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Civilizar 14 (27): 203-212, julio-diciembre de 2014

Análisis crítico del tema de la violencia


en La vorágine de José Eustasio Rivera*

Critical analysis of the issue of violence in La vorágine by


José Eustasio Rivera
Recibido: 26 de junio de 2014 - Revisado: 08 de octubre de 2014 - Aceptado: 06 noviembre de 2014

Carlos Jesús Molina Ricaurte**

Resumen
La vorágine es una novela insigne de la literatura colombiana e hispanoamericana
que trata de manera singular el tema de la violencia. Este artículo propone
una reflexión filosófica novedosa para abordar la violencia como objeto de
conocimiento. Se plantea, en primer lugar, un nuevo enfoque a partir de la
teoría literaria, enseguida se consideran aspectos del relato, tales como: la doble
naturaleza del mundo, el absurdo y la dinámica autoproductiva de la violencia y
con ayuda de varios autores, constatamos cómo estos mismos aspectos admiten
nuevas aproximaciones. Este artículo nos lleva a pensar nuevas formas de ser
y de actuar en el mundo a partir del modo como nos relacionamos con lo otro.

Palabras clave
Violencia, libertad, memoria, futuro.

Abstract
La Vortágine is a famous novel of the Colombian and Latin American literature
which deals singularly with the issue of violence. This paper proposes a novel
philosophical reflection to address violence as an object of knowledge. First,
a new approach from literary theory arises, then, aspects of the story are
considered, such as the dual nature of the world, the absurd and self-productive
dynamics of violence and, with the help of several authors, we find how these *
Artículo de reflexión a partir de las
conversaciones sostenidas con el Pa-
same aspects support new approaches. This article leads us to think of new dre Luis Carlos Herrera, SJ, estudioso
ways of being and acting in the world from the way we relate to the other. de la obra de José Eustasio Rivera,
enriquecidas con los conocimientos
adquiridos durante la maestría del
Keywords autor y afinada a través del estudio
Violence, liberty, memory, future. profundo de la obra. Villavicencio,
Colombia.
** Colombiano, abogado. Magíster
en Filosofía. Docente en varias uni-
versidades del país. Coordinador de
Investigación en la Facultad de Dere-
cho de la Universidad Cooperativa de
Colombia, sede Villavicencio. Correo
electrónico:
carlos.molinar@ucc.edu.co
204 Carlos Jesús Molina Ricaurte

