Sistemas de Información Geográfica
Sistemas de Información Geográfica
Sistemas de Información Geográfica
de
Información
Geográfica
Un libro libre de Víctor
Olaya
Introducción. ¿Qué es un
SIG?
Este capítulo presenta los conceptos fundamentales sobre Sistemas de
Información Geográfica (SIG), definiéndolos y presentando tanto sus
capacidades fundamentales como la forma en que estas pueden ser
aprovechadas. Asimismo, se presentan los SIG como sistemas complejos, y se
describe cada uno de sus componentes principales. El capítulo presenta una
visión global del ámbito de los SIG y de la ciencia asociada a los SIG como
disciplina independiente, al tiempo que muestra el contexto en el que el
desarrollo y utilización de estos se produce en la actualidad.
Introducción
La mayor parte de la de la información que manejamos en cualquier tipo de
disciplina está georreferenciada. Es decir, que se trata de información a la cual
puede asignarse una posición geográfica, y es por tanto información que viene
acompañada de otra información adicional relativa a su localización.
Si bien esto no es un hecho novedoso, la situación actual es más favorable que
nunca para el desarrollo de herramientas que permitan la utilización de toda
esa información al tiempo que se consideran los datos relativos a su posición
en el espacio. Esto es así no solo porque trabajamos con gran cantidad de
información referenciada geográficamente, sino porque somos cada día más
conscientes de la importancia que esa componente geográfica tiene. La
geografía ha pasado de ser un ámbito particular con cierta relación con otros
campos a ser un elemento fundamental incorporado a la mayor parte de las
disciplinas. Y no solo en el terreno científico, sino en el terreno mismo de la
vida diaria, donde toda esta información desempeña un papel de gran
importancia.
La utilización de cartografía ha dado un vuelco radical en el plazo de unas
décadas, permitiendo nuevas posibilidades y acercando la información
cartográfica como herramienta de primer orden a un público amplio y diverso.
La elaboración misma de cartografía ha pasado de ser terreno exclusivo de
profesionales del sector a ser una labor abierta donde las nuevas tecnologías,
especialmente las de corte colaborativo, han permitido que otro tipo de
usuarios desarrollen y compartan información cartográfica.
En este sentido, los SIG no son solo herramientas dentro de ese contexto de
gran importancia de la información geográfica, sino en gran medida
responsables de que esa situación sea tal, pues su contribución dentro del
panorama relativo a la geografía ha sido vital para impulsar esta y hacerla
llegar hasta su lugar actual. En una sociedad donde la información y la
tecnología son dos de los pilares fundamentales, los SIG son, sin lugar a
dudas, la tecnología estandarte para el manejo de información geográfica, y los
elementos básicos que canalizan la gestión de todo aquello que, de un modo u
otro, presente una componente geográfica susceptible de ser aprovechada.
Así, un SIG es fundamentalmente una herramienta para trabajar con
información georreferenciada, una definición en la que pueden entrar un gran
número de tecnologías y de otros elementos no tecnológicos, los cuales
veremos a lo largo de este libro.
Un pequeño ejemplo
Para comenzar a tener una idea correcta de lo que representa e implica un
SIG, veamos un sencillo ejemplo. Supongamos el caso de un organismo o
empresa cuyo trabajo incluye la gestión de una masa forestal. Este trabajo de
gestión implicará algunas actividades como las siguientes, en las cuales se
utiliza en mayor o menor medida información georreferenciada.
Delimitación de las distintas zonas inventariables y unidades dasocráticas (montes,
cantones, rodales, etc.)
Diseño de inventarios
¿Qué es un SIG?
Partiendo del ejemplo anterior, podemos dar una definición más precisa y
formal de lo que realmente es un SIG. Básicamente, un SIG ha de permitir la
realización las siguientes operaciones:
Lectura, edición, almacenamiento y, en términos generales, gestión de datos espaciales.
Análisis de dichos datos. Esto puede incluir desde consultas sencillas a la elaboración
de complejos modelos, y puede llevarse a cabo tanto sobre la componente espacial de
los datos (la localización de cada valor o elemento) como sobre la componente temática
(el valor o el elemento en sí).
¿Qué no es un SIG?
Es obvio que, pese a que su propia denominación indica específicamente que
los SIG desarrollan su actividad con información geográfica y esta es necesaria
para el trabajo con ellos, existen otras tecnologías que también pueden hacer
uso directo de esa información y explotarla de formas alternativas. A medida
que se ha ido redefiniendo el concepto de SIG, muchos elementos han ido
entrando en el amplio paraguas actual del SIG, así como distintas disciplinas,
según hemos visto y veremos más adelante. No obstante, esas propias
disciplinas no han desaparecido como tales, y siguen existiendo de forma
autónoma. Y cada una de ellas dispone de sus propias herramientas, las
cuales pueden incluir también tecnologías o sistemas más complejos similares
a los SIG pero con un enfoque distinto.
La distinción entre estas y los SIG es notable, máxime a día de hoy, y es fácil
localizar sin confusión las parcelas conceptuales y prácticas que cada una
ocupa o las áreas en las que existe un cierto solape. Por esta razón, igual que
es necesario definir qué es un SIG, resulta obligado presentar aquellas
tecnologías que comparten caracteres comunes con el SIG (siendo el principal
de ellos la utilización de información georreferenciada), y que han seguido una
evolución paralela hasta el punto de diferenciación actual. Ahora que ya
sabemos lo que es un SIG, veamos qué otras herramientas similares, pese a
compartir elementos comunes, no entran en la definición de SIG que hemos
dado.
Dos son las principales soluciones que deben conocerse por su relación directa
con el ámbito SIG: Diseño Asistido por Ordenador (CAD) y AM/FM.
Las aplicaciones CAD (Figura 11) permiten el diseño informatizado de
elementos muy diversos, que pueden ir desde una pieza industrial o la
carrocería de un automóvil (tareas con poca relación con los SIG) a un edificio
(con mayor relación con los SIG). El uso de herramientas CAD en disciplinas
como la arquitectura para la creación de planos tiene cierta similitud con el uso
de un SIG, y ambas herramientas se han nutrido la una de la otra en cuanto a
sus funcionalidades. No obstante, siguen existiendo grandes diferencias que
hacen que cada aplicación responda a unas necesidades concretas pese a la
existencia de características comunes. De entre estas diferencias cabe
destacar las siguientes [ESRI2002GISCAD][Baguena1995Mapping]
SIG y CAD han sido diseñados para propósitos diferentes. El del SIG es reflejar la
realidad, mientras que el del CAD es diseñar algo que no existe todavía. La creación es
el elemento fundamental en el CAD, mientras que el estudio de una realidad ya creada
constituye la base del SIG.
No todos los tipos de datos de un SIG se pueden incorporar en un CAD. Los datos
procedentes de la teledetección, por ejemplo, no forman parte del abanico de datos que
un CAD puede manejar.
Entorno de trabajo de una aplicación CAD.
(1)(1)
El CAD puede resultar suficiente para desarrollar algunas tareas propias de los
SIG, en particular las relacionadas con el diseño cartográfico. No obstante,
algunas circunstancias ponen de manifiesto las carencias de una herramienta
CAD para sustituir completamente a un SIG, al tener requerimientos para los
que esta no puede ofrecer una solución. Entre estos requerimientos cabe citar
los siguientes:
Análisis, modelización, y gestión avanzada de datos espaciales.
Trabajo con datos que cubren una gran superficie geográfica. Necesidad de utilizar
diversos sistemas de proyección.
Componentes de un SIG
Como ya hemos visto, en su concepción actual los SIG son sistemas complejos
que integran una serie de distintos elementos interrelacionados. El estudio de
todos y cada uno de estos elementos es el fundamento para el estudio global
de los Sistemas de Información Geográfica, y de ese modo se aborda a lo
largo de este libro, mostrando las propias características de cada elemento y
los conceptos necesarios para entender las relaciones entre ellos.
Una forma de entender el sistema SIG es como formado por una serie de
subsistemas, cada uno de ellos encargado de una serie de funciones
particulares. Es habitual citar tres subsistemas fundamentales:
Subsistema de datos. Se encarga de las operaciones de entrada y salida de datos, y la
gestión de estos dentro del SIG. Permite a los otros subsistemas tener acceso a los datos
y realizar sus funciones en base a ellos.
Para que un SIG pueda considerarse una herramienta útil y válida con carácter
general, debe incorporar estos tres subsistemas en cierta
medida[ESRI2003ESRI].
Otra forma distinta de ver el sistema SIG es atendiendo a los elementos
básicos que lo componen. Cinco son los elementos principales que se
contemplan tradicionalmente en este aspecto (Figura 22):
Datos. Los datos son la materia prima necesaria para el trabajo en un SIG, y los que
contienen la información geográfica vital para la propia existencia de los SIG.
Personas. Las personas son las encargadas de diseñar y utilizar el software, siendo el
motor del sistema SIG.
