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TESIS

LOS PERSONAJES FEMENINOS DE ALMUDENA GRANDES:


ACTUALIDAD, POST-MODERNIDAD Y GUERRA CIVIL

CÉLIA MARIA GIL DE SOUSA

DIRECTOR: PROFESSOR DOCTOR IGNACIO GARCÍA AGUILAR

PROGRAMA DE DOCTORADO EN LENGUAS Y CULTURAS EN LA


UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA

MARZO DE 2018
TITULO: LOS PERSONAJES FEMENINOS DE ALMUDENA GRANDES:
ACTUALIDAD, POST-MODERNIDAD Y GUERRA CIVIL

AUTOR: Célia Maria Gil de Sousa

© Edita: UCOPress. 2018


Campus de Rabanales
Ctra. Nacional IV, Km. 396 A
14071 Córdoba

https://www.uco.es/ucopress/index.php/es/
ucopress@uco.es
TÍTULO DE LA TESIS: LOS PERSONAJES FEMENINOS DE ALMUDENA
GRANDES: ACTUALIDAD, POST-MODERNIDAD Y GUERRA CIVIL

DOCTORANDO/A: CÉLIA MARIA GIL DE SOUSA

INFORME RAZONADO DEL/DE LOS DIRECTOR/ES DE LA TESIS


(se hará mención a la evolución y desarrollo de la tesis, así como a trabajos y publicaciones derivados de la misma).

En un diseño inicial, la tesis se concibió con el doble objetivo de analizar la obra de


una escritora muy reconocida y presente en la cultura contemporánea española, como
es Almudena Grandes, desde la óptica de su contexto histórico, social y literario, con
especial énfasis en un momento crucial de la reciente historial española como es la
Transición
Dado el amplio alcance de estos intereses y la dificultad de manejar óptimamente un
inabarcable ámbito de referencias, la tesis se concretó en torno a un núcleo que es en
sí mismo una aportación: el análisis sistemático de los personajes femeninos de la
narrativa de Almudena Grandes y su explicación desde el ámbito de los presupuestos
teóricos y metodológicos de la narrativa postmoderna; pero sin perder de vista el
mundo de referentes históricos, sociológicos y literarios de la cultura española
contemporánea, y muy especialmente atendiendo a la huella de la Guerra Civil y la
Transición en la cultura actual. Su realización partió de un estudio teórico-
metodológico acerca del sentido de la posmodernidad y de la teorización sobre la
narrativa postmoderna: y en paralelo a ello, se procedió a la delimitación del corpus
textual, el cual se ha visto incrementado en el proceso por las últimas publicaciones de
la autora y enriquecido, asimismo, por el análisis interdiscursivo de las adaptaciones
cinematográficas de algunas de sus novelas.
Durante la propia realización del trabajo la doctoranda se esforzó por participar en los
congresos y actividades académicas que se han ocupado de estudiar la obra de
Grandes, además de preocuparse por acudir, siempre que las circunstancias se lo han
permitido, a muchas de las apariciones públicas de la novelista. Ello no solo le ha
permitido estar al tanto de las más recientes interpretaciones y lecturas críticas que se
han realizado de la obra de Grandes, sino que incluso le ha valido para alcanzar un
grado de cercanía y amistad con la propia novelista que ha repercutido muy
positivamente en no pocas de las valoraciones e interpretaciones críticas de la
presente tesis doctoral.
En paralelo a todo ello, la doctoranda pudo ir ofreciendo algunos primeros resultados
de su estudio mediante comunicaciones a congresos y artículos de revista, materiales
que, adecuadamente tratados para su articulación en un discurso más amplio y
extenso, se han incorporado al texto final de la tesis.
El resultado, junto con lo relativo a la formación de la investigadora -que puede
considerarse altamente satisfactoria-, es una tesis que reúne un estudio monográfico
de un aspecto fundamental de la obra de Almudena Grandes: sus personajes
femeninos. Además, el análisis de esta constante de la narrativa de Grandes desde la
perspectiva de la posmodernidad y en relación con la historia reciente de España
permite no solo un mejor conocimiento de la escritora objeto de estudio, sino también
de la cultura, la historia, la sociedad y la narrativa española de finales del XX y
principios del XXI.
Junto al objetivo fundamental de la formación de una investigadora, que consideramos
logrado, con la presente tesis se ha cumplido con los objetivos y con el plan de trabajo
previstos inicialmente.

Por todo ello, se autoriza la presentación de la tesis doctoral.

Córdoba, 24 de abril de 2018

Firma del director

Fdo.: Ignacio García Aguilar


Agradecimientos

Al profesor doctor Pedro Ruiz Pérez y a mi orientador, profesor doctor


Ignacio García; al primero, por aceptarme en la Universidad para terminar la
Tesis y por sus sabios consejos; al segundo, por aceptar la incumbencia de
orientarme en este viaje y por corregir mi “portuñol” con paciencia infinita.
Al profesor doctor Rafael Bonilla por su ayuda.

A mis padres, por todo su apoyo.

A Asun Serrano, Sônia Yoshie Nakagawa, Natali Martins y a Roberta del


Turco y a todos cuantos creyeron en la conclusión de mi trabajo, incluso
cuando yo misma dejé de hacerlo.

A Dalila Lopes (in memoriam), mi profesora, mi compañera de trabajo y mi


amiga: “Algo se muere en el alma cuando un amigo se va”.

A mi psiquiatra, Dr. Carlos Pereira por todo.

A mis amigas que hice en Córdoba: Adelita y Adelitita, Bárbara, Beatriz,


Carmen y Carmen, Fatma, Michela y Verena.

A Almudena Grandes por escribir libros tan interesantes.

Finalmente, a mis bisabuelos, Juan José Gil y María Paula Franco, que no
conocí, pero que eran andaluces y me legaron el amor por Andalucía.

2
“La Libertad, Sancho, es uno de los más preciados dones que a los hombres dieron los
Cielos”
Miguel de Cervantes

Un’ha vez te casaras e mil te arrepentiras.


Proverbio gallego

Mesmo na noite mais triste


Em tempo de servidão
Há sempre alguém que resiste
Há sempre alguém que diz não.
Manuel Alegre
(Poeta portugués, 1936 - )

Dios aprieta, pero no ahoga.


A todos los cerdos les llega su San Martín.
Proverbios españoles.

3
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN …………………………………………………………………… 8
1. COORDENADAS CULTURALES DE LA POST-MODERNIDAD ……… 13

2. POST-MODERNIDAD EN LA NARRATIVA ESPAÑOLA


CONTEMPORÁNEA …………………………………………………………20
2.1.LA NOVELA POST-MODERNA ………………………………………. 20
2.2.LA NOVELA ESPAÑOLA POST-MODERNA ………………………... 24
2.3. ALMUDENA GRANDES Y SU OBRA ……………………………….. 28
2.3.1. PRESENTACIÓN ……………………………………………….. 28
2.3.2. CONTEXTUALIZACIÓN ………………………………………. 32
2.3.3. EL REALISMO POST-MODERNO DE ALMUDENA GRANDES
46

3. LA CUESTIÓN FEMENINA EN ALMUDENA GRANDES ……………… 51


3.1.BREVE REFLEXIÓN: LA MUJER EN LA SOCIEDAD ESPAÑOLA .. 51
3.1.1. REPRESENTACIÓN LITERARIA DEL FEMENINO ………… 55
3.2. LA CONDICIÓN FEMENINA: PROCESO DE REPRESENTACIÓN
FICCIONAL ……………………………………………………………. 60
3.2.1. LA AUTORÍA FEMENINA ……………………………………. 60
3.2.2. LAS VOCES NARRATIVAS FEMENINAS …………………... 63

4. LOS PERSONAJES FEMENINOS DE ALMUDENA GRANDES ……..…. 70

4.1. ACTUALIDAD: LOS PERSONAJES FEMENINOS DE LOS BESOS EN


EL PAN Y LA RESISTENCIA A LA(S) CRISIS COMO PROTAGONISTA
73

4.2. LA POST-MODERNIDAD……………………………………………… 83
4.2.1. ATLAS DE GEOGRAFÍA HUMANA: LA MUJER POST-MODERNA
…………………………………………………………………….. 83
4.2.2. LULÚ: EROTISMO E INNOVACIÓN ………………………….. 87
4.2.3. MALENA ES UN NOMBRE DE TANGO – LA BÚSQUEDA
INFINITA DE LA IDENTIDAD ………………………………… 90
4.2.4. JOSE DE CASTILLOS DE CARTÓN: DEMASIADO AMOR …... 94
4.2.5. LA FIGURA DE LA MADRE: DISTANTE Y AUTORITARIA . 96
4.2.6. LA AUSENCIA DE LA MADRE ………………………………. 101
4.2.7. LAS EMPLEADAS: LA CONFORMACIÓN CON SU ESTATUTO
………………………………………………………………… 105
4.2.8. SARA GÓMEZ ………………………………………………. 110
4.2.9. MIGUELA Y QUETI: LAS MINUSVÁLIDAS Y PERTURBADAS
MENTALES …………………………………………………… 114
4.2.10. BÁRBARA, PALOMA, TAMARA, AMANDA Y MAITE: LAS
JÓVENES ………………………………………………………. 117

4
4.2.11. MALENA Y EVA: LA ANOREXIA – UN MAL DE LA POST-
MODERNIDAD ………………………………………………… 121

4.3.EL CORAZÓN HELADO ………………………………………………..... 126

4.4.GUERRA CIVIL: INÉS Y LA ALEGRÍA …………………………….. 136

4.6. EL LECTOR DE JULIO VERNE: MERCEDES RÍOS Y LAS MUJERES DEL


CORTIJO …………………………………………………………………………. 145
4.7. LAS TRES BODAS DE MANOLITA …………………………………………. 153
4.8. LAS PACIENTES DEL DOCTOR GARCÍA ………………………………… 168

5. CONCLUSIONES ………………………………………………………... 178

ANEXO 1 …………………………………………………………………………. 184


ANEXO 2 …………………………………………………………………………. 188
ANEXO 3 …………………………………………………………………………. 190
ANEXO 4 …………………………………………………………………………. 194
ANEXO 5 MEMORIA ……………………………………………………………. 199

BIBLIOGRAFÍA ………………………………………………………………….. 217


1. FUENTES PRIMARIAS
1.1.OBRAS LITERARIAS DE ALMUDENA GRANDES ………………. 217
1.2.ADAPTACIONES AL CINE …………………………………………. 217

2. OBRAS LITERARIAS DE OTROS AUTORES …………………………. 218

3. FUENTES SECUNDARIAS ……………………………………………… 219

5
Resumen

Los personajes femeninos de Almudena Grandes:


Actualidad, Post-Modernidad y Guerra Civil

Considerando la obra literaria de Almudena Grandes, sobresalen algunas


características comunes en la construcción de sus personajes femeninos a los
que desnuda el alma. Estos personajes son caracterizados, por su
introspección psicológica, como seres complejos y contradictorios que
evolucionan en una búsqueda permanente de la razón de su existencia, lo que
constituye uno de los patrones de la Post-Modernidad.
Empezando por definir las coordenadas culturales de la Post-Modernidad,
proponemos un estudio de estos personajes, insertándolos en su contexto
cultural.
Se pretende reflexionar sobre la construcción de estos personajes, intentando
integrarlos en una dimensión sociológica y distinguiendo las dos fases de su
creación: una primera en la que son los personajes que sirven la historia y una
segunda, que retrata el periodo de la Guerra Civil Española, en la que la
historia determina a los personajes.
Terminada la época del “Pacto de Silencio” determinado tras la Transición,
es tiempo de que los españoles se reconcilien con el pasado, para que puedan
integrarse en el Presente y prepararse para el Futuro.
Y, en la época de la Transmodernidad, una época de crisis, los personajes
femeninos ya no se preocupan tanto por su identidad, intentando sobrevivir y
siendo más solidarios con quienes vive en su alrededor.

6
Abstract

The female characters of Almudena Grandes:

Post-Modernity and Civil War

Considering the literary work of Almudena Grandes, some common features


in the construction of her female characters outstand.
These characters, to which she bares the soul, are characterized by a
psychological insight as complex and contradictory beings that develop in a
permanent search of the reason for their existence.
Starting by defining the cultural coordinates of Post-Modernity, a study of
these characters follows, introducing them in their cultural context.

This work aims at reflecting on the construction of Almudena Grandes’


characters, integrating them in a sociological dimension and pointing the two
phases of their creation: the first, in which the characters are to serve the story
and the second, which portrays the period of Spanish Civil War, in which the
story determines the characters.

After the period of the Pact of Silence, determined after The Transition, it is
now the right time, that the Spanish reconcile themselves with their Past, in
order to integrate themselves in the Present and prepare themselves for the
Future.

And, in a time of Transmodernity, a time of crisis, female characters do not


worry so much about finding who they are, trying to survive and being more
helpful with those around them.

7
Introducción

Nuestro primer contacto con la obra de Almudena Grandes se produjo en el otoño de


2005, cuando, al dar inicio a la enseñanza de la unidad curricular de Idioma y Cultura
Extranjera – Español, fue necesario encontrar un cuento para lectura de los alumnos. En
aquella época había sido publicado el libro Estaciones de Paso, y de entre los cuentos que
compendiaba se optó por “Receta de Verano”. El análisis de este cuento fue el punto de
partida para conocer toda la obra de Almudena Grandes. Ya desde el comienzo de lo que
entonces era una lectura recreativa nos llamó poderosamente la atención la importancia
que la autora concedía a la desnudez del alma de los personajes.

Nos sorprendió el hecho de que Almudena Grandes fuese casi desconocida en Portugal.
Incluso sus últimas obras no están traducidas al portugués. Y no pasó mucho tiempo entre
el conocimiento de la obra de Grandes y la concepción de un proyecto de tesis.

La presente tesis tiene como objeto de estudio a los personajes femeninos de Almudena
Grandes. Iniciamos nuestro estudio con un análisis de las figuras que se mueven en el
contexto actual, para continuar después con las que tienen como escenario el contexto
cultural post-moderno. En una sociedad de prosperidad, libertad y desarrollo, los
personajes de Almudena Grandes no valoran este hecho, viviendo encerrados en sí
mismos y alimentando sus fantasmas. Situándose en su mayoría en los treinta años o
rozando los cuarenta, las mujeres de Almudena Grandes pertenecen a una generación de
mujeres que tendrá que superar conceptos de culpa y perversión, como medio de
encontrar su identidad, aunque esta se desvíe de lo que es socialmente esperado. En medio
de un sentimiento de inquietud permanente, que conduce a que las mujeres se sientan
cada vez más solas e intenten buscar un sentido para su vida, las figuras viajan en un
laberinto de incertidumbre, de encuentro con su propia identidad. La introspección
psicológica caracteriza a estos personajes complejos y contradictorios, que evolucionan
en la búsqueda permanente de una razón para su existencia.

Las últimas novelas de Almudena Grandes, cuya acción se sitúa en la Guerra Civil,
presentan, sin embargo, un tipo de personaje femenino distinto. Construidas a partir de
entrevistas a supervivientes de la Guerra Civil, tienen la función de mostrar la literatura
como reflejo social. Si en una primera fase son los personajes de Grandes quienes
8
comandan la historia; en una segunda es la historia la que comanda a los personajes 1.
Estos, sin embargo, no dejan de ser complejos, toda vez que representan las diversas
formas encontradas por los españoles como reacción a una situación de Guerra Civil y
Dictadura.

El corpus del presente trabajo está constituido por los libros publicados por la autora, en
tanto que el estudio se apoya en ensayos críticos sobre su producción y en comunicaciones
presentadas en el Coloquio Almudena Grandes, que tuvo lugar en Neuchâtel y contó con
la presencia de la autora.

La metodología utilizada consiste en el estudio del material que apoya la


contextualización de la época y de la novela post-moderna, así como de textos publicados
de y sobre la autora. A partir de aquí, se procedió a un análisis de los personajes con base
en estudios narratológicos de Carlos Reis, Gerard Genette, Ana Cristina Vieira, Mieke
Bal y Miguel Ángel García Peinado.

La disertación está organizada en cinco capítulos y cinco anexos. Iniciamos con esta
introducción dónde son definidos sus objetivos generales y se procede a un resumen de
los capítulos.

Empezando por las definición de las coordenadas de la Post-Modernidad, se pretende


reflexionar sobre la construcción de los personajes femeninos de los primeros cinco libros
de Almudena Grandes, buscando integrarlos en una dimensión sociológica.

El primer capítulo se inicia apoyado en estudios cuyo objeto es la Post-Modernidad, como


el análisis de textos de Lipovetsky, Baumann y otros teóricos. Terminadas las guerras e
instaurada la Democracia en prácticamente toda Europa, las últimas décadas del siglo XX
se caracterizan por un proceso accelerado en el área de la tecnología, pero también del
arte y del pensamiento. Estas condiciones serían el escenario idóneo para la existencia de
individuos felices viviendo en un mundo casi ideal. Y sin embargo, la realidad no es así.

El materialismo y el predominio de sentimientos hedonistas dieron lugar a seres humanos


casi desprovistos de sentido crítico, convirtiéndose en consumidores por excelencia.
Paradójicamente, la satisfacción no conduce a una sensación de bienestar, sino a un deseo
de seguir viviendo el hedonismo intensamente y sin límites. Este consumo desenfrenado

1
Almudena Grandes en Coloquio Almudena Grandes, Neuchâtel, 2010.

9
lleva al individuo a un estado de permamente inquietud y desazón. La reorganización
social y la pérdida de referencias tradicionales se traducen en un caos social. La excesiva
importancia conferida a la aparencia y el culto al cuerpo aniquilan valores sociales
tradicionales, así como una visión de futuro. La identidad individual es continuamente
alterada, siendo fragmentada y dinámica.

Tras esta presentación sociológica, se hará una breve reflexión sobre la Sociedad
Española Post-Moderna. Después de la Transición, caducan rápidamente las utopías
revolucionarias. La sociedad se identifica con Adolfo Suárez. Después del fracaso del
Golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, se consolida la victoria del PSOE. Se inicia
una nueva etapa en la vida cultural con el nacimiento del periódico El País en mayo de
1976. Desaparece el monopolio de la televisión estatal. En la calle gana vida la movida
madrileña – que, siendo necesaria para la población y una reacción natural al Franquismo,
es una expresión cultural menor.

Seguimos con un estudio sobre la Post-Modernidad en la narrativa española


contemporánea, con un estudio de la novela Post-Moderna, y después en la Literatura
Española Post-Moderna. La novela intenta contestar a cuestiones como quiénes somos,
en qué mundo vivimos y cuál es la relación entre lo real y lo imposible. En este contexto,
el yo vive incesantemente en búsqueda de sí mismo y, al sentirse perdido, busca su
reconstitución. Desconectado del pasado y perdido en una sociedad sin valores y en
constante mutación, el ser post-moderno es un ser débil. El mundo proyectado en los
romances es semejante al real, sin artificios que distingan la narración de la vida cotidiana.
Se lee sobre el mismo desencanto que se experimenta viviendo.

Proseguimos con una presentación de la autora, contextualizando su obra y reflexionando


sobre su Realismo Post-Moderno. La obra de Almudena Grandes oscila entre la tradición
realista de las novelas de Benito Pérez Galdós y la Post-Modernidad. En la Literatura
Española, a partir de los años 80, vuelven a suscitarse, en el campo literario, posibilidades
de una poética realista, que gana adeptos entre los lectores.

Los primeros personajes femeninos de Almudena Grandes se interrogan constantemente


sobre la razón de su existencia. A partir de El Corazón Helado, existe una preocupación
de la autora por narrar la historia, por relatar la Historia reciente española de modo
fidedigno. Se trata de una novela que tiene como escenario el siglo XX y, como tal, la
autora, ella misma con formación en Historia, procedió a una serie de entrevistas a

10
supervivientes de la Guerra Civil, antes de construir sus personajes, dedicando cuatro
años a la escritura de la que se puede considerar como su obra magna.

Enseguida publica cuatro libros de una serie de seis titulada Episodios de una Guerra
Interminable, guiados por la certeza por parte de la autora de que la sociedad española se
encuentra en una situación de profunda ignorancia en lo que respecto a su pasado reciente.
Al contrario de lo que pasó en Portugal con la Revolución de Abril, en la que existió una
necesidad de dar a conocer el pasado dictatorial luso, en España se optó por hacer un
Pacto de Silencio, de modo que, en opinión de Grandes, la sociedad española necesita
aún reconciliarse con su pasado para seguir construyendo el futuro.

En el desarrollo de este proyecto, y antes de la publicación del cuarto libro de la colección


Episodios de una Guerra Interminable, surge un libro ambientado en el momento actual,
Los besos en el pan, en el que Almudena Grandes narra la vida en un barrio con la llegada
de la crisis y el impacto de esta en el día a día de los personajes. En esta novela los
personajes femeninos divergen totalmente de aquellos creados por Grandes para sus obras
ambientadas en la Guerra Civil, ya que en estas últimas a las mujeres no les queda mucho
tiempo libre para reflexionar sobre sí mismas, pues deben emplear toda su energía
narrativa en luchar por su propia supervivencia y la de los suyos.

Nuestro análisis está dividido en dos partes complementarias entre sí. En la primera parte,
más centrada en las obras en las que la autora se concentró prioritariamente en la
construcción de los personajes femeninos, se optó por realizar un análisis a partir de
tipologías, por parecernos este más productivo y acorde a la finalidad del trabajo. En la
segunda parte, centradas en obras en las que se presta más atención a la creación de la
historia que a la construcción de los personajes, el análisis se realiza atendiendo
específicamente a las peculiaridades generales de cada texto. En esta segunda parte se
opta por esta metodología porque, dado que los personajes están muy subordinados a la
historia, resultaría complicado aplicar un análisis por tipologías, divorciándolas de los
textos a los que pertenecen.

Finalmente, en el apartado de las conclusiones de este trabajo, se reflexiona sobre la


manera en la que dentro de un contexto de abundancia y paz, las mujeres de Almudena
Grandes se sienten perdidas, no rindiéndose, sin embargo, a la inercia e intentando
siempre buscar un sentido para la vida. Paradójicamente, las figuras que vivieron la
Guerra Civil, en condiciones mucho más adversas, no dejan de tener una actitud positiva

11
ante la vida, por sentir que cualquier riesgo, privación o sufrimiento son legítimos para
mejorar su condición y la de las generaciones futuras. Después de la crisis, las mujeres
abandonan la frivolidad y redescubren valores esenciales de la vida. Finalmente, el texto
de esta disertación se concluye con los Anexos y la Bibliografía.

Querríamos indicar, por último, que la participación en el Coloquio Almudena Grandes


en 2010 constituyó una oportunidad para aclarar junto a la propia autora cuestiones de
orden muy variado, relacionadas fundamentalmente con la técnica de construcción de sus
personajes y con el proceso de escritura de sus libros. Fue igualmente importante
contactar con estudiosos de la obra de Grandes y compartir experiencias e intereses
críticos.

Cuando nos preparábamos para defender nuestra tesis en Portugal, por razones que no
deseamos transmitir, fuimos sorprendidas con la noticia de que no podríamos hacerlo.
Aunque ese fue un mal día, ahora podemos decir que fue lo mejor que podría haber
ocurrido, pues terminar la tesis en la Universidad de Córdoba nos permitió trabajar con
dos profesores extraordinarios: el doctor Pedro Ruiz y mi tutor, el doctor Ignacio García,
siempre empeñados en compartir su sabiduría y en ayudar a sus doctorandos. Durante el
transcurso de la investigación en la Universidad de Córdoba, asistimos a dos congresos y
participamos presentando sendas comunicaciones en otros dos. Adicionalmente,
realizamos una estancia de investigación en Toulouse que nos dio la oportunidad de
hablar con supervivientes de la Guerra Civil, experiencia dura, pero muy interesante y
útil para el desarrollo del presente trabajo.

Me reuní también con la escritora Almudena Grandes dos veces más, una en Sevilla con
ocasión del evento Letras en Sevilla. La Guerra Civil y otra en Alcalá de Henares, cuando
presentó su libro Los pacientes del Doctor García.

Si tardamos más en concluir la tesis, fueron dos años inolvidables, sólo por eso, ha valido
la pena.

Por la obviedad de que las obras citadas son las que forman parte de la Bibliografía, se ha
decidido no presentar un capítulo explicativo del significado de las siglas utilizadas.

12
1. Coordenadas culturales de la Post-Modernidad

El término Post-Modernidad es la denominación utilizada por varios filósofos, entre ellos


Jean-François Lyotard (1986), para designar la nueva situación de las sociedades
desarrolladas. Alude a un momento en que se encuentran ya distantes la Guerra Civil y la
Segunda Guerra Mundial y la Democracia está consolidada en Europa – En España tras
un período de más de 35 años de dictadura. De acuerdo con ello, las últimas décadas del
siglo XX se caracterizan por un desarrollo acelerado en las áreas de la Tecnología y de la
Economía, pero también del Arte y del Pensamiento, además de existir una mejoría
significativa en las condiciones de vida de la población. Estas circunstancias componen
un escenario con todas las condiciones idóneas para la existencia de seres humanos
satisfechos, viviendo en un mundo casi ideal. Sim embargo, la realidad es distinta.

El polaco Zygmunt Bauman describe la realidad actual como Modernidad Líquida


(2002), en el sentido de que está aparentemente derretida la solidez que definía el mundo
moderno idealizado por George Orwell y Aldous Huxley en sus obras, las novelas
distópicas 1984 y Brave New World (en donde se preveía un futuro hipotético, con base
en una sociedad organizada por castas). Según el sociólogo, el mundo se caracteriza por
un cambio perpetuo, en el cual se diluye el vínculo entre las elecciones y los proyectos
individuales dentro del plano colectivo.

Actualmente, ya no están determinadas las pautas y configuraciones de otros tiempos.

“En la actualidad, las pautas y configuraciones (…) no resultan autoevidentes de ningún modo;
hay demasiadas, chocan entre sí y sus mandatos se contradicen, de manera que cada una de esas
pautas y configuraciones ha sido despojada de su poder colectivo o estimulante. Y, además, su
naturaleza ha cambiado, por lo cual han sido reclasificadas en consecuencia: como ítem del
inventario de tareas individuales. En vez de proceder a su política de vida y de encuadrar su
curso futuro, deben seguirla (derivar de ella) y reformarse y remodelarse según los cambios y
los giros que esa política de vida experimente. El poder de licuefacción se ha desplazado del
“sistema” a la “sociedad”, de la “política” a las “políticas de vida”… o ha descendido del
“macronivel” al “micronivel” de la cohabitación social.” (2002 : 13)

13
En un mundo globalizado, donde internet permite la alteración de los conceptos de tiempo y
espacio – todo a la distancia de un “clic” - , el ser humano vive obcecado por el éxito rápido y
fácil. Sin embargo, y contrariamente a lo que podría parecer, esta sociedad post moderna no es
sinónimo de mayor libertad individual. El materialismo y la hegemonía del hedonismo
desembocaron en una ausencia de cuestionamiento, lo que pone en duda cualquier libertad
individual, disolviéndose el individuo en su papel de ciudadano. Esta situación conduce a
sentimientos de baja autoestima muy próximos a la alienación.

Desproveído de la utilización de sus capacidades intelectuales, el ser humano se ha transformado


en un consumidor por excelencia. Guían su vida las sensaciones experimentadas con el consumo,
del cual el centro comercial es su exponente máximo. Las compras representan un mundo ideal
(Bauman, 2002 : 102) estando la seguridad garantizada por el recurso a la video–vigilancia
instalada en el edificio. El objetivo de vida del individuo es igualar lo que ve en los medios de
comunicación: seres elegantes, con éxito en la vida.

Este carácter instantáneo de la vida tiene su reflejo en el mundo virtual, pues internet permite
disminuir el tiempo y el espacio globales. Paradójicamente, todo ello desemboca en una
precariedad laboral, en el aumento de la distancia entre las personas que físicamente están cerca,
en la ausencia de auto-confianza, en la propagación de conflictos étnicos; haciendo que el
individuo tome conciencia de la mediocridad de lo que le rodea y tenga como exponente de
felicidad suprema la pureza de los sentimientos (Bauman, 2002 : 96). De acuerdo con estos
planteamientos, la sociedad de consumo inmediato domina al individuo, que ya no consigue parar
de adquirir bienes, compulsivamente, por más que estos le sean innecesarios.

Mike Featherstone (1991) refuerza la idea de satisfacción por las compras. Para el sociólogo
británico, la cultura del consumo vigente envuelve al individuo de sueños y fantasías. Los bienes
de consumo son esenciales para comprender la sociedad contemporánea, antes de la crisis, donde
la cultura no es muy profunda (Featherstone, 1991 : 146).

Así las cosas, han perdido su sentido las teorías filosóficas que, hasta entonces, han dado sentido
a la Humanidad (tales como el Iluminismo o el Marxismo, póngase por caso). Hoy parecen
converger en un hedonismo calculador, dentro de una economía emocional:

El individuo moderno de la cultura de consumo sabe que no solo habla con su vestimenta,
sino también con su casa, su mobiliario, la decoración, el automóvil y otras actividades
que deben leerse y clasificarse en términos de presencia o de ausencia de gusto. La
preocupación por un estilo de vida y una autoconciencia estilística hechos a medida no
solo puede hallarse entre los jóvenes y los opulentos; la publicidad de la cultura de
consumo sugiere que en todos hay lugar para la autosuperación y la autoexpresión, sean
cuales fueren nuestra edad y nuestros orígenes de clase. Este es el mundo de los hombres

14
y de las mujeres que están a la busca de lo más nuevo y lo último en relaciones y
experiencias, que son sensibles a la aventura y corren riesgos de explorar plenamente
las opciones de vida, que son conscientes de que sólo tienen una vida y deben esforzarse
intensamente para gozarla, experimentarla y expresarla”.

(Winship, 1983, Featherstone y Hepworth, 1983 apud Featherstone, 1991).

La ciudad es el centro del consumo por excelencia, después de la


desindustrialización (Featherstone, 1991 : 175), donde se vive una era sin estilo o
con la rápida circulación de estilos y la nostalgia de tiempos pasados
(Featherstone, 1991 : 163) recreados en parques temáticos, donde los adultos son
autorizados a explorar sus emociones, tal como los niños. Linda Hutcheon
defiende que en este caso no se trata exactamente de nostalgia, sino de un intento
de búsqueda de sí mismos, en la cual el tiempo pasado es utilizado para ese
propósito (Hutcheon, 1988, 39-40). El ansia de vivir el presente predomina en esta
sociedad multi-cultural. Paradójicamente, la satisfacción constante no conduce a
una sensación de bienestar, sino a un deseo de seguir viviendo el hedonismo
intensamente.

Gilles Lipovetsky (2006), sin embargo, adopta el término “Hipermodernidad”


para referirse al mundo anterior a la crisis económica, por considerar que no hay
todavía una ruptura con los valores de las sociedades modernas: el individualismo,
el consumismo, la ética hedonista y la fragmentación del tiempo y del espacio.
Según este autor, a partir de los años 50 asistimos a una pérdida de ideales a favor
de una lógica de seducción hedonista. De acuerdo con el pensador francés:

“Es la fase jubilosa y liberadora del individualismo que se vivió a través del alejamiento
de las ideologías políticas del hundimiento de las normas tradicionales, del culto al
presente y de la promoción del hedonismo individual” (Charles apud Lipovetsky, 2006 :
27).

Este consumo desenfrenado no solo no tranquiliza el individuo, sino que lo


conduce irremediablemente hacia la inquietud. La reorganización social y la
pérdida de referencias tradicionales se traducen en un caos social. La propia
emancipación de la mujer continúa siendo cuestionable y problemática, pues una
vez que sí es reconocida socialmente, en la esfera privada sigue siendo la mujer,
sin embargo, la responsable de las funciones tradicionalmente a ella atribuidas,
15
simultaneándolas con su vida profesional, lo que la lleva a tener una doble
jornada, y todo ello la conduce en no pocas ocasiones al agotamiento y a la
frustración.

La excesiva importancia conferida a la apariencia y al culto al cuerpo, así como


la batalla perdida por la conservación de la juventud aniquilan valores sociales
pasados y anulan una visión de futuro. Según Lipovetsky:

“Se consolidan sociedades reorganizadas por la lógica e incluso por la temporalidad de


la moda, vale decir por el presente, que sustituye la acción colectiva por la felicidad
privada, la tradición por el movimiento, las esperanzas del futuro por el éxtasis de la
novedad perpetua. Nace toda una cultura hedonista y psicologista que incita a la
satisfacción inmediata de las necesidades, estimula la urgencia y los placeres, halaga la
expansión de uno mismo, pone en un pedestal el paraíso de bienestar, la comodidad y el
ocio. Consumir con impaciencia, viajar, divertirse, no renunciar a nada: tras las
políticas del porvenir radiante ha venido el consumo como promesa de un presente
eufórico”. (Lipovetsky, 2006: 64).

Esta necesidad de vivir cada momento presente de forma intensa altera la propia
concepción del tiempo, pues:

“Cada vez se exige que haya más resultados a corto plazo, hacer más en el menor tiempo
posible, obrar sin tardanza: la carrera competitiva lleva a primar lo urgente sobre lo
importante, la acción inmediata sobre la reflexión, lo accesorio sobre lo esencial. Lleva
asimismo a crear una atmósfera de exageración, de estrés permanente, así como toda
una serie de trastornos psicosomáticos. De ahí la idea de que la hipermodernidad se
caracteriza por la ideologización y la generalización del reinado de la urgencia. (…)
Parece que ya ninguna edad se libra de esta huida hacia delante, ya que tanto los
jubilados como los niños tienen hoy sobrecargado su empleo del tiempo. (…)

Nueva relación con el tiempo que las pasiones consumistas ilustran igualmente. Nadie
duda de que la fiebre de comprar es, en el mejor de los casos, un mal menor, una forma
de consolarse de las desgracias de la vida, de llenar el vacío del presente y el futuro. (…)
Hay que pensar el hiperconsumo como una cura de rejuvenecimiento emocional que no
deja nunca de comenzar. (…) Con el frenesí consumista se expresa el rechazo del tiempo
usado y repetitivo, una lucha contra el envejecimiento del sentido que acompaña la
cotidianidad. (…) En la hipermodernidad todo es como si viera la luz una nueva
prioridad: la de ser perpetuamente “joven” (Lipovetsky, 2006: 81 – 84).

Consecuencia de esta situación es la revalorización del tiempo pasado. Existe una


tendencia a pensar que, en épocas pasadas, el mundo era más feliz (Lipovetsky,
2006 : 94), lo que se puede testimoniar en la recuperación constante de ambientes

16
pretéritos: en el cine, en la literatura y en los parques temáticos 2. Por su parte,
Jean-François Lyotard caracteriza la Post-Modernidad como el final de las
grandes corrientes filosóficas, lo que se traduce en un descrédito general, pues ya
ni la Ciencia puede ser considerada como fuente de verdad.

“La modernidad (…) no se da jamás sin la ruptura de la creencia y sin el descubrimiento


de la poca realidad que tiene la realidad, descubrimiento asomado a la invención de
otras realidades” (Lyotard, 1986: 20).

La realidad virtual es su ejemplo más representativo. Culturalmente, la Post-


Modernidad se caracteriza por suponer una reacción algo conservadora a todo lo
moderno, así como por presentar una cierta oposición a la Modernidad y al sistema
capitalista, resultando que, en la actualidad, el dominio de los sistemas
cibernéticos sobre el individuo anula referentes modernos vinculados a la esfera
de lo real y lo social. Así las cosas, a día de hoy es la ausencia entre la realidad y
la irrealidad la que domina, dando lugar a la noción de “realidad virtual”,
conceptualizada por Lozano (2007 : 67). Haciendo una reflexión comparativa
entre la Sociedad actual (Post Moderna) y la anterior (Moderna), Gilles
Lipovetsky defiende que:

“La sociedad moderna era conquistadora, creía en el futuro, en la ciencia y en la técnica,


se instituyó como ruptura con las jerarquías de sangre y la soberanía sagrada, con las
tradiciones y los particularismos en nombre de lo universal, de la razón, de la revolución.

Esa época se está disipando a ojos vistos; en parte es contra esos principios futuristas
que se establecen nuestras sociedades, por este hecho posmodernas, ávidas de identidad,
de diferencia, de conservación, de tranquilidad, de realización personal inmediata; se
disuelven la confianza y la fe en el futuro, ya nadie cree en el porvenir radiante de la
revolución y el progreso, la gente quiere vivir en seguida, aquí y ahora, conservarse
joven y no forjar el hombre nuevo” (Lipovetsky, 1983: 9).

Es un hecho que, siendo caracterizada por su carácter multicultural, la sociedad


post moderna de los años 90 condujo a un aumento radical de las diferencias, en
vez de conducir a una democratización igualitaria (Jameson, 1998 : 135-6).

España asiste al fenómeno (novedoso para el país) de la inmigración a partir de


los años 90, desarrollándose la inmigración en paralelo con el desarrollo
económico del país. Provenientes de Europa, América Latina, Norte de África,
China y Filipinas, los inmigrantes se concentran en las grandes ciudades. Tal

2
En el capítulo siguiente será dedicada una reflexión a la literatura de este período cuya acción tiene lugar
en un tiempo pasado.

17
hecho origina diversidad cultural, pero también actitudes de racismo y xenofobia.
La población española tendrá que pasar por un proceso de ajuste a la nueva
realidad multiétnica.

La Post-Modernidad lleva a una concepción de identidad caracterizada por la


globalización, que hace que las fronteras de identidad se diluyan en un conjunto
de influencias culturales que repercuten en una nueva construcción de identidad
del sujeto, ya que el modelo cultural anteriormente vigente, de índole nacionalista,
sugería una cultura homogénea (Hall, 1998 : 39). Este concepto de identidad
acompaña la realidad en constante mutación en la que vivimos y conduce al sujeto
a perder su identidad en el sentido “tradicional” y a adquirir otra menos estable y
más diversa. Siendo esto así, el individuo de la Post Modernidad es detentor de
una identidad fragmentada y dinámica (Hall, 1998 : 39). Este nuevo concepto de
identidad es resultado de una interacción entre pasado, presente y futuro;
oscilando el sujeto entre el intento de dar sentido al presente, valiéndose del
pasado e intentando preparar el futuro.

Además, la interacción social del sujeto también asume un papel fundamental en


la construcción de su identidad. La interacción con otros desencadena
sentimientos de pertenencia o de rechazo. El sentimiento de pertenencia
desemboca en la construcción de una identidad colectiva, transmitida de
generación en generación. A su vez, el rechazo conduce a la fragmentación del
individuo, llevándolo a una situación de aislamiento social y a una cierta duda
existencial. Esta condición es más visible en la gran ciudad, donde el anonimato
es una constante. En palabras de Lozano:

“La ciudad hoy día, en el inicio del siglo XXI, es más posmoderna que nunca, y el sujeto
que la habita posee una nueva sensibilidad: ha perdido sus antiguas seguridades del
sujeto de la modernidad y se ha sumido en una crisis de valores generalizada que le ha
conducido a buscar asideros en productos prefabricados de tono sentimental, que
funcionan como una nueva mitología de emociones” (Lozano, 2007 : 18/19).

Desapareciendo la sensación de pertenencia, el individuo urbano pierde sus puntos de


referencia, convirtiéndose en un ser anónimo que se diluye en medio de una multitud
global. Esta falta de valores referenciales conduce a una crisis de identidad individual y
colectiva. El aislamiento de la ciudad crea en el ser humano la necesidad de leer o de ver
(representado en el cine, por ejemplo) algún discurso que problematice sus carencias y
frustraciones, toda vez que en la gran ciudad las posibilidades de relaciones
interpersonales son limitadas. Surge así un nuevo tipo de literatura emergente, catalogada
en las librerías como “Espiritualidades” que, con bases científicas, intenta aconsejar al
lector a “salvarse” del marasmo de la vida cotidiana; o también una literatura de ficción

18
donde los protagonistas reflejan como en un espejo la realidad vivida por el lector.
Paradójicamente, en una época de bonanza en el Mundo Occidental, resulta muy negativa
la visión que de este mundo tienen muchos de los que en él viven y lo conforman. Inmersa
en este momento, la primera parte de la obra de Almudena Grandes genera un discurso
literario que se encuadra temporal e ideológicamente en este contexto.

19
2. Post-Modernidad en la narrativa española
contemporánea

2.1. La novela post-moderna

“Ha venido a buscarme una chica que está escribiendo una tesis sobre mis novelas para
un seminario de estudios universitarios muy importante. Veo que mi obra le sirve
perfectamente para demostrar sus teorías, y esto es sin duda un hecho positivo para las
novelas o las teorías, no sé”.

Italo Calvino, Si una noche de invierno un viajero, 1979

El término “post-moderno” fue utilizado por primera vez en los años 40, para identificar
una reacción a la modernidad en el campo de la arquitectura (Nicol, 2009 : 1). Sin
embargo, empezó a ser ampliamente utilizado para describir una nueva sensibilidad en la
literatura que rechazaba o adaptaba las actitudes modernistas (ibídem).

En el periodo de tiempo que siguió a la Segunda Guerra Mundial, tras la reconstrucción


y prosperidad en Europa, con el advenimiento del gran desarrollo técnico y científico de
la segunda mitad del siglo XX, asistimos a una interacción cultural, que vendría culminar
en la globalización del consumo. Esta tiene, como consecuencia, un componente de
alienación del ser humano con respecto del mundo real, pues mucho del tiempo libre
actual se pasa consumiendo experiencias simuladas, de modo que la existencia humana
se ha convertido en más virtual que real, recreándola, más que viviéndola. (Baudrilliard
apud Nicol, 2009 : 6).

La novela post-moderna intenta contestar a cuestiones como quiénes somos, en qué


mundo vivimos y cuál es la relación entre lo real y lo imposible. En este contexto, el yo
vive incesantemente en una búsqueda de sí mismo y, al sentirse perdido, busca su
reconstitución. El sujeto –sea él mismo autor, narrador o personaje– se encuentra
fragmentado, lo que se percibe con nitidez en su relación con el prójimo. Así, la temática
de la novela post-moderna se basa en la pérdida de sentido del mundo, en la falta de

20
comunicación entre personajes y en el sufrimiento existencial que tal situación conlleva
como consecuencia principal.

La concepción de la vida individual como relato cargado de continuidad, que produce una
sensación de seguridad, desaparece; de ese modo, únicamente existe lo inmediato, que
lleva al ansia por el disfrute del placer momentáneo.

El espacio de la nueva episteme se presenta como una ciudad, que tiene espacios infinitos
discontinuos y heterogéneos. Allí el sujeto se presenta como debilitado, descentrado,
multiplicado y fragmentado: alguien que busca respuestas a sus imágenes reflejadas en
espejos3. El tiempo se convierte en una fusión de pasado y presente. La nueva novela
post-moderna no busca restaurar valores sociales ni morales, sino reconocer una
revolución pendiente que nunca se llevará a cabo. (Lozano, 2007 : 184 – 187). De acuerdo
con Pilar Lozano,

“Desjerarquización, difuminación de las fronteras entre alta y baja cultura, hibridación


genérica, exaltación del presente, nueva mímesis, parodia intertextual, polisemia y
apertura, hedonismo…, todos ellos son rasgos que participan a la vez de lo formal y de
lo temático. Y en esta última síntesis de significante y significado, en esta unión de lo que
se dice y cómo se dice, reside el éxito de la novela posmoderna española: no solo tematiza
nuestro mundo posmoderno, sino que la forma de hacerlo nos lleva directamente a él,
uniendo forma, fondo e interpretación” (Lozano, 2006 : 223).

Mientras el Realismo del siglo XIX es una forma de producción literaria que intenta
mantener la ilusión de que el mundo que vemos es una versión plausible del mundo real,
utilizando la mímesis, la literatura moderna y post moderna exploran el subjetivismo,
dejando la realidad exterior para examinar el estado interior de la conciencia.
Adicionalmente, es explorada la fragmentación en la construcción de la narrativa y de los
personajes. Sin embargo, mientras la Modernidad veía la fragmentación como una crisis
existencial (conflicto interior freudiano), la Post-Modernidad defiende una tolerancia
para con el anti-héroe, torturado por la realidad y con una identidad fragmentada. La
narrativa interior del yo, rozando a veces la paranoia y la esquizofrenia, es la raíz del
pensamiento post-moderno (Butler, 2002 : 3).

3
Debe recordarse que Fernando Pessoa –homónimo y heterónimo– es muy traducido y leído en esta época.
Antología de Fernando Pessoa, con prólogo de Octavio Paz, tuvo su primera edición en España en 1985.

21
Detengámonos ahora en un momento que ilustra la actitud post-moderna en la obra de
John Fowles, The French Lieutenant’s Woman, publicada en 1969. Comienza siendo un
pastiche de una obra realista, pero la novedad consiste en la interrupción de la narración
de la historia para una intervención del autor, que previene al lector de que todo lo que
está leyendo no es más que imaginación suya:

“I do not know. This story I am telling is all imagination. These characters I create never
existed outside my own mind. If I have pretended until now to know my characters’ minds
and innermost thoughts, it is because I am writing in… a convention universally accepted
at the time of my story: that the novelist stands next to God. He may not know all, yet he
tries to pretend that he does. But I live in the age of Alain Robbe-Grillet and Roland
Barthes; if this is a novel, it cannot be a novel in the modern sense.” (Fowles, 1996 : 97).

El hecho de que la novela contenga dos finales, dejando al lector la posibilidad de participar,
eligiendo el final que desea, constituyó una novedad y un original empleo de la meta-ficción
característica de la literatura post-moderna (Waugh, 1996 : 42). Un ejemplo de una obra con más
de un final posible en lengua española es el libro Rayuela, de Julio Cortázar, publicado en 1963,
que presenta varias formas de lectura. El título se basó en el juego infantil que permite llegar al
final de varias maneras.

Durante el siglo XX, los pilares sobre los que se asentaba la civilización (Cristianismo, Ciencia,
Democracia, Progreso) colapsaron cuando empezaron a ser cuestionados, lo que lleva a una esfera
cultural descentrada. La verdad es puesta en duda y percibida como un constructo diseñado
históricamente y sin una razón lógica. Para Brian McHale (1987 : 29), la relación entre el mundo
hetero-cósmico y el mundo real es bastante compleja. El mundo ficcional es un continuum con
un campo interno de referencia consistente, lo que significa que todo está en interconexión
constante. Simultáneamente, defender la ilusión realista requiere que haya una conexión con el
mundo real. La meta-ficción no permite al lector olvidarse de que está delante de una obra ficticia.
El lector es consciente de que aquello que lee no es real, pero participa de la supresión del
conocimiento y del pacto de ficción para aumentar el placer de la lectura. De este modo, el texto
revela el estado ontológico de toda la ficción. La mímesis ocupa el lugar de la diégesis: predomina
el telling sobre el showing, de acuerdo con Waugh (1984 : 33). En el caso de la novela histórica,
esta puede evolucionar, dando lugar a la meta-ficción histórica. Los finales son abiertos, dejando
al lector que configure su propia interpretación. Incluso el autor es puesto en duda, ganando el
lector un papel mucho más activo. Termina también la discriminación relativa al personaje
femenino, que deja de ser visto como una estereotipada femme-fatale o femme-enfant, y de manera
análoga el fenómeno del racismo comienza a atenuarse en la era global, aunque no desaparece
totalmente. Así, por ejemplo, en el texto Si en una noche de invierno un viajero de Italo Calvino
existe casi un diálogo entre narrador y lector, en el que se aprecian algunas de las características
indicadas:

22
“Estás a punto de empezar a leer la nueva novela de Italo Calvino, Si una noche de
invierno un viajero. Relájate, Concéntrate. Aleja de ti cualquiera otra idea. Deja que el
mundo que te rodea se esfume en lo indistinto. (…) Adopta la postura más cómoda:
sentado, tumbado, aovillado, acostado. Acostado de espaldas, de lado, boca abajo. En
un sillón, en el sofá, en la mecedora, en el puf (…)” ( Calvino, 1979 : 21).

Se hacen consideraciones sobre el acto de escritura:

“En la terraza de un chalet (…) una joven mujer lee un libro mientras coge el sol.Los
dos escritores la miran con el catalejo. “Cómo está absorbida (…)”

El mayor deseo del escritor atormentado sería el de ser leído como lee aquella joven
mujer. Se pone a escribir una novela como piensa que escribiría el escritor productivo”.

Mientrastanto, el mayor deseo del escritor productivo sería el de ser leído como lee
aquella joven mujer; se pone a escribir una novela como piensa que escribiría el escritor
atormentado” (SNNI, 2002 : 206/7).

Son aún descritos algunos métodos de la construcción narratológica:

“La narrativa deberá transmitir la sensación de desambientación de los lugares que veo
por primera vez, pero también de lugares que dejaron en la memoria no un recuerdo,
sino un vacío. Ahora, las imágenes intentan reocupar estos vacíos pero no consiguen
más que colorirse del color de los sueños olvidados en el instante en que surgen”.

Se suceden un patio donde están extendidas alfombras para limpiar (voy buscando en
mi memoria recuerdos de una cuna en una casa ostentosa), un segundo patio
desordenado de sacos de semillas (intento despertar recuerdos de una casa de labranza
en mi primera infancia), un tercer patio para donde conducen las caballerizas (¿habré
nacido en el medio de estables?) ” (SNNI, 2002 : 261)

Las técnicas de creación de la mímesis –como recreación de la existencia real– son compartidas
con el lector, para generar complicidad y también para establecer una reflexión sobre el placer de
escribir y leer, que es el tema de este libro. Se recupera, así, la concepción del poeta como artífice,
tal y como sucedía en la Edad Media, donde el artista era concebido como un artesano. Más tarde,
con el Formalismo Ruso, el arte es concebido como artificio y de un modo análogo se intenta
justificar la relación de lo real con lo virtual.

23
2.2. La novela española post-moderna

Debido al hecho de que España se había liberado de un régimen dictatorial apenas en


1975, la Post-Modernidad podrá ser clasificada en el caso de la novela española como
“Tardomodernidad”. Sin embargo, como defiende Vibeke Grubbe, existe hoy una
sincronía entre la literatura española y la literatura europea (Grubbe, 1996 : 1). Tras el
final de la dictadura, las estructuras sociales y culturales españolas se actualizaron,
desembocando en la “movida madrileña” de los años 80. Durante y después de la
Transición, España experimenta una época de cambios profundos. Aumenta la población
urbana, lo que hace aumentar el desempleo y genera la aparición generalizada de la
delincuencia y del consumo de drogas. Estos problemas constituyen una novedad en la
reciente sociedad española. Se verifica una pérdida de los valores tradicionales, toda vez
que la Iglesia pierde la influencia que poseía, debido a su visión “moral” desajustada de
la realidad. A la mujer, finalmente, se le concede la igualdad de derechos en la
Constitución Española de 1978, quedando liberada del “yugo” de su marido. El divorcio
es legalizado y la libertad sexual generalizada. Los anticonceptivos son despenalizados y
su uso es cada vez más común. A nivel cultural destaca el final de la censura, de modo
que la libertad de imprenta permite la crítica al régimen pasado y al vigente. Existe una
convivencia de artistas de diversas áreas. El movimiento “punk” es un símbolo de los
cambios culturales de los años 80 (López Moreno, 2000 : 48). Asimismo, una reacción a
la represión sufrida durante décadas cristaliza en el fenómeno del “destape”, lo que
supone la proliferación de elementos sexuales en general y en los medios de
comunicación de la época.

En 1986, con la entrada de España en la Comunidad Económica Europea, comienza un


proceso que tenderá a difuminar las seculares diferencias entre la sociedad española y la
europea.

Coincide con este marco histórico el inicio de la Post-Modernidad en España.


Consolidada la Democracia, tras la euforia de los primeros años, se entra en un periodo
de desilusión, de vacío de valores, que tiene un amplio reflejo en la literatura. El
desencanto fue la respuesta emotiva de la clase intelectual a la emergencia de la Post-
Modernidad en la cultura española (Gracia y Ródenas, 2011 : 224). José Carlos Mainer
defiende en 1992 que la literatura de este momento se caracteriza por una reunión de
fragmentos emotivos y reminiscencias, una mixtura de fantasmas y realidades, lo que
lleva a los escritores a refugiarse en la literatura a falta de mayores certezas (Mainer, 1992
: 22–47). Habiéndose conseguido una llamativa subida del nivel de vida y estando las
necesidades básicas aseguradas, se pone el foco de la atención en la cuestión más
intelectual que material de la supervivencia en este mundo. En la literatura se produce el
regreso del sujeto concretado en la necesidad de superar el vacío de valores mediante un
auto-conocimiento emocional. La angustia del desorden es uno de los síntomas de la
adaptación a una cultura literaria en libertad y el precio a pagar por un proceso de

24
adaptación a la nueva realidad (Gracia y Ródenas, 2011 : 247). El hombre intenta
encontrarse y explicarse a sí mismo a través de la reunión de fragmentos dispersos. El
sujeto fragmentado y debilitado, consciente de que no puede recuperar el pasado y sin
esperanza en el futuro, intenta sobrevivir en el presente. La forma de supervivencia
elegida diverge: desde el eterno escepticismo, caracterizado por un planteamiento de
cuestiones ontológicas sin respuesta en el que la comprensión del lector es lo fundamental
para el narrador; hasta otro tipo de actitud con resultados inmediatos: la de vivir el
presente, optando por mantener una vida de apariencias, adoptando una actitud
consumista o valorando placeres efímeros como el recurso a la actividad sexual o la
búsqueda de diversión constante.

No existe una característica propia de la literatura española post-moderna. Sin embargo,


encontramos algunas características comunes, que han sido claramente sintetizadas por
Pilar Lozano:

“La trama se convierte en el motor principal del relato, en un intento de recuperar al


lector por medio de la intriga y la amenidad, del mero placer de contar. De ahí el auge
de la meta ficción historiográfica, de textos en los que se inventa una peripecia situada
en tiempo pasado y cuyos sucesos y personajes son, al mismo tiempo, verdaderos y falsos,
históricos e inventados: ha dejado de importar la diferencia (…) lo único crucial será la
verosimilitud: la apariencia de verdad dotará de realidad a un personaje o a una
anécdota, convirtiendo lo irreal en real y lo real en irreal, e identificándose la esencia
con la apariencia en un entorno hiperreal” (Lozano, 2007 : 221).

Este artificio literario es aceptado, pues revisitar el pasado y reflexionar sobre el presente
es también el deseo prioritario del lector. La difuminación de los límites entre lo material
histórico y lo autobiográfico, mezcla de realidad y ficción verosímil, donde predomina el
“contar” sobre el “mostrar”, otorga un papel participativo y hasta catártico al acto de
lectura. El “héroe” tradicional da lugar al individuo urbano, aislado, sometido a un
proyecto de introspección. Asistimos entonces al florecimiento de una literatura de lo
privado frente a lo público, donde los problemas, las incertidumbres, los sentimientos, las
obsesiones y los fantasmas del pasado son compartidos con el lector. Y se aspira a que el
lector tenga un papel activo en el acto de lectura e interpretación del texto, esperando que
además de ser empático con el personaje, por identificarse con él, tenga aún, por la misma
razón, un papel de co-creador (Pozuelo, 2004 : 45 – 50). En este contexto, una novedad
en la literatura española post-moderna consiste en la emergencia de una generación de
escritoras jóvenes.

“La cuestión de “quién habla, quién escribe” nos lleva a la raíz misma del paradójico
encuentro entre feminismo y posmodernidad. La mujer escritora, privada durante siglos
de acceso al discurso dominante, y a las condiciones políticas y sociales que lo sustentan
(educación, independencia económica, libertad sexual), se muestra reacia a abandonar

25
la verdad, la representación y la historia en el momento mismo que está en condiciones
de escribir su verdad, su historia.” (Hidalgo, 1991 : 80).