Antes que me hubiera apasionado por mujer diluyendo la delgada línea divisoria entre los
alguna, jugué mi corazón al azar y me lo mundos sensible e inteligible. Los naturalistas
ganó la Violencia. del viejo mundo admitieron con facilidad que
José Eustasio Rivera los territorios recién descubiertos y anexados
miraban al futuro, pues su pasado se perdía en el
Introducción llano, en el monte, en la selva, confundiéndose
con la naturaleza, donde lo humano sucumbía
El descubrimiento de América fue más irremediablemente ante la brutalidad. Este
que la expansión de los límites geográficos es un discurso con efectos nefastos para
del orbe conocido. Por una parte, significó la Latinoamérica y las culturas indígenas. Han
desmitificación de Occidente al producirse una sido cultores de las letras en estas zonas, como
nueva concepción del mundo. Esta nueva visión José Eustasio Rivera, los que han llamado a
trajo consigo la inversión de las relaciones, el revalorar la selva como lugar de reencuentro
mundo se convertía en objeto aprehensible de con la historia personal y la historia colectiva
conocimiento; pero por otra, se generaba un (Vergara, 22 de junio de 2014).
cambio profundo en los vínculos sociales.
A pesar de resistirnos seguimos inmersos
Los primeros exploradores apuntaban al en la jungla, en la que aún deambulan como
horizonte señalando el fin del mundo, donde sombras hombres deshumanizados, seres
supuestamente las aguas del mar se precipitaban mitad hombre y mitad animal, que depredan a
en furiosa caída al vacío. Se popularizaron, otros hombres (en alusión a Hobbes), cegados
entonces, mitos como el de Escila y Caribdis, por su violencia y consumidos por un instinto
monstruos marinos que provocaban terror en destructivo. Pensar que la selva es el único
los navegantes. En la medida que los viajes lugar de violencia es hacer eco de discursos que
interoceánicos se hacían cada vez más largos han sido muy cuestionados, pues la búsqueda
y frecuentes, estos seres fantásticos también afanosa de libertad puede desembocar también
se fueron desterrando de las mentes de los en la deshumanización de los seres humanos y
habitantes de la metrópoli, no así de las mentes en el surgimiento de la violencia como signo
de los hombres en los territorios de ultramar. fatídico. Precisamente, es en esa frontera
permeable entre lo humano y lo no humano
Los exploradores que se quedaron en donde nos moveremos a lo largo del presente
estas regiones encontraron una fauna y una flora artículo.
exuberantes. A la vez conocieron las historias
de las cuales se servían los pueblos autóctonos Una nueva mirada
para explicar el origen del universo. Estos
relatos se iban pegando a todo como el lodo, A continuación proponemos analizar el
de esta manera, lo existente en estas tierras relato contenido en la novela de José Eustasio
parecía hundirse en un aura espectral. Así, Rivera, La vorágine, con el fin de establecer
estos dominios quedaron, irremisiblemente, unos hechos. Estos hechos deben, sin embargo,
confinados a un orden inferior de la realidad resignificarse. La resignificación de los hechos
sometidos al sopor y los aires malsanos. plantea el problema metafísico de la violencia,
que lleva a la pregunta por el acto de constitución
Mucho antes que empezara a cultivarse del mundo y de sus significados. En primer
la crónica en nuestro continente, los bestiarios lugar, debe someterse la acción de la violencia
describían a su modo la primera historia a una desmitificación, de modo, que se pueda
natural. Más parece que esos animales de fábula objetivar esta como asunto del conocimiento.
fueran liberados en estos suelos americanos, Para desmitificar el tema de la violencia

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proponemos recurrir a un filósofo que vivió por medio de Clemente Silva “bondad en la
entre los siglos XVIII y XIX, G. W. F. Hegel; selva” (Herrera, 1992, p. 173). Sin duda el
testigo de los sucesos violentos desencadenados autor se expresa mediante otros personajes,
por el avance del imperio napoleónico en pero su principal álter ego es Clemente Silva,
Europa, que vio en Napoleón el “Espíritu del el único que puede escapar de las fauces del
Mundo, sentado en un caballo”, sin calcular los infierno verde y nos hace llegar noticias de los
efectos fatales que traería para la historia y el desaparecidos (Cobo, 2004, pp. 146-148). El
pensamiento occidentales, de lo que más tarde autor se desdobla pero no como un médium que
se retractaría. No se trata de imponer un parecer, trae personajes desde el inconsciente o un más
sino simplemente de despejar el camino para allá reservado solo a él, razón por la cual no
proseguir con el estudio de la violencia. se menoscaba la facticidad ni la verosimilitud
del hecho. Si se quiere decir de otra forma,
Una historia el escritor colombiano dota la vida de una
historicidad, afirmándola tal como es, con las
Juan Gustavo Cobo Borda (2004) escri- miserias y codicias de los seres humanos, sin
bió un artículo para la revista Semana donde embargo, todo desemboca de forma inevitable
desentrañaba algo que José Eustasio Rivera de- en un nivel inferior de la realidad, donde
nunciaba en La vorágine, la cuestión de la vio- todo parece fantasmagórico y envuelto en un
lencia. Para el intelectual capitalino esta obra mundo de sombras (Arendt, 1982).
revela realmente lo que somos, nos lleva a to-
mar conciencia y a reconocernos en un mundo Desmitificación de la violencia
colonizado hasta el último rincón, por eso, nos
propone el reto de construir otros mundos posi- La violencia no solo habita los corazones
bles lejos de la violencia campante de La vorá- de los hombres, también crea realidades,
gine y apostar por la esperanza como un valor rearma poderes y traza el camino de la historia.
en sí mismo: “¡Qué actual la obra de Rivera y La palabra violencia en La vorágine, aparece
qué desolada su relectura! Se puede sustituir de modo contundente en las primeras líneas.
caucho por coca y ahí sigue inalterable el mis- José Eustasio la escribe, a propósito, con
mo mundo que pinta y denuncia. Allí están la mayúscula: “Antes que me hubiera apasionado
violencia cruda y las masacres” (pp. 146-148). por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me
Cobo Borda se libera a través de su pluma, sin lo ganó la Violencia” (Rivera, 2005, p. 41). Es
reprimir el lamento. imposible que esta provocación proferida por
el autor no lleve al lector a experimentar otras
El relato pretende afirmarse, para ello texturas en el libro. Pareciera que el linotipo
el autor invoca la ficción histórica con una se grabara directamente en la masa gris,
trama que articula el prólogo con el epílogo; afectando de inmediato nuestra percepción. Así
su voz engatilla la denuncia y se levanta contra es, la invitación del autor a sumergirse en las
la usurpación y el saqueo de las riquezas páginas de la novela impele al lector a penetrar
nacionales, y solivianta los sentimientos de no solo la maraña de la selva, recorriendo los
patriotismo en contra de empresas, tales como meandros que forman las aguas turbulentas,
la Andian National Corporation1, que expolian, así como los caminos sombríos que atraviesan
someten y deshumanizan a los hombres. José estas tierras inhóspitas, sino un lugar construido
Eustasio Rivera se encarna en la novela a por los mismos hombres, del que es imposible
través de Arturo Cova, el protagonista, y escapar y que se alimenta de la violencia. La
gracias a su testimonio tenemos conocimiento selva es un imperio que hace banales las peores
de esta odisea que terminó en tragedia2. esclavitudes, donde todo parece rendirse a la
No obstante, José Eustasio habla también extinción total.

