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Compendio de Filosofia

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CONTENIDOS

UNIDAD I: EL PENSAMIENTO FILOSÓFICO DE LOS PRINCIPALES


FILOSÓFICOS

1.1 Historia de la filosofía

La filosofía nació en Grecia en el siglo VI a. C. frente a la explicación mítica de


la realidad. En el mito se explican las cosas a través de relatos fantásticos con
dioses (que se suelen identificar con los fenómenos naturales) y todo depende de
su voluntad. La filosofía pretende al igual que el mito explicar la realidad, pero
utilizando para ello la reflexión racional.1

La filosofía griega se preguntará por la Physis (naturaleza). Physis (naturaleza)


tendrá un doble significado. En primer lugar, el universo en su totalidad, todo lo
natural (no lo artificial). En segundo lugar, se refiere a lo intrínseco, permanente y
común de un ser, su esencia o sustancia. La esencia es la forma de ser constante y
permanente de un ser y que le hace ser lo que es, lo que no cambia, frente a la
apariencia (lo que parece ser) que cambia. Es la esencia (naturaleza) de los
propios seres la que determina su lugar y función en el cosmos. 2

Otra de las peculiaridades del esquema mental que preside la interpretación


racional es la convicción de que todo el universo se reduce en último término a
uno o muy pocos elementos esenciales que le dotan de unidad. Sus
combinaciones crean la pluralidad del mundo tal y como lo percibimos.

1
Geymonat, L. (2001). Historia de la filosofía y de la ciencia, Crítica, Barcelona.
2
Ibídem.
1
Los primeros pensadores griegos (siglos VI-V a. C.), los presocráticos (o físicos),
se preguntaron por el arché, el principio esencial y originario de la naturaleza.
Este se entiende en un sentido doble: primero, como aquello que existía al
principio y del cual surgió todo; segundo, como el sustrato último de lo real, lo
que todos los seres tienen en común y que garantiza la unidad de la naturaleza.
Podemos clasificar a los presocráticos, según el tipo de solución que dieron, como
monistas, dualistas o pluralistas.3

a) Monistas: afirman un único arché.

Tales de Mileto: el agua.

Tales, filósofo, astrónomo y matemático griego nació en Mileto en el año 624 a.


de C. de acuerdo con el pensador griego Apolodoro, y murió a la edad de 78 años
durante la quincuagésima octava olimpíada (548-545 a. de C) según el historiador
en filosofía griega Diógenes Laertes. Tales es el padre tradicional de la
matemática griega y aunque su imagen completa es legendaria, subsiste por algo
eminentemente real. Simboliza las circunstancias bajo las cuales los fundamentos,
no solamente de la matemática moderna, sino también de la ciencia y de la
filosofía, fueron establecidas.4

Se cuenta de él que midió la altura de una pirámide en Egipto, teniendo en cuenta


la sombra de la misma, en el momento en que su propia sombra medía
exactamente lo mismo que él. También se dice que supo predecir mediante
cálculos matemáticos un eclipse solar en el año 585 antes de Cristo.

3
Sáez Rueda, L. (2009). Movimientos filosóficos actuales, Trotta, Madrid, Trotta.
4
Struik, D. J. (1980). “Historia concisa de las matemáticas”. Serie Ciencia y Técnica. Instituto Politécnico
Nacional. Págs. 53-54.
2
Tales opinaba que el agua es el origen de todas las cosas. No sabemos
exactamente lo que quería decir con eso. Quizás opinara que toda clase de vida
tiene su origen en el agua, y que toda clase de vida vuelve a convertirse en agua
cuando se disuelve. Estando en Egipto, es muy probable que viera cómo todo
crecía en cuanto las aguas del Nilo se retiraban de las regiones de su delta. Quizás
también viera cómo, tras la lluvia, iban apareciendo ranas y gusanos. Además, es
probable que Tales se preguntara cómo el agua puede convertirse en hielo y
vapor, y luego volver a ser agua de nuevo. Al parecer, Tales también dijo que
«todo está lleno de dioses». También sobre este particular sólo podemos hacer
conjeturas en cuanto a lo que quiso decir. Quizás se refiriese a cómo la tierra
negra pudiera ser el origen de todo, desde flores y cereales hasta cucarachas y
otros insectos, y se imaginase que la tierra estaba llena de pequeños e invisibles
«gérmenes» de vida. De lo que sí podemos estar seguros, al menos, es que no
estaba pensando en los dioses de Homero.

Anaximandro: el apeirón (lo indeterminado).

Pensaba que nuestro mundo simplemente es uno de los muchos mundos que
nacen y perecen en algo que él llamó «lo Indefinido». No es fácil saber lo que él
entendía por «lo Indefinido», pero parece claro que no se imaginaba una sustancia
conocida, como Tales. Quizás fuera de la opinión de que aquello de lo que se ha
creado todo, precisamente tiene que ser distinto a lo creado. En ese caso, la
materia primaria no podía ser algo tan normal como el agua, sino algo
«indefinido».5

Anaxímenes: el aire.6
5
Ibídem.
6
Sánchez Meca, D. (2013). Historia de la filosofía antigua y medieval. Dykinson, Madrid.
3
Opinaba que el origen de todo era el aire o la niebla. Es evidente que Anaxímenes
había conocido la teoría de Tales sobre el agua. ¿Pero de dónde viene el agua?
Anaxímenes opinaba que el agua tenía que ser aire condensado, pues vemos cómo
el agua surge del aire cuando llueve. Y cuando el agua se condensa aún más, se
convierte en tierra, pensaba él. Quizás había observado cómo la tierra y la arena
provenían del hielo que se derretía. Asimismo pensaba que el fuego tenía que ser
aire diluido.

Según Anaxímenes, tanto la tierra como el agua y el fuego, tenían como origen el
aire. No es largo el camino desde la tierra y el agua hasta las plantas en el campo.
Quizás pensaba Anaxímenes que para que surgiera vida, tendría que haber tierra,
aire, fuego y agua. Pero el punto de partida en sí eran «el aire» o «la niebla». Esto
significa que compartía con Tales la idea de que tiene que haber una materia
primaria, que constituye la base de todos los cambios que suceden en la
naturaleza.

Parménides: hay una única realidad (el Ser) que no cambia y, por tanto, el
cambio es sólo apariencia de los sentidos. Este Ser es engendrado, inmutable,
finito y esférico.7

El más conocido era Parménides (aprox. 510-470 a. de C). (14) Parménides


pensaba que todo lo que hay ha existido siempre, lo que era una idea muy
corriente entre los griegos. Daban más o menos por sentado que todo lo que
existe en el mundo es eterno. Nada puede surgir de la nada, pensaba Parménides.
Y algo que existe, tampoco se puede convertir en nada. Pero Parménides fue más
lejos que la mayoría. Pensaba que ningún verdadero cambio era posible. No hay

7
Ibídem.
4
nada que se pueda convertir en algo diferente a lo que es exactamente. Desde
luego que Parménides sabía que precisamente la naturaleza muestra cambios
constantes. Con los sentidos observaba cómo cambiaban las cosas, pero esto no
concordaba con lo que le decía la razón.

No obstante, cuando se vio forzado a elegir entre fiarse de sus sentidos o de su


razón, optó por la razón. Conocemos la expresión: «Si no lo veo, no lo creo».
Pero Parménides no lo creía ni siquiera cuando lo veía. Pensaba que los sentidos
nos ofrecen una imagen errónea del mundo, una imagen que no concuerda con la
razón de los seres humanos. Como filósofo, consideraba que era su obligación
descubrir toda clase de «ilusiones». Esta fuerte fe en la razón humana se llama
racionalismo. Un racionalista es el que tiene una gran fe en la razón de las
personas como fuente de sus conocimientos sobre el mundo.

Los tres filósofos de Mileto pensaban que tenía que haber una –y quizás sólo una-
materia primaria de la que estaba hecho todo lo demás. ¿Pero cómo era posible
que una materia se alterara de repente para convertirse en algo completamente
distinto? A este problema lo podemos llamar problema del cambio. Desde
aproximadamente el año 500 a. de C. vivieron unos filósofos en la colonia griega
de Elea en el sur de Italia, y estos eleatos se preocuparon por cuestiones de ese
tipo.

b) Dualistas: - Los pitagóricos afirman a los números como lo común, siendo su


fundamento lo par y lo impar.

a) Pluralistas: consideran varios elementos como originarios.8

8
Ibídem.
5
- Heráclito: el universo es un continuo devenir regido por un logos o ley interna,
que es el principio explicativo de la naturaleza, que es la lucha dialéctica de
contrarios. La dialéctica mantiene un equilibrio dinámico de las tensiones
creándose así la unidad armónica de la naturaleza.

- Empédocles: afirmó los cuatro elementos (fuego, tierra, aire y agua), que se
unen y se separan por las fuerzas del amor (Philia) y del odio (Neikos).

- Anaxágoras: en el origen había una masa compacta compuesta de todas las


substancias del universo a partir de la cual el Nous (Entendimiento) inmaterial
formó el mundo.

- Demócrito: la realidad es un conjunto de átomos que se mueven en el vacío de


forma azarosa uniéndose y formando los diversos seres.

1.2 Características de la filosofía presocrática

El inicio de la filosofía occidental se encuentra unido al problema y a la posible


explicación racional de la physis. Fueron los presocráticos los primeros
pensadores que, en el mundo occidental, intentaron dilucidar una explicación
racional de la realidad en su conjunto y de la realidad de las cosas, superando a
los autores antiguos que habían basado sus explicaciones en el concepto de mito.

Los filósofos presocráticos tienen como tema central de reflexión el problema de


la naturaleza. Las respuestas que han dado a este problema fluctúan según las
diversas escuelas o grupos de pensadores. Los pluralistas, por ejemplo, piensan
que la naturaleza se compone de varios principios y de ahí la teoría de los cuatro
elementos de Empédocles, la de las “homeomerías” de Anaxágoras, o la teoría de

6
los átomos de Demócrito. Por su parte los filósofos monistas defienden que la
naturaleza se compone de un solo elemento, aunque no se ponen de acuerdo: para
Tales de Mileto, es el agua; para Anaxímenes, el aire; para Anaximandro el
ápeiron –lo indeterminado-, para Heráclito, el fuego; finalmente los pitagóricos
centran el origen de la naturaleza en los números y defienden una estructura
dualista de la realidad.9

Existen otros rasgos comunes a la obra de los presocráticos: todos ellos vivieron
en las colonias helénicas de Asia Menor o de Italia. En algunos de ellos se
encuentra una influencia de las sabidurías orientales (especialmente Egipto y
Mesopotamia). Es obvio que sus teorías sobre el principio de las cosas son
originales, pero también es cierto, que nos encontramos ante un conjunto de
textos fragmentarios que hace muy compleja la interpretación de su pensamiento.

Los sofistas y Sócrates, que vivieron en la Hélade clásica del siglo V a.C.,
marcan una importante diferencia con los presocráticos. Con ellos el tema del
análisis de la filosofía se amplia para abarcar cuestiones que afectan al ser
humano. Uno de los autores más importantes es Sócrates, que vivió el esplendor
de la Atenas clásica del siglo v. a. C., “la filosofía baja del cielo a la tierra”, de
este modo el problema de la naturaleza se transforma en el problema del ser
humano. Esto no significa que las cuestiones que preocuparon a los presocráticos
no siguiesen presentes en la filosofía posterior, sobre todo en filósofos como
Platón, Aristóteles o los filósofos del helenismo tardío.

1.3 La filosofía de Atenas


9
Hyland, D. A. (1975). Los orígenes de la filosofía en el mito y en los presocráticos. El Ateneo, Buenos Aires.
7
La filosofía en Atenas tenia los más grandes filósofos de la antigüedad son
llamados Sócrates, Platón y Aristóteles. A los filósofos de la naturaleza se les
llamaba “Presocráticos” porque vivieron antes de Sócrates. Podemos ver que
Demócrito murió después que Sócrates pero se pensar era perteneciente a la
filosofía de la naturaleza presocrática.10

Atenas se convirtió en el centro cultural del mundo griego igual que la filosofía
tomo un nuevo rumbo. En Atenas, el interés se fue centrando en el ser humano, se
iba desarrollando la democracia con asamblea popular y tribunales de justicia esto
se llevó a cabo para que el pueblo tuviera el derecho de participación en este
proceso de democracia. En Atenas asistieron unos grupos de profesores que se
hacían llamar Sofistas esto palabra significa persona sabia o hábil. Ellos tenían la
función de enseñar a los ciudadanos.

En Atenas, el interés comenzó a centrarse en el ser humano y en el lugar de éste


en la sociedad. En Atenas se iba desarrollando una democracia con asamblea
popular y tribunales de justicia. Una condición previa de la democracia era que el
pueblo recibiera la enseñanza necesaria para poder participar en el proceso de
democratización. También en nuestros días sabemos que una joven democracia
requiere que el pueblo reciba una buena enseñanza. En Atenas, por lo tanto, era
muy importante dominar, sobre todo, el arte de la retórica. Desde las colonias
griegas, pronto acudió a Atenas un gran grupo de profesores y filósofos errantes.
Estos se llamaban a sí mismos sofistas. La palabra sofista significa persona sabia
o hábil. En Atenas los sofistas vivían de enseñar a los ciudadanos. Los sofistas
tenían un importante rasgo en común con los filósofos de la naturaleza: el adoptar
una postura crítica ante los mitos tradicionales. Pero, al mismo tiempo, los
10
Sánchez Meca, D. (2013). Historia de la filosofía antigua y medieval. Dykinson, Madrid.
8
sofistas rechazaron lo que entendían como especulaciones filosóficas inútiles.
Opinaban que, aunque quizás existiera una respuesta a las preguntas filosóficas,
los seres humanos no serían capaces de encontrar respuestas seguras a los
misterios de la naturaleza y del universo. Ese punto de vista se llama escepticismo
en filosofía. Pero aunque no seamos capaces de encontrar la respuesta a todos los
enigmas de la naturaleza, sabemos que somos seres humanos obligados a convivir
en sociedad. Los sofistas optaron por interesarse por el ser humano y por su lugar
en la sociedad. «El hombre es la medida de todas las cosas», decía el sofista
Protágoras (aprox. 487-420 a. de C.), con lo que quería decir que siempre hay que
valorar lo que es bueno o malo, correcto o equivocado, en relación con las
necesidades del hombre. Cuando le preguntaron si creía en los dioses griegos,
contestó que el asunto es complicado y la vida humana es breve. A los que, como
él, no saben pronunciarse con seguridad sobre la pregunta de si existe o no un
dios, los llamamos agnósticos. Los sofistas viajaron mucho por el mundo, y
habían visto muchos regímenes distintos. Podían variar mucho, de un lugar a otro,
las costumbres y las leyes de los Estados. De ese modo, los sofistas crearon un
debate en Atenas sobre qué era lo que estaba determinado por la naturaleza y qué
creado por la sociedad. Así pusieron los cimientos de una crítica social en la
ciudad – estado de Atenas. Señalaron, por ejemplo, que expresiones tales como
“pudor natural” no siempre concordaban con la realidad. Porque si es natural
tener pudor, tiene que ser algo innato. ¿Pero es innato, Sofía, o es un sentimiento
creado por la sociedad? A una persona que ha viajado por el mundo, la respuesta
le resulta fácil: no es natural o innato tener miedo a mostrarse desnudo. El pudor,
o la falta de pudor, están relacionados con las costumbres de la sociedad. Como
podrás entender, los sofistas errantes crearon amargos debates en la sociedad

9
ateniense, señalando que no había normas absolutas sobre lo que es correcto o
erróneo. Sócrates, por otra parte, intentó mostrar que sí existen algunas normas
absolutas y universales.

1.4 Sócrates, Platón y Aristóteles11

Sócrates (470-399 a. de C.) es quizás el personaje más enigmático de toda la


historia de la filosofía. No escribió nada en absoluto. Y sin embargo, es uno de
los filósofos que más influencia ha ejercido sobre el pensamiento europeo. Esto
se debe en parte a su dramática muerte. Sabemos que nació en Atenas y que pasó
la mayor parte de su vida por calles y plazas conversando con la gente con la que
se topaba. Los árboles en el campo no me pueden enseñar nada, decía. A menudo
se quedaba inmóvil, de pie, en profunda meditación durante horas. Ya en vida fue
considerado una persona enigmática y, al poco tiempo de morir, como el artífice
de una serie de distintas corrientes filosóficas.

Precisamente porque era tan enigmático y ambiguo, podía ser utilizado en


provecho de corrientes completamente diferentes. Lo que es seguro es que feo de
remate. Era bajito y gordo, con ojos saltones y nariz respingona. Pero
interiormente era, se decía, maravilloso. También se decía de él: Se puede buscar
y rebuscar en su propia época, se puede buscar y rebuscar en el pasado, pero
nunca se encontrará a nadie como él. Y, sin embargo, fue condenado a muerte por
su actividad filosófica. La vida de Sócrates se conoce sobre todo a través de
Platón, que fue su alumno y que, por otra parte, sería uno de los filósofos más
grandes de la historia. Platón escribió muchos diálogos –o conversaciones
filosóficas– en los que utilizaba a Sócrates como portavoz. No podemos estar
11
Benlloch Ibarra S. M. Y Tejedor Campomanes, S. M. (2003). Filosofía, Ediciones S. M., General tabanera,
Madrid.
10
completamente seguros de que las palabras que Platón pone en boca de Sócrates
fueran verdaderamente pronunciadas por Sócrates, y, por ello, resulta un poco
difícil separar entre lo que era la doctrina de Sócrates y las palabras del propio
Platón. Este problema también surge con otros personajes históricos que no
dejaron ninguna fuente escrita.

El ejemplo más conocido de esto es, sin duda, Jesucristo. No podemos estar
seguros de que el Jesús histórico dijera verdaderamente lo que ponen en su boca
Mateo o Lucas. Lo mismo pasa también con lo que dijo el Sócrates histórico. Sin
embargo, no es tan importante saber quién era Sócrates verdaderamente. Es, ante
todo, la imagen que nos proporciona Platón de Sócrates la que ha inspirado a los
pensadores de Occidente durante casi 2. 500 años.

La propia esencia de la actividad de Sócrates es que su objetivo no era enseñar a


la gente. Daba más bien la impresión de que aprendía de las personas con las que
hablaba. De modo que no enseñaba como cualquier maestro de escuela. No, no, él
conversaba. Está claro que no se habría convertido en un famoso filósofo si sólo
hubiera escuchado a los demás. Y tampoco le habrían condenado a muerte, claro
está. Pero, sobre todo, al principio solía simplemente hacer preguntas, dando a
entender que no sabía nada.

En el transcurso de la conversación, solía conseguir que su interlocutor viera los


fallos de su propio razonamiento. Y entonces, podía suceder que el otro se viera
acorralado y, al final, tuviera que darse cuenta de lo que era bueno y lo que era
malo. Se dice que la madre de Sócrates era comadrona, y Sócrates comparaba su
propia actividad con la del arte de parir de la comadrona. No es la comadrona la
que pare al niño. Simplemente está presente para ayudar durante el parto. Así,
11
Sócrates consideraba su misión ayudar a las personas a parir la debida
comprensión. Porque el verdadero conocimiento tiene que salir del interior de
cada uno. No puede ser impuesto por otros. Sólo el conocimiento que llega desde
dentro es el verdadero conocimiento. Puntualizó: la capacidad de parir hijos es
una facultad natural. De la misma manera, todas las personas pueden llegar a
entender las verdades filosóficas cuando utilizan su razón.

Cuando una persona “entra en juicio”, recoge algo de ella misma. Precisamente
haciéndose el ignorante, Sócrates obligaba a la gente con la que se topaba a
utilizar su sentido común. Sócrates se hacía el ignorante, es decir, aparentaba ser
más tonto de lo que era. Esto lo llamamos ironía socrática. De esa manera, podía
constantemente señalar los puntos débiles de la manera de pensar de los
atenienses. Esto solía suceder en plazas públicas.

Un encuentro con Sócrates podía significar quedar en ridículo ante un gran


público. Por lo tanto, no es de extrañar que Sócrates, a la larga, pudiera resultar
molesto e irritante, sobre todo para los que sostenían los poderes de la sociedad.
Atenas es como un caballo apático, decía Sócrates, y yo soy un moscardón que
intenta despertarlo y mantenerlo vivo. (¿Qué se hace con un moscardón, Sofía?
¿Me lo puedes decir?).

Sócrates vivió en el mismo tiempo que los sofistas. Como ellos se interesó más
por el ser humano y por su vida que por los problemas de los filósofos de la
naturaleza. Un filósofo romano – Cicerón – diría, unos siglos más tarde, que
Sócrates “hizo que la filosofía bajara del cielo a la tierra, y la dejó morar en las
ciudades y la introdujo en las casas, obligando a los seres humanos a pensar en la
vida, en las costumbres, en el bien y en el mal”. Pero Sócrates también se
12
distinguía de los sofistas en un punto importante. Él no se consideraba sofista, es
decir, una persona sabia o instruida. Al contrario que los sofistas, no cobraba
dinero por su enseñanza. Sócrates se llamaba “filósofo”, en el verdadero sentido
de la palabra. “Filósofo” significa en realidad “uno que busca conseguir
sabiduría”.

