Litica Industria
Litica Industria
Litica Industria
La Industria Lítica
José Manuel Benito Alvarez
Esto se debe a que las industrias líticas no son más que una porción dentro del gran sistema
material de la cultura de los seres humanos. Sólo entendiéndolo así puede verse su vínculo
con otros subsistemas: Las industrias líticas satisfacen una serie de necesidades ligadas a
actividades específicas (cortar, despiezar, raer…), las cuales, a su vez, interactúan con otros
subsistemas culturales(3). Si el investigador no se centra solamente en las herramientas líticas
y es capaz de asociar sus conclusiones a las de otras especialidades, se aumenta la fiabilidad de
sus interpretaciones, mejorando la aproximación al estudio del comportamiento humano y
sobrepasando la barrera de lo material, para apreciar, como diría André Leroi-Gourhan, al
hombre detrás del guijarro («retrouver l’Homme derrière le caillou»)(4).
Sólo con la condición de admitir que este utillaje (lítico) no representa más que una mínima
parte del equipamiento de los hombres fósiles puede reconocerse el auténtico valor de su
testimonio; pero si eliminásemos los materiales imperecederos como el sílex, no nos quedaría
prácticamente nada(4).
Las culturas del Paleolítico Inferior son las más longevas, por lo que no es de extrañar que
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incluyan desde las piezas apenas esbozadas sobre guijarros, hasta los espectaculares bifaces
micoquienses, de una cuidadísima hechura.
Las primeras herramientas conocidas son, básicamente, cantos tallados y lascas, por eso a las culturas
humanas más antiguas se las suele dar esta denominación, aunque también es común referirse a ellas
como Olduvayense o como Modo 1. Su cronología se inicia hace algo más de 2 600 000 años en
África oriental(5), asociada a las primeras especies humanas, como Homo habilis y H. Rudolfensis
(aunque hay más especies candidatas, algunas de las cuales podrían ser prehumanas).
Los cantos tallados mono o bifacialmente tallados tienen una finalidad dudosa (podrían ser núcleos,
útiles o ambas cosas), y las lascas que resultan de su elaboración se usaron tales cuales o después de
retocarlas. En general, estas primeras industrias humanas carecen de estandarización formal, por lo
que, a menudo, es difícil un gesto humano intencional, de una fractura natural accidental, a no ser que
aparezcan en un contexto arqueológico claro o, lo que es más raro, que conserven huellas de uso.
Avanzada esta fase cultural, comienza la estandarización, tanto de los gestos técnicos, como de las
morfología de los objetos, surgiendo la extracción centrípeta de lascas y la hechura poliédrica,
apareciendo los primeros bifaces, picos triédricos y hendidores junto con algunos tipos concretos sobre
lasca: raederas, muescas y denticulados(6).
El complejo Achelense
Bifaz achelense
El Achelense, que se extiende, prácticamente, por todo el Viejo Mundo, es tal vez una
cultura o, más probablemente, varias. Para soslayar este problema, se le denomina, en ciertas
ocasiones, Tecnocomplejo con bifaces o, incluso, Modo 2. Parecer surgir en África oriental
hace 1 600 000 años, aproximadamente, aunque parece haberse extendido hacia Eurasia,
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Las novedades introducidas durante el Achelense poseen todo el potencial que luego se
desarrollará durante el Paleolítico Medio y, más en concreto, durante el Musteriense europeo.
Aunque el Achelense adolece de cierta falta de especialización, en realidad no hay una ruptura
clara entre ambas culturas, sino, más bien, una transición gradual.
Paleolítico Medio
En esta etapa se consolida la diversidad tecnológica humana en el Viejo Mundo, de modo que las
divisiones globales se vuelven completamente arbitrarias, pues no hay un paralelismo claro entre las
culturas que se desarrollan en Asia, África o Europa. No obstante, en todas ellas se percibe una base
común que, a menudo, ha sido denomina musteroide, aparentemente surgido en Occidente, pero que
acaba extendiéndose hacia el Oriente, donde, a pesar de todo, parece sobrevivir la tradición de los
cantos tallados y las grandes lascas
Su desarrollo a partir del Achelense por evolución autóctona y paulatina es muy probable, máxime si se
tiene en cuenta que la especie asociada, los Neandertales, también aparecen evolucionando a partir de
H. Heidelbergensis, sin que sea posible establecer un umbral concreto de separación(10). Asimismo, su
desaparición aún es tema de debate, pues, ciertas culturas incluidas en el Paleolítico Superior europeo
podrían ser epígonos del Musteriense (siendo el caso más notorio el Châtelperroniense)(11).
En el Paleolítico Medio el cambio es más cultural que tecnológico, ya que no hay grandes
novedades técnicas; sin embargo es innegable que pasamos de industrias basadas en útiles
nucleares, donde las lascas eran algo secundario (o, incluso despojos) a culturas que basan
su equipamiento en las lascas estandarizadas y retocadas, pasando los objetos nucleares a
ser el desecho. Así, pues, el complejo musteroide se caracteriza por ese giro cultural: se centra
en la producción de útiles sobre lasca, perfeccionando las técnicas y métodos de extracción de
los soportes de una amplia variedad de objetos, terminados por medio del retoque. De ahí la
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diversificación de tipos líticos, algunos de los cuales son claramente especializados, aunque
haya otros más genéricos(3).
Paleolítico Superior
naturales); además se impulsarán mucho más lejos gracias a los propulsores, que son
inventados, independientemente, en diversas partes del globo.
Entre los útiles más sofisticados están los perforadores, a los que se dota de un mango de
madera o hueso, con punta de piedra y un arco tensado con fibras trenzadas que permite
hacerlo girar rápidamente, a modo de berbiquí. A veces, se le añade un elemento de presión y
precisión, que sujeta el artesano con la boca.
