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Aprendizajes de Pérez Bonalde para Incorporar A Estilema

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Aprendizajes de Pérez Bonalde para incorporar a Estilema, y a mi vida

Con la profesora Chelina Sepúlveda estoy haciendo un trabajo de acercamiento, como


primera puesta en práctica de los tejemanejes del abordaje de inmersión en la sociología cualitativa.
Ha sido una experiencia gratificante que me ha permitido someter a revisión muchas de mis
certezas, reconsiderar algunas de mis creencias, obtener nuevas y mejores dudas y confirmar
muchas cuestiones que solamente había intuido pero que necesitaba una experiencia un poco más
real y concreta para poder entender mejor eso. Primeramente diré que esto es divertido, esta
experiencia me ha confirmado que aunque me cuesta, realmente me divierte esto del trabajo de
campo, de estar en un sitio que me es extraño e intentar interactuar con le gente, prestarle atención
a sus movimientos y organizaciones y poner en orden los ordenamientos simbólicos que solamente
se van tornando claros en la medida que más y más la mirada se habitúa a los modos de acción
social que se dan en el sitio.

Lo primero que aprendí, y fue un aprendizaje intuitivo producto más de la pereza que de la
astucia, es que es importante entender bien qué pasa y cómo pasa en un espacio social complejo. Mi
noción hasta ahora solamente planteada de un modo anecdótico y pueril de Vida social ahora me ha
hecho más y más sentido. Pero no como un concepto teórico sino como una noción operativa. La
sentencia “entender los procesos vivos que se dan en un espacio” ahora cobra un sentido real en mi
mente. Curiosamente también me hizo más que claro que es inviable abarcar todos esos procesos
vivos. Aunque son relaciones finitas que construyen el entramado de acciones e interacciones que
constituyen el sistema social del lugar pues igual es una totalidad inasible. El resultado es que se
tiene que delimitar cuál es el ámbito finito de ese entramado que se va a abordar. Yo elegí a los que
he denominado “cambistas” quienes son los individuos que compran, venden y cambian, no he
conseguido realmente un nombre propio y no puedo optar por tratarlos de “bachaqueros” o de
buhoneros. De hecho tengo mis dudas de que en la situación actual de la economía y la circulación
de mercancías podamos seguir hablando de bachaqueros por lo menos en este espacio. Descartar el
qué, que todavía me falta, para en lugar de eso tener un dónde y un quiénes me fue de ayuda para
profundizar rápidamente mi trabajo, digamos que desde que nada más muevo en la Plaza y la
Washington todo se ha vuelto más fácil.

Tener a ciertas personas con características diferenciables no necesariamente es un avance


real pero sí tiene una cierta utilidad práctica. La forma más simple de distinguir e igualar a las
personas está enmarcada en su hacer: ¿Qué hacen?, ¿Dónde lo hacen?, ¿Cómo lo hacen?, ¿Cuándo
lo hacen?, son igualables las personas que hacen lo mismo en el mismo lugar en las mismas horas
con las mismas técnicas. La prueba de esto en el terreno es que los cambistas de la Plaza de Pérez
Bonalde no son los mismos de los que son oriundos a los espacios externos a la estación de Metro.
Aunque “hacen lo mismo” en “los mismos horarios” no lo hacen ni igual ni en el mismo sitio. Los
alcances de “lugar” (¿dónde lo hacen?) es relativa y delimitada analíticamente por la comprensión
del investigador. Los que venden bolsa de mercado, por ejemplo, se mueven por el espacio de
Pérez Bonalde en mayor amplitud y fluidez que los cambistas y hay menos evidencia de que sean
diferentes los que están en un punto de Pérez Bonalde de los que están en otro como sí pasa con
los cambistas. Entender estas cuestiones que no son cuestiones menores me ha servido mucho.

Ahora en el trabajo como tal al definir que solamente te vas a ocupar de una cosa, en este
caso es un quiénes, se eliminan preocupaciones y se ahorran esfuerzos. Por ejemplo, el acto de
“andar por Pérez Bonalde”, para mí no existió desde el tercer día que opté por darle prioridad a
observar en terreno a los cambistas. El descartar otros procesos que se dan en otros sitios también
implicó elegir qué espacios tenía sentido ocupar y también implicó dejar de atender ciertos sitios.
Me di cuenta que la idea de ir dando tumbos por ahí sin tener claro qué estás haciendo no es muy
bueno ni muy útil ni muy bien considerado con el tiempo de uno mismo. Por otro lado, al hacer
esto la densidad de signos se reduce considerablemente ya que estás en un ámbito finito de sentido
todavía más fino y especifico. Esa sensación de que bajó la neblina ha sido increíblemente sabrosa.
Se disfruta mucho ver cómo lo que en principio resultaba una situación de ahogo y agobio se fue
volviendo una agudización de los sentidos.

