Los Frutos Del Espíritu Santo
Los Frutos Del Espíritu Santo
Los Frutos Del Espíritu Santo
Santo.
Publicado en 21 junio 2011 por Hermano Jorge Jimenez A
"El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad,
fidelidad, mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay
ley." (Gálatas 5:22-23)
Los tres primeros frutos del Espíritu Santo son la caridad, el gozo y
la paz, que pertenecen especialmente al Espíritu Santo:
Dad a un hombre el imperio del universo con la autoridad más absoluta que
sea posible; haced que posea todas las riquezas, todos los honores, todos los
placeres que se puedan desear; dadle la sabiduría más completa que se pueda
imaginar; que sea otro Salomón y más que Salomón, que no ignore nada de toda
lo que una inteligencia pueda saber; añadidle el poder de hacer milagros: que
detenga al sol, que divida los mares, que resucite los muertos, que participe del
poder de Dios en grado tan eminente como queráis, que tenga además el don de
profecía, de discernimiento de espíritus y el conocimiento interior de los
corazones. El menor grado de santidad que pueda tener este hombre, el menor
acto de caridad que haga, valdrá mucho más que todo eso, porque lo acercan al
Supremo bien y le dan una personalidad más excelente que todas esas otras
ventajas si las tuviera; y esto, por dos razones:
EN EL NUEVO TESTAMENTO
El fruto de la fe:
La fe como fruto del Espíritu Santo, es cierta facilidad para aceptar todo lo
que hay que creer, firmeza para afianzarnos en ello, seguridad de la verdad que
creemos sin sentir repugnancias ni dudas, ni esas oscuridades y terquedades
que sentimos naturalmente respecto a las materias de la fe. No es suficiente
creer, hace falta meditar en el corazón lo que creemos, sacar conclusiones y
responder coherentemente. Por ejemplo, la fe nos dice que Nuestro Señor es a la
vez Dios y Hombre y lo creemos. De aquí sacamos la conclusión de que debemos
amarlo sobre todas las cosas, visitarlo a menudo en la oración, prepararnos para
recibir la respuesta de Dios y hacer de todo esto el principio de nuestros deberes
y el remedio de nuestras necesidades. Creemos pero no como una realidad viva
a la que debemos responder. Hacemos una dicotomía entre la "vida espiritual"
(algo solo mental) y nuestra "vida real" (lo que domina el corazón y la
voluntad). Si nuestra voluntad estuviese verdaderamente ganada por Dios,
tendríamos una fe profunda y perfecta.
5. Benignidad:
7. Fe: Creencia y esperanza personal en la existencia de un ser superior (un dios o varios
dioses) que generalmente implica el seguimiento de un conjunto de principios religiosos, de
normas de comportamiento social e individual y una determinada actitud vital, puesto que la
persona considera esa creencia como un aspecto importante o esencial de la vida.
9. Templanza: Cualidad humana que induce a usar o hacer las cosas con moderación.