo le respon-
deré que ya se proveerá con alguna otra que quizás no sea menos agrada-
ble y útil que usted.
Cuarto, le parecerá que quizás no tiene suficiente espíritu para servir
en la dirección de una casa tan grande y tan difícil. A lo que responderé
que serán dos para ello, Nuestro Señor y usted, y que con El lo podrá
todo.
Quinto, pensará usted en sus parientes, que quizás no lo creerán
________
4. La madre María-Inés Le Roy, superiora del segundo monasterio, de don-
de María-Eufrosina Turpin había sido enviada a Angers. Esta religiosa, nacida en
Mons en 1603 era, por parte de su madre, sobrina de Felipe de Cospean, obispo
de Lisieux Entró en 1624 en el primer monasterio, que dejó, a petición de la mar-
quesa de Dampierre, para unirse al grupo de hermanas enviadas al monasterio
del arrabal cuando su fundación Fue directora del mismo, y luego asistente. El
voto de las hermanas le confió incluso por seis veces el cargo de superiora, que
llevó del 11 de junio de 1634 al 24 de mayo de 1640, del 27 de mayo de 1646 al
13 de mayo de 1652, y del 6 de junio de 1658 al año 1664. Fue personalmente a
empezar los monasterios de Amiens y de Mons, fundó el de Angers y el tercero
de París y tuvo una gran parte en el establecimiento del de Varsovia. La muerte
se la llevó el 18 de mayo de 1669 (Année Sainte, t. v, p. 547).
5. El primer monasterio, donde sor Turpin había hecho su noviciado.

397
conveniente. Pero a eso le contestaré que se sabrá antes de que la cosa se
le haya cargado en cuenta y que, aunque sientan repugnancia, me pare-
ce que debería pasar por encima de todo, como generoSamente lo hizo
cuando el viaje a Angers.
Sexto, que si el pensamiento de la estima del mundo pudiese afectarla
en algo, lo cual no creo, responda, mi querida hermana, que tan lejos es-
tá de ser menos estimada la comunidad de Santa María, ni las hermanas
que allí están, por dedicarse al cuidado de aquella casa, que por el con-
trario jamás he oído hablar tan bien de su santa Orden, ni de las que es-
tán en la Magdalena, como después de haberse encargado de esas pobres
criaturas, y que hemos de considerar como muy honorable todo lo que
Nuestro Señor y la santa Virgen han hecho; y que, habiéndose aplicado
el uno y la otra al cuidado de la Magdalena, también usted puede servir
honorablemente según Dios y según el mundo a la salvación de esas
chicas.
Estas son, mi querida hermana, las objeciones que creo podrían presen-
tar la carne y la sangre, el mundo y el diablo; y las respuestas a las mis-
mas me parecen tan razonables y tan conformes con la voluntad de Dios
que, si yo fuese mi hermana María-Eufrosina y otra persona ocupase el
lugar que yo ocupo con usted y tuviese tanta caridad conmigo como yo
tengo con usted y la quiero en Nuestro Señor, me parece que bajaría la
cabeza y aceptaría esta proposición. Es esto, mi querida hermana, lo que
yo espero que hará si Nuestro Señor no le da a conocer manifiestamente
que El desea lo contrario; en ese caso, yo acepto lo que usted haga, con
tan buen corazón como que soy, en el amor de Nuestro Señor y de su san-
ta Madre, mi querida hermana, su muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL
Sacerdote muy indigno de la Misión
Le ruego presente nuestros muy humildes saludos a nuestra querida
Madre Superiora de Orléans 6 Y que me ayude a darle las gracias por la
acogida tan caritativa que me hizo, hace poco tiempo, en su casa.
París, vigilia de San Matías 7 1637.
Dirección: Mi querida hermana María-Eufrosina Turpin, religiosa
de Santa María.
________
6. Claudia-Esperanza Jousse. Fue superiora por dos trienios consecutivos,
del 21 de mayo de 1634 al 24 de mayo de 1640, y volvió a serlo a continuación.
7. 23 de febrero.

398
273 [262,I,380-381]
A LUISA DE MARILLAC
24 febrero 1637 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Le pido perdón muy humildemente por dos cosas: la primera, por no
haber ido a verla, a causa de mis ocupaciones; la segunda, por haberme
olvidado de hacer construir la chimenea para el señor Le Gras su hijo.
Vea mi ruindad y dónde estaría yo si su corazón no tuviera tanta caridad
conmigo. Espero que me perdone; le he dicho al padre Soufliers que lo
aloje en una habitación caliente, muy cerca de otra que tiene con fuego
el señor Morennes, religioso de aquí 2, donde podrá calentarse.
Vi ayer a esa buena joven sobre la que me escribió. No me acordé
de hablarle de su lectura ni de su costura. No me pareció tan rústica
como la que la acompañaba. Dígame, por favor, lo que usted ha dicho.
He dicho a la señorita Desbordes 3, tesorera de Saint-Leu 4, que es
preciso que Bárbara tenga una compañera, al menos mientras haya en-
fermos en aquella parroquia. Habrá que pensar cuál le podrá dar usted
y acordarse de los incurables 5. La señora Fortia le ha dicho a la señora
Goussault que se buscan muchachas, con tal que sean sumisas y mane-
jables.
Le remito la carta que envió por equivocación y prometo ir a verla lo
antes que me sea posible. Entretanto le deseo buenos días y soy, señorita,
s. s.
V. D
Día de San Matías.
________
Carta 273 (CA). — Archivo de las Elijas de la Caridad, original.
1. Véase nota 5.
2. Claudio de Morennes, religioso del antiguo san Lázaro.
3. Pariente quizás del señor Desbordes, auditor en la corte de Cuentas de Pa-
rís, con el que se relacionaron san Vicente y Luisa de Marillac (cfr. Lettres de Loui-
se de Marillac, cartas 267 y 272).
4. Parroquia de París.
5. Este hospital, fundado por el cardenal de La Rochefoucauld, el 4 de no-
viembre de 1634, para los enfermos incurables, estaba casi acabado en abril de
1637. No se siguió el proyecto de llevar allá a las Hijas de la Caridad. Pedro Ca-
mus, obispo de Belley, pasó allí los últimos años de su vida en el ejercicio de la
caridad; legó sus bienes al hospital y fue enterrado en el mismo en 1652. Los hom-
bres fueron trasladados en 1802 al barrio de san Martín, al antiguo convento de
Recoletos. Las mujeres salieron en 1870 para habitar en el nuevo hospital de incu-
rables de Ivry.

399
274 [263,I,381]
A LUISA DE MARILLAC
[Entre 1636 y 1639] 1
Me parece muy bien el retiro que desea hacer en casa de ustedes la
señora de Liancourt. Lo mismo desea también la señorita Lamy. Me gusta-
ría que ella se pudiese encontrar con la señora presidenta Goussault

275 [264,I,381-382]
A LUISA DE MARILLAC
[Entre 1636 y 1639] 1
La señora presidenta Goussault y la señorita Lamy van a hacer unos
pequeños ejercicios en casa de ustedes. Le ruego que las atienda en to-
do, que les dé la distribución de tiempo que le entregué, les señale los te-
mas de oración, escuche la relación que le harán de sus buenos pensa-
mientos, una en presencia de la otra, les proporcione lectura en la mesa
durante la comida, al terminar la cual podrán divertirse de una forma ale-
gre y modesta. El tema podrá ser de las cosas que les han pasado du-
rante su soledad 2, o que hayan leído de historias santas. Y si hace buen
tiempo, podrán pasear un poco después de comer. Fuera de esos dos
tiempos, guardarán silencio. Será conveniente que escriban los princi-
pales sentimientos que han tenido en la oración y que preparen su con-
fesión general para el miércoles. La lectura espiritual podrá ser de la Imi-
tación de Jesucristo de Tomás de Kempis, deteniéndose un poco a con-
siderar cada párrafo, así como también algo de Granada, en relación con
el tema de su meditación. Podrán leer también algunos capítulos de los
Evangelios. Pero será conveniente que, el día de su confesión general, les
diese la oración del Memorial de Granada, que es para excitar la contri-
ción. Por lo demás, vigile para que ellas no se apliquen con demasiado
rigor en estos ejercicios. Pido a Nuestro Señor que le dé su espíritu pa-
ra ello.
________
El hospital, vacío durante ocho años, fue cedido a la asistencia pública y tomó
nueva vida con el nombre de hospital Laennec (cfr. FÉLIBIEN, o. c.. t. IV, p. 98 s.;
LEBEUF-BOURNON, o. c.., t. VI, p. 255).
Carta 274. — Manuscrito san Pablo, 70.
1. Fechas de la instalación de las hermanas en La Chapelle y de la muerte
de la señora Goussault. Fue en La Chapelle, según GOBILLON (o. c.., p. 78) don-
de empezaron los Ejercicios para señoras.
Carta 275. — L. ABELLY, o. c.. 1, cap. XXVI, 121.
1. Véase carta 274, nota 1.
2. Soledad, retiro.

400
276 [265,I,382-383]
A LUISA DE MARILLAC
[Entre 1636 y 1639] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Tengo miedo de que a la señora presidenta Guossault le siente mal
acostarse junto a la calle 2. Me parece haberle oído decir que esto le in-
comoda; y además, por otra parte, es de temer que sus parientes, sobre
todo su señora madre, lo vean mal.
No hay ninguna prisa en que haga los ejercicios. Hace poco tiempo
que ha salido de la enfermedad. Creo que sería demasiado apresurado
someterse a ese esfuerzo. En nombre de Dios, señorita, obremos con
tranquilidad
Temo no poder ir a su casa, y me cuesta cargarla con la molestia de
que tome un coche para venir aquí. No obstante, si puede venir maña-
na a las ocho o las nueve, será bienvenida. Pero, en nombre de Dios, no
se preocupe.
En cuanto a esas jóvenes, no acabo de entender lo que me dice de
ellas. Ya hablaremos cuando nos veamos; para entonces haga el favor de
traernos el cordón. Entretanto, esté alegre y cuide de su salud y acuér-
dese de que soy, en el amor de Nuestro Señor 3, s. s.
Dirección: A la señorita Le Gras.
V. D. P.
277 [266,I,383-385]
A LUISA DE MARILLAC
[Entre 1636 y 1639] 1
Señorita:
Me parece que no podría usted comenzar sus ejercicios en un tiem-
po más oportuno. La mayor parte de los religiosos y religiosas
________
Carta 276 (CA). — Archivo de la Misión, original.
1. Véase carta 274, nota 1.
2. La señora Goussault hacía los Ejercicios en casa de Luisa de Marillac.
3. El santo había escrito primero: soy, con toda la extensión de mi afecto;
luego, encontrando su frase demasiado tierna, borró esas palabras y las sustitu-
yó por las que leemos en el texto.
Carta 277 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Fechas extremas de la estancia de Luisa de Marillac en La Chapelle. Se ad-
vierte sin querer que el tono general de la carta no va con una época posterior.

401
los suelen hacer por ahora. Empiece, pues, mañana lunes, si le parece
bien. Tres medios cuartos de hora bastarán cada día para la oración, me-
dia hora para cada oración, dos por la mañana a las ocho y a las diez y
media, y la otra a las cuatro 2
Con mucho gusto oiré su confesión en La Chapelle. ¿Podrá disponer
de un coche? Si no, yo procuraré ir a Saint-Victor 3, pero para ello hay
aquí algunas dificultades. Terminará el sábado por la tarde, irá a misa to-
dos los días. Hará decir que está ocupada y a los que tengan que tratar
necesariamente con usted los recibirá inmediatamente después de comer
y será breve con ellos. Comulgará el jueves próximo, tomará solamente
las materias de oración que monseñor de Ginebra 4 pone al comienzo y
al final de su Introducción 5 Y las repartirá de forma que basten y las
haga todas, y podrá hacer algunas dos veces, según el atractivo que Nues-
tro Señor le dé. Lea el Nuevo Testamento, además de las otras lecturas
que he propuesto. Escríbame cada dos días sumariamente lo que pase y
su disposición de cuerpo y de espíritu, y procure no andar con prisa en
ninguna cosa; hágalo todo tranquilamente, como puede imaginarse que
lo haría el buen monseñor de Ginebra.
No le ruego que se acuerde de mí en sus oraciones, porque no dudo
de que después del pequeño Le Gras me pondrá a mí en primera fila; no
es que lo merezca; pero el conocimiento que tiene de la necesidad que
de ello tengo, y la caridad que Nuestro Señor le ha dado para conmigo,
me da motivos para esperarlo.
Adiós, pues, señorita; arréglese de tal forma en este retiro que nos de-
je el medio de podar aconsejarla en otros.
Me olvidaba decirle que no se sobrecargue con reglas de práctica, y
que se esfuerce más bien en cumplir exactamente las [que] tiene, sus
acciones diarias, sus ocupaciones, en una palabra todo lo que contribu-
ya a hacer bien lo que hace. No admita tampoco los pensamientos de
singularidad que la han molestado otras veces; es un engaño con que el
espíritu maligno la quiere ilusionar.
En fin, termino aquí con la oración que hago a Nuestro Señor de que
sea El mismo su guía en su retiro, y también su santa Madre. y soy. en
su amor, su muy humilde servidor.
Dirección: A la señorita Le Gras.
________
2. Tal es el texto del original. La frase carece de sentido si no se lee tres me-
dias horas, en vez de tres medios cuartos de hora.
3. Probablemente en Bons-Enfants, calle de san Víctor.
4. San Francisco de Sales.
5. La Introducción a la vida devota

402
278 [267,I,385-386]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
¡La devoción de los discípulos de Nuestro Señor reunidos para pedir
la venida del Espíritu Santo será siempre muy sensible a su corazón! 1.
Me hubiera gustado mucho escuchar a esa buena joven de San Be-
nito 2; pero ¿cómo hacerlo con el viaje que tengo por delante? Asegúrele
que pediré a Dios por ella, y encomiéndeme a sus oraciones por favor.
Creo que convendrá que la escuche un confesor extraordinario; el padre
Lamberto o el padre Soufliers podrían hacerle ese servicio. Si se lo dice
usted al padre Lamberto, el padre Pillé podría escuchar a esa buena jo-
ven. ¡Dios la pague la caridad que con ella ha tenido!
Isabel 3 lo haría bien en San Pablo. Pero, si lo que me dice tiene que
decírselo ese buen sacerdote al señor de San Pablo 4, habrá que esperar
a mi regreso. Por lo que me dice, no hay prisa.
Me siento consolado por su caridad con María; pero no se exponga,
por favor. ¿Podría hacer la buena de Isabel todo lo necesario, en este
caso?
Si los ordenandos vienen a San Lázaro, el padre de la Salle tendrá la
lección y no podrán atender a otra cosa; si no, podrá trabajar en el esta-
blecimiento de la Caridad en La Chapelle, en su defecto podrá hacerlo
el padre Lamberto, a no ser que prefiera dejarlo hasta el día del Cor-
pus. Cálmese y esté muy alegre. Esté segura de que todo lo que me ha di-
cho es una tentación, y que yo soy por dentro y por fuera, ahora y para
toda la eternidad, en el amor de Nuestro Señor, su muy humilde ser-
vidor,
LUISA DE MARILLAC
Domingo por la tarde, 24 mayo 1637.
Dirección: A la señorita Le Gras, en La Chapelle.
________
Carta 278 (CA). — Archivo de la Misión, original.
1. La carta es del domingo anterior la fiesta de Pentecostés.
2. Parroquia de París.
3. Isabel Martín, hija de la Caridad.
4. Nicolás Mazure, canónigo de Coutances, nacido en la diócesis de Avran-
ches, ordenado sacerdote el 17 de abril de 1632. Sustituyó a su tío Guillermo Ma-
zure, muerto el 12 de marzo de 1633, como párroco de san Pablo; permutó su
parroquia en 1664 con Andrés Hameau, doctor por la Sorbona, contra la abadía
de Saint-Jean-en-Vallée, de la diócesis de Chartres, y murió el 25 de junio de 1685,
siendo decano de la facultad de teología.

403
279 [268,I,387]
A LUISA DE MARILLAC
[Hacia el 24 mayo 1637] 1
Señorita
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Acabo de llegar y marcho de nuevo para Pontoise, para volver ma-
ñana por la tarde y salir al día siguiente para Dourdan 2, de donde espe-
ro regresar el jueves o el viernes de la semana próxima. Entretanto me
encomiendo a sus oraciones.
Puede volver a llamar a María, sin decirles nada de ello a las damas.
Será conveniente dejar el asunto de San Pablo 3. Le pido que conteste
por nosotros dos a la señora Pelletier.
Me quitan la pluma de la mano. Adiós, señorita. Soy s. s.
Dirección: A la señorita Le Gras.

V. D

280 [269,I,387-388]
A ANTONIO COLEE, SUPERIOR, EN TOUL 1
1637
He sabido que su pan estaba mal hecho. Le ruego que lo haga hacer
a un buen panadero, si lo encuentra; porque lo principal es tener buen
pan. También será conveniente variar algunas veces la comida... para ayu-
dar a la pobre naturaleza, que se cansa de ver siempre las mismas cosas.
Hará bien además en recomendar a los hermanos la limpieza y el or-
den, tanto en la cocina como en el refectorio.
________
Carta 279 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta parece estar cerca de la carta 278.
2. Hoy capital de cantón en Seine-et-Oise.
3. Parroquia de París. Se trata sin duda de la Caridad.
Carta 280. — COLLET, o. c.., 11, 314, nota.
1. COLLET dice, hablando de esta carta: «He aquí cómo el santo le escribía
en 1637 al señor Barry que desde hacía poco era superior de la casa de Toul».
Pues bien, en 1637, el señor Barry, que nunca fue superior en esta ciudad, no era
ni sacerdote ni miembro de la Congregación de la Misión. La casa de Toul esta-
ba entonces gobernada por Antonio Colée. Este último, nacido en Amiens el
28 de octubre de 1610, recibido en la Congregación en 1630, sacerdote en 1633,
superior de la casa de Toul de 1637 a 1638, salió de la compañía en 1

404
281 [270,I,388-389]
A LA SEÑORA GOUSSAULT

[25 agosto 1637] 1


Señora:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Acabo ahora mismo de recibir la suya, que me ha consolado porque
me ha hecho ver el estado de su salud y el de la misión, y doy gracias a
Dios por ambas cosas y porque quiere usted añadir a sus buenas obras
la de recibir al señor Le Roux y a la señorita Le Gras. Si ella está en si-
tuación de poder ir a verla, creo que será bien empleado y se lo indicaré.
El cargo de bailío lo quiere el señor prior para un sobrino suyo, que
es un hombre hábil y de probidad. Puede creer que, si todo dependiera
de mí, usted sería entonces omnipotente 2.
El padre Cuissot 3 me pone unas palabras en su carta que me hacen
dudar de si los misioneros se alimentan a sus expensas. ¡Dios mío! seño-
ra, ¿habrá abierto usted esa brecha en la misión y el padre [Cuissot] 4
se habrá dejado llevar a esto? Le escribo y le ruego que, una vez recibi-
da mi carta, empiece a actuar del modo acostumbrado. Es
________
Carta 281 (CA). — Archivo de la Misión, original.
1. Las palabras «todavía es nuevo», aplicadas a Gilberto Cuissot, no permi-
ten dudar de la fecha.
2. Se trata del cargo de bailío de san Lázaro. Según los términos del contra-
to del 7 de enero de 1632, san Vicente no podía dar el empleo de bailío más
que «en presencia y por aviso y consentimiento... del prior».
3. Gilberto Cuissot, nacido el 5 de noviembre de 1607, hacía 6 años que era
sacerdote cuando entró en la Congregación de la Misión el 14 de mayo de 1637.
Después de haber dirigido el establecimiento de Luçon, fue nombrado supe-
rior en La Rose (1640-1644), y luego en el colegio de Bons-Enfants (1644-1646),
donde hizo los votos el 11 de noviembre de 1644. Lo encontramos más tarde
en el seminario de Mans (1646) y en san Lázaro (1646-1647). Dirigió el semina-
rio de Cahors de 1647 a 1662, y la casa de Richelieu de 1662 a 1666. Declaró por
escrito que, cuando la elección del sucesor de san Vicente, como dudase en vo-
tar por Renato Alméras, cuyo estado de salud dejaba mucho que desear, el san-
to se le apareció y fijó su elección. Se sabe igualmente de él que en 1662, al exor-
cizar a una posesa, le arrancó al demonio preciosas manifestaciones sobre la san-
tidad del fundador y la recompensa reservada por Dios a los misioneros fieles a
su vocación. Murió en 1666.
4. Texto del manuscrito: Buissot. Se impone la rectificación. Antonio Buissot
había entrado en la Congregación de la Misión en 1630.

405
todavía nuevo y no le he hablado antes de su partida. Soy yo sólo el que
ha cometido una equivocación en todo esto.
Tenemos aquí seis o siete personas enfermas, la mayor parte con disen-
tería. Diga a Dios unas palabras sobre ellas, por favor.
Soy en su amor, con tal que esté siempre muy alegre, señora, su hu-
milde servidor,

VICENTE DEPAÚL
París, día de San Luis.
Dirección: A la señora presidenta Goussault

282 [271,I,389-390]
LASCARIS 1, GRAN MAESTRE DE LA ORDEN DE MALTA,
A SAN VICENTE
Padre:
Me han comunicado que el venerable bailío de Sillery le ha escogido pa-
ra ayudarle a visitar las iglesias y parroquias que dependen del gran prio-
rato, en lo que usted ha empezado ya a emplear útilmente sus cuidados y
fatigas, para la instrucción de los que tenían una extrema necesidad de ello
2; esto me obliga a darle por medio de estas líneas las más expresivas gra-

cias y a pedir que continúe, ya que no tiene otro objeto más que el asunto
de la gloria de Dios y el honor y reputación de esta Orden.
Suplico con todo mi corazón a la bondad de Dios que recompense su ce-
lo y caridad con sus gracias y bendiciones y me conceda la facultad de tes-
timoniarle como me reconozco

EL GRAN MAESTRE LASCARIS DE MALTA


7 septiembre 1637.

________
Carta 282. — L. ABELLY, o. c.., 1, cap. XXXII, 1.ª ed., p. 151.
1. Pablo Lascaris, de la familia de los Lascaris, emperadores de Nicea, na-
ció en Castellar en 1560; elegido gran maestre de la orden de Malta en 1636, mu-
rió en 1657.
2. Estas visitas estuvieron acompañadas de misiones.

406
283 [273,I,391-392]
A LUISA DE MARILLAC
[Hacia noviembre de 1637] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Si puede mandar a alguna de sus hijas al Hôtel-Dieu en lugar de Enri-
queta, creo que le hará un favor no pequeño; porque no creo que, a no
ser que esté enferma, pueda ella sufrir la mortificación de ese viaje. Y si
no tiene la posibilidad de suplir su falta, parece ser que la voluntad de
Dios es que ella espere, pase lo que pase. Pero me parece que yo que-
daré consolado si ella pudiese tener ese consuelo.
Le ruego que me excuse por no haber podido ir a ver a sus hijas. Lo
haré cuanto antes. No me dice nada de su salud. Si no tiene nada más
que lo que ha tenido otras veces, espero que se aprovechará y se curará
por completo. Tampoco he podido ver el asunto de la señora de Lian-
court 2 Lo haré esta tarde, que se la deseo tan buena como yo soy, en el
amor de Nuestro Señor, su muy humilde servidor
V. DEPAUL
Martes por la tarde.
Dirección: A la señorita Le Gras.

284 [274,I,392-393]
A LUISA DE MARILLAC
[Hacia noviembre de 1637] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Me ha agradado mucho saber nuevas de usted y que se encuentre
________
Carta 283 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta parece íntimamente unida a la carta 286, que tiene a su vez re-
laciones con la 284, 285 y 287. Fueron escritas durante la estancia de la casa ma-
dre en La Chapelle y en vida de la señora Goussault, o sea, entre 1636 y sep-
tiembre de 1639. Como la carta 285 es del 1 de noviembre y el 1 de noviembre
de 1936 no estaba san Vicente en París la elección queda limitada a los años 1637
y 1638. Comparando la carta 286 con la carta 289, que no puede ser de 1638,
es fácil darse cuenta de que están relacionadas entre sí y que son de 1637.
2. Probablemente el asunto de los capellanes de Liancourt.
Carta 284 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase carta 283, nota 1.

407
mejor. Ruego a Nuestro Señor que acabe de curarla, y a usted que haga
todo lo posible para ello.
La señora Mussot le ha dicho la verdad sobre el ama de Juana, pero
no sobre esta buena joven, que estaba muy contenta de ese encuentro.
Sin embargo, me parece bien que dé esa satisfacción a esa buena señora
Mussot a propósito de Nicolasa y que aproveche la ocasión de enviarla
hoy mismo.
Pero, Dios mío, ¿qué diremos de esa pobre muchacha que ha recaído?
Nada ciertamente, a no ser que hay que adorar la providencia amabilí-
sima de Dios.
Soy, en su amor, su muy humilde servidor
V. DEPAUL
Creo que hará bien actuando de la forma que me indica en su carta.
Dirección: A la señorita Le Gras.

285 [275,I,393-394]
A LUISA DE MARILLAC
[1 noviembre 1637] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Estoy muy satisfecho por lo que me dice de esas buenas jóvenes de
Liancourt y especialmente de esa que sabe hacer encaje. Se lo podrá
enseñar a las pobres gentes y les servirá de atractivo para las cosas espiri-
tuales. Envíelas, pues, cuando le plazca.
No veo que sea necesario que la señora Goussault esté con usted a
la hora de hablar con la señora Mussot o con esa pobre mujer. Si ningu-
na de las dos se aprovechase de lo que les dirá usted, entonces podrá ha-
cer intervenir a dicha señora, a no ser que, por estar alojada en casa de
ella, las mandase buscar allá. Pero eso sería retrasarse demasiado, según
temo. No obstante, si la dulzura de su espíritu necesita un poquito de vi-
nagre, pídale prestado un poco de su espíritu a Nuestro Señor. ¡Oh, se-
ñorita, qué bien sabía El buscar el agridulce cuando era menester!
Soy, en su amor, señorita, su muy humilde servidor,
VICENTE DEPAÚL
Día de todos los Santos, por la tarde.
Dirección: A la señorita Le Gras.
________
Carta 285 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase carta 283, nota 1.

408
286 [276,I,394-395]
A LUISA DE MARILLAC
[Hacia noviembre de 1637] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
En relación con los sacerdotes de la señora de Liancourt, no puedo
menos de responder a usted que creo que no los encontrará por lo po-
co que ella ofrece; o, si los consigue, le dejarán cuando encuentren otra
cosa mejor, a no ser que el buen señor Bourdoise le dé alguno de los su-
yos, y quiera Dios que se conserven siempre en la manera de vivir que
tienen al presente, según espero de su bondad. Y si es preciso que, para
perpetuar la cosa, la renta sea en fincas o de otro modo, dentro de cin-
cuenta años su fundación se vería reducida a la mitad. El precio de las
cosas se dobla cada cincuenta años por lo menos.
Creo que será conveniente que escriba una vez más a la señora Mus-
sot sobre esa buena mujer, para que ella diga en qué punto se halla la re-
solución de este asunto. Sobre Enriqueta, estoy esperando al señor de
Lamoignon 2 para hablarle, aunque quizá convendrá que usted escriba
cuanto antes a la señorita Desbordes y le pida que le vaya a ver r)ara
comunicarle un asunto sobre el que tiene usted dificultad en escribirle;
y creo que conviene que lo haga lo antes posible. mientras que todavía
está enfermo el sacerdote
Buenos días, señorita. Vi ayer a su hijo, que me parece más inclinado
a lo eclesiástico. Le ruego me indique si le ha dicho lo que me dijo de la
señorita Poulaillon.
Soy en el amor de Nuestro Señor su muy humilde servidor,
VICENTE DEPAÚL
________
Carta 286 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase carta 283, nota 1.
2. Guillermo de Lamoignon, marqués de Basville y consejero del parlamento
de París, hombre de insigne piedad y de gran carácter, fue en 1644 maestre de
las peticiones y en 1658 primer presidente del parlamento de París. Al anunciarle
su nombramiento de primer Presidente, Luis XIV le dijo: «Si hubiese conocido
a otro que fuese más hombre de bien y a un sujeto más digno, lo hubiera elegi-
do». Fue amigo y protector de literatos, especialmente de Boileau, que le dirigió
su sexta carta y escribió el Lutrin por indicación suya. Estaba íntimamente liga-
do con san Vicente. Recogió en su casa a los misioneros que cayeron enfermos
en Etampes socorriendo a los pobres. Su madre y su hermana participaron amplia-
mente en las obras del santo. Murió el 10 de diciembre de 1677 (Vie de M. le pre-
mier président de Lamoignon París 1781, en 4.º).

409
Ayer por la tarde encontré esta carta, que creía se la había enviado;
hace tres días que la escribí. Si puedo, cuanto antes tendré la satisfacción
de verla en La Chapelle.
Dirección: A la señorita Le Gras.

287 [277,I,395-396]
A LUISA DE MARILLAC
Lunes por la mañana, en Bons-Enfants.

[Hacia noviembre de 1637] 1


Señorita:
Me piden con mucha frecuencia eclesiásticos desde varios lugares;
pero conozco a pocos que pueda ofrecer buenamente, sobre todo a la se-
ñora de Liancourt, por las condiciones que desea. Si el señor Bourdoise
no se los puede dar, creo que hará bien en pedírselos a monseñor de Beau-
vais 2; pero no, para La Roche-Guyon 3, a monseñor de Rouen 4. Hay difi-
cultades muy distintas de un obispo a otro.
Siento mucho no haber podido concederla el tiempo que deseaba en
La Chapelle, y porque tampoco se lo podré conceder, si viene el miér-
coles a París, a la reunión de sus hijas de San Nicolás. Marcho esta ma-
ñana para ver a la señora presidenta de Herse, que está indispuesta y se
queja de mí, a doce leguas de aquí, y no volveré quizá hasta dentro de
cuatro o cinco días. Al regreso, podrá usted dar alguna vuelta por esta
ciudad, o iré yo a La Chapelle.
Entretanto me encomiendo a sus oraciones y soy, en el amor de Nues-
tro Señor, su...
Alabo a Dios porque se ha visto libre de esa gran preocupación de
una forma tan fácil. Le ruego de que se cuide para Dios.
________
Carta 287. — PÉMARTIN, o. c.. II, 28, c. 545.
1. Véase carta 283, nota l.
2. Agustín Potier.
3. El duque de Liancourt era señor de la tierra de La Roche-Guyon (Sei-
ne-et-Oise), que fue erigida en ducado en 1643.
4. Francisco de Harlay.

410
288 [315,I,461-462]
A LUISA DE MARILLAC

[Hacia noviembre de 1637] 1


Señorita.
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Ayer me purgaron; esa fue la causa de que no le contestara, junto con
una pequeña ocupación que tuve por la tarde. Vi anteayer a la buena
señora presidenta Goussault, bastante animada al comienzo de su mal.
Pregunté ayer por ella. Me indicó que no tenía una enfermedad tan gra-
ve, pero que le habían sangrado el pie en el agua. Iré pronto a verla. Su
indisposición me impide decir a usted que haga la caridad de ir a verla.
Sé muy bien que su presencia le sería de gran consuelo y utilidad; pero,
como temo, terminará por ir a verla. Si puede soportar el coche sin mu-
chas molestias, pase. Pero, en nombre de Dios, si tiene la más pequeña
incomodidad, no lo haga; le causaría daño.
Voy a ver a la señora de Marillac 2, Si me cree, terminará con ese asun-
to. Será bueno para su piedad mortificarse en esa satisfacción que tanto
desea. Esto dará origen a bendiciones en lo que se refiere a su hijo 3.
He aquí lo que pienso decirle. Pero no le diga mi manera de pensar,
por favor, hasta que le haya visto y dicho el resultado de nuestra entre-
vista de hoy. El señor de Beauvais 4 me ha dicho que nos vería a los dos
juntos para esto. Ya veremos.
Buenos días, señorita. Le ruego que encomiende a Nuestro Señor un
asunto.
Soy en su amor, señorita, su muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL
Domingo, a las siete y media.
Dirección: A la señorita Le Gras.
________
Carta 288 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad.
1. Esta carta fue escrita durante una de las enfermedades de la señora Gous-
sault, antes del matrimonio de Miguel de Marillac con Juana Potier sobrina del
obispo de Beauvais.
2. María de Creil, viuda de Renato de Marillac. Dejó más tarde el mundo pa-
ra entrar en el Carmelo.
3. Miguel de Marillac, consejero en el parlamento de París.
4. Agustín Potier.

411
289 [278,I,396-398]
A LUISA DE MARILLAC

[Hacia noviembre de 1637] 1


Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
El padre du Coudray no tenía nada que decirle de su hijo, ni yo tampo-
co, a no ser preguntar si le agrada su estancia en Bons-Enfants, ya que la
habitación con fuego de encima de la puerta está vacía y la hospedera me
ha preguntado si la tomábamos para él. Lo que yo le digo es sencillamente:
dígame cuál es su voluntad. El padre du Coudray no tenía el encargo
de hablarle de este asunto, ni de alguna otra cosa sobre él; esté segura de
que no tenemos ninguna queja de él y que sentiría mucho que no le agra-
dase su morada y que la cambiase, a no ser por otra mejor, que no creo
que haya, según creo.
Una muchacha ciega de Argenteuil 2, que gobierna la Caridad de aquel
lugar, vino a verme con una prima de Bárbara de Saint-Leu, y me urgió
para que yo consintiese que ella 3 entrase en las religiosas que hace po-
co están en aquel lugar 4, pero no lo consentí. Sin embargo, ella ha sal-
tado por encima de todo. Ha sido su viaje a la boda de su hermano lo que
le ha dado la ocasión. ¡Bendito sea Dios! Hay que acatar el orden de su
providencia y rezar por esa buena joven, para que quiera Dios darle la
perseverancia y pensar qué es lo que usted le ha de dar.
Me parece ciertamente que hará bien en enviar a María 5, de San
Pablo, a San Germán 6, No creo que sea preciso poner allí a Nicolasa, de
San Salvador, al menos por largo tiempo. ¿Y a quién tiene para Saint-Leu,
si Enriqueta se marcha a Villers 7, como dice usted y ella me pidió ayer?
________
Carta 289 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase carta 283, nota 1. Francisco du Coudray y Benito Bécu, de quienes
se trata en esta carta, fueron enviados en enero de 1638, el primero a Toul, el
segundo a Richelieu.
2. Localidad de Seine-et-Oise.
3. Bárbara, de la parroquia Saint-Leu de París.
4. Se trata del convento de Bernardinas, fundado en 1635 por Dionisio Des-
nault, capellán de la reina Ana de Austria y señor de Robiolles.
5. Quizás María Joly.
6. Saint-Germain-l'Auxerrois.
7. Villers-sous-Saint-Leu.

412
Hoy enviaré al padre Benito 8 a ver a su buena hermana 9, a la que sa-
ludo de todo corazón. Estoy un poco apenado por esa buena joven y por
la pobre señora Goussault, a la que vi ayer por la tarde con su fiebre con-
tinua y con opresión de estómago. Estaba, sin embargo, algo mejor que
el día antes; pero me han dicho que cambia frecuentemente de estado.
La iban a sangrar media hora después. No le digo que la ofrezca a Dios:
estoy seguro que no lo dejará de hacer. Le dije que su indisposición la re-
tenía a usted en la cama. Le ruego que siga acostada y que no piense en
ir a verla.
No me preocupo por usted, por la gracia de Dios. Pensaba haber ido
a verla ayer; pero estuve muy ocupado y tuve que excusarme ante dos da-
mas de ir a La Chapelle. Me gustaría conocer su situación actual. La mía
va mejor, gracias a Dios, y me propongo ir al campo, según su aviso; nues-
tra conferencia del martes y el retiro del señor de la Marguerie 10 me lo
han impedido hasta el presente. ¿Me ha indicado que deseaba que la vie-
ra antes?
Buenos días, señorita. Soy
V. D.
Hoy no podrá ir a misa sin ponerse peor; óigala desde la cama, por
favor, tal como la Introducción a la vida devota lo enseña, y esto tranqui-
lamente, sin esfuerzo. ¿No es en su casa donde está enferma María
Bécu?
Dirección: A la señorita Le Gras.

290 [279,I,399-400]
A LUISA DE MARILLAC
[Hacia noviembre de 1637] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
No me ponga excusas, por favor, por haber enviado a su hijo al cole-
gio 2; tiene pleno poder para ello. Lo recibo como gracia de Dios; y en
caso necesario, envíelo acá, si le parece bien. Todo es
________
8. Benito Bécu.
9. María Bécu, hija de la Caridad.
10. Elías Laisné, señor de la Marguerie.
Carta 290 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta fue escrita poco después de la carta 289.
2. Al colegio de Bons-Enfants.

413
para usted y para él. Estoy muy contento de ver cómo siente perder sus
lecciones; eso está bien.
Vi ayer al señor Holden; hablamos un poco del espíritu del martirio;
pero la primera vez 3 será del de caridad, que tan necesario es a un espí-
ritu apostólico.
Si la hermana del hermano Juan 4 es apropiada, creo que el pobre
muchacho la considerará muy feliz de poder ser de la Caridad, le hablaré
de ella a él y a las hijas de usted mañana después de comer aquí mismo:
me sería difícil ir a otro sitio.
Si Bárbara quiere entrar en religión, oblíguela a decidirse con toda
mansedumbre, por favor; pronto se cansará ella de la religión, o la reli-
gión de ella.
Y de esa otra joven del Hôtel-Dieu, más vale deshacerse pronto que
tarde; cuanto más aguarde, más ruido hará su salida. Bien sabe cómo es
y hay que hacer comprender a las demás que no está ahí para quedarse,
que ha querido ponerse allí a cubierto por algún tiempo para entrar en
religión. Y si Bárbara persevera, que dé gracias a su prima y que le di-
ga, como ha dicho a usted, que se ha entregado a Dios en la persona de
los pobres 5. No he podido hablar con Bárbara, estoy muy ocupado.
Estoy contento de la memoria y la proseguiré. Haré venir a las jóve-
nes de San Lorenzo. Creo que el viaje largo ha quedado retrasado indefini-
damente; haré otro más pequeño de cuatro o cinco días solamente, a dos
o tres días de aquí, si Nuestro Señor quiere.
Soy en su amor, señorita, su servidor
V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.

291 [280,I,400-401]
A LUISA DE MARILLAC
[Hacia noviembre de 1637] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Tengo una cita importante hoy, hacia las tres, en una reunión que
________
3. La primera vez, la próxima vez.
4. Varios hermanos coadjutores llevaban este nombre. El santo piensa quizás
en Juan Jourdain o en Juan Houlie, cuñado de Juan Bécu.
5. Véase la carta 289.
Carta 291 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1 Esta carta se escribió poco después de la 289.

414
podrá durar hasta la noche. Sin embargo, pasaré por casa de la señora
Goussault, a la que no he visto desde hace tres días. Hoy no tiene tanta
fiebre; pero la han sangrado esta mañana. Es una doble-terciana, cuyo
día más molesto es hoy.
Siento mucho no poder ir a ver a la buena María 2 Lo haré mañana,
con la ayuda de Dios. Entretanto le mando saludos por medio de su her-
mano 3, a quien le envío.
He tenido miedo de que, al volver a casa de la señora Goussault, reca-
yese lo mismo que cuando su primera visita. Póngase fuerte; lo necesita
usted o, de todos modos, la gente.
Buenos días, Señorita. Soy
Dirección: A la Señorita Le Gras

V. D.

292 [281,I,401-406]
EL ABAD DE SAINT-CYRAN 1 A SAN VICENTE
Padre:
Desde la última vez que tuve el honor de verle he estado siempre enfer-
mo, durante, un mes, de una impresión maligna que me había
________
2. María Bécu.
3. Benito Bécu.
Carta 292. — F. PINTHEREAU Les reliques de Messire Jean du Verger de Hauran-
ne, abbé de Saint-Cyran. Louvain 1646, en 8.º, P. 347 s.
1. Juan du Verger de Hauranne, abad de Saint Cyran, nació en Bayona en
1581. El abad de Saint Cyran conoció a san Vicente en París hacia 1622 y no tar-
do en hacerse amigo suyo. Según dice su sobrino Barcos, le hizo al santo seña-
lados servicios; la Congregación de la Misión le debería, en cierta medida, la po-
sesión del colegio de Bons-Enfants y la de san Lázaro, según él (Défense de feu
M. Vincent de Paul, p. 11), así como la bula de aprobación obtenida de la corte
de Roma. Lo cierto es que las entrevistas, tan frecuentes en el tiempo en que el
santo vivía en Bons Enfants, se fueron haciendo cada vez más raras a partir de
1632 y casi cesaron en 1634. El motivo es fácil de adivinar. Mientras el santo tu-
vo alguna esperanza de conducir a Saint Cyran a las ideas tradicionales de la igle-
sia, accedió a escuchar proposiciones que herían sus sentimientos más íntimos;
pero cuando tuvo la convicción de que aquel espíritu tan profundamente alte-
rado no se rendiría a sus instancias ni a sus razonamientos, prefirió distanciar sus
visitas. En agosto de 1637, casi en vísperas de la partida a Poitou de Saint Cyran,
san Vicente fue a verlo en su casa, le suplicó que renunciase a cuatro errores que
se le atribuían y, ante la

415
producido, según creo, una persona moribunda a la que asistí durante toda
una noche 2. No sabiendo cuándo terminaría mi mal, que soportaba sin
irme a la cama, he tenido diversos pensamientos, en el caso que pluguiese
a Dios ponerme en vísperas de mi muerte, y como entonces tenía en el es-
píritu los últimos discursos que conmigo tuvo, deseaba hacerle saber por es-
crito que, por la gracia de Dios, no sentía ni mucho menos mi corazón car-
gado con esas cuatro cosas que me vino a decir, pero que tenía otras en el
alma, que usted ignora 3, por las que tengo motivos para temer los juicios
de Dios, que reciben una especie de lenitivo en la acusación de esas verda-
des católicas, que pasaban por mentiras y falsedades entre los que preferí-
an el destello y el resplandor más que la luz y la verdad de la virtud. La dis-
posición de humildad que tiene usted en el fondo de su corazón para ver
lo que se le hiciera ver en los libros santos me da a conocer bastante bien
que no había nada tan fácil como hacer que consintiese, por el testimonio
mismo de sus ojos, en lo que ahora detesta como error. Pero cuando le oí,
tras su fraternal admonición, que lo veía mal y añadió esa quinta corrección
a las otras cuatro, porque yo le había dicho alguna vez en particular que de-
seaba hacer un buen
________
reacción que provocaban sus palabras, se excusó mansamente y le rogó que acep-
tase un caballo para el viaje. El abad no se justificó hasta el 20 de noviembre de
1637 por medio de la carta adjunta. Algunos meses después el 15 de mayo de
1638, Saint-Cyran fue detenido y encerrado en el castillo de Vincennes. Entre los
papeles hallados en su casa se encontraba una copia de la carta del 20 de no-
viembre. En sus deseos de acumular cargos contra su prisionero, Richelieu qui-
so escuchar a un testigo tan meritorio como san Vicente. Lo citó ante el señor de
Laubardemont, maestre de las peticiones; luego, ante su negativa a responder an-
te un juez laico, lo interrogó él mismo. Los jansenistas han pretendido que el san-
to compareció finalmente ante Lescot, confesor del cardenal, y han publicado
una copia de su deposición, escrita — según dicen — por su mano. Este docu-
mento, que creemos auténtico, está ciertamente alterado y es incompleto. El
encarcelamiento de Saint-Cyran fue obra personal de Richelieu. Cuando el car-
denal murió, Luis XIII le permitió al prisionero comunicar con las personas de
fuera. A esta medida de clemencia le siguió pronto otra: el 16 de febrero de 1643,
Saint-Cyran fue puesto en libertad. No gozó mucho tiempo del favor real: mu-
rió de un ataque de apoplejía el 11 de octubre de 1643. Se ha dicho, apoyándo-
se en una frase equívoca de Barcos, que Vicente de Paúl asistió a sus funerales.
El hecho no es exacto, y el propio Barcos declaró que le habían comprendido
mal (cfr. nuestro estudio sobre Rapports de Saint Vincent avec l'abbé de Saint-Cyran.
Toulouse 1914, en 8.º).
2. La señora de Andilly (Interrogatorio de Saint-Cyran, cuestión 9).
3. Sus pecados (Interrogatorio, cuestión 12).

416
servicio y a toda su casa, creí entonces que no era aquel el mejor tiempo pa-
ra defenderme y para demostrarle, incluso con pruebas sensibles y artifi-
ciales, esas cosas que juzgan malas hasta llegar a condenarlas audazmente
sin entenderlas. Esto ha sido causa de que estuviese como en una pen-
diente, en medio de la gran pasión y agitación que sentía por hablarle y ha-
cerle ver la falsedad de las cosas que me reprocha, más bien para excusarle
por haberme abandonado en el tiempo de la persecución, como a un cri-
minal, que por alguna mala opinión que tuviese de mí. Esto lo he soporta-
do fácilmente de un hombre que me había honrado largo tiempo con su
amistad y que estaba considerado en París como un perfecto hombre de bien
con una fama que no podía empañarse sin herir la caridad. Sólo ha quedado
en mi alma la extrañeza de ver cómo usted, que hace profesión de manse-
dumbre y es considerado como tal por todos, haya tomado pie de una con-
juración que han tramado contra mí una triple cábala 4 y por intereses
harto conocidos, para decirme cosas que no se habría atrevido a decir antes,
y que así, en lugar del consuelo que podía esperar de usted, haya demos-
trado una osadía extraordinaria, contra su inclinación y costumbre, unién-
dose a los demás para hundirme, añadiendo eso de más al exceso de los otros,
que ha osado venir a decírmelo a mí mismo en mi propia casa, como nin-
guno de los otros se ha atrevido a hacer.
He creído que faltaría a la franqueza de la amistad e incluso a la cari-
dad del Evangelio, si, después de haber dejado pasar el tiempo necesario pa-
ra evaporar el calor que se me había subido a la cabeza, no le manifestase a
usted sólo esta queja, desde la casa de un excelente obispo 5, desde la que le
escribo 6, Y que dará de mí un testimonio muy distinto, si es preciso, en to-
da la Italia, donde es conocido, sin hablar de Francia, donde por gracia de
Dios no tengo ninguna necesidad; porque, cuando la facción desaparezca y
hayan pasado los intereses bastardos, fuente de las pasiones y de los dis-
cursos que se han tenido contra mi, yo quedaré por ese lado tan limpio e
irreprochable delante de los hombres como pretendo serlo delante de Dios
que, por ser la verdad esencial, siente una especial oposición a toda clase de
ignorancia y de falsedad que de allí deriva; y esto me
________
4. El abad de Priéres, Sebastián Zamet, obispo de Langres, y los padres je-
suitas, a los que se unieron algunos oratorianos (Interrogatorio, cuestión 91).
5. Enrique-Luis Chasteigner de la Rocheposay, obispo de Poitiers.
6. Saint-Cyran escribía su carta desde Dissay, ayuntamiento de la Vienne, cer-
ca de Poitiers. Luis Chasteigner tenía una casa de campo en esta localidad.

417
lo permite decir la duquesa de Longueville 7, a la que habían sublevado con-
tra mí, sin orgullecerme de la copiosa reparación que me ha ofrecido, un
mes antes de morir, ante una persona de renombre que gobierna a algu-
nas otras que no le son totalmente desconocidas; y después de ella, el señor
Cardenal de La Valette, quien habiendo sido informado detalladamente de
estas acusaciones, las ha despreciado y he dado en mi favor, sin que yo me
haya mezclado en ello, un testimonio de mí y de lo que se me imputa tan
ventajoso que me daría vergüenza decirlo. Prefiero designar a uno de sus
amigos al cual se lo dijo. y de quien puede saberlo cuando quiera: y me atre-
vo a decirle que no hay ninguno de esos señores prelados que tratan con us-
tedes, con el que no esté yo de acuerdo y con cuyos sufragios no pueda yo
rubricar y autorizar todas mis opiniones, cuando pueda hablar despacio con
ellos, porque, al ser tan luminosos y la verdadera fuente, gracias a sus pre-
decesores, de toda la disciplina que hay que observar con las almas, tan le-
jos estarán de oponerse a mi que, por el contrario, se sentirán arrebatados
y me darán las gracias. Se lo digo solamente para hacerle saber con cuánta
seguridad le hablo, sin que pretenda en lo más mínimo alterarle en el ho-
nor que ellos le manifiestan y en el reposo de que goza en su trato y conversa-
ción. Pues, por lo que respecta a su casa, usted ha creído que le hacia un
buen servicio impidiendo el que yo deseaba hacerle. Tan lejos estoy de ha-
berme molestado por ello, que le agradezco afectuosamente por haberme
librado de ese trabajo, sin disminuir quizá por ello el favor que Dios me ha
concedido de la buena voluntad que me había dado de poder servirle tan-
to en lo espiritual como en lo temporal, aunque bien sabe que lo hice sin
haberme mezclado en los comienzos por los que se estableció usted en los
lugares en que está, en los que no hubiera querido participar por nada del
mundo 8. Esto, más que cualquier otra cosa, le debería dar a conocer cuán
poco apegado estoy a mi sentir y dispuesto a ceder ante mis amigos, con-
tra el juicio de mi conciencia, que no me permitiría jamás hacer tales cosas.
Yo las he sostenido por medio de una discusión pública, hasta hacer cam-
biar de opinión, a base de razones y de importunidades, a aquel ante quien
está
________
7. Luisa de Bourbon, hermana del último conde de Soissons, esposa de En-
rique II, duque de Longueville, muy amiga de Port-Royal, muerta el 9 de sep-
tiembre de 1637.
8. En san Lázaro. No es que el establecimiento de san Vicente en san Lázaro
le repugnase a Saint-Cyran, sino que tenía como principio no ocuparse en los
asuntos temporales ajenos (Interrogatorio, cuestiones 37 y 108).

418
tan obligado 9. Todo esto lo alego solamente por necesidad y en esta sola
ocasión, para hacer que recuerde mi condescendencia y que ceda de la opi-
nión que los otros le han dado de mi rigidez y severidad. Porque me atrevo
a decir que merezco tan poco esta reputación, a juicio de los que me cono-
cen y de la verdad, que si le propusiese a ese mismo personaje y a su cole-
ga los cuatro o cinco reproches que me ha hecho, se reirían de ellos y de ese
modo, sin decir una palabra, aplacarían toda la cólera que por ello he te-
nido. Tengo mucho interés, señor, en perdonarle y en decirle dentro de mi
corazón una parte de las palabras que el Hijo de Dios les dijo a los que le
maltrataban. Espero, y lo digo con confianza, que no será eso lo que me ha-
rá enrojecer en su juicio, y que, por el contrario, espero algún favor de su
misericordia si sigo manteniendo y adorando en mi corazón lo que la su-
cesión de la doctrina apostólica, por la que condenamos a los herejes y sin
la que no puede subsistir la Iglesia, me ha enseñado, por el órgano de esa
misma Iglesia universal y católica, desde hace 25 ó 30 años.
Le ruego que tome a bien lo que tan pronto como he podido, y des-
pués de una dolorosa enfermedad que me sorprendió en Cléry 10 y que to-
davía me dura, le he dicho salido del corazón, a fin de tratarle como ami-
go y como cristiano, sin dejar en el fondo del alma nada amargo que pueda
alterar en lo más mínimo nuestra amistad, que me gustaría conservar has-
ta el fin de mi vida. Le he dado testimonio de ello, después de este sensible
disgusto, por la carta que le he escrito al señor Obispo de Poitiers, y le hu-
biera dado otro testimonio mayor, si hubiese sentido que se acercaba mi
muerte, dirigiéndole algunos artículos sobre algunas cosas que encuentro
inaceptables en su instituto, a fin de hacerle ver, al menos después de mi
muerte, las causas que tenía para ofrecerle mis servicios, que usted ha esti-
mado en tan poco que ha tomado la simple propuesta que le hice por una
prueba de la verdad de las cuatro cosas de que me ha acusado. Y muy feliz
me siento si Dios no me acusa, sino que acepta como suya la caridad con
la que pretendía separarle de ciertas prácticas que siempre había tolerado
en su disciplina, viendo el apego que les tiene, con una resolución tanto más
fuerte de mantenerse en ellas cuanto que estaban autorizadas por el pare-
cer de los grandes personajes que consultaba 11, Después de lo cual, yo no
me recato en manifestar mi pensamiento de que a Dios, según creo. no le
agradan.
________
9. Jerónimo Bignon, abogado general.
10. Cantón de Loiret.
11. Saint-Cyran sólo pretende hablar aquí de Andrés Duval (Interrogatorio,
cuestión 119).

419
Pues solamente se las puede realizar con una verdadera simplicidad, que
es más rara que la gracia común de los cristianos, y tan rara que me atre-
vería a decir de ella lo que un bienaventurado de nuestro tiemPO 12 ha di-
cho de los directores d e almas d e este tiempo, que de diez mil que hacen
profesión de tales, apenas puede escogerse a uno que haga a los demás ex-
cusables ante Dios. Sin embargo, yo tendré la misma paciencia que él tu-
vo de dejar hacer a usted, y permanecer en la misma voluntad que le he testi-
moniado de servirle por condescendencia, ya que no con una aprobación to-
tal, dejando aparte la cualidad de maestro, para tomar la de muy humilde
y muy obediente servidor... 13

293 [282,I,406-407]
AL SEÑOR BELIN

21 noviembre 1637
Señor:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Germana me ha escrito sobre la dificultad que tiene de volver a su
confesor ordinario. Le he aconsejado que cambie. ¡Dios mío, cuánto lo
siente por usted! ¡Bien! Nuestro Señor le recompensará por todo lo que
sufre y soporta con ella.
He retenido por 7 u 8 días a uno de los dos muchachos que me tra-
jeron su carta. Haré cuanto pueda por encontrarle un amo; si no, se lo
volveré a enviar. Le ruego me diga qué clase de muchacho es, si se pue-
de esperar de él algo bueno, y esto lo antes posible.
Me preocupan los dos escudos que le debo; ¿pero acaso no le debo
más? No me he atrevido a entregárselos a ese portador. Lo haré con el
primero de confianza que encuentre.
Entretanto soy, en el amor de Nuestro Señor, su...
________
12. San Francisco de Sales.
13. San Vicente no respondió a la carta de Saint-Cyran, pero cuando supo su
regreso a París, fue a darle las gracias (Interrogatorio, cuestión 34; BARCOS, Dé-
fense de feu M. Vincent de Paul, 1668, p. 16).
Carta 293. — Reg. 1, f.º 64. El copista advierte que el original era escritura
del propio san Vicente.

420
294 [283,407-408]
A LUISA DE MARILLAC

[Hacia noviembre de 1637] 1


Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Es preciso que soporte con paciencia el estado de espíritu de su hijo,
esperando que plazca a Nuestro Señor hacerle entrar en la manera de vi-
da conveniente a sus propósitos. ¿Quién podrá soportar al hijo sino la
madre? ¿y a quién pertenece colocar a cada uno en su deber sino a Dios?
Como él no estudia ni se determina a nada, yo no veo tanto inconveniente
en que piense en el señor de Riez 2. No se trata de un medio para ha-
cerlo mejor, sino para mantenerlo un poco ocupado y disminuir un po-
co su ociosidad, madre de todos los vicios, para que no prevalezca sobre
él. ¿Hasta dónde habrá llegado? Es lo que me preocupa. Será preciso
considerarlo un poco y encomendarlo a Dios, y ya hablaremos. Le haré
decir a la señora Moran que le alquile la habitación de encima de la puer-
ta. De lo demás que me dice, le ruego que no piense en ello.
Lo que me dice del voto de la pequeña Bárbara me parece inútil, ya
que ella entra en la religión para asistir a los enfermos que se le dirá que
son pobres, y por consiguiente dentro de los términos del voto. Y si tie-
ne escrúpulos de ello, haremos que le dispense el obispo. Esté segura de
que lo sentirá más de una vez y que dará faena a esas buenas religiosas.
Y cuando vuelva, no sé si será conveniente recibirla.
No he visto a Enriqueta ni a María 3. Hay que pedir por las jóvenes y,
si puede tomar fuerzas, ir a los pueblos.
Estoy un poco preocupado por sus enfermas. Le ruego que las ali-
mente bien, que las alegre y que las salude a las dos de mi parte.
La señora Goussault tuvo antes de ayer por la noche una crisis de su-
dor y se puso bien luego, según me han dicho. Repóngase un
________
Carta 294 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta fue escrita poco después de la 289.
2; Luis-Dionisio de Attichy, hijo de Valencia de Marillac y primo hermano de
Luisa de Marillac, nació en 1593 en el castillo de Attichy. Entró en 1614 en la or-
den de Mínimos, fue provincial de Borgoña, elevado a la sede de Riez en Pro-
venza (1628), luego a la de Autun (1652), donde murió el 30 de junio de 1664 de
mal de piedra. Escribió varias obras, entre otras una historia general de la or-
den de los Mínimos y una vida del cardenal de Bérulle.
3. María Bécu.

421
poco más; tienen que estar las dos más fuertes. Yo le he hablado siempre
de sus molestias. ¡Oh Dios mío! ¡cuán dulce y fuerte ha sido su acepta-
ción de la voluntad de Dios en su enfermedad! No es nada verla con
salud en comparación con la enfermedad. Pero ¿quién es el que hace es-
to? ¿Es ella? ¿No es acaso Nuestro Señor?
Soy, en su amor,
V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.

295 [284,I,408-410]
A LA MADRE DE LA TRINIDAD 1
Mi muy querida y Reverenda Madre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Me siento muy indigno de darle las gracias por las que usted incesante-
mente nos hace; esto me obliga, mi queridísima y amable Madre, a pedir-
le a la santa Virgen, a la que me ha entregado de una manera especial,
que ella obre de tal manera con su Hijo que sean ellos dos su paga y re-
compensa.
He echado el ojo sobre varios eclesiásticos para su sacristía; pero no
ha querido Dios que encuentre todavía lo que necesita. Estaré atento, pe-
ro dudo mucho de que sea tan eficaz como lo es su bondad con mi ruin-
dad. Haré, sin embargo, todo lo posible, así como también haré que se
busquen recuerdos del bienaventurado señor Gallemant 2 por medio
de un vicario suyo 3 que aquí tenemos, y por
________
Carta 295 (CA). — Original en el convento del Carmelo de Troyes.
1. María de Hanivel, hija del gran encargado de audiencias de Francia. En su
juventud buscó los halagos del mundo, que la adulaba. Impresionada por la muer-
te repentina de una amiga y por las palabras del famoso capuchino P. Angel de
Joyeuse, rechazó la boda con el sobrino del duque de Villars y, por consejo de su
primo el señor de Brétigny y de la señora Acarie, entró en el Carmelo de la calle
Saint-Jacques desde el momento de su fundación, y tomó el nombre de María de
la Trinidad, profesando en el convento de Dijon en 1605. Fue priora en Rouen,
en Pontoise y finalmente en el convento de Troyes, donde murió el 6 de marzo
de 1647, a los 68 años de edad (P. GALLEMANT, o. c.. pp. 329-339).
2. Santiago Gallemant, doctor por la Sorbona, primer superior de los car-
melitas de Francia, párroco de Aumale, luego de Aubervilliers, cerca de París,
murió en Besançon el 25 de diciembre de 1630, a los 72 años de edad. En 1653
publicó su vida el padre Plácido Gallemant. Probablemente la madre de la Tri-
nidad buscaba para él esos datos biográficos.
3. Juan Pillé, antiguo vicario de Aubervilliers, que entró en la Congregación
de la Misión en 1631.

422
medio de un eclesiástico del que se servía, cuando era pequeño, para res-
ponderle en los catecismos que dirigía por todas partes adonde iba. Tam-
bién diré por mi cuenta todo lo que de él sepa, ya que no he podido ha-
cerlo desde mi vuelta a causa de mis ocupaciones. Soy, mi queridísima y
amabilísima Madre, su muy humilde y muy obligado servidor,

VICENTE DEPAÚL
París, 28 noviembre 1637.
Dirección: A mi Reverenda Madre de la Trinidad, Superiora del
monasterio segundo de Carmelitas de Troyes, en Troyes.

