OCASO
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OCASO
En el Prefacio Dominical X del Tiempo Ordinario se nos ofrece una hermosísima y bien interpeladora
descripción de lo que es el domingo para los cristianos. Dice así:
"En verdad es justo bendecirte y darte gracias, Padre Santo, fuente de la verdad y de la vida, porque
nos has convocado en tu casa en este día de fiesta. Hoy, tu familia, reunida en la escucha de tu
palabra y en la comunión del pan único y partido, celebra el memorial del Señor resucitado
mientras espera el domingo sin ocaso , en el que la humanidad entera entrará en tu
descanso. Entonces contemplaremos tu rostro y alabaremos por siempre tu misericordia. Con esta
gozosa esperanza, y unidos a los ángeles y a los santos, cantamos unánimes el himno de tu gloria..."
Por todo ello, los cristianos no podemos renunciar al sentido cristiano del domingo. No podemos
paganizarlo ni desvirtuarlo. Ni durante el año ni durante las vacaciones. Ni en invierno ni en verano.
Para vivir el domingo en plenitud la Iglesia nos llama a la participación ya citada en la eucaristía
dominical, a vestir el traje de la fiesta, a compartir la mesa de la familia y de los amigos y a abrir
nuestro corazón, nuestro tiempo y nuestros recursos, también en el domingo, a los enfermos, a los
pobres y a los necesitados. Viviendo así el domingo anunciamos la muerte del Señor, proclamos su
resurrección y anticipamos su segunda y gloriosa venida que nos traerá el domingo sin ocaso.
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R. y con tu espíritu.
C. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
R. Es justo y necesario.
C. Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que
por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y
santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un
sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre,
te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos
separado para ti, de manera que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de
Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos mandó celebrar estos misterios.
Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
"Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por
ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo
pasó a sus discípulos, diciendo:
"Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la
alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el
perdón de los pecados.
Hagan esto en conmemoración mía".
I
C. Éste es el Misterio de la fe. (De pie) o bien:
MALAQUIAS 2,11
(Biblia Latinoamérica)
ocaso,
11 Desde donde sale el sol hasta el en cambio, todas las naciones me respetan y
en todo el mundo se ofrece a mi Nombre tanto el humo del incienso como una ofrenda pura.
Porque mi Nombre es grande en las mismas naciones paganas, dice Yavé de los ejércitos
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El abismo devuelve sus cautivos al paraíso, la tierra envía al cielo a los que estaban
sepultados en su seno, y el cielo presenta al Señor a los que han subido desde la
tierra: así, con un solo y único acto, la pasión del Salvador nos extrae del abismo,
nos eleva por encima de lo terreno y nos coloca en lo más alto de los cielos.
La resurrección de Cristo es vida para los difuntos, perdón para los pecadores,
gloria para los santos. Por esto el salmista invita a toda la creación a celebrar la
resurrección de Cristo, al decir que hay que alegrarse y llenarse de gozo en este día
en que actuó el Señor.
n ocaso
La luz de Cristo es día sin noche, día si . Escucha al Apóstol que nos dice
lo que sea este día: La noche está avanzada, el día se echa encima. La noche está
avanzando, dice, porque no volverá más. Entiéndelo bien: una vez que ha
amanecido la luz de Cristo, huyen las tinieblas del diablo y desaparece la negrura
del pecado, porque el resplandor de Cristo destruye la tenebrosidad de las culpas
pasadas.
Porque Cristo es aquel Día a quien el Día, su Padre, comunica el íntimo ser de la
divinidad. Él es aquel Día, que dice por boca de Salomón: Yo hice nacer en el cielo una
luz inextinguible.
Así como no hay noche que siga al día celeste, del mismo modo las tinieblas no
pueden seguir la santidad de Cristo. El día celeste resplandece, brilla, fulgura sin
cesar y no hay oscuridad que pueda con él. La luz de Cristo luce, ilumina, destella
continuamente y las tinieblas del pecado no pueden recibirla: por ello dice el
evangelista Juan: La luz brilló en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Por ello, hermanos, hemos de alegrarnos en este día santo. Que nadie se sustraiga
del gozo común a causa de la conciencia de sus pecados, que nadie deje de
participar en la oración del pueblo de Dios, a causa del peso de sus faltas. Que
nadie, por pecador que se sienta, deje de esperar el perdón en un día tan santo.
Porque si el ladrón obtuvo el paraíso, ¿cómo no va a obtener el perdón el cristiano?
Oración
Señor, tú que te has dignado redimirnos y has querido hacernos hijos tuyos,
míranos siempre con amor de padre y haz que cuantos creemos en Cristo, tu Hijo,
alcancemos la libertad verdadera y la herencia eterna. Por nuestro Señor
Jesucristo.
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PREGON PASCUAL
El Exultet, llamado también pregón pascual, es uno de los más antiguos himnos de la
tradición litúrgica romana. Existen testimonios de su existencia desde fines delsiglo IV dc.
Texto en latín
Exultet iam angelica turba caelorum:
exultent divina mysteria:
et pro tanti Regis victoria tuba insonet salutaris.
Resp. Amen.
Texto en español
Exulten por fin los coros de los ángeles,
Exulten las jerarquías del cielo,
y por la victoria de rey tan poderoso
que las trompetas anuncien la salvación.
Esta es la noche
en la que por toda la tierra,
los que confiesan su fe en Cristo, son arrancados
de los vicios del mundo
y de la oscuridad del pecado,
son restituidos a la gracia
y son agregados a los santos.
Amén.
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