Sócrates fue un ser así, un ser raro. Se daba cuenta de que no sabía nada de la
vida ni del mundo, o más que eso: le molestaba seriamente saber tan poco. Un
filósofo es, pues, una persona que reconoce que hay un montón de cosas que no
entiende. Y eso le molesta. De esa manera es, al fin y al cabo, más sabio que
todos aquellos que presumen de saber cosas de las que no saben nada. «La más
sabia es la que sabe lo que no sabe», dije. Y Sócrates dijo que sólo sabía una
cosa: que no sabía nada. Toma nota de esta afirmación, porque ese
reconocimiento es una cosa rara, incluso entre filósofos. Además, puede resultar
tan peligroso si lo predicas públicamente que te puede costar la vida. Los que
preguntan, son siempre los más peligrosos. No resulta igual de peligroso
contestar. Una sola pregunta puede contener más pólvora que mil respuestas.

Platón (427-347 a. de C.) tenía 29 años cuando a Sócrates le obligaron a vaciar la


copa de veneno. Era discípulo de Sócrates desde hacía mucho tiempo, y siguió el
proceso contra éste muy de cerca. El hecho de que Atenas fuera capaz de
condenar a muerte a su ciudadano más noble, no sólo le causó una hondísima
impresión, sino que decidiría la dirección que tomaría toda su actividad filosófica.
Para Platón, la muerte de Sócrates constituía una clara expresión del contraste que
puede haber entre la situación fáctica de la sociedad y lo que es verdadero o ideal.

13
La primera acción de Platón como filósofo fue publicar el discurso de defensa de
Sócrates.

En el discurso se refiere a lo que Sócrates dijo al gran jurado. Te acordarás de que


el propio Sócrates no escribió nada. Muchos de los filósofos presocráticos sí
habían escrito, el problema es que la mayoría de esos escritos se ha perdido. En lo
que se refiere a Platón, se cree que se han conservado todas sus obras principales.
(Aparte del discurso de defensa de Sócrates, Platón escribió una colección entera
de cartas, y treinta y cinco diálogos filosóficos.) El hecho de que estos escritos
hayan sido conservados se debe, en gran parte, a que Platón fundó su propia
escuela de filosofía fuera de Atenas.

La escuela estaba situada en una arboleda que debía su nombre al héroe


mitológico griego Academo. Por lo tanto, la escuela de filosofía de Platón
adquirió el nombre de Academia. (Desde entonces se han fundado miles de
«academias» por todo el mundo. Incluso hoy hablamos de los «académicos» y de
«materias académicas».) En la Academia de Platón se enseñaba filosofía,
matemáticas y gimnasia. Aunque «enseñar» no sea, quizás, la palabra adecuada,
ya que también en la Academia de Platón la conversación viva era lo más
importante. Por lo tanto, no es una casualidad que el diálogo llegara a ser la forma
escrita de Platón.

Resumiendo mucho, podemos decir que a Platón le interesaba la relación entre lo


eterno y lo inalterable, por un lado, y lo que fluye, por el otro. (¡Es decir,
exactamente igual que a los presocráticos!) Luego dijimos que los sofistas y
Sócrates abandonaron las cuestiones de la filosofía de la naturaleza, para
interesarse más por el ser humano y la sociedad. Sí, eso es verdad, pero también
14
los sofistas y Sócrates se interesaban, en cierto modo, por la relación entre lo
eterno y lo permanente, por un lado, y lo que fluye, por el otro. Se interesaron por
esta cuestión en lo que se refiere a la moral de los seres humanos, y a los ideales o
virtudes de la sociedad.

Muy resumidamente, se puede decir que los sofistas pensaban que la cuestión de
lo que es bueno o malo, es algo que cambia de ciudad en ciudad, de generación en
generación, es decir que la cuestión sobre lo bueno y lo malo es algo que «fluye».
Sócrates no podía aceptar este punto de vista, y opinaba que había unas reglas
totalmente básicas y eternas para lo que es bueno y lo que es malo.

Mediante nuestra razón podemos, todos los seres humanos, llegar a conocer esas
normas inmutables, pues precisamente la razón de los seres humanos es algo
eterno e inmutable. ¿Me sigues, Sofía? Estamos llegando a Platón. A él le interesa
lo que es eterno e inmutable en la naturaleza y lo que es eterno e inmutable en
cuanto a la moral y la sociedad.

De hecho, para Platón, estas son una misma cosa. Intenta captar una propia
«realidad» eterna e inmutable. Y, a decir verdad, precisamente para eso tenemos a
los filósofos. No están para elegir a la chica más guapa del año, ni los tomates
más baratos del jueves (razón por la cual no son siempre tan famosos). Los
filósofos suelen fruncir el ceño ante asuntos tan vanos y tan «de actualidad»·
Intentan señalar lo que es eternamente «verdadero», eternamente «hermoso», y
eternamente «bueno». Con esto tenemos, al menos, una vaga idea del proyecto
filosófico de Platón. A partir de ahora, miraremos las cosas una por una.
Intentaremos entender un razonamiento que dejó profundas huellas en toda la
filosofía europea posterior.
15
Platón opinaba que todo lo que podemos tocar y sentir en la naturaleza fluye. Es
decir, según él, no existen unas pocas que no se disuelven. Absolutamente todo lo
que pertenece al mundo de los sentidos está formado por una materia que se
desgasta con el tiempo. Pero, a la vez, todo está hecho con un eterno e inmutable.

Esto quiere decir que, para Platón, lo eterno y lo inmutable no es una «materia
primaria» física. Lo que es eterno e inmutable son los modelos espirituales o
abstractos, a cuya imagen todo está moldeado. Déjame precisar: los presocráticos
habían dado una explicación, más o menos razonable, de los cambios en la
naturaleza, sin tener que presumir que algo «cambia» de verdad. En medio del
ciclo de la naturaleza, hay algunas partes mínimas que son eternas e inmutables y
que no se disuelven. Lo que quiere decir Platón es que los átomos de Demócrito
nunca pueden llegar a convertirse en un «cocofante» o un «eledrilo».
Precisamente, esto fue lo que puso en marcha su reflexión filosófica.

Para Platón, lo eterno y lo inmutable no es una «materia primaria» física. Lo que


es eterno e inmutable son los modelos espirituales o abstractos, a cuya imagen
todo está moldeado. Esto quiere decir que, para Platón, lo eterno y lo inmutable
no es una «materia primaria» física. Lo que es eterno e inmutable son los modelos
espirituales o abstractos, a cuya imagen todo está moldeado.

Expuso su doctrina con gran belleza literaria en diversos pasajes de sus obras. Su
teoría es fruto de su genio sublime; pero filosóficamente es poco exacta.

Hay dos mundos separados por un gran abismo: el mundo de las y el mundo las
cosas.

El alma es espiritual y eterna. Estuvo en el mundo de las ideas.


16
Allí el conocimiento era intuición o contemplación directa de las ideas. En
castigo de “un pecado” fue precipitada al mundo de la materia y encarcelada en el
cuerpo.

Las ideas, según Platón, son innatas, es decir, al venir a este mundo ya están en el
alma. Pero al unirse el alma al cuerpo se sufre una conmoción tal que se olvidan.

Las cosas materiales son como el reflejo o sombra de las ideas. El hombre, al ver
esas cosas, va recordando aquellas ideas que contemplo. Po eso en el mundo de
las cosas, el conocimiento es recuerdo.

Aristóteles (384-322 a. de C.), que fue alumno de la Academia de Platón durante


20 años. Aristóteles no era ateniense. Provenía de Macedonia y llegó a la
Academia de Platón cuando éste tenía 61 años. Era hijo de un reconocido médico
y, por consiguiente, científico. Este hecho dice ya algo del proyecto filosófico de
Aristóteles. Lo que más le preocupaba era la naturaleza viva. No sólo fue el
último gran filósofo griego; también fue el primer gran biólogo de Europa.

Podríamos decir que Platón estuvo tan ocupado con «los moldes» o «Ideas
eternas», que no había reparado en los cambios en la naturaleza. Aristóteles, en
cambio, se interesaba precisamente por esos cambios, o lo que hoy en día
llamamos «procesos de la naturaleza». Si quisiéramos llevarlo al último extremo,
podríamos incluso decir que Platón dio la espalda al mundo de los sentidos,
volviendo la cabeza ante todo lo que vemos a nuestro alrededor. (¡Quería salir de
la caverna, quería contemplar el mundo eterno de las Ideas!) Aristóteles hizo lo
contrario. Se puso de rodillas en la tierra para estudiar peces y ranas, amapolas y
anémonas.

17
Podríamos decir que Platón sólo usaba su inteligencia; Aristóteles también usaba
sus sentidos. También en la forma en la que escriben, se encuentra una gran
diferencia entre ellos. Platón era un poeta, un creador de mitos; los escritos de
Aristóteles son áridos y minuciosos como una enciclopedia. No obstante, se nota
en mucho de lo que escribe que él se basa en su estudio de la naturaleza.

En la Antigüedad se habla de hasta 170 títulos escritos por Aristóteles, de los que
se han conservado 47. No se trata de libros acabados. Los escritos de Aristóteles
son en general apuntes para lecciones. También en la época de Aristóteles la
filosofía era ante todo una actividad oral. La gran importancia de Aristóteles en la
cultura europea se debe también, en buena medida, al hecho de que fuera él quien
creara el lenguaje profesional que las distintas ciencias emplean hasta hoy en día.
Fue el gran sistematizador que fundó y ordenó las distintas ciencias.

Aristóteles escribió sobre todas las ciencias, de modo que sólo mencionaré
algunos de los campos más importantes. Ya que te he hablado tanto de Platón,
empezaré por contarte cómo rechaza Aristóteles la teoría de las Ideas de Platón. A
continuación, veremos cómo elabora su propia filosofía de la naturaleza, pues fue
Aristóteles quien resumió todo lo que habían dicho los filósofos de la naturaleza
anteriores a él. Veremos cómo pone orden en nuestros conceptos y funda la lógica
como una ciencia. Finalmente hablaré un poco de la visión que tenía Aristóteles
de los seres humanos y de la sociedad. Si aceptas estas condiciones, podemos
poner manos a la obra.

Como los filósofos anteriores a él, Platón deseaba encontrar algo eterno e
inmutable, en medio de todos los cambios. Encontró las Ideas perfectas, que
estaban muy por encima del mundo de los sentidos. Platón opinaba, además, que
18
las Ideas eran más reales que todos los fenómenos de la naturaleza. Primero
estaba la «idea de caballo», luego llegaban todos los caballos del mundo de los
sentidos galopando en forma de sombras en la pared de una caverna. Esto quiere
decir que la «idea de gallina» estaba antes que la gallina y que el huevo.
Aristóteles pensaba que Platón había dado la vuelta a todo.

Estaba de acuerdo con su profesor en que el caballo individual «fluye», y que


ningún caballo vive eternamente. También estaba de acuerdo en que el «molde de
caballo» es eterno e inmutable. Pero la «idea de caballo» no es más que un
concepto que los seres humanos nos hemos formado después de ver un cierto
número de caballos. Eso quiere decir que la «idea» o la «forma» de caballo no
existen en sí. «Forma» del caballo es, para Aristóteles, las cualidades del caballo
o lo que hoy en día llamamos especie. Para ser más preciso: con «forma» del
caballo, Aristóteles quiere designar lo que es común para todos los caballos. Y
aquí no nos basta el ejemplo de las pastas, pues los moldes de pastelería existen
independientemente de esas determinadas pastas.

Aristóteles no pensaba que existieran tales moldes, que, por así decirlo, estaban
colocados en estantes fuera de la naturaleza. Para Aristóteles las formas de las
cosas son como las cualidades específicas de las cosas. Esto quiere decir que
Aristóteles está en desacuerdo con Platón en que la Idea de «gallina» sea anterior
a la gallina.

Lo que Aristóteles llama «forma de gallina», está presente en cada gallina, como
las cualidades específicas de la gallina; por ejemplo, el hecho de que ponga
huevos. De ese modo la propia gallina y la «forma» de gallina son tan
inseparables como el cuerpo y el alma. Con esto hemos dicho lo esencial sobre la
19
crítica de Aristóteles a la teoría de las Ideas de Platón. No obstante, debes darte
cuenta de que nos encontramos ante un cambio radical en la manera de pensar.
Para Platón, el mayor grado de realidad es lo que pensamos con la razón. Para
Aristóteles era igual de evidente que el mayor grado de realidad es lo que
sentimos con los sentidos.

Platón opina que todo lo que vemos a nuestro alrededor en la naturaleza, son
meros reflejos de algo que existe de un modo más real en el mundo de las Ideas, y
con eso también en el alma del ser humano. Aristóteles opina exactamente lo
contrario. Lo que hay en el alma del ser humano, son meros reflejos de los
objetos de la naturaleza; es decir, la naturaleza es el verdadero mundo. Según
Aristóteles, Platón quedó «anclado» en una visión mítica del mundo, en la que los
conceptos del hombre se confunden con el mundo real. Aristóteles señaló que no
existe nada en la mente que no haya estado antes en los sentidos, y Platón podría
haber dicho que no hay nada en la naturaleza que no haya estado antes en el
mundo de las Ideas.

En ese sentido, opinaba Aristóteles, Platón «duplicaba el número de las cosas».


Explicaba cada caballo haciendo referencia a «la idea» de caballo. ¿Pero qué
explicación era esa, Sofía? Quiero decir ¿de dónde viene la «idea de caballo»?
¿Existe acaso también un tercer caballo, del que la «idea de caballo» es un mero
reflejo? Aristóteles pensó que todo lo que tenemos dentro de pensamientos e
ideas ha entrado en nuestra conciencia a través de lo que hemos visto y oído. Pero
también tenemos una razón innata con la que nacemos. Tenemos una capacidad
innata para ordenar todas nuestras sensaciones en distintos grupos y clases. Así
surgen los conceptos «piedra», «planta», «animal» y «hombre». Así surgen los

20
conceptos «caballo», «cangrejo» y «canario». Aristóteles no negó que el hombre
tuviera una inteligencia innata.

Al contrario, según Aristóteles es precisamente la razón la que constituye la


característica más destacada del ser humano. Pero nuestra inteligencia está
totalmente vacía antes de que sintamos algo. Por lo tanto el ser humano no puede
nacer con idea alguna.

Tras haber aclarado su relación con la teoría de las Ideas de Platón, Aristóteles
constata que la realidad está compuesta de una serie de cosas individuales que
constituyen un conjunto de materia y forma. La «materia» es el material del que
está hecha una cosa, y la «forma» son las cualidades específicas de la cosa.
Delante de ti aletea una gallina, Sofía. La «forma» de la gallina es precisamente
aletear, y también cacarear y poner huevos. Así pues, la «forma» de la gallina son
las propiedades específicas de la especie «gallina» o, dicho de otra manera, lo que
hace la gallina. Cuando la gallina muere, y con ello deja de cacarear, la «forma»
de la gallina deja de existir.

Lo único que queda es la «materia» de la gallina (¡qué triste, verdad, Sofía!), pero
entonces, ya no es una gallina. Como ya he indicado, Aristóteles se interesaba por
los cambios que tienen lugar en la naturaleza. En la (“materia” siempre hay una
posibilidad de conseguir una determinada «forma». Podemos decir que la
«materia» se esfuerza por hacer realidad una posibilidad inherente. Cada cambio
que tiene lugar en la naturaleza es, según Aristóteles, una transformación de la
materia de posibilidad a realidad.

1.5 El mundo ininteligible o suprasensible, el mundo sensible

21
Platón pensaba que la realidad está dividida en dos. Una parte es el mundo de los
sentidos, sobre el que sólo podemos conseguir conocimientos imperfectos
utilizando nuestros cinco sentidos (aproximados e imperfectos). De todo lo que
hay en el mundo de los sentidos, podemos decir que «todo fluye» y que nada
permanece. No hay nada que sea en el mundo de los sentidos, solamente se trata
de un montón de cosas que surgen y perecen.

La otra parte es el mundo de las Ideas, sobre el cual podemos conseguir


conocimientos ciertos, mediante la utilización de la razón. Por consiguiente, este
mundo de las Ideas no puede reconocerse mediante los sentidos. Es el Mundo de
lo que “es”.

Por otra parte, las Ideas son eternas e inmutables. Según Platón, el ser humano
también está dividido en dos partes. Tenemos un cuerpo que «fluye», y que, por
lo tanto, está indisolublemente ligado al mundo de los sentidos, y acaba de la
misma manera que todas las demás cosas pertenecientes al mundo de los sentidos
(como por ejemplo una pompa de jabón). Todos nuestros sentidos están ligados a
nuestro cuerpo y son, por tanto, de poco fiar. Pero también tenemos un alma
inmortal, la morada de la razón. Precisamente porque el alma no es material
puede ver el mundo de las Ideas. Las Ideas son eternas e inmutables.

El mito de la caverna de Platón lo encontramos en el diálogo La República, en el


que Platón nos proporciona una imagen del «Estado ideal». Es decir, un Estado
modelo imaginario, o, lo que se suele llamar, un Estado «utópico».

Brevemente, podemos decir que Platón piensa que el Estado debe ser gobernado
por los filósofos. Al explicar el por qué, toma como punto de partida la

22
composición del ser humano. Según Platón, el cuerpo humano está dividido en
tres partes: cabeza, pecho y vientre. A cada una de estas partes le corresponde una
habilidad del alma. A la cabeza pertenece la razón, al pecho la voluntad, y al
vientre, el deseo. Pertenece, además, a cada una de las tres habilidades del alma
un ideal o una «virtud».

La razón debe aspirar a la sabiduría, la voluntad debe mostrar valor, y al deseo


hay que frenarlo para que el ser humano muestre moderación. Cuando las tres
partes del ser humano funcionan a la vez como un conjunto completo, obtenemos
un ser humano armonioso u honrado.

En la escuela, lo primero que tiene que aprender el niño es a frenar el deseo,


luego hay que desarrollar el valor, y finalmente, la razón obtendrá sabiduría.
Platón se imagina un Estado construido exactamente de la misma manera que un
ser humano. Igual que el cuerpo tiene cabeza, pecho y vientre, el Estado tiene
gobernantes, soldados y productores (granjeros, por ejemplo). Es evidente que
Platón emplea la ciencia médica griega como ideal. De la misma manera que una
persona sana y armoniosa muestra equilibrio y moderación, un Estado «justo» se
caracteriza por que cada uno conoce su lugar en el conjunto. Como el resto de la
filosofía de Platón, también su filosofía del Estado se caracteriza por su
racionalismo. Es decisivo para crear un buen Estado que sea gobernado por la
razón. De la misma manera que la cabeza dirige el cuerpo, tiene que haber
filósofos que dirijan la sociedad.

1.6 El materialismo de los siglos XVI y XVII

23
En el transcurso de los siglos XVI y XVII, en los países más avanzados de
Europa Occidental se va gestando en las entrañas de la vieja sociedad feudal el
nuevo modo de producción, el modo capitalista. La burguesía se desmembra más
y más del tercer estamento para volverse una clase independiente que encabeza la
oposición de vastos sectores de la población al poder feudal. En cierta medida, los
propietarios feudales comienzan a adaptarse a las relaciones capitalistas en
desarrollo.12

Este proceso aparece con la mayor evidencia en Inglaterra, donde los


terratenientes, mediante lo que se llamó cercado de las tierras, expulsaron de ellas
a los labriegos y las convirtieron en pastizales para ovejas, cuya cría era
estimulada por una producción textil en rápido crecimiento. Así apareció la
“nueva nobleza”, próxima a la burguesía por su condición y sus intereses, y así se
crean las premisas materiales necesarias para instaurar una avenencia entre la
nobleza y la burguesía, expresión política de la cual es la monarquía absoluta.
Como señala Marx, “la monarquía absoluta surge en los períodos de transición,
cuando los viejos estamentos feudales decaen, y se forma, del estamento
medieval de los ciudadanos, la moderna clase de la burguesía, y cuando ninguna
de las partes beligerantes ha prevalecido aún sobre la otra”.13

El “cercado” es la forma clásica de la acumulación originaría del capital, es decir,


de la expropiación violenta de los pequeños productores que ha de dar lugar a la
aparición de la clase de los obreros asalariados.

Por estas causas cobran aspereza las luchas de los sectores sociales “bajos” contra
los estamentos feudales dominantes, lo que a su vez intensifica la descomposición
12
Herzen, C. (2001). Obras filosóficas escogidas, ed en español, Moscú.
13
Ibídem.
24
de las relaciones feudales y forma una de las premisas inmediatas de las
revoluciones burguesas de aquella época: la revolución de los Países Bajos (final
del siglo XVI), la revolución burguesa de Inglaterra (mediado el siglo XVII) y, en
fin, la revolución burguesa de Francia de 1789 a 1794. La Guerra de los
Campesinos en Alemania, la insurrección de Roberto Ket en Inglaterra, la
revuelta de los “desarrapados” en Francia y otras batallas de los trabajadores
fueron, virtualmente, el prólogo de las revoluciones burguesas de Europa
Occidental.14

La disgregación de las relaciones feudales cambia esencialmente el factor religión


dentro de la sociedad. Se derrumba la dictadura espiritual de la Iglesia. La
religión, empero, mantiene todavía un considerable poder sobre las mentes. Por
ello no puede sorprender que las primeras revoluciones burguesas tengan por
estandarte la religión reformada, el protestantismo. Sólo en el siglo XVIII se
presenta una revolución burguesa, la de Francia, sin vestiduras religiosas y
proclama a pecho descubierto los ideales políticos de la burguesía. Pero si para
las masas de la sociedad capitalista es todavía 1a religión manantial de ilusiones
—políticas y morales—, en la ciencia y en la filosofía deja de marcar la pauta.

