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Juego

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JUEGO

Lic. T.O. Claudia Battistoni


Año 2011

¿Qué es el juego?

En principio, el juego es un derecho reconocido por la Convención Internacional de los


Derechos del Niño de las Naciones Unidas (ONU) en 1989, la cual dice en el artículo
31:
“El niño tiene derecho al descanso y al esparcimiento, al juego y a las actividades
recreativas propias de su edad…”

Según el Marco de Trabajo para la Práctica de Terapia Ocupacional (2da edición) “El
juego es cualquier actividad organizada o espontánea que proporcione disfrute,
entretenimiento o diversión” (Parham y Fazio, 1992). Y se toman dos aspectos: la
exploración del juego, es decir, el acercamiento y el reconocimiento de la ocupación
en general, el ambiente de juego, los materiales, las posibilidades de juego; y por otro
lado la participación, es decir, implicarse en esa ocupación.

Lo primero que podríamos decir acerca del juego es que es una actividad universal, ya
que los niños juegan en todos los países, en diferentes culturas. Los elementos de
juego pueden diferir, el significado del juego también, se juega de manera diferente
según la edad y el ambiente, pero es una de las ocupaciones primordiales
características en la niñez y por ello, parte de nuestro quehacer profesional.

Históricamente se lo consideró de distintas maneras y con diversas funciones: como


una conducta que servía para liberar el excedente de energía, como un medio de
relajación o ejercitar funciones como una preparación para la vida adulta.

Freud lo describió como la vía para poder aceptar y asimilar experiencias


displacenteras vividas en lo cotidiano, así como también satisfacer los deseos.

Piaget tomó al juego como la actividad que promueve el desarrollo cognitivo a partir
de la asimilación de la experiencia, la acomodación y la adaptación, constituyendo el
escenario para el aprendizaje.

1
Huizinga planteó que es un fenómeno cultural, y que es a través de él que se
transmiten los valores, las costumbres y las reglas.

Como verán, hay diversas concepciones acerca de lo que es y de las funciones del
juego. Agrego a ello que las teorías y concepciones miran al juego desde distintos
lugares de referencia: desde lo expresivo, desde las posibilidades de aprendizaje,
desde el nivel o estadío de juego o las habilidades que son necesarias o que están
presentes para jugar, es decir, un marco evolutivo. Todo ello es importante, y
conforman un todo.

Pero ¿qué es el juego en realidad? Tratemos de definirlo sin decir para qué sirve sino
cuál es su esencia….

Les propongo una definición que plantea Francine Ferland (1998) con la cual acuerdo,
e iremos tomando distintos aspectos de la misma a lo largo de la clase:

El juego es una actitud subjetiva donde se combinan placer, curiosidad,


sentido del humor y espontaneidad, y que se expresa a través de conductas
libremente elegidas de las que no se espera un desempeño específico.

Vamos por partes…. ¿Qué les parece que querrá decir actitud subjetiva?

Yo la definiría como todo aquello que nos hace únicos y particulares como personas,
que va más allá del hacer, en este caso del jugar. Y está relacionado con el ser de
cada uno. Implica una predisposición interna, un compromiso. Un niño en su juego
despliega todo su ser, expresa sus emociones y su mundo interior.

Para ser legítimo, el juego debe ser espontáneo, no se puede imponer, no hay formas
correctas o incorrectas de jugar, no se juega bien o mal. Cada uno de nosotros tiene
una forma de jugar, así como cada uno de nosotros tiene una forma particular de
realizar cada actividad. Por eso podemos decir que en el juego aparecen conductas
libremente elegidas de las que no se espera un desempeño particular. También
podemos decir que la sola acción o la presencia de materiales de juego, no implica que

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el niño esté jugando. Francine Ferland dice que ““No hay material que sea en sí mismo
material de juego... lo que convierte a un objeto en juguete es el juego del jugador”.

¿Qué quiere decir que no se espera un desempeño particular como resultado?


Justamente tiene que ver con la libertad en el juego, con que cada uno lleva el juego
hacia donde quiere, y no hay un resultado final. Tomemos un ejemplo: imaginen o
recuerden cuando jugaban a la mamá y el papá, o a la maestra…. Seguramente cada
escena de este juego se armaba diferente, se desarrollaba con distintas características,
con elementos viejos y conocidos y otros nuevos, y terminaba diferente….

Si intentamos traer una única definición de juego, vamos a encontrar muy diversas
versiones en la bibliografía. Pero todas ellas acuerdan en su importancia para el
desarrollo de niño, y marcan características esenciales que podemos resumir:

El juego se genera por motivación intrínseca, es decir, jugamos porque


queremos, porque la actividad en sí misma es motivadora y llama a participar
Predominan los medios sobre el desenlace, su interés fundamental no es arribar
a un producto final sino disfrutar del proceso del juego
Produce placer, promueve en forma permanente un desafío hacia la diversión
y esa es una de las condiciones que sostienen al juego.
Requiere la participación activa y el compromiso del jugador
No prevé pasos para su desarrollo ni desenlace específico
Se centra en la persona
Se articula libremente, no es dirigido por reglas externas impuestas
Permite la simulación de conductas

También encontramos diversas funciones del juego:


Permite el aprendizaje acerca de sí y del mundo
Facilita la adquisición de habilidades
Estimula la interacción con el ambiente
Permite la repetición de experiencias
Promueve la toma de decisiones
Estimula el despliegue de la imaginación y fantasías
Permite la imitación de modelos

3
Francine Ferland las retoma y resume en 5 funciones:

Placer

Descubrimiento Dominio
JUEGO

Creatividad Expresión

Jugar es experimentar placer: no es pensable el juego sin sensación de


placer, ésta se asocia a otras características propias del juego: la novedad, el
desafío y la incertidumbre, que generan curiosidad e interés.
Jugar es descubrir: entendido como el descubrimiento del mundo, de sus
objetos, personas y sus características a través del juego
Jugar es experimentar una sensación de dominio: a través del juego el
niño descubre que puede dominar la realidad experimentando una sensación de
control sobre sus acciones. Decide qué, cuándo, cómo y dónde. Y ello se
convierte en una fuente una gratificación que contribuye a su autoestima.
Jugar es imaginar y crear: en el juego la imaginación se convierte en acción,
puede transformar la realidad según sus gustos y deseos.
Jugar es expresarse: aunque el niño no hable, expresa su mundo interno y
sus emociones a través del juego y de sus acciones sobre los materiales.

