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RITO PARA ENCENDER LA CORONA DEL ADVIENTO Ciclo B Año 2023

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RITO PARA ENCENDER LA

CORONA DEL ADVIENTO


CICLO B
-Para uso en la Sede -

PASTORAL LITÚRGICA
DIÓCESIS DE GIRARDOTA
BENDICIÓN DE LA CORONA DE ADVIENTO

La «Corona de Adviento» o «Corona de las luces de Adviento» es un signo que


expresa la alegría del tiempo de preparación a la Navidad. Por medio de la
bendición de la corona se subraya su significado religioso.

La luz indica el camino, aleja el miedo y favorece la comunión. La luz es un


símbolo de Jesucristo, luz del mundo. El encender, semana tras semana, los
cuatro cirios de la corona muestra la ascensión gradual hacia la plenitud de la
luz de Navidad. El color verde de la corona significa la vida y la esperanza.

La corona de Adviento es, pues, un símbolo de la esperanza de que la luz y la


vida triunfarán sobre las tinieblas y la muerte. Porque el Hijo de Dios se ha hecho
hombre por nosotros, y con su muerte nos ha dado la verdadera vida.

RITO DE LA BENDICIÓN EN LA IGLESIA

La «Corona de Adviento», que se ha instalado en la iglesia, se puede bendecir al


comienzo de la Misa. La bendición se hará después del saludo inicial, en lugar
del acto penitencial.

RITOS INICIALES

Después el Presidente, los concelebrantes y los fieles, de pie, se signan con la


señal de la cruz, mientras aquél, de cara al pueblo, dice:

En el nombre del Padre,


y del Hijo,
y del Espíritu Santo.
El pueblo responde: Amén

Saludo

El Presidente, extendiendo las manos, saluda al pueblo con la fórmula siguiente:

El Señor, que viene a salvarnos, esté con ustedes.


El pueblo responde: Y con tu espíritu.

1
El Presidente introduce la celebración:
Hermanos: Al comenzar el nuevo año litúrgico vamos a
bendecir esta corona con que inauguramos también el
tiempo de Adviento. Sus luces nos recuerdan que Jesucristo
es la luz del mundo. Su color verde significa la vida y la
esperanza. La corona de Adviento es, pues, un símbolo de
que la luz y la vida triunfarán sobre las tinieblas y la muerte,
porque el Hijo de Dios se ha hecho hombre y nos ha dado la
verdadera vida.
El encender, semana tras semana, los cuatro cirios de la
corona deben significar nuestra gradual preparación para
recibir la luz de la Navidad. Por eso hoy, primer domingo de
Adviento, bendecimos esta corona y encendemos su primer
cirio.
Luego el ministro, si es sacerdote o diácono, con las manos extendidas, dice la
oración de bendición:
Oremos.

L A tierra, Señor, se alegra en estos días,


y tu Iglesia desborda de gozo
ante tu Hijo, el Señor,
que se avecina como luz esplendorosa,
para iluminar a los que yacemos en las tinieblas
de la ignorancia, del dolor y del pecado.
Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado
esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con luces.
Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación
para la venida de tu Hijo,
te pedimos, Señor,
que, mientras se acrecienta cada día
el esplendor de esta corona, con nuevas luces,
a nosotros nos ilumines
con el esplendor de aquel que, por ser la luz del mundo,
iluminará todas las oscuridades.
Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.
2
Y se enciende el cirio que corresponde a la primera semana del Adviento
mientras se canta:

Les anunciamos el gozo de adviento


Con la primera llama ardiendo
Se acerca el tiempo de salvación
Abre las puertas de tu corazón

Canta con gozo con ilusión ya se acerca el señor


Canta con gozo con ilusión ya se acerca el señor
O bien se canta:

Ven, ven Señor, no tardes.


Ven, ven que te esperamos.
Ven, ven Señor, no tardes.
Ven pronto Señor.

El mundo muere de frío,


el alma perdió el calor,
los hombres no son hermanos,
el mundo no tiene amor.

Envuelto en sombría noche,


el mundo sin paz no ve,
buscando va una esperanza,
buscando, Señor, tu fe.

Al mundo le falta vida,


al mundo le falta luz,
al mundo le falta cielo,
al mundo le faltas Tú.

Se omite el acto penitencial

3
Acabado el canto, el sacerdote, con las manos juntas dice:

Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante un breve espacio de
tiempo.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta:

C ONCEDE a tus fieles, Dios todopoderoso,


el deseo de salir acompañados de buenas obras
al encuentro de Cristo que viene,
para que, colocados a su derecha,
merezcan poseer el reino de los cielos.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.

PROFESIÓN DE FE
Acabada la homilía, se canta o se dice el Símbolo o Profesión de fe:
Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajó del cielo,

4
En las palabras que siguen, hasta se hizo hombre, todos se inclinan.

y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,


y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio
Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los
pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo
futuro.
Amén.

ORACIÓN UNIVERSAL CICLO B

El Sacerdote invita a los fieles a orar, por medio de una breve monición:

Aguardando la venida del Señor, oremos confiadamente a


Dios, nuestro Padre.

