Restitución Internacional de Menores
Restitución Internacional de Menores
Restitución Internacional de Menores
Resumen
I) Introducción
Si bien ante una separación los progenitores deben enfocarse aún más en el cuidado
emocional, físico e incluso económico de sus hijos, por lo frustrante y doloroso que puede
llegar a ser para los menores, sin embargo en la vida cotidiana ocurre lo contrario y nacen
las guerrillas entre ambos padres. Existen un sinnúmero de casos, en donde de un lado y
del otro se encuentran las decisiones y acciones de ambos progenitores y en el medio el
menor, que no tiene más remedio que adecuarse a lo que le toca, sufriendo en silencio. “En
este contexto, la sustracción internacional parental de menores se torna un tema de
máxima preocupación, actualidad y relevancia ante el considerable incremento de casos
detectados”. ([1]) Es por ello, que se destaca la importancia de que éstos sean resueltos con
sumo cuidado y celeridad procesal, privilegiando la escucha del menor en el proceso, en
pos del interés superior del niño.
Es así que, bajo estas condiciones, Argentina tiene una deuda pendiente con la comunidad
internacional, pues al suscribir los Convenios de Derechos Humanos ha asumido la
responsabilidad de cumplir lo dispuesto en los mismos, sin embargo la lentitud con la que
se llevan a cabo este tipo de procesos a causa de la falta de legislación uniforme y la
amplitud de la vía recursiva, generan conflictos, agravando la situación del menor, y
posiciona a nuestro país como incumplidor de sus obligaciones. Es por ello, que esta ley
nacional ha sido tan reclamada en distintas oportunidades e incluso se han previsto
medidas alternativas, como lo es el Protocolo ([2]) aprobado por la Comisión Nacional de
Acceso a la Justicia.
Sin embargo, cada vez son más frecuentes las obstrucciones o impedimentos de uno hacia
el otro progenitor e incluso hacía abuelos y demás familiares. D’Alessio ([4]) realiza aquí una
distinción haciendo notar que con “(impedir) se trata de imposibilitar, evitar que el contacto
se haga efectivo, y [con] (obstruir), de obstaculizar, entorpecer de alguna manera o poner
escollos para ese contacto”. Más allá de esta distinción, sea en uno u otro caso, el
resultado es el mismo, pues se impide el contacto del menor con el otro y se lo perjudica,
dificulta los lazos y aísla.
1) Instrumentos aplicables
La Convención sobre los Derechos del Niño, en su artículo 9 inc. 3, expresa que “Los
Estados Parte respetarán el derecho del niño que esté separado de uno o ambos padres a
mantener relaciones personales y contacto directo con ambos padres de modo regular,
salvo si ello es contrario al interés superior del niño.” En conformidad con lo expresado se
han ido creando distintos instrumentos para combatir los traslados y retenciones ilícitas.
De esta manera, podemos mencionar: El Convenio de la Haya (1980) sobre los Aspectos
Civiles de la Sustracción Internacional de Menores; el Convenio de la Haya (1996) relativo
a la Competencia, Ley aplicable, el Reconocimiento, la Ejecución y la Cooperación en
Materia de Responsabilidad Parental y de Medidas de Protección de los Niños; el Convenio
Europeo (1980) relativo al Reconocimiento y Ejecución de Decisiones en Materia de
Custodia de Menores, así como el Restablecimiento de dicha Custodia; el Reglamento
(CE) 2201/2003 relativo al Reconocimiento y la Ejecución de Resoluciones Judiciales en
Materia Matrimonial y Responsabilidad Parental; la Convención Interamericana sobre
Restitución Internacional de Menores (1989) CIDIP IV, entre otros.
