Desarrollo Del Lenguaje Verbal en El Niño
Desarrollo Del Lenguaje Verbal en El Niño
Desarrollo Del Lenguaje Verbal en El Niño
En el desarrollo del lenguaje no hay una edad “normal” para hablar pero sí edades
promedios basados en criterios estadísticos, no olvidando que el niño es un ser
único. Por tanto varía la edad específica en que comienzan a hablar. Intervienen las
particularidades individuales dependientes del estado y función del aspecto
anatómico y sistema nervioso, del aspecto psicológico, de las condiciones de
educación y de las características del lenguaje de las personas que rodean al niño.
Las características del desarrollo progresivo del lenguaje verbal están en relación al
desarrollo integral del niño y se vinculan con los siguientes aspectos:
Desde que nace hasta más o menos, el final, del primer mes, la única expresión
que se oye del bebé es el llanto, que es la primera manifestación sonora puramente
mecánica o refleja. Indica un cambio en el tono del llanto según el contenido
afectivo del dolor, el hambre u otra molestia; comprende que obtiene respuesta con
el llanto y se comunica más con la madre y ahora lo usa voluntariamente.
Al inicio del tercer mes el bebé produce vagidos, sonidos guturales y vocálicos.
Responde a sonidos humanos mediante la sonrisa y, a veces, con arrullo o
murmullo. Aquí la forma característica del grito del bebé puede ser una llamada
expresiva relacionada con alguna necesidad o de incomodidad.
Distinguen sonidos como:/pa/, /ma/, /ba/, /ga/. Al mostrar alegría pueden emplear
sonidos guturales "ga.ga", "gu.gu", "ja.ja".
Diferencia los tonos de voz de los padres, reaccionando con alegría, sorpresa o
temor.
A los tres meses aparece el balbuceo o lalación, emitiendo sílabas como "ma...ma",
"ta...ta" y otras.
• /a/ y variantes próximas al fonema /e/, aunque antes suelen emitir sonidos
similares a /oe/. Posteriormente aparece la /o/ y finalmente la /i/, /u/.
Por tanto hacia el sexto mes se logra la primera emisión de vocales y consonantes,
se reemplazan los gritos y sonidos laríngeos y se irá sustituyendo la comunicación
gestual por el lenguaje verbal. Es fundamental en esta etapa la función del leguaje
materno dirigido al niño, que permite aumentar las vocalizaciones, gestos, sonrisas,
así como mantener una comunicación verbal constante entre el niño y los adultos.
A partir de los 7 y 8 meses coincide con una independencia motora del niño que
permite el desarrollo de su capacidad exploratoria hacia su cuerpo y su entorno.
Empieza a decir palabras cortas que son resultado de las repeticiones o imitaciones
hacia los demás, muestra también mayor comprensión de algunas palabras o
expresiones aisladas. Los músculos accesorios del habla y de la masticación
maduran y permiten mayores destrezas en la lengua y labios para una vocalización
articulada y ello va de la mano con el desarrollo de la inteligencia. El niño presenta
mucha motivación por los gestos y sonidos, y por comunicarse y repite palabras
ahora de manera espontánea, las cuáles son reforzadas por los padres quienes las
repiten varias veces con él. Ello hace que sus expresiones sean mucho más
variadas contando con un repertorio de 3 a 5 palabras articuladas, en un primer
momento no puede sostener una expresión completa viéndose obligado a
simplificar el lenguaje adulto, por ejemplo, la expresión "pa...a" del niño, señalando
con su mano la panera, corresponde a la frase: "Dame pan, mamá", la misma que
irá superando progresivamente.
Estas simplificaciones del lenguaje adulto que se observan en esta edad, según
Stampe e Ingram (1976), se deben atribuir al intento de reproducir las palabras del
adulto y no a la imperfección de las percepciones auditivas del niño. Tales
simplificaciones pueden consistir en:
• Síntesis de un segmento o trozo del habla adulta: "caca" para decir: "mamá,
dame bacín".
Sustituye la fricativa /s/ por la oclusiva /t/, que es más fácil de articular.
• Supresión: dice ".opa" en vez de "sopa".
De esta forma el niño se ve obligado a simplificar el lenguaje adulto, sin que esto
signifique que no comprenda, sino que su capacidad expresiva es limitada. Pero,
según algunos especialistas, a los 11 ó 12 meses el niño suele articular ya sus
primeras "palabras" de dos sílabas directas: "mamá", "papá", "caca", "tata", dando
inicio a la siguiente etapa denominada lingüística o verbal, sustituyendo
progresivamente el lenguaje gestual y "superando" la simplificación del lenguaje
adulto a medida que va incrementando su léxico.
Al año de edad suele ser el centro de atención en la familia, sus acciones reciben
aplausos y celebraciones y origina que las repita una y otra vez; ello contribuye a
la formación de su identidad, el intercambio gestual mímico y verbal con el adulto
acompañado de la conducta del “dar y tomar” facilita el desarrollo del lenguaje.
2. Etapa lingüística:
En este proceso los adultos deben utilizar sustantivos, adjetivos y acciones que
forman parte de la vida diaria del niño y ello ayuda de manera directa al desarrollo
del lenguaje, de la inteligencia y demás áreas relacionadas a este aprendizaje.
b) De los quince a los dieciocho meses de edad
A los 17 meses el niño extiende cada vez más su repertorio lingüístico y comienza a
hacer combinaciones de dos palabras. En esta edad, la identificación y
denominación de objetos, figuras y diferentes partes del propio cuerpo, son
ejercicios muy recomendables para el desarrollo del lenguaje verbal del niño.
Entre los 18 y 24 meses, la mayoría de los niños cuentan con un vocabulario mayor
a 50 palabras, pasando a combinar 2 a 3 palabras en una frase, dándose inicio al
habla "sintáctica"; es decir, el niño comienza a articular palabras en frases y
oraciones simples. En sus expresiones verbales utilizan sustantivos (nombres),
verbos (acciones) y calificadores (adjetivos y adverbios).
• Entre nombre y verbo: "Abre puerta" (verbo y objeto); "Papá come" (sujeto y
verbo)
Hacia los dos años el niño posee un vocabulario aproximado de 300 palabras. Incia
la utilización de los pronombres personales "Yo" y "Tú" y el posesivo "Mi" y "Mío”.
A esta edad se inicia la etapa escolar, en la cual el niño manifiesta una madurez
neuropsicológica para el aprendizaje y un lenguaje cada vez más abstracto. Puede
percibir distintas unidades lingüísticas dentro de una lectura o discurso,
percibiéndolo como un todo.