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El Concepto de Contra-Hegemonía en La Educación Por Competencias Héctor Mauricio Carranza Haro Universidad de Guanajuato Introducción

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El concepto de contra-hegemonía en la educación por competencias

El concepto de contra-hegemonía en la educación por competencias

Héctor Mauricio Carranza Haro


Universidad de Guanajuato

Introducción

Este ensayo pretende resolver las condiciones de posibilidad de un


discurso contra-hegemoó nico que emerja en el campo de la educacioó n
circunscrita al “modelo” por competencias en el mundo contemporaó neo. En
otras palabras, se intenta emprender el rastreo conceptual de una posible
hegemoníóa alternativa al paradigma dominante bajo inflexioó n gramsciana,
ubicando sus rendimientos teoó ricos y praó cticos que eó ste pudiese tener en el
contexto de la globalizacioó n.1
Por otro lado, en la parte final de este ensayo se intenta demostrar la
pertinencia y consiguiente caracterizacioó n de un nuevo príóncipe a modo de
una subjetividad colectiva contra-hegemoó nica -en el marco de la sociedad del
conocimiento- que permita clarificar y sustentar las posibilidades concretas de
esta contra-hegemoníóa en la educacioó n por competencias. Ademaó s, se
muestran los rendimientos que a la sazoó n de este marco hegemoó nico de la
sociedad post-industrial tiene la propuesta de la educacioó n gramsciana como
dispositivo orgaó nico contra-hegemoó nico.

1. Premisas en torno a la posibilidad del concepto de contra-


hegemonía en Gramsci

Por principio, es menester indagar las consideraciones que Gramsci


realiza en torno a la contra-hegemoníóa; a este respecto, se establece que el
teó rmino hegemoníóa indica dos connotaciones; 2 a efecto del objetivo de este
ensayo, se retoma la segunda configuracioó n del teó rmino hegemoníóa, la cual

1
En esta toó nica, es pertinente problematizar esta pretensioó n bajo las siguientes preguntas:
“¿coó mo tomaraó el poder la clase trabajadora en una formacioó n social donde el poder dominante
estaó sutil y ampliamente extendido a traveó s de praó cticas diarias habituales, íóntimamente
conectadas con la cultura misma e inscritas en nuestra experiencia desde la guarderíóa hasta el
tanatorio? ¿coó mo combatir un poder que se ha llegado a entender como el sentido comuó n de la
sociedad en vez de percibirse como algo extranñ o y opresivo?”. Cfr. Eagleton, Terry; Ideología, p.
151.
2
La misma palabra hegemoníóa designa “por un lado las formas de dominacioó n ideoloó gica e
institucional de la burguesíóa en el Estado capitalista y, por otro, el aspecto antagoó nico, es decir,
el complejo orgaó nico que, por ser la clase obrera la fuerza dirigente de la lucha contra el Estado
burgueó s, unifica sobre la base de un consenso las formas de lucha y las formas de combate
ideoloó gico, capaces de transformar la concepcioó n del mundo y, por tanto, de adquirir una nueva
hegemoníóa, basada al mismo tiempo en un nuevo bloque histoó rico”. Cfr. Macciochi, Maríóa
Antonieta; Gramsci y la Revolución de Occidente, p. 18.
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Revista Μάθημα

permite desplegar la construccioó n conceptual del teó rmino en cuestioó n. Pero,