Datos
Los datos son necesarios para hacer que el resto de componentes de un SIG
cobre sentido y puedan ejercer su papel en el sistema. La información
geográfica, la verdadera razón de ser los SIG, reside en los datos, y es por ello
que el conocimiento exhaustivo de los datos y su naturaleza resulta obligado
para una buena comprensión los propios SIG.
Son muchas las facetas de los datos que deben estudiarse, y todas ellas con
una gran importancia. Por un lado, es necesario conocer las características
fundamentales del dato geográfico que utilizamos en un SIG, es decir, su forma
y sus propiedades. De ellas dependen, por ejemplo, los procesos que
podremos o no realizar con los datos, y en general todo cuanto podemos
esperar de ellos.
Prescindiendo del hecho de que se trata de un dato geográfico, es relevante
conocer cómo los datos se gestionan y almacenan en un entorno digital,
aspectos de corte puramente informático que desarrolla la disciplina de la
gestión de bases de datos. Cuando las ideas fundamentales al respecto se
aplican al caso particular de los datos geográficos, surgen conceptos que
resultan básicos para un buen uso de un SIG, y que además van siendo cada
vez más relevantes a medida que los volúmenes de datos de que se dispone
van aumentando.
Al igual que aumenta el volumen de datos, lo hacen los orígenes de estos y las
formas en que la información geográfica puede recogerse. Un aspecto clave
para una utilización correcta de un SIG es saber integrar datos de distinta
procedencia, para lo cual es vital entender cómo esta afecta a las propias
características de dichos datos.
Otros elementos tales como la calidad de los datos, la cual cobra cada día más
importancia, serán tratados igualmente junto a los anteriores en una parte
específicamente dedicada a los datos, probablemente una de las más
importantes dentro de este libro.
Análisis
El análisis es una las funcionalidades básicas de los SIG, y una de las razones
fundamentales que llevaron al desarrollo de estos. Un ordenador es una
herramienta con enorme capacidad de cálculo, y esta puede aplicarse a los
datos espaciales para obtener resultados de muy diversa índole.
En mayor o menor medida, un SIG siempre incorpora una serie de
formulaciones que permiten la obtención de resultados y el análisis de los
datos espaciales. Estas formulaciones representan procesos que pueden ser
sumamente sencillos o enormemente complejos, y que pueden resultar de
aplicación en uno u otro campo, o incluso con carácter general. Su origen
puede ser muy variado, y no derivan necesariamente del ámbito puro de la
geografía, sino que pueden ir desde simples consultas o mediciones a
elaborados modelos que empleen datos de variables muy numerosas y arrojen
resultados complejos. La estadística, entre otras ciencias, puede aportar al
ámbito SIG muchas de sus ideas, y estas, adaptadas al marco de la
información georreferenciada, constituir en el SIG un nuevo conjunto de
procesos de análisis.
Las ventajas de la incorporación de todos estos procesos en una única
herramienta, el SIG, van desde la automatización de tareas a la aparición de
nuevos procesos que, aprovechando la gran capacidad de cómputo de la
plataforma en la que se ejecuta el SIG, producen resultados que no podrían ser
obtenidos de otro modo. Bien sea por la complejidad propia de los procesos o
por el nivel de precisión al que se trabaja, existen muchos procesos que
mediante el uso de cartografía clásica y sin el apoyo de medios informatizados
no pueden realizarse. El SIG abre un campo de actuación en el que la práctica
totalidad de ideas y formulaciones de análisis pueden plasmarse y aplicarse
con carácter práctico.
Visualización
Cualquier tipo de información puede ser representada de forma gráfica, lo cual
habitualmente facilita la interpretación de dicha información o parte de esta.
Gran parte de las características de la información (por ejemplo, la presencia
de patrones sistemáticos), son más fáciles de estudiar cuando se apoyan sobre
algún elemento visual, pues este añade un nuevo punto de vista.
En el caso particular de la información geográfica, la visualización no solo es
una forma más de trabajar con esa información, sino que resulta la forma
principal, no ya por ser la que en general hace más fácil e intuitivo el
tratamiento de esa información, sino porque es aquella a la que estamos más
acostumbrados. La información geográfica tiene una inherente naturaleza
visual, ya que el espacio en sí es entendido de forma gráfica por el ser
humano. Junto a esto, no debemos olvidar que la información geográfica se ha
almacenado de forma tradicional de modo también visual, a través de mapas.
Un mapa es en sí una representación visual de la información geográfica.
Al contrario que un mapa, que de por sí es de naturaleza gráfica, en un SIG
trabajamos con datos de tipo puramente numérico, ya que es así como el
ordenador puede manejarlos, y la información geográfica debe almacenarse de
este modo, como veremos con detalle en el capítulo Tipos_datos. Para poder
presentar una utilidad similar a la de un mapa en lo que a la presentación de la
información respecta, un SIG debe incluir capacidades que generen
representaciones visuales a partir de esos datos numéricos, aprovechando en
la medida de lo posible las propias capacidades del medio informático en que
se trabaja para hacer estas representaciones más potentes como transmisoras
de información.
Es deseable igualmente que el SIG sea capaz de generar cartografía clásica, y
que incorpore métodos para el diseño cartográfico y la creación de mapas
impresos, pues estos no pierden su vigencia pese a la existencia de los SIG.
La visualización de la información geográfica se rige por los mismos conceptos
y principios que se emplean para la confección de cartografía impresa, y estos
deben ser conocidos por el usuario de SIG, ya que una de las tareas de este
es el diseño cartográfico y las preparación de los elementos de visualización
para poder realizar su trabajo sobre las representaciones creadas. A los
conceptos tradicionales hay que sumar algunas ideas nuevas, ya que un SIG
es capaz de generar representaciones más avanzadas (por ejemplo,
representaciones tridimensionales). A esto hay que sumar la presencia de un
elemento característico y de gran importancia como es la elevada interactividad
que toda representación gráfica lleva asociada dentro de un SIG, y que
constituye una gran diferencia frente al carácter estático de la cartografía
clásica.
Por todo ello, la visualización debe considerarse como un componente
fundamental del sistema SIG en su concepción actual, y particularmente uno
con especial interés desde el punto de vista del usuario directo de tecnologías
SIG.
Tecnología
Incluimos en este elemento tanto el hardware sobre el que se ejecutan las
aplicaciones SIG, como dichas aplicaciones, es decir el software SIG. Ambos
forman un binomio tecnológico en el que encontramos diversas alternativas, y
que se enriquece diariamente con la rápida evolución del mercado tecnológico.
En lo que a hardware respecta, es el elemento físico del sistema SIG, y
conforma la plataforma sobre la que tiene lugar el trabajo con un SIG. La
utilización de un SIG hoy en día se puede llevar a cabo en ordenadores
personales o estaciones de trabajo, y ya sea de forma individual o en una
arquitectura cliente--servidor más compleja. Estas últimas han cobrado
importancia muy rápidamente en los últimos tiempos, especialmente en lo que
al acceso a datos se refiere. Veremos más adelante como esto también ha
tenido influencia en otros componentes del sistema SIG, principalmente en el
factor organizativo.
Además de la propia plataforma, el hardware incluye una serie de periféricos
para tareas más concretas. De uso habitual en el trabajo con SIG son los
periféricos para entrada de datos geográficos y la creación de cartografía. Las
tabletas digitalizadoras son la forma más habitual dentro del primer grupo (las
veremos con más detalle en el apartado heads-down), mientras que plotters e
impresoras son empleados para la creación cartográfica, requiriéndose
generalmente un mayor formato que para otros usos.
Más recientemente, la aparición de Sistemas de Navegación Global como el
GPS (que pueden a su vez considerarse como otro tipo de periféricos) ha
creado una parcela tecnológica con gran relación con los SIG, convirtiendo a
estos en herramientas ideales para la gestión de los datos de dichos sistemas.
Incluso, la combinación de SIG y GPS sobre un único elemento de hardware
ha dado lugar a herramientas como los navegadores GPS, que han supuesto
un hito no solo desde el punto de vista técnico, sino también desde un enfoque
social, pues acercan las tecnologías SIG a usuarios no expertos.
Por su parte, el software es el encargado de operar y manipular los datos. El
software SIG también ha sufrido una gran evolución, y bajo el paraguas de esa
denominación encontramos desde las aplicaciones clásicas que permiten
visualizar, gestionar y analizar los datos geográficos, hasta herramientas más
especializadas que se centran en alguno de estos campos, o bien
componentes que pueden incluso pasar a formar parte de otras aplicaciones
fuera del ámbito SIG, pero que puntualmente requieren algunas de sus
funcionalidades, especialmente las relacionadas con la visualización de
cartografía digital.
Factor organizativo
El sistema SIG requiere una organización y una correcta coordinación entre
sus distintos elementos. El factor organizativo ha ido progresivamente ganando
importancia dentro del entorno SIG, a medida que la evolución de estos ha ido
produciendo un sistema más complejo y un mayor número de intrarelaciones e
interrelaciones entre los distintos componentes que lo forman.