Para los ideólogos burgueses progresistas, las nuevas concepciones que más
cuadraban a los intereses de la ciencia de la naturaleza eran la filosofía
materialista y el materialismo —por lo general espontáneo— de los naturalistas.
En un principio, estas dos modalidades del materialismo actúan en común. La una
y la otra acometen la crítica de la escolástica planteando el problema del método
del conocimiento; el método viejo expresaba no sólo el divorcio escolástico del
experimento, de la práctica, sino también el idealismo propio de la escolástica.
14
Fernández Sandoica, H. (2013). Tendencias historiográficas actuales, Akal.
25
Los materialistas atribuyen la esterilidad de la pseudociencia escolástica a la
endeblez de su método, cuyos rasgos esenciales son la obediencia acrítica a la
autoridad, el dogmatismo, la especulación, la ausencia de una observación
empírica sistemática y de experimentación, el apresuramiento y la inconsistencia
de las generalizaciones, la primacía de la deducción.

1.7 La filosofía moderna15

La filosofía moderna es la filosofía que se desarrolló en el mundo occidental


desde el siglo XVII hasta comienzos del siglo XX. El período de la filosofía
moderna no se corresponde exactamente con la Edad Moderna. Se debate cuándo
de la filosofía renacentista se debe incluir, al igual que si se debe incluir parte de
la filosofía del siglo XX.

La filosofía moderna se caracterizó por reconocer plenamente la preeminencia de


la gnoseología sobre la metafísica, argumentando que antes de intentar conocer lo
que hay, es prudente conocer lo que se puede conocer. Los principales debates de
esta época fueron, por lo tanto, debates gnoseológicos. La escuela racionalista
enfatizó el papel de la razón en la adquisición del conocimiento y tuvo sus
principales proponentes en René Descartes, Baruch Spinoza y Gottfried Leibniz.
Por el otro lado, la escuela empirista sostuvo que la única fuente del conocimiento
es la experiencia y encontró defensores en Francis Bacon, John Locke, David
Hume y George Berkeley.

En 1781, Immanuel Kant publicó su famosa Crítica de la razón pura, rechazando


ambas posturas y proponiendo una alternativa. Según Kant, si bien todo nuestro
conocimiento empieza con la experiencia, no todo se origina de ella, pues existen
15
Sanchez Meca, D. (2011). Historia de la filosofía moderna y contemporánea, Editorial Dykinson.
26
ciertas estructuras del sujeto que anteceden a toda experiencia, en tanto son las
condiciones que la hacen posible. La filosofía del siglo XIX se caracterizó en
gran parte por ser una reacción a su filosofía, comenzando con el desarrollo del
idealismo alemán.

El siglo XIX trajo una cantidad de nuevos movimientos, la mayoría de los cuales
fueron creados por filósofos trabajando desde fuera del mundo académico.
Kierkegaard y Nietzsche sentaron las bases para la filosofía existencialista.
Auguste Comte acuñó el término «positivismo» y popularizó la escuela del
mismo nombre. En la ética, Jeremy Bentham y John Stuart Mill elaboraron el
utilitarismo, según el cual la acción correcta es aquella que produce la mayor
cantidad de felicidad general. Marx y Engels sentaron las bases del materialismo
dialéctico. En los Estados Unidos, Charles Sanders Peirce, William James y John
Dewey dieron origen a la escuela pragmatista. Al final del siglo, Edmund Husserl
inició la escuela de la fenomenología trascendental, y Gottlob Frege empezó con
su trabajo en lógica matemática, que habría de proveer las herramientas para la
filosofía analítica del siglo XX.

1.8 Bacón, Descartes, Kant, Feuerbach y Marx

La filosofía de Bacon muestra los elementos de anti-autoritarismo, el empirismo y


el utilitarismo. Estas tres orientaciones formaron su concepto de conocimiento, la
perspectiva de valor, y tanto el límite y la posibilidad de su contribución. Bacon
no refleja el pesimismo tradicional de los pensadores cristianos medievales que
consideraban a los seres humanos y la sociedad como incapaz de mejorar mucho
debido a la corrupción de la caída humana. En su lugar, se mostró optimista sobre
las posibilidades de la verdad junto con la libertad humana y la soberanía. La
27
ampliación de los conocimientos humanos era una condición previa para aliviar
las penurias de la existencia humana y la formación de una nueva sociedad
floreciente. Vio la ciencia, un proyecto colectivo para la mejora de las estructuras
sociales, como el medio para lograrlo. La idea moderna de «progreso
tecnológico» (en el sentido de una constante, avance acumulativo, histórico en el
conocimiento científico aplicado) se inició con Bacon y es una idea que ha dado
forma a los últimos cuatrocientos años.

Bacon, argumentó que es conveniente no confundir el Libro de la Naturaleza con


el Libro de Dios. El segundo se refiere a la voluntad de Dios que los seres
humanos nunca pueden saber, y el primero con la obra de Dios; la explicación
científica o apreciación es una manera para que un cristiano pueda servir a Dios
así como la filosofía natural y la tecnología son dos formas de conocimiento de
Dios.

De acuerdo con la tradición aristotélica, el conocimiento concebido como objeto


de contemplación, fue concebido como tener un valor intrínseco, y por lo tanto su
valor se deriva por sí mismo. Este tipo de conocimiento fue valorado por el hecho
de que fueron vistos como la posibilidad de liberar el alma humana desde el
mundo terrenal y dar al alma un elemento de la libertad. El conocimiento que
sirve beneficios económicos (cuestuosas artes) y los fines prácticos se considera
secundaria porque estaba sirviendo para satisfacer las necesidades materiales.

Bacon, rechazo esta idea del conocimiento y la interpretó desde una perspectiva
pragmática y utilitaria. De la perspectiva utilitaria de Bacon, el conocimiento, en
el sentido de la verdad, ya no tenía valor intrínseco, sino que deriva su valor de
los efectos prácticos, a los que servía. Así, Bacon abandonó la idea del
28
conocimiento como una forma de liberar el espíritu humano (liberales artes).
Bacon, afirmó la primacía de la utilidad en la esfera del conocimiento, que es una
de las características importantes de la idea de la modernidad.

Bacon, repudió el método silogístico de Aristóteles y define su procedimiento


alternativo como "por el trabajo lento y fiel recopila información de las cosas y lo
pone en conocimiento". Con esto se establece los procedimientos básicos de la
ciencia. Teorizar no fue suficiente para Bacon y su lema era, "hacer es saber y
saber es hacer". Como la crítica de Aristóteles y su obra de la lógica del Órganon,
que fue aprobado por la escolástica, Bacon tituló su trabajo sobre la metodología
empírica como Novum Organum ("Nuevo Organon").

Bacon, se dio cuenta de que los hechos tienen que ser recogidos de manera
metódica para que se puedan hacer comparaciones. No era suficiente para buscar
la confirmación de los casos. En su lugar, vio que las tablas necesarias para
establecerse de forma que los casos negativos pueden ser incluidas y tomadas en
consideración. Propuso hacer experimentos refutando lo que algunos han visto
como una anticipación de la idea de Karl Popper de la falsación. Este fue un logro
revolucionario y original para el que no hay casos previos en la antigüedad
clásica.

Sin embargo, los grandes científicos muy pocos han usado completamente la
metodología de Bacon. Es demasiado laborioso. En su lugar, han tendido a
aumentar el experimento riguroso con la imaginación y la intuición, que ha
permitido a la ciencia el progreso a pasos agigantados. Así que Bacon sobre
estima el valor de la observación minuciosa y recopilación de datos y subestimó

29
el uso de hipótesis y conjeturas. Sin embargo, su promoción de la
experimentación era muy necesaria para permitir a la ciencia para seguir adelante.

Búsqueda libre de prejuicios del conocimiento: cuatro ídolos.

Al igual que otros pensadores modernos, Bacon estaba convencido del ideal de
conocimiento neutral, exento de la autoridad, la tradición y la interpretación.
Pensaba que esto era como las ideas de la mente divina, "las firmas verdaderas y
las marcas de puestos en las obras de la creación tal como se encuentran en la
naturaleza". Bacon no creyó que la mente humana era una "tabula rasa", que fue
capaz de recibir una imagen correcta del mundo. En cambio, era más como un
espejo torcido debido a las distorsiones inherentes. Así que antes de tratar de
buscar el conocimiento que una persona tiene para mejorar su mente. Él describe
los prejuicios comunes que impiden que la gente tenga la claridad de mente
necesaria para descubrir este conocimiento como cuatro "Idols" (ídolos):

"Ídolos de la tribu" (idola tribus), que son comunes a todo el mundo debido a la
imperfección de la naturaleza humana, como nuestros sentidos fácilmente
deceivable, una tendencia a hacerse ilusiones y corriendo a la sentencia.

"Los ídolos de la caverna" (idola specus), son los supuestos no examinados


parroquiales y por lo general una persona ha adquirido de su cultura, género,
clase, religión, educación y educación.

"Los ídolos del mercado" (idola fori), procedentes de las confusiones inherentes
al lenguaje como palabras para las cosas que no existen o palabras que son vagos.
En este Bacon, parece haberse anticipado a Wittgenstein.

30
"Ídolos del teatro" (idola teatrales), que resultan de los mundos de ficción creados
por la filosofía dogmática, que no ha sido sometido a pruebas por la
experimentación. Se describe como supersticiones y ofrece como ejemplo las
personas que basan su filosofía de la naturaleza en el libro del Génesis, capítulo I.

René Descartes nació en 1596 y vivió una vida errante por Europa. Desde muy
joven había nutrido una fuerte esperanza de conseguir conocimientos seguros
sobre la naturaleza de los hombres y del universo. Pero después de haber
estudiado filosofía se convenció cada vez más de su propia ignorancia. –¿ Más o
menos como Sócrates? –Más o menos como él, sí. Como Sócrates, estaba con-
vencido de que sólo nuestra razón puede proporcionarnos conocimientos seguros.
No podemos fiarnos de lo que dicen los viejos libros. Ni siquiera podemos fiarnos
de lo que nos dicen nuestros sentidos. –Así pensó Platón, también él opinó que
sólo la razón nos puede proporcionar conocimientos seguros. –Exacto.

Hay una línea que va desde Sócrates y Platón y que pasa por San Agustín antes de
llegar a Descartes. Todos estos filósofos fueron racionalistas. Opinaban que la
razón es la única fuente segura de conocimiento. Tras extensos estudios,
Descartes llegó a la conclusión de que los conocimientos que se habían heredado
de la Edad Media no eran necesariamente de fiar. En este punto quizás podríamos
compararlo con Sócrates, que no se fiaba de las opiniones corrientes con las que
solía encontrarse en la plaza de Atenas.

Descartes decidió empezar a viajar por Europa, de la misma manera que Sócrates
empleó su vida en conversar con las gentes de Atenas. Descartes nos cuenta que a
partir de entonces sólo buscará aquella ciencia que pueda encontrar en él mismo o
en el «gran libro del mundo». Se adhirió por tanto al servicio de la guerra, que le
31
llevó a varios lugares de Centroeuropa. Más adelante vivió unos años en París,
pero en 1629 se fue a Holanda, donde vivió casi 20 años trabajando en sus
tratados filosóficos. En 1649 fue invitado a Suecia por la reina Cristina. Pero la
estancia en ese lugar que él denominó la «tierra de los osos, del hielo y las rocas»,
le provocó una pulmonía, y Descartes murió en el invierno de 1650.

Con sólo 54 años. Pero llegaría a tener una gran importancia para la filosofía,
incluso después de su muerte. No es ninguna exageración decir que fue Descartes
quien fundó la filosofía de los tiempos modernos. Tras el entusiasta
redescubrimiento del re-nacimiento del ser humano y de la naturaleza, surgió de
nuevo una necesidad de recoger las ideas de la época en un sistema filosófico
consistente.

El primer gran sistematizador fue Descartes. Luego le siguieron Spinoza y


Leibniz, Locke y Berkeley, Hume y Kant... –¿ Qué quieres decir con un «sistema
filosófico»? –Con eso quiero decir una filosofía construida desde los cimientos y
que procura encontrar una especie de esclarecimiento de todas las cuestiones
filosóficas importantes. La Antigüedad había tenido grandes sistematizadores
como Platón y Aristóteles. La Edad Media tuvo a Santo Tomás de Aquino, que
quiso construir un puente entre la filosofía de Aristóteles y la teología cristiana.
Luego llegó el Renacimiento, con un embrollo de viejos y nuevos pensamientos
sobre la naturaleza y la ciencia, sobre Dios y el hombre. Hasta el siglo XVII no
hubo por parte de la filosofía un intento de recoger las nuevas ideas en un sistema
filosófico esclarecido. El primero en intentarlo fue Descartes. Él puso la primera
piedra de lo que sería el proyecto más importante de la filosofía de las

32
generaciones siguientes. Ante todo le interesaba averiguar lo que podemos saber,
es decir, aclarar la cuestión de la «certeza de nuestro conocimiento».

La otra gran cuestión que le preocupó fue la «relación entre el alma y el cuerpo».
Estos dos planteamientos caracterizarían el debate filosófico durante los
siguientes ciento cincuenta años. –Entonces fue un hombre avanzado para su
época. –Sí, pero también eran cuestiones que se planteaban en esa época.

En lo que se refiere al problema de conseguir conocimientos indudables, muchos


expresaron un escepticismo filosófico total, opinando que los hombres tendrían
que resignarse a no saber nada. Pero Descartes no se resignó a eso. Si se hubiera
resignado, no habría sido un verdadero filósofo. De nuevo podemos establecer un
paralelismo con Sócrates, que tampoco se resignó al escepticismo de los sofistas.
Precisamente en la época de Descartes la nueva ciencia había desarrollado un
método que proporcionaría una descripción totalmente segura y exacta de los
procesos de la naturaleza.

Descartes tuvo que preguntarse si no habría también un método seguro y exacto


para la reflexión filosófica. –Entiendo. –Pero eso sólo fue una cosa. La nueva
física había planteado la cuestión sobre la naturaleza de la materia, es decir; sobre
qué es lo que decide los procesos físicos de la naturaleza. Cada vez más se
defendía una interpretación mecánica de la naturaleza. Pero cuanto más
mecánicamente se conceptuaba el mundo físico, tanto más imperiosa se volvía la
cuestión sobre la relación entre el alma y el cuerpo.

Antes del siglo XVII era habi-tual considerar el alma como una especie de
«respiración vial» que fluye por todos los seres vivos. El significado original de

33
las palabras «alma» y «espíritu» es, de hecho, «aliento vital» o «respiración» en
casi todos los idiomas europeos. Para Aristóteles el alma en algo presente en todo
el organismo como “principio de la vida» de ese organismo, es decir; algo que n
humanos, fueron explicados como un proceso mecánico.

Pero el alma del hombre no podía formar parte de esa “maquinaria corporal».
¿Dónde estaría entonces el alma? Una cuestión importante que quedaba por
explicar era cómo algo «espiritual” podía poner en marcha un proceso mecánico.
–En realidad es algo bastante curioso. –¿Qué quieres decir? –Decido levantar un
brazo, y entonces levanto el brazo. O decido ir corriendo a coger el autobús, e
instantáneamente mis piernas comienzan a correr.

Otras veces puedo pensar en algo triste. De repente, mis lágrimas empiezan a
brotar. Entonces tiene que haber una misteriosa relación entre el cuerpo y la
conciencia. –Precisamente este problema puso en marcha los pensamientos de
Descartes. Igual que Platón, estaba convencido de que había una clarísima
separación entre “espíritu” y “materia”. Pero Platón no pudo responder a la
pregunta de cómo el cuerpo afecta al alma, o cómo el alma afecta al cuerpo. –Yo
tampoco puedo, así que me gustada saber a qué conclusión llegó Descartes. –
Sigamos su propio razonamiento. Alberto señaló el libro que estaba sobre la mesa
que había entre ellos.

En este pequeño libro, Discurso del Método, Descartes plantea la cuestión de qué
método debe emplear el filósofo cuando se dispone a solucionar un problema
filosófico, pues las ciencias naturales ya tenían su nuevo método. –Eso ya lo has
dicho.

34
Descartes constata primero que no podemos considerar nada como verdad si no
reconocemos claramente que lo es. Para conseguir esto puede que sea necesario
dividir un problema complejo en cuantas partes parciales sea posible. Entonces se
puede empezar por las ideas más sencillas. Podría decirse que cada idea tendrá
que “medirse y pesarse», más o menos como Galileo decía que todo tenía que
medirse y que lo que no se podía medir tendría que hacerse medible. Descartes
pensaba que la filosofía podía ir de lo simple a lo complejo. Así sería posible
construir nuevos conocimientos.

Al final había que hacer constantes recuentos y controles para poder asegurarse
de que no se había omitido nada. Entonces, y no antes, puede ser alcanzable una
conclusión filosófica. –Casi suena a problema aritmético. –Sí, Descartes quiso
emplear el método matemático también en la reflexión filosófica. Quiso probar
verdades filosóficas más o menos de la misma manera en la que se prueba un
teorema matemático. También quiso emplear la misma herramienta que
empleamos cuando trabajamos con números, es decir la razón. Pues solamente la
razón nos proporciona conocimientos seguros. No resulta tan evidente que los
sentidos sean de fiar. Ya hemos subrayado su parentesco con Platón, quien
también señaló que las matemáticas y los números nos podían proporcionar un
conocimiento más certero que los testimonios de los sentidos.

Volvamos al razonamiento del propio Descartes, cuya meta era lograr


conocimientos certeros sobre la naturaleza de la vida. Empezó por afirmar que
como punto de partida se debe dudar de todo, porque no quería edificar su sistema
filosófico sobre un fondo de arena. –Porque si fallan los cimientos podría
derrumbarse todo el edificio. –Gracias por tu ayuda, hija. No es que Descartes

35
pensara que fuera razonable dudar de absolutamente todo, sino que en principio
hay que dudar de todo.

En primer lugar, no es del todo seguro que podamos continuar nuestra búsqueda
filosófica leyendo a Platón o a Aristóteles, porque aunque ampliamos nuestros
conocimientos históricos, no ampliamos nuestro conocimiento del mundo. Para
Descartes resultaba im-prescindible librarse de ideas viejas antes de comenzar su
propia indagación filosófica. –¿Quería retirar todo el viejo material de
construcción antes de iniciar la nueva casa? –Sí, con el fin de asegurarse
completamente de que la nueva construcción de ideas fuera a aguantar, quería
limitarse a utilizar exclusivamente material nuevo y fresco.

No obstante, la duda de Descartes es más profunda que eso, pues decía que ni
siquiera podemos fiarnos de lo que nos dicen nuestros sentidos. Quizás nos está
tomando el pelo. –¿Cómo? –También cuando soñamos creemos que estamos
viviendo algo real. ¿Hay en realidad, algo que distinga nuestras sensaciones en
estado de vigilia de las de los sueños? «Cuando reflexiono detenidamente sobre
esto, no encuentro ni un solo criterio para distinguir la vigilia del sueño», escribe
Descartes. Y sigue: «¿Cómo puedes estar seguro de que tu vida entera no es un
sueño?».

Lo que opina Descartes es simplemente que todos tenemos una idea de un ser
perfecto, y que resulta inherente a esta idea el que ese ser perfecto exista. Porque
un ser perfecto no sería perfecto si no existiera. Y además, nosotros no
tendríamos ninguna idea de un ser perfecto si no hubiera tal ser perfecto.
Nosotros somos imperfectos, entonces no puede venir de nosotros la idea sobre lo
perfecto. La idea de un Dios es, según Descartes, una idea innata, está impresa en
36
nosotros desde que nacemos, de la misma manera que el artista imprime su firma
en la obra». –Pero aunque yo tenga una idea de un «cocofante», eso no quiere
decir que el «cocofante» exista.

Descartes te habría contestado que tampoco es inherente al concepto «cocofante»


el que exista. En cambio, es inherente al concepto «un ser perfecto» que ese ser
exista. Según Descartes esto es tan seguro como que es inherente a la idea de
círculo ¿que todos los puntos del círculo se encuentren igual de lejos del centro
del mismo. No puedes hablar de un círculo sin que cumpla ese requisito. De la
misma manera tampoco puedes hablar de un ser perfecto que careciera de la
cualidad más importante de todas, es decir, de la existencia.

Es ésa una manera bastante especial de pensar. –Es una manera de pensar
marcadamente «racional». Descartes opinaba, como Sócrates y Platón, que hay
una relación entre el pensamiento v la existencia. Cuanto más evidente resulte
algo al pensamiento tanto más seguro es su existencia.

Hasta ahora ha llegado a la conclusión de que es una persona que piensa y de que
hay, además, un ser perfecto. –Y con esto como punto de partida prosigue. En
cuanto a todas esas ideas que tenemos de la realidad exterior, por ejemplo del sol
y de la luna, podría ser que todo fueran simplemente imaginaciones o imágenes
de sueños. Pero también la realidad exterior tiene algunas cualidades que
podemos reconocer con la razón.