296 [285,I,410-411]
A LUISA DE MARILLAC

[Finales de 1637] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Alabo a Dios porque está mejor y le ruego que tome huevos; si no, es
de temer que recaiga. Sobre la pobre chica de Madrid 2, he pensado ha-
blar a fondo con el señor procurador general 3 de ese asunto y del medio
de socorrer a esas pobres criaturas 4 en los Niños expósitos. La señora
Goussault quizás le haya podido decir las insistencias que se me han
hecho para ello. Ya hablaremos de esto dentro de tres o cuatro días, si su
salud le permite venir hasta aquí.
No sé qué decirle de esas jóvenes de San Pablo 5, a no ser que usted
sólo puede esperar de allí penas y dificultades. Ya hablaremos cuando
venga. No crea, sin embargo, que mi corazón sufre alteración ninguna
a propósito del servicio que desea de mí; sólo la muerte es
________
Carta 296 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta parece ser algunos días anterior a la institución de los niños
expósitos.
2. Antigua localidad de los alrededores de París, que todavía recuerda el cas-
tillo del mismo nombre, en el bosque de Boulogne.
3. Mateo Molé.
4. Los niños expósitos recogidos en la Couche, calle Saint-Landry.
5. Parroquia de París.

423
la que me impedirá ser, en el amor de Nuestro Señor, su muy humilde
servidor
San Lázaro, jueves por la mañana.
Dirección: A la señorita Le Gras.

V. DEPAUL

297 [286,I,411]
A LUISA DE MARILLAC

[Diciembre 1637] 1
Podrá ver por la adjunta, señorita, cómo el señor párroco de Rueil 2
prefiere a la joven de Nanterre 3 antes que a Bárbara 4. Adoro en esto la
Providencia. Hay que colocarla más lejos y en trabajo más útil. El pa-
dre Lamberto, que está en Richelieu 5, ha indicado a la señora de Com-
balet que es preciso establecer allí la Caridad, ya que esta última semana
han muerto dos pobres mujeres sin asistencia. ¿Qué le parece, señorita,
si enviásemos a Bárbara y a alguna otra 6? ¡Oh! ¡Cuánto bien se puede
hacer en aquel país! Y si está fuerte, podría ir allá para la primavera en
coche hasta Orléans, y desde allí por agua hasta Saumur, que está a ocho
leguas de aquel lugar. En fin, que salga todo bien. Ya hablaremos de ello.
Entretanto, le saludo y soy, en el amor de Nuestro Señor, s. s.

V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.
________
Carta 297 (CA). — Original en las Hijas de la Caridad de Castel-sarrasin.
1. San Vicente no habría dicho señora de Combalet después del 1 de enero de
1638, sino más bien señora duquesa de Aiguillon. Por otra parte, la fecha de di-
ciembre de 1637 está exigida por la presencia de Lamberto aux Couteaux en Ri-
chelieu (cfr. carta 298).
2. En Seine-et-Oise. Allí tenía Richelieu su casa de campo.
3. Cerca de París.
4. Bárbara Angiboust.
5. En Indre-et-Loire.
6. Este proyecto no se realizará hasta finales del año 1638.

424
298 [287,I,412-416]
A BERNARDO CODOING, SACERDOTE DE LA MISION,
EN ROMANS 1

27 diciembre 1637
Hace tiempo que estoy pensando si tenía que rogarle que fuese a traba-
jar a Richelieu, en donde el señor Cardenal ha fundado una Misión 2, no
sólo para aquel ducado 3 sino también para el obispado de Luçon 4, con
la atención a los ordenandos y a los ejercitantes de
________
Carta 298. — Reg. 2, p. 277.
1. Bernardo Codoing, nacido en Agen el 11 de agosto de 1610, ordenado sa-
cerdote en diciembre de 1635, recibido en la Congregación de la Misión el 10 de
febrero de 1636, ocupa un lugar importante en la historia de los primeros com-
pañeros de san Vicente. Fue el primer superior del seminario de Annecy
(1640-1642), dirigió la casa de Roma por dos años (1642-1644), luego el semi-
nario Saint-Charles, situado junto a san Lázaro (1645-1646), pasó de allí a Saint-Mé-
en en medio de circunstancias especialmente difíciles (1646-1648), luego a La
Rose (1648-1649) y finalmente a Richelieu (1649-1650), siempre en calidad de
superior. Tuvo grandes éxitos en sus misiones de Francia e Italia. Sus sermones
gustaban tanto que san Vicente pensó alguna vez en publicarlos. Bernardo Co-
doing hubiera hecho mayores servicios al santo si no hubiese tenido tanto apego
a sus ideas propias y si hubiera sabido defenderse contra la tendencia a la pre-
cipitación. Podríamos decir: ¡felices defectos!, ya que nos han valido algunas
de las más hermosas cartas de la correspondencia de san Vicente.
2. El contrato de fundación se firmó el 4 de enero de 1638 en el castillo de
Rueil entre el cardenal de Richelieu y san Vicente. El santo se comprometía a en-
viar siete sacerdotes a Richelieu antes de marzo y a añadir otros tres antes de dos
años para cumplir las funciones curiales en dicha localidad, dar misiones en el
ducado, y en los obispados de Luçon y de Poitiers, preparar a los ordenandos y
recibir a los sacerdotes para los ejercicios espirituales. El cardenal, por su par-
te, donaba al santo las rentas de los juzgados de Loudun, calculadas en 4.550 li-
bras. y se comprometía a buscarles el alojamiento necesario.
3. El ducado de Richelieu había sido constituido en 1631 con las baronías de
Faye-la-Vineuse, Isle-Bouchard y Chinon.
4. «... De esos diez, se dice en el contrato (Arch. Nat. MM 534), habrá cua-
tro que permanecerán en la ciudad de Richelieu para cumplir con las funciones
de dicha misión tres serán enviados cada cinco años a cada ciudad y aldea de
dicho ducado de Richelieu para realizar allí las funciones de dicha misión; y
una vez que hayan recorrido todo el ducado, esperando el tiempo conveniente
para empezar de nuevo, harán dicha misión en el obispado de Poitiers o en otros
lugares cercanos a dicho ducado, tal

425
la diócesis de Poitiers 5. Por un lado, consideraba la necesidad de ese
buen pueblo en donde está, y el buen uso que hace de las gracias que
Nuestro Señor le presenta; pero, por otro, he considerado que esta mis-
ma necesidad y este mismo uso se aprecian en el pueblo del Poitou; pues
me han escrito y me lo ha dicho también el señor Renar, que ha vuelto de
allí, que jamás se han visto almas tan tocadas, ni tal afluencia por todas
partes; y lo que me ha inclinado en favor de Richelieu ha sido la obliga-
ción que tenemos allí, ya que la fundación es perpetua. Hecho esto, pa-
dre, le suplico muy humildemente que parta, apenas recibida la presen-
te, si no está en misión; y si está, que marche, en nombre de Nuestro
Señor, inmediatamente después de haberla acabado, sin divulgar esto
hasta su partida. No podemos faltar a la obligación que tenemos de es-
tar en Richelieu el 20 o el 25 de enero. Podrá asegurar a los pueblos de
ahí que, cuando Dios quiera enviar hombres para servirles en nuestra vo-
cación, que acudiremos, pero que entretanto la necesidad absoluta nos
obliga a actuar de esta manera.
Le había rogado al padre Grenu que fuese a trabajar a Aiguillon, que
está cerca de su ciudad de Agen 6; pero luego le he rogado que fuese a
Troyes, por cierta razón particular.
El padre de Sergis me indica que todo Aiguillon ha cumplido con
su deber y que los principales han sido los primeros en empezar; que só-
lo quedaba un número muy pequeño que debería cumplirlo al día si-
guiente; que el señor Hopille, vicario general, le ha enviado cuatro o cin-
co párrocos de la diócesis para trabajar con él en Aiguillon durante tres
semanas, excepto los domingos que se iban a sus parroquias. Me dijo ade-
más que ha habido una multitud del pueblo de los campos que ha ido
allá a cumplir con sus deberes, incluso de
________
como plazca a Su Eminencia, y los otros tres serán enviados al obispado de Lu-
çon para el mismo fin; y los seis enviados a dicho ducado y a dicho obispado de
Luçon estarán obligados a ir allá cuatro veces al año, en las estaciones más conve-
nientes, y trabajar allí seis semanas cada vez...».
5. «El dicho Vicente se obliga... a recibir en dicha casa de la misión de Ri-
chelieu perpetuamente, instruir, alojar y alimentar durante doce días, antes de
cada una de las cuatro témporas del año, a todos los de la diócesis de Poitiers que
quieran recibir órdenes sagradas en dichas cuatro témporas, y recibir todo el año
a perpetuidad en dicha casa y alojar en ella y alimentar durante quince días a
todos los sacerdotes que el señor obispo de Poitiers y sus sucesores quieran en-
viar para hacer los ejercicios espirituales y ser instruidos en las funciones ecle-
siásticas, con tal que no se envíen más de ocho sacerdotes a la vez, además de los
que hayan de ser promovidos a las órdenes sagradas» (Ibíd.).
6. Ciudad natal de Bernardo Codoing.

426
diez leguas a la redonda. Vea, padre, cómo las espinas punzantes de nues-
tro natural producen buenas rosas que se abren apenas el sol de justicia
hace aparecer sobre ellas los rayos de su gracia. Ha sido menester que
le diga estas palabras para su consuelo.
Volvamos a su viaje. Si está pronto para partir con el padre Grenu,
podrán hacer juntos el viaje hasta Lyon. De allí hay que ir a Châlons ha-
cia Roanne, donde podrán embarcar hasta Orléans, para marchar des-
de allí a Saumur, en donde estarán a una jornada de Richelieu y encontra-
rán a los padres Lamberto y Perdu en Champigny, a una legua de Ri-
chelieu.
¡Oh, Señor, cuántas necesidades espirituales en ese país, donde hay
muchos herejes, por no haber oído hablar de Dios, según dicen, en la
iglesia de los católicos! En ese país es donde la herejía se ha extendido,
dilatado y defendido más obstinadamente desde el principio. De ahí es
de donde ha sacado sus principales fuerzas para la destrucción de nues-
tra santa religión y del propio Estado, si hubiese podido. ¡Oh! ¡qué gran
imperio ha tenido y tiene todavía allí Satanás! Espero. padre, que Nues-
tro Señor se servirá de usted y del buen padre Durot 7 para hacerle una
dura guerra, no ciertamente in sublimitate sermonis et humanae sapientiae
verbis, sed in ostensione virtutis spiritus, in humilitate et mansuetudine,
in patientia et longanimitate 8. Vaya, pues, padre, in nomine Domini. Rue-
go a su divina bondad que le dé su santa bendición y, con ella. una ma-
yor parte en su espíritu. No dudo que su corazón se sentirá como arran-
cado de ese país, en donde ha echado raíces de caridad en esas almas, y
que experimentará las ternuras de San Pablo cuando dijo el último adiós
a aquel pueblo que lloraba tanto por él. Pero ¿qué? A un corazón
verdaderamente apostólico le corresponde robustecerse ante esas ternu-
ras, pasar por encima de ellas y marchar a donde la santa obediencia le
da a conocer que lo quiere Nuestro Señor. Ciertamente, padre, estar en
esa situación es estar en el cumplimiento de la voluntad de Dios y em-
pezar el paraíso ya en este mundo. Pero ¿qué digo yo a un alma que siem-
pre me ha parecido dispuesta a ir hasta los antípodas por amor de Dios,
si la santa obediencia se lo pedía?
________
7. Nicolás Durot, nacido en Oisemont (Somme), recibido en la Congrega-
ción de la Misión en agosto de 1633, ordenado sacerdote en diciembre de 1636.
En 1639 predicaba por la región de Toulouse. Lo encontramos en París en agos-
to de 1640. Volvió a Richelieu en 1642, dejó la Congregación en 1645 y obtuvo,
gracias a san Vicente, la canonjía de Saint-Martin d'Angers
8. Texto formado con diferentes pasajes de san Pablo: 1 Cor 2, 1. A; Ef 4, 2;
Col 1, 11

427
No sé por qué se me ha corrido la pluma para decirle todo esto. Sé
muy bien que no ha sido por pensar que tenía necesidad de convencerle,
ya que tiene más bien necesidad de ser reprimido en el ardor de su ce-
lo; de eso era de lo que tenía que hablarle y le hablaré algún día, si Dios
quiere, el cual es el único en saber por qué me he extendido en ello sin
pensar.
Será conveniente que se despida, personalmente o por escrito, de
monseñor de Valence 9 y que le agradezca la gracia que le ha concedido
de apreciar su servicio en su diócesis, y que le diga que ha sido sólo la pu-
ra necesidad la que nos ha obligado a reclamarle, y que, si Dios quiere
darnos los medios para ello, procuraremos volver de nuevo.
Despídase también de la buena y muy querida hermana María 10 y
encomiende por favor, a sus oraciones a esta pequeña Compañía y al más
ruin y miserable de todos los hombres, que soy yo y que soy, en el amor
de Nuestro Señor, su muy humilde...
No esperaré ninguna otra respuesta más que la de su partida, que le
suplico sea lo antes posible. Su hermano espera carta de contestación a
la que le yo le envié de su parte. Me imagino que Nuestro Señor le ha cu-
rado del amor demasiado tierno a sus parientes.

299 [288,I,417-418]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Habrá que determinar de común acuerdo lo que conviene hacer en
Saint-Leu 1.
________
9. Carlos-Santiago de Gélas de Leberon (1624-1654).
10. María Tessoniere o María de Valence era una santa viuda, animada de una
devoción especial a la Santísima Trinidad. San Francisco de Sales la llamaba una
reliquia viviente. Santiago Olier hizo un viaje de París a Valence para consultar-
la. El cardenal de Bérulle, san Vicente y el padre Coton, su director, sentían por
ella la más profunda veneración. El pueblo le rindió después de su muerte una
especie de culto público. Su vida, publicada en Lyon en 1650 por el P. Luis de la
Rivière (Histoire de la vie et moeurs de Marie Tessonière), por orden expresa de
la reina regente y con la aprobación de varios doctores de la Sorbona, disgustó
al obispo de Valence, que prohibió el libro y lo hizo condenar por la Asamblea
del Clero de Francia. El prelado y la Asamblea prohibieron igualmente el culto
que se le tributaba.
Carta 299 (CA). — Original en el hospital de Moulins
1. Parroquia de París.

428
En la última reunión 2 se tomó el acuerdo de que se le pidiera hacer
un ensayo con los niños expósitos, si hay algún medio para alimentarlos
con leche de vaca y tomar dos o tres vacas para eso. He recibido gran
consuelo al ver cómo la Providencia se ha dirigido a usted para ello. Sé
muy bien que hay muchas cosas de qué hablar sobre el asunto. Ya ha-
blaremos 3.
________
2. Reunión de las damas de la Caridad del Hôtel-Dieu.
3. En aquella época era muy grande el número de niños abandonados cada
año en la ciudad y en los arrabales de París. San Vicente contaba de 300 a 400
(ABELLY, o. c.., t. II, cap. X, 1.ª ed., p. 362). El transeúnte que se encontrase a
alguno tenía que comunicárselo al comisario del barrio, que era el único que te-
nía el derecho de recogerlo. Los niños encontrados eran llevados al Hôtel-Dieu
y de allí a la Couche, calle de Saint-Landry, donde una viuda, a la que ayuda-
ban dos sirvientas, se encargaba de ellos. A la casa le faltaban rentas y las nodri-
zas tampoco eran muy solícitas. Por eso la muerte causaba no pocas víctimas en-
tre aquellas pequeñas criaturas, hasta el punto de que san Vicente podía decir en
una de sus conferencias a las damas de la Caridad: «Desde hace 50 años no so-
brevivía ninguno, a no ser últimamente, en que alguno ha podido sobrevivir».
Las sirvientas les daban narcóticos para hacerles dormir, o los vendían por ocho
sueldos a gentes miserables que, después de romperles los brazos y las piernas,
los utilizaban para conmover a los transeúntes. San Vicente, que se ocupaba de
tantas obras de Caridad, conocía la Couche. Deploraba esos abusos e intentaba
poner remedio. La compañía de Damas de la Caridad se ocupaba de los enfer-
mos del Hôtel-Dieu. El cabildo de París les pidió que se encargasen también de
los niños expósitos. Después de dos años de oración y de reflexión, san Vicente
se decidió a hacer una prueba. Esta carta nos indica que la obra empezó mo-
destamente: dos o tres niños confiados a los cuidados de algunas Hijas de la
Caridad y alimentados con leche de vaca. Pronto el número llegó a doce, y se
buscaron cuatro nodrizas. Se les instaló en la calle de Boulangers, junto a la puer-
ta de san Víctor Aquel modesto ensayo dio buenos resultados. Por eso las damas
decidieron, en 1640, recihir a todos los niños expósitos que les presentasen. El
rey y la reina se interesaron en la empresa. En 1642, Luis Xlll entregó 4.000 li-
bras sobre sus posesiones de Gonesse, en 1644, la limosna se duplicó. Las damas
obtuvieron el castillo de Bicetre, adonde fueron llevados los niños en 1647. Fi-
nalmente, en 1651, como la estancia en Bicetre resultó perjudicial para la salud
de los niños, éstos volvieron a París y fueron alojados en la extremidad del arra-
bal Saint-Denis, y más tarde, en 1670, en dos casas situadas, una frente a Notre--
Dame, y otra en el arrabal san Antonio (P. COSTE, Saint Vincent de Paul et les Da-
mes de la Charité. París 1918, pp. 17-34).
Para la historia de los niños expósitos, se puede consultar con provecho los
reglamentos compuestos por Luisa de Marillac para las hermanas encargadas de
ellos (Pensées, pp. 195 y 196); sus memorias sobre este

429
La señora presidenta Goussault no me parece que esté muy fuerte.
Cuide usted su salud.
Le deseo un nuevo corazón y un amor totalmente nuevo para Aquél
que nos ama incesantemente de una forma tan tierna como si comenza-
se ahora a amarnos; pues todos los gustos de Dios son siempre nuevos
y llenos de variedad, aunque no cambia jamás.
Soy en su amor, con un afecto semejante al que su bondad quiere y
que le debo por amor a El, señorita, su muy humilde servidor
VICENTE DEPAÚL
Primer día del año [1638] 4.

Dirección: A la señorita Le Gras.

300 [289,I,419-420]
A LUISA DE MARILLAC
[Enero 1638] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Le devuelvo su memoria y las mías y le ruego que ponga esas frases
que añade o cambia en la mía; le suplico se tome la molestia de copiar a
su comodidad, y me lo devuelva todo; incluso la memoria que usted ha
hecho y que yo le remito 2.
Le he rogado al señor de Cordes que venga hoy acá, y le he encargado
mi memoria al señor de Marillac 3.
No veo ningún inconveniente en que vea a la señora de Liancourt
cuando quiera.
________
tema (Ibíd., p. 199); A. DE CHOISY, Vie de Madame de Miramion. París 1706, en
4.o, p. 140 ss.; A. MONNIER, Histoire de l'Assistance publique. París 1856, en
8.º, p. 396 ss.; L. LALLEMANT, Un chapitre de l'Histoire des Enfants trouvés. La
maison de la Couche à París. París 1885, en 8.º.
4. Aquel año fue cuando empezó la obra de los niños expósitos (P. COSTE,
o. c.., p. 21, nota 1).
Carta 300 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta parece ser de algunos días antes que la 309.
2. Creemos que se trata aquí de unas memorias relativas a la nueva fundación
de los niños expósitos
3. Miguel de Marillac, nieto del guardasellos, señor de Ollainville, conseje-
ro del parlamento de París, muerto el 29 de diciembre de 1684.

430
Piense en esas dos muchachas. La pequeña me parece tal como me la
pinta; si la otra tiene vocación, su ciudad de Nogent la necesitará con el
tiempo 4.
Los parientes de la joven muerta en el Hôtel-Dieu pedirán sus ropas,
y con razón. Por ahora, mientras no se concreten las cosas, ya veremos.
Entretanto, vale más dejar las cosas como están. Habrá que hacer la ley
antes de ponerla en práctica.
Con mucho gusto le advertiré de sus faltas y no dejaré pasar ni una.
No entiendo bien lo que me dice de las oficialas y de usted. ¿Qué ra-
zón tiene para decir que no ha sido nombrada para eso? Hay que guar-
darse de caer en el vicio de la singularidad, porque tiene sus raíces en la
vanidad, y ésta en el orgullo, que es el vicio de todos los vicios; soy en
el amor de Nuestro Señor su servidor,

V. D.
Iré a confesar a la señorita d'Atri hoy en La Chapelle y no podré ver
5

al señor de Cordes hasta el viernes, según me acaba de indicar.


Adjunto la carta de la señora condesa de Maure.
________
4. No resultó satisfactoria. Más tarde san Vicente exclamará: «¡Dios mío! ¡có-
mo me ha engañado esa pobre criatura!».
5. María Angélica de Atri, nacida en 1617, fue educada en Port Royal. Co-
noció allí a Saint-Cyran y le abrió en varias ocasiones su conciencia. En su ju-
ventud atravesó una crisis terrible de la que más tarde tendremos ocasión de ha-
blar. Su aversión a las cosas de Dios era tal que la creyeron poseída del demo-
nio y el provisor de París encargó a san Vicente que la exorcizase. Poco des-
pués de su curación, fue puesta en un convento de dominicas. de donde no tar-
dó en pasar a las benedictinas del monasterio recién fundado en Picpus-les-París.
Allí estaba el 19 de junio de 1638 y seguía aún en 1639, estudiando siempre su
vocación. El 19 de junio de 1638 compareció ante el tribunal encargado del pro-
ceso de Saint-Cyram En su deposición, que publicó el jesuita Francisco Pinthe-
reau (Les reliques de messire Jean du Verger de Hauranne, abbé de Saint-Cyran.
Louvain 1646, en 8.º, p. 421), declaró que su humor melancólico, junto con al-
gunas enfermedades, la inclinaba a los escrúpulos. El atractivo que sentía por la
vida religiosa, hacia la que le empujaba Saint-Cyran, se veía combatida en ella
por su repugnancia a aceptar compromisos. En 1639 o algo después, volvió a
Port-Royal e hizo construir junto a la iglesia una pequeña ermita, donde vivió
hasta la dispersión, en 1669. Terminó sus días el 21 de octubre de 1676 en Forcal-
quier, adonde se había retirado. Jansenista ardiente, consagró parte de su inmensa
fortuna a las obras del partido. Su espíritu era poco ponderado y su voluntad in-
decisa. Saint-Cyran le escribió varias cartas desde Vincennes.

431
301 [259,I,372-374]
A JUAN DE FONTENEIL
Señor:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Creo que contesté a su última, alegrándome con usted por la actua-
ción de la bondad divina sobre usted y sobre esos buenos misioneros
de su compañía, a los que saludo con todo el afecto y la reverencia que
me es posible, y le doy gracias muy humildemente, señor, por el favor que
ha hecho a nuestro misioneros de Aiguillon al escribirles. Les indico que
todavía no es tiempo de ir a verle. Será dentro de algunos meses. Entre-
tanto le suplico, señor, que entregue la adjunta al señor de Saint-Martin,
en Dax.
El bueno del señor Nevelet, arcediano de Troyes, murió hace algún
tiempo de contagio. Esto ha separado un poco a su Compañía; pero es-
pero que será para reunirse mejor. Yo hice un viaje a Troyes por enton-
ces, y Dios sabe cuántas veces el bueno del señor Rote, ese santo varón,
me hizo el honor de creer oportuno que hablásemos de usted.
La Conferencia de los señores eclesiásticos de esta ciudad 2 sigue
cada vez mejor, según creo. Acaban de salir de allí tres obispos: el señor
Godeau para Grasse 3, el señor Fouquet para Bayona 4 y el
________
Carta 301 (CA). — Archivo de los sacerdotes de la Misión, original.
1. Hoy capital de cantón en Lot-et-Garonne.
2. La conferencia de los martes.
3. Antonio Godeau, nacido en Dreux el 24 de septiembre de 1605, fue uno
de los familiares del palacio de Rambouillet, donde le apodaron el Enano de
Julia. Sus versos eran muy apreciados. Le valieron el favor de Richelieu y un lu-
gar en la Academia francesa. Fue consagrado obispo de Grasse el 24 de diciembre
de 1636. Un ataque de apoplejía le produjo la muerte el 17 de abril de 1672.
Escribió mucho en prosa y verso sobre historia, Sagrada Escritura, disciplina y
varios asuntos piadosos. Sus obras poéticas comprenden 3 volúmenes en 12.º.
(Cfr. G. DOUBLET, GODEAU, ÉVÊQUE DE GRASSE ET DE VENCE. Paris 1911, en 8.º).
4. Francisco Fouquet era hijo de Francisco Fouquet, conde de Vaux y de la
piadosa María de Maupeou que fue, entre las damas de la Caridad, una de las
más admirables por su celo y devoción a san Vicente. Nicolás Fouquet, superin-
tendente de finanzas, y Luis Fouquet, obispo de Agde, eran hermanos suyos.
Su hermana Luisa-Inés tomó el hábito religioso en el primer monasterio de la Vi-
sitación. Francisco Fouquet, nombrado obispo de Bayona en 1636, no fue con-
sagrado hasta el 15 de marzo de 1639. Fue trasladado al obispado de Agde en
1643, nombrado coadjutor de Narbona el 18 de diciembre de 1656 y arzobispo
de esta diócesis en 1659. Relegado a Alençon en 1661, murió en su destierro el
19 de octubre de 1637

432
señor Pavillon para Alet 5, y el señor Barreau acaba de ser nombrado por
el rey coadjutor de Sarlat, sin el consentimiento del obispo 6.
Dios ha dispuesto del bueno del señor Semusse 7. Vivió y murió co-
mo un santo. Soy, en el amor de Nuestro Señor y de su santa Madre, su
muy humilde y obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL
París, 8 enero 1638.
Dirección: Al señor de Fonteneil, canónigo de San Severino, de Bur-
deos.
________
Llamó a Agde y a Narbona a los sacerdotes de la Misión y estableció a las Hi-
jas de la Caridad en esta última ciudad. Prelado muy celoso, quizás excesivamente
celoso, no podía comprender la lentitud de san Vicente, cuya virtud admiraba,
sin embargo, más que nadie. Sintió mucho la muerte del santo. Cuando supo la
noticia, escribió a los sacerdotes de san Lázaro: «Aunque pudiese estar prepa-
rado para la muerte del señor Vicente dada su avanzada edad, les aseguro que no
he recibido sin sorpresa la noticia de su muerte y que he sentido un vivo dolor
por ella, por ver a la Iglesia privada de un tan digno sujeto, a la Congregación de
su queridísimo padre y a mí de un amigo caritativo, con el que tengo estrechas
obligaciones. No creo que, entre todos aquellos a los que su caridad le hizo abra-
zar como a hijos, haya dado a nadie tantos testimonios de cariño y tantas seña-
les de amistad como a mí».
5. Pavillon se vio aterrado por la noticia de su nombramiento. Cayó enfermo
de preocupación. Los ardores de la fiebre le hacían perder a ojos vistas. Se le ocu-
rrió ir a echarse a los pies de Richelieu; sus mejores amigos lo disuadieron. Se ais-
ló, sin querer ver a nadie, ni siquiera a san Vicente. Sin embargo, el santo acabó
por arrancarle su consentimiento. Llegó a decirle que «en el día del juicio se le-
vantaría contra él junto con las almas de la diócesis de Alet destinadas a morir
para Dios», si las abandonaba con su negativa. Pavillon hizo su retiro prepara-
torio en san Lázaro bajo la dirección de san Vicente. «Quedé pasmado, cuenta
uno de sus amigos, cuando un día entraron en su habitación el señor Vicente con
varios sacerdotes de la Misión, que se pusieron en círculo de rodillas. El se diri-
gió al señor Vicente e hizo delante de todos una confesión de las faltas que re-
conocía haber cometido en la conversación. Les pidió perdón por el escándalo
que les había dado, con palabras tan humildes que quedé confundido, a lo que
el señor Vicente respondió en nombre de la reunión en los mismos términos». El
señor Pavillon fue consagrado en la iglesia de san Lázaro el 22 de agosto de 1639
por el arzobispo de París (cfr. Suite des mémoires pour servir a la vie de Messire
Nicolas Pavillon, évêque d'Alet. 1733, 213; E. DEJEAN, o. c.., p. 15).
6. Luis de Salignac de Lamothe-Fénelon.
7. Una rotura hace dudosa la lectura de la tercera letra de la palabra.

433
302 [290,I,421-423]
A LUISA DE MARILLAC
[Enero 1638] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Pensaba haber ido a verla alguno de estos días, especialmente hoy;
pero me he visto absolutamente impedido. Lo haré lo más pronto que
me sea posible. Entretanto la diré que me preocupa su fiebre de esta no-
che y le ruego se cuide lo mejor que le sea posible para Nuestro Señor y
para su obra. Me parece, sin embargo, que este invierno está menos en-
ferma que los otros, sobre todo mientras de en la ciudad; y esto es lo que
me consuela un poco.
Hablemos de tres cosas. De los niños expósitos. Me urgen de una for-
ma que no puede imaginarse, de parte del señor Hardy 2. Me hace cul-
pable de todo el retraso. La señorita du Mée está en los campos. ¿Qué
inconveniente hay en que haga comprar una cabra y que siga haciendo
una experiencia cada vez mayor?
La segunda es que nos piden una hermana de la Caridad para
Saint-Germain-en-Laye. donde se está haciendo la misión y donde se
ha establecido la Caridad desde el domingo pasado 3; se trata de
________
Carta 302 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta fue escrita antes de la 307, durante la misión de Saint-
Germain-en-Laye.
2. Sebastián Hardy, señor de la Tabaize, antiguo consejero del rey y antiguo
receptor de la elección del Mans, que dejó para la obra de los niños expósitos, el
27 de enero de 1640, una renta de cincuenta libras (Arch. Nat., Y 180, f.º
208 v.º).
3. El rey, aconsejado por Richelieu, escogió para dar la misión a Nicolás Pa-
villon, que acababa de ser nombrado obispo de Alet. El éxito fue considerable.
Luis XIII fue varias veces a escuchar al predicador. Las damas de la corte, las se-
ñoras de honor de la reina, acostumbradas hasta entonces a las reuniones mun-
danas, ya no volvieron a aparecer entre los cortesanos. Se instituyó una cofradía
de la Caridad. Muchas dieron su nombre. Se las veía, modestamente vestidas, ir
a visitar y a servir, por turno, a los pobres y enfermos. Los señores de la corte,
descontentos, indicaron al rey que el trato con los enfermos de personas allega-
das a la reina constituía un peligro para la familia real. El rey se asustó; pero la
reina defendió a sus damas. Los señores intentaron entonces desacreditar a Pa-
villon; le contaron a Luis XIII que el predicador lo había comparado con la bes-
tia del Apocalipsis. Por su parte, los mosqueteros, por instigación de los cor-
tesanos, fueron a quejarse de que Pavillon les había aconsejado contentarse con
su paga, sin pedirles nada a sus huéspedes. Pavillon tuvo que defenderse. Lo
hizo en un largo memorial; y como el memorial no bastaba

434
poner en regla a esas buenas mujeres. ¿Qué le parece si enviara a Bár-
bara? 4. Tienen una razón especial para solicitarla, a causa de los solda-
dos que el rey desea que sean asistidos; se necesitará una habitación pa-
ra ello, mientras esté allí la corte. ¡Oh, cómo me gustaría que pudiese ir
usted! ¡Qué le vamos a hacer! Nuestro Señor obtiene más gloria de us-
ted quedándose aquí. Volvamos a Bárbara. ¿Podrá darle una compañe-
ra, o la enviará sola? Sería mejor lo primero. En ese caso, ¿tendrá otra
para Santiago? 5.
No sé qué decirle de la de San Pablo 6, a no ser que tengo miedo de
que levante algún murmullo. El espíritu de Margarita tiene a veces al-
gunos retrocesos. Le he escrito al padre de la Salle que me diga si ella po-
drá llevar la escuela con utilidad. En todo caso, se trata sólo de algún
tiempo; será necesaria para Richelieu.
La tercera cosa se refiere a María, de San Lorenzo 7. su padre me ha
hecho instancias muy grandes para que la readmitamos; ¿le parece bien?
Si es así, mande que le digan que hable conmigo.
Buenos días, señorita. Soy

V. D.
Saludos a la señora de Pelletier. La señora del Canciller 8 trabaja pa-
ra ella. La señora de Chaumont 9 es Superiora de Saint-Germain-en-Laye.
Dirección: A la señorita Le Gras.

________
pidió al rey que se atuviese al juicio de la Sorbona, que le dio la razón. (E. DE-
JEAN, o. c.., 15, nota 2).
4. Bárbara Angiboust.
5. Saint-Jacques-de-la-Boucherie, parroquia de París. La Caridad se estableció
más tarde en Saint-Jacques-du-Haut-Pas.
6. Parroquia de París.
7. La parroquia en la que se encontraba san Lázaro.
8. La señora Séguier.
9. María de Bailleul, dama de honor de Ana de Austria, esposa de Luis de
Chaumont, señor de Athieules, y hermana de Nicolás de Bailleul.

435
303 [291,I,423]
LUISA DE MARILLAC A SAN VICENTE

[17 enero 1638] 1


Padre:
Nuestro procurador de la Caridad y las hermanas están haciendo hoy
maravillas para la fiesta del Santo Nombre de Jesús, han deseado, ellas mis-
mas, que le suplicase les dirigiera una exhortación en las vísperas; no las re-
zaremos antes de las dos y media. Les gustaría el padre de la Salle; pero, si
no puede ser, les gustaría cualquier otro; uno mi súplica a las suyas, para
que se sientan animadas en la perseverancia.
Creo que sabe usted que está aquí nuestra hermana Bárbara 2 y que ella
como yo estamos bien fuertes. Creo que sería conveniente que ella tuviese
el honor de verle antes de marcharse; ¿no habrá que pensar en el pequeño
mueblaje que le será necesario?
No se preocupe, por favor, del alimento de esos niños pequeños, que to-
davía no tenemos, ya que el nuestro bastará para el tiempo que nos indi-
ca, y más todavía.
Soy en el amor de Jesús, padre, su muy humilde hija y obligada
servidora.

L. de M.
Dirección. Al Padre Vicente.

304 [292,I,424-425]
A LA MADRE DE LA TRINIDAD
Mi queridísima Madre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Está aquí el padre du Coudray, uno de nuestros misioneros, que va
a hablar con vuestra reverencia sobre el proyecto del contrato de
________
Carta 303 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta, escrita el día del Santo Nombre de Jesús, debe situarse entre las
cartas 302 y 307.
2. Sor Bárbara Angiboust.
Carta 304 (CA). — Original en el Carmelo de Troyes.

436
la fundación de monseñor de Troyes 1 El señor comendador 2 lo ha encon-
trado a propósito para servirse de él. Se trata de la obra de sus manos.
Ha querido su divina Majestad dar a usted la gracia para ello. Espero, mi
querida Madre, que vuestra reverencia nos la obtendrá para servirle se-
gún sus designios. ¡Oh, mi querida Madre! ¡cuántas bellas piedras pre-
ciosas añade a la corona que Nuestro Señor le está modelando! Cierta-
mente, su número será tan grande como el de almas que se salvarán por
este medio; pero para que los pecados y miserias de esta pobre y ruin
Compañía, y especialmente los míos, no sirvan de obstáculo a la obra de
Nuestro Señor, le suplico, mi querida Madre, que le pida o que nos qui-
te del mundo, o que nos haga tales que podamos cumplir con los ser-
vicios que su di-
________
1. Renato de Breslay, obispo de Troyes, había intentado ya en 1621,con la ayu-
da de Adriano Bourdoise y ante las instancias de la Madre de la Trinidad, fundar
una casa de misiones en su ciudad episcopal. En 1637, el prelado y la priora del
Carmelo se sintieron interiormente impulsados a reanudar el proyecto abando-
nado. Hablaron con el señor de Sillery, comendador de Troyes, y se decidió
que pedirían misioneros a san Vicente. Se concluyó un acuerdo el 3 de octubre
de 1637 en el locutorio del Carmelo, donde estaban reunidos el obispo de Tro-
yes, san Vicente y la madre de la Trinidad. El nuevo establecimiento debería abrir-
se el 17 de febrero de 1638 lo más tarde y recibir desde el principio 6 sacerdotes
y 2 hermanos, pudiendo el número de sacerdotes ser de cuatro hasta 1641, si fue-
se imposible obtener más. Los misioneros tenían que evangelizar las localida-
des de la diócesis a las que el obispo de Troyes creyese oportuno enviarles y, ca-
da cinco años, las tierras del comendador. El prelado les aseguraba una renta
anual de 2.000 libras y el comendador la mitad de esa suma. Aquel contrato de-
bería ser completado. El señor de Sillery les dio a los sacerdotes de la Misión el
19 de enero varias fincas y propiedades, reservándose el usufructo; prometió ade-
más darles todos los años cien libras. Monseñor de Breslay cumplió con sus com-
promisos el 12 de marzo, dando a la Misión una casa de doscientas libras de ren-
ta, situada en París, calle central del arrabal de san Miguel, y una suma de 600 li-
bras, de las que al principio entregó sólo las rentas. En el nuevo convenio se esti-
pulaba que los misioneros prepararían a los ordenandos para las órdenes durante
10 días y recibirían en su casa a los párrocos para los ejercicios espirituales, uno
a uno y fuera del tiempo consagrado a los ordenandos. En la fecha en que se es-
cribió la carta que comentamos, el contrato del 12 de marzo estaba sólo en pro-
yecto; y este proyecto es el que aquí tiene san Vicente a la vista (Arch. Nat. MM
534; A. PRÉVOST, Saint Vincent de Paul et ses oeuvres dans la diocése de Troyes.
Troyes 1896, en 12.º).
2. El comendador de Sillery.

437
vina bondad espera de nosotros. No le doy las gracias por todo esto. Só-
lo Dios es digno de hacerlo y de ser El mismo su recompensa. Lo mismo
digo a su santa comunidad, que tanto ha orado y tanta penitencia ha
hecho para esto. Le ofrezco, a usted y a ella, mi perpetua gratitud por esa
gracia que nos ha concedido, mi querida Madre, y una sumisión eterna
a sus deseos, que son los de Nuestro mismo Señor, en cuyo amor y en el
de su santa Madre soy, mi queridísima Madre, su muy humilde y obe-
diente servidor,

VICENTE DEPAÚL
París, 22 enero 1638.
El padre du Coudray lleva órdenes de hacer todo cuanto le ordene,
mi querida Madre. Mande, pues, mi querida Madre, y será obedecida.
Dirección: Reverenda Madre de la Trinidad, Superiora del monasterio
segundo de Carmelitas de Troyes.

305 [293,I,426-430]
A LAMBERTO AUX COUTEAUX, SACERDOTE DE LA
MISION, EN RICHELIEU
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Recibí la suya del 24 de este mes, que me ha consolado mucho, va que
quiere Dios que se encuentre tan bien, y que el padre Perdú se haya re-
cuperado de sus tres accesos de fiebre.
Estoy muy satisfecho por sus informes sobre el asunto de Toul. He
enviado al padre du Coudray con poderes para tratar las diferencias 1.
________
Carta 305 (CA). — Archivo de Turín, original.
1. Para comprender el «affaire de Toul», hay que remontarse al origen del es-
tablecimiento fundado en esta ciudad. La Orden del Espíritu Santo a la que Ne-
merico Barat, magistrado de Toul, había confiado en 1238 un hospital que aca-
baba de edificar para huérfanos y enfermos, sólo estaba representada en esta ciu-
dad en 1635 por el maestro Domingo Thouvignon y por dos religiosos. Domin-
go Thouvignon resignó su beneficio en favor del obispo Carlos de Gournay, me-
diante una pensión de 2.000 libras. Este último se lo ofreció a los sacerdotes de
la Misión, y Juan Dehorgny se

438
El señor Midot 2 lleva nuestros intereses. Desea que el padre Colée
dé cuentas en el cabildo; y si resulta que no hay abuso por nuestra par-
te, espera que el cabildo se ajuste a nosotros y venir él mismo a esta ciu-
dad para los intereses de su diócesis. El señor presidente Faberolle, que
tiene caridad con nosotros, ha embotado un poco el filo de la deman-
da. Si no se hubiese visto obligado a volverse atrás, hubiera podido so-
lucionar este asunto, que yo abandonaría de buena gana, si no fuese por-
que estamos obligados a justificar que están equivocados al acusarnos de
haber empleado mal estos bienes. Tal es el parecer del buen señor du
Cordes y del señor de Sainte-Marthe. Hemos pedido la evocación 3, se-
gún deseos del señor Midot. Y entretanto me han dicho que el señor can-
ciller 4 se ha negado a sellar las cartas. Benedictus Deus!

________
convirtió en titular suyo por acta real de mayo de 1635. Lamberto aux Couteaux
y Colée se dirigieron allá y cumplieron con sus funciones propias: misiones, con-
ferencias eclesiásticas, retiros. El 16 de junio, por un convenio amigable, los
dos hermanos del Espíritu Santo le cedieron a Juan Dehorgny todos sus dere-
chos sobre la casa y el hospicio, mediante una pensión de 600 libras y ciertas ven-
tajas. El hospital les ocupaba a los misioneros gran parte del tiempo que les hu-
biera gustado dedicar a las misiones. A petición suya, se determinó, el 17 de mar-
zo de 1637, que el obispo, el lugarteniente real y el magistrado lo administrarían
por medio de dos delegados de su elección y que a la Misión se le devolvería el
tercio de los muebles e inmuebles administrados antes de 1635 por los hermanos
del Espíritu Santo. El reparto fue ocasión de numerosas discusiones durante cua-
tro o cinco años (E. MARTIN, Histoire des diocéses de Toul, de Nancy et de Saint-Dié.
Nancy, 1900-1903, 3 vol., en 8.o, t. II, 208 s.). En diciembre de 1657, el rey su-
primió la comendaduría del Espíritu Santo de Toul y la unió a la Congregación
de la Misión.
2. Juan Midot, doctor en teología, consejero en el parlamento de Metz, gran
arcediano, canónigo y vicario general de Toul, era muy considerado en la corte
de Roma y en la de Lorena. Después de la muerte de Carlos de Gournay, go-
bernó la diócesis como vicario capitular. Según COLLET (o c., t. 1, p. 291, nota),
su familia conservaba en el siglo XVIII varias de las cartas que le dirigió san Vi-
cente. Sólo conocemos una. Juan Midot es el autor de Memoires sur les évê-
ques de Toul, manuscritas.
3. Inhibición del tribunal local y traslado del proceso al parlamento de París.
4. Pedro Séguier.

439
Estoy muy contento de conocer la descripción de ese pequeño prio-
rato. El señor des Roches 5 me ha dicho que nos lo quería dar pero to-
davía no lo ha hecho. Haga el favor de decirme si se lo han dicho por otra
parte. ¡Bendito sea Dios por lo que dice que puede costear el pan y el vi-
no de la casa!
Quisiera saber igualmente si los coches de Loudun están a 5.000 li-
bras; sólo estaban a 4.500 libras cuando la fundación, quizás hayan su-
bido después.
Yo aguantaría firme en lo de la construcción; pero me gustaría saber
si el defecto está en los materiales o en la obra, o en que usted lo quiere
más elevado 6, Una palabra sobre esto, por favor.
Ese gran curato me da miedo 7. In nomine Domini!
Alabo a Dios por la misión que hace con los prisioneros, que me dan
mucha compasión. Pero ponga cuidado, por favor, de no ir en ayunas.
Del colegio que desean los habitantes, ipsi viderint 8. Pero al sobrino
de ese buen canónigo, ¡oh Jesús!, tómelo usted.
Me he olvidado de dar órdenes para comprar los hierros para hacer
hostias.
Hablemos de los que tienen que ir a acompañarle. Le enviamos a tres
de aquí y a los padres Codoing y Dutot, que tienen que ir a encontrarle
desde el Delfinado, en donde están. Espero que los tendrá dentro de diez
días. Nuestro Señor ha bendecido mucho su trabajo en aquel país. De
aquí van los padres Buissot 9, Benito 10 y
________
5. Miguel le Masle, prior de Roches, junto a Fontevrault, secretario del car-
denal de Richelieu, canónigo y chamtre de Nuestra Señora de París Este último
cargo lo convertía en colator, juez y director de las escuelas menores de París.
6. El cardenal de Richelieu se había comprometido por una de las cláusulas
del contrato a levantar un edificio para los misioneros y los ordenandos o ejer-
citantes que éstos deberían albergar.
7. La parroquia de Richelieu. No estaba aún erigida. El cardenal había pro-
metido anexionarla a la Misión.
8. El cardenal proyectaba dotar a su ciudad de Richelieu de un magnífico co-
legio. Expuso sus ideas a Luis XIII, que autorizó su fundación por dos declara-
ciones, del 20 de mayo y del 11 de septiembre de 1640 (BOSSE-BOEUF, o. c..,
321 5.).
9. Nicolás Buissot, nacido en Allainville (Seine-et-Oise), recibido en la Con-
gregación de la Misión en 1630, ordenado sacerdote en 1632
10. Benito Bécu, nacido en Braches (Somme) el 21 de marzo de 1602, orde-
nado sacerdote en 1627, recibido en la Congregación de la Misión el 14 de ma-
yo de 1637. Fue a fundar en 1639 el establecimiento de La Rose y volvió algunos
meses más tarde a Richelieu, donde estaba aún en 1646.

440
Gourrant 11 Puede conservar a su lado en Richelieu a los padres Buis-
sot o Benito y al padre Gourrant, y enviar a uno de ellos a la Mision de
Luçon. Creo que conviene que emplee a los padres Codoing y Durot
en el ducado de Richelieu.
El padre Gourrant entiende de música, el padre Benito y el padre
Buissot saben entonar los salmos. El padre Benito enseña útilmente el
catecismo. Todo el mundo está de acuerdo en que el fruto que se reali-
za en la Misión se debe al catecismo; y afirmando esto últimamente una
persona de calidad, añadió que los misioneros se esforzaban todos en
predicar bien, pero que no sabían hacer el catecismo, y dijo esto en mi
presencia y en la de una buena compañía. En el nombre de Dios. pa-
dre, advierta esto a la compañía de allí. Mi pensamiento es que los que
trabajen, tienen que hacer uno el catecismo mayor y el otro el catecis-
mo menor solamente, y hablar dos veces al día. Y se pueden llevar al
catecismo algunas moralidades 12 para impresionar; pues, como he di-
cho, se advierte que todo el fruto viene de allí.
Hemos tenido aquí algunas conferencias sobre la manera como hay
que proceder para enseñar las verdades discutidas; y me parece que esos
padres lo entienden bastante bien, al menos los tres primeros. Han apren-
dido también el método del señor Véron por él mismo. Le pido, padre,
que todos los días conferencien todos juntos y diga al padre Perdu que
le ruego refresque su memoria sobre esto, de modo que, cuando partan
de Richelieu, sepan cómo hay que enseñar estas verdades humilde y
familiarmente. Que se acuerden que no han ido allá por los herejes, sino
por los pobres católicos y que si, a pesar de eso, de pasada, se presenta
la ocasión de instruir a alguno. que lo hagan mansa y humildemente,
demostrando que lo que les dicen sale de unas entrañas de compasión y
de caridad, y no de indignación. No podría proponerles un ejemplo me-
jor que el de usted y el del padre Soufliers. Un señor de esos lugares me
ha dicho que usted se porta como es debido para instruir a los católicos
y a los hugonotes por medio de ellos, y para edificar a unos y a otros.
Le ruego, padre, que le diga esto y sobre todo que no se pongan nunca
a desafiar a los ministros, ni a ningún otro, con cualquier ocasión que sea.
Estos padres Partirán mañana en el coche de Poitiers, según creo, que
está obligado a llevarlos a cuatro leguas de Richelieu. Por eso
________
11. No se encuentra este nombre en la lista del personal. Es muy probable
que el padre Gourrant estuviese poco tiempo en la Congregación de la Misión.
12. Moralidades, historias edificantes.

441
he enviado la presente al mensajero de Champigny, para que tenga aviso
de su partida y piense en su alojamiento.
Me dice que carece de muebles. Le enviaré una carta de crédito para
tomar hasta mil libras en Tours, donde podrá hacer la provisión de mue-
bles que sean necesarios.
Si presiente que se le quiere sujetar a alguna otra cosa por encima
de nuestras bulas, ruegue a monseñor de Chartres 13 que tome a bien que
me pase usted aviso, si no lo puede remediar en el instante y si después
de todo no se encuentra ningún medio, sit nomen Domini benedictum!
Soy en su amor, para el padre Perdu a quien abrazo y para usted en
el amor de Nuestro Señor, su muy humilde servidor,
VICENTE DEPAÚL
San Lázaro, 30 enero 1638.
Dios bendice mucho la misión que se da al presente en Saint-Ger-
main, donde está la corte 14
En la parte inferior de la primera página: Padre Lamberto

306 [294,I,431-432]
A ANTONIO LUCAS
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Ha hecho bien, padre, al no aceptar los ofrecimientos del señor Vizcon-
de de Soudé 1, y hará bien al no escuchar jamás la proposición de ali-
mentarnos; es una regla fundamental de nuestro pequeño Instituto. Pues
bien, supongo que habrá acabado ya antes de la recepción de la presen-
te y que irá a continuación a hacer las visitas que me dice desea hacer a
los lugares en donde ha estado. Pero, una vez hecho esto, padre, le su-
plico que descanse en Montmirail hasta que haya recuperado sus fuer-
zas, para volver a trabajar en las aldeas
________
13. Leonor de Estampes de Valencay, obispo de Chartres de 1620 a 1641,
trasladado luego a Reims. M. LANGLOIS escribió en 1621 la biografía de este pre-
lado: Léonor d'Estampes de Valençay.
14. Saint-Germain-en-Laye.
Carta 306 (CA). — Archivo de Turín, original.
1. Desbordes, auditor de cuentas. San Vicente decía de él: «Ese hombre ama
a Dios más de lo que les podría decir, pero con un amor sensible; es además un
hombre que tiene una gracia maravillosa para poner de acuerdo a los desave-
nidos»

442
que dependen de Montmirail y de la diócesis de Troyes; ya veremos lue-
go, si monseñor de Soissons 2 quiere que trabajemos en las de su dióce-
sis. No veo la manera de poder hacerlo esta cuaresma en la ciudad, ya
que no- nos ha querido conceder la estación.
¿Qué le diré de ese muchacho bueno, pero importuno, sino que me
siento afligido porque se ha olvidado de referirle los razonamientos que
el padre du Chesne 3 me indica que le ha hecho y que la piedad de usted
le hace callar? ¡Qué le vamos a hacer! No veo más remedio que enviárse-
lo de nuevo; pero ¿cómo conseguir un mozo? ¿encontrará alguno en
Montmirail o en Champagne pagándole? Le suplico, padre, que tome al-
guno, si lo encuentra; si no, intentaremos enviarle uno desde aquí.
Escribiré, si puedo, al padre du Chesne. Pero ahora resulta que me
han quitado el medio para ello. Dígale usted, en todo caso, que he que-
dado muy consolado con su carta y que no dejaré de escribirle en la
primera ocasión.
La misión de Saint-Germain-en-Laye, donde está la corte, va adelante
y Dios la bendice mucho. Acabo de ver lo que le ha escrito el padre de
la Salle 4 al padre Dehorgny, que hay que decir en el seminario 5, que
sin ese socorro habrían perecido millares de almas.
Le ruego que rece y haga rezar por el embarazo de la reina.
Soy en el amor de Nuestro Señor su humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL
París, 30 enero 1638.
Dirección: Al padre Lucas, sacerdote de la Misión, que está actualmente
en Soudé o en Mesnil o en Bergues 6
________
2. Simón Le Gras (1624-1656).
3. Pedro du Chesne pertenecía a la Congregación de la Misión desde hacía
sólo algunos meses. Fue uno de los mejores misioneros de san Vicente, que le
confió la dirección de las casas de Crécy (1641-1644), de Bons-Enfants (1644),
de la Misión de Irlanda y Escocia (1646-1648), Marsella (1653-1654), y Agde
(1654), y lo llamó a las dos asambleas generales convocadas en san Lázaro du-
rante su vida. Pedro du Chesne murió en Agde el 3 de noviembre de 1654.
4. Juan de la Salle era del número de los misioneros empleados en Saint-Ger-
main.
5. En el seminario interno de san Lázaro. San Vicente lo había abierto en
junio de 1637 y había confiado su dirección a Juan de la Salle, al que Juan De-
horgny sustituyó provisionalmente. Los sacerdotes de la Misión llaman seminario
interno a lo que los religiosos llamarían noviciado.
6. Localidad del Aisne.

443
307 [295,I,433-453]
A LUISA DE MARILLAC
[Febrero 1638] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Tengo aquí una carta de la Madre Arbiste. El padre de la Salle me ha
comunicado la llegada de sus hijas 2 y que las presentaría ayer a las her-
manas de la Caridad 3. La señora Chaumont le dijo que les mandaría
un escudo para que empezaran a alimentarse. Yo le dije que no era nece-
sario, que se proveería por otro lado. Dígame en una palabra su parecer,
por favor.
La señorita Hardy me sigue presionando para que reúna a las da-
mas que le han dado palabra de contribuir. Si no lo hago, se entristece-
rá mucho; si lo hago, iría contra mis sentimientos. Dudo de que esto sal-
ga bien por la manera como están las cosas; pues ella entiende que esas
damas han de ir a la casa de los niños expósitos 4 y que todo se haga allí
dentro y según el orden que se ha establecido; y mi pensamiento es que
sería mejor abandonar los fondos de esa casa establecida, antes que su-
jetarse a tantas cuentas que rendir y a tantas dificultades con que enfren-
tarse, para hacer un establecimiento nuevo y dejar ese tal como está, al
menos por algún tiempo. ¿Qué le parece? Si yo creyese que ella acepta
el ensayo que usted propone de una nodriza y de alguna cabra en su ca-
sa, eso bastaría.
El asunto de su Caridad 5 me toca el corazón y a veces tengo remordi-
mientos de no trabajar en él; pero me resulta imposible. El asunto del
Temple consume todo mi tiempo y todavía tendré para algunos días es-
te jaleo 6. Cuando veo todo esto, pienso que la Provi-
________
Carta 307 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta ha sido escrita al llegar las Hijas de la Caridad a Saint-
Germain-en-Laye, poco después de la carta 302.
2. Bárbara Angiboust y una compañera.
3. A las damas de la Caridad de Saint-Germain-en-Laye, de las que era pre-
sidenta la señora de Chaumont
4. La Couche.
5. El establecimiento de la Caridad en La Chapelle.
6. El establecimiento de un seminario en la casa del Temple en París. «Este
buen proyecto, escribe L. Abelly (o. c.., cap. XXXII, 151), no obtuvo todo el efec-
to deseado, aunque le pidieron a san Vicente que se ocupara de él, e incluso és-
te permaneció algún tiempo en el Temple, porque, al carecer de libertad para ac-
tuar allí a su gusto, no pudo lograr lo que deseaba». «Uno de los primeros pen-
samientos y de los más fuertes» del comendador de Sillery, escribe él mismo (Vie
de l'illustre serviteur de

444
dencia no lo permite en vano. No veo nada tan común como el mal resul-
tado de las cosas que se han hecho con precipitación. ¿Creerá que ya
ha ocurrido incidente en ese establecimiento de las hijas de Montmo-
rency 7, que habían obtenido ya el permiso de clausura, y tienen una ca-
sa, una capilla y todo lo necesario?; sin embargo, se cree que es necesa-
rio llamar a otras religiosas en su lugar; y si eso dependiese de mí, lo ha-
ría. Todo esto lo digo para su corazón, pero para nadie más.
El buen párroco de La Chapelle 8 tiene que venir hoy a comer aquí
con su hermano para ver lo que hay que hacer con su indisposición, por-
que lo han reconocido tal como usted temía. ¡Oh, Dios mío, qué será de
nosotros!
________
Dieu, Nöel Brulart de Sillery, 109), fue «trabajar por la salvación de las almas, bien
sea por el establecimiento de seminarios, como por las visitas exactas de las pa-
rroquias, iglesias y pueblos que están situadas en el gran priorato de Francia some-
tido a la jurisdicción y guía» del Temple. Para ello consultó con los padres Gi-
bieux y de Condren, del Oratorio, con el padre Binet, jesuita, con la reverenda
madre de la Trinidad y sobre todo dejémosle la palabra, «con un gran siervo de
Dios con el que Nuestro Señor, en su amor, me ha dado una entera confianza, y
que, por la gran estima y reverencia que desde hace tiempo tiene en su alma de
la profesión expresa y principal de nuestra orden de exponer su vida por la de-
fensa y propagación de la fe, siente una singular devoción por todo lo que con-
cierne al bien y al servicio de nuestra religión. Este santo personaje, con todos
sus sabios consejos, me ha incitado, exhortado y animado continua y fuertemente
a considerar con mucha profundidad, por la gloria de Dios, la utilidad que mu-
chas personas recibirán de este empleo». Este santo personaje era, como es fá-
cil adivinar, el director del comendador, Vicente de Paúl. El gran prior de Fran-
cia le dio al comendador de Sillery los poderes de vicario general, para que pu-
diese llevar a cabo su empresa con mayor libertad. Pero el comendador no te-
nía el carácter temporizador de san Vicente; no sabía aprovecharse, como es
debido, de las lecciones de la experiencia. En su misma orden surgieron oposi-
ciones y tuvo que abandonarlo todo. Una de sus cartas al gran maestre, con fe-
cha del 22 de junio de 1638, muestra con cuánta generosidad y heroica resigna-
ción aceptó esa penosa prueba (Ibíd., pp. 107-122).
7. Hoy capital de cantón en Seine-et-Oise. Se había fundado allí un estable-
cimiento en 1636 para recoger y educar a las niñas nacidas de matrimonios ile-
gítimos. La Compañía del Santísimo Sacramento se interesaba por esta obra; to-
mó a su cargo la pensión de una maestra y recibió, como paga a su generosi-
dad, el derecho a enviar allá doce niñas cada año (R. DE VOYER D'ARGENSON,
o. c.., 69).
8. Juan Paradis, muerto en mayo de 1646.

445
La señora Goussault tenía antes de ayer una fiebre que se temía fue-
ra continua. Tenga usted cuidado de su salud, por favor.
Soy v. s.
V. D.
Me urgen por la precipitación del asunto del Temple, del que temo
una caída próxima. Lo digo y lo vuelvo a decir; pero pasan por encima.
La humildad me obliga a ir dando largas, y la razón a temer. In nomine
Domini!

308 [296,I,435-436]
A LUISA DE MARILLAC
San Lázaro, martes por la mañana [1638] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Le devuelvo los papeles 2, para que los remita lo antes posible si le pa-
rece bien, y obre de manera que se le entregue una copia firmada.
Si no tuviese las llaves, haga que se las entreguen aquí.
La señora Pelletier me acaba de hablar de sus muebles; le gustaría que
se los pusiese en otra pequeña habitación. No habla de ponerlos en otra
parte. Le he dicho que hablaríamos de ello y que hay que tender a ha-
cer que todas las cosas sean comunes y a quitar las particulares. Pero
este lenguaje le parece un poco nuevo.
Esa pobre mujer de Mans me parece que está enferma. Ha cumplido
bien todas las condiciones y la residencia.
Hay que pensar un poco en la manera de enseñar a las hijas a llevar
la escuela. Esta dice que ella lo ha hecho en esta ciudad y en otros luga-
res. Hay que ver si lo logra.
Buenos días, señorita. Soy
V. D.

________
Carta 308 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. El propósito manifestado en la carta de pensar en la escuela de niñas nos
permite conjeturar que esta carta es algunos días anterior a la 309, donde se en-
cuentra la solución propuesta por Luisa de Marillac.
2. Probablemente, los papeles relativos al establecimiento de niños expó-
sitos.

446
309 [297,I,436-437]
A LUISA DE MARILLAC
[1638] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
¡Bendito sea Dios porque no ha sido grande su indisposición! Le rue-
go que haga todo lo posible por conservarse.
Espero ir el sábado a La Chapelle.
Hemos tratado de su memoria sobre los niños expósitos en dos reu-
niones con las oficialas de la Caridad del Hôtel-Dieu; y el domingo pró-
ximo comunicaremos la decisión, que yo reduciré al estilo de un regla-
mento, a la señora Pelletier, para ver si quiere sujetarse al mismo; lo hare-
mos en casa de la señora Goussault, en presencia de las oficialas. Toda la
compañía considera necesario que esa casa dependa de la Superiora de
las Hijas de la Caridad, como le escribí, y que vaya a pasar allí siete u ocho
días, si su salud lo permite.
Las damas van hoy al Hôtel-Dieu. Le ruego que ofrezca sus personas
y sus trabajos a su divina Majestad.
No espero mucho de esa manera de comunicarse las Ursulinas con
sus hijas 2. Sin embargo, envíelas, si le parece bien.
Creo que es mejor retener a esa muchacha por algún tiempo a su la-
do y hacer que la vea, junto con la de Nogent, la señora Goussault. No
es necesario enviar a la de Saint-Marceau 3, puesto que está ya en ejer-
cicio.
Le deseo buenos días y soy, en el amor de Nuestro Señor, s. s.
V. DEPAUL
Dirección: A la señorita Le Gras.