La condición y experiencia femeninas comienzan a constituir el contexto y el objeto de


la obra de diversas escritoras de los años 80 y 90, como, por ejemplo, Clara Sánchez con
Desde el mirador (1996), Lucía Etxebarría con Amor, curiosidad, prozac y dudas (1997)
y Beatriz y los cuerpos celestes (1998), y aún Soledad Puértolas, Rosa Regás, Rosa
Montero o la propia Almudena Grandes. Pero junto a esta nueva tendencia, y tras el
desengaño post-moderno, muchos otros escritores crean frecuentemente novelas de
ficción al estilo de aquellas del siglo XIX, pero con personajes contemporáneos. Existe
un consenso crítico en que la literatura española posterior a la Transición presenta
características variadas, sintetizadas, entre otros, por Grubbe:

“cada uno va por su camino (…) existe una pluralidad de opciones temáticas y estilísticas
de la nueva narrativa (…) no existen escuelas ni tendencias compartidas, sino que cada
cual va por su propio camino con total libertad, ahora que las grandes ideologías han
muerto” (Grubbe, 1996 : 8).

Esta tendencia la confirman también autores como Manrique Sabogal y Rodríguez


Marcos:

“la mezcla de géneros y la búsqueda de cosas distintas caracterizan la narrativa


española de siglo XXI (…) Entrados de lleno en el siglo XXI, sus [de los autores]
reflexiones y análisis trazan un mapa de esa literatura empezando por una mirada
retrospectiva sobre las cinco décadas que sirve para explicar parte del presente y señalar
algunas de las claves sobre el porvenir. Una narrativa que vivió procesos tardíos, no
siempre bien asimilados, saldó cuentas literarias en los años ochenta con el realismo, al
tiempo que servía de espejo a una sociedad española que cambiaba deprisa tras 40 años
de dictadura, y conquista lectores, hasta que llega la normalización y la conexión con
las corrientes universales. Y ahora, busca proyectarse como la creación de un idioma
diverso y mestizo, como su propio legado literario, que afianza su presencia no solo por
su calidad, sino porque también se trata de la segunda lengua global. Autores sin límites
geográficos ni literarios, donde reina la mezcla de géneros y la exploración”. (Manrique
Sabogal y Rodríguez Marcos, 2010 : 1)

26
La propia Almudena Grandes es de la misma opinión:

“Es que vivimos en una sociedad tan afortunadamente ecléctica y compleja que los
lectores piden muchas cosas a la vez. (…) La sociedad es múltiple. Siempre ha sido así,
pero ahora mucho más”. (apud Manrique Sabogal y Rodríguez Marcos, 2010 : 6)

En Democracia, la literatura se legitima a través de su eficacia comercial, pero también


por su heterogeneidad. Los escritores no dejan de tener ideas políticas. Las ideas
revolucionarias, al mismo tiempo que la desilusión de cara al capitalismo, no
desaparecen. Ocurre que “los escritores modularon su ideario crítico de acuerdo con una
libertad que estaba muy lejos de la fatalidad del antifranquismo” (Gracia y Ródenas, 2011
: 265). La discrepancia entre lo idealizado y la realidad es profunda, lo que crea problemas
de conciencia. En este sincretismo cultural surge la obra de Almudena Grandes.

27
2.3. Almudena Grandes y su obra

“Yo entré en la universidad en 1979 y entonces no me di cuenta de que leía de una


manera extraña y poco natural. (…) soy un exponente de una generación de escritores
que se ha formado (…) leyendo a los autores latinoamericanos y las traducciones. En los
setenta no leía nada español porque me parecía casposo, miserable y, curiosamente,
sospechoso de connivencia con el régimen (…) a finales de los ochenta la situación de la
literatura española cambia completamente porque deja de ser una literatura intocable
para ser parte del pastel, incluso cambia el mundo editorial español. Hasta la segunda
mitad de los ochenta, nadie quería un autor español”. (2010 : 2)

2.3.1. Presentación

Almudena Grandes nació en Madrid en 1960. Estudió Geografía e Historia en la


Universidad Complutense de Madrid y empezó a trabajar escribiendo textos para
enciclopedias. Inicia su itinerario como escritora en 1989, con la publicación de Las
Edades de Lulú, que obtiene el Premio La Sonrisa Vertical.4 Quince años más tarde,
Almudena Grandes relata cómo nació su primera obra:

“Empecé a escribir Las edades de Lulú en otoño de 1987. Tenía veintisiete años y, hasta
donde podía recordar, siempre había querido ser escritora, aunque en aquella época,
después de haber empezado varias decenas de novelas sin haber sido nunca capaz de
acabar el segundo capítulo de ninguna, mi fe empezaba a flaquear. (…) En 1987 ya había
empezado a trabajar en una peculiar combinación de pluriempleo (…). Cuando se hizo
evidente que no daba más de mí, mi jefe contrató a otra redactora para que
repartiéramos el trabajo. Era periodista de profesión. (…) Aquella pobre mujer (…) me
invitó a una copa de vino para celebrar que había ganado un accésit en un certamen
literario de cuento (…) ahí estaba yo –YO– que era la escritora de la casa, (…) la que
estaba siempre anunciando (…) de que estaba a punto de empezar una novela. Entonces,
como tantas otras veces en mi vida, grité con los labios cerrados. (…) Os vais a enterar,
eso fue lo que grité. Y aquella vez fue verdad.” (2004: 9 – 15).

4
Aunque he tomado otros derroteros metodológicos, comparto a pies juntillas la siguiente tesis de Diego
Martínez Torrón, Cervantes y el amor. Con un apéndice teórico sobre ideología y literatura, Sevilla,
Ediciones Alfar, p. 78: «Para estudiar a un autor hay que ubicarse en el momento ideológico en el que nace
su obra, so pena de que queramos ser maximalistas. Hay que buscar la empatía con los autores. Es lo que
he pretendido hacer con muy diversos escritores, cuyas diversas posturas en amplio arco ideológico
permiten que los comprendamos en toda su amplitud».

28
El libro, adaptado al cine por Bigas Luna en 1990, narra la historia de una joven que
decide tener una vida con una actividad sexual desenfrenada y cada vez menos ortodoxa,
como forma de colmar su falta de afecto en el pasado y de suprimir el desencanto con el
presente.

Su segundo libro, Te llamaré Viernes (1990), tiene como enfoque la soledad en un


universo degradado de personajes que coexisten en la gran ciudad, Madrid. Por ser un
libro que presenta una realidad “deconstructora” (Gracia y Ródenas, 2011 : 612), con
algún desorden discursivo, crea un cierto divorcio con el lector, no consiguiendo captar
su interés, lo que podría explicar que no consiguiese el mismo éxito de público de su
primera novela

La consagración de Grandes llega con Malena es un nombre de tango (1994), igualmente


adaptada al cine por Gerardo Herrero, en 1996, y con Atlas de Geografía Humana (1998).
Las protagonistas de estos libros son mujeres que trabajan, viven en la gran ciudad de
Madrid y, aparentemente, llevan una vida sin problemas. Sin embargo, se debaten entre
los ideales que les fueron inculcados durante su infancia y su propia manera de pensar
adulta. Luchan por intentar situarse en el mundo como personas. Se niegan a aceptar el
sistema vigente y, cada una a su manera, intenta encontrar un sentido para su vida.
Comienza Grandes en estos libros un acercamiento al pasado histórico español. Así, la
mirada retrospectiva de las vidas de los personajes, en el intento de explicar su
comportamiento actual, no se dirige solamente a su historia familiar, sino también a los
momentos históricos del país (Guerra Civil y Transición). La adaptación al cine de la
última obra se llevó a cabo en 2007 por Azucena Rodríguez, amiga de la autora.

También en 1998 es publicada la colección de cuentos Modelos de Mujer. Uno de los


cuentos, El vocabulario de los balcones, fue adaptado al cine con el título Aunque tú no
lo sepas, por Juan Vicente Córdoba, en 2000. A partir de esta publicación empieza a
verificarse un desvío en la trayectoria de Almudena Grandes. Si hasta ahora se destacaba
en sus libros la complejidad en la construcción de sus personajes, a partir de entonces
existe una preocupación por conectar los personajes con la historia contemporánea, hasta
el punto de que esta pasa a determinar y condicionar a los personajes.5

5
Disiento de Rafael Bonilla Cerezo, "Literatura y filmicidad en El vocabulario de los balcones (Almudena
Grandes, 1998) y Aunque tú no lo sepas (Juan Vicente Córdoba, 2000), en Suspirando a Musidora. Ensayos
de Literatura y cine, Córdoba, Diputación, 2008, pp. 161-217, cuando observa que "la relación entre El
vocabulario de los balcones y su espejo cinematográfico se limita a un diálogo cultural: la infancia burguesa

29
Aparecen en los años siguientes las novelas Los Aires Difíciles (2002) y Castillos de
Cartón (2004).6 Sara Gómez, protagonista de la primera obra, intenta liberarse de su
condición de hija de víctimas de la Guerra Civil e intenta recomenzar su vida, saliendo
de la gran ciudad e instalándose en la costa gaditana. En Castillos de Cartón, Jose vive
una historia “de demasiado amor”, a partir de la cual se pueden establecer paralelos entre
sus vivencias y la época histórica en que todo ocurre: euforia tras la Transición y
consecuente desilusión e imposibilidad de mantenimiento del mismo espíritu por mucho
tiempo. Estos libros tuvieran igualmente su adaptación a la gran pantalla: Los aires
difíciles en 2004, dirigida por Gerardo Herrero, y Castillos de Cartón en 2009, bajo la
dirección de Salvador García Ruiz. Se publica entonces una nueva colección de cuentos,
Estaciones de Paso. Esta última se caracteriza por el hecho de que las narradoras son
jóvenes y el enfoque se sitúa en las incertidumbres del periodo de la adolescencia.

El Corazón helado (2007), su obra magna (Andrés-Suarez, Coloquio Almudena Grandes,


2010 : 47), retrata la historia de tres generaciones de dos familias que abarcan desde la
Guerra Civil hasta el presente. Esta novela no solo fue uno de los mayores éxitos de la
narrativa reciente, sino que motivó que la autora fuera galardonada con los más
importantes premios literarios, como el Premio de la Fundación Lara, los premios
Libreros de Madrid y Sevilla, el Premio Carige de Italia y el Prix Méditerranée francés.
La propia Almudena Grandes, en el contexto de la exitosa acogida que tuvo esta obra,
compara la recepción de su primera obra y de su entonces última novela en los siguientes
términos:

“Yo empecé con una novela, Las edades de Lulú, que tuvo una cota de traducción
desaforada, porque yo creo que media Europa pensaba que las españolas llevábamos
burka. Después me he mantenido con media docena de editores extranjeros, pero con El
corazón helado he vuelto a tener traducciones que hacía tiempo que no tenía, al danés,
al noruego. Y eso que es una novela muy local” (2010 : 6).

de Almudena Grandes viaja en el tren macarra filmado por Juan Vicente Córdoba" (p. 173). Pocas páginas
después, añade: "Chirría, no obstante, la fallida revuelta contra los grises: cinco o seis manifestantes y ¡dos
guardias! Quizá los tiros que disuelven a los liberales, rodados fuera de campo, hubiesen mejorado esta
huelga. ¿Problemas de presupuesto? Además, ¿era necesario el plano de las entradas cuando se apaga el
tumulto (Sec. 61)? Y Nacho, ¿cómo ha llegado hasta allí?" (p. 206).
6
“(…) un libro bisagra para mí en muchos sentidos” (Almudena Grandes apud Talaya y Fernández, 2017
: 27)

30
Inés y la Alegría es publicado en septiembre de 2010. Se trata del primer libro de una
colección que recibirá el título general de Episodios de una guerra interminable, a la
manera de Benito Pérez Galdós, y que también tendrán como escenario la Guerra Civil.
La acción de este libro transcurre en octubre de 1944, cuando se produce la invasión del
Valle de Arán, en el Pirineo de Lérida. La colección problematiza literariamente la
experiencia de hombres y mujeres que lucharon por España, conocieron el exilio y, al
regresar, tras la Transición, se encuentran con una España irreconocible. Con este libro
Almudena Grandes obtiene el premio Iberoamericano Elena Poniatowska, que considera
a la novela como “portentosa obra narrativa que, montada en la tradición galdosiana,
escrita contra viento y marea, contra la tendencia general en nuestro tiempo de andar con
prisas, tanto del lado de quien la construye como del lado de quien la lee” 7.

En marzo de 2012 es editado El lector de Julio Verne, cuya acción transcurre en la Sierra
Sur de Jaén. El protagonista, Nino, es un niño de nueve años que contempla la obediencia
y la resistencia de los habitantes de su pueblo a la dictadura franquista. Oír los gritos de
los prisioneros a través de las paredes finas de su casa, la convivencia con Pepe el
Portugués (un forastero misterioso que será su mejor amigo) y con Doña Elena, una
profesora jubilada que posee una biblioteca clandestina, harán que Nino empiece a ver el
mundo de una manera distinta. Las aventuras que lee en los libros de Julio Verne y la
realidad de la que toma conciencia en su temprana edad favorecerán que Nino tenga una
opinión formada acerca de la persona que será más tarde.

En 2013 Almudena Grandes se estrena como escritora de literatura infantil con el libro
Mi primer Almudena Grandes - ¡Adiós, Martínez! Este libro enseña a los niños el valor
de la amistad a través de la narración de una niña a la que no le gustaba la escuela hasta
que encuentra allí a un verdadero amigo. Casilda es una niña de nueve años que cambia
de escuela y entra el primer día recelosa por las bromas que sufriría por ser gordita. Debe
señalarse a este respecto que la autora confesó que el sobrepeso fue siempre para ella un
motivo de disgusto. Allí en su nueva clase coincidirá con Martín, un niño acomplejado
por ser bajo, usar gafas y tener aparato en los dientes.

Martín crea entonces un amigo imaginario, Martínez, que encarna al niño que le gustaría
ser: alto, guapo, con éxito en el deporte y con sus compañeras. Su obsesión por Martínez
es tal que llega a tener una silla vacía a su lado, diciendo ser la silla de Martínez.

Un día, Casilda y Martín charlan y descubren que tienen una afinidad en común: su pasión
por los juegos electrónicos. Su amistad va creciendo hasta que, en el paseo escolar de
final de año, Martín invita a Casilda a sentarse a su lado en el autobús, y no siente entonces
la necesidad de Martínez, porque tiene una amiga real.

7
http://cultura.elpais.com/cultura/2011/10/12/actualidad/1318370409_850215.html

31
Las tres bodas de Manolita (2014) narra la historia de una joven cuyos padre y madrastra
se encuentran en la cárcel (su madre había muerto años antes), su hermano mayor
escondido en un tablao, quedando ella con la responsabilidad de cuidar a sus hermanos
más pequeños.

Por creer que ya tiene muchos problemas, no quiere, en una fase inicial, ayudar a su
hermano en la Resistencia, siendo conocida como “la señorita-conmigo-no-contéis”. Sin
embargo, termina cediendo y visita al camarada que está encarcelado y que es el único
que sabrá cómo funcionan las máquinas policopiadoras, que servirán para distribuir
propaganda anti-fascista. Al visitar a Silverio por primera vez, Manolita no sabe todavía
que este será su futuro marido.

Inesperadamente, en 2015, se publica Los besos en el pan, un libro sobre la crisis


económica actual, en el que la autora utiliza la técnica de John dos Passos y de Camilo
José Cela, en La Colmena.

La más reciente Los pacientes del Doctor García empieza por narrar la situación de un
médico en tiempos de guerra, para después dar a conocer al lector cómo funcionaba una
red que protegía a los nazis que sobrevivieron a la Guerra, enviándolos a Buenos Aires
con el apoyo de Franco y de Perón.

Almudena Grandes complementa su actividad de escritora con la de cronista en el


periódico El País y conferenciante por todo el mundo. Es de las autoras de calidad apta
para grandes públicos de cualquier país, estando su obra traducida a veintiún idiomas.

2.3.2. Contextualización

Dentro del periodo de la Post-Modernidad, se puede marcar una coincidencia con la obra
de Almudena Grandes hasta el año, 2010, cuando surge el Movimiento de los Indignados,
que marca significativamente el final de una época de prosperidad económica. En el
marco de esta delimitación cronológica, destacamos siete obras literarias que
analizaremos sumariamente, con el fin de contextualizar la obra de Almudena Grandes
en los temas elegidos, así como en las tendencias narrativas del momento. En una época
en la que la desilusión hacia el presente es constante, varios son los autores que intentan
reconciliarse con el pasado. Después de un período de tiempo en que el tema de la Guerra
Civil era tabú, empiezan a aparecer autores que eligen ese tema como escenario de sus
libros.

Un ejemplo es Javier Cercas, con su obra Soldados de Salamina (2001). El libro, una obra
de auto-ficción, inserta una biografía en el centro de una narración que se pretende relato
periodístico, cuando se trata de una novela (Gracia y Ródenas, 2011 : 243). Narra la

32
historia de un soldado de la Falange cuya vida se salva y que, por eso mismo, vive el resto
de su vida buscando su identidad. Se explora de ese modo la figura del soldado anónimo,
víctima de la guerra cuyo nombre no figura en los libros de Historia. El narrador,
periodista y escritor, decide, tras el éxito de la publicación de un artículo sobre un
episodio de la Guerra Civil, escribir un libro que cuenta la vida de Rafael Sánchez Mazas
y aún descubrir quién fue el soldado que le salvó la vida. En sus propias palabras:

“El episodio era muy conocido (…) me acordé de Sánchez Mazas y de que su frustrado
fusilamiento había ocurrido más o menos al mismo tiempo que la muerte de Machado,
sólo que del lado español de la frontera. Imaginé entonces la simetría y el contraste entre
esos dos hechos terribles –casi un quiasmo de la historia–, que quizá no era casual, y
que, si conseguía contarlos sin pérdida en un mismo artículo, su extraño paralelismo
acaso podía dotarlos de un significado inédito. (…)

El libro está dividido en tres capítulos, de modo que el primero describe la investigación histórica
del autor. El segundo es su resultado: se narra la historia de Rafael Sánchez Mazas, colaborador
de José Antonio Primo de Rivera, y de cómo escapó de ser fusilado. En el tercer capítulo, el
narrador intenta descubrir quién fue el soldado republicano que salvó la vida a Sánchez Mazas.
Su investigación lo lleva hacia Antonio Miralles, que vive en Francia. Desilusionado, no
confirmará ni desmentirá ser él el soldado republicano en cuestión.

“¿Sabe usted cuántos años acabo de cumplir? Ochenta y dos. Soy un hombre mayor y
estoy cansado. Tuve una mujer y ya no la tengo. Tuve una hija y ya no la tengo. Todavía
me estoy recuperando de una embolia. No me queda mucho tiempo, y lo único que quiero
es que me dejen vivirlo en paz. Créame: esas historias ya no le interesan a nadie, ni
siquiera a los que las vivimos; hubo un tiempo en que sí, pero ya no” (SS, 2011 : 174-
175)

Antes de conocer a Miralles, el narrador y el personaje que lo conduce a él, el escritor


Roberto Bolaño, mantienen una interesante conversación sobre qué es un héroe.

“¿Y qué es un héroe? (…)

(…) Alguien que se cree un héroe y acierta. O alguien que tiene el coraje y el instinto de
la virtud, y por eso no se equivoca nunca, o por lo menos no se equivoca en el único
momento en que importa no equivocarse, y por lo tanto no puede no ser un héroe. (…)

Personas decentes hay muchas: son las que saben decir no a tiempo; héroes, en cambio,
hay muy pocos. En realidad, yo creo que en el comportamiento de un héroe hay casi

33
siempre algo ciego, irracional, instintivo, algo que está en su naturaleza y a lo que no
puede escapar. Además, se puede ser una persona decente durante toda una vida, pero
no se puede ser sublime sin interrupción, y por eso el héroe sólo lo es excepcionalmente,
en un momento o, a lo sumo, en una temporada de locura o inspiración.” (SS, 2011 :
146- 147)

Esta novela es un relato real por lo que atañe a la existencia de algunos personajes, pero
todo lo demás es ficción, acabando por perderse la frontera entre lo real y lo inverosímil
(Pozuelo, 2004 : 282) al estar escrito todo de forma extremadamente verosímil. El
narrador puede ser considerado un alter-ego de Cercas. El final es perfecto por su
indeterminación. Sobresale un vínculo entre el heroísmo moral 8 y la defensa del perdón
para quien sobrevivió a la guerra y a la dictadura (Gracia y Ródenas, 2011 : 915).

Otro ejemplo es la obra de Dulce Chacón La voz dormida, una novela que pretende dar
voz a una historia reciente olvidada: el sufrimiento de aquellos que, luchando por la
democracia, perdieron la guerra y la libertad. Esta obra fue adaptada al cine por Benito
Zambrano en 2011. Gran parte de la acción transcurre en la cárcel de Ventas, donde se
encuentran varias prisioneras políticas. A pesar del sufrimiento, de la tortura y de las
humillaciones sufridas, no renuncian a sus ideales y mantienen la lealtad para con sus
compañeras. En la misma cárcel se encuentran Hortensia, embarazada y encarcelada por
pertenecer a la guerrilla; Tomasa, que había sufrido el asesinato toda su familia, tirándola
al Tajo; Reme, encarcelada por coser una bandera republicana (como una segunda
Mariana Pineda) y Elvira, la más joven de todas. Pepita, hermana de Hortensia, la visita
siempre que le es posible. Un día recibe un mensaje, según el cual debe encontrarse con
Felipe, marido de Hortensia. Al llegar al local determinado, se encuentra con Paulino,

8
“La indagación en la anécdota del falangista Sánchez Mazas y el republicano que lo dejó marchar, así
como la presentación de un anónimo héroe postmoderno, cercano e insólito al mismo tiempo, sirven para
perfilar una mirada novedosa que, al margen de maniqueísmos, permite la reconciliación plena con lo
humano. La indagación en el concepto de héroe y en las razones que motivan su comportamiento se revela
como el tema fundamental en torno al que se articula la obra (…) No en vano, la Guerra Civil española ha
sido el suceso que más heridas ha dejado en la reciente historia de España; pues la obligada convivencia de
vencedores y vencidos, y la imposibilidad de un diálogo que obviara las consignas políticas, obligaron a
silenciar la verdadera historia del fratricidio, dando lugar a una conciencia colectiva traumatizada e incapaz
de transferir al presente las sensaciones de aquella generación marcada por el horror. (…) Como afirmó
Javier Cercas (…) “es una venganza (…) frente a la familia que mandaba callar al abuelete cada vez que
contaba batallitas”. García Aguilar, (2006 76 – 82).

34
hermano de Elvira de quien se enamora. Paulino le pide que interceda junto al médico
para quien trabaja para sanar a Felipe, que está herido. Paulino y Felipe deciden huir a
Francia, con identidades falsas. Sin embargo, antes se arriesgan y visitan a Hortensia en
la cárcel. Hortensia es un personaje valiente, que cree en sus ideales por encima de todo,
soportando las pruebas y retos que se le presentan y atreviéndose a volver a ver a Felipe.

“- Esto es una inmundicia. (…) Once mil personas no pueden evacuar en tan pocos
váteres.

A Hortensia no le interesa el motivo del estado lamentable de los aseos (…) en este
momento no le interesa conocer (…) las enfermedades que Sole se empeña en enumerar:

-Tiña, tifus, piojos, chinches, disentería, esto es una indecencia. (…)

Treinta y nueve días pasó en Gobernación. Treinta y nueve días y muchas palizas y
muchas horas de rodillas pasó en Gobernación. Pero Hortensia no quiere pensar en eso.
(…) piensa en Felipe. Recuerda el primer beso (…)” (VD 2012 : 145-8).

Ya en Francia envían una carta a Pepita, lo que causa la desconfianza del cartero y la
denuncia a la Gobernación. Hortensia es condenada a muerte mediante fusilamiento,
siéndole concedido esperar por el nacimiento de su hija. Cuando esta tiene un mes y
medio, Hortensia es fusilada y la niña entregada a su tía Pepita, junto con unos cuadernos
que Hortensia usaba como diario. Pepita asume entonces la educación de la niña a quien
llama Tensi, el nombre cariñoso con que Felipe trataba a Hortensia.

A pesar de toda la vigilancia a que son sometidas, las reclusas consiguen elaborar un plan
de fuga, consiguiendo Elvira la libertad junto con Sole, partera y afiliada al Partido
Comunista. La astucia de los miembros de la Resistencia es descrita del siguiente modo:

“- Cuidado con los pimientos.

Tomasa advierte a Sole, porque hace un mes que Sole mordió un pimiento y se llevó en
la mordida la mitad de un Mundo Obrero escrito en papel biblia. Nadie se explicó cómo
fueron capaces de copiarlo en una letra tan diminuta, y todas admiraron su tamaño:
quizá un poco más pequeño que una cajetilla de tabaco.

Pero esta vez los pimientos vienen vacíos.

35
Será en el interior de una tartera, bajos los suculentos granos de arroz de una ración de
paella, donde Sole encuentre un papel embutido en una tripa de chorizo.

¡Aquí está!

Sole desenrolla el escrito y lee en voz alta:

“Confirmado día convenido, la invitada está de acuerdo.

“Arriba el telón” sigue en marcha y sin cambios.

¡Suerte, chiquetas!”. (VD, 2012 : 272).

Participa en toda esta operación Paulino, quien será encarcelado en la prisión de Burgos
y recibirá la visita de Pepita todos los años. Diecinueve años después de su reclusión es
libertado y los dos se casan. Tensi, que ya es adulta, decide afiliarse al Partido Comunista.

Dividida en tres partes, esta obra describe las pruebas que las prisioneras políticas y sus
familias sufrieron:

“Nadie olvidaría aquella tarde en que se marcharon a casa sin haber entrado en el penal,
sin haber entregado siquiera la comida que tanto sacrificio les había costado conseguir,
castigados por la hermana María de los Serafines. (…) Algunas mujeres no habían
dejado de llorar desde que supieron que no entrarían al locutorio. Y algunos hombres
tampoco. Benjamín [marido de Reme] estaba entre ellos, pero sus lágrimas no eran de
las más amargas. Y él lo sabía. La mujer que se encontraba delante de él venía desde
Huelva y se lamentaba ante otra que venía de Vitoria.

-No podré volver hasta el año que viene. Dios mío, no podré ver a mi hija hasta dentro
de un año. He ahorrado todo este año para poder venir hoy, y me tengo que ir sin verla,
entrañas mías.

Tristes formaron la cola los que llevaban paquetes y regresarían a casa sin haber visto
a sus mujeres, a sus hijas, a sus madres, a sus abuelas, a sus nietas o a sus hermanas.
Siempre familiares directos, ya que otras visitas no estaban permitidas.” (VD, 2012: 67).

La crueldad a que son sometidas no les hace perder la valentía, rechazando acomodarse.
Así pues, y a pesar de la brutalidad con que fueron tratadas, las prisioneras permanecen
firmes, creyendo siempre que un día se haría justicia. La temática de las prisioneras de la
Guerra Civil será retomada por Almudena Grandes en Inés y la Alegría (2010).

36
La voz dormida es narrada de forma lineal, con algunos flashbacks que aclaran al lector
las razones por las que algunas mujeres están detenidas. El narrador es omnisciente:
comparte con el lector, desde la primera parte que Hortensia va a morir, así como que
Elvira vivirá. Y efectivamente esta última consigue huir, pertenece a la guerrilla por algún
tiempo y, finalmente, huye hacia Praga, donde reencuentra el amor.

El libro de Clara Sánchez, Lo que esconde tu nombre (2010) incide sobre la cuestión de
los nazis que viven escondidos bajo una falsa identidad. En esta novela, el problema se
focaliza en una pareja noruega que vive en la Costa del Sol y es descubierta por un
superviviente del campo de concentración de Mauthausen. El motivo del alejamiento de
la gran ciudad para retirarse junto a la playa –también usado por Almudena Grandes en
Los Aires difíciles– constituye el inicio de la diégesis. Sandra, una mujer de treinta años
que se queda embarazada sin planificarlo –el padre del niño es un compañero de trabajo,
por el que no tiene ningún sentimiento especial- resuelve alejarse e instalarse en una casa,
propiedad de su hermana, en la costa levantina, para decidir qué hacer con su vida. En la
playa conoce a una pareja de octogenarios noruegos, Karin y Fredrik Christensen 9. Se
convierten en amigos y la pareja invita a Sandra a ser dama de compañía de Karin, a
cambio de un sueldo, proposición que ella acepta. Lo que Sandra –que tiene pocos
conocimientos de historia europea reciente– no sabe es que Karin y Fredrik son nazis.
Viven en España en contacto con otros exnazis que fueron responsable del
funcionamiento y mantenimiento los campos de concentración, con los cuales forman una
suerte de “comunidad”. El secretismo de esta organización es tal que sus miembros no
tienen móvil, para impedir que puedan ser interceptados.

La pareja Christensen es reconocida por Salva, republicano durante la Guerra Civil y


víctima del campo de concentración de Mauthausen, cuando una foto suya es publicada
en una revista social. Salva está viviendo en una residencia de ancianos cerca de la playa,
donde viven los nazis, y avisa sobre este hecho a un excompañero de infortunio: Julián,
quien en la actualidad es viudo y se encuentra viviendo en Buenos Aires. Este se desplaza
inmediatamente a España, deseando desenmascarar y denunciar a la pareja y a toda la
comunidad a la que pertenecen. Al llegar, intenta visitar a Salva en la residencia Los Tres

9
“Lo Llamaban, sin exagerar, El Carnicero” (TN, 2010 : 38).

37
Olivos y es informado de su muerte. Encuentra entonces a Sandra en la playa y decide
abordarla y pedirle su colaboración. Inicialmente, Sandra no le presta mucha atención,
pero, tras algún tiempo, observa hechos en Villa Sol que indican que Julián está en lo
cierto y decide ayudarlo. Alternativamente, capítulo a capítulo, el narrador en primera
persona narra la corriente de conciencia de Sandra o Julián.

“Ellos no se sienten culpables (…) Lo hecho, hecho está, no se puede dar marcha atrás.
Además, la vida es corta, cuando llegas al final parece que has despertado de un sueño
de cinco minutos, y en los sueños se hacen cosas fuera de toda lógica”. ( 2010 : 155).

Uno de los nazis confirma esta postura:

“La culpa, los remordimientos y el arrepentimiento frenan el progreso de la humanidad.


¿Sientes muchos remordimientos cuando abren una vaca en canal, cuando trasquilan a
una oveja para aprovechar la lana? Si se ve con claridad el objetivo y el camino para
llegar a él y que ese objetivo es bueno globalmente, como se dice ahora, no hay que
dudar”. (2010 : 383)

La percepción de que Sandra empieza a ser consciente del origen de la pareja Christensen
y sus amigos hace que ellos la inviten a formar parte de su grupo. Esta actitud culmina en
el alejamiento de Sandra, ya casi al final de su embarazo. Mientrastanto, Julián es atacado
en el centro comercial, que era el punto de encuentro para él, Sandra y Alberto, un
infiltrado en la comunidad nazi que es encontrado muerto. Entonces, Sandra vuelve a la
playa cuando su hijo ya tiene seis meses y Julián decide ir a la residencia de ancianos,
ocupando el dormitorio donde estaba su amigo Salva. El libro termina sin un final
concreto, dejando entrever que Sandra y Julián seguirán con su tarea.

Otro autor que desarrolla su carrera en la misma época que Almudena Grandes es Arturo
Pérez-Reverte. Escribe novelas de consumo, narrativas bien construidas con misterios
vinculados a un pasado fingidamente verídico (Gracia y Ródenas, 2011 : 253). Una de
ellas, incidiendo sobre una temática distinta, con una protagonista femenina y localizada
en la España contemporánea, es La Reina del Sur (2002). Abandonada por su padre en su

38
niñez y con una madre prostituta, Teresa Mendoza Chávez, protagonista de la novela, se
involucra muy pronto en el mundo del narcotráfico, “en una tierra donde morir con
violencia era morir de muerte natural” (RS, 2011 : 33). A los veintitrés años, Teresa vive
con su novio, El Güero, que se dedica al tráfico de drogas. Este es asesinado, tras lo que
Teresa recibe una llamada anónima, diciendo que huya o tendrá un destino semejante.
Pide entonces auxilio a Epifanio Vargas, su padrino, para salir de México.

Con su ayuda, Teresa se refugia en el enclave español de Melilla, en la costa marroquí,


donde trabaja en un bar. Allí conoce a Santiago Finisterra, un gallego que se dedica al
mercado negro. A través de la influencia de Teresa, Santiago cambia su oficio por la venta
de hachís. La mejora de condiciones económicas lleva la pareja a establecerse en
Marbella. Allí Santiago muere en un accidente y Teresa es detenida. En la cárcel conoce
a Patricia O’Farell, con la que comparte su vida durante el año y medio que pasan
detenidas. Cuando salen en libertad, Patricia revela a Teresa que tiene una cantidad
significativa de cocaína escondida y las dos inician un negocio en conjunto con la mafia
rusa. Teresa se convierte entonces en la mayor traficante de droga del Sur de España, lo
que oculta con la creación de una empresa ficticia. Pasado algún tiempo Patricia se suicida
y Teresa se convierte en una figura enigmática y muy conocida, sobre la que incluso se
publican reportajes en la revista ¡Hola!:

Seis páginas de color con la historia de su vida, (…) Casi todas las fotos, tomadas con
teleobjetivo. Algo del tipo: esta mujer peligrosa control tal y cual. Mejicana
multimillonaria y discreta, oscuro pasado, turbio presente. Bella e enigmática, era el pie
de la única imagen tomada de cerca: Teresa con gafas oscuras, austera y elegante,
bajando de un coche rodeada de guardaespaldas, en Málaga, para declarar ente una
comisión judicial sobre narcotráfico donde no pudo probársele absolutamente nada. (RS,
2010: 346/7)

Empieza una relación con Teo Aljarafe tras descubrir que proporcionaba información
suya al gobierno, a pesar de esperar a un hijo suyo. Tal hecho lleva la policía a invitar a
Teresa a testificar contra Epifanio Vargas a cambio de inmunidad judicial. Al saber que
fue este el responsable de la muerte de su novio, El Güero, consigue que Vargas sea
condenado y que ella salga indemne. Teresa adquiere, entonces, nueva identidad y
desaparece de la vida pública.

Tratándose de un libro con varios matices hollywoodienses, no deja de atraer al lector


con los conocimientos demostrados por el narrador acerca del submundo del narcotráfico,

39
así como por ser utilizada la focalización interna en su construcción narrativa. En este
sentido, frases como: “Sonó el teléfono y supo que la iban a matar” (RS, 2010 : 9), con
que se abre el libro, crean una tensión en el lector que se mantiene a lo largo de toda la
novela, al tiempo que generan una empatía con el personaje Teresa, aunque se trate de un
anti-héroe.

Felix de Azúa repite la temática de la soledad, característica de la Post-Modernidad, en


su libro Historia de un idiota contada por él mismo (2002). El narrador hace una ruta a
lo largo de su vida, confesando que simular la felicidad fue una necesidad que sintió desde
su niñez. El análisis de su niñez convierte al protagonista en un ser que experimenta una
crisis existencial. Teje una crítica a la institución donde estudió durante once años, un
centro docente de enseñanza católica. Denuncia los malos tratos sufridos por los niños:

“(…) aquellos maníacos que alzaban los ojos ante la imagen de la Santísima Virgen
María, con su túnica azul y aire de empleada de hogar, mientras anotaban en sus libretas
de hule los elegidos para la próxima sesión de tortura.” (HI, 2008 : 14)

Denuncia también la antagónica diferencia entre lo que se enseñaba, la apología de la


vida virtuosa, y la realidad:

“La oportunidad tardó en presentarse y durante un buen número de años me aburrí


practicando una sexualidad de bolsillo que solo variaba según el uniforme de mi
compañera. Las niñas del Colegio Jesús y María generalmente muy ardientes, cuyos
padres, como los míos eran catalano-fascistas enriquecidos durante y tras la guerra, lo
llevaban azul marino con cuello blanco. Las del Sagrado Corazón, más modestas y
recatadas, con mucha clase media sobrevenida a alta, pero dotadas de un corazón fiero
y audaz, no usaban peto ni cuello, pero sí unos terribles zapatos casi viriles. Por fin, las
niñas del Liceo Francés, salvajemente inteligentes, muy superiores a nosotros y cuyas
tendencias sádicas nos fascinaban, eran niñas sin uniforme en una ciudad uniformada,
lo que les daba un aire de ir desnudas poderosamente excitante” (HI, 2008 : 26/27).

Sigue una carrera académica y termina viviendo la vida “como un muerto”, concluyendo
que:

“(…) sin apenas darse cuenta, las sociedades modernas que ya no pueden creer en la
salvación cristiana, viven una ESPERANZA metafísica absolutamente dañina para la
justicia, la inteligencia y el placer, pero adecuada a las finalidades de la esclavitud y
embrutecimiento que mueven a los amos del estado. Esta trampa de felicidad amorosa

40
es, en la actualidad, indestructible y muchísimo más poderosa que todas las anteriores”
(HI, 2008 : 40)

Y añade que:

“Miles, millones de hombres y mujeres viven ochenta años sin pena ni gloria, y sin hacer
demasiado daño; pero son insignificantes, NO NOS DICEN NADA. Llega, en cambio, un
canalla, logra el dinero suficiente para matar a centenares de miles de hombres, y tiene
asegurado un lugar SIGNIFICATIVO en la historia de la humanidad.” (…) A los
hombres solo nos interesa LO NEGATIVO; nuestra historia, nuestro significado, está
construido sobre lo negativo, sobre lo horrible, sobre lo insoportable. Y ESE
JUSTAMENTE ES EL CONTENIDO DE LA FELICIDAD. Porque aquí no se habla ni
del goce ni del placer, sino de la felicidad COMO DESTINO de los hombres. Mundos
felices, sociedades felices, humanidad feliz, cultura de la felicidad; este es el contenido
de la guerra, de la explotación, de la estafa, de la destrucción. Estas son las banderas de
brillantes colores que preceden a la columna de esclavos camino de su exterminio.” (HI,
2008 : 116/117).

Su consejo final es “no buscar ningún destino, ni mucho menos un destino feliz. (…)
prestando atención a lo que se ENCUENTRA y no a lo que se BUSCA” (HI, 2008 : 124);
lo que refleja la generalizada desilusión vital experimentada a finales del siglo XX. La
percepción del lector es mediatizada por el discurso del narrador. Este espera la
comprensión y concordancia del otro por el tono confesional, que justifica el discurso
retórico que utiliza al final de la novela. El ser post-moderno es, por naturaleza,
desconfiado, por la desilusión que experimenta. En la obra domina el sarcasmo sobre las
utopías y la fantasía del protagonista. La realidad democrática excluye la esperanza de
una alteración radical, política y cultural (Gracia y Ródenas, 2011 : 265). Cabe al lector
horrorizarse por pensar que puede terminar idiota como el protagonista o acomodarse a
la situación.

En otro ámbito de intereses debe señalarse el tema de la homosexualidad femenina,


novedad en la época, que surge con Lucía Etxebarría, en su novela Beatriz y los cuerpos
celestes (1998). La protagonista es narradora en primera persona y cuenta su infancia y
juventud intentando justificar su comportamiento actual: la imposibilidad de relacionarse
con las personas que la rodean. Existe en la protagonista femenina la misma voluntad del
sujeto post-moderno: la voluntad de recomenzar, de raíz, en otro lugar. Beatriz de Haya

41
vuelve a Madrid tras haber concluido su licenciatura en Edimburgo. Deja en Edimburgo
a su novia, Cat, y trae consigo toda la incertidumbre de volver. Al llegar intenta encontrar
a Mónica Ruiz, la amiga de su juventud. Joven rebelde, Mónica había sido puesta en la
clase de Beatriz en un intento de poder mejorar su comportamiento. Siendo hija de padres
que viven un matrimonio fallado y de apariencias 10, Beatriz siente una profunda pasión
por Mónica. El riesgo del submundo de la droga atrae a Mónica y a Beatriz; sin embargo,
al cabo de algún tiempo, Mónica cede al materialismo y decide abandonar a Coco, su
compañero, y unirse a Javier, joven de la generación yuppie 11. Esta actitud le resulta
chocante a Beatriz:

“Entre Mónica y yo acababa de establecerse una zona de nadie, un abismo de vértigo, y


sentí que cuando me hablaba me miraba desde muy lejos. Pagué mi zumo de naranja y
su café y salimos de la cafetería. No la besé al despedirme. (BCC, 2008 : 292).

Beatriz es enviada a Edimburgo por sus padres, como una manera de alejarla del medio
en que vivía. Allí tiene una relación con Cat, primero, y después con Ralph. El
reencuentro con Mónica, que está en una clínica de rehabilitación cuando Beatriz regresa,
confirma el abismo que separa a las dos antiguas amigas. En la novela permanece la
crítica al matrimonio como institución, a la considerada “buena educación” -tanto Beatriz
como Mónica estudiaron en un colegio de monjas12-, así como también a la necesidad de
mantener apariencias, lo que justifica la baja autoestima de Beatriz, aunque esta defienda
que es todo una cuestión de actitud:

“(…) el tiempo nos ofrece solo dos opciones: o asumir lo que somos o abandonar; y si
no abandonamos, si decidimos quedarnos en este planeta minúsculo y pactar con nuestra

10
“Mis recuerdos de infancia, hasta los once o doce años, vienen con una banda sonora propia: las
discusiones encarnizadas entre mi padre y mi madre. Pero cuando alcancé la pubertad, ella desvió su
agresividad y encontró un objetivo hacia el que canalizarla: Yo. Por supuesto, este cambio de actitud
coincidió con una nueva toma de postura con respecto a mi padre, que pasó de ser el enemigo declarado a
convertirse en un aliado de conveniencia. Es cierto que no dormían juntos, que él no le era fiel, que
probablemente no se amaban, pero compartían una opinión común: no estaban dispuestos a permitir que
yo hiciera lo que quisiera con mi vida” (BCC, 2009 : 126)
11
Encontramos un punto de conexión entre esta novela y la de Almudena Grandes, Malena es un nombre
de tango, en lo que toca al personaje de Mónica, que adopta un comportamiento semejante al de Reina,
hermana de Malena, que se muestra incapaz de resistir a las comodidades permitidas por una situación
económica confortable. Hasta el propio Álvaro de El corazón helado, no siendo una figura que viva de
apariencia, tampoco rechaza el confort propiciado por el dinero.
12
“Las amistades con miembros del sexo opuesto nos quedaban restringidas (por no decir prohibidas), muy
particularmente en la prepubertad y en la primera adolescencia. (…) Todo se reducía a ajustarse a lo que
me habían enseñado: no hacer y no decir ciertas cosas (no soltar palabrotas, no jugar al fútbol, no subirse a
los árboles, no discutir, no gritar, no, no, no, no…). Así que, aunque yo no me sentía a gusto, nadie lo
imaginaba. (BCC, 2008 : 175/176).

42
aún más minúscula vida, podemos interpretar esta resignación como una derrota o como
un triunfo”. (BCC, 2008 : 339).

Belén Gopegui, en La conquista del Aire (1998),13 demuestra cómo, con la evolución del
tiempo son puestos en duda valores adoptados en la juventud, como ascender en la vida
por méritos propios. La acción de su libro ocurre en Madrid entre el 11 de octubre de
1944 y el 26 de noviembre de 1996. En la obra se ofrecen al lector múltiples perspectivas
del pasado desde el punto de vista de los personajes principales: Carlos Maceda, Marta
Timoner y Santiago Álvarez. Amigos desde los años de la universidad, ven su amistad
alterarse cuando Carlos les pide un préstamo de cuatro millones de pesetas a cada amigo
para impedir la quiebra de su empresa. Inicialmente promete restituir el importe en los
tres meses siguientes, sin embargo, sólo lo hará en abril de 1996. Durante ese periodo de
tiempo, el lector tiene acceso, a través de un narrador omnisciente que describe la
corriente de pensamiento de cada uno de los personajes, a la historia y al itinerario
profesional de Carlos, Santiago y Marta, así como a sus dudas existenciales. El acto de
pedir y prestar dinero deja a estas figuras expuestas a la mirada de quienes les son más
cercanos. Empiezan, entonces, a poner en duda valores en los cuales habían creído hasta
el momento:

“Ser de izquierdas, entre su gente, se había convertido en un ritual estético. Tanto ella
[Marta] como sus amigos mantenían buenas relaciones con la propiedad, con los pisos
de sus padres que un día heredarían, con la casa que tarde o temprano iban a comprar;
todos vendían a los mismos postores, a empresarios públicos o privados, su refinada
fuerza de trabajo; todos se veían bien en el lugar que ocupaban. Aunque había algo más
significativo: todos se habían situado en el presente de manera tal que no les fuese difícil
imaginarse dentro de cinco años con más sueldo o más bienes, con más reconocimiento
por parte de la sociedad que criticaban”. (CA, 2008: 60).

Esta generación de jóvenes progresistas se comporta igual que las generaciones


denominadas anteriormente como burguesas, aceptando el bienestar social como algo

13
Aunque cronológicamente anterior, su análisis acontece en este momento no solo porque las cuestiones
tratadas en el libro son conseguidas sin la necesidad de recurrir a la Historia –los personajes son figuras
contemporáneas, antes de la Crisis, “normales”, casi reales-; sino también porque “encierra el ciclo”,
volviendo a reflexionar sobre la cuestión de lo que es ser bueno.

43
normal, aunque, en sus discursos, sigan criticando los valores vigentes en la época de sus
padres. A lo largo de su vida, la alteración de valores acompaña a los tres personajes.

“Llegaron a ser un trío indestructible. Se habían acompañado en cada traslado de casa,


habían celebrado cada trabajo, cada cambio, se habían ido a esperar a estaciones y
aeropuertos. Santiago y Carlos habían vivido un año y medio juntos y ella había estado
cinco meses en su piso. Habían hablado noches enteras, tenían siempre una copia de la
llave de la casa del otro, habían compartido los coches, se habían visto felices y furiosos
y desesperados, y cómo ahora iba a pensar en Carlos con celos, sí, con celos porque
Carlos tenía cuatro millones y ella no”. (CA, 2008: 96).

Durante el periodo de tiempo en que dura la acción, con las sucesivas peticiones de
aplazamiento de devolución de la deuda por parte de Carlos, asistimos a la separación de
sus respectivos compañeros de los tres personajes. La cuestión a la que se intenta
contestar a lo largo de la obra se formula en los siguientes términos en la novela: “¿es
posible vivir desahogadamente y ser una buena persona? (CA, 2008 : 201). La amistad
de este grupo de amigos se ve afectada por motivos económicos. El dinero surge como
elemento corruptor de la socialización (Cf. Gracia y Ródenas, 2011: 920). Las
mentalidades van cambiando. Atiéndase, en este sentido, a las siguientes reflexiones, que
resultan muy esclarecedoras de lo expuesto:

“Imagínate que el cuello largo de las jirafas fuera su conciencia. Llega un día en que se
acaban los alimentos de los árboles. Las jirafas solo pueden comer alimentos a ras del
suelo, para lo cual el cuello largo es francamente incómodo. Los animales de cuello
corto, y no digamos los reptiles, son más rápidos, se comen los mejores alimentos.
Entonces alguien ofrece a las jirafas la posibilidad de operarse: una especie de ablación
de la conciencia. ¿Qué deberían contestar?” (CA, 2008 : 269)

“Uno es bueno – dijo Santiago – porque lo necesita. Porque si no le gusta la casa donde
vive ni la ropa que se compra, ni el menú, el olor y la vajilla del restaurante donde come,
entonces se consuela pensando que le gustan sus actos, que se mira en el espejo y no se
cae mal. (…) Cuando ayuda a un pobre, luego hay alguien pobre. O si no envidia a los
que tienen más que él. (…) es inevitable preguntarse qué significa lo bueno en una
sociedad comercial.” (CA, 2008: 276).

Desaparece el idealismo que caracterizó la juventud de los personajes protagonistas y


todos aceptan que no tienen capacidad para alterar la sociedad en la que viven. Así lo
sugieren las últimas líneas del libro: “En la madrugada del 26 de noviembre de 1996,

44
Carlos Maceda, Santiago Álvarez y Marta Timoner duermen. Sobre su piel cansada, el
mundo está ordenado en apariencia” (CA, 2008 : 341). La misma apariencia que
caracterizó el universo de sus padres y contra la cual se indignaron es la que les sirve
ahora como confortable colchón de su existencia.

Factores como el dinero y el éxito social empiezan a hacerse sentir y determinan que los
personajes cambien su comportamiento al final de la obra, acomodándose a la nueva
situación. La utopía del final de los años 70 e inicio de los 80 termina en los 90, con la
apología del nuevo confort económico. Termina la esperanza de cambiar el mundo por
sus propios medios. Este libro es una crítica a la generación BoBo 14, descendientes
directos de los Yuppies de los años 70. Para los BoBos, el bienestar es de extrema
importancia, pero les gusta, sin embargo, afirmarse contra el sistema. Y no se apuntan
soluciones, más allá de adaptarse a la situación, como lo demuestra el hecho de ser
mostrada al lector la corriente de conciencia de diversos personajes.

Los escritores no dejan de tener ideas políticas. La desilusión frente al capitalismo no


desaparece: la discrepancia entre lo idealizado y la realidad es profunda, lo que crea
problemas de conciencia. Como veremos, estos temas –a excepción del submundo del
narcotráfico que es apenas ligeramente aflorado con la figura de Andrés de “Malena, una
vida hervida”– están también presentes en la obra de Almudena Grandes: la interconexión
entre el pasado histórico y el presente, el rechazo del estilo de vida asumido por la
generación anterior a los protagonistas y, sin embargo, la discrepancia entre lo criticado
y lo vivido. Aunque se trate de una pequeña muestra, estas obras reflexionan acerca de
las cuestiones temáticas y las estrategias narrativas en el contexto socio-político de los
escritores contemporáneos de Almudena Grandes.

14
El término proviene de la abreviatura de Bourgeois and Bohemian, utilizado por primera vez por David
Brooks, en su libro Bobos in Paradise: the new upper class and how they got there (2000). Esta generación
también puede ser denominada como Hippys-Chic.

45
2.3.3. El Realismo Post-Moderno en Almudena Grandes

Afirma Juan Oleza (1996 : 5) que:

“(…) es posible volver a diseñar una poética realista. Incluso (…) la exigen siempre que
no se conciba este realismo postmoderno como una segunda versión del realismo
decimonónico o del ingenuo realismo social de los años 50, y siempre que no se ostente
este nuevo realismo como signo exclusivo de los tiempos, de la misma manera dogmática
con que tantos apologetas del modernismo y de la vanguardia trataron de excluir al
realismo de la modernidad”.

La Post-Modernidad deja a la Humanidad con una ausencia de fe, dada la desilusión


provocada por la corrupción de las utopías. La incertidumbre que define a la realidad,
incluso el descrédito hacia ella, lleva a que se proceda a un sistemático examen de esta, a
un repensar y a un regreso a la Historia en el sentido de aclararla, abriendo nuevas
posibilidades para su exploración.

En la literatura española, a partir de los años 80, vuelven a suscitarse en el campo


literario15 posibilidades para una poética realista, que gana adeptos entre los lectores. Los
nuevos escritores se basan en la literatura de un periodo histórico que fue importante en
sus vidas. Son publicadas en los años 90 novelas bastante importantes en el panorama
literario español16.

Almudena Grandes es uno de esos ejemplos. Tras Las Edades de Lulú, que rompe con
los cánones hasta entonces establecidos, por descripciones sexuales explícitas y después
también de Te llamaré Viernes, que presenta un universo degradado, Malena es un
nombre de tango conjuga la poética de la experiencia17 de Almudena Grandes con la
recreación de la memoria, característica de la novela del final del siglo XX. Encontramos
un narrador-personaje que, aunque esté implicado en la acción, es aún intradiegético, lo
que le permite ofrecer un panorama más vasto, una presencia del mundo exterior. Resurge
una temporalidad conectada a acontecimientos, conjugada con la temporalidad interior.
Volvemos a encontrar “Un plan riguroso de ordenación de material narrativo, se palpa el

15
Pierre Bourdieu.
16
Cf. Capítulo 1.
17
García Montero.

46
esquema, se comprueba una estructura acabada, completa, a menudo circular, que se
puede manifestar de diversas formas: la educación sentimental de la protagonista
(Malena)” (Oleza, 1996 : 10). Encontramos entonces a una narradora que tiene gusto en
contar detalles, sometiendo a los personajes a un mecanismo de análisis interior que
desnuda sus convicciones, examinando sus debilidades, su conciencia 18. En este sentido
Malena es una protagonista que, siendo marginada por su familia, gana un estatuto
diferencial, al compartir su alteridad con el lector19 (Vieira, 2008 : 305).

En Castillos de Cartón asistimos a la libertad de una juventud que rompe con todos los
prejuicios en la época de la movida de los años 80, pero cuyo resultado es la conciencia
de que la libertad total no funciona eternamente. La acción se inicia in medias res, en el
momento presente, y casi toda la obra es un flash-back que nos relata el pasado de sus
personajes, quienes están marcado por haber vivido un triángulo amoroso 20, lo que se
describe de manera detallada por medio de la narración de la vida de los tres jóvenes en
los años 80. Se trata de una descripción mimética (Villanueva, 1992 : 23) que resulta
igualmente nítida en la película homónima de Juan Vicente Córdoba, adaptación de la
obra literaria.

Atlas de Geografía Humana nos presenta a cuatro mujeres unidas por un proyecto
editorial. El texto es un entrelazado narrativo que alterna las voces de las protagonistas,
quienes van contando alternativamente sus experiencias y traumas del pasado: el
adulterio, la maternidad deseada, la frustración amorosa. El libro es un reflejo del mundo
contemporáneo: se multiplican detalles de la topografía urbana, hábitos de consumo que
llevan a la separación matrimonial, así como a múltiples reuniones y encuentros entre los
personajes. El lector asiste a un realismo psicológico en la transmisión de las pasiones y
emociones (Gracia y Ródenas, 2011 : 892) que facilita el acercamiento a las
complejidades intrínsecas de estos personajes, al tiempo que permite comprenderlos –

18
“La indagación, el tanteo, la exploración, la interrogación, la búsqueda, son los emblemas de la
perplejidad del hombre posmoderno, empujado a rastrear en lo real el sentido perdido de las cosas”. (Oleza,
1996 : 11). Aunque el libro contenga bastantes rasgos realistas, como por ejemplo la tentativa de explicar
la razón del comportamiento de Malena, esta figura se integra en el movimiento post-moderno por querer
dar un sentido a su vida. Opinión semejante tiene Nuria Pérez Vicente: “(...) la noción de posmodernismo
está íntimamente ligada al conflicto interno del yo, tanto en su búsqueda como en su reconstrucción”. (2002
: 235).
19
Los personajes serán analizados detalladamente en el capítulo siguiente.
20
Esta analepsis tiene una relación dialéctica con el presente, narrando los conflictos en torno de una
experiencia sexual no común, que está presente en toda la novela. (Cf. Reis e Lopes, 2011 : 30)

47
estando o no de acuerdo con su conducta – y vivir su mundo. En acertadas palabras de
Vieira, “el objetivo es imitar realidades (…) para construir personajes fragmentados,
haciendo públicos sus mundos interiores y sus percepciones subjetivas sobre el mundo”
(Vieira, 2008 : 304).

En Los Aires difíciles, seis personajes cohabitan en un espacio reducido: una urbanización
de verano en Cádiz. El contexto narrativo facilita la construcción de la interioridad
sentimental de cada uno, de sus vicisitudes en el pasado, que se recuperan en analepsis,
formando así una diégesis intimista y socio-histórica que revela tanto los conflictos
individuales como los colectivos. Así ocurre, por ejemplo, con los problemas causados
por la Transición política, lo que justifica las múltiples retrospecciones analépticas del
texto. Sin embargo, el final abierto sugiere que la resolución de esos conflictos
individuales no es completa, dejando que el lector participe activamente como
actualizador del texto (Villanueva, 1992 : 114). Esta acción del lector estará ya
encuadrada no en el Realismo tradicional, sino en el Realismo Post-Moderno. Teniendo
conocimiento del pasado de los personajes, es posible entender su comportamiento,
disculpar alguna actitud exagerada y adquirir – en conjunto con el personaje – una libertad
emocional que permita enfrentar el futuro.