¿coó mo es esto?, ante el principio gramsciano de la organicidad dinámica
compleja y contradictoria de la infra-supra estructura en un modo de
produccioó n capitalista, debe de advertirse en una de sus posibilidades el
antagonismo que puede emerger a partir de un bloque histoó rico
revolucionario que conmueva en parte la estructura de la sociedad burguesa y
en consecuencia, realice la hegemoníóa ideoloó gica auó n antes de apoderarse del
poder y de la direccioó n del aparato de Estado, y por consiguiente, arranque a la
burguesíóa capas de intelectuales que estaó n a su servicio y que sirven de
cimiento entre ambas dimensiones orgaó nicas (infraestructura y
superestructura). En este sentido, las clases dominadas -dando la primacíóa a la
lucha ideoloó gica- pueden conquistar la hegemoníóa sobre la sociedad civil; esto
es lo que se define como concepto de contra-hegemoníóa.
Y explicitando un poco maó s este proceso antagoó nico, con objeto de
claridad y distincioó n, cabe decir que Gramsci hace de la funcioó n hegemoó nica
un momento y una condicioó n del proceso revolucionario, un dato que
caracteriza no soó lo el ejercicio sino tambieó n la conquista del poder, que
articula el antes y el despueó s en la toma de eó ste e indica las orientaciones
fundamentales que deben corresponder a la funcioó n hegemoó nica: la de la
creacioó n de un sistema de alianzas y la de la reforma intelectual y moral de la
sociedad, de la afirmacioó n misma de la praxis políótica revolucionaria y, en la
construccioó n del Estado, de una concepcioó n del mundo a la vez nueva y
unitaria.
A este tenor, es fundamental establecer –en cuanto a sus implicaciones-
que el concepto de hegemoníóa en Gramsci estaó en estrecha relacioó n con el
Estado como gobierno de una clase. El enfoque de acuerdo a este concepto se
efectuó a desde los aó ngulos maó s diferentes: ya se trate del pasado histoó rico que
ha convertido a las clases burguesas en protagonistas (hegemoó nicos) de la
conquista del poder3 o de la fase durante la cual la clase dominada trata de
socavar la hegemoníóa de la burguesíóa y de asegurarse la hegemoníóa ideoloó gica,
auó n antes de la toma del poder.
Manifiesto el antagonismo que sugiere la supra-estructuralidad orgaó nica
de Gramsci, senñ aó lese –como refuerzo a esta tesis- el argumento de posibilidad
contra-hegemoó nica aludiendo a su caraó cter autoó nomo per se: “para la filosofíóa
de la Praxis las superestructuras son una realidad (o se vuelven una realidad,
cuando no son puras elucubraciones individuales) objetiva y operante; ella
afirma explíócitamente que los hombres toman conciencia de su posicioó n social
y por ende de sus obligaciones en el terreno de las ideologíóas, lo que no es
pequenñ a afirmacioó n de realidad; la misma filosofíóa de la Praxis es una
superestructura, es el terreno en el que determinados grupos sociales toman

3
Como en el Risorgimento italiano y en el asalto del Estado por los fascistas, con la creacioó n de
un “bloque histoó rico” reaccionario constituido por los terratenientes del sur y los industriales
del norte. Íbid, p. 149.
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El concepto de contra-hegemonía en la educación por competencias

conciencia de su propio ser social, de su propia fuerza, de sus propias


obligaciones, de su propio devenir”.4
El mismo Gramsci confirma este caraó cter autoó nomo de las
superestructuras criticando el emplazamiento materialista vulgar-oficial-
ortodoxo que apostaba por el derrumbamiento por antonomasia de toda
superestructura al derrocar la estructura, sin embargo, el filoó sofo de Ales, a
modo de ejemplo y demostracioó n, pone de manifiesto la supervivencia del
derecho natural a pesar de los cambios estructurales que ha habido a lo largo
de la historia de los modos de produccioó n en Europa hasta ese tiempo, y diraó
que “es conservado por la religioó n catoó lica y estaó vivo en el pueblo maó s de lo
que se cree”.5 Ante la inopinada o distorsionada consideracioó n de esta
dimensioó n como mera apariencia, es manifiesto fehacientemente que las
superestructuras tambieó n tienen un caraó cter de autonomíóa en razoó n de su
realidad per se.
Este caraó cter de realidad orgaó nica autoó noma dialeó ctica e histoó rica de las
superestructuras, se advierte en otro de los Cuadernos, cuando Gramsci critica
la connotacioó n ideoloó gica que puede adoptar el materialismo histoó rico para
que pueda funcionar como propuesta contra-hegemoó nica que supere –desde
el referente de dialecticidad histoó rica- la actual hegemoníóa. Adopta esta forma
cuando “eó ste es confundido con el materialismo vulgar, con la metafíósica de la
materia que no puede no ser eterna y absoluta”. 6 Aquíó Gramsci dirige su
reflexioó n a una configuracioó n dinaó mica, dialeó ctica, en constante superacioó n del
teó rmino en cuestioó n.
Paradigmaó ticamente, en este mismo tomo de los Cuadernos7 se devela
una reaccioó n contra-hegemoó nica en inflexioó n supra-estructural en los obreros
italianos, los cuales supeditaron los intereses econoó micos a los organizativos.
Este es un texto que contraviene a lo argumentado por el economismo tan
criticado de forma constante por Gramsci en toda su obra. Comparativamente
y con sus debidas proporciones, hoy se pudiese constatar este caraó cter
autoó nomo de la emergencia del antagonismo hegemoó nico desde el
movimiento de los desocupados en Espanñ a, las manifestaciones sociales en
Wall Street, entre otras expresiones.