En la filosofía kantiana (“Idealismo transcendental”) culminan las tres corrientes


filosóficas principales de la Edad Moderna, racionalismo, empirismo e
Ilustración: al afirmar que el conocimiento se limita a la experiencia, Kant se

37
aproxima al empirismo, y al afirmar que no todo el conocimiento proviene de la
expe- riencia se acerca al racionalismo. Los dos grandes ilustrados, Newton y
Rousseau, también le influyeron: Newton representó el éxito definitivo que se
puede alcanzar si limitamos la ciencia al conocimiento de los fenómenos;
Rousseau reforzó en Kant la convicción de la autonomía de la moralidad frente a
las leyes que rigen el mundo objetivo y la pertenencia del hombre a dos mundos o
reinos, el Reino de la Naturaleza y el del Espíritu. El problema tratado por Kant
fue el de la posibilidad de lo metafísico, la aclaración de cómo el hombre es
ciudadano de ambos reinos. La filosofía kantiana es una filosofía crítica: se tratará
de investigar la posibilidad y límites de la Razón tanto en su aspecto teórico como
en su dimensión práctica. Su proyecto consiste en establecer los principios y
límites del conocimiento científico de la Naturaleza, descubrir los principios de la
acción y las condiciones de la libertad, y delinear el destino último del hombre.

Emmanuel Kant
EL USO TEÓRICO DE LA RAZÓN
Con este filósofo comienza una nueva época en la historia de la filosofía. En Kant
predomina el pensamiento crítico. Centró su atención en el sujeto que conoce.
Para Kant, el sujeto es el elemento activo del conocimiento, los objetos se
adaptan al modo de conocer del sujeto y giran en torno a él. Kant afirma que hay
conceptos que no provienen de la experiencia pero esos conceptos sólo tienen
aplicación en el ámbito de la experiencia.

38
La tarea fundamental de Kant será someter a juicio a la razón para resolver el
antagonismo entre todas las interpretaciones de la misma (racionalista, empirista
e irracionalista).

Kant define a la filosofía como "la ciencia de la relación de todos los


conocimientos a los fines esenciales de la razón humana". Para Kant, a la filosofía
corresponde proponerse: Establecer los principios y límites que hacen posible un
conocimiento científico de la naturaleza (¿qué puedo conocer? - Razón pura).
Establecer y justificar los principios de la acción y las condiciones de la libertad
(¿qué debo hacer? - Razón práctica). Delinear proyectivamente el destino último
del hombre (¿qué me cabe esperar? - Religión).

En su crítica de la razón pura se pregunta por cuáles son las posibilidades de


conocimiento que tienen nuestras facultades cognoscitivas. Se pregunta si se
puede obtener un conocimiento científico y riguroso de las realidades de las que
no tenemos un conocimiento sensible. Para ello ha de preguntarse primero si es
posible la metafísica como ciencia, ya que esta es la que busca obtener
conocimiento de estas realidades.

Las condiciones que hacen posible la ciencia son: empíricas (toda ciencia ha de
basarse en datos que parten de la experiencia) y trascendentales-a priori (toda
ciencia se apoya en unos contenidos anteriores a la experiencia) La ciencia se
compone de juicios y, sin juicios, no hay ciencia. Los juicios pueden ser
analíticos (cuando el predicado está comprendido en el sujeto. Son universales y
necesarios pero no extensivos) o sintéticos (el predicado no está comprendido en

39
el sujeto), a priori (independientes de la experiencia) o a posteriori. Para Kant,
sólo los juicios sintéticos y a priori pueden ser científicos.

Su crítica de la razón pura se divide en tres partes: En la estética trascendental


estudia las condiciones sensibles del conocimiento, en la analítica trascendental
estudia el entendimiento y en la dialéctica trascendental estudia la razón.

Espacio y tiempo (formas a priori de la sensibilidad), son condiciones universales


y necesarias para que pueda darse cualquier conocimiento sensible. El primer
conocimiento se forma gracias a un elemento material (impresiones sensibles) y
un elemento formal (formas a priori de la sensibilidad) El resultante es el
fenómeno, lo que aparece.

A través de la sensibilidad percibimos unas sensaciones pero no las


comprendemos, esto es propio de la facultad del entendimiento. En la analítica,
Kant diferencia entre dos tipos de conceptos empíricos y puros (categorías). El
entendimiento aplica espontáneamente las categorías a los fenómenos
provenientes de la facultad de la sensibilidad. . Las categorías sólo pueden ser
aplicadas a los fenómenos y, sin ellas, el conocimiento es imposible. Nosotros
conocemos lo dado en el espacio y el tiempo, es decir, el fenómeno, lo que
aparece. Sin embargo no conocemos el noúmeno, es decir, la cosa en sí; nosotros
no tenemos más que intuiciones sensibles, y, por tanto, nuestro conocimiento está
limitado al mundo de las intuiciones sensibles, de los fenómenos: no tenemos
conocimiento de las cosas en sí.

40
La metafísica como ciencia es imposible porque las categorías sólo pueden
aplicarse a los fenómenos y las realidades metafísicas (Dios, alma, mundo)
escapan a la experiencia fenoménica. Los juicios sintéticos a priori- son
imposibles en la metafísica. Kant hace una triple crítica a la Metafísica, que se
considera dividida en tres ramas: psicología (alma), cosmología (mundo) y
teología (Dios).

En su "Crítica de la razón práctica", Kant se propone crear una ética formal, es


decir, a priori (universal y necesaria para todos los hombres), categórica (no
hipotética, que los juicios sean absolutos sin condición alguna) y autónoma (no
heterónoma, que sea el propio sujeto el que se de a sí mismo su ley). A esta ley
que la voluntad se da a sí misma la llama Kant el imperativo categórico:

“Obra de tal manera que tus actos puedan ser tomados como normas universales
de conducta.”

Este imperativo no dice lo que hay que hacer sino únicamente cómo. Para Kant
sólo son moralmente buenas las acciones que se realizan por deber.

Al afirmar la imposibilidad de la metafísica como ciencia no está negando la


inmortalidad del alma, ni la existencia de Dios, lo único que dice es que no son
objeto de conocimiento. Según Kant, las realidades metafísicas no son evidentes,
ni pueden demostrarse, pero hay que admitirlas como postulados para que sea
posible la moral. Los tres postulados son: Libertad, Inmortalidad del alma (la
voluntad persigue un fin inalcanzable en esta vida; luego hay que afirmar la

41
inmortalidad) y Dios (en el mundo, el ser y el deber ser no se identifican; es
necesario admitir a Dios como el ser donde se identifican esas dos realidades).
La metafísica es una rama de la filosofía que estudia la naturaleza, estructura,
componentes y principios fundamentales de la realidad.
La metafísica aborda problemas centrales de la filosofía, como lo son los
fundamentos de la estructura de la realidad y el sentido y finalidad última de todo
ser.
La metafísica tiene dos tópicos principales: el primero es la ontología, que en
palabras de Aristóteles viene a ser la ciencia que estudia el ser en tanto que ser.
El segundo es el de la teología, que es el estudio de Dios como causa última de la
realidad. Existe, sin embargo, un debate que sigue aún hoy sobre la definición del
objeto de estudio de la metafísica, sobre si sus enunciados tienen propiedades
cognitivas.
La metafísica estudia los aspectos de la realidad que son inaccesibles a la
investigación científica.
Según Emmanuel Kant, una afirmación es metafísica cuando afirma algo
sustancial o relevante sobre un asunto («cuando emite un juicio sintético sobre un
asunto») que por principio escapa a toda posibilidad de ser experimentado
sensiblemente por el ser humano. Algunos filósofos han sostenido que el ser
humano tiene una predisposición natural hacia la metafísica.
Kant la calificó de «necesidad inevitable». Arthur Schopenhauer incluso definió
al ser humano como «animal metafísico.
La palabra «metafísica» significa «más allá de la naturaleza o más allá de lo
material o físico», proviene del título puesto por Andrónico de Rodas a una
colección de escritos de Aristóteles.

42
Esto no implica que la metafísica haya nacido con Aristóteles, sino que es de
hecho más antigua, dado que hay casos de pensamiento metafísico en
los filósofos presocráticos. 
Platón estudió en diversos Diálogos lo que es el ser, con lo que preparó el terreno
a Aristóteles de Estagira, que elaboró lo que él llamaba una «filosofía primera»,
cuyo principal objetivo era el estudio del Ser en cuanto tal, de sus atributos y sus
causas.
El término metafísica proviene de una obra de Aristóteles compuesta por catorce
volúmenes (rollos de papiro), independientes entre sí, que se ocupan de diversos
temas generales de la filosofía.
Estos libros son de carácter esotérico, es decir, Aristóteles nunca los concibió
para la publicación. Por el contrario, son un conjunto de apuntes o notas
personales sobre temas que pudo haber tratado en clases o en otros libros
sistemáticos.
El peripatético Andrónico de Rodas (siglo I a. C.) al sacar la primera edición de
las obras de Aristóteles ordenó estos libros detrás de los ocho libros sobre física
(tà metà tà physiká). De allí surgió el concepto de «metafísica», que en realidad
significa: aquello que en el estante está después de la física, pero que también de
manera didáctica significa: aquello que sigue a las explicaciones sobre la
naturaleza o lo que viene después de la física, entendiendo física en su acepción
antigua que se refería al estudio de la physis, es decir, de la naturaleza y sus
fenómenos, no limitados al plano material necesariamente.
En la Antigüedad la palabra metafísica no denotaba una disciplina particular
concerniente al interior de la filosofía, sino el compendio de rollos de Aristóteles
ya mencionado.

43
Sólo es a partir del siglo XIII que la metafísica pasa a ser una disciplina filosófica
especial que tiene como objeto el ente en cuanto ente. Es hacia ese siglo cuando
el conocimiento de las teorías aristotélicas se comienza a conocer en el Occidente
latino gracias al influjo de pensadores árabes como Avicena y Averroes.
A partir de entonces la metafísica pasa a ser la más alta disciplina filosófica, y así
hasta la Edad Moderna. Con el tiempo la palabra «metafísica» adquirió el
significado de «difícil» o «sutil» y en algunas circunstancias se utiliza con un
carácter peyorativo, pasando a significar especulativo, dudoso o no científico.

En este sentido, también la metafísica es considerada como un modo de


reflexionar con demasiada sutileza en cualquier materia que discurriese entre lo
oscuro y difícil de comprender.
Objetivo de la metafísica
La metafísica pregunta por los fundamentos últimos del mundo y de todo lo
existente. Su objetivo es lograr una comprensión teórica del mundo y de los
principios últimos generales más elementales de lo que hay, porque tiene como
fin conocer la verdad más profunda de las cosas, por qué son lo que son; y, aún
más, por qué son.
Tres de las preguntas fundamentales de la metafísica son:
¿Qué es ser?
¿Qué es lo que hay?
¿Por qué hay algo, y no más bien nada?
No sólo se pregunta entonces por lo que hay, sino también por qué hay algo.
Además, aspira a encontrar las características más elementales de todo lo que
existe: la cuestión planteada es si hay características tales que se le puedan

44
atribuir a todo lo que es y si con ello pueden establecerse ciertas propiedades del
ser.
Algunos de los conceptos principales de la metafísica
son: ser, nada, existencia, esencia, mundo, espacio, tiempo, mente, Dios, libertad, 
cambio, causalidad y fin.
Algunos de los problemas más importantes y tradicionales de la metafísica son:
el problema de los universales, el problema de la estructura categorial del mundo,
y los problemas ligados al espacio y el tiempo.
La ontología se le llama también “Metafísica general”. Es el “estudio del ser en
cuanto al ser”.
Esta frase parece enigmática, pero no lo es tanto. El caballo, el hombre, son seres.
Pues bien, la Ontología los estudia no en cuanto que son “el caballo”, “el
hombre”…, sino que se fija en algo común a todos ellos; los estudia en cuanto
que son seres. La ontología es, pues el estudio del ser, en cuanto al ser.

A. I. PLANTEAMIENTO KANTIANO DEL PROBLEMA DEL


CONOCIMIENTO

Responder a la pregunta ¿qué puedo conocer? exige señalar los principios y


límites del conocimiento científico. Kant defendió en un primer momento la
metafísica dogmática racionalista, para la que era posible, por pura deducción
racional, alcanzar el conocimiento metafísico de la realidad, pero la lectura de
Hume le despertó de este “sueño dogmático”. Kant creyó necesario para los
intereses y fines últimos del hombre una Crítica o examen de la propia Razón
sobre sí misma y sus límites, y propuso, frente a la “filosofía dogmática” una
“filosofía crítica”. El problema es el de si es posible la Metafísica como ciencia y
45
para solucionarlo debemos investigar antes las condiciones que hacen posible la
ciencia. En esta tarea distingue dos tipos de condiciones: empíricas (particulares y
contingentes) y a priori o transcendentales (universales y necesarias). La
investigación de estas últimas dará lugar a la filosofía transcendental. Puesto que
la ciencia es un conjunto de juicios, se preguntará por las condiciones que hacen
posibles los juicios científicos. Lo que exige establecer los tipos fundamentales de
juicios, que clasificará así: tenemos juicios analíticos si el predicado se incluye en
el sujeto (no dan información nueva alguna, no son extensivos) y juicios
sintéticos cuando el predicado no se incluye en el sujeto (son juicios extensivos y
amplían nuestro conocimiento); y juicios a priori si su verdad puede ser conocida
independientemente de la experiencia, ya que su fundamento no se halla en ésta
(juicios universales y necesarios) y juicios a posteriori si su verdad es conocida a
partir de la experiencia (particulares y contingentes). Los juicios más importantes
son los juicios sintéticos a priori, que por ser sintéticos amplían nuestro
conocimiento, y por ser a priori son universales y necesarios.

A. II. LA DOCTRINA DEL CONOCIMIENTO EN LA "CRÍTICA DE LA


RAZÓN PURA"

La tarea fundamental de esta obra es averiguar cómo son posibles los juicios
sintéticos a priori (tanto en Matemáticas como en Física) y si son posibles en
Metafísica. Veamos sus tres partes principales.

La Estética Transcendental se ocupa de la Sensibilidad (facultad de las


sensaciones) y trata de las condiciones transcendentales (universales y necesarias)
que permiten el conocimiento sensible. El efecto de los objetos en la Sensibilidad
son las sensaciones, que son dadas a posteriori y constituyen la materia del
46
conocer. Pero, gracias a la forma, las sensaciones se presentan ordenadas en
ciertas relaciones; la forma está ya a priori en el espíritu, como forma de la
Sensibilidad. La síntesis de sensaciones o datos empíricos, como materia, y la
forma a priori es el fenómeno. Las formas puras o principios a priori de la
Sensibilidad son el espacio y el tiempo. Espacio y tiempo son las condiciones de
posibilidad de toda experiencia, ahora bien, espacio y tiempo no son propiedades
objetivas de las cosas mismas, sino formas a priori de la Sensibilidad.

Percibir no es, aún, comprender los objetos; comprender los fenómenos es poder
referirlos a un concepto, y esta es la función propia del Entendimiento (facultad
de los conceptos). Kant la estudia en la Analítica Transcendental, y distingue dos
tipos de conceptos, empíricos, que proceden de la experiencia y son a posteriori, y
conceptos puros o categorías, que no proceden de la experiencia y son a priori: las
categorías (sustancia, causalidad, unidad...) son nociones que no se refieren a
datos empíricos pero tampoco son construidas empíricamente por el hombre, pues
pertenecen a la estructura del entendimiento. El conocimiento es posible porque
aplicamos las categorías a la multiplicidad dada en la sensación. Los conceptos
puros son condiciones transcendentales, necesarias, de nuestro conocimiento de
los fenómenos ya que el entendimiento no puede pensarlos si no es aplicándoles
estas categorías, pero las categorías solamente son fuente de conocimiento
aplicadas a los fenómenos y no tienen aplicación válida más allá de los mismos.
El error de la filosofía dogmática (basada en el uso puro de la razón) consiste en
usar las categorías para referirse a realidades transempíricas o trascendentes (Dios
y el alma, p. ej.).

47
La Dialéctica Transcendental estudia la Razón (facultad de las argumentaciones)
y el problema de si la Metafísica puede ser un saber a priori, y concluye que la
Metafísica como disciplina científica es imposible. La Metafísica quiere alcanzar
las cosas tal y como son en sí mismas, sus objetos son transcendentes ―no
empíricos―: el alma, Dios y el mundo como totalidad; pero la ciencia usa
necesariamente las categorías y éstas sólo pueden emplearse legítimamente
aplicadas a los fenómenos, a lo dado en la experiencia.

Kant muestra cómo la Razón realiza argumentos aparentemente correctos pero


ilegítimos. Precisamente las argumentaciones de la metafísica son de ese tipo. El
conocimiento intelectual formula juicios y conecta unos juicios con otros
formando razonamientos. Pero hay una tendencia peculiar en el uso de la Razón:
la Razón busca encontrar juicios cada vez más generales, aspira a lo
incondicionado, al fundamento de los fundamentos.

Cuando la Razón, en esa búsqueda de las condiciones de lo condicionado, de


leyes más generales y profundas, se mantiene en los límites de la experiencia, su
uso es correcto y no da lugar a contradicciones; pero esa tendencia lleva
inevitablemente a traspasar los límites de la experiencia empírica en busca de lo
incondicionado: los fenómenos físicos se pretenden explicar por medio de teorías
metafísicas acerca del mundo, los fenómenos psíquicos de teorías metafísicas
acerca del alma, y unos fenómenos y otros se intentan explicar y unificar por
medio de teorías metafísicas acerca de una causa suprema de ambos tipos de
fenómenos: Dios. "Dios", "alma" y "mundo", son pues tres Ideas de la Razón;
ideas que, sin embargo, no tienen una referencia objetiva, pues no podemos
conocer los objetos a los que se refieren.

48
A. III. EL IDEALISMO TRASCENDENTAL: EL "FENÓMENO" Y EL
“NOÚMENO"

Para entender la aportación de su filosofía, Kant propone la analogía de la


revolución copernicana: al igual que Copérnico consiguió comprender el
movimiento de los astros modificando las relaciones que se creía que existían
entre ellos y el sol, Kant creerá que es posible comprender el conocimiento
sintético a priori si modificamos las relaciones entre el sujeto y el objeto: hasta
Kant se había considerado que el sujeto era pasivo en el acto del conocimiento y
se tenía que plegar al objeto para conocerlo; pero de este modo es imposible
entender el conocimiento a priori.

El giro copernicano consiste en rechazar la concepción tradicional del


conocimiento y considerar que el sujeto es activo, que son las cosas las que se
deben someter a nosotros de cara al conocimiento: sólo podemos conocer a priori
de las cosas aquello que antes hemos puesto en ellas; podemos comprender el
conocimiento a priori si admitimos que conocemos únicamente los fenómenos y
no las cosas en sí mismas o noúmenos, tesis principal del Idealismo
Trascendental.

El Idealismo Trascendental es la culminación del pensamiento moderno, que


comienza con el planteamiento cartesiano del problema del conocimiento y que
progresivamente va centrando en el sujeto el fundamento de la experiencia
humana. Toda la filosofía anterior a la modernidad, mantiene una concepción
realista del mundo: los objetos, sus propiedades y relaciones existen
independientemente de la experiencia que podamos tener de ellos.

49
Pero con Kant aparece la concepción idealista: no sabemos cómo puede ser el
mundo independientemente de nuestra experiencia de él; todo objeto del que
tenemos experiencia ha quedado influido por la estructura de nuestro aparato
cognoscitivo. Estas ideas llevan a los conceptos de Noúmeno y de Fenómeno:
Noúmeno (o Cosa en sí) es la realidad tal y como pueda ser en sí misma,
independientemente de nuestra experiencia de ella; Fenómeno es la realidad
dependiente del Sujeto Trascendental (el sujeto no empírico del cual se predican
las formas aprióricas, es la realidad estructurada por las formas de la Sensibilidad
y las categorías del Entendimiento. El sujeto no deja intacta la realidad conocida,
la constituye en el propio acto del conocimiento. Por ello, el Idealismo
Trascendental se puede resumir en la afirmación de que sólo conocemos
fenómenos.

B: EL USO PRÁCTICO DE LA RAZÓN

B. I. LA RAZÓN PRÁCTICA Y EL CONOCIMIENTO MORAL

La Razón Teórica formula juicios y se ocupa de conocer cómo son las cosas; la
Razón Práctica ofrece imperativos y se ocupa de cómo debe ser la conducta de los
seres racionales. Punto de partida de la ética kantiana: en la experiencia moral hay
algo análogo al dato fundamental del conocimiento: el "factum de la moralidad",
el hecho moral, la existencia del deber: todos los hombres tienen conciencia de
estar sometidos a prescripciones morales, se sienten obligados a hacer ciertas
cosas y a evitar otras.

Esta conciencia del deber es conciencia de una determinación de la voluntad que


posee características análogas a las de la experiencia de conocimiento: la

50
universalidad y la necesidad. La ética kantiana es un intento de entender el factum
de la moralidad y sus condiciones de posibilidad, del mismo modo que la teoría
del conocimiento kantiana es la investigación de las condiciones de posibilidad de
la ciencia.

Kant clasifica los principios prácticos del siguiente modo: las máximas expresan
cómo nos comportamos dadas tales o cuales circunstancias; hay máximas buenas
y malas. El hombre no está dirigido necesariamente a realizar el bien, por ello el
deber se le presenta como un mandato. Los imperativos o mandatos pueden ser
hipotéticos o categóricos; los imperativos hipotéticos mandan una acción porque
ésta es un buen medio para la realización de un fin.

Los categóricos mandan la realización de una acción porque esa acción es buena
en sí misma. Un imperativo es hipotético o categórico dependiendo del
fundamento de determinación que el sujeto ha tenido al realizar la acción: si ha
seguido el precepto "debes hacer X" para la realización de un fin suyo, entonces
dicho mandato es un imperativo hipotético ("debes hacer X si quieres conseguir
Y"). Si lo ha hecho exclusivamente por la propia acción, entonces el mandato es
categórico ("debes hacer X"). Los imperativos hipotéticos son imperativos de la
habilidad cuando el fin para el cual se prescribe una acción como buena es un fin
meramente posible (fin no común a todos los hombres). Los imperativos
hipotéticos son imperativos de la prudencia cuando el fin es un fin real (un fin
común a todos los hombres, la felicidad).