El corazón helado es la historia del olvido de los derrotados en la guerra, en el exilio,


sometidos al abuso de los vencedores del Franquismo. El encuentro de los nietos de los
vencedores y vencidos desencadena una reconstrucción histórica que es también la
reconstrucción de las inquietudes de la sociedad española actual. La efusividad emocional
hace de la novela un homenaje a la memoria de los exiliados y vencidos, donde el ímpetu
de la autora es transmitido a los personajes (Gracia y Ródenas, 2011 :892) y un narrador
omnisciente alterna con un narrador auto-diegético.

Con Inés y la Alegría estamos ante un episodio de guerra detalladamente descrito: el de


la invasión fracasada de la Península por los guerrilleros, a través del Valle de Arán, en
1944. Existe una alternancia entre la información histórica con la fábula de amor y
resistencia a la adversidad de la protagonista femenina.

El lector de Julio Verne nos presenta la vida difícil de Fuensanta de Martos, un pueblo en
la Sierra Sur de Jaén, donde, además de luchar contra la miseria y las intemperies, la
población subsiste resistiendo a la dictadura. Todo ello se presenta mediante la mirada de

48
un niño de nueve años que decide no dedicarse a la profesión de guardia civil, como era
tradición familiar, por entender que eso significaría pactar con el régimen vigente, que es
algo que le abomina.

Las tres bodas de Manolita narra la vida de muchos anónimos resistentes contra todas las
dificultades provocadas por el fascismo: los niños esclavos de Franco, la clandestinidad,
la cárcel, el hambre, la miseria; pero también la solidaridad entre los mismos resistentes.

La realidad actual está expresada en Los besos en el pan, que problematiza narrativamente
la llegada de la crisis. En la novela se habla de asuntos tan consuetudinarios como el paro
o el cierre de muchos servicios públicos, lo que hace que familias que tenían su vida bien
organizada empiecen ahora a luchar para sobrevivir. Se habla también de la nueva
emigración, aquella que se vive en exacta sincronía con la fecha de publicación del texto:
el año 2015. Como pasa en Las tres bodas de Manolita, los personajes que se quedan en
el barrio –el auténtico protagonista colectivo del libro-, no se rinden y siguen luchando,
siendo solidarios con sus vecinos. Las mujeres dejan de buscar un sentido para su vida,
ya que tienen que buscar la supervivencia de su familia y no les queda mucho tiempo para
más. En este libro, Almudena Grandes adopta una técnica narrativa que debe mucho al
Camilo José Cela de La Colmena y al John dos Passos de Manhattan Transfer.

En su último libro, Los pacientes del Doctor García, publicado en septiembre de 2017,
la escritora vuelve a adoptar la misma técnica. Escrito en cuatro años, narra la existencia
de una red que, después de la Segunda Guerra Mundial, ayudaba a los nazis a escapar
hacia Argentina con el apoyo de Franco y de Perón. Dos amigos, el Doctor Guillermo
García (al que se le prohíbe ejercer la medicina por ser republicano) y Manolo Arroyo
(diplomático) intentan infiltrarse en esa red con el propósito de hacer llegar un informe a
las Naciones Unidas, de modo que los nazis sean castigados por su acciones y la ONU
adopte la determinación de intervenir para acabar con la dictadura franquista. Sin
embargo, cuando el informe está listo, ninguna organización muestra interés por él. Pese
a todo, los dos amigos terminan concluyendo que su esfuerzo no fue totalmente en vano,
pues el lector intuye que ello al menos servirá para dejar muestra palpable de una realidad
que habrá de juzgar la historia futura.

El hecho de que la densidad psicológica y ontológica de los personajes (Vieira, 2008 :


301) se ofrezca casi desnuda al lector aumenta el relieve diegético de los personajes, por

49
la importancia concedida a su introspección; y ello favorece el viaje del lector a un tiempo
pasado, viviéndolo intensamente a través de los ojos de los protagonistas. Continúan
siendo de gran importancia en esta novela de Grandes algunas características definitorias
de su narrativa como el énfasis por el análisis histórico y la gran preocupación por recrear
la época de la Guerra Civil. Subsisten, asimismo, en los personajes una actitud de
interrogación perpetua y la búsqueda constante de un sentido para la vida, características
del hombre post-moderno, que busca en la realidad el sentido de las cosas, tal y como
hacen los protagonistas de las obras de Almudena Grandes21.

21
Dejemos que la propia Almudena Grandes defina su Realismo Post-Moderno: “Yo soy muy respetuosa
con la regla de la verosimilitud, o sea, ser leal en el sentido de no traicionar, no manipular el espíritu del
personaje, aunque ciertos lugares por los que este personaje se mueve sean escenarios de ficción. (…) me
puedo inventar que Pasionaria celebró su 45 cumpleaños en un restaurante de Toulouse propiedad de unos
comunistas españoles y Picasso fue a comer con ella. En el Doctor García, uso mucho el personaje de
Negrín, y aquí por ejemplo me invento una misión que nunca existió. (Grandes apud Tayala y Fernández,
2017 : 29).

50
3. La cuestión femenina en Almudena Grandes

Almudena Grandes no se considera una escritora feminista, afirmando no escribir


exclusivamente para mujeres. Sin embargo, su obra no puede desvincularse del hecho de
que se trata de una escritora que describe a las mujeres insertadas en la sociedad de su
tiempo en la primera fase de su obra; en tanto que en la segunda procede a una
investigación histórica profunda para crear a sus personajes, mostrando un especial
interés hacia las mujeres.

Partiremos ahora de una contextualización histórica y literaria, para detenernos en una


reflexión sobre la cuestión de la autoría femenina y llegar, finalmente, a un estudio de los
personajes de la autora.

3.1. Breve reflexión: La Mujer en la Sociedad Española

Los últimos años de la dictadura y la llegada de la democracia provocaron una serie de


alteraciones sociales que transformaron la imagen tradicional de la sociedad española
(López Moreno, 2005 : 245). Una de esas alteraciones sociales tiene que ver con el papel
que la mujer ha venido desempeñando en la sociedad. Aunque existan algunos
comportamientos característicos de épocas pasadas, principalmente entre las
generaciones mayores, es un hecho incontrovertible que la mujer tiene cada vez un papel
más activo en la sociedad y en la toma de decisiones. La Constitución Española de 1978
estableció el principio de igualdad entre hombres y mujeres, lo que ha venido
gradualmente a ser puesto en práctica22. Hoy día, la teoría del género sostiene que hay
que aplicar como herramienta heurística central para analizar la diferencia entre sexos,
tanto el hecho biológico como, fundamentalmente, el hecho social. Este término ya es
aplicado en el Derecho Comunitario, siendo una revolución en las relaciones humanas,

22
De acuerdo con el artículo 14 de la Constitución, “Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda
prevalecer discriminación por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición
o circunstancia personal o social”.

51
políticas y sociales. Y se trata de algo que tiene que ser asumido por todos los actores que
participan en la implementación de las medidas políticas a nivel europeo, nacional y
laboral (Alonso y Furió, 2007 : 7). Durante siglos, sin embargo, la mujer fue confinada al
papel de Ángel del Hogar. En España, la dictadura de Primo de Rivera imponía muchas
limitaciones a las mujeres que conseguían trabajar fuera de su casa. Así se aprecia, por
ejemplo, en las condiciones del Contrato de Maestras de 1923:

“ 1. No casarse, 2. No andar en compañía de hombres, 3. Estar en su casa entre las 8:00


de la tarde y las 6:00 de la mañana, a menos que sea para atender función escolar. 5.
No pasearse por heladerías del centro de la ciudad. 6. No fumar cigarrillos, 7. No beber
cerveza, vino ni whisky. 8. No viajar en coche o automóvil con ningún hombre excepto
su hermano o su padre, 9. No vestir ropas de colores brillantes, 10. No teñirse el pelo,
11. Usar al menos dos enaguas, 12. No usar vestidos que queden a más de cinco
centímetros por encima de los tobillos. (…) 14. No usar polvos faciales, no maquillarse
ni pintarse los labios.” (Contrato de Maestras, 1923).

El Franquismo, además de prohibir a las mujeres cualquier derecho político o económico,


las sujetaba a normas patriarcales muy estrictas (Alonso y Furió, 2007 : 8). Habían sido
eliminadas las leyes igualitarias que procedían de la República y la opinión era controlada
desde Falange. La mujer era esencialmente ama de casa, estando prohibidos el divorcio
o el aborto, e incluso estaba sancionada la contracepción. A nivel educacional, las
escuelas separaban al alumnado por sexos, formando parte del programa escolar
femenino las actividades domésticas. Esta legislación duró hasta los años 70, aunque
había sido flexibilizada con el paso del tiempo. Todo estaba diseñado socialmente de
acuerdo con un plan rígido: la mujer estaba confinada al hogar, en tanto que el hombre
era el responsable del sostenimiento de su familia.

A partir de los años 60, con los cambios sociales ocurridos, tales como la evolución del
sector del Turismo, alguna mejoría en el nivel de vida, el aumento de la población urbana,
o las manifestaciones universitarias, la mentalidad general comienza a cambiar. Así, en
1965 es creado el MDM (Movimiento Democrático de las Mujeres), vinculado al PCE.
Eso será el caldo de cultivo para que después de la Transición puedan florecer varios
movimientos feministas.

Las primeras elecciones libres llevan a una nueva organización en el Estado. Los
movimientos feministas españoles ganan adeptos y una conexión con sus homólogos en

52
toda Europa. En 1976 se crea la Coordinación Feminista, que funda centros de apoyo a la
mujer en todas las comunidades autónomas, donde aconseja a las mujeres sobre el uso de
anticonceptivos y, en caso de necesidad, las orienta sobre los países en los que el aborto
estaba permitido. Como dice la propia autora al respecto:

“A las de mi generación nos educaron para vivir en un país que no existía cuando
llegamos a adultas. (…) Las mujeres de mi edad tuvimos un problema y es que
tuvimos que hacer en un trecho lo que las mujeres del resto de Europa habían hecho
en dos. Porque cuando las madres de las alemanas, de las italianas o de las
francesas estaban quemando sujetadores, las nuestras tenían un código penal de
1851 y no podían heredar sin el permiso de su marido y no podían trabajar
legalmente (…)” (Grandes apud Talaya y Fernández, 2017 : 35/6)

En 1978 un tema toca a la opinión pública de manera importante: el juicio en Bilbao de


once mujeres acusadas de realizar un aborto23. Estas mujeres, de baja condición socio-
económica, tenían varios hijos y vivían en una situación precaria. De acuerdo con la ley
en vigor, podrían ser condenadas hasta a doce años de prisión. Este caso originó una fuerte
movilización social de varios movimientos feministas, que aprovecharon oportunamente
la ocasión para debatir sobre la cuestión del aborto, manifestarse en las principales
ciudades españolas y recoger firmas a favor de la legalización de la interrupción del
embarazo, contando con el apoyo de importantes figuras públicas. Finalmente, el aborto
será despenalizado en 1985.

Tres años antes, en 1982, con la victoria del PSOE se comienza a poner en práctica una
política de igualdad de sexos, llegando a implementarse una política de cuotas en el
Parlamento, inicialmente del 25% de mujeres y, más tarde del 40%. En los años 80 y 90
del siglo pasado, una serie de medidas protectoras de la maternidad y contra la violencia

23
http://arainfo.org/2012/08/29-anos-despues-la-lucha-por-el-derecho-al-aborto-continua/

53
doméstica son implementadas y puestas en práctica. En 1999 es publicada la ley que
permite escoger el orden de los apellidos, en vez de la imposición tradicional: apellido
del padre, seguido de apellido de la madre.

El regreso del PP al poder en 1996 no produce grandes retrocesos en este campo, pues la
igualdad entre hombres y mujeres se había consolidado con la entrada de España en la
entonces Comunidad Económica Europea (1986). A día de hoy son más mujeres que
hombres las que estudian en las universidades. Sin embargo, el número de profesoras
catedráticas, así como de mujeres que desempeñan posiciones de liderazgo es
sustancialmente menor en comparación con el de los hombres.

54
3.1.1. Representación literaria de lo femenino

Tal como acontece a nivel social, también a nivel literario la representación de la mujer
va sufriendo alteraciones. A finales del siglo XIX, con la corriente realista, la mujer deja
de ser un ser etéreo -ángel o demonio- para pasar a ser una mujer real. Los personajes se
van construyendo con mayor complejidad. En La Regenta, Ana Ozores ya es una figura
sólidamente constituida. Su adulterio está justificado por las ausencias del marido, el
cortejo de Álvaro Mesía y por su aislamiento.

El siglo XX asiste a grandes alteraciones sociales: “Da la sensación de que todo ha


seguido un camino que no tiene retorno” (Diezma, 1998 : 20). El teatro de Federico
García Lorca ofrece un nuevo retrato de la esencia femenina. Su obra de teatro, Yerma,
un drama rural, presenta la maternidad como deseo exclusivo de la mujer, como un modo
de que esta pueda sentirse completa, y desde esa nueva perspectiva se presenta el
desenlace trágico, el homicidio de su marido, como consecuencia de la falta de deseo de
paternidad por parte del este.

La casa de Bernarda Alba describe el luto y el fanatismo religiosos que culminan en la


muerte de una de las hijas de Bernarda. Adela, su hija menor, se relaciona
sentimentalmente con Pepe el Romano, novio de su hermana mayor (pero únicamente por
tener interés en su dote). Al final de la obra, al descubrir esta relación, Bernarda intenta
matar a Pepe, en tanto que Adela se suicida ahorcándose. La única preocupación de
Bernarda es que todo el pueblo piense que su hija falleció virgen. El mantenimiento de la
apariencia domina la casa de Bernarda Alba y, como indica el subtítulo de la obra, es un
drama en los pueblos de España.

En los años 70, tras la Transición, se pasa página en lo referente a la creación de


personajes femeninos que ya no obedecen a lo que la sociedad espera de ellas, sino a una
diversidad de perspectivas. La súbita emergencia de una nueva generación de autoras que
están interesadas por aclarar muchas de sus propias actitudes por medio de la literatura
determina nuevas formas de narración, como es la profusión del recurso a la narración en
estilo indirecto libre, lo que permite que el lector entre en la conciencia misma del
personaje y, consecuentemente, entienda su conducta. Según Dupláa:

55
“Gracias a los nuevos aires políticos del movimiento feminista organizado y a la
existencia de mujeres creadoras, podemos vislumbrar un discurso literario que, si bien
que es ficción, no deja de tener relación con la Historia, entendida como realidad
transformable. (…) Nos encontramos ante una literatura testimonial que, a través de la
experiencia propia, busca unas señas de identidad para además de estar y existir,
conseguir ser”. (Dupláa, s/d : 3)

Tras el viraje del siglo XX, en que la literatura se caracteriza por movimientos
vanguardistas que presentan una ruptura radical con el Realismo24, nos parece que la Post-
Modernidad del siglo XXI no está interesada por crear rupturas tan abruptas y hasta
recupera elementos del movimiento realista. Como afirma Umberto Eco:

“La vanguardia histórica (...) intenta ajustar cuentas con el pasado. (…) La vanguardia
destruye el pasado, lo desfigura (…) Pero llega el momento en que lo moderno consiste
en reconocer que, puesto que el pasado no puede destruirse –su destrucción conduce al
silencio-, lo que hay que hacer es volver a visitarlo, con ironía, sin ingenuidad. La
vanguardia (lo moderno) no puede ir más allá, porque ya ha producido un metalenguaje
que habla de sus imposibles textos” (apud Pozuelo, 2004 : 43).

Las crisis ideológicas surgidas de las guerras y postguerras facilitan el respeto por todas
las formas de arte, por lo que ya no se torna tan necesario que el arte rompa patrones
preestablecidos. Persisten, sin embargo, algunas características de la Post-Modernidad,
como la muerte del héroe en su sentido tradicional. Así, en lugar de al héroe se enfatiza
al individuo urbano, aislado, sometido a un proceso de introspección. “Una narrativa de

24
“Las vanguardias son movimientos que ponen en tensión el arte mismo y al tensar tanto su arco
promueven una reflexión sobre la propia actividad. (…) La vanguardia de comienzos de este siglo nace
como teoría, pero también como una forma de ver el mundo. Pretendía influir sobre la realidad, pero su
ideología era al mismo tiempo concorde con la época en que se desarrolla. El futurismo o el surrealismo
realizaban una celebración con la sociedad industrial, magnificaban los aspectos de la modernidad y los
dilataban hasta asumirlos como nuevos mitos. Estábamos en un momento en que la máquina era celebrada
y el arte pudo abrazar el progreso como parte de sí mismo. Pero sobre todo resalta del futurismo y el
surrealismo su optimismo por intervenir artísticamente, desde la teoría y la realización formal, en la vida
práctica. Sentían hallarse en los albores de una nueva humanidad en que la estética adquiría ambición
revolucionaria. Justo todo el optimismo que la guerra mundial vendría a quebrar definitivamente,
desterrando al artista de la ilusión utópica de intervenir en los procesos que constituyen el orden de la
realidad y de la sociedad. Le quedó al arte el consuelo de su valor testimonial, pero poco más. (…)”
(Pozuelo, 2004 : 17 – 37).

56
lo privado, de lo íntimo, está ocupando el centro dominante hoy” (Pozuelo, 2004 : 50).
En palabras de Pozuelo-Yvancos:

“Donde más a gusto se mueven los nuevos autores, en efecto, en ese dominio en que el
individuo en entornos familiares, en especial de la ciudad, es solo él mismo y está solo
consigo mismo, por determinantes que sean las circunstancias externas... Ese dominio
en que los datos y los factores objetivos se hacen incertidumbres, problemas,
sentimientos, fantasías estrictamente personales y el mundo consiste en la huella que las
cosas dejan en el espíritu” (F. Rico apud Pozuelo, 2004: 50)

Existe también una ruptura con cierto tipo de narración, perteneciente casi en su totalidad
al narrador omnisciente, para dar lugar a una “multi-discursivización” en que la palabra
y la perspectiva dejan de ser exclusivamente del autor-narrador para que se conviertan en
un bien pluralizado, repartido (Pozuelo, 2004 : 24):

“Un buen número de novelistas contemporáneos escriben novelas de finales de siglo XIX,
aunque con un lenguaje de mitad de siglo y con personajes y situaciones muy
contemporáneas. Esto se ha acentuado en los comienzos del siglo XXI. La literatura
predominante hoy no está siguiendo técnicamente en sus formas, ni en la grandeza de su
ambición, ni en el compromiso con el lenguaje propio, la estela de Joyce o de Kafka, de
Valle-Inclán o de Samuel Beckett. Trabajar la literatura a una media distancia, concebir
la creación en términos de simple conservación del público y ganarse su benevolencia
para con las convenciones ya conocidas parece ser el destino predominante de la
literatura narrativa de finales del XX y comienzos del actual siglo. (…) la novela de hoy
no podría entenderse sin lo que ha supuesto el complejo contexto que se ha denominado
“Posmodernidad”, lo que no quiere decir que todas las novelas y proyectos literarios de
cierta consistencia respondan a ese paradigma (…) Las tradiciones narrativas de Juan
Marsé, Jiménez Lozano, Luis Mateo Díez, Almudena Grandes, Pérez-Reverte, Muñoz
Molina, cada uno en su ámbito propio y buena parte de ellos con muy comunes principios
de solidaridad con la estirpe memorialista, más bien suponen una resistencia a los
principios que inspiraron la vanguardia estructuralista, como también el desengaño
posmoderno”. (Pozuelo, 2004 : 37/38).

En lo que toca a la forma, la literatura post-moderna no es vanguardista, sino más bien


tradicional, por la importante presencia que tiene la actualidad en los ambientes descritos.
En este contexto, los personajes femeninos han ganado protagonismo en la última
literatura española por ser portadores de una realidad diferente. En la narrativa post-
moderna, la mujer oscila entre su emancipación liberadora y la frustración, entre la
57
soledad y la firme negativa a rendirse, de modo que las figuras viven en una búsqueda
permanente de su realización a todos niveles.

En la obra de Almudena Grandes predominan los retratos psicológicos femeninos. Sus


personajes femeninos están muy bien trabajados, aunque ofrecen un panorama triste de
la mujer (Valenzuela Cruz, 2009 : 3), toda vez que, siendo figuras que aparentemente
poseen todo lo necesario para ser felices, viven en una angustia permanente buscando su
propia identidad. La crisis de la mujer al alcanzar la madurez lleva a la inquietud de los
personajes, que viven en un eterno conflicto entre la manera en que fueron educadas y su
particular modo de pensar, oposición esta que no se logra conjugar armónicamente. El
hecho de pertenecer a una generación de mujeres que ya destaca en el mundo profesional,
las deja divididas entre la vida familiar, personal y profesional, lo que las lleva a romper
con los cánones en que crecieron. Sin embargo y paradójicamente, la emancipación no es
un sinónimo de victoria, sino fuente de grandes frustraciones, porque las protagonistas
femeninas de Grandes se mueven en un territorio que tienen que desbravar continuamente
sin que ello les reporte ningún tipo de realización personal. Estas mujeres buscan su lugar
en la sociedad, pero no logran encontrarlo de manera satisfactoria. En algunos casos, la
frustración hace nacer sentimientos de compensación. Así, por ejemplo, para Lulú, el
desamor de su madre es compensado a través de una vida sexual desenfrenada. Sara
Gómez, de Los aires difíciles, intenta superar su frustración, provocada por una infancia
lujosa transcurrida en la frialdad de la casa de su madrina, acudiendo a visitar a sus padres
únicamente los fines de semana. La situación se invierte cuando alcanza los dieciséis años
y su madrina la devuelve a sus padres. La inadaptación será una constante en su
existencia. Después de vivir un periodo dominado por el alcohol, decide romper vínculos
con su madrina, tras lo que adquiere una vivienda en la costa gaditana, esperando que los
vientos de la región lleven consigo todos sus traumas.

Raquel, de El corazón helado, empieza por querer vengar a su abuelo, exiliado


republicano. Ese sentimiento de revancha la lleva a un viaje hacia el pasado y al encuentro
del nieto del malhechor de su abuelo.

Mercedes Valenzuela Cruz (2009 : 7) afirma que “Leer a Almudena Grandes es penetrar
en las profundidades del ser humano y encontrarnos en cada personaje”. De hecho, la
construcción minuciosa de cada figura y el hecho de ofrecer todo el flujo de conciencia
de sus protagonistas lleva al lector contemporáneo, por vivir una realidad semejante, a

58
identificarse con los personajes y a reflexionar sobre los mismos asuntos. La intensidad
sentimental y narrativa utilizada es tal que crea una relación de empatía con los lectores
(Gracia y Ródenas, 2011 : 890).

Las protagonistas de Almudena Grandes son, generalmente, mujeres con características


próximas a las suyas: determinación en su voluntad de ser libres y en la materialización
de su deseo de independencia intelectual. Con la creación de sus personajes, la autora
analiza su experiencia emocional, lo que confiere realismo a las figuras. El hecho de que
la acción de sus libros coincida con la época en que son publicados, a excepción de los
que tienen como escenario la Guerra Civil, unido a la circunstancia de que buena parte d
estas acciones ocurran en la realidad cotidiana y describan los conflictos sentidos por los
personajes, provoca la identificación de los lectores y las lectoras con sus figuras.

59
3.2. La condición femenina: proceso de representación ficcional

En los capítulos siguientes intentaremos problematizar la cuestión de la existencia de una


escritura y una identidad femeninas por parte de las figuras de Almudena Grandes. Pese
a la dificultad de alcanzar conclusiones absolutamente definitivas, no es difícil inferir
que, no siendo nuclear, el hecho de tratarse de una mujer que escribe sobre mujeres, no
es totalmente ajeno a la cuestión de los vínculos de identidad entre la escritora y los
personajes femeninos por ella creados.

3.2.1. LA AUTORÍA FEMENINA

Defiende Amparo Serrano que existe una “contra-estética feminista (…) que cuestiona la
neutralidad de la cultura dominante y es un modo de desafiar el sistema masculino como
un sistema de conocimiento que necesita ser de-construido” (Serrano, 2000 : 98). La
cuestión en torno a la existencia de una autoría femenina ha sido objeto de varios análisis.
Biruté Ciplijauskaité, en su libro La novela femenina contemporánea (1970–1985), opina
que la mujer tiene una forma personal de expresarse y aún que su escritura sintetiza la
conciencia femenina y expresa su interior, lo que podrá adquirir varios enfoques de
análisis. Defiende también que la autora puede intentar recuperar su conciencia amputada
socialmente, familiarmente (…), de modo que busca su identidad a través la escritura
(1994 : 23). La toma de conciencia de su identidad surge por medio de la memoria y
compartiendo su complejo mundo interior.

A través del análisis de varias obras publicadas entre 1970 y 1985, la autora concluye que
la escritura femenina acontece generalmente en primera persona, no en la voz de un
narrador omnisciente, sino en la voz de alguien que se encuentra en formación (1994 :
206). También plantea que no existe una estructura definida, habiendo compases
silenciosos, que reflejan el interior de las figuras, de modo que el silencio insinúa lo
reprimido.

Sin embargo, para Almudena Grandes, que se define a sí misma como novelista, no existe
una literatura femenina. Confiesa escribir para ella misma (Añover, 2000 – 2001 : 2) y

60
defiende que construir una obra literaria es dar una visión personal del mundo. Como
aclara la propia autora:

“Es posible que la realidad no sea la misma para un hombre y para una mujer, pero la
diferencia es mucho mayor cuando la mira una mujer pobre y una mujer rica. La
escritura tiene género, pero también tiene edad, nacionalidad, color, carácter, etc. (…)
si se me clasifica como escritora femenina, se me tiene que clasificar también como
escritora morena, alta, madre de un hijo y una hija, primogénita de cuatro hermanos,
etc., porque todo eso soy” ( ibidem)

Esta es la opinión de muchas autoras escritoras contemporáneas que rechazan la


existencia de una categoría de literatura femenina, por parecer más una estrategia
comercial que la realidad. En similares términos se expresa Pilar Galán:

“Pretender que solo las mujeres escriben de emociones es de ignorantes. (…) Se dice
también que las mujeres normalmente solo escriben de sí mismas. Yo no estoy de
acuerdo. (…) yo (…) soy mujer, pero también soy la suma de mi lugar de nacimiento, de
mi fecha de nacimiento, de mi familia, de mis amigos, la gente que quiero, mi trabajo,
mis estudios, mi altura, mi peso, mi nacionalidad. (…) me molestaría (…) que me
encasillaran como escritora femenina, extremeña, treintañera, profesora, licenciada en
clásicas, más bien bajita y española.” (Galán apud Fernández García y Pardo
Fernández, 2004 : 98)

Para la escritora Pilar Galán, como vemos, el género no determina la manera de escribir
en mayor medida que cualquier otra característica asociada a la escritora. Lo que
encontramos en la escritura de Almudena Grandes, sin embargo, son algunas de las
características que Biruté Ciplijauskaité señala como más frecuentes en la literatura
escrita por mujeres: narrador en primera persona, el personaje femenino en busca de su
identidad o conflictos sociales y familiares que conciernen en especial a las mujeres. Pero
no existe una conciencia en la autora de escribir exclusivamente para mujeres, de modo
que la preocupación por retratar conflictos vividos especialmente por mujeres puede tener
una razón sociológica, basada en el interés por testimoniar los conflictos de una
generación que experimentó cambios profundos en la condición femenina.

61
A partir de El corazón helado la identificación estará en el descubrimiento de un pasado
reciente, que forma parte del lector común, pero que era, por lo menos en parte,
desconocido, sirviendo las figuras noveladas al propósito de contar la historia. Ya no se
trata de la simple introspección de los protagonistas, sino de ir al encuentro con sus raíces,
ocultadas por pudor y/o voluntad de no despertar fantasmas del pasado, de modo que esta
novela inaugura otra forma de escritura que se centra no en la construcción de personajes,
sino en la reconstrucción de la Historia. A este respeto resulta muy reveladora la opinión
de la profesora María Jesús Fernández García:

“Escribir como mujer es una opción consciente de muchas autoras, especialmente de


aquellas simpatizantes o comprometidas con el movimiento feminista u otros
movimientos de defensa del multiculturalismo o de la diferencia. (…) En la escritura de
estas autoras (…) son más visibles algunos (…) si no todos los rasgos que se han venido
considerando como caracterizadores de la autoría femenina. (…) Las etiquetas son cosas
de críticos y los estudiosos, que dedican sus días a diseccionar la obra literaria y, como
tal, se dan a posteriori. El creador es y debe ser siempre un artista, felizmente libre de
tales pre-juicios”. (Fernández García, 2004: 111/112)

62
3.2.2. Las voces narrativas femeninas

“Que querem que vos diga? Que sou um narrador digno da vossa confiança? Que estou aqui
para contar toda a verdade e nada menos que a verdade? O problema da “verdade”, claro
está, é que constitui uma artimanha que só funciona enficção; a realidade não tem qualquer
verdade, uma vez que depende do ponto de vista do observador. O ponto de vista é a condição
primeira da narrativa e a narrativa a condição primeira da ficção”.(João Tordo, 2010 : 24)

Tras el final de las vanguardias, después de las Guerras Mundiales, después de Auschwitz,
y la consiguiente pérdida de confianza en el ser humano, pareció que el arte no tenía ya
ninguna palabra que decir, habiendo dejado de interesar al lector que se pretendía
protagonista. En España, después de la muerte de Francisco Franco, el 20 de noviembre
de 1975, surge una primera literatura libre, marcada y justificada por la ansiedad de algo
nuevo, sin censura y llena de carga ideológica e influenciada por los escritores hispano-
americanos. En esas circunstancias, a mediados de los años 80 emerge una nueva
generación de escritores, ya libre de prejuicios y sentimientos de venganza post-
franquista que empiezan a construir una literatura más sólida, recogiendo elementos de la
tradición española. La literatura de esa época se caracteriza por buscar la universalidad y
crear mundos y personajes que reflexionan sobre su propia condición. Sin perder su
sentido lúdico, la creación literaria se convierte en una investigación sobre el ser humano
(García Galiano, 2004 : 2).

En un contexto como este, la obra de Almudena Grandes no es una excepción. En ese


sentido, la permanente lucha interior es más visible en Te llamaré Viernes, obra en donde
el universo novelesco es presentado de un modo que resulta de difícil comprensión para
el lector. Es el libro que más atención exige por la manera fragmentada de presentar el
universo. Todas las demás novelas presentan una estructura de más fácil comprensión.
Pero en todas ellas permanece, sin embargo, una mezcla de realismo y ficción en las
historias de cada personaje, desde el excesivo apetito sexual de Lulú, pasando por la
representación de la figura materna casi siempre negativa y que causó esta ansia de

63
búsqueda de sentido de los protagonistas, hasta el personaje casi fantástico de la madrina
de Sara Gómez, que decide adoptarla y, súbitamente, entregarla a sus padres; así como
también personajes como Juan Olmedo con la historia de la pasión por su cuñada, lo que
lo lleva a cometer homicidio, del cual sale impune.

A partir de El Corazón helado (2007) existe una preocupación por parte de la autora de
narrar de forma real o realista, pero no de acuerdo con las coordenadas tópicas del
realismo decimonónico. Se trata más bien de una novela histórica. Y, como tal, la autora,
ella misma licenciada en Historia, procedió a realizar una serie de entrevistas a
supervivientes de la Guerra Civil antes de construir sus personajes, habiendo empleado
cuatro años para concluir la escritura de su obra magna. Tras el éxito de este libro, sigue
Inés y la Alegría (2010), que tiene como base argumental la invasión del Valle de Arán,
donde se mezclan elementos reales, tales como la reconquista española o las condiciones
de las prisioneras en la época de Franco, con otros totalmente ficcionales como es la
propia historia de Inés, en donde destaca sobremanera que una chica de una familia
acomodada decida huir a caballo (imagen romántica) al encuentro de los revolucionarios,
o también su actividad sexual desenfrenada (semejante a la de Lulú) después de los
combates de los guerrilleros. Juntamente con todo ello, a medio camino entre lo real y lo
ficcional, se podrían mencionar la aparición de figuras históricas como Jesús Monzón o
Dolores Ibárruri, La Pasionaria, personajes del libro que coexisten con otros personajes
de acuerdo con la perspectiva de la autora en su creación novelesca.

En la cultura de masas actual, el lector es también juez con poder para dictar la sentencia
que confiere calidad a los artefactos literarios de su época. De acuerdo con ello, la
descripción sexual es un producto que vende, por lo que es útil incorporarla en las obras
literarias como garantía de éxito. También aparece con la intención de tratar sobre temas
tradicionalmente censurados y que, en el presente, se corresponden con una libertad
sexual experimentada socialmente en época reciente, considerando además que la
sociedad española se encuentra en una situación de profunda ignorancia en lo que respeta
a su pasado más inmediato. Es por eso que con el final de la dictadura surgió un ansia de
aprovechar la vida, que lleva en ciertas ocasiones a un cierto enterramiento del pasado (o
de ciertos aspectos del pasado). La combinación de la novela histórica con varias de las
características de la Post-Modernidad atiende, de manera general, a las necesidades
principales de la sociedad española actual.

64
En la narrativa de Almudena Grandes predomina la narración en primera persona. Por
medio de este recurso, la escritora desnuda el flujo de conciencia de los personajes,
haciendo que el lector adquiera, desde el inicio, empatía hacia los personajes, ocurriendo
además que esta voz en primera persona corresponde casi siempre con un personaje
femenino. De acuerdo con eso, a través de Lulú, Malena y de los personajes de Atlas de
Geografía Humana tenemos acceso a su historia, que va a justificar su manera de pensar.

Los aires difíciles (2002) marca la introducción de un narrador omnisciente que cuenta la
historia de Sara Gómez y de los restantes personajes. En El Corazón helado (2007) existe
una fusión de voces narrativas: el narrador omnisciente, que narra lo pasado a las
generaciones anteriores, alterna con la corriente de conciencia de los personajes
contemporáneos, lo que crea un notable efecto de suspense en el lector. Añade además
datos que llevarán a un final inconcluso, con la reflexión de Álvaro Carrión sobre la
naturaleza humana, que no es contestada por su madre, quien se limita a referir la próxima
fiesta que va a organizar.

En Inés y la Alegría (2010) son tres las voces narrativas: Inés, Galán y la propia
Almudena, como ella aclara en las “indicaciones” que escribe al final – recurso este que
resulta algo innovador en su obra. Había ya iniciado un contacto con el lector en El
Corazón helado, al escribir un postfacio en el cual describe su proceso de escritura. Al
final de Inés y la Alegría recomienda algunas formas de leer el libro. Como la propia
autora afirmó en el Coloquio Almudena Grandes, el libro puede ser leído de diversas
maneras: 1) siguiendo las páginas, 2) alternando las voces narrativas o 3) siguiendo la
voz de Inés, la de Galán o la de la narradora. Si esto puede causar alguna dificultad en la
lectura, también se obtiene una visión más heurística de la obra. El final de Inés termina
igualmente con una nota amarga. Después del encuentro de los resistentes a la dictadura
de Franco, ya en Madrid, en libertad y cerrando un ciclo –la cocinera de Bosost empieza
y termina en la cocina haciendo rosquillas–, parece que los ideales que motivaron a Inés
han desaparecido. Considera entonces que su lucha ha valido la pena, pero la noticia que
lee sobre los combatientes la deja desconsolada hasta tal punto que decide no hacer más
ninguna rosquilla (con el importante simbolismo que adquiere esta dejación consciente).

Los ideales de cambio de Nino y Pepe (de El Lector de Julio Verne, 2012) son aniquilados
cuando no logran por la vía política ser diputados. Se atisba entonces la enseñanza clara
de que en la sociedad moderna caen los ideales de otro tiempo en que, para cambiar el
mundo, cualquier sacrificio valía la pena.
65
En Las tres bodas de Manolita (2014) un narrador en primera persona, Manolita en sus
buenos tiempos, alterna con un narrador omnisciente capítulo a capítulo. Como lectores
tenemos acceso a la corriente de pensamiento de los personajes en los momentos
importantes de sus vidas y conocemos igualmente las características del contexto en que
se insertan.

Los besos en el pan (2015) es un libro cuya acción coincide con la época actual. El
protagonista es un barrio de Madrid y sabemos, capítulo a capítulo, cómo va reaccionando
cada personaje ante la crisis económica que atravesamos. El final es inconcluso, pues la
acción es coincidente con la época en que vivimos y al conectar con el hoy y el ahora se
marca una continuidad en paralelo al final abierto de la novela.

En Los Pacientes del Doctor García (2017) nos encontramos de inicio ante un universo
predominantemente masculino, toda vez que se trata de un libro de espías. Pero aparece
luego una serie de personajes femeninos que son descritos por el narrador a través de sus
acciones. Tal es el caso de Clara Stauffer, la nazi que existió realmente y las demás
protagonistas femeninas: Amparo, la primera novia (falangista) de Doctor García, Meg
Williams, la diplomática, María Aránzazu, una joven mujer “casi republicana” y Experta,
la empleada.

Como se puede apreciar, existe una preferencia por parte de la autora por las voces
narrativas femeninas. Además de eso, cuando la voz narrativa es omnisciente y no
marcada en cuanto a su género, parece haber una preferencia por los personajes
femeninos, lo que demuestra que la autora lleva a cabo en su obra una auténtica
indagación sobre la figura de la mujer española en su historia reciente, retratando los
cambios de la post-modernidad a partir del análisis de lo femenino. Esta preeminencia
justifica el análisis que se sigue.

66
3.3.3. Identidad individual y colectiva

Después del final de la dictadura franquista, se inicia una época en la que se torna
necesario consolidar la identidad femenina que, si bien había ganado derechos, había
perdido contornos, totalmente definidos en la época de Franco por la moral católica.

Conquistada la igualdad de derechos en el ámbito de la sociedad española, los personajes


femeninos buscan su identidad, partiendo de presupuestos distintos de los sociales y de
las miradas masculinas. Lulú, Manuela, Malena, las cuatro colaboradoras de Atlas de
Geografía Humana, Jose y Sara Gómez regresan al pasado, como medio de descubrir
quiénes son y como manera de integrarse socialmente. Recurren a la psicología y –
esencialmente– a compartir sus pensamientos con el lector, que se encuentra en una
situación semejante -si pensamos en un lector coetáneo a la publicación de las obras- en
su contexto cultural, que siente una fuerte empatía hacia ellas.

A partir de El Corazón helado, y dada la construcción de los personajes a partir de


entrevistas hechas por la autora, la identificación surgirá con las personas que vivieron el
franquismo, con los personajes o con la época narrada. Para las generaciones más jóvenes,
el conocimiento de un pasado reciente, tema de conversación evitado - por
desconocimiento, pudor o melindre en hablar de él - contribuye a reforzar su identidad.

Producto de su pasado reciente, los personajes de Almudena Grandes no se sienten


integrados en la sociedad. Pero no se rinden, buscándose a sí mismas antes que adoptar
los modelos de conducta que de ellas se esperaría. No se apuntan soluciones, quizás dejar
la gran ciudad, como Sara Gómez, o seguir el consejo de la abuela Anita, cuando
recomienda a Raquel que no genere ni albergue sentimientos de venganza.

Después de las novelas cuya acción ocurre en la Post-Modernidad, se sigue un conjunto


de novelas históricas. En el ínterin entre unas y otras, la sociedad cambió, viviendo
actualmente en lo que se denomina Paramodernidad o Transmodernidad 25. Antes de la

25
Término utilizado por primera vez por la filósofa Rosa María Rodríguez Magda en 1989, en su obra La
sonrisa de Saturno (Barcelona, Anthropos). “La Transmodernidad presenta un modelo global de

67
publicación de Los Besos en el pan (2015) nos preguntábamos cómo serían los próximos
personajes de Almudena Grandes cuya acción transcurriese en el Presente, y cómo serían
leídas las novelas “post-modernas” de Almudena Grandes en el momento actual. En una
época en la que los recursos financieros vuelven a ser menores, la preocupación
existencial corre el riesgo de ser menos entendida. Es cierto que en las primeras novelas
existe una lectura generacional y hay sentimientos independientes del tiempo y del
espacio. Por otro lado, la visión de la Post-Modernidad también va sufriendo mutaciones.
Así, de ser considerada una época “sin valores” o entenderse como un período “de
abundancia y sin preocupaciones”, pasa paulatinamente a ser entendida como un tiempo
complejo en el que se recuperan simultáneamente valores como la solidaridad y la
resistencia a la adversidad, como se puede vislumbrar mediante el análisis pormenorizado
de los personajes femeninos construidos narrativamente por Almudena Grandes.

comprensión de nuestro presente, aportando apreturas de desarrollo a todos los niveles, sin falsas clausuras
gnoseológicas o vivenciales”.

68
4. Los personajes femeninos de Almudena Grandes

69
4.1. Los personajes femeninos de Almudena Grandes

En la construcción de los personajes de Almudena Grandes destacamos dos ciclos


delimitados, cuya estructura vendría marcada por la obra de 2002 Los Aires difíciles
(Andrés-Suárez y Rivas, 2012 : 9), que hace de cesura o punto de inflexión. El primero
de estos ciclos abarcaría a las mujeres de sus cuatro primeras obras y un libro de cuentos,
publicados entre 1989 y 1998. En ella se lleva a cabo un retrato de las mujeres de su
propia generación, jóvenes del Tardofranquismo que crecieron con la movida. El segundo
ciclo aborda la memoria histórica mediante enredos más complejos, con varios ejes,
narradores y perspectivas. La propia autora, consciente de este cambio, explica la razón
y el sentido de su evolución:

“Aquella tarde de la primavera de 1997 (…) comprendí que mis cinco primeros libros
(incluyo también Atlas de geografía humana, aunque aún no la hubiera terminado) no eran
uno solo, pero sí tenían un solo tema. Hasta aquel momento, yo solo había escrito sobre
mi generación: personas de mi edad, que habían vivido en mi ciudad, en mi país, durante
los mismos años en los que había transcurrido mi propia vida. Todas las historias que
había sido capaz de contar hasta ese momento encajaban sin dejar huecos, ningún
resquicio que permitiera atisbar un mundo diferente, con una sola excepción de la que me
ocuparé en su momento. Había mirado siempre, si no hacia mí misma, si hacia mis iguales,
y había examinado su existencia desde todas las perspectivas posibles, desmenuzando los
conflictos de su identidad, sexuales, amorosos, familiares, sentimentales, ideológicos,
políticos, laborales, económicos, genéricos y sociales, hasta comprender que ya no tenía
nada más que contar de mí, ni de ellos. (…) Hasta que me cansé de mirarme el ombligo”.
(Almudena Grandes apud Andrés-Suárez y Rivas 2012 : 14 – 24)

Empieza entonces una nueva fase:

“Tercera persona en lugar de primera (…) a partir de Los aires difíciles, he planeado
cada novela a mano, con una pluma estilográfica y un cuaderno, antes de sentarme a
escribir la primera palabra ante la pantalla del ordenador. El proceso es siempre el
mismo, aunque se haya ido perfeccionando con el tiempo. Primero, escribo la historia
de cada uno de los personajes. Luego, procuro completar una cronología con sus
correspondientes equivalencias, en la que integrar cada una de esas historias. Entonces
llega el momento de afrontar la decisión más importante, que consiste en hallar una
estructura capaz de ordenar y sostener todo ese material. Cuando (…) doy con la
estructura buena, todavía tengo que tomar un montón de decisiones, número y naturaleza

70
de los ejes narrativos, juegos de perspectiva, dosificación de los elementos que
intervienen en la trama, el tono de la narración, su ritmo, su velocidad, su intensidad,
sus parentescos. (…) Y solo después escribo la primera palabra” (Almudena Grandes
apud Andrés-Suárez y Rivas, 2012 : 21 – 23).

Los personajes femeninos de Almudena Grandes se caracterizan por la eterna


inseguridad. Como afirma Mercedes Valenzuela, “la idea de libertad, soledad, pasión y
frustración han conformado un paisaje en el que la mujer ocupa un lugar preferente. (…)
sus [de Almudena Grandes] personajes femeninos están muy bien trabajados, pero (…)
ofrece un panorama muy triste de la mujer” (Valenzuela, 2009 : 1-2).

Habiendo España pasado la Guerra Civil, la dictadura franquista y los años post-
transición, y viviendo en una coyuntura de libertad y desarrollo, donde no hay que luchar
por la supervivencia, las mujeres no valoran este hecho, al revés, viven encerradas en sí
mismas, alimentando a sus propios fantasmas. Esta actitud viene al encuentro de la
posición defendida por Vilar (apud Ilie) en AAVV (1995 : 27) “Nunca los españoles han
estado tan vacíos de entusiasmo ideológico”. Característica de la literatura post-
moderna es el hecho de que los protagonistas son seres desvalidos e inseguros, lo que
confiere realismo a los personajes, como reflejo de la sociedad. El final de la utopía
prometida con la instauración de la democracia parece dejar un vacío de ideales que el
hedonismo no consigue resolver. Situándose, en su mayoría, en los treinta años o rozando
los cuarenta, pertenecen a una generación de mujeres que tiene que superar conceptos
de culpa y perversión26, como forma de encontrar su propia identidad, aunque esta se
desvíe de lo que es socialmente esperado. Esta crisis de la mujer en la madurez (...) lleva
al desasosiego de las protagonistas que se enzarzan en un eterno conflicto entre sus
creencias y el régimen educacional en el que han crecido27. Además, en la vida actual la
mujer deja de ocupar un lugar secundario dentro de la sociedad y comienza a tener voz
propia (Montero apud Valenzuela, 2009).

La emancipación de la mujer comporta una serie de exigencias de éxito profesional,


familiar y personal, algo muy difícil de alcanzar y mantener en equilibrio. La estructura
familiar española también sufrió alteraciones. La necesidad de superar carencias básicas

26
Grandes apud del Olmo, 2000 : 292.
27
Como refirió Almudena Grandes en el Coloquio Almudena Grandes en Nêuchatel, “las mujeres
representan la Transición mejor que los hombres”. Azucena Mollejo añade que “En España, este deseo de
liberación nunca ha preocupado demasiado a los hombres, quienes no se oponen a los cambios, siempre y
cuando “en casa” todo continúe “como Dios manda”, como si siguiera válido en la actualidad el artículo
57 del código civil español franquista, que decía que el marido debía proteger a su mujer y ella obedecerlo,
obligando a las mujeres a tener tres papeles diferentes: el de madre, esposa y profesional” (2002 : 121).
Destáquese que sigue existiendo una diferencia entre la ley escrita y la realidad (Alberdi, 1999 : 58).

71
dio lugar al deseo sin freno de libertad y diversión. El pasado es desconocido y el futuro
incierto, lo que lleva a una ausencia total de raíces y expectativas. Como afirma
Lipovetsky, “se vive una cultura del efímero” (apud Alberdi, 1999 : 42).

Este sentimiento de inquietud permanente lleva a que las mujeres se sientan cada vez más
solas y que tengan maneras distintas de solucionar esta cuestión. En palabras de Alsina y
Medina:

Uno de los grandes retos a los que se enfrenta el individuo occidental es llegar a dar una
respuesta a la pregunta sobre su propia individualidad, esto es, su identidad. Se trata de un
largo camino en el que plantearse quién es/quién le gustaría ser y/o quién debiera ser. Se
trata de una tarea personal a la vez que social. Personal porque atañe a la persona darse
una respuesta que considere válida, y social porque el ser humano es un ser social por
naturaleza y no se construye en el aislamiento. Así, en el diseño de su propia identidad una
pregunta fundamental pasa a ser qué mirada tiene el otro sobre uno mismo y cuál es la
imagen (social) que se quiere ofrecer (…) De alguna manera, la identidad nos aleja del
miedo a la soledad y al vacío existencial. (…) Dotarse de una identidad pasa a ser una tarea
creativa que durará toda la vida; en el proceso se perderán elementos de identidad
importantes para un momento determinado, pero vacíos de contenido en momentos futuros;
a la vez, se van incorporando nuevas facetas, nuevas posibilidades (…) hay que tener en
cuenta que las instituciones sociales ejercen un control sobre las construcciones
identitarias”. (Alsina y Medina, 2006: 125 – 146.)

72
4.2. Actualidad: Los personajes femeninos de Los besos en el pan y
la resistencia a la(s) crisis como protagonista narrativo

A finales de 2015, los lectores de Almudena Grandes son sorprendidos con un nuevo libro
de su autora. No se trataba, como esperaban, de Los pacientes del Doctor García, el
cuarto libro cuyo escenario es la Guerra Civil Española, sino de Los besos en el pan, una
novela sobre la actualidad más inmediata.
El nombre del libro llama la atención. Besar el pan era una actitud de “tiempos antiguos”,
¿por qué este título en un libro que trata de cuestiones actuales? La hipótesis respecto al
aparente desajuste entre título y tiempo de la obra fue confirmada a través de una pequeña
encuesta a personas de varias edades y orígenes. Los jóvenes nunca besa(ro)n el pan, ni
siquiera conocían la costumbre; las personas mayores, sobre todo del mundo rural, lo
hacían cuando este caía al suelo; algunas por razones religiosas, otras porque vivieron
una época de hambre y miseria durante la dictadura, y el pan es considerado la base de la
alimentación de muchos pueblos.
La propia Almudena Grandes, en una entrevista al Club de Lectura (www.youtube.com
de 02.01.16), afirma ser el pan una condición mínima para vivir con dignidad, una
metáfora del alimento, el límite inferior de la garantía del bienestar.
La autora decidió empezar a escribir esta novela mientras trabajaba en Las tres bodas de
Manolita, libro que retrata el periodo de hambre que siguió a la Guerra Civil. En tales
circunstancias empezó a encontrar un paralelismo entre ese periodo y el de la crisis
económica que se vive en este momento. De acuerdo con ello, apelar a la costumbre
antigua como título permite establecer un paralelismo directo entre esa época y la época
de crisis que vivimos actualmente.
Es interesante destacar que Almudena Grandes no considera este periodo como una crisis,
sino como una guerra perdida. Durante la época post-moderna, la equiparación de la
felicidad al consumo, a la necesidad de ostentación, de cambio de coche o aparatos
electrónicos dos veces al año; ha redundado en una pérdida de democracia y de valores
importantes que fueron sustituidos por la ganancia, lo que originó la situación actual.
Metafóricamente fueron olvidados la importancia y realización del acto de besar el pan
en favor de la opulencia28.
En el programa La Sexta Noche transmitido el 13 de diciembre de 2015, Almudena
Grandes justifica su posición, diciendo que “la crisis ha sacudido la sociedad de arriba
abajo, por eso creo que es una guerra”. En el pasado, eran las clases más pobres quienes
sentían la crisis. Ahora, y según la autora, exceptuando al 3% de la población que se
enriqueció, toda la gente fue afectada: licenciados, que tuvieron que emigrar; trabajadores
efectivos, funcionarios públicos que perdieron el empleo que creían seguro… Regresan

28
En plena época de prosperidad, en Estados Unidos de América, los bancos empezaron a conceder crédito
inmobiliario, pagado a intereses muy altos. No pasó mucho tiempo hasta que pasaran a conceder crédito
para todo, ejemplo seguido por los países europeos, donde el “Usted quiere, Usted lo tiene ahora mismo”
[eslogan de un anuncio portugués] originó el endeudamiento de la población. La recesión no tardó en llegar,
con todo lo que la caracteriza: paro colectivo, reducción de sueldos y de producción y oferta de empleo
(Fuente: www.produzindo.net consultado el 23/02/2016).

73
el contrabando y se configura una economía paralela, dejando al pueblo español con
incertidumbre en cuanto al futuro y sin esperanza.
Este contexto contrasta, sin embargo, con la actitud de los personajes mayores, de los
abuelos actuales, que supieron vivir los tiempos de pobreza sin vergüenza y con dignidad.
Los abuelos luchaban para que sus hijos tuvieran un futuro mejor. Y la felicidad era una
manera de resistir. En el presente, ante la opción de llorar la calidad de vida perdida o
aceptarla y luchar, los abuelos elijen la segunda, porque ya conocieron tiempos peores.
Almudena Grandes refiere en muchas entrevistas que si sus abuelos regresaran a la vida
y se les dijera que se vivía una gran crisis, su actitud sería la de reír y decir que quien
pronunció tales palabras no sabe qué es la miseria.
En la obra de Almudena Grandes, igual que en muchos casos reales de la actualidad, los
abuelos son el apoyo a la familia, porque ayudan económicamente a hijos y nietos, por
ejemplo, pagándoles los estudios superiores, así como transmitiéndoles valores y
contándoles cómo era la vida en su tiempo. Tal actitud supone, en cierto modo, una forma
de luchar contra la crisis, logrando que las familias se mantengan unidas, con los valores
que les son transmitidos.
De acuerdo con Almudena Grandes, España es la única democracia en Europa que no
tiene una ley pública de memoria (en 1975 se optó por hacer un pacto de silencio 29). Y se
queja (en La Sexta Noche, 13/12/2015) de que haya gobernantes de España y en otros
países que “vendieron su pueblo al enemigo”. Las ideologías murieron, según Grandes.
Los besos en el pan es el primer libro de Almudena Grandes escrito sin soporte
historiográfico, ya que el tiempo de la acción coincide con la realidad de los lectores.
No hay protagonistas concretos, el protagonista es el barrio, una zona de España donde
viven varios vecinos. Los capítulos son cortos y no cristalizados, el final es abierto, toda
la novela está escrita en presente, porque es una novela coetánea. La impresión de
continuidad también es característica del uso de los verbos en el presente de indicativo,
que se une a lo que refiere Almudena Grandes sobre el hecho de que la memoria está
relacionada con el presente y es necesaria para el futuro.
La escritura de una novela que contenga un espacio físico como protagonista, dejando la
construcción de los personajes para un plano secundario, ha sido la opción narrativa
adoptada por algunos escritores en el intento de transmitir un retrato social. Algunos de
ellos son John dos Passos con Manhattan Transfer, una novela sobre la frustración del
sueño americano; Camilo José Cela con La Colmena, la vida sórdida en un barrio después
de la Guerra Civil; Pat Barker con Union Street, que narra la pobreza vivida en un barrio
del Nordeste de Inglaterra en los años 70, a través de la historia de algunas mujeres. Más
recientemente, y en la estela de estos modelos literarios, Almudena Grandes nos cuenta
la vida en un barrio de Madrid tras la crisis económica mundial.

29
Tras la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975, España decidió realizar la convención de un Pacto
de Silencio. No se habló de dictadura, de la falta de libertad de expresión, de la cárcel y la tortura del
régimen entonces vigente. En vez de eso, se enfatizó la libertad que se vivía, la movida nocturna. Las
generaciones mayores no pasaron esa información a las más jóvenes, quedando estas ignorantes y
entusiasmadas con la nueva forma de vida. (Gabriel y Galán, José Antonio, “El Pacto de Silencio”, El País,
20.02.88).

74
John dos Passos, él mismo hijo de inmigrantes portugueses que se trasladaron a Estados
Unidos, presenta Nueva York, a través de sus múltiples personajes, como una ciudad
enferma, una ciudad de desenraizados, donde predominan la pobreza y la enfermedad (se
acercaba la gran crisis de 1929) y donde el ambiente de la urbe parece triturar a la masa
humana que la compone30.
Afirma Camilo José Cela que “el hombre sano no tiene ideas” (apud Domingos Gutiérrez,
1986). Así, presenta un ambiente degradado, donde predomina un sentimiento de
animalidad. Los recuerdos de la Guerra Civil están bien presentes y se vive el día a día
intentando matar el hambre. Casi no hay otra ambición. Asimismo, el sentimiento para
con la mujer es más una necesidad física que afectivo.