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La vorágine clama, sacude, estremece cuestionarse a sí misma y salir de su discurso


los sentidos, ensordece con sus gritos la autorreferencial, reconociendo que ella misma
razón, que se rinde por completo al delirio disimula e incluso justifica ideologías y parti-
y la locura; nos recuerda que ese mundo tan dismos. En este artículo con suerte podremos
violento, casi inefable, es de la más auténtica clarificar algunos de los aspectos claves para
hechura humana. Un mundo que se constituye tomar conciencia de la pregunta, para recono-
en segunda naturaleza, desde una dinámica cer la parte que ha tenido la razón en Occidente
(autoproductiva) que se reproduce a sí misma, en la configuración de la violencia. Tal vez se
haciéndolo doblemente absurdo. trate solo de saber formular el problema, pero
como afirma Bernard Lonergan (2006), esto co-
El hombre moderno se jacta de rresponde a la mitad del camino en su solución.
haber superado el estado de naturaleza,
lamentablemente el estado actual es peor que ¿Un mundo de apariencias?
el anterior, uno condicionado por él mismo.
Al interior del templo de la razón se implanta La selva se transmuta por momentos en
el imperio de las sombras. Por eso junto a la una abstracción, y cede al capricho literario
sede de gobierno se instala el panóptico. Por un del autor, por eso a veces se personifica,
lado, se reconocen las libertades, pero por otro, permitiendo a José Eustasio caracterizarla
estas libertades parecen negarse. El Estado se como selva sádica. La jungla, lugar donde se
arroga a sí un uso legítimo de la fuerza, para desarrolla la historia, toma entonces entidad
garantizar con ello la relación armónica entre como segunda naturaleza, llega incluso a
las libertades de los individuos, pero “buena” o adquirir una cierta suficiencia que la envuelve
“mala”, no deja de ser esta irrupción un tipo de sobre sí misma, convirtiéndola en un mundo
violencia3. perverso, algo espectral, especie de despojo del
mundo civilizado cerrado sobre sí. Visto de esta
Cuando queremos desvelar el mythos de manera la selva constituye una sustancialidad
la violencia mediante la razón o, dicho de otro en sí misma, se nos presenta como finalidad en
modo, cuando intentamos pasar el mito de la sí misma, capaz de reproducirse por ella sola.
violencia por el tamiz del intelecto, esto nos La selva que aparece en La vorágine ha sido
resulta una tarea imposible. Para un racionalista construida por la barbarie de la civilización, por
no hay algo más opuesto a la razón que la el boom del caucho.
violencia. En ese orden de ideas, resulta una
empresa inútil, por decir lo menos, realizar En La vorágine, el anhelo de los
cualquier acercamiento al fenómeno de la protagonistas de llegar a los Llanos es sofocado
violencia. todo el tiempo por la desventura, lo que hace
interminable su éxodo. Los Llanos representan
Surgen, entonces, un par de preguntas: la apertura de horizontes, la ilusión ante nuevas
la primera, si es objetivable el problema de la promesas; en síntesis, la búsqueda de la libertad
violencia; siendo esto así, viene el segundo in- absoluta, pero inexplicablemente inasible y
terrogante, ¿hasta qué punto este fenómeno es esquiva. La fuga lleva a los personajes a la selva,
cognoscible? La importancia de responder estos donde no hay ley, y esta termina devorándolos
planteamientos apunta a una condición funda- a todos, cobrando hasta la última de sus culpas.
mental, determinar la posibilidad de hablar de La novela cuenta el trágico fin que tiene cada
una episteme de la violencia. Si intentáramos uno de los personajes en la selva, sin embargo,
responder a esa primera pregunta desde el solio es más exacto decir que al dejarse consumir
inmaculado de la razón, simplemente nos sería por sus deseos los personajes terminan siendo
imposible. Pocas veces la razón es capaz de víctimas de su propia violencia. Esto lleva a