B. II. CRÍTICA DE KANT A LAS ÉTICAS MATERIALES

51
Hasta Kant las éticas habían sido materiales, frente a todas ellas, su ética es
formal. Son materiales aquellas éticas según las cuales la bondad o maldad de la
conducta depende de algo que se considera Bien Supremo (sea espiritual o
material): los actos serán buenos cuando nos acerquen a él y malos cuando nos
alejen de él. Toda ética material parte de que hay bienes, cosas buenas para el
hombre, determina cuál es su bien o fin supremo y establece las normas o
preceptos para alcanzarlo. Pero los preceptos de toda ética material son
hipotéticos, empíricos, por lo que no valen absolutamente, sino sólo de un modo
condicional, como medios para conseguir un fin.

Kant creerá que los imperativos hipotéticos no reflejan la auténtica experiencia


moral porque ésta es sometimiento a un precepto universal y necesario, y dichos
imperativos no pueden ser universales y necesarios, ni los de la habilidad ni los
de la prudencia. Dado que las éticas materiales extraen su contenido de la
experiencia empírica y que ésta nunca puede dar universalidad ni necesidad,
dichas éticas únicamente podrían fundamentar mandatos a posteriori, particulares
y contingentes, pero nunca imperativos universales y necesarios, que son los
verdaderos preceptos morales, como expresa el factum de la moralidad.

Además, las éticas materiales son heterónomas: un sujeto es autónomo cuando


tiene la capacidad para darse a sí mismo sus propias leyes y es heterónomo
cuando las leyes no descansan en él mismo, cuando le vienen de fuera; las éticas
materiales son heterónomas porque describen una acción como buena sólo de
forma condicional, describen una acción como buena porque es un buen medio
para la realización de un fin querido por el sujeto. En las acciones heterónomas el

52
sujeto se tiene que someter a la realidad, es ésta la que impone sus condiciones; el
sujeto tiene que plegarse al orden del mundo.

B. III. LA ÉTICA FORMAL DE KANT

Podemos caracterizar la ética kantiana a partir de sus tres rasgos siguientes:

• Es formal: la materia del imperativo es lo mandado, la forma el grado de


universalidad del imperativo. La tesis esencial de la ética kantiana consiste en
indicar que una máxima describe propiamente una acción moral cuando cumple
un requisito puramente formal: que pueda ser universalizable.

• Es autónoma: un sujeto es autónomo cuando tiene la capacidad para darse a sí


mismo sus propias leyes, y es heterónomo cuando las leyes no descansan en él
mismo, cuando le vienen de fuera; la ética kantiana es autónoma al afirmar que
sólo las acciones morales son autónomas. Kant considera que sólo allí donde
encontramos acción moral encontramos libertad: cuando nos conducimos
moralmente el fundamento de determinación de nuestra voluntad no nos viene de
fuera, del mundo, o de la religión, sino de nosotros mismos, de nuestra
conciencia, pues es nuestra razón práctica la que nos da el criterio de la conducta
buena y permite la determinación de nuestra voluntad. En la experiencia moral
somos autónomos porque la ley a la que nos plegamos está en nosotros mismos.

• El fundamento de las acciones buenas es el deber, no la inclinación: para que


una acción sea buena no basta que sea conforme al deber, además ha de hacerse
por deber. El rigorismo kantiano implica el deber por el deber, aunque vaya en
contra de mi felicidad y de las personas que quiero, y el carácter universal de la
bondad o maldad de una acción, universalidad que impide aceptar excepciones en
53
la validez del impe rativo categórico. Este imperativo prescribe una acción como
buena de forma incondicionada, manda algo absolutamente, declara la acción
objetivamente necesaria en sí, sin referencia a ningún propósito extrínseco. Sólo
el imperativo categórico es imperativo de la moralidad. Kant dio varias
formulaciones generales del imperativo categórico, entre las que destacan la
“fórmula de la ley universal”, y la “fórmula del fin en sí mismo”, que ordena
tratar a la humanidad, tanto propia como ajena, siempre como un fin en sí mismo.

B. IV. POSTULADOS DE LA RAZÓN PRÁCTICA

El Idealismo Trascendental rechaza la posibilidad del conocimiento metafísico


(de Dios, el alma, la libertad...); pero Kant no negará todo acceso a esa realidades,
sólo el intelectual, el conocimiento científico, pues únicamente cabe la ciencia de
la realidad fenoménica. Pero para Kant hay otra experiencia que puede
vincularnos con lo metafísico: la experiencia moral. Y ello a partir de los
llamados postulados de la Razón Práctica o proposiciones que no pueden ser
demostradas desde la razón teórica pero que han de ser admitidas si se quiere
entender el "factum moral"; estos postulados se refieren precisamente a la
existencia de la libertad, la inmortalidad del alma, y la existencia de Dios.

Aunque desde la perspectiva de la razón teórica se concibe al hombre como


sometido a la ley de la causalidad y necesidad natural, desde la perspectiva de la
razón práctica podemos defender la existencia de la libertad pues la libertad es la
condición de posibilidad de la acción moral (únicamente de las acciones libres
podemos predicar valor y responsabilidad moral); la libertad es la capacidad de
los seres racionales para determinarse a obrar según leyes que son dadas por su
propia razón; libertad equivale a autonomía de la voluntad.
54
Con el postulado de la libertad, Kant muestra que el hombre pertenece a dos
reinos: el fenoménico (o Mundo Sensible), en donde todo está sometido a la
causalidad, y el nouménico (o Mundo Inteligible o Reino de los Fines) en donde
rigen las leyes morales (la esfera de la libertad). Por otra parte, Kant llama “Sumo
o Supremo Bien" a la síntesis de virtud y felicidad, y defiende que su realización
última es la condición de posibilidad de la moralidad: nuestra conducta moral
carecería de sentido si no existiese la posibilidad de realizar la santidad; en éste
mundo no la podemos realizar, luego debe existir otra vida en donde tenga
cumplimiento perfecto el afán moral. Postulado de la inmortalidad del alma: la
tesis del Supremo Bien permite la defensa de la inmortalidad del alma, pues la
virtud necesita de un tiempo infinito para su realización plena.

Postulado de la existencia de Dios: en este mundo no coincide la realización de


nuestra felicidad con la realización del bien por tanto debemos pensar que existe
Dios ya que únicamente Él puede hacer que coincidan las leyes que rigen la
realización de la felicidad con las leyes morales. Los postulados de la razón
práctica no se pueden demostrar científicamente, pero tienen una validez
subjetiva ya que sirven para que tenga sentido la experiencia moral, y llevan a lo
que Kant llama fe racional: fe porque de ellos sólo cabe un convencimiento
subjetivo, pero racional porque no vienen dados por urgencias de la revelación
sino de la propia razón.

Feuerbach

La filosofía de Feuerbach se inicia en discusión abierta con la teología, y en el eje


central de su pensamiento filosófico se instala en el ser humano, por lo tanto en la
antropología.
55
«Mi primer pensamiento fue Dios, el segundo fue la razón y el tercero y último,
el hombre», dice Feuerbach resumiendo su pensamiento filosófico. Para este
autor existe una relación entre el hombre, Dios, la teología y la antropología; que
se simplifica en: Teología es igual a Antropología. Es decir, se centra en el
problema del antropologismo donde se manifiesta la esencia del hombre.
Feuerbach concebía al hombre como un individuo abstracto, como un ser
puramente biológico. Así, el hombre es quien crea a Dios a su imagen y
semejanza, en él se reflejan sus cualidades más perfectas, Dios es el hombre
realizado. Por otra parte, la teoría del conocimiento sigue estrictamente un ámbito
empirista, y se manifiesta en contra del agnosticismo. Feuerbach negaba el
teísmo, es decir, negaba la existencia de Dios, y al idealismo, suplantando al
"espíritu" y la "razón" por el hombre real, corporal y sensible. Formulando, la
idea de que el conocimiento y la conciencia humana provienen de una misma
naturaleza, es decir, ambas son de naturaleza social. Feuerbach considera que “la
conciencia de Dios no es más que la conciencia de la especie” (“Homohomini
deus est”).

Feuerbach describe a la religión, sobre todo a la esencia del cristianismo como


una enajenación o alienación hacia lo divino, y una objetivación de las
propiedades humanas y de un ser sobrenatural al que se puede reducir como un
hombre completamente perfecto, es decir aquello que el hombre necesita y desea,
pero que no puede lograr o alcanzar inmediatamente, es esto lo que proyecta en
Dios; por tanto, el hombre es en esencia Dios. Resulta, pues, que la religión se
presenta como una «autoconciencia inconsciente» del hombre. Esto quiere decir
que cuanto más resalta las cualidades de un Dios todopoderoso, más engrandece
el hombre a Dios, y más se empobrece a sí mismo. El hombre proyecta un ser
56
ideal, un ser irreal creado por él mismo donde se denota sus máximas cualidades,
pero niega estas cualidades a sí mismo. De este modo, solo se queda para sí con
lo más bajo y se considera nada o nadie frente al Dios virtuoso y perfecto que
nace de su propia creación.

Por lo que el ateísmo, para el filósofo, se convierte en una posibilidad de ser el


verdadero humanismo. Feuerbach no comprendía el mundo real en que el hombre
ha nacido y en el que se desarrolla o vive, por lo que deducía también los
principios morales de la felicidad que anhela el hombre por su propia naturaleza
humana. Para él la felicidad puede alcanzarse si cada hombre limita
razonablemente sus necesidades y trata con amor a los demás hombres.

La moral según Feuerbach posee un carácter abstracto, extra histórico, y está


creada sobre la base de una misma disposición para todos los tiempos y pueblos.
En este autor lo más importante antes que su propia psicología religiosa es su
materialismo. Según Feuerbach, el pueblo y sus necesidades materiales o
bienestar material deben ser el fundamento de la teoría social y política. Los
individuos y sus mentes, para este filósofo, no son más que productos de su
entorno; la conciencia de una persona es el resultado de la interacción entre sus
órganos sensoriales, o sus sentidos perceptibles, y el mundo externo que rodea al
individuo. Llega al punto de afirmar que "der Mensch ist was er ist" que significa
“el hombre es lo que come” y reclama los mejores alimentos para mejorar a la
especie humana. Por consiguiente, Feuerbach menciona que “El hombre es la
realidad más importante” y es este hombre como tal quien tiene la capacidad de
desarrollar una conciencia de sí mismo, una conciencia de humanidad. Es lo que

57
le caracteriza como especie, una especie que tiene conciencia y que le diferencia
de los animales.

Marx

El marxismo es una filosofía de la sociedad y de la historia contraria a la filosofía


idealista. Entiende el ser humano como parte de la naturaleza, la cual aprovecha
para satisfacer sus necesidades. Su vida social y cultural está determinada por las
condiciones materiales de la naturaleza en la que vive. Por eso, es una filosofía
materialista.

Propone unas leyes en la evolución de la historia y de la sociedad entendida desde


el materialismo y la dialéctica: las condiciones materiales o económicas han
determinado la vida, las relaciones y el pensamiento de los seres humanos. La
evolución histórica y social ha sido dialéctica: la lucha entre el capitalismo y el
proletariado, la lucha de clases.

El ser humano se define por su relación con la naturaleza, y esto es el trabajo.


Pero el ser humano vive alienado porque el producto de su trabajo, el propio
trabajo, y los beneficios del trabajo no son suyos, son del capitalista, y esta
situación injusta la sostienen la religión, la política y la cultura capitalista, esto lo
mantiene la ideología.

Las relaciones de producción determinan la realidad social y la realidad


intelectual y moral. Lo económico, la infraestructura material determina la
estructura social y la superestructura ideológica. La materia determina a la
conciencia. La sociedad capitalista se fundamenta en la propiedad privada,
infraestructura económica que determina a las demás.
58
La historia cambia al eliminar la propiedad privada, e imponer la igualdad de
todos, de modo que triunfe la clase trabajadora, el proletariado, y transforme la
estructura social, y la superestructura ideológica. Es la dictadura del proletariado,
el comunismo.

1.9 La filosofía clásica alemana


La filosofía clásica alemana es la filosofía alemana de fines del siglo XVIII y de
la primera mitad del XIX. El fundador de esta filosofía fue Kant (ver); sus
continuadores, fueron Fichte (ver) y Schelling (ver). El sistema de Hegel (ver) fue
“la culminación de todo el movimiento filosófico iniciado con Kant” (Engels). La
filosofía clásica alemana reflejaba la influencia de los movimientos
revolucionarios en Europa de fines del siglo XVIII y de principios del XIX.

Sin embargo, esta influencia se refractaba en ella a través del prisma de las
atrasadas condiciones económico-sociales de la Alemania de aquel entonces. En
la segunda mitad del siglo XVIII y a comienzos del XIX, Alemania era todavía un
país semi-feudal, tanto en el aspecto económico como en el político. La burguesía
alemana era todavía débil, no disponía de suficiente fuerza económica y política
para entablar una lucha abierta contra el feudalismo.

Por eso su lucha contra él se concentraba, principalmente, en el terreno del


pensamiento, en literatura y en filosofía. La burguesía de la Alemania atrasada y
semi-feudal sólo pudo soñar con el derrocamiento del feudalismo. Impotente para
la acción práctica, lo revolucionario adopta en ella la forma de sueños sobre la
libertad y la revolución separadas de la verdadera vida terrenal.

La debilidad de la burguesía alemana condicionó su inconsistencia política y su


tendencia hacia el compromiso con el feudalismo. “Mientras que la burguesía
59
francesa, gracias a la revolución más colosal que conoce la historia, alcanzó el
poder y conquistó el continente europeo, escriben Marx y Engels, en Ideología
Alemana; mientras que la burguesía inglesa, emancipada ya políticamente,
revolucionaba la industria y sometía políticamente a la India, y comercialmente a
todo el resto del mundo, los impotentes burgueses alemanes sólo llegaron a la
“buena voluntad”.

La debilidad, la inconsecuencia y la dependencia de la burguesía alemana


respecto al feudalismo se refleja en las obras de Kant, Fichte, Schelling y Hegel,
en la hostilidad hacia el materialismo, en el apego a la religión, en el modo
idealista, místico de pensar, &c. Pero la filosofía clásica alemana tuvo también
enormes méritos. Alemania, detenida en su desarrollo económico y político en el
siglo XVIII, ocupaba un lugar avanzado, en la literatura y en la filosofía.

Kant y Hegel, Goethe y Schiller, los educadores Herder y Lessing, desempeñaron


un enorme papel en el desarrollo ideológico, no sólo de Alemania sino de toda
Europa. “La dialéctica hegeliana, como la teoría más universal, rica de contenido
y profunda sobre el desarrollo, fue considerada por Marx y Engels como la
adquisición más grande de la filosofía clásica alemana” (Lenin).

Las teorías de Kant, Fichte, Schelling y Hegel son otros tantos peldaños sucesivos
en la formación de la dialéctica idealista. Pero su tentativa de elaborar la
dialéctica descansaba en el idealismo filosófico y, por consiguiente, no pudo ser
coronada por un éxito total. Al desintegrarse la escuela hegeliana se formó la
tendencia materialista de Feuerbach (ver), quien se muestra materialista en la
solución del problema fundamental de la filosofía.

60
El valor fundamental de Feuerbach en filosofía radica en haber intervenido en
defensa del materialismo contra el idealismo en general, y en particular contra el
de Hegel. Con su profunda crítica del idealismo, Feuerbach ejerció una gran
influencia sobre Marx y Engels, ayudándoles a pasar del idealismo hegeliano a
posiciones materialistas. Marx y Engels, al crear el materialismo dialéctico,
superaron el idealismo de la dialéctica hegeliana, así como la limitación
metafísica del materialismo de Feuerbach, su idealismo en la interpretación de la
historia.

Marx y Engels reelaboraron todo el caudal de conocimientos acumulados por la


humanidad, tomaron de la dialéctica de Hegel su “médula racional”, es decir, la
idea del desarrollo y de la conexión universal, desecharon la corteza idealista y
continuaron desarrollando la dialéctica, dándole una moderna forma científica.
Marx y Engels utilizaron también la médula fundamental del materialismo de
Feuerbach, desechando su escoria ético-religiosa. De esta manera, la filosofía
clásica alemana vino a ser una de las fuentes del marxismo. Engels, en su libro
Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana (ver), nos da un
brillante análisis de esta filosofía.

Filosofía alemana de fines del siglo XVIII y primera mitad del siglo XIX. El
fundador de esta filosofía fue Kant (ver), y sus continuadores, Fichte y Schelling.
El sistema de Hegel (ver) fue “la fase culminante del movimiento filosófico desde
los tiempos de Kant” (Engels).

La filosofía clásica alemana reflejó la influencia de los movimientos


revolucionarios en la Europa de fines del siglo XVIII y principios del XIX;
empero, esa influencia se refractó en ella a través del prisma de las atrasadas

61
condiciones económico-sociales de entonces. La debilidad, la inconsecuencia y la
dependencia de la burguesía alemana respecto de los señores feudales, se dieron
también en sus filósofos, engendrando en Kant, Fichte, Schelling y Hegel su
hostilidad hacia el materialismo, su vinculación con la religión y la forma
místico-idealista del pensamiento. La filosofía clásica alemana prestó una serie de
servicios, de los que el más básico es la fundamentación de la dialéctica.

“La dialéctica hegeliana, como doctrina del desarrollo –la más general, profunda
y rica en contenido–, era considerada por Marx y Engels como una gran
adquisición de la filosofía clásica alemana” (Lenin).

La filosofía clásica alemana, empezando desde Kant y terminando por Hegel,


cultivaba el idealismo; sin embargo, vino a concluir en el materialismo de
Feuerbach. Marx y Engels reelaboraron todo el caudal de conocimientos
acumulados por la humanidad.

UNIDAD II: INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA

2.1 Pensamiento y Realidad

Las categorías pensamiento-realidad son fundamentales en el ámbito de la


Filosofía de la ciencia. Considerar que su análisis y su definición son,
exclusivamente, problemas específicos de alguna ciencia en particular, es parcelar
el conocimiento y propiciar interpretaciones no sólo mutiladas sino erróneas en
cuanto a la generalidad de conceptos que son, en sí mismos, generales.

En un campo relativamente nuevo dentro de las ciencias naturales, como lo es la


biología molecular, los investigadores se ocupan afanosamente por profundizar en
el conocimiento de las partículas que pudieran explicar la base bioquíımica
62
determinante. Por ejemplo, de todos los detalles de la conducta de los hombres,
en sus variadas formas y en sus distintos niveles, los niveles de desarrollo hasta
ahora alcanzados, así como los avances por lograr, se desentienden de algo que es
esencial en el estudio del comportamiento humano: puesto que el hombre es, en
primera instancia, biología, la concepción global de su condición no puede
quedarse en los resultados de meras investigaciones biológicas; es preciso
tomarlo en cuenta a él y a su historia; se impone pasar de lo que sería la sola
evolución, natural, al progreso cultural cifrado, sustancialmente, en el trabajo
como factor decisivo no sólo de su vida, sino de su origen mismo.16

La realidad, como materia, equivale a lo bruto, a lo que puede-denominarse


“hecho crudo”, y es ésta la forma más directa y concreta de identificar y
reconocer la realidad. Para los animales, con excepción del hombre, la relación
con la realidad es, precisa y únicamente, la relación con lo bruto, la relación con
los “hechos crudos”. En el caso del hombre, por su capacidad de ser pensante y
porque la actividad práctica que sus necesidades le implican se eleva al nivel del
trabajo productivo, creador y transformador; en el hombre, decimos, el sentido de
realidad sobrepasa, aunque sin eludirlo, el grado de la realidad como materia,
como hecho bruto, para abarcar también el grado de la realidad en cuanto a
propiedades de la materia.

En este sentido el concepto de realidad se amplía, y podemos decir que realidad


es lo que existe y lo que sucede, tanto en el orden físico como en el orden social
(que, de ningún modo existe sin una base material). La transformación de la
materia propicia la aparición de la vida, la evolución de las especies y el origen

16
Engels, (1996). Dialética de la naturaleza, Grijalbo, México.
63
del hombre. En todo ello la dialéctica de la necesidad juega un papel decisivo
como factor de los cambios.17

Qué es el conocimiento de la realidad y cómo la conocemos, es algo que preocupa


desde tiempos muy antiguos y que lleva implícito el problema de ¿qué es la
realidad? Estas cuestiones fueron atendidas, entre otros, por los filósofos griegos
y por los filósofos medievales; y es con Descartes, Leibniz, Locke, Hume, cuando
el problema del conocimiento se convierte en un problema ¿central del
pensamiento filosófico, hasta crearse con Kant la “teoría del conocimiento” como
una disciplina específica que da lugar a una especie de epistemofilia en contraste
con la ontofilia (propia de los griegos y medievales) que concibiera el
conocimiento a partir de la divina providencia o entidad suprema.18

2.2 Hacer diferencias entre pensamiento y realidad

El hombre, antes de pensar es una realidad. Si piensa, podemos decir que es una
realidad pensante, y por eso una buena explicación acerca de la realidad y el
pensamiento se puede llamar "Realismo Pensante".19

La realidad nos hace pensar, pero la realidad no es "lo que nos pensamos", ni "lo
que se piensan" los demás. Ellos nos pueden ayudar a pensar, pero no tenemos
por qué contentarles.