Al inicio de los años 80, la inglesa Pat Barker publica su primer libro: Union Street. La
novela se divide en siete capítulos, en cada uno de los cuales se describe un personaje
femenino que vive en el barrio que da nombre a la obra. A través de estas protagonistas
se va describiendo la forma de vida que caracteriza al barrio: el alcoholismo, la
delincuencia, la prostitución, el deambular por las tabernas y el sexo como “five minutes
of pleasure and a lifetime of misery” (2014 : 198). Se trata, en suma, de una obra que es
fiel espejo del resultado de la desindustrialización sufrida por Inglaterra en los años
setenta.
La obra comienza con el retrato de Kelly, víctima de violación a los once años, sin que
haya ninguna actitud de cariño o apoyo por parte de los habitantes del barrio, que
consideran algo normal unas circunstancias de esas características. Se sigue con Joanne,
18 años, pobre, sin trabajo fijo y ya embarazada. Tras ellas aparecen Lisa, que está
embarazada por tercera vez, con dos niños pequeños y no desea el tercer embarazo, y
Brenda, hija de Iris – respetada en el barrio por tener dos hijas casadas y ayudar a sus
vecinas –, quien no esperaba que la menor de dieciséis años se quedara embarazada. El
padre del niño tiene quince años; pero tras el choque inicial, el bebé es bienvenido y
cuidado.
Los personajes mayores son Muriel, que cuida de su marido muy enfermo hasta la muerte.
Tras el periodo de duelo, no se rinde y empieza a hacer planes de futuro con sus hijos.
La rubia Dinah es prostituta, tiene cerca de sesenta años y recurre a la bebida para seguir
con su profesión.
Finalmente, Alice, la mayor de todas las protagonistas, se pasa los días en la cama por no
tener dinero para la calefacción. Así transcurre su vida, sola y abandonada, hasta que un
buen día su hijo decide llevarla a una residencia de ancianos. Entonces elige la libertad,
saliendo y muriendo congelada en un banco de jardín.

30
Cf. Gualberto Valverde, 2011.

75
En la estela de estos antecedentes literarios, Almudena Grandes empieza por presentarnos
una familia que regresa a casa de vacaciones, todavía sin saber que la crisis va a empezar.
Con la crisis regresan el hambre infantil, el paro (personajes cualificados que tienen que
emigrar o aceptar trabajos sencillos y mal pagados), la concurrencia de las tiendas chinas
por sus precios más asequibles, lo que hace que algunas tiendas cierren y los dueños de
los establecimientos que quedan se sujeten a bajar precios y/o trabajar más horas. Y todo
ello aderezado con el regreso a ciertas ideas de la extrema derecha y una tentación por un
inmigrante marroquí de unirse al ejército yihadista 31.
Antes de proseguir analizando el texto de Almudena Grandes, conviene hacer una pausa
para establecer un paralelismo entre este libro y La Colmena de Camilo José Cela. La
novela del Nobel español, publicada en 1951, retrata Madrid después de la Guerra Civil.
El espacio donde transcurre la obra también es un barrio de Madrid y la técnica narrativa
es semejante: mientras Almudena Grandes dedica un capítulo corto a cada personaje,
Camilo José Cela divide un capítulo en varios párrafos, dedicando cada uno de ellos a
uno de los muchos personajes. Esta técnica de collage narrativo ya había sido utilizada
por John dos Passos en 1925, en su libro Manhattan Transfer, en el que se narra la llegada
de inmigrantes de todo el mundo a esta zona de Nueva York en busca de una vida mejor:
“En esta ciudad, nadie es de aquí” (MT : 75)
. En el barrio de Los besos en el pan existe el Bar de Pascual, que tiene cada vez menos
clientes y que consumen cada vez menos. Pero son personas educadas, no hay
prostitución en el bar. Los clientes saben que no pueden hacer la vida que hacían antes de
la crisis, pero se trata de personajes correctas y que no conocen la verdadera miseria.
Las condiciones de vida descritas en Union Street dan, en cierto modo, la razón a los
abuelos del libro de Almudena Grandes, quienes sostienen que la crisis actual es más un
pequeño contratiempo que una crisis al modo de las que ellos vivieron antaño. De hecho,
no se encuentra un espacio tan degradado como en las novelas referidas, siendo el choque
mayor sentido por la población más joven, que creció acostumbrada a tenerlo todo.
En La Colmena el escenario principal es el Café Delicias de Doña Rosa, donde sus
clientes viven la sordidez de la miseria, de la incertidumbre y de la aceptación de sus
condiciones de vida: sobrevivir a cada día y olvidar esporádicamente su rutina, acudiendo,
entre otros, al refugio sexual por medio de la prostitución. Como afirma Gonzalo
Sobejano en su prólogo a la novela, “Una humilde sombra de la cotidiana (…) y dolorosa
realidad”. (pág. 5)
La mujer es presentada de una manera muy negativa : “las mujeres (…) huelen a pescado
rancio” (C : 227). Doña Rosa, la dueña del café, es descrita como “con sus dientecillos
renegridos, llenos de basura” (C : 48). Surge también la figura del prestamista (C : 58),
persona que prestaba dinero con intereses muy altos, debido a la coyuntura de la época.
Existen descripciones de verdadera miseria que no encuentran un paralelo de manera tan
cruda en el texto de Grandes: “Una mujer pide limosna con un niño envuelto en trapos”
(C 107) o “El niño no tiene cara de persona, tiene cara de animal doméstico, de sucia
bestia (…) (C 111).

31
Cf. Rodríguez Fischer, El País, 19.11.15.

76
Y sin embargo y pese a todo, tanto La Colmena como Manhattan Transfer terminan con
una nota de esperanza. En La Colmena el joven poeta Martín Marco y en Manhattan
Transfer el periodista y escritor Jimmy Herf deciden partir lejos y empezar una nueva
vida.
En Union Street, el universo se acerca un poco más al de La Comena, por la degradación,
violaciones, embarazos no deseados, alcoholismo, prostitución y miseria. Los personajes
mayores como Muriel o Iris ganan pequeñas batallas, porque entienden que deben seguir
luchando; hasta Alice, con su actitud de preferir morir helada a no dejar su hogar, defiende
su elección. Los personajes más jóvenes parecen dar continuidad al ambiente sórdido que
se vive en Union Street.
En Los besos en el pan, aunque los personajes ganen pequeñas batallas y sean, por eso,
pequeños héroes, el último párrafo plantea una visión más orientada al pesimismo que a
la certeza de un futuro mejor, pues la novela se cierra mostrando el interés del joven
Ahmed por ingresar en el Ejército Islámico, que se ha convertido en la fuente de
terrorismo que hoy se vive.
Los besos en el pan empieza diciendo que la acción transcurre en una zona cualquiera de
Madrid. No obstante, cuando se menciona una estación de metro, la autora eligió la de la
calle Bilbao, donde nació y creció. Tras una corta presentación del local donde van a
ocurrir las acciones, surge una referencia al Pacto de Silencio.

En los años sesenta del siglo XX, la curiosidad era un vicio peligroso para los niños
españoles, que crecimos entre fotografías (…) de personas jóvenes y sonrientes a
quienes no conocíamos.
-¿Y quién es este?
- Pues… - eran tías o novios, primas o hermanos, abuelos o amigas de familia, y
estaban muertos.
- ¿Y cuándo murió?
-¡Uy! – y los adultos empezaban a ponerse nerviosos -. Hace mucho tiempo.
- ¿Y cómo, por qué, qué pasó?
- Fue en la guerra, o después de la guerra, pero es una historia tan fea, es muy triste,
mejor no hablar de temas desagradables… - ahí, en aquel misterioso conflicto del
que nadie se atrevía a hablar, aunque escocía en los ojos de los adultos como una
herida abierta, infectada por el miedo o por la culpa, terminaban las conversaciones
-¿Qué pasa, que ya has acabado los deberes? Pues vete a jugar, o mejor ve a
bañarte, corre, que luego os juntáis todos y se acaba el agua del termo… (…) 32
En el Madrid de mediados del siglo XX, donde un abrigo era un lujo que no estaba
al alcance de las muchachas de servicio ni de los jornaleros que paseaban por las
calles para subirse al tren, que los llevaría muy lejos, a la vendimia francesa o a

32
Ya Camilo José Cela citaba también el silencio que se siguió a la Guerra Civil: “Al padre [de Purita] lo
fusilaron, por esas cosas que pasaron”. ( C : 294).

77
una fábrica alemana, la pobreza seguía siendo un destino familiar, la única herencia
que muchos padres podían legar a sus hijos. Y sin embargo, en ese patrimonio había
algo más, una riqueza que los españoles de hoy hemos perdido. (…)
Cuando se caía un trozo de pan al suelo, los adultos obligaban a los niños a
recogerlo y a darle un beso antes de devolverlo a la panera, tanta hambre habían
pasado sus familias en aquellos años en los que murieron todas esas personas
queridas cuyas historias nadie quiso contarles. (BP 15/16)

De las muchas historias contadas sobre los vecinos que habitan en aquella zona de
Madrid, algunas son verdaderas y otras creadas por la autora. El libro no es solo una
metáfora del presente, sino también un homenaje a los abuelos. Narra pequeñas batallas
que se van superando a través de la solidaridad entre familias y vecinos (es conocida la
simpatía de Almudena Grandes por el Movimiento de los Indignados), con la finalidad
de cambiar la realidad y focalizar su atención en la importancia de las relaciones humanas
recíprocas.
Atendiendo a los personajes femeninos de la novela, debe subrayarse que este es el primer
libro de Grandes con ausencia de protagonistas que sean los que sustenten la acción
narrativa, pues en su lugar se prioriza el espacio de la narración: el barrio del centro de
Madrid en el que todo transcurre. Los muchos personajes femeninos y masculinos sirven
como ejemplo de pequeñas historias que se viven desde que el país entró en crisis.
La acción está dividida en tres partes: Antes (de la crisis), Durante y Después.
En una primera fase, se empieza a oír hablar de crisis. Esto asusta a los padres y a los
jóvenes mucho más que a los miembros de la generación anterior a ellos, quienes vivieron
la dictadura franquista y los años siguientes a la Guerra Civil. Para los ancianos, la
situación no es de crisis, sino “un leve contratiempo” (BP : 16). Estos últimos, durante la
época de mucha hambre, besaban el pan si se caía, siendo esta una costumbre transmitida
de padres a hijos.
En aquella época se aprovechaba todo y los hijos heredaban la pobreza, pero también la
dignidad de sus padres, y la felicidad era una manera de resistir a Franco 33. Como enfatiza
el narrador, con la muerte del dictador, la implantación de la Democracia y la mejora de
las condiciones de vida, el pasado fue siendo olvidado. La euforia causada por una
coyuntura económica favorable, tras la entrada en la entonces CEE, hizo que los jóvenes
españoles se volviesen acomodados, perdieran principios fundamentales como el del
esfuerzo o el sacrificio y se convirtieran en esclavos del consumo. Era esta la sociedad
post-moderna.

33
“Porque en España, hasta hace treinta años, los hijos heredaban la pobreza, pero también la dignidad de
sus padres, una manera de ser pobres sin sentirse humillados, sin dejar de ser dignos ni de luchar por el
futuro. Vivían en un país donde la pobreza no era un motivo para avergonzarse, mucho menos para darse
por vencido. Ni siquiera Franco, en los treinta y siete años de feroz dictadura que cosechó la maldita guerra
que el mismo empezó, logró evitar que sus enemigos prosperaran en condiciones atroces, que se
enamoraran, que tuvieran hijos, que fueran felices. No hace tanto tiempo, en este mismo barrio, la felicidad
era también una manera de resistir.” (BP : 17).

78
Regresando al barrio y a la actualidad, la crisis fue responsable del cierre de algunas
tiendas tradicionales, que no consiguen competir con otras que abrieron con precios más
asequibles. Así, por ejemplo, la peluquera se vio obligada a bajar los precios, cuando,
enfrente de su salón, se instala una manicura china y, en el bar, por ejemplo, los clientes
consumen menos. Pero los dueños de las tiendas no se rinden y van resistiendo como
pueden34.
El vasto número de personajes que viven en el barrio no tiene, esta vez, el alma desnudada
por la autora, pues sus acciones son ejemplos de variopintas reacciones a la situación de
la crisis económica.
Podemos, sin embargo, concluir que las mujeres de Los besos en el pan divergen de los
personajes posmodernos y de los que vivieron la Guerra Civil Española. La crisis
económica y la nueva búsqueda de supervivencia no deja mucho espacio para reflexiones
sobre su identidad; por otro lado, no existe el miedo a ser denunciado, ni la censura35.
Las tres partes en que se divide la acción (Antes, Durante y Después) transcurren a lo
largo de un año. Los capítulos son cortos y narran lo que pasa a los habitantes del barrio
durante ese tiempo. El final es inconcluso debido al hecho de ser un libro que refleja la
actualidad y sería imposible darle un final “tradicional”.
Al comienzo se conoce a la familia Martínez Salgado, que regresa a casa de sus
vacaciones de verano. Están felices por volver a casa y corren hacia internet para “ponerse
al día” de los acontecimientos “perdidos” durante las vacaciones 36.
Conviene, al menos someramente, señalar las características principales de los personajes
que construyen el mosaico de la novela.
Sofía Salgado tiene 36 años y descubre que fue traicionada por su marido de quien tiene
un hijo. Inicialmente vive con su amiga Marita, también divorciada. Más tarde, va a vivir
con su nuevo novio a la casa de su hermana Diana, que es médica. Se da cuenta entonces
de que los niños se pasan los días en las escuelas, algunos sin comer y, al final, consigue,
en una actitud de solidaridad y en colaboración con los vecinos, que los niños coman en
la escuela durante las vacaciones. Existe, sin embargo, una niña, Luna, cuya abuela no
acepta esa ayuda, a pesar de que la niña está mal nutrida. Casi al final del texto sabemos
la razón:

“Era la sede de una empresa de esas que vendía sellos, de las que quebraron, ¿te
acuerdas? Bueno, pues ahora la ha ocupado una asociación de extrema derecha.
En la fachada, hay un cartel muy grande con un lema, SI ERES ESPAÑOL,

Ya en su libro Atlas de Geografía Humana, de 2007, el personaje Rosa afirma: “Madrid es una resistente.
34

Como yo.” (AGH : 20)


35
Afirmaba Winston Churchill, “Democracia es que suene el timbre y que sea el cartero o el lechero. No
que sea la policía para llevarnos a la cárcel.”
36
Se trata de un comportamiento netamente postmoderno denominado como FOMO (Fear of Missing Out).
Otro ejemplo de la diseminación de este fenómeno está en la abuela que juega en internet bajo un alias
(nombre ficticio) y descubre al final que su peor adversario es su nieto.

79
PODEMOS AYUDARTE. Me acerqué a curiosear, vi que estaban repartiendo
comida... ¿Y a que no sabes quiénes eran las primeras de la cola?
- No me lo digas, Susana.
- Luna y su abuela.
- Te he dicho que no quería saberlo.
Pero lo sabe desde la primera vez que la vio”. (BP : 271)

La hermana de Sofía, Diana, es médica en el Centro de Salud del barrio. De una situación
confortable (tenía una empleada ucraniana, Svetlana), empieza a sentir los efectos de la
crisis: le bajan un 10% el sueldo y su marido pasa también a cobrar menos. A ello se un
que surgen rumores de que el Centro de salud donde trabaja va a cerrar. Decide, entonces,
hacer algunos recortes en los gastos habituales, como dejar de ir a la peluquera.
Pese a la creación de la asociación VECINOS CONTRA LA CRISIS, que protesta contra
el cierre del Centro de Salud, este termina siendo cerrado. Diana se queda entonces en el
paro y su marido vive con el miedo continuo a perder su empleo. Para empeorar la
situación, su casa de vacaciones es asaltada, lo que se suma al hecho de que su marido le
cuenta que sospecha que puede tener cáncer, aunque los exámenes médicos revelarán
finalmente lo contrario.
Su madre, Aurora, le cuenta que conoció a su marido, Pepe, cuando este iba a vendimiar
a Bélgica. Ella trabajaba allí como cocinera. Anima a su hija, diciéndole que sabe lo que
es verdaderamente una crisis y que ella se encuentra ante una pequeña contrariedad.
También Marisa, periodista, queda desempleada. Recuerda entonces la rutina de cuando
las mañanas eran caóticas para preparar a los niños pequeños para la escuela. Como
periodista, le quedaba poco tiempo libre y, mientras tanto, su hija mayor ya está haciendo
el Máster.
Todo ello contrasta con la actitud de la generación más antigua, que no desfallece ante
las circunstancias. Así, por ejemplo, la abuela, a quien también le quitaron un porcentaje
en el importe en la pensión de jubilación, decide hacer el árbol de Navidad en septiembre
para animar a su familia. A su vez, el abuelo cuenta cómo era emigrar en su época. Su
nieta, Laura, decide entonces dejar el Máster y emigrar a Alemania. Según las primeras
noticias que llegan, ella está bien. El abuelo, sin embargo, atisba entre líneas que eso es
falso. Meses más tarde, cuando Laura decida volver a España se sabrá que el sueldo que
cobraba difícilmente le daba para mantenerse.
Por otro lado, el personaje de Marisa logra realizar su sueño: escribir e intentar publicar
un libro; y pese al rechazo de las editoriales, no se deprime.
Residen aún en el barrio las hermanas María Gracia y Charo. Mientras la primera trabaja
como limpiadora por horas, la segunda era directora ejecutiva del departamento de
marketing en una filial farmacéutica, cuando se queda desempleada. Tiene tres hijos. La
única solución que se le ocurre es dejar Madrid e irse al campo, donde sus padres tenían
un olivar. No obteniendo el éxito deseado, va sobreviviendo con la esperanza de que,

80
cuando su situación mejore, pueda ir a Alemania con su hermana a ver la tumba de su
padre.
En esta maraña de personajes, destaca también el caso de Marta, forzada a despedir a su
empleada y obligada a enfrentarse a una orden de desalojo; quien después de haber sido
víctima de violencia doméstica, decide partir y abandonar el barrio.
Por su parte, el personaje de Begoña vive un matrimonio infeliz. Al saber que van a cerrar
el vivero donde trabaja su marido y que este lo piensa adquirir con el dinero de su mujer,
no le queda otra alternativa sino decirle que no tiene el importe necesario.
Lucía es una profesora desempleada que tiene la intención de irse a trabajar a un
establecimiento comercial de ropa.
Laura es un personaje que debe soportar una situación extrema: el suicidio de su novio,
que se quita la vida ante la falta de recursos y su incapacidad para afrontar esa
circunstancia adversa.
Amalia, la peluquera del local, pierde cada vez más clientes. Cuando, frente a su salón,
se instala una manicura de trabajadoras chinas, no tiene más opción que bajar los precios.
Pasa entonces a desarrollar auténticos maratones de trabajo en época de fiestas, como la
boda de su “competidora” Guan-Yin, el día de Navidad, cuando la tienda de enfrente
cierra. Ello facilita a Amalia una mayor fuente de ingresos, lo que le permite continuar
sobreviviendo en medio de las más grandes dificultades. En una ocasión, a una clienta,
Andrea, que le pide que la atienda fuera de horas para cortarle el pelo muy corto. Se sabe
luego que su verdadero nombre es Andrés y su irrupción en la obra conecta con otro de
los temas axiales de la conciencia de la postmodernidad: el rechazo del sexo biológico
con que se nace en favor del género y la identidad sexual que cada ser siente, al margen
de los condicionamientos fisiológicos o sociales.
Finalmente, hay en el barrio una familia marroquí. Fatma, su marido y su hijo, Ahmed,
inmigrantes que tienen una tienda de tapices. Pesa sobre ellos una orden de desalojo por
no haber seguido los trámites legales cuando abrieron su tienda, lo que se produjo porque
en aquel momento no todavía no sabían leer español.
Para terminar este repaso rápido, debe mencionarse también a Marita, la mejor amiga de
Sofía Salgado, abogada que decide ayudar a la familia. Pide entonces a su hijo, que es
compañero de escuela de Ahmed, que le transmita sus intenciones al chico. Pero su hijo
le informa de que Ahmed está faltando a las clases y ha adoptado un comportamiento
raro. De hecho, Ahmed divide sus días entre la Mezquita y un cyber-café. Un día ve un
anuncio que lo fascina: Siria está reclutando a jóvenes para formar un ejército.
En suma, el último libro de Almudena Grandes, siendo una maraña de personajes (de los
que únicamente se han mencionado los principales protagonistas femeninos) cubre casi
todos los aspectos de la sociedad actual. Al final, con la crisis, la ciudad queda más vacía.
Sin embargo, la lección que se transmite es que quien queda, resiste y vence. Así, por
ejemplo, asistimos como lectores al modo en que un arquitecto encuentra empleo como
portero (consistiendo su trabajo en pulsar un botón para levantar una barrera) o un joven
deja de estudiar y va a trabajar en la construcción civil. Uno y otro ganan pequeñas
batallas porque las enfrentan.

81
Con todo, y viviéndose en la novela (y en la sociedad) una terrible crisis, la reflexión final
es que echando una mirada al pasado se puede comprobar cómo hubo épocas, incluso del
pasado más reciente, en las que las condiciones de vida fueron mucho peores. Por último,
Almudena Grandes aprovecha la frase del ex Ministro de la Economía griego, Yannis
Varoufakis, para resumir a su libro : “Hay que ser muy valiente para pedir ayuda, pero
hay que ser todavía más valiente para aceptarla” .

82
4.3. POST-MODERNIDAD

4.3.1. ATLAS DE GEOGRAFÍA HUMANA: LA MUJER POST-MODERNA

En Atlas de Geografía Humana se nos presenta el flujo de conciencia de cuatro mujeres


que trabajan en una editorial. La acción discurre en Madrid, entre 1992 y 1995. Existen
en el texto varias referencias al Madrid de la actualidad: la Gran Vía, Alcalá, Moncloa.
(Ingenshay apud Andrés-Suarez y Rivas, 2012 : 63).

Las cuatro protagonistas van narrando en un registro diarístico sus conflictos interiores 37,
su soledad, sus frustraciones y también sus pasiones. Rosa, Fran, Ana y Marisa van
creando su evolución, su “atlas de geografía humana”, siendo cada una de ellas un tipo
geográfico-humano (Tudoras, 2005 : 108).
Así pues, se presentan las vicisitudes de Rosa, casada y con dos hijos, que vive un
matrimonio de apariencia38; Ana, que fue madre muy joven y se enamora de un hombre
casado; Marisa, educada en un universo femenino donde la contención económica era
ley; y Fran, intelectual de izquierdas en su juventud, directora de la revista, que decide
hacer psicoanálisis en el intento de encontrarse a sí misma.
Alternativamente, capítulo a capítulo39, vamos conociendo el pasado de cada uno de los
personajes. La descripción detallada de los hechos que marcaron su niñez y adolescencia
permiten entender y justificar su actual comportamiento40.
Marisa desarrolló una tartamudez debido al control autoritario de su madre. Informática
de profesión, Marisa intenta superar esa minusvalía dominando el ordenador: “Un
ordenador es el poder al alcance (…) de una tartamuda” (AGH 40). Este personaje
femenino siente “la prisa del futuro” (AGH : 218), característica de las grandes
metrópolis. Cuando viaja, una de sus pasiones, aprovecha para crear una nueva identidad:

37
Este hecho es una característica común en la novela femenina contemporánea: “Las protagonistas de
estas obras tienen en común su condición de madurez durante una época de desilusión colectiva” (Zavalla,
1992 : 213). De nuevo algo real, una vez que los años 40 son, por naturaleza, una época de crisis existencial.
38
La propia Rosa afirma que “Madrid es una resistente nata. Yo también”. (AGH : 20), diluyendo su vida
en la sociedad madrileña, con la que traza un paralelismo.
39
El libro está dividido en cuatro capítulos para cada figura y un capítulo sinóptico en el final.
40
Almudena Grandes justifica que “uno de los logros definitorios de mi generación sobre la que vuelvo y
vuelvo y nunca acabo de agotar el tema es que nuestro propósito era vivir el exceso sin culpa, una forma
de posicionarnos contra la España franquista. Y aunque hay mucha gente que critica la Movida, también es
verdad que fuimos los primeros que nos hicimos preguntas que nadie contestó (…)” (apud Talaya y
Fernández, 2017 : 38).

83
Alejandra, que “jamás fracasa” (AGH : 221). Con esta identidad ficticia frecuenta bares
de hoteles lujosos en su tiempo libre. Y es justamente en un hotel donde se encuentra con
el fotógrafo de la revista, Carpóforo Menéndez, con el que vivirá un romance, que solo
es asumido al final del libro. Todo ello porque, según el propio personaje, “no voy a
encontrar nada mejor, y que dormir sola por las noches es lo mismo que no tener nada”
(AGH : 307). Estamos ante un personaje al que le faltan fuerza para enfrentar el futuro
por sus propios medios y con una muy baja autoestima; un personaje en el que los cánones
sociales y la educación autoritaria que tuvo controlan su forma de ser y actuar.
Divorciada y viviendo sola, Ana Hernández Peña tiene igualmente una madre autoritaria
que intenta controlarla, sea por medio de los múltiples mensajes que deja en su
contestador automático, sea a través de un chantaje basado en convencer a su hija de que
nunca tendrá un nuevo compañero, por lo que deberá retomar su relación con el padre de
su hija, que vive en París (AGH : 420).
Una adolescencia caracterizada por varias relaciones amorosas, lleva a Ana Hernández a
iniciar una relación con un profesor y a la maternidad precoz (19 años). Sin dejar de
asumir la maternidad, regresa a Madrid41 y sigue intentando reorganizar su vida al lado
de alguien. Encuentra entonces a Jaime, un hombre casado que opta por abandonar a su
familia e irse a vivir con Ana, con la certeza de que “a veces las cosas cambian” (AGH :
467).
Rosa vive una existencia “normal”, sin grandes sorpresas, ni siquiera “la de su propio
rostro” (AGH : 13). Casada y con dos hijos, aprovecha un viaje de trabajo a Suiza para
prestarse más atención a sí misma y tener una relación fugaz, pero intensa, con un
fotógrafo. La magia del contexto donde ocurre el affaire la deja “pegada” al
acontecimiento, que pervive en su memoria durante algún tiempo, debido a algo que le
impacta decisivamente: “Él me llamó amor mío” (AGH : 183). Cuando regresa al mundo
real, y después de ese encuentro liberador, encuentra fuerzas para terminar con un
matrimonio de apariencias.
Fran aparenta ser la figura más intelectual del grupo. Había sido una niña dulce en su
infancia y juventud cuando decidió romper con los cánones familiares. “No me hubiera
gustado ser la segunda edición de mi madre” (AGH : 129). Se licenció en Filosofía y aún
en la universidad, en una época en que España se caracterizaba por “la dictadura, un país

41
“París me parecía una ciudad detestable y es verdad que la detesto, pero además allí fui muy infeliz.
(AGH 88) (...) “(...) continuaba unida a Madrid por un fuerte de invisible, invencible cordón umbilical”
(AGH 169).

84
gris, duro, injusto” (AGH : 129), conoció a Martín, alguien con ideas políticas opuestas
a las suyas, pero de quien se enamoró y con quien vive desde entonces. Las aventuras
extramatrimoniales de Martín parecen no molestarla, probablemente por tener una vida
muy intensa en términos profesionales y sociales. Sin embargo, opta por someterse a
terapia psicoanalítica, aunque no lo comunica abiertamente. En su lugar, afirma que va a
un gimnasio. La muerte prematura de una amiga que padecía cáncer y el hecho de
quedarse inesperadamente embarazada a los 40 años le dan nuevo aliento para
reconciliarse con Martín y esforzarse por hacer funcionar su relación de décadas.
Estas cuatro figuras femeninas constituyen el prototipo de la mujer post-moderna:
independiente, sin problemas financieros, con éxito profesional, pareciendo alcanzar la
plenitud de condiciones para vencer en la vida. Pero en paralelo a todo estos factores, se
trata de mujeres frustradas, con traumas de la niñez, buscando (casi) en vano el amor42 y
hasta su propia identidad43. La desnudez del alma de estos cuatro retratos paralelos,
expresados todos ellos en primera persona y con algunas analepsis, facilitan la
justificación de su forma de reaccionar, sin que, pese a ello, se consigan superar sus
problemas existenciales.
En el Madrid de los años 90 –una ciudad identificada como lugar de resistencia y división
durante la Guerra Civil– estas mujeres son ejemplos de muchas de los modelos de mujeres
de su generación. Vivieron la euforia de la Transición en su juventud, encontrándose en
el Presente totalmente perdidas. La conexión entre la vivencia individual de los
personajes y la generalidad social de la gran urbe es indiscutible. Ana es una madrileña
confesa, tras haber vivido en París; Marisa, el personaje más modesta del grupo, identifica
Madrid con los bares donde consigue asumir su identidad deseada. Fran ve Madrid desde
un punto de vista político, indignándose contra la cultura de los vencedores sobre los
vencidos y tomando una posición anti-dictatorial (Ingenshay, en Andrés-Suárez, 2012 :
68). Rosa intenta resistir ante las vicisitudes de su vida como Madrid lo ha venido

42
El eje de esta obra sigue siendo la dependencia de la mujer en relación al hombre, como complemento
de su identidad. Cf. Aguilera Gamero en Andrés-Suárez y Rivas, 2012 : 108.
43
“La idea del amor romántico, ajena al matrimonio hasta el siglo XVIII, ha entrado de lleno y acapara la
ideología matrimonial del siglo XX, sublimando la legitimación social del amor como una razón más
potente que la de la lealtad y la estabilidad dentro del matrimonio. (…) El matrimonio ha perdido la
estabilidad, pero no su atractivo. Y ello porque la pareja que se construye dentro del matrimonio se
configura como el punto de referencia fundamental al que asirse, uno de los pocos que da sentido a la vida”
(Alberdi, 1999 : 120/1).

85
haciendo a lo largo de su historia: “La paciencia es un rasgo dominante en nuestro
carácter” (AGH : 362).
La narración en primera persona se intercala y permite acompañar el fluir de las
reflexiones en la interioridad del personaje (Reis e Lopes, 2011 : 254). Seguimos, de este
modo, al personaje desde muy cerca, quedando en su plano particular, ya que los
contenidos vehiculados así lo determinan.

86
4.3.2. Lulú: Erotismo e Innovación

La protagonista de la primera obra de Almudena Grandes, Lulú, intenta superar el trauma


de haber sido preterida a favor de sus hermanos menores (gemelos), recurriendo a
prácticas sexuales cada vez menos ortodoxas, hasta convertirse en esclava del sexo.
Perteneciente a una familia burguesa, María Luisa Aurora Eugenia Ruiz-Poveda y García
de la Casa es una joven carente de afecto. Séptima de nueve hermanos, se ve en su
juventud privada del poco amor que su madre tenía por ella:

“Quiero decir que tú no me necesitas, tú saldrás adelante sin la ayuda de nadie, irás a
la universidad, terminarás la carrera con buenas notas y tendrás éxito, te casarás con
un chico guapo y rico, en fin, tendrás un montón de hijos sanos y no engordarás. Serás
un gran apoyo para mí cuando sea vieja (...) Dios me ha dado nueve hijos, y todos los
días le doy las gracias por ello, pero no puedo ocuparme de todos vosotros a la vez, y tú
eres tan inteligente y tan responsable y tan dura a la vez, no quiero decir que no seas
sensible, pero pareces tan segura de ti misma, no te dejas afectar por nada, creas tan
pocos problemas... Marisa, hija mía, ¿entiendes lo que quiero decir?

Asentí con la cabeza. Me hubiera gustado contestarle, gritarle que mi aspecto físico y
mis buenas notas no significaban que no necesitara una madre, sacudirle y gritarle que
no podía seguir así toda la vida, con un hermano como única familia. Me hubiera gustado
abrazarla, refugiarme en sus brazos y llorar (...) Me hubiera gustado decirle que la
quería, que la necesitaba, que necesitaba que me quisiera, saber que me quería, pero me
limité a asentir con la cabeza porque ya era inútil, demasiado tarde para todo lo demás.
Se acercó a mí, me besó y me dijo que tenía que irse a la cocina (...)” (EL 151/2)

Lulú va a intentar suprimir la falta de amor materno acercándose a su hermano, Marcelo,


y a Pablo, amigo de la familia. Se da la circunstancia de que Marcelo y Pablo habían
estado encarcelados durante la dictadura y habían tenido relaciones íntimas entre ellos,
pues “en la cárcel, ese es un mundo distinto” (EL : 141).
Con Pablo inicia a los quince años su vida sexual, se casan cuando Lulú tiene veinte años
y los dos dan comienzo al descubrimiento de experiencias que les permitan experimentar
nuevas sensaciones, aunque su relación sea desigual: Lulú se ve como el cordero de
Pablo44. Viven una vida al margen de lo social45, constituyendo la descripción detallada

44
Cf. Díaz Fernández, apud Talaya y Fernández, 2017: 131.
45
La reducción del amor al aspecto sexual, transitorio, de goce inmediato, lleva a que el propio acto sexual
se convierta en un acto de no comunicación. Cf. Pérez Vicente, 2002 : 242. Lo justifica la etapa siguiente
en la vida de la pareja.

87
de sus experiencias una evidencia de la importancia absoluta que tienen en la narración
las peripecias de pareja protagonista. Tras años de una intensa vida sexual como pareja,
deciden explorar el sexo en grupo, manteniendo encuentros con transexuales. Este
incremento de experiencias sexuales termina cuando la pareja ya tiene una hija, Inés, de
cuatro años. En una actitud perversa, Pablo venda los ojos de Lulú e invita a su hermano
Marcelo a participar en un juego amoroso. Al descubrirlo, Lulú reacciona mal y decide
terminar su matrimonio. “La mitad de mi vida (…) había girado en torno a Pablo (…)
Entonces me convencí de que mientras siguiera a su lado, nunca crecería” (EL : 247).
Sin embargo, la ausencia de actividad sexual se convierte en algo insostenible y Lulú se
refugia en la prostitución masculina, hasta que, finalmente, conoce el mundo oculto del
sadomasoquismo, en una experiencia que casi le cuesta la vida 46. Finalmente será Pablo
quien la rescata de ese mundo.
La figura de Lulú y sus descripciones exhaustivas de la fascinación que le provoca su
iniciación al goce de los sentidos, después de las actividades sexuales que practica,
habrían constituido una novela erótica atípica (Basanta, 2012 : 34) en la España de la
Post-Transición (el libro fue publicado en 1989).47 Y algo similar ocurrirá con el tema de
la carencia de amor materno, lo que será una constante en la obra de Almudena Grandes 48,
junto con la forma de superar esta brecha. Sin embargo, y a pesar de que el personaje no
cumple las reglas sociales (Pacheco y Redondo, 2001 : 151) por su comportamiento
ninfomaníaco, gana la simpatía del lector, no solo porque la identificación existente entre
narrador y personaje justifica todas sus actitudes49, sino esencialmente porque Lulú no se

46
Como afirma Nuria Pérez Vicente, “el erotismo, arma legitimada por la posmodernidad, se volverá en
ocasiones en su contra y con una ironía muy propia hará fracasar las aspiraciones y deseos del yo, cuyos
logros serán desautorizados (...) por conducir a la incomunicación o a la violencia. Quedará sin embargo su
valor intrínseco y autosuficiente, como parte esencial del yo, y afirmación de la alteridad femenina; y
quedará (...) el valor del texto de la narrativa posmodernista, que sustituirá incluso al placer erótico
subvirtiendo y desafiando así la organización textual del placer” (Holloway apud Pérez, 2002 : 244).
47
“Ellos, sus hermosos rostros, flanqueaban a derecha e izquierda al primer actor, (...) La carne perfecta,
reluciente, parecía hundirse satisfecha en sí misma sin trauma alguno, sujeto y objeto de un placer total,
redondo, autónomo (...) Ellos se miraban, sonrientes (...)” (EL 29)
48
Como la propia Almudena Grandes afirmó en el coloquio Almudena Grandes: “Es complicado aceptar
que alguien que no nos entienda nos quiera” (2012 : 18).
49
Así describe Almudena Grandes el proceso de creación de este personaje: “(...) cogí a una mujer de treinta
años, de buena familia, casada, pero, por razones obvias, no muy respetable, y la situé en el centro del
lumpen gay. Parecía un tema original (...) Enseguida comprendí que el problema no era adónde llegaba mi
protagonista, sino de dónde venía, qué clase de vida, de historia, la habían llevado a un lugar tan
extravagante como aquel en el que yo pretendía encontrarla. Entonces tuve que preguntarme por ella. (...)
y me dediqué a escribir de verdad Las edades de Lulú”. (Grandes, 2004 : 15).

88
rinde en su búsqueda incesante del amor50. Como dice la propia Almudena Grandes,
“escribo sobre la gente que después de la guerra no se rindió. No escribo desde su
rendición, escribo desde su resistencia” (apud Talaya y Fernández, 2017 : 113).
A pesar de que narra excesivas descripciones de carácter sexual, la novela es una historia
de amor, en la cual sus personajes demuestran sentimientos, desarrollándose la acción en
un espacio real: el Madrid de los años 8051. Aunque la protagonista nos sea presentada
con poca profundidad, ya que conocemos, sobre todo, su vida sexual, Las Edades de Lulú
es también un Bildungsroman, en el que existe una evolución de la figura hasta perderse,
pudiendo la novela ser considerada un documento de los 80: la fascinación por la movida,
la oposición a la dictadura de Franco (Almudena Grandes, 2012 : 27) y muy
particularmente la represión vivida en el ámbito de la vida privada y de los
comportamientos sexuales de varias generaciones.

50
Quince años más tarde, Almudena Grandes justifica el éxito de la novela por ser algo que refleja la actitud
de una generación: “estoy convencida de que la fortuna de esta novela se debe, ante todo y en primer lugar,
a la acogida que le deparó una generación concreta de lectores españoles que coincide más o menos con la
mía. (...) aquellos lectores acogieron la historia de Pablo y Lulú como una crónica sentimental de su propia
generación, una crónica radical y hasta exasperada en algunos aspectos, pero también universal en otros.
Creo que esa lectura generacional amplió de forma decisiva el horizonte de la novela, que llegó a muchas
personas que ni frecuentaban entonces ni han vuelto a frecuentar después la literatura erótica.” (Grandes,
2004 : 19/20).
51
“Todo gira en torno al sexo, que determina la conducta de los personajes, pero hay sensibilidad y ternura
en sus relaciones; sus creaturas tienen una identidad definida, con su pasado, su futuro y su presente con
realidades colaterales (trabajan, tienen hijos…) frente a los personajes planos del género erótico; y la acción
se desarolla en un espacio real, que es Madrid (…) con sus mismas coordinadas espaciales y temporales
(…) en plena borrachera de libertades de los ochenta, en un lenguaje atrevido, sin tabúes, lleno de frescura
y espontaneidad” (Basanta, 2012 : 34).

89
4.3.3. Malena es un nombre de tango: la búsqueda infinita de la
identidad

Malena, el personaje principal de Malena es un nombre de tango, ve, en determinada fase


de su vida, la actividad sexual como una vía de escape al hecho de ser permanentemente
estigmatizada por su madre en favor de su hermana gemela, con quien intenta, sin
lograrlo, parecerse. El alejamiento de Fernando, el amor de su vida, hace que viva una
serie de relaciones desenfrenadas52, que intenta controlar con el matrimonio, sin poder
conseguirlo.

Desde su niñez, Malena se siente marginada por su familia (a partir de entonces y a lo


largo del libro, su flujo de conciencia es compartido con el lector 53). De niña no es tan
dotada como su hermana Reina, así llamada como la madre de ambas. La preferencia de
su madre por su hermana va a marcarla para siempre, convirtiéndose en una joven
insegura, con anorexia y bulimia y para quien el sexo constituye una estrategia de
búsqueda de sí misma, aunque con más moderación que la protagonista de Las edades de
Lulú.

La comparación con su gemela la lleva a idolatrar a su hermana y a desear haber nacido


varón. Además, se siente culpable de la debilidad física de la hermana 54. Durante la
adolescencia es Reina la que tiene éxito con los chicos. Pero a los quince años, Malena
se enamora de Fernando, su primo no oficial. El chico es nieto de Teófila, empleada de
la familia, que había sido amante de su abuelo. La felicidad de Malena es motivo de celos
para Reina, que piensa en un subterfugio para separarlos, lo que marcará a Malena para
siempre: “Me he despreciado a mí misma todos los días de todos los meses de todos los
años de mi vida, hasta que me enteré de la verdad” (MNT : 548).

52
“Malena necesita a los hombres para conocerse a sí misma y conformar su personalidad. Desde su
infancia, rechaza amoldarse al paradigma femenino representado por su madre y su hermana Reina y busca
el contacto con los hombres fuertes que, aunque no poseen las virtudes de los maestros convencionales, la
ayudan a conocerse (y a quererse) con todos sus defectos”. (Aguillera Gamero en Andrés-Suarez y Rivas,
2012 : 101)
53
“Durante mucho tiempo conservé la sensación de haber nacido por error” (MNT 83).
54
“Los médicos dieron a entender que yo me había comportado como un feto ambicioso y egoísta,
devorando la mayor parte de los nutrientes que el organismo de mi madre producía para las dos, acaparando
con avidez los beneficios en detrimento del feto más débil”. (MNT 33)

90
Malena y Reina, aunque sean gemelas, son figuras antagónicas, siendo una lo que la otra
no es. Sin embargo, Reina, que es una figura más común, desearía ser como su hermana.
A lo largo de la novela, Reina parece obtener más éxito en la vida, al mismo tiempo que
se apodera de lo que Malena tiene: su novio, Fernando, el marido Santiago e intenta
incluso obtener la custodia del hijo de ambos, Jaime, cuando Malena, por motivos
económicos, es obligada a trabajar más horas y a vender algunos de los bienes que posee.
Parece ser la primera mujer de la familia Fernández de Alcántara, del ramo oficial de la
familia, en encontrarse en una situación desfavorecida, en varias generaciones.

Las dos gemelas son totalmente opuestas55: Malena es insegura, escéptica y problemática,
intentando incesantemente encontrar un sentido para su vida. Reina es una figura
aparentemente realizada, porque no aspira a mucho más que al reconocimiento social,
pero parece valorar altamente la capacidad de amar de su hermana, que ella no tiene. Por
este motivo intenta entonces quitar a su hermana todo lo que la hace feliz.

Estas dos hermanas presentan un paralelo con las madres y las tías de ambas, igualmente
llamadas Reina (la madre) y Magda(lena)56 (la tía)57 . Reina es una mujer convencional,
megalómana, que vive de apariencias. Magda opta por ser monja 58, trabaja en el colegio
de sus sobrinas. Sin embargo, tiene una vida doble, escapándose a veces de sus funciones,

55
La geminación asienta el efecto de perturbación de alteridad en la extrema similitud física. (Vieira, 2008
: 85).
56
“el [nombre] de Malena lleva la pasión y el sentimiento del tango (…) “Malena canta el tango como
ninguna” (…) el de su hermana la designa como reinona que gobierna su mundo de acuerdo con sus
conveniencias” (Basanta, en Andrés-Suárez, 2012: 39).
57
“Al final me llamé Magdalena porque no me quedaba otro remedio, y Magda me sostuvo sobre la pila
por idéntica razón, y nadie le preguntó si tenía interés en participar de aquella ceremonia, y aunque ella
insistió en contestar por adelantado que cedería su puesto a cualquier otra mujer con más méritos, cuando
yo nací no quedaba en la familia ninguna otra Magdalena viva, así que su opinión no contó entonces más
que la mía” (MNT 34). Desde el título del libro, Malena es un nombre de tango, canción nacida en el
arrabal, se deja entrever que ambas figuras, tía y sobrina, serán figuras marginales (del Olmo 2000: 286).
58
“La madre Águeda (...) Oscilaba entre la luz y la sombra como una luciérnaga herida, incapacitada para
orientarse, sin decantarse nunca entre los ataques de risa y los de melancolía, al principio equilibrados,
aunque los últimos se fueron haciendo cada vez más frecuentes para encontrar a la vez obstáculos
progresivamente infranqueables, porque llegó un tiempo, hacia el final, en el que hasta yo intuía que Magda
se movía sólo porque se obligaba a sí misma a moverse, y sus sonrisas se convirtieron en ensayadas muecas
de escayola, a las que ya no se asomaba la auténtica sonrisa, aunque no llegaron a desvanecerse jamás”
(MNT 62).

91
lo que hace de esta figura algo inverosímil. Representa, en suma, todo lo que Reina no
es59.

Malena intenta, desde siempre, encontrar alguna orientación para su vida, fuera de la
presión ejercida por el determinismo familiar. Tras tomar conciencia de que nunca será
como su hermana y rechazar el modelo femenino representado por las mujeres de su
familia (Cf. Ubach Medina, 2008 : 309), intenta situarse en el mundo. Se informa sobre
la historia de las mujeres de su familia, concluyendo que ninguna mujer encontró total
estabilidad. Se casa, aunque no logra sentirse realizada en el matrimonio, por ser
totalmente incompatible con su marido, pues “a Santiago no le agrada la desinhibición
sexual de su mujer” (Castejón Leorza apud Talaya y Fernández, 2017 : 83). El nacimiento
de su hijo Jaime, inicialmente no deseado, despierta en ella un nuevo sentido para la
vida60, lo que provoca envidia en su hermana, quien tras liarse con Santiago intenta
encargarse de la educación de su sobrino, sugerencia que Malena acepta por encontrarse
en una mala situación económica.

La ausencia del hijo y la nueva sensación de fracaso la hacen embarcarse por vías menos
convencionales, como un corto romance con su vecino búlgaro Hristo y un acercamiento
al alcohol. Un encuentro con su hijo durante las fiestas navideñas es el motivo que la lleva
a intentar, de nuevo, reequilibrar su vida, vendiendo la esmeralda que le había dado su
abuelo cuando ella era joven. A partir de este momento, resuelve sus problemas
económicos, recupera a su hijo y descubre el misterio relacionado con el alejamiento de
Fernando, el novio de su juventud: todo había sido un plan concebido por su hermana,
que había elaborado documentos para hacer creer a Fernando que el abuelo de ambos no
deseaba la unión de los dos ramos de la familia, el oficial y el bastardo.

Para todo este descubrimiento se recurre a la técnica realista retrospectiva. En la pesquisa


genealógica se reúne medio siglo de la historia familiar y de España. Esta recuperación
fragmentada de su historia permitirá a Malena un auténtico ajuste de cuentas con su
pasado y con el ideal de eterno femenino, concluyendo que sus antepasadas eran
consideradas criaturas malditas porque osaron ser libres y diferentes (Ángel Basanta en
Andrés-Suárez y Rivas, 2012 : 39).

59
Cf. Castejón Leorza apud Talaya y Fernández, 2017 : 89.
60
“(…) establecí con él un lazo que mi madre jamás ató conmigo” (MNT : 399).

92
Reina y Malena representan patrones de conducta contrarios y resuelven su vida de forma
contraria a la vivida por su infancia y juventud. La novela termina de forma abierta. Sin
embargo, a los treinta años, Malena parece iniciar una nueva vida, sin problemas
económicos, con su hijo y una puerta abierta para el amor. Tal como los demás personajes
femeninos de Almudena Grandes, Malena busca a un hombre que la satisfaga plenamente,
no simplemente un compañero (Martins, 2009). Esta novela es también un viaje en el
tiempo, desde la década de los años 20 hasta la de los años 80:

“Malena emprende a los 33 años un viaje por la memoria cuyo rumbo apunta hacia la
necesidad de explicarse a sí misma las razones que han determinado su trayectoria vital
hasta su momento presente. En este viaje de la memoria se nos sitúa en un eje temporal
que, abarcando de 1960 a 1993, se ordena primordialmente siguiendo el orden
cronológico de las vivencias de la protagonista ante muy diversos acontecimientos
cotidianos. (...) Es decir, para Malena, que intenta adquirir una conciencia coherente de
su propio destino ante la realidad de su experiencia, las claves residen en lo que la rodea,
en aquello que tiene más próximo”. (del Olmo Iturriarte, 2000 : 282-283)

Citando a María Castejón Leorza, “se observa cómo la novela traza un fresco de
feminidades muy rico que posibilita ver una clara evolución de la situación social,
económica, laboral y cultural de las mujeres en España” (apud Talaya y Fernández, 2017
: 94). Malena es un ejemplo de mujer española post-moderna rebelándose contra el
estereotipo que quieren que siga. La familia de Malena refleja la historia de España en
los comportamientos sociales del pasado reciente: su abuela Soledad, educada en un
ambiente de libertad de la República61, o su tía Magda, transgresora de la educación
impuesta en la post-guerra. Malena representa a la mujer que busca una identidad
individual, en el contexto de una familia en la que siempre hubo personajes inadaptados,
con quienes ella se identifica (Basanta en Andrés-Suárez y Rivas, 2012 : 40-41).

61
“éramos republicanos (…) tu abuelo se afilió al partido socialista (…) éramos de izquierdas, en el
sentido de que apoyábamos las reivindicaciones tradicionales de la izquierda: reforma agraria, abolición
de los latifundios, enseñanza obligatoria y gratuita, ley de divorcio, Estado laico, nacionalización de los
bienes de la Iglesia, derecho de huelga y cosas así (…) Mi madre era sufragista (MNT 252-7).

93
4.3.4. Jose de Castillos de Cartón: demasiado amor

María José Sánchez García es la protagonista de Castillos de Cartón, artista y narradora


en primera persona. Jose, como es conocida, trabaja en una galería de arte, cuando recibe
la noticia de la muerte de un excompañero de facultad, Marcos Molina Schulz, que le
comunica su también ex-colega Jaime. Con esta noticia inesperada, vuelve a recordar el
romance a tres que vivió a los veinte años de edad, cuando eran estudiantes, en la Madrid
de los años 80, una época en la que aún subsistían prejuicios hacia las mujeres que optaban
por estudiar una carrera universitaria, como era el caso del padre de Jaime (Cf. CC : 50),
fascista convicto que incluso había enviado a su hija mayor a la cárcel, por tener esta
ideas denominadas como subversivas. Esta relación a tres, si por un lado es vivida muy
intensamente, por otro, y por cuestiones culturales, causa perplejidad hasta en el propio
trío de personajes62. Jaime defiende que, si asumen un comportamiento raro, es porque
“nosotros no somos normales (…) nosotros somos artistas, bohemios, semidioses” (CC :
73). Enredándose cada vez más en la tela de los sentidos, Jose distingue su mundo de la
realidad, cuando se trata de eventos sociales, como el cumpleaños de su madre. Ahí
decide presentar a Jaime como novio, lo que provoca celos en Marcos y da inicio al
desmoronamiento de la situación. Concluye la narradora en primera persona:

“(...) creo que los tres éramos muy felices. (...) Las dudas, el miedo, la confusión de los
primeros días se habían escurrido entre las palabras y los besos, los colores y los lienzos,
hasta evaporarse sin molestar, sin hacer ruido. (...) Después, cuando no me quedó otro
remedio que convertirme en una mujer como las demás, me dio vergüenza haber vivido
así. (...) No podía soportar aquel recuerdo, eso fue lo que pasó después (...) Cuando
éramos tres, el mundo era tan enorme que no podíamos abarcarlo con nuestras seis
manos. (...) (CC 97-98)

“Era demasiado amor. Demasiado grande, demasiado complicado, demasiado confuso,


y arriesgado y fecundo y doloroso. (...) Por eso se rompió (...) se vino abajo como una
torre demasiado alta, como una apuesta demasiado alta, como una esperanza demasiado
alta” (CC 117).

Jose es una sinécdoque de la juventud de la época de la Transición, así como el trío


amoroso puede ser considerado una metonimia de esa misma realidad. Fue un amor que

62
Como refiere Jose: “Mis padres eran de izquierdas, un matrimonio progresista. (…) Pero con lo mío no
podrían. Lo mío había sido demasiado” (CC : 67).

94
funcionó en una época de juventud, tras la cual Jose (igual que España) después de la
euforia, experimenta una fase de desencanto. El hecho de que toda la diégesis sea narrada
a posteriori ya deja entrever tal deshacimiento. (Rivas, 2012 : 92). Cuando al final del
entierro Jose acepta la invitación de Jaime para ir a comer al Burger King, donde todo
había empezado, ya sabe que no hay ningún futuro para una relación entre los dos.

Constituido el relato por cuatro capítulos, el primero se inicia en el presente, tras lo que
hay una analepsis de veinte años en los capítulos siguientes (los titulados El Amor y El
Sexo). En el cuarto capítulo se regresa al presente. Sin embargo, siendo narrado a
posteriori, el lector es manipulado en el sentido de que es consciente de la imposibilidad
de que se pueda retomar la relación (Reis y Lopes, 2011 : 253), igual que ocurre después
de la Transición cuando era inmensa la esperanza en un futuro perfecto, basado en el
desarrollo económico y en la modernización de las mentalidades. En este sentido se puede
asumir que también existió “demasiado amor”. Pero el prejuicio acaba siempre por
emerger y llevar al fin de la relación cuando sus intervinientes dejan de sentirse cómodos.
Las normas sociales siguen teniendo su peso en la conducta de la humanidad, incluso en
la de aquellos que se definen como “alternativos”. Así pues, tras algunos años de euforia,
hasta en Democracia los prejuicios del pasado acaban por triunfar también en el presente,
siendo la sumisión a las normas sociales algo indispensable para la supervivencia.

95
4.3.5. La figura de la madre: distante y autoritaria

En una entrevista Almudena Grandes afirmó: “Siempre me llevé muy mal con [mi madre]
(…) ella representaba todo lo que yo no quería ser (…) Yo no [he tenido la posibilidad
de reconciliarme con ella]. (…) Era muy joven [cuando murió] con 47 años, yo tenía
22”63. Este hecho afecta a toda la obra de Almudena Grandes –a excepción de sus últimos
libros– en la cual no encontramos a una figura materna tierna.

Los personajes analizados hasta ahora tienen algo en común: comparten madres distantes
y autoritarias, verdaderas tiranas que esclavizan la vida de sus hijos; ya sea como la madre
de Lulú, que afirma que su hija ya no la necesita, o como la madre de Maite de “Receta
de Verano”64, que, al decidir trabajar y mantener una relación con un nuevo compañero,
se aleja de sus hijos, o aún la madre de Marisa, de Atlas de Geografía Humana, que intenta
controlar a su hija hasta el punto de que esta empieza a tartamudear. Existen casos más
graves, como el de la madre de Berta (“La buena hija”), que, cuando nace su hija, delega
la función de educadora a su empleada y la esclaviza en su vejez; o aún la madre de
Marianne en “Amor de Madre”, que mantiene a su hija permanentemente sedada.

Desde el nacimiento de su hija Marianne, su madre intenta que ella corresponda a la


imagen que de esta había idealizado. Pero en su adolescencia, empieza a tener dificultades
para controlar su rebeldía y empieza a beber. Se trata de un personaje poco tolerante con
todos aquellos que tienen una manera de estar en el mundo distinta de la suya. Es incluso
xenófoba, no aceptando el noviazgo de su hija con un inmigrante salvadoreño, exigiendo
que su hija decida entre su madre y su novio, tesitura ante la que la hija elije su novio.
Entonces, aumenta el consumo de alcohol. Un accidento de moto, que deja a su hija
encamada, es su gran oportunidad para drogarla, convirtiendo a esta en un ser vegetativo.
En una actitud extrema, rapta a un funcionario de un banco y lo mantiene encadenado,
realizando así el sueño de un buen matrimonio para su hija. Enseña, entonces, las
diapositivas de su mundo idealizado transformado en realidad en la Asociación de los
Alcohólicos Anónimos.

63
Disponible en http://aireloew.spaces.live.com/blog/cns!8F17C4861F!2859.entry.
64
Cf. Capítulo 4.3.10..

96
Esta narrativa, que muchas veces roza lo irreal, es más una metaficción en torno a la
temática de la madre con una mentalidad retrógrada y dominadora. El hecho de ser
narrado en primera persona exige del lector más esfuerzo para reconstruir y entender la
narrativa. Y a ello se une que la narradora tiene una actitud extremadamente perversa, lo
que puede incomodar al lector65. La caracterización de esta madre feroz se la inspiró a la
autora el dibujo estampado en el posavasos de una cervecería que le regalaron a
Almudena Grandes; como ella misma confiesa: “yo escribo a base de imágenes” (apud
Talaya y Fernández, 2017 : 155).