Para que aparezca el juego, es necesario que se den algunas condiciones que muchos
autores han descripto como pre-requisitos de la conducta lúdica. Algunos (Cecil,
Gray, Thornburg e Ipsa, 1985) plantean que el inicio del juego se da gracias a la
curiosidad, que constituye el motor para que el niño comience a explorar y actuar.
Constituye la base del interés en el juego. Otros plantean que la atención selectiva y el
alerta son imprescindibles, tanto para iniciarlo como para mantenerlo.

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El juego en Terapia Ocupacional

Desde Terapia Ocupacional, hay numerosas autoras contemporáneas que investigaron


y conceptualizaron sobre el juego, tomándolo como una ocupación significativa y un
fenómeno biopsicosocial que debe ser mirado y entendido desde distintos enfoques.
Voy a desarrollar en forma muy resumida sólo algunas, pero no siguiendo el orden
temporal de aparición de las teorías, sino centrándome en el proceso del juego:

Comencemos por el principio…. ¿Cómo surge el juego?

FRANCINE FERLAND, profesora en Terapia Ocupacional de la Universidad de


Montreal, desarrolló y publicó el Modelo Lúdico en 1994. Es un modelo de intervención
para niños con disfunciones motoras, que se centra en el niño, considera tanto sus
capacidades como las dificultades, y lo ubica en una posición activa y participante en el
espacio terapéutico ya que es quien “dirige” la terapia, busca soluciones, decide y se
expresa.

Desde el desarrollo teórico, plantea que el juego es el resultado de la interacción entre


tres elementos: interés lúdico, actitud lúdica y acción lúdica. Tomemos cada uno de los
conceptos:

Interés lúdico: es la atracción o inclinación hacia el juego, podemos hablar


de la motivación que le permitirá iniciarlo y sostenerlo.

Actitud lúdica: es la disposición que asume el niño frente al juego, que se


caracteriza por el placer, la curiosidad, el sentido del humor y la
espontaneidad. Es cómo se posiciona frente al juego.

Acción lúdica: implica todas las habilidades que le van a permitir jugar

Por un lado, este interjuego genera el sentimiento de diversión y placer que tiene su
origen en la acción y que permite sostenerla. El poder jugar implica también que el
niño pueda adaptarse al juego, es decir poner en juego las habilidades propias en
función de esa actividad, o adaptar la actividad a sus habilidades, o adaptarse a la

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imposibilidad de llevarla a cabo. Estas variables representan la capacidad de acción
del niño frente a la propuesta lúdica.

El resultado de la combinación de todos estos elementos son el bienestar y la


autonomía. El bienestar entendido como la sensación de placer en relación a la
satisfacción de necesidades y la ausencia de tensiones. Y la autonomía, que podemos
relacionar con las características que vimos en el principio de la clase, principalmente
el dominio y la creatividad, es decir, con la posibilidad de manejar y decidir a qué
jugar, cómo, cuando, con qué y en qué tiempo.

La relación entre todos los elementos puede resumirse en el siguiente gráfico:

INTERES

JUEGO

ACTITUD ACCION

PLACER EN ACCION Y CAPACIDAD DE ACTUAR

AUTONOMIA Y BIENESTAR

Francine Ferland, Play, children with psysical disability and Occupational Therapy. The Ludic Model

Por otro lado, reflexiona acerca de las posibilidades concretas que los padres tienen de
jugar con sus hijos. Plantea que en los niños con una discapacidad, es probable que
los padres estén tomados permanentemente por la dificultad y por el diagnóstico, y
que ello impacta severamente en el juego. Por ello, el juego conjunto les permite a los
padres descubrir otras facetas del niño no relacionadas con la discapacidad,
descubriendo y comprometiéndose en actividades placenteras comunes que
redundarán en un descubrimiento mutuo y el bienestar.

Lo podemos resumir en este otro gráfico:

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INTERES

JUEGO
(niño-padres)

ACTITUD ACCION

PLACER EN DESCUBRIMIENTO CUIDADOS


LA INTERACCION MUTUO FACILITADOS

AUTONOMIA DEL NIÑO Y BIENESTAR


DEL NIÑO Y SU FAMILIA

Francine Ferland, Play, children with psysical disability and Occupational Therapy. The Ludic Model

Observen que son los mismos elementos, con la misma interrelación, con los efectos
planteados en el binomio padres – hijo. El placer en el juego y la capacidad de acción
se plantean como placer en la interacción, descubrimiento mutuo y cuidados
facilitados. El juego espontáneo tiene efectos que van más allá del momento de juego
particular, sino que facilita el vínculo.

Si bien originariamente se basó en el juego de los niños con disfunciones motoras, es


utilizable para pensar el juego en cualquier niño, más allá de su diagnóstico.

Continuando con la pregunta acerca de cómo surge el juego, podemos citar a MARY
REILLY (1974), quien asoció el juego a un impulso explorador. Planteó que a medida
que el niño interactúa con su entorno surge el conflicto entre lo esperado y lo
inesperado, lo conocido y lo desconocido, lo cual genera la curiosidad. Esta curiosidad
es lo que lo lleva a explorar y lo motiva a entender cómo funcionan objetos, personas
y eventos. Este impulso explorador se organiza en tres etapas jerárquicas que ocurren
progresivamente durante la infancia en el caso del juego, y conforman un continuum
de la formación de dicho comportamiento ocupacional. Ellas son:

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1. etapa de exploración: el niño aprende, descubre y se expresa,
principalmente dirigido por un placer funcional y la motivación intrínseca.

2. etapa de competencia: repite y va adquiriendo seguridad y confianza en sus


acciones y destrezas, lo cual le permite responder de manera más adecuada a
las demandas de las distintas situaciones de juego que se le presentan.