2) Derecho comparado
Podemos encontrar países como Panamá, Colombia, Chile, Uruguay, España, entre otros,
que se han ocupado del tema, creando procedimientos idóneos para acelerar la restitución
internacional de menores, y que deben servir de ejemplo para nuestro país a la hora de
crear una ley procesal nacional. Así pues, Colombia, en el año 2006, sancionó la ley 1008
que fija algunas competencias y procedimientos para la aplicación de convenios
internacionales en materia de niñez y de familia, estableciendo una rigurosa aplicación del
principio de celeridad en estos casos y prevalencia de las disposiciones contenidas en los
tratados y convenios internacionales por sobre otras leyes; y la ley 1098, del mismo año,
por la cual se expide el Código de la Infancia y la Adolescencia, que establece normas
sustantivas y procesales para la protección integral de niños, niñas y adolescentes.
En este sentido, es destacable los dispuesto en estas leyes por el Estado colombiano, que
en concordancia con el Convenio, dispone plazos acotados, estableciendo que el juez de
Familia tiene como plazo máximo para fallar un caso de restitución internacional de
menores el término de 2 meses, contados a partir del recibo de la demanda, del informe o
del expediente según el caso. Luego podrá discutirse si en la práctica se cumple o no con
estos términos, lo importante aquí es que nos sirva como antecedente para la sanción de
una ley en la materia.
En tanto, en España, en 2015 se produce una importante modificación con la ley 15 de
Jurisdicción Voluntaria, que establece dos nuevos procedimientos dentro de los
procedimientos de familia del libro IV de la Ley de Enjuiciamiento Civil; uno específico para
obtener la restitución de menores en el supuesto de sustracción internacional y otro para
declarar la ilicitud del traslado o retención. A ello, se suma la Circular 6/2015 sobre
Aspectos Civiles de la Sustracción Internacional de Menores, dictada por la Fiscalía
General del Estado, y podemos señalar, también, el Reglamento del Consejo de la Unión
Europea Nº2201/2003. Todo ello, en su conjunto, establece la urgencia del proceso de
restitución y la concentración de la jurisdicción para acelerar los casos.
Aquí, podemos señalar dos cosas, en primer lugar, España ha creado un sistema
normativo de carácter multidisciplinar, pues regula aspectos penales, civiles, procesales e
internacionales, estableciendo en lo que se refiere a la restitución internacional de
menores, un proceso contencioso, especial, preferente y urgente, con un máximo de 6
semanas entre las dos instancias, que salvo casos sumamente excepcionales no admite
dilación alguna; lo cual vemos como un modelo a seguir en el momento de crear nuestra
propia normativa.
En segundo lugar, hallamos como aspecto negativo de este sistema normativo y que
debería pulirse, en que resulta ser un sistema complejo, pues está formado por normas de
distintas fuentes que requieren de una interpretación conjunta para su correcta aplicación,
dado que cuenta con normas europeas, convencionales y nacionales, lo que supone para
los particulares e incluso para los operadores jurídicos todo un reto en la aplicación práctica
del sistema. ([7])
Por último, cabe mencionar a Uruguay, que sancionó la ley 18895/2012 de “Restitución de
Personas Menores de Dieciséis Años Trasladadas o Retenidas Ilícitamente”, que en
somero análisis, se basa en lo dispuesto por la “Ley Modelo” creada por el grupo de
expertos conformado por la Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado y el
Instituto Internacional del Niño, estableciendo plazos breves en pos del interés superior del
menor, instando al juez a que dicte medidas cautelares para asegurar el objeto del proceso
cuando sea necesario y cooperando internacionalmente con los otros magistrados.
3) Situación en Argentina
Este vacío legal ha generado, por parte de distintas provincias, la creación de normas que
suplan tal laguna, entre las que podemos nombrar a la provincia de Córdoba que sancionó
la ley 10419 de 2016 de “Procedimiento para la Aplicación de los Convenios sobre
Restitución Internacional de Niños, Niñas y Adolescentes” y en el caso de Entre Ríos la
acordada 13/2015 del Superior Tribunal de Justicia, que reglamenta el “Proceso de
restitución Internacional de Menores para la Provincia de Entre Ríos”.