2. Las condiciones de posibilidad contra-hegemónica en la


educación por competencias

Senñ aladas las pretensiones de posibilidad del discurso contra-


hegemoó nico bajo emplazamiento gramsciano en el estado actual de cosas, es

4
Gramsci, Antonio; Cuadernos de la Cárcel, Tomo IV, p. 269.
5
Íbid, p. 201.
6
Gramsci, Antonio; Cuadernos de la Cárcel, Tomo II, p. 179.
7
Ibid, pp. 167 y ss.
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Revista Μάθημα

menester problematizar si repercute sustancialmente en el aó mbito de la


educacioó n adjetivada por competencias.
Para abrir camino a la argumentacioó n de eó stas posibilidades contra-
hegemoó nicas en el aó mbito de la educacioó n, se sugiere establecer las siguientes
preguntas: ¿Hasta doó nde puede mantenerse histoó rica y políóticamente un
discurso orgaó nico de competencias en la educacioó n que per se es
profundamente individualista y provoca constantes rupturas sociales? ¿Hasta
doó nde lo permitiraó /resistiraó el hombre? ¿La educacioó n como mercado tiene un
líómite o se configura en una panacea indiscutible?
El caraó cter hegemoó nico que guarda en síó la educacioó n por competencias,
ademaó s de las orientaciones determinantes que imprime en su evolucioó n, han
impulsado –y quizaó obligado- como dice Miguel de la Torre tambieó n a la
reflexión y al debate sobre el modo de estar en el mundo, haciendo una críótica,
reconociendo la necesidad del cambio planteando alternativas; esto con
motivo “del fracaso de las políóticas neoliberales… que despueó s de cuatro
deó cadas de una orientacioó n basada en la vuelta al imperio de las fuerzas del
mercado, no soó lo no se han alcanzado los objetivos de acabar con las crisis
recurrentes, las desigualdades y los problemas del desarrollo econoó mico y
social, sino que la situacioó n ha empeorado”. 8
Otra líónea argumentativa que sustenta el antagonismo en la educacioó n
vigente, tendríóa que ver con la necesaria construcción de un prototipo
alternativo que compita con el paradigma imperante, porque si se asumen las
premisas que configuran el discurso por competencias ¿seríóa coherente
prescindir de la consideracioó n de una propuesta alternativa en el marco de la
Educacioó n?, es decir, ¿no ayudaríóa a la misma competitividad de la educacioó n
en su estado actual, hacer germinar un dispositivo contra-hegemoó nico o
alternativo que le obligaraó a hacerse maó s eficiente?
¿Acaso eó stas consideraciones no expresan con verdad una fisura
sustancial del discurso neoliberal que denota contradiccioó n, y a su vez,
provoca la irrupcioó n del caraó cter antagoó nico de sus pretensiones? Si eó stos
presupuestos aparecen de la misma forma en la educacioó n, es innegable e
insoslayable la posibilidad de la contra-hegemoníóa. Pero ¿Queó trazos generales
tendraó esta contra-hegemoníóa en el aó mbito de la Educacioó n contemporaó nea?
¿Coó mo se desplegaríóa dicho antagonismo?

