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MOVIMIENTOS SOCIALES.

ESTADO-
UNITED FRUIT CO.-TRABAJADORES
''EL CONFLICTO LABORAL DE 1948-1949"
María Eugenia Ramos Guzmán

PRESENTACIÓN

Ningún conflicto obrero-patronal hasta 1949 había sido tan


importante en la historia de Guatemala, como lo fue el protagoniza-
do por los trabajadores organizados de Puerto Barrios y la United
Fruit Company.
La relevancia de este movimiento laboral radicó en diferentes
factores: uno, por primera vez los trabajadores bananeros contaron
con el apoyo de un Código de Trabajo para hacerle frente a la United
Fruit Company. Dos, el movimiento sindical guatemalteco había
álcanzado cierto desarrollo que hacía sentir ya su presencia en los
acontecimientos políticos del país. Tres, los sindicatos bananeros t~nían
la capacidad organizativa que les permitió ejercer de manera organizada
métodos de lucha; cuatro, la convergencia en aquel momento histórico,
entre los intereses del Estado y los trabajadores. Es importante resaltar
que el gobierno de Juan José Arévalo apoyó y tomó una actitud
beligerante en el desarrollo y desenlace de este conflicto. El quinto
factor en el que estriba la importancia de esta lucha laboral, es que
en ella se manifestó el alcance de las contradicciones entre el Estado
guatemalteco y el capital extranjero y al interior del primero. Seis: el

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Estado y los trabajadores le hicieron frente a la más fuerte e importante


compañía norteamericana establecida en el país. Siete: el conflicto incidió
en el deterioro de las relaciones guatemalteco-estadounidenses.
La organización de los trabajadores, la existencia de una moderna
legislación laboral, la alianza entre el movimiento sindical, partidos
políticos y gobierno; y el nivel de contradicciones entre el Estado y
el capital extranjero fueron consecuencias de las medidas realizadas
por "La Revolución de Octubre de 1944", como se le conoce a uno de
los hechos históricos más destacados y controversiales de nuestra
historia contemporánea.

l. ANTECEDENTES

1.1. El Estado y la United Fruit Company antes de 1944

La necesidad de la economía agroexportadora guatemalteca,


implantada en la tercera parte del siglo XIX, por terminar la infraestru-
ctura que debía de unir la zona productora de café al atlántico, puerta
al mercado internacional, permitió entre otras causas, la penetración
de la United Fruit Company (UFCO) al país.
En los diferentes contratos firmados entre la UFCO y los diferentes
gobiernos de turno, el Estado entregó a la Compañía importantes
concesiones y privilegios que pronto la convirtieron en el monopolio
norteamericano más importante asentado en el país.
Una de las prerrogativas de las cuales gozó la frutera bajo la
, protección del Estado liberal, fue su autonomía de la ley nacional en
cuanto a la administración de la mano de obra. Sin embargo, cuando
así le convino a sus intereses aprovechó el férreo control que el Estado
ejercía sobre la fuerza laboral. En los conflictos laborales surgidos
entre la compañía y sus trabajadores antes de 1944, ésta contó con el
apoyo de los gobernantes de turno.
Al iniciarse el proceso revolucionario de 1944-1954 a la UFCO le
pertenecían grandes extensiones de tierra en los departamentos de
Escuintla e Izabal; controlaba algunas actividades económicas estraté-
gicas del país, como el comercio internacional. La infraestructura
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portuaria, el monopolio del transporte terrestre y marítimo estaban


en manos de tan poderoso monopolio. El poder económico y político
alcanzado por la UFCO hasta 1944 era tal, que detrás de los acontecimien-
tos políticos y de los asuntos económicos internos, estaban los intereses
y la ingerencia de la empresa. Así la UFCO se convirtió en un obstáculo
para el desarrollo económico del país y en una lirnitante a su soberanía.
La producción historiográfica ha considerado que las relaciones
entre el capital extranjero y el Estado liberal, estuvieron caracterizadas
t
antes de 1944, por el entreguisrno, la complicidad y estrecha colabo-
ración. Estudios futuros tendrán que profundizar y analizar la ya clásica
afirmación de que los gobiernos guatemaltecos hasta antes del proceso
revolucionario, fueron "fieles guardianes" de los intereses de las
empresas extranjeras.