Especialmente importante es la relación entre las personas que forman parte
del sistema SIG, así como la relación de todos los elementos con los datos,
sobre los cuales actúan de un modo u otro. Ello ha propiciado la aparición de,
entre otros, elementos que pretenden estandarizar los datos y gestionar estos
adecuadamente.
Cuando los SIG se encontraban en sus etapas de desarrollo iniciales y eran
meras herramientas para visualizar datos y realizar análisis sobre ellos, cada
usuario tenia sus propios datos con los cuales trabajaba de forma
independiente del resto de usuarios, incluso si estos llevaban a cabo su trabajo
sobre una misma área geográfica y estudiando las mismas variables. Hoy en
día, la información no se concibe como un elemento privado de cada usuario,
sino como un activo que ha de gestionarse, y del que deriva toda una disciplina
completa.La aplicación de esta disciplina es la base de algunos de los avances
más importantes en la actualidad, teniendo implicaciones no ya solo técnicas
sino también sociales en el ámbito de los SIG.
Asimismo, las necesidad de gestión de los datos y la propia complejidad de un
SIG, provocan ambas que no exista un perfil único de persona involucrada en
el sistema SIG, sino varias en función de la actividad que desarrollen. Al
usuario clásico de SIG se unen las personas responsables de gestionar las
bases de datos, las encargadas de diseñar la arquitectura de un SIG cuando
este se establece para un uso conjunto por parte de toda una organización o
grupo de mayor entidad. Dentro de las personas que participan en un SIG, el
usuario directo es el eslabón último de una cadena que incluye igualmente a
otros profesionales con roles bien distintos.
Incluso atendiendo únicamente a los usuarios, también entre estos existen
diferentes perfiles, y las comunidades de usuarios no expertos juegan en la
actualidad un importante papel en el mundo del SIG. Esta situación, a su vez,
requiere elementos organizativos importantes. Con la popularización y bajo
coste de las unidades GPS y la aparición de la denominada Web 2.0, el SIG ha
llegado a usuarios no especializados, los cuales utilizan estas herramientas
para la creación y uso de su propia cartografía, dentro de lo que se conoce
como VGI (Volunteered Geographic Information) [goodchildVGI]. El
término Neogeografía, de reciente creación, hace referencia a este uso de los
SIG y otras herramientas asociadas por parte de grupos de usuarios no
especializados.
En definitiva, resulta necesario gestionar correctamente la complejidad del
sistema SIG, y esta gestión se ha convertido ya en un elemento fundamental
dentro del entorno SIG actual.
Resumen
En este capítulo hemos presentado los SIG como herramienta para el manejo
general de información geográfica, fundamental para trabajar hoy en día con
todo tipo de información georreferenciada. Un SIG es un sistema compuesto
por cinco piezas fundamentales: datos, tecnología, análisis, visualización y
factor organizativo. Cada una de ellas cumple un papel determinado dentro del
sistema SIG, el cual se caracteriza fundamentalmente por su naturaleza
integradora.
Existen otras herramientas y tecnologías que pueden en principio asemejarse a
los SIG, pero que realmente no comparten con estos su capacidad de integrar
bajo un marco común una serie completa de elementos y disciplinas, siendo
esta la verdadera propiedad que define a los SIG.
Todo el conjunto de conocimientos sobre los cuales se asientan los SIG
conforman la denominada Ciencia de la Información Geográfica. Bajo esta
denominación se recogen todos los temas a tratar en esta obra.
Introducción
De todos los subsistemas de SIG, el correspondiente a los datos es el pilar
fundamental que pone en marcha los restantes. Los datos son el combustible
que alimenta a los restantes subsistemas, y sin los cuales un SIG carece por
completo de sentido y utilidad.
El subsistema de datos es, a su vez, el más interrelacionado, y está conectado
de forma inseparable a todos los restantes. Mientras que, por ejemplo, la
visualización no es por completo imprescindible para el desarrollo de procesos
de análisis, no hay elemento del sistema SIG que pueda vivir si no es
alimentado por datos. Los datos son necesarios para la visualización, para el
análisis y para dar sentido a la tecnología y, en lo referente al factor
organizativo y a las personas, el rol de estas en el sistema SIG es en gran
medida gestionar esos datos y tratar de sacar de ellos el mayor provecho
posible, buscando y extrayendo el valor que estos puedan tener en un
determinado contexto de trabajo. Por tanto, los datos son fundamentales en un
SIG, y todo esfuerzo dedicado a su estudio y a su mejor manejo será siempre
positivo dentro de cualquier.trabajo con SIG.
La forma en que los datos se gestionan en un SIG es un elemento vital para
definir la propia naturaleza de este, así como sus prestaciones, limitaciones y
características generales. En este capítulo introductorio veremos la diferencia
entre los conceptos de datos e información, relacionados aunque distintos, y la
forma en que ambos se incorporan a un SIG. Esta concepción es importante,
pues fundamenta la arquitectura interna que puede adoptar un SIG y las
operaciones que se construyen sobre esta.
Datos vs Información
} Existe una importante diferencia entre los conceptos de datos e información.
Ambos términos aparecen con frecuencia y pueden confundirse, pese a que
representan cosas bien diferentes. Aun así, son conceptos muy unidos, y
resultan clave para entender los fundamentos de un SIG tal y como estos se
desarrollan a lo largo de este libro. Un SIG es un Sistema
de Información Geográfica, pero maneja datos geográficos, existiendo
diferencias entre estos conceptos.
Entendemos como dato al simple conjunto de valores o elementos que
utilizamos para representar algo. Por ejemplo, el código 502132N es un dato.
Este código por sí mismo no tiene un significado, y es necesario interpretarlo
para que surja ese significado. Al realizar esa interpretación, el dato
nos informa del significado que tiene, y es en ese momento cuando podemos
emplearlo para algún fin y llevar a cabo operaciones sobre él que tengan
sentido y resulten coherentes con el significado propio que contiene.
El dato anterior podemos interpretarlo como si fuera una referencia geográfica,
y cuyo significado sería entonces una latitud, en particular
50° 21′21′ 32′′32″ Norte. Si lo interpretamos como un código que hace
referencia a un documento de identificación de una persona, la información que
nos aporta es en ese caso completamente distinta. El dato sería el mismo,
formado por seis dígitos y una letra, pero la información que da es diferente, ya
que lo entendemos e interpretamos de manera distinta.
La información es, por tanto, el resultado de un dato y una interpretación, y el
trabajo con datos es en muchos casos un proceso enfocado a obtener de estos
toda la información posible. Un dato puede esconder más información que la
que a primera vista puede apreciarse, y es a través de la interpretación de los
datos como se obtiene esta.
En el capítulo Geomorfometria veremos cómo a partir de un Modelo Digital de
Elevaciones podemos calcular parámetros tales como la pendiente, extraer el
trazado de la red de drenaje o delimitar las subcuencas en que una cuenca
vertiente mayor puede dividirse. El dato en este caso lo constituyen los valores
que representan la elevación en los distintos puntos. La información que
contienen está formada por todo ese conjunto de elementos que podemos
obtener, desde la pendiente a los cursos de los ríos, pasando por todo aquello
que mediante la aplicación de procesos u operaciones de análisis podamos
extraer de esos datos.
Comprender el significado y las diferencias entre datos e información permiten
entender entre otras cosas que la relación entre los volúmenes de ambos no es
necesariamente constante. Por ejemplo, los datos 502132NORTE o
CINCUENTA VEINTIUNO TREINTAYDOS NORTE son mayores en volumen
que 502132N, pero recogen la misma información espacial que este
(suponiendo que los interpretamos como datos de latitud). Tenemos más
datos, pero no más información. Podemos establecer planteamientos basados
en este hecho que nos ayuden a almacenar nuestra información geográfica
con un volumen de datos mejor, lo cual resulta ventajoso. Veremos algunos de
estos planteamientos más adelante dentro de esta parte del libro.
Aspectos como estos son realmente mucho más complejos, y el estudio de la
relación entre datos e información y sus características no es en absoluto
sencilla. Existe una disciplina, la ciencia de la información dedicada a estudiar
los aspectos teóricos relativos a la información y la forma en que esta puede
contenerse en los datos. El lector interesado puede consultar
[Diener1989ASIS][Williams1997InfoScience] para saber más al respecto.
En este capítulo de introducción a esta parte dedicada a los datos, veremos
más acerca de la información que de los datos espaciales, pues la manera en
que concebimos esta condiciona la forma de los datos. Será en el capítulo
siguiente cuando tratemos ya los datos, abordando uno de los problemas
fundamentales: la creación del dato espacial.