3. La construcción contra-hegemónica en el marco de la educación


por competencias

Gramsci otorga un primer despliegue alternativo –que es necesario e


imprescindible para la configuracioó n de la contra-hegemoníóa- teniendo a la
vista el problema ingente del entramado ideoloó gico complejo de la clase

8
De la Torre Gamboa, Miguel; Del humanismo a la competitividad. El discurso educativo
neoliberal, p. 17.
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El concepto de contra-hegemonía en la educación por competencias

dominante, el filoó sofo de Ales, propone la irrupcioó n de una clase innovadora


que tenga un espíóritu de escisioó n, es decir, una progresiva adquisicioó n de la
conciencia de la propia personalidad histoó rica, y ademaó s, que se extienda en
una red que imbrique a la clase protagonista con las clases aliadas potenciales;
seraó menester, que a tal emprendimiento, a la conciencia se le exija, por un
lado, “el exacto conocimiento del campo que se ha de vaciar de su elemento de
masa humana”.9 Y por el otro, la elaboracioó n críótica de su propia concepcioó n
del mundo; esto tendraó como triple derrotero: a) el configurar un estatuto de
conciencia unitaria, coherente, que se eleve hasta el punto al que ha llegado el
pensamiento mundial maó s avanzado, b) el que esteó en condiciones de criticar
toda la filosofíóa que hasta ahora ha existido, en cuanto que eó sta ha dejado
estratificaciones consolidadas en la filosofíóa popular, y c) el que eó sta se asuma
como es realmente, es decir, como producto del proceso histoó rico desarrollado
hasta ahora y que ha dejado en la sociedad misma una infinidad de huellas
recibidas sin beneficio de inventario; de ahíó que una tarea necesaria sea
realizar una arqueologíóa de eó stas improntas.
Esta críótica que ubica al pensamiento en un nuevo estadio, como
asimilacioó n y superacioó n del estado de cosas que guarda la realidad social, y
advertidos conscientemente los sedimentos que ha dejado el proceso
histoó rico, proyecta a los sujetos subalternos a aprovechar las ventajas que la
democracia representativa les ofrece en el capitalismo, ademaó s de los
procedimientos e instituciones democraó ticas para construir, expandiendo
cadenas de equivalencias entre las distintas luchas contra la opresioó n, a las
que pueden articularse otras fuerzas políóticas, cadenas que fomenten
antagonismos y que, aunados a otras variables, puedan convertirse en
relaciones y praó cticas hegemoó nicas nuevas”. 10 Y bajo estos presupuestos, tales
sujetos sociales pueden desarticular los elementos ideoloó gicos liberales
enajenantes, y en contraparte, articular elementos ideoloó gicos nuevos. 11
A tono con este emplazamiento reflexivo, Miguel de la Torre ofrece
algunas intuiciones contra-hegemoó nicas que pudieran valer para eó stos sujetos
subalternos en el marco de la educacioó n vigente, ideas como el colectivismo, el
humanismo y el igualitarismo, que bajo el examen puntual y preciso de la
racionalidad en sus constantes superaciones, tienen auó n importantes

9
Gramsci, Antonio; Cuadernos de la Cárcel, Tomo II, p. 55.
10
Gonzaó lez Negrete, Ernesto; Hegemonía, Ideología y Democracia en Gramsci, p. 14.
11
Una advertencia fundamental que hacen Mouffeó y Laclau, a este respecto, -y que no es posible
renunciar en un contexto como la globalizacioó n que atraviesa al siglo XXI- consiste en
establecer la condicional de que síó estos sujetos políóticos que van desarrollando una contra-
hegemoníóa o aspiran a serlo, requieren imprescindiblemente continuar el ejercicio de
articulacioó n y rearticulacioó n de los elementos ideoloó gicos de los grupos a quienes dirigen
ajustaó ndose –y esto es algo sustancial- a la movilidad de su contexto social e histoó rico. Es decir,
se requieren articular y desarticular continuamente las concepciones del mundo y las formas de
vida, los valores, las costumbres, las reglas y los ideales intelectuales y morales de los diferentes
grupos bajo un discurso que los unifique y con el cual se reconozcan e identifiquen.
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rendimientos.12 Empero no es suficiente dejar en abstracto a estos sujetos


