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Resumen Analitico Y Diferencial Del Dolor Abdominal

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2.

RESUMEN ANALITICO Y DIFERENCIAL DEL DOLOR


ABDOMINAL
El dolor abdominal es frecuente y a menudo de poca importancia. Un dolor abdominal
intenso de aparición súbita (dolor agudo), sin embargo, casi siempre indica un problema
importante. El dolor puede ser el único signo que indique la necesidad de una intervención
quirúrgica y requiere atención inmediata. Es especialmente preocupante en personas muy
jóvenes o muy mayores, en las personas infectadas por el virus de la inmunodeficiencia
humana (VIH) y en las que se encuentran en tratamiento con fármacos que inhiben el
sistema inmunitario (inmunosupresores). Las personas de edad avanzada pueden tener
menos dolor abdominal que los adultos más jóvenes con un trastorno similar, e incluso
aunque la enfermedad sea grave, el dolor puede evolucionar de un modo más gradual. El
dolor abdominal también afecta a los niños, incluidos los recién nacidos y los niños
pequeños, que no tienen aún la capacidad de comunicar las causas de su malestar.

Tipos de dolor abdominal


Existen diferentes tipos de dolor abdominal en función de las estructuras implicadas.

El dolor visceral proviene de los órganos situados en el interior de la cavidad abdominal


(denominados vísceras). Los nervios de las vísceras no responden al corte, el desgarro ni
la inflamación. En lugar de ello, los nervios responden con el estiramiento del órgano (como
cuando los intestinos se dilatan por los gases) o con la contracción de los músculos
circundantes. El dolor visceral es generalmente vago, sordo y nauseabundo. Su localización
es difícil de precisar. El dolor en la parte superior del abdomen tiene su origen en trastornos
de órganos como el estómago, el duodeno, el hígado y el páncreas. El dolor en la parte
central del abdomen (cerca del ombligo) tiene su origen en trastornos de estructuras como
el intestino delgado, la parte superior del colon y el apéndice. El dolor en la parte baja del
abdomen tiene su origen en trastornos de la parte inferior del colon y de los órganos del
aparato genitourinario.

El dolor somático proviene de la membrana (peritoneo) que recubre la cavidad abdominal


(cavidad peritoneal). A diferencia de los nervios de las vísceras, los nervios del peritoneo
responden al corte y a la irritación (por ejemplo, debida a la presencia de sangre, infección,
sustancias químicas o inflamación). El dolor somático es intenso y su localización es
bastante fácil de precisar.

El dolor referido es el dolor que se percibe lejos de su fuente (ver figura ¿En qué consiste
el dolor referido?). Ejemplos de dolor referido son el dolor inguinal causado por cálculos
renales y el dolor en el hombro causado por una irritación del diafragma debida a la
presencia de sangre o a una infección.

5. CANCER GASTRICO

Cáncer: El cáncer es una enfermedad causada por el crecimiento descontrolado de las


células, que modifican su forma, su tamaño y cambian otras de sus características. Este
crecimiento anárquico puede originarse porque nacen más células, porque las células
existentes no se mueren o por los dos fenómenos a la vez. El resultado final es un aumento
del número total de células, que lógicamente necesitan más espacio y se van extendiendo
por el órgano y los tejidos de alrededor , se introducen en los ganglios linfáticos (infiltración
linfática) o en los vasos sanguíneos y, finalmente, colonizan otros órganos lejanos
Cáncer gástrico: Es el crecimiento incontrolado de las células del estómago. Los tumores
malignos pueden originarse en cada una de las tres capas: mucosa, muscular y serosa.
El adenocarcinoma se origina en las glándulas. Es el más frecuente: más del 95% de los
cánceres gástricos son adenocarcinomas. Por esta razón, todos los capítulos siguientes se
refieren al adenocarcinoma.
Los linfomas, los sarcomas y los melanomas son infrecuentes.
Epidemiología
El cáncer gástrico (adenocarcinoma) es el quinto tumor maligno más frecuente en el mundo.
En España en el año 2015 se diagnosticaros casi 8500 casos nuevos de cáncer gástrico en
ambos sexos. Existe una amplia variación geográfica en su presentación. Más de la mitad
de los casos se concentran en Japón y China. También es un cáncer común en Sudamérica,
Europa del Este y algunos países del Oriente Medio y, en cambio, es poco frecuente en
Europa, Estados Unidos, Australia y África.
En los países occidentales, la incidencia (= número de casos nuevos por año) del cáncer
de estómago distal (= de cuerpo y antro) está disminuyendo pero está aumentando el
cáncer de la unión gastroesofágica y de la parte proximal (= de cardias) del estómago.
El riesgo de desarrollar un cáncer gástrico aumenta a partir de los 50 años y es máximo en
la séptima década de la vida. El cáncer gástrico es dos veces más frecuente en varones
que en mujeres.