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suponer que lo primero que pierden los seres El infierno verde es el lugar último,
humanos en una situación de violencia es su ese donde los personajes purgan sus ansias
propia libertad, debido a que se absolutizan a de libertad, un más allá que supera cualquier
sí mismos. El punto donde todo tiene origen, sentido, donde los hombres sobran, si no
la libertad, es a su vez, el punto donde el ser desaparecen ante esa realidad tan funesta y fatal
humano empieza a cavar su propia fosa. que los desborda por completo; donde capataces
y caucheros son por igual remplazables, y quizá
En el filósofo alemán G. W. F. Hegel solo sirvan para perpetuar semejante absurdo.
(1993b) nos encontramos con una dura crítica Este mundo de locos es como una segunda
de este ideal del hombre moderno como muerte, la muerte moral del individuo.
fin en sí mismo. Para eso sugiere revaluar
la subjetividad basada en el concepto de La selva no puede pensarse como un lugar
individualidad y establece como fundamento de apariencias, pues el hecho de que elimina las
de esta libertad el Estado, por extensión, las diferencias más básicas entre los hombres y las
relaciones sociales, ya que resultan ser el único bestias es lo que hace imposible escapársele.
espacio posible donde el sujeto, a través de la Parece, más bien, que la selva devolviera a
mediación de otros sujetos, llega a reconocerse la realidad esa desmesura que había quedado
como un ser libre mediante el reconocimiento confinada en ella, y con ello reclamara su espacio
de los otros (Hegel, 1993b). El filósofo alemán en el mundo. Eso que superaba el sentido que
da por sentado que la reciprocidad del yo y le habíamos otorgado a la realidad vuelve, pero
del tú es el origen real y no solo formal de la esta vez de manera incontenible, a nosotros,
subjetividad. esperando ser reconocido. Este mundo de la
desmesura que para los racionalistas estaba
El mundo no puede abandonarse al sumido en la forma más bruta de la naturaleza
devenir, de lo contrario, solo percibiríamos el –debemos decir, la violencia– es el que reclama
curso desordenado de sucesos sin conexión su lugar en nuestro mundo ideal. La violencia,
entre ellos, indiscernibles de los hechos en cierto modo, viene a completar un mundo
naturales. ¿Qué diferencia habría, entonces, salido de las puras formas de la razón. Algo a
con el estado de naturaleza? El mundo más lo que Heráclito llamó como la causa de todo;
que entregarse a la afirmación de sí mismo – y tomando el lugar de juez vuelve a regir sobre
amor fati (Nietzsche, 2001)– debe someterse a lo real4. La violencia, ciertamente, sale de un
unas leyes, solo así puede superar la apariencia subregistro que le impone la razón y deja la selva,
y el precipitado curso de los acontecimientos. lugar en que se resguardaba, para reivindicar su
La historia tiene un carácter progresivo, no derecho en el mundo. La violencia empieza a
solo autoproductivo, de esta forma ofrece constituirlo todo de nuevo, le da nacimiento
posibilidades de futuro. a todo. Más que un sueño de la razón5, como
quisieron hacerlo ver los iluministas, constituye
Ahora bien, este sentimiento íntimo de un principio de la realidad, que forma parte de
certeza al que nos lleva la concepción de la la estructura del ser.
historia como especie de plan predeterminado
(donde todo adquiere una consistencia y se Límites y posibilidades
refiere a un destino final) tampoco garantiza
una realización de la libertad, ya que puede Es evidente que no podemos buscar
convertir el hogar tan anhelado por el hombre los resultados de una primera revisión del
en un infierno aquí en la tierra. Aquello se tema de la violencia por fuera de la obra en
convierte en el mundo salido del absurdo, estudio. Algunos autores, como Hegel, han
descrito por Kafka (1997). encontrado un límite ineludible en esa tentativa