1.2. El Estado y los trabajadores


durante los regímenes liberales

La legislación laboral de los regímenes liberales hasta los primeros


años de este siglo no se refería a trabajadores que no fueran los agrícolas.
El atraso de la economía guatemalteca hacía insignificante la presencia
de otro tipo de trabajador. La ley de trabajo tenía corno objetivo,
básicamente, proporcionar mano de obra gratuita o sernigratuita a
los finqueros y al gobierno.
Los cambios políticos y sociales en el ámbito nacional e interna-
cional, la participación de los trabajadores urbanos en la caída de Manuel
Estrada Cabrera, la apertura política del efímero gobierno de Carlos
Herrera, permitieron a partir de 1920, el nacimiento de organizaciones
de trabajadores que demandaban relaciones de trabajo más modernas.
Se inició un período de efervescencia huelguística que demandaba:
salarios, jornada de ocho horas, el derecho a huelga, etc. -
La lucha del movimiento sindical guatemalteco, y la política laboral
externa fueron importantes, para que el Estado liberal, que intentaba
frenar el avance del movimiento y se resistía a legislar en materia
laboral, creara en 1925 el Departamento Nacional del Trabajo y
promulgara en abril de 1926 la primera Ley de Trabajo. El Departamento
Nacional del Trabajo tenía teóricamente funciones de inspección y de
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intervención en los conflictos laborales. La legislación laboral formal-


mente regularía con disposiciones modernas las relaciones entre el
Capital y el Trabajo. Contenía capítulos sobre los contratos de trabajo,
descanso semanal, trabajo de mujeres y niños, reconocía el derecho
a huelga y sentaba las bases procesales en materia de conflictos laborales.
El carácter represivo del Estado liberal y su defensa de los intereses
de los sec"tores dominantes locales y de las empresas extranjeras,
impidieron que las disposiciones jurídicas emitidas por el gobierno
de José María Orellana cumplieran las expectativas del movimiento
sindical. Varios decretos obstaculizaron la aplicación de la ley. El derecho
de huelga prácticamente nunca se ejerció. El capital por su parte también
impidió el cumplimiento de la ley laboral al negarse a cumplir algunos
de los preceptos laborales.
La caída de los precios del café en el mercado internacional como
consecuencia de la depresión económica de 1929 puso en crisis el modelo
agroexportador. Jorge Ubico fue el encargado de evitar el colapso de
la oligarquía cafetalera. En lo económico el régimen ubiquista aplicó
una política deflacionaria. Se redujo el gasto público y los salarios de
los trabajadores urbanos. Estas medidas estuvieron acompañadas de
una polftica dictatorial. El presidente concentró y centralizó el poder
en sus manos. Se implementó una política antiobrera que desarticuló
la organización de los trabajadores y prohibió toda actividad sindical.
Se persiguió, encarceló y fusiló a dirigentes obreros. El uso del término
"obrero" fue prohibido por ser un término comunista. Los conflictos
laborales fueron considerados como crímenes o actos conspirativos
contra el régimen, por lo que el Departamento Nacional del Trabajo
pasó a ser dependencia de la Dirección General de Policía.
· En julio de 1944 un movimiento antidictatorial obligó a Ubico a
presentar su renuncia y en octubre de 1944, su sucesor, Federico Ponce
Vaides fue derrocado por un heterogéneo movimiento social.

1.3. La "revolución de octubre"

Tras la caída de Ponce se inició en el país una década de reformas


y serios intentos por modificar el curso del desarrollo guatemalteco
y la transformación de las estructuras heredadas del pasado.
Movimientos sociales ... 63

En un principio el movimiento buscaba básicamente: libertad,


democratización política y modernización económica. La Junta Revolu-
cionaria de Gobierno integrada por Jacobo Arbenz, Francisco Javier
Arana y Jorge Toriello tuvo el papel histórico de sentar las bases para
encaminar el proceso. En marzo de 1945 tomó posesión Juan José
Arévalo -primer presidente electo democráticamente en la historia
del país- quien inició los cambios necesarios para lograr realizar las
tareas de modernización estructural que se habían planteado inicial-
mente "las fuerzas revolucionarias".
La Constitución de 1945 le dio un nuevo enfoque a la concep-
ción del trabajo y al papel del capital extranjero en el desarrollo del
país.
En materia de inversiones extranjeras, el Estado propugnó por
el respeto del capital extranjero a las normas constitucionales. Buscó
que las compañías extranjeras se sometieran a los tribunales guate-
maltecos y respetaran la ley nacional tanto en lo laboral como en lo
fiscal. Luchó porque las empresas norteamericanas respetaran su
soberanía y participaran en el desarrollo económico del país.
En lo laboral, la constitución-trazó los principios del nuevo derecho
laboral guatemalteco. Se concibió al trabajo como un derecho individual
y una obligación social. Se estableció la protección del Estado al Capital
y al Trabajo como factores de la producción. Se reconocieron derechos
y obligaciones de trabajadores y patronos, como el derecho a la libertad
de sindicalización para fines exclusivos de defensa económico social,
el derecho a paro y a huelga, etc.
El 1Q de mayo de 1947 entró en vigor el primer Código de Trabajo,
qu~ reguló los procedimientos para garantizar el cumplimiento de
los preceptos constitucionales. Este cuerpo de leyes permitió a los
trabajadores, luchar por sus reivindicaciones dentro de un marco jurídico
establecido. Con la emisión de la ley laboral se dio la primera ruptura
importante de las "fuerzas revolucionarias", que habían derrocado a
Ubico y a Ponce en 1944. Empezaron las deserciones y se inicio el
aglutinamiento de las fuerzas opositoras.
Los sectores más conservadores de la sociedad guatemalteca y
las compañías norteamericanas manifestaron su oposición a la nueva
legislación laboral.
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La United Fruit Company y sus subsidiarias vieron con desagrado


