Tema 8. Fiebre Amariila. ADC
Tema 8. Fiebre Amariila. ADC
Tema 8. Fiebre Amariila. ADC
Enfermedades Tropicales
Docente: Dr. Alfonso Rodríguez Sandoval
Tema 8
Fiebre Amarilla
Delimitación y definición
La fiebre amarilla es una enfermedad de origen viral transmitida por insectos vectores
(mosquitos del género Aedes) que afecta a amplias regiones de América Latina y del África
subsahariana, y constituye una de las principales zoonosis humanas. La transmisión de la fiebre
amarilla requiere la coexistencia de tres factores en mismo espacio geográfico –habitualmente un área
rural–: personas susceptibles de padecer la enfermedad, vectores activos y circulación viral.
Historia
Fue registrada en la literatura europea (1508) a partir del proceso de colonización de estos
continentes por diferentes potencias de la época, sobre todo España, Portugal e Inglaterra.
Manifestaciones clínicas
La enfermedad se caracteriza por fiebre elevada e ictericia, de donde toma su nombre, hemorragias,
afectación de la función hepática y renal y un estado tóxico grave que, si no se diagnostica a tiempo,
tiene una mortalidad entre un 20 y 50 %.
Agente etiológico
Vector
Los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus son los vectores de la fiebre amarilla. El
primero de ellos, el mosquito A. aegypti, tiene hábitos domésticos y peridomésticos, y prolifera en
acumulaciones de agua dulce y limpia. Por el contrario, A. albopictus tiene hábitos selváticos y prolifera
en ambientes silvestres.
Las hembras son antropófilas, es decir, que a diferencia de otras especies de
mosquitos,prefieren picar a personas antes que animales, con predilección por las partes bajas del
cuerpo, como los tobillos. Además, tienen hábitos diurnos, son silenciosas y no se dispersan a grandes
distancias (100 m), aunque pueden llegar a recorrer 800 m en busca de víctimas para alimentarse.
Hábitat
El mosquito A. aegypti, tiene hábitos domésticos y peridomésticos, y prolifera en acumulaciones de
agua dulce y limpia. Por el contrario, A. albopictus tiene hábitos selváticos y prolifera en ambientes
silvestres.
Patogenia
Mecanismo de transmisión
Hay tres tipos de ciclos de transmisión:
Fiebre amarilla selvática: En las selvas tropicales lluviosas, los monos, que son el principal
reservorio del virus, son picados por mosquitos salvajes que transmiten el virus a otros monos.
Las personas que se encuentren en la selva pueden recibir picaduras de mosquitos infectados
y contraer la enfermedad.
Fiebre amarilla intermedia: En este tipo de transmisión, los mosquitos semidomésticos (que
se crían en la selva y cerca de las casas) infectan tanto a los monos como al hombre.
Fiebre amarilla urbana: Las grandes epidemias se producen cuando las personas infectadas
introducen el virus en zonas muy pobladas, con gran densidad de mosquitos y donde la
mayoría de la población tiene escasa o nula inmunidad por falta de vacunación. En estas
condiciones, los mosquitos infectados transmiten el virus de una persona a otra.
Al picar, el mosquito Aedes hembra infectado inyecta en el tejido subcutáneo un inóculo viral de
monto variable, que puede alcanzar hasta 1.000 unidades virales infectantes.Tras una replicación
inicial en el sitio de la inoculación, el virus alcanza los ganglios linfáticos regionales, donde replica
activamente en monocitos y macrófagos, y desde allí, el virus se disemina hacia otros órganos –
especialmente el hígado y el bazo–, donde replica intensamente desencadenando un pico de viremia
con siembra de tejidos distantes. Esta fase virémica ocurre entre los 3 y los 6 días de haberse iniciado
la sintomatología, y durante este período nuevos mosquitos pueden infectarse al alimentarse de
sangre virémica.
Órganos afectados
Hígado, bazo, riñón, sistema cardiovascular.
Se presenta como un cuadro febril inespecífico, caracterizado por la aparición de fiebre, malestar,
cefalea, fotofobia, dolor lumbosacro y de las extremidades inferiores, mialgia, anorexia, náuseas, vómitos y
mareos. Este cuadro se prolonga entre 1 y 3 días, al cabo de los cuales experimenta una defervescencia, sin
mayores consecuencias.