R/. Ven, Señor, que te esperamos.

⎯ Por la Iglesia, para que cuando llegue el dueño de la casa,


no la encuentre adormecida, sino velando y cumpliendo la
tarea encomendada. Roguemos al Señor.

5
⎯ Por los gobernantes, para que no cierren sus oídos a las
legítimas y siempre crecientes aspiraciones de sus
pueblos. Roguemos al Señor.

⎯ Por los que viven sin sentido, para que descubran en su


vida a Dios, que viene a nosotros. Roguemos al Señor.

⎯ Por los que sufren la enfermedad y el dolor por la


pandemia, para que recobren siempre las fuerzas en el
Señor que viene a sus vidas. Roguemos al Señor.

⎯ Por nosotros, aquí reunidos, para que, adhiriéndonos a él,


como nos dice el profeta, nuestra esperanza no decaiga.
Roguemos al Señor.
El sacerdote termina la plegaria común con las manos extendidas y diciendo:

M UÉSTRANOS, Señor tu misericordia


y danos tu salvación.
Por los siglos de los siglos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Oremos

F RUCTIFIQUE en nosotros, Señor,


la celebración de estos sacramentos,
con los que tú nos enseñas, ya en este mundo que pasa,
a descubrir el valor de los bienes del cielo
y a poner en ellos nuestro corazón.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

6
BENDICIÓN SOLEMNE

La siguiente bendición puede utilizarse, a juicio del sacerdote, al final de la


celebración de la misa, o de una celebración de la palabra, o de la liturgia de las
horas, o de los sacramentos.
El diácono o, en su defecto, el mismo sacerdote dice esta invitación:
Inclínense para recibir la bendición.
Luego, el sacerdote, con las manos extendidas sobre el pueblo, dice la
bendición. Todos responden:
Amén.

D IOS todopoderoso y rico en misericordia,


por su Hijo Jesucristo,
cuya venida en carne creen
y cuyo retorno glorioso esperan,
en la celebración de los misterios del Adviento,
los ilumine y los llene de sus bendiciones.
R/. Amén.
Dios los mantenga durante esta vida
firmes en la fe,
alegres por la esperanza
y diligentes en el amor.
R/. Amén.
Y así, los que ahora se alegran
por el próximo nacimiento de nuestro Redentor,
cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria
reciban el premio de la vida eterna.
R/. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo ✠ y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.
R/. Amén.

DESPEDIDA

En el nombre del Señor, pueden ir en paz


7
8
PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO

RITOS INICIALES
Después el Presidente, los concelebrantes y los fieles, de pie, se signan con la
señal de la cruz, mientras aquél, de cara al pueblo, dice:

En el nombre del Padre,


y del Hijo,
y del Espíritu Santo.
El pueblo responde: Amén

Saludo
El Presidente, extendiendo las manos, saluda al pueblo con la fórmula siguiente:
El Señor, que viene a salvarnos, esté con ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.

Después del saludo, se enciende la primera vela de la “Corona de Adviento” y se


acompaña con esta oración:

Comienza hoy un nuevo año litúrgico en el que iremos


celebrando de diversas maneras el misterio de la salvación
que nos viene de Cristo. Empieza con el ciclo de Adviento,
Navidad y Epifanía en el que haremos el memorial del
nacimiento y manifestación del Hijo de Dios hecho Hombre
por obra del Espíritu Santo en el seno de la Virgen María.
Iniciamos hoy estas cuatro semanas del tiempo de Adviento,
un tiempo de alegre esperanza ante la venida de Cristo
Salvador en la humildad de nuestra carne y su retorno
glorioso al fin de los tiempos.
Con esta gozosa esperanza encendemos el primer cirio de la
corona de Adviento.

9
E NCENDEMOS, Señor, esta luz,
como aquél que enciende su lámpara
para salir en la noche
al encuentro del amigo que viene.
En esta primera semana de Adviento,
queremos levantarnos para esperarte
preparados para recibirte con alegría.
Muchos halagos nos adormecen.
Queremos estar despiertos y vigilantes,
porque tú nos traes la luz más clara,
la paz más profunda y la alegría más verdadera.
¡Ven, Señor Jesús! ¡Ven, Señor Jesús!
Alguien de la asamblea, o el propio celebrante, enciende el primer cirio de la
“Corona de Adviento”.

Y se enciende el cirio que corresponde a la primera semana del Adviento


mientras se canta:

Les anunciamos el gozo de adviento


Con la primera llama ardiendo
Se acerca el tiempo de salvación
Abre las puertas de tu corazón

Canta con gozo con ilusión ya se acerca el señor


Canta con gozo con ilusión ya se acerca el señor
O bien se canta:

Ven, ven Señor, no tardes.


Ven, ven que te esperamos.
Ven, ven Señor, no tardes.
Ven pronto Señor.