Mirar a los cambistas ha sido también mirar la transformación de mi capacidad de


comprensión de los procesos sociales que ellos viven. Primeramente es verlos como un grupo de
personas que están paradas en un mismo espacio haciendo lo mismo y no entendiendo si realmente
están coordinados entre ellos o si están asociados. Al entender que están asociados ir entendiendo
cómo funciona ese sistema de cooperación y coordinación. Verlos cambiarse los productos de entre
las manos entre ellos de aquí para allá y de allá para acá. El darme cuenta que tienen estructuras
formales subyacentes de organización y estructuración. Lo aparente, o lo dado, oculta lo
subyacente. En la medida que se agudiza mi sentido de comprensión y de descripción de sus
comportamientos también aumenta la claridad de lo subyacente. Lo subyacente se presenta como lo
explicito que no es tan obvio, y lo implícito que está oculto. Encontrar ambos procesos es clave
para entender mejor a lo observado. La calidad del trabajo va mejorando es justamente en la medida
que entendemos más y mejor. Entender más y mejor es justamente poder dar un sentido propio de
los comportamientos de los actores observados. En la medida que no había tenido verdadero
acceso a ellos como personas solamente había podido apelar al mero acercamiento descriptivo. El
acercamiento descriptivo es distanciado, frívolo, poco vivo, pero con la ventaja estratégica de que
va dando confianza de entendimiento de lo observado. En la medida que aumenta la confianza en
torno a lo observado es que también se debe progresivamente ir aumentando el acercamiento. Es
una cuestión de confianza personal y mutua. Aunque los procesos de inmersión pueden parecer
procesos humanos de inmensa complejidad, y lo son, como bien sabemos lo complejo lo es no en
oposición a lo simple sino a su concentración y densificación en un punto. Justamente ir viendo lo
simple que constituye a lo complejo es también asirse a lo simple. El conjunto de relaciones finitas
que construyen un entramado no es asible, pero las relaciones finitas en la medida que son
distinguibles son asibles. Ir distinguiendo esas relaciones finitas es ir entrando en el mundo de los
actores observados. Pero a su vez es en la medida que dialogamos con ellos, que nos acercamos a
ellos y a sus consideraciones de sí mismos que podemos realmente entrar a su mundo, sin
pertenecer a él realmente.

El avance más logrado ha sido acceder a dos cambistas quienes también me presentaron a
más cambistas. También tengo el hecho de que quiero ver si las muchachas con las que estoy
haciendo el trabajo logran retener a los cambistas y viceversa. Me dolerá un poco que ellos las
retengan más y mejor que lo que ellas a ellos. Por el momento entiendo que los accesos han sido
más fortuitos que buscados, que la casualidad es un factor demasiado determinante y pocas
mencionado en su justa medida en los cursos de trabajo. Lo fortuito, lo casual, está sometido a las
tensiones que constituyen ese sistema social. Los comportamientos anormales que desorganizan ese
sistema social producen efectos que exponen al sistema en mayor medida. Los sistemas sociales no
son convencionalmente explícitos sino que son consecuencia de la acción de actores y la
interrelación e interacción de estas acciones en un espacio determinado. El resultado es que todos
los actores están en una conexión en mayor o menor medida y más cuando pertenecen a un mismo
grupo de personas.