subalternos, sino que es necesario manifestar su concrecioó n histoó rica desde
las condiciones actuales desde aquellos seres humanos que viven en la
negacioó n misma del sistema13, es decir, los migrantes, los campesinos, los
joó venes, los empleados, los subempleados, los desempleados, los obreros,
etceó tera. Sujetos que en tal concrecioó n histoó rica sean partíócipes tambieó n de la
construccioó n antagoó nica de la realidad en todas sus aristas, incluyendo el
campo educativo.

4. ¿Un nuevo príncipe como dispositivo contra-hegemónico?

Si se asiente la posibilidad contra-hegemoó nica bajo inflexioó n gramsciana


en el marco de la educacioó n por competencias, empreó ndase el ejercicio
reflexivo de poner sobre “el tapete” de la discusioó n los rendimientos que
pueda tener la consideracioó n de la categoríóa gramsciana de ´un nuevo príóncipe
´ como irrupcioó n histoó rica y pertinente, a modo de propuesta contra-
hegemoó nica.
Preguntas que salen al paso de este problema, tienen que ver con las
posibilidades contra-hegemoó nicas que puede ofrecer el concepto gramsciano
de moderno príncipe desde este contexto de pluralidad post-industrial; y en
esta loó gica, advertir si esta categoríóa tiene los pliegues suficientes para
instaurarse como una propuesta alternativa al marco de la competitividad.
De entrada, se tiene la dificultad argumentativa que plantea Lawrence
Grossberg -en este marco de la sociedad capitalista post-industrial-, que ante
la intromisioó n de la nueva derecha en la frontera entre el afecto y la ideologíóa,
doó nde soó lo se plantean respuestas emocionales soslayando la participacioó n del
entendimiento ideoloó gico o del compromiso, y con esto, “queda poco espacio
para el optimismo de la voluntad de Gramsci, tan necesario para la lucha
políótica, para comprender y confrontar el compromiso afectivo fuera del
sistema del poder cultural en el que tal inversioó n es construida, y para asumir

12
No se piensa en una alternativa educativa desde una reivindicacioó n, sin maó s, del discurso
abandonado, desatendiendo los cambios socioculturales que dieron lugar a esa críótica, sino en
un antagonismo que finque sus pretensiones en la importancia de la comunidad como fin,
superando el individualismo extremo –desencantado, aterrado, agobiado, hedonista,
eficientista- sin alguna pretensioó n de regreso al liberalismo claó sico o al socialismo real.
13
Esta consideracioó n es confirmada por algunos que han reflexionado en torno a la Ideologíóa, al
advertir que habraó que constituir esta contra-hegemoníóa desde el espacio políótico en el que los
maó s deó biles de la sociedad y del mercado puedan combatir y negociar sus conquistas. Cfr.
Thompson, John; Ideología y cultura moderna: teoría crítica social en la era de comunicación de
masas, p. 124. Sin embargo, el discurso gramsciano diferiríóa parcialmente en esta afirmacioó n, ya
que el concepto de negociacioó n -desde esta oó ptica- no se considera, y por el contrario, los maó s
deó biles tendraó n por empresa la conquista de una nueva hegemoníóa; a este tenor, hay que
arrebatar el poder educativo mediante una propuesta contra-hegemoó nica, que domine y dirija el
nuevo espectro educativo, de lo contrario se tendraó como derrotero una configuracioó n social-
educativa reformista al modo de una democracia liberal capitalista.
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El concepto de contra-hegemonía en la educación por competencias