10
El mundo muere de frío,
el alma perdió el calor,
los hombres no son hermanos,
el mundo no tiene amor.

Envuelto en sombría noche,


el mundo sin paz no ve,
buscando va una esperanza,
buscando, Señor, tu fe.

Al mundo le falta vida,


al mundo le falta luz,
al mundo le falta cielo,
al mundo le faltas Tú.

Se omite el acto penitencial


Acabado el canto, el sacerdote, con las manos juntas dice:

Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante un breve espacio de
tiempo.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta:

C ONCEDE a tus fieles, Dios todopoderoso,


el deseo de salir acompañados de buenas obras
al encuentro de Cristo que viene,
para que, colocados a su derecha,
merezcan poseer el reino de los cielos.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.

11
PROFESIÓN DE FE
Acabada la homilía, se canta o se dice el Símbolo o Profesión de fe:
Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajó del cielo,
En las palabras que siguen, hasta se hizo hombre, todos se inclinan.

y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,


y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio
Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los
pecados.
12
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo
futuro.
Amén.

ORACIÓN UNIVERSAL CICLO B

El Sacerdote invita a los fieles a orar, por medio de una breve monición:

Aguardando la venida del Señor, oremos confiadamente a


Dios, nuestro Padre.

R/. Ven, Señor, que te esperamos.

⎯ Por la Iglesia, para que cuando llegue el dueño de la casa,


no la encuentre adormecida, sino velando y cumpliendo la
tarea encomendada. Roguemos al Señor.

⎯ Por los gobernantes, para que no cierren sus oídos a las


legítimas y siempre crecientes aspiraciones de sus
pueblos. Roguemos al Señor.

⎯ Por los que viven sin sentido, para que descubran en su


vida a Dios, que viene a nosotros. Roguemos al Señor.

⎯ Por los que sufren la enfermedad y el dolor por la


pandemia, para que recobren siempre las fuerzas en el
Señor que viene a sus vidas. Roguemos al Señor.

⎯ Por nosotros, aquí reunidos, para que, adhiriéndonos a él,


como nos dice el profeta, nuestra esperanza no decaiga.
Roguemos al Señor.
El sacerdote termina la plegaria común con las manos extendidas y diciendo:

M UÉSTRANOS, Señor tu misericordia


y danos tu salvación.
Por los siglos de los siglos.
13
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Oremos

F RUCTIFIQUE en nosotros, Señor,


la celebración de estos sacramentos,
con los que tú nos enseñas, ya en este mundo que pasa,
a descubrir el valor de los bienes del cielo
y a poner en ellos nuestro corazón.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

BENDICIÓN SOLEMNE

La siguiente bendición puede utilizarse, a juicio del sacerdote, al final de la


celebración de la misa, o de una celebración de la palabra, o de la liturgia de las
horas, o de los sacramentos.

El diácono o, en su defecto, el mismo sacerdote dice esta invitación:

Inclínense para recibir la bendición.


Luego, el sacerdote, con las manos extendidas sobre el pueblo, dice la
bendición. Todos responden:
Amén.

D IOS todopoderoso y rico en misericordia,


por su Hijo Jesucristo,
cuya venida en carne creen
y cuyo retorno glorioso esperan,
en la celebración de los misterios del Adviento,
los ilumine y los llene de sus bendiciones.
R/. Amén.
Dios los mantenga durante esta vida
firmes en la fe,
alegres por la esperanza
y diligentes en el amor.
R/. Amén.
14
Y así, los que ahora se alegran
por el próximo nacimiento de nuestro Redentor,
cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria
reciban el premio de la vida eterna.
R/. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo ✠ y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.
R/. Amén.

DESPEDIDA

En el nombre del Señor, pueden ir en paz

15
SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO

RITOS INICIALES
Después el Presidente, los concelebrantes y los fieles, de pie, se signan con la
señal de la cruz, mientras aquél, de cara al pueblo, dice:

En el nombre del Padre,


y del Hijo,
y del Espíritu Santo.
El pueblo responde: Amén

Saludo
El Presidente, extendiendo las manos, saluda al pueblo con la fórmula siguiente:

El Señor, que viene a salvarnos, esté con ustedes.


El pueblo responde: Y con tu espíritu.

Después del saludo, se encienden las dos velas de la “Corona de Adviento” y se


acompaña con esta oración:

En este segundo domingo de Adviento, la voz de Isaías, el


gran profeta del Primer Testamento que anunció la futura
venida del Mesías, nos invita a mirar al Señor que viene a
salvar a los pueblos y que hará oír su voz gloriosa en la
alegría de nuestro corazón. Con esta gozosa esperanza
encendemos el segundo cirio de la corona de Adviento.

L OS profetas mantenían encendida


la esperanza de Israel
Nosotros, como símbolo,
encendemos estas dos velas.
El viejo tronco está rebrotando,
florece el desierto...
La humanidad entera se estremece
porque Dios se ha sembrado en nuestra carne.
Que cada uno de nosotros, Señor,
te abra su vida para que brotes,
para que florezcas, para que nazcas,
16
y mantengas nuestro corazón
encendida la esperanza.
¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador!
Alguien de la asamblea, o el propio celebrante, enciende dos cirios de la “Corona
de Adviento”.