Componente temática
o Ordinal. El valor numérico establece un orden. Por ejemplo, una capa en la que se
recoja el año de fundación de las distintas ciudades contenidas en ella.
o Razones. Las razones entre valores de la variable tienen un significado. Por ejemplo,
podemos decir que una precipitación media de 1000mm es el doble que una de 500mm.
La pertenencia de una variable a un grupo u otro no solo depende de la propia
naturaleza de la misma, sino también del sistema en que se mida. Así, una temperatura
en grados centígrados no se encuentra dentro de este grupo (pero sí en el de intervalos),
ya que la razón entre dichas temperaturas no vale para decir, por ejemplo, que una zona
está al doble de temperatura que otra, mientras que si expresamos la variable
temperatura en grados Kelvin sí que podemos realizar tales afirmaciones. El valor
mínimo de la escala debe ser cero.
Alfanumérica
El tipo de variable condiciona las operaciones que pueden realizarse con un
dato geográfico en función de cómo sea su componente temática. Por ejemplo,
carece sentido realizar operaciones aritméticas con variables de tipo ordinal o
nominal, mientras que es perfectamente lógico con los restantes tipos dentro
de la categoría numérica. También, como veremos en el capítulo El_Mapa,
influye en la forma de representarlo a la hora de elaborar cartografía.
Además de las componentes espacial y temática, Sinton [Sinton1978Addison]
añade la componente temporal y propone un esquema sistemático que permite
clasificar en grupos las distintas clases de información geográfica. Según este
esquema, cada una de estas componentes puede estar en uno de los
siguientes tres estados posibles: fija, controlada o medida. Al medir una de
estas componentes, es necesario controlar otra de ellas, y fijar la tercera, o
bien ignorarla y no tenerla en cuenta (este era el caso explicado hasta el
momento, en el cual no habíamos citado aún la componente temporal)
Por ejemplo, si registramos la temperatura a lo largo de un periodo de tiempo
para un punto concreto, la componente temporal está controlada (tomamos
mediciones de temperatura con un intervalo de tiempo establecido), la
componente temática (la propia temperatura) está medida, y la componente
espacial está fija (el termómetro que registra los valores se encuentra siempre
en un punto inmóvil)
En general, la información geográfica se recoge haciendo fija la componente
temporal, y midiendo o controlando las restantes en función del tipo de
información de que se trate.
Un concepto a tener en cuenta en relación con las componentes de la
información geográfica es la dimensión. Los elementos que registramos
pueden ir desde sencillos puntos (0D) hasta volúmenes tridimensionales (3D).
Un caso particular —y muy frecuente— lo encontramos cuando estudiamos la
forma tridimensional del terreno, pero tratando la elevación como variable
temática, no como una parte más de la componente espacial. En este caso,
tenemos una serie de valores de elevación (Z) localizados en el plano XY. Esto
no es realmente equivalente a utilizar una componente espacial tridimensional,
ya que no permite recoger en un mismo punto distintos valores (no puede, por
ejemplo, modelizarse la forma de una cueva o un objeto vertical), por lo que se
conoce como representación en 2.5 dimensiones (2.5D). La figura 11 muestra
esquemáticamente el concepto de dimensión de los datos dentro de un SIG.
Resumen
Los datos son una de las piezas más importantes del sistema SIG.
Entendemos por dato un conjunto de valores o elementos que representan
algo. La interpretación correcta de esos datos los dota de significado y
produce información.
La información geográfica tiene dos componentes: una componente temática y
una componente geográfica. Estas van unidas y conforman una unidad única
de información geográfica, aunque pueden separarse y analizarse por
separado. Mientras que la componente geográfica tiene un carácter
fundamentalmente numérico, la componente temática puede incluir una o
varias variables y estas ser de naturaleza muy variada.
La información geográfica se divide horizontal y verticalmente. Las unidades
mediante que incorporamos esta información a un SIG se conocen
como capas, y son uno de los elementos primordiales en la estructura de
manejo de datos de todo SIG. El trabajo con capas más hace transparente la
gestión de la información geográfica en un SIG, permite una mejor integración
de distintos datos, y es la base para muchas operaciones, algunas de las
cuales iremos viendo en capítulos sucesivos.
Tablas de datos.
Escalares o vectores.
¿Es universal?
Con todo lo anterior, un SIG es una herramienta de primer orden tanto para
formular cuestiones geográficas como para resolverlas.
Por ejemplo, a través de la mera representación de los datos geográficos, un
SIG puede ayudar a identificar y definir los problemas a plantear, ya que la
exploración visual de los datos es un elemento clave en la formulación de
interrogantes geográficos. Esa misma representación puede ser también
empleada para dar respuesta a dichos interrogantes, ya que estas respuestas
quedan muchas veces patentes con el simple análisis visual. Considerando la
gran variedad de formas en que los datos espaciales pueden representarse
dentro de un SIG, ello hace que la visualización sea de por sí una componente
de los SIG de gran interés para el análisis.
Asimismo, mediante las capacidades de superposición de capas y la
visualización de dicha superposición se pueden tratar en un SIG las cuestiones
relativas a la asociación entre distintas variables espaciales, y las que
conciernen a la variación temporal de estas variables pueden estudiarse con
conjuntos de representaciones sucesivas a modo de «instantáneas». También
en esto las funcionalidades de visualización de la información espacial son
herramientas de indudable utilidad.
A lo anterior deben sumarse los distintos algoritmos de análisis geográfico, que
iremos viendo a lo largo de los próximos capítulos, y que aprovechan la
arquitectura particular de un SIG para explotar en profundidad la información
espacial.
Por ejemplo, uno de los procedimientos más frecuentes dentro de un SIG es la creación
de áreas de influencia. Este tipo de operaciones de análisis convierte los distintos
elementos geográficos en áreas que reflejan la influencia de dicho elemento en base a
parámetros tales como distancias o costes. Se tiene así una transformación geométrica,
ya que la forma del objeto se transforma en una nueva que indica la zona que se ve
afectada por dicho objeto.
Con ellas podemos responder a preguntas como
¿Qué puntos de la ciudad no tienen una farmacia a menos de un kilómetro de distancia?
¿Están los distintos comercios de un barrio demasiado juntos, de forma que
probablemente estén compitiendo por la clientela?
Si considero que para una escapada de fin de semana el turista medio recorre como
mucho 100 kilómetros, ¿qué municipios alrededor del mío son susceptibles de venir de
visita turística y por tanto debería promover en ellos los valores naturales de este?
Otros ejemplos de este tipo de modificaciones geométricas es la simplificación de
líneas, que trata de definir los mismos trazados de un conjunto de lineas reduciendo el
número de puntos empleados.
También se pueden realizar transformaciones de las geometrías en función no solo de su
componente espacial (sus coordenadas), sino utilizando igualmente los valores
asociados a estas. Un ejemplo de esto es la agrupación de geometrías que comparten
algún atributo común en entidades únicas. Dado un conjunto de polígonos con los
distintos términos municipales, para los cuales exista un atributo que indique la comarca
a la que pertenecen, se pueden agrupar estos para obtener polígonos únicos de cada
comarca.
Otras transformaciones son de tipo cartográfico, tales como la conversión entre sistemas
de coordenadas distintos, las reproyecciones, o la aplicación de transformaciones afines
en general. Estas son básicas para, por ejemplo, combinar datos referenciados según
distintos sistemas.
Un tipo de transformación importante es la relativa a los modelos de datos, pues estos,
como ya sabemos, son tan variados como los sistemas de coordenadas. Las
transformaciones entre formatos y paradigmas de almacenamiento son importantes para
un manejo óptimo de los datos geográficos, ya que ciertas operaciones se realizan de
manera más adecuada en unos formatos concretos. Igualmente, la combinación de capas
requiere en muchos casos que estas se encuentre en un mismo formato, al igual que
sucede con los sistemas de coordenadas. La conversión entre los modelos ráster y
vectorial, la interpolación o el cálculo de capas de densidad son ejemplos de análisis
que modifican la forma de representación de una realidad espacial concreta.
Por último, encontramos transformaciones basadas en los valores de las variables
estudiadas. Dentro de este grupo encontramos las reclasificaciones, que en el caso de
datos categóricos transforman la identificación de cada elemento en una clase dada, o
los cambios de escala u otras operaciones aritméticas tales como la normalización de
una variable en un rango dado, o la tipificación de una variable para asimilar su
distribución de valores a la de una curva normal. Estos últimos se efectúan sobre datos
de tipo continuo.
Análisis de superficies. El análisis de superficies es uno de los más potentes de cuantos
encontramos en un SIG. Desde parámetros básicos como la pendiente o la orientación
hasta parámetros morfométricos muy específicos, pasando por todas las herramientas
del análisis hidrológico, la batería de operaciones disponibles es muy amplia. Aunque
este análisis de superficies se entiende como el de la superficie terrestre (es decir, el
relieve), gran parte de estas operaciones pueden aplicarse a cualquier otra superficie,
entendiendo esta en su sentido matemático. Así, la pendiente indica una tasa de
variación y puede aplicarse a capas con valores distintos de la elevación, tales como
temperaturas, densidades, etc.