310 [298,I,437-438]
LUISA DE MARlLLAC A SAN VICENTE
[1638] 1
Después de hablar de las maniobras a las que se entregaba la señora
Pelletier ante las autoridades eclesiásticas y judiciales para separar a san
________
Carta 309 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta es de los comienzos de la obra de niños expósitos.
2. Véase la carta 308.
3. Barrio de París.
Carta 310. — Monseñor BAUNARD, o. c.., 306.
1. Esta carta parece estar relacionada con la 309.

447
Vicente y a las Damas de la Caridad de la administración de los niños ex-
pósitos y quedarse ella sola de dueña, Luisa de Marillac añade:
«Pero tengo confianza en Dios que sabrá hacer brillar su gloria en este
enojoso suceso. Se lo suplico de todo corazón, y que El le conceda salud pa-
ra este mismo objeto. Espero de su bondad que nos haga participar del mé-
rito de sus sufrimientos y santos sacrificios, ya que conoce bien nuestra
necesidad»

311 [299,I,438-440]
A ROBERTO DE SERGIS
[Hacia el 21 de febrero de 1638] 1
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
He recibido un consuelo que no puedo expresar por la bendición que
ha querido Nuestro Señor dar a su misión de Montpezat 2; pero le con-
fieso que he estado muy preocupado y lo estoy todavía por ese largo y
fatigoso trabajo de tres meses y temo mucho que, si no se toma un no-
table reposo, pueda sucumbir, lo mismo que también el padre Brunet.
En nombre de Dios, padre, descanse y hágase tratar un poco de su mal
de ojos y de garganta, bien en Aiguillon o bien en Agen, si es que no lo
ha hecho, pues temo que a su llegada a Toulouse le sobrecarguen de tra-
bajo. Me gustaría decir que no volveremos allá, pero ¿qué diremos al se-
ñor Arzobispo 3, al que le he escrito que le iría a ver inmediatamente des-
pués de la misión de Montpezat?
Por otro lado, tenemos obligación de una misión que el señor de la
Marguerie 4 ha fundado en Angoumois para cada cinco años, que ter-
minan en Pascua. Si sus pequeñas molestias no le impiden ir a
________
Carta 311 (CA). — El original pertenece a la señora generala Derrécagaix,
calle du Regard, 5, París.
1. Cfr. carta 319.
2. Ayuntamiento de Lot-et-Garonne, en los alrededores de Agen.
3. Carlos de Montchal (1628-1651).
4. Elías Laisné, señor de la Marguerie y de la Dourville, consejero ordinario
de Estado. Le había dado a san Vicente, el 31 de octubre de 1633, 200 libras de
renta sobre el ayuntamiento «para enviar cada cinco años tres sacerdotes y un
hermano a misionar durante cuatro meses, comprendida la ida y la vuelta, en la
diócesis de Angulema» (Arch. Nat. M 211, leg. 1). Recibió las órdenes al morir
su esposa y murió el 3 de octubre de 1656.

448
Toulouse, le ruego que diga a dicho señor Arzobispo que le pido muy hu-
mildemente perdón si todavía no estamos en situación de servirle con es-
tabilidad y nos vemos obligados a aprovechar las circunstancias de des-
pués de Pascua, como ahora. Al mismo tiempo le suplicará que le per-
mita ir a hacer esa misión de Marguerie 5 y en otras dos o tres pequeñas
aldeas que de allí dependen; para eso será preciso que baje a Burdeos por
el Garona y de allí a Bourg 6 entre Burdeos y Blaye de allí habrá que ir
luego a Barbezieux, que está a dos jornadas, y a Marguerie, a dos o tres
leguas. Pero habrá que ir hasta Angulema para obtener el permiso del se-
ñor Vicario General, en ausencia del señor Obispo 7, que está con la
reina de Inglaterra y que me rogó ir a trabajar a su diócesis, a instancias
de su señor Vicario General, al que testimoniará mi pesar por no poder
trabajar al presente más que en esas aldeas, y le demostrará mucha gra-
titud por la obligación que con él tenemos.
Me siento tan consolado por todo lo que me dice que no puedo me-
nos de volver a hablarle de ello en este lugar, y he enviado la que me escri-
bió a la señora duquesa de Aiguillon, a la que le suplico escriba más de-
tenidamente.
Le envío la que he escrito para el señor arzobispo de Toulouse abier-
ta. Si la indisposición le ha retenido a usted en Aiguillon, envíesela; si le
encuentra en Toulouse, ciérrela y mándesela.
He escrito al señor Mestre para acompañar algunas cartas que se le
escriben de su país. Le ruego que se las mande por camino seguro. Es
el bueno de su padre quien le escribe. Procuraré hacer lo mismo con el
señor Hopille; y entre tanto soy, en el amor de nuestro Señor, su muy hu-
milde y obediente servidor

VICENTE DEPAÚL
Dirección: Al padre de Sergis, sacerdote de la Misión, actualmente en
Aiguillon o en Toulouse.

________
5. Localidad de la Charente-Inférieure.
6. Hoy capital de cantón en los alrededores de BlaYe.
7. Santiago du Perron (1637-1046).

449
312 [300,I,440]
LUISA DE MARILLAC A SAN VICENTE
[Febrero 1638] 1
Padre:
Sor Turgis está muy preocupada porque el sargento de la compañía del
señor de Castillon ha ido a decirle que enviará algunos soldados pera que
se alojen tanto en la residencia de delante como en aquella en donde es-
tán los niños. Harán mucho ruido. Si le parece bien que, cuando vengan, se
niegue a alojarlos, apelando a la señora duquesa de Aiguillon o a la seño-
ra del canciller, hasta que su caridad obtenga exención de la reina; o, si cree
algo mejor, indíquenoslo, por favor, mediante el portador de la presente.
Padre, soy su muy humilde y obligada hija y servidora,

L. DE MARILLAC

313 [301,I,441-442]
A LUISA DE MARILLAC
[Febrero 1638] 1
Señorita:
Acabo de escribir a la señora del canciller y le envío su carta y una so-
licitud que he dirigido, en nombre de las damas de la Caridad del Hô-
tel-Dieu, al señor canciller 2, haciéndole saber que dichas damas han al-
quilado una casa para alojar en ella a las Hijas de la Caridad y a los niños
expósitos, que los habitantes han enviado allá a los gendarmes 3, que ellos
no pueden habitar en casa de ustedes, donde no hay ningún hombre, sin
peligro de la pureza de las jóvenes y de escándalo; que, considerando es-
to, tenga a bien prohibir a los vecinos que envíen dichos soldados a su
casa y a los soldados ir allá, y ruego a la señora que presente esta ins-
________
Carta 312 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Es clara la relación de las cartas 312, 313, 314, 315 y 316. La carta 315 nos
indica que era invierno. Por otra parte, el cambio de casa para los niños expósi-
tos tuvo lugar a comienzos de 1638.
Carta 313 (CA). — El original está expuesto en una de las salas de la Socie-
dad de san Vicente de Paúl en París, calle de Furstenberg. 6.
1. Esta carta responde a la 312.
2. Pedro Séguier.
3. Gendarmes, gentes de armas, soldados.

450
tancia al señor canciller. Y como quizás las cosas no puedan ir tan apri-
sa que puedan arreglarse hoy mismo, será conveniente que mande a bus-
car a su señor párroco y rogarle que convenza a los vecinos para que den
otro alojamiento a esos gendarmes, o que convenza a los gendarmes pa-
ra que se vayan a otro sitio, por medio escudo más o menos, para que le
den dos días. Entretanto voy a casa de la señora Goussault para que en-
víe al señor Grandnom 4 a urgir la cosa.
Su hijo está bien. ¿Le ha enviado el acta? Me ha dicho que comprende
las excelencias del sacerdocio, y eso es bueno.
Trate buenamente con los soldados, por favor, mediante el señor
párroco.
Buenos días, señorita. Yo soy...

314 [302,I,442]
A LUISA DE MARILLAC

[Febrero 1638] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
No he visto a Jacqueline desde que ella me dijo, hace cuatro días, que
se la llevaría a ver y yo le prometí hablarle de ella 2.
Tendré cuidado con ese vicario de Nanterre y actualmente párroco 3,
a propósito de la joven.
Intentaré ver hoy a la señora duquesa de Aiguillon para lo de los
soldados. La señora del canciller no ha podido hacer nada.
Habrá que hablar de ese alojamiento con la señora Goussault. Sería
de desear que usted estuviera en otra parroquia distinta por muchas ra-
zones.
________
4. Remigio de Grandnom, intendente de la señora Goussault.
Carta 314 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase carta 312, nota 1.
2. Jacqueline quería presentar a Luisa de Marillac a una de sus sobrinas, que
se sentía llamada a la vocación de hija de la Caridad.
3. Pablo Beurrier.

451
Como un camino no perjudica al otro, vea si puede hacer alguna co-
sa, por medio de ese soldado en quien piensa, con su capitán, y por me-
dio de él con el señor de Castelnau 4.
Buenos días, señorita. Soy
V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.

315 [303,I,443]
A LUISA DE MARILLAC
[Febrero 1638] 1
Mañana por la mañana le enviaré al padre Soufliers o al padre Bécu
para la plática y la confesión.
He visto su escrito 2 y voy a comunicárselo a la señora Goussault
enviárselo.
La advertencia de no burlarse a propósito de esas criaturitas 3 me pare-
ce muy a propósito.
Vi ayer a la señora duquesa de Aiguillon. Me dijo que había encar-
gado a su tutor que fuera a hablar con el señor de Castelnau. Les he encar-
gado a las Hijas de la Caridad 4 que urjan al señor capellán. Si esto fa-
lla, valdría más hablar con el furriel. Si usted no envía a alguien al señor
de Veines, yo no sé a quien dirigirse para eso. Espero recibir hoy noticias
de la señora duquesa; si no, mañana le enviaré un hombre para el señor
de Veines.
Pienso realmente que será oportuno que vaya a pasar algunos días a
esa casa de niños expósitos y que las hermanas vengan una vez al mes a
La Chapelle. ¡Quiera Dios darme tiempo para estar allí!
María de san Sulpicio, tiene dos mantas de abrigo. Es que la es total-
mente nueva y las ventanas cierran mal. Pasado el in-
________
4. Probablemente Luis-Francisco de Gourdon-Genouillac, marqués de Cas-
telnau, capitán de la compañía escocesa; o Santiago de Castelnau, muerto en 1658
como mariscal de Francia.
Carta 315 (CA). — Original en Amiens en las Hijas de la Caridad de la ca-
lle de Beauvais, 127.
1. Véase carta 312, nota 1.
2. Quizás una memoria sobre el establecimiento de los niños expósitos.
3. Los niños expósitos.
4. Del establecimiento de los niños expósitos.

452
vierno, habrá que establecer una regla. Nosotros todavía no la tenemos.
Buenos días, señorita. Soy s. s.

V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.

316 [304,I,444-445]
A LUISA DE MARILLAC
[Febrero 1638] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Ya veo el trabajo que tiene por el cambio de los niños expósitos y por
el orden que hay que establecer en el nuevo establecimiento. Le ruego,
señorita, que trabaje en ello mañana y que me envíe el sábado lo que
haya hecho. He dicho a la señora Pelletier que se desea que ella depen-
da de usted en esta dirección. Ella me dijo que le concretase en qué co-
sas tenía que depender de las oficialas y en qué otras de usted. Me pa-
rece que, para las cosas puramente temporales, tiene que depender de
esas buenas damas; pero que para las espirituales, como también para
la Dirección de las hermanas, de las nodrizas, de los niños traviesos que
vayan creciendo, para todo eso que tiene que relacionarse con usted y
para ello pasarla aviso de vez en cuando de lo que pase, todas las sema-
nas, al menos, cada quince días.
Jacqueline ha venido esta mañana por aquí sin decirme nada de su
sobrina, sino que solamente me ha pedido la respuesta a su carta de ante-
ayer, y yo le dije que ya había contestado ayer.
He escrito al señor capellán 2 de la señora duquesa 3 sobre los gendar-
mes. Me ha indicado que hablaría con la señora y me daría la respuesta;
pero, como no hay nada cierto en lo que depende de los grandes, me han
dicho que en definitiva habrá que alquilar una habitación y una litera y
entregárselas. Procuraré ir mañana o pasado por ahí, en el caso de que
no tenga ninguna respuesta mañana por la mañana; entre tanto soy, en el
amor de Nuestro Señor, su muy humilde servidor,
VICENTE DEPAÚL
________
Carta 316 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase carta 312, nota 1.
2. Dauzenat.
3. La duquesa de Aiguillon.

453
Jueves por la tarde.
Verá por la que acompaño de la señora Goussault sus deseos sobre lo
que le he escrito.
Dirección: A la señorita Le Gras.

317 [305,I,445-446]
A LUISA DE MARILLAC
[18 febrero 1638] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Todavía no ha encontrado nodrizas por el campo; por eso creo que,
entre tanto, hará bien en tomar la que se le ofrece del Hôtel-Dieu y que
es tan buena.
Creo realmente que necesita un alojamiento más cómodo, y que las
damas harán bien en buscarle otro o tomar ese del que me ha hablado.
Me es imposible ir hoy a Bons-Enfants. Espero estar allí mañana pa-
ra comer y pasar luego a verla. Será difícil hablarle entre tanta gente del
colegio. Ya veré. Si puedo, se lo mandaré decir.
Buenos días, señorita. Soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy hu-
milde servidor,
Día de la Ceniza.
V. DEPAUL

318 [306,I,446-449]
A LAMBERTO AUX COUTEAUX
París, 20 febrero 1638
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
He leído y releído su carta del 9 de este mes con un especial consue-
lo, que se ha visto un poco rebajado por la pequeña indis-
________
Carta 317 (CA). — Archivo de la Misión, original.
1. Esta carta es de comienzos de la obra de niños expósitos, o sea de 1638, y
además del 18 de febrero (firmada el miércoles de ceniza). La carta 314 indica
que en esta fecha Luisa de Marillac buscaba un alojamiento para los niños
Carta 318 (CA). — Archivo de Turín, original.

454
posición del buen padre Perdu, a quien no le recomiendo, porque es-
toy segurísimo de que lo cuidará lo mejor posible; pero ¿qué es de su sa-
lud? Ruego a Nuestro Señor que la sea él mismo.
He enviado a Toul la carta que escribe para el padre Dehorgny. El
asunto se va enfriando un poco. Andamos en tratos con el señor Fleury
el sobrino, doctor de la Sorbona 1.
Me alegra mucho lo que me dice de ese pequeño priorato del señor
des-Roches-Chamian, de las dos fincas y dos casas. Puesto que la Provi-
dencia ha puesto allí a ese buen eclesiástico, hay que dejar que pase el
tiempo, cultivar las viñas y reparar ese lienzo de pared que se ha caído.
Dudo mucho de que los injertos de Loudun sean más caros. ¡Bendito
sea Dios!
Me gustará mucho ver a ese arquitecto de Pontoise y al albañil para
las construcciones.
Ha hecho bien en darle una nota sobre el estado de los muebles a
monseñor de Chartres 2 Y será también conveniente que mande hacer
cuartillos y tenedores como los nuestros, para empezar cuanto antes a to-
mar las comidas en porciones.
¡Oh, cuánto me ha conmovido lo que me dice de la clase de apro-
bación que ha hecho monseñor de Poitiers 3 del contrato pasado con el
señor cardenal y de lo que me dice que piensa ir a Poitiers a darle las gra-
cias a ese buen prelado! También me ha conmovido lo que me dice de la
bondad y mansedumbre con la que monseñor de Chartres ha tratado con
usted y con todo el mundo. Ya le daré las gracias y le diré oportunamente
cómo doy gracias a Dios por la atención que ha conseguido para la Com-
pañía en lo que le he dicho sobre el catecismo y las predicaciones. Há-
gaselo recordar con frecuencia, por favor.
Veo muy bien la disposición que me dice ha hecho de la misión: 1º en
el ducado; 2.º acabar la de Richelieu. Entonces habrá que es
________
1. Francisco de Fleury, de la diócesis de Langres, obtuvo una canonjía en la
de Verdun. Aprobó el libro De la fréquente communion y fue presentado por
los jansenistas a la reina María-Luisa de Gonzaga, a su partida a Polonia, para
que desempeñase a su lado el cargo de capellán. Sus relaciones con san Vicente
y con los misioneros enviados a aquel país fueron siempre excelentes, e incluso
cordiales, como puede verse por las cartas del santo, que lo estimaba mucho. Mu-
rió en Francia en los primeros días de noviembre de 1658. Se conserva una par-
te de su correspondencia con la madre Angélica.
2. Leonor d'Estampes de Valançay (1620-1641).
3. Enrique-Luis Chasteignier de la Rocheposay (1611-1651).

455
tablecer bien la Caridad. Espero enviarle a una excelente hija de la Ca-
ridad 4 para ello. Hace sangrías, compone medicinas y pone lavativas: ella
ha preferido el servicio de los pobres al de la gran señora de que le ha-
blé 5. Está en Saint-Germain-en-Laye, donde se ha establecido una no-
table Caridad, a la que pertenecen la dama de honor, la modista y las don-
cellas de la reina, que sirven personalmente con un fervor admirable
Ha habido que sufrir un poco a causa de los escotes; pero de ello ha que-
rido Dios sacar gloria no pequeña.
En nombre de Dios, padre, hay que ser muy circunspectos en la
explicación del 6.º mandamiento. Algún día tendremos que soportar una
tempestad por esto. Recomiéndeselo con frecuencia a la comunidad, y
que no se haga nada en la procesión, como tantas veces he dicho, sino es
alguna cosa sencilla.
En cuanto al título que ha de tomar para los actos curiales ¿quid si
pusiese el de comisionado en la administración de la parroquia en espe-
ra de que yo lo consulte? En cuanto a las limosnas, a cada mendigo un
doble 6, Y si se les catequiza dos liardos, más o menos, según la calidad
de la persona. Pero, para los enfermos, si monseñor no funda lo necesa-
rio, habrá que contribuir con quince o veinte sueldos por semana, que
podrán ponerse en el cepillo de quien haga la colecta. Pero ¿cómo se
arreglará para la retribución de las funciones curiales? Le envío doscientas
libras, que se entregarán mañana al mensajero de Champigny; y el pró-
ximo viaje le entregaremos los hierros para hacer formas.
Actualmente están en Richelieu el padre Codoing y el padre Durot.
¡Cómo ha bendecido Dios sus trabajos! Le ruego que les abrace y a to-
da la compañía por mí, como yo lo hago con toda la humildad y cariño
que me es posible.
La misión de Saint-Germain terminará dentro de cuatro días, con una
bendición muy especial, precedida de unos cuantos motivos para ejerci-
tar la paciencia. ¡Oh, cómo nos ayudará todo esto y cómo triunfa Dios
allí! El padre Grenu goza también de una especial asistencia de Dios en
Gascuña y lo mismo el padre de Sergis.
La comunidad está bien, gracias a Dios, y le saluda.
Soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL

________
4. Bárbara Angiboust.
5. Véase carta 23Z.
6. El doble valía dos denarios; el liardo, tres

456
Después de haber escrito la presente, he creído que sería conveniente
que tomase el título de vicario de la parroquia de Richelieu esperando la
unión y la manera de realizarse
Dirección: Al padre Lamberto, sacerdote de la Misión, actualmente
en Richelieu.

319 [307,I,449451]
A ANTONIO LUCAS
París, 21 febrero 1638
Padre:
La gracia del Señor sea siempre con nosotros.
Le escribo estas líneas con un poco de prisa, para rogarle que cuide
de su salud y de la del señor Caignet 1 y que descanse después de ese gran
trabajo, antes de recomenzar la misión. Y cuando haya descansado, po-
drá comenzar a trabajar en las aldeas que dependen de 13 diócesis de
Troyes y de Montmirail.
Hice-que le escribiera el padre Soufliers el domingo pasado y le ro-
gaba entonces lo mismo, que nos devolviese al padre du Chesne y que en
su lugar yo le enviaría al padre Callon; pero, habiéndole ocurrido una pe-
queña incomodidad, que no le permite por ahora esa pequeña satisfac-
ción, se ha vuelto a Aumale, donde podrá hacer algo por los alrededo-
res 2
He estado en casa de su hermano en el puente Saint-Michel 3 para
pedirle que envíe al que reside en casa del señor Belin a la misión. Pero
me ha dicho que ése no estaba en la ciudad, que estaba todavía en Milly
4 Y que a la vuelta lo enviaría a Rueil. No he sabido lo que ha hecho, ni
si ha vuelto.
Le envío una carta de Cevennes. La comunidad está bastante bien,
gracias a Dios.
La misión de Saint-Germain se ha terminado con bendición, aunque
al comienzo ha habido motivos para ejercitar la santa paciencia. Hay po-
cos de la casa del rey que no hayan cumplido con sus deberes
________
Carta 319 (CA). — Archivo de Turín, original.
1. El confesor de la señora Goussault llevaba este apellido; quizás se trate de
él.
2. Aunque miembro de la Congregación de la Misión, Luis Callon vivía en
Aumale, su país de origen.
3. En París.
4. Hay dos localidades de este nombre, una en el Oise, otra en Seineet-Oise.

457
junto con el pueblo y con una devoción digna de edificación. La firme-
za en contra de los escotes ha dado lugar a este ejercicio de paciencia. El
rey dijo al señor Pavillon que había quedado muy satisfecho de todos los
ejercicios de la misión, que así es como hay que trabajar y que daría ese
testimonio por todas partes. Yo tenía grandes dificultades de misionar en
aquel lugar, mientras estaba allí la corte; pero, habiéndome hecho su ma-
jestad el honor de indicarme que lo deseaba así, hubo que pasar por
encima de todas nuestras dificultades. Las que más las pusieron al princi-
pio son ahora tan fervorosas que se han hecho de la Caridad, sirviendo a
los pobres en su día, y han hecho la colecta por el burgo en cuatro gru-
pos. Son las camaristas de la reina.
Los padres Lamberto, Perdu, Buissot, Codoing, Benito y Gourrant
están en Richelieu; los padres Grenu y Savinier en el ducado de Aigui-
llon, en Gascuña, donde Dios les da una gran bendición, lo mismo que
ha hecho con el padre de Sergis y el padre Brunet; y el padre de Sergis
se ha vuelto a Toulouse, donde lo espera el señor arzobispo con gran
impaciencia.
Acabo encomendándome a las oraciones de los padres Caignet y du
Chesne y le suplico, padre, que comunique nuestras noticias y recomen-
daciones a los padres Mouton 5 y Boucher 6 Espero escribirles el miér-
coles y enviarle al padre Boudet en lugar del padre du Chesne.
Entretanto soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy humilde y obe-
diente servidor,

VICENTE DEPAÚL
Le ruego que pague exactamente el porte al señor Octobre 7.
Dirección: Al padre Lucas, sacerdote de la Misión, en Montmirail.

________
5. Santiago Mouton, nacido en Pontoise, recibido en la Congregación de la
Misión en 1632.
6. Leonardo Boucher, nacido el 29 de agosto de 1610, recibido en la Con-
gregación de la Misión el 12 de noviembre de 1632, ordenado sacerdote el 23 de
septiembre de 1634.
7. Conserje del castillo de Montmirail

458
320 [308,I,451-454]
A LA MADRE DE LA TRINIDAD
Mi queridísima madre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
He aquí una vez más la pluma de un hombre agradecido, ya que su
caridad me da siempre nuevos motivos para estarlo con tantos actos de
bondad que cada día le va sugiriendo el Espíritu Santo para nuestro bien
y el de las almas de su diócesis. No se ha contentado, mi querida ma-
dre, con proponer, conducir y llevar a cabo nuestro establecimiento
con tantos cuidados, solicitudes y trabajos casi continuos; a ello ha aña-
dido el ofrecimiento de su casa para nuestro alojamiento y para los ejer-
cicios de los ordenandos. ¡Oh mi querida madre! ¡cómo toca esto mi co-
razón y me hace ver el estado de un alma verdaderamente cristiana y reli-
giosa, que ha llegado a la cima de la más alta perfección a la que estos dos
estados pueden elevar a un alma en el ejercicio de la verdadera caridad!
Dios sea alabado, mi querida madre, por haber querido elevarla a un es-
tado de tan gran bondad; quedemos nosotros con el reconocimiento eter-
no de tanto bien como incesantemente nos hace; y haya para usted un
grado de gloria en el cielo que corresponda a la bondad que Nuestro Se-
ñor ha puesto en su alma. Ese es el reconocimiento y los deseos que pue-
de hacerle el alma más obligada del mundo con usted, mi querida ma-
dre, y que le considera además como su queridísima y amabilísima
madre.
Vi ayer uno de los dos pequeños alojamientos delante de la casa de
monseñor 1. Realmente, convendría ocupar los dos a causa de las vistas
y de las demás servidumbres. Pero ¡qué se le va a hacer!; el alojamiento
que necesitamos en Troyes nos urge más, según creo. ¿Cómo podríamos
tenerlo sin la ayuda que nos ha querido conceder monseñor? Si lo ven-
diesen por el precio que vale, ¡bien!; pero nos lo ofrecen por 6.000 li-
bras, aunque temo que apenas se podrán obtener doscientas de alquiler;
porque no está alquilado. Lo había tomado un padre capuchino y ha-
bía puesto allí a una buena mujer devota para que acogiese a algunos po-
bres recientemente convertidos; pero no sé qué es lo que pasa que no hay
más personas que esa buena mujer y dos pobres muchachas, que se van
a marchar. Por otro lado.
________
Carta 320 (CA). — Original en el Carmelo de Troyes.
1. Renato de Breslay, obispo de Troyes (1604-1641), tenía en París, calle
mayor del barrio Saint-Michel, una casa que ofrecía a san Vicente para las ne-
cesidades de los misioneros de Troyes (cfr. carta 304, nota 1).

459
no hay que regatear con nuestro bienhechor, mi querida madre. Por to-
do ello, salvo mejor parecer de su caridad, mi querida madre, creo que
hay que quedarse allí 2.
El señor comendador no ha creído necesario ratificar la fundación de
monseñor ya que, como monseñor no lo desea más que por causa del
contrato que anteriormente se había hecho mediante escritura privada
entre ese buen señor y yo, dice que, devolviendo el original de este contra-
to, que está en su poder, y habiéndole yo remitido el nuestro, y habiendo
sido rotos los dos, ya no es necesaria ninguna ratificación. Esto es, mi
querida madre, lo que yo le suplico muy humildemente que haga en-
tender a monseñor y que yo no he visto a nadie testimoniar con mayor
satisfacción de la acción que ha hecho por el bien de su diócesis que a su
sobrino Bault. Ciertamente, mi querida madre la bondad con la que me
ha recibido y tratado con nosotros no puede imaginarse.
Entretanto ha acabado ya nuestra misión de la corte. Los pobres misio-
neros han trabajado incesantemente en ella, desde la mañana a la noche,
predicando, catequizando y oyendo la confesión general, desde la ma-
ñana hasta la tarde, y están tan cansados que no pueden
Haremos que descansen y se repongan un poco los que están desti-
nados a Troyes, para que se marchen el día de la vigilia del domingo de
Pasión 3, cuando monseñor ha creído oportuno que empiecen a trabajar
en los ejercicios de los ordenandos. Y yo, importunando una vez más a
mi querida y buenísima madre, acabaré suplicándole muy humildemen-
te que nos ofrezca a Dios y que le ruegue nos perdone tantas faltas que
cometemos incesantemente en el ministerio que nos ha confiado, y soy
en la santa comunidad de mi queridísima Madre y en el amor de Nues-
tro Señor, mi queridísima madre, su muy humilde y muy obligado y obe-
diente servidor,

VICENTE DEPAÚL
Ese buen doctor al que el señor Gallemant había tomado como su-
cesor suyo en la parroquia de Aumale 4, está trabajando en las me-
________
2. Los sacerdotes de la Misión se establecieron al principio en la aldea de San-
cey, en una casa alquilada a Sebastián Gouault, ciudadano de Troyes. Como el
local era poco amplio, el comendador les compró la casa situada en el ángulo de-
recho del arrabal Croncels y la calle de Bas-Clos, en Troyes. Allá se trasladaron
el 25 de agosto de 1640.
3. 20 de marzo.
4. Luis Callon. Sus notas han sido utilizadas por el autor de la vida de San-
tiago Gallemant.

460
morias o en la vida de ese bienaventurado, junto con uno o dos sacer-
dotes más.
París, 25 de febrero de 1638.
Dirección: A mi reverenda madre de la Santa Trinidad, priora del mo-
nasterio de carmelitas del arrabal de Troyes, en Troyes.

321 [309,I,454-455]
A LUISA DE MARILLAC

[1638, hacia el mes de febrero] 1


¡Bendito sea Dios porque ha tomado a esa pequeña alma en tal esta-
do que hay motivo para creer que es bienaventurada! Le enviaré al pa-
dre Bécu y a otro. Me será difícil ver al señor Laisné 2. Si le gusta el
matrimonio, que no se preocupe; enseñará lo que hay que hacer a su
secretario, si es que no lo sabe.
El cuadro de la Virgen y de san José llevando al niño Jesús de la ma-
no me parece bueno para esos pequeños niños expósitos 3.
La señora Goussault me ha indicado que irá hoy a comenzar su reti-
ro en casa de ustedes. Si así es, ¿estará ausente usted? Creo que será conve-
niente que le escriba unas palabras para saber su voluntad.
Vi ayer a la señora presidenta de Herse y le dije lo que he dicho a
usted.
Me olvidé de escribir a la señora Goussault que tomase la meditación
de la muerte y del juicio particular después de la primera. Le dirá, por
favor, que así lo haga y que más bien quite la de los pecados según le
dije, para meditar las que ella crea oportuno.
Pienso con frecuencia en el asunto del alojamiento. Buenos días, seño-
rita. Mantenga su corazón en paz. Soy
V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.
________
Carta 321 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta ha sido escrita en vida de la señora Goussault, después de em-
pezar la obra de los niños expósitos, cuando san Vicente les buscaba un aloja-
miento (cfr. cartas 314 y 317).
2. Elías Laisné, señor de la Marguerie.
3. Ese cuadro era quizás obra de Luisa de Marillac. Se cree que es uno de los
que poseen las Hijas de la Caridad de la calle Réaumur, 85, Parí s.

461
322 [310,I,455-456]
A LUISA DE MARILLAC
[1638, por el mes de febrero] 1
Señorita:
Creo que haría bien haciendo enterrar a ese niñito en el cementerio
y enviar a decir al señor párroco que le fuera a ver, y le dijese las cosas co-
mo son, esperando que él piense en la manera de hacerlo. Lo que ac-
tualmente se me ocurre es que habría que dar alguna cosa cada año al se-
ñor párroco y al enterrador por enterrar a todos. Por hoy, habrá que ro-
garle que envíe a su señor vicario a tomarlo y que ordene al enterrador
que haga una pequeña fosa y se pague a cada uno lo suyo, y que es un
ensayo que se desea hacer.
Me siento más urgido que nunca a terminar el asunto de la Caridad 2
Pida a Dios que me dé tiempo para trabajar en él. Da lástima de mí. No
tengo tiempo de nada. ¡Dios me dé la eternidad!
Cuando pueda ir a Reuil, el señor párroco me ha indicado que reci-
birá a la joven que yo le enviaré.
Soy s.s.
V. D.
No le digo nada de la señora Pelletier. Acabo de escribir a la señori-
ta 3 sobre la muerte del niño. Me dijo ayer que enviaría otro, si puede ser.
Ahí va su carta.

323 [311,I,456-458]
A LAMBERTO AUX COUTEAUX
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
He encargado a nuestro buen hermano Nicolás 1 que pase por Ri-
chelieu de paso para ir con el padre Grenu a Gascuña. Sólo le re-
________
Carta 322 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta fue escrita poco después de la fundación de los niños expósitos.
Conviene situarla cerca de las cartas 307 y 321.
2. La Caridad de La Chapelle (cfr. carta 307).
3. La señorita Viole, tesorera de las damas de la Caridad.
Carta 323 (CA). — Archivo de Turín, original.
1. Nicolás Corman, hermano coadjutor, nacido hacia 1603, entró en la Con-
gregación de la Misión en 1633 y fue recibido a los votos el 13 de noviembre de
1643.

462
tendrá un día, por favor, y si puede, escriba a dicho padre Grenu y ha-
ga que le escriban todos los de la Compañía que puedan. Creo que el por-
tador de la presente le encontrará a punto de recomenzar la misión de
Richelieu. Le suplico, padre, que recomiende más precaución que nun-
ca en la explicación del sexto mandamiento y en las preguntas que sobre
él se hacen. Si no ponemos cuidado en eso, la Compañía sufrirá algún día
por ello 2.
Que se hagan las procesiones sin aparato, incluso sin revestir a los ni-
ños más que con las sobrepellices que haya en el lugar. Se ha criticado
mucho lo uno y lo otro, aunque monseñor de Alet 3 fue el que hizo lo pri-
mero y respecto de lo segundo no había más que algunos niños vesti-
dos con albas. Quiera Dios que esto nos haga ejercitar un poco la vir-
tud de la paciencia. Esto procede de envidia por la notable conversión
de algunas personas principales.
No he tenido el honor de ver a monseñor de Chartres por que no pa-
recía oportuno. Lo haré, si Dios quiere, cuando sea tiempo.
Será conveniente que establezca la Caridad y que dé aviso a monse-
ñor de Chartres, para que sepa de Su Eminencia 4 si le parece bien, y que
le proponga la Hija de la Caridad 5.
Acabo encomendándome a sus santas oraciones junto con la situación
presente de la misión y saludo muy humildemente y con todo cariño a la
Compañía, siendo, en amor de Nuestro Señor, su muy humilde servidor,
VICENTE DEPAÚL
Vallegrand, 3 de marzo de 1638.

324 [312,I,458-459]
A LUISA DE MARILLAC
[Marzo 1638] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Juana, la hija de Caridad de esta parroquia, ha cometido muchas
faltas, por las que el señor párroco 2, las oficialas y el señor de Vincy
________
2. Véase carta 318.
3. Nicolás Pavillon, obispo de Aleu
4. El cardenal de Richelieu.
5. Bárbara Angiboust.
Carta 324 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta ha sido escrita durante la cuaresma, algunos días antes que la
325, que es manifiestamente de 1638.
2. El señor de Lestoc, párroco de san Lorenzo.

463
han creído hoy que había que cambiarla. Le suplico. señorita, que nos
envíe otra que tenga el espíritu más manso y acomodable, y esto desde
mañana por la mañana, a fin de que no tenga ocasión de maquinar co-
mo 3 las otras; pues no puede imaginarse hasta qué punto es capaz de
hacerlo. Pues bien. creo sin embargo que habrá que recogerla en el Hô-
tel-Dieu o en otro sitio, a fin que la justicia vaya acompañada de miseri-
cordia. ¿Creerá usted que ha dado un bofetón a Jacqueline y que lo ha
hecho todo a su capricho y otras cosas de las que no hay que hablar, co-
mo haber tratado a un enfermo sin permiso?; y lo que es peor, ha ad-
vertido al predicador cuaresmal de algunas faltas de las damas y ha em-
pezado a predicarles. Bien, ¿a quién nos dará que no le cause mucho tras-
torno? Mírelo usted.
Soy, en el amor de Nuestro Señor, s. s.
V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.

325 [313,I,459-460]
A LUISA DE MARILLAC
[Marzo 1638] 1
Volví ayer por la tarde de Pontoise. Voy a responder a su última. Ha-
brá que pensar de veras en los niños expósitos Se celebra hoy una reu-
nión en casa de la señora presidenta Goussault. Me gustaría que pudie-
se asistir y que escribiese a la citada señora para que le envíe su coche. Es
verdad que creo que le pedirá que asista a la de san Esteban su superio-
ra, la señora de Beaufort. Si así es, creo que convendrá que vaya y que
me indique su parecer sobre la propuesta del señor Dieu y la del señor
Foucauld a los señores del cabildo. Le pido también me diga si es cier-
to lo que me ha dicho la señora Goussault, que conoce algunas buenas
jóvenes devotas que están dispuestas a dedicarse a catequizar a las mu-
jeres del Legat 2, en lugar
________
3. Tal es la frase del original; el sentido parece ser más bien en contra.
Carta 325 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta ha sido escrita en vida de la señora Goussault, mientras que las
hermanas tenían su casa madre en La Chapelle. El pasaje relativo a los niños
expósitos nos hace preferir el año 1638.
2. Sala del Hôtel-Dieu reservada a las enfermedades contagiosas. Su nombre
provenía del cardenal du Prat. legado del Papa en Francia, que la construyó ha-
cia 1530.

464
de las 14 damas 3. Creo que es de desear que se haga así; de otra forma,
estaremos siempre con el miedo de que dichas damas contraigan allí la
enfermedad. Envíeme la respuesta a casa de la señora Goussault a eso de
las 3, por favor.
Es verdad que me han dicho que las cosas van mal en el Hôtel-Dieu
y que es de desear que su salud le permita ir a pasar allí dos o tres días.
Ya verá.
He hecho decir a Juana, de san Lorenzo, que vaya a La Chapelle.
Las damas de san Sulpicio tienen un apego maravilloso a su hermana
Juana. Se las mortificará si se la quita. Habrá que avisarle de sus de-
fectos.
Espero que no será nada la indisposición de su hijo: una salud mayor
después de esa ebullición de sangre.
Tiene razón al destinar a María-Dionisia 4 a san Esteban 5. Desconfío
de esa Caridad por la condición del espíritu de las personas que se mez-
clan en ella y porque se mezclan también algunos hombres.
Buenos días, señorita. Soy s. s.
V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.

326 [314,I,460-461]
A LUISA DE MARILLAC
[Marzo 1638] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Ya estoy de vuelta en el colegio de Bons-Enfants desde anteayer me
propongo ir a dormir hoy a san Lázaro, con la ayuda de Dios.
Tengo aquí una carta de la señorita Poulaillon, que acabo de recibir
ahora mismo. ¿Qué le parece de lo que propone, señorita?
No he oído hablar del asunto que sabe. Tendré ocasión de ver pron-
to al confesor de ese personaje.
Encuentro a su hijo un poco pálido; el daño de la mano es un poco
doloroso. Le ha prometido al señor Pavillon trabajar en la
________
3. Catorce damas, escogidas cada tres meses en las cuatro témporas por y en-
tre las damas de la Caridad, se encargaban de instruir y de consolar a los enfer-
mos del Hôtel-Dieu (P. COSTE, o.c., P. 14).
4. Hija de la Caridad.
5. Saint-Etienne-du-Mont, parroquia de París.
Carta 326 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta parece que ha de situarse junto a la 325.

465
resolución que tiene que tomar; yo soy, en el amor de Nuestro Señor su
muy humilde y obediente servidor,
VICENTE DEPAÚL
Lunes, a las 10, en el colegio de Bons-Enfants.
Dirección: A la señorita Le Gras.

327 [316,I,463-464]
A LAMBERTO AUX COUTEAUX
París, 15 marzo 1638
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Recibí ayer la suya del 4 de este- mes, pero aún no he recibido la del
señor abogado real de Loudun. Veo con consuelo que van amueblando
poco a poco. No es aún tiempo de hablar sobre planes de iglesia. No per-
deré la ocasión para ello; pues siento mucho verle sufrir 1 en ese luga-
rejo.
¡Bendito sea Dios por el éxito de su misión y de la de los padres Buis-
sot y Durot! ¡Oh! ¡El éxito de estos dos tiene que servirnos a muchos de
nosotros!
Estoy algo preocupado por la indisposición del padre Gourrant y la
de Bastián 2. Aunque confío mucho en sus cuidados, en nombre de Nues-
tro Señor, permita que se los recomiende una vez más.
En cuanto a lo que dice que el padre Codoing se detiene mucho en
explicar el 6.º mandamiento, le suplico, padre, le diga que le ruego muy
humildemente, no hable más, en Richelieu ni en ningún otro lado, a no
ser con mucha sobriedad 3, por ciertas razones que le diré y que son de
mucha importancia 4.
Marcho a Rueil y haré que hablen a monseñor 5 de la Caridad 6, pa-
ra ver si le agrada hacer este establecimiento mientras que el pueblo
________
Carta 327 (CA). — Archivo de Turín, original.
1. Primera redacción: de la pena de ver sufrir a las que nos... San Vicente bo-
rró estas palabras y lo dejó como hemos traducido.
2. Sebastián Nodo, hermano coadjutor, nacido hacia 1603 en la diócesis de
Rouen, recibido en la Congregación de la Misión en 1633.
3. Las palabras ni en ningún otro lado a no ser con mucha sobriedad están
entre líneas.
4. Las palabras muy grande están entre líneas.
5. El cardenal de Richelieu.
6. Las palabras de la Caridad están entre líneas

466
está en buena disposición. Indíqueme entretanto 7 cuántos pobres hay
de ordinario en Richelieu 8, no digo en agosto, sino en la actualidad 9.
Veo que ha visto a nuestro hermanito Nicolás 10 y que ha recibido mi
carta; es sobrino del señor de la Quin (?). Presenta a un muchacho muy
bueno de Poitou para ser hermano aquí. Ahora va a ver a su madre,
que está grave y, una vez hecho esto, irá a encontrarse con usted.
Le ruego expresamente que haga comprender a la Compañía de mi
parte que sean sumamente precavidos en la explicación y en las pre-
guntas del 6.º mandamiento y que no se vista a los niños en la proce-
sión de ninguna manera, ni siquiera con sobrepellices, a no ser los que se
tienen costumbre de llevar. Estamos sufriendo por eso y no se le ve arre-
glo. ¡Bendito sea Dios porque esto ha sido ocasionado por la misión 11
y dio origen poco después a ponernos en boca del mundo 12!
Le escribí ayer por la noche, durmiéndome, lo que ha visto tan corregi-
do. Ruegue a Dios y haga rogar por la Compañía.
Soy, en el amor de Nuestro Señor, su servidor,

VICENTE DEPAÚL
Dirección: Al padre Lamberto, sacerdote de la Misión, en Richelieu.

328 [317,I,465-466]
A JUAN BECU
[Febrero o marzo 1638] 1
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Está ya a punto de partir. Le esperamos con gran deseo de volver a
verle en buena disposición. Entretanto le suplico que tantee al señor
________
7. Palabra añadida entre líneas.
8. Palabra añadida entre líneas.
9. El santo añadió aquí tres palabras esto según nosotros, que tachó a conti-
nuación.
10. Nicolás Corman, hermano coadjutor.
11. La misión de Saint-Germain-en-Laye.
12. Primera redacción: «de todo el mundo»
Carta 328 (CA). — Archivo de Turín, original.
1. Una mano extraña ha escrito junto a la dirección: en la cuaresma de 1638.

467
párroco de Saint-Victor 2 (si lo cree de buenas costumbres y de suficiente
capacidad) sobre si tiene intención de hacerse religioso de la Orden de
Malta, tal como lo requieren los estatutos de los que han tenido parro-
quias. Y si lo encuentra un tanto indeciso, le hará comprender cuál es
la intención del señor comendador 3, y que es necesario que sea así 4, y
por tanto que piense en ello y le indique su última decisión en el plazo
de un mes, para que, si él no lo desea, se decida a seguir los estatutos de
la Orden y entregar a otro la parroquia; y si lo desea, dicho señor co-
mendador quiere verlo y darle a entender su intención sobre cierta pre-
paración que quiere que haga antes de comenzar el noviciado. Debe dar
a entender todo esto con mansedumbre y prudencia, por favor, y co-
munique al señor comendador su decisión. Pase también por Champag-
ne 5, cerca de Houdan 6, por favor, e infórmese por medio de algunos ha-
bitantes de si están contentos con el eclesiástico que el señor comenda-
dor les envió hace poco, a no ser que tenga que tomar el coche en Dreux,
en cuyo caso lo tomará. El señor comendador ya se informará por otra
parte. Saludos al señor párroco de Saint-Victor y al padre Guissot, y yo
soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy humilde servidor.
VICENTE DEPAÚL
Dirección: Al padre Bécu, sacerdote de la Misión, en Saint-Victor.

329 [318,466-467]
A LEONARDO BOUCHER
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
El domingo pasado, a punto de salir de la ciudad para ir a los cam-
pos, recibí la suya del 10 de este mes, y al volver anteayer por la tarde un
poco cansado, no tuve ánimos para hacer que le enviaran a alguien para
la asistencia del buen padre Mouton. Lo hago esta mañana y le envío a
Mateo 1 que está lleno de ardor y de caridad,
________
2. Saint-Victor-de-Buthon (Eure-et-Loire).
3. El comendador de Sillery.
4. Estas palabras han sido añadidas entre líneas.
5. Pequeña localidad de Eure-et-Loire.
6. Capital de cantón en Seine-et-Oise.
Carta 329 (CA). — Archivo de Turín, original.
1. El hermano Mateo Régnard, nacido en Brienne-le-Château, hoy Brien-
ne-Napoleón (Aube), el 26 de julio de 1592, entró en la Congregación

468
como sabe. Le suplico, padre, que no escatime nada con él. En Montmi-
rail hay boticarios y buenos cirujanos; al médico, hay que mandarlo a bus-
car a Château-Thierry. Hay uno llamado señor Fournier, que es un buen
médico y amigo nuestro. Puede servirse de él, si no ha tomado ya a algún
otro. Y como estará en un lugar más cómodo en Montmirail, le ruego
que lo haga trasladar allí. Le escribo al conserje, señor Octobre, para que
le busque alojamiento. Le suplico, padre, que no lo abandone, a no ser
que se ponga mejor, en cuyo caso podría acabar la misión comenzada o
juntarse con el padre Lucas, mientras descansa el padre Mouton.
Saludo muy humildemente a dicho padre Mouton y lo abrazo en es-
píritu con un corazón lleno de cariño, de dolor y de mansedumbre. No
dejaremos de rogar a Dios por él, como puede pensar.
No le digo nada sobre lo demás de su carta a propósito de las Carida-
des, sino que me doy cuenta de que no tenemos tiempo para restablecer-
las. Nuestro Señor nos lo dará en paz más oportunamente si así lo
quiere.
Soy, padre, en su amor, su muy humilde servidor,
VICENTE DEPAÚL
París, 17 marzo 1638.
Dirección:. Al padre Boucher, sacerdote de la Misión, en Montmirail.

330 [319,I,467-468]
A LUISA DE MARILLAC
[Marzo 1638] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Tengo aquí una carta de Bárbara 2. Hasta esta mañana no le he
________
de la Misión en octubre de 1631, profesó el 28 de octubre de 1644 y murió el 5
de octubre de 1669. Fue el gran distribuidor de las limosnas de san Vicente en
Lorena y durante las turbulencias. Fue para el santo una gran ayuda por su au-
dacia, su sangre fría y su maña. Se encuentra su biografía en el t. II de Notices,
29-33.
Carta 330 (CA). — El original se lo dio en 1901 al cardenal Langénieux,
arzobispo de Reims, el señor Antonio Fiat, superior general de los sacerdotes de
la Misión.
1. La presencia de Bárbara Angiboust en Saint-Germain-en-Laye no permi-
te dudar del año. Por otra parte, esta carta es anterior a la 331.
2. Bárbara Angiboust.

469
mandado la carta que le escribió. Me he olvidado de ella siempre que le
he escrito a Saint-Germain 3.
Pero ¿cómo está usted, señorita? Me han dicho que mejor. Alabo a
Dios por ello y le ruego que le dé tantas fuerzas como se necesitan para
ir a los pueblos esta primavera.
Ayer por la tarde vi a la señora presidenta Goussault, a la que no ha-
bía visto desde el comienzo de su enfermedad, hace diez días. Está me-
jor y desea que venga el buen tiempo y tenga un poco más de salud pa-
ra irse a pasear por los campos. Ayer no tuvo ya la fiebre que esperaba.
Nuestro hermano Alejandro 4 irá hoy a verla a usted.
¿Cómo están los niños? Por favor, una palabra sobre ellos, no por escrito
— no es necesario —, sino sólo de palabra.
Buenos días, señorita. Soy su muy humilde y obediente servidor.
VICENTE DEPAÚL

331 [320,I,468-469]
A LAMBERTO AUX COUTEAUX
París 22 de marzo
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Estas pocas líneas son para decirle dos cosas: una, que ese joven de
Poiteau pide ser de la Compañía, después de un viaje que va a hacer a su
país para ver a su buena madre, y que, si lo necesita, le es indiferente
estar con usted o quedarse aquí 1. Utilícelo, pues, como mejor le pa-
rezca.
La segunda es para decirle que el señor cardenal me ha encargado
le diga que establezca la Caridad en Richelieu y que él dará algo todos
los años, hasta que pueda sostenerse con las colectas ordinarias. Según
eso, entretanto, será conveniente que le entregue de antemano ocho o
diez escudos, si puede.
El señor abogado real de Loudun me ha dicho que la marcha de la
Misión es excelente en relación con los herejes, ya que expone las ver-
dades divinas, sin discutir los puntos controvertidos, y que
________
3. Saint-Germain-en-Laye.
4. Alejandro Véronne.
Carta 331 (CA). — Archivo de Turín, original.
1. Véase la carta 327

470
los hugonotes se muestran encantados por ello. Que prosiga, pues, si le
parece bien.
El señor cardenal es de parecer que se conceda un día de descanso
a la semana durante la misión, por ejemplo, el sábado, y me ha ordenado
que obremos de forma que se practique así en todas partes. Le ruego, pa-
dre, que comience por Richelieu 2
Le enviaré la hija de la Caridad 3. Quizás la lleve la señora Gous-
sault inmediatamente después de Pascua.
La prisa que tengo no me permite decirle nada más, sino que ya contes-
taré a los que nos escribieron por medio del primer mensajero. Entre-
tanto los abrazo a todos y soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy hu-
milde servidor.
VICENTE DEPAÚL
Dirección: Al padre Lamberto, sacerdote de la Misión, en Richelieu.

332 [321,I,470-474]
AL DUQUE DE ATRI 1
[Por marzo de 1638] 2
Monseñor:
El señor conde de Bourlemont 3 y su hijo el señor abad 4 me han
________
2. Lamberto aux Couteaux escribió al cardenal de Richelieu el 16 de abril de
1638 para darle cuenta de los felices resultados de la misión. Su carta está en el
Arch. del ministerio de Asuntos Extranjeros de Francia, Mémoires et Documents,
830, f.º 105.
3. Bárbara Angiboust. La partida de la hermana se retrasó hasta octubre.
Carta 332. — Reg. 1, f.º 7 v.º. El copista tomó el texto de la minuta escrita
por el propio san Vicente.
1. Escipión de Acquaviva de Aragón, duque de Atri, esposo de Genoveva
Doni de Attichy, que era, por su madre Valencia de Marillac, prima hermana
de Luisa de Marillac. Para castigarle por haber servido a Francia, el gobierno es-
pañol lo despojó de todos sus bienes, que pasaron a manos de sus hijos. Su hijo
José Francisco murió en 1643, sin dejar herederos. Su hija María entró en el Car-
melo; la otra hija, María Angélica, es de la que aquí se habla.
2. Véase nota 14.
3. Claudio de Anglure, príncipe de Amblise, marqués de Sy, conde de Bour-
lemont, vizconde de Forest y barón de Busancy. Se casó con Angélica Diacette,
hija de Ana de Acquaviva de Aragón, duquesa de Atri.
4. Carlos-Francisco de Anglure, abad de la Crète, de Béchamp y de Saint-Pie-
rremont, muerto el 25 de diciembre de 1669. Ocupó sucesiva-

471
hecho el honor de decirme que le agradaría a vuestra grandeza que yo le
diese cuenta del estado de vuestra hija, la señorita de Atri 5, para que
de ese modo pueda vuestra grandeza juzgar lo que sea más convenien-
te; yo les prometí que así lo haría con tanto mayor gusto, mi señor, cuan-
to que debo a una especial bendición de Dios la ocasión de servir a vues-
tra grandeza.
Hace 3 ó 4 meses que recibí la orden del señor provisor de París de
visitar a vuestra hija, a causa de que el señor conde de Maure 6 le había
pedido permiso para hacerla exorcizar, según el parecer que le habían
dado varias personas de grave piedad, temiendo que esa buena niña es-
tuviese agitada por alguna posesión u obsesión maligna. El motivo que
tenían para creerlo así era la aversión que esa buena joven tenía de las co-
sas de Dios, que había llegado hasta tal punto desde su infancia, estando
en Villé-l'Eveque 7 con la señorita de Longueville 8, que hacía tres años
que no rezaba a Dios, y cerca de dos años que la habían tenido encerra-
da en una habitación en Port-Real 9, sin oír la santa misa. Ese fue, pues,
el motivo de que esas buenas
________
mente las sedes episcopales de Aire, Castres y Toulouse. Uno de sus hermanos,
Luis, que desempeñó cierto papel en la diplomacia, fue obispo de Fréjus y ar-
zobispo de Burdeos.
5. María Angélica de Atri.
6. Luis de Rochechouart, conde de Maure, es conocido sobre todo por su
oposición a la política de Mazarino. Cuando todos temblaban ante el poderoso
ministro, llegó a la corte el 20 de marzo de 1649 y pronunció una arenga en
pleno consejo para pedir su expulsión. Combatió en el partido de los príncipes
hasta el día en que, herido en la cabeza y en el brazo en un combate que tuvo lu-
gar en Libourne en 1652, fue apresado por las tropas del rey. Murió en sus tie-
rras de Essai, junto a Alençon el 9 de noviembre de 1669, a los 67 años de edad,
sin dejar descendencia (cfr. CONDE DE ROCHECHOUART, Histoire de la maison
de Rocbechouart. París 1859, en 4.º, t. II, 81-88).
7. En la parroquia de santa Magdalena de la Ville-l'Eveque, en París.
8. María de Orleans, nacida el 5 de marzo de 1625 de Enrique de Orleans
II y de Luisa de Borbón, casada el 22 de mayo de 1657 con Enrique de Saboya
II, duque de Nemours, enviudó el 14 de enero de 1659. Tras la muerte de sus
hermanos, sucedió en todos los bienes de su casa. Murió sin dejar hijos el 16 de
junio de 1707. Era, dice Saint-Simon (Mémoires, París 1879-1914, 26 vol. en 8.º,
t. II, 225), una «mujer muy alta, extraordinaria, de gran espíritu, que se mante-
nía bien fuerte en su propia casa del palacio de Soissons, donde no veía muy bue-
na compañía, inmensamente rica y magnífica vividora».
9. El hecho de este encarcelamiento es tan extraño que podríamos pre-
guntarnos si ha leído bien el copista del reg. 1; ¿no habrá que leer había estado
encerrada, en vez de la habían tenido encerrada? Quizás la

472
almas se forjasen esa opinión y la razón por la que me pareció conveniente
ir a verla. Al principio ella me mostró su estado con juicio y con can-
dor; pues tiene un entendimiento muy bueno y sólido, incomparablemente
más que el común de las niñas, pero un poco melancólico. Mi pensa-
miento fue al principio que se trataba sólo de ese humor melancólico que
la afectaba. Sin embargo, el respeto que les debía a los que creían que ha-
bía allí alguna obsesión maligna, hizo que sometiese mi juicio al suyo y
que, al presentar mi relación al señor provisor, le dijese que yo creía
que no había inconveniente en que el señor Charpentier — un eclesiástico
de insigne piedad en esa ciudad 10 — le hiciese algunos exorcismos se-
cretos, mansamente y sin provocar al espíritu maligno desde afuera, más
bien por imprecación que por execración, como era la opinión del re-
verendo Padre general del Oratorio 11, lo cual no se llevó a cabo debido
a la enfermedad de dicho señor Charpentier. Entretanto plugo a Dios en-
viar a vuestra hija una enfermedad bastante grave y peligrosa, en la que
se abrió su espíritu; y los señores condes de Maure 12, temiendo por su
salud, la trajeron a confesarse conmigo; hizo una confesión general de to-
da su vida pasada, con la mayor exactitud que jamás había visto, pues
empleó tres o cuatro horas en varias veces; y fue en esa acción donde yo
me confirmé en la opinión que tenía anteriormente; y habiendo sido un
poco larga la enfermedad y con una especie de debilidad, me pareció que
había entrado de nuevo en aquella situación del mismo humor. Pues bien,
como se curó, se vio totalmente liberada, de forma que pidió volver a
confesarse conmigo y comulgar, lo cual no había hecho durante su en-
fermedad, y realizó esas acciones con libertad de espíritu, como habría
hecho cualquier otra persona. Poco tiempo después, pidió ser religiosa
y que la recibieran en Port-Réal. Cuando me lo dijo, yo le respondí que
no era tiempo todavía y que necesitaba estar al menos un año con su se-
ñora tía 13 Y que la llevase a tomar el aire de los campos, antes de pensar
________
señorita de Atri se entregaba durante la santa misa a algunas excentricidades im-
pías; y en ese caso, podría creerse el texto auténtico.
10. Huberto Charpentier, graduado en Teología por la Sorbona, nació en
Coulommiers el 3 de noviembre de 1565. Después de haber contribuido a la fun-
dación de Notre-Dame de Garaison, fundó dos establecimientos para honrar la
cruz del Salvador: uno en Bétharram y otro en Mont-Valerien, junto a París. Mu-
rió en París el 10 de diciembre de 1650.
11. Carlos de Conchen.
12. Texto del manuscrito: «y el cuidado del señor». Así construida, la frase
carece de sentido.
13. La condesa de Maure.

473
en la ejecución de ese designio; y esto mismo he dicho siempre que el se-
ñor y la señora condesa de Maure y ella misma me han hecho el honor
de hablarme de ese asunto. Esto, sin embargo, no le ha impedido buscar
secretamente su entrada en religión, ni alegar gran cantidad de razones,
fundadas en parte en los juicios de Dios, y en parte en que no podía so-
portar las maneras de obrar del mundo. Habiéndolo sabido los señores
de Bourlemont, y habiéndoles dado a entender al señor y a la señora con-
desa de Maure que la intención de vuestra grandeza era que entrase en
religión, después de algunas dificultades por una parte y por otra, han
accedido a ello, aunque con gran pena, con el miedo de que esa buena
señora recayese en el mismo humor; y yo, tras haber indicado a dichos
señores de Bourlemont el peligro en que se la ponía, pasando ellos por
encima de todas estas dificultades, creyendo que era esa vuestra inten-
ción, la han puesto no en Port-Réal, sino en un monasterio de jacobi-
nas 14.
________
14. Aunque más de una vez habla en sus cartas de la pretendida posesión y
curación de la señorita de Atri, la madre Angélica Arnauld pasa en silencio la in-
tervención de san Vicente. Le escribía a M. Maquet el 29 de junio de 1637: «No
olvide a la señorita de que he hablado, que sigue en el miserable estado de an-
tes» (Lettres de la Rérvérende Mere Marie-Angelique Arnauld, abbesse et réfor-
matrice de Port-Royal. Utrecht 1742, 3 vol., en 12º, t. I, 106); la misma reco-
mendación a santa Juana Francisca de Chantal: «Le suplico muy humildemente
que ruegue a Dios por la liberación de una pobre posesa» (Comunicación de M.
Gazier). «Es la historia más digna de lástima del mundo», volvía a escribir a la
santa el 22 de diciembre, pidiéndole algunas reliquias de san Francisco de Sales
para echar al demonio (Lettres 1, 132) La curación no se hizo esperar, ya que la
madre Angélica podía añadir el 17 de enero de 1638: «La señorita que tanto le
había encomendado... se vio libre después de dos horas de haber puesto a su cue-
llo la imagen de madera de la santísima Virgen que nos ha dado la buena madre».
Las disposiciones de la señorita de Atri cambiaron tanto que se vio inclinada a la
vida religiosa y lo habría hecho sin la oposición de su familia (Lettres I, 136). Un
mes más tarde, la madre Angélica recomendaba a M. Macquet la mayor discre-
ción sobre esta maravillosa conversión. «Le suplico, en nombre de Dios, que
no se hable de ese milagro de la Santísima Virgen que usted sabe. Está de mo-
da, y es el humor de las jóvenes, no querer honrar a Dios, a su santa Madre y a
los santos más que por milagros y discursos.... Hice mal en decíroslo, y veo que
no ha sido por el espíritu de Dios, ya que en vez de producir en sus hijas una con-
fianza nueva, secreta e interior en la santa Virgen, no hace más que ruido. Estoy
segura de que ninguna le habrá rogado a continuación que la libre de sus im-
perfecciones. Más vale que no hablen nunca de los milagros antes que hablar
de esa manera: la santa Virgen prefiere el silencio» (Lettres I, 138). ¿Cómo con-
ciliar el relato de la madre

474
Eso es, mi señor, lo que ha pasado en este asunto y lo que los señores
de Bourlemont han creído conveniente que yo escribiese a vuestra gran-
deza; le corresponderá a vuestra grandeza, mi señor, juzgar al presente lo
que ha de ser mejor para el porvenir de esa vuestra hija. Siento tener que
entreteneros con esta clase de discursos; pero he creído. mi señor, que
estaba obligado a ello según mi conciencia, y que no le resultará des-
agradable, mi señor, ya que existe el peligro de la salud de la señorita
vuestra hija. Quiera Dios hacerme digno de hacer a vuestra grandeza
algún servicio más agradable; ya sabe su divina bondad que tengo un gran
deseo de ello y que no hay nadie en el mundo sobre el que Nuestro Se-
ñor le haya dado a vuestra grandeza más poder que sobre mí, que soy en
el amor de Nuestro Señor...

