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Cómo Fortalecer El Desarrollo en Primera Infancia

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Ensayo

¿Cómo Fortalecer El Desarrollo en la Primera Infancia?

Carol Vásquez Perot


Educadora de Párvulos
EL AMBIENTE, LA MEDIACIÓN DEL ADULTO Y EL JUEGO PARA FORTALECER EL
DESARROLLO EN LA PRIMERA INFANCIA
“El sujeto humano en el momento de su nacimiento es el heredero de toda su
evolución filogenética, pero el producto final de su desarrollo estará en función de las
características del medio social en el que viva” (Principales contribuciones de Vygotsky y la
psicología evolutiva soviética, p 152)
El medio social en que viven los niños y niñas puede determinar su desarrollo,
potenciándolo o transformándose en barreras. Por ende, para los docentes que trabajamos en
la primera infancia es importante conocer y reflexionar acerca de los factores que intervienen
en el desarrollo de nuestros niños. Es así como algunos de los factores que pueden intervenir
de manera positiva fortaleciendo el desarrollo de la primera infancia son el ambiente, la
mediación del adulto y el juego.
EL neurodesarrollo se da a través de un proceso dinámico de interacción entre el niño
y el medio que lo rodea. Es en la primera infancia donde el organismo humano es más
susceptible a las influencias ambientales por sus periodos críticos y sensibles y porque el
sistema nervioso central está en pleno desarrollo y pueden modificarse ciertas estructuras y es
el periodo de mayor plasticidad cerebral.
El ambiente, ya sea en el aula, en una sala de atención temprana o en una sala de
estimulación tiene ciertas características; de iluminación, ventilación, higiene, armonía de
colores, forma de organizar el mobiliario, entre otras, el cual está ornamentado especialmente
para que se desarrollen en él múltiples experiencias con elementos interesantes, atractivos y
desafiantes. El ambiente no es solo un espacio físico sino que en él se dan dinámicas de
interacción y por supuesto de aprendizaje en donde se deben brindar oportunidades de
exploración, experimentación y establecer relaciones cognitivas y afectivas de manera positiva,
seguras y que sean agradables para el niño. Por todo esto, se puede decir que en el ambiente
físico se genera un escenario de aprendizaje, el cual está dedicado especialmente para
potenciar el óptimo desarrollo de los niños, en donde principalmente aprendan de forma
autónoma, en un lugar estéticamente agradable, en donde encuentren elementos y
experiencias de acuerdo a sus intereses y necesidades y que se sientan desafiados.
“El ambiente activo modificante, al igual que el pasivo aceptante, es creado por el
profesorado pero con una intencionalidad radicalmente diferente. El primero es acogedor de la
diversidad y pleno de recursos que ayudan a la mediación intencional, significativa y
trascendente que realizarán los docentes. Estos recursos no son sofisticados ni costosos, sino
comunes y corrientes, pero que adquieren valor gracias a la intención mediadora del docente;
en este ambiente florece la curiosidad, que mueve a indagar hipotetizando sobre cómo podrían
ser los fenómenos y qué relaciones podría establecer entre ellos. El segundo, por el contrario,
favorece el desinterés y la apatía respecto a la modificabilidad cognitiva y la propensión a
aprender, lo que desincentiva los esfuerzos intencionales para que el otro aprenda y,
paulatinamente el profesorado deja de sentirse responsable por el aprendizaje de sus
educandos, arraigándose una suerte de fatalismo” (López de Maturana y Calvo, Revista
Latinoamericana, Volumen 13, Nº 37, 2014, p. 95-110)
Ahora bien, dentro de este ambiente se forja el contexto social en donde las
interacciones deben ser positivas, generando un ambiente de relaciones cálido, de confianza y
buen trato. Es así como la mediación del aprendizaje es un punto relevante para que el
desarrollo de los niños sea óptimo. En este sentido las bases curriculares nos orientan
concibiendo al “ organismo humano como un sistema abierto y modificable, en el cual la
inteligencia no es ya un valor fijo, sino que constituye un proceso de autorregulación dinámica,
sensible a la intervención de un mediador eficiente” (BCEP, 2001,p 15).
Este mediador debe brindar posibilidades de que el párvulo adquiera conocimientos o
desarrolle sus habilidades en primer lugar de forma autónoma, en su desarrollo real y luego con
la guía de un adulto o en colaboración de un niño con mayores habilidades, logrando su
máximo potencial de desarrollo, como bien lo propone Vygotsky. Dicho esto se entiende
claramente la dialéctica entre lo establecido biológicamente y todo aquello que nos aporta el
contexto social.
López de Maturana y Calvo mencionan ejemplos de ambientes activo modificantes de
los cuales infiero y destaco las algunas características que el adulto mediador (ya sea educador
o terapeuta) debe poseer para brindar un ambiente que propicie un óptimo desarrollo.
1. Creer en la modificabilidad humana, siempre manteniendo una actitud positiva
frente a las dificultades de aprendizaje.
2. Mediar intencionando aprendizajes en todo momento, buscando reciprocidad,
significado y trascendencia.
3. Guiar y orientar a los padres ante las dificultades que presenten sus hijos.
4. Propiciar la inclusión, investigando sobre las necesidades de todos los párvulos
a su cargo.
5. Brindar seguridad a los padres para que los niños con problemas cognitivos
adquieran progresivamente su autonomía.
6. El adulto mediador debe conocer a sus estudiantes, conocer su historia, sus
intereses.
7. El adulto mediador debe buscar estrategias nuevas y complejas para desafiar a
los párvulos.

