Hoy Se Cumple Esta Promesa 1
Hoy Se Cumple Esta Promesa 1
Hoy Se Cumple Esta Promesa 1
(Hechos de los Ap.1,1-11) Un día estando con ellos les mando: “No se alejen de Jerusalén,
aguarden aquí a que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que ya les he hablado: Juan
bautizo con agua; dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo”
EL PARÁCLITO: Palabra del griego "parakletos", que literalmente significa "aquel que es
invocado", es por tanto el abogado, el mediador, el defensor, el consolador. Jesús nos
presenta al Espíritu Santo diciendo:
El abogado defensor es aquel que, poniéndose de parte de los que son culpables debido a
sus pecados, los defiende del castigo merecido, los salva del peligro de perder la vida y la
salvación eterna. Esto es lo que ha realizado Cristo, y el Espíritu Santo es llamado "otro
paráclito" porque continúa haciendo operante la redención con la que Cristo nos ha
librado del pecado y de la muerte eterna.
Hoy se cumple esa promesa de que El no nos dejara solos, que El estará ahí para Enderezar lo
que esta desviado, fortalecer lo que está débil. Para dar paz a quien lucha, a quien sufre; para
dar consuelo.
“Y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones
por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Romanos 5,5)
El Espíritu Santo es bálsamo, medicina, alivio, descanso. El Espíritu Santo es fuerza de Dios
para resistir las persecuciones antiguas y modernas y para atrevernos a invitar en dirección de
Cristo. El Espíritu Santo, es aroma, que va con nosotros: El cristiano no espera que haya un buen
ambiente; si no que El lo lleva.
“Pues a nosotros nos mueve el Espíritu a aguardar por la fe los bienes esperados por la
justicia.” (Gl.5,16)
El Espíritu Santo viene hoy sobre toda la tierra para enseñarte a hablar con ese idioma con el que
todos los hombres podemos ser hermanos, Primero Dios, luego mi prójimo y por último yo dando
muerte al egoísmo para vivir como hombres nuevos, como mujeres nuevas. Recordemos que es
el Señor y dador de vida. Por medio de Él, Dios vivifica al mundo, nos comunica la vida y lo
santifica todo.
“Cuando venga El, El Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa” Jn.16,13)
Luz que penetra las almas: ¡Cuántas veces vivimos en la oscuridad del pecado, de la angustia y
de la tristeza! Parece que nunca se va a hacer de día. Sin embargo, si pedimos a Dios que, por
medio del Espíritu Santo nos ilumine, pronto las tinieblas de nuestro corazón se llenarán de esa
luz amorosa de Dios.
Dador de todos los dones: Todos los dones que pueda recibir una persona, un alma, son
originados por el Espíritu Santo quien, con el fuego de su amor, piensa personalmente en cada
uno de nosotros.
Fuente de todo consuelo. ¡Cuántas veces parece que estamos inconsolables porque todo lo
humano está en nuestra contra! Dificultades con los miembros de la familia, los hijos, el cónyuge;
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en el trabajo, en la sociedad. Nada, parece, que nos puede consolar. Sin embargo, ahí está Dios
quien, por medio del Espíritu Santo está en espera para consolarnos.
Amable huésped del alma. Sí, ese es el Espíritu Santo, ese amable, dulce y tierno visitante de
nuestra alma, que habita en ella si nosotros se lo permitimos. Pero, nuestro egoísmo lo expulsa
cada vez que optamos por el pecado. Dulce huésped, ¡quédate conmigo! No permitas que nada
me separe de ti
Paz en las horas de duelo. ¿Quién será quien nos levante el corazón cuando el dolor es fuerte?
Ahí está el dulce huésped del alma, buscando consolar y dar paz en los momentos de duelo.
Pero, ¿por qué no queremos escucharle?, ¿por qué nos hacemos sordos a su voz? Cuando el
alma está atribulada, cansada, fatigada, ahí se presenta quien es pausa en el trabajo; brisa, en
un clima de fuego; consuelo, en medio del llanto. ¡Sí! Ahí está el Espíritu Santo quien ha de
confortar en todo momento.
El Espíritu Santo nos llena de su alegría y de sus dones, porque donde entra el Espíritu de Dios
no hay más que gozo, paz y vida divina y eterna.
El Espíritu Santo, es el viento que te impulsa a ir por caminos que no podrías recorrer por ti
mismo.
El hombre es como un velero, el Espíritu Santo es el viento que impulsa el velero a seguir
adelante que llena da energía para alcanzar su horizonte.
Dejemos que el Espíritu Santo sea ese viento que llene nuestras vidas para cumplir la misión
para lo que Dios nos creo
Es el viento que tiene una fuerza invisible que no sabemos de dónde viene ni a donde va, pero
que nos da lo necesario para vivir de acuerdo a lo que Dios quiere en nosotros, por lo que nos dio
sus 7 dones.
Déjate inspirar por el viento impetuoso del Espíritu Santo. Pablo Bauchart Laico consagrado R. C.