Por ejemplo, estos estadísticos nos permiten dar respuesta a cuestiones del tipo
¿Es constante la media de altura a lo largo de toda la geografía de mi país?
¿Existe alguna tendencia de los individuos de una especie a congregarse, o por el
contrario se dispersan por todo el territorio disponible minimizando el contacto con
otros congéneres?
¿Existe alguna dirección predominante en los movimientos de individuos de una
especie o se desplazan erráticamente?
Inferencia. Otro análisis estadístico de gran importancia en los SIG es el que permite
inferir comportamientos de las distintas variables y estudiar, por ejemplo, la forma en
que estas van a evolucionar a lo largo del tiempo.
El estudio de estos factores puede ser una herramienta clave para tomar decisiones
relativas a la actividad sobre la que ejercen su influencia. Así, los procedimientos de
análisis espacial nos sirven para responder a cuestiones como, por ejemplo,
¿Cuál es el mejor lugar para emplazar una nueva construcción en función de su impacto
sobre el medio?
¿Por qué trazado es más conveniente construir una nueva carretera?
¿Dónde situar un nuevo hospital para que el servicio en la comarca mejore lo máximo
posible?
Dentro de estos análisis, muchos de ellos tratan de maximizar o minimizar alguna
función objetivo dependiente de los factores implicados, que pueden ser tanto variables
recogidas en distintas capas como parámetros espaciales tales como distancias.
Modelización. La creación de modelos espaciales dentro de un SIG es una tarea aún
pendiente de mucho desarrollo. No obstante, existe un gran número de modelos en los
más diversos campos, y la arquitectura de datos y procesos de los SIG es propicia para
la implementación de otros nuevos.
Modelos como los de tipo hidrológico son habituales en los SIG más populares, y la
estructura raster de los datos que se emplean generalmente en estos facilita en gran
medida el análisis y la implementación de modelos distribuidos. Otros modelos que
encuentran en los SIG una plataforma idónea para su implementación son los basados
en autómatas celulares, con aplicación en muchas áreas distintas.
Como ya se ha dicho, todos estos tipos de análisis no son independientes
entre sí, y la verdadera potencia de un SIG radica en la elaboración de
metodologías que combinen estos. Por ejemplo, la elaboración de áreas de
influencia considerando distancia a través de una red viaria, utilizando la
topología de esta, que incorpora el estudio de la topología de la red, la
medición de distancias sobre la misma, y la transformación de entidades
geográficas en función de lo anterior.
En esta breve exposición no se ha tratado de dar ejemplos particulares de
utilización de los SIG, ya que esto se hará en la última parte del libro. En su
lugar, se pretende dar a entender que los procedimientos que pueden
implementarse en un SIG son muy variados, y que en función del área de
interés en que trabajemos, haremos uso de unos o de otros. Pese a ello, es
interesante conocer al menos someramente el amplio abanico de técnicas
disponibles y el alcance de las mismas dentro de diversos sectores de
aplicación.
Resumen
En líneas generales, todo cuanto hacemos con la información geográfica
implica algún tipo de análisis. Desde una mera consulta a un modelo muy
complejo, este análisis explora dicha información y permite obtener resultados
que descubren otros tipos de información subyacente.
Existe una gran variedad de procesos de análisis espacial. Estos pueden tomar
datos espaciales de diversas clases y generar resultados también muy
diversos, por lo que su clasificación es compleja. Algunos de los más
característicos de cuantos podemos llevar a cabo dentro de un SIG son
aquellos que sacan partido de la forma en que este maneja las distintas capas
de información. Por ejemplo, la superposición de capas o el análisis combinado
de distintos factores como herramienta de apoyo en la toma de decisiones. La
creación de zonas de influencia es también uno de los análisis más habituales,
englobado dentro de un conjunto de procesos de transformación de datos
geográficos.
En este contexto, deben considerarse los SIG como herramientas que van a
permitir una mejor formulación de las cuestiones geográficas, y que del mismo
modo van a ayudar en la búsqueda de respuestas a estas.
Introducción
Las aplicaciones SIG son el elemento de trabajo básico dentro de todos
aquellos que componen el concepto global de un SIG. Una aplicación SIG
materializa todas las ideas vistas hasta el momento dentro de este libro, y es la
herramienta fundamental para el trabajo con datos espaciales, lo cual
constituye la tarea primordial de un SIG.
Dentro de la lógica evolución de toda tecnología informática, los SIG se han
desarrollado de forma muy rápida y variada, adaptándose a una realidad, la de
la propia información geográfica, también en constante evolución en todas sus
vertientes. Por ello, la idea de aplicación SIG que podía encontrarse en un libro
equivalente a este hace 10 o 20 años es bien distinta de la que hoy tenemos.
De hecho, la concepción única de aquel entonces ya no es tal, y actualmente
son muchas las formas en las que las aplicaciones SIG pueden presentarse.
Junto con la concepción «clásica» del SIG, todavía presente, existen una serie
de otras tecnologías que han ido surgiendo paulatinamente, y que incorporan
ideas y conceptos como los que ya conocemos de capítulos anteriores. En esta
parte del libro se mostrarán todas ellas en detalle, definiendo así el panorama
global de las aplicaciones SIG y los usos y funciones principales de cada una
de dichas tecnologías.
Para comprender el papel que juegan las distintas formas de aplicaciones SIG
que encontramos hoy en día y que trataremos en los sucesivos capítulos, es
necesario analizar la forma en que han ido conformándose dentro del entorno
SIG, lo cual haremos en este capítulo.
Bases de datos
Tipos de aplicaciones
Con todo lo anterior, el panorama ante el que se encuentra hoy en día un
usuario de SIG es sumamente complejo. Existen muchas aplicaciones
distintas, y la dificultad de abordar su uso no es debida a su elevado número,
sino a la gran cantidad de enfoques diferentes y conceptos distintos sobre los
cuales estas se han desarrollado. En términos de tecnología, el mundo SIG es
rico y variado, y resulta imposible tener un conocimiento profundo de todos sus
representantes. En función de la actividad desarrollada, unas u otras
herramientas se demostrarán de más utilidad, pero no debe olvidarse que
todas ellas pueden resultar útiles en cierto modo, pues guardan el
denominador común del trabajo con datos geográficos e información
georreferenciada.
Podemos distinguir tres grupos principales: herramientas de escritorio,
repositorios de datos, y clientes y servidores que permiten en conjunto el
trabajo remoto con todo tipo de datos SIG. Las herramientas de escritorio son
la tecnología informática fundamental en el campo SIG. Los repositorios de
datos y los clientes y servidores han ido cobrando día a día más importancia
hasta convertirse en elementos fundamentales y muy representativos del
mundo SIG actual. Ya conocemos bastante acerca de las bases de datos,
porque debido a su relevancia las hemos desarrollado en capítulos anteriores
del libro. Los clientes, por su parte, pueden presentarse de diversas formas,
tanto como aplicaciones Web como integrados dentro de las herramientas de
escritorio, aunque los estudiaremos junto a los servidores, agrupando así las
tecnologías Web en un único bloque.
En los siguientes capítulos veremos las características de estos grupos, así
como la relación existente entre ellos. Los repositorios de datos no tienen un
capítulo propio dentro de esta parte, ya que hemos hablado de ellos en partes
anteriores al tratar las bases de datos, pues así parecía más conveniente dada
la importancia de estas y la necesidad de conocer algo más acerca de ellas
antes de abordar otros temas como, por ejemplo, las consultas.
Juntos a estos tipos de software, encontramos otros de tipo SIG derivados de
ellos, cuyo principal representante son las aplicaciones adaptadas a
dispositivos móviles. Por la importancia que están cobrando en la actualidad
estas últimas, detallaremos también sus características en un capítulo
adicional.
Todas estos elementos conforman el panorama global de la tecnología SIG,
con un conjunto de interrelaciones similar al definido esquemáticamente en la
figura 11. Tanto clientes Web como herramientas de escritorio (en caso de que
estas últimas tengan capacidades de cliente), acceden a los servidores para
obtener datos y servicios. Los servidores, a su vez, toman datos de los
repositorios de datos, al igual que pueden hacer las herramientas de escritorio
para el trabajo con datos locales, algo que los clientes Web no están pensados
para hacer.
Clases principales de software SIG y relaciones entre ellas
(1)(1)
Resumen
A partir de la concepción inicial de los SIG como aplicaciones bien definidas en
las cuales se reunían las funcionalidades principales de estos, se ha
desarrollado en la actualidad un amplio panorama de aplicaciones bien
diferenciadas, las cuales podemos dividir en tres grupos principales:
herramientas de escritorio, repositorios de datos y clientes y servidores.
Estos tipos de aplicaciones se encuentran interrelacionados y se apoyan unos
en otros para ofrecer todo el conjunto de capacidades actuales de los SIG.