3. etapa de logro: se constituye sobre las dos anteriores, y se asocia a las


expectativas de logro y fracaso, intentando mejorar y afianzar su desempeño.

El continuum que sugiere nos da muestras del proceso por el cual el niño se va
haciendo cada vez más hábil, y va pasando por las diferentes etapas de juego.

Pensemos ahora el proceso del juego. Una vez que sabemos qué se requiere para
que el juego emerja, y detectamos que el niño juega, nuestras próximas preguntas
son:

¿Cómo juega? ¿Todos los niños juegan de la misma manera?

Tomemos entonces a SUSAN KNOX, quien entre sus numerosos aportes desarrolló el
concepto de estilos de juego. Estos se definen como la forma distintiva en que el
niño interactúa con su ambiente mediante el juego. Para poder comprenderlos, marca
4 elementos a observar y tener en cuenta:

Estilos de juego

Preferencias Actitudes Modalidad de Reciprocidad


acercamiento social

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Las preferencias son las elecciones de cada niño, el lugar, los juguetes, los
tipos de juegos, los roles o personajes que adoptan y con quién juega.

Las actitudes incluyen la predisposición, los estados de ánimo y sus


variaciones, y el humor.

La modalidad del acercamiento a las actividades de juego implican la


dirección, lo que parece motivar al niño, si inventa su propio juego o quiere
incorporarse al juego de otros, el enfoque (cómo y cuánto se compenetra el
niño en el juego o cuán atento está al ambiente) y la espontaneidad.

La reciprocidad social indica la interacción con otros, la comunicación, si la


inicia o sólo la continúa.

Seguimos pensando entonces al juego como una actividad subjetiva, con


características que le va imprimiendo cada niño en cada situación, y con efectos únicos
de acuerdo al sentido y significado que dicha ocupación tienen para ese niño. Estos
elementos se combinan entre sí con una particularidad y una subjetividad única.

Por su parte, ANITA BUNDY, en 1993, presentó un modelo en el cual plantea que en
el juego hay tres elementos que están presentes: la motivación intrínseca, el control
interno y la libertad para suspender la realidad, que funcionan a la vez pero no son
excluyentes. Cada uno de ellos puede aparecer en un determinado grado, lo cual
muestra la presencia relativa o ausencia del juego.

La motivación es el impulso que nos lleva a hacer algo. Según el


Diccionario de la Real Academia Española, es el ensayo mental preparatorio
de una acción para animar o animarse a ejecutarla con interés y diligencia.
Según la Enciclopedia Larousse, la motivación es la causa o razón que
determina que exista o se haga algo.

La motivación puede ser interna o externa. Si es interna encontramos un


niño que juega espontáneamente, crea, sostiene y se divierte solo en el
juego. Si la motivación es externa, tenemos un niño al que hace falta
estimular y convocar para que juegue. La motivación intrínseca entonces

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se relaciona con el impulso interno que presenta el niño y que promueve su
interés, compromiso y participación en el juego.

El control hace referencia a una dirección, mando o regulación. El control


también puede ser interno o externo, si el control es externo, quiere decir
que el entorno organiza y determina el juego. El control interno se
relaciona con la capacidad del niño de dirigir las acciones y el proceso del
juego en forma personal.

La suspensión de la realidad es una de las características del juego que


describimos anteriormente, y se relaciona con la posibilidad de fantasear y
crear en la situación de juego diferente a la realidad.

La suspensión de la realidad puede ser libre u orientada, si es libre el niño


fantasea y crea la situación o escena de juego por sus medios. Si es
orientada, necesita que otro lo asista y ayude en la creación de un juego
especialmente simbólico.

A continuación, el gráfico nos ayudará a comprenderlo:

Interna Externa
Percepción de control

Intrínseca Extrínseca
Fuente de motivación
Divertido
Libre Orientado
Suspensión de la realidad

No divertido

Noten que el gráfico es una balanza, con una flecha inferior que puede apuntar a un
extremo “divertido” y a otro “no divertido”. Observen que cada uno de los tres
elementos tiene a su vez un continuo con dos extremos, uno relacionado con lo interno

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y libre, es decir, lo que el niño maneja, decide, elige. Y el otro extremo marca lo
externo y orientado, es decir, las acciones que el entorno (ambiente, personas,
terapeutas, padres) ejercen sobre el juego.

Según este marco teórico, cuanto más cerca del extremo externo se encuentran los
tres elementos, menos divertido será el juego ya que ello implica reglas, formas de
jugar impuestas, límites, mayor rigidez, deseos e intereses de otro. Por el contrario,
cuanto más cerca de lo interno y libre se encuentren esos elementos, la balanza se
inclinará hacia arriba y marcará mayor diversión.

¿Cómo podemos medir estos tres elementos?

Anita Bundy determinó conductas que se pueden asociar en cada uno de los
elementos:

Respecto de la motivación, sugiere observar el compromiso, la repetición, la


persistencia

En relación al control interno, sugiere observar la capacidad de decidir, la


seguridad, la actitud ante el desafío y la posibilidad de generar cambios en
el juego. Si pensamos en un juego con otros, observar la capacidad de
negociar, de jugar e intercambiar con otros, la integración, la posibilidad de
iniciar y compartir el juego, y el rol que asume dentro del mismo.

Y en relación a la libertad para suspender la realidad, observar la actitud de


pretender (fingir), provocar, las travesuras y el uso de objetos o materiales
poco convencionales.

Ambiente de juego

Un aspecto que adquiere una importancia relevante en el juego es el ambiente.


Volviendo a las primeras clases en las que se trabajó el Marco de Trabajo para la
práctica de Terapia Ocupacional, debemos entonces considerar el entorno tanto físico
como social.

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El entorno físico hace referencia al ambiente natural o construido en el que se lleva a
cabo la ocupación. En el caso del juego, yo agregaría aquí los materiales y objetos de
juego que están disponibles en el mismo y que caracterizan a cada espacio de juego.

Es importante tener en cuenta qué propuestas o desafíos promueve el ambiente de


juego para el niño. No es lo mismo jugar en un espacio amplio, abierto, que permite
los desplazamientos y el movimiento libre, que jugar en un ambiente cerrado,
pequeño, en el cual hay mucho mobiliario y en el que indefectiblemente las propuestas
serán mucho más sedentarias y tranquilas.