Y se encienden los cirios que corresponden a la segunda semana del Adviento


mientras se canta:

Les anunciamos el gozo de adviento


Con la segunda llama ardiendo
Dios Padre en su gloria nos muestra su amor
Abre tu alma a Jesús salvador

Canta con gozo con ilusión ya se acerca el señor


Canta con gozo con ilusión ya se acerca el señor
O bien se canta:

Ven, ven Señor, no tardes.


Ven, ven que te esperamos.
Ven, ven Señor, no tardes.
Ven pronto Señor.

El mundo muere de frío,


el alma perdió el calor,
los hombres no son hermanos,
el mundo no tiene amor.

Envuelto en sombría noche,


el mundo sin paz no ve,
buscando va una esperanza,
buscando, Señor, tu fe.

17
Al mundo le falta vida,
al mundo le falta luz,
al mundo le falta cielo,
al mundo le faltas Tú.

Se omite el acto penitencial

Acabado el canto, el sacerdote, con las manos juntas dice:

Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante un breve espacio de
tiempo.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta:

D IOS,
todopoderoso, rico en misericordia,
no permitas que,
cuando salimos animosos al encuentro de tu Hijo,
lo impidan los afanes terrenales,
para que, aprendiendo la sabiduría celestial,
podamos participar plenamente de su vida.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.

PROFESIÓN DE FE
Acabada la homilía, se canta o se dice el Símbolo o Profesión de fe:
Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre,
18
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajó del cielo,
En las palabras que siguen, hasta se hizo hombre, todos se inclinan.

y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,


y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio
Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,


que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los
pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo
futuro.
Amén.
ORACIÓN UNIVERSAL CICLO B

El Sacerdote invita a los fieles a orar, por medio de una breve monición:

Consolados con el anuncio de la venida del Señor, oremos


confiadamente.

R/. Ven, Señor y sálvanos.

19
⎯ Por la Iglesia, enviada al mundo delante de Cristo, como
Juan el Bautista, para que prepare el camino hacia el
Señor, y todos puedan ver la salvación de Dios. Roguemos
al Señor.

⎯ Por los gobernantes, para que promuevan el desarrollo de


los pueblos, presagio de la nueva tierra, en la que habitará
la justicia. Roguemos al Señor.

⎯ Por todos los que sufren, para que, en el desierto de su


desolación, escuchen la voz que grita la venida de la
salvación. Roguemos al Señor.

⎯ Por los han muerto a causa de la enfermedad y la


pandemia, para que tengan un encuentro con el Señor y
experimenten la nueva vida de Dios. Roguemos al Señor.

⎯ Por nosotros, llamados a adoptar una conducta santa y


piadosa mientras esperamos y apresuramos la venida del
Señor, para que tomemos en serio nuestra vida cristiana
y la gravedad del tiempo presente. Roguemos al Señor.

El sacerdote termina la plegaria común con las manos extendidas y diciendo:

M UÉSTRANOS, Señor, tu misericordia


y danos tu salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

20
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Oremos

S ACIADOS con el alimento espiritual,


te pedimos, Señor,
que, por la participación en este sacramento,
nos enseñes a sopesar con sabiduría los bienes de la tierra
y amar intensamente los del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

BENDICIÓN SOLEMNE

La siguiente bendición puede utilizarse, a juicio del sacerdote, al final de la


celebración de la misa, o de una celebración de la palabra, o de la liturgia de las
horas, o de los sacramentos.
El diácono o, en su defecto, el mismo sacerdote dice esta invitación:
Inclínense para recibir la bendición.
Luego, el sacerdote, con las manos extendidas sobre el pueblo, dice la
bendición. Todos responden: Amén.

D IOS todopoderoso y rico en misericordia,


por su Hijo Jesucristo,
cuya venida en carne creen
y cuyo retorno glorioso esperan,
en la celebración de los misterios del Adviento,
los ilumine y los llene de sus bendiciones.
R/. Amén.
Dios los mantenga durante esta vida
firmes en la fe,
alegres por la esperanza
y diligentes en el amor.
R/. Amén.
Y así, los que ahora se alegran
por el próximo nacimiento de nuestro Redentor,
cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria
reciban el premio de la vida eterna.
21
R/. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo ✠ y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.
R/. Amén.
DESPEDIDA

Glorifiquen al Señor con su vida.


Pueden ir en paz

22
TERCER DOMINGO DE ADVIENTO
RITOS INICIALES
Después el Presidente, los concelebrantes y los fieles, de pie, se signan con la
señal de la cruz, mientras aquél, de cara al pueblo, dice:

En el nombre del Padre,


y del Hijo,
y del Espíritu Santo.
El pueblo responde: Amén

Saludo
El Presidente, extendiendo las manos, saluda al pueblo con la fórmula siguiente:

El Señor, que viene a salvarnos, esté con ustedes.


El pueblo responde: Y con tu espíritu.