Algo más realista, pero manteniendo el tema de la no aceptación de su hija, en “La buena

hija”, Berta consigue aún liberarse de una madre que utiliza el chantaje emocional como

medio de presión. Sorprendida a los cuarenta años por un embarazo no deseado y con tres

hijos ya crecidos, Carmen ve a su cuarta hija como un inconveniente66, delegando la

función de educadora en su empleada Piedad, la cual se convierte en un pilar fundamental

de la familia, desestabilizando el tabú de los lazos biológicos:

“Piedad era (...) mi casa” (BH 204)

“Mi madre (...) era una (...) actriz de reparto perpetrando un papel que le venía grande
en una amable comedia de enredo. Su astucia era incapaz de conmover a nadie, porque
existen los buenos amores, y los amores malos” (BH 231-232)

“(...) ni mis padres ni mis hermanas habrían sabido decir cuáles eran mis golosinas
favoritas, pero Piedad lo sabía y me las compraba con su dinero, y en algunos cuentos
que me había contado pasaban cosas así: los amos, que eran ricos, pero ya viejos,

65
Esta figura castradora presenta semejanzas con la madre del cuento de Paloma Días Más, La niña sin
alas, en el cual la madre corta literalmente las alas a su hija: “A la niña no pareció dolerle. Quizás solo
sintió una ligera molestia, porque lloró un poco y se calmó enseguida. (…) Estuvo unos cuantos días con
los vendajes (…) Ahora no se le nota apenas. Únicamente tiene una ligera cicatriz invisible, que solo puede
apreciarse al tacto (…) Ha vuelto a ser la niña que era y yo sigo entregada a ella. (…) estoy contenta con lo
que hago y la obligación de una madre es sacrificarse por su hija.” (Díaz Más en Freixas, 1996 : 168)
66
La figura de la madre fútil es explorada también por Esther Tusquets en su cuento Carta a la Madre. “Tú
eras una madre distinta (…) en algunos momentos hubiera preferido una madre corriente (…) que me diera
a veces unos buenos cachetes (…) una madre que nos protegiera de las iras de mi padre (…) que se
solidarizara con nosotros, ante los profesores (…) que se nos comiera a besos (…) pero fuiste una madre
seductora” (Tusquets en Freixas, 1966 : 89/90).

97
criaban como si fuera propio a algún hijo de unos pastores muy pobres, pero luego se
arrepentían” (BH 236)

Doña Carmen era mi madre. Piedad era mi mamá67. (BH 239).

La unión de Piedad con un hombre casado motiva su despido, lo que causa un enorme
sufrimiento a Berta. Conviene subrayar que este cuento encierra una enorme crítica social,
no solo contra el poder detentado por las clases adineradas, sino también contra el modo
en que se relacionan el dinero y los sentimientos.

Pasado el tiempo, y estando ya Berta en sus treinta años, Carmen sufre un accidente
vascular cerebral, quedando decidido por la familia que será Berta la que va a cuidar de
su madre. Esta deja su trabajo como profesora de matemáticas y pasa a vivir en la casa de
campo familiar, con la madre, que la tiraniza completamente, como lo demuestra este
episodio:

“- ¿Qué quieres, mamá?

-Berta, hija… -en ese momento me miró e hizo una pausa dramática, como una escala
intermedia en el viaje que estaba a punto de transportar a su voz desde una premeditada
autocompasión hasta una no menos premeditada perplejidad-, ¿por qué llevas puesto el
albornoz?

-Porque estaba a punto de meterme en la bañera, mamá.

-Lo siento, hija, no lo sabía.

-Sí lo sabías –pronuncié las palabras despacio, sin alterarme, con el acento que animaría
los labios de una estatua– Te lo he dicho hace un momento. (...)

Entonces, súbitamente, se desmayó sobre las almohadas, resbalando por la pendiente de


su blandura hasta quedarse tumbada, y dar paso así a una secuencia de movimientos que
yo había contemplado miles de veces. Primero cerró los ojos. Luego apretó la mano
izquierda contra su frente, como si sospechara tener fiebre. Por último, suspiró.

67
La distinción entre “madre” y “mamá” la plantea Luisa Castro en su cuento Mi madre en la ventana:
“Había una diferencia entre las madres y las mamás. Cuando en el colegio sor Águeda le preguntaba a
Esther Alonso por su mamá, o cuando en el patio del colegio todas aquellas mujeres esperaban nuestra
salida y sor Águeda le decía a Esther Alonso: “Mira, tu mamá, te espera tu mamá”, yo ya sabía que entre
Esther Alonso y yo había un mundo de distancia, y que entre aquellas mujeres no se encontraría nunca mi
madre. Yo tenía madre, claro, pero no era una mamá”. Castro en Freixas (1996 : 227).

98
-¡Ay!

No le pregunté de qué se quejaba, porque sabía de sobra que no le dolía nada. Quejarse
era su manera de demostrarme que se daba cuenta de que la había pillado en falta y que
le daba exactamente lo mismo. (...)

A las nueve y once minutos me metí por fin en la bañera (...) A las nueve y dieciocho sonó
el timbre. A las nueve y veintitrés sonó el timbre (...) Los timbrazos se habían convertido
en un concierto de ruido histérico (...)” (BH 199/201)

Toda la responsabilidad recae sobre Berta, visitando los hermanos a su madre

esporádicamente:

“Cristina (...) la cubría de besos de arriba abajo una vez al mes, cuando venía a verla,
(...) Cecilia, a la que le había cedido el piso de Conde de Xiquena que tanto deseaba (...)
Alfonso, el destinatario de las transferencias que yo cursaba religiosamente cada tres
semanas (...) Aquella mujer era la madre de todos ellos, que apenas se acordaban de
llamar por teléfono los domingos, y yo la única que se comportaba como una buena hija”
(BH 246)

Toda esta situación, compartida con el lector desde el inicio como forma de justificación,

en conjunto con el recuerdo del despido de Piedad y todo el sufrimiento que eso generó

en la protagonista, llevan a una reflexión que culmina en la decisión de dejar que se ocupe

de su madre una enfermera competente, para que ella pueda vivir su propia vida. Al final

queda la misma sensación de vacío experimentada con la salida de Piedad:

“Corrí por el pasillo hasta la habitación que compartíamos y registré (...) que habían
desaparecido todas sus cosas (...) no encontré ya ninguna cosa que hubiera sido suya.
Nada, excepto yo misma.” (BH 233)

“(...) cuando el coche ya estaba cargado (...) me asaltó la tentación de recorrer la casa
por última vez (...) hasta me tiré al suelo y miré debajo de la cama, para asegurarme de

99
que, al cerrar la puerta, no dejaría allí ninguna cosa que me hubiera pertenecido antes.
Nada.” (BH 248).

Despojada de sus dos madres y desposeída de sus dos espacios, los objetos personales

constituyen el único patrimonio de Berta.

El crecimiento de los personajes en estas condiciones propicia el desarrollo de complejos

de inferioridad difíciles de superar, como la tartamudez de Marisa, consiguiendo algunas

figuras protagonistas su emancipación final, como es el caso de Berta. Toda esta búsqueda

de una razón para su existencia puede ser resumida en una frase presente en el cuento que

Almudena escribía cuando era niña (MM : 13): “Yo solo aspiraba a ser la verdadera hija

de mi madre”.

100
4.3.6. La ausencia de la madre

La ausencia de la madre causada por defunción está presente en la segunda novela de la

autora, Te llamaré Viernes. La madre de Benito, el protagonista, fallece cuando él era

pequeño, dejándole un trauma para la vida68. En ese contexto, el recuerdo de la madre es

narrado como una realidad perteneciente a un tiempo perfecto:

“(...) él siempre quería recordar la azotea como un espacio enorme, una gran plaza
rectangular, el patio del castillo, su reino. (...) Su madre tendía la ropa y cantaba,
contaba historias tristes con su delgada voz que se quebraba siempre en los agudos,
repitiendo las mismas palabras en melodías parecidas, alcoba, corazón, penas,
remordimientos, tu boca, me muero, niña morena. (...) A su altura estaban las nubes. A
sus pies Madrid (...) Él ocupaba el centro. (...) Hasta que una tarde la eterna sucesión
de los acontecimientos se quebró de una manera inexplicable” (TLV 24/5)

La brecha de esta época de inocencia va a dejar importantes secuelas en el protagonista.


A los 41 años vive un matrimonio frustrado, es funcionario del Ayuntamiento y se refugia
en un piso, mintiendo a su mujer, diciendo que tiene que terminar un trabajo.

A excepción de los últimos libros de Almudena Grandes, toda su obra está caracterizada
por madres (afectivamente) ausentes, aunque estén (materialmente) presentes. Benito
intentará suplir la ausencia del amor materno mediante la convivencia con Manuela,
aunque no se trate en sentido estricto de una relación materno-filial. Te llamaré Viernes
es la historia de un encuentro entre dos almas perdidas (Cf. Basanta en Andrés-Suárez y
Rivas, 2012 : 37), una historia de amor deprimente entre el funcionario municipal y la
fabuladora Manuela. Manuela dejó su pueblo para ir a vivir a Madrid. Es artesana y actriz,
y conoce poco la capital española, a pesar de vivir allí desde hace nueve años. El

68
La figura del hombre como ser débil es característica de la narrativa post-modernista. (Cf. Grubbe, 1996
: 9). El hombre deja de ser una figura siempre equilibrada, para mostrar sus debilidades.

101
desencanto que siente por la vida es el motor que la impulsa a crear fabulaciones y contar
historias.

“[Boris Vian] era un obeso sexual y un asesino (...).

- ¡Qué pena! Debía de estar enfermo, ¿no? (...)

-Da igual. No sufras, es todo mentira. Me lo acabo de inventar.

¿Qué te lo acabas de inventar?

-Sí.

-¿Te has inventado tú solo esta historia, en un momento?

-Claro.

-¡Qué bien! Es increíble...” (TLlV 180)

Estas dos figuras desencantadas con la vida y algo desequilibradas intentan reencontrarse
en un bar de la ciudad, propiedad de Polibio, otra figura colmada de carencias. Intentan
construir un mundo propio, donde puedan superar sus frustraciones y consigan
reestablecer su identidad, deteriorada por el aislamiento y la soledad (Del Olmo Iturriarte,
2000 : 281). El hecho de que el narrador se focalice muchas veces desde una perspectiva
externa, refleja el desequilibrio mental de los personajes, así como también el final
inconcluso de la novela.

La permanente búsqueda de una razón para existir hace que algunos personajes se sientan
“mal sin saber por qué” (como Fran en Atlas de Geografía Humana) y busquen otras
relaciones interpersonales. Así ocurre, por ejemplo, con la dupla Rosa y Ana de Atlas de
Geografía Humana; con la protagonista de Malena es un nombre de tango; Manuela, en
Te llamaré Viernes; Charo de Los Aires difíciles o Magda de Malena es un nombre de
tango.

Por otro lado, están los personajes que muestra su aceptación y conformidad con la vida
equilibrada. Así ocurre, por ejemplo, con Reina –madre e hija en Malena es un nombre
de tango–, la madrina de Sara en Los aires difíciles o la protagonista de El vocabulario
de los balcones69. Todas ellas son descritas como personajes con una vida vacía de

69
Este cuento fue adaptado al cine por Juan Vicente Córdoba con el título Aunque tú no lo sepas (título de
un poema de Luis García Montero). La película presenta algunas diferencias con respecto al cuento, en

102
sentido, más allá de todo lo que no sea la ostentación, característica definitoria de los
nuevos ricos70.

parte por la necesidad casi obligatoria de “traicionar” (Gavela, 2008) cuando se adapta una obra literaria al
cine. Entre las más notables diferencias destacan el hecho de que se añadan otros personajes y se dé un
nombre propio a la protagonista: Lucía. Se mantiene, sin embargo, el peso de las diferencias sociales en la
década de 70. Lucía, joven de clase acomodada, llama a su vecino Juan con el sobrenombre de El Macarrón,
el cual la mira siempre con ojos enamorados aunque nunca se muestra capaz de dirigirle la palabra (en el
cuento). El apodo elegido denota una actitud despreciativa por parte de Lucía, como forma de realzar las
diferencias sociales que los separan. Aunque no sea totalmente indiferente a Juan, Lucía opta por seguir la
ideología familiar, basada en el bienestar material (Rus, 2003 : 90). Años más tarde, vuelve a encontrarse
casualmente con Juan. Este es entonces un biólogo reconocido (en la película). Lucía intenta en ese
momento un acercamiento. Tanto el cuento como la película tienen un final abierto. Sin embargo, si en la
película Juan se dirige a la casa de Lucía, en el cuento se sugiere que, para Juan, Lucía pertenece al pasado
(“fui yo quien bajó la cabeza. Él cruzaba la calle con la suya más alta, los hombros por fin erguidos”) (MM
: 160).
70
Asistimos a un aislamiento del héroe. (Vieira, 2008 : 413).

103
4.3.7. LAS EMPLEADAS DOMÉSTICAS: LA CONFORMIDAD CON SU
ESTATUTO

Entre las figuras de Almudena Grandes hay espacio para reflexionar sobre la vida de las
empleadas domésticas de varias épocas: Piedad (“La buena hija”), Teófila (Malena es un
nombre de tango) o Sebastiana y Maribel (Los aires difíciles). Esta última es la caricatura
de la empleada doméstica actual (la acción del libro ocurre en el año 2000). Es descrita
con ironía por un narrador en tercera persona cuya focalización es la de Sara, su señora:

“La asistenta de Sara tenía treinta años, un hijo de once, un matrimonio desgraciado a
cuestas y bastantes kilos de más, armoniosamente integrados en una figura de estampa
decimonónica, un cuerpo redondo y macizo al que sacaba el mejor partido posible
gracias a una colección de vestidos ceñidos, muy escotados, (...) de esa licra barata de
mercadillo que pierde elasticidad en cada lavado, (...) cuya sola visión podría haber
bastado para que cualquier auténtica señora de toda la vida la rechazara sin llegar a
saber cuánto cobraba por hora”. (AD 32/33)

Ella misma cuenta que dejó de estudiar a los catorce años y empezó a trabajar en un
supermercado. Allí conoció al padre de su hijo, camionero, habiendo sido madre a los
diecinueve años. Maribel parece satisfecha con su vida. Su hijo tiene la posibilidad de
estudiar en un colegio particular, donde trabaja su abuela, y, por eso, no tiene que pagar
la mensualidad. A pesar de haber sido decisión de su abuela que su nieto estudiara en
aquel colegio, el pequeño se queja por ser objeto de burlas por parte de sus compañeros
debido a que era el nieto de la cocinera, que según él es “muy gruñona, está todo el día
protestando y haciendo como que llora” (AG : 99). Pese a todo, a Maribel le gusta el
hecho de que su hijo pueda estudiar en un buen colegio.

De repente, los ingresos obtenidos con la venta de un terreno que pertenecía a su abuelo
son vistos como una pequeña fortuna, y se idealizan aún más cuando sirven para organizar
un viaje con su hijo a EuroDisney. Pero, aconsejada por Sara, termina por invertir el
dinero en un piso. También el padre de su hijo Andrés, de quien se separó tras su

104
nacimiento por infidelidades consecutivas, entiende el dinero ganado por Maribel como
solución para sus problemas económicos y sueños de inversión, lo que lo lleva a herir
gravemente a Maribel. Asistida en el hospital, acaba relacionándose más seriamente con
el vecino de Sara y también con su jefe, Juan Olmedo, quedando en abierto el destino de
este personaje, que tiene una visión poco ambiciosa de la vida.

Menos suerte había tenido Sebastiana Morales Pereira, madre de Sara en la misma novela,
que es presentada por un narrador omnisciente en los siguientes términos:

Sebastiana se recogía en un moño su pelo ralo, muy débil y mal teñido de marrón, para
despejar una cara redonda, de mejillas abultadas, musculosas, que parecían empujar
hacia dentro unos ojos pequeños y oscuros como dos botones. Su cuerpo tenía la misma
calidad mullida, compacta, bajo la falda y la blusa de tela negra que parecían más
rellenas de almohadas, o de esa lana apelmazada y blanda con la que se hacían los
colchones de entonces (...) Sebastiana Morales siempre olía a limpio, a agua y jabón, y
su gordura transmitía calor, constancia, una indefinible promesa de protección. Tal vez
por eso, Sara soportaba peor sus besos sueltos y sonoros, apretados, fugaces,
pespunteados de palabras, que los sólidos abrazos de Arcadio, y cuando los ojos de su
madre se ablandaban cediendo a una emoción que ya no podía expresar con todas esas
jubilosas exclamaciones con las que se había defendido al principio, ella sentía que los
suyos empezaban a temblar.” (AD 44/45).

Focalizada externamente, Sebastiana es descrita como una mujer del pueblo, sencilla. Si
físicamente la caracterización es algo despreciativa, a nivel psicológico, por sus acciones,
mantenimiento de higiene y transmisión de protección, se presenta como un personaje
positivo.

Empezará a trabajar a los doce años (AD : 105), aceptando este hecho como algo
inevitable, por más que le resultara muy penoso. A los veinticuatro años se casa con
Arcadio Gómez Gómez, “vestida de corto y negro, sin ramo, pero con una gardenia
prendida en el pecho, como se habían casado todas las mujeres de su familia.” (AD : 106).
La pobreza la obliga a dejar que Doña Sara, su señora y madrina de Sarita, la adoptara
temporalmente. “Aquella tarde de otoño de 1946, Sebastiana Morales Pereira salió del
trabajo con los ojos secos y las venas de una sustancia gelatinosa y helada como el plomo.
El único sabor que su lengua hallaba dentro de su boca era metálico (…)” (AD : 125). Sin
embargo, acepta con resignación este hecho, convenciendo a su marido de que “estás aquí
como yo (…) igual que un cerdo en el matadero” (AD : 126). El personaje es victimizado
(Cf. Vieira, 2008 : 420), pues subsiste siempre la idea de que es una decisión forzada por
la miseria, una vez que “los hijos son la única riqueza que tenemos los pobres” (AD :

105
126). Este personaje toma, de hecho, una decisión igual a la de muchas madres en la época
del post-guerra. La madrina de Sara le explica:

“España era un país muy distinto al de ahora. Habíamos tenido una guerra (...) todo
estaba muy mal, las cosechas perdidas, las ciudades destruidas... La gente pasaba
hambre y hacía cualquier cosa para sobrevivir. En aquella época tu madre trabajaba en
esta casa (...) No es que no te quisiera (...) ella te quería (...) pero estaban pasando mucha
necesidad, ya tenían cuatro hijos...(...) Yo (...) en cambio tenía esta casa (...) y todas las
posibilidades de cuidarte, de darte estudios (...)” (AD 124)

Era común en la época que muchas familias acomodadas criasen a los niños de sus
empleados, muchas veces como sus ahijados. Sin embargo, el tiempo va acabando con
este tipo de tradiciones. Conforme a ello, el hecho de que después de dieciséis años la
madrina devuelva a Sara a su familia será algo que la marcará decisivamente en los años
siguientes.

Destino semejante tiene Piedad, empleada de Carmen en el cuento “La buena hija”.
Nacida en una época en la que su madre ya había cumplido los cuarenta y un años y tenía
dos hijos adolescentes, Berta va a ser educada por su empleada analfabeta, que acepta
esta injerencia de muy buen grado. Así recuerda Berta su relación con Piedad:

“Piedad era de estatura mediana, más baja que alta, y robusta sin llegar a ser gorda, un
cuerpo redondo de carne dura, tan dura que mis dedos jamás acertaron a darle un buen
pellizco de esos retorcidos (...) Ella sí me pellizcaba, jugando, (...) pero luego me besaba,
me daba cientos, miles de besos, en el pelo, en la frente, en las mejillas (...)

Piedad me despertaba por las mañanas, Piedad me vestía y me peinaba, me daba de


desayunar y me hacía el bocadillo para el recreo antes de llevarme al colegio. A la salida,
por la tarde, me estaba esperando con la merienda al lado de la verja. (...) Piedad me
bañaba y cenaba conmigo, me obligaba a lavarme los dientes y me arrastraba hasta la
cama, y se sentaba al borde a contarme unos cuentos muy raros de pastores y de ovejas,
en los que no había princesas, ni siquiera niños y niñas, sólo mozos y mozas que comían
pan con tocino, y las brujas no tenían poderes (...) pero subían las rentas todo el tiempo
y por eso los buenos perdían casi siempre, pero (...) me encantaban los cuentos que se
sabía Piedad, quizá porque nadie nunca me contó otros.” (MM 204).

El origen humilde y su simplicidad, así como el amor dedicado a Berta, contrastan con la
frialdad existente en el medio social de que su madre es símbolo. Ya desde bien pequeña
Berta aprende a hacer la distinción entre las dos:

106
Mi madre era la autoridad, la señora que tomaba las decisiones importantes. Ella
pagaba la matrícula en septiembre y firmaba las notas en junio (…) cuando un niño tenía
fiebre, cuando se caía del columpio y se hacía sangre en una rodilla, (…) mi madre se
disolvía (…) para ceder su cuerpo y su rostro, sus manos y su voz a mamá, una especie
de hada doméstica con poderes suficientes para resolver la mitad de los problemas y
hacer mucho más soportable la otra mitad. (…) Carmen era mi madre. Piedad era mi
mamá” (MM : 207/8).

Pero algo distingue a Piedad de las otras empleadas aquí estudiadas: al final, Piedad opta
por su felicidad. Un noviazgo traicionado por Eugenio (del que es testigo Berta), que
decide casarse con otra mujer, provoca un ataque cardíaco a Piedad. Durante su
enfermedad es asistida por Berta, que hace la compra y pequeños servicios domésticos.
Más tarde, una carta entregada a Berta a la salida de la escuela por Eugenio, en la que se
recogía un poema retirado de un almanaque, hace que Piedad decida aceptar reconciliarse
con él, por más que eso le cueste la pérdida de su empleo y, consecuentemente, el final
de la convivencia con Berta, así como la reprobación social.

Teófila, de Malena es un nombre de tango, natural de un pueblo, llega a los diecisiete


años a trabajar a casa de los Fernández de Alcántara. “La de los buenos tiempos” (MNT
: 39), como es caracterizada por el abuelo de Malena por haber sido una mujer guapa y
audaz en su juventud (con la Guerra Civil como escenario), no tarda a unirse con Pedro,
el abuelo de Malena, llegando a tener con él cinco hijos. Este hecho disgusta a su abuela,
y cuando llega la hora de la lectura del testamento de su abuelo, el escándalo familiar es
total, al saberse que el abuelo había reconocido a los hijos ilegítimos de Teófila. Su nieto
Fernando vivirá un romance con Malena, la nieta de Pedro, provocando celos en Reina,
la hermana gemela de Malena. Esta elabora entonces un plan para que Fernando abandone
a Malena abrupta y definitivamente, lo que le dejará secuelas para toda la vida. Sólo más
tarde Malena sabrá la razón:

“En la familia de mi madre todo el mundo vivía obsesionado por la herencia de mi abuelo
(...) porque era muy rico, y yo sólo me enteraba de lo que pasaba en mi bando, pero en
el otro, el de los bastardos, las cosas debían de ir aún peor. Reina también estaba
enamorada de mi primo, pero yo no lo supe nunca, hasta que me lo dijo ella el otro día.
Intentó enrollarse con él y, por una vez, no le salió bien. Entonces, con la ayuda de
algunos de mis primos legítimos, le convenció de que mi abuela, que estaba muerta desde
hacía años, había impuesto una cláusula muy especial en el testamento de mi abuelo, que

107
en cambio acababa de morirse, con la intención de que nunca jamás las dos ramas que
descendían de él se pudieran unir en ningún punto. Era todo mentira, por supuesto, pero
debieron de enseñarle hasta papeles (...)” (MNT 548).

La reflexión de Malena demuestra que las empleadas en la época de Franco mantenían


una actitud de conformidad con su estatuto, acaso porque no percibían que tuviesen la
posibilidad de disentir o plantear una alternativa al statu quo imperante. Con algunas
diferencias, Maribel es heredera de esta mentalidad, teniendo un horizonte pequeño en lo
que respecta a su futuro.

108
4.3.8. SARA GÓMEZ

Es uno de los personajes más elaborados de Almudena Grandes, por tener una evolución
psicológica muy compleja y no encuadrarse en ninguna de las tipologías antedichas 71.
Sara Gómez es la protagonista de la primera obra narrativa de Almudena Grandes cuya
acción no ocurre en Madrid, Los aires difíciles.

El periplo que sigue Sara Gómez es singular. Había sido la quinta hija de una pareja de
operarios que rondaba los cuarenta años. Adoptada “forzadamente” por la madrina, de la
edad de su madre, pero sin hijos, es educada en una atmosfera de lujo “rico y frío”,
pasando apenas los domingos con sus padres. “Sara sentirá un vacío interior provocado
por el desplante familiar” (Valenzuela : 2009), circunstancia que le resultará muy difícil
de gestionar y le provocará importantes secuelas, creándole un “caos sentimental” (AD :
17), pues “Sara sufre en su vida el estigma de quien lo tuvo todo y luego lo perdió”
(Valenzuela, 2009). Para su sorpresa, a los dieciséis años, la madrina le comunica con
frialdad que cree haber cumplido ya con su función y la devuelve a la casa paterna. Sara
entra en contacto, entonces, con un mundo completamente desconocido para ella, al cual
se adapta con dificultad, lo que la hace caer en la dependencia del alcohol, arrastrándose
por esta situación durante tres décadas. Comienza entonces a recorrer un camino guiado
por un profundo sentimiento de venganza que le permitirá culminar su plan hasta el final.
De acuerdo con esto, empieza por tragarse su orgullo y pedir a la madrina que le pague
un curso de taquigrafía. Esta accede a hacerlo con la misma expresión de quien practica
la caridad típica de las señoras de las clases privilegiadas. Terminada la carrera, vive
algunas relaciones amorosas esporádicas, a la excepción de la que entabla con Vicente,
quien, a pesar de regalarle viajes, no se separa de su esposa oficial. La falsedad que
caracteriza a las personas de elevado nivel social que va conociendo a lo largo de su vida
hacen que la protagonista femenina prefiera la autenticidad en las relaciones, rechazando,
por ejemplo, dar regalos caros a los niños, por considerarlo un símbolo asociado a la falta
de cariño y empatía verdadera, que trata de suplirse mediante meros objetos materiales.
A los treinta y ocho años se encuentra sola de nuevo. Después de dos años sin tener
noticias de su madrina, vuelve a recibir su visita, verificando que la madrina sufre de
artritis. Esta propone a Sara que la cuide a cambio de un sueldo. Sara duda un momento,

71
Almudena Grandes considera esta su novela bisagra entre sus textos anteriores y los que se seguirán.
Disponible en Letras en Sevilla en www.youtube.com, 17.05.17, consultado en 19.05.17.

109
pero la frustración causada por las dificultades económicas, sumada a la noticia de la boda
de Vicente, que había sido su compañero, la hacen aceptar su propuesta. En poco tiempo
gana la confianza de la madrina y, consecuentemente, más poder en el gobierno de la
casa. De hecho, incluso decide reparar la vivienda de la madrina antes de proceder a su
venta, para revalorizarla y conseguir de ese modo ganar más dinero. Rentabiliza todo su
patrimonio, que heredará después de su muerte, garantizando así su estabilidad
económica. Después de la muerte de la madrina decide adquirir una casa lejos de Madrid,
encontrando entonces algo de armonía en su vida, cuando se encuentra ya a la altura de
los cincuenta y tres años, “no particularmente brillantes” (AD : 17), “pero aún (…)
capaces de recuperar la curiosidad con alegría” (AD : 130), al instalarse definitivamente
junto a la playa en la costa gaditana.

“Hasta aquel momento había vivido para vengarse. Ahora tendría que aprender a
sobrevivir a las consecuencias de la venganza.” (AD : 129). Curiosamente, su vecino,
Juan Olmedo, pretende igualmente una ruptura con el pasado: un amor por una mujer
“confusa y tramposa” (AD : 342) que le quiere, pero que termina casándose con su
hermano Damián, inscribiendo a la hija que habían tenido en común como si fuese de su
hermano, mientras mantiene una relación con los dos. Un enfado con su hermano, que
termina con su muerte accidental, hace que Juan desee dejar Madrid para empezar de
nuevo. Sin embargo, las apariciones de Nicanor, pretendiente a la herencia de Damián,
perturban su evolución en ese sentido. De ese modo, el pasado surge insistente e
incesantemente como enemigo de la evolución (Cf. Antonio Rivas, 2012 : 90).

A Sara le gustaban los niños, pero pesaba sobre ella el estigma de haber tenido una
infancia oscilante entre el confort artificial y una familia que no era completamente la
suya, unido todo ello a la preocupación de perder todas las comodidades a las que estaba
acostumbrada. Pese a todo, Sara tiene una buena relación con Andrés, hijo de Maribel y
Tamara, hija-sobrina de Juan. Y será justamente la amistad entre los niños, junto con el
hecho de tener a una empleada doméstica común (Maribel), lo que va a acercar a los dos
personajes que eligieron el Levante como un lugar para huir de su pasado.

110
Al final, Juan asume su romance con Maribel72, confiesa su responsabilidad en la muerte
de su hermano y es aceptado por Sara, que le invita a pasar la Navidad con ella. Las dos
figuras parecen haber encontrado un nuevo rumbo para sus vidas. Tras la reconciliación,
el presente gana tanto poder como el pasado, “no la felicidad, sino la huida de la
infelicidad”; ya que, tal y como se expresa en la novela, “no hay espacio para la
idealización en el triunfo final de la reconciliación con el mundo” (Masoliver, 2002 : 27)
en una zona en que los vientos parecen tener la capacidad de borrar el pasado y libertar a
Sara de la condición de hija de rehenes de la Guerra Civil 73:

“Sara se aferró a la barandilla del porche con las dos manos, cerró los ojos y se
abandonó a la voluntad del viento que barre los suelos, que seca las sábanas, que limpia
el aire, que airea la sangre estancada en el mohoso abrigo de la humedad, esa tristeza
pantanosa y sucia de los días más cortos. El levante azotaba su cara, desflecaba su pelo,
bailaba dentro de su cabeza e inundaba sus pulmones con el ritmo necesario, regular,
de una marea aérea y torrencial que afilaba el sentido del verbo respirar. La pesadez del
plomo, le mecánica del óxido, el aterciopelado veneno del musgo, huían en tropel, con
esa prisa torpe de los cobardes, ante el empuje de aquel viento formidable, poderoso y
paternal como un dios clásico, y tan apasionadamente leal, tan imprescindible aquella
tarde que, mientras se dejaba atravesar por él, Sara Gómez Morales sintió que también
estaba soplando en la otra mitad de su vida.

No estuvo fuera mucho tiempo, quizás cinco minutos, tal vez menos, pero cuando volvió
a entrar, entró en una casa diferente, nueva, limpia, que retenía el espíritu del viento.
Entonces recordó lo que decían todos en el pueblo, y sonrió. Porque el levante se lo lleva
todo.” (AD 593)

72
Se establece un paralelismo entre Charo y Maribel. Las dos son sensuales, pero mientras Charo era una
persona calculadora, Maribel es inculta y con poca ambición, pero inteligente y realista. (Fernando Valls
en Andrés-Suárez y Rivas, 2012 : 142).
73
“Arcadio Gómez Gómez pensaba que no le interesaba la política, pero la primera vez que oyó hablar de
la conciencia de clase aprendió a ponerle un nombre a la rabia. (...) se afilió al sindicato, empezó a asistir a
todas las reuniones y, al final, cuando comprendió que podía ser más útil, se apuntó al curso de
alfabetización que organizaba don Mario, un joven maestro de escuela que, después de pasarse el día entero
bregando con los dichosos críos, enseñaba a los obreros a leer y a escribir en su propia casa, sin cobrarles
más que la propia fe. (...) En pocos años, aquel hombre que trabajaba desde que cumplió siete y nunca había
tenido tiempo para ir a la escuela, empezó a hablar mejor que un cura (...) Cuando el general Franco empezó
la sublevación que hizo estallar la guerra civil, Arcadio Gómez Gómez era un hombre muy fuerte. (...) La
fuerza y la habilidad de Arcadio resultaron decisivas en más de una ocasión para los objetivos de la brigada
de Artillería a la que le destinaron cuando se incorporó a las tropas de la República Española. (...) sin
embargo tuvo motivos muy pronto para lamentar sus excesos. Cuando los soldados vinieron a buscarlo,
Sebas estaba embarazada otra vez, de dos meses. (...) Cuando Arcadio Gómez Gómez salió de la cárcel,
era un hombre débil y enfermo, pero aún tenía carácter. El día que tuvo que tragárselo confiaba ya en
conservarlo para siempre. La ciudad que encontró el 6 de abril de 1946 se parecía muy poco a la que
recordaba y, sin embargo, pronto pudo comprobar que no se había equivocado al interpretar la ambigua
alusión a los viejos amigos que contenía la primera carta de Sebas. Muchos de sus compañeros del sindicato
habían muerto, y otros estaban presos todavía, pero algunos habían tenido la suerte de camuflarse a tiempo
en el colosal desconcierto de la derrota” (AD : 113-122).

111
Se muestra así la esperanza de que los fenómenos atmosféricos consigan alejar las
turbulencias interiores de los personajes que buscaron con su huida olvidar un pasado
traumático. Es esta una característica constante en esta obra, narrada en tercera persona
(Valls en Andrés-Suárez y Rivas, 2012 : 139), lo que sirve para distanciarnos más de los
personajes. La fuerte conexión existente entre los personajes y la naturaleza en la novela
permite entender que las características personificadas atribuidas al viento de la costa
gaditana influyan en el estado de ánimo de quien allí vive y conduzcan a la reflexión:

“(...) la vida, esa razón suprema y ambigua que los años habían convertido ya en su
propio pariente, su propia vieja y desleal conocida, había hecho de ella [Sara] una
experta en mudanzas. Su capacidad de adaptación, esa aptitud innata en los niños que
suele atrofiarse después por la falta de uso. Había ido perfeccionándose poco a poco, a
lo largo de su juventud, de su edad mediana, y hasta más allá de la madurez, en la larga
sucesión de escenarios, largos o ficticios, públicos y privados, donde nunca había
logrado instalarse por mucho tiempo. Para sobrevivir a cada cambio, a cada ajuste, a
cada uno de los nuevos destinos que había tenido que asumir a la fuerza al principio, por
su voluntad, después, había tenido que esforzarse siempre en hallar una clave, un
objetivo, un número exacto y redondo, sin matices, sin insignificantes y fastidiosos
decimales.” (AD 213/214)

Esta novela, escrita según la tradición realista –narrador omnisciente en tercera persona,
predominio de la descripción detallada– deja un final semiabierto, característico de la
Post-Modernidad. Las analepsis completan las memorias familiares y amorosas, estando
Madrid siempre presente en la memoria, aunque esta sea la primera novela de Almudena
Grandes cuya acción transcurre fuera de la capital española. A pesar de que se deja
entrever una situación de reconciliación con el pasado, las constantes analepsis a lo largo
de la obra demuestran que esta no será totalmente posible. Más importante, sin embargo,
es que no dejen de existir objetivos ni la capacidad de adaptación a las situaciones que la
vida ofrece.

112
4.3.9. MIGUELA Y QUETI: LAS MINUSVÁLIDAS Y PERTURBADAS
MENTALES

Almudena Grandes explora también el personaje de la mujer minusválida y perturbada


mental. En el cuento “Los ojos rotos” son narrados los destinos de dos pacientes, Miguela,
de 38 años, y Queti, de 57. Miguela sufre de Síndroma de Down, y aún no siendo
minusválida profunda, tiene una edad mental de siete u ocho años (OR : 25). Es
caracterizada como “casi siempre callada” (OR : 35) y se la describe con “párpados flojos
y redondos” (OR : 36).

Dada su naturaleza, la focalización de estos personajes es externa, correspondiendo al


lector el análisis de su comportamiento, revelado a través de sus monólogos interiores.
Miguela guarda un “tesoro”, una estrella símbolo del POUM (Partido Obrero de Unidad
Marxista)74. Como vía de escape a la situación en que vive, Miguela utiliza el espejo,
canal por donde se comunica con Orencio Sanz -asesinado porque fue acusado
injustamente en el tiempo de la dictadura-, como sabremos por la narración de su
compañera de infortunio: Queti. Al comunicarse con Orencio, la expresión facial de
Miguela cambia profundamente, llegándose a mostrar con el semblante de una mujer
sana. El descubrimiento de los huesos de Orencio cuando hacen obras de restauración en
el jardín y su posterior traslado hacen que empeore el estado de Miguela que, en un
impulso de rabia, rompe el espejo, causando así su propia ceguera. Durante un paseo pide
a su amiga Queti que la asista en el suicidio que quiere cometer, empujándola esta cuando
pasa un camión.

74
Partido fundado en Barcelona, en 1935, en la estela del Movimiento Revolucionario de octubre de 1934.
La sublevación militar conduciría a la Guerra Civil Española. El POUM nació de la fusión de dos
movimientos: Izquierda Comunista de España y Bloco Operario Campesino. Fundado por Andreu Nin y
Juan Andrade, fue un partido cuyos ideales tuvieron gran aceptación en Cataluña. De índole marxista, el
ideario del partido condenaba, sin embargo, el totalitarismo de Moscú, lo que llevó a su expulsión por
Stalin. Al final de la Guerra Civil, sus dirigentes se exiliaron, habiendo sido muchos detenidos, fusilados o
pasados a la clandestinidad, donde siguieron trabajando en la organización del partido. Algunos de los
exiliados en Francia fueron enviados a campos de concentración como Dachau, Mauthausen y Buchenwald,
donde perecieron. Con el final de la Segunda Guerra Mundial el POUM se une al Moviment Socialista de
Catalunya. Durante la Guerra Fría existe un abandono masivo de sus militantes, debido al imperialismo
soviético, lo que reduce al POUM a una organización de exiliados. Tras la muerte de Franco, el partido
intenta reconstruirse, formando una alianza con Herri Batasuna. Sin representación política en las primeras
elecciones, el POUM se disuelve en 1980. Existe hoy la Fundación Andreu Nin, que perpetua la memoria
del POUM. www.fundanin.org.

113
Las malas condiciones del Centro de Salud Mental, donde “A Miguel no le cortaban las
uñas desde vete a saber cuándo” (OR : 33) hacen que su estado de salud se deteriore,
acabando por perder la visión y ser, finalmente, atropellada.

Caso distinto es el de su compañera Queti. Un matrimonio infeliz y la huida de su


compañero con el dinero de la familia hacen que prefiera permanecer en el hospicio,
actuando como si tuviera problemas más graves:

“Una princesa era yo (...) que no sé ni por qué me fijé en ti, con la cantidad de
pretendientes que yo tenía (...) y ahora me has encerrado en este manicomio, y dices que
estoy loca porque sé la verdad, porque yo sé que fuiste tú quien enseñó a Rafa cómo
pincharse, que te pillé una noche con la jeringa en la mano (...) Tenemos un hijo
drogadicto (...) hay que (...) seguir viviendo (...) Y luego convenciste a los demás,
Antoñito, que es igual que tú, y las niñas, mis propias hijas, menuda jaula de fieras...
Tienes que curarte, mamá... (...) En realidad estoy mejor aquí (...) en un manicomio, que
allí, en casa, donde todos queréis que me muera” (OR 26/27)

En el monólogo Queti cuenta toda su vida, afirmando, tras la muerte de Miguela, que esta
era “la única que me quería” (OR : 28). Termina el cuento esperando en vano la visita de
su hijo menor, lo que refleja una imagen fría de la sociedad actual española y la alteración
de los tradicionales valores familiares, sobre todo en lo concerniente al cuidado, atención
y respeto hacia los ancianos. La opción de envejecer en una residencia de la tercera edad
es característica de la vida actual y no siempre resulta bien aceptada, en especial por parte
de quienes se ven excluidos del hogar familiar.

Constituye una forma poco convencional en la narrativa actual el hecho de dedicar un


cuento de cerca de cincuenta páginas a mujeres con perturbaciones mentales, resultando
que los acontecimientos llegan parcialmente hasta el lector a través de Queti, lo que le
permite en muchas veces dudar de su versión, pues, a pesar de ser una narradora
omnisciente, que sugeriría cierta confianza, su estado hace cuestionar la veracidad de
parte de lo expuesto.

En Malena es un nombre de tango surge una figura, Pacita, que, a pesar de no tener gran
importancia en el desarrollo de la acción, es descrita por su sobrina del siguiente modo:

“(...) los ojos verdes, siempre abiertos, y labios de india, como los míos, que cerraba
rozándolos apenas, entre las comisuras el hueco suficiente para franquear el paso a un
delgado hilo de baba blanca que se escurría despacio. (...) Era una criatura
abrumadoramente hermosa, la más guapa de las hijas de mi abuela (...) Nunca la vi de

114
pie, pero sus piernas (...) no merecían el destino al que las abocó para siempre el
implacable síndrome de nombre anglosajón que paralizó su desarrollo neuronal cuando
aún no había aprendido a mantener la cabeza erguida. Desde entonces, nada había
cambiado, y nada cambiaría jamás, para aquel eterno bebé de tres meses. Pacita ya había
cumplido veinticuatro años, pero sólo su padre la llamaba Paz” (MNT 15).

Explica luego que, a pesar de su corta vida, “la tía Pacita había muerto cuando yo era una
niña pequeña” (MNT : 101), las descripciones de la protagonista ponen de manifiesto,
desde el inicio, la evidente empatía que une a la narradora-protagonista a su tía, por ser
una persona, que, igual que ella, ha sido marginada, si bien que por motivos diferentes en
uno y otro caso.

La temática del ciudadano minusválido regresa, aunque periféricamente, en Castillos de


Cartón. En la novela, la joven María José Sánchez es presentada como un personaje con
una adolescencia marcada por algún conflicto personal y fracaso escolar generalizado, a
excepción de la asignatura de dibujo, en donde, siguiendo el consejo de su padre, se
dedicaba a pintar la realidad tal como ella la veía. De acuerdo con ello y en consonancia
con su interés por el dibujo, empieza por hacer el retrato de su primo Enrique, que es
minusválido, como si no lo fuera y, durante algún tiempo, se va a dedicar al dibujo de
figuras que representan a personas con síndrome de Down. Posteriormente, ya en la
facultad y durante sus estudios universitarios, se destaca como una buena alumna. Allí
conoce a Jaime, quien la desafía a pintar su retrato transfigurado, como si sufriera de
síndrome de Down y ella lo hace. Estando aún en la facultad conoce a Marcos y junto con
él y Jaime vivirán un triángulo amoroso.

Las minusválidas en Almudena Grandes, siendo figuras frágiles en la evolución social,


consiguen manifestar exactamente lo que piensan y son capaces asimismo de reflejar
muchas veces la opinión social, resultando que las figuras de personajes que podrían
denominarse como “normales” no tienen esa misma actitud de valentía o inconciencia.

115
4.3.10. BÁRBARA, PALOMA, TAMARA, AMANDA Y MAITE: LAS
JÓVENES

Los personajes que permanecen jóvenes hasta el final de la narrativa de Almudena


Grandes suscitan en mayor o menor medida cuestiones relacionadas con el sentido de la
vida. Siendo la adolescencia un periodo de vida caracterizado por una crisis existencial,
estos personajes –a excepción de Amanda de Atlas de Geografía Humana, que es mucho
más llana– toman conciencia de las dificultades que la vida las va hacer enfrentar e
intentan contrariar el rumbo natural de la existencia.

Bárbara (de “Bárbara contra la muerte”) toma conciencia de la fugacidad de la vida un


día en que acompaña a su abuelo cuando este va a pescar75. El abuelo lleva con él gusanos
que servirán de cebo para los peces. Súbitamente, se acuerda de una anécdota ocurrida
cuando era pequeña en el colegio de monjas que frecuentaba, cuando entró por error en
la sección de clausura. Allí una monja anciana le dice que ella no será más que alimento
para lombrices. Cerca del río, la joven pregunta a su abuelo si la considera guapa. A partir
de ahí reflexiona sobre su natural envejecimiento y muerte, y deseando entonces
contrariar a la monja y a la muerte, retira un gusano destinado a servir de cebo para los
peces y se lo come, aseverando: “Si crees que eres tú quién me va a comer, estás listo…”
(MM : 122).

A semejanza de Bárbara, igualmente muy cercana a su abuelo, Paloma, del cuento


“Tabaco y Negro” (del libro Estaciones de Paso), piensa ser heredera de un talento y
profesión legendarios. Su abuelo es sastre especializado en confeccionar trajes para
toreros, aunque sufre una defunción muy prematura. En el relato aparecen dos elementos
recurrentes característicos de la narrativa de Grandes y que aparecen relacionados con el
personaje de Malena: el modelo masculino y la figura del abuelo como agente de gran
ascendencia sobre las protagonistas femeninas.

Tamara Olmedo, de Los Aires difíciles, es casi una figurante en el libro. Su tío Juan
Olmedo decide abandonar Madrid e instalarse en una zona residencial de la costa
gaditana, como forma de escapar a los fantasmas del pasado. Tamara es, sin embargo, la

75
Hasta entonces, esta actividad era únicamente realizada por los chicos de la familia.

116
prueba viviente de su conexión con el pasado y de la imposibilidad de acabar con este por
completo.

Es física y objetivamente caracterizada como “(…) Morena, también alta, espigada y de


huesos largos. Tendría diez u once años”. (AD : 18). De modo más subjetivo, Maribel, la
empleada, la caracteriza como “guapísima, aunque tampoco sea rubia, ni tenga los ojos
azules” (AD : 35). Este patrón de belleza es común en la narrativa de Almudena Grandes
para los personajes de bajo nivel sociocultural. Pero Tamara existe sobre todo como
producto de un pasado conturbado, pues Juan mantuvo una relación amorosa con su
madre Charo, que, como mujer indecisa pero calculadora, opta por casarse con el hermano
de este: Damián. Mantiene, sin embargo, una relación con Juan, resultando que Tamara
es hija de esa relación adúltera, sin que ella lo sepa hasta el final de la obra. Tamara
mantiene una relación muy cercana y algo posesiva con Juan, hecho que es entendido por
él del modo que sigue:

“Los golpes que su sobrina había tenido que encajar en poco tiempo, la muerte de su
madre primero, la de su padre después, habían intensificado su relación con él sólo a
costa de convertirla en una dependencia casi enfermiza, más propia de un bebé que de
una niña de su edad. Juan comprendía que ella tuviera miedo de perderle, porque él era
lo único que le quedaba, pero se sentía incómodo en el papel de rehén de su amor”. (AD
58).

Paulatinamente Tamara supera sus traumas, integrándose, con la ayuda de Andrés, hijo
de Maribel, en el colegio donde ambos estudian.

Entre las figuras más jóvenes, la menos trabajada, pues surge apenas en un diálogo con
su madre, es Amanda, hija de Ana en Atlas de Geografía Humana. Su caracterización es
hecha por su postura en la conversación, dando a entender que se trata de una joven
mimada. Ana fue madre muy pronto, a los diecinueve años, fruto de una relación amorosa
pasajera con un profesor once años mayor que ella, y que aunque quiera mucho a su hija,
reconoce que su concepción fue un error (AGH : 83). Pero por supuesto que sufre con su
ausencia, cuando Amanda decide irse a París a estudiar balet y a vivir con su padre:

“Separarme de Amanda me había costado mucho más trabajo del que jamás me habría
atrevido a sospechar, y todavía entonces, casi seis meses después de su partida, cuando
descolgaba el teléfono para llamarla y no conseguía hablar con ella, me asaltaba una
desazón inexplicable, la absurda tentación de contarme mi propia vida al revés, como
una descabellada necesidad de sentirme inmediata y absolutamente culpable por haberla
perdido” (AGH 82).

117
La maternidad precoz habrá sido una forma de escapar a una madre tirana, que sigue
queriendo interferir demasiado en la vida de su hija, dejando continuamente mensajes en
su contestador automático y controlando todas sus acciones. Inicialmente, Amanda es, a
los dieciséis años, una álter ego de su padre y de su abuela: “Ya, eso era lo que decía papá
(…) hemos estado discutiendo porque… Él dice que nunca podrás vivir con otro hombre”
(AGH : 102). Cuando llega a Madrid en verano, para pasar las vacaciones con su madre,
reacciona mal al hecho de que su madre tiene un nuevo novio, incluso asume un
comportamiento infantil:

“- No has hecho tortilla de patatas, ¿no?

- No – contesté, sin querer acusar su enfurruñamiento todavía-. No he tenido tiempo.

-Pues era eso lo que me apetecía cenar, tortilla de patatas y boquerones en vinagre y
calamares fritos y ensalada de pimientos asados con escabeche, ya lo sabes...

Tendría que haberlo sabido, seguramente nunca había dejado de saberlo, aquél era el
menú favorito de Amanda, el banquete de bienvenida a casa, una ciudad de tapas y cenas
desordenadas al filo de la medianoche, yo misma le había inculcado la afición por esa
clase de comidas, mis preferidas, cuatro o cinco fuentes distintas encima de la mesa para
picar sistemáticamente de una y de otra hasta saciarse, hasta vejarse del aburrimiento
de la sopita de fideos y la pescadilla rebozada a las que mi madre me obligó todas las
noches durante tantos años. Lo sabía, y, sin embargo, también lo había olvidado
completamente, pero no me sentí en absoluto culpable por ello, e incluso tuve que
reprimir un precoz acceso de indignación ante la nadería por la que mi hija empezaba a
maltratarme antes de tiempo. Por eso, no quise pedirle perdón.

-Bueno, a los boquerones y a los pimientos no llego, aunque puedo hacértelos mañana...
–le ofrecí a cambio, con un acento a medias tranquilo y animoso- pero la tortilla de
patatas, si no te importa esperar... Son las diez y cuarto, a las once podemos estar
cenando en casa tranquilamente...

-Ya, pero es que no es eso, mamá...

-Entonces, ¿qué es? –no me contestó y decidí pasar por alto sus suspicacias-. En fin, no
me parece tan importante. Tenemos todo el verano por delante. Puedes cenar tortilla de
patatas todas las noches hasta aborrecerla para siempre”. (AGH 419)

Amanda busca ser el centro de las atenciones de su madre, demostrando celos cuando
sabe que en la vida de su madre existe ahora un hombre que es importante para ella.

“Sé que estás haciendo el idiota, como siempre, que te has liado con un hombre casado
que se va a divertir contigo todo lo que quiera diciéndote que va a dejar a su mujer y que
cuando se canse te dejará tirada y entonces vendrás llorando...

-Un momento, un momento, un momento...-la interrumpí, levantando una mano en el


aire-. ¿Quién te ha contado eso, tu padre?

118
-¡Pues no! –chilló, como si mi sugerencia la hubiera ofendido terriblemente-. Da la
casualidad de que no me lo ha contado mi padre. Me lo ha contado mi abuela, que es tu
madre, por cierto...” (AGH 420)

Sin embargo, parece haber una evolución en el comportamiento del personaje, una vez
que, al día siguiente, pide perdón por su comportamiento: “No he dormido muy bien (...)
Es que... siento mucho lo de anoche, mamá, quiero decirte... Yo sólo quiero que seas
feliz.” (AGH 422/3).

De todos los personajes jóvenes, la más compleja es Maite de “Receta de Verano”


(Estaciones de paso). Adopta una opción semejante a la de Lulú, aunque en menor grado,
probablemente debido a su menor edad, tras la ausencia física de la madre en su casa. Es
la segunda hija de una madre que reacciona a la invalidez física y psíquica de su marido,
debido a un accidente de trabajo, delegando las responsabilidades de mantenimiento del
hogar en sus dos hijas mayores para volver a trabajar. Se unen a todas estas circunstancias
que la esposa parece olvidar al marido, quien queda al cuidado de Maite, una vez que
inicia una nueva relación amorosa. Maite vive toda una confusión interior propia de su
edad (entre los 17 y los 18 años) por la cantidad de responsabilidades que se ve obligada
a asumir desde muy joven. Es ella la narradora, siendo su discurso desordenado, como el
pensamiento de la propia protagonista (Ingenshay en Andrés-Suarez y Rivas, 2012 : 126),
y resultando mínima la distancia entre la narradora y los hechos narrados. Maite despierta
a la juventud y empiezan a planteársele cuestiones relacionadas con la sexualidad, sin que
tenga con quien compartir sus incertidumbres. Así, todas las dudas existenciales le son
confesadas al lector: el hecho de ser responsable de cocinar para toda la familia y cuidar
de su padre, junto con la rivalidad con su hermana,76 un noviazgo incipiente con David,
compañero de la escuela y el afloramiento de sus impulsos sexuales con Rober, un antiguo
empleado de su padre. Y unido a todo ello, también las fantasías propias que experimenta
cuando en el supermercado un desconocido le pone el brazo en la cintura, habiéndola
confundido con su novia:

“Podríamos comprar naranjas de zumo, ¿no?

No conocía esa voz, y sin embargo no era una voz desconocida. No sabía a quién
pertenecía, pero en aquel momento supe con certeza que el futuro pertenecería a una voz
como aquella. Entonces sentí un escalofrío difícil de explicar, mientras una avalancha
de imágenes sueltas, dispares, luminosas, remotas, se precipitaban a toda velocidad por
la pendiente de mi imaginación, víctimas de un vértigo que yo no era capaz de gobernar.
Duró sólo un instante, pero cerré los ojos y vi una casa pintada de blanco, una pareja en
una cama deshecha, un sábado por la mañana, el sol entrando por la ventana para
convertir el suelo de madera barnizada en un estanque color de caramelo, las arrugas

76
Al contrario de su madre y de su hermana, que ven el estado vegetativo de su padre como algo definitivo,
Maite tiene esperanza de que sea provisional; tanto es así que incluso intenta cocinar su plato favorito,
esperando que su padre reaccione.

119
templadas de las sábanas, el cuerpo de un hombre joven, desnudo y sonriente, que se
levantaba a preparar el desayuno mientras una mujer joven, desnuda y sonriente, se
giraba con pereza para mirarle marchar, todo eso vi en un instante, con una claridad,
con una nitidez casi dolorosa, nada que ver con el romanticismo bobo de las películas,
con los besos en los bancos de los parques, con los escaparates de las tiendas de vestidos
de novia. Aquella voz brotaba de la cara oculta y más pura de lo que yo hasta entonces
había creído que era el amor. Aquél era el sonido de la intimidad, y la voz de un
desconocido acababa de entregármelo en un pasillo del mercado de mi barrio, entre un
kilo de manzanas golden y medio de plátanos de Canarias.” (RV 217/218)

Este gesto fortuito del desconocido despierta en Maite un deseo sexual hasta entonces
oculto, que será complementado por el beso descontrolado dado en un impulso a Rober,
lo que la hace terminar su relación con David, por considerarlo inmaduro. Maite es
plenamente consciente de la imposibilidad de una relación con Miguel (el desconocido)
o Rober, ya que los dos están casados.

Ante la imposibilidad de solucionar su confusión amorosa, Maite intenta, en vano,


desahogarse con su padre. Tras haber conseguido cocinar su receta favorita (pudin de
atún), en un intento de resucitarlo, sin éxito, Maite entiende que la esperanza que tenía
era vana:

“Y entonces sí lloré. Lloré como hacía mucho tiempo que no lloraba, como quizás no
pudiera volver a llorar nunca más, como una niña pequeña, sola, huérfana,
desamparada, lloré de un solo golpe, sin esperanza, sin freno, todas las lágrimas de
aquella misteriosa primavera, de aquel verano despiadado y magnánimo que no había
terminado todavía, lloré hasta que mis ojos se secaron solos, de su propio cansancio, y
dejé de llorar (...)

-¿Por qué es tan difícil, papá? (...)

Él no podía contestarme. Yo tampoco. Por eso, bajé la persiana, le besé en la frente y me


fui a recoger en la cocina. (RV 249).

El cuento termina de forma abierta, dejando el lector empatizando con Maite, porque no
se rinde a todas las adversidades.