Los ambientes físicos pueden ser obstaculizadores o facilitadores del juego.

¿Qué factores les parece que pueden obstaculizar el juego?

Principalmente podemos pensar en ambientes con un alto grado de estímulos


sensoriales (ruidos, objetos, estímulos visuales llamativos, movimiento), con una
rigidez importante en cuanto a lo que se puede o no se puede hacer y en relación a
los tiempos de juego.

El grado de novedad en el ambiente también puede influir en el juego, si el niño se


encuentra siempre con un ambiente muy novedoso y lleno de estímulos que le llaman
la atención, seguramente será más difícil que pueda iniciar y sostener un juego ya que
querrá explorar, conocer y usar cada una de las propuestas nuevas que encuentra. Por
el otro lado, si siempre encuentra un ambiente pobre en propuestas novedosas,
probablemente se aburrirá rápido.

El nivel de seguridad en el ambiente también es determinante, ya que si un niño no


se siente seguro, difícilmente pueda comprometerse libremente en el juego y estará
pendiente de aquello que le genera temor o inseguridad.

La disponibilidad de materiales u objetos es importante, no porque el ambiente deba


estar lleno de juguetes, sino porque lo que hay en el ambiente está disponible para el

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niño. Si el ambiente está lleno de propuestas pero no dejamos que el niño las utilice, el
entorno se convierte en obstaculizador del juego.

El entorno social se relaciona directamente con la presencia de otras personas en el


juego, que pueden ser pares o los adultos que acompañan o participan. Las personas
también pueden ser facilitadoras u obstaculizadoras al momento de jugar.

Si repasamos las características del juego que vimos al principio de la clase, fácilmente
podemos pensar qué factores obstaculizarían la aparición o el desarrollo del juego del
niño en relación a un adulto: las reglas impuestas, la estructuración de la actividad
(cómo se debe jugar), la falta de permeabilidad, centrarse en un desarrollo específico.
Otra vez traigo la disponibilidad, en este caso de las personas para jugar. Si estamos
compartiendo un momento de juego con un niño, debemos estar disponibles, esto
significa que tenemos que participar activamente, interactuar y disfrutar del juego.

El impacto del ambiente en el juego no ignora el factor cultural como parte del
contexto. La cultura atraviesa el juego, ya que ésta marcará creencias, valores y
costumbres en relación al mismo que no hay que descuidar, y la misma será
transmitida a través de la familia.

Cada grupo familiar es un sistema único que posee sus propios sistemas de
comunicación, sus valores y prioridades. En su interior, se constituyen los roles
ocupacionales y patrones de actividades singulares de acuerdo a sus reglas internas
inevitablemente sostenidas en las características socioculturales, que determinan cómo
cada miembro debe comportarse. Así, el juego estará ligado a la historia, a las
experiencias lúdicas parentales y a las características personales de cada individuo en
el entorno familiar.

Las formas en que una familia se implica en el juego reflejarán sus valores y objetivos
culturales, cómo pasan su tiempo libre, qué tipo de interacción predomina, los objetos
de juego más valorados y la disponibilidad en el uso de los ambientes. Seguramente
ustedes podrán encontrar ejemplos cotidianos de la valoración que las familias hacen
respecto del juego, y en consecuencia las características e importancia que los juegos
adquieren en el seno de cada grupo familiar.

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Por otro lado, debemos considerar qué valor se le da culturalmente al juego en esta
época. O qué tipo de juego se valora o se promueve.

Los juegos han ido variando en el tiempo debido a factores sociales que van
imponiendo algunas cuestiones. Desde lo ambiental, pensemos que años atrás o en
ciudades más pequeñas, los niños juegan en la calle. La vorágine diaria, los peligros y
la escasez de tiempo de los padres o cuidadores han provocado que los niños
permanezcan más tiempo en ambientes cerrados. Los elementos de juego también han
variado, el impacto de la tecnología y principalmente el uso de la computadora y otros
dispositivos tecnológicos también ponen en juego habilidades diferentes.

Estos cambios han impactado profundamente en el tipo de juego que los niños
despliegan, imprimiéndole otras características.

Como conclusión, podríamos decir que el ambiente condiciona la conducta lúdica. Esta
es el resultado de formas de interacción del sujeto con el medio, por lo cual no se
puede pensar el juego como un evento aislado del contexto en el que ocurre.

Desarrollo del juego

Para poder comprender e intervenir en el área de juego, es necesario no sólo conocer


la motivación, los intereses y cómo surge el juego en cada niño, sino también las
etapas de juego esperables según el desarrollo cronológico. Las mismas están en
estrecha relación con las habilidades que se van desarrollando a medida que el niño
crece.

Vamos a hacer un breve repaso de algunas teorías, y las etapas de juego que cada
una de ellas marca. Sabemos que en el juego participan aspectos sensoriomotores,
cognitivos, psicosociales y emocionales.

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Desde el desarrollo emocional, es importante destacar que aparecen juegos primarios,
básicos, que permiten que el niño se vaya estructurando en su subjetividad y van
creando las condiciones para que el juego aparezca.

Podemos citar a DONALD WINNICOTT, quien habla del objeto transicional que
aparece entre los 4 y los 12 meses de edad. El niño toma un objeto (puede ser una
sabanita, un muñeco) como su posesión y la tiene siempre cerca, le sirve para conciliar
el sueño y para mitigar su angustia. Representa a la madre, fundamentalmente
representa para el niño pequeño la posibilidad de renunciar a la madre como su
posesión exclusiva y comienza a tomar algo del mundo externo. Ese objeto transicional
luego pierde toda importancia y se abandona, y ese espacio es ocupado por el juego y
las manifestaciones artísticas posteriormente, ya que son espacios intermediarios entre
la realidad y la fantasía.