las medidas gubernamentales, éstas amenazaban sus privilegios. Se
opusieron al Código de Trabajo y a la decisión del Congreso en 1947
de crear una comisión encargada de revisar los contratos y concesiones
suscritos en el pasado por los regímenes liberales a las compañías
extranjeras. Denunciaron que el Código era una agresión directa a
sus intereses. El senador estadounidense Henry Cabot Lodge afirmaba
que el Código tenía influencia comunista y cláusulas discriminatorias
para las compañías norteamericanas.
La frutera se negó a acatar el Código de Trabajo en su totalidad.
William Taillon, gerente de la empresa, exigió al gobierno una serie
de reformas a la ley laboral [El Imparcial 14/VI/ 48]. El embajador de
Estados Unidos, Kyle, le presentó al gobierno la misma petición.
Las relaciones entre el Estado y la Frutera, se modificaron. Se
inició un enfrentamiento, entre el Estado guatemalteco y el capital
extranjero, el cual fue adquiriendo rasgos nacionalistas y antiimpe-
rialistas en la medida en que se fue profundizando en el proceso.

11. EL CONFLICTO

El momento político en que se inscribe el conflicto de los muelleros


de Puerto Barrios era sumamente delicado tanto en el plano interno
como en el internacional. No se pueden entender los acontecimientos
y la dinámica social que se dieron en aquel momento histórico, sin
considerar tan importante aspecto. En el plano internacional Estados
Unidos había consolidado su hegemonía sobre el mundo capitalista.
La Unión Soviética equilibraba su poderío militar con el de Estados
Unidos. La guerra fría polarizaba a la sociedad mundial. Estos hechos,
por supuesto, tuvieron implicaciones en los acontecimientos internos
del país. Al interior de la sociedad guatemalteca se asistía también al
fraccionamiento y polarización de las fuerzas sociales y políticas unidas
en 1944.
Inmediatamente después de la promulgación del Código de
Trabajo, los trabajadores de la UFCO y su subsidiaria la Compañía
Movimientos sociales ... 65

Agrícola de Guatemala (CAG) promovieron las conversaciones con


los representantes de la empresa para tratar los problemas jurídicos
relacionados con la aplicación de la nueva legislación laboral. El intento
de iniciar pláticas no prosperó, ya que la empresa centraba su atención
en exigirle al gobierno las reformas al Código de Trabajo.
Entre mayo de 1947 y julio de 1948 los diferentes sindicatos de
la UFCO y su subsidiaria presentaron respectivamente diferentes pliegos
de peticiones y amenazaron con irse a la huelga en diversas oportuni-
dades.
Los sindicatos bananeros no obtenían ningún resultado positivo
mientras que el SAMF, sindicato de la International Railways of Central
America (IRCA) conseguían a mediados de 1948, el primer pacto colectivo
de trabajo que se suscribía en el país. En vista del fracaso de los anteriores
pliegos de peticiones, a finales de junio, el Sindicato de Trabajadores
de la United Fruit Company (SETUFCO) y la Unidad Sindical de
Trabajadores de Puerto Barrios (USTPB) presentaron unidos un pliego
de peticiones de 47 puntos que recogía las reivindicaciones solicita-
das en los anteriores. En dicho pliego se pedían demandas económi-
cas, sociales, laborales y políticas. Las exigencias de los trabajadores
no eran excesivas y dejaban margen para la negociación. La UFCO
estaba en la posibilidad de conceder a los trabajadores las peticiones
solicitadas como quedará demostrado, más adelante en el desenlace
del conflicto en marzo de 1949. ¿Cuál fue la razón entonces, para que
la empresa se negara desde el principio a negociar con los trabajadores
y tomara una actitud intransigente en el conflicto? Las respuestas
podrían ser varias: ¿Esperaba acaso la compañía, convencer al gobierno
para que reformara el Código de Trabajo, antes de negociar el pliego
de peticiones? ¿Estaría relacionado el problema con las demandas
que consideramos de carácter político? -
El sindicato solicitaba el reconocimiento del Comité Ejecutivo
Central y sus delegados, por parte de la empresa, como los legales
y únicos representantes de los trabajadores organizados. Se exigía
que sus líderes no fueran movidos de los trabajos que desempeñaban,
salvo que la compañía probara, previamente ante los Tribunales de
Trabajo y Previsión Social, que tenía causa justa para dar por terminado
los contratos de trabajos. Así también pedían que éstos no fueran
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trasladados a otra zona o centro de trabajo. 1 La empresa se negaba