Pero no es suficiente poseer solo esas características pues el mediador debe ser
sensible a los cambios, escuchando e interpretando a los niños, ya que en estas interacciones se
pueden detectar factores que estén afectando el desarrollo integral, así como factores que
pueden potenciarse aún más, por ello es tan importante la mediación con apego seguro en
donde el niño pueda expresarse y explorar libremente, teniendo interés por aprender y jugar.
Entendiendo como apego aquella relación vincular entre el niño y el adulto que
permite comprender lo que es amar a otro y ser amado. Esto es trascendental al trabajar con
niños de primera infancia donde el adulto mediador debe tener vocación para el trabajo con
niños de 0 a 6 años, debe amar su profesión y sentir que es feliz realizando esa labor, ya que los
niños pasan mucho tiempo en los establecimientos educativos (claramente por situaciones
socioeconómicas), por tanto el educador o mediador llega a reemplazar por decirlo de alguna
manera al rol materno, es por esta razón que debe generar lazos de apego, siempre
resguardando las distancias necesarias, ya que como hemos mencionado anteriormente esta
etapa de vida es muy delicada y requiere de la mejor disposición del mediador para lograr el
óptimo desarrollo del niño.
“En el espacio físico sucede el “”encuentro” entre los adultos y los niños y niñas y
comienza el acercamiento hacia los pares. Es el lugar donde se construye la relación de apego,
donde se produce la comunicación gestual y verbal, donde los niños y adultos se aproximan
físicamente. Todas estas interacciones pueden ser enriquecidas si se trabaja
intencionadamente el espacio. En consecuencia, debe haber un espacio en el que se produzca
un “estar” cómodo, cercano, con elementos que faciliten la interacción como objetos de interés
para los niños y niñas, libros, texturas, sonidos, colores agradables, que produzcan sosiego y
bienestar, facilitando la comunicación” (Colección currículo II N° 5, JUNJI, 2010, p 14)
Cuando los niños se incorporan al ambiente educativo, sala de estimulación o centro
de atención temprana comienzan a observar todo a su alrededor, por ello estos ambientes
tiene que ofrecer estímulos enriquecedores para que se sientan desafiados a hacer preguntas, a
descubrir cómo son y cómo funcionan algunos artefactos o elementos, pues los niños aprenden
oliendo, tocando, probando, sintiendo, experimentando todo tipo de posibilidades. También
progresivamente comienzan a interactuar con sus pares a través de sonrisas, gestos,
movimientos, juegos, creaciones, producciones lingüísticas (de acuerdo a cada ritmo de
aprendizaje). El adulto mediador debe estar atento a las interacciones de los niños siempre
fomentando que éstas sean positivas y respetuosas entre ellos.
Los ambientes físicos deben estar destinados especialmente a las características de los
niños como lo propone María Montessori siendo un lugar amplio y abierto, ordenado, estético,
simple, donde cada elemento tiene su razón de ser en el desarrollo del niño. El ambiente es
proporcionado a la medida de los niños, con estanterías bajas y distintas medidas de mesas y
sillas.