En la narrativa de Almudena Grandes, las jóvenes se caracterizan porque están marcadas


por una identidad en construcción, debido la ausencia de la madre. En el caso concreto
de Maite, sus dificultades provienen de su imposibilidad para manejar adecuadamente la
situación de tener un padre en estado neurovegetativo mientras vive las emociones
propias de su edad.
120
4.3.11. MALENA Y EVA: LA ANOREXIA – UN MAL DE LA POST-
MODERNIDAD

“Las mujeres os ponéis demasiado pesadas con la historia de los regímenes, en serio”

(Atlas de Geografía Humana, 69)

De acuerdo con Terry Eagelton, “the Body has become one of the most recurrent
preocupations of postmodern thought”. (2008 : 69). Entre las muchas figuras femeninas
de Almudena Grandes, existe aún lugar para dos figuras anoréxicas77. La primera de ella
está encarnada por la Malena del cuento “Una vida hervida”, quien decide, a los cuarenta
y seis años, suicidarse después de una vida sacrificada por casi no comer. Un amor de
adolescencia, Andrés, está en el origen de este comportamiento, pues Malena pretendía
adelgazar para agradar a Andrés. Como afirma Azucena Mollejos (2002 : 116), “es la
mirada del amante la que determina la imagen del amado. Pero por ser gorda no es objeto
de deseo por parte de él. Cuando Andrés desaparece de su vida, ella decide prepararse
para su regreso” (Pacheco Oropeza, 2001 : 190).

El regreso de Andrés tiene lugar en una fase ya madura de Malena, en la que tanto ella
como Andrés perdieron algunos atractivos sexuales de la juventud. Cuando, finalmente,
tiene una relación sexual con él, “un hombre barbudo, gordo y más que medianamente
calvo” (MM : 74), su desilusión es tal que decide suicidarse, escribiendo una carta en la
que justifica las razones de su acción. Esta carta alterna con la narración de un narrador
extradiegético, que va completando el relato de Malena con más detalles: “Había vivido
esperando a Andrés y por fin lo tenía durmiendo a su lado, roncando como un hipopótamo
enfermo de asma” (ibidem). El tono satírico del narrador acompaña esta diégesis trágica:

“Dejé de comer a los quince años, (...) A los quince años empecé a alimentarme, a ingerir
lo estrictamente necesario para ir tirando, verdura hervida, carne hervida, pescado
hervido, vida hervida,… Y todo por amor, que ya es triste lo imbéciles que podemos llegar
a ser las mujeres” (MM 77)

A los quince años Malena pesa 82 kilos y usa ropa para ancianos. Su pasión por Andrés
la lleva a optar por un régimen alimenticio durísimo: “los martes y los sábados solo podía
comer fruta y de cena, todas las noches, verdura hervida sin sal de primer plato” (MM :

77
Y aún Malena de la novela homónima, que durante parte de su vida sufre de bulimia. A ese respecto,
véase el capítulo correspondiente.

121
81). El inicio de su dieta coincide con la partida de Andrés para cumplir el servicio militar,
lo que es bien aceptado por la protagonista, pues espera conseguir resultados y estar
esbelta cuando Andrés regrese. A partir de su alejamiento, Andrés, por su parte, se ve
implicado en una serie de problemas; en tanto que Malena, para consolarse, empieza a
asociar un sabor a cada persona (MM : 85). Cuando termina su licenciatura, Malena va
de viaje de final de carrera a Roma. Allí conoce a Aleister, escocés que terminará
convirtiéndose en su marido. A partir del comienzo de su matrimonio, la protagonista se
esfuerza por distribuir el gusto a través de los otros cuatro sentidos. Con el pasar del
tiempo se alimenta apenas de productos dietéticos, mientras los problemas de Andrés van
aumentando. Como consecuencia del duro régimen alimenticio al que se somete, Malena
adquiere comportamientos cada vez más inusuales, como aplicar comida en su cuerpo o
pagar para que personas coman delante de ella. Viuda a los 35 años, casi deja de comer
por completo, de modo que en el momento que escribe la carta explica lo siguiente:

“Total, que aquí estoy, con cuarenta y seis años, el hombre más tonto del mundo en la
cama, y un papelito blanco que me ha dado el médico esta misma tarde y en que dice,
poco más o menos, que me cambió el metabolismo hace un montón de años y por eso,
aunque llevo tres meses comiendo como una cerda, no he engordado más que tres kilos.
(...) Toda la vida sufriendo para esto, por eso yo me mato (...) ya no aguanto más (...)”
(MVH 99)

Sorprendentemente, enrollarse con Andresito (sobrino de su gran pasión) va a alterar el


curso de la historia. Después de un banquete y antes del acto sexual, “decidió que no se
mataría más” (MM : 104), terminando el narrador por contar que Malena siente que
Andresito tiene sabor a saliva, lo que significa una recuperación y un renacimiento del
personaje principal para una vida normal, demostrando que es un error conducir la vida
del modo que desean los demás. Al asumir su voluntad, Malena recupera las sensaciones
vitales. Citando a Fernando Valls, “aquella mujer que dejó de comer para gustarle a un
hombre, acaba engullendo a otro por lujuria” (apud Talaya y Fernández, 2017 : 145)

La otra figura anoréxica presente en la colección Modelos de Mujer es Eva, que constituye
el prototipo de la actriz hollywoodiense. Se trata de un personaje “impecablemente
maquillada, peinada, vestida” (MM : 165) con una “perfeccionadísima sonrisa” (MM :
169). Al revés que Loli, come muy despacio, pues según sus propias palabras: “mastico
treinta veces cada bocado (…) para no engordar” (MM : 172). La narradora había sido
contratada como asistenta y traductora de Eva, quien, por sus atributos físicos, iría a
actuar en una película y el sueldo ofrecido estimula a Lola para aceptar el trabajo. Desde
luego se siente incómoda en el nuevo mundo que conoce y que creía no existir. En su
primer encuentro, la futilidad de Lola la lleva a reprimir un insulto (“vete a tomar por
culo” (MM 167)) y a constatar que “aquello no iba a ser nada fácil” (MM : 167).
Psicológicamente, Loli se llevaba bien con sus atributos físicos. Sin embargo, tras las
afirmaciones de Eva y su “venganza” después del almuerzo, avergonzándola en una

122
tienda de alta sociedad por solo haber tallas inferiores a la suya, la dejan acomplejada 78.
De la misma manera, cuando después del largo viaje hacia Los Ángeles el cansancio se
refleje en la cara de las dos, Eva consigue, valiéndose del maquillaje, regenerarse en pocas
horas. Incluso ya en Los Ángeles el director no se queja de los errores a Eva, sino a Lola:
“No se puede ser actriz sin estudiar un guion” (MM : 180). La nulidad de Eva como actriz
es tal que Lola acaba siendo invitada a sustituirla en algunas tareas. Tal hecho lleva a un
acercamiento entre Eva y Andrei Rushinikov, lo que se convierte en algo más serio
cuando Lola demuestra sus conocimientos (es eslavista), ganando el corazón del director
por su pasión por la literatura, venciendo así el intelecto a la belleza física 79 (Ingenshay
en Andrés-Suárez y Rivas, 2012 : 117). A partir de aquí la inteligencia y los
conocimientos de Lola sobrepasan a la belleza fútil de Eva, que empieza a ser vista por
Lola, como no tan perfecta, aunque para eso sea necesario el hecho de sentirse querida
por Andrei80:

“La última imagen que contemplé (…) fue el rostro de Eva, su ceño fruncido, sus ojos
dilatados, su boca abierta, una mueca de asombro ocupando la plaza de una sonrisa
radiante” (MM : 193)

En ambos cuentos, el estilo irónico y divertido del narrador aligera el abordaje del
problema actual que constituyen el exceso de peso y la anorexia, la ausencia de libertad
para ingerir lo que uno quiere, al mismo tiempo que desmitifica el mundo de Hollywood
y hace triunfar la cultura sobre la belleza física81, aunque la autovaloración femenina
resulte esencialmente de la aprobación masculina, lo que no deja de ser una perspectiva
conservadora (Pacheco Oropeza, 2001 : 193).

En conclusión, del análisis de estos personajes femeninos de Almudena Grandes podemos


señalar que la autora explora recurrentemente varios temas. Así, por ejemplo, el tema de
la riqueza asociado a la frialdad en oposición a la clase obrera, como sinónimo de candor

78
El personaje de Eva encaja con la opinión de Mary Wollstonecraft (1992) sobre el problema: “To preserve
personal beauty –woman’s glory- the limbs and faculties are cramped with worse than Chinese bands, and
the sedentary life which they are condemned to live, whilst boys frolic in the open air, weakens the muscles
and relaxes the nerves (...) but genteel women are, literally speaking, slaves to their bodies, and glory in
their subjection. (...) Taught from their infancy that beauty is woman’s sceptre, the mind shapes itself to the
body, and roaming round its guilt cage, only seeks to adore its prison.” (Wollstonecraft, 1992: 129 – 32)
79
Aunque ligera, se percibe implícitamente una perspectiva feminista.
80
Cf. Hellín García apud Talaya y Fernández, 2017 : 152).
81
“Estos dos personajes tipifican los dos modelos de mujer que constantemente se enfrentan en la narrativa
de Almudena Grandes. Por un lado, se perfilan las chicas guapas, esbeltas, generalmente rubias, poco
interesadas en sus potencialidades intelectuales y/o artísticas. Estas chicas son sumamente seductoras y
tienen pleno éxito entre el sexo opuesto, aunque son pobres espiritualmente, además de ser crueles, no
pocas veces. La contrafigura de este modelo lo constituye la chica físicamente corpulenta, más atractiva
que guapa, de pelo abundante y oscuro, un tipo parecido significativamente al de la propia autora. Estos
personajes están dotados de una profunda vida interior, con inquietudes y atributos intelectuales notables,
además de poseer buen corazón. Con esto, la autora reedita a su manera la concepción tradicional, opuesta
a la concepción moderna, que establece una relación entre apariencia física y valores morales, tradición que
tanto demonizó la belleza de la mujer, considerada hasta el Renacimiento como fuente de perdición y
maldad”. (Pacheco Oropeza apud Lipovetsky, 1999: 112).

123
y portadora de la sabiduría popular. Por otro lado, está presente también el tema del
rechazo materno durante la niñez, lo que conduce a los personajes a una personalidad en
crisis -“me he despreciado a mí misma todos los días de todos los meses, de todos los
años de mi vida” (MNT : 548)- y a la búsqueda de sí mismos, ya sea para probar
sensaciones nuevas o por el simpele deseo de venganza. Y en este contexto, debe
entenderse el tema tan post-moderno de la relación anormal con la comida, que termina
en frustración.

En relación con todo esto, se puede asumir que, a pesar del restablecimiento de la
democracia en España, la igualdad de sexos no es todavía una realidad efectiva en el día
a día de la sociedad española, aunque sí lo sea (o debería serlo) de acuerdo con la
legislación vigente. Pero lo cierto es que si hubo un triunfo de la revolución jurídica, la
vida cotidiana neutraliza ese poder. Los valores familiares fundamentales parecen haber
sido relegados a un segundo plano. En el mundo moderno, pasada la crisis económica,
subsiste una crisis de valores que lleva a una crisis existencial permanente. Está así
probado que el materialismo no es solución. Los personajes femeninos de Almudena
Grandes buscan en vano una tercera vía, correspondiendo al lector la tarea de descubrirla
también, de modo que la libertad no traiga con ella una nueva esclavitud.

La representación del cuerpo en la cultura es indisociable de su función ideológica, la


cual tiene que ver con manifestaciones culturales como la moda, el cine, la publicidad o
la literatura. En el caso de la representación del cuerpo femenino, la mujer empezó por
ser representada como ángel o demonio. Tras su emancipación en el siglo XX, le fueron
concedidos los derechos de poseer pensamiento y hasta satisfacción sexual. En la
contemporaneidad, sin embargo, concluimos que no existe todavía un modelo de mujer
que se aleje de los papeles sociales a ella atribuidos, como permite comprobar el caso
paradigmático de la narrativa de Almudena Grandes. En todos los ámbitos culturales, el
cuerpo continúa siendo usado como atractivo sexual, del mismo modo que la mujer no ha
conseguido librarse del papel de “ángel del hogar”, que intenta conjugar sus funciones
profesionales con el trabajo doméstico.

En la literatura, el retrato de la mujer acompaña los cánones sociales, dejando de ser un


mero objeto de deseo para acompañar su emancipación progresiva. En la literatura
contemporánea, la mujer gana incluso el derecho a expresar y a practicar sus fantasías
sexuales. Esta emancipación no siempre es real, ocurriendo que muchas veces el
personaje femenino sigue siendo usado como objeto de deseo. Almudena Grandes ofrece
algunas alteraciones a esta tendencia, pues ella

“construye en sus relatos un mundo donde la realidad se percibe a través de los sentidos.
La materialidad de un apetito omnipresente esconde la metáfora de un arquetipo
tradicional subvertido donde el ideal se prefigura en la talla, el peso, la apariencia y la
autonegación. Las mujeres de estos relatos niegan su propia identidad porque esta es
excesiva, perturbadora o crítica frente al modelo impuesto. Son mujeres escindidas entre
una “fisicidad” poderosa, que las impulsa a satisfacer su relación con el mundo material
de una manera directa y gratificante, y el temor y el rechazo asumidos que esa misma

124
“fisicidad” causa en las estructuras familiares, laborales o sociales que las rodean”
(Núñez e Samblancat, s/d : 1).

No se pretende que el cuerpo sea la manifestación empírica establecida por la autoridad


de cada uno, sino que este se establece como un elemento cultural y de valores con que
la sociedad se identifica. De este modo, la forma en que cada persona se relaciona con su
cuerpo es entendida también en términos sociales y culturales, estando también
relacionada con el lenguaje utilizado en cada momento histórico. De la idea asumida
según la cual la “gordura es hermosura” se pasa, en una sociedad de bienestar y consumo,
al culto de la delgadez, exigiéndosele cada vez más a la mujer que mantenga un cuerpo
estilizado82. Pero como veremos enseguida, en las obras más recientes de Almudena
Grandes la preocupación de los personajes femeninos con su cuerpo tiene una importancia
secundaria, estando sus angustias más conectadas con la supervivencia que con la
cuestión estética que se proyecta a través de su imagen física.

82
La propia Almudena Grandes afirma: “(…) la gordura marcó mi infancia (…) este desacuerdo radical de
lo que yo quería ser con lo que era fue lo que me acercó a la literatura y me convirtió en una devoradora de
libros.” Entrevista con Almudena Grandes realizada por Sol Alameda, El País 31 de marzo de 1996.

125
4.4. El Corazón Helado

“(…) en este país sólo hay hombres y mujeres a los que debemos comprender, gente pequeña,
de un país pequeño, y pobre, y atrasado, que hizo lo que pudo para sobrevivir” (CH : 299)

La novela El Corazón Helado de Almudena Grandes representa un momento crucial en su carrera.


Escrito en cuatro años, además de narrar la historia de tres generaciones de dos familias, es casi
un documento histórico de la sociedad española. “A partir de varias sagas familiares, unidas unas
y separadas otras por la guerra, sigue el rastro del exilio, se interna en la prolongada dictadura
franquista, ausculta el tránsito de la transición a la democracia y desembarca en el presente más
cercano”83. Su técnica escrita84 alía la Tradición a la Modernidad. Existen dos narradores
alternados, de tal modo que los capítulos impares son narrados por Álvaro en primera persona
(monólogo, como forma moderna) 85 y los pares por un narrador omnisciente en tercera persona
(forma de la novela realista, más apegada a los moldes de la tradición). Como señala Antonio
Sobejano-Morán (1992 : 254), el narrador se enfrenta a otras voces textuales que creó,
convirtiéndose en parte integrante de su ficción. La autora, por su parte, confiesa que:

“Realmente este no es un tema nuevo para mí, no es la primera vez que me ocupo de este
tema, o sea, yo le estoy dando vueltas al tema de la memoria personalmente desde que
era una niña pequeña, y como escritora, prácticamente desde Malena. Quizás desde
Lulú, aunque Lulú es una novela erótica, ya hay alusiones a la memoria histórica, a lo
que es el franquismo y la dictadura. (...) en Malena, que es una novela del 94, ya hay un
capítulo que podría estar en El corazón helado, que es el de la abuela Soledad; en Atlas
de Geografía Humana también (...) como la historia de la familia de Fran. (...) en Los
aires difíciles, la historia de Sara Gómez podría estar en esta novela. (...) Es un tema que
a mí me ha acompañado toda mi vida. Yo creo que es el gran tema de mi generación, el
gran tema de mi generación literaria, el tema pendiente, (...) el tema de mi generación
cívica. (...) con El corazón helado es la primera vez que yo lo he afrontado de frente en
vez de ocuparme de forma secundaria (Macciuci e Bonato, 2008 : 125).

83
Macciuci e Bonatto, 2008 : 124.
84
Dice Almudena Grandes: “Cuando dejé de escribir a favor y en función de mis personajes, éstos perdieron
brillo, pero ganaron oscuridad y, con ella, intensidad, complejidad y (…) también calidad. Mis libros
dejaron de ser crónicas de jovencitas (…) cargadas de razón (…) para aspirar a reflejar la realidad. (…)
Cuando las historias dejaron de estar al servicio de los personajes, y fueron estos quienes se pusieron al
servicio de aquellas (…) La historia mandaba, mandaba el conjunto, el plan general de la novela y, en
consecuencia, su columna vertebral, la estructura se convirtió en un motor tan poderoso como su cerebro,
el argumento en sí”. (en Andrés-Suárez y Rivas, 2012 : 25-26).
85
Álvaro es el primer personaje masculino que es narrador en primera persona en la obra de la escritora.
(Basanta en Andrés-Suárez y Rivas, 2012 : 51).

126
Los personajes son complejos al mismo tiempo que representan las diversas formas
encontradas por los españoles como reacción a una situación de Guerra Civil y de
Dictadura.

Raquel Fernández Perea, la protagonista, hija y nieta de exiliados, nacida en París en


1969, recuerda con nostalgia una niñez en la que fue querida por sus abuelos y en cuya
casa se recordaban las tradiciones españolas. Regresa a España en 1975, tras el final de
la dictadura. Un episodio ocurrido en su niñez la va a marcar para siempre86: el hecho de
ver a su abuelo llorar después de un visita a una casa de gente rica (de Julio Carrión
González).

La familia de Julio Carrión González es caracterizada por su oportunismo durante la


dictadura franquista y por la posición acomodada de que disfrutan en la actualidad. Julio
Carrión, hijo de un pastor y de una profesora primaria con bajísima formación, ve la
Guerra Civil y la ascensión de Franco como su gran oportunidad para ascender en la vida
y, consecuentemente, mejorar su situación económica. De acuerdo con esto, durante la
guerra realiza un doble juego: se alista por la Falange, pero porta dos pasaportes, uno
como militante de la Falange y otro como militante de la JSU (Juventud Socialista
Unificada). Tras la guerra procede a una serie de subterfugios para sobrevivir, entre ellos
la expoliación de la familia de la que será su suegra, Mariana Fernández Viu, que es prima
de Ignacio Fernández, abuelo de Raquel Fernández Perea. Julio Carrión no tiene
escrúpulos en realizar tal acción, sin embargo, años más tarde, se casaría con Angélica
Otero Fernández, hija de Mariana, con la que tendría cinco hijos. El descubrimiento de
un acto tan vil no provoca el menor revuelo entre sus hijos, con la excepción de Álvaro.
Todos los demás entienden la acción como una manera de mejorar el futuro de la familia.

Sin embargo, la abuela paterna de Álvaro, Teresa González Puerto, sufrió una evolución
distinta. Con este personaje surge la figura de la mujer emancipada para la época que
vivía (“era mucho mujer para tu abuelo”, CH : 401). Inicialmente conforme con su

86
“La frustración por la terrible pérdida de las posesiones de los abuelos de Raquel, que era una niña cuando
ocurrieron los hechos, pero asistió a la escena de indignación y posterior condena de la que su abuelo nunca
se recuperaría, conllevó al resultado final con el que nos sorprende la novela. Raquel Fernández Perea, hija
y nieta de exiliados republicanos en Francia, conoce muy bien el pasado de su familia, sus frustraciones y
esperanzas, y no ha podido olvidar el episodio más misterioso de su infancia, la extraña visita en que la
acompañó a su abuelo, recién regresado a Madrid, a casa de unos desconocidos con los que intuyó una
deuda pendiente”. (Valenzuela, 2009).

127
matrimonio con el pastor Benigno Carrión, vive una vida sin grandes expectativas hasta
que se integra en el movimiento socialista87 (“o sigo o me muero, no tengo elección” (CH
: 132). Anarquista y profesora de primaria es descrita como “roja perdida (…) pero muy
buena persona” (CH : 397). Su decisión le costará la vida, sosteniendo, sin embargo, que
“Los hombres sin ideales no son hombres de todo” (CH : 303). Se oculta la verdadera
causa de su muerte y la versión oficial indica que falleció víctima de tuberculosis. Una
visita de Álvaro a su pueblo, cerca de Ciudad Real, hará que se descubra la verdad:
Encarnita, vecina y amiga de Teresa, hace saber que esta murió en la cárcel.

La abuela materna de Álvaro representa todo lo opuesto a Teresa. Mariana González Viu,
conocida como El Sapo, es una figura sin escrúpulos, que decide quedarse en España, al
revés de sus primos, quienes abandonan el país debido a la guerra o por estar en contra
del régimen. La maldad de Mariana González llega al punto de denunciar a Carlos, el
marido de Paloma (hermana de Ignacio, que queda viuda a los veinticuatro años) cuando
le pide abrigo por una noche, ya herido, durante la Guerra Civil. La denuncia conduce a
su detención y muerte por fusilamiento. Es todavía Mariana quien intenta proceder a la
liquidación de los bienes familiares, heredándolos y debiendo hacerlos llegar a Francia,
donde se encontraban sus primos. No llegará a hacerlo, una vez que es engañada por Julio
Carrión, que falsea la procuración, concediendo a sí mismo plenos poderes, lo que le
permite quedarse con todas las posesiones.

La venganza de Julio nunca será total, pues, años más tarde, su prima Angélica, hija de
Mariana, irá trabajar con él (primero como recepcionista, después como secretaria)
terminando por casarse con Julio, lo que hace que el patrimonio regrese a la familia88.
Como explica su hijo Álvaro, “todo el mundo se vendía por un plato de lentejas” (CH :
915). No sorprende que los hijos de la pareja sean el prototipo del nuevo rico: los mayores
eligen cursar Ciencias Empresariales y Derecho, quedándose a trabajar en el negocio de
su padre (una inmobiliaria); Angélica, la mayor, elige Medicina y Clara, la menor, no

87
“Durante muchos años, y ella no había cumplido aún los veintiuno cuando se convirtió en la mujer de
Benigno Carrión, Teresa estuvo conforme con su vida. (…) Nadie pudo evitar que pasaran los años (…)
aquella mañana de noviembre de 1933 (…) vestida de domingo (…) antes de la campaña electoral. (CH :
174-175).
88
Tras haber tenido relaciones con diversas mujeres (entre ellas Paloma, que, al tomar conciencia de su
infortunio “fue la que más sufrió” (CH : 600), se intenta suicidar, acabando por alcanzar un estado mental
próximo de la locura): “Le convenía casarse con una virgen de buena familia y eso fue lo que se encontró
delante del altar. También le convenía hacerle dos o tres hijos muy deprisa (…) (CH : 706).

128
concluye ninguna carrera. Álvaro es el único que se desvía de la norma, una vez que es
profesor universitario en el área de la Física. De todas maneras, cuando pretende
destacarse de la familia, un hermano suyo le llama la atención recordando que él hizo el
Doctorado en Boston con la ayuda económica de su padre, por lo que es totalmente ajeno
al camino que debe recorrerse para alcanzar el bienestar, pues todo le ha venido dado de
antemano por el sacrificio y sufrimiento de los demás:

“¿Qué sabes tú del mundo real, Alvarito, qué sabes tú del precio de las cosas? (...)Y
lo peor es que (...) eras su favorito, su hijo preferido, Álvaro es más listo, Álvaro es
el mejor (...) ¿Te has preguntado alguna vez lo que le costaba a papá el alquiler de
la casa que tenías en Boston? Yo sí lo sé. A mí me tocó ir al banco para poner en
marcha la transferencia automática con la que te lo pagamos cada primero de mes.
Porque el niño no podía ponerse a trabajar al acabar la carrera como los demás, el
niño no, qué va, él tenía que hacer una tesis doctoral, y luego otra, porque le habían
dado una beca (...) allí sólo van los sabios del mundo, pero él no podía vivir en una
residencia, como los demás, el niño no, pobre Alvarito, a él había que buscarle un
apartamento, y había que pagárselo, porque ya tenía bastante con ser tan
inteligente...” (CH :850)

Pero es su manera de ser, algo distinta de la manera de vivir de su familia (era el único
miembro de la familia Carrión que votaba a izquierda (CH : 50), lo que lo convierte en
atractivo para Raquel, la señora misteriosa que aparece en el entierro de su padre. Raquel
es descrita como elegante, hasta el punto de despertar la atención de la familia Carrión
González, llegando a obsesionar a Álvaro, que, hasta entonces, vivía un estado marital
normal con Mai (Inmaculada), despistada, paciente y poco exigente 89. Esta obsesión se
demuestra en el número de páginas que el narrador dedica a la corriente de pensamiento
de Álvaro:

“Raquel Fernández Perea, el amor de mi vida, que era mía y solo mía (...) más mía que
antes, más mía que nunca cuando la abracé, desmadejada y tibia su piel perfecta,
luminosa, exacta como un recuerdo limpio y recién nacido. La estreché con fuerza para
pegarla a mí hasta reconocer en el mío el relieve de su cuerpo, y mantuve el abrazo
durante mucho tiempo sin lograr animarla, rescatarla de una inmovilidad tan completa

89
“Mai y yo llevábamos nueve años juntos y ninguno de los dos había dado señales de desánimo. Ella
seguía siendo alegre, tranquila y paciente, no se metía demasiado en los aspectos de mi vida que no la
concernían, y preservaba la independencia de la suya. Yo agradecía su falta de exigencia (...)” (CH : 54)
“Mai es un poco como Angélica, es otra posibilidad de mirar el pasado a medias (...) Es la gente que dice
“no debemos juzgar” o que dice “todos son iguales, todos hicieron cosas horribles” (...) “no quiero hablar
de esto”. (Grandes apud Macciuci e Bonatto, 2008: 132-133).

129
como la que sólo otorgan el sueño o la muerte. Pero estaba viva, despierta. Yo vigilaba
su respiración, sentía su vaivén sobre mi cuello y apreciaba su calor, la pacífica imagen
de aquel abrazo que aún podía contemplar con los ojos del hombre que lo había
perseguido por todas las aceras, y todos los portales, y todos los teléfonos, como si
persiguiera su propia vida. El hombre que ahora debería estar besando a aquella mujer,
que quería besarla y no podía hacerlo.

Tenía que hacer algo y seguramente no era pensar, pero acudieron a mi memoria, sin
pedir permiso, imágenes antiguas y recientes, estáticas y en movimiento, escenas
completas y fragmentos de escenas, frases, palabras sueltas, silencios que ahora sabían
hablar, que hablaban y sin embargo no me ayudaban a comprender, lo que había
escuchado” (CH : 708/9).

Inicialmente, aun intentando ejecutar el plan de venganza de su abuelo, que consistía en


desenmascarar a Julio Carrión públicamente, Raquel Fernández Perea es presentada como
una mujer fría, calculadora y segura de sí misma90. Sin embargo, sabremos más tarde que
Raquel es un personaje que había nacido entre fantasmas (CH : 867). Aunque había
nacido y crecido en París, en su familia se habían mantenido todas las tradiciones
españolas, como celebrar el Día de Reyes o comer uvas en Noche Vieja. Raquel mantiene
con sus abuelos, Ignacio y Anita, una relación muy especial, siendo la nieta favorita de
su abuelo, republicano convicto (pese a tener una ascendencia noble, pues había sido
conde). La situación de dictadura vivida en España precipita la huida del abuelo hacia
Francia, no sin antes ser capturado y pasar tres años en un campo de concentración, donde
fallecería su hermano Mateo91, por tratar de robar un transporte para huir de Madrid.

90
Tras la muerte de su abuelo, Raquel tiene acceso a los documentos que prueban que el abuelo fue víctima
de la falsedad de Julio Carrión, que, habiendo vendido las propiedades de Ignacio Fernández por petición
suya, no le envió el dinero resultante de la venta de su patrimonio. Se sabe así que falsificó una procuración,
según la cual tendría todos los derechos sobre los inmuebles, siendo esta una de las causas de su
enriquecimiento. Raquel pretende chantajear a Julio Carrión y enriquecerse también, lo que podría reflejar
la degradación moral de la sociedad española moderna (Basanta en Andrés-Suárez y Rivas, 2012 : 49).
Raquel no tiene dificultades para localizar a Julio Carrión, convertido en un empresario muy bien situado,
y lo amenaza con la publicación de los documentos. Percibe que ha logrado atemorizarlo cuando este le
ofrece un apartamento muy amplio. Sin embargo, no concreta su venganza totalmente, siguiendo las
recomendaciones de su abuela Anita, que la había aconsejado que adoptase una actitud moderada. Poco
después, Julio Carrión muere víctima de un ataque cardíaco. Además, existe desde la primera cita entre
Raquel y Álvaro (que había comparecido en la reunión en representación de su madre) una atracción mutua,
que se convertirá en pasión y llevará a que Raquel vaya abandonando su deseo de venganza. El amor
determinará el regreso de Raquel y la consolidación de la relación. La muerte de Julio Carrión de súbito
ataque cardíaco constituye la única victoria posible de Raquel, pero es también el motivo que lleva a que
ambas familias y sus respectivos patrimonios se reúnan una vez más
91
Ignacio se había hecho pasar por comunista porque deseaba ganar la guerra, Mateo era socialista por
pretender salvar Madrid y terminar con el Fascismo. (CH : 281)

130
Cuando Raquel tiene ocho años, tras la muerte de Franco, la familia decide regresar a
España, no sin antes celebrar el final de la dictadura con una gran fiesta en las calles de
París, donde se juntan españoles de todas las provincias.

“Raquel se acordaría siempre de aquel día (...) Los dos [Anita e Ignacio] se besaron en
la boca durante mucho tiempo cuando terminaron de bailar en una plaza donde otros
españoles mucho más jóvenes y muy distintos, frutos amargos de la España de Franco,
estudiantes y exiliados voluntarios de última hora, mezclados con pseudoaventureros
izquierdistas de buena familia y trabajadores a secas, habían improvisado una verbena
con un acordeón de un argentino que sabía tocar pasodobles.

Eran españoles y bebían champán. Eran españoles y por eso bailaban y cantaban, y
hacían ruido, e invitaban a beber, a cantar, a bailar, a cualquiera que se acercara a
mirarlos (...) Había un poco de todo, catalanes, gallegos, media docena de andaluces,
un murciano, una pareja de Ciudad Real, una chica canaria, algunos vascos, dos
asturianos, un aragonés de Zaragoza y cuatro o seis madrileños (...) que eran del mismo
Vallecas”. (...)

Eso fue lo que recordaría siempre de aquel día, de aquella noche del 20 de noviembre
de 1975, la tristeza de su abuelo, una pena honda, negra y sonriente, el balance de aquel
día de risas y de gritos, de champán y de tortillas de patatas (...) y aquel hombre cansado
que sonreía a su último fracaso, una derrota pequeña, definitiva, cruel, cínica, ambigua,
despiadada, insuperable, obra del tiempo y de la suerte, victoria de la muerte y no del
hombre que la había esquivado tantas veces.

Ignacio Fernández no había derramado una sola lágrima aquel día, aquella noche.
Había visto llorar a su mujer, a su hija, a su nuera, a muchos de sus amigos, de sus
camaradas, hombres que habían podido morir como él y que como él habían sobrevivido
para ver pasar por su puerta el cadáver de su enemigo. Vamos a brindar, decían, porque
somos un país de hijos de puta, un país de cobardes, de miserables, de estómagos
agradecidos, un país de mierda. Él había escuchado todo eso y no había derramado una
sola lágrima. Porque en cuarenta años no hemos sido capaces de matarlo (…)

– No te preocupes [Raquel]. Estoy contento, aunque no lo parezca. Ahora ya puedo


volver yo también.” (CH 42/45).

Esta descripción detallada permite al lector visualizar la acción narrada y vibrar con la
alegría de los españoles, que contrasta con la tristeza de Ignacio, quien confiesa su
frustración por haber esperado un fallecimiento de causa natural. Poco tiempo después de
su llegada a Madrid, Raquel es el único testigo de un secreto familiar, hecho que la intriga.
Sólo después de la muerte de su abuelo y tras analizar documentos, entiende que Julio
131
Carrión había expoliado a su familia y que se había enriquecido con eso. Mientras tanto,
Raquel se había licenciado en Economía, casado, divorciado y trabaja en un banco, justo
en el momento en el que había intentado, sin suerte, ingresar en el teatro. “Y nunca olvidó
cómo se llamaba el hombre que hizo llorar a su abuelo” (CH : 102).

Los padres de Raquel son el prototipo de los hijos de los exiliados que no quieren pensar
mucho en el pasado; incluso les molestaba cuando sus padres se referían a los tiempos
del exilio. Aun así, Ignacio, nacido durante la guerra 92, decide ir a España con Raquel
Perea Millán, también hija de inmigrantes. Al pisar suelo español, “Ignacio Fernández
Salgado comprendió tarde, en Andalucía, que sus padres tenían razón, que él no había ido
a España, que él había vuelto aunque nunca la hubiera pisado jamás, nunca en su vida”
(CH : 617). En Madrid visitan a unos parientes en Moratalaz, Mateo y Casilda, que se
habían casado en plena guerra, “una boda triste, pero (…) ya se había acostumbrado a la
tristeza” (CH : 266). Como la gran mayoría de la población española, la pareja vivía una
situación precaria93. La descripción detallada de la casa y la expresión de la corriente de
sentimientos de ambos suponen un retrato fiel de la vida de gran parte de la población de
la Península Ibérica durante los años de la Dictadura y los inicios de la Transición. Sin
embargo, a pesar de las privaciones –había empezado a trabajar con trece años– Casilda
mantiene una actitud bastante positiva ante la vida, sosteniendo que “Aquellos fueron los
mejores años de nuestras vidas, con guerra (…) con hambre, con todo, a pesar de todo,
los mejores, porque (…) creíamos que cualquier sacrificio merecía la pena”. (CH : 638).

Anita Salgado Pérez es, sin duda, la figura femenina que tiene la historia más trágica y, a
la vez, también más impresionante en toda esta novela. A los quince años queda huérfana
de padre que es asesinado en su pueblo. Este le había acabado de entregar un albaricoque
recién lavado, cuando las tropas llaman su puerta. Anita no querrá nunca más volver a
aquel lugar y ni siquiera quiere mencionar el nombre del pueblo, del que se sabe que
estaba cerca de Teruel. De la misma manera, el trauma por la situación es tal que nunca
ha conseguido volver a comer un albaricoque. Huye entonces con su madre y con su

92
Fruto del amor de sus padres todavía solteros, Ignacio (padre) en fuga y Anita sola en casa de los
Fernández Muñoz, pero cuyo embarazo es bien recibido, si hubiera sido en otro contexto, habría sido
distinto, sin embargo, un embarazo en tiempo de guerra es motivo de alegría (CH : 463)
93
“Las recetas de “La cocinera leal” (…) mayonesa sin huevos, bechamel sin harina, carne sin carne, la
verdad es que hace milagros. (CH : 273) “Así vivían los que habían quedado (…) los afortunados” (CH :
630)

132
hermana, que tiene que dejar al cuidado de una señora por encontrarse tuberculosa. Su
madre quedará en Toulouse, donde muere.

Anita empieza a trabajar en una panadería, donde conoce a Paloma. Al saber de la muerte
de la madre, acoge a Anita en su casa y es ahí donde ella conocerá a Ignacio, el amor de
su vida94, cuando este se escapa del campo de concentración donde pereció su hermano
Mateo. El amor intenso y precario (CH : 455) nace en medio de la tragedia. Tendrán un
hijo, llamado también Ignacio, que nace cuando su padre está ausente. Será Ignacio
(padre) quien enseñe a Anita a leer. Los dos se casan cuando él regresa. Anita reniega de
su pasado doloroso, pero no de su origen español. Cultiva geranios en sus ventanas en
París y, cuando algún miembro de la familia se va a España en las vacaciones, le trae
siempre comida, con la que elabora un banquete.

“Hemos sido muy felices, pero siempre en español (...) comiendo tarde y cenando más
tarde todavía (...) y durmiendo la siesta” (CH 36). Raquel recuerda que (...) cantaban
canciones distintas, y comían uvas en Nochevieja, con lo que cuesta encontrarlas, se
quejaba la abuela Anita, y lo carísimas que están, qué barbaridad... (CH 33)

El abuelo Ignacio confiesa que “cuando me fui de aquí, no sabía que me marchaba a un mundo
sin tapas” (CH : 83). España siempre estuvo presente en sus vidas, aunque Ignacio Fernández
Muñoz se negó a poner un pie en Barajas hasta septiembre de 1976, y dejó muy claro que venía
de vacaciones” (CH : 73), aunque termina estableciéndose en Madrid definitivamente. Venderá
entonces la guardería que gestionaba en París, adquiere un establecimiento comercial en la capital
española y fallece allí cuando Raquel ya es adulta.

Almudena Grandes Clasifica El Corazón Helado como una novela de memoria, que es distinta
de las muchas escritas en una época cercana a la Guerra Civil por la madurez que la distancia
confiere. De hecho, la construcción de estos personajes y el realismo conferido a las descripciones
presuponen un estudio muy intenso de la historia de la época, así como el contacto directo con
varias personas que vivieron la Guerra Civil Española y ofrecen testimonio de ello. La autora
dedica unas páginas a su pesquisa al final de su novela de casi mil páginas.

94
El amor para toda la vida surge en este libro por primera vez. Almudena Grandes afirma en 2004 que “en
1989 yo creía de verdad que una historia de amor no podía durar de ninguna manera tanto tiempo, y ahora,
por fortuna para mí, sé que en 1989 yo estaba equivocada” (2004 : 21).

133
En lo que toca a la construcción de los personajes, parece servir al propósito de ilustrar las diversas
maneras en que los españoles reaccionaron a la Guerra Civil: el fascista (Julio), el revolucionario
(Ignacio y Mateo), la delatora (Mariana Fernández), las víctimas de la guerra (Anita y Paloma),
la oportunista (Angélica), la anarquista (Teresa), la familia solidaria (Familia Fernández). En la
época de la Transición, es descrita con realismo la situación económica precaria que se vivía en
la Península Ibérica (bien representada en la casa de Casilda en Moratalaz). Finalmente, en la
actualidad, la figura de Raquel aparece como hija y nieta de proletarios. A semejanza de lo que
pasó con su abuela, Raquel también aprendió a leer con su abuelo Ignacio: “era lo único que les
restaba: la cultura” (CH : 712); consiguió un nivel de vida razonable, teniendo una licenciatura y
siendo propietaria de un piso, e incluso llegando a disfrutar de vacaciones periódicas en el Sur de
España.

Del otro lado, las hermanas de Álvaro también alcanzan una situación desahogada y confortable.
Angélica es médica y dispone de estabilidad y largueza económica, en tanto que Clara, quien no
tiene necesidad de luchar por su supervivencia, vive algo a la deriva, no habiendo concluido una
carrera, tras haber intentado varias y huyendo de cualquier problema, reaccionando cuando los
hermanos discuten debido a la conducta incorrecta de su padre, tapándose los oídos y gritando
“¡Ta! ¡Ta!¡Ta!” (CH 906).

La acción se inicia con la descripción del entierro de Julio Carrión, tras lo que se siguen una serie
de analepsis, que alternan con prolepsis, hasta que se cuenta la historia de tres generaciones de
las familias Carrión y Fernández. Apenas en los últimos capítulos se mantiene el orden de los
acontecimientos, tras asumir la relación de Álvaro y Raquel, el descubrimiento del pasado y la
ruptura abrupta de la diégesis: Raquel no consigue llevar a cabo su plan de venganza y nadie logra
dar una respuesta que pueda justificar la actitud de Julio Carrión. Almudena Grandes escribe que
más importante que dar certezas es cuestionar (2004 : 23). Y son muchas las preguntas que se
plantean al final de la obra por parte de Álvaro, a las que Angélica no consigue dar respuesta:

“Explícamelo, mamá (...) No me cuentes los detalles porque no hace falta (...) pero
explícame cómo pudo pasar todo esto, porque no lo entiendo, por más vueltas que le doy
no lo entiendo, no lo puedo entender... Tanta crueldad, tanta mezquindad, tanto
cinismo...(...)

- ¿Sabes una cosa, Álvaro? (...) Debías cortarte el pelo. (...) Oye (...) me acabo de acordar
(...) El (...) día 16 (...) vamos a hacer una barbacoa en el jardín para celebrar que María
cumple veinte años (...) si tú quieres, puedes venir también con esa chica, Raquel, ¿no?”
(CH 913 – 917).

134
En conclusión, se trata de “una historia española, de esas que lo echan todo a perder” (CH
: 919). Pero el hecho de permitir a España alguna reconciliación con el pasado posibilita
encontrar su identidad en el presente y caminar en dirección al futuro, como sugiere el
cumpleaños de la nieta de Angélica y Julio, junto con la invitación a Raquel; pues era
importante para Álvaro y Raquel conocer su pasado y el pasado de España antes de seguir
adelante. En la época de la Transición, la movida renunciaba a crear vínculos con el
pasado (Martín Gijón en Andrés-Suárez Y Rivas, 2012: 174). Simultáneamente, con este
libro, Almudena Grandes da voz a las víctimas del fascismo:

“A pesar de las múltiples dificultades que encerraba un proyecto como el mío, desde los
puramente técnicos –un siglo, tres ejes, dos narradores, cuatro puntos de vista, dos
familias numerosas, un montón de personajes– hasta las derivadas de la sensibilidad
que, aunque parezca mentira, sigue produciendo en mi país el tema del que tratan sus
páginas, nunca me sentí sola mientras escribía (…) El Corazón Helado es una novela
escrita desde el presente, no desde el pasado, un libro que trata de la memoria y no de
la historia. (…) Se trata en definitiva de oponer la memoria de los luchadores por la
libertad que no ha querido reconocer ni reconocerse en la lucha de nadie.” (en Andrés-
Suárez e Rivas, 2012 : 29 – 31).

Siguiendo la técnica de construcción realista, pero con matices de Post-Modernismo


(utilización del discurso indirecto libre –que da acceso al lector a la visión de los
personajes principales– así como el final abierto), esta obra de Almudena Grandes es
también una manera de permitir a los lectores españoles –pero no sólo a ellos–
reencontrarse con su pasado reciente, llenando así esa brecha, lo que puede completar su
identidad.

135
4.5. Guerra Civil: Inés y la Alegría

“(…) aunque todas las novelas [Episodios de una guerra interminable] estarán escritas
en primera persona, y la no-ficción desembarcará en algunas de ellas, con toda la
contundencia de la posmodernidad, sus páginas recrearán en todos los casos hechos
reales desde argumentos de ficción, y los verdaderos protagonistas de la Historia con
mayúscula interactuarán en ella con los protagonistas de la historia con minúscula.
Además, y esto es lo que más me divierte, muchos de sus personajes transitarán entre
unas y otras novelas (…) hasta tejer –esa es, al menos, mi intención– un tapiz complejo
y representativo de lo que fue la resistencia a la dictadura durante sus primeros
veinticinco años de vida.”

(Almudena Grandes en Andrès-Suárez e Rivas, 2012 : 31)

Teniendo como punto central la invasión del ejército republicano en el Valle de Arán, en
el otoño de 1944, gran parte del libro narra la vida de Inés, joven nacida en una familia
acomodada que se entrega a la causa republicana, viviendo años de su vida exiliada en
Francia.

De ese modo, es de Inés la principal focalización narrativa, aunque también a su


compañero Galán y a un narrador extradiegético. Inés Ruiz Maldonado Castro Soto
Suárez es una joven que nació en una familia con una muy buena posición económica.
Su hermano mayor decide ingresar en la Falange cuando ella tiene veinte años. Tal hecho
no importa mucho a Inés, hasta que un día su hermano le confiesa que va a partir y le
enseña la combinación de la caja fuerte de la familia, donde existe un abultado importe
de dinero, destinado a financiar el Alzamiento Nacional. Aún antes de la partida de su
hermano, Inés decide aceptar el ofrecimiento de una vecina, Aurora, que la invita a un
evento donde se declama poesía. Cuando Ricardo se entera de esto, Ricardo le prohíbe
que vuelva a participar en este tipo de manifestaciones culturales. Ante eso, Inés le
garantiza que no volverá a ocurrir. Sin embargo, le desobedece por haber sentido empatía
hacia las ideas transmitidas por los poetas. Con la partida de Ricardo, Inés se queda en
casa sola con Virtudes, la empleada de la familia. Ya la abuela de Virtudes había trabajado
en el servicio de la casa de los Ruiz Maldonado. De pequeña, Inés había sido su
compañera de bromas. Con el tiempo, las jóvenes se convierten en amigas y Virtudes

136
acaba por confesar que milita en la JSU95. Inés pasa a ser militante activa muy pronto,
convirtiéndose su casa en punto de encuentro de las reuniones del partido. No tarda
mucho en enamorarse de otro militante, Pedro Palacios; y ello pese a haber sido avisada
de que se trata de un hombre mujeriego. Los hermanos Ricardo e Inés se convierten en
enemigos, del mismo modo que España se divide ideológica y políticamente.
Denunciadas, Inés y Virtudes son encarceladas el 28 de abril de 1939, sufriendo tiempos
muy duros:

“(…) ingresé en la cárcel de Ventas como una más, otra presa anónima entre miles de
reclusas de la misma condición, abandonadas a su suerte en unas condiciones más duras
que la intemperie. Lo que comíamos no era comida, lo que bebíamos, apenas nada.
Tampoco había agua para lavarse, y la menstruación era una tragedia mensual que poco
a poco, eso sí, fue remediando la desnutrición. Pasábamos tanta hambre que, antes o
después, las más jóvenes acabábamos perdiendo la regla.

En Ventas no cabíamos, no teníamos sitio para dormir estiradas, ni un trozo de muro


para apoyar la espalda al sentarnos, ni espacio en el patio para pasear. Cuando nos
sacaban fuera, ni siquiera podíamos andar, sólo arrastrar los pies, movernos en masa,
a pasitos cortos, como una manada de pingüinos atrapados en un vagón de metro a las
siete y media de la mañana. No había aire suficiente para todas en aquel patio que olía
a muchedumbre, a invernadero, al sudor irremediable de miles de cuerpos humillados a
su propia suciedad. En el mes de mayo ya nos asábamos de calor. Los días eran
horribles, las noches, espantosas, pero lo peor era el frío de los amaneceres, la tenaza
de hielo que nos agarrotaba la garganta todas las madrugadas, cuando un ruido lejano
nos despertaba con la puntualidad de un reloj macabro, y el sol todavía dormía y
nosotras no. Todos los días fusilaban a los nuestros a la misma hora, contra la misma
tapia del cementerio del Este, tan cerca que ni siquiera el viento o la lluvia nos ahorraban
el tormento de asistir a distancia a las ejecuciones.” (IA : 95).

Las condiciones de las encarceladas políticas en la cárcel de Ventas son denunciadas. Sin
embargo, y pese a haber crecido en una casa de lujo, cuando, un mes y medio tras su
detención, Inés es llamada a hacer un testimonio falso a cambio de su libertad, prefiere la

95
Juventud Socialista Unificada, liderada por Santiago Carrillo.

137
cárcel a la mentira. Virtudes será fusilada el 18 de octubre de 1944. En este día, un grupo
de soldados, comandados por Jesús Monzón 96, prepara la “reconquista” de España
entrando en los Pirineos españoles. Este hecho causa la emoción de uno de sus
guerrilleros llamado Comprendes. 97

Inés es visitada en la cárcel por su cuñada Adela, esposa de Ricardo, que mientras tanto
había adquirido una vivienda en los Pirineos y se traslada a vivir allí, para ingresar
posteriormente en un convento, donde aprende el arte de cocinar. Después se afinca en
casa de Ricardo. Allí recibe la visita de Alfonso Garrido, un policía que se le insinúa,
terminando Inés por corresponderle. Para defenderse de la situación que vive, Inés
practica equitación, prometiendo a su cuñada que no escapará, lo que cumple durante
siete meses. Entonces, oyendo las noticias de la invasión en la Radio Pirenaica, Inés se
llena de valentía y planea una fuga. Prepara 5 kilos de rosquillas, ata a su cuñada a una
silla para que esta no la detenga y huye con el caballo en dirección al Valle de Arán 98.
Tras llegar se ofrece como voluntaria, distribuyendo las rosquillas. Su atracción por Galán
es inmediata, siendo el acto sexual consumado esa misma noche. Este le confiesa sus
planes de conquistar Barcelona en primer lugar, después Valencia y, finalmente, Madrid.
El hecho de haber una nueva mujer entre los guerrilleros origina actitudes aduladoras por
parte de ellos. Además de ellos y de Inés, coexisten en aquel lugar Montse, con quien Inés
va a dividir las tareas domésticas, convirtiéndose Inés en la cocinera de Bosost y
asumiendo Montse la limpieza. A ellas se une Mercedes, una chica pobre enviada allí por
la Seguridad Social.

Pero la Revolución no ocurre como habían esperado. La población no corresponde, lo


que lleva a Inés a concluir que la mitad de España es como ella: deseaba haber salido del

96
Jesús Monzón Reparaz (Pamplona, 22 de enero de 1910 - id., 1973) fue un político de ideología
comunista. Fue responsable de la creación de la Unión Nacional Española (antifranquista), organización
que intentaba unir a sectores monárquicos y democráticos de Derechas e Izquierdas republicanas y
comunista para derrumbar el régimen de Francisco Franco. Monzón estuvo detenido en Barcelona, Bilbao
y en el penal de El Dueso. Por influencia de amigos, Monzón fue condenado a treinta años de cárcel,
habiendo sido indultado a finales de 1959, refugiándose en México. Regresa a España en 1969, muriendo
en Pamplona en 1973. Fue rehabilitado en 1973 por el PCE.
97
Todos los guerrilleros tienen un apodo: Galán, el Zurdo, Bocas, Tijeras y Comprendes son algunos de
ellos. Existió, sin embargo, según Almudena Grandes, un guerrillero cuyo nombre de guerra era
Comprendes.
98
Esta invasión, proveniente del Sur de Francia, tuvo una duración de ocho días, del 19 al 27 de octubre de
1944, aunque no obtuvo el éxito deseado debido a la resistencia del aparato franquista. Con todo, la mayoría
de los guerrilleros consiguieron llegar ilesos a Francia (Leo, 2012 : 88).

138
país en 1939, pero había sido encarcelada y, debido al clima de represión instalado, la
voluntad de luchar por un ideal, en cierto modo, desaparece, dando lugar solamente al
miedo:

“España está llena de gente como yo, Galán. Gente que habría dado cualquier cosa,
media vida, por salir de aquí en el 39, y que tuvo que quedarse para abarrotar las
cárceles, para escuchar sus sentencias de muerte, para dormir durante treinta años en
una baldosa y media de suelo sucio con el cuerpo lleno de heridas gangrenadas, comidas
por la sarna. ¿Y cómo quieres que estén? Pues, muertos de miedo, claro. ¿Cómo no van
a tener miedo, si les han pegado tanto que ya no se acuerdan ni de quiénes son? (IA :
369).

El desánimo lleva a Galán a proferir: “Estamos solos en el culo del mundo” (IA : 412).
Toda esta situación de inseguridad y frustración origina una discusión entre Inés y Galán,
con amagos de traición mutua que culminan, sin embargo, en una reconciliación.
Empiezan a concluir que los Aliados no harán nada por ellos, no pudiendo contar con su
ayuda, como pensaron en sus planes iniciales. Antes del fracaso de su empresa, Inés
pregunta a Galán cómo se llama. Él le dice que su nombre es Fernando, lo que Inés
confirmará cuando se casen algunos meses después. También Montse comienza una
relación con el Zurdo, uno de los combatientes y, aunque inicialmente se arrepienta, los
dos terminarán casándose.

El capítulo siguiente empieza en Toulouse, capital simbólica de la España exiliada. El


año es 1945 y se celebra el final de la Segunda Guerra Mundial. La narradora, Almudena
Grandes, cita a Dolores Ibárruri, La Pasionaria99, que aparece también como uno de los
personajes del libro. Así, se refiere a ella explícitamente cuando afirma que la mejor
manera de resistir al Franquismo es “vivir de alegría”. En la ficción, Inés abre un
restaurante en Toulouse, que empieza por ser una taberna bien organizada. El restaurante
tiene éxito, lo que hace que la joven Mercedes tenga remordimientos por vivir bien y no

99
Dolores Ibárruri Gómez, conocida como “Pasionaria” (Vizcaya, 9 de diciembre de 1895 – Madrid, 12 de
noviembre de 1989), fue la dirigente del Partido Comunista Español, habiendo luchado simultáneamente
por la igualdad de derechos entre hombre y mujeres.

139
saber cómo se encuentran sus hermanos. Todo el grupo del Valle de Arán había huido
hacia Toulouse. Por su parte, los guerrilleros y sus familias –Montse se casa con el Zurdo
y se convierte en familia de Inés que se había casado con Galán el 24 de enero de 1945,
antes de que él tenga que volver a España como clandestino.

El nuevo restaurante se llama “Casa Inés” y tiene el sobrenombre de “La cocinera de


Bosost”100. La fundación del restaurante no resulta en absoluto baladí desde el punto de
vista de la construcción novelesca, pues “el espacio de la cocina se convierte en una arma
de escape, resistencia, política, identidad nacional y liberación” (Carrasco apud Talaya y
Fernández, 2017 : 63). Mientras tanto, Inés da a luz a su primera hija, a quien llama
Virtudes, como homenaje a su compañera de lucha. Inés sostiene a su familia y
compañeros con su restaurante, mientras Galán se ausenta en misión a España,
manteniendo el contacto con sus camaradas. En 1965, en una de esas misiones, Galán es
herido, siendo socorrido por un médico sin afiliación a ningún partido político, pero
contrario al fascismo. Termina así su carrera como clandestino y se convierte en el primer
importador de aceite de oliva español en Francia101. En esa época, Montse, el Zurdo y sus
hijos deciden irse a vivir a Las Palmas. Todos se apenan –igual que Ignacio Fernández
Muñoz de El corazón helado– por no haber conseguido matar a Franco, pero, poco a
poco, el espíritu revolucionario va decayeendo. En uno de sus viajes entre Gran Canaria
y Lanzarote, el Zurdo es apresado, pero luego será amnistiado. Con el paso del tiempo,
Inés decide quitar el apelativo “La Cocinera de Bosost”, sustituyéndolo por “El mejor
restaurante español de Francia”. De ese modo, la emoción que comportaba el
sobrenombre inicial desaparecerá finalmente. En 1953 nace su última hija, Adela,
llamada igual que su cuñada, con quien nunca había perdido su amistad102. Adela visita a
Inés muchas veces en Francia, considerando Galán que ella es simplemente una
compañera.

100
Al estilo de Joanne Harris, escritora británica (1964 - ) hija de madre francesa, cocinera y cuyos abuelos
gestionaban una tienda de dulces. Estos hechos influenciaron su escritura, que se caracteriza por la
descripción sinestésica del proceso de confección de los alimentos. Entre sus libros más famosos están
Chocolate (1999), El vino mágico (2000) y Cinco cuartos de naranja (2001).
101
“(…) el aceite español (…) en el paladar de los exiliados sabe a patria y a libertad” (Carrasco apud
Talaya y Fernández, 2017 : 67).
102
Estando casada con un miembro de Falange, Adela no pertenece a ninguna ideología política,
privilegiando, por encima de todo, la amistad con Inés, que es algo que supera ideologías.

140
Llegados al año de 1976 y ya en Democracia, los hijos mayores de Inés se van a España
a trabajar e Inés y Galán deciden regresar también, pese a lo doloroso de la despedida. El
año siguiente, ya con cuatro nietos de los dos hijos mayores, se organiza un encuentro de
los combatientes del Valle de Arán. Inés cocina rosquillas, de acuerdo con la promesa
hecha a Comprendes en 1944: la de le entregar 5 kilos de rosquillas tras volver a Madrid.
La narración termina con la retrospectiva de la narradora y la convicción de que después
de una vida rica, en que luchó por un mundo mejor, cumplió su función y volvió a casa,
a una España libre y democrática, experimentando la verdadera alegría que da título al
libro. Sin embargo, al leer el reportaje hecho sobre los combatientes, lee cosas tan
desagradables que decide no hacer ninguna rosquilla más. Se cierra entonces el ciclo
iniciado con la llegada de Inés al campamiento de Bosost.