Después del saludo, se encienden las tres velas de la “Corona de Adviento” y se


acompaña con esta oración:

Hoy es el tercer domingo de Adviento, cuya liturgia se


caracteriza por la alegría ante la cercanía del Señor. Una
alegría que no debe quedarse en lo puramente exterior sino
que debe brotar de nuestros corazones, necesitados de la
salvación que nos trae Cristo. El tercer cirio que
encendemos en nuestra corona de Adviento sea expresión de
la luz que el Señor trae a nuestras vidas con su venida.

E N las tinieblas se encendió una luz,


en el desierto clamó una voz.
Se anuncia la buena noticia:
¡el Señor va a llegar!
Preparen sus caminos, porque ya se acerca.
Adornen su alma
como una novia se engalana el día de su boda.
Ya llega el mensajero.
Juan el Bautista no es la luz,
sino el que nos anuncia la luz.
23
Cuando encendemos estas tres velas
cada uno de nosotros quiere ser
antorcha tuya para que brilles,
llama para que calientes.

¡Ven, Señor a salvarnos!


¡Envuélvenos en tu luz!
¡Caliéntanos en tu amor!
Alguien de la asamblea, o el propio celebrante, enciende tres cirios de la “Corona
de Adviento”, incluyendo el cirio rosado como tercero.

Y se encienden los cirios que corresponden a la tercera semana del Adviento


mientras se canta:

Les anunciamos el gozo de adviento


Con la tercera llama ardiendo
El tiempo se acorta ya viene el señor
El mundo se alegra en tan buen redentor

Canta con gozo con ilusión ya se acerca el señor


Canta con gozo con ilusión ya se acerca el señor
O bien se canta:

Ven, ven Señor, no tardes.


Ven, ven que te esperamos.
Ven, ven Señor, no tardes.
Ven pronto Señor.

El mundo muere de frío,


el alma perdió el calor,
los hombres no son hermanos,
el mundo no tiene amor.

24
Envuelto en sombría noche,
el mundo sin paz no ve,
buscando va una esperanza,
buscando, Señor, tu fe.

Al mundo le falta vida,


al mundo le falta luz,
al mundo le falta cielo,
al mundo le faltas Tú.
Acabado el canto, el sacerdote, con las manos juntas dice:

Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante un breve espacio de
tiempo.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta:

O H,
Dios,
que contemplas cómo tu pueblo
espera con fidelidad la fiesta del nacimiento del Señor,
concédenos llegar a la alegría
de tan gran acontecimiento de salvación
y celebrarlo siempre con solemnidad y júbilo desbordante.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.

PROFESIÓN DE FE
Acabada la homilía, se canta o se dice el Símbolo o Profesión de fe:
Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.

25
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajó del cielo,
En las palabras que siguen, hasta se hizo hombre, todos se inclinan.

y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,


y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio
Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los
pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo
futuro.
Amén.

26
ORACIÓN UNIVERSAL CICLO B

El Sacerdote invita a los fieles a orar, por medio de una breve monición:

Oremos al Señor, nuestro Dios. Él es fiel y cumple sus


promesas.

R/. Alégranos, Señor, que esperamos en ti

⎯ Por la Iglesia, enviada al mundo como Juan el Bautista


para dar testimonio de la luz, para que sepa mostrar el
rostro de Cristo a todos los que lo buscan y no lo conocen.
Roguemos al Señor.

⎯ Por los gobernantes, para que conduzcan a sus pueblos por


los caminos de la justicia, la libertad y la paz. Roguemos
al Señor.

⎯ Por todos los que sufren, para que puedan descubrir junto
a ellos al que trae la Buena Noticia a los pobres, la alegría
a los tristes, la salud a los enfermos, la libertad a los
oprimidos. Roguemos al Señor.

⎯ Por los están viviendo este adviento en los hospitales y


lugares de reposo, para que experimenten la alegría que
trae el Señor. Roguemos al Señor.

⎯ Por nosotros, llamados a ser testigos de la luz, para que


permanezcamos siempre alegres y no apaguemos el
espíritu. Roguemos al Señor.
El sacerdote termina la plegaria común con las manos extendidas y diciendo:

M UÉSTRANOS, Señor,
tu misericordia y danos tu salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
27
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Oremos

I MPLORAMOS tu misericordia, Señor,


para que este divino alimento que hemos recibido
nos purifique del pecado
y nos prepare a las fiestas que se acercan.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
BENDICIÓN SOLEMNE

La siguiente bendición puede utilizarse, a juicio del sacerdote, al final de la


celebración de la misa, o de una celebración de la palabra, o de la liturgia de las
horas, o de los sacramentos.

El diácono o, en su defecto, el mismo sacerdote dice esta invitación:

Inclínense para recibir la bendición.


Luego, el sacerdote, con las manos extendidas sobre el pueblo, dice la
bendición. Todos responden:
Amén.