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de racionalizar el asunto de la violencia, sin violencia. La violencia, como hemos dicho, se


embargo, descubrimos también posibilidades presenta como consecuencia del choque entre
que hacen válido cualquier ejercicio posterior una libertad y otra. En esa medida, la violencia
de reflexión que se realice. completa la obra de la razón en el mundo. Lo
advertimos en la novela, cuando la codicia
Amor y violencia. y la ambición se convierten en fines en sí
mismos de la vida, es decir, cuando la libertad
No es casualidad que en las primeras líneas y el bienestar individuales se absolutizan, surge
de La vorágine hallemos un contraste entre el inevitablemente la violencia, y nos recuerda
amor y la violencia. Esta última observación la que dicha libertad y bienestar no son los últimos
confirmamos analizando uno de los personajes fines y, por tanto, tienen que armonizarse con
de la historia, Clemente Silva. En Silva se otros fines. La mayoría de los personajes actúan
muestran las principales tensiones que subyacen como átomos en el mundo, por eso, perecen de
a la historia, no precisamente porque aparezca modo irremediable.
al comienzo de la novela, sino porque en él se
resuelven la mayoría de los conflictos por los En Clemente Silva, encontramos esa
que pasan los personajes. Basta compararlo autoconciencia, descrita por Hegel (1993a), que
con Arturo Cova, quien termina devorado por movida por la necesidad de autorreconocimiento
la manigua, no así Clemente, que es el único se desposee de sí misma para reencontrarse
que sobrevive y que puede compartirnos el en el otro. En ese reconocimiento con otra
relato del infortunado aventurero. Al final, autoconciencia es que el sujeto puede hallarse
parece que José Eustasio sentenciara que los en el mundo objetivo, no solo en un mundo
violentos están condenados a morir engullidos producto de su reflexión vacía, sino en el
por el remolino de sus propias pasiones, encuentro con el otro (Hegel, 1993a). Silva
mientras que al verdadero amor le espera salir se siente, entonces, no solo constituido sino
invicto, no sin antes sortear los embates de la también constituyente del mundo. El sujeto
violencia. Todas las codicias y las ambiciones obtiene reconocimiento gracias a la existencia
corren libres, por eso, los hombres terminan social que adquiere, sin eso le queda muy
chocando entre sí, bien sea por el amor de una difícil constituirse y, lo más importante, ser
mujer, por la sed de riqueza, etc. Al desbordar reconocido por otros. La violencia, en buena
la codicia y la ambición sus propios cauces, se parte, es aprendida, esto es, tiene origen en
convierten en fines de la vida, adueñándose de el comportamiento social, lo que hace que se
una sustancialidad que no les pertenece. Por esa transfiera de manera mimética de un individuo
razón se alienan los hombres y se rinden ante a otro (Girard, 1995).
fetiches (Casos, 2008), que someten luego su
humanidad a la más vil de las servidumbres. La redención.