Para llegar hasta este punto, los SIG han tomado elementos de otras
aplicaciones, congregándolos en un único software. Al mismo tiempo, se han
ido especializando en distintos ámbitos, dividiendo así el total de áreas de
posible trabajo de este tipo de tecnologías.
En la actualidad los SIG forman una base genérica sobre la cual se construyen
herramientas de análisis geográfico adaptadas a distintos fines.
Introducción
Visualizar la información geográfica es una parte fundamental del trabajo con
un SIG. Aunque no es un aspecto imprescindible, y es posible incluso
encontrar SIG enfocados al análisis en los cuales no existe forma de visualizar
la información con la que se trabaja, la gran mayoría de soluciones,
especialmente las de escritorio, incluyen las funcionalidades de visualización
como elemento básico, y estas resultan imprescindibles para la inmensa
mayoría de usuarios.
Como ya vimos en el capítulo dedicado a las herramientas de escritorio, dos
son las tareas que un SIG debe permitir en lo que a visualización respecta:
crear representaciones dentro del entorno mismo del SIG y generar
representaciones autocontenidas que puedan imprimirse y den lugar a un
documento cartográfico en sentido clásico. La representación en pantalla
dentro del SIG puede guardar similitud con la idea clásica de mapa, o bien ser
distinta, aprovechando elementos que no son habituales en esos mapas y que
la tecnología del SIG sí que permite.
En ambos casos, no obstante, lo más relevante de cara a los conocimientos
que el usuario del SIG debe tener en cuanto a visualización es la capacidad de
convertir los datos en elementos visuales, con independencia de que estos
vayan a representarse y usarse en pantalla durante una sesión de trabajo, o
bien vayan a imprimirse en papel para su uso posterior en ese soporte. Este es
el objetivo de esta parte del libro: proporcionar las ideas fundamentales para
que el usuario de SIG logre las mejores representaciones visuales durante su
trabajo con el SIG. Para ello, lo primero es conocer qué nos ofrece un SIG
como herramienta de visualización y qué podemos esperar de él.
El cubo cartográfico.
(2)(2)
El cubo cartográfico contiene tres ejes, en los cuales se representan el grado
de interactividad, el objetivo principal de la representación y la audiencia a la
que esta se dirige. La cartografía clásica y la geovisualización se sitúan en
vértices opuestos, ya que presentan características distintas en estos tres
conceptos. El mapa clásico esta pensado para presentar una información de la
que ya se dispone, pero no es una herramienta para descubrir nueva
información. La geovisualización, por el contrario, con la posibilidad que ofrece
al usuario de «explorar» los datos, puede servir para extraer información que
no se conocía de antemano a la hora de crear la representación. La
interactividad es alta en la geovisualización y baja en el mapa clásico, como ya
hemos visto. Por último, la audiencia en la geovisualización es privada,
entendiéndose con esto no que existan restricciones para su acceso, sino que
en su mayoría son representaciones fugaces que cambian según el usuario
interactúa con el software, y por tanto lo normal es que solo sea ese usuario
quien las disfrute, no teniendo un carácter persistente como el mapa impreso.
Resumen
La visualización es parte vital de los SIG y por ello estos disponen de
abundantes funcionalidades para la representar la información geográfica.
Existen, no obstante, importantes diferencias entre la creación de una
representación dentro de un SIG y la labor tradicional del cartógrafo. Desde el
punto de vista conceptual, una diferencia fundamental es el hecho de que el
usuario de la información geográfica en un SIG no la recibe en un formato
visual, sino como meros datos numéricos, siendo él quien ha de procurarse
esa representación visual.
La visualización de datos es en la actualidad un apartado de gran importancia
no solo en el campo del SIG, sino en todo el ámbito científico en general. Las
aplicaciones existentes para la visualización de datos de diversa índole
superan en muchas ocasiones a los SIG en cuanto a sus capacidades,
especialmente en el manejo de datos multidimensionales y la interactividad
entre el usuario y la representación. El uso conjunto de estas aplicaciones y los
SIG amplia las posibilidades de estos, que por el momento no incluyen dichas
capacidades avanzadas entre sus funcionalidades.
Otras aplicaciones que complementan a los SIG en lo que a la producción de
cartografía respecta son las empleadas en el diseño gráfico. Las
funcionalidades de estas, no obstante, sí que están siendo incorporadas
progresivamente por los SIG, de tal modo que éstos cada vez van siendo
herramientas más completas que ofrecen todo lo necesario para la creación
profesional de cartografía.
Introducción. ¿Cómo se
organiza un SIG?
Trabajar con un SIG requiere una correcta organización a todos los niveles.
Ahora que conocemos qué podemos hacer con un SIG, es el momento de ver
cómo debemos plantearnos ese trabajo de forma óptima, dejando los aspectos
técnicos y centrándonos en aspectos funcionales, organizativos y humanos,
todos ellos igual de importantes que los anteriores ya vistos.
En este capítulo se presentan las ideas fundamentales relativas a la
organización de un SIG, su implantación y uso. Estas ideas serán básicas para
entender posteriormente los restantes capítulos de esta parte, en los que se
desarrollan por separado algunos conceptos relacionados y de gran
importancia en la escena actual de los SIG.
Introducción
Como sistema complejo, un SIG requiere una organización eficiente que
permita la correcta interacción de todos sus elementos y a todos los niveles.
Esta organización es tanto más necesaria cuanto más volumen adquiere el
sistema SIG, pues la propia complejidad de este puede conllevar la perdida de
eficiencia y un uso en el que no se aprovechan plenamente las capacidades
que el SIG ofrece como herramienta para el trabajo con datos geográficos. Una
organización ineficiente es con frecuencia el cuello de botella más importante
con el que un sistema SIG se encuentra y, paradójicamente, un aspecto con
frecuencia olvidado.
Los niveles de complejidad y volumen que encontramos actualmente en el
ámbito de los SIG son muy superiores a los que existían hace apenas unos
años, y requieren un enfoque distinto para poder lograr que todas las piezas
del SIG funcionen de forma armoniosa y sincronizada, sin problemas derivados
de una mala sincronización o de un incorrecto dimensionamiento del sistema.
De hecho, el cambio que veíamos en el capítulo Introduccion_fundamentos en la
definición del propio SIG, en el que se pasaba de una combinación
de hardware y software para manejo de datos localizados espacialmente a un
sistema complejo con más componentes, viene en gran medida
desencadenado por la creciente consideración de la organización como un
factor vital para el buen funcionamiento del SIG. Esa organización a la que
originalmente no se le concedía la relevancia actual debido a que las
circunstancias eran distintas, se ha demostrado en el contexto presente como
un elemento clave para la gestión del SIG, y sin duda alguna un elemento al
que ha de prestarse atención en cualquier utilización de un SIG más allá del
ámbito meramente personal.
Implantar un SIG (es decir, establecer un entorno SIG susceptible de ser
empleado productivamente) es una labor compleja. No basta con conseguir
un software SIG, instalarlo en un ordenador, conseguir un conjunto de datos y
ponerse a trabajar para dar respuestas a un problema dado en el que se
requiera algún tipo de análisis geográfico. Ni siquiera en el supuesto de un
contexto individual de trabajo —la expresión mínima que podemos encontrar, y
por tanto la más sencilla de gestionar— la implantación resulta tan sencilla, ya
que deben considerarse algunos aspectos antes de llevar a cabo cualquier
acción. En este capítulo, vamos a ver cuáles son los puntos más importantes
en los que debemos recalar a la hora de implantar un SIG, de forma que
garanticemos el buen funcionamiento de este y establezcamos las condiciones
adecuadas para poder trabajar con dicho SIG de forma óptima.
Las ideas de este capítulo son de interés no solo para los encargados de
implantar como tal el SIG y ponerlo en funcionamiento dentro de un
determinado entorno, sino para todo aquel usuario o persona implicada de
algún modo en ese entorno. De un modo u otro, resulta interesante conocer las
reglas que regulan el funcionamiento del sistema si se es en cierta medida
parte de él. Más aún, el trabajo con un SIG no solo incluye la utilización directa
de este, sino también un cierto planeamiento de ese trabajo y una serie de
tomas de decisiones previas. Estas consideraciones, que aparecen en la
realización de cualquier proyecto con independencia de su índole, afectan
también a los Sistemas de Información Geográfica, y será en este aspecto en
el que profundizaremos a lo largo de este capítulo.