FREUD plantea la importancia del juego del Fort Da o del carretel a los 18 meses de
edad. El niño juega con algún objeto atado a un hilo, y repite la misma secuencia: lo
aleja arrojándolo, y lo atrae nuevamente hacia sí mismo tirando del hilo. Este juego
reproduce la aparición y desaparición de la madre y le permite al niño hacerse activo y
dominar la situación de juego, si bien lo que está haciendo es soportar la ausencia
materna.

Por último, voy a hacer mención a STANLEY GREESPAN, quien marca seis etapas del
desarrollo emocional que son fundamentales para que el niño pueda autorregularse y
relacionarse con otros, aspectos necesarios para que aparezca el juego:

 Autorregulación e interés por el mundo (0 a 3 meses)


 Conexión con otras personas (2 a 7 meses)
 Comunicación intencional de dos vías: círculos de comunicación (3 a 10 meses)
 Comunicación compleja. Aparición de un sentido organizado del “YO” :
pequeñas acciones en un solo patrón (9 a 18 meses).
 Creación de ideas emocionales: conceptos, imágenes mentales (18 a 36
meses)

 Razonamiento emocional (30 a 48 meses)

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Desde la perspectiva del desarrollo intelectual, citamos a Piaget, quien postula que el
pensamiento nace de la acción y enfatiza la importancia de las experiencias tempranas
en el aprendizaje. Describe el juego en diferentes etapas:

Etapa Edad Características


Juego de 0 a 2 años El niño aprende a conocer y manejar su cuerpo a
ejercicio o través del movimiento y las experiencias sensoriales. A
Sensoriomotor partir de los desplazamientos, estructura la noción de
espacio. Desarrolla la noción temporal, causa – efecto
y las relaciones entre los objetos. Es un juego
exploratorio, y que permite que el niño conozca su
entorno.
Juego simbólico 2 a 7 años Gracias al progresivo desarrollo de la simbolización y la
o imaginativo representación, el niño puede expandir y complejizar
su juego. Aparecen juegos de imitación, uso de
objetos, práctica de distintos roles. Es distintivo de
esta época la capacidad para imaginar situaciones y
jugar al “como si”.
Juego A partir de Implica el uso y combinación de materiales y
constructivo los 4 años elementos en un proceso creativo. Requiere destrezas
motrices y cognitivas, y propone desafíos crecientes
que el niño se propone lograr. Requiere de un nivel de
razonamiento intuitivo, semi reversible.
Juego 7 a 11 años Las reglas operan como organizadoras del juego y
reglado como pauta de orden. El niño comprende las reglas,
las internaliza y las hace cumplir.

Desde la perspectiva del desarrollo social, citaremos a Arnold Gesell, quien describe
las siguientes etapas de juego:

Juego Características
Solitario El niño juega solo, se interesa por su acción con los
materiales y objetos de juego. No se interesa por el juego
de otros niños, no los incorpora a su juego.

Paralelo El niño continúa jugando solo, pero puede compartir


objetos, materiales y espacio de juego. Cada niño continúa
con su juego individual pero con el espacio y elementos en
común.

Cooperativo El niño puede interactuar con pares en el espacio de juego,


los objetos y los materiales, así como también en el juego
mismo que ahora es compartido.

Competitivo El niño se incluye en equipos, cuyo fin es demostrar


habilidades en comparación con otros, y adquiere

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importancia el resultado de su desempeño.

Si bien existen numerosas y diversas descripciones de las etapas de juego relacionadas


con las habilidades, no debemos dejar de considerar a cada niño como único, con una
historia particular, con tiempos personales, que vive y se desempeña en ambientes con
distintas características, por lo cual debemos tomar estas etapas como una guía
general.

Les traigo algunas de las clasificaciones y descripciones que han realizado terapistas
ocupacionales:

En su libro “¿Jugamos?”, Francine Ferland resume y describe la evolución de las


capacidades lúdicas del niño a partir de las distintas etapas del desarrollo:

Etapa Características Intereses en el juego


Nacimiento Descubre las partes del cuerpo y los objetos a través de los - Rostro humano
a 6 meses sentidos - Objetos brillantes,
6 semanas: en movimiento y con
Esboza sonrisas
contrastes de color,
2 meses:
Inicia movimientos de cabeza
que producen sonidos
4 meses: - Ser acunado, que le
Inicia toma voluntaria de objetos y se apoya en los antebrazos estando canten
boca abajo - Sus padres son sus
6 meses: compañeros de juego
Descubre primeras relaciones causa – efecto; rola; se mantiene sentado; - Juega solo
reconoce el mensaje afectivo a través de la entonación de la voz y se
apega fácilmente a una persona
6 a 18 El niño explora el espacio y manipula sus objetos - Libros
meses A partir de los 6 meses: - Le interesa su
Mantiene equilibrio estando sentado, adapta su mano a la forma y propia actividad más
tamaño de los objetos que toma
que la presencia de
Entre 6 y 8 meses:
Se lleva objetos a la boca, manifiesta intención en su comportamiento,
otros niños
manifiesta temor ante extraños - Vaciar y llenar
7 meses: recipientes, abrirlos y
Se desplaza arrastrándose cerrarlos, meter
9 meses: objetos dentro de
Gatea, tira voluntariamente los objetos, pronuncia primeras palabras otros
12 meses: - Padres y hermanos
Pinza digital, comprende la relación causa - efecto, se mantiene de pie, como compañeros de
da sus primeros pasos, imita acciones sencillas, reagrupa objetos según
juego
forma y color
12 a 18 meses:
Explora el entorno, comprende el concepto de permanencia de objeto,
explora usos de materiales, construye torres de 2 o 3 bloques, repite
acciones para dominarlas, comprende preguntas sencillas
18 meses El niño juega de forma convencional, utiliza el material de juego - Rompecabezas