Hemos de pensar unidos con la realidad, descubriéndola, no inventándola.


Fundidos con la realidad podemos hablar desde la realidad y decir lo que es. Al
hablar desde la realidad no se habla desde un punto de vista. Los espíritus pueden

17
Hume, D. (1993). Investigaci´on sobre el entendimiento humano, Losada, Buenos Aires.
18
Ibídem.
19
Canals, F. (2003). Sobre la esencia del conocimiento, PPU, Barcelona, PPU.
64
fundirse con la misma realidad. Esto es lo que se llama "hacerse uno con lo
conocido".20

Las religiones son "lo que piensan" sus fanáticos, pero "La Religión" no "se
piensa". La religión se nos revela a través de la realidad y los profetas.

2.3 Precursores principales del pensamiento y realidad

Los principales precursores que tratan el pensamiento y la realidad son:21

Tomas Hobbes

De origen inglés, nacido en 1588, hijo de un pastor rural. Estudia en Oxford y allí
conoce la filosofía escolástica, que no logra interesarle.

Su Pensamiento:

• Hay dos clases de conocimiento: el conocimiento de hecho, que no es sino


"sentidos y memoria" y el conocimiento de la consecuencia que va de una
afirmación a otra que es propiamente ciencia.

• Su filosofía es empirista porque parte de los fenómenos tal y cual como son
aprehendidos por los órganos de los sentidos.

John Locke

20
Ibídem.
21
Reinoso Avecillas, R. (2015). Filosofía de la educación y la interculturalidad: hacia una estrategia de
investigación Sophia, Colección de Filosofía de la Educación, núm. 18, Universidad Politécnica Salesiana Cuenca,
Ecuador.
65
• Filósofo inglés, nace cerca de Bristol en 1632 y muere en 1704. Estudió en
Oxford filosofía, medicina y ciencias naturales. Conoció la filosofía de Descartes.
Intervino en la política de su país.

Su Pensamiento:

• El origen del conocimiento es la experiencia. Sobre ello, afirma: "Todo cuanto


la mente percibe en sí misma o es objeto inmediato de percepción, de
pensamiento o de entendimiento; a todo esto lo llamo idea." Para él, idea es todo
aquello que "pienso y percibo" o lo que en nuestra época llamamos vivencia.

• La percepción puede ser de dos clases: "Percepción externa mediante los


sentidos o sensaciones, y percepción interna de estados síquicos o reflexión."
Estas dos operan juntas.

George Berkeley

• Nació en las cercanías de Kilkenny (Irlanda), en 1685. Cursó sus primeros


estudios en su tierra natal, más tarde vino a América con el propósito de fundar
un colegio misionero en las Islas Bermudas.

Su Pensamiento:

• Berkeley parte de la doctrina establecida por Locke. No cree en las ideas


generales, tampoco existe para él la materia. Aduce que "todo el mundo material
es sólo representación o percepción mía. Sólo existe el yo espiritual, del que
tenemos una certeza intuitiva".

David Hume

66
• Nació en Edimburgo (Escocia) en 1711. Hijo de un terrateniente. En su juventud
se dedicó al comercio, pero luego se dedica a las letras y a la filosofía.

Su Pensamiento:

• El punto clave del pensamiento de Hume reside en su teoría de la asociación de


las ideas.

• Según Hume, tanto la percepción como la reflexión nos aportan una serie de
elementos que atribuimos a la sustancia como soporte de ellos. Pero no limita su
crítica a las sustancias materiales sino al propio yo.

• Es Hume quien lleva a sus últimas consecuencias la dirección empirista iniciada


con Bacon. Para él las ideas son copias borrosas y sin viveza de las impresiones
directas.

2.4 Precursores principales del pensamiento filosófico, sus pensamientos

La filosofía se presenta, según esto, en Sócrates, y todavía más en Platón, como


una auto-reflexión del espíritu sobre sus supremos valores teóricos y prácticos,
sobre los valores de lo verdadero, lo bueno y lo bello

La filosofía de Aristóteles presenta un aspecto distinto. El espíritu de Aristóteles


se dirige preferentemente al conocimiento científico y a su objeto: el ser. En el
centro de su filosofía se halla una ciencia universal del ser, la "filosofía primera"
o metafísica, como se llamó más tarde. Esta ciencia nos instruye acerca de la
esencia de las cosas, las conexiones y el principio último de la realidad. Si la
filosofía socrático‐platónica puede caracterizarse como una concepción.22

22
Serrano, J. (1995). Pensamiento y concepto, Editorial Trillas, México.
67
2.5 Principales corrientes filosóficas

Las principales corrientes de la filosofía son: 23 El idealismo existencialismo, el


empirismo, racionalismo, idealismo, positivismo, estoicismo, el estructuralismo,
la fenomenología, materialismo, el existencialismo, el escepticismo, el cinismo y
el romanticismo.

UNIDAD III: CONCEPTUALIZACIONES FILOSÓFICAS

3.1 Definición del concepto de ciencia

Se define como el conjunto de conocimientos sistematizados ciertos de las cosas


por sus principios y causas, atendiendo a principios que formulan leyes que rigen
los fenómenos estudiados.24

Ciencias Formales: Este tipo de ciencias tienen como objeto del conocimiento lo
ideal; el método que utilizan es la deducción; y el criterio de la verdad es la no
contradicción; es decir, son conceptos abstractos.

23
Barrios, M. (2002). Voluntad de lo trágico. El concepto nietzscheano de voluntad a partir de El Nacimiento de la
tragedia, Biblioteca Nueva, Madrid.
24
Bunge, M. (1999). “¿Qué es la ciencia?”, (9-16). En La Ciencia su Método y su Filosofía. Ed: Nueva Imagen,
México.
68
Entre éstas encontramos a las Matemáticas y a la Lógica.

Ciencias Fácticas: Las ciencias fácticas o empíricas toman como objeto los
hechos o adquiridos a través de la experiencia. El objeto de las ciencias fácticas es
material; su método es el experimental y su criterio de verdad es la comprobación
o verificación de resultados. Entre éstas encontramos la Física, Química,
Biología, Psicología, Economía, Política, Antropología, Historia, Sociología,
Administración y Comunicación.25

3.2 Concepto de filosofía26

Significado etimológico: “Philos” mas “sophia”, amor a la Sabiduría.

Origen del nombre: El primero que uso el nombre fue Pitágoras de Samos, que
se llamó “filósofo” por modestia; es decir “amante de la sabiduría”, y no sabio.

La filosofía es el conocimiento de la universalidad de las cosas por sus causas


últimas.

Es la sabiduría humana por excelencia que nos hace conocer toda la verdad que
humanamente se puede conocer y practicar todo el bien que humanamente se
puede practicar.

Nos hace conocer la verdad sobre: El mundo, el hombre, Dios, el ser, en


general.

Nos hace practicar el Bien: del individuo, de la familia, de la sociedad.


25
Ibídem.
26
Benlloch Ibarra, S. M. y C. Tejedor Campomanes, S. M. (2001). Filosofía, Ediciones S. M., General tabanera,
Madrid.
69
Verdad y Bien se encierran en los límites de lo humano; es decir, de lo que el
hombre puede alcanzar con las solas fuerzas de su naturaleza: la luz natural de su
razón y el poder natural de su voluntad.

La Filosofía es al alma lo que la medicina es al cuerpo; el alma puede estar


enferma por ignorancia o por malicia.

La filosofía proporciona un alma sana conocedora de la Verdad (cura de la


ignorancia) y deseosa del Bien (cura de la malicia).

La Filosofía es la ciencia que se ocupa de responder los grandes interrogantes que


desvelan al hombre como ser el origen del universo o del hombre, el sentido de la
vida, entre otros, con el fin de alcanzar la sabiduría y todo esto se logrará a través
de la puesta en marcha de un análisis coherente y racional que consistirá en el
planteamiento y la respuesta de cuanta cuestión se nos ocurra, por ejemplo, qué es
el hombre, qué el mundo, qué puedo conocer, qué puedo esperar de tal cosa.

“Filosofo es aquel que conoce a fondo los libros y las cosas; el que todo lo pesa y
todo lo somete al imperio de la razón”. CONFUCIO.

“La filosofía es el prefacio humano del Evangelio”. JOSEPH MAISTRE.

“Un poco de filosofía nos aleja de la religión. Mucha filosofía nos vuelve a ella”.
BACON.

3.4 Diferencias entre filosofía y religión

Filosofía

1. La filosofía es concepción racional sobre el universo y la vida.

70
2. La filosofía considera a Dios como problema, pero no puede probar
empíricamente, la aporía o la contradicción siguiente: a) Dios existe, b) Dios no
existe.

3. Hay filosofías que demuestran la existencia de Dios y hay filosofías, como las
materialistas, que rechazan la existencia de Dios.

4. La filosofía se apoya en la razón humana.

5. La filosofía es la búsqueda del saber.

6. La filosofía todo lo problematiza, lo cuestiona, establece la duda.

7. La filosofía no puede resolver el problema de si el mundo tuvo comienzo o no


tuvo comienzo, si tendrá fin o no tendrá fin.

8. La filosofía es esfuerzo reflexivo de pocas personas.

9. El pueblo griego hace 2.600 años, históricamente, planteó en forma


sistemática, por primera vez, los problemas filosóficos.

10. La filosofía se expone a la crítica y a la rectificación de sus enunciados.

11. La filosofía necesita convencer racionalmente.

Religión

1. La religión es explicación sobre los problemas del universo y la vida, partiendo


de la fe.

2. La religión no cuestiona a Dios. Se apoya en la fe. Cree en la existencia de


Dios; ésta es verdad rebelada. Indiscutible.

71
3. La religión considera a Dios como principio de todas las cosas. Todo cuanto
existe deviene de Dios.

4. La religión acepta la existencia de la razón divina. La razón humana está


subordinada a la razón divina.

5. La religión es un modo de vida. Está ligada a Dios, por acto de fe.

6. La religión es estrictamente afirmativa, dogmática. Cree en Dios


irrestrictamente.

7. La religión considera que Dios es el origen de todo cuanto existe, el Supremo


hacedor del mundo, pues siendo creado por Dios tuvo un comienzo y el fin del
mundo depende de la voluntad divina.

En suma, la religión por la fe resuelve los problemas que la filosofía plantea


racionalmente.

8. La religión es creencia del común de las personas.

9. La religión históricamente es anterior a toda ciencia y filosofía.

10. La vivencia religiosa consiste en creer en cosas que no se ven, pues no


necesita cuestionar las cosas en las que se cree.

11. La religión necesita convencer por la fe.

3.5 Esquemas de los mitos y modelos de los mitos

El mito como relato hace referencia a una irrupción del «otro tiempo» en el
«tiempo de los hombres» que provoca el origen de la realidad más vasta, del
mundo o el origen de algo en el mundo; es decir, estamos ante la presencia de
72
vínculos entre distintas calidades de tiempo que se expresan en el «origen como
fundamento» y en el «origen como principio».27

Lo anterior es lúcidamente expuesto por M. Eliade28, quien al realizar una


clasificación, habla de mitos cosmo-antropogónicos y mitos de origen, que no es
más que otra forma de diferenciar al origen como fundamento y como principio.
Lo cosmogónico refiere a la creación del mundo e incluye a lo antropogénico que
refiere a la creación del hombre (se trata de la creación por excelencia). Los mitos
de origen refieren a las prolongaciones de los mitos cosmogónicos, y relatan
cómo el mundo ha sido modificado, enriquecido, etc.; es decir, da cuenta de los
fenómenos del cosmos, de los seres y objetos que viven y existen en él, de los
fenómenos sociales, políticos y económicos que acontecen entre los hombres.

«Todo mito de origen narra y justifica una "situación nueva" -nueva en el sentido
de que no estaba desde el principio del mundo-. Los mitos de origen prolongan y
completan el mito cosmogónico: cuentan cómo el mundo ha sido modificado,
enriquecido o empobrecido».29

En este sentido, los mitos de origen dan cuenta de un fragmento de la realidad


total: Una isla, una especie vegetal, una institución humana. Al narrar cómo han
venido las cosas a la existencia, se les da una explicación y se responde
indirectamente al por qué han venido a la existencia. Pero narran también todos
los acontecimientos primordiales como consecuencia de los cuales el hombre ha
llegado a ser lo que es hoy; es decir, un ser mortal, sexuado, organizado en
sociedad, obligado a trabajar para vivir, y que trabaja según ciertas reglas. Si el
27
López Austin, A. (1998). Los mitos del tlacuache, UNAM, México.
28
Eliade, M. (1994). Mito del eterno retorno, Ariel, Barcelona.
29
Ibídem.
73
mundo existe, si el hombre existe, es porque los seres sobrenaturales (dioses o
héroes culturales) han desplegado una actividad creadora en los comienzos.

Para la conciencia mítica, el tiempo primordial emergió de golpe, no le precedió


ningún tiempo, porque no podía existir tiempo alguno antes de la aparición de la
realidad relatada por el mito. En contraste, el tiempo profano tiene principio y fin.

C. Lévi-Strauss refiere también que el mito se define por un sistema temporal,


que combina las propiedades de la lengua y el habla. Un mito se refiere siempre a
acontecimientos pasados: «Antes de la creación del mundo» o «durante las
primeras edades» o en todo caso «hace mucho tiempo». «Pero el valor intrínseco
atribuido al mito proviene de que estos acontecimientos, que se suponen
ocurridos en un momento del tiempo, forman también una estructura permanente.
Ella se refiere simultáneamente al pasado, al presente y al futuro».30

El tiempo primordial es lo que diferencia al mito del cuento popular. El «érase


una vez» del cuento supone un tiempo histórico pero no un tiempo primigenio.
Aun cuando el relato mítico pueda tomar pasajes contemporáneos, y de hecho así
lo hace en razón de una característica contextualizadora, siempre hará referencia a
la irrupción del otro tiempo; así influyen sin cesar sobre el mundo y sobre el
destino de los hombres, narrando y justificando situaciones nuevas. F. Boas ha
registrado también que entre los indígenas americanos existía la distinción de los
mitos como referidos a incidentes del tiempo en el que el mundo todavía no tenía
su forma presente y cuando la humanidad no se había posesionado de todas las

30
Lévi-Strauss, C. (1984). El pensamiento salvaje, Fondo de Cultura Económica, México.
74
artes y costumbres que pertenecen a nuestra era; los cuentos populares, en
cambio, son narraciones referidas a nuestra era.31

Muchos antropólogos han sostenido que el mito es un fenómeno muy simple, y


que no requiere una complicada explicación psicológica o filosófica.
Argumentaban: «es la simplicidad misma... No es el producto de la reflexión o
del pensamiento»,32 cuyo responsable sería más bien la «primitiva estupidez». Se
trataba, pues, de algo «primitivo», «absurdo», «onírico», «infantil»,
«enfermedad» o «fenómeno patológico». No obstante, todas las grandes culturas
estuvieron dominadas y penetradas por elementos míticos, y su vigencia se
proyecta hasta los Estados modernos y justifican una serie de prácticas
socioculturales, económicas, políticas y guerreras contemporáneas.

Las posturas de los estudiosos que se preocuparon por el mito fueron diversas,
por ejemplo para J. Frazer (1980), el mito era una especie de ciencia primitiva:
«La magia es hermana bastarda de la ciencia», esta posición no admite ninguna
heterogeneidad radical entre el pensamiento mítico y el pensamiento científico.
Mientras que E. B. Tylor consideraba que no existía diferencia esencial entre la
mente del «salvaje» y la del hombre civilizado, de ahí que para él, el mito fuera
como una especie de filosofía del «salvaje», cuyo pensamiento, aún cuando
parecía ser grotesco, no era en modo alguno confuso ni contradictorio, y que en
cierto sentido la lógica del salvaje era impecable, así, el principio metodológico
tyloriano borra casi enteramente toda diferencia entre la mente del hombre
primitivo y del civilizado. En cambio para M. Müller y H. Spencer los mitos eran
una enfermedad del lenguaje.
31
López Austin, A. (1983). «La construcción de la memoria», en La memoria y el olvido. Segundo simposio de
historia de las mentalidades, INAH, México.
32
Cassirer, E. (1993). El mito del Estado, Fondo de Cultura Económica, México.
75
Con S. Freud el mito dejó de ser considerado como un hecho aislado, fue
conectado con fenómenos bien conocidos, que podían estudiarse científicamente
y someterlo a comprobación empírica.33

UNIDAD IV: LO AXIOLÓGICO DE LA FILOSOFÍA

4.1 Categoría del materialismo dialéctico

En el materialismo dialéctico, las categorías son el reflejo de los aspectos, de los


momentos más generales y más esenciales del desarrollo de la Naturaleza, de la
Sociedad y del pensamiento humano. Las categorías fundamentales del
materialismo dialéctico son: materia, movimiento, tiempo, espacio, cualidad,
cantidad, conexión mutua, contradicción, contraposición, causalidad, necesidad,
forma y contenido, esencia y fenómeno, posibilidad y realidad.

Las categorías fundamentales del materialismo histórico son: formación


económico-social, fuerzas productivas y relaciones de producción, base y
superestructura, clase, revolución, &c. Las categorías del materialismo dialéctico
no representan un sistema cerrado, inmutable, de conceptos fundamentales. En
conexión con el desarrollo de la realidad objetiva y del progreso del conocimiento
científico, se enriquece también el número y el contenido de las categorías
33
Ibídem.
76
científicas, las cuales se aproximan a un reflejo pleno cada vez más y en todos los
aspectos del mundo objetivo.

Al expresar las conexiones esenciales de la realidad, las categorías deben ser


necesariamente tan móviles, tan flexibles, tan mutuamente relacionadas, como lo
son los objetos y los procesos del propio mundo material. No las categorías
aisladas, que sólo reflejan aspectos limitados de este mundo, sino la unión de las
categorías, infinita suma de los conceptos generales, de las leyes, &c., da lo
concreto en su plenitud.34

4.2 Categorías

Del griego: “kategoria” - afirmación: cualidad atribuida a un objeto. Las


categorías son los conceptos lógicos fundamentales que reflejan los vínculos y las
conexiones más generales y sustanciales de la realidad. Las categorías (por
ejemplo: la causalidad, la necesidad, el contenido, la forma, &c.) se formaron en
el proceso del desarrollo histórico del conocimiento apoyándose en la práctica
productora material y social de los hombres. Siendo el reflejo de los aspectos
esenciales de la realidad, las categorías permiten al hombre conocerla más
profundamente.

El hombre consciente se eleva por encima; las categorías son los peldaños de esta
elevación, es decir, del conocimiento del mundo, los nudos de la red que ayudan a
conocerlo y a dominarlo” (Lenin. La teoría de las categorías en el materialismo
dialéctico difiere fundamentalmente de las teorías idealistas. En Kant, por
ejemplo, las categorías son formas apriorísticas de pensar, es decir, eternas, dadas
antes e independientemente de toda experiencia. Hegel concibe categorías en el
34
Diccionario filosófico marxista
77
desarrollo dialéctico, pero para él son peldaños del desarrollo de la idea absoluta
que crea, construye al mundo real.35

Las categorías del materialismo dialéctico y del materialismo histórico, como las
de toda otra ciencia, no constituyen por cierto, un sistema cerrado e inmutable de
nociones fundamentales. El desarrollo de la realidad objetiva y los progresos de la
ciencia multiplican y enriquecen las categorías científicas que reflejan el mundo
objetivo con amplitud y precisión cada vez mayor. Por el hecho de expresar las
relaciones esenciales de la realidad, las categorías deben ser forzosamente tan
flexibles, movibles y ligadas entre sí como lo son los objetos y los procesos del
propio mundo material. Sería erróneo considerar las categorías científicas como
fórmulas rígidas dadas de una vez para siempre. Así, sería un error examinar la
categoría económica de la producción mercantil al margen de las condiciones
históricas.36

4.3 Grado sensorial y grado racional

El conocimiento Sensorial consiste en representaciones de imagen generalizada,


sensorialmente evidente de los objetivos y fenómenos de la realidad, que se
conservan y reproducen en la conciencia sin que ellos actúen directamente sobre
los sentidos. Mientras que el conocimiento racional, es la forma elemental de
reflejo del mundo en el pensar mediante la cual se entra en conocimiento de la
esencia de los objetos, procesos y fenómenos.37

35
Ibídem.
36
Diccionario filosófico abreviado
37
Vasquez et al. (2016) Manual de Introducción a la Psicología Cognitiva. Alejandro Vasquez, ed. Editorial CSE.
78
Se dice que el grado sensorial del conocimiento es el medio por el cual el hombre
conoce el aspecto externo del objeto, en forma parcial, aislada e incompleta (no la
esencia).

4.4 Carácter objetivo de las categorías

La objetividad es la cualidad de lo objetivo, de tal forma que es perteneciente o


relativo al objeto en sí mismo, con independencia de la propia manera de pensar o
de sentir que pueda tener cualquier sujeto que lo observe o considere.38

Por la definición antes dicha, la objetividad es un desideratum (latín para cosa


deseada), en cuanto es tratada siempre por sujetos. Sin embargo, existen claros
criterios que hacen en mayor grado objetivo o no el discurso sobre algo o alguien.
Por ejemplo los criterios de verdad en gnoseología, el principio de realidad en
psicología y las tablas de verdad en lógica, o las formulaciones correctas de
explicaciones matemáticas dan pautas objetivas.