La violencia, ciertamente, forma parte El hombre tiene deseos, a la vez que se


de la estructura del ser. Si en la naturaleza se apropia de los medios para la satisfacción de
manifiestan fuerzas, es en el universo de lo estos. En ese estrecho camino entre el deseo
humano donde la violencia se muestra en todo y la consecución del mismo la conciencia
su furor como principio constitutivo del ser. toma realidad en el mundo y se particulariza.
Un león no siente ningún placer matando a su El deseo, puede decirse, mueve (dinamiza) al
presa, pero en cambio, el ser humano sí puede hombre a actuar en el mundo, a convertirlo en
experimentar ese placer, y de hecho puede dar su hogar. Ello define su libertad. No podemos
sentido a su vida matando a otro ser humano, afirmar sin más la existencia de un destino
incluso, puede no querer salir de este círculo de último de la historia, si al mismo tiempo muchos

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individuos buscan hacer valer sus diferencias hecho, no es contingente como quiere mostrarlo
frente a los demás y realizar su proyecto de vida la visión determinista de la historia6.
aun cuando este sea distinto del de los otros.
Por tanto, todas esas lecturas deterministas de la Es imposible que no vuelvan a presentarse
historia acaban negando algo tan básico como conflictos, por más que se prevean controles
es la autodeterminación de cada ser humano o mecanismos coercitivos para la solución de
(Bataille, 2005). La esperanza en una paz única los mismos. La solución no viene del futuro ni
y duradera (Kant, 2006) peca por ingenuidad, de su previsibilidad, como sí del pasado y de
no tiene razón de ser en un proyecto de libertad la responsabilidad que tomemos frente a este.
del hombre. No puede aspirarse a la paz si La redención, aunque parezca que hablemos
negamos por otro lado la libertad humana. en términos escatológicos, viene de la
responsabilidad que tomemos de los hechos del
La pregunta acerca de la violencia ya no es pasado, solo así es posible enfrentar la violencia
sobre la manera como vamos a suprimirla, está y reducirla a un mínimo en el futuro, esto es,
visto que cualquier proyecto de paz duradera y tomando conciencia de los efectos que tuvo
definitiva es una utopía más (Casos, 2008) y en en el pasado y de la manera como esta cambió
nada resuelve el problema de la violencia. La nuestras vidas y se volvió parte de nosotros.
violencia forma parte constitutiva del hombre
y de la cultura. El hecho de que la realización La memoria como forma de ser y
de la libertad del hombre, en buena parte, viene de actuar en el mundo.
dada por la violencia instituida, así sea solo para
disfrutar un mínimo de esa libertad, es prueba La literatura es reflejo de la vida, sin
de que el hombre necesita, en cierto sentido, de embargo, la literatura está también para
medios coercitivos, de instituciones y de leyes, decirnos cómo debe ser la vida. La afanosa
que aunque los consideremos legítimos, no búsqueda emprendida por Clemente para hallar
dejan por eso de ser un modo de violencia. La a su hijo está movilizada, sin duda, por un amor
solución aquí es parcial, podemos únicamente incondicional. Cuando da con su paradero,
aspirar a llevar la violencia a un mínimo y no se da cuenta que está muerto, pero lo más
precisamente perennemente. sorprendente es que recoge los restos del hijo
y siempre carga con ellos a cuestas, como si
No hay manera de afrontar la violencia con fueran parte de él.
más violencia. Más, ¿cómo puede afrontarse la
violencia desde un Estado de violencia? Como Ese extraño rito dice bastante en un
dijimos al comienzo de este artículo, no es país donde se desterró la memoria y hay
intencional que se escriba sobre la violencia en tantas víctimas por recordar. Al observar
América Latina, mucho menos desde Colombia, cómo Clemente Silva hace memoria de su
un país estigmatizado por ella. Los hijos de esta hijo mediante ese extraño rito, el hijo muerto
tierra no hemos conocido una historia distinta resucita, no porque el rito lo haya devuelto a la
a la violencia. Estudios recientes en ciencias vida, sino porque le restituye a la vida el valor
sociales y en ciencias humanas, incluso varias perdido. La memoria no solo nos acerca a ese
experiencias en escenarios de posconflicto, abismo inconmensurable e indiscernible del
han llevado a pensar que la reivindicación de dolor, sino que también devuelve al mundo ese
la memoria, tanto individual como colectiva, sentido que le ha sido arrebatado7.
es un buen camino para conjurar la crisis
consecuencia de una violencia generalizada. El La memoria se convierte en sentido para
problema de la violencia es metafísico, es decir, los sobrevivientes, y por supuesto, en fuente
forma parte de la esencia misma del hombre. De de verdad, pues más que satisfacer una mera