D IOS todopoderoso y rico en misericordia,


por su Hijo Jesucristo,
cuya venida en carne creen
y cuyo retorno glorioso esperan,
en la celebración de los misterios del Adviento,
los ilumine y los llene de sus bendiciones.
R/. Amén.
Dios los mantenga durante esta vida
firmes en la fe,
alegres por la esperanza
y diligentes en el amor.
R/. Amén.

28
Y así, los que ahora se alegran
por el próximo nacimiento de nuestro Redentor,
cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria
reciban el premio de la vida eterna.
R/. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo ✠ y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.
R/. Amén.
DESPEDIDA

La alegría del Señor sea nuestra fuerza.


Pueden ir en paz

29
CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO
RITOS INICIALES
Después el Presidente, los concelebrantes y los fieles, de pie, se signan con la
señal de la cruz, mientras aquél, de cara al pueblo, dice:

En el nombre del Padre,


y del Hijo,
y del Espíritu Santo.
El pueblo responde: Amén

Saludo
El Presidente, extendiendo las manos, saluda al pueblo con la fórmula siguiente:

El Señor, que viene a salvarnos, esté con ustedes.


El pueblo responde: Y con tu espíritu.

Después del saludo, se encienden las cuatro velas de la “Corona de Adviento” y


se acompaña con esta oración:

Hoy, en vísperas de la gran fiesta del nacimiento del


Salvador, nuestra esperanza se hace plegaria, y con el
profeta Isaías decimos: «Cielos, destilen desde lo alto la
justicia, las nubes la derramen, se abre la tierra y brote la
salvación, y con ella germine la justicia». La cercanía de la
Navidad nos recuerda que hemos de esperar al Señor como
lo hicieron la Virgen María y san José: con este propósito
encendemos el cuarto cirio de la corona de Adviento.

A Lencender estas cuatro velas,


en el último domingo,
pensamos en ella, la Virgen,
tu Madre y nuestra madre.
Nadie te esperó con más ansia,
con más ternura, con más amor.
Nadie te recibió con más alegría.
Te sembraste en ella
como el grano de trigo se siembra en el surco.
30
Y en sus brazos encontraste la cuna más hermosa.
También nosotros queremos prepararnos así:
en la fe,
en el amor
en el trabajo de cada día.
¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, a salvarnos!
Alguien de la asamblea, o el propio celebrante, enciende cuatro cirios de la
“Corona de Adviento”.

Y se encienden los cirios que corresponden a la cuarta semana del Adviento


mientras se canta:

Les anunciamos el gozo de adviento


Miren cuarta llama ardiendo
La luz de la estrella nos lleva a Belén
Acoge a Dios niño que ahí va nacer

Canta con gozo con ilusión ya se acerca el señor


Canta con gozo con ilusión ya se acerca el señor
O bien se canta:

Ven, ven Señor, no tardes.


Ven, ven que te esperamos.
Ven, ven Señor, no tardes.
Ven pronto Señor.

El mundo muere de frío,


el alma perdió el calor,
los hombres no son hermanos,
el mundo no tiene amor.

31
Envuelto en sombría noche,
el mundo sin paz no ve,
buscando va una esperanza,
buscando, Señor, tu fe.

Al mundo le falta vida,


al mundo le falta luz,
al mundo le falta cielo,
al mundo le faltas Tú.
Acabado el canto, el sacerdote, con las manos juntas dice:

Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante un breve espacio de
tiempo.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta:

D ERRAMA, Señor, tu gracia en nuestros corazones,


para que, quienes hemos conocido, por el anuncia del
ángel,
la encarnación de Cristo, tu Hijo,
lleguemos, por su pasión y su cruz,
a la gloria de la resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.

PROFESIÓN DE FE
Acabada la homilía, se canta o se dice el Símbolo o Profesión de fe:
Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.

32
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajó del cielo,
En las palabras que siguen, hasta se hizo hombre, todos se inclinan.

y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,


y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio
Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los
pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo
futuro.
Amén.

33
ORACIÓN UNIVERSAL CICLO B

El Sacerdote invita a los fieles a orar, por medio de una breve monición:

El Dios de la salvación nos hace justicia. Oremos


confiadamente.

R/. Restáuranos, Señor, por tu misericordia


⎯ Por la Iglesia, que ha recibido, como la Virgen María, la
misión de dar a luz a Cristo, para que sepa hacerlo
presente en medio de nuestro mundo. Roguemos al
Señor.