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a 3 años en forma apropiada. - Dibujos, plastilinas,
18 meses: pinturas
Construye torres de 3 o 4 bloques, lanza la pelota, explora, corre, usa el - Juegos de imitación
lápiz, señala imágenes de las cosas que nombra, se reconoce en el espejo
-Juegos de simulación
2 años:
Construye torres de 6 o 7 bloques, patea la pelota, da vuelta las páginas
- Juegos en los que
de un libro, juego paralelo, comprende relaciones espaciales básicas se ensucia
(arriba, abajo)
2 a 3 años:
Usa un vocabulario amplio, tolera la frustración un corto tiempo, señala y
nombra las partes del cuerpo, garabatea, descubre nuevas funciones de
los objetos, juega con otros, amplía las relaciones espaciales y
temporales
3 a 5 años El niño desarrolla sus escenarios de juego. - Juegos de
3 años: construcciones
Atrapa la pelota, juego simbólico, pedalea, usa tijera, compone frases - Juegos de imaginación
sencillas, realiza construcciones simples, construye rompecabezas de 6 a y simulación
10 piezas y torres con 9 o 10 bloques, enhebra - Disfraces
4 años: - Manualidades
Lanza y atrapa la pelota, imagina cuentos, recorta con mayor precisión, - Juegos sencillos de
dibuja formas sencillas, manifiesta intención representativa de sus sociedad
dibujos, dibuja figura humana renacuajo, época de los por qué, le gusta - Actividades exteriores:
hacerse valer, juega en grupos pequeños, toma adecuada del lápiz, correr, deslizarse,
mayor coordinación y gestos complejos hamacarse
5 años: - Juegos con otros niños
Anda en bicicleta, pica la pelota, recorta formas, dibujo más completo de
la figura humana, inventa historias, tiene grupos de amigos
Transcripción de ¿Jugamos?, Francine Ferland, 2005. Cap 2, El juego y el desarrollo del niño.

Nancy Takata resumió las etapas en la Tabla de Juego diagnóstica:

Epoca Elementos
Sensoriomotora Materiales: Juguetes, objetos para experiencias sensoriales (ver, tocar, gustar, oír, oler),
( 0 a 2 años ) sonajeros, pelotas, bloques, figuras simples, juguetes aplilables, conocimiento de color.
Acción:
Gruesa (pararse, caer, caminar, empujar, sentarse, trepar, abrir, cerrar)
Fina ( tocar, gustar, agarrar / arrojar, levantar, agitar, acarrear )
Imitación motriz de acciones domésticas
Personas: Padres y familiares cercanos
Ambiente: Hogar ( cuna, piso, patio, alrededores cercanos)
Características: juego independiente - hábitos de exploración mediante ensayo
y error

Simbolización y Materiales: juguetes, objetos, materiales crudos (agua, arena, arcilla, pinturas, crayones)
construcciones para la manipulación fina y combinación simple
simples Vehículos con ruedas y juguetes de aventuras para la práctica de acciones motoras
gruesas
2 a 4 años
Acción:
Gruesa (trepar, correr, saltar, hamacarse, arrastrar, verter, arrojar)
Fina (llenar/vaciar , dibujar / borrar, apretar/soltar, combinar/separar, manejo de
relaciones espaciales)
Imaginación / cuentos, fantasías. Objetos que representan eventos y personas
Personas: padres, pares y otros adultos
Ambiente: al aire libre: plaza, juegos de plaza
en el interior: hogar, guardería
Características: juego paralelo, comienza a compartir - juego simbólico que se
expresa en situaciones simples de ¨como si¨ (pretensión) y uso simple de
materiales para construír

Dramatización , Materiales: juguetes, objetos materiales crudos para las acciones motoras finas y role

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construcción playing, juguetes de aventura para acciones gruesas de velocidad y coordinación,
compleja y mascotas, colecciones no selectivas.
prejuego Acción:
Gruesa: proezas de saltos, turnos, pruebas motrices; bailar
4 a 7 años
Fina: combinación de materiales y realización de productos usando herramientas y
copiando la realidad.
Role playing (dramatización): imita las costumbres reales, cuentos
Personas: grupos de pares (2 a 5 niños), ¨amigos imaginarios¨. Padres, familia cercana,
otros adultos
Ambiente: escuela, vecindario y otros lugares más lejanos (excursiones); espacios altos
lejos del piso
Características: juego cooperativo con el uso de materiales con fines
constructivos - dramatización de la realidad y adquisición de hábitos en el uso
de herramientas y destrezas

Juegos Materiales: juegos reglados (dominó, damas, juegos de mesa, ping, pong), materiales
7 a 12 años crudos y herramientas para construír productos complejos (tejer, trabajos en madera,
esculturas)
Deportes: basquet, patinar, remontar barriletes
Libros, rompecabezas, deportes de aventura
Colecciones selectivas o hobbies
Cuidar mascotas
Acción:
Gruesa: combinación y perfeccionamiento de habilidades para saltar, correr
Fina: precisión en el uso de herramientas, manipulación y construcción más precisas
Reglas: las inventa, las sigue y las desobedece; competición y compromiso de equipo
Personas: grupos de pares del mismo sexo, grupos organizados (boy scouts), padres,
otros adultos
Ambiente: vecindario, plazas, escuela, hogar
Características: evolución en las destrezas de construcción y deportivas
expresadas en una conducta regida por reglas, competición y valoración de
procesos cooperativos de juego
Recreación Materiales: juegos en equipo e intereses específicos grupales (bailar, cantar, música,
12 a 16 años discusiones). Colecciones y hobbies, fiestas, libros, juegos de mesa.
Acción:
Gruesa: deportes en equipo y deportes de precisión individual (tenis, golf)
Fina: práctica de destrezas manipulativas precisas para desarrollar talentos especiales
Trabajo en grupos organizados
Personas: grupos de pares del mismo y diferente sexo, padres y otros adultos
Ambiente: escuela, vecindario, comunidad, hogar
Características: participación en equipos y acciones independientes expresadas
por deportes organizados, intereses grupales y hobbies en el tiempo libre

De Takata, N. (1974). El juego como prescripción. En M. Reilly, Play as exploratory learning. Traducción:
Lic. T.O. Claudia Battistoni

Evaluaciones de juego

Existen numerosas evaluaciones acerca de juego, de acuerdo a los lineamientos de


cada marco teórico específicos de Terapia Ocupacional. Como en toda evaluación, es
importante que cuando seleccionen alguna de ellas, conozcan la teoría que las
sustenta y accedan al instructivo, ya que si bien parecen sencillas de implementar
tienen particularidades que hay que conocer para que su uso sea el adecuado.