La importancia de la organización
Hemos citado ya la importancia de la organización dentro de un SIG,
justificando así brevemente la conveniencia de estudiar la mejor forma posible
de llevar esta a cabo. Veamos con más detalle el porqué de dicha importancia
y las consecuencias directas que una adecuada implantación de un SIG tiene
en el funcionamiento de este y, especialmente, en su eficacia, rendimiento y en
la calidad del trabajo realizado con él. Las siguientes son las dos principales de
ellas:
Mejor relación entre elementos del sistema. El sistema no lo componen únicamente
un conjunto de elementos, sino también una serie de relaciones dentro del sistema. Si
estas relaciones son fluidas y existe una sinergia entre las funciones que cada parte
cumple en el todo del sistema, el funcionamiento de este último sera mejor. En el
sistema representado por un SIG, algunos elementos como los datos son utilizados por
todos los restantes. El diseño de este elemento debe tener en cuenta esa circunstancia
para que no existan problemas al interactuar con otras partes del SIG, como pueden ser
las personas o el hardware y software empleado. El hardware debe dimensionarse para
tener capacidad suficiente a la hora de manejar los volúmenes de datos con los que se
trabaja, y el software debe ser capaz de poder acceder a los datos en el formato en que
estos se encuentren almacenados. Por su parte, los datos deben ser los adecuados para
satisfacer las necesidades de los usuarios que forman parte del sistema, para que estos, a
través de los procesos de análisis y otras operaciones disponibles, obtengan resultados
de interés de una forma óptima. Consideraciones similares pueden realizarse si se
consideran elementos distintos del sistema SIG y su interrelación particular.
Mejor relación entre representantes de un mismo elemento del sistema. Los
elementos del sistema son a su vez conjuntos de otros elementos. La parte humana de
un SIG no es una única persona, del mismo modo que el software puede no ser una
única aplicación, sino varias de ellas para realizar distintas tareas sobre la información
geográfica. A medida que avanzamos en el desarrollo de los SIG, encontramos
escenarios más complejos en los que se multiplica la magnitud de los distintos factores
implicados (más gente, más datos, más potencia en el hardware empleado...),
requiriéndose a su vez una organización interna de esos mismos factores. A la hora de
planificar la implantación de un SIG, debemos tratar de homogeneizar internamente
cada uno de sus elementos, o al menos de incorporar mecanismos que garanticen una
correcta comunicación y coordinación a todos los niveles. Esto puede implicar, por
ejemplo, aplicar estrategias de trabajo coordinado para organizar el factor humano, o
emplear esquemas comunes para el almacenamiento de datos. Si cada uno de los datos
con que trabajamos presenta una estructura distinta, encontraremos el mismo problema
que si las distintas personas que van a trabajar en nuestro entorno SIG hablan distintos
idiomas y son incapaces de comunicarse. En esta situación, puede resultar complejo y
poco eficiente (o incluso ser por completo imposible) emplear varios grupos de datos de
forma conjunta, restando así capacidades y eficiencia al sistema.
Datos
Ya sabemos que sin datos no podemos trabajar en un SIG, por lo que la
implantación de este implica necesariamente la implantación de un conjunto de
datos a partir de los cuales poder efectuar las operaciones propias del SIG.
Esto conlleva el diseño y creación de una base de datos contra la que
posteriormente trabajarán las distintas aplicaciones, bien sea para leer esos
datos, modificarlos, o añadir nuevos datos.
A la hora de planificar el diseño y creación de la base de datos, se deben
considerar todas las actividades que a lo largo de su vida van a desarrollarse
sobre ella. En función de esto, se establecen las distintas etapas a seguir, que
en una primera aproximación pueden ser las siguientes:
Recopilación de datos. Los datos a incluir en nuestro SIG pueden obtenerse de
procedencias muy diversas, ya sea adquiriéndolos de proveedores privados, de
organismos oficiales o de cualquier otra entidad que disponga de los datos que van a ser
necesarios. La elaboración de una lista de datos necesarios ha de realizarse
considerando los futuros análisis que tendrán lugar sobre ellos, con objeto de saber qué
datos hemos de obtener (es decir, qué variables del medio van a ser necesarias), pero
también algunas características más detalladas de esos datos. Por ejemplo, si los
usuarios de nuestro SIG van a hacer estudios a distintas escalas, es de interés contar con
un mismo dato en esas escalas de trabajo, para así facilitar el manejo de datos y
optimizar las operaciones. Si los datos que pueden obtenerse por las vías habituales no
son suficientes, será necesario, siempre que ello sea viable dentro del contexto de la
implantación, elaborar aquellos que no hayan podido obtenerse. La creación de estos
datos debe encaminarse a obtener un producto acorde con el resto de datos de que
disponemos, para que puedan integrarse de la forma más sencilla posible y disminuyan
el trabajo a realizar. En ocasiones, la creación de nuevos datos no implica
obligatoriamente el desarrollo de trabajo de campo o la aplicación de técnicas como las
que vimos en el capítulo Fuentes_datos (por ejemplo, la digitalización). Puede ser
interesante elaborar nuevas capas de datos a partir de las ya disponibles, mediante
procesos de análisis u operaciones como las que ya hemos visto en una parte anterior
del libro. Aunque estos procesos pueden ser llevados a cabo por los usuarios en el
momento de necesitar un determinado dato, crear previamente ese dato y ofrecerlo junto
a los demás puede ser interesante por varias razones. En primer lugar, si son varios los
usuarios que en un momento concreto van a necesitar ese dato, evitaremos la repetición
innecesaria del proceso, con la consiguiente ganancia de tiempo. En segundo lugar, un
usuario puede no estar capacitado o no disponer de la experiencia necesaria para crear
correctamente ese dato, especialmente si el proceso a seguir es complejo o proclive a la
aparición de errores. El hecho de que un usuario necesite un dato no implica que
conozca la forma de elaborarlo a partir de otros datos primarios.
Preparación de los datos. Obtener los datos es solo la mitad del trabajo. Si creamos
nuestra base de datos con los datos que hemos adquirido tal y como han sido
suministrados, es probable que el trabajo posterior sea difícil y complejo. Salvo que
todos los datos provengan de un único proveedor, vamos a tener datos con una gran
heterogeneidad, la cual no favorece en absoluto el trabajo fluido con ellos. Incluso si
todos los datos tienen un origen común, es necesario prepararlos para el uso particular
que esperamos se realice en nuestro SIG, teniendo en cuenta aspectos que no han sido
considerados por el proveedor. Los siguientes son algunos de los apartados a los que
debe prestarse atención para la preparación de datos:
o Extensión geográfica. Algunos datos pueden cubrir una región mucho mayor que la
que se espera vaya a ser necesaria en el desarrollo de proyectos dentro de nuestro SIG.
En tal caso, «recortar» la extensión disminuye el volumen de datos y facilita su manejo.
o Formato. El formato debe ser el adecuado para que las aplicaciones puedan leer los
datos, lo cual no siempre sucede. Cada proveedor de datos suele tener unas pautas a la
hora de distribuir sus datos, y esto puede no coincidir con las capacidades de lectura de
datos del software que vamos a utilizar. En tal caso, es necesaria una conversión de
formato para que los usuarios no encuentren dificultades en ese sentido.
Personas
Si a lo largo de este libro hemos mencionado en repetidas ocasiones que los
datos son el elemento imprescindible del sistema SIG, a la hora de
implementar y organizar este son las personas quienes juegan el papel
principal. El desarrollo del sistema SIG debe realizarse a partir de los usuarios,
ya que la influencia que tienen en los restantes elementos es muy superior a la
de estos otros. Los usuarios son quienes operan directamente con las
aplicaciones y quienes además han de tomar decisiones a lo largo de un
proyecto SIG, por lo que es necesario escuchar sus necesidades y sus
opiniones antes de implantar un SIG, con el fin de proporcionarles el mejor
entorno posible.
Las consideraciones acerca de los restantes elementos, tales como datos
o software, deben matizarse «escuchando» lo que los usuarios pueden decir al
respecto. El éxito en la implantación de un SIG pasa por tener en cuenta de
forma conjunta los requerimientos del mayor número de usuarios posible,
considerando incluso el perfil de futuros usuarios que puedan incorporarse más
adelante.
Resulta erróneo, por ejemplo, adquirir un determinado software basándose
exclusivamente en las propias características de este, y sin consultar a los
futuros usuarios si poseen alguna experiencia previa con él o con otro similar.
No siempre la mejor herramienta desde el punto de vista técnico garantiza
unos mejores resultados al usarla, ya que existen otros factores que afectan a
la productividad y la calidad de los trabajos que se desarrollen posteriormente
sobre esa herramienta.
Una sencilla encuesta a los usuarios es una herramienta muy valiosa para
aportar información en este sentido y decantar la elección de la herramienta en
uno u otro sentido. Igualmente, nos permitirá saber algo más sobre el nivel
medio de los usuarios, sus preferencias o el tipo de trabajo que desarrollan
mayoritariamente.
Se admite generalmente que el éxito en la implantación de un SIG pasa por un
modelo de implantación que dé preponderancia a los usuarios como factores a
considerar. No obstante, este enfoque no es siempre sencillo y no siempre está
exento de riesgos. Definir las necesidades de los usuarios es uno de los
aspectos vitales para la implementación de un SIG, pero también uno de los
más difíciles [Campbell1992IJGIS]. En ocasiones, por ejemplo, el usuario no
necesariamente sabe qué es lo que necesita o qué le conviene. Un problema
muy habitual en el mundo del SIG es el desconocimiento por parte de los
usuarios de las verdaderas capacidades que el SIG tiene y puede ofrecerles.