Se intenciona dividir el espacio en zonas a través de la disposición de los muebles. En


estas zonas o espacios más pequeños se disponen materiales y/o elementos de diferente tipo
para la libre exploración, intencionando el desarrollo de sus sentidos, el juego, la creatividad, la
expresión de sus sentimientos y emociones, la ciencia, la naturaleza, el acercamiento a la
lectura a través de biblioteca de aula, zona de motricidad. También es importante incluir
elementos que favorezcan espacios agradables, como por ejemplo un lugar de encuentro con
sus pares (este lugar de encuentro se puede construir con un trozo de tul y cojines, el adulto
mediador debe utilizar su creatividad en ello). También es importante mantener un espacio
despejado, amplio para la expresión de la corporalidad de los niños y ser utilizado en caso de
emergencia (zona de seguridad en caso de sismo u otro) o para descansar o realizar
experiencias de suelo.
Como se ha mencionado anteriormente es en el espacio donde transcurren los
aprendizajes a través de experiencias que propone el adulto mediador. Es importante destacar
que la calidad de las experiencias que ofrece el mediador debe ser enriquecedoras, pues la
calidad de las experiencias que el mediador intenciona determina la calidad del aprendizaje.
Por tanto estas experiencias deben tener sentido y significado para el niño, partiendo de sus
conocimientos o experiencias previas y principalmente de su interés, orientándolas a un
desarrollo integral. Las experiencias que brindemos deben responder a la forma en que
aprenden los niños, es decir a través de sus sentidos, del movimiento y del juego.
“La educación ideal del hombre, es la que comienza desde la niñez. De ahí que él
considera el juego como el medio más adecuado para introducir a los niños en el mundo de la
cultura, la sociedad, la creatividad y el servicio de los demás, sin dejar de lado el aprecio y el
cultivo de la naturaleza en un amiente de amor y libertar” (Froebel en colección currículo II N°4,
JUNJI, 2010, p 6)
Todas las experiencias ya sean educativas o de intervención deben estar orientadas al
juego, la lúdica es una experiencia vital del niño, pues de esta forma es como él aprende, crece
y se desarrolla. A través de situaciones lúdicas se desarrollan habilidades en las relaciones
espaciales, su autonomía, la expresión de su identidad, su autoestima, descubren nuevas
formas de utilizar los elementos desarrollando su creatividad y su pensamiento lógico
matemático entre otras habilidades y destrezas.
Para enriquecer el desarrollo de las mencionadas habilidades es necesario que el
mediador intencione un escenario de aprendizaje en donde los niños puedan explorar de
acuerdo a sus distintas formas de desplazamientos, etapas de desarrollo (no es lo mismo un
ambiente físico destinado a lactantes que a niños de 4 años), niveles de autonomía, intereses,
necesidades y estilos de aprendizaje.
Como se ha manifestado en el transcurso de este ensayo vemos algunos de los
factores importantes para fortalecer el desarrollo en la primera infancia es la mediación del
adulto, el ambiente y el juego.
Es el ambiente físico en donde se intenciona un escenario de aprendizaje con
materiales y elementos destinados a enriquecer el aprendizaje por medio de experiencias
significativas, lúdicas y desafiantes para los niños.
Luego es trascendente destacar que la mediación del adulto es un elemento
indispensable para la adquisición de aprendizajes oportunos y pertinentes en donde las
interacciones juegan un rol fundamental en ello.
Las experiencias que ofrece el mediador deben ser desafiantes y enriquecedoras y
responder a sus estilos de aprendizaje y siempre a la necesidad de juego de los niños.
Otro punto importante es la creatividad que el adulto mediador debe poseer para
brindar mejores y distintos ambientes de aprendizajes, los cuales deben responder a las
características mencionadas y ser modificables a las necesidades e intereses de todos los niños.
Con la organización y ornamentación del ambiente físico (con una iluminación
adecuada, incluyendo elementos sonoros, olfativos, gustativos y de texturas agradables), así
como con la mediación del adulto (el desarrollo del lenguaje verbal) y la utilización del juego
(interacciones sociales) como estrategias aportamos a que el neurodesarrollo sea más eficaz.
Este ambiente físico debe estar orientado al neurodesarrollo por ejemplo en el hito de caminar,
a través de la organización del ambiente y los elementos físicos y afectivos que en él
intervienen, debemos propender a desarrollar el movimiento en libertad de los niños para su
sedestación, gateo, marcha con apoyo, hasta lograr la marcha de forma autónoma.
Hablando de neurodesarrollo es más importante aún que el adulto mediador detecte
los signos de alarma en las diferentes áreas del desarrollo de los niños. Por ejemplo la
disfunción visual, pues la visión permite al niño relacionarse con el entorno e interactuar, dirige
el desarrollo motor fino y grueso, así como el lenguaje es influido por la exposición a estímulos
visuales. La idea es que el adulto mediador que esté en contacto con el niño sea además de un
profesional preparado, un observador por excelencia de todo lo que acontece al y con el niño.
Como mediadores de aprendizaje debemos buscar otros ambientes de aprendizaje
para fortalecer el desarrollo, como las plazas y parques, el contacto con animales, museos,
bibliotecas, ferias, entre otros, para brindar a los párvulos, diversidad de experiencias y
conocimientos.