Un ejemplo de enunciado objetivo típico es: «las hojas de las plantas con clorofila
son percibidas visualmente casi siempre de color verde por el Homo sapiens».
Por el contrario, un ejemplo típico de enunciado subjetivo, aunque sea válido, es:
«las plantas cuyas hojas son de color verde, visualmente son hermosas», ya que el
concepto de belleza puede variar considerablemente de un individuo a otro.

En el sentido filosófico de la palabra, sirve para caracterizar:

 un objeto en cuanto objeto,


 el conocimiento o la representación de un objeto,

38
Bachelard, G. (2004). La formation de l'esprit scientifique : contribution à une psychanalyse de la connaissance,
París: Vrin.
79
 el sujeto de ese conocimiento o autor de esa representación.

4.5 Lo singular y lo universal

Categoría dialéctica que expresa: lo singular son características esenciales que


hacen diferente a los objetos, fenómenos y procesos en particular, diferenciándolo
de otros que se le parecen y lo universal muestran las características comunes en
diferentes objetos, fenómenos y procesos.39

Lo singular, lo individual no existe aislado de lo universal. Por ejemplo, un cedro


concreto tiene una serie de propiedades esenciales inherentes al árbol en general.
Por tanto, se establece una relación indisoluble entre lo singular y lo universal:
todo lo singular es, de uno u otro modo, universal, y todo lo universal existe en lo
singular. Lenin dice en su obra En Torno a la cuestión de la dialéctica: "Los
contrarios (lo singular es contrario de lo universal) son idénticos: lo singular no
existe más que en esa relación que lleva a lo universal. Lo universal existe
únicamente en lo singular, a través de lo singular".

Así soluciona el materialismo dialéctico el problema de la relación entre lo


singular y lo universal. La dialéctica de lo general y de lo singular se halla
íntimamente vinculada a la dialéctica de lo abstracto y lo concreto. Lo
“universal”, junto con lo “singular” y lo “particular”, es una categoría que refleja
algo en la dialéctica objetiva. “La categoría ‘universal’ es un reflejo de lo
universal real, es decir, de la unidad objetiva de lo multiforme y fenoménico de la
naturaleza y de la sociedad, en la conciencia humana. Lo universal objetivo se
refleja en el pensamiento en forma de un sistema de conceptos y definiciones. Lo
universal abstracto, seleccionado por comparación de la masa fenoménica
39
Blakeley, T. J. (1969). La Teoría soviética del conocimiento. Ed. G. del Toro, Madrid.
80
singular y particular, juega en el procedimiento un importante pero limitado
papel.

En sí mismo, lo universal abstracto no puede reflejar la universalidad básica


porque lo universal existe fuera de la conciencia, pero no como simple similitud o
como identidad abstracta de los fenómenos, sino como vínculo vivo y concreto
entre las cosas distintas y opuestas, fenómenos y procesos vivos, como la ley, la
necesidad, etc. De este modo los singulares y los universales existen ya en la
realidad, en la dialéctica objetiva, y existen singulares y universales en el
pensamiento, en la dialéctica subjetiva.

Los singulares “reales” son las cosas distintas que existen en la realidad y que
componen la dialéctica objetiva. Los universales en el pensamiento, es decir, en
la dialéctica subjetiva, es el “universal abstracto”; presenta una perspectiva
parcial de la cosa en cuestión, es decir, abstrae una u otra de las relaciones reales
que contribuyen a formar lo universal real.

Lo singular en el pensamiento tiene dos caras. Por una parte constituye una
reflexión simple en la dialéctica subjetiva del individuo concreto. Por la otra,
cuando lo singular en el pensamiento es el resultado de un “ascenso de lo
abstracto a lo concreto” constituye lo concreto, es decir, el reflejo total y profundo
de lo singular en toda su generalidad. Puesto que la generalidad o la universalidad
de lo singular consisten en sus relaciones reales con otros componentes de la
dialéctica objetiva, lo concreto es el reflejo de la cosa en todas las propiedades,
relaciones, etc.40

40
Ibídem.
81
4.6 Esencial y fenómeno, relación entre ellas, pluralidad del fenómeno y
unidad de la esencia

El sentido de la cosa dada, aquello que la cosa es en sí misma, a diferencia de


todas las demás y de los estados variables de la cosa al experimentar el influjo de
tales o cuales circunstancias. El concepto de “esencia” es muy importante para
todo sistema filosófico, para distinguir los sistemas filosóficos desde el punto de
vista de la solución que se da al problema de cómo la esencia se relaciona con el
ser y de cómo la esencia de las cosas está relacionada con la conciencia, con el
pensar. Para el idealismo objetivo, el ser, la realidad y la existencia se encuentran
en dependencia de la esencia de las cosas, entendida como algo independiente,
inmutable y absoluto. En este caso, las esencias de las cosas forman una realidad
ideal peculiar, que engendra todas las cosas y las rige (Platón, Hegel).

Para las tendencias idealistas subjetivas, la esencia es una creación del sujeto, que
proyecta fuera de sí la esencia y la representa bajo el aspecto de cosas. El único
punto de vista acertado consiste en reconocer la realidad de la esencia objetiva de
las cosas y de su reflejo en la conciencia. La esencia no existe fuera de las cosas,
sino en ellas y a través de ellas, como su principal propiedad general, como su
ley. El conocimiento humano va asimilando gradualmente la esencia del mundo
objetivo, cada vez ahonda más en él. Este conocimiento se utiliza para influir
retroactivamente sobre el mundo objetivo con vistas a su transformación práctica
(cfr. Realidad, lo Real, Esencia y fenómeno).

Sentido de una cosa dada, lo que es por sí misma, a diferencia de las demás cosas
y de los estados mutables de la cosa bajo la acción de unas u otras circunstancias.
El concepto de esencia es sumamente importante para todo sistema filosófico y
82
para diferenciarlos desde el punto de vista de solución del problema de qué
relación tiene la esencia con el ser y qué relación tiene la esencia de las cosas con
la conciencia y el pensamiento. El idealismo objetivo afirma que el ser, la
realidad y la existencia dependen de la esencia de las cosas, que se interpreta
como algo independiente, incuestionable y absoluto. En este caso, las esencia de
las cosas forman una realidad ideal específica, que origina todas las cosas y las
gobierna (Platón, Hegel).

Las corrientes idealistas subjetivas sostienen que la esencia es obra del sujeto, que
la proyecta en forma de cosas. El único enfoque justo consiste en reconocer la
realidad de la esencia objetiva de las cosas y del reflejo de la misma en la
conciencia. La esencia no existe fuera de las cosas, sino dentro de ellas o a través
de ellas como su principal propiedad general, como su ley. Y el conocimiento
humano domina gradualmente la esencia del mundo objetivo y penetra en ella
cada vez más profundamente. Este conocimiento se utiliza para la retroacción
sobre el mundo con el objeto de su transformación práctica.

4.7 Contenido y forma

Las categorías de la dialéctica tienen gran importancia a la hora de analizar la


realidad con el fin de conocerla y son el reflejo de su existencia viva y dinámica,
son los conceptos formados a partir del conocimiento de la materia en
movimiento. Categorías filosóficas que sirven para poner de manifiesto las
fuentes internas de la unidad, de la integridad y del desarrollo de los objetos
materiales. El contenido es el conjunto de los elementos y procesos que
constituyen la base de los objetos y condicionan la existencia, el desarrollo y la
sustitución de sus formas. La categoría de forma expresa el nexo interno y el
83
modo de organización, de interacción de los elementos y procesos del fenómeno
tanto entre sí como con las condiciones externas.41

El desarrollo de la forma y del contenido es el de dos aspectos del mismo


fenómeno, es el desdoblamiento de lo uno, desdoblamiento que da origen a
contradicciones y conflictos que llevan a desechar la forma y a modificar el
contenido. La relación entre contenido y forma es dialéctica, por cuanto el
contenido determina la forma, es decir lo que constituye a las cosas determina la
manera como ésta se exprese; y la disposición formal de las cosas favorece que el
contenido se desarrolle o se destruya.

4.8 Causa y efecto, causa esencial y no esencial

través de la experiencia, se conoce que ningún fenómeno surge sin causa, "de por
sí”, sino que lo engendran el desarrollo precedente de dicho fenómeno u otros
fenómenos. De la nada no surge nada. Todo fenómeno tiene su origen, lo que lo
engendra. Es precisamente lo que se llama “causa”. Lo que crea, produce o da
vida a otro fenómeno y lo antecede en el tiempo recibe el nombre de causa. Lo
que surge bajo la acción de la causa se denomina efecto.

Las categorías filosóficas de “causa” y “efecto” expresan la relación existente


entre dos fenómenos, de los cuales uno, llamado causa, produce ineluctablemente
el otro, denominado efecto; esa relación recibe el nombre de relación causal (o de
causa y efecto).

Aduzcamos un ejemplo. Se ha descubierto producción de mala calidad. Buscamos


las causas. Puesto que en la producción son múltiples los nexos y las relaciones,

41
Engels Ludwig Feuerbach, F. (1955). y el fin de la filosofía clásica alemana, Moscú.
84
las causas son también, de ordinario, muchas. Sin embargo, el análisis muestra
siempre que existen causas esenciales, principales, es decir, que determinan todas
las demás causas. En nuestro ejemplo pueden ser la baja disciplina tecnológica y
de producción, el insuficiente nivel de organización de la producción, el trabajo
arrítmico, etc.

En efecto, son ellas precisamente las que determinan todas las demás: los
trabajadores negligentes que entregan artículos defectuosos surgen donde la
disciplina de la producción es baja. El trabajo arrítmico es también causa de
muchos males. Es importante aclarar la causa esencial porque ello permite influir
de modo decisivo sobre el efecto dado. Más esto no significa en modo alguno que
se puede prescindir en mayor o menor grado de las causas no esenciales.

4.9 Causas objetivas y subjetivas

Estos dos conceptos pueden ser entendidos desde diversas áreas de la filosofía,
como la filosofía del lenguaje, la metafísica, etc. En la presente entrada nos
centramos de forma prioritaria en su determinación desde los problemas
relacionados con la teoría del conocimiento y con la epistemología. El interés por
determinar qué es el objeto y el sujeto, así como sus derivados (como son los
conceptos mismos de objetividad y subjetividad), ocupó un lugar de importancia
en las preocupaciones filosóficas de los escolásticos y más tarde en los modernos,
sobre todo a partir de Kant.

Los escolásticos, como Duns Escoto, contrapusieron lo objetivo a lo subjetivo,


entendiendo lo primero como “objeto en tanto que pensado” y lo “subjetivo”,
como lo que corresponde al objeto de la sensación. Entonces, “objetivamente” fue

85
para ellos como “estar en la mente”, pues todo lo que es pensable es objeto.
Mientras que, autores como Occam, hablan de lo subjetivo como un “ser
substancial”. Del análisis escolástico persiste la idea de que lo “objetivo” no
necesariamente se equipara con “lo real”, ya sea cognoscible o no. En estos
autores, las nociones de interés están más ligadas a problemas de índole
metafísica.

A partir de Kant, “objetivo ” tiene un sentido netamente enmarcado en problemas


de teoría del conocimiento, que designa “lo que no reside [del todo] en el sujeto”
y se contrapone al de ‘subjetividad’, entendida como aquello que está,
completamente, determinado por, o en, el sujeto. De esta manera, la objetividad
está ligada a “la realidad” y por lo tanto a la “verdad”. La subjetividad, que es del
sujeto, se encuentra entonces determinada por las condiciones propias del mismo.
No olvidemos que el sujeto mismo es para algunas ciencias también un objeto.
Pero al ser el sujeto el que conoce, quiere, siente, percibe el objeto, desde Kant,
también éste forma parte activa en el proceso del conocimiento; lo que constituye
su llamada revolución copernicana. En este sentido, tanto lo subjetivo como lo
objetivo son términos correlativos e interdependientes dentro del proceso del
conocimiento, y además no tienen necesariamente preeminencia el uno sobre el
otro.

En relación al conocimiento científico moderno y contemporáneo, no es adecuada


la idea de objetivad como un ideal por el que se busca conocer la realidad sin la
interferencia del sujeto. Este tipo de categorías se ven rebasadas pues el papel de
la “observación” y del “experimento” en la modernidad hace inadecuado que se

86
apliquen estos conceptos basados sólo en el marco de la teoría del conocimiento
tradicional.

Los criterios de rigurosidad o exactitud de una teoría pasan por otras categorías
relativas a las características de las teorías mismas. Por ejemplo, desde Galileo se
tiene la clara conciencia de que la “simple observación” de la realidad no es lo
que nos lleva a establecer las leyes que constituyen las ciencias modernas, que
típicamente establecen leyes acerca de fenómenos que no son “observables” en
condiciones normales.

Con ello, la noción de experimento conlleva a tener un modelo de aquello que se


quiere explicar, y en esto interviene la matematización de las ciencias. Es decir,
las matemáticas se vuelven el lenguaje de la mayoría de las ciencias modernas y
contemporáneas, lo cual las conduce a crear modelos que pueden incluso
postular o ayudar a postular la existencia de ciertas entidades que no podemos
observar a simple vista o incluso mediante las herramientas de “observación”
creadas con ayuda de ciertas teorías.

Con esto, los criterios de predictibilidad, explicación, coherencia, sistematicidad,


falseabilidad, que son criterios que conciernen a características de las teorías
mediante las cuales explicamos ciertos fenómenos, tienen un significado más
adecuado y detallado. Naturaleza humana, amor y emociones, es el área de interés
relacionada con este concepto. No obstante, también es de interés en el área
conocimiento científico.

4.10 El problema de la relación casual

87
La causalidad es la "relación que se establece entre causa y efecto. Se puede
hablar de esa relación entre acontecimientos, procesos, regularidad de los
fenómenos y la producción de algo".42

No existe una única definición comúnmente aceptada del término "causa". En su


acepción más amplia, se dice que algo es causa de un efecto cuando el último
depende del primero; o, en otras palabras, la causa es aquello que hace que el
efecto sea lo que es. Esto se puede dar de muchos modos diversos y, por ello, no
es extraño que a un efecto correspondan multitud de causas.

4.11 Necesidad y casualidad, unidad de ambas

La necesidad es una categoría filosófica que sirve para designar aquellos aspectos
de la realidad, que por estar íntimamente ligados a lo esencial del desarrollo,
deben de ocurrir, se abren paso a través de la realidad hasta que existen de manera
inevitable. La necesidad es portadora de los aspectos esenciales de la realidad que
expresa, y se desprende de las relaciones internas de la misma realidad, se deriva
de ella. La casualidad puede ocurrir independientemente de la voluntad o no de
los seres humanos.

4.12 Lo histórico y lo lógico, relación dialéctica

Importante problema filosófico que estudia la relación mutua entre el curso del
conocimiento lógico y el curso del desarrollo histórico de la Sociedad en general
y de la historia del conocimiento en particular. El auténtico conocimiento
científico es el reflejo del proceso del desarrollo histórico de la Naturaleza y de la
Sociedad. Todo fenómeno puede ser conocido correctamente sólo en su proceso

42
Florián B., V. (2012). Diccionario de filosofía: Panamericana Editorial.
88
de nacimiento, desarrollo y muerte, o sea, en su historia. Conocer un objeto
significa reflejar la historia de su nacimiento y desarrollo. Por eso, lo lógico
coincide en general e íntegramente con lo histórico. Pero esta coincidencia no
significa, ni mucho menos, que el curso lógico del pensamiento debe reproducir
la historia en toda su múltiple variedad concreta, en todos sus pormenores, con
todos sus momentos casuales y no esenciales.

Lo lógico es lo histórico depurado de esas casualidades, expresado en sus leyes


más decisivas y esenciales. “Donde comienza la historia, escribía Engels, allí
mismo debe comenzar también el curso del pensamiento, y su movimiento
ulterior no constituirá otra cosa que el reflejo del proceso histórico que adopta una
forma abstracta y teóricamente consecuente”. Un modelo admirable de análisis
sobre la base de la unidad entre lo lógico y lo histórico es El Capital de Marx.
Lenin escribe que en El Capital se da la historia del capitalismo y el análisis de
los conceptos que resumen esta historia, es decir, que la sintetizan teóricamente.
Así, por ejemplo, el análisis lógico de las formas del valor reproduce la historia
del desarrollo del intercambio.

En la lógica del materialismo dialéctico, las leyes del pensamiento, los conceptos,
las categorías, su sistema y subordinación (subordinación, relación mutua,
conexión e interdependencia) coinciden en general e íntegramente con la historia
del pensamiento. “En la lógica, decía Lenin, la historia del pensamiento DEBE,
en general e íntegramente, coincidir con las leyes del pensar”.

La fórmula leninista del proceso dialéctico del conocimiento –“de la


contemplación viva hacia el pensar abstracto y de éste hacia la práctica”–
demuestra, que el proceso lógico del conocimiento de cualquier cosa, repite en
89
forma sucinta y abreviada el proceso histórico del conocimiento que se desarrolla
desde el conocimiento de lo directamente dado hacia el descubrimiento de los
lados cada vez más profundos y esenciales de la Naturaleza y de la Sociedad.

La teoría de la unidad entre lo lógico y lo histórico, en la filosofía marxista está


dirigida contra la separación idealista y metafísica entre el pensamiento y la
realidad, entre la teoría y la práctica, entre la lógica y la historia, y sirve de hilo
metodológico rector en el conocimiento del mundo real.

Categorías filosóficas que caracterizan las relaciones entre el proceso del


conocimiento lógico por una parte, y el desarrollo histórico de la sociedad en su
conjunto y de la historia del conocimiento en particular, por otra. El conocimiento
científico verdadero refleja la historia de la naturaleza y de la sociedad. Un
fenómeno no puede ser comprendido si no es estudiado desde el punto de vista de
su aparición, de su desarrollo y de su desaparición, o dicho de otro modo, en su
evolución histórica. Comprender un objeto, es reflejar la historia de su aparición y
de su devenir. Por consiguiente, lo lógico coincide en principio con lo histórico.
Pero esta coincidencia no significa que el pensamiento debe reproducir la historia
en toda su diversidad concreta, en todos sus detalles, con todos sus elementos
fortuitos y secundarios. Lo lógico es lo histórico despojado de esas contingencias,
tomado en sus caracteres esenciales y necesarios. “Allí donde comienza esta
historia, escribía Engels, debe comenzar también el proceso discursivo, y el
desarrollo ulterior de éste no será más que la imagen refleja, en forma abstracta y
teóricamente consecuente, de la trayectoria histórica...”43

43
Marx, Engels, Obras escogidas, t. I, p. 343, Ed. esp., Moscú.
90
El Capital de Marx ofrece un ejemplo brillante del análisis fundado sobre la
unidad de lo lógico y de lo histórico. Lenin escribe que ese libro contiene la
historia del capitalismo y el análisis de las nociones teóricas que las generalizan.
Así, el análisis lógico de las formas del valor reproduce la historia del desarrollo
del cambio. En la lógica dialéctica, las leyes del pensamiento, los conceptos, las
categorías, su sistema y su subordinación (sus relaciones recíprocas, sus vínculos
y su interdependencia) coinciden en lo esencial con la historia de las ideas. “En
lógica, escribía Lenin, la historia de las ideas debe, en principio, coincidir con las
leyes del pensamiento”.44

El proceso dialéctico del conocimiento va de la contemplación viva al


pensamiento abstracto, y de este último a la práctica. Esto muestra que la marcha
lógica del conocimiento de una cosa reproduce en forma sucinta y condensada el
curso histórico del conocimiento que va del conocimiento de lo inmediato al
descubrimiento de los aspectos esenciales, siempre más profundos, de la
naturaleza y de la sociedad.

44
Cuadernos filosóficos, Ed. Rusa.
91
UNIDAD V: MATERIALISMO DIALÉCTICO Y LÓGICA FILOSÓFICA

5.1 Materialismo dialéctico y el método metafísico

El materialismo dialéctico es una concepción de la naturaleza y sus fenómenos


representada de manera dialéctica y materialista. Esto es, ni más ni menos que el
contrapunto de lo que sería una caracterización idealista y metafísica de la
naturaleza.45

Con la creación del materialismo dialéctico de Marx y Engels y con el desarrollo


del conocimiento científico de la Naturaleza, la concepción metafísica del mundo
sufrió un colapso total. Pero a la metafísica continuaron y continúan aferrándose
los reaccionarios de toda índole que desesperadamente tratan de defender lo viejo,
de volver hacia atrás la rueda de la historia.46

La metafísica es una rama de la filosofía que estudia la naturaleza, estructura,


componentes y principios fundamentales de la realidad. Ya en la Grecia Clásica,
el filósofo Aristóteles de Estagira, hablaba de una “filosofía primera”, cuyo
principal objetivo era el estudio del Ser en cuanto tal, de sus atributos y sus
causas. De ahí que la metafísica tenga una estrecha relación con la teología, pues

45
Marx, C. y Engels, F. (1995). Feuerbach, oposición entre las concepciones materialista e idealista (capítulo I de
La ideología alemana.Contribución a la crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel.
46
Ibídem
92
para ésta doctrina, la causa real y radicalmente primera se entiende como un ente
supremo (Dios).47

La metafísica aborda problemas centrales de la filosofía, como lo son los


fundamentos de la estructura de la realidad y el sentido y finalidad última de todo
ser, todo lo cual se sustenta en el llamado principio de no contradicción,
razonamiento que establece la imposibilidad de que algo sea y no sea al mismo
tiempo. La metafísica tiene como tema de estudio dos tópicos: el primero es la
ontología, que en palabras de Aristóteles viene a ser la ciencia que estudia el ser
en tanto que ser. El segundo estudio es el de la teología, o también llamada
“filosofía teológica” , que es el estudio de Dios como causa ultima de la realidad.