A nivel formal se destaca el hecho de haber tres ejes narrativos. Como la propia autora
esclarece en su nota final:

He desarrollado mi propia versión de la invasión del Valle de Arán en una novela que
tiene tres ejes: los capítulos cuyo título aparece encerrado entre paréntesis, la historia
de Inés y la historia de Galán.

El primer eje narra una secuencia de acontecimientos históricos que sucedieron en la


realidad del periodo donde se sitúa la historia y conforman un nivel diferente a aquel
donde se sitúa el resto de los capítulos del libro. Es el nivel del poder, las alturas desde
las que se decidió la suerte de los guerrilleros.

Los otros dos ejes completan una historia de ficción, inventada por mí, aunque los
personajes y los hechos en los que intervienen se basan en una historia y unos personajes
tan reales como los que se cuentan entre paréntesis. Suceden, eso sí, en otro nivel, el de
los peones de la invasión, que ignoran las decisiones que se están tomando sobre su
destino en lugares diferentes, a veces muy distantes entre sí y siempre muy por encima
de sus cabezas. (…)

Hay, por tanto, tres narradores. Dos de ellos, Inés y Galán, son personajes de ficción. El
tercer narrador es un personaje real, porque soy yo. Los cuatro paréntesis intercalados
entre los capítulos de ficción del libro recogen mi versión personal de aquel episodio, lo
que yo he podido averiguar, documentar, relacionar e interpretar para elaborar lo que

141
sólo pretende ser una hipótesis de lo que sucedió en realidad. Si me he atrevido a
proponer mi propia versión es porque, por motivos que se dejan adivinar en muchas
páginas de este libro, nunca ha llegado a existir una versión oficial de lo que ocurrió.”
(Grandes, 2010 : 723).

Existen tres narradores: Inés, Galán y un narrador extradiegético, que coincide con la autora,
según revela ella misma. El tiempo se concentra entre 1936 y 1949 y termina en 1978, con el
regreso de Inés, ocurriendo la acción en España (Madrid y Lérida) y Francia (Toulouse). Dividido
en cuatro capítulos (Antes, Durante, Después y Cinco Kilos de Rosquillas), los capítulos siguen
una pauta lineal (Leo, 2012 : 89), existiendo analepsis, prolepsis y elipsis. Si Inés y Galán narran
lo que ocurre en sus vidas, el narrador extradiegético cuenta hechos históricos: relata el inicio del
Partido Comunista, dirigido por Jesús Monzón, describe Toulouse en 1945, la visita (ficcional)
de la Pasionaria y la situación de los comunistas –características post-modernas son la falta de
datos históricos y la mezcla de figuras históricas reales y personajes. La propia autora concluye
sus notas afirmando que intentó crear un texto bastante próximo de la realidad, documentándose
en diversas fuentes que cita. Con todo, confiesa que no se trata de un libro histórico, pues los
personajes son ficticios, por más que en algún momento se cite el nombre de figuras históricas
como la Pasionaria y Santiago Carrillo: Dolores Ibárruri como cliente del restaurante de Inés,
donde celebra sus 50 años de vida (IA : 644), y Santiago Carrillo referido como líder de la
Juventud Socialista Unificada. Presenta, sin embargo, algunos pasajes cuyo contenido se
aproxima a lo profundamente ficcional, como la fuga de Inés a caballo, en dirección al Valle de
Arán, su aceptación inmediata por el grupo de combatientes o su relación íntima el mismo día
que se reencuentra con Galán:

“-Me llamo Inés y soy la hermana pequeña de Ricardo Ruiz Maldonado, delegado
provincial de Falange Española en la provincia de Lérida (…) Ya sé que suena mal, pero
yo soy de los vuestros. Podéis preguntar por mí a quien queráis (…)

-¿Y cómo sabías qué estábamos aquí? (…)

-Porque lo oí por la radio hace tres días (…)

-¿Has venido a caballo? (…)

-Sí (…) Y seguí hablando, contándoselo todo, las cosas importantes y las que no lo eran
tanto (…) Había vivido un día largo, intenso, las horas tal vez decisivas de mi vida. (…)
[Galán] Me miró como si hubiera descubierto la batalla que estaba librando conmigo

142
misma, y sonrió (…) Cuando giré la cabeza a la derecha, para mirarle, su cara estaba
tan cerca de la mía que cerré los ojos. No lo hagas Inés. Entonces me acomodó contra
su cuerpo y me besó. (…) Las victorias militares trastornan a las mujeres”. (IA 2010 :
258 – 268)

Existe aún la preocupación de compartir con el lector todo el flujo de conciencia de la


protagonista. Sin embargo, el personaje, así como toda la descripción de la actividad
sexual con Galán, parecen pertenecer a una novela cuya acción ocurre en un contexto de
paz mucho más actual. Poco verosímil resultaría, en nuestra opinión, de haber pasado en
un contexto de guerra inminente y, más tarde, de guerra y conciencia de que la empresa
estaba irremediablemente perdida. Narra Galán:

Yo había fracasado, tenía derecho a sentirme fracasado. (…) Inés me gustaba mucho.
Me gustaría que me besara, que me abrazara. (…) A las dos y media de la mañana ya
me había convencido de que el ejercicio de moral revolucionaria al que me había
entregado en las últimas horas me convenía mucho más que seguir fracasado (…) cerré
los ojos (…) Cuando volvía a abrirlos, Inés estaba arrodillada sobre la cama, mi
guerrera abierta, sus pezones erizados por el frío, las piernas desnudas, los pies
embutidos a cambio en unos calcetines gruesos de lana. Me miraba como si esperara
una respuesta importante, y no pude resistirme a la incestuosa perfección de aquel
momento” (IA, 2010 : 368 – 370)

Las descripciones de la conciencia interior de los personajes contrastan con la falta de


conexión entre su interior y el contexto de guerra en que se insertan. Del mismo modo,
existe una elipsis entre el momento de percepción de la derrota del combate y el
establecimiento del grupo en Toulouse. El capítulo "La cocinera de Bosost” termina con
la petición de Inés a Galán para que la mate, a lo que él contesta: “No voy a matarte, Inés
(…) Te voy a sacar de aquí” (IA 2010: 451); iniciándose el siguiente capítulo (Después)
con una reflexión histórica de la narradora y, a continuación, un nuevo capítulo en el que
reencontramos a los personajes ya instalados en Toulouse, siendo Inés la propietaria de
un restaurante exitoso y Dolores Ibárruri una de sus clientes. Tal hecho crea un efecto de
alejamiento en el lector, que se mantiene hasta el final de la novela, en conjunción con
elementos que presuponen un conocimiento histórico de lo narrado y confieren

143
verosimilitud al texto. Almudena Grandes justifica tal hecho en sus consideraciones
finales:

“Inés y la alegría es una novela sobre la invasión del Valle de Arán, escrita desde el
punto de vista de los hombres que, en el mes de octubre de 1944, cruzaron los Pirineos
para liberar su país de una dictadura fascista. No sabían qué intereses, qué cálculos y
ambiciones personales se entrecruzaban con su destino, pero nunca dudaron de cuál era
su objetivo. (…) Podría haber escogido otras perspectivas igual de interesantes (…)
Ninguna, tampoco, habría podido llegar a emocionarme tanto”. (Grandes, 2010 : 729).

Lo mismo se espera del lector. Más que leer un texto con rigor histórico, se aspira a que
este se emocione al leer cada página, que se identifique con los ideales de los hombres
que lucharon por la liberación de España. En un sentido más extenso y en una época en
que la esperanza del ser humano en el futuro no es la mejor, el contraste con estos jóvenes
que arriesgaron sus vidas a favor de un objetivo noble hace cuestionar la actitud que el
lector contemporáneo presenta ante una vida confortable; incitando implícitamente, a
semejanza de lo que ocurre con el personaje de Inés, a una lucha constante para descubrir
la verdadera alegría de la vida. Esta actitud va al encuentro de la reflexión de Casilda en
El corazón helado, cuando refiere que era consciente de que cualquier sacrificio valía la
pena. Paradójicamente, en la época post-moderna, marcada por la sobreabundancia con
respecto a momentos pretéritos, la mentalidad es inversa. Las novelas sobre la Guerra
Civil recuperan a las víctimas de este período histórico negro, así como a sus
descendientes. “Tal vez es su forma de decirnos que sin la resistencia de aquellas mujeres
que lucharon durante la (…) postguerra y la dictadura nunca hubiera existido una Lulú o
una Malena” (Carrasco apud Talaya y Fernández, 2017 : 58). Haciendo emerger estas
figuras, se evitará que caigan en el olvido de las generaciones más jóvenes.

144
4.6. EL LECTOR DE JULIO VERNE DE ALMUDENA GRANDES:
MERCEDES RÍOS Y LAS MUJERES DEL CORTIJO

La Guerra Civil Española y los tiempos de hambre y represión que se siguieron fueron
acontecimientos muy traumáticos para la población española que los vivió, afectando
también a los portugueses que vivían junto a la raya.
Con la muerte de Francisco Franco Bahamonde, el veinte de noviembre de 1975, se
acordó hacer un pacto de silencio y concentrar la atención del pueblo en la movida
nocturna y en los placeres entonces permitidos.
En términos literarios, el tema de la Guerra Civil empieza a surgir décadas más tarde. La
autora Almudena Grandes, en el Coloquio Letras en Sevilla. Literatura y Guerra Civil,
celebrado el 17 de mayo de 2017 103 afirma que empezó a escribir la Historia al revés.
Mientras sus primeros libros tenían como escenario los conflictos de las mujeres de su
generación, educadas para vivir en un país que había dejado de existir, llegó a un punto
en que decidió escribir la primera parte de la Historia, pues sus epílogos terminan donde
empieza la trama de sus primeros libros.
La narrativa de El lector de Julio Verne transcurre en la Sierra Sur de Jaén, en un pueblo
llamado Fuensanta de Martos, en un contexto de pobreza, represión y miedo, pero
también de resistencia, dignidad y valentía.
El Lector de Julio Verne de Almudena Grandes104 presenta un universo esencialmente
masculino. La acción es narrada por Nino, un niño que en 1947 tiene 9 años (aunque la
acción sea narrada ulteriormente, cuando Nino ya es adulto). Es hijo de un guardia civil
(que no eligió su profesión) que maldice –en secreto– su vida. Además de retomarse una
voz narrativa masculina, iniciada en El Corazón Helado, con Álvaro, la novedad consiste
en el hecho de que, por primera vez, en una obra de Almudena Grandes la figura de la
Madre sea presentada con características positivas. Mercedes Ríos es una madre cariñosa
y preocupada por el bienestar de sus tres hijos, como se aprecia con claridad en
fragmentos de la novela como el que sigue:

El hielo no esperó a diciembre, pero mi madre sí lo esperaba a él. (…) Sostenía en las
manos una funda nueva, dos trozos de manta superpuestos, cortados a la medida de
una botella de gaseosa y cosidos por el borde con una hebra de lana en puntadas muy
seguidas y apretadas. De la base colgaba una pieza redonda, a modo de tapa, que
iría rematada con un ojal hecho a la medida del botón que permitiría cerrarla por
abajo, para conservar el calor del agua hirviendo sin riesgos de quemaduras.-Mira,
¿te gusta? –la sonrisa de madre se hizo más grande y encontró una manera de brillar
también en sus ojos.-Sí, es muy bonita –y solo entonces lo entendí-. ¿Es para mí?
Cuando la vi asentir con la cabeza sentí una alegría salvaje que también era orgullo,

103
En www.youtube.com. Consultado en 19.05.17.
104
Considerado el mejor libro (2012, Barcelona, Tusquets) de 2011 por los internautas.

145
gratitud y una expectativa de felicidad, el anticipo de la que sentiría al llegar a la
escuela con mi propia botella metida en su funda. (…) me abalancé sobre ella, la
abracé con todas mis fuerzas y la besé tantas veces que estuve a punto de tumbar la
silla con nosotros dos encima. -¡Suéltame, Nino, que nos vamos a caer! –pero se reía.
Gracias, madre (…) Gracias, gracias, millones de gracias…- Nada de eso. En enero
cumplirás diez años (…) Eres muy mayor, y mucho más responsable que tu hermana
y a ella se la hice cuando tenía tu edad, así que… Pero tienes que prometerme que
cuidarás bien de ella. No la pierdas de vista, no la dejes tirada en cualquier parte
para irte a jugar y no la pongas en ningún sitio de donde se pueda caer. Si la rompes,
o te la roban, hasta el año que viene no te daré otra. Los cascos cuestan dinero, ya lo
sabes.” (LJV : 28-29)

Tras su matrimonio (por amor) con Antonino y algunos años de felicidad, es forzada a
acompañar a su marido a Fuensanta de Martos, donde este fue destinado105. Vive entonces
en una angustia constante quejándose secretamente. Sólo después de diez años viviendo en
Fuensanta de Martos106, Mercedes Ríos regresa al lugar donde nació con ocasión de la boda
de su hermana, llevando a sus tres hijos con ella. Y es en el tren cuando el niño es testigo
de la opresión de un prisionero por un guardia civil (LJV, 2012 : 23 ss) y decide –a pesar
de los privilegios concedidos a los funcionarios de esta categoría (vivienda y algunos
servicios gratuitos)– que no quería heredar la profesión de su padre, como era tradición.
A los nueve años, el niño sueña con conducir vehículos. El hecho de ser un niño pequeño
y delgado (“canijo”) hace que sus padres piensen en una carrera administrativa para él. En
esta época, el alcalde de Fuensanta de Martos es asaltado por un guerrillero, que tras su
ataque deja una nota con el mensaje: “Así paga Cencerro”. (LJV : 40). Desde el inicio, la
figura de este delincuente ejerce gran fascinación sobre el niño, aunque sepa que entre las
funciones de su padre está detener, justamente, a estos guerrilleros. También en esta época
traba amistad con Pepe, el Portugués, un forastero misterioso que vive en un molino alejado
y con quien pasará largas tardes en las márgenes del río, convirtiéndose este personaje

105
"Él [su padre] había nacido en Valdepeñas de Jaén, muy cerca de Fuensanta de Martos, y no se había
movido de allí hasta que le tocó hacer la mili en Melilla. Fue entonces cuando empezó a escribirse con la
hermana de otro recluta que se llamaba casi igual que él, Antonio, y a la que al principio le cayó en gracia
por un malentendido. Ella creía que sólo había un pueblo llamado Valdepeñas en el mundo y pensó que
allí, con tantas viñas, tantas bodegas, nunca faltaría trabajo. Por eso, y aunque desde el primer momento él
le confesó que era jornalero sin tierras, igual que su padre, y que su abuelo, y que su bisabuelo, y así hasta
que Adán Y Eva poco más o menos, ella se dijo que con él no estaría mal. Al terminar la mili, mi padre
volvió a la península en el Melillero, y con la excusa de recibir a su hermano, que venía en el mismo barco,
mi madre fue al puerto de Almería para conocerle. Cuando se enteró de la verdad, y fue Jaén, no Ciudad
Real, y fueron olivos y no viñas, y almazaras en lugar de bodegas, él ya la había besado y a ella le había
gustado, así que se casaron y para no tener que elegir entre el mar y la sierra, se fueron a vivir a un lugar
equidistante y ajeno, igual de nuevo para los dos. (…) La primera vez que vi aquella foto, madre me lo
explicó todo muy bien y que allí habían sido muy felices, más que en ningún otro lugar, en ningún otro
momento. Quizás por eso, y porque aquella felicidad duró muy poco, dos años escasos, nunca volvió a
darme detalles, y cuando sacaba la foto para mirarla, decía solamente, qué bien nos fue allí, qué felices
éramos entonces, y cerraba los ojos un instante, como si quisiera apreciar mejor aquel recuerdo, o porque
le dolía el tiempo que había vivido después" (LJV 34/35).

106
Fuensanta de Martos es el nombre de un pueblo real, ubicado en la Sierra Sur de Jaén. Sin embargo, el
texto de Almudena Grandes es de su propia autoría. Los hechos que narra habrán pasado en muchos
pueblos, durante de dictadura franquista, pero son ficcionales. Cf. Almudena Grandes, 2012 : 408.

146
solitario en la persona más especial que Nino conoce hasta entonces107 (LJV : 44). Pepe
charla con Nino y le dice que la figura de Cencerro108 es más que el individuo Tomás Villén
Roldán, es más que un nombre, casi un mito (LJV : 43). Estas conversaciones constituyen
lo mejor de la vida de Nino, en una época y en un lugar dominados por el miedo.
Son frecuentes las detenciones, incluso de mujeres que, para matar el hambre, se desplazan
al pueblo para vender productos agrícolas, “hasta que un día, el hambre y la desesperación
pudieron más que el miedo” (LJV : 58). Está también prohibido cantar la canción infantil
La vaca lechera por hacer alusión a la palabra “cencerro” [un cencerro le he comprado]
(LJV : 62). Y, sin embargo, la propia Guardia Civil es igualmente víctima del régimen
opresivo vigente, constituyendo las batidas un acto de obediencia a órdenes que generan
gran angustia entre la familia de los guardias que esperan sufriendo el regreso de su
familiar109.
Cuando los “rojos” eran capturados, sus cadáveres eran expuestos y se organizaban bailes,
lo que contrastaba con la dignidad de las hijas del revolucionario Cencerro, quienes
excavaban en silencio la sepultura de su padre. Su madre, igualmente encarcelada por hacer
“propaganda subversiva” (LJV : 92), quedó privada de libertad durante seis años por
afirmar públicamente que esperaba un niño de su marido, al que llamó Tomás.
Es igualmente en esta época cuando Nino empieza a leer los libros de Julio Verne,
estableciendo un paralelo entre sus lecturas y el universo que él mismo vive. Su padre
decide medirlo y, al verificar que él no había crecido mucho, se preocupa, pues teme que
su hijo no alcance el 1,60 m. necesario para ser guardia civil, como era tradición familiar.
Determina, entonces, que su hijo irá a aprender a escribir a máquina, de manera que pueda
ejercer una profesión de secretario en el ayuntamiento, proyecto con el que Nino está
totalmente de acuerdo. Se trata, al entender de su padre, de una profesión respetada. Las
clases tienen lugar en el Cortijo, donde vive un grupo de mujeres, muy unidas porque son,
cada una a su manera, víctimas de la Guerra Civil y de la dictadura subsecuente 110. En el
Cortijo de las Rubias viven solo mujeres y niños. Además de las hermanas Marisol y
Sonsoles, Las Rubias (cuyo objetivo vital es casarse) vive un grupo de mujeres víctimas de
la Guerra Civil y de la Dictadura de características muy variopintas. Catalina, una mujer
de cincuenta años, madre de nueve hijos, que vive en compañía de tres de sus hijas a la
altura del año 1948. Esta figura femenina había sido guapa, joven, aunque la tragedia vivida
la convirtió en una mujer amargada y de aspecto semejante al de una bruja; manteniendo,
sin embargo, su valentía111. Está también doña Elena, la profesora de Nino, una maestra

"resultará ser un enlace del Partido Comunista para preparar la retirada de la guerrilla” (Mougoyanni
107

Hennessy apud Talaya y Fernández, 2017 : 181).


108
El epíteto de Cencerro había sido ganado años antes de la guerra, cuando Tomás Villén Roldán (el jefe
de un grupo de maquis, que lucharon contra la dictadura franquista) tenía un vehículo que usaba para hacer
la distribución de alimentos. Como la bocina no funcionaba, hacía sonar un cencerro cuando llegaba a los
pueblos. www.almudenagrandes.com
109
Un episodio que refleja este hecho es cuando Antonino (padre de Nino) llega a casa, tras una batida,
llora y se queja de «la mierda de hombre que soy». (LJV : 82).
110
«Se acercaba el verano de 1941 y hacía mucho calor (…) cuando empecé a ir al cortijo de Las Rubias
tres tardes a la semana». (LJV : 97)
111
«Su primogénito había sido uno de los últimos muertos del frente, su marido, uno de los primeros
fusilados de la posguerra, y antes de que acabara el mes de abril de 1939, como si todavía no hubiera tenido

147
jubilada que destaca por su humanidad y por anteponer la amistad a la mera transmisión de
conocimientos. Se narra en la novela que Elena se casó, tuvo dos hijas y que en la
actualidad del relato vive con su nieta en Fuensanta de Martos. Posee una amplia biblioteca,
casi clandestina, que hace los deleites de Nino. Además, es una mujer con una vasta cultura.
Da clases de mecanografía, taquigrafía, francés e inglés, pero también habla con el niño
sobre temas de historia y acerca de la situación actual 112. Entre los libros existentes en la
biblioteca, se encuentra la obra de Benito Pérez Galdós, que Nino lee ávidamente, para
escándalo de su profesor, Don Eusebio, que considera al autor demasiado revolucionario.
Don Eusebio es un cobarde, mientras que Doña Elena es una de las heroínas de la novela 113.
Durante este periodo de tiempo en que Nino intenta sobrevivir, dos acontecimientos
marcan su vida: en primer lugar, el descubrimiento de la sexualidad, al presenciar la
relación íntima entre Filo y Elías, el Regalito, quien se convertirá en el nuevo Cencerro,
sucesor de Tomás Villén Roldán114; en segundo lugar, el hallazgo, en el entierro de un hijo
de Catalina, de que su padre había sido el autor del disparo que acabó con Fernando, el
Pesetilla115. Nino se enfrenta entonces a la evidencia de que «en España entera no había
(…) esperanza ni futuro para un niño». (LJV : 207).

bastante, su hijo Nicolás, que durante diez años se había criado tan sano como sus ocho hermanos, se le
murió en los brazos entre convulsiones de una fiebre altísima, mientras ella lo llevaba por el pueblo de
puerta en puerta suplicando una ayuda que nadie quiso prestarle. En cincuenta días, Catalina la Rubia vivió
una tragedia que muchas personas no acumulan en una vida entera, y esos cincuenta días la arrasaron por
dentro y por fuera, la convirtieron en una roca de granito, un bloque de metal, una piedra distinta de la
mujer que había sido hasta entonces. Nunca pudo olvidar aquellas casas cerradas a la agonía de su hijo,
nunca quiso olvidar aquellas puertas que no cedieron al dolor de un niño ni a la desesperación de su madre,
y nunca, ni por un instante, olvidó a Nicolás expirando en la calle cuando ella se derrumbó, cuando no supo
qué hacer, adónde ir, a quién acudir, cuando lo había intentado todo, el médico, el boticario, el alcalde, el
párroco, el veterinario, y se sentó en la plaza para mecerle como cuando era un bebé, para abrazarle, y
cantarle y acariciarle, y llorar con él, por él, hasta que sus hijos fueron a buscarla y le arrebataron de los
brazos el cuerpo ya templado de su hermano muerto, al que su madre seguía meciendo, y cantando y
acariciando, y por el que nunca podría ni querría dejar de llorar.» (LJV 170/171).
112
En el Cortijo viven aún Manoli, nuera de Catalina. Doña Elena había tenido conocimiento de su
existencia cuando esperaba en la cola de la cárcel para visitar a su marido, que allí estaba ingresado por ser
ateo. Manoli vivía una situación angustiosa por estar ingresada con dos niñas, la más pequeña todavía bebé.
(LJV 174). Doña Elena tuvo en su casa a las niñas (en aquella época vivía en la localidad de Carmona)
hasta que Catalina consiguió medios financieros para viajar y llevar a sus nietas con ella. En el Día de la
Merced –único día en que a los niños les permitían visitar a las madres que estaban encarceladas– Elena y
Catalina visitaron a Manoli. Hacía mucho calor y Catalina invitó a Elena a visitar Fuensanta de Martos. A
Elena le gustó y, más tarde, se instaló en el Cortijo. Las hijas de Catalina son Catalina, a quien llaman
Chica, Paula y Filo(mena). La mayor, Chica, es la más guapa; Paula, la hija del medio, la que más se parece
a su madre; la cual mantiene un romance con Pepe, el Portugués. Por último, Filo es adolescente, aprendió
a escribir a la máquina con Doña Elena y es la única que baja al pueblo a vender huevos. Era la madre la
que asumía esta tarea, sin embargo, tras la prohibición por la guardia civil, la delegó en su hija por ser esta
todavía menor.
113
Cf. Mougoyanni Hennessi apud Talaya y Fernández, 2017 : 190.
114
Filo tendrá un niño de Elías, al que llamará Tomás. Consiguen huir hasta Toulouse y envían una foto
familiar a Fuensanta de Martos, que es expuesta en la taberna de Cuelloduro. A Fuensanta de Martos llega
aún información de la huida con éxito de un grupo de personas, incluso hay una referencia al restaurante
Inés de Bosost, lo que supone un elemento de intertextualidad con Inés y la Alegría, de la misma autora.
115
«El 25 de junio no pasó nada en Fuensanta de Martos. Los del monte no se hicieron notar, los del llano
se comportaron como si los conocieran y los guardias civiles se limitaron a cumplir con sus tareas rutinarias.
El cartero también, y por eso, porque aquel sobre era oficial, porque traía un membrete de la Capitanía
General de La Coruña, antes de empezar el reparto de todas las tardes subió expresamente hasta el cortijo

148
No se puede vivir así, pero así vivíamos, y los paréntesis de tranquilidad, los
meses sin redadas, sin detenciones, sin entierros, no tenían más sentido que la
espera, los minutos, los días, las semanas que faltaban para que todo empezara
otra vez, para que regresaran los camiones, y las patrullas, la ruleta rusa de las
visitas inesperadas, unos nudillos tocando de noche en la puerta de al lado,
quizás en la propia, y nos llevamos a su marido a declarar, señora, pero no se
preocupe que se lo devolvemos enseguida, y ya te puedes ir, pero echa por ahí
delante, que te veamos bien, y los tiros de madrugada, porque su marido intentó
escapar, señora, salió corriendo y no nos dejó otra salida que disparar sobre él,
siempre las mismas palabras, los mismos verbos, los mismos adjetivos, la
repugnante sintaxis burocrática del terror, el comedido vocabulario de los
falsos pésames, la cortesía templada de los asesinos y las ropas teñidas de
oscuro que retornarían sin falta a los balcones antes o después, mientras duraba
aquella guerra que no se iba a acabar porque nadie pensaba todavía en
rendirse, por más que Don Eusebio se empeñara en contar en voz alta los años
de paz en algunas fechas señaladas» (LJV : 155).

En un contexto como este, supondrá algo de consuelo la conversación que tendrá Nino con
Pepe, el Portugués, que le cuenta que su padre no podría haber actuado de otra manera 116,
que hubo asesinatos en la familia del niño protagonista en 1939 y le dice, por último, que
le corresponde a él decidir qué tipo de persona pretende ser:

"Hay personas que creen que en España las cosas son como deben ser (…) que toda la
ley debe cumplirse, aunque sea injusta, solo porque es la ley. Otras personas, muchas
más, no lo creen, pero no se atreven a decirlo en voz alta porque tienen miedo, y les
gustaría vivir en un país diferente, con leyes diferentes (…) pero encogen los hombros
y se callan para que no les pase nada malo, porque saben la clase de cosas que pasan,
y hasta qué punto puede ser peligroso llevarle la contraria a los que tienen el poder. Y
hay algunas personas, pocas, que piensan por su cuenta, y dicen lo que piensan, y
actúan de acuerdo con sus ideas, y no porque no conozcan el riesgo que corren, sino
porque creen que correr ese riesgo merece la pena. ¿Y tú ?" (LJV 222)

de las Rubias para entregárselo a Catalina. Dentro, unas pocas frases ásperas, concisas, del fallecimiento
de Francisco Rubio Martín, natural de Fuensanta de Martos, provincia de Jaén, hijo de Lucas y Catalina,
de 28 años de edad, que carecía de documentación en vigor por haber entrado en España por conductos
ilegales y que en la tarde del 19 de junio de 1948, conducía un automóvil que no respondió al alto de un
puesto de control de la Guardia Civil instalado en la carretera de salida de El barco de Valdeorras, en
dirección Ponferrada. En el tiroteo consiguiente, resultaron muertos un guardia civil y tres de los ocupantes
de vehículo, el citado Francisco Rubio Martín y dos conocidos bandoleros de la provincia de Orense. El
cuarto, gravemente herido, identificó a sus compañeros antes de intentar darse a la fuga y ser abatido a tiros
por la autoridad.» (LJV 199)
116
«Si tu padre si hubiera negado a disparar sobre Pesetilla (…) le habrían formado un consejo de guerra
por insubordinación. Es posible que le hubieran condenado a muerte. (…) En el mejor de los casos, Dulce
estaría sirviendo en una casa y tú, seguramente, sirviendo también en un cortijo, levantándote a las cuatro
de la mañana para dar de comer a las mulas, trabajando por la comida y dando las gracias encima». (LJV
212)

149
En este universo de personajes debe mencionarse también a Pastora, ejemplo de la mujer
relativamente emancipada. Casada con Miguel Sanchís, un comunista camuflado de
guardia civil, Pastora no se cohíbe en manifestar públicamente su amor. Su sensualidad es
observada por todos, incluso por Nino:

Pastora cruzaba el patio con ese bamboleo que no podía evitar, y yo la miraba porque
tampoco podía evitarlo y sentía calor, un sonrojo repentino y culpable, como si verla
moverse fuera pecado, y me daba cuenta de que ella no hacía nada para provocar esa
reacción” (LJV 108)

Su sensualidad provoca la envidia de las otras mujeres: «Y ver que un hombre tan
guapísimo ha tenido que casarse con una coja que no puede tener hijos, encima (…) como
si no hubiera donde elegir». El hecho de ser estéril supone la única razón por la que Pastora
envidia a las mujeres del pueblo donde se instaló con su marido. Miguel Sanchís, marido
de Pastora, es una figura totalmente enamorada de su mujer, de manera casi enfermiza, a
quien ofrece regalos constantemente e incluso la besa en público –lo que constituye un
escándalo en el pueblo.
En 1949 Miguel Sanchís mata a Juan, el Piruleta, que es primo de Elías e, inmediatamente
después, se suicida. Esta acción no se ejecuta sin antes decir: «¡Viva el Partido Comunista
de España!» y «¡Viva la República!» y también después de reiterar su amor por Pastora. El
suicidio tiene por objetivo salvar la vida a Pastora y librarla de la tortura, lo que pasaría si
él hubiera huido; pero esto apenas se consigue durante un par de meses. Tras su entierro,
en el cual Pastora demuestra dignidad, no gritando como las otras viudas del pueblo de
Fuensanta de Martos, la viuda decide irse a Madrid, a la casa de su madre. Las mujeres en
el pueblo comentan que quedará con una buena jubilación, aunque tres meses más tarde
será considerada indigna y se le impedirá tanto trabajar como de salir de Madrid hasta el
final de su vida, que vive en condiciones miserables (LJV : 330).
Por esta época se suceden algunas fugas hacia Francia, que resultan exitosas, lo que
acarreará las consecuentes represalias, en forma de detenciones y torturas. Uno de esos
días, Mercedes recibe la visita inesperada del teniente Michelín, que pretende hablar con
Nino. Había recibido una denuncia en la cual no confía totalmente, de acuerdo con la cual,
muchos bandoleros están en fuga. Como está solo en la jefatura y no disponía de radio,
pretende que Nino vaya a avisar a su padre de que Cencerro y sus hombres han cambiado
de estrategia, pero la madre de Nino lo enfrenta con valentía:

"-¡No! – ella estrelló los puños sobre la mesa, furiosa como nunca (…) Vaya usted.
Vaya usted a por su jeep, y a por su radio, con mil pares… (…) Las ordenanzas no
pueden mandar que se juegue la vida de un niño de once años. (…) usted es un cobarde,
por eso no puede salir, porque no se atreve, porque sabe que ahí fuera, solo, no iba a
durar ni cinco minutos (…) porque si saliera de noche y sin escolta, cualquier vecino
le mataría por la espalda, que es lo que se merece (…) Y por eso manda a un niño de
once años, porque para matar de un paliza a una criatura, es usted muy valiente, ¿no?

150
(…) Y si me lo matan, ¿qué? Me van a pagar una pensión, me van a dar una medalla,
me…?" (LJV 359-360)

A pesar de la resistencia de su madre, Nino decide ir al encuentro de su padre y le dice que


Cencerro va a huir por otra ruta. El padre y su compañero Romero deciden no arriesgarse
a dejar dos viudas y siete huérfanos y mienten, permaneciendo en lugar seguro.
Llega también el momento de la partida de Pepe y es entonces cuando Nino comprende
que ya cumplió su función allí:

"Justo (…) Porque viniste a sacar el primer Cencerro (…) viniste a enlazar con Sanchís,
a organizar aquella huida que no salió bien, y te quedaste para ayudar a los que seguían
arriba, para encargarte de las muertes de Comerrelojes y de Pilatos, para supervisar el
trabajo de la imprenta, para escribir los textos, consultando esos libros que tienes tan
bien escondidos, para que el segundo Cencerro lograra terminar lo que apenas llegó a
empezar el primero. Para eso viniste y por eso te vas, porque tu trabajo ha terminado,
porque el monte está vacío y aquí no haces falta." (LJV 386/387)

Junto con la amistad de Doña Elena, cuyas clases tendrá que abandonar debido a que sus
padres no pueden seguir pagándolas, y sus lecturas, es la amistad con Pepe, el Portugués,
lo que hará de Nino un niño distinto. Pepe se despide llamando a Nino “camarada”, palabra
que este volverá a oír once años más tarde, cuando decide unirse al Partido Comunista
Español. Conoce entonces a Maribel, una camarada con quien se casará y tendrá un niño
y, en 1973, trabaja en la clandestinidad.
Una trampa117 lo lleva a la cárcel, donde algunos de sus camaradas están inquietos y
desazonados por la detención de Camilo, un militante legendario, desconocido de la
mayoría de los militantes, y que había sido detenido unos meses antes. Nino debería haber
cumplido veinte años de cárcel, pero la muerte de Franco le restituye la libertad en 1976.
En 1977 son libertados los últimos prisioneros políticos y reconoce a Paula, La Rubia, que
espera la salida de Camilo, que en realidad era Pepe, el Portugués. Consigue su contacto,
habla con él por teléfono y sólo en las primeras elecciones democráticas sabe su verdadero
nombre: José Moya Aguilera, cabeza de lista por el PCE de Jaén, que estaba acompañado
por Nino, quien ocupaba el último lugar. Sin embargo, finalmente, ninguno de los dos llegó
a diputado.
Esta obra de Almudena Grandes, un Bildungsroman, presenta un universo
predominantemente masculino. Desde los ojos de un niño asistimos a toda la barbarie que
constituyó la dictadura franquista y se hace un homenaje a un pueblo que además de la
miseria y la intemperie tuvo que sobrevivir heroicamente al miedo, a la tortura y a la
permanente amenaza de muerte. Se trata de una novela realista, de influencia galdosiana.
Benito Pérez Galdós intenta en sus Episodios Nacionales entender la memoria histórica de
los españoles, evocando hechos de la Historia Nacional (siglo XIX) que marcaron el

117
Le habían informado de que habría una reunión del Partido, descubrió que era falso e iba a avisar a sus
compañeros para que salieron del edificio en direcciones distintas, pero la policía ya lo esperaba.

151
destino colectivo del país. Almudena Grandes tiene el mismo objetivo con sus Episodios
de una Guerra Interminable. La excelente capacidad fabuladora de Grandes concede al
lector una casi visualización de lo sucedido 118.
Es también un himno a la amistad, una alabaza de la lectura y una llamada de atención
sobre la dignidad del ser humano. En una época particularmente dura, un niño intenta
sobrevivir amparándose en la amistad de Pepe, el Portugués y en la lectura de Julio Verne:
la fantasía provoca en el niño breves instantes de felicidad y la evasión de la dureza de lo
cotidiano.
Las mujeres de Fuensanta de Martos resisten heroicamente a todo. Esta resistencia
contrasta con la actitud de las primeras obras post-modernas que, no enfrentando
dificultades, están eternamente insatisfechas, buscando su propia identidad. Pero la lucha
por la supervivencia no siempre deja lugar a la búsqueda del propio yo.

118
Ernesto Ayala-Dip, “El lector de Julio Verne de Almudena Grandes, mejor libro del año para los
lectores”, en El País, 18.12.12.

152
4.7. Las tres bodas de Manolita

Los casi doscientos personajes de este libro de Almudena Grandes, “numerosas personas
reales caracterizadas y tratadas como personajes de ficción” 119, algunos figurantes, otros
que ya existían en Inés y la Alegría o El Lector de Julio Verne, obligaron a la autora a
presentarlas esquemáticamente en el final de la obra.

En su comentario final, Almudena Grandes cuenta cómo surgió el tema para la escritura
del libro: en un encuentro de homenaje a los republicanos españoles realizado el 14 de
junio del 2008 por el Ayuntamiento de Madrid, una señora anciana se acercó a Almudena
Grandes y le preguntó si conocía la historia de los niños esclavos del franquismo. En un
encuentro posterior, la escritora tomó conocimiento del decreto del 23 de noviembre de
1940 que, en teoría, permitía a los padres –prisioneros políticos– solicitar plazas en el
colegio de Zabalbide, Bilbao, con la promesa de que sus hijos irían estudiar allí. La
realidad era, sin embargo, muy distinta. Los niños más pequeños iban, de hecho, a
estudiar. Las jóvenes eran sometidas a un régimen de trabajos forzados para redimir las
penas de sus padres: el hecho de que eran comunistas.

Isabel Perales García era obligada a lavar ropa de hoteles, restaurantes e internados. Para
lavar se empleaba sosa, dado que el jabón o los detergentes eran muy caros, lo que le
deforma las manos para siempre. Al personaje de Isabel, Almudena Grandes le añade dos
hermanos mayores, Antonio y Manolita, del matrimonio de sus padres, y tres menores:
Pilarín y los gemelos Juan y Pablo, del segundo matrimonio con María Pilar, ocurrido
tras la muerte de su primera esposa.

Terminada la Guerra Civil y tras la ascensión de Franco, se convierte en ley el odio a


comunistas, francmasones y liberales, en general. Al final de la guerra, España era un país
arrasado y con perspectivas muy precarias, escenario que era totalmente ignorado por la
comunidad nacional120.

Los años de hambre que siguieron a la Guerra Civil Española son el contexto del tercer
libro de Almudena Grandes incluido en la colección Episodios de una Guerra
Interminable.

119
TBM, 2014 : 756.
120
Cf. López Moreno, 2005 : 18.

153
Debido a la política autárquica franquista del “orgullosamente solos”, España vivió
tiempos devastadores. Hasta 1952, España no recuperaría el nivel de vida que tenía en
1935121. En términos prácticos, los resultados fueron el surgimiento y generalización del
mercado negro (estraperlo), el racionamiento, el hambre, enfermedades por mala
nutrición y un número muy elevado de presos políticos122.

En esta época, alimentos como el pan eran un lujo. Como ironiza Néstor Luján,
“considerando los precios (…) desearíamos que estos racionamientos fueran
acompañados de un folleto explicativo de qué platos se pueden cocinar con bacalao, pasta
de sopa y azúcar blanco, que es lo que pueden comprar las casas humildes o bien qué
menús pueden construirse en una larga semana con aceite, café y alubias”. (apud
Azotya)123

La situación, agravada por graves sequías, era insostenible, lo que lleva a un brote de
emigración y al contrabando como modo de vida. Las “falsas embarazadas” venían a
buscar sus bienes a Portugal.

Es en este cuadro en el que conocemos a Manolita Perales García, una joven de dieciocho
años cuyos padre y madrastra están encarcelados por razones políticas y cuyo hermano
mayor se encuentra escondido en un tablao. Manolita intenta sobrevivir, encargada de sus
cuatro hermanos, aceptando varios trabajos. Se la empieza a denominar como la señorita
conmigo no contéis cuando la resistencia antifascista le pide ayuda para su causa y ella
alega tener ya bastantes responsabilidades

Sin embargo, finalmente su hermano Antonio terminará convenciéndola para colaborar


con la resistencia: el plan consiste en visitar y casarse ficticiamente con algún encarcelado
por delitos políticos. La supuesta boda la oficiaba el cura de la cárcel de Porlier, que
pasaba certificados sin validez a cambio de dinero y de dejar a la pareja algunas horas en
un rincón de relativa intimidad, con un camarada que sabía cómo funcionaban unas
máquinas policopiadoras. Silverio será la única persona que consigue hacer funcionar las
máquinas para que puedan imprimir y distribuir propaganda antifascista. Manolita no
imagina en este momento que Silverio será un hombre muy importante en su vida.

121
Baraela López (2012) en El País (consultado en 06.03.16).
122
Ibídem.
123
Historia del hambre tras la Guerra Civil, www.historia.cocina.com/paises/articulos/1940/htm
(Consultado en 06.03.16).

154
El lector tendrá conocimiento de la realidad vivida en las cárceles políticas durante la
dictadura, del drama de los familiares de los prisioneros, de los subterfugios que la
imaginación de los resistentes lograba crear y aún de los delatores que se aprovechaban
de la situación. Como la propia Almudena Grandes contó, quiso escribir sobre las
personas “que pasan al fondo de la calle, en la acera, mientras otras son entrevistadas en
la televisión”124.

Los capítulos impares son contados por Manolita, en primera persona, en tanto que los
capítulos pares los desarrolla un narrador omnisciente.

Pasaremos ahora a detallar más pormenorizadamente las características de los principales


personajes de la novela, comenzando por Isabel Perales García.

Inicialmente, este personaje de Almudena Grandes tiene un papel secundario. La segunda


parte del segundo capítulo está dedicada a la descripción de las condiciones de vida de
los niños esclavos de Franco, las cuales son descritas por una narradora omnisciente
focalizada en Isabel, que es quien relata las vicisitudes sufridas por estas jóvenes.

El entusiasmo de las hermanas Isabel, de catorce años, y Pilarín, de siete, es grande al


llegar al colegio de Bilbao, donde creen que van a estudiar. Sin embargo, la llegada se
convierte en algo diferente de todo cuanto esperaban, pues desde el comienzo las
hermanas son separadas debido a su edad. Las niñas más pequeñas van a la clase de San
Francisco Javier, en tanto que las jóvenes van a la clase de San Ignacio de Loyola. Estas
son llevadas hacia un dormitorio con condiciones precarias. Al preguntar por su hermana,
Isabel es informada de que podrá estar con ella los domingos después de la misa.

La alimentación en el colegio es mala, los dormitorios fríos y las jóvenes son privadas de
usar lencería y forzadas a ponerse un chaleco que les apretaba el pecho, con el propósito
de que este no se percibiese.

Al día siguiente de llegar y después de la misa, las jóvenes son informadas de que tendrán
una pequeña barra de pan para comer a lo largo de toda la jornada diaria, debiendo
racionarla. Cuando Isabel pregunta en qué momento irán a estudiar, la respuesta es
“después”. Las jóvenes ocupan sus días lavando ropa en condiciones infrahumanas.

124
www.almudenagrandes.com, consultado en Agosto de 2014.

155
El consuelo de Isabel consiste en breves encuentros con Pilarín los domingos. Pilarín está
ya totalmente habituada a la doctrina vigente:

“Con el tiempo, también llegaría a comprender por qué la vida de las pequeñas se
ajustaba a las promesas del Caudillo, mientras que su existencia, la de sus
compañeras, sólo encajaba en el molde de un campo de trabajadores forzados. La
madre superiora lo repetía cada dos por tres, hay que arrancar las ramas antes de
que lleguen a troncos. Las alumnas de la clase de Pilarín no habían llegado a ser
ramas, apenas brotes, yemas tiernas que se podían enderezar sin demasiado
esfuerzo. Por eso, a las monjas les compensaba invertir en ellas, y en lugar de recitar
vidas de santos, cosían, las enseñaban a leer en las heroicas crónicas de los mártires
de la Cruzada.
-Yo ya sé que padre no era bueno, Isa.
-¿Por qué dices eso? – ella se asustó mucho la primera vez que le oyó -. Claro que
era bueno. (…)
-Yo voy a ser muy buena, Isa, voy a ser muy buena siempre para ir al cielo” (TBM :
316/7).

Con el pasar del tiempo, las jóvenes se convencen de que tendrán alguna culpa de
su situación:

“Poco a poco, las palabras de las monjas, la difusa culpa que les atribuían como
un pecado original, fue calando en sus conciencias como una lluvia final
imperceptible, que las empapaba sin que pudieran ponerse a salvo, porque no existía
ningún lugar donde refugiarse de aquella pequeña insidia cotidiana, que sabía
penetrar en su piel hasta sus huesos. Poco a poco fueron convenciéndose de que
eran culpables, de que tenían que pagar por ello, aunque no supieron qué delito
habían cometido ni a qué pecado se habían entregado, y aprendieron a aceptar su
vida como una vida corriente, la que se merecían. Todos los días oían que no tenían
remedio, que no había forma de hacer carrera de ellas, que eran malas, brutas,
inútiles. Lo escucharon tantas veces que se lo creyeron. Las más débiles se
empeñaron en demostrar lo contrario, y empezaron a competir por el favor de las
monjas para colgarse sus sonrisas en el uniforme como si fueran medallas. Las
delaciones, el desprecio y las zancadillas florecieron en invierno como arbustos
espinosos, sin flor posible, y la solidaridad de los primeros días se esfumó para no
volver jamás”. (TBM : 321).

Las malas condiciones en el colegio eran tales que hicieron a Isabel pensar en los
papeles kraft que Manolita ponía en la mesa (traídos por su amigo Palmera que
trabajaba en el tablao, los cuales eran dejados en la mesa por los clientes y siempre
contenían siempre algo para comer). Así, sus compañeras que sabían escribir

156
enviaron una nota, junto con la ropa planchada, pidiendo que enviasen con la colada
para lavar algo de pan, aunque fuese duro. Las instituciones acceden, enviando
aceitunas y hasta tartas.

Esta manera de actuar llega al conocimiento de las monjas, gracias a Aurora, que
denuncia a sus compañeras e informa de que Isabel había sido quien ideó el proceso.
Aurora, a raíz de esto, es nombrada jefa de sus compañeras y estas se dividen una
vez más.

El frío y el contacto con la sosa para lavar la ropa acelera el proceso de


descomposición de la piel de Isabel, lo que la lleva a sumergir frecuentemente las
manos en el agua helada para anestesiarlas.

Su comportamiento es notado por la Madre Carmen, que es distinta de las demás


religiosas. Mientras estas son presentadas como personas frías, sin sentimientos y
siguiendo la máquina del Estado, Madre Carmen está dotada de una gran
humanidad. Lleva Isabel a la enfermería, donde es cuidada por la Hermana Begoña.
Cuando la Madre Carmen pregunta a La Hermana Raimunda por qué razón no usan
jabón en vez de sosa, la respuesta es:

“-¿Usted qué cree? – la hermana Begoña miró un momento hacia sus ojos tapados,
volvió al trabajo -. El jabón es muy caro. La sosa, muy barata – y en el mismo tono
neutro, objetivo, añadió algo más-. Algún día tendremos que pagar por lo que
estamos haciendo con estas niñas”. (TBM : 332).

Después del tratamiento, siguen hacia el despacho de la Madre Superiora que, al ver
las heridas de Isabel, comenta: “En fin, más sufrió Jesús Cristo en la Cruz y nadie
le escuchó quejarse” (TBM : 335). Madre Carmen defiende a Isabel, diciendo que
ella va a ayudarla en sus tareas en la capilla y en el coro. Isabel empieza a comer
mejor, a acompañar a Madre Carmen y esta le explica que ser rojo no es sinónimo
de ser malo. Las dos se convierten en amigas, lo que suscita la enemistad de la
hermana Raimunda (TBM : 342).

Cuando Isabel mejora, vuelve a planchar y a oír de nuevo: “Hijita (…) no se olvide
de que de su comportamiento depende el porvenir de su madrastra” (TBM : 342).
Las heridas vuelven a abrirse e Isabel pierde la menstruación debido a las malas

157
condiciones en las que vive. Gracias a la influencia de la Madre Carmen, vuelve a
copiar partituras y a cantar en el coro. Al final de dos semanas, es su hermana Pilarín
quien le indica que va a volver a lavar ropa. Isabel deja de ver a Madre Carmen. La
había saludado con un beso en la víspera de Navidad y eso le causará, más tarde, la
expulsión de la religiosa.

Súbitamente, un día, las niñas empiezan a comer mejor: se acerca la visita de las
Funcionarias del Ministerio de la Justicia. Las monjas esconden a Isabel, pero Madre
Carmen le aconseja que baje por el lugar menos común para dar conocimiento a las
funcionarias de las condiciones del colegio.

“(…) Isabel habló y, tras ella, hablaron las demás, y lo contaron todo. Que hacía
un año que no se bañaban. Que hasta dos semanas sólo habían comido caldo de
berza. Que no habían llegado a coger un lápiz. Que trabajaban todos los días menos
los domingos. Que el detergente que usaban para lavar era sosa y no jabón. Que
pasaban tanta hambre que muchas habían dejado de tener la regla.” (TBM : 359-
360)

Madre Carmen es acusada de molestar a las jóvenes y es enviada a Málaga. Antes


de salir del colegio, pide a Isabel que le prometa que va a cuidar de sus manos y que
no la olvide.

En el camino hacia Málaga, pasa por Madrid y cuenta a Manolita lo que está pasando
con sus hermanas. Hasta entonces, esta había recibido cartas escritas por otras
compañeras, muy semejantes y que decían que todo estaba bien. Era obvio que
Isabel no había aprendido a escribir durante el tiempo que estuvo en Zabalbide.

En junio de 1942 Manolita va en tren hasta Bilbao a visitar a sus hermanas. Confirma
la maldad de las monjas, la integración de Pilarín en el colegio y en la doctrina
franquista y sabe que Isabel trabaja como empleada en una casa. Era práctica común
del colegio enviar a las jóvenes más débiles a casas como empleadas del hogar, dado
que allí eran bien alimentadas.

Manolita se dirige, entonces, al Ministerio de la Justicia para intentar solucionar la


situación, pero la funcionaria le dice no poder hacer nada. Había, sin embargo,
dejado la recomendación de que Isabel no volviera a lavar hasta estar totalmente
recuperada. Informa también a Manolita de que su madrastra será puesta en libertad

158
dentro de cerca de un año, lo que acontece el 1 de marzo de 1944. La familia,
entonces, se reúne, aunque por poco tiempo.

Manolita descubre que Silverio se encontraba en Cuelgamuros125, y decide


acompañarlo, llevando a Isabel con ella.

La historia de Isabel, que no es fruto de la ficción, sino un suceso acontecido en la


realidad126, es descrita detalladamente para dar a conocer lo que pasó con los niños
esclavos de Franco, ignorados por la mayoría de los españoles, incluso por la propia
Almudena Grandes hasta entonces.

Manolita Perales García, la protagonista de la obra, se caracteriza a sí misma en los


primeros capítulos del libro indicando que se parece a su recién fallecida madre:
cara pequeña, ojos redondos, pelo muy rizado, aunque con una diferencia: es bajita,
al contrario de las mujeres en su familia.

Inicialmente, “en los buenos tiempos”, había crecido en una familia con algunos
recursos económicos. La muerte prematura de su madre, unida al matrimonio de su
padre con Pilar, el nacimiento de tres hermanos, junto con la detención de su padre
y, más tarde, de su madrastra alteran radicalmente su vida:

“Lo peor es un saco sin fondo, un pozo infinito, un túnel negro, donde los
desesperados que se arrastran a tientas, sin atreverse a mirar hacia arriba, no
llegan nunca a atisbar la luz. Desde que acabó la guerra, yo sabía que lo peor estaba
por llegar, que acechaba por detrás de una hoja de cualquier calendario, pero jamás
imaginé que fuera tan enorme, tan inabarcable, tan devastador.”(TBM : 73)

Con su hermano mayor escondido por pertenecer a las Juventudes Socialistas


Unificadas, Manolita enfrenta una situación de supervivencia, hambre, miedo,
explotación “en una ciudad donde cualquiera era capaz de vender a su madre por
dos perras” (TBM : 78).

125
La construcción de la abadía benedictina de Cuelgamuros (1940 – 1959) fue llevada a cabo por millares
de prisioneros republicanos como una forma de redimir su pena (un día de trabajo correspondía a cinco días
de remisión de penas). Mujeres e hijos menores eran autorizados a acompañar a los encarcelados que
recibían un “subsidio” de algunas pesetas diarias. (Juanjo Robledo, 24.12.2010, “El Valle de los Caídos:
un monumento incómodo para España”, BBC Mundo).
126
www.almudenagrandes.com

159
Tras la muerte de su padre en la cárcel de Porlier, en 1941, donde había sido recluido
bajo la acusación de haber incendiado una iglesia (TBM : 137). Manolita intenta, en
vano, buscar ayuda a través de la familia paterna (TBM : 138); pero nada consigue
y, de hecho, tiene incluso serias dificultades para vender algunos objetos, a
semejanza de lo que su madrastra había hecho anteriormente, para conseguir algún
dinero127.

En este momento, Manolita siente que terminó su periodo de la señorita conmigo


no contéis y accede a “casarse” falsamente con Silverio, el camarada detenido en
Porlier y que podrá conocer las instrucciones para poner en marcha las máquinas
policopiadoras, lo que posibilitará la distribución del Mundo Obrero.

En la cola de personas que van a visitar a sus parientes y amigos en la cárcel,


Manolita conoce a Rita, que se convertirá en su amiga para siempre:

Rita y yo no éramos las únicas que nos armábamos mutuamente de compañía para
soportar mejor la cola de la cárcel. Todas las mañanas llegaban grupos de mujeres
que venían juntas en el metro desde el mismo barrio o desde más lejos, en las
camionetas que las traían de los pueblos de los alrededores. Éramos tantas que
ninguna de nosotras podía conocer a todas las demás con la excepción de algunas
tristemente famosas, familiares de dirigentes políticos unidos, más allá de las
discrepancias que los habían separado durante la guerra, por la pena de muerte que
compartían. Sin embargo, me fui fijando en ciertas desconocidas que me llamaban
la atención por cualquier cosa, un moño alto, unas alpargatas desteñidas. El pelo
blanco de los albinos. A algunas las saludaba con un gesto, a otras ni eso, pero
llevaba su cuenta igual, y no me quedaba tranquila hasta que comprobaba que
estaban todas. Sabía que todos los días faltaba alguna, pero si no estaba en mi lista,
ni siquiera me asustaba.
-Esta madrugada han fusilado al marido de Eugenia, esa chica bajita de Toledo,
que tiene tres niños. Si podéis dar algo, lo que sea…” (TBM : 152)

En esta época, Isabel y Pilarín van al colegio de Bilbao, al abrigo del decreto de
23.11.1940 BOE128 y Rita encuentra un empleo para Manolita en una pastelería. Los
gemelos quedan entonces a cargo de una vecina mientras trabaja su hermana.

127
La falta de dinero es tal que llega a aceptar enseñar su pecho a un vecino maníaco, para conseguir así
algunas pesetas.
128
Un decreto de 23 de noviembre de 1940 contemplaba por primera vez la protección del Estado a los
considerados huérfanos de la Revolución Nacional y la Guerra. Se asumía el auxilio de los menores de
dieciocho años que hubiesen perdido a sus padres. Coordinaba esta labor la Obra Nacional de Protección
a los Huérfanos de la Revolución y la Guerra. BOE 20- XII- 1940. Consultado en 3 de mayo de 2017.