Causas y factores de riesgo


Las causas exactas del cáncer gástrico no se conocen, aunque se sabe que existen unos
factores de riesgo que favorecen su aparición.
Factores de riesgo: Son los agentes o condiciones que predisponen o aumentan las
probabilidades de tener una determinada enfermedad. Los factores de riesgo para
desarrollar cáncer gástrico son varios y no se excluyen entre sí:
1. Factores nutricionales: Dieta muy rica en salazones y ahumados (como ocurre en
Japón y China), dieta baja en frutas y verduras frescas, altas concentraciones de
nitratos (los nitratos son un tipo de productos químicos) en los alimentos.

2. Factores ambientales: Mala preparación de los alimentos, falta de refrigeración y


aguas en mal estado (porque pueden tener altas concentraciones de nitratos
o Helicobacter pylori). (H. pylori es una bacteria).

3. Tabaco: El tabaco aumenta el riesgo de desarrollar muchos cánceres, incluido el de


estómago. Enfermedades o condiciones predisponentes: Existe una serie de
enfermedades, benignas o premalignas, que aumentan el riesgo de padecer cáncer
gástrico. Las más destacadas son:
Cirugía gástrica previa: Para que aparezca un cáncer sobre el estómago residual (muñón),
tiene que transcurrir más de 10 -15 años.
Gastritis crónica atrófica: Puede ir degenerando hasta transformarse en cáncer.
Anemia perniciosa: Es un tipo especial de anemia, que aumenta el riesgo en unas 20
veces. Pólipos gástricos: El riesgo de que se desarrolle un cáncer sobre un pólipo depende,
entre otros factores, del tamaño del pólipo. A mayor tamaño, mayor riesgo. Infección por H.
Pylori: A pesar de que H. pylori aumenta el riesgo de cáncer gástrico, la mayoría de las
personas con esta infección NO desarrollarán este cáncer. La infección por H. Pylori se
trata con unos antibióticos determinados.
Factores genéticos o familiares
Factores genéticos: En casos poco frecuentes, el cáncer gástrico puede estar relacionado
con factores genéticos. Por ejemplo, en el síndrome de cáncer gástrico difuso hereditario
varios miembros de la familia desarrollan este tipo de cáncer y existe una mutación en un
gen llamado cadherina.
Factores familiares: La incidencia es 2-3 veces mayor en aquellas personas con varios
familiares diagnosticados de cáncer gástrico, aunque no se identifique una alteración
genética subyacente.

Clínica: signos y síntomas


El cáncer gástrico puede no producir síntomas (es decir, ser asintomático) hasta que no
está en una etapa avanzada. En los pacientes asintomáticos, el cáncer gástrico se
diagnostica al realizar pruebas por otras enfermedades.
1. Los síntomas (lo que nota el paciente) suelen ser vagos e inespecíficos. Los más
frecuentes son pérdida de peso, dolor abdominal, cambios de ritmo intestinal, pérdida de
apetito y hemorragia.