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necesidad formal del pensamiento, nos reintegra una libertad que solo reflexiona sobre sí misma
la capacidad de asombrarnos ante lo que ya está y no sale de sí, es una libertad que degenera
ante nosotros, de aquello de lo que no hay la en fanatismo y violencia. El ser humano halla
más mínima duda y no necesita justificarse; la la trascendencia que tanto añora saliendo de
memoria dota de significado la realidad concreta sí y encontrándose con otros. Debemos llegar
que vivimos. Afirmar que la memoria nos ayuda a formas de cultivar este vínculo primero y de
a comprender lo que es, no implica decir que no incrementar los encuentros con los otros en
tenga carácter más que pasivo, la memoria no se nuestra vida, así esto implique un riesgo. Por
limita a asentir y ratificar los hechos ocurridos, medio de los demás podemos descubrir nuevos
por el contrario, constituye un medio por el cual horizontes y hallar nuevas fuentes de sentido
se actualiza el ser en la búsqueda de sentido; que por nosotros mismos no somos capaces de
más que decirnos cómo es el mundo, nos dice hallar. Clemente Silva reencontró el valor de la
que el mundo verdaderamente es y que existe vida, y por eso logró sobreponerse a la situación
ante nosotros. de violencia generalizada que lo amenazaba todo
en la selva. A ese vínculo con su hijo le dio toda
Silva sale de la selva atravesado por preeminencia, por eso fue capaz de reencontrarse
un nuevo sentido, por algo que lo domina, y a sí y hacerse responsable de su futuro, desde
en lo que avista una trascendencia. Pero esta luego, tomando compromiso frente a los otros.
trascendencia no le lleva a algo distinto del sí
mismo, de hecho, es la superación de sí, que Decirnos a través de lo otro.
en vez de significar la pérdida del sí mismo
conlleva, más bien, la actualización del sí, Es común hablar de la inmortalidad de
o como diría Bernard Lonergan (2006), una una por una de las líneas de La vorágine, sin
entrega o vaciamiento del sujeto que conduce a embargo, aún callamos muchas muertes en
que el sujeto se reciba nuevamente a sí mismo. nuestro país que reclaman una nueva versión
La violencia no tiene la última palabra. Si se de los hechos y responsabilidad frente a los
trata de un hecho innegable con el que se mismos. Es imperioso reincorporar las víctimas
enfrenta cada uno en la búsqueda de su libertad, en nuestras liturgias cotidianas y así poder
también encontramos con que hay modos de restaurar el sentido perdido en nuestras vidas.
ser y de actuar en el mundo, como la memoria, No se trata de una práctica exótica e inútil, se
que revelan la insuficiencia de esta libertad trata de invocar el futuro resucitando el pasado.
constituida en el vacío. La libertad precisa de No podemos huir del pasado como forajidos con
un sentido en el mundo (Taylor, 1983), y este rumbo a la selva, todo lo contrario, debemos
sentido se alcanza a través de la relación con hacernos capaces de traer los recuerdos a
los otros, no es a partir de su sometimiento ni nuestra vida, hacerlos significativos, parte de
mucho menos su eliminación. nosotros, expresión de una trascendencia, tal
vez la más íntima que pueda concebirse.
El individuo llega a realizarse saliendo
de sí y mostrándose dispuesto a construir un Notas
mundo con otros, con ello admitimos que
existe una conexión, un vínculo primero, que 1
Firma extranjera a la que se le dio por
otorga al otro y, por supuesto, al cuidado del concesión un contrato para la construcción
otro, un carácter sustancial. Nos debemos a los de un oleoducto que iba de Cartagena a
demás, a la humanidad entera, de una manera Barrancabermeja, y que fue objeto de una
absoluta, esto hace que nuestra responsabilidad investigación dirigida por José Eustasio Rivera,
frente a los otros sea infinita (Lévinas, 1977). por medio de la cual se pudo establecer
La sustancia de la libertad no es ella misma; varias irregularidades, entre otras, corrupción,