El conocimiento metafísico es el más fundamental que cabe intentar alcanzar. La


cuestión esencial consiguiente es: ¿y cómo se alcanza ese conocimiento?, es
decir, ¿sobre qué debe versar y cómo se puede alcanzar? Es aquí donde, como es
comprensible, comienzan las interminables discusiones entre los metafísicos.
Platón, antes que Aristóteles, es el precursor de la metafísica como tal y la
expresa con su idea del mundo inteligible.

La metafísica trata las "cuestiones últimas", pero, ¿cuáles son esas cuestiones?
Hay muchos modos de presentarlas, y no todos estos enfoques son compatibles
entre sí: ¿por qué existen las cosas? ¿Por qué hay algo y no más bien nada?
¿Existe un Dios? ¿Qué características poseería en caso de existir? ¿Cuál es la
diferencia entre materia y espíritu? ¿Acaso es libre el hombre? ¿Todo está en

47
Ibídem.
93
permanente cambio o existen cosas o relaciones que permanecen invariables a
pesar del cambio? Etcétera.48

5.2 Dialéctica materialista

El materialismo dialéctico es la ciencia que estudia las relaciones entre la


conciencia y el mundo material objetivo, las leyes más generales del movimiento
y desarrollo de la naturaleza, de la sociedad y del conocimiento. La filosofía del
marxismo se llama materialismo dialéctico porque constituye la unidad orgánica
del materialismo y la dialéctica. Es materialista porque parte del reconocimiento
de la materia como base única del mundo, considerando la conciencia como una
propiedad de la material altamente organizada, como una función del cerebro,
como un reflejo del mundo objetivo; es dialéctico porque reconoce la
concatenación universal de los objetos y fenómenos del mundo, el movimiento y
desarrollo de éste como resultado de contradicciones internas que actúan dentro
de él.49

El materialismo considera el ser social no sólo en forma de objeto que se opone al


hombre, sino también subjetivamente, en forma de la actividad práctica histórico-
concreta del hombre. Tal concepción de la práctica proporcionaba base científica

48
Zumalabe Makirriain, J. M. (2006). El materialismo dialéctico, fundamento de la psicología soviética
International Journal of Psychology and Psychological Therapy, vol. 6, núm. 1, april, España
49
Engels, Federico. (1980). Carta de Engels a José Block en K�nigsberg. Londres 21-22 de septiembre de 1890.
Obras Escogidas en tres tomos de Marx y Engels, Tomo III. Editorial Progreso Moscú.
94
a la teoría del conocimiento, a la cual el marxismo llegó desde el punto de vista
histórico-social en vez del enfoque abstracto del materialismo contemplativo, que
consideraba los vínculos entre los hombre como algo puramente natural.

Lenin profundizó la concepción de las categorías fundamentales de la dialéctica


materialista: materia y formas de su movimiento, espacio y tiempo, causalidad,
libertad y necesidad, posibilidad y realidad, forma y contenido, etc. Lenin
impulsó la concepción de la ley de la unidad y lucha de los contrarios como ley
fundamental el mundo objetivo y del conocimiento, como esencia y núcleo de la
dialéctica, formulando proposiciones esenciales sobre las dos concepciones del
desarrollo: desarrollo como disminución y aumento, como repetición y desarrollo
como unidad de contrarios, de desdoblamiento de lo único en contrarios que se
excluyen recíprocamente y se hallan en interacción.50

Señaló que el conocimiento va del contenido vivo al pensamiento abstracto y de


éste a la práctica; que la conciencia del hombre es activa, pues no se limita a
reflejar el mundo, sino dentro de la práctica humana participa en su
transformación revolucionaria. Formuló la teoría de la verdad objetiva, relativa y
absoluta, y señaló su intervinculación dialéctica. El punto central en la doctrina de
Lenin sobre la verdad lo ocupa el problema del carácter concreto de la misma.
Indicó que “la esencia misma, el alma viva del marxismo es el análisis concreto
de la situación concreta”.51

El enfoque dialéctico del conocimiento es, ante todo, un enfoque histórico. En su


elaboración de la teoría del conocimiento Lenin concedía la atención particular a
la necesidad del enfoque histórico, al examen de las formas de pensar en unidad
50
Lenin, Vladimir Ilitch. (1979). Cuadernos filosóficos. La Habana, Cuba: Editora política.
51
Ibídem.
95
con su contenido, y en relación con ello formuló las proposiciones fundamentales
de la unidad de la dialéctica, la lógica y la teoría del conocimiento, determinó los
principios fundamentales de la lógica dialéctica y señaló las vías de investigación
del problema de la sucesión histórica en la formación de las categorías del
pensamiento. Lenin determinó la vía que debía seguirse: la historia de la filosofía,
la historia de las distintas ciencias, la historia del desarrollo mental del niño, la
historia del desarrollo mental de los animales, la historia del idioma, más la
psicología y la fisiología de los órganos de los sentidos: tales son las regiones del
saber de las que debe formarse la teoría del conocimiento y la dialéctica.

El materialismo dialéctico parte del reconocimiento de la prioridad de la materia


y del carácter secundario de la conciencia y considera que el mundo es la materia
en movimiento. La materia no puede ser creada ni destruida; es eterna e infinita.
El mundo es la diversidad de formas de movimiento de la materia, infinitas en el
espacio y en el tiempo.

Los datos de la ciencia moderna señalan que los procesos físicos, químicos,
biológicos y sociales que tienen lugar en el mundo, no son algo encerrado en sí y
singularizado. Todos ellos pueden transformarse recíprocamente, puesto que entre
ellos existe una vinculación universal, concatenación e interacción.

Según el materialismo dialéctico, la conciencia es una función del cerebro, un


reflejo del mundo objetivo. Eso significa que la conciencia viene determinada
fuera de la actividad natural y social existente y operante en el cerebro. El proceso
de toma de conciencia del mundo y la actividad psíquica surgen y se desarrollan
en el proceso de interacción real del hombre con el mundo a través de sus

96
relaciones sociales. Los objetos, sus propiedades y relaciones, al ser reflejadas en
el cerebro, existen en él en forma de imágenes, idealmente

5.3 Método dialéctico según Engels

Engels consideraba que había dos variantes principales de pensamiento dialéctico


en la historia de la filosofía.

Una era la de los antiguos griegos, de la que Engels realiza una valoración
paradójica y sugerente. Por ser resultado de la contemplación inmediata, las ideas
de los antiguos griegos sobre los fenómenos naturales no se basaban en el
aislamiento de ciertos detalles ni en la búsqueda de principios por fuera del
mundo físico, sino en la comprensión de la naturaleza como un todo en sus rasgos
generales. Asimismo, señala Engels que en sus elaboraciones filosóficas
tempranas, los griegos habían anticipado ciertos desarrollos que luego realizaría
la ciencia moderna, como la atomística.

La otra variante que destacaba Engels era, como es previsible, la dialéctica propia
de la filosofía clásica alemana desde Kant hasta Hegel, a la que nos hemos
referido en los anteriores artículos de esta serie.

Engels planteaba la necesidad de que los científicos se acercaran conscientemente


al enfoque dialéctico así como la de que el movimiento socialista adquiriera
también una sólida base teórica, incorporando aquello que Marx (y el propio
Engels) habían buscado rescatar de la dialéctica de Hegel.

En lo referido específicamente a la dialéctica, Engels contrastaría la afirmación de


Dühring sobre que la contradicción era una categoría exclusivamente de la lógica

97
y que no podía haber contradicciones en la realidad: “Mientras contemplamos las
cosas como en reposo y sin vida, cada una para sí, junto a las otras y tras las otras,
no tropezamos, ciertamente, con ninguna contradicción en ellas. Encontramos
ciertas propiedades en parte comunes, en parte diversas y hasta contradictorias,
pero en este caso repartidas entre cosas distintas, y sin contener por tanto ninguna
contradicción. En la medida en que se extiende este campo de consideración, nos
basta, consiguientemente, con el común modo metafísico de pensar. Pero todo
cambia completamente en cuanto consideramos las cosas en su movimiento, su
transformación, su vida, y en sus recíprocas interacciones. Entonces tropezamos
inmediatamente con contradicciones. El mismo movimiento es una contradicción;
ya el simple movimiento mecánico local no puede realizarse sino porque un
cuerpo, en uno y el mismo momento del tiempo, se encuentra en un lugar y en
otro, está y no está en un mismo lugar. Y la continua posición y simultánea
solución de esta contradicción es precisamente el movimiento”.

Engels demostraba a su vez la incomprensión de la dialéctica por Dühring,


cuando polemizaba contra la caricatura que realizaba éste de la explicación
marxiana de la transformación de dinero en capital, como producto de la “confusa
y nebulosa ley hegeliana de la transformación de la cantidad en calidad”.

Marx pone entonces como ejemplo que en alguna rama del trabajo el trabajador
trabaje ocho horas al día para sí mismo, es decir, para la producción del valor de
su salario, y las cuatro horas siguientes para el capitalista, para la producción de
plusvalía que va, por de pronto, al bolsillo de éste. En este caso alguien tiene que
disponer de una suma de valor que le permita suministrar a dos obreros materia

98
prima, medios de trabajo y salario, para obtener diariamente la plusvalía necesaria
para vivir como uno de sus trabajadores.

Engels golpeaba sobre un argumento “fuerte” de Dühring que curiosamente sería


reproducido por muchos anti dialécticos. Este argumento se puede resumir del
siguiente modo: Al tomar, aunque sea críticamente, la dialéctica de Hegel, Marx
habría reemplazado las explicaciones de los procesos concretos por la
introducción forzada de un método exterior a los hechos mismos, de modo tal
que, por ejemplo, la transformación de dinero en capital no constituía un
movimiento que en sus características se asemejaba a la idea abstracta de la
transformación de la cantidad en calidad, sino que era el resultado de esta ley
tomada como un a priori.

El mismo procedimiento realizaría Dühring al intentar presentar la noción


dialéctica de “negación de la negación” como una “comadrona” de la historia que
en la perspectiva de Marx permitiría transitar desde la acumulación originaria del
capital hasta el comunismo a través de un proceso de “negaciones” de las
distintas formas de propiedad de la que la expropiación de los expropiadores sería
el resultado automático.

Engels cita profusamente El Capital, a fin de demostrar que Marx reconstruye el


proceso histórico que sienta las bases para la futura expropiación de los
capitalistas, pero buscando explicar el proceso mismo en su dinámica intrínseca y
que esa dinámica se da de una forma prevista por una “ley” dialéctica pero no
porque esta sea una ley a priori: “... al caracterizar el proceso como negación de la
negación, Marx no piensa en absoluto en que con eso pueda probarse que el
proceso es históricamente necesario. Antes al contrario: luego de haber probado
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históricamente que el proceso se ha realizado efectivamente en parte y que en
parte tiene que producirse, lo caracteriza por añadido como proceso que se realiza
según una determinada ley dialéctica. Esto es todo”.

El Anti-Dühring sería un texto de suma relevancia en la formación de las


posteriores generaciones de marxistas, más por su carácter de “compendio” de un
conjunto de discusiones sobre ciencia, filosofía, economía política e historia, que
por las razones polémicas que le dieron origen. Su impulso polémico y muchas de
sus ideas marcaron a la siguiente generación de socialistas así como al marxismo
del siglo XX, que realizaría múltiples controversias sobre el legado teórico de
Engels.

En cuanto al tratamiento de la cuestión de la dialéctica, uno de sus principales


méritos consiste en poner de relieve la crítica del apriorismo, la dinámica
“inmanente” de los procesos históricos y sociales (es decir que éstos no obedecen
a causas exteriores trascendentes sino que tienen en su propia dinámica interna las
razones de su desarrollo) y el carácter análogo y aproximativo de las relaciones
entre los procesos y las “leyes” cuyas formas se parecen pero no son idénticas.

5.4 Diferencias entre método, dialéctico y metafísico como lo explica Stalin,


la dialéctica

El contenido interno de este proceso del desarrollo de una formación económico-


social a otra, es la lucha de clases, que se origina en todas las formaciones de
clase y que expresa la contradicción interna, en el mismo modo de producción,
entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción.

100
De tal forma, la historia de la sociedad y la historia de la naturaleza atestiguan de
que en el mundo, todo se realiza dialécticamente. La dialéctica marxista enseña el
modo correcto de abordar los fenómenos de la naturaleza y de la sociedad; es un
método científico de estudio y conocimiento del mundo y sirve de guía para la
acción. Una de las más importantes exigencias del método dialéctico marxista, es
la verificación de todas las verdades logradas en la práctica, la apreciación de
todos los cambios relacionados con la actividad práctica de los hombres. De las
afirmaciones de la dialéctica marxista, emana una serie de importantes principios
directivos en materia de política y táctica, que siempre ha seguido y sigue el
partido de Lenin y Stalin.

La dialéctica marxista-leninista enseña que para seguir una política recta hay que
dirigirse hacia aquellas capas de la sociedad que se desarrollan y tienen un futuro;
hay que mirar hacia adelante y no para atrás, ser revolucionario y no reformista,
seguir una irreconciliable política proletaria de clase.

Lenin y Stalin llaman alma del marxismo a la dialéctica y al método dialéctico.


Toda la actividad teórica de Lenin y Stalin representan la concreción y estudio
ulterior del método dialéctico de Marx y Engels.

Lenin llama a la dialéctica materialista “el alma del marxismo”. Al aplicar la


dialéctica al análisis de las nuevas condiciones históricas de la época del
imperialismo y de las revoluciones proletarias, al análisis de la edificación de la
sociedad socialista, Lenin y Stalin defendieron la dialéctica marxista contra los
ataques de los oportunistas y de los reformistas; la enriquecieron y la elevaron a
un grado nuevo, superior. Las nuevas condiciones históricas de la época del
imperialismo y de las revoluciones proletarias, así como las de la construcción del
101
socialismo, pusieron en primer plano los problemas de la dialéctica. Sin la riqueza
del método dialéctico, era imposible ver claro en medio del brusco viraje operado
por la historia en nuestra época; era imposible definir netamente las tareas que
incumbían al proletariado y a su partido revolucionario en el curso de este nuevo
período; imposible elaborar acabadamente la táctica y la estrategia de su lucha.
Toda la actividad heroica del Partido Comunista de la Unión Soviética es un
modelo de aplicación creadora de la dialéctica materialista, de la filosofía
marxista en su conjunto, a la estrategia y a la táctica de la clase obrera en su lucha
por la revolución socialista, por el socialismo.

5.5 Leyes de la dialéctica y materialista

La percepción marxista del universo parte de la teoría de la concatenación


universal del mundo a través de las concatenaciones particulares y generales;
también afirma que el reflejo de estas concatenaciones en la conciencia
constituye las leyes y las categorías de la dialéctica marxista. Las tres leyes de la
Dialéctica Materialista son: la ley de la unidad y lucha de contrarios; la ley del
cambio de cantidad termina en un cambio de la calidad y la ley de la negación de
la negación

La Ley de la Unidad y Lucha de Contrarios

Para Lenín, esta ley constituye el núcleo de la dialéctica. Esta Ley establece que
todo lo objetivo se expresa en entidades contra-puestas que luchan
permanentemente entre sí, pero que al hacerlo, constituyen la unidad de los
contrarios. La lucha de con-trarios es la esencia del desarrollo de lo objetivo. En
el mundo existen una infinidad de contradicciones, pero la Dialéctica

102
Materialistas estudiaría las de tipo más general, tales como las contradicciones
externas e internas. Las primeras se expresan en las relaciones del objeto con el
entorno y lo que hay en él; las contradicciones internas constituyen las tendencias
contrapuestas en el objeto dado. Estas últimas serían las fuentes del desarrollo,
dado que determinan la esencia del objeto mismo; si no fura por sus
contradicciones internas el objeto dejaría de ser lo que es. Tal lo que sucede, v.g.
con el átomo y las tendencias contrarias de sus partículas con energía negativa y
positiva. Las contradicciones externas pueden ayudar o frenar el desarrollo, pero
no son determinantes de ese proceso. Por otro lado, las contradicciones
antagónicas existen entre las clases que tienen intereses inconciliables y que no
pueden ser resueltas dentro del régimen social existente, sino por la revolución
social. Los intereses entre la burguesía y el proletariado pertenecerían a esta clase
de contradicciones. Por el otro lado, las contradicciones no antagónicas son las
que existen entre grupos sociales cuyos intereses principales coinciden entre sí,
las que pueden superarse dentro del stato quo, tales como las de los obreros y
campesinos, las que no impiden una alianza entre ellos. El concepto de
contradicción fundamental sería la que existe entre el sistema capitalista y el
socialista, la que influye en todas las otras contradicciones.

La Ley de los cambios cuantitativos a cualitativos

La calidad es lo que hace que distingue a un objeto de los demás mientras que la
cualidad identifica a cada una de las características de un objeto, de tal manera
que el conjunto de las cualidades determina la calidad del objeto o fenómeno. El
tamaño, el peso, la forma…. De una silla determinada es el conjunto de
cualidades que conforman la calidad de la silla en cuestión y la diferencia de las

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demás. Por su parte, la cantidad es la característica que hace que las cosas y sus
cualidades sean ponderables y puedan expresarse en números, tal como se mide el
peso, el tamaño o la intensidad del calor o del frío. La cantidad y la calidad no
pueden separarse una de la otra ni ambas del objeto, sino por abstracción mental;
sin embargo, un cambio constante de la cantidad y que traspase ciertos límites
ocasiona un cambio de la calidad de tal manera que el objeto deja de ser lo que
fue para ser otra cosa, así los cambios cuantitativos se tornan cambios
cualitativos, por lo que la ley sería universal al desarrollo del mundo objetivo.
También hay que tomar en cuenta que los cambios cuantitativos siendo lentos y
evolutivos, dan lugar a los cambios abruptos de la calidad, cambios en forma de
saltos dialécticos.

La Ley de la Negación de la Negación

La dialéctica materialista define el concepto de negación como la sustitución de


lo viejo por lo nuevo; de este modo, lo viejo es negado, se anula, para dar paso a
lo nuevo, que sería la tendencia general del desarrollo, pues se basa en la
existencia de las contradicciones internas del objeto o del fenómeno y la negación
obedece a la acción de las leyes vigentes de transformación y no por efectos del
azar. Sin embargo en la interpretación de esta ley hay diferencias fundamentales.
Por ejemplo, la mayoría dice que la historia de la realidad constituye una cadena
de negaciones de viejos regímenes por nuevos; así, la sociedad primitiva habría
sino negada por la esclavista, ésta por la feudal, la que, a su vez, habría sido
negada por la capitalista, la que será negada por la socialista. En mi opinión ésta
es una interpretación muy mecanicista de la ley y se parece mucho al concepto

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mecánico de tesis, antítesis y síntesis, el que conformaría una cadena interminable
para un solo proceso.

La “negación de la negación” es “una ley extraordinariamente general, y por ello


mismo, extraordinariamente eficaz e importante, que rige el desarrollo de la
Naturaleza, de la Historia y del pensamiento; una ley que… se impone en el
mundo animal y vegetal, en geología, en matemáticas, en historia y en filosofía”
(Engels). La ley de la negación de la negación es una de las leyes fundamentales
de la dialéctica. Cada fenómeno, siendo internamente contradictorio, lleva
implícita su propia negación. En él luchan lo naciente y lo caduco, lo nuevo y lo
viejo. La negación de lo viejo no significa, sin embargo, una mera y vana
negación, un simple rechazo de todo lo viejo, como lo interpreta la metafísica.
“En la dialéctica, negar no es simplemente decir que no, o declarar que una cosa
no existe, o destruirla de un modo cualquiera” (Engels). La dialéctica “exige que
sea indicada la ‘unidad’, es decir, la conexión de lo negativo con lo positivo;
hallar lo positivo en lo negativo” (Lenin). El comunismo, como una formación
económico-social superior, sería imposible sin un alto nivel de desarrollo de las
fuerzas productivas creado por toda la historia precedente de la Sociedad. El
comunismo es la negación del capitalismo, pero conserva todo lo positivo creado
por la humanidad bajo el yugo del capitalismo. Por eso, el proceso de evolución
debe ser interpretado, no como un movimiento en círculo, sino como un
movimiento progresivo, como un movimiento en línea ascendente, como el
tránsito de lo viejo a lo nuevo, de lo simple a lo complejo, de lo inferior a lo
superior. El desarrollo progresivo es característico de la Naturaleza y de la
Sociedad humana. Lenin señaló que en la fase superior del desarrollo nos
encontramos con la repetición de algunos rasgos y peculiaridades de la fase
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inferior y con un retorno aparente hacia lo viejo. Pero esta no es una simple
repetición del camino ya recorrido, sino un peldaño nuevo, superior. El régimen
del comunismo primitivo es negado por la sociedad explotadora clasista. A su
vez, el comunismo, como una nueva formación económico-social, niega la
sociedad clasista. Claro está, el comunismo contemporáneo no es un simple
retorno al régimen del comunismo primitivo, sino que representa una fase
completamente superior en la evolución de la Sociedad. La sociedad de clases
aparece como la negación de la sociedad primitiva. La sociedad comunista, a su
vez, es la negación del régimen explotador de clases, es decir, la negación de la
negación.

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