Este es uno de los tantos casos que se presentan en nuestro país, donde podemos notar el
retardo del proceso de restitución del menor, que se ocasiona por la falta de una regulación
procesal específica y la amplitud en la vía recursiva. Es importante tener siempre presente,
que ante cualquier confrontación de los progenitores o desavenencia, debe primar el
interés superior del niño, que involucra una serie de derechos en pos del bienestar del
menor, como el mantener contacto con ambos progenitores y no ser trasladado o retenido
ilícitamente, y si ello ocurriera el juez requerido debe obtener una rápida resolución de la
solicitud de restitución, salvo que existan pruebas que autoricen a rechazar el pedido.
Ello implica, que la restitución no es absoluta, sino que pueden darse excepciones, que son
de carácter restrictivo, y que permiten al juez requerido evitar la restitución del menor ante
la presencia de alguna de ellas. Estas pueden ser: a) Falta de legitimación activa del
solicitante, puesto que no ejercía de modo efectivo el derecho de custodia en el momento
en que fue trasladado o retenido o había consentido o posteriormente aceptado el traslado
o retención; b) Grave riesgo de que la restitución exponga al menor a un peligro grave
físico o psíquico o que de cualquier otra manera lo coloque en una situación intolerable; c)
Que la solicitud de restitución se haya presentado vencido el año de traslado o retención
ilegal y se prueba que el menor de 16 años se ha integrado a su nuevo centro de vida; d)
Que la persona menor de edad, con grado de madurez suficiente, se manifieste en forma
contraria a la restitución; y e) Que el pedido de restitución sea contrario a los principios
fundamentales en los que se basa el Estado requerido.
Ahora bien, en nuestro país, el problema se manifiesta en los tiempos procesales, dado
que la celeridad procesal requerida se ve opacada por la lentitud con la que actúa la
justicia, las distintas etapas que se llevan a cabo y las trabas que ocurren en el medio,
provocando el retardo del menor a su centro de vida, tal y como ocurrió en un fallo de la
Corte Suprema ([11]) en el que se demoró más de cinco años en dar cumplimiento a la
sentencia, pues en el 2010 la CSJN resolvió la restitución de un menor que se encontraba
en Argentina a la ciudad de Miami, y sin embargo en 2015 el progenitor no conviviente
vuelve a presentarse ante el máximo tribunal debido al incumplimiento de la sentencia,
pues se sucedieron una serie de hechos que incidieron en el modo de cumplimiento de la
orden de retorno y la magistrada de grado no actuó con la celeridad requerida para salvar
estos impedimentos.
Es sabido, que la tutela judicial efectiva debe estar siempre presente en todo proceso, no
obstante en estos casos es necesario que el juez realice un seguimiento mayor, no
concluyendo su trabajo con la sentencia, sino adoptando todas las medidas que sean
necesarias para el cumplimiento efectivo de lo ordenado. Peyrano ([12]) ha expresado, en
diferentes oportunidades, que el procedimiento de restitución instrumentado en la
Convención de La Haya da cuenta de que se trata de un proceso que debe ser resumido
en el tiempo, ágil y rápido, dado el carácter urgente del tema, por lo que no sólo el juez
deberá resolver prontamente en cada caso particular, instrumentando herramientas
adecuadas para dar cumplimiento efectivo a lo sentenciado, sino que además, es
obligación del legislador reglamentar el proceso, conforme a lo dispuesto en el Convenio
para que se cumpla con la celeridad procesal exigida, expresando que “se está frente a un
proceso “acotado” que no sólo debe ser acelerado, sino que también debe estar presidido
por restricciones en el debate, severas limitaciones probatorias y un régimen recursivo más
simplificado que el corriente”.