La sentencia “somos un mal necesario” se me presentó como una sentencia útil para
esclarecer por completo mi duda sobre si tenían plena conciencia, aunque suene obvio siempre es
importante ver y entender cómo se define a sí mismo el actor, de la legalidad de su accionar.
También de la legitimidad y la utilidad social. Sus existencias se muestran como útiles y legítimas
aunque no legales y esto último los lleva a estar constantemente en tensiones evitables e
innecesarias que los ahogan. Las tensiones con los cuerpos formales del Estado, en este caso la
Policía, aparece en su discurso como muy común. Desde luego que hay que mantener una distancia
prudente de cómo significan eso y cómo voy a reconstruir eso. Sería un error garrafal, y me alegro
de tener orientaciones para campo tan interesantes y enriquecedoras como las que da Larrique sin
saber de nuestros tejemanejes y quehaceres, no abrir los puntos de vista a los de los otros grupos
que están en ese sistema, que conviven en ese ecosistema. Hasta ahora no he tenido que explorar
hacia afuera porque mi intención era poder explorar hacia adentro de los cambistas. El juego se
pondrá más enredado es a partir de este saltar entre ellos y los otros con los que comparten el
espacio.

En este punto el sujeto más problemático a trabajar e indagar son los policías. Tengo la
intención de hacer indagaciones conversacionales indirectas con ellos, de ser posible que sea otra
persona la que converse con ellos. Por lo demás hay otros puestos, hay otros lados de la Plaza, hay
otras calles. Puesto en orden podemos ver y manejarnos en un sentido práctico de trabajo en el que
puedo descartar moverme más aunque también necesito que la información se maximice desde más
áreas de Pérez Bonalde. Profundizar es descubrir más dudas que responder pocas preguntas, que lo
segundo es lo que más pasa en materia de respuestas. Y realmente el trabajo exploratorio, que
todavía es lo que estamos y estoy haciendo, no da abasto para pensar en responder sino para
sentarme a poner en orden. Ya por lo menos sé que la existencia de ellos como factor social es
determinante en la vida cotidiana de los usuarios de Catia. Entre ellos hay signos y códigos que
permiten el trabajo efectivo y también hay mecanismos de lucha y protección ante las situaciones
apremiantes aunque a la hora de la chiquita sea un “cada quien salva su propio pellejo”.

Aprendizajes de la experiencia del taller de métodos cualitativos con Chelina

1. El trabajo cualitativo, en general y en este caso de exploración y acercamiento en particular,


requiere paciencia, tesón, arrojo y suerte.
2. Estamos formados como imbéciles que complejizan lo simple en lugar de ser unos
agibílibus en captar los hilos finitos del entramado de los nexos de intercambio e
interacción social permanente y continua y móvil que hay en un lugar que se caracteriza por
el movimiento.
3. Es importante y útil definir lo que he llamado “nociones operativas”, es decir, guías
personales que orienten la mirada a cosas particulares. No se necesita ninguna clase de
criterio superior, ni teórico, ni epistemológico, ni gnoseológico, ni axiológico, ni vaina por
el estilo. Los criterios mientras menos abstractos y más personales es mejor: interesante,
curioso, lindo, llamativo, etc. Lo formulo en estos términos: ¿qué me pareció
interesante?, ¿qué me pareció curioso?, etc…
4. No es vergonzoso ni errado ni traicionero abandonar las profundidades de los grandes
temas académicos, y banalizarse en los criterios de selección. Realmente mis sujetos de