Las hemorragias pueden ser de varios tipos y causar anemia:


Pérdidas ocultas (microscópicas) de sangre por las heces
Hematemesis (= vómito con sangre)
Melenas (= heces negras como la hiel) o hematoquecia (= heces con sangre)
También puede notarse náuseas y vómitos, sensación de plenitud precoz (sensación de
estar lleno después de comer muy poco) por falta de distensión de la pared
gástrica, ascitis (acumulación de líquido en el abdomen), cansancio y otros síntomas
menos frecuentes.
En los tumores de cardias se puede asociar disfagia (= dificultad para que el alimento pase
por el esófago hasta el estómago). En los de estómago distal puede existir obstrucción del
píloro.

Detección y diagnóstico
Vigilancia de las enfermedades premalignas: Los pacientes con determinadas
enfermedades o condiciones predisponentes pueden precisar un programa de vigilancia. Si
Usted tiene alguna de ellas, consulte con su médico para su caso en concreto.

Diagnóstico precoz: Consiste en realizar una prueba (por ejemplo, una gastroscopia) para
diagnosticar precozmente el tumor en personas que no tienen síntomas.
Países occidentales: Hasta el momento actual, ninguna exploración realizada de forma
rutinaria en personas sanas, sin síntomas, aumenta la supervivencia del cáncer gástrico.
Japón: El diagnóstico precoz sí se realiza porque el cáncer de estómago es muy frecuente
en este país.
Diagnóstico: Para diagnosticar un cáncer gástrico, se realizan una historia clínica, una
exploración física, unos análisis de sangre, unas pruebas radiológicas y, la mayoría de las
veces, una gastroscopia.
1. Historia clínica y exploración física: Como en cualquier enfermedad, la historia
clínica y la exploración física son las dos actuaciones médicas que se realizan en
primer lugar.

2. Analítica: El hemograma aportará información sobre si existe anemia. La


bioquímica sanguínea puede orientar sobre la función de órganos como el hígado o
el riñón.

3. Marcadores tumorales: Son unas determinaciones analíticas que miden el nivel de


ciertas proteínas en la sangre.
9. REVISION BIBLIOGRAFICA DE CIRROSIS HEPATICA.
La cirrosis es la inflamación intersticial del hígado. Se trata de una enfermedad crónica e
irreversible que provoca fibrosis y nódulos entre las células del hígado, lo que provoca cambios
en la estructura del hígado y en sus funciones, ya que la circulación de la sangre está bloqueada.
Si la cirrosis es muy avanzada, puede llegar a provocar insuficiencia hepática o cáncer de hígado.
Causas
Según la American Medical Association, las causas más comunes de la cirrosis son:
 Infección por el virus de la hepatitis B o de la hepatitis C.
 Enfermedades auto inmunitarias del hígado como la hepatitis auto inmunitaria, la cirrosis biliar
primaria o la colangitis esclerosante primaria.
 Enfermedades del hígado graso no alcohólico, que puede darse en personas con obesidad.
 Enfermedades hereditarias metabólicas del hígado como la hemocromatosis, la enfermedad de
Wilson o la deficiencia de antitripsina.
 Exposición prolongada al alcohol que provoca la inflamación del hígado.
Síntomas
En los primeros estados de la patología muchos de los pacientes no presentan síntomas.
Según avanza la enfermedad, pueden empezar a detectarse los siguientes:
 Debilidad y fatiga.
 Pérdida de apetito y de peso.
 Náuseas y vómitos.
 Dolor e hinchazón abdominal.
 Los vasos sanguíneos adquieren forma de araña en la superficie de la piel.
En estados avanzados de la enfermedad, también se pueden empezar a presentar síntomas
más graves, como lista el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y del
Hígado (Niddk):
 Edemas y ascitis.
 Moretones y hemorragias frecuentes.
 Hipertensión portal: es un aumento de presión sanguínea en la vena porta, la cual conecta los
intestinos y el bazo con el hígado.
 Aparición de varices esofágicas y gastropatía.
 Esplenomegalia.
 Ictericia: ocurre cuando un hígado enfermo no elimina suficiente bilirrubina de la sangre, lo que
hace que la piel y el blanco de los ojos adopten un tono amarillento, así como un
oscurecimiento de la orina.
Cálculos biliares.
 Mayor sensibilidad a los medicamentos.
 Encefalopatía hepática.
 Diabetes tipo 2: la cirrosis provoca resistencia a la insulina, lo que acaba provocando un exceso
de glucosa en el torrente sanguíneo.
 Cáncer de hígado.

