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Gonzalez Gortázar: Arquitectura

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bitácora arquitectura + número 29

El jardín de Fernando
González Gortázar
Adriana Malvido

Texto leído con motivo de la entrega de la Medalla Bellas Artes, en el Museo


de Arte Moderno, mam, a Fernando González Gortázar,  arquitecto, doc-
tor honoris causa por la Universidad de Guadalajara, en reconocimiento a su
trayectoria en la arquitectura y el arte manifestado en sus obras.

Un día recorrí con Fernando González Gortázar En ese jardín sus obras son eco de la natu-
su casa. La habitan junto con él pinturas, miles raleza, memoria del fuego, voz del agua, huellas
de discos, fotografías, libreros, libros que crecen del viento y espíritu de la tierra. Pero también, ex-
como hiedras vivas hasta alcanzar todos los mu- presión poética de la geometría. La Fuente de la
ros –y se extienden por el suelo, el barandal de Hermana Agua y La gran puerta en Guadalajara;
la escalera, su cama. Y las plantas; hay un patio La Gran Espiga, El Cubo del Herrumbe, la Espiga
lleno de ellas, además de diminutos jardines ho- Hendida y el Homenaje al Corazón en la Ciudad
gareños, invernaderos miniatura. El arquitecto de México; El Ciprés y La Palmera, en Madrid; la
tiene un “temazcal” con una tina llena de plantas, Fuente de las Escaleras en Fuenlabrada o La co-
con temperatura y humedad controladas. Son lumna dislocada en Japón son algunos ejemplos
plantas vivas que crecen y se reproducen, plantas en su escultura. Y como vimos recientemente en
depositarias del amor cotidiano del artista. Cuan- “Resumen del fuego” –su gran exposición en el
do descubre que una de ellas está produciendo Museo de Arte Moderno– detrás de cada obra,
un hijuelo, en vez de saltar de alegría se muere de ya sea una pieza o conjunto escultórico, un es-
preocupación porque, dice, todas necesitan un pacio museográfico, un proyecto arquitectónico
espacio vital que él siente que no les puede dar. o un parque, hay una puerta secreta a la idea de
Arquitecto, escultor, ecologista, viajero, escri- que “la naturaleza sigue siendo la gran maestra de
tor, melómano, científico, luchador social y poeta, la vida, la cultura y el arte”.
este creador mexicano de espíritu renacentista, a Su maestro Ignacio Díaz Morales le enseñó
quien Monsiváis nombró “el último de los román- que toda obra arquitectónica tiene una madre,
ticos”, cree que uno de sus sueños o proyectos inal- que es la tierra, y un padre, que es el arquitecto
canzables es hacer un jardín, un jardín que llene sus creador, y que ambos deben fecundarse mutua-
días, todos sus sentidos y su tiempo; un jardín que mente. Las enseñanzas de Díaz Morales abona-
le permita el contacto permanente con sus dos pa- ron el jardín de González Gortázar tanto como
siones fundamentales, la naturaleza y el arte; un jar- las de Luis Barragán, Mathías Goeritz, Frank Lloyd
dín que sea una obra de arte y un paraíso terrenal. Wright y muchos otros, como Gaudí, a quien
Él cree, piensa, que aquello ha sido un proyec- considera el más grande arquitecto del siglo xx.
to inalcanzable, pero hoy que estamos aquí para En su libro Arquitectura, pensamiento y creación
premiarlo es hora de revelarle la verdad. Porque narra una bella historia: “Cuando Barragán estaba
a nuestros ojos, Fernando González Gortázar ha haciendo la urbanización de los Clubes, había un
sido siempre un jardinero que va por la vida sem- pirul, un arbolito nada notable, junto a la entrada.
brando arquitectura, escultura, ideas, palabras, de- Luis lo miró y dijo: ‘Debo hacerle un muro a la
nuncias, memoria, identidad, libros, música, poe- sombra de ese árbol’. Y efectivamente hizo un
sía, sueños, inquietudes, afectos y pasiones que muro-pantalla que recogía, por las tardes, la som-
han tomado la forma de un gran jardín vivo. bra cambiante del árbol”.