160
Antonio Perales García había pasado a la clandestinidad en 1939. Cuando sabe de
las llegadas de las máquinas policopiadoras, se acuerda de Silverio, el manitas, que
se encuentra encarcelado y de las bodas del cura de Porlier. Entonces, a cambio de
doscientas pesetas, un kilo de dulces y un paquete de cigarrillos por pareja, firma un
certificado sin validez alguna y regala una hora “a solas” (o sea, en un salón poco
limpio, donde las cucarachas pasean por las paredes) con otras parejas:

“Antes de la victoria de Franco, lo último que Antonio se habría atrevido a


sospechar era que algún día llegaría a admirar a Manolita. (…) Antonio siguió a
distancia todos los episodios de la guerra que su hermana libraba en solitario contra
el mundo, la sucesión de pequeñas victorias que había colmado de medallas el pecho
de una jovencita a la que él nunca había considerado digna de grandes méritos. A
veces hasta tenía la sensación de no haberla conocido antes, pero en abril de 1941
ya había aprendido que Manolita era fuerte, que era lista, que era animosa,
generosa, tenaz. Y que era, sobre todo, muy valiente.” (TBM : 243-244)

En el rincón donde tiene el derecho a estar una hora con Silverio, Manolita inicia su
vida sexual y cuenta a su “marido” la verdadera razón por la que se casó. Queda
acordado que en su próxima visita va a traer el dibujo de la máquina en su pelo
(recogido en un moño), el único lugar donde no la inspeccionan.

A pesar de ser consciente de la falsedad de su matrimonio, Manolita empieza a dudar


de si Silverio no le gusta de verdad: “no sabía ponerle un nombre a lo que había
entre Silverio y yo” (TBM : 376). De hecho, los encuentros con él son lo mejor que
tiene en la vida. Recibe, en este momento de su vida, la visita de la Madre Carmen,
que le cuenta la verdad sobre lo que está pasando con su hermana Isabel.

Silverio es condenado a treinta años de cárcel por imprimir folletos. Tendrá


cincuenta y cuatro años cuando deje la cárcel. Rita anima a Manolita, diciéndole que
Franco no vivirá siempre.

Manolita consigue visitar a sus hermanas en Bilbao y confirma la veracidad de las


declaraciones de Madre Carmen. Se dirige al Ministerio de Justicia, donde le dicen
no poder hacer nada hasta que su madrastra sea libertada, lo que no ocurre hasta
1944. Las hermanas vuelven a casa y Manolita logra saber que Silverio está en
Cuelgamuros trabajando en la construcción de la abadía. A los prisioneros
republicanos se les da la posibilidad de redimir cinco días de su encarcelamiento por

161
cada día trabajado. Las condiciones de vida son precarias, pero aun así, mejores que
en la cárcel, y Manolita decide que, como sus hermanos están con su madre (con
quien ella no se relaciona muy bien), lo mejor será irse a vivir con Silverio, aunque
sienten que no se conocen: “Silverio y yo habíamos ido demasiado lejos sin haber
nunca llegado a estar cerca” (TBM : 608).

Manolita vuelve a pedir al cura de Porlier un nuevo “certificado de boda”, que le


costará 800 pesetas, dinero que le presta Eladia, la novia de Antonio.

Manolita y Silverio viven seis años juntos. Siendo las condiciones malas, existe
solidaridad entre los prisioneros y sus familias. Isabel se acerca a Manolita, empieza
a salir con su novio y finalmente aprende a leer y a escribir. Volverá entonces a
encontrarse con Taña, su compañera rebelde de Zabalbide.

En los seis años que viven en Cuelgamuros, Manolita y Silverio tienen dos hijos,
Laura y Antonio. Intentan mejorar las malas condiciones en que viven de la mejor
manera. Al final del encarcelamiento, Silverio vuelve a Madrid, lo que sorprende a
la pequeña Laura, pues, por primera vez, su padre vive en su casa, con su madre y
sus hermanos.

Manolita concluye que lo que la ha mantenido viva fue no haber dejado nunca de
aspirar a ser feliz:

“Con ellas [las mujeres de la cola de Porlier] había aprendido que renunciar a la
felicidad era peor que morir, y que el anhelo, la ilusión de un porvenir mejor, aunque
fuera tan pequeño como el que cabe entre una pena de muerte y una condena de
treinta años de reclusión era posible, era bueno y legítimo, era digno, honroso hasta
en aquella sucursal del infierno donde había hecho cola todos los lunes del mejor
verano de mi vida. Aspirar a ser feliz en una cárcel era una forma de resistir, y eso,
aunque mi madrastra jamás lo entendería, no era una renuncia a la normalidad, a
la comodidad, al destino apacible de la gente corriente, sino una elección libre y
soberana. Era la única libertad que me quedaba”. (TBM : 610)

Pasados los años, ya en Democracia, la familia ve en la televisión la condecoración


de Roberto Conessa, el Orejas, delator del barrio donde vivían.

Días después, Silverio cumple sesenta años y su familia y amigos lo celebran juntos.
El tema de conversación es la condecoración de Orejas, que causa no poco revuelo
entre los congregados. Sin embargo, después, Manolita y Silverio concluyen que

162
pese a todo fueron felices juntos con sus hijos y sus nietos. Pero al día siguiente,
Manolita dice a Silverio que falta apenas un detalle para que la felicidad hubiera
sido total: el hecho de haberse casado realmente. Y así lo hacen.

En síntesis, esta obra puede ser considerada un Bildungsroman por el crecimiento y


resistencia que Manolita fue forzada a asumir por las circunstancias. Manolita
triunfa con la solidaridad de los amigos, pero también porque no deja de luchar y
mantener una postura digna hasta el final, no rindiéndose nunca al hecho de creer
que merece la felicidad.

Otro de los personajes que debe reseñarse es el de Eladia Torres Martínez. De niña,
Eladia vivía con su abuela y Fernanda, una niñera. Era una niña feliz a la que le
gustaba ir a la escuela. Hasta entonces, nunca había pensado que sus dos apellidos
eran los mismos de su abuela y de su madre, que eran prostitutas. Pensaba incluso
que su abuela era su madre, aunque en aquella época ya no vivían en un burdel.
Cuando su abuela recibía la visita de Don Evaristo, Juez del Tribunal Supremo,
Fernanda iba a recogerla a la escuela y paseaban por las calles. Al llegar a casa,
Eladia tenía algunas golosinas que le dejaba Don Evaristo.

Lali, como la llamaban, conoció a su madre Emiliana, Mili, a los siete años de edad.
Inicialmente, la visita de su madre no la alegra particularmente. Sin embargo, tras
once días de regalos, paseos y caprichos, Eladia se siente feliz. Hasta que la madre
le dice que partirá de nuevo, dejando a la niña trastornada.

En los días que se siguen, Eladia es muy mimada por su abuela Eladia y por
Fernanda. Las dos se habían conocido en un burdel, cuando ejercían como
prostitutas. Mientras Eladia se adaptó, Fernanda siempre defendió no haber nacido
para la profesión. Eladia se queda embarazada y los médicos le dijeron que un nuevo
aborto podría poner en riesgo la vida de la madre. Mili pasa los primeros años de
vida en el burdel, convirtiéndose en prostituta también.

Entonces, Eladia conoce a Don Evaristo, un juez viudo que le toma afecto. Se mudan
a una casa y, cuando Mili parte, dejando a su hija Eladia, Fernanda se convierte en
su niñera. La amistad de Don Evaristo lleva a Fernanda a proponerle inscribir a la
niña en una escuela, lo que le agrada.

163
A los diez años, Eladia pregunta a Fernanda qué es una prostituta. Esta no sabe qué
contestar y rodea la cuestión. Cuando la abuela le cuenta a Don Evaristo lo que había
pasado, este propone enviar a la niña a un colegio interno. Pero Don Evaristo muere
súbitamente a los sesenta y nueve años. Deja en testamento la casa a Eladia y un
ingreso mensual que le permitirá vivir con alguna holgura económica. Sin embargo,
en esta época Mili aparece con su novio Trinidad y totalmente dependiente de la
morfina.

La joven Eladia a los doce años sabe manejar un diccionario y entiende la situación.
Mili parte al final de 1929 y su hija no la vuelve a ver.

Lali deja la escuela a los doce años, empezando a tener un comportamiento


introvertido. Su abuela tiene una relación más estrecha con Trinidad, haciendo que
Fernanda se encuentre en una situación difícil. Termina siendo expulsada para
disgusto de la joven Eladia.

Trinidad intenta abusar de la joven, que se defiende como puede, colocando la


cómoda detrás de la puerta de su dormitorio y durmiendo vestida. Sin embargo, una
vez Trinidad consigue abusar de Eladia. A partir de entonces vaga por la calle
durante el día, yendo a su casa únicamente cuando Trinidad no está. Su abuela le
presta ayuda económica para que pueda subsistir.

Cuando volvemos a encontrar a Eladia Torres Martínez, ya tiene quince años y es


bailaora en un tablao, usando el nombre artístico de Carmelilla de Jerez. Antes había
trabajado en clubes nocturnos. En el tablao conoce a La Palmera, joven homosexual
que la enseña a bailar y le dice que debe explorar sus dotaciones naturales. A los
dieciséis años de edad se convierte en la estrella del tablao:

“La rabia la hacía bailar, pero el baile la curaba. (…) Eladia disfrutaba bailando,
pero lo que experimentaba no era auténtico placer, sino la paz de una tregua, el
momentáneo alivio de esa rabia que la devoraba por dentro como una fiera
hambrienta de dientes afilados, un enemigo íntimo al que solo sabía echar fuera de
sí, moviendo los brazos y las piernas con tanta furia como si pretendiera derrotar
al aire. No tenía más ambición” (TBM : 100)

La Palmera le propone compartir casa con Eladia manteniendo una relación de


hermanos, presentando a Eladia como a su hermana menor.

164
Un día, Eladia decide comprar semillas de flores en la tienda del padre de Manolita
y es servida por su hijo, Antonio Perales García. Se siente atraída por él y confiesa
a Palmera que es atraída por Toñito.

De repente, se encuentran los tres formando un triángulo amoroso: a Palmera le


gusta Antonio, a este Eladia y a Eladia Antonio, aunque inicialmente no lo quiera
dar a entender.

En una fiesta organizada por Hoyos y Vinent, el amante rico de Palmera, Antonio
se propasa con la bebida y Palmera aprovecha la ocasión para llevarlo a su
dormitorio y disfrutar de él.

Al día siguiente, el propietario del tablao quiere hablar con Palmera, pues Garrido,
un cliente habitual del tablao, desea acostarse con Eladia. Palmera, entonces, le
confiesa que Eladia es virgen y el cliente se dispone a pagar un precio alto. Para su
sorpresa, cuando Palmera comunica esta información a Eladia, esta rechaza
terminantemente, diciendo no ser prostituta. Palmera contesta diciendo que esta
actitud es típica de los pobres. Eladia decide que su primer hombre será aquél que
le gusta de verdad: Antonio Perales García. Los dos vivirán juntos entre el 12 de
abril de 1939 y el 5 de enero de 1942.

Sin embargo, “ella no podía amar, porque odiaba demasiado, porque antes de
entregarse a aquel hombre tenía que resolver sus cuentas con el odio, echarlo fuera,
desprenderse (…) [de]aquel estigma que la obligaba a sospechar de cualquiera”
(TBM : 578).

Cuenta a Antonio que es hija y nieta de prostitutas. Él le dice que la quiere. Cuando
es detenido, su pena de muerte es conmutada a treinta años de cárcel por intercesión
de Eladia y de Garrido, que en ese momento es Teniente Coronel del ejército. Eladia
se alía con Garrido, pues tiene un plan para liberar a Antonio.

Con la ayuda de Jacinta (la cantante del tablao), y una vez que tiene algún dinero,
planea ayudar a Antonio a huir: el viaje a Madrid será hecho en tren. Usando
Antonio una identidad falsa, pasará la noche en un piso seguro y, al día siguiente,
partirá en expreso hacia Jaén. De allí irá hasta Martos, donde será llevado a un monte
en el que se encuentran guerrilleros (TBM : 587). Era más seguro quedar escondido
en el interior de España que intentar huir hacia Francia.

165
En esta época, Eladia es vigilada por José Sansegundo López, que trabajaba al
servicio del Orejas. En la noche de la huida de Antonio, José Sansegundo la sigue,
pensando que ella irá al encuentro de un cliente. No deja, sin embargo, de
perseguirla y deja una nota en la puerta del Orejas.

Eladia se encuentra con Antonio, los dos se aman, cuando de repente suena el
timbre. Era Alfonso Garrido quien llamaba. Esta situación había sido prevista por
Eladia y Antonio consigue salir por las traseras de la casa, mientras intercambian
promesas de amor y Eladia dice sentidamente “Te quiero más que a mi vida” (TBM
: 592).

Finalmente, Eladia abre la puerta, intenta retardar a Garrido charlando para dar más
tiempo a Antonio. Dice, por último, que lo va a matar y lo hace.

Antonio pasea por el Parque del Retiro y se dirige a la estación de ferrocarriles. En


Jaén va en autobús hacia Martos, donde le esperan. No está seguro de haber llegado
al monte de los guerrilleros. Ahí se encuentra con personajes del libro El lector de
Julio Verne: Pepe, el Portugués, Nino, Sanchís y Elías. Pepe le miente, diciendo que
todo ha marchado muy bien y que nadie fue detenido.

Pero no fue así: tras matar a Garrido, Eladia sale e intenta matarse. No lo logra. Pero el
policía que la seguía dispara un tiro recto. “Torres Martínez (…) odió a dos hombres con
todas sus fuerzas, pero dio la vida por el único al que amó.” (TBM : 599). Tenía
veintisiete años.

Eladia es una figura que tuvo el coraje de cambiar su destino, liberarse del odio y dar la
victoria al amor, aunque eso le costara la vida.

Además de los personajes femeninos sobre los que ya se ha tratado, en la obra hay muchas
mujeres figurantes. De hecho, Las tres bodas de Manolita contiene cerca de un centenar
de personajes femeninos con función de figurantes: las trabajadoras en el tablao, las
vecinas de Manolita, las familiares o amigas de prisioneros políticos, las compañeras de
Isabel en el colegio, figuras de Inés y la Alegría en Toulouse, las mujeres de los
trabajadores en Cuelgamuros, las mujeres de la familia de Silverio, Sally Cameron o una
reportera de guerra, entre muchas otras.

166
La intervención e incidencia de estas figuras en el decurso narrativo es muy menor. En el
colegio, las compañeras de Isabel, las familiares y amigas de los internos en la cárcel que
esperan la hora de la visita y las mujeres e hijos menores en Cuelgamuros son todos ellos
personajes utilizados para abundar en la idea de que el número de personas víctimas de
la dictadura fue muy elevado y alcanza a prácticamente todas las capas y estratos de la
sociedad.
Confieren mayor verosimilitud a la novela, como es el caso de la reportera de guerra Sally
Cameron y sirven también, en otras ocasiones, como elemento de continuidad, tal y como
acontece con las descendientes de Manolita. Además, presentan una interesante
intertextualidad con las dos obras anteriores de Almudena Grandes, Inés y la Alegría y El
Lector de Julio Verne. Al final, una última nota informa de que volveremos a encontrar a
estos personajes en el cuarto libro de la serie Episodios de una guerra interminable: Los
Pacientes del Doctor García (TBM : 766).

167
4.8. Las Pacientes del Doctor García

Es imposible hablar de los personajes femeninos de Almudena Grandes en la que es su

obra más poderosa129 sin hacer una contextualización; ya que este libro de casi 800

páginas, 42 capítulos, 207 personajes (de los que 47 existieron realmente) presenta un

universo esencialmente masculino.

Se trata de una historia de amistad entre dos personajes, Guillermo García Medina y

Manuel Arroyo Benítez [Manolo], que tienen orígenes muy distintos.

Guillermo García (el doctor García) pierde a sus padres cuando es muy joven y es

educado por su abuelo, republicano y detentor de una mentalidad muy avanzada para la

época. Le gusta jugar al ajedrez y lo hace con su vecino Fermín, falangista, y sin embargo

amigo de Don Guillermo. Don Fermín vive con su nieta Amparo, de la edad del joven

Guillermo, con el que empieza por jugar después de las clases y, más tarde, le ofrece su

primera experiencia sexual, enseñándole su ropa interior, mientras juegan al ajedrez. Esta

atracción sexual continuará durante buena parte de sus vidas.

En 1936, el joven Guillermo termina su licenciatura y empieza a practicar en un hospital,

cuando empiezan los bombardeos del ejército franquista. Vive entonces la experiencia de

un médico de guerra: muchos heridos y pocas medicinas, lo que le obliga a seleccionar a

quién cuidar y a quién dejar morir.

Súbitamente, el 14 de diciembre de 1936, el médico canadiense Norman Bethune está en

Madrid, al servicio del gobierno de la República, llevando material al hospital, alguno

entonces desconocido, como sangre refrigerada para utilizar en transfusiones (estas se

Almudena Grandes en Andalucía @l día – Cultura, Andalucía TV, Jesús Vigorra entrevista a Almudena
129

Grandes, 03.10.17 en www.youtube.com. Consultado en 08.10.17.

168
hacían entonces de brazo a brazo) y otras medicinas, lo que permite al Doctor García

sentirse realizado por salvar a un moribundo130.

En este escenario catastrófico de guerra y trabajo, las relaciones sexuales que mantiene

con Amparo, también una joven mujer, son lo que rellena su vida. No tarda mucho hasta

que Amparo se queda embarazada. Los dos se casan durante el embarazo y tienen un

niño, al que llaman Guillermo, como su padre.

Sin embargo, su relación con Amparo se deteriora, lo que lleva Amparo a huir, llevando

consigo el niño, al que cambia el nombre por el de José Antonio 131.

Con la victoria de Franco, el hecho de que haya una foto del Doctor García cuidando a

soldados republicanos en el periódico El Heraldo de Madrid hace que el médico se vea

obligado a dejar el hospital y pasa a hacer servicio ambulatorio. Uno de los soldados al

que cuida es Manuel Arroyo Benítez, que le regala un pasaporte falso de un soldado

enterrado sin nombre para aprovechar su identidad. El Doctor Guillermo García Medina

pasa a llamarse Rafael Cuesta Sánchez. Cambia también de profesión, trabajando como

agente del departamento de transportes internacionales, aunque siga cuidando a

republicanos heridos clandestinamente.

Al final de la Segunda Guerra Mundial, Manolo Arroyo le sugiere que se infiltre en la red

Clara Stauffer, una red que ayuda a los nazis supervivientes a huir desde Alemania a

España y de allí a Argentina, con la finalidad de escapar a juicios y condenas.

Guillermo/Rafael lo acepta. El objetivo es localizarlos e intentar conseguir que sean

juzgados con la intervención de las Naciones Unidas.

130
Cf PDG : 63.
131
Probablemente por José António Primo de Rivera, fundador de La Falange.

169
Mientras tanto, comienza una relación con Meg Williams, una diplomática americana que

asume su bisexualidad públicamente, comunicándolo cuando se presenta.

Por esa época (1947) se encuentra con Amparo y le pide que le consiga un encuentro con

Clara Stauffer. Los dos terminan teniendo sexo apasionadamente.

Su novia Meg vuelve a Estados Unidos, lo que coincide con su encuentro con Rita

Velázquez (amiga de Manolita de Las tres bodas de Manolita), afiliada en el PCE. Los

dos se casarán y tendrán tres hijos: Manuel, Rita Guillermina y Andrea. Su hijo mayor es

encarcelado durante cinco meses por ser considerado “subversivo” y se casa con Laura,

la hija de Manolita.

Todo su trabajo y el de su amigo Manolo, que mientras tanto se había ido a vivir a Buenos

Aires, donde formó una familia, fue en vano. Después de la guerra, a ninguna

organización, ni siquiera a la CIA, interesa saber sobre los nazis que huyeron y viven

cómodamente en otros países ni sobre la dictadura franquista.

Con el golpe de estado de 1976, Manolo vuelve a España con su familia. Guillermo le

invita a salir de copas. Al final, algo ebrios, los dos amigos se abrazan, conscientes de

haber hecho lo que era correcto.

El personaje de Manuel Arroyo Benítez tiene un origen totalmente distinto de Guillermo

García. Nació en una familia pobre. Pero dejemos que el narrador lo describa:

“Manuel Arroyo Benítez siempre había tenido muy mala y mucha suerte.

Había nacido en Robles de Laciana, una aldea de León (…) sexto en una familia de
ocho hermanos. (…) una mañana, poco después de hacer la primera comunión, su
madre le lavó, le peinó, le puso la ropa de los domingos y lo llevó a ver al cura .(…)
Durante casi tres años, además de trabajo, cama y comida, don Marcos le dio
lecciones de Gramática y de Historia, de Aritmética y de Geografía, de Latín y hasta

170
de Griego. Le inició en los estudios de los Evangelios, en los principios de la
Filosofía y la Teología, en los laberintos de la liturgia católica, y Manolín lo
aprendió todo muy bien, muy deprisa (…)

“Se va a enfadar conmigo, padre. (…) Me ha dicho mi hermano Hermene que en


Villalbino hay un colegio para niños pobres de los pueblos de por aquí y como Dios
no me llama (…) Si usted quisiera acompañarme (…) …

Hágase tu voluntad, pensó don Marcos entonces. Y la voluntad de Dios matriculó a


Manuel Arroyo Benítez en el Colegio Sierra Pambley con diez años recién
cumplidos. (…) En el Colegio Sierra Pambley fue, desde el principio, un alumno
sobresaliente (…) Cuando se enteró de que había tres becas disponibles para el
bachiller en León, se mató a estudiar y sacó la mejor nota de todos los que se habían
presentado al examen. (…)

En septiembre de 1922, Manuel Arroyo Benítez se marchó de Robles de Laciana.


(…) el joven abogado (…) trabajaba en un bufete, mientras hacía los cursos de la
Escuela Diplomática (…) Llevaba años preparándose para un viaje muy distinto.
Pablo de Azcárate, que había conocido en 1922, había dirigido su carrera a
distancia para ofrecerle un puesto en la Sociedad de las Naciones. (…) Vivió en
Suiza durante casi seis años (…)” (PDG : 98/108)

Allí conoce a Margaret Williams, Meg, una mujer demasiado avanzada para la época, que asume

su bisexualidad públicamente. Mantienen una relación sentimental durante un año, hasta que

Manolo, después de una corta estancia en Londres, decide volver a España.

En 1946 se reencuentra con Meg Williams, que investiga las rutas de escape de los nazis y le dice

que Clara Stauffer está en España. Manolo decide investigar este asunto y asumir la misión de

descubrir y denunciar a la red de Clara Stauffer.

Cuando Meg empieza a salir con Guillermo García, este decide infiltrarse también en la red

Stauffer, ayudando a Manolo. Este toma nota de cómo Stauffer lleva a los nazis hasta Buenos

Aires. Decide partir hacia la ciudad argentina bajo la identidad de José Pacheco Hernández y

pasando por Nueva York.

171
Además de escribir su informe, será en Buenos Aires donde conocerá a su mujer, con la que tendrá

tres hijos. Viven en Buenos Aires hasta el golpe de estado de 24 de marzo de 1976 132, cuando

deciden volver a España, aunque sus hijos lo hagan algo contrariados.

Frustrado, explica a Guillermo García que todo su trabajo no interesó a nadie, ni siquiera a la

CIA. Aun así, tras beber unas copas en un bar, una invitación de Guillermo se abrazan y reconocen

que pese a que no hayan logrado su objetivo, lucharon por una causa justa.

El personaje de Adrián Gallardo Ortega, que podría considerarse el villano de la obra, decide en

1942 ser boxeador y lo logra bajo el sobrenombre de El Tigre. Por esa época, sin razón específica,

se alista en el ejército nazi y va a luchar a Ucrania.

En 1943 inauguran el primer campo de concentración en Klooga, Norte de Estonia, donde son

fusilados muchos prisioneros, que según la mentalidad de los nazis, “no son humanos (…) son

mamíferos bípedos (…)” (PDG : 291). Aunque demuestre algún arrepentimiento por lo que ha

hecho, Adrián Gallardo no deja de seguir haciéndolo. Cuatro años después, Adrián se va a vivir

a Buenos Aires, viviendo también un año en Lisboa. En 1950 vuelve a Madrid y es asesinado por

Guillermo García:

“Esperé a que Gallardo liberara el dinero de todas sus prisiones, y cuando empezó
a contar billetes, me levanté. (…) rescaté la pistola de su escondite y la encajé entre
la cinturilla de mi pantalón y mis riñones, sujeta por el cinturón. Después cogí los
guantes. (…) Avancé hacia Gallardo muy despacio, y él ni siquiera levantó la cabeza
hacia mí, cuando llegué a su lado. (…) saqué la pistola, apoyé el cañón en su cuello,
donde sabía que estaba su arteria carótida izquierda, y apreté el gatillo tan deprisa
que ni siquiera tuvo tiempo de girar la cabeza.

El disparo hizo más ruido del que yo esperaba (…) Esperé un poco más antes de
ponerme los guantes que llevaba en el bolsillo. (…) Sin dejar huellas, desmonté la

132
El golpe de estado de 24 de marzo de 1976 depuso a María Estela Martínez de Perón. En su lugar se
estableció una Junta Militar. Este golpe de estado llevó al asesinato, tortura, encarcelación y desaparición
de entre 10.000 y 30.000 personas. (Cf. Seoane y Muleiro, 2001 : 215).

172
pistola, la guardé en el cofre (…) descolgué el teléfono, marqué el código de las
llamadas internacionales y pedí a la operadora una conferencia con Múnich.

- Allo? (….)
- Ya está hecho – le dije (…)”
- (…) Marcha a tu casa, tranquilo. Unos amigos recogen el paquete. (…) (PDG :
603/4)

“El paquete” es descubierto por un mendigo, que le quita el reloj y, con su venta, compra

unos regalos de Reyes a sus hijas.

Durante la presentación de su libro en Alcalá de Henares, la autora afirma haber dado el

final posible a su libro. Sin embargo, creemos poder dar una interpretación más positiva:

pese a que los criminales de guerra no hayan pagado lo que hicieron, mientras exista

amistad y voluntad de luchar por la justicia en el mundo, la vida vale la pena.

Con respecto a los personajes de esta novela, debe indicarse que en Los Pacientes del

Doctor García volvemos a encontrar a algunos personajes de libros anteriores: Sara

Gómez de Los aires difíciles, Ignacio Fernández Muñoz, el abuelo Ignacio de El corazón

helado, aquí un joven estudiante, Inés y Galán de Inés y la Alegría, Pepe, el Portugués,

de El Lector de Julio Verne, Rita y Laura de Las tres bodas de Manolita.

Aunque la autora siempre presenta muy bien a sus personajes, en este libro existen pocas

mujeres con realce para la obra, así que elegiremos cinco, que ilustran la sociedad de la

época.

En primer lugar, debe subrayarse el interés de Clara Stauffer, nombre que coincide con

el de una mujer histórica que existió realmente (1904 – 1984). Tenía doble nacionalidad,

alemana y española, y fue nazi y falangista. Su padre trabajaba para la cervecería Mahou.

De joven,le gustaba nadar, habiendo ganado algunas copas.

173
En España fue miembro de la Sección Femenina de la Falange. Después de la Segunda

Guerra Mundial participó en redes de ocultación de nazis prófucos. Estos huían por

Madrid hasta Buenos Aires, contando tanto con el apoyo de Franco como con el de Perón.

Es caracterizada como sigue:

“La mujer (…) tenía cuarenta y tres años, (…) el deporte que había practicado en
su juventud se apreciaba en la compacta condición de un cuerpo que (…) carecía
de redondez, la maternal blandura que caracterizaba a las mujeres españolas de su
edad. El rasgo más llamativo de su rostro era el tamaño de su frente, que acaparaba
casi la mitad del espacio disponible. Su nariz era pequeña, pero sus ojos también lo
eran (…) En su juventud había sido rubia, pero su pelo se había oscurecido con los
años (…) lo llevaba corto (…) elección que, en la España de la época, casi bastaba
para certificar su soltería (…) nadie se habría atrevido a llamarla solterona, porque
era una mujer muy enérgica, decidida, hasta poderosa en sus ademanes. (…) Al
mismo tiempo (…) no había nada masculino en ella.” (PDG : 439)

Surge en el libro más referida que actuante. Es caracterizada positivamente por su

abnegación y entrega a su causa, aunque esta sea deleznable133.

Amparo, la falangista, es el primer amor del Doctor García. Era la única niña con la que

podía jugar al ajedrez después de las clases, aunque el joven Guillermo reconocía que era

tramposa (PDG : 58).

Años más tarde, en plena Guerra Civil, los “juegos” cambian, siendo la actividad sexual

un refugio a la situación vigente. De este noviazgo nace un niño, Guillermo, al que

después Amparo cambia el nombre por el de José Antonio y huye de casa, llevando al

133
Nos atreveríamos a creer que el interés en esta persona tan execrable se debe al hecho de que Almudena
Grandes había descubierto que había vivido en la misma calle que ella cuando era pequeña y muy cerca de
la puerta de su casa, además de ser un personaje clave para aclarar la fuga de los nazis hacia Argentina.

174
niño con ella, debido a su posición de falangista, contraria a la de Guillermo García, que

es republicano.

Volveremos a encontrar a Amparo años más tarde, cuando busca al Doctor García para

cuidar a su hijo, ya adolescente, que sufre de fiebre reumática. Guillermo García se alegra

al ver a su hijo, ya casi hombre, leyendo a Galdós. Intenta prolongar sus visitas a su

paciente/hijo todo lo que puede. En esta época, Amparo tiene nueva pareja. Si Amparo

no renuncia a sus ideales falangistas, el hecho de que su hijo haya tirado a su padre en

términos ideológicos es casi una venganza por la maldad que su madre hizo a su padre.

Cuando Guillermo García se infiltra en la red Stauffer, le pide una cita con Clara.

Amparo está presente como invitada en la boda de Guillermo García y Rita Velázquez.

Se trata de un personaje poco profundo y profundizado del que no sabemos mucho más.

Margaret C. Williams, o Meg la diplomática, es la asistenta del Departamento

Mediterráneo en Ginebra, cuando Manolo Arroyo trabaja allí. Había vivido en varias

ciudades en Estados Unidos y en España en Vigo y Orense.

Nos parece muy avanzada para la época (1932), como se comprueba con el hecho de que

cuando se presenta a Manolo, le confiesa que es bisexual. Se convierte en la mejor amiga

de Manolo, después en su novia, hasta que, en 1936, este se va a vivir a Londres.

En 1945, Meg vuelve a Madrid para trabajar con Manolo en su misión de infiltración en

la red Stauffer. Aquí comienza una relación sentimental con Guillermo García, hasta que

en 1950 vuelve a Estados Unidos, matando así la esperanza de una posible intervención

de la ONU134.

134
La infiltración de Manolo y Guillermo en la red Stauffer tenía como objetivo enviar un informe a las
Naciones Unidas describiendo que había una red en España que ayudaba a escapar a los nazis, donde estos
vivían en Argentina, y obtener aún una intervención que terminara con la dictadura franquista.

175
Al personaje de María Aránzazu sólo le son dedicados algunos renglones. Sin embargo,

es autora de una frase que encantó a los lectores críticos 135 de esta última obra de

Almudena Grandes: “Algo hay que hacer para soportar esta mierda de vida” (PDG : 262).

Nacida en un pueblo y con la mitad de su familia muerta, se va a Madrid a vivir con una

tía, lo que la fastidia. Además de haber sufrido la Guerra Civil, que le llevó a su familia

más cercana, pierde también los derechos concedidos a las mujeres por la breve

República.

Sin embargo, se siente realizada: le gusta a un caballero, que es portero en el teatro, y

termina casándose con él. Y eso es todo lo que sabemos de María Aránzazu.

Experta es la empleada de la familia de Amparo. Tiene cinco hijos y se vuelca con entera

dedicación a sus patrones y también a su vecino, Guillermo García, a quien conoce desde

niño.

Con el pasar de los años y teniendo a dos de sus hijos en la cárcel, no se queja, siendo un

pilar para el Doctor García: cuando es necesario esconderse, le encuentra un lugar donde

quedarse. Es aún un enlace de conexión entre él y lo que va pasando con su hijo, pues

cuando Amparo se marcha, Experta continúa contándole novedades sobre el pequeño y

también después cuando se convierte en adolescente. Por su lado, Guillermo García la

ayuda, enviando paquetes a sus hijos en la cárcel.

Subsiste así la amistad entre los dos, desde el inicio hasta el final de la novela.

135
Uno de ellos es Jesús Vigorra, de la tele andaluza, además de periodistas de periódicos y de la radio y
algunos lectores anónimos.

176
De todo lo visto se puede concluir que Los Pacientes del Doctor García nos presenta un

universo esencialmente masculino, gravitando los personajes en torno del protagonista.

Escrito en cuatro años, vuelve a ser adoptada la técnica narratológica de Camilo José Cela

en La Colmena y John dos Passos en Manhattan Transfer, lo que, en conjunto con las

falsas identidades adoptadas por los protagonistas, dificulta la lectura del libro.

A la vez, el libro es resultado de mucha investigación, pues demuestra un conocimiento

muy sólido sobre esta época de desilusión (tras no haber conseguido la ayuda institucional

necesaria para hacer justicia con los nazis y terminar con el Franquismo) y no deja de ser

fascinante que la esperanza permanezca al final. Como dice la voz popular, “cuando no

hay esperanza, no hay vida”.

177
5. Conclusiones:

Estudiar los personajes femeninos de Almudena Grandes constituyó una experiencia de

veras interesante, no sólo por el retrato social de las tres épocas específicas que

protagonizan, sino también por su categoría narratológica, fundamental para relacionar el

discurso literario con la época a la que se encuentran vinculados.

Utilizamos la categorización de los personajes agrupados por tipologías de representación

social en los libros correspondientes a la primera fase de escritura de la autora. A partir

de El Corazón Helado, el análisis se hace obra a obra, ya que cada una de ellas así lo

exige. En ambos casos, comprobamos que la narrativa de Almudena Grandes nos ofrece

un abanico de situaciones vitales muy amplio que abarca todas las modalidades y

complejidades de la mujer: la que busca incesantemente el amor, la mujer deprimida, la

adolescente que busca un sentido para su existencia, la mujer comprometida

políticamente, y también las mujeres conformadas con su estatuto, sin ambiciones o

viviendo de apariencias. Con mayor o menor desarrollo, de acuerdo con su función en la

diégesis, la mujer disconforme comparte su deseo de cambiar su vida, sea en la búsqueda

de un compañero para la vida, que las quiera, sea en un reencuentro con su pasado, de

manera que pueda borrar todos los fantasmas de un pasado que la condiciona para seguir

después hacia delante en busca de un futuro liberados y de esperanza.

La voz narrativa en primera persona y la transparencia en la expresión de sus emociones

acercan el lector a los personajes, al tiempo que lo llevan a identificarse con ellas, por

pertenecer a la misma generación. El recurso a la narración autodiegética es la principal

vía para la caracterización de los personajes, permitiendo entrar en su conciencia.

Estamos así ante una construcción de personajes con procesos psicoemocionales (Vieira,

2008 : 556) y de coherencia cognitiva, pues los personajes son metonimias de su época,

178
presuponiendo que el lector posee un conocimiento previo de los valores y actitudes de

aquellos momentos históricos en los que se insertan las vidas narradas por Grandes.

Concluimos, así, que los personajes femeninos de Almudena Grandes podrán ser

caracterizados en dos fases: la primera, que comprende sus primeras cuatro novelas: Las

edades de Lulú, Te llamaré Viernes, Malena es un nombre de tango y Atlas de Geografía

Humana, y la segunda que empieza con la publicación de Los Aires difíciles hasta el

presente. Si en una primera fase las figuras son caracterizadas por una incesante búsqueda

de su identidad, en la segunda se da mayor énfasis a la historia, al medio en el que viven

y que va a determinar su comportamiento. De la centralidad del personaje pasamos a

formalizaciones narrativas en donde el marco histórico gana preminencia, determinando

el paisaje humano y sus conflictos. El hecho de vivir en una situación límite, de guerra,

dictadura y miseria, condiciona especialmente la construcción de los personajes

femeninos analizados, como se ha visto.

Los personajes de las primeras novelas de Almudena Grandes (Lulú, Manuela, Malena,

…) se caracterizan por su búsqueda incesante de un sentido para la vida. Son personajes

postmodernos, caracterizados por la ansiosa búsqueda de la utopía y del hedonismo. Las

expectativas emanadas inicialmente del régimen democrático dieron lugar pronto a la

desilusión. En un contexto como este, la innovación de Grandes reside,

fundamentalmente, en el hecho de que el erotismo se convierta en una vía de escape a la

monotonía diaria, siendo, sin embargo, una emancipación ficticia, toda vez que los

personajes se liberan en un momento fugaz, para regresar después a la cuestión de la

problemáticas vicisitudes de la gestión de la propia vida, con sus determinismos y

consecuencias.

Sara Gómez, como se vio, inaugura otro tipo de personaje: del mismo modo que los

vientos de la costa gaditana agitan, para después remover la arena, fue necesario un
179
regreso al pasado para que este personaje femenino se reconciliara como persona a partir

del (re)conomiento de su historia. Lo mismo pasa con Jose y, en cierto modo, también

con Raquel, quien pretendiendo vengar la memoria de su abuelo, inicia un proyecto de

vida futura con Álvaro Carrión.

Los personajes femeninos postmodernos de Grandes son figuras solitarias, deprimidas,

cargadas de traumas y frustraciones y, sobre todo, con una “urgencia higiénica de

comprensión del pasado” (Gracia y Ródenas, 2011 : 870). En un punto confluyen todos

los protagonistas de los libros de Almudena Grandes: el rechazo en aceptar la realidad

pasivamente y la no rendición a la mediocridad cotidiana.

Esta búsqueda incesante de identidad contrasta con las figuras que vivieron la Guerra

Civil española, que tienen un proyecto de vida definido. Dice Casilda, de El Corazón

helado, que los años de lucha fueron los mejores de su vida, pues incluso sufriendo el

golpe del hambre eran conscientes de que todos los sacrificios valían la pena. Lo mismo

ocurre con Inés, que abandona una vida de confort en búsqueda de un ideal. La ideología,

señaladamente la de izquierdas, desempeña un papel axial en la vida de las mujeres que

vivieron la Guerra Civil, siendo el motor de la lucha por su existencia. Muy claramente

se percibe esto en las mujeres del Cortijo, en El lector de Julio Verne; de modo que

Mercedes, la madre de Nino, se revela como es una resistente pasiva y Manolita resiste

hasta el final; en tanto que un personaje como María Aránzazu intenta todo lo que la haga

olvidar su vida difícil.

El cuadro histórico de la Guerra Civil abre la puerta conectada al papel de la mujer en

este periodo, enfatizando su sufrimiento, como víctimas o agentes activos en la facción

republicana. De este modo, la narrativa de Almudena Grandes destaca la figura femenina

en la época de la Guerra, como lo hicieron Dulce Chacón con La voz dormida (2002) o

Carlos Fonseca con Trece Rosas (2004).


180
Paradójicamente, el régimen democrático actual no satisface a las protagonistas

postmodernas. Como afirma Marta Palacio, “La democracia como forma de vida política

ha ido vaciándose de su contenido de deliberación popular para hacer emerger un espacio

público con pocas alternativas de cambio”. (2009 : 44). El resultado es una sociedad

informatizada. Terry Eagelton, en su libro The illusions of Postmodernism, admite la

hipótesis de que el futuro del Postmodernismo pueda ser un regreso a las actitudes de

intolerancia propias del Fascismo. Esta opinión es sostenida por Pilar Lozano:

“Parece que en el campo de los valores religiosos y éticos fluctuamos entre un nihilista

laissez faire y un desolador neofascismo. La democratización de todos los aspectos de

la vida humana nos enseña que nadie puede ni debe imponer sus creencias a los demás,

pero el hedonismo y desnortamiento a que nos conduce la sociedad de consumo,

máxima abanderada del individualismo y de la ausencia de vida en comunidad, provoca

la reacción opuesta: el fundamentalismo, el reciente auge de ultraderecha, los

neofascismos” (2007 : 20).

Este aspecto aflora ya en el libro Los besos en el pan, con el personaje de la abuela de Luna y de

Mohamed, el chico árabe que piensa alistarse en el Ejército Islámico. Sin embargo, la mayoría de

las personas del barrio permanece unida.

La ambición por el poder, el “tenerlo todo” y “poder hacer todo lo que uno quiera” no hace de un

ser humano una mejor persona, ni siquiera permite de manera automática la consecución de la

realización personal. Por contradictorio que pueda parecer, el ser humano perdió valores

fundamentales que se han comenzado a recuperar (o a recordar) por la grave crisis económica (y

también social) sufrida desde los últimos años, como se encarga de recordar Grandes en sus

últimas novelas.

En este sentido, la no rendición de los personajes de Almudena Grandes deja entrever alguna

esperanza. “Porque a veces las cosas cambian”. (AGH : 467).

181
Anexo 1

Programa del Coloquio Almudena Grandes

en la UNINE, Neuchâtel

182
183
184
Anexo 2

Foto de Almudena Grandes y Ángel Basanta

en el Coloquio Almudena Grandes en Neuchâtel

185
Anexo 3

Autógrafo de Almudena Grandes

186
187
ANEXO 4

Resultado de la encuesta hecha a cerca de cien mujeres españolas


Para confirmar si la obra de Almudena Grandes constituye (o no) un retrato social de la Post-
Modernidad, siendo las figuras un espejo de la sociedad actual, se procedió a realizar entre un
nutrido muestreo de participantes la siguiente encuesta.

1. En una escala del 1 al 10 (en que 1 = muy malo y 10 = muy bueno) indique cuál es su
grado de satisfacción con la vida en lo concerniente a:

a) Dinero
b) A nivel personal/familiar
c) A nivel profesional

2. ¿Alguna vez pensó en abandonar todo y empezar la vida en otro lugar):


a) Sí
b) Sí, pero com mi familia nuclear
c) Quizás vivir una aventura en otro lugar, pero después volver al normal
d) No, estoy bien así

3. En una escala del 1 (muy mala) al 10 (muy buena) ¿cómo era su relación con su madre
en la adolescencia?

4. ¿Como reaccionó en su adolescencia e inicio de la edad adulta a los cánones sociales pre-
establecidos?

a) Com aceptación
b) Com rebeldia
c) Hubo una actitud equilibrada

5. ¿Qué opina sobre las diferencias sociales?

a) Siempre han existido y siempre existirán


b) Debería haber más equilibrio: ricos no tan ricos y pobres no tan pobres.
c) No debería ser posible sobrepasar determinado nivel para la riqueza o para la pobreza.
El Estado debería controlar esto.

6. En una escala de 1 al 10 (en que 1 = empeoró mucho y 10 = mejoró mucho), ¿qué opina
sobre la evolución de la familia y/o el sentido de familia?

7. ¿Se preocupa del cuidado de su cuerpo?

a) Cuido de mi cuerpo porque me parece importante


b) Hago un régimen para no engordar, pues hoy día es antiestético ser gordo
c) Como todo lo que me apetece.

189
8. ¿Qué es más importante?

a) El éxito con los hombres


b) El éxito profesional
c) La situación financiera

9. Tener un compañero es esencial porque…


a) Quiero mucho a mi compañero y necesito a alguien para compartir mi vida
b) Socialmente una mujer sola todavía no es aceptada
c) Vivir sólo con un sueldo es más complicado
d) No es esencial tener compañero

10. Durante su juventud, ¿se solía hablar sobre la Guerra Civil y la dictadura?

a) En la escuela
b) En la escuela y en casa
c) Tuve parientes que sufrieron con la Guerra y la dictadura y se hablaba sobre el tema
d) No

11. ¿Se acuerda del día 20 de Noviembre de 1975?

a) Sí
b) No

12. ¿Cuál la importancia del día de la Constitución para usted?

a) Es una fecha importante, pues se señala el día de la Constitución, que es un bien


precioso.
b) Es un festivo perfecto para ir de compras de Navidad
c) Ni siquiera pienso en la fecha.

13. En su opinión, ¿cómo evolucionó la vida en los últimos cuarenta años?


a) Mejoró
b) Empeoró
c) Mejoró, pero a lo largo de este tiempo ha vuelto a empeorar.

14. ¿Siente que la responsabilidad de mantener los valores democráticos está en cada uno?
a) Sí
b) No, eso corresponde a los políticos
c) La Democracia no funciona

190
15. En la época de la dictadura se pensaba que cualquier sacrificio para mejorar la vida
merecía la pena. ¿Cree que se sigue pensando así?
a) Sí
b) No, hoy existe mucha comodidad
c) No vale la pena luchar por nada

16. Los españoles son considerados el pueblo más rebelde de Europa. Siendo así, en su
opinión, ¿cómo fue posible que una dictadura en España durara 36 años?
a) La represión fue mucha
b) El aparato del Estado controló la población desde la enseñanza primaria
c) No se conocía otra forma de Estado
d) La población estaba de acuerdo con el régimen franquista.

Esta encuesta fue realizada a cerca de cien mujeres, en su mayoría residentes en Madrid, con
edades comprendidas entre los treinta y los cincuenta años. Los resultados, a modo de síntesis,
son los siguientes:

A la pregunta acerca de su satisfacción con su vida personal en lo que toca a los aspectos
financieros, profesionales y personales/familiares, la mayoría de las mujeres contestó estar
satisfecha, sobre todo a nivel personal.

A la segunda cuestión, relativa a la voluntad de empezar en otro lugar, algo típico de una sociedad
post-moderna, el 90% de las encuestadas contestó afirmativamente.

La relación con la figura materna, casi siempre planteada en términos muy negativos por
Almudena Grandes, fue otra de las preguntas propuestas. En esta cuestión existen divergencias,
habiendo tenido el 60% de las mujeres una relación satisfactoria con su madre durante la
adolescencia.

En lo tocante a la reacción de cara a los cánones sociales preestablecidos, existe una bifurcación

en las respuestas entre la rebeldía y el equilibrio, lo que supone, de nuevo, alguna discrepancia en

lo que toca a los personajes de Almudena Grandes.

La opinión sobre las diferencias sociales es que, en su mayoría, debería ser el Estado el que se

ocupara de controlarlas y realizar una gestión efectiva de las mismas.

Curiosamente, la mayoría de las entrevistadas considera que el sentido de familia mejoró en los

últimos tiempos.

191
Todo lo concerniente al cuidado del cuerpo genera una atención especial para la mayoría de las

mujeres contemporáneas, no tanto por una cuestión estética, sino por parecerles importante para

estar bien consigo mismas.

Entre el éxito con los hombres, el éxito profesional o la situación financiera, esta última tiene

mayor importancia, seguida de la importancia de obtener éxito profesional. En cuanto a la

importancia de tener un compañero para la vida, las opiniones se dividen, lo que se justifica por

el amor, por la cuestión social (ya que se piensa que una mujer sola todavía no es bien aceptada),

por la cuestión financiera (gestionar la vida apenas con un sueldo es complicado) e incluso hay

quien defiende que no es necesario tener compañero. Fue la única cuestión en la que hubo un

equilibrio total en las respuestas.

En relación al conocimiento del pasado reciente de España, la mayor parte de las encuestadas

afirmó haber tenido familiares que sufrieron con la dictadura franquista y el tema fue un asunto

restringido a la conversación en familia. Todas las ya nacidas antes del 20 de Noviembre de 1975

guardan memoria de ese día.

En cuanto a la importancia del día 6 de diciembre, las opiniones se dividen entre las personas para

quienes la fecha es importante y las demás que ni piensan en la fecha.

Gran parte de las mujeres entrevistadas considera que el nivel de vida mejoró en los últimos

cuarenta años, aunque en 30% opina que mejoró, pero que ha vuelto a empeorar.

Casi por unanimidad, el 90% defiende que la responsabilidad de mantener los valores

democráticos está en cada uno. También casi por unanimidad (80%) defienden que hoy existe

mucha más comodidad que hace unos años, y que pocos son los dispuestos a sacrificios para

mejorar la vida.

La última cuestión partía de la opinión general (basada en estudios sociológicos) de que los

españoles son considerados el pueblo más rebelde de Europa. La justificación para el hecho de

haber sido posible la existencia de una dictadura tan duradera en España reside, para la mayoría,

192
en el hecho de que la represión fue muy dura y extendida en el teimpo. El 20% de las entrevistadas

defiende que el aparato del Estado controlaba la población desde la enseñanza primaria.

No siendo una muestra representativa, los resultados no dejan de ser interesantes. Podemos

concluir que los personajes femeninos de Almudena Grandes son más problemáticos que la mujer

española actual; más insatisfechas y reivindicativas y, por ello, más angustiadas y frustradas.

Una de las razones para la satisfacción relativa de las encuestadas podrá ser el conocimiento de

un pasado reciente en el que las condiciones de vida eran mucho más adversas. También el hecho

de que, en su mayoría, habían tenido un buen ambiente familiar, al revés de las figuras de

Almudena Grandes.

En conclusión, Almudena Grandes elige para protagonistas personajes que suscitan cuestiones

problemáticas, no solucionándolas por completo, pero que tampoco se rinden.

193
ANEXO 5

MEMORIA DE MI ESTANCIA EN TOULOUSE

194
MEMORIA DE MI ESTANCIA EN TOULOUSE EN EL ÁMBITO
DEL PROGRAMA DE DOCTORADO EN LENGUAS Y CULTURAS

Célia Maria Gil de Sousa


Noviembre 2016

195
“Todos los hombres y mujeres
tienen nombres y apellidos”

Lucía Sócam
Cantautora andaluza
(1986 - )

196
Introducción

En el ámbito del programa de Doctorado en Lenguas y Culturas estuve en octubre pasado


en Toulouse haciendo investigación: visitas a dos centros de estudios que promueven la
memoria del exilio de refugiados españoles en Francia, con una biblioteca y actividades
regulares sobre el tema, de manera que esta época tan dura no caiga en el olvido.

Toulouse era la ciudad donde se instalaban más refugiados (los que podían elegir dónde)
por ser la primera ciudad después de España. Busqué, entonces en internet y encontré el
sitio del IRIS (Itineraires Recherches Initiatives du Sud) – Mémoires d’Espagne y, a
consejo de esta institución, visité también el CTDEE – Centre Toulousain de
Documentatión sur l’Exil Espagnol.

En Toulouse

Empecé por visitar el CTDEE, que está abierto al público los lunes y los jueves. Fui muy
bien recibida, compré alguna bibliografía, pero decidí dar prioridad a las entrevistas con
refugiados y sus descendientes por parecerme que, debido a la edad de las personas, no
tendría muchas más oportunidades de hacerlo y sobre todo porque se aprende más
hablando con las víctimas del Fascismo, que leyendo libros de historiadores (con todo el
respeto) demasiado estadísticos y científicos.

Ese mismo día, además de pasar la mañana hablando con las colaboradoras del CTDEE
y conociendo algunos detalles de la emigración, visité, por cortesía de Aurora – una de
las colaboradoras, a quien agradezco mucho - a una pareja de refugiados que vive en los
alrededores de Toulouse. La pareja fue muy colaborativa. La señora tenía tres años
cuando llegó a Francia, así que no se acuerda de cruzar los Pirineos, solamente de cambiar
de campo de acogida y de que siempre le eran dadas vacunas cuando llegaba. Este exceso
de vacunas le provocó unos problemas de salud que duran hasta hoy… Debido a su poca
edad a la llegada a Francia, y aunque entienda y hable el español muy bien, prefiere hablar
en francés.

Su marido era un niño valiente. En España no le daba miedo la policía, que le pegó varias
veces. Me pareció que había superado la mayoría de los traumas. Tras la muerte de Franco
(dice que para él fue un día como los demás) consideró, ya casado, volver a España. Sin

197
embargo, como ya tenía su vida organizada en Francia, decidió, con su mujer seguir con
su vida donde estaba. Mantiene las dos nacionalidades. Afirma que siempre le llamaron
“el pequeño españolito” por ser delgado y bajito, y quiso seguir siendo el pequeño
españolito, así como ciudadano francés.

La entrevista a Ángel Fernández

La mañana siguiente visité al señor Ángel Fernández, sin duda, la historia más dura que
oí. A los nueve años cruzó los Pirineos con su madre y la vio morir debido a un
bombardeo. Estuvo después en diversos campos con sus hermanos menores sin las
mínimas condiciones y sin solidaridad por parte de los adultos, salvo una excepción. Vio
a su padre muy pocas veces debido a la situación de guerra.

Durante su juventud consiguió estudiar mecánica por la noche, mientras por la mañana
guardaba ganado. Ahí conoció a “maquis” (resistentes clandestinos que se escondían en
los campos con mucha vegetación).

A los veinte años le pidieron, como sabía conducir, que los llevara a España por ocasión
de la inauguración de un tren por parte de Franco. El objetivo era hacer explotar el tren.
No contaban con lo que supieron al llegar: había más carruajes con personas inocentes y
decidieron abortar la misión.

La policía había sido previamente avisada y todo el grupo fue condenado a muerte,
excepto él y su amigo José Ibáñez, cuya pena de muerte fue conmutada primero en treinta,
después en veinte años en la cárcel de Ocaña.

En Ocaña solicitó que le admitieron en un centro de formación donde pudiera enseñar


mecánica y se lo concedieron. Y así pasó dieciséis años, habiendo sido liberado por buen
comportamiento. A la hora de la liberación le dieron un salvo conducto y le dijeron que
fuera en tren. Al llegar a la estación, el jefe le dijo que si iba en tren, lo cogerían de nuevo.
Con la ayuda del jefe de la estación, llamó a un primo que vivía en Madrid y le recogió
en taxi y de allí se fue en avión a Francia.

198
Su amigo José Ibáñez cumplió los 20 años de cárcel. Aunque estaba casado, no consiguió
adaptarse a una vida en libertad, salió de la prisión de tal manera trastornado que empezó
a vagabundear hasta que murió el año 1996.

En Francia, Ángel Fernández se casó, tuvo dos hijas y tiene ahora tres nietos. Renunció a
la nacionalidad española (en su opinión, los fascistas siguieron en el poder) y sólo tiene
la francesa. Un día, ya después de la muerte de Franco, cuando ya era ciudadano francés,
recibió una carta del consulado español: decía la carta que había sido un equívoco su
liberación precoz y que debería cumplir cuatro años más de cadena. Por supuesto que
todavía lo esperan…

Al final de la entrevista me pidió muchas veces que no dejara el material que me había
dado (me regaló textos suyos y una película, Au temps des roses rouges, con aportaciones
suyas y de otros exiliados, y víctimas de la Guerra Civil) en el cajón, y cumplo mi
promesa: su material forma parte de los anexos de esta memoria. Para que no caiga en el
olvido.

Con las colaboradoras del IRIS

Mi último día en Toulouse lo pasé con Alba, Carmela y Teresa, colaboradoras del IRIS,
que me contaron sus historias y me llevaron en un recorrido por Toulouse en lo que queda
de la ciudad como capital del exilio republicano español.

Por la tarde había dos conferencias sobre la Guerra Civil Española organizada por la
asociación Libre Pensée, que fueron muy interesantes, y así terminó mi visita académica
a Toulouse – la ciudad de los refugiados españoles.

199
Efecto de mi visita en el desarrollo de la tesis

Aunque dolorosa, sobre todo en lo que toca a la entrevista con el señor Ángel Fernández,
esta visita fue provechosa en muchos sentidos: aprendí más con las aportaciones de los
refugiados y sus descendientes, que si hubiera leído bibliografía histórica.

Reconocí a algunos acontecimientos de los libros de Almudena Grandes desde El


Corazón Helado hasta Las tres bodas de Manolita y tuve también la oportunidad de
comentarlos con los descendientes de los exiliados, porque los habían leído también.

Finalmente, me alegra el hecho de que existan asociaciones que organicen programas


artísticos y literarios: conferencias, conciertos de canciones republicanas revolucionarias
y acciones en escuelas para que la memoria histórica perpetúe y la verdad no sea ocultada.

Maria Gil de Sousa 01.11.16

200
ANEXOS

1. Portada – Identificación de los Resistentes Franceses en los


campos de concentración (Musée de la Résistance y de la
Déportación)

2. Página siguiente – El CTDEE (El IRIS no tiene sede)

201
202
203
3. Sede del PSOE

204
205
4. Ilustración a la Resistencia

206
5. Elegías escritas por el Señor Ángel Fernández a su hermano
José y a su amigo Ibáñez

207
208
209
210
211
BIBLIOGRAFÍA
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Aunque tú no lo sepas (Juan Vicente Córdoba, 2000).

Aunque tú no lo sepas (Juan Vicente Córdoba, 2009).

Castillos de Cartón (Juan Vicente Córdoba, 2009).

Las edades de Lulú (Bigas Luna, 1990).

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212
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