Prevención
Para que no se produzca la cirrosis se deben evitar sus causas más comunes como el consumo
excesivo de alcohol; en el caso de padecer una enfermedad hepática crónica, hay que acudir
periódicamente al médico para comprobar si se trata de una enfermedad tratable e impedir así
que se convierta en una cirrosis.
Tipos
Dependiendo de la causa, según la clasificación de la Clínica Mayo se pueden distinguir entre
varios tipos de cirrosis:
 Cirrosis alcohólica: provocada por un consumo excesivo de alcohol, daña al hígado de forma
general.
 Hepatopatía grasa no alcohólica: la acumulación de grasas en las células del hígado crea una
fibrosis.
 Cirrosis vinculada a la hepatitis: la hepatitis B o C de un paciente acaba generando fibrosis en el
hígado.
 Cirrosis criptogénica: se desconoce qué causa la fibrosis.
 Cirrosis biliar primaria: un fallo del sistema inmunológico hace que este ataque a las células que
revisten las vías biliares del hígado.
 Colangitis esclerosante primaria: las vías biliares se hinchan y presentan fibrosis, lo que hace que
queden obstruidas.
 Cirrosis biliar secundaria: surge como consecuencia de la obstrucción de las vías biliares.

Diagnóstico
En primer lugar, el médico realiza una anamnesis para buscar signos de cirrosis. La decisión de
llevar a cabo este examen suele basarse en determinar que el paciente se encuentra en riesgo
de sufrir una cirrosis, por ejemplo, si presenta un problema de alcoholismo u obesidad.
Para estudiar el hígado se realizan otras pruebas como una ecografía, una elastografía por
resonancia magnética, una tomografía computarizada o una resonancia magnética.
Por último, para confirmar el diagnóstico, se realiza una biopsia para obtener una muestra de
tejido hepático, al que se le realiza un examen microscópico. Si se distinguen bandas
diseminadas de tejido fibroso que dividen al hígado en nódulos, significa que el paciente tiene
cirrosis.
Si el paciente tiene una cirrosis avanzada se puede determinar su probabilidad de supervivencia
a 90 días mediante el puntuaje MELD (modelo para el puntuaje de la enfermedad hepática en
etapa terminal). Este puntuaje se basa en el resultado de tres pruebas de sangre (índice
internacional normalizado, bilirrubina y creatinina) del que se extrae una puntuación del 6 al 40.
Una puntuación cercana al 6 indica que el paciente tiene una alta probabilidad de sobrevivir
pasado este tiempo, mientras que las puntuaciones más cercanas a 40 indican que corre mucho
más riesgo de no superar la enfermedad.
Tratamientos
No existe un tratamiento que sea capaz de eliminar por completo la cirrosis, pero se suelen llevar
a cabo intervenciones para aliviar los diversos síntomas:
 Cambios en el estilo de vida: evitar el alcohol en casos de alcoholismo o tratar de perder peso
puede ayudar a que los síntomas no se agraven. También se recomienda una dieta nutritiva baja
en sodio.
 Medicamentos: pueden retrasar el avance de algunos tipos de cirrosis o ayudar a aliviar síntomas
como el dolor o el cansancio.
 Disminuir la presión sanguínea: esto se consigue mediante endoprótesis vasculares (unas
pequeñas prótesis cilíndricas que se colocan en las paredes arteriales), y puede ayudar a aliviar
problemas de retención de líquidos o sangrado venoso en el estómago y el esófago.
 Mejorar el flujo de bilis: mediante un endoscopio se estiran las vías biliares para extraer los
cálculos biliares que obstruyan el paso de la bilis.
 Trasplante de hígado: en los estados más avanzados de la enfermedad se puede plantear la
sustitución del hígado.

Referencias
Navarra, U. d. (07 de 06 de 2016). Obtenido de https://www.cun.es/enfermedades-
tratamientos/enfermedades/cirrosis-hepatica

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