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Muchos años antes, cuando Fernando era menos el poder con el que arquitectos y escul-
un niño, descubrió la naturaleza en el cine, con tores urbanos deben lidiar toda la vida. La inde-
dos películas: King Kong y Las Minas del Rey Salo- pendencia y la libertad exigen duras batallas, y
món porque, cuenta, le dieron una idea clara de él ha sido una voz tan crítica como lúcida de las
la naturaleza como maravilla y de la vida como políticas y los intereses que día a día evitan que
aventura. Ahí, en el cine, también nació su pa- entre el ciudadano y la ciudad exista un vínculo
sión por África, que para él es sorpresa eterna y basado en el placer, en el amor y en un sentido
regreso a los orígenes. Por eso ha visitado ya 19 de pertenencia mutua, que para él es fundamen-
países de aquel continente y dice que le faltan 31. tal. En asociaciones como Pro Hábitat o diversas
Ha visto ahí el prodigio y también el horror, el pe- comisiones como la de Arte en Espacios Públicos
ligro y la belleza. Y es que, explica, “sólo aquello del df, durante la gestión de Cuauhtémoc Cár-
que me inquieta me interesa”. denas, o en la Comisión Nacional para la Preser-
Por eso, en la mirada de los espectadores, vación del Patrimonio Cultural, así como en sus
su obra vibra, respira y crece, inquieta como las libros y los artículos periodísticos que durante
plantas y todos los seres vivos. 15 años escribió para el Uno más uno, primero,
“Emblema de San Pedro” (San Pedro Garza y La Jornada, después, ha sido siempre una voz
García, Nuevo León, 2012) abarca, de punta a que se pronuncia a favor de los valores colectivos
punta, cuatro kilómetros en los que se combi- y contra la destrucción del patrimonio cultural y
nan arquitectura, escultura monumental, rescate natural. Para él, preservar es una manera de crear.
ecológico y paisaje, todo lo que ha aprendido y Como le aconseja Rilke al joven poeta de sus
reflexionado, lo que ha deseado para él y para los cartas, González Gortázar prefiere lo difícil. Suele
demás. En ese lugar, hace más de 20 años, realizó aconsejar a los estudiantes en sus cátedras: “Op-
su reconocido Paseo de los duendes y, una década tar por Dionisio y no por Apolo, por la pasión y
después, continuó en el mismo sitio con el puen- no por la razón (¡ni por la sinrazón, que quede
te La ola blanca y la escultura El viento blanco. claro!), optar por lo complejo sobre lo simple
Finalmente hace dos años la obra recibió el im- como forma de pensamiento, y de enfocar la ar-
pulso final de rescatar para la gente lo que los quitectura, la cultura en general y toda la vida”.
coches se habían apropiado. El proyecto abarca Sólo alguien así se atreve a convertir el cruce
siete puentes peatonales y espacio para ciclistas, por un puente peatonal en todo un paseo espi-
corredores, paseantes, niños; el rescate de un ritual; o a diseñar una fuente en un cementerio, Barda (no construida), Guadalajara, Jalisco.
arroyo que regresó a la vida con aguas cristalinas, proyectar un “noctunario” dentro de un zoológico Fernando González Gortazar, 1969

y arboledas exuberantes en medio de la aridez. –para ver a los animales en la oscuridad–; inventar
Proyectos vivos, como éste y el Centro Uni- un Laberinto de la Libertad para perder el tiempo,
versitario de los Altos de Jalisco, que lleva 17 años o mostrar, como lo hizo en 1970 en Bellas Artes,
ampliándose sin detenerse, le han permitido al sus “Fracasos Monumentales”, una exposición so-
arquitecto ver su propia evolución. Cada etapa o bre aquellos proyectos que nunca se realizaron.
edificio nuevos reflejan, dice, “lo que voy siendo Sospecho que siempre supo que toda esa obra
a lo largo del tiempo”, porque toda obra es auto- no construida quedaría sembrada en la memoria
rretrato y si no, es plagio, advierte. En vez de que y germinaría de alguna manera, tres décadas des-
ese “ir siendo” se convierta en vejez, rejuvenece pués, en “Años de sueños”, su retrospectiva en el
cada día. Museo Tamayo. Porque como él dice: “Todo lo
Alguna vez Fernando me dijo que es un arqui- que vale la pena comienza con un sueño”.
tecto marginal, pero además, que esa condición Tiene razón el curador Daniel Garza Usa-
es la mejor de todas. Ni sabe mentir, ni le intere- biaga, cuando afirma que González Gortázar La Puerta del Viento (no construida), Guadalajara, Jalisco.
sa la competencia gremial y el glamour, mucho será visto en el futuro como un loco o como un Fernando González Gortazar, 1969

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Parque González Gallo, Fernando González Gortazar, 1972