333 [322,I,475]
A ANTONIO PORTAIL, SACERDOTE DE LA MISION,
EN FRENEVILLE

París, 28 de abril de 1638


... Pues bien, padre, ya basta de lo temporal. Quiera la bondad de
Dios que, según sus deseos, no se aleje de lo espiritual, que nos conce-
da alguna parte del eterno pensamiento que tiene sobre sí mismo, mien-
tras que perpetuamente se dedica al gobierno de este mundo y provee a
las necesidades de todas sus criaturas, hasta de un pequeño mosquito.
¡Oh, padre! ¡cuánto hay que trabajar en la adquisición de la participa-
ción de ese espíritu!
Soy, en ese mismo espíritu, padre...

________
Angélica con el de san Vicente? Parece ser que hubo dos curaciones, de las que
la primera no duró; pero sería difícil decir cuál fue la primera. El deseo expre-
sado por la madre Angélica en su carta de marzo de 1638, de que no se hablase
de milagro, ¿no habrá sido provocado por una recaída? Sea lo que fuere, la cura-
ción era definitiva antes del 19 de junio. Más tarde, en una carta del 22 de octu-
bre, la madre Angélica recuerda a la señorita de Atri la gracia de que ha sido ob-
jeto.
Carta 333. — Archivo de Turín, copia tomada por Antonio Portail

475
334 [16,XV,15-17]
A FRANCISCO DU FESTEL 1

San Lázaro. 8 de mayo de 1638


Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Recibí la suya del 3 de mayo, por la que veo 1.º la dificultad de conti-
nuar la misión en medio de los soldados; 2.º el rumor que corre sobre san
Lázaro; 3.º que vuelve a decirse que no se ha escrito a nadie de la ciudad
para recomendar a la Compañía.
Pues bien, le diré sobre lo primero que es probablemente el miedo
del pobre pueblo lo que le impide aprovecharse de la misión y que hay
que aguardar con paciencia el tiempo de los ordenandos para hacer allí
los ejercicios, si le parece bien a monseñor de Troyes 2; si no, será con-
veniente ir a tener la misión en otros lugares que dependen del señor co-
mendador 3; Y si hay que atender a los ordenandos, le enviaré al padre
Baudet 4, que he retenido aquí expresamente para eso; pero tendrá que
avisarme con tiempo suficiente.
En cuanto al rumor que corre sobre san Lázaro, ¿qué le vamos a ha-
cer? Hay que soportar esos rumores con paciencia; Nuestro Señor hará
que se disipen, ya que no hay ningún fundamento para ellos.
Le he escrito indicándole el parecer del señor comendador y del pa-
dre de Gondy 5 sobre el tercer punto; más vale fallar con el con-
________
Carta 334 (CA). — Original en las Hermanas de la Caridad de Besançon;
fotocopia del original en los archivos de la Misión; figura con el n. 16 en el t. XV
de las Oeuvres de Saint Vincent (Mission et Charité, 19-20, 15-17).
1. Francisco du Festel, nacido en Oisemont (diócesis de Amiens), recibido
en la Congregación de la Misión en 1633, sacerdote en 1636, superior de la ca-
sa de Troyes de 1638 a 1642, dejó la Congregación de la Misión en 1646.
2. Renato de Breslay, obispo de Troyes (1604-1641).
3. Nöel Brulart de Sillery, caballero de Malta, comendador de Troyes, naci-
do en 1587. Después de haber ejercido varios cargos en la corte, fue ordenado
sacerdote en 1634. Amigo de san Vicente de Paúl y bienhechor de la Congrega-
ción de la Misión, murió en París en 1640.
4. Sin duda se trata de Santiago Boudet, sacerdote de la Misión, nacido en
Epinay (diócesis de París), que entró en la Congregación de la Misión en 1634.
5. Felipe-Manuel de Gondy, «fundador» junto con su mujer, muerta en 1625,
de la Congregación de la Misión. Al quedar viudo, dejó su cargo de general de
las galeras de Francia y entró en el Oratorio. Bienhechor

476
sejo de esos dos buenos espíritus que entrometerse uno por sí mismo; les
hablaré de nuevo y les comunicaré lo que me dice en su carta.
Será conveniente que me pase aviso de todo lo que nos interesa, y es-
to por medio de todos los mensajeros; escriba, por favor, a monseñor
de Troyes a propósito de los ordenandos, pero no como si pusiera la
cosa en duda. sino para saber de él si habrá muchos ordenandos.
Como el joven que nos ha enviado no tiene deseos de ser de la Com-
pañía, y como podría haber algún peligro, según se teme, de que se
indispusiese con los demás alumnos que desean ser de la Compañía,
hemos pensado ponerlo en el colegio del cardenal 6, donde le pagaremos
de buen grado la pensión y quizás le hagamos repetir, de forma que se-
rá como si estuviese entre nosotros, ya que no hay más que una pared en-
tre ese colegio y el nuestro. Le ruego, padre, que se lo diga a monseñor
de Troyes, y que tendremos de él un cuidado especial, y que pagaremos
su pensión, sin que sea necesario que él pague nada, a no ser que se le
proporcione el vestuario oportuno.
Tengo que salir esta mañana para Brie-Comte-Robert 7 Y desde allí
podré darme una vuelta por Fréneville 8, para volver el día antes de la
Ascensión.
Saludo con todo mi corazón los padres Du Chesne 9, Savary 10

________
de la fundación de Misioneros de Montmirail. Murió en Joigny el 29 de junio de
1662.
6. Colegio del cardenal Lemoine, separado del colegio de Bons-Enfants por
un muro intermedio.
7. Localidad de Seine-et-Marne, a 30 km. de París. Predicaron allí los mi-
sioneros y el propio san Vicente. El comendador de Sillery hizo allí una funda-
ción para celebrar una misión cada cinco años.
8. Aldea del ayuntamiento de Valpuiseaux, en Seine-et-Oise. La Congregación
de la Misión tenía allí una finca en la que en varias ocasiones tuvo san Vicente es-
tancias más o menos prolongadas.
9. Pedro du Chesne, sacerdote de la Misión, recibido en la Congregación
en 1637 y colocado poco después en el seminario de Troyes. Murió en Agde el
3 de noviembre de 1654.
10. Pedro Savary, sacerdote de la Misión, nacido en l 606 en Nauville-Vitasse
(diócesis de Arras), entró en la Congregación en 1637 y fue colocado en el se-
minario de Troyes.

477
y nuestro hermano Renato 11, y soy en el amor de Nuestro Señor su muy
humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL
Dirección: Al padre du Festel, sacerdote de la Misión en Sancey 12

335 [323,I,475-477]
A JUAN BECU
[20 ó 21 de mayo de 1638] 1
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Puesto que tiene tantas dificultades en el campo, le suplico, padre,
que vaya a hacer la misión en Montmirail. Tendrá que tener usted la pre-
dicación de la mañana; el señor Abeline 2, que está con mon-
________
11. Hermano coadjutor de la Misión, no identificado.
12. Localidad cercana a Troyes, llamada hoy Saint-.Julien, lugar de residen-
cia provisional de los misioneros de Troyes.
Carta 335 (CA). — Archivo de Turín, original.
1. En el lado reservado a la dirección se han escrito estas palabras: «Martes
o miércoles antes de Pentecostés, 1638, mayo».
2. Más conocido con el nombre de Abelly. Luis Abelly nació en París en 1604.
Desde los primeros años de su sacerdocio participó en los trabajos apostólicos
de san Vicente, que reconoció sus méritos y habló tan bien de él a Francisco Fou-
quet, obispo electo de Bayona, que éste lo tomó como vicario general. Su estan-
cia en Bayona no fue larga. Aceptó una modesta parroquia de aldea en los alre-
dedores de París y poco después (1644) se encargó de una parroquia de la capi-
tal, san José, donde formó una comunidad eclesiástica. Fue luego director de las
Hermanas de la Cruz (1650), capellán del hospital general (1657) y obispo de Ro-
dez (1662). Dimitió de su obispado en 1666 por razones de salud y se retiró a san
Lázaro, donde pasó, en el recogimiento y el estudio, los 25 últimos años de su vi-
da. Se conservan de él casi treinta obras de piedad, de historia y de teología.
Las más conocidas son Sacerdos christianus (París 1656), la Medulla theologica
(París 1652-1653, 2 vol., en 12.º) que le valió del autor del Lutrin el epíteto de
«meolloso», y sobre todo la Vie du Vénérable Vincent de Paul. No es solamente
padrino de este último escrito, como se ha pretendido, sino su verdadero autor.
Su tarea se vio muy facilitada por el hermano Ducourneau, que recogió y clasi-
ficó los documentos. Donó a la casa de san Lázaro una propiedad que tenía en
Panthin y que se convirtió luego en la casa de campo de los estudiantes. Luis
Abelly murió el 4 de octubre de 1691 y fue enterrado, como deseaba, en la igle-
sia de san Lázaro, en la capilla de los Santos Angeles (cfr. COLLET, o.c. 1, 5 s.).

478
señor de Bayona, tendrá el catecismo mayor, y el señor Le Breton, que
está todavía con él, quizás pueda tener el menor. El no ha estado nunca
en la misión; es sabio, muy piadoso y tiene además buen espíritu; esto ha-
ce pensar que lo hará bien. Ya trataré con él. Si él no lo hace, lo hará el
padre Boucher o el padre Cuissot; avisará al padre Lucas de todo esto.
Podrán partir mañana para estar el sábado en Montmirail. Será conve-
niente que vaya a dar órdenes para el alojamiento. Yo le escribo unas pa-
labras al señor Octobre, el conserje 3. Si alguna vez lo necesita, puede re-
clamar la ayuda del padre Lucas para la predicación de la mañana. Si el
señor de Soissons 4 envía a alguno para la octava del Santísimo Sacra-
mento, descanse usted. Habrá que vigilar los arreglos que hay que hacer
y reunir a las damas de la Caridad. Le enviaré un hermano para servir en
Montmirail, Gallemant 5 u otro; pero convendrá que se preocupe un po-
co de la manutención.
Saludo muy humildemente a la Compañía. El señor Abeline es un es-
píritu muy bueno, muy prudente y juicioso, y el señor Le Breton muy fer-
voroso. Conjuro a la Compañía, por las entrañas de Jesucristo, que les dé
buen ejemplo y les demuestre mucha caridad y deferencia. Uno de ellos
va a ser vicario mayor de Bayona. En nombre de Dios, padre, que salgan
edificados de la Compañía. Soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy
humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL
Le ruego que cuide de pagar los portes de las cartas al señor Octobre
y que vaya el sábado temprano a Montmirail para preparar el alojamiento
y recibir allí al señor Abeline y al señor Le Breton.
Dirección: Al padre Bécu, sacerdote de la Misión, actualmente en Mar-
chais 6.

________
3. Del castillo de Montmirail.
4 Simón Le Gras (1624-1656).
5. Juan Gallemant, hermano coadjutor, nacido en 1608 en Conteville (Seine
Inférieure), recibido en la Congregación de la Misión el 3 de abril de 1638.
6. Pequeña localidad del Aisne.

479
336 [324,I,477-478]
A LUISA DE MARILLAC
[Por mayo de 1638] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
La propuesta que me hace de la señora de Herse me parece a pri-
mera vista embarazosa; sin embargo, habrá que pensarlo.
Marcho para la ciudad y espero verla mañana en La Chapelle; pero si
va a recogerla el coche, no deje de ir, por favor, y dé las órdenes que
mejor le parezcan.
Alabo a Dios por lo que me dice de la señora Turgis y le ruego que le
aumente su gracia.
No entiendo lo que me dice de Isabel 2 y de Bárbara 3; ya me lo expli-
cará; hay una palabra que no he sabido leer respecto a esto.
Buenos días, señorita. Soy s.s.
V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.

337 [325,I,478-479]
A LUISA DE MARILLAC
[24 de mayo de 1638] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Ya verá delante de Dios, según espero, que ha hecho usted bien al
despedir a esa buena chica, y hará bien en contentarse a prorrata con 200
libras por su pensión y dejar que Isabel 2 se vaya a Argenteuil.
Mi fiebrecilla no me permitirá hablar a sus hijas esta semana.
Le acompaño un billete de un don del Espíritu Santo, que se le envía
de santa María.
________
Carta 336 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta parece estar relacionada con la carta 337.
2. Isabel Martín.
3. Bárbara Angiboust.
Carta 337 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. El regreso de Bárbara Angiboust a Saint-Germain-en-Laye sólo pudo te-
ner lugar en 1638. Para el día y el mes véase nota 3.
2. Isabel Martín, que estaba en Argenteuil (Seine-et-Oise).

480
En nombre de Dios, señorita, tenga cuidado de su salud. Soy en el
amor de Nuestro Señor, señorita, su servidor.
V. DEPAUL
Lunes 3.
Puede enviar a Bárbara a Saint-Germain 4, cuando le plazca. La se-
ñorita de Chaumont cree que es necesaria allí, y la señora Goussault pien-
sa que no es necesario enviarla a Richelieu; pero ella tendría muchas
ganas aunque no lo pide, de que se pudiesen enviar tres al hospital de
Angers 5. Le he dicho que se hablará de ello a su vuelta.
Las oficialas de las damas del Hôtel-Dieu vendrán mañana aquí. Mi-
re si tiene algún aviso que darles.
Dirección: A la señorita Le Gras.

338 [326,479-480]
A JUAN BECU
2 de junio [1638] 1, en París
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
¡Bendito sea Dios por todo lo que me dice! Ya me informaré de al-
guna maestra de escuela, si me indica a cuanto puede subir lo que ha
de ganar y que no se encuentran por ahí. Es muy peligroso que las ni-
ñas y los niños vayan juntos a la escuela.
La dirección de la Caridad le pertenece al señor prior 2. Si hay fon-
dos, no hay peligro en que se haga acomodar la capilla.
Creo que en el caso de esa pobre mujer se trata de que se empeña
en calentarse la cabeza; hay que procurar que cambie. Si no lo quiere, in
nomine Domini. Lo que le propone, me parece razonable.
Ya he escrito a monseñor de Soissons 3 a propósito de los dos seño-
res Abeline y Le Breton.
________
3. Lo que precede deja suponer que ese lunes era el lunes de Pentecostés.
4. San Vicente había retirado recientemente a Bárbara Angiboust de Saint-Ger-
main-en-Laye para enviarla a Richelieu, adonde no fue hasta más tarde (véase
carta 331).
5. El hospital de san Juan Bautista de Angers. Las Hijas de la Caridad en-
traron allí a finales de año)
Carta 338 (CA). — Archivo de Turín, original
1. Véanse cartas 335 y 341.
2. Juan Francisco Delabarre, nacido en Château-Thierry, nombrado prior de
Montmirail en 1636. Resignó su cargo en 1646 y murió en 1647.
3. Simón Le Gras.

481
Será conveniente aplicar alguna restitución o alguna limosna a la libe-
ración de ese prisionero.
Le ruego diga al padre Cuissot que su buen hermano ha venido a ver-
me varias veces, que está trabajando con un orfebre, cuyo nombre he olvi-
dado y por eso no sé cómo podría remitir la carta que se propone escri-
birle; me parece un buen muchacho.
Hemos tenido unos sesenta ordenandos, que han estado bien, gracias
a Dios. El señor arzobispo 4 ha venido a verles y se ha vuelto muy satis-
fecho, gracias a Dios; y con motivo, por la misericordia de Dios.
El padre Mouton ya no tiene fiebre. Todos están bien, gracias a Dios
Solamente el buen señor Fouquet, el padre 5, está peor y en peligro. Le
suplico que pida y haga pedir a Dios por él, como por uno de los mejo-
res hombres de bien que conozco; soy del señor Abeline y del señor Le
Breton y de toda la Compañía su muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL
Dirección: Al padre Bécu, sacerdote de la Misión, en Montmirail.

339 [327,I,481]
A LUISA DE MARILLAC

[1638 ó 1639] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Intentaré ir a servir 2 a esa buena joven el sábado según costumbre.
________
4. Juan Francisco de Gondi.
5. Francisco Fouquet, vizconde Vaux, nacido en Bretaña en 1587, muerto en
París el 22 de abril de 1640. Era armador cuando Richelieu lo llamó al consejo
de marina y de comercio. Fue consejero en el parlamento, maestre de peticiones
y embajador en Suiza. De María de Maupeou tuvo doce hijos: cinco hijas entra-
ron en la Visitación; Nicolás, el más célebre, obtuvo el cargo de superintendente
de finanzas; Francisco ocupó las sedes episcopales de Bayona, Agde y Narbo-
na; Luis sustituyó a su hermano como obispo de Agde.
Carta 339 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta fue escrita después de comenzar la obra de los niños expósitos
(enero 1638) y antes de la última enfermedad de la señora Goussault (julio 1639).
2. Escuchar en confesión.

482
Estoy admirado de la muerte de tantas criaturitas y pienso que pue-
de haber en ello algo de lo que dice. Le ruego me indique lo que sobre
ello le ha dicho la señora presidenta de Herse. Habrá que avisar seria-
mente y ver lo que hay que hacer en esto.
He escrito ya a la señora Goussault, según creo, que alababa a Dios
por el pensamiento que le había inspirado de invitarla a ir a Grigny. Lo
mismo digo a usted. Allí encontrará al señor Pavillon y a dos sacerdotes
de aquí, uno de los cuales no ha hecho más que salir del seminario y otro
está todavía en él. Está también un sobrino del señor párroco de san Ger-
vasio 3, que vive en Saint-Nicolas 4. Soy, en el amor de Nuestro Señor, su
muy humilde servidor.
V. D. P.
Jueves, a las 4.
Dirección: A la señorita Le Gras.

340 [328]
A NICOLAS MARCEILLE 1
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Le doy muy humildemente las gracias por el cuidado que ha tenido
de enviarme tan puntualmente lo que le pedí en mi última carta, y le rue-
go, en nombre de Nuestro Señor, que cuide de su salud. El padre de la
Salle me indica que parece un poco indispuesto. Le suplico, padre, que
descanse y que se haga purgar y sangrar.
Estoy preocupado por si no ha hablado con el señor prior 2 para el
contrato hecho con el granjero de Bourget 3.
________
3. Parroquia de París. El párroco de san Gervasio era entonces Carlos Fran-
cisco Talon, doctor por la Sorbona, antiguo abogado general en el parlamento de
París.
4. En el seminario de Saint-Nicolas-du-Chardonnet
Carta 340 (CA). — Archivo de Turín, original.
1. Nicolás Marceille, sacerdote de la Misión, nacido en Pont-SainteMaxence,
recibido en la Congregación de la Misión en 1635. Era procurador de la casa
de san Lázaro.
2. Adriano Le Bon.
3. Localidad cerca de Saint-Denis, en los límites entre Seine y Seineet-Oise.
Había allí tierras que dependían del priorato de san Lázaro desde el siglo XII
(Arch. Nat. S 6.651).

483
No conviene cortar el heno mientras dure este tiempo de lluvias, a pe-
sar de lo que le dicen los obreros.
Sería conveniente escribir de mi parte a Bertrand Denise, de Ville-
preux, y rogarle que le envíe a ese buen hombre que ha venido de parte
suya a san Lázaro a cortar y secar el heno, para que lo envíe usted acá y
le dé dinero para ello. Jourdain 4 sabe donde viven esos de Villepreux y
podrá enviar la carta en mano segura. El dueño del prado que está fren-
te a la iglesia de La Chapelle sabe cuidarlo bien. Cuando sepa que él man-
da cortar el suyo, podrá cortar también los nuestros, y no antes. Bertrand
Denise es granjero del reverendo Padre de Gondy en su finca de Ville-
preux. Será conveniente que ajuste el trato por jornada con el hombre
que se le enviará y que nos lo envíe aquí.
Sigo todavía con mi pequeña indisposición. Pero me parece que se
vislumbra alguna mejoría. Me propongo, con la ayuda de Dios, hacer que
me purguen, si no se presenta algo que urja absolutamente mi regreso.
Bien; acabo encomendándome a sus oraciones y en espíritu a su buen
y santo padre; y soy, en el amor de Nuestro Señor, su servidor,

V. DEPAUL
Fréneville, día de la octava del Santísimo Sacramento 5.
Si tiene necesidad del pequeño Pasquier, puede quedárselo; pasaremos
sin él. Pedro hace lo que él hacía. Le ruego que haga sangrar y purgar
al padre Boudet, si todavía no lo ha hecho desde su vuelta. Le saludo hu-
mildemente. Le ruego que envíe las cartas de nuestro hermano Louis-
tre 6 a su dirección en Nantes el sábado por la mañana. Ese es el día
que parte el mensajero de París.
Dirección: Al padre de Marceille, sacerdote de la Misión, en san Lá-
zaro.

________
4. Juan Jourdain, hermano coadjutor.
5. Una mano extraña ha escrito a continuación: 17 de junio de 1638. El que
escribió esta fecha no se dio cuenta de que en 1638 la octava del Corpus cayó en
10 de junio y no en 17. En junio de 1638, san Vicente estaba en Fréneville y en-
fermo; por eso creemos que el año y el mes son exactos.
6. Juan Louistre, hermano coadjutor, nacido en Nantes en 1613, entró en la
Congregación de la Misión el 14 de marzo de 1637 y profesó el 15 de marzo de
1642.

484
341 [329,I,484-485]
A JUAN BECU
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Ayer por la tarde recibí en Fréneville la que me escribió el 5 de este
mes. Me preocupa mucho su pequeña indisposición y ruego a Nuestro
Señor que le devuelva la perfecta salud.
Hará bien en dar veinte sueldos a los bedeles y medio escudo al jardi-
nero.
No podía hacer otra cosa que lo que ha hecho, despedir a los dos adúl-
teros encubiertos, a no ser que vuelva uno u otro, en cuyo caso será con-
veniente hacer lo que se pueda para separarlos. La mujer quizás tenga
mejor disposición para ello.
El asunto de la maestra de escuela es una cuestión que tiene que resol-
ver el reverendo Padre de Gondi 1, estando allí, así como también el re-
embolso de los dineros de la Caridad.
No dudo de que la misión irá lentamente, con la preocupación que
tendrán ahora los espíritus con los tiempos que corren. También puede
contribuir a ello la división con el señor prior 2. No hay que tomar par-
tido por ninguno: sólo las personas neutrales pueden reunir los espíritus.
La exposición del Santísimo Sacramento no se usa en todas partes
durante las octavas. Hay que obrar en Roma como en Roma y respetar
las costumbres de los lugares, si no son viciosas.
El notario que ha escrito como le han dicho las partes, ha cumplido
con su deber advirtiéndoles antes de escribir y, aunque él sepa lo contra-
rio, ha tenido que creer sin embargo a los contratantes. Es como un juez,
que tiene que dar más crédito a lo que las partes le prueban, que a lo con-
trario que él ha visto. Y eso en cuanto al primer caso.
Y sobre el segundo, dudo de que el que ha comprado el prado, en
el caso de retroventa en tres años, esté en buena fe, dado que no lo ha
vendido en su justo precio. Hay un engaño al menos de sesenta libras.
Ese hombre hará bien en liberar al vendedor del rigor de la cláusula de
que no podrá ser recibido o retrocomprado en tres años (?), o bien que
le dé sesenta libras además de las ciento por la venta pura y simple. De
esta forma, podrá comprar el prado al
________
Carta 341 (CA). — Archivo de Turín, original.
1. Señor del lugar.
2. Juan Francisco Delabarre.

485
uno por veinte, que es el justo precio del bien contratado. Además, esa
clase de contratos que contienen esas cláusulas rigurosas, van contra las
buenas costumbres, cuando no se da el justo precio.
Eso es, padre, lo que puedo decirle desde Fréneville, donde estoy con
mi fiebrecilla por orden de Alejandro 3. Muchos preguntan por aquí si
tenemos noticias de ustedes. El hermano Huberto 4 lo hace incomparable-
mente bien. La señorita de la Grange está gravemente enferma; escupe
de los pulmones. Será una gran pérdida para esta parroquia. La enco-
miendo a sus oraciones y saludo muy humildemente al buen señor Abe-
line, al señor Le Breton y al resto de la Compañía, y soy en el amor de
Nuestro Señor su muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL
Fréneville, octava del Santísimo Sacramento 5 1638.
Dirección: Al señor Octobre, conserje del castillo de Montmirail,
para que la entregue, por favor, al padre Bécu, sacerdote de la Misión en
Montmirail

342 [330,I,486-487]
A JUAN DEHORGNY
[Junio 1638] 1
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Le envío este portador expresamente para decirle que no ha llegado
ese buen hombre de Osny, a una legua escasa más allá de Pontoise. No
sé si ha sido culpa suya o del portador. Le ruego que envíe desde maña-
na uno al colono de Courcelles 2 a decirle que le ruego me envíe alguno
de sus yernos, que salga el mismo día por la tarde para ir
________
3. Nombre del hermano Véronne, enfermero de san Lázaro.
4. Huberto Bécu, hermano del destinatario de esta carta, nacido en Braches
(Somme) hacia 1607, entró en la Congregación de la Misión en 1629 como her-
mano coadjutor y profesó el 24 de febrero de 1645.
5. 10 de junio.
Carta 342 (CA). — Archivo de Turín, original.
1. Una mano extraña ha escrito en el lado reservado a la dirección: Frénevi-
lle 1638. Su lugar parece que debe estar entre la 341 y la 343.
2. Courcelles no era muy extenso. Su territorio está hoy englobado en el ayun-
tamiento de Levallois-Perret (cfr. LEBOEUF, o c., I, 429).

486
a dormir a san Lázaro, y salga al día siguiente temprano para estar aquí
el martes por la tarde, ya que urge la estación de sembrar la avena del co-
lono. Ya sólo le quedan quince fanegas por hacer.
Le ruego además que envíe a buscar al hijo mayor del colono que
está casado en La Chapelle, y le pregunte cómo es que el señor Bienve-
nu, nuestro colono de Gonesse 3, hace rastrillar dos veces al mismo tiem-
po el terreno de trigo en el que el señor prior 4 ha hecho sembrar espar-
ceta, detrás del almacén. Me parece que la primera vez lo hace con la ras-
tra invertida por un lado, y la otra a través del terreno, con la rastra sin
invertir, sino de forma ordinaria. Le suplico, padre, que se lo pregunte
a ese joven y, si él no se acuerda, al señor Bienvenu y que me lo diga
por escrito.
No he vuelto a pasar por Limouron 5, dado que he estado un poco
molesto desde el primer día, lo mismo que Juan Besson 6, aparte de que
he encontrado allí suficiente ocupación. Hemos tenido que gastar cerca
de cien escudos por las reparaciones que ha habido que hacer y por el
muro del jardín; esta mañana hemos de ajustar el precio de las ovejas del
colono, que ha querido que estuviéramos presentes.
Si puedo, marcharé pronto a Limouron. Ese país es muy de Dios. ¡Oh
padre, qué efecto tan admirable el de su bondad sobre ese pueblo!
Dudo que pueda estar de vuelta en París antes del jueves o el viernes.
Envíenos, por favor, al portador con el que venga a sembrar, al cual pue-
de asegurar que le reconoceremos 7.
Entretanto le saludo, junto con el señor prior y toda la casa, y
soy s. s.

V. DEPAUL
Dirección: Al padre Dehorgny, sacerdote de la Misión, en san
Lázaro.
________
3. Hoy capital de cantón en Seine-et-Oise.
4. Adriano Le Bon.
5. Limoron, barrio del ayuntamiento de Villamblain (Loiret). El priorato de
Limoron tenía a Adriano Le Bon como titular.
6. Juan Besson, hermano coadjutor, nacido en Carisey (Yonne) el 30 de no-
viembre de 1611, entró en la Congregación de la Misión el 8 de diciembre de
1635 y profesó el 21 de octubre de 1646.
7. Reconoceremos, recompensaremos.

487
343 [331,I,487-490]
A JUAN DE LA SALLE
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Volví ayer demasiado tarde de Limouron y no he podido leer más que
su carta y la del padre Marceille. Le envío a este muchacho de Mespuits
1, al que me he encontrado aquí, por no haberlo enviado el padre Por-
tail. Ante todo, mande que haga el retiro, por favor. Yo me quedo con
Juanito hasta mañana.
Por la gracia de Dios, estoy bien de mi viaje. Ha sido una gran suer-
te que, mientras he estado aquí sin hacer nada, me he encontrado casi co-
mo en París y que el gran ajetreo me ha quitado casi toda la incomodi-
dad, sin más ni más. Si sigo como estoy, volveré a finales de esta semana,
con la ayuda de Dios.
¿Qué le diré entretanto del señor prior? 2, Si hay algún motivo para
ir a verlo, vaya usted o el padre de Marceille, pero no sé si ha tratado del
último alquiler de Bourget. Me extrañó que me indicasen que yo había
dicho que se le pasase en mi ausencia, pues creo que no me habré ex-
presado bien. Me parece que dije que se hiciese esperar al colono hasta
mi vuelta; pues me daba cuenta de que había algo que se debería con-
sentir al señor prior. Sin duda el padre de Marceille lo entendió de otra
manera. Sé muy bien que le hablé de la oferta de aquél a dicho señor prior
el día antes de mi partida, y que me dijo que valía más aceptar su oferta
que la que otros le hacían.
Le suplico, padre, que uno de nuestros porteros no se vaya nunca
de la puerta por ninguna razón que sea, y que haya siempre dos.
No me dice nada de quién es el que se encarga de las prisiones y quién
tiene las llaves.
¿Qué le diré de esas personas que piden ser de la Compañía? Nada
más, sino que le confío el cuidado de todos ellos y que ese joven de Caen
que añora los cariños de su padre tiene que ser considerado algún tiem-
po más, sobre todo si su padre se molesta y él no tiene nada que pueda
recomendarle.
He escrito esto al levantarme de la cama. La presente servirá también
para el padre Marceille, al que ruego que dé ochocientas libras a Ale-
jandro para las telas y que procure ir tirando con lo que
________
Carta 343 (CA). — Archivo de Turín, original.
1. Pequeño ayuntamiento de Seine-et-Oise.
2. Adriano Le Bon.

488
queda. Ya veremos, a mi regreso, lo que puede hacerse para tener con
qué subsistir. Le ruego mucho que cuide de su salud, y a Alejandro de la
suya, y que envíe a Enrique a Saint-Denis para utilizar las telas. Si está
molesto, el padre de Marceille le podrá decir al señor de Vincy que pen-
saré en la petición que hace de un muchacho. Pero no hay que pensar en
nuestro hermano Besson. Le saludo muy humildemente. Asegure tam-
bién al señor prior, si lo va a ver, de mi obediencia y saludará al señor
Cosin.
Buenos días, padre; soy su muy humilde servidor
VICENTE DEPAÚL
Un carnicero junto a Limouron, hermano de la madre superiora de
las Hijas de la Caridad de la plaza Royale 3 llevará su rebaño de corderos
a dormir a san Lázaro. Le ruego que actúe de manera que el colono le al-
quile los establos, y que aloje a dicho señor y a sus criados en nuestra ca-
sa y los trate cordialmente, al ir y volver de la feria de san Dionisio. Ma-
ñana le enviaré a Juanito. El padre de Marceille ajustará el precio con el
cortador de heno de Villepreux y no nos lo enviará hasta que se lo di-
gamos.
14 junio 1638.
Dirección: Al padre de la Salle, sacerdote de la Misión, en Saint-Laza-
re-les-París en París.

344 [332,I,490]
A DIONISIO DE CORDES
[1638] 1
Señor
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Me marcho a Rueil. Nuestro asunto urge. Le suplico muy humil-
demente que presente nuestras excusas al señor Guillotin, de Etampes,
que tiene que ir a verle esta tarde para la finca de Fréneville,
________
3. Desde 1629 funcionaba un hospital para mujeres enfermas cerca de la pla-
za Royale, donde se eleva recientemente el hospital Andral, en el ángulo entre las
calles de Tournelles y de los Mínimos, estaba confiado a las Hospitalarias de la
Caridad de Nuestra Señora (LEBEUF, Histoire de la ville et de tout le diocèse de
Paris, rect. y ad. por Bournon, 359).
Carta 344 (CA). — Archivo de Turín, original
1. Una mano extraña ha añadido 1638 a las palabras lunes por la mañana.

489
y contratar, y hacer registrar el contrato, si le parece bueno. El padre de
Marceille le llevará el dinero y hará las estipulaciones, si es necesario.
El precio es de mil doscientas libras, de las que hay que retener los fon-
dos de 50 libras de renta al doce por ciento por un lado y de 10 libras por
otro. Sería conveniente retirar las letras que hay y especificar el número
de fanegas de tierra, que se dice son ciento cincuenta, de los que hay mu-
chos sin cultivar.
Perdón, señor, por tantas molestias. Soy su muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL
Lunes por la mañana.
Dirección: Al padre de Marceille para entregar al señor de Cordes,
consejero del Chátelet.

345 [333,I,491]
LUISA DE MARILLAC A SAN VICENTE
Padre:
Me acaban de decir que hay contagio en la casa donde viven las her-
manas del Hôtel-Dieu. Le suplico me indique si hay que retirarlas de allí
o si, dejándolas, hay que advertir a las damas que no vayan, y si hemos de
ir nosotras mismas, o sea, las hermanas de aquí, si no hay peligro de to-
mar algunas confituras para llevarlas al Hôtel-Dieu.
Se ha olvidado de mí en la necesidad que le dije tenía de hablar con
usted. No sé lo que nuestro buen Dios me quiere dar a entender, pero es-
pero que su caridad me lo advertirá, ya que soy, padre, su muy humilde
hija y muy obligada servidora,

L. DE M.
No le hablo de la acción que he mandado hacer tan mal en relación con
las hermanas; espero que su caridad me ordene lo que le plazca.
2 de julio [probablemente de 1638] 1.
Dirección: Al Padre Vicente.
________
Carta 345 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1 Año en que la peste hizo estragos excepcionales en París. San Vicente no
creyó conveniente interrumpir entonces el servicio de la colación.

490
346 [334,I,491-492]
A JUAN DE FONTENEIL
Señor:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Le agradezco mil veces la caridad que ha tenido con el pobre Beyrie1
y pido a Dios que El sea su paciencia y su recompensa.
He enviado su paquete a Châlons y no he tenido respuesta de que
se lo hayan dado. Si usted tiene la bondad de contestarme, le encargaré
expresamente a la dueña del coche, que es conocida mía, que lo retire.
Estoy, además, infinitamente consolado por la bendición que Dios ha
querido dar a su santa comunidad y ruego que la bendiga más y más. Me
parece que no tiene por qué arrepentirse de haber empleado tanto tiem-
po en honrar la vida oculta de Nuestro Señor, y que no tiene que poner
ninguna dificultad en que comience a brillar el destello de esa aurora
en el horizonte de los acontecimientos, con el espíritu de humildad del
que me parece que le ha hecho partícipe Nuestro Señor.
Usted es nuestro recurso en Burdeos en todas las ocasiones que se
presentan. Le suplico, señor, que me perdone si uso de usted con exce-
siva libertad.
Hemos mandado venir al padre Grenu. Quizás pase por su casa y se
podrá encontrar con los padres de Sergis y Brunet o también con el pa-
dre Boudet, que va de Bretaña a Toulouse. Si cualquiera de ellos tiene
necesidad de dinero a cambio, le suplico, señor, que se lo entregue, y yo
expediré una letra al sitio que diga.
Saludo a los señores de su compañía con toda la humildad y reve-
rencia que me es posible, y soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy hu-
milde y muy obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL
París, 20 de julio de 1638.
Dirección: Al señor de Fonteneil, canónigo del cabildo de san Seve-
rino, en Burdeos.
________
Carta 346 (CA). — Archivo de Turín, original.
1. Este nombre se encuentra con frecuencia en los antiguos registros de ca-
tolicidad de la aldea natal de san Vicente. ¿No será este Beyrie algún sobrino del
santo, hijo de una hermana suya?

491
347 [335,I,493]
A LUISA DE MARILLAC
[1638 ó 1639] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
¿Podría recibir a un niño expósito que nos trajeron aquí ayer ciertas
personas de calidad, que lo encontraron en un campo que depende de
aquí? Sólo tiene dos o tres días y lo bautizaron ayer por la tarde en san
Lorenzo. Siendo de esos niños expósitos, no hay nada más que decir,
sino que no lo ponga en la Couche ni el Hôtel-Dieu. Si se cree necesa-
rio hacer esta ceremonia, se hará. Entretanto le suplico que lo reciba, se-
ñorita, y que lo encomiende a la nodriza.
Buenos días, señorita. Soy en el amor de Nuestro Señor su servidor
muy humilde,
V. D.
Martes por la mañana.
Dirección: A la señorita Le Gras.

348 [336,I,493-494]
LUISA DE MARILLAC A SAN VICENTE
[1638] 1
Padre:
Le envío adjunta una carta. Creo que es necesario mirar pronto por
esa pobre hermana, que ha conquistado hasta tal punto el corazón de los
habitantes que corre el rumor de que, si se la quita, ya no recibirán a nin-
guna otra. Ella se aconseja con todos desde hace largo tiempo y especial-
mente con dos viejos solteros llamados señores de la Noue, de los que ob-
tiene favores, y es muy querida, y recibe botellas de vino y pastas. Le su-
plico muy humildemente y por el amor de Dios que remedie los inconve-
nientes de este feo asunto,
________
Carta 347. — Archivo de la Misión, original.
1. Esta carta es posterior a la fundación de la obra de los niños expósitos
(1638). Después de 1639 san Vicente habría escrito «martes por la mañana,» al
comienzo de la carta, no al final.
Carta 348 (CA). — Revue des Documents Historiques, junio 1873, p. 45,
facsímil.
1. Esta carta fue escrita después de la 300 y antes de la partida de Bárbara
Angiboust para Richelieu.

492
del que yo creo que soy la causa. Le suplico ruegue a nuestro buen Dios que
me perdone, padre, su muy humilde y muy obligada hija y servidora,
L. DE M.
Martes.
Dirección: Al Padre Vicente.

349 [337,I,494-495]
A LUISA DE MARILLAC
[1638] 1
No se extrañe de ver la rebeldía de esa pobre criatura. Otras mu-
chas veremos, si vivimos; no sufriremos tanto por ellas como Nuestro Se-
ñor sufrió por las nuestras. Sometámonos a su voluntad en el caso pre-
sente. Hay que procurar que venga, bien sea escribiéndole yo mismo, o
enviándole la dama fundadora, o mandándole un sacerdote de aquí: pues
en definitiva hay que retirarla. Ya verá la carta que me ha escrito ¡Oh
buen Dios! ¡cómo me ha engañado esa pobre criatura!
Le ruego me indique su pensamiento sobre esto, o si Bárbara 1 podrá
conquistarla mejor, o si su salud le permite llevar allá a Juanita 3 para que
ocupe su puesto.
Si es en Nogent donde quiere establecerse, allí lo puede todo la se-
ñora de Brou 4, prima del señor de Vincy.
VICENTE DEPAÚL
________
Carta 349 (CA). — Revue des Documents Historiques, junio 1873, p. 45,
facsímil.
1. Esta carta responde a la anterior, a la que contestó inmediatamente el
santo.
2. Bárbara Angiboust.
3. Juana Lepeintre, a la que su ama, la señora Goussault, había enviado a
las Hijas de la Caridad. Era, dice en otro lugar san Vicente, «muy buena chica,
juiciosa y mansa». Fue maestra de escuela en Saint-Germain-en-Laye (1642), su-
periora de las hermanas de Nantes (1647), luego de las de Chateaudun (1655) y
de la Salpetriere (1657). «En vida de la señorita Le Gras, leemos en un manus-
crito (Recueil de Pieces relatives aux Filles de la Charité, 24) parecía hipocondriaca
y no se le podía obligar a hacer lo que no le gustaba, ni hacerle tener sentimien-
tos distintos de los que ocupaban su pensamiento». Este defecto le valió más
de una reprimenda de san Vicente. Sus últimos años transcurrieron tristemente
en el Nombre de Jesús, donde tuvieron que recluirla por el extravío de su ra-
zón (Ibíd.).
4. Dama de la Caridad.

493
350 [338,I,495-496]
A LUISA DE MARILLAC
[1638 ó 1639] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Haré que escriban de nuevo al padre de la Salle y al señor párroco de
Saint-Germain para que devuelva a esa joven. La señora de Chaumont
me acaba de escribir, a instancias de la señorita Chemerault 2, que le avi-
saron ayer por la tarde. Habrá que hacer para ello lo que se pueda; pe-
ro habrá que ceder en definitiva a la fuerza; si se mezclan los poderes.
La señora Goussault está satisfecha con la hermana de Bárbara 3. Creo
que hará bien en conservarla. Su hermano va a volver.
Buenos días, señorita. Soy s. s.
V. D
Indico a la señora Goussault que le envíe la carta de la señora Chau-
mont, que acabo de enviársela.
Dirección: A la señorita Le Gras.

351 [339,I,496-497]
A ROBERTO DE SERGIS
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
He recibido la que me escribió parte en Plassac 1 y parte en Angule-
ma, el día de santa Marta 2, por la que veo, según creo, que
________
Carta 350 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta ha de colocarse entre la fundación de Saint-Germain-en-Laye
y la muerte de la señora Goussault.
2. Una de las damas de honor de la reina de Austrin muy influyente sobre Ri-
chelieu.
3. Cecilia-Inés Angiboust hizo grandes servicios a la comunidad, sobre to-
do en el hospital de Angers, donde fue superiora de 1647 a 1657. «Nunca se es-
timará bastante a la hermana Cecilia», dijo san Vicente, después de haberla vis-
to actuar.
Carta 351 (CA). — Archivo de Turín, original.
1. Pequeña localidad de la Charente.
2. 29 de julio.

494
han caído las dificultades que apremiaban su espíritu, y que yo siempre
he creído que caerían. Solamente he de rogarle a este propósito, padre,
que se esfuerce en prescindir de la estima que ha conseguido hasta el pre-
sente con el brillo y esplendor de la virtud y de los vanos aplausos del
mundo, que Nuestro Señor tanto rehuyó y que tantas veces nos reco-
mendó que rehuyéramos nosotros, trabajando a conciencia en la adquisi-
ción de las verdaderas y sólidas virtudes.
Estoy un poco preocupado porque el padre Brunet ha partido sin us-
ted, en contra del reglamento que obliga a no separarse. En nombre de
Dios, padre, seamos muy religiosos en la observancia de todo lo que se
nos ha marcado, y Nuestro Señor nos bendecirá. De lo contrario, se pue-
de temer cualquier cosa.
Me siento muy feliz de que esté contento de tener al padre Boudet;
tiene ciertamente razón para estarlo, pues es un alma santa. Espero que
lo considerará de esta manera. Pero esto no impedirá que continúe su di-
rección, hasta que tenga órdenes en contrario. He escrito al señor arzo-
bispo de Toulouse 3 sobre ello.
Me gustaría mucho que visitase las Caridades de Saintonge y que
tomase con usted a ese buen eclesiástico de Plassac, hasta que se haya
juntado con el padre Boudet en Burdeos, adonde tiene órdenes de diri-
girse cuanto antes.
Estoy también muy contento de la facilidad que tiene para tomar
dinero en Agen. Lo haré devolver aquí mediante letra a la vista. Quedan
todavía cien libras que pagar según la memoria y sus recibos, que el se-
ñor vicario mayor me envió ayer y que yo le haré entregar hoy. Ha reci-
bido setecientas libras de nosotros y usted ochocientas de allí. ¿No es así?
Creo también que debería visitar las Caridades establecidas en la dió-
cesis de Burdeos. El señor Fonteneil le dará los nombres d: los lugares.
Al pasar por Bourg 4, visitará la de allí; será al regreso a Burdeos. Bourg
está junto al Garona entre Blaye y Burdeos; y yo soy, en el amor de Nues-
tro Señor, su muy humilde y muy obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL
París, 14 agosto 1638.
Dirección: Al padre de Sergis, sacerdote de la Congregación de la Mi-
sión, actualmente con monseñor el obispo de Angulema, en Angulema.
________
3. Carlos de Montchal.
4. Hoy capital de cantón en la Gironda.

495
352 [340,I,498]
LUISA DE MARILLAC A SAN VICENTE
[Hacia 1638] 1
Padre:
Le enviaré su respuesta a la señora Pelletier por medio de sor Turgis.
Soy tan mala que hubiese preferido que no hubiese existido esa frase so-
bre su pronta vuelta.
El señor de Liancourt pasó ayer por aquí, no le vi, pero me mandó reca-
do de que su señora esposa estaba muy preocupada por mi regreso.
Mi pequeña sangría de ayer me dio un gran sudor durante toda la no-
che, que me ha aliviado, gracias a Dios, de forma que he podido abandonar
el lecho. Y por no tener suficiente fuerza ni salud para ir a verle, dado el
mal tiempo y que tengo necesidad de hablarle, había mandado recado al
hermano portero de que le suplicase se tomase la molestia de venir aquí.
Tomo esta libertad por la confianza que su caridad me ha dado otras ve-
ces, ya que creo ser siempre, señor, su muy humilde y muy obligada hija y
servidora.

L. DE M.
Domingo.
Dirección: Al Padre Vicente.

353 [341,I,498-499]
A NOEL BRULART DE SILLERY

[Entre 1634 y 1640] 1


Señor:
No he conocido tan amable bondad como la suya; y si yo tuviese tan-
tas gracias como usted, le manifestaría uno de los más hermosos agradeci-
mientos que jamás haya recibido. Como Nuestro Señor no me ha dado
esta suficiencia, le ruego que sea El mismo nuestra ca-
________
Carta 352 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. La presencia en París o en sus alrededores de la señora Pelletier y de sor
Turgis exigen esta fecha aproximativa.
Carta 353. — Vie de l'illustre serviteur de Dieu Nöel Brulart de Sillery, 126
1. Entre estas dos fechas Nöel Brulart de Sillery colmó de sus beneficios a
la Congregación de la Misión.

496
pacidad para ello y que dé a conocer a su buen corazón la estima que to-
da nuestra Congregación y yo en especial tenemos de usted, y el inva-
riable y tiernísimo afecto que ha querido su divina Majestad darme pa-
ra con su digna persona. Me gustaría tener palabras que correspondie-
sen al reconocimiento que tengo de la caridad y de los bienes que esta
pobre y pequeña Compañía recibe incesantemente de su liberalidad. Rue-
go a Nuestro Señor que sea El su recompensa y que le aumente la coro-
na que le ha preparado en el cielo, mientras que haga todo lo posible por
establecer su imperio en las almas sobre la tierra.

354 [342,I,499-500]
A JUAN BECU
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Estoy más consolado de cuanto podría expresarle por las noticias que
me da su carta, que acabo de recibir, y doy por ello gracias a Dios y al
buen señor Pecoul. ¡Oh Dios mío, cuántas obligaciones tenemos con ese
gran siervo de Dios! Le ruego le salude muy humildemente de mi parte
y le asegure mi gratitud.
Creo que no hay que pensar en pleitear con el señor procurador del
rey: haría que fuese doblemente contrario y no tiene ninguna necesidad
de ello.
Haré que trabajen desde mañana por obtener las cartas que se nece-
sitan para su sobrino. No es necesario que se detenga allí, ni que encar-
gue a ningún amigo de la expedición de esas cartas. Es un asunto que
va para largo, y no sé si será conveniente urgirlo actualmente en calien-
te. Los asuntos criminales quieren envejecer para mejor llegar a buen fin.
Traiga de allí todas las memorias que pueda. Será conveniente que pida
consejo a uno o dos famosos abogados de Amiens para ver cómo ha de
proceder, y reunirlos para este efecto. Y cuando venga, haremos aquí lo
mismo; y traiga, por favor, su parecer por escrito.
Con mucho gusto enviaremos lo que nos dice a la buena sobrina de
su señor bienhechor, a quien saludo y soy para él, como para el padre Le-
leu y para usted, padre, su humilde y muy obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL
________
Carta 354 (CA). — Archivo de Turín, original.

497
Después de recibir la presente, volví a leer su carta y vi que se nece-
sitaban algunos datos de allí para obtener las cartas reales. Retrasaremos
nuestro trabajo hasta que vuelva; en efecto, ahora no sabríamos sobre
qué basarnos.
Dirección: Al señor Antonio, capellán organista [de] Notre-Dame,
que vive cerca de san Remigio 1 para que la entregue al padre Bécu, sacer-
dote de la Misión, en Amiens.

355 [343,I,501]
A BERNARDO CODOING, SACERDOTE DE LA MISION,
EN RICHELIEU 1

29 agosto 1638
Alabo a Dios, padre, por la gracia que le ha concedido de superarse
de la forma en que lo ha hecho a propósito de la instancia que se le ha
hecho de ir a su tierra, y le ruego que se haga soberano y señor absoluto
de su propia persona, de modo que no tenga más que un solo querer y
no querer con Dios siempre y en todas las cosas, lo cual es ciertamente
el estado perfecto de las personas de nuestra vocación. Pero el consue-
lo que mi alma ha recibido por esa parte se ha visto mezclado con el
dolor de su indisposición. En nombre de Nuestro Señor, haga todo lo
posible por recuperar la salud y cuidarla para servir a Dios y a los pobres
el mayor tiempo posible. Ese cuidado moderado no impide la generosidad
que hemos de tener de exponer nuestras vidas en toda ocasión por la sal-
vación de nuestro prójimo. Oh padre, ¡cuán instantemente pido a Dios
que nos anime de esta generosidad!

________
1. Iglesia de Amiens.
Carta 355. — Reg. 2, p. 33.
1. El registro pone como destino de la carta: M. N. en Richelieu. La mención
Al mismo M. N., que figura en cabeza de las dos cartas que siguen en dicho re-
gistro, una del 12 de diciembre de 1638 y otra del 25 de mayo de 1642, nos per-
mite concluir que las tres van destinadas a Bernardo Codoing, ya que la tercera
es indudablemente para él.

498
356 [344,I,501-502]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
Intentaré ir o enviar por sus hijas el sábado a La Chapelle Ya no ten-
go, según creo, o la tengo muy disminuida, mi fiebrecilla. Esté segura, se-
ñorita, de que tendré más cuidado de mi salud, si se puede añadir algo
al que ya tengo, ya que me lo recomienda.
Ruego a Nuestro Señor que bendiga su viaje y su persona y que
multiplique sus bendiciones sobre su alma y sobre la de la señora presi-
denta Goussault, con la que le ruego esté siempre alegre, aunque tenga
que disminuir un poco esa pequeña seriedad que la naturaleza le ha da-
do y que la gracia endulza, por la misericordia de Dios en cuyo amor soy...
París, 30 agosto 1638.

357 [272,I,390-391]
A CARLOS DE MONTCHAL, ARZOBISPO DE TOULOUSE 1

[Septiembre 1638] 2
Monseñor:
Le pido muy humildemente perdón si no he tenido el honor de ir a
verle después de comer, ya que había dado palabra al señor Obispo de
Grasse 3, a Monseñor de Bayona 4 y a monseñor Pavillon de pasar la
tarde con ellos, aunque estoy de retiro, y al señor comendador de Sillery
de hablar con él más tarde. Siento mucho, monse-
________
Carta 356. — Manuscrito san Pablo, 50.
Carta 357. — Original en las Hijas de la Caridad de la calle Ville-l'Eveque
14, de París.
1. Uno de los prelados más distinguidos del siglo XVII por su piedad su ce-
lo, su ciencia y su firmeza en sostener los derechos de la Iglesia contra las pre-
tensiones del Estado. Murió en 1651.
2. Esta carta fue escrita después del nombramiento de Antonio Godeau co-
mo obispo de Grasse y de Francisco Fouquet como obispo de Bayona, antes de
la consagración de Nicolás Pavillon y en el mes en que san Vicente acostumbra-
ba hacer su retiro anual.
3. Antonio Godeau.
4. Francisco Fouquet.

499
ñor, tener que obrar de este modo. Su caridad, que no tiene medida en-
tre nosotros, espero que me lo perdonará.
Acabo de escribir ahora mismo a monseñor de Beauvais 5 y le aseguro,
monseñor, que la mitad de la carta es al menos sobre usted y sobre lo que
Nuestro Señor hace por medio de usted.
Soy, en el amor del mismo Señor, su muy humilde y muy obediente
servidor,

VICENTE DEPAÚL
Dirección: A Monseñor el arzobispo de Toulouse.

358 [345,I,502-503]
A LUISA DE MARILLAC

[Septiembre 1638] 1

Señorita:
La gracia de Nuestro Señor seas siempre con nosotros.
Estoy con retraso respecto a usted; la causa ha sido la ocupación que
he tenido desde su carta. Alabo a Dios por la satisfacción que ha tenido
con su hijo, y ruego le conceda la gracia de ejecutar sus buenas resolu-
ciones.
En cuanto al mozo, nada nuevo tengo que decirle, si le ha hablado de
eso, fuera de temer que, si hace más de lo que puede, la cosa llegue a
tener consecuencias; sin embargo, le ruego que no tenga en cuenta lo que
sobre esto le digo.
He estado en Saint-Germain 2. La señora de Liancourt está mejor. Le
hablé del ofrecimiento que usted le hacía de ir a servirle; a lo que me con-
testó: ¡Oh Dios mío! ¡eso sí que la acabaría de pintar! Me habló de us-
ted en varias ocasiones y de lo contenta que está con su maestra de niñas.
________
5. Agustín Potier.
Carta 358 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. El 1 de octubre de 1638, san Vicente anunciaba a Lamberto aux Couteaux
la partida de Bárbara y de Luisa para Richelieu. Esta carta es anterior. Como es
de la época de la vendimia, hay que colocarla en septiembre.
2. Saint-Germain-en-Laye.

500
La Caridad de Richelieu tiene ahora mucha necesidad de nuestra her-
mana Bárbara debido a la cantidad de enfermos que hay. ¿Qué le pare-
ce, señorita, si enviásemos alguna ayuda a esas gentes en esta necesidad?
No son enfermedades contagiosas. En ese caso, ¿podría darnos a sor Lui-
sa para aquí? 3.
La señora de Chaumont piensa que conviene que vaya a SaintGermain
para ver a la Compañía 4 en general, y la señora Goussault con usted.
Es verdad que andan ahora con la vendimia. Habrá que pensar para den-
tro de algún tiempo.
Entretanto soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy humilde servi-
dor,

V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.

359 [346,I,503-504]
A LA SEÑORA GOUSSAULT

San Lázaro [Entre 1636 y 1639] 1


Señora:
Me hubiese consolado el verla hoy, señora, pero otra vez será. La seño-
rita Le Gras me ha indicado que la confiese mañana por la mañana con
sus hijas en La Chapelle y le gustaría que usted le pudiese prestar el co-
che para eso; pero no sé si podrá, con tantos asuntos como ahora tiene.
Le suplico, señora, que le indique que no venga mañana, en el caso
de que usted tenga que venir mañana por la mañana aquí. Lo que quería
decirla no requiere que se apresure por mi parte. Le deseo entretanto
buenos días y soy, en Nuestro Señor...

________
3. Para la parroquia de san Lorenzo. Ella acompañó a Bárbara a Richelieu
4. La cofradía de la Caridad.
Carta 359. — PÉMARTIN, o. c.., III, 1, carta 1.007.
1. Fechas de la llegada de las hermanas a La Chapelle y de la muerte de la se-
ñora Goussault.

501
360 [347,I,504-505]
A LUISA DE MARILLAC

[Septiembre 1638] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Si cree que Enriqueta 2 sabe llevar la escuela, muy bien, pruébelo. La
prueba hubiera sido mejor en otra parte; sin embargo, haga como Dios
le inspire. No creo que Petrita tenga el espíritu indicado para eso.
Estará bien ciertamente que reúna a las damas de la Caridad 3, si le
parece bien al señor párroco; me refiero a las del burgo. La señora de
Chaumont sentirá que la señora Goussault y usted no vayan a verla 4. Pí-
dale que no hable a las camareras de la reina 5.
Si su salud le permite estar allí siete u ocho días, hágalo, y más aún, si
es menester. Entretanto, encargue a la señora Pelletier de la casa 6 y de
las órdenes que tiene que observar. La señora Goussault podrá volverse
dos o tres días más tarde y podrá luego ir a buscarla.
Ruego que le diga a la señora Goussault que será conveniente que vea
a la señora Souscarriére 7 o a la señora Traversay para hacer saber en el
Hôtel-Dieu que ha cesado la colación 8 y que me he
________
Carta 360 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta encuentra naturalmente su puesto entre la 358 y la 361.
2. Enriqueta Gesseaume.
3. La Caridad de Saint-Germain-en-Laye.
4. La Caridad de Saint-Germain-en-Laye, de la que aquí se trata, estaba com-
puesta de señoritas y damas de honor de la reina y de las señoras del lugar. San
Vicente pide a Luisa de Marillac que reúna solamente a estas últimas; pero le di-
ce que vea, sin embargo, a la presidenta, señora de Chaumont.
5. Las señoritas de honor de la reina.
6. La casa madre.
7. María du Tremblay, viuda desde 1627 de Maximiliano Grangier, señor de
Souscarriere, maestre de peticiones, intendente de justicia en Lyon y luego con-
sejero ordinario de Estado. Su hija Margarita se casó con Antonio Goussault, hi-
jo mayor de la señora Goussault. La señora de Souscarriere sucedió a esta últi-
ma en 1639 como presidenta de las damas de la Caridad. Murió en septiembre
de 1670.
8. Después de comer, a eso de las tres, escribe Abelly, hablando de las damas
de la Caridad (o. c.., I, cap. XXIX, 136), llevaban la colación para todos; esto
es, pan blanco, bizcocho, confituras y helado, uvas y cerezas en la estación y
durante el invierno limones, peras cocidas y asadas con azúcar... Iban cuatro o
cinco juntas cada día a distribuirles esta colación.

502
olvidado de hablar de la casa, pero que hablaré el primer día con el re-
verendo Padre Sirmond 9.
Bien, entretanto ruego a Nuestro Señor que bendiga su viaje y soy, en
su amor, su servidor,
V. D. P.
Domingo por la mañana.
Dirección: A la señorita Le Gras.

361 [348,I,506]
A LUISA DE MARILLAC

[Septiembre 1638] 1
Señorita:
Después de todo habrá que enviar a buscar ya mañana a sor Bár-
bara y enviar a buscar hoy mismo a Enriqueta y poner a Nicolasa en su
sitio. Pero será conveniente que le dé palabra de ir y venir siempre que
se la llame. El viaje de Notre-Dame-des-Vertus 2 le podrá ayudar a ob-
tener alguna gracia de Dios.
Soy, en su amor, señorita, su muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL
Dirección: A la señorita Le Gras.
________
ceñidas de delantal; y repartiéndose por las salas, pasaban de una cama a otra
presentándoles estas golosinas». Al aumentar el gasto con el número de enfer-
mos, las damas tuvieron que suprimir pronto el pan, los bizcochos y los limones.
Varias veces, especialmente en 1638 y 1649, dejaron la colación, bien sea por cau-
sa de las enfermedades contagiosas, bien por razones económicas. La interrup-
ción de 1638 duró 20 días; fue provocada por el contagio, que echó de su mo-
rada a las Hijas de la Caridad empleadas en el Hôtel-Dieu (P. COSTE, o. c.., 11).
9. Célebre jesuita, nacido en Riom en 1559. Enseñó primero en París y fue
luego llamado a Roma como secretario del superior general. Fue confesor de Luis
XIII en 1637 y murió en 1651. Se le debe una colección de los antiguos concilios
de Francia. Editó también algunas obras de padres y de autores eclesiásticos.
Carta 361 (CA). — Original en las Hijas de la Caridad de Ussel (Carreze).
Se reproduce el texto que figura en el Second Supplément, t. VIII, 550. Cfr. la car-
ta n. 348 en Coste, t. I, P. 506. Cfr. Lettres de Saint Vincent a Louise de Marillac,
ed. aut., carta 175.
1. Esta carta debe colocarse después de la 373.