a reconocer y proteger a los líderes sindicales; para ésta, ellos eran,
en parte, culpables del problema que enfrentaba. Los dirigentes laborales
eran vistos por la frutera corno agitadores que recibían órdenes
superiores locales y del extranjero, lo que era una abierta acusación
de "comunistas", dirigida al gobierno y trabajadores.
Las demandas anteriores evidencian las tácticas que la empresa
había utilizado en el pasado para obstaculizar y desarticular la
organización de la fuerza laboral. Así los laborantes "problemáticos"
eran despedidos o trasladados de sección.
Hasta noviembre que se planteó el conflicto por la vía judicial,
se iniciaron las negociaciones, al ser sometido el conflicto a un Tribunal
de Conciliación. Las primeras pláticas fracasaron. El Tribunal propuso
el arbitraje, pero éste fue rechazado por ambas partes.
En vista del fracaso del mencionado mecanismo conciliatorio,
los trabajadores solicitaron el pronunciamiento del Tribunal sobre la
legalidad o ilegalidad del movimiento de huelga. Habían decidido,
aparentemente, usar ese derecho constitucional.
Mientras las partes discutían en el Tribunal, el conflicto se agravaba
y complicaba cada vez más. El sindicato de rnuelleros de Puerto Barrios
amenazó con irse a huelga sí no se resolvía un problema surgido en
torno a la implementación de un sistema de transportación de la fruta
por medio de nueva maquinaria. Lo anterior estaba relacionado con
un cambio en la modalidad salarial. Se cree que los trabajadores
cambiaron de táctica de acuerdo con las autoridades de trabajo y los
dirigentes sindicales. Se buscaba presionar a la empresa con una política
de disminución del ritmo de trabajo, aduciendo dificultades con la
nueva maquinaria [El Imparcial 13/XI/ 48].
La empresa reaccionó. El gerente de la empresa, informó a Alfonso
Bauer Paiz, Ministro de Economía y Trabajo, de las grandes pérdidas
económicas que la empresa estaba teniendo corno consecuencia de lo
que llamó "política de cámara lenta", y acusaba a las autoridades de
trabajo de haber retrasado la declaración de la legalidad o ilegalidad
del movimiento de huelga solicitado por el sindicato, para delibe-
radamente ayudar a los rnuelleros en esa "táctica de represalia" [El
Imparcial 11/II/49].
Movimientos sociales ... 67

Las autoridades de trabajo intentaron resolver el nuevo problema


por el camino amigable. Después de algunas pláticas, la Compañía
se comprometió a modificar su política salarial y aceptó corregir los
defectos de las máquinas cargadoras de fruta. Con este compromiso
adquirido por la UFCO, se alejaba la amenaza de huelga y el conflicto
volvía a la etapa anterior.
A finales de diciembre, el peligro de huelga vuelve a cobrar
actualidad. Los trabajadores informaban que la Compañía no había
cumplido con lo prometido.
Las máximas autoridades del Ministerio de Economía y Trabajo
y los principales dirigentes del movimiento sindical se trasladaron al
Puerto para intervenir personalmente en la búsqueda de soluciones
al conflicto laboral. Lo anterior llama la atención. Detrás del conflicto
entre la United Fruit Co. y sus trabajadores, definitivamente, había
más que un simple problema laboral. ¿Por qué el Ministro de Economía,
su segundo, Julio Valladares Castillo, Inspector General de Trabajo,
Víctor Manuel Gutiérrez de la Confederación de Trabajadores de
Guatemala (CTG) y Manuel Pinto Usaga del Comité Nacional de Unidad
Sindical (CNUS) [Diario de Centroamérica 27 /XII/ 48] se trasladaron a
Izabal en días de fiesta, en los que tradicionalmente se paralizan la
mayoría de las actividades? ¿Qué asunto de Estado provocó tan
importante movilización? ¿Amenazaba el conflicto la seguridad del
Estado? El Estado tendría que haber tenido interés en la solución
inmediata del conflicto, dada la dependencia de las importaciones y
exportaciones de los servicios de la frutera, sin embargo, creernos
que lo más importante fue, que el conflicto venía a complicar la delicada
situación política y económica que enfrentaba el gobierno de Arévalo
a finales de 1948. La oposición al gobierno había crecido y fortalecido.
Algunos sectores de esta oposición se organizaban. Tres méses antes
había quedado inscrito el Partido de Unificación Anticomunista (PUA).
En noviembre de 1948 había sido fundado el partido que postularía
a Francisco Javier Arana, jefe de las Fuerzas Armadas, a la presiden-
cia. Este funcionario era mencionado corno conspirador y se rumoraba
insistentemente, sobre su participación en algunos de los diferentes
intentos por derrocar al gobierno de Arévalo. Varios tentativas de
golpe de estado se habían producido, sin éxito hasta ese momento.
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En los últimcs días de noviembre fallaba un golpe armado en Izabal,