la necesaria relacioó n entre inversioó n afectiva y sistemas externos de


significado”.14
En esta líónea discursiva de dificultades debe observarse que en el
escenario contemporaó neo mundial las democracias tambieó n se han venido
desgastando a efecto de las ´partidocracias´ imperantes. 15 Se haraó el intento de
ver el rendimiento que auó n pudiese tener un concepto como el de partido
políótico, porque en el tiempo de Gramsci, los partidos eran la forma en la cual
las clases formaban sus intelectuales, el cual devendríóa en la conformacioó n de
un bloque histoó rico. A tal efecto, el partido políótico–en las reflexiones
carcelarias del autor- toma la representatividad del moderno príóncipe, el cual
tiene “la tarea de eliminar la divisioó n entre gobernantes y gobernados,
ejerciendo una hegemoníóa liberadora, orientada a superar la perpetua divisioó n
del geó nero humano… Es por tanto, el portavoz de una reforma intelectual y
moral que tiende a incorporar al individuo en el hombre colectivo”. 16
Ante estas consideraciones, es preciso, a efecto de posibilitar los
rendimientos del concepto del moderno príóncipe, retomar su contenido y
dejar de lado la figura conceptual representativa en el tiempo de Gramsci, a
saber, el partido político. Se pudieran decir una multiplicidad de motivos que
justifican su desplazamiento, sin embargo, pongo sobre este discurso
solamente el argumento que menciona Gramsci en cuanto a la
representatividad orgaó nica anulada desde hace varios anñ os por los partidos
políóticos, los cuales se han quedado como una casta o clase, aislada del sentir y
comprender respecto a las maó s pronunciadas necesidades de los marginados y
desposeíódos. Por tanto, el pueblo, en su necesidad de ser visto y escuchado,
recurre a otras subjetividades colectivas que les representen, es por ello, que
en el estado actual de cosas, la sociedad civil toma este papel protagoó nico.
Gramsci, no tendríóa alguó n resquemor en cuanto a asumir el
desplazamiento de representacioó n orgaó nica entre gobernantes y gobernados,
entre intelectuales y el pueblo, desde una nueva figura, dado que en un
apartado de sus reflexiones carcelarias senñ ala que “los partidos son hasta
ahora el modo más adecuado para elaborar los dirigentes y la capacidad de
direccioó n (los partidos pueden presentarse bajo los maó s diversos nombres,
incluso bajo el de antipartido y de negacioó n de los partidos…)”. 17 Veó ase con ello
la postura conceptual flexible y no definitiva que toma el filoó sofo de Ales, a
efecto de no mirar dogmaó ticamente la forma en que la emergencia contra-
hegemoó nica debiera ser asistida o deba situarse desde el partido políótico; el

14
McLaren, Peter; Pedagogía crítica y cultura depredadora: políticas de oposición en la era
posmoderna, Paidoó s, Barcelona, 1997, p. 39.
15
Un problema especíófico que deviene de esta cuestioó n tiene que ver con la pertinencia de fijar
todavíóa esta entidad contra-hegemoó nica desde los decadentes partidos en el marco de las
democracias contemporaó neas, las cuales se encuentran, por decirlo de alguna forma ´en terapia
intensiva´.
16
Gramsci, Antonio; la alternativa pedagógica, Fontamara, México, 2004, p. 85.
17
Gramsci, Antonio; la alternativa pedagógica, p. 87. El subrayado es mío.
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Revista Μάθημα

menciona analizando la cita anterior que la construccioó n de dirigentes


alternativos puede presentarse bajo los maó s diversos nombres, acaso un anti-
partido en el momento actual, ¿no estaríóa representado por un movimiento
ciudadano por ejemplo?