503
362 [349,I,506-507]
A LUISA DE MARILLAC
[1638] 1
Señorita:
Esa buena señorita me da tanta compasión como a usted; pero ¿qué
remedio? Ninguna religión 2 se encargará de ella con tanta incomodidad.
¿No sería mejor devolverla a su país? Si le parece bien tratar en serio
de ella con la señorita Musnier y conservarla todavía otros quince días,
está bien.
Esta mañana he escrito a la señora Traversay que llene las plazas va-
cantes de niños, hasta siete, parte de ellos en el Hôtel-Dieu, y parte en
La Couche, hasta que tenga otra nodriza, una cabra y una vaca.
Bárbara 3 no podría venir tan temprano para poder hablarle.
Buenos días, señorita, soy su servidor,
V. D.
Dirección A la señorita Le Gras.

363 [350,I,507-508]
A LUISA DE MARILLAC
[Septiembre 1638] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Me alegra mucho saber el regreso de su hijo y que esté ahora en el co-
legio 2. Es mejor que si estuviera aquí 3, ya que la mayor parte están en
retiro, y el resto o enfermos o en el seminario. Me gustará mucho, sin em-
bargo, que venga a pasar dos días, después que salga del retiro, hacia el
miércoles de la semana próxima.
________
Carta 362 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta es de los comienzos de la obra de los niños expósitos, o sea, de
1638. La presencia de Bárbara en París nos indica que fue escrita todo lo más tar-
de a principios de octubre.
2. Ninguna religión, ninguna comunidad religiosa.
3. Bárbara Angiboust.
Carta 363 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Cfr. nota 5.
2. En el colegio de Bons-Enfants.
3. En san Lázaro.

504
Le escribo aprisa. Me consolará indicándome la situación de su sa-
lud, de sus hijas y del Hôtel-Dieu. Sabe que el señor Lavocat 4 no ha si-
do del parecer que se vuelva a empezar hasta después de la fiesta de san
Dionisio 5; y algún día sabrá que yo soy, más de cuanto puedo expresar-
la, en su amor, s. s.
V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.

364 [351,I,508-509]
A LUISA DE MARILLAC
[1 octubre 1638] 1
Señorita
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Le había dicho que iría hoy a verla, tal como esperaba; pero una peque-
ña indisposición que me ha sobrevenido, me lo impide. Le suplico, seño-
rita, que me excuse y que dé órdenes a las hermanas de que no vayan a
su casa hoy por este motivo.
Le envío cincuenta libras, que ruego entregue a Bárbara y a Luisa pa-
ra su viaje. Será conveniente que vayan en el coche de Tours y que allí
se informen por algún hombre de quién es el que conduce por el ordina-
rio a Richelieu a los que quieren ir allá, y que tomen o alquilen un bo-
rrico o una carreta para dirigirse a Richelieu, que dista dos leguas; y allí
harán lo que puedan por los pobres enfer-
________
4. A la cabeza de las constituciones de religiosas agustinas leemos estas pala-
bras, que lo darán a conocer: «Estas presentes constituciones han sido compuestas
por el señor Francisco Lavocat, sacerdote, consejero, capellán del rey, abad de
Nuestra Señora de Humblieres y canónigo de la iglesia de París, comisionado por
los señores de dicha iglesia en el cargo de visitador de este hospital (Hôtel-Dieu),
que ha ejercido durante doce años con una caridad y una asiduidad increíbles,
haciendo florecer allí el celo y la piedad en el servicio a los enfermos; y conti-
nuando en estos santos ejercicios, se vio atacado por una fiebre continua, de la
que murió el 15 de enero de 1646, a los 48 años de edad. Su cuerpo reposa en
Notre-Dame, ante el altar de la Virgen, y su corazón cerca del altar mayor del
Hôtel-Dieu». Añadamos que fue camarero del cabildo y, por este título, encar-
gado de la administración de las finanzas capitulares.
5. 9 de octubre. Se trata quizás de la colación del Hôtel-Dieu, de la que se
habló anteriormente, carta 360, nota 8.
Carta 364 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase nota 2.

505
mos, según órdenes del padre Lamberto o de su representante. He aquí
unas líneas que he escrito para él 2.
Buenos días, señorita. Soy su servidor muy humilde.

VICENTE DEPAÚL
Se pagan 12 libras por persona en el coche hasta Tours. Diré a algu-
no de nuestros hombres que les reserve plaza para el primero que
parta.
Dirección: A la señorita Le Gras.

365 [352,I,509-511]
A LAMBERTO AUX COUTEAUX
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
He aquí dos hijas de la Caridad 1 que van para esa a aliviar a las da-
mas de la Caridad y asistir a los pobres enfermos las dos saben llevar la
escuela de niñas; se le podrá dejar a una para ello, cuando los enfermos
disminuyan; y la otra se volverá para acá. La señora duquesa de Aigui-
llon me indicó que escribiría al señor de Grandpré 2 para que las aloja-
ra. Espero que también ella, o Su Eminencia, dará órdenes para su ma-
nutención. Le suplico, sin embargo, que les proporcione lo que necesi-
ten para su alimentación.
Me preocupa su indisposición y la de los padres Codoing, Durot y
Buissot; en caso de que el padre Codoing tenga fiebres cuartanas, ha-
brá que pensar en el medio de hacerle venir acá por carreta hasta Tours,
y de allí en coche, si sus accesos no son demasiado fuertes.
En nombre de Dios, padre, haga todo lo posible y no ahorre nada por
su salud. Ruego a Dios y le hago rogar para que se la dé perfecta.
Le enviaré dentro de diez o quince días a dos o tres de la Compañía,
y quizás el padre Boudet vaya de Burdeos a Richelieu. Está un poco in-
dispuesto en Burdeos, donde lo ha dejado el padre de Sergis para que lo
traten, al tener que marcharse él urgentemente a Toulouse. Si va a Ri-
chelieu, se lo encomiendo. Si está en lo cierto
________
2. La carta 365.
Carta 365 (CA). — Archivo de Turín, original.
1. Sor Bárbara Angiboust y sor Luisa.
2. Antonio Francisco de Joyeuse, conde de Grandpré.

506
el señor abad Olier, el buen padre Boudet es un santo. Ha estado en Bre-
taña con él, donde conoció su virtud, y me escribió en términos muy
expresivos sobre la opinión que tiene de él. Yo sí que soy un miserable
pecador, que sólo hago mal en la tierra y que he de desear que quiera
Dios quitarme pronto de ella, tal como espero de su bondad, y que ten-
ga misericordia conmigo.
Estaba pensando en mi viaje para ir a verle cuando el señor arzobis-
po me ha dado órdenes de visitar una casa religiosa de esta ciudad, que
me ocupará bastante tiempo 3. Le había rogado que me dispensase, y lo
había hecho en efecto; pero, al partir para Anjou, me ha indicado que se
veía obligado a retractarse de la dispensa que me había querido dar,
por razones particulares y de importancia que me diría a la vuelta. Bien,
soy hijo de obediencia. Me parece que, si me mandase ir al último rincón
de su diócesis y quedarme allí toda mi vida, lo haría como si me lo manda-
se Nuestro Señor y que esa soledad o empleo que él me diera, sería un
paraíso anticipado, ya que estaría en el cumplimiento de la voluntad de
Dios.
Soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy humilde servidor,
VICENTE DEPAÚL
San Lázaro, 1 octubre 1638.
Dirección: Al padre Lamberto, superior de los sacerdotes de la Mi-
sión en Richelieu.

366 [353,I,511-512]
A LUISA DE MARILLAC
[2 octubre 1638] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
No le escribo por mi mano, porque me han sangrado esta mañana por
una pequeña incomodidad que me impide ir a ver a mi buena señora
de Liancourt, y creo que usted no está en situación de soportar la fatiga
que tendría a su lado, y que ella sufriría por eso
No hay ningún peligro en permitir a sor Luisa que vaya a ver al buen
señor de Bezay 2, ni en que le diga que suspenda la disposición
________
3. Este viaje se difirió. San Vicente estaba de vuelta de Richelieu antes de me-
diado diciembre.
Carta 366. — Archivo de la Misión, original o copia del siglo XVII.
1. Ver nota 7.
2. Quizás Antonio du Deffand, caballero, señor de Tremblay, Fontenay, Se-
mentron, Bezée y otros lugares.

507
de sus asuntos. Hoy he encargado que se reserven dos [plazas] y que se
den las arras 3 para el coche de Tours. Esta tarde sabré el día, la hora y el
lugar de partida. Creo que será conveniente nombrar superiora a nues-
tra hermana Bárbara 4, hasta que se disponga otra cosa. Me parece que
será realmente bueno aprovecharse de su pequeño trabajo cuando no ha-
ya tantos enfermos.
Alabo a Dios por la satisfacción que tiene más ampliamente por su
hijo.
Me he olvidado de escribir al padre Dehorgny 5 sobre el muchacho.
No tiene que hacer usted nada más que decirle unas palabras por él mis-
mo, en caso de que yo me olvide.
Sor Isabel 6 podrá hacer su confesión con cualquiera que le parezca
oportuno. Y respecto de Jacqueline, no hay más remedio que despe-
dirla.
Me siento muy feliz de que haya retenido a sor Margarita y de que
le haya hecho hacer un retiro.
¿Cree, señorita, que las dos hermanas de esta parroquia pueden asis-
tir a los enfermos, llevando la escuela? Si así es, de lo que yo dudo, se-
ría bueno enviar a sor Jacqueline en lugar de sor Margarita a la parroquia
de Santiago. Pero, en ese caso, habrá que decir antes unas palabras al se-
ñor párroco y a las oficialas de la Caridad de esa parroquia.
Ayer escribí la que acompaña a la presente, que no pude enviar.
Buenos días, señorita Soy su servidor,
Sábado, a las once.
VICENTE DEPAÚL

367 [354,I,513-515]
A LUISA DE MARILLAC
[Octubre 1638] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
De muy buen grado pido a Nuestro Señor que les dé su santa
________
3. Dinero adelantado para asegurar la ejecución de un contrato.
4. Bárbara Angiboust.
5. Entonces director del colegio de Bons-Enfants.
6. Isabel Martín.
7. Probablemente el sábado siguiente al 1 de octubre de 1638, fecha de la car-
ta n. 364, es decir, el 2 (COSTE XIII, p. 848).
Carta 367 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Mes y año de la partida de Bárbara y Luisa para Richelieu.

508
bendición a nuestras queridas hermanas y que les dé parte del espíritu
que les dio a las santas mujeres que lo acompañaban y cooperaban con
El en la asistencia de los pobres enfermos y en la instrucción de los ni-
ños. Dios mío, señorita, ¡qué felicidad para esas buenas hermanas ir a
proseguir la caridad que Nuestro Señor ejercía en la tierra, en el lugar a
donde van! ¿Quién diría, al verlas juntas, a esas dos tocas 2, en ese coche,
que van para una obra tan admirable a los ojos de Dios y de los ángeles
que el Hijo de Dios la encontró digna de El y de su santa Madre? ¡Oh,
cómo se alegrará el cielo al verlo y cuán admirables serán las alabanzas
que ellas obtendrán en el otro mundo! ¡Cómo caminarán con la cabeza
levantada el día del juicio! Me parece ciertamente que las coronas y los
imperios no son más que lodo en comparación de aquellas con que se-
rán coronadas. Sólo queda procurar que se porten con el espíritu de la
santa Virgen en su viaje y en sus obras; que la vean muchas veces como
ante sus ojos, delante o al lado de ellas; que actúen como se imaginarán
que actuaría la santa Virgen; que consideren su caridad y su humildad, y
que sean muy humildes ante Dios y cordiales consigo mismas, bienhe-
choras para con todos y que no desedifiquen a nadie; que cumplan con
sus pequeños ejercicios todas las mañanas, o antes de partir el coche, o
en el camino; que lleven algún libro para leer de vez en cuando, y que
otras 3 recen el rosario; que contribuyan a las conversaciones que se
tengan de Dios, pero no a las del mundo, y menos aún a las libertinas, y
que sean como rocas contra las familiaridades que algunos hombres que-
rrían tener con ellas. Dormirán aparte en una habitación, que pedirán de
antemano en las hosterías, o en la de algunas honestas mujeres, si las hay
en el coche; y si no hay en las hosterías de los coches, que se alojen al
lado, si encuentran esa comodidad.
Al llegar a Richelieu, irán ante todo a saludar al Santísimo Sacramen-
to, verán al padre Lamberto, recibirán sus órdenes y procurarán cum-
plirlas con los enfermos y los niños que vayan a la escuela, observando
los pequeños ejercicios de cada día que ahora practican; se confesarán
solamente cada ocho días, a no ser que haya alguna fiesta principal du-
rante la semana; procurarán ser útiles a las almas mientras cuidan los cuer-
pos de los pobres; honrarán y obedecerán
________
2. Alusión al tocado de las Hijas de la Caridad. «Las primeras Hijas de la Ca-
ridad, casi todas originarias de los alrededores de París, conservaron los vestidos
usuales entre las mujeres del pueblo, o sea, la ropa de sarga gris y una pequeña
cofia o gorro de tela blanca, llamado toquois, que ocultaba los cabellos» (BAU-
NARD, o. c.., P. 297).
3. Otras veces.

509
a las oficialas de la Caridad y respetarán mucho a las demás, y las ani-
marán a que se aficionen a su santo ejercicio; y continuando de esta ma-
nera, resultará delante de Dios que habrán llevado una vida muy santa
y que de unas pobres muchachas se habrán convertido en reinas del
cielo; es lo que le pido a Dios, en cuyo amor soy, con ellas y con su que-
rida superiora, muy humilde servidor
V. D.
Le ruego me diga si el mozo le ha entregado las 50 libras que le envié
por medio de él, y que ruegue a Dios por la buena señora de Liancourt,
que ha empeorado mucho 4.

368 [355,I,515-517]
A LUISA DE MARILLAC
[1638, por octubre] 1
Señorita:
I.a gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Cuando tenga la dicha de verla, le diré la situación de espíritu de su
hijo en relación con las órdenes. No sé si iré pronto a La Chapelle. Si
no voy, trate con caridad a la señora de Marillac 2 y a su hijo 3. Envíe,
pues, el coche cuando le parezca. Será mejor que sea para mañana do-
mingo, ya que tiene que dormir allí, por causa del ayuno. ¿Qué hay de la
enfermedad de ese buen señor 4 y del embarazo de su señora esposa 5?
No sé de dónde viene esta curiosidad; pero me parece que esa familia me
toca el corazón con cariño.
Espero el salvoconducto que el señor canciller 6 nos hace esperar, y
soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy humilde y muy obediente ser-
vidor,
VICENTE DEPAÚL
________
4. Palabras tachadas: Me ha indicado que fuese a buscarla y el señor Martinot...,
le he rogado que me excuse..., a causa...
Carta 368 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase nota 5.
2. María de Creil, viuda de Renato de Marillac.
3. Miguel de Marillac, consejero en el parlamento de París, nieto del guar-
dasellos del mismo nombre.
4. Miguel de Marillac.
5. Juana Potier, sobrina del obispo de Beauvais. Su primogénito Renato fue
bautizado el 18 de febrero de 1639.
6. Pedro Séguier.

510
Sábado por la mañana.
He recibido esta mañana la suya, después de escrita la presente, pa-
ra responder a la cual le diré que su hijo ha dicho al padre de la Salle que
él no entraba en esta condición más que porque usted lo quería, que se
ha deseado la muerte 7 a causa de esto y que por complacerla recibiría las
órdenes menores. Pues bien, ¿es esto una vocación? Creo que él prefe-
riría morir antes que desear la muerte de usted. Sea lo que sea, bien ven-
ga esto de la naturaleza o del diablo, su voluntad no es libre para de-
terminarse en cosa de tal importancia, y usted tampoco tiene que dese-
arlo. Hace algún tiempo que un buen hijo de esta ciudad recibió el [sub-
diaconado] 8 con este espíritu y no pudo pasar a las demás órdenes; ¿quie-
re exponer a su hijo a este mismo peligro? Deje que lo guíe Dios: El es
más padre suyo que usted madre, y lo ama más. Deje que sea El el que lo
guíe. El sabrá muy bien llamarlo en otra ocasión, si lo desea, o darle el
empleo conveniente a su salvación. Me acuerdo de un sacerdote, que
ha estado aquí, que recibió el orden del presbiterado con esa duda de
espíritu. ¡Sabe Dios dónde está ahora!
Buenos días, señorita. Sea totalmente para Nuestro Señor y confórmese
con su buena voluntad. Soy, en su amor, s. s.

V. D.
Le ruego que tenga su oración sobre la mujer de Zebedeo y sus hijos,
a los que les dijo Nuestro Señor, cuando ella le urgía por el establecimiento
de sus hijos: «No sabéis lo que pedís».
Dirección: A la señorita Le Gras.

369 [356,I,517]
A LUISA DE MARILLAC

[Antes de 1640] 1
Le suplico muy humildemente, señorita, que me indique si le parece
bien que vaya, hoy después de comer, a ver a usted y a sus
________
7. Primera redacción: que le ha deseado la muerte, y también a sí mismo.
8. San Vicente escribió subdiácono, es lógico que quería decir subdiaconado.
Carta 369 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Después de 1639, las palabras «domingo por la mañana» habrían sido es-
critas al principio de la carta.

511
hijas, o que espere a mañana por la mañana, y si habrá otras además de
las suyas.
Entretanto le deseo buenos días y soy, en el amor de Nuestro Señor,
su servidor muy humilde,
V. DEPAUL
Domingo por la mañana.
Dirección: A la señorita Le Gras.

370 [357,I,517-518]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Doy mil acciones de gracias a Dios por su buen estado y ruego la con-
serve en perfecta salud. Soy del parecer de su buen señor párroco, que
comulgue usted en casa; y no importa que no sienta muchas ganas de ello;
Nuestro Señor lo hace expresamente, como espero, para que tenga el mé-
rito de la obediencia, junto al del amor con que lo hará y que yo espero
que su bondad le concederá.
Ayer mismo vi a su hijo y le quiero más cariñosamente de lo que pue-
do decirla; pero no me gusta que dé lugar a esos pensamientos dema-
siado tiernos que tiene por él, porque van en contra de la razón y por
consiguiente en contra de Dios, que quiere que las madres den parte de
su bien a sus hijos, pero no que se priven de todo. Bien, ya hablaremos
de eso en cuanto pueda ir a verla, que será después de la fiesta.
¡Oh! ¡Cómo me gustaría poder decirle todo lo que se dijo ayer aquí
en la conferencia sobre las razones que tenemos para celebrar dignamente
esta santa fiesta y sobre los medios para ello! Ciertamente, estoy muy con-
solado y pido a Nuestro Señor que se lo inspire El mismo.
Le envío el libro, con la condición de que no lea o mande leer más
que dos o tres sonetos cada día, en horas diferentes y distantes; eso la
ocuparía demasiado.
Estoy enfadado con el padre Dehorgny por haberse ido a los campos
sin enviarle dinero. Indíqueme si tiene necesidad. Yo tengo la llave del
cofre, pero no tiempo para ir a recogerlo.
________
Carta 370 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.

512
Jamás he estado tan ocupado, ni tampoco he sido tanto! en el amor
de Nuestro Señor, s. s.

V.D.
Reciba a esa muchacha de Lorena, por favor, para probarla entretanto.
Dirección: A la señorita Le Gras.

371 [358,I,519]
A LAMBERTO AUX COUTEAUX, SUPERIOR EN RICHELIEU
1 noviembre 1638
... El señor presidente Fouquet se ha curado de una hidropesía toman-
1

do medio vaso de jugo de perifollo, con igual cantidad de vino blanco,


bien mezclados entre sí y colados por medio de un trapo, tomado en ayu-
nas, sin comer hasta dos horas más tarde y no tomando como comida más
que medio sextario de bebida. Uno de nuestros hermanos del semina-
rio se ha curado también de esta enfermedad del mismo modo. Utilíce-
lo, por favor, con N. y continúe así por algún tiempo. Es un remedio exce-
lente y fácil.

372 [359,I,519-520]
A LUISA DE MARILLAC

[Entre 1636 y 1639] 1


Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
He recibido dos cartas suyas o, mejor dicho, una en dos y he visto y
hablado a continuación con su hijo, sin darle a conocer que yo sabía al-
go de lo que pasó ayer; pues bien, él me dijo con un
________
Carta 371. — Reg. 2, p. 264.
1. Francisco Fouquet, san Vicente escribía el 2 de junio que estaba en peli-
gro.
Carta 372 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Antes de 1636, Luisa de Marillac no estaba en La Chapelle, después de
1639, el santo habría comenzado la carta con las palabras finales: «Del colegio
de...».

513
espíritu muy sosegado y tranquilo que le había visto y que la encontra-
ba un poco mal. Después de eso, le hablé de su vocación y de si perse-
veraba en ella. Pues bien, me dijo con muy buenas maneras que sí y que
se iba a la Sorbona 2 con este fin y que estaba decidido a portarse bien;
esto es lo que ha motivado que no creyese necesario hablarle, ni tampo-
co desconfiar de lo que teme usted. Esté, pues, tranquila, por favor; y aún
más, aunque suceda lo que teme habrá que seguir adorando la provi-
dencia de Dios sobre él y creer que el viaje o el cambio de condición
contribuirá a su salvación y quizás a una mayor perfección suya. ¡Ay! se-
ñorita, si todos los que están lejos de sus padres estuviesen en peligro de
perderse, ¿dónde estaría yo? Bien, acuérdese de que todo sirve a los
predestinados para que lleguen a su fin, y que yo soy, en el amor de Nues-
tro Señor, su muy humilde servidor,
VICENTE DEPAÚL
Del colegio de Bons-Enfants. a las once.
Dirección: A la señorita Le Gras, en La Chapelle.

373 [360,I,520-521]
A LUISA DE MARILLAC
[Entre 1633 1 y 1639 2]
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Agradezco la preocupación que por mí tiene y le ruego que cuide
de su salud y de no trabajar tanto.
En cuanto al asunto de que me habla, asegure a esas buenas hermanas
que hablaré con el señor decano para la conservación de su comuni-
dad, pero no creo que tenga que hablar con las damas sobre la conser-
vación de esa persona. Sería inútil y perjudicial, así como también el re-
curso al señor cardenal 3; a ellas les corresponde en cuanto a aquélla cui-
darse de ello; a usted no la creerán tan bien.
________
2. Probablemente para estudiar allí teología.
Carta 373 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Fecha de la fundación del Instituto de Hijas de la Caridad.
2. Después de 1639, las palabras «Sábado por la mañana» habrían estado al
principio.
3. El cardenal de Richelieu.

514
En cuanto a sus hijas, después de esto podremos atender a usted ellas,
y soy, en el amor de Nuestro Señor s. s.
Sábado por la mañana.
Dirección: A la señorita Le Gras
V. D.

374 [361,I,521]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Sea usted bien venida y Nuestro Señor alabado por la salud que le ha
concedido. En nombre de Dios, señorita, cuídela bien. Si puedo, iré ma-
ñana a verla, o al menos pasado mañana.
Va aquí la respuesta a la señora de Liancourt. Le ruego que se la
envíe.
Su hijo acaba de salir de aquí. Me parecía de otro espíritu, o en dis-
posición de entrar en él, aunque no le he dicho más que dos palabras.
Buenos días, señorita. Soy
Dirección: A la señorita Le Gras
V. D.

375 [362,522-523]
A LA SEÑORA GOUSSAULT
[Noviembre 1638] 1
Señora:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Agradezco la preocupación que por mí tiene y por mi viaje y las oracio-
nes que su caridad hará por él, y le pido que me excuse si no la atiendo.
He prometido partir esta mañana.
Hay que encomendar estas nuevas proposiciones a Dios en la grati-
tud y delicadeza ordinaria con esas personas en casos parecidos.
________
Carta 374 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
Carta 375 (CA). — Original en los sacerdotes de la Misión de Nápoles,
calle de san Nicolás de Tolentino.
1. Véase nota 2. San Vicente escribió esta carta en vísperas de su partida
para Richelieu.

515
¿No es conveniente que usted sepa exactamente la intención de su hi-
ja 2? El último de los que le han hablado es hombre de bien y de un exce-
lente espíritu y de juicio adecuado a su edad. Pero, teniendo en cuenta
lo que sabe usted, parece preferible Lotin 3, según creo, aunque menos
acomodado. Pero se necesitará una maravillosa delicadeza para obrar de
este modo con el último propuesto. En ese caso podrá alegar el deseo de
la parentela y las largas relaciones. Recomendaré este asunto, su salud y
toda su familia a Nuestra Señora de Ardilliers 4 con un afecto especialí-
simo y una igual ternura, pues Dios sabe cómo ha llenado mi corazón y
cuánto lo siento ahora que le hablo, y soy, en el amor de Nuestro Señor,
su muy humilde servidor,
VICENTE DEPAÚL
Lunes por la mañana.
Voy a decir adiós a la señorita Le Gras y le diré una palabra de esto.
Dirección: A la señora presidenta Goussault.

376 [363,I,523-524]
A BERNARDO CODOING, SACERDOTE DE LA MISION,
EN RICHELIEU
12 diciembre 1638
Me siento muy consolado al ver la bondad de su corazón al aceptar
la proposición de Luçon en contra de su propio gusto 1 Padre,
________
2. María Marta Goussault. La señora Goussault tuvo cinco hijos: Antonio,
señor de Roquemone, maestre de cuentas; Guillermo, recibido como consejero
del parlamento el 27 de mayo de 1653; Santiago, sacerdote, doctor por la Sor-
bona; María Marta, casada con Nicolás Lotin el 10 de enero de 1639; Miguel, es-
poso de Isabel Compaing.
3. Nicolás Lotin, señor de Martilly, era hijo de Guillermo, vizconde de Vaux.
Fue nombrado consejero del consejo mayor el 17 de diciembre de 1631, maes-
tre de peticiones el 7 de julio de 1642 y presidente del consejo mayor el 11 de
abril de 1644. Murió el 25 de diciembre de 1650 dejando un hijo que le siguió
pronto al sepulcro.
4. Lugar de peregrinaciones en un rincón de la ciudad de Saumur. No-
tre-Dame-des-Ardilliers cuenta entre sus peregrinos más conocidos a san Vicen-
te de Paúl, Luisa de Marillac, Juan Santiago Olier, Luis XIII, Richelieu, la seño-
ra de Montespan, Luis Grignon de Montfort. Enriqueta de Inglaterra hizo allí su
primera comunión.
Carta 376. — Reg. 2, p. 33.
1. Una de las cláusulas del contrato del 4 de enero de 1683 a propósito del
establecimiento de Richelieu entre san Vicente y el cardenal

516
¡eso es ser buen cristiano y buen misionero, pasar de ese modo sobre la
raíz de las propias inclinaciones! Dios me ha concedido hoy una ternu-
ra especialísima para pedirle esa misma virtud de escoger siempre lo
peor y lo que es contrario a mi gusto. Pero ¡ay, padre!, ¡qué infiel soy a
esa práctica! Le suplico pida a Dios me haga más fiel en el futuro.

377 [364,I,524-527]
A ANTONIO LUCAS
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Heme aquí de vuelta de Richelieu. He recibido una de sus cartas por
aquellos barrios y otra aquí. Ambas me hacen ver la bendición de Dios
sobre sus trabajos, y la última la indisposición de los padres Renar y Mou-
ton y cómo se marchaba a Joigny. Doy gracias a Dios por todo esto y le
pido que devuelva la perfecta salud a esos padres.
Necesitamos aquí al padre Mouton. Si lo permite su salud, después
de la fiesta, le suplico que nos lo devuelva.
He visto la que escribió al señor comendador 1, que me ha sido tam-
bién de gran consuelo; pero dudo de si ha acabado la misión de Cerisé 2.
El señor comendador se queja de que no. Le ruego me indique lo que
hay de ello. La que escribe al padre de la Salle también me ha consolado
mucho, especialmente lo que le dice de que continuará el orden que él
ha tenido en el seminario en la misión que han hecho hace poco; ese es
el nervio de la misión. Pido a Dios, padre, que le dé la gracia de hacer
lo mismo.
________
ministro, antiguo obispo de Luçon, decía que tres de los sacerdotes residentes
en dicha casa deberían dar misiones en la diócesis de Luçon «cuatro veces al año,
en las estaciones más convenientes, y emplearse allí seis semanas cada vez» (cfr.
carta 298, nota 4). Pensándolo mejor, se creyó conveniente establecer en Luçon
una casa distinta. Bernardo Codoing, destinado por los superiores, aceptó; pero,
quizás por razones de salud, no tomó posesión de su puesto. En efecto, en nin-
gún sitio aparece su nombre relacionado con Luçon. Si fue allá, estuvo poco tiem-
po, ya que el 6 de octubre de 1640, cuando Santiago Chiroye fue enviado a di-
cha ciudad a dirigir el establecimiento confiado a la Congregación de la Mi-
sión, fue para sustituir a Gilberto Cuissot.
Carta 377 (CA). — Archivo de Turín, original.
1. El comendador de Sillery.
2. Cerca de Alençon, en el Orne.

517
Pero, Dios mío, ¿cómo están los señores Pavillon, Renar y Perrochel?
Le suplico que cuide mucho de ellos y de la salud de toda la Compañía.
No hay que dejar, el jueves, de darles descanso y alguna diversión agra-
dable, en la medida que pueda tenerse inter privatos parietes. Saludo muy
humildemente a esos señores y a toda la Compañía y envío al señor Pe-
rrochel un paquete que nos han enviado para él. Le suplico le diga que
ya trataremos, cuando vuelva, de lo que le indica la religiosa que le es-
cribe.
El reverendo Padre de Gondy me ha dicho que la Caridad no está en
buen estado en Joigny. Le suplico, padre, ruegue al señor Pavillon que se
esfuerce en restablecerla en la mejor situación que se pueda. El tiene ex-
periencia de la forma que hay que obrar para que resulte todo bien y gra-
cia de Dios.
Tenemos unos 70 ejercitantes. de los que hay cinco o seis que son ba-
chilleres y de los más sabios, aunque en la Sorbona corren rumores en
contra del orden establecido y contra la obligación de las personas de esa
condición de asistir a los ejercicios 3. El señor Hopille 4 tiene el pontifi-
cal y el señor Hobier 5 la charla de la mañana. Los padres de la Salle, De-
horgny, Soufliers, Cuissot y algunos de nuestros jóvenes teólogos ayudan
en todo esto. Es en Bons-Enfants donde las cosas van mejor de lo que
nos hubiéramos atrevido a esperar.
El resto de la casa está bien, excepto el padre Portail y el padre de
Rien, que empiezan sin embargo a mejorar.
Lo mismo pasa en Richelieu, donde he quedado muy consolado al ver
el bien que se hace en la ciudad. No he visto nunca a un pueblo tan asi-
duo ni devoto en la santa misa. Se frecuentan mucho los santos sacra-
mentos. No hay nadie que lleve una vida escandalosa. Reina gran paz en-
tre los habitantes y no hay división como antes.
________
3. La disposición del arzobispo de París llevaba fecha de 1631 y fue aplicada
por primera vez en la cuaresma de dicho año. Prescribía a todos los que quisie-
sen recibir órdenes en la diócesis hacer un retiro en casa de los sacerdotes de la
Misión los diez días anteriores a la ordenación (cfr. L. ABELLY, o. c.., I, cap. xxv,
119).
4. Vicario mayor de Agen.
5. Tradujo la vida de Agrícola de Tácito (1639), el tratado de la paciencia
de Tertuliano y el de la oración (1640). Balzac escribía a Chapelain el 30 de agos-
to de 1639, tras haber leído la primera de esas obras: «¡Cuánta sabiduría y sen-
tido común en el señor Hobier! ¡Qué pura y arreglada es su dicción! Me pare-
ce que la definición de Vir bonus dicendi peritus está hecha para él» (Lettres fa-
milières de Monsieur de Balzac à Monsieur Chapelain. París 1856, en 8.º, p. 375).

518
Las tabernas son menos frecuentadas, casi nada, especialmente durante
los oficios, los domingos y días de fiesta. La Caridad marcha muy bien.
Trata a sesenta enfermos desde Pascua, sin que [haya] muerto más que
una sola joven; y antes no solían fallar. Las dos hermanas sirvientes de los
pobres que hemos enviado desde aquí realizan maravillas, una con los
enfermos y la otra en la instrucción de las niñas.
No sé si se podrían establecer dos en Joigny. ¿Vive todavía María de
los pobres, que servía a los pobres de la Caridad? ¿Van todas las niñas
de la ciudad a la escuela de las Hijas de Nuestra Señora? Lo que admi-
ra ante todo en Richelieu es que se trata de un pueblo reunido de va-
rios sitios y la mayor parte alejados de su país por su comportamiento 6.
Esto es, padre, cuanto puedo decirle de momento, a no ser que le rue-
go me escriba, cada semana, sobre el estado de la compañía y de sus traba-
jos. Saludo muy humildemente a los señores párrocos y a todos cuantos
me honran con su recuerdo y soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy
humilde y muy obediente servidor,
VICENTE DEPAÚL
París. día de san Lucas 1638.
7,

Dirección: Al padre Lucas, sacerdote de la Misión, en Joigny.

378 [365,I527-530]
A ROBERTO DE SERGIS

París, 17 diciembre 1638


Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Recibí anteayer la suya del 7 de este mes, por la que me comunica: 1.º
la llegada del padre Durot; 2º que tiene miedo de haberme disgustado;
3.º que responda a todo lo que me preguntó en sus cartas; 4.º que quie-
ren que haga el examen en Saint-Michel 1; 5º que le han hecho confesar
en el arrabal; 6.º que le van a mandar los que tienen dimisorias; 7.º que
pide un trozo de la verdadera cruz que
________
6. Palabras borradas: El padre Lamberto me decía que hay muchos.
7. 13 de diciembre.
Carta 378. — Archivo de Turín, copia del siglo XVII o XVIII.
1. Saint-Michel forma hoy parte de la ciudad de Toulouse.

519
ha dejado aquí; 8.º me dice que ha comprado un despertador. He aquí la
respuesta a todo, según el orden propuesto.
1.º Doy gracias a Dios por la llegada del padre Durot y le ruego que
cuide de su salud y que le ayude con palabras y ejemplos a llegar a la per-
fección de un misionero, y que observen los dos, para ello, el pequeño
reglamento, sin apartarse de él por ningún motivo ni por el pretexto que
sea. Un prelado me ha hecho el honor de decirme que le ha visto con un
cuello mayor que los nuestros y con un manteo de botones grandes,
con un espíritu de suficiencia y con menos humildad que los demás mi-
sioneros. Si es así, le ruego, padre, que se ajuste en todas las cosas al pe-
queño reglamento, a nuestras pequeñas observancias y a nuestra mane-
ra de vestir y de honrar más que nunca la humildad de Nuestro Señor.
Todos dicen que el espíritu del misionero es espíritu de humildad y de
sencillez. Aténgase a él. El espíritu de mansedumbre, de sencillez y de
humildad es el espíritu de Nuestro Señor; el de orgullo no subsistirá mu-
cho tiempo en la Misión.
2.º No tenga miedo de haberme disgustado. Le conozco bien. Estoy
seguro de que no caerá nunca dos veces en las faltas que le haya adver-
tido o que le advierta en adelante.. Usted no es ni infalible, ni incorregi-
ble. Valdrá más que se atenga a lo que le he dicho, y se aleje de lo bri-
llante y del espíritu del mundo. Nemo potest duobus dominis servire.
Me gustaría que viese la humildad y la sencillez que Nuestro Señor di-
funde en nuestro seminario y cómo le desagrada todo lo que es contra-
rio a ello.
3.º Le prometo lo que me pide en el punto 3.º, que en adelante respon-
deré a todas sus preguntas, que le ruego me ponga, por artículos.
He aquí la respuesta a los puntos 4.º y 5º. Las personas más avisadas
me dicen con frecuencia que hay que mantenerse firme en la práctica de
no predicar, catequizar ni confesar en las ciudades, ni en los arrabales
donde hay arzobispado o presidial; además, sabe que nuestra bula lo
especifica expresamente 2. Los que puedan tener alguna inclinación
por lo contrario y desearlo de ese modo, con el tiempo quedarán más edi-
ficados.
No encuentro ninguna dificultad en que vea a los que monseñor 3 le
mande para las dimisorias, cuando esté en Toulouse, y creo que ha he-
cho bien en comprar un despertador.
________
2. «In civitatibus autem et urbibus quae archíepiscopatuum, episcopatuum, par-
lamentorum et bajulatuum titulis insignitae sunt, clerici et sacerdotes dictae con-
gregationis nulla publica eorum Instituti munera oheant» (Bula Salvatoris nostri,
del 12 enero 1632).
3. Carlos de Montchal (1628-1651).

520
Un accidente que ha ocurrido a la Compañía me hace ver que es ne-
cesario que yo vea las cuentas de gastos y de ingresos. Las he visto y
examinado en Richelieu, de donde vengo. Le ruego, padre, que me en-
víe las suyas; o, si no ha llevado la cuenta de sus gastos ni de sus ingre-
sos, que empiece a llevarla en el futuro, para que se observe en todas par-
tes este mismo orden. Puede pensar muy bien que conozco su fidelidad
y que desconfío más de la mía que de la de usted.
Ya diré al padre de Marceille que busque y que le envíe la reliquia de
la verdadera cruz que pide, si la encuentra.
Bien, padre, eso es todo. Me queda únicamente por decir que no hu-
biera dejado de ir a verle a Toulouse, o de rogarle que hubiera ido a Bur-
deos, si hubiese ido yo allá. ¡Oh Jesús! ¡cuánto me disgusta el no haber
tenido el consuelo de verle!, pues bien sepa cuánto quiere mi corazón
al suyo tan amable. He prometido al señor Pavillon dirigirme a Alet in-
mediatamente después de que vaya él 4. Si Nuestro Señor me concede la
gracia de verle, entonces podré tener ese consuelo. Pero, si una ocasión
que vislumbro me obliga a hacer el viaje a Gascuña 5, tendré la satisfac-
ción de verle antes. Entretanto le saludo con todo el afecto que me es po-
sible, y soy en el amor de Nuestro Señor su muy humilde y obediente ser-
vidor.
VICENTE DEPAÚL
Dirección: Al padre de Sergis, sacerdote de la Misión, en Toulouse.

379 [17,XV,17]
CARTA DE G. PLUYETTE A SAN VICENTE
Padre.
No pudiendo ir a París, le ruego que envíe los seis... que se me deben
por la beca de buena limosna [del] primo Esteban Pluyette, que cumplen
el día de Navidad, por lo que le quedo agradecido, padre, y soy su muy
humilde servidor.
G. PLUYETTE
Fontenay, 25 de diciembre de 1638.
________
4. Nicolás Pavillon no fue a su diócesis hasta septiembre de 1639. San Vicente
no pudo mantener su promesa.
5. Este viaje no se efectuó
Carta 379 (CA). — Original en los Arch. Nat. (París) M 105 (colegio de
Bons-Enfants); figura con el 1 17 en el t. XV de las Oeuvres de Saint Vincent (Mis-
sion et Charité 19-20, p. 17).

521
380 [18,XV,18]
A LUISA DE MARILLAC

[1638, por diciembre] 1


Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Jamás deja usted de hacernos beneficios y, según temo, por encima
de lo que puede. Se lo agradezco muy humildemente, señorita, y le rue-
go que no siga de ese modo. Es suficiente y siempre le quedaremos deudo-
res, por mucho que hagamos en servicio de su hijo 2. Soporte, pues, que
se le sirva, sin más consideración que la que le debemos y con el afecto
que ponemos en servir a usted y a él.
Su carta me parece bien y hará bien en enviársela. Ruego a Nuestro
Señor que sea eficaz para decidirle definitivamente. Le remito la suya con
la que le escribe, y procuraré que le hagan una pequeña chimenea en
alguna de las camarillas lo antes posible, ya que tendremos desde ahora
a los ordenandos en Bons-Enfants y necesitamos la habitación en que
está.
Si hace buen tiempo y puede hacerlo sin molestia alguna, podrá oír
la santa misa todos los días durante el retiro; si no, honre la soledad de
Nuestro Señor, como hizo santa Magdalena.
Puede leer el pequeño [libro] de la Imitación de Nuestro Señor, el li-
bro del Amor de Dios de monseñor de Ginebra 3, hacia el sexto, sépti-
mo u-octavo libro, a su elección, y alguna vida de los santos de su devo-
ción.
Buenos días, señorita
Soy S. S. V. D. (su servidor VICENTE DEPAUL)
(Al dorso escribió Luisa de Marillac: del Padre Vicente, hablando de
un retiro y de mi hijo).
________
Carta 380 (CA). — Original en las Hijas de la Caridad de la parroquia de
san Proyecto de Burdeos; fotografía del original en los Archivos de la Misión.
Texto publicado en los Annales C. M., 1928, 253-254. Figura con el n. 18 en el t.
XV de las Oeuvres de Saint Vincent de Paul (Mission et Charité, 19-20, p. 18).
1. Es la fecha que se deduce del contenido de la carta (retiro de los orde-
nandos en Bons-Enfants, situación del hijo de Luisa de Marillac, Miguel Le Gras).
2. El hijo de Luisa de Marillac se alojaba entonces en Bons-Enfants y estu-
diaba con vistas al sacerdocio, pero sin estar muy decidido en su vocación.
3. El Tratado del amor de Dios de san Francisco de Sales.

522
381 [19,XV,19-20]
A LUISA DE MARILLAC

[1638] 1

Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Motivo ha tenido para murmurar y quejarse interiormente de mí, por
no haberle contestado ni haberle visto; su caridad me lo perdonará, co-
mo espero, y atribuirá mi falta a mi ajetreo y no a mi afecto. Sabe Dios
que no me falta. He hablado con el señor Pavillon 2 de su hijo; creo que
es conveniente que acabe la teología, que se haga sacerdote, que se ejer-
cite algún tiempo en los ejercicios de piedad convenientes a los ecle-
siásticos y, una vez hecho esto, no pongo ninguna dificultad en que el se-
ñor Pavillon lo reciba. Aparte de esto, el joven sería inútil a dicho señor
Pavillon y tendría una pena insoportable viéndose en unas montañas en
la extremidad del reino 3, sin hacer nada, e inútil para todo cargo. En
nombre de Dios, señorita, créamelo: yo sé lo que es esto. Espero que, si
su hijo hace lo que acabo de decir, no le faltarán buenos empleos; si Dios
quiere mantenerme en vida, le prometo cuidar de él como si fuera de mi
sangre. Así pues, esté tranquila por esa parte. Si estuviese en situación de
ser empleado, podría ponerlo desde mañana al servicio del hermano
del rey 4, para el que me piden uno, o haría que le diesen una canonjía
cerca de Lyon, en una nueva fundación de un cabildo fundado por el se-
ñor de Saint-Chamond 5, que me ha encargado que le proporcione per-
sonas que yo juzgue idóneas, hasta
________
Carta 381 (CA). — Original en las Hijas de la Caridad de la Casa Euge-
nio-Napoleón de París. Texto publicado con disposición y ortografía del origi-
nal, además de un comentario histórico, en Annales C. M., 1958, p. 218-221.
Figura con el n. 19 en el t. XV de las Oeuvres de Saint Vincent (Mission et Chari-
té, 19-20, p. 19).
1. Es la fecha que se deduce del contenido de la carta: situación de Miguel
Le Gras, vacilante aún en su vocación, presencia en París o en sus alrededores
de Pavillon, situación «disponible» del padre du Coudray, nombrado aquel mis-
mo año de 1638 superior de la casa de Toul.
2. Nicolás Pavillon (1597-1677), obispo electo de Alet, consagrado en 1639.
3. Alet, situado en el valle de Aude, a 30 km. al sur de Carcasona, al pie de
los Pirineos.
4. Gaston de Orleans (1608-1660).
5. Melchor Mitte de Miolans, marqués de Saint-Chamond (1586-1649), fun-
dador en 1634 de un cabildo colegial para el que hizo construir una capilla en
Saint-Chamond (diócesis de Lyon).

523
el número de ocho. En fin, no se quedará allí, esté segura de ello, con tal
que haga lo que le dijo.
Así pues, procuraré enviar al padre Du Coudray 6 el sábado a Lian-
court 7, si hace el favor de proporcionarle un caballo que esté aquí ma-
ñana por la tarde. Me preocupa la indisposición de esa buena dama y voy
a celebrar la santa misa por su intención, y a rogar a Dios por usted, de
quien soy, en el amor de Nuestro Señor, S. M. H. S. (su muy humilde ser-
vidor),
V. DEPAUL
Dirección: A la señorita Le Gras, en La Chapelle 8

382 [366,I,530-531]
A PEDRO DU CHESNE
[8 enero 1639] 1
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
No puedo decirle cómo el consuelo que me ha proporcionado su car-
ta ha suavizado la amargura de la noticia de la enfermedad del buen pa-
dre Dufestel 2. Doy gracias a Dios por las dos noticias, no ciertamente sin
reprender mucho mis malos sentimientos, que se revuelven contra la acep-
tación que deseo dar a la adorable voluntad
________
6. Francisco du Coudray, sacerdote de la Misión, nacido en 1586, en la dió-
cesis de Amiens. Entró en 1626 en la Congregación de la Misión siendo nom-
brado en 1638 superior de la casa de Toul.
7. Localidad situada en el Oise. Luisa de Marillac estuvo allí en varias oca-
siones
8. La Chapelle, aldea cercana a París en aquel tiempo y absorbida hoy por es-
ta ciudad. Allí estuvo la casa madre de las Hijas de la Caridad desde 1636 hasta
1642.
Carta 382. — Colección del proceso de beatificación.
1. La copia del proceso de beatificación no lleva fecha. No podemos aceptar
la que propone el manuscrito de Aviñón (8 enero 1649), ya que en 1649 Fran-
cisco Dufestel no formaba parte de la Compañía. El contenido de esta carta y so-
bre todo sus relaciones con la carta 384 nos permiten concluir que es de 1639.
Del día y del mes podemos admitir los datos de Aviñón.
2. Francisco Dufestel, nacido en Oisemont (Somme), recibido en la Con-
gregación de la Misión en 1633, ordenado sacerdote en 1636. Fue superior en
Troyes (1638-1642), Annecy (1642), Cahors (1643-1644) y Marsella (1644-1645).
Dejó la Congregación en 1646 para ser deán de Saint-Omer de Lillers (Pas-de--
Calais).

524
de Dios. Le escribo y le ruego que haga todo lo posible, sin ahorrar na-
da, por hacerse tratar. Le suplico, padre, que ponga cuidado en ello y, pa-
ra ese efecto, haga que el médico lo vea todos los días y que no le falten
ni los remedios ni el alimento. ¡Oh, cuánto deseo que la Compañía sea
santamente generosa en esto! ¡Me sentiría lleno de gozo si de algún lu-
gar me dijeran que alguno de la Compañía vendió los cálices para ello!
¿Y qué le diré de la misión de Saint-Lyé 3? Hay que retrasarla, con
el beneplácito de monseñor 4 hasta que esté totalmente curado y haya
vuelto a su antigua salud. Por eso, no hay peligro en que vaya a visitar
esos pueblos y les haga esperar con agrado, hasta que se pueda cómoda-
mente tener allí la misión.
Bien, ahora resulta que tiene que tener la solicitud de Marta, por el
amor que tiene al padre Dufestel y a toda la Compañía. Ruego a Nues-
tro Señor que vele y trabaje con usted en la recuperación de la salud de
ese su servidor.
Saludos al buen padre Savary 5 y a nuestro hermano Renato 6 y soy,
en el amor de Nuestro Señor, su muy humilde y muy obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL
Dirección: Al padre du Chesne, sacerdote de la Misión, en Sancey 7

383 [367,I,532-533]
A PEDRO DU CHESNE
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Recibí ayer por la tarde su última, por la que me comunica el estado
de salud del buen padre Dufestel y lo que le ha ordenado el
________
3. Pequeña localidad junto a Troyes.
4. Renato de Breslay, obispo de Troyes (1604-1641).
5. Pedro Savary, nacido en Neuville-Vitasse (Pas-de-Calais), recibido en la
Congregación de la Misión el 16 de agosto de 1637 a los 31 años de edad. Salió
para volver más tarde e hizo los votos en Annecy en 1659.
6. Había dos hermanos de este nombre: Renato Bisson y Renato Perdreau.
7. Lugar de residencia de los misioneros de la diócesis de Troyes.
Carta 383. — Colección del proceso de beatificación.

525
médico. Le doy muy humildemente las gracias por el cuidado que ha teni-
do de pasarme aviso tan pronta y exactamente, y de toda la asistencia que
le da, y pido a Nuestro Señor que sea El su recompensa y la curación per-
fecta de nuestro enfermo, cuya enfermedad espero que no será peligro-
sa; pero le suplico, padre, como siempre, que no ahorre nada con él. Esa
clase de enfermedad no tiene tanta necesidad de remedios como de pa-
ciencia, de mansedumbre y de suavidad de espíritu. Espero que Nuestro
Señor le concederá todas esas virtudes y que hará buen uso de ellas. Y si
el médico cree que tiene que emplear algunos remedios que hacen ne-
cesaria su presencia con mayor frecuencia de la que es posible en Sancey,
¿podría proporcionarle alguna habitación en el arrabal? Si así fuera, ¿es-
taría mejor atendido? La clase de esa enfermedad me parece que no es
de esa naturaleza. No obstante, véalo usted y hable con el señor médico
y con quien lo crea conveniente dicho padre Dufestel. En fin, padre, le
ruego que haga por él todo lo que haría por Nuestro Señor; pues, en efec-
to, la bondad y la caridad que tiene para con él, se las tiene al mismo
Nuestro Señor y al propio tiempo a toda nuestra pequeña Compañía, y
a mí especialmente, que sufro por él lo que Nuestro Señor sabe. Le abra-
zo en espíritu con todo el afecto que me es posible y saludo muy humil-
demente al buen padre Savary y soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy
humilde servidor,
VICENTE DEPAÚL
París, 28 enero de 1639 1
Dirección: Al padre du Chesne, sacerdote de la Misión, en Sancey

384 [368,I,533-540]
A ROBERTO DE SERGIS
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Con ésta le envío la respuesta 3 tres cartas suyas, una del 4, otra del
9 y la última del 17, que recibí hace dos o tres días. La
________
1. Es la fecha propuesta por el hermano Chollier en su deposición del pro-
ceso de beatificación. La preferimos a la que da el copista de la carta (28 enero
1634), ya que en 1634 los padres du Chesne y Savary todavía ;no formaban par-
te de la Congregación, el padre Dufestel no era sacerdote y los sacerdotes de la
Misión no tenían residencia en Sancey.
Carta 384 (CA). — Archivo de la Misión, original.

526
primera no me daba a entender que deseaba que le respondiera con tan-
ta urgencia, ni tampoco la segunda, pero sí la tercera.
Empezaré, pues, diciéndole. en relación con sus buenos padres que
he enviado a visitarlos y que están ambos bien y se encomiendan a usted
y a sus oraciones Esté, pues, tranquilo por esa parte, por favor.
El prelado del que le hablé 1 no me dijo nada más que las tres cosas
que le escribí, y de las que olvidé la tercera, a saber, sobre el alzacuello,
sobre los botones de su manteo y, si no me engaño, lo 3.º es sobre su ma-
nera de obrar poco conforme con la sencillez y la humildad de un mi-
sionero. Le envío un alzacuello; podrá ajustar los suyos al mismo. Aun-
que sólo quisiéramos seguir en alguna pequeña cosa al mundo en cuan-
to a la manera de vestir, eso indicaría que hay en nuestro corazón algún
apego y que, si no nos fijamos, nos iremos dejando llevar por el espíritu
del mundo. Decir que nos tomarán por otros, es orgullo y vanidad de es-
píritu el cambiar de aspecto para ello. ¡Ay, padre, el que conozca bien a
J. C. crucificado podrá fácilmente pasar, como él, por el menor de los
hombres, e incluso por el peor de todos, no sólo en sus acciones perso-
nales, sino hasta en las de nuestra condición! ¿Pues qué nos aprovecha-
ría haber tenido alguna humildad en cuanto a la persona, si tenemos
vanidad en cuanto a nuestra condición? ¡Quién nos diera padre, la gra-
cia de ponernos en el último lugar de los hombres y permanecer allí se-
gún el estado de nuestra persona y según el de nuestra vocación! Si que-
remos preferirnos a los demás y tener cosas que nos distingan de ellos,
tenga por cierto, padre, que Nuestro Señor nos hará caer en tal confu-
sión que seremos despreciados por ellos y por todo el mundo. Creo en
esa verdad con la misma firmeza con que creo que he de morir.
Le digo esto para responder a una cosa que me escribió poco después
de su regreso a Toulouse, con la perfecta confianza de que su corazón
lo recibirá bien y de que se mantendrá firme en las pequeñas prácticas
y en las máximas que aquí observó. No me he preocupado de pregun-
tar a nadie sobre su manera de ser y de obrar. Deseo que todo el mun-
do sepa que sigo teniendo la misma buena opinión que tuve de usted
cuando le destinamos para el cargo que la Providencia le ha dado. Más
aún, sigo creyendo, como le he dicho, que, aún cuando tuviera que de-
cir alguna cosa diferente de nosotros, aquel mismo ángel que hizo a san
Francisco Javier tan exacto en la observancia de cuanto había visto en
la Compañía y tan cuidadoso
________
1. En la carta 378.

527
de aprender todo lo que se introducía de nuevo en ella, para hacer lo mis-
mo en aquellas apartadas tierras, que ese mismo ángel, repito, le hará ha-
cer lo mismo a usted. Sí, no tengo ninguna duda de ello.
Es cierto, padre, lo que me dice del buen padre Durot; pero, como
tiene un alma buena y un espíritu bien hecho, espero que será algún día
muy buen misionero. Tiene un espíritu manso. Le ruego padre, que le
trate de la misma manera. Yo he hecho un viaje con tres carmelitas des-
calzos sin haber podido discernir cuál era el superior, hasta que se lo pre-
gunté a los tres días de estar con ellos lo cierto es que el superior vivía
con los otros con bondad, mansedumbre, condescendencia y humil-
dad, y que los demás trataban con él con confianza y sencillez. ¡Quién
nos diera este espíritu, padre!
En cuanto a la confesión en el arrabal creo que, aunque no nos esté
permitido confesar allí, podríamos hacerlo a un cuarto de legua, si hu-
biese una capilla, aunque los penitentes fuesen de la parroquia del
arrabal.
Puede creer, padre, en cuanto al gasto, que jamás me ha entrado en
el espíritu que hubiese algo que criticar en usted. ¡Jesús! ¡Jamás se me
ha ocurrido este pensamiento, y mucho menos ha entrado en mí. Lo que
le he dicho, ha sido para guardar un orden y para que la Compañía siga
con esta práctica en los siglos venideros. La manera será, como le po-
drá decir el padre Durot, lo que hacía el padre Codoing. Y si le parece
demasiado complicada, hágala con menos detalles. Además, yo creo que
un superior obra bien haciendo que su compañero le ayude en lo tem-
poral.
Del viaje a Toulouse, me han comprometido a hacerlo para cuando
vaya el señor d'Alet; pero todavía no está preparado para ir, pues ni él ni
los quince o dieciséis obispos nombrados tienen todavía las bulas. Ape-
nas las tenga, piensa partir.
Estoy trabajando en la misión de Joigny con el señor Perrochel; estare-
mos aún tres meses. También estaba aquí el señor Renar, que ha vuelto
indispuesto con el padre Mouton.
Alabo a Dios porque el final de la misión de Vernon 2 haya sido más
de su agrado que el comienzo, y le ruego que le conceda la gracia de man-
tenerse en el espíritu de mansedumbre y humildad que Nuestro Señor le
ha dado. La amargura no sirve nunca más que para amargar más las co-
sas. San Vicente Ferrer dice que no es posible obtener provecho de la
predicación si no se predica con entrañas de compasión. ¡Ay! ¡Dios bue-
no! ¡y qué buen medio es ése para vencer a los espíritus que nos pinta!
Si combatimos al diablo
________
2. Vernon-les-Joyeuse, en la diócesis de Viviers.

528
con espíritu de orgullo y de suficiencia, no lo venceremos jamás, porque
tiene más orgullo y suficiencia que nosotros; pero si actuamos contra él
con humildad, lo venceremos, porque él carece de esas armas y no po-
drá defenderse. Eso es lo que les decía santo Domingo a algunos docto-
res de España que habían venido en su ayuda contra los albigenses, a los
que trataban con espíritu de suficiencia. Ruego a Dios que le conceda
la gracia de actuar con este espíritu en Muret adonde va ahora. En cuan-
to a la Caridad que piensa fundar allí, he aquí el reglamento que se
acostumbra practicar en las parroquias de París, y que podrá darles a las
ciudades; y para las aldeas, aténgase, si le parece bien, al que hasta aho-
ra se ha utilizado. Prescindo del que me ha enviado, cuyo autor se ha re-
tirado y es ahora párroco de Etiolles 3.
El padre Codoing está en misión; no puede hacerle copiar sus predica-
ciones. Hay que esperar al verano, cuando se retire; entonces podrá ha-
cer las copias y quizás imprimir, aunque sólo para la Compañía.
El señor penitenciario cree que no pueden permitirse ninguno de los
dos casos de conciencia que planteó, y lo mismo opina también el pa-
dre Rebardeau sobre la confesión de los penitentes de las diócesis veci-
nas a la misión. No me acuerdo del segundo caso y sólo se lo propuse al
señor penitenciario, que es de la opinión que le he dicho, esto es, ne-
gativa.
He aquí la respuesta a la última. Puede dar un escudo o dos a la Cari-
dad-de Muret, si la funda. Sobre la manera de platicar con los sacerdotes
de Muret según la intención del señor arzobispo, le dirá el padre Durot
el orden que seguía el padre Codoing para las reuniones en el Delfinado;
y para las materias de la conferencia, no podrá proponer ninguna más
útil que la de los ordenandos, que ya tiene: por ejemplo, para las censu-
ras: 1.º decir lo importante que es el que los eclesiásticos conozcan la doc-
trina de las censuras; 2.º, cuál es la doctrina de las censuras; 3.º, los me-
dios que hay que guardar para liberar a los pueblos que han incurrido en
dichas censuras. Pues bien, podría dividir el segundo punto en varias con-
ferencias, como, por ejemplo, sobre las censuras en general, y luego so-
bre cada una de ellas en particular. Pero, para hacer esto con utilidad, se-
rá menester que el que las presida, o usted, dijese la doctrina y que los
demás repitiesen cada uno lo que ha dicho o, por lo menos, algunos de
ellos alternativamente. Es verdad que, para hacerlo bien, sería conve-
niente que cada uno, en la reunión, tuviese
________
3. En Seine-et-Oise.

529
sus escritos o, por lo menos, cada dos; si no se hace así, hay que dejarles
estudiar los temas que se dan y repetir luego lo que recuerden de la ma-
nera que puedan, a no ser que tenga algún método mejor.
Y ya está bien. He escrito la presente en tres o cuatro veces distintas.
Nuestras noticias son las siguientes: 1.º, que el padre Dufestel y su fa-
milia de Troyes trabajan con mucha bendición, pero que ha caído en-
fermo desde hace algún tiempo; que los señores Pavillon, Renar, Perro-
chel y seis de la Compañía [trabajan] en Joigny desde adviento y andan
ahora por las aldeas, donde seguirán aún cosa de un mes; que otros tres
o cuatro se van a marchar a las parroquias dependientes cíe Malta, en el
gran priorato de Francia, para las que el señor comendador de Sillery ha
dejado en fundación tres mil libras de renta y mil para Troyes; que los pa-
dres du Coudray 4 y Boucher tienen cuarenta pobres, parte enfermos y
parte sanos, a quienes sirven en su casa, aunque pequeña, por no tener
hospital, y ciento cincuenta fuera de la ciudad, a los que alimentan y asis-
ten con una caridad que arranca lágrimas de los ojos de cuantos lo ven;
pero tengo miedo de que caigan enfermos. El primero de ellos me dice,
a propósito de lo que le dije que cuidase su cuerpo y del poco dinero que
le enviamos, que o le asista, o le mande venir, o le deje morir con -aque-
lla gente. Si puedo, le enviaré la carta que me ha escrito el padre Boucher
con toda su sencillez.
Nuestra juventud pide hacer lo que usted y yo hemos hecho. Creo
que el seminario está compuesto de más de veinte, aunque hayamos sa-
cado este año diez o doce para estudiar teología en BonsEnfants, o para
trabajar en las misiones. Nuestro buen hermano Alméras 5, que es un su-
jeto notable, ha hecho como nosotros y se va a Bons-Enfants a estudiar.