territorio de la UFCO y se encontraba un embarque de armas en vagones
del ferrocarril en Puerto Barrios. ¿Vinculación de la Empresa? ¿Alguna
influencia de estos hechos con los problemas laborales?
La delegación encargada de encontrarle un arreglo a la crisis laboral,
logró que las partes involucradas aceptaran sentarse a dialogar después
de las celebraciones del fin del año, pero en enero la empresa abandonó
nuevamente las negociaciones, acusando a los trabajadores de no
cumplir con su compromiso de aumentar el ritmo de trabajo. Juan
Córdova Cerna, abogado de la compañía afirmaba:
"que los personeros de la Empresa habían llegado a la junta con ánimo
conciliatorio para discutir y resolver los puntos del conflicto, en virtud
de las promesas de los representantes de los trabajadores de influir en
las bases, para que se aumentara el ritmo de trabajo. Sin embargo,
éstos siguieron en su política de seguir trabajando a cámara lenta y
agregaba, que el barco Talamanca se había tenido que ir sin carga
suficiente, dada la lentitud con que se trabajó, por lo que la compañía
tomó la determinación de no discutir asunto alguno hasta que se
restableciera el ritmo normal de trabajo y añadía que ésta se reservaría
las acciones legales para el reclamo de daños y perjuicios y el derecho
a la recesión de los contratos." [El Imparcial, 4/I/49].

Los trabajadores por supuesto, negaron las anteriores afirmaciones


y declaraban que su compromiso no comprendía la carga de tal barco
y que el ritmo de trabajo, sí había aumentado.
Las presiones de la Empresa habían empezado, no sólo amenazaba
con abandonar el país al rescindir los contratos, sino que, también
presionaba al gobierno para que interviniera en el conflicto amena-
zándolo con el cese de operaciones de la Gran Flota Blanca, con la
paralización de las actividades portuarias y con el despido de importante
cantidad de trabajadores. En el pasado la UFCO había utilizado este
mecanismo con éxito, para obtener de los gobiernos contratos y
concesiones. ¿Cuáles eran las expectativas de la empresa? ¿Que el
Estado como en el pasado, interviniera a su favor, en la solución del
conflicto? En 1923, cuando los muelleros de Barrios protagonizaron
la primera huelga contra la bananera, éstos le solicitaron al entonces
presidente José María Orellana su mediación para la solución del
conflicto, a lo cual el régimen respondió con el envío de las fuerzas
Movimientos sociales ... 69