⎯ Por la sociedad en que vivimos. para que recupere el


sentido cristiano de la Navidad. Roguemos al Señor.
⎯ Por todos los que en las próximas fiestas estarán lejos
de sus hogares, para que encuentren en los demás
solidaridad, comprensión y ayuda, que mitigue su dolor
y su nostalgia. Roguemos al Señor.
⎯ Por todos los que pasarán la próxima navidad en los
hospitales y lugares de reposo, para que la presencia del
Señor y la oración de los hermanos les conforte.
Roguemos al Señor.
⎯ Por nosotros, que nos disponemos a celebrar la Navidad
del Señor, para que vivamos estas fiestas con sentido
cristiano, en convivencia fraternal.
El sacerdote termina la plegaria común con las manos extendidas y diciendo:

S EÑOR,Dios nuestro,
que nos has enviado a tu Hijo, revestido de nuestra
condición humana, escucha nuestras súplicas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

34
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Oremos

D todopoderoso,
IOS
después de recibir la prenda de la redención eterna,
te pedimos que crezca en nosotros tanto fervor
para celebrar dignamente el misterio del nacimiento de tu
Hijo,
cuanto más se acerca la gran fiesta de la salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
BENDICIÓN SOLEMNE

La siguiente bendición puede utilizarse, a juicio del sacerdote, al final de la


celebración de la misa, o de una celebración de la palabra, o de la liturgia de las
horas, o de los sacramentos.
El diácono o, en su defecto, el mismo sacerdote dice esta invitación:

Inclínense para recibir la bendición.


Luego, el sacerdote, con las manos extendidas sobre el pueblo, dice la
bendición. Todos responden:
Amén.

D IOS todopoderoso y rico en misericordia,


por su Hijo Jesucristo,
cuya venida en carne creen
y cuyo retorno glorioso esperan,
en la celebración de los misterios del Adviento,
los ilumine y los llene de sus bendiciones.
R/. Amén.
Dios los mantenga durante esta vida
firmes en la fe,
alegres por la esperanza
y diligentes en el amor.
R/. Amén.

35
Y así, los que ahora se alegran
por el próximo nacimiento de nuestro Redentor,
cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria
reciban el premio de la vida eterna.
R/. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo ✠ y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.
R/. Amén.

DESPEDIDA

Pueden ir en paz

36
BENDICIÓN DEL FUEGO PARA ENCENDER LAS
VELAS EN LA VIGILIA DE LA INMACULADA
CONCEPCIÓN
Diciembre 7

A la hora convenida se reúnen los fieles en un lugar apto fuera de la Iglesia. Los
fieles llevan en su mano los cirios apagados.

Se acerca el sacerdote con los ministros, llevando vestiduras blancas; en lugar de


la casulla puede llevar capa pluvial.
Se entona un canto y terminado el canto, el sacerdote, vuelto hacia el pueblo,
dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo,
y del Espíritu Santo.
Después saluda al pueblo:
El Señor, que viene a salvarnos, esté con ustedes.

R/. Y con tu espíritu.


Luego hace la monición introductoria para exhortar a los fieles a participar
activa y conscientemente en la celebración, con estas u otras palabras:
Hermanos con esperanza hemos iniciado el tiempo del
Adviento. Hoy la Iglesia está de fiesta al celebrar la Vigilia
de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.
El Señor Jesús, sol que nace de lo alto y aquél a quien los
profetas anunciaron y la Virgen esperó con inefable amor de
Madre, está cercano y su luz disipará las tinieblas que
envuelven a la tierra.
También nosotros, congregados por el Espíritu Santo en una
sola familia, vamos a ir a nuestras casas a iluminar nuestros
hogares con la luz, símbolo de Cristo, Señor Resucitado,
mientras esperamos su venida gloriosa.

37
Todos encienden los cirios y el sacerdote bendice los cirios, diciendo:

O Dios, luz verdadera, autor y dador de la luz eterna,


H
infunde en los corazones de tus fieles
la claridad de la luz perpetua,
para que, cuantos en sus casas
son iluminados con el resplandor de estas luces,
puedan llegar felizmente a la claridad de tu gloria.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Y rocía los cirios con agua bendita, sin decir nada.
Luego, el sacerdote pronuncia las bendiciones de alabanza, diciendo:
Bendito seas, Señor Dios nuestro, Rey del universo, que nos
has mantenido vivos, nos has preservado y permitido llegar
a esta Vigilia de la Inmaculada Concepción.
R/. Bendito seas por siempre, Señor.

Bendito seas, Señor Dios nuestro, Rey del universo que nos
has santificado con tus mandamientos y nos has permitido
encender las velas en esta noche de vigilia.
R/. Bendito seas por siempre, Señor.

Bendito seas, Señor Dios nuestro, Rey del universo, que


realizaste milagros en nuestros antepasados y los sigues
realizando en nuestra presente.
R/. Bendito seas por siempre, Señor.
Finalmente, el sacerdote envía a los fieles con las luces a sus casas diciendo:
Vayamos jubilosos al encuentro del Señor,
esperemos con gozo su venida,
como esperó la Virgen María en su seno al Emmanuel.
Vayamos a iluminar nuestros hogares con el resplandor de
la fe.
R/. En el nombre de Cristo. Amén.

38
SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA

RITOS INICIALES
Después el presidente, los concelebrantes y los fieles, de pie, se signan con la
señal de la cruz, mientras aquél, de cara al pueblo, dice:

En el nombre del Padre,


y del Hijo,
y del Espíritu Santo.
El pueblo responde: Amén

Saludo
El presidente, extendiendo las manos, saluda al pueblo con la fórmula siguiente:

El Señor, que viene a salvarnos, esté con ustedes.


El pueblo responde: Y con tu espíritu.