interés fueron elegidos en la medida que me parecieron interesantes y en la medida de que
su ubicación espacial me ahorraba eso de ir dando tumbos en Pérez Bonalde buscando no
sé qué. Como ellos me parecían interesante y me daban acceso a un lugar desde el cual
poder estar sentado sin darme tantas complicaciones pues opté en consecuencia a elegir a
unos sujetos de mi interés a los que tenía fácil, y se tiene fácil, acceso. Criterio: Pereza y me
llamaron la atención. No hay Weber, ni Durkheim, ni Alienación, ni grandes
pomposidades.
5. La mayor barrera es puesta desde el lado del investigador que del investigado
6. Hay que prestar atención al movimiento de lo que definiste como tu interés. No hay apuro
en lograr un acercamiento, primero maximiza tu comprensión distante de ellos,
progresivamente y en la medida que los entiendes mejor vas construyendo tus planes y
estrategias de acercamiento.
7. Si no puedes acercarte a ellos también puedes construir escenarios y personajes para hacer
que ellos interactúen contigo. La disposición fundamental no es la de acercarse sino la de
que haya acercamiento. En mi caso hice que ellos se acercasen a mí.
8. No malgastes el tiempo en darle vuelta a un sitio para solamente confirmar el hecho de que
no entiendes qué pasa ahí. Es mejor ver qué pasa ahí y formular preguntas de lo que pasa.
Lo interesante no es que los cambistas estén sino las implicaciones que provoca su
existencia, su presencia y su negocio.
9. En los informes uno puede mentir sobre su motivo para elegir el tema y atribuirle a
densidades y profundidades que seguro que levantan asombros y generan aplausos, pero en
la realidad puedes elegir trabajar con cierta gente porque te dices a ti mismo “me harté de
tanta caminadera, voy a quedarme con los verduleros”.
10. Cuando eliges mirar a uno solo no hay nada más que observar con cuidado, no
incomodando, sin ningún tipo de preorientación de qué esperas mirar ese día. Puedes tener
expectativas pero lo que interesa es lo que pasa no lo que quieres que pase.
11. La decepción de que no es lo que esperas no es malo, lo malo es que te detengas porque no
es lo que esperas. Es justamente esa decepción la prueba de que no estás entendiendo el
trabajo: que no sea como crees que es significa que captaste un sentido, no es realmente
delimitable cuánto o algo por el estilo, de lo que es.
12. Hay ciertas cosas que son masticadas pero que la realidad las descarta, como por ejemplo
querer trabajar x cosa y descubrir que eso no está presente. Es obvio de que esperabas que
en esta realidad se reprodujese aquello que has visto en otros lados pero, al mismo tiempo,
lo que ignoraste es que las cosas no están obligadas a darse en todas partes ni a darse igual.
Eso es importante para poder entender qué pasa. Puede que ello que te interesa sí esté
presente pero no en los términos que acostumbras a manejarlo.
13. Tratar de entender la relación de lo que te interesa con todo lo demás, que aparentemente
no te interesa, es importante. Lo descartado realmente no está descartado sino que es
inasible, en ese punto las relaciones finitas que componen el entramado solamente son
comprensibles en la medida que hay otros trabajando con otros ámbitos de ese entramado
y entre todos reconstruyen relaciones y formas de reproducción.
14. Limitar la vista a una cosa es quedarse ciegos de las demás, pero es tener una vista más o
menos más entrenada en una cuestión.
15. Hay que tener cuidado de no alterar el orden convencional de la vida en el sitio
16. La incapacidad de elegir tema es tan agobiante como el ver un exceso de temas.