visionario cuya intención era rescatar la empobrecida sensibilidad de las so-


ciedades de fines del siglo xx y principios del xxi. Pues él propone, ante el
paradigma del progreso, que “el único parámetro para ver si avanzamos o
retrocedemos, si progresamos o no, es la felicidad”, que define como “la más
espléndida de las utopías”; como buen jardinero, no se refiere a la felicidad
de unos cuantos, sino a la felicidad de todos, incluidos animales, plantas,
paisajes, piedras. Desde esta perspectiva “tenemos que concebir el traba-
jo, el arte, la arquitectura, la ciudad y el urbanismo como una promesa de
felicidad”. La arquitectura como segunda piel y burbuja dentro de la cual
transcurre nuestra vida, nos atañe a todos.
Algo bueno debe ocurrir en el alma cuando se entra a un edificio o
se recorre una ciudad, escribe Fernando. Sus propuestas abren la puerta a
una realidad posible donde la imaginación, el sueño, el ocio y la inspiración
se revaloran; la belleza es un artículo de primera necesidad; la relación del
ciudadano con la ciudad se erotiza; el peatón, y no el automóvil, es una
prioridad; las áreas verdes y las fuentes, las aceras y las plazas le ganan la ba-
talla a la especulación y el paisaje, a la publicidad. La “inutilidad” resulta una
grandeza porque pregona valores por encima de la función inmediatista
que atañen al espíritu y a la sensibilidad. Vemos árboles y nubes, no ca-
bles sobre nuestras cabezas; los desfiles no son militares sino coreográficos.
Rescatamos la dicha de la vida nocturna. La búsqueda de una mejor ciudad
es inseparable de una sociedad más justa donde no existe la indiferencia
ante el sufrimiento y la humillación de los demás; se emprende una refores-
tación inteligente y una convivencia armónica con la fauna. Nadie se rinde
en la batalla, a toda costa, contra la incultura.
“Hoy, para entender hacia dónde vamos, no hace falta fijarse en la po-
lítica sino en el arte”, decía Ryszard Kapuscinski. Lo mismo, con otras pala-
bras, escribió Marshall McLuhan: “Los artistas son las antenas de la especie”.
Me convenzo de ello cada vez que he tenido el privilegio de entrevistar a
González Gortázar –quién, además, se lleva muy bien con las palabras y con
el arte de la conversación.
“Me interesa el mundo”, dice este voraz lector de periódicos y explora-
dor del planeta. Son la curiosidad –definida por Amoz Oz como una “virtud
moral”– y la fascinación por el descubrimiento, lo primero que Fernando
lleva en su equipaje para viajar, pero también para hacer de la conversa-
ción toda una exploración al interior de otra persona. Dice que la vida no

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Plaza-Fuente, Guadalajara, Jalisco, Fernando González Gortazar, 1973

le alcanza para todo aquello que le fascina; le Granados Chapa y a Cristina Pacheco durante la
he oído pláticas tan eruditas como encendidas presentación de su serie “Cancioncitas”, antología
sobre zoología, botánica y paleontología y aven- de la música popular mexicana, en Radio unam.
turas donde ha visto de cerca la muerte, ya sea Por eso podemos decir que Fernando Gon-
perseguido por búfalos, ante un grupo de leones zález Gortázar va por la vida sembrando un jardín
en Namibia o casi ahogado bajo las aguas de las y esquivando espinas en el camino para que
cataratas Victoria. Lo he escuchado narrar con otros podamos pronunciar, sin temor, la palabra
pasión el momento –en el Cámbrico, la etapa felicidad. Y hoy, cuando México atraviesa por un
pionera del Paleozoico– en que se dio la prime- momento doloroso ante una barbarie que nos
ra explosión de formas de vida y la naturaleza abruma, tenemos este instante feliz del día –del
inventó los colores. O el momento en que se que hablaba Borges– porque con la medalla de
convirtió en padre y luego en abuelo. Habla con Bellas Artes se premia a un creador en cuya obra
orgullo de los grandes artistas y escritores de Jalis- podemos vislumbrar lo que podemos ser y reco-
co donde creció, y de su admiración por Orozco, nocernos en lo que mejor somos, en lo que nos
Tamayo, Rulfo, Barragán, Posada y Álvarez Bravo, hace únicos: el sueño, el pensamiento simbólico,
pero también de Freud, Buñuel, de los surrealis- la imaginación, la noción de belleza, la creación
tas y del cuadro que más lo conmueve: el Retablo artística y la pasión por la vida.
de Isenheim de Mathias Grünewald del siglo xvi. “La amistad es una hazaña, en el sentido fa-
Su mirada es universal, pero insiste en la impor- tal y silencioso de la palabra, donde no resuenan
tancia de lo local, de las raíces y de la identidad ni sables ni espadas”, escribe Sándor Marai. De
como la gran posibilidad de aportar singularida- hazañas amistosas también está lleno el jardín
des a la humanidad. Quizá por eso le gustan tan- del arquitecto González Gortázar. Ignoro si esta
to José Pablo Moncayo y Blas Galindo como José tarde, al ver tanta fertilidad, brinque de alegría o
Alfredo Jiménez, el Trío Calaveras o Agustín Lara, se preocupe por el espacio. Lo que sí sé, es que
a quienes suele interpretar y hacer que otros lo tantos afectos cultivados también resuenan en
acompañen gozosamente –como aquella noche su medalla.
memorable en que puso a cantar a Miguel Ángel 9 de noviembre de 2014

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