Estos usuarios son capaces de utilizar un SIG, pero el aprovechamiento que
hacen de este no es óptimo, ya que ignoran una gran parte de su potencia. El
hecho de que las aplicaciones SIG sean complejas y dispongan de
funcionalidades numerosas contribuye a este hecho.
En este sentido, es importante considerar el papel de los usuarios también con
posterioridad a la implantación del SIG, es decir, una vez que se ha tomado
una decisión acerca de otros elementos como software o datos, y estos ya se
encuentran operativos. En lo que al software respecta, esto incluye el
desarrollo de acciones tales como seminarios o presentaciones, que divulguen
las capacidades del SIG entre los usuarios y les hagan conscientes de lo que
pueden lograr con este.
Otro de los aspectos importantes en el elemento formado por los usuarios son
las relaciones entre estos. Citábamos como una de las ventajas de una buena
organización el hecho de que existe un mejor conexión no solo entre los
distintos elementos del SIG, sino también en cada uno de dichos elementos,
entre sus distintos representantes. Esto es especialmente relevante en el caso
de los usuarios, ya que la comunicación fluida entre ellos puede evitar muchos
problemas y aumentar sensiblemente la productividad y la calidad del trabajo.
Los usuarios con mayor experiencia pueden solucionar problemas a usuarios
menos experimentados, aconsejarles en el desarrollo de su trabajo o instruirles
en las capacidades del software. La creación de comunidades de usuarios
activas es una buena señal de una implantación exitosa de un SIG, y estas
comunidades pueden incluso trascender el ámbito de una implantación
particular de un SIG, extendiéndose hasta cubrir a todos los usuarios de una
determinada aplicación, o a todos los involucrados en un área de conocimiento
dada en la que se utilice un SIG.
Por último, es importante para definir las necesidades de los usuarios saber
clasificar a estos y conocer su papel en el SIG. Un usuario puede tener
funciones muy distintas, ya que consideramos como tal a toda persona
involucrada en el sistema SIG, no exclusivamente a aquellas que directamente
realizan el trabajo más típico tal como el análisis de datos y la obtención de
cartografía a partir de ese análisis. Para ver esto, podemos acudir a un ejemplo
sencillo.
Volvamos al caso presentado en el primer capítulo de este libro, relativo a la
gestión de una masa forestal, y analicemos qué tipos de usuarios podemos
encontrar y el papel que cada uno de ellos desarrolla en el SIG.
En un extremo encontramos a las personas encargadas de la toma de
decisiones, tales como los gestores y miembros de la administración
responsable de la masa forestal. Estas personas no han de tener
necesariamente unos amplios conocimientos de SIG, sino tan solo ser capaces
de entender los resultados que se generan con este. En función de ellos,
tomarán decisiones aplicando su experiencia al respecto, que en este área sí
que debe ser elevada. En una posición similar encontramos a los operarios
encargados del trabajo de campo y agentes forestales que trabajan
directamente sobre la masa, y que, en términos del SIG, realizan
fundamentalmente una labor de recogida de datos. Deben conocer bien el
entorno forestal y las técnicas de muestreo y toma de datos, pero no es un
requisito imprescindible que cuenten con experiencia en SIG. Si la recogida se
realiza empleando alguna tecnología a tal efecto, o incluso algún tipo de SIG
sobre una plataforma móvil, deberán tener nociones básicas de manejo, pero
eso no constituye un conocimiento amplio de los SIG y sus capacidades.
En el extremo contrario a los anteriores encontramos a aquellos usuarios que
se encargan de las cuestiones más técnicas del SIG y de corte más
informático. Entre ellos están los administradores de las bases de datos, los
programadores o los técnicos encargados de la digitalización de cartografía.
Estos deben tener un amplio conocimiento del software que usan, pero no es
necesario que sean expertos en el ámbito de aplicación en el que se
encuentran. Así, los técnicos que digitalicen cartografía deben tener suficientes
conocimientos cartográficos y de manejo de la herramienta, pero pueden
desarrollar su trabajo sin conocer en profundidad aquello que están
digitalizando (por ejemplo, parcelas de inventario o unidades de gestión del
monte).
Entre estos dos extremos encontramos un diverso abanico de usuarios que
emplearán de un modo u otro el SIG, y que aplicarán en distinta medida sus
pocos o muchos conocimientos del ámbito de la gestión forestal, estando
especializados de forma distinta en ambos campos. Podemos ver cómo todos
estos tipos de usuarios se caracterizan, pues, atendiendo principalmente a sus
capacidades dentro de dos ámbitos distintos: el de los SIG y el ámbito propio
de aplicación de este (en este caso, el de la gestión forestal). En función de
esto, [Eason1994Belhaven] define cuatro bloques principales de usuarios:
Técnicos informáticos. Con alta especialización en SIG pero escasa en el ámbito de
aplicación.
Público. Los clientes del servicio que ofrece la organización en que se implanta un SIG,
los cuales normalmente no presentan una gran especialización en ninguno de los dos
bloques mencionados.
Software
Puede pensarse en un principio que el software es el único factor a tener en
cuenta al realizar la implantación de un SIG, pues es la cara visible de ese GIS
de cara al usuario y al trabajo que este realiza. Sabemos ya, sin embargo, que
esa visión simplificada en la que la elección de un software es la única decisión
relevante a tomar es errónea, pero incluso en ese caso, el problema al que nos
enfrentaríamos no sería sencillo. El mercado está lleno de aplicaciones SIG de
muy diversas características que no hacen precisamente fácil elegir la más
adecuada a nuestras necesidades concretas. Más aún, lo más probable es que
ninguna de esas aplicaciones, pese a la amplia variedad existente, pueda
cubrir dichas necesidades, y nos veamos obligados a combinar varias de ellas.
Si el entorno de trabajo hacia el que enfocamos la implantación de nuestro SIG
es amplio, la gama de necesidades que vamos a encontrar resultará más
extensa, siendo todavía más complejo elegir el software que necesitamos.
Conocer con detalle el panorama actual del mercado de aplicaciones SIG es
complejo, pero tener una visión global de sus principales representantes puede
ser sencillo y muy útil no solo para elegir una aplicación concreta, sino también
para saber qué podemos esperar al tratar de escoger una herramienta. El del
SIG es un escenario cambiante donde aparecen muchas novedades
continuamente, y donde los enfoques cambian a veces de forma notable.
Aun conociendo qué aplicaciones SIG existen en el mercado y sus
características, la elección de una que responda a nuestras exigencias puede
no ser posible. En ocasiones, no existiendo una alternativa satisfactoria, puede
ser necesario desarrollar elementos adicionales a medida de las necesidades
existentes, e incluso, en un caso más extremo, el desarrollo completo de una
aplicación SIG. Como vimos en el capítulo Introduccion_tecnologia, los SIG en la
actualidad se conciben como elementos base muy extensibles, siendo sencillo
extenderlos desarrollando únicamente las capacidades que necesitamos, y
haciendo uso de forma transparente de todas las funcionalidades que ya
contienen.
En lo que respecta a la procedencia del software, encontramos una situación
parecida a la existente con los datos. Adquirir software es la solución más
inmediata y generalmente asequible, aunque en circunstancias particulares es
necesario producir el software necesario que responda a unos requisitos más
específicos. El desarrollo de este software puede contratarse como un servicio
externo, o bien dentro del organismo de trabajo en el que nos
encontremos[Grinshaw1994Longman].
En caso de optar por simplemente utilizar un producto existente en el mercado,
[Heywood1998Longman] cita algunas cuestiones que deben plantearse antes de
elegir un software SIG, entre las que figuran las siguientes:
¿Qué funcionalidades tiene?
¿Cuánto cuesta?
Resumen
Implantar un SIG es una tarea compleja de la que depende posteriormente el
éxito de dicho SIG. Organizar y coordinar adecuadamente todos los elementos
de un SIG es una labor básica para llevar a cabo una correcta implantación.
Hemos visto en este capítulo cómo considerar cada uno de esos elementos
tanto por sí mismos como en relación con los restantes, y de qué forma
plantearse lo que cada uno de ellos representa antes de tomar decisiones de
cara a la implantación de SIG. Entre ellos, los usuarios suponen el elemento de
mayor importancia, alrededor del cual debe centrarse el proceso de
implantación.
Es necesario igualmente organizar los proyectos SIG y tener en cuenta las
particularidades de estos como proyectos, para así poder aplicar las técnicas
habituales de gestión de proyectos de forma más específica. La característica
particulares que define a un proyecto SIG en comparación con otro tipo de
proyectos es su alta multidisciplinaridad.