La sutileza de lo aprendido con la Etnometodología y con la Ecología y la etología social

La estructura social aunque compleja es frágil, sutil y hecha sobre la suma inmensa de una
maraña de hilos finos que construyen y constituyen su entramado. El orden social es la
reproducción de todos los procesos conscientes e inconscientes que hacen que una estructura social
sea “normal”, “convencional”, “habitual”, a los actores que viven inmersos en ella. Así el actor que
vive inmerso en ese sistema social normal (que está convencionalmente estructurado y
normalizado) reproduce todo lo que provoca que el orden social sea estable, pero basta con una
afección interna o externa para que el sistema se vea sacudido, afectado y en una situación límite. Y
hay que entender esto bien, el sociólogo cuando entra a un sistema social de relaciones
normalmente construidas en la que en su haber hay expectativas y normas y hábitos pues sacude a
ese sistema y hace que se puedan producir efectos sociales y reacciones impredecibles de los
miembros activos de ese sistema social.

Entender lo máximo posible de las relaciones sociales que construyen y constituyen a un


sistema social resulta importante para el trabajo pero también resulta importante para entender bien
y en debida profundidad cómo acercarse a los procesos que ahí pasan. Si no se comprenden en
mayor alcance posible ese sistema social el investigador se expone más a peligros y riesgos
justamente porque no puede saber realmente el alcance ni el impacto que tiene su intervención ni
en general ni en ese momento en particular. El resultado es que tiene que estar realmente en una
constante precaución y sospecha de sí mismo. Su existencia es en sí misma una anomalía para los
actores que habitúan estar en el sistema social en cuestión. Su existencia no resulta invisible a nadie
y mucho menos cuando son dinámicas de acción e interacción que implican riesgos y peligros
latentes que provocan que los actores ocupantes del espacio en cuestión tengan que estar
pendientes de potenciales peligros contra sí mismos. El investigador no puede dejarse confundir
con un potencial peligro ya que al permitirlo se ve sometido a situaciones de reacción de
componentes de ese ordenamiento que lo exponen a él y a su integridad y sus esfuerzos a un
indebido peligro. Quizás las primeras cuestiones que debe tener debidamente comprendida y
clasificada en su itinerario de trabajo el investigador sea el cómo huir del sitio si pasa por una
situación de peligros, los riesgos latentes y emergentes del sitio, y los riesgos que le puede generar su
presencia como factor afectante de un sistema social que, en este caso estoy pensando en el trabajo
que estamos haciendo en Pérez Bonalde, es frágil y atravesado por una tensión inmensa. Es una
situación que no podemos dejar de caracterizar de estresante. El no entender los peligros y el no
tener estrategias de escape ante los riesgos es un error poco conversado, a mí parecer, en los
manuales de métodos en investigaciones urbanas. Lo segundo que debe entrar en ese itinerario es
comprender el flujo de la vida en ese lugar para saberse mover en él y ser todavía menos llamativo,
sin que esto haga que dejen de ser llamativos. Tenemos que entender que hay reproducción de la
vida y que en ese lugar la vida se da de modos finitos y determinados, que la gente que está de paso
se comporta de un modo, que los que se quedan quietos tienen una serie de características
determinadas que los hacen ser “naturales” “poco llamativos” “habituales” al resto de los
componentes de ese lugar. Pero uno rara vez logra cumplir estas condiciones sino que por el
contrario resultamos más bien “antinaturales” “muy llamativos” y una ruptura con sus hábitos. Por
eso es que lanzarse al flujo de convenciones del lugar resulta mejor que seguir atentando contra el
ordenamiento de la vida de ese espacio, como si nuestra presencia no bastase.

La etnometodología nos acerca a ser sensibles a estos procesos inmediatos de la vida social
que no podemos dejar de detenernos a mirar y que son básicos y por lo tanto indebidamente
olvidados. La etnometodología al mirar estas pequeñas convenciones que constituyen y construyen
el entramado que resulta ser el orden social, la estructura social, el sistema social, también resulta la
conciencia de las fragilidades de estos. El mero y simple acto de decir la palabra inadecuada en el
momento inadecuado puede producir una afección en un sistema social, un gesto que sea
malinterpretado por un grupo al que queremos acercarnos puede producir que ese grupo nos
rechace y reaccione contra nosotros. Esto lo podemos ver en muchos niveles de la vida social, en
ambientes abiertos como en ambientes cerrados, en grupos de amigos como en un salón de clases.
La fragilidad de la armonía del sistema social es increíblemente notoria. Solamente se requiere de
una ruptura para que el sistema social se sacuda y queden en decisiones rápidas de los agentes que
componen y estructuran y constituyen ese sistema social decidir qué hacer con y cómo recuperar el
orden o, en casos extremos, suspender ese sistema social.

Así pues tenemos que entender que la sociedad está construida sobre la repetición y la
reproducción y que entender los procesos que se repiten y que se reproducen es entrar en los
entresijos de ese sistema social. Por otro lado tenemos que estar abiertos al escenario de que los
distintos grupos de personas igualadas que están en un sitio en el que hay un sistema social también
pueden tener entre ellos un sistema propio de menor escala y en ese grupo haber otros todavía más
pequeños a lo interno de uno más grande. Un ejemplo interesante lo encontramos en la imagen
clásica de la empresa: hay un sistema social general que es la empresa pero entre los empleados, los
directivos, y otros componentes hay también ordenamientos, signos, símbolos, interacciones y
acciones propias que hacen que adentro de ese sistema general sean sistemas propios y
diferenciados y diferenciables de los otros que en ese sistema general conviven. En este punto,
volviendo a Pérez Bonalde, tenemos que los vendedores de café y cigarro tienen entre ellos una
serie de códigos, signos y símbolos, estrategias y acciones e interacciones diferenciadas de los que
compran, venden y cambian productos alimenticios. Pero entre ellos hay interrelación y códigos y,
ya conocen el resto de mi parafernalia. Mirar al sistema social que se construye y constituye en la
Plaza de Pérez Bonalde, cosa que escapa completamente de mi alcance, es mirar a una serie de
actores que están en constante contacto, interacción e intercambio. Pero, además, al estar mirando
un proceso que está ceñido por la irregularidad, la informalidad y la ilegalidad resulta todavía más
importante entender a esos sub-sistemas que están en relación con otros. Entender un sistema
social es entenderlo desde su componente general, o macro, a sus componentes específicos, micros,
y ambos están parados en los mismos tópicos arriba descritos.