Raspador en extremo de hoja; buril sobre hoja; perforador y hojita de borde abatido
La microlitización es, pues, el cuarto factor a considerar en el Paleolítico Superior, ya
que afecta a las técnicas de extracción y retoque: la microindustria nace con las hojitas
de dorso abatido y otros microlitos laminares y, al final, aparecen los microlitos
geométricos.
El tipo de retoque es un elemento revelador que llega a convertirse en un factor
distintivo de ciertas culturas. Por ejemplo, en el caso de Europa occidental, el retoque
escamoso, aparentemente descuidado, es propio del Auriñaciense, el retoque plano y
muy elaborado es característico del Solutrense, por último, el retoque abrupto es más
común durante el Magdaleniense(14).
Por último, aunque ya se ha citado implícitamente, la industria lítica pierde peso
relativo como componente de la panoplia del ser humano. No sólo por la aparición de
útiles compuestos en los que la piedra se combina con madera, hueso, fibras vegetales,
sustancias resinosas… En definitiva, la industria lítica pasa a ser una parte más, una
pieza de utensilios de complejidad y especialidad creciente.
Epipaleolítico y Mesolítico
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Punta de flecha
Las diferencias entre el final del Paleolítico Superior y el Epipaleolítico son escasas, ciertos
autores lo interpretan como una adaptación a las nuevas condiciones climáticas(14). En el
Viejo Mundo, el mayor cambio se da con la invención del arco y las flechas, mucho más
efectivos que un propulsor en un ambiente de bosque templado. Mientras que el propulsor es
adecuado para enfrentarse a grandes manadas en campos abiertos (esteparios) o para pescar,
ya que necesita que el lanzador coja impulso y se mueva en un espacio despejado. El arco se
puede adaptar a la caza al acecho en medio de la maleza, sin movimientos bruscos que le
delaten.
Como esta transición ocurrió en varias partes de mundo en diferentes fechas, se creó el
concepto de Mesolítico, etapa a la que hay que despojar de contenido cronológico y
entenderla como una fase intermedia entre la economía cazadora recolectora y la ganadera-
agricultora del Neolítico. El verdadero mesolítico es propio de etapas dinámicas, en las que se
percibe el cambio, en el resto ha de hablarse de Epipaleolitico(16).
En cualquier caso, tanto las primeras flechas como los dientes de hoz estaban hechos de
microlitos que, al menos en principio, cobran una importancia considerable.
Obviamente, las mayores novedades del Neolítico no implican cambios espectaculares, sino el
desarrollo del equipamiento necesario para la agricultura. Así, asistimos al perfeccionamiento
de aperos genéricamente llamados hachas, pero que pueden ser, también, azadas, azuelas o
herminettes. Muy importantes son, asimismo, los molinos de vaivén (compuestos de una
piedra base plana o cóncava sobre la que se arrastra una molendera o mortero, majando el
grano con golpes o por fricción). Tanto éstos como aquéllas serían lo que se denomina
macroindustria, por ser piezas de gran tamaño. La técnica de fabricación en ambos casos es
similar: la preforma se consigue por medio de la percusión, a base de lascados o de
piqueteado, mientras que el acabado es el pulimento.
Un aspecto digno de mención en la tecnología lítica del Neolítico y las primeras fases del metal
es el descubrimiento de maneras complejas de extraer larguísimas hojas, generalmente de sílex
particular, obsidiana u otros materiales de sobrada calidad. Los núcleos de la región de
Grand-Pressigny (en Francia), la utilización de compresores de palanca aztecas, los
itzcolotli(17); así como otros métodos, si no iguales, al menos equiparables, en el Egipto
predinástico, la antigua Mesopotamia, en el Indo y en el Extremo Oriente; son algunos
ejemplos que demuestran la que la extracción de grandes hojas se profesionaliza. Sin embargo,
al mismo tiempo, muchas de las piezas se pueden fabricar a partir de simples lascas, por
ejemplo, las puntas de flecha o los dientes de hoz(3).
de profundidad. Más organizados, incluso, parecen los productores de obsidiana, cuyas minas
se reparten por todo el Próximo Oriente o por Mesoamérica, abasteciendo a vastas regiones
circundantes de bloques de roca desbastados y preparados para su explotación inmediata(19).
1-Renfrew, Collin y Bahn, Paul. Arqueología, teoría, métodos y prácticas, Editorial Akal,
Madrid, 1993. ISBN 84-460-0234-5.
2-Benito del Rey, Luis y Benito Álvarez, José-Manuel. Métodos y materias instrumentales en
Prehistoria y Arqueología (la edad de la piedra tallada más antigua). Tomo II.-Tecnología y
tipología, Gráficas Cervantes, Salamanca, 1998. ISBN 84-95195-05-4.
15-Cano Pan, Juan Antonio, "Algunas consideraciones sobre los picos galaico-portugueses",
Studia Zamorensia, Volumen IX, Estudios generales: Geografía, Historia e Historia del
Arte, 1988. ISSN 0211-1837.
18- Bernabeu, Joan; Aura Tortosa, Emili y Badal, Ernestina, "El sistema neolítico en la
Europa mediterránea. Aspectos tecnológicos", Al oeste del Edén, Las primeras sociedades
agrícolas en la Europa mediterránea, páginas 261-264, 1999. ISBN 84-7738-182-8.
20-Disa, J.; Vossoughi, J.; Goldberg, N. H., "A comparison of obsidian and surgical steel
scalpel wound healing in rats", PubMed, Vol. 93, No. 5, 1993. PMID: 8415970.
Este artículo ha sido publicado en la Enciclopedia Libre Universal en Español, por Jose-Manuel Benito Alvarez con el nick de Locutus Borg