________
4. Entonces superior de la casa de Toul.
5. Renato Alméras, sobrino de la señora.Goussault, nació en París el 5 de fe-
brero de 1613. Consejero del gran consejo a los 24 años, dejó todo, su familia, su
posición, sus esperanzas, a pesar de la oposición de su padre, que debería seguirle
luego, para entrar en la Congregación de la Misión, donde fue recibido el 24 de
diciembre de 1637. San Vicente le confió los cargos importantes de director del
seminario y de asistenta de la casa, lo admitió en su consejo acudió muchas ve-
ces a su prudencia para tratar con las personas de fuera sobre asuntos delicados
y le encargó de los ejercitantes. Tanto trabajo arruinó la salud de Renato Almé-
ras. El santo fundador, convencido por propia experiencia de que el cambio de
aires contribuía a devolver la salud, lo envió en 1646 a visitar varios esta

530
Estas son de momento nuestras noticias. Deseo tener cuanto antes las su-
yas [y] más tiempo para escribirle. Lo haré lo más frecuentemente que
pueda, y abrazo en espíritu al buen padre Durot, al que ruego me perdo-
ne en el caso de que no pueda contestarle, y soy, en el amor de Nuestro
Señor, su muy humilde y obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL
París, 3 de febrero de 1639.
Dios ha dispuesto de la madre del padre Durot. Aproveche la oca-
sión oportuna para decírselo, por favor. Acabo de mandar que se digan
misas por su intención. Pido a Nuestro Señor que alivie el dolor de su
corazón. He creído que sería mejor que se lo dijese usted, y no le hablo
nada de ello en mi carta.
Dirección: Al padre de Sergis, sacerdote de la Misión, en Toulouse.

385 [369,I,540-541]
A PEDRO DU CHESNE
[Hacia febrero de 1639] 1
Padre
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Con nada del mundo puede consolarse mi corazón tanto como con
la caridad que practica con el buen padre Dufestel. Le agradezco
________
blecimientos de Francia y de Italia. Llegado a Roma, Renato Alméras recibió el
aviso de que había sido nombrado superior de la casa. Allí estuvo hasta 1651. Al
volver a Francia, tomó la dirección del seminario de san Carlos. Lo encontramos
en 1654 ocupado en distribuir los socorros a los pobres de la Picardía y la Cham-
paña. Visitó aún diversas casas de la Congregación y recibió el título de asisten-
te de la casa madre, que conservó hasta la muerte de san Vicente. A este título
añadió el de visitador de la provincia de Poitou. Estaba en Richelieu cuando el
santo, sintiendo próximo su fin, le rogó que se dirigiese cuanto antes a París. Re-
nato Alméras estaba enfermo. Fue traído en una camilla y tuvo el consuelo de re-
cibir una última bendición del santo fundador. Nombrado vicario general por
san Vicente, luego por la asamblea general de 1661, gobernó las dos comunida-
des con prudencia hasta el 2 de septiembre de 1672, día de su muerte.
Carta 385. — Colección del proceso de beatificación.
1. Esta carta tiene estrechas relaciones con las 382 y 383, a las que debió se-
guir pocos días después. Pémartin le pone la fecha de 15 de febrero, no sabemos
por qué.

531
muy humildemente las frecuentes noticias que me da, y le suplico que si-
ga haciéndolo así, por el amor de Jesucristo que le urge. Habrá que es-
perar, padre, que la naturaleza se vaya liberando poco a poco del humor
que la oprime. He de confesarle que soy de la opinión del médico que lo
trata, que no hay que tener prisas con esa clase de enfermedad. Espero
que el Soberano Médico sea él mismo su curación, si no para mañana, al
menos poco a poco. Lo abrazo en espíritu con todo el cariño de mi co-
razón.
Escribo al señor Gouault 2 que, según la intención de monseñor de
Troyes, trabaje en la venta de sus casas y que no pierda tiempo.
He escrito a los padres Lucas y Perceval 3 que vayan a buscarle, tal
como le he indicado.
E' señor de Beauvais 4, que conoce la importancia del ejercicio de los
ordenandos, ha pedido a los señores obispos circunvecinos que van a
conferir órdenes que hagan volver a París a los de otros obispados que
han estudiado allí, para que se aprovechen aquí de los ejercicios. Según
esto, creo que también monseñor de Troyes les haría mucho bien si hi-
ciese lo mismo con los externos, en cuyo caso quizás, si se le avisa a su
bondad, podría hacer lo mismo. Lo hará así si usted y el padre Dufestel
lo juzgan conveniente, y nos enviará además a ese buen leñador y viña-
dor, si está enteramente decidido 5. Estamos contentos con los de
Champaña.
Abrazo al buen padre Dufestel y soy del padre Savary, de Renato y de
usted muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL
Dirección: Al padre du Chesne, sacerdote de la Misión, en Sancey.

________
2. Sebastián Gouault, ciudadano de Troyes. Prestó su casa de Sancey a los sa-
cerdotes de la Misión, que habitaron allí cerca de dos años.
3. Guillermo Perceval, nacido en Saint-Guillain, en la diócesis de Cambrai,
entró en la Congregación de la Misión en 1635, ordenado sacerdote en diciem-
bre de 1637, salió en 1644.
4. Agustín Potier.
5. Quizás Edme Picardat, hermano coadjutor, nacido el 23 de abril de 1613
en Rumilly-les-Vaudes (Aube), entró en la Congregación de la Misión el 5 de oc-
tubre de 1639 y profesó el 1 de enero de 1643.

532
386 [370,I,542]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
No sé si le dije anteayer que el señor de Beauvais tiene que venir a
buscarme esta mañana para ir durante ocho o diez días a Beauvais. Me
encomiendo entretanto a sus oraciones y le ruego que cuide de su salud
y que la conserve para su santo servicio. Yo voy a pedir que así sea, has-
ta que esté en situación de enviar a sus hijas a trabajar en la Caridad de
los campos.
Buenos días, señorita. Soy su servidor,

V DEPAUL
Dirección: A la señorita Le Gras.

387 [371,I,542-543]
A LUISA DE MARILLAC
[1639] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Tengo aquí a tres pobres mujeres de Lorena, que llegaron ayer por la
tarde. Una tiene un hijo. Habrá que procurar que la admitan en el refu-
gio y quizás también a la anciana. Le ruego que las envíe a la señora de
Herse, después de haberlas visto, por si ella cree conveniente que vayan
entretanto a los niños del barrio de san Víctor. Estoy bastante ocupado
y no le puedo escribir.
________
Carta 386 (CA). — Archivo de la Misión, original.
La carta n.º 370 de la edición de Coste, dirigida a Luisa de Marillac hacia
1638, fue publicada entonces según la edición de PÉRMARTIN en 1880 (t. II, 3).
El original de esta carta se encontró posteriormente en 1942 en el hospital de Tar-
bes, atendido por las Hijas de la Caridad. El texto, conforme al original, se pu-
blicó en los Annales C. M., 1941-1942, p. 559. Las diferencias con el texto Pé-
martin-Coste son insignificantes (Mission et Charité, 19-20, 15).
Carta 387. — Archivo de la Misión, copia sacada del original.
1. Después de 1639, el santo habría escrito las palabras: «Martes a las 10», al
comienzo de la carta, y no al final; y como, según Abelly, (o. c.. I, cap. xxxv, 164),
fue precisamente éste el año en que empezó a ocuparse de los pobres loreneses,
expulsados por la guerra y la miseria, esta carta no puede ser mas que de 1639.

533
Buenos días, señorita. Soy, en el amor de Nuestro Señor, señorita,
su muy humilde servidor,
VICENTE DEPAÚL
Martes, a las 10.
Dirección: A la señorita Le Gras, junto a N[otre] D[ame].

388 [372,I,543-544]
A LUISA DE MARILLAC
[Entre 1636 y 1639] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Alabo a Dios por todo cuanto me indica sobre san Nicolás 2, y pro-
pondré a la señora del guardasellos 3 el asunto de los forzados 4 y a la
señora Goussault el de esta casa, y le comunicaré la respuesta.
Sobre Catalina 5, todavía no la conoce usted bien, según creo; ya ha-
blaremos de ella.
Hoy tenía que ir a La Chapelle después de comer, con la señorita Pou-
laillon y otras tres o cuatro personas. Valdrá más dejarlo para el próximo
sábado, cuando vaya allá por lo de la señora del guardasellos.
¡Bendito sea Dios porque tiene usted mucho dinero! Ya le dará tam-
bién otras hijas, cuando le plazca.
Margarita, de san Pablo, vino ayer a decirme que su señor párroco 6
la ha enviado a postular y le ha preguntado cómo viven, cuáles son sus
prácticas, quién las dirige, que él las quiere dirigir y que desea que de-
pendan enteramente d él, y añadió que ella estaba, no obstante, dispuesta
a dejarlo todo cuando nos parezca. Le he dicho que le diga todo sin ocul-
tarle nada, y que luego veremos.
Será muy difícil conservar a esas criaturas en la situación necesaria
para marchar bien. Las de san Salvador, desde su rebelión, ya
________
Carta 388 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Fechas del establecimiento de las hermanas en La Chapelle y de la muer-
te de la señora Goussault.
2. Saint-Nicolas-du-Chardonnet.
3. La señora Séguier.
4. ¿No será esta cuestión la del legado Cornuel, del que se hablará más tar-
de?
5. Catalina Bagard. Más tarde fue colocada en el hospital de Nantes, donde
dejó la comunidad.
6. Nicolás Mazure, párroco muy celoso, con un celo que estropeaba su ca-
rácter quisquilloso y enredador.

534
no son tan cuidadosas, y se quejan mucho; con el tiempo se darán cuen-
ta del mal que están haciendo.
Yo también veo los males que hago y no me enmiendo. Ruegue por
ello, por favor.
Soy, en su amor, s. s.

V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.

389 [373,I,544-545]
A LUISA DE MARILLAC

[1639] 1
Me había preparado esta mañana para ir a verla, y lo haré si puedo;
pero, en caso contrario, y si pudiese tener el coche que me indica, ma-
ñana por la mañana, le ruego que pase por aquí hacia las ocho, si lo per-
mite su salud; si no, dígamelo y pasaré mañana por su
Me parece bien que la señora Goussault no le haya dado a conocer lo
que le dije de su hijo. Le he dicho que el señor de san Nicolás 2 lo ha
recibido sin título 3, que es un favor en contra de las formas, y que, te-
miendo que surgiese por ello alguna dificultad, es conveniente que lo ten-
ga dispuesto usted; pero no ha habido cambio, según creo, en el espíri-
tu de su hijo.
Es necesario realmente que nos veamos cuanto antes por las hermanas
de san Sulpicio.
Buenos días, señorita. Soy s. s.

V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.
________
Carta 389 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta, escrita antes de la muerte de la señora Goussault parece del mis-
mo año que la carta 412.
2. Jorge Froger.
3. Se les exigía a los ordenandos o un título clerical, esto es, un beneficio ecle-
siástico, o un título patrimonial de al menos 100 libras de renta.

535
390 [374,I,545-546]
A ADRIANO BOURDOISE Y A LA COMUNIDAD
DE SAINT-NICOLAS-DU-CHARDONET

San Lázaro 29 de abril de 1639


Señor:
Los misioneros reciben, con toda la humildad y reverencia posible, la
propuesta del señor Bourdoise y le ofrecen lo que pide 1, por una parte
con mucha confusión por su indignidad ante la gracia que dicho señor
Bourdoise les ofrece por su presencia, y por otra con la confianza de que
él soportará sus defectos y les hará aprovechar infinitamente por su buen
ejemplo. Le ruegan también, por amor de Nuestro Señor, que tenga la
caridad de recibir a alguno de su Compañía en la comunidad de san
Nicolás por algún tiempo, con la condición de que sea de su agrado.

391 [375,I,546-547]
A LUISA DE MARILLAC
San Lázaro, miércoles a mediodía
[Entre septiembre de 1638 y septiembre de 1639] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Se ha seguido su opinión sobre los niños expósitos, de que esta obra
queda unida a la del Hôtel-Dieu, si les parece bien a las damas;
________
Carta 390. — Esta carta fue publicada por COSTE con el n. 374 (t. I, p.
545-546), según la edición de Pémartin de 1880 (carta n. 239, t. I, 247-248). Pé-
martin, sin indicar la fuente, la había sacado del manuscrito 2.453 de la Biblio-
teca Mazarino, La Vie du vénérable serviteur de Dieu, Messire Adrien Bourdoise...
Hay pocas variantes en los tres textos. El manuscrito, además del texto publi-
cado, indica: En san Lázaro, penúltimo de abril de 1639. Vicente de Paúl. Cfr. car-
ta 392.
Esta carta fue publicada, con el contexto del manuscrito, en Annales C. M.
1952, p. 230-231. Cfr. carta n. 20 del t. XV de las Oeuvres de Saint Vincent (Mis-
sion et Charité, 19-20, 20).
1. Adriano Bourdoise había pedido sin duda venir a hacer un retiro a san Lá-
zaro.
Carta 391 (CA). — Original comunicado por el señor Honorato Bouquillard,
notario en Nevers.
1. Véase carta 361 y carta 418. nota 2.

536
por consiguiente, habrá las mismas oficialas, excepto una tesorera, que
se necesita para cada una de esas obras.
No puede concebirse lo que me dice de las niñas.
Puesto que cree que se corregirá Nicolasa, está bien; pruebe una
vez más, y con Enriqueta en Saint-Germain 2; pero creo que hay que de-
jar pasar algunos días para ello.
Todavía no ha vuelto de los campos el señor de Cordes. Cuando vuel-
va, le hablaré de esa buena mujer casada.
Voy a Grigny a ver a la señora presidenta Goussault y a la señora Le
Roux en su retiro. Espero estar aquí el sábado próximo para una pequeña
reunión del domingo.
Haga todo lo posible por estar bien, por amor de Nuestro Señor.
Soy, en su amor, su muy humilde servidor

VICENTE DEPAÚL
La señora del canciller me ha entregado ocho escudos para una ca-
3

bra. Me acuerdo ahora de que es a la señorita du Miau a la que hay que


entregarlos. Son para los niños expósitos.
Dirección: A la señorita Le Gras

392 [21,XV,21]
GUILLERMO COMPAING A SAN VICENTE

[5 de mayo de 1639] 1
Los sacerdotes de la comunidad de san Nicolás 2, habiendo exa-
________
2. Saint-Germain-en-Laye.
3. La señora Séguier.
Carta 392. — Según el manuscrito 2.453 de la Biblioteca Mazarino: La Vie
du vénérable serviteur de Dieu, Messire Adrien Bourdoise... Este texto, con su con-
texto, fue publicado en Annales C. M., 1952, p. 231. Figura con el n. 21 en el t.
XV de las Oeuvres de Saint Vincent de Paul (Mission et Charité, 19-20, p. 21).
Esta carta es la respuesta a la anterior del 29 de abril de 1639; proviene de
la comunidad de san Nicolás y va dirigida a la Congregación de la Misión.
1. Fecha dada por el autor del manuscrito 2.453 (Courtin, un contemporáneo
del señor Bourdoise).
2. Comunidad sacerdotal establecida, en 1618, en la parroquia de Saint-
Nicolas-du-Chardonnet, por Adriano Bourdoise y algunos compañeros suyos.

537
minado seriamente la proposición y la concesión arriba indicada 3 y ha-
biéndolo considerado todo maduramente han alabado al señor Bourdoi-
se 4 por su fervor y su gran deseo de progresar en la virtud e incluso de ha-
cerse más idóneo para la fundación del seminario y de la comunidad; así co-
mo también han reconocido los continuos beneficios favores y muestras
de benevolencia que los padres de la Misión les han otorgado en todo tiem-
po por lo que se sienten muy obligados para con ellos. En prenda de lo cual
aceptan a aquel o a aquellos que les plazca a dichos padres de la Misión en-
viar a san Nicolás y a los que pueda servir esta comunidad de cualquier for-
ma que sea. Además les ofrecen todo lo que crean que puede hacer la co-
munidad en consideración a ellos. En cuanto al efecto de dicha proposición,
los sacerdotes de la comunidad han rogado humildemente al señor Bour-
doise, su querido hermano y honrado ecónomo, que se contente con hacer
alguna visita a san Lázaro de uno o de varios días, sin que esto parezca que
tiene alguna consecuencia con el señor N.. ni con otros y que desde allí
comunique con dicho seminario según crean conveniente permitirselo los
padres de la Misión.
En la cámara de deliberaciones de la comunidad el etc...

GUILLERMO COMPAIGN 5
Sacerdote y secretario de la misma

393 [376,I,547-553]
A LUIS LEBRETON 1
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros
Ayer por la tarde recibí las suyas del cuatro y del doce del pa-
________
3. El señor Bourdoise quería abandonar sus funciones en la comunidad de
san Nicolás y deseaba retirarse a san Lázaro durante un largo período de tiem-
po. San Vicente lo admitió a hacer un retiro y procuró luego que volviese a su co-
munidad.
4. Adriano Bourdoise (1548-1665), uno de los reformadores del clero fran-
cés en la primera mitad del siglo XVII, fundador y organizador de la comunidad
de san Nicolás, amigo de san Vicente.
5. Uno de los primeros miembros de la comunidad de san Nicolás fallecido
en 1656.
Carta 393. — Colección del proceso de beatificación.
1. Luis Lebreton, nacido en Saint-Jean-sur-Erve (Mayenne), en 1591 recibi-
do en la Congregación de la Misión el 8 de mayo de 1638, enviado

538
sado mes. La primera me liberó de una gran preocupación de que se hu-
biese perdido mi paquete, cuyo recibo me comunica en la del cuatro.
¡Bendito sea Dios de que no haya sido así y por lo que me comunica! He
aquí la respuesta a todos los puntos que consulta
1. Alabo a Dios por el permiso de confesar que ha obtenido, y del uso
que del mismo hace con los pobres, los prisioneros y las gentes del
campo.
2. Admiro la providencia de esa Congregación 2 para las misiones y
ruego al soberano pastor y dueño de las misiones que obtenga de allí mu-
cha gloria. ¿Hay algún peligro de que les hablase con toda sencillez de la
de acá? ¿No podría de ese modo procurar para ello alguna fundación?
Le he escrito sobre esa pequeña capilla fuera del Vaticano. Me interesa
más que la parroquia. ¿Quid si ofreciese a Su Santidad o a algún obispo
dedicarse al campo? Yo le enviaría alguno de la Compañía para acom-
pañarle. Le he hablado de monseñor el cardenal Bagni 3, porque creo que
es de los mayores prelados que conozco de la Iglesia, y porque le tengo
mucho cariño y deseos de servirle, y me ha dicho en algunas ocasiones
que nos haría el honor de servirse de nosotros. Es para mí un ejemplo de
prelados. Su prudencia, su bondad y el afecto con que honra a nuestra
pequeña Compañía me parecen la imagen de la prudencia de Dios, de su
bondad y de la protección con que place a su divina Majestad honrar a
nuestra pequeña Compañía.
3. ¿Qué le puedo decir sobre la manera de portarse con esos seño-
res eclesiásticos en la misión, sino que la caridad y la sencillez tienen que
reinar sobre todo y que el espíritu del país requiere precaución?
4. Hace bien en no comer fuera y en recibir la retribución por la mi-
sa. De momento, supone humildad el obrar de esta manera, y prudencia
para vivir hasta que sea conocido; pero creo que hará bien si distribuye
esa retribución entre los pobres.
________
a Roma a principios del año 1639 para tratar en la curia romana los asuntos de
la Compañía, y sobre todo la cuestión de los votos. Dio varias misiones en la cam-
piña romana, donde su palabra obtuvo grandes éxitos. Su carrera de misionero
fue corta, pero cumplida. Murió en Roma el 17 de octubre de 1641. La biogra-
fía que le dedica el tomo II de Notices 205-222, no encierra ningún detalle que
no se encuentre en la correspondencia de san Vicente.
2. La Propaganda.
3. Juan Francisco Bagni, antiguo nuncio en Francia (1627-1630).

539
5. Aguardo con ilusión, por no decir con impaciencia, las opiniones
acerca de su misión y cómo habrá sido recibida la cosa a su vuelta.
6. Guillard ha nacido de padre y madre católicos. Ha sido él el que
ha caído en la herejía y ha permanecido en ella durante tres años. Aho-
ra es uno de los más fervorosos de la Compañía. Le hemos enviado a Lo-
rena para que asista allí a los pobres corporal y espiritualmente; es el sex-
to que hemos enviado. Todavía no tiene cuarenta años y no es doctor ni
noble. El oficio que tiene en Lorena ¿merecería un extra tempora? 4 El
señor Parisot, que no tiene ninguna de esas tres cualidades, lo ha obte-
nido para Lescar.
7. La iglesia de Richelieu tiene a Nuestra Señora como patrón o ti-
tular 5.
8. Le devolveré aquí las cien libras y el cambio al corresponsal del se-
ñor Marchand 6, o se las enviaré por medio del señor Lumague 7, si no
me dan órdenes de entregarlas aquí a alguien.
9. Sobre el asunto de Toul 8, estamos aquí en proceso. Procuraré en-
viarle las piezas que me pide; se necesitan para presentarlas aquí. Ya ve-
ré si puedo tener una copia autorizada.
10. Sobre lo de san Lázaro, nos apoyamos en el decreto del parla-
mento 9 Monseñor de París ha sido el que siempre ha provisto.
________
4. Privilegio de recibir la ordenación fuera de los días fijados por las reglas
canónicas.
5. El obispo de Poitiers había erigido la parroquia de Richelieu por acta del
27 de mayo de 1638, y Urbano VIII había dado su aprobación; pero ciertas di-
ficultades retrasaron hasta 1645 el registro de la bula en el archivo de nombra-
mientos eclesiásticos de Poitou.
6. Rico banquero con quien trató san Vicente en muchas ocasiones.
7. Andrés Lumague, uno de los principales banqueros de la época, al que re-
currieron más de una vez María de Médicis y el cardenal de Richelieu. Encar-
gado en 1616 de negociar para la reina la compra del principado de Mónaco, no
logró cumplir con su misión.
8. Véase carta 305, nota 1.
9. El decreto del parlamento para registrar las cartas patentes que confir-
maban el contrato de unión de san Lázaro es del 7 de septiembre de 1632. La
Santa Sede había dado su aprobación el 15 de marzo de 1635 pero las bulas no
se expidieron hasta el 18 de abril de 1655. Los prelados de la curia romana se-
guían dudando en 1639, a pesar de las pruebas proporcionadas por san Vicente,
que la colación del priorato dependiese del arzobispo de París.

540
En la última vacante, hubo uno que obtuvo el título del rey y otro del
señor arzobispo, que es el que está actualmente de prior y que se lo de-
be a él. Es verdad que fue gracias a un acuerdo entre el señor presidente
Janin, que se lo pidió al rey, y el señor Le Bret consejero de Estado 10, que
lo obtuvo para el señor prior 11 de monseñor de París. Y luego, el señor
prior, para afirmarse contra una comisión o provisión de la que podía ser
depuesto ad nutum, hizo venir una provisión de Roma. Fuera de eso, na-
die jamás, que yo sepa, ha tomado esa provisión más que de los obispos
de París; de todas formas se trataba de provisiones ad nutum, y el prior
presentaba todos los años las cuentas ante el obispo de París.
¿Quid si escribiese al padre Gilioli para presentarle sus excusas por
no haber ido a saludarle, tal como le dije que sería muy conveniente pa-
sar por Ferrara a verle y asegurarle que ocupa siempre el mismo lugar de
estima y de afecto en el corazón de la Compañía, y darle noticias nues-
tras?
Dudan aquí de que el altar privilegiado que quiso concedernos Su
Santidad para san Lázaro sea válido, porque sucede a veces, aunque
raramente, que sólo se dicen en él tres o cuatro misas al día. Digo que
raramente. Creo, sin embargo, que sería conveniente que quisiese Su
Santidad disminuir el número de siete misas al día a tres o cuatro. Trate
de este asunto, por favor.
Le envío sus indulgencias a Jouy. Nada le diré de su asunto por aho-
ra, o sea, del asunto por el que usted ha sido enviado, sino que, pesadas
y consideradas todas las cosas, creo que habrá que tender a la consoli-
dación completa, ya que hay razones que le diré, de las cuales una muy
urgente es que acabo de ver hace poco a uno de la Compañía, de los me-
jores de entre nosotros, de los más ocupados y de espíritu muy manso,
que está sin embargo decidido desde hace ocho días a retirarse, sin dar-
me ninguna razón particular, por más representaciones, instancias o
humillaciones que yo he practicado con él. Y lo más extraño de todo es
que su vocación parece totalmente de Dios, es un ejemplo muy grande
para la Compañía y se ha afirmado en ella de la forma con que lo hicie-
ron algunos particulares y los más antiguos, como ya sabe, esto es, por
voto 12
________
10. Julián Le Bret, señor de Flacourt, consejero en el parlamento en 1635,
luego consejero de Estado, muerto en abril de 1688.
11. Adriano Le Bon.
12. No podemos acreditar la exactitud de estas dos últimas palabras. La co-
pia es ilegible.

541
Después de ese ejemplo, ya no sé de quién podríamos estar seguros.
No se lo nombro, porque todavía no se lo he dicho a nadie de los de aquí.
Hemos emprendido, con la ayuda de Nuestro Señor, la asistencia de
los pobres que hay en Lorena 13, Y hemos enviado allá a los padres Bé-
cu y Rondet 14, Y a los hermanos Guillard, Aulent 15, Bautista 16 y Bour-
det 17, dos a cada ciudad de Toul, Metz, Verdun y Nancy. Espero poder
proporcionarles dos mil libras cada mes.
________
13. La guerra, la peste y el hambre se encarnizaron sobre los infelices habi-
tantes de la Lorena. Las bandas de facinerosos se multiplicaban hasta el punto
de que los habitantes de las aldeas se veían obligados a refugiarse en las ciudades
fortificadas. Las tierras quedaban sin cultivar y los productos subieron a precios
inasequibles. Cerca de ochenta pueblos y aldeas se quedaron sin habitantes. Se
vio a una mujer matar y comerse a su madre, se mataba a los niños para alimen-
tarse de su carne. En varios lugares, la carne humana se convirtió en alimento.
Las religiosas tuvieron que emigrar, como los demás, para no morirse de ham-
bre. Muchos loreneses vinieron a París, creyendo que allí lucharían más fácil-
mente contra la miseria. «Para encontrar una desolación semejante, escribe DI-
GOT, había que remontarse a la guerra de los judíos contra los romanos y al sa-
queo de Jerusalén por los soldados de Tito» (Histoire de la Lorraine 2.ª ed., Nancy
1880, 5 vol., t. v, en 8.º, p. 277). A san Vicente se le conmovió el corazón ante tan-
tos sufrimientos. Hizo por todas partes una colecta para los pobres loreneses, en
la corte, en los palacios, en las casas de los ciudadanos. Hizo que sus sacerdotes
y hermanos les llevasen pan, vestidos, utensilios, dinero. Ofreció abrigo seguro a
las jóvenes y a las religiosas cuya virtud estaba más especialmente expuesta. Se
formó en París, por su iniciativa, entre la clase acomodada, una asociación que
tenía como finalidad exclusiva ayudar mediante cotizaciones mensuales a los no-
bles de Lorena arruinados. Abelly consagra a este tema todo un capítulo de su
obra (t. 1, cap. xxxv), contando lo que san Vicente hizo para ayudar a la Lorena.
14. ¿No convendría leer Boudet? El nombre de Rondet sólo aparece aquí y
no figura en la lista del personal.
15. Carlos Aulent, nacido en Ath, ciudad de Hainaut (Bélgica) el 1 de fe-
brero de 1614, entró en la Congregación de la Misión a finales de 1636, fue or-
denado sacerdote en 1640 y profesó el 11 de diciembre de 1644. Dirigió la casa
de Toul desde 1646 hasta 1647, fecha de su muerte.
16. Juan Bautista de l'Estoile, nacido en Bar-le-Duc, recibido en la Congre-
gación de la Misión el 1 de abril de 1637, a los 22 años de edad.
17. Dos clérigos de la Misión llevaban entonces ese apellido: Juan Bourdet,
nacido en Saint-Babel (Puy-de-Dome) el 14 de mayo de 1614, entró en la Con-
gregación de la Misión a finales de 1636, fue ordenado sacerdote en 1640, pro-
fesó en 1643, superior en Troyes (1642-1644) y en Saint-Méen (1645-1646); Es-
teban Bourdet, nacido en el mismo lugar el

542
Acabamos ayer la misión que hemos tenido en La Chapelle, que es-
tá junto a san Lázaro, en donde hemos reunido a todos los pobres lore-
neses que se encuentran en esta ciudad, y se les ha dado a cada uno Un
pan diario durante ocho días; eran cerca de trescientos 18.
Bien, eso es todo. Acabo encomendándome a sus santos sacrificios en
esos santos lugares. Espero escribirle en adelante por todos los correos
que haya y que Nuestro Señor se servirá de usted en muchas obras bue-
nas, si cuida de su salud, como se lo suplico, y soy padre, en su amor y
en el de su santa Madre, su muy humilde y obediente servidor.
París, 10 de mayo de 1639.
Dirección: Al padre Lebreton, sacerdote de la Misión, en Roma.

394 [377,I,553-555]
A ROBERTO DE SERGIS, SACERDOTE DE LA MISION,
EN TOULOUSE
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.

Recibí la suya hace cuatro días, pero la he perdido y no me acuerdo de


todo lo que me indicaba. He aquí de lo que me acuerdo: 1.º, que traba-
ja con la bendición de Dios; 2.º, que no le he contestado a dos puntos de
su penúltima; 3.º, que ha creído conveniente [no] 1 proponerle al señor
arzobispo 2 lo que le decía del alquiler de la casa y de los ordenandos que
le mandará el señor arzobispo; y marchar a Saintonge.
Pues bien, le responderé sobre el primer punto que alabo a Dios por
la bendición que da a sus misiones y le ruego que dé cada vez
________
27 de abril de 1615, entró en la Congregación de la Misión el 9 de octubre
de 1638, fue ordenado sacerdote el 2 de junio de 1640, superior en Toul de 1641
a 1642, pronunció los votos el 10 de junio de 1648.
18. Abelly, que recuerda las dos misiones dadas en La Chapelle en la cua-
resma de los años 1641 y 1642 en favor de los pobres loreneses refugiados en Pa-
rís (o. c.. 1, cap. xxxv, 166; II, cap. Xl, sec. 1, 386), parece ignorar la misión de
1639. Los misioneros recibieron la ayuda de personas de elevada posición, que
acudieron a distribuir las limosnas.
Carta 394 (CA). — Archivo de la Misión, original.
1. San Vicente se olvidó sin duda de esta palabra, que parece exigir el tenor
de la carta.
2. Carlos de Montchal.

543
mayores fuerzas a su cuerpo para trabajar, y a su espíritu para amarlo más;
2.º Que siento mucho haberme olvidado de esos dos puntos en mi
penúltima, le pido muy humildemente perdón y espero que Nuestro Se-
ñor me conceda la gracia de enmendarme.
3.º Que todas las razones que me indica para no haber hecho la
propuesta de alquiler y de los ordenandos no deberían haberle impedi-
do hacerla, ya que no son más que productos naturales del espíritu hu-
mano, que razona ordinariamente según sus disposiciones, y que aquí se
trata, no del deseo de establecerse, como dice, sino de hacer el bien que
le he propuesto 3, que la adorable providencia de Dios ha sugerido a un
alma buena, que desea cargar con esos gastos, y que no debía esperarse
menos bendición en ese sitio que la que Dios les da aquí a los ordenan-
dos, aunque sus espíritus sean elevados y desprecien de ordinario las co-
sas mediocres. Eso es lo que hubiera sido conveniente que juzgase el
señor arzobispo, y nosotros hubiésemos respetado su juicio y voluntad y
nos hubiésemos sometido a ella, lo mismo que hago yo ahora con la su-
ya, aunque le diga con toda sencillez, padre, que ninguno de la Compa-
ñía ha puesto nunca ninguna dificultad en lo que le he escrito, más que
uno que me expuso sus dificultades y que no dejó de hacer lo que le escri-
bía y otro que, por su propio juicio, se mostró reacio en firmar un acuer-
do que yo había hecho, y que me indicó gran número de razones y de ex-
cusas y que hizo que otros me escribieran; por culpa de lo cual tenemos
un gran proceso en el Consejo, que no podemos sostener más que con
riesgo de perder una fundación y con vergüenza 4.
¡Oh, padre de Sergis, la sumisión de espíritu a un superior es una gran
cosa! Confieso que el conocimiento que tiene de mis miserias y de la gra-
vedad de mis pecados le quita la confianza en mí; pero el que ha dicho:
quaecumque dixerint vobis facite se ha obligado de este modo, sin duda
alguna, a sugerir la luz suficiente a aquellos a quienes hay que obede-
cer; y creo que no he visto jamás, ni he oído decir, que el inferior haya
faltado al obedecer al superior en cosas que no son malas; pero sí, aque-
llos que lo desobedecen. Le he propuesto tomar como patrono a san Fran-
cisco Javier. En nombre de Dios, padre, hágalo especialmente en cuanto
a la obediencia y no crea que Nuestro Señor no estima tanto la que us-
ted tiene
________
3. Primera redacción: de hacer el bien que se hace.
4. Se trata probablemente del establecimiento de Toul y de Antonio Colée,
que fue su superior de 1637 a 1638.

544
ante un pobre y miserable pecador, que la que él tenía a un santo, ha-
ciéndolo, como él, por amor de Dios, que quiere que las cosas vayan así
y que se disgusta de lo contrario. Ya hablaremos más especialmente de
ello cuando tenga la dicha de verle por allá, adonde espero ir pronto con
el señor d'Alet, que aguarda sus bulas y espera partir inmediatamente
después. Por eso le ruego que no salga del arzobispado de Toulouse pa-
ra ir a Saintonge o a algún otro sitio, que es el último punto de su carta.
Entretanto soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy humilde ser-
vidor,

VICENTE DEPAÚL
París, 13 de mayo de 1639.

395 [378,I,555-556]
A LUISA DE MARILLAC

[Entre 1635 y 1639] 1


Señorita:
No pude contestarle ayer, porque me sangraron, ni esta mañana, por-
que tuve que tomar la medicina.
Le diré brevemente, sobre el alojamiento de su hijo, que prefiero una
vez consideradas todas las cosas, ponerlo con el señor Rebours, si se que-
da aquí y no cambia de alojamiento; pero, si lo hace, no veo nada mejor
que el señor Coqueret. El trato con otros eclesiásticos le resultaría difícil
o inútil. Sé que tiene muchas cosas contra este último y que yo he pre-
visto; pero así es como pienso. El señor Rebours 2 no dejará tan pronto
su alojamiento; y aunque lo dejara, aprovéchese de ese tiempo; luego ya
veremos. Entretanto, será conveniente que le deje venir con nosotros, si
quiere que le aproveche la corrección que le hizo estos días pasados.
________
Carta 395. — PÉMARTIN, o.c. II, 3, carta 522. Las últimas líneas después de
«Envío la carta» están reproducidas en el manuscrito san Pablo, p. 69.
1. Esta carta fue escrita en vida de la señora Goussault, en un tiempo en
que Miguel Le Gras parecí a dispuesto a renunciar a la carrera sacerdotal.
2. El padre Hilarión Rebours, cartujo, era primo hermano del marido de Lui-
sa de Marillac (cfr. GOBILLON, o. c.. 21). Aquí se trata de otro Rebours, quizás
Antonio Rebours, nacido en 1591, que se retiró a Port-Royal en 1640, recibió el
sacerdocio en 1642 por consejo de Saint-Cyran, dirigió a las religiosas de Port-Ro-
yal, y murió el 16 de agosto de 1661, a los 69 años de edad.

545
Envío la carta de la señora Goussault, que acabo de recibir.
Dígame lo que piensa sobre la cuestión de sus hijas, tanto para ese lu-
gar como para el país de Auvergne.
Si fuese una mujer valiente, rompería con sus pequeños entre-
tenimientos y ternuras maternales, y robustecería su cuerpo y su espíri-
tu con la visión de tantas ocasiones para hacer el bien. Hágalo así, en
nombre de Dios, señorita. Dios sabe lo que yo soy para usted y lo que us-
ted es para mí, y que soy...
Le ruego que me conteste esta misma tarde.

396 [379,I,557-558]
A LUISA DE MARILLAC
[Entre 1635 y 1639] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
¡Bendito sea Dios por haber salido ya de su mal y por haberse man-
tenido hoy sin ir a misa! Le pido, por amor de Dios, que cuide de su sa-
lud, sin ahorrar ningún esfuerzo.
Si necesita dinero, dígamelo; quizás incluso le debamos algo. Ya me
lo dirá el padre Dehorgny, o usted, si le parece bien.
He visto a esa muchacha y no sé qué decirle de ella, sino que me pa-
rece bien su plan de verla tres o cuatro días antes de que entre. Le he en-
tregado para ello medio escudo para vivir.
Ayer vino acá su doble primo el señor de Rebours. Quedamos de
acuerdo en que lo mejor para su hijo es el estado eclesiástico; en segun-
do lugar, que su temperamento parece tender más bien a él que al mun-
do; 3.º, que quizás ha sido ese joven el que ha embarullado su fantasía en
esto y el que le ha hecho acordarse de las pequeñas aversiones de la co-
munidad de san Nicolás 2; pero que, si las cosas se le representan debi-
damente, la razón volverá a ocupar su puesto; que es peligroso favorecer
su fantasía dándole un hábito corto, a no ser para ir al campo: incluso allí
tendrá que ser modesto. Y si después de todo esto persevera, in nomine
Domini, habrá que echarle una mano. Pero aceptar fácilmente el cambio
de disposiciones que ha parecido tener durante toda su vida de ser ecle-
siástico, como consecuencia de la alteración que ese joven liberti-
no 3 ha cau-
________
Carta 396 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Período de vacilaciones de Miguel Le Gras sobre su vocación.
2. Saint-Nicolas-du-Chardonnet.
3. ¿Sería el conde de Mony el que ejerció una nefasta influencia en el espíri-
tu de Miguel Le Gras y del que se queja Luisa de Marillac en

546
sado en su espíritu, no creo que sea conveniente. Por favor, esté por con-
siguiente tranquila por esta parte, señorita. Nuestro Señor lo dirigirá
todo. No tenga miedo ni andemos con prisas.
Yo estoy bastante bien, gracias a Dios, y soy, en el amor de Nuestro
Señor. s. s

V. D.
Dirección. A la señorita Le Gras, en La Chapelle.

397 [380,I,558-559]
A LUISA DE MARILLAC
[Entre 1636 y 1639] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Me llena de gozo el ver cómo Nuestro Señor le da fuerzas en los ejerci-
cios; pero, en nombre de Dios, no le tentemos. Acabe esta tarde y añada
a su confesión lo que haya pasado después, y esto sucintamente; es un
poco demasiado larga en ella y me gustaría que enseñase a sus hijas a
ser más cortas. Basta con que se acusen de tres o cuatro defectos que
les causen mayor confusión. Creo que las pobres hijas no cometen nin-
gún pecado mortal, gracias a Dios, y basta con que se acusen de dos o
tres pecados veniales, e incluso de uno solo, ya que son materia suficiente
y no necesaria de la confesión.
Hasta ayer por la tarde no recibí su paquete, porque la noche pasada
dormí en Bons-Enfants, y todavía no he podido ver sus meditaciones.
Los haré cuanto antes, con mucho gusto. Y para su confesión iré a La
Chapelle, si puedo, el próximo sábado.
Buenos días, señorita. Le deseo un corazón totalmente lleno del de
Nuestro Señor, y soy, en el amor del mismo r c señorita, su muy humilde
servidor,
V. D. P.
________
una de sus cartas (Lettres de Louise de Marillac c. 152), posterior, ciertamente, a
ésta en varios años?
Carta 397 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Antes de 1636 Luisa de Marillac no estaba en La Chapelle, y después de
1639 san Vicente no habría escrito «Jueves por la mañana» al final de la carta.

547
Jueves, por la mañana.
Creo que convendrá que aguarde hasta después de los ejercicios pa-
ra ver las faltas de sus hijas y reprenderlas. Hay que pensar en un
capítulo.
Dirección: A la señorita Le Gras.

398 [381,I,559-560]
A LUISA DE MARILLAC 1
No puedo indicarle otra causa de su mal más que la voluntad de Dios.
Adore, pues, esa voluntad, sin andar buscando de dónde será que Dios
se complace en verla en el estado de sufrimiento. El se ve soberanamen-
te glorificado por su abandono en su dirección, sin discutir las razones
de su voluntad, si no es que su voluntad es su razón misma y que su ra-
zón es su voluntad. Encerrémonos, pues, dentro de ella como lo hizo
Isaac con la voluntad de Abraham y Jesucristo con la voluntad de su
Padre.

399 [382,I,560-561]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
No puedo expresarle el dolor que tengo por el que sigue teniendo us-
ted con la vuelta de su dolor de cabeza. Dios mío, señorita, ¿será acaso
ese aire de La Chapelle el que le causa ese mal? Le suplico que siga el
consejo del médico, y, si así fuera, que salga de ahí cuanto antes y que to-
me una casa en nuestro barrio, si hay alguna para alquilar, o en la ciudad.
Y si acaso por ahora no tiene la posibilidad de alquilar ninguna y sigue
estando disponible la de la señorita Poulaillon, vea si se la quiere prestar
por algún tiempo,
________
Carta 398. — L. ABELLY, o. c.. III, cap. v, sec. 1, 37.
1. Abelly escribe estas palabras antes de reproducir la carta: «Esta misma se-
ñorita, estando un día enferma, le escribió para rogarle que le advirtiese del mal
de su alma, que causaba el de su cuerpo». Aunque Abelly omite el nombre de
la señorita, no hay duda de que se trata de Luisa de Marillac, inclinada siempre
a ver un castigo de faltas pasadas en los sufrimientos o pruebas que Dios le en-
viaba.
Carta 399 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.

548
hasta que encuentre alguna otra. Le pido, señorita, que lo haga lo antes
posible y que haga todo lo que pueda para restablecerse pronto.
Dios mío, ¡cuánto he sentido haber vuelto sin verla y tener que es-
tar aquí más tiempo del que creía! 1 ¡Oh!, su caridad me perdonará es-
ta falta, ya que está acostumbrada a soportar tantas otras. Entretanto, es-
té lo más alegre que le sea posible, y no omita cosa alguna para su sa-
lud, por amor del que le ama tanto que ha entregado su vida por usted.
Estaré todavía aquí siete u ocho días, pasados los cuales espero es-
tar cuanto antes en París 2, Y me voy a celebrar la santa misa para que
quiera Dios que la encuentre bien curada y muy alegre para servirle lar-
gos años en la obra a la que su bondad le ha llamado.
Estoy algo preocupado por la salud de la señora presidenta Gous-
sault. Le ruego que me ponga dos líneas sobre la disposición de la una
y de la otra 3, y soy, en su amor, señorita, su muy humilde y obediente ser-
vidor,
VICENTE DEPAÚL
Troyes, 4 de julio de 1639.
Dirección: A la señorita Le Gras, en La Chapelle.

400 [383,I,561-567]
A SANTA JUANA FRANCISCA FREMIOT DE CHANTAL
Troyes, 14 de julio de 1639
Mi queridísima y dignísima madre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Habiendo venido a esta ciudad de Troyes, con el señor comendador
de Sillery, para visitar a la pequeña familia que tenemos en esta dióce-
sis, he visto, por medio de la persona que la ha recibido de usted, mi dig-
nísima madre, la respuesta que le da sobre la proposición de una fun-
dación de dos de nuestra pequeña compañía para trabajar entre las po-
bres gentes de los campos de su diócesis 1
________
1. El santo había ido a Troyes a visitar la casa de los misioneros.
2. San Vicente estaba aún en Troyes el 28 de julio.
3. La señora Goussault y Luisa de Marillac.
Carta 400 (CA). — Original en el monasterio de la Visitación de Annecy.
1. También gracias a la generosidad del comendador de Sillery se realizó la
fundación de Annecy. Por contrato del 3 de junio de 1639, le

549
Pues bien, le diré, mi dignísima madre, que he recibido con un con-
suelo que no le puedo expresar la propuesta que me ha hecho el co-
mendador de esa fundación, tanto porque nos da los medios para traba-
jar en la diócesis de los santos, como porque está bajo el abrigo y la di-
rección de nuestra digna madre y que, por consiguiente, tenemos moti-
vos para esperar que Nuestro Señor bendecirá las santas intenciones del
buen señor comendador y los pequeños trabajos de sus misioneros.
Y como desea saber en qué consiste nuestra pequeña manera de vi-
vir, le diré, mi dignísima madre:
Que nuestra pequeña Compañía se ha instituido para ir de aldea en
aldea a sus expensas, predicar, catequizar y hacer que el pobre pueblo
haga confesión general de toda su vida pasada; trabajar en el arreglo de
las diferencias que allí encontremos, y hacer todo lo posible para que los
pobres enfermos sean asistidos corporal y espiritualmente por la cofra-
día de la Caridad, compuesta de mujeres, que establecemos en los luga-
res en que hacemos la misión, y que lo desean;
Que esta ocupación es para nosotros la principal, y para mejor reali-
zarla, la providencia de Dios ha añadido la de recibir en nuestras casas
a los que tienen que recibir las órdenes, diez días antes de la ordenación,
para alimentarlos y mantenerlos y enseñarles durante ese tiempo la teo-
logía práctica, las ceremonias de la Iglesia y hacer y practicar la oración
mental según el método de nuestro bienaventurado padre monseñor de
Ginebra 2, Y esto con los que son de la diócesis en donde estamos
establecidos;
Que vivimos en el espíritu de los servidores del Evangelio en relación
con nuestros señores los obispos, que cuando nos dicen: «Id allá», allá
vamos; «Venid acá», venimos; «Haced esto», y lo hacemos; y esto por
lo que se refiere a las funciones indicadas; y en cuanto a la disciplina do-
méstica de la Congregación, depende de un superior general;
Que la mayor parte de nosotros hemos hecho los tres votos de po-
breza, castidad y obediencia, y el cuarto de dedicarnos, durante
________
dio a san Vicente 40.000 libras, sobre las ayudas de Melun, para el mantenimiento
de dos sacerdotes y de un hermano capaces de dar misiones, más 5.000 libras pa-
ra la compra de rosarios y hojitas o folletos piadosos. Los misioneros deberían
encontrarse en su puesto antes del 15 de septiembre y trabajar gratuitamente
durante ocho meses del año en las parroquias que les designase el obispo, y ca-
da cinco años, a partir de 1641, en Brie-Comte-Robert (Seine-et-Marne) (cfr.
Arch. Nat. S. 6.716).
2. San Francisco de Sales.

550
toda nuestra vida, a la asistencia del pobre pueblo, y que intentamos
hacer que los apruebe Su Santidad 3, y le pedimos permiso para hacer un
quinto voto, que es la obediencia a nuestros señores los obispos en las
diócesis en que estemos establecidos, en relación con dichas funciones 4;
Que permanecemos en la práctica de la pobreza y de la obediencia
y nos esforzamos, por la misericordia de Dios, en vivir religiosamente,
aunque no seamos religiosos. Nos levantamos, por la mañana, a las cua-
tro, empleamos media hora en vestirnos y hacer la cama, tenemos una
hora de oración mental juntos en la iglesia, recitamos juntos prima, ter-
cia, sexta y nona; luego celebramos nuestras misas, cada uno en su tur-
no; hecho esto, cada uno se retira a su habitación a estudiar. A las diez
y media, se tiene un examen particular sobre la virtud que se intenta
conseguir; luego, se va al refectorio para comer, con porción y lectura en
la mesa; hecho esto, vamos juntos a adorar al Santísimo Sacramento y a
decir el Angelus Domini nuntiavit Mariae, etc., y se tiene luego una ho-
ra de recreo todos juntos; después cada uno se retira a su habitación has-
ta las dos, para rezar juntos vísperas y completas. Volvemos a estudiar a
la habitación hasta las cinco, en que rezamos juntos maitines y laudes.
Después se tiene otro examen particular, se cena a continuación y tene-
mos otra hora de recreo, acabada la cual vamos a la iglesia a hacer el exa-
men general, las oraciones de la noche y la lectura de los puntos de la ora-
ción del día siguiente por la mañana. Hecho esto, cada uno se retira a su
habitación y se acuesta a las nueve.
Cuando estamos misionando por los campos, hacemos lo mismo
poco más o menos, pero vamos a la iglesia a las seis de la mañana para
celebrar la santa misa y confesar, después de la predicación que acaba de
hacer uno de la Compañía tras la misa que ha dicho anteriormente; se
confiesa hasta las once; luego se va a comer y se vuelve a la iglesia a las
dos para confesar hasta las cinco; después de lo cual, uno tiene el cate-
cismo y los demás se van a decir maitines y laudes, para cenar a las seis.
Se tiene como máxima no predicar, catequizar ni confesar en las ciuda-
des donde hay obispado y no salir de una aldea hasta que todo el pueblo
haya sido instruido en las cosas necesarias para la salvación y que cada
uno haya hecho su confesión general; hay pocos lugares en donde que-
de alguno sin hacerlo. Lo que se ha hecho en una aldea, vamos luego a
hacerlo a otra, en donde hacemos lo mismo.
________
3. Urbano VIII.
4. Este proyecto no se realizó.

551
Trabajamos desde alrededor de Todos los Santos hasta la fiesta de san
Juan y dejamos los meses de julio, agosto y septiembre y una parte de oc-
tubre para que el pueblo haga la cosecha y la vendimia; y cuando se ha
trabajado unos veinte días, descansamos ocho o diez; luego volvemos al
trabajo, ya que no es posible pasar mucho tiempo en ese trabajo sin ese
descanso y el de un día por semana.
Hacemos ejercicios espirituales todos los años, tenemos capítulo to-
dos los viernes por la mañana, donde cada uno se acusa de sus faltas, reci-
be la penitencia que el superior le impone y está obligado a cumplirla; y
dos sacerdotes y dos hermanos piden a la comunidad la caridad de ser
amonestados de sus faltas y, después de esos, otros por turno, y aquel mis-
mo día por la tarde se tiene una conferencia sobre el tema de nuestras re-
glas y de la práctica de las virtudes, en la que cada uno dice los pensa-
mientos que Nuestro Señor le ha dado sobre el tema de que se trata.
haciendo oración sobre el mismo.
Nunca salimos sin permiso, y sólo de dos en dos y, a la vuelta, cada
uno va a buscar al superior para darle cuenta de lo que ha hecho. No se
escriben ni se reciben cartas sin que el superior las haya visto y acepta-
do. Todos están obligados a ver con agrado que sus faltas sean referidas
caritativamente al superior y a esforzarse en recibir y en dar las amo-
nestaciones que sean necesarias a los demás. Se observa el silencio des-
de la noche hasta el final de la comida del día siguiente y después de la
recreación de la mañana hasta la de la tarde.
Se tienen dos años de seminario, o sea, de noviciado, en los que cada
uno se ejercita con exactitud, por la misericordia de Dios, de forma que,
por varias razones, los seminaristas no tratan sin permiso con los sacer-
dotes.
Dicha Congregación está aprobada por Su Santidad y establecida
en la ciudad y en el barrio de Saint-Denis en París, en las diócesis de Poi-
tiers de Luçon de Toul, de Agen y de Troyes.
Esta es, mi queridísima y dignísima madre, nuestra pequeña manera
de vivir. Tenga la caridad, por amor de Nuestro Señor, de darnos su opi-
nión sobre ella, por favor, y puede creer. mi querida madre, que la reci-
biré como si viniese de parte de Dios, por cuyo amor le pido este fa-
vor... 5
Nada le digo de sus queridas hijas de París, sino que me parece que
cada vez van progresando más en el amor de su divino Salvador Tengo
que pedirle un perdón muy grande por no haberlas
________
5. Lamentamos vivamente no haber podido descifrar tres líneas, volunta-
riamente tachadas con tinta negra en el original.

552
visitado hace mucho tiempo. Las de aquí 6 ó viven también en olor y sua-
vidad y ciertamente con motivo. No podría imaginarse, mi querida ma-
dre, cómo aparece el espíritu de Nuestro Señor en la madre 7 y en la
depuesta 8, Y qué bien marcha el resto de la casa, vistas las dificultades
que hubo en el pasado.
Bien, mi querida madre, permítame que le pregunte si su bondad sin
igual me concede todavía la felicidad de gozar del lugar que me ha da-
do en su querido y muy amable corazón. Así lo quiero ciertamente es-
perar. aunque mis miserias me hagan indigno de ello. En nombre de Dios,
mi querida [madre] 9, siga concediéndome esta gracia por favor. Con es-
ta confianza, soy su muy humilde y muy obediente servidor
VICENTE DEPAÚL
sacerdote de la Misión
Dirección. A mi dignísima madre de Chantal, fundadora de la Orden
de la Visitación de santa María, en Annecy.

401 [3319,XIII,842-843]
A LUISA DE MARILLAC
Troyes, 18 julio 1639
Señorita:
¡Bendito sea Dios porque ya está usted mejor! ¡Oh Dios mío!
________
6. De Troyes.
7. Francisca Magdalena Ariste, elegida el 20 de mayo de 1638. San Vicente
la había conocido en el primer monasterio de París, donde ella comenzó su vi-
da religiosa, y en el segundo monasterio, en donde siguió en 1626 a la madre de
Beaumont. Esta piadosa visitandina murió en Troyes el 10 de junio de 1667, des-
pués de haber gobernado la casa durante doce años.
8. Nombre dado a la superiora que cesa en su cargo. Aquí se trata de la ma-
dre Clara María Amaury, que había dirigido el monasterio por algo más de dos
trienios, del 6 de julio de 1631 al 20 de mayo de 1638, fue reelegida en 1641 y
murió el 10 de octubre de 1651. El primer año de su entrada en el primer monas-
terio de París estuvo durante 7 meses bajo una horrible tentación, que el pro-
pio san Vicente refirió en el proceso de beatificación de san Francisco de Sales
(L. ABELLY, o. c.., II cap. VII, 331 s.); Annales Salésiennes 20 dic. 1907, 213;
Année Sainte x 225).
9. Palabra olvidada en el original.
Carta 401. (LA). — El original se encuentra en casa del señor cura de
Saint-Nicolas-du-Gaulene. Esta carta Coste la publicó en el 2.º supl. t. XIII, p.
842.

553
¡qué consolado estoy por ello! ¡Por favor, continúe reponiéndose y usan-
do toda clase de medios!
¡Dios mío! Señorita, sufro por estar tanto tiempo ausente. Pero ¿quién
puede cambiar o mover el orden de la divina providencia?
Tengo aquí una carta de la señora duquesa de Aiguillon que desea
cambiar a la pequeña Juana 1. Le ruego que lo haga lo antes posible y le
envíe una hermana más fuerte. Es posible que Dios le comunique a quien
escoge para ello, si El lo quiere.
Yo permanezco en su amor y en el de su santa Madre, señorita, su más
humilde y obediente servidor,
VICENTE DEPAÚL
Dirección. A la señorita Le Gras.

402 [384,I,567-568]
A LEONARDO BOUCHER, SACERDOTE DE LA MISION,
EN TOUL
Troyes, 20 de julio de 1639
Padre:
He recibido dos cartas suyas desde que estoy aquí, una por la vía de
París, y la otra por este portador en el primer viaje en que le ha ido a
ver 1. La última dice pocas cosas; la primera me hace ver la diligencia con
que ha enviado mis cartas. Le doy gracias igualmente por la una y por
la otra, así como también por lo que me dice sobre la dificultad que he-
mos encontrado con el buen señor Fleury; de ello nada tengo que de-
cirle más que lo que he escrito al señor presidente 2, que es muy de de-
sear que tengamos, yo y usted, un poco más de estima de las máximas del
Evangelio, y que le ruego haga un día la oración sobre aquellas palabras:
«A quien te quite la sotana, dale también el manteo» 3; y sobre aquellas
otras: «Inquire pacem et prosequere eam» 4; y otro día sobre aquella fra-
se: «Quaecumque dixerint vobis facite» 5; Y sobre aquella: «Qui vos audit
me audit et qui vos spernit me spernit» 6; Y se tomará la mo-
________
1. Juana Lepeintre.
Carta 402. — Reg. 2, p. 279.
1. En Toul, donde estaba Leonardo Boucher.
2. El señor presidente de Trélon, sobrino del comendador de Sillery.
3. Mt 5, 40
4. Sal 33, 15.
5. Jn 2, 5.
6. Lc 10, 16.

554
lestia de indicarme los pensamientos que Nuestro Señor le haya dado y
también las resoluciones que tome. Me consolará mucho ver todo eso.
Entretanto soy, en el amor de Nuestro Señor y de su santa Madre.

403 [385,I,568-569]
A LUISA DE MARILLAC

Troyes, 28 de julio de 1639


Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Estaba preocupado; me habían dicho que se encontraba un poco pe-
or. El padre Portail me indicó ayer lo contrario, y su carta me lo hace ver
así. Alabo a Dios por ello y le ruego que le devuelva una perfecta salud.
Haga todo lo posible, por favor, señorita, por amor a Nuestro Señor.
¿Qué remedio habría que emplear para impedir la rebaja de su ren-
ta en un 5,5 %? 1... En relación con el señor Arnaud, no veo solución, ya
que así lo ha ordenado el príncipe. Sin embargo, por un recurso seme-
jante podrá aumentarla, comprando rentas sobre la sal; pero ya conoce
el riesgo que en ello hay... Las personas honradas la pagan bien. No veo
ninguna otra solución.
A la vuelta tendré mucho gusto en ver lo que me dice de sus
pensamientos sobre la providencia, así como lo tengo ahora al saber que
ha tenido el honor de enviar su recuerdo a san Sulpicio.
Agradezco las noticias que me da de la señora Goussault. Espero ver
a ambas al final de esta semana en que vamos a entrar, y soy para siem-
pre, en el amor de Nuestro Señor, su muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL

________
Carta 403. — GOSSIN, o. c.., GAF, según el original comunicado por el abad
Dumesnil, canónigo de san Luis de Versalles. El texto de la carta está, por des-
gracia, incompleto, ya que Gossin no supo descifrar en dos lugares la escritura
de san Vicente
1. El texto francés habla del «uno por dieciocho» (N. del T.).

555
404 [386,I,569-570]
A LUISA DE MARILLAC

[1639] 1
... Juana, despídala y dígale que es por haber golpeado a su compa-
ñera. Déle alguna cosa y deje pasar la fiesta de mañana. Estará bien con
las de san Salvador hasta que encuentre acomodo, y diga a las demás que
no ha sido esa la primera vez que ha golpeado, que se le habían perdo-
nado las demás, pero que sería demasiado escándalo que se dijese de
las Hijas de la Caridad que se pelean como el perro y el gato. Dígale algu-
na palabra sobre este asunto a la señora presidenta Goussault y piense si
será conveniente hablar también con las demás oficialas.
Procuraré avisárselo al señor Renar sin nombrarla. Tiene razón en
lo de las medallas. Obre, por favor, tal como me indica.
Si me olvidase de enviarle a santa Brígida 2 un día de esta mana, re-
cuérdemelo, por favor.
Le ruego que comulgue mañana por un asunto, para que Dios quie-
ra que dos personas no entren en desunión dentro de la Caridad a la que
Nuestro Señor las ha ligado.
Deseo buenos días a usted y también a su buena enfermita. No le reco-
miendo que la cuide debidamente, porque sé que no [dejará de hacer-
lo, viendo en ella a Nuestro Señor, en cuyo amor] y en el de su santa
Madre soy su muy humilde servidor,

V. D. P.
Dirección: A la señorita Le Gras.

________
Carta 404 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Las cartas 404, 405 y 406 se relacionan. Son anteriores a la muerte de la se-
ñora Goussault (20 septiembre 1639) y posteriores a la fundación de la obra de
niños expósitos (1638). El lugar que se les da a las palabras: «San Lázaro, jue-
ves por la mañana», a la cabecera de la carta 406, nos indica que son de 1639 lo
más tarde posible. Así pues, las tres pertenecen a 1639. El comienzo del origi-
nal de la carta 404 ha sido cortado y se ha perdido.
2. La vida de santa Brígida.