No declararé que no podemos acceder a un sistema social desde su componente general ni


tampoco creo que se deba dar prioridad a los componentes específicos. Es una cuestión más bien
de tensiones y disenso. En la medida que se comprende el componente general se pueden ver más
claramente los componentes específicos y en la medida que se comprenden mejor a los
componentes específicos se avanza en la comprensión del componente general. Es un proceso de
simultáneo avance. Pero al mismo tiempo es un proceso de inusitado riesgo. Las dificultades de
saltar entre los distintos niveles resultan tan difíciles como las dificultades de los saltos que hay
entre los actores en el medio como el de los actores ajenos a su medio, es decir, de la descripción a
la conversación. El trabajo de registro se vuelca en una descripción desde la subjetividad del
investigador y las aclaraciones que pueda ir obteniendo progresivamente de los actores que le
informen. De lo que se ve desde lejos que lo que se desde cerca, desde en frente que desde el
costado.

Pero retomaré un momento al entender el sistema social. Cuando conversamos sobre la


existencia de sistemas complejos de relaciones de partes en la que los agentes, en el ejercicio de su
agencia, construyen un entramado, que viene a ser el sistema social, muchas veces dejamos por
fuera la necesidad de detenernos a observar esos sistemas sociales. Al creerlos, erradamente, como
estáticos, se los mira como a fósiles o se los ignora como si fueran un mero decorado de una escena
en la que se desenvuelven los actores. No se entiende que el sistema social no es el decorado sino el
escenario y las acciones de los actores en el mismo y las interacciones de los actores con las mismas:
el sistema es un entrecruzamiento de actores y agentes. Acá la palabra sistema no se debe entender
como la usa Habermas en Teoría de la acción comunicativa ya que en esta perspectiva que planteo
el mundo de la vida es también un sistema intricado de acciones e interacciones y códigos y signos y
significados. ¿Por qué referirse a esto como Sistema social? Porque un sistema es un todo que
aunque es más que la suma de sus partes también es una emergencia de la interconexión e
interacción de sus partes. Es decir, si esas partes no se interconectaran ni interactuaran entonces no
habría un sistema social pero este sistema social es más que esa interconexión e interacción de las
partes que lo componen. Esto es porque el sistema social tiene componentes que le son propios
que se generan por la suma de los factores que lo generan que son consecuencia de ese proceso, es
decir, no son inherentes a sus partes pero sí se generan de manera no siempre intencionada por sus
partes.

II

Curiosamente en una perspectiva diferente tenemos los paradigmas más olvidados por la
formación en los programas de mi escuela de ciencias sociales pero que no puedo dejar de
mencionar por la fuerza que dan en sus orientaciones: la ecología y la etología. Primeramente
tenemos que entender que la ecología es una rama de la biología que puede arrastrarse hacia el
mundo de la ciencia social por no ser más que el estudio de las criaturas en relación con su medio, y
las otras criaturas. La etología es en sí misma simplemente le estudio del comportamiento de los
animales, y en este caso de las personas observadas. La etología nos lleva a una concepción
particular del trabajo de la ciencia social que podemos tratar de naturalista, plana y burdamente
descriptiva. Pero creer que la etología animal es una ciencia tan plana es un error y producto de un
menosprecio de la complejidad de los procesos agenciales que caracterizan a los animales, lo mismo
pasa con las personas. Por otro lado a la Ecología es difícil concebirla sin una dosis fuerte de
Etología. La premisa es que hay comportamientos que podemos entenderlos adentro de los marcos
propios de significación de lo observado pero que a su vez tenemos que entender esas acciones en
un marco complejo que genera efectos sobre la acción: el ecosistema.

La perspectiva naturalista de la ecología y la etología tiene sentido cuando determinas bien


un espacio delimitado con un conjunto finito de actores constantes y una serie de factores
ambientales concretos que también son constantes. El enfoque etológico y el enfoque ecológico no
sirven como enfoques amplios sino como enfoques situados. La ecología hace reflexionar sobre el
medio en el que se mueven los actuantes, tanto a nivel espacial como a nivel temporal. Factores
tales como temperatura, facilidad de movimiento, acceso a ciertas cosas, distancia de ciertas otras,
son factores del medio que hay que analizar y comprender. La ocupación del espacio no es casual y
accidental sino que tiende a responder a características y decisiones tomadas por los actores. Eso es
de la ecología. Pero los actores en sí mismos tienen acciones que condicionan sus decisiones y que
tienen que tenerse en cuenta como factores incidentes en la medida que están actuando.