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Aquí les resumo las características y partes de las principales evaluaciones:

1. Historia de Juego (1974)

Nancy Takata fue seguidora de Mary Reilly. Afirmaba que el juego progresa en una
forma evolutiva previsible, y que el niño avanza hacia niveles más altos de desempeño.
Lo histórico se relaciona con lo temporal, con una continuidad y en una secuencia.

Determinó 6 etapas lúdicas evolutivas infantiles, llamadas “épocas lúdicas”, que se


corresponden con las etapas de Piaget. A partir de ellas, construyó la Historia de juego
como instrumento de evaluación que permitiera realizar un diagnóstico de juego y una
prescripción del mismo en el caso de niños con distintas disfunciones. Es una
entrevista a los padres o cuidadores que evalúa las diferentes épocas de juego y el tipo
de juego en cada una.

Consta de dos secciones principales, una se relaciona con las experiencias previas de
juego y la otra con la descripción de juego actual. Los resultados se comparan con la
Tabla diagnóstica de Juego (transcripta en la página anterior) y se puede definir en
qué etapa de juego se encuentra el niño y cuáles son las necesidades y lineamientos a
partir de los cuales trabajar.

Cuenta además con una Hoja de Juego (Resumen de juego), y la Tabla de Juego
diagnóstica para poder ubicar al niño en una de las épocas evolutivas y poder
organizar la intervención.

Esta evaluación completa, así como sus instructivo, se encuentra en el texto “Play as
an exploratory learning”, Mary Reilly (1974), cap 5: Play as a prescription, de Nancy
Takata.

2. Escala de Juego (1974)

Susan Knox, también discípula de Mary Reilly, desarrolló la Escala de Juego (1974),
que es una escala de observación de juego tomando 4 dimensiones: manejo del

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espacio, manejo de los materiales, imitación y participación. Se basa en la descripción
de las conductas de juego esperables en esas dimensiones en niños entre 0 y 6 años.

Esta evaluación se encuentra completa en el texto de Mary Reilly, en el Cap 6 A Play


Scale, de Susan Knox.

3. Evaluación del Modelo Lúdico (1996)

Siguiendo el marco teórico del Modelo Lúdico que vimos anteriormente, Francine
Ferland propone una evaluación que tiene como objetivo identificar las características
de la actitud lúdica del niño, sus intereses, reacciones, habilidades y destrezas, y
dificultades. Fue creada para poder relacionar las destrezas, dificultades e intereses de
un niño con disfunciones físicas. Cuenta con un cuestionario para padres, y la
evaluación al niño.

La evaluación del niño se realiza mediante una observación, y se detectan:


Intereses generales del niño respecto del ambiente humano (interacción) y
ambiente no humano (fenómenos sensoriales)
Intereses y habilidades lúdicas básicas a partir de acciones específicas con
objetos y acciones en el espacio
Actitud lúdica: curiosidad, iniciativa, sentido del humor, placer, espontaneidad,
atención, agresión, temor, tristeza
Comunicación de necesidades y sentimientos

La entrevista a los padres incluye conocer:


intereses particulares del niño: actividades, materiales, juguetes, pares
cómo se expresa
nivel de intereses
materiales de juego
características del juego del niño
compañeros de juego
actitud lúdica: curiosidad, iniciativa, sentido del humor, diversión,
espontaneidad
descripción de las actividades del niño en una semana

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Esta evaluación se encuentra completa y con su instructivo en el texto “Play, children
with physical disabilities and Occupational Therapy, A Ludic Model”, Francine Ferland.
4. Test de juguetonería o Capacidad de ser juguetón (Test of Playfulness
ToP) (1994)

Anita Bundy desarrolló el Top, que consta de 60 items a través de los cuales se evalúa
la capacidad de ser juguetón que presenta un niño, y cada uno de los ítems se mide
en tres variables: extensión de tiempo, intensidad y capacidad.

Intervención

Un último punto y no por eso menos importante, es hacer referencia a la intervención.


Los terapistas ocupacionales que trabajamos con niños, utilizamos el juego en la
mayoría de las sesiones.

Anita Bundy plantea que “si el juego es el vehículo a través del cual los
individuos aprenden a dominar el ambiente, entonces debería ser una de las
herramientas terapéuticas más poderosas” (Bundy, 1991).

A mi entender hay que hacer necesariamente una diferenciación: podemos usar el


juego como medio terapéutico, o lo podemos tomar como objeto de
intervención.

¿Cuál es la diferencia?

Hablamos del uso del juego como medio cuando nuestro eje fundamental es
desarrollar, favorecer, estimular o promover distintas habilidades o logros en el niño, y
usamos el juego para alcanzar esos objetivos. El interés central no está en el juego
mismo, sino en lo que se puede lograr a través de él.

El juego pensado como objeto de intervención implica que el juego no está presente, y
que nuestro eje fundamental es promoverlo o desarrollar las habilidades y condiciones
necesarias para que el niño juegue.

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Por otro lado, Christine Morrison y Peggy Metzger, plantean tres perspectivas en la
intervención específica de Terapia Ocupacional respecto del juego:

a) intervención que utiliza el juego como modalidad terapéutica, en la cual


los objetivos se dirigen a mejorar destrezas específicas (motricidad fina, gruesa,
habilidades cognitivas, etc)
b) intervención centrada en mejorar las destrezas de juego cuando el niño
presenta habilidades de juego inmaduras para su edad cronológica o un
desfasaje entre sus habilidades de juego y el juego que prefiere y elige.
c) intervención basada en facilitar el juego, en el caso en el que el niño no
juega.

Siempre que usemos el juego en la intervención terapéutica, debemos tener en mente


sus características. El niño debe poder divertirse, dirigirlo libremente, disfrutar del
proceso, crear, expresarse, sentirse motivado y comprometerse activamente para que
esa experiencia sea placentera y significativa, es decir, que juegue.