de seguridad que reprimieron y terminaron el primer movimiento


de los trabajadores bananeros.
Noticias alarmantes se difunden sobre las repercusiones del
conflicto en la economía nacional. Los sectores sociales y económicas
afines u opositoras al gobierno presionaron para que éste, encontrara
una pronta solución al problema laboral.
El Ministro de Economía y el Frente Popular Libertador (FPL)
t
sugerían al ejecutivo la necesidad de tomar medidas drásticas. Después
de una reunión con carácter de urgencia entre el presidente, el Ministro
de Economía, el secretario general del FPL, Ricardo Asturias Valenzuela,
Víctor Manuel Gutiérrez y Manuel Pinto Usaga, como representantes
de los trabajadores, se llegó a la decisión de imponer a la UFCO y a
los sindicatos el arbitraje obligatorio como el último recurso para
resolver el problema obrero-patronal, en vista de que se habían agotado
todos los re~ursos legales y de que los trabajadores seguían dispuestos
a declarar la huelga general con las ya sabidas consecuencias para la
economía nacional [El Imparcial 25/I/ 49] .
El 25 de enero de 1949 el presidente de la república, por medio
del decreto 17 restringía por 30 días, las garantías constitucionales,
en la zona de Izaba! y en el municipio de Tiquisate, y declaraba servicios
públicos, durante el término indicado, las actividades que desem-
peñaban los trabajadores al servicio de la United Fruit Company y
de la Compañía Agrícola de Guatemala. Las razones que dio el ejecutivo
para tomar tal decisión fueron las siguientes:
a) La cesantía de considerable número de trabajadores como conse-
cuencia de la virtual paralización de las actividades portuarias
y agrícolas de las zonas bananeras;
b) la obligación que tenía el gobierno de velar para que los conflictos
obrero-patronales no afectaran la economía nacional; · ·
c) su obligación de dictar medidas de emergencia que sin lesionar
los intereses patronales, de por resultado el alivio de la situación
económica de los trabajadores;
d) el gobierno había agotado todos los medios a su alcance para
solucionar el conflicto;
e) la obligación del gobierno para evitar que el conflicto se agravara
y buscarle solución a la mayor brevedad;
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f) la obligación del gobierno de velar para que la Constitución y el


Código de Trabajo fueran obligatorios y estrictamente observados
por las partes en conflicto; y
g) el deber que tenía el gobierno de garantizar a los habitantes del
país, el bienestar económico y la justicia social [Bauer Paiz, 1949].
El Imparcial informaba que contingentes de la zona militar de
Zacapa habían salido hacía Puerto Barrios para velar por el orden y
el cumplimiento de las medidas gubernamentales. Los trabajadores
fueron obligados a regresar a sus labores.
La información sugiere algunas cuestiones. ¿Por qué Arévalo,
que se supone, era aliado de los trabajadores, les daba semejante golpe?
El objetivo de los trabajadores era irse a huelga. Con el decreto 17,
según el Código de Trabajo, la huelga quedaba deslegitimada. Hay
que señalar que cuando se emitió este decreto, se estaba pendiente
todavía de la declaración de legalidad o ilegalidad del movimiento.
Ante esta aparente contradicción surge la duda. ¿Sería que el movi-
miento no estaba respaldado por las dos terceras partes de los laborantes
necesarias, para que éste fuera declarado legal? Si es así, entonces, el
ejecutivo sabía que la huelga no iba a prosperar.
El Inspector General de Trabajo informaba que los trabajadores
habían recibido con complacencia el decreto 17. Sí Arévalo hubiera
dado un golpe a los trabajadores, éstos hubieran protestado inme-
diatamente, las fuentes consultadas hasta este momento, no registran
tal cosa. Es mas, nos informan que un poco antes de haberse hecho
público el decreto, el Ministro de Economía y Trabajo y el partido
Frente Popular Libertador, habían sugerido a los trabajadores el arbitraje
obligatorio como una posible solución al conflicto, y que éstos lo habían
aceptado. Otra cuestión, que es muy sugerente, es acerca del envío
de fuerzas militares a Izabal. ¿Por qué la necesidad de ello, sí, los
trabajadores estaban complacidos con las medidas gubernamentales?
¿Por qué el uso de la fuerza? sí, para evitar esto se había creado un
Código de Trabajo que tenía entre sus funciones resolver los conflictos
obrero-patronales en el marco estricto de la ley.
Mario López Larrave en su trabajo Breve historia del movimiento
sindical guatemalteco menciona que el movimiento fue reprimido por
el gobierno y señala que el mismo Jefe de las Fuerzas Armadas, se
Movimientos sociales ... 71

trasladó al lugar de los hechos. El hecho anterior no pudo ser confirmado


en las fuentes consultadas. Si esto se dio así, se cree que tuvo que ser
iniciativa de Arana al margen de los planes del ejecutivo. ¿No se vería
Arévalo obligado a emitir el mencionado decreto por las presiones
del Jefe de las Fuerzas Armadas? Cabe preguntarse entonces, ¿Qué
interés movilizó al coronel hacía Izaba!? ¿Qué tratos existían entre el
Jefe de las Fuerzas Armadas y los personeros de la UFCO? ¿Cons-
piración? ¿Acaso solucionar el conflicto entre ellos, al margen del t