La noción de sistema social arriba planteada incurre en el error analítico-descriptivo de que


esas personas están paradas en una ausencia de medio y que ese sistema se genera armónicamente y
que sus acciones sistémicas son sus acciones concretas y no. Las acciones de los individuos que
constituyen un sistema social no deben confundirse con las acciones concretas de un individuo e
inclusive tenemos que entender que la acción concreta del individuo se da naturalmente en la
medida que está garantizado el sistema social. Es decir, el inmenso nivel de complejidad arriba
descrito, no es un nivel presente sino subyacente mientras que lo normalmente visible, y no por eso
menospreciable, son las acciones concretas de los actores, las acciones primeras que los caracterizan
y definen y que los hacen sujetos de tu curiosidad e interés.

Me detendré un momento en los cambistas quienes han sido los observados con mayor
énfasis, aunque todavía hay mucha superficialidad en este esfuerzo y mucha bruma y muchas dudas.
La observación etológica es la observación básica naturalista que solamente puede incurrir en una
descriptiva de su comportamiento, de qué gritan, de cómo cambian, de cómo compran, de cómo
venden, de cómo hablan, de cómo interactúan entre ellos, de cómo interactúan con otros grupos e
individuos que conviven en ese espacio. La observación ecológica de los cambistas se mueve más
hacia cómo conviven con su espacio, cómo lo ocupan, pero también en cómo es ese espacio, si es
estrecho, si es amplio, si es abierto, si es cerrado, si es oculto, si es abierto. En esto tenemos que
entender que la observación no profundiza en los niveles que sí logra la observación sistémica. ¿Por
qué? Porque es un nivel de descripción no dialógica, es un nivel de descripción en la que los actores
no dan información sobre su composición y por lo tanto no revelan el orden interno del grupo que
se hace más explicito en la medida que dan sentido de su comportamiento. Acá se me puede
afirmar que es posible acceder a esto sin ellos, con la observación pura, y supongo que hay un grado
de verdad en eso pero lo curioso es que hay niveles que solamente son accesibles en la medida de
que profundizas con ellos y con el entendimiento del sistema social. Me dejo llevar por el hecho de
que he sido orientado a observar gracias a personas que me han dado información en la Plaza,
incluidos cambistas, de cosas que no hubiese visto porque no se han presentado. Si prolongo mi
estadía posiblemente se prolonguen los acontecimientos etológicos y se agudice mi comprensión
ecológica pero el sistema social en sí no se me hace posible de presentar sin las orientaciones de los
agentes que lo componen y lo viven y lo hacen.

Con esto me paro en una posición sociológica clásica que es la de la existencia de un orden
social no más allá de los actores sino como consecuencia de los actores que lo construyen y lo
constituyen. Esto quiere decir que los ordenamientos internos de la acción y la interacción de un
grupo solamente se pueden entender de un modo más fino y refinado en la medida que es desde el
grupo que te dan orientaciones de cómo significan e interpretan esto. Esto hace que el enfoque
etológico y el ecológico necesiten de otros que den un acercamiento más concreto con los
componentes del medio. La denominada sensibilidad etnográfica. Esto da a apertura a todo un
juego de construcciones que no siguen las ordenaciones convencionales de los manuales sino que
siguen más bien las orientaciones formales de las anotaciones del investigador. Con esto no es
comportarse como si fuera una investigación de cierto tipo sino porque es una investigación de
cierto tipo tienes que ejecutar estas técnicas. En cierto sentido la mayor dificultad ante la
investigación es de tipo creativa, hay que ser realmente inventivos para poder saber bien qué actuar
y cómo actuar. En esa tensión del qué y el cómo es que nos estamos moviendo. Por ejemplo, yo
todavía no construyo un tema realmente hecho en el esfuerzo en Pérez Bonalde pero en la medida
que voy aumentando la densidad de mi descripción y se agudiza la comprensión de las relaciones
que se dan pues entonces se facilita para mí el ir considerando temas pero porque están ahí, no
temas que me hubiese gustado que estuviesen ahí.

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