Presenta una evolución bifásica, consistente en una fase febril inicial caracterizada por síntomas
inespecíficos que remedan los de la forma leve pero de mayor intensidad, con fiebre, cefalea, mialgias náuseas
y vómitos. Característicamente, estos síntomas remiten durante 24-48 horas, y tras esta mejoría aparente
comienza una segunda fase tóxica final, caracterizada por retorno de la fiebre, ictericia, epistaxis, hematemesis,
melena, oliguria y disfunción hepática, renal y cardiovascular, que puede llegar a la muerte.
Epidemiología
Cada año, la fiebre amarilla afecta alrededor de 200,000 personas16 con mortalidad de 20 a
60%, la tasa de mortalidad es mayor en América. En África, la fiebre amarilla es endémica en 32
naciones, cada año se registran nuevas epidemias en ciudades africanas que han evidenciado un
nuevo surgimiento de la enfermedad. Entre las causas de este resurgimiento destaca que la población
no es inmune a la fiebre amarilla debido a la baja cobertura de la vacunación, la migración urbana, el
cambio climático y la deforestación por el ser humano que invade terrenos propios de la trasmisión
selvática.
Diagnóstico
Diferencial
Se debe distinguir de dengue hemorrágico, leptospirosis (enfermedad de Weil), fiebre
recidivante transmitida por piojos (Borrelia recurrentis), hepatitis viral, fiebre del Rift, fiebre Q, fiebre
tifoidea, y malaria grave. Otras fiebres virales hemorrágicas que pueden inducir confusión pero que no
se asocian habitualmente con ictericia son la fiebre de Lassa, infecciones por los virus Marburgo y
Ébola, las fiebres hemorrágicas boliviana y argentina, y la fiebre hemorrágica del Congo y Crimea.
Nótese que la fiebre amarilla leve, caracterizada por fiebre, cefalea, malestar y mialgias, remeda
muchas otras infecciones arbovirales e incluso la influenza.
Clínico
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha elaborado una definición recomendada
para vigilancia, que establece que: «Se considera sospechosa de fiebre amarilla aquella enfermedad
de comienzo brusco seguido de ictericia luego de 2 semanas de iniciados los primeros síntomas toda
vez que se halle presente uno de los siguientes criterios: a) epistaxis, gingivorragia, enterorragia
hematemesis, o hemorragias en piel; b) muerte dentro de las 3 semanas del inicio de la enfermedad,
y c) antecedente de exposición reciente en zona de riesgo».
Laboratorial
Se basan en la identificación de anticuerpos de tipo IgM o IgG específicos para fiebre amarilla.
La IgM específica alcanza concentraciones detectables en suero una vez transcurridos 7 días desde
el comienzo de los síntomas, y su hallazgo certifica el diagnóstico de fiebre amarilla. El diagnóstico
mediante la detección de IgG requiere la demostración de un aumento al cuádruple de la concentración
de IgG específica circulante medida en dos muestras de sangre tomadas con un intervalo que no debe
ser menor de 10 días. Este requisito es especialmente válido en aquellas personas que viven en zonas
endémicas.
Tratamiento
No se conoce ningún tratamiento específico para la fiebre amarilla, por lo que el tratamiento
se limita a medidas de soporte y terapia sintomática.
Los pacientes que presentan formas graves deben internarse en unidades de cuidados
intensivos para someterse a un seguimiento estricto y recibir medidas de apoyo general, que incluyen
aporte de fluidos, fármacos vasoactivos, oxígeno, prevención de hipoglucemia, corrección de acidosis
metabólica, manejo de la coagulopatía y soporte renal.
Prevención
Inmunización activa
La vacunación es el método más práctico y seguro para prevenir la fiebre amarilla en personas
con riesgo. La vacuna 17D (Stamaril®, de Aventis Pasteur) es una de las vacunas atenuadas de mayor
éxito que se hayan desarrollado; es inmunogénica y altamente protectora. Consiste en una suspensión
liofilizada de virus vivos atenuados obtenida en huevos de pollo y envasada al vacío. Debe
conservarse entre 2 y 8 °C, y utilizarse inmediatamente tras ser reconstituida, ya que permanece viable
solo durante una hora. Una dosis de 0,5 ml aplicada por vía intramuscular o subcutánea induce una
inmunidad duradera en más del 95% de los casos a partir del décimo día de su aplicación, y es
aceptada internacionalmente como prevención de enfermedad por un período de 10 años. Puede
indicarse a partir de los 9 meses de edad.
Bibliografía:
Montero A. Medicina Tropical. Abordaje Practico e Integral. Elsevier 2014.
Barcelona, España.
Acosta B, García B. Fiebre amarilla: revisión concisa ante el actual escenario
epidemiológico. Med Int Méx. 2017 septiembre;33(5):648-654.