Vale la pena introducir aquí la descripción de juego libre y juego estructurado. En


el primero, el niño decide qué hacer sin ser forzado, la actividad es creadora e
innovadora. No menos importante es el juego estructurado, que implica la existencia
de reglas concretas que rigen la actividad. Esto no quiere decir que se lo dirija
permanentemente, sino que el niño comprenda el desarrollo de la actividad, sus pasos
y las reglas que lo organizan. En este caso hablamos de juegos como el memotest, el
dominó, el juego de la oca, las escondidas. Es importante que a pesar de ser juegos
estructurados, el niño pueda elegirlos y disfrutarlos, comprometerse y participar
activamente en ellos, y no sólo ser utilizados en función de desarrollar o favorecer
determinadas habilidades.

Somos nosotros quienes deberemos ir adaptando las propuestas, los ofrecimientos, los
ambientes e incluso a nosotros mismos y acompañar adonde el niño nos lleve,
cuidando que el juego no decaiga pero que a la vez nos permita intervenir. Creo que
ese es el desafío más difícil de lograr.

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La conclusión a la que podemos arribar luego del recorrido teórico que hicimos, es la
importancia de constituirse como facilitador del juego.

Tomo una frase de Winnicott que me parece muy adecuada para quien juegue con un
niño en un espacio terapéutico: “la psicoterapia se da en la superposición de
dos zonas de juego, la del paciente y la del terapeuta. Está relacionada con
dos personas que juegan juntas. El corolario de ello es que cuando el juego
no es posible, la labor del terapeuta se orienta a llevar al paciente de un
estado en el que no puede jugar a uno en el que le es posible hacerlo”.

Y para ello es imprescindible poner en juego la creatividad propia, no porque como


terapistas ocupacionales debamos crear juegos divertidos en forma permanente, sino
para poder tomar lo que cada niño trae, sostenerlo e instrumentarlo en su beneficio.
Por otro lado, promover el desafío justo, lo que implica ofrecer propuestas no
demasiado sencillas que aburran al niño ni demasiado difíciles que provoquen el
abandono del juego, sino propuestas acordes a sus capacidades que permitan que el
niño pueda explorar, divertirse y dominar la situación de juego. Para ello tendremos en
cuenta el ambiente, los objetos de juego, las preferencias del niño, sus capacidades y
sus intereses.

Y acá les traigo la problemática respecto del niño que presenta alguna disfunción. Es
fundamental, más allá de los déficits en las habilidades, poder definir cuál es su
impacto en el área de juego. Florey (1971) dice que: “Cuando un niño no puede
jugar, deberíamos preocuparnos tanto como cuando no quiere comer”.

Podemos pensar en disfunciones permanentes o transitorias. Así como evaluamos el


impacto de una patología en el desarrollo del niño y en su desempeño ocupacional en
actividades de la vida diaria o la escolaridad, debemos evaluar e intervenir de la misma
manera respecto del juego. Cuando hablamos de disfunciones, consideramos por
supuesto las sensoriales, motoras, cognitivas, psicosociales, emocionales.

Pero no necesariamente aparecerá una disfunción en el área de juego sólo cuando


existe una patología instalada, también puede surgir ante determinadas situaciones
transitorias o cambiantes que por sus características obstaculizan o limitan

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severamente el juego. Por ejemplo un niño que transita una internación, en la cual
más allá de la razón médica de la misma, el ambiente por sí mismo es el que no
provee las oportunidades para el juego. La preocupación familiar por la situación
médica del niño, la falta de intimidad, los cambios en la vida cotidiana, la falta de
estímulos, el posible malestar del niño, el equipamiento que limita la movilidad del
niño, entre otros tantos factores.

En ambas situaciones, deberíamos preguntarnos:

¿Cuáles son los factores que limitan el juego del niño?


¿Son limitaciones del niño? ¿Son limitaciones del ambiente?
¿Qué consecuencias traen las limitaciones del niño en su desempeño
ocupacional en el juego?
¿Qué aspectos del desarrollo se ven limitados o detenidos? ¿Cómo impacta esta
situación en las etapas de juego? ¿Qué efectos tiene en el niño la limitación
para expresarse, divertirse, explorar y dominar el ambiente a través del juego?
¿Qué factores físicos, sociales y culturales obstaculizan el desarrollo del juego?

Estos interrogantes deberían ser en principio los que orienten nuestra intervención,
para luego pensar específicamente en las habilidades / destrezas / etapas de juego en
las cuales debemos trabajar.

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Bibliografía

Case Smith Jane, Occupational Therapy for children. Ed. Mosby. Año 2001.
Capítulo 4: Development of Children Occupations, Jane Case Smith
Capítulo 5: Play, Doyle Morrison Christine y Metzger Peggy.

Ferland Francine, Jugamos? El juego con niñas y niños de 0 a 6 años. Ed.


Narcea, Madrid, España. Año 2005

Ferland Francine, Play, children with physical disabilities and Occupational


Therapy. The Ludic Model. University Otawa Press. Año 1997.

Mulligan Shelley, Terapia Ocupacional en Pediatría. Proceso de Evaluación. Ed.


Médica Panamericana. Año 2006.
Capítulo 3: Desarrollo normal del niño

Parham Diane y Fazio Linda, A recreacao na Terapia Ocupacional Pediátrica.


Santos Livraria Editora, San Pablo. Año 2002. (Título en inglés: Play in Occupational
Therapy for children)
Capítulo 1: Juego en Terapia Ocupacional. Diana Parham y Loree Primeau
Capítulo 3: Desarrollo y uso de la Escala de Juego Prrescolar. Susan Knox
Capítulo 4: Recreación o Entretenimiento. Anita Bundy

Polonio López, Terapia Ocupacional en la infancia, Ed. Médica Panamericana. Año


2008.
Capítulo 4: Desarrollo social y Juego infantil. Inés V. Moldes y Mariel Pellegrini

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Reilly Mary, Play as an exploratory learning, Studies of curiosity behavior.
Sage Publications, California, USA. Año 1974
Capítulo 3: Una explicación acerca del juego. Mary Reilly
Capítulo 5: Juego como prescripción. Nancy Takata
Capítulo 6: Escala de juego. Susan Knox

Winnicott Donald, Realidad y juego. Ed. Gedisa. Año 1971.

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