556
405 [387,570-571]
A LUISA DE MARILLAC
[1639] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Me parece que está con el corazón oprimido. Tiene miedo de que
Dios esté disgustado y que no quiera el servicio que le hace, ya que la qui-
ta a sus hijas. Ni mucho menos, señorita. Si obra de esa manera, es una
señal de que la quiere; porque la trata como a su querida esposa la Igle-
sia, en cuyos comienzos no sólo hacía morir a la mayor parte de muerte
natural, sino también por medio de suplicios y tormentos. ¿Quién no ha-
bría dicho, al ver esto, que estaba encolerizado contra aquellas jóvenes y
santas plantas? No crea, pues, eso, sino todo lo contrario.
Puesto que le parece bien, haré buscar a esa Juana la mayor, o si sa-
be dónde está, envíemela, si le parece. He dicho a la señora de Herse 2 lo
que ella es.
Huberto 3 no ha ido a Picardía; no sé si enviarlo tan pronto. Irá ver
a su hermano 4 antes de partir.
Yo no conseguiré nada con ese sacerdote; usted conseguirá con él más
que yo.
No tiene por qué temer mi partida. Esté tranquila; se ha interrumpido
mi viaje. El primer viaje largo que preveo, es el de Pontoise para ma-
ñana.
En nombre de Dios, señorita, aprecie su indigencia y esté tranquila.
Ese es el honor de los honores que puede dar actualmente a Nuestro Se-
ñor, que es la tranquilidad misma.
¿Podría ir hoy a casa de la señora presidenta Goussault? Mucho me
agradaría. Eso la distraería un poco en medio de los continuos trabajos
que tiene. Entretanto. soy en el amor de Nuestro Señor,

V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.
________
Carta 405 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase carta 404, nota 1.
2. La señora de Herse había enviado a Juana a Luisa de Marillac.
3. Huberto Bécu, hermano coadjutor.
4. María Bécu, hija de la Caridad. Estaba entonces en la casa madre.

557
406 [388,I,572-573]
A LUISA DE MARILLAC

San Lázaro, jueves por la mañana


[1639] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
No sé quién habrá dicho a sus hijas que me encuentro mal. Por la
misericordia de Dios, estoy bien. ¡Quiera su bondad concederme la gra-
cia de emplear bien la salud que me da!
Creo que haría bien escribiendo a esa buena hermana que hemos sen-
tido gran consuelo al ver cómo Nuestro Señor le ha hecho ver su falta,
por haber dado oídos a esa tentación, y que es preciso que haga buen uso
de la gracia que Dios le ha concedido; es menester que empape bien su
espíritu de esta verdad, que todas las personas buenas están condenadas
por Dios a sufrir la tentación, que nunca le faltarán ésta y otras muchas,
si es fiel a Dios, y que en todo lugar y en toda condición se verá siempre
tentada y apenada, que esa es su cruz; y que si quiere seguir a J. C., es ne-
cesario que la lleve.
No puede celebrarse mañana la reunión 2. Hemos preparado 13 de
los niños 3 para mañana, en casa de la señorita Viole.
Ayer por la tarde hice saber a esa Juana la mayor que tenía que reti-
rarse; que le he entregado a usted cincuenta libras, que ella me envió por
medio de la señora Forest. Me parece que había 52 libras; ella dice que
dieciocho escudos; haremos que le entreguen el resto. Ella creía que la
señora de Herse me había entregado cien francos suyos, que según dice,
tenía esta buena señora. Le he dicho que se los pida. Creo que conven-
drá que trate todo esto con mansedumbre! pero valiente y eficazmente.
Hoy llegarán sus aguas.
Dirección: A la señorita Le Gras.

________
Carta 406 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase carta 404, nota 1.
2. La reunión de las damas de la Caridad.
3. La reunión de las damas para los niños expósitos.

558
407 [389,I,573]
SANTA JUANA FRANCISCA FREMIOT DE CHANTAL
A SAN VICENTE
¡Viva Jesús!
[Annecy 1639] 1
... Por lo demás mi queridísimo padre es para mí un consuelo extremo
esperar que vengan aquí sus queridos hijos; nuestro muy bueno y querido
padre el señor comendador de Sillery nos lo ha prometido. ¿No es verdad
que es incomparable en su caridad y que estamos muy obligados con la di-
vina Providencia por habernos dado semejante apoyo? ¡Bendita sea eter-
namente! Indíqueme mi queridísimo padre lo que se necesite hacer y saber
para el consuelo de ese buen siervo de Dios.
Suplico a su dulzura infinita que le conserve largamente para su gloria
y para la utilidad de la santa Iglesia. Consérveme en su recuerdo ante Dios
y en su afecto paternal ya que soy de todo mi corazón aunque indigna etc.
Mi querido padre cuando considero los frutos que esos dos buenos obre-
ros obtendrán en este grande y numeroso obispado me siento arrebatada de
gozo y confío en su piedad y celo por la gloria divina que fundará este es-
tablecimiento tan sólidamente que jamás se derrumbará ni por falta de hom-
bres ni por otros medios que pudieran suceder en su Congregación Indí-
queme también como es natural las camas y demás muebles necesarios pa-
ra sus buenos padres.

408 [390,I,574-576]
A SANTA JUANA FRANCISCA FREMIOT DE CHANTAL

París, 15 de agosto de 1639


Mi queridísima y digna madre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Recibí la suya sin fecha, que me ha hecho el honor de enviarme
________
Carta 407. — Sainte-Jeanne-Françoise Frémiot de Chantal, sa vie et ses oeuv-
res, VIII, 163, carta 1633.
1. Fecha de la fundación de Annecy. Parece que la carta 408 responde a
ésta.
Carta 408 (CA). — Original en la Visitación de Annecy.

559
el señor comendador, sin fecha, y puede imaginarse, mi dignísima madre,
con cuánta reverencia y afecto la hemos leído, ya que es una carta de mi
única madre y está llena del olor y de la suavidad de su espíritu. ¡Jesús!
¡Mi querida madre, cómo ha perfumado mi pobre corazón! Pues bien,
¡bendito sea aquél por cuyo amor se ofrece su bondad a recibirnos, dar-
nos alojamiento y mueblaje! 1 No le doy las gracias por ello, mi querida
madre, porque no soy digno; pero ruego a Dios que sea El mismo su pa-
ga y su recompensa... 2.
De lo que me dice su caridad sobre la misión, que se establezca de
forma que no falle nunca por falta de hombres, ni de dinero; pues bien,
le diré, en cuanto a los hombres, mi querida madre, que la confirmación
de la Compañía, que le he dicho tramitamos en Roma, en la carta que
le escribí desde Troyes, supone la confirmación de los lugares particula-
res en donde se establezca, con la ayuda de Dios, que yo le ruego pida
para este efecto; y, en relación con los bienes, le diré que el señor co-
mendador me ha hecho el honor de decirme que, cuando venda sus bie-
nes, nos entregará el fondo de la renta que nos ha dado, y que utiliza-
remos como fondos de la herencia en ese barrio tanto como sea preciso
para el mantenimiento de esos dos misioneros y de un hermano; y que,
siendo así, si quiere Nuestro Señor dar su bendición sobre esta obra bue-
na, no habrá ya falta de hombres ni falta de dinero. El señor comendador
parece incluso que no quiere que la cosa quede en ese número 3. ¡Ben-
dito sea por ello el santo nombre de Dios!
Le he dicho muchas cosas en alabanza de esta pequeña Compañía 4.
Ciertamente, mi querida madre, esto me da miedo; por eso le suplico que
lo disminuya mucho y que no diga nada a nadie. La
________
1. Por el contrato del 3 de junio de 1639, el comendador de Sillery les había
prometido a los misioneros de Annecy procurarles alojamiento y mueblaje. To-
davía no había cumplido con su palabra. El 26 de enero siguiente, los misioneros
le libraban de esa promesa, mediante 2.000 libras, que deberían servir, con otras
1.000 libras, para la compra de una casa. Para empezar, se instalaron en un lo-
cal ofrecido, preparado y arreglado por santa Juana Francisca.
2. Omitimos aquí cuarenta líneas del original llenas de tachaduras. Es muy
lamentable, repitámoslo, que alguien se haya tomado tanta molestia para ocul-
tarnos lo que un santo le escribía a una santa.
3. El 26 de febrero de 1640, hacía una nueva donación para elevar a cuatro
el número de sacerdotes y a dos el de hermanos (cfr. Arch. Nat. S 6.716.
4. San Vicente cree que habló demasiado bien de su Compañía en su carta
del 14 de julio. Aquí se esfuerza en rebajarla para castigarse por haber hablado
antes con demasiada complacencia.

560
excesiva reputación daña mucho y ordinariamente hace, por un justo jui-
cio de Dios, que los efectos no respondan a lo que se espera, bien sea por-
que se cae en hinchazón de espíritu o porque el público refiere a los hom-
bres lo que sólo a Dios le es debido. Por eso suplico muy humildemen-
te a su caridad que no mantenga en su espíritu los pensamientos que le
podría inspirar lo que dice de nosotros el señor comendador, y menos
aún que hable a nadie de esto. ¡Ay!, mi digna madre, ¡si conociese nues-
tra ignorancia y la poca virtud que tenemos, tendría gran piedad de nos-
otros! Ya lo verá, en efecto, cuando conozca a esos dos que enviamos 5;
y esto es lo que me consuela, ya que rogará a Dios por nosotros con más
compasión de nuestra miseria; y como le he dicho todo esto con lágrimas
en los ojos, viendo la verdad de cuanto le digo y las abominaciones de mi
pobre alma, le suplico, mi querida madre, que ofrezca a Dios mi confu-
sión por ello y la confesión que le hago en presencia de su divina Ma-
jestad, y que me perdone si abuso de su paciencia comunicando así mis
pobres sentimientos, ya que soy para mi dignísima y mi muy única ma-
dre, en el amor de Nuestro Señor y de su santa Madre, mi dignísima ma-
dre, su muy humilde y muy obediente servidor.

VICENTE DEPAÚL
sacerdote de la Misión
Mi digna madre, el señor comendador desea que le envíe una me-
moria del pequeño mueblaje que necesitamos y que su caridad tiene que
proporcionarnos.
Dirección: A mi reverenda madre de Chantal, fundadora de la Orden
de la Visitación y superiora del monasterio de Annecy, en Annecy.

409 [391,I,576-577]
A LUISA DE MARILLAC

[Agosto o septiembre de 1639] 1


Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Acabo de ver a la señora Goussault, que aunque no de grave-
________
5. Bernardo Codoing y Pedro Escart.
Carta 409 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Véase nota 2.

561
dad, está, sin embargo, enferma de cuidado; así lo reconoce ella y me lo
ha dicho 2. Hay que rogar a Dios por ella. Su corazón está siempre den-
tro del marco de la voluntad de Dios. He dejado allí a la señora del can-
ciller 3. Me ha dicho que le enviará mañana su carroza. Yo le enviaré una
nota antes de que parta.
Si hubiese bastante alojamiento, habría que pensar en ese asunto; pe-
ro, como no lo hay, habrá que tenerlo en cuenta; ya hablaremos de ello.
Entretanto le deseo buenas tardes y soy, en el amor de Nuestro
Señor, s. s.
V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras, en su

410 [392,I,577-580]
A LA MADRE DE LA TRINIDAD
San Lázaro, en París, 28 de agosto de 1639
Mi queridísima madre:
¡El espíritu de unión por el que el Hijo de Dios unió a los hombres
con su Padre sea siempre con usted!
Le doy un millón de gracias, mi querida madre, por la ardiente cari-
dad con la que ha hecho el favor de escribirme; y, puesto que ha sido Dios
el que para ello ha movido su querido corazón, y el que le inspira todo
cuanto me dice, lo abrazo con toda la reverencia y el afecto que me es po-
sible y le prometo, mi muy única madre, cumplir con toda exactitud lo
que le place prescribirme. Es verdad. mi querida madre, que temo mu-
cho que mi miseria haya dado muchos motivos de pena a nuestro bonda-
dosísimo y amabilísimo comendador 1. Pero ¿qué otra cosa puede salir
de un miserable pecador más que defectos y faltas en todas las cosas?; y
esto, sin embargo, ha sido sin ninguna mala voluntad, que jamás he te-
nido, desde que tuve el honor de ser conocido por él, y mucho tiempo
antes de honrarle y respetarle como un gran siervo de Dios, a quien soy
indigno de acercarme. Y Puesto que no tengo ningún otro medio
para sa-
________
2. La señora Goussault murió el 20 de septiembre de 1639, asistida por san
Vicente.
3. La señora Séguier.
Carta 410. ((A). — Original en las Hijas de la Caridad de Nancy, calle de la
Charité, 18.
1. El comendador de Sillery

562
tisfacerle más que el de recurrir a su bondad, lo hago, mi querida madre,
por medio de la de usted y le pido muy humildemente perdón, quedan-
do postrado en espíritu a los pies de él y a los suyos, y ciertamente con
movimiento de lágrimas que mi corazón muy conmovido y enternecido
envía a mis ojos.
Y puesto que es tan bueno que acoge mi petición en relación con
monseñor de T[royes] 2. Y le parece bien que tenga una habitación en la
casa, se lo agradezco muy humildemente y le suplico, en nombre de Nues-
tro Señor, que compadezca igualmente mi ruindad en relación con el otro
punto que se refiere al consentimiento de la ciudad, y que haga el favor
de hablarles él mismo, ya que no cree conveniente hacer que les escriban;
porque sin dificultad, mi querida madre, no nos sufrirán allí 3. Me han
dicho que la mujer de un magistrado ha dicho a una persona 4 estas pala-
bras: «¡Que no se les ocurra establecer en el arrabal a los sacerdotes de
la Misión! ¡no los toleraremos!». ¡Qué disgusto tendría, mi querida ma-
dre, el señor comendador si viese que le ofenden de este modo en la obra
de sus manos' Si, haciendo con sencillez todo lo que esté en nosotros, nos
rechazan, que sea en buena hora, y así conoceremos la voluntad de Dios;
nos acomodaremos como podamos fuera del ámbito de la ciudad y de
los barrios. Y si ellos lo aceptan, como espero, cuando les hable el se-
ñor comendador, será para nosotros un gran consuelo haber entrado en
este establecimiento por la puerta de la deferencia, de la sumisión, de la
humildad, de la sencillez, del candor y de la caridad. Si esto va en contra
de sus sentimientos, mi querida madre, o de los del señor comendador,
le pido muy humildemente perdón y también a él, y le suplico una vez
más, en nombre de Nuestro Señor, que me soporte en esta miseria. Quie-
ro creer que su presencia impedirá que se cometa alguna violencia, pe-
ro no tengo la menor duda de que, apenas haya vuelto la espalda, obra-
rán de otra manera.
Sé muy bien, mi querida madre, que santa Teresa actuó de manera
muy distinta en algunas de sus fundaciones; pero ¿qué?, ella era una san-
ta que tenía para ello la inspiración de Dios. Y además, mi querida ma-
dre, no sé si habría actuado de ese modo con un pueblo que tuviera aver-
sión de los nuevos establecimientos y lo hubiera demostrado en varias
ocasiones. Por eso suplico a su caridad con mucha insistencia que acep-
te con agrado lo que le propongo con toda la humildad y el respeto que
me es posible y que
________
2. Renato de Breslay (1604-1641).
3. Los misioneros tenían su residencia en Sancey, junto a Troyes. El comen-
dador de Sillery les buscaba otra en el arrabal.
4. Primera redacción: a una persona que me lo ha escrito.

563
se lo proponga así a dicho señor comendador, y que le diga también que
con mucho gusto veo bien que tome las cuatro mil quinientas libras que
están en manos de nuestras queridas hermanas de santa María 5, donde
el buen monseñor de Troyes quiso ponerlas al principio. Le escribo a es-
te efecto al padre Dufestel que haga entregar dicha suma al citado se-
ñor comendador cuando él lo indique.
Por lo que respecta al aumento de la fundación de Ginebra 6, no pue-
do ciertamente, mi querida madre, expresarle todo el agradecimiento que
Nuestro Señor me da; y puesto que tengo tan poca gracia que no lo sé
testimoniar bien, le suplico muy humildemente, mi querida madre, que
me ayude a dar las gracias por ello y le asegure mi obediencia. Y para us-
ted, mi querida madre, como tampoco soy digno de agradecerle oportu-
namente todas las gracias que recibimos incesantemente de su caridad,
ruego a Nuestro Señor, mi querida madre, que lo haga él mismo y que
sea él nuestro agradecimiento, y soy, en su amor y en el de su santa ma-
dre, mi queridísima madre, su muy humilde y obediente servidor.

VICENTE DEPAÚL
Dirección: A mi reverenda madre de la Trinidad, superiora de las
carmelitas del arrabal de Troyes, en Troyes.

411 [22,XV,22-23]
A N...

[29 agosto 1639] 1


... Un grano de caridad basta para calmar muchas inquietudes y sua-
vizar muchas diferencias...

________
5. Del convento de la Visitación de Troyes.
6. De Annecy, en la diócesis de Ginebra. La sede episcopal de Annecy fue es-
tablecida en 1822.
Carta 411. — Sacada de COLLET, La Vie de Saint Vincent de Paul, II Nancy
1748, 161. Figura con el n. 22 en el t. XV de las Oeuvres de Saint Vincent (Mis-
sion et Charité, 19-20, p. 22).
1. Fecha dada por Collet.

564
412 [393,I,580-581]
A LUISA DE MARILLAC

Miércoles por la mañana (1639) 1


Me he visto consolado al ver la carta de Angers y creo que no hay que
retrasar el envío de sus hijas, aunque no se haya hecho el acta; en todo
caso, siempre se estará allí más a mano. Pero me preocupa lo que me
dice de lo demás. ¡Oh Jesús! Señorita, no es tiempo todavía. ¡Señor Dios!
¡se le necesita mucho en el mundo! En nombre de Dios, haga todo lo po-
sible para ponerse bien y trátese mejor. Si puedo, tendré la satisfacción
de verla esta tarde, si no, mañana, con la ayuda de Dios.
Su hijo me indicó, ayer por la tarde, que iba a ver al señor de san
Nicolás para el examen 2. Parecía estar muy decidido. No ha ido a ver-
la, porque su manteo largo se ha desgarrado al pasar por un lugar; lo man-
dará arreglar. Quizás es que no quiere ir a verla hasta estar ya ligado
con la Iglesia, tal como le ha indicado. Esté muy alegre, en nombre de
Dios. Soy, en su amor

V. D.
Creo que ha escogido bien, en relación con las lorenesas, y que la otra
mayor, de la que me habla, lo hará bien.
Dirección: A la señorita Le Gras.

413 [394,I,581-582]
A LUISA DE MARILLAC

[Entre 1636 y 1648] 1


Su medicina, señorita, me ha hecho efecto nueve veces. Las aguas no
me han aprovechado nunca durante la fiebre ni en Forges ni
________
Carta 412 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Las hermanas destinadas al hospital de Angers dejaron París en noviembre.
Esta carta es de poco antes de su partida.
2. Los reglamentos diocesanos prescribían a los ordenandos pasar su examen
ante los señores de Saint-Nicolas-du-Chardonnet (cfr. SCHOENHER, II. 650).
Carta 413 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Fechas de la entrada de la señora Turgis en la comunidad y de su muerte.

565
aquí. Pero lo probaremos; pues tenemos aquí aguas suficientes para su
servicio, por si las necesita. Mi pequeña fiebrecilla es, como dice, do-
ble-terciana; pero en esta estación ya sabe que suelo tenerla de ordinario
doble-cuartana, tal como la he tenido ya este otoño.
Hará bien haciendo que venga la señora Turgis.
Le suplico me indique cuántas niñas quedan todavía. Y ¿que es lo que
hace para su dolor de cabeza? Creo que quizás tenga necesidad todavía
de purgarse un poco.
Me agrada mucho lo que me dice de su pequeña pena. Bien, Nuestro
Señor será su consuelo, como se lo pido con todo mi corazón, rogándo-
le que haga lo posible.
Soy, en su amor, su muy humilde servidor,

V. D. P.

414 [395,I,582]
A LUISA DE MARILLAC

[Entre 1636 y 1641] 1


Tengo que ir dentro de poco a La Chapelle. Si es necesario que vaya
a su casa, ya me lo indicará, si le parece bien. Me alegro mucho de no ir
por otro motivo, según la resolución que tomamos desde el principio.

415 [396,I,582-583]
A NICOLAS SANGUIN, OBISPO DE SENLIS

París, 13 de septiembre de 1639


Monseñor:
La caridad con que le place honrar a nuestra pequeña Congregación
de la Misión me da la confianza de suplicarle muy humildemente que ten-
ga la bondad de dar una dimisoria ad omnes ordines a Miguel Dupuis,
acólito de su diócesis y que es de nuestra Congre-
________
Carta 414. — L. ABELLY, o. c.., III, cap. xx, 305.
1. Fechas extremas de la estancia de Luisa de Marillac en La Chapelle.
Carta 415. — Reg. 1, f.º 63 v.º. El copista advierte que el original estaba es-
crito por el propio san Vicente.

566
gación 1. Está haciendo su curso en filosofía y ha estudiado teología, y es,
por la gracia de Dios, de buenas costumbres y de esperanza para servir
a Dios útilmente entre las pobres gentes del campo. Esto, monseñor, es
lo que me da confianza para hacerle esta muy humilde súplica con toda
la humildad y el respeto que me es posible, y renovar una vez más los
ofrecimientos de mi obediencia, ya que soy, en el amor de Nuestro Se-
ñor, monseñor. su...
Este joven no tiene más que un título de ciento o de 50 libras; espe-
ro que se le recibirá con ello.

416 [397,I,583]
A LUISA DE MARILLAC
Buenas tardes, señorita. Le ruego piense en los puntos que tengo que
tratar mañana 1 y que me los indique entre ahora y las ocho y media de
la tarde, así como también el estado de su salud.
Le agradezco muy humildemente su presente y le ruego me indique
cuál de los dos rosarios es el que utilizó la difunta señora del general 2

417 [398,I,583-584]
A LUISA DE MARILLAC
... Le deseo buenos días, con el corazón todavía lleno de consuelo por
la conferencia de nuestras buenas Hijas de la Caridad. Me parece que ja-
más he admirado tanto la bondad de Dios y su providencia, como lo he
hecho y lo sigo haciendo todavía en esta ocasión. ¡Oh señorita, quién nos
diera suficiente humildad para ver nuestro lugar en el fondo de los in-
fiernos, si no somos fieles a sus designios eternos
________
1. Miguel Dupuis, nacido en Ver (Oise), recibido en la Congregación de la
Misión el 29 de marzo de 1639 a los 23 años de edad. Aunque en 1646 no era
más que simple clérigo, san Vicente lo empleó en el seminario de Cahors.
Carta 416 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. En la conferencia que debía dar en las Hijas de la Caridad.
2. Francisca Margarita de Silly, esposa de Felipe Manuel de Gondy, antiguo
general de las galeras.
Carta 417 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.

567
para servirle según su deseo, y no nos abandonamos por entero dirección
tan maravillosa y tan amable!

418 [399,I,584]
A LUISA DE MARILLAC
Si desea que tenga la felicidad de verla en su enfermedad, indíquemelo.
Me he impuesto la ley de no ir a verla si no se me llama para algo nece-
sario o muy útil.

419 [400,I,584]
A LUISA DE MARILLAC

El viernes por la mañana


Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
No he visto nunca a una madre que sea tan madre como usted no es
usted casi mujer en otra cosa. En nombre de Dios, señorita; deje a su
hijo al cuidado de su Padre, que lo ama más que usted, o al menos quí-
tese esa preocupación por él. Enviaré a Bons-Enfants a saber, sin que se
dé cuenta, la situación de ese asunto y se lo comunicaré luego.
Buenos días, señorita. Soy s.s.
V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.

420 [401,I,585-586]
A LA MADRE DE LA TRINIDAD
Mi queridísima madre:
La gracia de la unión de los corazones de Jesucristo sea con noso-
tros 1
________
Carta 418. — L. ABELLY, o. c.., III, cap. xx, 306.
Carta 419 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
Carta 420. — Archivos del seminario de san Sulpicio de París, antigua co-
pia autenticada el 12 de marzo de 1772 por el obispo de Cydom.
1. Esta frase carece de sentido: el copista ha leído mal; ¿no se leería

568
Recibí la que plugo a su caridad enviarme, y se la agradezco muy humil-
demente, así como también todas las bondades que su querida alma se
ha dignado tener con la mía tan ruin y con esta pobre Compañía, y rue-
go a Nuestro Señor, que le ha concedido tan abundantemente parte en
su espíritu, que aumente hasta el infinito su recompensa, quedando yo
muy pesaroso, mi queridísima madre, por la pena que le he dado en los
motivos referentes a la resolución de este asunto. Pero ¡qué! La cari-
dad es paciente. Mi querida madre, ¡cuántos motivos tiene para espe-
rar un hermoso florón en su corona por la paciencia que su caridad tie-
ne con nosotros en este asunto! Por eso, mi querida madre, ruego a Nues-
tro Señor y a usted, que no deje de soportarnos en las molestias que le
causamos.
El padre Dufestel me indica que la bondad del señor comendador ce-
de de sus sentimientos para acomodarse a mi miseria 2 y que conviene
que yo haga escribir al señor procurador general 3 de forma que hable él
luego con los señores magistrados. Le suplico, mi querida madre, que se
lo agradezca de mi parte, tal como yo lo hago con toda la humildad que
me es posible, y que le diga que pongo esta gracia entre las mayores que
de él he recibido, y que, dentro de dos o tres días, tendré la felicidad de
ir al señor procurador general en el campo, donde está, y pedirle que es-
criba, según el sentido que dicho señor comendador ordenó al padre Du-
festel que la carta fuera escrita.
Empiezan ya a reunirse nuestros misioneros destinados a la diócesis
de Ginebra, o sea, uno de ellos, de la enfermedad de que ha salido 4. Espe-
ro que estará en situación de partir lo más tarde para el diez de octu-
bre 5.
________
en el original: La gracia de la unión de los corazones en Jesucristo sea con usted?
¿o bien: La gracia de la unión de los corazones de Jesucristo y de María sea con
usted?
2. El comendador de Sillery, poco inclinado al principio a pedir el consenti-
miento de la ciudad para el establecimiento de la casa de los misioneros en el
arrabal de Troyes, acabó por rendirse a las instancias y a las razones del santo.
3. Mateo Molé.
4. Esta frase es ininteligible debido seguramente a una mala lectura del co-
pista.
5. Según el contrato de fundación, san Vicente tenía que enviar dos de sus
sacerdotes a Annecy antes del 15 de septiembre. Vemos aquí que ciertas cir-
cunstancias ajenas a su voluntad retrasaron su marcha

569
Le suplico, mi querida madre, que vuelva a presentar mis excusas al
señor comendador por este asunto y que esté segura de que mi alma es-
tá llena de gratitud por las obligaciones que con usted tenemos, y que se-
rá, mi querida madre, en el tiempo y en la eternidad, y yo, en el amor
de Nuestro Señor, su muy humilde y muy obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL
París, 27 de septiembre de 1639.

421 [402,I,586-587]
A LUISA DE MARILLAC
Señorita:
Hay que reaccionar contra lo que nos desagrada, y romper el corazón
o ablandarlo para prepararlo a todo. Parece como si Nuestro Señor quisie-
ra tomar su parte en la pequeña Compañía. Ella es totalmente para El,
según espero, y tiene derecho a utilizarla como mejor le parezca. En cuan-
to a mí, mi mayor deseo es no desear más que el cumplimiento de su san-
ta voluntad. No puedo expresarle hasta qué punto va adelante nuestro
enfermo 1 en esta práctica; por eso mismo parece como si Nuestro Señor
quisiera colocarlo en un lugar donde pueda vivir más felizmente duran-
te toda la eternidad. ¡Oh, quién nos diera la sumisión de nuestros senti-
mientos y de nuestra razón a esa adorable voluntad! Lo hará el autor
de estos sentimientos y de esta razón, si no nos servimos de ellos más que
en él y por él. Pidámosle que usted y yo mismo tengamos siempre un mis-
mo querer y no querer con él y en él, ya que eso sería un paraíso antici-
pado en esta vida.

________
Carta 421. — L. ABELLY, o.c., III, cap. v, sec. 1, 37.
1. Este enfermo, «uno de los principales sacerdotes» de la «Congregación y
de los más útiles», dice Abelly, era al parecer de los que prestaron su concurso
a Luisa de Marillac. Podría tratarse de Juan de la Salle, muerto en París el 9 de
octubre de 1639. Pémartin piensa que esta carta fue escrita con ocasión de la en-
fermedad de Antonio Portail en 1660. No es probable; pues la propia Luisa de
Marillac estaba entonces enferma.

570
422 [403,I,587-589]
A LUISA DE MARILLAC

[9 ó 10 de octubre de 1639] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Le doy las gracias muy humildemente por la preocupación que de mí
tiene. Mi fiebrecilla es terciana; estoy ahora en el tercer acceso. Me vino
por la tarde en que tuve la dicha de verla, por haber bajado al refecto-
rio inmediatamente después de haber tomado el pequeño remedio que
utilizo. El primer acceso me quitó totalmente el sueño. Al día siguiente,
como de ordinario, me provoqué el sudor, lo que hizo que los accesos
disminuyesen, y además me sangraron dos veces, de forma que el que
ahora tengo es ya muy ligero. Nuestro señor médico es de la opinión que
tengo que purgarme el miércoles próximo. Le ruego que mande hacer la
medicina. La que envió últimamente ha resultado inútil, pero no así la
que tomó el padre Blatiron 2, que se ha marchado con el señor d'Alet 3,
pues se puso enseguida bien.
Le doy las gracias por el aviso que me da sobre la enfermería y por
la parte que toma en mis dolores, y le encomiendo a nuestro hermano
Alejandro 4, a quien le administrarán esta tarde la extrema-
________
Carta 422 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. Esta carta fue escrita el mismo día o el día siguiente de la muerte de Juan
de la Salle.
2. Esteban Blatiron, sacerdote de la Misión, nacido en Saint-Julien Chapteuil
(Haute-Loire) el 6 de enero de 1614, recibido en la Congregación de la Misión
el 6 de enero de 1638, ordenado sacerdote en 1639, trabajó en Alet (1639-1641),
Saintes (1641), Richelieu, Roma (1644-1645) y Génova (1645-1657). Se distin-
guió sobre todo en este último lugar, donde, como superior de una casa nueva,
estaba todo por hacer. San Vicente veía en él uno de los misioneros más obser-
vantes y «un muy gran siervo de Dios» (cfr. L. ABELLY, o. c.. III, 70). Esteban Bla-
tiron murió en Génova el 24 de julio de 1657, víctima de su entrega a los apes-
tados. Su biografía fue publicada en el t. II de Notices, 151-203. En el manus-
crito de Lyon se encuentra un relato sobre sus virtudes dirigido a san Vicente.
3. Nicolás Pavillon había recibido la consagración episcopal el 22 de agosto
en la iglesia de san Lázaro. San Vicente había prometido acompañarle a su dió-
cesis; pero no pudo hacerlo. El nuevo obispo dejó París el 8 de octubre, acom-
pañado de Esteban Blatiron, que debería dirigir su seminario. E. DEJEAN nos na-
rra los incidentes de este viaje (o. c., p. 17).
4. Alejandro Véronne.

571
unción, junto con el sirviente del señor prior 5. Los demás están bien, gra-
cias a Dios.
Ayer estuve muy consolado, al saber que está mejor, y ruego a Dios
que la devuelva la fuerza que se necesita para tanta tarea como el Señor
le tiene preparada.
Sólo le diré una palabra sobre la pérdida que hemos sufrido con la
muerte del padre de la Salle y sobre la que tenemos el peligro de sufrir,
o sea, que, por la gracia de Dios, tengo mi corazón en paz, sabiendo
que esa es la voluntad de Dios. A veces me viene cierto temor de que
sean mis pecados la causa de ello; pero, al ver incluso en eso la volun-
tad de Dios, lo acepto con todo mi corazón y soy, en el amor de Nues-
tro Señor, s. s.
V. D.
Dirección: A la señorita Le Gras.

423 [404,I,589-595]
A LUIS LEBRETON, SACERDOTE DE LA MISION, EN ROMA
Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Recibí la suya del 13 de septiembre y algunas otras de fecha ante-
rior, a las que respondí después de mi regreso de Troyes, y volveré a de-
cirle por la presente que he rogado al señor párroco de Saint-Leu 1, que
ha compuesto el martirologio francés 2, que me entregue las memorias
que tiene de santa Veneranda 3; y que, antes
________
5. Adriano Le Bon.
Carta 423 (CA). — El original nos ha sido comunicado por el señor Glou-
tier, vicepresidente de los hospitales de Langres.
1. Andrés de Saussay, nacido en París hacia 1589, doctor en ambos derechos,
controversista de talento, orador célebre, escritor copioso, párroco de Saint-Leu
y Saint-Gilles (1624-1656), apreciado por el rey, que lo tomó por consejero y pre-
dicador. Fue oficial y vicario mayor de París (1643-1655). Propuesto por la rei-
na regente para la sede episcopal de Toul, sólo lo aceptó el Papa en 1656. Go-
bernó sabiamente su diócesis y murió el 9 de septiembre de 1675, habiendo
merecido este elogio que figura en su tumba: Vir clero et populo amabilis (E. MAR-
TIN, Histoire des Diocèses de Toul et de Nancy et de Saint-Dié. Nancy 1900-1903,
3 vol., en 8.º, t. II, 236 s.).
2. Martyrologium gallicanum. París 1638, 2 vol., en 8.º, obra sin valor histó-
rico.
3. Santa Veneranda fue decapitada en Roma, en la persecución de Antonino,
el 14 de noviembre, día en que la Iglesia celebra su fiesta.

572
de que salga la presente, le mandaré recado una vez más para pedirle que
me entregue lo que tenga, y se lo enviaré por el mismo medio.
En cuanto a los gastos de las misiones, páguelos, por favor, cuando
vaya a ellas, incluso también los de ese buen sacerdote de Sena, a no ser
que él insista en lo contrario.
Sobre las letanías de Jesús, me gustaría que obtuviese el permiso de
decirlas en el coro por la mañana media voce sine cantu, como tenemos
por costumbre
Cuando le hablé de enviarle misioneros, se trataba de una simple pro-
puesta. Por ahora nos sería imposible, ya que al presente hemos aumen-
tado el número de misioneros de Aiguillon 4, hemos dado otros cuatro
para fundar en Alet y vamos a enviar otros cuatro a la diócesis de Gine-
bra, en donde el señor comendador de Sillery ha hecho una fundación,
y además de los misioneros de Toul, hemos enviado también a Nancy, a
Verdun, a Bar-le-Duc, y vamos a enviar a Metz para asistir corporal y es-
piritualmente al pobre pueblo campesino retirado por esas aldeas:
corporalmente, repartiendo quinientas libras de pan al mes en cada ciu-
dad, que suman en total dos mil quinientas libras, que tenemos que bus-
car todos los meses; y, por la gracia de Dios, no nos han faltado hasta el
presente y espero que no nos falten, ya que tenemos por lo menos fon-
dos suficientes para todo este año; y espiritualmente, enseñándoles todas
las cosas necesarias para la salvación y haciéndoles hacer una confesión
general de toda su vida pasada al principio, y seguir luego cada dos o tres
meses. Nuestro hermano Mateo, que hace maravillas en esto, según la
gracia especialísima que le ha dado Nuestro Señor, ha creído que sería
conveniente trasladar a Francia a todos los que se pueda. El mes pasa-
do ha traído consigo a ciento, entre los que había cuarenta y seis mu-
chachas, señoritas y otras, a las que ha conducido y alimentado hasta
esta ciudad, en donde se ha colocado ya a la mayoría; y entretanto, se las
alimenta en una casa en donde se cuida a los niños expósitos de esta ciu-
dad. Algunas buenas damas 5 obran maravillas ayudándonos en esto. Te-
niendo todo esto en cuenta, ya veis, padre cómo nos es imposible en-
viar por ahora ayuda alguna; ya se hará cuando podamos. Vamos a en-
viar a doce o trece a aquellos lugares.
Estas son noticias que le consolarán; pero también hay una que entris-
tecerá su corazón; es la noticia de la muerte de nuestro buen padre de
la Salle, que se fue con Dios el día de san Dionisio 6, entre
________
4. O más bien La Rose, cerca de Aiguillon.
5. Sobre todo, la duquesa de Aiguillon
6. 9 de octubre.

573
las tres y las cuatro de la mañana, después de una fiebre purpúrea, en la
que se mostró tan unido a la voluntad de Dios que no se separó ni un so-
lo momento de ella, de forma que puede decirse que su muerte respondió
a su vida. Un día antes de morir, se quitó la camisa, para morir desnudo,
con tanta limpieza que todos se quedaron admirados de cómo un cuer-
po que no se movía desde hacía dos días, hubiese podido hacerlo. Y en
efecto, yo le pregunté por qué se había desnudado, y me dio una res-
puesta no articulada, que no entendí; pero el padre Dehorgny nos dijo
que creía que lo había hecho para imitar a san Francisco 7. O, mejor di-
cho, a Nuestro Señor, ya que lo vio, el año pasado, muy impresionado
por ese acto de san Francisco, el día en que leyeron su vida.
Nuestro Señor parece que no se quiere parar aquí ya que, en esta mis-
ma hora en que le hablo, tenemos a dos de nuestros hermanos con la
extremaunción, uno de los cuales es nuestro querido y admirable her-
mano Alejandro 8. Encomiendo a sus oraciones al muerto y a los vivos, y
le ruego que nos haga despachar el altar privilegiado con la dispensa
del número prefijado de nueve misas. Ordinariamente se dicen de quin-
ce a veinte; pero a veces sucede, cuando van a las misiones, que sólo que-
dan aquí cuatro o cinco sacerdotes. El señor cardenal 9 acaba de enviar-
nos un recado para preguntarnos si tenemos uno, con la orden de que se
celebren misas por el difunto señor cardenal de la Valette 10.
¡Dios mío! Padre, ¡cuán larga está resultando esta súplica! 11. Le pi-
do, padre, que le meta prisa; y, aunque diga lo que diga ese buen prela-
do y algunos otros. standum est proposito. Acabo de hablar de este asun-
to con nuestro buen padre Callon, que cree, como yo, que se trata de una
cosa absolutamente necesaria, y me ha dicho unas cosas tan buenas pa-
ra eso, que se me ha enternecido por completo el corazón, y entre otras
aquel argumento de santo Tomás: quae applicantur primo et ultimo de-
bent esse immobilia. Ese buen padre Callon es un doctor en teología que
trabaja incesantemente
________
7. San Francisco de Asís
8. El hermano Alejandro Véronne.
9. El cardenal de Richelieu.
10. Luis de la Valette de Nogaret había ocupado la sede de Toulouse de 1614
a 1627 y recibido el capelo cardenalicio en 1621. Su humor marcial le hizo acep-
tar el mando de los ejércitos del rey y lo condujo a Alemania, a los Países Bajos
y a Italia. Murió en Rivoli, cerca de Turín, el 28 de septiembre de 1639.
11. Esta súplica se refería a la organización de la Congregación de la Misión,
en la que el fundador quería introducir la práctica de los votos.

574
en la misión de Aumale. Hágalo, pues, padre, se lo suplico. No sé si hu-
biera sido mejor que se hubiese dirigido en primer lugar a monseñor el
cardenal Antonio 12, y ni si la persona que ya conoce no habrá querido
buscarse una vaca lechera para sacar más dinero, o algún servicio equi-
valente. ¡Ojalá hubiese tenido en la mano algún otro medio para hacer-
lo, sin que fuera necesario estropear nada, como piensa el señor de Cor-
des! Pero que esto quede dicho al oído de su corazón, y no a ningún otro.
Y si encuentra algún peligro en el cambio de los medios. in nomine Domi-
ni, siga con los que ya tiene. Ya lo ve padre, somos mortales. Y yo no pue-
do prometerme una vida muy larga, pues el mes de abril próximo entraré
en los sesenta 13. Añada a ellos los accidentes que pueden acontecer. El
médico acaba de salir de mi habitación, y me acaba de decir que ahora
el padre Dehorgny es el que está con fiebre. La que yo tengo ahora es la
ordinaria.

________
12. Antonio Barberini, sobrino de Urbano VIII, sólo tenía 20 años cuando
entró en el Sacro Colegio en 1627. Le encargaron de diversas legaciones. Los pa-
sos que dio para impedir la elección de Inocencio x fracasaron; entonces se fue
a Francia, obtuvo en 1652 el obispado de Poitiers y en 1657 el arzobispado de
Reims. Murió en Nemi, cerca de Roma, el 3 de agosto de 1671.
13. Según esto, san Vicente habría nacido en 1581, cinco años después de la
fecha aceptada por sus biógrafos, y su edad no sería la que grabaron en su tum-
ba. No intentaremos elucidar aquí el problema histórico que suscita este des-
acuerdo; nos contentaremos con notar que el santo no ha variado jamás. Si te-
nemos en cuenta el hecho de que, en su boca o en su pluma, el año en curso se
considera como cumplido, sus diversos testimonios sobre este punto (se cuentan
hasta doce) están todos perfectamente de acuerdo (cfr. las cartas del 25 de julio
de 1640 a Pedro Escart, del 21 de noviembre de 1642 a Beltrán Codoing, del
17 de septiembre de 1649 a Esteban Blatiron, del 27 de abril de 1655 al Papa Ale-
jandro VII, del 15 de julio de 1659 al cardenal de Retz del 24 de agosto de 1659
a Francisco Feydin; la repetición de oración del 3 de noviembre de 1656; las con-
ferencias del 6 de enero y del 15 de junio de 1657 a las Hijas de la Caridad). Con
esta misma convicción declaraba que tenía cerca de 48 años, el 17 de abril de
1628. ante los jueces encargados de informar sobre las virtudes de San Francis-
co de Sales, cerca de 59 años, el 31 de marzo de 1639, en su deposición escrita
sobre Saint-Cyran. A su alrededor se creía lo mismo, ya que a finales de 1659 el
Padre de Gondi le atribuye 79 años (carta de los hermanos Chandenier a San Vi-
cente, el 10 de septiembre de 1659) y su secretario el hermano Luis Robineau,
en un manuscrito compuesto después de 1660 (Arch. de la Misión, p. 85), lo lla-
ma «anciano de cerca de ochenta años».

575
Estoy más impresionado de lo que podría decirle por el feliz encuentro
que ha tenido con ese buen sacerdote de Siena. ¡Oh, padre, lo estaría per-
fectamente si Dios quisiera unirlo a usted en su espíritu! Lo digo positis
ponendis; me parece que Nuestro Señor me concede la misericordia de
no codiciar a los hombres más que cuando su providencia los atrae. ¡Ay!
¡cuán vanos y falibles son, padre, nuestros deseos! Pido, no obstante, a
Nuestro Señor que dé su bendición sobre la nueva vida que van a co-
menzar juntos en su casa y sobre la misión en la que supongo que están
ahora. Me atrevo a tomarme la confianza de saludarle muy humildemente
con todo el respeto y la confianza que le debo, y encomendarme a sus
santas oraciones. Saludo igualmente a ese otro buen sacerdote de quien
me habla para hacer quizás la terna.
Me ha hablado del reverendo Padre Garanita en casi todas sus cartas
y del bien que hace; pero no sé si me ha dicho de qué Orden es. Sea lo
que sea, no puedo menos de alabar a Dios por la gracia que le concede,
así como también por la que le ha concedido ese buen prelado que diri-
ge esa academia de eclesiásticos. Ruego a Nuestro Señor que derrame sus
bendiciones sobre ellos cada vez más.
¡Jesús! Padre, estoy muy consolado por el memorial que ha presentado
para tener la facultad de trabajar, y las indulgencias para la Compañía.
Le ruego que me las envíe cuando las haya obtenido. Aprecio, padre, con
cariño la gracia que en esto le ha concedido el cardenal Bagni y pido a
Dios con todo mi corazón que le conserve largos años. Le diré dos cosas
de él: la una, que jamás he visto una bondad tan parecida a la del bien-
aventurado Francisco de Sales obispo de Ginebra, como la suya; y la otra,
que conservo su retrato con mucho cariño; y no tengo ningún otro más
que el suyo y el de nuestro bienaventurado prelado. Le suplico, padre,
que le asegure mi obediencia, que cuide de su salud y que me ayude
con sus oraciones a obtener misericordia delante de su divina Majestad
para mí y a pedirle la gracia de vivir mejor para morir bien, como ha
hecho la señora presidenta Goussault, que ha empleado santamente la
enfermedad que precedió a su muerte, la cual fue larga y dolorosa, mu-
riendo con gozo y con júbilo.
Soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy humilde y muy obediente
servidor,

VICENTE DEPAÚL
París, 12 de octubre de 1639.
Dirección: Al señor Marchand, banquero en la corte de Roma, para
entregar, si lo tiene a bien, al padre Lebreton, sacerdote de la Misión, en
Roma.

576
424 [405,I,595-597]
A UN SACERDOTE DE LA MISION

[Octubre de 16391] 1
Bien, padre, eleve su corazón a Dios y reciba, aceptando su buena vo-
luntad, la triste noticia que le voy a dar. Ha querido su divina bondad lle-
varse consigo al buen padre de la Salle. Murió el día de san Dionisio, en-
tre las 3 y las 4 de la mañana, de una fiebre purpúrea, a los 14 días de en-
fermedad. Su muerte ha respondido a su vida. Ha aceptado continua-
mente la voluntad de Dios desde el comienzo de su enfermedad hasta
el fin, sin ningún pensamiento contrario. Había tenido siempre miedo de
morir; pero, como desde el principio empezó a considerar la muerte con
agrado, me dijo que se iba a morir porque, decía, me había oído decir
que Dios les quita al final el temor de la muerte a los que lo tuvieron du-
rante su vida y ejercitaron la caridad con los pobres. No puedo expre-
sarle los sentimientos de devoción que ha dejado en la comunidad. Es-
taba por entonces en el retiro y, en la repetición de la oración, cada uno
decía lo más edificante que le había oído decir y refería las virtudes que
le había visto practicar; lo cual nos ha dado tema para tener algunas
conferencias sobre lo mismo. Anteayer tuvimos la primera y continuare-
mos el próximo viernes. No puede imaginarse los efectos de esta con-
ferencia. Yo tenía alguna dificultad; pero, considerando que el espíritu
de la Iglesia es pensar en las virtudes de los que han muerto en el Señor
y que por eso ha establecido notarios que recogiesen y manifestasen los
combates de los mártires y las santas acciones de los confesores, las ora-
ciones fúnebres que se tienen en París por los grandes y por toda clase
de personas en Provenza y en Languedoc, en algunos sitios junto a la fo-
sa durante su entierro, o un domingo, después de la comida del día exe-
quial, he creído que podríamos también nosotros hacerlo útilmente y he
sentido gran consuelo. Deseo incluso que esto se conserve dentro de la
humildad y de la caridad cristiana. Me parece que hay motivos para es-
perar que algunos se corregirán de sus defectos y otros se animarán en la
virtud. Uno de los que hablaron ayer dijo que estaba decidido, por la gra-
cia de Dios y por las oraciones y el ejemplo del difunto, a una cosa de im-
portancia, para la que anteriormente no había tenido ninguna disposi-
ción. Creo, padre, que haría bien en tener también en su casa una conferen-
cia, cuyo primer punto podrá ser de los
________
Carta 424. — Ms. de Lyon.
1. Mes y año de la muerte de Juan de la Salle

577
motivos para recordar las buenas palabras y los buenos ejemplos que he-
mos observado en el difunto; 2.º punto, cuáles son las palabras que le ha
oído decir; 3.º punto, cuáles los ejemplos.

425 [406,I,597-598]
A LUISA DE MARILLAC

[13 de octubre de 1639] 1


Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Le doy gracias muy humildemente por su buena medicina; la tomé
ayer y me obró tres veces. Nuestro médico opina que debo tomar tam-
bién mañana otra de jarabe de palo de rosa 2, Le suplico muy humilde-
mente que me haga este nuevo favor y que me la envíe esta tarde.
Sigo con mi fiebrecilla. Nuestro hermano Alejandro 3 nos da algunas espe-
ranzas, y también el otro hermano. Al primero le queda todavía el día de maña-
na, que es su 14.º, y hay un poco de miedo. El padre Dehorgny está enfermo de
cólico con un poco de fiebre.
Esta pequeña molestia me ofrece la ocasión de pensar un poco más
en nuestros pequeños asuntos de la Caridad; después de eso, si Nues-
tro Señor nos da vida, trabajaremos más expresamente en ellos. Su car-
ta me hizo ver anteayer que había en su espíritu cierto pesar por ello.
¡Dios mío! ¡Cuán feliz es, señorita, al tener el correctivo de las prisas!
Las obras que hace el mismo Dios no se estropean jamás por el no-hacer
de los hombres. Le ruego que confíe en él y que yo soy, en su amor, en la
medida que Nuestro Señor lo quiere, señorita, su muy humilde servidor,

V. D. P.
Dirección: A la señorita Le Gras.
________
Carta 425. — Manuscrito san Pablo, 56.
1. Es la fecha que se deduce de la comparación de esta carta con la carta 422.
El santo dice aquí que tomó la medicina el día anterior, Y el 9 ó 10 de octubre
escribía: «Nuestro médico opina que me purgue el miércoles próximo»; el miér-
coles próximo era el 12. Por tanto, escribió esta carta el jueves, día 13.
2. Jarabe astringente.
3. Alejandro Véronne. Se repuso completamente.

578
426 [407,I,598-599]
A BENITO BECU, SACERDOTE DE LA MISION,
EN RICHELIEU

París 28 de octubre de 1639


Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
La Providencia de Dios ha puesto los ojos en usted para ir a servirle
en Nuestra Señora de La Rose, en la diócesis de Agen 1, donde están
los padres Brunet y Savinier.
Le envío una memoria secreta, que solamente comunicará al padre
Lamberto.
La novedad del empleo será para usted motivo de temor. Acuérdese
de que Nuestro Señor será su dirección y su director, y que con él lo pue-
de todo; que Jeremías era un niño que sólo sabía decir a Dios: Domine,
nescio loqui, y que sin embargo los designios de Dios fueron utilizarlo en
el asunto más importante que Su Majestad tenía por entonces con su pue-
blo; y que tiene motivos para esperar las mismas gracias que a él le con-
cedió si, como él, pase lo que pase, responde a su vocación con su espí-
ritu de humildad. Así lo espero de su bondad y del reconocimiento que
me parece que tiene de su indignidad e insuficiencia, y soy, en su amor
y en el de su santa Madre, su muy humilde y muy obediente servidor,
VICENTE DEPAÚL
El padre Bécu 2, que en Nancy se llama padre de Montigny, se en-
cuentra bien y obra maravillas con unos cuatrocientos pobres, a los que
alimenta corporal y espiritualmente, y el hermano Huberto 3 se porta ca-
da vez mejor.
Su muy humilde y muy obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL
________
Carta 426 (CA). — Original en Martel (Lot), en las Hijas de la Caridad.
1. La fundadora de la casa establecida en Notre-Dame de La Rose era la
duquesa de Aiguillon. Por contrato del 18 de agosto de 1637, entregó una su-
ma de 22.000 libras para el mantenimiento de cuatro sacerdotes encargados de
misionar, en las cuatro fiestas principales del año, por las ciudades, pueblos y al-
deas de su ducado, y para asegurar en su capilla una misa diaria por ella y por los
suyos (Arch. Nat. MM 584).
2. Juan Bécu.
3. Huberto Bécu.

579
427 [408,I,599-601]
A LUIS LEBRETON

París, 15 de noviembre de 1639


Padre:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
He recibido la suya y la fórmula de su súplica; tras haberla considera-
do, junto con las disposiciones presentes de nuestros señores, los pre-
lados, hemos pensado que es conveniente atribuirles la corrección de las
faltas que cometan los misioneros ante los pueblos, cuando. hagan las mi-
siones, así como también atribuirles la visita y corrección de las casas que
se desordenasen escandalosamente, después de haber advertido al gene-
ral dos o tres veces y señalado el desorden escandaloso del que tienen
que corregirse y hayan hecho una información de dicho desorden. Y, co-
mo tememos que le costará trabajo obtener la gracia dimittendi incorre-
gibiles, hemos creído que será conveniente pedir que no se hagan los vo-
tos solemnes y que los que hayan 1 hecho sus dos años de seminario,
hagan los cuatro votos simples, y que los que hayan hecho su primer año
de seminario, hagan un. buen propósito de vivir y morir en la Compañía
en la pobreza, castidad y obediencia a los obispos circa missiones y al su-
perior general circa disciplinam et directionem societatis; que estos últi-
mos no podrán retirarse ni ser despedidos más que después de los ejerci-
cios espirituales, los segundos igualmente no podrán retirarse ni ser des-
pedidos más que después de haber usado todos 105 medios imaginables
antes de llegar a ese extremo, y sólo con la autoridad del Papa o del ge-
neral, y en los casos que señalaré, así como también todo lo que se con-
tiene en la presente, por una memoria que espero enviarle dentro de tres
días. Por eso le ruego que retrase la presentación de dicha súplica. Res-
ponderé en la próxima a todo lo que me indica en la suya, y soy, en el
amor de Nuestro Señor, su muy humilde y obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL
Dirección: Al señor Marchand, banquero expedicionario en la corte
de Roma, para entregar, si lo tiene a bien, al padre Lebreton, sacerdote
de la Misión, en Roma.
________
Carta 427 (CA). — El original se encuentra en el hospital de Bon-Secours
de Metz.
1. Primera redacción: los votos solemnes y de obediencia a los obispos has-
ta después de varios años y que los que hayan...

580
428 [409,I,601-602]
A LUISA DE MARILLAC

Richelieu, 24 de noviembre de 1639


Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Las disenterías de este barrio están degenerando en contagio. Los ma-
gistrados de esta ciudad acaban de enviar a buscar al padre Lamberto,
su párroco, para pensar en las órdenes que hay que tomar en esta ciudad
por la peste, que se ha presentado en tres sitios. Esto me ofrece la oca-
sión de rogarle que retrase su viaje, aunque le he indicado al señor abad
de Vaux, vicario mayor de Angers 1, que podría estar allí a principios del
mes próximo 2, Espere nuestro regreso, señorita, por favor, y ya veremos.
Hace dos días que estoy en esta ciudad, y he visto a sor Luisa al en-
trar en la iglesia; está muy ilusionada con la esperanza de verla.
________
Carta 428. — Manuscrito san Pablo, 56.
1. Guido Lasnier, muerto el 20 de abril de 1681 a los 79 años de edad, fue
uno de los eclesiásticos más distinguidos del Anjou durante el siglo XVII. Por
largo tiempo no pensó más que en satisfacer su vanagloria y su pasión por la ca-
za y otras diversiones mundanas. Provisto el 29 de febrero de 1627 de la abadía
de san Esteban de Vaux en Saintonge, nombrado en 1628 vicario general de An-
gers, y luego canónigo de Nuestra Señora de París, continuó, a pesar de las
obligaciones que le imponían estas dignidades, llevando una vida muy poco ecle-
siástica. En 1632 tuvo, como muchos otros, la curiosidad de ver los hechos ex-
traños que ocurrían en el convento de ursulinas de Loudun. Lo pasó mal. Una
de las religiosas, según se dice, penetrando en su vida íntima, manifestó con gran
confusión suya algunas faltas de las que no había hablado con nadie; entonces se
convirtió en un hombre nuevo. En 1635, fue a hacer un retiro a san Lázaro y
conoció allí a san Vicente, con quien entró en relación. También mantuvo rela-
ciones con santa Juana Francisca, Juan Santiago Olier, el padre Surin y el barón
de Renty. Fundó en su ciudad de Angers un convento de la Visitación, dotó ge-
nerosamente al seminario y fundó en su diócesis las conferencias eclesiásticas.
Las Hijas de la Caridad del hospital de Angers no tuvieron protector más devo-
to y consejero más ilustre. Recibió en su casa a san Vicente, a Luisa de Marillac
y a Juan Santiago Olier. Sólo nos queda una de las cartas que le escribió san Vi-
cente. Las de Luisa de Marillac son numerosas: se cuentan un centenar de ellas
(cfr. DOM CHAMARD, Las vies de saints personnages d'Anjou. París 1863, 3 vol.,
279-303).
2. Para la fundación de Angers.

581
Todavía no he visto a sor Bárbara 3. Las cosas van mejor, gracias a
Dios 4.
Espero salir de esta ciudad dentro de tres o cuatro días 5 y estar en
París hacia el diez o el doce del mes próximo; entretanto, con la espe-
ranza de encontrarla allí, soy. en el amor de Nuestro Señor...

429 [410,I,602-604]
A LUISA DE MARILLAC
[30 de noviembre de 1639] 1
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
No puedo responder a toda su carta; la he perdido. Puesto que Nues-
tro Señor la mueve a que vaya a Angers, vaya in nomine Domini; lo que
él guarda, está bien guardado 2.
También la señora Traversay sigue, como siempre, con sus dificultades.
Esto me hace pensar que quizás Nuestro Señor quiere que la obra 3 sea
hecha por él mismo, sin ninguna otra mezcla.
Si le parece bien tomar el coche de Chateadun, pasará por Chartres
y podrá cumplir allí de pasada con sus devociones 4. Desde Châ-
________
3. La hermana Bárbara y la hermana Luisa estaban en Richelieu desde oc-
tubre del año anterior.
4. Una carta de Luisa de Marillac (carta 11) nos dice que Bárbara y Luisa
no se entendían bien. Sor Luisa era demasiado independiente y sor Bárbara no
se mostraba con ella muy cordial.
5. San Vicente se vio retenido en Richelieu hasta el 5 de diciembre (véase la
carta 430).
Carta 429 (CA). — El original, encontrado después de su muerte (1807) en-
tre los papeles de Juan Francisco Daudet, sacerdote de la Misión, fue entre-
gado a las Hijas de la Caridad de la calle de Vaugirard 80, París, que todavía lo
poseen
1. En la carta del 24 de noviembre, san Vicente anuncia a Luisa de Marillac
su reciente llegada a Richelieu y su intención de quedarse allí tres o cuatro días;
en ésta, escrita un miércoles, habla de su próxima partida. Si el 24 de noviembre
era jueves, es indudable que esta carta es del día 30. El santo no estaba en Ri-
chelieu el miércoles siguiente.
2. La peste causaba entonces estragos en Angers y en Richelieu; por eso el
santo había aconsejado antes a Luisa de Marillac que retrasase su viaje.
3. Quizás, la obra de los niños expósitos.
4. Grande era la devoción de san Vicente y de Luisa de Marillac a Nuestra
Señora de Chartres; hicieron varias veces esta peregrinación para encomendar
sus obras a la Virgen.

582
teaudun tiene once leguas hasta Orleans y quizás algunas menos hasta
Nuestra Señora de Cléry 5, por donde pasa el río, o más allá, según creo.
Evitará de esta manera el adoquinado, excepto tres o cuatro leguas cer-
ca de Orleans. por donde le aconsejo que pase; para ir allá, tendrá que
alquilar un carro en Chateaudun. El coche no le costará nada; es de aquí.
He dicho a nuestro hermano Louistre que le entregue las plazas que
pida; él marchará el martes. Vea si puede hacerlo también para ese día.
Hemos hablado bastante sobre la manera de tratar con esos señores;
sobre quién está encargado de cambiar a las hermanas y que no habrá
otras chicas con ellas. Escribiré sobre esto al señor abad de Vaux, que es
el vicario general que lleva este asunto.
Será menester, al regreso, visitar la Caridad de Richelieu, que está a
ocho leguas de Saumur, donde está Nuestra Señora des Ardilliers; y des-
de Richelieu volverá a tomar el coche de Tours, que está a diez leguas lar-
gas de Richelieu por la parte de acá. Cuando haya llegado a Orleans, en-
víe al puerto a buscar una barca, que no conviene tomar expresamente.
En Angers, se alojará en la dirección que le dará el señor Grandnom, por
medio del cual y de la señora Lotin hará que escriban a sus parientes y
amigos de Angers diciéndoles que van a ejecutar la intención de la di-
funta señora Goussault, y que ella recomendó mucho en su enferme-
dad que le asistiesen. También visitará de mi parte allí a las hijas de san-
ta María 6.
Le envío el pequeño reglamento 7, que hará poner en limpio y cam-
biará lo que sea preciso. Quizás me encuentre con usted, al volver, en
Tours o por el camino. Entretanto pido a Nuestro Señor que le conduz-
ca de su propia mano, que le bendiga en su viaje y que le haga regresar
con perfecta salud, y soy, en el amor de Nuestro Señor, señorita, su muy
humilde y muy obediente servidor.

VICENTE DEPAÚL

________
5. Hoy capital de cantón en el Loiret.
6. La superiora del monasterio de la Visitación de Angers era la madre Cla-
ra Magdalena de Pierre, profesa del primer monasterio de París, donde la había
conocido san Vicente.
7. Las Hijas de la Caridad conservan en sus archivos la minuta de este re-
glamento, escrita por completo de la mano del santo.

583
En Richelieu, miércoles por la mañana.
Escríbame, si es preciso, por un hombre expresamente a Fréneville,
en donde estaré unos dos días. Si hay alguna respuesta urgente se la en-
viaré a las Hijas de santa María de Orleans.
Dirección: A la señorita Le Gras.