Referencias
“Principales contribuciones de Vygotsky y a psicología evolutiva soviética”. Mario
Carretero, Juan García Madruga.
“Neurodesarrollo infantil; características normales y signos de alarma en el niño menor
de cinco años”. María del pilar Medina Alva, Inés Caro Kahn, Pamela Muñoz Huerta, Jeanette
Leyla Sánchez, José Moreno Calixto, Sarah María Vega Sánchez.
Colección currículo II JUNJI. N° 4 Material de apoyo a la educación inclusiva. N° 5
Material de apoyo curricular para las salas cuna.
Bases curriculares para la educación parvularia.
file:///C:/Users/Carito/Documents/MAIPI%202018/art06.pdf
“Los jardines infantiles y los ambientes activos modificantes” Silvia López de Maturana
Universidad de La Serena, Chile. Carlos Calvo Universidad de La Serena, Chile.
https://www.fundacionmontessori.org/ambiente-preparado.htm
“Ambiente Preparado” María Montessori.

Anexo
López de Maturana y Calvo nos dan ejemplos de los ambientes activo modificables y pasivo
aceptantes.
Ambientes activo modificables Ambientes activo aceptantes
Estudiantes beneficiados por la mediación. Riesgo de privación cultural
Creencia en la modificabilidad humana. Creencia en la inmodificabilidad humana.
Ante la dificultad del hijo los padres le Ante la dificultad del hijo los padres hacen
guían y orientan. su tarea.
Un estudiante con problemas de lenguaje Un estudiante con problemas de lenguaje
asiste a una escuela común asistido por asiste solo a una escuela especial.
especialistas.
Un niño con problemas cognitivos aprende Un niño con problemas cognitivos no sale
a transitar por las calles y a viajar en bus. solo porque sus padres son temerosos.
Profesorado preocupado por conocer la Profesorado que pone etiquetas y rótulos
historia y el estado de sus estudiantes ante a sus estudiantes de acuerdo a sus
el aprendizaje. dificultades.
Profesorado mediador intencional para Profesorado que transmite
lograr la reciprocidad, significativo y unidireccionalmente contenidos sin
trascendente. sentido para los educandos.
Profesorado mediador que busca lo nuevo Profesorado que repite constantemente
y lo complejo. los mismos contenidos e todo tipo de
estudiantes.
Alternativas optimistas a pesar de las Alternativas pesimistas dadas las
dificultades de algunos estudiantes. dificultades de algunos estudiantes.
Incorporación de nuevo vocabulario y No hay necesidad de incorporar nuevo
conceptos para desarrollar las habilidades vocabulario ni conceptos.
lingüísticas de los estudiantes.

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