Los Dones del Espíritu Santo son 7 auxilios Espirituales que capacitan el alma para ejercitar las
virtudes necesarias a la perfección cristiana
Temor de Dios: El Espíritu Santo infunde en el alma sobre todo el temor filial, que es el amor a
Dios, el alma se preocupa entonces de no disgustar a Dios, amado como Padre, de no ofenderlo
en nada, de permanecer y de crecer en la caridad. Este don es el que hace estallar en lágrimas a
los santos cuando cometían alguna falta; Es pues un temor que nace del amor.
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Sabiduría: Nos hace llamar desgracia al pecado, al no cumplir con el deber, a la infidelidad a
Dios. Nos hace apreciar los atributos divinos por ejemplo: que Dios es Creador, Redentor,
Santificador. No es un sentimentalismo, sino una convicción.
Piedad: Mediante éste don, el Espíritu sana nuestro corazón de todo tipo de dureza y lo abre a la
ternura para con Dios y para con los hermanos. El don de la piedad orienta y alimenta la
necesidad de recurrir a Dios para obtener gracia ayuda y perdón. Además extingue en el corazón
aquellos focos de tensión y de división como son la amargura, la cólera, la impaciencia, y lo
alimenta con sentimientos de comprensión, de tolerancia, de perdón.
Ciencia: El hombre iluminado por el don de la ciencia, conoce el verdadero valor de las criaturas
en su relación con el Creador. Y no estima las criaturas más de lo que valen y no pone en ellas,
sino en Dios, el fin de su propia vida. Es una facilidad para distinguir entre lo verdadero y lo
falso. . Esto es importante porque en la actualidad hay gente que enseña muchas falsedades y
muchas personas les creen y se dejan engañar.
Consejo: Este don actúa como un soplo nuevo en la conciencia, sugiriéndole lo que es lícito, lo
que corresponde, lo que conviene más al alma. El cristiano ayudado con este don, penetra en el
verdadero sentido de los valores evangélicos, en especial de los que manifiesta el sermón de la
montaña, Hace que al momento de escoger, escojamos lo que más nos conviene: Inspira lo que
se debe hacer y lo que se debe decir y como se debe decir. Lo que se debe evitar y lo que se
debe callar, Inspira remedios para no pecar: rezar, hacer sacrificios. Este es el Don que Nuestro
Señor prometió a sus Apóstoles (Mt.10,20).
Del Catecismo: 1832 son perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como primicias
de la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce:
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5. Longanimidad: Firmeza del ánimo en sufrir, esperando los bienes eternos. Impide el
aburrimiento y la pena que provienen precisamente del deseo del bien que se espera
6. Bondad: Dulzura y rectitud del ánimo.
7. Benignidad: Ser suave y liberal, sin afectación ni desabrimiento.
8. Mansedumbre: Refrenar la ira, y tener dulzura en el trato y condición. Moderar los arrebatos
de cólera.
9. Fe: Exacta fidelidad en cumplir lo prometido.
10. Modestia: La que modera, regula en el hombre sus acciones y palabras.
11. Continencia: La que modera los deleites de los sentidos; Refrena la desordenada afición de
comer y de beber,etc. impidiendo los excesos.
12. Castidad: La que refrena los deleites impuros; regula o cercena el uso de los placeres de la
carne, Cuando el Espíritu Santo da sus frutos en el alma, vence las tendencias de la carne, y da
fruto.
Los tres primeros frutos son: la caridad, el gozo y la paz. Que pertenecen especialmente al
Espíritu Santo.
¿Cómo aumentar el influjo del Espíritu Santo en mi vida?
El pecado mortal es el peor enemigo del Espíritu Santo, pues si lo cometemos expulsamos de
nuestra alma a su dulce huésped. No tengamos miedo de ser testigos de Dios en la sociedad,
pues si contamos con el Espíritu Santo, toda dificultad será vencida, todo cansancio refrescado y
cada tristeza consolada. Autor
Regnum Chisty
Don permanente: Mora en el alma mientras se está en gracia, sin pecado mortal
Toda alma pura exenta de pecado mortal está en gracia. Sólo Dios da la gracia santificante.
Son dones sobrenaturales y gratuitos; merecidos no por las propias acciones, sino por la
Pasión de Jesucristo; que se dan para la salvación del hombre que nos hace participar de la vida
divina, porque la esencia misma de la gracia consiste en participarnos algo de la vida de Dios.)
que infiere en el alma, y no en sus potencias (inteligencia y voluntad).
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modo de cualidad, esto es, algo que modifica el alma, perfeccionándola; permanente, porque
perdura mientras el pecado mortal no nos la haga perder
– le hace capaz de creer en Dios, de esperar en El y de amarlo mediante las virtudes teologales;
FE, ESPERANZA Y CARIDAD.
– le concede poder vivir y obrar bajo la moción del Espíritu Santo mediante los dones del Espíritu
Santo
b) La gracia aumenta a medida que permitimos al Espíritu Santo actuar por la participación en
los sacramentos, (Reconciliación o Penitencia Eucaristía), la oración y obras de misericordia,
todo por los méritos de Cristo. La gracia nos asemeja a la vida de Cristo: sus virtudes, forma de
pensar y actuar.
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