Es por ello, que es urgente la pronta sanción de una ley procesal nacional, que cuente con
un proceso ágil y acotado en este tipo de casos de restitución internacional de menores de
16 años. Sin embargo ante su carencia, la Comisión Nacional de Acceso a la Justicia de la
Corte Suprema, aprobó el Protocolo de Actuación para el Funcionamiento de los
Convenios de Sustracción Internacional de Niños, el 28 de Abril de 2017, como paliativo
frente al vacío legal, ante la necesidad de generar un marco regulatorio que establezca
criterios procesales uniformes para que el juez pueda llevar de manera ordenada y rápida
un buen trámite.
[es] imperioso exhortar al Poder Legislativo para que estime la necesidad o conveniencia
de hacer uso de sus atribuciones para dictar una ley que se ajuste a la finalidad del CH
1980 y permita cumplir con las obligaciones asumidas por nuestro país al suscribir dicho
convenio. ([14])
Por otra parte, en Argentina, rige la Ley 48 que permite presentar recurso extraordinario
federal ante la CSJN en determinados casos ([15]) y más aún en lo que concierne a niños y
adolescentes, por lo que exigir la reducción de recursos iría contra lo establecido por esta
ley, por lo tanto es más complicado de lo que parece y hay que tratar el tema con sumo
cuidado. En distintos fallos de restitución internacional de menores ([16]) se ha planteado el
recurso extraordinario y éste ha sido concedido. Sin embargo, ha prolongado el regreso del
niño a su lugar de residencia habitual, produciendo confusiones en el menor, pues mucho
tiempo conviviendo en el país requerido produce un arraigo del niño o adolescente en ese
lugar y lo distancia de su país de origen, haciendo que el menor se sienta parte del nuevo
centro de vida (país requerido) y extraño en el lugar donde se pretende que regrese
mediante la restitución.
Ello puede verse reflejado, también, en otro fallo ([17]), en el que se planteó recurso
extraordinario federal ante la solicitud de restitución internacional de un menor, que estuvo
viviendo en Argentina por siete años, en el que se expresó en el considerando 27:
Que más allá del caso en particular, las demoras en el trámite del proceso y el
incumplimiento en exceso del plazo fijado por el CH 1980 son una característica constante
en cada una de las causas sobre restitución internacional de menores en las que esta
Corte ha intervenido. Esto perjudica el normal desenvolvimiento del proceso dado que lo
desnaturaliza al afectar en forma directa su finalidad, cual es garantizar la restitución
inmediata del menor a su lugar de residencia habitual (arts.1° apartado a, 2°, 11 Y 12 del
CH 1980). Además, provoca un mayor distanciamiento entre el niño y el entorno que tenía
en el país de residencia habitual y, viceversa, genera un principio de arraigo en el país
requerido, al tiempo que conduce a que en el procedimiento los interesados efectúen
planteos ajenos a su objetivo que dificulten la decisión final de la causa y el retorno del
menor.
Por lo tanto, debemos contar con la pronta sanción de una ley uniforme en materia de
restitución internacional de menores, que establezca procedimientos rápidos, sin dilaciones
innecesarias y con limitación en la vía recursiva, y que prevea no sólo el procedimiento a
seguir durante el proceso, sino también en la etapa de ejecución de sentencia, dado que,
conforme expresamos anteriormente, en estos casos el juez debe realizar un seguimiento
aún mayor, adoptando las medidas que sean necesarias para que se logre el cumplimiento
de lo ordenado. En palabras de Fernández ([18]):
Las bases para una correcta cooperación entre el Estado argentino y los demás Estados
están dadas, (…) pero sólo se logrará un proceso expeditivo y urgente en la medida que
los jueces no vean supeditada su actuación al cumplimiento de tiempos procesales que, en
rigor de verdad, sólo se traducen en escollos en detrimento de los esfuerzos
jurisdiccionales por lograr el retorno de los niños, niñas y adolescentes al Estado de su
residencia habitual.