ejecutivo para aprovechar los resultados con fines electorales? No hay


que olvidar que las ambiciones políticas de Arana tenían como objetivo
la presidencia de la república, y que éste era, el supuesto sucesor de
Juan José Arévalo y el candidato más importante de los sectores de
derecha.
Alfonso Bauer Paiz, confirma nuestras sospechas. Nos cuenta
que el Jefe de las Fuerzas Armadas sí deseaba por su lado darle una
solución a la disputa. Es mas, le solicitó a éste que lo acompañara a
Izabal en esta misión. El Ministro se negó al estar en primer lugar su
lealtad con el presidente Arévalo.
Creemos pues, que detrás de la emisión del decreto 17 y de los
motivos que movieron a Arana para trasladarse a Izabal, para usar
la fuerza o negociar la solución del conflicto, estuvo la pugna entre
el presidente y el hombre fuerte, que mostraba la división a nivel del
Estado lo cual no era mas que el reflejo de la ruptura y polarización
de la sociedad guatemalteca.
Regresando al conflicto, la Empresa protestó inmediatamente
contra el decreto 17 y contra la imposición del arbitraje obligatorio.
Aseguraba que no aceptaría tal medida y recurrió en demanda de
amparo al considerar que el decreto 17 era inconstitucional.
El Ministro de Economía y Trabajo ordenó a los juzgados que
procedieran a la formación de los tribunales de arbitraje que deberían
de conocer y fallar en el conflicto. Los trabajadores rápidamente
nombraron sus delegados mientras la compañía se negó a hacerlo,
repetidamente. Ante la negativa de la Empresa, el juzgado exigió la
comparecencia de Munch, gerente de la división de Bananera, ante
los tribunales y se le impuso una multa de dos mil quetzales.
Nuevamente se desoyó la citación del juzgado.
72 ESTUDIOS 2-94, agosto 1994

La actitud intransigente de la empresa y el rebelarse contra los


jueces de trabajo, la colocó fuera de la ley. El conflicto se agravaba.
De un problema laboral, había pasado a ser un problema político y
amenazaba con tener implicaciones internacionales por la defensa de
la soberanía nacional. Es importante hacer notar que la UFCO llevó
su ca1?0 a discusión ante el Congreso de Estados Unidos en donde
obtuvo el apoyo de algunos senadores y congresistas, con la protesta
de uno que otro funcionario.
Las manifestaciones de apoyo al gobierno de Arévalo tanto locales
corno del exterior, no se hicieron esperar. Los partidos burgueses, la
Asociación de Estudiantes Universitarios, el movimiento sindical,
exigían que se hiciera efectivo el cumplimiento de la ley, y se obligara
a la compañía a respetar la soberanía y dignidad nacional. Del exterior
también se manifestó la solidaridad de diferentes sectores con el
gobierno de Arévalo en su enfrentamiento con la UFCO.
La UFCO se defendía acusando y denunciando la existencia de
un plan premeditado detrás del conflicto. El objetivo del plan era quitarle
a ciertas compañías extranjeras el control de sus negocios, para conseguir
echarlas del país. También informaba Williarn Taillon que la empresa
había tratado de entenderse directamente con los trabajadores, pero
esto fue imposible ya que los trabajadores aparentemente recibían
órdenes contrarias de parte de sus líderes [El Imparcial, 19 /II/ 49]. La
compañía ofrecía llegar a un acuerdo directamente con los trabajadores
excluyendo de esto a los líderes y al gobierno y prometía que dicho
acuerdo estaría basado "en las leyes de trabajo vigentes"
Los sectores económicamente dominantes, agrupados en la Asocia-
ción Guatemalteca de Agricultores y en la Cámara de Comercio e
Industria, se opusieron también a la medida gubernamental. Acusaban
al gobierno de intolerancia y lo instaban a que aceptara la propuesta
de la Empresa de llegar a un acuerdo directamente con los trabajadores
excluyendo de ello a los líderes sindicales, a los partidos políticos y
al gobierno. Le pedían al Estado que asumiera un papel de vigilante
en lugar del de beligerante que había tornado, ya que esto, era según
ellos lo que había complicando las cosas por sus repercusiones
internacionales.
Movimientos sociales ... 73