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detrimento patrimonial de la nación y apropiación tierra sea culpable o que el golpear pueda servir
de los recursos naturales por manos foráneas; para algo. Desahogo mi cólera. Y todos los ritos
de esta investigación quedó un pliego de 160 son de este género’. Si alguien nos dijera, al ver
páginas y motivó la denuncia pública de José que golpeamos la tierra con el pie porque esta-
Eustasio Rivera ante el Congreso de la República mos furiosos, que ella no es culpable de nuestra
en 1925 (Peña, s. f.). furia y que, por tanto, con ese golpe no vamos
a lograr nada, sin duda alguna responderíamos
2
Aunque no es plausible dentro de la crí- que con lo que nos dice esta persona manifiesta
tica contemporánea la identificación entre per- que no ha entendido nada de lo que hacemos al
sonajes y autor y no se acepta que Cova o Silva golpear la tierra, y además, que ha convertido lo
sean Rivera, varios estudiosos de la novela de que ve en una teoría totalmente equivocada, en
Rivera coinciden en que hay una simbiosis en- últimas, que no ha entendido nuestro juego [del
tre vida y obra (entre otros: Neale, 1960; Peña, lenguaje]” (Durán, 2004, p. 240).
1988; Vergara, 2014).
Referencias
3
“[…] una visión exclusivamente puniti-
va de la sanción violenta, es evidente, se origina Arendt, H. (1982). Los orígenes del totalitaris-
en –y confirma– una intención que solo apunta mo. Madrid: Alianza Editorial S.A.
a la venganza, una violencia para contestar a la
violencia, una violencia al cuadrado que no so- Ávila, M. (2011). En torno a la sentencia de
luciona nada del problema original […] la vio- Anaximandro. Dos interpretaciones sobre
lencia genera violencia si no hay un acto que la justicia. Universitas Philosophica, 56,
cambie radicalmente los dados de la vida y po- 61-83.
sibilite un futuro nuevo de la historia humana”
(Durán, 2006, p. 196). Bataille, G. (2005). Escritos sobre Hegel.
Madrid: Arena Libros.
4
Confróntese Ávila (2011).
Casos, A. (2008). Fetichismo, Crítica de las
Recuérdese el grabado del pintor espa-
5
utopías y Teología de la Liberación de
ñol Francisco de Goya titulado “El sueño de Franz Hinkelammert. Cuaderno 6. Re-
la razón produce monstruos”, de la serie Los cuperado de http://www.ideaz-institute.
caprichos, publicado en 1799 junto con otras com/sp/CUADERNO6/C62.pdf
ochenta estampas.
Cobo, J. (2004). En el corazón de la selva. Re-
“La paz conforma siempre un horizonte
6
vista Semana, 1.152, 146-148.
que va más allá de la historia misma, un hori-
zonte al que el juicio formal se quiere aproxi- Durán, V. (Comp.) (2004). Problemas de la fi-
mar” (Durán, 2006, p. 194). losofía de la religión desde América Lati-
na: la religión y sus límites. Bogotá: Siglo
7
“[…] el hombre es, ante todo, un ser ri- del Hombre Editores.
tual. De hecho expresamos muchos de nuestros
sentimientos e ideas acerca del mundo en el que Durán, V. (2006). Contribuciones filosóficas
vivimos a través de ritos que compartimos con para una mayor justicia. Bogotá: Siglo
nuestro entorno y que por eso solo son com- del Hombre Editores.
prensibles dentro de él. ‘Si estoy furioso por
algo’ […] ‘golpeo con mi bastón la tierra o un Girard, R. (1995). La violencia y lo sagrado.
árbol, etcétera. Pero ciertamente no creo que la Barcelona: Editorial Anagrama.

Civilizar 14 (27): 203-212, julio-diciembre de 2014 ISSN 1657-8953


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