Así mismo, si bien las convenciones internacionales contienen normas que aluden al
procedimiento, estas son de carácter general, aplicables a todos los países y no son
suficientes a la hora de resolver el caso concreto, siendo indispensable una regulación
normativa a nivel nacional, que contemple en forma detallada y precisa el procedimiento a
seguir ante una solicitud de este tipo. ([19])
Es imprescindible contar con plazos breves en la resolución de estos procesos, dado que el
transcurso del tiempo agrava la situación del menor, que ya se encuentra padeciendo el
desplazamiento de su centro de vida, a raíz de uno de sus progenitores. Así pues, esta
demora, esta lentitud para resolver la restitución, posiblemente ocasione la integración del
niño al país donde ha sido trasladado o retenido ilícitamente, y luego, sin embargo, este
nuevo centro de vida vuelva a modificarse cuando se resuelva la restitución al país de su
residencia habitual. Por lo tanto, sumado al primer desarraigo que ha sufrido el niño en
estos cuadros se producirá uno nuevo consecuente de la consolidación de hecho de un
nuevo centro de vida. ([21])
(…) que lo decidido respecto al efecto del recurso afecta el “interés superior del niño”, el
cual —por natural consecuencia de lo decidido por la Cámara de Apelaciones— debe
retornar —nuevamente— a esta provincia a esperar la firmeza de la resolución, con todas
las implicancias que ocasionará el tiempo que insumirá este proceso desde la
sustanciación de la apelación hasta una resolución de Cámara de Apelaciones y un
eventual recurso de casación por ante ésta Sala en lo Civil y Comercial. Que ello implicará
un exceso en los plazos y lineamientos del Convenio internacional aplicable en estos casos
y, especialmente, para la vida del niño, ocasionará un daño quizás irreversible por el hecho
de no tener una decisión firme sobre su residencia habitual, y por ende una definición
respecto del Juez que decidirá los conflictos subyacentes de sus progenitores.
Es importante destacar la gravedad que implica el no contar con una norma uniforme a
nivel nacional y los inconvenientes que ello genera en cuanto a la demora de estos
procesos, siendo que los convenios de restitución internacional de menores han resaltado
la necesidad de actuar con celeridad, para una tutela judicial efectiva, en casos donde
niños y adolescentes encuentran comprometidos sus derechos. Alfonso de Bogarín ([23])
manifiesta que no sólo se perjudica a los menores involucrados, sino también a los adultos,
por la complejidad de los procesos ante la ausencia de normas de procedimiento acordes
con lo establecido en la Convención, y destaca:
Es esencial, para eliminar estos obstáculos y favorecer una decisión con celeridad y
urgencia propia de un mecanismo de restitución, contar con una norma de carácter
procesal propio y eficaz, que guiada por el supremo interés del niño, respete los principios
de tutela judicial efectiva, inmediación, buena fe y lealtad procesal, oficiosidad, oralidad y
acceso limitado al expediente (…) la falta de celeridad en las decisiones debilita el
Convenio.
Por consiguiente, propugnamos, no sólo la pronta sanción de una ley procesal uniforme a
nivel nacional, que contemple los principios del artículo 706 del Código Civil y Comercial de
la Nación, principalmente la tutela judicial efectiva, el interés superior del niño e inmediatez,
con un proceso de restitución internacional de menores acotado en el tiempo, que plante
un debate reducido, producción de pruebas limitadas y el establecimiento de medidas
cautelares de ser necesario, sino además la posibilidad de prever alguna solución
alternativa en cuanto a la presentación de recursos, para que sin afectar la Ley 48, pueda
así mismo resguardarse la celeridad procesal y la garantía de doble instancia, tan
importante en casos de esta dimensión.
En este sentido, destacamos algunos proyectos de ley procesal de las provincias
ofreciendo distintas soluciones al respecto, como es el caso de un proyecto de distintos
diputados de Entre Ríos del 2016 que con el fin de acelerar el trámite, estatuyen que en
contra de la sentencia de cámara no procede recurso alguno. De la misma manera, en el
Congreso de Mendoza (2017) la Asociación Argentina de Derecho Internacional, reclamó la
reducción de las instancias recursivas.