Después del saludo, se encienden las dos velas de la “Corona de Adviento” y se


acompaña con esta oración:

Hoy es la solemnidad de la inmaculada Concepción de la


bienaventurada Virgen María, que, llena de gracia y bendita
entre las mujeres, en previsión del nacimiento y de la muerte
salvífica del Hijo de Dios, desde el mismo primer instante de
su concepción fue preservada de toda culpa original, por
singular privilegio de Dios.

Acto Penitencial

A continuación, se hace el acto penitencial, al que el sacerdote invita a los fieles,


diciendo:

Jesucristo, el justo, intercede por nosotros y nos reconcilia


con el Padre. Abramos, pues, nuestro espíritu al
arrepentimiento, para acercarnos a la mesa del Señor.
Se hace una breve pausa en silencio.
39
Después el sacerdote o el diácono, u otro ministro, empleando estas u otras
invocaciones, con el Señor, ten piedad (Kýrie, eléison), dice:

— Tú, que viniste a visitar a tu pueblo con la paz: Señor, ten


piedad.
R/. Señor, ten piedad.

— Tú, que viniste a salvar lo que estaba perdido: Cristo, ten


piedad.
R/. Cristo, ten piedad.

— Tú, que viniste a crear un mundo nuevo. Señor, ten


piedad.
R/. Señor, ten piedad.
El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:

Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
El pueblo responde:

Amén.

40
GLORIA

A continuación, se canta o se dice el himno:

Gloria a Dios en el cielo,


y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos,
te adoramos,
te glorificamos,
te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre;
tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de
nosotros;
porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo,
con el Espíritu Santo, en la Gloria de Dios Padre.
Amén.
Acabado el himno del Gloria, el sacerdote, con las manos juntas dice:

41
Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante un breve espacio de
tiempo.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta:

O H, Dios,
que por la Concepción Inmaculada de la Virgen
preparaste a tu Hijo una digna morada
y, en previsión de la muerte de tu Hijo,
la preservaste de todo pecado,
concédenos, por su intercesión,
llegar a ti limpios de todas nuestras culpas.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.

PROFESIÓN DE FE
Acabada la homilía, se canta o se dice el Símbolo o Profesión de fe:
Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajó del cielo,
En las palabras que siguen, hasta se hizo hombre, todos se inclinan.

y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,


y se hizo hombre;
42
y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio
Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,


que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los
pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo
futuro.
Amén.
ORACIÓN UNIVERSAL

El Sacerdote invita a los fieles a orar, por medio de una breve monición:

Oremos al Señor, nuestro Dios que eligió a María con


vocación singular, bendita entre todas las mujeres.

R/. Ven, Señor y sálvanos.

Por la Iglesia, la Esposa de Cristo, purificada por el agua y


la palabra. Roguemos al Señor.

Por las religiosas y todas aquellas mujeres que dedican su


vida y su tiempo a diversas tareas eclesiales. Roguemos al
Señor.

43
Por las mujeres que en sus diversos países sufren
discriminación injusta por razón de su sexo. Roguemos al
Señor.

Por los enfermos y cuantos sufren cualquier mal, llamados a


encontrar en María el consuelo y la gracia que necesitan.
Roguemos al Señor.

Por nosotros, elegidos en la persona de Cristo, llamados a ser


santos e intachables ante Dios por el amor. Roguemos al
Señor.

El sacerdote termina la plegaria común con las manos extendidas y diciendo:

T E pedimos, Señor,
que la concepción inmaculada de María,
que hoy celebramos, sea fuente de bendición para todos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Oremos

S EÑOR, recibe complacido


el sacrificio salvador que te ofrecemos
en la solemnidad de la Inmaculada Concepción
de santa María Virgen
y, así como reconocemos que la preservaste, por tu gracia,
limpia de toda mancha,
guárdanos también a nosotros,
por su intercesión, libres de todo pecado.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

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BENDICIÓN SOLEMNE

La siguiente bendición puede utilizarse, a juicio del sacerdote, al final de la


celebración de la misa, o de una celebración de la palabra, o de la liturgia de las
horas, o de los sacramentos.
El diácono o, en su defecto, el mismo sacerdote dice esta invitación:
Inclínense para recibir la bendición.
Luego, el sacerdote, con las manos extendidas sobre el pueblo, dice la
bendición. Todos responden:
Amén.

D IOSque en su providencia amorosa


quiso salvar al género humano
por el fruto bendito del seno de la Virgen María,
los colme de sus bendiciones.
R/. Amén.
Que los acompañe siempre la protección de la Virgen,
por quien han recibido al Autor de la vida.
R/. Amén.

Y a todos ustedes,
reunidos hoy para celebrar con devoción esta fiesta de María,
el Señor les conceda la alegría del Espíritu
y los bienes de su reino.
R/. Amén.

Y la bendición de Dios todopoderoso,


Padre, Hijo ✠ y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.
R/. Amén.
DESPEDIDA

Glorifiquen al Señor con su vida.


Pueden ir en paz

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