Los cafetaleros, comerciantes e industriales, grupos detentadores


del poder económico, urgían al gobierno a encontrar una solución a
la situación por sentir amenazados sus intereses económicos. Lo instaban
a que se sometiera a los designios del monopolio norteamericano,
como lo habían hecho sus antecesores en el pasado, sin importarles
un ápice la cuestión del respeto a la dignidad y soberanía nacionales.
Las presiones y la dificultad de obligar a la Empresa a aceptar t
el arbitraje obligatorio, obligaron a que el Estado ablandara su posición.
Bauer Paiz propuso volver al mecanismo de la conciliación para la
solución del problema laboral. La propuesta fue aceptada por las partes
con lo que el conflicto pasó a su última etapa.
La solución al conflicto consistía, según la propuesta del ministro
de economía en la discusión de los puntos que formaron originalmente
el pliego de peticiones. Una vez llegado a un acuerdo, se levantaría
un acta que sería llevada al tribunal de arbitraje instalado en Puerto
Barrios para que este calificara su legalidad o ilegalidad. De esta forma
se evitaba, según el funcionario que la empresa persistiera en no aceptar
el arbitraje obligatorio pues ya no estaría sujeta al laudo del tribunal
que era a lo que ésta se negaba (25/II/ 49).
El 25 de febrero se empezó a discutir los pliegos de peticiones
presentados por los sindicatos de la UFCO y la CAG. La compañía
quería resolver tanto el conflicto de Tiquisate como el de Izaba!.
El 3 de marzo quedó resuelto definitivamente el conflicto entre
la United Fruit Company y sus trabajadores con la firma del primer
Pacto Colectivo de Trabajo. En menos de 10 días se discutieron los
puntos de los pliegos de peticiones. La mayoría de las demandas fueron
aceptadas por la Empresa, incluso aquellas que consideramos de carácter
político.
Al final la frutera hacía un reconocimiento de la labor del gobierno
por la dirección imparcial de los debates y a los trabajadores por la
forma ponderada en que se condujeron en las pláticas [Diario de Centro
América, 8/III/ 49].
Los representantes de los trabajadores también dieron su agrade-
cimiento a las autoridades de trabajo por la colaboración prestada en
la solución del conflicto, y al abogado de la empresa, Celio Dávila,
por la forma en que se condujo en las negociaciones. Por último el
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titular de la cartera de economía agradeció también el comportamiento


conciliatorio de las partes.
Es interesante por un lado la rapidez con que se solucionó la
situación; por el otro, la actitud conciliatoria de las partes involucradas.
¿Qué pasó? ¿Qué presiones se dieron? y si esto fue así ¿De donde
llegaron?
Justamente un día antes de que Alfonso Bauer Paiz anunciara
su propuesta para solucionar el conflicto, le fue impuesta la orden
del Quetzal en el grado de Gran Oficial, al exembajador norteamericano
Kyle y se ofreció con tal motivo una recepción en la embajada
norteamericana. ¿Qué se dialogó allí? ¿No habría habido presiones
de funcionarios norteamericanos sobre las autoridades guatemaltecas
y por qué no, sobre los personeros de la empresa?
Aparentemente, todos ganaron un poco y cedieron otro. El Estado
dio marcha atrás en cuanto a la pretensión de obligar a la empresa
a aceptar el arbitraje obligatorio. La empresa se sometió a la ley nacional,
al aceptar la conciliación, que era uno de los mecanismos con que el
Código de Trabajo contaba para resolver los conflictos. Y por último,
los sindicatos bananeros fueron los más beneficiados, ya que no sólo
obtuvieron un Pacto Colectivo de Trabajo que contenía mejoras
salariales, laborales y sociales, sino que también la Empresa se
comprometió a no despedir ni mover de lugar de trabajo a ningún
secretario de los sindicatos sin haber discutido previamente el caso
con el Comité Ejecutivo Central y algo muy importante, obtuvieron
también el reconocimiento de sus organizaciones como los repre-
sentantes de los intereses de sus afiliado.

Notas

l. Para ver pliego de peticiones consultar Bauer Paiz, Alfonso y Julio Valladares
Castillo, La frutera ante la ley Publicaciones del Gobierno de Guatemala,
Ministerio de Economía y Trabajo, Guatemala, 1949.
Movimientos sociales ... 75

Bibliografía

Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES)


1992 Más de cien años del movimiento urbano en Guatemala. Guatemala: ASIES,
Tomo 1y11.
Bauer Paiz, Alfonso
1956 ¿Cómo opera el capital yanqui en Centroamérica? (El caso de Guatemala).
México D.F.: Editorial lberomexicana.
Bauer Paiz, Alfonso y Julio Valladares Castillo
1949 La frutera ante la ley. Guatemala: Ministerio de Economía y Trabajo.
Diario de Centroamérica. 1948-1949 (enero febrero y marzo).
El Imparcial 1948-1949 (enero febrero y marzo).
López Larrave, Mario
1979 Breve historia del movimiento sindical guatemalteco. Guatemala: Editorial
Universitaria, USAC.
Schlesinger, Stephen y Stephen Kinzer
1982 Fruta amarga la CIA en Guatemala. México: Editorial Siglo XXI.
76 ESTUDIOS 2-94, agosto 1994

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