430 [411,I,605-606]
A LUISA DE MARILLAC

12 [diciembre] 1 de 1639
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Llegué anoche muy tarde y vi su carta de Saumur, la primera entre
otras varias. ¡Dios mío! ¡cuán apenado estoy por usted y por sus hijas!
Esperaba encontrarla aquí debido al deflujo que me había indicado que
tuvo. Ya veremos en el cielo por qué la Providencia lo ha dispuesto de
ese modo. Entretanto le suplico por encima de todo que se conserve bien
en medio de los grandes peligros con que se encontrará en Angers 2.
He aquí la respuesta a lo que me pregunta. Yo preferiría que se alo-
jase en la ciudad mejor que en la casa 3 y creo que es conveniente que no
reciba nada por su viaje. Nuestro Señor proveerá, si así lo quiere. Sería
muy de desear que las hermanas estuviesen solas en el hospital; es de
temer que la presencia de esa señorita sea un motivo de estorbo. No me
habían dicho nada de eso. Si lo hubiese sabido, habríamos concertado la
cosa de otro modo. Sin embargo, resultará embarazoso hacerla salir por
ahora. ¿Qué remedio? Su prudencia actuará según juzgue mejor 4.
Me parece muy bien que se haya llevado a Juanita 5. Si tiene necesi-
dad de alguna otra joven para volver, podrá indicarle a sor
________
Carta 430 (CA). — Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1. El texto trae «noviembre». Hubo ciertamente una distracción, como es fá-
cil ver si se compara esta carta con la carta 428.
2. La peste producía allí numerosas víctimas.
3. Quizás en el hospital, donde tenía que instalar a las hermanas.
4. Luisa de Marillac buscó para esta persona otro acomodo fuera del hospi-
tal, y probablemente lo logró (cfr. Lettres de Louise de Marillac, carta 12).
5. Juana Lepeintre.

584
Bárbara que vaya a verla a Saumur, a Chinon o a Tours con sor Lui-
sa 6, y que le lleven a la buena joven que se me presentó allí para ser de
la Caridad.
Estoy un poco preocupado de que vaya a Richelieu, debido a la
enfermedad que hay allí. Nuestras queridas hermanas han dejado la vi-
sita de los enfermos y las escuelas. El lunes que yo me fui, murió una
niña que había estado en su escuela el sábado anterior. Si va allá, que sea
solamente un día, por favor.
Su carta ha hecho maravillas en sus hijas 7, que están ahora bien y con-
tentas, con ganas de verla. Hemos dejado allí a uno de nuestros sacer-
dotes y a un hermano separados para asistir a los apestados.
Me parece muy bien que sor Bárbara visite a las de Angers y le prome-
to, con la ayuda de Dios, ver a las de La Chapelle y, si puedo, también a
los niños expósitos 8, Todavía no he podido ver a su hijo; lo haré el primer
día que pueda y puede creer que seguiré su parecer, con tal que tenga
mucho cuidado de su salud, que encomiendo a Nuestro Señor de todo
corazón, siendo en su amor, señorita [su muy humilde servidor,

VICENTE DEPAÚL]

431 [412,I,607-608]
A NICOLAS DUROT, SACERDOTE DE LA MISION,
EN TOULOUSE

[Diciembre 1639]
He recibido su carta de Toulouse y he dado gracias a Dios por ha-
berla conducido allá. Yo llegué a Richelieu dos o tres días des-

________
6. La compañera de Bárbara en Richelieu.
7. Bárbara y Luisa. Luisa de Marillac les había dirigido desde París, el 26 de
octubre, una carta de reproches y consejos (Lettres de Louise de Marillac, carta
11), que monseñor Baunard reproduce en gran parte (o. c.. 245)
8. Las hermanas de los niños expósitos.
Carta 431. — Reg. 2, p. 279.

585
pués de su partida y sentí mucho no encontrarlo allí. He hecho la visita
y he visto el estado de las cosas y lo que ha pasado hasta ahora. Le su-
plico, padre, en nombre de Nuestro Señor, que vuelva a tomar el espíri-
tu que El le había dado en san Lázaro. Nadie jamás ha edificado allí tan-
to. Pido a Dios que le conceda la gracia de dar también allí el mismo ejem-
plo. El padre de Sergis le ha deseado más que a ningún otro; eso tiene
que darle a conocer la estima y el afecto que por usted tiene. Me indica
que vivirá con usted como con un hermano. Le suplico, padre, que hon-
re la dirección de Nuestro Señor en su persona, que lo estime, lo quiera
con cariño, y le obedezca como tal. ¡Oh, cuán dulce es la dirección de
los que nos aman y estiman y qué atractivo tan grande produce en nos-
otros para que nos compenetremos con todos sus sentimientos! Si fué-
ramos mortificados, seríamos indiferentes en este punto; y según la regla
de la voluntad de Dios, deberíamos preferir a los que son más exactos
antes que a los que mejor condescienden con nuestro humor; y como le
he visto muy tiernamente aficionado a la dichosa práctica de la divina vo-
luntad, espero que, cuando su naturaleza no encuentre satisfacción en la
exactitud de un director, la práctica fiel de la voluntad de Dios le hará
soportar, por su amor, todas las pequeñas dificultades que puede en-
contrar; pues nunca jamás faltamos a esa voluntad, sea cual fuere la per-
sona y el lugar en que nos encontremos. Si muchas veces somos contra-
rios a nosotros mismos, ¿cómo no vamos a tener pequeñas aversiones,
disensiones y antipatías con los demás? Uno de los principales actos de
la caridad es soportar a nuestro prójimo; y hay que considerar como una
máxima muy segura que las dificultades que tenemos con nuestro pró-
jimo proceden más bien de nuestros humores poco mortificados, que de
ninguna otra fuente.
Solamente le digo esto, padre, aunque tendría que decirle muchas
otras cosas sobre la santa dilección, ya que es un estado tan perfecto que
los que tienen la dicha de poseerlo pueden vivir como en un pequeño pa-
raíso en este mundo y tener luego la gloria eterna en el otro, etc.

586
432 [413,608-609 y 23,XV,22-23]
AL HERMANO JUAN DUHAMEL, DIÁCONO 1

15 de diciembre de 1639
Mi queridísimo hermano:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Al no poder tener la satisfacción de ir a verle, como le había indica-
do, le ruego por estas líneas que no ceda a la tentación que quiere apar-
tarle de recibir el santo orden del sacerdocio, para llegar al cual ha he-
cho ya casi todo cuanto ha hecho desde que está en el mundo. Dispóngase,
pues, para recibir esta ordenación, por favor. Si la retrasa más, privará a
Dios de la gloria que en ello recibiría, a los bienaventurados del con-
suelo que tendrían, y a toda la Iglesia militante de las gracias que le ob-
tendría por su adorable sacrificio; y lo que es peor, alegraría al demonio
por haberle dado la facultad de apartarle a usted de hacer todos estos
bienes. No hay que esperar que otra vez será más capaz de él. Y que Dios
le guarde de no hacerlo jamás, ya que tendría que responder de ello an-
te Dios. Sería ocultar el talento que Nuestro Señor le ha puesto en la ma-
no, en cuyo caso las Santas Escrituras le amenazan con un horrible cas-
tigo. Si dice que no es apto y que jamás lo será, le confieso, señor, que así
es en relación con la infinita santidad de la obra, pero en relación con
nuestra miseria espere, señor, que Nuestro Señor será su aptitud, así
como será también el sacrificador junto con usted. Por lo demás de sus
penas, ya hablaremos luego. Entretanto soy, en el amor de Nuestro Se-
ñor, su muy humilde y muy obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL

________
Carta 432 (CA). — Original en la Biblioteca de Châlons-sur-Marne, en el
Manuscrito 742 (fondos Garinet 405). Publicada en el tomo XXXII (1935) de
las Mémoires de la Société des Sciences et des Arts de Vitry-le-François. Repro-
ducido en los Annales C. M., 1936, 696-697. La edición Coste ofrece este texto
(t. 1, carta n. 413) según el Registro 2 de los Archivos de la Misión, p. 280, que
trae un texto incompleto y deficiente. Sobre el origen y el valor de esta fuente cfr.
lo que dice Coste en el prólogo t. I, 59-61. Figura esta carta en el t. XV de las
Oeuvres de Saint Vincent con el n. 23 (Mission et Charité, 19-20, p. 22).
1. Juan Duhamel era miembro de la Congregación de la Misión. Ordenado
sacerdote poco después de esta carta, será enviado a trabajar en Annecy y deja-
rá la Congregación en 1640 (Mission et Charité, 19-20, p. 22. n. 1).

587
433 [414,I,609-611 y 24,XV,23-25]
A LUISA DE MARILLAC
París, 17 de diciembre de 1639
Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Recibí ayer por la tarde la suya del día de san Nicolás 1, que me ha
proporcionado un consuelo muy sensible tras la preocupación que tuve
por el lugar donde podía estar y el estado de su salud. Bendito sea Dios
de que está ya en Angers 2 y alojada en casa del buen señor abad de Vaux
3. No le contestaré por la presente a todo lo que me indica, ya que toda-
vía no he podido ver a las hermanas de La Chapelle y el mensajero tie-
ne que marcharse enseguida.
Le he escrito esta semana para contestar a la suya de Saumur, y diri-
gí mi carta al señor abad de Vaux, al que me tomé el honor de escribir.
Hoy es el sábado de las cuatro témporas, que me obliga a ir a decir
misa en Notre-Dame por la Caridad. Después de comer, con la ayuda de
Dios, iré a La Chapelle, hablaré con la señora Turgis 4 y empezaré a dar
las órdenes a las hermanas que pide; pero creo que no hay que pensar en
María 5, la de san Germán 6, ni en la de san Pablo 7. Procuraré enviarle a
las demás lo antes posible y pensaré
________
Carta 433 (CA). — Original en las Hijas de la Caridad de la parroquia de
san Proyecto en Burdeos. Coste ofrece esta carta (t. 1, carta n.º 261) según la edi-
ción de Pémartin de 1880 (t. 1, n. 261, 272-274) y el Manuscrito san Pablo, que
reproduce varios extractos en la p. 58. El texto del original ha sido publicado en
Annales C. M. 1928, p. 254-256; en el t. XV de las Oeuvres de Saint Vincent fi-
gura con el n. 24, reproducida íntegramente a causa de los errores contenidos en
las ediciones anteriores. (Mission et Charité, 19-20, p. 23)
1. 6 de diciembre.
2. Luisa de Marillac se encuentra en Angers para el establecimiento de las Hi-
jas de la Caridad en el hospital.
3. Guido Lasnier, abad de Vaux, vicario general de Angers (1602-1681), en
relaciones con san Vicente desde 1635, favoreció el establecimiento de las Hijas
de la Caridad en el hospital de Angers.
4. Isabel Le Goutteux, viuda Turgis, hija de la Caridad; tuvo varios cargos en
su comunidad, concretamente era ella la que entonces sustituía a Luisa de Mari-
llac al ausentarse de la casa madre de La Chapelle.
5. María Joly de Saint-Germain-l'Auxerrois.
6. Saint-Germain-en-Laye (Seine-et-Oise), donde las Hijas de la Caridad
estaban desde 1638.
7. Parroquia de París en la que las Hijas de la Caridad se establecieron en
1634, en donde trabajaba otra María.

588
un poco en la señora Turgis. Hay muchas cosas que decir en pro y en con-
tra 8,
¡Ay, Dios mío! ¿qué podremos hacer por Nancy, donde es necesario
que enviemos algunas cuanto antes? Así se lo hice esperar ayer a la se-
ñora duquesa de Aiguillon. Sobre Enriqueta, todavía no sé nada de na-
da 9.
De los artículos, creo que ha respondido bien y que no es necesario
hacer más; ya veremos dentro de algún tiempo, durante el cual se po-
drá hacer alguna prueba de lo que Dios quiere. Me parece que hará bien
en hablar de este asunto, e incluso en mostrar su pequeño reglamento de
vida, al señor de Vaux y a algún otro que él crea conveniente, y espe-
cialmente en robustecer a las hermanas en la resolución de guardarlo bien
y de seguir la Dirección en la forma que se indica en dicho reglamento;
y les inculcará, tanto a esos señores como a ellas, la importancia de cam-
biarlas. La señora duquesa de Aiguillon me lo decía uno de estos últimos
días.
Estuve ayer, sábado 10, en La Chapelle, donde vi a todas. Están muy
bien, gracias a Dios. La señora Turgis está muy contenta de ellas.
Enriqueta sigue en su casa. Su hermano ha venido a decir que antes
de ir a Saint-Germain 11 vendría a La Chapelle. No es conveniente que
vaya allá. Hay que enviar a alguna otra a Saint-Germain y retenerla a ella
aquí para hacerle conocer su falta.
Encuentro ciertas dificultades para enviarle a la señora Turgis. Creo
que será bueno enviarle a Genoveva 12, que estuvo con usted cuando
vivió por aquí, o bien a María 13, que estaba con los niños expósitos. Si
le enviamos a ésta, enviaremos a aquélla a Saint-Germain, o al contrario.
Procuraré hacerlas partir dentro de tres días.
Su hijo sigue bien; todavía no he hablado con él debido al ajetreo que
tengo. Enviaré a buscar a las hermanas esta tarde después de comer pa-
ra que salgan pasado mañana, con la ayuda de Dios, en
________
8. El santo no pudo mandarlas hasta 1646.
9. Enriqueta Gesseaume, hija de la Caridad.
10. Empezada el sábado 17 de diciembre, la carta se continuó el domingo día
18. Entretanto, san Vicente había ido a La Chapelle.
11. Ver nota 6.
12. Genoveva Caillou, hija de la Caridad. Formó parte del primer grupo de
hermanas enviadas a Angers, donde estuvo hasta 1644. Una carta de santa Lui-
sa de Marillac (o. c.., carta 19) nos dice que cayó enferma después de tres o cua-
tro meses de estar allí. Se la llama de nuevo en 1644.

589
cuyo amor soy, con tal que cuide de su salud, señorita, su muy humilde
servidor,
VICENTE DEPAÚL
Dirección: A la señorita Le Gras, alojada en casa del señor abad de
Vaux, en Angers.

434 [25,XV,25]
CARTA DE G. PLUYETTE A SAN VICENTE
Padre
Le ruego que siga enviando al presente Esteban Pluyette el dinero que
se le debe este primer día del año, para la beca de los Pluyette, al cual se
le pagó igualmente hace seis meses lo que se le debía en aquel tiempo. Se-
rá de mi agrado que no deje de enviárselo y quedaré, señor, su muy hu-
milde servidor,
G. PLUYETTE
Fontenay, 26 de diciembre de 1639.

435 [415,I,611-612]
A LUISA DE MARILLAC, EN ANGERS
París, último día del mes y del año de 1639
Señorita:
¡Y ahora está enferma por orden de la providencia de Dios! ¡Sea ben-
dito su santo nombre! Espero de su bondad que sacará también gloria
de esta enfermedad, como lo ha hecho con todas las demás; eso es lo que
le pido incesantemente, aquí y en otras partes, dondequiera que me en-
cuentre. ¡Oh! ¡cómo me alegraría que Nuestro Señor le hiciese ver có-
mo lo hacen también todos estos corazones y el cariño que le tienen las
oficialas de la Caridad del Hôtel-Dieu, cuando se lo dije anteayer en una
pequeña reunión! Le suplico, señorita, que haga todo lo posible para la
recuperación de su salud y sobre todo que no ahorre ningún esfuerzo. Si
tiene necesidad de
________
Carta 434. ((:A). — Original en los Arch. Nat. (París) M. 105 (colegio de
Bons-Enfants). Figura con el n. 25 en el tomo XV de las Oeuvres de Saint-Vin-
cent (Mission et Charité 19-20, p. 25).
Carta 435. — Manuscrito san Pablo, 58.

590
dinero, no se lo negará el buen señor abad de Vaux, esperando que yo se
lo envíe, como lo haré apenas me lo indique. Y en cuanto a su regreso,
convendrá que sea en litera; ya procuraremos enviarle una cuando esté
en situación de poder venir.
Su hijo vino ayer por aquí a traerme su carta, que fue para mí tan gran
consuelo como puede imaginarse, a causa de lo que se me había dicho.
Actualmente tiene en Angers a la señora Turgis, a Bárbara 1 y a Clemen-
cia 2, según espero; partieron de aquí el día antes de la vigilia de Navidad
en el coche de Orleans 3.
Las cosas van bastante bien por La Chapelle, según sus órdenes. Sa-
ludo a sus buenas hijas y soy, en el amor de Nuestro Señor...

436 [416,I,613]
A GUY LASNIER DE VAUX

París, último día del mes y del año 1639


Señor:
L.a gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
No soy capaz de darle gracias con el suficiente afecto y humildad,
en nombre de la señorita Le Gras y en el mío propio, por la caridad sin
igual que ha demostrado tener con ella y con sus hijas. Se lo agradezco
muy humildemente de la manera que me es posible, señor, y le ruego a
Nuestro Señor, por cuyo amor ha hecho todo esto, que sea él mismo nues-
tro agradecimiento y su recompensa, y le ofrezco todo cuanto yo puedo
en la tierra para el cielo y todo el reconocimiento que me es posible de-
lante de Dios y delante del mundo.
________
1. Bárbara Toussaint. Fue retirada de Angers en 1644.
2. Clemencia Ferre. Dejó el hospital de Angers al mismo tiempo que su com-
pañera Bárbara Toussaint.
3. Las Hijas de la Caridad encontraron el hospital en el abandono más ab-
soluto. Una de ellas escribió una pequeña memoria, que todavía se conserva (Arch.
de las Hijas de la Caridad): «Los pobres estaban tan mal que los de la ciudad
no querían que los llevasen allá; y si a algunos se les obligaba, se hacían llevar ca-
misas blancas de sus casas o de sus amigos, pues había entonces treinta o cua-
renta enfermos, tanto hombres como mujeres, y para todos ellos sólo había tres
docenas de camisas en total... Daba lástima ver tanto desorden y tantos gastos a
costa del bien de los pobres».
Carta 436. — Carta publicada en la Revue de l'Anjou 1854, I, 211, sobre el
original. que estaba entonces en el hospital de Angers.

591
¡Y ahora ha caído enferma esa buena señorita! In nomine Domini!
Hay que adorar la sabiduría de la providencia divina en todo esto. No se
la recomiendo, señor; su carta me hace ver cómo le ha llegado al cora-
zón, y es también eso mismo lo que ella me escribe. Me gustaría estar
en ese lugar para liberarle de la preocupación que por ella tiene su bon-
dad y de las molestias que le causa. Nuestro Señor desea añadir el florón
de este mérito a la corona que Nuestro Señor le está preparando.
Escribo también a ella unas palabras. Le suplico, señor, que le envíe
mi carta y que me considere como una persona que le ha dado Nuestro
Señor y que es, en su amor y en el de su santa Madre, su muy humilde y
muy obediente servidor,

VICENTE DEPAÚL

437 [144,XV,175]
CARTA DE G. PLUYETTE A SAN VICENTE
Padre:
Estuve hace algún tiempo en París, creyendo que allí le vería y que ha-
blaríamos de mi sobrino Mateo Pluyette, becario de su colegio, que conti-
núa sus principios en el colegio de Senlis. Si hubiese hablado con usted, le
hubiese demostrado mis deseos de que tomase la molestia de escribir unas
líneas, ordenando que se quedase allí por algún tiempo más. Creo que no
les parece bien que se quede; pero me parece que esto no va contra la in-
tención del fundador. Le he enviado unas letras por medio del hombre de
mi confianza, que retiene el primer pago, para que le dé el recibo del se-
gundo cuarto que vence para san Remigio. Le hubiera enviado yo algo a su
primo Esteban Pluyette, creyendo que no recibiría nada del cuarto de Pas-
cua, pero creo que sí que ha recibido algo y que usted conserva el resto. Le
envío un recibo en blanco de lo que (...), y cuando pueda iré a verle, en-
tretanto sigo, señor, su muy humilde servidor,

G. PLUYETTE
Sin fecha.
________
Carta 437 ss(CF). — Original en los Arch. Nat. (París) M 105 (colegio de
Bons Enfants). Figura con el n. 144 en el t. XV de las Oeuvres de Saint Vincent
(Mission et Charité, 19-20, p. 175).

592
CONCORDANCIAS

Castell. Coste Miss. Char. Castell. Coste Miss. Char.

1 1 34 35
2 2 35 36
3 3 36 37
4 4 37 38
5 5 38 39
6 6 39 40
7 7 40 — 1
8 8 41 41
9 9 42 42
10 10 43 43
11 11 44 44
12 12 45 45
13 13 46 46
14 14 47 — 2
15 15 48 47 y 3
16 16 49 48
17 17 50 3.297 (t. VIII, 521)
18 18 51 49
19 19 52 50
20 20 53 51
21 21 54 52
22 22 55 53
23 23 56 54
24 24 57 55
25 26 58 — 4
26 27 59 56
27 28 60 57
28 29 61 — 5
29 30 62 58
30 31 63 59
31 32 64 25
32 33 65 60
33 34 66 61

593
Castell. Coste Miss. Char. Castell. Coste Miss. Char.
67 62 113 105
68 63 114 106
69 64 115 107
70 65 y 6 116 108
71 — 7 117 109
72 66 118 110
73 67 119 111
74 68 120 112
75 69 121 113
76 70 122 114
77 71 123 115
78 72 124 116
79 73 125 117
80 74 126 118
81 75 127 119
82 76 128 120
83 77 129 121
84 78 130 122
85 79 131 123
86 80 132 124
87 81 133 125
88 82 134 126
89 83 y 8 135 127
90 84 131 121
91 85 137 129
92 86 138 130
93 87 139 131
94 88 140 132
95 89 141 133
96 90 142 134
97 91 143 135
98 92 144 136
99 93 145 137
100 94 146 138
101 95 147 139
102 96 148 140
103 97 149 141
104 98 150 142
105 99 151 143
106 100 152 144
107 101 153 145
108 102 154 146
109 103 155 147
110 104 156 148
111 — 9 157 149
112 — 10 158 150

594
Castell. Coste Miss. Char. Castell. Coste Miss. Char.

159 151 205 174


160 152 206 202
161 153 207 203
162 154 208 204
163 155 209 199
164 156 210 200
165 157 211 201
166 158 212 179
167 159 213 205
168 160 214 206
169 161 215 207
170 162 216 208
171 163 217 209
172 164 218 210
173 165 219 211
174 166 220 212
175 167 221 213
176 175 222 214
177 176 223 215
178 177 224 216
179 178 225 217
180 180 226 218
181 181 227 219
182 182 228 220
183 183 229 221
184 184 230 222
185 185 231 223
186 186 232 224
187 187 233 225
188 188 234 226
189 189 235 227
190 190 236 228
191 — 11 237 229
192 191 238 230
193 192 239 231
194 193 240 232
195 194 241 233
196 195 242 234
197 196 243 235
198 197 244 236
199 198 245 237
200 168 246 238
201 169-170 (t. XIII, 833) 247 239
202 171 248 240
203 172 249 241
204 173 250 242

595
Castell. Coste Miss. Char. Castell. Coste Miss. Char.

251 243 297 286


252 244 298 287
253 245 299 288
254 246 300 289
255 247 301 259
256 248 1 302 290
257 249 303 291
258 250 304 292
259 251 305 293
260 252 306 294
261 253 307 295
262 254 308 296
263 3.318 (t. XIII, 841) 309 297
264 255 310 298
265 256 311 299
266 257 312 300
267 258 313 301
268 — 12 314 302
269 — 13 315 303
270 — 14 316 304
271 260 317 305
272 261 318 306
273 262 319 307
274 263 320 308
275 264 321 309
276 265 322 310
277 266 323 311
278 267 324 312
279 268 325 313
280 269 326 314
281 270 327 316
282 271 328 317
283 273 329 318
284 274 330 319
285 275 331 320
286 276 332 321
287 277 333 322
288 315 334 — 16
289 278 335 323
290 279 336 324
291 280 337 325
292 281 338 326
293 282 339 327
294 283 340 328
295 284 341 329
296 285 342 330

596
Castell. Coste Miss. Char. Castell. Coste Miss. Char.
343 331 385 369
344 332 386 370
345 333 387 371
346 334 388 372
347 335 389 373
348 336 390 374
349 337 391 375
350 338 392 — 21
351 339 393 376
352 340 394 377
353 341 395 378
354 342 396 379
355 343 397 380
356 344 398 381
357 272 399 382
358 345 400 383
359 346 401 3.319 (t. XIII, 842)
360 347 402 384
361 348 403 385
362 349 404 386
363 350 405 387
364 351 406 388
365 352 407 389
366 353 408 390
367 354 409 391
368 355 410 392
369 356 411 — 22
370 357 412 393
371 358 413 394
372 359 414 395
373 360 415 396
374 361 416 397
375 362 417 398
376 363 418 399
377 364 419 400
378 365 420 401
379 — 17 421 402
380 — 18 422 403
381 — 19 423 404
382 366 424 405
383 367 425 406
384 368 426 407

597
Castell. Coste Miss. Char. Castell. Coste Miss. Char.

427 408 433 414 y 24


428 409 434 — 25
429 410 435 415
430 411 436 416
431 412 437 — 144
432 413 y 23

598
ÍNDICE GENERAL

Carta del M. R. P. Richardson, Superior General … … … … … … … …... 7


Presentación de la edición castellana … … … … … … … … … … … … 9
Nota a la edición castellana … … … … … … … … … … … … … … … 47
Introducción … … … … … … … … … … … … … … … … … … … 51
1. Al señor de Comet, 24 julio 1607 … … … … … … … … … … 75
2. Al señor de Comet, 28 febrero 1608 … … … … … … … … … 85
3. A su madre, 17 febrero 1610 … … … … … … … … … … … … 88
4. A Edmundo Mauljean, 20 junio 1616 … … … … … … … … … 90
5. Edmundo Mauljean a san Vicente, 20 junio 1616 … … … … … 91
6. A Felipe M. Gondy [agosto o septiembre de 1617] … … … … 91
7. La señora de Gondy a san Vicente [septiembre 1617] … … … 92
8. A la señora de Gondy [septiembre u octubre 1617] … … … … 93
9. Felipe de Gondy a san Vicente, 15 octubre 1617 … … … … … 93
10. A Carlos du Fresne, [octubre 1617] … … … … … … … … … 94
11. A Nicolás de Bailleul, 25 julio 1625 … … … … … … … … … 94
12. A Luisa de Marillac, 30 octubre 1626 … … … … … … … … … 96
13. A Isabel du Fay [octubre o noviembre 1626] … … … … … … 97
14. Luisa de Murillac a san Vicente, 5 junio 1627 … … … … … … 98
15. A Luisa de Murillac, [octubre 1627] … … … … … … … … … 100
16. A Luisa de Murillac, 8 octubre 1627 … … … … … … … … … 101
17. A Isabel du Fay [entre 1626 y 1635] … … … … … … … … … 102
18. A Luisa de Marillac [entre 1626 y 1635] … … … … … … … … 102
19. Santa Chantal a san Vicente, noviembre 1627 … … … … … … 104
20. Un sacerdote a san Vicente, diciembre 1627 … … … … … … … 105
21. Luisa de Marillac a san Vicente, 13 enero 1628 … … … … … … 105
22. A Luisa de Marillac, 17 enero 1628 … … … … … … … … … 106
23. A Luisa de Marillac, 9 febrero 1628 … … … … … … … … … 108
24. A Luisa de Marillac [febrero 1628] … … … … … … … … … 109
25. A Papa Urbano VIII [junio 1628] … … … … … … … … … … 109
26. A Luisa de Marillac [sin fecha] … … … … … … … … … … … 116
27. Al Papa Urbano VIII, 1 agosto 1628 … … … … … … … … … 117
28. A Luisa de Marillac [entre 1626 y mayo de 1629] … … … … … 126

599
29. A Francisco du Coudray, 15 septiembre 1628 … … … … … … 128
30. A Luisa de Marillac [hacia 1629] … … … … … … … … … … 131
31. A Luisa de Marillac, sin fecha … … … … … … … … … … … 132
32. A Luisa de Marillac [hacia 1629] … … … … … … … … … … 132
33. A Luisa de Marillac [hacia 1629] … … … … … … … … … … 132
34. A Luisa de Marillac [hacia 1629] … … … … … … … … … … 133
35. A Luisa de Marillac [hacia 1629] … … … … … … … … … … 133
36. A Luisa de Marillac [hacia 1629] … … … … … … … … … … 134
37. A Luisa de Marillac [abril o mayo 1629] … … … … … … … … 134
38. A Luisa de Marillac, 6 mayo 1629 … … … … … … … … … … 135
39. A Luisa de Marillac, 10 febrero 1630 … … … … … … … … … 137
40. G. Pluyette a san Vicente, 3 julio 1629 … … … … … … … … 138
41. A Luisa de Marillac, [febrero 1630] … … … … … … … … … 139
42. A Luisa de Marillac [1630] … … … … … … … … … … … … 140
43. A Luisa de Marillac [hacia 1630] … … … … … … … … … … 141
44. A Luisa de Marillac [1630] … … … … … … … … … … … … 142
45. A Luisa de Marillac [1630] … … … … … … … … … … … … 142
46. A Luisa de Marillac [abril 1630] … … … … … … … … … … 143
47. G. Pluyette a san Vicente, 13 marzo 1630 … … … … … … … 144
48. A Luisa de Marillac, 4 [mayo 1630] … … … … … … … … … 145
49. A Luisa de Marillac [mayo 1630] … … … … … … … … … … 146
50. Luisa de Marillac a san Vicente [mayo 1630] … … … … … … 147
51. A Luisa de Marillac [hacia 1630] … … … … … … … … … … 148
52. A Luisa de Marillac [hacia 1630] … … … … … … … … … … 149
53. A Antonio Portail, 27 junio 1630 … … … … … … … … … … 150
54. A una señora, 1 julio 1630 … … … … … … … … … … … … 151
55. A Luisa de Marillac [hacia 1630] … … … … … … … … … … 152
56. Al señor de Saint-Martin, 1 septiembre 1630 … … … … … … 152
57. A Luisa de Marillac [septiembre de 1630] … … … … … … … 153
58. G. Pluyette a san Vicente, 2 octubre 1630 … … … … … … … 154
59. A Luisa de Marillac, 22 octubre 1630 … … … … … … … … … 155
60. A Luisa de Marillac, 29 octubre 1630 … … … … … … … … … 156
61. A Luisa de Marillac, octubre 1630 … … … … … … … … … … 156
62. A Luisa de Marillac, 7 diciembre 1630 … … … … … … … … 157
63. A Luisa de Marillac [1630 o 1631] … … … … … … … … … … 161
64. El comendador de Sillery a san Vicente [hacia 1631] … … … … 162
65. A Luisa de Marillac [antes de 1634] … … … … … … … … … 163
66. A Luisa de Marillac [marzo 1631] … … … … … … … … … … 164
67. A Luisa de Marillac, 31 marzo 1631 … … … … … … … … … 165
68. A Luisa de Marillac, 2 abril 1631 … … … … … … … … … … 166
69. A Luisa de Marillac [abril 1631] … … … … … … … … … … 167
70. A Luisa de Marillac, 11 abril 1631 … … … … … … … … … … 168
71. G. Pluyette a san Vicente, 14 abril 1631 … … … … … … … … 169
72. A Luisa de Marillac [abril 1631] … … … … … … … … … … 170
73. A Luisa de Marillac [abril 1631] … … … … … … … … … … 171
74. A Isabel du Fay [entre 1626 y 1632] … … … … … … … … … 172

600
75- A Luisa de Marillac [mayo 1631] … … … … … … … … … … 173
76. A Antonio Portaíl, 21 junio 1631 … … … … … … … … … … 174
77. A Luisa de Marillac [antes de 1632] … … … … … … … … … 175
78. A Francisco du Coudray, 20 julio 1631 … … … … … … … … 176
79. A Francisco du Coudray, 1631 … … … … … … … … … … … 176
80. A Luisa de Marillac [ 1631 ] … … … … … … … … … … … … 178
81. A Luisa de Marillac [2 septiembre 1631] … … … … … … … … 179
82. Al párroco de Bergeres, 2 septiembre 1631 … … … … … … … 180
83. A Luisa de Marillac, 2 septiembre 1631 … … … … … … … … 181
84. A Francisco du Coudray, 4 septiembre 1631 … … … … … … … 181
85. Santa Chantal a san Vicente, septiembre 1631 … … … … … …. 182
86. A Francisco du Coudray, 12 septiembre 1631 … … … … … … 183
87. A Luisa de Marillac, 13 septiembre 1631 … … … … … … … … 183
88. A Isabel du Fay [1631] … … … … … … … … … … … … … 185
89. A Luisa de Marillac, 15 septiembre 1631 … … … … … … … … 186
90. A Luisa de Marillac [22 ó 23 septiembre 1631] … … … … … … 187
91. A Luista de Marillac, 12 octubre 1631 … … … … … … … … 188
92. A Luisa de Marillac, 17 octubre 1631 … … … … … … … … … 190
93. Al señor Colletot [sin fecha] … … … … … … … … … … … … 191
94. A Luisa de Marillac, 31 octubre 1631 … … … … … … … … … 192
95. A Luisa de Marillac [1631] … … … … … … … … … … … … 193
96. A Juan de la Salle, 11 noviembre 1631 … … … … … … … … 194
97. A Guillermo de Lestocq [1631] … … … … … … … … … … … 195
98. A Luisa de Marillac [1631] … … … … … … … … … … … … 198
99. A Luisa de Marillac [antes de 1634] … … … … … … … … … 199
100. A Francisco du Coudray, 23 diciembre 1631 … … … … … … 200
101. A Luisa de Marillac [sin fecha] … … … … … … … … … … … 200
102. A Luisa de Marillac [sin fecha] … … … … … … … … … … … 201
103. A Luisa de Marillac [hacia 1632] … … … … … … … … … … 201
104. A Luisa de Marillac [hacia 1632] … … … … … … … … … … 202
105. A Isabel du Fay [entre 1626 y 1635] … … … … … … … … … 202
106. A Francisco du Coudray, 2 marzo 1632 … … … … … … … … 203
107. A Luisa de Marillac [sin fecha] … … … … … … … … … … … 204
108. A N [1632] … … … … … … … … … … … … … … … … … 206
109. A Luisa de Marillac [sin fecha] … … … … … … … … … … … 206
110. A Luisa de Marillac [antes de 1634] … … … … … … … … … 207
111. R. Dognon a san Vicente, 1632 … … … … … … … … … … … 208
112. A Helena-Angélica Lhuillier [9 abril 1634] … … … … … … … 211
113. A Luisa de Marillac [mayo 1632] … … … … … … … … … … 211
114. A Luisa de Marillac [entre 1632 y 1636] … … … … … … … … 212
115. A Luisa de Marillac [mayo 1632] … … … … … … … … … … 213
116. A Luisa de Marillac [mayo o junio 1632] … … … … … … … … 214
117. A Luisa de Marillac [ junio 1632] … … … … … … … … … … 215
118. A Luisa de Marillac, 7 julio 1632 … … … … … … … … … … 217
119. A Luisa de Marillac, 10 julio 1632 … … … … … … … … … … 218
120. A Francisco du Coudray, 12 julio 1632 … … … … … … … … 219

601
121. A Luisa de Marillac [hacia 1632] … … … … … … … … … … 221
122. A Isabel du Fay [entre 1626 y 1635 … … … … … … … … … 222
123. A Luisa de Marillac [1632] … … … … … … … … … … … … 222
124. A Luisa de Marillac [entre 1632 y 1635] … … … … … … … … 223
125. A Luisa de Marillac [sin fecha] … … … … … … … … … … … 224
126. A Isabel du Fay [entre 1626 y 1635] … … … … … … … … … 224
127. A Luisa de Marillac [antes de 1634] … … … … … … … … … 225
128. A Luisa de Marillac [sin fecha] … … … … … … … … … … … 226
129. A Luisa de Marillac [entre 1632 y 1636] … … … … … … … … 226
130. A Luisa de Marillac [hacia 1632] … … … … … … … … … … 227
131. A Luisa de Marillac [sin fecha] … … … … … … … … … … … 228
132. A Francisco du Coudray, 19 septiembre 1632 … … … … … … 228
133. A Antonio Portail, 28 noviembre 1632 … … … … … … … … 229
134. A Luisa de Marillac [hacia 1632] … … … … … … … … … … 232
135. A N [hacia 1533] … … … … … … … … … … … … … … … 233
136. A Luisa de Marillac [sin fecha] … … … … … … … … … … … 234
137. A un sacerdote de la Misión [15 enero 1633] … … … … … … 235
138. Santa Chantal a san Vicente, 11 febrero [1633] … … … … … … 237
139. A Luisa de Marillac [entre enero 1632 y febrero 1633] … … … 238
140. A Luisa de Marillac [24 febrero 1633] … … … … … … … … 239
141. A Miguel Alix, 1 marzo 1633 … … … … … … … … … … … 242
142. A Isabel du Fay [entre 1626 y 1635] … … … … … … … … … 243
143- La señora Goussault a san Vicente 16 abril 1633 … … … … … 243
144- A Luisa de Marillac [abril 1633] … … … … … … … … … … 248
145. A Luisa de Marillac, 1 mayo [1633] … … … … … … … … … 250
146- A Luisa de Marillac [mayo 1633] … … … … … … … … … … 251
147. A Miguel Alix, 11 junio 1633 … … … … … … … … … … … 252
148- A Luisa de Marillac [entre 1633 y 1636] … … … … … … … … 252
149. A un eclesiástico [9 julio 1633] … … … … … … … … … … … 253
150. A Francisco du Coudray [julio 1633] … … … … … … … … … 254
151. A Isabel du Fay [entre 1626 y 1635] … … … … … … … … … 255
152. A Luisa de Marillac [entre 1632 y 1639] … … … … … … … … 256
153. A un sacerdote de la Misión, 1633 … … … … … … … … … … 256
154. A Alano de Solminihac, 23 agosto 1633 … … … … … … … … 257
155. A Luisa de Marillac [hacia el 2 septiembre 1633] … … … … … 261
156. A Luisa de Marillac [sin fecha] … … … … … … … … … … … 262
157. A Luisa de Marillac [entre 1632 y 1636] … … … … … … … … 263
158. A Miguel Alix, 16 septiembre 1633 … … … … … … … … … 264
159. A Luisa de Marillac [agosto o septiembre hacia 1633] … … … 265
160. A Luisa de Marillac [septiembre u octubre 1633] … … … … … 266
161. A Luisa de Marillac [hacia 1633] … … … … … … … … … … 267
162. Al lugarteniente de Gannes, 19 diciembre 1633 … … … … … 268
163. A Luisa de Marillac [entre 1632 y 1636] … … … … … … … … 269
164. A Francisco du Coudray, 17 enero 1634 … … … … … … … … 270
165. A Isabel du Fay [entre 1626 y 1635] … … … … … … … … … 272
166. A Santiago Perdu, febrero 1634 … … … … … … … … … … … 272

602
167. A Luisa de Marillac [entre enero y marzo de 1634] … … … … 275
168. A Luisa de Marillac [entre enero y marzo de 1634] … … … … 276
169. A Luisa de Marillac [1634, por el mes de marzo] … … … … … 277
170. A Luisa de Marillac [entre enero y marzo de 1634] … … … … 278
171. A Luisa de Marillac [marzo o abril 1634] … … … … … … … 279
172. A Luisa de Marillac [antes de 1640] … … … … … … … … … 280
173. A Luisa de Marillac [entre 1634 y 1636] … … … … … … … … 280
174. A Luisa de Marillac [1633 ó 1634] … … … … … … … … … … 281
175. A Luisa de Marillac [hacia 1634] … … … … … … … … … … 282
176. A Luisa de Marillac [entre 1632 y 1636, prob. 22 de julio] … … 283
177. A Luisa de Marillac [entre 1634 y 1636] … … … … … … … … 283
178. A Francisco du Coudray, 25 julio 1634 … … … … … … … … 284
179. Al Papa Urbano VIII [julio y noviembre de 1934] … … … … … 288
180. A Luisa de Marillac [hacia 1634] … … … … … … … … … … 303
181. A Isabel du Fay [entre 1626 y 1635] … … … … … … … … … 304
182. A Luisa de Marillac [entre 1634 y 1638] … … … … … … … … 304
183. A la señora Goussault [1634 ó 1635] … … … … … … … … … 306
184. A Luisa de Marillac [después de 1631] … … … … … … … … 307
185. A Luisa de Marillac [1634 ó 1635] … … … … … … … … … … 307
186. A Luisa de Marillac [hacia 1634] … … … … … … … … … … 308
187. A Luisa de Marillac, 29 octubre 1634 … … … … … … … … … 308
188. A Francisco du Coudray, 6 noviembre 1634 … … … … … … … 309
189. A Juan de Fonteneil, 7 diciembre 1634 … … … … … … … … 311
190. Al padre Belin, 16 diciembre 1634 … … … … … … … … … … 312
191. Al señor de Montholon [diciembre 1634] … … … … … … … 313
192. A Luisa de Marillac [antes de 1640] … … … … … … … … … 315
193. Juan de la Salle y Juan José Brunet a san Vicente , 1634 … … … 315
194. A Luisa de Marillac [entre 1634 y 1639] … … … … … … … … 316
195. A Carlos-Cristián de Gournay, 19 enero 1635 … … … … … … 316
196. A N... [hacia 1635] … … … … … … … … … … … … … … … 317
197. A Guido-Francisco de Montholon [1635, después del 28 de
marzo] … … … … … … … … … … … … … … … … … … … 317
198. A Antonio Portail, 1 mayo 1635 … … … … … … … … … … 319
199. A Antonio Lucas, 28 junio 1635 … … … … … … … … … … 323
200. A Luisa de Marillac [1635] … … … … … … … … … … … … 324
201. A Luisa de Marillac, 21 julio 1635 … … … … … … … … … … 324
202. A Luisa de Marillac [1635] … … … … … … … … … … … … 326
203. A Luisa de Marillac [1635] … … … … … … … … … … … … 326
204. A Luisa de Marillac en Liancourt [1635] … … … … … … … … 328
205. A Luisa de Marillac en Liancourt [1635] … … … … … … … … 329
206. A Antonio Portail, 10 agosto 1635 … … … … … … … … … … 330
207. A Luisa de Marillac [1635] … … … … … … … … … … … … 331
208. A Juan de Fonteneil, 29 agosto 1635 … … … … … … … … … 332
209. A Luisa de Marillac [octubre 1635] … … … … … … … … … 333
210. A Luisa de Marillac [octubre 1635] … … … … … … … … … 334

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211. A Luisa de Marillac [octubre 1635] … … … … … … … … … 335
212. Luisa de Marillac a san Vicente, 4 septiembre [1635] … … … … 337
213. A Luisa de Marillac … … … … … … … … … … … … … … 339
214. A Luisa de Marillac [entre 1632 y 1650] … … … … … … … … 340
215. A Clemente de Bonzi [septiembre u octubre 1635] … … … … 340
216. A Luisa de Marillac [antes de 1640] … … … … … … … … … 342
217. A Antonio Portail, 16 octubre 1635 … … … … … … … … … 342
218. A Luisa de Marillac [entre 1634 y, 1636] … … … … … … … … 343
219. Santa Chantal a san Vicente … … … … … … … … … … … … 344
220. A Luisa de Marillac … … … … … … … … … … … … … … 344
221. A Luisa de Marillac … … … … … … … … … … … … … … 345
222. A Luisa de Marillac [16 marzo 1636] … … … … … … … … … 345
223. A Luisa de Marillac [1636] … … … … … … … … … … … … 346
224. A Luisa de Marillac [1636] … … … … … … … … … … … … 347
225. A Luisa de Marillac [1636] … … … … … … … … … … … … 347
226. A Luisa de Marillac [poco antes de mayo de 1636] … … … … 348
227. A Luisa de Marillac [1636] … … … … … … … … … … … … 349
228. A un sacerdote de la Misión [1636] … … … … … … … … … 350
229. A Luisa de Marillac [1636] … … … … … … … … … … … … 350
230. A Luisa de Marillac [entre 1635 y 1638] … … … … … … … … 352
231. A Luisa de Marillac [mayo 1636] … … … … … … … … … … 352
232. A Luisa de Marillac, 27 mayo 1636 … … … … … … … … … … 354
233. A Lamberto aux Couteaux, 13 junio 1636 … … … … … … … 358
234. Juan Santiago Olier a san Vicente, día de san Juan de 1636 … … 359
235. A Luisa de Marillac [1636] … … … … … … … … … … … … 361
236. A Luisa de Marillac [1636] … … … … … … … … … … … … 362
237. A Luisa de Marillac [entre 1634 y 1639] … … … … … … … … 362
238. A Luisa de Marillac [entre 1634 y 1639] … … … … … … … … 363
239. A Luisa de Marillac [agosto 1636] … … … … … … … … … … 364
240. A Antonio Portail, 15 agosto 1636 … … … … … … … … … … 365
241. Al señor de Saint-Martin, 16 agosto 1636 … … … … … … … 366
242. A Luisa de Marillac [agosto 1636] … … … … … … … … … … 367
243. A Roberto de Sergis, 1 septiembre 1636 … … … … … … … … 368
244. A un sacerdote de la Misión [entre sept. y nov. 1636] … … … … 368
245. Luisa de Marillac a san Vicente [antes de 1645] … … … … … 369
246. A Luisa de Marillac [antes de 1645] … … … … … … … … … 371
247. A Antonio Portail, 20 septiembre 1636 … … … … … … … … 371
248. A la señora Goussault, 20 septiembre 1636 … … … … … … … 372
249. A Luisa de Marillac [1636] … … … … … … … … … … … … 372
250. A Luisa de Marillac [septiembre 1636] … … … … … … … … 374
251. A Roberto de Sergis, septiembre 1636 … … … … … … … … … 374
252. A Roberto de Sergis, 29 septiembre 1636 … … … … … … … … 376
253. A Roberto de Sergis, 19 octubre 1636 … … … … … … … … … 378
254. A Luisa de Marillac … … … … … … … … … … … … … … 379
255. A Luisa de Marillac 21 octubre 1636 … … … … … … … … … 379

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256. A Luisa de Marillac, 2 noviembre 1636 … … … … … … … … 380
257. A Roberto de Sergis noviembre 1636 … … … … … … … … … 381
258. A Luisa de Marillac … … … … … … … … … … … … … … 382
259. A Luisa de Marillac [1636] … … … … … … … … … … … … 383
260. A Luisa de Marillac [1636] … … … … … … … … … … … … 384
261. A Luisa de Marillac [1636] … … … … … … … … … … … … 385
262. A Luisa de Marillac [1636] … … … … … … … … … … … … 386
263. A Luisa de Marillac [1636] … … … … … … … … … … … … 387
264. A Luisa de Marillac [1636] … … … … … … … … … … … … 388
265. Luisa de Marillac a san Vicente [diciembre 1636] … … … … … 389
266. Santa Chantal a san Vicente [diciembre 1636] … … … … … … 390
267. A Luisa de Marillac, 30 diciembre 1636 … … … … … … … … 392
268. El señor Colomet a san Vicente [1637] … … … … … … … … 393
269. Juan Santiago Olier a san Vicente, 10 febrero 1637 … … … … 394
270. A Luisa de Marillac [1637] … … … … … … … … … … … … 395
271. A Luisa de Marillac [hacia 1637] … … … … … … … … … … 395
272. A María Eufrosina Turpin, 23 febrero 1637 … … … … … … … 395
273. A Luisa de Marillac [24 febrero 1637] … … … … … … … … 399
274. A Luisa de Marillac [entre 1636 y 1639] … … … … … … … … 400
275. A Luisa de Marillac [entre 1636 y 1639] … … … … … … … … 400
276. A Luisa de Marillac [entre 1636 y 1639] … … … … … … … … 401
277. A Luisa de Marillac [entre 1636 y 1639] … … … … … … … … 401
278. A Luisa de Marillac, 24 mayo 1637 … … … … … … … … … … 403
279. A Luisa de Marillac [hacia el 24 mayo 1637] … … … … … … 404
280. A Antonio Colée, 1637 … … … … … … … … … … … … … 404
281. A la señora Goussault [25 agosto 1637] … … … … … … … … 405
282. Pablo Lascarís a san Vicente, 7 septiembre 1637 … … … … … 406
283. A Luisa de Marillac [hacia noviembre 1637] … … … … … … 407
284. A Luisa de Marillac [hacia noviembre 1637] … … … … … … 407
285. A Luisa de Marillac [1 noviembre 1637] … … … … … … … … 408
286. A Luisa de Marillac [hacia noviembre 1637] … … … … … … 409
287. A Luisa de Marillac [hacia noviembre 1637] … … … … … … 410
288. A Luisa de Marillac [hacia noviembre 1637] … … … … … … 411
289. A Luisa de Marillac [hacia noviembre 1637] … … … … … … 412
290. A Luisa de Marillac [hacia noviembre 1637] … … … … … … 413
291. A Luisa de Marillac [hacia noviembre 1637] … … … … … … 414
292. El abad de Saint-Cyran a san Vicente … … … … … … … … … 415
293. Al señor Belin, 21 noviembre 1637 … … … … … … … … … … 420
294. A Luisa de Marillac [hacia noviembre 1637] … … … … … … 421
295. A la madre de la Trinidad, 28 noviembre 1637 … … … … … … 422
296. A Luisa de Marillac [finales de 1637] … … … … … … … … … 423
297. A Luisa de Marillac [diciembre 1637] … … … … … … … … … 424
298. A Bernardo Codoing, 27 diciembre 1637 … … … … … … … … 425
299. A Luisa de Marillac, 1 enero [1638] … … … … … … … … … 428
300. A Luisa de Marillac [enero 1638] … … … … … … … … … … 430
301. A Juan de Fonteneil, 8 enero 1638 … … … … … … … … … … 432

605
302. A Luisa de Marillac [enero 1638] … … … … … … … … … … 434
303. Luisa de Marillac a san Vicente [17 enero 1638] … … … … … 436
304. A la madre de la Trinidad, 22 enero 1638 … … … … … … … 436
305. A Lamberto aux Conteaux, 30 enero 1638 … … … … … … … 438
306. A Antonio Lucas, 30 enero 1638 … … … … … … … … … … 442
307. A Luisa de Marillac [febrero 1638] … … … … … … … … … 444
308. A Luisa de Marillac [1638] … … … … … … … … … … … …. 446
309. A Luisa de Matillac [1638] … … … … … … … … … … … … 447
310. Luisa de Marillac a san Vicente [1638] … … … … … … … … 447
311. A Roberto de Sergis [hacia el 21 febrero 1638] … … … … … … 448
312. Luisa de Marillac a san Vicente [febrero 1638] … … … … … … 450
313. A Luisa de Marillac [febrero 1638] … … … … … … … … … 450
314. A Luisa de Marillac [febrero 1638] … … … … … … … … … 451
315. A Luisa de Marillac [febrero 1638] … … … … … … … … … 452
316. A Luisa de Marillac [febrero 1638] … … … … … … … … … 453
317. A Luisa de Marillac [18 febrero 1638] … … … … … … … … 454
318. A Lamberto aux Couteaux, 20 febrero 1638 … … … … … … … 454
319. A Antonio Lucas, 21 febrero 1638 … … … … … … … … … … 457
320. A la madre de la Trinidad, 25 febrero 1638 … … … … … … … 459
391. A Luisa de Marillac [1638 hacia febrero] … … … … … … … … 461
322. A Luisa de l~,larilla,: [1638 hacia febrero] … … … … … … … 462
323. A Lamberto aux Couteaux, 3 marzo 1638 … … … … … … … 462
324. A Luisa de Marillac [marzo 1638] … … … … … … … … … … 463
325. A Luisa de Marillac [marzo 1638] … … … … … … … … … … 464
326. A Luisa de Marillac [marzo 1638] … … … … … … … … … … 465
327. A Lamberto aux Couteaux, 15 marzo 1638 … … … … … … … 466
328. A Juan Bécu [febrero o marzo 1638] … … … … … … … … … 467
329. A Leonardo Boucher, 17 marzo 1638 … … … … … … … … … 468
330. A Luisa de Marillac [marzo 1638] … … … … … … … … … … 469
331. A Lamberto aux Couteaux, 22 marzo 1638 … … … … … … … 470
332. Al duque de Atri [por marzo 1638] … … … … … … … … … 471
333. A Antonio Portail, 28 abril 1638 … … … … … … … … … … 475
334. A Francisco du Festel, 8 mayo 1638 … … … … … … … … … 476
335. A Juan Bécu [20 ó 21 mayo 1638] … … … … … … … … … … 478
336. A Luisa de Marillac [por mayo 1638] … … … … … … … … … 480
337. A Luisa de Marillac 1638] … … … … … … … … … … … … 480
338. A Juan Bécu, 2 junio [1638] … … … … … … … … … … … … 481
339. A Luisa de Marillac [1638 ó 1639] … … … … … … … … … … 482
340. A Nicolás Marceille [10 junio 1638] … … … … … … … … … 483
341. A Juan Bécu [10 junio] 1638 … … … … … … … … … … … … 485
342. A Juan Dehorgny [junio 1638] … … … … … … … … … … … 486
343. A Juan de la Salle, 14 junio 1638 … … … … … … … … … … 488
344. A Dionisio de Cordes [1638] … … … … … … … … … … … 489
345. Luisa de Marillac a san Vicente, 2 julio [1638] … … … … … … 490
346. A Juan de Fonteneil, 20 julio 1638 … … … … … … … … … … 491
347. A Luisa de Marillac [1638 ó 1639] … … … … … … … … … … 492

606
348. Luisa de Marillac a san Vicente [1638[ … … … … … … … … 492
349. A Luisa de Marillac [1638] … … … … … … … … … … … … 493
350. A Luisa de Marillac [1638 ó 1639] … … … … … … … … … … 494
351. A Roberto de Sergis, 14 agosto 1638 … … … … … … … … … 494
352. Luisa de Marillac a san Vicente [hacia 1638] … … … … … … 496
353. A Noël Brulart de Sillery [entre 1634 y 1640] … … … … … … 496
354. A Juan Bécu, 29 agosto 1638 … … … … … … … … … … … … 497
355. A Bernardo Codoing, 29 agosto 1638 … … … … … … … … … 498
356. A Luisa de Marillac, 30 agosto 1638 … … … … … … … … … 499
357. A Carlos de Montchal [septiembre 1638] … … … … … … … 499
358. A Luisa de Marillac [septiembre 1638] … … … … … … … … 500
359. A la señora Goussault [entre 1636 y 1639] … … … … … … … 501
360. A Luisa de Marillac [septiembre 1638] … … … … … … … … 502
361. A Luisa de Marillac [septiembre 1638] … … … … … … … … 503
362. A Luisa de [1638] … … … … … … … … … … … … … … … 504
363. A Luisa de Marillac [septiembre 1638] … … … … … … … … 504
364. A Luisa de Marillac [1 octubre 1638] … … … … … … … … … 505
365. A Lamberto aux Couteaux 1 octubre 1638 … … … … … … … 506
366. A Luisa de Marillac [2 octubre 1638] … … … … … … … … … 507
367. A Luisa de Marillac [octubre 1638] … … … … … … … … … 508
368. A Luisa de Marillac [1638, por octubre] … … … … … … … … 511
369. A Luisa de Marillac [antes de 1640] … … … … … … … … … 511
370. A Luisa de Marillac … … … … … … … … … … … … … … 512
371. A Lamberto aux Couteaux, 1 noviembre 1638 … … … … … … 513
372. A Luisa de Marilíac [entre 1636 y 1639] … … … … … … … … 513
373. A Luisa de Marillac [entre 1636 y 1639] … … … … … … … … 514
374. A Luisa de Marillac … … … … … … … … … … … … … … 515
375. A la señora Goussault [noviembre 1638] … … … … … … … … 515
376. A Bernardo Codoing, 12 diciembre 1638 … … … … … … … … 516
377. A Antonio Lucas, 13 diciembre 1638 … … … … … … … … … 517
378. A Roberto de Sergis, 17 diciembre 1638 … … … … … … … … 519
379. G. Pluyette a san Vicente, 25 diciembre 1638 … … … … … … 521
380. A Luisa de Marillac [1638, por diciembre] … … … … … … … 522
381. A Luisa de Marillac [1638] … … … … … … … … … … … … 523
382. A Pedro du Chesne [8 enero 1639] … … … … … … … … … 524
383. A Pedro du Chesne, 28 enero 1639 … … … … … … … … … 525
384. A Roberto de Sergis, 3 febrero 1.639 … … … … … … … … … 526
385. A Pedro du Chesne [hacia febrero 1639] … … … … … … … … 531
386. A Luisa de Marillac … … … … … … … … … … … … … … 533
387. A Luisa de Marillac [ 1639] … … … … … … … … … … … … 533
388. A Luisa de Marillac [entre 1636 y 1639] … … … … … … … … 534
389. A Luisa de Marillac [ 1639] … … … … … … … … … … … … 535
390. A Adriano Bourdoise, 29 abril 1639 … … … … … … … … … 536
391. A Luisa de Marillac [entre sept. 1638 y sept 1639] … … … … … 536
392. Guillermo Compaíng a san Vicente [5 mayo 1639] … … … … 537
393. A Luis Lebreton, 10 mayo 1639 … … … … … … … … … … … 538

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394. A Roberto de Sergis, 13 mayo 1639 … … … … … … … … … 543
395. A Luisa de Marillac [entre 1635 y 1639] … … … … … … … … 545
396. A Luisa de MarilIac [entre 1635 y 1639] … … … … … … … … 546
397. A Luisa de Marillac [entre 1636 y 1639] … … … … … … … … 547
398. A Luisa de Marillac … … … … … … … … … … … … … … 548
399. A Luisa de Marillac, 4 julio 1639 … … … … … … … … … … 548
400. A santa Chantal, 14 julio 1639 … … … … … … … … … … … 549
401. A Luisa de Marillac, 18 julio 1639 … … … … … … … … … … 553
402. A Leonardo Boucher, 20 julio 1639 … … … … … … … … … 554
403. A Luisa de Marillac, 28 julio 1639 … … … … … … … … … … 555
404. A Luisa de Marillac [1639] … … … … … … … … … … … … 556
405. A Luisa de Marillac [1639] … … … … … … … … … … … … 557
406. A Luisa de Marillac [1639] … … … … … … … … … … … … 558
407. Santa Chantal a san Vicente [ 1639] … … … … … … … … … 559
408. A santa Chantal, 15 agosto 1639 … … … … … … … … … … 559
409. A Luisa de Marillac [agosto o septiembre] … … … … … … … 561
410. A la madre de la Trinidad, 28 agosto 1639 … … … … … … … 562
411. A N [29 agosto 1639] … … … … … … … … … … … … … … 564
412. A Luisa de Marillac [1639] … … … … … … … … … … … … 565
413. A Luisa de Marillac [entre 1636 y 1648] … … … … … … … … 565
414. A Luisa de Marillac [entre 1636 y 1641] … … … … … … … … 566
415. A Nicolás Sanguin, 13 septiembre 1639 … … … … … … … … 566
416. A Luisa de Marillac … … … … … … … … … … … … … … 567
417. A Luisa de Marillac … … … … … … … … … … … … … … 567
418. A Luisa de Marillac … … … … … … … … … … … … … … 568
419. A Luisa de Marillac … … … … … … … … … … … … … … 568
420. A la madre de la Trinidad, 27 septiembre 1639 … … … … … … 568
421. A Luisa de Marillac … … … … … … … … … … … … … … 570
422. A Luisa de Marillac [9 ó 10 octubre 1639] … … … … … … … 571
423. A Luis Lebreton, 12 octubre 1639 … … … … … … … … … … 572
424. A un sacerdote de la Misión [octubre 1639] … … … … … … … 577
525. A Luisa de Marillac [13 octubre 1639] … … … … … … … … 578
426. A Benito Bécu, 28 octubre 1639 … … … … … … … … … … 579
427. A Luisa Lebretón, 15 noviembre 1639 … … … … … … … … 580
428. A Luisa de Marillac, 24 noviembre 1639 … … … … … … … … 581
429. A Luisa de Marillac [30 noviembre 1639] … … … … … … … 582
430. A Luisa de Marillac, 12 [diciembre] 1639 … … … … … … … 584
431. A Nicolás Durot [diciembre 1639] … … … … … … … … … … 585
432. Al hermano Juan Duhamel, 15 diciembre 1639 … … … … … … 587
433. A Luisa de Marillac, 17 diciembre 1639 … … … … … … … … 588
434. G. Pluyette a san Vicente, 26 diciembre 1639 … … … … … … 590
435. A Luisa de Marillac, 31 diciembre 1639 … … … … … … … … 590
436. A Guy Lasnier de Vaux, 31 diciembre 1639 … … … … … … … 591
437. G. Pluyette a san Vicente … … … … … … … … … … … … … 592

Indice general … … … … … … … … … … … … … … … … … … … 599

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