Organización y Planificación en Niños Con Tdah: Evaluación y Propuesta de Un Programa de Estimulación
Organización y Planificación en Niños Con Tdah: Evaluación y Propuesta de Un Programa de Estimulación
Organización y Planificación en Niños Con Tdah: Evaluación y Propuesta de Un Programa de Estimulación
Todos hemos oído hablar de él; ocasionalmente henos lidiado con ello, pero
pocas veces sabemos actuar correctamente. El trastorno por déficit de atención con o
sin hiperactividad (TDAH), es un trastorno que se inicia en la infancia y se caracteriza
por dificultades para mantener la atención, hiperactividad o exceso de movimiento e
impulsividad o dificultades en el control de los impulsos. El TDAH se ubica en la
clasificación de los trastornos mentales del APA (Asociación Americana de Psiquiatría),
en el apartado de trastornos por déficit de atención y comportamiento perturbador.
frecuente en los varones que en las niñas en una proporción de 10 a 1 (por cada diez
niños hiperactivos encontramos una niña hiperactiva).
Del mismo modo que sucede con este exceso de actividad motriz, nos
encontramos con que estos niños también desarrollan la impulsividad
comportamental, que lleva al niño hiperactivo a actuar sin evaluar las consecuencias
de sus acciones, llevado por un deseo de gratificación inmediata. Esta impulsividad
está muy relacionada con el grado de tolerancia a la frustración, es decir, con el umbral
a partir del cual un niño es capaz de valorar una experiencia como frustrante. Todo
esto deriva muchas veces en una falta de conciencia del riesgo, que les hace más
propensos a los accidentes. El niño hiperactivo carece de la reflexividad y madurez
suficiente para analizar eficazmente una situación real y mucho menos, hipotética, por
tanto su conducta resulta normalmente inmadura e inadecuada. Además, el niño
hiperactivo se caracteriza por una desorganización personal interna y externa, lo que
hace que le resulte más difícil comportarse de forma autónoma. En la educación de los
niños hiperactivos la dificultad radica en mantener el equilibrio justo entre lo que le
exigimos y lo que podemos exigirle en función de su propia capacidad.
Todo esto deriva en que la relación entre padres e hijos sea especialmente
difícil en el caso de los niños hiperactivos-agresivos, produciéndose un desajuste en el
estilo educativo.
que las consecuencias de sus acciones les pueden limitar sus relaciones sociales
futuras.
Un buen profesor debería modificar las condiciones del ambiente del aula para
favorecer la concentración en clase. Esta técnica es la más fácil de llevar a la práctica, y
nos puede proporcionar una mejora más inmediata. También debería estructurar las
tareas en tiempos cortos para ayudar a estos niños a terminar sus tareas. Y como no,
utilizar técnicas comportamentales que se pueden aplicar en el aula, tales como
premios, el tiempo fuera de refuerzo positivo, el castigo como consecuencia directa de
la mala conducta, la técnica de la tortuga para favorecer el autocontrol, etc. En muchos
casos, todo esto es difícil de llevar a cabo.
el reflejo mismo de lo que los hijos sienten que son, la base fundamental sobre la que
construyen su propia escala de valores y el concepto de disciplina y autoridad. De los
padres depende en gran medida, la mejor o peor evolución de la sintomatología que
presenta el niño hiperactivo.
Un niño hiperactivo necesita una familia con unas normas claras y bien
definidas, con un ambiente ordenado y organizado, sereno, relajante, una familia que
reconozca el esfuerzo realizado por el niño, que le anime, que le ayude a situarse y
organizarse pero sin dejarse manipular por sus caprichos, que le ayude a encarar los
problemas y encontrar soluciones. Está en manos de los padres coordinar el
intercambio de información entre el neurólogo, el psicopedagogo y el profesor, no
activar al niño con su comportamiento, poner límites educativos correctos, favorecer
su autonomía persona, crear buenos hábitos de estudio, reforzar su autoestima, y
sobre todo, favorecer el contacto controlado con otros niños.
Si nos centramos en una evolución crónica del TDAH podemos observar que a
medida que el niño crece, que llega a la adolescencia, universidad, a la edad adulta, los
problemas se complican, y podríamos estar hablando ya de problemas académicos,
dificultades sociales, drogas, problemas laborales, accidentes, autoestima…
Por lo tanto, una vez teniendo todo eso en cuanta se pasaría al tratamiento. La
finalidad del tratamiento será mejorar los síntomas del TDAH, reducir y eliminar
síntomas asociados y mejorar las consecuencias (aprendizaje, lenguaje, escritura,
relación social, actitudes…). Podremos distinguir entre un tratamiento psicológico y un
tratamiento psicológico, que en muchas ocasiones se da simultáneamente.
Por último, con todo esto que hemos visto podemos hablar de un pronóstico,
que en ocasiones puede ser malo. Estos son algunos de los factores que implican un
mal pronóstico: sintomatología florida, comorbilidad, diagnostico tardío o no
aceptado, tratamiento inadecuado, ineficaz, no aceptado, retraso mental, bajo nivel
social, cultural y económico, etc.