La Bulimia
La Bulimia
La Bulimia
Las personas bulímicas son incapaces de dominar los impulsos que les llevan a comer, pero el
sentimiento de culpa y vergüenza tras ingerir muchos alimentos les lleva a ayunar, usar purgativos
(laxantes, diuréticos, dietas, pastillas adelgazantes, etc.) y provocarse vómitos para prevenir el aumento de
peso.
Los bulímicos tienen cerca de 15 episodios de atracones y vómitos por semana y, en general, su
peso es normal, por lo que resulta difícil detectar la enfermedad. En un solo atracón pueden llegar a
consumir de 10.000 a 40.000 calorías.
Esta enfermedad afecta a los jóvenes y, al igual que la anorexia, se manifiesta con más frecuencia
en las mujeres. La media de edad de inicio se sitúa en los 19 años y las personas que han sufrido
anorexia o han realizado dietas sin control tienen un mayor riesgo de sufrir esta patología. El número
de enfermos de bulimia ha superado en los últimos años a los de anorexia.
Purgativo: El enfermo recurre a los vómitos u otros métodos purgativos para evitar el aumento de
peso.
¿Cuál es su origen?
Los factores que intervienen en la aparición de la bulimia son numerosos y, en ocasiones, difíciles de
determinar. En el origen de esta enfermedad intervienen factores biológicos, psicológicos y sociales
que desvirtúan la visión que el enfermo tiene de sí mismo y responden a un gran temor a engordar.
El enfermo siempre se ve gordo, aun cuando su peso es normal, pero no puede reprimir sus ansias
de comer.
Generalmente la bulimia se manifiesta tras haber realizado numerosas dietas dañinas sin control
médico. El 50 por ciento de los casos de anorexia desemboca en bulimia. La limitación de los
alimentos impuesta por el propio enfermo le lleva a un fuerte estado de ansiedad y a la necesidad
patológica de ingerir grandes cantidades de alimentos.
Deshidratación.
Síntomas
Colon irritable y
Generalmente las personas que padecen bulimia han sido obesas o han megacolon.
realizado numerosas dietas sin control médico. Tratan de ocultar los vómitos y
las purgaciones, por lo que la enfermedad suele pasar desapercibida durante Reflujo gastrointestinal.
mucho tiempo. Los síntomas típicos de un cuadro de bulimia son los siguientes:
Hernia hiatal.
Atracones o sebreingesta de alimentos: El enfermo come una gran Pérdida de masa ósea.
cantidad de alimentos en un espacio de tiempo muy corto. No tiene control
sobre la ingesta y es tal la ansiedad que cree que no puede parar de Perforación esofágica.
comer. Roturas gástricas.
Los ciclos de atracones y vómitos se manifiestan un mínimo de dos veces por semana.
Asimismo, se producen otros cambios físicos y emocionales (depresión, ansiedad) que manifiestan el
desarrollo de la enfermedad. Los bulímicos se ven gordos, incluso cuando su peso es normal; se
avergüenzan de su cuerpo y lo rechazan, por lo que intentan hacer dieta en todo momento. A pesar de
todo, la ingestión compulsiva a escondidas o durante la noche es una de las principales características de
esta patología.
Pueden llegar a gastar una gran cantidad de dinero en comida o recurrir a la que ya hay en casa, que
comienza a desaparecer misteriosamente de la despensa. No sienten ningún placer al comer ni
preferencias en cuanto al tipo de alimentos, sólo buscan saciarse. Intentan evitar los lugares en los que hay
comida y procuran comer solos. Su comportamiento suele ser asocial, tienden a aislarse, y la comida es su
único tema de conversación.
Además, la falta de control sobre los alimentos les produce grandes sentimientos de culpa y vergüenza. En
cuanto a los signos físicos que evidencian la enfermedad se encuentran la debilidad, dolores de cabeza;
hinchazón del rostro por el aumento de las glándulas salivales y parótidas, problemas con los dientes,
mareos, pérdida de cabello, irregularidades menstruales, y bruscos aumentos y reducciones de peso,
aunque generalmente no sufren una oscilación de peso tan importante como la que se manifiesta en la
anorexia. La bulimia puede ir acompañada de otros trastornos como la cleptomanía, el alcoholismo o la
promiscuidad sexual.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico de la bulimia resulta complicado ya que los episodios de voracidad y vómitos se ocultan con
facilidad. Además, algunos síntomas pueden ser confundidos con los de otras patologías. Para un
diagnóstico adecuado es necesaria una entrevista psiquiátrica que desvele la percepción que el enfermo
tiene del propio cuerpo y la relación que mantiene con la comida.
Asimismo, es necesaria una exploración física completa para detectar los trastornos fruto de su
comportamiento alimenticio.Los objetivos del tratamiento son corregir los trastornos alimenticios y
psicológicos de la enfermedad. En virtud de la gravedad se puede recurrir a un tratamiento ambulatorio o a
la hospitalización.
En primer lugar se trata de evitar los vómitos, normalizar el funcionamiento metabólico del enfermo, se
impone una dieta equilibrada y nuevos hábitos alimenticios. Junto a este tratamiento, encauzado hacia la
recuperación física, se desarrolla el tratamiento psicológico con el fin de reestructurar las ideas racionales y
corregir la percepción errónea que el paciente tiene de su propio cuerpo.
El tratamiento también implica la colaboración de la familia, ya que en ocasiones el factor que desencadena
la enfermedad se encuentra en su seno. La curación de la bulimia se alcanza en el 40 por ciento de los
casos, si bien es una enfermedad intermitente que tiende a cronificarse. La mortalidad en esta enfermedad
supera a la de la anorexia debido a las complicaciones derivadas de los vómitos y el uso de purgativos.
La anorexia supone una pérdida de peso provocada por el propio enfermo, pero en ningún momento se
recurre a la sobrealimentación y, en consecuencia, desaparecen las conductas compensatorias (vómitos)
que intentan poner remedio a los atracones. El enfermo comienza a reducir progresivamente la ingesta de
alimentos, la dieta es restrictiva y este proceso lleva a un estado de inanición. La pérdida de peso es
evidente, mientras que en la bulimia las variaciones de peso no suelen ser tan grandes.