5. Pertinencia de la educación gramsciana como propuesta contra-


hegemónica

La educacioó n gramsciana como alternativa a la educacioó n por


competencias tiene su pertinencia a consideracioó n de su relevancia holíóstica
que no se reduce a un aó mbito meramente pedagoó gico, ni a un programa de
políótica educativa, sino que se emplaza de forma maó s amplia, es decir, desde
una reforma cultural, ligada a una transformacioó n sociopolíótica y econoó mica,
motivada por la praxis filosoó fica.
La propuesta educativa contra-hegemoó nica a modo gramsciano, debe
considerar la superacioó n que urge a las capas sociales maó s deprimidas,
teniendo en cuenta que tal reforma cultural no es posible, si no va imbricada
una reforma políótica y econoó mica, y en este sentido como se expuso en el
punto anterior, un nuevo príóncipe como subjetividad colectiva alternativa seríóa
el dispositivo genuino a este emprendimiento.
Un tercer argumento que sostiene tal hipoó tesis, tiene que ver con el
concepto gramsciano de humanismo absoluto el cual tiene sobre síó una
historicidad dialeó ctica que pretende situarse en una constante dinaó mica de
superacioó n que se pone de frente a los presupuestos discursivos de los
modelos educativos “de avanzada” en su tiempo, de ahíó que este concepto
tenga vigencia de frente al discurso contemporaó neo de las competencias si se
advierte la premisa de que el pensamiento gramsciano tiene una gran
elasticidad que le excenta de dogmatismos marxistas –tan criticados por eó l- y
que se mantiene en una autocríótica constante la cual le permite salir al paso de
los arrebatos anquilosados que le sugiere la tradicioó n marxista ortodoxa.
Por otro lado, si se considera que la educacioó n por competencias se ha
ubicado ´sin maó s´ en un horizonte de definitividad acríótica y estaó tica, como
garantíóa y pendoó n absoluto en el desarrollo de los paíóses del mundo global
como posibilidad uó nica de subsistencia, pareciera que el discurso
antropoloó gico de Gramsci en sus alcances conceptuales y metodoloó gicos,
comporta una propuesta que supera con creces el concepto de hombre en el
discurso de las competencias: por un lado, si Gramsci concibe al hombre como
espíóritu, creacioó n histoó rica, eó ste mismo tiene la posibilidad de forjarse modos
de vida alternativos, siempre en constante superacioó n en vista a su afirmacioó n
histoó rica, situacioó n que no otorga el Anthropos de las competencias ya que a
eó ste soó lo le interesa potencializar y mantener la hegemoníóa del sistema
neoliberal sin alguna variacioó n de fondo que provoque su superacioó n dando
paso a otro nuevo momento histoó rico de la humanidad. A nivel metodoloó gico,

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El concepto de contra-hegemonía en la educación por competencias

el Anthropos gramsciano sugiere la constante superacioó n de su concepcioó n,


jamaó s queda conceptualizado en forma definitiva, sino siempre sujeto a la
dialeó ctica de la historia. Situacioó n que la educacioó n por competencias de
entrada ni la considera, y si lo advirtiera seríóa bajo el encuadre del status quo,
es decir, admitiríóa superaciones antropoloó gicas siempre y cuando se manejen
en el marco ideoloó gico del capital.

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Revista Μάθημα

Bibliografía

De la Torre Gamboa, Miguel; Del humanismo a la competitividad. El discurso


educativo neoliberal, Paidoó s, Barcelona, 1997.
Eagleton, Terry; Ideología, Paidoó s, Barcelona, 1997.
Gonzaó lez Negrete, Ernesto; Hegemonía, Ideología y Democracia en Gramsci,
Plaza y Valdeó s, Meó xico, 2004.
Gramsci, Antonio; Cuadernos de la Cárcel: tomo II, Era/Benemeó rita Universidad
de Puebla, Meó xico, 1999.
---------------------; Cuadernos de la Cárcel: tomo IV, Era, Meó xico, 1986.
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Macciochi, Maríóa Antonieta; Gramsci y la Revolución de Occidente, Siglo XXI,
Meó xico, 1980.
McLaren, Peter; Pedagogíóa críótica y cultura depredadora: políóticas de
oposicioó n en la era posmoderna, Paidoó s, Barcelona, 1997
Teun A. van Dijk; Ideología y Discurso: una introducción multidisciplinaria,
Ariel, Barcelona, 2003.
Thompson, John; Ideología y cultura moderna: teoría crítica social en la era de
comunicación de masas, Universidad Autoó noma Metropolitana, Meó xico, 1998.

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