Respecto a ello, proponemos, como una posibilidad para resguardar la celeridad que se
requiere en este tipo de procesos, sin afectar dicha ley, que luego de la sentencia de grado
se habilite un único recurso ante la Corte Federal, sin darles intervención a las Cámaras.
De esta manera, se resguardaría la celeridad, la doble instancia y la ley 48, respetando el
derecho de defensa en juicio de las partes y la garantía del debido proceso y
fundamentalmente el interés superior de niño.
Finalmente, concluimos, con lo expresado por All y Rubaja ([24]), que sintetizan lo
expresado por nosotros, en palabras exactas:
Notas
[1] González Martín Nuria, “Sustracción internacional parental de menores y mediación”, En
Derecho familiar internacional. Metodología para su estudio. Caracas, Venezuela,
Universidad Central de Venezuela, 2014, p. 3. En http://www.asadip.org/v2/wp-
content/uploads/2013/12/2-Sustracci%C3%83%C2%B3n-internacional-parental-de-
menores-y-mediaci%C3%83%C2%B3n-NURIA-GONZALEZ-MARTIN.pdf Compulsado el
6/09/2018
[4] D’Alessio Andrés J., Código Penal de la Nación Comentado y Anotado, Tomo III, 2a Ed.
Actualizada y ampliada, La Ley, Buenos Aires, 2010, p. 1217.
[5] Jáuregui Rodolfo G., “El Proceso de Restitución Internacional de Personas Menores de
16 años de edad en la República Argentina y en la Rca. Oriental del Uruguay”. La Ley
09/05/2018 DFyP 2017 (Mayo), p.161. AR/DOC/3344/2017.
[8] Tagle de Ferreyra Graciela. “La restitución Internacional de Menores y sus Principios
frente al Código Civil y Comercial”. Publicado en RCCyC, Noviembre de 2015, p. 4. En
file:///C:/Users/Usuario/Downloads/15220.pdf compulsado el 19/09/2018
[14] CSJN, considerando 30 (27/12/20l6) “G., L. s/ por su hijo G.P., T. por restitución s/
familia p/ rec. ext. de inconstit. – casación”.
En https://sjconsulta.csjn.gov.ar/sjconsulta/documentos/verDocumentoById.html?
idDocumento=7354162 compulsado el 15/09/2018
[15] Art. 14 Ley 48/1863 “Una vez radicado un juicio ante los Tribunales de Provincia, será
sentenciado y fenecido en la jurisdicción provincial, y sólo podrá apelarse a la Corte
Suprema de las sentencias definitivas pronunciadas por los tribunales superiores de
provincia en los casos siguientes:
1° Cuando en el pleito se haya puesto en cuestión la validez de un Tratado, de una ley del
Congreso, o de una autoridad ejercida en nombre de la Nación y la decisión haya sido
contra su validez.
El juez competente que decide la restitución de una persona menor de edad debe
supervisar el regreso seguro del niño, niña o adolescente, fomentando las soluciones que
conduzcan al cumplimiento voluntario de la decisión.
[22]
STJ Santiago del Estero, 24/04/18, A., N. A. c. G., M. B. s/restitución internacional del
menor A. A. A. En http://fallos.diprargentina.com/2018/08/a-n-c-g-m-b-s-restitucion-
internacional.html compulsado el 17/09/2018
[24]
All Paula M. y Rubaja Nieve. “Argentina: Algunas reflexiones sobre el Protocolo de
actuación para el funcionamiento de los Convenios de sustracción internacional de niños”.
Cartas Blogatorias, El blog de los litigios internacionales, 18/05/2017 En
https://cartasblogatorias.com/2017/05/18/argentina-algunas-reflexiones-sobre-el-protocolo-
de-actuacion-para-el-funcionamiento-de-los-convenios-de-sustraccion-internacional-de-
ninos/ compulsado el 19/09/2018
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